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#entre sueños y delirios
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Hay un ritual entre ella, el atardecer, las nubes y el sol; un acuerdo no escrito a préstamo del fuego mismo de las inmediaciones de los volcanes de donde extrae su alma la flama con que baña su cuerpo.
Hay una muy coordinada comunicación entre ella y el viento, que la invita cada tarde con él a jugar con sus cabellos y a danzar junto a su vestido suelto.
Hay en ella un delirio por observar como las nubes se convierten ante sus ojos en capas de algodón, y a dibuja con éstas trazos curvilíneos de figuras de modos diversos.
Hay un acuerdo entre sus neuronas disperso, por no dejar a la realidad llegar a ser tan pesada que le impida escribir cada día sueños nuevos.
Priscila Alcívar
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caostalgia · 2 years
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Aquí
¿Por qué sigues aquí?
¿Por qué no te has marchado por completo?
Permaneces aquí.
En mis sueños más lúcidos, más surreales y tristes.
En mi piel maltratada, perdido entre cicatrices.
En mis pensamientos más vergonzosos, y las ideas más retorcidas para poder tenerte.
En el frío de todas las mañanas, el negro de cada noche y sus matices.
Permaneces aquí.
Con tu fragancia que se entremezcla con mi perfume, el humo de mis cigarrillos y el hedor de flores ya inertes.
Con tu risa pegajosa y tus palabras más hirientes.
Aquí, con tu actitud más infantil y la más hostil cuando se trata de mí.
Permaneces aquí.
Siendo testigo del periodo glacial que me quejaste y parece no tener fin.
Nadas libremente en cada taza de café, te evaporas en compañía del vapor.
Y en el agua con la que sacio mi sed, te puedo ver manteniendo la respiración.
Incluso si intento amainar mis penas con alcohol, te noto deambulando entre hielo y Ron.
Permaneces aquí, pero convertido en delirio.
Eres esa imagen que mi medicina no puede borrar, los susurros que el sueño no puede apagar.
Eres quién ha hecho, que la palabra 'olvidó' ya no tenga sentido.
Te has marchado, llevándote mi lado menos amargo junto contigo.
Pero permaneces aquí.
¿Qué más quieres de mí?
Coldissweet
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versosdisonantes · 4 months
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Soldadito de cartón.
Entre lo que escribo y tu silencio, nace y muere todo verso. ¿Culparé a la poesía por no haberte inmortalizado? ¿Me arrepentiré de la osadía por haberlo intentado? ¿Por haber puesto entre mis dedos lo imposible? ¿Escupiré al cielo por la lluvia bajo la cual bailé? ¿Le sacaré de cuajo los pétalos a la flor que en algún sueño sembré? ¿Por incitarme al delirio de ofrecerte solo palabras? Imperio de naipes que nadie nunca pudo quemar con su fuego impuro, nadie pudo derribar esta fortaleza con sus arietes torcidos. Solo tú, solo tú puedes sumergir en lo profundo de los mares embravecidos a este reino desolado, que poco a poco se desploma, va quedando ilegible, se repliegan los soldados de mi ejército letrado, ya son solo estatuas de sal en memoria del pasado, armadura en polvo y sin coraje, ya no hay quien defienda este castillo, ya no estás aquí conmigo, nobleza obliga para investirse de caballero, pero ni siquiera queda algo de gloria en estos dedos abatidos, se me derrumbó el infinito, se trizó lo invencible, caigo desde lo más alto de esta torre de Babel, tú eras las murallas que sostenían lo sublime, eso que no se puede atrapar en una hoja de papel. 
Bitácora de un olvido reticente.
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jartita-me-teneis · 3 months
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"Los Olvidados" es considerada la cinta culpable del declive de la época de oro.
Estuvo sólo tres días en cartelera, la prensa y la clase alta estaban vueltas locas, querían quemar a Luis Buñuel y todo lo que oliera a él.
Era 1950 y el cine mexicano estaba en su esplendor , el cineasta español Luis Buñuel ya tenía éxito, pero estaba enamorado de nuestro país, grabada en Nonoalco, en lo que entonces eran los límites norteños de la Ciudad de México. Y tenía un propósito, una visión desgarradora de los niños de la calle en las grandes urbes; Aquellos de los que nadie habla, los que callan, los olvidados.
CINE
El poeta Octavio Paz escribió: “Pero Los Olvidados es algo´más que un filme realista. El sueño, el deseo, el horror, el delirio el azar, la porción nocturna de la vida, también tiene su parte. Y el peso de la realidad que nos muestra es de tal modo atroz, que acaba por parecernos imposible, insoportable. Y así es: la realidad es insoportable; y por eso, porque no la soporta, el hombre mata y muere, ama y crea”.
Su nombre original era "La Manzana Podrida" y en realidad, no tenía ningún nombre de peso, se tenía a Estela Inda, Miguel Inclán y Alfonso Mejía, además de un grupo de niños comandado por Roberto Cobo, un chico que había salido como extra en varias cintas y un día que audicionó para una película de Tin Tan se enteró que Buñuel estaba entrevistando para su nuevo filme, hizo la audición y se quedó con el rol de “El Jaibo”.
DORADO
Sin embargo, desde su inicio, la cinta tenía problemas, dentro y fuera. El productor Oscar Dancingers se opuso a que se incluyeran muchos detalles que resultaban amorales; Jorge Negrete, líder del Sindicato de Actores, quería evitar su grabación e instó a técnicos y camarógrafos a abandonarla; una de las peinadoras renunció por la escena en que la madre de Pedrito, le niega la comida.
Pedro de Urdimalas, escritor de la cinta al lado de Buñuel, pidió que su nombre no apareciera en los créditos y en la primera función privada que se hizo, Lupe Marí, esposa de Diego Rivera, y Bertha, esposa de León Felipe, reclamaron al director que era un miserable y lo que mostraba no era México. David Alfaro Siqueiros por su parte aplaudió el trabajo asegurando que Luis era un genio nacido para el cine.
MX
Los Olvidados era la primera producción sería de Luis Buñuel y quería hacerlo todo al máximo de sus posibilidades, la filmó en 21 días entre el 6 de febrero y el 9 de marzo de 1950, pero aunque la cinta es posiblemente una de las más galardonadas de su cine, él solo recibió dos mil dólares por ella y no pudo participar en las ganancias de la misma.
Ante las críticas, Buñuel respondió durante una entrevista que estaba orgulloso de su filme “La libertad total no existe, yo jamás he sido libre, yo soy libre cuando cierro mis ojos y estoy conmigo mismo sin que sepa que ya estoy viejo; El sistema de inconformidad es esa tendencia a romperse la cabeza por recuperar la propia libertad, lo que es imposible, es por tanto una inconformidad permanente de la realidad exterior”.
En los albores de los 50, el presidente mexicano Miguel Alemán estaba planeando la industrialización en el país, para dejar atrás la agricultura como primera fuente de recursos de los nacionales, pero el cine estaba en su apogeo, por ello las reacciones ante la cinta eran tan violentas.
Se tiene registro de que algunos cines fueron destruidos por los asistentes al estreno en noviembre de ese 1950, los fanáticos salían furiosos, la llamada “Liga de la Decencia” intentó expulsar a Buñuel del país y aunque no lo lograron, el director si dejó el territorio.
CINE
A pesar de los múltiples problemas, Luis Buñuel estrenó su cinta en Europa y la crítica mexicana tuvo que aceptar la gran equivocación cuando el gran jurado del Festival de Cannes le dio el premio como Mejor Director en 1951.
La película tiene una trama dura, y a diferencia, por ejemplo de "Nosotros los pobres" no busca causar lástima sino presentar una realidad diferente a la que se creía que existía en el país.
La historia nos lleva por los barrios más pobres de la Ciudad de México, donde los niños de la calle son una plaga para las altas esferas de la sociedad. Jaibo (Roberto Cobo) es un adolescente que escapa de un correccional para reunirse con Pedro (Alfonso Mejía). En presencia de él, Jaibo mata a Julián, el muchacho que supuestamente le delató. También intenta robar a un ciego (Miguel Inclán) al que finalmente maltrata. Acompañados de Ojitos y Meche (Alma Delia Fuentes), el destino del Jaibo y Pedro están marcados por la muerte."
DORADO
Para muchos expertos en cine de la época consideran que la película terminó con idiosincrasia qué se tenia de México en el extranjero, México había pasado de ser la nación rural donde el romanticismo ranchero era el emblema, las comedias rancheras pasaron a ser del pasado, para dar paso al verdadero país que se tenia olvidado, una sociedad muy corrompida.
Sin embargo la nueva forma de hacer cine gracias al ojo del director Buñuel, con el paso de los años se fueron realizando producciones crudas sobre la sociedad mexicana.
MX
Si bien el termino de la era dorada del cine fueron más factores internos y externos, como la sobre explotación de comedias rancheras, la pobreza de recursos y el que Estados Unidos de alguna manera haya retomado la industria cinematográfica después del conflicto mundial.
epoca de oro Los Olvidados luis buñuel
Cine Mexicano Cine Dorado Mx
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cuidemonos-juntos · 1 year
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Esquizofrenia
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La esquizofrenia es un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal. La esquizofrenia puede provocar una combinación de alucinaciones, delirios y trastornos graves en el pensamiento y el comportamiento, que afecta el funcionamiento diario y puede ser incapacitante. Las personas que padecen esquizofrenia necesitan recibir tratamiento durante toda la vida. El tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas antes de que se desarrollen complicaciones más graves y puede mejorar el pronóstico a largo plazo.
Síntomas
La esquizofrenia implica una serie de problemas de pensamiento (cognición), comportamiento y emociones. Los signos y síntomas pueden variar, pero generalmente implican fantasías, alucinaciones o habla desorganizada, y reflejan una capacidad deficiente de vivir normalmente. Entre los síntomas se pueden incluir los siguientes:
Fantasías
Alucinaciones
Pensamiento desorganizado (discurso)
Comportamiento motor extremadamente desorganizado o anormal
Con el paso del tiempo, los síntomas pueden variar con respecto al tipo y la gravedad, con periodos de empeoramiento y remisión de los síntomas. Algunos síntomas pueden estar siempre presentes.
