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#FRASES Y PENSAMIENTOS ILUSTRADOS
fannyjemwong · 7 months
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PENSAMIENTOS,FRASES CÉLEBRES, REFRANES, CITAS, POEMAS Y OTRAS CURIOSIDADES ILUSTRADAS.
PENSAMIENTOS,FRASES CÉLEBRES, REFRANES, CITAS, POEMAS Y OTRAS CURIOSIDADES ILUSTRADAS. REVISTA ORIENTAL (ENERO) by FANNY JEM WONG M 15 February, 2024 Invierno de Matsuo Bashō by FANNY JEM WONG M 4 February, 2024 LEA ¡INTEGRACIÓN EDICIÓN 68! by FANNY JEM WONG M 20 November, 2023
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charotterave · 6 months
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"Leer no es para todos" y otras mierdas
Resulta que ayer estaba revisando mi Instagram, cuando de pronto aparece una actualización de la marca Dior:
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Un set de fotos en donde se observa a la actriz y embajadora de la marca Natalie Portman simulando leer un libro en la biblioteca del Instituto Nacional de Historia del Arte, en Francia, para promocionar un bolso que sirve para "guardar libros". En estos momentos no puedo describir la mezcla de sensaciones y pensamientos que brotaron de mí luego de ver semejante teatro, y acto seguido procedí a escribir mi opinión al respecto en una serie de historias en mi Instagram, pero ahora me dedicaré a describir (con serenidad) el gran problema que existe en el mensaje detrás de estas fotos.
Antes que nada quiero aclarar que no me voy a meter con lo ridículo que suena eso de hacer una cartera exclusiva para guardar libros porque sería perder el tiempo (ya me imagino que si coloco mi celular, o una botella con agua, o un frasco de perfume de una marca de la competencia me lo escupirá); ya sabemos cómo se comporta el sistema de consumismo.
El gran problema está en que no termina de desaparecer esa vieja creencia de que "Leer te hace inteligente". Creencia que luego entra en una contorsión extraña de ideas absurdas interrelacionadas forzadamente concluyendo que "Si leer es de inteligentes = leer no es para cualquiera = leer te hace ver importante = leer es de ricos". No entenderé nunca cómo funciona esa lógica, pero asumiré que fue una estrategia de ciertas editoriales para vender libros (y me arriesgo a decir libros de mala calidad literaria).
¿Y qué hay de malo con la creencia de "Leer te hace inteligente" que seguro te lo decían tus abuelos? Pues que el mensaje es muy genérico, es demasiado abierto a interpretaciones diversas. Leer, ¿leer qué? ¿Acaso es lo mismo leer Cosmos de Carl Sagan que un libro sobre Cómo atraer hadas a tu jardín? ¿Acaso es lo mismo leer un libro de historia con fuentes confiables y demostradas, que leer Los protocolos de los sabios de Sion? Puede que sientas que esto último fue un poco fuerte, pero necesito que comprendas y reflexiones sobre la inmensa cantidad de información que existe en formato libro. Lamentablemente, la democratización de las editoriales permitió también la libertad de publicar libros sobre cualquier cosa sin importar si se imprimen ideologías rancias en sus páginas. En estos momentos podés pensar tranquilamente en aquella persona arrogante que te miró por encima de sus hombros para hacerte sentir inferior y que te dijo "¡Qué inculto sos! ¡Lee un libro!" o también "No sabés nada, tenés que leer a (inserte autor de moda que seguro tampoco leyó)" ¡Muy bien, ilustrado navegante de mares de sabiduría, dime qué se supone que debo leer! ¡Dame una clase magistral de los materiales académicos necesarios para mi formación profesional sin título! ¡Detállame las razones técnicas de tu elección sin caer en frases estúpidas como "es que me gustó", "dice lo que yo pienso" o "es que lo recomendó mi youtuber/tiktoker favorito"! Así que NO, el simple acto de leer no te hace inteligente, solo te llena la cabeza de información que vaya a saber uno cuándo la necesitarás (y que seguro ni te acordarás en un par de días). Leer porque sí es lectura irresponsable. Y seguro hay algunos que ya deben estar diciendo "¡Ay! Pero se entiende que el 'leer' se refiere a estudiar algo útil para tener estudios y una carrera", pues ¿sabes qué? ¡NO! ¡No se entiende! No podés dar por sentado una supuesta idea específica en un mensaje tan genérico, porque no todos tienen las mismas ideas, no todos comprenden de la misma manera y no todos tienen la suficiente fortaleza para evitar ser manipulados.
Por otro lado, está esa concepción clasista de que "Leer no es para cualquiera y por eso te hace ver interesante". ¿Cuál es esa necesidad que tienen muchos de buscar cualquier excusa para discriminar a cuanto individuo se cruce en sus vidas? ¿Y saben qué es lo más gracioso? He visto a personas que se quejaban porque había gente inculta...¡quejarse porque se querían instruir! (claro, es que estaban leyendo cosas que no les gustaban). Las películas y series ayudaron muchísimo a fomentar la idea de que "las personas que leen son personas importantes" produciendo imágenes estéticas con personajes bien vestidos rodeados de muebles caros y una estantería repleta de libros adornando la escena, y es entonces cuando los libros de convirtieron en eso... adornos. En mi vida no faltaron los pringados que me pedían recomendaciones de "libros famosos" o "donde comprar libros baratos en cantidad para poder rellenar una estantería para dar imagen de persona importante". Por supuesto tuvieron el tupé de decirme que "ni en pedo se leerían todo eso" porque solo los querían para adornar una sala de sus casas, así que aprovechaba para recomendarles libros y librerías con una fuerte y muy evidente carga política de índole comunista y anarquista...total, ¡no los iban a leer! (y por supuesto se ofendían).
Los libros no son objetos de lujos ni adornos para llenar un vacío, son simples herramientas que sirven de soporte de información. La lectura debe ser responsable, ¿y cómo se logra eso?, por un lado está la lectura académica recomendada por docentes e investigadores con el fin de ayudarte a forjar tu carrera profesional al mismo tiempo que te ayudan a que desarrolles un criterio propio. Y por otro lado está la lectura de esparcimiento que es la que vos elegís por voluntad y curiosidad propia. Elegís las novelas, obras filosóficas, o de intereses varios que vos desees y determinas cuándo y cómo leerlos. No, no tenés ninguna obligación de leer los libros populares del momento. Si, podés dejar un libro por la mitad y empezar uno nuevo. No, no necesitas terminar un libro para comprar diez nuevos. Si, te puede no gustar un libro clásico de la literatura. No, no es ninguna vergüenza decir que no te gusta el formato papel. Si, podés tener una biblioteca completa en un e-book si así te gusta.
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Y todo esto para promocionar una cartera de mal gusto.
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borradorilustrado · 11 months
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"No podemos ver las malas experiencias como buenos aprendizajes"
Una vez escuche que no podíamos ver siempre las malas experiencias como "un aprendizaje"... Y bueno, en ese momento no lo entendía. ¿Qué sentido tendría? ¿Cuál sería el objetivo de no ver lo malo que nos pasa como una manera de mejorar? Si al final, siempre terminas aprendiendo algo, ya sea bueno o no.
Y un día lo entendí, lo que cambia es el orden y el aprender "algo de eso", es el final. Pero primero, antes de llegar allí, tienes que pasar por "ciertas cosas" que te harán cuestionarte, dudaras, te sentirás mal como si te hundieras en un poso del cual no logras escapar.
Y lo veo así:
Si cada vez que te pasa algo tu primer y recurrente pensamiento es: "Por algo pasan las cosas" o "algo he de aprender de esto" "Me lo merezco" Oh, no sé, piensa en la frase popular que te dices en esos momentos. Pero continuando: Es que sí, estás en ese preciso momento donde todo es color negro y a ti te toco lo peor y cuando a ti te pasa "algo" y ese algo que te hace sentir mal, te hace sentir que no puedes, que te rompe el corazón, que quieres encerrarte en una burbuja, solo sin nadie, y sientes que no te comprende absolutamente nadie porque duele y te duele a ti, y lo último que no quieres es una comparación o escuchar un "Tú puedes" Porque en ese momento no puedes, te pesa y te duele y solo quieres y deberías sentirlo, querer llorar y saber que tienes ese derecho de canalizar esa emoción de la manera más sana y natural y eso a lo que se refiere la frase: "No podemos ver las malas experiencias como buenos aprendizajes" Con resignación porque ese aprendizaje, sería la conclusión de esa experiencia y aceptarla antes de, como un aprendizaje, no te deja vivir la emoción como tal y tu proceso también cuenta.
Borrador Ilustrado.
