En lo profundo de cada uno de nosotros, yace un misterioso ser, un reflejo secreto de nuestra esencia, conocido como "mi otro yo". Este ser interior a menudo se manifiesta en momentos de reflexión profunda, cuando nos enfrentamos a decisiones cruciales o cuando luchamos con nuestros propios demonios internos.
Mi otro yo es el eco silencioso de mis pensamientos más oscuros y mis deseos más profundos. Es la parte de mí que a menudo se mantiene en las sombras, oculta de la mirada de los demás, pero que ejerce una influencia significativa en mi vida. Puede ser un consejero sabio o un instigador malicioso, dependiendo de las circunstancias y de mi propia voluntad.
Cuando me enfrento a decisiones difíciles, a veces mi otro yo me susurra consejos sabios basados en la experiencia y la intuición. En esos momentos, siento que tengo un amigo leal que me guía por el camino correcto. Sin embargo, en otros momentos, mi otro yo puede incitar la duda, el miedo o la autodestrucción, arrastrándome hacia un abismo de pensamientos negativos y decisiones erróneas.
La relación con "mi otro yo" es una danza constante, una lucha interna por comprender y equilibrar esas dos facetas de mi personalidad. Aprender a reconocer y controlar a esta entidad interna es fundamental para encontrar la armonía en la vida y tomar decisiones conscientes y saludables.
En última instancia, "mi otro yo" es un recordatorio de que todos somos seres complejos, con múltiples capas de pensamiento y emoción. Aceptar y comprender a este "otro yo" puede ayudarnos a tomar decisiones más informadas ya alcanzar una mayor autenticidad en nuestra búsqueda de la realización personal.
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No entendía por qué a veces eras tan fría
No entendía por qué a veces eras tan fría, porque más de una vez decías tener dolor de cabeza para no tener intimidad conmigo. Dormía en ocasiones enojado por tu negativa.
"No me comprende" - me decía a mi mismo. "No entiende mis necesidades, cuando busque otra que no se queje" -Hablaba para mis adentros. Pero afortunadamente al pasar el enojo también se iban las malas intenciones.
Sin embargo, era algo incomodo que me hacía pensar que ella no me quería.
Como la mayoría de las mujeres se mostraba reservada cuando le pedía explicaciones, por aquello que dicen ellas que algunas veces de nada sirve que comenten sus inquietudes, porque igual no les prestamos atención.
En una ocasión leí un artículo sobre las mujeres, donde hablaba de las razones por las que ellas se muestran indiferentes en la intimidad. Infidelidad podría ser la razón, "no creo, ni espero sea eso" - Pensé. Problemas de falta de deseo por cuestiones hormonales, "no creo" - Me dije. Ella cuando se da a la tarea responde muy bien. ¿Sería yo un mal amante? Pues no consideré esa razón, pues procuraba dejarla satisfecha y en ese sentido pienso que lo lograba.
¿Se sentía utilizada? Umm, me pareció curiosa esta posible razón.
Hablaba de cuando una mujer no es bien atendida y no se le dan muestras mínimas de cariño, pero solo se le da atención a la hora de buscarla para tener intimidad, y solo si acaso en estos momentos se les trata de manera especial. Esa me pareció la razón más lógica y traté de ser cariñoso con ella en los días siguientes.
Le escribí una nota una tarde donde le decía que seguía siendo especial para mi como mujer y como compañera de vida. Traté de agradecer en lo posible su esfuerzo en el hogar y antes de llegar a casa uno que otro día, pasé por una tienda y le compré una chocolatina, unas galletas o cualquier golosina para mostrarle que me acorde de ella en ese momento. A veces se reía extrañada y me decía... "Y ese milagro"? Al tiempo que sonreía y yo también con ella.
Con el pasar de los días la empecé a notar menos a la defensiva conmigo, el gesto de su cara cambió y la vi más amable, como si las cosas que hacía por mi las hiciera de nuevo con gusto, al igual que cuando iniciamos nuestra relación, y ya no como si estuviera obligada.
Hacía una semana que no teníamos intimidad, porque yo no le había pedido que estuviéramos en esos días, solo me dediqué a intentar ser cariñoso con ella. Cabe aclarar que no sólo hacía esto por mejorar el área sexual, sino porque en general deseaba que nuestra relación floreciera y sentirme unido con ella en todos los sentidos.
Esa noche al ir a dormir se puso de pie frente a la cama, y me dijo:"Te has portado bien, ya es hora de que te atienda, no vaya ser que alguna loba se te ofrezca por ahí... ya es hora que hagamos el amor". Se quitó su piyama sexy de dos piezas y vino hasta mi, apasionadamente me besó y se entregó a mi con un cariño tan especial como hacía mucho no lo sentía. Fue el mejor banquete después de una semana de abstinencia.
Antes de quedarnos dormidos en posición cucharita me dijo: "Me encanta que seas atento y especial conmigo, fuiste muy lindo en estos días. Extrañaba ese hombre lindo y romántico del que me enamoré".
Y así dormimos relajaditos y contentos, y yo quedé tranquilo porque entendí que no tenía otro, ni yo era mal amante, ni tampoco estaba enferma. Comprendí que sólo se sentía desatendida y ese era el motivo de su "dolor de cabeza''.
Me di cuenta que solamente necesitaba un "analgésico", y ese analgésico era la atención, el cuidado y el cariño expresado con hechos...
¡¡Ese analgésico era el amor!!
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Una zorra.
Era una puta, de esas baratas que llegan a su casa solo para llorar.
Soy una puta de esas a las que alguna vez alguien llamo novia, a las que les dijeron “ Te amo, confía en mi”
Ahora en la cama solo escucho, zorra, puta, promiscua, barata.
Soy una puta, de aquellas a las que les prometieron la Luna, el Sol y las estrellas, una hermosa sortija en el dedo anular.
— Te amo, me dijo.
— ¿Lo prometes?, le respondí.
— Claro, eres el amor de todos mis universos. Beso mi frente.
Y ahora amanezco en camas diferentes buscando besos en la frente, despierto por comezón en el dedo por una promesa rota… una de muchas.
Soy una puta que alguna vez fue fiel creyente de tu sonrisa… de tus mentiras… de que me querías.
Soy una chica con la vida destrozada que ya no se ríe en la cama por un ataque de cosquillas.
Soy una zorra barata a la que compran con $280, eso me costó la cena.
Ahora… soy menos que el suelo mismo, pues ni para dar placer ya sirvo… hoy no quede con la boca llena de sentimientos vacíos.
— Te amo. Beso mi frente y desperté con Wake up alone de fondo, Amy winehouse siempre tuvo razón en no amar de más a un hombre, pues nos puede matar. Voltee mi cuerpo y el cuerpo de alguien que estuvo conmigo ahora… el lado de la cama está vacío.
Pero no tengo porqué llorarte ni reclamarte, pues… soy una puta
Firma.G
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