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#Leopoldo Brizuela
yourdailyqueer · 2 months
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Leopoldo Brizuela (deceased)
Gender: Male
Sexuality: Gay
DOB: 8 June 1963 
RIP: 14 May 2019
Ethnicity: White - Argentinian
Occupation: Journalist, writer
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villings · 2 years
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Me es hermoso el desgarro porque une las orillas, nos concentra en desdoblamos siempre para poder ser uno.
Las orillas | Andrés Neuman
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paulasblog29 · 8 months
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Linea Del Tiempo Literatura Argentina
esta tiene varias etapas en las que se incluye el descubrimiento y conquista, periodo colonial-emancipación, romanticismo, pietista, contemporánea y el boom.
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Antes de la conquista española, el territorio de lo que hoy en día es Argentina gozaba de 26 lenguas originales que con el pasar de los años y de los procesos de aculturación y deterioro cultural fueron desapareciendo, y con ellas, fueron desapareciendo también los relatos orales, las mitologías y las oralituras que las conformaban. Sin embargo, lenguas como el quichua y el guaraní se desarrollaron aún después de la conquista española y, como señala Martín Prieto, “debido a que los misioneros las adoptaron como lenguas de predicación y las enseñaron a los indios, aun a aquellos para quienes no eran estas sus primeras lenguas”.
Otras obras claves del siglo XIX en la consolidación de la literatura argentina son la obra de Esteban Echeverría, principalmente su relato “El matadero” escrito en 1840 y publicado en 1871 y el Martín Fierro de José Hernández (1872-1879). En “El matadero”, Echaverría escribe, según Martín Prieto en su Breve historia de la literatura argentina “una alegoría que encontraba en la misma estructura productiva del matadero un significativo simulacro del ‘modo bárbaro con que se ventilan en nuestro país las cuestiones y los derechos individuales y sociales’”. Por su parte, José Hernández con el poema El gaucho Martín Fierro creó un éxito de público sin antecedentes en el Río de la Plata que repercutió en 1879 con la publicación de La vuelta de Martín Fierro. Con esta obra Hernández construye, a partir de las convenciones de la poesía gauchesca, lo que María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo identifican como una recolocación “de esas formas en una nueva ideología literaria” y una explicitación de una programa social cuya fuerza proviene de un preciso ajuste verbal y narrativo.
algunos de los autores mas importantes fueron:
Ana María Shua, Mempo Giardinelli, Liliana Heker, Alan Pauls, Eduardo Sacheri, Guillermo Martínez, Martín Kohan, Leopoldo Brizuela
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algunas de sus obras mas importantes fueron:
Martín Fierro. José Hernández.
Ficciones.
La invención de Morel. Adolfo Bioy Casares.
Rayuela. Julio Cortázar.
Los siete locos. Roberto Arlt.
El túnel. ...
El beso de la mujer araña. ...
Bomarzo: La Vida Y Aventuras Del Duque De Orsini Un Visionario D El Rey
Esta literatura fue una de las mas importantes en todas las épocas, con varios escritores influyentes, creando nuevos estilos y formas de escritura que marcaron nuestra y en si la historia de la literatura mundial.
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cuentosderibeyro · 2 years
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Leopoldo Brizuela: “Julio Ramón Ribeyro es el Chéjov sudamericano” http://dlvr.it/SWgqC7
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relecturas · 5 years
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todo el silencio del mundo parecía estar escuchándolo.
Leopoldo Brizuela, Una misma noche.
