Tumgik
#aprendices
gastly-beholder · 2 months
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BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE BITE KILL AND RAVAGE
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yelek-galleries · 1 year
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just-an-enby-lemon · 2 years
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My last post of the day: I have an AU of Jacques Snicket having a little less on his plate, maybe not have been assigned the Baudelaire case, when he finds Quingley and thanks to that he decides to put the kid as his top priority. After all a supposedly dead boy looking for his sibblings is a tad bit personal to him and Quingley does have some ressenblances to early ATWQ Lemony.
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nathanparisi · 5 months
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Il y a 26 ans, l'actrice Mimi Young (1959-1998) nous a quittée à l'âge de 39 ans.
Elle avait prêtée sa voix au personnage de Marine dans Les Petites Sorcières de Jean-Yves Raimbaud, le créateur d'Oggy et les Cafards et Les Zinzins de l'espace.
La postsynchronisation de la série étant réalisée aux Studios de Saint-Ouen, je pense que son travail sur Les Petites Sorcières a eu lieu entre septembre 1995 et février 1996.
C'était une amie qui nous manque beaucoup.
J'ai fait un dessin de Marine dans Les Petites Sorcières que je dédie à l'actrice.
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quitealotofsodapop · 1 year
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en el Wukongverse todos los SWK que tienen aprendices, sucesores,"encargos", hijos, contando anécdotas mientras esos niños están muriendo de verguerza
translated via google:
"in the Wukongverse all the SWKs who have apprentices, successors, "commissions", children, telling anecdotes while those children are dying of shame"
They're just all in a circle sharing stories about their successors, and LMK!Wukong pulls out MK's baby photos.
HeroIsBack!Wukong: "No way. How long have you even known your tudi?"
LMK! Wukong: "His whole life actually." :3
Netflix!Wukong: "Hey that's cheating! You made yours!"
LMK!Wukong: "All I'm hearing is jealous monkeys with no adorable baby photos of their successor."
NewGods!Wukong: "My apprentice has baby photos but he won't share them with me."
Meanwhile, MK, Lin, Liuer, and Li Yunxiang are just to the side just so embarassed by their Sifus/Father figures.
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coolpizzazonkplaid · 8 months
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Lin Kuei (MK1) y Hanzo Hasashi y Kuai Liang (MK11) x lectora que es fanática del rock, te encuentran bailando y cantando la canción que te gusta.
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Contexto: se explica por si mismo. Pero lo que sí voy a decir es que las canciones son mis recomendaciones, espero que les guste. Dejo también links para que puedan escucharlas y tambien de sus significados. Disfrutenlas, son bandas que valen la pena.
Bi Han:
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Bi Han no tuvo el privilegio de presenciar la música porque sus deberes de ser Gran Maestro estaban primero. Además de no darle tanta importancia a ese estilo de arte, nunca entendió el por qué era tan valorado eso, un ritmo que no permitía concentrarse en la meditación para liderar al Lin Kuei.
Tenías una opinión diferente a la de él, la música te ayudaba a evitar el silencio abundante de Artika era algo a lo que no te acostumbrarías nunca y desconocías cómo Bi Han y sus hermanos vivían así. La música te ayuda a desconectarte de lo que te rodeaba y los problemas se esfumaban.
Sabías la opinión de Bi Han sobre la música y por eso mantenías oculto que te gustaba el rock y que si lo llegara a escuchar ya sabrías lo que diría. Que era un ruido que el Gran Maestro no podía escuchar, el silencio era la mejor meditación, etc. Pero para ti la música era tu meditación y tu tranquilidad.
Durante el día le dijiste que ibas a afilar las armas que guardaban en el salón de armas y que se quedara tranquilo con sus hermanos. Cuando lo ves marchándose y dar la vuelta por los pasillos, pones música a un volumen bajo y que solamente tú puedas escucharlo. El silencio que inunda el lugar se desvanece con el tono de las melodías y tus pequeños tarareos.
Afilabas las alarmas, mientras estabas pérdida en el sonido y pasabas las hojas de las armas sobre la piedra. Las canciones hacían que los minutos fueran perdiendo su importancia, cada arma que afilabas la ponías en un montón y luego las ordenabas tranquilamente. En un momento, tu celular reproduce Leave me be de Seether, cantas la letra y te balanceas ligeramente al hacer tus tareas.
No te habías percatado que Bi Han te observaba cantar y moverte tan tranquilamente. Te estaba buscando para ver si ya habías terminado de afilar esas armas, porque las necesitaba para el entrenamiento con sus aprendices. Mientras se dirigía al salón de armas, su oído escuchó un ruido… un ritmo, al avanzar la melodía se volvía más fuerte, oyó tu voz y te vio. Estabas a espaldas de él y relajada, tu voz era tranquila y reconfortante.
Sintió que verdaderamente se calmaba, que todo perdía su importancia, era algo que no había experimentado nunca. La música le resultó tan cómoda al igual que tu voz entonaba las letras y él nunca sintió mayor comodidad. Te observaba tan vulnerable en ese momento, parecías tan metida en tu mundo y desconectada de lo que te rodeaba y eso fascinó a Bi Han.
Estaba viendo un lado tuyo que nunca le habías mostrado. Por un lado, le molestó que no lo expusieras a él, es tu amante y por el otro cree saber por qué no lo hiciste, por sus dichos sobre la música. Pero esas palabras que su boca soltó quedaron silenciadas y opacadas por tu voz y movimiento. Cantabas tan pérdida en esa melodía desconocida.
“[…] I hate to reason with the dead/I hear them speaking but no one's there/Those frozen fingers give me chills/It's safe to say there's no good Will/So please leave me be […]” Esas palabras tocaron bastante a Bi Han al recordar sus acciones pasadas, pero tu voz lo hizo olvidar y que esos recuerdos quedaran perdidos. Por una vez, en su deber cómo Gran Maestro se permitió admirar esa belleza oculta en ti.
No quería que pararas de cantar y balancearte, sinceramente no quería estropear ese momento tan tuyo. Cuando la canción llega a casi su final, tu voz se eleva y Bi Han siente que apenas rascó la superficie de tu mundo. Termina la canción y sigue otra, Eyes Without a Face de Billy Idol, las letras salen de tu celular y cantas una vez más para Bi Han sin que te des cuenta.
Te sigue admirando en silencio y en sus ojos solo queda la maravilla, como si descubriera otra faceta tuya por más que sea la misma. Tu voz verdaderamente lo dejó perdido y confundido, ya que no se había percatado de que estabas terminando de afilar todas las armas y que estabas por darte la vuelta. “[…] I spend so much time/Believing all the lies/To keep the dream alive/Now it makes me sad […] ¡AHHH!”
Cuando sueltas tu grito, se te caen las armas con un estrepitoso ruido, hace que la realidad golpee a Bi Han y se ponga firme. Apagas la música y lo que mantenía al Gran Maestro distraído se disuelve, sientes que tus mejillas se calientan y te avergüenzas. “Lamento que hayas escuchado la música ¿Qué necesitas Bi Han?”
“Necesito las armas para el entrenamiento” Lo dice tan cortante que quiso verdaderamente cambiar sus palabras, decir que le gustaba lo que escuchabas y que eras bonita con esa mirada pérdida. Pero se sintió como un verdadero tonto al soltar las palabras que dijo, no sabía cómo expresar su admiración por ese momento.
Le entregas las armas, nota tu mirada cabizbaja y avergonzada. Querías marcharte a toda costa de la mirada fija y gélida de Bi Han, por eso te apresurabas a guardar todo rápido y sin nada de tu música. Eso decepciona a Bi Han, se siente apenado por cómo trato las cosas y antes de marcharse intenta arreglarlo como puede. “Tienes una voz hermosa. Deberías cantar más a menudo y no tengas miedo de poner música en mi presencia”
Te toman por sorpresa esas palabras y te invade la esperanza de poder compartir música con él. Le das un pequeño beso en la mejilla y luego en los labios, lo ves marcharse sin inmutarse y sabes que internamente debe estar con mariposas en el estómago como tú las tenías en ese momento.
A partir de ese día, a veces ponías música en la privacidad de los aposentos y Bi Han solamente te observaba con absoluta fascinación sobre las cosas que hacías. De vez en cuando te preguntaba cómo se llamaba la canción que estabas escuchando y qué significaba, con una sonrisa le respondías y eso internamente le dejaba con más curiosidad. Ni pienses que te dejará sacarlo a bailar, se negará rotundamente y por más que la melodía sea para hacer una danza, olvídate de que quiera bailar. A veces su mente las recuerda partes de las canciones durante la meditación o alguna misión y por consecuencia te recuerda a ti.
La canción que más le gustó es Leave me Be, le transmitió mucho de sus problemas en esas palabras tan sencillas. Quiere seguir experimentando de a poco lo que escuchas y conectarse más con la persona que es su pareja.
Kuai Liang:
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Kuai Liang, al igual que sus hermanos, no tuvo mucha proximidad a la música. Entrenaban sin cesar y no había tiempo para relajarse, llevarse por las melodías y estar en otro mundo. Esta muy mal visto que el segundo al mando del Lin Kuei y ahora el Gran Maestro de los Shirai Ryu.
Kuai Liang no sabía tu gusto por el power metal y si lo descubría sabías que no le gustaría. Vivió con el silencio y el sonido de la batalla, este tipo de música seguramente le haría recordar a Jhonny y sus malos gustos musicales. Por eso mantienes en secreto tu música.
Tu amado sabe que a la tarde ibas a hacer la limpieza en algunas partes del recinto del clan. Lo que dejaba a Kuai Liang tranquilo y podía entrenar tranquilamente junto con Tomas a los nuevos miembros del clan. Cuando viste a tu amante irse, pusiste la música para solamente escucharla tú.
Mientras los temas musicales hacen que tu tiempo vuele, barres tranquilamente y te pierdes en la melodía. Cantabas algunas letras y la realidad estaba lejos de tu mente. Terminabas de barrer y pasabas un trapo mojado para que los pisos quedaran encerados y sin una pizca de tierra. La labor lo hacías tranquila y sin saber qué hora era, la melodía era todo un mundo para ti y pasaban de canción en canción.
En un momento, tu celular reproduce Bark at the Moon, la versión de Powerwof, y te invade una adrenalina. Cuando suenan las estrofas comienzas a cantar mientras pasa el trapo por el piso y cuando terminas con esa parte del recinto, sigues a la siguiente parte del recinto del clan.
Vuelve hacer lo mismo que hiciste con el pasillo anterior y cantas con pasión. No te habías dado cuenta de los pasos de Kuai Liang y que te estaba observando. Se quedó sorprendido al ver que cantabas, era algo que le resultaba abrumante y confuso. Estabas a espaldas a él bailando.
Kuai Liang te estaba buscando para pudieran resolver en conjunto una decisión para las defensas de la Tierra y aparte quería verte. Mientras caminaba hacia donde te encontrabas, al acercarse, escuchó un ruido leve y aproximándose pudo oír mejor el ritmo de una melodía fuerte y a ti cantando con pasión.
“[…] He's returned to kill the light/Then when he's found who he's looking for/Listen in awe and you'll hear him/Bark at the Moon/ Jajajajaja […] ¡AHHH!”Al soltar la risa de la canción, te giras, pones una mano en la cadera moviéndola al ritmo y al girar la cabeza ves a Kuai Liang mirándote.
Te pones roja, quitas la música y murmuras unas disculpas. Pero Kuai Liang quiere seguir escuchando la canción e insiste en que la pongas devuelta. “Ponla devuelta, quiero oírte cantar”
La vuelves a poner y pasado el estribillo sigues haciendo tus labores, pero te distraídas con la presencia de Kuai Liang. Aunque lo que más te desprevenía era la letra y te sentiste liberada al ver que Kuai Liang no te juzgaba por tu gusto. Sino que te permitía expresarte tranquilamente. Quisiste hacer algo un poco más arriesga que era sacar a tu amante a bailar.
