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fitnesswomenes · 1 year
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chiquititamia · 6 months
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Lo más dulce
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Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
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missvalentine142 · 10 months
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🎅 December Collection: Holly Jolly Out Now!
December has arrived! This time of the year is to spent with your family, friends or your pets and, furthermore, it’s the last month of the year. Was it a good year?, Did you do a lot of things that you wanted to do? if so, awesome, let’s do more next year, and if not, if this year was rough, don’t worry, there will be a new one just around the corner. So… My wish for you is that we end this year with our heads held high, proud of ourselves and hoping for a better year.
Now let's talk about the collection of December, this theme was decided by a poll I did lol. So this holidays you get sweaters and coziness. Name after one of the kings of Christmas Michael Bublé- Holly Jolly Christmas.
Holly Jolly consists of 11 total pieces 3 exclusives ones (Tier TL) *attach to a different post*
2 Man Tops, 1 Female Pants, 1 Skirt, 1 Child Pants, 1 Child Top, 1 Toddler Dress, 1 Toddler Hat.
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TY & LY
“And by golly
Have a Holly Jolly Christmas! “
❤❤
¡Ha llegado diciembre! Esta época del año es para pasarla con tu familia, amigos o tus mascotas y, además, es el último mes del año. ¿Estuvo bien este año? ¿Hiciste muchas cosas que querías hacer? Si es así, genial, hagamos más el año que viene, y si no, si este año fue difícil, no te preocupes, habrá uno nuevo a la vuelta de la esquina. Entonces… Mi deseo para ustedes es que terminemos este año con la frente en alto, orgullosos de nosotros mismos y con la esperanza de un año mejor.
Ahora hablemos de la colección de diciembre, este tema se decidió por una encuesta que hice jajaja. Así que en estas festividades tendrás suéteres y comodidad. nombrada por uno de los reyes de la navidad Michael Bublé- Holly Jolly Christmas.
Holly Jolly consta de 11 piezas en total, 3 exclusivas (Nivel TL) *adjuntar a una publicación diferente*
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“Y por Dios
¡Que tengas una feliz Navidad!”
Patreon Full Collection
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pricesugarwife · 13 days
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No sé. Esto es pura autoindulgencia. Y quizás me estoy proyectando en el triángulo amoroso que tenemos Price, @the-californicationist y yo. Va para ti, bebé. Espero que te guste.
Otra noche calurosa de Texas. Otra ocasión donde el 141 aprovechaba el tiempo de relevo y se reunían, con un poco de resistencia por parte de un críptico Ghost, para hablar sobre cualquier tarea mundana que estuvieran haciendo en su tiempo de inactividad. Otra ronda de cervezas que Soap invitaba, mientras escuchaba las divertidas anécdotas de Cali y su Capitán, intentando adaptarse a la caótica sociedad estadounidense. 
Si alguien le hubiese dicho a John MacTavish hacía unos años atrás que viviría para ver como su Capitán se enamoraba de una dulce mujer texana, establecía su residencia permanente en U.S y los invitaba durante el verano para compartir en su rancho, probablemente se hubiera reído en la cara de esa persona. Pero aquí estaba, tomando un trago de la cerveza artesanal mientras algo parecido a Blake Shelton (si su precario oído musical no le fallaba) sonaba por los altavoces y escuchaba la estridente risa de Cali cuando Price decía otro de sus espantosos chistes de papá. 
Pero oh, todos volteaban la mirada cuando la mujer estampaba sus carnosos labios rojos contra la boca de su capitán y fingían hacer un recorrido rápido por el destartalado bar destinado a albergar vaqueros, o cualquier aficionado a la música country de mediana edad. Solo que, en uno de esos escaneos rápidos a la barra de madera donde el bartender se movía con velocidad para servir a la masa de hombres con camisas de cuadros, sus ojos azules captaron un exuberante culo forrado en unos jeans acampanados, acompañados de una cabellera negra que llegaba a las caderas. 
Embelesado por sus curvas, los jugosos labios pintados de rojo y la forma en cómo su camiseta sin mangas hacía resaltar sus tetas alegres, el sargento consideró en acercarse a coquetear un poco, quizás con la esperanza de llevarse esa dulce cosita a casa para aprovechar al máximo este viaje a norteamérica. Un pensamiento que se podía leer fácilmente en los ojos depredadores del escosés, mientras Ghost amamantaba su whisky con un semblante áspero y enojado detrás de su pasamontañas, pero tanta era el hambre de Johnny que ni siquiera se volteó a mirarlo. 
Cuando la mujer se volteó completamente, vistiendo una divertida camiseta que decía: “I LOVE DILF”, le hizo soltar una risa baja que atrajo la atención de todo el grupo que hasta el momento había ignorado el desarrollo de los acontecimientos. 
“¿Una víctima más, MacTavish?” preguntó Gaz, deteniendo sus ojos chocolates en el atractivo que su compañero había visto primero, unas buenas tetas que se movían cuando la mujer cantaba el coro de la canción. 
“No me digas que esa bonnie no se ve lo suficientemente bueno como para comer” respondió el mencionado, haciendo que Cali rodara los ojos y bufó, acostumbrada a que el escosés hiciera comentarios como esos, pensando que las mujeres son un trozo de carne
“Manténlo en tus pantalones, sargento. O al menos no nos des un espectáculo delante de todos” señaló el Capitán, que hasta ese instante se había mantenido en silencio, sin prestarle mucha atención a lo que estaba sucediendo porque la maldita falda que vestía su mujer lo estaba poniendo duro en sus jeans. 
Sin contestar el comentario hosco de su Capitán, Johnny hizo su movimiento para seducir a la dulce cosita que no dejaba de observarlos mientras remojaba sus labios con lo que parecía ser una sangría. 
“¿Cuánto apuestas a que ella lo manda al diablo?” bromeó Gaz, bebiendo el último trago de su cerveza y miró a Ghost, quien simplemente se encogió de hombros para acto seguido bufar cuando se dio cuenta que Johnny estaba abordando, de una manera tal vez demasiado encantadora. 
Por el lenguaje corporal de la mujer, parecía estar interesada en los avances del escosés, que sonreía como un lobo deseando encajar los dientes en la carne de un delicado corderito. Aunque había una leve espinita que no convencía a John, había algo misterioso en esa mujer que lo mantenía atento a la escena, al igual que Ghost, quien intentaba enfocarse en el juego que transmitían el destartalado televisor en la esquina del bar. 
“Ella no parece estar muy convencida, pero tampoco lo rechaza del todo” respondió Price, hablándole a Kyle que estaba dispuesto a arrancarle unos billetes a cualquiera de sus compañeros para demostrar que sabía en cuánto tiempo podían sacudir a Johnny. 
No transcurrió mucho tiempo para que Soap regresara a la mesa con semblante derrotado,  mientras la mujer sonreía alegremente y le enviaba un saludo al resto del grupo que yacían confundidos al otro lado del establecimiento, porque minutos antes habían visto cómo ella le escribía algo en una servilleta con un lápiz labial, impregnando la marca de sus labios en el mismo papel. Pero antes de que Cali pudiese interrogar a Johnny, todos captaron como la fémina le lanzaba una beso y hacía un gesto con las manos de “llámame”. 
“Parece que no habrá un polvo para mí. Pero ustedes tienen a alguien por si quieren hacer un trío, o tener una relación poliamorosa” les informó el hombre, poniendo la servilleta en la mano delante de su Capitán, quien rápidamente se sonrojó hasta las orejas y el cuello. 
“¿Qué?” cuestionó Cali sin aliento, mirando la servilleta que tenía el número de la mujer. 
“Como lo escuchaste, dijo que está interesada en la rubia caliente de grandes tetas y el hombre barbudo que no ha dejado de manosearla desde que llegaron” Soap insistió, alzando las cejas cuando soltó esa línea de barbaridades que en otro momento de su vida tendrían a Cali agarrando el rosario de su abuela contra su pecho.
“Wow, sí que fue directo al grano” se rió Garrick, conteniéndose para no soltar la carcajada que le había provocado la hilarante situación. 