Relecturas
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whileiamdying · 3 years
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“Y seguí cantando”, Canciones Censuradas e Inéditas
Mercedes Sosa fue, sin duda, la voz argentina. Durante más de cuatro décadas, ese sonido significó una síntesis. Allí estaban presentes no sólo una manera de interpretar la tradición más reciente de la canción popular fundada en el folklore rural sino la historia inmediata. Sosa, además de cantar al país, lo creó a imagen y semejanza de su repertorio. Sus discos instalaban canciones en el imaginario popular, pero, también, temas de discusión; señalaban caminos, artísticos y políticos. El ideal del “artista comprometido”, que no sólo era capaz de reflejar la realidad en su obra, sino que con ella podía influir en la sociedad, pocas veces tuvo una encarnación tan clara como en el caso de Mercedes Sosa. Esa relación de cercanía, sin embargo, también la colocó en el lugar 'de blanco preferencial de la última dictadura militar argentina y de una concepción según la cual hasta los gustos y afinidades estéticas eran territorios de batalla. A “la conjura del marxismo internacional” se la debía combatir en todos los frentes y el de la cultura fue uno de ellos, Mercedes Sosa fue, entonces, una víctima emblemática de esa guerra ideológica. No sólo debió exiliarse y sus discos de esa época debieron ser grabados en otros países, sino que las ediciones nacionales de esos registros sufrieron importantes alteraciones con respecto a cómo habían sido concebidos originalmente.
En particular, en dos de esos discos, Serenata para la Tierra de uno, de 1979, YA quién doy, publicado en 1980, las ediciones argentinas no incluían una serie de temas que, lejos de ser descartes eran, más bien, parte del núcleo estético de esas obras. En el primero de esos álbumes fueron cercenados “O Cio da Terra”, de Chico Buarque y Milton Nascimento (grabado y publicado en Brasil, en 1977, en un disco single junto a “San Vicente”, de Milton Nascimento) y tres temas registrados, como el resto del LP, en 1979 y en México; “Como la cigarra”, de María Elena Walsh, “Como un pájaro libre”, de Glejer y Reches y “Canción de las simples cosas”, de Tejada Gómez e Isella, todos con arreglos de Nicolás Brizuela y Roberto Prais. “Como un pájaro libre” volvería a ser grabado más adelante, con un arreglo levemente distinto (un solo de Brizuela en guitarra) aunque con diferencias interpretativas y esa nueva versión sería incluida en el disco de ese nombre, lanzado en 1983. También “Canción de las simples cosas” volvió a ser registrado, en este caso con el mismo arreglo, pero, también, con sustanciales diferencias en la interpretación, y la nueva grabación (realizada en Buenos Aires en lugar de México) fue parte de A quién doy, de 1980.
A quién doy, sin embargo, no corrió con una suerte mucho mejor, de su edición argentina fueron omitidos los temas que pertenecían a autores prohibidos por la dictadura a “Sueño con serpientes”, de Silvio Rodríguez; “Fuego en Anymaná”, de Tejada Gómez e Isella, y “Gente humilde”, de Chico Buarque, Garoto y Vinicius de Moraes.
Esta edición agrupa, por primera vez, estas canciones censuradas y, además, parte de las canciones que Mercedes Sosa editó en discos singles con dos temas (en Argentina recibían el nombre de simples) o EPs, con cuatro canciones (conocidos localmente como dobles), que no formaron parte de sus LPS originales, y que se completará en una colección posterior que incluirá también sus grabaciones en dúo con Horacio Guarany y César Isella y otros temas aún inéditos en CD.
“Te recuerdo Amanda”, de Víctor Jara, fue publicado en un single, en 1969, dedicado a autores chilenos y que incluía también “Gracias a la vida” de Violeta Parra, que luego fue parte de Homenaje a Violeta Parra, de 1971. “Adiós a Belgrano”, de Félix Luna y Ariel Ramírez, era parte de la banda de sonido de la película El santo de la espada, de Leopoldo Torre Von, y había sido publicado en un single de 1970, junto a “Gringa chaqueña”, también de Luna y Ramírez.
