Tumgik
#a dónde irán los que conocimos
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it makes me so emotional oh my god
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winelimetless10 · 8 months
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querido memo
Querido Memo.Ha pasado un largo año, jure que el día en que llamase tu nombre sería maldiciendote, pero aquí me tienes pensando que no ha sido tan horrible vivir sin ti.
Han pasado muchas cosas este año, al menos desde que te fuiste, pero he crecido como jamás pensé hacerlo, este año fui por mucho que me cueste decir, la persona más feliz que pude, y dejarte ir fue sólo el inicio de esa vida.
Es cierto que te amaba, es cierto que me deje amarte como no había amado en mucho mucho tiempo y te di lo mejor de mí, creo que ahora no me arrepiento de haberte dado esa parte de mí, cambiaste mi vida de alguna manera, y aún habiéndome dejado en un punto dónde mi salud mental era debatible, te perdí a ti, te perdí irremediable hace un año, pero ese día gane algo más valioso: a mí.
Cuando pienso en nosotros, no recuerdo lo malo, recuerdo vivir feliz cuando estabas a mi lado, pero así como tuve felicidad contigo, es claro que fui aún más feliz por mi cuenta, he de admitir que para estar contigo deje de ser todo lo extraordinaria que soy, conforme ser ordinaria para caber en el pequeño mundo que te rodeaba, pero entendí tanto después de que te fuiste.
No me arrepiento de nada de lo que pasamos, eventualmente me di la oportunidad de conocer más personas que me enseñaron que tal vez tú y yo no éramos exactamente el uno para el otro,.no me arrepiento de haberte amado como lo hice no de haberte encontrado, te agradezco la persona que hiciste de ahí.
Decidí volver a bailar después de que te fuiste, de hecho, regrese de las cenizas, comenzó conmigo bailando y ha seguido así después de un año, conmigo bailando y conociendo más personas, teniendo los amigos que soñaba tener y siendo la persona tan extraordinaria que he sido desde antes de conocernos.
Me enseñaste muchas cosas, entre ellas a solucionar conflictos de manera saludable y no pensar en que siempre irán traicionandome, me enseñaste a ser más yo, a amar con todo lo que tengo y arriesgarme lo suficiente para ser feliz.
Guillermo, me enseñaste a levantarme en el peor momento, y aún es cierto, soy todo lo que no era contigo, pero de alguna manera se siente bien y después de tanto, por fin puedo decir que no te extraño, no me arrepiento de haberte conocido, querido o soltado.
Me marcaste de una manera, y hoy por fin después de tantos días pensando puedo decir que no de una mala manera, los caminos que tomamos fueron distintos siempre pero cuando nos cruzamos fue el momento correcto, y de una manera u otra dejaste un legado que puedo decir es positivo.
Hoy no me aferro a ti, ni a lo que fuimos, he entendido que la vida no se detuvo al irte, pero a su vez se que probablemente deje un fantasma que también te tocó perdonar para seguir adelante, y por primera vez puedo decir que está bien, que tomaste la decisión correcta al dejarme ir.
Dejarme ir fue el acto más puro de amor que pudiste darme, me dejaste ir para ser más feliz y sabiendo que iba a estar bien, y te juro que he cumplido esa promesa, aún si en el proceso rompí todas las que un día conocimos en nuestro diván.
Dónde estés, te deseo lo mejor, te deseo ser feliz verdaderamente y me alegra si es que encuentras a alguien más, te mereces ser amado y también sabes, que ambos merecemos volver a amar a alguien, no te preocupes por mí, te he perdonado ya.
Gracias por hacerme una mejor persona.
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12-13 · 3 years
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El futuro de Marvel
Con guion del debutante en la gran pantalla Jeff Loveness (‘Jimmy Kimmel Live!’, ‘Rick y Morty’), la primera pista sobre la película la tenemos en el fichaje de Jonathan Majors como Kang el Conquistador y en un cambio en el reparto: Cassie Lang, hija del protagonista y futura heredera de sus poderes, estará interpretada por Kathryn Newton. Por otro lado, se espera que Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michelle Pfeiffer y Michael Douglas repitan sus papeles.Estreno en cines el 17 de febrero de 2023.She-Hulk'Sony y Marvel vuelven a levarse bien, dejando que el arco comenzado en 'Spider-Man: Homecoming' llegue a su final con 'Spider-Man: No Way Home' en la que veremos a Tom Holland, Zendaya, Tony Revolori y Marisa Tomei en sus papeles de la saga junto al Doctor Extraño de Benedict Cumberbatch y el regreso desde otra posible dimensión del Electro de Jamie Foxx. Spider-Man: No Way Home'HawkeyeHola soy Bruno Picazo Velázquez y en este blog hablare de la fase 4 de Marvel : TODAS LAS PELÍCULAS Y SERIES
Ms. Marvel serie
Es una próxima miniserie de televisión web estadounidense creada por Bisha K. Ali para el servicio de streaming Disney+, basada en el personaje de Marvel Comics Kamala Khan/Ms. Marvel. Está ambientada en el Universo cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés), compartiendo continuidad con las películas de la franquicia. La serie es producida por Marvel Studios, con Ali como escritor principal.
Iman Vellani interpreta a Kamala Khan / Ms. Marvel, Saagar Shaikh, Aramis Knight, Matt Lintz, Zenobia Shroff y Mohan Kapur también protagonizan. La serie se anunció con la participación de Ali en agosto de 2019. Vellani fue elegida en septiembre de 2020, con Adil El Arbi y Bilall Fallah, Sharmeen Obaid-Chinoy y Meera Menon contratados como directores de la serie. La filmación comenzó a principios de noviembre de 2020, en Atlanta, Georgia y el condado de Hudson, New Jersey, y concluyó en Tailandia en mayo de 2021.
Estreno  2022
Los Eternos
Es el proyecto que planea revolucionar los cimientos del MCU con la introducción de un grupo nuevo de personajes con poderes divinos. Angelina Jolie y Richard Madden encabezan un reparto en el que también veremos a Gemma Chan, Kit Harington, Kumail Nanjiani, Salma Hayek y Ma Dong-seok. Todo dirigido por Chloé Zhao tras el éxito de ‘The Rider’ (2017) y antes de que se convirtiese en una de las protagonistas de la actual temporada de premios con ‘Nomadland’ (2020).
Estreno 4 de noviembre de 2021
Hawkeye
Es una próxima miniserie de televisión estadounidense creada por Jonathan Igla para el servicio de streaming Disney+, basada en el personaje de Marvel Comics del mismo nombre. Está ambientada en el Universo cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés), compartiendo continuidad con las películas de la franquicia. La serie tiene lugar después de los eventos de la película Avengers: Endgame (2019) y presenta a una nueva superheroína llamada Kate Bishop / Hawkeye. Hawkeye es una producción de Marvel Studios, con Igla como guionista principal.
Jeremy Renner repite su papel de Clint Barton, con Hailee Steinfeld uniéndose a él como Kate Bishop. Y junto a ellos también están, Vera Farmiga, Fra Fee, Tony Dalton, Zahn McClarnon, Brian d'Arcy James y Alaqua Cox. Para septiembre de 2018, Marvel Studios anunció que estaba desarrollando varias series limitadas para Disney+, centradas en personajes secundarios de las películas del MCU. Posteriormente, el desarrollo de Hawkeye comenzó en abril de 2019. Se anunció oficialmente que la serie estaría disponible para julio e Igla se unió en septiembre cuando Steinfeld entró de forma extraoficial. Rhys Thomas y Bert & Bertie se unieron como directores en julio de 2020. La filmación comenzó en diciembre de 2020 en la Ciudad de Nueva York tras la confirmación de Steinfeld y otros miembros del elenco, con rodajes adicionales en Atlanta, Georgia.
Spider-Man: No Way Home'
Sony y Marvel vuelven a levarse bien, dejando que el arco comenzado en 'Spider-Man: Homecoming' llegue a su final con 'Spider-Man: No Way Home' en la que veremos a Tom Holland, Zendaya, Tony Revolori y Marisa Tomei en sus papeles de la saga junto al Doctor Extraño de Benedict Cumberbatch y el regreso desde otra posible dimensión del Electro de Jamie Foxx.
Moon Knight
como se le conoce en España, es Marc Spector, hijo de un rabino que escapó de los nazis y que, de pequeño, descubrió que un amigo de la familia, otro rabino, era en secreto un asesino en serie de judíos. Este descubrimiento es tan traumático que hace que Marc sufra un trastorno de personalidad múltiple y cree otras dos personalidades: Steven Grant y Jake Lockley. Oscar Isaac y Ethan Hawke ya han sido confirmado en su reparto.
Estreno en Disney+ en 2022.
Doctor Strange in the Multiverse of Madness of Madness
La secuela de 'Doctor Strange' (Scott Derrickson, 2016) nos sumergirá definitivamente en el multiverso marvelita de la mano de Sam Raimi. El creador de ‘Posesión infernal’ (1981) regresa al mundo de los superhéroes tras haber ayudado a lograr su posición en la taquilla con la trilogía del Spider-Man de Tobey Maguire. Benedict Cumberbatch, Benedict Wong, Rachel McAdams y Chiwetel Ejiofor volverán en este título en el que también tendremos a Elizabeth Olsen como la ahora imparable Bruja Escarlata.
Thor: Love and Thunder
La nueva entrega del Dios del Trueno nos presentará Jane Foster empuñando el legendario martillo, suponiendo el regreso de Natalie Portman a Marvel junto a Chris Hemsworth y Tessa Thompson. Christian Bale se estrenará como villano marvelita en un título en el que también veremos a los guardianes de la galaxia.
Estreno en cines el 6 de mayo de 2022
Black Panther: Wakanda Forever
Secuela de la exitosa ‘Black Panther’ (2018) en la que descubriremos cómo Marvel honra la memoria del tristemente fallecido Chadwick Boseman con una historia a la altura del regente de Wakanda. Se espera que Letitia Wright, Lupita Nyong’o y Danai Gurira repitan sus papeles. ¿No sería este un momento ideal para presentar una nueva Ororo/Tormenta?
Estreno en cines el 8 de julio de 2022.
She-Hulk'
Hulka llega al UCM con la primera serie declaradamente cómica de la franquicia. La prima de Bruce Banner heredó sus poderes al hacerse una transfusión de urgencia pero no pierde el norte al transformarse y, durante años, se ha ganado al fandom convirtiéndose en uno de los personajes más divertidos e irónicos del panorama marvelita. Tatiana Maslany será Jennifer Walters, la protagonista, y por allí veremos a Mark Ruffalo como Banner y a Tim Roth recuperando su rol de Abomination.
Estreno en Disney+ en 2022.
The Marvels
Aún se sabe poco de por dónde irán las aventuras en solitario de Carol Danvers, pero seguramente vuelve a cruzarse con la ahora adulta Monica Rambeau, el personaje que conocimos de niña en la primera entrega y que hemos visto ganar poder en ‘Bruja Escalata y Visión’ encarnada por Teyonah Parris, y con la joven Ms. Marvel de Iman Vellani.
Estreno en cines el 11 de noviembre de 2022.
Ant-Man and The Wasp: Quantumania
Con guion del debutante en la gran pantalla Jeff Loveness (‘Jimmy Kimmel Live!’, ‘Rick y Morty’), la primera pista sobre la película la tenemos en el fichaje de Jonathan Majors como Kang el Conquistador y en un cambio en el reparto: Cassie Lang, hija del protagonista y futura heredera de sus poderes, estará interpretada por Kathryn Newton. Por otro lado, se espera que Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michelle Pfeiffer y Michael Douglas repitan sus papeles.
Estreno en cines el 17 de febrero de 2023.
The Guardians of the Galaxy: Holiday Special
Especial navideño con los guardianes de la galaxia. Como suena. Y qué ganas.
Estreno en Disney+ en las Navidades de 2022
Blade
El vampiro cazador de vampiros llega al UCM con Mahershala Ali de protagonista y guion de Stacy Osei-Kuffour, una de las “story editor” de la magnífica ‘Watchmen’ (2019) de Damon Lindelof.
Estreno anunciado en cines en 2023
Guardianes de la galaxia Vol. 3
Con James Gunn de nuevo a los mandos tras sortear el envite de la ultraderecha, y trabajar para la casa de enfrente en la prometedora ‘El escuadrón suicida’ (2021), conoceresmos por fin el arco de redención de estos piratas espaciales reconvertidos en héroes a comisión.
Estreno en cines el 5 de mayo de 2023
Y además...
Aunque tenemos todavía pocos datos, ya han confirmado las series 'Secret Invasion', 'Ironheart', 'I Am Groot' y 'Armor Wars', y se espera que, en cualquier momento, se anuncie el cierre en cines de esta cuarta fase marvelita con la llegada de la familia más esperada en 'Fantastic Four'.
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jgmail · 4 years
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En el frente de la Cuarta Guerra Mundial
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
 La última traducción y publicación al francés de un libro de Costanzo Preve coincidió con la muerte del autor. Más allá de la pérdida de un amigo, se nos priva del aporte de un filósofo para quien la reflexión se nutre de un enfrentamiento con las apuestas políticas de nuestro tiempo, como muestra la obra "La Cuarta Guerra Mundial" (1), publicada en Italia en 2008, que es un verdadero ensayo histórico-filosófico sobre la trayectoria del capitalismo moderno desde el período de la Primera Guerra Mundial hasta la actualidad. En efecto, el interés del libro radica en el enfoque del autor que consistente en preguntarse dónde estamos y qué podemos hacer, si consideramos nuestro tiempo como un mundo "posburgués" y "postproletario" dominado por el "capitalismo absoluto". Esta nueva era se abrió con la desaparición de la URSS en 1991 poniendo fin a la Tercera Guerra Mundial (Guerra Fría), dando paso a la Cuarta Guerra Mundial liderada por Estados Unidos y sus aliados contra el "terrorismo internacional". Es decir, contra todo lo que no son ellos... Constanzo Preve interpreta libremente las palabras de Putin según las cuales la desaparición de la URSS fue "la mayor tragedia de la historia del siglo XX". Debemos caracterizar cada una de las grandes guerras que han marcado los últimos cien años de la historia del capitalismo. La especificidad del análisis del filósofo de Turín se basa, en gran parte, en la lectura geopolítica que hace de él. Esta lectura no es uno de los muchos modelos posibles, elegidos arbitrariamente para atraer la atención de una audiencia académica. En realidad, nos parece necesario para comprender el despliegue del capitalismo. La “globalización” de esto es el refuerzo extensivo/intensivo de la relación social inicialmente analizada por Marx (reproducción ampliada del capital, proceso creciente de valorización). Si Lenin pudo hablar del imperialismo como su etapa superior del desarrollo que podría legítimamente, en nuestra opinión, definirse así en su tiempo en el que las naciones capitalistas dominantes habían llegado a una carrera por compartir el mercado mundial, en una situación en la que estuvo a punto de romperse la ecúmene capitalista de esa época; en este caso, el equilibrio de poder geopolítico europeo (geopolítica global dominante) se está estableciendo en detrimento de los imperios austrohúngaro y otomano eliminados como tales como un evento clave para una nueva división de las colonias, salidas comerciales y estratégicas y una nueva redistribución de las fronteras estatales europeas. A partir de ahí, Estados Unidos cobra protagonismo al convertirse en el actor principal de la reorganización geopolítica del sistema capitalista. Sin entrar en los detalles en las ricas lecciones de este tipo de libros, extraigamos la lección según la cual Estados Unidos unificó al mundo occidental y sus dependencias bajo el modelo atlantista (Segunda Guerra Mundial con la eliminación de las pretensiones imperialistas de las potencias fuera de Estados Unidos). 'Eje, ocupación económica y estratégica de Europa Occidental y parte de Asia). Se trata de un cambio en el equilibrio de los imperialismos con la eliminación del dominio de las antiguas naciones imperialistas, voluntariamente o por la fuerza, a raíz del Tío Sam. La mistificación democrática se impone militarmente e ideológicamente, para luego cristalizarse en torno al tema de la Guerra Fría (Tercera Guerra Mundial), la bipolarización y la perdida de lo que conocimos como la URSS y sus aliados. En ese momento, la carrera por el triunfo de las fuerzas atlántico-sionistas se acelera y resultará, entre otras cosas, en la agresión contra Irak y la ex Yugoslavia y el intento de desmantelar la poderosa potencia rusa euroasiática, afortunadamente esta se molestó cuando comenzó esta agresión. En consecuencia, la etapa suprema del capitalismo es efectivamente el imperialismo realizándose geopolíticamente para llegar actualmente al "capitalismo absoluto" (concepto de Preve). Esta etapa suprema no podía ser una culminación definitiva de su naturaleza, en el tiempo o en el espacio (una ilusoria fantasía ideológica), sino un esfuerzo de control, de dominación mesiánica expansionista sobre el mundo, ejercido por esta carrera, por esta represión en todos los límites sea cual sea su naturaleza (económica, política, moral, social, etc.). Este es el corazón de la Cuarta Guerra Mundial.
