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lileuph-milkybanana · 6 months

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Tercer año / Quinto año

Damien besó a Yoongi a mediados de agosto, cuando estaban pasando el rato en el centro de Londres, repleto de turistas. Yoongi estaba apoyado sobre uno de los leones de la Plaza de Trafalgar y Damien estaba a su lado, y cuando Yoongi se giró para decirle algo, Damien lo besó.

—No debí hacer eso—dijo Damien.

Yoongi parpadeó. —Nah. Estuvo bien.

—¿Así que puedo hacerlo de nuevo?

—Si quieres.

Damien lo hizo y a Yoongi no le importó, y la tercera vez incluso comenzó a gustarle. Tomaron el transporte Muggle hasta casa y se tomaron las manos todo el camino.

Dentro de todo, el verano estuvo bien.

—Los T.I.M.O.S pueden trepar por mi trasero y morir—dijo con total naturalidad Namjoon mientras estaba sentando en lago en su segundo día de vuelta a Hogwarts.

Yoongi, con la cabeza enterrada en el césped, intentó gritar una respuesta empática en concordancia, y terminó con margaritas en la boca y, probablemente, con algunos gusanos curiosos. Estaba tan agotado que ni siquiera le importó; al menos en su boca los gusanos estarían cálidos. Al menos los gusanos no tenían que pensar sobre carreras. Al menos los gusanos morían jóvenes.

Le dijo todo esto a Hoseok, quien estaba mascando, furiosamente, un trozo de goma de mascar tan grande como la mitad de su cabeza—No me gustaría ser un gusano—dijo Hoseok.

—¿No te gustaría?

—Sería una abeja reina.

—Válido—dijo Seokjin. Estaba apoyado contra su árbol—. Creo que quiero morir, pero sería una abeja. Decidí que el calamar gigante puede hacer mis E.X.T.A.S.I.S por mi mientras me tomo un descanso de mi carrera.

—No tienes una carrera—señaló Yoongi.

Seokjin lo miró de forma misteriosa. —Ese es el problema.

La selección estuvo bien ese año. Slytherin recibió dos gemelos, un par irlandés llamados Aoife y Amelia, quienes eran altos y larguiruchos y tocaban la flauta y el violín, respectivamente. Max declaró que los había adoptado, lo cual era bastante gracioso porque seguía siendo pequeño y los gemelos parecían mayores que Izzy y Alwyn. Yoongi comenzó a pensar que el Sombrero Seleccionador les estaba jugando una broma gigantesca, donde eras seleccionado para Slytherin basado únicamente en si ibas a volver locos a tus mayores o no.

Y había tan solo tres cosas más, las cuales Yoongi se negaba a llamar problemas, de los que tenía que pensar al volver.

El primero eran los T.I.M.O.S, obviamente. Los iba a dar a final de este año. Su primera clase de adivinación con Bloom era mañana y estaba un poco asustado ahora que ella lo había señalado para algún maldito propósito divino, pero aparte de eso, si no pasaba los T.I.M.Os, no podía volver. Estaba jodido.

Iba a comenzar a pedirle a Seokjin que le diera tutorías y atraparía a alguien para que lo ayudara con pociones.

El segundo y el tercer problema estaban mezclados de una forma que no entendía aún. Damien, quien quizá era su probable novio y Jungkook, quién quizá era su probable mejor amigo. No le había mencionado sobre Damien a Jungkook. O, no, lo había hecho, pero había mencionado a Damien en términos de compañero de cuarto, en término normales, y evitó hablar sobre los besos y el sostenerse las manos y aquella vez que Damien le dio un chupón en el baño.

No sabía por qué esto era un problema. Lo averiguaría más tarde.

(Ni siquiera iba comenzar a pensar en Quidditch aún.)

—Te ves estresado—Hoseok pateó su tobillo—. Oye. Oye.

—Estoy estresado—dijo Yoongi, mirando hacia el cielo. Una nube parecía un barco hundiéndose. ¿Era eso un presagio, o simplemente el resultado de pasar mucho tiempo con la profesora Bloom?

Podría ser ambas.

—Estamos todos jodidos, muchachos—dijo con tristeza Namjoon y los otros tres murmuraron en concordancia.

—Te extrañé—dijo Jungkook, abrazando a Yoongi más fuerte de lo que Yoongi recordaba que podía—¡Te ves tan viejo!

—Te ves ancestral—dijo Yoongi—Diablos, brote de soja, deja algo de altura para el resto de nosotros.

Durante el verano Jungkook creció mucho. Ahora era fácilmente igual de alto que Yoongi, incluso más, y su cabeza encajaba con sus orejas y su sonrisa encajaba en su cara y sus dientes todavía estaban un poco chuecos y sus ojos eran cálidos y chispeantes y era el mismo Jungkook que siempre había sido, pero más. La sala de Menesteres estaba refrescantemente normal, también, con el mismo mobiliario antiguo, los sillones y los pufs y los cojines. Incluso tenía los Gobstones abandonados de Jungkook en el suelo.

—Te extrañé—dijo de nuevo Jungkook—. Perdón por no habernos juntado mucho.

—Yo también—dijo Yoongi, la culpa comiéndose su garganta. Durante el verano se juntaron tres veces, a mediados de julio, pero entonces Jungkook se fue de vacaciones con su familia y pasó lo de Damien y aunque habían intercambiado cartas, no se habían juntado otra vez. No hasta septiembre. —Jungkook, tengo que decirte algo.

Jungkook se tiró sobre uno de los sillones, sus ojos suaves y en alerta. —¿Sí?

Desde el rabillo de su ojo, Yoongi vio el retrato del antiguo maestro de pociones metiéndose en un cuadro.

—Estoy- yo y Damien estamos...eh. ¿Saliendo?

—Van en serio—dijo Jungkook con un acento exagerado, después de una pausa que duró un rato—. Me alegro por ti. Juguemos Gobstones.

—¿B-bien?

Yoongi sentía que se había perdido algo ahí; como si accidentalmente hubiera adelantado cinco segundos de una canción. No era como si pudiera preguntarle a Jungkook, de todas formas, y ciertamente no le preguntaría a Damien, quien pensaba que Jungkook era un chico al que Yoongi le daba tutorías a veces (o algo así). Simplemente empujó todo a la parte trasera de su cabeza y se encogió de hombros. —Gobstones, puedo hacer eso.

—He estado entrenando todo el verano. Nunca podrás vencerme.

—¡Já!

Jungkook no mencionó a Damien otra vez. Hablaba de forma como quebradiza sobre sus vacaciones y ganó tres de los cuatro juegos que jugaron y se río cuando Yoongi recibió ácido de los Gobstones.

Lo cual era. Asqueroso.

—Extrañe Hogwarts un montón—admitió Jungkook, dejando caer las banderas. Era tarde y el sueño comenzaba a aflojar su lengua y también la Yoongi. —¿Alguna vez te sientes así? Como, como...amo a mi mamá y todo eso, y nade vence su comida, y mi hogar es mi hogar, pero...

—Es agradable pertenecer a algún lugar—dijo lentamente Yoongi. Pertenecer. Era difícil de analizar.

Jungkook se dio la vuelta y su mano descansó en el codo de Yoongi. —¿Y tú?

—¿Yo qué?

—Extrañas Hogwarts.

—Por supuesto que lo hago—Yoongi empujó el tablero de Gobstones lejos y se acomodó en el suelo para acostarse a un lado de Jungkook—. Lo extraño más de lo que debería cuando estoy en casa. Es como...mi mamá y papá son mi hogar, pero Hogwarts...

—Es Hogwarts—finalizó Jungkook. Su mirada se desvió de Yoongi hasta un lugar detrás de su cabeza, perdido en sus pensamientos. —Tú... ¿Damien te hace sentir como que perteneces a algún lugar?

—Mm. Sí.

—Está bien. Eso es bueno.

Quiero que pertenezcas, también, pensó en decir Yoongi, pero no lo hizo. Se acostaron en silencio y pretendió que podía escuchar la lluvia caer en la ventana, a pesar de que la Sala de Menesteres no tenía ninguna. Se preguntó, entonces, si le daría alguna.

—¿Yoongi?

—¿Sí?

—Slytherin te hace pertenecer también, ¿cierto?

Yoongi cerró sus ojos fuertemente. Izzy el año pasado. Por supuesto que este año estaba de vuelta, e igual de feliz que siempre, y ella y Alwyn y Max estaban juntos en su pequeño trío cerca de la chimenea como si nada hubiese ocurrido, y este año Chester estaba en séptimo año y quizás nada iba a pasar. —Por supuesto que lo hace. Es mi casa, Jungkookie.

—Supongo que solo me preocupo a veces—dijo Jungkook. Su mano se cerró en el codo de Yoongi—. No es algo importante.

—Gerry nos hizo ver una película muggle sobre eso. Era algo como...un alien fue adoptado y estaba un poquito loco, pero estaba bien porque se tenían el uno al otro—Yoongi quería sostener la mano de Jungkook, pero estaba muy cómodo como para moverse.

—¿Lilo y Stitch?

—Sí. Esa.

Jungkook se río a través de su nariz. —Serías un buen Stitch. Pequeño y un poco violento pero empalagoso por dentro.

—Demasiado sentimental. Aleja tus sentimientos de este lugar.

—Tú comenzaste a hablar sobre pertenecer—dijo Jungkook y se río y Yoongi se río con él.

Se hubieran dormido allí, pero el maestro de pociones tosió fuertemente y preguntó, de forma deliberada, si pretendían llegar tarde a la primera clase del año. Sonó tan autoritativo que ambos dijeron perdón, señor y el retrató sonrió y sacudió su cabeza y murmuró algo acerca del profesor Malfoy.

—Su año de T.I.M.Os es un año instrumental, aunque estoy segura de que no es necesario decírselos—dijo la profesora Bloom seriamente, con sus manos dobladas en su regazo y sus ojos escaneando toda la habitación. Descansaron en Yoongi por rato muy largo y pensó sobre las cartas de tarot que aprendió a usar durante todo el verano, y fue el quien desvió la mirada.

—Creo que sentí ansiedad solo por escucha esa maldita palabra—murmuró Namjoon sobre su taza de té. —. Yoongi. Yoongi. Quiero morir.

Yoongi lo pateó bajo la mesa. —Cállate.

—Un T.I.M.O en adivinación es difícil de lograr—dijo Bloom—Yo, por mi parte, no estoy de acuerdo con el sistema estándar, pero esta es una materia distinta a las demás. Aquellos con ciertas afinidades encontraran este año una brisa.

Yoongi siguió mirando su taza. No quería que Bloom pensara que tenía afinidades especiales. No tenía afinidades especiales. Si un profesor más les decía que debían pensar seriamente sobre sus opciones, pensaba que iba a vomitar y entonces ¿dónde estarían?

—Este año es modular—dijo Bloom. En su tono de voz, incluso esa palabra sonaba misteriosa; modular, susurrado en la sala de adivinación, perturbando el aroma. —A pesar de que pueden elegir qué dispositivo pueden usar en su último módulo, estaré ayudándolos con los primeros dos. Hojas de té-

La clase se quejó. Namjoon emitió un pequeño sollozo en sus manos.

