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El algoritmo de Instagram y cómo adaptar tu estrategia para aumentar el alcance
El algoritmo de Instagram y cómo adaptar tu estrategia para aumentar el alcance Descubre cómo adaptar tu estrategia en Instagram 2024: prioriza interacciones, usa Reels y optimiza tus publicaciones para mayor alcance.
Instagram ha ajustado su algoritmo de manera significativa en 2024, y estos cambios están afectando directamente a creadores y marcas que buscan maximizar su alcance. El crecimiento orgánico se ha vuelto más competitivo, y entender cómo funciona el algoritmo es esencial para mantener la visibilidad en una plataforma que favorece cada vez más el contenido de calidad y las interacciones…
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TS3 - Everlake Festival (No CC)
ENG:
The local festival is the perfect place to gather with friends, meet new people, and have a great time. Surrounded by this festive spirit, boredom is simply not an option!
I personally love the festivals in The Sims 3 Seasons, but over time, they can start to feel a bit repetitive since everything always looks the same in the same spots. That’s why I decided to build my own, adding a fresh touch to my gameplay—though it might not fit perfectly in every world. But don’t worry, I’ll be creating more in different styles to bring more variety.
Hope you like it!
Features:
Lot type: Community, festival ground
Lot size: 64x64
Location: Sunset Valley
Furnished lot value: 173.439 §
Unfurnished lot value: 73.238 §
Packs used in this build: EP01, EP02, EP04, EP06, EP08, EP09, EP10
Terms and conditions:
DO NOT claim my creations as your own.
If you want to use any of my builds in your custom world or save file, you are allowed to do so, BUT make sure to credit me as the original creator.
DO NOT re-upload my content under any circumstances; share it with your friends using my own links.
If you experience any issues, let me know and I’ll try to fix it as soon as possible.
Download it here. (Early access until 03/05/2025) 🤍
SPA:
El festival local es el lugar perfecto para reunirse con los amigos, hacer algunos nuevos y pasar un muy buen rato. ¡Rodeado de este espíritu festivo es imposible aburrirse!
Personalmente, me gustan mucho los festivales de Los Sims 3 Y las cuatro estaciones, pero es cierto que, al cabo de un tiempo, se vuelven algo repetitivos al ver siempre lo mismo en los mismos sitios. Por eso he decidido hacer uno para darle un toque fresco a mis partidas, aunque no encajará del todo bien en todos los mundos. Pero, tranquilos, ya haré más de otros estilos para que haya más variedad.
¡Espero que os guste!
Características:
Tipo de solar: Comunitario, recinto para festivales
Tamaño del solar: 64x64
Ubicación: Sunset Valley
Valor del solar amueblado: 173.439 §
Valor del solar sin amueblar: 73.238 §
Packs utilizados en esta construcción: EP01, EP02, EP04, EP06, EP08, EP09, EP10
Términos y condiciones:
NO proclames mis creaciones como tuyas.
Si quieres usar alguna de mis construcciones en tu mundo personalizado o save file, tienes permitido hacerlo, PERO deja claro que yo soy su creadora original.
NO resubas mi contenido bajo ninguna excepción; compártelo con tus conocidos usando mis propios enlaces.
Si experimentas algún problema, házmelo saber e intentaré solucionarlo lo antes posible.
Descárgalo aquí. (Acceso anticipado hasta 05/03/2025) 🤍
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[Mystic Messenger] ¿Quieres caer en los brazos de un hombre adorable >< ? Anuncio del Evento de Cumpleaños Yoosung★, protagonista de marzo
Hola, somos Cheritz.
En Corea estamos entrando a la primera, la estación en la cual tenemos que guardar los abrigos gruesos.
Ya pasado el corto febrero, llegó marzo que comienza a asomar el cálido clima.
Será por el apacible clima, que en marzo se siente lleno de cosas emocionantes.
¡Ha llegado el cumpleaños del hombre más adorable de todos junto al fresco viento!
¿Tal vez sea el símbolo de corazones lleno de emociones y el hombre adorable en vez del fresco viento lo que sopla…?
¡Tal vez, el protagonista de marzo, quien se parece a la cálida primavera…!
Está preparado el evento de cumpleaños de Yoosung★
¡Para más detalles sigue leyendo el contenido a continuación! 😉
< ① Evento de cumple de Yoosung >
¡Yoosung★, el hombre que tiene el encanto y la alegría como un cachorrito!
Estos días fue a ayudar como voluntario en un centro de perros abandonados que siempre le había interesado.
Haciendo actividades como limpieza completa del centro de perros abandonados por la primavera, jugar con los perros, bañar a los perros sucios, etc...
Al ver a este Yoosung★ ayudando a los perros con tanto esfuerzo, ¿quizás puedas sentir una emoción diferente hasta ahora que solo lo veías como el más adorable del grupo…?
Hemos capturado algunos de los momentos emocionantes compartidos por Yoosung★ y la coordinadora.
En el cumpleaños de Yoosung★ se llevará a cabo un evento de reposteo en la red social X.
Para las personas que han hecho el respeto, le daremos 50 relojes de arena⌛ mediante un sorteo♥ (15 ganadores)
Además, por el cumpleaños de Yoosung★ hemos preparado un Evento Bonus!
Utiliza el hashtag #Feliz_cumple_Yoosung y mándale un mensaje de cumple,
y no te pierdas 50 relojes de arena⌛ que sortearemos entre los participantes♥ (15 ganadores)
(¡Un momento! Desde marzo comenzará el spoiler de ilustraciones especiales★ En el cuarto jueves de cada mes, se publicará una ilustración especial de los miembros. ¡Esperen con mucha emoción qué ilustraciones aparecerán frente a ustedes!🤭)
Por último, tenemos un evento de descuento en algunos productos relacionados a Yoosung★ por su cumpleaños…
¡Para todos los que estaban dudando en comprar no se pierdan esta oportunidad por nada del mundo★!
Periodo de descuento en la tienda de Cheritz : 7 de marzo (jueves) 2 pm ~ 14 de marzo (jueves) 2 pm (KTS)
< ② Evento de inicio de sesión >
Inicia sesión durante el periodo mencionado a continuación y disfruta del juego junto a la ilustración de portada del cumpleaños de Yoosung y celebra su cumpleaños🎉
¡Y no te pierdas además la recompensa por inicio de sesión por el cumpleaños de Yoosung★!
Periodo de la ilustración de portada:6 de marzo (miércoles) ~ 19 de marzo (martes) (KTS)
Recompensa por inicio de sesión por el cumpleaños de Yoosung★: 11 de marzo (lunes) ~ 14 de marzo (jueves) (KTS)
¿Qué les han parecido las noticias de los eventos de marzo que hemos preparado?
Agradecemos de antemano a todas las coordinadoras que participarán en el evento de cumpleaños de Yoosung★.
¡Que sea un mes de marzo lleno de cálida estés donde estés, querida coordinadora!
¡Muchas gracias!
De Cheritz.
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A fake marriage agreement
Synopsis: by an accident, she is forced to marry the person she sees committing a sin to save her honor and fulfill her duty to her family. From this moment on, the coexistence and secrets between them will become the reasons to foster his hatred towards her.
Warnings: Au story, forced marriage, vampire, bites and blood, abuse of power, family wealth, inheritance, need for offspring, spanish lenguage (if you want to read it, you can traslate easily!)
Words: 12,2k
Inspired on this story (Until death do us apart) and this user (fettuccinealfred0). If you're reading this, I loved your story and I hope you make another part with the same number of chapters.
MASTERLIST_ -> next chapter
Londres, año 1873
La habitación olía a jazmines. Jazmines frescos, traídos esa misma mañana del invernadero para adornar los jarrones de porcelana de Meissen que decoraban los tocadores. La luz del atardecer se filtraba a través de las cortinas de encaje, tiñendo de oro viejo los muebles de caoba y el papel tapiz azul pálido. Todo era belleza, silencio contenido y expectativa. Una expectativa ansiada, deseada, en nombre todo un linaje antiguo y rico en una nación que por momentos demostraba cada vez más su esplendor frente a los albores desfasados del continente más antiguo.
Ella, Daphne, era la esperanza por la que todo eso debía mantenerse en pie, no hundirse como los antiguos imperios. Daphne Valezna estaba sentada frente al gran espejo ovalado, mientras dos doncellas se afanaban con alfileres y peine de marfil en su cabello espeso y oscuro. Trenzas delicadas se enroscaban sobre su nuca como coronas, y mechones sueltos se rizaban con pinzas calentadas al fuego. Observó su reflejo. La piel tersa, los pómulos altos, los labios naturalmente rosados. Era, sin duda, una joven hermosa. Pero no era su rostro lo que ella contemplaba con aquella mirada distante, casi amarga. Era el simbolismo. El ritual. El acto de ser transformada en una oferta.
-Lady Daphne -dijo una de las doncellas, su voz dulce, pero vacía de intimidad-, ¿le gustaría un broche con perlas en la parte posterior? Realzaría el recogido.
-Haced lo que queráis -respondió de la misma manera.
Desde que tenía edad para comprender, le habían enseñado que el destino de una dama de su rango era deslumbrar. Una educación exquisita, institutrices y maestros en las materias que debía dominar para una etapa temprana y demostrar su intelecto. Su valor. Brillar como un diamante perfectamente engarzado, pulido por el mejor joyero. Un vestido apropiado, una sonrisa medida, un gesto de gracia. Un futuro sellado con una alianza, si era posible, con un apellido más rimbombante que el propio.
Recordaba las palabras de su institutriz, la señorita Latham, repetidas como letanías durante años: “Una joven noble debe saber que su virtud y su porte son la herencia más delicada que puede ofrecer. Y debe saber ofrecérsela al mejor postor.”
Cuánto le disgustaban esas palabras ahora, encajadas como espinas bajo la piel. Tener que sellar su destino con un hombre cualquiera que mantuviera la riqueza y seguridad de su esposa frente al abandono que podía sufrir una que no estuviera preparada.
-Ajustad las tiras.
Daphne cerró los ojos unos instantes al sentir cómo el aire le era robado del pecho, cómo su cintura se estrechaba en la forma que la moda y las expectativas consideraban deseables. Era la misma sensación cada vez: como si su cuerpo dejara de pertenecerle desde el momento en el que se en galardonaba y se convertirse un escaparate- Uno de los buenos, de esos que traían telas de oriente trabajadas y las transformaban en la moda del momento.
-¿Está bien?
-Solo recordad que no estoy hecha de cera.
La doncella bajó la mirada con respeto, soltando las tiras y volviendo su cuerpo hacia donde el resto del vestido esperaba paciente a ponérselo. Las joyas ya estaban dispuestas sobre un paño de terciopelo sobre el tocador. Un par de pendientes de zafiro, herencia de su bisabuela, una tiara baja con pequeños diamantes tallados a mano, y un colgante con una gota de agua marina que, según su madre, había sido obsequiado por un archiduque vienés a una antepasada Valezna "en agradecimiento por su belleza y su obediencia". Qué combinación tan reveladora, pensó. A saber, cuántas pertenencias familiares tendría y volverían ese discurso hacia ella, pero las que conseguiría su marido tuvieran otro.
Finalmente, el culmen del momento. La obra de arte a punto de ser rematada. Le acercaron el vestido. Era de seda color marfil con reflejos de lavanda. Las mangas caían en encaje fino y el escote, modesto pero elegante, dejaba ver la curva suave de sus clavículas. El dobladillo, bordado con hilos de oro, parecía brillar con luz propia. Una prenda diseñada para impresionar a ojos ajenos, no para la comodidad de quien la portaba. Y, aún así, debía someterse a ese tipo de tortura si quería evitar uno de los ataques de ansiedad en su desgraciada madre y el enfado de su padre.
Cuando estuvo finalmente lista, se puso de pie. Las doncellas retrocedieron, maravilladas. Daphne era el retrato mismo de una joven de sociedad en su plenitud: hermosa, altiva, digna. A pesar de toda la amargura que tuviera dentro, tenía que demostrar cada moneda de oro por la que fue criada.
Suspiró. Tomó el abanico que yacía junto a las flores y salió de la habitación, caminando hacia una noche donde su nombre, su rostro y su destino serían puestos en exhibición como una joya más entre muchas.
El largo pasillo de la casa Valezna estaba iluminado por candelabros de pared, cuyas llamas titilaban suavemente al paso que ella daba. Su vestido rozaba la alfombra con un susurro de seda y encaje. Cada paso hacia la planta baja era también un paso más hacia un destino que no terminaba de aceptar… pero que debía, al menos esta noche, representar con perfección. Demostrarles a todos lo que su familia estaba ofreciendo y que no dudarían en pagar hasta la última moneda con el fin de que su hija estuviera dentro de la alta sociedad, donde nació y morirá, aunque cueste una fortuna.
Al llegar al vestíbulo principal, su madre la esperaba de pie junto a la puerta de entrada, donde dos criados sujetaban sendos candelabros de plata, iluminando la escena como si fuera una pintura viva. Lady Helena Valezna era imponente incluso en el silencio. Su vestido era de terciopelo gris carbón, adornado con bordados negros y una capa de gasa que caía de sus hombros como humo elegante. En su cuello, un collar de esmeraldas heredado, y en su rostro, la expresión pulida de una mujer que había vivido demasiado tiempo entre exigencias y apariencias. Su padre odiaba ese tipo de eventos, y cuando cumplió la edad suficiente para aparecer en sociedad aprovechó para dejar su mano en los ojos agudos de su progenitora. Al final, aunque él tuviera la última palabra, su madre era la que tenía más conocimientos de lo que ocurría.
Al ver a su hija, sonrió, pero fue una sonrisa medida. Una que decía “estás presentable”, sin atreverse a pronunciar “estás hermosa”, por temor quizá a ablandarse.
-Has cumplido con las expectativas -dijo, acercándose con pasos firmes. La familia Ravensbury no hace invitaciones a la ligera. Esta noche es crucial.
-¿Crucial para qué? -preguntó Daphne en voz baja, sabiendo que la respuesta sería siempre la misma.
-¿Para qué será? Para que tu apellido no desaparezca en una lista de viejos recuerdos. Para que puedas vivir rodeada de respeto, no de compasión. Para que la próxima generación de Valezna nazca sin deudas ni susurros a sus espaldas.
Daphne bajó la mirada por un instante. No por vergüenza, sino por fatiga.
-¿Y si no quiero ser un precio pagado por ese futuro?
Lady Helena la observó con detenimiento. Sus ojos, de un verde más pálido que los de su hija, brillaron brevemente, pero no de ira. De algo más complejo. Nostalgia, quizás. Cuando se trataba de esa mujer, poco podía adivinarse.
-No es cuestión de querer, hija mía. Es cuestión de entender. Nosotras hemos sido educadas para sostener lo que los hombres creen que han construido. Si no lo hacemos con gracia, nos lo arrebatan con desprecio.
Hubo un silencio espeso entre ambas. Luego, levantó una mano enguantada y acomodó un mechón rebelde en la sien de Daphne. Un gesto íntimo, maternal, casi olvidado. Muy lejano a su tierna infancia, cuando permitía que las institutrices la formaran a base de palos en los dedos si no acertaba cada etiqueta marcada.
-Al menos asegúrate -dijo entonces, más suavemente- de que, si vas a ser un sacrificio, seas uno voluntario. Elige bien a quién entregas tu nombre.
Daphne sintió un leve estremecimiento. En su madre aún vivía una mujer que alguna vez soñó. No se había desvanecido del todo. En ese momento, un lacayo anunció que el carruaje estaba listo. Daphne se giró, el vestido flotando tras ella como una nube perfumada, y descendió los escalones de mármol del portal familiar. Afuera, la brisa de Londres traía consigo el eco de las campanas lejanas y el rumor de ruedas sobre adoquines. El carruaje negro con herrajes dorados esperaba con las puertas abiertas, el cochero en posición y los caballos luciendo penachos color lavanda.
Antes de subir, Daphne alzó la vista hacia el cielo nublado.
Que esta noche no me ahogue, pensó. Que esta noche, al menos, me pertenezca en algo.
Y con la frente en alto, subió al carruaje. La puerta se cerró con un sonido decidido, como un juramento. Las ruedas comenzaron a moverse, llevando consigo a una joven vestida de seda y resignación… pero con un destello de voluntad escondido bajo las flores doradas de su escote.
El crepúsculo se deshacía en tonos malva y ocre sobre las cúpulas y chimeneas de Mayfair, mientras carruajes de brillantes herrajes se detenían uno tras otro ante la gran residencia de los Ravensbury. Las farolas de gas emitían un resplandor suave, casi etéreo, como si la ciudad contuviera la respiración antes del espectáculo.
Desde lo alto de la escalinata de mármol, Daphne Valezna bajó con la gracia aprendida durante años de lecciones en modales, danza y conversación. Su vestido, ceñido al talle con una cinta de raso gris perla, y bordado con diminutas rosas doradas que atrapaban la luz con cada paso. Su madre avanzaba unos pasos delante de ella, con la postura rígida de quien aún sueña con recuperar la gloria de antaño.
-Recuerda que no estamos aquí para bailar. Estás aquí para asegurar el porvenir de esta familia. Nuestro porvenir.