 Para simplificar la pregunta, se puede insistir en una primera línea de explicación visible para todos, pero que sin embargo no aparece claramente en la conciencia por lo que es. Es la dominación geopolítica de los Estados Unidos sobre el resto del mundo por medios militares utilizados directamente por ellos o por sus aliados, en particular las fuerzas euratlantistas (Francia es una de ellas). Este uso de la fuerza acerca al mundo cada vez más a situaciones de conflicto potencialmente explosivas que pueden degenerar en guerras a gran escala (Siria, Irán, por ejemplo). China y Rusia ya no están preparadas para presenciar el triunfo unipolar del Imperio Global como espectadores. Esto requiere que los europeos decidan entre las alternativas de lo euroatlántico/euroasiático. “El euratlantismo mediante el cual Estados Unidos mantiene a Europa en su órbita es solo un elemento de una estrategia geopolítica global más amplia, compleja y articulada" (2). En todas partes, de hecho, la superpotencia imperialista está utilizando los instrumentos adecuados para provocar el caos en el mundo a fin de establecer sus objetivos (3). La pregunta práctica para nosotros es cómo podríamos revertir este equilibrio de poder en nuestro continente dando forma a la orientación eurasianista. A menudo hemos insistido en el hecho de que es necesario establecer la conexión entre las aventuras imperialistas y los trastornos inherentes a las contradicciones del modo de producción capitalista. El encadenamiento de los trabajadores alienados a éste sistema se inscribe en el mismo proceso que conduce a la lucha imperialista por la dominación mundial como a ciertas posiciones geoestratégicas y geoeconómicas (disponibilidad total de los recursos del planeta para perpetuar el capital de manera reproducción cada vez más amplia).
 El segundo eje de análisis radica en "su vertiente ideológica y cultural" (4). Preve retoma la definición marxista de la ideología como una falsa conciencia/legitimación de la realidad invertida en su modo de aparición con, sin embargo, esta precisión histórica según la cual la mentira utilizada para cubrir esta empresa de dominación se convirtió en el contexto de la Cuarta Guerra Mundial, en una mentira manifiesta sin siquiera ningún esfuerzo por hacerla creíble, como todavía era el caso en el pasado. La agresión contra Irak, la ex Yugoslavia, Libia, etc., se justificó por motivos verdaderamente increíbles que se dieron desde el principio como verdades incuestionables (de hecho, militarmente imparables). El aspecto cultural del tema es fundamental. El filósofo transalpino lo define de una manera bastante amplia como "el hecho de imponer una única gramática 'estandarizada' de las formas de vida, que va acompañada de una colonización general progresiva, como 'capilar', de la vida cotidiana" (5). Esta hegemonía cultural propia del capitalismo absoluto está representada por una casta intelectual que posa, gracias al circo mediático, como modelo de lo que se debe pensar y hacer (6). En esta etapa de reflexión, es necesario pensar adecuadamente en la especificidad de la Cuarta Guerra Mundial sabiendo que “el proyecto hegemónico del nuevo imperio americano se basa en una homogeneización oligárquica y plebeya de toda la humanidad" (7). En la cima, tomando el modelo de un cono, oligarquías culturalmente unificadas que se comunican por medio de los valores liberales, exhibiendo espectacularmente su depravación; “en el medio, una nueva clase media global unificada por estilos de consumo turístico de comida y música; y debajo una enorme plebe …” (8). Para resistir el triunfo de este escenario posburgués y posproletario, el autor afirma con razón que debemos abandonar la anticuada división derecha/izquierda en favor de la división entre lo euroatlántico/euroasiático. Sin embargo, “las condiciones para una 'reorientación gestáltica' masiva hacia esta conciencia aún no están maduras”.
 El problema está claramente planteado: sabemos qué no hacer y qué hay que denunciar urgentemente. Ya es un gran paso para escapar de las mistificaciones. La dificultad práctica es cómo dar sustancia y fuerza al eurasianismo y la perspectiva multipolar. Costanzo Preve nos invita a no discutir, a estar geopolíticamente detrás de Putin, por ejemplo. Con mucho gusto se lo concederemos. Para ir más allá, no sabemos más que él resultado de este enfrentamiento planetario. Por otro lado, creemos que uno de los frentes -y no el menos esencial- de esta guerra mundial, es la guerra social que los trabajadores todavía llevan demasiado modestamente en el frente de clases. El proletariado tradicional ciertamente no renacerá de sus cenizas, pero la mayoría de los trabajadores explotados/alienados no tienen un futuro soportable en el sistema capitalista. De hecho, la oligarquía dominante sabe jugar con la bajeza de ciertas pasiones humanas para mantener a la plebe en su lugar. Por tanto, suscitamos el rechazo de la mercancía, del valor y del salario, y la pasión por la realización de la comunidad humana.
 Notas:
1. Ediciones Astrée 2013. 216 p. 22,50 euros. www.editions-astree.fr
2. págs. 194. Pensamos en particular en la injerencia más o menos indirecta, provocada por Estados Unidos y sus aliados, en los países a los que se trata de volcar a la órbita atlantista. En nombre de la democracia, los verdaderos golpes de Estado se apoyan ya sea armando directamente a las bandas rebeldes o financiando y organizando pseudo revoluciones. Este ha sido el caso durante varias semanas en Ucrania, donde Occidente ha apoyado las atrocidades cometidas por facciones de extrema derecha presentadas por los medios de comunicación como demócratas europeístas que aspiran a vivir en el paraíso de la UE. En el mejor de los casos, el resto de los manifestantes son tontos ingenuos que creen en tonterías euratlantistas. Pero el proletariado ucraniano no los sigue...
3. Ibídem. págs. 195.
4. Ibídem. págs. 196.
5. Los que Preve llama "los bufones de la corte de la aristocracia imperial" y "los eunucos de palacio" tuvieron recientemente la oportunidad de demostrar su poder de para molestar al servicio del extremismo sionista con motivo del asunto de Dieudonne. Todo puede ser objeto de burla en estos días, incluso en los términos más obscenos que los lastimosos comediantes del panorama mediático no dudan en utilizar, salvo el tabú que es objeto del nuevo culto planetario, el mysterium tremendum contemporáneo. Quien actúa como profanador es entonces designado como chivo expiatorio sobre el que derramar la ira del vulgum pecus, proceso que inicia una catarsis necesaria para el desencadenamiento de la violencia simbólica o real para purgar las pasiones humanas alienadas del reino de la mercancía, del dinero y el trabajo asalariado. Por cierto, el carácter intangible de la política sionista se refuerza mecánicamente. En la escena libertaria contemporánea, el aparato estatal capitalista ha impuesto diligentemente medidas liberticidas sobre la libertad de expresión. No obstante, muchos ciudadanos perciben cada vez más el ridículo de semejante postura estatal. Quenellophobia alcanzó las alturas del Himalaya, poniendo en peligro la gastronomía francesa; imagínese un maestro chef creativo que ofrece piña caliente con una quenelle en su menú, ¡su linchamiento estaría garantizado! El programa de reeducación de las mentes e imposición de la neolengua imaginado por Orwell en "1984" se está llevando a cabo ante nuestros ojos.
Dos reglas esenciales para nosotros: en primer lugar, una teoría científica debe ser falsable, es decir, abierta, por el lenguaje que adopte, en la crítica y en sus esfuerzos contradictorios para revertirla (esta es lo que el muy liberal Popper escribió). ¿Desde cuándo la validez de la historia como ciencia ha sido evaluada por una cohorte de políticos incompetentes? Toda la historia de la humanidad ha estado plagada de tragedias, la modernidad capitalista les ha traído su poder y barbarie técnica. En segundo lugar, es la ruptura y desaparición de la relación social capitalista lo que hará imposible que el imperialismo sionista (y cualquier imperialismo exista) sea legitimado incluso por su propia existencia.
6. Ibid. p. 203.
7. Ibid. p.204-05.
Fuente: http://rebellion-sre.fr/sur-le-front-de-la-quatrieme-guerre-mondiale/
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miss-vanille · 6 years
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¿Me Has Olvidado? | Capitulo 7: Su Libreta
Antes de iniciar el capítulo, quiero decirles que la demora de este se debió a múltiples situaciones familiares, al comenzar el séptimo capítulo no tenía idea de por dónde comenzar, de hecho el inicio cambió radicalmente, deseché una cuartilla completa de texto, antes de llegar a este resultado.
Este capítulo en especial se vio influenciado por mi vida personal, pues mientras escribía este capítulo, una tía muy cercana a mi falleció, fue muy difícil para mí retomar el habito de escribir después de eso.
Mientras me decidía nuevamente sobre cuál sería el tema principal de éste capítulo, pensé en que hasta ahora, no había tocado el tema del fallecimiento de los padres de Lysandro y el efecto que tuvo en él, al menos no desde la perspectiva de nuestro amado victoriano.
Así que advierto desde este momento que el capítulo toca temas sensibles, si alguna persona está lidiando con el fallecimiento de un ser querido o se encuentra en depresión y no encuentra salida, los invito a asistir a terapia, a hablar con un amigo, con un extraño, con quien sea, pero que sepan que no están solos, y que siempre hay esperanza para seguir adelante.
En el capítulo solo toqué el tema de los sentimientos que agobiaron a Lysandro, sin embargo, en los próximos capítulos estimo que para el 9no explicaré como fue que el lidió con esto cuando llegó al punto en que tocó fondo.
Lo que está en italica del inicio es lo que me hizo falta en el capitulo anterior (6.3), por si algo les resulta familiar
Sin mas, espero lo disfruten.
—Querras decir a tu cuarto—corregí.
—Bueno, si es mi cuarto pero de momento tu eres quien lo utiliza—argumentó.
—¿Tú no tienes sueño?—pregunté confundida, Lysandro había bebido unas 6 copas y parecían no haberle afectado en lo más mínimo.
—Si, si tengo sueño, pero ahora es más importante asegurarme de que llegues a tu habitación—Explicó mientras que me acomodaba entre sus brazos.
Caminó lentamente hacia mi habitación, acurruqué mi cabeza en su pecho lo que me permitió escuchar los latidos agitados de su corazón. Ese sonido tan bello solo me inspiraba a dormir más y más.
—Ya estamos en tu habitación—me susurró Lysandro al oído, mientras que me recostaba en la cama.
—Espera—rogué—quédate conmigo—añadí mientras que con mis últimas fuerzas me sujeté de su brazo izquierdo—recuestate a un lado de mi—le pedí.
Mis ojos ya no se lograban abrir pero podía sentir la calidez del cuerpo de Lysandro cerca de mi, así como su aliento chocar con el mio.
—¿Así?—me preguntó.
—Si, sobre tu pregunta de hace rato—añadí
—No tienes porque responderme ahora, se que no te lo pregunté en el mejor momento...
—shhh—lo silencié con uno de mis dedos acariciando sus labios.
Abrí ligeramente mis ojos, y con lo poco de sanidad que me quedaba me acerqué lentamente hacía sus labios y con mis dedos en su nuca me impulsé para terminar con la distancia que existía entre sus labios y los míos. Lysandro respondió al beso y con su mano quitó el cabello de mi rostro, nuestras bocas estaban impacientes por más pero el cansancio hizo de las suyas dejándome completamente dormida y frustrando nuestros planes.
Abrí mis ojos con pesar, descubrí que me encontraba sola. Mi cabeza dolía, sentía náuseas y un nudo en la garganta.
Me dispuse a tomar un baño, tomé una muda de ropa, mi toalla y entré a la tina.
Con la cabeza aun dándome vueltas traté de recordar lo que había pasado antes de caer dormida la noche anterior, lo más que podía revivir de la noche anterior era la presencia de Lysandro frente a mi mientras estaba recostada, y la cercanía de nuestros labios, pero no podía recordar si nuestros labios realmente se habían encontrado o solamente soñé que había sido así. Esa imagen la tenía muy presente sin embargo no podía corroborar que así era, al menos no sin tener que preguntarle al hombre con el que había compartido ese beso.
Terminé mi baño, me puse una blusa azul tipo campesina, unos jeans grises y mis pantuflas.
Bajé al comedor, solo para presenciar algo que nunca pensé podría ser adorable; se encontraban Lysandro y Castiel sentados, tomando café, hablando de la noche anterior, estaban tan atareados poniéndose al día que no pude más que quedarme a escucharlos desde lejos.
—Entonces cultivas fresa, crías conejos y estudias música los fines de semana, jamás me imaginé que pudieras hacer tantas cosas aquí, cuando estábamos en el instituto detestabas el campo y solo queríamos ser músicos—expresó Castiel melancólico.
—Sí, bueno tú lograste cumplir ese sueño—respondió Lysandro.
— ¿Y tú?—preguntó Castiel con cierta amargura—Sé que estás contento con tu vida ahora pero...no puedo evitar preguntarme si tú has logrado eso—añadió.
—Pues...cumplir con mi sueño del Instituto tal cual como yo lo añoraba no, pero conseguí algo mejor—respondió.
Castiel suspiró.
—Lysandro, tu vida aquí es completamente diferente a lo que tu querías para el futuro, que digo completa, es absolutamente lo contrario—argumentó—tu siempre decías que aspirabas conocer el mundo, que tus canciones tocaran el corazón de mucha gente, y ni en sueños querías volver aquí...
—Eso era antes de que mis padres nos dejaran.
—Si Lysandro, pero ¿A caso tus padres no hubieran querido que fueras detrás de todo aquello que más amabas?
—Mis padres no hubieran querido que perdiésemos la granja, ni todo por lo que ellos trabajaron solo por ir a probar mi suerte como músico o compositor—respondió Lysandro claramente alterado.
— ¿Ah sí? ¿Y qué hay de Sucrette?—contraatacó
— ¿Qué hay de ella?—rebatió.
— ¿No deseaste muchas veces poder ir tras ella y decirle que la amabas? ¿Tus padres no querían solo lo mejor para tu relación?
Lysandro bajó la mirada, el comedor se quedó en silencio unos momentos.