Síntomas en adolescentes
Los síntomas de la esquizofrenia en los adolescentes son similares a los que se presentan en los adultos, pero la afección puede ser más difícil identificar. Esto puede deberse en parte a que algunos de los síntomas tempranos de la esquizofrenia en los adolescentes son comunes en el desarrollo típico de la adolescencia, como estos:
Distanciamiento de los amigos y los familiares
Menor desempeño en la escuela
Trastornos del sueño
Humor irritable o depresivo
Falta de motivación
Tipos de esquizofrenia:
paranoide: Se caracteriza por la presencia de una preocupación excesiva por una o más ideas delirantes de diversa índole o bien alucinaciones auditivas frecuentes (oyen voces).
desorganizada: Los rasgos predominantes son que tanto el lenguaje como el comportamiento se ven alterados, no parecen tener orden ni concierto ni responder a los estímulos externos de manera adecuada.
catatónica: Se caracterizan por presentar una inmovilidad (llamada catalepsia), un negativismo extremo, mutismo, la adopción de posturas extrañas o movimientos estereotipados, así como abundantes muecas y manierismos o la imitación de las palabras o movimientos de su interlocutor (ecolalia y ecopraxia respectivamente).
indiferenciad: Se describe como aquella en la cual se dan síntomas como los anteriormente descritos pero sin que éstos puedan en su conjunto permitir clasificarla como paranoide, desorganizada o catatónica.
residual: No se dan ideas delirantes, alucinaciones, catatonia ni desorganización del lenguaje o el comportamiento. Solamente se dan manifestaciones leves de síntomas tanto positivos como negativos pero de menor magnitud (creencias extrañas, experiencias perceptivas poco habituales).
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solxs · 1 year
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Las noches, mi templo
mi delirio y mi paz.
Entre sueños te pienso,
me detengo a observarte sonreír.
Anoto cada segundo de vos en mi libreta de los recuerdos,
guardo cada segundo. Cada instante.
Levito. Me acurruco. Te siento.
Me inunda un mar de sentimientos,
me abrazan y me aman.
Tu risa, mi elixir.
El sonido más hermoso que alguna vez oí,
el sonido de la felicidad.
Levito bajito para agarrarte por la espalda
y dejarnos llevar hasta llegar hasta la cima.
Juntas.
Nineties girl
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isacaosme · 1 year
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Átame al antojo
del precipicio de tu mirada
al aquelarre de tus sueños,
fulmina mis dudas
multiplica mi aliento,
que establezcan tus labios
mi ansiado sosiego.
Tu boca es el abismo
que me lanza al deseo
al eclosionar un beso,
me quiebro entre esos dedos,
siento puro amor,
al saberme parte de tu esencia.
Presa de mis ojos
llevo tu desnudez,
cero distancia
entre dos cuerpos,
navegan caricias
bajo las pieles,
fuego y delirio
rezuma por los poros
al acoplar tu compás
a mi ombligo.
Isabel Fernández ®️
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groennuuk · 25 days
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Margarita García Alonso #graphicdesigner
 CARTA A LOS MÉDICOS DIRECTORES DE MANICOMIOS por ANTONIN ARTAUD
Señores:
Las leyes, las costumbres, les conceden el derecho de medir el
espíritu. Esta jurisdicción soberana, temible, ustedes la ejercen con el
entendimiento. No nos hagan reír. La credulidad de los pueblos
civilizados, de los sabios, de los gobernantes, adornan a la psiquiatría
de no se sabe que luces sobrenaturales. El proceso hecho a la
profesión que ustedes ejercen está juzgado de antemano. NO
pensamos discutir aquí el valor de esa ciencia ni la dudosa existencia
de las enfermedades mentales. Pero, por cada cien patogenias
presuntuosas en las que se desencadena la confusión de la materia
del espíritu, por cada cien calificaciones de las cuales las más vagas
son todavía las únicas utilizables, ¿cuántas tentativas nobles se han
hecho por aproximarse al mundo cerebral en el que viven tantos de
los que tienen prisioneros? ¿Cuantos hay entre ustedes, por ejemplo,
para quienes el sueño del demente precoz, las imágenes de las que
es presa, no sean otra cosa que una ensalada de palabras?
No nos asombramos de encontrarlos inferiores a una tarea para
la cual no hay sino pocos predestinados. Pero nos levantamos
contra el derecho atribuido a ciertos hombres, limitados o no,
a sancionar, mediante la encarcelación perpetua, sus
investigaciones en el dominio del espíritu.
¡Y qué encarcelación! Se sabe -no se lo sabe lo suficiente- que los
asilos, lejos de ser asilos, son cárceles terribles, en las que los
detenidos proporcionan mano de obra gratuita y cómoda y donde la
sevicia es la regla, y esto es tolerado por ustedes. El asilo de
alienados, bajo la cobertura de la ciencia y de la justicia, es
comparable a la caserna, a la prisión, a la cárcel.
No nos referiremos aquí a la cuestión de las internaciones
arbitrarias para evitarles el trabajo de las fáciles negaciones.
Afirmamos que un gran número de asilados, perfectamente locos
según la definición oficial, están, también ellos, arbitrariamente
internados. No admitimos que se impida el libre desenvolvimiento de
un delirio tan legítimo, tan lógico como toda otra sucesión de ideas o
de actos humanos. La represión de las reacciones antisociales es tan
quimérica como inaceptable en su principio. Todos los actos
individuales por excelencia de la dictadura social; en nombre de esa
individualidad que es lo propio del hombre, reclamamos que se libere
a esos forzados de la sensibilidad, puesto que tampoco está en el
poder de las leyes encerrar a todos los hombres que piensan y
actúan.
Sin insistir sobre el carácter perfectamente genial de las
manifestaciones de ciertos locos, en la medida en que somos aptos
para apreciarlas, afirmamos la legitimidad absoluta de su concepción
de la realidad y de todos los actos que derivan de ella.
Esperamos que mañana por la mañana a la hora de la visita
puedan recordar esto, cuando intenten, sin léxico, conversar con esos
hombres sobre los cuales, reconózcanlo, no tienen otra superioridad
que la de la fuerza.
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inlezaar · 1 year
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Ámame o mátame
A veces pienso tanto en ti,
Tanto que hasta para mi es inexplicable,
Llegaste tan rapido,
Y sin pensarlo dos veces te dejé entrar,
Así,
Sin más,
Te dejé quedarte en mi espacio sagrado,
Y rompí cada una de mis reglas,
Dejé mis cordura de lado,
Y ahora aquí me encuentro,
Preguntándome si es que también sentirás lo que yo.
Soy veloz en una pista de carreras,
Pero para esto del amor siempre he ido al final,
Conocerte fue una casualidad,
Y de 0 a 100 pasamos en una noche.
Me torturo a mi misma siempre,
Físicamente estoy herida desde adentro,
Pero sostener tu cara entre mis manos me da felicidad,
Reir a tu lado es mi debilidad.
Mostré todas mis cartas en la primera jugada,
Y creo que me arrepiento de haber sido tan rápida,
Porque yo espero que te quedes,
Tal vez para toda la vida a mi lado,
Tal vez solo unos instantes de pura felicidad,
Pero que te quedes,
Y poder abrazarte muchísimas más veces,
Que te quedes,
Y volver a perdernos en la música,
Que te quedes,
Para hacer más caminatas por la playa,
Que te quedes,
Y hagas sonreír a la niña ilusa que vive dentro de mi,
La que aún cree en el amor,
La que se puede enamorar en segundos,
La que se ilusiona porque te quedaste a dormir conmigo,
La que se ilusiona porque simplemente me das cariño.
Y es que he pasado tanto tiempo sola,
Que a veces sueño con alguien que se quede,
Y es que me han hecho tanto daño,
Que a la mínima muestra de afecto me pierdo.
Quédate conmigo,
Porque sé que yo te comprendería más que nadie,
Porque yo también he perdido millones de batallas,
Porque yo también lucho contra los recuerdos,
Contra las voces,
Contra los demonios.
Quédate a conocerme,
Y verás un poco más de la niña en mi interior,
La que quiere que te enamores de mi,
La que espera que te quedes más de una noche a su lado,
Quédate para que mi “yo” madura
Se dé cuenta que el amor si existe,
Para que podamos sanar nuestras heridas juntos,
Para que probemos que esto es real.
Convénceme que el verde es mi color favorito,
Que tus labios son consuelo,
Que tus manos mi delirio.
Tal vez descubras que estoy loca,
Que a veces ni yo me soporto,
Que a veces lloro y me quiebro,
Que a veces me entrego totalmente para amar,
Tal vez yo descubra que tienes heridas,
Que huyes para protegerte,
Que al igual que yo tienes miedo.
Enamórate de mi,
Y deja de darle vueltas a las cosas,
Enamórate de mi,
Y crezcamos juntos.
Maia
Otra vez, estúpidamente ilusionada de unos nuevos ojos.
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tempmagics · 4 months
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花吐き病 HANAHAKI
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Cuando la poesía es tan espléndida mis huesos se retuercen en lo grotesco de mi más íntimo anhelo. Vomito restos de tu infantilismo que se acallan junto al silencio de una bizarra y tétrica noche fúnebre donde tú, hambriento de dulzura, hundes tus raíces en mi corazón, desolado, lúgubre como mis sueños.
Escupo las flores que bombeas dentro de mi boca, y dispersas vuelan como pequeñas polillas.
Cuando el solitario Hori se encuentra afiebrado noche tras noche, sus hostiles y sexuales sueños se combinan con la fría realidad alterada. Un corazón enfermo, un amor no correspondido y los suspiros húmedos que evocan miles de recuerdos; unas manos que le acarician la piel y una risa que le tranquiliza. Todas las noches se avasalla con su ex amante quien seduce su melancolía y le tiende la mano para conducir su nostalgia hacia un triste ensueño.
