Poder político en Rusia
Habiendo analizado en el apartado anterior las características de los rasgos de la psicología social rusa es objeto del presente análisis estudiar el modo como se encauzan dentro del orden político de la Federación de Rusia las fuerzas de cambio socio-politico dentro de lo que es la fórmula política fundamental en la politología: “incorporar en el orden de hoy los imperativos del orden de mañana”1, proceso que a su vez moldea el “alma de la nación rusa”. En este sentido, el hilo de Ariadna que servirá de guía se resuelve en el siguiente enunciado: la Federación de Rusia sólo podrá sobrevivir como entidad política si su clase dirigente construye un orden tal en el que sea posible que la dinámica política concluya en una síntesis superadora de la Rusia pre-soviética, la experiencia acumulada en la era soviética y sus primeros pasos en el liberalismo capitalista. Las variables de la política externa serán objeto de un estudio específico en el siguiente apartado.
La historia de Rusia del último siglo muestra que bajo el autoritarismo reinante durante el colectivismo comunista se fue desarrollando en la sociedad civil y en la misma clase dirigente una progresiva deslegitimación del orden imperante. Ello implicaba la existencia de un potencial anárquico que aparecería con mayor nitidez al producirse el cambio de régimen político a través de las reformas conocidas como Perestroika y Glasnot, la posterior incapacidad del Estado Soviético de conducir ese cambio político, la consiguiente implosión de la URSS y la aparición de su heredera Comunidad de Estados Independientes (CEI)-concebida como un intento de mantener los vínculos entre las ex repúblicas soviéticas aunque con una laxitud incomparablemente mayor- y la debilidad de la Federación de Rusia de controlar no sólo el espacio de la CEI, el “extranjero próximo”, sino su propio hinterland demarcado por sus fronteras territoriales.
En esta transición caracterizada ideológicamente por el paso de un régimen marxista -autocalificado como democrático porque ubica en la cúspide de la axiología política la igualdad- a otro liberal -autodenominado como democrático porque se identifica con una axiología política en que la libertad es el máximo valor-, se produce en el nivel de la política práctica un insoslayable vacío. En esta situación se observa que ni la libertad ni la igualdad parecen aseguradas. Es así como entre los resabios del viejo régimen y la falta de efectividad del nuevo sistema para dar respuesta a las demandas sociales se observa la presencia de un orden que precariamente asegura el bien común, por lo que se abren interrogantes sobre cómo se resolverá esa tensión presente en la sociedad civil y política rusa. En función de ello se intentará identificar los factores, actores y sinergias que actúan en este particular cuadro y hacer una prognosis sobre la sociedad rusa por-venir.
a) Factores y fuerzas del dinamismo político y actores intervinientes
Como factores del dinamismo político se conciben las múltiples fuentes que producen el cambio político, las cuales se mueven a través de fuerzas las cuales, a su vez, se manifiestan de un modo difuso, como la opinión pública, la ideología, creencias y representaciones y de un modo orgánico a través de diversos actores socio-políticos, como los partidos políticos, grupos de presión e interés2.
En general, lo que se observa en Rusia es un debilitamiento de los poderes estatales junto con un impacto sistémico de los factores geográficos, económicos y tecnológicos, demográficos y sociológicos que no tienen la contención y direccionamiento que tenían en la época soviética. Al mismo tiempo, se da un aumento de la presencia de actores no estatales que actúan para ocupar los espacios de poder que han quedado vacíos.
i) Factores geográficos:
La gran distancia que media entre Moscú y las regiones de Rusia y los Estados de la CEI tenían en la época soviética su correlato en un Estado lo suficientemente poderoso y organizado que podía controlar todo ese inmenso espacio geográfico. La actual situación dista de aquella otra y muestra que, desde un punto de vista geopolítico, Moscú tiene dificultades para controlar el propio espacio ruso, ni que hablar de los Estados de la CEI3.
En estos sigue existiendo una influencia importante de Moscú, pero fenómenos tales como el nacionalismo, las diferencias étnicas y religiosas, la influencia de potencias extra-regionales y la incapacidad de dichos nuevos Estados y de Rusia de dar solución a los acuciantes problemas de desarrollo nacional que han quedado latentes, entre otros, plantean un serio desafío a la eficacia de la influencia rusa en la concreción de su interés nacional en esas regiones.
Asimismo se plantea el problema de que ante el menor control efectivo de Moscú sobre los 89 sujetos de la Federación, estos quedan abiertas a la influencia de los Estados vecinos, principalmente los ubicados en zonas limítrofes (en el norte, Finlandia; en el Caúcaso, Irán y Turquía; en Siberia, China y en Lejano Oriente, Japón) y potencias extra-regionales (OTAN) en la frontera occidental con Europa Oriental, Asia Central y también en el Caúcaso, como así también de actores transnacionales4. Entre estos últimos se destacan los actores vinculados a fenómenos tales como: fundamentalismo musulmán -con epicentro en Chechenia-; crimen organizado -mafias coexistentes con la mafia rusa-; poderes financieros -además de los oligarcas locales, las redes transnacionales con epicentro en los países desarrollados; ONG’s -particularmente se han destacado las de G. Soros, con una influencia más o menos probada en fenómenos internos y otros ocurridos en Georgia y Ucrania, durante las revoluciones pro-liberales. Algunas influencias requieren mayor atención que otras por parte del Estado ruso, por la potencialidad de riesgo que encierran, siendo el Caúcaso, Asia Central y Siberia, en ese orden, las que plantean los principales desafíos a la seguridad y control del territorio ruso.
Desde el punto de vista geoeconómico, los Estados de la CEI forman parte de una estructura productiva de bienes y de servicios heredera de la era soviética. Por ello, el repliegue de Moscú en estas zonas, sumado al subdesarrollo de los nuevos Estados que han aparecido, ha redundado en una precarización de los servicios públicos imprescindibles para el bienestar de la población. Por lo cual no es de extrañar que en los índices comparativos de desarrollo mundial, entre los países más pobres -o empobrecidos- del orbe figuren algunos de la CEI. Sobre las regiones rusas cabe la misma aseveración sobre el subdesarrollo en que han quedado, más aún en aquellas zonas inhóspitas en las que antes el Estado daba subsidios para poblarlas o en las que, durante las dictaduras comunistas más fuertes, esos lugares eran poblados a través de deportaciones masivas o, de un modo menos brutal, a través de la planificación productiva y dotación de mano de obra necesaria a los planes de desarrollo estatal.
En conclusión, la decadencia producida por el desmantelamiento del Estado soviético ha tenido importantes efectos sistémicos en lo que hace a los factores geográficos. Las fallas sistémicas implican que con el paso del tiempo se acumulan demandas sociales insatisfechas y lo riguroso del medio natural geográfico se vuelve aún más riguroso. Esto es producto de la entropía que se observa en los mecanismos decisionales políticos que, a su vez, se ven afectados por los factores que se están analizando.
ii) Factores económicos y tecnológicos:
La derrota soviética en la Guerra Fría fue consecuencia de la imposibilidad de la estructura económica comunista de sostener un aparato armamentístico y unos gastos en constante incremento, en respuesta al desafío norteamericano planteado en los ’80 en la nueva etapa de la Guerra Fría inaugurada por Reagan a través del plan armamentístico conocido como “Guerra de las Galaxias”. La implosión de la URSS está signada por un desmanejo del aparato político que no fue capaz de prever y ejecutar las reformas económicas que le permitieran aumentar la competitividad de la economía y de esa manera poder conducir el cambio político con más efectividad5.