—Y bolas de cristal—continuó, como si no hubiera habido interrupciones. —. Los entrenaré en pequeños grupos dependiendo su decisión del tercer modulo, y demostrarán los tres en el examen práctico de T.I.M.O.

Amanda Reilly levantó su mano. —¿Profesora? ¿Cuál es el T. I.M.O escrito, entonces?

—Más predicciones, pero de forma diferente—Bloom sonrió y separó sus manos. —. Ahora, háganse una taza de té.

—Creo que este es el infierno—Namjoon dijo.

—Puedes irte.

—¿Y solamente tener ocho T.I.M.O.S? Mi mamá me mataría. Mi hermano obtuvo once y tenía un poster motivacional de Hermione Granger en su puerta—Namjoon se sirvió una lúgubre taza de té de hojas sueltas y las removió con una tintineante cuchara de plata.

��Ah, ¿sí? ¿Qué hacia el poster?

—Le gritaba cosas cada vez que lo veía—Namjoon tomó el recipiente de azúcar y le echó un montón ridículo a su taza. —. Ya sabes. Iba por el desayuno y luego Granger gritaba haz hecho todas tus tareas y me hermano gritaba y hacia su tarea. Solía darle malditos consejos sobre cómo despertar más animado. El resultado final fue que Granger le arruinó el año a mi hermano. ¿Sabes qué me mandó mi mamá por correo?

—El mismo poster—adivinó Yoongi. El año pasado se volvieron expertos en servir tazas de té, así que no tenía que mirar para saber qué estaba haciendo.

—Peor. Un poster de Granger y Potter—Namjoon metió la cuchara en su boca para quitar el azúcar—. Conspiran contra mí y me gritan. Siento que me vuelvo loco.

—Un consejo, amigo: quémalo.

—Oh, lo haré.

—Eres inteligente, de todas formas—Yoongi le quitó la cuchara de la boca para poder revolver su taza de té—. Sacas buenas calificaciones y esa mierda. ¿Recuerdas esa vez en tercer año que obtuviste la calificación máxima y lloraste en el hombro de Jin por una hora?

—Nunca pasó.

—Tengo muchos testigos, imbécil. Lo hiciste en el Gran Comedor.

Su risa fue interrumpida por Bloom, quien estaba haciendo rondas por la clase. Las chicas que se juntaron alrededor de Amanda Reilly se lo tomaban en serio. Desde que Amanda afirmó que había curado a su hermano a través de adivinación el año pasado había obtenido el estatus de un dios. Pero el resto de la clase estaba actuando como Namjoon y Yoongi. Como si adivinación fuera solamente una taza relajante de té.

(Lo que era, básicamente.)

—¿Y qué ves en tus hojas, Kim? —Bloom miró sobre el hombro de Namjoon teatralmente. —Oh, no has terminado aún. Bueno, no se puede hacer nada.

—No he terminado tampoco, profesora—dijo Yoongi cuando Bloom lo observó—. Lo siento.

—No podría pensar que el estado de tu té haría algo con tus predicciones, Min—dijo Bloom. Namjoon los miró a ambos, parpadeando en confusión. Bloom sacó una silla de la mesa de Amanda y se sentó con sus dedos cruzados bajo su barbilla, mirando a Yoongi. —Compláceme y dime qué crees que hay en tu taza.

Yoongi se encogió de hombros. —Uh. Confusión. Eso seguro. Esta es una taza de té confundida. Prácticamente desconcertada.

Namjoon se río en la manga de su túnica.

—Confusión—repitió Bloom, inclinándose—¿Dónde ver la confusión?

—Uh. En la taza.

—En la taza.

—Sí.

Lo miró por un segundo y luego se puso de pie, con un tintineo de joyas de plástico y seda de vestir y perfume y almizcle. —Estoy ansiosa por ver tu elección del modulo a final de año—dijo con astucia—Min, Kim. Sigan en ello.

—Hombre, tienes que mejorar si vas a mentir—dijo Namjoon, tomando un largo sorbo de su té. —Bloom es un poco aterradora. Sigo pensando que me va a golpear hasta la muerte con un brownie mágico vegano.

—Sé a qué te refieres—Yoongi miró la taza.

Sonaba un poco estúpido, pero sí sentía la confusión saliendo de la taza. Mucha confusión chispeante y extraña, también personal. Cuando lo bebió se sintió mareado y estaba convencido de que era el ambiente en la sala de adivinación después de estar tan alejado de ella.

Pero cuando sacó la taza de sus labios, vio que los restos de las hojas se habían convertido en tres figuras, dos de ellas juntas y la otra a un lado. Figuras humanas inconfundibles y un hilo de hojas cerca de la orilla que Yoongi no podía evitar ver como una serpiente, enroscada silenciosamente en la orilla de todo.

Pasó su pulgar por la taza y arruinó el patrón antes de que Namjoon pudiera verlo y luego pasó el resto de la clase bebiendo té como si lo hiciera enojar.

—Querido Gerry—Damien leyó en voz alta—. Odio los T.I.M.O.S. Creo que quiero morir. ¿Tienes algún consejo? —estaba sentado con la cabeza de Yoongi en su regazo, con una mano sostenía la carta y con la otra estaba acariciando rítmicamente el cabello de Yoongi—¿Alguien más quiere añadir algo a la letra?

—Dile que se joda y muera—Edie-Maude dijo alegremente.

Jimin le lanzó su tarea. —Protegeré el honor de Gerry con mi vida. No me pongas a prueba.

Comenzaron a discutir a través de la mesa de madera, pero el sonido se filtró por la mente adormecida de Yoongi y se volvió simplemente un sonido hogareño. ¿Qué era Hogwarts, en verdad, sin Jimin y otro Slytherin intentando asesinarse?

—Pregúntale qué tal su trabajo—gritó Izzy—. No seas un completo imbécil en la carta.

—Buena idea—Damien dejó la carta sobre la frente de Yoongi, la punta de su pluma picándolo a través del papel—. Mierda, Min, eres una mesa terrible.

—Mmf.

—Creo que voy a vomitar—les dijo Samantha a ambos. Tenía sus piernas arriba de las rodillas de Yoongi, como si eso fuera cómodo, y cada vez que alguno de los chicos se movía pateaba la pierna de Yoongi. — Guárdense eso para cuando estén solos. Tienen toda su habitación por una razón.

—Nunca quiero imaginar eso, así que detente—dijo Max Hastings, apartando la mirada de su libro de encantamientos de segundo año—Oigan, ¿alguno de ustedes tiene alguna idea sobre movimientos de muñeca?

Hubo una pausa y toda la Sala Común comenzó a darle consejos, Jimin liderando con una sonrisa maliciosa—Tienes que sostenerlo muy apretado...—mientras Izzy comenzaba a reírse y Yoongi levantó su mano para ayudar a Jimin con una demostración de manos muy útil.

—Los odio a todos—dijo Max—. Deténganse. Detente. Jimin, no quiero saber cómo te masturbas.

—Me gusta tener una imagen muy sólida de Hermione Granger-

—¡Jimin!

Jimin sonrió. — Estoy entregándoles conocimiento sagrado pasado de nuestros antepasados. Cuando era un simple niño, nuestro señor y salvador Gerry Thompson me llevó a un lado y me dijo: "hijo, cuando te estás masturbando, tienes que-"

—No ensucies la memoria de Gerry de esa forma—dijo Edie-Maude, aplastando la cara contra un cojín.

—Voy a escribir esto en la carta—dijo Damien alegremente.

—Aw, ¡jódete!

Slytherin era una casa un tanto ruidosa. A veces Yoongi se preguntaba si Gryffindor era así, si Chester Whitehall era el tipo de séptimo año responsable como Gerry, y si les daba consejos sabios a Seokjin y Namjoon, si los Gryffindor realmente no eran comprendidos por los Slytherins. Se preguntaba si las personas le escribirían cartas a Chester años después de que se fuera, si Chester invitaría personas a su casa en Yorkshire en el verano para tener prácticas de Quidditch, si Gryffindor era esta pequeña familia. Gryffindor tenía casi trescientas personas dentro, sin embargo, así que Yoongi lo dudaba.

Con los chicos nuevos de primer año, Slytherin alcanzó el total de veintitrés miembros.

Genial.

Amelia y Aoife no salían mucho de su habitación, lo que probablemente era algo sobre lo que preocuparse, pero Yoongi estaba cansado y con sueño y la mano de Damien se sentía bien sobre su cabello. Era solo la primera semana de regreso. Necesitaban tiempo para acostumbrarse.

—El profesor Malfoy sigue actuando raro cerca de mi—dijo Izzy una vez Jimin paró de hablar sobre masturbación y Edie-Maude dejó de intentar estrangularse a sí misma.

—Probablemente está pensando sobre el último verano—dijo vagamente Damien, terminando la carta. Su pulgar seguía acariciando la oreja de Yoongi. Era bastante agradable.

—Desearía que no lo hiciera.

—Creo que todos—dijo Alwyn. Seguía sosteniendo la mano de Izzy y la de Max, y su cabello estaba muy rizado. —Sin ofender, Izzy. Lo asustaste demasiado.

—Pareciera que vio un fantasma—dijo Izzy enfadada.

—No lo culpes.

—Se supone que debes tomar mi lado.

—Debo verlo todos los días por los T.I.M.Os y me mira así también—le ofreció Yoongi.

Damien rozó sus nudillos en la frente de Yoongi. —Idiota. Eso es porque fuiste hasta él llorando cuando Chester te rompió la muñeca.

—No lo hice.

—Sí.

—No.

Mañana era miércoles. Ya había pasado una semana de clases y Yoongi ya estaba exhausto, aunque mañana el y Jungkook se prometieron estudiar juntos en la biblioteca, lo cual era un código para patear las piernas del otro y dibujar penes en pergaminos de tareas importantes. Hogwarts en pequeños trozos no era cansador, pero todo en conjunto era agotador.

—Vi a Chester hoy—Jimin anunció con calma.

(Yoongi recordó un momento hace dos años, cuando Jimin entró a la Sala Común gritando sobre Chester y sobre un nuevo Ravenclaw de primer año que Taehyung había adoptado.)

(Taehyung, al menos, no había ido a por Jungkook de la forma en que Jimin temía. Yoongi veía a Jimin y a Taehyung escondidos juntos, y todo estaba bien. Jimin sonría más y era más lento al juzgar y más rápido para sonreír y, en realidad, ¿quién era Yoongi para juzgarlo?)

—Patearé a Chester en las bolas—dijo de forma soñadora Max—. Dios, imaginen los gritos.

—Cálmate, Maximus—Alwyn sacudió el cabello de Max—. Ve al final de la fila.

—De la cual yo soy primera—dijo Izzy—. Tomen asiento, chicos.

—Te ves cansado—dijo en voz baja Damien, solamente para que Yoongi escuchara—. ¿Quieres ir a dormir?

