Tumgik
#todo ocurría demasiado rápido
meduz-z-za · 11 months
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I think the reason why Izzy's death isn't even making me sad or angry la because is just so out of place with the rest of the series, it feels like reading an ooc fanfic.
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thelettersgames · 7 months
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El ladrón de flores.
Hoy quiero contar el caso más extraordinario que me encontré en mi carrera como detective en la comisaría del pueblo. No hacía mucho que me habían trasladado aquí cuando ese caso llegó a mi escritorio. No recuerdo que llevaba puesto aquel día, seguramente un pantalón de vestir y una de mis camisas blancas con bordados en los puños. A mamá le encantaba bordarmelos con distintos estampados. Estábamos a mediados de marzo y el sol comenzaba a calentar y entrar por la ventana cuando dejaron el informe del crimen en mi mesa.
Caso 47104, relataba los sucesos acontecidos en la última semana de febrero y las primeras de marzo. Robaban flores todos los martes y jueves en las floristerías de la calle Esperanza y la calle Sol de Invierno, eran cuatro en total. Según los dependientes de las tiendas todo ocurría de forma extraña, comenzaban a sentirse mareados y somnolientos, cercionaban la hora y cerraban los ojos y, al abrirlos, se encontraban en el suelo habiendo pasado veinte minutos desde cerrarlos. La tienda siempre se quedaba sin flores naturales y solo descansaban en su lugar las artificiales. Así en las cuatro floristerías.
En las cámaras no había nada y las huellas no eran una fuente fiable porque cada día pasaban por allí decenas de personas para comprar sus flores favoritas. Entonces, decidí hacer uso de mi ingenio y busqué la causa de que los trabajadores se durmieran antes de los robos. Mandé revisar todos los establecimientos en busca de algo que los uniera. Solo nos encontramos con que todos bebían café de la calle en medio de ellas, la Avenida Trovador, y que siempre lo pedían para llevar, por las prisas. Pero no encontramos que en los turnos estuviera siempre la misma persona y tuvimos que descartar la teoría.
Fue complicado después de quedarnos sin esa teoría y tuvimos que volver a registrar los locales, esta vez me encargué yo. Recuerdo que aquel día mientras entraba en cada local había un hombre de negocios paseando cerca de ellos, de los cuatro, pero no me pareció importante en su momento. En un local de repente me encontré con que tenían aire acondicionado, que servía para mantener frescas las flores y que no se marchitaran demasiado rápido. Y, en un arranque de lucidez, lo revisé encontrándome con un dispensador de olores. Lo mandé estudiar y allí encontramos el cloroformo que dormía a los dependientes y el ADN de un hombre que no figuraba en el registro. Ya teníamos algo, por fin, pero la muestra no coincidía con nuestras bases. De nuevo estábamos en un callejón sin salida.
Entonces, un día, se me encendió la cabeza con una idea un tanto descabellada. Retiramos la vigilancia en los locales y me dispuse a esperar, un martes 29 de marzo, a que el ladrón de flores apareciera. No apareció ni ese martes ni el jueves siguiente. Tampoco la semana que le siguió, pero yo no desistí y estuve cerca de un mes esperando que volviera. Siempre escondido en las sombras y con una máscara para evitar posibles intentos de cloroformo en el aire. El último jueves de abril, apareció. Era el hombre de negocios, con una gorra negra y ropa más juvenil, pero tenía las mismas facciones que me habían detenido al comenzar la investigación durante unos segundos.
Recuerdo esperar a que terminara de robar las flores para salir tras él y detenerlo. "Alto ahí, ladrón de flores" recuerdo que le dije. Él se detuvo en el acto y me miró sonriendo, no se arrepentía. Me lo llevé a comisaría mientras le leía sus derechos, aunque él repitiera que ya se los sabía, que era abogado. Nunca le creí hasta que en la sala de interrogatorios me dieron su información y confirmamos que decía la verdad. No podía entenderlo, ¿por qué un abogado robaria flores? Recuerdo preguntárselo y su respuesta, que a día de hoy, sigue recitandome en el aniversario de su captura.
"Porque las flores no deberían ser arrancadas de su hogar, la tierra, para decorar casas y morir después de unos días. No deberían sufrir el marchitarse de forma apresurada y después terminar en la basura con los restos de comida y las pelusas del recogedor. No debería ser legal matar a seres vivos por el simple hecho de que son bonitos, ¿no cree detective Nick? Porque yo a usted no lo mato porque me parezca hermoso, al contrario, disfruto de la vista y la vida que desprende. Eso deberíamos hacer también con las flores."
Aquel día me hizo pensar mucho, mientras redactaba el informe que decidiría su destino. Bien es cierto que sus modos no eran los correctos, pero dejaba una suma de dinero en cada floristería. De eso nos enteramos más tarde, aquel día que lo detuve robando. Cosa que los dependientes no nos decían. Él solo trataba de llevárselo todo, porque de otra forma no iban a dejar que lo hiciese y pagaba, siempre pagaba. Al final, en un acto un poco personal, decidí hacer un informe favorable para que no hubiese prisión ni antecedentes para él. Solo una multa un poco alta para pagar el caos que había montado.
Unos meses después, me lo encontré en la Avenida Trovador, con una maceta con un rosal, que salvé por poco de la caída. El me invitó a un café para darme las gracias y me regaló una sonrisa joven que no había apreciado hasta aquel momento. Era atractivo y entonces entendí lo que quiso decirme aquella tarde en comisaría. Yo también empecé a disfrutar la vista y la vida que transmitía y por el camino, nos enamoramos de nosotros y nuestras taras. Por eso es el caso más extraordinario de mi carrera, por lo raro y lo bonito que me regaló después. Y porque a nuestros hijos les encanta oír la historia de como nos conocimos.
Katastrophal
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retro-friki · 6 months
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Ya empezaron a transmitir la segunda temporada de La Bruja de Mercurio
Algunos comentarios:
*Creo que me traumó demasiado ver a Sophie diciendo “Suletita” en los dos episodios en que apareció. Por un lado, me gusta que pongan ese tipo de modificaciones en las traducciones latinas, como que pegan más, pero por otro, también llegó a ser hasta cómico escuchar a Sophie diciendo cosas como “Voy a matar a todos tus amigos, Suletita”. Creo que en esta versión eso fue lo que terminó de cansar a Eri XD.
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“¡Las únicas que le pueden decirle Suletita a mi hermana somos yo, mi mamá y tal vez, la cuñada!”
También cabe destacar que hicieron un cambio muy extraño en el diálogo de Sophie. En el original, Sophie expresaba que quería ser la hermana de Suletta, pero en español dicen que quiere ser “su mejor amiga”. Creo que esto modifica mucho al personaje de Sophie, ya que, como vimos en otras escenas, para ella era muy importante el tener una familia y creía que deseaba que Suletta fuera parte de ella (aunque luego descubrió que a quien quería era a Eri). También toda la plática sobre las hermanas servía como una pista de que Suletta en realidad no es hija única, así que no le veo caso que hubieran cambiado esos diálogos.
Todos los actores de doblaje son muy buenos, aunque me parece que Miorine suena demasiado adulta (creo que esto también pasa en el doblaje en inglés), me está saltando aún más en estos episodios porque en la versión original se veía muy claro el contraste de que aunque Mio hubiera empezado a vestirse de manera más adulta, seguía sonando como una jovencita y así quedaba claro que era una niña tratando de madurar muy rápido porque las circunstancias la orillaban a eso. Aunque bueno, la cuestión de cómo debe sonar un personaje ya es mi preferencia personal, en realidad.
Durante la escena en la que Elan está acosando a Suletta, en la tele pusieron un letrero que decía: “Continúa viendo este programa que es apto para todo público”. Me mató. Qué poco tacto de la televisora, la verdad.
Otra cosa curiosa es que durante la transmisión se propone un hashtag para que los espectadores vayan comentando la serie en redes sociales y a veces algunos de estos comentarios los ponen en pantalla. Como esta fue la primera vez que me puse a ver la serie en vivo, utilicé el hashtag para comentar y ver si algo pegaba. Terminaron poniendo mi comentario sobre que shippeaba a Suletta con Nika.
Ahora todo el país sabe que shippeo SuleNika.
Bueno…. ¿Pueden culparme?
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Ahora, ¿debería escribir un fanfic con ellas? ¿Ustedes qué creen? (Por cierto, también shippeo MioNika y creo que con más entusiasmo por las posibilidades de angst que hay con ellas; curiosamente el SabiNika no me llama la atención).
Por último unos comentarios con spoilers:
A decir verdad, tenía miedo de volver a ver la segunda temporada porque recordaba que hubo cosas que no me gustaron tanto y temía que al volverla a ver, descubriera que me gustaba aún menos. En general los primeros dos capítulos están bastante bien y reflejan cómo la serie se va volviendo más oscura. El capítulo 15, en cambio, no me disgustó tanto como me temía. Creo que funciona bien por sí solo, pero si lo pones en contexto con lo que pasa después en la serie, se vuelve problemático. No me molesta que de pronto la serie se hubiera enfocado en otros personajes que ya no vamos a volver a ver, esto también ocurría en otras series de Gundam donde a veces teníamos historias autoconclusivas desde la perspectiva de un bando contrario, pero estas experiencias siempre contribuían al desarrollo de los personajes principales. Lo que me hace ruido es que, aunque la situación es muy interesante, Suletta (ya saben, la protagonista) nunca se involucra en esto y creo que habría estado interesante ver cómo podría reaccionar ante estas situaciones, sobre todo después de haber peleado contra Sophie.
Tampoco me gustó el hecho de que después de que se descubre la verdadera razón por la que se estableció el convertir a Miorine en un trofeo con el sistema de los duelos, no se hubiera ahondado más en eso. Se le hizo un daño gravísimo a Mio y nunca se discutió a fondo. Caray, si los escritores le iban a copiar la tarea a “Utena” poniendo estos elementos en su trama debieron tener la decencia de hacerlo bien y criticar un poco más el asunto, ¿no?
Jajaja, sueno como una hater con tanta queja, pero me sigue gustando mucho la serie. Es sólo que en esta parte es cuando se comienza a notar que hubo muchas buenas ideas que ya no exploraron más a fondo por falta de capítulos. En fin, seguiremos informando.
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nekoannie-chan · 7 months
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Serial
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Título: Serial.
Fandom: Marvel, Capitán América.
Pareja: Brock Rumlow X Lectora
Clasificación: C.
Palabras: 586 palabras.
Advertencias: Mención de asesinatos, mención de asesina serial.
Sinopsis: Steve viajó al pasado para arreglar unas cosas.
N/A:  Esta es mi entrada para Multifandom Flash Round 2, Annie-3002, cuadro 10:
“La carnicera”.
También puedes leerlo en Wattpad y Ao3.
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         Si te gusto por favor vota, comenta y rebloguea.
No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
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Hiciste una mueca cuando viste la nota del periódico, seguían informando sobre el tal criminal llamado “el Carnicero”.
—Esto está mal, Brock, muy mal —comentaste dejando a un lado el periódico.
—Están desviando un poco la atención…
—Están poniendo toda la atención en ti.
—Sabes que están equivocados…
—Precisamente, si sospechan de ti, pueden llegar a la verdad —pusiste un dedo sobre su pecho.
Las cosas se suponía que no debían de salir de esa manera, tal vez deberían de planear algo diferente.
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Nuevamente, otro cuerpo más fue hallado, ¿qué es lo que ocurría? ¿cómo era posible que nadie hubiese visto nada o que alguna cámara captara algo de lo de ocurrido?
Steve no dejaba de decir que Brock era el responsable de lo que estaba ocurriendo, probablemente como una venganza por lo que había pasado.
Continuó insistiendo hasta que convenció a todo el equipo y comenzaron a planear como atraparlo.
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Dejaste el cuchillo que estabas limpiando a un lado, hiciste una mueca mientras revisabas el celular, Brock ya se había tardado y no tenías noticias de él hasta que el mensaje con el código que más temías llegó.
Tomaste las cosas que ibas a necesitar, de ninguna manera ibas a permitir que ellos lo fueran a meter al Raft.
Sabías donde estarían, estuviste muchísimos años en el equipo, incluso sin que ellos sospecharan sabías todos los secretos de cada uno de los integrantes.
Te dirigiste a donde lo tenían, habían estado esperando demasiado para vengarse de lo que Rogers les había hecho, pero aún tenían que esperar, por el momento lo más importante ahora era sacar a Brock de ahí.
Hiciste una parada antes de llegar al lugar, necesitabas la distracción, aunado a que conocías donde estaban las cámaras y cualquier cosa que pudiera ser algo en contra de ustedes.
Al llegar acomodaste las cosas, era el momento decisivo, ibas a sacar a Brock de ahí, si o si, así tuvieras que acabar con todos.
—¡Déjenlo! —espetaste al entrar al lugar, provocando que todos se sobresaltaran, ya que no esperaban que alguien más fuese a llegar.
—T/N creo que deberías de saber la verdad sobre Rumlow —Steve comenzó a hablar.
—Tal vez deberían de ver lo que hay en el patio trasero —les informaste, el equipo se vio entre si y decidieron que era mejor salir a averiguar lo que estaba pasando.
Desataste rápidamente a Brock en cuanto los demás salieron, conocías las entradas y salidas secretas que ahí había así mismo otras personas no sabían de la existencia de éstas, por lo que usaste una de las salidas para poder dejar el lugar lo más rápido que podían.
—Ahora no es el momento, pero te prometo que nos vengaremos de todo lo que Rogers nos ha hecho —le susurraste al oído a Brock mientras le ayudabas a salir del lugar.
Los demás estaban confundidos, un cuerpo había aparecido ahí, no era posible, no tenía sentido, ellos habían tenido a Brock todo ese tiempo.
—Es que no hay manera de que sea él —Clint dijo.
Steve alzó la cabeza, tal vez, cabía la posibilidad de que todo hubiese sido una trampa. Comenzó a caminar con rapidez de vuelta, seguido de los demás.
Ya no había nadie, los distrajiste para poder escapar, sin embargo Steve aventó su escudo cuando leyó la nota que habías dejado:
Adiós estúpidos, atraparon a la persona equivocada, Brock no tiene nada que ver con los asesinatos, deberían mejorar sus técnicas de investigación.
La carnicera.
Nunca habían sospechado de ti.
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baki-tiene-un-simp · 2 years
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Hola!!! Tus headcanons son muy bonitos! De verdad eres bueno/a En lo que haces! Puedo sugerir algo Que estuve pensando estos dias? Se me ocurrio la idea de lo que pasaria si la s/o de Katsumi lo descubriera mientras estaba golpeando a Doyle? Te acuerdas de eso? Lo mas interesante es las palabras del s/o despues Que Katsumi dice algo como “ya no puedo golpearlo mas”, y el s/o le preguntaria Que queria decir con eso. Yo creo Que esta experiencia fortaleceria la pareja y su vinculo, que dices?
Lo intente, pero no estoy satisfecha del todo con esto 😫 ojala no sea tan malo.
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El silbido que arrasaba el silencio del lugar tras el rápido movimiento del puño de Katsumi al cortar el aire empezaba a producirte escalofríos, periódico e inevitable para que su oponente terminase en el suelo unos segundos después con un fuerte estruendo contra el suelo de tablas. El gran reo estaría inconsciente unos minutos y luego se reincorporaría para empezar el ciclo una vez más.
Tus músculos se negaron a acatar la orden de tu cerebro que les exigía moverse cuando observaste al joven Orochi regresar a su posición a una buena distancia del centro y del cuerpo temporalmente inerte, no recordabas cuanto tiempo llevabas allí sin hacer nada más que esperar y no responder ante el intercambio de golpes casi unilateral que ocurría dentro de la habitación; jamás habías sido demasiado afín a las peleas ni enfrentamientos tan intensos como este, pero si lo eras a Katsumi. Lo viste esperar por su adversario hasta que se reincorporaba luego de despertar cuando le noqueaba, mientras se quedaría sentado matando el tiempo entre lectura y pocas cosas más.
