Tumgik
#al otro lado del rio
leoprosy · 2 years
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me, getting kinda sad: :(
my spotify playing all the songs that hurt me in my playlist: :)
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xlomimi · 5 months
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Shy Girl. Capítulo 29: I Can See You
¡Hola! voy a publicar el capítulo de mi fanfic sin censura. Tuve que censurarlo por las nuevas políticas de Wattpad. Espero que les guste <3
ミ★ '𝘊𝘢𝘶𝘴𝘦 𝘐 𝘤𝘢𝘯 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘸𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯' 𝘥𝘰𝘸𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘩𝘢𝘭𝘭 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘮𝘦 
𝘈𝘯𝘥 𝘐 𝘤𝘰𝘶𝘭𝘥 𝘴𝘦𝘦 𝘺𝘰𝘶 𝘶𝘱 𝘢𝘨𝘢𝘪𝘯𝘴𝘵 𝘵𝘩𝘦 𝘸𝘢𝘭𝘭 𝘸𝘪𝘵𝘩 𝘮𝘦★彡
—Reg... —susurró Reese para comprobar si su novia seguía despierta.
Luego de fallida fiesta en casa de Carly, Hal los había enviado a dormir. Una hora más tarde, Reese se encontraba recostado en su cama con la cabeza de su novia en su pecho mientras Malcolm y Dewey dormían en la cama de dos plazas junto a ellos.
Al oírlo llamarla, Regina movió la cabeza del pecho de Reese para colocarla en la almohada, lo que le permitió conectar sus ojos con los suyos.
—¿Qué pasa? —susurró Regina con algo de cansancio.
—Estaba pensando en lo que dijiste... —dijo Reese misteriosamente.
—¿Qué dije? —murmuró Regina, cerrando los ojos con demasiado sueño como para recordar cualquier cosa.
—Que también quieres que lleguemos hasta el final —le recordó Reese con una sonrisa, llevando su mano a su mejilla para acariciarla.
—¿Qué hay con eso? —preguntó Regina sonriendo con los ojos cerrados al sentir la caricia de Reese.
—Bueno... estamos en una cama... —insinuó Reese. Sorprendida, Regina volvió a abrir los ojos para encontrarse con la sonrisa traviesa de su novio.
—No vamos a hacer eso ahora —susurró escandalizada. Al instante, Reese quitó la mano de su mejilla y la miró como si le hubiera mentido.
—Dijiste que no me detendrías si lo intentaba —respondió Reese en otro susurro.
—Pero en la situación adecuada, no en la habitación con tus hermanos en la cama de al lado —replicó Regina mirándolo como si estuviera loco. —Duérmete —susurró volviendo a cerrar los ojos. 
—¿Cuándo es la situación adecuada? —preguntó Reese con impaciencia, ignorando su pedido.
—No lo sé... —murmuró Regina abriendo los ojos con un pequeño bostezo. —Mañana mis padres no estarán en casa...
—Tus padres nunca están en casa en la tarde —respondió Reese sin ver la novedad. 
—Sí, pero siempre tengo que cuidar a Alec. Mañana tiene práctica de futbol, así que... —dijo Regina esperando que él complete la frase.
—Tendremos la casa solo para nosotros —comprendió Reese con una sonrisa de emoción. —Pero, ¿Tenemos que esperar hasta mañana? —preguntó Reese con tono de queja. —No voy a poder dormir pensando en eso —agregó mirándola con cara de perrito mojado. Luego de un momento en el analizó la expresión de su rostro, Regina suspiró.
—Ten —murmuró Regina finalmente, tomando una de sus manos y pasándola por debajo de la remera que Reese le había prestado para dormir para colocarla sobre uno de sus pechos. Al tocarlo, el rostro de Reese se iluminó. —Diviértete con eso —dijo volviendo a cerrar los ojos con la intención de continuar durmiendo.
Sonriendo como un niño con un nuevo juguete, Reese acomodó la palma de su mano de modo que cubriera el pecho izquierdo de Regina por completo. Al inicio se conformó con mantenerla allí, observándola tratar de dormir. Luego, comenzó a acariciarlo con el pulgar en círculos, sonriendo aún más al verla amagar una sonrisa sin dientes varias veces por la sensación que le provocaba. Eventualmente, decidió que era momento de estrujar suavemente su pecho. Fascinado por la sensación, Reese rio tontamente y repitió la acción riendo luego de cada pequeño apretón. 
Sin poder dormir al oír su risa, Regina abrió los ojos y lo observó reír con una sonrisa de diversión. —¿Qué es tan gracioso? —preguntó. 
—Es muy suave, es divertido tocarlo —explicó Reese en un susurro, riendo tontamente sin dejar de masajear su pecho, lo que la hizo reír también. 
—Lo sé —respondió Regina susurrando entre risas. —A veces lo hago también—admitió.
—No te preocupes, yo lo haré por ti —susurró Reese guiñándole un ojo con una media sonrisa, por lo que Regina tuvo que taparse la boca para no despertar a Malcolm y Dewey con su risa. —¿Puedo? —preguntó posando su mano libre en el borde de su remera mientras continuaba masajeando su pecho con la otra.
—Sí —accedió Regina, permitiendo que Reese pase su mano por debajo de su camiseta. Sin quitar una mano de su pecho izquierdo, emprendió un camino lento con la otra deslizando sus dedos desde su muslo hacia su seno derecho. Regina se estremeció al sentir las caricias de Reese subiendo lentamente. —Reese... —murmuró. Tal vez no había sido tan buena idea dejar que Reese juegue con sus pechos si quería dormir. 
—¿Si? —preguntó Reese con una sonrisa burlona al verla estremecerse al tacto, deteniendo su mano en su abdomen para dibujar círculos con su dedo índice a la vez que hacía lo mismo con su otra mano en su pecho. 
—Deja eso para mañana —susurro Regina con una sonrisa de disculpa, colocando su mano sobre la de él para detener las caricias en su abdomen. 
—Está bien, si es lo que quieres me detendré —respondió Reese riendo, dejando su mano reposar sobre su abdomen. —¿Pero puedo seguir haciendo esto? —preguntó apretando suavemente su pecho con la otra mano, volviendo a reír tontamente al hacerlo. Contagiada por su risa, Regina trató de responder que sí podía si la dejaba dormir, pero ambos se quedaron helados al oír una voz en medio de la penumbra.
—¿Quieren dejar de reírse? —escucharon a Malcolm quejarse en un susurro para no despertar a Dewey. Rápidamente Reese quitó ambas manos de debajo de su remera y se giró con cara de pánico hacia su hermano apoyándose sobre su codo, mientras Regina se escondía detrás de su espalda entre las sábanas sintiendo sus mejillas arder. —Son las... —continuó quejándose Malcolm, sentándose contra el respaldo de su cama y echándole un vistazo al reloj. —...dos de la madrugada, duerman y dejen dormir. 
—¿Qué escuchaste? —preguntó Reese alarmado, ignorando todas las quejas de Malcolm. 
—Solo me despertaron con sus risas, no oí más n... —explicó exasperado, pero se interrumpió abruptamente al percatarse de la expresión de preocupación de su hermano y la timidez repentina de Regina. —¿Por qué? —preguntó Malcolm con los ojos muy abiertos. 
—Por nada —respondieron rápidamente Reese y Regina. 
—Voy a dormir, estoy muy cansado... —agregó Reese, levantando un poco la espalda para volver a acomodarse junto a Regina bajo la mirada perpleja de Malcolm. —Buenas noches —concluyó la conversación dándole la espalda a su hermano y pasando sus manos por la cintura de Regina para dormir por fin. 
Aún sorprendido, Malcolm volvió a recostarse mirando hacia el techo. Retorciendo las sábanas entre sus puños, no podía dejar de pensar en lo que acababa de ocurrir. —Ellos no estaban... —trató de hablar con el lector para eliminar la extraña presión que sentía en el pecho. —No creo que ellos... —murmuró, pero volvió a dejar la frase en el aire. —¿Saben qué? No me importa —dijo finalmente en un intento por quitarle importancia, volviendo a recostarse de lado para dormir. 
•••
—No te limpies las manos en tu remera —reprendió Regina a Reese durante el desayuno, levantándose de su asiento para mojar una servilleta y limpiar la mancha de jarabe de su camiseta. Apenas se dio la vuelta, Reese volvió a hacerlo observando de reojo que no lo notara. 
—Hazle caso a Regina, hijo —dijo Hal, mientras Regina se paraba junto a Malcolm, que buscaba jugo en la heladera, para mojar la servilleta en la pileta de la cocina. —Siempre tienes que usar una servilleta —dijo asintiendo con la cabeza mientras se limpiaba los dedos en la servilleta que llevaba colgada en el cuello de su camisa para no mancharse. 
Girando nuevamente con la servilleta mojada, Regina observó asqueada como Malcolm bebía jugo del pico de la botella para luego pasárselo a Reese, que prácticamente eructó sobre la botella antes de pasársela a Dewey. 
—¿Puedo usar un vaso? —preguntó Dewey igual de asqueado que Regina, sin aceptar el jugo. 
—No, nada que requiera lavarse —respondió Hal con seriedad. 
Entre tanto, Regina volvió a sentarse entre Reese y Dewey para poder frotar la servilleta humedecida sobre la mancha de jarabe en la remera de Reese. Al ver que había una mancha que no estaba antes de que se levantara, Regina lo miró con fastidio, pero él fingió no notarlo. 
—¿Quieres jugo, linda? —preguntó Reese ofreciéndole la botella de jugo. 
—Mmm... no, gracias —respondió Regina arrugando la nariz con asco mientras continuaba limpiando su camiseta. 
—¿Por qué te da asco? Compartimos saliva todo el tiempo —la cuestionó Reese, insistiendo en entregarle la botella de jugo. 
—Pero no comparte saliva conmigo —replicó Malcolm, sentado frente a ellos. 
—Le eructaste al pico de la botella —replicó Regina a la vez, dejando la servilleta a un lado al ver que la mancha ya no estaba. Al levantar la vista se percató de que Reese se acercaba a ella peligrosamente con una sonrisa de picardía. —¡Que ni se te ocurra! —exclamó asqueada, posando una mano en su mejilla para alejarlo de su rostro. Estaba segura de que pretendía eructar cerca de ella. 
 —Basta, niños —los reprendió Hal, quitándose la servilleta del cuello de la camisa para limpiarse las manos. —Limpiemos la mesa —propuso tirando la servilleta sobre  la mesa con todos los platos descartables. 
Al instante, Dewey y Reese se levantaron para buscar una bolsa de basura de un cajón de la cocina, mientras que Hal y Malcolm comenzaron a juntar los platos descartables. Sin conocer la nueva dinámica, Regina se levantó de su asiento para facilitarles el paso, viendo como Reese y Dewey sostenían la bolsa abierta para que Malcolm y Hal pudieran tirar allí todo lo que usaron. Cuando terminaron, Regina se acercó a los chicos para quitar todas las migas de la mesa, limpiándola realmente. 
—Ah, hablé con su madre anoche —comentó Hal abriendo la heladera mientras ellos terminaban de limpiar la mesa. — A todos los extraña mucho y volverá pronto —dijo con una sonrisa. Al oírlo, sus tres hijos voltearon a verlo con expresiones de pánico, por lo que Regina contuvo una carcajada. 
—¿Cuándo? —preguntó Reese alarmado. 
—Unas semanas —aclaró Hal, por lo que sus hijos suspiraron aliviados mientras Regina se reía de ellos. Sonriendo más relajado, Reese tomó la mano de Regina con la intensión de caminar juntos a la escuela. —¡Ah, Reese! —exclamó Hal, haciendo que se detengan para voltear a verlo con Malcolm junto a ellos. —Quiere que limpies las hojas del techo de la cochera cuando regreses de la escuela. 
—¡¿Qué?! —exclamó Reese abriendo mucho los ojos, a la vez que Regina juntaba las cejas y tiraba la cabeza levemente hacia atrás. —¡Pero hoy es el único día que los padres de Reg no están en casa al mismo tiempo que Alec! —replicó Reese. Sintiendo que sus mejillas enrojecer por la vergüenza, Regina apretó su mano levemente para llamar su atención. Al conseguir conectar sus ojos con los suyos, le lanzó una mirada de pánico para que notara lo que acababa de decir. —N-no podremos hacer la tarea —agregó Reese girándose nuevamente hacia su padre en un intento por arreglarlo, pero hasta Dewey lo miraba con incredulidad. 
 —Reese, tu madre... —comenzó a sermonearlo Hal, haciendo la vista gorda ante lo evidente, pero fue interrumpido por las quejas de Reese. 
—¡Esto no es justo! —gritó Reese. —¡Mamá no puede controlarnos si ni siquiera está aquí! 
—Nadie está siendo "controlado" por tu madre —dijo Hal levantando las manos como si lo que acabara de oír fuera una ridiculez. —Por ejemplo, yo invité a un viejo amigo esta noche y aunque no le diremos nada a su madre, ¡No significa que nos controle! —aclaró Hal riendo nerviosamente. —Repito, su madre jamás debe saber esto y eso te incluye, Reg —dijo Hal con tono de advertencia. —Y a ustedes les caerá muy bien Larry, éramos inseparables en la preparatoria. Pero en serio, su madre no debe averiguar que estuvo en la casa —repitió con más enojo. 
Sin responder, Reese abandonó la cocina con fastidio tirando de la mano de Regina a su paso. Aún desconcertada y avergonzada porque Reese prácticamente había gritado frente a la mitad de su familia que pretendían intimar esa tarde, ella dejó que la arrastre con él sin protestar con Malcolm a unos pasos por detrás.
Los tres salieron de la casa y caminaron en silencio por lo menos tres cuadras. Reese estaba demasiado irritado como para hablar. Había fantaseado con mantener relaciones sexuales con Regina desde antes de que iniciaran su noviazgo y su madre se las arreglaba para arruinarlo aún a la distancia. Caminando de la mano con él, Regina mantenía la vista fija en el piso mientras se carcomía internamente por la vergüenza que sentía. En cambio, Malcolm los observaba con diversión.
—Reg, pareces un tomate —se burló Malcolm, ganándose una mala mirada de la pareja.
—Cállate, Malcolm —dijeron ambos entre dientes.
•••
—Hola, tomatito —se burló Madison al ver a Regina entrar en la clase de Literatura junto a Reese con las mejillas coloradas.
—Cierra el pico, North —dijo Reese caminando hacia ella con enojo. Sabía que Regina empeoraría si seguían mencionándolo, solo quería que estuviera bien e iba a pelear con cualquiera que se lo impidiera. Pero Regina lo tomó de la muñeca para detenerlo.
—Está bien, amor, es un chiste —sonriendo levemente para que no le diera tanta importancia.
—Sí, Puercoespín, no saques las púas —se burló Madison para hacerlo enojar más, por lo que Regina le lanzó una mirada de fastidio.
—No ayudas, Maddie —se quejó Regina, empujando a Reese hacia el fondo del aula para que se siente en su lugar, muy alejado de Madison. —Volveré contigo en un momento —dijo besando su mejilla al llegar junto a sus asientos. —¿Si? 
—Está bien... —respondió Reese a regañadientes, sentándose en su banco escolar. Seguía de muy mal humor luego del pedido de su madre, así que simplemente se quedó mirando hacia la ventana con el ceño fruncido mientras su novia se alejaba de él.
—¿Qué le pasa al Puercoespín? —preguntó Madison cuando Regina se sentó provisoriamente en el asiento detrás de ella. —No discutíamos desde esa vez que te tiró del cabello.
—Está enojado porque no podremos vernos en la tarde, su mamá le pidió que limpie el techo de la cochera —explicó Regina haciendo una mueca.
—¿Eso es todo? —preguntó Madison, inconforme con la respuesta. —Ayúdalo a limpiar, problema resuelto.
—Es que íbamos a ir a casa... —trató de que entendiera sin dar muchos detalles, pero Madison seguía mirándola como si ella y Reese hicieran un drama por nada.
—¿Y? Cambien el plan —respondió Madison como si fuera obvio.
—No estás entendiendo —dijo Regina negando con la cabeza suavemente antes de inclinarse hacia ella. Intrigada, Madison imitó la acción. —Mis padres y Alec no estarán en casa esta tarde, así que queríamos... —explicó bajando el tono de voz, pero dejó la frase en el aire asumiendo que su amiga entendería.
Al ver que el rubor volvía a aparecer en las mejillas de Regina, Madison la miró boquiabierta, acababa de comprender la situación. —¡Ah! ¡Hubieras empezado por ahí! —exclamó Maddie, riendo por lo mucho que le costaba a Regina hablar de eso. —O sea que les arruinaron el primer se...—comenzó a decir en un tono demasiado alto a criterio de Regina, por lo que la interrumpió rápidamente.
—¡Shhhh! —exclamó Regina moviendo sus manos delante de ella para que guardara silencio. Madison volvió a reír. —No quiero que todo el mundo se entere —susurró escandalizada, haciéndola reír aún más.
—¿De qué? —preguntó Carly, sentándose en su lugar habitual al entrar al aula, justo al lado del asiento que ocupaba Regina en ese momento. 
—Luego te cuento —respondió Regina sin querer hacer tanto escándalo al respecto allí, pero ya era tarde. 
—Reg y el Puercoespín quieren hacer ñiqui ñiqui —respondió Madison a la vez bajando el tono de voz para no se molestara, pero aún así recibió una mala mirada de Regina. —¿Qué? 
—¿Tienes que decirlo así? —murmuró Regina jugando con el anillo de su mano sintiendo cada vez más calor en sus mejillas. Entre tanto, Carly soltó un suspiro de sorpresa y cubrió su boca para evitar gritar de emoción. 
—¡Yo lo predije! —exclamó alegremente Carly, por lo que Regina y Madison la observaron confundidas. —Cuando Reese trataba de llamar tu atención tirando de tu cabello el año pasado. ¡Yo lo dije! ¡Sabía que cuando fueran novios no te quejarías cuando tirara de tu cabello! 
—¿De qué estás hablando? Nadie dijo nada de eso —replicó Regina extrañada. —Ni siquiera lo hicimos aún, mucho menos tiró de mi cabello —agregó bajando el tono de voz nuevamente. 
—Aún no, pero cuando lo haga, te gustará —respondió Carly guiñándole un ojo. 
—Pero si tú no lo has hecho, no lo sabes —respondió Regina dejando salir una pequeña sonrisa.
—Pero yo sí y sí, te gustará —dijo Madison riendo al final.
—¿Anthony te...? No, espera, no quiero saberlo —dijo Regina arrugando la nariz y negando levemente con la cabeza, haciendo reír a sus amigas.
•••
—Pimpón es un muñeco muy ¡Au! —gritó Dewey cuando otra piedra cayó sobre su pie. Mientras era obligado a cantar y bailar vergonzosamente, Reese le lanzaba piedras a su hermanito con una resortera gracias a la falta de supervisión paterna. —... muy guapo y de cartón ¡Au! —continuó cantando, pero otra piedra impactó contra sus pies. —...se lava la ¡Au! ...la carita con ¡Au! ...con agua y con... —esta vez fue interrumpido por el sonido del teléfono sonando.
—Te toca —dijo Reese para que respondiera mientras él colocaba una piedra sobre la resortera.
—¿Hola? —dijo Dewey al responder el teléfono, pero su expresión se tornó preocupada al levantar la vista. Frente a él, Reese apuntaba con la resortera directo en su cara.
—¡Hola, Dewey! —dijo alegremente Regina del otro lado del teléfono. —Podrías decirle a Re...
—¡Mamá! —gritó Dewey, interrumpiendo a Regina. Al instante, Reese escondió la resortera detrás de su espalda, asustado como si su madre pudiera percibir a distancia lo que le hacía a su hermano.
