Tumgik
#juguetonas
mascotas-preferidas · 2 years
Photo
Tumblr media
¿Estás pensando en añadir una cacatúa a tu familia?
1 note · View note
pensat-i-fet · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
124 notes · View notes
yume-fanfare · 3 months
Text
youtube
esta es mi theme song e ideal ship dynamic btw
1 note · View note
dropsofsciencenews · 6 months
Text
Madres Chimpancés: Campeonas del Juego Incluso en Tiempos de Escasez Alimentaria
ITA version here ENG version here
Un reciente estudio llevado a cabo en el Parque Nacional de Kibale en Uganda ha revelado un sorprendente comportamiento entre las hembras de chimpancés: a pesar de la escasez de alimentos, las madres continúan jugando con sus crías, desempeñando un papel crucial en el desarrollo físico y social de sus jóvenes.
El Parque Nacional de Kibale es conocido por ser el bosque más densamente poblado de primates del mundo, con más de 1.000 chimpancés que residen allí. Los investigadores, liderados por Zarin Machanda y Kris Sabbi de la Universidad de Harvard, comenzaron a familiarizar a los chimpancés con la presencia humana en 1987, recopilando observaciones detalladas del comportamiento que incluyen escalada, alimentación, acicalamiento y juego.
A través del examen de 3.891 episodios de juego de adultos registrados dentro de la comunidad de chimpancés de Kanyawara, los investigadores no solo observaron que esta práctica persiste en los adultos, a diferencia de la mayoría de los otros mamíferos, sino que también pudieron evaluar cómo el juego de los adultos es influenciado por la calidad de la dieta. Mientras que el juego entre adultos y con inmaduros no relacionados disminuía durante la escasez de alimentos, el juego entre madres y crías persistía, sugiriendo que este tipo de juego estaba menos ligado que el juego con otros compañeros.
La observación de que las madres continúan jugando con sus crías a pesar de la escasez alimentaria destaca la importancia crucial del juego en el mundo animal y la extraordinaria dedicación de las madres chimpancés en garantizar el bienestar de sus crías, incluso en los momentos más difíciles. Esto sugiere que las madres chimpancés desempeñan un papel crucial en el desarrollo físico y social de sus jóvenes, incluso cuando enfrentan la amenaza de la escasez de alimentos.
La evaluación de las posibles funciones y la evolución del juego para adultos chimpancés para construir relaciones o apoyar oportunidades de aprendizaje para los miembros más jóvenes del grupo está incompleta sin considerar sus costos. El hecho de que las madres chimpancés soporten estos costos incluso cuando la ecología vincula otros aspectos de su comportamiento social revela principalmente un costo implícito de la maternidad para esta especie en la que, al igual que los humanos, las madres son compañeras de juego importante para su descendencia.
FUENTE
Tumblr media
Fuente foto
0 notes
rgtb-8 · 1 year
Text
Tumblr media
0 notes
camlgp · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media
Negrita, Bonnie, Lula y Viejito.
🤍
0 notes
myillicitaffair · 7 months
Text
You are in love | Esteban Kukuriczka.
Tumblr media
sumario: noches de pizza con tu amigo… claro, amigo.
advertencias: sexo explícito (+18) , penetración, sexo sin protección, consumo de alcohol.
créditos: las fotos del collage fueron extraídas de pinterest, más las edite yo. la canción cuya letra utilice es You Are In love (Taylor’s Version) de Taylor Swift.
notas: honestamente, no estoy muy contenta con el resultado final pero espero que puedan disfrutarlo de todas maneras xx.
No hay pruebas, no fue demasiado, pero yo vi suficiente.
Paciente, fuera de su recibidor, me encuentro parada, esperándolo con una botella de vino bajo la axila. Aliso los pliegues de mi falda varias veces con las manos, un hábito al que recurro para evitar sucumbir a la ansiedad que me atormenta. Con la cámara de mi celular, observo mi reflejo, comprobando que mi maquillaje permanezca en su lugar, que mi cabello siga viéndose inmaculado.
No recuerdo un tiempo en el que Kuku haya sido simplemente un amigo, siempre fue más; mi confidente, el protagonista de mis fantasías, quien roba mis suspiros y miradas, de quien terminé enamorándome.
Las pisadas sobre las baldosas delatan su presencia apropincuándose, luego el traqueteo de las llaves en la cerradura, las bisagras girando en su eje para revelarlo frente a mí.
La alegría tiñe su rostro al verme, redondeando sus angulosos pómulos y centrando mi atención en la mueca en sus labios. Condenadamente cerca de mí y a la vez tan inalcanzables.
Su voz dándome la bienvenida me sacude de mi subrepticia quimera, trayéndome de un zarpazo de vuelta a la realidad. Me estrecha contra su torso, con las muñecas serpenteándose por mi cintura para atraerme más cerca.
“Traje vino, Kuku”- pronuncio, a modo de saludo, mientras lo abrazo estrechamente.
“¡Gracias, ángel! Entrá que está por llegar la comida”- informa, de manera tan casual y ligera que siento mi corazón escurrirse hasta tocar el suelo.
“Ángel” me dijo, jodiéndome para siempre. ¿Cómo seré alguna vez capaz de recuperarme de tal agravio a mi integridad? Decido asentir y adentrarme a su hogar.
Me recibe una sala de estar cálidamente iluminada, las paredes blancas cubiertas de cuadros y fotos, un aterciopelado sofá rojo situado en medio de la habitación.
Me acerco a una repisa de madera, donde reposa un retrato recientemente seleccionado… todo el elenco de La Sociedad De La Nieve posando bajo el lente de su cámara, sonrisas reflejadas en nuestros rostros enmarcados.
“Esa la tomé el último día de rodaje”- me recuerda, apareciendo por detrás mío, con una mano en mi espalda baja.
No hay pruebas, un toque singular, pero yo sentí suficiente.
Mis vellos corporales se erizan ante el contacto, un escalofrío recorriéndome cargado de anticipación por lo que jamás sucederá. Asiento torpemente, deseosa de fundirme en el calor de su silueta.
Pienso en esos mismos dedos, acorralando mi piel a su paso, incendiando su sendero. Acariciando mis mejillas con ternura, colándose por mis labios, desvistiéndome con precisión.
El timbre retumbando en la sala me despierta, desarraigándome de mis maquinaciones pecaminosas. El hombre a mi lado da largas zancadas, con un caminar tímido y garbado, hasta alcanzar la puerta de madera y ojear la mirilla. Luego de cerciorarse de la identidad del intruso, le permite ingresar para que deposite el delivery entre sus brazos, marchándose luego de recibir su pago.
Sobre la mesa del comedor se halla mi bolso, el cual rebusco hasta toparme con la billetera y separar varios billetes para pagar una porción del importe de la cena.
“Dividamos los costos de la comida entre los dos, ¿te parece?”- debato, tendiéndole el dinero para así compensar la mitad de su perdida.
“Pero no, nena, ¡guarda eso! Te invito yo”- rechaza tajante al ignorar mi ofrenda, con juguetona indignación en sus facciones.
Más allá de mi recurrente insistencia, rechaza contundentemente todos mis intentos de devolverle la plata, escudándose en excusas absurdas. Una cálida sensación se apodera de mí ante su caballeroso gesto, traduciéndose en atontados vistazos en su dirección, mientras sigo cada uno de sus movimientos al sacar el par de copas de una alacena.
“Pedí pizza de ese bar que te gusta”- comienza a explicar, aun movilizándose para descorchar el vino- “la de pepperoni sigue siendo tu favorita, ¿verdad?”
Un solo paso, no fue demasiado, pero dijo suficiente.
Silencio. Silencio desgarrador y sepulcral a mi alrededor, petrificando el aire a su paso.
“¿Te acordaste?”- asevero con un hilo de voz, aunque suena más a una pregunta, reflejando mi propia inseguridad.
Mis extremidades tramitan un cosquilleo colectivo, despertándome de la anestesia que se había apoderado de mí.
“Si, obvio”- le resta importancia, sirviendo la bebida y entregándome mi copa.
Y yo entiendo lo tonto que debe sonar, pero, por un momento, me permito sentirme importante e incluso un tanto sustancial en su existencia. “Me escuchó” medito, atónita por la revelación, revolucionando todas mis ternuras dirigidas hacia él.
Mis ojos se obsesionan con su él, simplemente él y su aura dorada coronándolo como si de un halo se tratara. ¿Cómo logré tener tanta suerte?
“No me mires así, nena”- pide al devolver mi mirada, su entrecejo fruncido en concentración- “Vas a hacerme creer que los chicos tenían razón…”
Mi mueca se tiñe de confusión, no sabiendo con exactitud si se refiere a lo que yo supongo. Intento decodificar sus palabras, pero, tal vez por el prospecto de ver mi entusiasmo destrozado, me limito a repreguntar.
“¿De qué hablas, Kuku?”- atrapo mi labio inferior entre mis dientes para así detener los temblores que lo acosan.
“Ya sabes…”- se encoge de hombros, pero, al ver mi perplejidad se resigna a continuar- “Fran y Juani siempre nos cargaban con que… em, con que debíamos salir.”
Siento un hondazo envestirme de lleno y un deseo irremediable de que el mismo continúe hasta hacerme perder la conciencia.
“Ah, eso”- murmuro en voz baja, de repente completamente drenada de seguridad. Trato de difuminar mis conflictuadas preocupaciones con una risotada punzante, delatando la rigidez de mis hombros estáticos y la incomodidad en mi gesto.
¡Qué estúpida! ¿Cómo me permití alguna vez pensar que el podría sentir lo mismo que yo? Deseo tirarme al suelo y revolcarme en el bochorno que me arrima, lo suficiente para olvidarlo a él con sus grandes ojos fijos y perder la cordura a manos de la vergüenza.
“Era un chiste nada más, no deseaba hacerte sentir mal”- aclara cálidamente, rodeando la mesa hasta rozar nuestros hombros.
Es absurda la cantidad irremediables de terminaciones nerviosas que logra incendiar con solo oprimir su marco con el mío. ¡Debo frenar esta locura antes de que se me vaya de las manos!
“Claro…”- suspiro, forzando una sonrisa al tomar asiento en la silla que abuso bajo mis pálidos nudillos.
Tomando la copa entre mis palmas, la balanceo hasta verter el liquido más allá de mis labios, rezando para que el espirituoso proveniente de uva disipe su comentario furtivo.
El mayor, aún parado a mi lado, hinca sus rodillas para arrodillarse y así quedar a la altura de mis ojos.
“Ángel, lo siento si te ofendí. No era mi intención”- se disculpa, escurriendo sus dígitos entre mi cabello para plegarme un mechón tras mi oreja.
“Ya sé, Kuku… y lo prometo, ¡estoy bien!”- miento descaradamente en su cara, con las comisuras adheridas a mis tensas mejillas.
Por unos prolongados segundos- que se sienten como una eternidad- nos miramos firmemente, tratando de descifrar los pensamientos cabalgando en la cabeza opuesta. Con un afectado suspiro, se levanta del suelo para luego posicionarse en la silla contigua a la mía.
Una vez asentado en su sitio, levanta el rostro para enfrentarme y toma mis temblorosas manos entre las suyas. Inmediatamente noto su calor corporal, las asperezas desperdigadas por sus palmas, sus anillos colisionando con los míos.
“Ahora entiendo cómo mi comentario pudo haber sonado y te pido perdón por ello”- alega mientras me observa, pausando en cada pequeño lunar e imperfección.
Inhibida y un tanto cohibida ante su escrutinio, desvío mis ojos hacia un costado y muerdo mi labio inferior, aprisionándolo entre mis paletas.
“No quería hacerte mal…”- confiesa, con sus orbes ahora clavados en mis labios mordisqueándose- “Sos mi mejor amiga.”
una mueca extraña en su rostro. Pausa, luego dice “sos mi mejor amiga.” Y yo supe a que se refería, está enamorado.
Una fuerza gravitacional me empuja aún más cerca suyo; envalentonada gracias a su fijación por mi boca, empiezo a disparar la ajena sin dudarlo. Deslizo una mano por su cachete, acariciando la incipiente barba creciendo allí mientras le robo un breve pico.
Al separarme, escaneo al hombre que acabo de besar, desesperada por hallar una reacción. La confusión tiñe su cara, tiene la mandíbula presionada con fuerza y un furioso sonrojo trepando hasta su nariz. Sin perder un solo minuto más. Vuelve a unir nuestras figuras en un beso, uno real esta vez.
Sus labios en contacto con los míos consienten un hambre que venía cultivando hace meses, acelerando mi deseo de conseguir más. Mi corazón late con una velocidad alarmante, saltando implacablemente contra mi caja torácica, y agravando los temblores en todo mi cuerpo.
Una danza desenfrenada se desenlaza, dando rápido paso a una intrépida batalla por apropiarse de la ventaja que implica dominarnos mutuamente. Una de sus manos se enreda en mi melena, tirándola hacia atrás mientras su lengua se apresura en inmiscuirse en mi cavidad bucal, cepillando la propia y paseándose por toda su extensión.
El aire comienza a escasear y el ardor en nuestros pulmones nos fuerzan a dividirnos, aprovecho el breve impase para deslizar mis extremidades por sus piernas y así, sentarme a horcajadas sobre su regazo.
“¿Sabes hace cuánto deseo hacer esto?”- cuestiona, entrelazando sus dígitos por mis curvas y asentándome sobre la junción de su torso y piernas.
Bajo mío, noto un bulto que comienza a alzarse, punzando mi centro deliciosamente. Sin siquiera razonarlo, muelo mis caderas contra él, percibiendo un curso de placer recorrerme entera ante la fricción contra sus pantalones.
En un arrojo de valentía, me deshago de la blusa que flamea en mis costados, arrojándola lejos nuestro. Como si de un arreglo tácito se tratara, el argentino adjunta sus labios con mi pecho y comienza a succionar mi piel con fiereza, yo me limito a atraerlo contra mí mediante su cabellera.
“Tantas veces fantasee con esto…”- admito, sin poder evitarlo, mientras él libera mi busto del corpiño.
Levito hacia su remera, forcejeando con ella hasta deshacerla hacia las baldosas y revelar su tórax al descubierto. Recubierto de pecas difuminándose en su blancura, dudo alguna vez haber visto una imagen más hermosa.
Sosteniéndose de mis muslos, se irgue y tropieza hasta toparse con el sillón, descargándome sobre el terciopelo con una impredecible agilidad. Allí, acostada en medio de su sala de estar, centro mi atención a sus dedos desenlazando mi falda con ternura, para luego despojarme por completo de mis confinamientos.
Imitando sus movimientos, aviento mis brazos hacia su entrepierna para desabrocharlo y librarlo de sus prendas. Aceleradamente, lo desvisto hasta que nuestras desnudeces son lo único que prevalece.