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memoriasde1wolfy · 1 year
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¡Descubre la escritura de Wolfy Cuevas! Wolfy Cuevas es un escritor único que nos ofrece poemas y pensamientos profundos sobre la vida, el enojo, los valores y más. Sus escritos te inspiran a reflexionar sobre la vida y aportan una gran sabiduría. ¡No pierdas la oportunidad de conocer su trabajo y de leer su próxima obra! ¡Tú te mereces conocer a Wolfy Cuevas!
Sin ser alguien ilustrado he podido llegar a las conciencias de muchas personas ni poeta ni escritor solo un analista de ideas y pensador de los temas que nos afligen, a los k no sabemos como enfrentar o salir y sobre la vida mia podes leer en cada frase un poco de mi.
By Wolfy. .!!
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shredel · 5 years
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Cartas que no enviaré #11  / Sandra Rede 2019 / www.sandrarede.com / Facebook / Instagram / Pinterest
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choquejuergas · 4 years
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vladimir nabokov, ada o el ardor
“aqua sonreía, deleitándose soñadoramente con el pensamiento (de tono bastante <kareniano>) de que su desaparición afectaría a sus conocidos más o menos como la interrupción súbita, misteriosa, nunca explicada, de una historieta que se viene leyendo durante años en un periódico ilustrado dominical”
“vasos de cristal llenos de rosas de color carmesí y margaritas amarillas estaban dispuestos acá y allá: sobre una consola de madera dorada, sobre un cofre de laca, en el estante de una vitrina, y también en los bordes de una alfombra que tapizaba la escalerita que subía al entresuelo, donde altos armarios y aparadores pretenciosos rodeaban en semicírculo una singular asamblea de arpas”
“se vio transportado entre bosques de pinos y barrancos rocosos, llenos de pájaros y otros animales que cantaban entre la maleza salpicada de flores. rayos de sol y encajes de sombra resbalaban sobre sus piernas y arrancaban destellos verdes del gran botón de cobre (cuyo hermano gemelo se había desprendido) de la cinturilla del sobretodo del cochero”
“por un instante, el minúsculo rectángulo rojo se materializó en su recuerdo, suspendido oblicuamente en el azul de un cielo primaveral”
“en el espejo, una mano de mayordomo hizo salir una garrafa de los márgenes de la no existencia y desapareció de la vista”
“una saeta de luz solar hacía más verde el verde de una caja alargada en la que se guardaba un juego de croquet”
“hamacas y miel. ochenta años más tarde, van recordaba aún, con el frescor punzante de la primera alegría, como se había enamorado de ada. memoria e imaginación confluían en un mismo punto de partida: la hamaca de sus amaneceres de adolescente”
“los machos de la luciérnaga, pequeños escarabajos luminosos, más parecidos a estrellas errantes que a insectos alados, hicieron su aparición en las primeras noches cálidas y negras de ardis, uno a uno, acá y allá, y luego en enjambres fantasmagóricos, para volver a disminuir hasta ser sólo unos cuantos individuos, una vez sus búsquedas habían alcanzado su fin natural. (...) volaban silenciosamente en la noche, cruzándose y recruzándose en las tinieblas que le rodeaban, y, a intervalos de unos cinco segundos, cada uno de ellos emitía un relámpago de color amarillo pálido que permitía que su hembra, moradora de las hierbas, le identificase mediante su ritmo específico (...). la hembra, tras concederse un instante de reflexión para comprobar el tipo de código luminoso empleado por el macho, le respondía con una pulsación fosforescente”
“unas noches que pasó en la hamaca (...) estaban plagadas de fantasmas, que no procedían tanto de los delirios de su deseo de anda cuanto del espacio desprovisto de significado que se extendía sobre él, y por debajo de él, y por todas partes”
“un rayo de luz oblicua pasaba por la rendija de la contraventana y proyectaba su fuego sobre el vaso tallado lleno de agua coloreada y sobre el esmalte de la caja de colores”
“magia táctil, paciencia infinita. las yemas de los dedos al acecho de la gravedad. las uñas terriblemente mordidas. sé indulgente con estas notas. no sé expresar adecuadamente el malestar del pesado deseo, del deseo pegajoso. ¿sabes lo que yo estaba esperando? que en el momento en que se derrumbase tu castillo de naipes harías un gran gesto de abandono, al modo ruso y te sentarías sobre mi mano”
“el pelo del sofá era tan cosquilleante al tacto como lo era a la vista el cielo espolvoreado de estrellas”
“en el comedor inundado e luz, donde las grandes flores amarillas parecían racimos de sol”
“el reflejo del incendio invadió las mejillas de ada. van no había visto nunca a una chica (tan blanca y transparente de piel), ni, a decir verdad, persona o cosa en el mundo, melocotón o porcelana, enrojecer tan frecuente y sustancialmente”
“la biblioteca había proporcionado un teatro a los héroes de la inolvidable escena de la granja incendiada: les había abierto de par en par sus armarios vidrieros, permitiéndoles un largo idilio de bibliolatría. aquello habría podido convertirse el capítulo de una de las viejas novelas que adornaban sus estantes. un asomo de parodia comunicaba a su tema austero el relieve cómico de la vida”
“este bosque, este musgo, tu mano, esta mariquita que se ha posado en mi pierna, todo esto no puede sernos arrebatado. ¿o puede?”
“todos hemos tenido ocasión de contemplar esta pequeña escena: un hombre que acaba de saludar cordialmente a un amigo atraviesa la calle, con el rostro aún iluminado por la sonrisa... hasta que ésta es eclipsada por la mirada fija del extraño que, desconocedor de su causa, cree reconocer en el efecto el rictus radiante de la locura”
“anoche traté de escribir para ti un poema sobre eso, pero los versos no son mi fuerte. <ada, nuestros ardores y nuestros árboles...> pero esto solo es el comienzo, y todo lo demás es bruma”
“esta singular satisfacción era justamente comparable a la que más tarde encontró en ciertos ejercicios en apariencia absurdos y de una extravagante dificultad que v. v. se imponía a sí mismo y cuyo objeto era expresar algo que, antes de ser expresado, sólo poseía una existencia crepuscular (o ninguna clase de existencia, a no ser la ilusión de la sombra retrospectiva de su inminente expresión). así era el castillo de naipes de ada. así era la prieza de una metáfora puesta en equilibrio sobre su cabeza, no por el placer de la dificultad vencida, sino con el fin de percibir la caída ascendente de una cascada o una salida del sol al revés, lo cual, en cierto sentido, es una victoria sobre el ardis del tiempo”
“cuando se acercaba, descubrió, en un césped lateral, una escena extraída de alguna vida nueva y que se ensayase allí para una película desconocida, sin él ni para él”
“sé que amaré siempre, hasta la adoración, a las orquídeas, a las setas, a las violetas, y que todavía me verás salir sola, para vagabundear sola por los bosques y volver a casa sola, con un pequeño lirio solitario”
“formaban entre los tres un bonito cuadro arcádico cuando se dejaron caer sobre la hierba, al pie del gran sauce llorón cuyos aberrantes miembros abrían un baldaquino oriental”
“ada no leía de verdad. hojeaba nerviosamente, con irritación, distraída, un pequeño volumen (el azar había querido que fuese aquella vieja antología); ella que, de ordinario, siempre que abría el primer libro que encontraba, se sumergía en él en cuerpo y alma, con el movimiento instintivo de una criatura acuática que entraba de nuevo en contacto con su elemento natural”
“las sombras de ambos, que les perseguían en enormes ondas negras y geométricas sobre la pared amarilla, durante su subida en espiral”
“ada tenía un modo rápido de acabar una frase antes de que la acometiese la hilaridad; pero a veces, como pasó entonces, un estallido breve e imprevisto cortaba sus palabras”
“leía con tanta voracidad como él, y casi con igual falta de exigencia en la elección de sus lecturas, pero cada uno de ellos tenía, más o menos, su capricho particular”
“la estocada del sol poniente, sobre todo cuando sale de debajo de una nube de tormenta, no es para mis pobres ojos. ni para mis pobres ventrículos. van, ¿eres sensible a ese tipo de belleza?”
