Tumgik
#Hijos del este
arieeag · 1 year
Text
Hijos del Este
El libro perdido
Comentarios: Como odio septiembre, osea hay cosas que me gustan de este mes pero es el mes que más agota mi pila social por las festividades del día de la independencia en Chile. De hecho, el agotamiento se produce en agosto porque la comida familiar se organiza desde antes y para variar mi familia nunca se pone de acuerdo. discuten cada dos días antes del 18 hasta que llega ese día y luego todos se aman...En fin, reescribí este capítulo porque no me gustaba, y no me acaba de convencer, pero ha pasado un mes desde el último y no me gusta dejar las cosas a media.
Capítulo 24: El rumor tras la muralla
El frío de la mañana despierta sus músculos y ayuda mantenerlo atento a las guardias que comienzan a relevarse en cada acceso del fuerte, pero incluso en medio de ese ajetreo la figura dominante y orgullosa del hijo de la Gran Khan destaca por su presencia imponente. Nada en sí mismo se ha dejado al azar, desde las botas con punta de hierro hasta los colores sutiles que se esconden en sus ropas.  Sus pensamientos, ideales y aspiraciones deben seguir una única línea y representar aquella que visión que sólo un descendiente de la Diosa Eutuken puede dictar, incluyendo uno que ha nacido alfa.
Mientras cruza el enorme arco de piedras del castillo, los soldados hacen una pequeña reverencia y quienes poseen mayor rango detienen sus pasos para saludarlo directamente con un apretón de manos. Katsuki se toma su tiempo para conservar su talante con la misma firmeza e imparcialidad mientras confirma la asistencia de los generales a una de las tantas reuniones que presidirá su padre, ahora que la comisión de recaudación de impuestos partirá en un lapso de 2 días para informar el cobro de suministros que regirá a partir de la próxima primavera.
Mas esta vez, conserva cierta distancia y concluye las conversaciones mucho más rápido que antes debido a un solo problema. El olor de deku, el omega que todos tienen prohibido, incluyéndolo, sigue persiste en las ropas que esconde dentro de su bolso y aunque se preocupó de hacer un barrido con piel de Manul para evitar sospechas, todavía tiene que ser cuidadoso.
Sus últimos pasos en el interior del castillo se desvían estratégicamente hacia los aposentos que tomó como propios luego de que se desvelara por tres noches consecutivas en la encuadernación y traducción de los pocos libros que disponía la biblioteca del castillo. Allí mando a preparar una mesa de trabajo, guarda dos o tres mudas de ropa y sobre todo tiene oculta armas en caso de que alguien decida tomar como debilidad su descanso entre estas frías paredes.
Últimamente ha comenzado a resentir el hecho de dormir tanto tiempo alejado de su manada, pero tampoco los invitaría a quedarse aquí con él. Si bien es cierto que el castillo tiene un encanto artificial bastante majestuoso, debido a la forma de los arcos, los contrafuertes y techos abovedados, a veces estar dentro de sus murallas se siente como estar sepultado bajo la tierra, especialmente bajo las noches profundas donde incluso las enormes lámparas colgantes son insuficientes para eliminar las sombras que se ciernen sobre la guardia que recorre los pasillos.
A veces, incluso la luz de la mañana es insuficiente para eliminar el aura amenazante de las murallas. Katsuki está convencido de que no son sólo sus aprensiones por la estabilidad de una arquitectura que no entiende del todo, o la sensación de amenaza injustificada por la caída de alguna de las piezas que conforman estos arcos engalanados.
Aquello que se admira y respeta de estas construcciones guardan secretos, allí donde la inquietante desproporción de sus cuartos, salas y recovecos denota la falsedad de sus murallas. Le ha tomado un tiempo, pero Katsuki sabe que este castillo esconde mucho más que el pasadizo de las mazmorras y, por ende, se ha tomado como misión personal encontrar cada trampa y puerta escondida. Hasta ahora los esclavos solo han delatado tres pasadizos, dos de los cuales, conectan el salón de la torre del homenaje con la cocina y la biblioteca, sin embargo, sospecha que otro mes más en las mazmorras será suficiente para que hablen de los que todavía faltan por descubrir.
Pero no sólo le interesa conocer cualquier vía de escape o trampa que un espía pueda querer usar en su contra en un futuro, sino el hecho de que todo el castillo está lleno de ratas. Son una plaga pestilente, inquietante y tremendamente inteligente. Evaden las trampas, son difíciles de ver o no prueban los alimentos envenenados, incluso han comenzado a evitar los pasillos y despensas a tal punto que podría pensarse que ya fueron erradicadas, pero cada vez que eso pasa, su bulliciosa presencia repica como un rumor distante tras las paredes, despertando soldados y manteniendo atentos a los guardias que hacen sus rondas.
Quizás, no sería tan inquietante que existan si el eco del castillo no resonara fuerte con el más mínimo sonido, como las voces de los soldados que ahora bajan las escaleras y las propias pisadas de Katsuki. Más en el fondo, es un alivio cuando se deambula en soledad, hasta que ellas aparecen. De pronto, todo su instinto despierta con fuerza como un león agraviado, alertado por un ruido abrazador e impropio. Es un estruendo grave, oscuro, como una marea furiosa que hace vibrar las murallas, desestabilizando los cimientos mientras hilos de polvo se desprenden de las grietas en el techo. Cada chillido se mezcla en tantos tonos diferentes, cada uno superpuesto de forma tan irreal que se asemeja al murmullo de miles de voces ininteligibles. Con la mandíbula tensa, casi puede sentir el alud pasar entre sus piernas, rasqueteando la piel de sus botas, acaparando todo su temple como una prueba al valor. Su piel se eriza al tiempo que la mano diestra se aferra contra la empuñadura en el mismo momento en que el sonido cruje y abalanza sobre su cabeza, asfixiándolo.
El rumor promete agitación, enfermedad y es frío como las ventiscas de la estepa, con sombras espesas como el barro humeante de los pantanos, pone a prueba todo su coraje. Enojado retira media espada de su funda justo en el mismo momento en que las malditas alimañas desaparecen, o se alejan por alguno de esos recovecos inexplorados…
—¡Hermano! — llama alguien y Katsuki se sobre salta. Su pecho se duele de forma extraña, pero Kirishima no le da tiempo para responder o pensar en el rumor tras las murallas mientras cruza una esquina del pasillo, apareciendo como un fantasma rojo. Su rostro refleja impaciencia y preocupación y luego le arroja un nuevo chaleco y una camisa limpia. — Como no te encontré arriba, supuse que estabas ocupado con alguien, así que tomé esto de tus cosas…— murmura con precaución, tomando el bolso de Katsuki. Pero mientras dice esas palabras comienza a dudar de que Katsuki se haya apareado anoche. Su piel luce más pálida que de costumbre, tiene ojeras y mientras se cambia la camisa, nota como el sudor estaba acumulado en su cuello. Luce enfermo o más bien sobre exigido, como si hubiera pasado toda la noche en vela.
—Estuve ocupado hasta hace unas horas, pero no creo que se repita— responde Katsuki, para que Kirishima llene los espacios en blanco y la conversación se dé por terminada. Tienen un código y Katsuki se vale de esa regla para evitar revelar sus intenciones por cortejar a Izuku. No es el momento.
—Están todos abajo en la cocina, adelántate. Yo iré a dejar esto por ti —dice apuntando hacia el pasillo que tienen detrás y Katsuki asiente antes de irse. Eijiro se queda observando la espalda de Katsuki, frunciendo el ceño cuando es testigo del momento exacto en que el hombre regresa la espada a su funda sin soltar el mango.
Una vez dentro de los aposentos, nuevamente se lamenta de que Katsuki se esté quedando aquí. Son un lugar demasiado estéril para su gusto, carecen de todo tipo de protección espiritual y casi no tienen luz natural, excepto por una ventana estrecha en forma de cruz. Entonces cuelga la capa en un clavo situado en la muralla y luego vierte todo el contenido del bolso sobre la cama encontrando la piel de manul y un pañuelo que huele exactamente como el Omega esmeralda.
.
.
.
En la mesa de la cocina, Mei está sentada al medio con una taza de leche de cabra caliente y una variedad de quesos, carne, frutas secas y carnosas. Tenya se sienta a mano derecha, con el rosto serio y concentrado en el libro que se niega a soltar. Frente a ellos Fumikage, Sero y Ochako charlan brevemente mientras comienzan el desayuno. Cualquiera que pase por ahí pensará que es sólo una comida de manada, más nada de eso es espontáneo.
Tenya mueve las manos con impaciencia por debajo de la mesa, como único signo de ansiedad y Mei tiene una daga escondida en cada pierna y en su cinturón en caso de que los rumores más ridículos sobre el hijo Bakugo resulten ser ciertos. Katsuki por su parte toma un plato para servirse algo de cada cosa mientras se interpone a propósito entre ellos para alcanzar algo de queso. Luego toma asiento junto a Fumikage y comienza a comer una vez que Kirishima recupera su lugar en la cabecera, junto a Mashirao que descansa la cabeza sobre la mesa.
—Tengo demasiado sueño— se queja Mashirao.
En la mesa se forma un tenso silencio, interrumpido apenas por el sonido de la comida y los últimos soldados que pasan por ahí para llevarse una porción del desayuno antes de iniciar su guardia. Sólo es cuestión de tiempo antes de que el primero de ellos anuncie por qué acepto reunirse aquí y ahora.
—Supongo que los ejercicios se han extendido demasiado—dice, de pronto, Tenya mirando brevemente a Ojiro. El otro tarda en comprender que ese mensaje era para él, se incorpora con lentitud mientras que todos en la mesa dejan de comer y se concentran en la pareja.
—No más que de costumbre, pero Mashirao insiste en estar presente en cada ejercicio— responde Fumikage tras el silencio incómodo de la mesa.
—Es que siento que antes entrenaba todo el tiempo y ahora todo me cansa…Además, Mina sigue cuidando de su cachorro y sin ella, esa es la única forma que tenemos de acercarnos hacia los omegas que no aún no han tomado una decisión— repuso Mashirao, recargándose en el hombro de Eijiro. — Nuestra mayor ventaja sigue siendo aquellos que han peleado con nosotros, que saben cómo funciona nuestra manada en tanto la situación con los omegas apareados no se resuelva…
Ésta última declaración en realidad es un tanteo sobre las aguas que están cruzando en este punto. La próxima temporada estival será definitoria para la floreciente tribu del éste, se elegirá a un nuevo Khan del tras 20 años desde que Mitsuki presidiera el cargo. Será la reunión más grande de los hijos del este en décadas.
—Creo que algo entiendo de eso, y puede que este libro aporte con nuevas ideas— responde Tenya, pero lo que parecía un marcapáginas hecho de piel esconde una cinta de tela impregnada con la esencia natural de Tenya. —Mei no estaba segura, pero quiero ser parte de sus trabajos. En realidad, no me importa compartir este u otro libro, en especial con otros omegas y los que haga falta—informa mirando directamente a los ojos rojos de Katsuki y luego hacia la mirada evaluadora de Fumikage. —Pero sólo tengo una exigencia, quiero conocer al omega esmeralda y hablar a solas con él.
.
.
.
Izuku va tarde nuevamente a casa, pero por una razón diferente. Antes de irse, su jefe Shinso le ofreció unas monedas extras para ir al campo grande de las afueras del bosque, a descubrir los túmulos maduros y extraer carbón junto con ciertos minerales cristalizados del corazón del horno de tierra. Ahora sabe que incluso las cenizas del carbón se pueden usar para algo y que el calor aplicado por largos periodos de tiempo puede hacer que las cosas se transformen con un tipo de magia que llaman alquimia.
Por eso se limpia las manos manchadas con hollín y tierra tanto como puede, a media que se interna en el mercado. Pocas personas se cruzan por su camino, es de esos días flojos donde la gente permanece por más tiempo en su casa sin llenar los puestos del mercado. Incluso, todas las dependientas reparan en él y casi como único comprador, no les queda otra alternativa que atenderlo y despedirlo tan rápido como les es posible, aunque un par de ellas comenta sobre que podría usar para mantener más sanas sus manos.
Dentro del bolso mete una rueda completa de queso, teniendo cuidado de no aplastar la codorniz que Katsuki trajo la noche pasada y algo de verduras. Un hombre le pregunta si le interesa un saco entero de legumbres surtidas, un desastre que no quiere arreglar e Izuku lo recibe de buena gana convencido de que Kota podrá entretenerse separando los diferentes tipos de granos.
Al llegar a la plaza central, donde la estatua de los dioses adorna las calles, algunos nómadas bostezan de aburrimiento y en medio de eso, un hombre mayor se encorva sobre un puesto de forma lúgubre. Tiene el cabello rubio largo, lacio y reseco cubriendo sus facciones. Su altura es intimidante pese a su forma delgada, casi enfermiza y por unos segundos, sus ojos profundos miran en su dirección con un brillo de reconocimiento, sin llegar a decir una sola palabra, en cambio, le da la espalda llevándose a duras penas un bolso repleto de cosas y una jaula con una gallina dentro. Lleva tantas cosas encima que ni siquiera se percata de que algunas cosas se caen por el camino.
Los píes de Izuku corren para alcanzarlo tras recoger un libro y un chaleco, prto rd obvio que no puede llevar todo soló, así que se ofrece a acompañarlo hasta el distrito nómade.
—Eres un muchacho amable—murmura el hombre esbozando una sonrisa liviana y para mala suerte de Izuku, por más que piensa en ello, no logra recordar cual fue el nombre que le dijo aquel día en que sus caminos se cruzaron por primera vez. —Soy Toshinori, de nuevo nos vemos —dice de forma sorpresiva, con voz grave y cansada.
—Lo siento mucho, pero no recuerdo haberlo visto antes por aquí…
—Ni deberías, me escapé—confiesa el hombre con cierta vergüenza. —Como puedes ver mi salud no me acompaña, pero no soportaba más tiempo sin hacer estas cosas por mí mismo. Además, Escribir y escuchar historias se vuelve tedioso después de un tiempo. —dice lentamente mientras Izuku asiente y se pregunta que hace falta para un hombre se vea así, más no se atreve a preguntar, sería grosero incluso si el sacó el tema a relucir.
Casi sin darse cuenta, ambos llegan al distrito nómade, la parte más intimidante donde las carpas son reemplazadas por Yurtas. Rara vez pasa por esta parte porque aquí es donde los omegas de las jaulas deambulan en compañía de sus alfas, y desde que todo paso nunca deja de preguntarse si acaso lo odian por ser el único que todavía conserva su libertad. Entonces, por un momento se arrepiente de venir, las pocas personas que deambulan a esa hora lo observan con gran sorpresa o se apartan de su camino en cuanto el suave olor de Toshinori los alcanza.
—¿Historias? —pregunta Izuku, aunque esa no es la mayor duda que tiene ahora mismo. Su padre siempre le dijo que los alfas tienen olores intimidantes, y que son peligrosos por eso, pero es extraño como un mismo olor puede dibujar tantos mensajes, ordenar y asustar a ciertas personas, mientras que con otros como él se reduce a una pequeña incomodidad, donde a veces su omega arma una disputa silenciosa con esos aromas invasivos.
Su instinto omega actúa como un ente independiente, salta al frente insinuando cosas, murmurando o incluso dando órdenes tácitas. “oye, no haremos eso”, “Esto no es para nosotros” “Pon atención, ese es un olor de mierda”, pero el de este hombre es un olor sordo que despierta muy poca alarma en su omega, aunque definitivamente está consciente de su presencia.
—Historias de tus compañeros— responde Toshinori mirándolo de reojo. — Todos, tienen la oportunidad de hablar en los círculos de reeducación, yo estoy ayudando a escribir los cuentos tradicionales de la región, pero no tienen mucha creatividad…
Algo en el rostro del hombre hace sonreír a Izuku mientras se detienen en una yurta mediana, donde una bandera azul con franjas rojas cuelga desde su astil. Izuku cree entender a que se refiere el hombre, pero no puede juzgarlos, la única razón por la que conoce tantas historias era por su abuela cuando olvidaba lo mucho que a su esposo le incomodaban sus cuentos y refranes
—No los culpo, sólo los charlatanes contaban más cuentos que mi abuela y a menudo las historias venían con intentos por vender productos extravagantes, así que no era apropiado quedarse a escuchar sus historias.
Toshinori ríe de buena gana al escuchar al omega, tomando atención sobre el tono de voz usado en la palabra “apropiado”. — Prohibido, prohibido, ustedes no dejan de repetirlo—murmura más para si mismo que para Izuku. —aunque me parece, que hay quienes sabían muy bien como vadear tantas reglas.
Ante lo dicho por el hombre, Izuku es boza una sonrisa avergonzada, pero no niega nada. En realidad, la prohibición no era por las historias en si, sino porque muy a menudo Hombres y alfas como su padre se aglomeraban en torno a los trovadores, entonces, no era buena idea quedarte solo con tantos betas y alfas. Sin embargo, si él quería siempre encontraba formas enterarse de los relatos nuevos que creaban los charlatanes, especialmente cuando Kota iba con ellos al mercado.
—Quizás—aceptó Izuku mientras puede sentir un nuevo golpe de sueño tras sus ojos.
—Bueno, esta es mi casa, pero te dejo ir. Tienes cara de estar cansado, lamento molestar tanto, muchas gracias por acompañarme.
—Oh, no se preocupe, no es un problema. —se apresura a decir Izuku mientras retrocede al recordar al cachorro que debe estar esperándolo en las caballerizas.
—Espera, creo que sería bueno escuchar un poco más sobre esos famosos “Charlatanes”, no se mencionan a menudo aunque tienen una reputación interesante ¿Sería mucho pedir que vinieras más tarde, otro día quizá?
—No estoy seguro de poder decir algo nuevo a los demás mi señor, pero podría hacer el intento—promete Izuku. Entonces se despide para luego correr de vuelta a casa. En su mente, Kota está muriendo de hambre y aburrimiento.
Pero cuando lo alcanza su hogar el niño no llora tal y como lo hizo la última vez, en realidad, pasan 3 noches más para que su cachorro se acostumbre. No llora y hasta Inasa alaba la madurez rápida del niño, sólo que Izuku no comparte ningún tipo de alivio mientras una voz en su cabeza le advierte que no es un tipo de aprendizaje bueno. Así que lo compensa tanto como se puede.
El trabajo doble es pesado para sus huesos, pero nunca es lo que debería por y gracias a Katsuki. El alfa llega cada noche anunciándose con un silbido que imita el ulular de un pájaro e Izuku decide que está vez responderá con otro igual. No es perfecto, pero Katsuki enarca una ceja y se ríe con fuerza al notar la barbilla en alto de puro orgullo del omega.
Sus olores también son diferentes ahora. Izuku puede sentir como las feromonas de Katsuki siempre tienen un lenguaje tibio y solapado bajo todo el orgullo alfa. La caña de azúcar se torna más dulce cuando Izuku lo sorprende con una pregunta inteligente y se vuelve robusta a medida que practican diversas formas para defenderse. A veces, si no tiene el suficiente cuidado, su propio aroma se libera con notas suaves y determinadas. No hay emociones demasiado profundas ahí, pero de alguna forma es suficiente para que el alfa baje la guardia. Cualquier agarre o ventaje sobre él se vuelve floja por una fracción de tiempo que ni siquiera dura un suspiro, pero Izuku está casi seguro de que, si sigue poniendo atención y practicando, ese lapsus podría ser suficiente para darle otra sorpresa.
—Muy bien, hoy es mi turno de hacer preguntas —espeta Katsuki mientras ayuda a Izuku a levantarse del piso.
El omega se soba los cuartos traseros con delicadeza. Tiene todo el cuerpo lleno de moretones y pequeños rasguños, aunque sus manos lucen más sanas luego de que probara ciertas cataplasmas. —Pero ya te dije que no tengo mucho para decir, sólo soy un campesino…
—Igual que todos los demás, pero tú si sabes montar a caballo y te vi degollando a una maldita gallina como si nada, cuando los otros lloraron dos días luego de que los obligaran a hacerlo. No puede ser que toda tu familia haya sido puros campesinos tontos, durante siglos y siglos…Parece una especie de castigo o maldición.
—Oh, ya entiendo, como no sabes nada de la tierra y los cultivos, crees que es sencillo, pero eso no es correcto. El primer Midoriya que llegó a esta región, era soldado de la capital pero dejó la espada y escribió sus memorias en nuestro árbol de parientes…—Katsuki por su puesto no se tomó en serio nada de lo que dijo y sólo se centró en cómo no sabía que eso se llama genealogía.
—Si dejó la espada seguro que era un tonto debilucho…
—¡Deja de burlarte! Bueno, si es vergonzoso por que dejó su deber y luego se cazó con un omega huérfano tras convivir con él de forma ilegítima, pero luego se casó y trabajó muy duro para salir adelante. Los Duraznos tardan 10 años en dar sus primeros frutos y la tierra no estaba lista para ningún cultivo, estaba lleno de árboles que talar, luego tuvo que sacar las raíces con sus manos porque no tenía un arado…Dudo que alguna vez hayas intentado sacar un árbol desde sus cimientos.
—No tengo idea, pero todo eso se hizo ¿En cuánto tiempo? ¿3 años? No soy tan ignorante en esas cosas. —espeta Katsuki e Izuku suelta una risa indignada
— ¿3 años? Eso es para preparar bien la tierra, en un tamaño muy justo para para vivir. Pasaron unos 3 o 4 generaciones antes de que la casa dejara de ser una choza. El cuarto más antiguo de la casa, que es de roble tiene como 500 años. Eso lo se bien porque mi padre siempre estaba mirando esa viga. Era roble puro y antes de que digas nada, el roble puro no envejece…Las tierras de sembradío son importantes porque tienen todo el sudor de los alfas y betas Midoriya.
—Y omegas—acota Katsuki mientras sopesa lo que debe ser para una familia vivir en la pobreza desde hace tanto tiempo. No es de extrañar que Izuku sea tan humilde o que se subestime tanto. Seguramente nunca ha visto una recompensa justa por su trabajo en toda su vida. —Los omegas de tu casa seguramente dejaron más sangre que cualquiera en esa casa deku, no deberías olvidarlos como a tu madre. ¿Por qué nunca hablas de ella?
—Por que de ella tengo menos para decir…Murió cuando era muy joven, aunque se supone que tengo mucha más familia por ese lado—divaga Izuku mientras se juega con sus manos—sólo conocí a mis abuelos y… ¡Eso puede que te guste! El abuelo era un soldado jubilado, llegó a capitán pero rechazó los nuevos puestos porque mi abuela tuvo muchos hijos y no quería dejarlos por meses en servicio.
—Ajá, ¿Cuántos son muchos? ¿2? —murmura Katsuki con los ojos cerrados mientras parece que respira con dificultad.
—¡No! Tuvo unos seis y mi bisa abuela tuvo unos 9, dos fallecidos. Pero no preguntes que hacen ahora porque no tengo idea, ni sus nombres me sé, pero ninguno se quedó a vivir aquí, todos se fueron al norte hacia la capital.
—¿Entonces la mitad de tu familia busco huir lo más lejos de la capital y la otra esta devolviéndose? Qué estupidez ¿Y encima jamás preguntaste una mierda? No puedes ir por ahí sin saber quiénes son tu familia ni donde estan.
—¡¿Por qué no?! Son muchos y además nadie sabe tanto de su familia—se defiende Izuku pero la vena en la frente del alfa termina de explotar.
—¿Qué acabas de decir?¡Te habrías casado con un primo y no te habrías dado cuenta!- brama e Izuku se encoge en su puesto. —Ahora ¡Dime una generación y te diré todo de ese Bakugo!
— ¿Nueve? —dice Izuku con un mohín preocupado y Katsuki comienza a relatar una historia fabulosa de un Bakugo omega que hablaba 6 idiomas, con cientos de caballos, o al menos esa era la parte que más le interesó el resto eran detalles terriblemente minuciosos sobre el número de libros que restauro, las amistades que hizo entre otras cosas que no entendió del todo.
Katsuki hinchó el pecho mientras hablaba de su antepasado, imaginando cada proeza. Ella había dicho que las mejores guerras se ganaban con tinta y había demostrado que tenía mucha razón cuando logró desestabilizar un reino pequeño, destruyendo los bulos de la corte y distribuyendo los escritos prohibidos por el rey. Más cuando bajo la vista y reparo en Izuku, no encontró una pizca de esa viva curiosidad. —Para que te digo una mierda si no te interesa
— Es que no le veo el sentido a saber esas cosas Katsuki—refunfuña.
—Porque son importantes Deku, y son motivo de orgullo—espeta haciendo un gesto hacía él con el mentón.