No eras ignorante de la ocupación de tu pareja, pero el verle de esta forma era algo nuevo, parecía un tanto decepcionado cada que el pelirrojo se ponía de pie, ¿qué pasa con esa expresión? Tu pareja parecía tan decidido y molesto tras el atentado al dojo, juro que quebraría a ese tal Doyle por el dojo, por los alumnos afectados, por su padre, por ti y por su honor, sin embargo, no parecía estar contento en el tiempo que has observado. Tu cerebro despertó luego de tu laguna mental por la confusión solo para empujarte dentro, llamando la atención del karateka.
“Hola”
Saludaste despacio al entrar, como si el otro sujeto presente estuviese dormido y no inconsciente, recibiste un saludo silencioso en forma de sonrisa cuando te acercaste a él. Ahora los dos suspiraron sentados a la par, esperando.
“¿Cuánto tiempo has…?”
“Seis horas, quizá”
Respondió tras tu largo silencio, su voz llenaba tus oídos de forma suave al igual que la tuya, sin embargo, soltó una pequeña carcajada.
“Es terco”
“Hm, puedo ver eso”
Su risa alivio tus pensamientos y aligero la penumbra de tu mente “¿Qué tal te sientes?” él bajo su libro ante tu pregunta con buena cara
“He estado peor”
Su conversación no avanzo más cuando avisaste que te retirarías, queriendo estar lejos cuando el ciclo comenzase una vez más, te despediste tratando de solo fijarte en Katsumi antes de atravesar la puerta y marcharte rápido de allí. ~~~~~~~~
“No se puede evitar”
Levantaste la vista hacia el hombre con bata blanca cuando respondió a Katsumi, limpiando sus manos tras el chequeo que había concluido segundos antes, permaneciste expectante de sus palabras sin dejar tu puesto junto a la cama. Él se giró hacia ambos con un rostro comprensivo.
“Es el trabajo de un médico arreglar cuerpos” dejo ir con simpleza, completamente sereno “el trabajo de un artista marcial es romper huesos”
Katsumi tarareo en respuesta contemplativa por lo que escucho, decir que no era cierto o que era una observación muy vaga era mentir. Por tu parte te limitaste a observar su rostro tranquilo y suspiraste suavemente en una afirmación compartida con tu pareja, tu mano se levantó hasta la mejilla de Katsumi para dejarle una sutil caricia en la piel aun en recuperación recibiendo una suave sonrisa de ojos cerrados como única respuesta.
“Siempre que sea el médico del Shin Shin Kai mi cargo me obliga a apoyarte”
Mentalmente sopesaste la responsabilidad que acarreaba dicha afirmación con respecto a la labor de otros profesionales de la salud, quizá el médico del dojo tenía un poco más de carga mental debido a estos descuidados, pero admirables hombres que estarían dispuestos a caerse a pedazos si se trata de mantener su honor.
“¡Osu!”
El llamado hizo que los tres prestaran atención al alumno del dojo que los acompañaba, Katsumi no tardo en incorporarse en consecuencia.
“Buenos días”
Observaste desde la distancia el rostro del hombre pelo rojo, golpeado y apenas curado completamente diferente a cuando llego allí acompañado por Retsu, pareciendo tan calmado y calculador cuando hizo explotar el piso del dojo. Te mantuviste junto al hombre de más edad, al margen, perdiéndote unas cuantas palabras después de que Katsumi se levantase y se acercase al reo antes de que los dos se sentasen a comer juntos. ~~~~~~~~
Un jadeo más fuerte del que tenías previsto acabo deslizándose por tu garganta debido a la escena frente a ti, el rugir de las tablas acompañado del silbido al cortar el aire con el puño hicieron que te estremecieras otra vez, tu cuerpo hormigueó y tu cerebro mostró estática, por un momento no comprendiste absolutamente nada. Los hombres se movían y hablaban, pero no captaste nada, ¿Qué sucedió? ¿Tus ojos acaso vieron algo que ellos no? ¿Katsumi realmente había usado un golpe tan fuerte contra otra persona?
A pesar de la distancia en la que estabas el olor metálico de la sangre llego hasta tus fosas nasales y entendiste que lo que habías presenciado era real, la férrea determinación de un hombre por no admitir la derrota colisiono contra los principios y el honor de otro concluyendo así en la impresionante imagen que captaban tus ojos. El doctor se apresuró para ayudar al sujeto tendido en el suelo cuando le dieron espacio para ello, te animaste a mirar también y creíste que solo verías algo así en una exagerada película de animación cómica, ¿realmente el cuerpo puede terminar de esa forma?
El golpeteo de pies descalzos sobre la madera los saco a los tres de su incredulidad, fijándose en el hombre que pretendía abandonar el lugar.
“Ya no puedo golpearlo más”
“¿Eso… Que significa?” tus palabras salieron por tu boca, mucho antes de que pudieras procesar algo mejor, lo escuchaste suspirar mientras atravesaba la puerta hacia la salida luego de admitir su derrota.
“Siempre es así, siempre soy muy suave cuando cuenta”
Lo viste desaparecer tras la puerta de madera tras dejar atrás sus palabras, quizá respondiendo a tu pregunta o quizá reclamándose a sí mismo por ello, sea cual sea la respuesta a tus incógnitas mentales puedes asegurar algunas cosas con respecto a Katsumi.
Tu pareja, un luchador orgulloso capaz de reconocer la determinación de su adversario al querer mantenerse en negativa ante la realidad que le ha golpeado más de una vez a la cara. Tu pareja que no puede seguir levantando su puño frente a una persona que ya está derrotada y, a ti, te parece bien.
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Ayer fue su cumpleaños y no podía lucir más hermosa y radiante. Me fascinó verla sonreír hacia sus amigos. Cuando me encontraba con sus ojos mi corazón latía demasiado rápido. Esa sonrisa me hace temblar. Su porte es exquisito a la mirada. Muchas veces rogaba que se sentara a mi lado y me hablara. Eso solo ocurría cuando no había nadie. No quiero que solo se quede en miradas, quiero mas. Quiero sentir sus labios sobre los míos, quiero agarrar sus manos y sentir sus abrazos todo el tiempo.
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bookishnerdlove · 6 months
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NELTHDR 115
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– ¿Y qué...... ¿Me dejaron atrapado allí para que muriera?'. Una risa hueca fluyó. Por más que lo pensaba, no podía entenderlo. Si pensaban que yo era parte de los Riegelhoff, deberían haberme sacado a rastras y cortarme la garganta, y si no, deberían haberme rescatado. "No creían que yo fuera parte de esto, pero tampoco querían salvarme......?" Eso es todo lo que se me ocurría porque me dejaron allí, atado como un prisionero y golpeado. Si me dejaban allí y decían no saberlo, los Ludwig no serían responsables de mi muerte. – Killian...... Esto, ¿fue algo con lo que estuvieron de acuerdo? En la historia original, el rescate de Cliff es algo que tanto el duque Ludwig como Killian conocen. Es algo que Cliff accedió a hacer después de una cuidadosa planificación. – Entonces Killian debe estar al tanto del plan...... Pensando en la historia original, me quedé allí por un momento, mirando hacia el cielo, que estaba medio cubierto de nubes gris claro. – ¡Es invierno otra vez...... y solo ha pasado un año desde que me casé con Killian. Edith solo aparece durante un año en la historia original. Muchas cosas habían sucedido en ese año, pero cuando traté de pensar en ellas, todo lo que pude ver fue la cara de Killian. "La persona que hizo el mejor uso de su 'valla publicitaria' es Killian Ludwig". Las palabras de Sophia abarrotaron mi mente. Ella había dicho que él estaba siendo amable conmigo para mostrárselo a los demás...... – ¿Estaba siendo amable conmigo cuando los demás no miraban, solo para engañarme por completo? Quería creer que no lo era, pero las imaginaciones negativas seguían surgiendo una tras otra. Si Killian realmente me aceptaba como su esposa, no había forma de que Cliff me hubiera abandonado, sin importar cuánto me odiara. No es el tipo de hermano mayor que ignora la voluntad de su hermano menor. Así que el significado de abandonarme así estaba claro. – ¿Ya no me necesitas? De repente me derrumbé, recordando cómo había tratado tan desesperadamente de ganarme un pedazo del corazón de Killian. Pero incluso en medio de la desesperación y la desesperanza, los humanos somos animales que sienten hambre y frío. "Uf, hace frío". Temblando de dolor, pensé qué hacer. "Piensa en positivo, piensa en positivo. De todos modos, sigo vivo'. Mi "Plan B" de ser amable con los extras terminó salvándome la vida. Si no fuera por los mercenarios que aflojaron la cuerda, me habría muerto de hambre o congelado en ese sótano oscuro. "Ahora por fin puedo gastar el dinero que deposité en el banco". Tuve que obtener rápidamente el dinero antes de que los Ludwig bloquearan los retiros de mi caja fuerte. Abrí la caja fuerte con un nombre falso, pero supuse que el duque Ludwig podría entenderlo todo. "Si tienes la suerte de sobrevivir, desátate y corre. Esto es Wellesley, al sur de la capital, así que cuando salgas, corre hacia el norte". Recordé las palabras del mercenario. Miré el sol entre las nubes, miré mi propia sombra y comencé a caminar hacia el norte. Incluso llegar al centro de la capital desde aquí no era una apuesta segura en este momento, y me dije a mí mismo que debía concentrarme en eso.   ***   El resultado de la guerra territorial entre el duque Luis y el conde Riegelhoff llegó antes de lo que muchos esperaban. Fue una gran victoria para el duque Ludwig. Incluso aquellos que esperaban que el duque Ludwig ganara no esperaban que terminara tan rápido. El archiduque Langston y el conde Riegelhoff fueron demasiado arrogantes contra el duque Luis y Su Majestad el Emperador. "¡Qué tonto de su parte se precipitaron sin siquiera conocer lo suficientemente bien al enemigo...... "No digas cosas que no sabes. No es que el archiduque Langston y el conde Riegelhoff fueran descuidados, es que el duque Luis y Su Majestad el Emperador no son oponentes fáciles". Aquellos que habían apoyado al archiduque Langston en los círculos sociales ahora cambiaron su postura como si hubieran apoyado al emperador y al duque Luis desde el principio. No es de extrañar, ya que las Casas que habían apoyado al archiduque Langston estaban todas en peligro de extinción. "¿Intentando asesinar al Emperador...... Es una traición inconmensurable, ¿no?" "Lo siento por el archiduque Langston, escuché que fue su hijo quien lo hizo". "Oye, cuida tu lengua. Incluso si fue su hijo quien lo hizo, ¿realmente crees que el archiduque no lo sabía?" Tan pronto como fracasó el intento de asesinato, la familia imperial, como si hubieran estado esperando, reunió al archiduque Langston y a las cinco Casas que lo habían apoyado. Los que huyeron eran buscados, pero con el jefe de familia y sus herederos capturados, el exilio era casi seguro. Inusualmente, al duque Luis se le permitió ejecutar al conde Riegelhoff en sus propios términos, especialmente porque los había provocado organizando una guerra territorial y secuestrándolos. Mientras Cliff mantenía a los cautivos de Riegelhoff en una celda fuera de la mansión Ludwig y los preparaba para su ejecución, el duque y Killian regresaron a la capital. "Bien hecho, padre. Bien hecho, Killian. Cliff, que esperaba en la mansión, saludó a su padre y a su hermano que regresaban. El duque Luis desmontó y, sin decir una palabra, caminó rápidamente para abrazar a la duquesa, que estaba detrás de Cliff, sostenida por una doncella. – Lamento las molestias, Jocelyn. "Estoy bien. No te preocupes, cariño". Killian desmontó y sacudió la cabeza mientras observaba el apasionado reencuentro entre su padre y su madre. Parecía que todos los miembros de la Casa Ludwig se habían reunido, pero no importaba dónde mirara, no podía ver la única cara que estaba buscando. "Hermano. ¿Dónde está Edith? —preguntó Killian, sin dejar de buscar el cabello castaño rojizo de Edith. Pero no hubo respuesta de Cliff. "¿Hermano......?" "Killian. Esa mujer ayudó a secuestrar a nuestra madre y a Lizé". —¿Qué......? El duque giró la cabeza mientras Killian preguntaba incrédulo. "¿Estás seguro de esto? Por favor, explícalo en detalle, Cliff. "Aparentemente, planearon asaltar la mansión en primer lugar; Esa mujer había estado actuando de manera sospechosa mientras deambulaba por la mansión". El duque lo sabía, pero Killian nunca lo había oído antes, y frunció el ceño. "¿Sospechoso? ¿Qué hizo? "Había estado deambulando por la mansión por la noche revisando las puertas. Creo que estaba tratando de hacer algo con la puerta trasera, y había una criada que la vio abrirla y juguetear con la cerradura. "Solo una suposición, ¿verdad? ¿O tienes alguna prueba? "Eso no es todo, ella también había estado deambulando por donde no había puertas que revisar...... en cada rincón de la mansión". Cliff habló como si eso fuera una especie de prueba, pero Killian resopló. "No puedes tomar eso como una prueba, ¿verdad?" – Killian. —¿Y quién vio a Edith deambulando por todos los rincones de la mansión como dijiste? – Lizé la vio. – ¿Así que dices que Lizé también deambulaba por todos los rincones de la mansión como Edith, pero no sospechas de ella? Lizé parecía sorprendida, al igual que Cliff. "Lizé es como nuestra familia". "¡Edith también es nuestra familia! Hemos estado casados durante casi un año, ¿cuánto tiempo la vas a tratar como a una extraña?" Killian podía entender un poco el resentimiento y la frustración que Edith debía haber sentido al vivir en esta casa. Se suponía que cada uno de sus movimientos formaba parte de alguna conspiración, simplemente porque era la hija del conde Riegelhoff. Pero esta vez, Cliff fue testarudo. "Edith no estaba allí cuando fuimos al rescate, y creo que la llevaron a algún lugar, pero se negaron a decirnos dónde". Fue entonces cuando Lizé habló, cautelosamente. "Cuando me desperté allí, solo estábamos yo, la duquesa y ellos. No he visto a Edith desde que se la llevaron, Killian. La criada de Riegelhoff también admitió que se llevaron a Edith. Los ojos de Killian se abrieron de par en par ante la explicación de Cliff. "¿La sirvienta? ¿Te refieres a la doncella llamada Sofía? "Sí. La sirvienta que Edith tenía en ese entonces. Killian sintió una sutil punzada de incomodidad allí. "Cuéntame más sobre lo que dijo esa sirvienta". "Ella dijo algo así como: 'Este tipo de lugar no es adecuado para mi señora', supongo". – ¿Es eso todo lo que dijo? "Sí. ¿Algo más? Cliff probablemente quiso decir: "¿Se necesita algo más para demostrar que Edith es una espía para ellos?" pero Killian sintió que algo no estaba bien. – ¿Esa criada, Sophia, intentó salvar la vida de Edith? ¿El que la miró maliciosamente como si fuera a matarla? La sirvienta llamada Sofía odiaba más bien a Edith. La espalda magullada de Edith por las palizas de Sophia todavía estaba viva en la memoria de Killian. Incluso si Edith hubiera decidido volver a ser leal a su familia, Sophia no parecía lo suficientemente leal como para dejarla escapar por su cuenta. "Esto es ridículo......" Entonces el duque Ludwig, que había estado escuchando a Cliff, habló: —Killian, comprendo tu renuencia a creer. Pero esto no es algo que se pueda perdonar por simpatía o afecto". "Entonces, ¿se ha desplegado el equipo de búsqueda?" "Sí. No pudimos enviar a muchos porque tenían que defender la mansión, pero ahora que todos los caballeros están de regreso, vamos a aumentar nuestra fuerza de búsqueda". Cliff y el duque parecían creer que Edith debía haber ayudado a Shane, pero Killian no podía. Si, si Edith realmente había traicionado a la Casa Ludwig y se había vuelto contra Killian, quería escucharlo de la propia Edith. Killian dijo con cara fría: Read the full article
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kae-membrana-blog · 1 year
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Todo por una imagen de facebook que ví, a lo mejor escribiré algo más para que se completen las 5 mil palabras, pero por ahora solo será un pedazo.
