O Idoso e possíveis Limitações
Durante o processo de envelhecimento os idosos podem encontrar possíveis limitações em seu dia a dia, em seu corpo e em suas relações familiares/sociais. São elas:
Incapacidade Funcional e dores: Podem acontecer alterações funcionais musculares, articulares podem dificultar atividades realizadas anteriormente em seu dia a dia e em dores.
Falta de estrutura no ambiente físico: Muitos idoso não possuem ambientes adaptados para maior facilidade e menor risco em sua rotina. Casas com muitos tapetes, escadas… Podendo aumentar o risco de quedas.
Negligência familiar: A família em alguns casos pode cometer negligências ao tomar conta de um idoso, assim provocando maiores limitações.
Fatores sociais e discriminatórios: Alguns idosos podem sofrer discriminação pela sua idade, status social e muitos outros fatores. Alguns podem ser limitados em seu ambiente de trabalho, entre outros...
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Ha pasado bastante desde la ultima vez que subí algo a este blog.
Hoy decidí darme un descanso de todos los trabajos y proyectos de la universidad, pues se vienen los festejos de mi carrera ¡Finalmente!
…
A lo que vine. He vuelto a fisioterapia, sí, me he sobrepasado un poco con el esfuerzo, las molestias regresaron. Resulta que a principios de febrero del año pasado sufrí una lesión de hombro (tendinitis que iba en camino de hacerse crónica) por sobre esfuerzo (Si practican algún deporte con frecuencia o bailan, como yo y sienten algún dolor o sensación de quemazón en alguna articulación, por favor paren, no cometan el error que yo cometí X), luego el COVID me afectó a los nervios y a las articulaciones, me lesioné el otro hombro y ambas muñecas. Sí, fue terrible.
El punto es que, para ese entonces ya me encontraba asistiendo a mi primera sesión de fisioterapia, jamás en mi vida había ido al fisioterapeuta, ni planeaba hacerlo. Lo más cercano que tenía eran experiencias de terceros, personas cercanas, prácticamente todos en mi familia por diversos problemas.
En ese momento no le veía nada de malo, excepto por todo. Ahora los recuerdos vienen como segmentos de una película de terror. Para empezar, no sabía lo que me estaban haciendo, porque la doctora (no pondré su nombre, por obvias razones) jamás me explicó qué era lo que me estaba haciendo, para qué servia cada aparato o si quiera cuánto tiempo duraría el tratamiento, iba a las sesiones totalmente ciega. Recuerdo que esas primeras veces, mi padre me acompañó siempre que podía. Recuerdo decirle que me dolía y apretar su mano para evitar llorar en pleno consultorio.
El campo magnético (lo conozco ahora, gracias a la explicación de mi nueva fisioterapeuta), dolía y dolía tanto que me ponía nerviosa. Al momento de usar los electrodos, la doctora me decía que tenía que doler pero que debía ser soportable, yo le mencionaba cada vez que dolía, pero cuando eso pasaba y se lo hacía saber, ella me decía que era normal y a veces hasta le subía la potencia. Me iba a casa con unas sensación de hormigueo en ambos hombros (ya bastante adoloridos) y las extremidades totalmente entumecidas, también me decía que era normal, pero yo sentía muy en el fondo que no debía ser así.
Ya en ese punto yo comencé a preguntarme muchas cosas, me sentía ansiosa por no saber nada del progreso del tratamiento, cada vez que volvía al traumatólogo llegaba a lo mismo, la terapia no parecía dar resultado y volvía y volvía, el tratamiento se extendió 6 meses más y nada. Yo cada vez me preguntaba cómo era que las personas podían aguantar tales dolores, mi mismo hermano, que asistía a sesiones desde muy pequeño, hasta en las películas. Nunca he visto a nadie quejarse tanto al punto de querer llorar, llegué a sentirme mal, pensaba que las reacciones que estaba teniendo mi cuerpo no eran normales, pensaba qué tal vez era yo quien estaba exagerándolo todo, qué tal vez el dolor que sentía era más algo psicológico y que no debía preocuparme tanto.
Pero eso no era todo, el verdadero sufrimiento era cuando comenzó a tratarme las muñecas con terapia de ultrasonido. Era la cosa más dolorosa que jamás había experimentado. La doctora apretaba muy fuerte, además llegó a usar la máquina sobre mi piel, no con gel, sino con una pomada de esas que huelen muy fuerte y se sienten heladas con el calor (Multifrost Pomada Mentol Salicilato), llegando a causarme quemaduras que eran intocables y dolían toda la noche. El dolor del ultrasonido era insoportable, tanto que recuerdo que tomaba y apretaba la mano de mi padre o algún cojín u objeto que estaba cerca y en ocasiones no podía ni evitar ponerme a llorar en frente de la doctora, ella me decía que el ultrasonido era así y era normal.