— ¿Po-por qué de orgullo? No digo que esté mal saberlas, pero ninguna de esas cosas las hiciste tú ¡así que parece que sólo estas alimentando tu ego!—espeta Izuku y las orejas de Katsuki se oscurecen al mismo tiempo que su mandíbula se tensa.
—Conocer lo que hacía tu gente antes de ti es importante porque te ayuda a entender porque estas donde estás y te ayuda a no repetir sus errores.
—Sí, tienes razón en eso, pero no puedes culparme por no conocer a mis tíos.
Entonces Katsuki se remueve en su asiento, sin poder contradecirlo. —Me cuesta entenderlo porque nosotros aunque nos separemos por meses, e incluso cuando conformamos nuestra propia manada, siempre volvemos a nuestro origen. —murmura Bakugo mientras observa las flamas de la fogata difuminarse en el aire.
Para ellos, la sangre es más importante que la tierra, y más espesa que el agua que compartes con tu manada. Katsuki siempre lo supo desde niño, porque todos decían que se iría joven de su hogar. Masaru se encargó se explicarle cada noche de su infancia que el apellido es una insignia, el único legado que nunca puede transformarse. Son las raíces que impulsan los primeros pasos sobre la tierra, y que ese impulso debe ser pagado y retribuido con honor y méritos. Katsuki ha trabajado toda la su vida para honrar a su familia e incluso si a veces no es tan satisfactorio como pensó que sería…
—Mi casa siempre estuvo abierta para la familia Kacchan pero creo que ellos no estaban interesados en volver…— el tono de voz de Izuku se apaga, la melancolía se filtra mientras los ojos verdes parecen concentrados en un solo pensamiento. Habían vivido felices sin nadie más que ellos tres en casa, mientras la abuela y el abuelo fingían no estar preocupados o dolidos por la partida de sus hijos, de hecho, había un alivio extraño en la pareja mayor cuando hablaban de Inko y una felicidad casi desmedida por ser parte de la vida de sus nietos. Casi como si fueron los únicos, cuando eso no era posible.
Lo peor de todo es que ahora que está completamente sólo comprende lo inconcebible que fue eso. Incluso, cuando la guerra se avecino sobre ellos, todas las palabras que sus abuelos tuvieron al despedirse fueron para y por ellos, “Por que esa es nuestra familia” murmura una voz tras su cabeza.
—No creo que para ser parte de una familia baste con compartir apellidos o tener la misma sangre—sentencia mientras algo se revuelve en sus entrañas, como una masa espesa y desagradable, lanzando punzadas pequeñas en su vientre— Sé que hay muchos Midoriya y Kawakami por la región, pero ellos no son parte de mi familia
— ¿Por qué? A veces, para hacerte un nombre y honrar a tu familia tienes que dar pasos más lejos que nadie. Y que no estes presente todo el tiempo no debe ser un condicionante, todos siempre vuelven.
Entonces Izuku se ríe un poco, casi sin ganas mientras sigue dando forma a sus pensamientos—Mi padre habría dicho algo parecido, porque de hecho su apellido era el más antiguo de la región y literalmente ningún de sus antepasados se movió de la casa. Pero, pese a que todos sabían eso, mi familia no tenía un escudo o un emblema, sólo un libro con los nombres de los que se quedaban…
—Pero los demás omegas si tienen un emblema, saben de donde vienen, con el mismo detalle que yo—espeta mientras rebusca el suyo en sus bolsillos. — Esta bien, puede la vida que eligieron no les permitiera regresar, pero definitivamente se llevan esos recuerdos consigo…
—Pero no es de eso de lo que hablo. Si hubiera vuelto habría sido mi tío, pero no habría tenido el peso que tenía mi abuela o nuestra vecina.
—No estoy entiendo
—Mi madre murió y no había primos o tíos a los que pedir ayuda, como si los tenía todo el pueblo…Mi padre se arrodilló dos días sobre el kimono de mamá y nadie vino para despertarlo de esa pesadilla, salvo la señora Iwa, nuestra vecina...La casa se cayó a pedazos Kacchan y sólo éramos nosotros tres con los abuelos. Y ahora es raro, pero incluso ella desaparece…
La voz de Izuku se desvanece, pero no hay lágrimas ni dolor, tampoco ira o frustración. Sólo un profundo vacío. Tan franco y realista que estremece la piel, sofocando incluso sus propios pensamientos. Los omegas tienen ese poder dice su instinto, pero Katsuki está demasiado ocupado luchando con la sensación y la culpa. Izuku no es una hoja en blanco y ha luchado con la vida mucho antes de la guerra. La herida que dejó su madre fue profunda y cruenta, pero arrastra esa cicatriz sin miedo o desorientación, algo que muy pocos pueden hacer.
Así que ahora lo entiende mejor. Deku teme que Kota desaparezca cuando tengan que separarse, pero hay algo no entiende y es porque un niño que no esperaba podría haber ocupado un lugar tan profundo en su corazón. Siempre pensó que los omegas querían ser madres o no querían y aunque es claro que Deku no estaba preparado para serlo, se aferró a ese lazo con uñas y dientes. No lo dejará ir sin luchar y Katsuki se pregunta entonces como es que nace el amor.
Le gusta Izuku porque es fuerte y determinado, lo atrae su olor dominante y la chispa combativa que a veces sale a relucir en sus peleas. Su alfa lo eligió y puede sentir la resonancia casi perfecta de sus instintos, pero en el fondo sabe que todo eso es una ilusión si no encuentra algo que los conecte más allá del destino. Algo que pueda ser tanto o más fuerte que el niño. Y es desolador comprender cada noche que en realidad no tienen nada en común.
—¿Ese es tu emblema? —pregunta sorpresivamente Izuku y Katsuki se la entrega casi sin pensar, sólo que Izuku se apega más hacia su costado donde la luz del fuego es más potente.
Los ojos verdes toman la insignia con cuidado, como si en vez de una pieza de metal estuviera manipulando un libro viejo y quebradizo. Cada detalle es claro como el agua aunque ninguna de esas letras pertenece a su idioma. Envalentonado por la genuina curiosidad del omega, Katsuki entonces lee cada inscripción mientras sus manos se rozan de esa forma tímida que sólo Izuku podría inspirar.
—Los mirlos de la diosa Eutuken, representan a la gente de la tribu del este y son tres por las tres grandes rutas, aunque la ruta del este no existe desde hace muchos siglos.
—Si son azules —murmura Izuku de forma distraída.
—Sí y tal vez para ti sea un trozo de metal, sin valor, pero Deku cuando los cachorros se van, porque siempre lo hacen, esto es lo que nos da valor para volvernos fuertes, esto nos trae recuerdos porque es un trozo de tu hogar.
Entonces, los ojos verdes lo observan directamente con la pregunta casi tatuada en su frente. —Para evitar rivalidades entre nosotros, formamos manadas y nos emparejamos con omegas y betas de distintas tribus. La medalla te la dan cuando estás listo para incorporarte a una nueva tribu, yo fui el alfa más joven en ganarla —declara hinchando el pecho, mientras resopla lleno de orgullo infantil.
—¿Incluso ahora? Quiero decir, tu padre está aquí
—Sí, pero se siente raro salir de mi guarida y no tenerlo encima…
—¿Raro?— pregunta Izuku con una sonrisa pequeña, sin una pizca de burla.
—Raro —confirma mientras su piel hormiguea con intranquilidad al ver como Izuku parece alejarse con su medalla.
Peor, realmente no quiere devolverla y casi como si eso fuera un detonador abrasivo Katsuki lo maldice mientras intenta derribarlo, solo para que esa risa melodiosa lo aturda al mismo tiempo que empuja lejos la bruma espesa que se había instaurado entre ellos.
Dioses, ¿En qué momento le dio tanta confianza?
3 notes · View notes
Text
Hijos del Este
El libro perdido
Nota: Advertencias de contenido sensible. En AO3 tengo todas las etiquetas para eso. Habrá mucha angustia.
Capítulo 15: Gorrión azul
Ese día Chiyo los despierta para advertirles que tienen mucho trabajo y que no pueden cuidar del niño. Pero no le molesta en cambio le pide disculpas por molestarla tanto, luego se va hacia el pueblo para comenzar a buscar trabajo.
El arco situado encima de la entrada de la plaza principal, marca el comienzo de esta carrera. Toda la plaza está ocupada por los mismos vendedores que vio ayer, pero esta vez se va directo a la posada.
- Hola buenos días- saluda cordialmente a la posadera y la chica se anima cuando lo reconoce.
- Buen día, ¿En qué puedo ayudarte?
- Yo estoy buscando trabajo.
- Oh vaya…La verdad es que no tenemos mucho movimiento así que por el momento no estamos contratando a nadie, pero es temprano, ve con la costurera los nómades le han pedido varios trabajos últimamente, ahora que aprendió a cocer el tipo de ropa que les gusta. – le dice tras un momento de silencio reflexivo.
Sin embargo, aunque se ofrece para limpiar o ayudar con las costuras más difíciles como los ojales, lo rechazan y despiden con la misma excusa que la chica del hostal. Luego pasa por cada puesto de los artesanos, pero lo despiden tan pronto reparan en el niño que lo acompaña.
Al salir a la calle del último local, Izuku divisa a un hombre robusto y cabello rizado frente a una de las casas que creyó abandonadas. Está descargando una mula con telas y enseres. Izuku se presenta y el hombre lo mira de reojo. Pero, aunque Izuku no lo conoce, el hombre le confiesa que ya sabe quién es.
- Están siendo corteses- dice mientras se pasa un paño por el cuello sudado- todos saben aquí quién eres…Pero yo tengo una tarea para ti arriba…deja que el niño se quede en el patio jugando con mi perro - dice el hombre, los ojos apagados mientras guarda el pañuelo. El peliverde lo sigue, empujando el miedo de entrar a una casa con un desconocido, porque no puede darse el lujo de rechazar ningún tipo de trabajo.
Dentro la estancia tiene muebles especiales para exhibir telas, algunas ya están acomodadas en base a los colores de betas, omegas y alfas. Hay canastas con cuerdas, carretes de hilo en los tonos del otoño y mostrarios con botones de madera, hueso y metal. Son demasiadas cosas para alguien que recién se está recuperando.
- Rendición honrosa – dice el hombre, como si adivinara sus pensamientos – yo estaba recogiendo cosas al norte cuando todo esto paso. Pero ellos pasaron por el pueblo y dieron a elegir, un tributo o la vida. Entregamos a tres de ustedes y un poco de comida. No les interesaba nada más…
- Y ahora el comercio regresa
- La vida continúa omega, sólo les interesa una cosa y uno agradece estar vivo, comer, beber o disfrutar las pequeñas cosas de la vida– susurra mientras le muestra el camino a Izuku.
La escalera del segundo piso es pequeña y empinada, el hombre advierte que tenga cuidado con los escalones sueltos. Izuku asiente mientras huele el olor a polvo y humedad. Hay otra cosa en el aire, pero no tiene idea de que es. El segundo piso es solo un pasillo con dos puertas, uno de ellos es un cuarto con un escritorio de madera sencillo y una cama sin arreglar. Tras de él, el hombre se desabrocha los pantalones
– Me gusta el acto de puta tímida – dice relamiéndose los labios cuando Izuku retrocede.
Kota empuja al perro que salta y lo huele por todas partes. Se ríe y se esconde detrás de la carreta, jadeando por aire luego de correr tan rápido. El animal trota hacia él y ladra juguetonamente. El niño se ríe y le acaricia el lomo, haciendo que el perro agite al acola y tenga un espasmo en una pata.
De pronto la puerta de la casa chasquea con fuerza y cuando se asoma Izuku va corriendo, la camisa fuera del pantalón, chocando con varias personas y se va sin escucharlo.
Contra una esquina Izuku vomita la única comida del día y luego se esconde entre el espacio de dos casas para arreglarse la ropa al tiempo que se estremece de asco.
- ¿Mamá?
Los ojos de Izuku se abren y cierran con fuerza. Se muerde los labios, incapaz de contener el vuelco en su estómago. Cuando el niño se le acerca, retrocede. Los ojos del niño se llenan de preocupación porque nunca vio esa expresión herida en el rostro de Izuku. Nunca lo había rechazado así.
Izuku pasa por su lado, confundido y luego desesperado por llegar al lavadero que está vacío, salvo por un tendedero con ropa de colores. Entonces recoge un balde con agua, pero esta algo turbia… se resigna a mojarse la cara, el cuello y parte del pecho.
- Pensaba que los dagobenses no se bañaban en público…-dijo una chica de cabello castaño y corto. Esta era una alfa nómada, su sonrisa cayendo cuando nota la expresión alterada en Izuku.
Midoriya la esquiva antes de que se le acerque y se va con Kota siguiéndole los talones. Su respiración es difícil y deambula perdido en el pequeño pueblo, limpiándose las lágrimas y haciendo oídos sordos a las preguntas y luego los lloriqueos de Kota.
El arco de la entrada este del fuerte se alza junto a los betas nómades que custodian las puertas. Ahí se apoya contra un árbol un rato largo, mientras mira a la gente pasar.
Kota se limpia las lágrimas, mientras seguía los pasos de Izuku entre el mar de gente y cuando se detiene pisa fuerte a su costado con los brazos cruzados, listo para gritarle por abandonarlo, pero cuando levanta el rostro Izuku mira fijamente al suelo mientras las lágrimas silenciosas caen por su rostro.
Ninguno sabe cuántas horas pasan antes de que Izuku le tome la mano para salir y caminar hacia el pequeño campo de verduras. Encuentra al mismo anciano del día anterior, pero está sentado sobre un tronco medio podrido mientras el mismo niño sigue cosechando.
– Buen día mi buen señor- saluda, mientras ruega que el hombre no note su vergüenza.
-Buen día - responde el anciano - ¿En qué le puedo ayudar?
- Estoy buscando trabajo, era campesino antes de todo esto, podría ayudarlo con su cosecha…no tiene que ser mucho…Y puedo limpiar su casa, y
-Si, supongo que puedes, pero a duras penas sobrevivía antes de ellos y apenas sobreviviré al invierno ahora que mi nieto tiene que vivir conmigo…Mataron a su padre y tú eres un omega joven…
- Necesito un trabajo…
- Lo siento mucho -dice el anciano dándole la espalda.
.
.
.
“Solo fue el primer día” le dijo Nemuri por la noche cuando le pregunta como estuvo su día e Izuku comenzó a llorar.
- Es que allá un hombre
- No Izuku, se qué es duro cariño, pero es mejor si no dices nada. Digan lo que digan, la gente no se pondrá de tu lado – le advierte en un susurro cuando Chiyo mira en su dirección.
Izuku se muerde los labios, mientras la observa a los ojos y se da cuenta que tiene razón. Se supone que ya debería saber esas cosas, que ya tuvo un hijo por descuido y si lo acusa lo investigarán y todo se habrá acabado.
Entonces se convence de que es más fácil fingir que no paso, aunque el hombre se detenga a mirarlo fijamente cada vez que se encuentran en las calles.
Había creído que la gente lo ayudaría, porque eran sobrevivientes como él…Mas a nadie le importa, aunque saben exactamente de qué va su prueba. O eso dijo él. Los demás no habían mostrado el menor reconocimiento y niegan a emplearlo nada más cuando se enteran de que Kota es su hijo.
Ahora se esconde a la sombra de un árbol en el pueblo. Intuye que las matriarcas ya saben de su fracaso mientras siente las miradas llenas de suspicacia y desprecio. Le hacen pensar que incluso todos saben lo que paso en la tienda de telas. Pero si eso fuera cierto, ya le habrían quitado a Kota.
Tiene que pensar en algo que este a su favor, algo que haga bien y que la gente no pueda rebatir, nunca. Algo donde además pueda volverse absolutamente indispensable, donde no tenga tiempo de pensar en nada más que en trabajar.
Sus ojos lagrimean, pero se las limpia con furia, en su lugar vuelve esta vez al único lugar donde no ha preguntado, aunque ya intuye la respuesta.
Se toma un momento para ver su reflejo en una ventana, se peina el cabello para ordenar los rizos salvajes. Cuando comprueba que se ve exactamente como debe verse alguien confiable y respetable, con un gramo justo de salud en sus mejillas, camina por las calles del pueblo hasta que encuentra una avenida anegada de barro, con soldados salvajes deambulando, arrastrando bultos y paseando caballos. Pasa junto a ellos ignorando sus miradas galantes hasta que ingresa a los potreros.
En medio del campo, Inasa está dando órdenes mientras organiza a los peones. El recinto es enorme, con tres corrales y múltiples caballerizas donde guardan los caballos de los salvajes y algunos que pertenecieron a los soldados del castillo. La gente que está trabajando se detiene para mirar a Izuku y ante el gesto Inasa se da vuelta, encontrando al omega esmeralda.
- Buen día Izuku – saluda Inasa con una sonrisa amplia, mirando a Izuku de pies a cabeza, trae puesta la ropa que Masaru le dio durante su celo, una camisa anaranjada con un escote ligeramente abierto, que resalta el verde de sus ojos y un pantalón suelto en las caderas, pero ajustado en sus piernas.
- Buen día Inasa ¿Qué tal el trabajo? – le pregunta y el alfa se acicala con la pregunta.
- Tranquilo, aunque constante. Tengo que controlar a mis hombres ¿Caminamos?
- Oh, claro – le dice con timidez, bajando la vista de la misma forma que hacían las chicas betas solteras de su pueblo.
Y así de fácil Inasa comienza a hablar sobre su día, le habla de que está contento de haber logrado plena autonomía en las caballerizas y que, aunque no lo dice directamente, su padre está muy satisfecho y orgulloso con su trabajo.
Le cuenta que estuvo en las pruebas de campo de los otros omegas y que, si Izuku la hubiera tomado, ninguno de esos omegas se le hubiera comparado. Izuku se ríe ante el cumplido, o más bien tiene que reírse. La risa falsa adquiere un tono bajo, parecido a un arrullo melodioso, casi encantador. Los ojos de Inasa se desvían ante el sonido delicado, se quedan fijos en los labios de Izuku, pero su ánimo baja cuando nota la curva herida en la esquina de sus ojos.
“Omega triste” susurra su alfa interno y entonces recuerda los duraznos que guarda en su bolso.
- ¿Estos te gustan verdad?
- Gracias…
- ¿Y Kota? Pensé que estaban pegados como siameses.
- Ah, conseguí que alguien me ayudara un poco…Para buscar trabajo con calma, entonces pasé por aquí. - La sonrisa de Inasa cae un octava ante la mención del trabajo e Izuku casi se siente culpable por intentar embaucarlo, pero ya no le quedan muchas opciones, si no intenta todo, perderá o se caerá en la trampa tras 3 días de haber comenzado la prueba.
- Oh Izuku, supongo que ha sido difícil y yo mismo daría una mano con tal de ayudarte – le dice e Izuku piensa inmediatamente en como en realidad no daría una moneda por él…Entonces se prepara para mantener el rostro estoico ante la próxima negativa.
- Pero te voy a ayudar con algo- dice, e inevitablemente Izuku se tensa ante esas palabras, el recuerdo sucio de las manos pegajosas del hombre en la tienda de telas regresa estremeciéndolo…
- No vas a encontrar un trabajo fijo…en un tiempo- susurra inclinándose hacia su oído e Izuku siente asco- pero intenta con trabajos pequeños y desagradables…De unas horas…
- ¿Disculpa? – le dice, la mirada ennegrecida por la decepción y la ira. “Cuantas formas de llamarme puta…” piensa mientras sus manos se cierran en puños.
- La constancia es el secreto…Comienza lavando ropa, no te confiarán eso el primero día, pero si no dejas de ir, alguien, especialmente un nómada, te lo cederán porque odiamos el día de lavado…- le dice y cuando encuentra el rostro de Izuku el chico está sorprendido e incrédulo.
- ¿Qué?
- Bueno no es mucho – agrega Inasa e Izuku se ríe ahogadamente y luego fuerte.
En su desesperación, el ojiverde se da cuenta que en realidad tiene mucho tiempo para encontrar un trabajo estable, y que solo debe esperar a que la gente confíe en él y mientras tanto puede hacer lo mismo que los charlatanes de su pueblo, imponerse en una tarea cotidiana y fingir que son indispensables.
- ¿Dije algo gracioso? – pregunta Inasa preocupado por la risa extraña del peliverde e Izuku niega con la cabeza, apunto de llorar.
- Eres un buen alfa Inasa- y él hombre se sonroja aunque no entiende que le pasa a Izuku.
- Vuelve otro día…y te daré más información si se me ocurre otra cosa…
- Dalo por echo, muchas gracias.
Entonces siguen caminando en un grato silencio.
Al día siguiente Izuku toma el consejo de Inasa tras comprar una barra de jabón. Se presenta muy temprano en la plazoleta. Llena los barriles de agua y se sienta a esperar a que alguien llegue. Todos lo ignoran el primer día y el segundo, pero al tercer día un omega nómade se presenta con 3 canastos llenos de ropa sucia.
- Tengo una pila de mierda que hacer- le dice mientras deja los canastos frente Izuku- son 20 prendas, los de ese canasto son pañales sucios… ¿Quién diría que los cachorros cagan tanto?
Izuku se ríe recordando a Kota de bebé- Y tan apestosos
- ¡Dios! ¿Cómo lo hacen? – se ríe el omega- ¿Cuánto entonces?
- ¿3 monedas por todo?
- Te daré 6 …Dales más valor a tus manos. Y si es mucha mierda…- advierte antes de irse.
No le toma tanto tiempo terminar de limpiar todo e incluso se da cuenta que podría ofrecer servicios para remendar las prendas…Cuando está terminando de colgar el ultimo pañal, otro Nómada le entrega un canasto e Izuku se las ingenia para romper el forro de su capa y crear una separación que lo ayude a no confundir las prendas. Otra cosa más que sumar a la lista, junto a la aguja e hilo, papel, carboncillo y jabón.
El sol se oculta en el horizonte e Izuku vuelve temblando de frío, la ropa húmeda y los dedos arrugados de tanto lavar, pero tiene dinero para una noche con cena y media noche más en el hostal. Por el camino su piel se estremece con incomodidad cuando pasa por la tienda casi corriendo y la sensación lo acompaña hasta que logra llegar a las carpas.
- ¿Cómo te fue? – le dice Kota desde un catre. Tiene la cabeza colgando y los ojos muertos de aburrimiento. Izuku sonríe en cuanto lo ve y le guiña un ojo cuando Chiyo desaparece detrás de la mesa de trabajo. Entonces se acomoda en la cama y Kota se acuesta a su lado con la cabeza en su pecho.
- Oye estas mojado…
- Estaba lavando ropa…
- Pero tu odias lavar la ropa.
- No es verdad…- le dice haciéndole cosquillas, luego bosteza un rato y Kota lo ayuda a cambiarse de ropa, le entrega una camisa y se recuestan abrazándose hasta dormir bajo un velo gris. Kota no se lo dice, pero Izuku huele de forma diferente ahora, la menta se agria a ratos cuando murmura pesadillas.
Por la mañana, Chiyo vuelve a decir que Kota no puede quedarse e Izuku se lo lleva con él a la plazoleta. Otros nómades le pagan por lavar la ropa, Kota lo ayuda a recolectar el agua del pozo, pero cuando se moja Izuku lo obliga a sentarse al sol el resto del día mientras le habla de cada cosa que puede.
De pronto, un par de salvajes llegan con cajas de madera. Contienen frascos de algún tipo de conserva y unas garrafas llenas de un líquido con cascara de naranjas. Los salvajes se instalan junto al desagüe y abren las botellas para tirar su contenido e Izuku corre para detenerlos
- ¿Cuánto por esto?
- Es mierda, no se puede beber- le dice uno.
- Es que no es comida ni licor, aunque huele un poco como eso- le aclara Izuku revisando el contenido de las garrafas.
-Ah, bueno queríamos las botellas, pero supongo que será difícil botar esas cascaras de mierda por la boquilla…¿Una moneda?
-¡Hecho! – le dice Izuku e inmediatamente el otro sabe que cobro muy poco.
- Por cada garrafa
- Hecho.
- Mierda…
- ¿Eres imbécil? Las garrafas valen como el doble…Creo- dice su acompañante. Ninguno sabe cuánto valen porque el vidrio pesa mucho y se rompe fácil dentro de las carretas. Ellos usan riñones de cuero, botellas de calabaza y barrilles pequeños.
- ¿Y si se las devuelvo limpias cuando deje de usarlas?
- Bien – y se van abandonando las garrafas en el lavadero.
- Creo que igual nos timó- susurra uno.
