Tumgik
#y no me puse pasar mucho *llora*
efcgdzcv · 7 months
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hola, si soy yo amor, bueno no sé si tan siquiera quieres que te llame así, bueno quiero primero que nada pedirte perdón por hacerte sentir así, por hacerte llorar, mi intención nunca a sido causarte algún tipo de daño.
ni siquiera sé si leerás esto, de seguro debes odiarme por no responder pero simplemente hoy no es el mejor día sabes? siento como si todo se hubiera arruinado de un segundo a otro sin razón alguna, al leer todos tus mensajes y después de hablar, simplemente me sentí en shock , me sentía muerto por dentro , ni siquiera pude llorar, solo sentía un vacío en mi corazón, quería morir y quedarme bajo tierra para siempre, y si la verdad me puse a jugar, solo quería despejar mi mente un rato y hacer como si no pasara nada( sabes que pasó? el amor de mi vida no quería estar conmigo nunca más) solo quería olvidarlo por un momento e imaginar que todo estaba bien, sabes? pero aún así no puedo dejar de pensar en ti en todo momento, porque eres lo que siempre está en mi mente y corazón,
perdón por provocar esto, terminar siendo odiado por la persona que amo,bloqueado y alejado, me duele en el alma, está nunca fue mi intención. tal vez me lo merezco por la mala persona que soy en todo, por ser una mierda.
solo quería despejar mi mente, no estaba ignorandore o desinteresado por ti, sabes que me importa lo nuestro, no tengo ni siquiera que explicar o demostrar cuánto he luchado por nosotros, cuántas lágrimas he derramado, cuántas veces lo he intentado.
me importas muchísimo y esto último que hablamos me afectó mucho, solo quería estar solo por un momento, perdón por hacerte sentir una tonta, para nada lo eres, el tonto soy yo, simplemente por ser como soy.
tal vez estas palabras no tengan un más mínimo sentimiento ya en ti, simplemente lo dejes pasar por el enojo o tristeza, pero déjame decirte que de verdad me importas y te amo y te amare por siempre.
he estado pensando mucho las cosas y de verdad quiero que nuestra relación continúe, aún así tú no quieras :(. se que lo arruiné, bueno en verdad aún no se en si que fue lo que ocasionó exactamente esto, aún estoy entre dos cosas que pudieron arruinarlo, me gustaría hablarlo contigo para que siemplemente estés enterada de cómo pasaron las cosas o que es lo que pienso, bueno perdón por arruinarlo como siempre
me siento de la mierda, siento que ahora me odias :(
solo quiero darte mi amor y no, no es un falso amor, es un amor real y bonito.
perdón por causarte inseguridades y problemas en ti, siempre quise que todo fuera perfecto entre nosotros, no prefiero ninguna cosa ni a ningúna persona antes que ti, de verdad no,eres demasiado importante y especial, aún sigues siendo mi persona favorita:').
eres tú y serás tú nad, no hay nadie más y nunca he tenido alguna otra persona en mente que no seas tú, de ti me enamore y de ti vivo enamorado infinitamente, no hay otra persona a la que quiera, yo de verdad te quiero a ti, mi mente aún llora y mis palabras tal vez no sean las correctas o no transmitan este sentimiento que siento.
perdón por hacerte llorar mi vida.
te extraño tanto y de verdad me gustaría arreglarlo, si de verdad me amas y me quieres y aún tienes alguna mínima esperanza de que esto continúe y funcione, escribeme :( si quieres olvidarme de tu vida :( viviré con ese dolor por siempre...
te amo y lo lamento
@nyaresita
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bitacoraveintiocho · 9 months
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Gastón duerme y yo me puse a hacer lo que tenía que hacer. Escribir. Siento que después de todo, esto lo único que me queda, lo último que me queda.
Ayer fue un día difícil. De esos en los que lloré con el dolor del alma, con la angustia en el cuerpo, con ruido, y abriéndose paso a través de mi pecho solté el grito. Llore creo por lo que estaba pasando y todo lo que venía acumulando de las últimas semanas, los últimos días. Llore como me hacía falta llorar hace rato y se me me aflojó el cuerpo, me dormí finalmente.
Ayer después de cinco años Andrea dejó de ser mi psicóloga. Le conté como hace meses me sucedía que sentía que al final las sesiones no me servían de mucho, lloré, lloré mucho. No se bien porque pero me angustiaba. Creo que también tiene que ver con lo que implica dejar de ser paciente de Andrea, el final de una era.
Le pareció bien cuando le dije, y sucedió la despedida, escueta, rápida. Virtual. Le falto un poco del abrazo del final. Me quedo un poco creo ese gusto medio amargo de lo que sucede a medias.
Después de cinco años hubiera preferido una despedida mejor.
Pero ella no volvió presencial y yo ya no podía con lo virtual.
Tal vez algún día nos crucemos. Es muy loco como podes no saber nada de alguien y haber charlado durante años. Conocerle cosas como la voz cuando se aguanta la risa o la firmeza incluso cuando su tono es dulce.
Creo que ahora solo me queda estar triste un poco, un rato. Mientras pasa. Honrar eso, ese espacio creo que también está en permitirme este dolor. Esta angustia. Si no me doliera, no me angustiara significaría que no la deje entrar y creo que al final por más de que me duelan las despedidas es lindo poder dejar a otros pasar.
Al final los 28 no pararon de estar cargados de un montón de cosas pero sobretodo cambios, y cambios radicales que van modificando el curso de las cosas.
Este probablemente sea el fin de una era. Aunque me duela, me ponga triste, era necesario que se termine para que otras cosas sucedan.
Al final crecer nunca deja de ser doloroso. Tal vez ya no tenga la tragedia de la adolescencia ni su inminente sensación de lo terrible, lo irreparable ante lo mínimo. Pero si tienen en común que la ingenuidad de la infancia nos ha abandonado completamente y ahora solo estamos en presencia de todo lo otro.
No me mal interpreten. Agradezco mucho haber llegado a la adultez. Sobretodo a este punto. Principalmente le estoy agradecida a Andrea haber llegado a este punto de mi adultez. Se que si no hubiera sido por el trabajo que hizo, que hicimos no estaría acá. En todo sentido. Yo ya no quiero matarme, ni soy miserable. Me gusta mi vida, incluso ahora que no está en su mejor momento.
Pero aunque me guste mi vida, y me ponga contenta el avance que logré de llegar al punto de no seguir necesitando terapia con ella me angustia haber llegado ahí también.
No se bien porque. Solo se que me pone triste. Probablemente sea porque las despedidas siempre me cuestan. Tengo ahí algo de melancolía que me acompaña siempre, y cuando las cosas se terminan lloro.
No está mal.
A mi no me parece mal al menos.
Pero hoy (ayer) se terminó un gran capítulo de mi vida. Quería al menos dejar registro de algo de eso, de lo difícil, y la angustia. Pero estoy contenta de haberlo logrado, de haberlo hecho. Aunque llora y me duela.
Creo que el trabajo se ve en eso. En habilitarme la multiplicidad de sentimientos. Ninguno es menos valioso que el otro por esto.
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rewritemx · 3 years
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moondreamsa · 2 years
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— Erick, ¿ sabes que es la muerte? —pregunté con una voz suave y tranquilizadora a un niño de ocho años que no hace mucho había probado por primera vez las fresas.
— No, ¿Es algo bueno? ¿ Es lo que te va a pasar a ti? — respondió él mostrando cierto interés en el tema.
— Si, no sé en que momento pasara pero moriré… moriré pronto…— Y antes de poder decir algo mas, el niño se abalanzó a mis brazos apretándome con toda su fuerza, mojando al instante mi hombro con sus lagrimas.
—¿ Por que lloras? Es normal morir, es parte de la vida, aunque no queramos aceptarla.— le dije rápidamente intentando consolarlo.
— ¡No, no quiero que mueras! — me gritó soltando un golpe en mi estómago. No pude evitar reír y al mismo tiempo sentirme tan triste por saber que no iba a poder estar junto a él mas tiempo.
— Aun no sabes lo que significa morir, y no es tan malo como parece.— dije al mismo tiempo que lo levanté con dificultad, y apenas lo puse en mi regazo solté un suspiro de cansancio. — Mira, morir significa… significa que ya no podremos estar más tiempo juntos, por lo menos no fisicamente.
— ¿No no vamos a ver mas? ¿Por qué? ¿ Por qué no puedo verte mas si justo ahora te tengo de frente? ¡Si es que ya no me quieres solo dilo! — Ahora sus ojos rojos de tanto llorar irradiaban furia. No pude evitar tomarlo del brazo y abrazarlo, hacerme la fuerte era muy difícil si se trataba de él.
— No es algo que yo pueda controlar, solo es algo que pasa. — le dije entre lagrimas apartando su cuerpo del mio para poder mirarle a los ojos— Escúchame, sé que es algo difícil de entender el todo, quizá mas grande logres hacerlo pero cuando mueres, es como si tu mente se saliera de tu cuerpo, el cuerpo se queda aquí en la tierra pero, tu persona, tus recuerdos, tu esencia se va a otra parte que aún desconocemos.
— ¿Entonces te vas a ir de viaje? Yo también quiero ir, ¿Porque no me llevas? — me cuestionó sin titubear.
— Porque es un viaje que tenemos que hacer solos, sin acompañantes y sin equipajes. Todos pasaremos algún día por esto en momentos diferentes de nuestra vida. Yo aun no sé a donde iré pero vendré a visitarte.— sus ojos volvieron a iluminarse y pude escuchar lo que quizá sería la ultima vez, una risita juguetona.
— ¡Entonces podremos vernos de nuevo cuando vengas de visita! — Me dijo con alegría y rápidamente negué con la cabeza y el niño solo se quedo quieto sobre la cama esperando el momento indicado para volver a llorar.
— Una vez que inicias este viaje ya no puedes regresar de nuevo a tu cuerpo— él al escuchar esto miro al piso y se bajó de la cama para salir corriendo de la habitación donde había estado este último mes. Después de unos minutos regreso son un coche de juguete, ese de color rojo vivaz que tanto amaba porque era el mas rápido de todos. Se sentó de nuevo en mi cama y con sus manitas me extendió el juguete.
—Sé que me dijiste que no puedes llevar nada a ese viaje, pero cuando lo inicies puedes intentar llevártelo, te lo obsequio para que no me extrañes en todo el tiempo que estes fuera de casa. — Sólo sentía como las lagrimas iban subiendo hasta mis ojos los cuales ya no tenían mas fuerzas para contenerlas dentro. Tome ese cochecito con la esperanza de poder llevarlo conmigo y atesorarlo para siempre. No quería morir, quería aferrarme a ese momento, seguir abrazándolo hasta que me gritara que lo dejara en paz, aun sentía curiosidad por el futuro que le esperaba, quería seguir ahi para él , pero no podia hacer ya nada mas que despedirme.
— Siempre estaré contigo, cuando me necesites solo háblame, aunque no me podrás mirarme, podrás sentirme cerca; puedes poner mis canciones favoritas o leer las novelas con las que nos desvelábamos cada viernes para sentirme mas cerca. Siempre viviré en tu corazón y entre tus recuerdos. — Lo jale hacia mi y lo abracé esperando capturar a detalle ese instante.
— Eso hare, aunque estoy muy triste porque pronto te vas a ir. Prométeme que el día que yo haga mi viaje vendrás por mi para hacerlo juntos — empujó su pequeño cuerpo hacia atrás para zafarse de mis brazos, me miro a los ojos con una pequeña sonrisa esperando mi respuesta y sin poder evitarlo, se escapó una risa de mi boca.
— ¿Qué es lo que dices? Eres un joven, así que te falta mucho para morir. — dije entre risas mientras le acariciaba la cabeza. — Pero te lo prometo, te esperare y mientras yo hago eso, tú se feliz, vive feliz. Te amo cariño.
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oxiosa · 3 years
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Amo tus headcanons de LH 🥺 después de mucho tiempo volví a tumblr y lo primero que vi fue la hermosa carota de Dani, me acorde que soy una SIMP por el 💕 No será mucha molestia sí te pido tus headcanons de él y sus primos?
Anon, acá entre nos también soy una Dani SIMP, es mi crush secreto :’)
SALEN HCS DE DANILO Y DE LA MAFIA DEL MATE A CABALLO CON FRITAS
Danielito tiene cara de bebote ♥ La gente suele darle menos edad de la que tiene, y en general cuando ven a los 3 primos juntos enseguida asumen que él es más joven, lo que lo desquicia. Como buena familia, Martín y Sebastián lo cargan a muerte siempre que sale el tema.
A la inversa, Martín y Daniel también suelen complotar juntos y joder a Sebas por ser el “bebé” de la familia.
Martín a veces tiene esos ataques que les agarran a los padres que se ponen en víctima, particularmente cuando quiere salirse con la suya. “Yo que te di todo, te críe, el culo te limpié, y así me respondes”, así bien dramático. Daniel y Sebastián suelen acceder no porque realmente les de culpa, sino para que Martín se calle la boca y deje de hacer el ridículo, tengo dignidad, señor.
Al contrario de la mayoría de las tans que me imagino que viven en el centro de sus capitales nacionales, a Daniel me lo imagino prefiriendo los suburbios. Prefiere la vida de barrio, si evitarse el cemento y el estrés de la ciudad le lleva tener que viajar una hora desde su casa al trabajo, que así sea. Vive en un barrio tranquilito, en una casita viejita de esas divinas que ni timbre tienen y tenes que chiflar o aplaudir, con su jardincito y sus plantas y una hamaca paraguaya en la que se tira por las tardes a tomar la siesta.
Tengo el hc que en línea general, todas las naciones tiene una facilidad en la cocina, la música y el baile, son de los pilares de la cultura. En el caso de Daniel, me lo imagino más inclinado a la música y no tanto al baile. Imagino que no está muy cómodo siendo el centro de atención, que prefiere un instrumento al canto o el baile. Los músicos suelen pasar más desaparecidos, si se pierden en su música no llaman la atención de la forma que un bailarín o cantante si lo hace. No es que Dani baile o cante mal, es tímido nomas. En compañía de confianza puede ser persuadido, pero solo con su gente se siente 100% cómodo para tomar la iniciativa él solito.
