Capítulo 2
La mañana trajo incluso más caos. Se despertó antes que el resto (apenas estaba durmiendo en primer lugar) y recuperó su propia ropa de la lavandería, yendo al baño para cambiarse. Para cuando salió, Taehyung estaba sentado en la mesa de la cocina, comiendo serenamente lo que parecía ser un tazón de Cheerios y Jimin estaba...hablando.
¿Al aire?
—Por última vez —dijo en dirección a la puerta del balcón —Tengo que ir a la práctica de baile primero. Luego puedo ayudarte a buscar tu gato, ¿está bien?
Una pausa, donde parecía estar escuchando algo, y luego suspiró profundamente —No, te dije que yo- por el amor de- —sacó su celular del bolsillo de su sudadera y comenzó a escribir. Leyó. Tomó una respiración fortificante — Je dois aller à la pratique de la danse. Après cela, je peux vous aider à chercher votre chat. D'accord?"
¿Francés? ¿Eso era francés?
(¿Estaba soñando? ¿En realidad no había despertado?)
Taehyung seguía comiendo sus Cheerios. Como si fuera algo normal.
Jimin suspiró de nuevo. Elevó la voz. — Je dois aller à la pratique de la danse! Après cela, je peux vous aider à chercher votre chat! D'ACCORD? —otra pausa para escuchar —Bien.
Recogió una mochila que Jungkook no había visto desde una de las sillas y la puso en su hombro, murmurando —Voy muy tarde —mientras se agachaba para besar a Taehyung en la mejilla.
—Buena suerte —murmuró Taehyung con la boca llena de Cheerios.
Jimin cruzó la habitación. Apretó el hombro de Jungkook cuando pasó —Te veo después, Jungkook.
Estaba a la mitad de la sala cuando de pronto Taehyung se giró en su silla y gritó —¡Jimin, llévate un paraguas!
Un murmullo enojado, que sonó como un "Mierda, ¿en serio?" y luego el sonido de un paraguas que Jungkook vagamente recordó que estaba al lado de la puerta principal. Luego sonó la puerta, abriéndose y cerrándose. Un silencio pesado y descendente se dejó caer.
Jungkook se debatió si pellizcarse o no. Aún tenía el pijama de Jin en sus manos, demasiado congelado a dos pasos del baño.
—Es su don —dijo Taehyung, finalmente dejando su tazón abajo —Es un médium.
—¿Un... medium? —repitió Jungkook mientras obligaba a sus pies a descongelarse del piso y dejó el pijama de Jin en el sillón. La palabra sonaba familiar. Recordaba uno o dos programas de televisión, también cuando su madre lo apresuró para pasar por una tienda que promocionaba espiritismo en Busan ("Son fraudes, Jungkook, les quitan dinero a las personas inocentes"), pero ahí era donde su conocimiento limitado se detenía. —¿Puede hablar con gente muerta?
Taehyung asintió, haciendo una seña para que se sentara. Jungkook se hundió en la silla y vio como Taehyung se levantó para recoger otra taza y cuchara. Le empujó la caja de cereal. —También tenemos Capitán Crunch, Lucky Charms, Cocoa Puffs y una mezcla de salvado que Jin-hyung insiste en llamar cereal.
—Cheerios está bien —dijo Jungkook. La compresión de lo que pasó lo golpeó a la mitad de verter cereal en su tazón —Espera, ¿ese era un fantasma al cual le hablaba Jimin?
Taehyung estiró su brazo y tiró de la mano de Jungkook hacia atrás para que su tazón no se llenara —Sí.
—¿Aún está aquí? —miró la puerta del bacón, casi esperando que la chica del Aro se levantara del suelo, pero solo había aire.
—Nah, siguió a Jimin. ¿Es como un faro para ellos? Todos los médiums lo son. Usualmente son inofensivos, solo quieren ayuda con mierdas como encontrar su gato o ver a sus familias por última vez o asegurarse de que su invaluable reliquia esté siendo cuidada. A veces se enojan y tiran cosas, pero eso es raro y Jimin siempre intenta culpar a Joonie, de todas formas —se río —Lo más molesto es que a veces no pueden hablar inglés. O coreano. Jimin tiene un traductor en su celular que ha usado demasiado. Fue seguido por un fantasma ruso una semana entera una vez, eso fue muy divertido.
Jungkook luchó para poder entender todo esto y no llenar de leche la mesa mientras la vertía a su cereal (en una jarra de porcelana genuina, qué mierda). Sabía, lógicamente, que todos tenían habilidades, que todos los usuarios de magia tenían habilidades y que había miles de usuarios de magia en el mundo, Jungkook no estaba solo, pero era raro ser confrontado con ello. Sentarse frente a alguien y hablar sobre el hecho de que ver fantasmas era normal. Solo otra parte de un jueves en la mañana.
—¿Está-? —no estaba seguro de qué iba a preguntar (¿está bien Jimin con eso? ¿sus padres? ¿ustedes?), pero antes de que pudiera decir alguna palabra la temperatura de la casa se desplomó. De un momento a otro, su aliento comenzó a empañar el aire y podía jurar que pareciera que hielo se estaba formando en la leche.
Taehyung se detuvo con su café a medio camino de su boca y miró el líquido a medio congelar —Uh-oh.
De algún lugar de arriba, un grito ensordecedor: —MIN YOONGI.
Una puerta se cerró e intentó no estremecerse ante el sonido de una tormenta de pasos arriba de su cabeza, siguiéndolos mientras bajaban por las escaleras hasta el pasillo.
—¿Cuántas veces te lo he dicho? —era Hoseok, siguiendo enojado a Yoongi, quien se veía igual de furioso, arreglándoselas para verse aterrador incluso usando el suéter más grande que Jungkook había visto —¡Deja de joder con las temperaturas en la casa! ¡Mis plantas no lo soportan! Simplemente ve a molestar a quien sea que te hiciera enojar, a menos que esa persona sea yo, y deja de hacernos sufrir a todos. O podrías, ya sabes, usar tus palabras.
Yoongi dio una vuelta, con las manos en el aire.
—¡Y eso no es mi culpa! —declaró Hoseok. Aún estaba en pijamas y tenían conos de helado en ellos. Jungkook volvió a su teoría de que seguía dormido. —Eleva la temperatura de nuevo, por favor. Hyung.
Los ojos de Yoongi se entrecerraron y, más bien al contrario, se puso más helado. El tazón de cereal de Jungkook estaba completamente congelado ahora, los Cheerios estaban atrapados como islas al medio de un mar ártico blanco de leche.
—¡Min Yoongi, lo juro por Dios! —dijo con brusquedad Hoseok.
Más pasos y Namjoon tropezó en la habitación. Tenía la mitad de una chaqueta puesta, su brazo izquierdo se sacudía inútilmente mientras se movía —Hyung, lo siento —dijo —No quería quebrarlo-
Yoongi llevó su atención hasta Namjoon y, por un momento, Jungkook juró ver llamas danzando en la punta de los dedos de Yoongi, qué-
Taehyung se aclaró la garganta. Sonoramente.
Tres cabezas se giraron en su dirección. —Tenemos un invitado, caballeros —dijo calmadamente Taehyung, moviendo una mano en dirección a Jungkook. Jungkook intentó no hundirse bajo el peso combinado de sus miradas incrédulas.
La temperatura se elevó inmediatamente, del ártico a casi una sauna en menos de un minuto, se sintió mareado. Yoongi hizo una seña y Jungkook solo tuvo que leer la expresión de su cara para saber que significaba "perdón".
—Está bien —dijo, vagamente consciente de lo temblorosa que estaba su voz.
Yoongi miró de nuevo a Namjoon, quien levantó sus manos —Lo siento, hyung. Sinceramente. Veré qué puedo hacer para arreglarlo.
—Deberías disculparte con mis plantas, también —señaló Hoseok de brazos cruzados.
Yoongi rodó los ojos, pero dijo en señas algo largo y elaborado que hizo que la esquina de la boca de Hoseok se elevara en una sonrisa.
—Bien —dijo —se los diré.
Algo más, igual de largo y elaborado para Namjoon, quien hizo una mueca. —Lo sé. Lo siento, y lo sé.
Yoongi asintió y luego estiró su brazo y apretó el hombro de Namjoon. Jungkook, pensó, con otra punzada de asombro, que ellos probablemente no se enojaban con el otro por mucho tiempo. Parecían incapaces de hacerlo. Tendría que analizar minuciosamente aquello después, cuando el impacto se disipara y el resto de su cerebro volviera a estar conectado. Por ahora, pinchó su muy aguado cereal y vio como Yoongi se despedía con la mano de la casa, arreglando su gorra mientras desaparecía por el pasillo.
—¿Qué rompiste esta vez? —preguntó Taehyung en cuando se cerró la puerta principal.
Namjoon suspiró y se desplomó en la silla frente a Jungkook, frotando una mano por su cara —La estatuilla de vidrio que le regaló su mamá. Ya sabes, ¿el cisne?