- Son cascaras de naranja fermentadas… ¿Para qué iba a quererlas? Pura basura…
Pero no sólo eran cascaras de naranja fermentadas, sino jabón orgánico o Shampoo.
- Kota ven aquí
- ¡Estoy bien así!
- ¡Ven ahora!
Es de noche cuando Izuku entrega la última canasta con ropa, pero no le importa. Tiene dinero para el Hostal y la cena.
Kota va caminando de brazos cruzados, el pelo negro reluciente y limpio. Izuku lo empuja para que camine más rápido, pero no le hace caso, en protesta silenciosa por bañarlo a la intemperie y hacer que todos vieran sus cosas de alfa.
- A nadie le importa que estuvieras desnudo…-le dice Izuku riendo entre dientes.
- ¿Y porque no lo hiciste tú también?
- Porque yo soy tu mamá…- le dice mientras se detienen frente al hostal. Las ventanas están iluminadas y dentro la sala está vacía salvo por un hombre que está sentado al fondo dormitando con un vaso de licor, entonces entra al lugar.
- Buenas noches
- Oh-exclama la camarera detrás de un mesón- Buenas noches ¿En qué puedo ayudar? - le dice con el rostro parco.
- Quiero un cuarto para dormir…y dos platos de comida…
- No
Izuku la observa largamente, pero su mente se niega a entender esa simple palabra. No había tenido problemas en hablarle de sus cuartos antes y ahora…
- Tengo el dinero…
- Si, pero eres un omega…con una cría y mi esposo es joven. No te puedo recibir en mi casa.
Izuku da dos pasos al frente con una mano en el vientre y la ganas de vomitar amenazando en su garganta. – Necesito donde dormir con mi hijo y tu ofreces un servicio…
-Lo siento
- No hace mucho te quejaste de tener pocos clientes…No me verás aquí salvo por la noche porque estoy trabajando, limpiando ropa. Será un ingreso fijo para tu familia.
- Todavía es un no, lo siento- dice la chica con sus ojos húmedos. Entonces sale del mostrador y se planta frente a Izuku, espalda recta y el rostro firme, lista para echarlo por la puerta.
- Dame una noche, te pagare el doble – agrega mientras la desesperación se filtra en su voz.
-No
- ¿Puedo saber por qué?
- Ya te lo dije, mi esposo es joven y tu una omega bonita y fértil …No voy a correr el riesgo…
Izuku la mira directo a los ojos y se da cuenta que ella sabe lo que paso.
Entonces toma a Kota de la mano y se va caminando hacia la plaza central. Aturdido mira el cielo anegado de estrellas y sólo entonces se da cuenta que es de noche, la noche del séptimo día y ya no tiene un nido ni lo tendrá de nuevo si no se le ocurre algo para…todo el invierno…Mierda.
- ¿Vamos con Nemuri y la abuela ahora?
- No, no sé…Lo siento…-dice mientras las lágrimas nublan sus ojos- Esto es mi culpa…de nuevo…no debería pensar así…-murmura- …lo siento mucho…
- No estoy enojado… ¡llorar no arregla nada! – dice Kota preocupado cuando nota el olor agrio y doloroso en Izuku.
Izuku se ríe cuando lo oye hablar y se sienta contra la estatua del dios en medio de la plaza. – ¿Verdad que no? Parece que soy como mamá, papá sabría que hacer
- ¿También era una llorona?
- Peor. A veces era por las gallinas muertas de la cocina, las cebollas nuevas, las cebollas viejas…cuando la ropa me quedaba chica…Siempre lloraba y yo quiero llorar igual…-dice llevando ambas palmas a sus ojos mientras se sienta en el suelo.
Los sollozos ahogados resuenan por la plaza, pero las luces de las casas se apagan poco a poco. Kota mira a su alrededor asustado, no le gusta la oscuridad, pero tampoco le gusta que Izuku llore tanto y entonces acaricia los rizos suavemente hasta que su mamá se ríe bajo y levanta la vista. Izuku asiente en silencio y luego toma una larga de bocanada de aire para calmarse.
A su alrededor, la noche se hizo más oscura y la humedad de su ropa hiela y entumece sus manos, pronto el halito de sus respiraciones se nota a través del aire y entonces sabe que no pueden seguir ahí. 
Si las casas no hubieran sido ocupadas se habría metido dentro, al menos para pasar esa noche. Una noche, es todo lo que necesitan por hoy y entonces toma la mano de su hijo. No tiene a donde ir, pero Izuku regresa por sus propios pies y se mete por un callejón oscuro. Una rata pasa corriendo entre sus piernas, pero no se detiene en cambio sale a otra calle, se mete entre otros edificios, talleres, y llega casi al final de los potreros.
Todos los caballos están atados, y ni un guardia a la vista. En silencio, se aprovecha de las sombras que hacen los depósitos de grano y herramientas situados en la orilla.
Se escabullen hacia una caseta para el depósito de madera, que está pegado a un granero, ahí empuja a un lado los pocos palos que encuentra dentro. Con las manos palpa las tablas de la muralla del granero y nota como se abren apenas unos centímetros.
Tal como había pensado en su caminata con Inasa, el pequeño depósito de leña lo pusieron justo contra una puerta auxiliar del granero, destinada para sacar elementos desde el fondo de la construcción, normalmente no tiene cerrojos o pestillos porque se cierran por dentro. Entonces aunque la empuja con más fuerza no se abre. Aún en medio de la oscuridad fuerza la vista, y encuentra una cuerda vieja que está haciendo de pestillo.
-Quédate aquí- le dice a Kota antes de escabullirse para buscar alguna herramienta que le sirva para abrir la puerta, pero solo encuentra una piedra plana y áspera.
Rápidamente regresa, rompe la cuerda tras un rato y la empuja con todo lo que tiene, para meterse dentro.
Inasa, le contó todo sobre el funcionamiento de las caballerizas, los potreros y el granero del fondo, en parte animado por las preguntas corteses de Izuku y porque al igual que todos los demás, no lo considera una amenaza. Y eso es lo que tiene que usar a su favor por esta noche, se quedarán aquí hasta que alguien note su presencia y luego aceptará el castigo que quieran darle…
Dentro, tienen que luchar con la montaña de paja para atravesarla, pero cuando lo hacen la oscuridad absoluta los recibe junto a los bufidos de dos caballos.
- ¿No nos meteremos en problemas por entrar aquí?
- Probablemente…pero Kota, ya no tenemos donde ir y nadie quiere ayudarnos. – dice y por el olor que desprende el niño, comprende que esta por llorar- Tu hermano mayor va a encontrar una manera…pero nos tomará un tiempo
Más Kota solloza y patea el suelo enojado, pero no con Izuku sino con la gente - ¿Por qué no podemos volver a casa? ¡Ellos no te quieren, y a mí tampoco…! entonces ¿Por qué no dejan que nos vayamos?
Izuku lo escucha llorar y lo deja desahogarse, luego se sienta contra un poste y hace que Kota se acomode entre sus piernas y se abrazan mientras lloran en silencio. La prueba fue una trampa, un castigo por rechazarlos para hacer que se aparee de forma pacífica como los demás, sin embargo, no puede rendirse. Kota no es como él y si deja que se vaya pensando que lo abandonó nunca lo perdonará como nunca ha perdonado a Inko.
– Kota, escúchame…ellos quieren que les de algo que no puedo darles…- le dice mientras intenta adivinar como explicar que lo atarán a un alfa y que seguramente se lo llevarán a otro lugar persiguiendo el verano. - Yo realmente no quiero dárselos Kota, pero si tú lo pides…
- No. No. La abuela Chiyo dijo que me llevarían lejos y que me enseñarían a pelear
- ¿Te dijo eso?
- No…se lo dijo a otro hombre, era uno de los que estaban ahí cuando te recuperaste…- le dice Kota, entonces se limpia las lágrimas furioso- ¡No quiero pelear!
- No, no, Kota escúchame, no tengo intenciones de dejar que te vayas lejos - le dice tomando sus manos con fuerza- ¿Recuerdas el cuento de la abuela? Sobre la madre que se convertía en pájaro para encontrar a su hijo perdido en la guerra…
- Sí
- Yo…Si algo sucede, si uno de los dos tuviera que irse…no importa a donde vayas te encontraré, como te encontré ese día en la cuna… - promete mientras lo abraza y mece para que deje de llorar. – Eres mío- susurra abrigándolo con su cuerpo
Entonces el calor poco a poco se concentra entre ellos y con ello hunde la nariz en el cabello de Kota tarareando el canto sin forma de la madre ave en la historia de su abuela.
- noirnoos tordo - susurra apretándolo fuerte contra su pecho…
- noirnoos tordo – repitió Kota entre sollozos - ¿Qué significaba?
- Nada…a veces decía otra cosa… ¿Te acuerdas cuando se le olvido que no le gustaban las castañas? Las recibió feliz y dijo
-Xie xie y cuando me caía, me apretaba la herida- recuerda el niño hipando- luego decía ¡Nanai! Dolía mucho cuando hacía eso.
- Sí, sí, una vez me lo hizo cuando me astillé la mano…- ríe Izuku con pena- trato de quitarme la astilla con una aguja grande ¡Diosa! – entonces solloza un poco más- Inventar palabras Kota…creo que el doctor dijo que era el siguiente paso de su enfermedad…
- ¿Y por qué al abuelo no le gustaba que contara historias?
- No sé…Los abuelos no nos decían muchas cosas y parece que esos cuentos estaban prohibidos…
Notas de Autora: He estado ocupada estos días, buscando trabajo, reformulando otros proyectos personales y estuve de cumpleaños pero fue un dia algo triste, así que puede que hayan algunos errores por ahí.
Ojalá lo disfruten.
1 note · View note
Text
Tumblr media Tumblr media
Con las bendis
19 notes · View notes
elbiotipo · 2 years
Text
I'm too sleepy to talk properly but in the west I feel we're seeing a "let's just give up" attitude growing every day. "Oh people are dying of preventable diseases, well, these people don't want to be vaccinated, it's too hard to go against them, so whatever. Oh, poverty and inequality is rising... well, it's too hard to challenge rich people so I guess we'll just have to suck it up. Oh, there's global warming and ecological degradation, well, it's too hard to change our lifestyle or implement new technology, so wahtever. Anyways, let me talk about the politics of a videogame for 3 hours"
This is bad enough in the First World as it is, but here, couple with the self hating authorithanism of the oligarchy in Latin America ("I hate this shitty country but I still want to rule it") proves to be a very, very toxic mixture in our countries. They hate us, they hate themselves, and they don't see a future beyond hate, but they still want to govern. We have to insist that there's a better future and we can create it, otherwise things will get very dark here.
43 notes · View notes
mmyashas · 4 months
Text
liveblogging this stream to say goodbye to pepito🫡
6 notes · View notes
multishipper-baby · 2 years
Text
Tengo que ir a dormir but antes un pensamiento bien angsty y tortuoso sin razón.
13 notes · View notes
mkultra2030 · 10 months
Text
@inforzk @BBC tumblr.com/redreziztencia/733986457992167424/carlosvives-st%C3%A1-en-la-lista-billclinton-d%C3%B3nde?source=share .
@CNN @JUENES @carlosvives @BillClinton @AlvaroUribeVel #cocaína #EEUU @ISRAEL @netanyahu #fentanilo #ucrania , pic.twitter.com/aGys4hiYnI
https://twitter.com/InfoWARSRZK1/status/1724493998830571691/video/1 Las vidas de #palestinos desplazados de #gaza https://twitter.com/WizardSX0/status/1724469357227479511/video/1☠️@FDI pic.twitter.com/MRwZwfqdM7🇮🇱🦎 🇬🇧 🚨🇵🇸
Tumblr media
View on Twitter
https://www.tumblr.com/redreziztencia/733986457992167424/carlosvives-st%C3%A1-en-la-lista-billclinton-d%C3%B3nde
4 notes · View notes
eduardoskipper · 2 years
Text
Tumblr media
2 notes · View notes
arieeag · 1 year
Text
Los hijos del Este
El libro perdido
Capítulo 1
 Cada mañana despertaba acompañado del calor del sol y el aroma dulce de los jazmines en su ventana. Así fue desde que tenía memoria pero lo acompañó incluso antes de nacer, cuando su madre tejía y cocía el ajuar del nacimiento y luego cuando su padre pintaba el cuarto que hoy era suyo.
 La enredadera crece indómita, aferrada por todo lo ancho y alto de la muralla, sin brechas excepto el marco de la ventana, donde ofrece vides floreadas con las que Izuku aprendió a hacer coronas y brazaletes. Con el tiempo, creció lo suficiente para sentarse en el borde mientras leía libros o dejaba secar el cabello húmedo al sol, entonces aprovechaba de hablarle, arrullarse con su aroma dulce y amable en cada momento importante o crisis.
Por eso no imagina mañanas ni atardeceres donde esa mística fragancia no esté, al punto que no desea otro hogar diferente al suyo, quiere una casa donde sus cachorros crezcan con la misma bondad.
 Hoy Izuku está listo para vestirse con el traje ceremonial, más no puede evitar recortar algunas flores para guardarlas en una bolsa pequeña que oculta entre los pliegues del nagajuban. Sobre la cama, el kimono reposa listo, cubierto por atados con hierbas que sirven para ahuyentar polillas y absorber la humedad. Está listo para vestirse, pero antes debe asistir a su padre.
 Sale de la habitación rumbo al cuarto principal, donde su padre termina de ajustar el cuello del nagajuban azul. Aún antes de entrar a la habitación principal, Izuku sonrió al escuchar los gruñidos frustrados del alfa por no poder arreglarse adecuadamente, ahí se anuncia con una sonrisa y saludando a su padre comienza a vestirlo.
 - Tu madre estaría molesta conmigo...Diría que soy un sambo o algo por el estilo.
 Su hijo rió pero negó con la cabeza- No creo que te reprochara nada padre.
 - Tienes razón. Sólo me daría una porción de comida más pequeña y probablemente no sea por no poder vestirme solo con esto, sino por dejarte montar a caballo solo.- reprocho. En realidad Izuku no tenia esa libertad pero tampoco dejaba el candado puesto en el granero para impedir que saliera por cualquier cosa. Todo era escusa suficiente.
 Desde los 9 esa fue una pelea, o más bien la única discusión que el matrimonio Midoriya enfrentó con respecto a la educación de su cachorro. Por esos tiempos, en especial con la regencia Tradicionalista de la Dinastía Todoroki, no era bien visto que un omega montara a caballo, y los pocos que lo hacían nunca aprendían antes que los betas o alfas a los 12 años, sin embargo, el chico montó el potrillo de la granja a los 9, bajo la estricta supervisión de su padre. Izuku suspiró cansado, guardándose cualquier comentario al respecto, pues desde que su madre murió el hombre tomo como propias todas las aprensiones de su madre, prohibiendo todo lo que alguna vez le enseño aunque sólo de palabra, en realidad nunca tomo acciones directas para impedirle estos desacuerdos en su crianza.
 Entre sus manos, el chico acarició la tela suave de la yukata antes de extenderla para que su padre se calzara la prenda. Con cuidado acomodó y quitó los pliegues de la tela, dejando el lado izquierdo sobre el derecho. Luego ató el Obi al recordar que su padre también era un desastre en eso.
 Ya listo, el alfa mayor lo abrazo y le acarició el cabello verde, más no pudo evitar que su nariz buscara sentir el olor a menta que era tan parecido al de su difunta esposa.
 - Izuku...ahora es tu turno- le dijo con nostalgia y caminaron rumbo al cuarto del menor.
 El vestido ceremonial, nunca fue un evento sencillo para nadie puesto que el atuendo se compone de muchas piezas . Cada una con un fin para proteger el vestido final, el kimono o la yukata, una prenda hecha de tela fina y costosa, teñida a mano con técnicas muy laboriosas por artesanos locales.  
 La tarea del vestido normalmente recaía en la madre, sin embargo, Izuku asumió esa responsabilidad al morir Inko de fiebre puerperal a la edad de 11 años.
 En el cuarto de Izuku, los mayores encuentran a Kota admirando embelesado el kimono de su hermano mayor, sus ojos fijos en las intrincadas figuras de niebla entre juncos, flores y peces koi. Es tanto su interés que mueve su peso de un pie al otro o de adelante hacia atrás con las manos escondidas en su espalda, conteniendo las ganas de tocarlo, por temor a ensuciarlo y hacer enojar a padre.
 Izuku sonrió al ver la expresión del niño, que apenas podía soportar su curiosidad. Pero como su hermano acostumbraba meter las manos en la cocina, entre las conservas, miel o carne seca, decidió que por esta vez no iba a consentirlo. En lugar de eso tomó una manta y se la tiró encima de la cabeza. El niño rio y se lanzo sobre él bufando con falso enojo solo para reír a carcajadas cuando Izuku le hizo cosquillas. Pronto las risas llenaron el lugar, formando una melodía que acaricia el corazón del alfa.
 Con un carraspeo interrumpe los juegos de sus hijos. La hora de la ceremonia estaba cerca y aún debían llegar al pueblo para dejar a Kota con los abuelos.
 - Izuku, tenemos que irnos
 -Lo siento padre- le contestó entre rizas.
 Al terminar, salieron de la casa trancando la entrada para luego encender  un incienso sobre un platillo de metal que cuelga sobre la puerta para protección de malos espíritus mientras dejan el hogar para dar sus agradecimientos a los dioses.
 Ya en el establo, su padre toma los dos caballos de la familia Aka y Cora. Izuku revisó la silla de montar pero mientras lo hacía su padre le advirtió que por favor montara como su madre, para su disgusto. El viaje era un poco largo y esa forma de montar aunque bonita para vista era muy poco práctica y hasta peligrosa si el caballo cabalgaba muy rápido.
 Transcurrieron varios minutos antes Hisashi viera a Izuku resignarse a cumplir la petición, y cuando lo hizo, tenia los labios estirados en una fina línea. Pero finalmente tras luchar un poco con sus vestidos, logro poner ambas piernas a un lado del caballo enganchando las riendas en una mano al tiempo que sostiene la espalda recta.
 Su madre habría estado orgullosa, piensa al ver el porte elegante en su hijo mayor, o hasta magnifico de no ser que sólo un minuto después estiró las piernas de golpe para luego arrojarse del caballo jadeando como si hubiera sufrido una especie de tortura.
 La mirada acusatoria del alfa no se hizo esperar pero Izuku le recordó que no se había puesto un pantalón debajo del kimono para ir sentado como mujer. Obviando el hecho de que es omega.
 - Padre, nadie monta de esa forma.
 - Por que no hay otros omegas que monten a caballo.
 -Por que otros omegas no viven tan lejos del pueblo y además nos es mi culpa que las ruedas de la carreta estén inservibles- puntualizó. Lo cual era muy cierto, ellos vivían en una provincia lejana separados inclusos de las demás granjas, por varios cientos de metros. Además la carreta que usan para transportar las cosechas o lo que hayan preparado en invierno para vender en el mercado, ya estaba muy vieja, si que tuvieron que mandar muchas de sus partes.
 - Juna es omega y no monta a caballo- repuso Hisashi mientras revisaba la montura de Kora, aunque por la cara que le dio su hijo supo que iban a tener una discusión.
 - Juna, no monta a caballo.- aceptó, frunciendo el ceño- pero tampoco lee, escribe ni teje o algo. Solo está ahí como centro de mesa, a la espera de que un alfa quiera mon...
 - ¡Izuku Midoriya! Soy tu padre y tu alfa hasta que no Hayes nada mejor, así que modera tu lenguaje y toma asiento en la montura como te lo he pedido. – Gruñó, la espalda recta y ofendida para imponerse. Si solo pudiera estar enojado con su hijo por mas tiempo que un latido. Tras su arrebato suspiró cansado y culpable. Fue su culpa que el respondiera así, siempre a sabido que a Izuku odia que lo comparen con esa pobra chica, pero tampoco puede tolerar el lenguaje vulgar.
 Tienes que educarlo mejor, dice una voz nostálgica, pero tiene un apego enorme hacia el y no se explica cómo paso, porque el mismo día en que Izuku nació, supo que crecería para casarse y vivir lejos de él, un destino del que ningún omega de la provincia escapó al no haber nacimientos de alfas en la zona.
 Sin embargo, con cada año sin que llegara el hijo alfa o beta, le fue imposible negar algo al único bebé que tenía en casa y antes de darse cuenta, tenía un niño omega que no fue criado para ser un esposo o al menos el tipo de esposo que suelen ser los omegas, debido a su independencia.
 Por su parte Inko Midoriya lo educó sobre administración doméstica y crianza de cachorros hasta lo que le permitió la vida. Nadie sabría que en sus últimos días, ella rogó a los dioses por que el futuro alfa de su hijo fuera un hombre paciente y amable, para que tuviera paciencia sobre todas las cosas que Izuku no llegara saber una vez contrajera matrimonio.
 Pese a todas sus aprensiones, demostró tener una inteligencia muy flexible. Cuando Izuku no estaba ayudando en casa a su madre, Hisashi lo llevaba con al campo, allí recogían la paja y forraje de los animales, otras veces simplemente lo sentaba en una cerca por ahí para que Izuku leyera algo.
 El alfa amaba escuchar su voz y sobre todo ver como cada día la inteligencia de su pequeño crecía enormemente, pero a medida que pasaban los años fue cada vez mas frecuente preguntarse sobre qué clase de alfa cortejaría a su muchacho, que tan inteligente serían los niños que vendrían y si esa vida seria suficiente para Izuku.
 Cuando el último libro de la casa fue concluido, las preguntas que Izuku tenía del mundo no hicieron más que aumentar en cantidad y complejidad. Tristemente el alfa tuvo que explicarle que no podía enseñarle nada más porque el mismo nunca tuvo los medios para adquirir una educación superior, sin embargo, su hijo omega, siendo tan joven y humilde le demostró que si habían cosas que podía aprender de él.
 Hoy sabe de números, maneja las cuentas de la casa y puede negociar en el mercado sin ser estafado, también sabe de historia y sobre todo criar animales con un talento natural y casi místico
 Izuku agacho la cabeza como signo de respeto y sumisión tras oír el reto de su padre, sin embargo, al hacerlo sus ojos encontraron a su hermanito a un lado de su caballo. Seguramente estaba esperando que alguien lo subiera sobre la montura.
 - No puedo llevar a Kota sentado así.- advirtió con ternura. Hisashi entonces reparó en el niño pero su gesto se endureció incluso más.
 -Yo lo llevare esta vez- espetó para luego sentar al niño sin cambiar el talante. - Tu hermano a veces me hace enojar.- le explicó al niño tras ver su rostro lloroso.- No llores, eres un alfa.- dijo golpeando despacio los hombros del niño.
 -Papá- llamó Izuku mientras seguía el caballo de su padre. - tiene 5 años no seas tan duro con el
 -No, debe aprender. Si va a la escuela con este carácter, los otros niños querrán pasar por encima de él.
 -Lo vamos a enviar a la escuela? – le dijo Izuku entusiasmado. Olvidando por completo la discusión y el enojo.
 - Si Izu, tu madre así lo hubiera querido.
 Entonces Izuku afianzó la correa y se adelantó para ocultar las lágrimas de emoción.
 Dos horas después arribaron a la ciudad. Allí buscaron la casa de los abuelos Maternos para dejar a su cuidado el menor de los Midoriya y los caballos.
 Como cada año, tomaron asiento para compartir los alimentos con la pareja y se pusieron al día con los acontecimientos con un ritual muy estricto pero consciente. Normalmente el abuelo acaparaba la atención de sus nietos contándoles historias de las guerras pasadas y cuentos de terror sobre el extinto pueblo bárbaro, o de bestias negras con dientes de sierra. Entonces Kota gritaría emocionado y pediría más, pero Izuku con 16 años, ya conocía cada historia de memoria así que no solía compartir el mismo entusiasmo. Luego, cuando el anciano se aburriera de acaparar la atención dejaría a los niños para salir a fumar con Hisashi.
 Y ahí fue cuando Izuku realmente aprecio estar en la casa de sus abuelos. No por que no le agradara el hombre orgulloso, pero por alguna razón su abuela jamás hablaba con él cuando estaba presente, salvo para asentir o secundar las opiniones de su esposo.
 Tan pronto el hombre se fue, la anciana agarro entre sus brazos a kota y luego a Izuku a pesar de que ya estaba demasiado grande para eso. ambos rieron y le devolvieron las caricias con risas, besos o simplemente disfrutando del el olor a leche y canela que desprendía para arrullarlos.
 De pronto la mujer sonré ampliamente, empuja a izuku lejos y ataca a kota con cosquillas hasta que el niño se huye a toda prisa al patio, probablemente para cazar insectos.