Tengo el hc que Martín es un poco el puente que une a Daniel y Sebastián, que sin él no serían capaz tan unidos. No es que Dani y Sebas se lleven mal, pero creo que tomaron distancia cuando dejó de existir el Virreinato y Dani hizo la suya y Sebastián quedo medio a rastras de Martín. Martín es ese chicle pegajoso y molesto que los une.
Danilo tiene leves tendencias pirománticas. Hace unos años le escribí un fic al Dani de la Fiesta de San Juan y me puse a hacer averiguaciones y me quede ASUSTADA por la cantidad de juegos que incluían cosas prendidas fuego :)
Daniel es super supersticioso, influenza de Keraná que me imagino que desde chico que le va con cuentos y folklore. Martín anda segundo, comparte lo supersticioso si bien finge que no, él no cree en esas cosas. A ver, no es que tengan miedo, pero si mucho respeto que con eso no se jode. Sebastián es un escéptico que los juzga en silencio.
En línea general, Daniel es un amor y un pan de dios, pero Martín le saca lo peor en 2 muy diferentes facetas; la primera, lo jodón. No confíes en Daniel si Martín anda alrededor, que se convierten en dos nenes, compañeros de crimen y compinches a muerte (en esos son los momentos en los que Sebastián se pregunta cómo es que él es el menor). La segunda, creo que Martín nació con el don de desquiciar a la gente, y Daniel no es la excepción, no tiene inmunidad cuando Martín se pone especialmente molesto o insoportable.
Comparte más en común con Martín de lo que parece. De adolescente era igual de cabezón y orgulloso. Pero la historia le dio una dura lección de humildad. Hoy por hoy igual creo que tiene mucho carácter oculto. Comparte la misma chispa explosiva de Martín, si bien tiene la mecha más larga. Pero se pone bastante gallito cuando se embronca, sacando pecho y puteando en guaraní.
Tengo el hc que Martín de chiquito los malcriaba a Dani y Sebas, y que por eso los dos eran dos nenes bastante tímidos y llorones. Ahora que son adultos, es al revés y es Daniel el que malcría a Martín a pedido del propio :D Tincho es demandante y cargoso, le gusta la atención y que lo mimen, y es un arrastrado que le llora a Daniel y Sebas para que le den bola, se les tira encima cual gato que se acuesta arriba de un libro que estas leyendo. Sebastián lo saca rajando, que se vaya a pasar vergüenza a otro lado, pero Danielito que tiene una vena un poco madrazona y no tiene problema en darle bola y cocinarle.
Creo que es medio abuela en ese aspecto Daniel. Siempre tiene la casa lista para visitar, y le gusta agasajar. Es muy anfitrión, por lo que en general Martín y Sebas prefieren visitar a él y no la inversa. De lo de Daniel salís contento con la panza llena.
Daniel es el bebé de mamá. Tiene más de 200 años, pero a mamá se la llama por lo menos dos veces a la semana y se la visita religiosamente los fines de semana, Keraná no se lo permitiría de otra forma.
Ya que sacó el tema de Keraná, me imagino que ella es una de las pocas personas que intimidan a Martín y Sebastián. Se portan súper bien en su presencia, y es que no puede evitar sentir algo de culpa y vergüenza. Keraná es la parte de sí mismo que ellos se afanaron en destruir cuando Daniel en cambio la abrazo. ¿Qué debe pensar ella de ellos? La verdad es que creo que Keraná siente pena; Martín y Sebastián están muy preocupando pensando qué pensará ella que no se dan cuenta que se hicieron un daño tremendo a sí mismos.
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kirbtrxsh · 5 years
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Dinoooossss, experiencias paranormales tuyas!
Ahí te va la que aún me sigue pasando a día de hoy. (?
Para esto, traten de ponerse en mi lugar, no les digo que crean, solo que traten de simpatizar.
Todo “comenzo” cuando estaba en segundo de secundaria, por fin después de muchos años, iba a tener mi recamara para mí solo, mi hermana iba a tener la suya y chala, chala - la. El pedo es que en una de esas noches que tenía pesadillas y parálisis del sueño ví a alguien acostado en mi cama al lado mi, que para cagarla susurro: “TENGO MIEDO”.
La verdad estuve cagado de miedo porque tenía una parálisis de sueño, pero el miedo se hizo más fuerte que en chinguiza me pare para prender la luz, ¿Y qué me topé? Con nada, no había nadie a mi lado.
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Al principio pensé que todo eso era producto de mi imaginación y el cansancio mental que tenía de la secundaria, así que lo tome como una pesadillas o alucinación de la parálisis, una mala jugada de mi mente.
Y cuando pensé que había en paz, pocos días después VOLVIÓ A PASAR Y AHORA PEOR.
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Ese día había despertado llorando de una pesadilla donde había soñado a un niño sentado en una de las esquinas de mi cama. Cuando desperté sentí una mano en mi cabeza, no, no era una almohada, SENTÍ una pequeña mano.
Entre en pánico que sí de por sí, había despertado llorando ahora estaba peor más temblando porque SE LOS JURO, aquella voz infantil dijo mi nombre seguido de ¿Dónde está mi mamá? Mientras le escuchaba sollozar.
Me quedé despierto toda la noche, pretendiendo dormir. Y esa vez no fue la única vez que le escuché llorar, fueron más, inclusive le escuchaba susurrar que no le quería dormir solo. Como no dormía correctamente el desgaste se empezó a notar en mi rostro con ojeras y la falta de apetito. Mi mamá cada día al verme me preguntaba si había dormido, pero yo siempre contestaba “Son los mosquitos”.
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Pero yo seguía necio, de que eran solo “pesadillas y malas jugadas de mi mente”.
Empecé a sospechar que no era así cuando subía a mis mascotas a mi recamara, mi primer gato «Frank» maullaba muy fuerte y se le esponjaba la cola, he inclusive una vez se quedó ahí parado en modo de agresividad.
Al principio fue en dos partes, la esquina de mi puerta y la esquina de mi cama, esos lugares fueron los más pesados de la habitación.
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A día de hoy, sigue pasando lo mismo con mis mascotas, mi cachorra llora y se niega a entrar a la habitación.
Cuando empecé a recapitular “¿Qué chingados pasa? Y por qué solo en mi cuarto. Fue que note algo cuanto menos peculiar.
Cuando iba en primaria solía dibujar en mi habitación, a mi habitación (en ese entonces compartida con mi hermana) le daba directamente la luz del sol por lo que la hacía muy calurosa, pero de la nada empezaba a descender la temperatura a uno más frío siendo que hacía un chingo de calor afuera, pensaba “OhH qué chingón, ya no tengo calor” qué idiota.
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Leí libros, y en muchos de los casos donde había “malas vibras”(? La temperatura hacía cambios repentinos pasándose por los huevos el clima natural del exterior. La verdad es que sí me espante.
Además de que de pequeño alguien desordenada mis juguetes y una vez mire como un carrito se movía por cuenta propia, pero nuevamente pensé que era normal. (?
Ahí me di cuenta que no estaba solo, al menos no espiritual (?
Esto se los comenté a mi madre y mi hermana poco después pero no me creían, pero yo les iba a demostrar que estaba diciendo la verdad, había algo o alguien ahí y no sabía qué hacer.
Junte varios testimonios.
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Mi tía. Ella una vez que estaba hablando con mi hermana, sonó el teléfono y mi hermana atendió, cuando regreso y volvieron a conversar mi tía le hizo el comentario: “La tele de Kirb está prendida, apagala.” ¿Y saben lo curioso de eso? YO NO TENGO TELE EN MI HABITACIÓN Y YO ESTABA DORMIDO DESDE HACE UNA HORA. Ella asegura que escuchaba a un niño cantar, también pensó que era yo, pero yo estaba durmiendo.
Mis primas se quedaron a dormir en mi casa, les tuve que dar mi cuarto para que durmieran, pero despertaron asustadas en la madrugada que no querían dormir ahí, porque vieron sombras raras. “Una se parecía a la de un niño, sí o no ¿Tú?”
Mi nana, una señora que me cuidaba, un día le decidí enseñar mi habitación ya que había hecho un clóset provisional. Después de salir se veía incómoda así que le pregunté, y ella respondió que el ambiente era muy pesado, que no inspiraba paz.
Y por último, un vídeo donde le mostraba a mi mamá cómo se hundía la esquina de mi cuarto como si alguien se sentará, lamentablemente perdí el video cuando mi teléfono se formateo.
Y solo así, me creyeron. Triunfando como siempre. B)
Lo mamón es que a 6 o más años con esto, ya estoy acostumbrado. XD
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Le puse nombre, se llama Carlitos XD, hace mucho ya había contado esta historia (pero más detallada) en mis historias de Whatsapp; well- a día de hoy aún tengo el problema con Carlitos, el cabrón me tira las cosas en la cara para que apague la luz y nos vayamos a dormir.
Cuando salgo de viaje dejo todo ordenado pero cuando regreso ES UN CAOS, todo está regado. Ya cada vez me da menos miedo, sé que es un niño que le da miedo dormir solo, y que extraña a su mamá.
Y sí, he tratado de que se vaya, que vaya a descansar ¿Al más allá? Idk- pero nada funciona, CTM LEÍ UN LIBRO DE FANTASMAS y cosas así AKDBAKSN
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Un funfact bien mamón XDD es que Carlitos duerme en el lado que yo dormía cuando compartía cuarto con mi hermana. Eso y además de que le suelto mis pensamientos existenciales antes de dormir.
Estoy acostumbrado a decirle “Buenas noches”, aún tengo parálisis de sueño y pesadillas de esas donde sientes que no puedes despertar pero no sé, he llegado un punto en donde estoy “vale verga, ni dormir sé hacer bien. Asdadass” y la mera vergA ya me tienen hasta la verga-
De hecho, comenté algo de ésto en Instagram. (?? Sjhdjaja
En realidad tengo muchas de estas mierdAsS, a mi siempre me pasan cosas raras, espitirus chocarreros y balaceras donde encuentro camisas que he perdido. XD(?
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La imagen atemporal de ti, sentada en el sillón tomando café.
¿Será que el sentido de la vida es hallarle sentido?
Cuando llegué, ella estaba en el piso, recostada en posición fetal al pie del árbol. Parecía que estaba dormida. Abrazaba nuestra foto, esa del marco que yo siempre le dije que estaba horrible.
Me senté en el piso.Tomé su cuerpo inerte y puse su cabeza en mis piernas. Le acaricié el cabello. No importó cuantas lágrimas mías cayeron sobre su rostro, ella no se despertó.
Me cansé de esperarlo. Hacía mucho frío. Me subí al auto y manejé por la carretera hasta llegar a la zona del árbol. De mi mochila saqué nuestra foto, esa del marco que siempre me dijo que estaba horrible.
Saqué todas las cosas de mi ritual; mi última cena, mi último trago de naranjada mineral, el libro con el último poema que él me iba a leer.
Abrí los ojos. Estaba en la casa y no en el hospital como hubiera querido. Me levanté rápidamente de la cama y la busqué, ella ya no estaba, se había ido sin mi.
Imaginé que me leía el poema, el 12 del espantapájaros de Girondo "se miran, se presienten, se desean..." Estaba segura que llegaría, pero yo no estaba dispuesta a esperarlo, la decisión estaba tomada desde antes de conocerlo.
Me puse lo primero que encontré, me di cuenta que se había llevado las pastillas, me sentí el más estúpido del mundo, quizás nada de esto hubiera pasado si las hubiera escondido. Salí a la calle y me di cuenta que el coche no estaba, no se me ocurrió buscar las llaves, sabía que ella se lo había llevado, me subí al primer taxi que se detuvo.
Al terminar de cenar saqué el frasco de pastillas, me di cuenta que faltaban algunas. Lo entendí todo. ¿Quién soy yo para juzgarlo? Él no sabe lo que es estar en mis zapatos, era obvio que iba a intentar algo así. Me las tomé todas en una sola tanda.
Por más dinero que le ofrecí al chofer no quiso ir más rápido, ni siquiera después de explicarle lo que estaba sucediendo.
Sola vine al mundo, sola me iré. No puedo enojarme contigo esposo mío, te deseo lo mejor, te honro, te agradezco todo lo que hiciste por mi, te amo te amo te amo. Y aunque sé que no lo vas a entender, no importa cuánto tiempo pase, el mayor regalo que me pudiste dar fue dejarme morir sola. Te amo.
Cuando cumplieron 3 meses de relación, él le regaló una "caja de sorpresas" que incluía: una copia de su libro favorito de poemas, transcrito a mano con tinta verde; una botella de vino tinto y 3 papelitos en forma de cheque que decían "vale por lo que tú quieras".
Ella le regaló una foto, la primera que se tomaron, adornada por Un marco café que simulaba ramas de un árbol. le escribió un poema en hojas de papel reciclado y con tinta morada, le dibujo corazones a lo largo de todo su brazo derecho. Cenaron en un restaurante italiano, durmieron abrazados durante toda la noche en casa de él.
A la mañana siguiente, Magnolia abrió los ojos y se descubrió sola en la cama, sintió un vacío, el recuerdo del abandono de su esposo le heló la sangre. ¿Oli? Levantó su cuerpo desnudo de la cama, tomó una sábana y se envolvió en ella simulando una toga. Abrió la puerta, escuchó golpes y ruidos en la cocina. Algo no está bien, lo sabía. Caminó despacio para no hacer ruido, el sonido de sus pies al contacto. Con la alfombra era casi imperceptible. ¿Oli? Silencio ¿Oli? Silencio. Magnolia entró a la cocina casi temblando, su preocupación se transformó en una sonrisa cuando vio a su hombre, luchando con la estufa intentando cocinar para ella. Perdón si hice demasiado ruido, quería sorprenderte con el desayuno en la cama. Ella se sonrojó un poco, a sus 30 años de edad, nadie, ni siquiera en los inicios de su enfermedad le había llevado o tenido siquiera la intención de llevarle el desayuno a la cama. Espera, no des un paso más ¿Te enojaste conmigo Oli? No, es que así con esa sábana como toga pareces una musa, quiero recordarte así, como mi musa. Magnolia no supo que decir, cambió las palabras con un abrazo.