La boca de Taehyung se abrió en sorpresa —Mierda, hyung.
—Lo sé —dijo Namjoon lastimosamente, restregando una mano por su cara. Sus ojos, notó Jungkook pronto, estaban un poco rojos —Intenté recogerlo y fui atacado con recuerdos de su madre comprándolo y regalándoselo, lo sé.
Hoseok, ahora con una caja de Lucky Charms bajo su brazo, paró en la silla de Namjoon para darle un apretón a su hombro — Llévaselo a la señora Russó. Apuesto que podrá arreglarlo.
—Namjoon es clarividente —le susurró a Jungkook, quien todavía sentía que su cabeza daba vueltas —Por eso está llorando.
—Cállate, no lo hacía —jadeó Namjoon, limpiando su cara —Simplemente eran recuerdos muy intensos, ¿está bien?
Está bien. Está bien, un clarividente, un médium, un vidente y lo que sea que Yoongi, Hoseok y Jin pudieran hacer. Eso estaba bien.
—La señora Russo —repitió Hoseok —Esta tarde. Puedo juntarme contigo allí. Le gustan mis aceites curativos de lavanda, probablemente esté dispuesta a intercambiar.
—Está bien —aceptó Namjoon con una bocanada de aire profunda y un asentimiento seguro —Suena bien. Gracias, Hope-ah —miró a través de la mesa a Jungkook —Y lo siento por todo esto, Jungkook-ah. Las mañanas no son tan malas usualmente.
—Sí, lo son —contrarrestó Taehyung.
—Bueno, sí, lo son, pero, aun así. Lo siento.
—Está bien —dijo Jungkook, su voz más pequeña de lo que quería que fuese —¿Qué pueden...qué puede hacer el resto de ustedes?
Mejor sería saberlo todo ahora. Podía dejar que su cabeza explotara en la seguridad de su departamento más tarde. (Sabía que todos los usuarios de magia tenían habilidades, pero no sabía qué tan diversas serían).
Hoseok se sentó al final de la mesa, tomando la recién descongelada leche. —Mi habilidad es magia de plantas. Quizá lo que podrías haber llamado una ninfa antiguamente. Puedo hacer que las plantas crezcan y mueran y cambien y todo eso.
—Sí, y va a brincar por el bosque, también —dijo Namjoon, bromeando.
Hoseok se encogió de hombros —Los bosques son increíbles.
—Yoongi tiene control elemental —dijo Taehyung. Todavía estaba bebiendo su café, aunque probablemente estaba desagradablemente tibio.
—¿Elemental?
—Puede controlar los cuatro elementos —explicó Namjoon —el fuego es el más poderoso, pero también es bueno con el agua y el aire. Es pasable con la tierra.
—Oh, y no hagas ninguna broma relacionada a Avatar —añadió Taehyung —está en el tablero de la casa.
Apuntó a un lugar y Jungkook se giró en su asiento para ver una pizarra larga colgando de la pared arriba del mostrador. Estaba cubierto de palabras que eran una extraña mezcla entre hangul e inglés, en diferentes colores. Algunas palabras no las podía leer, pero lo que era legible creaba más preguntas que respuestas:
2. No usar magia ofensiva en la casa. (Sí, eso incluye la manipulación de la temperatura, Yoongi-hyung, sé amable con mis plantas.)
5.PONGAN SUS ZAPATOS EN EL MALDITO ESTANTE DE ZAPATOS, POR DIOS. LOS ARROJARÉ AFUERA.
6. 문을 잠그는 것을 잊지 마십시오. (Te estoy hablando a ti, Taehyung.)
9. No plantas carnívoras inteligentes en el comedor. (Lucille es inofensiva, jódete.)
12. Cuando estén en forma animal, QUÉDENSE EN ÁREAS COMUNES a menos que los inviten.
13. No manejar objetos personales sin permiso.
15. No bromas relacionadas a Avatar cerca de Yoongi.
19. 요리 후에는 설거지를 하세요. (Por favor, por última vez. Encontré MOHO la semana pasada. MOHO.)
21. Por favor evitar que los fantasmas husmeen por la casa. O tirar cosas cuando estén molestos.
22. Remedios herbarios experimentales deben estar con su etiqueta correspondiente SIEMPRE.
—Wow —murmuró Jungkook, por falta de una respuesta mejor. Logró salir de la impresión a una especie de aceptación de que no le importaba mucho. —¿Forma animal?
—Jin es un cambia forma —dijo Hoseok, a mitad de sacar todos los malvaviscos de trébol de su tazón de Lucky Charms —Principalmente puede convertirse en gato, pero está trabajando en un ave ahora mismo.
—No está yendo bien —se quejó Namjoon.
—Está llegando allí.
—Lentamente —dijo Taehyung.
Cambia formas. Eso es algo que las personas podían hacer. Genial. Genial genial genial.
Tenía el presentimiento de que todo esto iba más allá de lo que podía entender.
——
Debería, sabía que debería, pero no se alejó. Volvía y volvía y volvía. Seguía pasando las tardes en la tienda y era llevado a cenar a la casa al menos una vez a la semana. Veía cómo Jimin hablaba con fantasmas y como Hoseok hacía crecer plantas con un chasquido de sus dedos. Jin se paseó como un gato blanco esponjoso un martes en la tarde y logró enloquecer solo un poco.
La culpa se sentó pesadamente en su pecho. La magia era más pesada, forrando sus huesos con plomo. Era tan difícil respirar, pero lo lograba. Mantuvo la caja cerrada.
——
Yoongi lo fascinaba más que nadie. Parecía que después del primer encuentro una especie de interruptor había sido volteado y de pronto veía a Yoongi casi todo el tiempo que llegaba a la tienda.
(Y una vez, incluso afuera, sentado en una banca cerca de la estación de metro, fumando.
—Eso es malo para ti —lo reprendió antes de que pudiera detenerse y Yoongi de hecho se veía un poco avergonzado. Escribió de vuelta: Lo sé, pero me ayuda cuando estoy estresado. No le digas a Namjoon.
—Está bien —concedió, de mala gana y Yoongi inclinó el borde de su sombrero en dirección a Jungkook como una especie de caballero victoriano, sorprendiendo tanto a Jungkook que estalló en una risa incontrolable y vergonzosa.
Yoongi solo sonrió, casi satisfecho.)
A pesar de la tormenta de su magia, había algo firme sobre Yoongi que realmente no podía definir. Firme. Cuando estaba a cargo de la tienda, el silencio reinaba todo, pero era del tipo pacífico. Como el silencio de la tierra al amanecer, antes de que todo despertara. O el momento de calma que arrasaba después de la lluvia, el olor a agua y el crecimiento y la tierra. La oscuridad completa a las 3 a.m. que calmaba en vez de devorar.
Quizás todas esas metáforas eran estúpidas, el punto era que le gustaba. Le gustaba el bullicio de los demás, pero había algo especial sobre sentarse detrás del mostrador y dejar que el silencio lo envolviera mientras luchaba con sus trabajos. Yoongi tendía a no molestarlo mucho cuando tenía sus libros y sus cuadernos afuera, simplemente le empujaba té tercamente en su dirección y se sentaba en su posición usual, cruzado de piernas en el mostrador, con sus rodillas rozando la caja registradora y un libro abierto en sus piernas.
El libro variaba día a día, a veces era una novela, a veces algo antiguo y mágico, a veces una biografía e incluso una vez una enciclopedia gigante sobre el espacio.
(—¿Alguna vez los terminas? —le preguntó una tarde, viendo cómo Yoongi leía sobre la nebulosa, estrellas enanas y hoyos negros.
No, escribió Yoongi, agachándose para que Jungkook pudiera leer. No tengo paciencia. Pero le recomiendo los buenos a Joonie y él me cuenta cómo terminan.
—¿No te importa? —preguntó Jungkook, un poco sorprendido —¿el final?
Yoongi se encogió de hombros. Se siente demasiado final. Cambió a una nueva página de la enciclopedia y se detuvo. Lo inclinó para que Jungkook pudiera verlo. 134340, decía en la página brillante. Asteroide. Formalmente clasificado como el planeta Pluto.
Parece ser triste, escribió Yoongi. Reducido a un número.
—Sí —coincidió Jungkook, con un dolor extraño en su pecho —Aunque supongo que siempre será Pluto para nosotros.
Es apropiado, de alguna forma, supongo. Los dedos de Yoongi volaban en las teclas en su teclado. Pluto era el dios Romano del inframundo, siempre separado de todo lo demás.
Separado, pensó Jungkook mientras el dolor se acentuaba. Apuñalado justo entre sus costillas. —Sí. Apropiado.