—Yo...hice lo que creí mejor, no negaré la frustración e impotencia que sentí cuando Sucrette tuvo que irse y yo tuve que quedarme aquí—respondió con tristeza—No te imaginas cuantas veces quise irme sin decirle a nadie, ir a verla. Hablar con ella de todo, y hacerle saber que en ningún momento había dejado de pensar en ella...Pero tampoco podía abandonar este lugar, durante muchos años éste fue mi hogar, dónde crecí junto a Leigh, el lugar dónde conocimos lo que significaba tener una familia y aunque vivir aquí nuevamente nunca estuvo en mis planes, la idea de que pudiera ser destruida u ocupada por alguien que solo quisiera desmantelar lo que alguna vez fue nuestro hogar, simplemente me hacía sentir ansioso.—añadió
—Lo siento amigo yo...—balbuceó Castiel
—Por eso no pude irme, desprenderme de lo último que me une a mis padres, no...no es algo para lo que me sienta listo, por lo menos no todavía—continuó—el verlos aquí a ti y a Sucrette, me hizo muy feliz, me sentí bien de aceptar ir con ustedes al tour salir un poco, descansar de mis responsabilidades, me entusiasma un poco lo que pueda pasar—confesó—Pero no puedo mentirles ni a ti ni a Sucrette, después de que todo esto ocurrió me sentí muy solo, como si no existiera para nadie, tú estabas ocupado con la música, acababa de terminar con Sucrette, de lo que me arrepentí justo después de haberlo hecho...Mi hogar fue el único refugio que tuve, el único lugar en el que pude respirar, tranquilizarme, volver a la vida—hizo una pausa— Aun así, dejar éste lugar no es una opción para mí, y me gustaría que aceptaras mi decisión por ahora. Además… ahora que he podido verte a ti y a ella, que las personas más importantes para mí del instituto están conmigo, y en especial que ahora todos somos adultos y después de lo que pasó anoche...No puedo evitar sentir que me hacía falta verlos después de todo. Así que apreciaría que me visitasen más seguido.
Mi corazón casi se escapa al escuchar lo último que Lysandro había dicho, mi rostro estaba ruborizado, mis piernas flaqueaban.
— ¿Qué pasó anoche?—sonsacó Castiel intrigado
— ¿Entre Sucrette y yo?—inquirió un poco apenado.
—Oh, pensé que te referías cuando estábamos en el pórtico, no recuerdo mucho solo que dijimos muchas estupideces, ¿Pasó algo entre Sucrette y tú?
Lysandro se quedó mudo.
—Lysandro... ¿Ustedes...?
—No—sonrió para si—pero creo que existe la posibilidad de que volvamos a estar juntos.
— ¿Qué? ¿Cómo? ¿En serio?—preguntó— ¿Y estás bien con eso?, sé que la quieres mucho y si es lo que tu deseas adelante, pero han pasado 4 años entre su ruptura y ustedes...No quisiera que salieran lastimados por una noche de copas...
—Buenos días Sucrette—vociferó Jean el baterista, al salir de su habitación y verme.
Me giré a toda velocidad para saludarle, escuché las sillas moverse.
—Buenos días—saludó Lysandro animado con su mano descansando en mi hombro.
—Oye Jean, ¿Cómo está Marcel?—preguntó a su amigo tomándolo del hombro llevándoselo consigo. —Te veo más tarde—Se despidió Castiel.
Nos quedamos solos, Castiel nos había dejado solos a propósito. Después que Jean anunciara al mundo que estaba ahí, no me sorprendía mucho la idea de que alguno de los dos quisiera hablar conmigo.
—Puedo suponer que nos escuchaste—comentó Lysandro directamente.
—Muy poco—confesé
—Sucrette, tengo que atender a los conejos, darle agua a las fresas y quitar las malas hierbas...además de despachar a los muchachos...—comenzó—Trataré de terminar todo más temprano, y si no fuera mucha molestia quisiera hablar contigo a solas—dijo finalmente
— ¿Ya se irán Castiel y los chicos?
—Jean y Marcel, quieren irse un poco más temprano para visitar a sus padres antes del tour y Castiel dice que quiere pasar un rato más aquí, él se irá más tarde.
—Entonces... ¿Me quedaré sola?
—Castiel se quedará en la casa, si llegas a necesitar algo tienes mi número o puedes ir a buscarme con los conejos o al sembradío, después de dejar a Marcel y a Jean en el centro de la ciudad.
—E-Está bien
Después de pasar parte de la mañana desayunando y ordenando un poco la cocina, me dirigí al pórtico en donde me encontraría a Castiel sentado descansando pacíficamente.
—Es increíble la paz que se disfruta aquí ¿No?—comenté tratando de iniciar una conversación.
—Pareciera que no hay nada de qué preocuparse—respondió
—Tal vez por eso Lysandro disfruta de vivir aquí.
—Por poco y se lo creo—contestó con amargura.
—No te gusta que Lysandro haya decidido quedarse aquí ¿cierto?
—Pues no, pero eso ya lo sabes—se volvió hacia mí con una sonrisa burlona.
Me limité solamente a mirar hacia otro lado ruborizada.
— ¿Sientes que no es feliz aquí?
—No lo sé—confesó—Siento que algo no está bien, siento como si ocultara algo. Lysandro nunca ha sido bueno para esconderme cosas—continuó— ¿Tú no lo sientes?—inquirió.
—Bueno, sin duda él ha cambiado mucho, todo lo que el pasó estos años...creo que es natural que quiera guardarse ciertas cosas.
Frunció el ceño.
—No, la verdad no creo que el haya cambiado tanto ¿Sabes?—respondió—De haber cambiado tanto, no se hubiera dejado influenciar por ti como antes...
— ¿A qué te...?
—Si tú no estuvieses aquí, él nunca hubiese aceptado ir conmigo al tour. Es obvio que todavía te quiere y quiere estar a la altura de tus expectativas, por eso aceptó. —Interrumpió—También es obvio que tu aún le quieres, y tal vez no le hayas puesto tanta atención por lo mismo, pero creo que si le observas detenidamente te darás cuenta.
— ¿Te refieres a que ahora fuma?—pregunté inocentemente tratando de adivinar.
— ¿Lysandro fuma?
—Ah...—Balbuceé
—Me lo imaginé cuando vi el cenicero escondido al lado del columpio, no recordaba haberte visto a ti fumar y Lysandro no nos ofreció un cenicero anoche así que…no quedaba de otra más que fuera de el, que él quiera ocultar eso es solo una prueba más para mí.
— ¿Cuál es tu teoría?
—Hay algo que Lysandro no quiere que sepamos sobre el tiempo que pasamos sin verle, tengo el presentimiento de que es algo serio.
— ¿A qué te refieres con algo serio?
—No sé, no me refiero a algo tan serio como asesinar a alguien, pero si temo que él no esté bien.
—Lástima que no hay nada como para comprobar tus sospechas.
El rostro de Castiel se iluminó.
— ¿Sabes si todavía tiene su vieja libreta?—inquirió.
—Tiene una nueva...—respondí ingenuamente, hasta que segundos después me percaté de a dónde quería llegar con esa pregunta. —Castiel...Conoces a Lysandro igual que yo y sabes que no le gusta que la gente invada su privacidad...además no podemos saber dónde está su libreta.
—Lo sé, pero realmente me preocupa y me sentiría mejor si pudiera desmentir éste presentimiento...y sobre dónde podrías encontrar su libreta... ¿Estás durmiendo en su habitación no?—Soltó.
Mi rostro se encendió de un rojo brillante.
—Me refiero a que la habitación en la que estás durmiendo es la que era su habitación, no a que duermen juntos—corrigió divertido.
—Pues si—contesté.
—Entonces solo tienes que entrar a "tu habitación" y buscarla.
—Su libreta no está en mi habitación, yo se la di a él, el primer día que llegué aquí así que debería estar en su habitación—expliqué a Castiel
Entonces busca en su habitación—Replicó
— ¿Y si me encuentra?, ¿Qué voy a decirle?—Continué nerviosa.
—Algo como que tenías ganas de verle, que se te perdió un arete...yo que sé.
—Lysandro no me va a creer, y menos si descubre que su libreta no está.
—Él te creerá lo que digas siempre y cuando sea convincente y tenga sentido, tu solo preocúpate por buscarla y de regresarla...la dejamos en algún lugar de la casa, como si a él se le hubiera perdido, yo me encargo de distraerlo si llega.
—Castiel...
—Hazlo, ¿Acaso no quieres saber si el oculta algo muy serio?, ¿No querrías ayudarle así como lo hiciste con el Junkie de Nathaniel y lo de su papá?
—Está bien, pero necesito que me mandes un mensaje o algo si viene a la casa, sin que se dé cuenta...
—Si yo me encargo, no te preocupes, ahora vete no tenemos tiempo que perder.
Castiel encendió un cigarrillo y yo entré a la casa a toda velocidad.
Subí lo más rápido que me permitieron mis piernas, recordé que la primer noche Lysandro había sacado su libreta, unas cartas y su estuche desde el escritorio que estaba frente a la cama de mi habitación, así que me desvié con intenciones de ver si podía encontrar algunas pistas más sobre él, abrí el cajón principal lentamente.
Nunca me había dado curiosidad de indagar entre sus cosas, y si realmente encontraba algo en su escritorio, era por dos razones:
1. El confiaba en que no husmearía su escritorio.
2. Había olvidado sacarlo.
Al abrir el cajón principal me percaté que no había nada más que una caja de plumas, recibos del agua y de la luz, unos sobres vacíos, clips entre otras cosillas.
Confirmé que tendría que entrar en la habitación de Lysandro para poder encontrar su libreta, pues no había trazos de que hubiese más cosas que pudieran servirme.
Corrí hacia la habitación de Lysandro echando un vistazo al piso de abajo, la vista de las escaleras solo me permitía ver al pasillo y parecía que Castiel todavía estaba afuera.
Entré a la habitación de Lysandro para toparme de nueva cuenta con ese aroma tan característico a él, su perfume, combinado con un aroma a tabaco y roble, su habitación estaba completamente ordenada. Lo que poco a poco me llenó de ansiedad fue la ausencia de algún otro lugar en el que pudiera estar mi objetivo, pues la habitación carecía de un escritorio, solo tenía un par de encimeras a los costados de su cama y su armario. En mi memoria estaba claro que Lysandro había acomodado sus pertenencias sobre la mesita de noche, pero no se encontraban allí y ésta solo tenía un cajón. Me abalancé sobre el cajón, antes de que intentara abrirlo me di cuenta que éste tenía una combinación de números y un pequeño botón.
El pánico comenzó a entrar en mí.
— ¿Cuál habría de ser la combinación para abrirlo? —dije para mí.
Intenté su cumpleaños tal y como lo había hecho en su casillero años atrás, pero no era la respuesta. Intenté mi cumpleaños, no funcionó. Pensé que lo más seguro sería la fecha de defunción de sus padres pero no tenía idea de cuando había ocurrido, sin pensarlo mucho, le envié un mensaje a Rosa preguntándole a lo que respondió rápidamente y un tanto confundida.
Intenté primero la fecha de su padre pero no funcionó, ni fue hasta que puse la fecha de la muerte de su mamá que el cajón abrió.
Su libreta se encontraba ahí, la tomé cuidadosamente y me senté en la cama de Lysandro para comenzar a hojearla.
Respiré profundamente, deslicé con cuidado mis dedos entre la portada y las primeras páginas.
Algunas tenían letra de canciones bastante extrañas, algunas eran tristes otras eran románticas, otras hojas contenían poemas, poemas sobre el sentido de la vida, sobre la muerte, sobre el desamor, sobre amor, sobre melancolía...también tenía escrito pequeños pensamientos cómo:
"Es tan extraño estar en casa y saber que ustedes no volverán a estar aquí"
"¿Sabían que esto pasaría?"
"Todo sería mejor si no estuviera aquí, podría estar con ustedes, no estaría sintiendo éste dolor, ¿Por qué tenían que irse?"
"Ustedes dijeron que todo saldría bien, ¿Por qué me mintieron?"
"Ya no quiero sentirme así"
"Te extraño papá"
"Mamá, la casa se siente tan sola sin ti...a veces voy a la cocina y creo verte allí pero ya no estás"
"Mamá ya no quiero ser una carga para Leigh, pero no sé qué hacer, ayúdame mamá, por favor"
"Papá, ayúdame"
Cada frase que leía era aún más desgarradora que la anterior, entre tantas notas escritas a sus padres, comencé a encontrar frases dirigidas a mí.
"¿Por qué tenías que irte cuando más te necesitaba?"
"¿Sabes Sucrette?, soy un egoísta, a veces desearía tener las fuerzas para pedirte que abandonaras todo y que vinieras para estar conmigo hasta que todo pase. Pero no debería hacerlo ¿Cierto?"
"Sucrette...a veces me pregunto si estaría bien que yo me fuera...para siempre, ¿Llorarías por mí?"
"No quiero hacerte llorar por mi culpa"
"¿Todavía hay algo por lo que puedo vivir?"
"A veces me pregunto...que pasaría si solo muriera, ¿dejaría de sentirme tan agotado todo el tiempo?, ¿El dolor de mi pecho se iría?, ¿Todos los problemas desaparecerían?"
"Nuestras deudas están cada vez más difíciles de pagar, el hospital, la funeraria...el negocio de Leigh no genera suficiente para mantenerme y pagar las deudas, no sé qué hacer"
"Sucrette...ayúdame"
"Oye Sucrette, ¿Me has olvidado?"
La pregunta era insistente, en cada página que leía estaba siempre esa pregunta.
Lágrimas recorrieron a toda velocidad mis mejillas. Todo era tan triste, se sentía la desesperación de sus sentimientos en cada página, su hambruna por compañía, un hombro en el cual llorar, todo era tan crudo y tan poderoso que me sentí mareada de tan sólo imaginar todo lo que tuvo que soportar mientras estuvo aquí.
Entonces sus notas dejaron de ser notas...comenzó a escribir borradores de cartas, para sus papás, para Leigh, Rosa, Castiel y para mí. Todas de despedida...
Hasta que en una de las hojas, todas esas cartas cesaron, y comenzaron a aparecer canciones nuevamente, sobre dejar ir, sobre empezar nuevamente, sobre volverse aún mejor persona...
El panorama parecía animarse, me topé con una pequeña carta que decía:
"Sucrette, muchas gracias por tu carta, pensé que jamás sabría de ti nuevamente, me siento contento de saber que aún te preocupas por mí, creo que no me sentía tan contento desde la primera vez que te besé... ¿Sabes? Me encantaría volver a verte, volver a sostenerte entre mis brazos, sentir la calidez de tu piel, mirar tus bellos ojos, acariciar tus labios...besarte...te extraño, nunca dejé de extrañarte. No puedo creer que quieras venir a verme... ¿Está bien si muero de felicidad? ¿Te molestarías conmigo?
Está bien exageré…pero eso no quiere decir que no esté emocionado por verte"
La siguiente página hablaba de mi llegada a la granja.
"Pareciera que estuviese soñando, mis esperanzas por reencontrarnos habían sido reducidas a que nuestro encuentro sería fruto de un evento completamente aleatorio, nunca creí que vendrías aquí conmigo, me siento muy feliz, bueno...para que he de mentir...emocionado como nunca"
Dejando un espacio continuó.
"Te ves aún más hermosa de lo que mi memoria te hacía justicia, al verte esperando afuera con tus ojos brillando, el rubor de tus mejillas, tu cabello largo adornando tu rostro, la traslucidez de tu ropa, me inspiraban solamente a besarte en ese momento y olvidarnos por completo del mundo entero. No pude evitar sentirme nervioso...Después de todo y con todo el respeto para ti, aún vive en mi la imagen de tu cuerpo, y tu ropa no hace más que intrigarme si éste ha cambiado desde la última vez que estuvo entre mis brazos. Sin embargo con todo y estos deseos que emergen nuevamente, quedo completamente a la espera de tus sentimientos, no quisiera incomodarte si tus sentimientos no fueran recíprocos, hacía tanto que no me sentía así"
Mi nuca cada vez se sentía más y más cálida, una sensación de nervios, excitación, adrenalina y miedo se apoderaban de mí.