El paso del régimen colectivista comunista al capitalista liberal se produjo de un modo desordenado y con alto grado de irracionalidad en las políticas públicas. Con una reforma que comenzó por lo político, sin asegurar la consolidación del nuevo régimen con normas claras y legítimas, sin atender en primer lugar la salida ordenada de un sistema económico que se había revelado como no competitivo y obsoleto para competir con Occidente, la consecuencia fue que no se lograron asentar los paradigmas culturales, políticos y económicos sobre los que debía desenvolverse la sociedad rusa frente a la marea que se le venía de las culturas occidentales –esto más allá de que Rusia sea considerada históricamente como más o menos occidental-.
El intento llevado a cabo en los ’70 por los EE.UU. y sus aliados a través de la Comisión Trilateral de cercar a la URSS a través del establecimiento de multinacionales y la exportación de un nuevo modelo de consumo se hicieron infructuosos una vez que la URSS supo como usar el arma petrolera en momentos oportunos. De ese modo, la URSS pudo mantener un mercado económico cerrado que funcionaba con los países del Bloque Comunista en el marco del COMECOM. Al mismo tiempo, el estilo austero de vida que caracterizó dicho sistema marcaba una importante diferencia con los patrones de producción y consumo típicos de Occidente. Las empresas y gobiernos occidentales, agrupados en entes como la Comisión Trilateral, tenían grandes intereses en la apertura de esos países por lo que significaban sus mercados en términos de consumo e inversión futuras. El alto nivel de educación que recibían las poblaciones de los Estados del Bloque del Este, sumado al gran avance tecnológico que se daba en algunos sectores y al bajo costo de los recursos humanos, naturales y tecnológicos, intensificaba el interés y lobby para abrir las fronteras de estos países. Cuestión que tiempo después, por causas internas y externas, terminó por producirse de un modo parcial.
Sin embargo, desde el punto de vista tecnológico, las contradicciones en que se movía el sistema comunista y que aún perduran daban lugar, una vez producida la apertura, para una complementación con occidente. Es decir, la URSS se caracterizó por ser un Estado que seguía un esquema militarista y que tenía la capacidad tecnológica para ser pionero en la exploración espacial, producción de armas sofisticadas, aeronaves, biotecnología, maquinaria y automotores pesados, red eléctrica e infraestructura de comunicaciones en general, al mismo tiempo que se revela como ineficiente en la producción de autos ligeros, electrónica, hardware informático, agricultura y otras áreas vinculadas con la producción de bienes y servicios para el bienestar de la población civil, todos rubros en los que occidente poseía y posee una oferta mucho más competitiva y con estructuras de comercialización y distribución mucho más desarrolladas que las soviéticas6.
Tal como se dijo antes, las reformas económicas iniciadas en los ‘90 no fueron planificadas ni ejecutadas siguiendo una lógica racional basada en el interés nacional, por oposición al proceso de reformas encarado por la República Popular China. Es así como el punto más importante de esa transición, la privatización de la “Propiedad Social” significó el desmantelamiento del valioso patrimonio social y estatal de la URSS. Esto fue producto del mecanismo elegido para llevar a cabo esa privatización, obra del Presidente Boris Yeltsin con asesoramiento de economistas rusos como Chubais y Gedar: a la “Propiedad Social”, todo excepto campos, se le asignó un valor “x”, el cual fue dividido entre la población a través de la emisión de “vouchers”, con escasa información de lo que ellos representaban ni instrucciones sobre qué hacer con los mismos. La ignorancia de la mayoría de la población y el conocimiento financiero por parte de algunos grupos ligados a la actividad oficial, llevó a los primeros a usar dicho instrumento para convertirse en la nueva y poderosa clase capitalista de Rusia. A ello se sumó la venta por otros mecanismos de empresas públicas a precios simbólicos con la única condición de que el comprador mantuviera el perfil de la empresa. Como es de suponer todo esto implicaba que los miembros de la NOMENCLATURA iban a ser los primeros en apropiarse de todo esto, ya que ellos tenían la información y los resortes de decisión política, junto con la ignorancia del resto de la población que ni entendía las decisiones tomadas ni las nuevas reglas de juego del capitalismo. En esta primera fase, los poderosos se concentraron en la compra de empresas vinculadas a materias primas, principalmente petróleo, dejando gran parte de la economía navegar a la deriva.
Una segunda etapa de redistribución de la propiedad social se lleva a cabo con posterioridad a la crisis del ’98, cuando el colapso financiero dejó a muchas empresas quebradas y listas para ser compradas a precios irrisorios. El sector bancario no participaba en esas transacciones y recién actualmente este sector está teniendo un mayor protagonismo en la economía rusa. Las adquisiciones se extendieron a sectores que habían sido marginados en la primera fase y sus participantes fueron los llamados “oligarcas”, al igual que nuevos hombres de negocios. Esta dinámica, sumada a la devaluación y buenos precios del petróleo coadyuvaron para evitar que la economía se hundiera en la miseria y pronto se vieron los primeros atisbos de recuperación7. En este proceso los “oligarcas” y fondos de inversión extranjeros vaciaron el sistema financiero, después de que el FMI había dado fuerte apoyo crediticio a Rusia, lo cual fue a costas de un nuevo vaciamiento de los ahorros de la población y de la propiedad pública, fenómeno que al ser descripto evoca por su similitud lo ocurrido en la crisis argentina del 2001-028.
Se considera que la tercera etapa de redistribución de la propiedad estaría ocurriendo ahora. Aquellas empresas que fueron compradas a precios irrisorios en el post-’98 son objeto de nuevas transacciones, conocidas como Fusiones y Adquisiciones, por las que se producen cambios de mano de los activos a valores millonarios y en esta ocasión con la intervención de grandes bancos y fondos de inversión. Al mismo tiempo, con posterioridad a la crisis, el gobierno de Vladmir Putin emprendió una serie de reformas que si bien van a ritmo lento, están demostrando el aprendizaje histórico que dejó el quiebre del ‘98. En general, se está buscando diversificar las fuentes de divisas, ya que la alta dependencia de las exportaciones de petróleo puede traer dificultades a futuro y la economía ya ha comenzado a desacelerar su ritmo de crecimiento. Por lo tanto, se buscan incentivar las inversiones de capitales rusos, en gran parte radicados en el exterior, y extranjeros, para lo cual se están haciendo reformas en el sistema bancario y financiero –bolsa de valores-. Con el mismo objetivo se busca generar mayor seguridad jurídica y reducir el gasto público a la par que bajar los impuestos para aumentar el consumo. También se tiene como objetivo facilitar las condiciones de acceso y salida en los negocios, lo cual, al mismo tiempo se vincula con ciertos comportamientos mafiosos en importantes sectores de la economía9. La economía funciona en gran medida movilizada por grandes corporaciones y un entramado de subsidiarias con una organización verticalista con importantes redes de contacto en el sector público. Las pequeñas y medianas empresas (PYMES) son escasas y aún permanecen importantes renglones de actividad económica sin explotar suficiente o absolutamente (algunas ramas del transporte, telecomunicaciones, seguros y servicios en general), lo que no deja de llamar la atención del desprevenido visitante extranjero. Los motivos de estos fenómenos nuevamente pueden verse vinculados a la presencia de mafias que coaccionarían para obtener su beneficio en las actividades desarrolladas.
El desempeño de Rusia ha sido llamativo por la rápida recuperación que se dio después de la crisis del ‘98, sin embargo el PBI del país aún está 30% por debajo del nivel que tenía a comienzos de la transición. Una transición que ya lleva dos décadas y que ha producido estancamiento de la economía y desmantelamiento de gran parte de su aparato productivo (un 40% aproximadamente de su capacidad) con las secuelas que tal situación produce en términos de empobrecimiento de la sociedad y alteración de los hábitos culturales. Al mismo tiempo, la inequidad en la que todo esto se desenvolvió hizo que una minoría se hicieran con gran parte de la riqueza social, al tiempo que dinamitaron la economía nacional, dejando a la población desprovista de servicios necesarios para su bienestar y desarrollo.