—¿Me acabas de llamar "mamá"? —preguntó Regina confundida en el teléfono.
—Estamos bien. —dijo Dewey, fingiendo hablar con su madre ante la mirada preocupada de Reese. 
—¿Qué? —preguntó Regina cada vez más confundida. 
—Sí, le preguntaré —continuó fingiendo Dewey —Mamá quiere saber si ya barriste la cochera —preguntó a Reese. 
—¡¿Me canceló por eso y no lo está haciendo?! —exclamó Regina indignada. 
—¡Ya voy! —escuchó gritar a Reese del otro lado del teléfono mientras Dewey sonreía complacido, acababa de encontrar la forma de defenderse de su hermano mayor. 
—¿Quieres decirme qué ocurre? —preguntó Regina a Dewey asumiendo que su novio había corrido a limpiar las hojas del techo de la cochera. 
—Mamá no está y papá trabaja. La casa es una anarquía y soy el eslabón más débil, tengo que defenderme —respondió Dewey, observando a Reese salir corriendo de la casa para ir a la cochera. 
—Entiendo... —dijo Regina con un pequeño suspiro. —¿Qué te hizo Reese? 
—Me lanzó piedras con una resortera —explicó Dewey entre dientes.
—¡¿Qué?! —exclamó Regina entre sorprendida y enojada. —Lo voy a matar —murmuró para sí misma. Al oírla, Dewey abrió mucho los ojos asustado.
—¡No le digas nada! —dijo Dewey desesperado.
—¿No quieres que le diga que no te haga daño? —preguntó Regina sorprendida, eso no se lo esperaba.
—Si le dices sabrá que tú llamaste y perderé la única forma que tengo de defenderme. Por favor no le digas —insistió Dewey con tono de súplica. Regina lo pensó por un momento, pero finalmente cedió. 
—Está bien, no te mencionaré. Dile que llamé luego de tu mamá y que iré en dos horas —pidió Regina
—¡Gracias, Reg! —dijo Dewey alegremente antes de colgar.
•••
—No olvides limpiar las hojas de mi techo sin importar los planes que tengas con tu novia porque soy una vieja mala —se quejaba Reese dos horas más tarde sentado en su cama, imitando a su madre con enojo mientras Regina limpiaba la herida de su codo conteniendo una pequeña risa. Acostado en su propia cama, Dewey observaba a Reese con una sonrisa regodeándose de su sufrimiento discretamente. —¿Qué importa si está mojado y resbaloso? El techo tiene que estar limpio porque soy mala... 
—Reese, te resbalaste por pelear con un gato —dijo Regina sin poder evitar reír, ganándose una muy mala mirada de su novio. 
—¿Te burlas de mí? —preguntó Reese alzando una ceja con una media sonrisa. 
—¿Yo? ¡Jamás! —exclamó Regina fingiendo inocencia justo en el momento en el que oyeron el sonido del teléfono proveniente de la cocina. —Solo te estoy cuidando... —agregó levantando el codo de Reese y dejando un besito suave sobre la curita que le acababa de poner, para luego dedicarle una sonrisa de inocencia.  
—¡Yo contesto! —gritó Dewey antes de salir corriendo hacia la cocina, entrecerrando la puerta a su paso. Apenas cruzó la puerta, Reese inclinó levemente su cuello para comprobar que Dewey no estuviera cerca. Luego de comprobarlo, tomó una de las piernas de Regina para atraerla más hacia él y la colocó sobre su regazo mientras que la otra se mantenía detrás de su espalda, por lo que sus piernas rodeaban la cadera de Reese.  
—No... yo sí creo que te burlas de mí —dijo Reese con tono divertido, deslizando su mano derecha por la pierna de Regina que mantenía en su regazo desde la rodilla hasta el muslo.  
—Mmm... no sé qué te hace pensar eso... —respondió Regina juguetonamente, pasando sus brazos alrededor de su cuello y cruzando sus piernas alrededor de su cadera. —Simplemente mencioné que el gatito parecía el chico malo entre los dos —agregó manteniendo su tono inocente, pero con una sonrisa burlona en su rostro. 
—Ah, ¿Eso crees? —preguntó Reese con una sonrisa traviesa, lo había tomado como un desafío. —Veremos si sigues pensando que el gato es más malo que yo luego de que haga esto —en un instante, Reese hundió su rostro en el cuello de Regina para comenzar un camino de besos hasta su clavícula mientras continuaba acariciando el muslo de su pierna derecha. Sabía que sentía muchas cosquillas en esa zona y había conseguido el efecto deseado. Sin poder evitarlo, ella rio a carcajadas al sentir los labios de Reese recorrer su cuello. 
En un intento por evitar que continúe torturándola, Regina posó las manos sobre sus hombros y trató de alejarse de él tirando la espalda hacia atrás, pero no fue suficiente. Debido a la fuerza que Reese aplicó para mantener los labios en su cuello, Regina cayó de espaldas en la cama riendo cada vez más fuerte con su novio sobre ella dejando suaves besitos en su cuello y dibujando círculos en su muslo izquierdo. 
Lentamente, Reese comenzó a llevar sus besos desde su cuello a su mandíbula, luego de su mandíbula a su mejilla y, finalmente, unió sus labios en un beso desesperado. Sin dudarlo, Regina correspondió el beso acercándolo más a ella por el cuello. En medio del beso, Reese deslizó su mano por su pierna hacia el borde de su blusa. Aún sobre la tela, Reese acarició su abdomen como pidiendo permiso en silencio para meter una mano debajo de su blusa, lo que la hizo volver a la realidad. Rápidamente, separó sus labios y colocó una mano sobre la de Reese, evitando que continuara su camino hacia sus senos.  
—¡Espera, espera! —dijo Regina bajando el tono de voz a pesar de que no había nadie en la habitación. Sin comprender por qué lo detenía, Reese alejó un poco su rostro del de Regina esperando su explicación. —Dewey volverá en cualquier momento... 
—¿Quieres que vayamos al armario? —preguntó Reese en broma, sonriendo burlonamente. Riendo, Regina le dio una pequeña palmadita en el hombro, lo que también lo hizo reír. Justo cuando Dewey entraba en la habitación, Reese se levantaba de encima de Regina para sentarse y le ofrecía una mano para que hiciera lo mismo. 
—Sí, mamá, aquí está Reese —dijo Dewey parándose en la puerta de la habitación con el teléfono en la oreja. Al oírlo mencionar a su madre, Reese volteó a verlo preocupado y se levantó de la cama apenas Regina estuvo sentada. —Sí, se lo diré. ¿De verdad tiene que desvelarse toda la noche? ¿No puede reparar mi bici mañana? —preguntó Dewey al teléfono. Comprendiendo lo que hacía, Regina miró al niño con el ceño fruncido. —Bueno, tienes razón. El sábado en la mañana es el mejor día para salir —respondió al teléfono. Derrotado, Reese  suspiró con fastidio antes de volver a girarse hacia Regina. 
—Lo siento, amor, tengo que reparar la bici de Dewey —murmuró Reese, haciendo una mueca de fastidio. 
—No es nada, entiendo —respondió Regina apretando los labios en una sonrisa sin dientes. —Voy a volver a casa, mis padres ya deben haber llegado —agregó, levantándose de la cama de su novio.
—Te acompaño —dijo Reese rápidamente. — Y prometo que iré a verte mañana por la tarde —agregó antes de colocar las manos en sus mejillas para volver a besar sus labios.
—Te estaré esperando entonces —respondió Regina con una sonrisa, dejando un último beso rápido en sus labios antes de separarse definitivamente.
Luego de mirarla embobado por unos segundos, Reese entrelazó sus manos para guiarla hacia la puerta con él. Antes de cruzar la puerta, Regina soltó su mano para darle a Dewey un abrazo de despedida mientras él la esperaba en el pasillo.
—Adiós, Dewey —dijo Regina, inclinándose para abrazar al niño que pasó sus brazos por detrás de su espalda en respuesta. —No dije nada porque lo merece por la resortera, pero no te pases con él —le advirtió en un susurro antes de soltarlo.
•••
—Gracias por acompañarme —dijo Regina con una sonrisa cuando estuvieron en la puerta de su casa, jugando con la mano de Reese.
—No iba a dejar que volvieras sola de noche —respondió Reese levantando sus manos unidas para dejar un besito en sus nudillos. Regina rió por el gesto y dejó un beso en su mejilla antes de soltar su mano para introducir la llave en la puerta. —Y mañana... —agregó Reese, posando una mano sobre la suya para evitar que girara la llave. —...podríamos terminar lo que empezamos —concluyó con picardía, por lo que Regina giró nuevamente hacia él sin soltar la llave.
—Claro, será muy divertido que mi mamá entre de golpe —respondió Regina irónicamente, sacándole una carcajada. —Creo que tendrá que ser el próximo viernes, cuando Alec vuelva a tener práctica de fútbol —dijo con una sonrisa de disculpa.
—¿El viernes? —dijo Reese como un quejido, quitando la mano para que pudiera hacer girar la llave. —¿No podemos encerrar a Alec en su cuarto el lunes hasta que lleguen tus padres? —preguntó tirando la cabeza hacia atrás. Regina rió creyendo que estaba bromeando, pero Reese hablaba muy en serio.
—No creo que se deje encerrar —respondió Regina riendo mientras giraba la llave por fin. —Aunque tal vez si tú lo convences... —dijo pensándolo mejor, sin llegar a abrir la puerta. Al oírla, a Reese se le iluminó el rostro.
—Cierto, soy su héroe. Me hará caso —dijo Reese con orgullo, haciéndola reír.
—Sí, lo eres —respondió Regina entre risas. —Y justamente por eso dudo que te haga caso —agregó abriendo la puerta por fin.
—No sé qué estás insinuando —respondió Reese, fingiendo no comprender con diversión mientras se acercaba a ella para recibir un beso de despedida. Regina volvió a reír y se acercó a él para rodear su cuello con las manos, de espaldas la puerta abierta de su casa, mientras Reese pasaba sus manos por su cintura. Poniéndose de puntitas de pie, Regina estaba a punto de cumplir su deseo cuando la voz de su madre detrás de ella la detuvo. 
—¿Necesitas otra cosa para tu operación? —escucharon preguntar a Caroline. Confundida, Regina volvió a estabilizar sus pies en el suelo y soltó el cuello de su novio para dar unos pasos dentro de la casa, ignorando el quejido de Reese al darle la espalda. Justo frente a la puerta, Caroline y Phineas bajaban las escaleras lentamente conversando con la vista fija en los escalones, por lo que no notaron a su hija y su novio en la entrada. 
—Mmm... creo que debo comer helado —respondió Phineas pisando el segundo escalón, lo que hizo su esposa se detuviera un escalón por debajo de él para observarlo confundida. Entre tanto, Regina escuchaba desde la puerta sin entender de qué operación hablaban con Reese tratando de llamar su atención. 
—En realidad no creo que se coma helado para... —comenzó a decir Caroline arrugando la nariz, pero Phineas la interrumpió. 
—Perdón, ¿Es una vasecto-tuya o una vasecto-mía? —preguntó Phineas posando una mano en su hombro e inclinando la cabeza. Desde la puerta, tanto Reese como Regina abrieron los ojos sorprendidos. 
—...iré a pedir helado —respondió Caroline luego de un pequeño momento de silencio, a lo que Phineas sonrió complacido. 
—¿Papá va a hacerse una vasectomía? —preguntó Regina sorprendida, logrando que sus padres levanten la vista hacia ellos.
—¿Le van a cortar su...? —preguntó Reese con expresión de horror, dejando la frase a la mitad. 
—Ay por dios, mira la cara de horror del chico —susurró Phineas a su esposa, el terror que le generaba la operación comenzaba a reaparecer. A su lado, Caroline trataba de calmarlo haciéndole señas para que respire profundo. —Me arrepentí. No puedo hacerlo, no puedo hacerlo, ¡No puedo hacerlo! —murmuró entrando en pánico antes de salir corriendo por las escaleras hacia su cuarto.
—¡Cariño...! —exclamó Caroline tratando de detenerlo, pero Phineas ya estaba en mitad del pasillo que daba a la habitación matrimonial. Al ver que tendría que calmar sus nervios otra vez, Caroline suspiró con cansancio antes de voltear nuevamente hacia los adolescentes. —No se asusten, solo es una pequeña intervención quirúrgica que tu padre se hará mañana... —dijo Caroline con tono tranquilizador, dando pequeños vistazos en la dirección en la que se había ido su esposo. —Tendrás que cuidar a Alec mañana por la tarde, me quedaré con él hasta que le den el alta —agregó sin prestarles mucha atención. Si lo hubiera hecho, probablemente habría notado las miradas cómplices compartieron Reese y Regina, pero estaba demasiado ocupada pensando en su esposo. —Reese, ¿Te quedas a cenar? —preguntó volviendo su atención hacia ellos justo cuando despegaban la mirada uno del otro. 
—Gracias, señora Langdon, pero tengo que volver a arreglar la bicicleta de Dewey —respondió Reese, usando el tono educado que solo sacaba a relucir con la madre de su novia. 
—Oh, será la próxima vez. ¡Envíale saludos a Hal! —exclamó Caroline mientras subía las escaleras para consolar a su esposo. 
—Bueno... —dijo Reese con una sonrisa apenas Caroline desapareció por las escaleras, acercándose nuevamente hacia Regina para pasar sus manos por su cintura. — Tendremos que adelantar nuestros planes para el lunes...
—Sí, se te ve muy triste por eso —respondió Regina con una pequeña risa antes de dejar un beso rápido en sus labios como despedida. —Hasta mañana.
•••
—¡Hecho! Alec no saldrá del patio hasta que lleguen tus padres —dijo Reese muy orgulloso de sí mismo entrando por la puerta que conectaba el jardín a la sala de la casa de los Langdon el sábado en la tarde.
—¿En serio? ¿Cómo lo hiciste? —preguntó Regina sorprendida, observándolo caminar hacia ella desde el sofá.
—Le prometí un par de secretos de Dewey si se quedaba en el patio —respondió Reese mientras se sentaba a su lado.
—El mejor hermano del mundo —dijo Regina irónicamente, haciéndolo reír.
—No te vi muy en contra de la idea de encerrar a tu hermano con llave en una habitación—replicó Reese entre risas.
—Shhh —dijo Regina riendo a la vez que se deslizaba más cerca de él, pasando las piernas por encima de su regazo y abrazándolo por el cuello para acercar sus rostros. Con una gran sonrisa, Reese se dejó atraer pasando la vista embobado entre sus ojos y sus labios hasta Regina rompió por fin la distancia entre ellos. 
El beso era lento y dulce en un inicio, incluso podían sentir la sonrisa del otro sobre sus labios. Mientras Regina acariciaba la parte baja de su nuca, Reese deslizó sus manos por su cintura y, a medida que los besos se hacían más intensos, comenzó a acercarla más hacia él al punto de sentir su pecho pegado a su torso.
Totalmente perdida entre sus besos, Regina ni siquiera notó que Reese colocaba una mano por debajo de sus rodillas y otra sobre su cintura para levantarla suavemente hasta que se vio a sí misma sentada por completo en su regazo. Lentamente, Regina acomodó sus piernas a cada lado de las de Reese tratando de separar sus labios la menor cantidad de tiempo posible.
Entre tanto, él deslizó una de las manos por debajo de su remera. Regina se estremeció ante el tacto frío recorrer su abdomen hasta llegar a su pecho derecho. Al sentir que comenzaba a masajear su seno, ella movió las manos de sus hombros a sus mejillas para profundizar los besos, volviéndolos más desesperados. Para Reese esto fue una súplica de atención al pecho izquierdo, por lo que repitió la acción con la otra mano.
Casi sin quererlo, Reese descubrió algo nuevo sobre los senos. Mientras jugaba con ellos, rozó por accidente el pezón derecho de su novia. Fascinado, rompió el beso para observarla con un brillo en los ojos. La había oído jadear sobre sobre sus labios.
Sin notar el motivo de la expresión de Reese, Regina aprovechó la oportunidad para recorrer el camino desde la comisura de sus labios hasta su cuello con pequeños besitos. A la vez, Reese continuó jugando con sus pechos, pero esta vez no solo los masajeaba. Con delicadeza, comenzó a apretarlos desde la base hasta los pezones, sorprendiéndose al sentir que se endurecían debajo de sus dedos. Pero lo que más le gustaba era oír a Regina soltar pequeños jadeos cada vez que los tocaba.
—¿Subimos... a mi cuarto? —murmuró Regina haciendo una pequeña pausa al estremecerse por la atención de Reese en sus pezones.
—Por supuesto —respondió Reese con una sonrisa de picardía, volviendo a conectar sus labios sin dejar de jugar con sus pechos. Entre besos y pequeños jadeos, Regina comenzó a incorporarse con la intención de caminar hacia las escaleras, pero Reese se lo impidió. Rápidamente, alejó las manos de sus senos para volver a colocarlas en su cintura, sentándola en su regazo a horcajadas de un tirón. Confundida, Regina detuvo los besos para esperar una explicación. —Así no —respondió simplemente.
—¿Entonces cómo...? ¡Ay! —exclamó Regina riendo. En un segundo, Reese deslizó sus manos por debajo de sus piernas y se levantó del sofá con Regina aferrada a él. Para no caer, rodeo su cuello con los brazos y su cadera con las piernas mientras él subía las escaleras casi trotando.
En menos de un minuto llegaron a la habitación. Cerrando la puerta con el pie, Reese se arrojó sobre la cama con Regina riendo debajo de él. —¿Te parece divertido? —dijo Reese con una sonrisa burlona, quitando las manos de sus muslos para sostenerse sobre ella con los antebrazos apoyados a sus lados.
—Muy divertido —respondió Regina riendo antes de volver a dejar besitos cortos en sus labios. Colocando las manos detrás de su nuca para profundizar el beso, hizo caer su peso por completo sobre ella.
—A mí me parece divertido que no te hayas puesto sujetador —dijo Reese entre besos, aprovechando que ya no necesitaba sostenerse con sus brazos para volver a deslizar sus manos por debajo de su remera. —Aunque no puedo quitártelo si no lo llevas puesto...
—Oh, lo siento. ¿Quieres que me ponga uno? —preguntó Regina con diversión. —Porque están en ese cajón, podría... —dijo señalando hacia el armario, pero Reese la interrumpió.
—¡No! —exclamó Reese rápidamente antes de volver a unir sus labios, haciéndola reír en medio del beso. —Así estás perfecta... —agregó con una sonrisa traviesa mientras se alejaba unos centímetros para empezar a levantar su remera lentamente. Con una pequeña sonrisa, Regina permitió que quite la camiseta por completo mientras jugaba con el cinturón del pantalón de Reese.
Una vez que arrojó la remera de Regina en alguna parte de la habitación, Reese observó fascinado sus propias manos caer con delicadeza sobre los pechos desnudos de su novia. Riendo por su expresión de embobado, Regina bajó los besos hacia su cuello, viendo de reojo la sonrisa de disfrute de Reese. Pero no pudo hacerlo por mucho tiempo ya que él puso el rostro a la altura de su pecho izquierdo para poder dejar pequeños besitos sobre él a la vez que continuaba masajeando el otro con la mano. Luego de unos minutos, lo introdujo por completo en su boca. Regina contuvo la respiración por unos segundos sorprendida antes de las manos al cabello de Reese. 