“lo mismo que, al enamorarse de un cuadro de una galería o al recordar el estilo de un sueño, se tienen presentes los detalles del sueño, la riqueza de colorido y de dibujo del cuadro en una visión desprovista de todo otro significado”
“la blancura del mantel y el brillo de las velas atraían tímidas o impetuosas mariposas (...). pálidas intrusas que solo pretendían extender sus frágiles alas sobre alguna superficie brillante”
“algún día, se decía marina, hay que poner el pasado en orden. recuperarlo, retocarlo... introducir en la película ciertos<fundidos>, ciertos <raccords>, corregir el desgaste revelador que la emulsión presenta en ciertos lugares, disminuir con un montaje juicioso la supresión de secuencias superfluas o embarazosas, conseguir garantías precisas. algún día, sí, antes de que la muerte venga con su claqueta a cortar la escena”
“a la luz ambarina de una ventana en saledizo, agitaba graciosamente un chal con lentejuelas, aunque no podía ver otra cosa que el reflejo del capó del coche y la oblicua red de la lluvia sobre los rayos gemelos de los faros”
“conducía con una sorprendente temeridad, como les suele suceder, dios sabe por qué, a muchas personas taciturnas y melancólicas. el pequeño torpedo rojo zigzagueó ágilmente entre los pinos y fue a detenerse en seco ante ada, a quien dan ofreció el perfecto regalo de cumpleaños: una gran caja de caramelos de menta, blancos, rosas e incluso, oh, boy!, verdes”
“su jersey blanco se había enriquecido a expensas de unos nuevos adornos: agujas de pino, un poco de musgo, unas migajas de pastel, una oruga recién nacida”
“varios atlas botánicos estaban abiertos ante ellas. las cosas conservaban su acostumbrada apariencia: la rubia luz del día que maduraba, las peque��as ninfas cabreras pintadas en el techo, la voz soñadora y lejana de blanche que plegaba la ropa blanca canturreando estrofas del mambrú (no sé cuando vendrá, no sé cuando vendrá...) y las dos graciosas cabezas, bronce negro y cobre rojo, inclinadas sobre la pulida mesa”
“la contempló con ese malestar de lo extraño que se experimenta al escuchar las lucubraciones del deliro o de la embriaguez”
“pasaron entre ondeantes espigas de trigo espolvoreados con el confetti de acianos y amapolas”
“montones de carbón, casuchas de madera, casillas para los botes, una larga franja de fango negro y guijarroso, y, en la lejanía, por encima de la larga media luna de agua gris cubierta por la bruma otoñal, las humaredas rojizas de las formidables fábricas”
“los sufrimientos físicos que va usted a padecer, o que ya padece, son ciertamente prodigiosos, pero no son nada comparados con los de un probable más allá. el pensamiento del hombre, monista por naturaleza, no puede aceptar la idea de dos nadas. reconoce una nada, la de su inexistencia biológica en el pasado infinito, patente en el absoluto vacío de su memoria. esa nada, siendo, por decirlo así, pasada, se soporta sin demasiado trabajo. pero la idea de una segunda nada —que quizá podría no ser tampoco tan insoportable—es lógicamente inaceptable. cuando hablamos en términos de espacio podemos imaginar la realidad de un punto viviente perdido en la ilimitada unidad del espacio, pero semejante concepción no ofrece ninguna analogía con nuestra breve existencia en el tiempo, porque, por efímera que sea (¡treinta años son escandalosamente breves!), nuestra conciencia de existir no es un punto en la eternidad, sino una fisura, una falla, una grieta que se extiende a todo lo ancho del tiempo metafísico y lo parte en dos mitades y se dibuja, luminosa (por estrecha que sea), entre los dos tableros del antes y el después. es decir, señor rack, que podemos hablar del tiempo pasado, y, de una manera más vaga, pero que todavía nos es familiar, del futuro, pero nos es simplemente imposible considerar una segunda nada, un segundo vacío. el olvido es como un espectáculo que se representa una sola noche. hemos asistido a su única representación, ya no habrá una segunda vez. debemos, pues, admitir la posibilidad de una forma de conciencia prolongada y desorganizada”
“uno se pregunta, uno se preguntará siempre, qué serie de impresiones, breve y rápida, pudo experimentar la víctima (serie de impresiones que debe estar registrada en algún lugar, en alguna forma desconocida, en una vasta biblioteca de últimas impresiones recogidas en microfilm) entre dos momentos esenciales”
“pero una mariposa en el parque, o una orquídea en el escaparate de unos almacenes, resucitaban todas las cosas en un deslumbramiento interior de violenta desesperación”
“y aún más difícil: porque, al hablar, un balbuceo puede servirnos de velo; podemos invocar un accidental defecto de pronunciación, como la liebre ensangrentada a la que un disparo ha volado media mandíbula, o bien podemos zigzaguear y mejorar la posición, mientras que sobre un fondo de nieve (aunque sea la nieve azul de este papel de cartas) los desatinos quedan grabados en rojo y son definitivos”
“¡es triste para una ventana no poder hacer moverse a su marco paralítico, para asomarse a ver lo que pasa al otro lado de la casa!”
“dos pensamientos contrarios, encadenados, bailaban juntos una danza grave, un minué mecánico con saludos y reverencias. uno de ellos se llamaba <tenemos muchas cosas que decirnos>,; y el otro, <no tenemos absolutamente nada que decirnos>”
“vistos de noche, desde el jardín, por la ventana de la biblioteca, parecían dos pequeños fantasmas blancos en el interior, con las narices pegadas al cristal”
“en el saloncito del diván negro con cojines amarillos y la ventana salediza de cierre hermético cuyos cristales nuevos parecían agrandar los copos de nieve en su caída lenta y vertical”
“a decir verdad, no se imaginaban otra forma de existencia que aquel cuadro viviente que componían en aquel instante bajo el bello cielo azul paloma de manhattan”
“quizás en aquel instante su destino se bifurcó, como lo hace a veces durante la noche, especialmente en un lecho extraño, en las horas de gran felicidad o gran desolación, cuando sucede que nos morimos durmiendo, pero continuamos normalmente nuestra existencia, sin ruptura aparente en la serie trucada, a la mañana siguiente”
“admiró, por consejo del director del establecimiento, la estela anaranjada de un sol poniente que convertía las ondas de un mar color de alhucema en escamas doradas”
“con un frenético deseo de reparación, miró a su alrededor, ansiando que el espíritu de marina le hiciese una señal clara y convincente de que continuaba existiendo más allá del velo del tiempo y de la carne del espacio. pero no obtuvo respuesta: ningún pétalo cayó sobre su banco, ningún mosquito rozó su mano”
“el barman secaban al ralenti el mismo vaso, indefinidamente, mientras escuchaba la requisitoria de lucette con la blanda sonrisa de la perfecta beatitud”
“me gustan muchas cosas —continuó lucette con voz soñadora y melancólica cavando el tenedor en los flancos de una trucha azul que, a juzgar por su forma convulsa y sus ojos desorbitados, debía de haber sufrido viva el atroz suplicio del fuego lento—, me gustan la pintura flamenca y holandesa, las flores, la buena cocina, flaubert, shakespeare, comprar, nadar, esquiar, los besos de las bellas y las bestias... pero, sin embargo, todo eso, todos esos placeres menudos, esta salsa y todos los tesoros de holanda, no forman más que una fina cutícula (tonen’ki-tonen’ki, pequeña y delgada) bajo la cual no hay nada, absolutamente nada, salvo, desde luego, tu imagen....”
