P.O.V.CAST. EL FENÓMENO DEL PODCÁSTING EN ESPAÑA
Espisodio 6: Comunidad Sonora: El fenómeno cultural y social del podcast.
Esta serie documental de la plataforma de Caixa Forum, termina con el episodio titulado “Comunidad Sonora: El fenómeno cultural y social del podcast”. En este caso, Carolina Iglesias y Victoria Martín nos cuentan cómo ha ido surgiendo el podcast y cómo ha ido evolucionando, hasta manejar las cifras actuales.
Carolina y Victoria son las creadoras de Estirando el Chicle, un podcast de Podium Podcast que cuenta con más de 3 millones de oyentes y que ha sido premiado en numerosas ocasiones. Pero ellas nos cuentan que hace unos años nada de esto era así, ya que todo empezó a surgir por el año 2004, de una manera muy amateur y sin saber que este sector llegaría a estos niveles.
El podcast ha ido evolucionando sin parar, y empieza surgiendo como esa alternativa a todos los contenidos audiovisuales que hay en el mercado y que al final terminan saturando al espectador. Es ahí donde el formato del podcast cobra protagonismo, ya que podemos escucharlos caminando, estudiando, trabajando, cocinando, etc. Podemos consumir contenido en audio mientras realizamos otras tareas.
Desde hace varios años la industria del podcast se ha ido profesionalizando, y se han convertido en espacios donde la calidad sonora y de entretenimiento supera a muchos otros formatos. Esto ha hecho que los podcasts cada vez vayan ganando más audiencia, como es el caso de Carolina Iglesias y Victoria Martín, que en pandemia empezaron su podcast “Estirando el Chicle” y poco a poco han ido creando su propia comunidad, hasta día de hoy, que cuentan con más de 3 millones de oyentes. Ellas cuentan, que la comunidad que se genera con las personas que les escuchan es muy fuerte, y ellas lo notan cada vez que coinciden con su público. Han hecho muchos espectáculos en directo con el podcast, consiguiendo que miles de personas vayan a verlas en directo y quieran pagar por ello.
Muchos podcasts se han convertido en espacios donde los presentadores hablan de una manera distendida de muchos temas, cuentan anécdotas personales o sus preocupaciones reales, y esto hace que la cercanía con la gente que les escucha sea mucho mayor. La gente conoce tanto de ellos y de sus vidas que al final se crea un vínculo muy fuerte. El humor también es una herramienta que funciona muy bien en los podcasts y los oyentes también buscan divertirse con ese contenido que están eligiendo consumir.
Lo que está claro, es que el podcast es un formato que ha llegado para quedarse. Cada año este sector crece mucho más y las cifras lo demuestran. Cada vez más gente afirma haber escuchado algún podcast y muchos de ellos siguen varios podcasts de manera frecuente.
Este formato es sin duda, una forma de entretenimiento que está al alcance de todos y del que tenemos una amplia variedad de contenidos para disfrutar.
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
Capítulo 18.
Alana se movió incómoda en su asiento una vez más, a pesar del aire acondicionado del restaurante y que su espalda estuviera completamente descubierta debido al vestido que había elegido, sentía un calor abrasador recorrerle a lo largo de toda la espina dorsal, ¿cuáles eran las probabilidades de encontrarse a la ex novia de Enzo precisamente en ese lugar? Por lo que tenía entendido, la mujer, al igual que él, era uruguaya, ¿qué hacía en esa playa tan escondida de España?
Por su parte, Enzo se limitó a darle otro sorbo a su copa de vino, era como si se encontrara fingiendo demencia, Alana sabía a ciencia cierta que Samara y él habían terminado en buenos términos, habían tenido una relación bastante duradera y sana, terminaron simplemente decidieron que sus planes a futuro no eran los mismos, Alana no se sentía insegura o celosa, claro que Samara era una mujer bastante hermosa, sabía que era inteligente y divertida, sabía que si Enzo había estado tanto tiempo con ella y hablaba con tanto cariño era porque Samara era verdaderamente una buena persona, sin embargo, no podía evitar sentirse incómoda por obvias razones.
—¿Querés volver a la habitación? Ya estoy comenzando a marearme—carraspeó su novio, se le notaba algo nervioso y su cara estaba más roja de lo normal, Alana no podía decidir si era por el vino o la presencia de su ex amor.