Entre el delirio de la fiebre y el agrio romanticismo, se pregunta entonces si es real o si se trata del espectro de su rechazada soledad.
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ÚNICO
La pequeña aguja marca el primer número de dos dígitos y el débil y pálido cuerpo del enfermo comienza a sudar entre pétalos de rosas cuyo olor casi oxidado es indigno de ser su auténtica fragancia. Su cuerpo cae exhausto mientras los suaves pétalos vuelan por el impacto de su caída y se estacionan en el sudoroso rostro cuyos rasgados ojos tan tiernamente tristes posan su perdida mirada en el moho del techo que a veces forma figuras que toman la postura de las pesadillas que su inconsciente le recita en medio del descanso. Los párpados le pinchan y las gamas plateadas se interponen en su vista dejándolo casi ciego incluso si cierra los ojos para dar vuelta sobre los viejos pétalos que se impregnan sobre la ropa cargada de sudor; el calor le sube dejando una sensación tan fría en sus pies que le asusta, y cuando estos tiemblan él se enrosca entre las sábanas y se desprende lentamente de sus ropas. Hori en soledad es aún más peligroso que un diablo melancólico.
Su piel tan pálida como la leche arde en llamas bajo el tacto de sus gélidos dígitos que acarician su abdomen en busca de remover el sudor que se desliza en pequeñas gotas que parten su extenso viaje desde su frente húmeda para deslizarse por el ancho de su nariz para acariciarle los pomposos labios rosados, delicadas pero apuradas, el rocío de su hirviente sudor se desliza por su mandíbula y en el trayecto en lo largo de su elegante cuello sus clavículas dejan que el sudor descanse en éstas inundando su espacio para que cuando rebalse desciendan sensuales y diminutas por sus pectorales para fallecer en su abdomen. Sus refinadas manos de gentiles dedos que se lucen largos, elegantes y delgados, tocan su piel caliente para limpiarse el sudor que no deja de producirse por la alta fiebre. Ante su incomodidad suspira exhausto de cansancio y en desespero se deshace de su ropa inferior.
¡Cuánto añora sentir algo tan frío como eterno que se apoye sobre su piel! Y en un suspiro, el joven afiebrado recuerda la sensación de los fríos labios que alguna vez besó y que le han auxiliado en reiteradas ocasiones en las que le era difícil conciliar el sueño.
Mientras su mente divaga entre recuerdos desfigurados y sensaciones que han muerto pero que reviven cuando se llama a la fantasía, antes de que su fiebre suba por completo para entrar en un infinito delirio Hori se encamina a tratar de conciliar el sueño porque sabe perfectamente que si se halla de pie frente a su añorada fantasía entonces no existiría nada más que el trámite de tristes emociones que le enfermen peor de lo que ya está; porque desde la fecha en la que su amor se ha gastado que el pobre joven de corazón roto no hace otra cosa que suspirar flores que se deslizan sutilmente de sus rosados labios algo pálidos por la fiebre y repletos de sudor, la suavidad de los pétalos se fusiona impulsivamente con el agrio sabor de la sangre volviendo la poesía en una ópera de tortura. Sus hermosos ojos almendrados se cierran lentamente y el latir de su corazón va disminuyendo, el sudor en la piel aún se luce como una hermosa seda color leche y sus músculos se comienzan a relajar.
Entre la fiebre él romantiza el sonido de la gotera que pierde el grifo de la cocina y que se escucha algo lejos de la habitación, suena como un Feng Shui que irónicamente lo relaja ayudándole a descansar. A la lejanía se escuchan los autos que conducen con cuidado, el tren que se ubica a pocas manzanas de su hogar y que se oye mejor durante la temporada de invierno. La puerta de su casa se abre silenciosamente y deja el eco de un pequeño chirrido, el peculiar sonido de las llaves siendo colocadas en la pequeña mesita de madera a un lado de la entrada principal, luego se escucha un gemido masculino en medio de la acción de quitarse el calzado antes de entrar. El joven afiebrado se siente extrañamente familiar y con la queja apunto de desprenderse de su lengua entonces escucha:
—¡Estoy en casa!
Esa voz. La misma melodía que aún resuena entre las sábanas, la misma voz que calienta los costados de su cama cuando la melancolía se apega a su depresivo corazón. ¿Por qué se aparece entre las paredes de su casa y se hace escuchar como si aún fuera real? El corazón de Hori da un vuelco cuando oye esas palabras provenientes de aquella misteriosa y cálida voz. Una tranquila risa se escucha al lado de su oreja y su melodía melancólica resuena en su interior; una sonrisa que simpática le agita el corazón, y se ve tan dulce que el corazón se le acelera ingenuo, infantil. Preso del deseo Hori abre los ojos para mirar a su lado y encontrarse con el rostro que ha estado deseando ver desde hace ya una primavera. Su compañero no emite palabra, pero el oscuro en sus ojos le miran gentilmente esperando una respuesta; su preciosa risa tan sincera, las pocas palabras que de sus finos labios salen ahora juzgan la tristeza en los ojos de Hori que evoca el recuerdo de su primer encuentro con la persona que más ha amado en su casta vida.
—¿Por qué te ves tan cansado? —pregunta el hombre de rodillas a un costado de la cama, su aliento huele a chocolate caliente y en las manos que acarician el rostro afiebrado se impregnan notas de crema y vainilla—. ¿Por qué no avisaste que estás enfermo, Hori? Ahora debo cambiar el menú.
Dijo sonriendo. Su sugerencia no suena como un regaño usual, en su voz hay tranquilidad y aquello entra en dicotomía con los recuerdos casi invisibles que afloran en la memoria de Hori: un ex novio imprescindible, egocéntrico y más neurótico que lo estándar. Ahora tiene a su lado un hombre de manos gentiles y de sonrisa tan preciosa que le es similar al primer recuerdo que tuvo de él cuando se conocieron, se trataba de un joven esperanzado y un poco tímido, pero que luego comenzó a soltarse cada vez más hasta el punto en el que su sonrisa se apagó.
En un principio el introvertido Hori se había enamorado de la gentileza en los ojos de su compañero cada vez que este sonreía, no es como si tuviera una preferencia por cierto género, él ha de ser endulzado por la dedicación y profesionalismo de su mayor. Primero se enamoró verdaderamente de su cocina, y a medida que el tiempo pasaba su acercamiento creció cuando ambos cayeron en cuenta de que tenían infinitas cosas en común más allá de compartir el mismo nombre, tanto que Sawamoto creyó que estaba mirándose al espejo.
Un húmedo primer beso que se ha dado bajo una lluvia de verano donde las risas eran la música que persiguieron la bestialidad con la que la lluvia golpeaba la ciudad, la cercanía que creció de un momento al otro hasta estallar en pequeños fragmentos divididos en momentos impulsivos donde la intimidad era inefable porque carece de identidad. Lo compartían todo. Incluso el corazón de Hori tenía escrito el nombre de su compañero, ¡Hasta su alma le pertenecía, y lo admitió bajo el ocaso donde los rayos dorados del sol bañaron la arena de la playa donde ellos se habían escapado! Cuando Hori creyó haberse hallado en su mejor momento entonces la felicidad que lo rodeó había comenzado a caer tempranamente como meteoritos que dejan restos de cenizas que como lluvia lo queman todo al pasar. Momentos de convivencia, noches que se han desvelado y el insomnio que les acompañaba a los jóvenes amantes pasaron a ser memorias que sólo viven desde que Hori se ha enfermado tras su rechazo inesperado han de ser la secuencia de una monotonía que los ha distanciado lentamente; las paredes oliva de su habitación ahora están apagadas y decoradas de humedad, su gélida cama rechina cuando su cuerpo descansa sobre ella. Y vomita suave pétalos con sabor a lágrimas.
Desde que ha enfermado que anhela el auxilio de su primer y único amor, y ahora que lo divisa frente a sus ojos se siente extrañamente inquieto.
Sawamoto había dejado una hostil impresión en el acongojado Hori, y las veces que ambos tenían que verse en el trabajo eran suficientes como para alimentar la intriga en el enamorado de corazón roto.
Pero ahora, Hori se encuentra con la suavidad en su ex amante, y extrañado le mira aquél par de ojos tan oscuros como el vacío que hoy se hacen ver curiosamente perturbador. Pero no sólo aquello era extraño, todo en Sawamoto se luce distinto; desde sus brazos tonificados hasta la tela del pantalón que aprieta sus muslos, sus manos de piel morena al hallarse desnudas así se lucen elegantes, renovadas, como la expresión en su rostro. No hay ojeras que oscurezcan su figura, o un peinado desprolijo que lo haga ver apagado, solamente hay algo que no termina de cerrarle exactamente.
Pero la incertidumbre es diminuta si ha de compararse con la ansia de revivir el placer.
—Si no dices nada entonces deja que te prepare la cena por mi cuenta —se responde a sí mismo tras un breve intervalo. Cuando se pone de pie se sacude el polvo en sus rodillas y al darse la media vuelta para marcharse como un fantasma de la habitación, Hori le toma débilmente de la mano para detenerlo.
En su rostro sudoroso yace una expresión de abundante preocupación con ligeros rasgos de tristeza, sus ojos almendrados estaban entrecerrados y ligeramente colorados no sólo por la fiebre sino por culpa del llanto.
—Por favor quedate conmi-...—la petición no sale completamente de sus labios cuando siente el cálido cuerpo de su ex amante rodeando su cuerpo en un abrazo.
Los brazos rodean su cuello con un peso suave apoyándose a su lado sobre el colchón de pétalos que volaron nuevamente tras el impacto.