Al principio, te mira con duda sobre tus acciones, pero tu insistencia lo hace ceder y al unir sus manos comienzan a bailar. La melodía los guía y acompaña, se miran a los ojos y se pierden en ellos. Nada importa. Los movimientos de Kuai Liang son rígidos, pero aprende rápido y puede seguir tu ritmo. Los bailes era algo a lo que no estaba acostumbrado, pero quiere arriesgar a hacer esto contigo.
Pasan los segundos y sigues sonriendo mientras bailas con Kuai Liang, estaba a la mitad la canción y lo mirabas a los ojos mientras cantabas. “[…] They cursed and buriеd him along with shame/And thought his timeless soul had gone, gone/In empty burning hell, unholy one/But he's returned to prove them wrong, so wrong […]”
Lo besas cuando terminas de entonar las letras, sientes que tu pecho explota y nada importa. En ese instante la canción termina y pasa a otra, Deus En Machina de Holy Wars. Te alejas de Kuai Liang y comienzas a moverte sola. Tu amante te mira fascinado por cómo lo haces con júbilo ante aquella melodía estruendosas.
No para de mirarte, al llegar a la parte del interludio musical, ve cómo te pierdes en el baile y la melodía. Nunca había visto ese lado tuyo, uno despreocupado y que no le importaba estar en su propio mundo, algo que tu amante nunca tuvo la oportunidad de vivir y en ese momento lo estaba confundiendo y a la vez avergonzando.
Pero se dejó llevar, te siguió y tocó apenas tu mundo de música. Cuando terminó la canción, el momento se detuvo y antes de que Kuai Liang se marchara a resolver asuntos del Shirai Ryu, lo abrazas y le das un beso pequeño. Al terminar ese pequeño momento, Kuai Liang y tú vuelven a la realidad y te lleva a discutir los temas más importantes para dar inicio al clan.
Cuando se encuentran a solas, le permites a tu amado escuchar tu música. Le gustó Bark at the Moon, se divierten apenas en la noche con un poco de baile y que no lo avergüenza al pobre. Le gustó conocer ese lado tuyo y realmente no se arrepiente de poder verlo cuando puede. Le permite deshacerse un poco de la responsabilidad de Gran Maestro y uno de los protectores de la Tierra.
Tomas Vrbada:
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En Praga escuchó muy poca música, se la pasó cazando con su madre y hermana y en el Lin Kuei era el silencio absoluto o el ruido de los golpes (está chiquito hay que cuidarlo). Su apreciación por ese tipo de arte no está del todo alta y mientras te ve bailando y cantando sin preocupaciones, no sabe qué hacer en ese momento.
Se siente mal por las palabras que Bi Han dijo sobre él durante la espera a una audiencia con Liu Kang, también por la traición de su hermano y los varios insultos que tuvo en el pasado. Quería un poco de tu compañía y que lo consolaras indirectamente, pero cuando se dirigía hacia dónde estabas no esperaba escuchar un ritmo atrapante a oídos de tu amante.
Resulta que la canción era Symphony of Destruction de Megadeth y la versión que escuchabas era de un concierto que había sido en Argentina. Si eres argentina (como yo) le vas a enseñar a hacer el “Aguante Megadeth” y no me importa lo que piensen los demás. Se lo vas a enseñar, sus hermanos son medios amargos y un poco aguafiestas (más Bi Han que Kuai Liang) y quiere darle un poco de alegría a su vida. Estabas pérdida en el ritmo y en la tarea que estabas haciendo.
Se queda mirando cómo te mueves enérgicamente y le resulta divertido. Cantas durante la introducción la hinchada “Aguante Megadeth”, escucha tu voz a la par de la canción y te emocionas cuando llegas al estribillo: “[…] Just like the Pied Piper/Led rats through the streets/We dance like marionettes/Swaying to the Symphony/Swaying to the Symphony/Of Destruction […] AHH Tomas vení.”
“No gracias, me gusta tu entusiasmo y creo que lo apagaría. No soy bueno bailando”
No te importa sus excusas y lo sacas a bailar. Juntas sus manos con las tuyas y las mueves mientras cantas las estrofas. Cuando llegan al estribillo otra vez pasas los brazos alrededor de su cuello y sigues moviéndote de forma animada.
Tomas, al principio, no sabe qué hacer, pero luego se relaja y logra tener un ritmo con la música. Te ve cantar las últimas palabras antes del interludio musical, te ve alegre y siente que todo lo que tenía agobiado se marcha instantáneamente. Lo hace olvidar todo. Cuando vuelve a escuchar la hinchada siente curiosidad por lo que significa: “¿Qué significa lo que dicen las personas?”
“Significa apoyar a la banda, que los mantenemos o resistimos”
Esa pasión le llega, también canta la hinchada y se vuelve tan pasional como tú. Bailan hasta que termina la canción y cuando parecen que pueden respirar, sigue Hard Skool de Guns and Roses.
A pesar de mostrar cansancio, sigues moviéndote y Tomas te sigue. Guiado por el ritmo de la melodía fuerte, continúan bailando y ambos tienen sonrisas en el rostro. En un momento bailas despegada de Tomas y te ve muy fascinado por cómo tienes energía para continuar.
Ve tu pasión al bailar con la música hasta que llegan al estribillo. Cuando llegan a la última parte la cantan juntos: “Had to play it cool, had to do it your way/Had to be a fool, had to throw it all away/Too hard school and you thought you were here to stay/If that were true, it wouldn't matter anyway” Unen sus manos y bailan hasta que la canción termina. Le das un beso y todas sus inseguridades desaparecen, se alegra muchísimo de haber conocido ese lado tuyo.
Tu playlist pone Paquita la del Barrio, cantan Rata De Dos Patas y mientras se balancean indirectamente se la dedican a Bi Han. Cantan a todo pulmón el estribillo y en el proceso se ríen sin ningún remordimiento. Kuai Liang tuvo que presenciar sus risas descontroladas, mientras la música seguía en pie.
Quiere seguir viéndote y escuchar las canciones que te gustan. Le gustó mucho Hard Skool y cuando el tema suena quiere bailar contigo. Le ayuda mucho a sacarse las inseguridades, además de hablarlo contigo y que le afirmes tu amor hacia él. También quiere seguir escuchando Paquita la del Barrio.
Hanzo Hasashi:
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Aguante Heroes del Silencio, volví a mi infancia con sus canciones y es buena banda. Recomendable.
Hanzo tuvo alguna que otra vez una aproximación a la música en las pocas fiestas que se hacían en Shirai Ryu. Prefería más el silencio que lo ayudaba a meditar, además convivió con el entrenamiento y la lucha. La música era algo con lo que no estaba acostumbrado.
Ya había terminado el día para él y todo su clan. La luna estaba en lo más alto y cada aprendiz se había ido a sus aposentos a relajarse. Las familias se preparaban sus cenas antes de irse a la cama y alistarse para el nuevo día.
El Gran Maestro tenía tenia su propia casa cerca de los Jardines de Fuego y le gustaba admirar contigo la belleza del paisaje durante la mañana. De lejos podía percibir el olor a comida, veía las luces prendidas de su hogar y tu figura haciendo la cena. Tenía sentimientos encontrados sobre la relación contigo. Sentía que estaba olvidando a Harumi, pero al mismo tiempo podía volver amar. Que merecía estar con alguien y a la vez que debía estar solo hasta poder acompañar a su esposa en el más allá. Toda una batalla emocional y que Takeda veía constantemente. El pobre no sabe ya cómo decirle a Hanzo que está bien avanzar en la vida.
A pesar de esas dudas que se esfumaban cuando pasaban el tiempo juntos y hablaban de cómo les había ido en el día, mientras caminaban durante la noche en los Jardines de Fuego acompañados por los faroles. Lo que le hacía indirectamente sacar una sonrisa.
Por otro lado, estabas feliz de establecer una relación con él, aunque fuera un proceso lento, sentías que de a poco se iban generando frutos. Las acciones que antes eran casi imposibles como tomarse de la mano en privado, besarse o darse una miradita se estaba volviendo más normal para Hanzo.
Cuando la noche estaba por salir querías preparar la cena para esperar a Hanzo, ya que había tenido un día ajetreado. Pusiste tu música y comenzaste a preparar la comida. Pasabas de tema musical mientras cortabas y hervías las verduras. En un momento tu celular reproduce Entre dos Tierras de Héroes del Silencio.
Una sonrisa adorna tu rostro y cuando la canción comienza te mueves inconscientemente. Cantabas al mismo tiempo que la canción y te perdiste en el ritmo. Mientras escuchabas el sonido abrupto de la carne freír no te habías percatado de que Hanzo estaba detrás de ti y veía tu baile.
Al entrar a su pequeño hogar, Hanzo escuchó lo que parecía música y al verte bailando y cantando solamente se quedó mirándote desde lejos. La canción le parecía interesante y el ritmo era atrapante. Su español no era bueno, pero escucharte cantar con naturalidad le provocaba un apretujón en el pecho. “[…] Abrir tanto la boca para opinar/Y si te piensas echar atrás/Ya tienes muchas huellas que borrar […]”
“Tienes una linda voz al cantar y la canción es buena” Hanzo solamente lo soltó sin más y eso te tomó por sorpresa. Un pequeño susto y sueltas una risa vergonzosa, después de eso sigues haciendo la cena y la mirada de Hanzo te estaba taladrando.
No entendía mucho, pero le cautivaba mucho las letras del segundo estribillo y cómo las entonabas con pasión:” […] Que yo no tengo la culpa de verte caer/Si yo no tengo la culpa/Entre dos tierras estás/Y no dejas aire que respirar […]”
Mientras esperabas a que la comida terminara de hervir, le tomas las manos a Hanzo y lo sacas a bailar. Al principio no quería, te miraba con esa expresión seria que usa habitualmente, pero no pudo resistirse y cedió a tus tirones. Puso una mano en tus caderas, la otra la unió a tu mano y comenzaron a balancearse al ritmo de la música.
Al principio estaba duro, no sabía cómo ponerse en esta situación y hace mucho no bailaba, pero verte tan animada y alegre al compás de la música lo relajó un poco. Pasaron bailando y las preocupaciones se fueron de a poco. La canción terminó, pero no se separaron porque siguió Dark de Edge of Paradise y siguieron moviéndose tranquila y sin preocupaciones. El estribillo lo cantaste tan tranquila y Hanzo se permitió admirarte
“[…] Together we are mysteries in the dark/Swimming through sadness inside our hearts/Don't fear it/I'm gonna be there with you/I want to feel it with you […] ¡LA COMIDA!” Sentiste el olor a quemado e inmediatamente revolviste las verduras y evitaste quemar por poco la carne. Hanzo solo pudo soltar una sonrisa y una risa pequeña. Solamente se quedó mirando tus acciones y antes de que se diera cuenta sus brazos te estaban rodeando mientras te concentrabas en seguir cocinando.
“¿Quiénes eran los que escuchabas?”
“El primero es una banda española que se separó hace mucho y el tema se llama Entre dos Tierras. La segunda es otra banda, pero es estadounidense y la canción se llama Dark”
“Quisiera seguir escuchando tu música”
Cuando terminan de poner los platos, la música sigue reproduciéndose de tu celular y a veces cantabas alguna parte de las canciones. Cada tanto, Hanzo te preguntaba alguna parte de la canción si estaba en español y él no podía entenderlo.
