Tumgik
#arrepintió
atardecers · 11 months
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# baile, para un starter donde mi personaje invite a bailar al tuyo. / @apartmentary.
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“ adoro esta canción. ” es un comentario que no tiene intenciones de ser escuchado por alguien más que sí mismo, sin embargo cuando levanta mirada y se encuentra con un par de ojos sobre él, se siente en la obligación de preguntar: “ ¿te gusta también? ¿podríamos...? ” ladea el rostro en dirección a la pista de baile. oferta se trata de una acción desesperada por decir algo, porque en realidad no había nada que le apeteciera menos que bailar.
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nubes-espesas · 5 months
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no dejaré de pensar en que nunca sabré cómo fue el lado de la historia, si alguna vez me lloró, si le dolió, si me pensaba seguido, si se acuerda de cosas que hicimos juntos, si me recuerda en canciones, si pensó en mi al pasar por ese lugar, si alguna vez se arrepintió de la decisión que tomó.
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viejospellejos · 7 months
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Se arrepintió de ofrecerse voluntario:
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nonipunssif · 2 months
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Caine's Room 1/?
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Zooble: Hey! Are you here? / Hey! ¿Estas aquí?
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Zooble: *From outside the room* Hello? I have a gift for you for Friend's Day! (It's not Friend's Day) / *Desde fuera de la habitación* ¿Hola? ¡Tengo un regalo para ti por el Día del Amigo! (No es el Día del Amigo)
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:C / >:C
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Zooble opened the door to the room a little... But he regretted it at the last minute. / Zooble abrió un poco la puerta de la habitación... Pero se arrepintió en el último momento.
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Zooble: Understood! I understand you perfectly! I'm going to leave you alone.... 1d10t / ¡Entendido! ¡Te entiendo perfectamente! Te voy a dejar en paz.... 1d10t4
You will never open the door of Caine.
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esuemmanuel · 1 year
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Escribió lo que traía en el alma porque era todo lo que debía darle al mundo y jamás se arrepintió.
He wrote what was in his soul because it was all he had to give to the world and he never regretted it.
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analisword · 6 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x fem reader)
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Capítulo 24.
Alana había pasado por momentos bastante vergonzosos a lo largo de su vida, como cuando se graduó de primaria y su pareja de baile de graduación la dejó plantada, por lo que tuvo que bailar sola la coreografía que la generación entera había ensayado durante meses, o aquella vez en la que su blusa tenía una gigantesca mancha de mostaza mientras firmaba su contrato con la editorial y claro, cuando salieron las imágenes de ella apretando el trasero de Enzo mientras daban un paseo en el parque, pero nada, absolutamente nada, se comparaba con lo que acababa de sucederle. 
—Amor, no es para tanto—dijo Enzo a sus espaldas mientras ella buscaba ropa limpia en su maleta. 
—¿No es para tanto?—gritó—. ¡Es la primera vez que las conozco y me vieron prácticamente desnuda!
—No estás desnuda—replicó—. Bueno, ahora sí—dijo él con tono burlón mientras ella se quitaba la toalla para ponerse ropa interior.
—Qué horror, ¿qué van a pensar de mí?—gritó con tono de mortificación. 
—Que sos una chica muy guapa y limpia… y con un cuerpo de infarto—dijo él riendo. 
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo?—gritó lanzándole la toalla, él soltó una carcajada mientras la atrapaba. 
—Es mi familia, me han visto en peores condiciones que esta—dijo él abriendo el closet y sacando ropa limpia.
—De seguro tu madre ahora me odia—dijo Alana con tono horrorizado, siempre le había importado dar una buena primera impresión—. ¿No pudiste avisarme al menos que vendrían?
—¡No tenía idea!—dijo él pasándose la camisa por encima de su cuerpo. 
—¿Por qué no te creo nada?—dijo ella cruzando los brazos sobre su pecho.
—Bueno, quizá mi madre sí mencionó algo sobre venir a visitarnos—admitió—. Pero en mi defensa, no creí que fuera precisamente hoy. 
—Esto es un desastre. 
—Ya, no es para tanto, anda, vení a saludar, se mueren de ganas por conocerte. 
Enzo prácticamente tuvo que llevarla a rastras de vuelta a la sola, ambas mujeres se encontraban bastante cómodas, pues su madre se encontraba peleándose con el control remoto de la televisión y la hermana menor de Enzo se encontraba bastante divertida jugando con Zola. 
—¡Al fin regresaron!—exclamó la madre de Enzo—. Por un momento creí que continuarían haciendo lo que interrumpimos, si saben a lo que me refiero—exclamó guiñandole un ojo Alana, ella respondió apretando los labios, sintiéndose bastante apenada. 
—¡Mamá!—exclamaron Martina, la hermana de Enzo y él en unisio. 
—No estábamos haciendo nada de eso—dijo Alana nerviosamente—. Sólo…estábamos…limpiándonos—apenas salieron esas palabras de su boca, se arrepintió al instante, Martina ahogó una risa mientras que Enzo negó con la cabeza. 
—No nací ayer, no tiene nada de malo, sólo espero que se estén cuidando, soy demasiado joven para ser abuela. 
—¡Mamá!—gritó Enzo. 
—Deja de gritarle a tu madre, que llevo meses sin verte frente a frente—lo regañó—. Mejor decíme quién es esta chica tan linda. 
—Actúas como si no supieras—dijo entredientes—. Alana, esta es mi madre, Bianca, mamá, esta es mi novia, Alana. 
—Hola, mucho gusto—dijo Alana nerviosamente. 
—Ay, no actúes tan nerviosa, prácticamente te vi todo, vení a darme otro abrazo—Bianca abrió los brazos ampliamente, los pies de Alana actuaron por instinto propio y se acercaron a abrazarla, sintió como la mortificación y el nerviosismo pasaban a segundo plano. 
—Y bueno, ella es mi hermana menor, Martina—la adolescente se limitó a saludar con un asentimiento de cabeza. Alana prefirió no invadir su espacio personal y se limitó a saludarla con la mano. 
—¿Gustan algo de tomar?—carraspeó.
—¿Tenés cerveza?—preguntó Martina. 
—Eh…—dijo Alana buscando ayuda con la mirada, sí que tenían cerveza, pero no estaba segura en dársela a una menor de edad.
—¡Martina!—gritó su madre. 
—Sólo está jugando con vos—dijo Enzo rodando los ojos. 
—Estamos bien, linda, gracias—dijo Bianca, Alana asintió con una leve sonrisa. 
—No tenía idea de que vendrían tan pronto—dijo Enzo sentándose en el sillón, Alana corrió a sentarse a su lado y sintió como él apoyó una de sus manos en su espalda baja, transmitiendo seguridad. 
—¿Querés que nos vayamos?
—¡Por supuesto que no!—exclamó Alana—. Son más que bienvenidas aquí.
—Me agrada, no como vos—le dijo Bianca a su hijo. 
—Vale, gracias—respondió él sarcásticamente. 
—Mamá insistió en venir ahora que Enzo terminó las grabaciones—informó Martina. 
—Desde que comenzó a grabar películas apenas puedo verlo—añadió la mujer—. La vida era mejor cuando hacía sus pequeñas obras de teatro.
—No seas exagerada, mamá. 
—En fin, deberíamos hacer algo para celebrar—sugirió la mujer. 
—No es necesario—dijo modestamente. 
—Pues yo creo que es una gran idea—agregó Alana—. No cualquier día se termina una filmación, además está tu familia aquí, deberíamos hacer algo para festejarte—dijo emocionada.
—Podemos ir a cenar y ya—dijo él. 
—No, deberíamos hacer algo más grande—dijo Martina bastante entusiasmada. 
—¿Por qué no hacemos una pequeña reunión aquí? Invitamos a algunas personas del staff y amigos, preparamos la cena, abrimos una botella de vino. 
—Yo estoy dentro—dijo Martina rápidamente. 
—Nada de vino para ti, señorita—replicó Bianca—. Pero creo que es una idea genial. 
—Anda, di que sí—dijo Alana empujando a Enzo del hombro, al igual que ella, el chico podía llegar a ser algo antipático, pero su madre tenía razón, no todos los días se terminaba un proyecto tan importante como ese. 
—Bueno, ya que insisten tanto. 
Las tres mujeres gritaron y aplaudieron emocionadas, Enzo quiso disimular, pero Alana notó como sus labios se curvaban en una ligera sonrisa. 
El resto del día se encargaron de limpiar el departamento por completo, entre sacudir, ordenar y preparar la comida, Alana se olvidó por completo del incidente de la mañana, ella, Enzo y Martina se la pasaron al menos dos horas en el supermercado escogiendo un montón de ingredientes para la cena, así como las botellas de vino que aunque Martina no iba a poder beber, tuvo la dicha de escogerlas. 
Durante la tarde todos cocinaron, claro, bajo las instrucciones de Bianca, pues Martina era igual o peor chef que Enzo y Alana. 
Enzo fue el encargado de llamarle a algunos amigos de la filmación, incluyendo a parte del staff y director, también aseguró que Lucía y Mayra asistirían, lo cual hizo sentir a Alana bastante bien. 
—Te mirás preciosa—dijo Enzo rodeando su cintura con los brazos y observándola  a través del espejo, Alana sonrió—. No tengo cómo agradecerte por tu paciencia, mi familia puede llegar a ser un poco ruidosa. 
Alana se giró para observarlo mejor, él también se veía guapísimo con su traje perfectamente planchado y la camisa de vestir desabotonada de los primeros 3 botones, Enzo no mentía al decir que su familia era algo ruidosa, pero también tenían un maravilloso sentido del humor, hicieron sentir bienvenida a Alana desde el primer instante. 
—Pues yo creo que son maravillosas—dijo dejando un pequeño beso en su nariz—. Y no tienes nada que agradecer, hiciste un gran trabajo durante la filmación, es digno de celebrar. 
—Harás que se me suba a la cabeza—dijo él riendo, Alana rodó los ojos y lo abrazó fuertemente, dejando que su olor la embriagara por completo, no podía creer lo mucho que había cambiado su vida, y se encontraba eternamente agradecida por ello. 
—Alana—carraspeó su novio—. Entre el asunto del viaje y mi madre llegando de sorpresa, ya no tuvimos mucho tiempo de conversar, ¿ya tomaste una decisión con respecto a lo de las editoriales?—preguntó sutilmente. 
Alana tragó saliva, claro que se lo había pensando, todo el viaje de regreso a España estuvo imaginando todos los escenarios posibles, las editoriales de México le habían encantado, se sentía en casa en ellas, pero estar lejos de Enzo la había hecho sentir fatal, además, viéndolo con mirada fría, prácticamente ya se había hecho una vida entera en Sevilla. 
—Eh…sí—dijo. 
—¿Y bien?—preguntó Enzo mirándola con sus profundos ojos cafés, ¿cómo podía estar lejos de ellos? ¿cómo tan siquiera se había planteado la idea de estar lejos de él?
—Firmaré con Moore—respondió—. Me gusta el horror, puedo intentarlo, será divertido—dijo elevando los hombros. 
