Tumgik
#Luz y Fuerza del Centro
sociedadnoticias · 1 year
Text
Restablecen CFE servicio eléctrico en Oaxaca tras contingencia
Restablecen CFE servicio eléctrico en Oaxaca tras contingencia #PeriodismoParaTi #SociedadNoticias #Oaxaca #CFE #Luz @CFEmx @GobiernoMX @prysmianclub_ @Stream_Mexico
Restablecimiento del servicio eléctrico en Oaxaca tras contingencia. Por Paola Ramírez | Reportera                                            Autoridades de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) afirmaron que han logrado restablecer el suministro eléctrico al 96 por ciento de los usuarios afectados en Oaxaca por las fuertes lluvias y vientos registrados recientemente. “Trabajadores…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
marias07 · 1 month
Text
🈲BNHA 3: Deku vs La sombra roja - Capítulo 37 (Final): El despertar de un héroe🟥☭
Tumblr media
Después de despertar del coma, Izuku Midoriya estaba listo para retomar su vida, no solo como un estudiante, sino también como un héroe profesional. El gatito negro que lo acompañó durante su batalla final saltó a la camilla de Deku, ronroneando suavemente, como si le diera la bienvenida de vuelta a la vida. Deku sonrió, acariciando al pequeño felino con gratitud, sabiendo que no solo había sido un compañero en la batalla, sino un símbolo de la esperanza y la resistencia que lo habían llevado a superar los desafíos más difíciles.
Los ojos de Deku comenzaron a moverse bajo sus párpados cerrados. Inko se inclinó hacia adelante, conteniendo la respiración. Lentamente, Deku abrió los ojos, parpadeando contra la luz que inundaba la habitación.
—Izuku… —susurró Inko, su voz temblando por la emoción.
Deku parpadeó de nuevo, y su visión se aclaró lo suficiente como para ver a su madre. Un débil pero sincero intento de sonrisa se formó en sus labios.
—Mamá… —murmuró con voz ronca.
Inko no pudo contener más las lágrimas y se lanzó hacia adelante, abrazando a su hijo con una mezcla de alivio y alegría. Raito, Natsuki y Michiko se acercaron también, sus rostros reflejando el mismo alivio y orgullo.
—Izuku, nos diste un buen susto —bromeó Raito, tratando de aliviar la tensión con una sonrisa.
Deku intentó reír, pero lo que salió fue un suspiro débil. Sus ojos se desviaron hacia el gato negro, que ahora estaba acurrucado a su lado, ronroneando con satisfacción.
—Tú… estuviste conmigo todo este tiempo, ¿no? —preguntó Deku suavemente, extendiendo una mano temblorosa para acariciar al gato.
El felino respondió restregando su cabeza contra la mano de Deku, como si confirmara sus palabras.
—Y no solo él —dijo una voz conocida desde la puerta.
Deku levantó la mirada y vio a sus amigos de la Clase 1-A, incluidos Ochaco, Todoroki y Bakugo, que entraban en la habitación, seguidos por varios héroes profesionales. Todos tenían expresiones de alivio y orgullo al ver a su amigo y compañero finalmente despierto.
—Bienvenido de vuelta, nerd —gruñó Bakugo, aunque había un brillo de genuino afecto en sus ojos.
Deku sonrió un poco más, sintiendo la calidez del amor y la preocupación de todos a su alrededor. Sabía que aún tenía un largo camino de recuperación por delante, pero en ese momento, rodeado de su familia, amigos y el pequeño gato negro que había sido su compañero constante, supo que no estaría solo.
Horas después de salir del hospital, fue recibido con una ovación por parte de sus seres queridos y los habitantes de Musutafu. La ciudad, que había renacido de las cenizas del terror y la destrucción, se había reunido para honrar a su héroe. En el centro de la plaza principal, erigieron una imponente estatua hecha del metal más resistente y brillante. La estatua retrataba a Deku en una postura victoriosa y determinada, usando la armadura negra que llevó durante la batalla contra Voz de Hierro. En su espalda, su fiel amigo gatuno se mantenía erguido, simbolizando la lealtad y el coraje compartidos. Deku, emocionado y con lágrimas en los ojos, agradeció a todos los presentes, sintiéndose profundamente conmovido por el amor y el respeto que le mostraban.
El sol brillaba con fuerza en el cielo despejado cuando Izuku Midoriya, acompañado por su madre y sus amigos más cercanos, finalmente salió del hospital. Después de meses de estar postrado en una cama, su cuerpo aún se sentía débil, pero su espíritu estaba más fuerte que nunca. Al cruzar las puertas automáticas, fue recibido por una ola de aplausos que lo dejó momentáneamente sin aliento.
Toda la ciudad de Musutafu parecía haberse congregado en las calles que rodeaban el hospital. Había personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta ancianos, todos con sonrisas brillantes y ojos llenos de admiración. Las pancartas ondeaban en el aire con mensajes de agradecimiento, y flores eran lanzadas al paso de Deku.
—Izuku, míralo —dijo Inko con la voz ahogada por la emoción, señalando hacia el centro de la plaza que estaba a pocos pasos.
Deku siguió la dirección que su madre le indicaba, y lo que vio lo dejó sin palabras. Allí, en el centro de la plaza, se erguía un imponente monumento. Era una estatua de bronce, tan alta que parecía tocar el cielo, y brillaba con un resplandor metálico bajo la luz del sol. La figura representaba a Deku en su traje negro de batalla, la armadura que había usado durante su confrontación final con Voz de Hierro. Su postura era fuerte, con una expresión de determinación en su rostro. En su espalda, el fiel gato negro que había luchado junto a él, encaramado sobre sus hombros, con la misma expresión alerta y protectora que lo había caracterizado en la batalla.
Los ojos de Deku se llenaron de lágrimas mientras avanzaba hacia la estatua. Los aplausos aumentaron en volumen, y podía escuchar los vítores y gritos de alabanza de la multitud.
—¡Gracias, Deku! —gritó una niña pequeña, agitando una bandera.
—¡Eres nuestro héroe! —exclamó un anciano, apoyándose en su bastón mientras aplaudía.
Deku se detuvo al pie de la estatua, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor de todos aquellos que había jurado proteger. Alzó la mirada hacia su propia imagen en bronce, un reflejo inmortalizado de todo lo que había sacrificado y logrado.
—Izuku —la voz de All Might resonó entre la multitud.
Deku se dio vuelta y vio a su mentor avanzar hacia él, con una expresión de profundo orgullo en su rostro. A su lado estaban sus compañeros de la Clase 1-A, los héroes profesionales, y, por supuesto, su familia, incluidos sus primos que habían luchado codo a codo con él.
—Has logrado más de lo que jamás podría haber imaginado. Eres un verdadero símbolo de la paz, y este monumento… este monumento no es solo para recordar lo que hiciste, sino para inspirar a las futuras generaciones de héroes —dijo All Might, su voz llena de emoción.
Deku asintió, incapaz de hablar por la mezcla de sentimientos que lo invadía. Bajó la cabeza un momento, tomando un respiro profundo, y luego se volvió hacia la multitud. Con voz firme, pero cargada de gratitud, habló:
—Gracias… a todos. No soy solo yo quien merece este reconocimiento. Es gracias a todos ustedes, a mis amigos, mi familia, y a cada persona que nunca dejó de creer en un futuro mejor. Este monumento no es solo mío, es de todos nosotros. Prometo seguir luchando para proteger todo lo que amamos y asegurar que nunca más caigamos en la oscuridad.
El silencio que siguió a sus palabras fue roto por una ovación aún más poderosa. Deku, con el corazón lleno de orgullo y gratitud, se permitió sonreír ampliamente. El gato negro que había luchado a su lado, ahora en sus brazos, maulló suavemente, como si también aprobara las palabras de su nuevo dueño.
La ciudad de Musutafu era libre, y Deku sabía que con la reconstrucción de la U.A. y el espíritu indomable de sus habitantes, el futuro estaba lleno de esperanza.
Pasaron tres semanas y Deku comenzó a retomar su vida habitual. Pasaba tiempo con su familia, disfrutando de la compañía de sus primos, su madre, y sus amigos más cercanos. Además, adoptó oficialmente al gatito negro que se había convertido en su inseparable compañero. Durante este tiempo, Deku también se dedicó a entrenar, decidido a fortalecer su cuerpo y mente tras la dura batalla. Visitaba frecuentemente los monumentos que honraban su sacrificio y enviaba cartas a su amigo Ken Weathers en los Estados Unidos, compartiendo sus experiencias y los cambios en su vida.
Era un día tranquilo, uno de los pocos que había tenido en mucho tiempo. Tras semanas de recuperación y reflexiones sobre su batalla contra Voz de Hierro, Deku sentía que su vida estaba volviendo lentamente a la normalidad. Sin embargo, había una pequeña criatura que había estado a su lado todo ese tiempo, en silencio, observándolo con sus ojos dorados y llenos de curiosidad.
El gatito negro, que había sido su inesperado aliado en la batalla, ahora estaba sentado en el borde de la ventana, mirando hacia afuera como si estuviera evaluando si debía quedarse o partir. Deku lo observaba desde la cama, pensando en todo lo que habían pasado juntos. El gato no era simplemente un animal; se había convertido en un símbolo de su lucha, de la esperanza que nunca debía perder.
Decidido, Deku se levantó y caminó lentamente hacia el gatito. Este giró su cabeza hacia él, como si entendiera que algo importante estaba a punto de suceder.
—¿Sabes? —dijo Deku con una sonrisa, inclinándose para estar a la altura del pequeño felino—. Nunca te pregunté si querías quedarte conmigo.
El gato parpadeó lentamente, como si estuviera considerando la pregunta. Luego, con un movimiento ágil, saltó de la ventana y se posó en los brazos de Deku, que lo recibió con suavidad. El ronroneo que emergió del pequeño cuerpo del gato fue una respuesta clara.
—Supongo que eso es un sí —comentó Deku, riendo suavemente mientras acariciaba el pelaje negro y suave del gato—. No podría imaginarme estar sin ti ahora. Has sido un gran amigo, mucho más de lo que alguna vez pensé que sería posible.
Deku se sentó en su cama, con el gato acurrucado en su regazo. La calidez del pequeño felino era reconfortante, un recordatorio constante de que, incluso en los momentos más oscuros, había algo o alguien en quien confiar.
—Te debo mucho, pequeño —continuó Deku, hablando en voz baja—. Me salvaste en más de una ocasión, y no solo físicamente. Me diste valor cuando más lo necesitaba. Creo que es hora de que formalicemos esta relación, ¿no crees?
El gato levantó la cabeza, mirando a Deku con sus ojos dorados, como si comprendiera cada palabra.
—Entonces, es oficial. A partir de hoy, eres parte de mi familia —anunció Deku con una sonrisa—. Tendrás un lugar seguro aquí, conmigo, siempre.
El gato pareció asentir, acurrucándose más en el regazo de Deku y cerrando los ojos con satisfacción. Era como si ambos hubieran llegado a un acuerdo tácito, uno que no necesitaba palabras, solo el entendimiento mutuo de que estaban destinados a permanecer juntos.
Deku, aún sonriendo, se levantó con el gato en brazos y lo llevó a su escritorio. Allí, sacó un pequeño collar que había comprado días antes, uno sencillo pero con una pequeña placa grabada con el nombre que había decidido darle.
—Aquí tienes, compañero —dijo, colocando suavemente el collar alrededor del cuello del gato—. A partir de ahora, serás conocido como "Kage", en honor a la sombra que se mueve rápida y silenciosamente, pero siempre está presente.
Kage miró a Deku, como si aceptara con dignidad su nuevo nombre. Luego, saltó del escritorio y comenzó a explorar la habitación, moviéndose con esa gracia felina que siempre había fascinado a Deku.
—Bienvenido a casa, Kage —susurró Deku, sintiéndose completo de una manera que no había experimentado en mucho tiempo.
A partir de ese día, Kage no solo fue un gato, sino un símbolo de todo lo que Deku había superado y de todo lo que estaba por venir. Juntos, enfrentarían cualquier desafío que el futuro les deparara, sabiendo que no importaba cuán oscuras fueran las sombras, siempre habría luz en su hogar.
Un día, mientras repasaba sus actividades como héroe y se preparaba para su trabajo, recibió una carta de aceptación de la U.A. La carta anunciaba que la escuela había sido completamente reconstruida, con nuevas instalaciones más seguras y de alta tecnología. La U.A. ahora contaba con ascensores gigantes, un sistema de reubicación en caso de emergencia, y aulas ajustables que se podían adaptar a diferentes necesidades.
Cuando Deku llegó a la U.A., fue recibido con entusiasmo por todos sus compañeros de la Clase 1-A, quienes lo vitoreaban mientras caminaba por los pasillos. Al entrar en el aula 1-A, se sorprendió al ver que el número de asientos había aumentado de 20 a 40. Aunque no sabía exactamente por qué, comprendió que la U.A. estaba más comprometida que nunca en preparar a los mejores héroes del mundo.
En diferentes rincones del mundo, jóvenes estudiantes se preparaban para un nuevo día en sus respectivas escuelas, sin saber que compartían una conexión invisible con los héroes de Japón.