Le encantó La Herida de Heroes del Silencio, pero no le molesta escuchar alguna que otra vez Dark, siente que esa expresa sus sentimientos en la relación. De vez en cuando, Takeda lo descubre tarareando Entre dos Tierras, hasta incluso tu misma lo atrapaste. Durante la noche se la pasa escuchandote divagar de las bandas que te gustan, mientras la música se escucha para ustedes solos y algunas veces bailan.
Kuai Liang:
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Kuai Liang dirigía el clan, mientras tú estabas en tus aposentos. Tenías en la cabeza reordenar la biblioteca, ya que estaba polvorienta, había libros nuevos que tenías que acomodar, se hallabana alrededor de la cama y querías que la biblioteca quedara bonita (todo lector quiere eso, que la biblioteca quede aesthetic. No mientas estúpida perra blanca).
Te gustaba mucho escuchar música mientras hacías tus actividades. Lo que no te gustaba era que alguien viera que cantabas y bailabas al compás de la melodía, menos frente a Kuai Liang. Pensaría que sería vergonzoso que su pareja cantara a pleno pulmón y además Kuai Liang apenas estaba integrado a la música.
En su vida, mayormente, se la pasó luchando, conviviendo con el sonido de los golpes, choques de armas y el silencio de la meditación. Creerías que escuchar rock sería bastante para él. Tu amante nunca escuchó ese tipo de música y si lo llega a oír sabes que no le va a gustar. Por eso escuchas tus gustos musicales lejos de Kuai Liang. Le avisaste desde antes que estarías en la biblioteca limpiando y ordenando, lo cual él no tuvo problema y siguió con su día.
Cuando estuviste a solas, pones tu música a un sonido en el que solamente lo puedas escucharlo por toda la habitación y que ninguno de afuera lo sepa. Pasas por todos los temas y en el proceso vas haciendo tu limpieza en la biblioteca. Lustras cada estante hasta dejarlo sin polvo y haces lo mismo con los libros. Uno por uno vas sacándole la suciedad y pasan los temas musicales hasta llegar a Maldito Duende de Héroes del Silencio.
Sonríes, comienzas a cantar la canción y te balanceas mientras limpias los libros. Tu voz melodiosa acompaña a tus labores y no te percataste de que el Gran Maestro estaba cerca.
Después de darle a sus aprendices un pequeño descanso para que repongan fuerzas y se preparen para una nueva etapa de ejercicios más difíciles, pero es un Gran Maestro piadoso y empático así que pueden tomarse un respiro. Además, quiere visitarte un rato y charlar de cómo van con su día, pero lo que no esperaba era escuchar un ruido en la habitación en la que te encontrabas y menos escuchar tu voz. Abre la puerta en silencio y estás de espalda a él, sacándole el polvo a los libros y cantando una canción a oídos desconocidos de Kuai Liang. El español no era su fuerte, pero entendía algunas cosas.
“He oído que la noche/Es toda magia /Y que un duende te invita a soñar…”
Se quedó detrás de ti con una postura firme, pero en sus ojos miraba fascinación al ver cómo ese sonido extraño hacía que cantaras y balancearas al limpiar. “[…] Y sé que, últimamente/Apenas he parado/Y tengo la impresión de divagar […] ¡AHHH!”
Estabas en tu propio mundo y ver a Kuai Liang escuchándote cantar te dio un ataque al corazón y apagaste inmediatamente la música de tu celular. Sientes que tus mejillas se calientan y tu amante suelta una sonrisa espontanea. “Lamento que escucharas la música”
“¿Qué cantabas? Era bastante tranquilo” Lo único que entendió fue duende, soñar y noche.
Eso te tomó por sorpresa, pero le das la respuesta que buscaba. “Héroes del Silencio, es una banda de rock que se separó hace tiempo, pero la escucho cuando tengo nostalgia.”
“Quiero seguir oyéndola y también cómo cantas” No sabía lo que era el rock, pero estaba dispuesto a experimentar eso contigo.
Al reproducir nuevamente la música, es el estribillo, sientes que vuelves a estar en tu mundo y lo cantas: “[…]Las estrellas te iluminan/Hoy te sirven de guía/Te sientes tan fuerte que piensas/Que nadie te puede tocar […]” La mirada de Kuai Liang es seria, pero sus ojos te miran y hay brillo de admiración.
“¿De qué habla la canción?”
“Habla de los duendes que, durante la noche, todo es mágico y misterioso, nos invitan a soñar y alejarnos de lo cotidiano” (saqué de aquí el significado).
El tema musical sigue y ves que Kuai Liang está relajado ante la melodía. Quieres hacer algo más arriesgado. Te levantas y ante tu acción te observa, lo que menos espera es que le tomes las manos, las pongas en tus caderas y cruces tus brazos en su cuello. Está sonrojado completamente hasta el cuello, nunca bailó, pero lo que haces es balancearlo relajadamente al ritmo de la música.
Al principio es medio rígido en sus movimientos, pero logra adaptarse y sigues cantando mientras lo miras a los ojos. Te sientes más relajada al ver que escucha tu música sin algún problema o incomodidad. Al comienzo no sabía dónde fijar la mirada, pero sus ojos se posan en los tuyos y se permite marear en tu océano de música. Antes de que termine la canción haces que te de una vuelta.
Pero cuando termina, empieza otra, Written in Stone de Seether. Sigues con los brazos alrededor del cuello y balanceándote al ritmo de la introducción. Llega la estrofa y cantas con la cabeza apoyada en su pecho, se permite apoyar el mentón en tu cabeza. El inglés de Kuai Liang era muy avanzado debido a las muchas interacciones con los demás representantes de la Tierra, pero a pesar de eso el significado de la canción era un misterio e intentaba revolverse los sesos buscando el significado a algo que no lo tenía.
Llega el estribillo y lo cantas mirándolo a los ojos: “[…]'Cause when it breaks down it's like its written in stone/And it when it fades out/I feel the pain in my bones/It's like its written in Stone […]”
“¿Qué significa la canción?”
“Habla del dolor emocional, el aislamiento y la confusión interior” (el significado, lo encontré aquí).
“¿Todas las canciones tienen algún significado?”
“Depende. El autor puede darle uno, pero la mejor experiencia es que tú le des tu propio significado”
Siguen balanceándose lentamente hasta que la canción termina y antes de que pase a otro tema detienes la música. Te apartas de Kuai Liang, le das un pequeño beso y le das una propuesta tentadora: “Cuando termines tu día, si quieres te muestro mis canciones favoritas”
Una pequeña sonrisa aparece y acepta tu propuesta. Junta tus manos, las besa antes de dejarte continuar con tu tarea y él se vaya a seguir con el entrenamiento de los aprendices. Mientras vuelves a tus tareas, las mariposas de tu estómago revolotean felices y la sonrisa adorna tu rostro, rememorando el momento compartido.
Después de ese día sospechas que la canción que más le gustó fue Maldito Duende. A veces lo escuchas tarareando la melodía cuando están a solas. Además, en el silencio de la meditación su mente intenta reproducirla.
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xjulixred45x · 2 months
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Yandere Choso x Rosa! lectora(TRADUCCION)
genero: Headcanons
lector: femenino
Advertencias: COMPORTAMIENTO DE YANDERE, SOBREPROTECCIÓN MENTALIDAD NO SALUDABLE, STALKING, SPOILERS DEL MANGA, la lectora tiene el pasado y las características de la Hermana Rosa de @nunezs-stuff .
digamos que Choso y lectora se conocen(y el se obsesiona) ya cuando lectora esta con Demarius.
lectora tiene una gran leatlad hacia Demarius que muchos no pueden entender, incluso el propio Choso al principio cuando tuvieron que trabajar juntos por el bien común de derrotar a Sukuna.
¿porque le tendria respeto a alguien tan BLANDO?
lo que no saben es como Demarius prácticamente le salvo la vida a lectora, literal y figurativamente.
Choso y lectora interactuan relativamente seguido porque son 1- de los maa responsables de sus grupos y 2- son los unicos que pueden manejar a los jovenes hijos/aprendices de Demarius, lo que hace que Choso interactue mas con ella.
al principio, Choso solo habia visto un lado muy estandar de lectora, el como trataba con dureza y rigidez a todos(a el sobretodo) e incluso llegando a ser estricta y diciplinada.
le recordo un poco a aspectos no muy agradables de alguien(Kenjaku).
sin embargo, cuando tenian que cuidar de los mas jovenes, los niños (especialmente de los niños con trauma) algo cambiaba en lectora.
toda su aura intimidante desparecia y se volvia alguien mucho mas maternal, tranquila y amigable.
era casi como ver a otra persona..
y en cierta forma Choso anelaba ese tipo de trato.
no solo por su propia falta de figura materna, sino porque el genuinamente querria acercarse a lectora, pero no tenia idea como.
(puede que hasta le pregunté a Yuki, Yuji y compania sobre que hacer, pero todos le dan respuestas que se contradicen entre si y el esta aun mas confundido).
aunque sea, Choso empieza a hacer una estrategia(para nada creepy o preocupante) sobre como acercarse a lectora.
primero, saber que cosas le gustan o tienen ambos en común ¿como? facil, SIGUIENDOLA a todas partes y asi poder asegurarse de qje estaba bien:D
¡El no puede evitarlo! lectora nisiquiera es una usuaria de energia maldita ¿como se supone que se defienda de los seres horribles que plagan este mundo si nisiquiera los puede ver?
sumale a eso que para estas alturas la mayoria de los hermanos de Choso estan muertos. por lo que se aferra mucho a la relación con lectora y querer tener su aprobacion.
segundo paso, tener una mejor relación con ella, este no es tan preocupante como el anterior, pero Definitivamente sigue siendo un poco creepy por el anterior.
Choso trata de hablar como puede con lectora y asi ser mas cercanos, lo cual funciona a medias, ya que lectora no disfruta de cuando Choso no es claro con lo que dice(tartamudea) o, en sus palabras, dice sinsentidos.
pero al menos el y lectora logran entenderse mejor, ya que Choso logra resolver una de sus dudas, su relación con Demarius.
lectora, viendo que Choso parece(je) ser inofensivo, decide contarle como conocio a padre Demarius.
resulta que lectora(al igual que Choso) fue defraudada por la humanidad en muchas ocasiones, ya sea con sus padres, la gente de su pueblo o "religión"...su prometido.
todo llego a un punto donde lectora decidió huir sin pensar en si viviría o no, simplemente queria huir de esa pesadilla.
y ahi fue cuando conocio a padre Demaryius.
el fue quien la salvo, quien le dio un nombre, un propósito, un hogar...
y eso le estaria agradecida siempre.
pero no toleraria nada de tonterias cuando se tratara de el.
Choso se abre con lectora y se da cuenta de que ambos realmente tienen bastante en común, mas de lo que pensaba...perfecto.
gracias a esto, lectora confia mas en Choso y termina sin darse cuenta de varias de sus peores tendencias yandere.
justamente porque después de saber por todo lo que paso lectora, Choso no quiere termian siendo como la gente que la lastimo antes.
por lo que no hay secuestro, pero si hay mucha manipulación.
de que tipo? del tipo que te hace sentir culpable por no darle atención, por dejarlo solo.
tambien Choso no esta por arriba de usar el trauma de lectora para mantenerla cerca, ya sea mediante mencionar su propio trauma con un padre abusivo o después de la muerte de Yuki.
posesivo como la mierda, cuando ya estan en una relación, ten por seguro que se convirte en la sombra de lectora. ¡incluso la sigue stalkeando! solo que se siente menos culpable al respecto ahora que son oficiales.
creo que la unica persona a la cual no le tendría celos es a Yuji por OBVIAS razones, y talvez padre Demaryius, pero aun asi es "precavido" con el (mas que nada por el nivel de poder entre ambos).
aun respeta y hasta quiere a Demaryius, pero Choso no dejara que le quite algo tan precioso.
