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#formación académica
fernando-arciniega · 1 year
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¿Quién es el Mtro. Fernando Arciniega?
¡Hola a todos y bienvenidos a mi blog! Soy Fernando Omar Arciniega Martínez, un profesional apasionado por la docencia, el diseño gráfico y la programación de sitios web. Soy Licenciado en Informática con Maestría en Tecnologías Educativas. A través de este espacio, me complace compartir mi experiencia, conocimientos y perspectivas en el área de informática con todos ustedes. Con una sólida…
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¿La Web de Surrealismo? Reuben Cukier (1964 -)
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satorugojowidow · 3 months
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recuerdan todas esas chicanas a les docentes que no nos capacitamos y que van a evaluarnos, etc? Bueno, el programa nacional de formación peramente "nuestra escuela" de la plataforma infod está prácticamente cerrado. No hay oferta académica para este año, no hay información de las certificaciones de los cursos y actualizaciones del año pasado. Estoy esperando las certificaciones de dos cursos que aprobé con carga horaria de 40 horas de cursada y una actualización de 18 meses. Nuevamente el recorte y desgobierno perjudicando nuestras vidas y carreras.
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gijipaw · 25 days
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Mi contribución para Twiyor Eden Weekend organizada por @twiyorbase
Teoría, práctica y algo más
Sinopsis: Impulsado por un vacío dentro de sí, Loid Forger decidió ir a una clase abierta de Neurociencia dirigida por su antiguo profesor. Parecía algo sencillo, pero tal vez la clase y encontrarse de nuevo con ciertas personas podrían sacudirlo y cambiar algo.
—Nunca creí que terminaría así —murmuró.
Revolvió sus cabellos mientras la pantalla de la portátil brillaba en su rostro, se estiró y dejó que su cuello hiciera un pequeño crujido. Emitió un quejido similar a un alarido de hiena y miró hacia arriba. Había pasado todo el día sin poder diseñar un plan de estudios efectivo para sus estudiantes, a pesar de su formación académica en el comportamiento humano.
Psicología había sido una carrera tentadora cuando emigró a Ostania con nada más que sus ahorros, pero esa decisión ahora lo tenía mirando con desgano el techo lleno de telarañas, que Loid supuso limpiaría en algún momento.
Sus labios emitieron un suspiro resignado al pensar cómo se acostumbraba a usar el argumento de que hacer tareas domésticas tenía beneficios cerebrales, mientras que él mismo necesitaba motivación.
Inmerso en los detalles de su departamento, se sentía vacío y desmotivado, alcanzando así un punto bajo en su vida. Aunque no era un estado terrible, le dejaba con una sensación de inutilidad que ansiaba superar; por ello, decidió distraerse revisando su teléfono en busca de algo que hacer.
Ser un joven profesor que buscaba caerle bien a los demás y mostrarse capaz desde el principio, le permitió el contacto con personas que siempre lo invitaban a diferentes talleres o conferencias. Una clase abierta a quince minutos de su departamento parecía ser la mejor salida del momento. El profesor Sigmund Authen era un experto en Neurociencia y llevaba un par de años sin saber de él.
Con una bufanda naranja y un abrigo largo marrón, Loid salió de su departamento en el segundo piso y caminó hacia la conferencia. El corazón de Berlint estaba lleno de vehículos, por lo que decidió no sacar el suyo para evitar quedar atrapado en el tráfico y llegar tarde.
La plaza, donde se encontraba un templete capaz de albergar a unas doscientas personas, pronto entró en el campo de visión de Loid. Reconoció a algunos compañeros de sus primeros años, quienes lo saludaron cordialmente mientras él ingresaba en medio del discurso del profesor Authen sobre los avances más recientes en relación con el control del sistema nervioso durante las horas de sueño.
Mientras Sigmund revelaba a los espectadores la compleja red neuronal que intervenía, llamada hipotálamo, Loid se deslizó entre las filas de sillas para quedar en una posición privilegiada, pero sin darse cuenta de que su abrigo quedó bajo el bolso de una persona que se sentó apenas unos segundos después a su lado. El tirón fue inmediato cuando intentó acomodarse para tomar notas.
—¡Lo lamento! —pronunció una mujer, con gran culpa.
Loid aún no había quitado la vista de su abrigo cuando se dio cuenta de que la voz le era conocida. Se detuvo, pensando en quién podría ser, pero sin nadie en mente, levantó la mirada y el asombro lo alcanzó.
—¡Eres Yor!
Neurotransmisores se liberaron dentro del joven profesor al reconocer a la dueña de aquellos ojos rojos y no pudo evitar darse cuenta de que su cerebro y su sistema de recompensa actuaban por él. Su postura se congeló, sus pupilas se dilataron y su boca se abrió y cerró antes de recibir un efusivo abrazo por parte de Yor.
—¡Loid, no puedo creerlo! —exclamó Yor, con su habitual entusiasmo—. ¡Qué sorpresa verte aquí!
—¡Lo mismo digo, Yor! —respondió él, todavía un poco asombrado, pero abrazándola de vuelta—. ¿Qué te trae por aquí? —preguntó, después de separarse.
Yor empezó a contar cómo se había encontrado de nuevo con Bárbara, la esposa del profesor Authen, y cómo había sido ella quien la animó a venir; por otro lado, la mente de Loid parecía dividida: mientras escuchaba cada palabra de la mujer, sus estructuras cerebrales se hallaban más activas que nunca, haciendo que su núcleo accumbens y el área tegmental ventral le prestaran atención al aroma de su perfume y la dulzura con la que se movían sus labios al hablar.
Loid Forger no quería pasar por alto las razones que lo habían llevado a esa clase abierta, ni tampoco las de Yor, pero las sinapsis neuronales insistían en recordarle que había estado, o estaba, totalmente enamorado.
El estado continuó hasta aligerarse lo suficiente para que Loid recuperara su capacidad de comunicarse. Empezó a contarle a Yor sus propios motivos para asistir a la charla del profesor Authen y notó como ella se sorprendía por su falta de entusiasmo, recordando que él solía ser muy apasionado en aprender y enseñar.
Sigmund Authen decidió que era el mejor momento para toser justo cuando Loid estaba a punto de responder. Los dos jóvenes se alarmaron y volvieron su atención al escenario, donde el anciano tomó un micrófono para decir:
—Pero bueno, este ha sido un panorama general de cosas que expliqué tanto a estudiantes de la escuela secundaria como en la materia de Neurociencia, en algunas carreras de la Primera Universidad de Berlint. Eso fue hace…
—Ocho años —interrumpió una voz.
—¿Disculpe? —preguntó Sigmund con confusión. Los murmullos comenzaron a circular entre el público—. ¿Quién dijo eso?
—¡Oh, yo lo hice! —declaró Yor, levantando su mano con timidez. La luz alquilada de una esquina la iluminó—. ¡Hola, profesor Authen!
La mirada del anciano se entrecerró de forma crítica cuando echó un vistazo a la joven mujer. Yor se sintió intimidada, como si regresara a su época de estudiante y fuera un día de examen.
—¡Yor Briar! —exclamó el profesor Authen, emocionado. Su postura rígida se cayó, reemplazada por una más relajada—. Cuánto tiempo sin vernos, ¿verdad?
El silencio en la clase se volvió amigable. La antigua estudiante y su profesor intercambiaron miradas por un momento. Loid se sintió conmovido por la naturalidad de todo lo que ocurría a su alrededor y continuó observando a Yor con la misma emoción de antes.
—¡Lo sé, y no estoy sola! —exclamó Yor de pronto. Sin pensarlo mucho, puso su mano en el hombro de Loid—. ¿Usted recuerda a Loid Forger?
Con gran sorpresa, Loid volvió en sí y respiró hondo para incorporarse, aunque mantenía una expresión risueña en su rostro.
—¿Me recuerda, profesor Authen? Tomé Neurociencia con usted los dos primeros años de la carrera de Psicología. Hace un tiempo nos vimos en ese seminario de Neurociencia en la Educación.
El humor brilló en los ojos de Sigmund, renovando su ánimo una vez más. Estaba completamente feliz de ver a otro de sus estudiantes.
—Bueno, recuerdo que tomaste ese seminario porque buscabas mejorar tus clases, ¿no es así?
—Me temo que no he mejorado mucho —intentó bromear, arrancando risas al público general—. Pero, en realidad, no es un tema para discutir aquí, ¿verdad? Después de todo, es su clase.
—Pero como es mi clase, yo decido qué hablar, ¿no? —enfatizó Sigmund con un tono marcado. Vestigios del profesor universitario exigente brotaron con fuerza—. Forger, si el asunto a tratar tiene un punto de vista de la comunicación, ¿cuál es el problema por tratar? —preguntó, y tomando el micrófono, añadió—. Tienen quince minutos para debatir el tema y presentar una respuesta.
Para el tema planteado, estaba claro que el defecto de Loid era no haber sabido unir la neurociencia y la educación de manera armónica. Se establecía que la neurociencia ayudaba a comprender cómo los estudiantes aprendían y la relación que existía entre sus emociones y pensamientos al respecto, con el fin de ejecutar la enseñanza de manera efectiva.
Él no había mostrado eficacia a la hora de enseñar, pero siendo alguien que se mantuvo callado respecto a algo, como sentirse atraído por una compañera universitaria, empezó a comprender que todo continuaba pasando en su cabeza. Tenía múltiples y complicados sistemas neuronales que movían sus sensores y activaban transmisores, pero a los que no respondía con la última pieza faltante: valentía.
Quitándose la vergüenza al darse cuenta de las cosas, Loid echó un vistazo al costado, donde Yor intentaba armar una respuesta en su cuaderno de notas sin dirigirle una palabra. Era casi como cuando eran estudiantes: ella, intimidada por su rostro serio y concentrado, hasta que él le decía que podía hablarle.
—Yor.
—¿Sí?
—¿Qué tienes ahí?
La joven se quedó aproximadamente quieta por un momento antes de responder.
—Apenas unas cuantas palabras. No creo que sea una respuesta digna para el profesor Authen —admitió con desaliento—. Nunca fui la estudiante más brillante en sus clases.
Loid observó a Yor con nostalgia. La escena le recordaba sus días en la universidad, cuando cada interacción con ella estaba cargada de una tímida tensión. Sin embargo, ahora, como adultos con responsabilidades más allá de los exámenes, las cosas podrían ser diferentes.
—No te preocupes tanto por lo que piense el profesor Authen —dijo Loid, tratando de sonar alentador—. Lo importante es que expreses tus ideas, siempre has tenido un punto de vista único.
Yor levantó la vista de su cuaderno, sorprendida por el tono comprensivo de Loid. Aún recordaba los días en que él era distante, siempre concentrado en sus estudios y sus propios asuntos.
—Gracias, Loid —Yor esbozó una pequeña sonrisa—. Es solo que… —hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Quiero asegurarme de que lo que diga sea relevante.
Loid se inclinó ligeramente hacia ella, bajando la voz en un tono confidencial.
—He visto cómo trabajas, cómo te esfuerzas. Tienes mucho que aportar.
La mirada de Yor se suavizó, y una chispa de confianza pareció encenderse en sus ojos.
—Quizás tengas razón —suspiró, volviendo a concentrarse en su cuaderno—. Entonces, ¿qué opinas de mi idea?
El joven profesor tomó el cuaderno de las manos de Yor y empezó a revisar lo que estaba escrito. Primero, se fijó en la caligrafía, porque no podía evitar recordar los apuntes tan bonitos y ordenados. Ella era una de las pocas personas que aún decoraba las letras mayúsculas al principio de cada oración con colores y subrayaba los títulos importantes. Además, aunque no había mucho contenido, era claro y fácil de entender. Muy diferente a él, que escribía muchas cosas, pero su cuaderno acababa lleno de jeroglíficos.
La idea de Yor era simple: reestructurar el plan de estudio basándose en preguntas a los estudiantes de la clase. Hacer un interrogatorio inicial para reorganizar todo era sencillo, pero brillante, que Loid se sintió tonto por no haberlo pensado.
—Esto es bueno —dijo Loid, elogiando antes de devolverle el cuaderno—. Resolviste muy bien el tema con una propuesta sencilla. Deberías estar orgullosa.