Era una fría noche de Gotham City, mientras Superboy y Robin patrullaban las sombrías calles de esta, algo extraño comenzó a llamar la atención del joven Jonathan. Mientras observaba a su compañero, notó un destello de luna que iluminaba el rostro de Damian y revelaba unos caninos afilados.
Jon se detuvo en seco, sus ojos se abrieron sorprendidos mientras miraba a Robin, quien parecía inconsciente de su descubrimiento.
— D... Ro... Robin —balbuceó Jonathan — ¿tienes... colmillos? —
El joven de ojos verdes, frunció el ceño y espetó con su típico tono arrogante.
— ¿Colmillos? ¿acaso eres demasiado estúpido para ver qué son dientes normales? —
Superboy, aún asombrado, insistió, sus ojos no estaban viendo cosas, él no tenía problemas de la vista ni nada de eso.
— No, en serio, Robin, tienes colmillos afilados, como los de un vampiro —
En ese momento, Damian paso su lengua sobre sus dientes, estos estaban filosos, él había olvidado retraerlos, su rostro palideció ligeramente. Intentando negarlo, guardó silencio ya que no se le ocurría ninguna excusa creíble. No obstante su compañero estaba decidido a saber la verdad, ya que en un rápido movimiento, abrió la boca del chico con sus dedos, revelando esos filosos caninos.
—¡Tienes colmillos!, ¿por qué tienes colmillos? —
Robin se sintió invadido y molesto, el granjero no había lavado sus manos, esos dedos en su boca se sentía tan asqueroso. Pero la mirada llena de curiosidad y asombro de Superboy le impidió morder esos pulgares.
— Yo —
Antes de que el heredero de la cabeza del demonio pudiera dar su explicación una alarma sonaba en la distancia. Era una llamada de socorro desde un banco cercano.
— Tu y yo no hemos terminado Dami —
Ahora no era el momento, primero detendrían a esos cretinos y cuando terminaran con ellos iban a tener una conversación muy larga.
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Muero por decirte
Sólo recordé un nombre, solo uno. 
Ya de madrugada, acostado en el hotel, no pude recordar los demás. 
No es lo más habitual conocerse arriba de un auto. Eran 5 lugares para 6 personas, Av. Patricio Peralta Ramos al 4900 nuestro destino, viernes de noche. 
Una velada realmente agradable, amena, de esas cuando no hay apuro para que concluya. Más tarde esa noche, buscando a las personas que acababa de conocer en redes sociales, no pude recordar los demás nombres, solo uno. 
Es que claro, también había registrado esa voz, dulce pero con mucha presencia. Y ya tampoco se me iba a olvidar esa sonrisa, que además viene en combo con la mirada más profunda y penetrante de todas. “Yo puedo abrirme la puerta sola”... supongo que tampoco voy a olvidar eso. 
Eso sí, un dolor demasiado grande en el corazón tal vez no me dejó ser consciente de lo que ocurría. Pero la evidencia es elocuente. 
“Hay días que es todo muy surrealista”. Comentario en un contexto random, a 615km de distancia, sin embargo transporta un fuerte valor simbólico y una particular precisión para describir lo que vendría. 
Llegar el primer día, todo nuevo, la habitual ansiedad que genera entrar donde nunca estuviste con personas que no conocés. Pero además de ansiedad por lo incierto, en retrospectiva logro percibir y es pertinente admitir que también tenía ansias de verte. 
Digo “en retrospectiva” porque con el corazón roto se me hacía difícil asimilar todo lo demás... pero lo cierto es que crucé esa reja verde y empujé esa otra puerta con la expectativa clara de encontrarte.
Ese día tomabas la guardia. Saludarte involucró, por supuesto, mirarte a los ojos e intercambiar sonrisas, como con todos, excepto que normalmente la sonrisa uno la intenciona, y el contacto visual se reduce al mínimo necesario, para que no se vuelva incómodo. 
Con vos se tornó inevitable extender el contacto visual, y con la sonrisa el desafío comenzó a ser disimularla. De manera casi surreal, y dependiendo la perspectiva, el poco tiempo disponible transcurrió demasiado rápido acarreando en 2 meses el contenido de años. Hoy creo que es justamente eso lo que sucede cuando dos almas colisionan y conectan a la vez. 
Supe desde el comienzo que podíamos ser grandes amigos. Todo el resto del tiempo me sirvió para confirmar que eras mucho más de lo que imaginaba. Encontré una persona a quien admirar, alguien increíble por lo sensible y abnegada,  por lo honesta y transparente, alguien leal, alguien en quien confiar sin reparos. Encontré en vos un espacio seguro para ser completamente yo, sin avergonzarme. Encontré la ausencia de juicios, y la posibilidad de ser vulnerable. 
En muy poco tiempo supe que por nada del mundo quería que este vínculo se acabe tras concluir allí mi estadía. Ambicioné una de las amistades más grandes y hermosas. 
Por supuesto, de mi parte intenté ofrecerte lo más parecido a todo lo que encontraba en vos, era lo mínimo que podía hacer, y ni hablar que por sobre todo era una cuestión de desear hacerlo. Obvio, no te pude ofrecer exactamente lo mismo, somos personas bastante diferentes y  solo pude brindarte lo que tengo. 
No quisiera caer en la arrogancia de asumir tu experiencia, pero interpreto que pudiste encontrar en mi algo similar. Y cuando dos personas consideran que pueden ser grandes amigas, se da una de las experiencias mas bellas de la vida. 
Lo que me costó aceptar y admitir, especialmente para conmigo mismo es todo lo que paralelamente también iba ocurriendo. Tal vez porque el hecho de no haber sobre la mesa otras alternativas de vinculación condicionaba como me sentía. 
Lo cierto es que esos dos últimos días, independientemente de lo que sucedió externamente, internamente experimenté una repentina revelación que tornó real lo surreal, y pude ver con claridad que en tan solo 2 meses te hiciste demasiado grande en mi. Abrazarte fue abrir la puerta a sentir de golpe todo lo que se puede sentir. Se volvió todo demasiado inmenso, demasiado bello, demasiado intenso… y dadas las circunstancias, también demasiado complejo. 
“Me encantás” fue lo que un mes mas tarde logré articular. Incluso eso me pareció claramente inapropiado, pero moría por decirte tanto más. 
Desde aquél 29 de abril hasta hoy han transcurrido 7 meses y muchas cosas han pasado, muchas horas de conversación, muchos momentos felices y también de los otros. Pero la realidad es que aún muero por decirte… 
Muero por decirte que sos una de las personas más maravillosas que conocí, muero por decirte que todas tus facetas me encantan, que te extraño demasiado. Sé que estando en tu presencia no soy capaz de dejar de mirarte, y muero por decirte que la verdad es que sí, sueño con compartir muchas cosas con vos. Sueño con que la vida cruce nuestros caminos una vez más, esta vez sin tanta complejidad… así, con naturalidad, como cuando nos miramos, y sonreímos, porque es inevitable. 
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smacts · 3 years
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DECIMOSEXTA FASE             —          SALVACIÓN.
el sonido de sirenas a tu alrededor se vuelve ensordecedor, dejándote en un estado de pánico que no consigues comprender. uno a uno los departamentos comienzan a ser evacuados por personas enmascaradas, quienes a gritos te indican el camino de salida que decides tomar tras segundos de duda. corres por pasillos repletos de personas y sigues tu recorrido hacia las escaleras de emergencia, finalmente alcanzando la salida cuando un letrero neón se posa frente a ti. en el desconcierto y pánico te refugias por un instante, hasta que una esbelta figura se abre paso frente a ustedes.  “todo ha terminado”, les dice. cuando su rostro es descubierto la sensación de haber encontrado a un viejo amigo se instala en ti.
un nuevo destino se presentó de madrugada, sacudiendo la paz encontrada durante la semana pasada con su característica familiaridad. a primeras horas del día lunes los pasillos del edificio departamental se llenaron de sonidos de alarmas y sirenas, siendo evacuado por un grupo de personas con máscaras que ocultaban sus rostros. en sus ropas, sin embargo, los números tejidos sobre sus chaquetas les daban una identidad, una secuencia numérica que los convertía en un algo y no alguien. mas no fueron capaces de mediar palabra, mucho menos de preguntar qué es lo que en el edificio ocurría. todo fue demasiado rápido para poder ser registrado a detalle.
une a une comenzaron a salir al exterior, donde autobuses con faros encendidos les esperaban con más enmascadares resguardando el terreno limitante. algunes no notaron al grupo lejano cargando armas y chalecos especiales, mas hubo quienes aseguraron que quienes les rodeaban parecían estar a la espera de algo, una entidad sin nombre que ocupaba su atención a la lejanía. no obstante, todas las preguntas se vieron silenciadas con la llegada de una mujer de cabellos rojos, quien con su andar sepultó los murmullos que murieron cuando se instaló en el centro del estacionamiento. 
“por fin puedo presentarme frente a ustedes”, les dijo, siendo aquello suficiente para llenarles de temor. la mujer fue capaz de leer sus rostros, formando una sonrisa que sacudió todo a su alrededor. “todo ha terminado”, prometió. 
los próximos minutos se vieron llenados por explicaciones varias, donde se señalaba al gobierno como un grupo fallido que había comenzado con un juego de poder y tortura disfrazado de un programa televisivo, dando seña de todos los eventos desafortunados vividos dentro del proyecto. cada problema tuvo su explicación, cada infortunio fue justificado como una medida de salvación para sacarles del experimento, como partes de un problema mayor que ahora se encontraba resuelto. 
matches erróneos por un fallo en el sistema, desapariciones por quienes no parecían cooperar con el sistema perfecto de vida futurista, culpabilidad sobre inocentes y el fácil exterminio de quienes no eran de utilidad. se tocaron puntos y se debatieron probabilidades, mas no fue suficiente el tiempo para hondear más en los cimientos del programa. antes de saberlo, se encontraban ya dentro de los autobuses siendo enviados hacia la salvación, dejando atrás los terrenos del proyecto seoulmate para no volver más.
después de un viaje de alrededor de noventa minutos llegaron finalmente a una nueva ubicación, un precioso hotel de paredes blancas que los recibió a todes con sus pertenencias y mascotas. ahí se les prometió el llevarles a casa después de haber recolectado sus maletas, dándoles a todes la posibilidad de decir su último adiós.
bienvenide a tu último día en seoulmate, donde las despedidas serán el inicio de una nueva vida.
con esto damos por terminado al rp. son libres de continuar esta semana roleando las despedidas de sus personajes o, por el contrario, simplemente publicar las propias junto a métodos de contacto para quienes las deseen.
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va-cios · 3 years
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El programador original - Parte 22: Silueta
Es el año 2053 de la actual simulación del universo. En la Tierra, se viven los albores de la guerra tecno-civil, la cual, con 8 años de existencia, ya alcanza ribetes de escala mundial y, los diferentes gobiernos del mundo, comienzan a tomar decisiones cada vez más duras, con el objetivo de defender las estructuras gubernamentales, que dan estabilidad a las naciones del mundo. Por otro lado, el programador original y las consciencias del pentiverso, han dado el primer paso del plan, en el cual, el programador original, creó una conciencia clónica de sí mismo, le depositó un mensaje para guiarlo en su ciega aventura, y, luego, mediante una técnica, que en programación es llamada reubicación dinámica de memoria, fue inyectada en el limboide. Una vez depositada ahí, ya no habría vuelta atrás, y el plan de ayuda a la civilización, que, lentamente, se está autodestruyendo, comenzaría silenciosamente.
Debido a la alta tasa de natalidad que, actualmente, experimenta el mundo, la conciencia del clon del programador original, no tuvo que esperar mucho para que, el algoritmo generador, la seleccionara y le asignara un cuerpo humano en gestación, al cual, adosarse. La conciencia clónica, nacería en occidente, ya que, fue asignada a una familia habitante de un país del tercer mundo, el cual, no estaba sumido, todavía, en la guerra tecno-civil. Durante 9 meses, el clon del programador original, estuvo desarrollando su cuerpo, con total normalidad. Su madre, seguía su embarazo con dedicación y su padre, le hablaba a través del abultado vientre de su madre. El día del parto, el clon del programador original experimentó, por primera vez, las sensaciones que un cuerpo humano puede desarrollar, al escuchar el sonido que emitía el monitor que verificaba sus propios latidos del corazón. En el acto, sus padres, que ya habían decidido el nombre con antelación, lo llamaron David.
A la edad de 3 años, el clon del programador original, se mostraba como un niño tranquilo, que podía estar inmóvil durante horas, pero siempre atento a todo lo que ocurría a su alrededor. Su madre, era siempre cariñosa con él, entregándole todo lo necesario para un crecimiento sano, por lo que, estaba permanentemente atenta a las necesidades que requiere un niño de su edad.
A los 5 años, David gozaba de buena salud y, a pesar de ser un niño tranquilo, sucedería algo en su familia, que cambiaría esta característica profundamente. Una noche, mientras él dormía, fuertes pasos comenzaron a sonar en la habitación contigua. David, despertó debido a un grito de su madre, por lo que, inmediatamente, se levantó silenciosamente a espiar por la cerradura de la habitación de sus padres y, con profundo miedo, observó a su padre borracho, golpeando duramente a su madre. Esta escena, gatilló en el clon del programador original, un profundo cambio neuronal, llenándose de preguntas contradictorias, por lo que, la confusión se apoderó de él. David, sin tener conciencia de ser el programador original, el cual, estaba tremendamente acostumbrado a monitorear, desde el multiverso, los enormes sufrimientos que se viven en la Tierra, comenzó a experimentar nuevas emociones, como la rabia y la culpa, que aparecían libremente en su cerebro y en su cuerpo. Desde ese día, David, dejó de ser el niño tranquilo que acostumbraba ser y se transformó en un niño hiperactivo, aunque mantuvo su característica alegría. Esta experiencia traumatizante, que remeció su interior, significó el primer paso para el despertar su consciencia.
A los 6 años, fue enviado a la escuela, como todo niño. Aquí, se destacaba por su creatividad, aunque era tildado de niño problema, debido a su incapacidad de mantenerse quieto dentro de la sala de clases.
A los 9 años, el clon del programador original, viviría otra experiencia, que, nuevamente, modificaría intensamente su estructura neuronal. David, se encontraba de compras, junto a su madre, cuando, repentinamente, tres personas ingresaron al lugar para realizar un asalto. En ese momento, David, que se encontraba al lado de su madre, comenzó a gritar por el terror que le causaban las imágenes que su mente generaba a la velocidad de la luz. En estas imágenes, veía a su madre morir primero y, a sí mismo, morir posteriormente, en un enorme charco de sangre. En ese momento, uno de los asaltantes se acercó a David y lo apuntó con un arma en la cabeza. Ahí fue cuando todo cambió. David, se calló inmediatamente y comenzó a experimentar el verdadero miedo a la muerte, una sensación nueva, que lo anuló completamente durante unos minutos. Su madre, entre lágrimas, rogaba que no le hicieran daño a su hijo, pero, David, estaba a salvo, porque se mantenía completamente inmóvil y con la mirada fija en el horizonte, como entregado a su suerte. Para David, como para todo ser humano, experimentar de cerca la muerte, representa, un pequeño despertar de la conciencia de sí mismo, además de la comprensión de la posibilidad de dejar de existir. Este recuerdo, de la cercanía a la muerte, a una temprana edad, lo acompañaría por el resto de su vida.