 Al verse solos la mujer sonrió.
 - Izuku...-llama la anciana en tono meloso- Eres tan parecido... – susurra mientras ve el perfil de su nieto.
 -A mamá, lo sé. – concluye el muchacho sonriendo, luego se acomoda frente a ella para observar el rostro envejecido y analizar sus facciones. Él supone que si su madre fue parecida a la abuela y este a ambas, entonces en su vejez tendría el mismo rostro apacible y solemne que admira.
 - No mi niño, es decir, sí, te pareces a ella, pero ahora me refiero a tu tátara abuelo. Serías idéntico de no ser por esas feas manchas en tu cara.
 El chico frunció levemente el ceño ante las quejas sobre sus pecas, pero por esta vez lo dejó pasar y se concentró en la mención de su antepasado. Si bien su abuelo siempre hacía alarde de sus raíces, muy por el contrario la abuela era muy reservada, además sin importar lo que intentara, su abuelo volvía en el momento preciso interrumpiendo cualquier recuerdo de la mujer.
 - No tenía pecas- balbuceo nervioso y molesto a partes iguales. Esas pecas eran herencia de su familia paterna y le gustaban- O sea ¿Cómo era? - se rectificó antes de recibir otro discurso sobre rostros blancos y bellos como el de sus pergaminos- Es decir ¿A qué se dedicaba?
 - Cazador...antes de establecerse, claro está, pero mi madre decía que quinientas cabezas era el número.
 Izuku entonces repaso lo dicho por su abuela, pero no tenía nada de sentido. Se suponía que debía saber que su tatarabuelo no se estableció hasta vivir en ...¿En la ciudad? ¿Esta ciudad? ¿Entonces dónde vivió antes? ¿Por qué era relevante? "Alto" se regañó mientras entierra sus uñas contra la mano contraria. Estaba divagando demasiado y su abuela tiene ciertos problemas de memoria.
 -¿Número de qué abuela? ¿quinientos que?
 - No tengo idea, pero ella decía que ajusticio 500 cabezas... - dijo mientras llevaba una mano hacia su mentón, concentrada en ese detalle. - pero debía ser cazador porque teníamos pieles. Tantas piezas de cuero y todos los tamaños que había un cuarto lleno de ellas- concluyó animada ante la luz de sus recuerdos, pero tan pronto esa energía llego se fue y sus ojos se entristecieron- Teníamos muchos, pero las perdimos en el segundo gran incendio del pueblo. Ay mi niño, mi madre las atesoraba tanto, lloró por meses, incluso los vecinos lamentaron las pérdidas, porque eran muy bellas y del gusto de todo el mundo.
 - Lo siento abuela, creo que ya me habías contado eso. Lo siento mucho
 - Me fascinaban, pero mi madre las amaba más que yo. Eran tesoros familiares, verdaderas reliquias...También era todo lo que nos quedaba de él. - le aseguró e Izuku la escuchaba atentamente. Esa era una de las conversaciones más largas que tenía con la anciana en mucho tiempo, con cada año su memoria se perdía más y más.
 -Mira lo que me estoy acordando. - dice con una sonrisa mientras ve fijamente algo distante, no existe en la realidad pero en su mente el recuerdo toma forma tras estar perdido por muchos años.- un día llegaron a nuestra casa unos sirvientes de la nobleza. Mi madre estaba sorprendida y avergonzada porque nuestra casa era pequeña y esas gentes viven en palacios, sin embargo, peor habría sido no recibirlos, así que los invitó a pasar. Ahí fue cuando ofrecieron monedas de oro por las pieles del abuelo. Nosotras nunca antes habíamos visto tanto dinero, pero, aunque nos hacía falta, ella se negó. ahora la entiendo tanto...
 - ¿De qué eran las pieles abuela? ¿Dónde las obtuvo? Porque, por esta región no hay mucho que cazar.
 -Ay hijo, le pides mucho a esta vieja. No recuerdo nada, tengo la cabeza mala.
 El chico asintió, pero bajo la mirada decepcionado, ante esto, la anciana se sintió tonta y aún más vieja- lo siento Izu-chan, pero lo único que recuerdo es su pelaje. - mencionó nostálgica. De pronto nota como su nieto la mira nuevamente con esa bonita curiosidad y decide que quiere ver ese brillo un poco más- era muy abundante, con el pelo tan largo que mis manos podían hundirse hasta los codos y era suave cómo la seda de color gris brillante ...Se perdió como todas nuestras cosas.
 - Lo siento no quería hacerte recordar cosas tristes.
 - No. No cariño, ya no importa porque gracias a eso nos mudamos y luego pude conocer a tu abuelo.- dijo riendo como si hablara de una travesura.
 - ¡Entonces se conocieron desde jóvenes!
 -Shhhh, no. - niega dándole un codazo de complicidad. - ¡Los Alfas no deben amistar con omegas antes de los 16!- dice imitando la voz de su esposo. El omega rio frunciendo los labios para no delatarlos, pero tuvo que esconder su cara en las ropas de abuela cuando esta le hizo cosquillas de sorpresa.
 - Pero abuela yo no conozco a ninguno. - le juró tratando de alejarse de ella.
 La anciana entonces adoptó un gesto indignado y fue implacable. - Más rápido se atrapa a un mentiroso que aun cojo chiquillo. En el mercado tengo muchas amigas- le advierte soltándolo al fin.
 Izuku enrojeció y ocultó su cara entre sus manos negando. Era verdad que no tenía pretendientes, pero de que hablaba con jóvenes alfas cuando no estaba su padre...
 -Pero que se supone que haga, me aburro en el puesto y no puedo echarlos si quieren llevar algo.
 -Aburrimiento...- ironizó, aunque ya no tenía energías para seguir molestándolo. Su cuerpo ya no la acompañan tan bien como antes.
 Cansada apoyó la cabeza en su hombro buscando refugio en la juventud viva de su nieto. Izuku entonces pasó un brazo tras su espalda y la abrazo con delicadeza sintiendo el peso de las preocupaciones en ella, entonces quiso reconfortarla, hacerle sentir que nada importaba más que compartir juntos el tiempo que les quedara y no los recuerdos que estaba perdiendo.
 Para la mujer era extraño dejarse envolver por el abrazo de un niño que hasta hace unos poco años se acostaba en sus faldas o jugaba a sus pies, sin embargo, era un sentimiento cálido porque de no ser por ella y el matrimonio solido que construyó junto a su esposo, ese niño tan perfecto a sus ojos jamás estaría ahí con ellos. Sus nietos son un regalo, pensó y como si eso activara una alarma la anciana llevó sus manos hasta el bolsillo de su vestido, palpando el regalo que debía entregarle a Izuku. Frustrada gruño. Esa cabeza suya estaba traicionándola otra vez.
 - Izuku, tengo un presente para ti.
 Su nieto la miró y volvió a pegar su mejilla contra su coronilla y ella aspiró el delicado aroma a hierbas que desprendía.
 -Abuela no hace falta.
 - Pero ya tienes 16 años y tu belleza casi ha madurado.- dijo con tono cuidadoso pues ese aroma que la llenaba de paz era el inicio de algo importante. Ante el gesto  Izuku inmediatamente supo que le daría otra charla sobre su crecimiento y adultez por lo que prudentemente miró a su alrededor en busca de su joven hermano. No lo hayo.
 - Estas creciendo tanto...Tendrás tu propia familia. - insiste mientras saca el regalo pero se detiene al oír una pregunta curiosa.
 - ¿De verdad cree que mi celo llegara pronto? -
 Entonces la mujer agravó la mirada y llevó sus manos al rostro de su nieto para regañarlo, sin embargo, puedo notar lo preocupado que estaba por eso.
 - La mayoría ya tuvieron sus primeras experiencias...- continúa izuku mientras presiona la tela del kimono con su mano. Se siente preocupado porque la verdad es que no tiene con quien hablar de estas cosas, la partera siempre está ocupada, las pocas visitas son cortas, además esa mujer hablaba todo lo importante a solas con su padre y a puerta cerrada.
 - Déjame verte- pide la anciana y con delicadeza acaricia su mejilla para palpar la suavidad de la piel, luego observa los ojos grandes de color verdes con atención, encontrándolos inundados del brillo de cortejo, una especie de luz vidriosa que los omegas desarrollaban sólo en esas fechas de fertilidad. Finalmente, se dio el gusto de acariciar la cabeza de su descendiente disfrutando de la suavidad y el brillo saludable en las hebras verdes y rizadas.
 Ahora estaba más que segura del diagnóstico, pues el primer celo de un omega despierta cambios profundos en sus cuerpos y mente para acentuar las facciones y belleza natural. Su finalidad es llamar la atención de un alfa fuerte y saludable. Ella tiene bastante experiencia conociendo bien ese proceso, asique supo reconocer todos los síntomas en su nieto, aunque, sólo faltaba que los labios de Izuku tomen mucho más color.
 -Estoy segura, una anciana con 3 hijos omegas en su haber sabe bien de estas cosas. - le advierte al ver que Izuku no parece satisfecho.
 - ¿Debo preocuparme porque esté tardando? La otra omega ya tuvo el suyo y la gente dice que puedo ser menos fértil
 -no cariño, eso no tiene nada que ver. – interrumpe compasiva.- Podrías incluso tenerlo a los 22 como tu bisabuela y sabemos que tuvo 9 niños.
 Izuku abrió grande los ojos y se tensó.- ¿Pero es verdad?- dijo ya que jamas conoció a nadie mas de la familia, según sabía todos se habían ido a vivir mas cerca de la capital.
 -Por su puesto ¿No tenías idea? De hecho, son 9 sin contar los gemelos, pobrecitos, fallecieron de neumonía...
 - ¿Cómo tienes tantos hijos? - divago en voz alta.
 - Bueno en esos tiempos el té estaba prohibido y siendo sincera 9 es poco, tu tatarabuelo tuvo 12
 - Abuela! ¿Cómo es que me estoy enterando de esto ahora? El abuelo dice que sus hermanas sólo tuvieron un hijo ...Además ¿Cuántos primos y tíos tengo por el pueblo sin conocer?
 -Ninguno cariño, todos viven al norte, dentro de Bizenh. Sólo nosotras nos mudamos.
 - pero son muchos, yo pensé que...
 - Ay hijo, tienes la suerte de nacer en una familia de omegas muy fértiles, de hecho si tu madre no hubiera nacido antes de tiempo, habría tenido fuerza para darte más hermanos. Así que ánimo, no tienes que preocuparte por tu fertilidad, podrás tener todos los niños que quieras.
 - ¿Y si sólo quiero uno? - preguntó sintiéndose mareado. Hasta ayer le preocupaba ser estéril porque su celo estaba tardando en llegar. La mayoría lo recibía a los 14, su propia madre de hecho lo recibió a los 16 años y como casi solo pudo tenerlo a él, se convenció de que el tendría una suerte parecida, sin embargo, ahora que sabe lo fértiles que fueron sus antepasados pedirá otra cosa a la diosa Inari.
 La anciana río ante la cara de horror de Izuku y luego le apretó las mejillas.
 -me temo que tendrás que usar muy bien esa cabeza para que no pase. A los Alfas no les gusta que sus omegas beban el té.
 -entonces buscaré uno que este de acuerdo con que doce niños es un disparate. - Asegura determinado.
 La anciana se ríe de su inocencia. La mayoría de los omegas se prometen cosas parecidas, sobre todo con el primer parto, pero los alfas pueden y serán muy persuasivos, no por nada ella misma había tenido 6 cachorros.
 -¡Izuku! ya cierra la boca un rato- le grita de pronto y el chico la mira ofendido.
 -No pongas esa cara, llevo todo el día tratando de darte un regalo y me distraes. - luego toma el presente y lo entrega con brusquedad.
 - Lo siento olvidé que querías dármelo
 -Yo soy la anciana que olvida cosas, tu sólo eres distraído con pájaros en la cabeza. Ahora escúchame bien, ese regalo es una reliquia familiar, te lo doy a ti porque no me acordé de que lo tenía hasta hace unos meses y como ya todos mis cachorros hicieron sus familias, pues te lo doy a ti.
 Izuku entonces miró el bolso pequeño con decepción. Había pensado que se lo daba por algo especial.
 - cuando tengas un hijo omega tendrás que heredarlo a sus 15, pero como tendrás más de uno.
 -No – suspiró Izuku y ella rodo los ojos.
 - cuando las cosas pasen, será mejor que elijas al niño más inteligente. No al más lindo, ni al más fuerte o el primero ni el que mejor te agrade, sino el más inteligente- le advierte.
 - Abuela ningún hijo debería agradar más que otro.
 - Izuku ya no quiero discutir contigo.
 Izuku sonrió, pero igual prometió que honraría la tradición familiar.
 -Gracias mi Izu-chan, pero ahora llama a tu padre que se les va hacer tarde...O Mejor voy yo, tu hermano está demasiado callado seguro hizo algo.- advierte e Izuku sale disparado hacia el vestíbulo donde lo sintió por última vez. Otra vez no le prestó atención.
 Los dos hombres mientras tanto conversan sobre la familia en el patio, comparten la pipa de tabaco y observan las plantas del patio pacíficamente, sin embargo, Hisashi puede sentir que algo está molestando a su suegro, así que lo invita a contarle sus preocupaciones.
 - Parece que Izuku está en edad de merecer. - soltó de pronto el alfa mayor mirando los frutos maduros del durazno- Con 16 ya debería terminar el ajuar. ¿Ya tuvo su celo?
 - Me temo que no, pero la partera dice que no nos hará esperar más tiempo. Su cuerpo ha madurado, más lento que otros chicos, pero está creciendo bien.
 - Es una lástima que Inko partiera tan pronto...Ojalá los dioses le hubieran permitido procurar mejor a su hijo.
 - Sé que teme por él, padre, pero Izuku es inteligente y tengo dinero ahorrado, sé que no la tradición de nuestra familia, pero al menos podremos ofrecer un regalo aceptable cuando llegue el momento.
 - De eso mismo quería hablarte. Como soldado del imperio, jamás faltó nada a mi familia, aunque tampoco tuvimos gran abundancia. El regalo fue fruto de mucho esfuerzo.
 - Un presente que mi familia todavía agradece.
 El hombre sonrió para hacerle saber que estaba consciente de eso, pero debía decir lo siguiente con cuidado. Hisashi no ocultaba a nadie su adoración por su cachorro mayor pero no creía que estuviera criándolo adecuadamente sobre el matrimonio o el calor. - En ese tiempo pude mantener ahorros para mi vejez pero también logré cultivar buenas amistades, precisamente la casamentera de este distrito es una vieja amiga.
 Hisashi entonces sintió como su estómago se apretaba. De pronto sentía que le estaban quitando algo.
 - Hijo- llamó con amabilidad, pero el alfa más joven no pudo contener el aroma sobre protector y territorial- Sólo fue una charla, pero está dispuesta a ayudarnos a encontrar un esposo digno de nuestro Izuku.
 - Sé que tiene que pasar- espetó, sin embargo, se obligó a respirar profundo y calmarse. No era cualquier hombre con quien estaba hablando, sino el padre de su difunta esposa. - Es la naturaleza, mi hijo tiene ese derecho, pero preferiría esperar.
 - Hisashi...
 - ¿Qué hay con Kota? Izuku es la única madre que conoce
 - Lo sé, ¿Pero que harás cuando inicien sus ciclos? Sé que vives en una zona donde sólo hay betas, pero si el se queda solo en casa ¿Quién puede asegurar que esté seguro?
 - Puedo protegerlo.
 - ¿Hasta cuándo?...Mira, no tienes que llevarlo hoy- aceptó el anciano comprendiendo que el alfa debía asimilar la noticia- ni mañana o pronto, pero por favor considera el ofrecimiento. Además, pueden pasar hasta años antes de que aparezca alguien. En estos tiempos los omegas y mujeres betas son cada vez más abundantes, además, ya que se les ha permitido trabajar, la mayoría tiene noviazgos más prolongados.
 - Izuku no fue a la escuela.
 Ante eso el anciano hace un gesto despreocupado con la mano. - Pero sabe leer y escribir.- enfatiza. Aunque no fuera formal, ese es un conocimiento muy poco difundido entre omegas, en consecuencia, saber leer es una virtud muy apreciada. - Además, según entiendo, le has estado enseñando como administrar el puesto en el mercado. No es mucho, pero es más, no, mucho más de lo que sabe cualquier otro omega de aquí y puede abrirle paso a un mercader o algo por el estilo...
 Entonces el padre comprendió que no era el único que veía con buenos ojos la personalidad de Izuku, lo que significaba que si incluso un hombre tan tradicional como su suegro apreciaba esas virtudes entonces no tardarían en llegar los pretendientes, si es que no los había ya. Eso lo deshumanizó.
 - El también aprendió algunas constelaciones. Administra la casa y me ayuda con las cuentas...cuando está con Kota, me recuerda a su madre, pero
 - Lo que falte podrá aprenderlo, es muy inteligente.-aseveró el anciano en tono conciliador. En gran parte puede entender de donde viene el miedo y las preocupaciones de Hisashi. Sólo un padre puede saber lo que se siente entregar un hijo o el fruto de su matrimonio a otro alfa que no se conoce tan como se desea en esos casos, sobre todo porque tu peor miedo es que no sea el indicado, pero por sobre todo, que sea respetuoso de las necesidades de su omega.
 - Es posible- aceptó Hisashi y sonrió triste. - pero son muchas cosas, no sabe cocinar.
 - Ja ja, No te preocupes, su abuela puede enseñarle.
 - Padre, no es estoy seguro de que ese sea el problema. Creo que simplemente no tiene interés en hacerlo bien.
 El anciano entonces recuerda a su esposa, los 3 primeros meses perdió casi 10 kilos por las enfermedades intestinales. Al final tuvo que cocinar él todos los desayunos y cenas hasta que el primer cachorro llego, quien milagrosamente trajo consigo un drástico mejoramiento en las comidas de la familia.
 - Yo he intentado explicarle, pero prefiere poner atención a otras cosas.
 - No será el primer omega en cocinar mal hijo.- repuso con el seño fruncido, recién hasta ahora se percata que la mujer volvió a cocinar mal en cuando el ultimo hijo se fue de la casa
 - Pero también juega con el arco...Casi mata una cabra y tuve que regañarlo
 - ¿Disculpa? ¿Qué arco?-. Hisashi se tensa porque eso no era algo que debía mencionar- Te refieres al que te di años atrás?
 - Sí- aceptó el alfa metiendo una mano entre su cabello- No es el hecho que se case lo que me preocupa, sino lo que sucederá cuando lo haga. Es demasiado independiente, testarudo, dulce y protector, pero ....no puede ser cualquier alfa.
 - ¿El arco que te di?- insiste el anciano todavía sorprendido porque eso también le recuerda a alguien que conoce desde hace 50 años.
 - Padre.
 - Espera...¿Estamos hablando del arco que te di?
 - ¿Y que otro arco iba a tener en casa?
 Entonces el anciano se sentó sobre una piedra que usaban como escaño para dar largas caladas a la pipa- Un arco... al menos me lo has advertido. Pero que disparate, eso lo sacó de tu sangre.
 Hisashi iba a replicar pero una voz los interrumpió.
 - ¡Hisashi, hijo!- era su suegra.- Se les va hacer tarde.
 El anciano entonces negó con la cabeza y lo despidió con un gesto de la mano.
 - Lo siento madre.- dijo Hisashi mientras entraba en la casa- alistaré las ofrendas- susurró mientras camina hacia la cocina donde esta el paquete de los ancianos
 - Estas tan lindo mi Izuku.- dijo la anciana sosteniendo el rostro de su nieto cuando lo vio pasar arrastrando a Kota con las manos llenas de tierra.- recuerda, tienes que pedir por más años de vida para
 - Mis abuelos.
 - No cariño, solo para mí, si somos dos, los dioses no serán tan dadivosos. Además, no creo que a tu abuelo le importe conocer bisnietos
 - ¡Abuela! ¡Madre! - gritan escandalizados padre e hijo
 - Esposa.-refunfuño el anciano negando con la cabeza. Pero bueno el sabia en lo que se metía cuando se casó ella, una muchacha fuera de serie a la que llamaban Gabala del oriente, por la diosa cazadora de occidente.
4 notes · View notes
Text
Hijo del Este
El libro perdido
Capítulo 22: La invitación
Izuku va corriendo por las calles del fuerte hasta las caballerizas, pidiendo permiso con impaciencia al tumulto de gente que se acumula frente a cada tienda. Pero aún en su frenetismo logra identificar la figura alta de Nemuri. Está parada bajo el arco de la plaza principal llamando la atención de todos a su alrededor con su escote generoso y sugerente, sin sentir la menor vergüenza por las miradas descaradas de los alfas, betas y omegas que transitan a esa hora de la mañana. Sus ojos azules se ciernen con elegancia en un mudo asentimiento, para que pueda continuar con su camino casi sin perder el ritmo.
Y con la misma brusquedad con que se vio rodeado de gente, las personas desaparecieron para que pudiera correr de vuelta a su refugio. Aún a la distancia, el granero se alza con lúgubres tablas, oscurecidas por los inviernos inclementes. Es viejo y sin florituras, más ninguna astilla podría opacar el alivio que siente cuando regresa a sus paredes donde ningún eco del nuevo mundo alcanza a penetrar el refugio oculto en sus entrañas.
Ni siquiera el grupo de personas congregado fuera de sus puertas, merma su breve alegría porque son los peones que ya conoce. Su corazón se alivia cuando ve la pequeña mata de cabello negro asomándose más allá de las puertas, pero Kota no lo ha visto todavía. Va enojado, de brazos cruzados y la mirada afilada de esa forma que no entiende de dónde sacó y atrás aparece Inasa con su voz potente, hablando aceleradamente mientras Kota le quita la mirada, ignorándolo con tozudez.
Pero, de pronto, el niño da un pequeño salto en su lugar cuando lo reconoce, su gesto se desarma, luego se tuerce en una mueca triste, con los ojos húmedos listo para llorar. Inasa retrocede un paso con culpa, como si hubiera roto un vaso o algo peor hasta que por el rabillo del ojo nota la cabellera verde que pasa como un borrón negro bajo la forma de una capa negra demasiado grande.
Izuku saluda brevemente al alfa mientras disimuladamente se quita la capa de Katsuki, preocupado de que él valla a reconocerla. Kota comienza a llorar con más fuerza, pero su mamá lo alza en sus brazos al tiempo que lo lleva devuelta al fondo donde el lecho solitario es ahora un nido de retazos de tela y mantas viejas. Toman asiento y el olor reconfortante se libera cubriendo todo el espacio.
–  Lo siento ¿Tarde mucho en llegar? Vine corriendo, lo juro – murmura abrazándolo con fuerza. No se suponía que tardarían tanto en relevarlo y ahora tendrá que pensar en algo para las siguientes noches, porque esta es una oportunidad demasiado buena para dejarla ir, incluso si Katsuki sigue viniendo.  
–  Izuku. – llama el alfa más joven, siguiéndolo con cierta impaciencia. – ¿Dónde estabas? – pregunta en tono confuso, afectado por las feromonas maternales que van aplacando parte de las emociones que lo asaltaron cuando abrió el granero e Izuku no estaba dentro.
–  Estaba trabajando…En los túmulos de carbón. –  informa empujando la capa entre las colchas de su nido para luego recostar a Kota de vuelta a la cama. Algo en Inasa es diferente, su mirada se afila de forma penetrante, con sus facciones tensas y peligrosas. Es un rostro que nunca le ha dedicado antes y sólo por eso intuye que esta no es una conversación que Kota debería escuchar.
En ese momento, Izuku toma un atado de hierbas y lo sacude liberando un olor penetrante y medicinal, luego lo abandona dentro de la olla, para llenar un balde de metal con paja y madera, pero nada de ese tiempo comprado es suficiente para que Inasa se calme y mientras acurruca a Kota entre las mantas con la promesa de regresar pronto, el alfa lo sigue hacia la entrada del granero casi pisándole los talones. Izuku se para frente a las puertas abiertas, detenido por el brazo de Inasa que echa un breve vistazo hacia el exterior, pero no hay nadie afuera por el momento. No quiere que nadie los escuche discutir y él intuye porqué: hizo lo mismo que todos los demás, suponer. Pero, aunque duela, no puede culparlo.