—¿De verdad? —preguntó Yor, tomando lo que le pertenecía y sintiendo también el tacto de Loid. Sus manos estaban resecas y parecían algo descuidadas—. Esto es para ti, ¿no?
—¿A qué te refieres? —preguntó el joven, confundido.
—Bueno, el problema de comunicación es tuyo y, según el profesor Authen, llevas mucho tiempo buscando una respuesta —indicó ella con bastante acierto. Loid sintió cómo su mirada intensa se clavaba en él—. ¿Cómo es que el estudiante de la Medalla de Honor terminó así?
—Porque una Medalla de Honor no es una herramienta útil para comprender cómo funciona el cerebro humano.
Las palabras salieron de los labios de Loid como una sentencia. Si en su departamento dedujo que se sentía vacío y minutos antes había comprendido que le faltaba valentía, no era sorprendente que, por algo tan sencillo como una conversación con Yor Briar, se diera cuenta de que grandes reconocimientos, calificaciones y herramientas no bastarían para validar lo que sabía si no podía comunicarlo correctamente.
La comunicación fallaba desde él mismo.
—Complejidad.
—¿Qué dices?
—El comportamiento humano es complejo —respondió Yor mientras echaba un vistazo alrededor—. Recuerdo que el profesor Authen siempre daba muchas explicaciones y mencionaba varios autores. A veces, había tantos materiales de consulta que no sabías si podrías descartar algo. Fue así durante dos años, pero también recuerdo que podía ser sencillo.
—Bueno, se supone que me dediqué a ser profesor para simplificar ese conocimiento y transmitirlo a mis estudiantes —se defendió Loid con desánimo.
—¡Sí, claro, y eso es maravilloso! —exclamó ella, apoyando una mano en su hombro. Loid pudo sentir cómo sus nervios se tensaban una vez más—. Pero también sería bueno que generes una conexión antes de comunicarte. No podemos transmitir emociones si primero no las experimentamos.
Experimentar. La acción más antigua que podía realizar el ser humano junto con vivir. Experimentar con algo, con alguien o con uno mismo era casi como respirar para quienes se dedicaban a descubrir y analizar. La necesidad de respuestas había llevado al ser humano a no detenerse nunca y era irónico que Loid Forger lo olvidara por estar tan sumergido en la teoría.
Eran conexiones que le faltaban experimentar para resolver su problema de comunicación: el apego era esencial para las conexiones familiares y sociales. Pero él tenía dieciocho años cuando una discusión cortó sus lazos familiares y la cobardía le impidió convertir su conexión social con Yor en algo más que compañerismo.
Al final, todo recaía en él, siendo la causa de la mayoría de los problemas; no obstante, ahora estaba avanzando y sintió que había encontrado una mejor respuesta no solo para el tema de esa clase abierta, sino también para su vida.
Activar los vectores de la felicidad en el cerebro no era cosa fácil. Una forma común era obsesionarse con liberar dopamina, pero ese proceso era complejo y nunca sería suficiente para experimentar de manera efectiva los tres tipos de felicidad: la que venía de la anticipación, la que estaba relacionada con el alivio y la que surgía de una satisfacción profunda; es decir, de la paz interior.
Entender esas formas ayudaba a comprender mejor el funcionamiento en el interior de las personas y Loid Forger estaba seguro de que todas se habían despertado en él como respuesta a su resolución interior.
—Tienes razón, Yor —admitió finalmente, con un tono de alivio evidente—. Necesito establecer conexiones para que mi comunicación perdure y solo así podré dejar una buena enseñanza como profesor.
Una mirada de anhelo apareció en los ojos de Loid mientras pronunciaba la última frase. Dirigió su mirada hacia Yor con planes y esperanzas que habían permanecido enterrados dentro de él por mucho tiempo. Estaba de acuerdo con lo que ella decía, pero también quería que formara parte de todo eso.
Yor sintió la mirada intensa de Loid sobre ella. Una parte de su corazón creyó ver ciertas intenciones, pero se esforzó por ser racional y no pensar que un par de conversaciones pudieran significar algo más para los dos. Sabía que las cosas a largo plazo no surgían tan fácilmente.
Su comunicación a través de miradas se vio interrumpida cuando el profesor Authen volvió a tomar el micrófono y anunció que el tiempo de preparación había acabado. Era el momento de comenzar con las explicaciones.
Pasaron algunos antiguos compañeros de Loid al escenario, ofreciendo buenos argumentos que provocaron aplausos y pequeños debates entre cada presentación. Aunque el conflicto de la comunicación era el punto de partida, no fue difícil encontrar respuestas en forma de estrategias simples o métodos convencionales. Sin embargo, eso no detuvo a Loid de anotar cada idea. Siempre era posible que le fuera útil más adelante.
Cuando llegó el turno de Yor, se sintió intimidada cuando la luz alquilada volvió a brillar sobre ella. En esa segunda ocasión, Loid frunció el ceño hacia el encargado, quien rápidamente bajó la intensidad lumínica.
—Muchas gracias, Loid.
—No hay de qué, Yor —respondió él con toda la nobleza de un caballero—. Buena suerte —añadió, instándole a levantarse e ir hacia el escenario.
—¿Acaso no piensas venir? —preguntó Yor, ya de pie, esperando a Loid.
—¿Debería ir? —exclamó mientras miraba alrededor. Parecía que todos esperaban que ellos subieran juntos—. Se supone que la respuesta es para mí, así que deduje que debía quedarme —explicó, aunque no muy seguro.
—Creo que el profesor Authen piensa lo contrario —indicó Yor con una risita. El hombre en el escenario parecía impaciente—. No podemos tardar más. Loid, ven.
Loid obedeció y la siguió en silencio mientras pasaban entre las sillas, hacia el pasillo y luego finalmente subían al escenario. El profesor Authen los recibió con una expresión más relajada que antes y les entregó el micrófono.
—Ahora les toca a ustedes.
Loid se sintió como en la universidad en un día de presentación, y notó que Yor parecía sentir lo mismo por su expresión. Aunque él tenía experiencia hablando frente a los estudiantes, el miedo de ser el centro de atención en público podría ser enorme. A pesar de ello, respiró hondo y le hizo señas a Yor para que comenzara.
Yor tomó el micrófono con una sonrisa nerviosa y echó un vistazo al público. Podía sentir la mirada de todos los presentes, pero sabía que debía mantener la calma. Dio un paso adelante y comenzó a hablar.
—Buenas noches a todos. Es un honor para mí, digo, nosotros… estar aquí y compartir con ustedes nuestras ideas sobre… —hizo una pausa, buscando la señal de Loid para continuar—… sobre cómo podemos mejorar la comunicación para elaborar mejores clases con los estudiantes.
Loid asintió, tomando el relevo con naturalidad.
—Exactamente. En mi experiencia, no he encontrado una clave única para que mis clases funcionen, pero esta noche escuché propuestas interesantes y ahora vamos a mostrarles algunos métodos prácticos.
El profesor Authen, desde un lado del escenario, observaba con una sonrisa. El público, que al principio había estado en silencio, comenzó a mostrar señales de interés y participación. Loid y Yor estaban logrando captar su atención, tanto que alguien levantó la mano e hizo una pregunta antes de que la presentación comenzará.
—¿A qué tipo de estudiantes enseñas, Loid?
Loid agudizó la vista y de inmediato reconoció a una mujer pelirroja con gafas. Sylvia Sherwood se asomaba entre el resto de sus antiguos compañeros con una pregunta que ya había sido hecha antes, pero sabiendo de quién provenía, sospechaba que tenía alguna intención.
—Como dije, trabajo con estudiantes de secundaria en los últimos años. Imparto Psicología.
—Oh, ¿eso quiere decir que estás atento a todo lo que tienen que decir?
Si no la conociera, Loid habría creído que Sylvia estaba cuestionando sus conocimientos, pero sabía que lo que buscaba era que se soltara más.
—No, he fallado en eso, pero alguien me ayudó a encontrar una respuesta esta noche para una parte de ese problema —admitió Loid. Sentía cómo la tensión en su cuerpo se disipaba mientras echaba un vistazo a Yor—. Ahora, vamos a empezar.
A medida que hablaba, Loid notó que hablar tenía un sabor diferente por primera vez. Se había preparado para dar clases muchas veces y sabía que tenía el conocimiento y la experiencia para respaldar cada palabra, pero esta vez era distinto. Yor también parecía ganar confianza, esforzándose por dar la mayor cantidad de comentarios, ya que era su idea principal.
Después de presentar varios ejemplos y responder algunas preguntas del público, Loid concluyó con una nota positiva.
—En resumen, cualquier clase puede mejorar con una comunicación efectiva. Pero como me dijo Yor, solo si estoy dispuesto a establecer ciertas conexiones para que haya emoción en la comunicación.
El público aplaudió instantes después y ambos se sintieron aliviados y satisfechos. Mientras bajaban del escenario, el profesor Authen los interceptó y los felicitó.
—Excelente trabajo, ambos. Sabía que podían hacerlo, pero verlos en acción ha sido impresionante.
Loid y Yor se miraron con complicidad.
—Creo que al final, todo salió mejor de lo que esperaba —indicó Loid, mirando a Yor con complicidad.
—Sí, definitivamente —la chica asintió, sintiéndose igual.
—Y todo gracias a que lo hicieron juntos —enfatizó Sigmund, levantando las cejas ante sus antiguos estudiantes. Ambos parecieron incomodarse ante la insinuación—. Espero que continúen así.
—¡Profesor! —exclamó Loid, bastante avergonzado—. Creo que está confundiendo las cosas.
Yor lo observó mientras hablaba, notando el nerviosismo en su expresión. Ella misma sentía una mezcla de emociones, algunas que no lograba identificar del todo. Decidió intervenir antes de que la situación se volviera aún más incómoda.
—Profesor, apreciamos su confianza en nosotros. Trabajar juntos ha sido… una experiencia enriquecedora —trató de mantener la compostura—. Dígale a su esposa que agradezco la invitación.
Sigmund sonrió, con una mirada que sugería que entendía más de lo que decía.
—No se preocupen. Estoy bromeando —señaló con una risita—. No nos queda mucho tiempo después del cierre, pero quiero agradecerles por venir y espero verlos en otra de mis clases abiertas.
Loid y Yor intercambiaron una mirada significativa. Sabían que, aunque las clases fueran abiertas para todo tipo de público, su profesor disfrutaba ver a antiguos estudiantes participando.
Cuando regresaron a sus lugares en la fila de asientos, Loid sacó su teléfono y notó con sorpresa que casi eran las diez de la noche. La realidad de tener que volver a la rutina al día siguiente se paró sobre él, disipando la calidez del momento. Experimentó una respuesta química en su cuerpo ante la desagradable idea de separarse de Yor.
—Es hora de irme —murmuró Loid, sintiendo cómo las palabras se deslizaban con tristeza de sus labios—. Mañana tengo clases y, aunque no creo que termine toda la planificación esta noche, me gustaría al menos avanzar un poco.
—Supongo que nos toca despedirnos —respondió ella con una suave sonrisa, aunque sus ojos revelaban algo de tristeza.
Loid estuvo a punto de asentir con la cabeza, pero algo lo detuvo. Una chispa de reconocimiento brilló en sus ojos mientras una sonrisa se formaba en sus labios.
—Hoy, más que nunca, me di cuenta de lo mucho que me falta aprender algunas cosas —confesó Loid, su voz cargada de inseguridad—. Gracias por tu ayuda, no solamente como compañeros de trabajo, sino… como algo más.
Yor sonrió, dando un paso hacia él, todavía con una sonrisa en el rostro.
—Siento lo mismo, Loid. Me sorprendiste hoy y aprecio tenerte a mi lado, en todos los sentidos.
Loid levantó la vista y se encontró con los ojos sinceros de ella. En ese momento, sintió que no había nada más que necesitara decir. Su mente estaba clara, y finalmente, decidió seguir las órdenes correctas que le enviaba su red neuronal.
—¿Qué tal si celebramos con una cena? —expresó Loid, aún nervioso—. Tengo suficientes cosas para cocinar en mi departamento.
—Me parece genial —contestó Yor—. Aunque conozco un lugar para comer afuera si prefieres.