“la superficie oblicua del agua se inclinaba en su bañera al mismo ritmo del balanceo del mar, rutilando de azul, aborregándose de plata, en el ojo de buey de su camarote”
“hacía mucho tiempo que estaba persuadida de que si obligaba a acostarse con ella, siquiera una sola vez, al hombre al que amaba, con un amor absurdo pero irrevocable, lograría, ayudada por alguna prodigiosa operación de la naturaleza, transformar un acontecimiento epidérmico y fugaz en un vínculo espiritual eterno”
“el estilo italiano del apartamento de van, sus lámparas murales de complicada ornamentación, en cristal de color caramelo pálido, sus pulsadores de porcelana que producían indiscriminadamente luces o camareros, sus ventanas de celosía y gruesas cortinas que hacían tan difícil que el alba se despojase de sus velos”
“es verdad que ese sentido del movimiento procede de fuentes muy naturales, o, al menos, familiares: el conocimiento innato que tienen el cuerpo de su circulación sanguínea, el vértigo ancestral provocado por la salida y la puesta de los astros, y, por supuesto, nuestros métodos de medida, como la sombra móvil del reloj de sol, la caída de la arena en el de arena, los saltitos del segundero”
“el cuentakilómetros más preciso no puede representar la carretera que yo veo como un sombrío espejo de lluvia bajo las ruedas que giran, y oigo como un susurro, y respiro como una noche húmeda de julio en los alpes, y siento como una base lisa”
“hay personas que saben plegar un mapa de carreteras. el autor de este libro no es una de ellas”
“el <paso del tiempo> es sólo una ficción de la mente, sin contrapartida objetiva, pero que se presta al juego de las analogías espaciales. sólo se ve en el espejo retrovisor, en las formas y las sombras, los alerces y los pinos, que se alejan en montones confusos”
“esa inmediatez es la única realidad que conocemos; sigue a la nada coloreada de lo que ya no es, y precede a la nada absoluta del futuro”
“en su retrovisor, el rojo pálido del alba había dejado paso hacia tiempo al brillo apasionado del día cuando se encaminó hacia el sur”
“la camarera había echado las cortinas. él las abrió con un brusco gesto, decidido, al parecer, a prolongar hasta el límite extremo la tortura de aquel día. el balcón de balaustrada de hierro sobresalía lo bastante para recoger los rayos oblicuos del sol. van recordó su última y fugitiva visión del lago, en aquel sombrío día de octubre de 1905, cuando se separó de ada. entonces, las fúlicas se inclinaban y se enderezaban en la marejada de lluvia helada, disfrutando concienzudamente de las aguas duplicadas; a lo largo de los muelles, espirales de espuma se enredaban en la cresta gris de las olas que avanzaban sobre la orilla, y, de cuando en cuando, una conmoción más intensa levantaba el agua lo suficiente para rociar el paseo por encima del parapeto. pero hoy, en aquel radiante atardecer de verano, no había olas espumosas ni aves nadadoras; sólo se veían algunas gaviotas blancas que volaban por encima de su sombra negra. el bello lago soñador, rizado de olitas verdes, plisado de azul, se extendía, amplio y sereno; sus superficies lisas y brillantes alternaban con otros espacios finamente arrugados. y, en un rincón del cuadro, al fondo, a la derecha, como si el pintor hubiese buscado un efecto de luz muy especial , la estela refulgente de la puesta de sol palpitaba a través del follaje de un álamo lacustre que parecía a la vez incendiado y licuado”
“al resucitar el pasado vinculándolo al presente, a las montañas azul pizarra que iban oscureciéndose al otro lado del lago, a la estela del sol poniente, cuyas lentejuelas danzaban entre las hojas del álamo, la voz del teléfono constituía el centro focal de la percepción más profunda que él había tenido del tiempo tangible, del radiante <ahora>, la única realidad de la textura del tiempo. a la gloria de la cumbre le sucedieron las dificultades del descenso”
“<ser> quiere decir saber que se <ha sido>. <no ser> implica una <nueva> especie de (falso) tiempo: el futuro. lo descarto. la vida, el amor, las bibliotecas, no tienen futuro”
“no hay más que dos paneles. el pasado (existente para siempre en mi espíritu) y el presente (al que mi espíritu confiere duración, y, en consecuencia, realidad)”
“en el mejor caso, el <futuro> es la idea de un hipotético presente basado en nuestra experiencia de la sucesión, en nuestra fe en la lógica y la costumbre. Por supuesto que, en realidad, nuestras esperanzas no consiguen provocar su existencia más de lo que nuestras añoranzas consiguen cambiar el pasado”
“aún quedaban estratos de bancos de niebla escalonados en las montañas azules del otro lado del lago, pero acá o allá sobresalía el ocre de las crestas de un pico, bajo la extensión azul turquesa de un cielo sin nubes”
“el comportamiento obstruccionista de objetos estúpidos y hostiles —el bolsillo que no sirve, el cordón del zapato que se rompe, la percha vacía que se desprende y cae tintineando en la oscuridad de un ropero— le haría pronunciar el juramento edifico de sus antepasados rusos”
“solamente a él le era negada la inconsciencia que despreciaba con tanto orgullo y buscaba con tanta asiduidad”
“uno es, desde luego, libre de imaginar cualquier género de <más allá>, el paraíso generalizado prometido por los profetas y los poetas orientales, o una combinación de paraísos individuales. pero el trabajo de la imaginación es obstaculizado —de manera irremediable— por una barrera lógica: no se puede invitar a la fiesta a los amigos —ni tampoco, por lo demás, a los enemigos—. la transposición de una vida elísea de todas las relaciones humanas que hemos tenido y cuyo recuerdo conservamos, se convierte inevitablemente en una continuación mediocre de nuestra maravillosa mortalidad”
“un importante ornato de la crónica es la delicadeza del detalle pintoresco: una galería enrejada; un techo pintado; un bello juguete perdido entre los nomeolvides de un arroyo; mariposas y orquídeas en los márgenes de la novela; un velo lejano visto desde una escalinata de mármol; una corza heráldica que gira la cabeza hacia nosotros en el parque ancestral; y muchas cosas más”
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microcuentoes · 5 years
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Cuento escrito por @Elbauldelasvidas e ilustrado por @Pilanska Soplé mis pestañas pidiento mil deseos y todos llevaban tu nombre. Nuevo microcuento ilustrado, escrito por @Elbauldelasvidas e ilustrado por @Pilanska ¡Pide un deseo! • • • • • #escribir #letrasdeautores #nochedepoemas #poesía #artedeamar #nochedeletras #microcuento #escritura #versos #textos #citas #amantedeletras #escritores #poetas #letras #pensamientos #sentimientos #accionpoetica #libros #frasedeldia #poema #poesia #reflexion #frases #write
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librerialasede · 2 years
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Recomendaciones de abril x Juan Laxagueborde
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Cada mes invitamos a distintos escritores, artistas y criticxs de arte a recomendar sus preferidos. Aquí Juan Laxagueborde ( Sociólogo, crítico de arte y docente forma parte del grupo editor de la revista Segunda Época. Escribe habitualmente en el suplemento Radar del diario Página/12 y en el blog Victorica. Su último libro se llama Tres personas: Bignozzi – Cantón – Vivanco (Ed. Iván Rosado).) recomienda sus 3 favs:
El prisma de Elba Bairon. Dibujos para Emeterio Cerro. Irina Garbatzky y Francisco Lemus Iván Rosado Este es uno de los últimos libros que leí y miré fascinado. Cuenta con dibujos, imágenes, entrevistas y cartas los trabajos que Elba Bairón desarrolló para las obras de teatro de Emeterio Cerro. Lo que más me gusta del libro es su capacidad de composición superpuesta, llena de detalles y datos uno al lado del otro. El estatuto de lo que nos cuenta no distingue entre formas de contarlo. Se nota en una frase hermosa y certera donde Elba define una tradición: "El barroco se explaya al punto de tomar como parodia el ornamento". En un boceto de vestuario rojizo y marrón con imaginería católica. En un afiche del boliche y lugar raso Cemento, de 1985. En una línea de la correspondencia donde Cerro le avisa que le mandó ejemplares de sus libros ilustrados por Elba. Aprendí sobre Elba, no solo por los datos históricos, las anécdotas o las explicaciones que ella misma da, sino por el brillo de los dibujos entendidos como bocetos y realidades a la vez. La historia aparece toda junta, abigarrada.
Black Out María Moreno Literatura Random House Elijo este libro porque tiene algo de I-ching porteño auspiciado por la ginebra Bols. Es un libro casi total, definitivo y abierto. Se le puede entrar por varios portones. Me parece un ensayo experimental y una autobiografía existencial sobre el amor y el dolor. Es un libro sobre Buenos Aires, sobre la amistad, los bares, las cuadras de Balvanera y del centro, la bebida, la familia, el rebote del yo consigo mismo, la memoria de los muertos, la risa, el patetismo, la intensidad, la gracia. Visto de lejos, leído en bloque, es una experiencia importantísima sobre la escritura. Un manual para escribir que no dicta maneras, que no puede aplicarse. Como si fuera más bien la transmisión de un procedimiento incopiable, un legado y una confesión.
Revolución en el arte Oscar Masotta, edición de Ana Longoni Mansalva Elijo este libro porque da posibilidades a quien busca teorías locales sobre el mundo (o al revés) y a quien quiera encontrar metodologías raras sin centro. Reúne los ensayos sobre artes visuales y conceptuales que Oscar Masotta escribió a lo largo de la década del sesenta. A esta altura es un clásico no solo para pensar los vaivenes entre el material y el concepto, entre la historia y la comedia, sino también para aprender una forma de mirar. Masotta fue un curioso genial. Hizo cruces entre variables impensadas y se dio cuenta que lo universal tiene algo de pensamiento en diagonal, medio apurado y sintético, que había que abordar con una actitud mandada. Esboza, puntea y desarrolla ideas sobre el pop, el artista obrero, los medios de comunicación, Levi Strauss, Polesello, las contradicciones según pasan los años, las conciencias posrevolucionarias, el barrio Villa Santa Rita, el expresionismo abstracto y así siguiendo.
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Nunca pensé que me identificaría con @juanluisguerra pero esta frase me ha estado ayudando cuando tengo pensamientos intrusivos que me hacen sufrir. 🐝 Sé que no dibujé avispas pero las abejas son más bonitas 😜 Todos los meses el calendario que hago para mis Patreons tiene una canción del mes, y “Las avispas” es la de mayo. Pueden unirse a mi Patreon buscándome como Ilustrado por M. A seguir trabajando en la salud mental para dejar de mortificarse por todo lo malo que podría pasar pero no está pasando 😌 #saludmental #ansiedad #juanluisguerra #psicologia #psicología #pelaeldiente @pelaeldiente #musica (en Lima, Peru) https://www.instagram.com/p/COdW6-YpNhw/?igshid=5ol4hvm898zj
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fannyjemwong · 17 days
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FRASES, CITAS, POEMAS,  PENSAMIENTOS, FOTOS Y MÁS...