A los 10 años, David era un buen alumno, aunque no se destacaba por sus calificaciones, se le conocía por ser un niño muy lúcido, de rápido aprendizaje, aunque con los mismos problemas de adaptación y obediencia. A esta edad, el clon del programador original, conoció la música. Por primera vez, David, se enfrentaba a algo que era capaz de dejarlo absorto durante horas y desarrolló un oído excepcional para los sonidos y un marcado gusto por las melodías de estructuras inusuales. Debido a su nueva naturaleza hiperquinética, el clon del programador original, sentía profundos impulsos que lo motivaban a realizar actividades de todo tipo. Prefería estar permanentemente ocupado haciendo algo, en vez de estar sentado en estado contemplativo, a menos que sea para escuchar música, lo cual, era lo único que lo dejaba en estado de introspección. De esta manera, es que, David, a sus 12 años, consiguió su primer trabajo remunerado, algo muy simple, pero que lo mantenía gastando algo de su enorme energía, que, a veces, lo sobrepasaba, ya que, le costaba trabajo mantenerse tranquilo y, por lo mismo, realizaba muchas actividades, de las cuales, la mayoría de las veces, simplemente dejaba a medio hacer. En lo social, el clon del programador original, se muestra siempre cercano a los niños de su edad, pero a menudo es incomprendido, por el nivel de conversación y los temas que es capaz de tocar, a su temprana edad. Debido a que su consciencia es la del programador original, está plenamente desarrollada, por lo que, posee una gran capacidad de concentración y, aunque él no lo sabe, porque no tiene como saberlo, esto le permite que su sistema cerebral funcione a cabalidad, desarrollando una excelente memoria y capacidades de análisis que lo niños, que recién están desarrollando su consciencia, no pueden siquiera aspirar a tener.
A la edad de 18 años, el clon del programador original, viviría otra experiencia que lo haría, nuevamente, experimentar un cambio a nivel de estructura neuronal, que lo acercaría, un paso más, a recordar quién es verdaderamente. David, es un joven lleno de vitalidad, siempre buscando maravillarse con nuevos conocimientos a través de la cultura. Uno de sus mayores gustos es la lectura, la cual, practica con periodicidad privilegiada. Filosofía, arte, historia y música, son sus temas preferidos, pero, por algún motivo que él no es capaz de explicar, siente una fuerte atracción por las culturas milenarias y su forma de ver la vida. Es así como, un amigo, le regaló un libro, llamado Las plantas de los Dioses, escrito por un historiador y un bioquímico de plantas. En este libro, el clon del programador original, se sumergió intensamente, quedando pasmado por lo que allí se relataba. Con el tiempo, comenzó a desarrollar una profunda curiosidad por los efectos de estas plantas, descrito con gran detalle por los autores. David, había desarrollado un permanente rechazo a las estructuras sociales imperantes, por lo que, desde su punto de vista, era de una injusticia incomprensible, el hecho de que, estas plantas, estuvieran, en su gran mayoría, prohibidas para su consumo, los cual, levantó sus sospechas y se embarcó en su búsqueda. Casi como una coincidencia inexplicable, conversando a acerca del libro con un compañero de curso, este, le comentó que conocía a alguien que cultivaba algunas de estas plantas, por lo que, en un par de días, llegaron a las manos de David, unos hongos conocidos coloquialmente como piedras filosofales, los cuales, sin pensarlo demasiado, decidió a consumir en su habitación, sin compañía. Cerró las cortinas, se acostó en su cama, cerró los ojos y esperó a sentir sus efectos. Al cabo de media hora, comenzaron los primeros síntomas, que evidenciaban su accionar. Su corazón pareció dejar de latir, por lo que, David, para comprobar esto, se puso la mano en el pecho, verificando que, esto, no era verdad y lo atribuyó a un cambio en su percepción, por lo que, se quedó tranquilo esperando por más. En pocos minutos, comenzó a ver colores psicodélicos en sus cerrados párpados. Su cuerpo, parecía hundirse en la cama y, David, se zambulló en un estado de tranquilidad, que jamás había experimentado antes. El clon del programador original, sentía que todo a su alrededor se desvanecía y que, de alguna manera, flotaba en un espacio de un estricto color negro. Ahora, David, ya no habitaba en su cuerpo, sino que, vivía en las profundidades de su subconsciente y desde su lúcida conciencia observaba, como un mero espectador, lo que estaba por suceder. De entre la oscuridad de su mente, parecía acercarse, lentamente, una imagen hecha de luz, la cual, se iba formando, como si fuera dibujada con neones color amarillo. Comenzó a ver un cubo transparente, solo demarcado por sus bordes y dentro de ese cubo, había una silueta humana, sin rostro, dibujada también con el mismo neón amarillo. Una vez cerca, la imagen se definió completamente. Era la silueta de un hombre, encerrado en un cubo, con paredes transparentes. Esta silueta, realizaba un movimiento repetitivo, como si fuera un gif, en el cual, se daba de cabezazos contra una de las invisibles paredes. Era el mensaje depositado, por el programador original, en la consciencia de su clon, David.
Sin comprender completamente de qué se trataba ni cuál era su objetivo, esta imagen, quedaría dibujada en la memoria de David fuertemente y, en los sucesivos años, jugaría un rol central en la comprensión de la verdadera identidad del clon del programador original.
Pablo Aravena L.
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teresabilba · 3 years
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Imagina Loki
El sol se había puesto en Stuttgart, Alemania. Había un frío en el aire que hacía volar los mechones de mi pelo alrededor de mi cara. Abracé mis brazos contra mi pecho. 
"Parece que tienes mucho frío. Toma, coge mi abrigo", dijo Fynn mientras se encogía de hombros para quitarse la chaqueta negra de vestir. 
Lo cogí, como alguien que se está ahogando podría coger un chaleco salvavidas: "¡Gracias!".
"Es una pena que tengas tanto frío. Estás radiante y me hace pensar que el sol aún no se ha puesto en el cielo".
"Fynn", dije sonrojada.
Fynn vivía en Alemania. Nos habíamos conocido en la universidad en Estados Unidos y nos habíamos hecho amigos rápidamente. 
A los pocos meses de nuestra amistad, Fynn me hizo saber que deseaba algo más, pero no había ninguna chispa romántica para mí.
Yo vivía en Estados Unidos y a Fynn se le ponían los pelos de punta de vez en cuando y me llevaba en avión para que me reuniera con él. 
Esta vez, Fynn necesitaba una cita para asistir a una gala que se celebraba en Stuttgart. 
El colosal edificio se alzaba ante nosotros con tapices negros y dorados que cubrían dos grandes ventanales. Todo lo que ocurría en el interior del edificio podía verse en el exterior. La luz brillante de las lámparas de araña doradas se proyectaba sobre la acera. 
La alfombra roja se extendía hasta las entradas con el aspecto de una calzada de sangre. 
La gente se arremolinaba, posando para las fotos y soportando el brillante flash de las cámaras, o enlazando los brazos con su compañía para entrar en el edificio. 
"¿Vamos?" preguntó Fynn, extendiendo un brazo esposado hacia mí. 
"Claro".
Caminé rápidamente por la alfombra roja, el flash de los focos de las cámaras se disparó y provocó fuegos artificiales detrás de mis párpados. 
La mano de Fynn se apoyó en la parte baja de mi espalda.
Ni siquiera cuando entramos en el edificio me soltó. Intenté apartarme de su mano, pero me agarró por la cintura y me acercó. 
Un cuarteto de cuerda tocaba una música armoniosa que llenaba la sala de la gala con un suave ruido de fondo. 
Fynn me paseó de un lado a otro, visitando a algunos de sus colegas. Les hablaba en alemán mientras me abrazaba a él. 
Todos me miraban, con ojos suaves y nadando de alegría y admiración por él, o le daban la mano, pareciendo felicitarle por algo, y luego le daban una palmada en el hombro mientras él sonreía tímidamente.  
Finalmente, después de suficientes presentaciones como para que la cabeza me diera vueltas, un hombre se puso de pie. Era calvo y estaba conectado a un micrófono inalámbrico. Su voz se extendió por encima de la multitud que se reunía, llamando nuestra atención. 
Rápidamente perdí el interés por lo que decía el orador, ya que no hablo alemán, y mis ojos empezaron a escudriñar la sala.
Fue entonces cuando me fijé en él. 
Estaba de pie en un balcón, con el pelo negro tinta alisado hacia atrás, lo que le daba un aspecto hostil, pero limpio. 
Todos sus rasgos eran afilados, angulosos. Si algún hombre pudiera parecer un arma del tipo más letal, sería él. 
Llevaba un pañuelo alrededor del cuello que se extendía a los lados mientras caminaba con orgullo. 
Quizá lo más interesante de él y de su peligrosa apariencia era el cetro que llevaba. 
Parecía estar hecho de oro y tallado con intrincados y arremolinados símbolos que denotaban una elegante artesanía.
El extremo era un arma curva y mortal que sostenía una impactante piedra azul.
La piedra parecía emitir una luz espeluznante. Parpadeé, preguntándome si estaba viendo cosas. 
El hombre debió sentir que le observaba, porque su mirada se fijó en la mía. 
Al instante, me convertí en su esclava. Iría a donde me pidiera, haría lo que quisiera, creería cualquier mentira melosa que saliera de sus labios venenosos y le seguiría hasta la muerte si él lo ordenara. 
Me sonrió amenazadoramente y con un suave movimiento de su cetro, igual que una serpiente mueve su lengua para probar el aroma que se adhiere al aire, se adelantó y comenzó a bajar los escalones. 
Sus manos, sus manos largas y hermosas, de piedra de alabastro, se deslizaban por el balistraude. Si su mano se deslizaba así contra mi piel...
Podía sentir el calor que brotaba entre mis piernas, violentamente. 
Desde mi periferia vi que Fynn me miraba, su sonrisa se desvanecía de sus labios mientras sus ojos seguían los míos hacia el hombre del balcón. Susurró mi nombre, su brazo rodeó mi cintura posesivamente, tratando de llamar mi atención.
En un instante, el hombre lanzó su cetro. Lo cogió con maestría, con reflejos felinos, y lo blandió en un arco hacia el guardia situado junto al altavoz. 
El gesto de su mandíbula mientras blandía el cetro con destreza era indicativo de la rabia y la animosidad más controladas que jamás había visto. 
El orador se volvió, demasiado tarde. Sus ojos se abrieron de par en par cuando el hombre de pelo oscuro extendió la mano y lo agarró por la garganta con los labios hacia atrás para exponer los dientes apretados. 
Algo en su rabia tangible me hizo sentir un deseo ardiente, líquido y rápido. 
Con una rapidez y fuerza inimaginables, arrastró al orador hasta una mesa sólida y lo arrojó al suelo con ferocidad. 
Los asistentes a la gala, que parecían haber aguantado la respiración, se quedaron congelados y no pudieron apartar la mirada hasta que el agresor sacó de su bolsillo un artilugio de aspecto elegante. Se lo colocó en el ojo del orador y el artilugio zumbó al encenderse, aunque el sonido fue rápidamente ahogado por el de los frenéticos asistentes a la gala. 
Corrían en todas direcciones, gritando y empujándose unos a otros, cegados por el miedo. 
Fynn se volvió, corriendo para unirse a ellos. 
Cuando se dio cuenta de que yo ya no estaba con él, me llamó, pero, embelesado por el hombre de pelo oscuro, no pude oírle. 
Avancé, hipnotizada, entre los cuerpos que se agolpaban y se vestían de forma extravagante. 
Una violinista pasó corriendo junto a mí, apretando su violín sin funda contra su pecho, y el moño de su pelo se soltó al caer. 
Una mano se cerró alrededor de mi brazo, húmeda y caliente. 
Parpadeé y giré la cabeza, dispuesta a enfrentarme a la persona que me alejaba de mi destino. 
Fynn gritó, rogándome que fuera con él. 
Las palabras no se formaban en mi cerebro. Mi amo me guiaba o me hacía señas. Fynn no importaba ni nada más. ¿Cómo no podía entenderlo?
Mis ojos abandonaron el rostro de Fynn, contorsionado por su confusión y su miedo, y volvieron al hombre que sostenía mi destino con su propia existencia. 
Sus fosas nasales se abrieron de par en par en su afilada nariz y sus ojos recorrieron la habitación como si anhelara ser omnisciente: verlo todo, saberlo todo y tenerlo todo. Como si quisiera grabar en su cerebro el recuerdo y el sabor del miedo en la habitación. 
Una amenazante y apretada sonrisa se dibujaba en sus hermosos labios rosados de peonía. Si pudiera probar esos labios, que gotean dulzura de madreselva o veneno, moriría habiendo vivido. 
La gente seguía corriendo en busca de refugio o intentando salir del edificio. 
El hombre de pelo oscuro volvió a captar mi atención. 
Levantó su largo brazo y retiró el dispositivo del ojo del orador. El orador se retorció y se convulsionó, pero no volvió a levantarse. 
De debajo de sus elegantes pestañas negras, mi destino me miraba fijamente, con una lenta sonrisa en los labios. 
Se movió alrededor de la mesa y sacó la cola de su largo abrigo negro por detrás mientras se acercaba a mí. 
Caminó seis pasos por el suelo. 
Se paró frente a mí.
Se alzó ante mí.
Me agarró por la nuca, posesivamente. 
"Te arruinaste en cuanto te vi", ronroneó, con su voz depredadora. 
Le miré fijamente, con los ojos muy abiertos y llena de asombro. 
"Te he observado desde el momento en que entraste por la puerta".
"Pero no entiendo..."
"Bueno, por supuesto, si voy a mantener el dominio aquí, necesito una compañera que gobierne a mi lado y que..." Hizo una pausa, mirando por debajo de mi ombligo en el espacio entre mis caderas, "Producir herederos".
Puso la palma de su mano en mi bajo vientre: "Eres perfecta".
Su mano permaneció sobre mí y la luz parecía emanar de las yemas de sus largos dedos. ¿Cómo podía alguien tan bello y angelical, por muy duros que fueran sus rasgos, ser tan mortífero?
Era un demonio que se escondía tras la apariencia de un arcángel, un contagio que se ocultaba tras la forma de una cura, y un reflejo perverso y distorsionado de la pureza.
Mi útero comenzó a apretar. 
El deseo ardía, candente y brillante a través de mí. 
Sabía que el dolor en mi interior no se calmaría, no se aboliría hasta que su semilla se plantara en lo más profundo de mi vientre. 
A pesar de todo, luché con tenacidad. 
Mi mano cubrió la suya y traté de apartarlo de mí. 
"No", dije en voz baja al principio, luego más fuerte. "¡No!"
Me miró, con las cejas fruncidas mientras se reía.
"¿Crees que tienes elección?" escupió.
Su risa parecía tener el poder suficiente para llevar a alguien a la locura. 
"Tengo..." Hice una pausa, tratando de dar sentido a las palabras que nadaban en mi cabeza, esperando atraparlas y ordenarlas bien. "¿Una opción?". 
No lo dije como una pregunta, pero salió de mis labios de esa manera. 
"Tu única salida ahora es la muerte. Nunca podrás escapar de mí".
"Por favor", gimoteé.
"¿Por favor qué? ¿Follarte? ¿Por favor, llénate con más semen del que tu forma mortal puede soportar? ¿Por favor, profanarte y reclamar cada uno de tus agujeros? ¿Hacer que tu vientre se hinche mientras mi hijo crece dentro de ti? No te defraudaré". Volvió a reír, sus ojos brillaban con humor y locura. 
"Te haré lo que me plazca. Debería follarte aquí y ahora para mostrarte el dominio que tengo sobre tu alma atada y vendida", gruñó. 
Era débilmente consciente del charco resbaladizo y húmedo que se acumulaba entre mis piernas. Mi clítoris estaba hinchado y necesitaba liberarse. 
Tenía un deseo incontrolable de sentir su suave lengua o la punta de su miembro cubierta de prepucio rodando por mi clítoris. 
Su mano se dirigió a la parte baja de mi espalda y me apretó contra su pecho. 
El dorso de sus dedos acarició mi mejilla con sorprendente ternura. 
"Ven. Quédate conmigo". Respiró contra la coronilla de mi cabeza. 
Asentí lentamente. Iría con él a cualquier parte. 