Su primer vale lo canjeó apenas una semana después de haberlos recibido. Oli, quiero usar un vale para que vayamos de día de campo, los dos solitos, a un lugar secreto que quiero que conozcas.
¿Sigo derecho? Si Oli, todo derecho por la carretera hasta donde yo te diga te vas a dar vuelta a la derecha. ¿Aquí? Sí, toma el camino de terracería. ¿Adónde me llevas Magnolia? Ya te dije que a mi lugar secreto y no preguntes es mi vale por lo que yo quiera.
Lo llevó a un lugar que se veía desierto, campo que era decorado por un árbol gigantesco y frondoso. ¿Te gusta? ¿Cómo conoces este lugar tan hermoso? Aquí crecí, bueno no aquí en el árbol, atrás de esa colina estaba mi casa. ¿Estaba? Sip, acá me venía a leer era mi lugar secreto, eres la tercer persona a la que traigo aquí. ¿A tu ex esposo y a quién más? No, a él no, nunca quiso venir. ¿Entonces? Haces muchas preguntas Oli, vente vamos a comer.
Comieron a los pies del árbol, ella se recostó en el estómago de él, que le acariciaba el pelo con su mano. ¿Te puedo preguntar algo Oli? Claro que sí preciosa. ¿Por qué yo? ¿Por qué tú? Si, porqué yo en tu vida y no alguien más. Por favor Magnolia, dime que esta no es una de esas conversaciones en las que tú ya tienes una expectativa de respuesta y si no contesto lo que tú quieres te vas a enojar. No Oli, mi pregunta es auténtica, en serio no sé porqué yo. ¿Y por qué habrías de preguntártelo? Porque yo si sé por qué tú, pero no sé porqué yo en tu vida. ¿Y por qué yo? No seas tramposo, yo te pregunté primero. Pues porque te vi. ¿me viste? Es difícil de explicar Magnolia. Anda, inténtalo. Te vi y lo supe. ¿Así cómo amor a primera vista? No Magnolia claro que no, el amor a primera vista no existe... pero te vi y lo supe. No te entiendo nada Oli. Te digo que es difícil de explicar. ¡Ay ándale explícame, me viste y luego qué! Esa vez, la primera vez que te vi. Que llegaste tarde a “la conferencia. Sí, llegué tarde y cuando puse un pie en el salón, de entre cuarenta personas que me estaban esperando a la única que vi fue a ti. Pero me viste porque estaba sentada justo frente a ti, en segunda fila. Sí, ya sé, pero había cuarenta personas y a la única que vi fue a ti y apenas te vi algo se me movió en la panza, te juro que lo primero que pensé fue. ¡Que mujer tan hermosa! No, lo primero que pensé fue “ya valí”. “¿Ya valí?” ¿Eso fue lo primero que pensaste Oli?
No puedo, en serio. No quiero ser grosera contigo. Pero no puedo, no tengo tiempo de tener una relación. No puedo Oli, no puedo. Eres muy lindo, pero no puedo.
Escuché desde el primer “no puedo”, pero nunca te escuché decir “no quiero tener una relación”, ¿Es ésta tu manera suave de decirme las cosas para no lastimarme? ¿O es que sí quieres pero crees que no puedes?
¿Oli, qué piensas de la muerte? ¿Por qué me preguntas eso? Es un tema importante para mi. ¿Un tema así como algo de lo que siempre escribes? No, algo así como algo que vivo todos los días. No me asustes Magnolia. No te asusto Oli, tu opinión es importante para mi. ¿Pero por qué? Ay, por favor respóndeme. La muerte, para mi la muerte es el regalo que recibes cuando cumpliste tu misión en esta vida, algo que no hay que temer ni tampoco esperar, algo que es muy triste para todos los que se quedan, no para el que se va. La gente llora en los velorios, siente la ausencia, pero por muy en paz que se encuentre el muerto siempre hay dolor. La muerte de alguien nos confronta con nuestra propia vida y nos recuerda lo egoístas que somos. Le lloramos a alguien que ya no está, pero cuando estaba presente dejamos muchas veces de llamarle siquiera para preguntarle si estaba bien, por que como era parte de nuestra vida, como lo asumíamos parte de nuestro paisaje cotidiano, no sentíamos su ausencia. Cuando alguien muere y asumimos la idea que ya nunca más va a estar con nosotros nos dolemos a nosotros mismos, por egoístas, por sentir que nos han quitado algo y no nos alegramos por que la persona que ha muerto ya está en paz. ¿Por qué sonríes Magnolia?
Oliverio llevó a Magnolia con sus padres, su padre se mostraba contento de que su hijo de treinta y cuatro años finalmente sentara cabeza. Su madre, aún más emocionada, no dejaba de mirar a Magnolia como si fuera una especie de salvadora, alguien que había venido a rescatar a su hijo de la soledad en la que ella creía que su hijo se encontraba. Estaban cenando cuando sucedió. Magnolia acababa de contarle a sus suegros del libro que había terminado de escribir, de la
relación que había tenido su abuela con uno de los alcaldes más famosos de Oaxaca, de la muerte de su padre durante el conflicto de maestros a mediados de los ochenta y del cáncer de su madre. Se recargó en la silla, miró al techo sonriendo, pensando que hacía mucho tiempo que no se sentía tan acompañada, volteó a ver a Oli mandándole un beso, Magnolia cayó inerte en el piso como si en aquel beso hubiera dejado su último aliento.
¿Lo ves Oli? ¿Ves por qué no puedo tener una relación? ¿Tú crees que tengo tiempo de amar a alguien si tengo que cuidarme a mi y a mi madre enferma? Magnolia, yo no quiero una relación contigo para que me ames, sino para que ames. Oli, eso se lo estás robando a Jodorowsky. Ya sé, quería que dejaras de pensar un momento en tus problemas y que ocuparas tu mente en otra cosa. Estás loco Oliverio, no puedo hacerme cargo de ti, ya tengo mucha carga conmigo y con mi madre, y tú te mereces a alguien que te dedique el cien por ciento de su tiempo. Yo ya tengo mamá Magnolia, no estoy buscando a alguien que se haga cargo de mi. ¿Entonces qué quieres, para qué insistes en querer estar conmigo? Porque te quiero y quiero que sepas que no tienes que pasar por todo esto tú sola. Bueno gracias, si así es gracias, puedes acompañarme el tiempo que quieras pero no puedo comprometerme contigo. Está bien Magnolia, así será, sin compromisos, sólo que sepas que no tienes porqué pasar por esto tú solita. Está bien Oli y quiero que a ti te quede bien claro que yo no estoy buscando un superhéroe que venga a rescatarme.
Su segundo vale lo canjeó el día que se casaron. El mismo día que una antigua novia de Oliverio se suicidó estrellando su coche. No quiero ir Magnolia, quiero estar contigo en nuestra noche de bodas. Oli, fuiste muy importante para ella, tienes que ir a darle el pésame a su familia. No, no fui importante, ella era una mujer hermosa, tenía muchísimos admiradores, lo único importante que hice en su vida fue ponerle un apodo a su cintura. No quiero saber Oli, pero quiero que vayas. No quiero, quiero estar contigo. ¿Te acuerdas de los vales Oli? No, no me salgas con el asunto de los vales. Aquí dice "vale por lo que tú quieras" y lo que quiero es que vayas al velorio. Vamos un rato y nos regresamos. No, tienes que ir tú solo, es una grosería que me lleves. Es una grosería ir el día de mi boda y dejar a mi esposa sola. Yo siempre he estado sola Oli, vas a estar conmigo por el resto de mi vida, puedo esperar un día
más. Ella ya no me va a esperar. Ricardo Oliverio Martínez García, acabo de usar uno de los vales que me regalaste, cumple tu palabra.
Oliverio no entendió qué era lo que Magnolia quería al pedirle que fuera al velorio, pero como lo había hecho desde que la conoció, Oliverio cumplió la voluntad de su ahora esposa.
“¿Por qué estás conmigo Oli? Magnolia, me has hecho esa pregunta muchas veces. Es que de verdad no entiendo. ¿Para qué quieres entenderlo? Para estar segura. ¿Segura de qué? De que un día no me vas a abandonar, de que merezco tener a alguien como tú en mi vida. No te voy a abandonar Magnolia, ya nos casamos, te he cuidado en tus recaídas, te amo, te acepto, no te he dejado sola ni un momento ¿qué más necesitas? Nada, lo que necesito no me lo puedes dar. ¿Qué es? Salud Oli, salud para poder tener un matrimonio normal, para tener hijos contigo, para hacerte feliz. ¿Y quién te dijo que no me haces feliz? Si yo estuviera en tu lugar Oli, no sería feliz. Pues yo sí lo soy y tú no eres yo y siempre que me preguntes el porqué estoy contigo te voy a contestar lo mismo. Nunca me contestas nada concreto. Por eso, la que se tiene que convencer eres tú, yo sí estoy convencido. ¿Puedes prometerme algo Oli? Lo que quieras, pero por favor nada que tenga que ver con exnovias. ¿Me prometes que vas a estar listo, cuando sea momento de dejarme ir? Magnolia, todos los días me despierto antes que tú y lo primero que hago es darte un beso en la frente, sentir la temperatura de tu piel y sentir tu respiración cerca de mi boca, me hace cosquillas por cierto, pero eso hago, no porque esté esperando el día que te vayas, sino para agradecer que estás viva un día más, y el día que eso deje de suceder voy a estar listo, no te preocupes por eso, sé que te choca sentirte atada, que con tu dolor es suficiente y que no se lo quieres provocar a alguien más, estaré listo Magnolia, confía en mí. Ella sonrió, le acarició el rostro, le besó los labios. ¿Quieres café Oli? Él le sonrió asintiendo con la cabeza, se levantó a poner un poco de música mientras Magnolia servía el café en un par de tazas moradas. ¿Qué quieres escuchar amor? Pon a Drexler, se me antoja escuchar a Drexler. Ella salió de la cocina hacia la sala, puso la taza de él sobre la mesa de centro, ella se sentó en el sillón con las piernas cruzadas, traía puesto un suéter azul largo que Oliverio le había regalado la semana anterior. Él puso la música y al darse la vuelta y mirar a su esposa se quedó inmóvil, como si el tiempo los hubiera detenido por un instante. ¿Qué pasa Oli? Él la contempló en silencio,
ella sujetaba con sus dos manos la taza de café, como si quisiera recibir el calor del brebaje en su cuerpo, su pelo estaba perfectamente acomodado, pero su copete se echaba hacia adelante. Oliverio nunca se lo dijo, pero le encantaba ver el copete largo de Magnolia deslizándose por su rostro. Nada, que eres hermosa y que me encanta verte así, tranquila, disfrutando de estos instantes cotidianos que para cualquier otra pareja pasan desapercibidos, pero que para nosotros son lo mejor que tenemos. Magnolia dejó la taza sobre la mesa, lentamente se levantó y se acercó a su esposo abrazándolo. ¿Bailamos Oli? Él la tomó de la cintura, sus cuerpos se movían al ritmo de la música, se miraban en silencio y los dos sonreían, por un momento no hubo dolor, ni preguntas, ni diálogos que no los llevaban a ninguna parte, sólo ellos dos sin sus problemas, sin el fantasma de la enfermedad de Magnolia. Al terminar la canción, Ella nuevamente lo tomó de las manos. Hay algo que quiero decirte Oli, algo que siempre he querido decirte pero que por miedo nunca lo había hecho. Oliverio trató de disimular, pero ella se percató del temblor de su cuerpo. No tiembles Oli, no es nada malo. No estoy temblando. Sí lo estás. Oliverio iba a decir algo, pero Magnolia interceptó las palabras con otro beso, esta vez más profundo, más intenso, más dedicado hacia él. Te amo Oliverio, nunca te lo había dicho pero te amo te amo te amo te amo. Él permaneció en silencio, hacía mucho tiempo que había dejado de esperar escuchar esas palabras de su amada. Cada "te amo" se fue incrustando frío, en su cuerpo. Te amo Magnolia, aunque jamás me lo hubieras dicho. Lo sé, y justamente por eso te lo digo, te amo Oliverio te amo.
Esa noche algo cambió, Hicieron el amor durante horas, ella no dejaba de abrazarlo, de besarlo, de sentirlo parte de ella, esa noche Magnolia empezó a fluir.
Planearon un viaje con todas las precauciones, llevaban una maleta llena de medicamentos en caso que Magnolia empezara a sentirse mal. Eran tan sólo cinco días, habían logrado ajustar las agendas en el trabajo para poder salir, la intención era llevarse a la madre de Magnolia pero la señora se rehusó rotundamente, ella quería que su hija intentara tener unos días de armonía sin tener que preocuparse. Magnolia estuvo a punto de arrepentirse, pero sus tías se empeñaron en hacerla sentir tranquila. Oliverio estuvo consciente que en cualquier momento su esposa podría arrepentirse y cancelar el viaje. Cuando ella dudaba, él sólo se encargaba de recordarle que no pasaba nada y que podrían cancelar los boletos de avión y el
hotel, eso era lo que la hacía funcionar, sentir que él la apoyaba en todas y cada una de sus decisiones.
¿Oli? Dime amor mío. Gracias. ¿De qué? De todo, de hacerme sentir segura, por cuidarme, por llevarme a conocer la tierra de nuestro escritor favorito. Vas a amar Buenos Aires Magnolia, espero de verdad que puedas disfrutar el viaje. Así será Oli.
Al llegar a Buenos Aires, Oliverio la llevó a comer y a tomar una copa de vino. Magnolia no dejaba de sorprenderse por los paisajes, bailaron tango en San Telmo y fueron de compras a Palermo, pasearon por la Recoleta y despertaban en Puerto Madero. Conocieron a varios artistas en el barrio de la Boca. Los días que estuvieron allá, visitaban las librerías y jugaban a esconderse entre los estantes de la literatura de Girondo y Borges. Parecía un sueño, era el paraíso. La última noche, mientras cenaban asado, Magnolia habló con Oliverio sobre su tercer vale.