—No me molesta si quieres ir a saludar, sé lo mucho que significó para ti—declaró Alana estirando su brazo para tomar la mano de Enzo—. Sé que siguen siendo amigos—le regaló una sonrisa sincera.
—Ehh—vaciló—. Ella parece estar bastante en su rollo y yo en el mío en estos momentos, ¿para qué molestar?—dijo él levantando los hombros, quitándole importancia al asunto.
—¿Alguna vez viniste aquí con ella?—preguntó, cuando recién llegaron al hotel, sintió que era un lugar mágico y nuevo para ambos, pero ahora existía la posibilidad de que esa no fuera la primera vez de Enzo en el lugar.
—¿Qué?—frunció el ceño—. Por supuesto que no—dijo ofendido.
—No lo digo con mala intención, simplemente me pareció una coincidencia muy grande que esté precisamente aquí, pensé que tal vez ambos ya conocían el lugar, eso es todo.
—Escogí este lugar porque era el único hotel cerca que nos aceptaba con todo y Zola, Samara no tiene nada que ver aquí, ni siquiera sabía que estaba en España—habló rápidamente, más que enojo, su tono de voz mostraba cierto grado de frustración que Alana no lograba comprender, pues en ningún momento le había reclamado nada.
—Vale—dijo ella—. Simplemente preguntaba.
Enzo apartó su mano y se apretó el puente de la nariz, Alana tragó saliva en seco, todo el día había sido más que maravilloso, no esperaba discutir con Enzo, mucho menos por algo tan superficial.
—Ya no tengo hambre—dijo Alana, no le apetecía seguir estando en el restaurante, de pronto el alcohol se había acentuado más en su sistema, las luces se sentían muy brillantes y las conversaciones del resto de personas sonaban invasivas.
—Sí, yo tampoco—coincidió su novio.
—Voy al baño rápido—dijo Alana quitándose la servilleta de su regazo para después abandonar la mesa.
Sintió su cuerpo relajarse cuando el agua helada del grifo tocó sus manos, las lavó meticulosamente, las secó y miró su reflejo en el espejo.
Ella y Samara eran como polos opuestos, ella tenía el cabello oscuro, Samara era casi rubia, sus ojos eran cafés, los de Samara eran azules grisáceos, la había visto sentada, pero aún así lucía significativamente más alta que ella.
Era hasta chistoso hacer la comparativa, Sebastián y Enzo también eran polos opuestos físicamente.
Alana sacudió la cabeza ante sus ideas, no estaba llegando a nada conciso, no había sentido en comparar.
El sonido de la puerta la sacó de su trance, Samara entró como si gobernara el baño y le puso candado a la puerta, tal como lo había pensado, la chica era significativamente más alta que ella, Alana no pudo evitar sentirse pequeña, tanto física como metafóricamente.
—Hola—dijo Samara alegremente—. No quiero parecer loca, pero quería conversar con vos, por eso le eché candado y toda la cosa—dijo riendo.
—Hola—dijo extrañada.
—Soy Samara, un gusto—dijo extendiendo su mano, Alana la inspeccionó por varios segundos y la tomó, tenía sus dedos delgados y largos, además de un precioso esmaltado, cuando Alana apartó su mano cruzó los brazos escondiendo sus propias manos, sus uñas estaban mordidas y con callos en las yemas debido al constante contacto con las teclas al escribir durante todos esos años.
—Alana—dijo ella asintiendo.
—Sé quién sos—dijo ella—. Soy gran fanática tuya, desde mucho tiempo atrás—exclamó llevándose sus perfectas manos al pecho.
Alana recordó como Enzo le había contado meses atrás que Samara había sido la que le mostró sus libros, sin ella, Enzo nunca hubiera tenido idea de quién era Alana Lomelí.
—Yo también sé quién eres—respondió Alana, tal vez era el cambio tan repentino de escenario, pero sentía que todo el alcohol que había ingerido se había esfumado por completo.
—Quise acercarme pero no quería verme invasiva, Enzo y tú se veían bastante divertidos y con copitas encima—dijo ella sonriendo, ¿qué nunca se cansaba de sonreír?—. Es un mundo muy pequeño, vine acá con mi novio porque es pianista y lleva un par de semanas trabajando aquí, en el lobby del hotel—informó, Alana recordó haberlo escuchado tocar cuando llegó.
—Oh, genial, es grandioso.
—Sí, le gusta mucho lo que hace—dijo Samara llevándose uno de sus rizos detrás de su oreja.