—Reese... —murmuró Regina, aunque sonó más bien como un jadeo al sentir la lengua de Reese hacer círculos sobre su pezón. Con una media sonrisa, Reese levantó la vista hacia ella mientras continuaba con su tarea, disfrutando hacerla retorcerse debajo de él. —Reese... —repitió tratando de calmar su respiración y deslizando sus manos a sus mejillas para apartar su boca de su pecho. A pesar de que lo estaba disfrutando, quería que le prestara atención antes de seguir. Suponiendo que tenía otra idea en mente, él se dejó guiar hasta que volvió a enfrentar sus rostros. —Trajiste protección, ¿Verdad? —preguntó Regina entre pequeños besos, mucho más cuerda al no tener la lengua de su novio sobre su pecho. 
—¿De qué hablas? —preguntó Reese sin dejar de besarla, manteniendo sus ojos cerrados con una sonrisa placentera sin dientes. 
—Ya sabes... un condón —respondió Regina rompiendo los besos y alejándose unos centímetros para verlo mejor. Como respuesta, Reese juntó sus cejas confundido. —¿Esa cosa que tienes que ponerte para no dejarme embarazada? —explicó, aunque sonó como una pregunta al ver que ni siquiera sabía qué era. 
—Ah, sí, claro. Sé lo que es —respondió Reese asintiendo con la cabeza, cosa que era claramente una mentira. 
—¿Entonces tienes uno? —preguntó Regina. Sabía que estaba mintiendo, pero a la vez se aferraba a la posibilidad de que en verdad tuviera uno para continuar. Al ver que Reese le dedicaba una sonrisa de disculpa, Regina suspiró frustrada. 
—Relájate —dijo Reese sin darle importancia, volviendo a unir sus labios en pequeños besos para poder seguir hablando. —Podemos arriesgarnos —agregó, comenzando a bajar sus besos para volver a poner su atención en sus pechos.
—¿Arriesgarnos? —repitió Regina pestañeando varias veces mientras él continuaba con su camino de besos hacia sus senos. 
—Ajá... —murmuró Reese llegando por fin a su pecho derecho para dejar pequeño besitos en él, repitiendo su accionar previo con el izquierdo. Antes de que pudiera meterlo en su boca, Regina salió de su estupefacción y lo alejó de un tirón, empujándolo a un lado de la cama para dejara de estar sobre ella. —¡Oye! ¿Cuál es el problema? Te gustó cuando lo hice en el otro—se quejó mirándola con el ceño fruncido. 
—¿Arriesgarnos? ¡¿Arriesgarnos?! —repitió Regina indignada levantándose de su cama. Una vez de pie, comenzó a buscar su remera por el suelo mientras cubría sus senos con un brazo. —¡Ni loca me arriesgo a tener un bebé! ¡¿Estás demente?! —exclamó encontrando por fin la remera y volviendo a ponérsela.
—Pero nos estábamos divirtiendo —replicó Reese con tono de queja.
—Y nos seguiremos divirtiendo cuando consigas protección —respondió Regina tomando su mano y tirando de él para obligarlo a levantarse, ignorando sus quejas.
—Estás enojada, no vas a querer cuando vuelva —protestó Reese mientras era arrastrado por su novia fuera de la habitación.
—No estoy enojada, solo... ¡¿Arriesgarnos?! —repitió, aún sin poder creer que haya dicho eso. 
—Eso solo prueba mi punto —dijo Reese bajando las escaleras detrás de ella. 
—No porque mientras tú vas a una farmacia yo... —comenzó a hablar una vez que llegaron al final de las escaleras, pero se detuvo por unos segundos a pensar cómo seguiría la frase. —...voy a darme una ducha para relajarme —concluyó finalmente. 
—Está bien... —respondió Reese haciendo una mueca. —Compraré condones —concluyó. 
—Genial —dijo Regina dejando un beso en su mejilla antes de abrir la puerta, pero Reese no tuvo tiempo de salir de la casa. 
—¡Ah! ¡Hola! Estábamos por tocar el timbre —exclamó Mitchell, el tío de Regina, terminando de cerrar la puerta de su auto mientras su esposo sacaba a Lily del asiento trasero. 
Olvidando lo que acababa de ocurrir, Reese y Regina compartieron miradas de preocupación. Una de las cosas que dejó bien en claro Caroline cuando abandonó la casa esa mañana era que Reese no podía entrar. Aunque no era su madre, los habían descubierto. 
—Hola... —dijo Regina volviendo su vista hacia sus tíos, tratando de mantener la calma con una sonrisa forzada. Entre tanto, Mitch y Cam se acercaron a ellos con Lily en brazos.  
—Phineas nos dijo que Alec y tú estarían solos durante su operación. Así que pensamos que necesitarían compañía, pero veo que ya la consiguieron —comentó Cameron lanzándole una mirada cómplice a los adolescentes, por lo que Regina se ruborizó y Reese sonrió con incomodidad. 
—¿Entonces van a quedarse? —preguntó Regina para cambiar casualmente el tema, aunque le interesaba mucho que se fueran. 
—¡Ay, no! Lily es la compañía —respondió Mitch antes de volver al auto para sacar un bolso con algunas pertenencias de la bebé. Desde la entrada, Reese y Regina lo miraron con impotencia.  
—No tenemos mucho tiempo, pero estará con ustedes por un par de horas —dijo Cam entregándole a la bebé a Regina. 
—P-pero no podemos cuidar a Lily —respondió Regina con nerviosismo, aunque sostenía a su prima en brazos, observando a su tío Mitch dejar un bolso de bebé junto a ella.
—Sí, estamos haciendo tarea —concordó Reese tratando de sonar convincente, utilizando la misma excusa que le había dado a su padre.  
—Sí, claro. Díselo a tu cabello despeinado y a sus pezones erectos —respondió Cam con una sonrisa que indicaba que no iban a engañarlo, haciendo que el rostro de Regina enrojeciera aún más y que Reese hiciera una mueca de fastidio. 
—Cam, deja de molestarlos y vámonos, se hace tarde —dijo Mitchell haciéndole señas para que volviera al auto con él. 
—Tienes razón vámonos. Recuerda que debe tomar una siesta en una hora, pero no más de media hora o no dormirá en la noche —advirtió Cam a Regina antes de seguir a su esposo hacia el auto. 
—¡Y no le diremos a Caro que Reese estaba aquí! —agregó Mitchell abriendo la puerta del auto. 
Resignados, Reese y Regina se despidieron de ellos desde la entrada, observando el auto alejarse. Cuando ya no pudieron ver el auto, Regina entró en la casa con la bebé en sus brazos mientras Reese cerraba la puerta detrás de ella. 
—Genial, tenemos el bebé sin la diversión —dijo Reese con fastidio, observando a Lily jugar con el cabello de Regina. 
—¿Ves por qué no hay que arriesgarse? —respondió Regina igual de fastidiada que él, entregándole a la bebé mientras él hacía una mueca. —Voy a ponerme un sostén, dile a Alec que ya puede entrar. 
•••
—Creo que Reese y yo tenemos una maldición de celibato o algo así —dijo Regina con hartazgo, tapándose el rostro con las manos.
El lunes durante el almuerzo, se encontraba sentada en la mesa que siempre ocupaba con sus amigas quejándose de su mala suerte. Habían pasado días desde que había comenzado a tratar de tener más intimidad con Reese, pero aún no habían conseguido avanzar más allá de segunda base.
—No seas exagerada, no puede ser tan malo —dijo Danny riendo, logrando que Regina quite las manos de su rostro para mirarla.
—La última vez que lo intentamos terminamos cuidando un bebé. ¡Un bebé! —repitió como si hubiera un mensaje encriptado en ese suceso.
—Uy, sí. El universo te está diciendo que no lo hagas o quedarás embarazada —se burló Maddie en broma, pero Regina pareció tomarlo en serio.
—¿Tú crees? —preguntó con tono de preocupación.
—Reg, si tienes miedo no es necesario que lo hagas —dijo Lorelai riendo.
—No, no, no. Sí que quiero hacerlo —dijo Regina muy segura de lo que decía. —Tengo muchas ganas de hacerlo, en realidad —admitió jugando con sus manos algo avergonzada. —El sábado Reese estuvo tan bien que... me dejó... —dejó la frase a medias demasiado avergonzada como para continuar.
—¿Mojada y con ganas de más? —supuso Danny con diversión.
—Sí —confirmó Regina volviendo a cubrirse el rostro con las manos mientras sus amigas se reían de ella.
—Ya encontrarán un lugar en donde hacerlo —dijo Talía para tranquilizarla, pero no surtió efecto.
—Es imposible... —murmuró Regina quitando sus manos de su rostro, acababa de sonar el timbre que indicaba el inicio de la siguiente clase. —Mi papá estará en casa toda la semana por la operación y su casa siempre está llena de gente. Perdimos nuestra oportunidad el sábado —explicó mientras las siete se levantaban y comenzaban a caminar hacia el aula.
—Entonces háganlo en la escuela —sugirió Carly.
—¿En la escuela? —repitió Regina arrugando la nariz. A unos metros de ellas pudo ver a Reese caminar de frente directamente hacia ellas.
—¡Sí! Bueno, no en un lugar en qué puedan verlos. Tal vez el armario de limpieza... —se explicó mejor Carly.
—¡Uh! Pueden escabullirse de una clase, es excitante —agregó Melody con emoción mientras se acercaban más a la puerta del aula.
Regina no respondió durante unos segundos, estaba demasiado distraída observando a Reese acercarse a ella. Se veía tan lindo y lo necesitaba tanto que sentía su estómago estrujarse. Cuando llegaron por fin frente al aula, la cantidad de gente que se acumuló provocó que Reese y Regina cruzaran por la puerta uno al lado del otro. Al rozar su brazo con el suyo Regina sintió que se le erizaba la piel.
—No lo sé... —respondió finalmente a sus amigas.
•••
Reese y Regina no llegaron al final de la clase. Luego de una hora de pequeños coqueteos desde sus asientos, él le había susurrado que buscara una excusa para salir del salón antes de levantarse y, luego de pedir permiso a la profesora, salir él mismo del aula. Diez minutos más tarde, Regina siguió sus pasos. 
No tardó mucho en encontrar a Reese. Aún desde la puerta del aula pudo verlo esperándola al final del pasillo, recostado en la pared sonriéndole desde la distancia. Comprobando que no había nadie que pudiera verlos, Regina caminó hacia él a paso rápido. Al llegar, descubrió que no era casualidad que la esperara al final del pasillo. Reese estaba recostado justo junto a la puerta del cuarto de limpieza. 
Sin perder el tiempo, Reese se abalanzó sobre sus labios apenas la tuvo enfrente, haciéndola chocar contra la pared. Mientras él sostenía sus mejillas con las manos para inclinar su rostro unos centímetros hacia arriba y así profundizar el beso, Regina tanteó la pared detrás de su espalda en busca de la manija de la puerta. Cuando la encontró, la abrió rápidamente y caminó de espaldas con Reese aún sobre sus labios. Dejando un último beso, Reese se separó para girarse a cerrar la puerta. 
—Mira... —dijo Reese luego de cerrar la puerta con una sonrisa triunfante, sacando del bolsillo de su pantalón una tira de preservativos para enseñársela. Regina observó la tira de preservativos conteniendo una pequeña risa, había al menos cinco allí. 
—Creo que solo necesitaremos uno —dijo Regina con diversión, tomando la tira de su mano para desprender uno. 
—Eso ya lo veremos, nunca se sabe —respondió Reese encogiéndose de hombros con picardía, haciéndola reír, a la vez que dejaba la tira sobre la estantería que se encontraba detrás de su novia. 
Siguiendo sus movimientos con los ojos, Regina no pudo contenerse más. Dando un pequeño saltito, volvió a unir sus labios en un beso desesperado mientras se sostenía de sus hombros para mantenerse a su altura. Rápidamente Reese llevó las manos a sus muslos, levantándolos levemente para que rodeara su cadera con sus piernas, cosa que Regina hizo al instante. Entre besos, Reese dio un par de pasos hacia delante, haciéndola chocar contra la estantería llena de artículos de limpieza para sentarla en el borde de uno de los estantes. Al hacerlo, la estantería de metal se movió tanto que hizo un gran estruendo. Rompieron el beso del susto, pero al instante comenzaron a reír. 
—Tenemos que ser silenciosos —susurró Regina tratando de mantener su risa en un tono bajo. 
—Lo sé, lo siento —respondió Reese entre risas en otro susurro. 
Cuando ambos se calmaron, Reese volvió a besarla suavemente, pero de a poco comenzó a volverse más intenso. Abandonando sus muslos al ver que podía sostenerse por su cuenta, deslizó las manos por debajo de su blusa para jugar con las tiras de su sujetador, moviendo nuevamente la estantería por accidente, pero esta vez no le dio importancia. Entre tanto, Regina rompió el beso para mirar hacia arriba, se había percatado de que una caja se balanceaba peligrosamente sobre sus cabezas con el movimiento de la estantería metálica. Por su parte, Reese ni siquiera lo notó, estaba demasiado ocupado llevando los besos a su cuello y buscando el broche de su sujetador. Normalmente eso le hubiera causado cosquillas, pero estaba tan distraída con el ruido de la estantería y el movimiento de la caja sobre ellos que apenas sintió un cosquilleo. 
—¿Me ayudas? No encuentro el broche —susurró Reese, despegando los labios de su cuello para volver a dejar pequeños besitos sobre sus labios. 
—¿Ah? —preguntó Regina confundida, bajando la vista para prestarle atención. Había estado demasiado inmersa en los ruidos que podrían hacer que los descubrieran. 
—El broche del sujetador —repitió Reese entre besos. 
—Ah, sí —respondió ladeando un poco la cabeza. Al oír su tono de voz, Reese detuvo sus besos. La conocía lo suficientemente bien como para saber que algo no iba bien. —Es que este es distinto, no está ahí —explicó colocando sus manos encima de las de él detrás de su espalda para guiarlas hacia el espacio entre sus senos, dejándolas justo encima del broche. 
—¿Qué pasa? —preguntó Reese un poco preocupado, quitan las manos de debajo de su blusa para colocarlas en su cintura. Imitando el gesto, Regina volvió a dejar las suyas sobre sus hombros.
—Nada, solo me distrae un poco el ruido. Siento que nos van a encontrar aquí y... —explicó apenada, pero dejó la frase en el aire. 
—...y no quieres hacerlo aquí —concluyó Reese. 
—No... lo siento —respondió Regina abrazándolo por el cuello apenada. 
—No tienes que disculparte —respondió Reese dando unos pasos hacia atrás dentro de lo que podía en ese pequeño cuarto, permitiendo que Regina vuelva a colocar los pies en el piso. —Quiero que te sientas cómoda y que ambos lo disfrutemos —agregó, haciéndola sonreír enternecida y abrazarlo con más fuerza. En respuesta, Reese la abrazó por la cintura y dejó un beso en su frente antes de que Regina apoyara su cabeza en su hombro. Se mantuvieron en esa posición por varios minutos hasta que Regina rompió el silencio. 
—Aunque admito que hubiera sido un poco romántico que nuestra primera vez fuera aquí —dijo Regina con una pequeña risa. Sin comprender a qué se refería, Reese la miró extrañado. 
—¿Romántico? —repitió alzando las cejas. 
—Sí... bueno... aquí fue donde nos escondimos del prefecto el año pasado, ¿Recuerdas? El día que me prestaste tu remera —explicó Regina, separándose de su hombro para mirarlo a los ojos. 
—Es verdad —confirmó Reese dejando ver una sonrisa al recordarlo. —Estabas llorando —agregó deslizando un mechón de su cabello por detrás de su oreja. 
—Sí, estaba llorando —recordó Regina con leve sonrisa. —Y tú fuiste muy dulce conmigo ese día... 
—Ah, por eso sería romántico —comprendió Reese, acercándola más hacia él. 
—Bueno, mas bien porque... creo que ese fue el momento en el que empecé a enamorarme de ti —explicó Regina sintiendo una timidez repentina, por lo que bajó la vista mordiéndose el labio inferior al terminar de hablar. Al volver a mirarlo a los ojos, se encontró con la gran sonrisa de alegría de Reese justo antes de que volviera a inclinarse para besarla con ternura, quitándole la timidez por completo. 
•••
—Sí, mamá. Mi cama ya está donde da el sol y la cama de Reese está en el armario como querías —dijo Dewey entrando en su habitación con el teléfono en su oreja, mirando con una sonrisa sin dientes a Reese empujando su cama en el armario.
—¡Esto es ridículo! —exclamó Regina con hartazgo, parada detrás de Reese con los brazos cruzados. —Los padres de Talía llegarán en una hora y ya no podrá prestarnos su casa para... —comenzó a quejarse, pero se detuvo con nerviosismo al recordar que Dewey seguía ahí. —...hacer la tarea —agregó, maldiciéndose mentalmente por usar la misma excusa tonta de Reese.
—¡Voy tan rápido como puedo! —respondió Reese terminando de poner la cama en el armario y pasando junto a ella para agacharse a mover la cama grande.
—Lo está haciendo muy bien mamá, deberías dejarlo descansar —dijo Dewey al teléfono, sentándose en la cama grande mientras Reese la movía hacia la ventana.
—Gracias, Dewey. Eres un buen hermano —dijo Reese con una sonrisa. A su lado, Regina miró al niño con el ceño fruncido.
—Dijo que no —respondió Dewey.
—Amor, ¿No te parece un poco extraño que tu mamá solo llama para que arregles la bici de Dewey, que cambies los muebles de lugar de Dewey...? —trató de hacerlo razonar por cuarta vez en el día para que se diera cuenta por sí mismo de lo que ocurría, pero Reese solo la miró confundido desde el suelo.
—¿Qué insinúas? —preguntó Reese pasando la vista entre Dewey y ella.
—No lo sé, ¿Tú qué crees? —replicó Regina mirándolo como si fuera obvio.
—Oye, si quieres habla tú con ella —intervino Dewey al ver que estaba a punto de lograr hacer que Reese lo descubra, tendiéndole el teléfono.
—¡Ah! ¿Vas a desafiarme, duende maligno? —exclamó Regina indignada, colocando sus manos en su cintura. —Por supuesto que hablaré con ella —dijo con una sonrisa desafiante, por lo que Dewey abrió mucho los ojos. Sabía que estaba tirando demasiado de la paciencia de Regina para mantener su defensa contra Reese. De mala gana, dejó que Regina le quitara el teléfono de las manos. —Hola, señora Wilkerson —dijo Regina mirando fijamente a Dewey, mientras Reese escuchaba con preocupado detrás de ella. Por supuesto, no era Lois, solo era la contestadora. —Reese prometió que saldría conmigo esta tarde... Sí, ¡Gracias! —exclamó fingiendo que Lois le permitía llevarse a Reese, quien alzó los puños a modo de festejo a la vez que Dewey apretaba los labios. —Ah, ¿Quiere que Dewey regrese la cama de Reese a su lugar? Sí, le diré. Adiós —agregó Regina antes de colgar el teléfono y devolvérselo, por lo que el niño la miró con los ojos entrecerrados. 
—¡Genial! —exclamó Reese, caminando hacia ella para tomar su mano. —No olvides poner las sábanas —advirtió a Dewey con tono amenazante antes de tirar de la mano de su novia para salir de la casa. 
 •••
Zafarse del engaño de Dewey no sirvió de mucho. Ni siquiera llegaron a entrar en casa de Talía, desde la ventana pudieron ver a sus padres mirando la televisión en el sofá.
Cinco horas más tarde, Regina leía en su habitación cuando oyó el sonido ya familiar de unos pequeños golpes en su ventana. Rápidamente dejó el libro a un lado de su cama y corrió a abrir la ventana, permitiendo que Reese entre en su habitación. 
—Pudiste habérmelo dicho —dijo Reese apenas entró, parándose detrás de ella con el ceño fruncido mientras Regina cerraba la ventana. 