Yoongi inclinó su cabeza y sus ojos se entrecerraron de una forma que parecía estar mirando justo a través de Jungkook, justo al centro donde todos sus secretos estaban escondidos, donde su magia chisporroteaba y persistía como una llama débil. Jungkook agachó su cabeza, concentrándose en su libro de nuevo, y eventualmente escuchó el leve sonido de la página siendo cambiada por Yoongi.)
A veces, cuando terminaba con su tarea, ayudaba en la tienda. Aún sentía nervios de tocar objetos mágicos, incluso con sus guantes, pero podía organizar los libros o quitarle el polvo a los estantes y mesas. Pasó una tarde entera etiquetando nuevamente todos los remedios y pociones en la pared izquierda y se fue con la cabeza llena de palabras oscuras y un descenso de satisfacción en su estómago. Yoongi le entregó una pila de libros e irritado hizo un gesto hacia la parte de arriba de los estantes, su ceño fruncido se acentúo cuando Jungkook se río.
Era una rutina, era casi cómodo, pero la culpa seguía y seguía.
——
Tenía una docena de preguntas que no hacía, sobre la magia, pero más que nada de Yoongi.
(¿Qué le pasó a tu voz? ¿Naciste mudo? ¿Por qué hay años de los que Hoseok y Namjoon no hablan? ¿Tienes miedo de la tormenta dentro de ti? ¿Qué ves cuando miras a través de mí? )
Se quedó con las preguntas mundanas. Cosas estúpidas, como, "Hyung, ¿cuál es tu color favorito?" o "¿qué es lo que más te molesta?" o "¿qué es la mejor cosa que has comido?", parecía que se había convertido en un molesto estudiante que intentaba romper el hielo la mitad del tiempo, pero Yoongi siempre lo consentía, con las respuestas escritas en la aplicación de notas de su celular.
Blanco.
Las personas que no me dejan hablar.
El Kimchi con arroz frito de Jin, pero no le digas que dije eso.
Yoongi tenía preguntas, también. Le hacia las mismas preguntas que Jungkook a él, pero añadía otras, igual de bondadoso: ¿cuál es tu animal favorito? Y ¿cuál es tu parte del día menos favorita? Y ¿qué haces para relajarte?
—Leones. Y perros pequeños y esponjosos. Estoy al tanto del contraste que hay, sí.
—Las cuatro p.m., porque siempre estoy cansado, pero es muy temprano para dormir y muy temprano para cenar.
—Dibujar o sacar fotografías.
(Solía bailar, pero había pasado mucho tiempo desde que se permitió hacerlo, lo amaba demasiado como para dejar que fuera un pasatiempo.)
Era tonto, quizás incluso no tenía sentido, pero con cada pregunta, con cada día que pasaba, mientras el otoño se convertía lenta, firme e inflexiblemente en invierno, podía sentir como Yoongi tomaba forma. Podía sentir como todos ellos tomaban forma.
Tenía listas sobre listas en su cabeza que escribía para resguardarlas.
Jimin
Inseguro, pero tan impresionantemente talentoso.
Amable, incluso con los fantasmas que interrumpían su vida.
Una de las sonrisas más brillantes que había visto.
Taehyung
Veía más de lo que dejaba saber, sobre la gente y el mundo.
Era sí mismo sin pedir disculpas, y siempre lo había sido.
Se inclinaba hacia Jimin como una flor al sol.
Hoseok
Luz de sol, pero quizás más un árbol, arraigado profundamente en la tierra.
Hacia florecer flores con la punta de sus dedos, incluso en invierno.
De gran corazón, pero fuerte, fuerte también si necesitaba proteger las cosas que amaba.
Seojkin
El mejor cocinero en el mundo.
Sonreía, incluso cuando era difícil, incluso cuando parecía estar teniendo un mal día.
Cuidaba a todos, la mayoría del tiempo sin que lo notaran.
Namjoon
Tan, tan, tan inteligente.
Tan, tan, tan amable.
Lleno de historia, de objetos que han sido amados y de las personas que los amaban.
Y Yoongi. Yoongi:
Usaba lentes cuando leía, unos grandes y voluminosos que ocupaban casi la mitad de su cara, pero aun así se veía bien.
Odiaba hacer los libros de la tienda, pero también insistía en ser el único que los hiciera.
Inclinaba su cabeza cuando no estaba seguro de algo. O frustrado. O cuando estaba pensando.
Se preocupaba mucho, de forma silenciosa. Ayudaba a Jin en la cocina y halagaba el baile de Jimin y escuchaba a Namjoon hablar sobre el significado del universo y modelaba la ropa de Taehyung, incluso cuando eran demasiado grandes y de mala gana regaba las plantas de Hoseok por él, balanceándose en el sofá para alcanzar aquellas que estaban en el estante.
Se reía silenciosamente, también, y en susurros. Como los fantasmas de Jimin que a veces rozaban las cortinas de la ventana temprano en la mañana.
Tenía un agujero dentro de él, que a veces podías ver. Sangrando en las orillas. Como algo vital que fue arrancado y no sabía cómo cerrarlo aún, así que lo dejaba sangrar. Lo presionaba, hacia todo ese silencio pesado y a veces duraba por días, pero nunca más que eso.
Había más. Pensaba que parecía estar llenando páginas, pero no sabía cómo detenerse. Solo sabía que a veces, cuando contaba chistes o elegía respuestas divertidas a una de las preguntas tontas de Yoongi, a veces sonreía abiertamente, lo suficiente como para mostrar sus encías y que aparecieran arrugas en sus ojos. Y, a veces, Yoongi se reía con su risa parecida a un susurro, encorvado en el mostrador y Jungkook sentía algo en su pecho, como si estuviera en una montaña rusa, cayendo justo desde la parte más alta, pero el sentimiento era más profundo.
Resonando en el centro de él.
——
De la nada, Jimin decidió agregarlo al chat grupal de la casa y sus largos y exhaustivos días en la universidad se volvieron más brillantes al estar inundado de mensajes constantemente. A pesar de su horario ocupado, todos hablaban constantemente y no les parecía importar si leía más en vez de contribuir.
Yoongi [2:16 pm]
Joonie, nos vemos hoy en el mercadillo a las 4, deberían tener algunas cosas buenas de magia. Puedes llegar?
Namjoon [2:18 pm]
Sí, te veré ahí
Hoseok [2:19 pm]
Quiero ir, también. Nunca traen libros decentes.
Yoongi [2:19 pm]
Lo hago, solo que tú tienes un gusto horrible.
Hoseok [2:20 pm]
Eso es difamación min yoongi y no lo soportaré.
Jimin [2:21 pm]
No puedes! Prometiste ayudarme con la coreografía, te acuerdas? No puedes cancelar, hyung 🙁
Hoseok [2:22 pm]
Mierda, perdón Jiminie. A las 7, cierto?
Jimin [2:24 pm]
Quiero kebabs. De ese lugar que sabes.
Hoseok [2:25 pm]
Bien...
Jimin [2:25 pm]
😉
Seokjin [2:27 pm]
Quién comerá en la casa?
Yoongi [2:29 pm]
Deberíamos llegar como a las 6:30
Namjoon [2:30 pm]
A más tardar.
Tae [2:32 pm]
Estaré físicamente presente.
Seokjin [2:33 pm]
Y mentalmente? Espiritualmente?
Tae [2:34 pm]
Muriendo por mi proyecto que es para la próxima semana. Oye, Yoongi-hyung
Yoongi [2:35 pm]
No
Tae [2:37 pm]
Ni siquiera sabes qué voy a decir
Yoongi [2:37 pm]
Sí lo sé
Tae [2:37 pm]
Por favor?
Yoongi [2:38 pm]
No
Tae [2:38 pm]
Es una falda de buen gusto! Lo prometo! Por favor, hyung, voy a MORIR
Yoongi [2:39 pm]
No, no lo harás
Tae [2:39 pm]
Morir, literalmente. Lo debo entregar EN DOS DÍAS. DOS. DÍAS.
Yoongi [2:40 pm]
Maldita sea. Bueno.
Tae [2:40]
😀! Gracias gracias gracias te amo
Yoongi [2:41 pm]
Cállate
Tae [2:42 pm]
A la luna y de vuelta.
Yoongi [2:42 pm]
Detente.
Tae [2:43 pm]
<3 <3 <3 <3 <3
Seokjin [2:44 pm]
Genial, estoy feliz de que funcionara. Jungkook-ah, estás dentro?
Jungkook [2:46 pm]
Para cenar?
Seokjin [2:47 pm]
A menos que quieras modelar una falda?
Tae [2:47 pm]
Tienes una cintura muy buena, Kook
Jungkook [2:48 pm]
Estaré ahí para cenar. No modelar.
Seokjin [2:49 pm]
Sabia decisión.
Tae [2:50 pm]
🙁
Tae [2:50 pm]
Jk, te veo esta noche!
Jimin [2:55 pm]
Y es mejor que vuelvas mañana también, Jungkook-ah. A penas te he visto en la semana.
Jungkook [2:56 pm]
Oh. Lo haré.