Nadie sabía que iba hacer anoche, excepto Nemuri. La mujer no podía cuidar a Kota porque comparte carpa con las otras ayudantes de Chiyo y la anciana ha sido implacable con Izuku. Pero así como ella rechaza a Kota y su forma de criarlo, el hace lo mismo cuando rechaza sus invitaciones para charlar sobre su siguiente celo y precalentamiento. En cada oportunidad, su rostro se arruga todavía más, luego niega con la cabeza apretando el bastón, mientras se va refunfuñando cosas sin saber lo reconfortante que es poder decir que No. Por ahora Nemuri es su única guía y así se mantendrá hasta que no sepa cómo resolver cada uno de sus problemas.
Ahora que tiene un trabajo, debe pensar en cómo mantenerlo sin importar lo que pase al mismo tiempo que debe prepararse para el peor invierno de su vida. Aún ahora las noches son demasiado frescas dentro del granero, y sólo será peor una vez que el frío se asiente y las primeras nevadas lleguen a estas tierras. Por eso, debe pensar en muchas cosas y aunque Katsuki le dio una salida para varias de sus problemas, ahora que tiene la cabeza más fría, no se siente más aliviado porque en realidad sólo cambió unas preocupaciones por otras.
Cuando decidió tomar el empleo, no sólo estaba preocupado porque iba a tomar un trabajo peligroso, sino porque Kota iba a quedarse solo y no estaba seguro de que su hijo podría soportarlo. Durante sus 5 años de vida han dormido juntos en el mismo futón y por ese mismo tiempo lo ha acompañado en cada pesadilla e ida al baño nocturna. Cinco años consecutivos y recién hasta hora comprende que dormir juntos es un lujo que ya no puede permitirle por más tiempo.
Katsuki anoche le hizo un importante recordatorio, la vida que conoció antes de la guerra se fue con su padre o, sospecha, nunca existió. Quizás su padre era otro soñador, como su abuela, un halcón de tinta, el vigilante de los cielos luminosos que tanto Izuku quería tocar…
Por eso no puede cometer el mismo error, aunque Kota sea tan pequeño.
–  Yo…honestamente no sé cómo debería decir esto Izuku, pero ¿En serio te recibieron? ¿Cómo supiste de ese trabajo? – pregunta Inasa e Izuku frunce el ceño cuando escucha el tono sospechoso.
–  He estado haciendo preguntas…–  responde mirando directamente a los ojos de Inasa por primera vez en todo el día. Esto no era sólo preocupación. – Escuché hablar a alguien sobre los túmulos y presioné un poco para saber si podría ir y es lo que hice. – insiste porque hasta donde todos saben, Katsuki no habla con él jamás, además, es cierto que estuvo preguntando a varias personas sobre ese trabajo, en las caballerizas. –  Técnicamente puedo salir de aquí cuando quiera, es lo que dijiste hace unos días…
–  Si es lo que dije, pero me refería a si tenían que salir por algo urgente. Hay mucha gente vigilándote, no debería explicártelo, pero no es bueno que te vean salir de noche, especialmente con esa capa. No es tela de aquí…
La mirada de Izuku se oscurece, pero no se deja dominar por la preocupación, en cambio, hecha un breve vistazo hacia Kota, pero el niño está de espaldas a ellos en el nido. –Se la compre a uno de mis clientes en los lavaderos. Pague por ella, honradamente. – agrega cuando Inasa no parece satisfecho con su pregunta. –  Seguiré yendo hacia allá, Inasa, ellos pagan y no es tan duro como podría ser, sólo debo quedarme ahí y nada más.
–  Tu situación es diferente, las cosas que haces son...
– ¿Mi situación? – interrumpe, frustrado. Él sabe perfectamente cuál es su situación, y porque lo sabe, salió a los túmulos. No tiene alternativas, si algo se presenta debe tomarlo. Esa es su vida ahora. –  Inasa, los demás ya pensaban que soy una ramera. –murmura para que Kota no tenga que escucharlo, no está listo para responder a esas preguntas todavía. – Y lo pensarán siempre, porque no se trata de lo que haga sino de lo que quieren ver.
- Y por eso deberías darte cuenta de que, para esas personas, es casi como una confirmación.
Izuku suspira pesadamente, conteniéndose porque en el fondo sabe que Inasa tiene buenas intenciones, incluso si está cruzando una línea. -Sí, se ve mal, pero porque estoy en esta situación es que tengo que esforzarme más que nadie sin importar lo que los demás piensen. En tanto las matriarcas sepan la verdad, nada más importa Inasa. Necesito que ellos sepan que haré todo lo que esté en mi mano para salir adelante y para lograrlo necesito que me vean en todas partes, incluso donde da miedo para que pueden confiar en mí como una madre. - dice sin despegar su mirada, pero algo en el rostro de Inasa lo traiciona y eso duele de una forma que no esperaba-¿No confías en mí?
El alfa jadea apesadumbrado y en cierta forma acorralado. No es que no confíe en el omega, sino en los demás y lo cierto es que no puede estar en todas partes para cuidarlo. Pase lo que pase, Masaru ya decidió su destino y exponerse de esa forma sólo hará que la caída sea más grande y fea…
La falta de palabras en el otro hace que Izuku se hunda, porque si él, siendo el hombre que le dio el trabajo, todavía no está convencido de su valía ¿Qué piensa el resto de nómades? ¿Lo odian como Goto, lo toleran como Gin? ¿Puede ganarse su respeto como hizo con Inasa y al parecer Katsuki? Tiene que volverse alguien indispensable, pero si Ulgen fue su puerta de entrada y trabajar como todos los demás no es suficiente, ¿Qué hizo bien en un principio? No lo sabe, no lo entiende, ni lo entenderá si sigue haciendo las mismas cosas…
Su olor se agria junto con sus emociones, pero toma el balde caliente con el atizador de hierro para no quemarse y se va hacia el fondo para depositar las brasas en el brasero de piedras. Inasa lo sigue, con el rostro lleno de culpa una vez que siente las feromonas tristes, pero antes de que pueda rectificarse, Izuku lo despacha.
–  Tengo que alimentar a Kota – avisa súbitamente e Inasa hace una mueca. – luego iré a los lavaderos, así que muchas gracias por preocuparte...
–  Lo siento. Cuando no te vi dentro me preocupé demasiado y Kota no quiso decir nada.
–  No soy chismoso – bramó el niño de pronto descubriéndose la cabeza. Izuku salta en su posición y el alfa toma la intervención del niño como su salida. Quizás Masaru tenga razón y sólo debe dejar que las cosas pasen.
–  Kota…no te pedí eso. –murmura Izuku, una vez que Inasa los deja solos. Kota se encoge en su posición, luego mira el fuego y la olla con deseo.
–  Tengo hambre – berrea e Izuku se apresura a preparar algo.
Tan pronto terminan, se van tomados de las manos al mismo tiempo que Izuku sostiene sobre la cabeza un atado con su propia ropa, el jabón y la aguja con sus hilos de colores.
Esta vez se lleva la capa que le dio Katsuki y la lava a mano con cuidado mientras piensa en cómo intervenirla para que nadie pueda reconocerla. Necesita hacer una basta y bordar algún diseño que durante el día distraiga la atención de la tela mientras que por la noche no se vea, para que siga protegiéndolo de las miradas inescrupulosas que seguramente estarán vigilando sus pasos más de cerca. Pero  solo de pensar en eso, siente como si se quebrara la cabeza, porque odia los puntos en cruz, el festón, los rellenos, o mas bien cualquier tipo de bordado, si tiene que hacerlo él…
Izuku se limpia el sudor de la frente tras lavar colchas de lana gruesas y pesadas. Literalmente fue un infierno encargarse de ellas y apenas logra colgarlas Kota se ríe de él porque termina con toda la camisa y el pantalón mojados.
Juntos tiran el agua jabonosa por el desagüe que está detrás del pozo y como siempre el ruido dulce y libre se escapa por el túnel oscuro y profundo, impedido por una reja pesada de acero. De pronto, Kota se agacha para mirar el interior con mucha concentración e Izuku hace lo mismo porque el también quiere saber.
– ¿A dónde se va? – pregunta mientras trata de levantar la rejilla pero el metal esta oxidado, húmedo y pesa demasiado para él, así que termina de culo en el suelo mojándose los pantalones, con las orejas rojas.
Izuku disimula una sonrisa antes de contestar. –  La verdad no estoy seguro. El agua que salía de la cocina de nuestra casa se iba a un canal de regadío, y creo esta se va al foso del castillo…
– ¿No podemos mirar? – pregunta con sus ojos llenos de curiosidad e Izuku se ríe entre dientes porque esa mirada le recuerda a él mismo y suena como una aventura corta, además, ya terminó con esas ropas. – Tiene que ser rápido Kota – informa con falsa severidad y el niño asiente tomándole la mano.
En realidad, no tienen que caminar demasiado, unos cuantos metros más allá hay una pequeña valla de piedra y del otro lado está un margen de tierra llena de pasto, maleza y musgo verde. En sus profundidades, nacen plantas acuáticas, juncos lanudos y arbustos tupidos que no hacen un buen trabajo en esconder el par de nidos que yacen abandonados entre sus ramas.
Kota se desinfla al ver el foso del castillo. No es tan ancho como imaginaba, huele a agua estancada y está lleno de bichos, sin embargo, Izuku cruza la valla para mirar todavía más de cerca el fondo de agua sólo para encontrar la salida del desagüe, pero no puede ver nada, ni la espuma, por otro lado, ahora que está más cerca puede ver pequeñas sombras con forma de pez moviéndose en el fondo del agua pantanosa y se pregunta si serán comestibles.
Cuando regresan hay dos personas con canastas e Izuku se apresura a ofrecer sus servicios. Sólo unos momentos después Izuku está lavando ropa con rapidez para que luego puedan comer algo, más Nemuri llega oportunamente y el omega sonríe ampliamente sin dejar de trabajar hasta que se da cuenta que ella puede ayudarlo.
–  Necesito hilo de bordar – murmura inclinándose y ella se ríe enternecida.
–  Levanta la cabeza Izuku, me avergüenzas muchacho, iré por tu hilo – dice con una sonrisa, mientras imagina a Izuku usando otra cosa que la fea camisa omega dagobense. – ¿Cómo van tus hierbas?
–  Están secando bien. El mercader del castillo dice que podrá conseguirme frascos, aunque son algo caros igual que la miel...
–  Vale la pena Izuku, y por la miel no te preocupes, en cuanto pueda te traeré un frasco, pero ha sido difícil esconderlo. Cuando tengas todo, recuerda bien las cantidades y en un mes tendrás un poderoso estimulante para tus fuerzas. Serás robusto como un roble. – dice con una sonrisa. – Ahora, no vine solo para charlar de nimiedades, por favor no olvides contar los días y recuerda que los signos de cortejo serán más notorios igual que el olor que liberes, llegará a distancias más largas.
–  Recuerdo lo que me dijiste, yo le pregunto a Kota todos los días, porque tiene buen olfato y en casa fue el primero en darse cuenta de mi maduración, así que creo que él se dará cuenta antes que nadie.
–  Sí, es buena idea y recuerda que todas las emociones que sientes son normales, no te reprimas demasiado…Creo que eso fue lo que empeoró las cosas para ti, la última vez, no puedes contener tanto a tu omega.
El rostro de Izuku se ruboriza y asiente, pero no sabe cómo decirle que no es algo que haga apropósito. Cuando se da cuenta de que lo ha hecho, no siente el malestar que le han dicho. En realidad, es como estar parado contra una puerta que se sacude, algo tan sutil y mecánico que a veces olvida hasta que siente esa pequeña sacudida. Otras veces despierta y su instinto está a su lado, terriblemente dominante. Entonces, murmura secretos sutiles que hablan sobre esas sensaciones que se enrollan en su vientre y pecho, como una fuerza que lo atrae y suelta, un pulso constante e iterativo que se hace más fuerte por la noche, donde danza y presiona como un cosquilleo en la piel y se transforma en imágenes vivas en sus sueños.
Ella lo observa con ternura, pero no le insiste para que saque a la luz sus aprensiones. Izuku ya tiene demasiados problemas en su cabeza y obligarlo a resolver todo en un solo día es cruel e injusto. – Traeré lo que me pediste…- murmura antes de irse.
Las siguientes horas Izuku termina de trabajar y se refugia junto con Kota a la sombra de los edificios y antes de que puedan darse cuenta pueden dar por terminado el día y retornar con suficientes horas de luz a su refugio.
Por el camino Kota se adelanta para que puedan llegar al granero porque está aburrido y quiere jugar con la lagartija que esconde en su bolsillo. Izuku lo regaña, llamándolo hasta que logra alcanzarlo a unos cuantos metros del granero, donde ambos se detienen abruptamente al encontrar a Masaru junto con su séquito de guardias y ayudantes.
Izuku inclina la cabeza a modo de saludo, con la esperanza de dejarlos atrás, pero una chica castaña de rostro amable saluda animadamente a Kota haciendo que el niño se apegue a sus piernas impidiéndole que pueda seguir caminando. Masaru se ríe ligeramente mientras uno de los peones trae dos caballos blancos y otro trae consigo la montura para uno de ellos.
- ¿Día ocupado? – pregunta Masaru mientras recibe la montura para ensillar el mismo a su propio caballo.
Más Izuku tarda un poco en responder, porque esta es la primera vez que ve a Masaru hacer esto. Sin exagerar, cada silla pesa casi 30 kilos, peso que levanta por encima de la línea de sus hombros sin esfuerzo alguno, pero así como llega ese sobresalto su instinto lo reprende porque aquí no hay una regla “natural” que divida físicamente omegas de alfas. Sigue teniendo el mismo prejuicio que su padre y su propia gente, a pesar de que él también puede levantar ese peso y a veces más.
- Nada especial, estuve en los lavaderos señor. – responde Izuku incómodo. Intenta seguir adelante, pero Masaru lo detiene. El hombre observa cuidadosamente sus facciones y la vergüenza se asienta como un calor tibio en su cuello y mejillas. Es como si buscara algo, más sea lo que sea lo abandona esbozando una sonrisa reconfortante.
- Izuku, me han dicho que eres bastante diestro y quiero dar una vuelta por el alrededor del fuerte ¿Me acompañarías? – pregunta para luego subir a su caballo sin esperar por su respuesta. El otro peón se acerca por detrás de Izuku y le entrega las riendas del caballo. No puede negarse.
Los ojos verdes se desvían hacia el cachorro y antes de que pueda hablar con él para pedirle que se porte bien y lo espere, Masaru vuelve a insistir- Ella es Ochako, es una alfa de la manada de mi hijo, pero sabe bastante sobre niños, no te preocupes, ella lo cuidará. – dice con un tono que no admite negativas.
Izuku puede sentir otra ola de frustración venir, este desplante no es necesario, él sabe que no puede negarse, sólo le preocupa que Kota se asuste y comience a llorar, más contra todo pronóstico Kota abandona su escondite y saluda a la chica con los brazos cruzados, al tiempo que adopta esa mirada que ahora entiende que significa.
– Muchas gracias por la invitación. – dice al mismo tiempo que suelta la rienda, luego le entrega a Kota el atado con sus ropas lavadas para poder apretar sus hombros tal y como hacía su padre para consolarlo.
Masaru se tensa con cierta incredulidad porque piensa que va a rechazarlo, más cuando ve como reconforta al cachorro, algo en él se llena de duda. Es cierto que no está muy familiarizado con la cultura dagobense, pero es extraño ver que un omega repita el mismo gesto que su tribu hace con sus cachorros para decirle que se mantenga firme, aún más, el niño asiente reconociendo la señal sin que se medie palabra, como si pudieran comunicarse sólo con los ojos que necesitan del otro.
- Es un hermoso espécimen – halaga Izuku liberando un poco de sus feromonas para presentarse al caballo. La yegua se anima con su olor y abre sus fauces para memorizarlo. Es la primera vez que está directamente frente a los caballos de Masaru, porque sólo uno de sus compañeros hace ese trabajo, Nirengeki.
El rostro de la Matriarca se ilumina con ese orgullo elegante que lo caracteriza - Su nombre es Touma, y ella es Batbayar, la matriarca de su manada.
Izuku observa el porta imperioso del caballo, sus ojos serenos pero atentos y ciertamente es una criatura especial. Su aura es limpia, casi difuminando su silueta en el aire, pero no puede seguir admirándola cuando todavía esperan que monte el caballo. Una vez arriba, Masaru inmediatamente dirige el camino sin que nadie más de su guardia los siga. “Esto es una prueba”, dice una voz en su cabeza y su omega salta al frente para dirigir el torrente de emociones que agitan el corazón de Izuku, pero a lo largo del camino Masaru no dice mucho a medida que los acerca hacia la puerta oeste del fuerte, donde los soldados se apresuran a despejar el camino.
Están ahora en los mismos límites por los que se le permiten transitar y solo basta una mirada del hombre para que Izuku casi pierda todo el color de su rostro al tiempo que intuye lo que siguiente que le dirá.
– Si hubieras llevado al niño contigo a los túmulos, hubiera sido un problema bastante grave. – advierte mientras hace que Batbayar avance un par de metros por delante. – Junto a mí – ordena, pero antes de que Izuku pueda reaccionar, su propio caballo se mueve avanzando los metros que los separan donde un grupo de soldados armados se detiene para mirarlos con curiosidad.
Son un grupo de 6 hombres montados a caballos y con arcos. Preparados para disparar hasta 90 metros de distancia. El peliverde rápidamente intenta frenar al caballo, pero Touma ignora el tirón en su rienda y sigue avanzando hasta alcanzar a su verdadero amo.  Nervioso, Izuku mira la puerta que están dejando atrás y de pronto está listo para bajar del caballo, pero antes de que pueda saltar ambas yeguas giran hasta quedar mirando hacia el sur, sin que nadie las dirija. Incrédulo Izuku jadea al tiempo que Masaru sonríe de la misma forma que hace el hijo y sólo por eso sabe que algo hará.
Un olor boscoso inundado de feromonas dominantes comienza a picar en la nariz de Izuku. Su omega se eriza agraviado por la orden, pero cede e Izuku inclina su cabeza con sumisión. – No sé quién fue el tonto que te dio la idea, pero tras mucho pensarlo no voy a impedir que vallas…Está dentro de los límites y a juzgar por las indagaciones que hiciste con tanta delicadeza ya sabes que es peligroso, incluso aquí donde todos nos temen.
Izuku abre la boca para hablar, pero es imposible, su omega le dice que no porque deben esperar a que el otro omega los autorice a hablar. El rostro de Masaru se suaviza, sus ojos avellanas se cierran al tanto que sus feromonas se diluyen y, entonces, Izuku puede relajar los músculos de su cuello y espalda.
- Ese era yo como líder y ahora voy a hablarte como madre. – continúa con un tono paternal, al tiempo que busca la mirada vidriosa de Izuku. – Mi yurta está disponible para todos, incluso los omegas dagobenses que no pertenecen todavía a la tribu. Si algo sucede a partir de ahora o si algo ha pasado y por alguna razón sentiste que no podías decírselo a nadie, este es un buen momento para que lo hagas…
La espalda de Izuku se yergue y casi se voltea a mirarlo, pero los ojos muertos de ese hombre se asoman por su mente, el sabor del vómito inunda su boca, se siente enfermo, humillado y sobre todo tiene miedo. “Nadie está de tu lado”, murmura una voz extraña y aunque le causa un escalofrío desagradable, Izuku no puede estar más de acuerdo con él. Si Masaru sabe lo que pasó, si él sabe y de verdad quisiera ayudarlo lo habría hecho sin una confirmación. No puede decirle, y se morirá con ese secreto.
El silencio se instaura entre ellos y eso es casi tan inquietante como los rumores, porque el silencio, a menudo, confirmar las suposiciones, pero esta es lo único que no querría para un omega jamás. Entonces, Izuku lo mira a los ojos afectado, pero con resolución. – Sólo palabras mi señor…Muchas palabras. No estoy acostumbrado porque nunca salía tanto de casa. – agrega y se sorprende de que esa verdad a medias sea suficiente para que el hombre abandone su treta, en cambio, parece que hay cierto alivio en su rostro y lástima. Él no quiere lástima.
“¿Palabras?” piensa Masaru, pero no porque le resulte extraño que un insulto pueda hacer que el rostro de alguien palidezca de esa forma, sino porque él esperaba que una madre y su bastardo ya estuvieran acostumbrados a escuchar ese tipo de desprecio, o cuando menos sabría cómo manejarlo. Más, de nada servirá si insiste y tira de ese hilo ahora, Izuku todavía necesita tiempo para confiar en él y todavía deben mostrarle más cosas de su cultura. Es preciso que vea con sus propios ojos y sin pretensiones, el mundo que le aguarda si decide incorporarse. Uno más esplendoroso que el de sus compañeros, si esos alfas no se retractan en sus intenciones de cortejo, antes de que termine la prueba.
- Somos omegas Izuku, las palabras es algo con lo que tendrás que aprender a lidiar siempre, especialmente los omegas como nosotros que podemos imponernos con nuestro olor. – dice en tono compresivo, pero Izuku lo observa sin entender. – Tus feromonas, son fuertes ¿No te has dado cuenta? – inquiere con una mirada incrédula y hasta cierto punto enternecida- ¿Por qué piensas que los caballos beligerantes te respetan?
- Servicio – murmura y el omega mayor comienza a reír.
- ¿Quién te dijo eso? ¿Tu madre? No hay un solo caballo salvaje que se someta por servicio Izuku…
- Pero el olor…- comienza a decir y entonces lo termina de entender, el mismo acaba de vivirlo ¿Es por eso por lo que dejó que trabajara en las caballerizas? Y como si sus pensamientos estuvieran escritos en su rostro, Masaru lo observa invitándolo a decir sus pensamientos en voz alta – Podemos hacer eso.
- Podemos hacer lo mismo. – confirma Masaru y se deleita cuando los ojos grandes se mueven de un lado a otro mientras murmura rápido, cada idea y reflexión. No pudo tener más razón al imponerle esta prueba a Izuku. Él tiene virtudes de los tres dioses y sospecha que ya ha pasado por dos pruebas de espíritu.
La primera debió ser con la diosa Eutuken, cobijando al cachorro inesperado, luego la segunda debió ser impuesta por Erlik Khan, a través de Ulgen, y pronto, si sigue cultivándose como hasta ahora, Elle Maijima aparecerá tan problemático y enigmático como le gusta ser y hará falta que se prepare para eso o caerá de forma estrepitosa.
- Vas a quemarte ahí muchacho – dice Masaru cuando no parece que vaya a salir de su cabeza pronto. Los ojos verdes se abren con vergüenza, el color regresa un poco a sus mejillas, aunque todavía parece que sigue nervioso. – La próxima vez muchacho, habla conmigo sobre las cosas que vallas a hacer, a mi edad nos gustan cada vez menos las sorpresas…
Izuku asiente y traga saliva, de pronto, el peso del mundo cae sobre sus hombros y siente que realmente necesita ir a descansar, pero es irónico que Masaru reproche esta sorpresa, cuando técnicamente es un chasco que Katsuki orquestó. Ese alfa engreído ha sido una pesadilla desde que tuvo la mala suerte de encontrarlo ¿Qué le costaba una maldita advertencia? Después de todo él le dio la idea. Aunque, quizás debió suponer que sería así o entonces Katsuki no habría estado tan preocupado de que nadie supiera que fue a los túmulos…Lo que de nuevo trae a colación la misma duda ¿Tanta influencia tenía Katsuki? Porque está claro que alguien, entre los guardias o el encargado de los túmulos, dio aviso al alfa de su llegada para que lo encontrara. Más, habiendo superado el susto y comprendiendo el alcance esa jugada, ahora tiene algo con que chantajear a Katsuki, como intente ser un imbécil de nuevo.
- Supongo que fue estúpido. – le responde tratando de parecer más arrepentido que enojado.
- No, sólo fue temerario…- corrige Masaru de forma conciliadora. Quizás fue un susto demasiado grande, pero él ya ha demostrado que no es quien aparenta y debía recordarle quien tiene las riendas aquí. - Supongo que no estas acostumbrado a pedir permiso… ¿O me equivoco?
Entonces, el rostro de Izuku enrojece y Masaru enarca una ceja porque no esperaba tener una confirmación tan rápida. – En casa, era más fácil pedir perdón que pedir permiso. Mi padre trataba de retenerme todo el tiempo…
- Bueno, siendo honesto contigo muchacho, no puedo juzgarte demasiado, no era mucho más joven que tú cuando peleaba con mis padres para poder ir con todos los demás a las regiones del mar, pero nací con una tarea y un deber. Así que viajes tan largos nunca fueron una opción…
Midoriya entonces lo observa curioso por la dirección que tomó todo esto, sin embargo, ya no tiene energía para seguir pensando. Quizás sólo deba dejarlo hablar. – La vida es corta Izuku, pero no porque pocos llegan a la edad de Chiyo, sino porque hay cosas que sólo puedes hacer a cierta edad, luego tocan otras tareas, otras responsabilidades y tienes que hacerte cargo de ellas, a mi me hubiera gustado que me lo advirtieran antes.