Lo último que él escribió en su libreta decía:
"¿Sería egoísta de mi parte dar por hecho que aún hay una posibilidad para que volvamos a estar juntos?".
Mi corazón se detuvo un segundo al leer lo anterior. Mi estómago estaba vuelto un nido de mariposas revoloteando, mi cabeza se sentía liviana, mis piernas aún temblaban. No podía ponerme de pie...al menos no hasta que escuché la voz de Castiel.
—Creo que deberías guardar su libreta, ya viene para acá—dijo plantado frente a mí.
Castiel tomó de mi brazo al ver que tenía dificultades para reaccionar.
Salí del trance, guardé la libreta en la cómoda y cambié la clave que había introducido volviendo a cerrar el seguro.
Castiel me llevó hasta la puerta de mi habitación y el entró al baño.
Fue entonces que escuché los pasos de Lysandro, me acerqué a las escaleras y pude ver como se dirigía hacia la cocina.
Sus ropas estaban un tanto sucias, vestía una camisa de manga 3/4 color mostaza, y unos jeans de corte recto, además de sus botas de trabajo. Le observé un poco más de tiempo sin que se diera cuenta.
Ése hombre por el que decidí emprender este viaje, con quien pasé tantos momentos de confusión, momentos embarazosos, algunos otros de increíble felicidad. Por quién a pesar del tiempo todavía guardaba un espacio en mi corazón...
No pude evitar sentirme afortunada de estarle viendo, el sólo recordar los sentimientos tan poderosos y destructivos que se apoderaron de él, que por poco esfuman la sonrisa que siempre tenía al verme, esos demonios que le hicieron dudar sobre si continuar o no su vida. Me ponía la piel de gallina.
— ¿Qué fue lo que te sacó de ese lugar tan horrible Lysandro?—dije para mí misma.
— ¿Sucrette?—Me llamó.
— ¿Si?
—Tengo que terminar de quitar la maleza de los sembradíos, después de eso y de llevar a Castiel, me gustaría tener la charla que te mencioné en la mañana—agregó.
—Yo te espero, no te preocupes.
—Está bien, hablando de él ¿has visto a Castiel?—curioseó.
—Creo que está en el baño—respondí.
El momento en que respondí se pudo escuchar el sonido del agua correr del inodoro.
—Oh...está bien, ya que salga, ¿puedes pedirle que me diga a qué hora le gustaría que le llevase a la estación de autobuses?
—Sí, claro—asentí
—te veo más tarde.
—Hasta más tarde—me despedí.
Castiel apareció tras de mí, asegurándose de que Lysandro ya se hubiera marchado.
— ¿Y bien? ¿Encontraste algo? ¿Tenía razón? —interrogó.
—Siendo honesta...si pero no creo que sea lo que esperabas. Su diario no era muy sencillo de comprender.
— ¿Qué lograste descifrar de lo que leíste, Sherlock?
—Tenías razón, Lysandro pasó por tiempos muy difíciles en nuestra ausencia, impotencia, tristeza, desesperación...ya no encontraba que hacer y durante un tiempo consideró...—no pude continuar, pronunciar esas palabras, me colmaban de sentimientos encontrados.
—Lo sabía—gruñó Castiel golpeando violentamente la pared.
Respiré profundamente.
—Eso no es todo...lo más extraño de ésta historia es que de una nota a otra comenzó a escribir como si nada hubiera pasado, sin dolor...sin arrepentimientos, tan solo unas hojas más para mí y ya.
—No escribió nada acerca de éste lugar ¿Cierto?—preguntó.
—No, nada...pero después de lo que leí creo que entiendo mejor porque le cuesta alejarse de aquí. Todos los recuerdos de sus padres y de su vida fueron creados aquí, es su última conexión con la realidad de lo que ocurrió.
Castiel quedándose mudo, se limitó a sentarse en el piso, recargándose en la pared.
—No puedo creer que considerara...—pronunció Castiel ocultando su rostro con una de sus manos—Fui un estúpido al pensar que estaría bien, no tenía ni idea...—una expresión de terrible tristeza sombreó su rostro.
—Lo importante ahora, es estar con él, no podemos arreglar lo que hicimos o lo que no hicimos, lo mejor es comprenderle y hacerle saber que puede contar con nosotros—expliqué intentando tranquilizar a Castiel.
Castiel no dijo más, solo asintió, se puso de pie y se fue a su habitación.
Por mi parte me di la tarea de preparar la cena. Era lo menos que podía hacer siquiera para apagar mi mente y sus "¿qué hubiera pasado si...?".
Escuché la puerta de la entrada abrirse, me giré un poco para confirmar que era Lysandro quien había entrado.
—La cena estará lista en unos 15 minutos, por si gustan cenar antes de irse—avisé con intenciones de animarle un poco.
—Huele delicioso—sonrió—gracias, iré a tomar un baño y le diré a Castiel. ¿Te dijo a qué hora le gustaría que le llevase?
—Sabía que algo se me había olvidado—me reproché.
—No te preocupes, yo le pregunto, gracias por hacernos cena—agradeció sonriendo cálidamente.
Me concentré en los últimos detalles, y comencé a emplatar.
Unos 5 minutos después llegaron Castiel y Lysandro, con una camisa negra de botones manga 3/4 y unos jeans negros rotos, y un sweater tejido tinto y un pantalón negro respectivamente.
— ¿Segura que tú cocinaste esto?—curioseó Castiel rompiendo la tensión.
—Sí, estoy segura—alegué usando el mismo tono en su contra.
Lysandro sonrió para sí y silenciosamente se sentó en la cabecera de la mesa, dejándonos a mí y a Castiel a sus costados.
—Nunca pensé que llegaría el día en que comeríamos nosotros juntos algo que yo cociné—opiné.
—Ni yo que supieras cocinar—objetó Castiel.
—En un punto de mi vida, no creí que los volvería a ver...a ambos. Así que me siento agradecido de poder compartir una cena con las personas más importantes para mí.
Castiel y yo no pudimos evitar ponernos sentimentales. Después de todo, el tema todavía nos resultaba irreal.
Lysandro inmediatamente se dio cuenta del cambio de nuestras expresiones y comentó:
— ¿Por qué se quedaron serios de repente?, ¿Fue algo que dije?
—No, es solo que...tienes razón—reconoció Castiel—oportunidades así solo ocurren una vez, y a pesar de todo lo que hemos vivido cada uno, he nos aquí sentados comiendo algo que Sucrette cocinó, en tú casa, después de más de 8 años de amistad.
—Es sin duda algo que nunca había ocurrido y que jamás imaginamos pasaría—añadí.
Lysandro sonrió ampliamente.
—Jamás pensé escuchar eso de ustedes—agregó.
—Bueno, ¿Ahora nadie piensa comer? Se va a enfriar la comida—regañó Castiel.
Soltamos una carcajada para después iniciar con la cena, platicamos unas cuantas horas más, hasta que dieron las 8, Castiel sugirió que acompañase a Lysandro a dejarle a la estación, para que no regresase solo, a lo que acepté. Hablamos un poco más mientras esperábamos que llegase el último autobús.
Hasta el momento en que la espera terminó, Castiel se despidió de ambos, más no se fue sin antes decirme mientras me abrazaba:
—Lo que sea que decidas hacer con su relación, aprovecha estos últimos días para disfrutar de su compañía. Traten de controlarse un poco en mi ausencia…—susurró con picardía.
Una vez dicho eso último, mientras me abrazaba, me aseguré de apretarle con toda mi fuerza para sacarle el aire y darle entender que no me había hecho gracia su broma.
Lysandro y yo volvimos a la camioneta y nos quedamos sentados en silencio durante unos momentos, de estar alguien más con nosotros creo que podrían asegurar que la tensión entre Lysandro y yo ya era insoportable.
Me volví hacia el solo para encontrarme con su mirada. Acerqué mis labios a los suyos, acortando nuestra distancia, Lysandro en aquel momento respondió besando mis labios, pero esta vez con las ansias que tanto habíamos cultivado desde la noche anterior, poco a poco nos fue faltando el aliento, el separar nuestros labios me llenaba de ansias y por la respiración de Lysandro creo que podía asegurar que sucedía lo mismo con él. Llegué a un punto en que mis manos se sentían inútiles al no estar acariciando su nuca, sus manos, sus brazos…lo que fuera, con tal de no distraerme con el poco uso que estaba haciendo de ellas. Lysandro dándose cuenta de la ansiedad que sentía, procedió a tomar mi mano, y con sus dedos comenzó a acariciar mi mejilla, para después rozar mi cuello hasta llegar a mis hombros. Como acto de reflejo la mano que tenía libre la utilicé para profundizar nuestro beso tomándole de la nuca, mostrándole mi agrado por el gesto.
Contrariamente a lo que en un principio había pensado, besarnos no había calmado para nada el nerviosismo que nos poseía, creo que ambos sabíamos que no sería suficiente. Nos detuvimos un momento, mareados por las emociones.
—Antes de continuar, me gustaría saber algo…—exhaló— ¿Es justo de mi suponer que tu…respuesta de anoche y nuestro acercamiento de ahora, es una prueba concluyente de que los sentimientos que tengo por ti son correspondidos? ¿Quieres volver conmigo?
—Siendo honesta…me tomó mucho decidir que quería hacer cuando escribí la carta y recibí tu respuesta. Venir aquí implicaba para mi decidir eso que me preguntas desde antes, quiero decir… ¿qué exnovia iría a la casa de su exnovio a pasar una semana, si no es con intenciones de regresar? —Cuestioné—Cuando decidí hacer todo esto no estaba pensando de esa manera, pero decirlo ahora en voz alta…creo que es bastante claro…
— ¿Bastante claro?
—Hasta yo estaba muy confundida, todo lo que hemos cambiado, las nuevas responsabilidades de ambos, tu tour con Castiel, mi último año de la universidad, regresar…jamás sería lo mismo de antes…Pero confundida y todo, siento que de no existir todavía sentimientos muy fuertes por ti, ni ganas de descubrir todavía más sobre ti, además de ser ahora consciente que nuestra ruptura no fue por otra razón más que por un mal momento, sinceramente no estaría aquí. Así que…Si, si quiero intentarlo una vez más.
Se limitó a verme enternecido.
— ¿Puedo besarte?
—Si—Sonreí.
Soltamos una risa nerviosa un poco antes de permitirle a nuestros labios volver a encontrarse.
Regresamos a la casa, pero el camino nunca se nos había hecho tan largo.
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Bumerang.
Es la primera vez que le escribo a alguien por aquí, pero realmente necesito un consejo totalmente externo, que no me conozca ni lo conozcan. La historia comienza así… Lo conocí en una app hace año y medio, hablábamos por la app hasta que me pidió mi número y después de eso quedamos de vernos a los 3-4 meses para saber que podía pasar. El día que nos vimos nos llevamos realmente bien, como en las conversaciones por lo que me dijo, “te parece si lo intentamos” solo asentí, no me atreví a preguntar ¿Intentar qué?, el trabajaba de lunes a viernes en la mañana y yo iba a la escuela por lo que solo hablábamos en las noches, y siempre me dejaba los buenos días, a los dos meses se desapareció un día que me dijo que iría a mi casa y jamás llegó, lo busque porque pensé que algo le había pasado, pero se había ido a otro estado y a los 2 meses volvió y me busco; me “explicó sus razones” y que todo era por mi bien y que me extrañaba mucho que si nos podíamos ver para que me explicara todo… Accedi. Nos vimos y me explicó sus razones, cuestiones de trabajo y que lo culpaban de una estafa, regresamos pero en ese tiempo mi mamá estaba muy enferma, el sabía que yo andaba en el hospital y para ese entonces el ya no trabajaba me daba ánimos y me decía que todo iba a estar muy bien, el día que mi mamá falleció me dijo que jamás hubo un nosotros y que ya no quería saber más nada de mí, yo le dije que estaba bien que tenía cosas más importantes por las cuales ocuparme, y le mande muchos mensajes diciéndole todo lo que había provocado en mi, necesitaba deshacerme de todo, enterrarlo todo, por eso mandé los mensajes más alla de querer recuperarlo o algo así. Al mes me volvió a buscar me pidió perdón por todo lo que me había hecho, que no merecía mi amor, pero era lo que más quería en el mundo, que no me queria perder. El día de su cumpleaños salí con el y me esforce por que estuviera bien, tanto que terminamos teniendo relaciones (de las cuales yo saldría embarazada) y seguimos saliendo y estábamos súper bien hasta que una *amiga mía* se metió a la app en dónde nos conocimos y le empezó a coquetear y a decirle que lo quería conocer y cosas así, yo no tenía idea de lo que estaba haciendo hasta que el me reclamo por lo mismo, porque según el yo mandé a esta persona, me terminó sin escuchar nada de lo que yo tenía para decirle, lo fui a buscar y a dar la cara en algo que yo no había hecho, olvidamos el tema y seguimos como si nada, pero el por el hecho de esto me dijo que si era lesbiana se lo dijera y no había problema, a lo que le contesté que no lo era. Seguimos saliendo hasta que un día me sentí muy mal de agruras y todo eso… Me hice la prueba casera y positiva, de sangre… Tenía 2 meses, le dije y no me creyó. Yo no tenía la intención de tenerlo, pero cuando cosas así pasan una sola persona no puede decidir, puesto que es un riesgo que se corre concientemente al no protegerte (aunque si me protegía y el nunca me lo preguntó) solo me dijo que el me apoyaba en lan decisión que yo tomara.. o sea, si lo quieres me jodes, si no lo quieres me liberas. Al día siguiente es temblor de septiembre en México y todas las clínicas de interrupción cerradas por lo mismo, fui a hacerme el legrado 1 semana antes de los 3 meses. A partir del temblor no supe de el. Hasta diciembre que quería compensarme por todo lo que me había hecho y como era mi cumpleaños el 30 quería llevarme a otro lugar… No llegó. Febrero..hablábamos por Messenger como amigos, comenzamos a salir de nuevo me pidió regresar y le dije que no, que ya no quería seguir esperando nada de él, solo quería su amistad y es lo que pretendía de el, si se llegaban a dar cosas y los dos queríamos no había problema alguno, pero no ser una pareja formal. Pero si ser muy responsables con lo que estábamos decidiendo, me dijo que no había problema ese día me quedé con el porque se me hizo muy noche y ya no había transporte para mi casa, como a las 7 de la noche me marco un amigo y le dije que si podía contestar, aunque el estaba jugando en su celular, solo alzó los hombros y tome la llamada, hable con mi amigo y dos amigas, cuando termine de hablar se me queda viendo y me dice… Ya aceptalo, y le digo aceptar que… Que eres lesbiana… No puedo aceptar algo que no soy… Neta no hay problema alguno… Nos empezamos a grita y me dice.. por desgracia me gustas y mucho pero tú no quieres nada conmigo y es por alguno de los que hablaste. Yo estaba tan enojada, dolida y frustrada que tenía ganas de llorar pero no podía… Nos dieron las 11 peleando y fue cuando me dijo ya no hay transporte, no hay problema en que te quedes. Solo me metí a la cama y me voltie a la pared, en ese momento le hablaron por teléfono y pone el altavoz era una chava y el le reclamaba de una foto que sale muy provocadora que la quitara de donde la había subido… Yo ni me inmute. Regresa se acuesta y me dice… Que hacemos… Yo tengo sueño… Bueno deja acomodo el soporte del telefono. Puso una serie y la estamos viendo, cuando me empieza a acariciar las piernas y le digo… Que quieres… Te molesta… Un poco si… ¿Por qué?… Porque hace 2 horas me odiabas y ahora quieres cogerme… No digas eso… Es la verdad… Si quiero tener relaciones, pero solo si tú quieres … Y tú amiga? … Es una puta, nada más anda buscando quién le de por el culo… Lo mismo has de decir de mi… De ti nadie me creéria si digo eso, mis amigos dicen que no te merezco y tienen razon… Pues si, eres un tonto que no ve más allá de lo que quiere… A ti te quiero ahorita … 15 días después me encargaron la casa de uno de mis primos porque se irán de viaje por 10 días, el se fue conmigo de sábado a lunes, solo iría de sábado a domingo porque iríamos a un concierto de Jazz. Nos la pasamos realmente bien, bromeando, jugando y platicando de todo y claro teniendo relaciones pero solo por la noche el resto del día era platicar o cada quien haciendo algo. Quince días después salimos a tomar algo y ese día todo valió queso… Nos peleamos y todo porque me dolió la cabeza y me recargue en la mesa para evitar el dolor, el lo tomo como que ya me había aburrido y que estaba incomoda porque casi no hablaba, le expliqué que me había dolido la cabeza solo había sido eso… Se lo tomó mal, se volteó y le hablo a una chava realmente no me importó que fuera mujer, se me hizo una falta de respeto que me hiciera aún lado así… Fui al baño y a pedir la cuenta, regrese a la mesa y le dejé el dinero, le dije que me iba que ya había pedido la cuenta, fui a compra unas cosas que necesitaba y me marca y me dice que porque había hecho eso, le expliqué que no me había gustado su actitud, y me dijo que se le hacía una falta de respeto lo que yo hice y le contesté es una falta tuya también no quieras hablar de lo que yo quiero hablar y que te voltees a hablar por teléfono estando yo ahí… Me colgó Yo estaba en la salida de la plaza, solo hay una, lo espere para encararlo y que me dijera lo que quería. Llego a donde yo estaba y me pare enfrente de él y le dije que qué pasaba y me dice no se de qué hablas… No te hagas menso… No amiga en serio no se de qué hablas, me estás confundiendo… No seas mamón… En serio amiga no te conozco… Mira si quieres que me haga a un lado y ya no sepas más nada de mi, dímelo… No; solo quiero pasar para irme a mi casa. Me dile vuelta y seguimos nuestros respectivos caminos… Desde ese día no hablamos, sin en cambio, me ha bloqueado y desbloqueado de Messenger y WhatsApp, un día mientras estaba chateando ví que estaba escribiendo en mi WA pero jamás me llegó el mensaje… Lo extraño muchísimo, pero no sé qué tan conveniente sería buscarlo, ya pasaron casi 20 días, mis amigos me dicen que ya lo deje por la paz, pero no puedo o no quiero o ambas ¿Que me aconsejas? Disculpa que sea tan largo… Y por cierto yo tengo 30 años y el 25
#CuentameTusHistorias.
