Viva la Música (Ao3)
Día 1: Au Historico
Pareja Ecuchi
Advertencias Menciones implicitas de situacion politica, homofobia, uso recreativo de drogas y racismo
Resumen De Lima a París, de San Francisco a Viña, Manuel y Francisco tocan y se enamoran. De los 60s a 90s, el show debe continuar.
Playlisting (no son todas las canciones, más las vibes)
Lima, 1970
Cuando se conocen suena, de fondo “Virgenes del Sol” la voz gorjeante de Yma Sumac, la soprano Inca. Al oír la canción Francisco sonrié. Está esperando que comience el concierto de los “Los Jairas”, nunca había pensado ver tanta gente para escuchar música andina, y peor en Lima. Cuando le invitaron a la radio de Machachi por fiestas de pueblo a que toque su charango, él ya se sentía Elvis Presley más o menos o Julio Jaramillo. Cuando fue a Quito no lo podía creer. Pero Julio le asegura que la música andina estña triunfando en Europa. “Los Jairas”, tocan con un gringo que toca la quena. Julio, le dice que hay productores gringos que pueden contratarles, Francsico no sabe si le cree pero cuando le conoce en fiestas de Quito sabe que es el mejor charanguista que ha visto nunca. Así que acepta la locura de venir a Lima a ver un grupo boliviano tocar porque van a hacer unas tocadas de música andina. Franciso llevaba el pelo un poco largo de guagua pero desde que fue a Quito se lo cortó. Hoy, pero, se puso sombrero para que sepan que es indio y a recibido sonrisas de alguna gente, saludos en quechua.
Ahora, los hippies tienen el pelo largo, como el tipo alto a su lado que parece también medio perdido. Es blanco, alto y muy flaco con un bigote que le queda mal y el pelo lacio. Lleva un jean y una camisa blanca se ve moderno, unas gafas que le cubren media cara de marco de abuelita, seguramente limeño con plata. Francisco es callado, pero no es tímido. El otro chico tendrá su edad y está solo.
- Que bien que por lo menos nos pongan Yma Sumác para esperar, ¿no?
El tipo alto no dice nada. Francisco siente un poco de vergüenza pero luego ve que asiente.
- Sí… muy peruano. - Dice con algo de burla en la voz. Le dedica una sonrisa y Francisco quisiera preguntarle si no es peruano pero la musica comienza. El rondado suena un poco como la voz de Yma Sumac, como los pájaros de la cordillera. El hippie se quita las gafas.
El concierto dura dos horas. Francisco no puede despegar los ojos, de los artistas. El estadio se comienza a llenar y el hippie está tan cerca de él que sus brazos se tocan un poco, a su otro lado hay una familia con niños morenos. A Francisco no le molesta, suena el charango y a veces le no puede evitar poner los dedos en las posiciónes para tocarlo despues. El hippie mira tambien concentradísimo. Es una comunión con el público, cuando comienzan a cantar “La vida que me ha tocado” no puede evitar volover a mirar al hippie, los ojos marrón claro brillan, sus labios son delgados pero se extienden en una sonrisa. Los dos asienen.
Cuando para cerrar el concierto tocan “Las Virgenes del Sol” Francisco y su vecino comienzan a aplaudir y se sonrien de nuevo. Con las últimas notas siente una mano en su brazo. Un acento, decididamente no peruano.
- Soy Manuel Gonzalez, mucho gusto.
- Francisco Burgos. ¿Chileno?
Asiente con cuidado, la gente se comienza a ir.
- Yo soy de Ecuador.
Le mira a los ojos y aunque no saben que más decir se sonrién de nuevo, en el estadío aplauden para que toquen la última. Las luces se vuelven a apagar. Suena la de “Chapaco Preguntón” pero los dos se siguen mirando. Francisco se pregunta sí… Sería fácil rozarle la mano con los nudillo, si le quita es que nada, pero si se deja… así hizo con el Segundo Morales, el primero chico al que besó cuando fue a tocar a Cuenca al Corpus Cristi.
Pero no se atreve. Al final encuentra a Julio que le presenta a los músicos y Francisco se olvida de todo. Toman pisco y al final van a una fiesta a unas casas grandes del centro. Hay hartos indios, quichuas aymaras, gringos tambien, gente bien y gente rara. De repente se van hacía una salita donde están fumando y un hombro, de pelo largo, bigote feo, afina una guitarra.