Siente un beso húmedo y profundo haciendo que Hori abandone su estado de confusión. Su delirante cerebro se quema lentamente cuando siente el par de manos suaves y vivas que acarician su cintura, no recuerda la última vez que su cuerpo reaccionó así, ante la suave caricia Hori suspira entre medio de los besos e iluso sonríe cuando mira aquél par de ojos negros que entrecerrados reflejan la lujuria que se ha escondido desde un primer momento. Los labios de Sawamoto se humedecen bajo el sudor del cuerpo de Hori acunando el rostro en su cuello. Mientras, desliza sus manos dentro de las ropas de su compañero quien se muestra extrañamente dócil pese a su carácter dominante e irascible, aunque le debería intrigar se siente anexado con la excitación, y sonrojado peina sus húmedos cabellos desprolijos para mirar a su compañero quien sonríe debajo suyo, permisivo, se vuelven íntimos cómplices bajo la luz de la luna llena que se trasluce a través del ventanal.
—Te extraño con locura —recita Hori entre el íntimo momento, y la única respuesta que recibe es una tenue sonrisa por parte de Sawamoto.
DOS
No recuerda la última vez que durmió tan bien. Ni siquiera recuerda cómo terminó anoche, o si siquiera pudo limpiar bien su cuerpo. Cuando se despertó a la mañana siguiente, su cuerpo se sentía muy agotado como si toda la energía que estuvo adquiriendo se hubiese gastado por completo. Aunque ilusionado, se sentía contento; le basta con recordar la tranquilidad en la voz de Sawamoto, sus besos como así también el volumen alto de su voz que celestial se ha escuchado. El vacío en la cama aún existe tras su espalda, no había rastro de la silueta de Sawamoto, ni tampoco de las sábanas cubiertas de sudor ni mucho menos de los pétalos que suaves ha expulsado. Hori supuso vagamente que su compañero le había ayudado a ordenar su departamento (el cual solía ser compartido por ambos), por lo que se vistió rápido y torpe con las prendas de vestir que descansaban sobre el suelo para así levantarse de la cama. Aseguró que fuera de su habitación se encontraría un ligero orden, tal vez la comida preparada que Sawamoto le había prometido esa misma noche, pero al salir del dormitorio parece que no era así, no había rastro de cierto orden, ni la comida preparada, tampoco habían pistas de sus pertenencias, ni siquiera habían huellas en la alfombra.
Quizá él tenía alguna emergencia, pensó incrédulo. Y relajado se dirige hacia la puerta principal para chequear si afuera de la susodicha había algún regalo del joven antes de dejarlo a solas en el departamento. Con el corazón agitado toma el picaporte y tras abrir la puerta se enfrenta sorpresivamente con el rostro asustado de su vecino de piso y también compañero de trabajo, Sota.
—¡Oh, me has asustado! —dice el jovencito con una graciosa expresión en el rostro—. Vine a traerte algo de comida porque no veo que salgas, me preocupa verte mal, sabes, los chicos han preguntado por tí.
Dice su compañero, extendiendo una pequeña bolsa con una botella de energizante y una pequeña vianda dentro de ella. Hori la toma entre sus temblorosas manos agradeciéndole confundido.
—¿Sawa no les ha dicho nada? —pregunta extrañado.
Los labios de Sota forman una expresión confusa, frunce la nariz y el entrecejo al mismo tiempo mientras forma un puchero con la boca.
—¿Ustedes siguen en contacto? —pregunta con ingenuidad en su voz—. Tenía entendido que ustedes dos ya no eran cercanos.
Ahora mismo se encontraba incluso mucho más confundido que antes, evadiendo la conversación decide dejar que la pregunta flote en el aire, no obstante antes de cerrarle la puerta en la cara una pregunta fugaz pasa por su mente.
—Sota...
—¿Hm?
—¿De casualidad tú pasaste la noche en casa? No he escuchado tus movimientos nocturnos, ni tus pasos al bailar —sonríe para sostener la mentira en aquella pregunta.
El jovencito sonríe gentilmente y niega con la cabeza, Hori suspira relajado.
—He pasado la noche con Taiki y Sawa, luego ellos siguieron con su camino cuando volví a casa para descansar aunque estoy muy agradecido...
El mundo entero de Hori se ha pausado desde el momento en el que su compañero comenzó a relatar la anécdota entre risas, su voz se pierde en los pensamientos demenciales que con dolor comienzan a pasarle por encima con brutalidad. No era la respuesta que esperaba oír, de hecho, estaba lejos de toda posibilidad aunque ahora se halla paralizado sin mover tan sólo un músculo mirando fijamente a su compañero mientras él sigue relatando su anécdota. Hori jamás imaginó que su cuerpo sería capaz de producir sudor tan gélido que comenzó a temblar en ese momento, asimismo, cuando Sota se encontró con el silencio del más alto, preocupado, pone una mano sobre su hombro.
—Oye, ¿Está todo bien? —pregunta suavemente, y Hori aún sin poder pestañear dirige su mirada a los ojos adversos, quien espantado ante semejante fría tétrica expresión da un paso atrás—. Te ves pálido...
—No, yo...estoy bien —trata de sonreír, disimulando el terror que ha comenzado a susurrarle detrás de su nuca.
Sota lo mira preocupado y elevando las cejas intenta relajar un poco la situación.
—¿Lo dices por lo de la madrugada? —pregunta, intentando hacerle burla a su compañero—, ¡No te preocupes! Te he dicho mil veces que no debes preocuparte por mí cuando tú tienes visitas.
El cuerpo entero de Hori se puso rígido en el momento, temeroso dedujo hacia dónde iban sus pensamientos. Si Sota, quien vive al lado de su departamento, ha escuchado todo aquello que sucedió la noche anterior entonces nada de lo sucedido fue mentira, pero, sus pensamientos vuelven a entrar en confusión cuando recuerda haber escuchado de la misma boca de su compañero decir que Sawamoto siguió ensayando la noche entera.
—Lamento no haberte avisado de antemano —apagado, Hori finaliza la conversación alejándose temeroso del umbral de la puerta y sin despedirse avienta con fuerza la puerta cerrando la susodicha frente al rostro de su compañero.
¡Claro que no fue parte de su alucinación! Si bien la casa aún seguía desordenada y no había rastros de comida preparada su vecino escuchó todo la misma noche, aquello justificaba el cansancio en su cuerpo y el dolor en su espalda baja, las marcas de amor que subyacen sobre su opaca y pálida piel siguen intactas. Frente al espejo su rostro enfermo le devuelve una irreconocible expresión de miedo, sus ojeras se resaltan en contraste con la piel de color semejante a la de un muerto, las pecas que decoran su rostro eran más oscuras de lo usual, y en sus labios resecos aún habían marcas de mordeduras. Aún así, Hori desea con sus fuerzas que todo fuera parte de su alucinación ya que lo acontecido carece de sentido, prometió frente a su desesperado reflejo relajarse en lo que resta del día, empero su mente quedó atrapada en la ilusión que no debería haber sido real.
Otra vez la triste imagen del espejo comienza a desfigurarse cada vez más, la vacía habitación que alguna vez fue alegre y ruidosa ahora era tristemente solitaria, sus luces bajas le daban un aspecto abandonado en conjunto con el desorden ilegible que ni siquiera Hori podía reconocer. Las náuseas ilimitadas vuelven a florecer en la boca de su estómago y un viscoso aleteo golpea sus órganos. En desespero, Hori se lleva ambas manos hacia la boca para retener aquello que comienza a revolotear dentro de su cavidad bucal y que lentamente se llena dentro de la susodicha, entre sus dedos los labios comienzan a entreabrirse y de aquellos se asoman unas pequeñas patitas que luchan por escapar entre la jaula que forman sus elegantes y largos dedos, luego le sigue una amarronada ala que se desprende del interior de su boca hacia el exterior y que aún sigue luchando con un movimiento desesperado, frenético, escapa de sus manos y de su boca una oscura polilla cubierta de la viscosa bilis cual no le permite aletear provocando que lentamente se arrastre por el piso dejando un ensangrentado camino en ella.
Y visualizar eso no provocó otra sensación en Hori que no sea la de querer vomitar, volviendo a sentir como los pétalos de su interior se deslizan por su boca como también por sus fosas nasales volviendolo loco, desesperado por querer volver a ser normal, sintiéndose un esclavo de su propia locura la fiebre amenaza con volver, y entre pétalos vuelve a caer.
TRES
Sus apariciones no han dejado de cesar, en la psiquis extraviada del hombre enfermo las visitas del espectro de su amante se vuelven un carácter de su vida normal. En su quinto día estando enfermo Hori ha tenido un sueño que ha permanecido junto a él durante toda la noche, en aquél sueño su cuerpo flotaba entre un lecho de rosas carmesí cuyas espinas le rozan la espalda, sus espinas eran caricias que maternaban el llanto que comienza a surgir cuando se da cuenta que entre el vacío e inmensidad de incontables rosas él está en absoluta soledad. Y cuando cae en cuenta de aquél hecho, desesperado, busca llamar la atención, sin embargo por más que se desesperara tanto por ser salvado su cuerpo comienza a hundirse más y más en la profundidad del infinito abismo de líquido denso; su cuerpo comienza a caer entre las espinas encrucijadas que incluso en ese instante siguen sin pinchar su piel. Y en el instante en el que absorto, lúcido, cree que morirá entre los tallos interminables del sufrimiento una mano se sumerge y le acaricia delicadamente el rostro.
Se despierta exaltado tomando una gran bocanada de aire para recuperar todo lo que creyó haber perdido en el onírico escenario, a su lado está Sawamoto cuya expresión preocupada se asemeja a los recuerdos de los tiernos primeros momentos con el chico donde el susodicho era ingenuamente atento con él.
—Hori, estás sudando —dice Sawamoto a sus espaldas y coloca una mano sobre su camisa empapada de sudor—. No esperes sentirte bien si te dejas las ropas así de húmedas.
Sugiere con el característico tono de voz cálido que Hori recuerda hasta en sus momentos más febriles. Dejado, pasivo, se recuesta sobre la cama mientras deja que el hombre cuyos suspiros se adueña comienza a desabotonar su húmeda camisa: aquellos finos dedos que acariciaban sutilmente los botones despojandolos de la apertura son el deseo encarnado de un hombre necesitado de amor, vagamente Hori sube la mirada hacia el rostro sonriente de Sawamoto para analizarlo perfectamente, quizás con amor, o tal vez con una secreta y cínica intención detrás de sus rasgados y tranquilos ojos.