Me agarró por la muñeca y me guió hasta el otro extremo de la sala en la que se había celebrado la gala, a la vuelta de la esquina, hasta una sólida puerta de caoba. 
"¿Quién es usted?" pregunté.
"Tu dios", hizo una pausa, "Rompedor de Cadenas, Portador del Caos, Loki. Soy el legítimo rey de Asgard".
¿Asgard? Nunca había oído hablar de ella, pero lo dijo con tanta convicción que no tuve más remedio que creerle. 
"Loki, mi rey, mi dios", dije, saboreando su título y reclamo en mis labios, probando cómo se sentía su identidad en mi lengua. 
Sus hombros se ensancharon como si un escalofrío recorriera su columna vertebral y pareció que se ponía más erguido. 
¿Le gustaba cómo sonaba mi voz al dar vida a su nombre? ¿Le gustaba mi incuestionable confianza en él?
Empujó las puertas dobles y se abrieron para dejar al descubierto una sala de conferencias con una mesa gigante y varias sillas. 
"Vamos a echarte un vistazo". 
Me hizo avanzar hasta situarme frente a él. 
El dedo índice de Loki se deslizó por un tirante delgado de mi vestido y lo quitó de un tirón, luego hizo lo mismo con el otro. 
El escote del vestido se arrugó sobre sí mismo, doblándose hacia abajo. 
Con un suave tirón de Loki, mis pechos se liberaron, al igual que el resto de mí.
Los miró con tanta hambre como un lobo, y luego su mirada se encontró con mis ojos. 
Loki torció un dedo y lo frotó suavemente contra la piel desnuda justo debajo de mi ombligo. 
"Eres..." Cerró los ojos y negó con la cabeza: "Te voy a follar sin piedad, mascota, nada de lo que hagas me hará parar. Retuércete, retuércete en el aire, trata de empujarme desde dentro, pero eso sólo empeorará las cosas para ti".
"¿Qué te hace pensar que querría detenerte?" Mi mano se dirigió a su dura longitud. 
Sonrió: "Pequeña y valiente mascota, estoy a punto de forzar un vínculo inhumano en cada célula de tu cuerpo. Querrás que me detenga".
Loki empezó a desabrochar los botones de su camisa, pero mis manos cubrieron las suyas.
"Déjame", dije. 
Cuando todos los botones estaban desabrochados, deslicé las yemas de los dedos por su forma escultural de alabastro, su piel tan suave y fría al tacto. 
Era magnífico y me pregunté si yo parecía una bazofia o un cuenco de gachas de días, congestionado con moscas zumbando sobre él al lado de su radiante belleza. 
"Eres... Hermoso", le dije.
Su ceño se frunció momentáneamente.
Loki me agarró y apretó mi suave forma contra su cuerpo cruel e inflexible. 
Nunca me había preguntado ni imaginado cómo sería encontrarse con una serpiente constrictora en la naturaleza. Una con una piel que parecía una joya preciosa, con unos ojos seductores y cautivadores. 
Seguramente, aturdido por el etéreo depredador que tenía ante mí, me quedaría paralizado, incapaz de correr o escapar. 
Y el gran depredador, rey de todos los reptiles, me envolvería. 
Al principio, me sentiría bien, en un escalofriante y fuerte abrazo, pero luego, cuando el constrictor estuviera listo...
Centímetro a centímetro, se apretaría a mi alrededor hasta que toda la vida fuera expulsada de mi cuerpo con mi último aliento, y mientras tanto, ¿miraría con asombro o con horror?
Entonces, el rey depredador me tomaría y nos convertiríamos en uno hasta que yo también fuera un depredador. 
Los brazos de Loki se apretaron a mi alrededor, con su cuerpo pegado al mío. 
Si quisiera, sin ningún esfuerzo por su parte, podría extinguir mi vida. 
Sus labios se acercaron a los míos y su lengua se sumergió en mi boca y, por primera vez en mi vida, sentí el sabor de la medianoche. 
Loki me agarró por el trasero, subiéndome a sus caderas, y yo rodeé su cuerpo con las piernas. 
Nos acompañó hasta la mesa. Mis dedos se enredaron en su pelo cuando me depositó sobre ella. 
Con un movimiento suave, se zambulló en mí, deslizándose con facilidad. 
Mis ojos se abrieron de par en par y noté que en el impacto, sus pupilas se dilataron y luego se retrajeron dramáticamente.
Miré al Vacío y el Vacío me devolvió la mirada. 
Jadeé cuando me penetró. 
No era virgen. Había tenido intimidad antes y, en verdad, me consideraba algo experimentada en el sexo, pero lo que estaba ocurriendo con Loki no tenía rival. Era una dominación tan completa y una infiltración de cada partícula de mí hasta que podía sentirlo desde dentro como si yo fuera él. 
Mentiría si dijera que al principio esta "toma de posesión" no me dolió. Era como si Loki estuviera prendiendo fuego a mi alma y a mi singularidad. 
Mi cuerpo se retorcía, mis caderas se agitaban tratando de desplazarlo. 
Mis ojos empezaron a lagrimear y grité. 
Loki se rió. 
Me pregunté si podía saborear mi dolor... si podía sentir mi experiencia.
Su mano fue a cubrirme la boca. 
"Shh", dijo entre risas, sus ojos sonrieron cruelmente mientras me besaba la frente. 
"Pequeña cosa salvaje eres tú".
En respuesta, pateé mis piernas contra la mesa. Mi cuerpo se deslizó hacia arriba en un intento de liberar su agarre de mi interior. 
Rápidamente, apartó sus manos de mis labios para sujetar mis caderas a la mesa. 
"Acéptame", susurró contra mi oído, "sucumbe a tu rey. Entonces las cosas serán más fáciles para ti".
Parpadeé para contener las lágrimas. Le oí, pero dar sentido a sus palabras, ordenar y controlar mi cuerpo cuando él lo violaba y lo dominaba era aparentemente imposible. 
Con un gemido de esfuerzo y los dientes apretados, obligué a mi cuerpo a someterse. 
La forma en que sus músculos se ondulaban contra los míos al sentir cómo cambiaba mi alineación de salvaje y voluntariosa a flexible y aceptante fue notable. Empujó con fuerza dentro de mí, recordándome las hipnóticas y rejuvenecedoras olas blancas del océano bajo la luz de la crujiente luna llena. 
Su existencia dentro de mí me purificaba.
Su miembro era enorme y rígido. Presionaba dentro de mí, golpeando rítmicamente mi punto G, la aguda presión que creaba comenzó a aumentar. 
Mis caderas rodaron y giraron, mi espalda se arqueó... él se sentía magnífico y yo me sentía llena, completa.
"Me encanta ver cómo te retuerces. No duraré mucho si sigues así, cariño. Puede que tenga que seguir adelante y llenarte con mi semilla".
"Mmm", gemí, mis ojos se abrieron bruscamente. Empecé a jadear. 
"¿Te gusta eso, verdad? ¿Quieres que te ponga una nena en el vientre para que todos los que te vean sepan que me perteneces?"
Sus ojos viajaron por mi cuerpo, y vio como su miembro entraba y salía de mi intimidasd haciendo ruidos obscenos.
"Mira cómo te moja la idea de eso. Podrías correrte sólo de pensarlo".
Asentí con la cabeza, gimiendo.
"Yo también podría", dijo. 
"Oh, sí", respiré, mi mano rodeó mi pierna para agarrar y masajear su saco con la esperanza de cumplir sus palabras. 
"Por favor", le supliqué, "dame todo el semen que has guardado para mí".
"Lo haré, preciosa, pero tú primero". Sus dedos se dirigieron a mi clítoris. 
Cuando tocó el manojo de nervios, mi cuerpo se levantó bruscamente de la mesa. Toda su charla me había sensibilizado. 
La forma en que me movía frotaba mis paredes alrededor de su miembro y él gemía por la sensación que creaba. 
Sus dedos rodaron metódicamente alrededor de mi clítoris hinchado. 
Mi núcleo se apretó. Podía sentir cómo aumentaba la tensión mientras el orgasmo amenazaba con consumirme. 
"Me correré cuando tú lo hagas. Yo..." gruñó con esfuerzo, "no puedo aguantar mucho más... Tengo que llenarte".
¡Mierda! No pude contenerme, sus palabras me hicieron entrar en una espiral. 
Quería sentir todo ese semen caliente vertiéndose dentro de mí y la sensación de sentir la plenitud que él creaba, pensando que comenzaría a filtrarse.
Sin previo aviso, se retiró de mí. Gemí en señal de protesta, llena de necesidad.
Se rió, complacido por el efecto que había causado en mí. "¿Mira cuánto me necesitas? No te preocupes, cariño".
Con un rápido movimiento, Loki me volteó para que descansara sobre mis manos y rodillas. 
Su mano se dirigió rápidamente a mi pelo, envolviendo su longitud en su agarre.
Me tiró de la cabeza hacia atrás y yo siseé cuando me forzó a pasar por mi raja y me clavó toda su rígida longitud. 
Gruñó y empujó con una necesidad y una urgencia animales. 
Mis entrañas se movían como océanos, deliciosamente empalados por una tormenta en el mar. Los relámpagos llenaron mis profundidades y electrizaron mis sentidos. 
"Estoy tan cerca", grité. 
El talón de su mano empujó entre mis omóplatos: "Sométete a mí. Inclínate ante mí".
Mis brazos cedieron hasta que mi pecho quedó presionado contra la mesa, mi culo en el aire. 
"Tan sumisa para mí, mascota".
Sus grandes manos estaban a cada lado de mi culo, separándolas, con sus largos dedos extendidos. 
“Estás tan apretada", respiró, "podría arruinarte".
"Joder", siseé, "me estoy corriendo".
Mi intimidad cosquilleó, el orgasmo hizo que mi sangre rugiera en mis oídos. Gemí, las paredes de mi intimidad se agarraron, implacables y codiciosas alrededor del pecaminoso miembro de Loki.
Era hiperconsciente de su propio orgasmo, en sintonía con sus necesidades carnales. 
Empecé a sacudirme, montada en el subidón de mi placer, cuando él se derramó acaloradamente dentro de mí. 
Gimió y profundizó su longitud dentro de mí, su semilla brotando con fuerza contra la abertura de mi cuello uterino. 
La excitación de su semen dentro de mí, y su presente y futuro reclamo de mi cuerpo, me llevaron al límite de nuevo. 
Cuando terminó, me dio una palmadita en el culo y sacó su miembro, chorreando nuestros jugos, fuera de mí. 
"Ponte de espaldas. Intenta inclinar las caderas hacia arriba", dijo. 
Hice lo que me ordenó mientras él se vestía. 
Volvió a acercarse a mí y puso una mano en mi vientre, frotándome allí.
"¿A dónde vas, mi amor?" le pregunté.
"No te preocupes por eso. Debo llevar a cabo los planes que me propuse cumplir. Volveré por ti pronto. No tardaré mucho".
Me plantó un beso en los labios antes de marcharse. 
Mi mano fue a descansar debajo de mi ombligo. Loki me perseguía. Dejó parte de sí mismo en mí, un fantasma de nuestra lujuria y pasión. No importaba, yo era suya y él era mío, y muy pronto, cuando empezara a crecer, todos lo sabrían. 
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anniediscn · 3 years
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En retrospectiva, Petra le hubiera podido brindar más atención a todo el asunto, de no haber sido por los acontecimientos que se desataron inmediatamente después. 
El sueño había sido... Muy real. Y muy inesperado también. Había despertado con el corazón retumbándole fuertemente en el pecho y con gotas de sudor en la espalda, lo que hacía que su bata de seda quedase adherida a su desnuda piel, generándole una sensación pegajosa que sabía sólo se le iría si tomaba un baño. 
Un escalofrío le recorrió la espalda al sentir el fantasma de los dedos de J.R. en su cuello. Tragó saliva. Había sido solo un sueño. J.R. no había estado allí realmente y Petra no tenía fantasma alguno rondándole. 
Al sentarse en el sofá del lobby del penthouse, una incomodidad en el centro de sus piernas la puso en alerta, ¿cómo era que un producto de su mente la había dejado tan...? No. No lo diría. Porque no lo estaba, porque estarlo significaría que...
“¡Mami!” La voz de Anna la hizo ignorar su tren de pensamientos. “¡Mami, mami! ¡Ven pronto!” 
Quizá era mejor así. 
Petra corrió hasta la habitación de sus hijas. Anna estaba trepada en la cama de Ellie, quien por alguna razón, independientemente de los gritos de su hermana, continuaba dormida. (¡Un milagro! Más sencillo lidiar con una que con las dos, pensó). 
“¿Qué pasa?” Petra se sentó en la cama vacante y palmó a su lado, esperando que su hija fuera con ella. Anna negó. “Anna no puedes dormir con tu hermana, no eres un bebé,” aún cuando bebés Petra se había negado a dejarles compartir cuna. Claro hubiera sido más barato, pero también necesitaba que sus hijas tuvieran un sentido de individualidad. Que tuvieran personalidad propia y no un apego insano por la otra—Jamás se lo perdonaría si alguna de las dos terminaba como Anezka.
“Por favor mamá, sólo hoy.” 
Petra suspiró, cruzándose de brazos. 
“¿Qué pasó?” 
“Tuve un mal sueño mamá,” Anna dijo mientras que se acomodaba a un lado de su hermana. “Era sobre la tía Anezka... Y babička,” Petra sintió sus hombros tensarse bajo la mención. “Tenían antorchas y gente encapuchada que las seguían y venían por ti y por Ellie... Y por mí también.” En la oscuridad de la recámara de sus hijas, los ojos de Anna se llenaron de lágrimas. “No quiero que te pase nada, mamá. O a Ellie. O a mí.” 
Petra tensó la mandíbula. Todo este asunto del caso de homicidio—defensa propia—de su hermana le estaba afectando no solo a ella, ¿cómo había sido tan ciega como para no velar por el bien de sus hijas? Que si bien, no estaban involucradas directamente en ello, no eran tontas y veían lo que ocurría a su alrededor. 
“No va a pasarme nada,” se levantó entonces de la cama vacía y, tomando a Anna en brazos, se acomodó a un lado de su otra hija, quien al sentirla, abrió los ojos de manera confundida. “Sh...” Acarició el cabello de Ellie con suavidad. “Voy a dormir aquí hoy, ¿to je v pořádku?” 
La cama era demasiado pequeña para las tres, (habría que decirle a Krishna que checara colchones matrimoniales para cambiar las camas de las gemelas), pero Petra se las arregló para meterse bajo las sábanas y abrazar a cada una de sus hijas. Ignorando el mal sabor de boca que la conversación le había dejado. 
“Fue sólo un sueño,” susurró a Anna quien se aferró a su pecho, asintiendo con la cabeza. “Sólo un sueño...” Y esta vez, no se refería sólo a la pesadilla de Anna, sino al suyo también. 
                                           ♡
Petra había sido capaz de dormir, despertarse y meterse a la ducha sin tener que pensar en... El sueño con J.R., sin embargo, al tener que preparar a las niñas para el brunch semanal, un mensaje la distrajo por completo: ‘Voy rumbo a la oficina del fiscal, quiero ver si hay algún cambio en el caso.’ No había nada fuera de lo ordinario en aquel mensaje de texto, sin embargo su mente no tardó mucho en llenar su cabeza con imágenes y sonidos no aptos para todo público.
Oh, rayos. No podía pensar en esto tan cerca del brunch familiar. Las Villanueva tenían una habilidad extraña para leer ojos. Jane lo sabría inmediatamente y Petra prefería ir al arcade en temporada de gripe antes de tener que contarle a Jane acerca de su...
“Mamá,” Ellie se acercó a ella, envuelta en una toalla. “Anna quiere usar el conjunto amarillo, pero yo no quiero usar el conjunto amarillo porque me recuerda a Pammy el Perico. Dile que prefiero el rosado.”