A pesar de esta fuerte polarización social, en los últimos años el poder adquisitivo de la población ha ido aumentando lentamente, lo cual atrae la atención de inversores en cuanto al potencial que ofrece el mercado ruso. Al mismo tiempo, se observan ciertos comportamientos sociales que generan incertidumbre sobre la evolución futura de la sociedad, lo que no deja de ser consecuencia de los grandes cambios acaecidos en la década pasada, sobre lo cual se expondrá más abajo.
En los Estados de la CEI los efectos de los cambios sucedidos presentan un perfil similar. Por ello, no es de extrañar que haya en un caso y en el otro una creciente polarización social, además de deterioro de los servicios públicos (seguridad, salud, educación, transporte, infraestructura de comunicaciones), junto con los fenómenos sociales que tal situación produce.
iii) Factores demográficos:
Desde el año 1992 se observa una paulatina e importante disminución de la población en la Federación de Rusia, lo cual se debe a la mayor inseguridad social consecuencia de la caída del Estado soviético, al cambio en los hábitos culturales y a lo duro de la transición de un sistema al otro. Esto a su vez produce aumento en la inestabilidad de las uniones maritales, el incremento vertiginoso de la tasa de aborto y el descontrol de fenómenos con amplios efectos sociales como el alcoholismo y la drogadicción.
La costumbre social institucionalizada por el socialismo de contraer matrimonio exclusivamente civil, sin un vínculo religioso de por medio, a temprana edad por lo general, sumado a los bajos ingresos percibidos y condiciones sociales no siempre positivas, facilita las separaciones de las uniones conyugales, al mismo tiempo que de ningún modo incentiva, en el contexto histórico descripto, la formación de familias de más de un hijo, máximo dos.
El resultado que cabría esperar ante tal situación, es decir una población envejecida con una estrecha base en una pirámide poblacional en forma de urna funeraria, se ve alterado por lo bajo de la esperanza de vida de la población: 58 años para el hombre, 72 para la mujer, lo que termina por angostar a la pirámide también por su vérice. Estos números muestran un mejoramiento con respecto a índices de años anteriores, pero dejan al desnudo las causas sociales negativas que se encuentran en la raíz de tal fenómeno, junto con los efectos que el mismo produce en términos de organización económica y social.
Por otra parte, la caída de la URSS, la gran extensión geográfica en que ésta se proyectaba, sumados al debilitamiento de los vínculos entre Rusia y las ex-repúblicas soviéticas ha producido diversos efectos. Por un lado, un menor desarrollo económico relativo de estas últimas y por consiguiente el incentivo a migrar hacia Rusia, principalmente a Moscú. Al mismo tiempo, esto está produciendo problemas de convivencia entre comunidades pertenecientes a diversas etnias y religiones, las cuales deben compartir el mismo espacio y competir por las mismas escasas posibilidades que la sociedad ofrece. Otro aspecto, es que cada comunidad de inmigrantes que se va formando, al no poder ser contenida y dirigida por el Estado a través de adecuados procesos de socialización, lleva consigo creencias y hábitos no siempre beneficiosos para la sociedad que los recibe10. En algunos casos, las creencias distan de ser moderadas y el movimiento migratorio entraña importantes riesgos para la paz social –el extremismo musulmán desde el Caúcaso-, en otros casos los hábitos sociales incorporados son nocivos –inmigrantes desde oriente que se encuentran insertos en redes de narcotráfico y otros delitos transnacionales-, todo lo cual no deja de tener importante efectos sociales y culturales11.
Este fenómeno inmigratorio transformó a Rusia en el 2do país del mundo, después de EE.UU. en captación de inmigrantes. En lo que hace al fenómeno opuesto, se observa un proceso de emigración de individuos pertenecientes principalmente a los sectores más calificados, que en los últimos años han elegido destinos que ofrecieran mejores posibilidades (Europa occidental y los Estados Unidos) Este último fenómeno ha perdido fuerza con el mejoramiento de los diversos índices sociales rusos, junto con el mejoramiento de la calidad de vida que ello implica. A su vez, Rusia continuó siendo un imán para los mismos grupos con mayor educación pertenecientes a los países vecinos, principalmente, a la CEI.
iv) Factores sociológicos:
Se entiende por tales a los apoyos sociales de la política y que dependen de elementos tales como la cohesión social, la aptitud para el esfuerzo, para coordinar y para imaginar, junto con elementos estabilizadores de la dinámica política como la estabilidad de la relación política, la permanencia de la idea de derecho dominante, la influencia religiosa y moral, las actitudes hacia el cumplimiento de la función social y hacia lo nuevo12.
En el análisis que realizaba sobre el “Alma de la Nación Rusa”, se analizó como la población rusa había sido inducida por las características sistémicas del comunismo a vivir en la sobriedad y había recibido de la época soviética una sólida formación en una cultura del trabajo. Sin embargo, los cambios en los paradigmas de consumo, han ido transformando todo esto, principalmente en la población más joven, lo que los ha acercado a los hábitos de consumo de occidente y un relajamiento en la concepción de las responsabilidades sociales. Si bien y a pesar del efecto demostración que proviene de las capas superiores y de los medios de comunicación social (MECOS), los bajos ingresos que aún percibe la mayoría de la población influye para que en amplios sectores subsista la austeridad de la época anterior en un contexto de vertiginosos cambios con impredecibles efectos finales en las costumbres sociales.
La cohesión social no parece verse vulnerada por la fuerte polarización social que ha seguido a dichos cambios debido a que, por un lado, se están dando fenómenos de movilidad social. Por el otro lado y como causa más profunda, la conciencia de la nación rusa es fuerte, marcada como fue por la historia que tuvo como pueblo más allá de las distinciones de clase sociales y las impactantes experiencias por las que ha pasado desde que tuvo entidad propia como nación -se podría tomar el bautismo en Dnieper como punto de partida en el que se agregó el elemento religioso al territorial y poblacional para desarrollar su auto-identificación como nación-13.
La capacidad de inventiva y de coordinación parece haber aumentado dado lo riguroso del medio y la menor protección que da el Estado, pero no se observa que esto cristalice en la conformación de instituciones que sirvan para defender derechos y promover intereses que fortalezcan la sociedad civil, lo que tampoco es alentado desde el Estado14.
Es más, se observa como una resignación ante lo negativo del medio, lo cual sumado a las mayores ofertas que vienen con el capitalismo, una población que ha sido vaciada de su religiosidad y desaparecida la mística ideológica comunista, es más fácilmente atraída por vicios sociales como el alcoholismo, drogas, pornografía, juego, prostitución y fetichismo.
Como elemento potencialmente amenazante de la cohesión social se observa la existencia de grupos que buscan dominar la producción y posesión de ciertas clases de bienes y servicios a través de medios ilegales -mafias-, abarcando todo un espectro que va desde la venta de frutas en los mercados hasta la de diamantes, pasando por la de inmuebles y la de títulos académicos. Algunos de estos grupos facilitan trámites vinculados con la pesada burocracia estatal, mientras que otros desarrollan actividades que se han transformado a través de estos procedimientos en monopolio de ciertos grupos étnicos. El resultado final es un fenómeno de creciente anomia social; junto con una situación en la que algunas minorías gozan de especiales prerrogativas y espacios de poder; racismo y sentimientos de xenofobia por parte de grupos extremistas rusos y, en definitiva, una falta de control del Estado y corrupción paralela en todos aquellos espacios donde existen grupos que funcionan al margen de los mecanismos legalmente institucionalizados15.