Estados Unidos
Una mano firme ajusta un par de guantes rojos y azules sobre una mesa llena de libros de texto y carteles de héroes famosos. La bandera americana ondea en el fondo mientras el estudiante, cuya figura robusta se destaca contra la luz del amanecer, guarda su libreta en una mochila. Una silueta alta y atlética se mueve con determinación hacia la puerta, su sombra proyectándose sobre un poster de All Might, símbolo de inspiración para todos.
México
El ruido del tráfico y la música mariachi se cuelan por la ventana de un pequeño departamento. Un par de botas bien pulidas se plantan con fuerza sobre el suelo. Manos morenas cierran una mochila que muestra los colores de la bandera mexicana. El estudiante, vestido con un uniforme de tonos verde y blanco, ajusta su cinturón antes de salir hacia la puerta, donde un rosario cuelga en la pared, un recordatorio de fe y valor.
España
Un par de manos colocan cuidadosamente una bufanda roja alrededor de un cuello esbelto. En una habitación decorada con carteles de héroes de todo el mundo, un joven estudiante ajusta su chaqueta, el uniforme escolar limpio y elegante. En un rincón, una guitarra española descansa contra la pared, junto a una bandera rojigualda. El estudiante toma un último vistazo a su reflejo, donde la determinación y la pasión se reflejan en sus ojos, antes de salir por la puerta.
China
La cámara muestra unos zapatos alineados perfectamente a la entrada de un modesto apartamento. Un uniforme bien planchado es recogido con cuidado, y una mano delicada ajusta el broche de una chaqueta. En el fondo, el ruido de la ciudad y el murmullo de voces en mandarín llenan el aire. Un estuche de madera, adornado con caracteres chinos que simbolizan "fuerza" y "sabiduría", es cerrado y guardado en una mochila. La figura del estudiante se desliza silenciosamente fuera de la habitación, dejando tras de sí un ambiente de calma y disciplina.
Finlandia
En una cabaña rodeada por un vasto bosque nevado, un joven se envuelve en un grueso abrigo gris. Las manos enfundadas en guantes de lana ajustan un gorro que cubre su cabeza. Afuera, el viento aúlla y la nieve cae en copos silenciosos. Unos ojos claros y decididos observan el paisaje invernal a través de la ventana antes de que la figura se coloque la mochila sobre los hombros y salga hacia la helada mañana.
Rusia
Una figura envuelta en un abrigo de piel se inclina hacia una mesa, donde un cuaderno lleno de notas escritas en cirílico yace abierto. La cámara enfoca unas botas pesadas que dejan huellas en el suelo de madera. Una mano enguantada se cierra con fuerza sobre una bufanda antes de envolverla alrededor del cuello del estudiante. Afuera, el viento azota las ventanas, y una bandera rusa ondea en la distancia. La figura se detiene un momento, mirando un retrato de un héroe ruso en la pared, antes de salir por la puerta con un sentido de resolución.
Italia
En una habitación a media luz, un uniforme escolar está cuidadosamente doblado sobre una silla. Una mano temblorosa lo recoge, los dedos acarician la tela como buscando consuelo. La cámara enfoca unas zapatillas desgastadas que se arrastran sobre el suelo. Afuera, el sol se filtra débilmente a través de las cortinas. El estudiante, cuya figura parece encorvada por un peso invisible, se coloca el uniforme con lentitud, su respiración entrecortada. Una fotografía borrosa en la mesita de noche muestra a una familia feliz, pero el rostro del estudiante permanece oculto en sombras mientras sale lentamente de la habitación, dejando un aire de tristeza palpable.
Finlandia
En un entorno similar al mostrado antes, otro joven finlandés ajusta su abrigo, pero esta vez con un toque de energía y entusiasmo. Las mismas botas robustas crujen sobre la nieve mientras el estudiante sale con pasos decididos hacia el frío exterior. La cámara sigue sus movimientos ágiles mientras avanza hacia el bosque, donde un rayo de sol ilumina su figura, resaltando la pureza y la fuerza que la naturaleza de Finlandia le ha inculcado.
Cada uno de estos estudiantes, en su respectivo lugar del mundo, sentía la responsabilidad y el deber de continuar el legado de los héroes que les precedieron. Sin importar las diferencias culturales o las distancias, todos compartían un mismo destino: proteger y servir a los demás, cada uno a su manera, cada uno con su propia carga, pero todos con la misma determinación.
¿Quienes serán?
Con una mezcla de emoción y determinación, Deku se sentó en su nuevo asiento, listo para enfrentar los desafíos que vendrían, sabiendo que no estaba solo. Estaba rodeado de amigos, mentores, y un fiel compañero que le recordaba que, sin importar cuán oscuras fueran las circunstancias, siempre habría luz al final del túnel. Musutafu era libre otra vez, y con Deku a la cabeza, el futuro de la ciudad y del mundo de los héroes nunca había sido más prometedor.
☭🧧Fin🧧☭
8 notes · View notes
esuemmanuel · 1 year
Text
Cālīgō
Me ha dado miedo mirarme, no he podido hacerlo desde que comencé a cerrar los ojos con más fuerza… y es que he sentido la luz, me ha acariciado y ha entrado a través de mis poros, alcanzando algunas partes sensibles de mi corazón. Ha sido esa luz la que me ha ido cegando. No quiero ver la oscuridad que llevo dentro, pero, sé que no verla no hace que se vaya; ésa está ahí, merodeando mi centro, atropellando el pudor que ha inyectado la luz en mis entrañas. Tengo miedo. Miedo de mirarme, de hacer salir la maldad que me habita, de escuchar a esos pensamientos pecaminosos que me acosan cuando callo y observo atentamente lo que me rodea.
Pudiera decir que lo amo, que no hay nada que me falta en esta tierra, que tengo todo lo que merezco, y un poco más. Sin embargo, también palpita dentro mío esa voz oscura, álgida, hiriente y mala… Me habla quedo, pero con tal saña que me hace temblar. ¿A qué me refiero cuando digo que lo amo? Al mundo y a los seres que lo habitan, pero no a todos, sino a aquellos que están cerca de mí, los que conviven conmigo, los que se supone quiero por ser parte de mi vida. Esta voz me hace dudar de todo, me hace pensar que los odio, que no tengo ningún tipo de amor por ellos, ni siquiera gratitud, y pienso que estoy jodido, tan jodido que bien podría internarme en un psiquiátrico, porque no es normal tener esta voz dentro de la cabeza.
De pronto, me acosa. Ahí está, presente. Calla, pero respira. A veces la siento suspirar tanto que me cala el aire en el pecho. Es parte de mí, lo acepto, mas, no me gusta; la detesto. Es un odio tremendo el que le tengo, pues me dice cosas que no puedo aceptar, que sé que me dolerían si sucedieran. Son cosas tan pecaminosas que no las puedo mencionar; me dan miedo. Y es, precisamente, por este miedo que estoy aquí, escribiendo y tratando de sacarla, de hacerla mirar a la luz, de obligarla a que hable y deje grabado en las hojas su purulenta mentira. No la quiero dentro mío. Me hace daño. Me consume. Me carcome. Me hace pensar que soy un hipócrita (Lo eres). No, no lo soy (Sí, lo eres… ¿Por qué mientes? ¿Qué te da miedo? ¿Ser sincero? ¿Decir la verdad? ¿Aceptar que también llevas dentro la maldad de la Creación y que, en este caso, es su contra-parte la Destrucción? ¿Por qué te niegas a quebrantar esa idea loca que tienes de ser siempre bueno y caritativo? Debes explorar tu otra parte, y debes hacerlo tan bien como lo haces con tu parte buena, porque ambas partes existen y el hecho de que me dejes salir no te hará peor de lo que ya eres. Te hará mejor. Te colocará en ese lugar que pocos deciden pisar, esos pocos que rompen las leyes de la moral, de la concordia, de la sana convivencia, de la normalidad, de lo aceptable; los asesinos, los violadores, las aves de rapiña humana, los engendros de la maldad, los ladrones; los que escupen, una vez que han comido de la mano que les ha conferido su bendición. Sí, también habitan en ti todos ellos, mas, temes aceptarlo… Te da miedo el simple acto de llevarlos a la hoja de la verdad ¿Por qué? Si bien defiendes tu dualidad, empeñándote en que eres un compendio de un Todo que, al final, no respira del todo libre dentro de ti. Déjalo salir, escúpelo… Te hará sentir mejor. Te haré sentir mejor).
Cierro los ojos. En realidad, no los he abierto. Imagino la luz, así es como la he tenido presente. Quiero negarme, y hago todo lo posible por triunfar. Sin embargo, sé que no podré descansar si no la dejo salir, si no le doy la libertad de expresarse.
.
.
.
Está bien, habla… Te cedo la palabra.
Miraba la televisión sin ponerle atención a lo que ésta proyectaba. Estaba más absorto en sus pensamientos y en las imágenes que estos le pintaban que en mirar la ficción que el aparato le mostraba. Tenía la cabeza llena de ideas; algunas muy buenas, otras no tanto. La verdad era que no se detenía a analizarlas; simplemente, las dejaba pasar. Sin embargo, había unas que aparecían en los momentos menos indicados, como en ese instante en el que vio bajar a su madre las escaleras. Fue algo rápido, ni siquiera se detuvo a pensarlo. La vio bajar y, súbitamente, a su mente llegó una imagen: ella rodando por las escaleras. Tembló al sentir en su pecho el dolor de mirar esa suposición hacerse realidad. Cerró los ojos, mordió sus labios y respiró. “¿Por qué?”, se preguntó en sus adentros. No lo comprendía. Esas imágenes repentinas, tan llenas de saña, de maldad…, lo carcomían. Y no era que siempre le aconteciera ver ese tipo de escenas en su mente. Se daban en momentos aleatorios sin ninguna conexión con el presente que estaba viviendo. Nacían de la aparente nada. Su mente trabajaba así. Era creativo, pero, también destructivo, y eso era lo que más le apabullaba. Se sorprendía al grado de dolerse y asustarse. “¿Es normal que imagine eso?”, se mordía los labios mientras se cuestionaba encarecidamente. “No, no es normal… Estoy loco”, se agitaba y, a la vez, respiraba profundo, tratando de borrar esos pensamientos infructuosos de su mente. Pero, seguía mirando a su madre, ahora caminando por la sala. De repente, su mirada se cruzaba con la de ella y, en silencio, se sonreían. Ahí, otra vez, otro pensamiento más; una imagen aterradora, maliciosa, sádica. Su madre tropezando, cayendo, gritando, sangrando… muriendo. El corazón se le agitó, haciéndole ponerse de pie, mientras apagaba la televisión. De nada servía tenerla encendida, su mente divagaba…, no estaba ahí, sino en otra parte; en ese mundo de malicia, de travesuras, de diabluras que rayaban en la demencia. “Pero, si amo a mi madre, ¿por qué querría que algo malo le pasara?”, se volvía a preguntar. No lo entendía.
Llevaba dentro de sí una cruz al revés, con la cabeza de Cristo apuntando a sus genitales y más abajo… a la tierra… al centro del planeta… al infierno de fuego que la ayudaba a girar, porque es verdad; ahí, en su centro, yacía quemándose a fuego vivo el alma del planeta; entre magma y un calor inimaginable, se revolvían sus entrañas.
¿Sería que ahí habitada el demonio? ¿Sería que el demonio había despertado en él? ¿Sería que él nació para ser la maldad encarnada en el mundo? ¿Sería el mundo el que le hiciera creer lo contrario? ¿De dónde viene la maldad y a dónde va la bondad? ¿Qué no son cara de la misma moneda? ¿Acaso él, quien ve imágenes desastrosas en su cabeza, no lleva dentro de sí esa moneda?
Su madre continuó haciendo sus cosas, metida en su mundo, sonriéndole a su hijo, mientras éste se había escondido ya en la paz de sus hojas blancas, tratando de encontrar las respuestas a todas las interrogantes que Yo, la oscuridad de su mente le colocaba sobre el escritorio en el que a su oficio se postraba.