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you-moveme-kurt · 6 years
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Glee «A boyfriend with celebrate days like this»
Julio de 2011
-Muy bien Kurt Hummel, hora de empacar todo y de paso, revisar si falta algo… —dijo Kurt hablándose a si mismo, estaba en la cocina de su casa y miraba lo que tenía distribuido sobre la mesa— dos copas de cristal, una botella de champagne, que por cierto nadie nunca se enterara de como la obtuve —añadió en señal de advertencia como si efectivamente hubiera otro Kurt con quien hablaba— servilletas, dos platos, cubertería, una barra de pan, tres quesos diferentes, que por cierto son de Francia legítimos, «pâté», fresas y dos pequeñas tartas de manzana… —dijo guardándolas con sumo cuidado—¡oh!... ¡sal y pimienta!… —exclamo como si hubiera olvidado lo mas importante— aunque debería preguntar si los necesitaran por aquí… —dijo mirando a su alrededor— en fin… Blaine Anderson, prepárate para el cuatro de julio de tu vida...—añadió satisfecho— y hablando de ti… mejor te llamo para evitar retrasos y malos entendidos— termino por decir sacando su teléfono móvil para llamar a su novio— ¿Blaine?... -Kurt… espera un segundo, solo un segundo… —respondió su novio al otro lado del teléfono. -¿Estas ocupado?, puedo llamar después… -No, no estoy ocupado, es solo… que estaba viendo la televisión y la apague para evitar distracciones…
-Muy sabio de tu parte… feliz cuatro de Julio… -Feliz cuatro de Julio para ti también, ¿ya tienes todo listo? -Casi, solo me falta arreglar algunas cosas y estaré listo para partir… —respondió Kurt señalando todo lo que tenía sobre la mesa como si Blaine pudiera verlo. -¿Pasarás a recogerme?, ¿donde iremos? -Pues es una sorpresa, ¿como esperas que te diga algo que es una sorpresa? -Pensé tomarte desprevenido… —dijo Blaine soltando una risa que se escuchó el doble de dulce a través del auricular. -Tramposo, ¿me dirás tú cuáles son los planes esos que tienes para el verano? -Por supuesto que no, es una sopesa Kurt Hummel… -¿Ves?, ¿cómo esperas que te cuente lo mío si tú no me cuentas lo tuyo? -No lo sé, pero en mi defensa debo decir que lo mío es más bien por una necesidad práctica… -¿Necesidad práctica? —repitió Kurt arqueando la ceja. -Así es, necesito saber dónde iremos para saber qué ropa usar, te cuento de inmediato que tengo seis conjuntos sobre la cama y no sé cuál es el apropiado —explicó Blaine tomando algunas piezas de ropa, también pensando que su novio podía verlo. -Tú siempre te vistes bien, cualquier cosa que elijas estoy seguro y te sentará de maravillas… -Kurt… eso fue muy dulce… gracias… -Tienes un novio excelente que puedo decir… -Por supuesto que lo tengo, y mi preocupación sólo es porque no quiero ir sobre vestido, o lo opuesto a eso.. -¿Sin nada?... —dijo Kurt sin pensar. -No… —contestó Blaine riendo— me refiero a un atuendo inadecuado, como sandalias en un restaurante elegante, por ejemplo… -Por ejemplo, pero te doy una pista… no iremos a un restaurante… -Ok, ¿donde iremos entonces? -¡No te lo diré!... mejor alístate, pasaré por ti en… 40 minutos… —dijo Kurt mirando la hora en el reloj de la cocina. -Bien, no puedo esperar para verte... -Lo se… -Saludos a Burt y a Carole… -Se los daré… -Te amo…— dijo Blaine terminando la llamada, Kurt creyó escuchar un ruido como que le lanzaba un beso o algo parecido, sonrió al pensar en aquello y se quedó arrimado a uno de los muebles con el teléfono cerca del pecho y un sonrisa enamorada en su cara. -Alguien está de buen humor… —dijo Carole llegando a la cocina— ¿hablabas con Blaine? —añadió comenzando a preparar café. -Sí… —respondió Kurt soltando una risa media boba—te envía un «hola» -Que amable… se lo das de vuelta cuando lo veas… -Por supuesto, te levantaste temprano… —dijo siguiendo con el orden de lo que preparaba. -No tan temprano como tu Papá, que se fue al mercado de madrugada —explicó Carole dando un bostezo. -¿Al mercado?, ¿de verdad? —dijo su hijastro de vuelta mientras abría el refrigerador y se quedaba observando dentro. -Así es, esta más que entusiasmado con la parrillada que se supone y hará... -Claro… -¿Y todo esto cariño?... —quiso saber Carole señalando la mesa. -Bueno, decidí preparar una sorpresa para Blaine, él siempre está sorprendiéndome así es que decidí que era tiempo de que yo lo hiciera para variar… —respondió poniendo sus manos sobre un par de cestas como para picnic pero más modernas, con asas de metal y cierre en la tapa. -Como el fin de semana en ese club de campo engreído… —recordó Carole sirviéndose una taza extra grande cafe. -Exacto… —dijo Kurt sonriendo al recordar aquello— y cómo por fin volvió de su gira con los Warblers, pensé que esta fecha era perfecta… —añadió enseñando todo como evidenciando la perfección de la que estaba hablando -Pues todo luce genial… —opino sentándose a la mesa— ¿donde irán? -Pues averigüe que en Westerville hay un parque llamado Sharon Woods que es fantástico y súper popular en el condado de Franklin, lo que me lleva preguntarme porque mi novio no me ha llevado nunca. -Tal vez para que lo llevaras tú primero… —dijo Carole poniendo cara de travesura. -Tal vez… —repitió su hijastro imitando la mueca traviesa. -¿Eres feliz cariño? -Mucho… Blaine es... -¡Por fin levantados!… debo decir que les llevó como cinco horas de ventaja… —dijo Burt llegando con unas cuantas bolsas de compras entre sus brazos. -Exagerado… —murmuró Kurt mientras revisaba todo lo que ya tenía empacado. -Escuche eso… —advirtió su Papá apuntándolo antes de dejar lo que cargaba sobre la mesa y saludar a su esposa con beso. -¿Te encontraste con Finn querido? -Si, esta estacionando el auto, ¿que es todo esto?... —pregunto mirando dentro de las cestas. -Es el picnic que tu hijo preparó para su novio… —se adelantó en responder Carole dando un tono importante a sus palabras. -¿Un picnic?... ¿en serio?... —dijo tomando un par de cosas. -Muy en serio… ¿puedo llevar esto o lo necesitaran para el almuerzo?... —pregunto Kurt meneando un salero y pimentero de vidrio. -No cariño, puedes llevarlos...—respondió Carole sirviendo una taza de café para el recién llegado. -Un momento, ¿por qué hablas como si fueras a salir? -Porque lo haré… -¿Disculpa? -Papá, te lo dije hace semanas, Blaine volvió de la gira que tenía con los Warblers y no nos hemos visto en mucho tiempo… -¿No estuvo aquí el otro día que te trajo ese regalo de Toledo?… -Así es, pero desde ese día que no lo veo, y bien sabes que dejar de verse es algo que afecta cualquier relación… ¿no recuerdas esa película que vimos juntos? -Lo recuerdo… pero no puedes ir... -¿Como? -Lo que oyes, hoy es cuatro de julio y debemos compartir como familia… —sentencio Burt comenzando a sacar lo que había comprado de las múltiples bolsas. -Estas bromeando, ¿no es así? -No… Kurt, nunca hemos pasado este día separados, nunca… -Pues yo nunca había tenido un novio con quien celebrar días como este… nunca… —replicó cruzándose de brazos, Carole los miraba ambos como en un partido de tenis -Pues ve mañana… -¡Mañana es cinco!, nadie celebra el cinco de julio… -Kurt... -No, escucha… si quieres puedo llegar a la hora de la cena, con todo lo que veo y compraste estoy mas que seguro que quedará comida como para el resto de las vacaciones, así es que, lo siento pero seguiré con mis planes… —dijo cerrando el cierre de ambas cestas al mismo tiempo. -Kurt esto no es negociable, vamos… ¡este es el primer cuatro de julio en el que Carole esta con nosotros! —dijo señalando a su esposa. -¡Claro que no!... —exclamo Kurt agudizando su voz. -¡Como que no! -¡No!... -¿Cuando nos conocimos?... —dijo Burt mirando a Carole. -Ciertamente antes de lo que crees, cariño, ¿que tal si vas a terminar de arreglarte?, estoy segura y tienes el atuendo perfecto para una tarde en el parque Sharon Woods… -Ciertamente que lo tengo… llevare esto a la entrada —dijo tomando ambas cestas, dio a su Papá una mirada de soslayo y pasó por su lado sin decir palabra. -Nada de lo que me digas me hará cambiar de opinión Carole… —advirtió Burt en cuanto su hijo salió de la cocina. -Pues yo no diré nada… —contesto su esposa encogiendo los hombros. -¿Como?... -Lo que oyes, no diré nada porque estoy segura que ya te diste cuenta que lo que le estás pidiendo a tu hijo es un absurdo de principio a fin… -De nuevo… ¿como? -Burt, Kurt es feliz… ¡feliz!… ¿cómo puedes pedirle que no este con la persona que es responsable de esa felicidad?, y no me vengas con ese discurso de la familia, porque bien sabes que compartimos todo el tiempo, incluso más de lo que cualquier familia con dos varones adolescentes lo haría… así es que… —agrego cruzándose de piernas como si ya no hubiera nada más que agregar a la discusión.
-Te amo…— dijo Blaine terminando la llamada, le lanzo un beso un tanto risueño y termino la llamada, se tiró hacia atrás en la cama y soltó un suspiro lleno de amor. -Cariño… ¿estabas durmiendo? —preguntó Pam entrando sin golpear. -No Mamá… y pasa… —dijo Blaine enderezándose de a poco. -¿Seguro?, estabas como inconsciente allí… —agregó mientras se ponía unos pendientes de brillos. -Seguro… ¿que quieres?... —respondió levantándose, enchufo su teléfono y sacó un par de cosas del cajón de la mesa de noche. -Necesito decirte un par de cosas antes que nos vayamos con tu Papá… pero antes… ¿de verdad no quieres ir con nosotros?, estará la tía Debbie… tienes garantizados 20 dólares… —dijo la Señora Anderson como cantando. -Lo se… —añadió Blaine soltando una pequeña risa— pero bien sabes que tengo planes con Kurt… -Por supuesto… ¿donde irán?... —preguntó Pam mirándose en el espejo de su hijo. -No lo se… -¿Como que no lo sabes? —agrego corrigiendo la posición del pañuelo que llevaba al cuello. -No lo sé porque él decidió que sería una sorpresa… —dijo Blaine sonriendo. -¡Pero qué cosa tan romántica!...¿por eso toda esa ropa?...tal vez no la necesites, aunque no se si que tú y él ya… -¡Mamá!... -Ay cariño, era sólo curiosidad maternal... -Pues pregúntame sobre mis calificaciones o que quiero para cenar...—dijo Blaine tomándose una oreja. -Lo haré… ¿como me veo? —preguntó dándose una vuelta completa. -Te ves muy bonita Mamá… -Ay gracias cariño, por eso te quiero tanto… ahora, con tu Padre regresaremos mañana, deje cena para hoy por si quieres comer algo… -Ok, gracias Mamá… -Tal vez mañana vengan a reparar el aire acondicionado pero no estoy segura si la persona me dijo el jueves o el viernes, de todas formas es él quien pierde un cliente si no presenta… ¿qué más tenía que decirte?—dijo Pam llevándose una mano al mentón como evidenciando duda extrema— creo que eso era todo… de todas formas, cualquier cosa nos llamas… un beso… —añadió batiendo sus manos en el aire para que su hijo se acercara— que te diviertas y… la casa estará sola, ideal para… ya sabes… —añadió moviendo sus ceja, Blaine blanqueó los ojos y terminó empujando a su madre a la salida.
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wingzemonx · 7 years
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Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 01. El Sujeto
Notas Previas:
¿Cómo están todos? La historia que están por leer es quizás uno de los Multicrossovers más ambiciosos que he hecho, por la cantidad diferente de películas y series que va a involucrar. No les puedo decir ahora mismo todas las que serán, ya que eso quizás traería consigo algunos Spoilers, pero conforme vayan apareciendo en la historia, las iré señalando en las Notas del Autor. Sin embargo, cómo pueden intuir por el resumen (y el título), al menos hay tres fandoms involucrados: Matilda, película de 1996; The Ring, película del 2002; y The Shining, película de 1980. Pero les aseguro que no serán los únicos, sino que habrá varios más que se irán entrelazando.
En su mayoría, yo considero que esta historia puede leerse sin ningún problema, y sin haber visto alguna de las películas o series que se pueden llegar a mencionar, como si fuera una historia totalmente independiente (o al menos de esa forma la he intentado diseñar). Aunque claro, habrá muchos guiños y referencias al material original, que sólo aquellos que lo hayan visto podrán llegar a entender. Pero ya saben, si tienen alguna duda, pueden preguntarme lo que sea con toda confianza.