—Estoy bien aquí—murmuró de vuelta Yoongi. Había extrañado las peleas de Slytherin—. Otro rato.

—Claro.

—¿Deberías hablarle a Gerry sobre Quidditch? —dijo Samantha sobre su libro de Estudios Muggles—. O sea, ¿vamos a entrar este año? ¿Quién será capitán? ¿Se unirá Max?

—Max se unirá de seguro—dijo Max.

—Está bien, entonces Max se unirá-

—Mencionaré que el equipo sigue junto—añadió Damien—. Tenemos que ganar en algún momento, o Gerry morirá triste y sin dinero y tendremos que ir a su funeral y su tumba dirá jódanse Slytherin o algo así.

—No seas tonto—Samantha le lanzó una banda elástica—. Simplemente escribe la maldita cosa.

—Hecho. Aunque no quiero ser capitán este año—Damien dobló la carta y la dejó en la mesa—Sam. Es tú turno de ser capitana.

—Yo no quiero ser capitana.

—Mala suerte.

Yoongi se durmió en la Sala Común con el sonido de la práctica de Quidditch siendo organizada y estaba feliz. Muy feliz. Quizás los T.I.M.Os estaban pateando su trasero, pero tenía a Jungkook, a Damien y a Slytherin y, en general, era algo bastante bueno de tener.

Muy bueno.

(Esa película a la que Jungkook hizo referencia. Algo y algo y algo, pero aun así bueno.)

Yoongi no se molestó en soñar.

—Vete a la mierda.

Sorprendentemente, Chester Whitehall no se fue a la mierda. Estaba caminando a un lado de Yoongi hasta la sala de pociones, a pesar de que no tenía pociones y realmente debería estar haciendo algo más productivo. Como si Chester conociera el significado de esa palabra. —¿Qué, te vas a esconder detrás de la falda de Malfoy?

—Voy a clases porque quiero aprobar—Yoongi le respondió—. Vete a la mierda, imbécil.

—O te molesto o me aburro—dijo Chester. Estaba en séptimo año, y era alto, musculoso y sus puños se balanceaban cerrados y apretados a su lado. —¿Cómo llaman a ese pequeño niño? Max, ¿no? Parece una manta mojada a la mitad.

—No toques a Max—dijo con firmeza Yoongi—. Déjame ir a clases.

—No te estoy deteniendo.

El profesor Malfoy estaba de pie en la puerta de la sala de Pociones, sus ojos delgados se entrecerraron cuando vieron a Chester. —Tiene otro lugar en el que estar, Whitehall—dijo, y no era una pregunta—. Ese lugar no es aquí. Vete.

—Sí, señor—dijo Chester. Golpeó la espalda de Yoongi, lo suficientemente fuerte como para mandar a Yoongi volando contra la pared, quien tuvo que sujetar su costado para evitar que una gárgola lo apuñalara—Te veo por ahí, Min.

—Estás atrasado—dijo Malfoy—. Puedo ver por qué.

—Perdón, señor—murmuró Yoongi y se escabulló lo más rápido que pudo hasta su escritorio con Damien. Él, Samantha y Yoongi compartían esta clase con Hufflepuff. Eso estaba bien, porque Hoseok estaba ahí, sentado a un lado de Sam, y la mayoría de los Puff no querían levantar la ira de Hoseok al ser idiotas. Además, también estaba Malfoy, quien tenía la reputación de ser un bastardo malo con la gente que molestaba a los Slytherins.

—T.I.M.OS—dijo Malfoy. Era la tercera semana del semestre y todavía recibían estas charlas. Yoongi creía que su cerebro se iba a derretir y salir por sus orejas y gotearía por sus mejillas si tenía que seguir escuchando—. ¿Cuántos de ustedes están considerando el EXTASIS de pociones?

Yoongi mantuvo su mano inquieta en el escritorio, mirando a su alrededor. Una chica de Hufflepuff levantó su mano; Delilah Kerry, de Galsgow, cuya mamá suministra un tónico mágico para los enfermos. Por supuesto que lo haría. Damien levantó su mano -Sam no- y Yoongi la levantó, también, ahora que no estaba solo.

Malfoy cerró sus ojos por un pequeño segundo, y respiró pesadamente por la nariz. —Tres. Bien. El resto de ustedes necesitará un T.I.M.O de pociones para ser contratados para trabajar, como asignatura básica. No piensen que solo porque no lo usarán directamente, pueden ver mi clase como un lugar en el cual flojear. No lo toleraré. —Sus ojos se desviaron hasta Yoongi y luego a los Hufflepuffs. —¿Estoy siendo claro?

—Sí, señor—coreó la clase en disgusto.

—Bien. Abran sus libros. Vamos a elaborar una de las siete bases comunes que se les pedirá durante sus T.I.M.OS...

A Yoongi le agrada pociones. De verdad le agradaba. Pociones era buena porque había algo ritualista sobre ello, el cortar, rebanar y preparar, algo que quitaba la responsabilidad de sus manos y lo ponía en el acto de hacer las pociones. Cuando se equivocaba en Encantamiento, eso era su culpa. Cuando se equivocaba en Pociones, quizás simplemente le tocó un mal par de ojos de murciélago.

Yoongi estaba cansado de equivocarse.

—Necesitamos botellas decantadoras para esto—dijo, mientras la clase comenzaba a prepararse.

Damien ya estaba sacando los ingredientes del caldero. —¿Estás seguro?

—Positivo—Yoongi hizo sonar sus dedos contra el escritorio, pero al mirar a su alrededor no vio a nadie con su misma idea. Aun así, estaba seguro.

—Haré el lino si tu traes las botellas decantadoras, entonces—dijo Damien, sus dedos largos bailaban alrededor del mango de los cuchillos—. ¿Por favor?

—Sí, seguro—Yoongi se deslizó de su asiento y se dirigió hasta el armario de almacenamiento—Solo...déjame hacer lo del caldero a mí, ¿sí?

—Eres el mejor en ello—Damien ya estaba pinchando el lino, sus ojos concentrados y distantes, su cabello caía sobre su cara. —Ve, quiero que Malfoy me apruebe.

La clase de pociones era doble, dos horas en el humo de la sala de clases, pero las botellas decantadoras eran necesarias durante toda la poción. La base era Septimus, la base número siete y más difícil de completar, y era práctica estándar tomar gotas de cada etapa pues así, si el producto final se desperdiciaba, todavía quedaba algo con lo que trabajar. Había siete etapas, como el nombre lo sugería, cada una de ellas precaria como para precisar; Yoongi tomó ocho botellas del armario, solo para estar seguro.

—¿Qué estás haciendo?

—Vine por botellas decantadoras, señor—Yoongi las sostuvo para que Malfoy pudiera inspeccionarlas, y metió dos dentro del bolsillo de su túnica para que no se cayeran mientras volvía a su escritorio. —Nada más. Podemos-, puedo estar aquí, ¿no?

—Sí. ¿Por qué botellas decantadoras? —Malfoy se apoyó contra la puerta. Era un profesor joven todavía, pero estaba cansado todo el tiempo y siempre había manchas de tinta en sus mejillas, no lo suficiente grandes como para ocultar las manchas rosadas que aparecían cuando estaba cansado, enojado o avergonzado.

Yoongi pensó en la historia que le contó Gerry, sobre Malfoy siendo atacado por Harry Potter cuando estaba en sexto año, y se tragó lo que estaba a punto de decir. —Porque si arruinamos la poción, tendremos muestras para seguir trabajando.

—No te mostré ese método—dijo Malfoy.

—No.

—Así que, ¿quién lo hizo?

Yoongi se encogió de hombros. —¿Tiene...sentido?

—Pociones es una materia intuitiva—dijo Malfoy después de una pausa—. Mi...antiguo profesor de pociones dijo que era una ciencia precisa y noble, pero que cada Pocionero debía ingeniárselas por sí mismo. Usaba botellas decantadoras cuando hacía pociones imposibles.

Yoongi desplazó el peso de un pie a otro, incómodo, y se sintió inexplicablemente feliz cuando Malfoy se movió hacia otro lado y lo dejó volver hasta Damien.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? —preguntó Damien, sacudiendo el lino en el caldero mientras Yoongi sacaba las botellas. Presionó su muslo contra el de Yoongi bajo el escritorio, un pequeño toque para hacerle sentir su presencia, y Yoongi presionó de vuelta.

—Malfoy quería saber qué estaba viendo—dijo Yoongi—Oye, decanta eso antes de que se transforme.

Cuando miró hacia arriba media hora después, vio una figura familiar pintada en un retrato que parecía encajarle a la perfección colgado arriba del escritorio de Malfoy. El hombre con el cabello largo y la nariz en forma de gancho y túnica negra miró a Yoongi a los ojos, se apoyó contra la mesa pintada en su cuadro y le guiñó un ojo.

La boca de Yoongi se abrió.

—Tienen una hora y media para terminar—dijo Malfoy, y si Yoongi no supiera mejor, pensaría que era humor lo que bailaba en los ojos de la pintura.

(Mientras se iban de la clase, una hora y media después, Malfoy tocó el hombro de Yoongi. —Mantén un ojo sobre Chester Whitehall—dijo—. No debería ser el caso, pero lo que pasó el año pasado fácilmente podría volver a pasar. Y estoy muy contento con tu trabajo hoy.)

(Yoongi evitó cuidadosamente mirar cualquier retrato, y murmuró un gracias y corrió lo más rápido que pudo para alcanzar a Damien.)

Nadie preguntó por qué Yoongi tenía un ojo morado, y estaba feliz de ello. Damien no preguntó, ninguno de los Slytherins lo hizo. Yoongi hace mucho tiempo dejó claro que prefería que fuera el a que fuera alguno de ellos, y estaba cansado de que Alwyn lo mirara con los labios fruncidos, como si pudiera hacer algo. Yoongi era su superior. Él debería cuidarlos.

—Solo di la palabra y está muerto—es todo lo que dijo Jimin.

—Estoy bien—Yoongi parpadeó. Parpadear dolía—. En serio, ni siquiera duele.

—Está bien. Entonces ayúdame con mi tarea de Estudios Muggles, amigo, estaré jodido si no puedo escribir un ensayo sobre la importancia cultural de la Reina para el próximo viernes.

Y eso fue todo lo que dijeron sobre el tema. Era octubre, de todas formas, todos esperaban que algo sucediera y Yoongi había sido mucho más confrontacional cada vez que veía alguien hablando mal de los más chicos. Podía soportarlo. Max no.

(Ni siquiera fue el maldito Chester. Fueron tres Gryffindor en el maldito año de Yoongi, tres Gryffindor que tomaron su mochila y la dejaron en un hueco de una pared y luego tomaron su colección de cromos de rana y se las repartieron entre los tres.)

(Apestaba ser ellos, porque Yoongi tenía su cromo de Crowley asegurada en su bolsillo la mayor parte del tiempo.)

(Lo que- sí.)

—Apesta ser tú, amigo—dijo Seokjin y le dio un bálsamo para moretones. —Mamá lo mandó. Debe pensar que estoy siendo maltratado, porque recibo uno todas las semanas.