—Ya sabes que Dewey mentía sobre las llamadas de tu mamá —supuso Regina volteando a verlo. A modo de respuesta, Reese emitió un pequeño gruñido. —Lo siento, pero le lanzaste piedras con una resortera y era la única forma de la que podía defenderse. Aunque se haya aprovechado de eso —dijo un poco apenada, pero a la vez convencida de lo que decía. 
Sin poder pasar mucho tiempo enojado con ella, Reese asintió haciendo una mueca mientras pasaba sus manos por su cintura. Al instante, Regina correspondió el abrazo pasando sus brazos por detrás de su cuello, pegándose a su cuerpo. 
—Lo siento —repitió Regina, abrazándolo con fuerza y apoyando la mejilla en su hombro. 
—Está bien, me lo merecía —admitió Reese reforzando el agarre en su cintura y ladeando la cabeza para apoyarla sobre la suya. —Y ya me encargué de él —agregó con una media sonrisa. 
—No quiero saber que hiciste, pero también se lo merecía —dijo Regina apretando los labios. 
—¡Por supuesto! Intentó cortarme el cabello —comenzó Reese volviendo a fruncir el ceño. Al oírlo, Regina levantó la cabeza para verlo con los ojos muy abiertos. 
—Nooo —dijo juntando las cejas y ladeando la cabeza mientras llevaba las manos al cabello de Reese para acariciarlo. Entre tanto, él cerró los ojos con una sonrisa sin dientes, disfrutando las caricias. —Me encanta tu cabello de puercoespín —agregó jugando con su cabello, haciendo que Reese abriera los ojos para lanzarle una mirada de fastidio. 
—Vas a pagar por eso —dijo Reese con una sonrisa traviesa, empujándola suavemente hacia la cama hasta hacerla caer debajo de él. Tomándola desprevenida, comenzó a besar su cuello a sabiendas de que la haría reír a carcajadas por las cosquillas que le daba. 
—Lo siento, pero no puedo hacerlo por ahora—dijo Regina entre risas, tratando de alejarlo de su cuello. 
—¿Cómo que no puedes? —preguntó Reese con tono de queja, permitiéndole apartarlo de su cuello para poder mirarla a los ojos. —Son las dos de la madrugada, nadie nos molestará y estamos en un lugar cómodo...  
—No es eso... —lo interrumpió Regina, mirándolo apenada con una sonrisa de disculpa. —Estoy menstruando, no podremos intentarlo por una semana —explicó haciendo una mueca con los labios. Apenas la oyó, Reese dejó caer la cabeza sobre su pecho casi como si se hubiera desmayado. Al instante, Regina colocó una mano en su cabello para acariciarlo, tampoco estaba muy feliz con eso. 
—Voy a matar a Dewey... —murmuró Reese entre dientes.
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minnsposts · 7 months
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LSDLN cast x Viaje de egresados pt.1
Nota: El viaje de egresados será en Córdoba ya que me parece un lugar demasiado lindo y tengo muy buenas anécdotas allí.
Advertencias: No.
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Enzo Vogrincic :
— Hace la maleta mínimo tres semanas antes del viaje, quiere asegurarse de no olvidar nada
— Seguramente hará una lista de las cosas que lleva para estar seguro de no perder las cosas
— En el colectivo se sienta contra la ventana para aprovechar la luz del sol ya que se llevó un libro para pasar el tiempo y no aburrirse tanto
— Es lejos el más ordenado, por las mañanas cuando tienen planeado realizar excursiones con los coordinadores se asegura de tender su cama y doblar su ropa
— En las jodas sería como el adulto responsable que se asegura que nadie tome de más o termine tirado en algunos de los baños vomitando hasta el desayuno
— Especialmente anda detrás de Matías ya que lo conoce y sabe de lo que podría ser capaz
— Disfruta mucho ir al rio, piensa que la vista de las sierras es totalmente mágica
Matías Recalt:
— Hace la valija la misma noche en la que se van al viaje
— Se olvida la mitad de las cosas y en el hotel pierde alguna que otra cosita
— En el colectivo se pone los auriculares y se hace una siesta hasta que llegan a Córdoba
— Está totalmente prohibido el alcohol dentro del hotel pero el se las ideó para pedir un delivery y literalmente casi caerse de una ventana con tal de tener algo de tomar
— Es muy desordenado, sus compañeros de cuarto (Enzo y Agustín) se quejan ya que sus cosas están tiradas por todos lados
— En las jodas se re desconoce, se toma hasta el agua de los floreros y al día siguiente amanece con una terrible resaca que le parte la cabeza
— En el río buscaría bichos o animales con Pipe
Agustín Pardella:
— Armaría su maleta dos días antes del viaje, lo justo y necesario
— En el colectivo conversa con Enzo, su compañero de asiento y también intercambia alguna que otra palabra con Kuku
— Un día, cansado del desorden de Matías decidió tirarle una zapatilla y sin querer le dio en toda la cara
— En las jodas es bastante tranquilo, no toma demasiado y su estado de ebriedad es bastante bajo
— Aprovecharía a full el río para nadar y tirarse de las rocas más altas ya que no le da ni un poquito de miedo
Esteban Kukuriczka:
— Prepara la maleta una semana antes y todo son pantalones cortos con remeras simples
— En el colectivo se sienta junto a Fran y conversa con Agustín ya que tienen asientos continuos
— Agradece que su compañero de cuarto sea Fran ya que allí reina la paz absoluta
— En alguna que otra ocasión aparece algunos de los chicos en su habitación preguntando si pueden dormir allí ya que las otras habitaciones son un caos total
— También es el tipo de persona que se mantiene tranquilo en las jodas, alguna que otra vez tuvo que llevar a Matías a la rastra hasta el hotel
— En el río hay días en que decide meterse al agua y otros donde se sienta en una piedra para poder tomar sol
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kiyovazquez · 7 months
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Little rainbow (Wukong x Kiyo)
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Los cálidos rayos del sol se filtraban en la habitación del hospital, donde dos dioses contemplaban a su pequeña criatura. Kiyo se encontraba recostada sobre blancas almohadas, con el monito acurrucado en sus brazos maternales.
El recién nacido dormía plácidamente, ajeno al mundo, apenas unas horas después de ver la luz por primera vez. Kiyo lo miraba enamorada, olvidando el cansancio de tantas horas de parto.
Con delicadeza, deslizó sus dedos por la espalda del bebé, conteniendo a duras penas las lágrimas que amenazaban por escapar. A su lado, su amado esposo la miraba en silencio, compartiendo aquel momento de gracia.
—Es tan pequeño...— musitó Kiyo, derritiéndose de ternura. Su criatura era aún más diminuta que los niños humanos, siendo tan pequeño y delgado.
—Los monos son más pequeños que los bebés humanos— observó Wukong con sabiduría, recordando a los pequeños monitos de su montaña.
Con suma delicadeza, envolvió a Kiyo en un cálido abrazo, cuidando de no causarle el menor malestar tras las horas de parto. Recargó su mentón en el hombro de su amada, uniéndose a ella en la contemplación del pequeño milagro entre sus brazos.
Sus toscas manos, endurecidas por las batallas, rozaron con infinita ternura la mejilla del bebé. Sus deditos eran más frágiles que el pétalo de una flor, y su boquita y sonrosadas mejillas despertaban una oleada de amor en lo más hondo de su alma.
—¿Has pensado ya en un nombre para él? —preguntó Kiyo después de unos minutos de silencio, buscando la mirada dorada de su amado.
—Eso es fácil —rio Wukong entre dientes, estrechando con más fuerza a su familia—. Claramente se llamará Wukong Jr, es mi viva imagen— expresó con orgullo.
La pelinegra frunció el entrecejo al escuchar tal ocurrencia. Con delicadeza acunó al bebé entre sus brazos, como protegiéndolo de aquel nombre.
—Nuestro hijo no llevará tu nombre —se negó con suavidad—. Él es su propia persona y merece un nombre propio
—Pero, mi lluvia... —se quejó Wukong con un puchero, antes de dejar escapar un suspiro resignado—. Bien, dime qué nombres tienes en mente. Espero al menos que sean más bonitos o será Wukong jr —soltó con una sonrisa burlona.
Kiyo sonrió, preparándose para crear unos segundos de suspenso antes de hablar.
—Se llamará Mixtli —anunció con orgullo. Un bufido escapó de los labios de Wukong.
—¿Mixtli? ¿Qué clase de nombre es ese?
—Significa "nube" en náhuatl —explicó Kiyo mirándolo con dulzura. — Nuestro hijo no será solo chino, también llevará en sí las raíces de mi cultura.
—Lo sé, lo sé —concedió Wukong haciendo muecas. — pero no estoy seguro...
—Pero solecito, a mí me encanta Mixtli —insistió Kiyo con un puchero. Tras reflexionar un momento, propuso. — ¿Qué tal si tiene dos nombres? elige tú su otro nombre, pero no Wukong Jr
Wukong frunció el ceño, sumido en reflexiones. Jamás había pensado en tener que nombrar a un hijo, acostumbrado a la idea de llamarlo como él. Pero deseaba honrar los orígenes de Kiyo también.
Se apartó un poco y contempló al bebé en silencio, analizando sus delicados rasgos en busca de la esencia oculta tras ellos. Poco a poco, una sonrisa se dibujó en su rostro.
─Creo que tiene cara de Kai ─declaró con orgullo.
─ ¿Kai? Podrías haber elegido algo más corto ─bromeó Kiyo con tono sarcástico.
─Oye, Kai es un nombre noble... ─se quejó con dulzura─ Además, dijiste que serían dos. Kai Mixtli suena armonioso, ¿no crees?
—Pero solecito, el punto no es...
Kiyo no alcanzó a terminar cuando un llanto interrumpió sus palabras. Con delicadeza acunó a Kai, susurrándole cálidas palabras mientras lo mecía.
—Tranquilo, mami y papi están aquí... —musitaba arrullándolo. Pero los sollozos del bebé no cesaban.
Wukong los contempló en silencio y un semblante serio. Con suavidad acarició los finos cabellos del pequeño, calmando su llanto para sorpresa de todos. El silencio reino en la habitación unos momentos.
—¿Pensaste alguna vez en ser madre? —preguntó Wukong en tono reflexivo, sin apartar la vista del niño.
—No realmente, al menos no tan pronto —confesó Kiyo confundida—. Cuando nos casamos comencé a imaginarlo, pero nuestro hijo fue... Una sorpresa.
—Y... ¿No te molesta? — murmuró Wukong con una vulnerabilidad poco común en él.
Kiyo lo miró con ternura, intuyendo sus inquietudes. Sostuvo al bebé con una mano mientras la otra tomaba la mejilla de su amado.
—¿Qué es lo que realmente te preocupa, cariño? — inquirió acariciando su rostro.
Wukong suspiró hondo.
—Tengo miedo de ser mal padre —confesó al fin. — Yo no tengo padres, nací de una roca, sólo estuvieron mis maestros, pero jamás los vi como figuras paternas. Sé que podría cometer errores y lastimar a Kai sin querer. No quiero defraudarlo...— decía, alzando su mirada al pequeño fruto de su amor. Sus ojos se entrecerraron un poco. — tengo miedo de lastimarlo o ponerlo en peligro como he hecho con MK, Macaque... Con todos. No quiero que él pase por todo eso y mucho menos por mi culpa...
—Wukong, no puedo asegurarte de que serás el mejor padre, el futuro es incierto —susurró Kiyo acariciando su rostro con dulzura. — Tampoco yo sé si estaré a la altura, pero una cosa sí puedo prometerte: estaremos juntos en esto...— sonrió, buscando confortar a su esposo. — Tus dudas y temores demuestran que realmente lo amas y quieres lo mejor para él. Eso es lo verdaderamente importante. No necesitas ser el padre perfecto, sólo ser el padre que Kai merece: aquel que lo ame incondicionalmente, lo escuche, lo guíe y proteja. Y de eso estoy segura de que eres capaz...
Wukong sintió que sus miedos comenzaban a disolverse ante la mirada llena de fe y confianza de Kiyo. Ella creía en él aun cuando él mismo no lo hacía. Y si ella confiaba en que juntos podrían ser buenos padres, él también empezaba a creerlo. Sus labios se curvaron en una sincera sonrisa, entregándose de lleno a su nueva misión como protector de aquella preciosa vida que había creado junto a su esposa.
—Gracias, mi amor— murmuró, estrechándola entre sus brazos con cuidado de no aplastar al bebé. — Estar juntos es todo lo que necesito. Haré lo mejor por nuestro hijo, te lo prometo.
—Confía en mí, también tengo mucho miedo... —susurró Kiyo separándose lentamente de su abrazo para mirar el rostro de su esposo. — Pero ¿sabes qué es lo que me da fuerzas? Ver tus ojos dorados. Al mirar en ellos cada día recuerdo todo mi pasado y veo todo lo que hemos recorrido juntos. Ya no soy aquella chica triste y sola que una vez fui, ahora soy tu esposa, la madre de nuestro pequeño hijo y la diosa de la lluvia. No podría desear un futuro mejor. Tú salvaste mi vida tan solo con tu mirada...y seguir viendo esos lindos ojos todos los días solo me recuerdan lo feliz que soy actualmente y lo feliz que seguiré siendo a tu lado.
Wukong acarició su mejilla con ternura y la estrechó de nuevo entre sus brazos, ocultando el rostro en su cuello y respirando su aroma.
—Creo que en realidad nos hemos salvado mutuamente sin darnos cuenta —susurró, con la voz quebrada por la emoción, soltando un pequeño suspiro como si de esa forma, sus miedos se borran para siempre.
Kiyo sonrió dulcemente, entregándose al abrazo de Wukong con calma. Unas lágrimas de profunda felicidad se deslizaron por sus mejillas al recordar el largo camino recorrido para llegar a este momento de felicidad junto al amor de su vida. Había valido cada tropiezo, cada lágrima derramada.
Pocos segundos después, como si supiera que era el centro de atención, Kai volvió a despertar sollozando bajito y removiéndose entre sus mantas. Sus padres se separaron despacio, mirando al pequeño niño envuelto en mantas azules demandando atención.
—Creo que un buen comienzo para cualquier padre es cargar a su hijo entre sus brazos— susurró Kiyo con ternura, trasmitiéndole toda la confianza que él aún no se atrevía a darse. Extendió al pequeño bultito que sollozaba, acunándolo un instante más entre sus manos antes de depositarlo con cuidado en el pecho de Wukong.
—K-Kiyo, no creo poder...— murmuro Wukong nervioso, cortando sus palabras de inmediato cuando sintió el menudo cuerpecito de Kai acurrucarse con confianza sobre su pecho.
En silencio, el mono naranja miró con asombro al fruto de su amor. Cada respiración y movimiento del bebé lo absorbían por completo, logrando que su corazón latiera como loco. Las pequeñas manitas de Kai se agitaron buscando aferrarse a la ropa paterna, hallando en ese simple gesto el consuelo que demandaba.
Wukong contuvo el aliento, admirado por la fragilidad y perfección de tan pequeño ser. Sus miedos se desvanecieron al comprender que aquel niño ahora formaba parte de su alma. Lo envolvió con infinito cuidado entre sus brazos, maravillado al contemplarlo moverse plácidamente sobre su pecho.
—Será un honor y un privilegio ser tu padre, Kai Mixtli— susurró conmovido, sin apartar la mirada de su rostro. En ese instante supo que haría cualquier cosa con tal de verlo feliz y protegerlo por siempre. Finalmente conocía aquella palabra tan desconocida para él, paternidad.
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cellbitupdates · 3 months
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🟩 Ordem Paranormal postou no Twitter/🟨 Ordem Paranormal publicó en Twitter/ 🟥 Ordem Paranormal posted on Twitter:
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🟩 👁️SOBREVIVENDO AO HORROR tá chegando!👁️
Infelizmente, pela situação das enchentes, a produção do livro físico (que acontece no Rio Grande do Sul) atrasou, mas eles ainda serão enviados esse mês!
Por outro lado… 📌A VERSÃO DIGITAL JÁ CHEGA ESSA SEMANA, 05/07!
🟨 👁️¡SOBREVIVIR AL HORROR está llegando!👁️
Desafortunadamente, debido a la situación de inundaciones, la producción del libro físico (que se realiza en Rio Grande do Sul) se retrasó, ¡pero aún así se enviarán este mes!
Por otro lado… 📌LA VERSIÓN DIGITAL LLEGA ESTA SEMANA, 05/07!
🟥 👁️SURVIVING THE HORROR is coming!👁️
Unfortunately, due to the flooding situation, the production of the physical book (which happens in Rio Grande do Sul) was delayed, but they will still be sent this month!
On the other hand... 📌THE DIGITAL VERSION COMES OUT THIS WEEK, JULY 5TH!
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baki-tiene-un-simp · 5 months
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Madre soltera.
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Palabras: 426
Jack no estaba acostumbrado a los bebés, nunca frecuenta lugares a los que el acceso de niños sea común y en caso de que haya alguno cerca, simplemente lo ignorara en favor de sus propios asuntos. No sabe qué decir cuando alguien le pregunta si le gustan o le desagradan los niños, es decir, ni siquiera piensa en ellos la mayor parte del tiempo; sabe que están ahí, pero no les presta atención.
Es una situación bastante normal, simplemente él jamás aprendió a tratar con estas pequeñas criaturitas que necesitan de otros para sobrevivir. Sin embargo, incluso él sabe que su reacción fue un poco exagerada cuando se congeló en su lugar al notar el cochecito para bebé que estaba cerca de una de las tantas máquinas para hacer ejercicio, el pequeño pasajero lo veía con ojos atentos y una calma inusual para alguien de su edad. Ambos intercambiaron miradas antes de que otra persona notara su pequeña y curiosa interacción.
“Es un hombre muy grande, ¿no es así, cariño?”, la melodiosa y cantarina voz de una mujer saco a Jack de su estado de confusión, él le prestó atención cuando ella se inclinó sobre el coche para bebés en el que estaba su hijo, “¿Por eso lo miras tanto?”
Jack tenía varias dudas en su cabeza, ¿por qué había un bebé en un gimnasio? ¿Eso estaba permitido? ¿Es seguro? ¿El ruido no podría molestar al bebé? Él no estaba llorando justo ahora, pero ¿los bebés no solían ser un poco más ruidosos? ¿Qué clase de bebé era ese?
“Traes a tu bebé al gimnasio”, solo estaba haciendo una observación motivada por su asombro, realmente no estaba cuestionando las decisiones de la mujer frente a él.
“Es lo que hago”, ella simplemente se rio al caminar tras el cochecito para poder empujarlo e irse con su bebé hacia otro lado, probablemente para continuar con su rutina de ejercicios.
Curiosa interacción. Definitivamente lo fue. Pero lo que era más curioso todavía fue la fascinación de Jack por la linda madre y su bebé, ella parecía tener una facilidad para dividir su atención entre su rutina de ejercicios y su bebé, y el bebé parecía encajar maravillosamente en un lugar seguro junto a la máquina que estaba usando su madre. Si no fuera llamativo el comportamiento del bebé, ni siquiera los notarias.
Así que, no, Jack no está acostumbrado a los bebés, pero siempre se toma unos segundos para seguir con la mirada el coche para bebé que se mueve en la lejanía al otro lado del gimnasio.
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Así que, al gimnasio al que voy siempre hay una mujer con su bebé y me encanta. Ella es siempre muy cuidadosa de no obstruir el paso o de que alguna máquina golpee a su bebé, todo mientras cumple su rutina.
Es super amable, incluso me deja pasear a su bebé entre repeticiones y me resulta gracioso porque el bebé siempre es muy tranquilo, se ríe a veces, pero eso es todo. Al principio, si me sorprendí, he de admitir.
