SALISTE
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Poema original de DAVID DEL REAL
Saliste,
Saliste de la esclavitud del cautiverio
para enfrentarte a los fantasmas del hambre,
has preferido el dolor del olvido
al dolor de la humillación,
injusta humillación.
Has preferido el dolor del estómago
al dolor del intestino,
y caminas,
con tus títulos a cuestas,
buscando quien te ofrezca un oficio,
o te preste uno,
para sacar los gastos del día.
DAVID DEL REAL
Ing. David Israel R. Zárate
2018
DIARIO VERDE p15 (esta nota es para seguimiento mío, no le hagan caso)
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Día 2 del contacto cero.
Siento un alivio que no te puedo explicar. Tomé la decisión de un momento a otro y definitivamente… concuerdo con eso que muchos afirman: La mujer vive el luto dentro de la relación.
Hace dos semanas, me preguntaste: ¿cómo te ves dejándome de hablar?
A lo que yo respondí: no me veo sin ti. No podría dejar de hablarte.
Pero tú no lo hiciste porque te preocupara, lo preguntaste por una cuestión de ego. Para tener la certeza de que aún me tenías ahí.
Cómo me hubiese encantado haber tomado esta decisión antes, pero no era el momento.
Me fui sin despedirme, porque ya todo te lo dije. Haz memoria y deja de buscarme porque no regresaré. Me tuviste para ti en cuerpo y alma, manejándome a tu antojo pero no fuiste tan astuto.
Hoy desperté y descubrí que quiero volver a ser yo sin que me corten las alas.
Quiero recuperarme .
Jejeandreina
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Si el egoísmo o el yocentrismo va siempre en cabeza, no es amor, tan solo un interés transaccionista, de estos tan de moda hoy en día.
Cometí un error, pues no pienso cegar mi concepto de querer y amar al razonamiento ni comprensión colmena. La sociedad sigue siendo como era: centrada en monoexperiencias y monotemas, en las avariciosas portadas y compraventas. Premiada dentro de su propia coherencia y garantizada en la aceptación de su existencia. Me dejé llevar por querer formar, aunque aquello implicase acomodarme ciertas etiquetas con tarjetas rojas, reproches y exigencias. No, no quiero depender de un like, ni de exponer mi vida para sentirla real, sincera.
Me cegué, pues apliqué sus valores y maneras, incluso los argumentos individualistas que descentralizan nuestra naturaleza sin remordimientos, completamente sesgados del núcleo vincular. Amiga, siento haberte castigado y cerrarte la puerta por sangrar sobre mí, de la misma herida abierta. La vida no es misericordiosa, apunta sin titubeo y atesta un golpe directo, con violencia. Más, aún sigo manteniendo el fallo en tu sentencia, pues yo también respiro, vivo y sufro. Fue así que me enseñaste a no mantener lo que merece sepultura. Pero también, me recordaste que estoy aquí para vivir tus alegrías y penurias. Las aventuras están bien, pero hay que trabajar lo que perdura. Entender, tolerar y aceptar son tres verbos ejercidos desde orígenes muy distintos y adversos, y el amor no tiene cabida más en uno de ellos. Y no, no pienso dejar la puerta abierta a menos. Pero tampoco pienso tolerar en convertirme en uno de ellos.
Gracias, amiga. Tu presencia ya hace tiempo que yace marchita. Más tu espíritu me enseña día a día dónde erré, dónde no paso y lo que por nadie cambiaría. A partir de ahora seré yo, sentiré a flor de piel, remataré en mis escrituras, desataré mi dulzura y locura. Y, aunque hace tiempo decidí no arder en mi propia furia, nunca seré de andarme con florituras.
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Cumplí 31
Y a pesar de lo que muchas personas hablan sobre haber entrado al tercer piso, la presión social por hacer las cosas que se supone que debería estar haciendo a esta edad, poco a poco van disminuyendo.
Muchas veces es cierto que la edad trae consigo más sabiduría e inteligencias, muchas veces llevadas de la mano por sendas experiencias de vida que sí o sí nos hacen aprender de todos los momentos, tanto los agradables como los dolorosos. Este año que acaba de pasar para mí no fue la excepción.
El domingo 28 de mayo de 2023 cumplí 30 años.
Cumplí 30 años y me di cuenta que lo que sabía de tener no sólo uno de los peores cumpleaños de mi vida, también vendría con uno de los peores años de mi más o menos corta existencia.
Ese domingo llegó con lluvia. Las únicas cosas buenas que llegaron ese fin de semana fueron una pequeña reunión con mis padres (porque ni siquiera mis hermanos estuvieron) y mi en ese entonces pareja. Estuve casi todo el día enojado, lamentándome el saber que mis supuestos amigos habían decidido pasar una tarde/noche excelente con la pretenciosa intención de celebrarme, para después enterarme que harían una reunión el mismo día de mi cumpleaños a la que no estaba invitado.