Tumblr media
I have been afraid to look at myself, I have not been able to do it since I began to close my eyes with more strength… and I have felt the light, it has caressed me and has entered through my pores, reaching some sensitive parts of my heart. It has been that light that has been blinding me. I do not want to see the darkness inside me, but I know that not seeing it does not make it go away; it is there, prowling around my center, running over the modesty that has injected the light in my entrails. I am afraid. Afraid to look at myself, to let out the evil that inhabits me, to listen to those sinful thoughts that harass me when I keep quiet and observe attentively what surrounds me. I could say that I love him, that there is nothing I lack on this earth, that I have everything I deserve, and a little more. However, that dark, sharp, hurtful and evil voice also throbs inside me… It speaks to me quietly, but with such viciousness that it makes me tremble. What do I mean when I say that I love him? The world and the beings that inhabit it, but not all of them, but those who are close to me, those who live with me, those I am supposed to love because they are part of my life. This voice makes me doubt everything, makes me think that I hate them, that I have no love for them, not even gratitude, and I think I'm fucked, so fucked that I might as well go to a psychiatric hospital, because it's not normal to have this voice inside my head. Suddenly, it haunts me. There it is, present. It's quiet, but it breathes. Sometimes I feel it sighing so much that it chokes the air in my chest. It is part of me, I accept it, but I don't like it; I hate it. It is a tremendous hatred that I have for it, because it tells me things that I cannot accept, that I know would hurt me if they happened. They are such sinful things that I cannot mention them; they frighten me. And it is precisely because of this fear that I am here, writing and trying to bring it out, to make it look at the light, to force it to speak and leave its purulent lie engraved on the leaves. I don't want it inside me. It hurts me. It consumes me. It eats me up. It makes me think I'm a hypocrite (You are). No, I am not (Yes, you are… Why do you lie? What are you afraid of? To be honest? To tell the truth? To accept that you also carry within you the evil of Creation and that, in this case, its counterpart is Destruction? Why do you refuse to break that crazy idea you have of always being good and charitable? You must explore your other side, and you must do it as well as you do your good side, because both sides exist and your letting me out will not make you worse than you already are. It will make you better. It will place you in that place that few choose to tread, those few who break the laws of morality, of concord, of healthy coexistence, of normality, of what is acceptable; the murderers, the rapists, the birds of human prey, the spawn of wickedness, the thieves; those who spit, once they have eaten from the hand that has conferred its blessing upon them. Yes, all of them also dwell in you, but you are afraid to accept it… You are afraid of the simple act of bringing them to the blade of truth. You defend your duality, insisting that you are a compendium of a Whole that, in the end, does not breathe freely within you. Let it out, spit it out… It will make you feel better. I will make you feel better). I close my eyes. Actually, I haven't opened them. I imagine the light, that's how I've had it present. I want to refuse, and I try my best to succeed. However, I know I won't be able to rest if I don't let it out, if I don't give it the freedom to express itself. . . . All right, speak… I give you the floor.
He watched television without paying attention to what it projected. He was more absorbed in his thoughts and in the images they painted than in watching the fiction the set was showing him. His head was full of ideas; some very good, others not so good. The truth was that he did not stop to analyze them; he simply let them pass. However, there were some that appeared at the least indicated moments, as in that instant when he saw his mother coming down the stairs. It was something quick, he didn't even stop to think about it. He saw her coming down and, suddenly, an image came to his mind: her rolling down the stairs. He shivered as he felt in his chest the pain of watching that assumption come true. He closed his eyes, bit his lips and breathed. "Why?" he asked himself inwardly. He didn't understand. Those sudden images, so full of viciousness, of evil…, were eating away at him. And it wasn't that it always happened to him to see such scenes in his mind. They occurred at random moments without any connection with the present he was living. They were born out of seemingly nothing. His mind worked like that. It was creative, but, it was also destructive, and that was what overwhelmed him the most. He was surprised to the point of pain and fear. "Is it normal for me to imagine that?" he bit his lips as he questioned himself earnestly. "No, it's not normal… I'm crazy," he would shake and, at the same time, take a deep breath, trying to erase those fruitless thoughts from his mind. But, he kept looking at his mother, now walking across the room. Suddenly, his gaze would meet hers and, silently, they would smile at each other. There, again, yet another thought; a terrifying, malicious, sadistic image. His mother stumbling, falling, screaming, bleeding…dying. His heart fluttered, making him stand up, as he turned off the television. It was no use having it on, his mind wandered…, he was not there, but somewhere else; in that world of malice, of mischief bordering on insanity. "But, if I love my mother, why would I want anything bad to happen to her?" he asked himself again. He did not understand. He carried inside him an upside-down cross, with the head of Christ pointing to his genitals and further down… to the earth… to the center of the planet… to the fiery inferno that helped it spin, because it was true; there, in its center, lay burning with live fire the soul of the planet; between magma and an unimaginable heat, its entrails churned. Could it be that the devil lived there? Could it be that the devil had awakened in him? Could it be that he was born to be evil incarnated in the world? Could it be the world that made him believe the opposite? Where does evil come from and where does goodness go? Are they not two sides of the same coin? Does he, who sees disastrous images in his head, not carry that coin within him? His mother continued to go about her business, deep in her world, smiling at her son, while he had already hidden himself in the peace of his white sheets, trying to find the answers to all the questions that I, the darkness of his mind, placed on the desk where he was prostrate in his office.
— Esu Emmanuel©
Para más relatos, da click aquí
For more stories, click here
32 notes · View notes
flash56-chase05 · 11 months
Text
Leyendas en carne y hueso
Había permanecido lloviendo por tanto tiempo que podía sentir la pesadez de sus ropas sobre sus hombros.
Los cascos de Lucero luchaban también contra el barro del camino, con una fuerza tal que él podía percibir el tirón de sus músculos bajo sus piernas.
España suspiró y palpó el cuello empapado del animal antes de alzar su rostro hacia el frente. Un resplandor violeta tuvo a bien aparecer en el firmamento, revelando ante sus ojos la silueta de una torre coronada por un cono de ladrillos, algo desgastados.
—Ya falta menos —musitó.
Las orejas moteadas de Lucero continuaron aplastadas sobre su cráneo. Y él no le culpaba; llevaban un tiempo que ni siquiera podía llegar a cuantificar detrás de la entrada a aquella torre, pero esta parecía estar huyendo de ellos.
Por suerte, no había forma de que aquello fuese cierto.
Y la silueta de la puerta no tardó en aparecer entre el manto de oscuridad.
Giró el cuello hacia sus espaldas, aguardando ver las figuras de su hermano e Irlanda a caballo, aunque no encontró ni rastro de ellos.
Arqueó una ceja y barrió sus alrededores.
Se le pasó por la cabeza que, quizá, se habían separado de él con tal de encontrar refugio. Quizá la torre no les había convencido.
O quizá había partido solo.
España sacudió su cabeza y devolvió sus ojos hacia el frente. Tras lograr quitarse los guantes, entrelazó sus dedos en las crines de Lucero y se bajó de su lomo con un simple salto. Sus botas se enterraron en el barro, y necesitó levantar excesivamente las rodillas con tal de recorrer la escasa distancia que lo separaba de la pieza de madera.
Más de cerca, fue capaz de percibir a la escasa luz las hendiduras de las tablas, las protuberancias que destacaban en ellas y el anillo de metal oxidado que colgaba en el centro.
Antes de siquiera darse cuenta, sus dedos rodearon la fría pieza y la hicieron contactar contra la superficie con un golpe seco.
El golpeteo de las gotas fue su única respuesta.
España resopló y apoyó su hombro en la superficie con tal de empujarla. La puerta cedió al cabo de unos tres intentos, aunque la fuerza que se había visto obligado a ejercer le hizo tropezarse y caer de costado sobre el colchón de hojas del interior, que crujió bajo su peso.
Él inspiró hondo y procuró incorporarse.
Sin embargo, en cuanto flexionó sus rodillas e intentó ponerse en pie, las suelas de sus botas se deslizaron y le hicieron caer de espaldas hacia la oscuridad en el centro de la estancia, pese a que sus brazos se habían agitado por alcanzar el tronco del árbol más próximo a él.
Sus dedos no habían hecho más que atravesar la corteza.
España cerró sus ojos con fuerza mientras apretaba sus labios, a la espera del impacto.
Y no los volvió a abrir hasta escuchar unos murmullos a sus alrededores.
Lo recibió entonces un cielo completamente negro, salvo por los pequeños puntos luminosos que volvían de un azul oscuro su contorno más inmediato. Permanecían desperdigadas, sin insinuar siquiera las siluetas que él se había acostumbrado a ver durante sus múltiples años de vida.
Tampoco había luna.
España apretó sus labios.
—Pobre de ti, pequeño, perdido en este pozo sin fondo. —Una voz femenina sus espaldas, extrañamente familiar, le hizo dar un respingo y erguirse hacia el muro de troncos que lo rodeaban. Una de sus manos se dirigió hacia su cinto, pese a que sus dedos no lograron siquiera trazar el mango de su espalda.
De algún modo, logró encontrar la fuerza para ponerse en pie.
Un coro de risas se filtró entre los crujidos de las hojas a su alrededor.
—Pobre de él, creyendo que podrá salvarse —mascullaron varias voces chillonas, en un tono jocoso—. No puede tocarnos; no puede alcanzarnos.
España barrió sus alrededores con sus ojos, pero ni así pudo encontrar la fuente del sonido.
Carraspeó con tal de tratar de despejar su garganta.
—¡¿Quiénes sois?! —A pesar de la fuerza que intentó proyectar en su voz, esta salió medio ahogada de su garganta—. ¡Mostraos!
Su respuesta vino dada por otra retahíla de carcajadas.
—¡Pobre de él, atrapado con seres cuya existencia ni siquiera cree! —entonaron las voces—. ¿Piensa que así puede librarse de nuestra presencia? —Otro coro de risas—. Es tan inocente.
España notó un hormigueo en su mejilla que le hizo dar un pequeño respingo y tragar saliva. Se giró sobre sus talones para volver a comprobar la fuente, y no pudo evitar detenerse en mitad del recorrido al percatarse de una silueta que emitía un tenue brillo en la distancia.
Avanzaba con lentitud, según percibió tras varios minutos de observación.
Y no era capaz de apartar sus ojos de ella.
Aquella sensación no hizo más que crecer en cuanto detectó los orbes avellana que lo miraban con gran intensidad, tan parecidos a la última vez que los había visto. La piel que los rodeaba tenía una palidez enfermiza, y en las cejas castañas en su cima destacaban pequeños mechones blancos, pero no podía importarle menos.
Los ojos de España escocieron cuando él se detuvo a unos cuantos pasos de su posición y pudo percatarse de la forma en la que sus labios se habían curvado.
—¿Pa...?
Una presión en su pecho hizo que el aire abandonase sus pulmones de una forma repentina.
La silueta soltó un suspiro, y España se dio cuenta de que su brazo derecho se había alzado. A su vez, sus dedos sostenían una empuñadura de madera con una fina hoja de metal que... Con una hoja que podía seguir hasta su pecho.
Él trató de inspirar hondo.
La inmensa presión se lo impidió.
Sus ojos se encontraron con los del hombre ante él, cuyo gesto se había endurecido.
—Y así es como tiene que ser —masculló, en un idioma que sonaba demasiado extraño en sus labios.
Él intentó que las palabras pasasen más allá de su garganta, pero le fue imposible.
Sus rodillas cedieron.
Y la figura del hombre se disolvió junto al mundo a su alrededor.
.
Inspiró hondo de una forma brusca.
Sus ojos se abrieron poco después, necesitando de varios parpadeos para acostumbrarse a la espesa oscuridad que lo rodeaba y percatarse del pequeño haz de luz anaranjado que provenía de uno de sus costados.
De inmediato, giró su cuello para encontrarse con una figura en un fino camisón sentada en el alféizar de la ventana, en cuyos manos sostenía un pequeño platillo plateado con una delgada vela. No miraba en su dirección, aunque un simple vistazo a los mechones anaranjados que se precipitaban por sus hombros le hizo estirar sus comisuras.
España, de una manera algo inconsciente, alzó una de sus temblorosas manos y la posó sobre su pecho. El camisón permanecía empapado, aunque la tela parecía intacta.
Soltó un pequeño suspiro de alivio, que hizo que la figura al lado de la ventana diese un pequeño respingo y dirigiese sus ojos esmeralda en su dirección.
—¿Cómo te encuentras? —musitó, con sus labios fruncidos.
España se permitió tomarse el tiempo para incorporarse y arrastrarse por el colchón hasta que sus piernas cayeron por el borde de la cama. A continuación, se encorvó y estiró sus comisuras.
—Dormir me sienta bien. —La carcajada que había intentado que acompañase a sus palabras murió en su garganta.
Las arrugas en el ceño de Irlanda aumentaron, aunque apenas duraron ante el lánguido suspiro que escapó de sus labios. Su rostro no tardó en regresar hacia la ventana.
España dio un pequeño bote para levantarse de la cama y recorrer la escasa distancia hasta llegar a su lado. Una vez que puso sus manos sobre el chal en sus hombros, se percató del ligero temblor que los sacudía, además de su corazón desbocado.
Él no tardó en depositar un beso en su coronilla, mojada, mientras sus ojos se desviaban hacia la ventana. A pesar de la bruma que acompañaba a la lluvia, podía detectar los haces de luz de las velas bajo los soportales.
Logró evitar tragar saliva.
—¿Qué ocurre? —murmulló él.
Notó cómo Irlanda inspiraba hondo bajo sus manos.
—Los muertos caminan esta noche por la tierra. Puedo… —Arrugó su nariz—. Puedo sentirlos.
España se permitió desviar sus ojos hacia el punto en que sus dedos peinaban unos cuantos mechones anaranjados.
—Eso dicen las leyendas —murmulló. Depositó otro pequeño beso en su coronilla antes de despegar sus manos de sus hombros. Tragó saliva para intentar luchar contra el prominente nudo en su garganta—. Voy… a encender la hoguera.
Irlanda giró ligeramente su cuello en su dirección y de inmediato extendió el brazo que sostenía la vela en su dirección.
—Llévatela contigo —musitó.
España negó con la cabeza.
—Los difuntos necesitan esa guía más que yo. —Se esforzó por mantener sus comisuras en su posición—. Me conozco mi casa.
