Estimado LLLL:
Son las 3:15 de la madrugada, estaba pensando en ti, en la última vez que ví tus ojos cafés, redondos y brillantes.
Había dicho algo muy antipoetico, lo borré o quizás no (dije que tú sonrisa no era del todo linda).
Hace unos días atrás soñé contigo, escribo como si de verdad te estuviera hablando y la verdad es que ni siquiera te he visto, hace meses. La última vez te ví con tu polola, y fue en junio, el mismo día que me dieron mi diagnóstico de mi enfermedad auto inmune, no fue un regalo verte con ella y espero que seas feliz, pero no es algo que me agrade ver.
Soñar contigo fue extraño, me casaban contigo a la fuerza, porque yo estaba soltera y me tenían que casar con alguien si o si, no sé porque exactamente, pero mis papás con los tuyos hacían como un trato. Mi mamá decía que tenías que ser tú, porque es a quien yo he amado durante años.
Yo dentro de mis pensamientos de ese sueño, quería hacerlo y era algo que siempre anhelé contigo, pero no podía porque sabía que tenías novia y yo respetaba eso, lo respetaba tanto que me ahogaba saber que te obligaban a estar conmigo y tú te veías nervioso e incomprendido. Y yo, sólo pensaba en tus sentimientos, en tu polola y en la estupidez que estaba haciendo, yo quería que fueras feliz y que te fueras con ella.
Mi corazón era tuyo en el sueño, pero sabía que tu corazón no era mío. Me daba pena, porque era algo que siempre quise, tu eras la persona con la que soñaba hasta con tener hijos. Quizás esto lo he dicho en múltiples cartas anteriores, no me cansaré de decirlo, yo soñaba y anhelaba que tu fueras mi todo.
Quiero que sepas que gracias a ti soy una poeta torturada, fan del amor y romántica. Nunca fuimos nada, pero lo que sentía por ti era real. El año pasado un idiota me rompió el corazón, lo sentía muerto, pensé que no podría sentir nunca más, pero te vi esa tarde y creo que te saludé. Ahí supe que tú hacías que algo dentro de mi reviviera. Senti flores en mi estómago y mi corazón latía con fuerza otra vez. Gracias a ti, supe que aún sentía.
Creo que hace unos días atrás te ví de espaldas, ayude a mi mamá con el jardín de adelante porque tenia pena y lo use de excusa para poder verte, conozco tu vibra sabía que habías pasado sin verte. Me leo tan enferma psicópata, es por eso mismo que dejé de escribirte cartas.
Pero te recordé, fue inevitable. A veces quisiera ver tus cosas, pero no puedo, me da pánico. Desde el momento que ví que tenías polola mi corazón se rompió al ver cómo le dedicabas la canción que yo escuchaba para recordarte y es que fue casualidad. Desde ese momento ya no puedo escucharla, me da ansiedad y angustia.
Es complejo pensar en como te esperé sin mover un solo dedo más que la paciencia y gran amor en mi alma. Creía que el destino me llevaría a tu camino y nos conoceríamos otra vez pero de buena manera. Nunca pasó.
Amarte (obsesionarme) fue un gran error, me corté la vida por alguien que no llegaba y cuando por fin te tuve al frente de mi, supe que no podías ser mío, porque no me mirabas, había desprecio en tu mirada y eso nunca se me va olvidar. Fue tan fuerte, fue un valde de agua fría en mi alma. Claro, no me cerré a la idea de hablarte, pero no pude.
Un día antes de que muriera mi perro lo pasaste a llevar y es algo que tampoco puedo olvidar, porque sabes que era mi mascota y yo lo cuidaba mucho. Cuando ví ese trato, sentí como que mi perro me decía "él no es para tí". Pasar a llevar un perro lento, enfermo y viejo. Quería matarte.
Y sí, quizás no sabías que estába enfermo, pero si muy viejo. Pero ni siquiera te importó, no te importa el resto, ni tu entorno, empujaste a medio mundo.
Escribir sobre ti paso de ser algo que romantizaba todo a ser una completa mujer fría que sabe algo muy dentro de ella maduro.
Aún siento que podría romantizar todo pensando en ti. Pero tengo un lado que me lo niega. Amarte fue mi mayor cárcel de castidad, esperar por algo que no iba a suceder pero en el que yo tenía esperanzas.
Dios sabe cuantas veces grite tu nombre, rogué por ti, lloré por ti, te pedía en deseos y números espejos. Nada de eso resultó.
Soñar contigo en modo matrimonio, y saber que no fui egocéntrica, seguía pensando en tus sentimientos. Siempre te puse a ti por delante.
Pero no importa, nunca importó lo que sentía por ti. Ni siquiera el día que te lo pude decir en modo pasado, sé que siempre lo supiste, y por eso tu trato fue de un maldito mounstro conmigo.
Siempre me hiciste sentir menos, siempre te burlaste de mi, de mi forma de ser, de mi forma de caminar, de correr, de comer, respirar, de mirar, hablar, de todo y yo solo tendí a tener mi síndrome de Estocolmo porque no podía entender tanta maldad en un niño. En un niño que cuando éramos muy niños casi llegamos a ser amigos, pero yo era inmadura y tú influenciable con talentos.
No creo que sea mi última de mis cartas, pero si una de las más sinceras dónde por fin admito que convertí algo malo en algo bueno solo por empatizar.
Amaba el concepto de como tratabas a las demás mujeres, eras un caballero. Pero conmigo siempre fuiste un maldito hijo de puta. Quizás unas tres veces en la vida hiciste algo decente por mi, pero no lo vale por todas las malas.
Y yo sé porque lo hice, ahora lo sé. Después de más de veinte años lo pude ver.
Tu eras la persona que me hacía querer amar la vida pero también acabarla.
–Winter🌨️
0 notes