El joven afiebrado aún está en sus cabales, lo suficiente como para ser consciente del posible terror que podría generarle esta situación si estuviera en su pleno estado de salud, pero, ahora anhelaba ser amado, llenado y besado ¡Por lo que sea!, por el Sawamoto de verdad, o por la criatura que se halla sentada encima de su pelvis la cual está terminando de desnudar su húmedo cuerpo cubierto del sudor de la pesadilla provocada por la fiebre.
Ansioso por ser acariciado en este pálido escenario sus dedos se deslizan a través de los fuertes brazos del hombre acariciando lentamente los susodichos, bajo sus dígitos su piel morena carga con una tangible característica: la suavidad sobre su tez que al ser acariciada le provocan cosquillas. Sawamoto se acomoda sobre el cuerpo del joven de mirada abrumadora, le toma gentilmente la mano para conducirla encima de su cabeza. Aprisionado, un poco desesperado, Hori lo mira rendido con su lento parpadeo y de sus hermosos lunares se cubren gotitas de sudor que son limpiadas por los labios de Sawamoto que remueven el sudor con pequeños besos por su rostro que se conducen desesperados hacia su cuello, a gusto Hori ronronea de placer acariciando los cabellos de su antigüo amante, sintiéndose que en segundos se volvería loco por sentir la realidad de los gélidos labios que se hacen brasas sobre su piel de lava.
Sus pieles se pegan desesperadas y se reencuentran tras su último contacto el cual Hori recuerda con claridad, distinto a la primera vez que se han visto entre el lecho de pétalos y el aroma a sudor. Las manos de la viva imagen del tormento acarician la cintura que perfecta se delinea con su color oliva, su tamaño es justa para ser tomada por las manos de su amante que entre besos mojados y suspiros hirvientes besa apasionado cada parte de su ser y cada rincón de su alma llenándola del amor que Hori tanto anhelaba.
Sus largas piernas rozan la ancha espalda del varón que se desenvuelve cual diente de león que parece estar a punto de desvanecerse ante la brisa más ligera, sus rasgados ojos observan la expresión de placer que a riendas de la luz de la luna se observa tan expresiva que le dan ganas de devorarlo en vida, pero no es más que un intento de realización de deseo, o eso es lo que Hori cree si es que se halla en su estado más consciente.
Y la idea de sentir que podría estallar de excitación no hace otra cosa mejor que hacerle sollozar en medio de la oscuridad y del brillante en los ojos de Sawamoto. Hori exhala su tristeza contenida llevándose la mano en la boca para contener su llanto, pero sus lágrimas brotan como el cerezo en primavera de sus ojos, y su rostro no sólo está empapado del sudor de la fiebre sino también del salado de sus lágrimas. No obstante siente sus mejillas ser acariciadas por el dorso de la mano del gentil Sawamoto, aleja la mano del chico de su boca y deposita un lento camino de pausados y tranquilos besos desde la punta de sus dedos hasta su hombro desnudo, luego deja otro sobre la comisura de sus labios y dice:
—Es hora de que llores tan fuerte hasta que le des misericordia a la luna —sonríe y continúa —, ella te verá tan vulnerable que te mecerá en sus pálidos brazos.
—Pero, no puedo hacerlo —contestó Hori sintiendo la angustia crecer cada vez más.
—¿Qué es lo que te abstiene tanto a querer mejorar?
Pregunta, y las dudas se plantan como pequeñas semillitas que si las riegas con lágrimas entonces crecerán hermosas flores.
—Son las raíces que me envuelven los pulmones y no me dejan respirar —dice cansado—. Me duelen tanto que ni siquiera puedo llorar.
Cuando Sawamoto sonríe tan gentil, como respuesta, sus rasgados ojos se cierran hasta no poder ver el desesperado y melancólico rostro de Hori. El hombre contesta:
—Yo puedo extirpar esas raíces si me permites.
—¿Y cómo? —Hori pregunta exasperado.
En su defecto, Sawamoto sonríe tiernamente dejando que el adverso repose su cuerpo completamente sobre el colchón de sábanas blancas que anteriormente estaban sumergidas en sudor. Las amables manos de Sawamoto acarician la suavidad en su rostro, con ternura y empatía en su mirada le observan detalladamente hasta llegar a sus labios que con el pulgar presiona ligeramente el labio inferior del chico quien acata la orden pasivamente. Como la suavidad de dos gajos del más amargo cítrico sus labios se abren al merced de su dominancia que entretenida busca curarle el mal en su alma, y con sus dedos acaricia el paladar que áspero es su sentir bajo la yema de sus dedos, con el filo de las uñas cosquillea su interior pareciendo que ansía por tener su permiso para poder entrar en él como la totalidad que tanto cree que le falta. Luego acaricia su lengua con afabilidad y su viscosidad hace que sus dedos se deslicen aún más cerca de su rojiza garganta que enferma se le ve asomados los primeros pétalos que comienzan a brotar desde el profundo de su interior; el primer pétalo es tan suave que su rostro se muestra con una expresión de sorpresa, y lo toma entre sus manos cual madre que mece con ternura a un recién nacido.
En la desesperación de querer ser despojado de las raíces de un amor que le ha dañado al punto de provocar fiebre, Hori evoca un pensamiento de si el insomnio sufrido era una fría realidad o si seguía inducido en un extraño sueño donde el amante que más amó en su casta vida se encontraba ahora mismo sentado sobre sus caderas inspeccionando su cavidad bucal como si fuera un cofre de abundantes y brillantes tesoros encontrándose con quién sabe cuántos pétalos que brotan desde lo interno de su cuerpo cuales lágrimas que Hori ha llorado todo este tiempo por él. Siente un poco de conmiseración por él, por la situación, si ésto fuera real entonces qué sentido tendría demostrar ser tan seriamente fuerte cuando el hombre que lo ha alejado ahora ve su lado más patéticamente frágil.
No supo si fue por el reflejo de sentir los finos dedos de Sawamoto acariciarle la garganta, o si es por la oleada de sentimientos que golpean su desnudo y febril cuerpo como si de la melancólica marea se tratase, siente la necesidad de volver a llorar como si estuviera reelaborando su primer vivencia de dolor.
Uno, diez, cincuenta, los pétalos de diversos colores tenues y apagados se vuelven incontables para su psique que confusa sigue divagando en un eterno viaje entre la realidad y la fantasía, sufriendo por el dolor que siente en sus pulmones aleja el cuerpo de Sawamoto bruscamente, y con vergüenza en su hermosa mirada almendrada de lágrimas que brotan con rencor él le pide que por favor se aleje porque el mero escenario le provoca vergüenza, y en vista a espaldas del varón que entiende su petición y procede a cumplirla, Hori comienza a toser dejando un lecho de flores como si fuera parte de un ensueño.
Ensueño, ensueño adorado. Como una utopía, como el campo de flores con el que ha soñado desde que era un niño. Levantándose débilmente de la cama camina con lentitud hacia la puerta pensando en que es la primera vez en estos días que los pétalos brotan caóticamente de su boca cuando usualmente eran solo un par. Echa un vistazo por encima de su hombro antes de abandonar la habitación para dirigirse hacia el baño, y todo estaba exactamente como lo había dejado: las pálidas sábanas desprolijas que caen dramáticamente de su cama, la incontable cantidad de flores, tallos y pétalos que abunda sobre el suelo formando un caminito hacia la puerta, y Sawamoto. El hombre aún sigue en la misma posición firme, su rostro permanece imparcial, un poco lúgubre para el gusto de Hori, y sin entender por qué, cuando detiene su mirada sobre él siente que su observar es melancólico, como si fuera una despedida de la cuál tanto le ha costado pronunciar.
—Gracias por ayudarme —dice lentamente, pero no recibe respuesta alguna.
Él se mantiene en ese perfil, tan extraño que hasta el último momento le confunde, aún sigue intacto con las mismas prendas de vestir que como Hori recuerda; su conjunto cómodo y de color oscuro que usualmente suele vestir cuando entrenan juntos. Lo que más extraño le resulta de esta situación es que el joven parece estar congelado, quizás se sienta decepcionado porque no lo dejó ayudar, es lo que piensa Hori, y como si todo fuera a la par del orden de este último bizarro escenario el muchacho siente el corazón acongojado como si aún quisiera vivir con él dentro de estas cuatro paredes de suelo floreado.
Dando su primer paso hacia la sala de estar entonces siente que todo lo sucedido ha sido sellado bajo una dramática escena donde sus náuseas vuelven a surgir, y vomita flores que le quiebran las paredes de su esófago, expulsa quién sabe cuántos sentimientos que ha de acumular y que les acompaña el salado en sus gélidas lágrimas que dejan marcas sobre el sudor de su rostro.
Vestigios de su primer amor se plasman sobre las flores que salen de su boca. Y cuando la memoria inviste hacia su parcial descanso, a pocos metros de la habitación, lentamente se acomoda contra la pared deslizándose hacia el cálido suelo dejando que su cuerpo descanse en él, agitado, suspira de dolor y entre un par de lentos parpadeos observa como los rayos del sol comienzan a filtrarse a través de su ventana, y, entre flores y lágrimas su noche por fin culmina junto a la fiebre del mal de amor cayendo finalmente dormido después de cinco días.
Y sin saber si los hechos han formado parte de la ilusión en su roto corazón, Hori por fin siente que está descansando después de una larga pesadilla.