—Eres un bastardo mimado, eso es lo que eres—gruñó Yoongi, pero el bálsamo estaba hecho en casa y la mamá de Seokjin era un demonio absoluto con el caldero, y el dolor desapareció. —Dile a tu mamá que es genial y que le mandaré un pie de manzana. El mejor de Asda.

—Merece solo lo mejor de Tesco y un jódete—dijo Seokjin. Metió el bálsamo en el bolsillo de Yoongi. —Dios, quédate con el resto.

—Gracias, amigo.

Jungkook se fue a casa en el descanso, en la víspera de Halloween, así que Yoongi no lo vio hasta la primera semana de noviembre, cuando el moretón había crecido y tenía el color morado y verde y se veía horrible. Evitó a Jungkook el primer día en que volvió, se escondió en la Sala Común de Slytherin y se escabullía entre estanterías con Damien, pero cuando Jungkook le mandó a la lechuza Friedrich con un mensaje urgente para que se juntaran en la Sala de Menesteres-

—Está enojado contigo—dijo la pintura—. Se siente herido. Escuché cuando se lo decía a Taehyung.

—No era mi intención—murmuró Yoongi—. Como sea, no puedes decirme nada. Sé que solías ser el profesor de Malfoy.

—Solía enseñarles a muchos estudiantes—dijo la pintura.

—Podría encontrar tú nombre si de verdad quisiera.

—Tú Jungkook está molesto.

—No es mi Jungkook.

—Está molesto, no importa a quién pertenezca.

Yoongi le levantó el dedo de en medio al retrato y se dirigió a la Sala de Menesteres, donde está Jungkook donde está Jungkook donde está Jungkook, y cayó, más que caminó, en la habitación, justo encima de un puf que lo esperaba felizmente.

—Yoongi, ¿por qué-? ¡Joder!

—¿Por qué jodo? —dijo Yoongi, con la cabeza enterrada en el puf, oliendo el algodón fresco con una sonrisa—. No sé. La condición humana, supongo-

Jungkook puso sus manos en los hombros de Yoongi, y Jungkook ganó mucho más que altura. No tuvo problemas en dar vuelta a Yoongi para poder ver su cara. Sus dientes mordían ansiosamente su labio inferior. —Eso se ve muy doloroso—dijo suavemente—. ¿Qué pasó? Mierda, cada vez que me voy del maldito castilla pareciera que te metiste en una pelea con Bear Grylls.

—Podría enfrentarme a Bear Grylls en una pelea.

—Claro que no podrías. No evites el tema—Jungkook estaba sentado sobre las piernas de Yoongi, y su pulgar trazaba el moretón—. Dios. Sabes que puedes correr, ¿cierto?

—Dios, ¿para eso son estas cosas? —Yoongi pateó sus piernas contra el suelo—. Pensé que eran decorativas.

Jungkook bufó en frustración. —¿Recuerdas cuando Chester te quitó tu mochila en primer año?

—Tú primer año—dijo Yoongi.

—Lo que sea. Podrías haber huido, y luego volver por ella. Podrías haber huido y haber traído a Dickens, o a Malfoy, o alguien que pudiera ayudarte—Jungkook se veía preocupado—. No tienes que seguir enojándolos todo el maldito tiempo.

—O me molestan a mí o molestan a los niños—dijo Yoongi de la forma más calmada que pudo—¿Quién crees que podría soportarlo mejor? ¿Crees que quiero ver a Max Hasting con su nariz sangrando?

—¡No quiero ver a nadie con una nariz sangrando!

—Eso es muy caritativo—Yoongi parpadeó mientras miraba a Jungkook hasta que este se puso de pie y comenzó a caminar por la habitación—. Escucha, vamos, escucha. Me importa una mierda. Soy un Slytherin y no voy a huir solamente por eso. Chester es un imbécil, todos son unos imbéciles, y van a seguir siéndolo huya o no. Viste lo que sucede cuando llamamos a Malfoy. Whitehall recibe una palmada en la muñeca y nosotros somos sacados de Quidditch. Solo...es mejor yo que Max, Izzy o Alwyn.

—Mejor nadie—dijo Jungkook.

—Eso es en un mundo ideal—Yoongi cerró sus ojos y pellizcó su nariz. Su cabeza dolía. —. Van a joder con los Slytherin sea justo o no. Simplemente...déjame lidiar con ello.

—Lo hago—dijo Jungkook—. Solo estoy preocupado. ¿No puedo estar preocupado?

—Puedes estar preocupado, pero no actúes como...como si esto fuera algo que puedo arreglar.

—Podrías ir con Malfoy.

—Nada pasaría—dijo Yoongi. —. Esta mierda solo le sucede a los Slytherins. Es un puto rito de paso para las serpientes.

Jungkook no dijo nada, su labio inferior estaba mordido, preocupado hasta el pudo de dejarlo hinchado, regordete y rosado.

—Vamos a-. Voy a hacer una taza de té—dijo Yoongi. Se puso de pie, parpadeó y sus ojos ni siquiera dolían—. ¿Quieres algo para hacer?

—Tarea o ajedrez—dijo Jungkook después de una década.

—Ajedrez—decidió Yoongi. El alivió fluyó a través de él como algo tangible, algo bueno. Después de todo, Jungkook no se iba a rendir con él. Yoongi no creía poder soportar eso, con todo lo demás. —Ajedrez, y puedes ser el blanco, ¿está bien?

—Bien—dijo Jungkook y le sonrió ligeramente—. Está bien, sí. Eso suena bien.

La navidad llegó con un destello en el año de los T.I.M.Os. Yoongi apenas tuvo tiempo de pensar antes de que las calabazas de la fiesta de Halloween estaban bajando y el castillo se encontró adornado con oropel y luces. El coro de fantasmas comenzó a seguir a las personas por los pasillos, cantando villancicos en un tono fúnebre.

(Hoseok y Yoongi estuvieron bebiendo mucho en el mes de diciembre solo para poder llegar vivos a los exámenes de final de semestre, y cada vez que veían los fantasmas les pedían que cantaran otra canción. No había nada más gratificante que ver a un hombre transluciente vistiendo ropa antigua mientras cantaba con alegría otro villancico.)

La profesora Bloom dijo que iban a dejar atrás el té en enero. Yoongi nunca había visto a Namjoon llorar de alegría antes, y con suerte nunca lo verá de nuevo.

Y Yoongi se quedaría en el castillo durante el descanso. Sus padres iban a visitar a sus primos en corea y los exámenes estaban tan cerca como para incluso considerar ir con ellos.

Jungkook se iba a casa. Se abrazaron en la plataforma, un abrazo grande y largo, y Jungkook se veía un poco triste cuando se separaron, pero dijo que todo estaba bien cuando Yoongi le preguntó.

Damien se iba a quedar. También Max. Izzy y Alwyn se fueron a casa, junto con el resto de los Slytherin. Los padres de Max estaban en Francia, así que se iba a quedar, y Damien quería estudiar y eso fue lo suficientemente bueno para Malfoy cuando le dijeron que tres Slytherin estarían rondando el castillo durante el descanso.

(El resto se fue a casa, incluso Hoseok, quien tomaría un viaje a través del mar irlandés con una bruja vieja y loca en una escoba para dos personas. Si muero, les dijo, con un acento tonto, díganles a mis padres que los odio y que debieron comprar una casa en Wales.)

—¡Carta de Gerry! ¡Gerry! ¡Gerry!

Max entró tropezándose en la Sala Común tres días después de que las clases terminaron, con una guirnalda de navidad envuelto en su cuello, con sus lentes empañados por correr y una lechuza de sentada sobre su cabello. —¡Gerry escribió una carta! ¡Para mí!

(Por razones desconocidas, Max decidió idealizar a Gerry, a pesar de nunca haber estado en Slytherin con el chico. Había ido a su casa, pero todos habían ido a su casa.)

(Simplemente Gerry inspiraba ese tipo de amor.)

(Yoongi pensaba que Gerry era el mejor.)

—Hola, Maximus Mi Amigo, y otros bastardos—Damien leyó en voz alta y sonrió cuando Max chilló—. He tenido un trimestre de otoño muy instructivo en el cual no he hecho absolutamente nada en Irlanda, así que incluí un montón de aventuras inventadas sobre como el Taoiseach y yo tomamos el té con duendes, hadas y demás.

—Es bueno saber que sigue siendo un idiota—dijo Yoongi, con su barbilla sobre el hombro de Damien. —. Sigue leyendo.

Gerry realmente incluyó aventuras inventadas en las cuales participaba Leo Varadkar y su equivalente mágico, Jane O'Keeffe. Entre medio dibujó imágenes de todos ellos, y en el final de la carta decía: —Me encantaría encontrarme con Maximus en el Cabeza de Puerco en el descanso de navidad, y si cualquier otro visitante no deseado se presenta, sería mi trabajo como un buen irlandés proveerles de hospitalidad en la forma de Whiskey de fuego barato. Decídanse, bastardos.

—Amo a Gerry—suspiró Max, acurrucándose en la alfombra frente a la chimenea—. De verdad, de verdad amo a Gerry.

—Parece que él también te ama—Damien le lanzó la carta de Max y deslizó su mano en la de Yoongi—Bien. Tienes un abrigo de invierno, ¿no?

Gerry los estaba esperando cuando le enviaron la respuesta y caminaron juntos hasta el pueblo, Yoongi y Damien estaban muy cerca y Max daba salto frente a ellos y dibujaba figuras en la nieva con su bota—. Se ven cómodos—dijo, con sus cejas alzadas—¿Algo sobre lo que debería saber?

—Damien y Yoongi son asquerosos y se besan todo el tiempo y mis pobres ojos sufren—anunció Max—. Cómprame una cerveza de mantequilla, por favor.

—Viendo que preguntaste de buena forma—Gerry le lanzó un galeón—. Tráenos tres Whisky de fuego, también, y diles que es mío para que no te pidan tu maldita licencia de aparición.

—¡Claro!

Gerry se relajó en su asiento. Su barba se estaba volviendo ridícula—Me estoy dejando crecer la barba—dijo, moviendo su mostacho—¿Se ve bien?

—Te ves increíblemente tonto—le dijo Yoongi, y sonrió incluso más grande de lo que podía—. Te extrañé, amigo.

—También te extrañé, maldito cursi—Gerry estiró su mano y revolvió su cabello—¿Qué tal el Quidditch? ¿Cómo está Sam? ¿Cómo está Chester?

—Genial, genial y genial—respondió Yoongi—. El primer partido de la temporada es contra Gryffindor el próximo mes, pero creo que quizás seamos realmente buenos esta vez. Max se unió como reemplazante en caso de que algo suceda...como la última vez. Y los nuevos de primer año nos están haciendo un cartel para animarnos.

—¿Izzy está bien?

—Está bien—dijo Damien, mirando los dibujos que había estado dibujando—. Simplemente estuvo en shock. Chester tuvo detención por el resto del año.