“No sé si sentirme halagado u ofendido” soltó Price, rascándose la nuca y mirando de reojo a su mujer que no había dejado de sonrojarse desde la primera respuesta de Johnny. 
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bichotaaseason · 3 months
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califórnica - blas polidori x modelo!lectora.
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quiero clavar mis colmillos en tu carne, morena. / quiero hacerte el amor en una sala de espera.
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resumen: blas y tú se han visto en sesiones de fotos las veces suficientes para sentir atracción. pero nunca antes con ropa tan provocativa, ni con un director de fotografía que demande acciones tan... provocadoras.
wc: 3.3k
warnings: español neutro (ish), relación indefinida, nsfw (18+), sexo sin protección (chulo en teoría pero no lo practiquen amores), blas con mommy kink!!, risky sex, semi-público, dos idiotas bien pero bien horny.
A/N: eeeem yo usualmente escribo en inglés y para otros fandoms peeero @chiquititamia me dio tremendo brainrot con mommy kink!blas entonces tuve que hacer esto + tengo califórnica en repeat constante. cualquier retroalimentación es muuuy bienvenida ♡
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now playing . . . califórnica - la guasana ciega
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Por lo que Blas conocía de la marca, modelar para Diesel iba a ser… distinto. 
La ropa era de denim mayormente rasgado, con acentos en brillantina y colores que iban desde tornasol a neones brillantes. Pero lo que él veía como un mayor desafío era lo provocativo que solían ser las campañas. Cuerpos expuestos y brillantes simulando el efecto de sudor, manos atrevidas que podían hacer que cualquier peatón volteara la cabeza completamente para fijarse bien en el anuncio. 
Aún así, aceptó el contrato, sintiendo su estómago retorcerse por la emoción hacia lo desconocido. Era un reto, un buen reto. Era el tipo de adrenalina que muchos buscaban en las drogas o en la velocidad de un vehículo, sin importar las consecuencias en ambos casos. 
Sentado en el camerino del estudio los nervios disiparon con la música y la plática a su alrededor, su autoestima estaba igual de reluciente que el producto que le aplicaban en su torso desnudo. 
Hasta que entraste tú. 
Al sonido de la puerta, simplemente miró hacia un lado sin mover la cabeza, todavía concentrado en la manera que se movían los dedos de la estilista para definirle los rizos. Pero la voz de la directora creativa hablando directamente con él hizo que, por respeto, volteara su atención hacia el umbral desde que dejaron de trabajar en su aspecto. 
La mujer te presentó como su compañera del día, riéndose que debían actuar como pareja, y como respuesta su garganta se secó significativamente mientras dabas pasos lentos pero seguros hacia el. 
¿Era su imaginación o estudio estaba más caluroso? Según el recordaba el efecto del sudor era por maquillaje. 
Lo saludaste con una cierta felicidad, esperando que te recordara de otras sesiones pasadas que compartieron. El recordatorio de tu nombre se deslizó de tus labios como un cántico de los dioses, tu sonrisa más brillante que cualquiera de los productos colgados en perchas y modelos que se tomaban sus fotos antes que ustedes. 
Si no estuviera tan hipnotizado se hubiera dado cuenta la manera en la que tus labios se curvaban, convirtiendo tu sonrisa dulce en una con intenciones más profundas. También se hubiera dado cuenta como tus ojos examinaban cada centímetro de piel expuesta de su torso antes de que debían volver a su puesto; tú teniendo que ser arrastrada a otra silla a comenzar de inmediato con tu maquillaje. 
En ese momento, mientras veía de reojo por el espejo como te quitabas la camiseta oversize para quedarte solamente en el sostén de una tela casi transparente, Blas empezó a sacar las cuentas; ¿cuándo había sido la última vez que había cogido? No debió haber sido hace tanto, al menos no lo suficiente para sentirse así de caliente. 
Tuvo que empezar a recordar escena por escena la primera película de Shrek para poder disipar cualquier posibilidad de una erección. Tantas mujeres que había visto usando solo un par de pantysitos, y nadie había sacado una reacción tan adversa dentro de él. 
Pero para su alivio— proseguido por horror— pronto estaba a tu lado de nuevo, estilistas dando los últimos retoques. El solo portaba unos jeans anchos que dejaban ver el elástico de la ropa interior de la marca y un tank blanco demasiado cropped para su gusto, pero tus piezas consistían en unos jeans que parecían esculpidos a tus piernas y un micro top de la misma tela que apenas sostenía y cubría tus pechos en la posición perfecta. 
Él sabía que debía mirar hacia el techo durante la espera, pero tu voz simulaba un ronroneo mientras intentabas sacarle conversación, saber más de cómo estaba desde la última vez que se vieron. Su mirada se dirigía hacia abajo para mirarte, hasta con tacones el te sacaba una diferencia de tamaño, y por ahí mismo le daba una ojeada a tu escote. La piel brillante bajo las luces profesionales simplemente hacían que se le aguara más la boca. 
Y de nuevo a rogarle a su mente que empiece a relatar Shrek, esta vez la segunda película. 
Observaste su sesión en solitario de reojo; no eras tonta. Te diste cuenta como te examinó de arriba a abajo el momento que pisaste el camerino, y te pareció simplemente adorable. 
Tu adición a la campaña fue repentina; una de las modelos originales no contestaba el teléfono el día antes, y tu agente siempre había sido muy oportunista. Se sintió como si los astros se hubieran alineado para tu participación, considerando que la otra sesión que tenías había sido movida para el día siguiente. 
Saliste de tus pensamientos al oír al director preguntar por ti, indicando tu entrada junto a tu compañero frente a la cámara. Blas escuchó atentamente las indicaciones antes de posar, aprovechando lo apropiado que se consideraba tocarte en esta situación. 
Sus dos pares de cejas se fruncieron cuando el director creativo mandó a detener por un momento el trabajo, indicando a una asistente algo y apuntándote. 
“¿No le habrán enseñado en su casa que es de mala educación apuntar a los demás?” Le comentaste a Blas en voz baja, mirando hacia arriba para notar la manera en la que te miraba embelesado. El no pudo evitar reírse, el sentimiento de emoción propagándose como una enfermedad hacia ti, uniéndote en sus risitas. 
El fotógrafo captó algunas tomas de esa escena genuina antes de que un asistente viniera a tu lado. 
A Blas nunca se le había muerto una risa más rápido seguido del momento que presenciaron sus ojos; una corta conversación mientras la asistente te ajusta la tanga que traías para que los hilos sean visibles por encima del borde del pantalón que reposaban en tu cintura baja, la diminuta D brillaba bajo las luces. 
“Ahora si; esta vez, denme más pasión.” El director del rodaje comenzó. “Como si se quisieran arrancar la ropa uno al otro.” 
“No debo fingir mucho, no.” Tu voz era apenas un hilo de lo que era hace unos minutos cuando conversaban, pero Blas logró entender perfectamente lo que decías. Su garganta volvió a secarse, pero estar de frente a la cámara le da un cierto delirio de grandeza que no pudo controlar. 
Su mano ya se encontraba ubicada en tu cadera, y lo miraste cuestionante al sentir el movimiento de su tacto. No pudiste evitar el rubor que te subió a las mejillas al sentir como jugueteaba con uno de los hilitos de la tanga negra, recibiendo elogios del fotógrafo. 
Bajo el pretexto de brindar una mejor toma estiraste tus brazos para reposar en su hombros, tu espalda curveando para descansar tu pecho en contra del suyo. La manera en la que te miraba resultaba intoxicante, su mano soltando la tira para deslizarse dentro del bolsillo trasero del pantalón. 
“Van muy bien chicos, necesito una toma de los dos de frente antes de seguir contigo, dulzura.” El director se refirió a ti, pero aún así ambos asintieron ante las órdenes. Un quejido amenazó con salir de tus labios al momento que no sentiste su tacto en tu piel, pero obviamente resististe, dejando su mirada mientras te volteabas. 