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🩶 dedicado a mi amiguita personal coni !!! te quiero mxo y espero que te haya gustado (⁠っ⁠˘⁠з⁠(⁠˘⁠⌣⁠˘⁠ ⁠)
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fifikeperland · 10 months
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Okay primero habria que empezar por el hecho de que nunca se necesito realmente una escuea de magia dentro de latinoamerica, como llego a esto? sencillo, empecemos por el hecho de que cuando llegaron los españoles eramos indigenas, personas que vivian en contacto con la naturaleza y que gracias a su por así decirlo “ignorancia” nunca se vio la magia como algo que se podía realizar para dañar a otros, muchos menos Sabina del alcance que podía llegar a tener, los chamanes que existían dentro de las tribus fueron el reflejo de la primera manifestación mágica para estas personas.
Junto con la llegada de los españoles llegan los católicos, quienes se encargarían de apaciguar y domesticar de alguna forma a los indígenas, a que quiero llegar diciendo esto?
Junto con la llegada de los católicos llegan los primeros magos de España, que tenían la misión de educar a todos los magos y brujas jóvenes para que no asustarán a los españoles y poner en evidencia todo el mundo mágico, es aquí donde nace Castelobruxo, un santuario donde los chamanes de las tribus que rodeaban en aquel entonces amazonas podían mantener sus costumbres y poder transmitir de forma pacífica sus cocimientos de generación en generacion
Durante la colonización los magos y brujas nativos de las tierras se mantuvieron ocultos para no ser explotados o asesinados por los españoles, si las costumbres quedaron, pero no podían ser manifestadas para no tener que lidiar con los españoles.
Es gracias a la independencia y a los distintos tratados que se forman durante ella (periodo entre 1800 y 1870 si no me equivoco) que se formaron las demás escuelas alrededor latinoamerica, estimo que al menos unas 7 u 10 (organizaré esto más tarde) en dónde se crearon alianzas en distintos países para poder formar a los magos y brujas del futuro
Con esto dicho, si, hay más de una escuela de magia en Latinoamérica, pero se encarga de la magia que es netamente necesaria para poder vivir y defenderte además de por supuesto saber de las costumbres que practicaban tus ancestros pero sin poder ejercerlas, para esto nace otra escuela, una que pudiera recibir a estudiantes de distintos países y poder fomentar la unión entre ellos [para este punto ya estoy muerta de sueño, solo escuchen mi delirio], la misma cuenta con los espacios, herramientas y educación para poder ejecutar los distintos rituales que practicaban nuestros antepasados, por supuesto hay profesores que se especializan en más de un país, por ejemplo el mismo de Venezuela, lo comparte también Colombia y Ecuador, dando "Tradiciones del Chamanismo" (o quizás lo cambie, depende de como vea esto en la mañana), es un total de 8 años, y saldrás con un título de mago/bruja especializado en las artes de...
Por supuesto también habrán nativos que entren a estás escuelas, sin embargo hay uno que otro país que se ve excepto en este sentido ya que piensan que este tipo de conocimiento puede transferirse solo de familiares a familiares
Por hoy eso ha sido todo, leeré sugerencias, preguntas, si quieres usar esta información para tu propio beneficio no tengo ningún problema pero por favor etiquetame o da derechos de autor y saber que haces con este delirio que escribí
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lascosasdemichifu · 2 months
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EL SUEÑO DEL OCÉANO INVERTIDO
En la costa del reloj derretido,
donde el tiempo se despliega como un abanico de estrellas,
las olas murmuran secretos en un idioma olvidado,
y los peces vuelan entre nubes de coral.
La luna, con sus ojos de cobalto,
se sumerge en un mar de espejos rotos,
mientras las sombras se transforman en pájaros de tinta
y las arenas cantan himnos al viento de medianoche.
En el horizonte de sueños líquidos,
los árboles caminan hacia el infinito,
sus raíces se entrelazan con los susurros del océano,
y los frutos son esferas de cristal que contienen universos.
Un gato de fuego danza en las dunas de plata,
persiguiendo reflejos de estrellas caídas,
sus ojos, dos luciérnagas atrapadas en un frasco de jade,
brillan con la intensidad de mil amaneceres.
Las montañas flotan como naves de papel,
navegando en un cielo de terciopelo negro,
donde los astros son faros que guían a los navegantes
perdidos en la inmensidad de sus pensamientos.
Y en el centro de este delirio sin fronteras,
un niño de arena y agua juega con mariposas de luz,
su risa, una melodía que quiebra el silencio,
creando constelaciones en cada latido de su corazón.
Aquí, en el reino de lo imposible,
los sueños se tejen con hilos de realidad alterada,
y el alma se disuelve en un torbellino de colores,
perdiéndose y encontrándose en el misterio del todo.
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mmbreceda · 3 months
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Blood Pact - 1
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Sinopsis:
Helena es devota a su vida quieta, una familia rota, ningún otro amigo fuera de la pantalla, es tranquila, guarda silencio, se tapa la boca. ¿No es una insignificancia la mejor víctima de todas?  El cerebro le cosquillea, podría hacerlo mil veces y aún sentirse como un virgen insertándose en la calidez de una mujer, a su vez, el eufemismo es entre correcto e incorrecto, lo más cercano que su mente maquina a sacar los interiores blandos de Helena con la simplicidad de una mano y herramienta, sin embargo sus ojos le habían mentido.  Helena es degenerada, tiene un gusto maldito, de rodillas al piso compartía su delirio sádico. Es ella la víctima doble cara, devota, y aprendiz.  Si bien ese cosquilleo no cesa, Jeff tiene la mente desecha. Se siente exquisito.
Personajes: Jeff The Killer x Oc (Helena)
TW: Violencia Fisica, descripciones graficas de escenarios violentos, intento de asesinato, mencion al 4buso.
Palabras: 2,2k
Notas de Autor :Esta es una remasterizacion en esteroides de un fanfic pitero que hice algunos años, algo asi como un tributo al x reader y la tipica historia donde Jeff entra a tu casa y te lleva con el mega fantasia tho. Me disculpo si hay algunos errores de ortografia o por el estilo. Fue divertido volver a enamorarme del wey mas horrendo del internet. 
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 Hacia el alba Helena dormía, mañana de escuela, sábado o domingo. Los árboles desnudos a raíz de su ventana jamás cobraban vida, ni siquiera con la nieve derretida, su única función era ir en contra del viento tras apagarse el monitor obligándola a abrir los ojos de un sobresalto apenas pudiera cerrarlos. Así servían para algo aparte de su horrible apariencia marchita. Así el viento con su canto le maldecía lejana a donde su curiosidad llegó matando la inocencia después; el ser humano por igual pensaba hacerse un favor creando el internet — Si, para ella — A la apenas emergente monstruosidad dedicaba horas. ¿Quien pudiera entender el excesivo acceso a saberlo todo,  ser otro inmune a la censura moral?, Cada comentario no importa que tan políticamente incorrecto, o incongruente sea siempre será seguido, hay sentido de comunidad, seguridad se transforma cruel. El gusto hacia lo mal visto, sonreír ante lo grotesco es el acto barato de rebelión. Acaso los chicos nacidos en familia pálida endogámica, basura blanca, ni decir de las rubias cabezas de agua.  Cual chiste negro dirigido a alguien que su cerebro era limpio incapaz de maquinar con pretensiones, nada mas Helena le llegaba el orgullo con el que se acomodaba sobre la silla giratoria desde el asomo de la luna hasta donde se lo permitiera el ardor en la espalda y córneas. Podia soportarlo inmersa en los detalles sobrantes del documental reproduciendose, rugieran sus entrañas, dolieran, ella seguiría su aprecio hacia una buena historia realista algo cliché: Chica solitaria, noche penumbrosa, querida, hermosa, acechada por infortunio.
  Detestaba los lamentos, lloriqueos con recuerdos, sentia una leve decepcion aun si ella era la que esperaba algo dramatico que le pudiera hacer revivir un asesinato brutal, terminar satisfecha la madrugada y seguir por otra cosa. Tecleaba por los foros de 4chan el nombre de la víctima, en menos de dos minutos, tenía bajo su posesión un filme snuff con la ansiada protagonista. Sonrió, gusto e inconsciencia le cosquillea el vientre. A un ligero clic podía verse satisfecha, su yema apenas tocaba el teclado, la música en sus oídos pudo distinguir el sonido que le quitaba el sueño llamándola desde fuera, unos ligeros toques, el viento tenue le traicionaba y su mente igual, no podía pensar otra cosa que culpar a los árboles por el mínimo impacto dado en el vidrio. Quito la vista del monitor, movió la cabeza hacia donde apenas entraba luz callejera y en ella encontró una silueta mirándole. Durante un instante donde pensó estar loca.
  Dos ojos visibles en plena penumbra reflejando un blanco mortificante. Sombra o reflejo. Lo único eran la mirada solitaria, demente y fija, abierta con hambre, deseosa de sangre. 
Quizás las horas sin sueño le habían afectado, los días viendo a otros ser perseguidos, asesinados, lo más probable es que se estuviera viendo presa de sus propias fantasías. Helena comenzó a reír girando la perilla saliendo hacia las pálidas paredes desanimadas de su hogar escuchando el refrigerador junto al eco solitario chocando en cada cuarto solo. Incluso sus padres con la espalda doliente, una jornada larga y jefes bastardos, encontraron la entrada a un bar cualquiera, era su aniversario. Las paredes frías le llamaban, y si la mirada le mentía mostrándole una cama vacía todavía podía escuchar una voz perturbada, el hombre que la llamaba con ternura. "Helena vete a dormir." Pero antes de declararse delirante y dar marcha hacia su habitación dio dos pasos atrás, sintiendo en su palma la suavidad de una piel ajena, se engañaba todavía, en realidad era bastante áspera eso no le arrebataba su calidez , confirmando un pensamiento intruso cuál filme defectuoso demostrando foto por foto lo que sería de ella poco antes de que sus neuronas dieran consciencia. Lo estaba esperando desde el fondo de sus plegarias hacia el inexistente arriba el día en que alguien con tal absurdo veredicto terminará por ahogarla en un sinfín de sensaciones completas, susurraba el suspiro ahogado ¿Como se sentira ver fuera intestinos rosas? Sería una mezcla de golpes, haría algo con ella antes de dar un último respiro, o así de sencillo ya en el suelo la tenía, perdiendo el aliento suave que movía sus cabellos encima del hombro. Apretaba su cuello un leve ardor fino, ojeaba a cada lado bajando hacia donde apenas las figuras dejaban de ser borrosas descifrando un manubrio atrapado entre largos dedos desfigurados tapizados  en cicatrices, pintadas de un café sucio. El ardor se acomodaba en su garganta. No se le hacía mal una cortada para comenzar. Desde arriba podía mirarse con grandeza bajo un manto asfixiante con su divinidad ordenando un festín de vísceras que tan solo ella pudiera disfrutar, donde  mordería y sus labios sellados tras el rojo carmesí terminaran con cada neurona envuelta en dolor. Jadeaba.  Los balbuceos apenas formaban proyecciones inútiles, tan excitada. Es ese tipo de pervertida si bien ella nunca se ha considerado una, su perspectiva es una amante de lo que muchos no saben apreciar. El dolor en otros. El dolor en ella. Mal sadomasoquismo de manual.