“Sos hermosa”- me halaga, recorriendo cada centímetro de mi piel con delicadeza, intentando memorizarlo para siempre.
Respondo con mi agarre volando hasta su palpitante erección y acariciándola juguetonamente, con constancia hasta donde me lo permite.
“Necesito sentirte adentro mío, Kuku…”- pido, sin sentir un ápice de vergüenza ante mi explicitación.
Un gruñido escapa su garganta ante mi directiva, deshaciéndose de mi toque para posicionar su polla entre los pliegues de mi coño y comenzar a adentrarse. Sollozos son lanzados en su dirección, animándolo a ir más allá, a continuar.
“Dios, estás tan apretada”- pronuncia cuando la cabeza de su pene logra tocar mi fondo, disfrutando los espasmos que mi canal le proporcionan.
En un frenesí ocasionado por la sensibilidad que su miembro me genera, embisto mis caderas para acercar nuestros centros aún más y luego retirarme, provocando un extasiante vaivén. Los gemidos retumban en el silencio del salón, con la danza que nuestros sexos lideran al fusionarse.
“Estoy enamorado de vos, ángel, desde la primera vez que te vi”- dice al observarme con atención, aun penetrándome hacia la culminación.
Sorprendida por lo inaudito de la situación, una lagrima se cuela por mis ojos y rueda en su sendero por mi mejilla ante su confesión, una que aguardo hace meses.
Esteban la recoge, interrumpiendo su trayecto hacia mi cuello para besarme nuevamente, con renovada emoción.
Y ahora comprendes por qué perdieron la cabeza y pelearon sus batallas, y por qué yo he pasado toda mi vida tratando de ponerlo en palabras.
315 notes · View notes
kookydoodleky · 7 months
Text
Tumblr media
Did you have a bad day?
Feeling down and overwhelmed by emotions?
Don't worry, coming from the shadows the great ringmaster has what it takes to boost your self-esteem!
Be guided by the lights and playful songs to his fantastic circus of wonders.
Go ahead and have a good time and let those bad emotions leave your being.
——————————————————————————
¿Acaso tuviste un mal día?
¿Te sientes decaído y las emociones te abruman?
No te preocupes, proveniente de las sombras el gran maestro de ceremonias tiene lo necesario para subirte el autoestima!
Se guiado por las luces y canciones juguetonas a su fantástico circo de maravillas.
Adelante pasa un buen rato y deja que esas malas emociones abandonen tu ser.
373 notes · View notes
tightjeansjavi · 8 months
Text
suave
Tumblr media
A/N: the Javier Peña brain rot is in full swing! Mans just deserves all the simple pleasures in life including face masks, a bath with his lover, and fresh fruit 🤍 thank you @angelofsmalldeath-codeine for betaing and translating! You already know how much I adore you, cariño ;)
~word count: 1.3k~
Summary: a glimpse of a self care evening with your boyfriend Javier Peña
Pairing | Javier Peña x f!reader
Warnings: domestic fluff, established relationship, mentions of alcohol and cigarettes, no age gap, intimacy, implied smut, Javier is in love, both the reader and Javier speak fluent Spanish, grumpy!javi, reader has no physical descriptions, +18 minors dni!
Espero que tengas razón, querida - I hope you’re right, darling
Bésame, Javier - Kiss me, Javier
Te quiero, mi corazón - I love you, my heart.
Te quiero, Jav - I love you, Jav
¿De verdad tengo elección, hermosa? - Do I really have a choice, hermosa?
¿Te metes en la bañera conmigo, querida? - Are you going to join me in the tub, darling?
Mmm, paciencia, mi amor - Mhm. Patience, my love
¿Confías en mí, no? - You trust me, don’t you?
Pues claro que confío en ti, querida - Of course I trust you, darling
Relájate - Relax
¡Joder! Esto está más frío de lo que me esperava - Fuck! That is colder than I was expecting
Sí lo es, pero es un frío resfrecante, ¿no? - It is, but it’s a refreshing cold, no?
Eres tan preciosa, cariño. Pero esto huele raro, y hace cosquillas - You’re so beautiful, baby. But this stuff smells funny, and it tickles
Muy guapo, Javi - Very handsome, Jav
Muy americano - Very American
Juguetona - Tease
Te necesito, hermosa. Por favor. - Need you, gorgeous. Please
¿Me puedes leer un poco, amor - Will you read to me, lover?
Pero estás tan guapo con las gafas puestas, Jav - But you look so handsome in them, Jav
Y me los pongo sólo para ti, querida - And I wear them just for you, darling
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Javier Peña almost never finds the time to relax. That is until you have something to say about it. Your boyfriend believes that self care comes in the shape of a bottle, lighter, and cigarette pack. Your definition of self care is vastly different, but Javier is always a good sport, even if he’s reluctant at first.
“Hermosa, I’m failing to understand how this shit that you wanna put on my face is supposed to be relaxing.” He grumbles and drags his hand through water being filled in the tub. He’s careful to not accidentally light himself on fire due to the surrounding candles that were lit for an added ambience.
“Javier, this ‘shit’ is relaxation in a jar, guapo.” You sit along the edge of the tub with the homemade face mask resting in your lap.
He looks over at you, a few wispy strands of hair fall over his face and you reach over to gently brush them away. He catches your hand gently and pressed his plush lips to the underside of your fingertips. The trimmed hairs on his mustache lightly tickles your skin. He chuckles, eyes meeting yours.
“Espero que tengas razón, querida.”
You smile softly at him as he affectionately kisses your fingertips. You lean in close, nose brushing against his and whisper, “Bésame, Javier.”
He gently guides your fingers to rest along his sharp jawline before he closes the short gap between you and kisses you sweetly. If Javier Peña didn’t have such a demanding job, he would spend all day kissing you like this.
When he pulls away you bring your finger to the tip of his nose and lightly boop it. His face scrunches inwards at your affection.
“Te quiero, mi corazón.”
He always makes a point to tell you that he loves you. It’s important to him, and everything that he believes in. You’re special to him, and if that means he has to put up with a bit of pampering just to see you smile? So be it.
“Te quiero, Jav.” You peck his lips once more before pulling away. “Ready for some self care?”
“¿De verdad tengo elección, hermosa?”
“No.” You grin.
Soon after your dashing DEA agent is stripped down and relaxing comfortably in the tub with his arms resting on either side of the smooth porcelain. The decor in your shared bathroom reflects both of your personalities. Bright, bold, yet comforting. You and Javier both share a deep love for houseplants so it comes as no surprise that your shared bathroom is like a mini version of the Colombian rainforest.
“¿Te metes en la bañera conmigo, querida?” He asks while watching you pull the hem of your shirt over your head.
“Mmm, paciencia, mi amor.”
He huffs at this and settles deeper into the warm water and surrounding bubbles.
Once you’re undressed, you gather up yours and Javi’s clothes and fold them in a neat pile on the closed toilet seat.
He lets out a relaxed hum when he’s finally graced by your familiar presence in the tub while you situate yourself between his strong thighs. You wrap your legs around his torso, your stomach lightly pressed against his as his arms loop around your waist, hands splayed against your lower back. His thumbs gently tracing patterns along your spine as you unscrew the cap on the face mask jar.
“It’s going to feel a bit cold at first, Jav. But I promise you that it’s nice and relaxing. “¿Confías en mí, no?”
“Pues claro que confío en ti, querida.”He nods with a smile tugging against his lips.
You kiss the corner of his mouth before dipping your fingers into the jar collecting a bit of the paste. “Good boy. Close your eyes, okay? Relájate.” You whisper.
Javi’s lashes flutter shut just as you begin to apply the mask to his skin. He makes a grumbled sound from how cold it feels. It’s refreshing, in a sense. But the DEA agent isn’t quite ready to admit that yet.
“¡Joder! Esto está más frío de lo que me esperava.” He hissed between his clenched teeth.
“Sí lo es, pero es un frío resfrecante, ¿no?”
He begrudgingly agrees.
You’re careful to make sure that none of the product accidentally gets into his mustache. He peeks an eye open to see just how focused you are on applying this mask, and his heart swells.
“Javier.” You playfully chide.“No mires.”
He chuckles and slowly lets his hands rest along your hips now and pulls you in closer.
“Eres tan preciosa,cariño. Pero esto huele raro, y hace cosquillas.”
You fight the urge to roll your eyes at his playful complaining and finish applying the mask. “Muy guapo, Javi.”
“Now it’s your turn to relax, hermosa.” He releases you from his gentle grip and takes the jar from your hands. He brings it up to his nose and takes a quick sniff, shaking his head and muttering under his breath.
“Strawberries? Muy americano.” He teases.
“Says the man who sometimes uses my strawberry scented body wash.” You tease back.
He huffs at this, shaking his head as he looks at you. It’s in that moment that you wish you had a camera just so you could take a picture of him.
“Because it smells like you, querida.” He whispers and begins to gently apply the face mask. His touch is gentle, delicate and even though he tells you to close your eyes, you keep them open just so you can stare at his beautiful face.
While the face masks dry, you find yourself feeding Javier pieces of fruit that you cut up earlier. He makes a suggestive comment of wanting to eat you instead, but you decline and place another sliver of ripe mango between his perfect kissable lips. A bit of juice rolls down the corner of his lips and chin and before he can wipe it away, you lean in and playfully lick up the stray drops.
“Juguetona.” He mutters.
By the time Javier has gotten his fill of fruit, the masks are completely dry and you both gently begin to wash them off. Once your skin is bare, he wastes no time with molding his lips against yours while your arms drape around his neck, fingers sliding through the back of his hair.
“Te necesito, hermosa. Por favor.” He pants softly against your lips.
So, you let him have you.
You don’t think you’ve ever loved a man more than you love Javier Peña when he insists on getting out of the tub first just so he can wrap you up in a towel. He even lets you apply moisturizer to his face before you find yourselves in bed at last.
He’s having his bedtime cigarette while you’re reading your book with your head resting comfortably against his chest.
“Jav?” You ask softly.
“Yes, querida?” He tilts his chin down so he can look at you and blows the smoke off to the side.
“¿Me puedes leer un poco, amor?”
He’s already reaching for your book and gently plucking it from your hands. He knows how much you love his voice, and he’s happy to oblige. He however, hates his reading glasses with a passion, and thinks he looks silly in them. But for you, he’ll do anything to make you happy.
“Hate the way these silly things look on my face.” He huffs as he adjusts his reading glasses on his face.
“Pero estás tan guapo con las gafas puestas, Jav.”
He finishes off his cigarette and douses it in the bedside ashtray before his attention focuses on you once more. His freehand drops down to your face, cupping your jaw gently as he leans down. He kisses you sweetly as his thumb brushes across your cheekbone.
“Y me los pongo sólo para ti, querida.”
Tumblr media
Banners made by the lovely @saradika 🤍
I no longer have a taglist so please follow @tightjeansjaviupdates for fic notifications and updates!
291 notes · View notes
anes-tesia · 1 month
Text
No, ya no puedes moverte por mis emociones como si fueran los tejados, no, ya no puedes enrredar y desenredar mi corazón como una madeja atada a tu torpe y juguetona mano, no, ya no podrás saltar de mi hogar y volver cuando algo se te haya negado, lo siento, ya no puedes jugar más conmigo a ser el gato encerrado.
Efimera Lunar Intemporal
72 notes · View notes
soft-pxachy · 8 months
Text
Tumblr media
⤷ ❝hands on❞ — jjk (s.m)
➤ Pareja: jungkook!tatuado x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.2k palabras
➤ Género: compañeros de clase, smut y obscenidad.
➤Resumen: Cuando conociste a tu compañero de proyecto nunca te imaginaste terminar babeando y obsesionada por sus manos y por un bocado de él, en un esfuerzo por aliviar algo del estrés decides alimentar tus sucias fantasías con algunos textos y mensajes inocentes sobre Jungkook con tu mejor amiga, detallando, explícitamente, lo que quieres que esas grandes y jodidas manos te hagan, hasta que un día le envías por error unos de esos mensajes a Jungkook, y es ahí cuando él decide cumplir todos tus deseos al pie de la letra.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | lenguaje vulgar y obsceno | sobreestimulación | las manos de Jungkook (sí, es una advertencia) | sexting | masturbación | charla sucia | tensión sexual | halagos durante el sexo | sexo oral (r. mujer) | juego y estimulación del clítoris | un poco de insultos | bofetadas en los pechos | chupar pezones | la lectora está atada de manos a una silla | follar con los dedos | jalar el cabello | nalgadas | bromas juguetonas durante el sexo | sexo duro | sexo con protección | JK ama tus tetas y juega con ellas (mucho) es dulce pero también engreído | Jungkook tiene un gran pene! 
➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias. 
Tumblr media
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
Tumblr media
Esto es malo.
—¿Crees que realmente revisará y contará todas nuestras fuentes? —Jungkook preguntó pero yo no podía escuchar nada de lo que decía.
Esto es realmente malo.    
—Solo tengo diez, pero miré documentos de la época medieval y aún así no encuentro más…
Sus dedos se abrieron paso a través de esos largos mechones negros de su cabello con frustración y sus ojos se cruzaron con los míos por unos segundos.
Esto es jodidamente malo.
—No mucha gente ha escrito sobre este tema en específico y nos estamos quedando sin información…
Jungkook tomó distraídamente su lápiz mientras seguía hablando y mi pulso se aceleró por el pánico creciente en mi cuerpo.
No, por favor no, el lápiz no…
Lo hizo girar hábilmente sobre sus nudillos, moviendo su muñeca casualmente para que crujiera con un pequeño estallido agudo.
Y luego; apretó los puños. Duro. Si, este es el final para mí.
—¡Agua! — casi grité mientras saltaba bruscamente de mi asiento, los papeles de nuestra investigación se deslizaron en todas direcciones y la mirada sorprendida de Jungkook se lanzó hacia mí.
—¿Estás bien? —Jungkook me preguntó sin dejar de mirarme y yo traté de relajar mis nervios.
—Sí. Oh, sí. Solo tengo... sed. —respondí formando una sonrisa forzada, y esas fueron las palabras más verdaderas que jamás había dicho.
Mi dulce, amable y jodidamente sexy compañero de proyecto sonrió; felizmente inconsciente de todas las formas en que lo profanaba mentalmente.
—La cocina está a la vuelta de la esquina, si no tienes problemas en ir sola en lo que investigo más sobre nuestro tema. —Jungkook habló con calma sin borrar su bonita sonrisa y yo solo pude asentir rígidamente antes de desaparecer por el pasillo.