- Franscisco, te presento a Manuel Gonzalez, ahí donde le ves con sus pintas de gringo es chileno y canta tonada, como Violeta Parra. Pero a veces le coge la locura y toca guitarra electrica. Es un huaso sicodelico.
Manuel parece anonadado un segundo. Luego le sonrié.
- Como Violeta tampoco. A mí aún no me invitan a París. Un placer verle de nuevo Francisco.
No explica nada más y comienza a tocar “Yo vendo unos ojos negros”. Francisco no puede dejar de mirarle. Manuel tampoco. Esa noche en Lima a Francisco le ofrecen LSD y no toma, whisky y agradece, pero solo se moja los labios. Manuel le ofrece ir a la terraza y acepta con gusto. Cuando se besan la boca del chileno está seca y se oye solo el mar.
***
San Francisco, 1966
En otra vida, Manuel hubiera sido ingeniero o economista. Es un chico brillante, de familia bien de Santiagon y aunque le gustaba la guitarra y los boleros un poco moridores y las tonadas de fiestas patrias el rock un poco muy ruidoso creían sus padres que se le pasaría cuando fuera a estudiar a Caltech ingenieria en minas.
Manuel siempre ha sido raro. Lee mucho y habla muy poco. Está esperando, ha estado leyendo y escribiendo y esperando. Tocando la guitarra, guardandose para algo que no sabe que es. Cuando se da cuenta que prefiere a los hombres no le choca, ha leido suficientes gringos y franceses para saber que asi pasa. Cuando entiende que no quiere ser ingeniero no se preocupa, sabe que uno puede siempre comenzar tarde.
En San Franscisco, eran los 60s, Manuel nunca ha sido bueno para hacer amigos pero es inteligente y entiende lo que pasa. Fue solo a conciertos de rock y solo a conciertos de funk. Fue solo a la playa y vio de reojo a los hippies. Solo se acerco a uno de sus compañeros cuando le vio tocando una canción que parecía un corrido o una tonada en la universidad. Un gringo rubio, con un tipo que parecía mexicano mirandolo.
- ¿Qué canción es esa? - Preguntó en inglés.
El moreno le sonrió, mirandolo de arriba abajo. Lleva un pantalon de tela y un chaleco con motivos que ha visto en los tejidos mexicanos de las pelicas que veia su abuela. El rubio solo estám comenzando a tocar un country más melodico, como una polka.
- Tantito de folk nomás. ¿Has oido hablar de Woodie Gutrie?
Woodie Gutrie, cantaba canciones viejas americanas que decían en la universidad que eran de campesinos incultos. Manuel era mucho de leer y una cosa le llevó a la otra y seis meses después estaba dejando ingenieria y comenzando literatura americana. Antesa de darse cuenta Manuel estaba escribiendo ensayos comparandon Neruda con la Beat Generation, teniendo opiniones sobre la Guerra de Vietnam, acompañando a Pedro a las reuniones de la la Mexican American Political Association y tomando LSD, mucho LSD en la playa de California que hacía que el cielo se uniera con el mar en una explosión roja. Las guitarra a la que alguien le intentaba sacar sonoridades indias le hacñia pensar en el sonido extraño, del guitarrón, en los tambores de los mapuches.
Cuando se graduó volvió con el pelo largo, un matón mexicano, y la representación de sintetizadores americanos. Sus padres casi se mueren.
- ¿Que vas a hacer Manuel?
- Ir a Viña. Allá necesitan de estos. - Dijo como si fuera evidente, y una semana después, alla fue.
***
Viña del Mar, 1972
Francisco se siente profundamente rídiculo con la dirección en un papelitop ahora destrozando en la mano. Él siempre ha sido callado pero valiente. Voluntarioso dice su abuelita. No le importo cuando le dijeron que vaya a aprenden una profesión y el decidió ser cantante. Pero gastarse casi todos los ahorros para ir a Chile porque le llamó un tipo al que besó una vez es ser ya shunsho. Pero no puede evitarlo, hay algo en Manuel, algo cercano. Cuando le llama siempre hay un momento que su corazón late “cual caballo desbocao” como diría la copla venezolana, al oír las entonaciones de su acento chileno, su voz grave. Se enamora más cada vez que se gasta la fortuna al telefono, le falta prender una vela para poder que la operadora pueda conectarles.
Nunca ha sido él de escribir pero con Manuel han intercambiado decenas de cartas, recortes de poemas y sobretodo canciones. Franscisco le habla a Manuel de sus animales y del campo, siente que le escucha, le habla de como los grupos andinos se están haciendo conocidos como ahora llenan estadios y tienen músicos acompañantes. Manuel le habla de la industria de la musica en la que está entrando más como productor y técnico de sonido.