Las semanas pasaban y había progreso, pero no el esperado por el traumatólogo. Era como levantarme y caer varias veces, llegamos al punto de que me aconsejaran corticoides e incluso otro tipo de terapia (que ahora mismo no recuerdo).
Finalmente, mi madre se animó a asistir a una sesión conmigo (para tantear el terreno, porque las madres saben lo que hacen y porqué lo hacen). Le trataron las contracturas de la espalda y no duró más de dos días debido al dolor. Enseguida hablamos con mi traumatólogo y me cambió de fisioterapeuta.
La nueva doctora me trató y en menos de dos meses ya presentaba mejorías bastante notables. La vez que le conté mi experiencia con mi anterior fisioterapeuta, me dijo que la terapia no debía doler, al menos no más de lo necesario. Aún ahora, todo eso qué pasó vuelve a mi cabeza y a veces me pregunto si de haber cambiado de profesional al haber notado las primeras señales, me habría recuperado hace bastante tiempo ¿Habría sido así?
Ahora, mi pregunta para cualquier profesional del campo, que, de casualidad llegara a leer este corto (y algo descuidado) relato, es ¿La fisioterapia es necesariamente dolorosa? ¿Hasta qué punto se puede considerar normal o necesario el que el tratamiento sea doloroso y en qué casos?
Y, no es por criticar ni poner en duda el profesionalismo o la suficiencia de X doctora, pero, ¿creen que su manera de proceder y de realizar el tratamiento haya sido el más adecuado? ¿Por qué motivos pudo no haber dado los resultados esperados?
Estas preguntas las hago, por si alguien de por ahí llegara a leer esta publicación, las primeras veces siempre dan miedo, a veces si sientes que algo anda mal, debes hacer caso, no debes quedarte callado. Nadie está a salvo de pasar por una mala experiencia y, en caso de que llegara a sucederte algo similar, creo necesario el poder reconocer las señales cuando algo no anda bien, para poder actuar al respecto.
La salud no es un juego. No temas decir que algo te duele, somos humanos, todos enfermamos, todos tenemos problemas, todos sentimos dolor. Tampoco tengas miedo de ir a fisioterapia o de ir al dentista… Es algo necesario, para cuidar de tu salud.
La fisioterapia es un proceso lento y será más largo o más corto dependiendo de la gravedad de la lesión, todo requiere de paciencia y, aunque suene cliché o repetitivo, también requiere bastante de uno mismo, de voluntad, de constancia, incluso positivismo y (vuelvo a repetir) mucha, mucha paciencia.
Así que no esperes resultados al día o la semana siguiente, sólo consulta, haz preguntas; está bien tener dudas, tienes derecho a saber qué le están haciendo a tu cuerpo y para qué, además eso ayuda a llevar la terapia con un mejor estado emocional. La incertidumbre, por el contrario, provocará el efecto contrario.
Asiste regularmente a tus sesiones, dale tiempo a tu cuerpo para sanar y a tu mente para aclararse. El estado mental también es muy importante, si asistes a tus sesiones sin esperar ningún efecto positivo o ninguna mejora de ellas, también afectará en la manera en que progresa el tratamiento. Infórmate y escucha a tu médico, sigue las recomendaciones que te den.
Cuéntale a tu médico si eres alérgico a algún medicamento. A mí me pasó que, durante la terapia me recetaron AINEs, yo soy asmática, le había comentado de aquello a la doctora con anterioridad, se lo repetí muchas veces y aún así, insistió en que igual tomara los medicamentos. Ojo ahí.
Todo lo que cuento aquí no es con el motivo de desmotivar, de infundir miedo o desmeritar el trabajo de los profesionales de salud de este campo, claro que no, todo lo contrario. Me gustaría motivar a las personas a cuidar de su salud y acudir a un profesional en caso de ser necesario, si es por primera vez, es normal estar asustado. Tu médico también es humano, ninguno se parecerá a otro, pero por lo general, tratarán de evitarte dolores o procedimientos innecesarios.
Vuelvo a repetir, si sientes que algo no va bien, sientes un dolor extraño, por mínimo que sea, si se encienden las alarmas, creo que es bueno acudir a un especialista, así evitarás que el problema se agrave, o caso contrario, podrás salir de dudas y sabrás reconocer cuándo el malestar es motivo de alarma y cuándo no lo es mucho. Aún así, ningún tipo de dolor debería ser ignorado, nunca le restes importancia, repito, cuida tu cuerpo y tu salud en general. Es importante.
Tú eres importante.
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