Qué remedio… Solo asintió con una leve inclinación de cabeza, sin dejar de mirar el reflejo de los candelabros en los suelos bruñidos del salón principal. Las paredes parecían hechas de cristal y terciopelo, y una orquesta de cuerdas tocaba un vals de Johann Strauss. Todo era oro, risas contenidas y miradas evaluadoras. Tal esplendoroso, reluciente… Tan diferente a su sombrío hogar que, aunque de mismo linaje, eran tan distintos en cuanto a posición en estos momentos. Unos se mantenían con facilidad y otros buscaban no caerse.
-Lady Daphne Valezna y su madre, Lady Helena Valezna -anunció un criado al entrar.
Un susurro recorrió el salón como una corriente eléctrica. Daphne lo notó: ese pequeño momento en el que todos los ojos la buscaron, no por su fortuna -que no era lo que solía ser-, sino por su apellido, aún cargado de resonancia en los círculos aristocráticos.
Ella sonrió con la contención perfecta de una flor recién abierta. Era todo lo que se buscaba de ella, al final. Una sonrisa encantadora y apariencia agradable, no una personalidad. Un apellido, una flor hermosa y graciosa. Un joven caballero de porte distinguido, Lord Evander Ashcombe, se le acercó con el aplomo de quien ha sido criado para saber qué decir, cómo mirar, y cuándo inclinar la cabeza.
-Lady Daphne, sería para mí un gran honor robarle el primer vals de la noche -anunciaba, ofreciéndole una mano enguantada.
Ella lo observó con un brillo sutil en los ojos. Era apuesto, sin duda, con el cabello oscuro como la tinta y el porte de un heredero consciente de su valor. Pero había algo ensayado en su sonrisa, algo que no alcanzaba a tocarle el alma. Aún con esas, iba a ser una falta de respeto rechazar aquel gesto cuando todos los ojos estaban puestos en ellos; en especial, los de su madre, perdidos en algún lugar.
-¿Robármelo? Espero que usted sea un buen ladrón, Lord Ashcombe. Yo suelo proteger bien lo que considero mío.
Él soltó una breve carcajada y la condujo hacia la pista.
Mientras giraban al ritmo del vals, el mundo alrededor parecía desvanecerse: las otras parejas, los susurros de madres vigilantes, los pasos medidos de los criados. Solo quedaba ese instante, suspendido en la cadencia de la música y en los ojos que se encontraban apenas por segundos.
Pero incluso en el giro más perfecto, Daphne sentía el peso de las expectativas anudado a su espalda como un corsé demasiado apretado. No bailaba por deseo, sino por destino. Y, sin embargo, al mirar el reflejo de sí misma en los espejos del salón, pensó: Quizás… solo quizás… esta noche no me elijan. Quizás yo elija.
Los pasos de Daphne y Lord Ashcombe trazaban círculos perfectos sobre el suelo de mármol veteado. Los cristales de los candelabros colgantes tintineaban con cada movimiento, como si la noche misma tuviese pulso. En las galerías, damas enjoyadas lucían diamantes como gotas de rocío inmortal, y caballeros con levitas perfectamente cortadas conversaban en susurros entre copas de champán servido en cristal tallado de Bohemia.
-Baila usted con gran ligereza -dijo él, observándola con genuino interés-. Como si flotara, lady Daphne.
-Quizás sea porque prefiero soñar que pisar el suelo -replicó ella con una sonrisa medida-. Aunque no sé si eso es virtud o imprudencia.
Él alzó una ceja, divertido, pero antes de poder responder, la música cambió y los danzantes se separaron con delicadeza, haciendo una reverencia antes de ceder el paso. Daphne se deslizó con elegancia hacia una de las galerías laterales, donde los ventanales daban al jardín de invierno. La claridad de la luna se filtraba a través del vidrio, bañando de plata las orquídeas exóticas y los helechos traídos desde Ceilán y Java, prueba silenciosa del poder imperial. Allí, entre las sombras perfumadas de las flores y el murmullo del salón lejano, Daphne respiró hondo. Cada noche como aquella era un desfile de máscaras sutiles, de frases cuidadosamente medidas, de alianzas tejidas entre brindis y cortesías.
Detrás de ella, se oyó el crujir contenido de pasos sobre el parquet. No necesitó girarse para saber que era su madre.
-Has causado impresión -dijo lady Helena, con voz baja pero firme-. Lady Ellingsworth ya me ha preguntado si estarías dispuesta a visitar su casa de campo este verano. Ashcombe no ha dejado de mirarte desde el primer acorde.
-¿Y eso debería agradarme? -preguntó Daphne con suavidad, contemplando un nenúfar encerrado en una fuente de mármol.
Su madre se acercó y se colocó a su lado. Sus ojos, aún agudos, se fijaron en su hija.
-Debería reconfortarte saber que no estamos olvidadas. Que aún quedamos en la memoria de la aristocracia. Una hija bien casada es una familia rescatada. He atendido a cómo el duque de Wellesmere y el marqués de Havenllord os miraban. Eso generará rumores favorables…
Daphne cerró brevemente los ojos. Su madre no hablaba con crueldad, sino con la voz de una época que no perdonaba debilidades. En sus labios no había juicio, solo la urgencia de un linaje que debía mantenerse en pie.
La música del salón cambió nuevamente. Desde donde estaban, se veían las parejas deslizarse como cisnes sobre un lago dorado. La duquesa de Harrow reía discretamente con su séquito de pretendientes maduros. Los marqueses de Wiltshire discutían, como siempre, en voz baja, pero con furia contenida. El esplendor de las fortunas viejas no podía esconder las grietas humanas.
-Y si no deseo casarme con un título, madre -dijo Daphne, aun mirando hacia los ventanales-, ¿acaso eso significaría traicionarles?
Lady Helena no respondió de inmediato. Solo se giró hacia ella, con un gesto más cansado que duro.
-En esta sociedad una mujer sin alianza es como una joya sin engaste.
Daphne se giró entonces, contemplando a su madre como si la viera por primera vez no solo como matriarca, sino como mujer. Una que también fue joven, que también soñó.
-¿Y por qué no puedo hacer eso yo, madre? Elegir a quien me acompañe, que no me encierre ni presione solo por una dote que le puede salvar de la ruina.
-¡Tonterías! -gruñó, pero sin levantar la voz más de lo normal. No podían permitirse una escena como esas en medio de tanta gente-. Debes casarte, y cuanto antes. Tu padre ya tenía tu dote preparada antes de que nacieras, así que compórtate y sé una buena hija que no nos de disgustos.
Daphne sintió que si no se alejaba en ese instante, perdería algo más que la compostura.
-Me gustaría tomar el aire sola, madre. Seguro que Lady Havenllord le gustaría hablar contigo de los últimos bordados que habéis hecho.
Su madre la miró unos instantes con desconfianza, como si aquella escena pudiera llevar a algo más o una locura inesperada. Finalmente, abrió su abanico y abandonó el lugar donde ambas estuvieron hablando y se retiró a un grupo de damas que le sonrieron con cortesía al verla llegar. Daphne la miró también unos instantes… Por un lado, comprendía el miedo de sus padres a que los Valezna desaparecieran, pero por otro, no podía evitar pensar en qué problema habría que ella se casase más tarde.
El aire seguía fresco, aunque ahora le rozaba la piel con un matiz extraño, como si llevara consigo una advertencia apenas susurrada. Daphne apoyó las manos enguantadas en la balaustrada, bajó la mirada hacia los jardines y dejó que su respiración recuperara ritmo. Estaba acostumbrada a los silencios, pero este tenía otra textura. Más denso.
Bajo la barandilla, en la penumbra del jardín lateral -el que no estaba iluminado por las antorchas- algo se movió. Damas paseando por el jardín del brazo de sus maridos, los mayordomos con bandejas de oro caminando de un lado a otro entregando bebidas a los invitados… Al principio, pensó que se trataba de una pareja furtiva, robando una cita secreta lejos de las miradas. No era raro. Esa clase de juegos se daban siempre en los bailes, bajo la máscara del decoro.
Pero entonces lo vio.
Un caballero de espaldas abrazaba a una dama con un fervor que no era propio de la contención social. Su mano le sujetaba la nuca con fuerza, como si impidiera que se apartara, mientras ella arqueaba el cuerpo hacia él. Daphne frunció el ceño. Iba a apartar la vista… cuando vio cómo él inclinaba el rostro sobre el cuello de la mujer. Un instante después, se hundió en su piel con una lentitud casi ceremonial. El gesto no fue tosco ni violento. Fue algo más inquietante: deliberado. Casi reverente. Tan fuera de lugar a ojos de todos que era casi escandaloso. Un destello carmesí manchó la piel pálida del escote femenino. No era un beso. No era fingido. Era una mordida.
El cuerpo de la mujer tembló, pero no en protesta. Su expresión -Daphne la distinguió apenas entre las sombras- no era de terror. Era de placer. Los párpados entrecerrados. Los labios entreabiertos. El leve sonido que escapó de su garganta; un suspiro, casi un gemido. Daphne se cubrió la boca con una mano. Su pecho subía y bajaba con rapidez. Quiso moverse. Retroceder. Hacer ruido. Pero no pudo. Sus pies estaban anclados al suelo de mármol como si el frío los hubiera atrapado. Si llegaba a saberse, eso sería un escándalo entre la sociedad. Una vergüenza a ojos de las grandes familias… Incluso las posiciones de ambos podrían quedar comprometidas en un futuro. ¿Estaban casados, o eran dos solteros que disfrutaban de los placeres de ser descubiertos? Eso era horrendo. Iba en contra de lo que el pastor decía sobre la decencia.
El hombre, entonces, alzó la cabeza. Lentamente.
Y sus ojos —negros, brillantes, inhumanos— miraron directamente hacia ella.
Daphne dio un paso atrás. Tropezó con el borde de la maceta de piedra y soltó un leve jadeo. El hombre no se inmutó. No se movió. Solo la miró, como si supiera exactamente quién era.
Y lo peor fue la sensación que se coló bajo su piel.
No era miedo.
Era… expectación.
Un escalofrío le recorrió la espalda y se giró, corriendo hacia las puertas del salón, tragando el aire como si saliera de una pesadilla. Entró tambaleante, bajo la luz de los candelabros, chocando con un criado que portaba una bandeja de glamurosas copas llenas de líquido dorado. Varias de ellas tintinearon. Algunas damas la miraron con discreta alarma. Lady Helena la vio desde el otro lado del salón, con una copa en los labios y una seria mirada que no pasó desapercibida. Enarcó una ceja. Iba a acercarse, pero entonces alguien lo hizo primero.
Su corazón dio un vuelvo. Elian, el Lord de Ashcombe.
-¿Ocurre algo, señorita? -preguntó, en voz baja, tomándola del brazo para que no perdiera el equilibrio. Tocándola. A Daphne no le importó. En ese momento, poco importaba tras lo que había visto.
¿Era posible que su mente le estuviera fallando? ¿Estaba volviéndose loca? La medicina que tomaba para sus ataques era fuerte, pero nunca la había hecho pensar en... No. Y mucho menos imaginar cosas. Sentir tanto tiempo hasta de sí misma. Daphne buscó el balcón con la mirada, pero desde allí, ya no se veía nada. Solo noche y jardín. Solo el rumor de un secreto que había dejado de esconderse aquella noche.
-No.... No lo sé -murmuraba-. Creo haber visto algo que no debía.
Lord Ashcombe frunció el ceño. Debía de pensar que se estaba volviendo loca. Y, por un segundo, su expresión cambió. Ya no era un observador distante. La música, el bullicio, las risas; todo le llegaba a Daphne como si viniera de detrás de un velo. Sentía todavía la imagen grabada detrás de los ojos; el cuello rojo, la piel abierta con una suavidad impía, la expresión extasiada... Un mundo entero de sombras que no debe existir, pero que acababa de asomarse con descaro a su realidad.
-¿Está usted segura de que no ha bebido demasiado deprisa? -pregunto su anterior pareja de baile, con un tono apenas sarcástico, como si intentara quitarle hierro a lo que su expresión debía enseñar cara al exterior-. Este tipo de bailes pueden nublar la cabeza incluso de las más sobrias.
Ella lo miro sin responder de inmediato. Estaban de pie cerca de uno de los salones menores, un espacio más íntimo con sillones de terciopelo y columnas envueltas en hiedra decorativa, una nueva moda de las damas por hacer más apetecibles los encuentros como aquellos. La música se filtraba desde el salón principal, y algunas damas se abanicaban con dramatismo fingido mientras fingían no observar al grupo de caballeros más cercanos.
-No he bebido, lord. Estoy cuerda de mente.
-Perdone mis modales para hablar de su mente, Lady Valezna. Ha sido un error meterme con usted de esta manera -respondió de vuelta, como si dejara escapar un suspiro entre palabra y palabra-. Lamento que lo que haya visto la dejase en tal estado.
Daphne no dijo nada. En principio. Su mente viajaba de nuevo a recrear esa escena, ese momento exacto... Y luchaba con todas sus fuerzas en evitarlo.
-Yo... No debería haberlo visto.
-¿Que ha visto?
-Yo...
Y entonces, lo sintió. La forma en la que su anterior compañero de baile entrecerraba los ojos, mirándola, sin decir nada. Todavía. Como el aire cambiaba. Como cuando se abría una ventana y una corriente fría se cuela sin permiso. Como cuando entra alguien cuya presencia no necesitaba anunciarse porque impone por mi sola. Daphne se giró con lentitud. Y allí estaba.
Atravesando el umbral del salón, como si flotara más que caminara, apareció el hombre del jardín. el del cuello manchado. el de la mirada que la había traspasado como si de repente no fuera más que un trozo cualquiera de carne. Vestía de esmoquin negro como el hollín, con un pañuelo blanco perfectamente doblado asomando en el bolsillo delantero. Su cabello estaba peinado hacia atrás, blanco y deslumbrante, revelando una frente despejada y pómulos marcados. Caminaba entre los invitados como un cisne entre cisnes, con una gracia tan natural que parecía haber nacido en ese mundo… Y, sin embargo, por encima de él.
Las demás lo miraban al pasar, algunas con curiosidad, otras con algo que se parecía al deseo. Él no miraba a ninguna. Hasta que sus ojos se posaron en Daphne. En ella. Como un depredador a su presa. Y sonrió. No fue una sonrisa amplia, sino algo medido, apenas un pliegue en las comisuras, pero contenía una intensidad antigua. Un reconocimiento, una promesa. Él sabía quién era ella. Daphne se quedó helada. No por miedo, no exactamente… Era algo primitivo.
Una vez su padre se lo había dicho, que el hombre temía lo que no podía entender con claridad. Dado que las lecciones del pastor eran escasas frente al conocimiento en esos tiempos, su padre podía considerarse uno de esos ilustrados y eruditos que presumían de conocer la respuesta a todo sin necesidad de hablar con Dios. Y ella, en general, no entendía cómo un hombre de esa calaña podía existir y actuar tan bien entre ellos. Como si una parte muy antigua de ella despertara de pronto.
-Y usted es…
-Lord Ancunin -dijo él, como si susurrara un secreto que solo ella debía oír-. Aunque los títulos son solo sombras. Es el alma lo que distingue a una persona, ¿no cree?
Sus ojos -de un rojo oscuro, casi carmesí, del tono que muchas damas llevaban para llamar la atención- se aferraron a los suyos. Y en ese momento, Daphne supo, sin saber por qué, que su vida acababa de cruzar una frontera invisible.
-Lord Ancunin, no esperaba verle tan pronto entre nosotros.
-¿No esperaba verme entre lo vivo, acaso?
Lord Ashcombe no respondió. Daphne sintió cómo el ambiente se tensaba como una cuerda de violín estiraba al límite.
-La gente del norte no suele bajar al sur teniendo tanta diversión en sus hogares, entiéndame. Y su ducado es uno de los más cercanos a las Highlands.
-Y uno de los más cercanos al olvido -respondió de vuelta, con una pequeña sonrisa que fingía amabilidad, pero que demostraba el nulo interés en hablar de cosas tan triviales-. Las nieblas del norte guardan muchas cosas que aquí se han olvidado: pactos antiguos, nombres borrados… Sangre prometida.
Lord Ashcombe le dirigió una mirada rápida, como queriendo advertir de algo en silencio, sin llamar más la atención. Daphne se sintió incómoda, no solo por la conversación que estaban teniendo o la presencia de el mismo hombre que vio mordiendo a una mujer en los jardines hasta hacía poco. Sino por lo que pudiera salir de esto. Si alguien como su madre los viera, pensaría que su presencia es tan ansiada entre los hombres que dentro de poco tendría cientos de ramos llegando a su hogar durante una semana. Y eso la volvería más cabezona de lo que normalmente es.
-Pero esta noche no he venido a hablar de sombras.
Continuaba hablando, acercándose apenas un paso, lo justo para que Daphne pudiera ver, por primera vez, que no llevaba reloj de bolsillo como otros hombres que no perdían el tiempo en eventos como aquellos ni un anillo que lo atara. Solo una rosa negra en la solapa, asomando entre el contraste blanco del pañuelo. Natural, fresca, imposible.