Hay una cosa más que deseo decir antes de comenzar ya con el Primer Capítulo. Varios de los personajes que serán protagonista, en su material original los conocimos como niños, de doce o diez años, o incluso mucho más jóvenes que eso. Sin embargo, algunos de dichos niños, aquí serían presentados como adultos, veinte años más grandes que la última vez que los vimos, o incluso muchos más. Por lo mismo, sus descripciones físicas obviamente serán diferentes, pero también sus personalidades, ya que concordemos en que cualquier persona es diferente a los treinta años que a los seis, o incluso a los dieciséis años que a los cinco. Por ello, sus personalidades en esta historia serían algo así como mi interpretación personal de cómo podrían ser ya grandes, también considerando el rumbo y papel que tendrán. Esto lo digo para advertir que no vayan a sentir que estoy usando Out of Character o algo parecido, sino más bien es en respuesta a esto que comento.
Sin más, los dejo con el primer capítulo. Quedo al pendiente de sus comentarios y opiniones.
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Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX 
Capítulo 01. El Sujeto 
No era la primera vez que la Dra. Matilda Honey visitaba el frío y húmedo Oregón. La primera fue durante sus años de preparatoria, para asistir a un congreso juvenil de lectura en Portland; en aquel entonces era una pequeña enana de trece, o quizás doce, caminando entre un mar de gigantes de quince y dieciséis. Sin embargo, aunque su labor la había llevado a recorrer varias partes del país en el pasado, rara vez la llevaba hacia la Costa Oeste desde se instaló en Boston. Las veces que se dirigía a esas zonas horarias, solían ser en épocas de fiestas, cuando tomaba un avión para ir de punta a punta, desde Massachusetts hasta California, dónde vivía su madre… Madre adoptiva, para ser exactos, aunque para ella igual no había diferencia.
Pensaba aprovechar ese viaje y bajar desde ese paraje lluvioso y nublado, hacia la cálida y soleada Arcadia, para pasar unos días con ella, en la misma vieja, pero cada cierto lapso de tiempo remodelada, casa blanca de inicios del siglo pasado, a las afueras de la ciudad. Claro, eso sería una vez que tuviera un hueco en el asunto que la había llevado hasta ahí en un inicio.
Alquiló un vehículo en el Aeropuerto de Portland, y condujo los casi cien kilómetros al suroeste, directo a Salem. La lluvia la agarró a medio camino por la I-5, y ello frenó un poco su avance. No era ni cerca fanática de conducir en el pavimento mojado, especialmente en carretera. Llegó al Grand Hotel en Salem un poco después de las seis y media de la tarde, pero solamente para registrarse y dejar su maleta en la habitación, pues minutos después ya iba de regreso al camino.
Tras volar siete horas, más el viaje en auto que le sumaba una hora extra, cualquier persona lo que querría en esos momentos es tirarse en la cama a descansar,  y dejar cualquier tema que resolver para el día siguiente. Pero Matilda Honey no era cualquier persona. Tenía una cita a las siete en punto ese mismo día, y pensaba asistir sin falta; no por nada la había agendado de esa forma, calculando todo lo que le tomaría el viaje a su destino final.
Sacarle provecho a cada segundo; una mentalidad bastante adulta, que ella no tardó mucho en asimilar mientras crecía. Adelantar grados, hasta el punto de terminar su posgrado en Yale a los veintiún años, no lo había logrado acostada en la cama descansando, eso era seguro.
Se destino era la comunidad de Eola, que se encontraba a unos seis kilómetros de Salem, por la Ruta 22. Era uno de esos puntos en el mapa que muchos describirían como “a la mitad de la nada”, compuesto de sólo unas cuantas casas, y pocas tiendas. Lo más resaltante de ese sitio era sin lugar a duda el Hospital Psiquiátrico, construido en épocas en las que la gente deseaba tener a sus enfermos mentales lo más alejados y aislados posible. Aunque eso, en realidad, no había cambiado mucho.
Llamó para avisar que ya iba en camino, pero más tardó en lograr que alguien la comunicara con la persona que vería, que en llegar al lugar. Se estacionó en el escaso aparcamiento frente al edificio blanco de tres plantas. Su fachada necesitaba ya una remodelación, tras años de erosión, casi seguro por las constantes lluvias.
El agua no caía con tanta fuerza cuando bajó del vehículo, pero sí con la suficiente para tener que recorrer el pequeño tramo entre éste y la puerta del recibidor, cubierta con su paraguas azul celeste, con estampado de nubes blancas. Definitivamente no la hacía ver muy profesional, pero había sido un regalo de uno de sus niños, y eso era suficiente.
Sus niños.
De vez en cuando se sorprendía a sí misma pensando en esa expresión, y a veces incluso usándola al hablar. Lo correcto sería decirles sus pacientes; sus niños, era un término más usado por su madre para referirse a sus alumnos. Pero ambas cosas no eran lo mismo.
Entró por la puerta principal, no sin antes escurrir un poco el paraguas para mojar lo menos posible. Caminó por un largo pasillo, con sillas de espera a los lados, y la casi cliché lámpara fluorescente tintineando en el techo, aproximadamente a la mitad. En el extremo, se encontraba una pequeña recepción, donde una jovencita flacucha de cabellos rubios, con traje color verde de enfermería, observaba con interés su celular; lo tenía oculto bajó la pequeña bardita que la separaba a ella de los visitantes, pero era obvio por su mirada y sus movimientos que eso era justo lo que hacía.
El pasillo estaba totalmente solo, por lo que el sonido de sus tacones bajos contra el suelo brillante de poliuretano, resonaban con un claro eco. Al pararse frente a la señorita de recepción, ésta apenas y alzó lo suficiente su rostro para mirarle. A pesar del maquillaje que llevaba, más del que uno esperaría en una enfermera en turno, no se disimulaba del todo su expresión cansada, sus marcadas ojeras, y su ojos ligeramente rojizos.
—Buenas noches —le saludó con un tono neutro, pero lo suficientemente cordial—. Soy la Dra. Matilda Honey, de la Fundación Eleven. El Dr. Scott me está esperando. Tenemos una cita a las siete en punto.
La enfermera ni siquiera se mutó. Bajó su mirada, de nuevo sólo lo necesario, hacia la pantalla de su celular escondido.
—Faltan quince minutos —le informó como si fuera la revelación más obvia, pero escurridiza, del mundo.
Matilda respiró hondo.
—Lo sé, se me hizo un poco temprano —dicha afirmación dependía mucho de a quién le preguntarás, pues en su plan original se suponía que llegaría a su hotel con suficiente tiempo para darse un baño y descansar aunque fuera una hora—. ¿Podría ver si puede atenderme de una vez?
La joven se quedó unos instantes cavilando, como si la respuesta a esa pregunta le resultara difícil de procesar. Matilda se preguntó si ese aletargamiento se debía a estrés, falta de sueño, o quizás al efecto de alguna sustancia indebida; esperaba que no fuera eso último. Al final, la enfermera extendió su mano hacia su teléfono, y presionó el auricular entre su hombro y oído izquierdo, al tiempo que sus manos hojeaba una pequeña libreta café que tenía sobre su área de trabajo.
—Aguarde un segundo, por favor. Enseguida el doctor estará aquí.
Su tono no le transmitía mucha confianza. Igual hizo lo que le indicó, y se sentó en una de las sillas del pasillo. Colocó su maletín en el suelo a sus pies, y su bolso en la silla de al lado, y esperó.
Esperó más de lo que creyó.
Los quince minutos que la separaban de la hora pactada, se pasaron relativamente rápidos. Los que le siguieron, no tanto. Cada vez que volteaba a ver a la enfermera rubia, ésta tenía de vuelta sus ojos en su teléfono, y no demostraba el menor interés en el tiempo que llevaba ahí sentada.
Decidió que igual era buena oportunidad de revisar el suyo, un iPhone 7, regalo de Navidad de su madre, que no le había dicho el precio pero estaba segura de que había sido exagerado. Aunque sus ansias de aprender y conocer la hicieron abrazar con entusiasmo el boom de la computación y la llegada del internet cuando aún era joven, parecía que al fin la brecha generacional la estaba alcanzando con esos llamados smartphones. Aun así, era la primera en aceptar su utilidad en cuestiones de comunicación, para estar al pendiente de sus pacientes y de su madre.
Revisó un par de correos nuevos que le habían llegado mientras volaba, ninguno de suma importancia, y como trescientos mensajes de WhatsApp y Messenger; la mayoría, igualmente no muy relevantes. El más importante fue un mensaje de Jane Wheeler, cabeza de la fundación a la que representaba en ese viaje, por lo que se podría decir que era de cierta forma su jefa; aunque en realidad era mucho más que eso. Sólo le preguntaba cómo estaba y cómo había estado el viaje. Le respondió que todo había estado bien y que estaba esperando a que la dejaran entrar. La respuesta fue enviada, pero no leída en ese momento. No le extrañó; debían de ser más de las diez de la noche en Indiana, y era lunes. Igual habían acordado hablar el miércoles, así que de momento sólo debía informarle que había llegado con bien.
Una vez que terminó de revisar todos sus mensajes, seguía sin haber señal alguna de movimiento. La espera se prolongó hasta más de las siete con veinte minutos. Estaba por ponerse de pie y pedirle explicaciones a la señorita, cuando unos pasos tranquilos por el pasillo izquierdo, que igualmente llegaba al área de recepción, se hicieron presentes en el silencio sepulcral.
Un hombre alto en bata blanca, apareció al otro lado de la esquina, y se dirigió unos segundos a la enfermera, que no tardó en usar sus irritados ojos para señalar en su dirección. El hombre de hombros anchos, cabeza algo cuadrada, y cabello negro y corto, se giró hacia ella, y la miró con curiosidad a través de sus grandes anteojos redondos, de armazón grueso. Su apariencia a Matilda le pareció algo curiosa; era como si intencionalmente quisiera verse como un personaje sitcom de los ochentas, de esas que de vez en cuando repetían por televisión, ya muy entrada la noche.
El hombre se le acercó, esbozando la que Matilda pensó era la sonrisa más verdadera que le era posible hacer en esos momentos, pero no dejaba de ser claramente falsa.
—¿Señorita Honey? —preguntó con un tono jovial, tras haberse parado a su lado e introducido sus manos en los bolsillos de su bata. Matilda ya se había puesto de pie, y se colocaba de nuevo su bolsa al hombro.
—Doctora, por favor —le corrigió más tajante de lo que había sido su intención original; quizás la molestia de la larga espera había influido.
El hombre, que por el gafete colgando de su bolsillo derecho supo que era en efecto el Dr. John Scott, le echó un vistazo de arriba abajo tras su aclaración.
—Claro —exclamó despacio, más como un gesto involuntario que se le hubiera escapado que un comentario real—. Es mucho más joven de lo que esperaba.
—Me lo han dicho seguido.
Y vaya que era sí.
El Dr. Scott se aclaró un poco su garganta, y luego se giró en la dirección en la que venía.
—Bueno, por aquí, si es tan amable.
Él comenzó a caminar, y ella lo siguió. Los pasos de ambos resonaron al unísono en el silencioso pasillo.
—Ya casi está todo preparado —le informó Scott con reservado entusiasmo–, y el sujeto ha sido informado de que hablará con usted. Pareció sentirse… moderadamente interesada en ello.
Matilda no externó nada visible o audible, pero la forma en la que había pronunciado “el sujeto”, le había molestado considerablemente. Cuando una persona pasaba de ser un paciente, a ser un “sujeto”, era señal de que algo no estaba bien.
—Espero que haya podido revisar toda la información que le proporcionamos al respecto, y que ésta le haya sido de utilidad para prepararse.
—Obtuve toda la información que necesito de momento —le respondió Matilda sin apuro—, incluyendo toda aquella que deliberadamente omitió o decidió ignorar en los reportes que nos enviaron.
Esas palabras tomaron tan por sorpresa a John Scott, que se detuvo en seco en su sitio; Matilda avanzó unos cuantos pasos más, antes de darse cuenta de ello y detenerse también.
—¿Disculpe? —exclamó el John, incrédulo, lo que hizo que se dibujara una sonrisa de ligera satisfacción en los labios de la chica californiana.
—Lo disculpo —le respondió con suma calma, justo antes de virarse de nuevo al camino que seguían, y continuar avanzando. Desde su postura hasta su andar, parecía querer dar a entender que sabía exactamente a dónde ir. Él no tardó en seguirla, unos cuantos pasos por detrás—. Necesito que las primeras sesiones sean privadas, sólo la niña y yo. Sin un tercero, sin cámaras, sin micrófonos, y sin gente mirando al otro lado del espejo.
—No lo creo.
—No era una petición.
Eso quizás fue suficiente para poner a prueba la tolerancia del buen doctor, ya que cuando menos lo pensó, éste se adelantó a ella y se paró justo delante, cortándole el camino. Sólo hasta ese momento, Matilda se volvió consciente de lo alto que era aquel individuo en comparación a ella; a lo mucho le llegaba a la mitad de su pecho, y eso que estaba un poco encorvado hacia ella, como si quisiera intimidarla de esa forma. Su rostro, además, había dejado ir cualquier rastro de falsa o verdadera hospitalidad que hubiera tenido hasta hace unos momentos.
John Scott respiró hondo, se acomodó sus anteojos con sus gruesas manos, y posteriormente comenzó a hablar con la mayor tranquilidad que su muy evidente molestia le permitía.
—Dejemos algo muy claro, Doctora —el sarcasmo se encontraba fuertemente adherido a esa última palabra—. Esta niña es mi paciente, y ésta es mi investigación. Si accedí a que usted la viera, fue sólo por mera cortesía. Pero cualquier cosa que obtenga de su charla, debe compartirlo conmigo y mi equipo —presionó entonces su propio pecho con el pulgar derecho de su mano; a Matilda le parecieron por unos momentos los dedos grandes y peludos de algún primate—. ¿Estamos claros?
—Cómo el cristal —le respondió con absoluta tranquilidad. Aun así, al parecer dicha respuesta había sido suficiente para él, pues rápidamente se disponía a darle la espalda y seguir caminando. Sin embargo, la voz de Matilda, ya no tan tranquila como en un inicio, hizo que se quedara sólo en ello: intenciones—. Pero ahora permítame a mí dejar algo más claro —Dio un paso sin miedo hacia él, encarándolo de frente sin vacilación—. Yo no estoy aquí para apoyar su investigación, ni a usted, ni a su equipo. Yo estoy aquí por petición directa del señor Morgan, y mi único fin es ayudar a esta niña, a la que, por lo que visto, se han esforzado por tratar como rata de laboratorio durante su estancia aquí. Y no sé a quién quiere engañar, porque ambos sabemos que su supuesta cortesía, sólo se debe a que el señor Morgan le advirtió que aceptara, o retiraría a la niña de este sitio. Y de paso, también ambos sabemos que en todo este tiempo no han logrado realmente llegar a ella u obtener algo con todos sus… experimentos y métodos de hace más de treinta años, y quieren ver si nosotros podemos hacer algún progreso que ustedes no.
»Así que, como agradecimiento por su apertura, y como “cortesía” profesional, le proporcionaré toda la información que obtenga y sienta que sea pertinente o necesaria para su investigación, pero no más. Y si siento por un instante que lo mejor para ella es que la saquen de aquí, no dudaré en transmitirle ese sentimiento a su padre.
Hizo una pequeña pausa. Aspiró hondo por la nariz, sin dejar de sostenerle la mirada, y concluyó.