Jimin [2:57 pm]
😀
——
Falló otra clase y fue puesto en probación académica, soportó la frustrante llamada telefónica con sus padres, las cortantes preguntas de sus padres, las insinuaciones de que quizás debería volver a casa. Las promesas, en pánico, de que lo hará mejor, lo haría, pero quería quedarse.
Seis meses más, acordaron. Un semestre más. Si sus notas no mejoraban, iba a volver a Busan.
Se sentía enfermo y tembloroso cuando terminó la llamada y las paredes de su estudio parecían estar comprimiéndose, ahogándolo. Se puso su abrigo y botas, puso una gorra en su cabeza y se tropezó en el tramo de las escaleras de la calle. Era principios de noviembre y el frío era despiadado, deslizándose por su ropa. Agachó su cabeza, con lágrimas en sus ojos y comenzó a caminar.
No miró hacia arriba hasta que estuvo frente a la familiar calle, frente a la familiar tienda. Solo entonces se dio cuenta de que eran las 10:30 pm y que todos se habían ido a casa. Y podría ir a su casa, Taehyung probablemente estaba despierto trabajando en sus interminables proyectos; y a veces Hoseok se quedaba hasta tarde en el inventario, atendiendo sus plantas; Jimin tendía volver muy tarde del estudio, abriéndose paso por la casa y deteniéndose para arrojar una manta más sobre los hombros de Jungkook las raras noches que se quedaba a dormir.
Pero nunca había ido sin avisar antes y realmente no quería lidiar con toda su preocupación de una vez. Solo...
Sacó su celular de su bolsillo, dudando sobre el contacto de Yoongi. Habían pasado dos meses, pero nunca le había mensajeado fuera del grupo de chat. Nunca hablaron realmente fuera de sus interacciones en la tienda o la casa. Podría ser incómodo o vergonzoso, o no deseado, pero. Pero. Yoongi lo hacía sentir estable, lo hacía sentir a salvo, lo hacía sentir como si estuviera bien estar en silencio, hacía todo eso solo sentándose junto a él en la tienda, sus codos rozándose cuando se amontonaban detrás del mostrador, con la calidez de Yoongi a su lado.
Abrió una nueva ventana y escribió antes de que se arrepintiera.
Jungkook [10:35 pm]
Hey hyung estás despierto?
Una burbuja de escritura apareció en seguida.
Yoongi [10:35 pm]
Sí, estás bien?
Jungkook [10:36 pm]
Puedes venir a la tienda?
Yoongi [10:36 pm]
La tienda? Qué pasó ? Estás bien?
Jungkook [10:37 pm]
No es nada serio. Estoy bien.
Es solo que
Tomó un respiro profundo, su celular crujiendo contra sus guantes por sostenerlo tan fuerte.
Jungkook [10:38 pm]
Tuve un día duro y no quiero estar solo ahora.
Perdón.
E iría a tu casa, pero los demás
Son demasiado? Todos juntos
Así que
Quizás, si no es mucho problema, podrías juntarte conmigo en la tienda?
Yoongi [10:39 pm]
Voy en camino
Parpadeó ante el mensaje, con el pecho apretado, y guardó su celular en el bolsillo de nuevo. Se quedó junto a la ventana principal (aunque con cuidado por los símbolos que sabía que estaban ahí) y, solo por esta vez, abrió su caja un poco para dejar que la magia persistente en el aire entrara a sus huesos, calmando el inquieto ruido de su caja torácica.
Yoongi apareció en la esquina unos minutos después, vestido en su abrigo verde suelto y una bufanda de lana gruesa negra, un gorro de lana azul en su cabeza. Aumentó la velocidad cuando vio a Jungkook, la preocupación escrita en toda su cara y Jungkook esperaba que las lágrimas que estaba intentando alejar por la última media hora no fueran demasiado obvias en la tenue luz. Yoongi tocó su codo, sus dedos tiraron de la tela de su abrigo en una pregunta silenciosa.
—Estoy bien —dijo Jungkook en voz baja.
Yoongi apuntó a la tienda, con su ceja elevada en otra pregunta.
—¿Podemos caminar un poco? —preguntó Jungkook, nervioso. Estaba helado afuera, así que entendía si Yoongi no quería dar vueltas por la ciudad con él, pero estaba demasiado ansioso como para quedarse quieto y pensaba que ahora mismo cualquier habitación se iba a sentir pequeña.
Sin embargo, Yoongi asintió e hizo un gesto para que Jungkook liderara el camino. Caminaron más allá de la estación de metro, hacia Greenwich Village, y por mucho tiempo, hubo silencio. Yoongi no presionó, por lo cual Jungkook se sentía eternamente agradecido, y dejó que sus palabras salieran hasta que pudo sentirlas hirviendo en su lengua, desesperadas por salir.
—Estoy reprobando la universidad —soltó cuando llegaron al Washington Square Park y se detuvieron en el arco. Las lágrimas regresaron, hicieron que sus ojos ardieran —Estoy en un curso de negocios y estoy estudiando, lo juro, pero aun así estoy reprobando. Fui puesto en probación académica esta semana y si mis notas no mejoran el próximo semestre, me van a expulsar y si eso pasa, entonces tengo que volver a Busan y pensar en otra cosa para hacer. Comenzar de cero, probablemente, a pesar de que tendré veintiuno entonces y-
Se detuvo cuando un sollozo intentó salir de su boca y apretó los dientes —Perdón —hipó. No podía ver a Yoongi, a la expresión de decepción que probablemente tenía. —Perdón. Nada de esto es tu problema.
Yoongi tiró de su brazo y lo llevó hasta una banca cerca de la fuente. Se sentaron juntos y Jungkook vio a través de sus ojos llenos de lágrimas como Yoongi comenzaba a escribir en su celular.
Está bien. No tienes que disculparte, Jungkook-ah.
Miró desde las palabras del celular hasta los ojos de Yoongi, iluminados por las luces de la calle y la pantalla del celular. No encontró decepción o lastima, solo algo suave y compasivo y quizás comprensión. Por alguna razón, hizo que quisiera llorar más.
—No quiero volver a Busan —lloró —realmente, realmente, realmente no quiero volver a Busan.
¿Por qué crees que estás reprobando?
Fue directo, pero no de mala forma (no creía que Yoongi pudiera ser cruel) y le dio fuerza para admitir —Porque lo odio. Es un curso de negocio y lo odio. Aunque mis padres insistieron. No me fue bien en Seúl, tampoco, y me dijeron que podría irme a otro país si eso significaba que iba a estudiar algo práctico.
¿Qué quieres estudiar?
—Arte —susurró Jungkook —O b-baile. Producción de vídeo, quizás. Música. Algo creativo. Pero eso no es...mis padres creen que no voy a tener éxito. Que no tendré una carrera y que voy a terminar sin dinero y viviendo a costa de ellos por el resto de mi vida.
Yoongi absorbió esto, sus dedos yendo de atrás hacia adelante en su pantalla como si estuviera contemplando qué decir.
Tenía sus manos sin guantes y su piel se estaba poniendo roja por el frío. Hizo que Jungkook quisiera doblar sus manos sobre las de Yoongi, mantenerlas calientes, pero resistió el impulso. Eso era cruzar demasiados límites, incluso con la protección de sus guantes.
¿Y no cambiaran de parecer? ¿Incluso si estás teniendo problemas?
Jungkook leyó las palabras y limpió sus ojos llorosos, obligándose a dejar de llorar como un niño patético —No —dijo. No quería repetir todas las discusiones que había tenido con sus padres, después de la secundaria, después de Seúl y ahora. —No, solo creen que no me esfuerzo lo suficiente.
Yoongi frunció el ceño. Pero estudias todo el tiempo.
Una risa se escapó de la boca de Jungkook y sonaba chirriante y terrible incluso para sus propios oídos. —Ellos no ven eso, creo. Ellos...ellos creen que tengo mi cabeza en las nubes. Que los sueños deben mantenerse como sueños y que debo dejarlo ir.
El ceño fruncido de Yoongi aumentó. Bueno, están mal.
Jungkook se rió de nuevo y frotó sus ojos fuertemente, tomando una bocanada de aire. —¿Qué hay de ti, hyung? ¿Tener una tienda mágica es tu sueño?
Era algo que siempre se preguntó, parecía una profesión rara para alguien a mitad de sus veintes, pero esta era la primera vez que había sido lo suficientemente valiente (o tonto) para preguntar.
La esquina de la boca se elevó en una sonrisa que estaba atada con tristeza. No.
—¿Qué era?
Una larga pausa. Lo suficientemente larga para que Jungkook comenzara a moverse, preguntándose si debería quitar la pregunta de alguna forma, decir algo para borrar la mirada lejana que se deslizó en la cara de Yoongi, el peso que de pronto estaba en sus hombros. Pero luego Yoongi cerró su aplicación de notas y abrió SoundCloud. Jungkook miró, confundido, como buscaba en su bolsillo y sacaba unos audífonos. Los conectó con dedos inestables y le pasó un auricular a Jungkook.