“Canción de Lejos”, de Isella y Tejada Gómez, y “Corazón” de Saúl Quiroga fueron publicados en un single de 1974 mientras que “Niño de mañana”, de Félix Luna y Graciela Yuste, “Duerme mi tripón”, de Otilio Galíndez, y “La niñez”, de Chacho Muller, formaban parte de un EP de 1975 que se completaba con “Drume negrita”, de Eliseo Grenet, posteriormente Indulto en Mercedes Sosa 76. “San Vicente”, por su parte, se había publicado en el single brasileño de 1977, ya mencionado. Reuniendo por primera vez material difícilmente conseguible, en su gran mayoría totalmente inédito en CD y, en m casos, jamás Publicado en la Argentina, esta edición reconstruye una parte esencial de la carrera de Mercedes Sosa. “Y Seguí Cantando” le devuelve a la cantante la voz que había sido silenciada
Diego Fischerman
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guillermoloren · 3 years
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"Trilogía de la casa de los conejos", de Laura Alcoba
“Trilogía de la casa de los conejos”, de Laura Alcoba
«Te preguntarás, Diana, por qué tardé tanto en contar esta historia […] Por fin voy a evocar toda aquella locura argentina, a todos aquellos seres arrebatados por la violencia. Me decidí a hacerlo porque muy a menudo pienso en los muertos, pero también porque sé que no hay que olvidarse de los sobrevivientes.» . Cubierta de: ‘Trilogía de la casa de los conejos’ Por fin se publican reunidas en un…
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lavigaenmiojo · 5 years
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elcorreografico · 6 years
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Miles de personas disfrutaron del arranque de la Feria Internacional del Libro
#LaPlata: Miles de personas disfrutaron del arranque de la #FeriaInternacionaldelLibro
Durante el fin de semana largo miles de adultos y niños se acercaron hasta el Pasaje Dardo Rocha para participar de la primera Feria Internacional del Libro que se desarrolla por primera vez en nuestra ciudad, y que continuará con múltiples actividades durante los próximos días.
La Feria, que estará abierta a todo público hasta el 28 de octubre con entrada libre y gratuita, contó en sus primeros…
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ignatiusga · 2 years
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Cuando una experiencia se calla durante tanto tiempo, me decía, y ya no puede distinguirse si fue real o imaginaria (quizá porque la mente arrumba en el mismo compatimento lo que se vivió y lo que se imaginó, cuando no tiene nombre), solo el cotejo con la realidad puede sacarnos la duda.
Una misma noche
Leopoldo Brizuela
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emiliacasiva · 8 years
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SE VIENE EL ESTALLIDO
Colección Hugo Albrieu en el MOC de La Rioja, curaduría de Guillermo Córdoba
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Cuando le preguntaron a Hugo Albrieu por qué colecciona obra de artistas del NOA, respondió que ese es el trecho que alcanza a recorrer en su auto, en lo que dura un fin de semana. Que visita a los artistas, charla con ellos, comparte un almuerzo, se sube de nuevo al auto y vuelve a La Rioja. Imposible no imaginar ese viaje de regreso, con el baúl cargado de obras (ya sé que no se hace así, pero estamos imaginando) y el auto tapado de tierra. Creo que por eso se dice que la de Albrieu es una colección “tierra adentro”.
La primera exposición de esta colección fue en 2015 y se tituló “Sobre la Biocenosis y los objetos encantados en el paraíso”, curada por Lucía del Milagro Arias y Guillermo Córdoba en el “Museo de Bellas Artes Evita-Palacio Ferreyra” de la ciudad de Córdoba. Aquella muestra se hizo en el marco del “Programa Colecciones”, bajo la dirección de Tomás Bondone. Esta nueva exhibición en el Museo de Bellas Artes “Octavio de la Colina” (MOC) de La Rioja, también forma parte de un ciclo dedicado a las colecciones. En algún punto, los museos están respondiendo con estas muestras a la pregunta más vieja de todas: “¿de dónde venimos?”. Porque resulta que casi todo museo nace, como es sabido, del viejo y querido gesto de coleccionar. En el caso del MOC, su patrimonio viene de un conjunto de obras adquiridas en el Primer Salón Nacional de La Rioja, en el año1951.