Ambos rieron, disfrutando del momento. La conversación fluyó mientras salían de la clase, pasando entre sus antiguos compañeros que murmuraban sobre ellos. Incluso Loid pudo notar cómo Sylvia Sherwood levantaba el pulgar en alto antes de alejarse.
—Creo que dimos mucho de qué hablar —dijo Loid, ofreciéndole la mano.
Yor asintió y la tomó, sintiendo calidez en el gesto. Su camino seguía y con él, la promesa de más momentos así.
—¿Te molesta? —preguntó Yor.
Loid se quedó en silencio y contempló a Yor por un momento, agradecido de que ella no dijera nada mientras él pensaba. Se pasó la mano libre por el cabello y soltó un suspiro mientras levantaba la vista hacia el cielo nocturno, que estaba completamente despejado.
—Para nada —respondió él, apretando su mano con más fuerza—. Nunca creí que terminaría así.
Y mil gracias a @roucaelum-art por crear una arte que va con el aire de esta historia.
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cerebrodigital · 5 months
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Cumpleaños 🎂
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Dolph Lundgren cumple 66 años
Hans Lundgren (Spånga, Estocolmo, Suecia; 3 de noviembre de 1957) conocido como Dolph Lundgren, es un actor sueco, cuya actividad polifacética incluye trabajos en el cine como director, guionista y productor. Además posee el cinturón negro (6 Dan) en karate estilo Kyokushinkai, el cinturón negro (2 Dan) en judo, fue boxeador amateur. Tiene un máster de ingeniero químico,​​ formación académica en el MIT en esa misma área de la ciencia y es políglota, dominando 6 idiomas.
Dolph es famoso por sus películas de acción y artes marciales de Hollywood, y su primer éxito vino cuando interpretó al boxeador soviético Ivan Drago en "Rocky IV", en 1985.
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Nativo de la ciudad de Estocolmo (Suecia), Dolph Lundgren tiene una complexión física imponente: mide 1,96 m. y pesa aproximadamente 107 kilos (237 lb). Ello, unido a una rutina regular de musculación, explica que se haya especializado en el cine de acción, labrándose una imagen de rudeza y en ocasiones de villano o malo.
Fue a la edad de 14 años cuando se interesó por las artes marciales, pero ello no mermó su formación académica: después de realizar el servicio militar en su país se graduó en el Instituto Real Sueco de Tecnología.
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Luego obtuvo un máster en ingeniería química en la Universidad de Estocolmo (1982), centro donde compaginaba sus estudios con el trabajo de portero/guardaespaldas en una discoteca (Icabod's Cafe). Al año siguiente le fue concedida una beca en matemáticas, del Programa Fulbright en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 1983.​
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Fue en uno de sus viajes a Boston cuando conoció a Warren Robertson en Nueva York, quien le dio la oportunidad de presentarse al casting para el papel de Ivan Drago en "Rocky IV". A los nueve meses de realizar la prueba recibió la llamada de Sylvester Stallone, quien le dijo que tenía el papel debido a su estupenda imagen y gran musculatura tan apropiada para ese papel. A partir de ahí su vida cambió completamente; si bien ya había tenido algún que otro contacto en el mundo del cine previamente, como en la película de James Bond "A View to a Kill"
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Se muda a Los Ángeles, donde recibió su primer papel principal como "He-Man en Masters del Universo" (1987), basado en el popular juguete infantil de Mattel, siendo él la primera elección dentro del reparto. Pero debido al bajo presupuesto con el que contó la película el guion fue completamente retocado para abaratarla. La película fue un fracaso y ridiculizada por la mayor parte de la crítica, lo que hizo que se cancelaran los otras dos películas que iban a continuarla. Sin embargo, Lundgren encontró su vocación en las películas de acción.
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Después de "Masters of the Universe", realiza su propio vídeo de fitness, "Máxima potencia" (1988), en el que realiza diversos ejercicios tanto para el cuerpo como para la mente.
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Poco después interpreta su segundo papel protagonista en "Escorpión rojo" (1988), donde vuelve a hacer de soldado soviético, enviado a África para luchar contra los nativos de una aldea; el resultado es un personaje rudo, masculino y fuerte muy del gusto de los años 80. En 1989 se tiñe el pelo de negro para caracterizar a Frank Castle, "El Castigador", personaje de la famosa compañía de cómics estadounidense Marvel
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Es en 1991 cuando llegaría su segundo gran éxito de la gran pantalla, con el rodaje de "Soldado universal" (1992), que protagoniza junto con la otra estrella de acción del momento, Jean Claude Van Damme. El rodaje estuvo lleno de "piques" entre ambas estrellas, debido a que ambos querían ser la estrella indiscutible de la película
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Más tarde obtiene un papel secundario en la futurista "Johnny Mnemonic" (1995), que protagoniza Keanu Reeves. Ese mismo año rueda en Praga "Desafío final" (1995) y "Soldado" (1996), en Francia. Sus siguientes películas a finales de 1990, "Chantaje nuclear" (1997), "Blackjack" (1998), "El enviado" (1998), "Desactivador" (1998), "Juego de dragones" (1999) y "Cazador de tormentas" (1999).
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En fin ... este hombre va a 2 y 3 películas por año, ahora ha comenzado a ser conocido por muchos nuevos cinéfilos por la saga "Los Mercenarios"
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thylaniusrpg · 30 days
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Nos encontramos en Londres, capital de Inglaterra, Reino Unido. Es una población de casi 8 millones de personas, superando en su área metropolitana los 11 millones de habitantes. Está situada al sureste de Inglaterra, justo en los dos márgenes del río Támesis y cuenta con sus grandes monumentos que son visitados por millones de turistas a lo largo de todo el año. Su clima en verano no suele hacer mucho calor, con temperaturas que a veces no superan los 25 grados y los inviernos no son demasiado fríos, rondando los 5 grados, aunque en ocasiones nieva. Lo sorprendente es que puede llover en cualquier momento y a los pocos minutos hacer un sol precioso. En Londres nunca se sabe qué tiempo va a hacer. 
Nos centramos en la universidad de la ciudad, como su nombre indica, la que fue fundada en 1826 por Henry Brougham para abrir sus puertas a estudiantes procedentes de todas partes del mundo, cada año acoge a miles de alumnos para darles una formación adecuada y garantizarles un futuro prometedor. Cuenta con diversos programas de pregrado y posgrado, además de una amplia variedad de titulaciones académicas.
Todas las fraternidades existentes tienen un papel fundamental en la Universidad. No todo es diversión. Cada una de las fraternidades fueron creadas con el fin de fomentar la unión y convivencia entre todos sus miembros, personas con unos mismos principios y estilos de vida similares que buscan la aceptación y el reconocimiento de sus iguales. Pertenecer a una fraternidad no supone únicamente llevar los colores y asistir a las fiestas que organizan; pertenecer a una de ellas conlleva lealtad, sacrificio, y compromiso por parte de todos sus integrantes. Solo unos pocos afortunados tienen la suerte y el honor de llevar con orgullo las letras griegas.
Desde que las primeras fraternidades fueron fundadas, siempre han existido alianzas y rivalidades entre algunas de ellas. Otras, en cambio, prefieren mantenerse al margen y limitarse a disfrutar de la vida universitaria como si no hubiera un mañana. Sea como sea, son el espíritu de London University. Futuros científicos, médicos, artistas, ingenieros, profesores, etc. Pero recuerda que esta etapa marcará un antes y un después, escoge bien el camino que quieres seguir y disfruta de la etapa universitaria.
londonuniversityrpg.tumblr.com
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thehonoredonesrpg · 2 months
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HISTORIA DEL CLAN
Pese a que el recorrido del Clan se hunde en las raíces de la historia del país nipón, no fue hasta la llegada del periodo Sengoku (1467-1568) y su cruenta guerra civil que ganó relevancia y poder. La concentración de Energía Maldita que hubo en el país durante este lapso de tiempo dio pie no solo a la proliferación de Maldiciones, sino también a la aparición de los legendarios chamanes, individuos en posesión de un don para practicar la hechicería desde su nacimiento.
Pese a que fueron varios los clanes bendecidos con esos dones, durante las disputas internas se derramó sangre de todos los bandos, llevándolos al borde de la extinción. La supervivencia del Clan Kodama durante los años posteriores se debió, sobre todo, a su alianza con el shogun Tokugawa, que garantizó su protección y le proporcionó el tiempo suficiente para desarrollarse y fortalecerse. Así fue hasta la Restauración Meiji y la llegada de la figura del emperador en la segunda mitad del siglo XIX, además de la occidentalización de Japón que llevó a que las tradiciones, valores y presencia del clan entrara en decadencia.
Tras la ocupación del ejército estadounidense el Clan Kodama decidió abrir sus puertas a otros pequeños clanes supervivientes para aunar fuerzas y operar como uno solo. Tuvieron que pasar algunas décadas, hasta la llegada del Incidente en el Cairo, para que el Clan se abriera un poco más y aceptara a alumnos de cualquier parte del mundo que hubieran nacido con esos dones. Así, se convirtieron en un punto de reunión clave para los nacidos con técnicas malditas fuera cual fuera su origen.
Con la llegada de la Agencia Intergubernamental para el Control de Entidades empezaron los enfrentamientos y las viejas cicatrices de la ocupación estadounidense se reabrieron. Sin embargo, y tras un cambio de mando en la Agencia, además de diversas malas opiniones públicas, decidieron unir fuerzas en el año 1993, cuando firman un Acuerdo de Conciliación con el fin de operar juntos. Dicho Acuerdo se mantiene hasta el día de hoy.
OPINIÓN PÚBLICA
Pese a que gracias a Acuerdo la opinión pública del Clan se ha visto mejorada, lo cierto es que todavía le queda mucho por avanzar. Están demasiado unidos a sus tradiciones y siguen siendo muy herméticos no solo con la Agencia, sino también con el público en general. Parte de los chamanes todavía ocultan sus rostros bajo máscaras y el secretismo con el que guardan información relacionada con sus técnicas y ritos no es bien recibida tampoco por parte de otros países.
CHAMANES
Capaces de emplear la Energía Maldita que albergan, los chamanes han nacido con el don de las Técnicas Malditas. Aunque durante los primeros siglos su nacimiento se dio de manera exclusiva en Japón, desde hace cincuenta años los Chamanes han empezado a aparecer por todas las partes del globo, ampliando el trabajo del Clan al tener que localizarlos y atraerlos hasta su escuela. Así, jóvenes que rondan entre los trece y quince años son reclutados para terminar su formación académica e iniciar su entrenamiento como chamanes con el fin de ayudarles a controlar y emplear su Energía Maldita. Durante el tiempo que dura su formación, son refugiados en Dojo de las Artes Ancestrales, donde se les da cobijo y comida.
Su formación abarca hasta los veinticuatro años y una vez la han completado pasan a ser miembros activos del clan. Sin embargo, no todos ellos cuentan con una técnica útil o con una capacidad necesaria como para ser de utilidad en el campo de batalla, así que algunos de ellos quedan relegados a tareas más secundarias de administración o soporte. Durante esos años se les intenta adoctrinar en las tradiciones propias del Clan y del país, pero no todo el mundo logra encajar en ese modelo. Por eso, en los últimos años se han adaptado algunas de esas costumbres: la máscara que antiguamente portaban todos los chamanes para salvaguardar su identidad ya no es obligatoria, al igual que el uniforme, que se ha renovado para adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin perder ese corte tradicional propio del país.
Por encima de todos los chamanes se encuentran los Pilares del Clan, entre los cuales destaca Hiroshi Kodama, actual líder. En su día se conformaba por un total de doce miembros, pero en la actualidad únicamente quedan cuatro. Son portadores de Técnicas Malditas Legendarias que han vuelto a reaparecer después de que sus portadores originales, miembros de otros clanes ya extintos, murieran. Por eso, también se les otorga el título de los Chamanes más poderosos del mundo.
ESTILO DE VIDA
Una vez terminada su formación en Japón, todos los chamanes tienen la libertad de vivir dónde y cómo quieran, siempre y cuando acudan a las llamadas y cumplan su papel como chamanes. Viven de ello, no se les permite tener otro oficio que les distraiga de sus tareas, y reciben un sueldo medio que les permite vivir con relativa holgura. Además, cada cierto tiempo son llamados a la sede del clan para entrenar, mostrar los posibles avances en sus técnicas y responder ante los pilares.