Las primeras tomas fueron con poses rígidas antes de volver a la corriente artística de la marca, las indicaciones que recibieron fue aún más atrevimiento. Pegaste tu espalda cerca a la suya, tu cabeza reposando contra su hombro. Las palabras de agrado y aliento para dar más. Más pasión, más lujuria. 
Sentiste su brazo cruzar a través de tu pecho para mantenerte cerca, justo antes de inclinarse y hundir sus dientes en la piel de tu hombro. El director silbó complacido, pidiéndote mantenerte seria mientras mirabas directamente hacia la cámara con tus dedos colándose entre los rizos, para luego pedirle a Blas que dirigiera su mirada hacia arriba. 
Un gemido se quedó estancado en tu garganta, su otra mano reposando en un punto vulnerable de tu abdomen expuesto. Pero antes de que pudieras seguir fantaseando, le urgieron a tu compañero que saliera de la toma para captar el resto de las imágenes individuales. 
Seguiste la sesión como era habitual, pero el latido de tu corazón en tus oídos ensordecía las palabras del director. Sentías sus ojos quemando tu piel, pero no dejaste que sintiera la inseguridad cuando caminaste hacia él, asintiendo mientras uno de los asistentes los dirigía hacia una sala de espera. 
“Van a revisar su sesión, si todo está bien, les enviaré a alguien para que les quite las piezas. Cuidado con cerrar la puerta por completo, se queda trabada.” Dijo la muchacha antes de dejarlos entre percheros de ropa y un solo sillón de cuero en el fondo de la habitación. Estarían solos por un buen rato, faltaba el resto de su grupo y revisarán las fotos por si faltaba algo o requerían una sesión grupal. 
“¿Nos sentamos?” Ofreciste, apuntando hacia el mueble con tu cabeza. 
Blas asintió, dejando que camines enfrente de él. Es hombre, sus intenciones eran obvias, y no tenías miedo ni vergüenza en dejárselo saber. “No empieces con el acto caballeroso si lo vas a usar para verme el culo,” 
Te reías suavemente en la manera que quedó pasmado, parpadeando lentamente. “No te pongas tímido ahora, muñeco.” De nuevo tu voz salió como un ronroneo, y de nuevo se le secaba la garganta. 
Sus ojos escaneaban como cruzabas las piernas, tu mano daba palmaditas al espacio vacío al lado tuyo en el mueble. Lo mirabas atentamente cómo tomaba el lugar, sentado de la misma manera que tú para mirarte directamente. 
“¿Por qué tan tímido ahora, hm?” Tu mano se extendió para tomar su cara entre tus dedos. “Frente a la cámara te sentías muy seguro agarrando mi tanga.” 
Blas te miraba hipnotizado, como si fuera un pobre marinero hechizado por un canto de sirena. Notaste de inmediato cuando sus ojos bajaron hacia tus tetas, sacando una risa burlona de tus labios. 
“Mis ojos están aquí, ¿eh?” Sus mejillas se tiñeron de un rojo más profundo ante tu comentario, y sentías bajo tu pulgar como se le calentaba la piel. 
“Perdón.” Fue lo único que le salió decir, sus ojitos dulces mirándote con una aparente inocencia. 
“¿Por qué te disculpas, bebé?” Tu voz era dulce, contrario al pulgar que trazaba una línea en su labio inferior. “Ambos sabemos que no estás arrepentido.” Te acercaste más, tu otra mano reposaba sobre su erección, restringida por los jeans. 
“¿O me equivoco?” Lo miraste a través de tus pestañas, parpadeando lentamente. Notaste como tragó en seco, antes de asentir. “Usa tus palabras, nene.” 
“No,” Su voz salió como un suspiro, y la manera en la que tu cara se llenó de satisfacción y orgullo lo hizo sentirse aún más caliente. 
“Que bueno eres,” Elogiaste, viendo como se inclinaba más hacia tu tacto. Tu sonrisa se anchó al ver como partía sus labios para tomar tu pulgar entre ellos, succionando tímidamente. “E inteligente.” 
“Gracias,” El mismo tono de voz resonó en la habitación mientras sus ojos no se apartaban de los tuyos, y tú solamente podías sentir un cosquilleo en tu abdomen bajo. 
Para su desgracia, tus manos volvieron a tu costado, e intrigado observó cómo te levantabas del mueble. ¿Había hecho algo mal? Blas se preguntaba, el sonido de los tacones llenaba el silencio de la habitación. 
Hasta que te apoyaste en la puerta, cerrándola completamente. 
“Oops,” Te encogiste de hombros con una risita, prácticamente trotando de vuelta hacia el. Tu risa era contagiosa, pero te miraba un poco confundido. 
“¿Vas a dejar la timidez ahora? Soy solo yo.” Cuestionarse mientras prácticamente te le trepabas encima, sentándote en su regazo, una pierna a cada lado de su cuerpo. 
‘Ese es el problema’ pensó, pero respondió con cierta seguridad. 
“Creo que sí,” admitió con un poco de vergüenza, sus manos dirigiéndose a tus costados, sintiendo una calidez en su pecho por tu aprobación. 
“Me avisas; si no, saco una cámara,” Bromeaste— pero si él quería, no era broma— antes de inclinarte aún más cerca de sus labios, permitiéndole cerrar la corta distancia entre ustedes. 
Blas no desperdició ni un segundo, con miedo a que te arrepintieras, como si no eras la que estaba haciendo toda la gestión para seducirlo. Sus besos eran desenfrenados, demostrando toda su desesperación. El estado de frenesí que envolvió su mente prácticamente hizo que sus manos tomaran vida propia, dedos largos hundiéndose en la piel de tus caderas, jugando con la pretina del pantalón. 
Soltó un quejido cuando tus labios partieron de los suyos, pero sus quejas quedaron opacadas por la sonrisa gigante que se amplió en su cara cuando tus manos alcanzaron los dos botones que mantenían a la excusa de blusa en su lugar. No pudiste evitar soltar una risa; nunca habías visto a nadie tan hipnotizado ante tener tus tetas de frente. 
“¿Qué pasa?” Preguntaste genuinamente, empezándote a preocupar. Tus palabras sacaron a Blas de su trance, las manos que ocupaban su lugar en tu cintura delineando tu torso antes de colocarse suavemente en la piel suave de tu pecho, suspirando. 
“Están preciosas,” Su voz se mezcló con una exhalación, inclinándose para besarte el cuello. Pronto, sus afectos empezaron a descender por tus clavículas para finalmente plantarse en tus pechos. La manera en la que su lengua jugueteaba con tu pezón era suficiente para que tu columna se curvara, brindando un mejor ángulo. Su otra mano jugueteaba con el otro, y ahí decidiste prestarle atención al segundo latido que habías desarrollado, colocando una de sus piernas entre las tuyas. 
Notaste que soltó un gemido por la vibración en contra de tu pezón cuando empezaste a moverte en su muslo, sin darte cuenta que tu rodilla estimulaba contra el bulto en su entrepierna. Era una sensación de alivio momentáneo, pero te concentraste más en notar como tu compañero se encontraba más placer en comerse tus tetas. Al llegar a esa conclusión fue como si un bombillo se encendió en el tope de tu cabeza, y decidiste halar más coraje para tantear en tus sospechas. 
“¿Te gustan, bebito?” Preguntaste entrecortadamente. “Cualquiera cree que tienes días sin comer,” Prestaste atención a su reacción, considerando que estabas solamente probando las aguas. 
Él se limitó a asentir, ojos suaves mirándote por un segundo antes de cambiar de lado. “Respóndeme, si te quedas ahí pegado todo el tiempo te vas a quedar sin respirar.” Lo desafiaste, agarrando su mandíbula con tu mano. 
“Si,” Ahora era su turno de ronronear, parpadeando rápidamente con dulzura como lo habías hecho antes. 