Irlanda soltó un pequeño bufido antes de devolver sus ojos hacia la ventana. España se permitió beber de las vistas y cruzó el umbral de la puerta en dirección al pasillo, envuelto en un denso manto de oscuridad.
«No ha sido real», no paraba de repetirse en su mente.
Pero el escalofrío en su columna y la sensación punzante en su espalda eran difíciles de ignorar.
.
En mi defensa, diré que tenía que hacerlo. Por las fechas.
(Y tampoco iba a dejarlo programado para esta noche a las 24 horas).
10 notes · View notes
estefanyailen · 1 year
Text
- AGUJEROS NEGROS & sus singularidades. -
Tumblr media
Las singularidades de los agujeros negros son tan ineludibles como se esperaba.
Por primera vez, los físicos han calculado exactamente qué tipo de singularidad se encuentra en el centro de un agujero negro realista.
En enero de 1916, Karl Schwarzschild, un físico alemán que estaba como soldado en el frente oriental, produjo la primera solución exacta a las ecuaciones de la relatividad general, la teoría radical de la gravedad de Albert Einstein.
La relatividad general describió la gravedad no como una fuerza de atracción, como se había entendido durante mucho tiempo, sino más bien como el efecto de la curvatura del espacio y el tiempo.
La solución de Schwarzschild reveló la curvatura del espacio-tiempo alrededor de una bola de materia estacionaria.
Curiosamente, Schwarzschild notó que si esta materia estuviera confinada dentro de un radio lo suficientemente pequeño, habría un punto de curvatura y densidad infinitas –una “singularidad”– en el centro.
Los infinitos que surgen en la física suelen ser motivo de alarma, y ni Einstein, al enterarse del resultado del soldado, ni el propio Schwarzschild creyeron que tales objetos existieran realmente.
Pero a partir de la década de 1970, se acumuló evidencia de que el universo contiene multitudes de estas entidades, denominadas “agujeros negros” porque su gravedad es tan fuerte que nada entra en ellos, ni siquiera la luz, puede salir.
La naturaleza de las singularidades dentro de los agujeros negros ha sido un misterio desde entonces.
Recientemente, un equipo de investigadores afiliados a la Iniciativa Agujero Negro (BHI) de la Universidad de Harvard logró avances significativos en este rompecabezas.
Paul Chesler, Ramesh Narayan y Erik Curiel sondearon el interior de agujeros negros teóricos que se parecen a los estudiados por los astrónomos, buscando determinar qué tipo de singularidad se encuentran en su interior.
Una singularidad no es un lugar donde las cantidades realmente se vuelven infinitas, sino "un lugar donde la relatividad general colapsa", explicó Chesler.
En ese punto, se cree que la relatividad general dará paso a una descripción más exacta, aún desconocida, de la gravedad a escala cuántica.
Pero hay tres formas diferentes en las que la teoría de Einstein puede descontrolarse, dando lugar a tres tipos diferentes de singularidades posibles.
"Saber cuándo y dónde falla la relatividad general es útil para saber qué teoría [de la gravedad cuántica] se encuentra más allá", dijo Chesler.
19 notes · View notes
scarlett--blood · 7 months
Text
⸙ꦽ❛ 𝐈;; ¡ 𝕾𝖊𝖆𝖘𝖔𝖓 𝕾𝖊𝖕𝖆𝖗𝖆𝖙𝖔𝖗 ! ╌❀ꦿ͙❟ ↷
Tumblr media
⸙ꦽ❛ MR. ADDAMS JR;; ¡ Marcando unos límites importantes, excediento otros que no tanto ! ╌❀ꦿ͙❟
➤ Fecha de Publicación: ❛ 12 ❀ 03 ❀ 2024 ❜。
✧「 ❝ ¡ Advertencia ❀ Mensiones de sangre, Bullying ! ❞ 」✧
━━━━━━━ 𝐃𝐈𝐒𝐅𝐑𝐔𝐓𝐀 𝐃𝐄 𝐋𝐀 𝐋𝐄𝐂𝐓𝐔𝐑𝐀 ━━━━━━━
Tumblr media
━━━━━ ❀ ¡ 𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀𝐃𝐎𝐑 𝐎𝐌𝐍𝐈𝐒𝐂𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 ! ❀ ━━━━━
Risas y murmullos se sonaban por los pasillos concurridos de la escuela. A mismo tiempo, se escuchaba el golpeteo de los pasos de un joven sombrío. Quién se abría paso entre la multitud de adolescentes promedio. Merlín Addams.
❝ No sé a quien se le ocurre la retorcida idea... ❞
El muchacho alto, de cabellos negros y ojos oscuros, miraba con indiferencia y frialdad a los adolescentes, unos los miraban con miedo, otros con asco.
❝... de poner a cientos de adolescentes en escuelas mal financiadas... ❞
Merlín dirigió su mirada hacia el frente, olvidándose rápidamente de el grupo de adolescentes. Rápidamente centro su atención momentáneamente en un grupo de maestros que estaban de pie fuera de un salón de clases.
❝... dirigidas por personas cuyos sueños acabaron hace años... ❞
❝... pero admiro el sadismo ❞
El muchacho de vestimenta oscura siguió abriéndose paso entre los alumnos, quienes rápidamente retomaban con camino pasando detrás de él.
«Ring»
Pronto pudo divisar un grupo de jóvenes, que se alejaba riendo y burlándose de los casilleros. Merlín observó como se alejaban, y así el se acercó a el casillero vandalizado, escuchando algo dentro de él.
Al abrirlo, encontró a su hermano menor, Pericles. El pobre niño estaba amordazado, con una manzana roja en la boca, ahogando sus lloriqueo.
Pericles se calmo ligeramente, tras ver a su hermano mayor, luego cayó fuera del casillero, a lo que Merlín esquivo, sin despegar su mirada de su hermano menor.
Merlín se arrodilló junto a Pericles, y retiro la manzana de su boca.
━━Quiero nombres. ━━ Merlín exigió, mirandolo con una pesada seriedad.
━━Es que no vi quienes eran, te lo juro. ━━Pericles explico, lloriqueando. ━━paso muy rápido-.
━━Pericles, los sentimientos debilitan. ━━Merlín lo interrumpió, mientras sus largos dedos se movían hábilmente para desatar a su hermano. ━━es mejor que te controles. ¡Ahora!
Antes de exigirle otra vez, Merlin toco una mano de Pericles, y su cabeza dio un latigazo hacia atrás, sintiendo un escalofrío azotarlo con fuerza.
Merlín comenzó a ver como los adolescentes de hace unos minutos, sujetando injustamente a Pericles, amordazandolo y abandonandolo en el casillero. Todo mientras se reían y burlaban de él.
Merlín bajo su cabeza bruscamente, sintiéndose momentáneamente confundida y abrumado. Merlín dirigió su mirada a Pericles, que lo miraba preocupado, sin saber que había pasado con el mayor.
❝ No le voy a confesar a mi hermano que recientemente he sido invadido por visiones ❞
Merlín tenía la respiración agitada, haciendo lo posible por regularla, aun sin despegar su mirada de Pericles.
❝ Llegan sin avisar. Son como terapia de electrochoques, pero sin la satisfactoria sensación de ardor ❞
━━Déjamelo a mi. ━━Ordenó, para después levantarse y empezar a caminar.
Pericles levantó un poco la cabeza. Sintiéndose un poco curioso y temeroso, lo detuvo.
━━¿Merlín? ━━El Addams mayos se detiene y se giro a mirarlo. ━━¿qué vas a hacer?
━━Lo que se hacer mejor.
Dicho eso, Merlin dejo a su hermano y emprendió su camino la alberca de la escuela, sosteniendo un par de bolsas con un contenido sospechosos.
Merlín camino con calma, subiendo las escaleras, dejando que la luz iluminará su oscuro ser, llamando la atención de el grupo.
━━Oye Dalton, mira. ━━Un chico señaló, haciendo que todos mirara a Merlín. ━━es el hermano de Pericles.
Merlín los miraba, si bien su rostro permanecía estoico y sereno, sus ojos oscuros tenían un brillo intenso, con una mezcla de enojo y asco.
━━Oye freak, es una práctica privada. ━━Dalton le grito, riendo y haciendo reír a sus amigos.
━━La única persona que puede torturar a mi hermano soy yo. ━━Dijo sin apartar el contacto visual con él.
Merlín alzó sus brazos, dejando ver el contenido de sus bolsas, llenas de agua y pirañas. Al ver a las criaturas, las sonrisas se borraron en los rostros de Dalton y sus amigos. Que rápidamente nadaron hacia la orilla.
Merlín sostuvo la mirada, para después mirar hacia la alberca, soltar las bolsas, y ver como las pirañas eran liberadas de su prisión plástica.
Mientras veía a Dalton nadar con desesperación, y a las pirañas cada vez más cerca de él, una sonrisa lunática y satisfactoria lentamente apareció en su rostro. También venía acompañada se una risa silenciosa, qué apareció cuando Dalton grito de dolor y las aguas se pintaron de rojo.
Tumblr media
⿴⃟ 〮❪ ❀ ❜⏜ #𝐌𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 𝐋𝐈𝐒𝐓。。。 ❪ ☑ ❫
⿴⃟ 〮❪ ❀ ❜⏜ #𝐏𝐑𝐎́𝐋𝐎𝐆𝐎。。。 ❪ ☑ ❫
⿻❀ᭂ྄┇𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟏。𝟎𝟏 ɞ˚⌇⸙͎。。。 ❪ ☐ ❫
━━━━━━━━━━ 𝐆𝐑𝐀𝐂𝐈𝐀𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐋𝐄𝐄𝐑 ━━━━━━━━━━
Tumblr media
6 notes · View notes
mikrokosmcs · 5 months
Text
Tumblr media
chang kimah  -  humana  -  23 años  -  17 de agosto del 2000  -  leo  -  reina del reino del oro  -  fc:  kim chaewon
tw: violencia, asesinato, golpes de Estado.
Su nombre deriva de “Chang” que significa luz del sol, y “Kim” que significa oro.
El Reino del Oro es uno de los reinos más prósperos en el Kingdom Quartz, siendo uno de los más ricos en cuando a moneda se refiere, también de los reinos más admirados por sus jerarquías y maneras de gobernar. Tienen grandes depósitos del metal precioso, llevándolo siempre en sus cuerpos como joyería, también en sus ropas como hilos de oro u ornamentos que engrandezcan sus cualidades como uno de los reinos más grandes, aunque no en tamaño, pero si en popularidad y deseos de ser conquistados.
Proviene de un matriarcado, que como las abejas, las reinas son quienes tienen las ultimas decisiones al igual que el hombre en su hogar tiene un papel mínimo o diminuto. Nació de una relación entre una mujer alfa y una mujer omega, teniendo un hermano mayor y dos hermanas menores.
Kimah aunque fuese una princesa y la futura reina, admiraba a la fuerza guerrera del Reino del Oro, las Amazonas. Por ende, y a pesar de que sus madres no querían que se involucrara en una actividad tan peligrosa, le permitieron el entrenarse como una. La Amazonas eran gladiadoras que se batían en fuertes duelos en coliseos enormes llenos de toda la gente del reino del Oro, comúnmente eran duelos amistosos, pero había ocasiones donde la ultima que quedase en pie era la ganadora absoluta.
Ella y su hermano mayor eran inseparables, él era quien estaba más que dispuesto a convertirse en su grillo en el hombro, aconsejándola siempre para que pudiese hacer bien sus deberes como futura reina y monarca, pero también alentándola a siempre seguir sus sueños para convertirse en la Amazona más poderosa.
Kimah sufrió un golpe de Estado por parte de su hermano mayor, el cual se negaba a aceptar que la corona se le fuese arrebatada inclusive cuando era más grande que su hermana, siendo todos esos años un circo que él organizó con la finalidad de matarla a ella en el momento menos esperado. En ese atentado interno, fue donde sus dos madres murieron en manos del rufián egoísta y deseoso de poder, Kimah solo tenía quince años.
Despertó como una alfa durante la guerra interna del Reino del Oro, logrando luego de varios años hacerse con la cabeza de quien una vez fue su consejero y el hombre que más amo. Fue coronada como reina, tomando posesión de todo lo que sus madres dejaron para ella, negándose a contraer nupcias con quien sea hasta que decida quien es la persona correcta.
Gobierna solemne en un trono de oro y diamantes, rodeada de un bosque de colores oro, plata y bronce, teniendo a sus dos reinos hermanos rodeándola completamente, siendo su reino el centro de los tres. El Reino de la Plata se extiende a su derecha, enorme y basto siendo el metal más basto del mundo, el Reino del Bronce se extiende a su izquierda, siendo un reino conjugado por pequeños reinos y teniendo una de las poblaciones más ricas en razas.
Gobierna sobre el reino de la Pirita, el Latón dorado y el Bronce dorado.
No mucho tiempo puesto de su coronación, explotó la guerra de los cuarzos, la cual no podía quitarle menos el sueño al saber que si el Dragón del Cinabrio se atrevía a siquiera acercarse a sus colonias o sus reinos hermanos, ella misma tomaría su cabeza entre sus garras. Se mantuvo como neutral en el conflicto, dejando que el Rey del Cinabrio hiciera lo que quisiera con los demás, siempre y cuando no entrase en su espacio seguro.