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ulisesbarreiro · 3 months
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FUNDACIÓN FUNINTEC Y TOKEN MITHRANDIR HACEN MÁS GRANDE AL ECOSISTEMA DE CARDANO
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Dos grandes proyectos que van por dentro de las venas del ecosistema de  CARDANO firmaron un gran acuerdo de trabajo en conjunto
Con la presencia de Wilmer Varón, como CEO de Fundación FUNINTEC, Ulises Barreiro como CEO de Token Mithrandir, y Jean Carlos Aguilar como representante de ambos proyectos, se dio firma al acuerdo que le da más firmeza a todo el ecosistema de CARDANO en el tercer mundo, dado que no solo impacta en Latinoamérica, sino además en África donde Token Mithrandir viene trabajando hace un año en diversas áreas de trabajo.
Acuerdo comercial entre Fundación FUNINTEC y Token Mithrandir, ambos proyectos como sabemos se van desarrollando por dentro del ecosistema de CARDANO, firmaron un interesante acuerdo de trabajo mutuo donde se destacan tres puntos especiales para ir desarrollando conjuntamente, estos son:
- Alianza comercial.
- Convenio en formación educativa en las áreas de DEFI, Blockchain y energías renovables. 
- Plan de impulso y adopción masiva de CARDANO en el eje Buenos Aires-Caracas. 
Como vemos, son tres grandes ejes de trabajo, que a medida que se implemente irán aportando sus columnas para engrandecer al ecosistema de CARDANO, en varios frentes de trabajo. Sabemos que hay muchos proyectos criptográficos, pero que solamente viven dentro de la web 3.0, porque casi no tienen participación de la vida real (dan charlas en Xpace, Telegram, etc pero carecen de comunidad real física). En este caso Fundacion Funintec, que sale desde Caracas y se va expandiendo por todo Latinoamérica por un lado, y Token Mithrandir, con presencia en más de 13 países, ya demostraron en este año de trabajo en conjunto en diferentes proyectos, que tienen comunidad real, y muy diversa, desde participación académica, hasta personas que participan en tareas de impacto ambiental, como lo es plantar árboles, o limpiar costas de ríos o mares, como se viene haciendo en varios países.
Por todo esto, sabemos que este acuerdo comercial beneficiará a toda la comunidad de CARDANO, celebramos este acuerdo entre ambas partes y sus respectivas comunidades que están presente en varios países de Latinoamérica y España. 
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godspeed-glory · 1 year
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Cartas de Emma Hauck, y la expresión pura desde la marginación en el arte.
Platicando sobre arte, vol 1.
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¿Quién fue Emma Hauck?
Emma Hauck (1878-1928) fue una mujer alemana que trascendió en la historia del arte a partir de la fascinación por sus manuscritos y expresión caligráfica, llegando a ser exhibida en el MoMA de Nueva York. Fue institucionalizada en el Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Heidelberg a los 30 años de edad, siendo madre de dos hijas, al ser diagnosticada con “Dementia Praecox”, lo que hoy conocemos como Esquizofrenia. Debido a su rápido deterioro determinaron que su enfermedad era terminal y trabajar en su rehabilitación no era una opción en aquel entonces, por lo que la transfirieron a un asilo en el que moriría 11 años después, aproximadamente el tiempo en el que encontrarían sus cartas dentro del archivo del Hospital Psiquiátrico, con frases como “Corazoncito, ven” o simplemente “ven” de forma implacable y repetitiva.
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(“Sin Titulo”, carta a esposo. Emma Hauck, 1909) // Corazoncito, Ven.
Emma nunca se llegó a considerar una artista, ni tuvo la intención de serlo, sin embargo la consideran una “artista marginal” u outsider artist (un término que vamos a analizar a continuación), y sus escritos abren una serie de debates sobre si en realidad es una artista o si sus cartas como tal son arte, por esto me causa intriga y conflicto si estas cartas podrían ser consideradas “obras”, pues por obra artística se entiende; “objeto elaborado empleando técnicas artísticas y con un propósito estético o social”, mientras que las cartas de Emma Hauck no cumplen ni con técnica, ni con un mero propósito externo a pedirle a su amado que regresara por ella.
Personalmente me cautivó la forma en la que su mensaje repetitivo se transforma en un lienzo textualmente ilegible pero sus infinitos pensamientos se resumen de la forma más abstracta y poderosa posible reflejando su deterioro emocional y sus profundos deseos capturados en un mínimo de palabras, que se convierten en trazos llenos de impotencia, es como si pudiera leer un electrocardiograma de lo que pedía su corazón, y se observan rastros de ternura entre todo el caos de su lucha.
Las cartas nunca fueron enviadas pues fueron descubiertas en un cajón de su habitación despues de su muerte en 1920, por lo que su esposo nunca recibió la petición de regresar por ella.
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(“Sin Titulo”, carta a esposo. Emma Hauck, 1909)
Sus cartas se encuentran en La Colección Prinzhorn, una colección alemana de arte creado por pacientes psiquiátricos internados en el Hospital de la Universidad de Heidelberg, esta colección se compone por mas de 20,000 obras y piezas, entre las personas que la componen se encuentran Emma Hauck, Agnes Richter , una costurera que fue internada a dicho hospital y decidió bordar un diario de sus pensamientos en una chaqueta (les recomiendo que vean la pieza, es impresionante), y August Natterer, también considerado Artista Marginal, con una historia muy interesante detrás de sus pinturas.
¿Qué es el arte marginal?
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(“Eye got a feeling” Daniel Johnston, 1982.)
El término de “artista marginal” proviene de un movimiento artístico llamado Art Brut o Arte Marginal, creado por Jean Dubuffet (escultor y pintor francés de la segunda mitad del siglo XX), esta corriente nace para hacer referencia a todo el arte creado por personas que no tuvieran contaminación alguna de influencias, sin conocimiento de técnicas, sin reglas preestablecidas, personas creando piezas desde el “margen” de la sociedad, todo esto correspondiendo a personas tales como internos de hospitales psiquiátricos, niños, ancianos, o inadaptados sociales, considerándose en esas épocas como orillados del constructo social en el que se vivía. Al no tener formación artística-académica, se encuentra fundamentos de Primitivismo en sus obras, adaptándose a un primitivismo moderno para el siglo XX, lo cual me parece sumamente interesante y puro, pues es la naturalidad del deseo de expresar dentro del humano. Artistas como “Daniel Johnston” siendo un gran ejemplo de esta corriente, y “Basquiat” empleando características del movimiento.
Para el Doctor Prinzhorn, psiquiatra e historiador de arte del Hospital en el que se internó a Emma Hauck; “La creación de imágenes es impulsada por nuestro intenso deseo de dejar huella”. En aquel entonces, cuando Prinzhorn publicó una compilación de arte hecha por pacientes institucionalizados, fue un escándalo de aquellos, no solo en el mundo de la medicina, pero también en el mundo del arte, debido a la marginalización en torno a los pacientes y todos aquellos que sufrían de trastornos mentales, y lo poco que se sabía sobre ellos. Incluso en la actualidad crear Arte dentro de esta corriente podría ser una declaración de empoderamiento ante el rechazo que gira en torno a la lucha constante al vivir con trastornos mentales, y la necesidad de expresar y ser entendido en el proceso. He aquí la conexión que me llenó de intriga entre el arte y Emma Hauck.
Por un lado, claro que entra en debate la necesidad de encasillar todo, entre movimientos y corrientes, es importante que exista un espacio en el arte para reconocer la expresión de aquellos que mas necesitaban ser escuchados cuando sufrían algo que era aún más incomprendido y rechazado por la sociedad de aquel entonces (cuando tristemente sigue siendo el caso de muchas maneras), la creación de estas cartas para mi es una expresión inmortalizada de lo que sentía Emma Hauck en un contexto crudo y real, por otro lado también es importante cuestionarnos que para parte de estas piezas probablemente nunca hubo remuneración o verdadero consentimiento al momento de adquirirlas, después de su creación.
Como siempre y sobre todo, toda opinión e interpretación sobre el arte es subjetiva y válida, pero me pareció un tema super interesante!!!! tenía que compartirlo:))) me encantaría saber que opinasssss.
besitosssss, gracias por leeeeer <3333
Alexa Mir.
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mundanalconsumo · 11 months
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Para empezar, tenga en cuenta que los hallazgos recabados de los 40 líderes entrevistados están fundamentados en su propia experiencia profesional y no en programas de formación académica o material didáctico que hubieran leído. O como quien dice, “aprendieron mientras ejercían”. Leer más >>
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jgmail · 4 months
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La formación del espíritu capitalista según Werner Sombart
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Por Théo Delestrade 
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
“¡Maldito sea Mammón, cuando con tesoros nos incita a arrojadas empresas, cuando para el placer ocioso nos apareja mullidos almohadones!”
Goethe, Fausto, 1790.
Werner Sombart, junto con su director de tesis Gustav von Schmoller, fue uno de los más importantes representantes de la escuela histórica alemana. Sombart se oponía a la metodología de la economía clásica y trató de promover un enfoque multidisciplinar de la economía basado en el análisis sociológico e histórico. En su libro de 1913, titulado El burgués, Sombart se esforzó por demostrar que el capitalismo era el producto de un nuevo espíritu y no, como sostenía la teoría económica liberal, una asociación de individuos que buscaban únicamente hacer valer sus intereses egoístas dentro de un mercado autorregulado. Sombart trata de demostrar que el homo oeconomicus no ha existido siempre y por eso se proponía comprender su nacimiento y advenimiento. Igualmente, Sombart se oponía a Marx y su materialismo histórico, intentando demostrar que el capitalismo era ante todo un espíritu y un hecho social total. Todo su análisis del capitalismo busca explicar el cambio de mentalidad del hombre precapitalista con respecto del hombre moderno. El planteamiento de Sombart es muy original y bien estructurado, aunque relativamente desconocido al día de hoy. La pregunta a la que trata de responder Sombart es la siguiente: ¿cómo explicar la aparición del espíritu capitalista en el curso de la historia?
Para comprender la importancia histórica de la obra de Sombart debemos ante todo entender las preguntas intelectuales que trataba de responder y comprender el lugar en que se sitúa su obra en la historia de las ideas. Sombart fue un contemporáneo de Karl Marx y llegó a ser considerado como un marxista a lo largo de toda su carrera académica, sin embargo, se esforzó por ir más allá de la obra de Marx. Además, fue un eminente crítico de Marx e incluso Engels reconocía sus capacidades intelectuales, manteniendo una breve correspondencia con él ya que lo consideraba como el único economista alemán que había comprendido El Capital. Una diferencia notable entre estos Marx y Sombart radica en lo que ambos entienden por materialismo e idealismo. Marx era un materialista en el sentido filosófico del término ya que consideraba que los hechos sociales y las ideas de una época estaban determinados por la infraestructura, en la cual se incluyen las relaciones de producción, las condiciones de producción y las fuerzas productivas. Para Marx era la infraestructura, Bau, la que determinaba a la superestructura, Überbau, siendo esta última compuesta por el Estado, las ideas y las representaciones individuales y colectivas, así como la autoconciencia. En cambio, Sombart era un idealista que intenta demostrar que en realidad eran las mentalidades, a pesar de que no se podía negar la influencia de la infraestructura, la que determinaba el desarrollo de las sociedades, siendo esto lo opuesto a lo que pensaba Marx. Es la superestructura la que influye y cambia la infraestructura. Es así como Sombart oponía una especie de “idealismo histórico” al materialismo histórico de Marx. Sombart consideraba que la sociología era una ciencia noológica, es decir, una ciencia que estudiaba el mundo del espíritu y el pensamiento, una expresión que Proudhon tomó de M. Ampère. Sombart justificaba su idealismo diciendo: “ya que las organizaciones son una obra del ser humano, el hombre y el espíritu humano deben preexistir necesariamente a ellas”.
¿Cómo nació el espíritu capitalista?