Creo que es algo como una fiebre por los bebés que tengo últimamente.
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snetofed · 19 days
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INFIERNO
Tom Riddle cruzó la calle con pasos lentos y silenciosos y se metió las manos en los bolsillos mientras seguía a su siguiente víctima: una cucaracha que merecía ser aplastada.
El Señor Oscuro se movía con la agilidad de una serpiente que se deslizaba silenciosamente en la oscuridad, mostrando sus colmillos a la presa condenada. Estudió sus pasos antes de arremeter, atacando sin piedad con veneno tatuado en su rostro. Riddle era realmente fenomenal.
Después de conocer la historia de Rosalind, la venganza era lo único que tenía en mente. Corría por su sangre como metal hirviendo, amenazando con destruir todo lo que estuviera a su alcance. Nunca dejaría que nadie se saliera con la suya. Nunca dejaría que nadie la lastimara.
La calle parisina estaba oscura y casi vacía, salvo por el hombre que seguía Tom y otra anciana que cojeaba lentamente hacia su casa, murmurando tonterías para sí misma.
Tom observó cómo su objetivo entraba en uno de los edificios, cantando en un idioma extranjero que el señor oscuro lamentablemente no entendía: búlgaro.
La canción estaba desafinada, las frases quedaban incompletas y terminaban en murmullos sin sentido. Una luz en el pasillo parpadeaba y lo único que se oía era la pelea de una pareja detrás de una de las muchas puertas cerradas.
Vandalov podría haber jurado que alguien lo estaba siguiendo, pero cuando se dio la vuelta, no vio nada.
Zhelyazko entró en su casa, que estaba sumida en la oscuridad y con un movimiento de su varita las luces parpadearon. Cuando vio la figura oscura sentada en su sofá, dio un paso atrás.
—Q-qué... ¿Quién eres tú?.
Tom extendió los brazos sobre el respaldo del sofá, con los tobillos cruzados y el ceño fruncido. Por primera vez en mucho tiempo, estaba tan enojado que irradiaba furia.
—Piénsalo bien, Vandalov. ¿Te suena familiar mi rostro?.
—Eres el novio de Rosalind.
—¿Novio? Ya no tenemos diecisiete años. Pero sí, estás cerca.
—¿P-por qué estás aquí? ¿Qué quieres de mí?.
Tom se rio entre dientes, un sonido aterrador y peligroso. Era una melodía tranquila que tenía el poder del trueno.
En cuestión de segundos, agitó su varita y desarmó a su oponente, que ya estaba indefenso. El señor oscuro se puso de pie y caminó lentamente hacia el idiota búlgaro hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para rodear firmemente el cuello de este último con sus manos. El flujo de aire de Vandalov se vio inmediatamente restringido, lo que le hizo jadear mientras Tom le devolvía la mirada sin piedad.
—¡Sé lo que hiciste! —dijo entre dientes, soltando finalmente a Zhelyazko, que cayó al suelo ahogándose.
—¡No hice nada!
Riddle le dio una fuerte patada en el estómago, agachándose para mirar directamente a los ojos del bastardo, agarrando con fuerza el cuello de su camisa.
—¡Mentiroso! —estaba furioso—. Sé lo que le hiciste, maldito animal.
Se soltó una vez más, enderezó la espalda y respiró profundamente para calmarse. El monstruo frío era mucho mejor en juegos como estos.
—Sí, me cogí a tu chica, Riddle. ¿Qué te parece?.
—Créeme, no te gustaría una demostración de cómo me siento ahora mismo —murmuró Tom, con diversión en sus ojos, saltando arriba y abajo con una mirada escrutadora.
Se aflojó la corbata y sus ojos brillaron rojos por una fracción de segundo. Con otro movimiento de su varita, Tom lo esposó con la mano sin palabras, dejándolo gimiendo en el suelo después de darse cuenta de que no tenía poder.
No debería haberse metido con la Muerte y su amante.
—La vi en un bar mágico en París. Estaba borracha, bebiendo hasta ahogar sus sentimientos —tartamudeó Vandalov, con lágrimas rodando por su rostro mientras luchaba contra las ataduras invisibles.
Tom Riddle asintió, caminando de un lado a otro frente al desastre arrugado, su víctima.
—La violaste.
—¡No! Yo también estaba bebiendo y... y...
—¡Eso no importa, maldito bastardo! —Tenía un odio abrasador en sus ojos, de un tono azul furioso. Sin embargo, volvió a su serenidad, con los dedos trazando su varita huesuda antes de guardarla en su bolsillo.
Zhelyazko casi suspiró, sintiéndose aliviado después de recibir la seguridad de que Tom no usaría su varita para matarlo. Sin embargo, su corazón se paró cuando Tom sacó un frasco que contenía un líquido espeso y sucio.
—¿Sabes qué es eso, Vandalov? —Riddle no esperó una respuesta—. Se llama Magma de Dragón, porque cuando una llama lo toca, este líquido, particularmente mezclado con sangre de dragón, se vuelve tan ardiente como la lava.
—Quema todo.—continuó.—es la muerte más dolorosa de todas. Y tú te lo mereces, Zhelyazko. Te mereces probar el infierno, mi infierno.
—El líquido se infiltrará en los poros de tu piel, así que no te preocupes por el hormigueo, y cuando una llama toque tu carne, sentirás como si el magma hubiera reemplazado tu sangre —explicó Tom en voz baja, examinando el líquido con las cejas fruncidas mientras hablaba—. Alucinarás, oirás cosas, verás cosas. Todo mientras te quemas vivo. Y al final, quedarás tan deformado que ni siquiera podrás dibujar un contorno con tiza.
El Señor Oscuro abrió la tapa con calma y le dedicó a Vandalov una sonrisa maliciosa antes de verter el líquido sobre su figura quejumbrosa.
—Eres muy tonto, ¿lo sabes? ¿De verdad creías que podías tocarla sin que yo hiciera nada al respecto?.
Apretó los dientes con fuerza y ​​sujetó la mandíbula de Vandalov con tanta fuerza que el hueso casi se rompió. Tom abrió la boca, presionando dolorosamente sus mejillas con los dedos, y dejó que las últimas gotas de Magma de Dragón se deslizaran hacia la boca del rehén; de su carne se alzaba humo cuando gritaba, aunque todavía no había fuego. Tom lo apartó con fuerza y ​​vio cómo Zhelyazko se encogía y lloraba, con la mandíbula apretada con fuerza para contener los gritos.
La agonía era insoportable. Tom sonrió.
—Eres un fracaso, Zhelyazko. No eres nada.
La víctima sollozó más fuerte.
—¿Eres real? ¿Has hecho algo notable en este mundo? —La pregunta era retórica, y Tom continuó—. No eres más que la escoria que hay debajo de mis zapatos, eres la inmundicia que ensucia mis estanterías. Eres inútil, no tienes sentido.
Zhelyazko tenía los ojos cerrados por el miedo, pero los abrió de golpe cuando oyó el sonido de un encendedor. Tom estaba encendiendo un cigarrillo, engullendo el filtro con los labios y aspirando nicotina.
—Y te voy a matar. Porque te lo mereces. Dime, Vandalov, ¿mereces que te maten por lo que le hiciste a Rosalind?.—El monstruo se acercó, con los ojos brillando con oscuridad cuando la suciedad debajo de él sacudió la cabeza salvajemente. Tom se rió, el sonido resonó contra las paredes de madera, chocando con los sollozos agonizantes de Zhelyazko.
���¿Te lo mereces?.
El cautivo asintió frenéticamente, con los ojos marrones manchados de miedo, traumatizados por las manchas del horror, como si tinta negra sangrara de sus cuencas. Quería morir, quería que todo terminara.
—¡Dilo!.
—Lo merezco. ¡Merezco morir! —Su voz estaba tensa por el dolor y sus ojos observaban con temor cuando el captor sonrió satisfecho.
-Maravilloso
Dio una calada al cigarrillo que colgaba entre sus labios y una sonrisa enfermiza se dibujó en su rostro cuando lo dejó colgando entre sus dedos, justo encima del cuerpo de Vandalov.
—Adiós, muchachito.
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*---*--*--*-****-*--*---*-*-*----*-**--*-*-*-
Hola primer historia es si espero que les guste díganme si les gusta en los comentarios o no, Gracias a todas las personas por su apoyo...
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Carta para desahogarse de un estudiante adolescente: Puede que no leas esto, pero tengo que desahogarme. Hoy estaba sentado en el comedor de mi liceo, cuando se me acerco un amigo con otro niño que no conocía, se sentaron al lado mío a comer, con mi amigo hablamos de algunos temas, cuando el otro estúpido, vio pasar a una niña y le dijo “hola, de que zoológico te escapaste fea?”, mi amigo se rio junto a él, cuando yo mire a la chica vi que ella solo reacciono dejando su almuerzo en la mesa y a irse del lugar, en ese momento mire a mi amigo con cara de “de que mierda te ríes?” y el paro de reír, no así el otro imbécil. Seguí a la chica y ella iba llorando por el pasillo, la tome del brazo y la abrace, sin conocerla, solo la abrace, ella lloro como por más de 10 minutos seguidos, yo solo la abrazaba, todos los que pasaban por el lugar la miraban llorar, y yo solo le repetía lo mismo “eres hermosa , no dejes que ese estúpido te diga lo contrario , vales mil veces más que él, y te lo dejo demostrado con la mierda que te dijo”, entre los llantos me dijo que no era primera vez que le decían fea, ya sea porque no tenía el físico perfecto o por cualquier otro aspecto de su cuerpo. Yo la vi muy mal y le pedí el número de su mama para llamarla y que la fuera a retirar, ella me pidió por favor que no le contara lo sucedido, y entonces solo le dije a su madre que su hija Francisca se sentía mal, le dolía la cabeza y el estómago. Espere hasta que llegara su madre y francisca se fue. Fui a buscar a mi amigo y estaba con el otro tarado, agarre al imbécil de los hombros y lo empuje hacia la pared, y el muy machito tiene el valor para decirle a una mujer fea , pero no para defenderse, solo decía “perdón”, “solo era una broma”, “a la chica se olvidara”, “luego se le pasa” y cuando dijo “hay que ser honestos con ellas, y era fea” , nunca en mi vida había golpeado a alguien, tampoco pensé que lo llegaría hacer, pero ese momento fue la primera vez, mi amigo o bueno, el que creía mi amigo, fue a llamar a la inspectora por que el cobarde se puso a llorar, y aquí estoy , suspendido por 2 semanas, pero y es que no entienden? no entienden lo que vale una mujer? no saben que sin ellas no seriamos nada? no hay mujeres feas, no existen, la belleza esta en los diferentes tipos de gustos, o personas, yo a Francisca la encontré hermosa, no me arrepentiré nunca de haberle pegado a ese maricón, se que los golpes no son la solución, pero de que otra forma querías que entendiera? si un hombre que le dice “fea” a una mujer es un animal, y los animales tienen capacidad de razonamiento?. Maricones no son solo los que lastiman físicamente a una mujer, también son los que las lastiman psicológicamente. ¡HOMBRES ENTIENDAN!, se han puesto a pensar que su madre es una mujer? como te sentirías si le dijeran fea a tu mama? que sería del mundo si las mujeres desaparecieran? pedirías perdón si es que alguna vez trataste mal a una, ahí te harían falta, te haría falta un cuerpo diferente al tuyo, maneras y personalidades distintas, te haría falta la compañía y belleza de la mujer, porque no las aprovechas ahora que están? por qué no respetas a cada una de ellas? que importa si sean de África, Estados Unidos, Corea, que importa si son lesbianas, bisexuales, gorditas o flacas, que importa si son “raras” , diferentes, tímidas, da lo mismo, SON TODAS HERMOSAS Y SON TODAS MUJERES, SIN ELLAS LOS HOMBRES NO SERIAMOS NADA. y mujeres, no se dejen sentir mal por una estupidez que le digan, si te dice un hombre, fea, ese estúpido no tiene ni el 0,0000001% de la capacidad mental que tienes tú, ni la capacidad de razonamiento que tienes tú, y mucho menos el valor que tienes tú, MUJER QUIERETE, ASÍ COMO ERES. gracias por leer:
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starchit · 11 months
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Kinktober Day 1
Noritoshi Kamo
Breeding Kink Breeding: se puede definir como el fetiche hacia quedar embarazada o dejar embarazada a alguien...
☆~☆~☆~☆~☆~☆~
Noritoshi y tu eran colegas en el instituto de Kioto...
Ustedes dos ya se habían visto a escondidas algunas veces para simplemente tener algo como una cita o unos pequeños besos, pero nada más allá de ello...
Al ser los dos de tercer año solían pasar bastante tiempo juntos en sus practicas o iban juntos a misiones normalmente.
Un día fueron a una misión que les llevó casi todo el día y apenas regresaron por la noche, cada uno fue a su habitación y luego a las duchas correspondientes de cada género. Al terminar caminaron juntos hasta los dormitorios debido a que el suyo y el tuyo estaban uno al lado del otro.
Noritoshi: ¿fue agotador no crees?
_____: si... aun me duele un poco la espalda por el golpe que me dio
Noritoshi: eso fue mi culpa, me disculpo por eso...
_____: no te preocupes, te hubiera golpeado a ti entonces preferí intervenir...
Noritoshi: gracias...
_____: oye... mamá me preparó algo de comer ¿gustas venir a comer conmigo?
Noritoshi: tres años juntos y aun se me hace raro que Utahime-san sea tu madre
_____: aah -risita-
Noritoshi: esta bien, iré a dejar mi toalla y vengo...
El sonrió y se fue corriendo hacia su cuarto, de mientras tu entraste en el tuyo dejando tus cosas y ordenando un poco.
Minutos después Noritoshi abrió la puerta y entró dentro... Ambos fueron a sentarse en la cama en donde pusiste una pequeña mesita y empezaron a comer
_____: oh... mira... este sándwich es para ti...
Tomaste la nota y la leíste...
_____: ''Este es sin mayonesa, entrégaselo a Noritoshi, gracias por el esfuerzo Kamo-san... te quiere, Utahime'' Aww que lindo...
Noritoshi: gracias... ¿Cómo sabe...?
_____: mamá nos presta mucha atención a todos... se preocupa mucho por nosotros...
Ambos empezaron a comer y a hablar de algunas cosas mundanas
_____: hmm oye, pero entonces tu padre no es mala gente
Noritoshi: no claro que no... o sea a comparación del clan Zenin, mi padre es un ángel...
_____: jajaja, en estos tres años nunca conocí a tu padre... no sé, me lo imagino como el típico señor de cabello largo, con ropa ancha tradicional y que es el típico que si ve a los jóvenes de hoy en día se pone a quejarse...
Noritoshi: acertaste en dos cosas...
El soltó una risita y le dio un trago a su bebida...
Noritoshi: tiene cabello largo y si usa ropa tradicional pero no es de los que se quejan... ¿sabes? Hasta pensó que yo era gay porque me vio a solas en la biblioteca del clan Kamo con Megumi Fushiguro y sujetándole la mano...
_____: ¿Qué hacías con el niño de Gojo-san?
Noritoshi: me pidió unas cuantas cosas sobre unos registros y lo ayudé con ello.
_____: ah interesante... es que comprendo a tu padre, ver a dos hombres solos, callados o hablando bajito y tomados de la mano pues si da para hacerse malas ideas ¿no crees?
Noritoshi: si lo pones así si, pero yo lo hice para que haga bien la posición de las manos.
Lo miraste con una ceja enarcada y el suspiró...
Noritoshi: piensa lo que quieras, pero no es eso...
Soltaste una risa y siguieron comiendo hasta terminarlo... te levantaste para ir a tirar la basura de los empaques y guardaste en un cajón las notas que había dejado Utahime ya que siempre que preparaba algo de comer y te lo dejaba, también te dejaba una que otra nota con alguna frase o algún mensajito...
_____: ¿sabes que es lo malo de ser mujer?
Noritoshi: ¿menstruar?
_____: si, pero comer e hincharte... mira... parezco una embarazada...
Noritoshi: ¿Cuántos meses tiene? -risita-
_____: cinco... será niño... ¿quieres tocar mi pancita?
Te acercaste a él y él se rio...
Noritoshi: oh sentí una patadita ¿Cómo se llama?
_____: se llama, doble carne, doble cheddar con huevo y jamón... ¿lindo nombre verdad?
Ambos se empezaron a reír...
Noritoshi: te verías bien embarazada...
_____: ¿tú crees?
Te giraste a tu espejo viéndote y sacando un poco más la pancita
_____: pues mal no me veo...
Noritoshi se te acercó por detrás rodeándote con sus brazos y dejándote un beso en el cuello para luego verte a través del espejo...
_____: mmm ¿Qué pasa?
Noritoshi: me gustaría algún día verte así...
El pasó su mano por tu vientre y luego un poco más abajo...
Noritoshi: ¿aceptarías ser la madre de mis hijos?
_____: si...
Te giraste en tu sitio y comenzaron a besarse para luego, Noritoshi retroceder hasta dejarte sobre tu cama y separarte las piernas para meterse entremedio.
Su rodilla chocó contra tu intimidad y la movió un poco de arriba hacia abajo estimulándote...
Noritoshi: te quiero hacer mía hoy...
Lo miraste a los ojos y sonreíste para luego volver a besarse...
Noritoshi: me hubiera gustado un ambiente más romántico, pero se dio aquí...
_____: no importa...
El se agachó para besar tu cuello y te fue quitando la blusa hasta dejarte sin nada... bajo por tu cuello dejando un beso en tus senos y luego siguió bajando hasta llegar a tu vientre en donde también te dejó un beso...
Cuando llegó a la parte del elástico de tu short se detuvo alzando un poco la vista para mirarte.
Noritoshi: ¿puedo?
Asentiste y el te quitó los shorts junto con las bragas dejándote desnuda... el también se quitó su camiseta y sus shorts quedando solo en boxers... El volvió a meterse entre tus piernas empezando a besarte y luego bajó hacia tu cuello pasando su lengua por ahí y luego mas abajo hacia tus senos en donde esta vez si se detuvo y estuvo un buen rato ahí entretenido lamiendo la aureola y luego pasando la punta de su lengua por sobre tu pezón haciéndote suspirar... su mano estimulaba el seno que no estaba prestando atención, apretándolo y luego pasando sus dedos por encima para luego apretar tu pezón entre su pulgar y su dedo índice...
_____: mmh...
Él chupó un poco el pezón tuyo y luego de ello dejó una ligera mordida haciéndote gemir por la sensación rara...
Poco a poco podías sentir como si miembro se había hecho mas duro por lo que ahora lo empujaba contra tu intimidad y al alejarse para erguirse notaste que tu excitación había dejado una mancha húmeda en su ropa interior... El soltó una risa y luego se quitó los boxers revelando su erección... Sonreíste al verlo, él separó tus piernas y te jaló cerca del borde de la cama para luego abrirte las piernas y quedarse en medio...
Te admiró por unos momentos para luego apartar su cabello de su vista, aunque cuando se inclinó volvieron a caerse por lo que tomó una de tus ligas para amarrarse el cabello en una coleta...
Tras ello volvió a fijar su atención en ti... pasó sus dedos por tu intimidad empujando dos lentamente dentro y separándolos en tijera para luego sacarlos empapados de tus fluidos.
Tomó la base de su miembro entre sus manos y lo acercó a tu intimidad pasando el grande de su pene por toda tu intimidad...
Noritoshi: ¿eres virgen?
_____: si...
Noritoshi: yo igual...