—Qué bien.
—Umm, Enzo y yo llevamos mucho tiempo de conocernos, somos…bueno, fuimos, no sé, grandes amigos—dijo Samara comportándose nerviosa por primera vez desde que la intercedió.
—Sé que fueron novios—dijo Alana inclinando la cabeza—. Descuida, no me molesta o algo así, te tiene un gran aprecio.
—Lo conozco bien—dijo Samara agachándose para quitarse sus sandalias de tacón, aún así seguía siendo bastante alta—. Probablemente no se acercó a saludarme porque no quería incomodarte, no me molesta, sos muy especial para él.
Alana abrió la boca para responder pero no logró emitir ni un sólo sonido, no sabía que responder a ello, Samara pareció notarlo de inmediato, porque siguió hablando con su dulce y melodiosa voz.
—No he estado muy pendiente de las noticias—carraspeó—. Entre el teatro, el trabajo de Martín, mi novio y otras cosas, pero sí algo sé es que Enzo siempre ha sido una persona bastante reservada y compuesta, escuché ciertas cosas, su relación no ha sido precisamente la más discreta…
—No sé a qué viene todo esto—la interrumpió, Samara levantó la mano, pidiéndole a Alana que la dejara continuar, ella lo hizo.
—Si Enzo se ha metido en todo ese torbellino es porque en verdad te quiere, ¿sabes? Martín y yo estábamos acá mucho antes de que ustedes llegaran al restaurante—informó, Alana abrió los ojos en sorpresa ante la revelación, Enzo y ella habían estado horas ahí y no se habían percatado de la pareja hasta hace unos minutos.
—No tenía idea—murmuró.
—Porque cuando están juntos, están en su propio mundo—dijo Samara sonriéndole con ternura—. Te mira como si vos fueras la única persona en una habitación llena de gente, y vos lo mirás igual. Para no hacer el cuento tan largo, sólo quería decirte que estoy muy feliz por ustedes, sobre todo por Enzo, merece una buena persona a su lado y vos claramente lo sos. Gracias por cuidar de él.
—Gracias por tus palabras, en verdad las aprecio viniendo de alguien que Enzo considera importante en su vida—dijo sinceramente, no había esperado esa interacción, siempre le habían parecido mágicas las conversaciones que se podían tener con mujeres desconocidas en los baños y esta no había sido la excepción.
—Bueno, ya no te robo más que aquél hombre seguramente debe estar buscándote por todos lados.
—Sí—asintió riendo.
Alana salió del restaurante sintiéndose completamente diferente, Samara en verdad le había agradado, podía ver por qué Enzo la seguía apreciando hasta el día del hoy, por culpa de su turbulenta relación con Sebastián, había olvidado que existen personas que terminan en buenos términos.
—Te veo muy pensativo—dijo Alana cuando finalmente llegó hasta Enzo, contrario a lo que Samara había dicho, él no se había estado buscándola y en realidad se encontraba frente al mar, viendo el océano y con los zapatos en la mano, estaba algo oscuro, las tenues luces del restaurante a unos cuantos metros alumbraban el lugar, al igual que el reflejo de la luna sobre las olas.
—Perdóname por como te hablé hace un rato—dijo Enzo rápidamente—. No fue la mejor manera de hacerlo, estaba nervioso.
—¿Por Samara?—preguntó Alana sútilmente, Enzo se giró hacia ella y la tomó del rostro.
—No, no sé, no quería que te incomodaras por su presencia, resulta que yo fui el que lo terminó haciendo más incómodo, te pido una disculpa por ello.
—Enzo, entiendo que ustedes sigan siendo amigos, no porque Sebastián y yo hayamos terminado mal significa que todo el mundo termina así, además, es una chica bastante agradable, demasiado a decir verdad—dijo bajando la mirada sin querer.
—Hey, ¿qué pasa?—preguntó Enzo levantando su mentón.
Alana apretó los labios.
—Podés decirme—la impulsó.
—Hablé con ella en el baño…es lindísima, por fuera y por dentro.
—¿Estás celosa?—preguntó Enzo con una pizca de diversión en su mirada.
—¡No puedo evitarlo! Es tan amable, además sonríe todo el tiempo, ¿cómo no se le cansa la cara?—preguntó con curiosidad, Enzo soltó una carcajada echando la cabeza hacia atrás, por un instante Alana se olvidó de toda la situación—. Y sé que la relación entre ustedes fue tan sana y tranquila, en cambio conmigo…Pues, siento que te he arrastrado a tantos problemas con los que no tienes que lidiar.