Y unos momentos después, en la relativa privacidad de la cocina de Jungkook, apoyé ambas palmas de mis manos sobre la mesa y traté de respirar correctamente antes de gruñir por lo bajo.
Dios, soy una desgracia.
No siempre había sido así. Todavía podía recordar una época (hace 3 semanas exactamente) en la que era una persona normal, lejos de ser una completa exhibicionista.
Mi carrera era mi prioridad justo ahora, estaba a punto de titularme y debía esforzarme el doble si quería terminar mi último año sin problemas y poder obtener un trabajo decente, tenía todo planeado, nada se me salía de control, sabía lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo, tenía toda mi vida organizada y estable.
Hasta que Jeon Jungkook envolvió sus gloriosas manos alrededor de mi piso de cotidianidad y aburrimiento y me sacó de ahí.
A primera vista, Jungkook no representaba una verdadera amenaza. Sí, era hermoso, no estaba ciega, estaba bien formado y era abrumadoramente educado, pero no era una novata inexperta en eso, el salir un par de veces con Park Jimin me habían dejado en claro que había llegado a un nivel superior de belleza con él.
O eso pensaba.
Tal vez era su costumbre de usar mangas holgadas que colgaban sueltas sobre sus brazos hasta que solo se veía el más mínimo indicio de las yemas de sus dedos, pero mi impresión inicial de Jungkook no fue cuando ingresó de último a clase de arte, eso habría sido inolvidable. Más bien fue hasta que el Dr. Kim anunció a los compañeros de tesis que había descubierto mi error fatal.
—Trabajarás con Jeon Jungkook. 
Y ahí los dos nos miramos el uno al otro a través de la pequeña sala de conferencias e intercambiamos amistosos asentimientos, y después de finalizar la clase, mi nuevo compañero se dirigió a mi escritorio.
—Hola, déjame darte mi número, envíame un mensaje de texto con tu disponibilidad y puedo reservar tiempo en la biblioteca para nosotros.
Y entonces sucedió.
Jungkook se arremangó las mangas de su camisa y mi cerebro sufrió un cortocircuito.
Santa mierda.
Sus manos eran obscenas. NSFW. Básicamente pornográficas.
Sus dedos eran largos y con un toque suave en cada nudillo, uñas bien redondeadas y palmas anchas con un toque de venas que subían por sus brazos hermosamente.
—¿Está bien? —preguntó pero su voz solo se escuchaba de fondo mientras yo seguía observando sus manos sin descaro alguno.
Los diseños hábilmente tatuados en su piel sobresalían de su mano derecha y se entrelazaban con su muñeca y su antebrazo, no podía ver más allá de lo que me permitía la manga de su camisa pero estaba segura que todo su brazo estaba tatuado, y juré que moría por pasar mi lengua por cada trazo en su piel.
—A menos que no te sientas cómoda…— volvió a hablar y casi estuve a punto de decirle que se callara para seguir observando sus manos como tanto quería.
Esos anillos; uno en el meñique y otros dos más en sus dedos índices y… el pulgar, Dios, tragué saliva al imaginarme de rodillas frente a él mientras Jungkook me obligaba a chupar su pulgar como si fuera su polla, preparándome antes de…
—Quiero decir, así no tienes que darme tu número, como sea, escríbeme y nos ponemos de acuerdo.
¿Esas eran pulseras de cadena? ¿Quién era este hombre? ¿Quién era yo? ¿Cuál era mi nombre? ¿Qué tan profundo podrían esos dedos deslizarse en mi...?
¿Por qué se está alejando?
—¡Oh, joder! ¡Espera, Jungkook..!
Y realmente todo se había ido cuesta abajo desde allí.
Sus manos eran solo una droga de entrada al resto de todo lo que era Jungkook. Cada detalle que había ignorado sin esfuerzo ahora fluía repentinamente a través de mi conciencia en alta definición.
Su olor era algo deliciosamente masculino con un toque de vainilla que me dejaba aturdida cada que estaba cerca de él, los suaves rizos de su cabello colgaban románticamente sobre los perfectos rasgos de su rostro y ojos, y ese pecho tan ancho, firme, lamible.
Jungkook era un plato completo. Y yo me estaba muriendo de hambre.
No era un secreto que mi libido había estado encarcelado durante demasiado tiempo por todas las horas extra de trabajo y clases que me exigía a mí misma, y ahora solo se había vuelto completamente salvaje, rasgando mi cuerpo cada que tenía alguna sesión de estudio con Jungkook.
Había logrado milagrosamente compensar el mal funcionamiento inicial en el que prácticamente había babeado sobre sus manos en lugar de darle mi número y establecimos un horario de trabajo, pero en realidad, las reuniones con mi compañero se convirtieron rápidamente en un ejercicio diario de incontrolable sed de deseo.
Y era necesario tomar medidas.
No iba a dejar que Jeon Jungkook y sus gloriosas y varoniles manos destruyeran años de arduo trabajo casi autoimpuesto.
Tumblr media
—Necesitas una salida.
La voz de mi amiga Jungyeon interrumpió otro de mis sueños de clasificación porno que tenía sobre Jungkook; en el que me daba una palmada en los muslos en el parque público en el que estábamos.
—¿Qué tipo de salida? —pregunté en medio de un suspiro de tristeza; mirando mis muslos y viendo la notable falta de la mano de Jungkook antes de arrugar mi nariz al tener una sospecha de cuál era la solución que Jungyeon ofrecería.— Por favor, dime que no vas a sugerir una noche sudorosa con algún tipo sucio del bar al que vas cada viernes.
Jungyeon puso los ojos en blanco y me dio un golpecito en la frente.
—No princesa, estaba pensando en una salida más creativa. Como... escribir.
—¿Quieres que empiece a escribir poemas calientes?
—Se le dice literatura erótica.— Jungyeon me corrigió en tono de burla y ahora fue mi turno de rodar los ojos.— Pero como sea; tu pequeño y sucio secreto podría traer mucha alegría al mundo, específicamente a mi mundo.
—Debes estar bromeando. —respondí casi a punto de echarme a reír ante su sugerencia.
—Por supuesto que no estoy bromeando, en lugar de pasarme horas buscando combustible de fantasía en esos blogs usaré tus fantasías como combustible. —Jungyeon explicó con calma como si fuera la solución a todos sus problemas .—Solo envíame un mensaje de texto cuando tengas otra de tus fantasías y podrás estar más tranquila y yo disfrutar un poco, será como un servicio de suscripción sucio.
—Estás loca.
—Soy una genio.
Pero dejando de lado la falta de límites y tacto de Jungyeon, ella era, de hecho, literalmente una genio, porque todo lo que necesité fue intoxicarme de Jungkook durante nuestra próxima sesión de lluvia de ideas que yo ya me estaba escondiendo en el baño para escribirle mi primera fantasía.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook envuelva sus manos alrededor de la parte de atrás de mi cuello y presione mi cara contra la mesa mientras me folla con fuerza hasta que esté gritando.
Jungyeon: Definitivamente soy una genio. ¿Te sientes mejor?
Yo: Sí, un poquito.
Y así comenzaron varias semanas de lo que cariñosamente llamaba "porno kookie".
Algunos eran bastante explícitos:
Yo: “Quiero que Jeon Jungkook arranque mis bragas empapadas y mueva mi clítoris desnudo en sus gruesos muslos hasta que sus jeans estén mojados con mi orgasmo.”
Otros eran de naturaleza más filosófica:
Yo: “Si muero antes de lamer el sudor de los abdominales de Jeon Jungkook, ¿realmente viví?”
Y algunos otros fueron extrañamente específicos:
Yo: “Quiero pasar mi lengua por cada vena de las manos y antebrazos de Jeon Jungkook mientras lame y muerde mis tetas.”
Jungyeon estaba viviendo su mejor vida por supuesto y esperaba con alegría mis reuniones de estudio con Jungkook para poder tener más “kookies".
Tumblr media
Los textos, sin embargo, no eran más que una curita en la herida de bala que tenía. No eran suficientes.
Cada vez que Jungkook me sonreía o me miraba con esa expresión suave y brillante, o decía algo extremadamente inteligente; el latido insistente en mi entrepierna se intensificaba cada vez más hasta que me veía obligada a buscar un alivio inmediato cuando realmente tenía que hacerlo. Frotando mi entrepierna sutilmente contra el respaldo de su sofá cuando Jungkook iba al baño después de que usara la parte inferior de su camisa para limpiar algunas gotas de agua en la mesa; casi asesinándome con un destello de sus abdominales bien marcados por unos segundos.
Pero la peor parte de todo era que sabía muy bien que mi fijación hacia Jungkook no era simplemente sexual. Cuanto más lo disfrutaba genuinamente como persona, menos efectivos se volvían mis espeluznantes textos.
Y ahora aquí estaba: escondida en su cocina con el calor y la humedad pegándose incómodamente entre mis piernas y sin ningún tipo de alivio a la vista. Gruñendo con irritación, saqué mi teléfono y me preparé mentalmente para servirle a Jungyeon un Kookie humeante recién salido del horno de mi imaginación.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook me ate a la silla de su comedor. Quiero que rompa mi blusa por la mitad, me golpee las tetas y me chupe los pezones hasta que grite...
La fantasía en mi cabeza se construyó a un ritmo alarmante y mis dedos apenas podían seguir el ritmo de la suciedad que estaba imaginando.
Yo: Quiero que me suba la falda y frote mi clítoris a través de mis bragas empapadas hasta que esté gimiendo su nombre una y otra vez…
Yo: Quiero ver como mete sus dedos en mi coño mojado. Quiero que me incline hacia atrás y juegue con mi clítoris hasta que no pueda recordar quién soy.
Yo: Quiero que me parta por la mitad con su polla y me golpee el culo hasta que no pueda sentarme por días. Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él…
Me dolía el cuerpo. Estaba atormentada. Los textos que alguna vez habían sido una válvula de presión ahora estaban aumentando activamente la presión dentro de mi cuerpo. Estaba gimiendo de frustración, presioné el botón de enviar y volví a guardar el teléfono en mi bolsillo, lista para enfrentar una vez más la fuente de mi miseria cuando de repente...
Da-ding
El sonido de un celular a través del pasillo me regresó directamente a la realidad. Y yo conocía ese sonido.
Era el sonido que Jungkook había programado como alerta de mensajes para mi contacto, y ahora… ahora significaba el sonido de mi mundo derrumbándose por completo.
Con las manos temblorosas saque mi teléfono para confirmar la terrible verdad que muy en el fondo de mi ya sabía. No le había enviado un mensaje de texto a Jungyeon.
Le había enviado un mensaje de texto a Jungkook.
Por un momento, un momento increíblemente breve, consideré la idea de que él simplemente ignoraría el mensaje y continuaría con su búsqueda de información para nuestra tesis. Pero no fue así.
El jadeo débil pero insoportablemente claro llegó a la cocina. Fue el grito ahogado de un hombre que acababa de descubrir que su compañera de tesis quería que la "partiera por la mitad con su polla".
Debía correr. Huir a cualquier otro país y cambiar mi nombre. Mis ojos recorrieron frenéticamente el lugar que me rodeaba; buscando desesperadamente un medio de escape.
Había una sola ventana en toda la habitación, justo encima del fregadero, y estaba segura que si debía trepar por el fregadero para poder salir de aquí. Por supuesto que lo haría; saltaría directo a un tiburón si eso significara librarme de la cocina de máxima seguridad de Jungkook.
Tenía un pie sobre el fregadero y el otro colgaba precariamente en el aire a punto de arrastrarme a la salvación y huir de ahí justo antes de que dos manos grandes y fuertes rodearan mi cintura; tirando mi cuerpo hacia atrás de regreso a la cocina con un esfuerzo vergonzosamente pequeño.
El pequeño chillido de sorpresa que solté no fue nada al darme cuenta de que Jungkook me había arrojado cuidadosamente y con suma facilidad  sobre su hombro como un saco de harina mientras se alejaba conmigo en brazos de lo que había considerado como la única forma de salir viva de su casa.
Un quejido de indignación se me escapó cuando sentí mi trasero golpear la silla del comedor y traté de hacer todo lo posible para mantener mis ojos pegados a sus rodillas; estaba segura que sería incapaz de encontrar la mirada del alma inocente que muy probablemente había traumatizado de por vida.
Por un pequeño instante de silencio todo quedó extrañamente suspendido, no podía decir alguna palabra sin que la vergüenza se apoderara de mí después de que Jungkook hubiera descubierto mi sucio secreto acerca de él, y entonces sentí que dos de sus dedos se presionaban firmemente debajo de mi mandíbula; elevando mi rostro hacia él.
—Debo decir...—Jungkook murmuró arrastrando sus palabras pensativamente, dejando que su mirada intensa se posara sobre mi.— Que esto es algo sorprendente dada tu... historia.
Estaba cerca. Demasiado cerca. Lo suficientemente cerca como para que su aroma, esa mezcla familiar de vainilla me hiciera agua la boca.
Y definitivamente no se veía traumatizado. O inocente.
Tragué saliva al darme cuenta del hecho que el hombre frente a mi parecía más una estrella de rock empapada de sexo; con carisma puro envuelto en tatuajes y músculos sólidos.
—¿Oh? —balbuceé por lo bajo sin entender sus palabras y Jungkook solo me sonrió.
—¿Sorprendida? Eso es lindo viniendo de la mujer que quiere que yo…—alardeó con suficiencia en su voz antes de sacar su teléfono para comprobarlo.— La parta por la mitad con mi polla.
Y ahí estaba.
—Obviamente no quise enviarte eso... a ti. —murmuré por lo bajo sintiendo como la vergüenza subía por todo mi rostro.
—Oh, lo sabía incluso antes de que te atrapara queriendo saltar por la ventana. —Jungkook se rio entre dientes sin dejar de mirarme y yo solo me encogí en la silla.— Hablando de eso…
Su cuerpo se inclinó sobre el mío para tomar algo sobre la mesa y cuando regresó a su posición de antes mis ojos se abrieron al ver lo que era; una cuerda para saltar, la misma que había visto colgada en la pared cuando entré a la cocina y que ahora estaba enrollada sin apretar alrededor de su muñeca. Apenas tuve tiempo para procesar eso antes de verlo moverse hacia un lado y tomar mis manos hacia atrás contra el respaldo de la silla.
—¿Me estás… atando? —pregunté aún sin creerlo y jadeando por lo bajo al sentir un tirón fuerte con la cuerda en mis muñecas, fijando mi posición para que no pudiera moverme.
—¿No es lo que querías? —Jungkook susurró suavemente contra mi oído y su voz melosa y profunda me hizo temblar de forma vergonzosa. —Esta fue la solicitud que enviaste, ¿no es así? —agregó inclinándose para inspeccionar su obra y cuando estuvo satisfecho volvió a estar frente a mi. —Además no puedo permitir que intentes saltar por otra ventana, esto es realmente por tu propia seguridad.