“¿Si qué?” Si querías adentrar solamente la puntita de tus dedos al agua de tus sospechas, ahora estabas prácticamente hasta la cintura en ella, lista para sumergirte. Era como si su mente se había descompuesto por un momento, la nuez de Adán tan pronunciada en él rebotó mientras tragaba en seco, viendo como tu mano agarraba su duro miembro aún cubierto por el asfixiante denim. 
“Sí, mami.” Su voz bajaba otro decibel y no hubieras percibido las palabras que dijo con tanta vergüenza, pero te conformaste por ahora. 
“Tan lindo,” Tu voz salió como un dulce arrullo mientras tu mano jugaba con el cierre del pantalón, y él se apresuró a ayudarte a deslizarlo lo suficiente hasta abajo. 
Empezaste a tocarlo por encima de la ropa interior, viendo como echaba su cabeza hacia atrás, sus caderas se levantaban por la desesperación. “Por favor…” El gemía suavemente, sus plegarias evidentes en lo que necesitaba. 
Pero tú decidiste fingir demencia, levantando una ceja. “¿Hm, por favor qué?” Él te miraba como si estuvieras loca, pero al mismo tiempo con cierta obsesión en la manera que le hablabas. 
“Mami, por favor.” Rogó entre respiraciones entrecortadas, y no pudiste hacer más que quitarte de su regazo. Sabías que rogaba para que lo masturbaras, pero el miedo de manchar los jeans que costaban más de cien pavos era demasiado. 
Blas observó cómo te desabrochaste el pantalón, su miembro prácticamente palpitando al ver cómo te quedabas usando única y exclusivamente la tanga negra junto con los tacones que se te asignaron para la sesión. 
En ese momento, él juraba que se podía morir ahí mismito o que quizás ya tuvo un derrame y todo esto son delirios por la falta de oxígeno. Confirmó que no cuando te colocaste de nuevo en su regazo, tus manos actuaron lentamente para quitarle la pieza de ropa interior, ya manchada por el líquido preseminal que rodaba cálidamente por su punta. 
“Mírame,” Comandaste mientras movías la tanga hacia un lado, rozando su punta con tu entrada. El obedeció sin ninguna queja, labios ligeramente separados, los cuales dejaron escapar un gruñido bajo al sentir la calidez que proporcionaban tus paredes. 
“¿Se siente rico, hm?” Suspiraste, intentando suprimir un lloriqueo ante la profundidad de su miembro. No podías enseñar ninguna debilidad cuando lo tenías comiendo de la palma de tu mano. No era el más grueso, pero tenía una leve curvatura que te estaba volviendo loca. 
“Si, mierda—“ Notaste que aprendió a usar sus palabras, y eso fue suficientemente bueno para que movieras tus caderas en un círculo, la acción sacando gemidos de ambos. 
Tu mente se ausentó de la realidad, olvidando completamente que en la habitación posterior había un sin fin de personal y modelos por igual, dejandote guiar por el placer de por fin saciar tu deseo por el muchacho debajo tuyo, después de tantas sesiones compartidas en las que él se dejaba influenciar severamente por su timidez y no daba el primer paso. 
La manera en la que empezabas a subir y bajar la longitud de su miembro lo estaba volviendo loco, y tuvo que ocupar su mente en otra cosa para no acabar en ese preciso momento, sus dedos hundiéndose en tu cadera de una manera que te preocupaba si iba a dejar alguna marca. Pero dedujo de la manera en la que tus cálidas paredes lo apretaban que te encontrabas en una situaciónn similar. 
“Déjame ayudarte, mamita,” Blas dijo gentilmente, notando la manera en la que tus rodillas falseaban, el ritmo con el que empezaste había ido disminuyendo significativamente. 
Asentiste, dejando que él mismo fuera el que te tumbara para recostarte en el sillón de piel, la sensación de la tela pesada era ligeramente asfixiante. Aunque eso no perduró mucho desde que Blas te volvió a penetrar, forzando al aire de tus pulmones a comprimirse significativamente. 
No pudiste evitar rodar tus ojos hacia atrás, tus uñas— hechas a la perfección para la sesión— hundiéndose en sus brazos para descargar el placer abrumador que llegaba a cada esquina de tu ser. 
“Sigue así, se siente muy rico,” El elogio salió como algo cercano a un lloriqueo, y ya no podías aguantar más. 
“¿Dónde?” Logró preguntarte dentro de su propio placer cegador, y no tuviste que pedir ni una onza más de contexto para reclamar. 
“Dentro.” Las palabras que salieron de tus labios parecían demasiado buenas para ser verdad; aún así, Blas no iba a desaprovechar la oportunidad y siguió tu mandato sin queja alguna, pintando de blanco cada curva de tu interior. 
Colapsó encima tuyo, y tú no tuviste más remedio que arrullarlo en tu pecho, murmurando palabras dulces mientras ambos se recomponían. 
Justo ahí, sonó la puerta. “¡Se quedó estancada otra vez!” Pudieron oír a uno de los asistentes anunciar del otro lado mientras prácticamente volaban para volver a ponerse la ropa. 
“¿Qué vas a hacer después de aquí?” Blas rompió el silencio mientras ambos observaban y escuchaban como intentaban forcejear la cerradura de la sala de espera con un cierto aire espeso comparado al que había a la llegada de ambos. 
Lo miraste con curiosidad, alzando una sola ceja como modo de respuesta. “¿Salimos a cenar?” 
Tu sonrisa, la que era realmente genuina, hizo que se le ablandara el corazón. Tu movimiento de cabeza para asentir fue más que suficiente para que se inclinara, demandando un beso, compartiendo tu misma expresión de júbilo. 
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xlemonciel · 1 year
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❝ Get lit ❞
No había estado seguro al respecto pero ahora una vez se veía a si mismo en el reflejo del espejo... Bueno, era distinto. Estaban haciendo pruebas de vestuario y algunas fotos para el nuevo álbum, lo que normalmente le emocionaba, le encantaba probarse diferentes estilos hasta decidir uno y posar no le era en absoluto dificil sobre todo estando con los demás miembros. Esta vez le había tocado un vestuario propio y cuando la estilista le mostró las opciones de ropa sus ojos se detuvieron en una prenda en concreto, la mujer pareció captar su mirada y sonreía orgullosa, como si supiera que esa prenda le gustaría de ante mano. No era lo habitual y quizás solo se la habían pasado porque Felix era un omega y la empresa estaba explotando esa condición suya basándose en clichés y prejuicios pero... Quizás en eso personalmente si estaban acertando.
La mujer le instó a probarse la prenda, dándole unas medias y una camiseta que iban a juego con esta, y Felix se dijo que por probar no perdía nada. Cuando finalmente se vio con el look entero... le gustó, mucho, muchísimo, no dejaba de dar vueltas frente al espejo para verse desde todos los ángulos, era diferente, nuevo y... cómodo, de hecho, la mujer entró al poco a verle y parecía más satisfecha incluso que Felix halagando su porte y sus piernas lo que le hizo sentirse mucho más confiado. Aunque al poco entró otro miembro del staff pidiéndole ayuda porque habían tenido un problema con Changbin y una cremallera. Felix intentó no reír, el rapero en verdad tenía una guerra propia con las cremalleras. la estilista se disculpó y se marchó, dejándole allí, aún observándose en el espejo. 
Sin embargo conforme más se miraba más dudas le entraban ¿Qué opinaría la gente? ¿Y los fans? ¿Era demasiado... omega llevar una prenda así? Le gustaba si, pero no creía tener la suficiente confianza como para salir de aquel vestuario con ella. se mordió el labio inferior, inquieto, toqueteando la tela, cada vez más y más inseguro hasta que la puerta se abrió. Se volteó, sorprendido porque no llamaran antes y más aún cuando quien entró fue un alfa que conocía muy bien, escuchó su voz y notó su olor antes de verle, dejándole totalmente paralizado en mitad de la sala como un ciervo deslumbrado. Ni siquiera le había dado tiempo a taparse para que no le viera llevando... eso.