MUY AMOROSO, ya sea contacto fisico, palabras de afirmacion, regalos, etc. Choso le encanta mimar a lectora y tenerla cerca en general, lo cual a veces es un contra para lectora 😅 pero tranquila, eventualmente te acostumbras.
definitivamente sobreprotector a niveles inimaginables. ya lo dije con sus tendencias stalker, pero el cree que si quita la vista de lectora UN SEGUNDO algo horrible podria pasarle, y le aterra.
gran parte de sus tendencias yandere estan relacionadas con el miedo, miedo a estar solo, miedo a que lectora muera, miedo al abandono, a la decepción, etc.
por lo que lectora fácilmente tambien puede manipularlo si lo quiere, asi puede hacer que mejore o HUIR.
porque sigue siendo un yandere.
ha matado, matara y seguira matando por lectora.
no importa quien, si se mete en el camino de SU felicidad, se toparan con la muerte.
el merece ser feliz.
solo...dejenlo...
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pkm-astria-rpg · 2 months
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¿Qué camino crearas? ¿Qué camino tomaras?
En Astria, aquellos que deciden aventurarse en compañía de un Pokémon, suelen especializarse en diversas disciplinas o estudios. Cada camino es diferente y presenta diferentes retos y metas ¿Sabes cuál sera el tuyo? ¡Conoce un poco más al respecto justo aquí!
Entrenadores: Aquellos enfocados en practicar y perfeccionar técnicas de combate. Buscan reconocimiento por su fuerza y la de sus compañeros, y suelen probarse a si mismos mediante torneos y, por supuesto, retos de gimnasio, con los mejores incluso escalando hasta la Liga Pokémon y los Altos Mandos.
Coordinadores: Exponentes del entretenimiento y la belleza. La fuerza bruta no les complace a menos que pueda exponerse de forma estética bajo un reflector. Los listones son su orgullo, pero es innegable que los más carismáticos son capaces de alcanzar la fama aún sin hacerse con estos. Su hogar está en los escenarios.
Profesores: Los eruditos y estudiosos de la región. Sus notas y estudios son tan importantes como ganar una medalla o un listón, por lo que siempre tendrán todo el apoyo para sus investigaciones y ¿por qué no? incluso algunos experimentos.
Estudiantes: ¡El brillante futuro de la región! Una de las instituciones educativas más prestigiosas de todo el mundo se encuentra en Astria, por lo que prodigios de todas las regiones viajan para poder estudiar en este lugar. Sin un camino completamente definido, se anima a los estudiantes a vivir todo tipo de experiencias, viajando y explorando mientras disfrutan de amenidades como dormitorios y hostales gratuitos, para mantenerlos seguros durante su recorrido por toda la región. Todo esto, claro, cubierto por la generosa matricula que hay que pagar para ingresar.
Doctores: Profesionales, aunque la gran mayoría se enfoca en la salud, algunos llegan a especializarse en campos diversos, pero no por ello menos útiles. La mayoría se encarga de mantener a nuestros Pokémon en óptimas condiciones, siendo la mano amiga que muchos viajeros necesitan en sus aventuras.
Rangers: Aquellos que se encargan de velar por la justicia. Estos se dedican a proteger y servir. Puedes encontrarlos en cada rincón de Astria y, en caso de que tengas un problema siempre podras contar con su apoyo, protección y pronta respuesta.
Equipo Cinder: Una red clandestina de fugitivos y amigos de lo ajeno. Son personas que se involucran en cualquier actividad que quebrante unas cuantas leyes, y se han terminado asociando ya sea buscando un sitio al que pertenecer, o esperando algo de protección para que los Ranger no los atrapen tan fácil.
Aprendices de Líder de Gimnasio: Los líderes de gimnasio son importantes, son pilares de la sociedad en Astria. Pero no pueden hacer todo el trabajo. Por eso existe esta posición. Un trabajo digno al que no cualquiera es aceptado, este trabajo conlleva apoyar y seguir las instrucciones de alguno de los líderes de la región, quien buscara preparar al aspirante para tomar su posición eventualmente.
Miembros de la Liga: Los entrenadores más destacados y poderosos de la región. Además de su valía en combate, son pieza clave en la armonía y control de toda Astria. Respetados y admirados, no es fácil llegar a esta posición, pero definitivamente no hay orgullo mayor.
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Angry teenage girl becomes the aprendice of a retired criminal, funny enough, i have an OC with that exact same plot so... Lets just hope things go better for Noor than they did for her /pos
wait don't leave me on that, at least tell me she gets a happy ending 😭😭
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rubimoon45 · 4 months
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UN MENSAJE DE DIOS 1/2
You only need to translate the text to read it!
Pairing: Sigtryggr x fem!reader
Sinopsis: cuando los daneses asedian la capital de Wessex con Dynah dentro, no queda otro remedio que rendirse. Así hacen, separan a la familia real de la clase baja. Aún con esas, el líder de los daneses parece atraído por la idea de aprender.
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Valhalla.
Una palabra con tanta fuerza, pero a la vez vacía. Poderosa, para aquellos que desafiaban las órdenes de la hermandad y la palabra de Dios. Con tanta profundidad como lo podía ser un pozo sin fondo, que se convertía en nada... O en todo, para ellos. Morir en batalla. Buscar una muerte honrosa que los lleve a esa fiesta o reunión al otro lado. O como le habían explicado, muy por encima, hacía ya mucho. Y vacía para aquellos como ella, que se refugiaban en las cálidas palabras del Señor, pero también comprometedoras. Porque a veces el Señor era cruel hasta con sus más fieles seguidores. A Lady Aelswith le habían arrebatado al rey, pero bendecido a su hija con la corona de Mercia para continuar el sueño de su padre.
La cristiandad se mantenía fuerte, pese al avance y los continuos esfuerzos de los bárbaros daneses para extinguirla. Eso era lo que decían los padres de la ciudad, o los monjes que llegaban de una larga peregrinación. El cambio de trono de Mercia y los rumores dentro de Wessex sobre una posible traición habían dejado el camino llano a las especulaciones. Una pequeña novicia en prácticas tampoco tenía mucho que aportar. Recomendada desde hacía un año por el fallecido Beocca y educada por la antigua sacerdotisa y guerrera Hild. Un honor, cuanto menos. Sobre todo ahora que Wessex estaba vacío y necesitaban el consuelo de Dios.
Había pasado una semana desde que la noticia de Mercia había llegado con los peregrinos a la ciudad, a Wintanceaester. Lord Aetelhem decía que las funciones de la ciudad debían continuar como siempre, y que el rey volvería cuando acabase su gestión al otro lado del reino. Más bien le ordenaba. Debido a la falta del Padre Pyrlig para aconsejarla, pasaba sus días al servicio de la reina y jugando con el joven príncipe, vigilándolo a veces también. Limpiando el desorden de la vieja sala de escritura, recitando sus oraciones en la capilla, ... En ese momento estaba en ella, orando por la delicada salud de la reina y la del rey que no podía dejar el reino en las manos de un niño. El frío bajo sus rodillas era tétrico, como aquel espacio apenas iluminado por unas velas y el viento nocturno que se colaba por la piedra helada de la residencia real. En Cockham las noches eran iguales, pero allí al menos estaba en presencia de sus hermanas aprendices, y era reconfortante.
Una vez acabó sus oraciones, se levantó del suelo. Observó a su alrededor. Vacío, como las palabras de los infieles, pero protegida por la fe y mano del Señor. El sarcófago de piedra tallada con el cuerpo del viejo rey como su compañía terrestre. Huesos y polvo era lo que quedaba, pero había leído las crónicas de sus hazañas por encima con ayuda del Padre Pyrlig, y aprendiendo la sabiduría de sus acciones por el Padre Beocca. Apretó el rosario entre sus dedos. El dolor de las cuentas era gratificante para aquellos que pecaban como su castigo... Y para ella un recordatorio más para sus labores hacia la fe. Casi salió corriendo de la capilla, a un pasillo oscuro apenas iluminado también y por aguas ventanas amenazaban los primeros rayos de luz.
Sus aposentos estaban en un ala alejada, cercanos al dormitorio de Lady Aelswith. Conocía la situación de la reina viuda, así que suponía que era un consuelo tener a alguien en enseñanza de lo que ella conocía de cerca. Una de las doncellas de la reina apareció de entre las sombras, saliendo de un cuarto ahora abierto.
-¿Qué ocurre? -preguntó con cortesía, en voz baja, a sabiendas de que dentro de los aposentos reales iba a estar la reina descansando. Así lo supo solo con ver la oscuridad que lo envolvía, sin apenas un rayo amable de luz.
-La reina no puede dormir. Dice que escucha ruidos fuera.
-Tal vez madrugar para rezar consolaría su agitado espíritu y conciencia -razonó. El semblante de la doncella no se inmutó-. Debe echar de menos al rey.
-Un rezo matutino no va a ayudarla. Iré a buscar algo para relajarla.
-Lo dudo.
Dynah levantó la cabeza ante la gruesa voz masculina. Una parte de su cabeza pensó que era un guardia, hasta que se dio cuenta de que la voz provenía de dentro. Del interior de los aposentos de la reina. Solo para encontrarse con el rostro blanco y melena rubia de esta. Dynah casi se tambaleó al ver quien iba tras ella, con un cuchillo a un lado de su delgado cuello. Las cuentas de su rosario resbalaron de entre sus dedos, hasta caer al suelo. La doncella apenas tuvo tiempo para reaccionar.
Dos hombres más, con el mismo tipo de atuendo para la vida nómada y forrado con pieles, pero también visiblemente protegido con zonas de cuero, aparecieron sujetando al joven príncipe. Al verlo, la reina Aelflaed lanzó un jadeo e intentó ir a por él. Al intentarlo, hubiera tropezado con su ropa de cama de no ser por el agarre del hombre. Este rio al verla fracasar, y dijo algunas palabras que ninguna comprendió. El corazón de Dynah se aceleró cuando los tres las arrastraron con ellos por los pasillos de piedra del palacio. Todo estaba tan callado... ¿Y lo guardias que protegían el interior? ¿Y los demás hombres leales que quedaban? El miedo de su interior se acumuló pensando en lo que podría estar ocurriendo para que todo estuviera tan calmado, pero ese silencio... Era peor que la soledad de la capilla cuando Dios no respondía a sus plegarias.
Los tres hombres las sacaron con ellos al exterior, a través de la entrada que daba al jardín delantero y posteriormente a la salida del palacio. Dynah tragó saliva cuando vio lo que acontecía ahí mismo. Más hombres como esos desconocidos invasores en el jardín, acompañados de los propios guardias. Con una diferencia. Estos destacaban por estar de rodillas y con las cabezas gachas, delante de un grupo de captores armados que al pareces esperaban órdenes. Una mujer con el pelo recogido, mismas vestimentas, y notablemente embarazada, sujetaba una larga espada por la empuñadura en dirección a un hombre también en ropa de dormir. El rostro anciano y cansado del hombre miraba hacia el filo del arma, que apuntaba hacia su cuello sin vergüenza, como la imagen del arcángel Miguel cuando se enfrentó a los ejércitos de Satanás. Solo que los papeles estaban invertidos. Lord Aetelhem.
-Padre -sollozó la reina aún temblando y con la piel de gallina.
-Por favor -los labios del hombre temblaron al verla. Al verlos, a su nieto y a su hija, expuestos de esa manera como trofeos de guerra.