Sombart retoma la idea del “espíritu”, Geist, que se encuentra en la Fenomenología del Espíritu de Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y la adapta para analizar la vida económica como una suma de las facultades y actividades psíquicas que intervienen en ella. El espíritu económico va más allá de las meras normas morales y la ética, ya que incluye, entre otras cosas, la inteligencia, los distintos rasgos del carácter y los juicios de valor. Estos factores espirituales son decisivos para explicar las realidades sociales concretas presentes en un momento dado de la historia: es, pues, a su juicio, el espíritu el que da origen a la vida económica. Posteriormente, Sombart centró su atención en el predominio de ciertos factores espirituales, que no pueden explicar plenamente la vida económica de una época, pero que revelan las tendencias y dinámicas subyacentes de la misma. Es por eso que abordaremos el pensamiento de Sombart y la forma original en que analizó el desarrollo histórico del capitalismo. Este análisis irá acompañado de referencias económicas, históricas y filosóficas; este enfoque global, que era el usado por Sombart, nos permite contemplar a vuelo de pájaro la evolución del capitalismo, término que el inventó y popularizó.
Sombart distingue dos tipos de espíritu: el espíritu empresarial y el espíritu burgués, los cuales confluyen en el espíritu capitalista. El sustrato sobre el que se desarrolla el capitalismo es el espíritu empresarial en sentido amplio (la expedición militar es un ejemplo típico de ello) que durante mucho tiempo no estuvo orientado hacia el beneficio. El capitalismo nació de la combinación de este espíritu empresarial con el espíritu burgués, el cual contiene una multitud de factores a veces difíciles de comprender: prudencia, cálculo, racionalización, etc. Este encuentro dio nacimiento a las empresas, tal y como las entendemos hoy en día, en un sentido puramente económico. Es a partir de este contexto, más que a partir de la clase, que se debe entender a la burguesía como representante de una mentalidad especifica. Gide, citando una frase de Flaubert, decía: “Llamo burgués a cualquiera que tenga pensamientos bajos” (Diario, 1937). Además, Guide se dio cuenta de lo siguiente: “Reconozco al burgués no por su traje ni por su condición social, sino por sus pensamientos. El burgués odia lo gratuito, lo desinteresado. Odia todo lo que ni siquiera puede empezar a comprender”.
La formación del espíritu empresarial
La primera fuente del espíritu capitalista se remonta a la pasión por el oro y los tesoros característica de los pueblos germánicos y celtas. El origen cosmogónico de esta pasión por el oro se encuentra en el canto de la Völuspa en la Edda Poética, que explica que los crímenes y los pecados surgieron de la fusión entre el primitivo reino del agua de los Vanes y el reino de la luz de los Aesir. Esta fusión, provocada por el oro, inicia el proceso de transición del primero al segundo, convirtiéndose en un hecho central de la historia universal. El oro es objeto de toda codicia por lo que es al mismo tiempo el símbolo de la tierra, el fruto de sus cosechas y la riqueza de sus suelos. Encarna el poder y la magnificencia que todos los hombres desean y codician.  Históricamente, esta pasión por el oro evolucionó hacia el amor por el dinero como lo demuestra las quejas de Erasmo, Pecunioe obediunt omnia, o la importancia que se dio en el siglo XIV en Florencia al culto a Mammon, la deidad del Nuevo Testamento que personifica la riqueza y la avaricia. La fuente principal del espíritu capitalista es la combinación de la avaricia con el espíritu empresarial.  Para tener éxito en una empresa el empresario debe poseer cualidades mentales específicas: debe ser un conquistador, un organizador y un negociador. En el Fausto de Goethe, y en particular en su último acto, se describe perfectamente el perfil típico del empresario: someter a la naturaleza y dominar la técnica como expresiones del exceso humano. A partir de ahora, desde que Fausto se ha consagrado a la “Acción”, que sustituye a la “Palabra” bíblica, todo se ha vuelto posible.
Del burgués de “viejo cuño” al hombre económico moderno
Sombart formula una tesis original al situar el nacimiento del capitalismo en las repúblicas mercantiles del norte de Italia durante el 1300 y, más concretamente, en Florencia. El tratado Del governo della famiglia de Leone Battista Alberti, uno de los más grandes humanistas del siglo XIV, es el epítome del espíritu burgués que más tarde defenderían Defoe y Benjamín Franklin.  Alberti alababa la “sancta cosa la masserizia”, el “espíritu santo del orden”, que se refiere a la correcta organización interna de la economía, sobre todo mediante la racionalización de la conducta económica y el espíritu de ahorro. Es precisamente en el desarrollo de este último que el “dominus” se encargó por primera vez de la administración económica.  La importancia creciente de este último en la expansión del capitalismo señala también la transición de una economía basada en el gasto a otra basada en los ingresos. Esto último llevó a Santo Tomás de Aquino a afirmar que el dinero sólo existe para ser gastado: “usus pecuniae est in emissione ipsius” y que, según Alberti, el credo de todo buen burgués era que el gasto no debía superar los ingresos. Sombart muestra que Florencia fue la cuna del cálculo comercial con el Liber Abbaci de Leonardo Pisano en 1202, el cual estableció los principios del cálculo correcto y condujo a la creciente matematización del mundo. En el siglo XIV había seis escuelas de cálculo en Florencia. Esta reducción de todo a la cantidad, es decir, a la sustancia, como el aspecto más crudo de la existencia manifiesta fue analizada brillantemente por René Guénon, cuyo pensamiento, fuertemente influido por el esoterismo, el hinduismo y las doctrinas metafísicas orientales, propone una filosofía de la historia tradicionalista y cíclica (diferente de la Hegel o Spengler). Para Guénon, el ciclo en el que está inmersa actualmente la humanidad es el Kali Yuga: se trata de una edad oscura, la Edad de Hierro de la mitología griega, de la que habla Hesíodo y que se caracteriza por un aumento de la velocidad y una multiplicación de los acontecimientos. En el ciclo histórico en que nos encontramos se da más importancia al carácter cuantitativo sobre el carácter cualitativo, lo que significa la reducción de la esencia a lo sustancial o la materia como lo definan los escolásticos y que para el hombre no es sino pura cantidad. Esta degeneración se manifiesta concretamente (Guénon adopta siempre dos puntos de vista: el punto de vista humano y el punto de vista cosmológico) a través de la moneda. Antes, la moneda estaba revestida de símbolos muy específicos y su función ahora se reduce únicamente a servir de valor de cambio, degradando su valor inherente mediante la inflación. Este giro hacia una época dominada por la cantidad puede apreciarse en la frase de Cornelius Castoriadis que casi podría tomarse por un aforismo: “Lo que cuenta a partir de ahora es lo que se puede contar”.
Un aspecto interesante del método de Sombart es que hace distinciones entre sociedades o pueblos en sus análisis: se da cuenta de que el espíritu capitalista difiere en intensidad de un pueblo a otro, de una época a otra, e incluso da importancia al carácter particular de diferentes comunidades o clases sociales. A diferencia de Marx – que ve los factores materiales como fuerzas que actúan en una dirección única y predeterminada (análisis que convierte al capitalismo en un mal “necesario”) sin importan las diferencias entre las sociedades o pueblos que afecta (internacionalismo) –, Sombart analiza en profundidad las variaciones, apariciones y desapariciones del espíritu capitalista en los distintos países. Por lo que es posible interesarse por Francia, por su especificidad histórica, ya que siempre hemos encontrado allí empresarios de genio. Así lo ilustra el ejemplo de Jacques Cœur, banquero de Carlos VII, que desarrolló sus negocios con un cierto estilo en el siglo XV. De hecho, su leyenda fue retomada por varios empresarios ávidos de aventuras como Rochefort, Boncour, Lesseps... El estilo comercial de Jacques Cœur representaba por sí solo un poder comercial extraordinario del que se decía en su época que era capaz de igualar al de los genoveses, venecianos y catalanes. Acusado de alta traición y falsificación de títulos, Jacques Cœur acabó su vida en prisión, despojado de todos sus bienes y condenado al exilio. Sin embargo, este espíritu típicamente francés se mezclaba a veces con el temor a la falta de espíritu capitalista entre los franceses, que tenían fama de indolentes, preferían quedarse en su zona de confort y no querían trabajar demasiado. Esto se ha manifestado históricamente en el funcionariado francés que se extendió durante el siglo XVI y el manifiesto “desdén por las carreras industriales y comerciales”. 
Sombart observa que con el tiempo se produjo un cambio en la mentalidad burguesa y por eso habla de un paso de lo que llama el “burgués de viejo cuño” (de los comienzos del capitalismo en el siglo XVIII) al hombre económico moderno, homo economicus. El burgués a la antigua era “un empresario capitalista que buscaba el beneficio como objetivo y fundaba empresas como un medio para alcanzarlo”, ya que esto era considerado como una virtud burguesa. Sin embargo, se entiende que el burgués a la antigua se guía ante todo por la consideración del bien y del mal: la riqueza no es un fin en sí mismo, sino un medio para crear y conservar valores en relación con la vida. Busca la calma y el descanso por encima de todo. En cambio, el espíritu del hombre económico moderno se caracteriza por su atracción por lo ilimitado y lo infinito. No es casualidad que en La decadencia de Occidente Spengler hable de esa pasión “fáustica” occidental por lo ilimitado o lo infinito. El hombre económico moderno busca ganar tanto como sea posible, hacer prosperar su negocio lo más que pueda, sin otro interés que la propia ganancia. Es una lógica interminable: a la vez ilimitada y, en sentido teleológico, sin otro fin a la vista. La figura del Fausto de Goethe, aliado del demonio Mefistófeles, parece ser una imagen invertida del hombre piadoso liberado de los grilletes eclesiásticos que estaba solo ante Dios. Sus instrumentos son la magia y el dinero. Precisamente este libro apareció en los albores de las revolución técnica, industrial y económica occidental. Goethe ve el amanecer de esta empresa sin precedentes que tiene como objetivo reconstruir el mundo, mezclando el conformismo burgués y el Antiguo Régimen al cual ya no le quedan fuerzas para continuar existiendo. Fausto es la encarnación de la nueva aventura iniciada por el capitalismo. 
Libre del poder de la racionalización, el hombre de negocios moderno puede concentrarse enteramente en ampliar su comercio con la intención de querer cada vez más. A este último le tortura la aspiración a lo infinitamente grande: lucrum in infinitum, la búsqueda de la ganancia por la ganancia. Pero la búsqueda de la ganancia es necesaria para cualquier economía capitalista si quiere prosperar, por lo que siempre debe ir más allá de sus necesidades. Baudrillard se interesó especialmente por el acto de consumo en el mundo moderno. El planteamiento del hombre moderno es el de un hombre ávido de consumo interminable de “experiencias” que le puede proporcionar el mundo comercial. Este mundo comercial no es en realidad más que un mercado del deseo que se ve obligado a pasar por la seducción (Michel Clouscard) y el espectáculo (en el sentido en que Guy Debord la entiende en La sociedad del espectáculo) como “fetichismo de la mercancía”, que fue teorizado por primera vez por Marx. El objetivo es controlar el universo simbólico para perpetuar y acentuar la lógica capitalista. Como dice Baudrillard en La sociedad del consumo: “Hay que probarlo todo, porque al consumidor le persigue el miedo a ‘perderse’ algo, es decir, el disfrute de cualquier tipo. Nunca sabe si tal o cual contacto, tal o cual experiencia (Navidad en Canarias, anguila o whisky, el Prado, L.S.D., hacer el amor a la japonesa) no le producirá una ‘sensación’ distinta. Ya no es el deseo, ni siquiera el “gusto” o una inclinación específica lo que está en juego, es una curiosidad generalizada impulsada por una obsesión difusa: es la ‘moral de la diversión’ o el imperativo de divertirse, de explotar al máximo todas las posibilidades de emocionarse, disfrutar o gratificarse”.