El sonrió y poco a poco fue introduciendo su miembro en tu intimidad. Al saber que tú eras virgen él fue un poco más despacioso, empujándolo lentamente hacia adentro hasta que tocó fondo...
_____: duele un poco...
Noritoshi: es normal...
_____: ¿Cómo sabes tanto?
Noritoshi: internet... aunque... debería hacerte la misma pregunta ¿Por qué no sangraste?
_____: me desvirgué con mis dedos...
Ambos se rieron y el empezó a moverse... movió su cadera hacia atrás para luego empujarla hacia el frente de nuevo embistiéndote... Sus embestidas empezaron a hacerse mas fuertes conforme mas notaba que tus paredes se dilataban... hasta que llegó a establecer un ritmo muy bueno que los hacia gemir a ambos...
El se volvió a inclinar hacia delante pellizcando tus pezones entre sus dedos y jalar un poco de ellos haciéndote chillar y apretar a su alrededor lo cual le encantaba...
Se agachó para besar tu cuello dejando lamidas y una marca morada en tu clavícula...
Noritoshi: estas hermosa...
Él sonrió mientras que tú te aferrabas a las sábanas, desde abajo tenías buena vista...
Noritoshi con el cuerpo ligeramente sudado, debido al movimiento algunos mechones de cabello se estaban soltando de la coleta que había hecho, su rostro con un ligero sonrojo y los labios hinchados en tonos rojizos debido a los besos que se dieron...
Y él desde arriba también tenia una vista que le encantaba...
Tú en la cama recostada para él con las piernas abiertas, tu cabello negro desordenado sobre la cama, tus manos aferrándose a las sábanas mientras que recibías sus embestidas, con los ojos cerrados boca entreabierta jadeando y gimiendo por su culpa... y sumado a ello, la forma en que se te marcaban los rollitos en el abdomen y como tus senos rebotaban ante cada embestida que él te proporcionaba...
Sin duda tenían a Noritoshi al borde del clímax así que el solo se mentalizaba en no correrse tan rápido... pero en algún punto ya no pudo aguantarlo así que empezó a perseguir esa sensación de querer llegar a su clímax... Aumentó un poco el ritmo haciéndote gemir más seguido por la velocidad y la fuerza, pero no te importó. Tiempo después Noritoshi llegó a su clímax, lo escuchaste gemir cuando se corrió dentro tuyo...
El se alejó de ti y como aun no te habías corrido se acercó a ti besándote y luego bajo su mano empezando a tallar círculos sobre tu clítoris haciendo que eventualmente también llegues a tu orgasmo... Noritoshi bajó un poco más sus manos dándose cuenta de que su semen se salía de tu intimidad por lo que empujó dos de sus dedos hacia adentro
Noritoshi: no desperdicies...
_____: fallaste en tu intento de embarazarme...
Noritoshi: ¿Por qué?
_____: estoy en ciclo infértil esta semana...
Noritoshi: aún puede haber fallo
_____: ¿ese 5%? Es casi imposible...
Ambos se siguieron besando momentos después...
A lo mejor ahora evitastela idea de Noritoshi, pero mas a futuro no podrás evitar que te haga un hijo...
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belencha77 · 2 months
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CAPITULO ESPECIAL - LA VOZ DEL DOLOR
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Riley se sentó en la cama de su habitación en Ramsford, trazando distraídamente formas imaginarias en el edredón con el dedo. A pesar de su promesa de ser fuerte, el día de hoy el hecho de que Liam no la hubiera buscado en ningún momento la atormentaba. En solo dos días, tendría que enfrentarse cara a cara con otra mujer y reunir fuerzas de donde no las tenía para hacer las preguntas que le quemaban en la mente y, sobre todo, enfrentar a una corte que la juzgaría por algo que no había hecho. Sumida en sus pensamientos, no escuchó los urgentes golpes en su puerta.
|| ¿Mi Flor? ¿Estás bien? || La voz de Maxwell continuó golpeando la puerta. Riley se sobresaltó por un momento, luego negó con la cabeza. Se levantó, abrió y se encontró con el rostro preocupado de Maxwell al otro lado.
|| Max, estoy bien... || Ella lo miró a los ojos brevemente antes de bajar la mirada hacia el suelo. Maxwell observó a su mejor amiga, su hermana. Riley tenía los ojos enrojecidos e hinchados por el llanto. Su rostro estaba marcado por las lágrimas.
|| Riley || dijo con suavidad mientras entraba en su habitación y la abrazaba || Prometiste que serías fuerte... ¿Por qué no bajaste a cenar? Ni siquiera respondiste mis mensajes ni mis llamadas... Estaba preocupado ||
|| Lo siento, Max... Mi teléfono murió y, sinceramente, no quise cargarlo... Después de las lecciones de hoy, quedé agotada y, para ser honesta, no tengo hambre || Ella devolvió el abrazo y luego regresó a la cama. Maxwell la siguió y se acostó junto a ella.
|| Mi flor, dime la verdad. ¿Qué te está atormentando? || preguntó Maxwell.
|| El hecho de que Liam no me haya buscado, Max... Estoy a solo dos días de volver a verlo, pero no lo veré solo. Lo veré junto a ella y no puedo mentirte, duele ||
Han pasado dos meses desde la coronación, dos meses desde que Riley llegó al estado de Ramsford, dos meses sin escuchar ni una sola palabra de Liam o de nadie más. Siendo honesta consigo misma, realmente pensaba que sus amigos la habían olvidado. Se sentía abandonada y desechable, especialmente por Liam. Después de que se publicaron las fotos y la sacaron del salón de baile, el hecho de que Liam eligiera a Madeleine le dolía. La imagen de ellos besándose estaba grabada en su mente, obsesionándola en sus sueños y atormentando sus pensamientos todo el día. No podía evitar recordar las palabras de Liam aquella noche en el laberinto de setos, cuando él le dijo que la amaba y ella se entregó completamente a él, solo para que él eligiera a otra persona para ser su novia, y a Madeleine de todas las personas. El compromiso que apareció en la televisión y en los periódicos solo aumentó su dolor. Ver sus fotos y entrevistas por todas partes la hacía cuestionarse si todo fue parte de su imaginación y si Liam nunca la amó de verdad.
|| Riley, sé que es difícil y entiendo que debe doler. Pero recuerda que has trabajado duro en tus lecciones durante estos meses || dijo Maxwell, infundiendo ánimo en el ambiente || ¿Por qué no salimos y damos un paseo alrededor del capitolio? ¡Salgamos de esta casa! || Los ojos de Maxwell se iluminaron y una gran sonrisa se formó en sus labios. Riley miró a Maxwell y no pudo evitar sonreír también.
|| Max, ¿cómo lo haces? || Riley susurró.
|| ¿Hacer qué? || preguntó Maxwell, sonriendo como si no entendiera lo que Riley decía.
|| Hacerme sentir que ni siquiera puedo estar triste. Contigo sonriéndome así, es difícil negarme... Te ves como un niño en la mañana de Navidad || dijo Riley, riendo.
|| Es mi don || dijo riendo antes de mirarla intensamente || Mira, mi Flor, sé que las cosas parecen realmente malas en este momento, ¡pero todo cambiará! ¡Estoy seguro! Yo tampoco he sabido nada de Hana y eso me tiene realmente preocupado, pero para eso estamos el uno para el otro... Para levantarnos del polvo || Maxwell saltó de la cama y tomó a Riley de la mano. Riley rio de nuevo.
|| Está bien, solo déjame arreglarme y podemos irnos ||
**
Liam se encontraba en su estudio, con el bolígrafo entre los dedos, perdido en sus pensamientos. Se preguntaba qué estaría haciendo Riley en ese momento. La única vez que había tenido noticias de ella fue cuando Maxwell lo llamó al teléfono de Leo, pero Leo ya había regresado con su esposa y Maxwell no había tenido contacto ni siquiera con Drake después de esa llamada. A menudo, Liam se tentaba a llamarlo para averiguar cómo estaba Riley, pero sabía que era arriesgado. Estaba nervioso por verla en tan solo dos días en el baile de compromiso en Fydelia. Lo único que deseaba era hablar con Riley y asegurarle que aún la amaba. Necesitaba que ella supiera la verdad. Elegir a Madeleine la noche de su coronación fue solo para mantenerla a salvo. Era algo que preferiría no haber tenido que hacer, pero la seguridad de ella era de suma importancia para él; no podría vivir con la culpa si ella sufría algún daño. Además, Regina le aseguró que se encargaría de que Riley volviera a la corte sin problemas.
De repente, un golpe en la puerta sacó a Liam de sus pensamientos y le indicó a la persona que entrara.
|| ¡Hola, Li! || saludó Drake al entrar y tomar asiento frente al escritorio.
|| Hola. ¿Qué te trae por aquí? || respondió Liam, manteniendo una expresión seria mientras fingía trabajar en su computadora. Drake conocía bien los sentimientos de su amigo; él también compartía la misma angustia que Liam. Ver a su amigo completamente perdido lo afectaba profundamente, especialmente porque compartía esa misma preocupación por Riley. A pesar de que ambos sentían un vínculo con ella, Drake sabía que no era el momento ni el lugar adecuado para expresar esos sentimientos. Necesitaban encontrar una distracción para evitar que la preocupación los consumiera por completo.
|| Estaba pensando en bajar un rato al capitolio. Tomar un par de copas, relajarnos. ¿Qué dices? Aprovechemos que tu loca prometida se fue antes a Fidelia || propuso Drake, estudiando a su amigo de la infancia, quien parecía no haber dormido en semanas.
|| Drake, gracias por recordarme que estoy comprometido, pero no. De hecho, tengo mucho trabajo pendiente || respondió Liam, señalando su computadora, aunque en realidad no tenía ningún papel sobre el escritorio.
|| Vamos, Liam. No hay ningún papel en el escritorio || observó Drake mientras bajaba la pantalla de la computadora, provocando la mirada de enojo de Liam || Además, son las ocho de la noche. No hay nada que debas hacer en este momento. Sé que estás aquí pensando en Riley, te conozco. Y esto te está volviendo loco. Te vendrá bien salir, solo para relajar un poco tu cerebro || añadió persuasivamente. Con un suspiro resignado, Liam asintió con la cabeza.
|| Está bien, está bien. Una bebida || cedió. Los dos amigos se levantaron, subieron a un auto y se dirigieron al capitolio.
**
Una hora después, Maxwell y Riley paseaban por la ciudad. Se detuvieron para comprar cronuts (tres para Max) y luego se toparon con un bar que anunciaba una noche de karaoke.
|| ¡Mira, karaoke! ¡Vamos a ver! || exclamó Maxwell, emocionado. Una vez dentro, Riley lo observó con atención.
|| Bien, ¿y qué va a cantar Lord Beaumont? || preguntó, curiosa.
|| Ummm... en realidad, quiero escucharte. ¡Hace tiempo que no has cantado! ¡Tú cantas muy bien, mi Flor! || dijo Maxwell, haciendo que Riley se sonrojara. Su mente viajó al día en que cantó para Liam, pero recordó que ese día había tomado demasiado para reunir el valor necesario.
|| Max, para que eso suceda, necesitaré algo de valor líquido. No he cantado frente a una multitud en… bastante tiempo || admitió Riley, guardando silencio mientras rememoraba esos momentos. Prefirió no compartir más detalles con Maxwell.
|| Pero tú puedes, mi bella Flor || le dijo Maxwell, dándole un beso en la mejilla antes de dirigirse a la barra para pedir algunas bebidas. Momentos después, regresó con varios vasos: en unos había un líquido de color extraño y en otros, corona y Coca-Cola. Ella tomó un sorbo de una de las bebidas mientras que lentamente cerraba los ojos.
|| Mmmm, esto es delicioso. Gracias, Max. Realmente necesitaba esto || expresó Riley, pasando su brazo por el de él y acurrucándose || Gracias por sacarme de la casa... y de mi angustia ||
|| ¡¡De nada mi Flor!! Yo te dije que estaría para ti en cada uno de tus pasos… ||
**
Después de algunas bebidas, ambos estaban bastante animados por el alcohol.
|| Por cierto, ya te inscribí para cantar || anunció Maxwell con una sonrisa || Ni creas que me olvidé. Ya tienes suficiente valor líquido en las venas… ¡Así que será mejor que vayas y elijas tu canción! ||
|| ¡Max! || exclamó Riley, parpadeando rápidamente || ¿Te has fijado en cuántas personas hay aquí esta noche? || Sus ojos se movieron rápidamente alrededor; su corazón latía tan fuerte que podía escuchar su pulso en sus oídos.
|| Sé cuántas personas hay esta noche, pero estarás bien || aseguró Maxwell || Además, en su mayoría son turistas, no conocen mucho de la nobleza, así que estamos pasando desapercibidos aquí. Ve a elegir tu canción. Mi recomendación es que cuando sea tu turno finjas que ves a todos desnudos ||
|| ¡Cielos, Maxwell! ¿Por qué permití que me convencieras? || exclamó Riley, desviando la mirada hacia el escenario.
|| Tú puedes, mi Flor. Confío en que así será || respondió Maxwell, justo cuando la persona en el escenario concluía su interpretación enérgica de "Don't Stop Believin' " de Journey. La multitud reaccionó con una mezcla de aplausos y abucheos, aun charlando entre sí, mientras el intérprete hacía una reverencia temblorosa y descendía torpemente los escalones. De repente, el DJ hizo un anuncio: "¡A continuación, Riley! Por favor, ven y elige una canción", dijo desde la plataforma. En ese momento, Maxwell gritó:
|| ¡Yeehaw, es tu turno! || Riley se sintió paralizada, con los pies pegados al suelo. Maxwell la empujó suavemente hacia el escenario y ella se dirigió lentamente hacia el sistema de sonido. Revisó temblorosa todas las canciones disponibles, hasta que encontró la precisa. Miró al DJ y rápidamente le comunicó su selección.
|| Disculpa, ¿tienes un taburete en el que pueda sentarme? || preguntó Riley al hombre, quien asintió de inmediato y se volvió hacia su asistente para susurrarle algo. Riley tomó el micrófono del DJ y subió las escaleras. El asistente corrió y colocó un taburete en el centro del escenario. Riley jugó con los dedos y estuvo a punto de dejar caer el micrófono. "¡Vamos, Riley, tú puedes!" se dijo a sí misma, pero justo cuando terminó de regañarse, escuchó la voz de Maxwell gritar:
|| ¡Esa es mi Flor! || Ella miró hacia arriba y se encontró con Maxwell saltando entre la multitud y subido en una silla alzando sus brazos de emoción. Ella solo sonrió, esperando que la melodía comenzara.
**
Liam y Drake bajaron del auto y se encaminaron por la calle. De repente, Drake lo condujo hacia un bar con luces de neón, al que habían ido algunas veces con Maxwell.
|| No imaginaba que aquí en Cordonia organizaran noches de karaoke || exclamó Liam.
|| Es que no te gusta mucho salir. Vamos, he venido unas cuantas veces. La mayoría de los asistentes son turistas... Estaremos bien || respondió Drake, y juntos entraron al bar. Este estaba oscuro pero abarrotado. La única luz provenía de las luces de neón diseminadas por el local y del foco sobre el cantante en el escenario. Al adentrarse, escucharon una voz que gritaba: "¡Esa es mi Flor!"
La cabeza de Liam se giró tan rápido que se mareó por un segundo. ¿Riley está aquí? Reconoció a un hombre familiar y comprendió al instante que era Maxwell. Este estaba de pie sobre una silla, agitando las manos con su emoción característica. Liam se quedó petrificado al mirar a los ojos al amor de su vida, a punto de cantar. No había escuchado la voz de Riley en dos meses. Extrañaba profundamente cómo su voz lo calmaba de inmediato, disipando sus preocupaciones y dudas. Ahora tendría la oportunidad de escucharla cantar nuevamente después de tanto tiempo.
Drake lo miró y supo de inmediato qué hacer. Jalonó a Liam, y se colocaron en la parte de atrás para que ni Riley ni Maxwell los vieran.
**
La intro de la canción que había elegido empezó a sonar, y Riley cerró los ojos, aislándose de cualquier ruido exterior. Se concentró en la música, permitiéndole transportarse a su refugio interior. Cantar siempre la reconfortaba; era su forma de sentirse segura, como si nada pudiera dañarla. Inhaló profundamente y comenzó a cantar.
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♪♪ Guess mine is not the first heart broken, my eyes are not the first to cry, I'm not the first to know, there’s just no getting over you…. I know I'm just a fool who's willing, to sit around and wait for you, but baby, can't you see there's nothing else for me to do? I'm hopelessly devoted to you, but now there's nowhere to hide, since you pushed my love aside, I'm out of my head, Hopelessly devoted to you♪♪
**
Los ojos de Liam ardieron, así que los cerró rápidamente; la voz de Riley era indudablemente hermosa. En un instante, su mente retrocedió en el tiempo, recordando cuando ella le dedicó una canción en el cumpleaños de Drake. Su voz, angelical y suave de soprano, resonó por todo el bar, cautivando a todos en la sala. Nadie se atrevió a mantener conversaciones adicionales; todos la miraron y escucharon a la hermosa mujer en el escenario.
Al abrir los ojos, Liam notó que se le llenaban de lágrimas. Se tragó el nudo en la garganta y escuchó la canción que Riley estaba interpretando. Cada palabra lo hería más profundamente.
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♪♪ My head is sayin', "Fool, forget him", My heart is sayin', "Don't let go, Hold on to the end", that's what I intend to do, I'm hopelessly devoted to you, But now there's no way to hide, Since you pushed my love aside, I'm outta my head, Hopelessly devoted to you♪♪
Riley pareció olvidar por completo que no estaba sola en ese bar. Con una emotividad desgarradora, cantó, dejando su corazón hecho pedazos sobre el escenario, exponiendo cada una de sus emociones para que todos los presentes las sintieran. Algunas personas no pudieron contener las lágrimas al escucharla, conmovidas por la intensidad de su interpretación. Riley cantó como si su vida dependiera de ello, como si cada nota fuera un grito desesperado para que Liam comprendiera el profundo dolor que le había causado.
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Las lágrimas calientes rodaron por el rostro de Liam, incapaz de contenerlas. Cada emoción que Riley transmitía le atravesaba el pecho, dificultándole respirar. Sin perder tiempo, se dirigió rápidamente hacia el baño de hombres. Al abrir la puerta, sintió alivio al encontrarlo vacío. Encendió el grifo y dejó que el agua tibia golpeara su rostro. Apoyó las manos en la encimera y respiró profundamente varias veces "Necesito hablar con ella, no me importa quién me vea", murmuró para sí mismo.
**
Drake, por otro lado, permanecía inmóvil tras escuchar la interpretación de Riley. Cada palabra que ella pronunciaba parecía resonar en su alma. Aunque las lágrimas amenazaban con brotar de sus propios ojos, Drake mantuvo la calma. Al volver la vista hacia Liam, lo encontró completamente desolado antes de que este saliera corriendo hacia el baño. Sin dudarlo, Drake lo siguió, convencido de que Liam era lo suficientemente fuerte como para enfrentar y reponerse ante la situación y hablar de inmediato con Riley.
Sin embargo, Drake no podía permitir que Liam cometiera algún error impulsivo. No era seguro. Por ello, esperó pacientemente a que Liam saliera del baño, decidido a intervenir y evitar cualquier acción imprudente que pudiera lamentar más tarde.