Dynah tembló también, pero no podía hacer nada contra su captor. Más fuerte y más alto que ella, la cogería al instante de zafarse. Estaban tomando el castillo. Hild le había enseñado lo que hacían en ese tipo de situaciones, en especial con las mujeres. A la reina no la tocarían, el príncipe solo era un niño que no comprendía lo que pasaba y Lord Aetelhem era el protector de la ciudad ante la ausencia del rey. Pero a ella, a las doncellas y a las súbditas les vendría un destino peor que una muerte. Solo hacía falta verles. Y la mujer que apuntaba a Lord Aetelhem...había una frialdad en sus ojos, en la forma en la que se movía, comparables con las ciudades de Northumbria de acuerdo a los caballeros.
-Usted elige, Lord -dijo otra voz. La del varón al lado de la mujer guerrera. Se dirigía al padre de la reina, casi burlándose, pero sin mostrarlo. No comprendía nada. Tan contrarios y por una misma causa. Melena larga, piel blanca y ropajes de cuero. Casi vio a Sihtric reflejado en esa persona de no ser por la expresión. En las pocas ocasiones que se habían visto, le había parecido un personaje diferente por sus ambiciones. Esa persona...a simple vista se divertía con lo que hacía. Entonces lo recordó. Juzgar era un pecado, por el cual ella se estremeció-. Rendirse o luchar. Es sencillo.
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Lord Aetelhem vaciló.
Y las piernas de Dynah temblaron cuando el frío la golpeó. El hábito al menso era de lana. La ropa de cama de la reina no era más que algodón y lino finos. Supo ver lo que pasaba por la cabeza de Lord Aetelhem. Sobre todo cuando era consciente de la posición en la que estaban.
-Nos rendimos.
Dynah tomó aire cuando una sonrisa apareció en la cara del varón que le plantaba cara. Escalofriante, pero... La mujer se mordió la lengua, pero bajó la espada. Continuó mirando al Lord antes de darse lavuelta y atender directamente al que parecía el líder de esa pequeña armada. No era una guerrera como Hild, pero sabía contar y distinguir. Cuando vio que las espadas atravesaban los cuellos y los pechos de los guardias sajones, Dynah supo que no iban en broma. Que ahora toda la ciudad estaba al mando de los daneses y ellos eran rehenes.
-Encerradlas en la capilla. Que estén junto a su dios y rey.
Los guerreros a sus órdenes obedecieron. Tiraron de sus codos para obligarlas a caminar, de nuevo, al interior. La sangre manchaba el suelo y se extendía a medida que los cuerpos se vaciaban. Su cuerpo se sacudió y su nariz picó, amenazando en derramar alguna lágrima y suplicar el perdón por su vida y la de esos guerreros.
-Madre -el príncipe balbuceó frotándose los ojos, adormilado. Dynah rezó una oración silenciosa por la que podían hacer ahora con ellos.
El príncipe heredero y la reina en manos danesas. La capital del reino más poderoso tomada. El rey debía darse prisa y resolver esa situación. Dios apretaba. Eso se suponía.
-Espera -ladraron a sus espaldas. Los hombres danesas se detuvieron-. Separadlos. Poned a la familia del rey en la capilla separad a los otros.
La mujer se acercó a él. La espada colgaba ahora de su cintura.
-¿Qué estás haciendo?
-Ser inteligente. Ellas dos no son de la familia real -les lanzó un gesto despreocupado con la cabeza. Su melena sucia de sangre y polvo y oscura se balanceó con el gesto-. Se ve a simple vista.
-Qué más da eso -sonaba muy molesta. Tanto que hizo que ella se encogiera.
El hombre le devolvió la mirada, los ojos claros mirándola como si intentase leerla. Los ojos oscuros de la mujer no vacilaron ni un instante. Temía perderse en esa oscuridad. El silencio mortal entre los dos se rompió cuando la cabeza de ella dirigió hacia ellos. La cara de la reina, blanca como la nieve, palideció si cabía más. Sus delgados brazos fueron a sujetar los estrechos hombros del príncipe.
-A ti te conozco -dijo entonces la mujer. Había posado los ojos sobre ella, como si fuera la presa de su larga y emocionante caza y la familia del rey quedase en otro plano. Asimilando sus rasgos, la mujer no era una belleza, pero su violencia le daba una belleza fiera. Tal vez los dioses la hubieran forjado de esa forma-. Sí, te reconozco -se acercó un poco más a ella, hasta que pudo oler el aroma a muerte que la envolvía-. Ese pelo rojo... Thyra bromeaba con que podrías ser su hija. Estabas con Uthred y sus amigos cuando esa bruja de Pelo Sangriento lo maldijo para atormentarlo. Pensaba que eras danesa.
A Dynah se le secó la garganta.
También la recordaba, muy por encima, casi como un recuerdo dormido sobre su pasado. La Hermana Hild recomendaba abandonar el pasado y perdonarse a sí misma por los errores de los demás, pero teniendo en cuenta que no todo lo ocurrido era por ella. La vida en Coockham había sido un lavado de cara y sin lugar a dudas una muestra de la misericordia de Dios para aquellos que siempre habían sido unos fieles seguidores de sus enseñanzas. Esos ojos juntos y pecas desperdigadas alrededor de la nariz. Ya la había mirado a lo lejos cuando viajaron a Northumbria, ahora era como tener un espejismo del pasado sobre la imagen de la mujer alegre y vivaz que una vez vio.
-Debes de saber dónde están Uthred y sus amigos, ¿verdad?
-Sé lo mismo que usted, señora -apretó los puños en uno, los dedos arañando la piel de sus nudillos.
La respuesta de la mujer fue cruel. Una sonrisa despiadada que solo consiguió erizarle los pelos de todo el cuerpo.
-Un recordatorio de lo que somos capaces le vendrá bien a ese rey vuestro. Demostrarle de lo que somos capaces -la miró de pies a cabeza, desde el final de su hábito azul oscuro hasta el más erizado de su melena pelirroja. Como si tuviera la solución justo en frente. El sudor y el miedo se juntaron-. Obligarlo a que nos entregue más territorios y la ciudad. Su ciudad y la de su querido padre.
Se estremeció con solo pensar que iba a ser madre.
-¿Qué propones, Brida? -respondió él, casi con pesadez.
Birda, la mujer, le devolvió la mirada una vez más. Nunca había visto a nadie mirarla como si valiera menos, con esos pequeños ojos marrones observándola con absoluto desprecio.
-Mándale su cabeza -hizo un gesto brusco con la barbilla en su dirección-. Es más chocante para los cristianos cuando ven que estás dispuesto a matar mujeres y niños.
Dynah jadeó audiblemente, aterrorizada ante la idea. La reina y el príncipe se revolvieron, pero antes de que pudieran objetar -que lo dudaba- los guerreros se los llevaron junto con la doncella, seguidos de Lord Aetelhem al final, tras un sutil pero no desapercibido gesto de cabeza de su líder.
-No haremos eso -le respondió él, fríamente-. Matarás a los hombres que quieras, pero ella se quedará conmigo.
-¿Y qué harás con ella, ir a rezar? Es sajona y cristiana. No tiene más gracia que eso.
-Eso lo decidiré yo.
Dynah se revolvió del agarre del hombre que todavía la mantenía a su lado. Los dedos apretaban la carne tierna del brazo, aunque la gruesa lana la protegiera. El hombre hizo un gesto cortante hacia los daneses que flanqueaban a la mujer. Solo pudo ver cómo algunos de ellos comenzaban a arrastrar los cuerpos de los sajones muertos hacia la salida, dejando senderos de sangre a su camino. Si quedaba algo de esperanza, esta se perdió cuando el líder avanzaba con desdén y tomaba su brazo en un rápido movimiento. A pesar de la conmoción y disgusto, el saber que tanto la reina como su hijo estaban a salvo y su cabeza se mantenía en su sitio era reconfortante.
Por el momento.
La habitación a la que la llevó era el estudio del rey. El sitio donde se planeaban las guerras y que anteriormente había sido el lugar de redacción del rey Alfredo. Aún habían libros, pero predominaban los mapas. Una larga mesa de madera y varias sillas decoraban el medio del espacio. Mientras sus ojos vagaban por la habitación, ese nuevo espacio que solía estar cerrado para gente como ella, salió de su ensoñación al recordar la razón por la que estaba ahí. Ni el iluminado y bello espacio podían hacer frente a la maldad de los actos de los hombres. Dynah se dio la vuelta rápidamente, envuelta en la tela de su atuendo y el rostro enmarcado en la pesadez de su melena ahora revuelta.
-Quédate atrás -tartamudeó una advertencia, retrocediendo. Ya no la agarraba, pero su brazo recordaba la fuerza de los dedos del anterior y la todavía presencia del otro. Y no le gustaba. Miró a su alrededor. Lo único que podría usar como arma era uno de esos libros o alguna pluma.
Si Brida había conseguido asustarla con solo sonreír, la presencia de aquel hombre hacía que todos sus sentidos se pusieran alerta. No tenía el semblante austero de los otros guerreros, pero sí un aspecto que pese al desinterés podía ser considerado de atractivo y juvenil. De su misma edad, o cercanas, con suerte. Dynah apretó los dedos de nuevo, con el miedo apretando en su pecho. En su respiración nerviosa. Y esa sonrisa, que no era cruel. Divertida y peligrosa, sí. Pero si un danés quería matarla, la habría dejado en manos de Brida y su espada tras la amenaza.
Él solo la miraba, como si le pareciera divertida la situación. Caminaba por la habitación, ordenada, y analizando el espacio detenidamente sin pararse mucho en cada detalle.
-¿Sabes quién soy, pequeña guerrera?
-No.
Así solían llamar a Hild. Sihtric para burlarse. Que la llamasen así era estrechamente familiar. Y una forma de recordarle que era una inútil, una sierva más. Ahora un rehén. Pero la vanidad era un pecado y casi un castigo. Él se detuvo, después de rondarla como una presa, y cambió su comportamiento. Su postura se enderezó, inclinando la cabeza y juntando los brazos tras su espalda.
-Soy Sigtryggr Ivarrson. Soy un danés que ha tomado Winceaester -lo decía con orgullo, cosa que no le sorprendía. Lo que sí conseguía generar en ella era la sorpresa de que se pareciera tanto a Sihtric como a Uthred, a su propia manera. La cercanía de su cuerpo se tuvo en cuenta cuando los dos ojos rodeados de negro, seguramente ceniza, se convertían en dos faros de luz azul-. Si desease follar con una mujer, no necesito hacerlo por la fuerza.
Dynah no le respondió. Solo lo observó, en silencio, con el cuerpo arqueado buscando una separación entre ambos a la fuerza. Se preguntó, una parte de ella, si era consciente de lo que generaba solo con abrir la boca. ¿Era eso lo que sentían los guerreros del rey cuando daba una orden, cuando les imbuía coraje antes de una guerra...? Con esa suavidad, pero también fuerza y sentimiento, su confianza.
Buscó algo que decir, pero no encontró palabras. Nada más que un nudo en la garganta y la lenta cadencia de su propia respiración, subiendo y bajando en su pecho. La una reacción que tuvo fue el sentir la sangre subir a sus mejillas. Dynah se quitó el sudor de las manos, pensando en la tontería que era conocer su nombre si iban a matarla en algún momento. Cuando se dieran cuenta de que los sajones no iban a dejar que los daneses tomasen su ciudad más importante. Y con solo imaginar la contraofensiva el efecto de las palabras se anularon, como un hechizo.
-Bien -fue lo único que le salió decir-. ¿Por qué habéis venido? El rey no está en la ciudad.