Siguieron con indignación y luego tranquilidad el proceso por el copyright de “El Condor Pasa”.
Hablaban tambien de otras cosas :
“a veces cuando miro el mar me acuerdo de la noche que pasamos, hay lugares donde los hombres se encuentran en Santiago, pero me parece vacío no saber que puedo después hablar con alguien.”
“El otro día mi perro el Humberto se comió una flores que se llaman acá floripondio y estaba enfermo porque son flores que duermen, me acorde de que usted que tambien se come flores raras. A mí me han ofrecido floripondio, hasta la yagé que le dicen pero no quiero, quiero tener los ojos bien abiertos. No sé como explicar”
Manuel abre la puerta y parece algo molesto. Cuando le ve parece calmarse, coge su maleta y cierra la puerta.
- Señor Francisco.- Saluda, cómo si no lo conociera. Se ha cortado el pelo y por consejo suyo el bigote, pero aún tiene una melena. Las gafas de sol chocan con los parpádos largos de Francisco cuando se besan.
- Manuel González. - Lo dice con un cariño que al chileno haría suspirar.
Cada vez que escribe, cada vez que le habla a Francisco, siente por un segundo que no es enserio. Que se está inventando todo y que se va a disipar todo como una alucinación de las que tenía en la universidad bajos los efectos del LSD. No sabe bien que hacer pero quiere tocarle, deja la mano en su hombro y luego le coge la muñeca delicadamente. No se acuestan ese día, no directamente, pasan más tiempo mostrandose los ultimas discos que han adquirido con el sudor y haciendo llorar a sus respectivos instrumentos. Cuando el sol se está acostando comen pan y con paté. Francisco ha hecho 56 horas de bus con una parada en Lima de una noche asi que Manuel pone un vinil de música india y le masagea la espalda un largo tiempo.
Está vivo se da cuenta, el hombre que le hace reír, que toca el charango con un toque saltarín de sanjuanito está realmente con él, su piel caliente bajo sus manos.
- Con esta música se cogían todos los hippies de mi universidad gringa. - Le murmura cerca del oído, intenta que sea sensual pero Francisco se ríe. Se ríe y se ríe, alegre.
- Shunsho eres Manuel.- Le besa todavía sonriendo. - Yo me acuesto con usted hasta con el himno nacional.
Esta vez es Manuel quién no puede dejar de reirse hasta que comienzan a besarse, se oye afuera, también el mar.
Francisco es serrano y si no confía en bañarse en mar abierto, no puede dejar de mirar al mar. Van al mar casi todos los días y escuchan todos los vinilos que tiene. A los tres días de llegar, Manuel le pide que toque el charango y comienza a tocar, en algunas partes rasgasdos largos en su guiterra electrica.
- Deberíamos ir a París. Usted toca el charango, y yo le hago arreglos sicodelicos. Algo nos han de dar.
Francisco no dice nada. No se ríe, solo piensa, piensa como cuando decidió ir a tocar de pueblo en pueblo, piensa en una vida tan lejos de su tierra.
- No. Muy lejos París, pero si fuera más cerca…
Francisco se da cuenta que nunca ha escrito en Kichwa, pero trata para escribirle una carta a su abuelita y su mamás que habla del destino, de la vida, de que hay aviones, de buscar buenas cosas. Cuando habla con su mamá por telefono, ella llora pero le dice que sabía que es culpa suya porque le dejo hacerse cantante y ellos siempre cogen camino.
***
París, 1991
Los 90s eran otro tiempo, si hubieran sido los 1890, Mario hubiera estado probablement feliz de ir a estudiar a París, porque él era un pianista arrecho, y en ese tiempo París y Vienna eran todo. Pero los tiempos han cambiado y a donde quería haberse ido a Mario, era a Miami, lamentablemente por culpa de Miami Vice, y seguramente por prestigio antes los vecinos lo mandaron a París.
En ese tiempo, solo se hablaba con la casa una vez a la semana. Treinta minutos que le costaban un ojo de la cara. Hablaba más con su mamá que le recomendaba que comiera bien; él decía que por suerte comía como alquilado y que si le gustaba en pan. Hablaba con su papá que le decía que tenía que estudiar, y los estudios del conservatorio, que por cierto, iban muy bien. A quién les mentía era a los primos, que solo le prguntaban las francesas, las parisinas, que dicen que son….