“El estallido del interior”, en efecto, carga las tintas sobre este mirarse para adentro de la institución museal: Guillermo Córdoba, artista y curador otra vez, ha infiltrado varias de las piezas de la colección Albrieu entre las obras de la colección del MOC. Por eso, si uno recorre el ala del museo donde se expone en forma permanente su patrimonio, se topa en estos días con los dibujos esquizo-flúor de Martín Brizuela, junto a un óleo de Leopoldo Presas. O con el “Símbolo del veneno” de Pablo Curutchet (esa calavera naranja flúor, ploteada sobre una chapa calada) debajo del “Asesinato de Facundo Quiroga”, obra de Adolfo Bellocq. O con el registro fotográfico de una acción performática, al lado de una señorita pintada por Gómez Cornet. En esta última serie de fotografías, es el mismo Albrieu el que se desnuca tomando champagne, vestido de blanco, en medio de lo que parece un basurero, o una chacharita o un patio donde van a quemarse trastos viejos. La acción se había titulado “SummerTime” y su registro, realizado por el artista Karim Ayame, emana una tristeza en la que se mezclan herrumbre, verano y  Chandon.
For ever Young
Rafael Cippolini dijo una vez que las escenas artísticas se parecen a sus coleccionistas. No conozco a Hugo Albrieu, pero en su foto de perfil en Facebook (sí, lo stalkié) hay un camión contenedor de color azul que dice Hugo. Sé que es riojano, artista, bioquímico y coleccionista. Sé que fue pintor. También que le gustan las plantas y que en el patio de su casa crece una ampelopsis hermosa, una de esas enredaderas que en el otoño se ponen rojas y según parece, todos sus amigos se la envidian. Pero probemos con modificar apenas la frase de Cippolini, y digamos que las escenas artísticas se parecen a sus colecciones.
Un joven con corazón en lugar de cabeza, dibujado por Pablo Peisino. Un niño, de mocasines y un poco anacrónico, que mete el cráneo adentro de un ligustro (la pintura de Noelia Farías prácticamente roza el zócalo). Cerca de ese niño asustadizo o asqueado, que no quiere tener nada que ver con el mundo, hay dos óleos de Marcos Acosta. En uno de ellos el paisaje ha sido ocupado por una enorme forma geométrica en negro que lo cubre prácticamente todo: firmamento, llanura y horizonte. En el otro, delante de un cielo violeta, listo para tormenta nuclear o para invasión extraterrestre, se recorta una figura densa y extraña como la primera. Su título es “Alguna clase de invasión” y, para hacer carne el nombre, invade a su vecino, un acrílico de Carlos Rodríguez de colores tan brillantes que encandilan. Cuando digo que lo invade no es metáfora: el óleo de Acosta está montando perpendicularmente, cortando al medio la obra de Rodríguez. Detrás suyo, se forma un mini escondite donde la exposición continúa, obligando a mayor intimidad con las obras que esperan ahí. También hay otros corazones,  uno de ellos hecho de confites color rosa pastel (bueno, no son confites, son comprimidos de clonazepam 2 miligramos). También hay un temple sobre lienzo de Germán Wendel, donde vemos uno de los sacos que suelen llevar sus animalitos pero esta vez sin personaje adentro. El saco se sacude solo en el viento, con las mangas estiradas, y Wendel lo ha titulado “El país de las larvas”. Ahora bien, resulta que en este título duerme una de las primeras pistas para leer la colección de Albrieu. Como nos enseñaron en el secundario, tanto la anatomía como la fisiología de las larvas son diferentes a las del adulto. Larvas, entonces: fase juvenil y eterna promesa de crecimiento.
Aunque la infancia sea el territorio al que siempre se vuelve, en las obras de esta colección ese gesto cobra carácter de idiosincrasia: hay un principito Kamasutra en una palangana, están Batman y Robin, hay naves, casitas, está Heidi sobre un trapo de piso, un osito lleno de blisters farmacológicos, acuarelas de gatitos, hay un perro píxel, transformers. No importa si son videos, objetos, instalaciones, pinturas, grabados o fotografías, no estamos hablando de un modo de producción sino de una sensibilidad para la cual un letrero puede decir “próximamente” para siempre, recordándonos con luces LED, la espera de lo que no va a ocurrir. La idiosincrasia –decíamos- de una generación deforme. Como los dibujos de Martín Brizuela, esos bichos en apariencia bonachones y felices, aunque de cerca te das cuenta que están llenos de protuberancias, todos transpirados y con las pupilas dilatadas. O como el video de Manuel Molina, quien se aprende a la perfección una coreografía de Beyoncé y después resulta que su trabajo estaba inspirado en Theodor Adorno.