—¿Pero qué pasará con la historia que llevabas escribiendo durante meses?
—Pues…—vaciló, pensó la posibilidad de simplemente dejarla en una de las editoriales de México, pero sabía que eso no era posible, sólo era válido estar firmada en una sola editorial, y Moore había sido la ganadora—. Si está destinada a ver la luz del día, algún día lo hará—dijo simplemente, pero Enzo no movió ni un sólo músculo de la cara. 
—Lana…
—Después hablamos más de esto—dijo ella—. Hoy es tu día, anda, vamos afuera—dijo empujándolo por los hombros, Enzo lucía como si quisiera seguir la conversación, pero ella no se lo permitió. 
Las personas que se encontraban en la sala rápidamente se acercaron a saludarlos, Alana conocía a algunos bastante bien, mientras que a otros nunca los había visto en su vida, después de un par de copas más, ambos pudieron estar más cómodos, Enzo conversaba con todos con bastante felicidad, mientras que Alana lo veía desde lejos, Martina le hizo compañía en todo momento. 
—Es hora de que Enzo de unas palabras—gritó Lucía mientras chocaba un tenedor con su copa para captar la atención de los presentes, Enzo negaba con la cabeza. 
—¡Sí, que hable!—gritaron Martina y Alana en unísono, provocando risas. 
Después de un par de chantajes más, Enzo se paró en medio de la sala y comenzó a hablar. 
—Hola, eh, bueno, soy Enzo—comenzó a decir, provocando que un montón de personas rieran, incluyendo a Alana, debido al dato tan obvio que acababa de dar. 
—¡Eso ya lo sabemos, por eso estamos acá!—gritó alguien desde lejos. 
—Es verdad—dijo riendo, era notable que ya se encontraba algo borracho—. Bueno, primero que nada, les quiero agradecer por su presencia, significaba mucho para mí, este proyecto en verdad fue una bestia de reto pero disfruté cada momento, quiero agradecer a Javier, el director—dijo apuntándole, todos comenzaron a aplaudir—. Por su gran trabajo, por regañarme cuando debía y también cuando no—todos volvieron a reír—. A Lucía, obvio, por ser mi amiga desde que éramos niños y hacerme ver más presentable en pantalla, obvio a mi familia, por volar hasta acá para verme así de borracho.
—Se está extendiendo bastante como por haber dicho que no quería hablar, ¿no?—dijo Martina en el oído de Alana, haciéndola soltar una carcajada que se escuchó más fuerte de lo normal, todos voltearon a verla y ella se tapó la boca avergonzada. 
—Y claro, para aquella risa que podría reconocer en donde sea—dijo levantando su copa—. Mi Lanita, no tengo palabras para decir lo que vos significás para mí, nada  de lo que hago tiene sentido si  vos no estás acá, te quiero. 
Alana le lanzó un beso desde su lugar, y aunque sabía que todas las miradas estaban sobre ella, por un instante se sintió como si sólo ella y Enzo estuvieran en la habitación. 
—Bueno, espero que sigan disfrutando de la deliciosa comida—terminó su discurso, el director de la película se lo robó para hablar más con él, por lo cual Alana se giró a Martina para seguir con la conversación que tenían antes de que Enzo acaparara la atención de todos. 
—Wow—dijo ella. 
—¿Qué?—preguntó Alana con intriga. 
—En verdad está enamorado de vos—dijo—. Digo, claro que ya lo sabía, pero hoy que estuve con ustedes me quedó mś que claro, vos sacás lo mejor de él. 
—Él también saca lo mejor de mí—dijo—. Es una persona maravillosa. 
—Estoy muy feliz por ambos, sobre todo por él, nunca pensé que podría verlo así de feliz con alguien—dijo ella, Alana arrugó el entrecejo al escucharla. 
—¿Por qué dices eso?
—Eh, pues ya sabes—dijo nerviosamente, como si hubiera metido la pata. 
—No realmente. 
—Bueno, es que por su trabajo, siempre le resultó difícil estar con alguien.
—Su trabajo jamás fue un obstáculo para mí—dijo simplemente. 
—¡Sí, a eso me refiero! Porque vos sos escritora, entonces podés seguirlo a dónde sea. 
—¿Cómo?—preguntó confundida. 
—Ya sabes, por las promos, son mínimo 6 meses de viaje constante por cada película que estrena, pasa la mitad de su vida arriba de un avión y la otra en diferentes países, recién terminó de filmar esta película, pero la última que grabó ya terminó de editarse, entonces comenzará la gira de nuevo y apenas termine esa iniciará la otra. 
Por un momento Alana la dejó de escuchar, sólo podía verla en silencio moviendo la boca, ¿por qué no lo había pensado antes? Martina tenía razón, Enzo se la pasaba de país en país, no tenía un lugar fijo.
No tenía un hogar fijo. 
Había estado tan envuelta entre ellos que se había olvidado de eso por completo, ¿Pero por qué Enzo no se lo había recordado? ¿Cuándo se iría de España? ¿Cuándo volvería?
—¿Estás bien?—preguntó Martina preocupada—. La cagué, ¿no es así?—preguntó  nerviosa. 
—Tengo que ir al baño—dijo Alana abandonando el lugar, captando como Enzo le daba una mirada llena de confusión.
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pachis · 2 days
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☆ ¿Realmente mordiste la mantequilla si nadie te vio hacerlo? ☆
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S H I P : L I D I L L O
(Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen)
C A P I T U L O I
Ya eran pasadas las siete y los últimos alumnos dejaban la universidad. Entre ellos, abriéndose paso en la multitud aparece María libertad, una joven estudiante de literatura. Ya cuando el camino se ve más despejado, comienza a correr hacia su bicicleta desesperada, pues llegará tarde a la cena.
No era que le entusiasmara la cena específicamente, si fuera por ella se iría directo a su departamento, pues los labios ya se le secaban del frío y la cansadora jornada ya hacía efecto en su joven cuerpo. Sin embargo, la importancia de la junta recaía en que su mejor amiga le iba a presentar a su nuevo novio. Un apuesto empresario unos años mayor que ella, del cual su amiga estaba profundamente enamorada.
Ya llegando al lugar, dejo la bicicleta a un lado y se alisó la falda. Entro al restaurante mirando a todos lados con el fin de encontrar a su mejor amiga, y sin duda ahí estaba, sentada junto con un grupo de personas.
Lo primero que sintió fue el peso de la mirada de los acompañantes. Podía distinguir a uno en específico por las tantas fotos que su amiga le había estado mostrando, sin duda era su novio Cuco. Pero otro joven en específico, le causaba una profunda curiosidad, le atraía de forma inexplicable.
- Hola liddy, ya te extrañaba - dijo su amiga de forma juguetona - te ves tan linda como siempre
Por alguna razón esa frase tan común en su amiga la hizo avergonzarse, pero de todas formas se sentó en la única silla sobrante, la que estaba al lado del apuesto extraño.
- Hola, soy Cuco, es un gusto conocerte, me han hablado maravillas de ti - habló el novio de su amiga, como si no hubiera podido identificarlo apenas había llegado.
Era alguien extraño para Liddy. Nunca le ha gustado ser prejuiciosa pero no podía ignorar ese sexto sentido que te hace querer confiar en la primera impresión, y ese tipo no le agradaba.
El resto de la cena continuó sin contratiempos, como si fuera un Ping pong de temas sin sentido y bromas entre los nuevos y viejos amigos. Pero una parte de la mente de la liddy se dedicaba a analizar al extraño a su lado. Raramente hablaba y lo único que información que ha podido rescatar es que es el medio hermano de Cuco.
De repente se sintió abrumada, y la necesidad de salir a fumar un cigarro crecía en su interior. Fumar cuando se sentía mal era un hábito que nació cuando era una adolescente, y lo seguía manteniendo como una forma de sentirse eternamente joven.
Mientras veía absorta el humo de su cigarro ascender hasta esfumarse, una voz la sacó de su trance.
- disculpa, espero no molestarte - el chico misterioso le hablaba despacio como si estuviera tanteando constantemente el terreno. Había una fina línea entre ser agradable y ser entrometido, y él lo sabía bien.
- no te preocupes, es agradable la compañía - respondió María libertad. Por primera vez en la noche estaba cara a cara con el sujeto, y le parecía aún más atractivo - como te llamas?
Liddy había tenido esa pregunta en la punta de su lengua toda la noche, pero no se había atrevido a romper la amena conversación del grupo para algo tan personal.
- Carrillo, puedes llamarme Carrillo - esas palabras sonaron melodiosas en los odios de la chica, que miraba atenta cada movimiento de su contraparte.
- De qué estás huyendo? - apenas Liddy pronunció eso, se arrepintió. Estaba acostumbrada a sobre analizar a la gente, y sus amigos siempre aceptaban gustosos las preguntas profundas en momentos, a veces, no esperados.
Sin embargo, Carrillo suspiró y sonrió, algo que hizo estremecer el estómago de María libertad.
- tienes buen ojo, querida, solo no me llevo bien con mi medio hermano - respondió mirándola directamente a los ojos
- Es una pelea familiar?
- Es mucho mas que eso - confesó Carrillo
María libertad sintió que había mucho más ahí de lo que salía de la boca de Carrillo, pero no quiso seguir preguntando, a pesar que se moría de ganas de desmenuzar cada parte de su vida.
Y de forma inesperada, María libertad tomó la mano de Carrillo y lo guió a la barra. Algo que liddy siempre intentaba resguardar de sí misma es esa espontaneidad que la lleva a hacer las mejores obras de arte o a conocer a las personas más exóticas. Y cuando ese instinto de hacer algo inesperado la absorbía, ella sabía que debía hacerle caso.
Desde ahí en adelante, cualquiera que los viera pensaría que eran los mejores amigos de toda la vida. Sus risas se mezclaban con la estruendosa música del bar, mientras crecía en ambos el sentimiento de que nunca habían sentido una conexión tan real antes.
Una voz rompió la burbuja que habían creado
- disculpen, el local va a cerrar en 10 minutos
Como si fuera un balde de agua fría, aterrizaron en la realidad. Por primera vez en toda la noche Liddy se dio cuenta de lo borracha que estaba, y que todos sus amigos ya habían desaparecido. Carrillo pagó la cuenta y a tropiezos salieron del bar.
El frío les puso la piel de gallina inmediatamente, lo que les dio un poco de claridad mental. Liddy pensó en cómo se iría en su bicicleta con tanto alcohol en su cuerpo, y como si Carrillo leyera su mente, dijo:
- descuida, yo te llevo
María libertad asintió y su acompañante regresó unos minutos después en un Lamborghini Veneno Roadste negro. El joven le abrió la puerta y ese pequeño gesto hizo saltar el corazón de la chica, quien se acomodó en los fríos asientos de cuero.
El camino se sintió como viajar en una nube. Liddy había leído muchos libros de romance a primera vista, pero nunca nadie le había hecho vivir lo que tanto relatan Jane Austen o Emily Brontë. Por parte de Carrillo, nunca se sintió tan cómodo con alguien. Sentía que podía ser el mismo con María libertad, incluso colocó en la radio a su cantante favorito, pitbull, sin temor a ser juzgado.