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Lágrimas brotaron cuando Riley terminó la canción, y al abrir los ojos, fue sorprendida por una ovación de pie. Sonrió tímidamente y mostró un gesto de nerviosismo. Aunque le encantaba cantar, hacerlo frente a tanta gente era completamente distinto. Riley sintió que había volcado su alma y corazón en el escenario, y sacar sus sentimientos solo empeoró las cosas.
|| ¡¡¡Woooohooo, mi Flor!!! || exclamó Maxwell desde una de las mesas, saltando arriba y abajo con los brazos agitándose frenéticamente en círculos. Riley le devolvió una sonrisa a su amigo, a su hermano... Pase lo que pase, siempre podía contar con él para apoyarla. Entregó el micrófono al DJ y expresó su gratitud. Con cautela, descendió del escenario, recibiendo felicitaciones de las personas en su camino. Intentaba mantenerse firme y agradecer, pero sentía que en cualquier momento iba a quebrarse. Al llegar donde estaba Maxwell, él la recibió con alegría || ¡Mi Flor, encendiste el lugar! Tenemos que celebrar esto || dijo, disponiéndose a dirigirse a la barra para pedir más bebidas. Sin embargo, Riley lo detuvo rápidamente del brazo.
|| Max, ¿podemos irnos de aquí? No me siento nada bien... || dijo Riley, luchando por contener sus emociones, que estaban a punto de desbordarse || Prefiero ir a Ramsford, tomar una botella de la bodega y beber contigo en mi habitación ||
|| Riley... || Maxwell la interrumpió, dando un paso hacia ella y rodeándola con sus brazos. || ¿Estás bien? || susurró. Riley levantó lentamente los ojos hacia los de Maxwell, pero rápidamente comenzaron a llenarse de lágrimas. Negó con la cabeza.
|| Por favor, Max... vámonos ||
|| Está bien, mi Flor, vámonos || respondió Maxwell con preocupación, y juntos se dirigieron hacia la salida.
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|| ¡Mierda! || exclamó Liam. Una vez que logró calmar sus emociones y se sintió lo suficientemente tranquilo, se volvió y abrió la puerta del baño. Sin embargo, en su camino encontró a Drake parado en la puerta, esperándolo.
|| Cálmate, Liam. No puedes ir a buscarla... Sabes que no es seguro || dijo Drake, pero Liam comenzó a empujarlo para que lo dejara pasar.
|| Drake, déjame... Necesito hablar con ella. ¿Te has dado cuenta de lo lastimada que está? No soporto verla así. Debe saber la verdad... Debe saber que aún la amo, que lo que hice fue por protegerla || expresó Liam con determinación.
|| Liam, te entiendo... De verdad, pero si hablas con ella vas a complicar las cosas. Espera solo dos días || insistió Drake, pero Liam no quiso escucharlo y lo empujó con más fuerza mientras se dirigía hacia Riley. En su camino, chocó con Maxwell.
|| ¿Liam? ¿Qué estás haciendo aquí? || preguntó Maxwell confundido, mientras observaba a Drake siguiéndolo con evidente preocupación || ¿Drake? ||
|| Maxwell, ¿dónde está? Dime dónde está Riley || dijo Liam con ansiedad incontrolada, tomándolo del brazo.
|| Hey, calma, calma... || reclamó Maxwell, soltándose de su amigo || Ella está en el auto, lista para regresar a Ramsford. Yo solo vine al baño. Pero no se siente bien, Liam. Cometí el error de traerla aquí y lo único que logré fue que sus sentimientos se desbordaran por completo ||
|| ¡Ves, Liam! No puedes hablar con ella ahora, debes esperar || exclamó Drake.
|| Sí, Liam, no puedes hablar con ella. Debes esperar... Solo faltan dos días para que puedas verla y hablarle. Ten paciencia. Ya has esperado dos meses, ¿qué son dos días? || dijo Maxwell con calma.
|| Maxwell, ¿notaste lo lastimada que está? Verla así me destroza. No quiero que siga pensando que la abandoné o que no me importa lo que pasó. Quiero que sepa que la amo || exclamó Liam, lleno de ansiedad.
|| Por favor, Liam... Con todo el respeto que me tienes y como tu amigo, te lo ruego, no vayas a verla. Solo complicarías las cosas... Además, no voy a permitir que lo hagas. Es necesario que ella se calme; tiene todos sus sentimientos a flor de piel en este momento. Estaba fuerte, pero fue mi error hacerla cantar. No sabía que eso la iba a desmoronar || dijo Maxwell con seriedad.
|| Liam, escucha a Maxwell || agregó Drake, con preocupación.
|| Está bien, está bien || dijo Liam resignado || Por favor, solo cuídala, ¿De acuerdo? ||
|| Como siempre, Liam... Pero creo que será mejor que me vaya. No quiero preocuparla || respondió Maxwell, dándole una palmada en la espalda antes de dirigirse al baño.
|| Vámonos, Drake. No quiero quedarme aquí... Prefiero volver al Palacio. Podemos hablar en mi oficina || dijo Liam, completamente serio.
|| Está bien... Salgamos por la otra puerta. No quiero que Brown nos vea || acordó Drake.
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Título: Toda la Belleza y el dolor  Autor: Milagros Pochat Editorial: Fera Soporte: Físico Resumen: Milagros se propuso armar una muestra de pintura, es escritora y artista, y se embarcó en el viaje de retratatar a 21 lectoras y a ella misma. Este es su registro.
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Lo compré en la misma visita a Céspedes con Agus. El de Nan Goldín y este estaban uno arriba del otro. Me gustó el tema, me gustó el parrafito al azar que elegí. La decisión fue firme y certera. No me equivoqué.
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Este libro me agarró justo en un momento donde decidí blanquear todos mis espacios en los que había usado psedónimos al escribir a través de los años. Siempre me dio cierto terror mostrarle al mundo lo que pasa realmente adentro. Mi astróloga me dice que es porque tengo sol en 12 y la exposición me resulta particularmente aterradora, aunque mi sol en Leo lo necesite*. Por eso expongo cosas que parecen íntimas, como mi desnudez pero por otro lado me aterra mostrar mi historial de pornhub por ejemplo. Gusto de mostrar mi afuera pero no mis adentros, lo celo demasiado.
Milagros supo expresar esa resistencia pero también necesidad de alguna manera de mostrar(se) - me rio porque también es lo que decía Nan Goldín en la reseña anterior, los leí con días de diferencia, energeticamenta acá hay un link fuerte-. Pero lo hermoso es que quiso retratar lo real y también lo íntimo, mientras navegó sobre su proceso, su relación con su madre y los recuerdos de su abuela(no por nada es lectoras y no lectores), sus exigencias y también su propio relato.
A mi este libro me inspiró en varios niveles que no sabía que se tocaban, porque este viaje desde el nacimiento de su idea, su análisis y autoregistro hasta el día de la expo fue orgánico y cotidiano pero a la vez profundo.
Lloré con la frase final y acá no spoileo pero cuento para quien lo quiera leer. Hay algo muy hermoso en todo este proceso de ella que se va armando, hasta gestando diría, donde le empiezan a caer fichas, recuerda, conecta y entiende. No hay ahá moments, solo cosas que decantan con la propia experimentación de su vida-camino hacía la expo y preparación.
Me gustó y lo recomiendo para toda persona que quiera y sienta que el arte es parte de su vida.
Lo leí en 2 días y viene con algunos bocetos <3. *Salinger también tenía sol en 12, me lo dijo ella y ahí le entendí el porqué de su ostracismo para leer pues Sol en Capricornio.
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"Estoy avanzando con las obras. Quedan dos meses para la exposición y no me preocupa no llegar, me preocupan otras cosas, las mismas cosas de siempre. Si no va naie, si no les gusta, si me siento incómoda, si me invento una enfernadad para no ir. Cuando tengo que mostrar lo propio, no logro sentirme bien, hay una desnudez en la pintura que me incomoda".
"Lo más importante de ese espacio es mi biblioteca, fue lo primero que armé al mudarme. Es blanca y llega hasta el techo porque en la parte superior del mueble empecé a apilar libros que no me entravan en los estantes. Enfrente de ella hay una mesa larga, tarde mucho tiempo en decidir qué mesa quería, así que temriné optando por una tabla de madera con caballetes para tener la libertad de mancharla sin culpa. La mesa es la continuidad de la biblioteca, como si la biblioteca fuese una montaña y la mesa, el lago que se forma debajo por el deshielo. Los libros son el paisaje que miro mientras pinto".
"Mi hora preferida para pintar es entre las siete de la tarde y la una de la mañana. Siento que es el momento donde las cosas empiezan a decantar... Todo está en reposo, menos yo. A esa hora tengo una vitalidad inusitada, mamá me decía que era por mi ritmo circadiano; no sé qué significa eso, pero soy mejor persona de noche. Cuando tenía diez años me regalaron una remera para dormir que decía 'I hate mornings'. Es tanta la energía que tengo en ese horario que una vez fui a correr a la plaza a las doce de la noche. Corrí ocho kilómetros, mi máximo alcanzado hasta ahora. A la noche me veo mejor, más linda; de algún modo me siento una con mi alrededor y no me da tanta culpa estar sola. A veces ni siquiera pinto realmente, solo pruebo materiales, colores nuevos, limpio los pinceles secos con aguarrás., lavo los trapos, ordeno las pinturas en los estantes. Mi oficio de pintora se construse en lo nocturno igual que la única flor que está viva en mi patio. Ella también solo se abre de noche".
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jartita-me-teneis · 1 month
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La planta que mueve el mundo.
Hasta hace poco se arrojaba arroz sobre los novios al salir del casamiento, para proteger las aves ya no se estila (vamos aprendiendo) y se sustituye por confeti o alpiste. Lo que pocos saben es de donde surge esa costumbre. La máquina del tiempo botánica nos dará la respuesta.
Y la respuesta está en la India, desde tiempos inmemoriales, a los novios se les daba arroz en las manos durante la ceremonia de bodas tras dar tres vueltas al altar, a continuación se les ponía en la cabeza más arroz, todo para desear abundancia y prosperidad. Eso lo vieron los árabes mientras iban a comerciar a esas tierras para traerse caña de azúcar, cítricos y lo que pillasen y le dieron una vuelta. Al llegar a la península ibérica, ese rito quedó convertido en lluvia de arroz arrojada por los parientes y amigos. Los mediterráneos siempre hemos sido muy exagerados.
Exagerado es afirmar que los árabes están detrás de la paella. Sí, los árabes trajeron el arroz, y el azafrán (de Turquía) pero no crearon esa receta inmortal, el arroz con azafrán ya se comía (y se come) en la India, pero la gracia y mezcla de ingredientes de la Paella surgió parece ser en época cristiana cuando Jaime I gobernaba en Aragón, Cataluña y Valencia.
En Valencia encontró acomodo esa planta, esa maravillosa Albufera es un lugar ideal para imitar las zonas subtropicales donde este cereal tiene su origen, también en zonas de Zaragoza existen humedales y se cultiva.
Cultivarse también se hizo en China, tras cogerlo de la India, pero que no se quejen al sur del Himalaya, años después el Té pasó a la India gracias a las manos inglesas desde China, así quedó el asunto equilibrado.
Y nada equilibrada parecía la sociedad china durante milenios, el pobre apenas comía más que arroz (grandes partes de China son enormes Albuferas) y el rico se podía permitir añadir más ingredientes. Dependían tanto de este cereal que los emperadores pedían a los sacerdotes Tao que organizaran una ceremonia para garantizar las buenas cosechas. Y así lo hicieron, faltaría más, el que paga manda. Cada año se encendían hogueras y se arrojaba un puñado de arroz en las llamas, de esta manera (no se les ocurrió otra) el sol, simbolizado por el fuego, quedaba complacido. En fin…
Los japoneses (llegados desde China) desarrollaron una amnesia deliberada y sin que nadie recordase el origen del arroz se inventaron la historia de un monje que ata un cordel a la pata de un ratón y este le lleva hasta un mundo misterioso llamado Aschivo (que significa pie e hilo) donde crecía el arroz y donde el monje aprende su cultivo. Desde aquel día el ratón fue venerado y se considera un fetiche que trae fortuna a las personas humildes de Japón.
Humildes, y muy imaginativos fueron los árabes, que ignorando que ellos mismos habían traído el grano de la India reescribieron la historia, y de repente el arroz surge de una gota de sudor de Mahoma caída en el Paraíso mientras departía con el ángel Gabriel. De otra gota surgió el Rosal. Bueno, eso es lo que ellos dicen…
Lo que dice la Ciencia es que esta planta es la Oryza sátiva (sátiva significa cultivada) y viene de la India, pero existe otra, la Oryza glabérrima, cultivada desde hace casi 3000 años en África en el delta del rio Niger. De esos granos africanos llevados a América bien escondidos en sus ropas por las personas apresadas en época colonial, se comenzaron a cultivar nuevos campos al otro lado del Atlántico, donde coincidió con el arroz llevado por los españoles de origen Indio. Y a la fiesta arrocera se unió la Zizania palustris (lo conocéis como Arroz salvaje) no es propiamente un arroz, pero es un primo lejano, y se encuentra en la zona de los grandes lagos norteamericanos. De esta manera, América reunió a la familia arrocera y esa planta pasó a formar parte de su dieta. Y campos de cultivo claro.
Hablando de cultivo, el método tradicional requiere la inundación de los campos, durante o después de la plantación de las plántulas. Este método sencillo reduce el crecimiento de malas hierbas que no medran cuando están sumergidas y también impide las infestaciones de roedores o insectos terrestres, así que el agua tiene triple función, no solo la de regar los campos. Aunque la inundación no es obligatoria para el cultivo del arroz, ningún otro logra mejores resultados, de ahí que se priorice el método tradicional, si tienes agua claro.
Agua que cae regularmente cada año en los Monzones, y como anual se trata esta planta, pero si no se arrancase, podría vivir hasta 30 años simplemente emitiendo retoños.
Retoñando e hibridando, la humanidad ha llegado a crear 10000 variedades distintas de arroz, pero todas ellas provienen de esas dos variedades mencionadas.
Y si lo consumís blanco, o integral, debéis saber algo, con la molienda el grano se vuelve blanco y pierde salvado y su germen, que son nutritivos, pero también se eliminan anti nutrientes (casi todas las plantas los tienen) así que no existe grandes diferencias. Pero la fibra del salvado creo que interesa conservarla. Al final, como es lógico, a menos procesado, más natural y más Vitaminas. Y el salvado reduce el colesterol en sangre, no lo perdáis de vista. Que cada uno elija la que más le guste, cada receta pide un tipo distinto de arroz, así que generalizar no es tarea sencilla.
Sencillo no lo tienen los celíacos, pero como el arroz no tiene gluten se recurre bastante a este cereal, eso sí, esa carencia de gluten hace que no sea posible hacer pan con él. Una cosa por otra.
Otras recetas surgieron a parte de simplemente hervir el grano, y así aparecen los deliciosos Mochis japoneses, el Arroz con leche mediterráneo, los Arancini italianos, el licor llamado Sake realizado fermentando arroz o…la morcilla de Burgos, para mi, más interesante que la de cebolla. Pero es cuestión de gustos.
No del gusto de todos son las bacterias, y una vez cocinado, el arroz puede fácilmente contaminarse con ellas, para evitar que suceda se usan varios medios: comerlo nada más cocinarlo (Paella) guardarlo en la nevera si sobra, poner vinagre en el sushi o ensaladas de arroz (el vinagre defiende de bacterias) o…añadir canela, esa especia es bactericida y la tenemos en el Arroz con leche. Todo está muy bien pensado para hacer del arroz un cereal seguro.
Seguro que no sabéis que una quinta parte de las calorías ingeridas por los humanos de este planeta provienen del arroz, una simple planta que crece en humedales, así que mejor no toquemos las narices al planeta, dependemos de sus ciclos, si las lluvias no llegan cuando deben, vamos a experimentar cambios muy radicales, inimaginables, lo de la Pandemia no será nada comparado con lo que podemos vivir si el clima no se comporta como debe. Llevamos miles de años siguiendo el ritmo de las estaciones y cultivando a su compás. Si eso falla, se caen los palos del sombrajo. No es broma, y el que no lo entienda vive en Matrix desde hace tiempo.
Una simple planta como el arroz puede cambiar un planeta, y si habéis leído hasta aquí os habréis dado cuenta.
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mishimamiravenecia · 5 months
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Estela del pan, Venecia.
Venice bread stele.
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Campo Santi Apostoli, Cannaregio, at the bottom left the palace where the Falier sotoportego and the stele
Campo Santi Apostoli, Cannaregio, al fondo a la izquierda el palacio donde el Falier sotoportego y la estela
(English / Español)
This bread stele is so important because it is the last remaining bread stele in Venice of the many that were on display. They were placed in the various calli and campi during the Republic of the Serenissima. In this stele is engraved the proclamation issued by the Republic against the abusive production and sale of bread. This was to protect citizens from food of uncertain provenance or poor quality. This stele was made of Istrian stone in 1727 and under the effigy of St Mark's lion is basically engraved this. "The clandestine production and sale of bread is prohibited, and all those who transgress the order not to sell or bake bread in other places than the shops of the pistori (baker) shall be punished with a fine of 25 ducats and prison. If the transgressors are forneri (baker's shop) the punishment shall be doubled'.
The proclamation goes on to prohibit boatmen (barqueros) from transporting smuggled bread or even driving people with it. The penalty is to have their boat burnt and their licence suspended for a minimum of two years.
A very interesting feature of this stele is that it is written on both sides, that is also on the side from the canal. This was so that the rules would also be clearly visible to gondoliers and boatmen passing through the rio dei Santi Apostoli. In fact, numerous boatmen also passed through this rio because of the ferry connections to and from Murano. The 'stazio' (area where the gondolas were stationed) was not far from there.
By order of the Inquisitor, the notice was to be printed, published and carved in marble in the busiest places of passage. Finally, it was made known that anonymous complaints could also be lodged. These were to be followed by investigations and a regular trial against offenders, after the Inquisitor's response. Yes, regular trial...hoping it would be regular afterwards, because I don't know if you have seen the prisons in Venice. To end up in them could mean never getting out again.
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Esta estela de pan es tan importante porque es la última estela de pan que queda en Venecia de las muchas que hubo. Se colocaron en los distintos calli y campi durante la República de la Serenísima. En esta estela está grabada la proclama emitida por la República contra la producción y venta abusivas de pan. Con ello se pretendía proteger a los ciudadanos de alimentos de procedencia incierta o mala calidad. Esta estela fue realizada en piedra de Istria en 1727 y bajo la efigie del león de San Marcos está grabado básicamente esto. "Se prohíbe la producción y venta clandestina de pan, y todos aquellos que transgredan la orden de no vender ni hornear pan en ningún otro lugar que no sean las tiendas de los ´´pistori´´ (panaderos) serán castigados con una multa de 25 ducados y prisión. Si los transgresores son ´´forneri´´ (vendedores de pan), el castigo se duplicará'. .
La proclama también prohíbe a los barqueros transportar pan de contrabando o incluso llevar personas con él. Como sanción, se les quema la embarcación y se les suspende la licencia durante un mínimo de dos años.
Una peculiaridad muy interesante de esta estela es que está escrita por ambos lados, es decir, también por el lado que da al canal. De este modo, los gondoleros y barqueros que pasaban por el río de los Santos Apóstoles podían ver claramente las normas. De hecho, numerosos barqueros pasaban también por este río debido a las conexiones en barco hacia y desde Murano. El "stazio" (zona donde se estacionaban las góndolas) no estaba lejos de allí.
Por orden del Inquisidor, el aviso debía imprimirse, publicarse y esculpirse en mármol en los lugares de paso más concurridos. Por último, se hizo saber que también podían presentarse denuncias anónimas. A éstas debían seguir investigaciones y un juicio ordinario contra los infractores, tras la respuesta del Inquisidor. Sí, juicio regular... esperando que después fuera regular, porque no sé si habéis visto las cárceles de Venecia. Acabar en ellas puede significar no volver a salir.