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Mi pje:
Billybob ‘Zeta’ Hickey (PB: Vinnie Woolston)
Tipo de trama: Enemies to lovers
Desarrollo: Billybob es un oriundo sureño que lleva camisetas cuestionables con frases de Donald Trump y bebe Budweiser sabor a beicon. Tiene 27 novias en el campus y una camioneta en la que hace 'pool parties’ cutres, pero muy reveladoras. Tu personaje es todo lo contrario: racializada, feminista, demócrata… así que, por supuesto, odia a Hickey. Para ella, es pura white trash; el epítome de todo lo que está mal en el mundo. Se conocieron porque él entró engañado a un seminario sobre derechos LGTBI+ (pensaba que era una fiesta del semáforo, pero con más colorines) y ella, que es muy urbanita, se quedó alucinada con semejante paleto. Por eso decidió convertirle en su trabajo para la clase de Antropología Política: estudiarle como a una cobaya sin que él tenga la menor idea. Poco a poco, él descubrirá que ser una mujer no es ningún privilegio y ella que el chaval (en el fondo) tiene buen corazón.
Otros: Si se te ocurre cualquier otra trama, ¡mi bandeja está abierta!
Contacto: https://cuentapararol.tumblr.com
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nereapanicello · 1 year
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Nunca me ha gustado el fútbol... porque no era fútbol en femenino
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Nunca me ha gustado el fútbol. He vestido la camiseta roja en momentos que consideramos ya historia del deporte español, tensionándome incluso cuando parecía que los minutos en el marcador corrían a una velocidad anormal. Pero la verdad es que nunca me ha gustado el fútbol. Aunque acabo de descubrir por qué: no era fútbol en femenino. 
En mi caso, no diré que ronda un trauma sobre mi cabeza porque de pequeña me excluyeron de las pachangas de patio. Si recuerdo mi experiencia con la esfera en aquella época, en mi casa no había una programación deportiva fija cada fin de semana ni se hablaba de quién se alzaría con la copa de la Champions temporada tras temporada. Puedo contar con una mano las veces que he dado patadas a un balón, tendencia que ha continuado hasta la actualidad, y me escucharás llamar ‘fúrbol’ a este deporte cuando nos referimos a él entre amigos. Pero de la falta de presencia y referentes no solo viene mi desapego. Lo que más me molesta del fútbol es la gente que ve el fútbol. 
No hace falta tener una dilatada experiencia en el ámbito para saber que el fútbol está rodeado de un ambiente irrespetuoso con todo lo que se sale del espectro ‘cisheteropatriarcado de hombre blanco’, innegablemente machista y en algunas ocasiones hasta violento. ‘Maricón’, ‘Puto negro’, ‘No era tu culpa, era una puta’. Os suena, ¿verdad? 
Y desde luego, si lo trasladamos al recién celebrado Mundial de Fútbol Femenino, con una sola frase, que he tenido que escuchar en demasiadas ocasiones, la situación se delata sola: ‘Una jugadora de fútbol no puede cobrar lo mismo que un jugador, porque generan menos dinero, y si ingresan menos es porque tienen menos talento’. ¿Cuántos mundiales de fútbol ha ganado la selección española masculina? Uno. ¿Cuántos mundiales de fútbol ha ganado la selección española femenina? Uno. Despejada la hipótesis del talento. Vamos a ponernos serios que toca hablar de dinero y la cosa se pone peliaguda. 
Recomiendo encarecidamente leer el artículo ‘La igualdad salarial en el Mundial: la gran deuda pendiente del fútbol’, escrito por la periodista Irene Guevara para El País. Aporta datos como que la FIFA dará unos 140 millones de euros para jugadoras, federaciones y clubes en este Mundial Femenino (‘el triple que en el anterior Mundial y 10 veces más que en el de 2015’, como destaca), pero que para el Mundial Masculino de Qatar fueron 404 millones. 140M vs. 404M. Wow. Comenta también que ‘en España, el salario mínimo de la Primera masculina para la próxima temporada es de 186.000 euros anuales, mientras que en la femenina la renta mínima es de 16.000’ e incluso destaca el gran paso, aunque aún insuficiente, de que la Federación de Fútbol se ha comprometido a igualar los porcentajes de las primas de la selección femenina y masculina. Eso sí, no cobrarán lo mismo porque claro, no generan lo mismo. 
Inevitablemente mi cabeza se va a una cuestión aparentemente obvia pero de la que muchos hacen oídos sordos: ¿cómo va a generar el fútbol femenino el mismo ingreso económico si ni siquiera se les da la oportunidad? Las redes sociales se llenan de guiños a vuestros ídolos cuando ganan un simple partido, se os caen las lágrimas con Messi levantando una copa que no llegará a España y empleáis energía en discutir quién será el próximo MVP… pero llega la competición de la Kings y Queens League, torneo de Ibai y Piqué, y os levantáis de vuestro asiento cuando es el turno de las mujeres, como ocurrió el pasado 29 de julio. Quizá aquí haya más machismo que falta de talento. O más falta de oportunidades y menos ganas de cambiar el ambiente viril que rodea al fútbol.
Así que reflexiones realizadas y balones fuera echados, a lo importante: gracias, gracias y gracias a cada una de las jugadoras de la Selección Femenina de Fútbol por ganar. Gracias a Alexia Putellas, Jenni Hermoso, Irene Paredes, Aitana Bonmatí, Salma Paralluello, Olga Carmona, el resto del equipo y a las que no se callaron ante las injusticias, no por levantar la copa, sino por derribar de un golazo una de las muchas puertas que aún nos quedan por abrir. Gracias por honrar a todas las mujeres que alguna vez quisieron jugar al fútbol y no las dejaron. Gracias por darle alas a aquellas niñas que ahora sí tienen un referente con el soñar que alguna vez ganarán un Mundial. Gracias por hacer que, con vosotras fuera del banquillo, sí me guste el fútbol.
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mimundohorizontal · 2 months
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Ola de calor
Hoy estaba en un bar y veía a la gente pasar. Y también a los que están sentados en la tarraza. Estaba detrás de unos cristales enormes, veía, como escondido, a los transeúntes mirarse al meter barriga comprobando la caída de su camiseta, evaluando la cantidad de curvas antiestéticas que proyecta. Las mujeres arreglándose el pelo.
Es verano. Ola de calor, la casi habitual ola de calor que deja al descubierto más carne, más tatuajes. Son tan absurdos algunos. Supongo que es expresión de quien los lleva. Raros, divertidos, enigmáticos, trillados.
Parece que somos así, nos dibujamos en la piel mensajes, para que todos los vean
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Mamífera
(Liliana Torres, 2024)
Hace unos días vi esta película y, inesperadamente, lloré mucho. Me debió tocar alguna cuerda emocional relacionada con la defensa de mi identidad y mi derecho a ser.
Es un largometraje brutalmente honesto y muy luminoso, para nada obvio o previsible, sobre la maternidad no deseada, como pocas veces se ha visto hacer en el cine.
Quizá porque hasta hace algunos años el cine era territorio casi únicamente masculino y la mirada femenina estaba representada de manera parcial y limitada, casi siempre desde el prisma de directores y guionistas hombres. Es a causa de eso que nos hemos acostumbrado a personajes de madres angelicales y completamente entregadas a los cuidados de toda la familia, y acostumbradas a no cuestionar nunca el rol de esposa y madre que les venía de fábrica por ser mujer. Gracias a películas como estas, hoy en día, tienen su representación en la gran pantalla también las madres que sufren, despeinadas, imperfectas, con la camiseta manchada, con ganas de llorar o gritar, que se ven emocionalmente, físicamente y mentalmente sobrepasadas.
Lola es un personaje a contracorriente. Una mujer contemporánea que ha llegado a los 40 años sin sentir nunca el deseo de ser madre. Vive en una Barcelona precaria y sin glamour, la del extrarradio, en un piso pequeño y modesto, pero acogedor. Ha decidido seguir su vocación: trabaja como profesora de arte y artista de collage, una técnica que suele ser degradada a pasatiempo barato y poco reconocida, por lo tanto una decisión valiente y no fácil. María Rodriguez Soto la encarna de una manera soberbia, clavando cada mirada.