- No creo entender.
- Me refiero a que me hubiera gustado saber que tenía opciones y que no pasaba nada malo por tomarlas. En ese tiempo, cuando me resigné a cumplir mi papel, asumí todo el peso de esa responsabilidad sólo y comencé a actuar como si no existiera nada más en la vida, pensaba que no podía hacer nada más y era…
- inquietante…- murmura Izuku porque, eso es lo que había sentido antes de todo esto. Era por eso, que concentró todos sus deseos en un solo anhelo, un alfa tan fuerte que no tuviera miedo de que Izuku quisiera un poco de eso para si mismo, para así llevar su nueva vida sin soltar a Kota. Ese día, cuando su madre murió, las cosas cambiaron y tuvo que aprender a ser fuerte y desde entonces no ha llorado una sola por Inko, porque su padre apenas podía mantenerse en pie y por dos semanas, se olvidó de que tenía hijos.
- Bueno, eso era antes y logré superarlo. No te deprimas por eso, yo aprendí a darle un lugar a cada cosa que me gusta hacer, como cabalgar.
- ¿Cabalgar? – pregunta sin creer que esté proponiendo una carrera.
- Hace tiempo que no he podido correr a destajo… ¿Una carrera a la puerta este? – pregunta, pero en realidad no le da tiempo de responder, Batbayar grita de emoción y galopa recto hacia el sur.
Izuku lo observa aturdido, pero espolea a Touma y el caballo emprende marcha tan rápido que el viento impulsa el cuerpo de Izuku hacia atrás. La resistencia del aire rasguña su ropa, mientras el aroma de azahar y vainilla de la matriarca lo alcanza en pequeñas ráfagas. Las emociones del hombre poco a poco van tomando forma en su mente y contagian de calma sus ánimos tormentosos. Sus manos se aferran a la brida mientras sus piernas se tensan alrededor de la montura y los estribos al tiempo que se inclina hacia adelante para cortar mejor el aire que lo detiene.
Por el horizonte el sol lucha por no extinguirse, enviando fuertes reflejos de luz blanca, pero Izuku en realidad no tiene que desviar al caballo, cerrar los ojos ni apagar el creciente deseo por alcanzarlo. Touma se dirige prácticamente solo, acostumbrado a estas travesías y arrebatos. El campo es basto y por primera vez en mucho tiempo puede ver la enorme extensión del bosque que rodea al río, como una silueta de formas irregulares y brumosas en la lejanía mientras el fuerte se expande con yurtas cada vez más alejados de sus murallas donde varias parejas se asuman a mirar a los caballos se cruzan súbitamente por el estrecho camino que separa esta distrito de las murallas de madera y piedra.
La vida sigue adelante, tan rápido que casi lo deja atrás. Tan rápido que apenas tiene tiempo de maniobrar al caballo y hacer que baje la velocidad cuando están tan cerca de la puerta este. Ambos jadean tras contener la respiración en la última vuelta, pero sólo Izuku siente un escalofrío cuando ve las puertas abrirse para recibirlo de vuelta a su realidad. Donde todavía está en el paso cero de las miles de paradas que le quedan por hacer.
Cuando se baja del caballo, devuelta en las caballerizas, lo hace con un nuevo conocimiento. Si quiere ganar este reto diseñado para que pierda, deberá desprenderse de todo lo que conoce y recuperar su dignidad. No tiene a donde ir y si el dice que puede hacer lo mismo que todos, es porque debe ser así. Hay una trampa en esas palabras, un mensaje oculto tras todo lo que ocurrió y el primer paso que debe hacer para entender lo que estas personas quieren de él, es aprender su cultura. Y tiene tantas preguntas, mañana al salir del trabajo, hará que Katsuki responda a cada una de ellas y entonces será el quien de un golpe en la mesa.
Pero, Katsuki eventualmente dejará de responder. En cuanto se dé cuenta de que Izuku se está preparando, seguramente intentará retenerlo, así que debe buscar otros caminos y elegir con cuidado cuáles serán las primeras preguntas que le hará al alfa. Estos nuevos guías, no puede ser Inasa, ni Nemuri, nadie que sea sospechoso, sino personas que encuentre de forma incidental en la calle, para que nadie pueda distinguir estas incursiones de su costumbre natural por querer saber cada cosa nueva que encuentra en su camino.
- Muchas gracias, mi señor – murmura agotado y hasta cierto punto hambriento. Masaru responde con una sonrisa y lo acompaña de vuelta al granero donde Kota corre para saludarlos con una manzana en la mano. Al fondo, la chica alfa ha preparado el brasero, encendió el fuego y colocó olla con agua. Sobre los barriles vacíos hay una canasta con algo de comida que no le permiten agradecer. Se van y sin fanfarrias, llevándose sus intenciones pero dejando abierta la invitación para ser parte de ese mundo.
0 notes
cuarzorosita · 8 months
Note
amo como escribess, te puedo pedir un one shot también medio doméstico pero de enzo y su hijo? donde su esposa espera otro bebé 😭😭😭
por favorr y amo tu one shot lo leo cada cinco minutos 💘💘💘💘
💐 ˚. ࣪ ⊹ UN RECUERDO . . . enzo vogrincic
♫ play beautiful boy by john lennon
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . pairing : enzo vogrincic x fem!reader.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . warning(s) : enzo siendo un poco ⠀⠀⠀sobreprotector, embarazo, mucho fluff.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . summary : dejar un recuerdo familiar es ⠀⠀⠀todo lo que necesitas para llenar el corazón de tu ⠀⠀⠀esposo.
⠀⠀⠀𐙚 ˚. ࣪ ⊹ . . . emi's note : muchas gracias mi niñaa, me ⠀⠀⠀alegro mucho que te haya gustado y espero este ⠀⠀⠀también. esta es la referencia que use para que se ⠀⠀⠀hagan una idea del cuadrito y dios mio enzo papá ⠀⠀⠀me mata. gracias por el apoyo <3.
Tumblr media
sonreíste cuando escuchaste la puerta de entrada abrirse y los pasos apresurados de su hijo.
enzo había ido a comprar un pequeño lienzo junto a su hijo, y tú, que no podías hacer mucho esfuerzo, te quedaste en casa.
habían escogido los colores desde antes, buscando tres de ellos que combinaran perfectamente, los habías ordenado ya en la mesa a la espera de los dos hombres.
¿y para que lo querían? pues bien, habías visto una tonelada de vídeos donde los padres con sus hijos marcaban sus manos en un cuadro, dejándolo como un recuerdo.
y no pudiste evitar querer lo mismo.
así que se lo contaste a enzo, tu esposo, que ante tu emoción y ojos estrellados, claramente no iba a decir que no.
"llegamos, chiquita" escuchaste a enzo antes de ver su figura atravesar el pasillo hasta la sala.
"¡mami!" eloy, tu hijo, apareció detrás de su padre, saltando al sillón donde estabas. reíste levemente cuando viste los ojos de enzo abrirse por la preocupación.
"ten cuidado, hijo" le dijo, acercándose y arrodillandose frente a ti. su mano cálida acarició tu vientre abultado con una sonrisa.
"¿y vos?, ¿te portaste bien?" acercó sus labios hasta tu vientre; dejaste un beso en la cabeza de tu hijo cuando este la apoyo en tu hombro y acariciaste el pelo de enzo.
"siempre se porta bien" respondiste por tú bebé por obvias razones, enzo subió sus ojos hasta tu rostro, observandote con una sonrisa.
"me alegro mucho, mi gordita" sus dos manos viajaron a los costados de tu vientre, acariciandolo mientras seguía dejando besos.
por mucho que amabas las caricias de enzo, tenías muchas ganas de hacer el cuadro, así que te estiraste con la intención de ponerte de pie. enzo bufó, demasiado concentrado en darle besos a su bebé.
"dale, gordita. déjame ayudarte" se puso de pie rápidamente, tomando una de tus manos y poniendo la suya en tu espalda baja.
te reíste de lo preocupado que era enzo en tu embarazo. no te sorprendió, el era exactamente igual en tu primer embarazo.
siempre queriendo cuidarte de lo más insignificante para ti, pero para él, todo era un peligro. no podía arriesgarse a que algo les pasará.
después de todo, eran su familia.
su hogar.
entrelazaste tus dedos con los de enzo y con los de eloy, caminando hacía la mesa donde anteriormente ya habías ordenado todo.
enzo frunció levemente su ceño cuando vio las cosas ordenadas "gorda, no tenías que ordenarlo todo" te dijo al oído, dejando un beso en el costado de tu cabeza.
sonreíste "pero quería hacer algo también" enzo asintió resignado.
te entrego el lienzo que le habías pedido. uno pequeño pero lo suficientemente grande para que sus manos entraran.
"muchas gracias, amor" con tu mano unida, lo atrajiste hasta ti, besándolo suavemente.
sentiste como enzo sonreía en medio del beso, llevo su mano hacía tu cintura, donde acarició y apretó suavemente.
no podía evitar tener sus manos fuera de tu cuerpo cuando, sobretodo ahora, que estabas embarazada. la idea de que tenías a su hijo dentro, cuidándolo y protegiéndolo hacía que sus ojos se llenaran de lágrimas.
"¡wakala!" escuchaste a tu hijo gritar y no pudiste evitar reírte justo en la boca de enzo, que de igual manera se reía.
"boe, cuando vos tengas novia no vas a decir lo mismo" lo señaló con su dedo, mostrando sus blancos dientes cuando su hijo negó con la cabeza.
"mentira" respondió eloy cruzándose de brazos. mientras enzo discutía con un niño de 4 años, te encargaste de desenvolver el lienzo, tiraste el plástico a la basura y te giraste a los dos vogrincic.
"dejen de discutir, bobos" llamaste su atención "vengan" enzo tomo a su hijo entre sus brazos, dejándolo sentado con cuidado sobre la mesa.
su brazo se posó en tu cintura mientras él se deslizaba a tu lado. dejo descansar su cabeza en tu hombro, haciendo un camino de besos hasta tu mejilla.
río levemente cuando observó tus movimientos nerviosos por sus besos. llevaban más de 10 años juntos y aún lograba ponerte nerviosa.
era su simple presencia la que te hacía tener una respiración acelerada.
le pegaste un codazo leve en el estómago, logrando llenar el pincel con pintura "vení, elo" tu hijo se acercó lo suficiente a ti, dejando su pequeña mano sobre tu palma.
deslizaste el pincel sobre su manito y sonreíste cuando lo escuchaste reír.
"me da cosquillas, mami" dijo el niño, dejando que guiaras su mano hasta el centro del lienzo.
su pequeña mano quedo pintada, destacando sobre el blanco del fondo. sentiste a enzo ajustarse a tu alrededor, sonriendo ante la marca.
la manito era tan pequeña, que te entristeció pensar que algún día dejaría de ser así.
un beso reconfortante llego a tu mejilla, al igual que las caricias en tu cintura. enzo entendía que a veces las hormonas golpeaban tus sentimientos más sensibles.
"¡te toca, mami!" sonrió eloy. enzo tomo el pincel de entre tus dedos y lo sumergió en el agua, buscando quitarle el color anterior.
lo saco y secó, colocándole el color que tu habías elegido; con la mano que tenía en tu cintura, tomo tu mano delicadamente, llevándola hasta sus labios antes de pasar el pincel desde la punta de tus dedos hasta la palma.
trazó tu mano con agilidad como si fuera un pintor, pero con delicadeza como si te fueras a romper.
cuando terminó, dejaste caer tu mano sobre la marca que la mano de tu hijo había dejado, haciendo presión para que quedara completamente marcada.
la quitaste, apreciando como la marca había quedado justo con la mano de tu hijo en medio, completando tu mano.
"es precioso" enzo juro casi derretirse en tu hombro ante la imagen.
eran las manos de aquellos que más amaba. las manos que se deslizaban por su cabello en las noches o por su rostro cuando querías un beso.
las manos que se estiraban hacía él para ser tomado en brazos o para envolverse en su cuello en busca de un abrazo.
enzo había formado un sentimiento de amor tan profundo y desorbitante por ti, por tu hijo, que podía dar su vida por la de ustedes.
y por último, fue el turno de la suya.
repetiste el proceso de limpiarla y llenarla de pintura, lo pasaste por su mano y la acomodaste para que quedara perfectamente centrada.
dejo caer su mano en el lienzo, haciendo la misma presión para que no sea su mano la que arruinará el lienzo.
cuando la quito, el recuerdo estaba terminado.
su mano era mucho más grande que la tuya o que la de tu hijo, pero parecía que las tres encajaban como piezas de rompecabezas.
una mano sobre la otra, sellando un vínculo como lo es la familia.
"me encanta" susurraste, acercando a tu hijo en un abrazo. enzo no tardó en envolver sus brazos alrededor de los dos.
bueno, tres.
los mecio de lado a lado, sintiendo un sentimiento de protección en su pecho. es aquí donde él pertenece. en ningún otro lugar más que con ustedes en sus brazos.
"te amo, gordita, mucho" susurró en tu oído.
Tumblr media
© CUARZOROSITA | do not copy, steal, adapt or translate my works.
539 notes · View notes
ultravioletqueen · 4 months
Text
Some time ago my sister introduced me to the world of the video game Hades and its sequel, all the lore and references to Greek mythology fascinate me (I'm a Greek mythology nerd, it's my weakness), I didn't think there would be anything that would bother me about the game Well, except one thing, ODYSSEUS.
Odysseus is by far one of my favorite heroes in Greek mythology, not only for his cunning, gray morals and determination, but also for his immense love for his wife and son, that made him different from the rest of the Greek heroes for me. ,that he was a genuinely loving father and a truly devoted husband even with the situations with circe and calypso, which to clarify, NEITHER OF THE TWO WAS CONSENSUAL, it was extortion and sexual abuse, Odysseus did not want to be with either of them.
For this reason it made me sad to see that Supergiant showed Odysseus as an unfaithful man (when in the Odyssey this man is the personification of simping) who is separated from his wife.
Even if I find the idea interesting that he is lying and Penelope is and working from the shadows like the partner in crime that they are, I have another idea:
After what happened with Circe and Calypso, he thinks that he no longer deserves Penelope, who according to his words "was waiting for years for an unfaithful man" and that is why he separated from her and calls himself "unfaithful" even though both situations were far from his control.
He loves penelope,he loves telemachus,he waited for years to meet them again,but the calypso and circe incident make him feel DIRTY(wich is common in victims of sexual abuse) and not deserving of the love of penelope and penelope in general.
using the lies about being unfaithfull could be a form of trauma block to avoid thinking about the incident,but at the same time it makes him feel WORSE because he thinks he betrayed the WOMAN HE LOVES,HIS SOULMATE AND LITERALLY HIS OTHER HALF.
Im not okay guys...i just want them to be happy again.
(Español)
Hace tiempo mi hermana me introdujo en el mundo del videojuego hades y su secuela,todo el lore y referencias a la mitología griega me fascinan(soy una nerd de mitología griega,es mi debilidad),no pensé que habría algo que me molestaría del juego,bueno,excepto una cosa,ODISEO.
Odiseo es de por lejos uno de mis héroes favoritos de la mitología griega,no solo por su astucia,moral gris y determinacion,sino tambien por el amor inmenso hacia su esposa e hijo,eso hizo que para mi fuera diferente al resto de heroes griegos,que fuera un padre genuinamente amoroso y un esposo realmente devoto aun con las situaciones con circe y calypso que para aclarar NO FUERON CONSENSUADAS NIGUNA DE LAS DOS,fue extorsion y abuso sexual,odiseo no quiso estar con ninguna de las dos.
por esta razon me puso triste el ver que supergiant mostro a odiseo como un hombre infiel (cuando en la odisea este hombre es la personificación del simping) que esta separado de su esposa.
incluso si me parece interesante la idea de que esta mintiendo y penelope trabajando desde las sombras como los partner in crime que son yo tengo otra idea:
que después de lo ocurrido con circe y calypso piensa que ya no se merece a penelope que segun sus palabras "estuvo esperando por años por un hombre infiel" y por eso se separo de ella y se denomina a si mismo como "infiel" aun cuando ambas situaciones estaban lejos de su control.
El ama a penelope,el ama a telemaco,el espejo por años para volver a verlos,pero los incidentes con circe y calypso lo hicieron sentir SUCIO(que es común en víctimas de abuso sexual) y no merecedor del amor de penelope y de penelope en general.
Usar las mentiras sobre ser infiel podría ser una forma de bloqueo traumático para evitar pensar en el incidente, pero al mismo tiempo lo hace sentir PEOR porque cree que traicionó a la MUJER QUE AMA, SU ALMA GAMELA Y LITERALMENTE SU OTRA MITAD.
no estoy bien gente...solo quiero que sean felices otra vez.
Tumblr media
173 notes · View notes
flourishedbae · 21 days
Text
Foragissa Análisis / Foragissa Analysis
@pepper-mintzyy here is the post we promised <3 thanks to @galaxynest for the translation and support in the analysis
📌ESP
Foragissa. “Solo debes lastimar a quienes lo merecen, no a los inocentes”
Foragissa es un personaje creado por MissaSinfonia para la serie de Minecraft “El Dios de Todo”, protagonizada por JuanSGuarnizo. Foragissa hace su aparición en el capítulo 20 de la serie, como un vaquero extraterrestre con el que Juan (el personaje principal) se encuentra durante uno de sus viajes.
El episodio se desarrolla en Coyotia, un planeta desértico donde existe un pueblo con el mismo nombre y donde se realizan carreras de naves. En este lugar, más específicamente en el bar local, es donde el espectador y el personaje principal conocen por primera vez a Foragissa. Él es presentado como un vaquero temido por todos en el pueblo, conocido por su mal carácter, su vocabulario grosero, su temperamento explosivo y su tendencia a burlarse de los demás.
Al principio, la personalidad de Foragissa parece ser la de alguien conflictivo, a quien le gusta causar problemas y disfruta del silencio incómodo que genera su presencia en el bar. A medida que avanza el capítulo, se da a entender que Foragissa disfruta haciendo sentir mal a las personas, ya que suele insultarlas con frecuencia. Sin embargo, hacia el final del episodio, se revela que en realidad proviene de otro lugar donde insultar a alguien es una muestra de buena fe y aprecio. Además, sus insultos no son tan fuertes como parecen.
Después de este capítulo, Foragissa no vuelve a aparecer hasta el episodio especial titulado "El día de Oday". Lamentablemente, hay poca información disponible sobre este episodio, ya que no se encuentra en YouTube y los clips que circulan son escasos. En este capítulo, se revela que Foragissa tiene un hijo llamado Billy, con quien mantiene una relación cercana, ya que el chico parece admirar mucho a su padre. Billy tiene 18 años, y el episodio gira en torno al Día del Progenitor en Coyotia.
A través de los pocos clips disponibles en Twitter (@BauldeMissa), se muestra que Foragissa tiene un lado cómico. También se menciona que, debido a su especie, no puede envejecer de forma normal. Su skin está inspirada en el logo de su canal y en un personaje de Star Wars (Kad Vein). Además, se insinúa que Foragissa tiene 15 esposas, aunque esta información no fue confirmada ni desmentida por el propio personaje.
Durante el episodio especial, en una escena donde Oday, Foragissa y Billy están en un puesto de feria, aparece una paloma negra. La comunidad de Missa (los "Missaurios") interpretó que esta paloma negra era en realidad un cuervo, lo cual consideraron un cameo de Philza. Esto dio lugar a la idea de que Crowfather (un personaje interpretado por Philza) y Foragissa podrían tener algún tipo de relación. Además, cuando los personajes se preguntan quién es la madre de Billy, muchos fans especulan que podría ser Maffy (la pareja en la vida real de Missa). El capítulo también juega con la idea de la bisexualidad de Foragissa, ya que en el mismo episodio se menciona que el personaje también tiene novios.
A pesar de su carácter, Foragissa es querido en Coyotia, aunque no es particularmente reconocido. El sheriff local lo conoce y, en el capítulo especial "El día de Oday", prefiere defender a Foragissa antes que a unos bandidos que afirmaban que él les debía dinero. Sus secuaces le tienen mucho respeto y lo llaman "jefecito", lo que refuerza la idea de que son como una familia.
Si bien Foragissa inicialmente presenta una fachada de rudo y mal hablado, un análisis más profundo revela una personalidad mucho más compleja. Su comportamiento puede interpretarse como una forma de defensa, una máscara que oculta sus verdaderas emociones. La cultura de su planeta natal, donde los insultos son una muestra de afecto, influye significativamente en su forma de comunicarse. A pesar de que insultar es parte de su cultura, comprende que en Coyotia estos son considerados una falta de respeto, por lo que siempre evita decirlos y regaña a su hijo para que no hable de esa forma con gente a su alrededor, aquí también se puede vislumbrar un lado más vulnerable y protector, especialmente en su relación con su hijo Billy.
Cómo paréntesis: En la cultura Hispanohablante, tenemos grados de insultos, desde los más suaves hasta los más fuertes, por más suaves pueden ser palabras como tonto, bobo, etc. hasta los más fuertes que pueden ser hijo de puta, pendejo, puto, etc. Por eso, cuando el personaje de Foragissa fue introducido, nos dimos cuenta de que sus insultos eran los más suaves, sin quitarles el peso de que son insultos.
Un aspecto importante para destacar es que las personalidades de los personajes de Missa suelen desarrollarse de manera natural. Aunque muchos de estos personajes pueden parecer fuertes o tener personalidades extremas, en el fondo, siempre se revela que tienen un buen corazón. ¡No dudes en añadir más información en los comentarios si sientes que nos hace falta!
📌ENG
Foragissa. “You only affect those who deserve it, not the innocent.”
Foragissa is a character created by MissaSinfonia for the Minecraft series “El Dios de Todo”, starring JuanSGuarnizo. Foragissa makes his appearance in chapter 20 of the series, as an alien cowboy that Juan (the main character) meets during one of his trips.
The episode takes place in Coyotia, a desert planet where there is a town with the same name and where ship races take place. In this place, more specifically in the local bar, is where the viewer and the main character first meet Foragissa. He is introduced as a cowboy feared by everyone in the town, known for his bad temper, his rude vocabulary, his explosive temper and his tendency to make fun of others.
At first, Foragissa's personality seems to be that of someone conflictive, who likes to cause trouble and enjoys the awkward silence that his presence in the bar generates. As the chapter progresses, it is implied that Foragissa enjoys making people feel bad, as he tends to insult them frequently. However, towards the end of the episode, it is revealed that he actually comes from another place where insulting someone is a sign of good faith and appreciation. Also, his insults are not as strong as they seem.
After this chapter, Foragissa does not appear again until the special episode titled "El dia de Oday (Oday's Day)". Unfortunately, there is little information available about this episode, as it is not found on YouTube and the clips that circulate are scarce. In this chapter, it is revealed that Foragissa has a son named Billy, with whom he maintains a close relationship, as the boy seems to greatly admire his father. Billy is 18 years old, and the episode revolves around Progenitor's Day in Coyotia.
Through the few clips available on Twitter (@BauldeMissa), it is shown that Foragissa has a silly side. It is also mentioned that, due to his species, he cannot age normally. His minecraft skin is inspired by his channel logo and a Star Wars character (Kad Vein). Additionally, it is hinted that Foragissa has 15 wives, although this information was neither confirmed nor denied by the character himself.
During the special episode, in a scene where Oday, Foragissa, and Billy are at a fair booth, a black dove appears. The Missa community (the "Missaurios") interpreted this black dove to actually be a crow, which they considered a cameo by Philza. This gave rise to the idea that Crowfather (a character played by Philza) and Foragissa might have some sort of relationship. Also, when the characters wonder who Billy's mother is, many fans speculate that it could be Maffy (Missa's real-life partner). The episode also plays with the idea of ​​Foragissa's bisexuality, as in the same episode it is mentioned that the character also has boyfriends.
Despite his character, Foragissa is well-liked in Coyotia, although he’s not particularly recognized. The local sheriff knows him, and in the special episode, he prefers to defend Foragissa rather than bandits who claimed he owed them money. His Henchman are very respectful of him, and they call him "Jefecito" reinforcing the idea that they are like family.
While Foragissa initially presents a rough, foul-mouthed facade, a deeper analysis reveals a much more complex personality. His behavior can be interpreted as a form of defense, a mask that hides his true emotions. The culture of his home planet, where insults are a sign of affection, significantly influences his way of communicating. Even though insults are part of his culture, he understands that in Coyotia they are considered disrespectful, so he always avoids saying them and scolds his son not to speak that way to people around him. Here, too, we can glimpse a more vulnerable and protective side, especially in his relationship with his son Billy.