Jungkook se lo puso, sintiendo que quizás debería sostener la respiración. Como si algo monumental fuera a ocurrir a pesar de que estaban solamente ellos, solos en el Washington Square Park a medianoche, mientras se entumecían por el frío.
Yoongi presionó una canción de la cual Jungkook no pudo ver el título y la reprodujo. La música se escuchó inmediatamente, un ritmo instrumental pegajoso, y luego una voz. Rapeando, se dio cuenta Jungkook, más que nada en coreano, pero con inglés mezclado sin ningún esfuerzo. La voz cambió a otra, un poco más rasposa, pero no igual de ágil, pero aún así brillando con confianza. Y luego una tercera voz, más intensa que las primeras. Enojada, quizás, o simplemente apasionada, formando palabras como si hubieran sido arrancadas de su pecho, como si pudiera sentir todo el peso y emoción de cada una mientras hablaba.
Era impresionante, cruda, un golpe en el estómago.
—¿Quiénes son? —preguntó, acercándose, sintiendo la música, la voz resonando en su pecho hasta su espina dorsal. —Son realmente buenos.
Yoongi presionó su dedo en su propio pecho y el mundo de Jungkook se inclinó —¿Este...este eres tú?
La canción cambió, algo más lento ahora. Triste. Pero la voz seguía siendo baja y rasposa y rebosante de emoción. Y Yoongi mordió su labio, tan duro que parecía doler. Asintió y articuló un "sí".
—Hyung... —dijo Jungkook y no sabía qué hacer después de eso —Me gusta tu voz.
Yoongi soltó una carcajada rota y silbante y en señas dijo gracias.
—¿Qué pasó? —preguntó Jungkook mientras la canción se detenía y Yoongi se sacaba el auricular —A menos que no quieras decirme, lo que entendería completamente. Podemos hablar de algo más o-
Yoongi le dio un empujón y cerró su boca, cortando el hijo de palabras. Solo entonces notó que el celular de Yoongi estaba en alto.
Se la llevaron. Magia negra.
Había escuchado sobre magia negra, probablemente todos los niños. Acechaba en las historias de terror que los niños se contaban en las pijamadas después de la oscuridad, en las advertencias que los padres les daban a sus hijos, en la desconfianza de los usuarios de magia por gente como sus padres. La magia negra eran rituales en los bosques en la noche; espectros sedientos de sangre en el espejo o bajo tu cama; tiendas con las persianas abajo en los callejones traseros de Busan. Era su padre diciéndole es malvado, hijo, y tentadora, mejor si te mantienes lejos de toda la magia cuando tenía diez años.
Pero no sabía que podía quitarle la voz a alguien. —¿La magia negra puede hacer eso?
Yoongi asintió, con la expresión sombría. Hoseok y Namjoon no querían seguir presentándose sin mí. Nos encontramos con la tienda después de la universidad. Decidimos intentarlo.
Había más, Jungkook lo sabía. Había mucho más en las sombras de los ojos de Yoongi, en la tensa línea de su espalda, el movimiento de sus dedos contra el celular. Pero Yoongi podía tener secretos, la oscuridad escondida y Jungkook no husmearía. .
—¿Pero extrañas la música?
Sí, escribió Yoongi. Pero mi punto era, está bien, si no puedes seguir tus sueños. Para nada o incluso en seguida. Incluso si a veces duele, la vida no es mala, Jungkook-ah. Estoy bien y tú lo estarás, también. Incluso si tienes que esperar un poco para perseguir tus sueños. No te convierte en un fracaso.
Y Jungkook iba a comenzar a llorar de nuevo. Genial.
—Gracias —dijo, deseando que Yoongi le hubiera mandado las palabras por mensaje para poder mantenerlas para siempre. —Eso significa demasiado, hyung —probablemente más de lo que Yoongi sabía. Había pasado mucho tiempo desde que alguien había creído en él.
Yoongi apretó su hombro y se puso de pie. Vamos a comer.
Eran cerca de las 1 de la madrugada, pero a Jungkook no le importaba. Lo último que quería era volver a su comprimido departamento e intentar respirar por el resto de la noche. Así que dejó que Yoongi lo llevara a comer brochetas de cordero en un restaurante abierto las 24 horas cerca del parque. Y se sentó con Yoongi en las escaleras de La Tienda Mágica y se río mientras Yoongi luchaba con la grasa con una mirada adorable y concentrada en su cara. Jungkook se sacó sus guantes para no ensuciarlos, intentando tomar la mejor carne primero. Yoongi se acercó a él en las estrechas escaleras y mientras se acomodaba, sus dedos rozaron la parte trasera de su mano. Solo fue un destello, apenas algo, no lo suficiente como para ver sus pensamientos, pero Jungkook lo sintió como fuego en su piel. Se alejó antes de que pudiera detenerse y casi se cayó de las escaleras en su prisa por poner distancia entre ellos.
—No deberías tocarme —susurró ante la mirada desconcertada de Yoongi.
¿Por qué? Articuló Yoongi, con la cabeza inclinada.
Jungkook sacudió su cabeza, demasiado cansado, demasiado aterrado como para intentar explicar. —Simplemente no deberías.
Afortunadamente, Yoongi lo dejó pasar. Simplemente llevó a Jungkook a su casa y lo enterró bajo muchas mantas en el sofá.
Descansa, escribió y le dio palmaditas al hombro cubierto de mantas de Jungkook.
Jungkook se acurrucó, seguro, y escuchó la voz de Yoongi reproducirse en su cabeza en repetición.
——
Jimin lo despertó en la mañana sentándose arriba de él y Seokjin hizo waffles para todos, incluyendo uno extra para Jungkook porque "se ve como un pequeño cachorro golpeado esta mañana". En la cabeza de la mesa, Namjoon y Yoongi discutían en lenguaje de señas sobre el precio de venta de unos objetos mágicos que compraron en una subasta la semana pasada, según Hoseok. Taehyung le robó fresas de su plato, ignorando a Seokjin quejándose sobre cómo tratar a los invitados apropiadamente, y en general fue una buena mañana.
Por primera vez en mucho tiempo, Jungkook pensó que podría estar bien.
——
Jungkook revisó su ensayo dos semanas después. Sus padres querían que fuera a casa en las vacaciones de invierno, pero casi no podía soportar el pensamiento, medio aterrorizado de que pudieran mirarlo y saber que había estado expuesto a la magia. Que había roto cada una de las reglas que habían puesto, ¿y qué harían entonces? ¿Prohibirle salir de su casa?
No podría pasar de ellos.
Intentó construir un buen argumento en su cabeza, todas las razones lógicas por las cuales debería quedarse en la ciudad: los costos de viaje y tiempo extra para estudiar, y la renta de su departamento, pero era difícil con toda la tos que tenía. Había aparecido dos días después de su excursión nocturna con Yoongi y se rehusaba a irse.
Tuvo que irse de clases ayer porque estaba tosiendo tanto que estaba interrumpiendo la clase. Esta mañana, una fiebre había aparecido, también, haciéndolo marearse si intentaba estar de pie por mucho tiempo. Aun así se forzó a vestirse, porque estaba en probación académica y no podía perder más clases o sería expulsado.
El viaje a la universidad fue una agonía y a penas escuchó unas palabras de sus dos primeras clases. Vomitó en el baño de estudiantes antes de su tercera clase. Su celular vibraba en su bolsillo, era Jimin preguntándole si iba ir a cenar, pero no podía hacer que sus dedos temblorosos colaboraran para escribir una respuesta. No recordaba la última vez que se había enfermado, o si alguna vez se había enfermado. Se ejercitaba, comía saludable, incluso como un estudiante pobre intentó cuidarse a sí mismo, a pesar de su horario de sueño arruinado.
Su tercera y cuarta clase pasaron en una imagen borrosa y sentía que moría mientras se tambaleaba hasta la estación de metro. Se acurrucó en uno de los asientos del final del tren y tosió, tosió, tosió en sus manos, su estómago acalambrado por la fuerza. Sus pulmones se sentían como si estuvieran ardiendo, como si alguien lo hubiera puesto literalmente en llamas, y mierda, ¿quizás necesitaba ir al hospital?
(No podía costearse un hospital, ni siquiera con el dinero de sus padres. )
Su departamento estaba en el quinto piso del edificio y el ascensor estaba malo siempre, lo que lo obligó a medio caminar, medio arrastrarse por las escaleras hasta que llegó a su puerta. Le tomó tres intentos para poder insertar la llave en la cerradura y luego otras dos para cerrar la puerta detrás de él y ponerle llave al cerrojo. Se quitó su ropa, la mayoría mojada por el sudor, y se arrastró hasta su cama, colapsando en el edredón.
El mundo estaba borroso, se inclinó y luego se oscureció.