Fuente: raccontaviaggi.it
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maryfortune · 11 months
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Hola, bueno me ha costado pero creo que lo conseguí, pero como me temía voy al ir al limite.
La idea era fácil, pero con tantas opciones de disfraz y personajes...necesitaba elegir el perfecto, con suerte alguien lo dibuje XD.
En verdad me ha gustado y seguramente será de los escritos que reescriba porque claramente quería poner mas escenas.
Disfruto mucho de Halloween así que claro que querría darlo todo con este.
Pero vamos con el escrito o me iré por las ramas.
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Al fin era la noche de Halloween, en mí ciudad todos los años montaban, una pequeña feria, la cual podías entrar por la mitad, solo por ir disfrazado. A Mati y a mi nos encantaba y siempre que podíamos íbamos juntos.
Aunque los últimos años no habíamos podido por diversos factores. Este año los astros se nos habían alineado. Parecíamos dos chiquillos locos porque llegara el día.
Matías iba a traer a Lydia. Ella había estado en un caso sin descanso y mí amigo, la tuvo que sacar del despacho por el bien de su cordura.
En mi caso le pregunte a Cato con duda, pero esa noche por lo que decía no trabajaba. Aunque hubo una conversación...
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-Catito- Dije abrazándolo por la espalda. Estaba con su móvil en mano, paro su partida y me miro con la ceja alzada.-Bueeeeeno, pronto será Halloween...y hay una feria. Irán Mati y Lydia y pensé que bueno...-Dejo caer mientras frota mi mejilla contra la suya ilusionada. Hubo un silencio que parecía que iba ser una negativa pero escuche una simple afirmación.
-Claro.
-¿Tan fácil?-Sinceramente no se porque pensé, que Cato ese tipo de cosas no le llamarían.
-¿Quieres que te discuta? -Yo en respuesta empecé a negar, aun mirando a Cato. Sabiendo que aun me faltaba decirle algo.
-Buenooo pero también había una cosita más.-Digo con una sonrisa.
-¿Una cosita mas?- Mi sonrisa se ensancha. Y Cato soltó el teléfono divertido con la situación.
-Nada es simplemente que me dejes elegirte el disfraz. Me hace ilusión y no te preocupes yo me encargaría.-Ahí si que se lo pensó un poco mas.
-¿Cual?
-Lord Dimitrescu- Eso lo dije por lo bajo. Al ver su cara de confusión saque el teléfono mientras le mostraba la referencia y silbaba de forma inocente.
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-Vaya vaya.-Lo veía muy indeciso.
-Es que nadie mas podría pedirle esto...Cato ¿sabes que puedes decirme que no?-Algo en su cara me decía que le incomodaba. Estirando la mano para quitarle el móvil. Este me sujeta la mano. Me va decir algo pero lo interrumpo.-Cato te crees que no noto cuando algo no te gusta. Puedo buscar otra cosa. Yo solo quiero pasar tiempo con los que me importan. No necesito mas.
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Al final quedo como que ese disfraz será solo en casa. Pero para esa noche le conseguí otro que sinceramente no espere que le quedara tan bien.
Viendo su reacción se veía contento. Aunque sigue sin decirme porque se rio tanto cuando le enseñe el disfraz de doctor de la peste. Solo me dijo “Padre querrá una foto”. No pude sacarle mas información.
Bueno eso y que el hizo su petición, vio un cosplay que había usado en una de mis ultimas convenciones.
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Era de Yor vestida de asesina con sus agujas, mis manos ensangrentadas y algo de rojo en mi mejilla. Me veía con la ropa de cuero viendo la sonrisa de Cato. Supuestamente este cosplay no me daba pena pero bajo la mirada de Cato...era otro tema.
Nos encontrábamos ya en la feria, intentando encontrar a mi amigo y su novia entre tanta gente.
-No los veo. ¿Sabes como van?
-Lydia no lo se y Mati solo dijo busca algo verde y brillante.
Cato miraba por un lado y yo por otro. Había tanta gente que tenia que aferrarme al brazo de Cato para no perderlo.
Aunque era difícil no ver aquel hombre de casi dos metros con mascara de cuervo. Por eso mas que encontrar a Mati nosotros, él y Lydia nos vieron antes.
Cato tuvo la suerte de llevar mascara para que no viéramos señales de reacción al ver a Matías, vestido efectivamente de verde, camisa y mallas. Los zapatos en pico, las adorables alas de mariposa...llevaba purpurina por todas partes.
Yo no pude evitar la carcajada. Mati no dudo en ponerme una mirada hostil.
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-ja ja muy graciosa pero pensaba que esto era Halloween.-Dice señalando mi disfraz. Giro con soltura la aguja en mi dedo.
-Yo entro en temática asesina y el cuero me sienta bien. ¿Cuál es tu escusa?-Lo señalo con la aguja. Mati clavo la imagen de campanilla enfadada. Tanto Lydia como Cato miraban la escena tranquilamente con una sonrisa.
-¿Porque Lydia no lleva disfraz?-Mati la oír la pregunta suspiro. Lydia dijo con toda la tranquilidad.
-Estoy disfrazada.- La miro solo viendo ropa negra y esta retirando un poco su cabello para ver sus mejillas con tres líneas negra en cada una y una diadema con orejas de gato.-de gato negro.
Me dejo sin palabras mientras Cato me daba unas palmaditas en la espalda. Empezamos a ir a diferentes atracciones.
En una de esas Cato sugirió mirar algún sitio para cenar algo. Mati y su novia se ofrecieron a ir a comprar algo mientras Cato me agarro la mano acercando me a él.
-¿Punto de referencia?
-Fortune tu y tu Gato sois dos pinos. Os veremos.
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Nos separamos viendo la zona de juegos de habilidad. Había de todo, pescar calabazas, lanzamiento de cráneos, pero me quede quieta en un puesto al ver un peluche de un puma negro que se notaba algo viejo lleno de remendados. Cato no tardo en mirarme confundido.
-¿En serio te gusta? Se ve viejo y parece bastante...-No termina la frase.
-No me ofendas a Bagheera, la vida en la selva es difícil. Además tiene ojos tristes.
Le digo tomándole el pelo. Para verlo quitarse la mascara y ponérmela en la cabeza. Y sin decir nada hablar con el dueño del puesto.
-¿Cuanto necesito para el puma?- El dueño le respondió que con explotar con explotar con 5 globos negros, estos eran mas pequeños que los demás aumentando su dificultad.
Cato con toda la confianza del mundo agarro uno de los dardos jugando con este entre sus dedos.
Y con la precisión de un cirujano lanzar el dardo justo en los globo y sin perder el pulso en con soltura lanzo los 4 restantes. Dejando a todos sorprendidos en silencio.
-Joven...un momento que voy a por el palo y la escalera para baj…
-No se preocupe lo bajo yo.-Rodea el mostrador y solo necesita estirar el brazo para desenganchar lo. Me mira con una sonrisa llamándome con el dedo mientras se apoya en el mostrador y se toca la mejilla.-Dulzura aquí tienes.
Le miro con una sonrisa feliz, la mascara ahora entre mis brazos. Me acerco a el se la pongo con cuidado para besarle sobre la mascara dejando una marca de mis labios.
-Gracias Cato.-Digo conmovida por la ternura de este. Intente llevar el peluche pero era de grande como yo.
Al final veías a Cato con un brazo rodeando al peluche y su mano libre sosteniendo mi mano mientras caminaba abrazando su brazo. No tardamos mucho en escuchar la llamada de Mati y Lydia.
Esa noche me lo pase bien, con las atracciones, jugando a los juegos de los puestos. Teniendo allí todo lo que necesitaba para ser feliz.
Mi mejor amigo, casi como un hermano, a Lydia que siempre era la serena del grupo y que evitaba que hiciéramos demasiadas tonterías y Cato, el cual en poco tiempo se había vuelto el hombre de mis sueños.
Sentía como todo lo malo que me pasaba como una pesadilla olvidada. Era tan raro estar tan relajada tanto tiempo sin sentir algún tic…
Cuando ya era tarde Mati y Lydia decidieron volver a sus casas y nosotros íbamos hacia la nuestra intentando salir de la feria.
Me encontraba relajada en silencio hasta que escuche una voz familiar que hizo que automáticamente apretara la mano que sostenía a Cato.
Sentía como me ponía pálida con una expresión de pánico, como si hubiera visto un fantasma. No tarde en verlo vestido de vampiro con esos aires altaneros. Solo deseaba desaparecer.
-(No me veas, no me veas, no me veas, …)-Suplicaba mentalmente.
-¿Dulzura?...estas helada.-Escucho decir a Cato mientras se pone delante mía solo pudiendo verle a el. Se quita su capa para ponerla en mis hombros.- Debes haberte agobiado...vamos a casa. -Pone su mano en mi hombro mientras me aleja
-Cato...yo
-Dulzura, no hace falta si no quieres. Tu nunca me has presionado a dar explicaciones, da igual lo extraño que fuera mi actitud...Y no sabes cuanto lo agradezco. Lo único que quiero es verte feliz.-Se explica mientras noto el toque relajante de la mano de Cato.-Ahora solo quiero ir a casa, echarnos en el sofá y ver las películas de Halloween. ¿Qué te parece?
Suspire relajada lejos de la masa de gente cubierta con la capa que era una estufa portátil. Riéndose al verse a ella y el, mas el peluche que Cato cargaba.
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Y hasta aquí el escrito. Seguramente después de comer haga el de la boda. Así que tachare otro reto mas y dejare descansar mi cerebro un rato. Que tengan bello día.
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xjulixred45x · 4 months
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Zagreo(HADES) x Lectora! Mortal! Albina!(TRADUCCION)
imagínate que lectora es una mortal que vive(sin saberlo) cerca de las puertas del Inframundo (talvez cerca de uno de los templos en honor a Hades al lado del rio Cocito), y no solo eso, sino que ella nacio con ALBINISMO.
osea, piel muy sensible a la luz solar, ojos igual de sensibles, pelo sin color, etc.
gracias a eso se gano cierta reputación en su ciudad natal, tanto para bien como para mal, pero eo consenso general era que su apariencia "exótica" haria de una buena esposa trofeo.
por lo que lectora recurrio a una vieja costumbre griega, cubrirse lo mas posible con velos y telas, no solo para cubrirse del sol, pero para dar la ilusión de que estaba casada a alguien importante, alguien a quien sus pretendientes le tuvieran miedo.
y funciona, algo asi, pero la atención no deseada de una u otra forma aparece, asi que ella decide tomar un descanso de la gente en el templo en honor a Hades, sabiendo que nadie se animaría a ir ahi.
lo que ella no se esperaba era en algún momento tener compañía.
digamos que esto es para cuando Persefone regresa al Inframundo y Zagreus va a la superficie al principio solo para cuidar de su jardin, pero eventualmente quiere deambular, lo que lleva a que se tope con el templo a Hades.
lo que lleva a qué se tope con lectora.
incluso si el fallece antes de hablar con ella, la curiosidad es bastante potente, Zagreus sabe que su padre tiene muy poco culto(y entiende MUY bien porque) por lo que ver a un mortal por primera vez y encima uno que adoraba a su padre? inusual.
la próxima vez que el sale a la superficie va directamente hacia el templo, y ahi esta lectora, cuidando un poco del casi abandonado lugar.
definitivamente ambos al principio estan un tanto precavidos el uno del otro, principalmente lectora de Zag por sus malas experiencias con los hombres, pero una vez que ve que es un chico amigable (digo "ver" como forma de decir porque con todos los velos que ella usa no ve una mierda) empieza a tener conversación con el.
Zagreus piensa que lectora deseguro usa los velos como una forma de cubrirse del frio en un inicio, pero como Demeter se ha suavisado con los mortales y vienen mejores epocas y lectora sigue usando velos, Zag queda confundido. ¿ella no se esta asando ahi dentro?
a su vez como lectora tambien cubre sus ojos para protegerlos probablemente no sepa ni se de cuenta al inicio de que Zagreus es un dios, simplemente porque no ve la necesidad de quitarse el velo para averiguar como se ve esta persona amigable. aunque definitivamente cree que es extraño que desaparezca después de un par de horas de la nada. grosero.
hace falta de varias idas a la superficie para que ambos se abran, lo que hace que ambos empiecen a generar cierta dinamica juguetona aprovechando las circunstancias. es algo...tierno.
Zagreus aprende mas de las costumbres mortales y su historia gracias a lectora, como ellos ven a los dioses, como se diferencian ej general, es algo bastante importante para Zagreus, al ser el mas empático que sus parientes, quiere ser conciente de como viven los mortales. después de todo sin ellos los dioses no tienen trabajo ¿no?
lectora definitivamente al principio no le compraba a Zagreus lo de ser hijo de Hades, y tomara un poco de tiempo que se lo crea, pero creo que el paso mas importante para los dos seria saber el porque lectora siempre esta cubierta y su condición.
digamos que un dia estando afuera(lectora a la sombra y Zagreus al sol)Zagreus sin querer jugando tiro un poco del velo inferior de lectora y eso genero una quemadura HORRIBLE en su brazo, pobre chico se sintio tan culpable:(
aunque tambien sirvio para que el empezara conectar los puntos para el porque siempre estaba tan cubierta, y justamente empieza a preguntar por su condición para poder ayudarla.
lectora le contaria algunas bases de su condición y como eso afecto su vida en muchos sentidos. llegando al tema de los pretendientes. y me imagine algo como esto:
"¿entonces tu usas tu velo para protegerte del sol?"
"no solo eso...las mujeres en mi ciudad suelen cubrirse cuando contraen matrimonio "
"(entre modo berserk y destruido)¿tu...estas...casada?"
"¡oh no!¡dioses no! ¡es solo un movimiento que hice para poder protegerme tanto del sol como de los hombres que no me dejan en paz!"
"¿son tan malos?¿crees que eso los detenga mucho tiempo?"
"mientras mas cubierta este la mujer, mas poderoso es el marido ¿que crees que piensan estos hombres cuando ven a una mujer cubierta de cabeza hasta los pies?"
" que debes estar casada con el rey del olympo mismo"
cuando lectora finalmente decide mostrarle a Zagreus su rostro y como de ve, boi esta tan ANSIOSO, porque bueno, ya estaba bastante enamorado de esta chica solo con su personalidad y su actitud, por lo que ya poder ponerle una cara al nombre era simplemente emocionante. y cuando ella se lo quita? se muere(figurativamente).
y por su parte lectora esta bastante sorprendida de ver que EFECTIVAMENTE su reciente amigo no solo tiene una extrapa aura divina sino fucking PIES DE FUEGO y empieza a creerle mucho más en sus anécdotas 😅
Zagreus consiguendole Ambrosia🥺 tengo el hc de que en humanos vivos normales la ambrosia de Hades tiene cierto efecto de curacion(como la ambrosia tenia efecto rejuvenecedor en la mitología) y talvez gracias a esto lectora puede andar al sol sin lastimarse.
definitivamente Zagreus le tiene tanto(o incluso mas) rechazo a los pretendientes de lectora que ella. si ella quiere que les de un susto, el estara feliz de hacerlo :)
(no hace falta decirlo, si lectora terminara en el Inframundo de formaz eh, improvista por culpa de los pretendientes, Zagreus DEFINITIVAMENTE va a tomar represalias a darles un paso directo al Tartaro).
si lectora de alguna manera pudiera ir a la casa de Hades(talvez por Caronte) ella estaria TAN FELIZ de que finalmente no hay un sol que le este dañando la piel o hombres estupidos acosandola, poder moverse con libertad es tan.. MÁGICO! su alegria es contagiosa para Zagreus, que ya se habia acostumbrado a verla siempre confinada por su ropa y velos, pero esto no esta nada mal.
en general, creo que es un concepto lindo😚
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1309- Carta para desahogarse de un estudiante adolescente: Puede que no leas esto, pero tengo que desahogarme. Hoy estaba sentado en el comedor de mi liceo, cuando se me acerco un amigo con otro niño que no conocía, se sentaron al lado mío a comer, con mi amigo hablamos de algunos temas, cuando el otro estúpido, vio pasar a una niña y le dijo “hola, de que zoológico te escapaste fea?”, mi amigo se rio junto a él, cuando yo mire a la chica vi que ella solo reacciono dejando su almuerzo en la mesa y a irse del lugar, en ese momento mire a mi amigo con cara de “de que mierda te ríes?” y el paro de reír, no así el otro imbécil. Seguí a la chica y ella iba llorando por el pasillo, la tome del brazo y la abrace, sin conocerla, solo la abrace, ella lloro como por más de 10 minutos seguidos, yo solo la abrazaba, todos los que pasaban por el lugar la miraban llorar, y yo solo le repetía lo mismo “eres hermosa , no dejes que ese estúpido te diga lo contrario , vales mil veces más que él, y te lo dejo demostrado con la mierda que te dijo”, entre los llantos me dijo que no era primera vez que le decían fea, ya sea porque no tenía el físico perfecto o por cualquier otro aspecto de su cuerpo. Yo la vi muy mal y le pedí el número de su mama para llamarla y que la fuera a retirar, ella me pidió por favor que no le contara lo sucedido, y entonces solo le dije a su madre que su hija Francisca se sentía mal, le dolía la cabeza y el estómago. Espere hasta que llegara su madre y francisca se fue. Fui a buscar a mi amigo y estaba con el otro tarado, agarre al imbécil de los hombros y lo empuje hacia la pared, y el muy machito tiene el valor para decirle a una mujer fea , pero no para defenderse, solo decía “perdón”, “solo era una broma”, “a la chica se olvidara”, “luego se le pasa” y cuando dijo “hay que ser honestos con ellas, y era fea” , nunca en mi vida había golpeado a alguien, tampoco pensé que lo llegaría hacer, pero ese momento fue la primera vez, mi amigo o bueno, el que creía mi amigo, fue a llamar a la inspectora por que el cobarde se puso a llorar, y aquí estoy , suspendido por 2 semanas, pero y es que no entienden? no entienden lo que vale una mujer? no saben que sin ellas no seriamos nada? no hay mujeres feas, no existen, la belleza está en los diferentes tipos de gustos, o personas, yo a Francisca la encontré hermosa, no me arrepentiré nunca de haberle pegado a ese maricón, sé que los golpes no son la solución, pero de que otra forma querías que entendiera? si un hombre que le dice “fea” a una mujer es un animal, y los animales tienen capacidad de razonamiento?. Maricones no son solo los que lastiman físicamente a una mujer, también son los que las lastiman psicológicamente. ¡HOMBRES ENTIENDAN!, se han puesto a pensar que su madre es una mujer? como te sentirías si le dijeran fea a tu mama? que sería del mundo si las mujeres desaparecieran? pedirías perdón si es que alguna vez trataste mal a una, ahí te harían falta, te haría falta un cuerpo diferente al tuyo, maneras y personalidades distintas, te haría falta la compañía y belleza de la mujer, porque no las aprovechas ahora que están? porque no respetas a cada una de ellas? que importa si sean de África, Estados Unidos, Corea, que importa si son lesbianas, bisexuales, gorditas o flacas, que importa si son “raras” , diferentes, tímidas, da lo mismo, SON TODAS HERMOSAS Y SON TODAS MUJERES, SIN ELLAS LOS HOMBRES NO SERIAMOS NADA. y mujeres, no se dejen sentir mal por una estupidez que le digan, si te dice un hombre feo, ese estúpido no tiene ni el 0,0000001% de la capacidad mental que tienes tú, ni la capacidad de razonamiento que tienes tú, y mucho menos el valor que tienes tú, MUJER QUIERETE, ASÍ COMO ERES. Gracias por leer
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