As a parenthesis: In the Spanish-speaking culture, we have degrees of insults, from the mildest to the strongest, as mild as words like stupid, bobo, etc. can be, to the strongest, which can be son of a bitch, pendejo, etc. That is why, when the character of Foragissa was introduced, we realized that her insults were the mildest, without taking away the weight of the fact that they are insults.
An important aspect to highlight is that the personalities of Missa's characters usually develop naturally. Although many of these characters may seem strong or have extreme personalities, deep down, it is always revealed that they have a good heart.
Feel free to add more information in the comments if you feel we are missing something!
Links to Foragissa “Silly” side:
Links to some sources from the lost media “El dia de Oday”: Some Clips:
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
95 notes · View notes
arieeag · 1 year
Text
Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 19: Los hilos familiares
Al interior de un corral pequeño, Ulgen trota levantando polvo. Ruge y bufa a los pocos valientes que se acercan a invadir su territorio mientras Katsuki se mantiene en medio del corral de brazos cruzados, vigilandolo.
El semental, de pronto, trota hacia Katsuki empujando su hombro cuando huele la manzana que tiene en el bolsillo, pero Bakugo lo observa severamente con sus ojos rojos, negándole el dulce. – Ni siquiera lo entiendes…– murmura, tomando su cabeza para hundir sus dedos en la crin azabache y acariciarlo, quizás por última vez. – Tú mataste a una persona, derribaste a otros 4 y pudiste herirlo…– recrimina, pero en el fondo es un recordatorio para sí mismo.
Aquel día, fue al castillo para reunirse con los generales del fuerte porque está a cargo de las preparaciones de invierno. Entonces dejó a Ulgen en los establos y mientras estaba dentro del castillo el caballo se encabritó, rompiendo la cuerda que lo ataba, luego huyó del establo sangrando sin que nadie viera cómo fue que resultó herido. Katsuki no logró alcanzarlo antes de que Ulgen saliera del castillo y luego cuando logró encontrarlo de nuevo, fue para ver cómo arrastraba a Izuku…
Ahora, el hermano del hombre que falleció por un traumatismo en la cabeza, le dirá que quiere en compensación por esa muerte: el sacrificio del caballo o la entrega de dinero y una cría que engendre.
En ese momento, Ulgen bufa sacudiendo incómodo la cabeza, cuando las feromonas de su amo  se mezclan con notas de enojo y tristeza. – Estoy furioso, pero no es tu culpa, sino la mía. Quizás nunca debí sacarte de tu tierra, pero eso ya no importa ¡Ahora compórtate! Él ya está listo. – dice cuando el hombre por fin alza la mano.
Entonces, toma la brida y se van juntos para escuchar la sentencia del hombre. El beta instintivamente se aleja de la valla cuando el semental se acerca y observa sorprendido a Katsuki, preguntándose cómo puede manejarlo tal fácilmente. Hace falta mucho coraje para pararse frente a un caballo así y feromonas muy dominantes. Ulgen se queja en cuanto siente el olor ansioso del intruso, pero sigue la instrucción silenciosa que Katsuki imprime en sus feromonas.
Entonces el caballo enseña un poco sus dientes, bebe el aire desolado de su alrededor y baja la cabeza respetuosamente, pues ha reconocido el sufrimiento de este hombre que casi no tiene aromas propios y comprende que no está aquí para desafiarlo.
Katsuki observa el comportamiento manso e invita al beta a tocarlo cuidadosamente, el hombre duda, pero se da cuenta que quizás nunca más tenga otra oportunidad de acercarse a un ejemplar tan poderoso y bello. Lentamente, toca su cabeza con suavidad para observar directo a sus ojos negros, hundiéndose en las profundidades de esa mirada, donde un espíritu libre y antiguo danza como brazas recelosas que se asoman curiosas y compasivas ante su presencia... Entonces, se da cuenta que, aunque no es consciente del daño que hizo, esta empatizando con su dolor.
– La cría…– murmura el hombre con un escalofrío, sin poder despegar la mirada del semental–… La cría y no hablemos más del asunto. – vuelve a decir con más fuerza.
Por un momento Katsuki contiene el aire en sus pulmones, pero se abstiene de demostrar el menor signo de preocupación y alivio. Tiene que mantenerse firme y demostrar que está agradecido. – Te ayudaré a imprimir al potrillo que salga...- promete tras un breve silencio, y el hombre cierra los ojos con pesar.
– Nos veremos entonces – responde aunque en el fondo esto no lo reconforta, ni nada lo hará, excepto que se descubra y castigue a quien provocó el accidente. Entonces se va, sin despedirse, para no pensar más en todo lo que pasó y apagar el dolor sordo en su pecho.
Ulgen se apega a la valla siguiendo la figura triste del hombre y luego acaricia el hombro de Katsuki cuando saca la manzana y le permite comerla. – Eres un mocoso mimado. – le espeta Katsuki aunque está acariciando su cuello. Pese a todo Ulgen y él se entienden de una forma que nadie más comparte, por eso lo trajo aquí, prefiriéndolo entre todos los demás caballos que posee.
Tras ellos, Tokoyami, se acerca a Bakugo y le devuelve la espada enfundada, Shoji la había afilado especialmente para este día porque pensaron que tendrían que sacrificar a Ulgen. Y por suerte o designio divino, no fue necesario…
Él personalmente estuvo muy preocupado cuando se enteró de lo que pasó, porque desde que conoció al semental inmediatamente percibió la presencia de energías antiguas y poderosas a su alrededor, presencias que se acoplaron a la sombra de Katsuki, cuando este les presentó el caballo por primera vez. En ese momento, tuvo la inquietante sensación de que cualquier desgracia ocurrida a Ulgen sería equivalente a un oscuro presagio para Katsuki, como si sus destinos estuvieran unidos.
Estaba seguro de que esta vez sería inevitable, los caballos salvajes a menudo son sacrificados para honrar a los dioses e invocar espíritus antiguos, así que, su sangre sería una buena compensación para la familia del Beta, en especial cuando no faltan tantos meses para el equinoccio de Otoño.
Por otro lado, todo el asunto es extraño, hasta ahora nunca había fallado en ninguna tarea, quizás mordió y le tiró el pelo a uno que otro incauto, pero nada que fuera imperdonable como esto. Además, siempre lee bien las situaciones de su alrededor, un simple accidente habría provocado una patada, pero el animal escapó y huyó del castillo, en consecuencia, todos en la manada sospechan que alguien quiso herirlo de gravedad.
Ulgen, nuevamente bufa impaciente, golpeando un casco contra el piso tras ver la manzana que sostiene Shoji y Katsuki pone los ojos en blanco, el muy imbécil debe pensar que es el día de su nacimiento por la cantidad de mimos que le han dado hoy, pero de todas formas deja que disfrute antes de devolverlo a su nido, palmeando sus cuartos traseros al muy desagradecido.
– Vámonos, necesito saber que tal le fue a Mashirao ¿Ustedes qué pudieron averiguar del omega?
– Está bien, – contesta Shoji – Chiyo fue a verlo cuando no llegó a su carpa, lo encontró en los lavaderos y estaba sano.
– ¿No lo revisó dentro? Deku sabe que le quitarán al niño si sale herido por ser imprudente ¿Hiciste que lo siguieran para ver que no escondía nada?
– Yo lo seguí – le responde Tokoyami – Mis sombras no vieron nada irregular, sólo estaba muy agotado por lo que pasó, pero por increíble que parezca salió ileso. Además, se esconde en los establos, pero eso ya lo sabías – le dice el omega y Katsuki ni siquiera se molesta en ocultarlo.
– Sí, ya lo sabía, pero nunca nos hemos encontrado allá. Salvo una vez y luego se volvió increíblemente cuidadoso de no cometer el mismo error. Está aprendiendo rápido y quería descartar que tuviera un plan B.
Fumikage asiente en silencio, pero su instinto le dice que Katsuki no está siendo totalmente honesto y sospecha que él está haciendo movimientos por fuera de la manada.
– ¿Cómo va tu mano? – pregunta Shoji y Katsuki sonríe de medio lado, levanta la mano izquierda abriendo y cerrando sus dedos. El dedo meñique casi no se mueve, pero al menos ya no permanece torcido en una posición viciosa y dolorosa.
– Mi magia es lo que más me preocupa, las quemaduras interrumpieron los flujos de energía y a Chiyo le está tomando su tiempo abrirlos y desviar las corrientes hacia donde está el tejido enfermo, pero estoy recuperando mi fuerza…
Y mientras hablan, Bakugo comienza a sentir que puede bajar la guardia y llegar a un acuerdo con su instinto. Desde que Izuku batalló con Ulgen, su alfa merodea cada rincón de su mente como una bestia salvaje, gruñe a la menor provocación y gime desolado cada vez que huele algo remotamente semejante al Omega y resulta ser que este no está cerca.
Su mente regresa a ese momento incluso mientras duerme, pero no es sólo el hecho de que pudo morir tratando de dominar a Ulgen, sino por la vista del brío de Izuku y su impronta omega plasmada en sus ojos. De pronto, la mirada de Izuku se tornó fiera cuando la fuerza de los primeros nómadas brillo como un rayo verde de energía y su olor a menta y campo se propagó como una tormenta del desierto, una tan poderosa, dominante y salvaje que la gente a su alrededor casi se inclinó de rodillas…Y ahora debe lidiar con el hecho de que su cuerpo hormiguea mientras su alfa le ordena correr hacia la guarida de Izuku para reclamarlo…Más no puede dejar que eso pase, no todavía.
Incluso si ya no le queda ninguna duda de que este es el omega con el que ha soñado toda su vida, el compañero que le han predicho las voces de sus vidas pasadas, Katsuki debe contenerse, y hacer lo haga falta, así tenga que amordazar o agarrar del cuello a su alfa para impedir que lo domine nuevamente de la forma en que lo hizo entonces.
“Sólo un poco más” se dice mientras se concentra en que si Inasa ha jugado bien sus cartas, Deku trabajará en el único lugar donde podrá vigilarlo personalmente, al mismo tiempo que nadie pueda sospechar los hilos que está tejiendo a su alrededor.
Lo cortejará a su manera y nadie podrá interponerse o decir una palabra una vez que Izuku sepa quién es el mejor alfa del lugar. Proporcionará cada anhelo que tuviera prohibido como dagobense y le mostrará exactamente cómo es un alfa y lo delicioso que es dejarse llevar por el instinto, le mostrará que merece un lugar en la tribu más que cualquiera y le hará ver que aquí puede ser todo lo que no se ha atrevido a soñar jamás.
Están llegando a su carpa cuando, Masaru aparece en compañía de su séquito de ayudantes y su guardia personal. Katsuki lo saluda con una inclinación mientras sonríe internamente porque esta es la oportunidad perfecta para seguir moviendo sus redes.
– Que bueno es verte hijo mío, justamente quería invitarte a cenar conmigo.
Katsuki asiente y se despide de Tokoyami y Shoji, luego camina junto a su padre en silencio.
– No hace falta que seas tan formal conmigo Katsuki– dice Masaru en tono melancólico, una vez que se quedan solos en su Yurta. Que sea tan formal le recuerda amargamente que ya no son parte íntima de su vida desde que se independizó.
– Eres la matriarca principal, así que no puedo ser menos que el resto, pero aquí adentro puede ser diferente. – Le responde Katsuki sentándose a su lado, pero Masaru sabe que hay una muralla invisible entre ellos desde hace años, que se ha hecho más presente en el último tiempo.
– Tenías razón – dice mirando con aprensión las cicatrices en las manos de su hijo, de pronto vuelve a ser consciente como su esposa está sola en el norte organizando las protecciones fronterizas. – Izuku estaba ocultándose en las caballerizas y nuestra gente lo vigilan más de lo que sospechamos, ya todos saben que domó a Ulgen y pronto todos sabrán que Inasa lo contrató en las caballerizas.
– ¿De verdad lo hizo? – pregunta Katsuki y Masaru asiente, sus ojos avellana se detienen brevemente en su rostro, mirándolo con sospecha, pero no puede saber si su hijo está fingiendo o no que desconocía las intenciones de Inasa.
– Eso es malo, si pierde el reto, todos sabrán que fue porque una de las matriarcas intercedió. – dice sin rodeos Katsuki mientras se sirve un vaso grande de licor. –No puedes dejar que el omega te opaque…
– Estoy atado de manos Katsuki, no puede ganar el reto.
– No, claro que no. Pero supongo que es imposible hacer que un dagobense con esa impronta cambie de parecer. – reflexiona. –Parece del tipo que lucha con uñas y dientes…
Katsuki hace hincapié con su voz en eso último, porque en realidad todo esto es una carrera contra el tiempo. Izuku se sacrificará con lo que menos esperen si piensa que está perdiendo el reto. Ya lo intentó en el río, luego lo volvió a hacer cuando se arriesgó a meterse a la fuerza en el granero y eso es lo que más le preocupa. Está aprendiendo cosas con ellos y si le dan la oportunidad o las matriarcas lo asustan demasiado pronto, dará un salto de fe tan grande que quizás no pueda alcanzarlo esta vez, tal y como no alcanzó a Ulgen.
– Es cierto, es un luchador nato, uno al que subestimamos. Pero me conoces, no cometeré ese error de nuevo.
Y ante eso Katsuki sonríe lleno de orgullo. –Sé que no, pero no está demás poner atención a lo que la gente dice de él, en especial los dagobenses, creo que deben estar muy confundidos y hasta podrían tomar represalias contra él.
– Es cierto, piensan que si le demuestran cualquier gramo de amabilidad se traducirá en algún castigo por parte de nosotros. Y eso no es conveniente, si atacan al chico y descubren que eso no nos complace, la incertidumbre los volverá impredecibles. De por sí, las tensiones irán aumentando a medida que baje el miedo que sienten por nosotros tanto los dagobenses de aquí como los de toda la región.
– Tampoco ayuda los mitos que los hijos de puta del imperio difundían, nos atribuyeron sus crímenes y deshonores. Se alzarán en armas si les damos la oportunidad.
– Exacto. Lo sé bien, por eso debemos demostrarles que somos poderosos y que sólo es nuestra paciencia y control lo que los mantiene a salvo. Pero no funcionará si solo ven rigor de parte nuestra, Katsuki. Tenemos que soltar la rienda de vez en cuando.
Katsuki bufa agotado por la dirección que tomó la conversación, sospechando una nueva charla sobre política. –Es en casos como este, que agradezco ser alfa, la política es una puta mierda. ¡Oye! – Se queja cuando Masaru piñizca su mano.
– Lenguaje. – reprende con una exhalación. – Tienes que saber estas cosas Katsuki, porque eres hijo nuestro.
– Ah, carajo. – acepta bebiendo ya el segundo vaso de licor - ¿Qué resolvieron? – pregunta de mala gana.
– Shinya y yo, definimos un sistema de impuestos en base al valor de su moneda local, pero admitiremos como pago la entrega de bienes si no tienen el dinero.
– ¿A quién designaras como recaudadores? Tiene que ser alguien despierto que la gente conozca, además su defensa debe esta compuesta por bastardos fuertes y no corrompibles.
- Tengo varios nombres, entre ellos me gustaría invitar a Mei y Momo.
- ¿Mei?
- Sé lo que estas pensando. Pero es una buena oportunidad para demostrar su lealtad, además, conoce la región mejor que nadie, estuvo a cargo de la organización de los ingenieros en el castillo Deika y está mas familiarizada con el comercio de aquí. Momo, por otro lado, es muy capaz y
- Ella – interrumpe Katsuki- organiza las cuentas de mi manada, tengo muchas responsabilidades puestas en sus manos, Tokoyami podría tomar algunas de sus tareas, pero no todo…Si vas a hacerlo espero que me avises con tiempo para arreglar todo. O supongo que ya que no soy una opción obvia podría asumir ese puesto yo.
- Muchas gracias, hijo, pero no. Tu madre está trabajando en Deika lo que significa que pronto nuestra justicia será de conocimiento público en toda la región. Te necesito aquí, para apoyar en la organización del fuerte, y para que te recuperes de una buena vez. No creo que deba recordarte que tienes que estar a la altura del reto en primavera. – reprende Masaru al tiempo que devuelve a la botella el licor del vaso de Katsuki.
Los ojos rojos del alfa siguen el gesto con incredulidad y su mandíbula se tensa al tiempo que la furia en su interior, hierve a fuego lento. Él no es un maldito inválido ni necesita que lo traten como a un mocoso débil, además, que sigan tratando su sacrificio como su hubiera sido un error estúpido caldea y pudre cada gramo de autocontrol que tiene. Incluso si sus padres nunca han sido condescendientes con él, siente que no merece esto, deberían confiar en él más que en cualquier extra…
- Voy a ser el Khan del Este – jura firmemente con una sonrisa para ocultar el sentimiento amargo que embarga su pecho cuando se da cuenta que su padre prefiere confiar en una espía antes que en su propio hijo para cumplir con un deber así.
2 notes · View notes
Text
Hijo del este
El libro perdido
Capítulo 21 La liebre y el lobo
En silencio, Izuku se levanta mirando en dirección del ruido, sus pasos se mueven rápidos y cuidadosos para esconderse lejos de la luz que emite el fogón. A la primera oportunidad se mete detrás de un árbol, pero el sonido cesa y tras un rato sin oír nada comienza a dudar de lo que escuchó.
Puede que solo haya sido una liebre o un zorro, piensa mientras se concentra en el silencio del bosque, más el sonido regresa rápido al tiempo que las sombras del bosque apartan sus garras leñosas, sacudiéndose. El suelo retumba con el peso de las pisadas de un hombre encapuchado, que ingresa mirando con impaciencia por todo el alrededor.
– ¡Ya te vi omega! Eres muy malo escondiéndote. –dice el hombre e Izuku se encoge en su escondite con los ojos cerrados, al tiempo que su corazón galopa a toda velocidad. –  Ven. – murmura mientras se pasea alrededor del túmulo, con pasos cuidadosos.
Izuku puede sentir como se acerca poco a poco hacia él y sus manos se aferran con fuerza al atizador, listo para defenderse, más algo en esa voz le parece conocida, demasiado…entonces se arma de valor para asomar la cabeza lejos de la protección del árbol donde se esconde.
El alfa por el rabillo del ojo ve algo de movimiento, pero, aún en medio de esa oscuridad, la mata de rizos no hace un buen trabajo en ocultar los ojos grandes y verdes que lo observan con miedo, como un siervo indefenso acorralado por un cazador...
–  Realmente eres muy crédulo. – advierte el hombre chasqueando la lengua y se abalanza hacia el omega dando grandes zancadas. Izuku se tensa, pero logra caminar un par de pasos sin temblar, sosteniendo el atizador de forma amenazante –Suelta eso Deku. – bufa Katsuki, arrebatándole el atizador para arrojarlo a un lado. – Uno no puede bajar la guardia contigo, liebre salvaje.
– ¡Oye, tengo que devolver eso! –  se queja Izuku para luego recoger el atizador del piso. – ¿De verdad no me habías visto?
–  Claro que no, pero respirabas muy fuerte, tanto que hasta un lobo viejo podría saber que un tonto como tú anda solo por el bosque …– se burla Katsuki con una pequeña sonrisa. –Y encima te delataste.
– ¡Es que reconocí tu voz! – responde Izuku, ofendido. "¿Por qué estás aquí en primer lugar?" Piensa mientras intenta ver si alguien más está aquí, pero tal parece que están solos.
–  Y todavía te delataste. – insiste Katsuki. –  No soy tu amigo…– le recuerda, en tono serio. Deku sigue siendo demasiado inocente para su propio bien.
Y aunque a Izuku le hubiera gustado poder defenderse, el aire en sus pulmones se escapa sin que pueda decir nada, porque Katsuki dijo la verdad. Ni siquiera pensó en que el otro podría querer dañarlo. ¿Pero quién puede culparlo? Es el hijo de la Matriarca, seguramente trabajan juntos… ¿Era acaso una prueba? Tal vez, pero si lo fuera tampoco es como si Katsuki estuviera haciendo un buen trabajo, porque el atizador no era su principal defensa.
– Tienes razón – acepta Izuku, para sorpresa del alfa, mientras retrocede un paso. –Pero todavía puedo tocar la alarma. – agrega dándole la espalda para correr, pero ni siquiera termina de respirar cuando un brazo fuerte rodea su vientre y el cuerno sale volando hacia el bosque.
– ¡Como me delates voy a hacer que te hundas conmigo! –amenaza Katsuki contra su oído e Izuku suelta un quejido súbito cuando el calor de la respiración de Katsuki estremece la piel de su cuello. Es un sonido tan fino, dulce y estimulante que el instinto del alfa termina completamente desarmado. Las manos de Katsuki se deslizan del cuerpo más pequeño, tocando por accidente un trozo de piel descubierta justo donde la camisa se recogió durante su pequeña batalla...Y, estando completamente avergonzado, Izuku rodea rápidamente el fuego para poner una buena distancia entre ellos, al tiempo que acomoda su camisa dentro del pantalón.
Katsuki se ríe por la situación, pero su sonrisa no dura demasiado. Sus manos hormiguean a medida que su alfa comienza a agitarse con impaciencia, alerta a cualquier movimiento de escape. Han esperado toda la semana para tener un momento a solas y jamás se dio. El niño nunca está demasiado lejos de la vista de Izuku y los trabajadores todavía siguen demasiado atentos al omega, porque quieren verlo fallar. Los ha oído apostar cuanto tiempo se resistirá haciendo trabajo pesado, antes de renunciar.
Lo peor es que Izuku no parece comprender la cantidad de enemigos que está reuniendo a su alrededor. Son muchos los que piensan que Izuku debería agachar la cabeza, esperando a un alfa en su cama, en vez de estar ocupando espacios que sólo le corresponde a los omegas nómadas.
– ¿Por qué estás aquí? – espeta Izuku, sosteniendo el atizador deliberadamente cerca del fuego.
Katsuki estrecha su mirada casi de forma imperceptible en cuanto nota ese detalle. Tal vez no sepa leer a las personas, pero comienza a entender que está haciendo aquí.  –Dijiste que no tenías dinero para pagar, entonces pensé en una forma diferente. –responde con el rostro serio.
Más una voz fea y desagradable asoma por la mente de Izuku, recordándole qué es lo que todos piensan y esperan de él. De pronto, un latigazo de desafío tensa y prepara cada músculo de su cuerpo, sus ojos se estrechan en ira ciega al mismo tiempo que aprieta con fuerza el atizador que brilla al rojo vivo.
–¡Tu capa de mierda no podría pagar una noche conmigo! – espeta con la mandíbula tensa, pero sus ojos se humedecen un poco al final. Está tan cansado de que lo llamen puta y omega. ¡No es ninguno de los dos!
–  Ahora eres tú el que me ofende ¿Crees que a un alfa como yo le faltan omegas o betas en su cama? No tengo que pagar por un polvo.
– ¿Y qué quieres entonces? ¡Dímelo o juro que…! – dice con furia.
– ¿Qué? – interrumpe el alfa, la ira filtrándose en su tono mientras rodea el fuego. – ¿Qué harás? – los ojos del alfa miran de un lado a otro el rostro de Izuku. –¿No lo sabes? Escúchame bien Deku, porque no me voy a repetir y nadie más será tan amable de explicarte esto. Las amenazas son como los juramentos, no los hagas si no puedes cumplirlos…
Mientras dice esas palabras el alfa ni siquiera se inmuta por la cercanía del atizador y ante eso, izuku pierde resolución. Katsuki tiene razón en eso también, es débil, otro lo habría golpeado y castigado por su arrebato, tal como hizo Goto, el soldado beta que siempre está vigilando sus pasos cuando está en él pueblo.
–¿Por qué estás aquí? Si sólo viniste a insultarme puedes irte, porque no estoy tolerando más insultos de nadie.
–Ya te lo dije. –murmura con cansancio Katsuki, pero la verdad es que ya es muy tarde para seguir perdiendo el tiempo. Y no vino aquí para discutir con él, ¡maldición!
Tal vez no fue tan buena idea presentarse así y es un riesgo enorme, pero no tiene muchas opciones. Desde el día en que nació, todos tienen puestos sus ojos en él, atentos a un destino fabuloso que nadie comprende. Además, el castigo por cortejar a un omega que no ha terminado sus pruebas, será especialmente duro sólo por ser el hijo de Masaru. Sin embargo, esta es la forma más segura y quizás la única que tienen de conocerse, porque al igual que con Izuku hay muchos esperando que Katsuki cometa un único error para desacreditarlo.