Me sonrojé aún más al ver la sonrisita burlona que me regaló y abrí mis labios para decir algo, pero todo lo que salió fue una especie de sibilancia mientras Jungkook seguía mirándome con diversión engreída.
—¿Sabes que eres una especie de leyenda en la universidad? Te llaman la nena pura y casta. —Jungkook comenzó a hablar y no pude evitar rodar mis ojos ante sus palabras.
—Y se preguntan por qué nunca me acostaré con ellos. —farfullé con amargura siendo muy consciente de lo que se decía de mí y eso solo hizo que Jungkook riera por lo bajo mientras le daba un considerable repaso a todo mi cuerpo a su merced. —Sabes que no puedes andar atando mujeres a sillas contra su…
—¿Contra su voluntad? —Jungkook completó con una sonrisa diabólica adornando su perfecto rostro antes de inclinarse y quedar frente a mí, cara a cara. —Supongo que es bueno que tenga tu permiso por escrito aquí mismo.
Sentí mi respiración atascarse en mi garganta al escucharlo hablar, Jungkook me dio un rápido vistazo antes de enterrar su rostro en mi cuello y su aliento cálido aliento me hizo cosquillas en la piel segundos antes de sentir sus bonitos labios besar mi cuello con hambre, ahogué un gemido por la forma en que su lengua se deslizaba por toda mi piel; marcándola con intensas lamidas y pequeñas mordiditas, y cuando se alejó de mí no pude evitar lloriquear en silencio.
—¿Por qué no me lo lees, hmm? —Jungkook pidió elevando su teléfono a la altura de mi rostro.
—Yo no, no puedo…—balbuceé sintiendo como la vergüenza inicial regresaba a mí y respiré entrecortado cuando Jungkook pasó su pulgar por mi labio inferior lentamente; obligándome a mirarlo.
—Hazlo. —Me ordenó con su voz más dura de lo que esperaba.
El áspero timbre de su orden disparó una chispa caliente de placer directamente al centro de mis piernas, y juré que nunca había estado tan nerviosa como ahora, había algo en su mirada, algo que me hacía querer obedecerlo en todo lo que me pidiera, y así lo hice.
—Yo... quiero que Jeon Jungkook…. —comencé leyendo el texto y mi respiración se detuvo cuando el calor de su mano libre se deslizó sobre mi torso. —Me ate a su silla del comedor.
—Listo. —Afirmó en un susurro dejando que sus dedos delinearan las correas alrededor de mis muñecas.— Continua.
—Quiero que rompa, oh Dios… —balbuceé con la respiración agitada al sentir sus dedos deslizándose por mi pecho haciendo que cada palabra que decía se escuchara rota. —Quiero que rompa mi blusa por la mitad, golpeé mis tetas y…
No pude seguir leyendo más porque la mano pecadora de Jungkook se enganchó en el cuello de mi blusa; tirando con fuerza hacia los lados y rompiendo la tela, haciendo que los botones volaran en todas direcciones y que mi piel se estremeciera al sentir el aire fresco colándose por todo mi pecho.
—Me vuelves jodidamente loco… —Jungkook murmuró con una voz tan sensual y ronca mientras sentía sus ojos posarse en mis senos que subían y bajaban con cada profunda respiración que daba, lo vi relamerse sus bonitos labios al notar el sujetador de encaje negro que me había puesto hoy solo porque todos los demás estaban sucios.
Sus manos eran dulces cielos ardientes mientras se acercaban para palmear mis pechos levemente uno por uno, y yo simplemente no pude evitar gemir en voz alta; arqueando mi espalda hacia adelante y hacia sus manos sin vergüenza. Mi dignidad ya había desaparecido hace mucho tiempo a este punto y no deseaba recuperarla por ahora.
—Por favor… —rogué por lo bajo antes de soltar un pequeño gemido cuando sus grandes manos amasaron mis senos con una presión perfecta, podía sentir el peso de sus anillos a través de la tela de mi sostén.
—Nunca pensé que podría hacer esto. —Jungkook habló mientras sus pulgares rozaban con brusquedad mis pezones; arrancándome un gemido involuntario y haciendo que tirara con fuerza de la cuerda en mis manos. —Deberías de ver lo bonita que te ves así… —continuó hablando en medio de un denso suspiro, y el calor de su aliento chocó contra mi pecho haciéndome remover en la silla mientras sus manos seguían amasando con fuerza mis senos. —Pero quiero que sepas que yo también tengo muchas ideas de lo que yo te quiero hacer.
Y tan pronto como dijo eso su boca ya se encontraba sobre mi pecho; dejando besos húmedos y calientes por encima de la tela en uno de mis senos, haciendo que arqueara mi espalda más a su boca y que el calor en mi entrepierna aumentara incontrolablemente.
Había pasado tanto tiempo y estaba tan sensible, demasiado sensible.
—¡J-Jungkook! —jadeé entrecortado al sentirlo mover su boca hacia mi otro pecho sin previo aviso, dándole la misma atención con su deliciosa boca hasta que estaba retorciéndome y apretando mis muslos juntos sobre la silla.
—¿Ansiosa, bebé? —Jungkook preguntó formando una sonrisita burlona aún en mi pecho y yo solo pude lanzarle una mirada desesperada; rogándole mudamente que me diera lo que tanto quería.
Jungkook sonrió al ver mi estado de necesidad y volví a gemir cuando tomó un nuevo bocado de mi seno en su boca, sus dientes mordisquearon mi pezón sin mucha fuerza por encima de la tela que solo envió una punzada aguda de dolor teñido de placer directamente a mi clítoris, a este punto mi interior ya estaba apretando alrededor de la nada.
—Suenas tan bonita, bebé… —Jungkook elogió gentilmente, dejando que sus labios calmaran mi pezón. —Déjame darte lo que quieres…
Solté un pequeño suspiro de alivio al escucharlo justo antes de que sus dedos se engancharan al borde de las copas de mi sujetador tirando con fuerza hacia abajo hasta que mis senos desnudos se derramaron por encima y lo escuché gruñir ante la vista.
—Joder… —Jungkook jadeó antes de estirar sus manos ahuecar mis senos; como si estuviera probando su peso en ellas, su mirada me devoraba con hambre y ya podía sentir mis bragas empapadas bajo sus atenciones.
No hubo pensamientos más allá de ese segundo, mi deseo era desesperado en este momento, necesitaba más de su toque, más de él, lo necesitaba, lo anhelaba tanto que sentía que podía quedarme sin aliento, empujándome hacia él como una gatita necesitada, hasta que…
Slap.
Jadeé de placer por lo bajo cuando su palma se conectó contra mi piel, golpeando bruscamente un lado de mis senos.
—¿Es esto lo que querías, bebé? —Jungkook preguntó encontrando mis ojos llorosos antes de sonreír al ver mi estado y dar otro rotundo golpe justo del otro lado.
Mi boca se abrió de golpe al sentir mi piel arder, pero no surgió ningún sonido, salvo mis suaves y ahogados jadeos de placer, podía sentir como mis bragas empapadas se pegaban a mi entrepierna con cada impacto exquisito que recibía en mi piel ardiente.
—¿Quieres que marque estas tetas perfectas? —Jungkook volvió a preguntar solo ganándose un asentimiento desesperado de mi parte acompañado de un nuevo gemido cuando volvió a golpearme, y un gruñido primitivo retumbó en lo profundo de su pecho mientras los veía rebotar, completamente hipnotizado.
Jadeé cuando uno de sus dedos comenzó a acariciar alrededor de mi pezón adolorido, calmando mi piel rojiza con tiernas caricias en todo mi seno y cuando menos me di cuenta sus bonitos labios estaban en la misma zona; plantando pequeños besitos y erizando todo mi cuerpo una vez más.
—Debo haberte imaginado así mil veces… —susurró por lo bajo con su boca aún pegada a mi pecho solo para completar. —Y aún así nada se le acerca a lo jodidamente sexy que eres…
Sus ojos se lanzaron para encontrarse con los míos antes de sacar su lengua para lamer la punta hinchada de mi pezón una y otra vez, mi pecho se agitó ante la deliciosa sensación y gimoteé con fuerza cuando se metió todo mi seno a la boca; la obscena imagen de Jungkook chupando con hambre mi pecho mientras su mano grande y pecaminosa apretaba el otro era sacada directamente de mis fantasías más oscuras, y sabía que podía correrme con la simple vista.
Jungkook era implacable, mi cuerpo se inclinó hacia atrás contra las ataduras en mis muñecas al sentir como sus manos bajaban por mi cuerpo, acariciando cada porción de piel que tenía a su disposición con casi adoración mientras mi coño se apretaba desesperadamente alrededor de la nada.
—Jungkook, por favor yo… —sollocé por lo bajo antes de ser interrumpida cuando me tomó por mi barbilla con firmeza, su rostro de porcelana y sus rosados labios estaban a escasos centímetros de mí y tuve que reprimir la necesidad de lanzarme a besarlo.
—¿Y ahora qué, cariño? ¿Qué más quieres? —preguntó sobre mis labios, su voz era suave e indulgente, parecía dispuesto a querer complacerme en cualquier cosa, y yo jadeé de solo pensarlo. 
—Yo… necesito tus manos… —rogué sintiendo mis mejillas arder al pedirle aquello, pero él solo me sonrió.
—¿Dónde las necesitas, mhm? —Jungkook instigó acariciando burlonamente mis piernas desnudas haciéndome temblar en mi lugar, sus ojos oscuros estaban observando cada expresión que hacía mientras me tocaba suavemente.
—Más arriba… —balbuceé a medias moviendo de a poco mis caderas hacia él, desesperada por sentirlas donde más lo necesitaba, pero él era un burlón y solo las deslizó una o dos pulgadas más.— Jungkook…
—Dime. —Susurró contra mis labios con su voz ronca y grave antes de robarme un pequeño y casi imperceptible beso que me dejó queriendo más. —Dime dónde quieres mis manos, cariño.
—Por favor, por favor, quiero tus manos en mi coño… —rogué en medio de jadeos desesperados inclinándome para poder besarlo de nuevo y solo recibiendo una sonrisa llena de lujuria de su parte.
—Buena niña. —Elogió con un tono meloso justo antes de acortar la distancia que nos separaba y besarme con dureza.
Apenas y podía seguirle el ritmo a su demandante beso, sus labios sabían delicioso y chocaban contra los míos con firmeza y hambre una y otra vez, una especie de ronroneo se derritió a través de su garganta cuando nuestras lenguas se encontraron para jugar entre ellas, haciéndome tirar de la cuerda detrás de mí para poder besarlo con más fuerza, su aroma varonil se me pegaba como perfume en todo mi cuerpo e inundaba todos mis pensamientos, de repente un gemido salió de mi boca rompiendo nuestro húmedo beso ganándome un leve mordisco en mi labio inferior cuando mi cuerpo tembló al sentir sus dedos frotando suavemente sobre mis bragas, forzando mis piernas a abrirse para que pudiera seguir tocándome, y yo, obedientemente lo hice.
—Mmh, estás tan mojada, bebé… —Jungkook se maravilló mirándome a los ojos; sonriendo con lujuria mientras su mano seguía frotando pequeños círculos sobre la mancha de humedad en mis bragas, ganándose un gemido desesperado de mi parte. —¿Es todo para mí?
Asentí con la cabeza frenéticamente sin poder articular alguna palabra justo antes de ver como el rostro de Jungkook se endurecía en desaprobación mientras chasqueaba su lengua, sus dedos presionaron con dureza directamente en mi clítoris, y el impacto del placer hizo que mi cuerpo se tambaleara hacia atrás con tanta fuerza que la silla raspó el suelo.
—No puedo escucharte, cariño. —Jungkook demandó ralentizando sus movimientos en mi entrepierna, claramente dispuesto a que le diera una respuesta.
—S-sí… —sollocé incoherentemente tirando con fuerza de la cuerda y moviendo mis caderas hacia sus dedos; desesperada porque me tocara más. —Es todo para ti, Kook…
Jungkook me recompensó con una sonrisa radiante antes de verlo moverse hacia abajo por mi cuerpo y depositar un húmedo beso en mi abdomen antes de abrir más mis piernas con sus manos, y lo escuché gruñir por lo bajo cuando pudo ver lo mojada que estaba realmente.
—Que linda… —tarareó para sí mismo mientras deslizaba un dedo justo por la mitad de mi coño vestido; hundiendo la tela entre mis pliegues hinchados y arrancándome un jadeo desesperado.
Lo vi lamer ligeramente la piel de mi abdomen como si fuera un gatito al mismo tiempo que apartaba la tela húmeda de mis bragas hacia un lado para que sus dedos se deslizaran por completo entre mis pliegues resbaladizos; haciéndome gemir con fuerza y recogiendo la humedad cremosa de alrededor con sus largos dedos.
—Entonces supongo que no te importará si pruebo un poco… —Jungkook habló haciendo contacto visual conmigo, observándome expandirme en lujuria cuando colocó sus dedos dentro de su boca, chupándolos seductoramente y gruñendo por lo bajo ante mi sabor mientras me veía morderme el labio con total necesidad.
Y sacó sus dedos con un chasquido de saliva, estaba completamente segura que este hombre me iba a volver loca.
—Sabes tan delicioso… —ronroneó justo antes de hundir su rostro entre mis piernas, jadeé de sorpresa al sentir sus labios envolver mi entrepierna goteante y medio vestida antes de sentirlo cubrir rápidamente la zona con besos profundos con la boca abierta, la sensación era tan extraña y deliciosa que mis caderas empezaron a temblar por la intensidad, pero sus manos me sostenían por mis pantorrillas; obligándome a soportar el placer que me estaba dando hasta que el vacío en mi coño se volvió realmente insoportable.
—¡Ah! Dios, no puedo... yo... —gimoteé negando con mi cabeza sintiendo como Jungkook me daba las últimas lamidas a mis bragas empapadas justo antes de quitármelas por completo. —Mi falda, quítame la falda, quiero...
Jungkook se echó hacia atrás, inclinando la cabeza expectante al no entender lo que quería.— ¿Oh?
Sentí que mis mejillas comenzaban a calentarse una vez más, pero en este punto ya nada se interpondría en la realización de mi fantasía, no cuando ya estaba atada con las piernas abiertas y las tetas afuera.
—Quiero ver tus manos. Cuando tú... quiero verlas en mí…— Pedí en un tono necesitado sin dejar de mirarlo.
Por su semblante pude notar como si algo en su mente hubiera hecho clic y estuviera entendiendo todo; su vista se movió de sus manos a mi rostro sonrojado y de nuevo a sus manos, su sonrisita burlona se ensanchó aún más al darse cuenta de mi pequeño fetiche con sus manos y como si estuviera recordando el mensaje que llegó a su teléfono.
“Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él.”
—Ya veo… —resopló suavemente y luego sus palmas golpearon mis muslos haciéndome jadear y a él reír por lo bajo. —Cualquier cosa para ti, cariño.
Ni siquiera pude entender lo rápido que Jungkook me había quitado mi falda, porque de un momento a otro ya se encontraba amontonada alrededor de mis tobillos; dejándome completamente desnuda a él, su mirada oscura rápidamente regresó a mi coño reluciente y lo vi relamerse los labios ante la vista que tenía.
—Mira este hermoso coño, bebé… —Jungkook tarareó, pasando su pulgar sobre mis pliegues hinchados y resbaladizos, evitando cuidadosamente mi clítoris necesitado, juré que podía morir ahí mismo cuando deslizó su dedo índice dentro de mí, hasta el nudillo, el acero frío de su anillo hizo contacto con mi piel sensible y gemí con fuerza apretando su dedo en mi interior.
Había pasado tanto tiempo desde que algo que no eran mis propios dígitos inadecuados habían estado dentro de mí de esta manera. La sensación era tan diferente y tan deliciosa, y si lo combinaba con la vista erótica de su mano venosa y tatuada presionada lascivamente contra mi coño era como una inyección de puro deseo potenciado burbujeando en mi interior.
—Tu coño está tan apretado… —Jungkook siseó, moviendo lentamente su dedo dentro y fuera de mi antes de agregar un segundo dígito; haciéndome gemir ante el estiramiento. —¿Cómo tomarás mi polla si estás tan apretada, cariño? ¿Cómo lo harás si tu pequeño coño apenas puede manejar dos de mis dedos, eh?
Jungkook hablando de esa forma tan sucia me puso aún más caliente de lo que ya estaba y simplemente no podía apartar la mirada de entre mis piernas, la visión de sus dedos desapareciendo una y otra vez dentro de mí sólo para reaparecer cubiertos de mi humedad me hacía jadear, el sonido lascivo y húmedo alrededor de su mano con cada embestida que daba solo hacia que mi cuerpo se retorciera contra la silla, gimiendo erráticamente mientras la sensación de placer continuaba creciendo dentro de mí, me estaba acercando al borde y él lo sabía. Su mano libre me sujetó por el cuello con la cantidad perfecta de presión para mantener mi mirada enfocada en el lugar donde sus dedos me estaban follando.
—¿Quieres correrte en mis dedos, bebé? —Jungkook preguntó y soltó una risita oscura ante un gemido particularmente fuerte que me dejó cuando su pulgar comenzó a frotar mi sensible clítoris, y todo mi cuerpo se sacudió con fuerza.
—Sí, sí, por favor… —jadeé desesperada moviendo mis caderas lo más que podía hacia su mano; haciendo que sus dedos se hundieran más dentro de mí, sus labios se envolvieron una vez más en mi entrepierna comenzando a chupar mi clítoris al mismo tiempo que sus dedos encontraban ese punto dulce en mi interior, rozándolo suavemente.— ¡J-Jungkook!
Estaba llorando su nombre a este punto, siendo incapaz de poder escapar del abrumante placer que me inundaba, sentí a Jungkook succionar mi clítoris y golpear mi coño con sus dedos sin piedad hasta el momento en el que simplemente me rompí. Mi boca se abrió en un grito silencioso mientras ola tras ola de exquisito placer corría por mi cuerpo una y otra vez, Jungkook susurró sucios elogios contra mi coño tembloroso mientras lamía con hambre mi orgasmo como si se tratara de un néctar de la fuente más dulce.
Solté un sollozo de sensibilidad y Jungkook se apartó de mí, poniéndose de pie entre mis piernas temblorosas antes de tomarme por el cuello e inclinarse para besarme con dureza, sus labios se estrellaron con los míos de forma desenfrenada y yo gustosa lo acepté, estaba tan caliente, y sabía que necesitaba más de él, mucho más.
—Lo juro… —murmuró cuando nos separamos y yo no pude evitar hundir mi rostro en su cuello, comenzando a besar su mandíbula afilada. —Hubo días en que pensé que moriría si no podía tenerte.
—Tómame, entonces… —rogué por lo bajo, mordisqueando levemente su cuello y ganándome un suspiro tembloroso de Jungkook, como si quisiera controlarse un poco.
Casi chillé cuando se alejó de mí para mirarme desde arriba, sus ojos quemaban agujeros en mi cuerpo desnudo, caliente, cubierto de sudor y aún atado a la silla, lo vi relamerse sus bonitos labios y formar una sonrisa arrogante mientras tomaba mi cabello desordenado en su mano con dureza para guiarme hacia su pelvis; solté un gemido cuando movió mi cabeza de lado a lado y cuando mis labios chocaron con brusquedad contra la tela áspera de su pantalón, justo sobre su dura erección.
—Mira lo duro que puso verte así… —Jungkook farfulló con diversión cuando mi lengua salió para intentar lamerlo aunque fuera por encima de la tela y él solo soltó una risita oscura al verme así antes de alejarme jalando mi cabello hacia atrás con fuerza.— Otro día podré sentir tu boquita en mi polla, ahora necesito follarte.
Y tan pronto como dijo eso soltó mi cabello para alejarse de mí y caminar hacia un cajón de la cocina; sacando un condón de él y regresar junto a mi mientras se quitaba la camisa por su cabeza, y yo pude haber babeado ahí mismo sin darme cuenta, joder, este hombre lo era todo, tiré con fuerza de la cuerda en mis manos queriendo poder tocar sus marcados abdominales y eso fue suficiente para que Jungkook soltara el nudo rápidamente y me hiciera ponerme de pie antes de girarme y colocar mi cuerpo con brusquedad sobre la mesa, con mis senos presionados contra la fría superficie.
Sentía mis brazos débiles y adoloridos por tenerlos tanto tiempo atados que cuando escuché a Jungkook bajar la cremallera de sus pantalones con urgencia giré mi rostro hacia atrás queriendo poder verlo, pero ni siquiera pude hacerlo cuando con su pie separó mis piernas; abriéndome para él mientras deslizaba el condón por todo lo largo de su pene en un rápido movimiento.
No podía respirar bien, aún sentía irreal que estuviera aquí, lista para ser follada por Jungkook y sin poder verlo por completo, todos mis sentidos estaban a mil, quería verlo, tocarlo, darle una buena mamada, pero todo eso se esfumó cuando lo sentí frotar la punta de su pene contra mi entrada un par de veces, cubriéndola con mi humedad antes de alinearse correctamente y empujar su pelvis hacia adelante; colando varios centímetros de golpe dentro de mí.
—¡Ah! ¡Jungkook! —me quejé al sentir como si una especie de rampa me hubiera partido por la mitad, había subestimado su tamaño, Jungkook era tan jodidamente grande, y tenía cada centímetro de él en mi interior, tratando de ajustarme a su grosor y lo podía sentir a la perfección palpitando dentro de mí.
—¿Te gusta, bebé? —Jungkook preguntó con su voz ronca y profunda, su densa respiración chocó contra mi nuca enviándome escalofríos por todo mi cuerpo mientras me sujetaba por mis caderas para salir y volver a introducirse en una embestida dura y profunda.— ¿Te gusta mi polla?
—Sí… —sollocé cerrando los ojos mientras lo sentía comenzar a marcar un ritmo más fuerte y constante, sentía mi humedad deslizarse por el interior de mis muslos, cubriendo su polla y haciendo que sus penetraciones fueran más deliciosas tocando lo más profundo de mi.— Me encanta, Jungkook…
Y ante eso recibí un audible gruñido de su parte contra mi oído, su pelvis chocaba con fuerza contra mi trasero, hundiendo su gruesa polla una y otra vez en mi coño, su agarre en mis caderas mantenía mi cuerpo firme contra la mesa justo antes de que la palma de su mano se estrellara contra un lado de mi trasero con fuerza; haciéndome gemir su nombre mientras recibía un nuevo golpe en el mismo lugar, y luego otro, y otro, y cuando menos me di cuenta mis ojos se llenaron de lágrimas ante la dureza de sus azotes y penetraciones.
Sentía la piel mi trasero arder con cada choque de su pelvis cada que volvía a hundirse dentro de mí, podía sentir todo mi cuerpo húmedo de sudor y flujo, solté un gemido particularmente fuerte cuando el ritmo de sus penetraciones se volvió brutal, los jadeos goteaban de mis labios sin que siquiera los pudiera controlar y todos mis pensamientos racionales se esfumaron cuando un fuerte y posesivo jalón en mi cabello me hizo levantarme de la mesa; Jungkook tiró de mi cabeza hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra su firme pecho.
—Tu coño se siente tan bien, bebé… —Jungkook jadeó en mi cuello, su respiración agitada y caliente me hizo cosquillas en la piel y gemí fuerte cuando su gran mano tatuada se envolvió alrededor de mi cintura, manteniéndome al ras de su pecho mientras que la otra se aferraba a uno de mis senos; apretándolo con fuerza y haciendo rodar sus dedos sobre mi pezón endurecido y sensible.
—Jungkook… —gimoteé, incapaz de procesar nada más allá de las deliciosas sensaciones de su polla enterrándose en mi coño con cada embestida dura y profunda, tanto que ya podía sentir el nudo formándose en mi vientre cuando comenzó a golpear repetidamente en mi zona de placer.
—¿A quién le pertenece este lindo coño? —Jungkook gruñó posesivamente al mismo tiempo que sus embestidas se volvían más desordenadas, follándome con una fuerza sorprendente mientras mi orgasmo me esperaba ansioso en algún rincón.
—A ti… a ti te pertenece… —jadeé con fuerza aferrándome a sus manos, sintiéndome tan colapsada con todas las sensaciones de él, en cómo su polla me llenaba tan bien, en cómo su aliento cálido me hacía sentir increíblemente más húmeda, estaba tan cerca del borde.
—Buena niña, ¿Vas a correrte de nuevo para mí, cariño? —Jungkook me alentó mientras sus labios se unían a mi cuello para chupar mi piel sensible con hambre, dejando varias marcas rojizas por toda la zona y haciéndome asentir débilmente antes de que mi cuerpo temblara cuando sus dedos se hundieron en mis pliegues resbaladizos, encontrando mi clítoris para frotarlo furiosamente mientras sus penetraciones perdían ritmo.— Córrete en mi polla bebé, vamos, quiero sentirlo.
Un placer abrasador me atravesó en respuesta a su orden, mis piernas temblaron cuando mi orgasmo golpeó mi cuerpo borrando mis pensamientos y haciéndome gemir su nombre una y otra vez mientras mi interior se apretaba alrededor de su dura longitud, Jungkook gruñó y me sujetó con fuerza mientras seguía empujándose dentro de mí antes de dejarse ir con dos estocadas más, la última hasta me dolió, pero era esa clase de dolor placentero por el que pasarías mil veces en la vida.
Estuvimos así por varios segundos o minutos apretados el uno con el otro, tratando de regular nuestras agitadas respiraciones, hasta que la voz de Jungkook rompió el denso silencio.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad, bebé? —musitó con calma pasando sus manos por mis caderas y cintura con calma.
—¿Qué significa? —pregunté girando levemente mi rostro hacia él y casi volví a gemir ante la erótica imagen de su frente cubierta de sudor y su cabello húmedo pegándose a los lados de su rostro mientras mordía su labio inferior con fuerza sin dejar de mirarme.
—Significa que es mejor que a partir de hoy todos esos mensajes sucios me lleguen directamente a mí. —aclaró formando una sensual sonrisa y yo no pude evitar sonreír también al escucharlo antes de volver a besarlo con pura necesidad.
Bueno, algunas cosas eran más importantes que nuestra dichosa investigación. 
Tumblr media
n/a: omg pupiss por fin estoy de regreso a mis andadas de escribir nsfw y eso me hace feli, gracias a todxs lxs que esperaron pacientemente mi regreso y que me siguieron hasta aquí, las amo demasiado ♡ para las personitas nuevas espero que les haya gustado esta historia, pronto seguiré publicando mas os que tengo por ahí guardados y que algunos de ellos ya conocen, gracias por todo y no duden en comentar lo que piensan ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny
265 notes · View notes
izzakry · 2 months
Text
Tumblr media
𝐋𝐀𝐆𝐔𝐍𝐀 𝐀𝐑𝐓𝐈𝐅𝐈𝐂𝐈𝐀𝐋. corría el peligro de rasgar las frescas e inmaculadas páginas de su libro recién comprado. sus dactilares clavados en el papel satinado, arrugándose por los bordes, amenazando con desgarrarlos. no hubo sentimientos negativos en varón, podía ser dramático, pero el segundo capítulo de ciudad blanca fracasó en conquistar su atención comparado con los rayos del atardecer reflejados en el agua. la simpleza de la naturaleza siempre lograba enamorarlo día a día, contando con dos bolsas grandes de nachos sobre sus piernas. aún no las abría, optando primero en acomodarse próximo a las rocas, escapando de ensoñación por los pasos que escuchaba detrás de él. ' no planeo tirarme, lo prometo. ' vocalizó tras florecer juguetona curvatura. ha disfrutado por bastante tiempo de luces doradas sobre su cara, pausando lectura. ' es agradable estar aquí. mil veces mejor que el crucero. ' se contuvo de reír medio escandaloso, levantando sus brazos en improvisado estiramiento sin echarle vistazo a compañía. ' ¿no te sientes como participante del programa de love island? claro, sin la parte romántica. '
95 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 2 months
Text
Sub!Enzo headcanons 🖤
Pequeñas aclaraciones: yo ya había terminado tu regalo (el miércoles pasado) justo antes de que empezaras a publicar como festejo antes de tu cumple. Así que antes de empezarlo me había decidido por sub!Enzo como tema para tu regalo (porque vi que hasta ese momento no se había escrito mucho de él) y justo subiste más fics sobre sub!Enzo 🤡 Pero leyendo tus nuevas historias sobre él me alegra ver que coincidimos en muchos aspectos kjsdfkjs.
Advertencias: uso indiscriminado de • con la excusa de no escribir un fic entero. 18+. 
En fin, feliz cumple Lu! Espero que te guste tu regalo (y que la espera haya valido la pena) y que la pases re lindo hoy 🖤
⋆⁺。˚⋆˙‧₊☽ ◯ ☾₊‧˙⋆˚。⁺⋆
• Pequeñas demostraciones de afecto en público que provocan que se sonroje (y que secretamente le encantan): que le agarres de la cintura mientras caminan, que lo agarres/lo abraces por la cintura mientras él rodea tu cuello con sus brazos cuando comparten un beso (no importa si sos más baja, de la misma altura o más alta que él), que le muerdas un cachetito de forma juguetona simplemente porque podés (o como una advertencia implícita para que se comporte), que le agarres la cara con una mano y lo obligues a mirarte cuando querés su atención o que cuando comparten un abrazo o un beso tus manos desciendan por su cuerpo hasta meterse dentro de los bolsillos de su pantalón y que le des un buen apretón.