Es esa orientación forzada de la actividad capitalista donde reside la posibilidad psicológica tanto de la aspiración a lo infinitamente grande como a lo infinitamente pequeño. La aspiración al infinito sólo puede satisfacerse, a su vez, mediante el desarrollo de la técnica moderna y el odio hacia la armonía natural. Este desarrollo pretende “alcanzar un estado que no se define por nada, salvo por la capacidad de alcanzar nuevos estados”, como explica Cornelius Castoriadis, y reintegrar de ese modo lo infinito en el mundo material. Si los empresarios quieren seguir el ritmo de las invenciones tecnológicas sólo podrán hacerlo ampliando indefinidamente sus negocios. En consonancia con esta evolución se produce lo infinitamente pequeño mediante la contracción del tiempo y la minimización de los costes. El capitalismo, con la ayuda de la tecnología, determina el ritmo de la vida espiritual del hombre económico moderno que se ve obligado a darse prisa, aunque no quiera seguir ese camino. Lo que diferencia fundamentalmente al hombre moderno del hombre tradicional es que ha dejado de ser la medida de todas las cosas. Los rasgos psíquicos del hombre económico moderno se definen por una racionalización absoluta que impregna todos los ámbitos de la vida y una proclamación de la superioridad de la ganancia sobre todos los demás valores. De hecho, cierto número de virtudes burguesas propias del burgués de antaño (diligencia, ahorro, honorabilidad) se han perdido en el hombre económico moderno y más bien se han convertido en principios objetivos inherentes a toda conducta económica. La naturaleza de la actividad económica ha pasado de ser empírica (la economía de la demanda y el uso) a ser racional (la economía de la oferta y el intercambio).
En el burgués perfecto deben coexistir dos almas: un alma empresarial y un alma burguesa que juntas forman el espíritu capitalista. El alma emprendedora, asociada al empresario capitalista, es poseedora de un intelecto y una fuerza de voluntad superiores a la de los demás y muestra tres cualidades morales: alerta, perspicacia e inteligencia. Esta alma puede encontrarse en puestos importantes como los del jefe de un ejército o el jefe de un Estado. Además, el filósofo Henri Bergson corroboraba este aspecto de dos diferentes almas al distinguir entre el hombre abierto que gasta, y que básicamente tenía un temperamento señorial, basado en sus juicios personales totalmente determinados por una visión tradicional de la vida y el hombre cerrado que atesoraba, característica propia del temperamento burgués, valores objetivos con una visión utilitarista de la vida. En El burgués Sombart retoma esta idea de Bergson: “Vivimos o para la economía o para el amor. Vivir para la economía es ahorrar; vivir para el amor es gastar”. 
¿Por qué surgió el espíritu capitalista?
Remitiéndonos a Max Weber, podríamos decir que la organización capitalista representa un “inmenso cosmos” que preexiste al hombre y cuyas normas vienen dictadas por los mecanismos del mercado. Para intentar comprender por qué surgió el espíritu capitalista, Sombart analiza la influencia de las fuerzas externas y la selección, así como la presencia de condiciones y fuerzas morales favorables o desfavorables, al surgimiento del espíritu capitalista. De esta manera, él intentaba preguntarse el “como en un determinado grupo humano la mente de cierto número de individuos recibe, gracias a ciertas predisposiciones externas, un cierto aire capitalista”.
Las predisposiciones étnicas al capitalismo
Sombart decidió ir más allá del mero análisis de los individuos y sus aptitudes cuando se propuso examinar los grandes grupos humanos que llamamos pueblos históricos. Él observaba que ciertos pueblos parecen tener una predisposición étnica particular hacia el capitalismo; es el caso, en particular, de todos los pueblos de Europa y América del Norte, que parecen “poseer un número suficiente de variantes capaces de contribuir al desarrollo del capitalismo”. Pero esta predisposición varía de un pueblo a otro, tanto en términos del número de variantes capitalistas que cada pueblo posee, como en términos de la intensidad de estas predisposiciones capitalistas dentro de los individuos que componen un pueblo dado. No obstante, existen dos pueblos que parecen especialmente predispuestos al capitalismo. Por un lado, los pueblos heroicos muestran una disposición particular a lanzarse a empresas violentas de gran estilo (bandolerismo, piratería, etc.). Los romanos, por ejemplo, creían que el éxito económico sólo podía conquistarse por medio de la espada. En cambio, los pueblos mercantes practicaban el comercio pacífico y tenían una marcada inclinación por la vida burguesa. Sombart cita el ejemplo de los escoceses, los florentinos y los judíos cuyas disposiciones hacia el comercio proceden de tres pueblos anteriores: los etruscos, los frisios y los judaicos respectivamente.  Sombart prefiere “analizar los diferentes conjuntos de causas en función de sus múltiples y variados efectos” en lugar de “buscar las causas que dieron origen a los diferentes elementos constitutivos del espíritu capitalista examinando estos elementos uno tras otro”. Ahora bien, entre estos conjuntos de causas, encontramos lo que llamamos las fuerzas morales que actúan desde el interior hacia el exterior y que representan un aspecto importante del desarrollo capitalista.
Las influencias religiosas y filosóficas
Las principales influencias filosóficas para el desarrollo del espíritu capitalista fueron los filósofos empiristas-naturalistas (Francis Bacon, George Berkeley, David Hume, etc.) y los filósofos utilitaristas (Jeremy Bentham, John Stuart Mill, etc.). Además, la lectura de los autores antiguos tuvo una influencia muy fuerte en el desarrollo de la mentalidad capitalista, ya que en ella encontramos la racionalización de todas las manifestaciones de la vida. De hecho, los pensadores del quattrocento redujeron el pensamiento estoico al racionalismo y le dieron “un sentido puramente utilitario, enseñando en particular que la felicidad suprema de la vida consiste en una organización racional y finalista de la misma”. Este renacimiento del sistema estoico se inspiró, entre otras cosas, en aforismos del pensamiento de Marco Aurelio (“Es con vistas a la utilidad que la naturaleza procede como procede”) o de Séneca (“Todas las demás cosas están fuera de nuestro poder, pero nuestro tiempo nos pertenece”).
En cuanto a la influencia de la religión, Sombart le concede una importancia primordial en la formación de la infraestructura sociocultural y del espíritu capitalista, el cual tiene una dimensión económica, pero también biológica y etnológica. No nos detendremos aquí a hablar sobre la influencia del protestantismo, desarrollada por Max Weber (uno de sus colaboradores), en su libro La ética protestante y el espíritu del capitalismo, a la cual Sombart atribuye menos importancia. Por un lado, Weber se interesa por la afinidad entre la ética religiosa y el espíritu del capitalismo, pero, por el otro, Sombart insiste en la relación recíproca entre organización económica y mentalidad económica, que forman un conjunto de predisposiciones que, en ciertos grupos humanos, se ven transformados por determinadas influencias externas que predisponen unas ciertas orientaciones materiales (afectivas) y ciertas tendencias (activas). El catolicismo puede haber tenido efectos ambiguos en el desarrollo del espíritu capitalista según la época y el lugar. Sombart señala, en primer lugar, que toda la vida social estaba subordinada a los preceptos de la Iglesia, sobre todo en los primeros tiempos del capitalismo, y que la Iglesia ejerció una influencia significativa a lo largo del desarrollo del espíritu capitalista en Europa. Más concretamente, se puede decir que la obra de Santo Tomás de Aquino fue una de las principales influencias en el desarrollo del espíritu capitalista. El tomismo, que dominó el oficialismo católico a partir del siglo XIV, acabó con el dualismo entre la ley y el evangelio al combinar la religión de la gracia y del amor de San Pablo y San Agustín con la religión de la ley. También facilitó la racionalización de la vida: para Santo Tomás ser virtuoso significaba mantener el equilibrio prescrito por la razón. El hombre impulsivo desaparece progresivamente dándole paso a un tipo de hombre con un psiquismo más racional. La moral cristiana denunciaba la ociosidad, otiositas, prefiriendo la no-inactividad, neg-otium. La doctrina de la Iglesia nos enseña que el hombre ocioso comete el pecado de perder el tiempo, que es precioso para el cristiano. Todo este proceso de racionalización condujo a la aplicación económica de las reglas que la religión proponía para la dirección de la vida. Por otro lado, la moral escolástica es diferente del ideal de pobreza encarnado en el cristianismo primitivo: “Para el cristiano devoto, la pobreza y la riqueza como tales carecen de importancia: lo que importa es el uso que se hace de ellas”. El cristiano rico debe huir del reproche de iniquidad. La riqueza no puede ni debe considerarse nunca como un fin, sino sólo como un medio, al servicio del hombre y de Dios. Los moralistas de esta época comparten la concepción de las virtudes burguesas antiguas, rechazando la competición por enriquecerse sin límites ni escrúpulos. Es por esta última razón que no podemos confundirlos con el hombre económico moderno en un sentido estricto tal y como se desarrollará a partir del siglo XVIII. Santo Tomás propone una concepción “estática”, precapitalista, en la que cada persona ocupa un lugar determinado que debe conservar durante toda su vida. Toda evolución debía ser puramente interior, referida únicamente a la relación del hombre con Dios.
En contraste con esta moral propuesta por los escolásticos, la moral y los textos religiosos judíos se basaban en ver a los extranjeros de una forma diferente, sobre todo cuando se trataba de los préstamos con interés. Las justificaciones de ello se encuentran en el Antiguo Testamento que ordenaba a los judíos no prestar a interés a su propia comunidad, pero si daba permiso, si es que no obligaba, a prestar a interés a los extranjeros: “No exijas de tus hermanos interés alguno, ni por dinero ni por víveres, ni por nada de lo que con usura se presta” (Deuteronomio 23. 20), “Si prestas dinero a uno de mi pueblo, a un pobre que habita en medio de vosotros, no te portarás con él como acreedor, y no le exigirás usura” (Éxodo 22. 25), “no le darás tu dinero a usura, ni de tus bienes a ganancia. Teme a tu Dios y viva contigo tu hermano. No le prestes tu dinero a usura” (Levítico 25. 36-37). Con esto queda claro, pues, que los extranjeros eran sometidos a un trato financiero especial y Sombart demuestra que, mediante esta práctica, inaudita en la sociedad occidental de la época, los judíos estaban fuertemente predispuestos al espíritu del capitalismo. También se puede encontrar una referencia a los préstamos con intereses en El mercader de Venecia de Shakespeare, que se centra en la rivalidad entre Antonio, que presta sin intereses, y Shylock, un usurero judío. En la obra, Antonio pide prestados 3.000 ducados a Shylock, que tiene derecho a quitarle una libra de carne a Antonio en caso de que no le pague. Todo esto lleva a Antonio, que intimida constantemente a Shylock, a decirle que sólo a los extranjeros se les puede exigir despiadadamente capital e intereses cuando no pagan de buen grado; para Antonio, a diferencia de Shylock, los préstamos con intereses entre personas de la misma ciudad son amorales. Y, sin embargo, los préstamos con interés a extranjeros contribuyeron en gran medida al desarrollo del espíritu capitalista. De hecho, para Sombart, el préstamo de dinero contribuyó más que el comercio de mercancías a la formación de la mentalidad capitalista. El préstamo de dinero hace desaparecer todo lo que es cualitativo diferente y da paso a lo que es puramente cuantitativo. De este modo, el préstamo de dinero acabó con lo concreto y dio nacimiento a la abstracción total dentro de la economía. Es interesante observar que la ciudad de Florencia era el centro de los mercaderes de lana y, al mismo tiempo, el centro de los banqueros. También fue la ciudad de los gremios y del espíritu corporativo que contribuyó al desarrollo del espíritu burgués.
La intervención del Estado permite que el espíritu capitalista tome forma en una realidad social concreta
Sombart analiza otra influencia significativa en la formación del espíritu capitalista a lo largo de la historia: la del Estado. El Estado ha contribuido, a través de su política económica, al desarrollo de la mentalidad capitalista. Por ejemplo, la política mercantilista benefició de los intereses capitalistas durante el periodo del nacimiento del capitalismo. En la Inglaterra de los siglos XVI y XVII era el rey o la reina quien, con los recursos necesarios a su disposición, garantizaba el funcionamiento de un gran número de empresas. Podemos ilustrar este punto con Sir Walter Raleigh, quien fue sin duda uno de los antepasados más importantes del espíritu capitalista y uno de los primeros en subrayar la importancia geopolítica y económica de los océanos, lo cual permitió a Gran Bretaña asegurar su superioridad marítima en épocas posteriores. El Estado puede actuar mediante privilegios negativos (monopolios sobre la producción y el comercio) o mediante privilegios positivos (protegiendo o fomentando iniciativas políticas o comerciales). Todo ello llevó a Enrique II a afirmar, en una carta fechada el 13 de junio de 1558, que la finalidad de estos “privilegios y beneficios” era estimular a los hombres “virtuosos e industriosos” para que se embarcaran en empresas rentables.