Llegando al departamento de María libertad, quedaba entre letras que ninguno se quería separar, así que liddy pronunció las palabras
- quieres pasar?
- por supuesto - Respondio Carrillo, como si la respuesta no fuera más que obvia.
Así mismo, ambos firmaron la promesa de culminar de la mejor forma esta noche inolvidable.
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imaven · 1 month
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frente a él yacía un emparedado sin tocar, sus piernas estaban cruzadas una sobre la otra y lo único que podía sentir eran náuseas. lo suficiente para llevarlo a mantenerse callado el cuarto de hora que estuvo allí en solitario, hasta que sukja apareció en escena. pestañeó un par de veces al escucharla y sonrió de lado, con más nostalgia que diversión. ‘ seguro lo confundes y te sube veinte puntos por atrevida ’ intentó bromear, pero su voz sonó tan monótona que apenas habló se arrepintió. todo era demasiado, incluso para él. ‘ ¿cómo te fue en capacidad de análisis? ’ decidió desviar el tema. 
🧷 @dosukja 𓂃 comedor de entrenamiento si marcel me sigue mirando así, le voy a preguntar qué somos
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dhr-ao3 · 4 months
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Infieles?
¿Infieles? https://ift.tt/oRqwPt5 by IndieGal -Hermione, ¿te has planteado la idea de besarme? – preguntó con tono despreocupado pero expectante, se arrepintió enseguida, había roto la promesa. -No estamos solteros Potter- atino a responder mientras se tomaba el ultimo trago de whiskey, sabia que el lo estaba pensando, asi que le extendió el vaso en señal que le sirviera más. Por supuesto le sirvió y se sento al lado de ella. Words: 3025, Chapters: 1/?, Language: Español Fandoms: Harry Potter - J. K. Rowling Rating: Explicit Warnings: Creator Chose Not To Use Archive Warnings Categories: F/M, Multi, Other Characters: Hermione Granger, Harry Potter, Ron Weasley, Ginny Weasley, Draco Malfoy, Scorpius Malfoy, Rose Weasley, Teddy Lupin, Hugo Weasley, James Sirius Potter, Albus Severus Potter, Lily Luna Potter Relationships: Hermione Granger & Harry Potter, Hermione Granger/Harry Potter, Hermione Granger & Harry Potter & Ron Weasley, Harry Potter & Ginny Weasley, Hermione Granger/Draco Malfoy, Astoria Greengrass/Draco Malfoy, Katie Bell/Ron Weasley Additional Tags: Friendship/Love, Love Confessions, Forbidden Love, Drama & Romance via AO3 works tagged 'Hermione Granger/Draco Malfoy' https://ift.tt/dBOtwP1 May 28, 2024 at 12:24AM
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Hola chicas! Hace unos días vi vuestro post sobre Unamuno, y si bien me pareció muy interesante, hay un dato que no es cierto del todo (y que además me molesta bastante porque es una idea errónea pero muy extendida). En el post mencionáis que Unamuno apoyó el fascismo, y si bien es cierto que al comienzo de la Guerra Civil apoyó a los golpistas, hay que tener en cuenta que estos no comenzaron proclamándose como abiertamente fascistas, sino como republicanos que, hartos de la radicalización política que acompañaba a la Segunda República, querían acabar con el gobierno para instaurar otro pero (MUY importante) siguiendo aún los principios republicanos y democráticos (Es decir, pluralidad de partidos, democracia, etc. etc.). Esto hizo que muchos se pusieran de su lado al dar el golpe, hasta que, cuando tuvieron poder suficiente, se "quitaron" la máscara. Por supuesto, en cuanto Unamuno se dio cuenta de sus verdaderas intenciones, se puso totalmente en su contra, pero aún hoy perdura la idea de sus simpatías fascistas, que como ya hemos visto, es errónea.
Kaixo anon!
Muchas gracias por tu mensaje 😊. Pero disiento. Los fascistas no eran fascistas de tapadillo que se quitaron las caretas cuando llegaron al poder.
En el 34 las juventudes de Falange ya estaban realizando actos violentos - palizas y muertos, concretamente - y exponiendo en los periódicos que iban a utilizar la violencia para sus políticas.
En 1935, con heridos y muertos en el haber de los falangistas, Unamuno asistió al mitin de Primo de Rivera en Salamanca, además de recibirlo en su casa. Incluso contribuyó al movimiento con 5.000 ptas que, para la época, era un pastizal.
Por supuesto nadie estamos en su cabeza y no podemos saber si realmente él sentía simpatía por estas ideas o si las apoyaba porque el enemigo de mi enemigo, es mi amigo. El caso es que apoyó un golpe contra un gobierno democráticamente electo. Que los golpistas al final eran muy fascistas y al principio parecía que no tanto es secundario, sinceramente. Me niego a creer que alguien con el intelecto de Unamuno creyera realmente que lo que empieza con violencia y autoritarismo - y presume abiertamente de ello, como la Falange - vaya a desembocar en un gobierno plural y democrático.
Unamuno apoyó al fascismo. Se equivocó, y dicen quienes lo conocieron que se arrepintió y que renegó de esa ideología. Rectificar es de sabios y nadie ha negado que él lo fuera. No pasa nada por cambiar de opinión, pero no pienso que haya que excusarlo y decir que lo apoyó por ignorancia. Él concretamente, no.
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ignacionovo · 2 months
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Había una vez un hombre que calumnió a su amigo por pura envidia. Este amigo había alcanzado un gran éxito, y la mezquindad del hombre lo llevó a difamarlo. Sin embargo, con el tiempo, el calumniador se arrepintió de la ruina que había causado. Decidió buscar consejo y acudió a un sabio.
Le dijo al sabio: "Quiero reparar el daño que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?". El sabio respondió: "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas, y suelta una en cada lugar que visites".
El hombre, emocionado por la aparente sencillez de la tarea, tomó el saco lleno de plumas y las soltó por toda la ciudad. Al final del día, había liberado todas las plumas. Regresó al sabio y le dijo: "He terminado". Pero el sabio le respondió: "Eso fue lo fácil. Ahora debes recoger las mismas plumas que soltaste".
El hombre se sintió abrumado, pues sabía que era imposible recuperar todas las plumas. Al regresar, el sabio le explicó: "Así como no puedes recuperar las plumas que volaron con el viento, tampoco puedes deshacer el mal que hiciste. El daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedir perdón a tu amigo".
En resumen, esta historia nos enseña que cometer errores es humano, pero también es sabio reconocerlos y buscar la redención. Las palabras pueden causar daño irreparable, por lo que debemos ser conscientes de cómo las usamos y siempre estar dispuestos a pedir perdón cuando sea necesario.
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susanfagorotti · 3 months
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| A Tu Lado: Capítulo 4. Quemados. (parte 1) |
General
—¡¿Cómo que los nuevos ya están aquí?! —la rubia cerró su carpeta—¿Por qué no me avisaron?
—También fue una sorpresa para nosotros, Tema. —la subjefa del grupo trataba de calmar a la rubia.
—¿Dónde están?
—En la sala de delegados. —se aproximaban ambas chicas por el pasillo de dirección.
Al llegar a la habitación, había 5 chicos sentados, pero al momento en que se abrieron las puertas su atención se fue directo a la rubia recién llegada, algo que le molestó a la pelirroja quien hace unos minutos atrás era el centro de atención de esos chicos.
—Perdón. —la rubia de ojos aguamarina entró a la habitación sin mirar a nadie más.
—Bien… —Tayuya se encontraba notablemente molesta por la interrupción.
Siempre que llegaba ella se robaba la atención. No entendía por qué, no le veía lo especial.
—Como decía, de parte de la escuela de Konoha, les queremos dar la bienvenida. —una sonrisa se dibujó en su rostro.
—Muchas gracias. —sonrió de igual manera el único rubio de los cinco.
—Esperamos no haber sido inoportunos a nuestra llegada. —dijo el chico con la piel más blanca.
—De hecho, sí lo fue, ¡pero no se preocupen!, todo bien. —habló la pelirroja, tratando de verse amable.
—Discúlpenos, pero nuestro tutor nos había dicho que ya había hablado con la señorita directora. —la voz del pelinegro se hizo sonar.
—Debe de haber un error ya que no nos avisaron nada de todas maneras. —soltó una pequeña risita—Pero ya les dijimos, no hay problema.
—Ahora pueden retirarse. —un peligris de ojos cafés dio por acabada la reunión, dejando ir a los cinco chicos.
Cuando los demás jefes de grupo se disponían a volver a sus actividades, una pelirroja se le acercó a la rubia.
—Muchas gracias por tu presencia, Tema—la voz de Tayuya le resultaba un tanto insoportable—. Nos hiciste quedar mal y con los de intercambio ahora.
—Oye, me dijeron que también se acababan de enterar, así que no fui la única, Tayuya.
—Muy a tu conveniencia no fue tu culpa, ¿no?
Las dos chicas se pusieron firmes, una frente a la otra, mirándose a los ojos.
—Chicas, tranquilas. —de repente alguien se había puesto en medio de estas—A todos nos tomó por sorpresa.
—No la defiendas, Shira.
—Basta Tayuya, —el chico de cabellos grises se quedó mirando por pocos segundos a la pelirroja de su lado derecho—y mejor ve a seguir monitoreando los pasillos, eso se te da muy bien.
La mencionada trató de retar con la mirada al chico, pero, aunque lo venciera él seguía estando por encima de ella.
Suspiró con pesadez. —Bien, lo haré. —giró los ojos y salió de la habitación.
—Gracias de nuevo, Shira. —agradeció la rubia.
—No tienes porqué, conozco muy bien el temperamento de mi hermana.
—Pobre de ti que la tienes que aguantar tanto aquí como en casa. —por un momento se arrepintió de haber dicho eso.
Pero en respuesta hizo reír al chico.  
—Tienes razón.
Ver la sonrisa de Shira provocaba algo en la rubia, algo que no sabía cómo describirlo.
¿Cosquillas? ¿Emoción? No sabía cuál era la palabra.
—Bueno, es momento de ir a casa, ¿quieres que te acompañe?
La pregunta hizo sobresaltar un poco a la Sabaku.
—No debes porqué, ¿qué hay de tu hermana?, todavía no sale de clases.
—Ella sabe cómo llegar a casa, no me necesita. ¿Entonces?
—Bueno… —sonrió internamente.
https://www.quotev.com/story/15445667/A-Tu-Lado-Naruto-Fanfic/5
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rubimoon45 · 5 months
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SUMMER´S LOVE
Pareja: Helion x fem!reader
Sinopsis: Calliope es prima del Alto Lord de La Corte de Verano, y una princesa de Verano. Cuando la amenaza cae sobre el continente y deben liarse, a ella solo le preocupa una cosa.