La inmigración desde otras repúblicas de la CEI se mezcla con los cambios descriptos produciendo una situación muy delicada, que termina por alimentar las corrientes racistas y xenófobas por parte de los rusos, que se sienten invadidos, al mismo tiempo que participan pasivamente de actividades controladas en muchos casos por poderosos grupos de inmigrantes provenientes principalmente del Cáucaso y seguidamente de Asia Central. Estos grupos funcionan como verdaderas mafias que impiden el acceso a extraños en el desarrollo de ciertos negocios, algunos legales por su objeto –como la venta de alimentos en los mercados-. Esta mafia es diferente a la de los oligarcas rusos que dominan los principales sectores productivos de la economía rusa y que tienen fluidos contactos con los gobiernos de turno. Pero, ambas significan un desafío al poder del Estado, ya que éste debe tenerlas en cuenta en su respectiva escala en la formulación y ejecución de ciertas políticas públicas. En tal sentido, la cohesión social puede verse amenazada de no corregirse drásticamente este defecto que produce un importante efecto de anomia social, como se dijo ante, con el correlativo potencial de desintegración social que el mismo supone.
Otro interesante dato se refiere a que Rusia se encuentra en un estado de guerra crónica contra el fundamentalismo musulmán, léase Chechenia con el apoyo de una red transnacional de terrorismo, lo cual la puso al límite de las acciones bélicas contra Georgia, la tiene alerta con lo que pase en Pakistán y Afganistán y la impulsó a apoyar a EE.UU. principalmente después del 11 de septiembre del 2001 en su cruzada contra el fundamentalismo. En lo que a Rusia concierne, el terrorismo separatista tiene como centro financiero actividades comerciales desarrolladas por grupos caucásicos y algunos minoritarios de Asia Central, radicados en Moscú. Esta es también otra causa o vertiente que ha alimentado, ante la pasividad de las fuerzas de seguridad internas rusas, las corrientes ultra-nacionalistas, xenófobas y racistas en grupos rusos16.
Desde el punto de vista religioso, y bajo la consideración de los efectos en los comportamientos sociales, aún no se dio una recuperación de la acción destructiva llevada a cabo por el comunismo. Las diferentes Iglesias han ido recuperando sus edificios, principalmente la Ortodoxa, y han llevado a cabo una restauración de algunos de ellos. Lo que aún no se ha restaurado es la creencia del pueblo, que en los momentos cruciales de su vida, excepto en la muerte, sigue actuando bajo el paradigma propio del socialismo ateo. La proliferación de sectas satánicas, el ocultismo y prácticas esotéricas es un dato importante para comprender como muchos canalizan su religiosidad. La Iglesia Ortodoxa es consciente de la debilidad en la formación religiosa de los creyentes practicantes, lo que intenta perfeccionar a través de una propagación más amplia de la catequesis. Al mismo tiempo, se dá que la minoría practicante concibe la religión al modo protestante en cuanto que su práctica debe reducirse al ámbito privado en desmedro de una repercusión socio-política que desafíe el ordenamiento social establecido17. Tal hecho se da en paralelo con una institución religiosa que se comporta en esencia como una religión de Estado. Esto muestra que en este terreno aún queda mucho camino por recorrer si es que realmente se desea formar al pueblo ruso en la virtud de la religión cristiana, de la cual fue violentamente enajenado por la revolución comunista, proceso cuyos efectos aún se sienten en términos de moralidad e integración social y política18.
Con ello, se observa un importante déficit en la formación ética del ciudadano ruso medio. Es decir, puede haber claridad sobre el trabajo a cumplir, la función social a desarrollar y la responsabilidad que ello implica, pero no hay una comprensión real y profunda del quehacer humano en sus diversas dimensiones, desde las más inmanentes hasta las más trascendentes, con lo cual todo el edificio puede tambalear. Sin embargo, queda de los viejos tiempos de la Rusia Zarista un gran respeto por los símbolos, lo cual de ser bien usado por un liderazgo político determinado puede servir a futuro para transmitir un mensaje que actualice una ética humanamente integral.
v) Fuerzas políticas difusas
Creencias, representaciones, ideología y mitos.
a) El pueblo ruso se encuentra movilizado por un conjunto de aspiraciones que poco tienen que ver con una cosmovisión impregnada con un contenido ideológico o religioso claro y definido.
Desde el punto de vista ideológico, de la otrora ideología hegemónica poco ha quedado en el conjunto de representaciones que guían el pensamiento y actuar de la sociedad rusa. Es decir, se añora todo aquello que el Estado proveía y que ahora o tiene su contrapartida en un costo monetario, usualmente alto con relación al poder adquisitivo de la población, o directamente sigue siendo atendido por el Estado aunque mediocremente, o ha sido completamente desatendido. En lo que hace a aspectos con mayor carga ideológica, como la propiedad privada de los bienes, se la ha aceptado como algo natural y lo de antes no es considerado más que como un experimento que fracasó. Sin embargo, la fuerte inequidad en la distribución del ingreso hace que se aspire a un sistema en que la “función social de la propiedad” aparezca como un dato real. Lo que aún permanece fuerte es la conciencia de clase, aún cuando la compartimentación que se haga en los diversos ámbitos sea sutil.
b) En Rusia la especie de “áurea mitológica” que siempre ha rodeado a la figura de la autoridad hace que todo el desencanto social de aspiraciones frustradas no decante en protestas masivas o sectoriales contra el orden imperante y sus representantes. Para tomar un ejemplo, la crisis del ’98 dejó al pueblo ruso en bancarrota y los oligarcas y sectores poderosos vaciaron el sistema monetario y financiero, sin embargo, no se vieron protestas callejeras ni nada que se le pareciera. Ello sin perjuicio, de que como históricamente ha sido demostrado, el pueblo ruso tenga un límite, que en caso de ser superado puede significar que se terminen desencadenando violentas reacciones colectivas que históricamente han dejado terribles saldos en cantidad de muertos y heridos. En tal sentido, la propia necesidad de supervivencia de la clase política iría guiándola hacia políticas que pongan más énfasis sobre elementos sistémicos de racionalidad antes que en los mitológicos o carismáticos, fácilmente sujetos a importantes fluctuaciones19. Las reformas políticas muestran que habría una voluntad en avanzar en tal sentido.
c) Desde el punto de vista de las creencias, particularmente la religión, ésta no funciona como un móvil que lleve al ruso a tender un puente entre lo que ocurre en su relación íntima con Dios y lo que ocurre en su ámbito de acción cotidiano y ordinario. La religión funciona como Marx pretendía que funcionara en su esquema dialéctico, como opio del pueblo. La ausencia de una doctrina social, es más, las falencias en la relación entre religión y estudios filosóficos y científicos generan un vacío que se continúa en el ámbito político, por lo que el sistema no recibe influjos de cristianización por parte de la Iglesia Ortodoxa, la que cuenta con la inmensa mayoría de adeptos en la sociedad rusa, adeptos que lo son principalmente cuantitativa y no tanto cualitativamente. Situación que se ahonda al considerar que después de la prolongada experiencia comunista de 70 años las prácticas religiosas han sido anuladas y sólo una minoría no integrada a los círculos influyentes puede tener un atisbo de cosmovisión integral de realidades personales y sociales. Por ello, aún la brecha hacia una doctrina social cristina que pueda movilizar al pueblo ruso hacia objetivos de bien común es grande. En este punto el terreno está sin trabajar y las posibilidades están abiertas ya que la religión no ha estado conectada nunca con la “cuestión social” de un modo profundo y articulado. Aún en los tiempos de la Rusia Zarista, si bien la religión ocupaba un importante espacio, el atraso y fuertes diferencias de clases en que la sociedad se movía, con sus efectos en términos de deficiente formación que se daba en las masas rurales rusas –centro importantísimo del cristianismo ruso-, no permiten describir tal período como uno realmente informado por el cristianismo. Este dato es aún más real si se considera que desde la época del Iluminismo la élite rusa fue totalmente permeable a las influencias racionalistas e inmanentistas de tal movimiento, hecho que culminó en la Revolución Bolchevique que terminó derrotando a esa misma élite “iluminada”. La experiencia histórica desde entonces ha sido abundante, sin embargo una síntesis superadora que permita dar una respuesta satisfactoria a todo el conjunto de aspiraciones que se mueven detrás de tales procesos aún no ha sido dada, toda vez que la utopía comunista no fue posible, como así tampoco parece serlo la liberal-capitalista20.