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comillasrelatos · 4 years
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FRASES , CITAS, PENSAMIENTOS ILUSTRADOS Palabras de Amor y de Aliento ❤ Benedetti
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andrescasciani · 5 years
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Próximamente! “TEATRO INESTABLE” 20 años en la dramaturgia de Sacha Barrera Oro (1999/2019). Ilustrado por Andrés Casciani De próxima edición, esta monumental compilación cuenta con el inestimable trabajo crítico de varias investigadoras teatrales de Mendoza: Marcela Guembe, Veronica Manzone, Laura Martín Osorio, Marina Sarale Llaver, María Victoria Urquiza, Susana Tarantuviez y la coordinación a cargo de Luis Emilio Abraham Diseño editorial: Bruno Cucusa ------------------------------------------- La ilustración corresponde a la obra “Elba y el asesino de Elba” Décima obra de las trece que integra el volumen de próxima edición. A diferencia de otros adelantos de la obra, está vez no será un fragmento del texto, sino un trabajo muy interesante de Luis Emilio Abraham acerca de algunos aspectos de la obra y un análisis muy valiosos de ciertos tópicos y mecanismos que aborda el texto: LA REALIDAD DEL TEATRO CONTRA LA TEATRALIDAD DE “LO REAL” ELBA Y EL ASESINO DE ELBA, DE SACHA BARRERA ORO Luis Emilio Abraham Universidad Nacional de Cuyo - CONICET Luego de Saravá, de Marea roja (sangre) y de sus celebrados Hermanitos, Sacha Barrera Oro añade novedades importantes a su trayectoria teatral con Elba y el asesino de Elba. No significa esto que la obra implique una transformación drástica respecto de sus creaciones pasadas, ni que sea difícil reconocer en ella las marcas de su muy singular estilo. Quiero decir más bien que Elba supone a la vez que rebasa los procedimientos y las preocupaciones anteriores, de la misma manera que un escalón se asienta sobre otro escalón o –para referirnos ya a lo que ocupará el centro de este breve escrito– de la misma manera que la disimulación se monta sobre un paso previo de simulación. Si en las primeras obras de Sacha dominaba la fragmentariedad, se eludía la construcción de una historia y se presentaba una “realidad” hecha de puro lenguaje –los retazos de un mundo dudoso eran simplemente recordados o imaginados por los personajes– (Abraham, 2006, 2007), Elba propone un considerable aumento de lo narrativo y persigue el hallazgo de lo real. Pero no porque se vuelva a contar una clásica historia con principio, medio y fin cuya meta sea representar la realidad, construir un discurso totalizante que arroje luz sobre lo real. No porque la realidad se represente sobre escena ni porque se dé a conocer en su integridad el mundo narrado. Existe una situación dramática real dentro del universo ficticio, un verdadero acontecer que se hace efectivamente presente frente al público, pero tiende a desaparecer la mano del dramaturgo que de alguna manera explicaría los hechos, que se las arreglaría para hacer inteligible la historia y se serviría de las técnicas del oficio para dar una imagen acabada del mundo. Hay una supuesta habitación de hotel o un supuesto departamento de alquiler. Adentro, hay un presumible amante de Elba que observa pasajes de un video casero. Hay un baño donde –lo sabemos al final– yace el cuerpo sin vida de Elba. Hay tres personajes que golpean la puerta, ingresan y salen varias veces de la habitación: una amiga de Elba y amante, también, del hombre del video, la hija de Elba y el padre de la joven, que aún ama profundamente a Elba. Pero en ningún momento se repone la prehistoria que vendría a poner luz sobre los hechos y gran parte del mundo narrado se sustrae a los ojos del espectador. No conocemos con exactitud el vínculo que existe entre algunos personajes. Se insinúan varios triángulos amorosos, pero el vértice en el que confluyen todos ellos, el personaje de Elba, no aparece en escena más que por la mediación del video o como un cuerpo inerte hacia el final de la pieza. En eso consiste justamente el aumento de lo narrativo. Se presentan los hechos y, a la vez, se escamotean datos de la historia para hacer proliferar el sentido. La narratividad aumenta según la fórmula de que disminuir la historia explicada, representada, prefijada, acrecienta el número de posibles. Y en eso consiste también el hallazgo de lo real. No en generar una representación que construya una imagen, un símbolo o una metáfora de la realidad, sino en encontrar por momentos un devenir intensamente presente sobre la escena, puro acontecer imaginario que se escapa a veces de entre las vías de la representación, tanto más presente cuanto menos representado, tanto más real cuanto más crudo, cuanto menos comprensible, cuanto menos manipulable resulte al pensamiento que pretende controlar y dar una estructura al devenir. Por otra parte, las obras anteriores de Sacha trabajaban exponiendo la teatralidad, sin encubrir los artificios de la escenificación y del lenguaje, confesando desde el vamos su carácter de simulaciones. Elba procura, en cambio, ocultar la teatralidad. Se escapa de los lugares convencionalmente teatrales montándose en una residencia privada. Trata de esconder los trucos de la puesta en escena, incluso en las actuaciones, que se acercan al hiperrealismo, que se quieren absolutamente cotidianas para esquivar todo rastro de interpretación del personaje. Pero esta impresión de realidad no apunta a construir un verosímil que pueda utilizarse con fines representativos, no persigue hacer más creíble la ficción para poder mejor conformar un mensaje sobre la realidad. Tan pronto como empieza a transcurrir la obra, advertimos que ese efecto de realidad no es sino pura apariencia, un acto de simulación disimulada. Hay por lo menos tres procedimientos de la obra que confluyen en ese sentido. El primero es la utilización del video casero, que promueve la impresión de realidad, pero que bien visto no hace más que aplazar la presencia directa de Elba, introducir la mediación de una imagen donde podría haber la inmediatez propiamente teatral. El segundo es la repetición. Los personajes pronuncian repetidas veces las mismas frases y las situaciones se reiteran de modo casi idéntico. Suponemos que en muchos casos los personajes imitan palabras y gestos de Elba, pero lo que interesa en este caso es que se trata de una copia cuyo original se oculta a la mirada del espectador, de una reproducción sin modelo, mucha representación –disimulada– y poca realidad. El tercero tiene que ver con el mismo tipo de situaciones y consiste en la generación de extensos espacios liminales: acontecimientos fronterizos que no terminan de decidirse entre la seriedad o un juego de reglas desconocidas para el público, entre momentos de verdad del personaje o un fingimiento lúdico –y también perverso– muy bien encubierto. Se trata de disimular la simulación teatral para poner al descubierto las (di)simulaciones que producen la apariencia de todos los días, que se nos presentan a diario con la engañosa evidencia de lo real. Se trata, en definitiva, de desvelar y a la vez devastar los mecanismos secretos de los sistemas representativos: la construcción de una imagen, de un mundo representado por alguna clase de lenguaje, a la par que se disimula el propio lenguaje, se hace invisible el proceso de producción del simulacro para hacer efectivo el resultado de la representación. La desconfianza en los mecanismos representativos y el deseo de entablar un contacto directo con lo real son tendencias que se han extendido entre las artes más diversas desde mediados del siglo XX y que responden a las condiciones culturales de la última Modernidad (Cornago, 2005): la proliferación de las representaciones y de los lenguajes, evidente en la explosión mediática, ha puesto en peligro de extinción la inmediatez de la realidad. Más que en ningún otro momento de la historia, probablemente, la vida política y social se ha impregnado de teatralidad y la experiencia de habitar en el mundo se ha convertido en el arte de saber simular. Al ser el arte de la representación por excelencia, el teatro cuenta con los medios justos para exhibir este panorama cultural y revolverse contra él. Así emprende el teatro la crítica a una cultura de simulacros y de representaciones, atentando contra los sistemas representativos en lugar de servirse de ellos para levantar un discurso –aun crítico– sobre lo real, desocultando las variedades del engaño o, como hace Elba, mostrando la disimulación que suele hacer eficientes los actos de simulación, oponiendo, en última instancia, la apariencia sincera del teatro a la apariencia disimulada de “lo real”. Por debajo de esa impresión engañosa de realidad que nos hace pensar que lo real que se nos muestra es quizás falsa apariencia, la obra intenta generar momentos de verdadera realidad: la inmediatez del acontecimiento crudo que se sustrae a las estrategias de la simulación, la “mera” presencia de la cosa que apenas puede filtrarse a veces en medio de la representación teatral. Hay un momento clave en este sentido. Cuando el personaje central de la pieza aparece, por fin, en escena, se trata tan solo del cadáver de Elba, una cosa inerte y, por eso mismo, intensamente presente, una actriz que ejecuta sobre la escena casi el grado cero de la actuación. Referencias Abraham, Luis Emilio (2006): “La poética teatral de Sacha Barrera Oro”, en Piedra y Canto. Cuadernos del Centro de Estudios de Literatura de Mendoza, N° 11-12. Mendoza: Universidad Nacional de Cuyo, Facultad de Filosofía y Letras, pp. 25-39.— (2007): “Sacha Barrera Oro: un existencialismo emocional escrito en la escena”, en Carlos Pacheco (ed.) Antología de nuevos dramaturgos argentinos. Buenos Aires: Instituto Nacional del Teatro (en prensa). Cornago, Óscar (2005): Resistir en la era de los medios. Estrategias performativas en literatura, teatro, cine y televisión. Madrid/Frankfurt, Iberoamericana/Vervuert. Ficha técnica, Elba y el asesino de Elba. Dramaturgia y dirección: Sacha Barrera Oro. Intérpretes: Elenco “Caroteno” (Andrea Minardi, Alberto Carmona. (Carlo Cretini), Pato Christen, Laerte Mancuso, Verónica Señorans). Compaginación musical: Hector Castagnolo. Estrenada en el año 2006 en la residencia particular de Laerte Mancuso.