-¿Qué es lo que busca en este salón, entre damas con abanicos y herederos? -fue lo primero que dijo ella desde el momento en el que se acercó, sin poder evitar el tono cortante en sus palabras. Su miedo se había transformado en curiosidad. Peligrosa, adictiva, atractiva para el más tierno de los mortales.
Y ella solo lo estaba provocando. Por supuesto, lo que estaba buscando era algo más…
-Algo que hace siglos no veía -susurró, y de repente miró al techo como si algo le pillase por sorpresa, al hermoso y enorme candelabro por encima de todos ellos en el salón. Entonces, una sonrisa asomaba de sus labios, esta vez de verdad, pero con humor. Volvió a mirarla-. Una mirada que no baja la vista. ¿Puedo saber su nombre, dama?
El silencio que siguió fue tan hondo que el sonido de un violín lejano pareció surgir de otra dimensión. Daphne sintió una corriente en la sangre. Un tirón en el pecho, como si algo antiguo en su interior despertara ante él.
-Valezna. Daphen Valezna, Lord Ancunin.
-Espero que no considere mi atrevimiento una descortesía, milady -añadió él, su voz baja solo para ella-. Pero si alguna vez desea ver el norte… mis tierras siempre reciben bien a quienes se atreven a cruzar el umbral.
Daphne apenas podía respirar. Él se inclinó otra vez, esta vez con una reverencia que parecía arrastrar consigo siglos de historia… y una promesa.
-Lady Valezna. Lord Ashcombe, espero verlo pronto por el club de caballeros.
Y se alejó, caminando con una tranquilidad frustrante, dejándose observar por aquellas damas que no perdían el tiempo en caer en su telaraña. Unas próximas víctimas…a no ser que lo hubiera imaginado todo. Lord Ashcombe exhaló lentamente cuando desapareció tras una columna. Miró a Daphne con expresión tensa.
-No lo invites a entrar -dijo en voz muy baja.
Ella lo miró, confusa. Por primera vez, miró a ese hombre como si fuera algo más que una casualidad, que un escudo frente a lo que pudiera haber ocurrido si la encontraba sola sin compañía.
-¿Qué?
-Astarion Ancunin -dijo Elian al fin, sin velos-. No es un hombre que uno quiera en su umbral. Es un mito con rostro. Un duque de tierras que nuestro país ha permitido olvidarse.
Daphne miró hacia donde había desaparecido el duque. En su pecho, el corazón latía rápido.
Y en su sangre… algo nuevo empezaba a despertar.
Las altas ventanas de la casa Valezna temblaban suavemente con el viento. El carruaje las había dejado a las puertas poco antes de las dos, marcaba el reloj del salón de estar, donde su padre esperaba fumando, y se despidió de sus padres antes de que su madre comenzara a hablar de los posibles pretendientes que admitirían el linaje de los Valezna entre ellos sin quejarse.
Daphne caminó por los pasillos como una sombra más, sin hablar con nadie, sin permitir que la doncella le quitara las horquillas ni la ayudara con los botones. Rechazó el té caliente que le ofreció la cocinera en un susurro. Subió sola, pero con la sensación de que diversos ojos se posaban sobre ella sin perderla de vista. Ya en su habitación, se despojó del vestido como quien deja caer una máscara. El corsé dejó marcas en su piel que palpitaban con un extraño calor, pero se sintió como una capa menos en la presión que oprimía su pecho. Cuando por fin se deslizó dentro del camisón de lino, el contacto de la tela con su piel le pareció ajeno, como si ya no fuera la misma que se lo ponía cada noche y dormía a pierna suelta en esa cómoda cama con las mejores sábanas del mercado.
Se sentó frente al espejo, la melena cayendo sobre los hombros, suelta y desordenada, con un rastro de polvo dorado aún en los pómulos. Parecía otra mujer. Más mayor. Más despierta. Los dedos le temblaban sobre el regazo. Comenzó a limpiarse la cara con los paños que las doncellas dejaron ahí, empapándolo en el agua de la palangana que refrescaría su rostro a la mañana.
El rostro de Lord Ancunin -ese que se alzó con sangre ajena en los labios, que la miró desde las sombras del jardín como si supiera cosas que ella aún no podía imaginar- volvía a ella con claridad insoportable. Un asesino. Un monstruo. Y aún así… ella seguía viva.
«¿Por qué?»
Había estado sola en el balcón. Vulnerable. Testigo de algo que ningún caballero con alma le permitiría ver. Y, sin embargo, Astarion no la había hecho callar. No la había borrado, como quizá podría haber hecho. La había observado. La había reconocido.
«Una mirada que no baja la vista…», recordó esas palabras, tan adictivas en una voz tan grave como esa como masculina en apariencia. Tan diferente a Lord Ashcombe en cuanto a comparación, y con una confianza que desbordaba cada poro de su cuerpo.
Se abrazó a sí misma. El camisón le cubría apenas el cuello, deslizándose por sus hombros, que ahora le parecía de una fragilidad insoportable. Como si supiera que, si él hubiera querido, sus labios se habrían posado allí, como en la piel de aquella otra mujer.
Y lo más terrible no era imaginarlo. Era desear no haberlo interrumpido.
-¿Qué me ocurre? -susurró, horrorizada por su propio pensamiento.
Se levantó con brusquedad. Caminó hasta la ventana, la abrió. El aire frío le golpeó el rostro como un bautismo. La ciudad dormía bajo un manto gris. Todo parecía lejano, ajeno, como si su casa ya no estuviera conectada con el mundo que conocía. Como si estuviera en otro lado, en otro mundo… Pero no. Estaba ahí. Reconocía las calles, el aire, las farolas que iluminaban los caminos que desde niña había recorrido en su
Y entonces lo sintió.
No lo vio.
Lo sintió.
Una presencia más allá de la reja del jardín, entre los setos oscuros. Como si alguien la mirara desde allí. Como si esa sensación de estar observada a cualquier movimiento la persiguieran incluso entre muros de piedra. Se apretó contra el marco de la ventana. La piel erizada. Los labios entreabiertos.
Nada se movía. Nada se oía. Y, sin embargo, algo estaba allí.
«No lo invites a entrar», había dicho Elian.
La cama era de plumas blandas, el dosel cerrado con delicadeza por la doncella antes de retirarse. Las velas se habían apagado hacía rato. Solo la luz pálida de la luna se colaba por la rendija de la ventana, dibujando geometrías tenues sobre la alfombra.
Daphne tardó mucho en dormirse. El rostro de Astarion la visitaba como un presagio entre los parpadeos, como si sus pensamientos ya no le pertenecieran. Y cuando al fin cayó en el sueño, no fue descanso lo que encontró.
Era de noche. Pero no en su habitación. Se hallaba en un jardín que no reconocía, aunque lo sentía extrañamente familiar. Antiguo. Los rosales se enroscaban en columnas derruidas y las estatuas estaban cubiertas de musgo. Todo estaba envuelto en una niebla azulada, espesa como el terciopelo más lujoso del mercado. El aire olía a tierra húmeda, a madera mojada y a algo más… Hierro.
Daphne caminaba descalza. Su camisón flotaba levemente con cada paso, blanco contra la oscuridad. No tenía frío. No hacía frío. Su pelo suelto bailaba a sus espaldas con ella a cada movimiento, como un abrigo frente al tiempo inexistente.
Y entonces lo vio.
Sentado en un banco de piedra, bajo un sauce enorme, estaba él. Pero no con el esmoquin negro ni la mirada de cortesía afilada. Llevaba una camisa abierta hasta el pecho, deliciosamente tentador para la vista, el cabello algo revuelto, las mangas arremangadas. Parecía menos duque, más... depredador en descanso.
Ella quiso detenerse, huir quizás. Pero sus pies no obedecieron. Él alzó la mirada. La vio. Sonrió. De una forma que a ella no le gustó, a pesar de la situación.
-Soñadora -dijo, como si la palabra tuviera otro significado en su boca.
-¿Qué es esto…? -preguntó Daphne, su voz sonando con un eco irreal.
-Un lugar entre tus pensamientos y los míos.
Él se levantó con una lentitud que no era humana, como si la gravedad le obedeciera de forma distinta. Se acercó. Daphne sentía su pulso como un tambor dentro del pecho.
-Solo es un sueño -dijo ella, aunque no retrocedió-. O una pesadilla.
-No, es algo más -admitió él-. Pero me dejaste entrar.
Él se detuvo a solo unos pasos. La miró como se mira una reliquia o una herida antigua. Con esos ojos tan poco comunes de color rojo sangre, brillantes como la bombilla más brillante encendida. Y ella se sentía una polilla por la forma en la que le estaba mirando. Un sueño, aquello era un sueño, pero se sentía tan real, como si estuviera delante de ese hombre tal y como cuando se fue a dormir.
-Los sueños no mienten, Lady Valezna. Aquí no hay máscaras ni bailes. Solo lo que eres. Y lo que deseas.
Su mano se alzó, como si fuera a tocarle el rostro… pero no lo hizo. Se detuvo a un aliento de su mejilla.
-Y tú -murmuró- eres tan exquisitamente humana que duele mirarte.
Daphne tembló. De frío, por primera vez. De algo más profundo.
-¿Por qué me dejaste vivir?
Astarion bajó la mano, sus ojos brillando como espejos empañados por siglos.
-Eres solo una cosita que nadie creería en lo que has visto.
-¿Quién eres… realmente?
Una sombra cruzó su rostro. Y por un instante, el jardín tembló. Sin tocarla, sintió el peso de esos dedos sobre su mejilla, sobre la curva de su cuello cuando deslizó los ojos hacia esa zona. Y el frío que desprendía su cuerpo contra su piel caliente, tan diferente a como estaba acostumbrada.
-Mi nombre no se pronuncia a la ligera en voz alta -susurró-. Lo llevarás en sueños. Me aseguraré de ello.
Y entonces todo se quebró.
El jardín se deshizo en pétalos negros. El suelo se hundió. El cielo se volvió rojo.
Y ella despertó con un grito ahogado. Con el cuerpo aún bañado en la sensación de caer en la oscuridad y perderse en la locura. La habitación estaba en silencio. El camisón pegado a su cuerpo por el sudor. La ventana seguía cerrada. La noche intacta.
Algo ardía dentro de ella, a su lado, por todos lados. No. Debía de ser un efecto de aquella pesadilla. Era imposible que incluso pudiera meterse en sus sueños y arruinarle el descanso. No. El cuarto parecía más frío que antes. La cortina ondeaba, aunque la ventana estaba cerrada. Daphne permaneció sentada en la cama, la respiración descompasada, una mano en el cuello, la otra aferrada con fuerza a la sábana como si pudiera anclarla a la realidad.
Se abrazó a sí misma. Caminó por la habitación como si pudiera escapar de su propia piel. Se detuvo frente a la ventana. La brisa era afilada, impregnada del aroma a tierra mojada y gardenias del jardín. Y allí, más allá de la verja forjada, entre los setos... algo brilló. No una figura. No un rostro. Un destello. Rojo. Como una joya o una pupila. Solo por un segundo.
Daphne retrocedió, cerró de golpe la ventana y se cubrió la boca.
«Está cerca -pensó-. Y no he dicho su nombre. Pero ya está dentro.»
Se apoyó contra la pared, el camisón temblando alrededor de sus piernas, el corazón latiendo en su garganta. Afuera, la ciudad aún dormía. Pero algo había despertado con ella. Y aunque quisiera gritar, sabía que ningún grito ahuyentaría lo que la había marcado. Porque ese no era el fin. Era solo el comienzo.
El parque era un hervidero de vida matutina. Los cascos de los caballos resonaban sobre los caminos bien cuidados, damas de sombreros espectaculares paseaban en grupos de dos o tres, y los caballeros saludaban con sombrillas elevadas o bastones bien medidos, como si todo el escenario fuera parte de una coreografía precisa y delicadamente ensayada. Un escenario donde las caras eran conocidas por aquellos que pasaban más tiempo al aire libre que para aquellos que disfrutaban de un buen té en un local o en sus hogares.
Lady Helena caminaba con la cabeza alta, luciendo un vestido lavanda de muselina francesa esa mañana, cada paso marcado por el leve crujido de su falda de seda. La sombrilla de bordado exquisito, de los mejores que había en su armario, bailaba sobre su cabeza con soltura y elegancia, la figura de una mujer adulta que conocía el mundo mejor que su hija. Y se lo hacía saber.
-Recuerda sonreír sin mostrar los dientes -murmuró con tono suave, casi musical-. Una joven en flor siempre debe parecer ligeramente ausente. La inteligencia ofende más de lo que atrae. No queremos que parezcas un caballo.
Daphne apenas asintió.
El aire fresco del parque debería haberla despejado. Pero no lo hacía. Bajo su parasol de bordado cremoso, caminaba con los ojos puestos en las sombras de los árboles, incapaz de olvidar la sensación de haber sido asaltada en uno de sus momentos de inocencia y descanso, pero tan presente como si estuviera ahí dentro de nuevo. Ahora temía encontrárselo de nuevo, cerrar los ojos y que aparezca para atormentarla.
-¿No te parece encantadora la hija de los Montrose? -continuó su madre-. No posee la belleza de una heroína, claro, pero su dote eclipsa hasta la de ese marqués amigo de tu padre. Estoy segura de que esta temporada se comprometerá antes del solsticio.
-Seguramente -respondió Daphne, mecánicamente.
El rumor de las conversaciones ajenas la rodeaba: risas contenidas, chismes sobre compromisos rotos, las últimas novedades del club de caza. Todo tan normal, tan cuidadosamente mundano.
Y, sin embargo, a cada paso Daphne sentía que caminaba sobre un delgado hilo entre dos mundos. Uno lleno de sol, perfumes caros y títulos de propiedad. Y otro, invisible, oscuro, que se deslizaba a través de los pliegues de la realidad. Uno donde él la observaba.
-¿Qué sucede, querida? Estás demasiado pálida. ¿Te duele la cabeza?
-No -apresuró a decir-. Quizá he dormido mal.
-Tenemos la comida con los Wycliffe, y el coronel es un amigo importante de tu padre, por lo que intenta comportarte y cuando lleguemos a casa le diré a la cocinera que prepare tu té especial.
Daphne apenas esbozó una sonrisa. A medias. Como todo lo que hacía últimamente. Perdía el tiempo mirando por encima del hombro, consternada por sentirse insegura en su propia casa. Y una comida no era lo mejor que se le habría ocurrido para demostrar que estaba soltera, incluso a un amigo de la familia. Estaba claro que su madre veía oportunidades incluso donde no las había. El hijo de Lord Wycliffe, que estudiaba en Oxford, iba a comprometerse con Lady Bridget, una dama irlandesa cuya familia era cercana al gobernador de Irlanda. Un buen partido, y una nueva burla para su madre que buscaba relaciones cercanas a cualquier corte.
Unas mariposas pasaron volando junto a ellas, blancas, fugaces. Por un momento pensó que una sombra las rozaba al pasar, como si algo -alguien- estuviera al acecho entre los arbustos. Lo sintió. Como una presión suave en el aire. Como si la mirada de ese hombre atravesara capas de distancia y tiempo para posarse en ella. No era amenaza. Era… atención. Una atención tan densa, tan íntima, que la hizo estremecer.
Giró levemente la cabeza, buscando entre la multitud. Hombres con sombreros altos, niños con aros, niñeras en fila, soldados retirados. Todo normal. Cuando ella parpadeó, ya no estaba.
-Daphne -dijo su madre, girándose a verla con el ceño fruncido-, por favor, no te detengas como una estatua. No pareces una joven, sino un ave asustada. ¿A quién mirabas?
Daphne tragó saliva. Forzó una respuesta.
-A nadie, madre -respondió, aunque en su interior algo se agitaba nervioso, comenzando a despertar-. Pensaba haber reconocido a alguien.
-Pues concéntrate. Las damas no reconocen: son reconocidas -dijo, y con las manos giró el parasol con elegancia y gracia, como una experta en la materia que debía su reconocimiento a sí misma-. Somos damas, y como tal debemos dar ejemplo a los demás.
Y siguieron caminando. Con los botines hundiéndose en el barro que se formaba con las lluvias matutinas en el suelo de tierra del parque, que dejaba huellas marrones una vez pasabas a la grava de los caminos urbanos. Incluso la naturaleza se reía de ella.
La mansión Wycliffe estaba llena de luz, risas educadas y vajilla de porcelana traída de Sèvres. De la mejor de las calidades, un ejemplo de que la fortuna conseguía lo que quisieras y al mejor de los precios. Los negocios de su padre también habían dado sus frutos, desde el momento en el que se convirtieron en vizcondes, un honor entregado por el rey mismo, Jorge III, y les permitió escalar socialmente gracias a su ingenio. Sus contactos, con miembros de alta clase, crearon una red de contactos tan inmensa que hasta la menor de las casas de Londres sabría que la casa Valezna tenía un pasado esplendoroso. Los salones olían a madera pulida, rosas frescas y a la sutil arrogancia de una familia que había mantenido su fortuna intacta desde hacía tres generaciones. Los Wycliffe eran una vieja familia amiga de la suya; sus jefes de familia actuales se conocieron en un viaje por Europa, aprendiendo de las culturas más antiguas del continente, y a partir de ahí continuaron sus vidas como buenos amigos.