—Alana, para mí no hay mujer más hermosa que vos, ¿me escuchás?—dijo viéndola fijamente—. Vos sos divertida, amable, inteligente, bella y la lista sigue y sigue. Samara fue alguien muy importante para mí y aún la aprecio, pero hasta ahí, desde que te conozco no ha existido nadie más para mí, no quiero que haya alguien más, sos vos o es nadie.
Alana sintió que su estómago giraba y brincaba de felicidad, a pesar de todos esos meses, su novio seguía poniéndola nerviosa.
—Estás borracho—dijo ella empujándolo con el hombro, sólo porque se encontraba demasiado sonrojada cómo para decir o hacer otra cosa.
—Sí—admitió—. Un poquito, pero sigo pensando igual. Y Lana, en verdad te quiero, te quiero tanto que no me importa lidiar con la gente aburrida que escribe cosas sobre nosotros, que nos critica como si nos conociera, te quiero tanto, y ni ellos, ni Samara, ni Sebastián, ni nadie cambiará eso. Te lo prometo.
—Te quiero—dijo Alana rodeándole el cuello con sus brazos.
—Te quiero—repitió, tomó una pausa de unos segundos y volvió a hablar—. Y estoy completamente y profundamente enamorado de vos.
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❝ My pace ❞
Habían pasado un par de semanas desde el celo de Hyunjin y Felix había estado pensando en ello mucho, demasiado. No en la parte sexual, bueno, en eso también, era inevitable teniendo en cuenta que era incapaz de sentarse recto durante un tiempo y que había habido muchas bromas a su alrededor por su forma de moverse en los ensayos. Pero más bien habían sido otros los pensamientos que estaban ocupando su mente. No había querido alarmar a nadie, mucho menos a Hyunjin pero necesitaba un coche y lo más seguro había sido pedirle a Bangchan que le llevara, porque no se fiaba de alquilar un taxi y que no acabara aquello en cualquier tablón de noticias. El líder había accedido sin pensarlo aunque estaba preocupado, Felix le dijo que se trataba de una revisión rutinaria.
Sin embargo al salir de la clínica su cara estaba completamente pálida y Bangchan no podía creer más esa mentira. — ¿Qué ha pasado? No te ves bien ¿Te ha dado una mala noticia? — Felix aún estaba procesando todo lo que había ocurrido en la consulta, o más bien, toda la información que se le había sido otorgada de golpe. — Si... No, no sé ... — dijo vagamente, lo que hizo que Bangchan se preocupara mucho más — Lixie, sabes que puedes contarme cualquier cosa — el tono suave, casi paternal del mayor le hizo mirarle y su barrera prácticamente se cayó a pedazos. — Creo que... Es posible que Hyunjin y yo nos hayamos emparejado sin querer... — susurró de forma tímida, hubo un par de minutos de silencio tenso en el coche, en el que sólo se escuchaba los sonidos de fuera en la calle, y la voz de Bangchan cuando analizó esas palabras finalmente rompió el silencio. — ¡¿Sin querer?! ¿Cómo te emparejas de alguien sin querer? Oh, no, Lix ¿Dejaste que te mordiera en su celo? — Felix se puso completamente rojo — ¡Por supuesto que no! — por el contrario la cara de Bangchan se volvió completamente pálida — ¡¿TE MORDIÓ SIN TU CONSENTIMIENTO?! — le miró como si se hubiera vuelto completamente loco, era Hyunjin de quien estaban hablando, el suave y romántico Hyunjin, quien incluso en pleno celo, cegado por sus necesidades biológicas, había hecho todo lo posible porque Felix se sintiera cómodo. — ¡NO! — respondió sonando casi indignado, pero entonces vio el rostro de pura confusión de Bangchan y suspiró, empezando a explicarle todo lo que el médico le había estado contando sobre los posibles motivos de que su propio celo fuera un desastre irregular y... Las almas gemelas.