Parte: I, II, III, IV
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El suelo de piedra blanca limada sonaba bajo sus pies. Pasos constantes, dirigidos a un solo lugar de aquel enorme espacio decorado. Había estudiado todas las Cortes, pero sin lugar a dudas Amanecer sabía cómo hacer las cosas bien. Desde mantenerse a un lado en todos los conflictos hasta construir los mejores espacios y con los mejores materiales. Que supiera todo aquello no significaba que tuviese una escusa para su...tardanza.
"Por todos los dioses".
Maldecía internamente. El vuelo de su ropa al menos contrastaba con el calor del verano en el continente. Su frente sudada, piel perlada y bronceada por sus constantes encuentros con los rayos del sol sobre ella. Podría haber jurado que todavía apestaba a sal marina y sentía el roce de la arena en cada hueco de su cuerpo. Aceleró el paso por el largo y amplio pasillo color blanco, decorado con flores de vivaces colores y algunos emblemas de la Corte Amanecer. Neutrales, pero no tontos. Sabían hacer una buena propaganda incluso sin darse cuenta. Los espacios por los que entraba la luz nacaradas del exterior deslumbraban. Y dolían a modo de lo que significaba aquel acontecimiento como ese. Por fin lo vio. El final del pasillo, unas enormes puertas hasta el techo de cristal que no dejaban ver lo que acontecía al otro lado. Una sonrisa le llenó el rostro de pura dicha. La mala noticia era que su hermano estaba ahí, esperando, y con los brazos doblados a sus espaldas. Varion no reflejaba emoción alguna a excepción del golpeteo contra el suelo de su pie. Sabía el significado de esa reacción. Si algo torcía sus planes, se enfadaba pero no lo exteriorizaba por su papel como heredero. También podía deberse por algo que su hermana mayor y ella supieran. ¿Podría maldecir otra vez?
-Llegas tarde.
-Lo lamento -se disculpó, deteniéndose a su lado.
Varion no dijo nada. No hizo falta. Otra maldición.
Los dos entraron, cruzando el arco de aquella enorme puerta. Dos guardias de Verano se posicionaron a sus espaldas. Cómo no, todo formalidades en un espacio desconocido rodeados de posibles enemigos. Fácilmente reconocible, su hermana y primo vestían sus mejores galas al puro estilo de su Corte sentados cada uno en un sillón. Entablaban una conversación, pero se detuvieron cuando ambos cruzaron y caminaron hacia ellos. Rodeados de altos lores y sus guardias... Vaya escena. Los asientos en los que cada lord y acompañantes se sentaban eran de un color, envolviendo un estanque de aguas claras iluminado por grandes ventanales por los que entraba la luz de los mejores anocheceres. Cómo no. Notó un cosquilleo en sus dedos solo con imaginar las posibles especies que vivían en esa Corte. ¿Serían las mismas que en la suya? Solo con pensarlo un dulce nerviosismo se instalaba en su pecho.
Su hermano y ella se acercaron a los miembros presentes de Verano. No pasó desapercibido cómo una fae rubia de gran belleza y vestido rojo se abrazaba con una unos centímetros más pequeña y de belleza fría antes de retirarse a sus respectivos asientos. Los rodeaban lo que intuyó que eran las Cortes de Invierno y de Noche. Recordó los rubíes de sangre por la traición en su Corte, y pareció que su hermano también. Pero ni los miró.
-Llegas tarde -repitió, pero esta vez su primo. Bajo los atentos ojos de otros lores y sus acompañantes, solo se sentía diminuta y una molestia más al asunto. Solo esperaba no haber interrumpido nada... Tarquin llevaba la corona de flores, por lo que era una reunión plenamente formal y no una celebración cualquiera.
Cresseida examinó su ropa. No era la ropa de una princesa, pero sí formal. Dentro de los estándares de Verano. Para los demás... No pudo evitar sonrojarse o pasar vergüenza. Era una mirada significativa. Casi se arrepintió, pero el haber llegado tarde tenía un motivo. Uno bueno.
-Estaba visitando a madre -se recogió un mechón de pelo tras la oreja. Tras eso, se inclinó hacia el asiento y le acarició la mejilla con los labios.
Tarquin la miró de reojo, pero acabó haciendo un gesto con la mano a modo de finalizar la conversación.
-¿Oliendo a sal?
-Había un animal atascado en la cala real. Necesitaba ayuda.
Hablaba de su madre, pero no la de ellos. Solo compartían sangre por sangre, un príncipe de Adriata hermano del anterior Alto Lord. Cuando se volvió a casar, ella nació a los pocos años como la hija menor y nueva princesa de Adriata. Pero sus hermanos ya tenían más años que ella y no querían jugar con ella. Así que su atracción por el mar fue más una forma de distraerse que una opción. Al menos, acabó encantándole. Calliope se retiró hacia el asiento a la izquierda libre al lado de su hermana. Al lado de uno de los guardias de otra Corte. Estos estaban de pies con sus uniformes y...peculiares atuendos. Cresseida le negó con la cabeza, al mismo tiempo que intentaba ocultar la sombra de una sonrisa con el gesto de apartarse un mechón de pelo blanco. Una peculiaridad de la Corte Verano.
Se frotó las manos en la ropa, e intentó no darle más importancia ya sentada en su sillón. Se dedicó a observar a los Altos Lores y a sus acompañantes a medida que iban llegando, con mucho cuidado. Al menos, eran perceptibles con solo echarles una ojeada. La Corte Invierno iría siempre abrigada aunque estuvieran a treinta grados por orgullo y representar a su hogar. Eran sin duda de los más llamativos, solo superados por los llamativos cueros y alas afiladas de la Corte Noche. Casi le dieron ganas de inclinarse a su hermana si era posible eso, más teniendo en cuenta el repentino cambio de apariencia del Alto Lord oscuro.
La Corte Otoño funcionaba por cómo eran más que por los derechos que deberían tener sus súbditos. De todas formas, meterse en su política era como darles permiso a husmear en la de su primo, y en la que en un futuro su hermano sería para gobernar. Inconfundibles melenas pelirrojas y ojos altivos y crueles era lo que les resumía. A excepción de Lady Otoño, cuya mirada era más... Una constante agonía y sufrimiento, sepultado con capas hacia lo que le decía su hijo mayor. ¿Eris era como se llamaba? No lo recordaba bien. Pero sí notaba la falta de uno de sus uno. Uno que había renunciado a sus derechos hacía ya muchos años y pasado a otra Corte. El pecho de Calli se estrujo de tristeza. ¿Cómo podría no sentirse mala por ella cuando esa Corte era de las peores? Solamente superada por la Corte de las Pesadillas, forma en la que se conocía a la Corte Noche por su...brutalidad al tomar decisiones.
-No he llegado tarde. Faltan dos -le dijo a Cresseida.
Esta solo pestañeó.
-Para nosotros, sí -respondió, sin dudar. Algo la hizo vacilar-. Pero no, tú no eres la que llega tarde.
-Primavera y Día.
-Casi. Pero sí.
Cresseida lanzó una mirada por encima de ella, hacia los guardias que mantenían las cabezas al frente
-Primavera es un cobarde entre tú yo -comentó, bajando la voz, con cuidado en sus palabras pero mortal como una daga-. Si yo fuera él, tampoco me atrevería a meter las narices en esto después de todo lo que se rumorea de su Corte -una sonrisa cruel le cruzó el rostro-. Un hombre sin personalidad.
Su traición había llegado a todas las Cortes. No era un misterio que cada personaje de los presentes guardaran una opinión personal acerca de la Corte traidora pero no la dijeran por decoro. Si bien no estaban ahí para guardar las formalidades.
-Día está aquí. Dado que faltaba un miembro de una Corte, estaban hablando -Cresseida se miró sin preocupación las uñas , antes de cruzar las piernas y girar la cabeza para mirarla-. Cuidado con tus lados, hermana.
Calli arrugó el rostro. Debía referirse a los guardias a sus lados, que rivalizaban en apariencia con los guardias de Verano. No necesitaban protegerse, pero algunas Cortes tomaban a sus guardias como miembros de su pequeña Corte y consejeros. Noche parecía seguir ese protocolo dadas las últimas visitas... Y ahora Amanecer también, aunque no tuvieran un asiento propio.
Si le hubiesen preguntado si conocía a cada Alto Lord, su respuesta habría sido la verdad. No la mentira, que se retorcía como las columnas que sujetaban los altos techos de aquel espacio. Conocía a algunos, sí, pero no a todos. Al Alto Lord del Invierno lo acababa de conocer, pero conocía a los hijos de Otoño de hacía ya unos cuantos años. Antes del cautiverio en Bajo la Montaña. Los miembros de Noche habían hecho una pequeña visita hacía unos meses a su Corte, y acabado como había acabado. Primavera... Suponía que no lo haría nunca. Amanecer siempre era agradable verlo para discutir alianzas. Pero dado que las Cortes Solares tenían una alianza igual que las Cortes Estacionales, era probable que unas se llevasen mejor con sus aliados.
Lo que se resumía en que cada uno tiraría hacia sus intereses en vez de buscar un acuerdo común. Calli se colocó en el asiento, fijándose en cómo cada Corte comenzaba a colocarse adecuadamente. La reunión iba a empezar ya. Su primo hizo lo mismo endureciendo la mirada.
Sería una reunión complicada.
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Una de las razones por la que no había formado parte de la Corte de Verano antes había sido por deseos de su madre de mantenerla alejada, solo para algunos actos formales en los que tuviera que verse a la familia real. Su padre también lo quiso así, por lo que se le permitió vivir en parte alejada en parte cercana a la Corte. Hasta que Tarquin ascendió a Alto Lord y la Corte de Verano acabó subyugada a Amarantha.
Entre esos cincuenta años, ella se mantuvo al cargo de la Corte de Verano como pudo para evitar que cayera en la ruina al formar parte de lo que quedaba de la familia real no llevada Bajo la Montaña. No pudo evitar las ruinas que quedaron destruidas con el levantamiento de pequeños ejércitos de Verano, Invierno y Día. Ese parecía ser el tema principal, y cómo el Alto Lord de Noche resultaba haber sido un santo cuando calmaba la ira de Amarantha acostándose con ella. Las constantes vejaciones de Beron empezaban a ser aburridas, incluso para su hermano cuya elegancia nunca se desvanecía. Cresseida ya había apoyado la espalda contra el asiento cuando Thesan alzó un brazo y todos se detuvieron, sorprendidos.
Corte de Amanacer. Neutrales. Su territorio. Ahí él tenía más poder que cualquier otros. Y más como anfitrión.
-Dado que estamos perdiendo los papeles, opto por un descanso antes de que esto se vuelva...incómodo para todos.
Nadie pareció oponerse. Beron se recostó en un asiento con una sonrisa repulsivamente victoriosa, mientras que sus hijos sonreían como arpías hambrientas de sangre. O de lo que quedase, como los perros que eran. Rhysand y sus camaradas apenas se movieron mientras los demás se levantaban y caminaban. Tarquin y Varion se acercaron a Thesan, de la Corte Amanecer, y Cresseida y ella se mantuvieron al margen. No porque no tuvieran con quien hablar, que también, pero más por situación tensa de todas aquellas acusaciones.