Su pareja, Bruno, es el hombre que toda mujer desearía tener a su lado. La trata de igual a igual y su masculinidad es sana, como lo es también la relación entre los dos.
Lola tiene una perra vieja y con discapacidad, ciega, que cuida con dedicación y amor y esto nos deja intuir que la protagonista no es incapaz de cuidar por el mero hecho de no querer hijos, todo lo contrario.
Son una familia feliz, estable, consolidada, un modelo de familia moderna sin descendencia, pero la noticia inesperada de un embarazo accidental pone patas arriba ese equilibrio. Lola tiene claro lo que quiere, pero su claridad mental es puesta a prueba. En España hasta el 2022 aún estaba en vigor la ley de Salud Sexual y Reproductiva que obligaba a tres días de reflexión antes de abortar y Mamífera se centra entonces en esos 3 días de reflexión de Lola, dándonos libre acceso a su vida, sus pensamientos, sus sueños y sus miedos más profundos.
(Liliana Torres encuentra además una manera bonita y original de mostrarnos el subconsciente de la protagonista, representando en forma de collage animado sus viajes oníricos.)
¿Qué se siente al no tener ese “instinto maternal” que se da por hecho que te llega siempre si eres mujer? ¿Te sientes incompleta? ¿Defectuosa? ¿Atrofiada? ¿Es posible ser mujer, sin ser madre?
“¿Te has preguntado alguna vez como hubiera sido tu vida de no habernos tenido?” le pregunta Lola a su madre.
Estas son las preguntas que inquietan la protagonista y que nos plantea el filme. Sobra decir que todas las mujeres que hemos decidido no tener hijos somos un poco Lola, y que sus sentimientos e inquietudes son los nuestros también.
Vivimos en una sociedad que nos dice constantemente quiénes y cómo tenemos que ser. A menudo se difumina el límite entre la persona que somos y la que creemos ser, entre nuestros deseos reales y las creencias colectivas adquiridas.
Durante esos 3 días, Lola parece flaquear en su decisión, ya que supone todo un desafío a las normas y un ejercicio durísimo de fuerza interior y coherencia.
A medida que vamos conociendo las amigas de Lola, vemos también que cada una representa una cara diferente de la maternidad, y ese mosaico de realidades, increíblemente realista, completa esta reflexión en toda su complejidad.
Quiero mencionar también el paradigma de la nueva masculinidad representada por el personaje de Bruno, interpretado por un magistral Enric Auquer (el mismo de “El mestre que va prometre el mar”). Una masculinidad positiva y alejada de todo cliché social. Un hombre atento, responsable, honesto y entregado en todas las tareas de cuidados, de su pareja, del piso, del la perra, de los sobrinos de Lola. Un hombre que dice lo que siente, que llora si hace falta. Un tipo de referente masculino que se echa de menos no solo en el cine sino también de puertas para dentro.
El personaje de Bruno rompe también con el modelo de deseo paternal al que estamos acostumbrados, ese anhelo que llega solo como estela del deseo maternal, o sea, a través de la mujer amada que desea ser madre, y no como ímpetu propio. Bruno, en cambio, después de haberse dejado llevar todo ese tiempo por la decisión consciente de Lola, a raíz de ese acontecimiento disruptor, empieza poco a poco a imaginarse como padre y a tener un deseo cada vez más fuerte. De repente, es el personaje masculino quien siente que no quiere dejar escapar esa experiencia vital.
Son muchas las capas y muchas las reflexiones generadas por esta película, que considero necesaria, creo que todo el mundo la debería ver, aunque sea tan solo para recordar que existen también otros caminos posibles y para tomar decisiones más conscientes y menos impuestas, cuando llegue el momento.
Una última nota sobre el aspecto visual: es un tipo de cinematografía íntima y naturalista, con una dirección de fotografía y un diseño de producción que logran crear ambientes realistas y al mismo tiempo cargados de emociones. Chapeau.
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etherealreaperr · 1 year
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Leon x Luis: alguien con quien desnudarse
Luis tenía bastante experiencia en las relaciones sexuales, se había acostado tanto con mujeres como con hombres y al final se dio cuenta de que se decantaba mucho más por los últimos. Leon, por su parte, no tenía tanta experiencia, no era virgen pero tampoco había experimentado demasiado. Por eso se dejó guiar por su pareja. Ese era el motivo que quería creerse pero la realidad era que sentía una gran debilidad por el español, lo cual ocultaba con su actitud estoica e independiente.
Pero lo cierto era que le necesitaba. Con urgencia. 
Llevaban un buen rato intercambiando besos húmedos en la encimera de la cocina y Leon podía sentir como sus piernas se contraían ligeramente, dejándole claro que necesitaba más.
Las manos de Luis se deslizaron lentamente hasta su cintura y hurgaron hasta encontrar los pliegues de la ropa de su novio, sus manos calientes recorriendo el torso contrario con una devoción innata.
El más alto le admiraba como si de una obra de arte se tratase, tenía cuidado y mimo, procurando dedicarle una buena parte de tiempo a cada trozo de piel de su cuerpo. Besando, lamiendo, mordiendo, apretando. 
El rubio estaba perdiendo la cabeza, Luis sabía cómo hacerle perder los estribos en todos los aspectos y ese era probablemente su mejor juego. Se bajó de la encima sin separar su cuerpo del contrario, agarrando las solapas de su chaqueta con fuerza, como si temiese que se apartase más de dos centímetros.
Los dos hombres se dirigieron hacia su habitación mientras tenía lugar un baile de besos. Ninguno de los dos pretendía ceder pero se tuvieron que separar cuando los gemelos de Leon se chocaron contra su cama.
Se quitó rápidamente la camiseta y el cinturón mientras que Luis tenía los labios anclados a cualquier parte de su cuerpo: primero los muslos y después el cuello. No parecía tener ninguna prisa por desnudarse. Pero el americano sí. Le intentó sacar la chaqueta y después la camisa, pero el moreno no hacía ningún esfuerzo por colaborar, como era típico en él.
-¿Qué prisa tienes, cielo?
-Que no lo aguanto más, ese es mi problema.
-A los chicos impacientes no les llega su recompensa.
Luis era un amante lento, se tomaba el amor con calma pero con la suficiente intensidad como para abrasar a cualquier hombre y Leon no estaba del todo seguro de si le encantaba o le enloquecía. Ambas. El castaño se quitó la camisa, por fin, y el rubio aprovechó para quitarse todo menos la ropa interior. La protuberante erección le molestaba, quería sacarse esa sensación y sustituirla por algo mejor...algo que sólo podía experimentar con su pareja. El sexo que tenía con Luis era incomparable a las experiencias anteriores, él simplemente sabía cómo amar.
El rubio decidió tranquilizarse, intentar disfrutar del momento aunque todo su cuerpo se volcase de manera instintiva hacia el contrario. Este le besó todo el pecho, arrastrando sus manos por su columna vertebral, perfilando todas sus vertebras. Su espalda se arqueó ante el ardiente contacto pegando más aun su pecho a la boca del otro. Las manos pasaron de la espalda a los pectorales, donde acarició y apretó juguetonamente, dejando surcos con su lengua por el estómago del rubio. No era capaz de contener las exhalaciones que salían de su boca, sabía que Luis lo adoraba pero intentaba contenerse. Todavía le quedaba algo de orgullo para no darle todo lo que el castaño desease. Pero todo su orgullo se fue a la mierda cuando apretó sus pezones, ese gesto tan repentino le hizo inhalar una bocanada de aire entrecortada.
-Déjame escucharte, precioso, deja de hacerte el duro cuando los dos sabemos que lo amas.
Esa era la parte que más odiaba de él: en todo momento sabía lo que le pasaba por la mente. Era imposible ocultarle algo. Leon agarró de los hombros a Luis y acercó su boca a la suya, robando un beso profundo y apasionado. Leon pudo sentir como Luis suspiraba pesadamente entre sus besos, significaba que él también se estaba enloqueciendo poco a poco. Luis bajó sus manos hasta las nalgas del rubio y las agarró con firmeza al mismo tiempo que separaba las piernas del contrario para dejar espacio. Sabía lo que eso significaba.