En el siglo XIX el espíritu empresarial revivió con la destrucción del sistema mercantilista y de los gremios en favor de la nueva ley económica conocida como “libertad industrial”.   A través de la organización, administración y jerarquía de sus funcionarios el Estado representaba una de las principales formas de este espíritu empresarial. Esto se manifestó principalmente a través de su administración militar, su administración financiera y, en su política religiosa, mediante el establecimiento de una Iglesia oficial y la creación de una categoría social y política como la herejía. La política financiera se desarrolló durante el periodo mercantilista, cuando la grandeza y el poder de un Estado se medían por la cantidad de dinero que poseía. Como consecuencia, surgieron las primeras empresas especulativas, como la Compañía del Pacífico, que era una compañía colonial que asumía gran parte de la deuda del Estado. Esta compañía se hizo cargo de 30 millones de libras de deuda pública inglesa transformándolas en capital social: produciéndose una amalgama entre sus propios asuntos y las finanzas del Estado. En cuanto a la política religiosa, podemos decir que la creación de una Iglesia oficial por parte del Estado simultáneamente dio nacimiento a una categoría social nueva que dividía a los ciudadanos: herejes y los heterodoxos eran aquellos que pensaban a contracorriente del dogma dominante. La categoría de herejía, en donde se agrupaba a los ciudadanos de segunda clase (judíos, protestantes en países católicos, cuáqueros, presbiterianos, etc.), contribuyó poderosamente en todos los países a reforzar el amor por el lucro y a exaltar la aptitud para los negocios. Los herejes se resignaron a dedicar todas sus energías a la actividad económica, porque el dinero era la única forma de obtener poder dentro de sus países. Hubo muchos herejes entre los banqueros, comerciantes e industriales de los siglos XVI y XVIII, sobre todo entre los reformados franceses. Los hugonotes pudieron mantener su posición en gran medida gracias a su rectitud moral y su honradez. Sin embargo, el concepto de herejía está estrechamente ligado a fenómenos migratorios como consecuencia de persecuciones políticas y religiosas. En consecuencia, estas migraciones colectivas han contribuido en gran medida a la historia intelectual y social y en particular a la formación del espíritu capitalista. Por ejemplo, la colonización de los países de ultramar fue llevada a cabo por 7,5 millones de inmigrantes, en su mayoría alemanes e ingleses, y en particular el gran flujo migratorio (unos 20 millones de inmigrantes) de Europa a los Estados Unidos de América entre los siglos XVIII y XIX. Encontramos descripciones de los estadounidenses de antaño que más o menos poseen los mismos rasgos psicológicos que los estadounidenses de hoy: “predominio de los intereses materiales, trabajo duro, amor por lo ilimitado, ganancia incondicional, ausencia de escrúpulos, racionalismo económico llevado al extremo”.
Por encima de estas influencias externas, el espíritu burgués ha logrado de algún modo hacerse autónomo tras librar una cruzada contra la vida señorial. Sombart ve en esta inversión de los valores aristocráticos un auténtico resentimiento, en el sentido en que lo entiende Nietzsche, que lleva al burgués a exaltar el negocio por el negocio. En la Genealogía de la moral, Nietzsche teoriza el resentimiento, “o el resentimiento del débil”, que surge de la diferencia entre los valores del resentido frente a los valores del aristócrata. Estos últimos emanan del amor propio y la exaltación de la vida, mientras que los valores del débil proceden del odio a los demás y a la vida. Los oprimidos y los mediocres han alimentado el odio y el resentimiento hacia los fuertes que los dominan y que son felices y aman la vida. El esclavo está lleno de odio contra la naturaleza porque ha sido injusta con él. Los seres resentidos siguen existiendo, pero ya no tienen religión para desahogar su resentimiento y su deseo de venganza, así que se vuelven contra el mundo actual y buscan destruirlo. Nietzsche los describe como una raza de hombres para quienes “la verdadera reacción o la acción está prohibida y que sólo se compensan a sí mismos mediante la venganza imaginaria”. A esto hay que añadir la destrucción del sentimiento religioso: el empresario ya no necesita el sentido del deber para encontrar en el “negocio” el único interés de su vida. El espíritu capitalista está ahora libre de todos los grilletes que antes le obstaculizaban: “Para prosperar, toda economía capitalista debe ir más allá de sus necesidades. En esta orientación forzada de la actividad capitalista reside la posibilidad psicológica de la aspiración al infinito, que a su vez sólo puede satisfacerse mediante el desarrollo de la tecnología moderna, que ignora la medida natural”. La mentalidad burguesa es indiferente al destino del hombre. En efecto, el hombre pierde su valor económico e incluso cultural en la medida en que, gracias a la técnica, deja de constituir el centro del proceso de producción. El “progreso”, que de hecho tiene un cierto elemento de entusiasmo infantil en su estructura psíquica, y que tanto animó a los empresarios, ahora tiene, con el advenimiento del capitalismo como hecho social total, un significado únicamente tecnológico.
Conclusión
El problema de la mentalidad capitalista es, de hecho, mucho más complejo y polifacético de lo que parecía al principio de nuestro análisis. Sería inútil intentar remontarlo a una unidad, “reducir todas las causas del fenómeno que nos ocupa a una única causa fundamental, a una causa causans”. El método del materialismo histórico, que pretende ser un método científico y no ideológico, se revela bastante limitado una vez tenemos en cuenta todo lo expuesto anteriormente. Por lo tanto, es necesario captar la importancia de la evolución del espíritu del capitalismo para comprender su alcance. Desde el principio, desde la caída del Imperio Romano, los pueblos de Europa han tenido un amor muy pronunciado por el oro y el espíritu empresarial, que luego adoptó diversas formas. Todo esto acabó mezclándose y dando lugar a un poderoso organismo. A su vez, también dio lugar a la aparición del Estado moderno que instituyó la categoría de herejía; estos dos fenómenos están ligados a la importancia de la religión. Gracias a la estructura proporcionada por el Estado moderno pudieron surgir empresas exteriores y ambiciones de conquista. El descubrimiento de metales preciosos y la fundación de colonias, de los que no hemos podido hablar aquí en aras de la brevedad, se convirtieron en caldo de cultivo del capitalismo. Este espíritu empresarial, característico del alma europea y que se desarrolló con el tiempo, procedía ante todo de la casta señorial. Sin embargo, con el tiempo se extendió a sectores más amplios de la población que encontraron formas pacíficas de ganar dinero. Los valores que les motivaban eran el amor por el orden, el ahorro, la previsión y el cálculo. Este último tipo de empresa puede asimilarse al espíritu burgués, que con el tiempo se extendió a todos los pueblos europeos, aunque fue más frecuente entre ciertos pueblos (etruscos, frisios, judíos, etc.). La influencia de esos pueblos aumentó con el corolario de un cambio en la estructura psicológica del empresario capitalista, cuya mentalidad cambió y se aburguesó. El empresario se convirtió en la síntesis del burgués y el comerciante.
Evidentemente, la transición hacia el hombre económico moderno no ha sido uniforme a lo largo de la historia. En los primeros tiempos del capitalismo el espíritu capitalista se caracterizaba sobre todo por la rigurosidad moral y las buenas costumbres basados en la religión cristiana. En el siglo XV, sin embargo, se produjo una ruptura y el capitalismo se liberó de los grilletes y restricciones que hasta entonces habían limitado sus acciones. La economía se “desvinculó de las relaciones sociales”, como dijo en su momento Karl Polanyi, muy influido por la obra de Sombart, en La gran transformación. El principal objetivo de la vida para el hombre moderno era ganar dinero y buscar la acumulación ilimitada de riqueza. Esto se basará, entre otras cosas, en el desarrollo de las ciencias naturales, producto del espíritu romano-germánico, que servirán de base para el desarrollo de la tecnología moderna. Al final, toda esta evolución del hombre hacia la mentalidad burguesa le llevó a apartarse de la vida en favor de un simulacro materialista bajo – en el sentido vulgar del término y no en el filosófico del mismo – que terminó llevando hacia una estrechez de miras cada vez más pronunciada. Esto es exactamente lo que Patrice reprocha a Catherine en Les sept couleurs de Robert Brasillach: “Las palabras que se repiten en tu carta: sabia, razonable. Tenía razón al pensar que eras una pequeño-burguesa. Seguridad. Y también, qué cosa tan curiosa: juventud. Amo mi juventud, creo que es un don milagroso, que debemos disfrutarla, respirarla, beber su perfume y herirnos en sus espinas. Pero tú tienes miedo de la juventud. A los veinte años, tener miedo de tu juventud, no se me ocurre una falta más terrible”.
Referencias bibliográficas:
Alberti, Leone Battista. Del governo della famiglia, 1441.
Aquin, Saint Thomas d’. «IIa IIae q.117, a. 4» In Somme Théologique, 1485.
Baudrillard, Jean. La société de consommation, 1970.
Bible, Ancien Testament. Second 21., s. d.
Brasillach, Robert. Les Sept Couleurs, 1939.
Erasme. «Adage n° 287». In Les Adages, 1500.
Gide, André. Journal, 1937.
Goethe. Second Faust, 1832.
Guénon, René. Le Règne de la Quantité et les Signes des Temps, 1945.
Hegel. Phénoménologie de l’esprit, 1807.
Marc-Aurèle. Pensées pour moi-même, 170 apr. J.-C.
Nietzsche, Friedrich. Généalogie de la morale,1887.
Politzer, Georges. «Cinquième partie: Le matérialisme historique». In Principes élémentaires de philosophie, 1946.
Proudhon. «De la création de l’ordre dans l’humanité, ou Principe d’organisation politique». In Chapitre III, 1843. 
Raphaël, Freddy. «Werner Sombart et Max Weber», 1988.
Shakespeare, William. Le Marchand de Venise, 1600.
Sigfússon, Sæmundr, Edda poétique, années 1260.
Sombart, Werner. Comment le capitalisme uniformise le monde, s. d.
Sombart, Werner. Le bourgeois: contribution à l’histoire morale et intellectuelle de l’homme économique moderne. Edition 2020. Kontre Kulture, 1913.
Sombart, Werner. Le capitalisme moderne, 1900.
Sombart, Werner. Les Juifs et la vie économique, 1911.
Sombart, Werner. Marchands et Héros, ramifications patriotiques, 1915
Spengler, Oswald. Le déclin de l’Occident, 1918.
Thines, Georges. «L’esprit faustien selon Oswald Spengler», février 2008.
Weber, Max. L’éthique protestante et l’Esprit du capitalisme, 1905.
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¿La Web de Surrealismo? Reuben Cukier (1964 -)
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vistazo-al-futuro · 7 months
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Descubre tu estilo de pensamiento y en que carreras tendrías éxito
¡Hola a todos! Te saluda tu amiga Nicol Arapa, de 16 años. Hoy nos sumergiremos en un tema fascinante: El estilo de pensamiento. ¿Alguna vez te has preguntado por qué enfrentamos los problemas de cierta manera o porque nuestras decisiones tienden a seguir un patrón particular? Bueno, aquí en Un Vistazo al Futuro te ayudaremos a explorar cómo nuestro estilo de pensamiento influye en la forma en la que abordamos los desafíos cotidianos, en como interactuamos con los demás e incluso en la elección de nuestra carrera profesional o técnica.
Según Howard Gardner, psicólogo e investigador: "No es lo inteligente que eres lo que importa, lo que realmente cuenta es cómo es tu inteligencia"
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Interesante frase ¿verdad? Conocemos normalmente a la inteligencia como una variedad de capacidades cognitivas que se va desarrollando durante todo nuestro crecimiento y formación. Sin embargo, en ocasiones la sociedad tiende a fomentar la idea de que solo la inteligencia académica o cognitiva es el único indicador de éxito y valor personal.
Al principio, yo también estaba convencida de que solo había un tipo de inteligencia y que tenía que adaptarme al molde que veía a mi alrededor. Me fui dejando llevar, ignorando las habilidades únicas que tenía y adoptando una forma de ser que ni yo misma reconocía.
Todo iba bien hasta que llegó el momento clave de decidir mi futuro. ¿Y saben qué? Ahí me di cuenta de que todo lo que había planeado y estudiado no era realmente lo que quería para mi vida. Fue como un despertar, ¿saben? Empecé a cuestionarme, ¿es esta la ruta que quiero tomar para siempre?