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shredel · 6 years
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Cartas que no enviaré #5  / Sandra Rede 2018 / www.sandrarede.com / Facebook / Instagram / Pinterest
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winterfable · 5 years
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La moral de la «Enciclopedia»
I
Hoy, en círculos más o menos refinados, con frecuencia se utiliza la palabra «ilustrado» para valorar a una persona o un discurso que complace de una manera difícil de concretar. No se trata de poner de manifiesto el entendimiento y la instrucción de tal individuo—o de sus palabras— , ni de precisar la época a la que pertenece, ni de reconocer el número de ejemplos que apuntalan sus reflexionessino más bien de indicar que aquello que se ha visto, escuchado, o leído tiene algo noble y sensible, destila bondad intelectual. Incluso se matiza y se cuantifica: «más ilustrado que», «poco ilustrado» como si la vaguedad del moderno adjetivo no constituyera un obstáculo para alcanzar aún mayores sutilezas descriptivas. Sin embargo, la intuición que se esconde bajo la falsa complicidad de los sutiles y el uso arbitrario de dicho concepto resultan enormemente significativos, sin duda a causa de una de esas maravillas que tolera sin perturbarse el destino del lenguaje. «Ilustrado» designa lo moral de un saber; no la virtud de aquel que lo posee, sino la virtud intrínseca de su contenido. Y esto parece estar estrechamente relacionado con la misma Ilustración, con el período de la historia del pensamiento así nombrado. Frente al espíritu geométrico, a la filosofía marcial del siglo XVII, el XVIII lucha por expresar una moralidad propia del saber; en un cierto sentido, lucha porque reluzca, incluso en el ámbito más teórico y especulativo, lo mundano. Cometamos una primera imprudencia historiográfica subrayando el paralelismo con la filosofía heroica de los milesios y los eléatas y el discurso neurótico que aparece en tiempo de Sócrates. Lo esencial de la Ilustración es, pues, la emergencia hasta el absoluto de lo moral, la moralidad indisociable del saber, aunque éste corresponda, por ejemplo, al de las ciencias naturales. Y en el corazón de la llustración se halla la Enciclopedia, el proyecto que, en gran medida por su apariencia impersonal, mejor simboliza el empapamiento moral de la filosofía. «La moral de la Enciclopedia» no designa la exploración de los temas morales que puedan llevar a cabo los autores de sus artículos; ésta pierde relieve ante la altísima montaña a cuya cumbre aspira solo a apuntar nuestro título: la Enciclopedia es en conjunto un hecho moral, una especie de acto pegajoso que ya no se ha separado desde entonces de la humanidad. De modo que en este capítulo no nos queda más remedio que tratar de analizar aquellos aspectos de la obra de sus principales impulsores que permitan explicar semejante afirmación.
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Los philosophes
II
De uno de ellos, destacado, primero, en el fondo único, extraemos una frase premonitoria en la que se insinúa una subordinación epistemológica de las ciencias a la mencionada realimentación espiritual del saber:
Por la inclinación que parecen sentir las mentes hacia la moral, las buenas letras, la historia de la naturaleza y la física experimental, casi me atrevería a asegurar que antes de cien años no se podrán contar ni tres grandes geómetras en Europa.
Sin embargo, este texto conviene también a una idea que, aun siendo propia de Diderot y de los suyos, enturbia la esencia más transparente del proyecto moral de la Enciclopedia. Me refiero al materialismo empirista proverbial e indisociable de la imagen usual de los Voltaire—que, a pesar de haber traicionado a la empresa enciclopédica, va a merecer un comentario en este capítulo—, D'Holbach, o Helvetius, escoltando cada uno a su manera al genial Denis. En efecto, en la misma obra citada anteriormente, Diderot propugna la necesidad de redactar una obra que lleve por título Aplicación de la experiencia a la geometría o Tratado de la aberración de las medidas y que ponga de manifiesto lo absurdo del proyecto matemático cuando éste renuncia a la experiencia, lo absurdo de despojar los cuerpos de sus cualidades particulares, en definitiva, lo absurdo de un saber puro y de una afirmación de lo trascendente y lo ideal. Más adelante trataremos sobre el sentido del materialismo diderotiano; ahora conviene precisar que, a pesar de que tal vez sea cierto que el frente ilustrado Gran Bretaña-Francia soporte aun hoy la responsabilidad de las éticas materialistas contemporáneas, es posible separar la sensibilización moral completa en el espíritu y sus productos, incluidos los geométricos (la moral de la Enciclopedia), de la supervivencia y el placer como objetivos postreros, o la ubicuidad del orden moral de la ética teleológica. La obra literaria de Diderot es un ejemplo incuestionable de dicha posibilidad.
III
El origen de la Enciclopedia de Diderot y D'Alembert se halla al otro lado del canal. Por esta ruta todavía poco transitada, el estudio de las concepciones morales de la época ilustrada se transforma en infinito, se bifurca y, pasando por el Renacimiento y la antigüedad, se sumerge en la noche de los tiempos. Escribamos, sin embargo, para cargar con alguna suficiencia la lectura de nuestro texto, que Diderot, habiéndose significado como traductor del inglés, especialmente por su versión del Ensayo sobre el mérito y la virtud de Shaftesbury, recibe del librero Le Breton el encargo de traducir al francés la Encyclopaedia or Dictionary of arts and sciences de Ephraim Chambers. Incitado por el éxito que había obtenido esta obra—publicada en 1721—en las islas británicas y recogiendo una idea sembrada por la francmasonería, Diderot concibe un proyecto aún mayor que la traducción y pide ayuda a su amigo el matemático D'Alembert para llevar a cabo un trabajo básicamente de recopilación de los mejores autores de la época, con especial atención, como es lógico, a los diccionarios ingleses (Harris, Chambers, Dyche,etc.). En 1751 aparece el primer volumen de la Encyclopédie, dictionnaire raisonné des sciences, arts et métiers (a destacar la concepción prosaica o mundana del saber que se desprende del subtítulo de la obra). Dicho volumen contiene el célebre Discurso preliminar redactado por D'Alembert, corneta anunciador del positivismo decimonónico y, con Voltaire, encumbrador definitivo del espiritu de Locke y de Newton en el continente. El escándalo, protagonizado por el arzobispo de París y líder del partido devoto Christophe de Beaumont, es prácticamente inmediato y el sensualismo epistemológico y la moral natural que se defienden en dicho volumen, condenados. La prohibición llega en el momento en que ve la luz el segundo volumen (1752); pero, a pesar de todo, entre 1753 y 1757 todavía aparecen cinco nuevos volúmenes de la Enciclopedia. Al año siguiente, a causa de sus diferencias con Diderot y del poco rendimiento económico de su trabajo, D'Alembert abandona el proyecto, siguiendo el consejo recibido bajo mano de Voltaire, quien a su vez se había retirado muy pronto, después de colaborar en los primeros volúmenes. Este mismo año se produce una nueva prohibición, por parte del rey y del papa,  justificada esencialmente por el materialismo defendido por Helvetius. Así, escindido el grupo de los philosophes—con Voltaire y su nuevo lugarteniente D'Alembert por un lado y Diderot por el otro, cargado con toda la responsabilidad de la «educación panorámica» de sus contemporáneos—, hasta 1766 no aparecen los diez últimos volúmenes.