No Magnolia, no, esto no, no puede ser, no. Es mi tercer y último vale Oli y eso es lo que quiero. No, no, no Magnolia no, ahora sí me estás pidiendo demasiado. No Oli, finalmente es algo que eventualmente va a suceder. No no no, no me estás pidiendo esto Magnolia. Sí, te lo estoy pidiendo, bueno, es algo que ya decidí, lo que te estoy pidiendo es que estés conmigo cuando suceda. No no no Magnolia, no entiendo cual es el problema de que suceda naturalmente. Pues justo eso, que no quiero que suceda naturalmente, quiero ser yo la que decida cuando suceda y ya lo decidí, lo que te estoy pidiendo y tengo un vale para hacerlo, es que estés conmigo cuando suceda. Oliverio no dejaba de llevarse las manos al rostro, cerraba los ojos y los apretaba como si quisiera despertar de una pesadilla. ¿Me estás pidiendo que te vea morir, no de causas naturales que sabemos que va a suceder, sino que te vea morir porque tú vas a provocar tu muerte? Sí Oli, eso te estoy pidiendo. ¿Por qué ahorita, por qué decidiste de la nada que vas a inducir tu muerte? Cálmate Oli, no va a ser hoy o mañana, lo planeamos igual que como planeamos este viaje. No Magnolia, no no no entiendo, no quiero, sé que voy a verte morir, pero así no. ¿Qué diferencia hay? Sabes que tarde o temprano me voy a morir, estoy enferma. ¡Pero no así, no porque tú quieres! Oli, desde que nos hicimos pareja sabías que esto iba
a pasar. ¡Pero no es lo mismo! Sí lo es Oli, la única diferencia es que ya no vamos a vivir aterrorizados todos los días pensando si hoy es el día que me voy a morir, vamos a saber cuándo y a qué hora y va a ser decidido por mi. Oliverio sintió un agujero en su estómago, sabía que su esposa tenía razón, pero se negaba a la idea de aceptar que ella había decidido, fijado ya una fecha para su muerte. Está bien Magnolia, pero dos cosas. Oli nunca me habías puesto condiciones. No son condiciones, ya te dije que sí, pero quiero saber, tratar de entender porqué en este viaje tan increíble y maravilloso para los dos se te ocurrió que te vas a matar. No es el viaje Oli, ya lo tenía pensado desde hace mucho, incluso desde antes de conocerte, tú me ayudaste a retrasar el acto, y no te lo digo para mal, en serio, muchas gracias, gracias a ti he vivido cosas que jamás me imaginé, pero ya lo tenía decidido y nunca te lo dije directamente, pero todo este tiempo te estuve preparando. Bueno sí, pero ¿por qué decírmelo hoy? Porque en este viaje Oli, entendí finalmente como puedo disfrutar de la vida y decidí que quiero vivir más de esto contigo, sin tener que preocuparme por el día de mi muerte, y la única forma para dejar de preocuparme por el día de mi muerte es decidiendo yo el día que eso sucederá. Estás loquita Magnolia. ¿Sabes por qué los demás viven su vida sin preocupaciones? Porque no están pensando en su muerte, ni en la muerte de sus seres queridos, viven y en muchos casos desperdician su vida porque no saben cuando les llegará su momento, yo estoy al revés Oli, yo he sabido desde siempre que me voy a morir porque estoy enferma y es justo eso lo que no me deja vivir. Magnolia. No Oli, lo tengo bien claro y eso es lo mismo por lo que no te dejo vivir a ti tampoco. Pero yo te acepté así. Ya sé Oli, por eso, vamos a vivir un rato, sin preocupaciones como los demás, como adolescentes y cuando llegue el momento déjame ir, que habrá sido mi decisión y moriré en paz. Bueno, pues ahí está tu explicación y es muy válida Magnolia. Gracias Oli te amo. Espera, sólo quiero decirte algo más. ¿Qué pasó? La única manera en la que podría soportar verte morir es si yo también me muero. No Oli no no tú no. Sí Magnolia, yo sí y ya lo decidí, estoy de acuerdo con todo lo que dices, pero si es verdad que te crees eso que quieres ser tú la que decida cuando morir, te voy a hacer caso y lo voy a hacer yo también, yo me quiero morir contigo Magnolia. Ella jamás esperó una respuesta así, no sabía si estallar en amor por su marido o golpearlo y odiarlo por el resto de sus días. Magnolia tenía sentimientos encontrados, quizás esto es lo que siempre hubiera querido, que alguien estuviera para ella, morir con ella. O quizás esto es lo último que hubiera querido y la razón por la que nunca se comprometió con alguien, miedo a asumir un compromiso de pareja en la que uno sigue al otro hasta el final. ¿Tenemos un trato Magnolia?
Esa noche, el acto amoroso fue distinto. Mientras sus cuerpos se juntaban y se penetraban nunca dejaron de mirarse a los ojos, sin gemidos, sin gritos de placer, en absoluto silencio.
No se hablaron durante las ocho horas de viaje, pero todo el camino permanecieron tomados de las manos. La decisión estaba tomada y aunque pareciera lo contrario, su amor era más fuerte que antes.
Al llegar a su casa, la tía de Magnolia les avisó que su madre había muerto. Los dos tomaron la noticia con mucha calma, sobretodo cuando la tía les dijo que las últimas palabras de la madre de Magnolia habían sido "díganle a mi hija que le agradezco, que es tiempo de que ella empiece a vivir".
¿Oli? Dime amor mío. ¿Crees que mi mamá haya escogido morir cuándo nos fuimos? ¿Por qué piensas eso? Porque mi mamá se sentía muy culpable, de estar enferma, de que yo estuviera enferma, de sentir que yo había desperdiciado mi vida por cuidarla, porque ella no podía cuidarme a mi. ¿Sabes qué creo Magnolia? ¿Qué Oli? Que esto fue un regalo, de ella para ti. ¿Un regalo? Sí, para que pudieras seguir viviendo, para que pasaras el resto de tu vida haciéndote cargo de tu vida y no más de ella. Yo también pienso lo mismo. ¿Magnolia? ¿Qué pasa Oli? ¿Estás segura que quieres seguir con esto de planear tu muerte? Sí Oli, esto no cambia nada, pero si tú ya te... No, no me he arrepentido, sólo preguntaba. Te amo Oli. Te amo Magnolia.
Dos semanas antes de su muerte, Magnolia tuvo otra recaída que la tuvo en cama varios días, estaban en Playa del Carmen paseando por la quinta, habían tomado chocolate con chile y una rebanada de pizza. A pesar de los medicamentos, la presión del nivel del mar hizo que Magnolia se desmayara. Oliverio la llevó al único hospital de la zona, donde la tuvieron conectada al oxígeno. A él no lo dejaron estar
todo el tiempo con su esposa, salvo en los horarios de visita. Esos eran los momentos que más odiaba, no poder estar con ella, a su lado, estar sin ella ya no era una opción de vida.
Cuando la dieron de alta, con la cara pálida y demacrada, Magnolia abrazó a Oliverio. Nos quedan dos semanas Oli, quiero que sea donde crecí, a los pies del árbol, tú y yo abrazados. Está bien amor, estoy listo.
Los días pasaron rápido. En dos semanas Magnolia y Oliverio vivieron tantas experiencias como pudieron. Lo cotidiano pasó a ser lo más valioso, había cada vez menos palabras entre los dos, no querían desperdiciar sus últimos días en pláticas. La última noche, después de hacer el amor con las luces prendidas y sin protección, Magnolia rompió el silencio. ¿Oli? Qué pasó amor mío. ¿Por qué yo? Oliverio se rió durante unos segundos. ¿De qué te ríes? De tu pregunta, pensé que nos íbamos a morir sin tener que volver a escuchar esa pregunta. Yo creo que más bien, no me quiero morir sin saber la respuesta. Pero Magnolia, siempre has sabido la respuesta. ¡No es cierto¡ Sí. No Oli, siempre que te pregunto me respondes con evasivas y nunca me das una respuesta concreta. Pues es que la pregunta tiene muchas respuestas. ¿Lo ves? ¿Qué veo? Ahí vas otra vez a no responderme. Magnolia, la respuesta la sabes desde nuestra primera cita, desde que fuimos al parque, el primer domingo. ¿Ah sí? Sí, sólo que no te acuerdas. No, no me acuerdo, se habla de tantas tonterías en las primeras citas y generalmente todas son mentiras. Esto no fue ni tontería ni mentira Magnolia, y aunque no es toda la respuesta, sí es la principal razón por la que estoy contigo. Ya dimeeeeee. ¿Te acuerdas de nuestra primera cita? ¿Te ofendes Oli si te digo que no mucho? No, no me ofendo, entiendo que lo último que querías era conocer a alguien que te viniera a sacar de tu zona de confort. Pues que bueno que no te ofendes por que sí me acuerdo. Si te acordaras no me preguntarías "¿por qué yo?" Cada diez segundos durante estos cinco años. ¿Ya ves? ¡Ya veo qué! ¡Lo estás haciendo de nuevo! ¿Qué? Evadiendo la respuesta, Oliverio ¿será que todos estos años me has engañado y en realidad no sabes el porqué estás conmigo? Claro que lo sé, te lo dije desde la primera vez, pero es muy estúpido, no entenderías. Pruébame. ¿Otra vez, quieres que lo hagamos otra vez? ¡No tontito! Ya me estoy evadiendo otra vez. Sí, Oli. Es que es más bonito tener esta clase de discusiones que discutir que nos vamos a morir mañana. No Oli, no lo pienses, no lo pienses no lo pienses. No lo haré. ¿Ya me vas
a decir? ¿Por qué tú? Sí. Porque desde que te vi lo supe, ¿no te dije que lo primero que pensé fue "ya valí"? Sí Oli, eso siempre me lo dices pero nunca me dices porqué lo sabías. ¿Te acuerdas cuando nos conocimos, la primera cita, lo que te respondí cuando me preguntaste en qué era en lo primero que me fijaba cuando veía a una mujer? Me dijiste que en los ojos o en las manos, los hombres siempre responden eso. ¡No, nunca te contesté eso! No, entonces déjame acordar, me dijiste que te las imaginabas de alguna forma, pero en realidad no te presté atención, pensé que estabas queriendo hacerte el interesante. Pues ahí está, si me hubieras puesto atención nos hubiéramos ahorrado quien sabe cuánta saliva en darte explicaciones que no te convencen nunca. ¡Ya Oli dimeeee! Siempre que conocía a una mujer, en lugar de verle el cuerpo, las manos, los ojos, los senos, lo que se te ocurra, lo primero que hacía era imaginármelas sentadas en el sillón de mi casa tomando café. ¿Huh? Te dije que no me ibas a entender. Ándale Oli sígueme explicando. No sé desde cuando, pero así pasaba, me imaginaba a una mujer que me gustara sentada en mi sillón tomando café. ¿Así cómo estoy ahorita? Sí. ¿Así como estaba la primera vez que te dije "te amo"? Sí. Ya entiendo, siempre que estoy sentada en el sillón tomando café me miras de una manera especial. ¿Sí? Sí, es un mirada distinta, de muchísimo amor, pero apenas ahora hago consciencia de ello. Bueno pues ahí está, el gran misterio es una estupidez. No Oli, no lo es, pero sigo sin entender. Pues que a toda mujer que me gustaba me la trataba de imaginar así, como tú te pones todos los días y nunca había podido. ¿En serio? Sí, y esa vez que te vi, cuando pensé "ya valí" fue porque cuando entré al salón y te vi la imagen llegó a mi mente, sin pensarlo, y después mira, cinco años después repites esa imagen una y otra vez y cada vez que lo haces sé, recuerdo y entiendo porqué estoy contigo. Ay Oli. No te estoy diciendo que fue obra del destino que nos conociéramos porque no creo en el destino, pero así pasó, como pasó lo de tu mamá. Oli, que bueno que nunca me lo dijiste. ¿Por qué? Porque si me lo hubieras dicho cuando nos conocimos hubiera estado muerta de miedo, pensando que estabas ahí por una ilusión y jamás te hubiera dejado entrar. Ya lo sé, por eso nunca te lo dije y nunca fue algo que me aferrara a estar contigo, simplemente era algo que me hacía recordar que me tocaba estar, el tiempo que me tocaba estar y finalmente el tiempo me dio la razón. Oli, nos voy a extrañar mucho. Sí, fue difícil, pero vivimos cosas maravillosas, no me arrepiento ni un segundo de haber estado contigo esposa. Ni yo, es más agradezco que hayas insistido hasta que te dejé entrar, agradezco toda tu paciencia y amor esposo mío. Mañana, antes de morir quiero leerte un poema, quiero que lo escojas muy bien, va a ser el último. Te amo Oli, no te lo digo mucho, pero cuando lo hago en verdad lo siento. Lo sé Magnolia, vamos a dormir, vamos a disfrutar nuestra última noche en la vida. Gracias Oli, gracias por amarme, por aceptarme, por aceptar todo de mi. Buenas noches amor, te voy a abrazar y no te voy a soltar lo que queda de la noche. Sí eso quiero, gracias.
Magnolia se quedó dormida pensando en lo afortunada que era de haber encontrado a alguien que nunca la había dejado sola, y que estaría con ella por el resto de la eternidad.
Oliverio esperó a que su esposa estuviera profundamente dormida. Lentamente se levantó de la cama y fue al baño, del botiquín tomó un puñado de pastillas para dormir. Sin hacer ruido fue hasta la cocina, al pasar por la sala, se quedó contemplando el sillón, el lugar donde su esposa tomaba café todas las mañanas. Se acercó a la foto donde aparecían los dos, la primera que se tomaron y que él siempre pensó que el marco era horrible. Se sirvió un vaso con agua. Titubeó un momento, no estaba seguro si su plan funcionaría, no tenía nada que perder, era su última oportunidad de prolongar la vida de su Magnolia. Se tomó las pastillas, regresó a la cama sin hacer ruido, se quedó dormido pensando si es que el sentido de la vida es hallarle sentido.