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A veces, nos metemos en la idea de que solo hay un camino, una forma de ser inteligente. Pero en realidad, cada uno de nosotros tiene su propio brillo, sus propias habilidades que nos hacen únicos. Yo aprendí que ser auténtica y reconocer mis verdaderas fortalezas es el verdadero camino hacia el éxito y la felicidad. 💪✨
Ahora, sabemos que todos somos únicos, ¿verdad? Pues eso también aplica a la forma en que procesamos información y tomamos decisiones. Algunos de nosotros somos más analíticos, otros más creativos, y algunos son expertos en resolver problemas como si fueran detectives de la vida cotidiana.
Entonces, ¿por qué esto es importante? Bueno, resulta que entender nuestro estilo de pensamiento puede ser la clave para encontrar la carrera que realmente nos apasiona y en la que, naturalmente, ¡podemos brillar como el sol! ☀️
Piénsalo de esta forma: si eres una persona que ama analizar datos y ver patrones, ¡quizás las carreras en ciencias o tecnología son lo tuyo! Por otro lado, si te encanta pensar fuera de la caja y tienes ideas creativas por montones, ¡podrías ser un genio del diseño o de la publicidad!
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La idea es que cuando alineamos nuestras carreras con nuestro estilo de pensamiento, no solo nos sentimos más realizados, sino que también somos más exitosos. Es como encontrar el par de zapatos perfecto, ¡simplemente encajan!
Aquí en Un Vistazo al futuro queremos que encuentres tus objetivos de manera clara, es por ello que a continuación realizaremos el Test de Dominancia Cerebral de Ned Herrmann, este nos va a ayudar a entender las preferencias de nuestro cerebro. ¿Son más del team analítico, les gusta desmenuzar datos como si fueran detectives, o son del team creativo, siempre con la mente volando alto con ideas innovadoras? ¡O tal vez son un mix de todo!
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En primer lugar, es importante comentar que este test no se trata de un test de hemisferios cerebrales o lateralidad cerebral, en este caso, la dominancia cerebral se determina en las ya conocidas cuatro partes o cuadrantes descritas por Herrmann. A continuación, te definimos en qué consiste cada cuadrante:
Cuadrante A: el lógico
Una persona cuyo procesamiento sea mayoritariamente cortical izquierdo tendrá un estilo de personalidad frío, calculador y poco emocional. Se les conoce como personas "expertas" y son aquellos individuos que destacan en las pruebas de lógica y matemática.
Cuadrante B: el organizador
La parte límbica izquierda de nuestro sistema cerebral es la encargada de analizar con cautela nuestro entorno, por lo que si esta zona predomina en nuestro procesamiento cerebral, tendremos un modo de pensamiento controlado, detallado y bien organizado.
Cuadrante C: el emocional
Aquellas personas cuyo cuadrante predominante sea el límbico derecho, tendrán un modo de pensamiento emocional, expresivo y sensible. Son individuos altamente sensibles, que disfrutan creando y manteniendo lazos interpersonales con los demás.
Cuadrante D: el creativo
La manera de pensar de una persona con el cuadrante cortical derecho predominante es intuitiva, integradora y muy imaginativa. Son personas creativas, innovadoras y con un mundo interior muy rico.
¿Quieres saber qué cuadrante predomina en tu cerebro?
A continuación, te mostramos una pequeña prueba de este test de dominancia cerebral. Para realizarla, solo debes coger papel, lapicero y apuntar la opción que mejor se ajuste a tu personalidad. Una vez respondas a todas las preguntas, debes seguir estas simples instrucciones:
Cada respuesta puntúa según el número que la precede. Por ejemplo, si en la primera pregunta, has respondido con la afirmación número 2, tendrás 2 puntos.
Debes sumar todas las puntuaciones, el valor final debe oscilar entre los 6 y los 24 puntos.
¡Iniciemos!
Cuando un buen amigo, pareja o familiar acude a mí porque tiene un problema...
No me preocupo si el problema no es considerablemente grave
Le escribo una lista con las posibles soluciones
Abrazo a esa persona y lo siento mucho por ella
Me invento un plan para ayudarla
En el momento de estudiar antes de hacer un examen...
Disfruto mucho haciendo ejercicios para prepararme el examen
Elaboro un plan de estudio, compaginando descanso con horas de concentración
Me pongo muy nervioso/a y siento mucha ansiedad, sobre todo el día antes
Busco apuntes divertidos, hago dibujos para acordarme y elaboro técnicas para recordar nombres y fechas
En una pareja lo que busco es...
Una persona con la que compartir conocimientos y sabiduría
Busco a alguien compatible con mi personalidad, agradable y que yo considere atractivo/a
Amor y pasión, me gusta sentir muchas emociones en mi relación de pareja
Alguien con quien compartir aventuras y nuevas experiencias
Cuando tengo una discusión familiar...
No me involucro demasiado, solamente observo cómo se comportan los demás
Analizo cómo se porta cada miembro de la familia e intento actuar en consecuencia
Me pongo a llorar, no soporto ver como mi familia se pelea, son personas que quiero mucho
Busco la mejor manera de calmar el ambiente y me invento alguna dinámica o juego si hace falta
Cuando tengo un presentimiento o una corazonada...
No suelo tener ese tipo de sensaciones
Pienso por qué lo siento e intento buscar la explicación más razonable de dicho presentimiento
Me alegro mucho, me encanta sentir cómo mi mente me intenta decir algo
Sigo esa corazonada, no suelo equivocarme nunca
Mi trabajo ideal sería...
Profesor/a de matemáticas, física o empresario/a
Administrativo/a, contable o gerente
Psicólogo/a, periodista o trabajador/a social
Arquitecto, compositor/a, escritor/a, poeta o diseñador/a
Interpretación del test de dominancia cerebral
A continuación, puedes saber qué hemisferio cerebral predomina en tu comportamiento:
De 1 a 6 puntos: cuadrante predominante A (lógico-matemático)
De 6 a 12 puntos: cuadrante predominante B (organizado- analista)
De 12 a 18 puntos: cuadrante predominante C (emocional-sensitivo)
De 18 a 24 puntos: cuadrante predominante B (intuitivo-imaginativo)
Si deseas una manera más sencilla de realizar el test, te dejamos la siguiente página que analizará tus respuestas en instantes.
¿Qué carrera me conviene?
Una vez sepamos nuestros resultados te damos algunas opciones de las carreras en las que tendrías éxito. Recuerda que estas son solo algunas sugerencias, ¡el mundo laboral es vasto y hay muchas más opciones! Siéntete libre de explorar diferentes campos y descubrir cómo tus habilidades únicas pueden encajar en diversas carreras.
Cuadrante Rojo (Analítico): En este cuadrante brillan aquellos que disfrutan desentrañando problemas y aman los datos.
Ciencias de la Computación e Informática.
Ingeniería de Software.
Estadística y Análisis de Datos.
Investigación Científica.
Matemáticas Aplicadas.
Actuaría.
Cuadrante Amarillo (Creativo): Aquí residen los genios creativos. Para los amantes de las ideas innovadoras
Diseño Gráfico.
Diseño de Experiencia de Usuario (UX).
Publicidad y Marketing Creativo.
Fotografía y Producción Audiovisual.
Escritura Creativa y Periodismo.
Animación y Multimedia.
Desarrollo de Videojuegos.
Cuadrante Verde (Relacional): Personas orientadas a las relaciones y la empatía.
Psicología Clínica y Consejería.
Recursos Humanos y Gestión de Talento.
Educación y Pedagogía.
Coaching y Desarrollo Personal.
Trabajo Social.
Terapia Ocupacional.
Cuadrante Azul (Organizador): Aquí están los que aman la planificación y la estructura.
Gestión de Proyectos.
Contabilidad y Finanzas.
Administración de Empresas.
Consultoría Empresarial.
Logística y Cadena de Suministro.
Gestión de Operaciones.
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Espero que hayan disfrutado la experiencia de explorar su mente atraves de este test. Recuerden que este viaje no se trata solo de carreras, sino de autoconocimiento y aceptación de lo increíblemente diversos que somos. En un mundo que valora la singularidad, cada uno de ustedes es una obra maestra con su paleta de colores única.
Así que, vayan por la vida con confianza, armados con la comprensión de sus fortalezas y listos para abrazar nuevas oportunidades. ¡Que sus mentes brillen con todo su esplendor!
Escrito por: Nicol Arapa 5H
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hypnoespadachin · 1 year
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Titulitis
Una de las cosas que me suelo encontrar en los foros BDSM cuando comento que soy hipnofetichista es una reprobación acerca de lo peligrosa que es la hipnosis y que es algo que no debería hacer sin una titulación académica adecuada.
Y me causa sorpresa el doble rasero con otras prácticas ¿Acaso existe una titulación universitaría de rigger? ¿Un título académico que te capacite para hacer impact play? ¿Son necesarios seis años de Medicina y Cirugía para practicar knife play, jugar con agujas o breath play? Obviamente no. Y son prácticas muy peligrosas que pueden provocar lesiones graves o incluso la muerte (David Carradine que estás en la gloria). Las personas que realizan esas prácticas son personas que se se han formado para poder llevarlas a cabo con seguridad aunque nunca se tiene riesgo 0.
Y lo mismo pasa con los hipnotistas eróticos que se precien de ser llamados así. Muchos no tenemos títulos universitarios en Psicología pero tenemos formación. En mi caso formación presencial, online (y no confundamos esto con un "videito de youtube") y participamos en foros donde consultamos dudas y preguntamos. Y práctica, mucha práctica.
Por supuesto ningún kink se libra de que haya auténticos papanatas pero la hipnosis tiene una ventaja: es inócua. Sí, en contra del mito y de muchos prejuicios de que si la hipnosis saca recuerdos olvidados traumáticos de la nada o es capaz de generar episodios psicóticos con una facilidad pasmosa, el consenso científico lo que nos dice es que es inofensiva por sí misma*. La hipnosis no es más es una conversación glorificada y tendrá los mismo peligros que cualquier otra conversación. Así que tranquila, si alguien es un hipnotizador mediocre lo más que hará será aburrirte y no crearte un problema psicológico.
Ya bueno, Espadachín, ¿y qué pasa si usas la imagen de que se hunde en el mar una persona que hubiera estado a punto de ahogarse? ¿No sería eso peligroso? Primero que solo sería peligroso en el caso de que la persona hubiera generado un TEPT a raíz de ello y no sería culpa de la hipnosis sino de la situación generada, y segundo, ¿es que tú no hablas estas cosas con tu top cuando negocias una escena? Es de primero de kinkster, de lo que se habla en la negociación: posibles problemas, traumas, incomodidades.
Y esto va también para vosotres, hypnotees: no dejéis en manos del hipnotista toda la responsabilidad de saber vuestros problemas. No somos psíquicos. Comunicación.
Una anécdota personal sobre la importancia de esto: Una vez tuve una sujeto con la que no negocié nada ya que era una fiesta de cumpleños vainilla. Por supuesto, en ese contexto hablar de tus miedos y tus traumas no es algo que suela hacerse. Hicimos un par de sugestiones normales, quedarse pegada a la silla y el brazo rígido. Cuando hice la amnésia de nombre veo que empieza a cambiarle la cara, a preocuparse. La despierto y en privado me cuenta que tiene pánico a olvidarse de cosas porque se pegó una fumada mítica de porros un fin de semana y esos dos días han desaparecido de su vida. Y ver que se había olvidado de algo tan simple como su nombre le trajo recuerdos de esos días dónde no sabe lo que pasó.
Así que en conclusión, parafraseando a Superratón, "No olviden superformarse y supercomunicarse."
*En un contexto de hipnosis clínica sí puede llegar a causar problemas, pero debidos al desconocimiento de la terapia en la que se usa o del paciente por parte del terapeuta.
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somber-tone-man · 1 year
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Me resulta decepcionante cuando algunos profesionales hablan sobre el pensamiento crítico, pero en la práctica adoptan actitudes autoritarias y académicas. Esta contradicción me genera un gran desapego, ya que no se puede justificar una mentalidad rancia y obsoleta en nombre de la educación y la formación académica.
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