IV
Se llama philosophes al grupo de intelectuales que se forma, a partir de 1753, alrededor de esa cruzada contra el oscurantismo que fue la Enciclopedia. A mayor o menor distancia del centro marcado por Diderot, se pueden disponer los nombres de una serie bastante larga de cerebros, algunos más bien desconocidos: los ya menciona- dos D'Alembert, D'Holbach y Helvetius, Grimm, Rousseau, Quesnay, Turgot, Daubenton, Marmontel, Morellet..., también Voltaire. La presencia en el proyecto del autor de las Cartas inglesas, aunque su colaboración fuera breve, es perfectamente explicable. Adentrándose un poco en la obra de ambos autores, uno se da cuenta de que los veinte años en que Voltaire aventaja a Diderot son insalvables. Mientras que aquél parece reconocer en Locke y en Newton los límites definitivos del marco en que puede moverse el entendimiento humano, éste es mucho más sensible a los cambios recientes de las concepciones científicas, especialmente en el campo de las ciencias de la vida y, en buena medida gracias a esta atención o a la actitud de la que brota, obtiene efectos muy distintos a los de Voltaire en su trabajo filosófico y literario. Voltaire es un autor prolífico, agudo, de una influencia inconmensurable, un personaje, tal vez el primer Malraux o el primer Sartre que han tenido los franceses; pero también un escritor salvaje, con algunas excepciones (como los cuentos), mediocre. Diderot, por el contrario, muy inferior en tamaño e importancia personal, es un artista y en Jacques le fataliste—novela póstuma que podría muy bien haber dedicado a Voltaire—, por ejemplo, un genio. Pero esta distancia desaparece en cuanto examinamos a ambos autores desde la óptica de nuestra tesis sobre la moral de la Enciclopedia. Ninguno de ellos concede el más mínimo espacio a la moral, precisamente porque conciben toda su obra como una empresa moral, porque no pueden entender la moral como un saber o un obrar específicos, sino como un color que tiñe indefectiblemente con sus distintos tonos todos los ámbitos de la ciencia y de la vida. La moral sería, así, para todos los enciclopedistas, la función que asegura una cierta homología entre la ciencia y la vida; por esta misma razón no puede definirse por conceptos, ni en términos propios, no hallando lugar para la reflexión más que en la literatura, en la paradoja, la intuición y la ambigüedad esenciales de la novela moderna. Voltaire y Diderot se encuentran, pues, en el orden del empapamiento moral con que conciben, frente a la oscuridad del poder, la claridad del saber y, a consecuencia de ello, sólo pueden construir un discurso propiamente moral, una ética, en la medida en que estrangulan la certeza teórica cartesiana con el lazo de la incerteza práctica montaigniana, en la medida en que el optimismo ilustrado admite una reflexión ulterior, una última vuelta de tuerca. De este conflicto mana, sin lugar a dudas, su mejor literatura, la de los cuentos de Voltaire y las novelas de Diderot, a medio camino entre Montaigne y Cervantes. El punto de encuentro literario entre los dos philosophes más destacados no es más que la otra cara de la Enciclopedia, una cara que se encarga de recordar la presencia de alguna anomalía en el paraíso salvífico de las luces, probablemente relativa a los problemas entre saber y querer.
V
Tan influyente ha sido Voltaire que sucede con las obras que aquí hay que traer a colación lo mismo que con los derechos humanos: son verdaderos hasta tal punto que la más breve reflexión sobre ellos ya resulta soporífera. Buena parte del modesto efecto causado por la lectura contemporánea del Tratado sobre la tolerancia (1763), del Catecismo del «honnête homme» (1763) y de las Cuestiones sobre la Enciclopedia (comenzadas en 1770 y refundidas sobre el Diccionario filosófico y otros escritos bajo este último título [Dictionnaire philosophique] en la edición de Kehl) es debido precisamente a la penetración de las ideas defendidas por Voltaire en el seno de nuestras más arraigadas creencias. El resto de la culpa la tiene, sin duda también, el propio autor, cuyo desparpajo en la exégesis y el manejo siempre pródigo de la información, junto a la ostensible falta de profundidad en aquellos temas que desea liquidar rápidamente, echa a perder en gran medida la inteligencia, la agudeza y el sentido aleccionador que caracterizan casi todos sus escritos Sin embargo, son éstos, y no otros, los textos que debemos comentar en este capítulo, en la medida en que interesan a la definición de la moral de la Enciclopedia.
Se han podido equivocar sobre la física; pero hace falta tan poca física para conducirse en la vida que los filósofos han podido prescindir de ella. Se han necesitado siglos para conocer parte de las leyes de la naturaleza, pero a un sabio le bastó un día para conocer los deberes del hombre.
En este breve párrafo de 1765, publicado en el artículo «filósofo» de todas las ediciones del Diccionario, Voltaire pone de manifiesto, a pesar de su sostenida apología de los dos sumos pontífices ingleses de la Ilustración (Newton y Locke), un punto de vista personal sobre la tendencia innata del hombre hacia lo moral, hacia el deber, y la anteposición de éste a cualquier otro aspecto del discurrir y del conocer. Sin embargo, a la hora de ocuparse de lo que debería regular el instinto moral, es decir, del bien, aflora el pesimismo cosmológico con que se identifica habitualmente su tarea filosófica más insulsa. Aquí, tomando al optimismo ontológico y cosmológico del poderoso Leibniz como injusta cabeza de turco, el tono de Voltaire se aproxima mucho más de lo sospechable a los dos ilustrados anómalos, Rousseau y Kant. Así, en los artículos «Bien (bien supremo)» y «Bien (todo está)» del mismo Diccionario:
La virtud no es un bien, es un deber; pertenece a un género diferente, de un orden superior. («Bien supremo».)
Leibniz hizo el favor al género humano de mostrarle hasta qué punto debemos estar contentos y que Dios no podía haber hecho más por nosotros; que había elegido, de entre todos los mundos posibles, sin duda el mejor. («¿qué hacemos con el pecado original, entonces?» —se le objetaba— «Lo que podamos»—respondían Leibniz y los suyos—. Pero en público escribía que el pecado original entraba, por fuerza, en el mejor de los mundos.— ¡Cómo! Ser arrojado de un lugar delicioso... y engendrar en la miseria a unos niños que lo sufrirán todo y harán padecer a los demás, pasar todas las enfermedades, sentir todas las penas, morir en el dolor y, como alivio ¡arder en la eternidad de los siglos! Esta suerte, es mejor que la que había? No es demasiado buena para nosotros. ¿En qué puede serlo para Dios? Leibniz se daba cuenta de que no había nada que contestar, y por esto escribió unos libros voluminosos en los que no aclaraba nada. («Todo está bien».)
Es probablemente este conflicto la fuente de la que brotan las opiniones que configuran el pesimismo voltairiano y la clave más monótona de su filosofía: el fijismo cosmológico, la ambigüedad sostenida ante el tema religioso, su deísmo insustancial—ejemplarizado como en ningún otro lugar en la diversión del tema que consigue a través del diálogo irónico en el artículo «Dios» del Diccionario filosófico:
Dondindac: Antes de recibir vuestras enseñanzas, tengo que contaros lo que me sucedió un día. Acababa de construir un pabellón en el extremo de mi jardín, cuando escuché a un topo que conversaba con un abejorro: «He aquí una obra hermosa—decía el topo, tiene que ser muy poderoso el topo que la ha construido ¿Os burláis? —dijo el abejorro—, el arquitecto de esta obra ha sido un abejorro genial.» Desde este día he decidido no discutir nunca.
Es el modelo de verdad propuesto por el centenario Fontenelle con su alegoria de la rosa que defendía la eternidad del único jardinero que había conocido. En definitiva, el catequista que anuncia a Dios a los niños, y Newton que lo demuestra a la comunidad de sabios Pero al margen de todo lo que siempre se dice del registro filosófico de Voltaire —los pensadores del XVIII tienen una personalidad demasiado lábil para los historiadores de la filosofía, que se empeñan en examinarlos a la luz de los sistemas del XVII—y de las insuficiencias de su método de argumentación, más expeditivo que escrupuloso, hay que reconocer en Voltaire, discípulo de Locke, al gran teórico e impulsor de la tolerancia. Voltaire encarna la figura del filósofo implacablemente perseguido que, a pesar de sus flirteos principescos, acaba sobreponiéndose, venciendo la tentación de la hipocresía practicada por buena parte de sus colegas y convirtiéndose en auténtico profeta de la libertad. Este Voltaire, y no el deísta ni el pesimista, tiene aún hoy alguna lección que dar, y por ello cabe considerar el Tratado sobre la tolerancia como su obra más importante. Voltaire lo redacta en ocasión de la muerte de Jean Calas, considerado culpable de un parricidio, que a todas luces no había cometido, por el simple hecho de ser hugonote en una comunidad mayoritariamente romana. Se trata pues de un libelo hinchado de historia, que al final consigue el efecto perseguido: que se rehabiliten la familia y el nombre del ajusticiado. El caso de Calas da pie a Voltaire para recurrir a la historia de chinos, indios, judíos, griegos, romanos y mártires cristianos con el fin de demostrar que la intolerancia nunca había llegado tan lejos como después de la Reforma, en los tiempos modernos.