“Díselo tú,” Petra le dijo, encaminándola de vuelta al cuarto de baño. “Puedes usar tus palabras, además el conjunto amarillo no se parece en nada a Pammy el Perico, es de una colección exclusiva de Banana Republic.” Ellie viró los ojos, pero hizo como indicado y volvió con su hermana. Segundos después escuchó una discusión desencadenarse en el baño. No interferiría, tenían edad suficiente para negociar y llegar a un acuerdo. 
Y como era usual, tenía razón. Anna y Ellie salieron del baño hacia su clóset y, prenda por prenda, sacaron unos pantaloncillos cortos y una camisola azul. Se habían ido por lo neutro, ¡brava! 
“No olviden ponerse crema en las piernas,” advirtió Petra antes de salir de su habitación, permitiéndoles privacidad suficiente para que se vistieran a gusto. “¡Y no tarden demasiado! Su tía Jane y Mateo no deben tardar en llegar.” 
Y hablando de Jane... El mensaje aún la esperaba sin respuesta. 
Petra desbloqueó su teléfono casi que con miedo—hacer énfasis en el casi—y lo releyó varias veces. Estaba conflictuada. ¿Qué tal si no contestaba? No tendría que haber problema alguno si no lo hacía, ¿cierto? J.R. sabía que era una mujer muy ocupada y seguramente le daría lo mismo que Petra respondiera o no... Pero ¿y si estaba aguardando por una confirmación? No habían hablado de que J.R. volviera a la oficina del fiscal después de que Petra hubiera dado su declaración a la policía, ¿que tal si quería la aprobación de Petra? ¿Un emoji de pulgar arriba serviría? 
El sonido de la puerta la hizo brincar en su lugar. Diablos, Jane había llegado. El mensaje de J.R. tendría que esperar, no quería ser interceptada por Jane y sus dotes Villanueva. 
“¡Niñas, Mateo está aquí!” Gritó a tiempo que abría la puerta. Mateo la saludó con una sonrisa, pero ni bien Anna y Ellie salieron de la habitación, perfectamente bien vestidas y peinadas, empujó ligeramente sus piernas para hacerse espacio y corrió hacia la sala con ellas. Pudo escuchar un sonido de disgusto por parte de una de sus hijas, pero no alcanzó a tomarle suficiente importancia porque lo primero que Jane hizo al verla, fue pasarle la funda de su computadora. 
Petra la miró con una ceja enarcada.
“Terminé el primer capítulo de tu libro,” Jane dijo entusiasmada. “Pero quiero que lo leas antes de que lo mandes a tu publicista.” 
“¡Oh!” 
Claro... El libro. 
Con todo el asunto de... Eso... Lo había olvidado. “Bien, pasa. Podemos revisarlo en mi recámara. Aprovechamos el tiempo antes de que nos traigan la comida. Krishna dijo que la orden estaría pronto.”
                                          ♡
Todo ocurrió demasiado rápido. 
“Petra Solano queda bajo arresto por el homicidio de su hermana Anezka Archuletta,” se sintió palidecer. Esto no podía ser posible. Su declaración a la policía había sido un éxito, J.R. se lo había dicho. Ahora sólo había que esperar a que el fiscal retirara los cargos, ¡y le había dicho que era muy plausible! 
“¡Esto es ridículo!” Una parte de sí esperaba que esto se tratara de una mala broma. Que fuera su madre haciendo una gran escena sólo para conseguir dinero, pero ni bien sintió un par de ásperas manos tomar sus muñecas por la fuerza, supo que esto era real. “¡Oiga, un momento! ¡No me toque!” 
No había razón para esposarla. 
No frente a sus hijas. 
“¡Jane!” Le gritó, implorándole con la mirada que hiciera algo. Sus niñas no la podían ver así, y quizá fue sentido común o quizá fue que en sus ojos la más pura desesperación se veía reflejada, pero ni bien Petra escuchó el primer ‘clic’ de las esposas, Jane ya se había llevado a las niñas y a Mateo a la habitación.
Su mente estaba hecha un desastre. No comprendía qué había pasado para haber llegado hasta aquí. Todo había salido bien. Había hecho todo en su poder para no llegar a una vieja y húmeda celda y de una u otra manera, había terminado en una. 
¿Qué pasaría con Ellie y Anna? Sabía que Rafael cuidaría de ellas, independientemente de aún seguir molesto con ella por lo ocurrido con Luisa, pero por alguna razón, quizá la certeza de que sin una mano firme para guiarlas, las gemelas podrían desviarse fácilmente de camino y convertirse en una copia exacta de su madre, no se sentía completamente cómoda con la idea de tener que pasar toda la vida tras las rejas. 
Tenía que salir de allí. No sabía cómo lo haría, pero lo haría.
Se rehusó a llorar mientras tomaban sus huellas digitales y su retrato, se negó a llorar incluso una vez que estuvo completamente sola, aguardando por una respuesta a todas sus preguntas, aunque la verdad era que el nudo en su garganta y la picazón en sus ojos estaban volviéndose más insoportable con cada segundo. 
“¿Petra Solano?” Un guardia de seguridad se acercó a las celdas provisionales y Petra se levantó rápidamente. “Puede irse. Han pagado su fianza.” 
Se preguntó quién lo habría hecho. Jane no tenía suficiente dinero para pagar su fianza y dudaba que Rafael quisiera hacerlo. Daba lo mismo quien lo hubiera hecho, lo importante era que estaba a punto de salir de allí y podría darse una ducha. 
Apestaba a cárcel. 
Caminó con la espalda recta y una expresión soberbia. Una parte de sí quería gritarle a los incompetentes policías quienes la habían tratado cual muñeca de trapo durante su estadía, pero prefería no meterse en más líos siendo ya una sospechosa por asesinato—defensa propia. 
Sintió los brazos de Jane antes de realmente poder ver de quién se trataba, y si bien Petra no era una persona afecta al contacto físico, dejó que Jane la abrazara, incluso que le respirara en el cabello. Suponía que haber presenciado todo el arresto también la había dejado sacudida, no podía culpar que quisiera asegurarse que estuviera bien. 
“Estoy bien,” le dijo a Jane antes de sus ojos se percataran de la otra figura que estaba a su lado.
El aliento se le quedó atorado en la garganta. 
“Recibí un mensaje de la oficina del fiscal,” J.R. dijo con una sonrisa contagiosa. “Parece que te liberé de los cargos.” Petra había querido saltar de la pura emoción; no tenía nadie con quién compartir la noticia, por lo que realmente no estaba apresurada por tomar el teléfono, pero de haberlo estado, los dedos de J.R. desatando el nudo de su bata la hubieran detenido. Recordaba claramente el escalofrío que le había recorrido el cuerpo cuando la desnudó, y si bien Petra estaba sorprendida, no opuso resistencia alguna cuando las manos de J.R. la sostuvieron del cuello y la obligaron a entrar a su penthouse. “Ahora...” 
Petra carraspeó. 
No era el momento. 
Con los ojos bien abiertos, como un ciervo atrapado en las luces de un auto, extendió la mano hacia su abogada. J.R. pareció encontrarlo extraño, pero no cuestionó la acción (y menos mal). 
“Gracias por sacarme de aquí, J.R.” Y quizá era que Petra había estado en prisión o que sus recuerdos de la noche anterior la estaban haciendo ver más estirada que de costumbre, pero J.R. no hizo afán alguno de corregirla acerca a su nombre. “Es totalmente ridículo que esté aquí, no hice nada.” 
“Encontraron los tornillos faltantes en el cajón de tu oficina.” 
Su cuerpo se heló. No era posible. Petra no sabía ni lo más mínimo acerca de construcción, que la policía pensara que haber quitado los tornillos del barandal del balcón era cosa suya era francamente estúpido, había que verla para darse cuenta. 
“Debió ser mi madre,” se excusó. Aún con el gancho era hábil. “Tiene que ser.” 
“Concuerdo,” J.R. intentó calmarla pero lamentablemente no estaba funcionando. “Voy a sacarte de esto, Petra.”
Kletba. 
La mano en su cuello... 
Dios, cómo quería sus manos en su cuello, apretando, forcejeando, aplicando la presión suficiente para hacer que Petra soltara gemidos y lloriqueos y pudiera profundizar el beso hambriento en el que se veían involucradas.
Una mirada inquisitiva la quemó entre sus recuerdos lujuriosos y Petra tuvo que mirar hacia cualquier lado que no fuera a Jane... O a la otra Jane. 
Qué pésimo lugar y momento para acordarse de todo este asunto. 
“Bien.” Dijo con la voz ligeramente ronca. “Porque sólo quiero irme de aquí.”
Y olvidarse, de una vez por todas, del maldito sueño enfermo que la estaba haciendo perder la cabeza. 
                                          ♡
Rafael y Jane la dejaron sola al poco tiempo de haberse asegurado de que estaba realmente bien, y con Anna y Ellie dormidas, tuvo la oportunidad de sacar sus sales de baño y comenzar a llenar la tina con agua caliente. Necesitaba relajación urgente y era demasiado tarde para encontrarse con el masajista del Marbella, así que su propio spa personal tendría que ser suficiente (por ahora).
“¿Señora Solano?” La voz de Krishna, estresada como siempre la recibió del otro lado de la línea. “¿Está bien? Escuché que había ido a prisión y yo...”
“¡Krishna!” Su asistente calló de inmediato. No estaba de humor para lidiar con su incompetencia ahora. “Llama a la cocina, por favor que me suban una botella de mi blanco usual y que me preparen una tartaleta de fresa. ¡Y pepinillos! Que me traigan pepinillos.” 
“¿Usted los... Usted los recibirá?”
“Pues claro que yo los recibiré Krishna. Dile al botones que entre al penthouse y lo deje en mi habitación. Encárgate de la propina, sácalo de la cuenta.” 
“Por supuesto señora Solano.” 
La línea quedó en silencio después de eso y Petra, negada a lidiar con más personas en lo que restaba de la noche, se metió a la bañera, importándole poco si se le mojaba o no el cabello. El agua caliente hizo que sus músculos se tensaran momentáneamente acostumbrándose a la sensación antes de que por fin se relajaran, dejándola caer en un estado de quietud que desde hacía días no conseguía. 
¿Por qué su madre estaba intentando incriminarla? Esto no tenía que ver con venganza, Anezka no le servía para nada, y si lo que necesitaba era dinero entonces inculparla de asesinato no la ayudaría para salir de la miseria. Ahora lo único que le quedaba era Petra como fuente de ingresos. No había razón para que la quisiera tras las rejas. 
Respiró hondo y apretó los ojos. Ya era suficiente. 
No quería pensar más en el asunto. Haber ido a prisión, aunque fuera por escasas 3 horas había sido más que suficiente para dejarle en claro que jamás quería volver. 
Tenía que desestresarse. 
“Recibí un mensaje de la oficina del fiscal,” escuchó la voz de J.R. entre sus pensamientos. “Parece que te liberé de cargos.” 
Petra se removió un tanto incómoda en su bañera. 
Cuando había pensado en desestresarse no había querido decir que haría algo, especialmente pensando en... J.R. 
“He pensado tanto en ti, Petra...” J.R. susurraba en su oído mientras que le dejaba besos húmedos en el cuello. “Me vuelves loca.” 
Sus piernas se abrieron inconscientemente bajo el agua y una mano escurridiza comenzó a bajar con caricias hacia su vientre y el hueso de su cadera. 
“Te deseo tanto. No tienes idea.” 
Con la mandíbula apretada y los ojos cerrados de manera casi dolorosa, Petra dejó que sus dedos acariciaran el escaso y sedoso vello que crecía en su pubis—No, ¡suficiente! No haría esto. 
Era extraño.
Y probablemente irrespetuoso.
Además, si lo hacía, ¿qué significaba esto para ella? 
Petra no era... Bueno, no creía serlo. 
Siempre había pensado que las mujeres eran bonitas, pero suponía que toda la gente pensaba en ello porque bueno, las mujeres sí eran bonitas. 
Había conocido una gran cantidad de mujeres hermosas durante sus años de esposa trofeo a lado de Rafael. Mujeres exitosas, realizadas, con sonrisas de comercial, con curvas voluptuosas, con ojos brillantes, sin embargo ninguna le había provocado algo. 
No lo que J.R. había despertado en ella.
No esas... Inexplicables ganas de querer pasar tiempo con ella o conocerla un poco más. Esas inexplicables ganas de querer que pusiera su mano sobre su muslo para reconfortarla. O... Que hiciera otras cosas con ella. 
Cosas más...
Íntimas. 
¿Se debería esto al estrés? ¿Se debería a su inmensa soledad? ¿O se debería a que J.R. había avivado algo que por mucho tiempo había dejado dormido? 
En momentos como este deseaba haber generado una relación con Luisa durante aquellos años de matrimonio con Rafael, quizá le hubiera venido como anillo al dedo preguntarle esto a ella, seguro que tendría una buena respuesta. O al menos una graciosa para aligerar la tensión. 
Petra no estaba escandalizada de que pudieran gustarle las mujeres, que eso quedara bien claro, era el siglo veintiuno y ella era una mujer de negocios y de mucho mundo, pensar en ser algo más allá de heterosexual no la ponía a llorar de miedo, pero sí que la descolocaba. 
Más aún porque la mujer que le había despertado la crisis de identidad sexual a los casi cuarenta era... Bueno, su abogada. 
Y Petra sabía que era una mujer guapa—diría guapísima pero no quería parecer soberbia—pero hasta ella con su roto compás moral sabía que involucrarse con la mujer que empleaba para intentar probar su inocencia en la corte era... Bueno, problemático por ponerla simple. 
“Ugh,” esto del baño relajante no estaba funcionando. 
De mala gana tomó su bata y se enredó el cabello en una toalla. En su habitación, el botones había dejado el carrito de servicio. Una botella de vino rosado, una tartaleta de fresa y un frasco de pepinillos, justo como había pedido. 
Desde el brunch Petra no había comido nada, pero la realidad era que con todo este asunto hasta el apetito se le había desaparecido. 
Agradecería a Krishna por la mañana por haber sido tan servicial, pero ahora, lo único que quería era su cabeza se callara un momento.
Sin importar que la ventana de su habitación estuviese abierta, o que sus caras sábanas de algodón egipcio fueran a arruinarse debido a la humedad de su cuerpo, se lanzó a la cama y puso la cara contra la almohada. El cansancio y desesperanza que durante el día había estado reteniendo la embargaron rápidamente y bastó con respirar profundo y cerrar los ojos para que su cuerpo comenzara a ceder con la presión. 
Mañana sería otro día. Lleno de posibilidades nuevas y, ojalá, una solución a su predicamento.
...Al de la muerte de Anezka claro estaba.
Su cuerpo yació inerte sobre el colchón y su boca se entreabrió mientras que el sueño invadía la habitación.
“Te ves exquisita, Petra...” Escuchó la voz de J.R.
Hm.
Bueno, tal vez mañana también podría encontrarle una solución al... Otro predicamento.
Pero...
Mañana.
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nicoledcx · 3 years
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29/06/21, 2:07 a.m.
En mi cabeza sigo usando la palabra “adulto” a pesar de que yo misma soy una adulta. Es porque la mayor parte de mí no entiende cómo llegué a esta edad. La mayor parte de mí todavía es una niña, repleta de miedo, ahogada en el dolor de ver cómo golpean a su hermana y no poder hacer nada, ni siquiera poder llorar porque eso equivale también a una paliza. En mi cabeza todavía soy una niña que tuvo que crecer corriendo, como si fuera una carrera, porque tenía que hacerse cargo de las carencias emocionales que nadie cargaba por ella, que nadie cuidaba, que nadie venía, y ahora, aunque tengo veintitrés años, uso la palabra “adultos” para referirme a la generación más vieja, a la generación de quienes me descuidaron, los que me abusaron, los que me abandonaron.