Gerry maldijo en voz baja y le sonrió a Max mientras volvía a su puesto—Bien. Si no ganan la copa, me comeré mi bufanda. Dios, chicos, no estaba bromeando sobre tu papá.

—No mates a mi papá—dijo despreocupadamente Yoongi. El Whiskey de fuego hizo que doliera un poco su garganta, pero no dejó de tomar—. Mi mamá estaría triste.

—Dios nos libre.

Gerry se quedaría en Hogsmeade por otra semana, les dijo, y todos los días hasta navidad caminaron hasta allí para pasar el rato con él. Gerry pagaba el almuerzo y Yoongi o Damien ponían el té, mientras que Max les daba entretenimiento gratuito hablando sobre lo genial que eran Alwyn e Izzy, y cómo aprendió a hacer una voltereta hace tres segundos, y cómo aprendió a llamar a las lechuzas al silbar tan fuerte que realmente nadie podía oírlo, y cómo decidió que el sería el Taoiseach de Magia cuando fuera mayor.

El día de navidad, Yoongi despertó demasiado temprano. El amanecer se colaba por la ventana de su dormitorio, filtrando un verde pastoso que se reflejaba en el lago, y Damien resoplaba y roncaba en la cama de al lado. Movió las piernas fuera de la cama, con un pijama de cuadros demasiado corto para él, un regalo de cumpleaños de una tía olvidadiza.

Abajo en la Sala Común, había regalos bajo el árbol. Max. Damien. Yoongi. Era agradable; Yoongi les sonrió a los regalos por un segundo y luego salió lo más silencioso posible.

—¿A dónde vas al amanecer?

Yoongi ni siquiera giró su cabeza. —Sé que eres el antiguo profesor de Malfoy—dijo—. Si quisiera podría averiguar tu nombre.

—Si quisieras, podrías preguntarme—dijo el retrato—. ¿A dónde vas?

—A caminar.

El retrato se quedó en silencio por un momento mientras seguía a Yoongi a través de los lienzos, por las escaleras, a través de diferentes estilos y siglos, interrumpiendo el sueño de muchos profesores antiguos. —Jeon se fue a casa—dijo eventualmente—. ¿Lo olvidaste?

—No—dijo Yoongi. La losa del piso estaba congelada bajo sus pies; deseaba haberse puesto calcetas.

La pintura estaba en silencio, pero no dejó de seguir a Yoongi hasta el séptimo piso con Barnabas y sus trolles. Yoongi se detuvo frente la muralla y deseó saber por qué vino hasta aquí tan temprano sin un pensamiento en su cabeza.

—Quiero saber qué hacer—dijo, finalmente, y caminó de un lado a otro—. Quiero saber qué hacer. Quiero saber qué hacer.

La puerta que apareció era pequeña y de hierro. —Encuentra un retrato pequeño—le dijo Yoongi a la pintura—. Quiero que vengas conmigo.

El antiguo profesor de Malfoy arrugó su nariz. —No quiero ir.

—Puedo llevarte en este—dijo Yoongi.

—Me iré.

—¿Por favor?

Así que Yoongi terminó entrando a la Sala de Menesteres con un pequeño cuadro de un tazón de fruta, con un profesor de pociones muerto hace tiempo frunciendo el ceño desde el interior del racimo de bonitas uvas impresionistas.

La habitación era muy distinta a la que solía ser. Mucho más grande y alta. Le recordaba a Yoongi a las grandes y antiguas catedrales góticas, con mampostería apilada hasta el techo y hermosas vidrieras que enviaban la luz a extraños charcos en el suelo de piedra. Sin embargo, no había nada en la sala, ni asientos, ni bancos, ni mesas, ni nada, sólo un zócalo de piedra en el centro y una bola de cristal sobre él, turbia y blanca por la niebla.

—Sácame—dijo una voz desde sus bolsillos—. Déjame ver.

Yoongi le presentó el lugar a la pintura e intentó con todas sus fuerzas no caminar hasta la bola de cristal. No era bueno en Adivinación.

—Parece ser que la habitación piensa que eres bueno—observó la pintura secamente. ¿Yoongi habló en voz alta? —Vamos, cielo santo, para que luego abras regalos y yo pueda dormir.

Yoongi volvió a meterlo a su bolsillo y avanzó hasta el zócalo, con las paredes de la sala mirándolo con dureza, sin rostro y sin sentimientos. —No soy bueno en Adivinación—dijo débilmente, empujando a la profesora Bloom y sus tontas predicciones a la parte trasera de su cabeza—. No lo soy.

—Pon tu mano en la maldita cosa—dijo la voz dentro de su bolsillo, amortiguada por las uvas—. Vamos.

Yoongi lo hizo. He hizo lo que hacía en Adivinación, también, la cosa que Bloom parecía creer que era premonición, o talento, o algo. Abrió sus ojos lo más grande que pudo y luego los cerró, y sostuvo la taza de té (bola de cristal) fuertemente en sus palmas y pensó en ver algo que pudiera ayudarlo.

Cuando abrió sus ojos, la bola de cristal no tenía niebla.

Vio a Jungkook, primero que nada, Jungkook besando a una persona cuya cara estaba oscurecida por la niebla. Alguien un poco más pequeño que él. Este Jungkook era mayor, un poco más musculoso y mucho más seguro, pero no importaba qué tanto intentara verlo Yoongi, no podía ver la cara de la persona a la que Jungkook estaba besando. Luego la niebla dentro de la bola de cristal borró la imagen nuevamente y desapareció, se desvaneció en las profundidades de la bola.

Vio a Alwyn Brydon sangrando de su nariz, con sus ojos llenos de lágrimas, saltando de arriba abajo mientras celebraba. El cabello de Alwyn era más largo. La niebla se lo llevó.

Vio a Damien, acurrucado con sus manos alrededor de sus rodillas, mirando una taza con algo caliente y humeante, alguien tocaba su hombro. ¿Era Yoongi? Tenía que ser Yoongi.

Vio otra figura brumosa, con la cara rosada, gritando a punto de estallar, con un labio abierto y sangre por toda la parte delante de su túnica, con sus manos temblando. Yoongi podía ver toda su cara y le resultaba familiar, pero no podía reconocer de quién se trataba. Sin embargo, esta figura le gritaba a Jungkook y lloraba bastante, y mientras Yoongi observaba, Jungkook dijo algo y giró sobre sus talones y se alejó. La figura brumosa se apoyó en la pared y se deslizó por ella, comenzando a limpiar su labio con el extremo de su túnica.

Vio a alguien más. Malfoy y otra persona, gritando. ¿Quién mierda era? Yoongi lo reconocía, pero no sabía de dónde. Hacía que Yoongi se sintiera enfermo.

Vio-

Jungkook. Besando a alguien de nuevo.

Vio-

Vio- Jungkook no dejaba de besar a esa maldita persona, haz que se detenga-

—Destrozaste la bola—observó el profesor de pociones de forma calmada, desde dentro del bolsillo de Yoongi. Yoongi miró horrorizado los trozos de cristal humeantes y corrió hacia la puerta, y cuando el profesor de pociones intentó hablar con él, se limitó a sacudir la cabeza.

—Eres muy bueno en Adivinación—le dijo el profesor.

—No, no lo soy.

—Eso que acaba de pasar acaba de probarlo.

—No lo hizo—dijo Yoongi, y mantuvo el pequeño retrato en su bolsillo—. No- no voy a volver ahí.

—Vuelve a la cama—dijo la pintura, con un ligero tono de suavidad—. Y si algo te preocupa, el profesor Malfoy es muy bueno escuchando.

—Gracias—dijo Yoongi, e intentó tener un buen día de navidad.

Jungkook no paraba de besar a aquella persona.

Eso estaba bien. Yoongi besó a Damien, y con mucho cuidado no pensó en ello para nada.

Samantha era una capitana de Quidditch dura. Mientras Damien sacaba la camaradería del equipo, Samantha iba directo al grano y no le importaba golpear a Edie-Maude y Jimin con sus propias Bludgers para que se callaran y la escucharan.

Yoongi disfrutaba de la práctica. El día en que el semestre volvió, hizo que todos se pusieran sus túnicas de Quidditch e hizo un partido de práctica a medias en el aguanieve y granizo de la lluvia hasta que ninguno de ellos podía sentir sus pies y Yoongi estaba bastante seguro de que su nariz se iba a caer.

Era bueno, de todas formas. Gerry le había estado escribiendo cartas especiales de Quidditch.

(Yoongi se preguntó cuándo el equipo de Quidditch de Slytherin iba a dejar de pedirle ayuda a Gerry. Probablemente nunca.)

(Gerry era el mejor.)

El primer partido en contra de Gryffindor iba a ser increíble. Puede que Chester fuera el buscador, y eso era...bueno, sí, lo que sea, pero Yoongi iba a derrotarlo, porque Slytherin era lo mejor. Slytherin era, definitivamente, lo mejor.

Quidditch, sin embargo, no era la única cosa que comenzó en el semestre de enero.

—Bienvenidos otra vez—dijo Bloom, toda mística y mágica a través de sus anteojos y con sus pulseras sonando en sus muñecas. Olía a margaritas e incienso, y cuando los saludó miró toda la habitación y se detuvo en Yoongi, quien deseó que no lo hiciera. —Espero que todos tuvieran un invierno interesante. Algunos, supongo, más cargados psicológicamente que otros.

Yoongi miró sus rodillas, pero Bloom seguía observándolo. Podía sentirla.

Namjoon tosió.

—Las hojas de té son noticias antiguas para ustedes en este punto, y tengo toda la confianza puesta en sus habilidades para pasar la práctica de T.I.M.O—dijo Bloom—. En este semestre nos enfocaremos en las bolas de cristal. No muchos de ustedes han experimentado con este medio de adivinación. Quizás uno o dos.

Yoongi mordió fuertemente su pulgar.

—O solo uno—dijo Bloom con astucia—. Quizás me equivoqué, después de todo.

Hizo té en la tetera más grande, a pesar de que ninguno de ellos iba a leer sus hojas. Yoongi fue a traer tazas para él y Namjoon y le sonrió inocentemente a Bloom mientras le llenaba las dos tazas. —¿Tuvo un buen descanso, profesora?

—No tan estimulante como el tuyo, estoy segura—dijo, poniéndole azúcar a su propio té con una cuchara—. Dime, ¿qué viste? ¿qué viste?

Amanda apareció, entonces, separándolos. Pero si notó el silencio incómodo, ciertamente no dijo nada. —Es bueno verla de nuevo, profesora—dijo alegremente—. ¡Estoy emocionada con las bolas de cristal!

—Como todos deberían—dijo Bloom con una sonrisa. Cuando Amanda se alejó solamente se ensanchó, se volvió un poco extraña—. Min. ¿Qué usaste? ¿Las cartas o la bola de cristal?

—Nad...—Yoongi vio de reojo una pintura sobre el hombro de Bloom, y el profesor de pociones antiguo sacudió su cabeza decepcionado—. Una bola de cristal. Pero no creo haber visto nada importante. Solo...cosas. Algunas cosas.

—¿Eran importantes para ti?