-Por fin nos hemos decidido, ¿eh?
-Es imposible resistirse a tus encantos, príncipe.
-Lo sé.
Luis terminó de desnudarse y de paso a su pareja, su pene completamente duro y preparado para tomar al contrario. El rubio no se perdía ni un sólo movimiento del otro, atento a sus ojos, su sonrisa, sus hombros, sus caderas...Durante tanto tiempo se había preguntado si de verdad existía un sentimiento como ese, y ahí estaba la prueba viviente. Incendiado de amor, dejó de oponer resistencia, dejó que el moreno hiciese su magia, aceptando todo lo que tenía que ofrecerle. Luis se metió el dedo corazón y el anular en la boca, dejando un rastro de saliva que caía encima de los muslos del rubio. Sin dilación, metió sus dedos dentro del agujero de su novio, notó como su interior se contraía ante el inesperado movimiento pero rápidamente lo aceptó.
-¿Subimos la intensidad?
-¿En serio tienes que preguntarlo?
Luis sacó sus dedos para reemplazarlos con su pene, fue poco a poco, dejando que el contrario aceptase y desease más a cada segundo. Aprovechando cada momento al máximo, Luis dejó chupetones y mordiscos haya donde su boca se posase, es decir, el cuello de Leon. Este último exhalaba violentamente, su respiración agitada hacía que su pecho subiese y bajase sin cesar, y las uñas de sus manos se anclaban a los tríceps de su amante. 
Los movimientos de cadera no se hicieron de esperar, empezando con un ritmo lento y fácil de seguir, aunque a cada segundo aumentaba ligeramente la velocidad y la fuerza. El español tenía resistencia para lo que quería, cuando se trataba de sexo, encima con Leon, podía aguantar horas y horas si su príncipe se lo pedía. El príncipe en cuestión se encontraba gimiendo, gruñendo suavemente y aferrándose a cada minúsculo espacio de piel española que encontraba. Su vista estaba prácticamente nublada, solo sintiendo las potentes estocadas en su interior, frenéticas y desesperadas, intentando abrirse paso dentro de todos sus sentidos. Estaba sudando, joder que si estaba sudando, quizá hasta estaba llorando y babeando un poco pero le importaba una mierda. Tenía asuntos más importantes a los que prestar atención.
Siendo medio consciente de ello, notó como Luis bajaba el ritmo gradualmente, ¿por qué? Ninguno de los dos había llegado al clímax, ¿entonces qué era? Miró a su novio a través de las lágrimas y se encontró con la cara que tanto amaba con una mueca de preocupación.
-Leon, ¿estás bien, mi amor?-La mano que antes agarraba firmemente sus nalgas se posó en su mejilla izquierda.
"Claro que sí" Quiso responder, pero se encontró con que las palabras no salían de su boca porque no podía respirar, sus exhalaciones eran incontrolables, al igual que sus lágrimas. De un momento a otro, el éxtasis que estaba sintiendo fue sustituido por una angustia asfixiante. Luis sacó su pene de su agujero y recolocó rápidamente a su amado, sentándole sobre sus muslos. 
¿Por qué no podía dejar de llorar, qué le estaba pasando? Se tapó la cara con las manos, avergonzado. No obstante, el contrario sujetó sus manos con delicadeza pero con firmeza.
-No pasa nada, mi vida, estoy aquí.-El agente pudo apreciar como le miraba a través del llanto y se lanzó a sus hombros, en busca de un abrazo que pudiese esconderle del mundo real.
-Lo siento, lo siento, lo siento mucho, no sé qué me pasa, algo tiene que estar...-Las palabras y los pensamientos sin sentidos fueron callados rápidamente.
-No pidas perdón. Sé lo que te pasa, estás sobreestimulado, eso es todo. No hay nada malo contigo, de verdad.
-Pero...estaba disfrutando mucho...
-Sólo estabas disfrutando demasiado. Esto ya lo he vivido antes y te prometo que es perfectamente normal. A veces nos sentimos desbordados por nuestros propios sentidos, eso es todo.
A Leon todavía le estaba costando coger el aire, aunque más bien era expulsarlo. Necesitó varios segundos hasta poder formar una frase con sentido.
-¿Me prometes que es normal?
-Pongo mi vida en el fuego, Leon.-Trazó líneas por toda su espalda, intentando que ninguna parte de su cuerpo se quedase fría.
-¿Estás enfadado?
-Si sigues haciendo preguntas estúpidas sí que me enfadaré.-Cogió la cara de Leon entre sus manos y se separó unos centímetros.-Estoy bien, no ha pasado nada. Te sigo amando tanto como antes, así que, por favor, no llores más. Detesto verte llorar así.
El rubio se limpió sus lágrimas con el dorso de sus manos y trató de controlar al completo su respiración.
-Te quiero, mi caballero.-Tras eso, los dos hombres se tumbaron en la cama compartida y hablaron de temas sin importancia, tratando de relajar el ánimo del americano. 
El sexo no era idílico casi nunca, en ocasiones ocurrían cosas como esas pero la clave estaba en tener a alguien con quien poder mostrarse desnudo en todos los sentidos de la palabra.
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paul-wagner-writes · 1 month
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Diario de emociones: 2# entrada - 18/08/24
1) Cualquier sentimiento que tengas, lo escribes y DESCRIBES emocional, física y fisiológicamente en el diario.
2) Presta atención a todo a tu alrededor y razona las cosas que veas. Si ves a alguien sin hogar, observa con atención su situación y razona sobre ello. Luego busca qué cosas de las que viste te hicieron llegar a las conclusiones.
Restaurante Piscomar - 23:37 - Sección 1:
No suelo salir de casa. Siento que he sido una persona ermitaña desde que sufro de mi TEPT, pero mi madre me propuso salir hoy a una tal «Fiesta de la Paloma» de la cual oí hablar hace dos días. Imaginaba que me encontraría con una celebración típica de Madrid, con las mujeres vestidas de flamenco y la música de los Hombres G tocando a todo volumen, pero carcajeé de la alegría —y de la sorpresa— al oír a Liz Padilla y la salsa de Tumbes. No creí que iríamos a un restaurante peruano, pero me encantó encontrarme con parte de mis raíces y, sorprendentemente, divertirme con un poco de música. No distingo entre la derecha y la izquierda cuando bailo, pero sonreí a cada paso que daba. La luna nos saludaba con su brillo, y entendí por qué me sentía tan acompañada: alguien me vigila desde las estrellas. Pienso en todas las veces en las que rechacé salir por la comodidad de los muros de mi habitación y, en definitiva, me entristece no haberme aventurado más seguido por las calles de Madrid; pero, ¡eh! ¡Al menos ahora ya salgo! Y debo seguir así.
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Restaurante Piscomar - 23:42 - Sección 2:
Por razones de privacidad, no tomaré fotos de las personas que veo por la calle. Me interesa un grupo de dos chicas que conversa. Están sentadas en una glorieta del tamaño de un auto, con dos vasos de plástico de cerveza y una botella de agua en el piso. Hoy es un día cálido —28 grados—, por lo que las dos visten camisetas ligeras de negro y faldas de color gris. Me gusta su estilo, pero me concentro en lo que hacen. Una —llamémoslo A— le presta un cigarrillo a la otra —B—, mientras que la otra sostiene el fuego. Sus cuerpos se inclinan en la dirección de la otra. B abraza sus rodillas, mientras que A las dobla. Sus miradas se cruzan fijamente, ajenas por completo a la música criolla o a los autos de policía que patrullan la glorieta. ¿De qué estarán hablando? Viendo que sonríen y carcajean entre dientes, me imagino que comentan las aventuras —y desventuras— que han vivido en sus vacaciones. Las clases para los de bachillerato comienzan en casi dos semanas. Tal vez A se fue a Segovia y se encontró con un grupo de motociclistas que la llevó a conocer la sierra española, o tal vez B se fue a su casa de playa en Cádiz y encontró a una surfista que le robó el corazón. Sea de lo que sea que estén hablando, se ven felices, y eso me alegra igual.