Daphne estaba sentada entre Lady Wycliffe -una mujer de voz aguda y rostro anguloso, con alguna que otra arruga en un rostro adulto, pero que intentaba mantenerse terso- y el coronel Arthur Darrington, retirado, viudo, y obsesionado con anécdotas que comenzaban con “cuando yo estuve en Calcuta…”. Era un antiguo coronel que había trabajado en las tropas imperiales de la India, y condecorado al suprimir cada revuelta sin manchar su honor.
El comedor brillaba con candelabros de cristal, y los cubiertos tintineaban entre bocados. Todo era como debía ser. Como siempre había sido. Pero Daphne no probaba bocado, no mucho, al menos. La medicina que tomaba le hacía perder el apetito, y junto con el malestar interno de su cuerpo, no tardaría en caer enferma en otro ataque. Sus dedos, enguantados, reposaban sobre el mantel bordado con tanta firmeza que la tela parecía estirarse bajo ellos. Cada movimiento de la sala la ponía en alerta. Cada sombra que cruzaba un ventanal hacía que su corazón se detuviera por un instante.
El coronel hablaba de tigres. De lanceros. De tormentas monzónicas. Cosas de la India que cada uno tenía que imaginarse como si hubiera estado ahí. Pero ella solo oía el eco de una respiración que no era la suya. Un roce invisible en su nuca. Una voz sin sonido que decía su nombre sin necesidad de pronunciarlo. Daphne.
-Lady Valezna, ¿se encuentra bien? -preguntó Lady Wycliffe de pronto, cortando el hilo del relato del coronel.
Daphne alzó los ojos con rapidez. Todos la miraban.
-Sí, perdone mis modales. Estaba pensando en una historia de un libro como de costumbre -dijo, esbozando una sonrisa ensayada-. Mi madre dice que siempre tengo la cabeza en otro lado.
- ¡Ah! Las lectoras -dijo el coronel, riendo-. Siempre caminando entre la India y los Campos Elíseos sin moverse del sofá. Admirable. Pero peligrosa.
-¿Peligrosa? -preguntó su madre con una ceja alzada.
El coronel sonrió con una mueca encantadora, de esas que la edad no podía borrar ni con los años. Cuando lo conoció, siendo una niñera, su esposa todavía estaba viuda. Le había dado dos hijos varones y una hija, actualmente casados los tres y con sus vidas. El coronel regresó a la India por órdenes de la nueva Reina, y para cuando volvió, retirado, el peso de los años cayó sobre él al darse cuenta de que había desperdiciado sus años en misiones de exploración, represiones y una familia que desapareció tan pronto cuando su deber iba por encima de ellos. Un buen partido, con riqueza y honor acumulados… Un buen fichaje que su madre aceptaría de llegar el caso.
-Las ideas nuevas, señora Valezna. Tienen un modo... inquietante de filtrar la realidad -le escuchó decir, y dio un sorbo a su vaso de vino rojizo-. Recuerdo que cuando usted era pequeña, Lady Valezna, usted se escondía detrás de las faldas de su niñera.
Daphne bajó la vista, agradecida por el desvío. La cuchara temblaba levemente en su mano.
-Lamento recordarle a mi infancia.
«Porque entonces mi madre diría que de pequeña tenía que haber sido educado con rigurosidad, y no mimada como padre hacía cuando me dejaba sentarme en su regazo», pensó de vuelta ella con amargura. Sin duda, si tuviera que casarse, preferiría hacerlo con un buen hombre y amigo cercano a su familia. Aceptaría casarse con el coronel si eso significaba vivir una vida calmada y cercana a su familia, con la enfermedad controlada y sus padres manteniendo su buena vida.
-Ah, la fragilidad del cuerpo. Cuando estaba en la India, los médicos apenas llegaban en un territorio tan extenso, pero eso no le quitaba la elegancia. Algunos curanderos locales tenían tratamientos de lo más curiosos.
Lo miró con curiosidad, por primera vez.
-El cuerpo es parte del alma, decían ellos, y entonces…
Y entonces, sin quererlo, el mayordomo, un hombre de mediana edad y con traje negro y blanco, impecable, entró en el salón con el andar suave de un fantasma entrenado, acercándose al oído de Lord Wycliffe, que hasta el momento se había mantenido callado y observante.
Este alzó una ceja, luego sonrió como si no pudiera creer lo que acababa de escuchar.
-¿Un nuevo invitado? -preguntó, mirando a la mesa-. Qué inusual. Pero no puedo negarme a quien viene con la recomendación del Vizconde Northhollow. Señoras, caballeros... hoy contaremos con la inesperada presencia de un huésped.
Daphne levantó la cabeza con lentitud. El conde Darrington hizo lo mismo, perdiendo el hilo de la conversación, sustituido por la misma curiosidad que ahora recorría el comedor. Lady Wycliffe se levantó para hablar con su marido, y este la tranquilizó con un cabeceo y una muestra de cariño, poniendo su mano sobre su hombro. Sintió cómo se le helaba la espalda antes incluso de oír el nombre.
-Su Gracia, el duque de Ancunin.
-¿El duque Ancunin? -escuchó decir a su madre, sorprendida-. Nunca he escuchado ese título…
El mundo se detuvo. O al menos, el de ella. La puerta, con hermosos grabados, se abrió. Y él entró. Impecable, como si el tiempo no pasara por su piel de mármol; con un traje rojizo y negro acompañado con el mismo pañuelo y rosa negra que llevó a la recepción la primera vez que lo vio. Como si no acabara de caminar desde un sueño imposible hasta el corazón mismo de la realidad.
Lord Ancunin, duque de un ducado envuelto en niebla y leyendas, inclinó apenas la cabeza en una reverencia elegante, y sus ojos se posaron en ella como si no hubiera más personas en la sala con ellos. Su cuerpo se tensó instintivamente.
-Damas, caballeros -dijo con voz templada, de terciopelo frío-. Espero no llegar muy tarde.
-Llega justo a tiempo para unirse a la charla -comentó Lady Wycliffe-. Siéntese, por favor. Mandaré traer otro servicio.
Daphne no pudo moverse. Solo lo miró. A su lado, el coronel Darrington se removió como si él también notara la pequeña tensión entre ellos, pero no dijo nada, y llamó la atención de Daphne de vuelta comentando algo sobre la hora y la pérdida de modales de los ingleses en la actualidad. Daphne no respondió al momento. Sus padres se habían levantado al mismo tiempo para saludar a Lord Ancunin, así que ella se vio en la obligación de hacer lo mismo.
-La familia Valezna nos acompaña hoy en la comida, aunque recomiendo no hablar mucho con Lord Valezna sobre el cambio de intereses en el mercado. Se pone un poco nervioso, mi amigo -empezó Lord Wycliffe, presentando a cada uno de los invitados-. Lady Valezna también nos acompaña. Y el coronel Darrington es un amigo de ambas familias para mi goce y salud.
-Amigo, tienes una de las compañías más selectivas.
-Sin duda -respondió de vuelta, sin vacilar-. El norte debe de estar gélido esta época del año -comentó Lord Wycliffe mientras el servicio colocaba un cubierto adicional al lado opuesto de la mesa, justo frente a Daphne.
Sentándose con la gracia de un felino bien alimentado, Lord Ancunin respondió:
-Encantadoramente frío. Pero nada que una buena chimenea y un vino espeso no puedan remediar. Son los placeres de la vida ahí arriba.
Las damas rieron suavemente. Algunos caballeros intercambiaron miradas de aprobación: el duque Ancunin tenía la voz de quien nunca necesitó alzarla, y el porte de alguien que jamás dudaba del espacio que ocupaba. Incluso el coronel y conde Darrington parecía encantado con esa conversación, añadiendo que fuera de Reino Unido la diferencia de climas hacía enfermar hasta el más joven de los mozos.
Daphne bajó la mirada. Sus manos estaban frías, pero sentía la piel enrojecida, casi febril. Lo tenía justo delante. Y no dejaba de mirarla, tan descarado que cualquier podría pensar que tenían algo.
-Lady Valezna.
El mundo volvió a detenerse. Lentamente, ella alzó los ojos.
Él la observaba. No con deseo. Ni siquiera con cortesía. La miraba como si ya la conociera, algo indecoroso incluso.
-No imaginaba encontrarla aquí. El parque fue apenas una neblina esta mañana.
-¿Una…? -repitió, un poco desconcertada.
-En medio de las gardenias -añadió él, con una ligera sonrisa. El mayordomo ya le estaba sirviendo la comida con elegancia y casi irrelevante para la conversación de la mesa-. Pero debo confesar que me pareció reconocer su silueta y la de su madre.
El tenedor de Daphne tintineó al rozar el plato. Lady Valezna, su madre, intervino, con una sorpresa e interés reflejado en sus ojos.
-¿Conocéis a mi hija, su Gracia?
-Nos cruzamos fugazmente en el baile de los Ravensbury. Me dejó…impresionado, a más decir -dijo él, sin apartar la vista de Daphne-. Como una flor que no se abre para todos, pero que es imposible de ignorar. Mi acompañante quedó encantada con su vestido, Lady Valezna. Me pidió que le pidiera el patrón.
-¡Por supuesto! ¡Le diré a nuestra criada que le entregue la dirección de nuestra sastrería! -entonces, los ojos de su madre se posaron sobre ella, casi echándole la culpa de no haber presentado a ese hombre ante ellos cuando le correspondía-. ¿Cómo no se te ocurre decírmelo, Daphne?
Esta vez fue el turno del coronel de reír.
-Flor o no, la joven Valezna tiene un espíritu inquieto. Su madre teme que lea más de lo que baila -comenzó a decir, maravillado por el tema variado de conversación en la mesa-. Justo estábamos hablando de sus travesuras cuando era una niña.
-¿La conoce desde que era una niña? No puedo imaginarme a Lady Valezna siendo traviesa -respondió con calma, pero estaba claro que Lord Ancunin estaba disfrutando de la conversación como nadie-. No hay lectura más fascinante que la de los ojos que aún no han decidido sin confiar.
El cuchillo en la mano de Daphne tembló levemente. El peso de sus palabras, suaves y elegantes, era como un hilo invisible atado a su garganta.
«¿Qué pretende? ¿Por qué aquí? ¿Por qué ahora?» Y aun así…no podía dejar de mirarlo. Una criada sirvió vino. Un rojo oscuro, espeso, casi opaco. Lord Ancunin alzó su copa, llamando al brindis, y los demás hicieron lo mismo. A regañadientes, Daphne levantó su copa de agua.
-Por la noche -dijo, sin necesidad de elevar la voz-. Que oculta tanto como revela.
Y todos bebieron. La copa temblaba en sus dedos. Porque lo supo en ese momento, sin lugar a duda: Él no estaba allí por cortesía, ni por casualidad. Estaba allí por ella, para vigilarla, para tenerla controlada. Que no e fuera de la lengua más de lo aprobable para su…gusto. ¿Cuál sería?
-Es usted demasiado elocuente, Lord Ancunin -añadió Lord Valezna-. Debería quedarse un poco más en el sur antes de su marcha al norte.
-Supongo que podré postergar mi marcha un poco si eso significa volver a charlar con todos ustedes -dio un sorbo a su vino. Por un momento, a ella le dio la sensación de que saboreaba de más su bebida que los demás. Daphne bebió lentamente de su agua, sin quitarle el ojo de encima-. Al final, Escocia se mantuvo en pie hasta el último momento, ¿no?
La cena terminó entre brindis, comentarios sobre las nieves en York y las próximas fechas del calendario social. Daphne, con una excusa delicada -“una ligera migraña, madre”, que Lady Valezna no podía rechazar por mucho que le gustase que su hija estuviera presente en los últimos momentos antes de irse-, se retiró con paso firme pero contenido, atravesando los pasillos enmoquetados de la mansión Wycliffe hasta llegar a la galería lateral.
Allí, el silencio era otro. Más calmado, más reflexivo. Las lámparas de gas parpadeaban tenuemente sobre los retratos de generaciones pasadas, todos mirando con desdén o dignidad desde sus marcos dorados. El aire olía a pintura antigua, cera, y al olor de la piedra recién trabajada. Alguna obra nueva que habrían traído desde otro lugar para perfeccionarla. Una de las aficiones de Lord Wycliffe era coleccionar arte y restaurarlo, y contrataba expertos en la materia para traerlos y que mejorasen el patrimonio.
Daphne se acercó a uno de los ventanales. El jardín exterior era un dibujo de sombras. Respiró profundo. Cerró los ojos. No podía permitirse el lujo de temblar, de volver la cabeza hacia atrás y vacilar de nuevo. Su corazón iba rápido, señal del nerviosismo que se esforzaba en contener, y la vergüenza de haber manifestado que la gente de ese lugar la conocía desde que era una niña traviesa que peleaba con su niñera por dulces y atención de su padre. Pero no llegó a prometerlo dos veces.
Porque lo sintió.
Antes del sonido. Antes de la sombra.
-Lady Valezna -dijo desde detrás de ella, sin invadir del todo su espacio, pero llenándolo.
Daphne se giró despacio, como si hacerlo rápido fuera a concederle más poder. Él estaba a apenas dos pasos. Su rostro bañando en penumbra, sus ojos como acero bruñido bajo la luz de la lámpara. Su inmaculado pelo blanco, de un color inusual sin lugar a duda, estaba peinado hacia atrás, pero un mechón delantero caía sobre su frente en un gesto de rebeldía, un rizo que parecía burlarse de él. Un caballero de los pies a la cabeza, igual de deseado como de detestado por los pretendientes de sus posibles amantes.
-¿Os parece prudente seguir a una dama a solas en la oscuridad? -inquirió ella, con tono firme-. Está comprometiendo mi seguridad y mi honor.
-En absoluto -respondió con una sonrisa apenas visible-. Por eso no os he seguido. Simplemente he aparecido donde también deseaba estar. Para asegurarle a su madre que se encontraba bien, me he propuesto hacer mis investigaciones después de que abandonase la sala.
Daphne apretó los labios. Su corazón golpeaba contra las costillas, oprimidas por el corsé. Odiaba esa ropa, odiaba todo… Ojalá llegase pronto a casa para ponerse un vestido más cómodo, acostarse y descansar… Si, es lo que necesitaba. Y echarlo de sus sueños, ponerle un candado.
-Estáis jugando un juego muy peligroso, duque.
Él se acercó medio paso, lento, respetuoso…pero innegablemente seguro. El silencio entre ambos era casi más elocuente que las palabras.
-No os he hecho daño.
-¿No? -Daphne alzó el mentón-. ¿Y qué es esto entonces? Usted se cuela en mis sueños para controlarme, para que no hable, y además aparece en los lugares donde mi familia todavía tiene un hueco.
Astarion la miró, sin sorpresa.
-Una advertencia… o un regalo. Según lo interpretéis.
-¿Qué sois? -susurró ella. La voz le salió más rota de lo que quiso-. Os vi hacerle eso a esa mujer, y ahora me vigiláis para que no me vaya de la lengua. Entienda sus propias palabras, milord: nadie creería lo que una joven inexperta como yo vio. Así que le ruego que me deje fuera de sus juegos.
Astarion inclinó levemente la cabeza. Y por un instante, la galería pareció más antigua, más lejana, como si ambos hubieran quedado suspendidos en un rincón donde el tiempo no podía tocarlos.
-Soy muchas cosas, Lady Daphne. Un hombre. Un monstruo. Un recuerdo que nunca muere. Y usted es una cosita que no entiende lo que yo he vivido y visto.
-¿Y por qué yo?
Él tardó en responder. Cuando lo hizo, su voz fue un susurro que parecía brotarle desde un rincón más profundo que el pecho.
-Porque el hambre no elige, pero el deseo sí.
Daphne retrocedió un paso. Él no la siguió.
-¿Qué más queréis de mí?
Astarion sonrió. Pero no era burla. Era algo mucho más antiguo. Más triste.
-Aún no lo sé.
Y con un leve asentimiento, un gesto que para ella no pasó desapercibido, desapareció entre las sombras como si la galería misma lo hubiera absorbido. Como si ella lo hubiese imaginado todo en su cabeza, recreado esa conversación por sí sola… Pero él todavía estaba ahí. Su aroma flotando en el aire. Él, su esencia.
Daphne se quedó sola. El corazón latiendo desbocado. La pregunta ya no era si volvería a verlo. Sino cuántas veces más podría resistirse.
En el exterior, los murciélagos y depredadores de la noche surcaban las calles por sus propios medios. Ahí, en la gran ciudad, la capital de todo un imperio forjado por sangre y exterminios, las noches no se distinguían más de otras ciudades por las que había caminado en el pasado, con la diferencia de que la luz eléctrica se hacía paso cada vez más rápido por los hogares. Dentro de poco, saldría la noticia de que un misterioso hombre vestido de negro y sobrero atacaba mujer, pero hasta el momento, las calles eran relativamente seguras para aquellos que llegaban a altas horas de la noche protegidos y acompañados. La habitación era un santuario de terciopelo rojo y negro, donde los candelabros dorados lanzaban destellos sobre las cortinas pesadas y los cuerpos entrelazados en el lecho. El fuego crepitaba con lentitud. La noche no tenía prisa.