—Supongo—Yoongi miró las tazas de té. —¿Quizás?

Los ojos de Bloom brillaron mientras le echaba azúcar a su taza. —No todos verán predicción de futuras guerras mundiales—dijo—. Cuando miré por primera vez la bola de cristal, me vi a mí misma obteniendo una O en mi EXTASIS de Transformaciones, lo que considero es importante solo para mí. Viste algo importante para ti, ¿no es así?

—Sí—dijo Yoongi, de mala gana.

Y Bloom sonrió de nuevo—Algunas veces esas cosas son las más difíciles de ver.

Llevó el té de vuelta a su mesa sintiéndose intranquilo, como siempre después de hablar con Bloom. Namjoon estaba ocupado maldiciendo su bola de cristal con niebla y aceptó el té con un poco de leche y una maldición que no era tan feroz como la anterior. Yoongi supuso que era lo mejor que iba a obtener.

Las cartas de tarot de Bloom estaban en su maleta, todavía, desde la última pascua. Se preguntó si debería devolvérselas.

No quería hacerlo mucho. A penas podía hacer funcionar las malditas cosas, y tenía que usar constantemente este pequeño diccionario que había encontrado para evitar frustrarse demasiado, pero seguía siendo difícil. Al mismo tiempo, había algo agradable en las cartas. Algo familiar. Se sentía como...como se sentía en pociones, cuando lograba terminar una poción muy difícil.

—¿Cuál crees que es tu método menos odiado en Adivinación? —preguntó Namjoon mientras frotaba su bola de cristal agresivamente con un trozo de cera para pulir. —Por mi parte, estoy jodidamente encantando, intentando ver el futuro en una bola de mierda.

—Me gusta el sonido de la varilla de zahorí—murmuró Yoongi. Cuando miró su bola de cristal, solo vio niebla. No quería ser bueno en Adivinación.

—¿Qué, esa varilla? ¿Para encontrar agua?

—Sí, eso.

—Suena bastante bien—consideró Namjoon, tomando un enorme trago de té—. También nos sacaría de esta maldita habitación. Tal vez deberíamos elegir eso para el próximo curso, ¿no?

—Quizás—dijo Yoongi—. Quizás haré otra cosa.

—¿Qué más hay?

—Cartas del tarot—dijo Yoongi—Como-

—Como Meg la mística.

—Sí. Meg la mística.

—Yoongi el místico no tiene el mismo ritmo, sin embargo—dijo Namjoon pensándolo cuidadosamente—No lo sé, amigo, quizás deberías quedarte con Meg. Tiene un aire sexy, también.

—No quiero- eso es asqueroso, Namjoon.

—¿Me estás diciendo que nunca pensaste sobre Meg la mística?

Yoongi frunció su nariz. —Yo, a diferencia de ti, miraba porno real en vez de mirar la sección del horóscopo en el periódico. Dios.

—Se mantienen en el tema de la clase, puedo ver—les dijo dulcemente Bloom.

Con las orejas ardiendo, Yoongi se llevó la taza de té a la boca, anticipando el ardor y el tanino que pasa por sus dientes, el extraño amargor dulce de un té negro bien preparado.

—Al menos no tienes que leer las hojas esta vez—dijo con fuerza Namjoon—. Y creo que veo un pene en mi bola de cristal. ¿Crees que eso significa que Seokjin se va a declarar?

—Probablemente—dijo Yoongi, vagamente, mientras miraba las hojas de té que se encontraban en el fondo de su taza. Una alta línea ramificada, separada limpiamente en dos, los fractales tirando del cuerpo de las hojas de té en dos direcciones distintas.

Yoongi se preguntó qué lado hubiese ganado si hubiera mirado su fortuna un poco más.

Y luego fue a lavar su taza.

La noche antes del partido contra los Gryffindor, Max llegó tambaleándose a la Sala Común, mojado desde los hombros hacia arriba, con los dientes castañeteando y el bolso hecho jirones, con manchas de tinta por toda su camisa blanca.

—¡Max!

—Oh, no.

Izzy, Alwyn, Jimin y Yoongi eran los únicos en la sala; Damien estaba en la biblioteca, estudiando con Edie-Maude y Samantha estaba afuera hablando con el profesor Malfoy sobre su ensayo de pociones y casi todos los demás estaban en sus dormitorios. En otro lugar.

—Maldito Chester Whitehall—dijo Max, recordándole tanto al Jimin de hace dos años que Yoongi tuvo que parpadear para asegurarse de que no eran la misma persona—. Él-, dios, tengo frío, afuera de los baños embrujados de mujeres.

—Te sumergió, ¿cierto? —Jimin sacó una de las cobijas de uno de los sofás más grandes y la dejó sobre la cabeza de Max; Izzy comenzó a secarlo y los ruidos de protesta que venían de bajo sonaban amortiguados.

—Lo voy a matar—dijo Yoongi con tristeza, cerrando su libro—. Ese maldito simplemente está intentando asustarnos antes del partido.

—Repórtenlo con Malfoy—sugirió Izzy.

—Malfoy hará lo mejor que pueda, pero no puede hacer nada contra Whitehall—dijo Jimin—. ¿Te hirió en alguna parte, Hastings? Oye.

—No—dijo Max—. Simplemente me metió en el retrete. Lo pateé en las bolas y escapé.

—Buen trabajo—le dijo Izzy. Besó su frente y Max dejó salir un pequeño suspiro feliz—Oye, Alwyn, haz eso. El hechizo. El que seca.

—El de evaporación—lo corrigió Alwyn secamente, pero movió su varita y murmuró un encantamiento en voz baja y toda el agua que estaba en la cabeza de Max se elevó en una nube grande y se quedó ahí, flotando arriba de él, una pequeña nube inocente.

—Mándala a los dormitorios de Gryffindor—dijo Jimin. Se sentó cerca de la chimenea—. Jode a Chester.

Yoongi se deslizó en el suelo, para que todos pudieran sentarse junto al fuego, con Max acurrucado entre ellos, con Alwyn tirando de los pequeños rulos que salían a través de los hoyos en la cobija tejida a crochet—Sé que le haremos a Chester—dijo, y sonrió cuando los cuatro se giraron para mirarlo—. Vamos a ganar.

Fueron y lo hicieron.

Ganaron.

Euforia, tan felices, tan alegre que ni siquiera las amenazas de violencia de Chester podía tirarlos hacia abajo. El equipo se tropezó en la Sala Común y, más tarde esa noche, Yoongi y Damien entraron a la habitación de los chicos de quinto año.

—Estuviste asombroso—dijo Damien, sin aliento, con sus mejillas rojas por el alcohol y sus ojos brillando—¡La atrapaste! ¡Justo frente a la nariz de Chester!

Yoongi ya se estaba quitando su túnica, la lana pesada se sentía claustrofóbica, demasiado calurosa por una tarde incluso a fines de enero, especialmente con tres latas de la terrible cerveza Muggle que Seokjin les entregó descansando en su estómago cálido y cómodo—La atrapé—dijo, sin creerlo incluso horas después. —Realmente lo hice. La atrapé.

—Brillante—repitió Damien, y sus manos tomaron las mejillas de Yoongi, sosteniendo la parte trasera de su cuello, dándolo uno de los besos más profundos que habían compartido hasta el momento—. Dios, eres genial. Somos geniales. Vamos a ganar. Vamos a ganar.

—Vamos a ganar—exhaló Yoongi y realmente se dejó creerlo—. Lo haremos.

Y entonces comenzaron a desnudarse rápidamente.

Damien era más alto que Yoongi por tres centímetros, y la forma en que su cuerpo estaba formado, larguirucho como una marioneta fijada con alfileres, hacía que pareciera mucho más grande. Tenía un moretón tan grande como una Bludger en el hombro, uno que fue arreglado con una botella de poción para moretones de la mamá de Seokjin y nada más. Damien hizo una mueca de dolor cuando se sacó la camisa, pero sonrió de forma torpe y suave cuando Yoongi lo miró—Estoy bien—dijo. Borracho. —Te golpearon.

—Chester me dio un puñetazo. Estoy bien—Yoongi quería besar a Damien de nuevo, así que lo hizo—Eres genial.

—Realmente lo hicimos.

—Vamos a ganar la copa—dijo Damien, sobre el cuello de Yoongi—. Y haremos que Gerry se sienta orgulloso. Y nos besaremos frente todos como en las películas muggles.

De forma espontánea, el recuerdo de la bola de cristal flotó en el cerebro de Yoongi. Jungkook besando a una figura con la cara oscura por la niebla, y Damien, y Yoongi besando a Damien aquí y ahora y no debería estar pensando en Jungkook.

Pero lo estaba.

—¿Estás...bien? —Damien tenía menos ropa que Yoongi. Sin camisa, descalzo. Quizás quería hacer algo más.

—Un poco cansado—dijo Yoongi. —Quizás duerma.

Pero no detuvo a Damien cuando se acostó con él en la cama, apoyado en su hombro bueno, envolviéndose a su alrededor como un gato posesivo. Se durmió rápidamente. Ambos lo hicieron.

—Vamos a ganar—dijo Damien. Besó la frente de Yoongi—. Y...otras cosas.

—Vamos a ganar—repitió Yoongi.

Damien se durmió mucho antes que Yoongi.

—Necesito ayuda.

El antiguo profesor de pociones (y Yoongi sabía que podía averiguar su nombre, pero se sentía extraño, así que no lo hacía) se veía muy viejo. —Tenía sesenta y tres cuando morí—dijo dramáticamente—. Y morí sacrificando mi vida por el bien de la humanidad y los brujos. Soy viejo y deberías respetarme y eso significa que no te daré consejos sobre Roadfell y Jeon.

Yoongi hizo una mueca—¿No necesito ayuda con ellos?

—Min Yoongi—dijo la pintura, con la paciencia de un santo—. Por el amor de dios, por favor no me hables acerca de tus problemas amorosos.

—Bien—dijo no muy feliz Yoongi, abrazando sus rodillas. Estaba en la iglesia de la bola de cristal, a pesar de que dijo que no volvería. Estaba allí, sosteniendo el retrato pequeño, el antiguo profesor agachado detrás de una piña viéndose asqueado—. Entonces...no sé, señor. No sé.

—El sufrimiento adolescente siempre es una imagen encantadora—dijo la pintura de forma seca.

—Mejor que te acostumbres a ello.

—Nunca logro hacerlo—la pintura dejó salir un suspiro raro, sentado arriba de una pera—. Recuerdo a un joven que vino hasta mí, sangrando sobre mis pergaminos, y cuando le pregunté qué había pasado me dijo que estaba preocupado sobre su EXTASIS de pociones. ¡Já! ¡Tenía un hoyo en su costado! Los adolescentes son criaturas extrañas. Desearía nunca haber decidido trabajar con ellos.

—Ahora estás atrapado aquí de por vida—dijo Yoongi, con falsa alegría. Le levantó el dedo a la pequeña pera y al hombre arriba de ella—. Acostúmbrate, maldito.