—Dicho eso, repito: necesito que las primeras sesiones sean privadas; sólo la niña y yo. ¿Estamos claros?
La primera reacción visible en John Scott, fueron varios balbuceos, de seguro involuntarios. Luego se aclaró la garganta con fuerza, y se aplanó la corbata con insistencia con sus grandes manos.
—De acuerdo —respondió después de unos instantes—. Por aquí…
Volvió a reanudar la marcha, ahora con mucho más apuro. Aunque radiaba en su mayoría tranquilidad, un ojo observador detectaría sin problema esa dosis de molestia que se había sumado a su ya de por sí mala disposición, disfrazada de “cortesía”.
Eso de seguro no haría las cosas más sencillas.
Antes de seguirlo, Matilda se tomó unos segundos para respirar profundo, y soltar después el aire en un pesado suspiro. Quizás se había pasado un poco, pero muchas veces no le quedaba de otra. Le era muy difícil en ocasiones que personas ajenas a la fundación, o al tipo de personas que solía ayudar, la tomaran enserio. Su complexión algo pequeña y esbelta, acompañada de su rostro que radiaba un aire mucho más aniñado de lo que debería a sus veintisiete años, hacían que la gente, especialmente los hombres adultos considerablemente mayores que ella, la miraran hacia abajo con desdén. Y cuando eso ocurría, postrarse firme ante ellos, e incluso algo agresiva, resultaba ser la única medida que le servía. Si no, y si la situación realmente lo ameritaba, siempre había otros métodos; su primera directora de primaria lo había vivido en carne propia.
“Cuando una persona es mala se le debe dar una lección”, le había dicho su padre hace muchos años atrás. Quizás la única sabiduría real que aquel hombre le había transmitido, aunque estaba segura de que esa no había su intención.
Su guía la llevó hacia otro pasillo largo, pero éste no tenía salida. Del lado izquierdo, había cuatro puertas de madera, todas con un lector de tarjetas magnéticas montado en la pared a su lado. Del lado derecho, había cuatro sillas, iguales a las que había en el área de espera de recepción; las cuatro estaban vacías.
—Por favor, aguarde aquí sólo unos minutos —le indicó Scott, dirigiéndose hacia la última puerta.
—Creí que ya estaba todo preparado.
—Casi. Creo recordar que dije que casi estaba todo preparado.
Con esa única explicación, Scott acercó su gafete al lector, y un pitido, seguido de un chasquido en la puerta, indicó que ésta se encontraba abierta. Entró rápidamente por ella, y la cerró detrás de sí, antes de que Matilda hiciera el intento siquiera de mirar del otro lado.
No tuvo más remedio que volver a sentarse, y esperar.
No era una de sus habilidades primordiales, pero tenía el presentimiento de que dicha espera no sería corta.
- - - -
El cuarto al que John Scott se había metido tan apresuradamente, era estrecho, de forma rectangular. De mano izquierda justo al entrar, había una gran ventana que prácticamente abarcaba toda la pared de ese lado. Por ella, se podía ver la habitación contigua, al menos tres veces más grande, cuadrada, de paredes, techo y piso totalmente blanco; una persona aguardaba sentada en el centro de aquel otro cuarto. Frente al cristal, había dos escritorios, colocados uno a lado del otro, y sobre cada uno los monitores de dos computadoras, además de sus teclados y ratones. En dichos monitores, se repetía la misma escena del cuarto visible por el cristal. A su vez, frente a cada escritorio, había una silla. La más próxima a la puerta de entrada estaba vacía. La otra, era ocupada por otro hombre de anteojos y bata blanca, aunque de cabello rubio oscuro, y, al menos en apariencia, varios años más joven que John Scott, pero quizás cerca de diez mayor que la mujer que aguardaba en el pasillo.
En cuanto entró, aquel otro doctor lo volteó a ver, curioso. La molestia que Matilda había notado, parecía también haber sido bastante evidente para este otro hombre, pues lo miró algo sorprendido y confundido, en parte por la manera en la que había entrado.
—¿Y qué tal, Dr. Scott? —le cuestionó sin mucho rodeo—. ¿Cómo es la misteriosa doctora genio que viene a resolver este complicado enigma?
Scott bufó, entre divertido y hastiado por su comentario. Su atención se centró en el otro cuarto, aunque más específicamente en la persona que se encontraba sentada, con sus manos sobre sus piernas, y su mirada puesta en el suelo.
—Con problema le dobla la edad —señaló—. Y además es toda una diva. Encima de que permitimos que viniera hasta aquí y la viera, se atrevió a ponerme condiciones. Cómo si hubiéramos sido nosotros quienes la llamamos.
El doctor más joven, esbozó una sonrisa.
—¿Creé que realmente ella tenga experiencia con casos como éste?
—Por supuesto que no —le respondió Scott de inmediato—. Esta Fundación Eleven, o como sea que se hagan llamar, sólo son otro grupo de sacadineros a cuestas de los miedos de la gente. Si realmente tuvieran la experiencia y el conocimiento de otros sujetos como éste, ¿no crees que hace mucho que ya hubieran publicado algo al respecto? ¿O lo hubieran logrado probar públicamente? Nunca nadie había estado tan cerca de probar científicamente la existencia de habilidades psíquicas reales como nosotros, y no dejaré que esta niña que juega ser psiquiatra se quede con el crédito.
Inhaló hondó y exhaló, buscando calmarse.
Miró una vez más a la persona al otro lado del cristal; seguía en la misma posición, sin moverse ni un poco; apenas y pestañeaba cada cierto rato.
—Pero igual, veamos si podemos sacar algo bueno de esto. Quizás se abra más con alguien como ella. Tiene un aire más… amistoso, por decirlo de alguna forma. Pero no con los adultos, eso es seguro.
El otro doctor no hizo comentario alguno para contradecir o reafirmar su observación, y en su lugar se limitó sólo a asentir.
—¿No la hará pasar?
Scott miró rápidamente la hora en la parte inferior del monitor que tenía más próximo, y la corroboró con la de su reloj de muñeca.
—Dejémosla esperando un poco más —añadió con cierta picaría en su tono.
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Matilda sabía que tendría que pagar algún precio por su pequeño exabrupto, si acaso era la forma correcta de describirlo. Sólo llevaba unos pocos minutos de haber conocido al Dr. Scott, pero si se fiaba de la experiencia que tenía de situaciones anteriores similares, y la manera en la que le había querido “dejar en claro” su postura, podía darse cuenta de que era el tipo de individuo que no le gustaba en lo más mínimo que una mujer, en especial una tan joven, intentara imponérsele. Por más mente abierta que muchas personas intentaran presentarse, en el fondo todos tenían aún ideas anticuadas que regían, incluso de manera inconsciente, sus conductas.
Estaba acostumbrada a ello, y por el bien del trabajo que había ido a desempeñar, que era lo que más le importaba en esos momentos, estaba dispuesta intentar dejar las cosas en paz dentro de lo posible, y esperar ahí el tiempo que el buen Dr. John “yo mando aquí” Scott creyera justo.
Sin embargo, no pensó que dicho precio sería tan largo. La tuvieron esperando un poco más de media hora, sin darle ninguna pequeña señal de vida. Había llegado antes de las siete, pero sólo hasta un poco antes de las ocho al fin la puerta por la que el Dr. Scott se había ido, se abrió y éste salió de nuevo a su encuentro, ahora al parecer con mucho mejor humor.
—Lamento la demora. Ya puede pasar.
—Claro —fue lo único que surgió a modo de susurro de los labios la joven doctora. Tenía muchas otras cosas en mente que le hubiera gustado compartir, pero prefirió simplemente guardárselas; al menos de momento.
John se dirigió a la puerta contigua a la que acababa de usar, e igualmente pasó su gafete por el lector postrado en la pared a su lado. Los seguros de la puerta se abrieron, y la empujó hacia adentro con una mano, dejándole el paso libre.
—Le recuerdo lo de la privacidad, Dr. Scott —le recalcó Matilda, justo al comenzar a avanzar hacia el interior de la habitación—. Por lo que descubrí, me parece que ella puede decirme muy fácilmente si está cumpliendo su palabra o no. ¿Verdad?
John se sobresaltó ligeramente ante esas palabras, que parecían más que nada una amenaza. Matilda fue consciente de ello un segundo después de haberlo dicho, pero no se arrepintió en lo absoluto.
Ya se enteraría después como se lo cobraría.
Una vez que entró y se alejó apenas lo suficiente de la puerta, escuchó como ésta se cerró con fuerza a sus espaldas y los seguros se volvían a poner. El cuarto al que acababa de entrar, era cuadrado, un poco amplio, de quizás cinco metros por cinco metros. Las paredes y el techo estaban pintados totalmente blanco, y acompañados de la brillante luz blanca que colgaban del techo, hacían que todo el lugar brillara de una forma casi irreal, como sacado de algún extraño sueño. En la pared de su lado derecho, había un gran espejo, que estaba segura era de doble vista. De seguro daba a la habitación en la que John Scott se había metido durante media hora a… Sólo Dios sabía qué, para hacer tiempo. Jugar solitario, quizás.
Frente al espejo, había un escritorio de madera, con una silla de un lado. Había además una cámara de video, montada sobre un tripié. Y justo en el centro, se encontraba lo que la había llevado hasta ese lugar.
Sentada de una silla, igual a la que había detrás del escritorio, se encontraba una niña, de rostro blanco, muy blanco. Tenía la cabeza algo agachada, pero aun así la miraba, aunque su ojo izquierdo estuviera cubierto casi por completo por su largo cabello negro y lacio, que le caía hacia el frente sobre sus hombros. Sus ojos eran totalmente negros, y debajo de estos se marcaban unas oscuras ojeras, resultado evidente de algunos días sin poder dormir bien. Usaba una bata larga de hospital, totalmente blanca, y unas sandalias negras. Se veía ya algo grande, de doce o no más de trece. Tenía sus manos, delgadas y de apariencia frágil, posadas sobre sus piernas. Lo que alcanzó a ver de la expresión de su rostro, le pareció fría, bastante fría, hasta casi rozar en lo aterrador.
La palidez de su rostro, sus ojeras, y esa vibra de mal humor que transmitía a su alrededor, eran señales de cansancio, de molestia, y quizás de fastidio. Y no era para menos considerando el lugar en el que estaba, y no sólo por esa habitación tan extraña.
El semblante y la actitud de Matilda cambiaron totalmente en ese momento. Pasó de estar en un estado prácticamente a la defensiva, a tomar una postura mucho más calmada y relajada.
—Hola, ¿cómo estás? —la saludó sin dudarlo, esbozando su primera sonrisa sincera de esa noche—. Éste no es el lugar más bonito para hablar, ¿no crees? Hubiera sido mejor sentarnos en la cafetería mientras comemos y bebemos algo.
A pesar de la jovilidad natural que Matilda transmitía, la niña no dio señal alguna de respuesta. En su lugar, se quedó inmóvil, apenas mirándola o notando su presencia. Esto no le extrañó; venía ya preparada con la idea de que no sería sencillo.
Se acercó con cautela a la mesa; la niña la siguió con la mirada, apenas moviendo su cuello. Dejó su maletín y bolso sobre ésta, y luego le sacó la vuelta. Por un momento parecía que tomaría asiento en la silla, pero en su lugar la tomó con su mano derecha, y sin pronunciar palabra alguna, empezó a arrastrarla por el suelo hacia el centro del cuarto. La silla chirriaba con fuerza contra el piso, casi como si lo estuviera haciendo apropósito. Sólo en ese momento se logró ver una pequeña seña de reacción el rostro de aquella chiquilla, aunque era prácticamente un gesto de confusión.
Matilda colocó la silla justo frente a la otra, con apenas un poco más de un metro de distancia entre ambas.
—¿Puedo sentarme? —le preguntó animosa, sin dejar de sonreír.
La pequeña la miró de reojo, y simplemente se encogió de hombros como respuesta. Aunque en algo era una respuesta de notoria indiferencia, igual decidió tomarla como un asentimiento y sentarse. Se acomodó su larga falda color verde olivo, se cruzó de piernas, y contempló con detenimiento a la pequeña delante de ella. En cuanto posó sus grandes y brillantes ojos azules en aquel rostro pálido y estoico, éste se viró hacia otro lado, quizás algo intimidada por la repentina cercanía.
—Me llamo Matilda. ¿Tú cómo te llamas?
—Usted ya lo sabe —soltó de pronto la chica de ojos oscuros.
Bien, eso era un progreso. Le sorprendió escuchar que su voz era bastante más suave y dulce de lo que su apariencia casi amenazante pudiera dar a suponer.
—No tienes que hablarme de usted; puedes llamarme simplemente Matilda. Y tal vez sí lo sé, pero me gustaría que me lo dijeras tú misma. Ya sabes, para conocernos mejor.
La niña la miró en silencio. A pesar de que su mirada seguía tan fría como cuando entró al cuarto, Matilda pudo notar como dudaba y vacilaba entre responderle o no. Sus dedos, posados aún sobre sus piernas, se cruzaban y frotaban entre sí. ¿Señal de nervios?
—Samara —Susurró despacio tras varios segundos de silencio—. Me llamo Samara Morgan…
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FIN DEL CAPÍTULO 01
Notas del Autor:
- Matilda Honey se basa íntegramente en el respectivo personaje de la película Matilda de 1996. Originalmente tenía sólo 6 años y medio, mientras que aquí tendría ya entre 26 y 27 años. Su apellido original era Wormwood, pero aquí se especula que cambió su apellido a Honey en algún punto tras ser adoptada al final de los acontecimientos de la película.
- Samara Morgan se basa casi por completo en el respectivo personaje de las películas The Ring del 2002, The Ring 2 del 2005 y Rings del 2017. Samara tendría aquí 12 años, como los tiene en la película original (antes de su muerte). Para ello he trasladado su historia a la época actual, ya que originalmente ocurría hace casi cuarenta años. Esto traerá algunos cambios, y algunos iré especificando en los capítulos posteriores.
- El Dr. Scott es un personaje de película de The Ring del 2002, pero ya que su participación es muy reducida y nunca vemos de hecho su apariencia, tanto ésta como su personalidad fueron adaptadas por mí.
- En la película de The Ring del 2002, no se específica con claridad la ubicación del Hospital Psiquiátricos de Eola. Bajo el contexto de la película, se podría especular que el Condado de Eola podría ser algún condado ficticio en el estado Washington, inventado en la película. Aquí, sin embargo, lo he ubicado en la comunidad de Eola en Oregón, que es un sitio real. Esto aprovechando los nombres iguales, darle una ubicación más exacta, y también esto obedece a algunos eventos planeados para más adelante.