Recientemente comencé a sentir que querer morirme no es suficiente. No satisface mi falta de querer seguir adelante. El cansancio, el vacío eterno y permanente, que siento desde que recuerdo, la primera vez a los diez años, cuando desperté llorando y tuve que correr a la cama de mi madre, a preguntarle si ella me quería. He estado queriendo morirme desde hace tanto tiempo, tantos años, pero últimamente siento que… no. Últimamente no siento nada. No veo el “quizás si me muriera todo el mundo estaría mejor sin mí y sus problemas se resolverían”. No quiero decir que ya se me quitó ese sentimiento, porque no es así. Aun sé que si me muero los problemas se acabarían, eso solo… es solo que simplemente no pienso tanto en ello. No tengo esperanzas en ello. Antes estaba lista para morirme en cualquier momento. Ahora no lo pienso porque sé desde el fondo de mi corazón que soy demasiado cobarde, demasiado inútil, demasiado egoísta para matarme. ¿Cuántas veces he tenido planes?, ¿cuántas veces he fallado estando a un paso de cumplir esos planes? Ni siquiera puedo morirme.
No puedo vivir, y tampoco puedo morirme.
Pero no quería hablar de suicidio. Hay tantísimas cosas en mi cabeza ahora.
Quizás nadie aparte de mí sepa que esto existe. Quizás nadie vaya a leerlo nunca. No soy buena hablando, mis pensamientos se pierden y no completo una idea ni la conecto con la otra. Pero la gente dice que soy buena escribiendo palabras. Mi hermana me dice que soy buena escribiendo palabras. Es lo único que sé hacer. No tengo educación. No terminé la secundaria. No soy guapa, así que no puedo conseguir un marido que me dé dinero incluso si me da golpes. No puedo tener sexo por dinero porque no me gusta que me toquen, me da asco que me toquen. No puedo salir y vender cosas, reinventarme, empoderarme, ser creativa y poner un negocio, adaptarme a nada, hacer nada, porque soy una inútil, no tengo habilidades para nada, no sé hacer nada, no soy buena en nada, estoy deprimida y tengo ansiedad, me canso rápido, estoy exhausta todo el tiempo, apenas puedo dormir más de cinco horas sin sentir que no debería hacerlo, que no merezco descansar porque no estoy produciendo dinero para la casa y la gente que no trabaja y no consigue dinero no se cansa, no merece dormir tanto como el resto de quienes sí lo hacen.
No. No. Quiero hablar de otra cosa. Esto solo… intento dar algo de contexto. No sé por qué lo hago, nadie va a leer esto, estoy escribiéndole al aire.
Estoy tan cansada en este preciso momento. Debería estar durmiendo. Son las 1:25 a.m. y me siento cansada, como si quisiera dormir. No he comido prácticamente nada en todo el día. Dos sándwiches a horas distintas y un poco de cereal. Me siento sumamente deshidratada pero solo he hecho tomar agua. Me siento exhausta. Quiero llorar. Quiero dormir.
El cansancio realmente nunca se va. La tristeza tampoco. Lo que siento es diferente a la tristeza. Recuerdo leer algo que escribí varios años atrás, no sé cuántos, cuatro o cinco tal vez, donde describía lo que siento como un vacío infinito, enorme, en el centro del pecho, que se expande y expande y comienza a tragarse todo, pero nunca se llena. Un vacío que no hace más que consumirme, quitarme todo, todo, todo, todo, pero nunca se llena. No importa lo que haga, no importa lo que diga. Puedo distraerme, puedo reír, puedo cantar, puedo disfrutar períodos largos y llenos de una felicidad que se sienten inagotables, pero ese hueco enorme en mi pecho siempre sigue ahí, siempre, esperando el momento para doler, para recordarme que estoy vacía, que me falta todo, que no tengo nada, ni nadie, que llegue a entender ni siquiera por la superficie cuán adolorida estoy, cuán cansada, cuánto necesito que alguien me abrace y me deje llorar en su hombro por horas, y horas y horas y horas y horas, a ver si tal vez así pueda comenzar a sentirme mejor. Tal vez así pueda comenzar por segunda vez.
Estaba viendo una película y eso fue lo que disparó esta necesidad de hablar. El protagonista pasa por muchos abusos similares a los míos a lo largo de su infancia, pero hay uno en particular que me llegó de manera personal, que me está ardiendo debajo de la piel con ganas de arrancármela con los dientes, ver si tal vez echando un vistazo debajo encuentro el por qué me duele tanto, por qué tuve que pasar por esto.
Algunos adultos no tienen idea del trauma que ocasiona desbordar todas sus responsabilidades en los niños.
Shuhei tenía que cargar con el peso de su propia existencia y también con el de su mamá no siendo capaz de cuidarlo a él ni tener idea de cómo hacerse cargo de un ser humano inferior y vulnerable como lo es un niño. Eso es algo con lo que puedo identificarme hasta ahogarme. Eso es lo que me ha destrozado tan profundamente de la película, ver cómo la madre de Shuhei lloraba, era golpeada frente él mientras era un niño, cómo le pedía que hiciera cosas que ella no quería por vergüenza, como ir a pedir dinero a su abuela o su tía. Cómo colapsaba diciendo que no sabía qué hacer, que le dijera qué hacer, que él era lo único que tenía, a pesar que lo único que hizo por él fue parirlo y luego abusarlo.
Yo sé cómo se siente eso.
Digo, creo que esto es prácticamente un review. Pero incluso sin palabras, solo gestos, pude entender, atrapar clara y perfectamente la rabia de Shuhei, su impotencia, su desesperación y dolor, porque yo soy él. Y ni siquiera vivimos experiencias parecidas, al menos, porque donde él no tuvo ni techo ni comida, mi madre, a diferencia de la suya, eso fue lo único que supo darme, un techo endeble y comida, siempre comida, su más primario símbolo de amor siempre fue y será la comida.
Pero incluso si vivimos vidas diferentes; sé lo que es ver a tu madre siendo golpeada y no poder hacer nada, porque te duele incluso si ella es tu principal abusadora. Lo que es que te golpeen a ti, que golpeen a tu hermana, no poder llorar, recordar cosas que ella niega, que finge que nunca pasaron, que nunca aceptará que pasaron, porque no quiere enfrentar la culpa de que lo que hizo, aun si le costó todo, fue insuficiente, porque descuidó todo lo demás.
Odio como se lee, cursi, falso, barato, asqueroso. Casi como “si tan solo me hubiera dado un poco de amor habría bastado.” Claro que necesitaba la comida. Claro que necesitaba el techo. Pero esos no fueron favores. No fueron regalos que ella me dio. Era su deber, como guardián legal y adulta responsable de un ser humano más joven y vulnerable.
Recuerdo una vez en específico, cuando me llamó a la sala, todas las luces apagadas. Estaba acostada en el sillón, en medio de la tarde, llorando porque no sabía qué cocinar y no tenía dinero, el hombre que era su marido y quien me molestó sexualmente desde los seis años no estaba y no dejó dinero antes de irse. Ella me preguntó entre llanto qué hacía, no se le ocurría cómo íbamos a comer, y quería que yo, una niña de nueve años, le diera al menos un poco de luz, alguna idea.
Los adultos no entienden, no tienen idea del trauma que provoca tener que cargar con los problemas que ellos no pueden resolver. Cómo se siente tener que saber alguna cosa que no se está en edad para conocer. Cómo se siente creer que uno tiene que encargarse de solucionar eso que ellos no saben, cómo estar listo para dar consejos a quienes se suponen deberían aconsejarnos.
Una vez mi mamá apuñaló el colchón de su cama porque perdió cinco dólares, alegando que mi hermana y yo hicimos alguna cosa, no recuerdo la acusación completa, que hizo que no recordara guardarlos bien o revisar sus bolsillos.
Esto se siente inútil. Ni siquiera estoy llorando mientras escribo esto. Mis lágrimas van y vienen, vienen y se gastan y luego se van, y la frase “estoy rota” es tan ridícula y cursi y barata y está tan gastada y me produce asco. Estoy cansada. Quiero dormir. Quiero escapar y quiero desaparecer y quiero sentir que no pasa nada si duermo ocho horas, si invierto tiempo en escribir, si lloro, si me quedo en mi cama. Si trabajara y pudiera darle dinero a mi madre ella sería feliz. Si hubiera continuado trabajando en esa oficina después de 2018, me hubiera suicidado en enero. Si lo hubiera hecho, mi valor sería más alto. “Se mató mientras producía dinero”, “estaba deprimida pero hacía dinero”, “traía dinero a la casa”, “pagaba por lo que comía”. Pagaba por existir. Ahora solo soy un estorbo.
Quiero morirme quiero morirme quiero morirme quiero morirme
Quiero llorar. Quiero que alguien en el mundo lea esto y entienda, al menos por un segundo.
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ᴜᴋɪʏᴏ → ᴛᴡɪsᴛᴇᴅ ᴡᴏɴᴅᴇʀʟᴀɴᴅ ✦ Capítulo 1. |🎕 ❛❛La universidad y la llegada del viajero de mundos❜❜
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❛❛¡𝘽𝙞𝙚𝙣𝙫𝙚𝙣𝙞𝙙𝙤 𝙖𝙡 𝙧𝙚𝙩𝙤𝙧𝙘𝙞𝙙𝙤 𝙢𝙪𝙣𝙙𝙤 𝙙𝙚 𝙡𝙖𝙨 𝙢𝙖𝙧𝙖𝙫𝙞𝙡𝙡𝙖𝙨!❜❜
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 Yuu miró la negrura que se levantaba frente a su cabeza en silencio, con las manos entrelazadas sobre su estómago en su usual posición pensativa.
 Ya llevaba veinte minutos tratando de quitar aquella cosa que le restringía la salida del lugar estrecho en el que se encontraba, y ya habiendo llegado a este punto parecía una misión imposible. No podía ver gracias a que estaba atrapado en una instancia cerrada, no se oía nada de afuera y la peor opción que tenía era moverse demasiado, ya que terminaría golpeando los costados de aquella cárcel rectangular y acabaría con todo el cuerpo adolorido. Otra vez.
 Ya había descartado algunas hipótesis, como que sus compañeros de clase lo habían encerrado en un casillero de nuevo o que unos ovnis lo habían abducido ―cuestión que solo había desechado por la falta de luces de colores― y actualmente estaba considerando la opción de haber caído en un coma y que, como no despertaba, lo enterraron vivo.
 Idea ridícula, pero en su cabeza bastante factible. En especial cuando sentía como el oxígeno allí dentro empezaba a hacerse pesado y faltante poco a poco, como si no tuviera vía directa con el aire fresco.
 Y habría seguido desarrollando aquella posibilidad, estudiando qué tan probable era, hasta que una voz masculina un tanto chillona ―gran contradicción que lo consternó un poco― empezó a acercarse a él.
― Demonios, ya es hora de que la gente venga. Mejor apurarse por el uniforme―oyó como la “pared” sobre su cuerpo hacía algunos ruidos, similares a los de garras contra madera. Seguramente trataba de quitarlo, sin éxito alguno; tal y como él antes― ¡¡Hnn!! Esta tapa es muy pesada. Si se trata de eso… ¡usaré mi truco! Fnahh~ ¡así!
 Y todo a su alrededor comenzó a arder.
 Fuego azul nació de la nada, quemando lo que ahora podía diferenciar como un ataúd de madera, hasta el punto en el que la tapa se soltó por el calor.
 Yuu salió de allí de un salto, sin llegar a procesar del todo lo que ocurría. Dando un vistazo rápido a la habitación notó como estaba en un cuarto negro con numerosos ataúdes flotantes y, en el medio, un gran espejo negro que parecía no reflejar nada. Y justo a él había una extraña mezcla entre un gato, un mapache y una rata, de un color gris oscuro y un lazo a rayas en su cuello, aunque lo que más le llamó la atención fue que hubieran más de esas llamas azuladas en sus orejas.
 ¿Acaso esa… cosa había intentado matarlo?
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 Entre los estudiantes del Night Raven College, una de las tantas figuras encapuchadas bajó aún más la tela que cubría su rostro. Aquella chica sonrió desde dentro de la prenda, consiente que nadie podría reconocerla.
 No solo se había ocupado de tomar una poción para que su voz sonara más grave, sino que, bajo aquella túnica ceremonial, no daba otra impresión que la de un chico delgado y tímido. Y no es como si saliera mucho de la mansión, por lo que no habían posibilidades de ser descubierta.
 Allí mismo, fingiendo ser un nuevo alumno, se encontraba Arden María Anastasia Darling, la orgullosa heredera de la empresa financiera multinacional Darling, en una posición erguida entre las filas de Pomefiore.
 No era sorpresa haber acabado allí, sabía bien que lo haría gracias a su talento innato en la farmacología mágica y preparación de venenos, además de provenir de una familia distinguida ―como la mayoría de sus nuevos compañeros―, sin embargo le resultaba algo molesto el haber acertado. El dormitorio fundado a partir de los esfuerzos implacables de la Bella Reina estaba demasiado centrado en el atractivo físico, por lo que se le dificultaría mantener aquella fachada por mucho tiempo.
 Aunque, claro, si una o dos personas se enteraban no habría problema. Su magia única se encargaría de hacerlos desaparecer de la academia en un abrir y cerrar de ojos.
― Entonces, ¿supongo que este es el final de la división de dormitorios?―habló un chico pelirrojo, a quien reconocía como Riddle Rosehearts. Arden recordó mentalmente todo lo dicho por su informante acerca de ese joven. Era el líder de Heartslabyul, dormitorio fundado a partir de la severidad de la Reina de Corazones. Era un gobernante digno, recto como una regla y un prodigio en lo que se refiere a magia, habiendo dominado su magia única a una edad temprana. Una persona con la que no quería meterse, pero un candidato perfecto―. Escuchen, estudiantes nuevos. En el dormitorio Heartslabyul, yo soy quien manda. Voy a decapitar a cualquiera que me desobedezca.
 Aunque, quizás demasiado estricto.
― Fuaa~ah. Finalmente terminó la tediosa ceremonia―bostezó un muchacho a su lado, de quién podría resaltar las orejas de león que exhibía sobre su cabeza. No cabía duda, se trataba de Leona Kingscholar, segundo príncipe de Afterglow Savanna y actual cabeza de Savanaclaw. Por lo que recordaba, un tipo arrogante y vago que desprecia a quienes son inferiores a él. Ciertamente no tenía una personalidad que le agradara del todo, pero su magia única, “King’s Roar”, era algo sorprendente que no le vendría mal a la familia Darling. Otra persona a la que consideraba un candidato, aunque algo inconveniente al provenir de la realeza―. Vámonos ya. Dormitorio Savanaclaw, sígame.
― A todos ustedes, estudiantes nuevos. ¡Felicidades por su inscripción en esta academia! Espero que todos puedan tener una vida escolar perfecta―y ese era el prefecto de Octavinelle, Azul Ashengrotto. Proviniendo de Coral Sea podía tomar la “forma” de un pulpo, aún si no era así del todo. Por lo que tenía entendido, era alguien astuto que contaba con un talento natural para la aritmética mental, además de contar con una magia única que le beneficiaba desde casi cualquier punto de vista. Sin importar cómo lo viera, era útil pero difícil de manejar. Arden conocía varios puntos particulares de su pasado que lo echarían para atrás si planeaba algo contra ella, por lo que no pudo evitar sonreír con ironía al oír aquella presentación tan falsa hacia los estudiantes de su dormitorio―. Los apoyaré a todos en todo lo que pueda como líder del dormitorio Octavinelle.
― Por un precio―pensó ella―, siempre hay un precio.
― Dejando eso de lado, me pregunto ¿a dónde fue el director? Salió a mitad de ceremonia―comentó el líder de su dormitorio, Vil Schoenheit. El brillo que irradiaba la cegó por unos instantes.
 No tenía demasiada información de él por el momento. Trabajaba como actor profesional y modelo, contaba con cinco millones de seguidores en MagiCam, provenía de Land of Pyroxene y, actualmente, era la persona que podía producir el mejor veneno de la academia―exceptuando a algún que otro profesor―. Nada que no fuera de conocimiento público.