—Jódete—dijo la pintura. Sonrió bajo las pinceladas moteadas. —No había dicho eso en mucho tiempo.

—Es realmente liberador.

—Tuve quince una vez, también.

Yoongi se puso de pie y tomó un respiro profundo, bajo los efectos el líquido de la suerte. No Felix felicis, sino que Whiskey de fuego. Había tomado antes de decidir bajar aquí. —¡Mierda! —gritó, y la palabra hizo eco.

¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda!

—¿Te sientes mejor?

—¿Qué crees? —le contestó Yoongi, y se fue de la habitación en dirección a la biblioteca para intentar terminar su tarea de transformaciones.

Febrero se fue con la misma actitud que enero; Yoongi con su nariz sangrando y una mirada mareada en sus ojos, y Jungkook maldiciendo a Sadie porque fue ella esta vez, ella y un hechizo bien ejecutado que lanzó un estante justo frente Yoongi y lo lanzó de cara contra la pared.

—La escuché hablando sobre una mierda así—dijo Jungkook con inquietud, presionando un paño húmedo en la cien de Yoongi—. Debí darme cuenta de que serías tú, dios Yoongi te ves horrible.

—Sí, jódete tú también—dijo Yoongi a través de su nariz sangrienta—. Estoy bien. Detente. Detente, estoy bien.

—Estar bien sería no golpearte contra una pared cada tres semanas—respondió Jungkook—. Déjame arreglar tu maldita cabeza y luego vamos con O'Shannon y veremos si tienes una concusión.

—O'Shannon no reconocería una concusión incluso si lo golpea en la cabeza.

—No eres tan gracioso como crees—dijo suavemente Jungkook. Tiró el paño húmedo hacia un lado y se sentó junto a Yoongi en uno de los sillones. —Jesus, Yoongi, no te costaría dinero simplemente decirle que se vaya a la mierda. Se lo merece.

—Recuerdas lo que hizo Gerry en su último año—dijo Yoongi, en vez de pensar rápidamente en esa idea—Te acuerdas, ¿cierto?

—Nah.

—Antes de nuestro partido con los Gryffindor, un imbécil lo mojó o algo así, no recuerdo—Yoongi presionó su palma contra su frente; su cerebro seguía saltando con cada latido de su corazón y dolía demasiado—. Como sea, Gerry le lanzó el hechizo de vuelta, o quizás lo empujó, no recuerdo, y el maldito se libró sin problemas y Ger tuvo detención por el resto del año.

—Eso no es justo.

—Ese es mi maldito punto—dijo suavemente Yoongi con los ojos cerrados—. No es justo. Pero prefiero ser yo antes que Max. Chester ha estado molestándolo últimamente, y sabes qué le sucedió a Izzy el año pasado. Dios, estabas allí.

—Sí, pero yo no preferiría que fueras tú—Jungkook dijo de forma confusa y rápida— ¿Alguna vez te has detenido a pensar que quizás Izzy piense de la misma forma que tú sobre ella?

—Soy mayor.

—La edad no cuenta para nada—dijo Jungkook. Tomó el paño de nuevo y se lo entregó a Yoongi, quien murmuró un gracias y lo presionó contra el moretón que se estaba formando en su cara—. Dijiste que harías lo mismo por Gerry. Maldita sea, ¿por qué no le dices a Malfoy?

—Malfoy no puede hacer ni una mierda—dijo Yoongi. No lo decía de una forma mala. Malfoy, a pesar de ser un imbécil con las tares y exámenes, generalmente era un buen tipo. Si pudiera hacer algo, lo haría, lo haría y eso estaba bien. Pero, de todas formas. —Malfoy no puede hacer ni una mierda.

—Pero eso no significa que tú tienes que hacer algo—dijo Jungkook, exasperado—. No lo entiendes.

—Sí, seguro, no lo entiendo—Yoongi limpió la última gota de sangre de su labio y tiró el estropajo lejos—. Escucha, solo...vamos. No comencemos.

—Siempre terminamos sin hablar sobre esto—dijo con desgana Jungkook—. Eres un idiota, Yoongi.

—Lo sé.

—Un día vas a meterte en alguna mierda sería y vas a desear haberte detenido.

—Sí, claro.

Jungkook pateó su tobillo sin mucha fuerza. —Al menos mantenme al tanto de las cosas, bastardo. ¿Cómo está Damien?

Era una conversación para cambiar el tema y Yoongi estaba feliz de tomarla, aunque creía que Jungkook quizás no sabía sobre la otra situación, acerca de las predicciones de Bloom, sobre las cosas estúpidas que seguía viendo en su taza de té y en la bola de cristal. —Damien está bien—dijo Yoongi—. Está bastante bien.

Muy bien significando bastante extrañado por la forma en que Yoongi lo alejó después del partido de Quidditch, pero no lo presionaba. Damien era muchas cosas, pero no era un imbécil.

No era estúpido, tampoco.

Sabía que Yoongi estaba distraído, pero no sabía por qué.

—Exámenes—dijo lentamente Yoongi—. T.I.M.Os. Patean mi trasero últimamente. ¿Quieres ir a la biblioteca?

—Pareciera que acabamos de tener una pelea doméstica y quieres ir a estudiar—dijo Jungkook—. Estás loco.

Pero fueron, de todas formas, y Yoongi intentó no sentirse incómodo sobre la tormenta de desacuerdo que se estaba formando bajo ellos. No iba a terminar bien. No iba a terminar bien. Estaba balanceándose sobre algo, y eso se iba a romper tarde o temprano e iba a terminar con piezas que tendría que recoger.

Después de estudiar, se fue a la cama. Le dio un beso de buenas noches a Damien, pero no durmió con él.

Y soñó sobre estar en la biblioteca con Jungkook, en una de las mesas cercanas a las ventanas. Había libros repartidos por la mesa, libros y botellas de tinta y plumas y Jungkook se estaba riendo. Había un olor a vainilla flotando en el aire.

—No me importa Damien—estaba diciendo Jungkook.

Se inclinó sobre la mesa.

Yoongi lo hizo, también, e intentó pensar que estaba en un sueño,y no podía detenerse, así que se inclinó también. —Damien está bien—dijo. Su voz era mucho más baja en el sueño que en la vida real, y más suave y gentil. Y Jungkook era igual que siempre.

—Quiero besarte de todas formas—dijo Jungkook—. Damien te está mirando, pero tú me estás mirando a mí.

Cuando Yoongi miró fuera de la ventana en su sueño, vio a la profesora Bloom en el césped, saludándolo. Cuando miró a Jungkook de nuevo, estaba sonriendo. —Me estás mirando a mí, como Bloom dijo—y Jungkook no estaba ahí en esa conversación. Yoongi no le contó a nadie sobre eso.

Oh, bueno.

—Te vi besando a alguien en la bola de cristal—susurró Yoongi—. No quieres besarme.

—No viste su cara.

—Sí.

—No sabes que no eras tú.

—No era yo-

Jungkook tomó su mano y de pronto estaban en la iglesia, con la bola de cristal y se estaban besando y estaba bien. Todo estaba bien.

—Me gustas mucho—dijo.

—Está bien—dijo Yoongi. Eso parecía inapropiado de cierta forma, pero no podía pensar en otra cosa para decir—. Genial.

Y lo era.

—T.I.M.Os—dijo Malfoy.

—T.I.M.Os—repitió Yoongi. Las reuniones de carreras se sentían como una caja que debía ser etiquetada, especialmente ahora que los exámenes estaban a un mes. Si Yoongi no estuviese estudiando ahora mismo, estaría jodido, y ninguna conversación con Malfoy lo salvaría.

(Afortunadamente pasó la mayor parte del año, desde febrero hasta abril, viviendo y respirando tarea. Se fue a casa en la víspera de pascua y durmió veintiséis horas de acuerdo con su mamá, quien estuvo a segundos de llamar a curadores de emergencia cuando despertó y con dificultad pidió el diccionario lo más rápido posible, por favor.)

Malfoy se apoyó en su asiento. Al menos, pensó Yoongi, no era los de Gryffindor, quienes estaban atrapados con el profesor Macauley, quien era ruidoso y gritaba mucho y odiaba a todos los que no querían ser botánicos mágicos. Macauley estaba loco. Namjoon fue por su entrevista ayer y volvió hecho un mar de lágrimas, con un montón de latas que se convirtió en un estupor alcohólico al cual Yoongi se unió feliz.

—Eres un estudiante motivado.

—Sí, profesor.

—Bueno en pociones.

—Sí.

Malfoy lo observó. —¿Qué es lo que más disfrutas sobre Hogwarts?

—Adivinación y Pociones—dijo Yoongi honestamente. Malfoy simplemente inspiraba ese tipo de cosa, honestidad y fidelidad. Era increíble, de una forma frágil y delicada. Es como una escultura de vidrio tomando forma, flotando por los pasillos, dándole consejos a estudiantes jóvenes hastiados.

Y Malfoy le dio la cortesía de no preguntarle si dijo pociones solo por la compañía presente. —Eres bueno en ambas cosas—dijo en vez de eso—. Instintivo, puedo verlo en mi clase, y la profesora Bloom dice que tienes buena mano con Adivinación.

—Creo que lo hago bien, señor.

—¿Pero todavía no escoges una carrera?

—No sé qué hacer.

—No mucha gente lo sabe—Malfoy se encogió de hombros—. No te lo diré, tampoco. Espero que sepas que el curso de octavo año es una opción, sin embargo, y si una de esas dos materias es tu especialidad, tanto la profesora Bloom como yo estaríamos dispuestos a aceptar un aprendiz. Pociones es una cerrar en la cual puedes intentarlo, pero es más difícil con Adivinación.

—Bloom, digo, la profesora Bloom nunca mencionó una pasantía—dijo lentamente Yoongi. ¿Enseñar? Nunca pensó sobre ellos. No realmente.

—Es un camino difícil—Malfoy se reclinó en su asiento de nuevo, observándolo—. Hice mi pasantía bajo la maestría de Horace Slughorn, ahora muerto, y mi antiguo maestro, quien me enseñó desde su retrato. Tres años de trabajo, pero al final serías un profesor hecho y derecho.

—¿Un profesor?

—Es recomendable que te tomes un descanso entre años del castillo—dijo Malfoy y suspiró. —Min, no te mentiré. Tienes un instinto excepcional para pociones. Realmente creo que tienes un lugar en esta materia, pero no sé cuánto de esta creencia es personal y cuánto es verdadera.

Yoongi se alzó de hombros.

—Le dijo lo mismo a él, una vez—dijo el profesor antiguo de Malfoy, en una pintura justo al lado de la puerta cuando Yoongi salió de la sala—. Le dije que era excepcional y que no podía diferenciar entre sesgo personal y la verdad. En su caso, era la verdad.

—¿Qué crees acerca del mío?

El hombre con nariz en forma de gancho, cuyo cuerpo llevaba mucho tiempo muerto, con su espíritu hace tiempo desaparecido, le dio una lenta mirada. —En tú caso, no puedo diferenciar entre sesgo personal y la verdad, tampoco.