Opinión publica y MECOS:
Hablar de opinión pública como fuerza política difusa supone contar con una sociedad civil diferenciada del Estado que manifesta su pensamiento y sus ideas en diversos centros formadores de opinión: los medios de comunicación social -MECOS-, clubes, asociaciones, cámaras, clubes, partidos, salones, el mercado, etc.
En Rusia la sociedad civil tiene un escaso desarrollo, por lo que no se produce esa compleja articulación de aquellas sociedades en las que la organicidad existente hace que las personas interactúen en diversas organizaciones. La peculiaridad de Rusia está marcada por el paso de la época zarista, en la que una minoría tenía acceso a los diversos centros de formación cultural y política, a la época comunista, en la que entre el individuo y el Estado sólo figura el Partido Comunista como órgano de representatividad ciudadana, y los otros órganos desaparecen por ser concebidos como instrumentos de dominación de la burguesía. Ello se da en un período que abarca prácticamente todo el s. XX, que es cuando la sociedad civil adquiere su desarrollo más pleno en las sociedades occidentales, sin juzgar sobre las bondades o no de tal hecho.
Yendo al momento presente, lentamente se muestran asomos de una opinión pública que busca influir y presionar sobre los órganos de decisión política. Los límites vienen por la falta de experiencia en una cultura asociacionista y por unos MECOS que funcionan bajo un sutil pero firme control estatal. De ese modo, el sistema se mueve entre la aceptación de una sociedad civil y política que conoce que los resortes de poder son manejados por una fuerte clase política y un liderazgo político que sabe que esa sociedad ahora al menos puede optar entre diversos partidos políticos21.
vi) Fuerzas políticas organizadas
Las energías de las fuerzas políticas difusas se canalizan a través de diversas estructuras funcionalmente adecuadas para la lucha política22. En Rusia, el paso del colectivismo marxista al sistema actual significa que lo que antes hacía el Partido Comunista a través del Estado, ahora es hecho por el Estado y otros actores que buscan canalizar las demandas sociales articuladas a través de diversos grupos que se han desarrollado lenta y aún imperfectamente.
La ausencia de una sociedad civil fuerte y suficientemente estructurada es típica de este país, donde el paso del régimen monárquico al colectivista marxista ha impedido que la sociedad articulara sus intereses a través de un tejido de asociaciones y grupos que estuvieran entre el individuo y el Estado.
Esta situación tiene diversos efectos. En primer lugar, la sociedad en los diversos ámbitos de su quehacer, económico, cultural, político y en defensa de sus diversos derechos e intereses (desde el derecho a la vida hasta los derechos del consumidor pasando por los derechos de mayor participación política o de defensa de sus intereses corporativos a través de la formación de cámaras, asociaciones y gremios) tiene un desarrollo muy precario y embrionario. Esto a su vez favorece la concentración del poder y desincentiva las iniciativas que pueden surgir del seno de la sociedad para propender a su propio perfeccionamiento dentro de la sociedad organizada que es el Estado. Si comparamos con la experiencia de occidente, se observa que en la cultura occidental alimentada por el liberalismo el entramado social se fue conformando de un modo que produjo una disgregación del poder, lo cual tampoco parece ser del todo positivo. Es decir, una excesiva disgregación del poder es síntoma de que los mecanismos de representación política de los intereses del pueblo no es la adecuada, por lo que bajo tal esquema se terminan favoreciendo aquellos grupos de presión e interés que tienen mayor poder de lobby. En Rusia un liderazgo político esclarecido podría tomar lo mejor de cada experiencia y producir una síntesis superadora, pero tal situación no parece del todo posible dado el actual poder que se ha ido difundiendo por afuera del Estado en grupos relativamente poderosos.
Partidos políticos y regímenes electorales:
Con el fin del comunismo se observa el fin del régimen político de partido único, el Partido Comunista, el cual funcionaba como partido de aparato. Es decir, este tipo de partidos funciona con una doctrina base, en este caso fundamentada en la ideología comunista, tiene una organización definida y estable, un cuerpo de funcionarios calificados y pagos y un programa político sistemático23. Dichas características responden al objetivo de este tipo de partidos: promover la formación doctrinaria de la “clase emancipada”, al mismo tiempo que producir el cambio económico, social y político según ese cuerpo de doctrina. Para ello, su actuación debía ser permanente con el objetivo de efectuar un proceso constante de concientización de las masas que han sido guiadas a la revolución. En paralelo con ello y manteniendo vínculo con el Partido se da una organización económica, social, cultural en la que periódicos, asociaciones, empresas y todo ámbito de socialización son politizados con el objetivo de trabajar en el mismo sentido.
Finalizado tal régimen se da su reemplazo por uno en el que los partidos políticos son los del tipo conocido como partido electoral de masa o partido-atrapa-todo24. Su acción se dirige a lograr la movilización general, pero cada vez menos motivada por una doctrina y sí por fines puramente electorales. En función de ello, la plataforma electoral y enunciados son mucho más flexibles y con menor definición, la formación y educación de la masa no importa tanto como la obtención de votos necesarios para acceder al poder. Es el reino del pragmatismo que también se observa en occidente, en donde el poder se concentra en poderosas organizaciones partidarias que mediatizan la voluntad del elector y que por sus necesidades económicas terminan poniendo en primer lugar los intereses de las grandes corporaciones.
En Rusia el Partido Comunista sigue siendo fuerte (es el 1ro. en números de afiliados), pero no plantea objetivos revolucionarios y se podría decir que se asemeja más a un partido socialista que al tradicional partido comunista ruso, por lo que el debate ideológico en la sociedad política es mínimo. El partido hegemónico es el Partido Rusia Unida, el cual es de centro-derecha y con variación de nombre y de alianzas es el que sirvió de base al primer Presidente de Rusia Boris Yeltsin y ahora lo hace con su sucesor Vladimir Putin.
El gobierno ha ido introduciendo modificaciones con el régimen electoral con el objetivo de asimilarlo a parámetros occidentales según las particularidades locales. Haciendo un análisis de dichos cambios se observa que se busca evitar la dispersión del poder entre diversos partidos y en la Duma, por lo cual se han establecido diversas restricciones al apoyo del Estado al financiamiento de los partidos al igual que se elevó el porcentaje de votos necesarios para que un partido pueda estar representado en la Duma. Como dato interesante, el partido que habiendo recibido financiamiento del Estado, no llegue a un 2% del total de votos, deberá retornar el apoyo que el Estado le haya dado, incluyendo el indirecto (espacios en los MECOS)
Otra importante reforma en legislación electoral se refiere a la relación gobierno central y sujetos de la Federación con relación a la elección de los gobernadores. El atentado de Beslán en el 2004 produjo no sólo una fuerte autocrítica sobre el funcionamiento que tuvieron en el mismo las fuerzas de seguridad sino también sobre la calidad de las instituciones en las regiones de Rusia. El proceso iniciado por el Presidente V. Putin de construcción de la “vertical del poder” tuvo en ello la oportunidad de generar mecanismos que le permitieran al poder central contar con un mayor control sobre la vida política de las numerosas regiones de este país. La elección de los gobernadores por el Presidente con una participación en segundo plano de las asambleas legislativas locales se espera que permita quebrar las estructuras criminales y oligárquicas que dominan importantes áreas del país. Con ello es posible que los gobiernos locales vuelvan a gozar de legitimidad ante la población local, la que observa como poderosos clanes enquistados en los gobiernos locales y grupos financieros con extensas ramificaciones y contactos controlan impunemente el desarrollo de sociedades enteras.