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i-need-a-cigarrette · 4 years
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TE AMO, PERDÓN Y GRACIAS.
7 de julio de 2020, 5 am.
Era invierno y como que tenía ganas de esa lluvia finita, bien fría. Era de madrugada, yo seguía acomodando mis apuntes de la universidad, resumiendo algunas cosas y así, me cansé de hacer eso y me puse a separar música en spotify, tenía como cincuenta listas randoms así que las acomode por género musical; terminé y como se debe, me puse a escucharlas con esa satisfacción de no tener los géneros mezclados, estar escuchando jazz y de repente que se salte a una cumbia bien norteña, de esas que te dan ganas de tomarte un vino con pomelo. En ese proceso de estar escuchando algo con satisfacción se me ocurrió ponerme a dibujar, yo no se dibujar, es más no me llama la atención. Busqué a mi alrededor algo llamativo para dibujar, y lo encontré, era mi gato, estaba durmiendo en el sillón frente ami, como nunca, porque en las madrugadas sea invierno o verano él siempre estaba afuera, solía volver a eso de las 6 a.m.
Comencé a dibujarlo y a eso de las 6 a.m. ya había terminado, no salió tan lindo pero la verdad es que me sorprendí de mi dibujo, para alguien que nunca dibuja me salió bastante bien, así es, cero modestidad. Mientras guardaba mis cosas para ir a dormir mi cachorra me llora para salir afuera a hacer sus necesidades, le abrí la puerta y esperé en el umbral, generalmente la dejaba salir y cerraba la puerta durante 10 minutos hasta que ella rasguñana para volver a entrar, pero ese día fue diferente, me quedé esperándola en el umbral con la puerta entreabierta.
Esta parte de la historia me cuesta pensarla, instantáneamente mi cabeza bloquea ese recuerdo, en mis 20 años de vida puedo afirmar que es el más doloroso.
En eso que estaba esperando a mi cachorra, Asia, sale mi gato, Satanás.
Salió, me miró y fue directo a donde estaba Asia, la miró y quiso jugar con ella. Asia mientras hacía sus necesidades lo único que hizo fue mirarlo, porque estaba medio dormida, eran como de esas salidas al baño en medio del sueño.
Satanás vino hacia donde yo estaba parada y me mira, le pregunto: "¿Que haces vos?", me miro nuevamente y siguió su camino hacia la reja, se fue. En ese momento pensé en su caminata peculiar de gato, talón punta talón punta, tan perfecto caminar. Lo miré.
Asia terminó y entramos a casa, ya cansada decidí irme a dormir pero quería seguir escuchando música. Apagué todas las luces del living y nunca me percaté de llamar a mi gato para que volviera, pensé que volvería solo.
Ya en cama escuchando música con los auriculares con el volumen a todo lo que da, no escuchaba casi nada, solo la música. A los 5 minutos de acostarme sentí que mi hermana, que duerme en la misma habitación que yo, se levantó y fue al living. No sabia para que se había levantado, pero un minuto más y siento que mi otra hermana también se había levantado y que estaban las dos en la puerta del living "cagandose de risa", porque de lo poco que escuchaba, escuchaba risas, en ese momento pensé "la vecina se va a cagar de odio por la hora" y me levante a decirles que se callen, de repente veo en la puerta de mi casa a mi mamá también junto con ellas, fue como una secuencia bien confusa porque pensé que estaban queriendo entrar a robar a mi casa y fui rápido a la puerta. Mientras más me acercaba menos entendía que pasaba, mi hermana no podía ni respirar y gritaba, mi hermana estaba dura y mi mamá desesperada, no entendía, en ese momento sentí que por inercia mi cuerpo caminaba hacia la reja y vi a los vecinos del frente tambien todos afuera. Entre lo poco que me podían comunicar en toda esa desesperación me dijeron: "Los perros tienen a un gato, pero no sabemos si es el Satanás o el Felipe (el gato de los vecinos)".
Salí, rogando que no sea mi gato, caminé hasta la esquina donde los perros habían arrastrado al gato que todavía tenían entre sus dientes. El vecino estaba ahí tirandoles piedras y yo no corría porque todavia tenía la esperanza de que no era mi gato, no lograba ver todavía por qué aun no había llegado BIEN a la esquina, la casa me tapaba la vista, llegué junto con mi mamá, el vecino nos dice "es su gato", se me aceleró el corazón, mi cuerpo no respondía, subió corriendo mi gato (porque la esquina es una subida) y quiso entrar a la casa de la esquina y mi mamá lo agarró, lo miré, tenía la mirada perdida, estaba perdido, lo miré diciendo tranquilo vas a estar bien. Mi mamá lo llevaba en brazos hasta la casa, el cuerpo no me respondía pero caminaba, lo miré de nuevo y grité, me caí, me levanté, las lágrimas caían solas, temblaba, todo eso en cuestión de 5 segundos, mi mamá me pregunta "¿que pasa?" Y le respondo "le sale sangre" y comencé a correr hasta mi casa, que es la segunda luego de la esquina. Entre corriendo a buscar mi celular para buscar una veterinaria 24 horas, temblaba tanto que no podía ni escribir en el buscador "veterinaria 24 horas", me dije a mi misma, esto es cuestión de tiempo así que cálmate. Consegui un número, llamé e hice el mejor intento para poder hablar claramente, conseguí veterinaria. Hasta eso mi mamá había llegado con Satanás en los brazos, lo envolvimos en una colcha. Mientras ella sacaba el auto con mi hermana nos pusimos zapatos y salimos.
Recuerdo que mientras íbamos, mi mamá conducía a toda velocidad, pasándose semáforos en rojo, yo intentaba llamar a la veterinaria para avisar que llegaba con un gato que lo había agarrado los perros, y mi hermana iba atrás con mi gatito.
Llegamos y sentí una desesperación cuando el doctor se tardó 1 minuto en abrirnos la puerta, sentía que el tiempo valía oro, y necesitaba que este veterinario sea realmente bueno.
Entramos y lo primero que nos dijo fue que tenía los órganos mordidos, tenía toda la panza abierta, nos informó que primero había que estabilizarlo y que luego tendría que venir un cirujano a verlo. Estaba mi gato acostado, muriendo en una mesa gris fría, mientras el doctor trataba de limpiar la enorme herida. Con mi hermana estábamos al lado llorando, agarrando a Satanás, sentía como mi vida se me iba, pensaba en que debía ser positiva, que mi gato iba a salir de esta. Salimos a la sala de espera porque el veterinario nos dijo, yo no quería salir pero tampoco quería problemas, era mejor dejarlo trabajar solo.
A todo esto deben haber sido como las 7.30 am, no podía calmarme, trataba de estar bien para poder consolar a mi hermana, que también estaba totalmente destruida, al fin y al cabo era su gato, pero le tomé tanto cariño, lo amaba tanto que también sentía que era mi hijo.
Pasaron las horas y entro mi mamá a donde estaba el doctor con mi gato, quedo internado ese día. Lo saludamos, como rompia el corazón dejarlo ahí, solo, con frio, nadie quería dejarlo pero no nos podíamos quedar.
Las visitas eran de 10 a.m. a 12 p.m., de 5 p.m. a 7 p.m., y de 21 p.m a 22 p.m.
A la visita de la mañana no fuimos, porque salimos de la clínica masomenos a las 9 a.m. y no habíamos dormido nada, a la tarde fueron todos, menos yo, porque me había dormido, al fin me había podido dormir como a las 3 de la tarde, otra cosa de la que me arrepiento.
Esperé impacientemente que sean las 9 para ir de nuevo, eran las 7 y ya estaba lista, salí a andar en bici para despejarme un poco, pero en realidad era para llorar desesperadamente, sola. Volvi a casa y eran las 8, no podía comer, en casa era todo silencio, nadie podía comer. Salimos 8.30 pm hacia la clínica, obviamente llegamos como 10 minutos antes de la visita asiq que esperamos en el auto porque encima no se permitían más de 4 personas en la sala de espera. Se hicieron las nueve menos cinco minutos y bajamos. Entramos y preguntamos para verlo a mi gato, la señora que atendía la recepción nos dijo que todavía no se podía pasar que esperemos en la sala.
Mientras esperaba, con una nueva colcha para mi gato en la mano, pensaba positivamente, pensaba en su recuperación, como sería y todo eso.
Eran las nueve y cinco y todavía no nos dejaban pasar, y mi mamá volvió a preguntar a la señora del mostrador, nos dijo que teníamos que esperar a que los médicos vinieran, que estaban ocupados. No sé si yo estaba tan sensible en ese momento, pero sentí que lo dijo de mala manera, que ya quería bardiar a todos pidiendo puntualidad en los horarios de visita, porque sentía que todo era cuestión de tiempo.
La espera se hizo larguísima hasta que salió la veterinaria y mi mamá se acercó y le preguntó si ya podíamos ver al gatito, a lo que cambió la cara y nos dijo. A las 21.10 pm, a esa hora nos dijo: "El gatito...acaba de fallecer", no reaccioné, lo único que le dije fue que quería verlo, y me llevó adentro, y lo vi.
No voy a entrar en detalles, pero lloré como un bebé, me rompió el corazón, sentí que mi mundo se hizo pedazos, sentía que me quería morir. Lloré al lado de él, le cerré los ojitos. Sentía como en ese lapso de 15 minutos perdía su calor corporal, se enfriaba.
Antes que metieran su cuerpo en una bolsa le pedí a la veterinaria que porfavor me de su collar, porque yo no se lo pude sacar de lo mucho que temblaba. Me lo dio y mi papá llevaba el cuerpo cuando salimos de la clínica.
No había consuelo alguno, todos estábamos destrozados, mi mamá y mis hermanos.
Lo enterramos en el patio de casa.
Tuvimos un duelo de casi 3 días, no podíamos dormir de noche, no comíamos, los días nos la pasábamos en cama durmiendo o llorando, viendo fotos. Pasaron dos semanas y seguíamos igual, pero esta vez solo mi hermana y yo.
Hoy, 16 de noviembre 2020, puedo escribir esto, derrame lágrimas pero pude. Me siento culpable por lo que le paso a mi gato, siempre que pienso en lo que paso, digo "si no hubiese dejado que se vaya ese día, tan solo si lo hubiese llamado para que vuelva, si corría en vez de caminar cuando los perros lo tenían, si hubiese ido a la visita de la tarde en vez de dormirme". Si tan solo hubiese...
Perdón le pido al cielo, perdón me pido a mi gato. Vivo con esto, todos los días de mi vida.
Hoy tu comida sigue estando como la dejaste, tu collar esta en un altar, hay un cuadro pintado tuyo, tengo un tatuaje con tu cara. Te extraño siempre, te amo siempre, espero volverte a encontrar, espero que me esperes, porque es el encuentro que más espero con ansias.
Te amo, perdóname y gracias.
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yobajealinfierno · 4 years
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IV - Tienes reservado el cielo
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                                                        🔥
Aquí están condenados a cargar con pesos de oro los avaros por acumular tantos bienes y los pródigos por derrocharlos. Divididos en dos grupos giran alrededor del círculo. Cada vez que se encuentran se insultan entre ellos. En función de los bienes materiales que tuvieron en vida cargarán con más o menos peso toda su eternidad.
                                                       🔥
IV CÍRCULO DEL INFIERNO
Algunas almas que aquí moran: El joven rico y el Sr. Burns.  
LA GENTE LLORA EN LUGARES EQUIVOADOS
Eso fue lo que pensé el día que me vi llorando dentro del cuarto de baño del trabajo. Me miré al espejo y sonreí como para ver si era capaz de fingir que no me pasaba nada delante de los demás. Me sentí un estúpido al descubrirme en el reflejo del cristal y me dio por pensar en cuántas personas antes que yo habían llorado exactamente en ese mismo lugar en el que estaba y se miraron al espejo para quitarse las lágrimas.
A lo largo de mi vida he visto llorar a muchas personas, conocidas y desconocidas. En la mayoría de casos ha sido en espacios que no están pensandos para llorar, y aún así lloraban como auténticos condenados. Yo entonces lloraba por una chica que pasaba de mi cara y se había ido con otro chico. ¿Esto tiene algún sentido? Ya os adelanto que no, pero por lo que sea nos gusta abrazar el dolor y aferrarnos a sus espinas. Esto contrastaba frontalmente a la situación que vivía con ella meses atrás. Cuando estábamos en mi piso éramos tan felices y nos reíamos tanto que los vecinos, un par de ancianos de más de ochenta años, nos dijeron una vez en el rellano que daba gusto escuchar a una pareja ser tan feliz al otro lado de su pared y que, por favor, nunca perdiéramos el sentido del humor. Aquel encuentro nos marcó tanto y nos hizo sentir tan afortunados de tenernos el uno al otro que juramos y perjuramos que siempre seríamos las dos personas más felices de la tierra. Por supuesto que no lo cumplimos. Los ancianos eran de los nuestros. Todas las mañanas les escuchábamos lanzándose piropos de otra década. Piropos que luego nosotros les robábamos y nos los decíamos para hacer lo que mejor se nos daba hacer: reír.  Había una frase que nos hacía mucha gracia y que ambos se decían indistintamente: “Niño, un camello puede pasar muchos días sin beber agua pero yo no puedo estar sin ti más de uno”. Era tan cursi y tan extraña que se la robábamos constantemente. Pero entonces de eso ya no quedaba nada.