——
Despertó cuando su celular comenzó a sonar, fuerte y estridente en el silencio de su departamento. Aún estaba en su mochila, tendida en el suelo y ahora mismo la distancia parecía ser un océano. Estuvo tentando a ignorarlo, pero comenzó a sonar de nuevo, insistentemente, así que, con un gruñido, se tiró de la cama y comenzó a arrastrarse hasta él.
Seis llamadas perdidas, treinta y siete mensajes sin leer. Ya eran casi las once, le informó el reloj y Jimin estaba llamando por quinta vez.
—¿'la? —dijo con dificultad después de aceptar la llamada, luchando para poner su celular en la oreja. Aún hacía calor y sus pulmones dolían, dolían, dolían. Se acurrucó y presionó un brazo en su boca para amortiguar su voz.
—¿Jungkook? —Jimin sonaba preocupado, casi totalmente asustado —Jungkook-ah, ¿estás bien? ¿Dónde estás?
—Casa —murmuró Jungkook —departamento.
—¿Estás enfermo?
—Un...poco.
Jimin maldijo. La voz de Taehyung sonó en el fondo, urgente —Necesitamos ir. Ahora.
Movimiento. La voz de Seokjin ahora, atípicamente seria —Jungkook-ah, ¿puedes decirnos tu dirección?
¿Su dirección? Apenas podía recordar su nombre ahora, ¿cómo se supone que iba a recordar su dirección?
—Por favor, Jungkook-ah —presionó Seokjin —Es importante. Intenta recordar.
Tosió más fuerte, apretó sus dientes para esconder lo peor y forzó a su cansado y mareado cerebro. —C-calle Oeste 31. Edificio...edificio 435. Departamento —frunció el ceño, luchando para recordar el número de su departamento. Literalmente estaba al lado de su puerta. Lo veía todos los días. —515.
—Está bien —dijo Seokjin, afortunadamente calmado — Edificio 435 en calle Oeste 31, departamento 515, ¿cierto?
—S-sí.
—Aguanta, Jungkook-ah. Ya vamos en camino.
Quiso protestar, insistir en que no debían pasar por todos esos problemas, pero estaba tan cansado y enfermo y asustado y no creía que pudiera ni siquiera levantarse del suelo ahora, así que simplemente murmuró un vago sonido de afirmación y dejó que su celular cayera de sus dedos. Se concentró en no toser uno de sus pulmones. Estaba bastante seguro de que eso sería malo.
——
No tenía idea de cuánto tiempo pasó cuando la puerta de su departamento se abrió. Estaba seguro de que la había cerrado, incluso en su desorientado estado, pero también creía sentir el soplo de magia en el aire, así que eso respondía su pregunta.
—Mierda —dijo una voz, Hoseok, ¿quizá?, y luego alguien se arrodilló a su lado, donde estaba desparramado en el piso como un idiota —Está hirviendo.
—Tae —fue Seokjin, esta vez estaba casi seguro —llena la bañera con agua helada. Necesitamos bajar su temperatura.
Hubo mucho ruido, luego de eso. Ruido en la cocina, Hoseok diciendo algo de "está casi listo", pasos en su piso, agua corriendo en su bañera agrietada, manos bajo sus brazos, levantándolo.
—Mierda —dijo Jimin, con la voz quebrada —eso es sangre en su manga, hyung.
—Vamos a llevarlo al baño —dijo Seokjin y luego se estaban moviendo.
Intentó hacer que sus pies colaboraran, ayudar a las ¿dos? personas que lo tomaban de cada lado, pero su cuerpo estaba demasiado débil y tuvieron que mitad arrastrarlo y mitad llevarlo hasta su bañera. Gimió en protesta cuando alguien tiró de su camiseta, intentando sacarla y se detuvieron de inmediato, murmurando disculpas.
—Necesitamos sacarle su pantalón, al menos—dijo Seokjin—está demasiado caliente.
Se quedó quieto mientras alguien bajaba sus pantalones por sus piernas y se preparó para el flujo de pensamientos que no eran los suyos, pero la persona que lo estaba haciendo, logró hacerlo sin tocar su piel. Luego, frío. Frío congelador.
Gimió, luchando, pero unos brazos se envolvieron en su cintura y estaba presionado al pecho de algo. Estaba tarareando en su oído, sonidos calmantes sin palabras y Yoongi, se dio cuenta. Yoongi estaba sentado con él en el agua, manteniéndolo derecho.
Estaba demasiado frío, pero la ropa mojada siendo presionada en su cara se sentía bien. Había un vaso contra sus labios y Hoseok murmurando "bebe, Jungkook" y luego algo ácido y dulce en su boca, en su garganta. Calmó el ardor en sus pulmones, lo ayudó a respirar y si apoyó contra Yoongi, quien tarareó de nuevo, acarició con sus dedos gentilmente acariciando su cabello.
—Jungkook-ah—habló Jimin, estaba seguro—Jungkook-ah, tienes que quitar el bloqueo de tu magia.
¿Qué? No, no podía hacer eso. Eso era peligroso, esa era una regla que no había rompido, le prometió a sus padres que no lo haría.
—Por favor—dijo Jimin, sonando desesperado—por favor, solo por un momento, ¿está bien?
Jungkook lloriqueó, desgarrado. Todo dolía aun, se sentía apretado, como si su cuerpo fuera demasiado pequeño, demasiado frágil para contener lo que sea que intentaba escapar, pero lo prometió, el...Yoongi dejó salir un susurro, tiró de la tela de su camiseta insistentemente y Jungkook no necesitaba palabras para sentir la urgencia. Para entender que era importante, no se lo pedirían si no fuese importante.
—'sta bien —logró murmurar y alcanzó la caja y torpemente dejó la tapa abierta.
La preocupación lo golpeó como un tren veloz, sacando un jadeo de sus dientes. Luego, angustia, ansiedad, miedo, el suyo, ¿el de ellos? No podía decir de qué forma era y se sentía demasiado, demasiado, demasiado-
Una tormenta se envolvió a su alrededor, bloqueó todo lo demás. La magia de Yoongi, mezclándose con la suya, crujiendo en su piel, calentando su sangre a pesar del agua congelada. Se sentía intenso, pero a salvo, como fuego protector, como un estoy aquí y te tengo sin ser hablado. Jungkook gimió y se rindió, hundiéndose en la magia y en la calidez de los brazos de Yoongi, dejándolo expandirse por su débil cuerpo, ayudándolo a respirar.
Eventualmente, minutos u horas después, lo sacaron de la bañera y lo cambiaron a ropa seca, cuidadosos todo el tiempo de tocarlo lo menos posible. Luego, la suavidad del colchón bajo él y a Hoseok vertiendo algo brillante y helado por su garganta. A su lado un peso se sintió, Yoongi de nuevo, y se acurrucó instintivamente más cerca, acercándose a la magia de Yoongi para que lo envolviera como una manta extra.
—Dejé unos cuantos remedios en el mostrador —dijo Hoseok de algún lugar lejano —Dale otra en unas horas y de nuevo en la mañana.
—E infórmanos, ¿está bien? —insistió Taehyung —Mándanos un mensaje en caso de que algo cambie.
—Inmediatamente —añadió Jimin, aún sonando asustado.
—Voy a venir con comida más tarde —dijo Seokjin.
Yoongi debió responderles, porque el piso sonó y la puerta frontal se abrió y cerró, señalizando su ida. Envuelto en la magia de Yoongi, Jungkook se hundió de nuevo en un sueño exhaustivo.
——
Luz del sol, brillando a través de las cortinas delgadas en su ventana, jugando con las partículas de polvo en el aire. Yoongi en la cama junto a él, vestido con su ropa y dormido. Estaba sentado, con la cabeza contra la pared. Magia, la suya y la de Yoongi, mezclada en la habitación. La caja, abierta y derramando en su mente.
Se sentó con una sacudida y jadeó, despertando a Yoongi.
—No —podía sentir a su vecina de al lado, ansiosa sobre su entrevista de trabajo esa mañana. El hombre arriba estaba emocionado por una cita esa tarde y el hombre de abajo recibió malas noticias, su enojo era filoso contra la piel de Jungkook.
Y Yoongi. La preocupación de Yoongi, la incertidumbre, todo sobre él, todo para él.
Buscó la caja, metiendo su magia lo más profundo que pudo y selló la tapa nuevamente. Sintió el dolor por todo su cuerpo en respuesta, una ola abrasiva, pero apretó los dientes y lo soportó. Tuvo un desliz, pero estaría bien. Se acostumbraría a tener un agujero dentro de él nuevamente, simplemente necesitaba tiempo para acostumbrarse, para aguantar el dolor, y luego estaría bien.
Lo estaría.
—Perdón, hyung —le dijo a Yoongi, quien lo miraba con el ceño fruncido y con preocupación —Por lo de anoche. Ya me siento mejor. Puedes irte.