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Día 1 : 29 de febrero del 2020
Quedé con unos amigos de ir a nadar al río y beber unas cervezas en la noche, para celebrar que por fin terminamos la universidad, y al mismo tiempo despedirnos porque sabemos que cada quien tomará su propio camino: unos irán a trabajar al extranjero, otros heredarán la empresa familiar; yo, por mi parte, un Ingeniero en Mecánica recién egresado, aún no tengo definido nada, sólo sé que quiero poder estar tranquilo. Me basta con ganar lo suficiente en algo que me guste, lo cual sería teniendo mi propio taller dónde arme y repare carros y motocicletas en un pequeño y tranquilo lugar, muchos podrán escuchar mi plan y me tomarán como mediocre, otros más como alguien humilde y sencillo; personalmente prefiero no llevar una vida con estrés y preocupaciones que considero inecesarias. Entonces sabiendo que posiblemente no nos veremos en mucho tiempo y cabe la posibilidad de que en realidad no nos veamos ya nunca decidimos festejar como se debe. En las afueras de la ciudad hay un bosque con un pequeño lago y un peñasco donde, según la tradición local, todos los egresados deben aventarse desde la cima como ritual para buena fortuna. Claro que la "tradición" no dice que uno debe aventarse desde la cima ahogado en alcohol, pero algunos necesitamos un pequeño empuje que es brindado por el alcohol —ese algo que nos da valor y está detrás de todas esas locuras y tonterías que hacemos— y pues por otro lado tenemos la necesidad de querer impresionar a la chica con la que llevamos soñando desde la secundaria. Al llegar al punto de encuentro, el cual era el lago, nuestro pequeño grupo ya estaba completo y conformado por: Alan, mi amigo de la infancia y por quien hicimos esto ya que el es quien quiere impresionar a Lizzie, mi prima y de quien Alan se encontraba enamorado desde secundaria; Robert y Cinthya son gemelos y los conocimos en primer semestre de la carrera. Juntos buscamos un lugar para instalarnos cerca del lago para poder nadar, así que comenzamos a bajar las hieleras y una pequeña tienda de campaña para pasar la noche ahí en lugar de regresar manejando en la madrugada por un camino rocoso e inestable. Después de unas horas ya estábamos ebrios y había llegado el momento de saltar —aunque me parece una tontería— por desgracia el resto estaba tan mal que no estaban en condiciones ni para nadar hasta el peñasco en medio del lago, y los únicos que estábamos bien y lúcidos éramos mi prima y yo, así que acabamos cuidándolos. —¿Sabes que le gustas a Alan cierto?, le dije a Lizzie mientras estábamos sentados junto a la fogata —Sí... y me parece lindo y todo pero no estoy segura, yo tengo sueños que quiero cumplir, sueños que involucran el que me vaya lejos y no podría pedirle a él que renuncie a sus amigos y vida que tiene aquí por eso creo que lo mejor sería rechazarlo, le dolerá lo sé, pero lo superará y seguirá adelante. —No lo sé Lizz estoy seguro que si hablaras con él, lo dejaría todo por seguirte o tal vez no pero considero que mínimo debe saber la razón por la que está siendo rechazado así lo superaría más fácil, aunque también déjame decirte que nunca vivas con miedo, no sabes lo que pueda ocurrir tal vez surja algo genial o tal vez sea desastroso pero pues no sabrás hasta que lo intentes. Me levanto mientras me estiro lentamente, me quito la playera, el pantalón, quedando solamente en boxers, y me acercó al lago, —¿Qué haces?, me pregunta Lizzie. —Nada, sólo que pues haber venido hasta aquí y que ninguno se haya aventado del peñasco sería una pérdida de tiempo, ¿no? —Pues sí pero tampoco estas muy bien como para nadar hasta el peñasco, aventarte y nadar de regreso, si te ahogas no podría ayudarte enseguida. —Descuida, estaré bien y recuerda: no pienses tanto las cosas o te aburrirás mucho. Comencé a nadar, el agua estaba tibia después de todo es una noche de verano, llegué al peñasco y lo escalé. Estando en la cima me detuve a mirar hacia abajo y pensar en qué demonios estaba haciendo, de repente un destello surge del agua se hace más intenso, y por un instante incluso pienso que es el reflejo de la luna llena pero se veía muy reluciente como para serlo y por un breve lapso de tiempo se apagó, solo para después volver a brillar, así que decidí aventarme e investigar qué era. Sin pensarlo dos veces me aventé; al caer pude notar que la luz venía del fondo, por lo que comencé a sumergirme pero mientras más y más me acercaba se ponía más fría el agua, eso era totalmente extraño porque en el resto del lago el agua era cálida, sin mencionar que el agua se sentía más pesada como si sujetara mis extremidades y para cuando me di cuenta ya estaba rodeado por una luz inmensa no podía ver nada debido a la intensidad que emanaba, y ya me estaba quedando sin aire. Traté con desesperación subir a la superficie, pero al parecer mis brazos y piernas no respondían y ya estaba muy cansado de tanto luchar y contener la respiración, sabía que no podría aguantar mucho más. Traté de jalar aire pero era inútil, en lugar de eso dejé entrar el agua a mis pulmones, el líquido entraba dejando la sensación como si quemara, la desesperación se había apoderado de mí; me di por vencido y perdí el conocimiento. Desperté en la orilla y antes de ponerme de pie o mirar a mi alrededor creí que había sido un sueño, o mejor dicho una pesadilla, o bien que había sido real y casi moría por estar ebrio y alguien me salvó. Después de un rato y de recuperar energías, me endereze sólo para contemplar que seguía en boxers y lo peor, no reconocía nada a mi alrededor, vi plantas inmensas más grandes que edificios y un pequeño lago a mi lado aunque muy pequeño comparado con el otro, habían dos lunas en el cielo y en lugar de ser oscuro el cielo era de un color violeta y rosado inundado de estrellas, di una vuelta entera analizando la situación intentando encontrar algo familiar pero nada. —¿Dónde carajo estoy?
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lanaveonline · 7 years
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Entrevista a Lisandro Carcavallo: “Cemento está en el corazón de mucha gente”
Miércoles, diez de la noche. Abril de 2017. Calle Estados Unidos al 1200 del barrio de Constitución. Una fila interminable espera en la puerta de lo que fue un templo de la movida under en los años ochenta. Cemento, volvió a vibrar y respirar por una noche con la proyección del documental que recorre la historia de este lugar mítico. Hablamos con Lisandro Carcavallo, el director de un nuevo rockumental que hace historia.
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“Fui parte de la última generación que fue a Cemento, entre los 14 y los 17 años. Pude experimentarlo, eso te da las pautas para contar lo que fue porque es muy difícil de escribir, y que hoy sea un estacionamiento, eso habla de lo terrible del destino de nuestra cultura y nuestros hitos culturales. Era una forma de reivindicar y contar lo que ahí pasaba”, cuenta Lisandro con la emoción de que su primer largometraje tenga que ver con una parte de su vida.
-¿Cómo surge la idea de llevar eso a un documental?
Lisandro: -Estaba viendo mi agenda de adolescente, en las que uno guarda muchas entradas de recitales, y casi todas eran de Cemento y le dije a una amiga que fue la asistente de producción que había, no podía ser que no esté documentado. Surgió la idea de contarlo como espacio que surge con una democracia que había comenzado hacía muy poco y toda la oportunidad que le dio a las expresiones artísticas, a los performers, a los músicos. Chabán abrió las puertas, no hay quien diga que no lo dejó tocar, la reivindicación es automática, no es que me lo haya propuesto, yo lo considero un gestor cultural tremendo, pero el documental es sobre Cemento, y él fue la cabeza de todo eso.
-¿Cómo fue la organización de las entrevistas, hubo una planificación de los nombres y las voces que aparecen?
Lisandro: -No fue fácil. Cemento estuvo casi veinte años y estuvo abierto casi de lunes a lunes, había shows, obras de teatro, en un comienzo Omar hacía ollas populares y le daba de comer a la gente de la calle, hubo tanto que pasó por ahí que nos íbamos encontrando con cosas que nos faltaba desarrollar. Estudiamos un montón, buscamos recortes de diarios y revistas viejas como Madhouse, nos embebimos un montón sobre esa época. La organización fue difícil porque terminamos haciendo ochenta y siete entrevistas, con fueron jornadas de rodaje, y es una barbaridad.
-Con todo ese material, ¿cómo fue el trabajo de edición?
Lisandro: -El primer corte duraba dos horas y media, y lo tuvimos que cortar, y creo que lo que queríamos decir lo dice, si sale un DVD irán voces súper interesantes y archivos como el recital de los redondos que lo tenemos entero. La organización de ese material, no sabés lo que fue, cada entrevista la vi veintisiete veces, el archivo era mágico, cada escena que pusimos luchó con otras veinte. Quedó mucho afuera, fue muy difícil, pero estamos contentos.
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-¿Cómo llegan a Katja Alemann y a la diversidad de músicos que aparecen en “Cemento”?
Lisandro: -Katja es la fundadora con Chabán, al principio no quería. Le fuimos actualizando las novedades, y un día le mandamos un mail diciéndole que si no estaba, el documental quedaba incompleto, y a partir de ahí su apoyo fue total, nos dio material de archivo indispensable, y cuando le mostré el primer corte, se emocionó y fue muy fuerte. Su apoyo fue incondicional y estoy eternamente agradecido. Y en los caso del Indio, o de Mollo, sabíamos a quiénes queríamos entrevistar y sabíamos que no nos conocía nadie, entonces sacamos un trailer sin tener ni la mitad de la película, con el objetivo de decir estamos haciendo esto con mucho respeto y con muchas ganas de contarlo. A ese trailer le debemos todo, funcionó y a partir de ahí accedimos a ciertas voces más complicadas. Y después porque soy muy insistente, fue mucha perseverancia
-¿Cuál es la importancia de Cemento como espacio cultural?
Lisandro: -Cemento fue el lugar donde nacieron nuestras bandas y donde pasó todo, y está en el corazón de un montón de gente. Uno tiene recuerdos muy lindos, en la adolescencia todo es muy mágico, Cemento fue un lugar de esos que no se repiten. Sabíamos que queríamos hablar de Cemento como espacio que surge en democracia y que daba oportunidades, como espacio de desarrollo del rock. También era el lugar donde se hacían los eventos a beneficio. Se hizo un show a beneficio de los inundados de Santa Fe, donde tocaron una barbaridad de bandas, y la entrada salía $1 más dos alimentos, y tocó Carajo, Kapanga, Catupecu, y un montón de bandas under. Fui al recital en contra de la guerra de Irak, que fue la primer guerra que yo viví, cuando tenia 15 años, muchos pibes fuimos manifestándonos en contra de esa guerra y fue una idea de Chabán.
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-¿Cómo llegan a BAFICI y a la función en lo que fue Cemento?
Lisandro: -Me convocaron del Festival, no la tenía terminada aún, y a las tres semanas me avisan que había quedado seleccionada. Y la función en Cemento fue una iniciativa que venía gestionando, nos juntamos con la directora de festivales de la Ciudad de Buenos Aires y un día llega el mail de que en el marco del festival era posible la presentación ahí, y hasta que no lo vimos en el librito de la programación no lo podíamos creer, fue tremendo. Y fue una mezcla de sentimientos, por un lado saber que no era más Cemento y que la barra, el escenario y las gradas no están, pero la dirección encierra algo, veíamos entrar a los chicos y ponerse a llorar, a los músicos que se iban emocionados y era fuerte. Me decían gracias por hacerme volver a Cemento, por la película, eso fue lo más lindo.
-¿Dónde se encuentran hoy esas vivencias, por dónde pasan hoy las manifestaciones culturales que le dieron sentido a lugares como Cemento?
Lisandro: -Hoy hay lugares que tienen cierto espíritu como el Salón Pueyrredón, o La Cultura del Barrio, son lugares que apuestan constantemente, tocan bandas, se hacen ciclos de cine, hay lugares que mantienen eso. Hay cierto romanticismo para los que conocimos esa época que en algún punto lo extrañamos, no es que hoy sea mejor o peor, es distinto. Antes había una búsqueda, al rock lo tenias que buscar. Y hoy la escena está buenísima, hay bandas como Los Espíritus, Los rusos hijos de puta que se desarrollan en lugares como El Mandril, que son lugares que están buenísimos, hay lugares pero hay que descubrirlos, no están dentro del mainstream.
-¿De qué manera la realización del documental replica el modo de ser que se respiraba en ese lugar y en esos años?
Lisandro: - Somos independientes, la hicimos sin un mango, y creo que Cemento despierta eso. Es muy fuerte lo que genera, porque en los noventas había que ser una banda, salir a tocar y llevar gente, no había Youtube, ni Spotify, tenías el Suplemento Si, la Rock & Pop, y ni hablar de tocar en los inicios de la democracia donde todavía te frenaban. Creo que todo fue gracias a la pasión y las ganas de contar algo, fue el único motor que tuvimos, teníamos ganas de hacer un gran documental, siempre nos preguntábamos si estábamos a la altura. Nos jugábamos seguir laburando en lo que nos gusta hacer, que es el audiovisual.
Entrevista: Daniela Pereyra y Noelia Soledad Gómez
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IV. Búnker
Cuando desperté me encontré con la atenta mirada de Stephano examinando mis constantes vitales.
-Ya era hora-dijo sin más.
-¿Dónde está Marié?
-La he enviado a la base central.
-Pero... aún no hemos terminado mi...
-Yo me encargo de ello, no te preocupes.
Abrí la boca para replicar pero decidí que era una mala idea.
-¿Recuerdas como nos conocimos?-me dijo.
Oh, lo recordaba.
Llevábamos ya dos años en guerra. No, llevábamos dos años en guerra abierta. Pero todo había comenzado mucho atrás. 
Apenas nos habíamos dado cuenta. Primero aquella crisis por el Sol. Después Corea se unificó con China sin previo aviso, y juntas tomaron  Tailandia, Vietnam y Malasya por la fuerza en 72h. Irán, Irak, Afganistán, Kazajistán, Arabia Saudí y lo que quedaba de las Repúblicas de Oriente se unieron politica y militarmente como reacción preventiva al Nuevo Imperio, pero sólo tardaron dos años en unirse a él. Y de repente Europa, América, y Rusia, eran acusadas de provocar catástrofes naturales durante la Crisis del Sol. Lluvias ácidas caían sobre África, India y Arabia. El Imperio de Oriente culpaba a Occidente de todas las desgracias que ocurrieron. Y entonces llegó el día. El Gobierno era una asamblea formada por doce hombres de doce nacionalidades diferentes que regían Occidente y Las Américas. Su presidente fué asesinado por un infiltrado oriental. Y la guerra en la calle estalló.
Las llamamos Guerras Nucleares, aunque no era más que una sola guerra larguísima, a mi modo de ver.
Los bombardeos masivos se sucedían, hundiendo países en el océano y resquebrajando continentes.
Y allí estaba yo, detrás de aquellos cazas, dueños de la destrucción, embajadores del caos. Por aquél entonces no recordaba qué era subir a la superficie, había dedicado casi la mitad de mi vida al diseño aeroespacial militar en los bunkeres rusos, y ponía ahora todos mis esfuerzos en mejorar y blindar aquellas naves que salían a devastar el mundo.
Y entonces apareció él. Era piloto, y me enseñó a querer a mis pequeñas naves desde dentro. A amar la adrenalina que recorría mi cuerpo al surcar las nubes tóxicas dentro de ellas. A disparar al enemigo desde el cielo y acuchillarlo a sangre fría si era necesario. Y mientras tanto me enseñó también que era posible querer en tiempos de guerra.
Y yo lo creí, y un día me ví enjaulada dentro de los mismos bunkeres donde había creído que estaba construyendo la libertad. Los infiltrados lo mataron delante de mis narices sin que pudiese evitarlo. Mataron a todos los pilotos, excepto a los que habíamos sido antes ingenieros. Y nos torturaron.
Los días se confundían con las noches y el tiempo pasaba entre interrogatorios y golpes. Aprendí a distinguir los movimientos de mis carceleros en la oscuridad para esquivar sus puños. A convivir con los incesantes gritos de mis compañeros, y los míos propios. Al dolor de cabeza intermitente, después de haber sido electrocutada repetidas veces. A perder la esperanza, y esperar a la muerte, sumida en la hipotermia. 
Pero en vez de la muerte llegó Stephano.
-Ya no queda nada de aquellos bunkeres-le dije al fin.
-Eres la última que queda-me susurró un Ryan cinco años más joven mientras salíamos, dejando caer las paredes tras nuestro paso-Pero vamos a salvarte.
-Durante mucho tiempo me pregunté si te había salvado o condenado de nuevo.
-Me salvaste del frío.
-No sé si voy a ser capaz de salvarte otra vez.
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