Tragó saliva cuando los finos ojos azules, del color del hielo, continuaron sobre ella como si fuera el único objeto de la sala. Que el pelo le cayese por cara no ayudaba a quitarle esos aires violentos, ni...la enorme cicatriz que pasaba por el lado izquierdo de su cara. ¿A cuántos habría matado? Si no abusaba de ella, es que había otro motivo para mantenerla separada de las demás doncellas.
-A tomar lo que me deben -dijo, simple-. Tu gente me expulsó de la mía. Así que tu rey me la devolverá a cambio de su hijo.
-¿Y si no lo hace? -se atrevió a preguntar, casi en un susurro.
-Entonces la cabeza del crío sería una bruna oferta para recapacitar. Puede tener más, ¿no?
-Su humor al ver la ciudad no será un buen paso para recuperar las tierras.
La sonrisa su respuesta. No cruel, pero sí burlona.
-Una buena oportunidad para probar su paciencia, entonces.
-El príncipe no tiene culpa de nada, es un niño -Dynah vaciló, pero entonces recordó las palabras de Hild. El Señor la protegería en su espacio más sagrado, por mucha reticencia que tuvieran los paganos a entregar un lugar que ellos ya habían ocupado con anterioridad-. ¿Somos vuestros prisioneros?
El líder, Sigtryggr o como se pronunciara su nombre, se volvió hacia ella. Había comenzado a inspeccionar los mapas sobre la mesa con aire curioso, como si de verdad conociera su uso.
-Eres libres de irte cuando quieras -ofreció, aún con las manos en la espalda. Y una sonrisa un tanto socarrona-. Pero tendrán que enfrentarte a Brida. Para estar embarazada es más vigorosa que la mitad de mis hombres.
No quiso saber de cuántos meses estaba. O de lo que pasaría si salía por la puerta siguiendo el consejo y se enfrentaba cara a cara con ella. Dynah tragó con fuerza, mirando hacia la puerta. Era imposible que estuvieran ellos dos solos, habría más hombres detrás de esos dos trozos de madera tallados. Su libertad era una ilusión, una broma con la que él jugaba. Estaba atada de manos y pies. Mantenerse callada y obedecer era su una salvación.
-¿Voy a...estar aquí encerrada?
-Es un buen lugar. Para un hombre aburrido.
La sala de los hombres y la ley. Tan diferente a lo que a ella le correspondía... Hubiese preferido tener la capilla. Aunque fuera helada, estuviera sola y húmeda cuando hacía mal tiempo. Estaría con su dios. Como si supiera lo que pasaba por su cabeza, la atención de Sigtryggr pasó hacia donde ella miraba: las estanterías. Su cuerpo se alejó de la prudente separación entre ambos, y caminó hacia la más cercana. De entre todos los pergaminos y contenido, toda la información de los sajones durante generaciones, sacó uno de los gruesos tomos. Lo hojeó por encima, frunció el ceño y cuando acabó con él preguntó:
-¿Puedes leer?
Ella asintió. No era necesario saberlo, pero Hild había tenido la cortesía.
Sigtryggr le tendió el tomo.
-Leeme.
-¿No sabes leer?
-Puedo -dijo con una sonrisa traviesa. Dynah tomó el reino, que pesaba, y casi le dio la sensación de haber acariciado las puntas sus dedos-. ¿Pero dónde está la diversión si lo hago?
Supuso que tenía razón. Suspiró pero no le quedó otra que hacer lo que le pedía. Se sentó en una de las duras sillas frente al escritorio, mientras que él hacía igual en un asiento al lado de la ventana al final de la sala. La luz que entraba por los múltiples huecos cubiertos hacía que su melena hasta por debajo de los hombros brillase clara, entre un castaño claro tirando a pelirrojo.
Cuando comenzó a leer tuvo la sensación de estar invadiendo el espacio de Alfredo y la Casa de Wessex. Pero a medida que avanzaba se daba cuenta de que los sajones eran sólo nombres de los grandes reyes y solo de ellos y sus mayores victorias, sus avances en las islas. Y que en ninguna se mencionaba o hacía referencia a la presencia de Uthred tanto en negociaciones como en el campo de batalla. Pero que a Sigtryggr parecía interesarle, curiosamente, sólo porque escuchaba y en ningún momento, sólo en las batallas de los daneses, interrumpía para lanzar algún comentario jocoso.
Y eso ya tenía bastante que decir sobre él.
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Durante la próxima semana, los días transcurrieron parecidos a ese. Ella le leía en voz alta la historia de los sajones o algún texto religioso cuando se aburría de escuchar las hazañas de sus enemigos. No estaba segura de las motivaciones reales sobre su interés en escuchar esas historias, o lo que pretendía encontrar al hacerlo. Lo único que podía pensar era en una forma de distraerse de la espera. Dynah estaba ansiosa por tener noticias del rey, más allá del asedio que Sigtryggr le había informado uno de esos días atrás. Porque estaba segura de que al conocer las noticias Uthred no se quedaría de brazos cruzados. Actuaría por su cuenta, como siempre.
Rezaba todas las noches, cuando quedaba sola ahí encerrada, y con las manos entrelazadas, por la seguridad de todos ellos. Por el rey y su familia. Por Uthred y sus amigos. Por el Padre Pyrlig. Y por último se dejaba a ella misma. No es que estuviera siendo torturada, como si viviera como una reina, pero todo buen gesto tenía que ser agradecido, en parte. Y dado que aún tenía la cabeza sobre los hombros... Estaba siendo afortunada.
Una vez, la entrada de Brida al estudio los había pillado desprevenidos. A ambos, sí. Ella le estaba leyendo sobre los milagros de algún santo y él escuchando, pero con la mirada perdida en otra parte del estudio. Nunca hablaba, y no recordaba haberle dicho su nombre. O que le preguntase por él.
-Tenemos que empezar a matar rehenes -había anunciado.
Dynah se había quedado sin palabras.
-Tenemos a la familia del rey. No van a hacer nada.
-Planeando un ataque. Ahí parados y conociendo la ciudad mejor estarán buscando una oportunidad. Un hueco -la ira incontenida de sus palabras se traslado a sus acciones. El vientre protegido por una tela más gruesa y escamada cada vez abultaba más-. Déjame matar a la cría. Si no me dejas la cabeza de la pelirroja, déjame a la hija de Uhtred.
Se había quedado callado, pensando. Stiorra. La última vez que la había visto fue en el convento de Coockham con Hild, cuando Uthred había ido a reclamar sus tierras... Y luego la noticia de la muerte del Padre Beocca y que el plan había salido mal. El joven Uthred y su hermana se habían quedado en el convento con ellas a su cuidado, y lo último que supo de ella fue una mañana en la que le comunicaron que por órdenes de su madre había marchado camino a Mercia para refugiarse en alguno de los señoríos mercianos de la reina.
El peso de su corazón la hundió en la tristeza desde eso, y en rezar cada vez con más frecuencia. No supo más de la hija de Uthred. ¿La habían matado de verdad? Sin su rosario era difícil mantener sus pensamientos a raya, pero lo hacía como podía Incluso en la improvisada cama que había hecho con unas cuentas mantas de otras camas para mantenerla en la misma sala, ese hombre seguía siendo un misterio y su captor.
La respuesta de Sigtryggr había sido continuar con lo que estaban haciendo. Cosa que a Brida no le gusto un pelo.
-¿De qué conoces a Brida?
La había interrumpido después de eso, cuando volvían a estar solos y ella iba a comenzar a leer de nuevo, con la boca seca, para preguntarle.
-Cuando Lord Uthred fue maldito por una bruja pidió que lo llevasen al norte, donde ella residía con Ragnar y otros daneses. Ellos me encontraron por el camino y decidí seguirlos. Luego llegaron el Padre Beocca y Thyra, su esposa y hermana de Ragnar. Me fui con ellos a su convento cuando me ofrecieron una vida de paz -no supo qué mal contarle, puesto que lo demás iba a ser un lío de explicar para alguien que desconocía la vida cristiana y el pasado aún era una marañas de imágenes-. Ellos me salvaron.
-No me imagino a una cristiana viajando con unos daneses a cambio de nada. ¿Qué te ofrecieron, o qué les ofreciste?
Solo se encogió de hombros, conociendo el significado de sus intenciones.
-No todo es deseo de algo. Me ayudaron y ahora rezo por ellos aunque no crean en mi dios -lo último lo dijo en un susurro-. Es lo mínimo que puedo hacer.
-¿Confiar en un matadaneses consuela el alma de tu dios?
Dynah lo miró a la cara después de mucho rato concentrada en los adornos de la crónica y las intricadas letras.
-Dios no tiene alma. Y si la tuviera, yo no soy nadie para juzgar sus decisiones -agachó la cabeza, cuando el frío de sus ojos azules pasaron la barrera y la hizo estremecer-. Confío en la persona que me salvó la vida sin saber cómo era.
No hubo respuesta.
Continuó leyendo como él quería y sin hacer nada que se saliera de la regla. De lo establecido entre captor y rehén. Siguieron pasando los díos, en los que el único contacto humano era con él, Brida cuando entraba para informar de los cambios o algunos guerreros que llegaban por órdenes suyas para...dar más órdenes. Pero ninguno hablaba con ella o si quiera la miraba. Le dejaban claras sus intenciones cuando le llevaban la comida, que a cada día disminuía, y la veían ahí desaliñada con su hábito de lana azul y la cruz de madre colgando de su cuello. Algunos daban miedo solo con verlos, y otros la ignoraban.
-¿No puede haber una resolución pacífica? -preguntó uno de esos días, cuando el hambre la mantenía incapaz de concentrarse y leer era cada vez más difícil, y más comprender lo que decía los libros.
-Es más difícil vivir en paz con los enemigos que enfrentarlos.
-Estamos en paz -se defendió-. Si pudisteis sitiar la ciudad es porque el rey Eduardo no os ve como una amenaza.
Escuchó su asiento crujir y seguido una serie de pasos hacia ella. Por un momento pensó en que iba a matarla por criticar su plan. O lo que fuera que tuviera en mente.
-Tampoco somos aliados -Dynah se mordió en labio inferior, manteniendo las manos sobre la mesa y cerradas en puños. La presencia de él no tardó en aparecer a su lado, acompañado de su olor salvaje y a fuego. Al lado de su mano diestra dejó un trozo de pan que no recordaba haber dejado de lado y para después-. Cuando uno de los bandos quiere exterminar al otro, tienes que elegir. Yo elijo defender a los míos y tu defiendes a los tuyos.
Miró hacia los mapas. Colocados estratégicamente cada uno y con unas figurillas que supuso que representaban a los ejércitos; luego, al trozo de pan que le había dado. ¿Qué era, entonces? Ansiaba recuperar lo que era suyo pero no cedía ante nada. Winceaester era suyo.
Alzó la cabeza y se atrevió a mirar en su dirección, hacia su espalda. El pelo caía por debajo de sus hombros, enredado pero de alguna manera medianamente decente frente al suyo que sí era un desastre de mechones pelirrojos. Se fijó en la forma de sus hombros, anchos frente a una cintura estrecha pese a toda la armadura de cuero que no se quitaba desde...hace mucho. Sus brazos eran igual de delgados, pero se notaba el uso de la espada, el movimiento continuo de ambos para sus guerras. Dynah se pellizcó consciente de lo que acababa de hacer. Casi se avergonzó de mantener esos pensamientos. La mentalidad de los daneses era curiosa.
Antes de que se marchara una de las noches, cuando la garganta de Dynah ardía de cansancio y ansiaba un trago de agua, él se quedó parado delante de la puerta.
-Nunca pregunté tu nombre, ¿verdad?