Benjamin escribió que “en todo coleccionista se esconde un alegorista”. En la colección Albrieu, lo que se esconde es una alegoría amorosa y cómplice con los adolescentes que –asumámoslo de una vez- no podemos dejar de ser. Si hay objetos, son amorosos como los de Yésica Costa; si hay animalitos son postales del fin del mundo (obsesión generacional por excelencia) como los dibujos de especies de Mariano González. Si hay una bomba, cuando explota dice kabum. Si tendremos certezas, serán de una sola cosa, como aclara Paloma Márquez cuando titula sus rulitos de tinta negra, prolijamente pintados sobre el bastidor blanco. Si hay castillos son inflables y, por ende, posibles de pincharse como el de Gaspar Núñez. Si hay un poncho catamarqueño, es mega pop y parece hecho de lágrimas. Si buscamos a dios, es en el diseño y en las bolsas de compras, espejadas y luminosas, como las de Gustavo Nieto. Si hay banderas, son frágiles y precarias como “Embanderamiento”, esa tinta sobre papel de Pablo Guiot, parecida a los dibujos dejados en los márgenes de algún cuaderno de clases. Y, al final, si hay compañerismo es porque hay afecto. Por eso, antes que rojo soviético, el estandarte de Aníbal Buede es fucsia y lleva una estrellita, la misma estrellita que se puso de moda entre los tatuajes de las chicas alternativas. Arriba del estandarte de Buede, Gustavo Piñero cita la frase de la filósofa contemporánea Karina Jelinek (“lo dejo a tu criterio”) recortada en caligrafía infantiloide, sobre la cartapesa rosa yogurt.
Este gesto adolescente también se extiende a la curaduría, que despliega un arsenal de desobediencias: además de chantar un cuadro atravesando otro (¿usando qué? un palo, a la vista de todos y sin disimulo), además de interceptar al caudillo Quiroga con una calavera flúor, muchas de las obras están montadas en el piso, o junto a los zócalos, o de espaldas al público pero con espejito (como el enano de jardín plateado de Rodro Cañas), o detrás del bastidor de una pintura, como si el curador estuviera jugando a la búsqueda del tesoro. Otras obras parecen haber sido elegidas según los criterios de un viaje de ácido, es decir por sus colores resplandecientes y flasheros. Pero nada de esto habla de inmadurez o ligereza: decir adolescencia es hablar de la convivencia -intensa e insoportable- entre el máximo de los boludeos y el más profundo dolor, la más aterradora falta.
Teorías de conjuntos
Toda colección narra un tiempo y un espacio histórico, un modo de relación con el medio del que forma parte. La colección Albrieu es, en un punto, el catalizador de una generación –y de unas subjetividades- a las que siempre les ha tocado estar entre, como a todo adolescente (por eso se dice que esta etapa es, por naturaleza, trágica). Los artistas que componen esta colección, crecidos en salas de video juego bajo la luz neón de las maquinitas y los ruidos de disparos y patadas marciales, son niños menemistas (como dice un amigo) que en un momento vieron estallar el mundo. Y entendieron (entendimos) que cuando el mundo estalla hace kabum, pero con sangre en serio. Su sensibilidad kidult, frágil, neurótica y sobrecalificada, es tan consumista como batalladora: transitaron el riesgo país y sobrevivieron para contarlo.