Astarion yacía semierguido entre sábanas de seda, una copa de cristal en la mano, la sangre aún fresca en el borde. Una formalidad. Con el tiempo descubrió que era más fácil almacenar y beber directamente de sus reservas que cazar cada noche sin saltarse ninguna. A su lado, reclinada como una gata saciada, estaba Lysandra, su favorita desde hacía años. Una cortesana de belleza felina, ojos color ámbar, espectaculares y que doblaban el precio y con sentido, acostumbrada al juego de las sombras y al filo del placer. La había salvado de las calles de Viena hacía años, cuando su marido la dejó viuda y sin nada y no le quedó otro remedio que venderse para sobrevivir. Al final, cada uno había conseguido lo que quería de ese acuerdo; él, una compañía cada noche aburrida y lenta, y ella una forma de vida y respeto allá donde iba de su brazo.
Normalmente, el silencio se formaba entre ellos después de una noche fogosa y apasionada, donde hasta los tableros de la cama se sacudían. Oh, esa casa. Sin duda, prefería su hogar el ducado que una casa alquilada a otro noble en medio de la ciudad. Ahí no podía tener toda la privacidad que le gustaría, pero era lo que había. Los nuevos tiempos y cambiantes.
Ella fue la que rompió el silencio.
-No la has probado, ¿verdad?
Astarion no la miró. Observaba la danza del fuego como si allí pudiera leerse un presagio, el reflejo de las poderosas llamas bailando sobre el cristal de exquisita creación.
-¿A quién te refieres?
Lysandra sonrió, sin rastro de celos. Había aprendido hace mucho que el deseo de Astarion era una marea, no una promesa. Y eso le gustaba. Ningún problema que en el futuro se pudiera interponer en el caso de acabar sellando algo. Otro matrimonio, tal vez. Quién sabe. Su melena oscura como la noche se extendían sobre la almohada como una corona.
-A esa pequeña dama que te vio morder a Lady… -comenzó diciendo, sin acordarse del nombre-. La que llevas en la voz cuando callas.
Astarion cerró los ojos. Inhaló. Exhaló.
-No la he tocado -dijo por fin.
-¿Y por qué no?
-Porque no puedo.
Lysandra se rió, bajito, como una carcajada caída de algún salón de máscaras. Sin duda, era la única de ambos que estaba sacando provecho de aquella situación mejor que nadie. Un buen pretendiente la noche del baile, una residencia y comida, y ahora diversión.
-¿Desde cuándo el depredador le teme al temblor de la presa?
Astarion bajó la copa, sus dedos tensos alrededor del tallo de cristal.
-Ella no tiembla por mí -respondió, con sencillez, pero una amargura en su voz que no quitaba la extraña sensación que su cuerpo inmortal comenzaba a sentir al dejarlo fuera. Todavía recordaba esos ojos grades mirándole, viéndolo morder a aquella mujer tan fácil de seducir y llevar al jardín, y cómo había huido con el miedo inundando el aire que la rodeaba. Esos ojos redondos y jóvenes, con el brillo de la edad temprana todavía en ellos-. Tiembla a pesar de mí.
-Entonces muerde y acaba con el problema. Hazla tuya -dijo Lysandra, acariciando su pecho pálido con una uña-. ¿No es eso lo que haces con todas?
Astarion la miró entonces, con una expresión que no le conocía. Se incorporó, dejando caer las sábanas. Caminó hacia la ventana abierta, su silueta recortada contra la noche como una estatua antigua.
-No entiendo por qué no basta con devorarla. Por qué no puedo reducirla a una sombra más -murmuraba, más para sí que para otro. Como si quisiera dejar claro su desinterés en los mortales, pero esa pequeña muchacha estaba en su mente todo el rato-. Sería más fácil que se entregase a que continuara luchando contra algo que puedo forzar.
Lysandre se incorporó también, rodeándose con la seda del lecho.
-Porque, tal vez, querido duque, por primera vez no tienes el control.
Astarion cerró los ojos, y por un instante, el eco de una risa lejana -la de Daphne- atravesó su mente como una aguja. Cuando la escuchó reír mientras su doncella la peinaba y le contaba los últimos cotilleos de la alta sociedad, con quién vieron a tal, quién ha roto su alianza con… Sonaba la feliz en ese momento, lejos de preocupación alguna, solo esa mujer y ella, lejos de la formalidad del exterior, de una sociedad que solo buscaba verla casada y con hijos ignorando su propia felicidad. Las normas de la sociedad, sin duda, y de una jerarquía. Ni por mucho que huyera de ese mundo, caminando por ciudades que pronto acabarían siendo nada más que un recuerdo, aldeas con historia propia y países que en cuestión de años desaparecerían por las ambiciones de otro, podría huir de la formalidad de ese mundo.
El deseo le ardía en las venas. Pero no era físico.
Era obsesión. Y ni mil cuerpos en su cama podían disiparlo. Esa noche, ni siquiera Lysandra, con su sensualidad aprendida a base de prueba y repite, podía complacerlo. Era como si su cuerpo ahora deseara la inocencia y virgen dama cuya familia buscaba casarla cuanto antes para continuar su legado. Y, lo más frustrante, lejos de poder tomarla, ella era la que ponía los obstáculos y no podía evitar pensar en la complejidad de ese mundo por el que ella se movía. Tan peligroso y excitante.
Astarion no se movió. La mirada aún fija en los jardines silenciosos más allá del ventanal, donde la bruma se arrastraba como un susurro blanco. Su silueta, desnuda y esculpida por siglos de perfección inmortal, no mostraba señales de debilidad. Detrás, Lysandra se había levantado. Caminó hasta él, sin prisa, envuelta en la seda granate como una emperatriz de secretos.
-Podrías obligarla a casarse contigo.
Astarion no reaccionó. No aún. No mientras en su mente aparecía el rostro de esa inocente chica, tan llena de vida que su vida quedaría arruinada con una simple palabra. Con un simple susurro.
-Podrías arruinar su nombre -continuó ella, como si hablara del clima-. Comprometer su virtud. Bastaría una escena, una mirada, un susurro. Las damas de su mundo son frágiles, y la reputación más aún.
Solo entonces él giró lentamente el rostro hacia ella.
-¿Y después? ¿Aparezco como un caballero para protegerla del escándalo y me la llevo?
Lysandra arqueó una ceja.
-Después será tuya. En cuerpo, en nombre, en legado. Podrías tenerla en tu castillo al norte, vestida de blanco, encadenada por la ley de los hombres, no por tus colmillos -dijo, con ese tono sugerente que usaba para encandilar a sus víctimas sin necesidad de ser un ser de la noche, solo ella misma y su talento para leer las emociones. Lo peor, es que era hasta una buena idea. Usar la legalidad de esa sociedad apretada para apartarla del ojo público y que su secreto continuara siendo eso, un secreto. Pero, entonces, ¿qué pasaría con su familia? Cuando preguntasen por ella, cuando quisieran verla…-. Es retorcido, sí. Pero eficaz.
-¿Y tú crees que eso funcionaría? Cuando la encerrase contra su voluntad y entonces desapareciera misteriosamente. Su familia empezaría una investigación.
-Creo -respondió ella, sin apartar la mirada, con más conocimiento detrás de esas palabras de lo que le gustaría confesar en voz alta. Volver a traer a la vida una desgracia que la perseguiría lo que le quedaba de vida-, que no sería la primera vez que un monstruo se disfraza de esposo.
Silencio. Como si realmente estuviera en poner en marcha ese terrorífico plan, pero tan sencillo… Ya habían estado a solas hace poco. Un rumor, un solo comentario, y la sociedad sabría que el precio de su dote no valdría más de lo que su familia se esforzaba en mantener en pie.
Astarion caminó hacia ella. Muy despacio. Deteniéndose apenas a un palmo de su rostro. Lysandra no se inmutó.
-No me subestimes -dijo él, en voz baja-. Lo retorcido, lo eficaz, esas cosas me son tan familiares como la sed misma. Pero ella, esa mortal, no tiene sentido enfrentarse a ella cuando la tomarán por una loca. Mi secreto, mi vida, está a salvo de cualquier amenaza que pueda provocar contra ella en caso de abrir la boca.
-¿Entonces vas a esperar a que hable?
-Lo que voy a hacer, querida Lysandra -comentó, en voz suave, pero con matices fríos, lentamente. Ya estaba dándose la vuelta para desaparecer del lecho- es esperar al momento adecuado.
-Astarion…
El silencio en la estancia era tan denso como la sangre enfriándose en la copa olvidada. Él giró apenas el rostro, lo justo para que la luna recortara su perfil con la frialdad de una escultura antigua. Lysandra se acercó un paso. Ya no era la amante desvestida, ni la cortesana decorativa. Era una criatura peligrosa en su propio derecho. Vieja, astuta, demasiados cumplidos para una mujer joven que solo conocía la ruina y los placeres una vez quedó libre y asegurada. Conocía bien los hilos invisibles del poder.
-No la marques sin pensar en el precio.
Ella dio un paso y alzó la mano. Rozó su mejilla con el dorso de los dedos, con una ternura que rozaba la crueldad. El contraste de temperaturas aterrorizaría a cualquiera.
-Si la conviertes en una más de tus conquistas, se desvanecerá como todas. Pero si esperas, si la dejas florecer en esa tensión, en ese deseo que no consumes… Podría desearte por voluntad propia -se inclinó, dejando un beso helado en su mandíbula-. Y eso, es un premio que ni tus siglos pueden comprar.
Astarion no respondió. Por primera vez, la había dejado sin palabras sin necesidad de estar en la cama. Pero algo en su rostro cambió. Apenas. Una fisura en el mármol. Luego se giró, apretándose la capa que ahora bailaba a sus espaldas, sin una palabra, y desapareció por el corredor envuelto en sombras.
Aquella mañana, el día se despertó nublado y con una pequeña lluvia que empapaba los adoquines de la calle y la tierra del pequeño jardín familiar. Tan diferente a las tierras del este donde el vizcondado de su casa esperaba en la mejor de las condiciones para ser ocupado de nuevo. Tristemente, solo iban unos pocos días y luego regresaban a la ciudad para continuar con sus vidas; a excepción de las veces que su madre le pedía que fuera con ella para calmar sus dolores de huesos y nervioso corazón.
Daphne caminaba lentamente por el salón principal de la casa Valezna, sus dedos rozando las orillas de los muebles tallados con delicada maestría. El suave vestido de seda blanca, atado con un lazo grueso color azul por debajo del pecho se movía con ella. El atuendo de una dama que no esperaba sorpresas o salidas repentinas. Aún llevaba la palidez de la noche anterior, y una inquietud que no lograba nombrar, como si una sombra la siguiera en silencio.
Sus ojos se posaron en el gran espejo antiguo, y por un instante creyó ver, tras su reflejo, una silueta familiar: un hombre de mirada gris, frío y ardiente a la vez. Parpadeó. Solo estaba ella, ese reflejo de piel pálida casi enfermiza y pelo oscuro, como los retratos de su infancia que decoraban las estancias principales. El recuerdo de aquel balcón, del roce invisible, y del aliento que no llegó a sus labios, la hizo estremecer. ¿Era real? ¿O solo un sueño? Mientras sus pensamientos giraban, un estremecimiento recorrió su piel. No era frío ni calor, sino una sensación indefinible que vibraba en su interior, como si un hilo invisible tirara de ella hacia un destino incierto.
Al bajar las escaleras, su madre la encontró en la penumbra del pasillo. Ese día vestía un simple vestido verde, muy suave frente a los tonos con los que salía de casa, y llevaba con ella un pequeño libro de cuero. Debía de estar repasando las cuentas de gastos por sí misma antes de decirle a su padre.
-Daphne, ¿estás bien? -preguntó con voz dulce pero cargada de preocupación-. Te ves pálida y distraída.
Daphne forzó una sonrisa.
-Solo un poco cansada, madre.
Pero las palabras no la convencían ni a ella misma.
-¿Has tomado tu medicina?
-Estaba esperando a que la criada me la subiera. He decidido bajar por mí misma.
Afuera, el viento movía las ramas de los tilos, y en el cielo una luna creciente parecía observarla, silenciosa, cómplice. En algún lugar, a miles de pasos de distancia, un hombre invisible vigilaba. Y esperaba.
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Título: Beneficios de Beber Agua con Limón en Ayunas
Contenido: Comenzar el día con un vaso de agua tibia con limón puede ser un hábito sencillo y muy beneficioso para tu salud. Esta mezcla ayuda a hidratar el cuerpo, estimula la digestión y aporta vitamina C, un antioxidante natural que fortalece el sistema inmunológico. Además, puede mejorar la piel y favorecer la pérdida de peso al activar el metabolismo. Solo asegúrate de esperar unos minutos antes de desayunar y usar limón natural para mejores resultados.
Cómo Llevar un Estilo de Vida Saludable (Y No Morir en el Intento)
Llevar un estilo de vida saludable no se trata de perfección, sino de equilibrio. No necesitas hacer dietas extremas ni vivir en el gimnasio. Se trata de incorporar pequeños hábitos que, con el tiempo, hacen una gran diferencia. Aquí te comparto los pilares básicos para empezar.
🥗 1. Alimentación Equilibrada
Una buena alimentación es la base de todo. No necesitas seguir una dieta estricta, solo comer más natural y menos procesado.
Incluye frutas, verduras, proteínas magras, legumbres y granos enteros.
Evita el exceso de azúcares, fritos y alimentos ultra procesados.
Hidrátate bien: tu cuerpo ama el agua, no las bebidas azucaradas.
Consejo práctico: planifica tus comidas y haz compras conscientes.
🏃♀️ 2. Muévete Todos los Días
No tienes que entrenar dos horas diarias. Basta con 30 minutos de actividad física que disfrutes.
Caminar, bailar, hacer yoga, andar en bici… ¡lo que te guste!
El ejercicio mejora tu energía, tu ánimo y tu salud mental.
Tip: empieza con metas pequeñas. Lo importante es la constancia, no la intensidad.
😴 3. Prioriza el Sueño
Dormir bien es tan importante como comer bien o hacer ejercicio.
Intenta dormir entre 7 y 9 horas por noche.
Establece una rutina para desconectarte antes de dormir: sin pantallas, sin estrés.
Dormir bien mejora tu concentración, tu estado de ánimo y hasta tu piel.
🧠 4. Cuida tu Bienestar Mental
Tu salud mental también es parte de un estilo de vida saludable.
Practica la gratitud, meditación o journaling.
Habla de lo que sientes, con amigos, familiares o un profesional.
Aprende a decir no. Poner límites también es cuidarse.
🧹 5. Rodéate de un Buen Entorno
Tu entorno influye mucho en cómo te sientes.
Mantén tu espacio limpio y ordenado.
Sal a la naturaleza cuando puedas. Respirar aire fresco cambia todo.
Aléjate de ambientes tóxicos, ya sean lugares o personas.
✅ Recapitulando…
Llevar una vida saludable no es complicado si lo ves como un camino, no una meta. Empieza con pasos pequeños:
🥗 Come bien 🏃♀️ Muévete más 😴 Duerme mejor 🧠 Cuida tu mente 🧹 Rodéate de lo que te hace bien
Cada día es una nueva oportunidad para cuidarte un poco más 💚
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¡Gracias! Tus dibujos de Mayuri y Kenpachi son impresionantes y apoyo la colaboración 🙃✨
ª
/esconderse en una esquina.
Mucho aprecio, no sé que hacer con ello. . .
Pues adoro la forma en que dibujas a Mayuri siendo un acosador (siempre lo ha sido).
Queriendo experimentar a cada momento. Es hilarante. Y necesito más de tu contenido, es adorable, fresco y divertido. ✋😳
Te pongo a mis guapos, haciendo los gestos que debería hacer para agradecerte.
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¿Por qué la hamburguesa es comida “chatarra” si es carne, tomate, cebolla, lechuga y pan?
La hamburguesa en sí misma, si la analizamos desde el punto de vista de los ingredientes básicos como carne, tomate, cebolla, lechuga y pan, podría parecer una opción relativamente saludable, ya que incluye proteínas, vegetales y carbohidratos. Sin embargo, el término "comida chatarra" se refiere más al modo en que se prepara, el tipo de ingredientes que se usan y cómo se consumen en la dieta moderna. Aquí te explico por qué muchas veces se le clasifica como "chatarra":
Carne procesada: En muchas hamburguesas comerciales, la carne utilizada no siempre es de la mejor calidad o es procesada, lo que puede incluir grasas saturadas y aditivos. La carne de res de baja calidad o los productos de hamburguesas precocidas pueden ser menos saludables que una pieza de carne magra cocinada de manera casera.
Pan blanco refinado: El pan utilizado en muchas hamburguesas de cadenas de comida rápida suele ser de pan blanco refinado, que tiene menos nutrientes que los panes integrales. Este tipo de pan se digiere rápidamente y puede causar picos en los niveles de azúcar en la sangre.
Salsas y aderezos: Las salsas como la mayonesa, el ketchup o la mostaza, y otros aderezos, a menudo contienen altas cantidades de azúcar, sal y grasas. Estas salsas contribuyen a un aumento de calorías vacías sin ofrecer nutrientes adicionales.