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Durante la carrera tuve que trabajar para pagarme la matrícula de cada curso. Iba a la Complutense y aunque fuera barata (si la comparamos con una privada, claro) no tenía forma de pagarlo. Hice todo tipo de cosas. Fui repartidor en el Telepizza, hice mudanzas, estuve como botones en el Palace... y durante ese verano me disfracé de hamburguesa gigante para una cadena muy famosa, algo que me llevó a vivir una de las historias más surrealistas de mi existencia. La hamburguesería estaba en Gran Vía. Mi trabajo era sencillo: me ponía un disfraz con forma de hamburguesa y cruzaba la calle hasta Callao, donde me dedicaba a repartir cupones con descuentos y ofertas. Se me daba bastante mal y eso que no hacía falta ni que sonriera porque el disfraz de hamburguesa ya tenía incorporada una sonrisa gigante en la cara que sonreía por mí, lo cual era algo que me facilitaba bastante el trabajo porque la verdad que no tenía ni putas ganas de sonreír. ¿No os ha pasado en algún momento que no os quedan fuerzas ni para hacer una pequeña mueca? A mí sí. Muchas.
Prácticamente nadie me cogía los descuentos. Para la gente directamente no existía y los pocos que se fijaban en mí aprovechaban para tocarme el disfraz por la espalda, hacerse selfies o simplemente descojonarse. Ni siquiera le interesaba a los niños. Preferían al puto Bob Esponja o a Dora la exploradora. El jefe me echaba todo el día la bronca porque decía que de todos los clientes que entraban ninguno aparecía con mis maravillosos descuentos. Yo estaba hasta las pelotas. Era julio y el calor bajo ese disfraz era lo más parecido a estar en el infierno. Mi plan era currar durante el verano allí para pagar la matrícula, lo que pasa es que los planes están para romperlos y a veces para que te los rompan. En este caso fue un poco de ambas.
Una tarde llegué al vestuario del trabajo y como siempre, me quité la ropa, me quedé en gayumbos y me miré al espejo. “No vas a llorar”, me dije a mí mismo. Y lo conseguí. Orgulloso de mi pequeño triunfo, pues llevaba unas semanas sin lograrlo, me puse la jodida hamburguesa encima y me marché a Callao a mi habitual posición de siempre, junto a la boca de metro que hay en la plaza. Después de una hora sin mucho éxito, apareció un tipo de unos sesenta años con aspecto de cowboy (llevaba botas y sombrero) y se plantó delante de mí:
-Ey ¿Te gusta este trabajo?
-Sin duda. Ir disfrazado de hamburguesa es el sueño de mi vida.
-¿De verdad?
-¿Usted qué cree?
-No lo sé, muchacho. Por eso te he preguntado.
-Y dale con muchacho. ¿A usted le han sacado de una de vaqueros?
-Ojalá. Adoro los westerns. Pero eso es otro tema. O quizá el mismo. Bueno, de momento te pido, por favor, que respondas a mi pregunta.
-Pues no. La verdad que odio este trabajo pero necesito el dinero, como la mayoría de personas que trabajan en este mundo.
-¿Y si te digo que tengo una oferta para ti?
-¿Cómo que una oferta?
-Un trabajo.
-¿De qué?
-Necesito un ayudante.
-¿Para qué?
-Quiero construir mi propio pueblo del viejo oeste.
-Venga, hombre. Si no me va a coger uno de estos cupones, no me haga perder más el tiempo.
-No te estoy tomando el pelo.
-¿Y por qué quiere construir un pueblo del maldito oeste?
-No te adelantes a los acontecimientos, chico. Ven a trabajar conmigo hasta septiembre y poco a poco entenderás todo. Empiezas el 1 de agosto. Es en un lugar de Almería todavía no fundado. Te pagaré 5.000 € por todo el mes. Pago por adelantado. Éste es mi número. Piénsalo y llámame. O mándame un WhatsApp aunque a esto no suelo contestar rápido. No se me da muy bien estas cosas modernas.
Antes de que pudiera responder, me cogió de la mano un 2X1 en hamburguesas, a la vez que me dejaba su tarjeta, y se marchó. Me quedé observándole fijamente. Vi cómo cruzaba la calle y se metió en la hamburguesería. Al poco rato salió mordisqueando una hamburguesa con una mano y en la otra llevaba una Coca-Cola gigante. Se perdió por Gran Vía con sus botas y su sombrero de cowboy. Pensé que era un colgado. No le di más importancia.
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Esa noche no pegué ojo ni un solo momento por el calor que hacía y porque no podía dejar de pensar en ella. Era algo que me ocurría habitualmente desde que se había marchado: me dedicaba a echarla de menos y el resto de cosas habían perdido el valor y el interés. No importaba que conociera a otras chicas o pasara noches borracho en los brazos de otra que, como yo, posiblemente sólo buscaban olvidar a otra persona un viernes cualquiera en un bar cualquiera. El olvido es caprichoso. Cuando tratas de olvidar a alguien, el muy hijo de puta se encarga personalmente de que se te quede bien clavado en la cabeza. Sobre todo cuando suceden cosas que no controlas y que parece que estaban destinadas a ocurrir. No creo que sea casualidad que al día siguiente, estando con mi disfraz y mis descuentos en Callao, ella pasara por la plaza. Fue muy extraño. De pronto me di cuenta de que estaba parada junto a la boca del Metro. Sentí como un puñetazo en el estómago por los nervios. Miraba su móvil y escuchaba música con auriculares, como siempre hacía cuando estaba sola esperando en algún lugar o iba de un sitio a otro. En un momento dado se me quedó mirando y yo, como un tonto, como si no llevara un disfraz que me tapara, me di la vuelta, intentando escapar de sus ojos. Parecía estar esperando a alguien. Dudé en acercarme para decirle algo, pero lo cierto es que no se me ocurría absolutamente nada que pudiera decir. Tenía muchas preguntas y muy pocas ganas de saber las respuestas. Después de estar pensándomelo durante cinco minutos, decidí acercarme. Ella no tenía ni idea de que estaba trabajando allí, así que existía la posibilidad de que saliera corriendo sin mirar atrás cuando una hamburguesa gigante se le acercara.Tenía que ser rápido a la hora de decirle algo para que eso no sucediera. Según me acercaba más a ella, más miedo sentía y menos sabía qué soltarle. Le saludé con la mano y al ver que lo hacía agachó la cabeza. Supongo que se pensaba que le iba a dar un descuento para una hamburguesa e intentaba evitarlo. Me puse delante y levantando la cabeza se quitó uno de sus auriculares. No sabía qué coño decir. Al final opté por algo sencillo:
-Hola.
-¡Hola!
Intentó ser amable. Me sonrió con esa sonrisa que solo ella sabía regalarme. Una sonrisa que hacía tiempo que no veía y que en ese momento descubrí que echaba más de menos de lo que creía. Como su voz, como su mirada, como todo lo que estaba fuera y dentro de su cuerpo.
-No sabes quién soy, ¿no?
-Pues no… ¿Me conoces de algo?
-Sí. Eres judía y buscas hebreo.
Sentí cómo sus ojos se abrieron por completo y de pronto se empezó a reír.
-¡No puede ser! ¿Eres tú?
-Claro. ¿Quién iba a saber eso de ti si no soy yo?
-¿Cómo te va todo?
-Pues aquí me ves. Me espera un verano asqueroso. ¿Tú?
-Nada. He quedado ahora con una amiga. Todo bien.
-Ya veo.
-¿No te mueres del calor con eso?
-Sí. Es un coñazo.
-Pobre.
En ese momento apareció la amiga entre los dos y se dieron un abrazo para saludarse.
-Bueno, me tengo que ir. Me alegro mucho de verte.
-¡Igualmente!
Mientras se despedía me acarició la cara. Bueno, en realidad tocó la cara de la hamburguesa pero os juro que pude notar su caricia en mi piel a pesar de que una masa gigante de tejidos me separase de su mano. Me quedé congelado. No sabía qué decir. Cuando dio media vuelta para marcharse con su amiga y empezaron a caminar Gran Vía abajo, decidí echar un órdago sin pensarlo y le grité para que se girara de nuevo hacia a mí.
-¡Oye! ¿Sigues buscando hebreo? -Vi como su sonrisa se abría igual que las aguas del Mar Rojo.
-¡Ya sabes que lo encontré! Creía que lo había perdido pero acabo de descubrir que simplemente estaba escondido dentro de una hamburguesa.
Sus palabras fueron como un golpe de esperanza dentro de mí. No estaba todo perdido. De hecho parecía que todo iba a ser mejor. Vi cómo se marchaba. Me puse a llorar dentro de mi disfraz. Me alivió pensar que nadie me veía hacerlo. Era como tener la puta capa de invisibilidad de Harry Potter pero ésta era mucho más efectiva. Estaba rodeado de cientos de personas que ignoraban quién estaba ahí dentro, ni sabían que estaba llorando. Llegué a mi puto piso y seguí llorando como un idiota. Tanto que sonaron tres golpes secos en la puerta de la entrada. Me levanté medio asustado y asomé el ojo por la mirilla. Al otro lado estaba mi anciana vecina con cara de preocupación. Me sequé las lágrimas como pude, abrí la puerta y la anciana me disparó con sus palabras:
-Niño, ¿qué te pasa? ¿Por qué no paras de llorar?
-Nada. Tonterías…
-¿Y tú chica? Hace tiempo que no os escucho reír a carcajadas.
-Se marchó.
-¿Por eso lloras?
-Sí.
-Mi querido Antoñito también se ha marchado. Hace tres días lo enterraron.
Nos echamos a llorar abrazados durante un buen rato. Después nos despedimos. Desde mi habitación escuché cómo lloró la anciana durante prácticamente toda la noche hasta que el silencio envolvió de tristeza la pared que nos separaba. Donde antes se escuchaban piropos, ahora era un lugar de llanto, y donde antes nos escuchaban reír ahora había descubierto que también se me escuchaba llorar. La pared de mi habitación y la de la anciana se habían convertido en una pared repleta de cicatrices que estaban borrando todos los buenos momentos vividos.
Hay una canción que me hace pensar en aquellos días. Escuchen el tema, después podrán continuar leyendo, es la llave para abrir el IV círculo de mi propio infierno. ¿Sabéis una cosa? La gente llora en lugares equivocados y lo cierto es que tendríamos que llorar menos.
TIENES RESERVADO EL CIELO
A las cinco de la madrugada decidí escribirle un WhatsApp: “Lo de hoy ha sido guay pero a la vez muy raro. Te echo de menos. Necesito que volvamos a estar como antes”. Dejé pasar los días pero no contestó. Qué novedad.
Después de darle vueltas a la cabeza durante la última semana de julio, entre los llantos nocturnos de mi pobre vecina, cogí el teléfono de aquel hombre y acepté el trabajo aún pensando que aquel hombre era un pirado y que quizá se trataba de una estafa, o peor: de un asesino en serie, uno de esos perfiles que desgranan en documentales de Netflix. Pensé que escapar de Madrid sería una forma perfecta de arrancarla de mi pensamiento. Además iba a cobrar muchísimo más de lo que cobraría en la hamburguesería y en realidad de lo que había cobrado nunca en un solo mes. Dejé el curro de un día para otro. Renuncié a mi finiquito y me llevé una buena bronca del jefe. Antes de irme de casa tiré a la basura todos los recuerdos que tenía de ella. Todos salvo la postal que me había enviado desde Tánger un fin de semana que se marchó con una amiga y que tenía pegada en la nevera donde aparecían unos camellos. En ella sólo había escrito esto: “He visto esta postal y he pensado en nuestros vecinos. Te echo de menos”.
El pseudo cowboy, que se llamaba Evencio, me pagó el tren para ir hasta Almería capital. Allí me recogió con una pickup antigua y cruzamos distintas carreteras hasta llegar al paisaje desértico y volcánico tan sobrecogedor de Cabo de Gata. Me llevó a una montaña desde donde se veían unas vistas espectaculares del mar. En ese lugar tenía una finca con una pequeña cabaña de madera.
-¿Puedes abrir el portón de la cerca?
Me bajé y abrí la puerta que cerraba un enorme vallado repleto de alambre de espino. Entró con la pickup y desde el coche me pidió que volviera a cerrarlo. Mientras cerraba se bajó del vehículo y comenzó a hablarme sin pausa.
-Asegúrate de echar el candado. No quiero que ningún curioso entre a cotillear. Había dejado el candado abierto porque no iba a ausentarme mucho pero es necesario que el portón se mantenga siempre cerrado. Sólo yo lo abriré. Es la primera regla que debes de cumplir. Bueno, en realidad estás obligado a cumplirla porque sólo hay una llave y la tengo yo. Bienvenido a la futura ciudad de Evencio West, famosa por sus bares, sus tiendas de ultramarinos, el mejor ganado de la zona y la hospitalidad de sus habitantes. Por no hablar de la seguridad. Casualmente el Sheriff se llama Evencio y mantiene el orden y la ley.
-¿Y dónde está todo eso de lo que hablas? Sólo veo lo que parece la casa de Evencio, el sheriff.
-No me mires como si estuviera loco. Toda gran ciudad se empieza construyendo desde la cárcel del sheriff, que por cierto, es ahí donde está tu cama. Lo siento es la única que de momento tengo para invitados pero no te preocupes que no te encerraré allí dentro.
Después de decir eso se rió muy sonoramente de su propia gracia que a mí, la verdad, me pareció aterradora.
-Entonces va a ser verdad lo del pueblo...
-Bueno en realidad no es un pueblo… Este peñasco llegará a considerarse una ciudad y seguramente Tarantino quiera venir a grabar aquí una de sus últimas películas...
-Vale, muy bien, pero ¿para qué quieres hacer esto?
-Tiempo al tiempo chico. De momento descansa. Mañana será un día muy largo.
Entré en la cabaña. Era minúscula. Una chimenea, una pequeña cocina con una mesa, el baño, y (no es coña) la cárcel donde dormía. Al menos el colchón era cómodo. No sé qué cojones hacía ahí con ese hombre que no conocía de nada. Esa noche no me costó dormir, el viaje había acabado conmigo y caí rendido. A la mañana siguiente me despertó el olor a huevos con bacon y café que había preparado Evencio para desayunar.
-¡Buenos días, chico! ¡Hoy es un gran día! ¿Cómo tomas el café?
-No me gusta el café.
-Pues aquí lo tomarás todos los días para estar despierto y activo.
-¿Qué voy a hacer exactamente?
-Verás, lo más importante para una ciudad, junto a la casa del sheriff, es construir su muralla y es justo a eso a lo que te vas a dedicar en este mes.