― Abandono del deber profesional…―masculló una tableta flotante, que reconocía como la forma en la que Idia Shroud, prefecto de Ignihyde, se comunicaba con las personas de la academia sin salir de su habitación. Un joven de Isle of Lamentation que contaba con un futuro título noble, gran habilidad de programación y una cantidad considerable de talento en lo que refiere a mecánica. Su madre lo había recomendado, por lo que lo consideraba un potencial candidato.
― ¿Tal vez tenía dolor de estómago o algo así?
 Antes siquiera de poder pensar en el regente de Scarabia, Kalim Al-Asim, la puerta se abrió de repente, mostrando al director y, tras él, un chico ligeramente tiritante que llamó de inmediato su atención.
 No pudo sentir ni una pizca de magia proviniendo de él.
― ¿Quién lo pensaría?―se preguntó por lo bajo― Las cosas comienzan a ponerse interesantes.
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― ¡Te equivocas!―exclamó el hombre con máscara de cuervo, que minutos antes se había presentado como Dia Crowley.
 Yuu tembló un poco, sintiéndose observado. Si bien aquello que reconocía como un sueño se ponía cada vez más raro, nunca creyó que terminaría bajo la mirada de cientos ―o miles― de personas, interrumpiendo en una extraña ceremonia junto a un individuo que apenas lo dejaba hablar y solo escuchaba lo que quería.
 Se sentía incómodo, en especial sabiendo que su ansiedad social empezaría a afectarlo en cualquier momento, sin embargo lo que más le perturbó no fue la cantidad de individuos que habían allí, sino el cómo estaban vestidos. Aquellas túnicas que combinaban violeta, negro y dorado le recordaban demasiado a una película de terror que había visto hace una semana para su propio bien.
― No me digas…―pensó―  ¡¿van a sacrificarme en nombre de Atua o algo así?!
― Ah, volvió―escuchó murmurar a un chico pelirrojo.
― Faltaba un nuevo estudiante, así que fui a buscarlo―se excusó Crowley, para después voltear a verlo―. Ahora, eres el único que no tiene dormitorio. Yo me ocuparé de Mapache-kun, así que date prisa y acércate al Espejo de la Oscuridad.
― ¡¡¡...Hmmph!!!―gruñó Grimm, aún con su hocico tapado.
 Yuu caminó con lentitud por el sendero que se había formado entre dos de los siete grupos de chicos, pensando en lo aterrador de aquel nombre para evitar conectar miradas con nadie.
 Secretamente, se preguntó si, en ese sueño, se nombrarían todos los artilugios de esa manera tan excéntrica. ¿Existirían los pañuelos de la maldad o las plumas infernales?
 Reprimió una risa al imaginarse un comercial de televisión en el que intentaran vender una “lavadora diabólica multiusos” a cincuenta por ciento de descuento por la proximidad de las fiestas navideñas. Aunque, bueno, aún se encontraban algo lejos de navidad.
 Una vez se paró delante del espejo ―que en realidad no lo reflejaba, por lo que le extrañó que lo llamaran ‘espejo’―, una máscara blanca surgió desde la negrura de la superficie delante de él, mientras que un extraño humo verde lo acompañaba desde abajo.
― Pronuncia tu nombre―ordenó con voz profunda.
 Y, ante aquel escalofriante reflejo, él no tuvo más opción que responder con la verdad.
― Yuu, mi nombre es Yoshiaki Yuu.
― Yuu―repitió la máscara, mostrándose pensativa―... La forma de tu alma es…―se quedó en silencio por varios segundos, frunciendo el ceño.
 Mientras tanto, Yuu ojeó a las personas detrás de él.
 Todos tenían sus ojos clavados en el Espejo de la Oscuridad, esperando una respuesta de este. Se sintió un poco mejor sabiendo que aquellos estudiantes ya no se fijaban en él, sino en dónde terminaría.
 Sería un problema más adelante, ya que apenas esa máscara abriera la boca él volvería a ser el centro de atención, pero ese sería una preocupación que tendría el “Yuu del futuro” y no “él”.
 Y aunque le hubiera gustado tomarse el tiempo de suspirar, unos orbes conectaron con los suyos. No duró mucho, apenas y notó que había ocurrido cuando el contacto visual acabó, pero una sensación extraña lo obligó a pararse recto y volver la vista al frente.
 Esos eran los ojos más extraños que había visto en su vida. No solo por el color violeta intenso que teñía el iris, sino que transmitían una rara frialdad que lo había reconfortado un poco.
― No lo sé.
 Y esa sensación agradable desapareció en cuestión de instantes cuando la máscara habló.
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 Arden corrió la mirada lo más rápido que pudo, sonriendo para sí misma. Ya sabía que ese chico era un humano. A pesar de estar en medio de aquel conjunto de personas con habilidades mágicas, su aura se veía inexistente.
 No se molestó en lo más mínimo en escuchar la pequeña discusión que mantuvieron el director y Espejo de la Oscuridad, mucho menos se preocupó por los murmullos de sus compañeros; le importaba mucho más fijar otra vez sus ojos en el joven que se había presentado como Yuu.
 Momentos atrás habían conectado miradas, y en aquellos instantes pudo notar varias cosas que nadie parecía darse cuenta. Ese humano se veía especial.
 Y no especial de “único y diferente”, sino desde el punto de vista mágico. Se notaba débil pero poderoso al mismo tiempo.
 Temblaba ligeramente, pero sus ojos habían mostrado un valor que la mayoría de los estudiantes del Night Raven College no poseían. Y eso era peligroso a su manera.
 Porque, si algo no podía olvidar de las clases que le habían dado sus familiares desde la infancia, era que la perseverancia y coraje eran mucho más valiosos que la fuerza física.
 Porque una perdedora se rinde, pero una ganadora ―una Darling― nunca se dejaría vencer. Mucho menos contra un hombre.
 Aunque, claro, puede que aquello último no incluya tanto al humano.
― Hmmppph… ¡Ha!―un grito ahogado llamó su atención y cuando giró la cabeza, pudo observar como la bestia mágica gris que había atrapado el director con el famoso artilugio mágico, el látigo del amor, se había soltado gracias a la poca atención que Crowley le había dado― ¡Entonces ese sitio deberías dármelo a mí!
― ¡Ah! ¡Espera, ese mapache!
― ¿Mapache? Estaba claro que esa era una bestia mágica.
― A diferencia de ese humano de ahí, puedo usar magia, ¡por eso, ponme en su lugar a cambio!―aulló el animal― ¡Si es magia lo que quieres, te mostraré algo extraordinario ahora!
 Y, de un momento al otro, la bestia de nombre desconocido cerró los ojos y empezó a escupir fuego. Arden lo miró con cierta pena mientras se agachaba. Obviamente, eso no haría que lo admitieran en la academia.
 Aunque rápidamente recordó otra de las lecciones de su infancia, “una Darling nunca muestra compasión real”, por lo que se obligó a prestarle atención a otra cosa.
― ¡Todos, abajo!
 La voz de Riddle hizo eco en el salón, chocando con el humo que el fuego azul soltaba.
― ¡¡Hhnnnaaaa~~~!!
 Rápidamente las llamas iban consumiendo la habitación, incluso llegando a quemar a algunos alumnos ―por ejemplo al líder de Scarabia, que estaba gritando y saltando por todos lados pidiendo ayuda―, por lo que Arden esquivó a sus compañeros de dormitorio hasta llegar a la puerta principal, abriendola ligeramente. Sabía que, entre el pánico y fuego, nadie notaría si desaparecía un estudiante o dos.
 Por nada del mundo se quedaría a ver la batalla que empezaron los líderes de Heartslabyul y Octavinelle contra la bestia; tenía mejores cosas en las que invertir su tiempo.
 Volteó una vez más, asegurándose de que nadie la estuviera viendo, y se escabulló por la abertura que había formado.
 Una vez fuera, cerró la puerta y caminó en silencio por los oscuros pasillos del Night Raven College.
 Contra todo pronóstico, aquel año que le habían pintado como aburrido y lleno de trabajo comenzaba a parecerse más interesante que sus planes originales, todo gracias a la llegada de ese humano.
 Yoshiaki Yuu.
 Lo recordaría.
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2437 palabras → edición #1 → 31/07/20 + 20:53 terminado a las pm.
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bcwenl · 4 years
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But the night begins to turn your head around,
and you know you’re gonna lose more than you’ve found.
Fin de semana de la semana de pruebas.
Triggers: violencia física, violencia verbal, homofobia.
La necesidad de salir de ahí había sido insoportable. Sólo porque podía, su discusión con Lucian no había calado, claro que no. Si está manejando sobre el límite de velocidad, es porque puede, porque quiere hacerlo, y palabras del mayor no tienen importancia. Ni siquiera consideró que no había avisado al consejo, o que en realidad, no había avisado a nadie. La desventaja de haber tenido unos días tan tranquilos era que cuando ocurría algo, lo que fuera, que le hiciera recordar la mierda de una realidad que poseía, pero de la que no se podía quejar, era peor. Mucho peor. 
El apartamento familiar en Hannam (aquel que cuando vivía bajo el seno familiar había visitado sólo dos veces, por lo poco que los Liang le daban uso) se había convertido en una especie de refugio, una fortaleza en más de un sentido, en donde no se sentía tan estúpidamente expuesto como podría serlo la academia, donde portar máscara era imperante, si es que realmente quería continuar como lo estaba haciendo hasta ese momento. Porque lo estaba haciendo bien, se repite, estaba bien, estaba bien. A veces ya ni siquiera sentía la culpa atenazar su pecho, por mucho que continuase pensando que los fatales destinos de su madre y -él, habían sido por su culpa. A veces, ni siquiera se ve capaz de recordar sus rostros por cuenta propia, no sin ayuda de fotografías que le hacen sonreír con amargura. A veces, ni siquiera siente en absoluto cuando piensa en ellos. Y sonaba a una mejoría. No que haya dejado de soñarlos, a ambos, destino terrible cuando por algo debe dejar de tomar sus pastillas, viéndolos allí, fríos e inmóviles, lado a lado en una sala de velación, dentro de distintos féretros que recuerda con morboso detalle. O que siga siendo incapaz de responder llamadas de números desconocidos. O que ese francófono nombre sea impronunciable. Pero él está bien. Porque hay personas que lo tienen peor, se recuerda, porque sus problemas de la población privilegiada son, en comparación, mínimos. Sus problemas no importan.
Casi siente sus hombros destensarse un poco mientras el elevador privado comienza el recorrido, su reflejo devolviéndole la vacía mirada que se dedica. Timbre lo saca del ensimismamiento y las puertas se abren, y a quien ve sentado en el sillón de su sala, provoca negatividad tal, que se queda estático dentro de caja metálica que de repente se siente demasiado pequeña, ahogándolo. Sin siquiera inmutarse o decir nada, presiona el botón para cerrar la puerta y volver a la planta baja, cuando una mano detiene las puertas de cerrarse, y la cabeza de un sujeto que viste el traje característico del staff de seguridad de su padre se asoma. 
Es hasta ese momento, que voz áspera en idioma ajeno al país en que se encuentran alcanza su canal auditivo, su estómago rechazando el sonido de inmediato con el desagrado que provoca: —Veo que aún te gusta huir como solución. Quería pensar que estabas aprendiendo algo en Sabhwa.—
—Veo que aún crees que pueden enseñar algo en ese lugar que no dejas de llenar con estúpidas donaciones. Supongo que a eso viniste,— es mordaz derrota la que exhala en un suspiro cuando sale del elevador, camino que es inmediato hacia el carrito de bebidas que tenía en la sala, sirviéndose una copa de cognac y vaciándola en segundos. Siempre necesitaba licor para lidiar con su padre. 
—Escuché que el memorial de mi madre estuvo bien,— usa adjetivo conformista, adrede buscando atrapar reacciones opuestas. —Mi parte favorita fue cuando te preguntaron por qué no estaba yo ahí. Ya sabes, cuando me prohibiste volar a China y usaste el viaje a Kyoto como una pobre excusa digna de tu pobre mente. Pero está bien, no me quejo. Le di un buen uso a esas termas,— está a punto de volver a servir licor cuando el movimiento es demasiado rápido, demasiado inesperado para siquiera esquivar el violento empujón, estruendo de botellas y vasos chocando contra suelo de mármol, ni siquiera preocupándose cuando es su cabeza la que choca contra la dura pared tras de sí, puños de progenitor ya sujetándolo de la camisa en imagen demasiado familiar últimamente.
—¿Crees que no sé lo que has estado haciendo en la academia? ¿Crees que no sé que es lo mismo que hacías en Francia?
—¿Los comportamientos sexuales anormales o lo ilegal? Vas a tener que ser más específico,— y alcanza a sonreír con característico cinismo, habiendo esperado tanto el impacto contra su rostro que aquel que le es procurado con tal fuerza en el estómago que le saca el aire es impredecible.
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De alguna manera, el calor del piso climatizado contra su mejilla, es reconfortante. Casi tanto como lo es contra sus costillas, que aún siente quejarse con cada respiración profunda que procura. El olor a licor mezclado lo empalaga, y ya sabe que odiará tener que llamar a la recepción del edificio y pedir que alguien entre a limpiar. No, demasiadas preguntas, a pesar de que sólo ha sido una vez la que puños paternos han mancillado rostro; le gustaba centrarse más en zonas invisibles para los entrometidos medios, partes de su figura que no podría mostrar con facilidad. Intenta separar sus manos de su cuerpo, cerradas en puños contra su vientre, y al notarlas aún temblorosas con adrenalina las mantiene cerca, risa seca, perturbada, que escapa de sus labios, seguida de un quejido que ni siquiera se molesta en contener, cuando dolor comienza a hacer aparición. No sabe cuánto tiempo lleva en el suelo, o cuánto ha pasado desde que su padre y su empleado salieron de ahí, soltando palabras que habían dejado de cobrar sentido. 
Cuando al fin logra reunir energía para sentarse y se apoya contra el sillón, ya ha oscurecido, la silueta de la capital coreana iluminada por las luces de edificaciones que distingue por los enormes ventanales. Y, por un momento, quiere hablar con alguien. Idea que es barrida tan rápido de su pensamiento que ni tiene tiempo de extrañarla. En realidad, sólo podría querer compañía. Saca su teléfono móvil del bolsillo de su pantalón con esfuerzo, notando pantalla estrellada por impacto contra el suelo y peso de su propio cuerpo, conjetura. No tarda en encontrar contacto que busca casi por instinto, y escribe un simple mensaje: ¿Puedes venir? Antes de presionar enviar, está a punto de adjuntar localización, cuando lo reconsidera, cuando el miedo a atosigar con propios (mínimos, se recuerda) problemas es mayor a su egoísta deseo de compañía. ¿Realmente lo haría ir desde Sabwha hasta Hannam? Seguro estaría ocupado, piensa. Duda que alguien siquiera se haya dado cuenta que no está en la academia. 
Siempre le había sido fácil entregarse a la soledad, no por decisión propia, pero única constante compañera con la que ha aprendido a vivir. Elimina el mensaje y lanza el celular lejos. El silencio que nada más es interrumpido por su propia dificultosa respiración es detestable, pesado, lo solo que se siente multiplicándose sin piedad o intenciones de detenerse. Porque sabe lo que viene, sabe que palabras dichas por progenitor comienzan a repetirse en memoria. Podría jurar que lo escucha ya, el “ojalá hubieras sido tú y no tu madre”, el “estás enfermo, y he visto dónde te pueden curar”, o el “no sé por qué espero algo diferente de ti, siempre has sido una decepción para todos, ni siquiera tu madre pensaba diferente”, voces que se combinan y dan significados a todo. Algo de cierta discusión en la academia también le hace pensar. Tal vez era él quien provocaba esas reacciones en su padre. Si las provoca en otros, ¿qué le hacía suponer que no lo ocasiona con el patriarca de los Liang? Lleva su diestra sobre el costado, sobre punzante dolor, cuando cae en cuenta que, quizá, es él quien se lo busca.
Quizá sí hubiese sido mejor para todos que hubiera sido él y no su madre.
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