-¿Para qué querría saberlo? -guardó el libro en la estantería. Estaba lista para irse a la cama, pero retenerla por eso significaba algo diferente a los días de atrás.
Se abrazó a sí misma, disimulándolo con que cruzaba los brazos sobre el pecho. Los ojos de Sigtryggr la recorrieron, para acabar con la sombra de una sonrisa en un rostro manchado de ceniza. El aleteo de su corazón despertó en sus adentros
-Saber con quién paso el tiempo -fue lo único que dijo.
Casi sonaba indecente, pero Dynah estaba demasiado cansada y dolorida para discutir. O cuales fueran sus motivaciones queriendo continuar su charla.
-Dynah.
Silencio. Sigtryggr asintió, el pelo que caía por su cara meciéndose.
-No suena sajón -dijo, antes de irse.
Ella se quedó en el sitio. Tardó unos minutos en darse cuenta de que no iba a volver, que ya era tarde y le daba permiso para dormir. Se miró una última vez las manos, las cutículas levantadas y sangrientas por sus dientes. Luego, se fue a la cama improvisada con mantas y se abrazó como pudo, con el rostro enterrado en una de ellas. Cuando se levantó, a la mañana siguiente, el rosario estaba envuelto en su mano.
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Con su rosario ahora podía rezar apropiadamente. Sigtryggr desaparecía todos los días dejándola sola en el estudio. Era en esos momentos que aprovechaba para hacerlo, de rodillas en el suelo y mirando hacia la ventana más grande del estudio. De alguna manera, aunque supiera que no iba a tocarla y probablemente ignorar lo que hiciera con su dios, rezar en su presencia nunca sucedería. Se descubrió un día dándose cuenta de que lo hacía para no molestarle. Y estando sola... Dios era su única compañía.
Murmurando la última estrofa de su oración, antes de que iniciara la siguiente, fue interrumpida cuando la puerta se abrió de un golpe contra la pared. Dynah se levantó rápidamente cuando escuchó los pasos que se adentraban. Pensó en Sigtryggr, en que venía a recibir su clase diaria de historia sajona, pero le sorprendió ver que no era él quien entraba en el estudio del viejo rey. Ni Brida.
Parecía sajón, por la ropa, pero descuidado y con una incipiente barba desaliñada naciendo en su cara afilada y marcada por unas ojeras. No lo recordaba, pero no debía pertenecer a la corte del rey. Le habrían permitido caminar por la finca con libertad o se habría conseguido escapar de sus captores... De alguna forma. Hasta ella llegó el olor a cerveza que a medida que se acercaba se volvía repulsivo. Dynah retrocedió ansiando mantener la distancia entre ellos.
-Lo que planee que intente hacer, le suplico que no lo piense.
Él solo soltó una carcajada.
-Me he aliado con ellos, los daneses, ¿pero a qué precio? Soy como un perro al que dan órdenes -miró a su alrededor con bastante asombro, pero sin querer demostrarlo-. Y mientras eso pasa, Sigtryggr te mima. Dime, ¿tan bueno es tu coño que lo tiene distraído? Debería descubrirlo por mí mismo.
Dynah gritó todo lo que pudo.
Las manos del sajón agarraron sus brazos y la retuvieron contra la pared más cercana, su cabeza hundiéndose en el hueco de su cuello. Dynah se revolvía como podía, aunque la fuerza de aquel hombre doblaba con creces la suya. En una de esas sacudidas, harto de que se rebelara a sus deseos, la golpeó en la mejilla con tanta fuerza que de haber estado libre la habría lanzado al suelo. El ardor y dolor no tardaron en aparecer.
-¿Sabes lo que es vivir sin honor? Que te humillen cuando intentar recuperarlo.
-No haberte aliado con los daneses.
Un brillo que no era lujuria iluminó sus ojos. Rabia. Si cabía, la fuerza fe a más cuando posó una mano en su cuello, sujetándola de esa forma, y un viejo cuchillo apuntando directo a su cara descubierta. Dynah apretó los dientes cuando la punta fría acarició su mejilla. Eso le heló la sangre.
-Una puta como tu nunca sabrá lo que se siente porque ya debe vivir en ello.
-Si me mata se va a arrepentir, señor. Dios le castigará.
-¿Juegas con los daneses así en la cama?
Las intenciones del hombre cambiaron cuando el cuchillo cayó al suelo y la mano que lo ocupaba su puso encima encima de la que rodeaba la delgadez de su cuello. Dynah apretó las suyas sobre sus muñeca, jadeando por aire. No podía respirar. Por mucho que patalease no se quitaba de encima. Las lágrimas humedecieron sus ojos la idea de morir. Por su propia osadía. Dios no la recibiría con las puertas abiertas si había instigado su muerte. Podría considerarse suicidio. Y su muerte...¿se tendría en cuenta? ¿O su cuerpo sería lanzado fuera de los muros como un muerto más?
Apenas tuvo tiempo para ajustar lo que quedaba de concentración antes de sentir el vacío del peso de aquel hombre que intentaba matarla. Su cuerpo resbaló desde la pared hasta el suelo, donde se quedó de rodillas, sus manos entre su pecho y cuello respirando por la boca como un perro, tosiendo.
-¿Qué es este juego? ¿Va de hacer daño a los más débiles?
Dynah contempló lo que pasaba delante de ella mientras todavía se concentraba en respirar. A la velocidad del rayo, el golpe en la cara al hombre lo hizo caer al suelo y rodearse de la vergüenza con la que había entrado borracho. El sollozo audible no lo hizo más honorable de lo que había dicho que ansiaba ser. Dynah escuchó la risita divertida del otro, pero de poco ayudó a la situación. Ni la sonrisa confiada que le dirigió.
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-Vamos -lo animó, mientras que el sajón se tambaleaba por recuperar la compostura-, me gusta este juego.
-¡Me provoca! -vociferó-. Y no me teme.
-Eso es mentira -soltó ella, con dificultad. Luego, tosió del esfuerzo. Eran la dos cosas. Solo hacía falta verla.
Sigtryggr vaciló unos segundos, pero no volvió la cabeza hacia ella cuando habló. Creyera lo que creyese, iba a dar igual. Seguiría siendo su aliado y todavía lo necesitaban, ¿no? Tal vez tuviera algo que ver con el asedio.
-¿Así se controlan los sajones?
Los ojos del sajón brillaron por su ausencia. Cuando pudo levantarse, aún tambaleándose, apenas había rastro de un hombre. Solo un niño triste y deprimido por sus fallos. No sintió pena alguna, si bien era un dogma perdonar a todos.
-En tierras sajonas, ¿se somete a la gente con el miedo?
-¿No se somete a todos así?
Una burla sin gracia.
-¿Así prosperó Alfredo?
-Sí -afirmó, pese a su estado.
Otra mentira que ella se contuvo a contradecir. Y el otro debería de saberlo. Después de todos aquellos días leyendo las crónicas y los textos de los sajones, quedaba claro cuál iba a ser el legado de Alfredo en la historia de Wessex y su sueño. Dynah miró en dirección a Sigtryggr, que miraba sin diversión hacia el otro que hacía poco la había maltratado.
-¿Y el rey al que traicionaste para venir conmigo?
-Aethelred -apuntó con el dedo adornado por un anillo de plata a la barbilla del danés. Este no se movió- era amado y temido.
Más una cosa que la otra, pero las crónicas nunca reconocerían su actitud frente a lo sucedido con la hija de Alfredo, la historia que todos conocían. Ella solo se apretó más contra la pared, recogiendo las piernas contra su pecho.
-El Señor te castigará por todo lo que hiciste. En Wessex es sabido que lo mataste en el lecho estando moribundo para hacerte con el trono.
-¡Mientes, niña! Deja a los hombres hablar -vociferó, y Dynah tuvo la suerte de que la presencia de alguien con más fuerza a la suya estuviera también en la sala. Podría matarla estando solos, como ya había intentado, y lo conseguiría.
-¿Eso es cierto?
Asintió, solemne.
-El Padre Pyrlig envió una carta desde Mercia para Lord Aetelhem y yo se lo escuché decir a la reina.
-Mientes peor que un niño -increpó el danés al sajón, sin necesidad de apartarse para verlo. Era más alto, y su postura no vacilaba frente a las contradicciones que recibía por ambos lados-. Sabía que había algo turbio en ti. Mataste a tu rey.
No necesitaba verle la cara saber qué pasaba por su cabeza. Desconfianza. Desconfianza en una persona que los había ayudado y comenzaban a destaparse sus mentiras una a una.
-Te he traído aquí... -se apresuró a negar-. Puedes confiar en mí, lo he demostrado. No le he dicho a nadie lo que planeabas hacer desde el principio, ¿sabes? Soy de fiar.
¿Lo que iba a hacer? ¿No iba a quedarse así el asedio? Los hombros de Sigtryggr se tensaron, pero volvieron a relajarse en cuanto lo sintió respirar.
-Dime -comenzó, en un tono tan amenazante que cortaba el aire-, ¿cómo debería gobernar, por miedo o por amor?
Sus dedos se entrelazaron. Esa pregunta... No era un juego. No sonaba como una. Acabó tomando la cruz de su pecho, pero sin abrir la boca. No dijo nada, ni rezó ni tampoco suplicó clemencia para la persona culpable del asedio. Solo silencio, y pesadez en su cuerpo por todo lo soportado. Casi podía saborear su propia sangre por los golpes.
-Yo lo haría sin duda fundamentado en el terror.
Terror, no miedo. No era lo mismo. Ese hombre... La oscuridad de su alma iba a pesar en el juicio. Ni siquiera la herida creada a partir del golpe en el antebrazo de Sigtryggr, adornado con accesorio no solo de cuero también de metal, le hizo sentir remordimiento cuando el danés dio la orden de que lo llevasen al mercado y reunieran a la gente. Dynah se apretujó cuando uno hizo el amago de querer llevársela.
-Solo a él.
Se llevaron al sajón de la sala mientras este pataleaba y gritaba que le soltasen, también suplicando ayuda al Señor que por experiencia podía decir que eran peticiones en vano. Dios no ayudaba a pecadores, y menos a traidores que atentaban contra su fe. Dynah lo observó todo desde su pared, encogida en el sitio y preguntándose en silencio qué es lo que iba a pasar con el hombre borracho. Sigtryggr tenía una expresión helada cuando salieron del estudio. Entonces se enfocó en ella.
Estaba a menos de un brazo de distancia...demasiado cerca. Y todavía con esas, demasiado lejos como para entender sus aspiraciones. El olor de su cuero, mezclado con algo más llenaba sus fosas nasales mientras le escuchaba preguntar:
-¿Cuántas veces te ha levantado la mano?
Ni siquiera había pensado en eso, no con todo lo que pasaba en el estudio y lo que pasaría para preocuparse. El ardor de su mejilla continuaba, pero no con tanta intensidad como cuando lo había recibido. Era posible que estuviera roja, pero nadie estaba ahí para verla y no habría cuchicheos indeseados, además de pensar en el maltrato de un danés a su rehén, que era solo un daño más a la lista de infracciones en territorio santo.
Dynah le devolvió la mirada sin saber por dónde empezar a intentar darle sentido a todo: sus palabras o sus acciones. No era la primera vez que hacía eso, desde que había visto las heridas en sus manos y la regañaba por hacerlo hasta llamarla beata por su confiar su destino a su dios. Y aún con esas, era contradictorio.
-¿Qué vas a hacerle?
-¿Por qué te preocupas por él después de lo que ha hecho?
-Sigue siendo un cristiano, ¿verdad? Tengo que rezar por su alma o irá directo al infierno.