Porciones grandes: Las hamburguesas de comida rápida suelen ser muy grandes y acompañadas de papas fritas o refrescos azucarados, lo que aumenta significativamente la cantidad de calorías y grasas no saludables en la comida.
Freír las papas o ingredientes: Las papas fritas que acompañan a las hamburguesas también son fritas en aceite, lo que incrementa el contenido de grasas trans y saturadas.
Por supuesto, si preparas una hamburguesa casera con carne magra, pan integral y frescos vegetales, podría ser mucho más saludable. La clave está en cómo se elige, se prepara y se acompaña la comida. A pesar de que una hamburguesa con ingredientes frescos podría ser saludable, generalmente las versiones comerciales tienden a ser menos nutritivas por los ingredientes procesados y las porciones excesivas.
¡Todo se trata de moderación y elección de los ingredientes!
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Lost Records: Bloom & Rage – El eterno verano
De los creadores de Life is Strange, una nueva historia sobre promesas rotas, recuerdos enterrados y amistades que desafían al tiempo.
¿Recordás los veranos de la adolescencia? Cuando parecía que eran eternos, que el mundo estaba por abrirse a tus pies. Vos y tus amigos podían con todo: los sueños eran grandes, las promesas inquebrantables, cada día traía una aventura distinta y la vida parecía una mezcla entre un videoclip y una película indie. Pero, ¿qué pasa cuando ese verano termina? ¿Qué queda de esas promesas cuando pasan los años? ¿Y si aquello que compartieron —esa conexión tan intensa— estaba marcado por algo que el tiempo no puede borrar?
Don’t Nod lo volvió a hacer.
Hoy les traigo uno de los que, sin dudas, va a estar entre mis juegos favoritos del año.
Me hizo sentir lo mismo que sentí cuando conocí Life is Strange por primera vez, allá por enero de 2015, cuando tenía 16 años. Esa mezcla de melancolía, emoción y conexión con los personajes que no muchos juegos logran. Sentí que volvía a ese lugar, a esa etapa de mi vida donde todo era tan intenso, tan frágil, tan vivo.

La historia de Lost Records comienza con la Cinta 1: Bloom, en el verano de 1995, en el pequeño pueblo ficticio de Velvet Cove. Nos ponemos en la piel de Swann, una joven pelirroja de 16 años, tímida y con serios problemas de autoestima, moldeados por un entorno que no la entiende. Swann es una apasionada del cine y la naturaleza, y documenta su día a día con su cámara de video, una herramienta que también funciona como una de las mecánicas principales del juego. Ese verano es especial por muchas razones, pero sobre todo porque será el último antes de mudarse a Canadá.
Por un percance con unos bullies del pueblo, Swann termina cruzándose con tres chicas que cambiarán su vida: Autumn, Nora y Kat.
Así arranca un verano que se convierte en algo más que una estación: una cápsula emocional, una promesa de libertad, crecimiento y rebeldía. Las acampadas, la reconstrucción de una cabaña que se convierte en su refugio secreto, las tardes compartidas escuchando los ensayos de la banda de punk de Nora y Autumn, entre risas, confesiones y silencios que dicen más que las palabras. El alcohol, los cigarrillos, las decisiones impulsivas y los primeros amores (con la posibilidad de explorar una relación romántica con alguna de las chicas) completan ese retrato adolescente tan intenso como entrañable.
Pero lo que parecía eterno se rompe. Ese verano —tan vibrante, tan lleno de vida— queda marcado por un pacto. Algo que las une y, a la vez, las separa. Algo que permanece enterrado durante 27 años�� hasta que vuelve a la superficie.

Estos flashbacks del pasado se intercalan con el presente, ya en 2022. Las amigas no se han vuelto a ver desde aquel verano, y no solo porque la adultez las haya llevado por caminos distintos. Desde el comienzo hay un misterio latente: hicieron una promesa para no volver a verse, pero ninguna recuerda por qué.
Casi tres décadas después, una de ellas recibe un paquete dirigido al grupo. Ese gesto basta para encender la chispa: deciden reencontrarse en un bar del viejo pueblo con la esperanza de reconstruir juntas aquello que perdieron… y de recordar lo que, por algún motivo, eligieron —o necesitaron— olvidar.
Ese “algo” comienza a revelarse en la Cinta 2: Rage, cuando finalmente descubrimos el contenido de la caja… y lo que ese hallazgo significa para cada una de ellas.

El juego se juega de manera muy similar a Life is Strange, aunque introduce algunas ideas y mecánicas que lo vuelven más estimulante y fresco.
Mientras que en las secciones ambientadas en el presente —más breves y en primera persona— nos limitamos a conversar y movernos ocasionalmente por un bar en la ruta del pueblo, en los segmentos ambientados en los años 90 se retoma la fórmula clásica de LiS: exploración en tercera persona de escenarios de tamaño contenido, búsqueda de objetos, resolución de puzles sencillos y diálogos que impulsan la narrativa hacia la siguiente escena clave.
Una de las principales diferencias está en cómo interactuamos con los demás personajes. Podemos interrumpir sus diálogos, quedarnos en silencio o simplemente dejar que hablen hasta el final. Estas decisiones modifican el desarrollo de la conversación, y a veces, al observar el entorno con más atención, se desbloquean nuevas opciones de diálogo. Todo esto hace que las interacciones se sientan más vivas y naturales, menos lineales que en otros juegos del estudio.
A diferencia de Max en Life is Strange, Swann no tiene ningún poder sobrenatural. Lo que sí tiene es su cámara de vídeo analógica, con la que documentamos muchos pasajes de ese verano y los momentos compartidos con sus amigas. Esta cámara no es solo un adorno: se convierte en una herramienta narrativa y expresiva. Podemos elegir qué grabar, desde qué ángulo, y cuándo intervenir. Hay cierta libertad creativa para capturar escenas que luego serán editadas por la propia Swann, dando como resultado pequeñas secuencias con su voz en off reflexionando sobre lo vivido.

El apartado gráfico es simplemente espectacular. Don’t Nod supo sacar provecho del Unreal Engine 5 de una manera notable: las expresiones faciales, los ambientes, las texturas y, sobre todo, la iluminación están cuidadas al detalle. Todo transmite una sensación de realismo emocional que potencia mucho las escenas más íntimas o cargadas de tensión. Se nota que el estudio quiso dar un salto técnico importante, y lo logró. Eso sí, es un juego exigente a nivel técnico: para disfrutarlo en todo su esplendor, conviene tener un buen equipo.
Como ya nos tienen acostumbrados desde Life is Strange, la banda sonora es preciosa. Una mezcla sensible y bien curada de country, electropop, grunge y punk que te sumerge de lleno en el espíritu de los 90. Las canciones no solo acompañan las escenas, sino que potencian su carga emocional y generan una conexión directa con los personajes y su mundo. Es el tipo de soundtrack que, cuando termina el juego, vas a buscar para seguir escuchando en otra parte.

Calificación final: 4.5 de 5 Lucemones
✨✨✨✨🌓
Si bien la mecánica de la cámara resulta innovadora y apela a nuestro costado más creativo, por momentos se siente algo forzada. Hay secuencias en las que su uso se vuelve repetitivo, casi una obligación, y puede llegar a cansar. Aun así, el juego compensa con escenas y pasajes profundamente emotivos, que capturan con mucha sensibilidad ese momento de la vida en el que dejamos de ser adolescentes para empezar a enfrentar —con miedo, dudas y deseos— la adultez. Esa etapa de transición, donde los sueños todavía están vivos pero empiezan a chocar con la realidad, está representada con honestidad y sutileza.
Además, Lost Records: Bloom & Rage no tiene miedo de posicionarse: aborda con naturalidad temas como el feminismo y la diversidad dentro de la comunidad LGBTQ+. Lo hace sin forzar el mensaje ni caer en clichés, simplemente mostrando personajes reales, con identidades y vínculos que existen y merecen ser contados.
📌 Datos extra
Desarrollador: Don’t Nod Montréal
Publisher: Don’t Nod
Plataformas: Windows (PC), PlayStation 5, Xbox Series X|S
Fecha de publicación: Cinta 1 (Bloom): 18 de febrero de 2025; y Cinta 2 (Rage): 15 de abril de 2025
Análisis hecho en: PlayStation 5
Análisis publicado: 9 de junio de 2025
#gaming#video games#cosas que escribo#dontnod#lost records bloom and rage#life is strange#video juegos
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Phasmophobia uno de los mejores juegos de terror multijugador!
Phasmophobia es considerado uno de los mejores juegos de terror multijugador por varias razones que combinan mecánicas innovadoras, inmersión y colaboración. Aquí tienes una lista de los aspectos más destacados:

1. Experiencia de terror inmersiva
Gráficos y sonido atmosférico: El juego utiliza efectos de sonido y visuales para crear un ambiente tenso y escalofriante. Cada susurro, paso o portazo contribuye a la sensación de vulnerabilidad.
Interacción con el entorno: Los jugadores pueden usar herramientas como cámaras, detectores EMF, libros espirituales y cajas de espíritus, lo que hace que explorar lugares embrujados se sienta realista y envolvente.
2. Jugabilidad cooperativa
El trabajo en equipo es fundamental. Los jugadores asumen roles específicos para identificar al tipo de entidad paranormal, fomentando la comunicación y la planificación estratégica.
La posibilidad de coordinarse con amigos o enfrentarse a desconocidos añade un componente social, haciendo que las experiencias sean únicas.
3. Variedad y rejugabilidad
Cada partida es diferente: los mapas, las ubicaciones de los objetos y el comportamiento de los fantasmas cambian aleatoriamente.
Hay más de una docena de tipos de fantasmas con características únicas, lo que mantiene el desafío fresco incluso para jugadores experimentados.
4. Mecánica única del micrófono
El juego reconoce comandos de voz, lo que permite interactuar directamente con los fantasmas. Decir palabras específicas puede atraer a la entidad, aumentando la tensión.
La comunicación con tus compañeros se ve afectada por la distancia y el estado de tus equipos, creando un sentido de aislamiento.
5. Dificultad progresiva y personalización
Ofrece diferentes niveles de dificultad, desde partidas casuales hasta retos intensos donde el fantasma es más agresivo.
Los jugadores pueden personalizar su equipo antes de cada misión, permitiendo una variedad de enfoques en la investigación.
6. Actualizaciones constantes
El equipo de desarrollo ha mantenido el juego fresco con actualizaciones regulares que añaden nuevos fantasmas, mapas, equipos y mejoras técnicas.
7. Efecto psicológico
Más que un "jumpscare fest", Phasmophobia juega con el miedo psicológico. La incertidumbre de cuándo atacará el fantasma y la sensación de estar constantemente observado son aspectos que lo distinguen.
8. Ideal para streaming y comunidad
Su formato es perfecto para creadores de contenido, lo que ha llevado al juego a viralizarse en plataformas como Twitch y YouTube.
La interacción entre los espectadores y los jugadores amplifica la experiencia de terror y comedia.

Phasmophobia es un juego que no solo ofrece sustos, sino que logra mezclar tensión, diversión y cooperación de manera excepcional, consolidándose como un referente en el género de terror multijugador. ¿Tú ya lo has jugado o estás pensando en probarlo?😱
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Para combatir el hígado graso, puedes incluir en tu dieta alimentos como:
- Yogur griego (bajo en grasa): Puede ser un alimento beneficioso para combatir el hígado graso. El yogur es rico en probióticos, calcio, magnesio, potasio y vitaminas. Los probióticos mejoran la función hepática, reducen la inflamación y el estrés oxidativo en el hígado. El yogur es rico en calcio, que se asocia con un aumento de la oxidación de grasas en todo el cuerpo.
- Orégano: El orégano una buena fuente de polifenoles saludables.
- Salmón/Sardinas: El salmón y las sardinas son pescados grasos ricos en ácidos grasos omega-3, que pueden ayudar a combatir el hígado graso, además tienen propiedades antiinflamatorias y beneficiosas para la salud del hígado.
- Lentejas: Son un alimento recomendado para la dieta de personas con hígado graso, por ser proteína magra y por su contenido de fibra puede contribuir a disminuir las concentraciones de glucosa y colesterol en sangre.
- Perejil: Es una planta que puede ayudar a desintoxicar el hígado y los riñones, agréguelo a ensaladas, platos principales o prepare un té de perejil fresco hirviendo hojas de perejil en agua.
- Huevos: Se recomienda incluir huevos en una dieta equilibrada para combatir el hígado graso. Unos dos o tres por semana, cocinándolos de una forma saludable (revueltos, cocidos, escalfados,..).
- Aguacate: Puede ayudar a combatir el hígado graso porque contiene grasas saludables, omega 6, y fitonutrientes con propiedades antiinflamatorias.
- Té verde: El té verde puede ayudar a reducir la grasa acumulada en el hígado, por lo que es una buena opción para cuidar el hígado graso. Contiene catequinas, antioxidantes que reducen la acumulación de grasa hepática. Disminuye los niveles de triglicéridos en la sangre. Reduce el índice de colesterol. Mejora el metabolismo y además protege contra la inflamación.
- Ajo: Sus propiedades antiinflamatorias y detoxificantes pueden ayudar a mejorar la salud hepática. el consumo regular de ajo puede reducir la grasa acumulada en el hígado y mejorar la función hepática en personas con hígado graso.
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S̶̡͎̼̥̯̋̅̃̅͋̍̆̕â̷͖̜̟̪͑͗̄͑̏ͅl̶̻̪͇̳̆̔̆͆l̴̨̤̳̳̩̱̩̎̃ȳ̴̙͈͕̫̥̠̇́͂̿̈̑ ̴̧̨̮̙͖̜̼͕̹̜̂̾̋̌̋̂͋͘F̵̛̳̠̬̌̈́̽͑̆̕̚͠ͅi̸̧̟͍̇͑̍̄͊̚l̶̼͎̯̰͈̤̕ḙ̶͓̤̥́̐͗̔͝ͅṡ̵͔̪̤̝̀̈́̒̀̃͘
Reencuentros peligrosos
El que es celoso, no es nunca celoso por lo que ve; con lo que se imagina basta
Aviso: Ligeros indicios de Caviva, si eres fan o no te molesta, bienvenido nwn, pero si no es de tu agrado o te molesta, te pido por favor que no seas malo con la gente que le gusta, gracias! nwn
Una mujer se encontraba admirando el paisaje de la ciudad en plena noche en la comodidad de su silla de cuero negro desde la enorme ventana de su edificio, teniendo a la mano un cigarrillo aun humeando mientras su mirada parecia perdida y distante.
-¿Señora Addams? Lamento interrumpir, pero mandaron esto en recepción, es para usted
La voz de su secretaria la sacó de sus pensamientos, volteando ligeramente la cabeza sin apartar su mirada del paisaje de la ciudad en plena noche, a pesar de no verla, podía sentir el miedo y los nervios que emanaba su secretaria al hablar con ella.
-Gracias Patricia, déjalas en esa mesa
Dijo en un tono serio y seco sin ver a su secretaria, y una vez que éste se retiró de su oficina, se paró de su asiento y caminó hacia la mesa para ver qué era lo que le habían mandado, encontrándose con un lindo arreglo de flores.
-¿Y esto? No recuerdo haber pedido esto, ¿Mis padres lo habrán enviado?
Se cuestionó a sí misma mientras pasaba sus dedos con delicadeza en los pétalos de algunas de las flores, fijando su vista en una carta que estaba acomodada en medio del arreglo. Curiosa, S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ tomó el pedazo de papel para ver si de casualidad estaba el nombre de quien lo había enviado.
-!! ¿A-Aviva?...
Sus ojos se abrieron con sorpresa cuando leyó aquel nombre que pensó que no volvería a oír, con sus manos temblorosas, sacó la carta de su sobre y comenzó a leer el contenido de está.
Querida S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ:
¡Felicidades por el éxito de tu compañía! Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos, pero estoy muy feliz por lo mucho que has logrado, se que debes de estar muy ocupada por, obvias razones, pero espero que podamos reunirnos algún día y recuperar el tiempo perdido, hay tanto de qué hablar.
Te deseo mucha suerte, con cariño
Aviva
S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ estaba incrédula ante lo que acababa de leer, Aviva, aquel nombre hizo que un pedazo de su niñez que hace tiempo había bloqueado de su mente volviera fresco en su memoria, se le quedó mirando a la carta por un par de minutos, leyendo varias veces aquella carta, tratando de asimilar lo que estaba pasando.
Con prisa y ligera torpeza, se dirigió de nuevo a su escritorio, comenzando a buscar en su computadora cualquier rastro de su antigua amiga, la conocía y sabía del enorme talento que tenía, por lo que debía de ser obvio que aquello le ayude a buscar alguna pista de lo que ha sido su vida.
Y ahí estaba, solo que no en el lugar que esperaba, imaginaba a su amiga en alguna gran compañía o incluso haciendo la suya propia, pero no espero verla en una clase de, organización no gubernamental en defensa por los animales, aunque bueno, siempre sentía que a Aviva le gustaba salirse de los parámetros y hacer su propio camino, eso en parte siempre admiro de ella.