Hubo de nuevo unos instantes de silencio antes de que Bangchan casi se golpeara la frente contra el volante. — Oh, no, fuck, fuck, fuck... — Felix se mordió el labio inferior al escuchar al mayor maldecir en su idioma natal y no supo exactamente por qué esa reacción dio pie a que su ansiedad volviera a dispararse, así es como iba a tomárselo Hyunjin seguramente, como una auténtica cagada, pensar aquello hizo que sus ojos se llenaran de lágrimas. Al notar el cambio brusco en el olor de Felix, Bangchan se volteó alarmado — Ey, no, no, no llores, Lixie, no pasa nada. Todo va a estar bien, no es lo que probablemente teníais planeado pero no importa, seguro que estará bien cuando se lo digas... — dijo estirando las manos para tomar el rostro del menor y limpiarle las lágrimas, Felix le dejó hacer, bañándose en el olor a chocolate del otro alfa para intentar calmarse, aunque era difícil. Sin embargo ante su última frase ahogó un sollozo, negando — No... No voy a decírselo. — dijo entre pequeños hipidos, lo que hizo a Bangchan fruncir el ceño — ¿Qué? Felix, es algo muy gordo, tienes que decírselo... — Felix volvió a negar de forma terca — No, va a asustarse, yo me he asustado, es obvio que no es algo que sea bueno, no ahora y... No sé si... — murmura, si que habían dejado caer la posibilidad y Hyunjin había parecido triste de no poder hacerlo, pero era diferente a tener la opción en un futuro a que les hubieran quitado de las manos el poder tomarla, obviamente ninguno pensaba que podría suceder bajo esas circunstancias. Bangchan suspiró pesadamente — Felix, no he conocido a nadie más enamorado de lo que Hyunjin está de ti, te adora por completo, no va a dejarte por algo así. — el omega sintió de nuevo las lágrimas caer — No lo sabes. — dijo acusatoriamente. — No, puede que no pero ¿Qué es mejor? ¿Ocultarselo? ¿Hasta cuándo? ¿Y si la cosa sale mal y acabáis separandoos y él se empareja con otra persona al no saberlo? ¡Felix, es peligroso, podrías morir si el vínculo se rompe de mala manera! — Aquel escenario solo hizo que se disparara de nuevo su ansiedad, sentía que se ahogaba entre sollozos y Bangchan se dio cuenta de que no había sido bueno decirle eso, así que casi entró en pánico también porque no estaba tan acostumbrado como Hyunjin a tratar con un omega en ese estado. Solamente se dejó guiar por su instinto y rodeó a Felix con los brazos firmeza, tirando de él para que quedara la cabeza ajena contra su cuello, murmurando palabras de consuelo contra su cabello hasta que el menor se calmó lo suficiente para poder respirar de nuevo. Aún así ambos se quedaron en el aparcamiento, dentro del coche hasta que Felix se hubo calmado por completo y Bangchan también, no insistió en el tema, de hecho trató al menor con pies de plomo, ofreciéndole ir a comprar algo rico de comer para hacer que se sintiera mejor. El viaje de vuelta a casa fue silencioso, Felix estaba drenado, mental y fisicamente y aunque el batido que Bangchan le consiguió estaba rico, ni siquiera pudo acabárselo del todo, agradeciendo al mayor infinitamente por lo que había hecho por él antes de ir a retirarse a su propio dormitorio, su olor dejando claro que no quería a nadie cerca al pasar por el salón de camino a encerrarse en su cuarto y empezar a trabajar por primera vez en semanas en un nido nuevo allí.
Bangchan por su parte seguía preocupado cuando entró al otro dormitorio viendo a Changbin y Han jugando a un videojuego en el salón y Hyunjin sentado con ellos en el sofá. La atención de Han fue al líder al momento, sonriendo — ¡Hey, volviste! ¿Dónde estabas? Seungmin te estaba buscando — Bangchan se quitó el abrigo con calma — He llevado a Felix al médico. — dijo, su mirada yendo directamente a Hyunjin de forma bastante obvia, no, no estaba de acuerdo con la decisión de Felix de no contarle a Hyunjin qué estaba pasando, pero no era él quien debía decírselo, aunque eso no iba a impedirle de poner a Hyunjin en el camino correcto para averiguarlo y además tras lo ocurrido era obvio que el omega necesitaba al bailarín cerca de él. — ¿Por qué... Ha vuelto a comer más arándanos de los que le caben en el cuerpo y se ha asustado al ver que cagaba de otro color? — dijo Han con una ceja arqueada aunque bajo ese tono de broma se escondía verdadera preocupación. —No, no ha sido eso. — replicó a Bangchan, tajante esperando que Hyunjin dijera algo.
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