Creo que debí haber hecho una fiesta. Es una celebración única en la vida que, por obvias razones, jamás se volverá a repetir. Sin embargo, no me sentía ni con la fuerza ni con el ánimo para hacerlo, además, mi cartera todavía me estaba reclamando por haber gastado una cantidad considerable de dinero en algo que no debí haber hecho - mi tarjeta de crédito aún lo hace -. Pero siendo sincero, por más ganas que hubiera tenido de celebrar mi cumpleaños número treinta a lo grande, la realidad me decía que yo no me encontraba bien.
Cada miércoles acudía al consultorio de mi psicóloga a quejarme exactamente de las mismas cosas de las que ya me había quejado la semana anterior porque no lograba reunir el valor para hacer las cosas que tenía que hacer a pesar de saber de sobre manera que lo tenía que hacer por el bien de mi propia estabilidad y salud mental. Estaba cansado de sentir que me estaban dando por hecho, que iba a hacer absolutamente todo por esa persona, que yo no importaba y que primero estaba lo que quería la otra persona, no lo mío. Eso fue culpa mía.
A los días las cosas extrañas comenzaron a suceder. Un mensaje inesperado de una persona a quién conocía apenas sólo por haber estado como invitada en el más reciente de mis innecesarios despilfarros, haciéndome preguntas extrañas sobre mi pareja. "¿Qué le puedo regalar?" "Eres su mejor amigo, ¿no?".
¿Mejor amigo? ¿De nuevo eso? Amablemente la corregí haciéndole saber su error y aclarándole que yo era su novio. Tenía una sensación pesada de incertidumbre y pesadez en el estómago. Como si algo terrible hubiera pasado o estuviera por pasar.
Ojo de loca no se equivoca, dicen por ahí.
La confesión del engaño vino esa misma madrugada. Recuerdo haber sentido que algo en mí se rompió y hasta el día de hoy todavía no lo logro reparar. Di tanto de mí que ni siquiera sabía quién era o qué podía hacer para sentirme mejor. Ni siquiera para sentir nada.
Tenía un par de meses ya que mi cuerpo sentía un cansancio extraordinario. Llegaba a casa del trabajo sólo a dormir, despertaba en la madrugada y salía a la cochera de la casa en la que vivía sólo para comer porquerías y bajarlas con una cantidad considerable de nicotina mientras veía redes sociales hasta que el sueño me volvía y me permitía dormir para ir a trabajar al día siguente.
Esa noche fue el inicio de todo, dormí sólo 3 horas y a pesar del shock, seguía sin sentir nada. Ya no me importaba rescatar nada.
Aún así, por alguna extraña razón, lo seguí intentando. Intenté que con ella todo volviera a funcionar. Intenté que fuéramos amigos. Intenté que fuéramos conocidos y nos tratáramos bien. Ella intentó que volviéramos después, a lo cual, yo la rechacé. Ya no quería absolutamente nada de ella.
Después de unas semanas y mucha terapia, la venda comenzaba a bajar poco a poco de mis ojos. La realidad me golpeó como mafioso al que le debes dinero, pero aún así no estaba sorprendido, sino todo lo contrario, así que decidí comenzar a levantar los pedazos de mi vida y volver a empezar otra vez, intentando encontrarme otra vez, cuidando más de mi mismo y por segunda vez, jurándome a mí mismo que jamás permitiría que nadie me volviera a tratar así y que no le daría tanto a nadie de nuevo. Porque absolutamente nadie se merece ser dado por hecho.
Mi cumpleaños 30 y su lluvia de tierra me trajeron también problemas de trabajo, problemas de salud, me trajo pérdidas y problemas emocionales. Pero al mismo tiempo el viento me trajo también un nuevo amor en tiempos en los que pensaba que no volvería a amar. Me trajo amigos excepcionales, nuevas experiencias y perspectivas de la vida que, como les mencioné antes, vienen sólo con la madurez.
De la misma forma, fue el año pasado en el que MultiVersus se tomó su hiatus para lanzar la versión oficial después de la beta. De alguna extraña forma, mi subconsciente pensó que el día en el que el juego regresara, las cosas en mi vida comenzarían. Nadie me preparó para saber que llegaría el día de mi cumpleaños.
Y justo como llegó, se fue. Mis 30 años se fueron el pasado martes 28 de mayo con nubes, una lluvia de agua y tierra, pero, a diferencia del año pasado, celebré mi cumpleaños 31, rodeado de las personas que amo, mi familia y mi novia, con la compañía y buenos deseos de mis amigos, regalos y lo mejor de todo: Paz mental.
Agradezco todo lo que tengo y agradezco quien soy en estos momentos. Tal vez las cosas se me han dificultado últimamente, pero prefiero no darme por vencido. Hay una vida que quiero alcanzar y estoy intentando hacer lo mejor que puedo por lograrlo.
Pero esta vez, no estoy solo.
PD- Hay algo que va con dedicatoria que estoy escribiendo. Los posts que saldrán en estos días serán todos desahogo de lo que ha pasado.
PD2- La actividad ha vuelto, amigos. No se enojen, por favor.
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