Hablar de la guerra conllevaba a las consecuencias. Beron había decidido sacar a la luz lo que hacían con las muchachas jóvenes en la guerra y lo que les gustaba hacer a los soldados con las más jóvenes. Muy detallado. Cresseida se había tensado y su primo había tenido que llamarle la atención para que detuviera ese tema. Incluso el recién aparecido Alto Lord de la Corte Primavera se había sacudido con eso.
-Deja de revolverte.
-Sé que podrían discutirse este asunto sin nosotros. Sin mi -recalcó su papel en la estancia como un mero adorno para representar una familia y su rol
Cresseida se inclinó hacia ella como si la estuviera regañando su madre. Definitivamente el papel de hermana mayor de tres le sentaba bien.
-Somos importantes. Tú también -le dio la impresión de que iba a agarrar su mano, si bien demostrar sus emociones en público no era su actividad preferida. La primera era cerrarse y atacar cuando atacaban a su familia-. Las dos nos merecemos estar aquí, tú y yo. Somos iguales.
Casi le dieron ganas de ir. Pero no a las malas. Sonaba con Ryshand cuando había sorprendido a todos diciendo que Feyre era la Alta Lady de Noche a la par que él. El revuelo se había levantado de inmediato.
-Al menos permitidme marchar antes. Hay cosas que hacer en casa y no quiero dejar la cala vacía.
-No.
Calli no lo intentó una segunda vez. Su hermana la mataría si intentaba marcharse y contradecirla o dejarles mal. Se limitó a echarse hacia atrás en su asiento y observar a su primo y hermano. Cresseida se quedó inmóvil mirando al frente. Casi le dieron ganas de echar mano a la bolsa que había traído consigo y colgado del extremo de su sillón, pero si lo hacía corría el riesgo de quedarse sin mano si uno de los guardias de otra Corte pensaban que era un ataque.
-No debería estar aquí -se repitió nuevamente, pero en voz baja, viendo cómo el amante alado de Lord Thesan agitaba las alas y las plumas deslumbraban con los cálidos rayos del sol.
Miró a sus espaldas. Los rayos iban disminuyendo en tamaño, pero continuaba cegando sobre el material blanco e impoluto. El arquitecto debía haber cobrado una fortuna por crear semejante espacio en el Medio y espectáculo luminoso. Volvió a pasarse las manos por la ropa, quitándose el sudor. Puede que estuviera exagerando, a su manera. Pero todo eso... No debería estar escuchando nada de eso cuando ya tenía su propio trabajo en su hogar. No allí.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando una sombra se cernió sobre ella, tapándole las hermosas vistas. Cresseida a su lado se tensó y quedó inmóvil. Melena pelirroja y ojos crueles le devolvían la mirada. Fácilmente reconocible como una pesadilla. Una sensación de pesadez se instaló en su vientre.
-Debes ser la prima pequeña del Alto Lord de la Corte de Verano -su voz un ronroneó como el de un felino sin domesticar. Escucharlo ya detonaba violencia y ni había lanzado su mejor baza, supuso-. Nunca se te vio Bajo la Montaña.
Calli no supo bien si era una broma o si era un comentario más. Simplemente se encogió de hombros, examinando los ojos brillantes y similares al rojo que componían todo su atuendo.
-Se me ordenó quedarme en mi hogar.
-Vete, Eric -escuchó decir a su hermana, no muy alto-. No es tu sitio.
-Simplemente tengo curiosidad sobre tu hermana -pero ella sentía que ansiaba otra cosa por debajo de sus encandiladoras palabras. Los escudos podían protegerlos hasta un límite, pero no de ciertas molestias. Cresseida tensó la mandíbula, pero no añadió nada, sin apartar los ojos ni un instante de los movimientos del macho-. Sin palabras, ¿verdad? Solo quería saber si los rumores eran ciertos.
Casi podía escuchar los dientes de su hermana rompiéndose. Calli se encogió en el sillón, viendo cómo el rojo del atuendo centelleaba como llamas y brasas candentes. Sin darse cuenta había comenzado a jugar con el anillo dorado de su dedo índice, en cuyo frente llevaba grabado el emblema de su Corte. Un regalo más de las personas que habían querido cortejarla. Solo lo hacía cuando estaba nerviosa o incómoda. Es decir, la mayor parte del tiempo en la que salía de su zona de comodidad. Calliope no quiso volver a hacer contacto visual, pero los depredadores siempre conseguían atrapar en a sus presas en sus momentos de descuido. Calliope cayó como una piedra al basto mar.
-De que la secreta joya de la Corte de Verano era tan rara como se decía -se miró el dorso de las uñas blancas, perfectamente limadas y afiladas. La sonrisa cruel y sin escrúpulos de hacer daño se dibujó en sus labios victoriosos-. Supongamos que les doy la razón a esos rumores.
-Entonces supongamos que tú y tus hermanos tienen cerebro debajo de esa mata pelirroja -sonó una voz grave y fría como el hielo. La sonrisa de Eris Vanserra cayó en picado y el fuego de sus ojos despertó mientras se volvía hacia el dueño de ella... Justo al lado del asiento de Calli, pasando por encima del enorme guardia que sujetaba una afilada lanza dorada.
-No estaba hablando con usted, lord. Y es una conversación privada.
Una figura poderosa y grande sentada en el sillón como si de un trono se tratase tenía una pierna cruzada sobre la otra. Las afiladas puntas de una corona dorada rompían el espacio sagrado que lo envolvía. De tez y cabello oscuro, el único color de su rostro marcado eran unos enormes y divertidos ojos ámbares, del color de las joyas más hermosas y la miel. Podría haber sido confundido por un miembro de la Corte de Verano de no ser por la tipología de sus ropajes y el aire regio que portaba, por no hablar de su corona. Una especie de sonrisa juguetona y cruel enmarcaba sus sensuales labios. Se estaba burlando de Eris.
-A ese juego podemos unirnos todos, dada tu predisposición hacia las chiquillas asustadas -no supo si la había mirado de reojo o qué cuando cambió la posición de su cabeza, inclinándola sin dificultad hacia el otro lado para observarlo bien. Su sonrisa pareció burlarse si bien podía todavía más.
-Mejor así que unirse a tus depravados juegos -su comportamiento perdió toda formalidad cuando se atrevió a mirarlo a los ojos con esa asquerosa prepotencia y responderle a un Alto Lord de aquella manera. Calliope quería hacerse más pequeña y esfumarse, regresar a su hogar y no salir de su casita en la playa en mucho tiempo después de eso.
Una risa fuerte resonó.
Varias cabezas se volvieron hacia él, sobre todo los más cercanos. Juraba que era la primera vez que veía a Lady Otoño tensa de pies a cabeza fuera de su círculo familiar. Reconoció la expresión de sorpresa en el rostro de Fayre Archeron de cuando estuvo una semana en su Corte y fingió ser sus amigos cuando solo ansiaban encontrar la mitad de un libro protegido por la magia de su primo.
-Si tanta curiosidad tiene por saber lo que hago, estás invitado a unirte cuando desees. Mis gustos con variados.
En una de sus manos había algo con lo que jugaba, sin apartar los ojos del hijo mayor del Alto Lord de Otoño. No pudo verlo bien, pero se movía rápido entre sus largos y marcados dedos. Recordaba que tanto Lord Thesan como Lord Helion tenían poderes sanadores que otros ansiaban. ¿Por qué no curarse las heridas con su magia? Calli apartó la mirada antes de parecer una inmiscuida en sus asuntos, pero no pudo evitar morderse el labio por incomodidad. Había sido culpa suya que empezasen.
-Asqueroso -se limitó a decir.
-Delicioso, dependiendo cómo lo veas -corrigió, y el sonido del agua le llamó la atención. Calli se movió como pudo. Ondas en el agua la pillaron desprevenida, demostrando su teoría de vida animal. Pero ni son esas amistosas compañía podía sentirse a gusto.
El rostro hermoso de Eris se tensó, pero no hubo vacile alguno en sus palabras.
-Búscate una puta en otro lado o en tu Corte. Esta es mía.
Calli vio el revuelo de su hermana cuando se levantó de un salto, y cómo su hermano de repente se había movido para sujetarla antes de lanzarse directamente sobre la espalda de Eris. A lo lejos, Lord Thesan y su primo Tarquin tenían los ojos clavados en ellos. Un escalofrío le recorrió la columna, el pecho encogiéndose como si tuviera a alguien sentado en él. No podía respirar bien, se acarició la garganta con una mano. Agachó la cabeza. Sentía las lágrimas temerosas acumulándose en sus ojos. "No debía estar allí", se recordó, de nuevo.
El Alto Lord no se tomó la respuesta como el juego de niños al que pensaba que estaban jugando, y lo vio reflejado en que el objeto entre sus dedos se detuvo y apretó en un puño cerrado con fuerza. La tensión de sus músculos sobresalientes se manifestó aún más cuando su postura cambió, descruzando las piernas y levantándose. Alzándose en la totalidad de su altura. La sala perdió el calor y se volvió relativamente fría, aunque él fuera el señor de la luz e iluminase todo con su presencia. Incluso Eris pareció haber perdido la confianza de hacía unos instantes al verlo acercarse.
A su lado, Eris era insignificante. Cara a cara, parecían dos machos a punto de matarse entre ellos. Heredero de Otoño contra el sumo señor de la Corte de Día. ¿Qué había hecho? Calliope no se movió del miedo, reacción a lo que estaba a punto de desatarse.
-Estás a punto de desatar una guerra entre Cortes en un momento poco conveniente -lanzó una advertencia, enseñando los dientes sin lanzarse a por él y morder. La blancura y perfección se detuvieron en los incisivos afilados de su dentadura. Calli tembló-. Ve a meterte bajo las faldas de tu madre antes de que sea yo quien la inicie.
Tarquin se había puesto al lado de Varin, inmóvil pero con los ojos bien abiertos, moviéndolos entre ella y dos machos. ¿Qué diantres quería que hiciera en esa situación? ¿Empeorarlo más? No era tan tonta como Eris decía. Si ni podía moverse. Otras Cortes se habían alzado en caso de iniciarse la guerra en ese espacio. El rostro de Beron Vanserra estaba rojo y el de su mujer tan blanco que superaba a los de la Corte de Invierno.
-¿Qué dices, niño? ¿Quieres jugar como los adultos y sufrir las consecuencias o retirarte de estos asuntos y dejar tu comportamiento a un lado?
-Eris, retírate.
Sabio, Eris hizo lo que su padre y Alto Lord dijo, no sin antes lanzarle una rápida mirada a Calliope. Una de las que nunca había visto: cargada de odio, desprecio y repulsión. Se marchó, con la espalda erguida y tenso. El aire no circuló hasta que este se sentó en su asiento, al lado del de su padre.
Cresseida se acercó, tomándola del brazo.
-Tú y yo nos vamos. Que sean ellos quienes discutan estos asuntos...o se destruyan entre ellos. Tenemos permiso de nuestro primo.