El derecho natural es aquel que la naturaleza indica a todos los hombres. Habéis criado a vuestro hijo, os debe respeto como padre, reconocimiento como benefactor. Tenéis derecho a los productos de la tierra que habéis cultivado con las manos. Habéis hecho y recibido una promesa; debe ser mantenida.
El derecho humano no puede fundarse en ningún caso más que en este derecho de naturaleza; y el gran principio, el principio universal de uno y otro, es, en toda la tierra: «No hagas lo que no quisieras que te hicieran», Así, no se ve de qué manera, siguiendo este principio, un hombre podría decir a otro: «Cree lo que yo creo y tú no puedes creer, o morirás», Esto es lo que se ha dicho en Portugal, en España, en Goa...
Amparada o no en un pretendido derecho natural, la máxima moral propuesta por Voltaire, sé tolerante, tiene pues un carácter categórico. El ideal ilustrado, la Enciclopedia, juega, en el sentido etimológico de la palabra, un papel pedagógico, parecido al que el humanismo jugó entre los más inteligentes del Renacimiento. Voltaire resucita a Maquiavelo, a La Boètie, a Montaigne, para proponer que veamos con claridad, que seamos inteligentes para poder ser tolerantes. Se produce así, de nuevo, doscientos años después, una rara asociación entre la honestidad y el culto del entendimiento que cuaja en la figura de un caballero: el honnête homme, al cual el autor de Candide dedica todo un catecismo. Para el Voltaire philosophe, por lo tanto, la moral perseguida por la Enciclopedia es sólo una, siempre la misma:
La moral no está en la superstición, no está en las ceremonias, no tiene nada en común con los dogmas. Sólo puede repetirse que todos los dogmas son diferentes y que la moral es la misma en todos los hombres que hacen uso de su razón. La moral viene, pues, de Dios, como la luz. Nuestras supersticiones no son más que tinieblas. Reflexiona, lector: difunde esta verdad y saca tus conclusiones. (Diccionario filosófico, «Moral».)
Esta insistencia en la identidad e inmutabilidad de la moral su coincidencia con el uso de la razón, ideas ciertamente características del siglo de las luces, va a separar la mentalidad de Voltaire de la de Diderot, quien pondrá esta moral de la Enciclopedia en movimiento y acabará haciéndola estallar.
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Voltaire.
VI
[…]
Todos los seres circulan los unos en los otros, por consiguiente todas las especies... todo es un flujo perpetuo... Todo animal es más o menos hombre; todo mineral es más o menos planta; toda planta es más o menos animal. No hay nada preciso en la naturaleza.. Toda cosa es más o menos una cosa cualquiera, más o menos tierra, más o menos aire, más o menos fuego; más o menos de un reino o de otro.. Así pues, nada es la esencia de un ser particular…No, sin duda, puesto que no hay ninguna cualidad de la que no participe ningún ser.
[…]
VIII
I. Primero, una cuestión de principios muy triviales: a) hay conceptos que no son arbitrarios, o que no siempre deben venir acompañados de una definición efectiva—esto no significa que pertenezcan, étnicamente hablando, al grupo de los universales—; b) en el lenguaje hay extensiones cuya comprensión no puede ser convenida y, viceversa, hay comprensiones cuya extensión tampoco puede ser convenida; c) existe una lógica simpática o cartográfica que, tolerando paradojas en el conjunto de axiomas, nos permite entendernos sin embargo, con una considerable precisión. Los conceptos arbitrarios, los conceptos efectivamente definidos, al gusto de Zermelo, son perfectos, son como diagramas de Venn. No sirven para conversar. Más bien sirven para dibujar. Los conceptos simpáticos son imperfectos: bailan y oscilan, huelgan, hacen juego.
[…]
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— Jaume Casals
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Obtenido de “Historia de la ética Vol 2.: La ética moderna” pps 168-193
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microcuentoes · 5 years
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Cuento escrito por @Sarai.hernanz e ilustrado por @lydiaamaruch Me advirtieron de que se acercaban curvas peligrosas y efectivamente me choqué con tu sonrisa. Se acercan curvas en forma de microcuento escrito por @Sarai.hernanz e ilustrado por @lydiaamaruch • • • • • #escribir #letrasdeautores #nochedepoemas #poesía #artedeamar #nochedeletras #microcuento #escritura #versos #textos #citas #amantedeletras #escritores #poetas #letras #pensamientos #sentimientos #accionpoetica #libros #frasedeldia #poema #poesia #reflexion #frases #write
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mickwynn · 5 years
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(vía ¿Qué significa la señal de la cruz sobre frente, labios y corazón que se hace en la Eucaristía antes del Evangelio?)
¿Qué significa la señal de la cruz sobre frente, labios y corazón que se hace en la Eucaristía antes del Evangelio?
Los cristianos hacemos con frecuencia la señal de la cruz sobre nuestras personas o nos la hacen otros ministros, como en el caso de los sacramentos o en las bendiciones. La señal de la cruz es una confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado en la cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión. Al hacer sobre nuestra persona esta señal es como si dijéramos: estoy bautizado, pertenezco a Cristo, él es mi Salvador, la cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de mi existencia cristiana.
Durante las Eucaristías realizamos la señal de la cruz sobre nosotros en tres momentos:
1.-Al comienzo de la celebración: nos santiguamos, es decir, hacemos una gran cruz desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho cuando el celebrante dice: “En el nombre del Padre (tocar la frente), del Hijo (tocar el pecho) y del Espíritu (tocar el hombro izquierdo) Santo (tocar el hombro derecho)”.
2.-Antes de la lectura del Evangelio: nos signamos, realizamos una triple cruz pequeña en la frente, en la boca y el pecho, al oír las palabras: “Lectura del Santo Evangelio…”. El sacerdote o diácono que va a proclamar la Palabra también hace la señal de la cruz sobre el Evangelio y después se signa él.
3.-Al finalizar la celebración, cuando el celebrante nos da la bendición, inclinamos suavemente la cabeza y nos santiguamos de nuevo, como al comienzo (también hay que inclinarse para recibir la bendición cuando el obispo la da con el evangeliario, libro que contiene únicamente las lecturas de los 4 Evangelios, en los días solemnes tras su lectura por un diácono o sacerdote concelebrante)
El signarnos antes de la escucha del Evangelio es una fuerte llamada que la Iglesia nos quiere hacer para subrayar la gran importancia que se le debe dar. “Somos llamados a ser un “Evangelio ilustrado”, “el quinto Evangelio”, no escrito con tinta, sino con nuestra propia vida. Acojamos con la mente, anunciemos con los labios, conservemos en el corazón, el tesoro de la Palabra y, a lo largo de este camino, confiémonos al Señor para ser reflejo de la verdadera luz en medio de las tinieblas del mundo de hoy” (Padre Antonio, monje en el Monasterio de San Benito de Monte Subiaco – Italia)
Es un acto hermoso con profundas raíces bíblicas. Por ejemplo, Dios explica al pueblo de Israel que recite una frase particular (“Escucha, Israel…”) de forma diaria, pero también que pongan esa frase “como una marca sobre tu frente” (Deuteronomio 6, 4ss). En segundo lugar, la oración evoca a cuando el profeta Isaías recibió una visión en la que un ángel purificó sus labios con carbón ardiendo (cfr. Isaías 6). Por último, la oración hace referencia a las palabras de la Carta a los hebreos, donde el autor escribe: “La Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4,12).
Por tanto, cuando hacemos este gesto en Misa, es verdaderamente una oración profunda que nos abre a las palabras de Jesucristo. Cada vez que escuchamos el Evangelio, Jesús llama a las puertas de nuestro corazón, esperando a poder entrar.
Solamente tenemos que abrirle la puerta y permitir que su Palabra, llena de Amor por nosotros, transforme nuestra mente para tener los pensamientos de Cristo y mirar a los demás con su misma mirada;
que llene nuestros labios de Espíritu Santo, para que siempre digamos palabras llenas de amor, ternura y consuelo, nunca de juicio y maldad, y para que proclamemos al mundo entero las maravillas de Dios;
y que su mismo Corazón se haga carne en el nuestro, para que tengamos sus mismos sentimientos, que amemos como Él nos ama y ama a todos, que seamos otros Jesús en este mundo y construyamos, junto con Él, su Reino de Amor.
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