Grupos de interés y de presión:
Como observación general, se da el hecho de que ante el repliegue del Estado producido como resultado del desmantelamiento de la estructura soviética y al no haber sido posible en tan escaso espacio de tiempo un desarrollo paralelo de la sociedad civil, se ha producido un importante vacío de poder que ha dado lugar diversos fenómenos.
Sobre la base de tal situación, lo que predominan son los grupos de interés antes que los de presión, siendo que estos requieren una organización formal y una estructura definida, mientras que los primeros sólo requieren que tengan objetivo la defensa de sus intereses. Para que los grupos de presión existan es necesario que tengan la posibilidad de organizarse y de ejercer presión, cosa que o era posible en el anterior régimen y que en el actual tomará un tiempo hasta que se desarrolle. Esta aseveración se comprende mejor al estudiar el accionar de los grupos de interés, los cuales no tienen interés en transformarse en grupos de presión, lo cual implicaría una mayor transparencia de sus actividades. La existencia de órganos consultivos, los cuales son grupos de presión que funcionan muy cerca de los decisores políticos es una excepción que ciertamente es soportada por los grupos de interés que se mueven detrás de ellos.
La base económica sobre la que se producen estos hechos, sumado a la historia de Rusia, contribuye a comprender la esencia de estos fenómenos. Lo precario de las empresas pequeñas y medianas y la preponderancia de grandes corporaciones, ya sea en la industria como en la economía primaria, condicionan tanto al sector patronal u obrero en su accionar hacia la formación de asociaciones, gremios o cámaras sectoriales25. La escasa diversificación de la actividad económica, demasiado centrada en la energía y producción de metales, es una causa que funciona en el mismo sentido, al igual que el escaso desarrollo que se observa en el sector servicios. Otro tanto puede decirse de grupos que se formen para defender sus creencias religiosas, ya que la tradición autoritaria ha minado todo profesión de culto y ni que hablar de la defensa de sus intereses (sobre esto cabe una salvedad que será analizada más adelante) Algo similar puede decirse sobre organizaciones de defensa de derecho del consumidor, en dónde lentamente se va formando la idea de las implicancias que trae la conformación de una sociedad de consumo. Misma salvedad cabe para organizaciones de defensa de la vida en una sociedad en la que aún debe ser reconstruida la concepción humanista del individuo como persona.
En paralelo con lo descripto en el párrafo anterior, para las entidades que se han desarrollado a escala macro, léase una economía en la que predominan las grandes corporaciones, es irrelevante y contraproducente formalizar la existencia de sus intereses a través de la formación de grupos de presión. Su poder es tan importante que su ignorancia por parte del Estado puede serle muy costoso a éste último. Por otro lado, el gigante burocrático soviético se ha transformado dejándole a su sucesor la pesada carga de esa burocracia. Las grandes empresas petroleras, gasíferas, de piedras preciosas, petroquímicas, de máquinas pesadas, armamentísticas, metalíferas que mantienen su poder económico son los grandes grupos de interés que se mueven a través del tejido burocrático ruso y presionan en el mecanismo de adopción de decisiones. Dicho factor de poder se formó durante la década del ’90, fue funcional a la necesidad de entonces de construir una burguesía nacional y desde entonces ha desempeñado dicho rol. Resta perfeccionar muchos aspectos que tienen que ver con lo radical de los cambios que se dieron en tan breve espacio de tiempo y el empobrecimiento social en que todo ello desembocó y que lentamente se va revirtiendo.
El sector financiero aún no ha alcanzado el suficiente desarrollo para ejercer una presión similar a la que ejerce el sector productivo, lo cual en cierto modo es positivo dada la alta permeabilidad que caracteriza universalmente al primero en su relación con los intereses extranjeros. Pero, las reformas emprendidas por la administración del Presidente Putin ya han comenzado a apuntalar dicho sector. Las mismas buscan mejorar el clima de inversiones, favoreciendo la diversificación de la economía y la acción de empresas pequeñas y medianas, y no sólo a las grandes corporaciones, al mismo tiempo que dejando en manos del Estado los resortes de poder que le permitan orientar su política económica. En tal sentido, es difícil decir cómo puede resolverse la ecuación de poder, pero las mismas necesidades de crecimiento y acumulación de capital van marcando el rumbo hacia políticas que parecen las más adecuadas y racionales26.
Mientras tanto, esas grandes corporaciones, cuyos propietarios y directivos son conocidos como los “oligarcas” ejercen de un modo nada disimulado su poder, manipulando resultados electorales, promoviendo acciones delictivas y teniendo bandas armadas privadas que garantizan su protección. Resulta arriesgado marcar las fronteras de su relación con las estructras del poder establecido. El pacto no escrito entre dichas estructuras y los grupos económicos de que estos tienen su esfera de acción en los negocios sin inmiscuirse en la política, al mismo tiempo que el Estado les garantiza las mejores condiciones posibles para el desarrollo de dichos negocios, fue roto por el oligarca Mikhail Khodorkovsky. Ello implicó que por primera vez en la era post-soviética la Justicia procesó a uno de aquellos empresarios que junto con otros tantos y en connivencia con funcionarios públicos fueron responsables de la destrucción del aparato productivo de la URSS ( un 40% ha sido dilapidado, más que lo que cualquier guerra hubiera hecho), hundiendo con ello en la miseria a grandes masas de la población rusa y de la ex URSS. De dicho proceso recién en los últimos años el pueblo se estaría recuperando, pero aún con grandes déficits subsistentes en las políticas públicas en materia de educación, salud, seguridad interior, control efectivo del territorio nacional, transporte, infraestructura económica y social y bienestar del ciudadano en general.
vii) Factores de poder
En un sentido estricto, se entienden por tales al accionar político de instituciones estatales no específicamente políticas -como la administración pública y las Fuerzas Armadas-, de la prensa – o de los MECOS en general – y de la/s Iglesia/s27. Habiendo ya hecho referencia al funcionamiento de la administración pública y de los MECOS, queda por ver los restantes.
Fuerzas Armadas:
Estas no tienen las prerrogativas que tenían en la antigua estructura imperial soviética. Es más, su poder de influencia en el gobierno se ha reducido considerablemente. Aspectos básicos, como sus remuneraciones son temas fundamentales dado el bajo nivel de las mismas. Ello viene funcionando como un incentivo a la corrupción de los diferentes cuadros de las FF.AA. .
Desde el punto de vista profesional, y como otro dato adicional al cambio de régimen para comprender su menor influencia, se cita el pobre papel que están desempeñando en Chechenia. Ello no es más que un resultado de las fallas sistémicas que se observan en toda la estructura estatal rusa, pero el costo no dejan de pagarlo las FF.AA. y las estructuras gubernamentales. Por otro lado, las acusaciones de brutalidad por parte de las mismas en ese escenario de lucha es otro dato que las desprestigia, lo cual es muy bien usado por las fuerzas desestabilizadoras para conseguir legitimidad internacional en diversos foros multilaterales y ante ciertos gobiernos occidentales.
Otro dato que no deja en buena posición a las FF.AA. se relaciona con hechos como que los chechenos se armen con material bélico que los mismos rusos les proveen, lo cual habla de la corrupción que se da aún en situaciones tan críticas como en las vinculadas con la guerra en que las mismas tropas rusas se están batiendo. El tráfico de armas y material nuclear es otro elemento que habla de la decadencia de las FF.AA. después del colapso de la URSS. Con unas FF.AA. sin suficientemente financiamiento no es de asombrar que ocurran tragedias como las del submarino Kursk, de lo cual no se puede cargar la culpabilidad exclusivamente a los uniformados. Sería menos tolerable por la opinión pública que se demostraran hechos como la mentada complicidad de las fuerzas de orden (militares, policías, etc.) en la toma del teatro Dubrovka, menos aún se podría justificar que los chechenos llegaran a tomar alguna central nuclear, como han amenazado hacer.