El temperamento que los atraviesa fluctúa entre el “profesional creativo” que exige el capitalismo posfordista y el club amistoso de freaks inasimilables. En ese sentido, la colección nos habla de un estado del arte argentino en los dosmiles y tanto. Un estado al que el crítico Claudio Iglesias define en “el marco de la institucionalización del arte contemporáneo" (1). Por ser hoy algo tan obvio y corriente, tendemos a olvidar (un poco como se olvida el trauma, es decir, repitiéndolo en su versión desfigurada) que hasta hace pocos años, el actual grado de “profesionalización” e “institucionalización” al que refiere Iglesias (y del que hablan por ejemplo una colección de arte contemporáneo en Córdoba o en La Rioja) eran imaginables sólo en el terreno de la ciencia ficción.
Imposible pensar, por lo tanto, las dos exposiciones de la colección de Albrieu si no se hace en tándem con la salida del closet que efectuó en los últimos años el coleccionismo de arte contemporáneo en el interior del país. Entre los míticos números de la revista ramona dedicados al tema (en uno de ellos se reprodujo una charla de 2005 en el Museo Caraffa en la que un coleccionista cordobés afirmaba: “…yo salir a reunirme con Norberto o Inés para hablar de coleccionismo, o ver qué han visto ellos, no, la verdad es que eso no se da. Menos que menos ir a buscar artistas, o plantearnos ir a una bienal juntos o a ver cosas”), a la más reciente creación del Colectivo Coleccionismo Federal con base en Córdoba, el mencionado closet más que abrirse, por estas tierras interiores estalló. Y eso ocurrió de la mano de la detonación de su concepto. Aprendimos que un coleccionista contemporáneo no posee –o no solamente- un catálogo de cosas, que ya no se dedica –o no exclusivamente- a la compra de obras, sino que colabora en la formación de artistas, sigue sus procesos, participa activamente en la construcción de la escena.
Por ese lado, lo que advertía Iglesias es cierto, pero habría que agregarle un detallito nada menor. Si, como dice el catálogo de esta exposición, el coleccionismo es “una práctica social que interviene en el proceso de escritura de los relatos actuales sobre el arte”, la Colección Albrieu (y el mapa sobre ella trazado en “El estallido del interior”) es una buena muestra de que ese “relato” no puede escribirse al margen de los entramados afectivos y de las rutas –incluso geográficas- que unen a los sujetos que participan de él. Esta colección, en su propia composición y dinámica, traduce un modelo de artista (y, al mismo tiempo, una experiencia del arte) que no se reduce –o no únicamente- a la construcción de una carrera profesional o a la competitividad de una escena. Una experiencia en la cual –como en la adolescencia misma- tallan fuerte los trazos del afecto, de la cercanía, de la confianza entre pares, de la cotidianeidad compartida. A lo mejor esta experiencia pueda reconstruirse siguiendo las coordenadas del GPS de un auto, que sale y regresa a una ciudad (pongámosle La Rioja) en lo que dura un fin de semana.
(1) Dice Iglesias respecto de la década del 2000: “… el desarrollo susceptible de ser narrado como característico de la década no es tanto el surgimiento de lineamientos artísticos, sino más bien la consolidación de esferas institucionales y económicas que permitieron mediar, facilitar y renovar la aceptación social del arte”.
*en el libro Levantar un muro para derribarlo- colección Hugo Albrieu, editado por Andrei Fernández 
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juegaelgallego · 5 years
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Lugares comunes
1.
Desde hace algunos años el periodista Sebastián Hacher viene dando talleres sobre los lugares comunes en su oficio y las formas de desterrarlos. El año pasado, además, empezó a convertirlos en memes, cuando no sabía todavía que el fallecido escritor Leopoldo Brizuela venía urdiendo un trabajo similar. Lo fue haciendo ─dice Hacher─ a medida que se los iba cruzando: mientras daba clases, mientras escribía, mientras leía textos de otrxs. Su intención es pedagógica: una vez que alguien lee dentro de una pieza gráfica ─continúa Hacher─ frases como “un cuerpo sin vida fue hallado tendido en la vía pública”, ya no puede volver a escribirla. 
2.