Miró a su hermana sorprendida, y luego a su primo. Pese a su tez oscura, jamás la había visto tan blanca como en ese momento. Su vestido azul no quedaba bien con su expresión. Cuando puso la mano sobre la suya, notó el resbaladizo sudor que empapaba su piel. Calli no comprendía nada.
-¿Enserio?
-Tenías razón -empezó a decir, cuando ya estaba en pie. Un guardia de la Corte se movió con ellas. Nadie más se movió-. Este no es tu lugar.
Calli solo bajó la cabeza con la vergüenza recorriendo su menudo cuerpo.
Fue a darse la vuelta, al menos para pedirle disculpas a su primo. Solo para encontrarlo hablando con Lord Helion y una mirada que habría congelado la bahía entera cuando sus ojos se encontraron. Conocía el significado de aquello. Había avergonzado a su Corte. Justo la única norma que no debía romper.
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Las estancias que Lord Thesan les ofreció para quedarse mientras continuaban con la reunión les fueron enseñadas por su fiel consejero y amante. Al igual que los ilyrios de la Corte de Noche, tenía alas con la diferencia de tener plumas en vez membranas desnudas y picos.
No hubo más palabras que las de una presentación, dónde podían encontrar ayuda en caso de necesitar algo y una rápida despedida. Tras eso, se marchó casi volando de lo rápido que había parecido todo. Cresseida rápidamente ordenó al guardia esperar fuera y guardar la entrada hasta que llegasen su primo y hermano.
-Siento haber arruinado todo -se lamentó.
Su hermana sacudió la cabeza, solemne.
-No ha sido culpa tuya -respondió, y parecía sincera-. Solo de los hijos maleducados de Beron y sus pretensiones.
Pero ella no podía evitar sentirse culpable. El que un Alto Lord como Helion amenazase a uno de los hijos de otro Alto Lord suponía una amenaza al reinado de la otra Corte. Una amenaza que podía desembocar en una guerra interna en el continente cuando se avecinaba una contra Hybern. Calli se estremeció solo con recordar los gritos en la playa, en cómo los guardias casi se la habían llevado arrastras al palacio de Adriata con el resto de la familia real y la corte. Los ojos de su hermana eran dos pozos de luz azul, como el cielo despejado de su Corte. Similar a los de Varian, pero más deslumbrantes que los turquesas de su primo Tarquin. No podía evitar pensar cada vez que se veía reflejada en ellos cómo veían los demás los suyos, si como una tempestad o un azul diluido en gris.
-Es porque no debería haber estado aquí, ¿verdad?
-¿Otra vez con eso? Somos la familia real de nuestra Corte que queda. Tenemos el mismo o más derecho a asistir que los guardias de las demás Cortes -estiró la mano para acariciarle la rodilla. Sentada con las piernas dobladas en el sofá, Calli ocultó el rostro entre sus piernas-. No te deprimas por eso. No has hecho nada malo.
Sonaban más las palabras que sus padres le decían cuando era pequeña que el consuelo de una hermana mayor. Sabía que Cresseida se preocupaba por los familiares que quedaban, pero merecía saber que no iba a compensar con afecto y cercanía lo que había pasado con sus padres. Su padre, muerto en batalla contra las tropas de Amarantha, y su madre muerta en las mismas condiciones pero desde una perspectiva diferente, más femenina. Tarquin le había permitido continuar viviendo en Adriata como miembro de la familia real, en su casita de la playa, en vez del castillo, siempre que al final de cada semana hiciera un informe de lo que ocurría en la ciudad y se le informase estuviera donde estuviese. Por eso de pasar solamente tres meses en la ciudad y luego regresar a la capital. Había sido un gesto generoso, pero no compensaba la herida de los cincuenta años sola que habían sepultado su corazón y obligar a encerrarse en sí misma.
Calli levantó la cabeza cuando la puerta de la estancia se abrió. Cresseida se levantó y apartó de su lado. Su primo y hermano cruzaron la puerta de las estancias. Eran dos habitaciones, una común por la que entraba la luz del exterior y otra que serían los aposentos de una de ellas. O de las dos si eran compartidos, dado que no habían investigado. Supuso que sería así si las habían llevado expresamente a esas y no a otras.
-Pasaremos la noche aquí y partiremos mañana -informó, y se pasó la mano diestra por el pelo cuidadosamente trenzado y puesto en su lugar. Ya no llevaba la corona de la Corte de Verano, por lo que los únicos colores que brillaban eran el azul de su ropa y el blanco de su pelo-. Thesan ha tenido esa cortesía con todos nosotros.
-La mayoría se han quedado, pero otros se han marchado. Beron y sus hijos se fueron después de que la Alta Lady de Noche demostrase lo que han estado ocultando en el norte. Y una escenita de Tamlin, por supuesto.
Calli apoyó la mejilla en una de sus rodillas, sin apartar los ojos de sus hermanos y primo. ¿Alta Lady...? Por supuesto que debía haberse distraído y perdido la parte más importante. O una de ellas.
-¿Y es...?
-Cuando la revivimos con nuestra magia, sobrevivió como una alta fae pero se llevó una parte de nosotros -Tarquin abrió la mano, y la miró unos instantes en silencio antes de cerrarla en un puño-. Ahora entiendo cómo pudo robarnos tan fácilmente.
Y en parte el motivo por el cual ahora Hybern debía estar relamiéndose si tenían el Caldero original en sus manos. Razón de más para desconfiar de Noche, o de todas las Cortes que estuvieran implicadas. Pero decirlo sería lanzar acusaciones muy fuertes. A la vez que acusar a Primavera de traición pese a que los supuestos testigos estuviesen de cuerpo presente en la reunión.
-Ya no importa. Ellos nos ayudaron, y nosotros ayudaremos en proteger nuestra tierra.
La muerte de su primo Brutus al menos había sido compasiva, le habían dicho. Nada parecida cuando las rebeliones en las Cortes de Verano, Invierno y Día llevaron Nostrus, un primo de su padre y de sus hermanos, a revelarse. Con la muerte del Alto Lord, los poderes habían pasado directamente a Tarquin pasando por encima de su heredero. Pero así eran las normas y nada podía hacerse. Y menos revivir el pasado como si fuera el presente. Cuando sus primos regresaron de Bajo la Montaña, habían celebrado los funerales en privado tirando los sarcófagos vacíos, con tierra del campo de batalla o el cuerpo embalsamado de su primo. Lágrimas calientes se derramaron en la arena, pero ninguna de la familia real porque para ellos ya había sido una pérdida tardía. Algunas, tal vez, sí en nombre del sacrificio de Brutus.
-Tened todo listo para mañana. Este lugar... Empiezo a añorar los muros de Adriata.
-No hemos traído nada -respondió ella-. Los demás tampoco, creo.
Su primo mantuvo el silencio antes de responder.
-No es lo que me preocupa que tengamos, Calli -le dio una mirada desconocida, con esos enormes y rasgados ojos turquesas que se mantuvieron en ella el tiempo suficiente para incomodarla. Para darle a entender de que iba a enserio, o queriendo transmitir cierta información-. Es lo que puedan arrebatarnos.
No supo a qué se refería. Varin y Cresseida se abrazaron una última vez antes de que ambos machos cruzasen la puerta y desaparecieran. No dejó de darle vueltas a la respuesta de su primo, pero pronto perdió el interés cuando descubrió que su hermana se había traído una baraja de cartas a la que jugaron hasta que los sirvientes de la Corte Amanecer empezaron a iluminar el exterior con farolillos. ¿Cómo se llamaba esa especie? Seguro que lo había escuchado, pero no lo recordaba con exactitud. Tal vez porque recordaba mejor a los ilyrios que la habían salvado que a la especie nativa de la Corte Amanecer.
Cresseida y ella jugaron las horas antes a la cena. Ella perdió dos partidas y ganó una. Su hermana siempre fanfarroneaba de haber aprendido trucos cuando era pequeña, pero tampoco hacía mención a la persona. Tal vez fuera para evitar mencionar a su padre o a la madre ella. Independientemente de cómo fuera, cuando las llamaron a la cena solo estaban sus familiares. A Cresseida no le sirvió mantenerse callada y preguntó si no iban a cenar con los otros Altos Lores. Su primo respondió que no era necesario juntarse de nuevo y que era preferible mantenerse al margen hasta que las tensiones se diluyeran. Lo dijo mirándolas a ambas, pero Calli sabía que lo decía por la escena del Alto Lord de la Corte de Día y Eris Vanserra. Ella solo pudo pensar en la delicada situación que envolvía la corte del sur con la corte del norte, pero decidió no mencionarlo por si acaso.
Cenaron en silencio. Ya estaba acostumbrada a ese tipo de silencios, pero el de esa noche... No fue el familiar silencio con el que se había criado, de hecho era extraño que hubiera tanto. Exceptuando el sonido de los cubiertos en la vajilla y el de un reloj marcando la hora. Tal vez hubiera pasado algo más que no conocían y no debiera mencionarse a la ligera. La noche antes le habían dicho que tuviera cuidado con lo de que decía en voz alta y cómo lo decía, que las paredes tenían orejas.
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Los rayos del amanecer no habían salido cuando su hermana la despertó con golpecitos en el hombro. Ya estaba vestida y arreglada, como si no se hubiera acostado como juraba recordar la noche de antes. A Calli le costó mucho salir de la cama, aunque su horario tendría a variar unos días de otros. Solo lo hizo cuando el guardia de Verano que protegía sus aposentos tocó la puerta la segunda vez. No tuvo más remedio que despertarse por la fuerza.
Se vistieron y comieron. El atuendo de su hermana era similar al del día de antes, a excepción de que los bordados con estrellas de mar y caballitos habían sido reemplazados por una serpiente que acababa en las mangas de la camisa. Ella al menos pudo sustituir el viejo vestido con uno similar al de Cresseida, pero de color más claro y finos tirantes. Eso sí, se colocó con cuidado el broche que siempre llevaba consigo en la banda como representante de su Corte.
Otoño no apareció. Ni siquiera algún mensajero que pudieran enviar en su nombre. Nadie dijo nada, pero Calli vio la sonrisilla de Lord Helion cuando miró en esa dirección mientras se sentaba. De nuevo, los asientos estaban dispuestos alrededor del estanque. Calli se había quedado un rato de más admirando los nenúfares y el bailoteo de los peces, escuchando las conversaciones de fondo. E incluso con esa relativa tranquilidad, se había sentido observada todo el tiempo. Hasta que empezaron las discusiones sobre cómo reaccionar a un posible ataque de Hybern.
-Verano es la Corte más cercana y la que más predilección tienen por atacar por su costa. Y sin embargo no han hecho un ataque más desde hace una semana.
Su primo asintió.
-Habrán conseguido desembarcar los suficientes en mi costa para reunirse con el ejército a pie en otra zona. Más allá de eso, entiendo que el margen de tiempo es limitado.
Hablaron del tamaño de los ejércitos, de las fuerzas que habían recaudado los pocos meses de libertad desde que la Rompemaldiciones había acabado con la vida de la general del rey de Hybern. Callie observó las facciones de los demás. Consternados, preocupados o sin expresión como la Corte de Invierno. Ciertamente la Corte de Noche tenía su atractivo, pero no más allá de la frialdad con la que respondían a algunas cuestiones o su facilidad por inclinar la balanza hacia la paz. Lord Thesan no necesitó hacer ningún llamamiento a la paz.