Él no dijo nada, en cambio, aunque de alguna manera mantuvo la suficiente integridad como para sostener su mirada. Rápidamente se encontró con esa frialdad suya, reflejada en la claridad transparente de su ojos, sus palabras fueron crudas y destinadas a herir.
-Tal vez la persona que merezca ir a ese infierno sea otra si han conseguido meterte esas tonterías en la cabeza.
Sigtryggr podía ser cruel cuando quería. Ahora lo veía como era. Y no se atrevió a apartar la mirada hasta que él lo hizo y se marchó, dejándola sola y en el suelo. Los ruidos de fuera no tardaron en llegar al estudio, a través de los enormes ventanales a los que Dynah se acercó uno a uno inspeccionando qué pasaba.
La multitud se agrupaba entre sajones nativos y daneses en un círculo en medio del mercado. Varios guerreros miraban a ambas direcciones, dentro y fuera de la muralla, dividiendo su trabajo entre el entretenimiento y el deber. Entonces Dynah vio lo que pasaba. El hombre de antes estaba de rodillas en el centro, sujetado por los brazos por dos guerreros, uno rubio y otro moreno con tinta en la mitad izquierda de la derecha.
Cuando la espada atravesó su hombro cubierto por la ropa de cuero y seda por debajo, hacia su corazón, y se giró para destrozar el interior de su pecho, Dynah no pudo mirar. Su cuerpo no se lo permitió. Lo último que escuchó de ese hombre fue un gemido, acompañado del chapoteo del líquido en su garganta y saliendo de su cuerpo, hasta que este cayó de un golpe seco sobre la paja agrupada para que los caballos pastasen... Estos estaban guardados a un lado, detrás de las personas obligadas a ver todas aquellas atrocidades.
Dynah se apartó de la ventana, entonces. El aire estaba frío cuando entraba a su cuerpo, y se sentía como un recordatorio de que era una rehén y su destino podría ser el mismo si averiguaba algo y comenzaba a jugar con ello. Solo se dio cuenta de que estaba llorando al notar las mejillas húmedas y el cosquilleo de la nariz. A eso se refería con fundamentar un gobierno con miedo, con terror como el otro había querido, y abandonar una parte fundamental. Alfredo había hecho lo mismo a su manera, pero jamás habría ejecutado a unas personas en público, habría buscado un castigo acorde a los sacramentos y en busca del perdón. O directamente el exilio. Pero él... Sigtryggr había buscado la solución fácil y la burla a su gobierno siguiendo la recomendación del gobierno del difunto rey de Mercia.
Vio el cuchillo que la había apuntado debajo de la mesa. Desde su posición se habría dado cuenta, pero una vez de pie se le habría complicado un montón entre el juego de luces y las sillas y la mesa... por eso Sigtryggr no habría caído en la cuenta de que había un arma todavía en el estudio. Dynah la recogió de debajo de la mesa, y una vez de rodillas con él entre las manos se quedó muy quieta. Lo analizó. Empuñadura de madera y filo de metal oxidado y algo pasado de uso, por las fracturas en algunas regiones.
La puerta la sorprendió abriéndose. Antes de darse la vuelta dejó el arma a sus espaldas, pero bien apretado entre sus manos por si se trataba de otro asalto. Ni era Sigtryggr, quien estaría enfadado y resolviendo lo que había generado, ni otro sajón. Pero sí un danés, con una bandeja entre las manos y una expresión indescifrable. Dynah vio bien lo que llevaba al mismo tiempo que este entraba, dejando la puerta abierta e indefensa, para dejarlo en la mesa.
-Gracias -se le ocurrió decir.
El danés no dijo nada, pero algo en su postura se detonó amabilidad a su propia manera de expresarlo. Dentro de lo que cabía. Una vez el hombre salió, Dynah se acercó corriendo a la mesa donde había dejado las cosas. Revisó el contenido, que no era más de lo que había recibido aquellos días. Dio una última mirada al cuchillo, que aunque destrozado podía influir daño. Casi no podía verse reflejada en él, pero lo que dejaba ver era un desastre y de haberlo sabido habría intentado cambiar su apariencia.
Pobreza y humildad eran sus votos, pero aún era una novicia en prácticas, que necesitaba acostumbrarse a perder esa arrogancia digna del hombre y saber que su propósito no era estar hermosa para los demás... Pero eso estaba a mucho tiempo de suceder, y en ese momento no estaba para predicar su religión al pelo. Primero se lavó el rostro, pasándose las manos por la piel de la cara y bajando hasta el cuello. Puede que ahí hubiera tardado un poco más para quitarse el rastro que el ahora ejecutado había dejado por la zona, y que al frotar con sus manos desnudas hubiera usado demasiada fuerza. Lo siguiente fueron los brazos, remangándose las mangas y frotando la piel sudada.
El resto del agua que quedaba era en una jarra, apartada de la otra.
Dynah se sirvió y bebió.
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2as2gs · 1 year
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Proyectos peligrosos
Enfermos mentales que acaban de psiquiatras para intentar curarse a si mismos.
Mafiosos en potencia que estudian abogacía para inventar grietas legales donde vivir por encima de nosotros.
Estudiantes de empresariales buscando prolongar la esclavitud del hombre libre.
Futuros químicos que no pueden permitirse comprar droga.
Cobardes sádicos, latentes asesinos que practican clavándole estoques a resignados Miuras.
Padres primerizos, aprendices de Frankenstein ilusionados cuando su creación se mueve, pensando que ya nunca más estarán solos.
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lucifersmockingbird · 6 months
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A Lucifer, resplandeciente entre los luceros.
A Lucifer, justiciero del pueblo.
A Lucifer, morada de extraviados.
A Lucifer, fresco claro donde la luz permea los miedos.
A Lucifer, rey sin súbditos, sino aprendices.
A Lucifer, quebrantador de cadenas.
A Lucifer, fuego del hogar.
A Lucifer, donde nace la luz.
Para ti, mi vida. Para ti, mi aliento.
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reveriers · 20 days
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Solo por curiosidad, ¿podrían decirnos cuál era la resolución de la última misión?
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El caso era complejo, fue resuelto por Marcel Winslow en apenas 2 días, pero esperaban que los estudiantes no llegaran tan fácilmente a la respuesta. Debido a que son eso, aprendices. La culpable era Swan Sinclair en un intento de dejar en evidencia los sacrificios que ya se estaban haciendo, previamente, en la isla de Jutlandia. Esto nos pone en un espacio de moralidad algo gris: lo hizo por un bien, pero hizo el mal. Sin embargo, los otros tres sospechosos participaron previamente en otros sacrificios que no se reportaron. Por lo que al final del día, la resolución del caso es de donde lo mires. Marcel declaró como culpables a Swan, Fergus, Hamish y Seamus. Pero ¿tú personaje a quién hubiera condenado? Era un juego para tratar de ver hacia donde se inclinaba la moralidad de los personajes.
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nathanparisi · 7 months
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Français : Pour la Saint-Valentin, voilà un dessin de Chloé et Zippo des Petites Sorcières. Joyeuse Saint-Valentin !
English : For Valentine's Day, here is a drawing of Chloe and Zippo from The Little Witches. Happy Valentine's Day !
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mikrokosmcs · 3 months
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tío donghae, cómo es lidiar con tres aprendices y sus familiares a diario(?) 🥰
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-  —Cuando  vine  a  Seul  a  estudiar  con  mi  maestra,  no  recuerdo  haber  sido  tan  revoltosos  como  esos  tres  —  -Donghae  se  metía  en  problemas  si,  pero  no  como  ellos  que  se  potenciaban  uno  al  otro.  Recuerda  hace  años,  cuando  estaba  atendiendo  la  tienda  él  solo  y  los  girasoles  poseídos  por  las  almas  gentiles  de  fallecidos  que  no  estaban  listos  para  caminar  el  arcoíris,  bailaban  suavemente  ante  los  rayos  del  sol.  Escuchó  la  campana,  pero  no  vio  a  nadie  en  el  mostrados  hasta  que  un  par  de  manitas  se  asomaron  en  el  borde  y  tuvo  que  inclinarse  para  mirar.  Tres  pares  de  ojos  le  observan,  luego  Namkyu  abre  la  boca  para  exigirle  que  les  enseña  a  controlar  sus  poderes,  que  escucharon  de  un  “brujo  urbano  con  flores”  en  el  vecindario.  Eunseok  era  más  serio,  pero  no  por  eso  menos  demandante  que  Namkyu,  Iseul  por  el  contrario  era  un  adorable  chiquillo  que  pedía  las  cosas  por  favor.  -  —Luego  de  unos  años  se  unieron  los  tres  familiares  y  lo  demás  se  ha  vuelto  historia.  Son  complicados,  tienen  sus  diferencias  entre  ellos  y  con  sus  propios  guías  espirituales,  pero  me  he  acostumbrado  a  ellos  ya. 
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jedivoodoochile · 4 months
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𝐌𝐀𝐄𝐒𝐓𝐑𝐀 𝐒𝐈𝐓𝐇 𝐃𝐀𝐑𝐓𝐇 𝐓𝐑𝐀𝐘𝐀
Durante la época de las guerras mandalorianas existió una Maestra Jedi por nombre “Kreia”, sin embargo fue expulsada de la Orden Jedi debido a que la culparon por la guerra después de que muchos de sus aprendices fueron fácilmente seducidos por la llamada a la batalla, principalmente su ex aprendiz Revan. Consumida por la culpa, ella cuestionó la validez de sus creencias en la filosofía Jedi y se preguntó si esta era la razón por la cual padawan había caído al lado oscuro.
Debido a su sentimiento de traición por parte de los Jedi, emprendió un viaje para poder encontrar paz en su interior buscando respuestas a través de la fuerza. Su viaje concluyó en el mundo de “Malachor V” el cual poseía un nexo del lado oscuro y era parte del antiguo Imperio Sith. Al interactuar con dicho nexo, Kreia encontró las respuestas que buscaba formando una conexión con el lado oscuro de la fuerza, emergiendo como “Darth Traya, Señora Oscura de la Traición”.
Darth Traya fue la responsable de establecer una academia de adiestramiento en las artes oscuras de la fuerza, con el fin de restablecer la antigua Orden Sith, adoptó “Darth Nihilus” y a “Darth Sion” como sus aprendices.
𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥𝗘𝗦/𝗛𝗔𝗕𝗜𝗟𝗜𝗗𝗔𝗗𝗘𝗦
• Capa de Fuerza: Kreia puede ocultar su presencia a sus enemigos, haciéndose casi imperceptible. No lo consigue mediante la invisibilidad, sino eliminando su imagen de la mente de su oponente.
• Aplastar con la Fuerza: Kreia levanta a un enemigo y lo aplasta telequinéticamente.
• Drenaje de fuerza: Kreia drena la vida de sus oponentes y la añade a la suya propia. Suficiente para matar a tres Maestros Jedi a la vez.
• Curación de la Fuerza: Acelera el proceso de curación natural del cuerpo a gran velocidad. Los maestros de este arte pueden incluso curarse a sí mismos de heridas mortales en poco tiempo.
• Rayos de la Fuerza: Kreia lanza rayos de electricidad desde la punta de los dedos.
• Grito de fuerza: Kreia lanza un grito potenciado por la fuerza.
• Onda de fuerza: Kreia libera una onda omnidireccional de fuerza telequinética que hace retroceder a todos los enemigos.
• Irrupción mental: Kreia puede entrar fácilmente en la mente de alguien y, una vez allí, hacer que se desmaye.
• Control múltiple del sable láser: Aparte del que lleva en la mano, Kreia puede controlar telequinéticamente tres sables láser y hacer que ataquen a su oponente.
Cómic: Tales Of The Jedi: The Sith War.
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