Yoongi sacudió su cabeza y fue hasta los pies de la cama, sus ojos buscaban su celular.
—Por favor —insistió Jungkook, sin poder lidiar con el hecho de que no solo Yoongi sino que todos lo vieron anoche, sin poder cuidarse a sí mismo. Y los dejó entrar a todos sin siquiera darse cuenta. Jimin le pidió que removiera su bloqueo sin saber qué significaba y Jungkook no le dijo. No le advirtió.
Mierda.
Yoongi lo miró, frustrado y Jungkook enterró su cara en sus piernas —Por favor vete, hyung. Te llamaré después.
Necesitaba tiempo para componerse. Descifrar qué iba a decirles a ellos, a los profesores de las clases que iba a perder hoy, a sus padres, si llegaba a eso.
Un suspiro salió de Yoongi. Jungkook miró hacia arriba justo a tiempo para verlo pasar su mochila por su hombro y ponerse sus botas. Miró sobre su hombro, viéndose entre irritado y preocupado y Jungkook intentó darle una sonrisa segura.
—Te llamaré después. Lo prometo. Solo...necesito estar solo por un minuto.
Yoongi lo apuntó con un dedo, un silencioso lo estaré esperando, mocoso y luego se fue y Jungkook estaba, de hecho, solo. Lo primero que hizo con la paz y el silencio fue lo que intentó evitar por días: enterrar su cara en la almohada y llorar, sonora y desagradablemente.
Cuando terminó y se sintió hueco, exhausto hasta su maldita alma (aunque eso quizás era muy dramático, pero no le importaba) se forzó a sí mismo a salir de la cama. La fiebre se había ido, pero la tos aún estaba, doliendo en la parte trasera de su garganta. Creía tener sopa, en algún lado, y el plan actual era hacerla y luego volver a enterrarse en sus mantas como una tortuga triste por el resto del día.
No quería pensar sobre la magia, la universidad, sus padres o de nada. Especialmente en Yoongi y los demás.
Como si fuese invocado, su celular vibró en la cama.
Jimin [7:34 am]
Yoongi dijo que viene en camino, ¿estás bien?
Jungkook lo ignoró. Sopa. Sopa primero.
En la cocina, junto al lavabo, había una botella que había visto en la tienda, llena de un líquido azul brillante. De pronto le llegó el recuerdo vago de Yoongi despertándolo anoche, haciéndolo beber algo. Había una nota junto a la botella: BÉBEME, con una flecha, como en Alicia en el país de las maravillas y, bajo de eso, en la letra cuidadosa de Hoseok, para ayudar con la tos. Hierba medicinal solamente, magia mínima! Lo terminó con una carita feliz y Jungkook sintió como una sonrisa involuntaria se posaba en su boca.
Se bebió la botella, dándose cuenta de que no había sentido en ignorarlo cuando ya había consumido casi tres botellas. Era dulce, al igual que antes y agradable y la picazón murió justo después de que lo bebió, así que bendito Hoseok, en serio.
Hizo sopa de pollo y se metió bajo sus mantas como una tortuga triste, como lo planeó. Pasó el resto del día ahí, viendo películas estúpidas y solo moviéndose para ir al baño y mensajearle a Jimin y a los otros que estaba bien y que los llamaría mañana.
Comenzó a llover en algún momento en la tarde y escuchó el golpeteo contra su ventanas, saboreó las chispas de magia disiparse en su lengua. El agujero ardió en los costados, como el fuego que una vez vio bailar en la punta de los dedos de Yoongi y comenzó a ver otra película para detenerse y no pensar sobre ello.
(Iba a estar bien. Lo iba a estar.)
El sol se estaba yendo y se puso de pie para prender la luz cuando encontró un sobre en la mesa junto a su puerta, bajo sus llaves y sus lentes. Su nombre estaba escrito con hangul desordenado.
Se lo llevó de vuelta a la cama y lo abrió con dedos cuidadosos.
Jungkook ah,
Estás durmiendo ahora mismo y voy a esperar tener la oportunidad de hablar de esto en la mañana, pero solo en caso de que no pueda, pensé en escribir esto. Ambos sabemos que puedes ser terco.
Sé que Namjoon te dijo que soy un Elemental, pero no creo que te haya explicado lo que eso significa, ¿cierto? Esencialmente, tengo mucha magia. Mucha más de lo común. Lo que me hace poderoso, pero también es difícil de controlar.
Cuando tenía siete años, accidentalmente quemé nuestra casa. Mi madre casi murió y perdimos todo. Estaba aterrado de mi propia magia después de eso y también lo estaba mi familia, así que decidí cerrarme a la magia. Como tú, puse un bloqueo y me dije a mí mismo que todo iba a estar bien. Podía proteger a mi familia y vivir una vida normal. Pero la magia es parte de nosotros, Jungkook-ah. Está en nuestras células, nuestra sangre y es imposible vivir sin ella.
En la secundaria comencé a enfermarme. Tosía todo el tiempo, tenía fiebre, mareos, etc. Mi depresión empeoró y también mi ansiedad. Mis padres me llevaron a un montón de doctores, pero ninguno de ellos pudo saber qué estaba mal conmigo. Luego, colapsé en la escuela. Me desmayé justo en el pasillo y tuve que ser llevado rápidamente al hospital. Una de las enfermeras que estaba ahí era usuaria de magia y se dio cuenta: envenenamiento. Básicamente, al bloquear mi magia me estaba envenenando y mi cuerpo estaba fallando.
Casi morí, Jungkook-ah. Un par de meses más y habría muerto. Las enfermeras y los doctores y el sanador me llamaron estúpido. Mi familia se dio cuenta, también, de que no podía seguir así. Me consiguieron un tutor y me dijeron que no me preocupara, me dijeron que no me preocupara por mi magia, que solo aprendiera a controlarla y las cosas mejoraron mucho después de eso.
Aunque, lo entiendo. De verdad lo hago. Estás asustado y eso está bien, la magia es aterradora. Es tan antigua como la tierra y es poderosa y puede ser oscura como también brillante. Y vive dentro de nosotros. Loco, ¿verdad? Pero somos parte de este mundo, TÚ eres parte de este mundo, Jungkook-ah, y sea lo que sea que temes, te prometo que nosotros lo entenderemos, al menos.
Todos hemos tenido que lidiar con el lado aterrador de nuestra magia. Jimin y sus fantasmas, Taehyung y el futuro, el fuego que casi mató a mi familia...lo entendemos. Lo hacemos. Y no te juzgaremos.
Solo estamos preocupados. No te quiero ver morir por esto, Jungkook. No me hagas mirar eso, ¿está bien? Hay tantas personas que están asustadas allá afuera, que no entienden, pero eso no significa que tengan razón. Incluso nuestra propia familia.
Así que solo habla con nosotros, ¿sí? Estamos aquí para ti, lo prometo.
Estoy aquí para ti.
Yoongi.
Leyó la carta una, y luego otra vez y luego intentó hacerlo una tercera vez, pero estaba llorando demasiado como para leer las palabras. Era un poco patético, quizás, que estuviera aquí llorando por una carta, pero no le importaba. Quería presionar el papel a su pecho y absorberla dentro de él, escribir estoy aquí para ti, en sus propios huesos.
Y estaba aterrado, Yoongi tenía razón. Tan aterrado...las personas por diez años le dijeron que su magia estaba mal, que su magia era peligrosa, que su magia tenía que estar encerrada donde no pudiera dañar a nadie, pero justo ahora, no estaba a solo y y eso. Eso era todo, ¿no es así?
Aún estaba lloviendo afuera y la tos estaba volviendo, pero no le importaba. Mientras pudiera llegar a la casa, sentía que todo iba a estar bien. Así que se puso su impermeable y se tropezó por las escaleras y salió hacia la noche.
Estaba empapado para cuando llegó al metro, incluso con su impermeable y también temblaba. Pensó que realmente debería comprar un paraguas mientras medio caminaba y medio trotaba hacia las familiares calles de East Village. Pero la casa estaba ahí y todas las luces estaban prendidas en la ventana y la magia ya estaba empujando algo del frío hacia afuera.
Subió las escaleras y presionó el timbre. Una. Dos. Levantó su mano para hacerlo por tercera vez cuando la puerta se abrió y Jimin se quedó boquiabierto cuando lo vio. —¿Jungkook?
—¿Puedo entrar? —preguntó mientras sus dientes castañeaban por el frío.
—Mierda —dijo Jimin, estirando su brazo —Por su puesto. ¿Qué diablos estás haciendo? Ayer estabas muriendo y está lloviendo y oh dios, Tae, ¿por esto me dijiste que tuviera un cambio de ropa listo?
Taehyung, detenido detrás de Jimin en el pasillo, parpadeó lentamente y dijo —Supongo.
—Mierda —se quejó Jimin, pero ya estaba sacando a Jungkook de su abrigo empapado y gritando para que Namjoon y Seokjin trajeran toallas y té de inmediato y gritándole a Taegyung —¡Ve por la ropa, entonces!