Calliope se revolvió en el asiento, la brisa del viento recorriéndole los brazos desnudos. Aire frío en una región cálida y sin necesidad de estaciones... Tal vez fuera una corriente llegada de la Corte de Invierno o un cambio de temperatura característicos de las Cortes Solares. Al vivir en una Corte Estacional, que la temperatura o estación cambiase de la noche a la mañana era un hecho con el que vivía. Volvía a sentirse igual de incómoda que el día de antes, a excepción de que al menos ya no sentía los maliciosos ojos y presencia de Otoño en la sala. Para sorpresa de todos, Primavera se había presentado y prefería guardar silencio en vez de atacar a la primera oportunidad.
Una pesadez se instauró en su pecho, diferente a la del día de ayer. No era incomodidad, sino un malestar que le recorría el cuerpo. Como...la caricia de un objeto extraño cuando estaba sumergida en la playa, pero en vez de quedarse en la parte cubierta, ascendía por toda ella. No fue la única en sentir así, puesto que vio de reojo a su hermana recolocarse. Uno de los guardias de Día carraspeó lo suficientemente bajo para no interrumpir la conversación, pero a ella no le pasó desapercibida. Miró en dirección a la ventana desnuda, solamente cubierta por retales de seda que se mecían con la suave brisa.
Seguían enfrascado en una discusión sobre las fuerzas. Lord Helion había atacado a Lord Tamlin con el mal cálculo sobre los ejércitos que habían discutido ayer, al parecer, cuando ella y su hermana se marcharon. Entonces lo sintió, una sacudida bajo sus pies. De nuevo, su hermana también, que le dio una mirada a su hermano y este al primo de los tres. Calli se levantó de un salto cuando no se detuvo...al mismo tiempo que una de las acompañantes vestida en su totalidad de negro de Noche caía al suelo y convulsionaba.
-¿Veneno...? -escuchó decir por lo bajo, pero porque ella ya no escuchaba a lo que acontecía a su alrededor. Entre el adormecimiento y un pestañeo, a Calli le dio una bienvenida una voz suave y sin género.
Mente y cuerpo débiles, quién iba a esperar esto...
Acariciaba su mente como un felino se restregaba contra la madera. Había escuchado cosas así, pero de caracolas... Las que iba a recoger con su madre cuando era una niña, y las que continuaban en su casita.
Dile a los Altos Lores que, cuando me busquen, miren bien entre sus malos aliados y no entre ellos.
Tardó en darse cuenta de hacia dónde había ido, y lo que estaba haciendo. En cómo involuntariamente se había acercado al borde de una de las ventanas abierta, los ojos fijos en la nada (realmente, había una extensión de terreno verde y fértil que acababa con la punta de las montañas, Bajo la Montaña, bastante más a lo lejos)... La seductora voz no se quedó ahí, sino que se aseguró de que el mensaje quedase claro cuando una punzada de dolor le cruzó la mitad del rostro. Calli se echó hacia atrás, pero ya era demasiado tarde para siquiera emitir sonido. Fue como el lametazo de una criatura ardiente, que le quemaba la piel y atravesaba músculo y hueso hasta sus nervios.
Luego llegó el impacto.
El estremecimiento bajo sus pies aumentó en escala cuando todo el edificio vibró, se sacudió, y algunas partes delicadas cayeron sobre el suelo que ellos mismos pisaban. La residencia veraniega del Alto Lord... El valle de fuera recibió sus propios daños, pero ahí dentro los mayores fueron aquellos que cayeron al suelo por la sacudida y los que casi quedaron sepultados bajo las piedras. Ella había caído al suelo, pero de haber intentado mantenerse quieta le habría resultado imposible.
Solo cuando terminó y los gritos de puro terror cesaron, Calliope se dio cuenta de que había más gente en el suelo. Feyre y Lord Rhysand se habían tirado al suelo, sus asientos desplazados unos metros al igual que otros se habían cambiado de lugar antes de que los escombros cayeran sobre ellos.
Nadie dijo nada en ese tiempo, o añadió nada. Simplemente se quedaron miraron alrededor, algunos de ellos sorprendidos por los daños y otros alerta dando órdenes a sus guardias. Entre esos flujos de gente se dio cuenta de la presencia que estaba a su lado y la sujetaba del brazo. Varion agarraba su muñeca y buscaba su mirada. Calli vio por el rabillo del ojo cómo ayudaban a levantarse a la chica vestida de negro y facciones agudas. La despampanante rubia se había agarrado a uno de los tronos antes de caer. Su miedo quedó reflejado en la forma con la que buscaba la mirada de alguien que no estaba ahí... Los dos ilyrios habían desaparecido.
-Dijo... La voz decía que le dijera a los Altos Lores que mirasen bien entre sus malos aliados cuando lo buscasen -las palabras fluyeron de ella, como un río movía sus aguas. Percibió el miedo en los ojos de su hermano, dado que se mordía el labio inferior-. No sé a qué se refiere.
-¿Qué voz?
-No lo sé, yo...
Se tocó la cabeza, el miedo extendiéndose por su cuerpo. Todavía estaba en el suelo, pero sentía que estaba sumergida en la profundidad de un océano de amenazas que superaban las protecciones... De repente lo recordó. Los escudos. Deberían haberlos protegido en caso de haberse lanzado un hechizo. ¿Esa voz había sido imaginación suya? ¿O producto de alguna de sus...? Volvió a sacudir la cabeza, con las lágrimas acumulándose en sus ojos.
-El muro ha caído -las voces volvieron a perderse en sus pensamientos. Ella solo podía aferrarse a los antebrazos de su hermano, sumida en sus peores pesadillas y en busca de ayuda.
-¿Es mi culpa?
Varion lució sorprendido.
-¿Por qué iba a serlo?
-Yo...Yo...
Calli se llevó una mano al cuello. Así como su hermano podía encerrarse en sí mismo y volverse una persona fría, ella podía sentir algunas veces de más y ser influida por eso. Una maldición en ciertos aspectos, pero también una ventaja. ¿Cuándo lo era? Cuando podía controlarlo. Cuando sentía de más, sentía las emociones de todos a su alrededor y disgusto que generaba de normal. Pero ahí, rodeada de tantas personas y más después de aquello, solo sentía rabia, terror, confusión... Por eso la debía haber elegido. No solo porque fuera una cosa bonita como todas las altas faes, sino por su mente rota y débil. Lo dicho por eso mismo... Estar ahí era un error en todos los aspectos, sin embargo, porque era tan inútil que acababa destruyendo los planes de todos.
Estaba empapada en sudor, lo sabía, pero también en las lágrimas que empezaban a caer de su cara. Hasta que vio una lucecita dirigirse a ella. Pequeñas y deslumbrantes lucecitas que se movían en el aire, dispersadas, hasta posicionarse suavemente sobre su piel empapada y...desvanecerse. Pero eran varias, así que tardaron en esfumarse. Le recordaron a las luciérnagas que bailaban en la costa de Adriata, pequeños insectos que tenían sus nidos en sus nidos originales y que jugaban como farolillos naturales cuando bajabas a la cala a oscuras. Y, en parte, a los pequeños insectos fosforescentes que se acumulaban en la orilla con las olas.
-Son hermosos.
-Son luces, pero no hermosas.
Calli negó con la cabeza. Se dio cuenta de que había clavado las uñas sobre la piel de su hermano, pero no tan fuerte. Solo algunas le habían atravesado la carne.
-No gaste su poder en mí, señor, mi hermano es el herido.
Lord Helion se acercó a donde estaban. Su hermana estaba ayudando al amante de Lord Thesan a levantarse, dada la cercanía entre sus asiento. Tarquin apenas reaccionaba, lo que era bastante alertador dado su sistema. Esa mirada y expresión... Lo recordaba. Lord Helion había asistido al funeral familiar de su madre, ahora lo recordaba. Antes de Bajo la Montaña, pero sí después de que Amarantha se hiciera con los poderes de los Altos Lores de Prythian. Cuando su madre murió, se sintió vacía y desolada, como si le hubieran arrancado una parte fundamental de ella. Había asistido al funeral familiar como mandaba la tradición, pero no había contenido las lágrimas cuando echaron su ataúd al mar que esa mañana se había despertado salvaje como una tormenta. No recordaba ni por qué Lord Helion había asistido ni por qué le habían permitido participar en una acción privada, pero sí recordaba al igual que en ese momento su padre continuaba vivo y con el título de Alto Lord de la Corte de Día, él le había puesto una mano en el hombro.
-Ella está bien, pero tú, Varion, tal vez necesites una ayuda.
Varion no respondió. Solamente la ayudó a levantarse poco a poco. La altura de ambos la superaba sin dificultad, y le recordaba a que su crecimiento no era el esperado para el de una alta fae típica. Parecía haberse estancado en la adolescencia.
-Demos esto por finalizado. Ya que se nos han adelantado y tenemos en principio un acuerdo, no veo motivos para continuar perdiendo el tiempo -cuando Lord Helion habló, todos parecieron despertar. Sus guardias se movieron. Las demás Cortes actuaron.
Tarquin habló, entonces, para cuando ella había recobrado las fuerzas y no necesitaba la ayuda de su hermano para mantenerse erguida.
-Es hora de irnos -sus hermanos se movieron, así como los guardias-. Tendréis respuestas pronto. Mandaremos nuestras fuerzas hacia lo acordado y, si toda va bien, nos encontraremos pronto.
Calli se miró las uñas de los dedos. Uñas perfectas por su constitución de alta fae pero que si se miraran a lupa verían los fallos internos y consecuencias de pasarse todo el día en el mar y en la arena, atendiendo a animales. No eran tan perfectas como las que podría tener Cresseida, siempre impecables o decoradas con algún tipo de pintauñas...pero estaban bien. Lo que no estaba bien eran las heridas que las envolvían, producto de su nerviosismo y los animales más traviesos cuando se revolvían.
-Calliope.
Duró un instante. El electrizante pasó por su cuerpo de una sensación que le recorrió de pies a cabeza. Y fue...extrañamente agradable. Dentro de unos márgenes. Pero sí. Y fue como si la llamasen después de mucho tiempo.
-¿Sí?
Pero ya era demasiado tarde. Cuando su pie se posó sobre la baldosa al lado de su primo, el último que le quedaba, la luz envolvió su cuerpo y había desaparecido.
Solo para reaparecer al otro lado del continente y el cielo azul que tanto conocía saludándola con intensidad. El calor de la luz devolviéndole el día y medio echado a perder en la reunión de los Altor Lores. Y, sin embargo, ella solo podía pensar en la gruesa voz que la había llamado antes de perderse en el teletransporte.
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xglaukoma · 2 years
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@malaeartes
Sentado en la terraza de aquel bar mientras esperaba, su pierna se movía con impaciencia. No porque el otro se retrasara, sino por los nervios.