-¿En serio? ¿Y por eso me va a pagar tanto dinero?
-Suena idílico pero es un trabajo muy duro. No sé si lo soportarás. Bueno, no te queda otra en realidad. Tenemos un contrato.
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Me pasaba los días bajo un sol demoledor cargando piedras y levantando una muralla sin sentido. Me sentía como Sísifo. La condena de Sísifo en el infierno, según la mitología, consistía en cargar con una piedra que debe dejar en la cima de una montaña. El problema es que cuando está a punto de conseguirlo, siempre, sin excepción alguna, no puede con el peso de la roca gigantesca y esta le gana la partida, cayendo colina abajo y teniendo así que volver a empezar de cero durante toda la eternidad. Yo levantaba una muralla que parecía que nunca iba a acabar. Era duro y desesperante. Trataba de distraerme para que el trabajo se me hiciera menos pesado. Analizaba cada piedra. Le sacaba formas como el que mira las nubes y se inventa una historia. Lo peor de todo es que hasta las piedras me empezaron a recordar a ella, a momentos que habíamos vivido, a objetos que habíamos compartido, a historias que protagonizamos. Fue entonces cuando las piedras me empezaron a pesar mucho más que antes. Sentía cómo cargaba con todo el peso de una relación fracasada de un lado a otro. Las piedras habían cobrado vida y eran como trozos rotos de nuestra historia que desesperadamente intentaba encajar en una muralla que de pronto se había convertido en mi propio Muro de las Lamentaciones. Más tarde escribí este poema para recordar cada una de mis piedras, cada carga, cada error.
Tenía razón. No lo soporté. Era un trabajo muy duro. Evencio me trataba bien, a su manera, hasta que una semana después le dije que dejaba el trabajo y que le iba a devolver la parte del dinero que no iba a trabajar.
-Muy bien, chico. Intenta salir de aquí. Recuerda la primera regla. Solo yo tengo la llave y es imposible que saltes el alambre de espino. No sé si lo sabes pero tenemos un contrato verbal en el que te has comprometido a trabajar aquí durante el mes de agosto, y amigo, el sheriff de esta ciudad, es decir, yo, no permitirá que lo incumplas, así que déjate de chorradas y vuelve al trabajo hasta que no quede ni una jodida piedra en el suelo, cabeza buque.
Evencio en pocos días se desveló como lo que era: un cabrón zumbado de la cabeza. Antes era un colgado a secas pero en ese momento confirmé que además podía ser un sádico. Al principio le obedecí para que no sospechara. Le pedí disculpas mientras en mi cabeza planeaba algo para salir de ahí e intentaba calmar mi rabia diciéndome a mí mismo por mis adentros: “cabeza buque tu puta madre”. Fue inútil. No encontré ningún punto débil para marcharme y llamar a la poli nunca fue una opción porque no había cobertura. Pensé en cortar algún trozo de la valla pero no tenía tijeras o alicates. En realidad no tenía nada. Mis herramientas eran las manos para cargar las piedras e ir apilándolas para hacer la muralla. Ni siquiera me dio una carretilla para llevarlas cuando se lo pedí.
Mi rutina era siempre la misma: Evencio me despertaba con el olor del desayuno, me lo comía, y después en la celda leía un rato el primer libro que cogía al azar de su estantería. A las diez empezaba mi jornada y no paraba hasta la hora de comer cuando Evencio me llamaba para almorzar. Después me dejaba ver una película con él (tenía una colección inifinita de películas clásicas en VHS) y sobre las cuatro de la tarde volvía a mi muralla hasta las ocho. En ese tiempo Evencio solía bajar a San José, el pueblo más cercano, donde aprovechaba para hacer la compra y todas esas veces intenté escapar. El alambre de espino era infranqueable (me rajé la piel varias veces) y traté de hacer varios agujeros bajo el suelo de la valla pero las lindes de la finca estaban construidas sobre piedra y resultaba imposible cavar con las manos. De alguna forma estaba secuestrado aunque me sentía tranquilo porque tenía la seguridad de que Evencio me dejaría marchar en cuanto el mes de agosto muriera. Si algo me había demostrado (además de estar loco) es que era un hombre de palabra.
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Evencio todos los días traía flores y las dejaba sobre un montículo que había bajo un árbol en la finca. Tenía que ser una tumba pero las veces que me acerqué a comprobarlo sólo había flores. Ni rastro de una lápida, una cruz o algo parecido. Le pregunté en una ocasión pero se puso a la defensiva:
-¿Te pregunto yo a ti por qué estás bebiéndote mi café todas las mañanas cuando me dijiste el primer día que no te gustaba, cabeza buque? Pues entonces.
Nos acabamos haciéndonos amigos, por llamarlo de alguna manera. No me quedaban más cojones de serlo. Nunca me ayudaba con la muralla. A veces ni siquiera estaba por allí, otras veces cogía una silla y se ponía a observar cómo hacía el trabajo mientras mordía una pajita que había arrancado de la tierra. Durante varios días le estuve intentando convencer para que me llevara al pueblo. Necesitaba ver a una persona que no fuera Evencio y pensé que quizá, una vez allí, podría escapar. El tiempo pasaba muy lento y me estaba volviendo loco. No conseguí que me llevara al pueblo pero una tarde logré emborracharlo aprovechando su buen humor y eso al menos me despejó un poco la cabeza. En la cena sacó una cerveza para cada uno y logré que repitieramos dos veces más de ronda. La cuarta cerveza la abrió él sin ni siquiera preguntarme. Yo iba bastante pedo. Él iba más pedo aún. Fue el momento perfecto para arrancarle las palabras.
-¿A quién tienes enterrado en la finca?
-Uno: Muy pronto dejaste de tratarme de usted. Dos: ¿A ti quién narices te ha educado? Tres: ¿No sabes que hay cosas que no se preguntan?
-Si no le pusieras flores todos los días no te hubiera preguntado.
-¿Por qué tienes tanto interés en saberlo?
-¿Tú qué crees? Me paso el día cargando putas piedras de un lado a otro y lo único interesante que pasa aquí es que llevas flores a un lugar donde ni siquiera hay una tumba.
-¿Sabes cuando amas a alguien que de pronto desaparece sin dejar rastro como si fuera un fantasma?
-Creo que sí.
-Me refiero de una forma literal.
-¿A qué te refieres?
-Mi mujer murió.
-Lo siento. Pensaba que te había dejado.
-Sí, de alguna manera me dejó. Se marchó. Su corazón de un día para otro se paró y cuando la encontré muerta sobre el sofá ya no estaba. Fue ahí cuando me di cuenta de que el cuerpo es una simple carcasa que encierra todo lo que somos y que al morir nos marchamos para siempre dejando aquí un puñado de huesos. Su familia quiso enterrarla en Almería en una tumba familiar en la que tenían un hueco. Yo ni siquiera fui al entierro. En ese féretro, para mí, ya no estaba ella. Me vine a vivir aquí. Era una finca que habíamos comprado con el fin de jubilarnos lejos de todo el mundo. Veníamos a pasar los fines de semana y los veranos. Ese árbol lo plantó y es lo único realmente vivo que me queda de ella.
Me pareció algo bonito. El amor más allá de la muerte. Inmediatamente pensé en mi vecina y en el repentino fallecimiento de su marido que me anunció la noche antes de irme de Madrid. Me recordó a ella porque los dos se habían referido a que sus parejas se habían marchado. En mi caso también se había marchado pero entonces ignoraba que más tarde se marcharía de verdad. Para siempre. Los ojos de Evencio estaban llorosos y antes de que pudiera decirle algo, él volvió a tomar la palabra.
-¿Y tú? ¿Cuál es tu historia? ¿Por qué crees que sabes lo que significa que alguien desaparezca sin dejar rastro?
Se lo conté todo y me centré en cada detalle de la noche en que la vi con otro chico. No sé por qué pero me empeñé en centrarme en esa historia. Le pregunté en varias ocasiones si lo entendía e intenté que me explicara por qué alguien es capaz de hacer algo así. Evencio se quedó callado mirando a través de la ventana. Fuera sólo se escuchaban los grillos y dentro nuestras voces partidas por el sonido del gas estallando al abrir los botellines de cervezas y el tintineo de las chapas cayendo contra el suelo. Como no me respondía le lancé otra pregunta:
-¿Y lo de montar un pueblo? ¿Y la muralla? ¿Qué sentido tiene? ¿Cuándo me lo vas a contar?
-¿Por qué te empeñas en buscar sentido a algo que no lo tiene, cabeza buque?
-¿Ahora estamos hablando de tu pueblo o de mi chica?
-¿Tú qué crees?
Se levantó de la silla, balbuceó lo que creo que fue un “vete a dormir, hijo”, y se encerró en su habitación. Yo me terminé la cerveza que me quedaba y también me acabé la suya que había dejado apoyada en el suelo. Me metí en mi cama y me pasé la noche pensando en su pregunta, “¿por qué te empeñas en buscar sentido a algo que no lo tiene, cabeza buque?”. Me quedé dormido cuando me di cuenta de que no me atrevía a darle una respuesta. Me gusta irme a dormir pronto cuando los días son malos para que acaben lo antes posible o para evitar hacerme preguntas.
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A la mañana siguiente no me despertó el olor al desayuno de Evencio como todos los días. El silencio reinaba en la pequeña cabaña. Me asomé a la habitación pero no estaba. Salí y no vi su pickup. El portón estaba abierto. Había una nota en la nevera: “No te preocupes por mí. Aquí ya estás perdiendo el tiempo. Te he enviado por WhatsApp una foto que creo que te hará ilusión guardar. Te la hice una mañana después del desayuno. Siento que salgas con los ojos cerrados. Gracias por todo, cabeza buque.” Lo primero que pensé fue en escapar de allí lo más rápido posible. Preparé mi mochila en diez minutos y cuando estaba a punto de marcharme me pareció terrible la idea de huir después de la conversación que habíamos tenido la noche anterior. Dejé la mochila y la deshice. Me preparé el desayuno y después me puse a trabajar en la muralla. Pensé que Evencio llegaría en cualquier momento pero ese día no apareció, ni tampoco al siguiente y nunca más. Estaba preocupado y una mañana decidí salir de la finca y subir a una montaña mucho más alta que había cerca de la cabaña. La idea era llegar hasta arriba y coger cobertura para intentar localizarlo. Logré encontrar una raya de cobertura sobre esa cima y entre todos los mensajes que me llegaron de golpe, uno de ellos era la foto que Evencio me hizo y de la que me hablaba en su nota. Ni siquiera soy capaz de recordar el momento. Lo que sí que estoy seguro es que fue el único día que llovió en todo el mes de agosto.
Tumblr media
No conseguí contactar con Evencio. Su móvil estaba siempre apagado y no le llegaban mis mensajes de WhatsApp. Pensé en llamar a la policía pero nunca llegué a hacerlo. En el fondo no me quería ir de la cabaña hasta acabar mi trabajo y supongo que no iba a saber explicarles por qué tenía una mochilla con cinco mil euros en metálico. Al descubrir que en la cima de la montaña había cobertura, comencé a subir allí todas las tardes para llamar a mi madre y confirmarle que no había muerto o desaparecido, charlar con mis colegas, que lo cierto ninguno había echado en falta mi ausencia, intentar localizar a Evencio y por supuesto ver si ella había decidido responderme a aquel WhatsApp que le había enviado el día que nos vimos por última vez. Subía a la montaña cada tarde con la esperanza de encontrar su respuesta. Mientras la recorría me imaginaba sus posibles contestaciones. Cuando llegaba descubría la puta realidad: me había dejado en visto y al otro lado no había nada ni nadie. Así todos los días. Después volvía a bajar y seguía con la muralla.
El 30 de agosto terminé el muro. Me podría haber marchado hacía más de una semana con la desaparición de Evencio pero de alguna forma tenía que acabar lo que había empezado. Sentía que era mi deber. Me quedé un buen rato observando mi obra y empecé a descubrir en ella cada forma que fui imaginando de cada piedra mientras cargaba con ellas, cayéndome de golpe sobre mí todos nuestros recuerdos. La última piedra quise que fuera especial, distinta. Con un cuchillo de la cocina rayé en la superficie el nombre de ella y así bauticé a la muralla. Hice la mochila y crucé el portón. Recorrí la carretera de tierra que me llevaría a San José. Allí cogería un bus para volver a Almería donde podría pillar el tren que me devolvería de vuelta a Madrid. En coche había una distancia de treinta minutos. Andando eran unas horas. Atravesé el desértico Parque Natural de Cabo de Gata. Me arrastré como un condenado entre el polvo, sudé lágrimas, vi espejismos de su sombra, y llegué a un terreno repleto de camellos turísticos para hacer rutas por la zona y estuve un rato observándolos. Allí hice un descanso y morí un poco cuando encendí el teléfono y al fin alcanzó toda la cobertura del mundo. Sonó una notificación del WhatsApp. Era ella. Sólo había un mensaje: “Niño, un camello puede pasar muchos días sin beber agua pero yo no puedo estar sin ti más de uno.” Me emocioné. Celebré aquel mensaje con un grito que hizo que los camellos girasen la cara para mirarme. Me acerqué hasta ellos y me subí a la valla de madera que nos separaba para acariciarlos.
Llegué a Madrid cuarenta y dos horas después de haber salido de la finca de Evencio. El viaje no fue tan sencillo. Cuando llegué a casa lo primero que hice fue ducharme y después me planté en su portal para darle una sorpresa. Pero ya no estaba. Se había marchado a África para siempre.
Hace un par de meses murió mi anciana vecina y el piso pasó a sus hijos que ahora lo alquilan. Los nuevos inquilinos son una pareja joven que me recuerdan bastante a nosotros. A veces se les escucha reír como locos y a horas prudentes suelen escuchar música. El otro día sonó una canción al otro lado de la pared que me pareció preciosa aunque no alcancé a escuchar del todo. Entre algunas cosas de la letra que discerní fue una frase: “Soy tu camello, te doy lo bueno. Acariciame la cara antes de que me vaya y tengas que echarme de menos.” Busqué en Google y encontré el tema. Se llama Tienes reservado el cielo. Lo puse en Spotify y mis días construyendo un muro tan absurdo como nuestra mi historia, la que viví con ella, pasó por delante acariciándome mi cara sonriente de hamburguesa que en realidad lloraba.