Este cronista propone un doble homenaje ─a Brizuela y a Hacher, claro─ recuperando un lugar común del periodismo deportivo que desde chico le llamó la atención. Se refiere a los goles que son convalidados a pesar de que antes de ser convertidos se produjo alguna infracción al reglamento. En el argot periodístico se los llamaba goles viciados de nulidad. Sin desconocer el amplio uso jurídico del concepto de nulidad, la construcción “viciado-de-nulidad” difícilmente pudiera encontrarse fuera de una crónica deportiva. A los veintitrés minutos del primer tiempo, Midland tuvo un córner a favor que ejecutó Ramiro Luna. La pelota fue hacia el área chica, donde el arquero Figueroa sufrió la carga por parte de Cardellino. Ninguno de los dos tocó la pelota, que le llego al delantero que venía por detrás, Imanol Varela, y terminó convirtiendo el tanto empujando la pelota con su brazo izquierdo. Los jugadores de Español protestaron airados un gol que debió ser invalidado. Para tranquilidad de Hacher, todas las crónicas hicieron mención a lo irregular del tanto sin incluir que se trataba de una conquista viciada de nulidad. 
3.
El nombre de Gabriel Fernández resulta completamente ajeno para cualquiera que esté por fuera del cotidiano españolista y los pasillos de la AFA. Se trata de un dirigente que hace años transita los pasillos de la sede de Viamonte y se hizo un lugar entre los representantes de otros clubes que, en amplia mayoría, lo consideran un par valioso. A su alrededor existe otro lugar común, muy extendido entre simpatizantes españolistas. Se trata del “peso” que en AFA tiene “Gaby”, vicepresidente del club. Muchxs mencionan su nombre como una suerte de comodín que podrá ser invocado cuando haya que jugar una final,  “sugerir” ─verbo tristemente célebre en estos tiempos de golpes fascistas─ algún árbitro, resolver alguna incómoda situación institucional... todo tipo de ventajita que pudiera materializarse a favor de la escuadra roja por la sola presencia de Fernández. Pues bien, la realidad lo desmiente a cada rato. Español no solo no tiene “arbitrajes a favor” sino que las veces en que los referís se equivocan, suelen hacerlo en su contra. El descenso a la cuarta categoría del fútbol argentino se produjo a pesar de que la institución tenía la posibilidad de reclamar que Colegiales había incluido mal a un jugador en el partido que le ganó 2 a 0 a Español, lo que hubiera redundado en un triunfo “de escritorio” para el gallego con el que hubiera evitado el descenso. Fue ─dicen─ la propia AFA la que instó a Español a no continuar con el reclamo, a cambio ─dicen, también─ de luego favorecer al equipo de Santiago de Compostela y Asturias para que el paso por la C resulte efímero. Hace falta ver la acción de los tres segundos que transcurren entre el córner de Luna y el gol de Varela para que otro lugar común se desvanezca en el aire. 
4.
El último lugar común rodea el anterior descenso a la C de Deportivo Español, a mediados de 2011. Tal cual sucedió en el último lustro, había estado amagando año tras año, hasta que finalmente confirmó la pérdida de la categoría. En ese entonces se decía que Español sería el Milan de la C. Aha, mirá vos. El primer año en la cuarta división fue penoso: el equipo hizo una campaña tan mala en los cuarenta y dos partidos que tuvo que afrontar, que terminó jugando un recordado partido desempate contra Luján en cancha de Almagro para no quedar a noventa minutos de irse a la D. Si habrá sido sufrida la temporada que hasta debió soportar que el equipo de la Basílica tuviera un penal a falta de cinco minutos. La pelota pegó en el travesaño. El Milan se quedó en la C. 
5.
Español pudo empatar con Midland gracias al gol de volea de Benítez en el segundo tiempo, después de un córner pateado por Pablo López y desviado a medias por la defensa visitante. El empate le impedirá jugar la próxima edición de la Copa Argentina, aunque las matemáticas todavía se nieguen a convalidar ese dictamen. A cambio, continúa en racha: acumula ocho partidos sin perder, y registra tan solo una derrota en las últimas catorce fechas. Fue superado por el Funebrero en el primer tiempo, el arbitraje lo perjudicó, empezó perdiendo, y así y todo logró evitar la caída. El objetivo debiera ser ─entiende este cronista─ pensar en un torneo que tiene treinta y ocho fechas, y buscar quedar del sexto puesto para arriba. Todo el resto de la cantinela que aún se escucha en la tribuna ─la historia, la camiseta, la gloria, la categoría─ son frases hechas, lugares comunes que no se condicen con la escasez de recursos ni con las disputas en todos los frentes que constituyen el tiempo real. 