Rechazó la oferta de matrimonio entre el Emperador del Cinabrio, Junseong, inclusive si ambos eran alfas, Kimah sabía que ninguno de los dos podría encontrar felicidad uno con el otro y mucho menos, encontrar maneras de liderear y gobernar que fuesen compatibles.
Tiene una gran relación con Minjun, el príncipe del zafiro, juntándose siempre a hablar mal de Junseong y poder reírse de sus derrotas porque consideran que se las merece por ser tan cabezón.
Ha dormido con Youngdae, el príncipe de la aventurina negra, es de los pocos hombres que encuentra atractivo como para hacerlo.
Tiene una personalidad enérgica y algo infantil, parece más tonta de lo que es realmente pero solo porque es como quiere ser vista. Es creativa, extrovertida, ambiciosa, valiente, independiente y segura de si misma. No por nada tanto el oro como los leones, son los reyes de sus respectivos reinos, se comporta como si fuese la persona más valiosa en una sala. De fuerte temperamento si se le tocan los nervios, vanidosa y engreída, no dudará en responder con sarcasmo o de la forma más hiriente posible.
Kimah es experta en cualquier tipo de arma, pero su favorita es el arco. Se le atribuyen habilidades “curativas” ya que todo lo que toca, puede ser convertido en oro, por ende, puede sanar heridas con facilidad y componer un hueso quebrado. Pero como tiene esa habilidad, también tiene la de llevar enfermedad con el solo movimiento de su arco, al igual que levantar las plagas más devastadoras contra sus enemigos.
La música y el arte, a pesar de ser una persona inclinada a la guerra, son de sus cosas favoritas. Puede disfrutar de grandes espectáculos, creando fiestas cada fin de semana o en ocasiones que ni siquiera requieren una celebración. Es sociable, seguramente invitará a todos los reinos que conoce a sus festividades, como tampoco teme a la invasión, duerme tranquilamente.
Es más violenta que inteligente, prefiere atacar y luego preguntar razones.
Tiene un león dorado como mascota, llamado Apollo.
Es una alfa, su esencia es la de rosas y romero.
3 notes · View notes
goldenfurevamp · 3 months
Text
22 de Junio -  Trinity Gate
Inmaduro,  pesado y recordado Principe.
Amel es todo un prodigio, se las ha arreglado bien para hacerme llegar por el don de la mente todos los insultos que bien me has profesado, incluso desde tu casa en New Orleans , esa donde aun llevas a tus demonios a pasear.
Como he dicho, oí cada uno de tus insultos, seguido de ese acento francés tan salvaje con el que tiñes mi nombre. Siempre me ha parecido demasiado dramático el modo en que acentúas mi nombre en la última sílaba, no se si lo haces para exacerbarme o porque tienes una fijación en pronunciar la “D” para sacarme de quicio.
Tus insultos no me narran, me encarnan. Soy todo lo que has dicho e inventado, sabes bien que puedo ser lo que quieras que sea, menos ecuanimidad, paciencia o tolerancia : esas pídeselas a Louis. Guárdame en tu mente, en tus insultos, en la zona oscura de tu memoria, en ese último grito de odio que profesas ante tus frustraciones. Guárdame como el ultimo recurso, lo que soluciona, la respuesta cuando no hay respuesta, la fuerza que te extrae del centro de la tierra, el águila que te arranca del inframundo  para que asciendas de la soledad en la que yo jamás querré que estés. Para un vampiro de nuestros siglos no es bueno el circulo constante ni los mundos fabricados desde el dolor, tampoco las dimensiones inexplicables donde la solución es la soledad. Sabes bien que no.
Regresa a mi.
Destruyelo todo, aquí en Trinity Gate. Rompe mis leyes, vuélvelas a hacer, crea formas nuevas de vida, pupilos provisorios, fantasías de amantes fantasmas con partituras y canciones que te satisfagan por un tiempo, aventuras y dominios  que te coronen una y otra vez como el Midas de los vampiros. Destruyeme a celos y vuelve a unir los pedazos con una sola mirada. Pero regresa aquí.
Sensual maldito, hijo de la verdadera noche, pirata implacable de mares en los ojos, león embravecido, pegaso platino y descarado. Si regresas todo será reconstruido, si respiras todo existe en el sueño de cada uno de los que duermen en esta Asamblea. Tu sueño resguardado y creando constantemente aquello que otros no podrán imaginar nunca. Yo, que soy hecho de pesadillas , arranco luz y cielos cuando te lanzas a golpearme o a abrazarme. Y en mis brazos, sin que te des cuenta, la noción del alfabeto se destruye para reducirse a tus insultos creativos, a tus maldiciones , a tu maravillosa risa  y a las estrellas que nacen de tu boca.
Armand.
p.d.- O vienes o te traigo yo.
2 notes · View notes
senioraelfa · 5 months
Text
Ehe noche post
- ¡Lucha contra mí!
Ifrit se tomó un descanso de su interesante ocupación. Resulta que si haces brillar la luz sobre cristales y trozos de vidrio, con los que mamá y tía solían hacer estrellas, empiezan a salir conejitos de sol y arco iris. Para el joven arconte, apenas entrado en años para los estándares humanos, todo esto era claramente más importante que su hermano pequeño. Pero Abel era inflexible.
- ¡Lucha contra mí, cobarde!
Abel agarró a Ifrit por las oscuras hebras de su cabello y tiró con todas sus fuerzas. El chico gritó, se balanceó y se desplomó, haciendo que el más joven cayera también.
- ¡Abel! - gritó enfadado, frotándose el moratón con la mano.
Pero, Abel sólo mostró la lengua y salió corriendo rápidamente, sabiendo que el enfadado hermano mayor correría tras él. Ifrit se prometía a sí mismo que no se enamoraría de ese mocoso, pero siempre rompía su propia promesa.
Salió corriendo del taller hacia el largo pasillo, buscando con ojos oscuros la cremosa y nubosa parte superior de su cabeza. Los pies descalzos trotaron más allá, hacia la sala del trono, pero allí tampoco había nadie. Entonces la intuición le condujo al jardín.
Ifrit frunció sus pobladas cejas y bajó los escalones de madera hasta el fondo. El jardín no había cambiado mucho desde su primer día. No controlaba las estaciones ni el cambio del día y la noche. Era como si existiera aparte del mundo. La primera vez que uno entraba en el Imperio Celestial, se podía decir que tenía vida propia, pero este jardín..... era como si también estuviera separado de ella. Había algo inquietante en él que hacía que a Ifrit no le gustara. No le gustaba estar solo en él. Era como si los ojos de alguien te estuvieran observando, y en el canto de los pájaros que nunca había visto, podía oír los susurros de alguien.
Tampoco quería romper el silencio. De alguna manera le daba miedo, pero el joven arconte se decidió, cogió aire en el pecho y gritó:
- ¡Abel, sal! ¿Querías luchar conmigo? Ya estoy aquí.
De alguna manera no había duda de que su hermano menor estaba escondido entre los árboles. Y como siempre Ifrit tenía razón. Un familiar pelo blanco apareció de repente de detrás de los arbustos, seguido de unos ojos astutos con una mirada sureña. Y una vez más comenzaron a perseguirse. Así corrieron hasta que llegaron a un claro abierto.
Ambos se quedaron allí, respirando con dificultad, mirándose fijamente a los ojos, esperando a ver quién atacaba primero. Ifrit apretó los labios en una fina línea. De Abel podía esperarse cualquier cosa. Y así fue.
Abel arqueó los brazos como si estuviera dispuesto a bailar y luego se retorció sobre una pierna. Ifrit se dio cuenta con horror de que su hermano no paraba y gritó.
- ¡Esto no es justo! ¡No acordamos usar nuestros poderes!
Pero, Abel ya no podía oír. Todo su ser se convirtió en un pequeño tornado de dos metros de altura. El Arconte de la Luz respiró agitadamente, pensando febrilmente qué hacer, y luego escupió sobre todo y se lanzó justo al centro del huracán.
No fue una experiencia agradable. Chocó con las frentes de su hermano, y la velocidad a la que giraba le produjo náuseas en la garganta. Pero funcionó, y Abel, al perder el control, cayó de su propio tornado, cayendo al suelo con su hermano y estremeciéndose bajo los hijos de las diosas.
Comenzó el cuerpo a cuerpo. Los chicos rodaron por el suelo, intentando envolverse el uno al otro, golpeándose donde podían. Hasta el momento Ifrit iba ganando, superado en masa muscular y fuerza, pero cuando el chico más joven le dio una patada en el estómago con todas sus fuerzas, no pudo soportarlo, soltándose de su agarre.
Abel salió arrastrándose de debajo del cuerpo, recuperando el aliento, tragó saliva e invocó su espada. Era larga, delgada, no a la manera de las fabricadas por los elfos. Y tenía un hermoso nombre: katana.
Ifrit, al notar el brillo del arma en las manos de su hermano, se tensó. Él era bueno en el combate cuerpo a cuerpo, pero Abel era el espadachín del dúo. Pero no había nada que hacer. Las fosas nasales y las orejas del Arconte echaban humo como las de un volcán, y en sus manos brillaba su espada, pero era más parecida a una espada occidental: ancha y de una sola mano.
Los hermanos se unieron de nuevo en la batalla. En la quietud del jardín, las espadas chocaban al golpearse, las hojas chocaban al chocar una hoja contra la otra. Abel se desplomó bajo su hermano, que presionaba su espada con todo su peso. Un movimiento en falso y su cabeza volaría de sus hombros.
Abel rugió y se movió hacia atrás con todas sus fuerzas en el viento, haciendo que su hermano mayor cayera al suelo, soltando la espada. El Arconte del Viento rió victorioso, ladeando su rizada cabeza.
- ¡Ja! ¿Te rindes, hermano?
Ifrit levantó la cabeza y sus ojos, ya de por sí aterradores, se volvieron furiosos. ¡¿Qué se cree que está haciendo este muchacho?! El joven se arrodilló, clavó la espada en el suelo para apoyarse en ella y, cuando estuvo a su altura completa, agarró el arma con más fuerza y se lanzó a la lucha.
No le apetecía usar la fuerza. No le parecía justo. Sus habilidades eran un regalo de su madre y desperdiciarlo en algo así era una tontería. Pero, la ira nubló su juicio. Había que conseguir a Abel. Se frotó la nariz para saber cuál era su lugar.
Ifrit levantó la mano al cielo y un rayo de luz salió disparado de ella. El plan era sencillo, cegar a su hermano y derribarlo al suelo, clavándole su espada en la túnica. Pero Abel fue más rápido.
En cuanto el rayo tocó su cuerpo, el chico giró la katana hacia un lado, reflejando la luz y el brillante chorro en los ojos de su hermano mayor.
El Ifrit aulló, se tapó los ojos cegados con una mano, blandió la espada y se lanzó hacia abajo en una carrera enloquecida. Tardó sólo un instante en recuperar la vista, pero prefería quedarse ciego de una vez por todas.
Era la primera vez que Ifrit veía sangre. No sangre humana, sino la suya, la de Dios. Era azul brillante y parecía antinatural contra la exuberante hierba verde. Abel se quedó allí, congelado en un grito mudo, y entonces su mano izquierda se deslizó y cayó al suelo con una bofetada silenciosa. Tardó otro momento en coger aire en el pecho y soltar un grito desgarrador.
Ifrit se quedó allí de pie, incapaz de moverse. Su hermano pequeño se agarraba el muñón y, sollozando, se desplomó de rodillas, repitiendo sin cesar con agonía: "Me duele".
El Arconte no sabía qué hacer. Levantó a Abel por debajo del hombro de su brazo sano, el miembro amputado, no sin asco, lo tomó entre sus manos.
- Te llevaré con mamá ahora... A mamá se le ocurrirá algo...
- ¡NO! - suplicó Abel. -  ¡ELLA TE MATARA DONDE ESTES! ¡EN CUALQUIER SITIO MENOS EN ELLA!
Si Abel hubiera sido un poco mayor, no habría caído en la histeria de su hermano. Pero no era lo bastante fuerte y estaba lo bastante asustado, así que cedió. La única que podía ayudarles ahora era la Tía. El Arconte apretó los ojos, imaginó su cara como le habían enseñado y se desvaneció en el aire con su hermano mientras se teletransportaban.
No funcionó muy bien. Sin estar aún bien entrenado en la técnica, Ifrit se encontró en otro pasillo oscuro y caminó hacia la fuente de luz, llevando a Abel, que estaba sangrando. Cuanto más se acercaban a la siguiente sala de la interminable extensión del Celestial, más claro se oía el mugido silencioso. La tía siempre cantaba cuando trabajaba.
Le gustaba fabricar pequeños objetos en los que luego su hermana mayor suspiraba vida. Así que había una segunda luminaria en el cielo, la luna, y unas cuantas estrellas pequeñas. Mientras creaba un marco para una de ellas, los chicos la sorprendieron dando tumbos por el taller.
La joven, aunque sería más correcto decir niña, se dio la vuelta al oír el ruido y jadeó, dejando caer el pincel de sus manos. Ifrit recordaba con dificultad todo lo que había sucedido después. Era como si estuviera soñando, borroso e indistinto. Recordaba cómo Abel había rugido, cómo su tía había buscado en los escondites el hilo de oro y la aguja.