– ¿Qué quieres? – vuelve a preguntar el omega con voz ronca.
 – Intercambio. – responde Katsuki con una larga exhalación, para calmar la corriente de emociones que lucha por salir. Su cabeza hormiguea cuando esos ojos nostálgicos sostienen su mirada sin el menor atisbo de duda o miedo, transportándolo a esos sueños que lo han aquejado desde su infancia.
De alguna forma, con Izuku todo se siente confuso. Su aroma lo hace navegar por una tensión constante, a veces inestable y correcta, como si encontrarse fuera todo lo que alguna vez hubiera necesitado en la vida…pero, más allá del instinto, sus impulsos y necesidades, la parte más racional de su cabeza sigue enumerando todas las cosas que tienen en contra, por ende, la única forma de entender por qué sus caminos siguen cruzándose, es esto. Algo en la vida de Izuku debería revelar ese misterio. “¿Por qué ella te trajo conmigo?” se pregunta al tiempo que recuerda a los espíritus blancos que lo guiaron hacia el omega.
– ¿Intercambio? ¿De qué? –repite Izuku, confundido. “¿Por qué los salvajes son tan difíciles?” piensa con frustración.
–  Quiero que me cuentes algo de ti cada día, eso es todo.
Izuku medita las palabras y se da cuenta que eso bien podría ser mucho más valioso que la propia capa. Si no tiene cuidado podría delatarse en la mentira y ahora no solo los afectaría a Kota y a él, sino a Nemuri que lo ha ayudado tanto. – ¿Qué clase de cosas?
– Hasta que haces una pregunta inteligente…baja eso. –dice sin amedrentarse por el atizador que apunta hacia su nariz. –Quema – murmura retrocediendo un poco.
Izuku estrecha sus ojos, pero baja el arma, regresándola al fuego en una muda advertencia. Katsuki sonríe de medio lado, por el gesto, tal parece que Deku ya se dio cuenta que no puede dejarse engañar y eso lo consuela un poco, si Izuku comienza a aprender lo que necesita para sobrevivir, puede que llegue a la primavera sin que la realidad de su situación lo engulla por completo.
Ahora mismo, la información del último omega sin aparear es valiosa tanto para él como para cualquiera de sus enemigos. Además, así como él hará las preguntas hoy, sospecha que pronto será Izuku quien haga las preguntas. Esos ojos grandes no pueden ocultar la curiosidad hambrienta que tienen por el mundo y si no tienen cuidado, ambos podrían perder en este juego.
–  Sólo dime algo fácil. –  tararea Katsuki mientras se quita un morral de la espalda, luego se sienta en el piso para sacar su contenido dos riñones y comida. –¿Cómo era tu hogar? – pregunta, tomando asiento junto a él de forma despreocupada.
Entonces, vuelven a mirarse de frente. Uno sigue evaluando si responder o no, el otro simplemente no quiere perder un solo detalle de que lo que vayan a contarle, ahora más que nunca está listo para desnudar cada parte del Omega y atraparlo en los misterios que lo rondan.
“Era una granja…” comienza a relatar Izuku, sin ofrecer un gramo de confianza o perdón en su tono, ni mucho menos la menor oportunidad de que el otro obtenga algo de valor de él. Describe absolutamente todo lo que se le viene la mente, desde los cimientos de piedra centenarios, hasta el techo de tejas instalado hace unos 30 años, le cuenta sobre cada cuarto modesto, la cocina llena de estantes con las conservas, el sótano que llenan con hielo en invierno para guardar la carne de los animales viejos. Luego, cuando ya no tiene mucho que hablar de la casa, le habla de los campos.
Su relato se llena de minucias y detalles solo para aburrirlo, como los diversos tipos de cultivos que siembran en invierno, las lunas ideales para sembrar, los cuidados de las arboledas de duraznos, el poso de agua pura donde abastecen la casa, el cuarto de secado para las hierbas y flores fragantes que usan para ahuyentar insectos y hacer medicinas, las gallinas y sus razas, la cabra mañosa, las ovejas tímidas, los caballos de sangre fría, la doma de los potrillos en verano, el canal de regadío lleno de musgo y sapitos cantores, y el telar viejo y olvidado que está acumulando polvo en el entretecho del segundo piso….
La voz de Izuku resuena como un murmullo en la lejanía, despertando no solo el espíritu dividido del alfa sino al bosque. De pronto algo se levanta, merodea los límites del túmulo sin poder acercarse. Entonces escapa o se va como una brisa que sacude las ramas en las copas de los árboles...
Katsuki se relaja escuchando cada trozo de vida del omega y, aunque se da cuenta que él otro solo quiere cansarlo revelando sólo detalles y trozos de información irrelevante, Izuku no puede esconder como sus ojos se inclinan con suavidad cuando menciona los jazmines de su ventana o la curva suave de sus labios cuando habla de los edredones familiares, ni puede suprimir los suspiros melancólicos y profundas que hace cuando murmura el nombre de su padre.
–  Y ahí criaste a tu hijo. –dice cuando Izuku se pierde en algún recuerdo doloroso.
–  Ahí lo crie y ahí quiero terminar de criarlo. – responde como si despertara de un sueño, al tanto que su tono suena más a un recordatorio que a una promesa.
– Tu padre contrataba uno o dos peones para sacar el campo adelante y cosechar los melocotones ¿Harás lo mismo? ¿Crees que un dagobense trabajaría para un omega? -pregunta Katsuki con demasiada franqueza y en ese momento los ojos de Izuku caen al mismo tiempo que su boca se tuerce en un gesto doloroso.
La respuesta a esa pregunta llega rápido y sin dudas, tan contundente que apuñala algo en su corazón, pero aún si esta es una de esas preguntas peligrosas no tiene fuerzas para seguir mintiendo. –No, ya sé que no. – murmura desviando su atención hacia el fuego que crepita a medida que la madera se parte por el calor.
Su mente vaga entre los recuerdos de la gente del pueblo en el fuerte, comparando esas visiones con las memorias cada vez más lejanas de su antigua vida con los vecinos con los que creció…
Ellos saben toda la verdad sobre Kota, ninguno le negaría su propiedad sobre la casa hasta que su hijo fuera mayor, pero ¿Alguno creería que vuelve a casa intacto? Izuku intuye que el dolor y la vergüenza de escuchar esas 4 letras por parte de alguien que respeta o quiso, por poco que fuera, sería peor que el que siente cuando los artesanos siguen echándolo de sus tiendas. Si es que todavía hubiera una casa a la que volver. Todos tiene mucho cuidado de no decir nada importante sobre la guerra, ni el por qué el imperio perdió en cosa de un mes, la región más fértil que posee.
Una lágrima tibia se escapa desde el ángulo de su ojo e Izuku se apresura a esconderla. Extraña tanto esa vida y a su padre y su olor reconfortante, pero también una voz pequeñita murmura lo mucho que odia ser tan débil. A veces, se sorprende preguntándose por qué su padre o la gente querría que los omegas fueran así, pero siempre que piensa en ello termina hundiéndose en la tristeza y la ira, como si ambas emociones estuvieran destinadas a no separarse nunca más la una de la otra.
–  Ten, recibe. –ordena Katsuki. Mientras se perdía en sus pensamientos el alfa había partido el pan usando una navaja por la mitad. Le sorprende el gesto, pero no rechaza la comida, tiene mucha hambre y supone que tanto si lo rechaza como si lo come, no hará diferencia.
El pan es raro, o más bien diferente a los que conoce, su forma es plana y llena de aire con queso blanco cortado finamente. Katsuki le entrega carne seca y lo hace mezclar todo junto. Suspira antes de probar la comida, para sobrellevar las emociones amargas que sin duda arruinarán el sabor del ofrecimiento, pero de nueva cuenta el golpe de sabores hace doler su lengua de forma extraña.
El queso que hacen los salvajes es mucho más sabroso que el de dagobah, pero no sabe si es porque no usan leche de vaca o porque le agregan algo que en Dagoba no existe. Cuando termina de comer su pan, el alfa le ofrece un riñón con agua sin abrir.
Katsuki se regocija cuando por fin ve al omega alimentarse de su mano, aliviado de que haya dejado de hundirse en la pena, luego se ríe un poco cuando lo ve batallar para abrir la tapa de la cantimplora. Sus dedos llenos de costras se tornan pálidos por la presión y entonces lo ayuda a abrirlo, devolviéndoselo con una sonrisa.
Izuku se empina el riñón, pero tose fuerte, escupiendo parte del contenido cuando una ráfaga de calor baja por su garganta calentando todo su pecho y estómago. Katsuki se ríe con fuerza y le palmea la espalda. Sus ojos rojos se estrechan con malicia mientras lo oye quejarse por el vino.
–  Tan escandaloso. – se queja Katsuki sin parar de reír. – Tiraste un buen vino ahí.
–  Es fuerte ¡Quema! – gime Izuku tosiendo otro poco al tiempo que se limpia la barbilla con las mangas de la ropa, entonces se huele el chaleco junto a la capa y arruga la nariz– ¡Huelo a alfa borracho! – se queja y Katsuki hace un ruido indignado por la declaración ofensiva.
– ¡Oye! ¡Debiste lavarlo si no querías mi olor ahí!
El rostro de Izuku se ruboriza con eso, era verdad, pero no lo había hecho porque sus manos apenas están recuperándose. – Uuh, quiero quitarme el sabor. ¿Qué tienes ahí, en el otro? – dice alzando las manos para alcanzar el otro riñón.
–  Es Airag y no se comparte. – responde Katsuki golpeando las manos curiosas.
Las cejas de Izuku se unen mientras se acaricia la piel lastimada, más no se molesta demasiado tiempo por la brusquedad del otro, cuando de pronto recuerda al salvaje del mercado que vende airag solo a los alfas y betas machos, o más bien nunca ha visto a una mujer u omega comprando esa bebida. – ¿Qué es?
–   Alcohol, se hace con leche.
– ¿Leche? – pregunta torciendo su rostro extrañado.
–  De Caballo- agrega Katsuki.
– ¿Eh? – jadea Izuku con incredulidad y con cierta repulsión
Katsuki se ríe entre dientes, sin ofenderse en lo más mínimo. Todos se espantan cuando se enteran de que hacen el airag, pero la mayoría bebé toda la jarra cuando es época de festividades. – Es bueno en invierno. –informa mientras abre el riñón con airag para beber un largo trago de licor.
–  Es verano ahora – refuta Izuku enarcando una ceja y luego preocupado porque nunca ha visto a nadie beber así.
–  Cualquier fecha es buena…aunque no te apresures en probarlo Deku, o más bien que nadie te vea cerca de alguien que porta un riñón de estos. –advierte entregándole la cantimplora para que pueda mirarla de cerca.
Tiene forma de lágrima, es cuero con una boquilla hecha de hueso que permite el cierre por medio de un tapón, pero la piel tiene pequeños grabados, relieves de un lenguaje extraño y la forma de tres aves negro azulinas.
– ¿Por qué? ¿Qué significa? –pregunta Izuku mientras le devuelve el riñón, más Katsuki le dedica una sonrisa larga y diabólica.
– Bueno, supongo que tendrás que venir otra noche para saber. – le dice riendo fuerte por el mohín que hace la boca de Izuku. – Ahora ve a dormir, yo haré la primera guardia. –  ordena empujándolo por la frente, usando un dedo.
– ¡Oye! – se queja Izuku desde el piso con una mano en su cabeza, pero antes de que pueda reponerse y comenzar a discutir, Katsuki alza el atizador de metal al rojo vivo. – ¡Ya voy! – gime con un ruidito agudo metiéndose dentro de la carpa estrecha.
Tras un momento, los murmullos ansiosos de Izuku cesan, reemplazados por el sonido de su respiración lenta y acompasada. Katsuki se levanta y camina hasta llegar a su posición. Inseguro, patea suavemente los pies pequeños que todavía se asoman por la tienda, pero el omega suspira entre sueños sin despertar. Duerme profundamente, y aunque eso debería enojarlo, su alfa se siente más satisfecho porque confunde esto con una señal de confianza. O quizás solo esta siendo demasiado duro consigo mismo, y realmente solo basta esto para confiar en alguien como él.
Es un paso, el primero de los que les faltan por dar, pero al menos están en camino de algo. Si algo aprendió hoy es que Izuku está mas agotado de lo que deja entrever por el día, además, está el hecho de que en realidad Izuku no vio morir a su padre. Si ese hombre o alguien de su familia siguiera vivo, por improbable que parezca, será un problema si luego aparecen aquí. Por otro lado, mientras más piensa en el relato de Izuku, cada detalle tonto, parece tomar importancia. Es extraño, Izuku conocía cada grieta de su casa junto con las anécdotas tontas que las provocaron, pero no tenía idea de a quien pertenecía o de donde salió el huso de hilo y el telar hecho de roble.
Toma nota mental de estos detalles y se recuesta en el piso para descansar la espalda, mientras espera que la noche se haga más vieja. La próxima vez será más contundente con las preguntas de su familia…o más diestro.
.
.
.
Cuando amanece Katsuki despierta a Izuku y se va rápido murmurando cosas que no logra entender por estar adormilado. Se queda sólo, medio descansado y con mucho frío ahora que las brasas pálidas ya casi no emiten calor. Pero estira los brazos, al tiempo que la espalda adolorida truena cuando sus articulaciones se reordenan.
Si no recuerda mal, ahora sólo tiene que esperar a que alguien venga buscarlo.
Aguza el oído para advertir la presencia de su relevo, pero el bosque es silencioso salvo por el ruido de un aleteo. Izuku busca a las aves que rondan el lugar, sin localizarlas. De pronto, una brisa fría pasa, elevando las hojas muertas del piso. Curioso, Izuku camina suavemente, siguiendo en pequeño camino que queda descubierto, encontrando entre las sombras del bosque a un gorrión.
El ave lo mira con ojos negros, las plumas despeinadas con manchas oscuras y húmedas, formando un patrón que asemeja los dedos de unas manos. Izuku se agacha para ver más de cerca al ave extraña y ella se queda tan quieta. El gorrión salta más cerca del humano cándido e iluso, y luego gorgojea volando hacia la mano que se estira en su dirección. Las pequeñas garras rozan la piel suavemente, conteniéndose, a medida que el humano lo acerca a su rostro, justo frente a la ventanas de esta alma dividida. Entonces, cuando un brillo verde está punto de florecer, clava las uñas sacando tres gotas de sangre.
Izuku contrae el brazo cuando el dolor lo recorre como un aguijón y el ave se va con un chirrido doloroso. Las pequeñas heridas, arden tanto que sacude la mano, luego se desespera y termina lamiendo la tres gotas de sangre para limpiar la herida y calmar el ardor. Tarda un poco, pero deja de sangrar y cuando inspecciona las heridas, estas se enrojecieron e hincharon bastante para ser tan pequeñas. Tendrá que lavarse esto al llegar a su refugio, pero antes de que pueda regresar al túmulo, otro aleteo resuena tras su espalda, mucho más fino y suave que el anterior. Izuku se voltea esperando encontrar al gorrión, pero no hay nada ni nadie ahí.
Una nueva brisa, sacude sus ropas al mismo tiempo que un suspiro femenino cansado y doloroso resuena frente a él y todo su cuerpo se eriza y estremece con miedo, buscando la presencia extraña.
- ¿Hola? - pregunta con duda sin obtener respuesta.
De pronto, varias gotas de sangre caen desde el cielo y su mirada sigue rápidamente la fuente encontrando un Mirlo. Está herido y cansado, el ala izquierda caída y sangrante, necesita ayuda, pero se va antes de que Izuku pueda alcanzarlo, desapareciendo entre las copas de los árboles.
Anécdotas de autora:
Me tarde mucho en este porque como sigo cesante me anote en dos cursos, pensando que me darían la beca sólo para uno, y me dieron beca para los dos xD, si derecho a retracto. Mierda. Ya voy atrasada. Encima, quede en un voluntariado, y no se que hacer, tengo tiempo entre comillas para todo eso, pero rayos, se supone que solo serían dos compromisos no tres.
0 notes
possession-swapbody · 7 months
Text
Ser de la familia de un amigo
Estaba caminando en compañía de mi amigo Axel, cuando vimos un caja tirada en medio de la calle, nos acercamos para ver y no tenía direcciones, ni tampoco nombres que indicaran algún dueño o destinatario por lo que decidimos quedárnoslo, al llegar a casa de Alex lo abrimos y solo venía un extraño tipo de control, con una roca blanca dentro de el pero que se dejaba ver, venía con un manual y una carta que decía:
Bienvenido al mundo de las vidas de otros, si quizás se pregunte a que se refiere, bueno antes de eso déjeme explicarle algo aun más importante, lo que usted tiene en este momento es algo que debe guardar en secreto, ya que cualquier dato público ocasionaría un caos, ahora bien, usted a sido bendecido con una de las únicas 5 rocas de almas del mundo, para poder usarla con mayor comodidad se hizo el control remoto que canaliza la energía para más precisión, con este control puede escoger entre cambiar de cuerpo con alguien, poseerlo o controlarlo, solo presione el botón y agarre el mando con su mano de manera que apunte al cuerpo objetivo, recuerde que cualquier daño que ocasione estará comprometiendo a alguien más, si usted no quiere arriesgarse a ocupar la vida de alguien o no le interesa favor de meter el control con esta nota e instrucciones en la caja en que encontró, sellar lo mejor que pueda y dejar en un punto poco frecuentado.
Alex se río, dijo que que esa era una de las bromas anónimas más patéticas del mundo, yo pensaba lo mismo pero en un momento el tomo el control y presiono controlar mientras se apuntaba a sí mismo, una especie de estela de luz salio del mando y lo dejo paralizado, el estaba quieto como un robot, entonces creyendo que seguía bromeando le dije que se desnudarte pata mi, sorprendentemente lo hizo, eso me hizo creer que quizá el mando decía la verdad, lo tome y vi un botón que decía revertir debajo de cada función, entonces pensé en presionarlo pero la curiosidad me ganó, le dije que fuera al baño de la habitación y se masturbara pero que antes de que terminará abriera la puerta, y hasta lo hizo en el momento que la puerta se habría presione poseer y mi visión se volvió oscura por un segundo solo para ser recibido por mi cuerpo viéndome de frente congelado y una gran presión que pronto termino en mi en el cuerpo de Alex corriendo me por todo su baño, no lo podía creer, el control si funcionaba y ahora estaba en el cuerpo de Alex sintiendo la paja más sensible de mi vida, tras terminar me hacer que al control y presione revertir posesión, regrese a mi cuerpo y vi a Alex volver al estado en el que sigue las órdenes de todo lo que le diga, así que le dije que se vistiera y limpiara el desastre.
Ya había terminado de limpiar cuándo la puerta de la casa se habría era Jhon el padre de Alex quien llego y aun tenia a Alex bajo control, pero justo antes de que el papa de Alex abriera la puerta le ordene actuar como si nada pasará.
Jhon: hey chicos como están?
Alex: bien papá
Jhon: oye Sam crees que puedas ayudarme a mi y a Alex a mover un mueble del garaje, normalmente se lo pediría a Leo pero de mis 2 hijos pareciera que solo Alex vive aquí.
Samuel: claro, no hay problema.
Cuando salí del cuarto junto con Alex ayudamos a su padre pero en eso el vio el control y preguntó sobre qué era, le dije que era un juguete mio de pequeño que me encontré y que lo traje nada más para enseñárselo a Alex. Cuando se dio la vuelta presione en controlar y el se quedó quieto, le ordene no moverse y que olvidara el control, luego presione revertir control y aparentemente funcionó ya que no me pregunto nada más.
Tras mover el mueble le dije a Alex que supiéramos a su cuarto, al llegar le ordene olvidar todo lo relacionado a el desanudándose y a mi usando el control, entonces presione revertir control, el despertó y solo recordó como luego de quedar bajo control su padre llegó y nos pidió mover un mueble, así que mi secreto quedó a salvo.
Alex quería ver si el control funcionaba con las otras funciones así que le propuse que cambiáramos, el se emociono, así que tomó el control y presiono cambiar, duramos toda la tarde en el cuerpo del otro, se hacia tarde así que le dije que volviéramos a la normalidad pero el quería estar en mi cuerpo un poco más, le dije que estaba bien y acordamos cambiar por la mañana, ya sabía para que quería mi cuerpo, lo vi mirando mi entrepierna varias veces así que asumí que quería masturbarse en mi, al inicio la idea me había enojar pero pensaba en que yo hice algo similar así que pensé que sería saldar cuentas.
Luego de que Alex se fuera a mi casa yo me quedé en su cuarto pensé en que podría hacer cuando me llego un mensaje del hermano de Alex, decía que no llegaría a casa porque lo invitaron a una fiesta, que le avisara a "papá".
Cuando baje para decirle que Leo no llegaría pareció molestarle un poco pero no dijo nada, el estaba preparándose para ducharse lo que me llamó un poco la atención, una idea cruzo mi mente pero me cuestionaba si estaría bien, así que al llegar al cuarto de Alex tome valor nuevamente y tome el controlador, y presione poseer mientras apuntaba al cuerpo del papá de Alex, el todavía no se metía a bañar, así que primero estuve un rato observando y explorando su cuerpo.
Tumblr media
Era extrañamente fascinante, nunca pensé que ser un señor divorciado de 42 años fuera tan exigente, no pude resistirme y jugué con su polla que era más grande que la mía y la de Alex, no era de extrañar que se sintiera tan bien, no había terminado cuando entré a la ducha y prendí el agua mientras seguía mi acto, el agua caliente tocando mi piel hizo que se sintiera mejor aun y termine por correrme, aproveche el lugar para que la misma agua limpiara las evidencias de lo que acababa de hacer, al salir me vestí, y tome el control presione la opción de controlar apuntando al cuerpo vacío de Alex y le ordene actuar como si fuera Alex y fuera a dormir, yo por otro lado fui a comer algo y después vi una película, aparentemente el cuerpo del padre de Alex cedió al cansancio ya que me despertó el sonido de la puerta principal abriéndose, era Leo, quien entró me saludo, aparentemente no había dormido ya que se veía muy cansado, al darme cuenta que Alex regresaría a cambiar a la normalidad me di prisa y revertir todo, dejé al papá de Alex acostado en su cama, y presionando controlar le ordene que olvidara lo que se que vio anoche y cambiará esos recuerdos por el bañándose, cenando y quedándose dormido viendo una película, si es lo que pasó pero sin que recuerde la parte de cuando se masturbo o todo lo que hice en el y no puedo contar.
Cuando Alex llegó, le dije que si estaba listo para regresar a su cuerpo, el dijo que no, aparentemente le gustó mi cuerpo y quería estar en el un poco más, me propuso quedarnos así un día más, sabiendo que insistiría hasta que aceptara no me negué, pero le dije que quería probar otro cuerpo, así que cuando su padre se fue a trabajar me asome al cuarto de Leo quien estaba profundamente dormido, me acerque y presione poseer, perdí la conciencia y tuve lo que pareció ser un sueño, al despertar eran las 2 de la tarde, me levante y me miré en el espejo, no estaba el control ni mi cuerpo por ninguna parte de la casa, vi a Alex quien estaba viendo una película, lo salude y no parecía consiente del cambio, entonces regrese al cuarto de Leo y vi una nota
Hey Sam, mira cuando poseíste a Leo te quedaste dormido, creo que fue porque su cuerpo estaba muy cansado, trate de despertarte pero estabas muy cansado, puse mi cuerpo en piloto automático con el control, pero tu puedes darle ordenes le deje la indicación que te haga caso a todo y que no mencione nada a papá, perdón por lo que te voy a decir, pero, pensé que lo mejor sería quedarnos así una semana, y se que quizá te enojes conmigo, ayer tu primo invito a tu familia a su cumpleaños y como son vacaciones acordaron que sería un viaje a la playa para festejar, regresamos en una semana, por cierto el control lo escondí, esta ni en tu casa no me podía arriesgar a que papá lo encontrara en la mía, en fin disfruta tu semana como Leo y por favor perdóname, te prometo que regresaremos a la normalidad cuando regrese.
Cuando termine de leer la nota, al inicio me enoje pero después comencé a ver el lado positivo, el padre de Alex trabaja de lunes a sábado y ya que el no está solo tengo que ordenarle a su cuerpo que se "quedé inactivo" y técnicamente tendría la casa para mi solo, ese pensamiento estaba haciendo que me pusiera duro así que me quite los pantalones y me vi en el espejo para después pensar en lo divertida y placentera que será esta semana.
Tumblr media
249 notes · View notes