Primera C 2019/2020 ─ Torneo Apertura ─ Fecha #16 ─ Estadio España
Deportivo Español 1 ─ 1 FF.CC. Midland
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villings · 3 years
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Con el pulso ambidiestro navego celebrando los puntos cardinales que mudarán mi origen, y sucede el naufragio porque debe y la vida es el barco y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.
Andrés Neuman
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Una misma noche
Leopoldo Brizuela
Que sponsor la muerte, decía el Corto Buscaglia. Me da vergüenza descubrir grandes autores porque se mueren. Leopoldo nos dejó hace poco más de dos semanas. Me enteré por Carlos Busqued. Quise leer algo de él y llegué hasta "Una misma noche", premio novela de Alfaguara (sello de garantía, si tomo como referencia otras ediciones ganadoras que leí) 2012. Y apenas la abrí no pude abandonarla. Novela policial que une dos hechos, en apariencia, sin relación alguna: el robo de la casa vecina y el allanamiento de los milicos treinta años antes de esa casa y la suya. La historia es ficción pero está poblada de personajes reales y sucesos históricos (el caso papel prensa, las declaraciónes en los juicios de memoria y justicia, la ESMA, etc.) Y Leo es un capo al narrar cómo va construyendo la novela mientras avanzamos en la lectura. Está llena de perlas como esta: "Uno comienza a escribir pensando en un misterio, y luego surge otro, y otro y otro, hasta llegar a ese que parece explicarnos en totalidad". Es de esos libros que da pena terminar (cada capítulo lleva por título cada letra del alfabeto, queremos que la z no llegue nunca). Novela, Memoria, Historia y Sueño son los pilares desde donde Leo levanta la narración. En la Elena Fortún también vi otro libro suyo "Lisboa, un melodrama" que seguramente lea en las próximas semanas. Una pena haber descubierto a este gran escritor así. Un capo Leo.
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Un día triste para la literatura murió el escritor argentino Leopoldo Brizuela Además de escritor y periodista fue traductor y poeta, ganador de prestigiosos premios literarios nacionales e internacionales. Desde 2016 se desempeñaba en la Biblioteca Nacional, donde estaba encargado de rastrear y rescatar archivos de escritores argentinos #literatura #libros #amor #poesia #a #frases #escritor #books #bookstagram #book #libertad #love #letras #poemas # #poema #versos #arte #libro #instabook #instalivros # poesía #leer #escritores #poeta https://www.instagram.com/p/Bxct6e6AwWf/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=hly6q06k22ka
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relecturas · 5 years
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Cuando empezás a escribir, vos creés que estás escribiendo algo, cuando vas por la mitad te das cuenta no sólo de que estás escribiendo otra cosa sino que además eso que creías que te importaba, que fue lo que te motivó a empezar, ya no te importa. Y cuando terminás, no sólo el texto es otro sino que vos también ya sos otro, hay una experiencia en el medio. Pero después hay otra instancia: las miradas de los lectores, es en ese momento cuando te vas dando cuenta de lo que hiciste. Pero sí, creo que la literatura pasa cuando el escritor se anima a meterse en el lado oscuro, cuando empieza a decir cosas que no sabía que iba a decir. Además, claro, la literatura tiene diferentes modos de integrarse a la vida de uno a lo largo del tiempo, llega un momento en que la relación con la literatura es absolutamente viciosa, uno puede decir que es una costumbre que no puede abandonar, pero eso también es una forma elegante de decir que es un vicio.
Leopoldo Brizuela, Entrevista.
Relecturas
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