• No importa en qué posición se vayan a dormir la noche anterior, cinco de cada siete mañanas despertás con Enzo con su cabeza apoyada en tus pechos y con tus brazos envolviéndolo.
• La forma más rápida para que se excite son las caricias suaves en las partes más erógenas de su cuerpo: su espalda, la parte interior de sus brazos y la de sus muslos y su cuello. Rozás esas zonas apenas con las puntas de tus dedos, tus uñas o tus labios y ya lo tenés temblando. 
• Cuando es él el que quiere tomar la iniciativa sabe que no hay forma más efectiva para provocarte que poniéndose uno de sus sweaters holgados, de esos cuyas mangas le cubren casi por completo sus manos, y debajo de este solamente unos boxers. Es consciente de la forma en que ese look te provoca cosas. Y si esto no funciona porque por algún motivo te pintó hacerte la difícil y no querés darle el gusto de ceder tan rápido, sabe que con dejar que sus ojitos te transmitan lo que necesita de vos sin decir una palabra mientras se muerde el labio con desesperación es suficiente para doblegar tu voluntad. 
• Las posiciones favoritas de Enzo son cualquiera que le permita ver tu rostro mientras cogen (con el tiempo pudiste deducir porqué había tantos espejos en su casa) pero si tiene que elegir una sola, seguro elige con vos arriba de él como su posición favorita. 
• Si le preguntás qué tipo de sexo le gusta más (suave, apasionado, brusco, etc.) va a escoger suave e intimo. Sin embargo, hay días en los que realmente necesita que lo uses pura y exclusivamente para tu propia satisfacción, que utilices su cuerpo como si fuera un juguete cuyo único objetivo es el de darte uno o más orgasmos (y también que no seas muy delicada al momento de maniobrar su cuerpo a tu gusto).
• Tiene una debilidad por los apodos cariñosos que le das como “bebé”, “amor”, “ángel”, “muñeco”, entre otros (ya sea cuando están cogiendo o no). 
• Kinks/qué lo calienta: praise kink, dirty talking, hair pulling (enredás las raíces de su pelo entre tus dedos, le das un tirón firme y Enzo se desconfigura por completo), barebacking (posible breeding kink, pero todavía no está listo para esa conversación), breath playing/choking, CNC, oral sex (prefiere más dar que recibir y le encanta cuando te sentás en su cara), sensation play, oral fixation, teasing (hay ocasiones donde le encanta ser un calienta pijas y provocarte sutilmente, y si vos se lo echas en cara él se va a hacer el boludo y te lo va a negar, diciendo que no sabe a qué te referís), marking/biting/scratching.
• Tengo que hacer otro punto dedicado exclusivamente al marking/biting/scratching porque este va para largo. Le encanta que lo marques, ya sea con tus uñas o con tu boca, le fascina verse al espejo al día siguiente antes de tomarse una ducha y ver los diferentes tipos de marcas y tonalidades que dejaste a lo largo de su cuerpo. Eso sí, prefiere que lo marques en lugares que no sean tan visibles. Si bien es capaz de poner una cara neutra gracias a sus habilidades de actor, por dentro se muere de la vergüenza cuando al día siguiente las maquilladoras se tardan más tiempo en la zona de su cuello tratando de tapar las marcas que le dejaste. Sus lugares favoritos para que dejes tus marcas son zonas donde la piel es más sensible, como por ejemplo la de la zona entre sus piernas y sus caderas -bien cerca de su miembro- y la zona donde su cuello se une con su hombro (sabe que va a tener que usar ropa con cuellos un poco más cerrados en comparación a lo que está acostumbrado a usar pero no le importa). También lo acostumbraste casi de manera inconsciente a que una mordida en su hombro o tus uñas arañando con fuerza a lo largo de su espalda se vuelvan el último empujoncito que necesita para alcanzar su orgasmo. En cuanto a marcas sobre tu piel, le gusta dejarte chupones. Dónde te va a poder marcar va a depender de qué tanto se lo permitas, pero si tiene el pase libre para marcar cualquier parte de tu cuerpo, se va a encargar principalmente de decorar todo tu cuello y tus tetas con sus marcas. También va a dejarte unas media lunitas rojas en tus caderas o cintura como producto de sus uñas aferrándose con firmeza a tu cuerpo. 
• No tiene ningún problema con coger (o darte una mano o su lengua) en lugares públicos si ninguno de los dos puede controlar las ganas, pero si tiene la opción de elegir prefiere hacerlo en la intimidad de su hogar.
• Tiene buena estamina, lo cual va de la mano con el hecho de que Enzo es de los que no van a parar hasta estar seguros de que quedaste completamente satisfecha. ¿Terminaron de coger pero te querés volver a correr? Decíle con qué, si con sus dedos, su lengua o que te coja otra vez y lo hace (y si al terminar aún querés más, te da otro orgasmo casi con el mismo entusiasmo con el que te dio el primero). 
• No digo que sea un insaciable, pero casi siempre está dispuesto a tener sexo con vos. Ya sea en la cama antes de que se levanten, o en la ducha antes de empezar con el desayuno o un rapidito cuando vuelve de correr o entrenar si nota que todavía no te fuiste, entre otros ejemplos. Creo que las pocas ocasiones que puede llegar a rechazar tus intentos de iniciar algo sería porque se encuentra muy cansado físicamente luego de estar todo el día haciendo entrevista tras entrevista o participando de una interminable sesión de fotos, o porque pasó todo el día interpretando un papel que le exigió demasiado tanto emocional como mentalmente, por lo que prefiere esperar un tiempo a que termine de salir por completo de dicho personaje y sentirse él mismo otra vez. 
• Este hombre sabe exactamente qué tiene que hacer y cómo debe hacerlo para poder complacerte, pero aún así le encanta que le des ordenes de cómo querés que te complazca: “besáme”, “tocáme”, “sacáte la ropa”, “levantáme y sentáme en la mesada”, “haceme acabar con tus dedos, dale”, “arrodilláte y usá tu boca”, “acostáte, quiero usar tu boca”, “cogéme”, “más fuerte”, “correte adentro”.
• En cuanto a comportamiento y obediencia, Enzo es casi un ejemplo a seguir. Casi. Hay días en que la calentura realmente le puede más que su necesidad de ser un buen chico para vos, la cual en sí es bastante fuerte. 
• Una mañana despierta sólo en su cama, ya que ese mismo día tus obligaciones te obligaron a levantarte más temprano e irte mientras él aprovechaba su día libre para dormir unas horas de más. Cuando rueda en la cama perezosamente para abrazar tu almohada, el olor de tu perfume y otro olorcito mucho más rico invade sus sentidos. Sabe que no debe desobedecer esa regla -la más importante- y aún así, su mano derecha se desliza tentativamente a lo largo de su abdomen hasta encontrarse con la semi erección provocada por provocaron la fricción de las sábanas contra su entrepierna y los recuerdos de la noche anterior.
• Luego de acabar y todavía algo atontado por las endorfinas producto de su orgasmo -y por los restos del sueño-, agarra su celular y se saca una foto. Sabe que si no te lo confiesa ahora, luego el castigo será mil veces peor (aún no está seguro de cómo, pero vos siempre te das cuenta cuando él rompe esta particular regla). Enfoca la cámara para que en la foto salga su torso -desde su cintura hasta su cuello-, el cual está adornado con las gotas blancas de su semen. Va al chat que tiene con vos y sin agregar ningún texto envía la foto. Con el pulso levemente acelerado, observa la pantalla fijamente esperando tu reacción hasta que ve cómo las dos tildes de su foto se vuelven azules. Aquello es lo único que recibe como respuesta. Muerde su labio inferior y vuelve a abrazar tu almohada con fuerza como si estuviera abrazando tu cuerpo, enterrando su rostro en ella para esperar a que vuelvas y le implementes el castigo que él mismo se buscó. 
• La mayoría de las veces sus castigos consisten en él acostado boca arriba en la cama con sus brazos atados a la cabecera de esta bien separados para que no pueda esconder su rostro en ellos.
• Cuál va a ser el castigo va a depender del humor en que te encuentres esa noche. A veces elegís que te mire mientras te tocás, sin que él pueda hacer nada al respecto más que retorcerse debido a la frustración e impotencia que invade su cuerpo, mientras trata de zafarse del agarre que lo tiene atado a la cabecera para poder tocar tu cuerpo. Luego de que te volvés a correr frente a sus ojos, te pide que lo liberes o te ruega que por favor lo toques vos a él. "No bebé, vos ya te corriste hoy sin mi permiso, ¿te acordás? Ahora me toca a mí." Otras veces optás por hacerlo correrse varias veces sin darle tiempo entre orgasmos a que se recupere. Te recostás junto a él sin dejar de acariciar su miembro para hacer que se corre otra vez mientras le susurrás en el oído lo putita que es -entre otros apodos degradantes- por andar tocándose sin tu permiso, provocando que se junte aún más sangre en sus mejillas. Las plegarias que salen de sus labios -rojos de tanto morderlos- para que por favor pares mueren cuando, ante su asombro e incredulidad, vuelve a correrse con un quejido lastimero. Sin poder controlar del todo su respiración rápida y superficial, te mira con sus ojitos brillosos para rogar con voz temblorosa tu perdón por desobedecerte. 
• Si te parece que realmente está arrepentido le das un besito en la frente, empezás a deshacerte de aquello que lo mantiene atado a la cabecera y comenzás con el aftercare. Por otro lado, si la disculpa no te parece lo suficientemente genuina, le sonreís con ternura y volvés a agarrar su miembro para empezar a acariciarlo de arriba a abajo otra vez, provocando que Enzo niegue rápidamente con la cabeza mientras podés observar cómo la desesperación empieza a apoderarse de él una vez más (obviamente sólo vas a parar si lo escuchás decir su palabra de seguridad o si sentís que ya fue suficiente castigo). 
• Si algo tienen en común todos sus castigos es que nunca va a poder predecir qué es lo que le vas a hacer.
• El aftercare por lo general consiste en la misma rutina a la que ya estás más que familiarizada, la cual aplicás al terminar una escena o un castigo. O si al final de dichas actividades notás que Enzo tiene una herida no tan superficial o que siente una molestia en algún músculo que no habías previsto antes de empezar, entonces empleás un poco más de tu cuidado. Cremas suavizantes para cualquier tipo de quemaduras que hayan provocado el material de lo que hayas elegido para atar alguna parte de su cuerpo y te cerciorás que los rasguños que dejaste en sus brazos, hombros y espalda sean solamente superficiales. Si siente molestia en algún músculo, le indicas que se siente o que se acueste en la cama y masajeás dicha zona hasta que notás que la tensión en sus músculos se desvanece y su cuerpo se relaja por completo. Si la escena fue muy intensa para él y todavía se siente demasiado sensible (o directamente entró en el subspace) preparás un baño para los dos y te concentrás en lavar su pelo y enjabonar su cuerpo hasta dejarlo impecable, mientras le murmuras cumplido tras cumplido, asegurándole de lo bien que se portó y cuánto lo amás. Una vez que ya está completamente limpio y seco, lo guiás a la cama y enredás tus brazos alrededor de su cuerpo -siempre vigilándolo bien de cerca- hasta que sentís que finalmente su respiración se vuelve más lenta y profunda. 
• Uno de tus placeres culposos -o no realmente tan culposo si te lo ponés a pensar mejor- es ordenarle a Enzo que se frote contra vos hasta que se corra. Hay algo en la forma en que está dispuesto a humillarse ante vos con tal de hacer lo que sea necesario para poder correrse que nunca falla en elevar tu pulso u obligarte a cruzar tus piernas en busca de un poco de alivio. 
• Te sentás en el borde de la cama o del sillón mientras él se arrodilla frente tuyo, mordiéndose el labio ansiosamente esperando tu siguiente órden. 
• “¿Te querés correr?” le preguntás con un tono que borda en lo casual, como si no fueran evidentes la notable -y seguramente dolorosa- erección dentro de su ropa interior y la desesperación que brilla en sus ojos oscuros. Sonreís cuanto asiente rápidamente con la cabeza. “Frotáte contra mí hasta acabar.” 
• En cualquier otra ocasión probablemente te hubiera hecho un puchero como protesta o te hubiera suplicado que le ofrezcas otras opciones menos bochornosas para conseguir su clímax. Pero cuando deseás complacer este capricho personal tuyo, te asegurás de tomarte tu tiempo para llevarlo a un estado de excitación sin retorno en el cual su único objetivo es correrse, sin importar si para conseguirlo debe perder su dignidad frente a vos y rebajarse a comportarse como un animal en celo. 
• Sin pensarlo dos veces, se sube a tu regazo y acomoda uno de tus muslos entre sus piernas. Apoya sus manos en tus hombros -la única parte de tu cuerpo que sabe que tiene permitido tocarte- y no pierde el tiempo en hacer movimientos tímidos o fingir vergüenza para empezar a frotarse contra tu muslo con desesperación. Suspira de alivio el segundo que su entrepierna hace contacto con vos. Percibís a la perfección el contorno de su miembro firme contra tu músculo y sentís cómo el calor que proviene de esa zona te empieza a afectar. 
• “Mirá lo que sos.” murmurás maravillada mirando hacia arriba para poder hacer contacto visual con él. Notás que sus mejillas se enrojecen aún más, casi dándole un aspecto febril, y sabés esto no es causado exclusivamente por el esfuerzo físico que está haciendo. 
• “Amor, tocáme, p-por favor.” te ruega entre jadeos luego de varios minutos de haber comenzado, apoyando su frente delicadamente contra la tuya. Vos te relamés los labios con hambre, incapaz de poder apartar tu vista de la visión frente a vos. Te preguntás fugazmente si siempre tuviste este lado sádico del cual nunca fuiste consciente y llegás a la conclusión de que no, sólo Enzo es el único responsable que logra que este lado tuyo surja. 
• “No.” 
• Aprieta los labios con fuerza para evitar que un lloriqueo de frustración escape de sus labios, pero cuando ve tu mirada de advertencia automáticamente deja que su boca se abra y un sonido que podría considerarse un gemido obsceno mezclado con un sollozo resuena en la habitación. El agarre en tus hombros se vuelve más firme, volviéndose casi doloroso. 