En este sector, también se planean reformas para profesionalizar el servicio, eliminando el servicio militar obligatorio como primera medida –anualmente fallecen más de 1.500 conscriptos-. Otros puntos a reformar aún se están deliberando y aún no hay decisiones tomadas. Lo que se busca es volver a tener unas Fuerzas Armadas acordes con el arsenal nuclear que Rusia detenta y que la hace la segunda superpotencia mundial28.
Iglesia:
En el ítem factores sociológicos se analizaron algunos aspectos vinculados con la religiosidad del pueblo ruso y su relación con la Iglesia Ortodoxa. Como dato adicional, se observa que ante la inacción de esta, la escasez de la formación que imparte a sus fieles y la libertad de cultos proclamada en la Constitución, ha crecido la concurrencia de otras iglesias, principalmente la Iglesia Católica Romana y en menor grado las religiones protestantes.
Esta situación fue tolerada hasta el momento en que el Vaticano decidió en el año 2002, ante el crecimiento de la congregación católica, restituir la antigua división en 4 diócesis erigiendo al Arzobispo de Moscú como Metropólita. Los ortodoxos habían manifestado su oposición a tal medida, por considerarla como una acción de proselitismo de los católicos en tierras que han sido tradicionalmente ortodoxas. Sin embargo, el Vaticano no retrocedió y ejecutó la medida en cuestión. Al escaso tiempo comenzaron las expulsiones de sacerdotes católicos (5 sacerdotes y 1 obispo), se ordenó la prohibición de construir nuevas parroquias, hubo manifestaciones frente a la Representación de la Santa Sede en Moscú, se fabricó con los MECOS un vergonzoso escándalo contra una orden católica, se habló de la existencia de una lista negra con clérigos a ser expulsados y se llegó al límite de que en el año 2003 en ciertos círculos gubernamentales se había elaborado un informe en el que los católicos figuran en el primer puesto como amenaza contra la seguridad de Rusia aconsejando un mayor control sobre estos por parte de los órganos de seguridad. La posición de mayor flexibilidad del Poder Ejecutivo conjugado con un lenguaje de buenos gestos del Vaticano, entre los que se destacan la posición del Romano Pontífice de no visitar Rusia hasta que la Iglesia Ortodoxa dé su visto bueno a tal visita y la restitución a Rusia del ícono de la Virgen de Kazán, coadyuvaron para superar esos momentos de tensión hasta el retorno de las relaciones a la normalidad. Subsisten ciertas diferencias con la Iglesia Ortodoxa, pero la cordialidad en los vínculos incentivaría los apoyos recíprocos en un contexto donde la secularización generalizada y la propagación de las sectas son un desafío común para las feligresías de ambas Iglesias.
En lo que hace al distanciamiento que subsiste entre estas, considero que la Iglesia Ortodoxa tiene estrechas relaciones con los órganos de poder, el que puede usarlo para impedir que otras iglesias cristianas crezcan en lo que considera su propio espacio. El Estado encuentra por ahora en tal situación cierta conveniencia, ya que ello le permite controlar mejor la penetración de elementos ajenos al poder de su jurisdicción en momentos en que ha demostrado que no puede controlar sus extensas fronteras contra importantes enemigos. El referido informe conteniendo la lista con las amenazas contra la seguridad de Rusia fue preparado por funcionarios de alto nivel y tiene la intención de servir de base de acción al Estado. No es la voz oficial de éste, pero muestra la existencia de círculos cerrados en la administración pública y la confusión con que se manejan, ya que consideran indistintamente que la penetración de “religiones extranjeras”, principalmente católica y protestante y pseudo-religiones como las satánicas, atenta contra la tradición rusa y en cuanto tales pueden abonar el campo para la rivalidad religiosa y la posterior radicalización de las posiciones con posibles desviaciones hacia el terrorismo. Al mismo tiempo, se manifiesta como política de Estado de Rusia el buscar conservar la ortodoxia de su fé como uno de los baluartes constitutivo de su propia soberanía política. Lo que se observa es que el avance de occidente, capitalista y protestante, ha desdibujado el rol de las influencias que podrían llegar a ser benignas para la reedificación de la sociedad rusa del futuro. En tal sentido, los acercamientos que se vislumbran entre las Iglesias Católica Romana y la Ortodoxa Rusa y los importantes puntos en común que mantienen en materia de dogma y doctrina, serían indicios de una lectura más fina por parte de los líderes rusos del proceso de apertura de Rusia.
En general, se observa que, si bien hubo momentos en que el Estado Ruso mostró mayor rigidez en su posición de conservador guardián de la ortodoxia rusa, al mismo tiempo ello se conjuga con un especial tacto político que le permite que en el interior de Rusia convivan las principales religiones del mundo representadas por miles y en casos millones de adeptos.
2.2. Poder y toma de decisiones
Después de haber analizado diversos elementos de la dinámica política, el estudio de la conformación del poder ruso y del proceso de toma de decisiones resulta más asequible29.
Dados los recursos naturales y la geografía continental de Rusia, sus recursos humanos con buen nivel de calificación, su historia milenaria con la experiencia acumulada que ello significa, su posición estratégica en el mundo entre Occidente y Oriente, su posición de potencia regional y mundial -temas estos últimos que serán analizados más adelante-, su importante mercado económico y su desarrollo de avanzada en ciertos sectores, se podría concluir que el potencial del poder ruso aún goza de amplio espacio para su desarrollo como poder efectivo.
Sin embargo, luego de haber analizado los factores, fuerzas y actores de la dinámica política rusa y sin haber aún estudiado el ámbito de las relaciones internacionales de Rusia, se observa que ese poder potencial enfrenta fuertes limitaciones. Las contradicciones que se han visto al analizar cada uno de esos elementos, sumado a las fallas sistémicas del Estado ruso para atender las demandas de la dinámica política a través de la fórmula adecuada que asegure un equilibrio armónico, vislumbran un poder ruso plagado de complejidades dificultades en su instrumentalización para el logro de los objetivos planteados por la clase política.
Sobre esta última se vio que, si bien se maneja con una alta concentración de poder, está bastante condicionada por la acción de grupos de interés y de presión. Los objetivos que se plantea son principalmente de contemporizar con occidente, transformando a Rusia en un Estado que en sus políticas se acerque a los stándares internacionales aceptados por las grandes potencias y que rigen actualmente las relaciones internacionales. En la raíz de ese hecho a su vez influye el hecho de que el sentimiento de inferioridad después de la derrota en la Guerra Fría es aún demasiado fuerte y el incentivo a la imitación producto del proceso de la gran apertura después de esa derrota actúa en mismo sentido, junto con la necesidad sistémica de mejorar el desempeño de múltiples sectores si es que Rusia aspira a promover su desarrollo como nación y Estado.
El poder ruso actualmente es un poder estabilizado, o sea, más allá de que Rusia conserve mucho de ese carácter policíaco de su antecesor soviético, las relaciones de mando-obediencia se desarrollan según parámetros de racionalidad con uso de la coacción como excepción. En ese sentido, el poder se está tornando cada vez más abierto a las demandas sociales y se ve forzado a lidiar entre éstas y las posibilidades reales de satisfacer esas demandas. Un Estado que funciona en una sociedad a la que antiguamente el Estado le aseguraba todo, inclusive el rol social que los individuos debían cumplir, no puede, sino con gran costo, volcarse radicalmente al otro extremo. Por eso, las reformas en ciertos sectores avanzan lentamente y se está buscando acotar el poder de los oligarcas, los cuales surgieron con el primer impacto de medidas tomadas cuando la URSS desaparecía del mapa político.