- ¿Qué has hecho? Comprendo a Abel, ¡pero tú eres el mayor! - se lamentó, tratando de ponerse el hilo en la oreja-. - ¡Eres el mayor! ¡Deberías tener la cabeza sobre los hombros! ¿Y si le hubieras cortado la cabeza? Las cabezas son difíciles de coser.
Abel se olisqueó la nariz. Su tía siempre le había asustado un poco. Mamá era estricta pero justa, tranquila y juiciosa. En sus ojos se leía la sabiduría de los siglos. Y la tía... De ella se podía esperar cualquier cosa. Sólo sus pequeños cuernos sobresaliendo de su frente o sus ojos blancos como la nieve, sin pupila. A veces pensaba que ella no podía ver nada, pero no hasta que su mirada se clavaba en él, estudiándolo sin pestañear.
- ¿Volverá a crecer...? - preguntó Ifrit con aprensión. Sólo ahora comprendía el horror de lo que estaba ocurriendo. Había mutilado a su querido y único hermano al ceder a sus emociones.
- Volverá a crecer, ¿adónde irá? - murmuró la muchacha, bajo los sollozos lastimeros, cosiéndole el brazo al hombro. - No es humano. Si fuera humano...
La tía guardó un misterioso silencio, pero Ifrit lo comprendió. Los humanos tenían una cosa: eran frágiles. Podían morir cayendo por un precipicio o atravesados por una puñalada. Una tontería, ¿verdad? Eso pensaba Ifrit.
- ¿No se lo vas a decir a mamá? - chilló Abel.
- No se lo diré. Ifrit, dame las tijeras. Están allí, detrás de Urano. ¡No, Ifrit, es Júpiter! Eh...
Suspiró y rompió el hilo con los dientes. Por suerte, tenía los dientes afilados. La diosa miró su trabajo y se recostó como en una silla o un sillón.
- Deberías poder mover los dedos en una hora.
- Gracias. - sollozó Abel.
- Gracias a ti. - repitió Ifrit un poco más confiado.
- ¡Y no quiero más espadas sin supervisión en tus manos! Pues adelante.
Los chicos asintieron rápidamente y empezaron a hacer las maletas a toda prisa. Abel corrió más rápido, pero Ifrit se quedó. El joven permaneció de pie en la puerta redonda, de la que colgaba una cortina de cuentas en lugar de una puerta, durante unos largos segundos, mirando a su tía, que ya estaba sentada de espaldas a él.
- ¿Me dirás luego cuál es la diferencia entre Urano y Júpiter...?
- Lo haré, mi luz.
- ¿No se lo dirás a mamá?
- No se lo diré. Ahora, vete.
El Ifrit se quedó parado un momento y luego salió corriendo. Y la diosa se sentó encorvada sobre los planos de la estrella.
- Ahora sólo son dos. Imagínate lo que pasará cuando crezcan sus hermanas.
Se dio la vuelta y se quedó mirando el ojo de piedra del techo. El ojo parpadeó de repente y bajó la mirada, mirándola a ella.
- Tú y yo no vamos a tener vida, ¿verdad, hermana Ykshir?
Y el ojo entrecerró los ojos, como si su dueño sonriera ahora.
4 notes · View notes
nekirorgen · 2 years
Text
Les contaré la historia del Cristo de la cruz milagrosa. Como ustedes saben, yo no soy creyente ni mucho menos... Soy un simple demonio con un honrado puesto, el encargado del departamento donde las almas purifican sus errores cometidos en las diversas encarnaciones. Saben también que un demonio tiene fuerza interna, una descomunal e incomparable con ninguna; la energía oscura es vehemente, tanto como la energía contraria, la de luz.
Cierto día, cercano a la muerte, tuve un pedido urgente, debía yo de hacer entrega del alma de una niña con alas de paloma —frescas, lozanas, radiantes y níveas—, la creatura se encontraba en la edad más inocente, pobre indefensa, hasta yo siendo un demonio por ella pedía clemencia. Las almas de esos pequeños seres son las más asediadas en el plano de la densidad, de ellas se alimentan los dioses de las tinieblas, y el más importante de todos: el antagonista. Hay una tiniebla, una nube densa que cubre los diminutos cuerpos de esas víctimas, un halo disfrazado de enfermedad, una que se implanta en la cabeza, en la mente, en el cerebro, provocando una guerra entre las mismas células, la enemistad de los órganos que pertenecen a una misma tierra, a una misma materia, un padecimiento sin tregua. La misión de esa niña consistía en depurar todos los errores de su árbol genealógico, lamentable que suceda esto en un cuerpo de escasos seis años físicos. No obstante una vez que esa alma se limpia de todo su linaje, resplandece en ésta la luz del rubí y así mismo su valor, por ello esta energía es asechada y perseguida de forma excesiva.
Tenía yo poco tiempo para hacerme de su última espiración antes de que cualquier demonio vago se la bebiera. El antagónico me pidió llevármela aún latiendo, pues sólo de esa forma el alma sería eterno halo de ébano. No obstante ocurrió algo que jamás, en eones de trabajo, hubiera podido presenciar. La niña afianzaba toda su casta debilidad a una cruz de plateado metal radiante, donde un Cristo bien esculpido —con piel real o casi real— era protegido por las gélidas palmas de la indefensa. Ya sin voz, y casi sin aliento, en un cuerpo más formado de huesos que de carne, ese Cristo la hacía verse radiante. Al instante en el que yo aparecí, entró por mis ojos un fulgor desmedido que casi me ciega. No entendía yo como una cosa como esa pudiera engendrar tanta fe en un mortal a pesar de la ya casi putrefacción del cuerpo. Esa pequeña tenía fe, la fe que tiene el ciego en su bastón guía o la fe del ser que siendo mortal cree que será eterno. Mis manos se acercaron a su rostro. Frío, demasiado frío como el frío que danza al rededor de un alma en pena. "¿Qué buscas aquí?", escuché su voz. La voz de ese Cristo. "Te propongo un trato. Tu libertad por su sano descanso.". Al instante me carcajeé, fue una risa que salía del centro de mi ser, una risa que brotó por más tiempo del necesario. Nunca escuché tanta estupidez, eso pensé en ese momento. "¿Mi libertad? ¿Hablas en serio? Nadie puede liberarme de mis errores cometidos, que fueron bastantes... Estoy condenado a comerme los pecados de todos los mundos, de todos los planos y entregarlos como alimento puro al antagónico. Estás loco si crees que es tan sencillo liberarme. Lo mejor será que no te interpongas pedacito de metal. Ya hablé mucho. Hazme espacio." "¿Cuándo perdiste tu inocencia? Te llevaré a ese momento...", "cállate, yo no nací inocente, yo nací enfermo, enfermo de la mente, no pedí nacer así... Sin embargo disfruté lo que hice y de nada me arrepiento.", "Te has alimentado de tantos errores que pides clemencia en el fondo, beber todo eso ha despertado cierta sensibilidad en ti, ¿o vas a negarme que no sientes compasión por esta alma que me protege en su mano?", "no me harás cambiar de opinión, si yo defraudo a mi líder, mi castigo será peor...", "al no defraudarlo a él, te estás defraudando tú. Todos tenemos derecho a ser liberados y antes, a ser perdonados, a pesar de las atrocidades. Vuelvo a proponerte, tu libertad por su sano y eterno descanso..."
Honestamente su propuesta alcanzó a despertar en mí bastante inquietud. Era cierto que nací demente, y que mi demencia me llevó a cometer actos violentos y por demás sangrientos, me sentía orgulloso de ello, pero también es cierto que no fui yo responsable de haber sido una creación defectuosa del universo. Entonces, ¿qué hacía purgando una pena que tal vez no era nisiquiera mía? Fui tomado por el caos, fui la marioneta de ese caos, alguien más movió los hilos de mis acciones, pues siempre que accioné el arma no estaba siendo yo mismo. Mi cerebro actuó bajo el influjo de una química incontrolablemente dañada y asesina.
"Y según tú, ¿cómo me liberarás?", "con todo el amor que jamás nadie nunca te dio...", "a ver, pedazo de metal, ¿dónde estabas tú cuando necesité de ese supuesto amor del que hablas? ¿Acaso me abrazaste o, voy más allá, acaso abrazaste a todos aquellos a los que privé de sus vidas? Nunca estuviste, no me salgas con estupideces.", "Está bien, puede parecer que no estuve en ese instante, pero estuve, como hoy estoy en la mano casi inerte de esta pequeñita. Y como estaré en ti si así me lo permites.", "no creo en tal irrealidad, pronunciar esa palabra me da asco, no existe tal cosa, no al menos para un demonio como yo. Creo en lo que soy y en lo que he sido durante eones, y no vendrás ahora a cambiar mi visión sobre las cosas o a definir lo que soy. Soy un demonio. Soy una plaga. Soy muerte. Soy castigo. No puedo ser nada más.", "y dime, ¿no te gustaría ser nada? Has estado otorgándote a ti mismo una definición que nisiquiera existe, sólo porque en el mundo en el que viviste se acostumbraba a darle nombre a todas las cosas y etiquetas a todos los seres. Has vivido creyéndote todo lo que programaron en ti. Incluso no eres nisiquiera ese demonio que crees ser porque sigues viviendo en el plano donde lo irreal es real. ¿Y qué es real? Esta pequeña ya no sabe lo que es real para ella o tal vez lo sepa del todo. ¿Qué es lo real? Lo real es esto. Lo que aguarda paciente. La conciencia que no lo es. La nada que todo lo es. La lobreguez que no late pero que te hace latir como late una estrella que crees que vive pero no vive en realidad. El espasmo del vacío. El útero del no nacimiento. En ese lapso inerte, es donde perteneces y es donde recibirás todo el amor que jamás pudiste recibir cuando poseías carne, huesos y una conciencia aturdida."
El Cristo empezó a abrir la mano de la niña para poderse mostrar ante mí. Su cuerpo era tan pequeño pero tenía un aura tan inmensa sin tamaño por describir. Me sentí frágil ante su diminuta presencia. Mi líder es inmenso, tan inmenso que con un chasquido de dedos puede desaparecerme. El cuerpo de este extraño Cristo estaba hecho con suma creatividad. Su piel lozana y plateada centelleaba como uno de esos milagros que suceden de repente, sin esperarlos. Caminó hacia mí, no sin antes bajarse de su cruz y dejarla en la mano de la niña para asegurarse de protegerla. "¿Por qué la proteges tanto? ¿Qué tiene de especial? ¿Por qué no proteges igual a aquel niño que también está a punto de morir y que clama por su salvación, o a aquella niña que gime de dolor, por qué a esta, justamente a la que yo quiero llevarme por orden de mi líder?", "la protejo porque ella no pidió cargar con el peso de los errores de su linaje, porque a la par que tú, está infestada de un cáncer con el que no pidió nacer y porque almas como la de ella necesitan ser cuidadas antes de ser liberadas pues como sabes son alimento de la tiniebla. A los otros también los cuido, pero ellos cumplieron una misión diferente. Esta niña salvará a muchas conciencias atadas a la culpa y a la falta de perdón. Es por eso que te insisto... Tu libertad por su sano descanso...", "¿Qué necesito hacer?", "Perdonarte..."
Perdonarme.
Perdonarme.
Perdonarme.
Lo lamento...
Hasta el más cruel demonio necesita del perdón para liberarse y eso fue lo que hice.
Hoy, esa niña y yo, hemos encontrado la luz en la nada.
Tumblr media
—Nékir.
29 notes · View notes
heavenlyscar · 6 months
Text
Hanahaki 🥀
El amor se puede describir de tantas maneras, que abarcan desde la pasión ardiente de dos almas en llamas, hasta la serena tranquilidad de dos personas que se complementan perfectamente.
El amor puede ser visto como un impulso poderoso que nos hace actuar de formas inesperadas, o como un sentimiento profundo y duradero que crece con el tiempo. Para algunos, es una conexión espiritual que trasciende lo terrenal, mientras que para otros es una emoción única que nos hace sentir vivos y plenos. En definitiva, el amor se manifiesta de innumerables maneras, todas igualmente válidas y hermosas en su propia diversidad.
Pero ¿y si te dijera que el destino puede ser manipulado?
A veces las fuerzas que nos rodean son más maleables de lo que creemos.
¿Estás dispuesto a desafiar lo que se considera inevitable? ¿O preferirás resignarte a un amor no correspondido y seguir el camino marcado por otros?
La joven caminaba cada día por los pasillos del set de grabaciones donde trabajaba, solía ser bastante tímida y silenciosa detrás de cámaras. Su vida se basaba en ir de la casa a su trabajo y del trabajo regresar a su casa (o hotel, según el lugar donde estaría rodando)
Ser la hija de un reconocido actor tenía su costoso precio, desde polémicas de las cuales ni ella estaba enterada hasta romances con personas que a penas había visto una vez en su vida.
Solamente ella sabía lo que sentía, y cada segundo que pasaba era más doloroso, ver como aquella persona con la que tan ilusionada estaba se iba con su ligue del momento. Nunca se atrevió a declarar sus sentimientos, sabía que sería una pérdida de tiempo, además de que él le llevaba muchos años de diferencia y simplemente la veía como su pequeña amiga.