• Sus embestidas empiezan a disminuir la velocidad para volverse más fuertes contra tu cuerpo, indicio de que se está acercando a su orgasmo e inconscientemente está tratando de alargar lo más que pueda la placentera sensación. Totalmente ido, sus párpados se cierran y deja caer su cabeza ligeramente hacia atrás, sus labios apenas entreabiertos.
• “¿Vas a acabar, lindo?” le preguntás y asiente como puede con la cabeza. Agarrás la suave superficie bajo tu cuerpo y apretás con fuerza, tus uñas arañando la tela en un intento de controlarte. “Miráme cuando te corrés.” le ordenás. Vuelve a conectar su mirada con la tuya y sus embestidas retoman el mismo ritmo acelerado de antes. Son sólo segundos los que le toma a Enzo para correrse con un gruñido que termina convirtiéndose en un gemido roto, mientras su cuerpo empieza a sacudirse con violencia. Sabés que está haciendo un esfuerzo inhumano para no volver a dejar caer su cabeza hacia atrás o cerrar los ojos.
• Cuando el movimiento de sus caderas se vuelve cada vez más lento hasta detenerse por completo, permanece inmóvil sobre tu regazo. Tu vista baja a su entrepierna, donde te encontrás con la evidencia de su clímax oscureciendo la tela de sus boxers. No le das tiempo a que recupere el aliento. Agarrás su rostro con una mano, lo besás con fuerza -casi con violencia- y no dudás en meter tu lengua en su boca, haciéndolo lloriquear contra tus labios. Le mordés el labio inferior y tirás ligeramente.
• “Sos hermoso, ¿sabías?” le decis una vez que lo soltás, tus palabras apenas son audibles debido a la falta de aliento por culpa del beso. “Te amo.” Enzo, súbitamente tímido, te abraza y oculta su rostro en tu cuello, grabando esas mismas palabras en tu piel mientras vos le acariciás el pelo con movimientos suaves. 
• En cuanto a juguetes yo creo que Enzo es de mente abierta y está dispuesto a probar todo aunque sea una vez para decidir si le gusta o no (aunque en la mayoría de los casos le va a gustar más el hecho de que seas vos la que esté usando el juguete con él que el juguete en sí).
• Creo que un no por parte de Enzo podría ser el heavy degrading kink. Si lo usás en él un poco durante sus castigos no tiene problema (al fin y al cabo sabe que es parte del castigo y muy dentro suyo sabe que no creés en las palabras hirientes que le estás diciendo en ese momento), pero si lo llegás a usar fuera del contexto de un castigo creo que tus palabras podrían llegar realmente a lastimarlo emocionalmente (soft boy, please do not harm). Lo mismo aplica pero con vos. No puede referirse a vos con nombres degradantes, simplemente no le nace. Por algún motivo no lo imagino muy emocionado con el roleplay, y los tríos tampoco son una opción (no piensa compartirte con nadie, ni siquiera por una sola ocasión).
• Las vendas y todo aquello que amortigüe los sonidos provenientes de Enzo son un rotundo no por tu parte. Querés ser capaz de poder escuchar cada sonido que se escapa de sus labios, y también poder presenciar cómo su mirada se vuelve cada vez más desenfocada debido al placer. En el caso de que se encuentren en una situación donde ser silenciosos es más una obligación que una opción, pero Enzo es incapaz de contener los sonidos obscenos que salen de sus labios, siempre podés meter tus dedos en su boca para silenciarlo. 
• A estas alturas me parece que ya quedó más que claro, pero Enzo es ruidoso cuando coge y es algo que frecuentemente lo hace (o lo hacía) sentir inseguro de sí mismo. 
• Cuando ustedes comenzaron a compartir momentos cada vez más íntimos a medida que su relación progresaba, notaste cómo Enzo se mordía los labios o los apretaba con el objetivo de no hacer ningún ruido, con la excepción de algún gruñido que producía de vez en cuando. No te gustó para nada notar ese pequeño detalle ya que amabas su voz grave y estabas ansiosa por poder escuchar qué tipo de sonidos indecentes podía llegar a hacer. 
• Te preguntaste si esto se debía a causa de una mala experiencia previa con alguna de sus ex parejas o simplemente era producto de una timidez por su parte que desconocías.
• “Te quiero escuchar, Enzo.” le dejaste bien en claro un día mientras usabas tu boca para llevarlo al borde del orgasmo, pausando tus movimientos por completo cuando sentías que estaba a nada de correrse, solamente para volver a empezar. “Si veo que te volvés a morder los labios para no hacer ningún ruido, me voy a ir de la habitación y te voy a dejar con la pija al palo.” tu tono de voz era demasiado casual en comparación con la amenaza que le estabas dando. “Y pobre de vos si me llego a dar cuenta de que te tocaste sin mi permiso.”
• En ese momento no pudiste adivinar qué fue lo que hizo que temblara bajo tus manos, si fueron tus crudas palabras o el hecho de que habías vuelto a envolver su miembro con tu boca y a retomar el mismo ritmo que habías estado usando durante los últimos veinte minutos.
• El primer gemido que escuchaste salir de su boca fue directo a tu entrepierna, empeorando la molestia que se había hecho presente en esa zona desde que comenzaste a degustarlo. Emitiste un sonido de apreciación al escucharlo. Las vibraciones alrededor de su miembro hicieron que otro gemido, un poco más alto que el primero, resonara en toda la habitación. 
• No te tomó más de unos pocos minutos hacer que se corriera, tu nombre saliendo de sus labios en forma de un prolongado gemido. Observabas como trataba de calmar su agitada respiración que escapaba por su boca entreabierta y sus ojos parcialmente cerrados estaban clavados en el techo. Gateaste hasta que sus rostros se encontraran a la misma altura. Sus cansados ojitos marrones te miraron con reverencia. 
• “No vuelvas a callar nunca más esos sonidos hermosos que hacés, ¿me escuchaste?” le susurraste contra sus labios, para luego darle un ligero beso cuando lo viste asentir con la cabeza. 
• Te tomó un buen tiempo pero eventualmente lograste domesticarlo a tu gusto, consiguiendo que se olvidara de aquellas inseguridades que tanto lo atormentaban. Si hay días en que aquellos pensamientos negativos vuelven a querer plantarse en su cabeza, tus reacciones fisiológicas provocadas por sus gemidos y lloriqueos de placer siempre le van a servir de recordatorio de que realmente te fascina lo ruidoso que es. 
• Debido a las exigencias de su ocupación laboral, hay ocasiones donde Enzo se ve obligado a viajar a otras partes del mundo por un período de tiempo considerable. Si bien hablan casi todos los días en los que se encuentran separados, hay noches en las cuales Enzo te llama -siempre teniendo en cuenta la diferencia horaria para no llamarte en un momento inoportuno para vos- desesperado por escuchar tu voz (prefiere llamarte por encima del sexting). 
• Cuando está realmente desesperado, no hace falta que diga muchas palabras para que seas capaz de detectar el ligero temblor en su voz cuando te pregunta cómo estás o te cuenta sobre su día. 
• Ese tipo de llamadas -o videollamadas en caso de que la diferencia horaria entre ustedes no sea mucha y ambos tengan la posibilidad de compartir la noche juntos- son de esperarse cuando Enzo viaja porque no importa dónde se encuentre, las mismas reglas todavía aplican (sobre todo la que le prohíbe tocarse sin tu permiso).
• En algunas llamadas empezás dándole órdenes simples. De qué prenda se tiene que deshacer, cómo posicionarse en la cama del hotel donde se está hospedando, qué parte de su cuerpo tiene que acariciarse mientra él se imagina que son tus dedos y tus manos las que lo están tocando y no las suyas, el ritmo de sus caricias (primero con toques suaves y lentos porque sabés que eso lo frustra y sólo retrasa lo que realmente necesita). 
• “Por favor amor, ¿me puedo tocar?” “Mmm, no, todavía no.” “Pero-” “Enzo.”
• Si notás que la necesidad en su voz es realmente verdadera, simplemente permitís que sea él el que hable, dejando que te cuente cuánto desearía que estuvieras en su cama junto a él y detallándote todo lo que le gustaría hacerte. 
• “Necesito tenerte acá conmigo,” te murmura con su voz grave quebrándose ligeramente. “Extraño tu sabor, n-necesito volver a tener mi cara enterrada entre tus piernas y no salir de ahí hasta que deje tus piernas temblando de t-tanto correrte.” escuchás el inconfundible y obsceno sonido de su mano deslizándose fácilmente por su miembro gracias al líquido preseminal, provocando que el hormigueo entre tus piernas empiece a ser realmente molesto. “¿S-Sabés lo que duele estar todo el día con la pija parada y no p-poder tocarme?” te reclama con un hilo de voz. 
• Si estuvieran en cualquier otra situación te encargarías de ponerlo en su lugar por el tonito con el que te está hablando, pero dadas las circunstancias en las que ambos se encuentran, se lo dejás pasar. Por ahora.
• “La cogida que te voy a dar cuando vuelvas, bebé.” le prometés, prácticamente imaginándote todo lo que le vas a hacer el segundo que lo tengas nuevamente a tu lado (sumado al castigo que le vas a dar si insiste con esta actitud desubicada). Te mordés el labio cuando un gemido ronco suena directo en tu oído. 
• Si en ese momento te encontrás disponible te unís a él desde tu propia cama. Pero si no es el mejor momento para vos, te asegurás de que la llamada de Enzo no haya sido en vano. Al fin y al cabo, esta es su recompensa por haber sido un buen chico para vos al haberte llamado para pedir tu permiso en vez de haberse tocado sin decirte nada. 
• Cuando se corre y los efectos del orgasmo terminan por desaparecer, lo golpea la familiar ola de emociones que suele abrumarlo cuando se encuentra lejos de vos por mucho tiempo. 
• “Te extraño.” te confiesa con su voz ahora más bajita y carente de la necesidad y deseo con la que te había estado hablando hace tan sólo unos minutos. Te lo podés imaginar abrazando su almohada en busca de consuelo, y esta imagen hace que tu corazón se encoja un poco. 
• “Ya sé amor, yo también te extraño. Mucho.” le asegurás. “Ya quedan pocos días para que vuelvas.” le recordás con la esperanza de que tus palabras lo puedan sacar de aquel estado melancólico. Darías cualquier cosa para poder estar junto a él acariciando su pelo con movimientos lentos hasta que se quede dormido en tus brazos. No podés evitar que las comisuras de tu boca se eleven cuando escuchás solamente un leve sonido de afirmación como respuesta. “Estás cansado, lindo. Andá a dormir.” 
• “Bueno,” sabés que debe estar realmente agotado cuando no te pide que sigan hablando unos minutitos más. “Mañana hablamos.” te promete, el sueño haciendo que arrastre un poco sus palabras. “Te amo mucho.”
40 notes · View notes
themasterreader69 · 6 months
Text
INTERLUDIO
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic protagoniza "Romeo y Julieta" en el teatro El Galpón con su ex, Sofia Lara. La narradora vive un interludio íntimo, desafiando la dualidad entre escenario y realidad.
Tumblr media
Esa noche de verano la compartimos en el teatro El Galpón. Él que se encontraba trabajando actualmente en "Romeo y Julieta" una reversión del clásico pero dirigida por Marcos un director de mala muerte que insistía en la participación estelar de Enzo —quien se había convertido en su actor fetiche— como Romeo. Ahora ¿quién fue la mismísima Julieta? evidentemente no podría serlo yo, de teatro lo único que sé es contar las butacas. El aclamado papel lo cumplió ni más ni menos que Sofia Lara, ex de Enzo. Marcos conocía —como todo el mundo actualmente— muy bien su historia y la química de ambos en el escenario era inigualable. 
     Puntos para ella, pensé yo.
Enzo estuvo durante todo el día, ansioso. Él me había confesado sus pensamientos y yo había querido calmarlo pero nada fue suficiente, hoy era distinto, era especial, la última función —al menos hasta la próxima temporada—
     No es como si le fuera a ir mal, lo había hecho muchas veces ya, ensayado más de mil quinientas. Por unos meses incluso, en cada cita que teníamos incorporaba diálogos de la obra, quizá para algunos eso sería agotador de experimentar pero para mí eso sólo indicaba su compromiso artístico, digno de su talento.
Él había insistido en que fuera a verlo —lo cual era algo inusual para mí— para darle mi apoyo. Estar juntos públicamente era arriesgado, no queríamos —ninguno de los dos— terminar en ningún programa de farándula y acordamos desde el principio hacer de nuestros encuentros nuestro pequeño mundo, aislado, privado... Nuestro.
«Pasa a buscarme cuando comience el interludio ¿si?» fueron sus últimas palabras antes de subir al escenario. Intrigada, intenté descifrar su significado, pero la confusión me impidió formular preguntas. Cuando logré procesar la situación, ya se había sumergido en la actuación.
Enzo se sumergió en la escena del balcón con una emotividad arrebatadora. Su expresión reflejaba el anhelo y la desesperación del amor prohibido.
 Cada palabra resonaba con un amor apasionado, y su mirada ardiente iluminaba el escenario. La química con la Julieta en el papel de Sofia Lara era palpable; eso a mí me generaba una tormenta de emociones. Cada gesto, cada mirada compartida, evocaba un vínculo que, aunque ficticio, despertaba sentimientos latentes. 
     La conexión palpable entre ellos se volvía un espejo de lo que había compartido con Enzo. Verlo entregarse a la escena con tal intensidad despertaba una mezcla de admiración y celos, recordándome que en el escenario, aunque actúen un amor efímero, la realidad de su historia compartida previamente se volvía más aguda y compleja. 
Salí de mi asiento con apuro, el bullicio no me dejaba pensar pero me moví abriéndome paso entre la gente hasta llegar a unos baños que Enzo me había indicado previamente.
«Amor, estuviste excelente» Habría soltado con emoción al verlo, si no fuera porque me interrumpió silenciándome con su mano mientras hacía una mueca apoyando su dedo índice sobre sus labios. Entramos al baño.
El interludio había llegado.
La puerta se cerró detrás nuestro y el susurro de esa cerradura vieja fue como un telón que caía, marcando inicio de nuestro propio acto privado.
En la penumbra del baño, la energía de la función aún vibraba en el aire. Enzo me guío hacia ese espacio íntimo, donde las luces tenues y los murmullos distantes creaban una atmósfera cargada de anticipación, me rodeó con la intensidad de su deseo sin mediar palabras sus labios encontraron los tuyos en un beso que evocaba la pasión contenida durante la actuación. 
     ¿Será este el amor prohibido que su expresión anhelaba desesperadamente?
—Estás realmente hermoso— Le susurré al oído tan pronto como pude hablar y le dí una lamida juguetona en su oreja. 