Conforme fue investigando, más fue descubriendo de lo que fue de su antigua amiga, o al menos a lo que se dedicaba ahora, quedando impresionada ante la clase de tecnología que había logrado crear, sonriendo al ver lo que para muchos sería algo imposible ser posible a través del talento de Aviva.
-!!
Sin embargo, su búsqueda frenética se detuvo en la página de los miembros del equipo, su ceño se frunció al leer los dos primeros nombres que aparecían en su pantalla, podrian haber pasado los años, pero esos dos chicos lucían iguales a cuando los vio aquel día, y aún unidos a su amiga como pegamento, apretó ligeramente sus manos antes de recomponer su compostura y seguir buscando más información sobre estos “Wild Kratts”
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-Agradezco que hayas aceptado mi invitación Aviva, cuando me llego este proyecto, sabía que tu eras la indicada para ayudarnos
Dijo con una suave sonrisa mientras guiaba a la chica por los largos pasillos de su laboratorio a las afueras de la ciudad, había tenido muchos problemas con su más reciente proyecto que el encontrarse con Aviva casi parecía un milagro.
-Usualmente no me meto mucho en el trabajo de otros, pero no pude decir que no cuando te escuche por el teléfono, sin dudas ha pasado tiempo S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, que bueno que pudimos vernos de nuevo
Dijo Aviva con una sonrisa hacia su antigua amiga, notando como ahora S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ recoge su alborotado y rizado cabello en una coleta, aunque podía notar que había varios mechones que simplemente no se quedaban quietos.
-Ya veo, yo también estoy feliz de que tuviéramos la oportunidad de vernos, sólo una cosa…
Dijo mientras la sonrisa que había estado manteniendo temblaba por unos segundos mientras volteaba hacia atrás de ellas
-No sabía que ibas a traer compañía…
Dijo mientras intentaba disimular su molestia al visualizar al resto del equipo Kratt siendo guiados por su secretaria, su idea original era solo pasar el rato con Aviva mientras trabajaban, pero “grata” fue su sorpresa cuando su secretaria llego con todo el equipo a su oficina, y luego fue aún más incómodo tener que recibirlos como si realmente le alegrará ver sus caras que no puso atención en recordar.
-Jeje espero no te moleste, tu secretaria fue muy amable con nosotros que los demás no pudieron evitar decir que no cuando ella se ofreció a darles un tour por las instalaciones
-Ya veo…
Dijo mientras en su mente ya estaba pensando en la cantidad que le iba a quitar a Patricia de su sueldo de ese mes, aún así, trato de mantener la compostura, si su secretaria se quedaba con ellos, ella podría trabajar tranquilamente junto con Aviva
-Mientras Patricia le enseña a tus amigos nuestras instalaciones, ¿Por qué no comenzamos a trabajar?
-¡Por supuesto! Tengo curiosidad por saber en que has estado trabajando
Tras decir esas palabras, Aviva volteo a ver a sus amigos, notando como estaban entretenidos viendo como Patricia les presentaba al asistente digital de las instalaciones ubicado en una enorme pantalla.
-¡Chicos! S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ y yo estaremos trabajando, no vayan a causar problemas
Dijo mientras miraba a sus amigos fijamente, especialmente a los hermanos Kratts
-Tranquila Aviva, ni notarás que estamos aquí de lo ocupada que estarás
Dijo Martin de forma despreocupada y con una sonrisa, recibiendo solo una mirada de Aviva que dejaba en claro que si se iba a dar cuenta si hacían algo
-Descuida Aviva, me asegurare de que los hermanos no se dejen llevar tanto por su curiosidad
Dijo Koki tras soltar una pequeña risa, conocía tanto a los hermanos que de seguro iban a querer explorar todo el lugar, como también a su mejor amiga que no iba a trabajar tranquila sin al menos saber que alguien iba a vigilar a los hermanos.
Una vez que supo que Koki iba a asegurarse de que nada malo pasara, Aviva suspiró aliviada mientras se iba caminando junto con Sally, conforme se iban alejando del grupo, varios de los inventos que la compañía había creado se veían en exhibición, quedando asombrada por la variedad enorme de inventos.
-Y bueno, ¿Puedes repetirme de nuevo que es lo que hacen aquí? Claro aparte de construir inventos
Preguntó mientras le seguía el paso a S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ que caminaba un poco más rápido que ella.
-Por supuesto, Mount Olympus Corp. busca crear inventos más allá de la imaginación humana, si bien en gran parte hacemos nuestras propias investigaciones, también aceptamos pedidos de gente con la capacidad para pedir nuestros servicios, nosotros lo damos todo para hacer lo imposible, posible
Explicó S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ con orgullo mientras entraban a uno de los departamentos de experimentación, observándose como varios científicos probaban varios inventos, cada uno más asombroso que el anterior.
-Se nota que tienes a muchos inventores talentosos, ¿Por qué necesitas de mi ayuda? No es como que no quiera estar aquí, estoy encantada de pasar tiempo contigo S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, pero veo que tienes a muchos trabajando para ti
-Oh por favor Aviva, ninguno de ellos llega al nivel del que estoy yo o tú cuando se trata de este proyecto, he visto un poco de tu trabajo y debo de decir que siempre logras impresionarme, un talento como ese debería ser usado para cosas como lo que hacemos aquí en la compañía
-Aww gracias S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, agradezco la oferta, pero me gusta en donde estoy ahora, creo que el mundo corporativo no es para mi, además, puedo trabajar junto a mis amigos y mientras viajamos por todo el mundo para saber de la vida animal, siempre me ha gustado el estudio de campo
Dijo Aviva mientras una sonrisa se formaba en su rostro de solo recordar todas las aventuras que había vivido con sus amigos, una sonrisa que no pasó desapercibida por S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, podía notar que esa sonrisa era totalmente diferente a las que había visto hasta ahora, la sola idea de saber que otros lograban que su antigua amiga sonriera de esa manera, le irritaba, Aviva todavia seguia siendo ella, pero a la vez era como hablar con una desconocida
-...Ya veo, este equipo del que hablas, veo que seguiste manteniendo contacto con esos hermanos, ¿Como se llamaban?... ¿Cristiano y Mariano? ¿Y qué hay de los otros dos?
Dijo mientras desviaba la mirada cuando ambas llegaron a un elevador, presionando uno de los botones para que el elevador abriera sus puertas.
-¿Hablas de Chris y Martin? Bueno básicamente crecimos los 3 juntos desde niños, la idea de este equipo fue principalmente suya y me invitaron a unirme, en ese entonces no estaba muy segura de que hacer después de graduarse de la universidad, así que acepte y me lleve conmigo a Koki que la conocí en la universidad, a Jimmy lo conocimos cuando estábamos apenas empezando nuestro proyecto mucho antes de tan siquiera tener a Tortuga, todo fue yendo más rápido una vez que terminamos de construir Tortuga y Jimmy se volvió nuestro piloto
Dijo Aviva, a veces no podía creer todo lo que habían logrado hasta ese momento con los tropiezos que tuvieron al comienzo, pero sin dudas todo había valido la pena, no cambiaría nada por nada del mundo.
-Todos son tan diferentes, ¿Eso no retrasa la productividad o causa problemas?
Preguntó S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ en un tono serio mientras ambas entraron al elevador que comenzó a bajar varios pisos.
-Para nada, creo que eso hace al equipo más unido, no solo somos un equipo, ya casi somos una familia con tantos años trabajando y viviendo juntos, creo que te caerian bien, Koki es una experta en comunicaciones y suele ayudarme con mis inventos, aunque también siempre ayuda a que todos mantengamos los pies en la tierra, Jimmy es un chico bastante tranquilo y quizás algo perezoso, pero siempre está cuando te sientes mal, y su cocina es lo mejor, Martin es como un hermano mayor para todos, a veces es un poco torpe, pero no encontrarás a nadie con el corazón más grande como el suyo, oh y sin dudas te agradara Chris, los dos son muy similares, es listo, carismático y un buen amigo
-¿Realmente es un amigo? Te veias muy unida a él
Dijo S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ al recordar verlos hablar muy animadamente en el auto cuando iban de camino al laboratorio
-E-Eso es solo porque somos de la misma edad, no es por otra razón, solo es mi mejor amigo
Dijo Aviva con una pequeña sonrisa apenada y un ligero sonrojo en su rostro ante las insinuaciones de su amiga mientras su mirada se fijaba a la pequeña pantalla que indicaba cuántos pisos iban bajando, dándose cuenta que debían estar un par de metros bajo tierra, al mismo tiempo, S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ apretó ligeramente sus manos ante las palabras de Aviva, recordando los viejos tiempos cuando solo eran ellos 3 y era más que suficiente.
-Nosotros pudimos haber hecho lo mismo y mejor..
Murmuró antes de salir del elevador cuando llegaron al piso correcto
-¿Qué dijiste? ¡Espera S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ!
Dijo Aviva al no poder escuchar las palabras de su amiga, saliendo del elevador antes de que las puertas se cerraran, sólo para quedar en shock ante lo que veía enfrente suya, era una enorme maquinaria, no se parecía en nada a lo que había visto en los pisos superiores
-Sally…¿Qué es esto?
Preguntó asombrada sin saber que decir, aunque no pudo evitar sentirse algo intimidada por el enorme invento, sintiendo como S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ la tomaba del hombro mientras miraba orgullosa su creación
-Esto Aviva, es un gran paso para la ciencia y la ingeniería, este invento cambiará todo lo que creíamos haber sabido, y tu, vas a hacer realidad que esto funcione
-¿Yo? ¿Exactamente como? El invento ya se ve terminado
Aviva estaba muy confundida, sintiendo un poco vaga la respuesta de S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, observando como ella se acercaba a lo que parecía ser un enorme contenedor
-Oh si, esta terminado, pero todavía necesita una fuente de energía, hemos probado con todo, pero nada parece ser suficiente para encender este invento en su máximo, pensé que no íbamos a encontrar una solución, hasta ahora
Dijo S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ mientras presionaba un botón de un monitor, dejando a la vista lo que estaba guardado en ese enorme contenedor.
-!! Telurio…
Aviva se quedó sorprendida al ver el metal blanco plateado flotando dentro del contenedor, notando el enorme tamaño que tenía, era la primera vez que había visto una piedra de Telurio de ese tamaño.
-Si, asi es, este bebe cayo no hace mucho del espacio, mi equipo y yo logramos tomarlo antes de que cualquier gobierno fuera a investigar,
-¿Qué? ¿Cómo lograste salir con la tuya?
-Bueno, digamos que hicimos negocios con un pez gordo, nosotros le daríamos un “regalito” de nuestra parte, y él dejaría en secreto el incidente
Dijo mientras caminaba hacia la enorme maquinaria con una sonrisa que hizo que Aviva sintiera un mal presentimiento, mirando de reojo el elevador por donde habían venido.
-Y exactamente, ¿Qué es lo que hace la máquina?
Pregunto Aviva mientras lentamente retrocedía hacia el elevador aprovechando que S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ le daba la espalda.
-Oh te fascinara escucharlo Aviva, quien use está máquina prácticamente podría ser un dios, este bebé puede alterar el clima de toda un area en cuestion de minutos, solo imagina las posibilidades, todos desearían tener uno en sus ciudades, ¿Quieren una ventisca de nieve en un día caluroso de verano? Sencillo ¿Quieren enormes lluvias en el desierto? Por supuesto ¿Intenso calor en la selva tropical? Pero claro, todo será posible gracias a este invento, y gracias a ti…
Dijo mientras su mirada estaba llena de ambición y fascinación por la máquina que tenía enfrente suya, su mejor trabajo, lo que la haría ponerse encima de cualquier inventor, ella obtendrá todo el reconocimiento que merecía por sus años de duro trabajo desde muy joven.
Al mismo tiempo, Aviva miraba desconcertada a su antigua amiga, no solo temía por el desbalance que esa máquina le podría hacer al planeta, sino que la forma en que hablaba S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ solo le hacía querer salir de ahí y avisarle a los demás, justo cuando estaba por presionar el botón el elevador, se sobresaltó ante el agarre de la mano de S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ en su muñeca.
-¿A dónde vas querida amiga? Aún tienes mucho trabajo que hacer, con tu familiaridad trabajando con Telurio, lograremos hacer que está maravilla funcione, será como en los viejos tiempos, excepto que solo somos dos, pero eso no importa
Dijo con una sonrisa sombría mientras tomaba los hombros de Aviva y la hacía caminar de regreso a la máquina, alejándose del elevador mientras la chica de sudadera amarilla ahora deseaba no haber bajado sola con S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, metiendo discretamente su mano en el bolsillo de su sudadera, activando el rastreador de su pulsera animal
-C-Claro, será como en los viejos tiempos… ¿Por dónde empiezo?
Dijo Aviva con una sonrisa nerviosa a pesar de sus esfuerzos de actuar normal como antes, pero ahora sabiendo los planes de S̶̛̼̫͎̐͗̓͠a̴̱͉̖̳̥̥͂̾l̸̨̟̼͉̻̜̠̓̍͒l̸̢̪͈̤̰͎͕̺̉̅̈́͊͛̚͝ŷ̷̘̹͍͕̦̥̕͘ͅ, no podía mantenerse tranquila, solo esperaba que los demás no tardarán mucho, mientras ella trataría de hablar con ella, estaba segura que podría hacerla entrar en razón, después de todo, eran amigas, ¿Cierto?
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¡He vuelto! Una disculpa por desaparecer estas semanas, pero ahora que termine las evaluaciones y teniendo cerca una semana de vacaciones, estare un poco más vivita por aqui, espero que esta parte les haya gustado
#aventuras con los kratt#wild kratts#wild kratts au#wild kratts oc#wild kratts fandom#next team#wild kratts fanart#aviva corcovado#caviva
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TS3 - Blue Haven Bakery (No CC)
ENG:
Blue Haven is more than just a bakery—it’s a place where unforgettable moments come to life. The inviting aroma of freshly brewed coffee fills the air all day long, creating the perfect setting to relax and indulge your loved ones with our handcrafted sweets. Every treat is made with fresh, locally sourced ingredients, delivering authentic flavors of the highest quality. At Blue Haven, every visit turns into a sweet and lasting memory.
Features:
Lot type: Community, visitors allowed
Lot size: 30x20
Location: Riverview
Furnished lot value: 101.304 §
Unfurnished lot value: 51.793 §
Packs used in this build: EP02, EP04, EP05, EP06, EP08, EP09
Requirements:
Deliciously Indulgent Bakery from the store.
Terms and conditions:
DO NOT claim my creations as your own.
If you want to use any of my builds in your custom world or save file, you are allowed to do so, BUT make sure to credit me as the original creator.
DO NOT re-upload my content under any circumstances; share it with your friends using my own links.
If you experience any issues, let me know and I’ll try to fix it as soon as possible.
Download it here. 🤍
SPA:
Blue Haven es más que una pastelería: es un lugar donde se crean momentos inolvidables. Aquí, el aroma a café recién hecho te acompaña a cualquier hora del día, mientras disfrutas de la calidez del ambiente y consientes a los tuyos con nuestros dulces. Cada una de nuestras delicias está elaborada con ingredientes frescos y de origen local, garantizando sabores auténticos y de la más alta calidad. En Blue Haven, cada visita se transforma en un dulce recuerdo.
Características:
Tipo de solar: Comunitario, se permiten visitantes
Tamaño del solar: 30x20
Ubicación: Riverview
Valor del solar amueblado: 101.304 §
Valor del solar sin amueblar: 51.793 §
Packs utilizados en esta construcción: EP02, EP04, EP05, EP06, EP08, EP09
Requisitos:
Panadería y pastelería Delicias Decadentistas de la tienda.
Términos y condiciones:
NO proclames mis creaciones como tuyas.
Si quieres usar alguna de mis construcciones en tu mundo personalizado o save file, tienes permitido hacerlo, PERO deja claro que yo soy su creadora original.
NO resubas mi contenido bajo ninguna excepción; compártelo con tus conocidos usando mis propios enlaces.
Si experimentas algún problema, házmelo saber e intentaré solucionarlo lo antes posible.
Descárgalo aquí. 🤍
#no cc build#sims 3 build#sims 3 builds#sims 3 download#the sims 3#ts3#ts3 build#s3house#sims 3#sims 3 lots#cafeterías y pastelerías#30x20
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El paraíso hallado nuevamente
(de William Blake)
Por Giovanni Papini
Aberdeen, 5 de septiembre
Entre los manuscritos inéditos de la colección Everett hay uno que a pesar de su brevedad es de los más importantes, según me lo confirmó un scholar de Cambridge: es de William Blake, el visionario poeta autor de El matrimonio del cielo y el infierno.
Según parece, el fragmento que tengo ante mis ojos debió ser el esbozo de un poema que hubiera tenido por título El paraíso hallado nuevamente, título que recuerda el Paradise Regained, de John Milton, pero tanto el tono como el contenido son muy diversos.
Blake comienza diciendo que el Edén del que habla la Biblia no puede haber desaparecido de la faz de la Tierra, porque Dios es por esencia creador, y ciertamente no ha querido destruir una de sus obras maestras. Así pues, es necesario buscar ese Paraíso, cosa que ya intentaron muchos hombres durante los siglos de las luces; o sea, durante la Edad Media.