“Sí, sí!” Mentía Mario, porque no tenía como decirles que desde que llegó a Paris, estaba persiguiendo a una colombiana.
Al comienzo no sabía de dónde era Catalina. Tenía compañeros de todo el mundo. Era una morena preciosa, se vestía a la moda, jeans de corte clásico y material bueno y un cintillo, muchas veces azul en el pelo con chaquetas de tela colorida y tacones cuadrados. Moderna y elegante.
- Te juro, Sebas, que la Cata es latina. Latina caribeña, yo conozco a mi gente.- Afirmaba, con la seguridad con la que a los catorce había decidido que sería músico y con la que hablaba en el peor francés del mundo.
Sebastían, su mejor amigo un uruguayo de ascendencia italian que hablaba mejor francés que él le dijo que si parecía latina, pero nunca le oido hablar español.
- Pero puedes preguntar, tiene muchos amigos, es popular en el conservatorio. - Le explica.
- Sí, tercer violín y el cuerpo que acompaña.- dice en voz baja para que las chicas no lo oiga. Sebastían no se lo espera y le mata de la risa.
- No, osea sí. Pero ahí dónde la vez Cata hace mezclas de techno.
Mario ha oido, porque no es por nada pero saber, un poco de música de los USA, el es un hombre de rock, house, salsa y Chopín, Falla y Teresa Carreño. Pero sabe que desde los 50’s están conectado todo a un parlante electrico. Y ahora nisiquiera hay intrumento, y aún así ha conquistado a europa.
- ¿Tecno casero, en París? - Pregunta porque las calles empredradas al borde del Sena y el europop no le parece que va mucho con eso, él diría mas que eso es cosa de alemanes o de gringos.
- Hay todo en París, pero su familia tiene un almacén de discos de vinil y Cds, “L’Ima” calle de Turbigo, en el Marais, unos barrios interesantes.- Explica Sebastían.
- Habrá que ir.
***
Catalina no es tonta, tiene muchos amigos, es el tercer violín de la orquesta joven del conservatorio nacional así que por cariño o interés le han estado ya diciendo que el pianista venezolano, guapo y talentoso pregunta a todos si ella es latina.
Catalina tiene la suerte de serlo, cuando en los 80s se puso de moda adoptar niños colombianos muchos terminaron lejos de su tierra, siendo de otra parte. No soy de aquí ni soy de allá, como dice Facundo Cabral. A veces se acuerda de su madre, pero si la busca quiere que sea después. Cuando de mi primer concierto de solista se ha prometido. No quiere presentarse con menos.
Su identidad está estrechamente ligada a la música, sus padres tenían en la tienda cumbia y vallenato. Compraron dos viniles del Festival de Bambuco, Cantares de Colombia y Sonidos del Pacífico. Junto a las canciones de Maria Elena Wash habían movido cielo y tierra para conseguir Cds de niños de la editora Lexus con hits del tamaño de la Iguana que tomaba café y La Serpiente de Tierra Caliente. En la casa hablan solo español, pero su lengua materna es la música.
Francisco es cantante de música andina, un tiempo fue su actividad principal y su Manuel tiene una negocio de alquiler de equipo de sonido. Pero la familia se dedica sobretodo a “L’Ima” es lugar de peregrinación de trabajadores de las embajadas que se olvidaron de traer música patria, los casados que pasaron su luna de miel en Acapulco, Cartagena o por alguna razón, Lima, de estudiantes latinos nostálgicos y antropologos americanistas. Tienen una pared entera de música andina, más que cualquier disquera de París. Hay unos antilleses que tienen una tienda de música caribeña con más salsa en Colombes, sí, y un argentino que tiene una milona en el distrito 10mo de París con todo el tango habido y por haber dónde a veces van a comer empadas, porque claro que las venden. Pero ellos tiene tonadas chilenas, una buena selección de Salsa y Merengue, Boleros, Bossa Nova, Rancheras y Música del recuerdo. Sobretodo tienen las últimas cumbias y chichas sicodelicas que gustán tanto a los alternativos. Y una sección North American Folk que tiene el disco preferido de Catalina de Rancheras de Linda Ronstand que cree que fue lo que hizo que se enamorara del violín.
El acento de Catalina es raro, usa expresiones que aprende en libros del siglo XIX y en revistas actuales, trata a veces de imitar las novelas y peliculas que compraron en VHS la última vez que fueron a Bogotá. Pero prefiere hablar en la mezcla de acentos que es la suya, le dicen que parece peruana, de los Andes. No ayuda que a veces dice cosas que Francisco ha dicho toda su vida y luego, después de años Manuel le dice, “pero eso es quechua, tus amigos no te van a entender”.