      Su boca, buscaba la mía con hambre, como si quisiera devorar cada beso como si fuera el último. El perfume de madera que Enzo llevaba consigo se mezclaba con el olor a sudor, como debe ser en un hombre. Era un aroma que me enloquecía, que me sumergía en la vorágine de la pasión.
—No me podía concentrar, no dejaba de pensar en vos— Me decía con una voz ronca y agitada, mientras sus manos, hábiles y decididas, recorrieron mi cuerpo como si quisiera cartografiar cada rincón de él.
     Me decidí por seguirlo y pronto logré su ritmo, en esa intimidad podría jurar que había sentido su pálpito. El encuentro se desarrolló como una sinfonía de jadeos y nuestra conexión alcanzaba un crescendo incontenible.
     El aroma a maquillaje se mezclaba con el calor creciente, era como un juego de contrastes, intensificando la experiencia visceral. Nuestra conexión era como una danza salvaje, pero yo lo sentía tan suave al mismo tiempo. 
     El baño del teatro se volvía el escenario de un encuentro donde la pasión se expresaba sin restricciones, como un río desbordado que no conocía límites.
     Más que en las nubes, estaba en Babilonia, hasta que lo arruinó cuando se despegó de mí para preguntar: «Decime la verdad ¿no te pone mal verme actuar con Julieta en escena?»
Su mirada buscaba la mía con intensidad, mientras sus manos seguían explorando con deseo.
Que tipo que sabe arruinar un momento.
—No, porque ella no te tiene así como yo— Le dije agarrándolo del mentón y luego de morder sus labios continúe explicando.— No hay escenario, no hay público, no hay tal acting.  Sos mío en este momento. Cada suspiro que compartimos ahora nos pertenece, solo a nosotros— Respondí con una mirada que desafiaba cualquier sombra de celos.
     El encuentro era crudo y real, sin reservas ni formalidades, nos buscábamos y encontrábamos con ansias, sin inhibiciones.
     Era primitivo, de haber estado en su casa, él habría sido un caballero, me habría preparado... Pero esto no era su casa y en ese baño no había ningún hombre, ni caballero, tan sólo un animal.
     Todo era perfecto pero volví a caer de las nubes cuando separándose de mí, dijo: «Aunque este interludio haya sido una obra maestra, tengo que regresar al escenario» — Y me soltó.
Fin de interludio.
66 notes · View notes
unicornio12am · 6 months
Text
Siempre he pensado que no hay nada después de la muerte, pero... deseo con toda mi alma que haya un lugar, con un inmenso jardín, y muchas mariposas para que puedas jugar, deseo estés en un lugar más bonito, siendo tan feliz, con tus ojitos llenos de amor y ternura, con tus patitas juguetonas, con tu ronroneo que le daba paz a mi alma, siempre te amaré mi buen amigo. Deseo algún día poder volver a verte, aunque yo no creo ser tan bueno para ir al lugar a donde fuiste tú, hasta siempre mi Trébol 🍀🤍
Tumblr media
47 notes · View notes
suzukis-posts · 5 months
Text
𝗜𝗻 𝘁𝗵𝗲 𝗯𝗮𝘁𝗵𝗿𝗼𝗼𝗺 - 𝗠𝗔𝗡𝗝𝗜𝗥𝗢 𝗦𝗔𝗡𝗢
Tumblr media
Manjiro Sano x Fem!Reader
𝗔𝗗𝗩𝗘𝗥𝗧𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔: sexo explícito, actitud enojada, breeding. NSFW en general.
────────────────────────────
Ni siquiera recuerdas la razón por la que estás enojado con él.
Fue un borrón honestamente. Gritos de enfado, portazos, la terquedad tanto tuya como de Manjiro no cesa.
El argumento te trajo aquí. En el club para intentar aliviar la tensión y reconciliarnos.
Fue idea de Draken porque, de lo contrario, Manjiro y tú no habrían intentado hacerlo por ti misma.
Sentada en el taburete de la barra con el cuerpo alejado de Manjiro, tomas un sorbo de tu bebida con una expresión de irritación permanente grabada en tu rostro.
Manjiro es el mismo, mirando al vacío con el ceño fruncido con Draken sentado entre ustedes dos.
Él suspira pesadamente. ── Ya no son niños. Es hora de que ambos se disculpen y lo superen.
── Oh, por favor. No quiero escuchar eso de ti. Tú y Manjiro peleaban todo el tiempo en la escuela secundaria. ── Dices con dureza antes de tomar otro sorbo mientras Draken gruñe.
── ¡Bien! ── Se pellizca el puente de la nariz con un suspiro exasperado mientras se queda en silencio entre ustedes tres.
La música fuerte y estruendosa llenó tus oídos mientras observabas a las otras personas bailar y festejar.
Luces de colores destellaron en tu rostro mientras sorbías sin pensar, la discusión volviendo a tu mente. Ni siquiera recordabas quién estaba equivocado, pero todo lo que sabías era que querías que Manjiro se disculpara primero.
Sí, como si eso alguna vez pasara. Te burlas ligeramente, sabiendo que Manjiro era terco y nunca retrocedía.
Al mirar la figura de Manjiro, lo ves mirando al suelo sin comprender. Con un suspiro, te levantas de tu asiento y alisas tu vestido.
── Bueno, también podríamos aprovechar al máximo nuestro tiempo aquí. Vamos, Draken. ── Lo tomas de la mano y lo llevas a la pista de baile mientras protesta.
── ¿No quieres esperarlo? ── Manjiro observa, con el ceño ligeramente fruncido ante la vista cuando colocas tus manos sobre los hombros de Draken.
── ¿Es esta tu primera vez en un club nocturno? ── Preguntas con una pequeña sonrisa mientras te balanceas suavemente con la música.
── Sabes que me mantengo alejado de este tipo de lugares. ── Draken responde mientras mira tu bonita cara.
Tú tarareas. ── ¿Eso significa que no sabes bailar?
Draken levanta una ceja. ── Puedo arreglármelas muy bien. ── Te ríes antes de darte la vuelta e inclinarte hacia su cuerpo. ── ¿Bien entonces?
Colocas tus manos en el aire y te pierdes en la música mientras Draken lentamente desliza sus manos por tus curvas. Una sonrisa aparece en tu rostro antes de que te tome por sorpresa cuando Draken apoya su rostro en el hueco de tu cuello.
── Hueles bien. ¿Perfume nuevo? ── Una risita juguetona sale de tus labios. ── Nop. El mismo que uso todo el tiempo.
Miras por el rabillo del ojo y ves a Manjiro con una expresión agitada con el codo apoyado en el mostrador.
La satisfacción aumenta en tu pecho, por lo que inclinas más tu rostro cerca del rostro de Draken, lo que hace que inhale con fuerza.
── ¿Es este tu plan? ¿Enfadar a Mikey y ponerlo celoso? ── Draken pregunta sombríamente mientras agarra tu cintura.
Solo le haces un puchero inocentemente hasta que una mano de repente te aparta bruscamente.
── Manjir– ── Comienzas mientras te arrastra fuera de la pista de baile. Miras hacia atrás y ves a Draken solo hasta que Manjiro te empuja dentro del baño.
Con un grito ahogado, te das la vuelta para mirarlo mientras cerraba la puerta. ── Oye, me estaba divirtiendo con Draken, ¿sabes?
Manjiro no quiere escuchar nada de tu descaro, así que te interrumpe con los labios antes de empujarte contra la pared.
Decides que no vas a ceder y lo alejas bruscamente. ── ¡Oye! ¿Estás escuchando? ── Exige con las manos en las caderas, pero su actitud arrogante se tambalea cuando ve la mirada oscura en sus ojos.
Tus muslos inconscientemente se aprietan mientras sientes que tu vientre se enciende.
Manjiro se da cuenta y sonríe. ── ¿Eso es todo lo que necesitas? ¿Una buena cogida para que te comportes?
Tu rostro se transforma en un ceño fruncido, pero antes de que puedas responder algo sarcástico, Manjiro te agarra la cara y te mira a los ojos.
── Creo que he sido demasiado indulgente contigo últimamente. Has olvidado a quién perteneces. ──  Murmura mientras tus rodillas se doblan por su declaración.
Se ríe sombríamente al sentir tu cuerpo tembloroso. ── Chica traviesa. ¿Te gusta cuando soy posesivo contigo? Siempre actúas como si lo odiaras, pero tal vez realmente lo disfrutas. ── Su rodilla roza entre tus piernas haciéndote gemir mientras te mueves para una mejor fricción.
── Este es tu castigo. Recuérdalo. ──  Inmediatamente después de decir esas palabras, te empuja hacia el mostrador del fregadero y te empuja boca abajo.
Ni siquiera tienes tiempo de reaccionar cuando te separa los pies para abrirte las piernas y tira de tus bragas por el suelo.
── Manjiro, espera- ── Jadeas hasta que él rodea tu clítoris con dureza y te causa un espasmo.
── ¡A–Ah-!
── Bien. Eso es todo lo que quiero escuchar de ti. Solo tus bonitos gemidos. ── Manjiro afirma con una sonrisa perezosa mientras te retorcías debajo de él. Él tiene tus manos detrás de tu espalda para evitar que escapes de sus dedos implacables.
Las lágrimas se forman en tus ojos mientras te ahogas con un sollozo, rogándole a Manjiro que disminuya la velocidad.
── Me pregunto si podría hacerte un squirt... ── Murmura para sí mismo, pero lo escuchaste. Algo sobre tu próximo orgasmo se sintió diferente de lo habitual.
── ¡M-Manjiro! Por favor, yo- ── No puedes contenerte más y tu cuerpo se contrae mientras lloras, Manjiro se encontraba metiendo dos dedos dentro de ti.
── ¿Oh, nada? Tendré que esforzarme más la próxima vez. ── Arrulla antes de empujar sus pantalones hacia abajo, sus hábiles dedos abren tu entrada.
Descansas tu cabeza en el mostrador frío, respiraciones pesadas que te dejan, demasiado aturdida para siquiera moverte.
Manjiro toma aire cuando entra antes de agarrar tus caderas con fuerza magulladora.
── A veces actúas como una puta, ¿lo sabías? ── Manjiro gruñe antes de recoger un mechón de tu cabello y levantar la cabeza. Un gemido patético se desliza por tus labios cuando lo sientes golpear contra tu trasero.
── Mira. ── Manjiro jadea. ── Quiero que mires el espejo mientras te follo. ── Tus ojos se abren para ver el gran espejo frente a tu rostro y ves el estado desaliñado de Manjiro. Su cabello rubio está pegado a su frente por el sudor y sus cejas están fruncidas por la frustración.
Él se encuentra con tus ojos en el espejo y hace que tu corazón se salte un latido. Él solo sonríe antes de volver a concentrarse en cómo se movía tu trasero con cada embestida.
── Todo lo que necesitas es mi polla, te hace sentir mejor, ¿no? ── Pregunta con voz ronca mientras se inclina hacia tu oído.
Un gemido lascivo sale de tus labios ante un empujón áspero particular. ── ¡S-sí! M–Manjiro...
── Te amo. Di que me amas. ── Manjiro gruñe mientras sollozas.
── ¡Te amo, te amo te amo! ── Susurras mientras continúas mirándolo en el espejo. Todo sobre él era tan perfecto en tus ojos. El rostro de Manjiro se sonrojó ahora a medida que sus movimientos se volvían más frenéticos.
── Voy a correrme dentro. Yo... ── Manjiro exhala pesadamente, con el ceño fruncido. ── Quiero un hijo _______. Un bebé.
Tu mente estaba en una neblina, pero parecías salir de ella ligeramente por esas palabras.
¿Un bebé...?
Con un gemido tenso, Manjiro finalmente se corre, derramando su semilla dentro de ti. Tu orgasmo llegó con él, los ojos se cierran mientras disfrutas de su cálido líquido llenándote.
Manjiro eventualmente se aleja después de un momento y suelta tu cabello. Suspiras y descansas en el mostrador, sin apenas tener fuerzas para levantarte.
Él ve su semen a punto de gotear, así que con el ceño fruncido, rápidamente te levanta las bragas. Te da la vuelta suavemente para que puedas mirarlo, te sostiene cerca de su pecho mientras te alivia el cuero cabelludo.
── ¿Duele? ── Pregunta en voz baja mientras sacudes la cabeza con cansancio.
── Estoy bien. ── Tu susurras. Incluso después de estar enojado, Manjiro seguía velando por tu bienestar. Pasa un momento de silencio hasta que abres la boca. ── Yo–
── Lo siento. ── Manjiro se disculpa primero mientras frunces el ceño y lo miras.
── Iba a decirlo primero. ── Saca la lengua juguetonamente. ── Sí, bueno, te gané.
Ambos se ríen antes de limpiarse para verse presentables antes de irse. Al salir del ruidoso club con Manjiro, ves a Draken apoyado contra la pared con las manos en los bolsillos.
Se da cuenta de tu presencia y te mira. ── Bien. Entonces supongo que las cosas se han arreglado. ── Él dice mientras se pone de pie mientras ustedes dos se acercan.
Te ríes tímidamente mientras arreglas tu cabello. ── Sí. Gracias por venir con nosotros Draken. Lamento que hayas tenido que esperar tanto...
Aparta la mirada. ── No te preocupes por eso.
Manjiro bosteza mientras camina adelante. ── Vámonos a casa. Estoy cansado.
Tú y Draken los siguen mientras caminan uno al lado del otro, la brisa fresca les roza suavemente la cara.
── Sabía que esto se resolvería rápidamente. Después de todo, Mikey te ama. ── Draken te sonríe mientras te sonrojas.
A punto de responder, Manjiro de repente salta con el ceño fruncido.
── ¿Eres tonto Ken-chin? ¡No la amo! ── Sientes como si te hubieran apuñalado en el corazón cuando la cara de Draken pasó de la sorpresa a la ira. ── Mikey- ── Exclama en tono amenazante hasta que Manjiro continúa.
── Pero yo… ── Aparta la mirada, sus mejillas se tiñen de rojo. ── Realmente, realmente, realmente, realmente, te amo. ── Afirma mientras se encuentra con tus ojos tímidamente.
Lo miras fijamente, con la boca abierta antes de hacer un puchero, con lágrimas en los ojos. ── Estúpido. ── Draken suspira mientras Manjiro sonríe antes de alejarse para reanudar la marcha.
── Él es un idiota. ── Draken sonríe mientras te mira para ver que te estás limpiando los ojos con un brazo.
── No llores _______. Volvamos a casa de regreso con Emma e Izana! ── Manjiro sonríe alegremente mientras toma tu mano.
Olfateas y asientes ── Está bien. Pero es tu culpa. ── Manjiro solo se ríe antes de arrastrarte con Draken siguiéndote.
42 notes · View notes