Yoongi fue a cenar sintiéndose extrañamente feliz con la situación.

Jungkook decía que estaba actuando de forma extraña.

Yoongi decía que no lo estaba haciendo, y si soñaba con Jungkook en un ciclo sin fin, besándolo sobre el césped y abrazados en la oscuridad y juntos en silencio y de forma cariñosa, no lo dijo.

Jungkook era, como siempre lo había sido, el mejor amigo que Yoongi pudo haber deseado tener.

—Buena suerte, amigo.

—Estoy arruinándolo—le contestó Namjoon de vuelta, con sus ojos salvajes y su cabello prácticamente con electricidad por todas las veces que sus manos lo habían despeinado. —Oh dios. Voy a reprobar mis T.I.M.Os. Mamá tendrá que contratar profesores para que me den clases para los EXTASIS. Voy a morir. Voy a morir.

—Jódete y prepárate—le dijo Yoongi. T.I.M.Os. Mayo estaba aquí, ¿y cómo mierda pasó eso? Pareciera que fue solo ayer que estaba perdiendo el tiempo con Jungkook, dibujando caricaturas de sus profesores menos favoritos y pateándose bajo la mesa. Ahora; T.I.M.Os.

—Prepárate—murmuró histéricamente Namjoon—. Oh por dios. ¿Por qué mierda soy amigo tuyo? Tomas malas decisiones.

—Era yo o Chester y tomaste una buena decisión—Yoongi goleó su hombro—. Ahora-

—Entren a la sala de examinación—dijo una voz seca, decrepita y antigua desde el frente del salón. —. Elijan un escritorio vacío, pero no den vuelta sus exámenes. Cuando todos estén sentados, se les dirán las instrucciones.

Namjoon, entre respiraciones hiperventiladas, recitó los eventos de la Tercera Revuelta Goblin de 1785. El examen que iban a dar ni siquiera era Historia de la Magia, pero en este punto Yoongi tenía miedo de recordárselo.

Pociones. Comenzando con golpe.

—Buena suerte—susurró Yoongi, cuando las personas comenzaron a alejarlo de Namjoon. Tres voces diferentes lo hicieron callar y alzó sus hombros en forma de disculpa—. ¡Serás grandioso!

Namjoon le levantó el dedo de en medio.

Yoongi se sentó en el primer asiento que encontró, sintiéndose extraño de diferentes formas, mareado. Malfoy lo encontró ayer y dijo que solo iba a aceptar a estudiantes con nivel O en su clase de EXTASIS, una regla respaldada por su antiguo profesor, porque la pintura sonrió en una forma que era diabólica y levantó el pulgar.

Así que, sin presiones, sin presiones para nada. Yoongi podía hacer esto.

—Den vuelta sus hojas—dijo el examinador que se veía severo, y con un movimiento de su varita dio vuelta el reloj de arena que se encontraba en la sala. —Silencio hasta el final de la examinación.

Pregunta número uno: En la preparación de una poción base difícil, ¿qué medidas de precaución podrías tomar para evitar la destrucción de todo el brebaje?

Mientras su compañero comenzó a maldecir en voz baja, Yoongi sonrió y comenzó a escribir.

Desde una de las pinturas colgadas en la pared del Gran Comedor, Severus Snape lo observó; Yoongi enterrado en su papel, con la cabeza agachada, con su pluma escribiendo furiosamente y salió del cuadro, de vuelta a la sala de pociones, para decirle a Draco que había una buena posibilidad de que Min se le uniera el próximo año, después de todo.

Draco sonrió ante las noticias. Al igual que Severus.

Era un buen comienzo a la temporada de T.I.M.Os.

Seokjin estaba teniendo una crisis y estaba hablando en voz muy alta y borracha.

—Estoy teniendo una crisis—dijo, mientras Yoongi y Jungkook se unían al resto a un lado del lago. —Espero que acepten esta nueva etapa de mi vida. Estoy teniendo un maldito colapso nervioso. ¡Jódanme!

—No, gracias, tengo a Damien—dijo ligeramente Yoongi. Hoseok se río. Jungkook hizo una mueca y miró sus rodillas y Namjoon y Taehyung se miraron con ojos que nadie más pareció notar.

—Los exámenes pueden chuparte el pene, lo entendemos.

—Mi pene es demasiado bueno para los exámenes—dijo Seokjin. Eran las dos de la tarde y estaba a punto de estallar por el enojo. —¿Sabes qué pene deberían chupar los exámenes? El de Chester. El pene heterosexual y asqueroso de Chester.

—¡Malditamente asqueroso, hombre!

—Probablemente no se lo lava—dijo pensativamente Seokjin.

—Realmente no quiero hablar del pene repudiable de Whitehall. Cállate.

—Queda uno—dijo Yoongi, en el succionante agujero negro de silencio que quedó mientras Seokjin sacaba una petaca de la manga de su boca y daba un preocupante y profundo sorbo. —Vamos, muchachos, frente en alto. Después de esto es nuestro partido contra los Ravenclaw. Empújenla alto.

—Sí, empújenla en el trasero de Che-

—Seokjin si no te detienes-

Taehyung y Seokjin rodaron colina abajo, un enredo de azul y rojo y demasiado alcohol barato, hasta la orilla del lago donde el calamar gigante miraba curioso. Sus risas resonaron. Era sábado y la mayoría de sus exámenes habían terminado y nadie estaba muerto aún, y Yoongi estaba tan feliz como podía.

(Tenía dos problemas. Uno: Quidditch. Dos: El problema de Damien, es decir, cada vez que Damien lo besaba, sostenía su mano, sostenía su cara, Yoongi veía a Jungkook y lo hacía querer morir un poquito. Damien no merecía eso.)

(Pero aparte de esos Dos Problemas Muy Grandes, todo estaba bien.)

—¿Cuál es tu último examen? —preguntó Jungkook. Namjoon reemplazó a Taehyung para que el pudiera subir la colina nuevamente; ahora Hoseok, Namjoon y Seokjin discutían sobre quién derramó la última botella, mientras Jimin y Taehyung murmuraban sutilezas el uno al otro.

Yoongi intentaba no establecer un paralelismo entre ellos y Jungkook y él. No era lo mismo. Vio a Jungkook con otra persona en la bola de cristal. Hablando de eso...

—Adivinación—dijo.

—¿Estás preocupado?

—No—quizás debería estarlo—. Creo que...le agrado a Bloom. Creo que ella piensa que lo haré bien.

—Eres muy bueno en ello. Lo harás bien.

—No sé por qué soy bueno—Yoongi le frunció el ceño al césped—. No es mi intención. No puedo ver nada importante, tampoco.

La sonrisa de Jungkook era suave y burlona. —¿Qué es lo que ves, entonces? ¿Qué camisa usarás en la mañana?

Te veo besando a alguien más y vio a Damien gritar y veo a un hombre con su cara borrosa en el suelo. —Sí, mierda como esa—dijo sin convicción—Oye, ¿quieres abandonar a estos estúpidos? Izzy dijo que te llevara la próxima vez que te viera. Te extrañamos en la Sala Común.

—Es como si fuera un Ravenclaw, huh—dijoJungkook, pero se puso de pie y quitó el césped de sus rodillas—. Extraño a Izzy también. Y a Max. Y a todos. Traeremos comida de la cocina, ¿cierto?

—Sí, claro.

Era el examen de Adivinación, eso era. Lo que hacía que Yoongi se preguntara dónde estaba el hombre misterioso de Jungkook. ¿Jungkook lo abandonaría si Yoongi sostenía su mano?

Tienes un maldito novio. Cállate.

Los elfos domésticos de la cocina los llenaron de bocadillos. "¡Energía para los exámenes, señores, energía para los exámenes!" Y Yoongi y Jungkook bajaron hasta la Sala Común de Slytherin con sus brazos casi demasiado llenos para abrir la puerta.

—¡Jungkookie!

—Lo has mantenido alejado de nosotros, idiota—dijo Max, abrazando a Jungkook y botando todos los bocadillos—¿Yoongi te convirtió? ¿Eres un traje de piel para los demonios?

—¿Por qué soy malo?

—Sí, lo hizo—Jungkook le sonrió a Yoongi y abrazó de vuelta a Max—. ¿No es un imbécil?

—Un gilipollas total.

—Lo sé.

—Oye—dijo Yoongi—. Me están atacando. Tienen una ventaja injusta sobre mí.

—Sí. Altura.

—Vete a la mierda.

Todos se desplomaron alrededor de los sofás, los Slytherin más el visitante; Max, Alwyn, Izzy, Jungkook, Yoongi, Edie-Maude, Samantha. Max y Alwyn hicieron una recreación dramática de la Cuarta Revuelta de los Duendes de 1812, con Max de rodillas gritando ¡Victoria para mí y los míos! Y golpeando a Alwyn en las espinillas con un largo palo de madera. Yoongi creía que iba a vomitar de la risa y de vez en cuando necesitaban un ejercito de goblin y Jungkook se tumbaba en la alfombra y prestaba su chillona voz de goblin para gritar sobre la burguesía de los magos y era impresionante. Realmente lo era.

—¡Liberen a mi especie de la esclavitud! —gritó Izzy, y la audiencia le lanzó a Alwyn -representante de los magos- los cojines del sofá.

Damien estaba mirando, aunque Yoongi no lo vio. (Severus lo hizo, pero estaba demasiado viejo como involucrarse en el tipo de espirales y fractales dramáticos que a los adolescentes les gusta llamar relaciones.)

En cierto punto, Jungkook le sonrió a Yoongi, y Yoongi le sonrió de vuelta y Damien cerró la puerta de su habitación y volvió a estudiar Aritmancia, y estaba bien. Honestamente.

Lo estaba.

Y perdieron el partido contra Ravenclaw, pero no por mucho. Yoongi atrapó la snitch, lo hizo, pero Sadie y sus cazadores eran una fuerza formidable. Sin embargo, el ambiente en la Sala Común no se sentía como si hubiesen perdido.

—Podemos ganar el próximo año—dijo Samantha.

Podemos.

Yoongi sabía que lo harían. ¿Cómo no lo harían? Mejoraban año tras año.

Nada podía arruinar su estado de ánimo ahora.

—Sí, mamá va a venir a buscarme—dijo Damien, jugando con la correa de su mochila—. Simplemente...no tomaré el tren este año. Pero te veré durante el verano.

—Por supuesto—dijo Yoongi. Parado en la plataforma con su equipaje, podía ver a Jungkook por el rabillo del ojo, corriendo para salvarle un asiento. —Te extrañaré, ¿sí? Te veo muy pronto.

El beso que compartieron fue apresurado; Yoongi necesitaba tomar el tren y la mamá de Damien lo esperaba en el pueblo. Pero fue un beso. Era agradable. Suave. Dulce.

Nada estaba mal.

Jungkook y Yoongi compartieron asiento de vuelta a Londres, e intercambiaron cromos de chocolate y hablaron sobre quién ganaría en un duelo a muerte entre Sherlock Holmes y Merlin, y todo estaba bien. Nada estaba mal. El próximo año será genial.

Sí.

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