Esperaba deseosa ser envuelta en una intensa sensación desconocida, hundiéndose las maneras en las que su cuerpo se intentará mantener vivo. Quien la sostenía con el pecho a su espalda y suspiraba hambriento, se separó de repente. Ella le dio su peso aferrándose entre el cuchillo apenas se había ido cayó al suelo, humillada en aquello que tanto esperó, le daba la espalda encapuchado de blanco casi gris, tan inmenso desde allá incitándola a añorar un poco más, arrastrarse ante el. 
  — ¿Enserio? — Exclamó dignandose a estar ofendida —Tenía que ser  el semi-homicida creyéndose valiente, anda haz algo.
No hubo respuesta.
— Pensabas que me quedaría pidiendo tu piedad.— Cambio la voz tan deprisa haciendo su tono sarcástico y chillón juntando ambas manos para lloriquear. — No me mates por favor soy inocente y virginal tengo sueños quiero vivir no me hagas nada. — Soltó una carcajada que la devolvía a su voz neutral. — Dios debes ser imbécil para escoger tan mal a tus víctimas.
— ¿Haz intentado el suicidio convencional? Perra Desesperada. 
Su voz al oído era peculiar casi un balbuceo que por costumbre lograba formar palabras cortas carentes de articulación todavía lograba sonar prepotente, con una melodía medio grave que iba desde arriba cayendo en picada teatral, con poco acaparaba un sentimiento completo, su insulto a ella llegó siendo lo opuesto.
— Le quitas toda la emoción.
— Igual tu. 
Respondió dándole una mirada esperando todavía alguna idea que llenara sus pensamientos vacíos. La visita arruinada le dejaba silencioso, una casualidad que llegó hacia él con impacto de un golpe firme, despojado de su capacidad de generar horrores le dejaba una miseria de posibilidades. Entre millones de pervertidos en la nación tendría que caer junto a aquella que de rodillas se ensuciaba las manos aferrada a su pantalón intentando quizás envolverlo en calidez ajena, el pincel que la pintaba enrojecida, lasciva del rostro y boca.  
— ¿Y si no quiero?— Exclamó prepotente desde su pecho firme, un único jadeo pesado.— Tendrás que arrastrarme por toda la casa dándome una paliza insoportable, con patadas y puños si quieres mantenerme callada.  
Entre las palabras se habia perdido viendo transformarse los cabellos negros, su mirada cansada y labios llenos en otros que en destellos violentos de naranja y carmesi se destruyeron, a sus manos quedaba sientiendoles detras a quienes su cuchillo traspasaron contando con suerte de un corazon latiente despues. Un odio desgarrador colgando de sus pies. En Helena dejaría ir el riesgo, dándose por servido sus manos estaban vacías más nunca limpias. 
— No creo. 
Se dio la vuelta. Comenzaba mover ambos pies listo para dejarla ir, crujiendo incluso debajo de una alfombra cada uno de sus pasos, ahí se iba,  anunciaba la sinfonía rota.  De su mano se deslizaba aquella tela áspera dejando un mísero polvo en cada palma, así la abandonaba el instante de claridad en la obscuridad de la incertidumbre, el latido de su corazón se desprendía mientras su silueta se consumía entre las sombras dejando a Helena con un  castigo insoportable la vida. 
— ¡Lárgate! — Retumbó en las paredes acartonadas. —Al momento de que regreses por la ventana o corredor por donde viniste me bastará con un virgen desesperado, un borracho o indigente para abrir las piernas, parecerá que me amarraste con cualquier tela en las muñecas , golpes cualquiera puede fingirlos, yo puedo.
Con el tono de la mentira se dejaba descubierta carente del ardor en una amenaza  hablarle con tal enjundia le hería pudo atacar permitiendo terminarlo con un solo cuchillo, ello significaba darle la razón, repleto en visiones posibles donde siempre salía perdiendo. Envuelto y paralizado de pies hasta la punta de la cabeza el temor le era ajeno,  aseguraba que dentro de Helena era cálido, que sus huesos crujían con delicadeza al momento de pasar encima de ellos, su sangre colorada encima suyo capaz dejaba un rastro vivo que bailaba entre sus dedos bajando hacia el abdomen. Ella seguía rogándole. 
 — Estaré en cada comisaría, cada programa local llorándole a la cámara quien sabe tal vez hasta lo nacional. Un hombre se metió a mi casa de madrugada, me golpeó, me violó, me sodomizó. Una verdadera maldita lastima. Vete anda, pararé hasta ver tu lindo rostro pudrirse en la silla eléctrica.  
Jeff en cada aspecto carece de belleza, incluso en plena luz del día es una pesadilla tenerlo de frente. Pocas palabras logran encajar en la hórrida, perturbadora, vomitiva  apariencia; respirando por los míseros restos de cartílago fundido, las hendiduras rojizas de cada cicatriz, la textura tosca en su piel quemada. Poco humana será, desbordante en verdad pura. Producto de los deseos repugnantes del hombre, nula participación divina en los actos que llevaron a perder el rostro dejando un engendró indescriptible, casi lampiño exceptuando unos os cuantos mechones de cabello, en sus ojos no había lugar para mentira tan solo claridad el reflejo miserable del ser humano al que somete con una sonrisa sangrienta. Helena se la devolvió mostrando los dientes ni siquiera el atrevimiento de una mueca disgustada, lo bello lo encuentra en el sufrir y vive en el dolor, él quien significaba una miserable existencia era de su total devoción. 
—  No te he enseñado la cara. 
Lo único que supo reaccionar como si su gran discurso hubiera sido simple balbuceo. 
— Ya lo estás haciendo. 
Lejos de sí mismo perdió control de su propio cuerpo sin percatarse se había dado la vuelta,  enfrentando a la víctima imperfecta, no calla, no grita y tampoco llora, era ella quien llevaba las riendas de este curioso intento de homicidio o el se lo permitía buscando el desconocido sentir que le impedía parar. 
 — Y se supone que soy el enfermo. Ganaste. 
Las esquinas de sus labios levantaron mostrando una media sonrisa difícil de distinguir entre la permanente. Helena se llevaba el gusto mayor,  conteniendo con fuerza la excitación invadiendo cada extremidad desde su cabeza hasta el podrido fondo de su vientre. Deseo, ambición sádica, la hacía enamorarse de heridas pequeñas deseando del mismo modo las grandes hasta dividir el músculo pasando la cuarta capa de la piel. Sosteniendo sus manos cual bruja intentaba leer si asesinaba con rapidez, cuantos ansiaron morir en búsqueda de piedad, si su cuerpo fuera desarmable ¿Que sacaría primero y de qué sentiría  ausencia? La obra en bruto de ambos desquiciados. 
— Quiero que me mates, usa mi cuerpo, si no quieres pervertirte no me interesa pero te lo ruego golpéame, asfixiame, cortame los dedos, haz lo que sea,  mantenme consciente con dolor y matame lento. Diviértete conmigo como yo lo haré contigo.  
Se desmoronaba la compostura en pedazos diminutos. Sostenía entre los dedos entrelazados las plegarias en el cielo y calor del mismo infierno que le contagia ella, nunca pensó que sería suave. Una vida árida de invierno eterno, la claridad absoluta que le abandonó en su cuerpo se mostraba viviente.  es vez juraba antes caer muerto que dejarla ir. 
— Tus manos son muy suaves, dices cosas extrañas. Ven, toma tus cosas o te jodes.
Se la quedaría impidiendo la victoria que ambos proclamaban. Hacer un buen uso de ella, la soledad esfumada, brindarle el deseo que a ambos les consumía. Imperfecta encajaba a su lado durante la comprensión única de la exquisitez rojo vivo. Helena el sueño grotesco se hace libertina, es insoportable su querer, que la suerte a su lado la bendiga entre los anhelos que se escapan del monitor, víctima de perpetua indecisión y perversión horrenda, era una mentira contenerla en su propio cuerpo. ¿Cómo podría negarse? Al silencio se le dejó responder. 
Una madrugada le dio bienvenida a la habitación entre montañas de ropa esperando sentado tras la espalda de Helena en la búsqueda de lo que fuera necesario su corazón iba subiendo a la garganta mientras Jeff acomodaba la ropa dentro de una segunda mochila. Ella corría encontrando ausencia, olor dulce que la perseguía, nombraba y al irse el sol la amaba, hurgando en cajones por el fruto del trabajo paternal que escondía bajo su ropa. 
Ambos juntos cuidándose en la incapacidad de mirarse necesitaban su mutua presencia. Una madrugada Helena salió, los vecinos cuentan quién sabe si acompañada tardaría poco en regresar con el crujido de las hojas secas al caminar, trayendo la tragedia consigo cual demonio del hombro que tenía por consciencia. Las estrellas fueron testigo, el canto de los grillos la melodia de una madrugada maldita.