El dolor en su pecho era tan intenso que llegaba a distraerse en escenas y apretaba sus vestidos en el centro de su torso. Algunos la miraban preocupada, incluso llegaban a pedir asistencia para realizarle controles dentro del estudio.
Un día, estando en su camarín dándose los últimos retoques, vió una línea de sangre deslizándose por su comisura, rápidamente se volteó para salir corriendo a pedir ayuda y terminó tumbada de rodillas en el suelo, sintiendo como su estómago se contraía y comenzaba a vomitar.
Ya de por sí esa sensación la ponía bastante nerviosa, el no poder respirar y que la cabeza le diera vueltas sin parar, pero el ver pétalos derramados en el suelo hizo que entrara en un estado de confusión y que se desmayara al instante.
Sus ojos trataban de abrirse con algo de pesadez por la luz del reflector que tenía enfocando a su rostro, su vista nublada dejaba ver una silueta borrosa a un costado de ella, y oía a lo lejos una voz que le hablaba con desesperación. Cuando todo estuvo más claro, sonrío viendo que él estaba a su lado, pidiendo a gritos que despertara y que no lo dejara sólo.
Los médicos no tenían muchas esperanzas de que la operación saliera bien, ¿Cómo es que había llegado una planta hasta su pulmón? ¿Que iba a pasar sí se la quitaban?
Charlotte tomó las manos del chico con la poca fuerza que le quedaba, sollozaba con una sonrisa en el rostro y miraba los ojos de su compañero.
ㅡ Te he amado desde hace mucho tiempo y nunca me había animado a confesartelo.ㅡ
Él la miró confundido, se dedicaba a acariciarle el cabello y ladear la cabeza de un lado a otro.
ㅡ También te amo, pero no de esa manera. Siempre te veré como la niña pequeña que venía al trabajo tomada de la mano de su padre, no pierdas tu tiempo amando a un tipo como yo, preciosa.ㅡ
El sollozo de la morena se había convertido en un llanto silencioso, el dolor más y más intenso hasta el punto de que ya no la dejaba respirar y comenzaba a abrir su boca para tratar de conseguir al menos un poco de aire, pero ésto le fue inútil.
Soltó las manos del chico para agarrarse el pecho una última vez, mientras éste corría desesperado en busca de ayuda, la joven sentía como la presión iba afectando su cabeza; primero en la nuca, luego la sangre saliendo por su nariz y, por último, un zumbido en sus oídos, los cuales iban tapándose hasta que la joven dejó de sentir todo tipo de dolor.
¿Morir sin ser correspondido? ¿O que me extirparan la planta del pecho y no volver a amar?
Al final, suponía que era lo mismo. Morir o vivir siendo una persona sin amor, sin sentimientos: Estar muerta en vida.
Tumblr media
Palabras: 776
2 notes · View notes
sociedadnoticias · 1 year
Text
Dotará "CFE generación IV" de energía eléctrica a la región bajío y norte de méxico
Dotará "CFE generación IV" de energía eléctrica a la región bajío y norte de méxico #PeriodismoParaTi #SociedadNoticias #FibraÓptica #CFE #Luz @CFEmx @GobiernoMX @prysmianclub_ @Stream_Mexico
“CFE generación IV” dotará de energía eléctrica a la región bajío y norte de méxico Por Paola Ramírez | Reportera                                            CFE Generación IV, empresa productiva subsidiaria (EPS) de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), informó sobre los principales resultados del 2022 así como los principales logros operativos, financieros y proyectos relevantes al cierre…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
rubimoon45 · 1 year
Text
EL RUIDO DEL RELOJ -Hobie Brown x Reader
--------------------------
CAPÍTULO 10: Como en tu casa
--------------------------
CAPÍTULOS: PRÓLOGO, CAP1, CAP2, CAP3, CAP4, CAP5, CAP6, CAP7, CAP8, CAP9
--------------------------
--------------------------
Tumblr media
-----------
Verano del 2023,12 de Agosto Hora: 20:15
Khristina esperó todo lo que pudo a que Hobie cruzase de nuevo esa puerta. Estuvo sentada el tiempo suficiente en el sofá, leyendo alguna obra distópica y nacionalista que tenía por las estanterías, como para que el tiempo se amortizase. Pasó una hora y seguía sin saber nada.
Pero a medida que pasaban las horas, la esperanza se iba perdiendo. La posibilidad de que cruzase la puerta de entrada, y le fuera completamente sincero en lo que habían visto sus ojos y escuchado sus orejas era igual de remota que el haberse conocido caminando por la calle.
A las once, se había marchado.
-----------
EN CASA DE KRHISTINA SALVATORE
Hora: 23:24
En el sueño, Khristina estaba en una especie de almacén abandonado. Era un edificio antiguo, probablemente de las industrias téxtiles del siglo pasado, en algún sitio de Nueva York. Caía la noche cuando ella descubrió que, para su ninguna sorpresa, estaba sola.
Parte del techo estaba derruido, en forma de círculo, y los escombros se almacenaban donde estaba ella. La luz de la luna, plateada y brillante, sin ninguna nube que la cubriese, entraba por el hueco.
Wanda Maximoff estaba delante de ella. Llevaba su atuendo de Vengadora, un traje rojo escotado con medias de un color más suave y la tiara puntiaguda en la cabeza. No tenía los mismos ojos castaños que presumía en las antiguas ruedas de prensa que daban, sino dos orbes luminosos rojos similares a la apariencia de la niebla. Khristina se echó para atrás, pero la bruja fue más rápida en sujetarla. La mano enguantada se aferró a la muñeca desnuda de Khris. Aunque quisiera gritar, no podía. Tampoco hablar. La garganta le dolía de intentarlo, el grito contenido en el interior de su garganta.
-Cuídate de los extraños vestidos de negro -el rostro contraído advertía peligro, advertencia, frustración. Emociones negativas.
-¿Qué significa eso? -preguntó. Las esferas rojas se contrajeron y oscurecieron a la par. El agarre se volvió más fuerte.
-No confíes en los que se visten de negro, falsos ayudantes.
Y como si de un sueño se tratase, uno de los dedos de Wanda Maximoff se posó en el centro de su frente y la sacó de él.
---
Khristina se desertó con el corazón en la boca y el cuerpo empapado en sudores fríos. El cuerpo tumbado le temblaba en la superficie del colchón. Lo primero que vio fueron las estrellas infantiles que sus padres le habían pegado al techo cuando era una niña para no quedarse a oscuras, solo que estas no cumplían del todo su función por la luz que entraba por la ventana.
¿Qué diablos había soñado? ¿Qué significaba todo eso, si es que tenía un significado? Se veía tan real... Casi podía recordar el tacto de ese agarre, la fuerza de esos dos ojos rojos juzgándola y el frío del espacio. Pero estaba muerta. Era imposible que una maga como ella pudiera meterse en su mente, en sus sueños, de aquella forma.
Al frotarse los ojos, se revolvió en la cama en busca de su móvil. Sus padres podrían haberla escrito o llamado mientras se echaba la siesta. Frunció el ceño. ¿Dónde lo había dejado? Estiró el brazo a la pequeña mesita que tenía al lado de la cama, con una lámpara y un par de libros y papeles sin importancia por encima. Cuando se dio la vuelta, lo que vio la echó para atrás.
-¿Cómo has entrado?
-Por la puerta -dijo sin importancia, con la mirad en el techo y la cabeza echada hacia atrás. Las largas piernas se apoyaban en el final del colchón.
Khristina negó.
-Siempre la cierro cuando estoy sola en casa -arremetió.
-Sé algunos trucos.
-Eso suena peor que en tu cabeza.
-No intento adornarlo. Si alguien entrase de la misma forma que yo y te viese dormida, no habrían esperado a que te despertases.
Khristina balbuceó una respuesta. No tenía ganas ni era el momento de discutir.
-Da miedo.
-Bonita colección de bragas -comentó sin mirarla, pero con una mirada seria hacia donde atendía-. Mi favorita es la lencería azul.
-No tengo... - Khris se calló antes de entrar en su macabro juego. Aún así, percibió sin necesidad de atenderle que estaba sonriendo.
Sacó las piernas de debajo de las sábanas, y la diferencia de temperatura la abrumó. Juraba haber puesto un poco el aire acondicionado. La mirada que le dio Hobie, silenciosa pero capaz de decirle todo, fue aclaratoria para saber que de haberlo tenido más tiempo encendido la factura de la luz se habría desbordado. En vez de alegrarse lo mínimo, solo consiguió frustrarla más. Es en ese momento de silencio compartido que alguien llamó a la puerta.
Ambos compartieron una mirada rápida y en la que se dijeron todo. Khris buscó sus zapatillas debajo del escritorio, el último sitio donde las dejaba cuando empezaban a molestarle. Se las puso muy rápido.
-Quédate aquí.
Salió de la habitación casi a la carrera, sabiendo que la puerta de la entrada de la de su habitación era un recorrido más corto que en cualquier otra casa. Notó una presencia a sus espaldas.
-No obedezco órdenes.
Khris puso los ojos en blanco, empezando a cansarse de esa actitud. Cómo no. Se puso de pie de nuevo y enderezó la espalda. Le dolía la columna después de la sesión de yoga que había tenido con Alexia hacía unos días, pero podía soportarlo un poco más. Una vez en la entrada, que daba directamente a un pequeño recibidor abierto con la cocina y el salón unidos, Khris se alisó la camiseta... Solo para darse cuenta de que era lo único que llevaba; una camiseta ancha con la que solía limpiar cuando se quedaba sola y era su turno en la casa.
Pero ya era tarde para cambiarse. El timbre volvió a sonar, y Khristina tuvo que abrir la puerta vestida de aquella forma. Dudaba que fuera a pasarle algo malo teniendo a Spiderman en su propio apartamento, pero quizás estuviera tentando a la suerte más de lo debido. No podía ser coincidencia que Hobie fuese el único en poder abrir una puerta cerrada con llave y que nada malo pasara.
-Si yo fuera la persona al otro lado tendría cosas peores a las que enfrentarme si te viera -dijo-. Tápate.
Khristina le lanzó una patada que esquivó entre risas.
-¿Te puedes callar? Ya tendrás tu turno.
-¿Tengo turno? Me siento especial -se apoyó en el marco de la puerta y le dirigió una sonrisa coqueta-. ¿Puedo tener un adelanto especial?
Khris dijo entre dientes:
-Que te follen.
Era la vecina. La esposa viuda del señor que solía asustar a los niños del edificio cuando pasaban por su planta. Iba con el pelo canoso recogido y un camisón largo hasta el suelo cubierto por una bata de algodón, las pantuflas a juego.
-Buenas noches.
-Querida, ¿sabes qué horas son? -la miró a través de los cristales de las gafas, dos esferas redondas.
-Sí, lo siento. Estábamos ocupados.
Ante esa respuesta, la señora arqueó una ceja y frunció la nariz. Los dos brazos cruzados sobre el pecho la convertían en un bloque de hielo, como el icerberg que hundió el Titanic. Khristina arrimó un poco más la puerta, solo por si le daba por cotillear lo que pasaba dentro de la casa.
-Espero que no seas novia de ningún rebelde de esos que salen por la televisión. Mi Harold y yo advertimos a nuestros hijos de que como trajesen a uno de esos a casa no volverían a pisarla.
-¿Novia? Qué arcaico -lo escucho bromear desde donde estaba. Khristina arrimó un poco más la puerta cuando vio que su vecina intentaba ver hacia el dueño de la voz.
-Es un amigo de la universidad. No se aclara con la matrícula -respondió al mismo tiempo.
La señora asintió lentamente, como si le costase creérselo aunque no supiera que estaba al lado de la persona que solía mantener las calles de aquel barrio limpias de maldad. Más maldad.
-Estas cosas ya me quedan muy modernas. Pasadlo bien, y...no hagáis cosas raras.
A Khris le tocó asentir esta vez. Observó a su vecina hasta que esta desapareció escaleras abajo y la chirriante puerta de su casa se cerró. Solía hacer eso siempre que le tocaba bajar y su marido estaba por el rellano.
-Se refiere a que no traigas a malhechores a casa que puedan corromperte, inocente chica -escuchó que se mofaba, y se le podría haber escapado una risa de haber estado en otra situación. Lo único que se le escapó fue una sonrisa, pero cuando no estaba mirando y ya se alejaba a la cocina abierta del apartamento.
Khristina cerró la puerta cuando estuvo segura de que ya no había nadie que pudiera aparecer, o al menos por el momento molestarla.
-Ya lo había pillado -le dijo-. Y no hables de esa forma. Suena...anticuado. Como si tuviese que pedirle a mis padres permiso para traer a un chico a casa.
Lo escuchó lanzar un jadeo, algo más exagerado que lo que se suponía. Khristina lo miró aún con la mano en el picaporte. El final de la larga camiseta le hacía cosquillas de la piel. Hobie se apoyaba contra la pared con la espalda y la cabeza miraba al techo, una mano en el corazón con apariencia afligida.
-¿No lo haces? Vaya chica mala -comentó, y puso su mirada sobre ella. Una mirada brillante y que...parecía estar coqueteando con sus instintos. La piel de Khris ardió, en especial la de sus mejillas y orejas.