Es así como la toma de decisiones por parte del gobierno se ve condicionada por múltiples elementos que conforman un poder centralizado y concentrado en sectores gubernamentales y en los “oligarcas”, con una sociedad civil embrionaria que escasamente puede influir en el proceso decisional, siendo que los beneficios que puede obtener se derivan principalmente del costo que puede afrontar el establishment de rechazar sus demandas. Esta situación no tiene todo el dramatismo que pareciera si se tiene en cuenta las transiciones formidables que se han dado en Rusia en el s. XX. Las propias necesidades de tomar decisiones racionales, junto con la misma dinámica del sistema, irán conduciendo el proceso a mayores niveles de optimización en el uso del poder. El factor contextual del escenario internacional tiene una importante relevancia para que ello sea así, dado el actual grado de interdependencia compleja entre los diversos actores internacionales, trasnacionales y nacionales.
Un dato importante se refiere al descontrol que se percibe con respecto a la acción de ciertos actores no gubernamentales -oligarcas, mafias-. Estos tienen el poder suficiente para mantener alerta al gobierno ruso para no perder los resortes de decisión política. Esta situación es como un cáncer que enferma a toda la sociedad, ya que es un hecho moral, político, económico y social. El Estado Ruso necesitará de todas sus reservas y principalmente voluntad política para deshacerse de este elemento deformador de la sociedad. Aquí también, la supervivencia misma del Estado conducirá a situaciones en que, con la influencia del factor internacional, se irán corrigiendo ciertos defectos.
3. Prognosis a modo de conclusión
El desmantelamiento del Estado soviético y la pérdida de espacios de acción por parte del poder gubernamental inversamente ha producido un agravamiento de situaciones como las descriptas dentro de lo que son factores, fuerzas y actores de la dinámica política, sin que las fuerzas de orden, a pesar de la alta concentración del poder estatal que se da en el sistema político ruso, hayan aún alcanzado contener las demandas insatisfechas.
Que esto último se dé depende a su vez de que el sistema crezca en racionalidad para realizar el aprendizaje histórico de cada etapa socio-política vivida en el último siglo con miras a producir una integración final. Ello depende a su vez, de que haya un liderazgo político comprometido con dicha meta. Para el analista político no resulta difícil detectar los males que atentan contra la salud social y política. El problema viene por el lado de los intereses que se mueven detrás de cada toma de decisión política y es aquí donde el análisis debe explorar el aspecto teórico-pragmático sobre las alternativas de acción política posibles para conservar o acrecentar el poder estatal poseído como instrumento para la construcción social.
En este sentido, si el liderazgo político ruso no incentiva la formación de una fuerte y articulada sociedad civil que le sirva de base, no podrá frenar los poderosos intereses de grupos que no tienen como objetivo el bien común, todo lo cual a su vez depende de que se emprendan y ejecuten reformas económicas, jurídicas y laborales. Del mismo modo, si el político ruso no fortalece la educación, moral y religión del pueblo, fenómenos como el racismo, la inestabilidad matrimonial, la delincuencia y la desintegración social continuarán un camino ascendente. Lo mismo ocurrirá si no se respetan los derechos más íntimos de la persona y si no se lleva a cabo una mayor justicia social.
Los peligros de desintegración son grandes, pero como se dijo antes, el sentimiento de nación en Rusia es fuerte. El pueblo que está en la base de las decisiones políticas sabe de sufrimientos y sabe de revoluciones. Hasta ahora en la nueva experiencia iniciada con la caída del comunismo ha sido paciente, pero problemas irresueltos que lo ajusten demasiado lo conducirán a caminos de violencia. No sólo por este motivo, sino porque todo ruso, sea dirigente, oligarca, obrero o campesino, en el fondo siente aún de un modo similar sobre las cuestiones fundamentales de su existencia es esperable que las decisiones públicas se orienten lentamente hacia una mayor búsqueda del bien común.
La síntesis superadora de las experiencias históricas rusas del último siglo parece mucho más urgente cuando después de haber analizado los diversos datos de la realidad socio-política rusa, se observa la precariedad general que ha quedado por la gran revolución que se ha hecho en el plano inteligible de las ideas y creencias, hecho que ha influido sobre todos los otros orientándolos de un extremo al otro. Más allá de los diversos datos estructurales y coyunturales analizados, los cuales requieren su necesaria atención, una solución que obvie este punto será significativa de una solución parcial y efímera al problema de la ecuación del poder ruso en su desafío de conformar la nación rusa sobre bases íntegras y perdurables.
RAPA
2005.
1 DUVERGER M., Sociología de la Política. Barcelona, Ariel, 1975.
2 BURDEAU G, Método de la Ciencia Política, Buenos Aires, Depalma, 1976.
3 BUTORINA OLGA, ZAKHAROV ALEXANDR. Change or Die, Russia in Global Affairs. Vol 3, #3, July-September 2005.
4 Russia’s European Strategy: A New Start. Worshop titulado Russia-EU Relations: The contemporary situation and prospects for the future. Sergei Karaganov. Moscow, January 2005.
5 MAN, VLADIMIR. Las reformas económicas en Rusia: Resultados y perspectivas. Problemos de la Economía. Editorial de la Academia de Ciencias de Rusia. Moscú, enero 2002.
6 YASIN, EVGUENY G. Perspectivas de la Economía Rusa: Problemas y Factores de Crecimiento. Crisis Económica y Políticas Públicas, Las Experiencias de Rusia y Argentina. Juan Carlos Sánchez Arnau. Siglo XXI de Argentina Editores. Buenos Aires, 2003.
7 SAPIR, JACQUES. Russian Crash of August 1998: Diagnosis and Prescriptions. Pos-Soviets Affairs, vol. 15, nro. 1. Moscú, 1999.
8 SÁNCHEZ ARNAU, JUAN CARLOS. Similitudes y diferencias en los orígenes y desarrollo de las crisis económicas en Argentina y Rusia. Crisis Económica y Políticas Públicas, Las Experiencias de Rusia y Argentina. Juan Carlos Sánchez Arnau. Siglo XXI de Argentina Editores. Buenos Aires, 2003.
9 Nota 9 ut supra.
10 TISHKOV, VALERY. Russia as a European Nation and its Eurasian Mission. Russia in Global Affairs. Vol 3, Nro. 4. October-December 2005. Moscow.
11 Archivo cablegráfico del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de la República Argentina, Embajada en la Federación de Rusia.
12 BOBBIO, N. Diccionario de Política. México, Siglo XXI, 1987.
13 De la Rus de Vladimir al “hombre nuevo” soviético. La misión providencial de Rusia. Alfredo Sáenz. Ediciones Gladius. Buenos Aires. 1989.
14 Soveregnty vs. Democrady? Vladimir Ryzhkov. Lecture at the Moscow School of Political Studies at Golitsyno. July, 27, 2005.
15 Restoring Russia’s Future. Mikhail Leontyev. Russia in Global Affairs, vol. 3, no. 4. December, 2005.
16 North Caucasian Map of Tretas. Ivan Sukhov. Russia in Global Affairs, vol. 3, no. 4. December, 2005.
17 WEBER M., La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Barcelona, Península, 1984.
18 Ver nota 16 ut supra.
19 WEBER, M. El político y el científico, Madrid, Alianza, 1969.
20 ETCHEBARNE ALFREDO, El Poder Ruso. Gladius 57, Bs. As., 2003.
21 PARETO, V. Forma y Equilibrio Sociales, Madrid, Revista de Occidente, 1966.
22 Ver nota 5 ut supra.
23 ALMOND Y POWELL, Política Comparada, Bs. As., Paidós, 1972.
24 Ver nota 26 ut supra.
25 DZARASOV, S.S. “Kaleckian-Keynesian alternative to monetarism-Its relevance for correcting Russian reforms”, contribución escrita a la Conferencia en Memoria de Michal Kalecki para el centésimo aniversario de su nacimiento, Varsovia, 1999.
26 Ver nota 9 ut supra.
27 Ver nota 5 ut supra.
28 MIKHAIL LEONTYEV, Restoring Russia’s Future. Russia in Global Affairs, vol. 3, no. 4, October-December 2005.
29 Ver nota 5 ut supra.
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