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pedacitoderojo · 3 months
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Me gusta darme cuenta de que es posible que pasen un millón de cosas en el mundo, para poder encontrarme con cosas jamás creí posibles. A veces, cuando estoy pensando en otra cosa, se me pasa algún recuerdo de los pétalos y rosas que he comido y que cuando llegan a mi estomago, florecen, haciéndome creer, engañándome como si mi cuerpo fuera fértil de amor.
De vez en cuando, estoy mirando las nubes y los rayos del sol penetran mis pupilas; siento el calor de los recuerdos y considero que la realidad que me sumerge no es tan agresiva y que puede emerger la posibilidad de un mundo mejor, aquel donde todas las personas no naveguemos entre las dudas y el miedo incesante de subsistir, flotar entre murallas de cemento que limitan nuestros pobres seres de tener afectos verdaderos y profundos, como para que valga la pena habitar el mundo.
Incluso, cuando mis cabellos están flotando entre el mar y solo puedo contemplar el infinito del agua indomable, suelo imaginar que todo se sana y se olvida. Que todo se atraviesa y se deja ir cómo la arena que entre mis dedos se confunde del basto granel en que soporta mis huesos bajo lo que soy…
Sin embargo, regreso a mi cuerpo, lejos de los sublimes recuerdos y aterrizo en la cruda idea de que parirme una y otra vez, no será una sensación hermosa ni deseable, sino que, todo lo contrario, es una abyecta necesidad de transformación, demolición y abolición de mi misma, a través de violencia simbólica, la entropía y la digestión. Procesos oscuros en los que conocerme a mi misma implica un millón de momentos incómodos, momentos de silencio y llanto que nadie puede atravesar por mí.
Cada vez que un momento, en el que me siento vulnerable, me ubica en la tempestad de verme hacia el interior, me regaño, me indago y de manera súbita me pongo las márgenes de volver a habitar en mi. Porque, soy mi casa, viva con quien viva y soy mi mayor emoción, este con quien esté y no me permito sentir mas de lo que puedo manejar, lo necesite o no.
Quizás, estás no corresponden a las mejores decisiones, porque, hasta no decidir implica mantener actos de preferencia hacia una vida que nunca elegí atravesar.
Pero, entendiendo que los pequeños momentos que me han hecho sentir viva han marcado mi camino y mi sentir, no quisiera negarme a vivir nada. No quisiera nunca negarme la aventura y el sueño.
Entonces, si puedo estar en el cielo, en el mar u, ojalá un día echando raíces en una tierra que no sea ajena, quiero acaparar toda mi vida y lo que tiene energía mi cuerpo para hacer. Quiero todos los días al abrir los ojos sentir que tengo la sangre caliente y que si pierdo algo que no haya nacido de mi, no estoy perdiendo nada.
Que, si no he cerrado los ciclos, o si mis elecciones no me conducen a donde pareciese que debiese estar… No hay nada que no haya sido enteramente la posibilidad de crear mi propia realidad. Puesto que, lo bueno y lo malo, lo rico y lo que me ha dado para calentarme el cuerpo y el corazón, ha sido cosecha de mi impulsividad y mis deseos más profundos, mis caprichos y la tenacidad de ser lo que soy:
Una mujer impaciente, carente de sentido de prudencia, caliente más de la cabeza que del cuerpo, manteniendo una profunda necesidad de ser venerada desde lo sublime, o sea, las pequeñas cosas que me han hecho ser quien soy, como mi color favorito o las canciones que me gusta bailar. Impuntual por decisión, pasional por vocación y visceral por intuición.
Con memoria selectiva, heridas escondidas y secretos innombrables. Manteniendo altas pretensiones del ego y pequeños delirios del espíritu, busco llenar mi propia envase de la magia que implica existir dentro de las lógicas abstractas del ser material en lugares donde tiene sentido lo intangible e inexplicable.
Solo busco, en medio de todos los errores que me identifican, vivir todo al mismo tiempo, sabiendo que los días no me alcanzan, entendiendo que no lograre la mitad, ni un cuarto de lo que deseo tragar. Vivir todo ya, sentir todo ya, atravesar los altos vicios y las costumbres profanas que hacen a los cuerpos otorgarle sentido a los horribles órdenes imaginarios de una dimensión absurda, como lo es esta.
Es entonces, que los mínimos placeres terrenales y los mundanos instantes en los que las nimiedades del cuerpo que hacen vivir un poco más, me permiten aferrarme a continuar escalando hacia ningún lado y colocarle sentido a la ridícula sensación de existir.
Sentir me hace querer existir, porque hasta el dolor, la tristeza, el prejuicio y el ego, me permite transitar entre vivir como si valiese la pena o vivir un poco menos cada día. Sentir el viento en mi cabello, sentir como crecen mis uñas y cada vez que un mal chiste me hace reír. Sentir cerca a cada ser que me ha amado bajo el marco inmaterial del no poseer ninguna necesidad de capturarme en ninguna circunstancia, sentirme libre cada vez que voy caminando en la calle hacia ningún lugar o poniendo esas canciones que me hacen sentir deseosa de cuerpos ajenos.
Quiero sentir, que no siento ninguna culpa de vivir lo que me hace hervir cada fluido que me contiene; sentir que cada evento espeso que debo cruzar, solo por el hecho de estar acá, vale los segundos de rigor que debo pagar para que sucedan.
Voy a encargarme de que lo que me hace vivir, me haga vivir un poco más que la sensación de querer morirme.
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danielac1world · 1 year
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No poder dormir,
no poder dormir aquí,
ni allá,
en el suelo,
en la cama,
en tus sueños,
en mis manos,
no poder dormir.
Cierro los ojos
y el mundo me parece despacio,
el mundo me parece lento,
es el momento del silencio,
cerrar los ojos es ponerle un manto al mundo,
abrazarlo de espaldas
y taparle los ojos,
no poder dormir es también,
no poder acostumbrarse a la muerte de ese mundo.
Y entonces pienso,
son las 3 de la mañana,
y el suelo está frío,
las voces lejanas,
y la soledad como un monstruo gigante que me abraza con ternura,
y miedo,
arriba de mi cama.
Y no poder dormir
se transforma entonces,
en un delirio del mismo sueño,
soñar despierto,
con los ojos bien abiertos,
las pestañas erizadas,
y el cuerpo en anhelo.
Entonces,
entonces,
una gotera impertinente rompe el sueño,
un grito en la tele,
algún objeto desesperado,
lanzándose al vacío,
un ruidito recién nacido, desperezándose entre las paredes,
el viento queriendo entrar,
el mundo queriendo rugir.
Entonces,
entonces,
el sueño ya no es tan mágico,
el trance se rompe,
hay goteras que arreglar,
ventanas que cerrar,
todo parece reparar en el daño
y vuelvo a cerrar los ojos,
no poder dormir significa también, abstenerse a ser,
el silencio del mundo.
-danielac1world ~El destilo que es soñar~
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poetailurofilica · 7 months
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RE-anímame
tal vez haya muchos sintiendo algo parecido o acaso son las siluetas que me abstraen al abismo como pistas escondidas entrelíneas de estos papiros es que me agrada y me sonroja cuando me adornan tus cumplidos es un tanto de compinche no por la facha sino los matices no es por tu boca pero qué alivio conocer mejor la impronta pues ¡eres atractivo!
sin negar las comisuras las poses los desvíos las travesuras sé quién eres aunque no te roce sé lo que quieres aunque no lo nombres aunque realmente no seas mío sólo no te confundas más bien, despéjate las dudas el sol se aprecia mejor cuando las nubes se disipan es el clímax de la razón la experiencia vs la premonición
tampoco es la condecorosa actitud que reclamo es que soy mosca para tu telaraña soy como esa vasija mágica nunca acabo doy más de lo que realmente tengo y al final, siempre me dan la espalda no es tanto por mis propios anhelos sino porque me aferro incluso, a la nada tal vez si sólo voltearan pidiendo masajes o arena sería mejor la estrategia pero jamás podremos cumplir expectativas ajenas
la vida también nos enseña que es mejor la dicha de los sueños que con tan sólo sentir entereza compartamos la misma a pleno no hace falta el resaltador ni que subraye algo concreto lo que amerita es la simpatía si puedo dibujarte un comienzo se sabe que todo quien medita encuentra su propio fallo, al juicio final me enternece porque me invitas a tu merienda casual, la cita, y aquí estoy yo con mis “té (quiero) “ y tú con tu café y silbar
extiende tu tentáculo de nuevo vacíame de promesas y vulgaridad me entrego a Cthulhu mi dueño como sirviente que enaltezca su majestad preguntaría dónde está el truco pero insisto: es tu simpleza mi tierra crea surcos a la marea para redirigir todo el manantial albergo contenta este espléndido sentir, que brota en mí tu ansiedad merecemos todo mientras lo deseemos y te aseguro que el cielo nos regalará aún mucho más
lo que le vale a un corazón herido no es ejercer castigos no es dañar ni cometer delirios no es manipular y obtener beneficios no es mandar para ordenar un suplicio no es competir pero con gracia te digo es todo un arte encariñarme contigo forjando mejores cotas por si algún que otro filo confunde el trigo con la maleza y el quejido tras cizañas de enemigos mejor escondo el laberinto mi origen no tiene más que un solo testigo
me es grato cruzarte entre sueños susurros cálidos que alivianan mi ego tu voz me trasciende cual brisa amable mi abnegación es cortejarte hasta que llegue tu carruaje incendias el iceberg que aún alberga mi lecho encendedor cuando atraes pareciera que manifiestas infierno me ardes justo en medio de la raíz cómo le explico a la Reina de copas que el Loco anda suelto que me tientan tus botas gato de paso y rodeos forjamos nuestro imperio por alimentarnos con lonjas
eres digno de la corona si hubiere anillo que quepe en tu dedo aunque es más gigante que mi derrota y tu estandarte fascinación a mi clero las amenazas no son de doma si el toro acepta pastar en el rancho darles a las vacas lo que más añoran y reproducir el ciclo sostener la historia un castillo impenetrable es más fuerte cuando el miedo se agota por alinear nuestras mentes en pos de un veredicto y a mucha honra
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