Cata sabe que es privilegiada, mimada, que sus padres tuvieron que luchar para dedicarse a la música. Para estar juntos también, pero eso hasta en París no es lo más común. Esto le dice a Mario cuando le acepta una cita mientras se come una crepe que no dejó que pagara.
Parece que pudiera ver como los engrenages en el cerebro del chico giran como trata de entender lo del charango y la adopción, Viña del Mar y París, la politíca que los obligo a irse y la música que les hizo quedarse juntos. Y sobretodo….
- Mis papás. - dijo con una pausa que trataba que fuera más casual que dramática - Francisco, que toca el charango es un instrumento andino como el cuatro de ustedes. Y Manuel que toca la guitarra pero está más en el sonido. Los dos se conocieron en un concierto, ¿no? Así que yo me crié en la música.
Es una especie de prueba, sabe que lo sabe. El deseo de Mario esta luchando con sus concepciones de la familia y la sexualidad en tiempo real. Quiera saber porque se vinieron a París y si no tenían problemas con eso, si es legar adoptar niños entre dos… lo que más quiere sin embargo es que la colombiana le pare bola.
- ¡Chévere!- Se atreve finalmente. - Qué…. Interesante.
- Sí ¿verdad? - La sonrisa de Catalina parece iluminar la tarde gris de París.
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Lauren Jauregui regresa a Lima como solista: “Ahora yo hago lo que me da la gana”
Tras el final de Fifth Harmony, el grupo que la hizo famosa a ella y a Camila Cabello, la estadounidense de raíces cubanas Lauren Jauregui se presentará en Lima este 7 de marzo como solista. Conversamos con ella en exclusiva sobre “Prelude”, su disco debut, y los retos de la carrera que ha decidido seguir como artista independiente.
Con Fifth Harmony logró récords de ventas, miles de millones de reproducciones en streaming y llenos totales en países de tres continentes. Pero ahora como Lauren Jauregui quiere mucho más: descubrir todas las formas posibles de expresarse artísticamente y ser lo más honesta posible consigo misma en el camino.
Una primera muestra de ello llegó en el 2021 con “Prelude”, un disco muy íntimo de 7 canciones que, como el mismo nombre indica, busca ser la presentación de esta etapa de su carrera en la que para poder tener el control total de su proyecto incluso decidió abandonar su disquera y seguir como independiente.
Este mes de marzo, casi 7 años después de la que fue su primera y única visita a Lima junto a Fifth Harmony, Lauren volverá al mismo escenario en la capital peruana para presentar esos primeros temas que ha compuesto como parte de esta nueva etapa en la que dice valora más el proceso de aprendizaje que el llegar rápido a las metas.
- Estás a pocos días de regresar a América Latina, pero esta vez ya como solista. ¿Cómo te sientes a poco de empezar este momento de tu carrera?
Hay orgullo, pero también estoy ansiosa, pero con una ansiedad buena. También estoy bien emocionada de poder estar con el público peruano, que me encanta.
- ¿Cómo te preparas para un tour?
Ahora mismo estoy yendo al gimnasio, en el último mes he estado tomando lecciones vocales dos veces por semana… hay muchas cosas que hacer, muchas decisiones que tomar…
- ¿Cómo va a ser el show? ¿Qué canciones incluirás en tu setlist?
Voy a cantar casi todas las canciones de “Prelude”. Estoy dejando fuera una o dos porque tengo unas canciones nuevas que les voy a tocar de un EP que viene. Si Dios quiere, el EP sale antes de que me vaya para allá o puede también que salga durante el tiempo que estoy allá, pero viene pronto. Y cuando digo pronto, lo es en serio. También voy a cantar los temas que tengo en español como “Piña”, “Nada”, las que ya existen en el mundo las voy a cantar para ustedes. Mejor dicho, con ustedes.
- El disco con el que regresas a Lima,“Prelude”, no solo marcó tu debut en solitario, sino también como artista independiente, dejaste tu disquera en 2021. ¿Te sientes ahora en completo control de tu carrera?
Sí, 100%. También tengo un gran equipo que me ayuda y protege mi visión creativa, que eso es bien importante para mí. Pero sí, al 100%, ¡yo hago lo que me da la gana!
"Cada vez que yo traté de enseñarle a alguien lo que estaba haciendo, me decían que no era buena escritora y eso fue lo que me puso en un lugar de inseguridad".