-Se crió en otra época. Es normal que no piense como...nosotros -le costó decir eso sin pensar en las diferencias de su generación, y en los pensamientos que pasaban por su cabeza. Hobie la estaba distrayendo. Khristina sonaba cómo una anciana-. Además, ¿qué te importa? No ibas a hablar con ella de todas formas.
Escuchó los pasos de las botas del chico a sus espaldas, el tacón de la bota impactando contra el suelo de madera. Sonaba igual que las botas de plataforma que solía llevar cuando tenía dieciséis años y volvía del instituto enfadada con el mundo; en esa época, se enfadaba con mucha facilidad.
-Voy a empezar a pensar que el gobierno te envía para reprimirme.
-¿Y?
-Que podrías ser la causa de mi muerte.
Se quedaron un rato mirando, hasta que Khris apartó la mirada para lanzar una rápido al aire. De alguna manera consiguió reprimir el ardor de sus mejillas y orejas. Khris casi se lo creyó. Aún así, una sonrisa sarcástica asomó en su rostro.
-Antes dijiste que tener novia sonaba arcaico. ¿Lo decías de verdad?
-Sip. No creo en las formas opresoras de la sociedad. Si el gobierno ya tiene información mía no creo que necesite conocer toda mi vida -dijo simplemente-. No fuiste al concierto.
Estiró un brazo hacia el armario onde guardaban el papel de molde, y lo sacó junto con un bote de mantequillas de cacahuete. No había cenado y lo único que hubo comido fue desde por la tarde y una barrita de chocolate del bazar de abajo. Tenía un hambre terrible. Por el rabillo del ojo, mientras tanto, podía ver la silueta alta y delgada de Hobie moverse por el diminuto salón abierto y dejarse caer sobre el sofá.
-Ahora suena como una novela distópica -reprimió una carcajada, untando el contenido en el pal de molde con un cuchillo plano-. ¿Desde cuándo estoy invitada a esa clase cosas?
Hobie se encogió de hombros. El enojo que perduraba en el estómago de Khris después de lo de aquella mañana y tarde se fue disipando lentamente.
-No me han pagado esta semana -decidió confesar. Se quedó un rato en silencio, pensando en lo que había dicho, y frunció el ceño el darse cuenta de que había terminado el bote e mantequillas de cacahuete. La agarró y se giró para tirarla.
-Pues exígelo. Es tu dinero, te lo has ganado. Y sino, róbalo. Es tuyo.
Sonaba tan seguro y confiado de lo que decía... Todo aquello no debía de ser algo más, una parte de la vida que él manifestaba en todos lados y contraria a su estilo de vida. Khristina tomó aire por la boca, pero le costó una barbaridad calmarse.
-No... No todos podemos hacer lo que queremos o creemos justo, Hobie -tiró el bote vacío a la papelera. Había que cambiar la bolsa de basura, pero eso sería otro día. El cristal golpeando el resto del contenido sonó-. He faltado mucho.
-Sigue siendo tu dinero.
-Deja de bromear -habló rápidamente, apartándose esa imagen de la cabeza.
Cuando lo miró, Hobie torcía la cabeza como un gato contemplando algo de su interés. Khristina se defendió poniendo el sándwich de por medio, como si aquello pudiera defenderla como el cuchillo de untar que acababa de tirar en el lavavajillas.
-No creo en la comedia. A no ser que sea tu tipo de humor, que es raro.
-Acabas de romperme el corazón.
Vio a Hobie inspirar profundamente, hinchando el pecho pero sin sacar las manos de los bolsillos de su chaleco. Antes de poder reaccionar y defenderse, el último trozo de su bocata acabó en los dedos del chico y a los segundos en su boca. Khristina bufó como única reacción.
-¿Quieres ver algo chulo?
--------------------------
14 notes · View notes
callmeanxietygirl · 7 months
Text
Tumblr media
Sabias que ⁉️🧠
El 21 de febrero, pero del año 1978, en la Ciudad de México, los trabajadores de la, entonces, compañía de Luz Y Fuerza del Centro al realizar trabajos para el cableado subterráneo descubren el monolito conocido como "La Coyolxauhqui", comenzando una nueva etapa de investigaciones que derivarían en el hallazgo del Templo Mayor de Tenochtitlán.
2 notes · View notes
armatofu · 8 months
Text
JULIO VERNE
Tumblr media
Julio Verne siempre estará asociado a mis inicios como lector allá en mi adolescencia. Sus personajes y Asterix, por otro lado, en el mundo de los cómics, me hicieron pasar muy buenas horas de lectura. Y Verne me hizo además soñar con sus historias.
Nuestro personaje de hoy nació en Nantes el 8 de febrero de 1828. Estudió derecho, aprobando su tesis doctoral en 1850, y aprovechó su buena situación económica para dedicarse a la literatura. Se dio a conocer con su obra Cinco semanas en globo (1863), que tuvo una gran acogida entre el público y en la que se empiezan a manifestar las características que constituirían su obra: aventura geográfica, voluntad didáctica y preocupación por el progreso tecnológico y científico.
Se le considera el padre de la moderna literatura de ciencia ficción. Aprovechando sus conocimientos geográficos, adquiridos a través de numerosos viajes por Europa, África y América del Norte. Sus predicciones fueron asombrosas, por su gran precisión narradas en sus libros como la aparición de algunos inventos en ese afán por los avances tecnológicos que luego en el siglo XX vieron la luz como las naves espaciales, los submarinos o los helicópteros.
Dotado de una imaginación inagotable, gran cultura, una gran capacidad para la creación de personajes y extraordinaria fuerza narrativa, fue el más popular y el más leído de los escritores de su época y su obra está considerada un clásico de la literatura no solo juvenil.
Los éxitos se sucedieron de forma vertiginosa, así en 1864 publica Viaje al centro de la Tierra y un año mas tarde De la Tierra a la Luna. Al tratarse de los preparativos del viaje, se complementaría con una segunda parte cinco años después, Alrededor de la Luna. Donde relata el viaje.
Les siguieron, Las aventuras del capitán Hatteras (1866) y Los hijos del capitán Grant dos años después.
En 1870 ve la luz Veinte mil leguas de viaje submarino, con el legendario Nautilius y su enigmático capitán Nemo. Y tres años después nos embarcaríamos en un globo aerostático para dar La vuelta al mundo en 80 días con el flemático aristócrata británico Phileas Fogg y su inseparable Passepartout. Llevado a la gran pantalla y protagonizado por David Niven y Cantinflas. De hecho, son muchos los libros de Verne que han sido llevados al cine con gran éxito u en varias versiones.
Pero mi favorita sin duda es Miguel Strogoff (1876), el correo del zar, recorriendo la espeta rusa, atravesando Siberia para llegar a su misión en la lejana ciudad de Irkutsk donde tiene que entregar el mensaje al hermano del zar avisándole de los planes del traidor Ogareff, líder de una revuelta tártara. Las apasionantes aventuras durante el viaje, el momento del encuentro con su madre que no le puede reconocer o su relación con Nadia Fedor, son ingredientes que te atrapan y mantienen en tensión durante todo el relato.
Simplemente a modo de resumen, no nos podemos olvidar de otras obras como Un capitán de quince años (1878); as tribulaciones de un chino en China (1879); El faro del fin del mundo (1881); Dos años de vacaciones (1888) o Los viajes del capitán Cook (1896).
En 1892 había sido condecorado con la Legión de Honor.
En sus última obras, editadas póstumamente, El eterno Adán (1910) y La misión Barsac (1920), ese entusiasmo progresista había dado paso a cierta amargura escéptica respecto a la ciencia y a la perfectibilidad humana.
Falleció en Amiens el 24 de marzo de 1905.
3 notes · View notes
cachuland · 1 year
Text
Mar oscuro
Vivía en un apartamento pequeño en la colonia Merced Balbuena, en la CDMX, muy cerca del Mercado Sonora. Nunca había sido un gran aficionado a la conversación con mis vecinos, pero últimamente algo extraño estaba sucediendo en mi edificio de apartamentos. Por la noche, escuchaba sonidos, gritos y risas que me impedían dormir.
Un día, mientras estaba sentado en mi sofá, unos ruidos extraños que provenían del apartamento de al lado me hicieron dejar el libro que tenía entre mis manos. Me levanté y caminé hacia la pared, tratando de escuchar con más atención. Fue entonces cuando lo entendí, era el sonido de una extraña ceremonia, como si estuvieran hablando en una lengua desconocida. Me acerqué a la puerta y puse mi oreja en ella, tratando de escuchar lo que estaban diciendo.
De pronto, un grito invadió el lugar y me alejé de la puerta de golpe. Sentí un escalofrío recorriendo mi cuerpo, como si algo inexistente me hubiera tocado. Me retiré por completo de la puerta y me senté en mi sofá, tratando de calmarme. Pero no podía dejar de pensar en lo que acababa de escuchar.
Esa misma noche, traté de dormir, pero no podía. Los gritos y risas diabólicas continuaron, haciéndome sentir que estaba perdiendo la razón. Desesperado, y ya cansado por lo sucedido, decidí investigar. Fui al sótano del edificio. Era un lugar un tanto descuidado, sucio y desordenado. Estaba un poco confundido al caminar entre los artilugios que llenaban el lugar. Repentinamente, hubo algo que llamó mi atención, algo que no concordaba con los patrones gráficos del papel tapiz que cubría todas las paredes. Me pareció curioso notar esa secuencia de flores y enredaderas romperse. Poco a poco me iba acercando a ese lado de la habitación hasta poder tocar el muro con mi mano. Al llegar ahí noté que la pared escondía algo, una puerta oculta tras las flores impresas en esa base non-woven.
Crucé el marco de madera y caminé por un pasillo estrecho hasta llegar a una especie de templo. Era un tanto oscuro, siniestro, lleno de velas y símbolos extraños. La atmósfera era opresiva y sentí que algo me observaba desde las sombras. Sabía que ese lugar no era humano, que era algo fuera de este mundo. 
Entonces los vi. Había un grupo de personas vestidas con túnicas negras, haciendo una extraña ceremonia a un ser desconocido, era una figura de piedra que reposaba en el centro de la cámara. Sus rostros estaban cubiertos con máscaras horribles. Traté de alejarme, pero tropecé y caí al suelo, haciendo un ruido fuerte.
Estas personas se giraron hacia mí y me miraron fijamente. Un frío me recorrió la espalda hasta la nuca, sentí que mi mente se rompía y algo horrible se apoderaba de mí. Logré ponerme de pie y correr con todas mis fuerzas hasta escapar de ese lugar.
Desde aquella noche, mi vida se convirtió en una pesadilla constante. Los ruidos, gritos y risas diabólicas se hicieron más fuertes y constantes. Sentía que aquellos enmascarados estaban detrás de cada esquina, acechándome, esperando el momento perfecto para capturarme y llevarme a los aposentos de ese ser, esa extraña figura que no concordaba con nada que haya visto antes.
Intenté hablar con los demás inquilinos del edificio, pero nadie parecía saber nada sobre lo que sucedía en el sótano. Algunos me miraban con incredulidad, otros con miedo, pero ninguno parecía tener una respuesta para mí. Me sentía solo y abandonado en mi lucha contra esta presencia.
Una noche, mientras trataba de dormir, escuché un ruido en mi apartamento. Me levanté de la cama y caminé hacia la puerta, temblando de miedo. La puerta estaba abierta y la luz del pasillo se colaba en mi habitación. Sentí que algo se movía en la oscuridad, algo que no podía ver, pero que estaba allí, acechando.
Inesperadamente, la puerta se cerró de golpe y me quedé atrapado en la oscuridad. Escuché un ruido detrás de mí y me giré, tratando de ver qué estaba pasando. Fue entonces cuando lo vi, una figura siniestra y oscura, vestida con una túnica negra y una máscara horripilante. Me agarró por el brazo y me arrastró hacia la oscuridad.
Intenté luchar, pero su fuerza era inhumana. Me llevó por un pasillo oscuro y angosto. Sentía que la vida se desvanecía ante mis ojos, que estaba a punto de ser llevado a algún tipo de infierno demencial.
Pero entonces, algo extraño sucedió. El enmascarado se detuvo en seco y comenzó a temblar. Sentí que su cuerpo se estremecía y que algo oscuro salía de él. Fue entonces cuando vi su rostro, un rostro humano, lleno de terror y angustia.
Me soltó y dijo “Vete, vete antes de que nos encuentren”. No entendía lo que pasaba, pero tampoco quería quedarme para averiguarlo.
Decidí abandonar el edificio y empezar una nueva vida. Me mudé a la ciudad de Guadalajara. Traté de olvidar todo lo que había sucedido. Pero el miedo siempre ha estado presente en mi mente, acompañándome a donde quiera que voy.
Hay noches donde sueño a ese ser, a esa figura de piedra de alto relieve girando alrededor de mí, mientras escucho una voz, más como un susurro que dice: “No te preocupes, Javier, ya no volverás a estar solo”. Después de eso no recuerdo nada. Me pierdo en la noche, en la profundidad de ese mar oscuro que invade cada rincón de mi mente. Ese mar del cual no quisiera emerger jamás.
9 notes · View notes