(Jimin, decidió Jungkook mientras era empujado hasta el baño para cambiarse, era un tanto aterrador.)
La próxima vez que Jungkook estuvo totalmente consciente, estaba sentado en el sillón en lo que creía era un pijama de Tahyung con un edredón en sus hombros, una taza de té en sus manos y cinco chicos ansiosos sentados frente a él. Había, sin embargo, una distintiva falta de Yoongi.
—¿Dónde está Yoongi? —preguntó, esperando no sonar mal educado —Necesito hablar con el.
—Está cerrando la tienda —dijo Namjoon —Debería estar en casa en unos minutos.
—¿Qué está pasando? —preguntó Jimin —¿Ocurrió algo?
—Me escribió una carta —explicó Jungkook. Todavía estaba en su cama, a pesar de que quería llevarla con él a todas partes. —Explicó algunas cosas. Y necesito hablar con él.
Una conversación silenciosa entre todos ellos. —Le diré que se apure —dijo Seokjin finalmente.
—Solo dile que Jungkookie está aquí —dijo Jimin con una leve sonrisa —Eso hará que se apure.
Hoseok bufó y Jungkook estaba seguro de que se estaba perdiendo de algo, pero en realidad no le importaba. Solo necesitaba ver a Yoongi, asegurarse de que lo escribió lo decía de verdad.
—Toma tu té —le dijo Namjoon gentilmente —Yoongi volverá pronto.
Y no estaba equivocado. No pasaron ni quince minutos cuando la puerta se abrió y Yoongi apareció en el comedor. Se había quitado sus botas, pero aún tenía su abrigo y su gorra. A pesar de la lluvia fría de afuera, estaba sonrojado y con la respiración entrecortada, como si hubiera corrido a casa, lo que parecía ser ridículo.
—Jungkook necesita hablar contigo —explicó Seokjin ante su mirada interrogante —¿Acerca de una carta que escribiste?
Los ojos oscuros de Yoongi se movieron hacia el. —¿Lo decías en serio? —preguntó Jungkook, sosteniendo su taza como si fuera un salvavidas —¿Todo lo que escribiste?
Los dedos de Yoongi se movieron a su celular, pero luego miró a Namjoon, sentado en el brazo del sillón.
—Voy a traducir —le ofreció Namjoon y las manos de Yoongi comenzaron a volar.
—Por supuesto que lo decía en serio —dijo Namjoon y era raro, escuchar las palabras de Yoongi en la voz de Namjoon, pero era definitivamente más rápido que escribir —Estamos aquí para ti, Jungkook. Sea lo que sea que quieras decirnos o cualquiera que sea tu don. Todos somos unos raros, sabes. Encajaras perfectamente.
—Sí que lo harás —añadió Jimin —¿Olvidaste que literalmente veo gente muerta?
—Y Jin se transforma en gato —dijo Taehyung —¿qué puede ser más raro que eso?
—Así que deberías parar de hacerte daño —continúo traduciendo Namjoon —Por favor.
—Tiene razón —dijo Hoseok, extrañamente sombrío —Mi familia ha tratado enfermedad por magia antes. No es una broma.
Jungkook absorbió todo esto, la cruda expresión en el rostro de Yoongi, la comprensión insistente de los demás y tomó un respiro profundo. Recordó cuando tenía quince años en Busan, cuando escaló a la cima de un acantilado por una apuesta. A sus amigos abajo, gritando para que saltara y, en ese momento, justo después de que sus pies dejaran la tierra, donde todo estaba quieto...se sintió así de nuevo.
—Mis padres —logró decir, intentando darles forma a diez años, diez años de un agujero dentro de él —no aprueban mi magia. Nunca...nunca tuvimos a nadie en la familia con magia y creen que es peligroso. Mi don...puedo tomar las emociones de las personas, a veces vagamente acerca de lo que sientes y mi familia pensó que era...invasivo. Como que estaba quitándoles algo sin su consentimiento.
—Basura —dijo Jimin, duramente. Taehyung lo empujó, pero simplemente se encogió de hombros, desafiante —Eres un Empático, Jungkook-ah. Es natural.
—No lo veían de esa forma —insistió Jungkook —Especialmente porque cuando...cuando toco a las personas, ¿puedo escuchar sus pensamientos? Lo que-lo que están pensando en ese momento y eso...mi familia odiaba cuando hacía eso. Decían que era...injusto, que tenía ventaja sobre ellos. Y lo entiendo, lo hago, los pensamientos de las personas son privados y yo nunca lo haría sin permiso, incluso si no les importa la cosa de ser empático, siempre me cerraría a su alrededor, lo juro, intenté decirle a mis padres eso, pero ellos insistieron que toda mi magia era demasiado así que comencé a esconderla y —cerró su boca, consciente de que estaba a dos segundos de llorar de nuevo —Lo siento —hipó, sin poder mirarlos —Lo siento.
—No te disculpes —dijo Seokjin, feroz —No lo sientas, Jungkook-ah.
Yoongi se estaba moviendo, se dio cuenta Jungkook, empujando a Jimin y Taehyung para pararse frente a él. Yoongi estaba estirando su mano para tomar la suya, desnuda, y antes de que pudiera alejarse, Yoongi tomó la taza y los dedos delgados de Yoongi estaban sobre los suyos.
¿Puedes oírme? Hizo eco en su mente como una campana, la misma voz profunda y rasposa que escuchó en la canción, la voz de Yoongi. Eso es...eso es...
Dejó salir un sollozo asombrado, por sentir la piel de Yoongi contra la suya (no podía recordar una vez en la que hubiera podido tener eso, cuando fue la última vez que se había permitido tocar a alguien, cuando alguien lo había dejado tocarlo) y el peso de su magia, sus pensamientos, la compasión fluyendo en Jungkook como un río.
—Sí —dijo en voz alta —Sí, te puedo escuchar, hyung.
Yoongi le sonrío, mostrando sus encías y con arrugas en sus ojos, y apretó su mano. ¿Ves? Nada a qué temerle, entonces.
—¿No te importa? —susurró Jungkook.
No. Estoy aquí, ¿no es así?
Jungkook no pudo evitar inclinarse hacia adelante y presionar su frente contra la de Yoongi, desesperado por más contacto. Yoongi tarareó y envolvió sus brazos a su alrededor, rozando sus labios contra su cien, y el toque quemaba contra su piel de la mejor manera.
Te tengo, Kook. Todos lo hacen, estás bien.
Más manos, se dio cuenta, en sus hombros, por debajo del collar de su camiseta.
Eres uno de nosotros, la voz de Jimin hizo eco justo después de la de Yoongi. No vamos a juzgarte por esto.
Ídem. Taehyung, rozando la parte trasera de su cuello.
Hoseok, Namjoon y Seokjin se abstuvieron, pero Jungkook sintió que era más para evitar abrumarlo que por juzgarlo. Podía estar en shock, un poco, ante su fácil aceptación. Ante lo bien que se sentía tenerlos así de cerca, con chispas en su mente, sus pulmones por fin respirando, el agujero cerrado. Sintió lágrimas caer por sus mejillas, pero nadie lo juzgaba por eso, tampoco. Yoongi simplemente las sacó con una sonrisa comprensiva y Taehyung estaba literalmente envuelto en la espalda de Jungkook como un Koala, y era todo mucho y tan perfecto y Jungkook no quería moverse nunca.
—Propongo una pijamada —anunció Hoseok —Todos dormiremos aquí con Kook.
—Apoyo la idea —dijo Jimin inmediatamente.
—También —dijo Taehyung en el cuello de Jungkook.
—También —anunció Seokjin, ya en dirección a la cocina —iré a preparar comida.
—También —Namjoon se puso de pie y tocó el hombro de Taehyung —Ayúdame a traer mantas.
Taehyung de mala gana se soltó y dejó un beso en la cabeza de Jungkook antes de irse.
Van a hacer eso todo el tiempo ahora, dijo la voz de Yoongi en su cabeza, divertido. Son monstruos. No tendrás un momento de espacio personal nunca más.
—No creo que me importe —dijo Jungkook, retrocediendo de mala gana para que Yoongi pudiera sacarse su abrigo y gorra.
Dejar ir su mano fue una forma de agonía, y bien, quizás Jungkook estaba privado de contacto, tenía que trabajar en eso, pero Yoongi quitó el fleco de Jungkook de su frente, de forma cariñosa, y todo el corazón de Jungkook apretó y se sentía bien.
(Taehyung y Namjoon gritaban acerca de las mantas arriba y Hoseok y Jimin estaban corriendo los muebles mientras que Seokjin daba instrucciones desde la seguridad de la cocina y era caos absoluto, pero Jungkook amaba cada segundo.)
Era demasiado bueno.
*Hangul: 6. no olviden cerrar la puerta. 19. Por favor laven después de cocinar.
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