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gabymelovesims · 10 years
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Sims 3 CC | Clothing: Sailor Moon Crystal Top's
Mod CC: Camisetas sin mangas ajustadas de con ilustraciones de Sailor Moon Crystal para mujeres en Los Sims 3
8 colores e ilustraciones disponibles
✦ EA Mesh ✦
Femenino
Joven Adulto a Adulto
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snowfloral-lake · 6 months
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Una cosa muy cool que descubrí mientras hacía este dibujo era que Shirley antes era más para hombres pero en 1867 una señora publicó una novela en la cual una niña se llamaba Shirley y pues el nombre se hizo popular en mujeres a partir de ahí
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Otra cosa, le di una camiseta hawaiiana porque creo que le quedaría
Ya me encantaba Shirley... AHORA SIMPLEMENTE ME ENAMORÉ
SHIRLEY PÉGAME, SOLO POR AMOR PEGAME, LLENAME DE MORETONES, PÉGAME PÉGAME 🗣️❗❗🔥
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Nadie habla de lo maravilloso que es envejecer.
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Soy mayor y tengo el aspecto de una mujer de mi edad. Algunas mañanas, al mirarme en el espejo, pienso: ¿Y si me opero..? Pero siempre lo descarto porque la cirugía es como cuando les vendaban los pies a las mujeres en China, una nueva consecuencia de la misoginia.
Si lo hiciera podría aparentar 56, pero cuando cumpliese 76, parecería que tengo 66... Es ganar una batalla para perder la guerra.
Además, a la larga, la belleza está, sobre todo, en la elegancia y la inteligencia.
Pienso, por ejemplo, en Maria Callas, Frida Kahlo, Anna Magnani...
A los 20, todos somos hermosos con unos vaqueros y una camiseta. Pero después, la belleza es una cuestión de estilo, personalidad, carisma…
No hay que ocultar los defectos, sino transformarlos para ser únicos. Ahora yo ya no busco resultar sexy, sino encontrar la mejor expresión de mí misma.
Cuando eres joven tienes mucha presión: el trabajo, el dinero, los hijos… Pero a medida que cumples años te sientes más libre y más segura y haces lo que te viene en gana.
Isabella Rossellini
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malenitalovesreiji · 1 year
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~Dark 05: Changing Clothes~
Malena se encontraba en su habitación después de un día largo de colegio, no era una mala alumna pero siempre se tardaba mucho en entregar trabajos o hacer actividades por vagancia.
Se la escuchó suspirar al llegar, dejando tirada su mochila por un costado de la cama, donde solía hacer siempre.
Male: Uff, Al fin en casa.
Male: (Todavía no me acostumbro a ir a la escuela por la noche, a pesar de que me guste más que de día.)
Male: (Bueno, voy a cambiarme rapido para dormir ¡Extrañaba mi camita!...)
Ella comenzó a sacarse el uniforme de forma confiada. Estaba desprendiendo su camiseta disfrutando de su tranquilidad... pero era obvio que algo tenía que pasar. Sintió su puerta abrirse y por reacción tapó su pecho para que no se vea. Cruzó miradas con Reiji quien entraba con su taza de té en la mano.
Male: ¿¡Eh!? ¡Reiji-san!
Reiji: ¿Hmm? ¿Estás aquí?
Male: Ah- ¿Q-Qué quieres decir con que 'estoy aquí'? ¡Esta es mi pieza!
Reiji: …parece que te estás cambiando.
El hombre la miró de arriba a abajo, viendo con admiración el rostro sonrojado de la chica. Se rió suavemente y se adentró más en la habitación.
Reiji: No me prestes atención y continúa. Simplemente quiero tomar el té.
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Male: ¿Qué cosa?...
Reiji: Cómo lo escuchaste. Bueno, entonces, tomaré prestada tu cama, permiso.
Male: (¿Qué carajo está diciendo?... ¿Quiere que me cambie enfrente de él?)
Male: (Bueh ya fue... me voy a cambiar rápido.)
Male: (Menos mal que no mira, no me puse conjuntito hoy...)
La menor terminó de vestirse frente al mayor con su ropa tan típica de siempre, se la acomodó y se dió vuelta para poder mirarlo, lo miraba completamente tranquilo bebiendo su té.
Male: (Bueh, ya esta...)
Male: ahh... Reiji-san, ya me—
Reiji: Espera.
Male: ¿Eh?
Él se levantó de la cama y posicionó su taza en la mesita de luz de la habitación, se comenzó a acercar a la chica a un paso algo lento.
Reiji: Quédate quieta.
Male: Eh... está bien.
Reiji: Hah, muy bien.
Reiji: Últimamente eres una mujer sensata, me gusta.
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¿Gustarle? Malena se hacía tantas ilusiones con tan solo una simple frase de Reiji que seguramente no tenía otra intención más que verla nerviosa.
Reiji: Ahora, quédate quieta…
Malena cerró sus ojos dejando a Reiji hacer lo que tenía que hacer, ella posó sus manos a los costados.
Reiji: Vaya, no te estoy arrestando, calmate.
Male: Hmm-...
Male: (Ah.. de todos los lugares posibles ¿Tenía que tocar mi cuello?)
Reiji se encargó de acomodarle mejor el cuello de su abrigo, y a la vez la camiseta que estaba usando, su escote se veía de más y muy desprolijo.
Reiji: ...Ya está.
Male: ¿Hm? ¿Qué hizo?...
Reiji: De verdad… qué persona tan descuidada eres, por no ser capaz de arreglar bien tu abrigo y tu escote.
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Reiji: Expones tu parte privada, y por un descuido tonto.
Malena suspiró suavemente, por dentro se sentía un poco más calmada ya que al tener los ojos cerrados no sabía que le había hecho
Reiji: Deberías tener más cuidado con tu apariencia, especialmente siendo una mujer.
Male: ¿Perdón?..
Reiji: He sido lo suficientemente considerado y hecho el esfuerzo de beber mi té silenciosamente, y aún así tú —
Reiji: ... ¿por qué te has quedado mirándome?
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A ella últimamente le encanta apreciar sus hermosos ojos, y lo hace cada vez que puede. Esta no era la excepción, el problema era que Reiji se había dado cuenta de eso.
Male: Ah- Perdón...
Male: Fue muy amable por tu parte, Reiji-san. Muchas gracias.
Reiji: ...
Reiji: ... ¿Amable yo?
Reiji: Qué desagradable. Es una molestia que pienses así de mí.
Male: Bueno... para mí fue amable...
Ella desvío un poco su mirada hasta que otra vez sintió el tacto frío de las manos ajenas sobre su cuello y lo miró otra vez, sentía el ambiente un poco hostil.
Reiji: La única vez que soy amable, es cuando te recompenso con dolor.
Reiji: Ahora, no hiciste nada para ganartelo.
Male: ... Reiji-san, no lo confiese tan al aire.
Reiji: ¿Qué? ¿te avergüenza que alguien nos escuche?
Reiji: Por favor, no seas tonta, te encanta eso.
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Hizo un poco de presión en el cuello de la muchacha, viendola jadear y sonrojarse de más.
Reiji: Pff, lo suponía...
La soltó, ahora se escuchaba a Malena toser y agarrarse el cuello en busca de aire, estaba apoyada en el pecho de Reiji hasta que este se apartó cómo si no le importase que ella se asfixiara. Se volvió a la mesita para buscar su taza de té.
Reiji: Ah, qué desastre...
Male: A-Ahh... ¿Qué pasó?
Reiji: ¡Mi preciado té se ha enfriado…! No tengo más tiempo para pasarlo en tu compañía.
Male: (Uh... se fue. ¿Por qué le tuve que mostar esa parte de mí?...)
Male: (Hmm… Supongo que todavía no entiendo muy bien a Reiji-san…)
~End Dark 05~
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