- ¿Crees que podrías haber hecho un disco como “Prelude” si no fueras una artista independiente?
No lo sé… lo que quise con “Prelude” es que fuera como la fundación. No quise dar todo, sino mostrar un pedacito de lo que viene y de lo que yo puedo hacer. A lo mejor si no me conoces de Fifth Harmony, que escuches las canciones y sepas lo que está pasando en mi mente, cómo yo pienso del amor y cosas así. Siento que es parte necesaria de mi historia como artista (el ser independiente), siento que al final del día los que se involucran en la música solo por hacer negocio, solo les interesa eso: el negocio. A mí también me interesa el negocio, porque como todo el mundo tengo una renta que pagar, pero para mí el arte es más, es una expresión de alma, una expresión de mi paso como ser humano en esta vida y yo siempre voy a proteger eso. Lo hago desde cuando se acabó el grupo hasta ahora. Aunque he tenido que aprender mucho a abrirme, a dejar que me ayude la gente que sabe más que yo, he tenido que crecer mucho como mujer de negocios, pero para mí vale la pena que me tome más tiempo, vale la pena aprender y que no me salga todo perfectamente la primera vez. Los aprendizajes son la parte de la vida que nos hacen crecer y a mí me hacen poder crear arte.
- ¿Es difícil llegar a ese momento en el que te sientes en confianza con tus decisiones?
Fue difícil al principio, pero ya estoy bien cómoda en mi proceso.
- Me llamó la atención en “Colors”, el single de este disco, que cierres recitando. Sé que tienes interés por la poesía, ¿qué tanto escribes pensando en poesía y qué tanto en canciones?
Antes de escribir canciones, yo escribía poesía. Así empecé. Para mí las canciones son poemas: letras y rimas que te dicen una historia en tres minuticos.
- Cuando escucho el disco, me cuesta mucho creer lo que constate en una entrevista pasada que, cuando terminó el grupo, no te sentías en capacidad de escribir, ¿Eras muy insegura respecto a tu talento?
Insegura sí, pero más que nada no había una persona que me dijera que lo podía hacer. Cada vez que yo traté de enseñarle a alguien lo que estaba haciendo, me decían que no era buena escritora y eso fue lo que me puso en un lugar de inseguridad, pero yo no paré de escribir, eso no me detuvo. Desde que era niña empecé a escribir y a expresarse con palabras, y eso nadie me lo podía quitar, pero sí, había una inseguridad, sentía que no podía hacerlo con el calibre que yo necesitaba como artista, como si no pudiera competir con los escritores del momento o escribir un hit.
- Parte de lo que te distingue como artista son también los mensajes que abordas en tus canciones y en tus plataformas: tocas temas como la aceptación, por ejemplo, el amarse a uno mismo. ¿Qué tan importante para ti es poder compartir esos mensajes con la comunidad que te sigue?
Es lo más importante para mí, usar mi plataforma, mi voz y mi talento para influir. Al final del día yo hago arte para mí, para expresarme y poder sacar toda esta vaina que está dentro de mí en mi experiencia como ser humano, pero lo expreso y lo comparto porque yo quiero que otra gente vea lo poderosa que es, que vean que son agentes de sus vidas y que pueden hacer lo que les dé la fucking gana, que pueden ser exactamente quiénes son, que sepan que no tienen que cambiar para estar en esta sociedad que está tan enferma, esta sociedad que ya no nos suena, donde todo el mundo está triste, miedoso y nadie está viviendo. Para vivir es importante estar conectado contigo mismo y con tu poder y si no estás consciente de que tú tienes poder de tu propia vida, vas a seguir siendo parte de lo que ya es y no podrás crear ese mundo nuevo en el que todos queremos vivir. Yo no siento que soy Jesús ni salvadora del mundo ni nada de eso, pero siento que las artistas que entienden eso de ser, de estar, es importante que le recuerden a la gente que son poderosos, así como te ven a ti.
- Hace poco lanzaste “Always Love”, que es un tema diferente de ruptura, porque las canciones de ruptura siempre son de “te odio, ya no te quiero ver” y esta es lo contrario: una celebración.
También tengo canciones que hablan de estar bien enojada y de que la otra persona me hirió, pero siento que cuando escribí “Always Love” estaba en ese lugar mental de sentir mucho por esta persona con la que estuve, pero ya sé que no podemos estar juntos. Ese sentimiento lo ha tenido mucha gente, pero no hay muchas canciones que hablen del tema y eso es algo que sí existe aunque no se ve muy reflejado en la cultura popular.
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