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Si su memoria no fallaba, era la primera vez que tenía una cita. Aunque esto no era una cita, ¿no? Es decir, él lo veía como una cita, o algo parecido, ¿o no debía verlo así? Ya ni siquiera sabía en qué plan le había propuesto de quedar, y mucho menos de qué manera se lo habría tomado el otro... ¿como una cita o una salida de amigos?
Tampoco es que fueran tan amigos, suponía. Colegas, más bien. El primer día que le conoció fue en aquel pub, cuando uno de sus amigos les abandonó unos minutos para ir a saludar un pequeño grupo de gente y acabó presentando a unos y a otros.
A partir de ahí coincidieron algunas veces más en el pub o incluso quedaban todos juntos. No es que entre ellos dos hablaran mucho, pero sí cruzaban alguna conversación. Si bien al principio Lorenzo le era más bien indiferente, al poco se percató que los ojos de ambos se encontraban muchas veces, pero era porque Finnbjörn era quien le estaba observando a cada rato de manera inconsciente.
Se acabó dando cuenta que no podía evitar seguir con la vista los movimientos gráciles y delicados del chico, o esos ojos tan expresivos, cómo sus muecas cambiaban con facilidad. Y algunos comentario mordaces que soltó, también le causaron gracia.
Hasta que uno de esos días donde los dos "grupos" se juntaban, en un arrebato donde los demás estaban con sus propias conversaciones y ellos dos con la suya, le preguntó si le apetecería quedar alguna tarde con él, de tranquis. No es que lo tuviera planeado, mas tampoco se arrepintió.
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Lo único que... empezaba a sentirse un poco ridículo por estar dándole tantas vueltas. Agh, lo sabía, tendría que haber traído la petaca.
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serenletmy · 5 months
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- In this Shirt - The irrepressibles
Nuestras conversaciones últimamente son mucho más seguidas y a veces mas profunda de lo que deberían ser.
Nos comportamos como antes, cuando si éramos realmente amigos, me preguntó cómo te sentías en ese tiempo.
Pero las conversaciones que tenemos ahora, en la atmósfera en la que compartimos nuestras cosas son muy distintas, yo sé que te cuesta controlar todo lo que tienes que decir, lo entiendo a pesar de como me siento, no quiero que te guardes todo. Cómo dije llevas mucho tiempo haciéndolo.
Con todo lo que hablamos surgen dudas nuevas y al mismo tiempo las desordenas completamente y la idea inicial se desmorona.
Puede ser bueno y malo pero no estoy segura en que punto está.
Tampoco se que significa que pase eso...
Que tan confundida pueda estar una mente en control ?
( hahaha puede haber un momento más confuso que te salga una canción de cuando iba en el liceo y piensas hahaha que clase de confusión tengo ahora sí antes escuchaba - this conversation is over - Alesana, será que mi Spotify trata de decirme algo o solo fue un flash back del recuerdo? Bueno sea lo que sea tan terrible no está )
Volviendo al tema inicial...
Sip también puedo desviar temas en mi misma cuando no quiero lidiar con ellos, sinceramente no sé que es peor.
En este preciso momento mi cabeza solo tiene dudas pero ninguna tiene respuesta dentro de mi desorden.
Cómo puedes describir aquello que te quema por dentro, pero que no sea por alguien? Se puede ?
Cuántas cosas pueden hacer que sientas ese ardor?
Se puede sentir con acciones u otros?
Nos puede gustar la intensidad de otros a pesar de lo ajeno a nosotros?
Será como sentir la música ?
Si pudieras sentir la intensidad de otros, te gustaría sentirlas o no puedes con ello?
Que es sentir nuestra propia intensidad?
Cómo se ve?
- Cómo se siente la intensidad de un frío? -
Puede la intensidad ser un medio de expresión?
- Puede un frío enloquecer con la intensidad, con su propia intensidad y como no puede controlarla como todo lo demás, esto lo hace literalmente salir corriendo pss es lo que siempre ha sabido hacer mejor. Por qué no puede con ello? Que será? Tan cobarde somos? -
Cómo colapsa el mundo de un frío?
Que tan colapsados debemos estar para caer?
Escapamos de todo lo que no podemos controlar?
- De verdad sabemos lo que queremos al momento en que nos damos cuenta que estamos sintiendo otra vez ? -
- Enserio la única forma de crear algo solo cuando ambos quieren? O será que no está ni cerca de ser así ?
- Enserio saliste corriendo como la última vez? Que esperas con eso? Que quieres o que pretendes cuando lo haces? Te sientes mejor? Que pasa con lo que sentimos? Por qué haces que nos quedemos con eso? Por qué volviste a hacerlo ahora? Por qué repetiste la historia? No fue suficiente con él? No crees que es raro que sea tu mente la que le pregunté a tu interior el por qué y valió la pena? Sabes eso nunca te lo pregunté mmmm valió la pena hacerlo con él? Sacaste de tu vida a alguien que llegó de la nada y no se arrepintió... Y ahora que ? Harás lo mismo? De cierta forma ya lo estás haciendo, ya nos estás haciendo esto de nuevo...
Como se supone que duerma si tengo cada vez más dudas y cada vez menos ideas de cómo responderlas..
- Pude entender que lo hicieras la primera vez, no había pasado mucho tiempo, tu luto lo viviste mucho antes de que te terminarán y el llegó, es cierto llegó en un pésimo momento en nuestra vida pero llegó...
Eso no era coincidencia...
- El era igual a ti, éramos similares de todas las formas posibles, vivió lo que no debía contigo así como tú con él, se comunicaban igual, las palabras siempre estuvieron demás...
Se volvió parte de nosotros sin darnos cuenta...
- Pero lo dejaste...
- Corriste...
- Por qué ?
Que tocó que no pudimos con el ?
- Con que no pudimos lidiar y no pensamos en nada y nos fuimos?
No saber cuántas veces se repetirá lo mismo genera más dudas, no saber por qué nos vamos genera aún más, llegó a un punto dónde no puedo más, que al no poder entender nada colapso...
Me pierdo totalmente y solo siento desesperación.
- Cuando recuerdo esto sale un tentación de risa, una risa cortante y me doy cuenta lo mala persona que puedo llegar a ser.
Siento que nacen sentimientos que no conosco que cada vez se apoderan más y más de mi que no siento que pueda reconocerme.
Y pienso que soy de la peores personas entonces me doy cuenta que alejarme evita que haga ese tipo de cosas, que genere cosas en otros y generarme a mi misma ilusiones que no soy capaz de cumplirme y que termino decepcionando a otros.
No sabemos el daño que podemos llegar a generar hasta que lo vemos y no poder hacer nada al respecto lo hace aún más grande.
Está parte de mi vida es volver a estar perdida.
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firestormsblog · 6 months
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Y ahí estaba, derrotada y herida, frente a la diosa que salvo su vida siglos atrás. Su corazón golpeaba con fuerza y sus ojos azules contenían las lágrimas de tristeza. No debía llorar, no debía tener el descaro para llorar frente a ella.
Sentía la mirada de sus hermanas cazadoras y de los dioses presentes. La vergüenza llenaba su ser. Había cometido algo imperdonable, un acto que le traía deshonor a su juramento.
—He traicionado mis votos —reconocio en voz alta.
La sala seguía tan silenciosa.
Después de una alegre serenata en reconocimiento del heroísmo de Percy Jackson por salvar al Olimpo, ahora todos veían a la cazadora, la segunda lugarteniente, arrodillada ante su señora.
—Confiensa —ordeno Artemisa con frialdad.
Savannah inspiró profundo, ahogando el dolor y haciendo frente a su error.
—Rompí mis votos al enamorarme de un hombre.
Aquello produjo jadeos de sorpresa.
Sus hermanas cazadoras no daban crédito a lo que oía. Nunca imaginarian que alguna de ella sucumbirian a la tentación.
Artemisa la miro. El dolor atravesó sus ojos. La traición de su cazadora era una apuñalada a su corazón.
—¿Estas consciente del castigo que tú confesión implica? —inquiere con dureza. En su mano sostenía su arco, cuya base sostenía con furia y decepción.
—Si. Y lo aceptó. —Miro los plateados ojos de su señora—. La he deshonrado y traicionado, mi señora, merezco el castigo.
Las cazadoras se miraron unas a otras, con tristeza, pero sin intervenir. Era justo, pese a que les dolía en el corazón.
—Vamos, Arty —Apolo se metio—. Fue error pequeñito.
—Quebranto su juramento —Artemisa expresó con rencor—. Su honor y mi confianza. Tal acto, merece ser castigado con la muerte.
La tensión lleno la sala.
—Solo se enamoró —Afrodita suspiro, observando a la cazadora cuyo corazón roto era tan visible a sus ojos—. Un amor que solo se quedó en su memoria.
Savannah cerro los ojos.
Tomó una decisión. Una elección que implicaba la salvación de la línea temporal como es conocido, una decisión que evito que drásticos cambios ocurrieran y que rompió el corazón de dos almas enamoradas, pero era su deber.
Su misión fue cumplida, aunque en el camino ella cayera.
Harry Potter ahora mismo vivía su vida a lado de su esposa e hijos. Mientras qué para Savannah fueron solo unos minutos desde su partida de esa línea temporal, para él fueron años, años donde proceso su dolor y su perdida, donde pudo superarla y seguir adelante, donde formo la familia que tanto anhelo tiempo atrás, y, aunque su corazón aún le pertenece a Savannah, él es feliz en su vida.
Y Savannah, ella ahora enfrentara las consecuencias de romper su juramento.
—Savannah Wilson, segunda lugarteniente de mis cazadoras —Artemisa alzó su arco, cuya flecha la apuntaba directamente al corazón—. Por haber roto tu juramento, ahora eres sentenciada a morir.
Savannah asintió. Sus brillantes ojos azules, lágrimosos y cansados, miraron a la diosa con vergüenza, pero orgullo.
—Fue un honor servirle, mi señora —dijo, sonriendo levemente con delicadeza—. Gracias por salvarme y darme un lugar en su familia, y perdoname por haberle fallado.
La diosa, con dolor en su corazón, soltó la flecha y salió disparada hasta incrustarse en el pecho de la joven doncella.
Savannah se desplomo en el suelo, inerte.
Febe cerró los ojos, soltando las lágrimas por perder a su amiga, su hermana del alma. Después de Zoe y las chicas que fallecieron durante la gran batalla, no se imagino que también la perdería a ella.
Los relucientes ojos azules de Savannah, miraban a la nada, y alrededor de ella un charco de sangre se formó.
Así había terminado su historia; no cómo imagino que pasaría, totalmente diferente a lo que alguna vez penso. Se había enamorado de un hombre que le correspondió, pero sabía que nunca podrían estar juntos. Tuvo la oportunidad de quedarse en esa línea temporal y vivir su historia de amor, pero no era lo correcto. Y sin embargo, nunca se arrepintió de haberse enamorado de él, aunque eso la llevo a la muerte.
«“Y cuando miré las estrellas, estaré pensando en ti, imaginando una vida en la que tú y yo estemos juntos”».
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