El último navegante que se esforzó por hallar el paraíso terrenal fue Cristóbal Colón, quien marchando hacia el Occidente se proponía llegar al Oriente, lugar donde Dios habría preparado el jardín de delicias para su primer huésped. Pero, por desgracia, el místico genovés halló tierras que se interponían entre Europa y Asia, y que resultaron ser cebo y barrera. Con él concluyó la Edad Media y terminó la búsqueda del Edén.
Blake imagina ser él mismo el nuevo peregrino que pretende recorrer, afanosamente, el camino seguido por los dos exilados: por nuestro primer padre y por nuestra primera madre. Por espacio de largos años viaja por estepas y bosques, atraviesa cadenas de montañas y multitud de ríos, recorre valles fertilísimos y selvas terroríficas, marcha por las dunas del mar y los senderos herbáceos de los altiplanos. Encuentra llanuras verdes y jardines florecidos, bosques donde mora la alegría de los pájaros y frescos oasis de palmeras y fuentes, pero en ningún sitio halla al verdadero paraíso terrenal, por doquiera reinan el gemido del sufrimiento y las sombras de la muerte.
Una noche, cansado y afligido se duerme el peregrino sobre el musgo de una caverna. Tiene un sueño en el que se le aparece un gigante de cabello blanco, un gigante que lo mira con ojos fulgurantes e imperiosos; el peregrino cree reconocer en él al Creador pintado por Miguel Ángel en la capilla Sixtina.
El anciano habla así al desesperado viandante:
“En vano recorres la Tierra buscando el lugar donde estuvo el jardín destinado a ser morada de Adán. Como premio a tu fe y tu constancia te revelaré la verdad que fue adivinada únicamente por rarísimos santos. El paraíso terrenal es toda la Tierra, nada más que la Tierra con todas sus regiones, con sus alturas y sus aguas. Adán y Eva no fueron expulsados de un lugar cerrado, sino que fueron enceguecidos. Las espadas llameantes de los querubines cambiaron la visión de sus ojos, los obnubilaron y no reconocieron el asilo de las delicias y jamás lo volvieron a reconocer. Sus ojos ofuscados vieron malezas y espinas donde había flores esplendorosas, vieron piedras escabrosas donde había gemas refulgentes, zonas desiertas donde en realidad había extensiones alfombradas de hierbas olorosas, lugares nebulosos donde brillaban cielos esplendentes, horrendos abismos donde había valles bendecidos por la sonrisa del sol. El mundo ha quedado tal cual fue en su Creación desde el primer día, pero los hombres, debido a la alteración de su mirada, ven en el Paraíso, ya un doloroso purgatorio, ya un horrendo infierno.
"Y también su facultad auditiva fue alterada por el fragor de las espadas, y dejaron de comprender el lenguaje de los animales y los armoniosos mensajes de las plantas. Si el hombre pudiera recuperar la limpidez de sus pupilas obcecadas y la virtud perfecta de sus oídos, entonces todo se le aparecería como es en la realidad, como se le apareció el primer día, antes del pecado."
El anciano extendió su diestra y tocó los ojos del durmiente, luego sopló con su boca en sus oídos. Al percibir aquella sensación el peregrino se despertó sobresaltado, sacudido por un gozoso terror, y salió de la caverna. Ya amanecía, y Blake comprobó que el Señor no le había engañado: lo que en la tarde anterior le había parecido una tierra pedregosa y estéril, la veía ahora como una multicolor fiesta de hierbas y flores, de arbustos cargados con bayas maduras, por doquiera veía ovejas pastando. Extasiado de estupor, comprendió de golpe los razonamientos que se decían gorjeando los mirlos y las alondras, alegrándose con él por la recuperada felicidad.
"Y yo — concluye diciendo Blake, después de agradecer al Señor con un canto nuevo, regresé a mi ciudad, a mi pobre casita, y me di cuenta de que hasta mi reducida huerta de Londres era un rincón, hasta entonces ignorado, del Edén omnipresente y eterno"...
FIN
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🥗✨ Poke de Salmón por ONI — Traducción al Español ES 💚
Novedad
hace 20 minutos
🥗✨ Poke de Salmón por ONI — Traducción al Español ES 💚
📝 Traducción al español realizada por Laura 💕
💚 ¡Gracias por apoyar el contenido en español para Los Sims 4! 🌟🎉
🍣 Poke hawaiano saludable con sabor japonés
📖 Descripción
El Poke de Salmón es una deliciosa fusión entre la frescura del pescado crudo y la variedad de ingredientes vibrantes. Se sirve en cubos (poke significa “cortar en trozos”) y se acompaña de arroz, aguacate, pepino, piña y frijoles. Una opción ligera, nutritiva y ideal para tus Sims más sanos 🍱🎯
🏯 Origen
De raíces hawaianas, este poke mezcla pescado fresco y vegetales en un cuenco. La versión de ONI incorpora ingredientes típicos japoneses como arroz instantáneo y verduras, con ese toque tropical de piña. Compatible con la cocina “Vida sencilla”.
👩🍳 Características del mod
🍽️ Categoría: Comida saludable
📚 Nivel: Casero (Nivel 3)
🥗 Rinde: 1, 4 u 8 porciones — adaptable a tus necesidades
🌿 Apto para vegetarianos sin lactosa
✅ Compatible con retos “Vida sencilla” y cocina grupal
🔗 *Los ingredientes son opcionales, pero si deseas más realismo en tu juego, puedes descargarlos desde mi traducción de los Comestibles Personalizados de ONI:
👉 https://legacy.curseforge.com/sims4/translations/oni-custom-grocery-store-by-oni-spanish
📌 Requisitos para que funcione
🔸 Es necesario tener instalado el Paquete de Recetas Personalizadas de ONI.
Aquí puedes encontrar la traducción al español:
👉 https://legacy.curseforge.com/sims4/translations/oni-recipe-pack_custom-food-by-oni-spanish
🔸 Compatible con el reto “Vida sencilla” y cocina grupal
🎯 ¿Por qué agregar esta receta?
El poke de salmón suma color, salud y variedad al recetario de tus Sims:
Fresco, sabroso y nutritivo
Presentación atractiva y muy visual
Versátil: distintos tamaños de porción, ideal para cualquier ocasión
🙏 Agradecimientos especiales
✨ Todo el crédito a ONI, creador de esta receta equilibrada y llena de sabor.
💚 ¡Gracias por traer tanta creatividad al mundo Simmer!
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💚Mi traducción al español AQUÍ 💚
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MUESTRA TU TRABAJO ANTES DE GASTAR
A mis seguidores que vienen de Instagram (@soloamateoo): bienvenidos a mi primer blog. Decidí hacerlo en Tumblr porque el formato de consumo me parece mucho más "fresco y rápido y fácil", por así decirlo, que otras plataformas de blogging. Eventualmente lo mudaré a alguna página como Blogger o Wordpress, y probablemente sea más extenso. Dado el blog es como un hogar y, de alguna forma, una mirada más profunda hacia los pensamientos de su autor, pienso hacer de éste espacio la matriz y fuente de todo mi contenido en redes. Así que, estén al pendiente, ¿de acuerdo? Ahora sí, vamos a comenzar.
Antes que nada...
Quiero hablar de presupuestos. ¿De qué exactamente? Probablemente tú, querido lector, hayas querido llevar a cabo un proyecto muy ambicioso. Pero eventualmente te das cuenta de que no tienes las herramientas ni el equipo necesario para llevarlo a cabo. Y quizás (como yo), terminas desanimando y optas por enfocar tu tiempo y energía en otras cosas más económicas de hacer.
Mi conclusión es que, de hecho, puedes empezar con lo que tienes.
Creo que no es sopresa. Muchos grandes proyectos han empezado así. Sin embargo, para mí es importante mencionarlo ya que, ultimamente veo a muchas personas allá afuera, amigos y conocidos luchando con la idea de: "primero debo comprar todo lo necesario antes de empezar a a llevar a cabo mi proyecto". Y estoy hablando de proyectos realmente ambiciosos, esos que solo existen en las mentes más brillabres. Ya se trate de repostería, producción musical o venta de salchichas veganas, todos tenemos una ambición flotando sobre nuestra cabeza.
En mi caso, es la creación de documentales. Me apasiona muchisimo. Y esa es la gran revelación que se me hizo en vísperas de Año Nuevo y que creo que puede englobar de manera perfecta mis más grandes ambiciones (de las cuales hablé previamente en Jueves de Ustedes.
Pero como sabrán, tampoco tengo un gran presupuesto. No tengo las conexiones correctas. No tengo las historias más emocionantes que contar. Al menos por por el momento. Pero aún así, estoy dispuesto a enfocarme en ejecutar, ejecutar y ejecutar, más que en planear previamente.
Algo interesante es, que si tú le llegas a preguntar a una persona que ha sido contratada durante muchos años por las grandes marcas, descubrirás que, efectivamente, requieren que tengas un cierto nivel de profesionalismo en cuanto al equipo y trabajo previo.
Eso tampoco es sorpresa.
Pero quiero remarcar esas últimas dos palabras: Trabajo. Previo.
No son los títulos, ni los currículums.
Apoyo a fielmente a la gente independiente. Y también creo con firmeza que, en la actualidad, el verdadero currículum está en línea, y es es tu marca personal en redes. En redes sociales, se tiene que reflejar todo ese trabajo previo. Ya no podemos escondernos. Si queremos el éxito, no.
Y no hay nada más ambicioso que construir un legado.
O una comunidad en torno a tu pasión.
Lo que me lleva ade vuelta al tema central de este blog: antes de gastar en cualquier equipo, herramienta, software i materiales súper caros, debes enfocarte más bien en mostrar tu trabajo en internet. Eso es que va a respaldar toda tu carrera de ahora en adelante. Tanto si eres un titulado o no terminaste la escuela, como yo. Creo que un gran proyecto o una gran ambición están respaldadas por el trabajo que hayas hecho previamente y no el hecho de que te hayas comprado una cámara Sony de $400,000 pesos.
Eso nunca funciona.
Ni lo va a hacer.
Eventualmente, conforme vayas mejorando en lo que haces, (al menos mientras esté encaminado a tu ideal,) vas a poder costear ese equipo profesional, pero mientras tanto, trabaja con lo que tienes y sé paciente.
Un abrazo a todos :)
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Recursos adicionales:
A manera de que puedan inspirarse, les dejaré tres piezas de contenido en audio sobre las personas que más influyen en mis decisiones y me inspiran a seguir el mismo camino que ellos. Los considero mis mentores así que, ¿por qué ustedes no? Se merecen el mundo, después de todo:
GaryVee (@garyvee)
Para quien no lo conozca, Gary Vaynerchuck (ig: @garyvee) ds uno de los grandes exponentes del marketing digital hoy en día. El tipo ha invertido en plataformas como Dacebook y Twitter antes que estas fueran negocios de millonariis. Se dedica a crear negocios exitosos con las fórmulas ganadoras que ha descubierto a lo largo de 15 años de trayectoria creando contenido y ha escrito más de seis libros valiosísimos, todos ellos bestsellers. Les recomiendo seguirlo si necesitan crear marketing efectivo para su negocio.
Dot Lung (@dotlung)
Ryan Serhant (@ryanserhant)
Ryan Serhant es uno de mis primeros referentes a la hora de vender algo. Lo descubrí allá por el 2020 cuando me dio el interés por vender Bienes Raices. Él, siendo el más grande agente de bienes raíces en Nueva York y (y probablemente el mundo) ha escrito libros importantísimos relatando su historia sobre cómo pasó de estar a solo y a la deriva en Nueva York, casi al borde de la bancarrota. Pasando de ser modelo de manos actuar a actuar en telenovelas baratas y eventualmente ser el CEO de su propia agencia y más grande exponente de los bienes raíces en el mundo. Sus libros "Sell It Like Serhant" y "Big Money Energy" (los cuales he leído, por supuesto) incluyendo su libro más reciente "Brand It Like Serhant".
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Cabalgando un sueño (cap. 1)

¡Sul, sul! Me emociona mucho estar de vuelta en este blog, tenía ya un rato que no me pasaba por aquí. Dos años para ser más exacta. Esto debido a que tuve problemas con el juego y me fue imposible seguir con el proyecto, es más, el reto con el que había iniciado el contenido del blog ya no pude continuarlo, perdí la partida. Por lo que tendré que empezar de nuevo. Pero vamos, traigo más ideas e historias que contar. Así que ponte cómoda, cómodo, y continuemos con esto.
Capítulo 1: Llegada
Te presento a Aitana Pociello, una chica joven que, junto a su compañero y mejor amigo equino Bartolo Pociello, recién llegó al pueblo de Chestnut Ridge con el objetivo de convertirse en la mejor jinete de competición, así como darle una vida libre y feliz a su caballo.
Aunque apenas está aprendiendo a montar...
Todos los días sale de paseo con Bartolo, tanto si es para que él haga ejercicio, se dediquen a practicar para las competiciones y para que Aitana mejores sus habilidades de jinete, o simplemente para ir al pueblo a comprar víveres. Como es común en la vida de pueblo, además de ser su mejor amigo, Bartolo es el medio de transporte de Aitana, y esto los ha llevado a fortalecer aún más sus lazos.
Conozcamos un poco más a nuestros personajes.
Aitana Pociello se mudó a Chestnut Ridge con la intención de cumplir su sueño: ser una de las mejores jinetes tanto en el pueblo como a nivel mundial, demostrando su alto nivel en las competiciones ecuestres. Aspiración que se lleva muy bien con su rasgo de fan de los caballos, lo que le permite compartir un fuerte vínculo con ellos, además de facilitarle socializar y cuidar de estos preciosos seres. Asimismo, el rasgo de ranchera ha sido la brújula principal que la ha guiado hacia su nueva vida.
La vida en el rancho, las actividades y labores propias de este estilo de vida sin duda son algo de lo que Aitana se siente orgullosa y disfruta realizar. Aunando a esto que, al ser fan del aire libre, disfruta mucho de la naturaleza y su estado de ánimo aumenta cuando pasa tiempo fuera de casa. Una gran compatibilidad con la personalidad de Bartolo.
Pareciera ironía, pero no todo es tan perfecto para ella, pues su intolerancia a la lactosa no le permite disfrutar de los productos frescos hechos a base de leche que venden en el pueblo. Ni siquiera puede realizar uno de sus sueños debido a esta intolerancia: tener una vaca y consumir la leche que ésta produce, mucho menos realizar recetas derivadas de este producto... Algo incompatible debías de tener, querida.
Otro de sus rasgos es que es buena, lo que le permite ser amable con todos, cuidar de su entorno, incluyendo a los animales y las demás personas, y que a su vez los otros la vean como alguien en quien confiar, en quien apoyarse y con quien pueden llevar una sana y bonita amistad. Además, y como consecuencia del estilo de vida que lleva, Aitana es una sim alegre, por lo que tiende a mantener estados de humor positivos. Lo que le da esa jovialidad y energía bonita que irradia.

Bartolo Pociello llegó a la vida de Aitana cuando éste ya era adulto. Se conocieron en el camino, ambos necesitando la compañía y cariño del otro sin siquiera saberlo. Cuando Aitana decidió comenzar una nueva vida y mudarse a Chestnut Ridge Bartolo apareció. Lo encontró debajo de un árbol cubriéndose de los feroces rayos del Sol. Se dio cuenta de que no había bebido ni comido nada por varios días, pues su aspecto tan delgado y la debilidad que su cuerpo mostraba lo delataban. Aitana se acercó a él y le ofreció del agua y comida que llevaba. Enseguida él se sintió agradecido y mostró esta gratitud con una inclinación de cabeza. Aitana supo en ese momento que no podía dejarlo solo, no era justo que lo abandonara, así que lo incluyó en su nueva aventura.
Con el paso del tiempo fue conociéndolo mejor y descubriendo la personalidad de Bartolo. Empezando por la raza, se trata de un caballo gitano el cual tiene el rasgo de inteligente lo que le permite aprender y desarrollar sus habilidades con mayor rapidez; también es un caballo que demanda atención, por lo que siempre está cerca de Aitana, busca ser acariciado por ella y suele ser amigable con las demás personas; asimismo, tiene el rasgo de ser un espíritu libre lo que significa que necesita de un gran espacio y de estar la mayor parte de su tiempo al aire libre, jugando, corriendo o incluso entrenando sus habilidades de competencia junto con Aitana.
Ambos se asentaron en el barrio Paso de Jinetes, el lugar ideal para su estilo de vida. Gracias al espacio abierto, especial para los animales de rancho, y los amables vecinos, tanto Aitana como Bartolo pudieron sentirse parte de un hogar.
La casa que Aitana compró es ideal para ambos, hasta pareciera que la hubieran construido justo a las medidas y necesidades de ambos. Es tan perfecta que no necesitó de ningún arreglo mayor a un columpio en el patio trasero, una parrilla y mesa de exterior para comer en el patio cuando tuviera visitas y una fogata para realizar reuniones con amigos bajo la luz de la Luna.
Pronto te presento al hombre que aparece dentro de la casa de Aitana. Aunque te daré un pequeño adelanto: se está quedando unos días en casa... ¡Bamboleeeooo!
CONTINUARÁ...
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