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Descarga el V relato en Amazon.
Sigue la playlist de esta historia en Spotify. Ahí están todas las canciones que se mencionan y aquellas que también suenan pero no se mencionan. Se irá actualizando con cada relato. Recuerda que sin música seríamos poca cosa y esta vida no tendría el mismo brillo. Además el fuego que llevamos dentro no sería capaz de quemar a nadie. 
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richardprada · 5 years
Text
18. Montreal
Estaba a punto de dormir, son las 10:31 pm, mañana es un día largo, tengo que viajar para atender a unas iglesias lejos de donde vivo. De pronto escucho un sonido conocido, lluvia, una lluvia muy fuerte, poco a poco fue creciendo y ahora estoy escribiendo bajo una fuerte tormenta, les describiré que es lo que hice exactamente antes de sentarme a escribir lo que están leyendo. 
Escuché la lluvia y al ver que no paraba y que cada vez se hacía más fuerte, fui rápidamente a tomar agua y antes de apagar la computadora puse una canción antigua de Train, una que escucha en épocas de invierno después de mis clases de inglés mientras caminaba por la Av. Pardo en Lima para tomar mi bus a casa, “Hey soul sister”, la canción suena e inmediatamente supe que debía salir en medio de la lluvia. Es tarde, tengo solo un polo y un short, abro entonces la ventana que estaba cerrada, es una lluvia fuerte, muy fuerte, con mucho viento, un viento fuerte que me realmente me encanta. Abro ahora la puerta, mi puerta es una doble puerta, se puede abrir un lado y si sacas el seguro del otro lado también puedes abrirla, con una mano tomo una puerta y me quedo parado en la entrada de la casa, la lluvia me da un poco, es oscuro y las luces de los postes muestran la lluvia y el viento combinados en fuerte vaivén ¡Fantástico! Tengo media puerta abierta. Ahora decido abrir la otra también, y pongo la mano derecha en una puerta y la izquierda en la otra puerta, las puertas están abiertas, el viento entra a la casa, un poco de lluvia me salpica, me quedo un buen rato mirando todo, quiero solo mirar, mirar como todo pasa. Pienso entonces en escribir y cierro las puertas, dejo abierta la ventana y me siento en el escritorio, me sirvo un vaso con agua, tomo y escribo. Mientras escribo la canción anterior ya había sido repetida dos veces, entonces recuerdo otra canción antigua que escuchaba cuando tenía 10 años y me regalaron mi primer y único mp4 Sony color rojo (jajaja aún lo tengo y ahora es de mi hermano), una canción de Daniel Powter llamada “Bad day” ¡Cómo me gustaba esa canción! La escuchaba una y otra vez, como bien saben los que alguna vez han compartido momentos conmigo, tengo esa habilidad, la de repetir las canciones que me gustan más de diez veces y no cansarme, creo que es porque las canciones son cortas y me acostumbre a sinfonías de 45 minutos o una hora, en fin. Escribo y describo lo que pasó mientras la música suena, ahora mismo se me ocurre una idea, salir y mojarme en plena lluvia, sí, ahora mismo. Paro de escribir, dejo rápidamente la silla, abro ambas puertas, salgo a la calle frente a mi casa, hay fuerte viento, frío, pero la lluvia ya había pasado, no era la misma ¡Como no se me ocurrió antes! Hay que disfrutar de la vida amigos, de todo, los días de lluvia y de los días de sol. Del día y de la noche. Del dolor y las alegrías. Del llanto y la emoción. Haz todo lo que quieras, equivócate, llora, celebra, decepciónate, todo va a pasar, la vida no se dentendrá por tu dolor, seguirá su curso y cuando todo este bien tampoco lo hará, lo lindo también se irá, se irá para dejarnos el sabor de lo que será la eternidad, para mostrarnos que existe algo más. Ahora escucho “Mercy”, “Stop and stare”, “Secrets”, “All the rigth moves” de OneRepublic, antiguas canciones que solía escuchar, digo solía porque todas estás canciones ya no son más parte de mi vida, pasaron, se fueron, no forman parte de mi diario vivir. Trato de alargar el texto con la finalidad que llueva fuerte otra vez y pueda salir y mojarme en medio de la noche. Ya no llueve, pasó el momento. Pero saben que? Saldré igual. Estaré parado 5 minutos fuera en medio de la noche, ya no hay nadie frente a mi casa, si llueve bien y si no también. Que la vida no se te vaya como arena entre los dedos, despertemos ya y vivamos. Cierro el texto mientras suenan las cuerdas de “Viva la vida” de Coldplay.
 Ponte en las manos de Dios, Richard, ámalo y siempre, siempre estarás seguro de que camino tomar, un día miraremos para atrás y entenderemos los porqués, pronto estaremos en nuestro verdadero hogar, por ahora disfruta, pero recuerda que esto no es el todo, porque la realidad aquí es una parte, partes que juntas hacen un todo, pues el todo ojo aún no vio, oído aún no escuchó y el corazón aún no sintió . De este lado del trueno el cielo es real. Antes de que terminara “Viva la vida”, cambio de canción y ahora escucho una canción que ya hace años me acompaña, la guitarra del Pr. Tiago Arrais, Montreal de Os Arrais. Pues desde hace ya mucho tiempo, deseo con desesperación respirar el aire de un nuevo hogar y avistar nuevas colinas; encontrar la frontera de la poesía donde nace cada rima; quiero plantar las memorias de esta vida y regarlas con recomienzos, ningún diccionario podrá contener adjetivos que puedan describirla; quiero cerrar los ojos y llenar el pecho del aire de un monte donde el rico y el pobre comerán de la mesa del Rey...
Adiós, es momento de salir.
16 de Julio del 2019. 11:20 pm
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astrid-black666 · 5 years
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Exactamente son las 10:21pm mientras editaba mis fotos me puse a pensar en lo que dijo mami de papi, fue algo asi: Astrid así es tu padre, voy a creer que hasta de su propia hija quiera aprovecharse, se muy lista hija no quiero que vuelva a pasar. ¿Esto por que o para que? Bueno me di cuenta no importa si eres de la misma sangre, no importa si fue tu esperma quien llegó primero, no importa los años de cuidado y atención, nada de eso importa siempre va a poner sus prioridades por encima de ti, y si de algo le sirves te usará, en el fondo si me duele, duele mucho pero me duele mas escuchar a mami hablar con otra persona de mi y de papi mientras llora y repite: No lo puedo creer, es solo una niña.
- Astrid Martínez
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eldiariodelarry · 5 years
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El Huaso, parte 20: Cumpleaños Feliz
Lista de capítulos
—Ya, vamos —me dijo el Bryan, acercándose a mí y me tomó del hombro para llevarme a conversar un poco más alejados de la entrada. Nos sentamos en los escalones que bajaban hacia la playa—. Cuéntame, ¿qué pasó?
—El Huaso po, que se enoja por puras weás —le dije, más fuerte de lo que debería.
—¿Tengo que ir a sacarle la chucha? —me preguntó, en tono de broma.
—No —respondí después de un par de segundos—. Es una tontera en verdad —no estaba seguro si contarle sobre las ideas del Huaso—, pero me da rabia que sea tan…
No terminé la frase porque tampoco quería decir cosas malas sobre mi pololo.
—Es por mi culpa. ¿verdad? —me preguntó el Bryan después de un rato de silencio.
Lo miré y estaba un poco cabizbajo.
—Sí. Supongo que te has dado cuenta que como que te odia un poco —le respondí.
—He tenido una leve impresión —dijo con ironía.
—Bueno, lo que pasó es que se enojó por el baile de Shakira… en realidad estaba enojado primero por haber perdido el mister piernas, y después tu baile fue la gota que rebalsó el vaso —le expliqué.
—Ya, pero si somos amigos —se defendió—. No es como que yo te vaya a alejar de él.
Guardé silencio después de su última frase.
—Lo que pasa es que se pone celoso de ti —le dije finalmente—. Piensa que quizás podría pasar algo entre nosotros. Entre tú y yo.
Se sorprendió por lo que le dije.
—Pero si somos amigos —dijo con un poco de pena—. Eres como mi hermanito.
—Si lo mismo le dije yo, pero no entiende. Se enojó caleta.
—¿Te hizo algo? ¿te gritó? ¿te pegó? —me preguntó preocupado.
—No, nada de eso —lo tranquilicé—. Simplemente se enojó y me ignoró, como si no existiera.
—Y tu, ¿Cómo te sientes?
—Siento que quiero llorar, pero no sé si es por la pena o por la rabia. O ambas.
El Bryan me acercó a él pasando su brazo por mi hombro para consolarme.
—Si querí llorar, llora. Te ofrezco mi hombro.
—No soy muy bueno para llorar en público —me excusé. En verdad me daba vergüenza llorar.
—Bueno, entonces te ofrezco mi cuerpo para que te desahogues —se puso frente a mi, confundiéndome con lo que decía. me pasé mil rollos en un segundo, pero después aclaró a qué se refería—. Desquítate golpeándome —sacó pecho, para usarlo como pushing bag.
—¡No! No te voy a golpear —le dije.
—Si se oh —se volvió a sentar a mi lado—. Estoy seguro que eres incapaz de hacerle daño a alguien. Por eso siento que no mereces que te trate así el Pato. Me da pena que no se dé cuenta de eso.
—O quizás se da cuenta y por eso es tan weon. Como que le da miedo perderme —traté de pensar.
—No lo justifiques. Debería aprovechar cada tiempo que tiene contigo en vez de celarte y enojarse por weas.
—Si sé. Si por eso me molesta tanto que sea así.
—Yo por mi parte voy a tratar de no afectar en tu relación con él, ¿bueno? —me dijo mirándome a los ojos—, pero acuérdate de lo que te dije la otra vez. Si te trata mal me avisas.
—Bueno —le dije sonriendo—. No más bailes sensuales entonces —puse cara de pena.
—Tienes al Pato para que te los haga —me respondió riéndose—. Cuando estés soltero podría evaluarlo. Para entonces capaz yo esté pololeando con la Cata y te invitamos a un trio.
—Si te avispai sipo. Se nota que igual le gustai a la Cata y tu no haces nada —le dije, cambiando de tema.
Nos quedamos un rato más conversando hasta que le dije que me tenía que ir.
—Prefiero irme antes de que termine el carrete para no cruzarme con el Huaso.
—Bueno, te voy a dejar al paradero —se ofreció.
Subimos a la calle y apenas llegamos a la vereda vimos que venía un colectivo. Lo hice parar y me despedí del Bryan, y él me dijo que le avisara cuando llegara a mi casa.
Al llegar a mi casa le avisé al Bryan y me acosté. En el WhatsApp abrí el chat con el Huaso tentado de escribirle algo, no sabía qué, pero me contuve y apagué el celu, me acosté de lado y dejé que las lágrimas cayeran por mi cara hasta quedarme dormido.
El día sabado me quedé en mi casa, no salí a ningún lado así que me dediqué a estudiar y a hablar con el Bryan y otros amigos. Y cada tanto volvía a abrir el chat del Huaso para ver si estaba en línea o si aparecía “escribiendo…”, pero nada de eso apareció.
El Bryan me invitó el domingo a su casa a jugar play, y yo para despejarme un poco, acepté. Al llegar pude conocer a su hermano menor, del que tanto me había hablado, ya que las veces anteriores que había ido a su casa, estaba en clases. El hermano se llamaba Pedro, y al igual que el Bryan, era muy bonito de cara y delgado, piel blanca y pelo castaño corto; se llevaban por un año de diferencia y apenas lo vi el radar se activó.
Tenía una personalidad muy extrovertida y alegre, que daban ganas de ser su amigo para reír todo el día. Estuvo un rato jugando con nosotros al play hasta que llegó a buscarlo su pololo.
—Es muy simpático tu hermano —le comenté una vez estuvimos solos.
—Es el mejor mi hermanito. A pesar de ser menor que yo, me ha enseñado muchas cosas —dijo con orgullo en su voz—. Gracias a él soy como soy, sin prejuicios ni estereotipos.
—La raja. Ojala yo pueda algún día llegar a ser tan feliz como él —de verdad lo deseaba.
—¿Oye y que vas a hacer pa tu cumple? —me preguntó, cambiando de tema.
—No se, nada yo cacho. Soy re malo pa celebrar mi cumple. Y tampoco digamos que estoy muy de humor.
—Ya, pero demás que pal finde se te pasa.
—No sé. El miércoles mis papás me van a despertar temprano para darme algún regalo y tomar desayuno con torta, como siempre.
—Ah… Bueno si para el finde no tienes con quien salir —haciendo referencia a si seguía sin hablar con el Huaso—, salgamos a celebrar tu cumple.
—Bueno —acordé sonriendole—. Ahí nos ponemos de acuerdo.
Al día siguiente no fui a clases (solo tenía clases teóricas), y fui a cubrir un turno en la pega.
“Donde estas?” me preguntó el Huaso por WhatsApp al ver que no estaba en clases. me alegró ver que se dio cuenta que no estaba, pero igualmente no le respondí.
—¿Y su amigo? —me preguntó mi jefe al verme llegar solo.
—Está en clases. Como me avisó a ultima hora de que viniera hoy, tuve que faltar a clases —inventé.
—¡Que pena! Justo cuando quería hablar con él —dijo moviendo exageradamente las manos, como siempre.
—¿Sobre qué? —le pregunté sorprendido.
—Bueno, es que quería ofrecerle si quería sacarse unas fotos para publicitar la ropa en el Facebook de la tienda —me explicó—. Como tiene muy buen físico, y tu claramente eres muy amigo de él, pensé que podría aceptar.
—Ah, si po…
—Cuando lo veas le dices que le quería ofrecer eso.
—Ya po, yo le digo —le dije a mi jefe, aunque no estaba seguro si decírselo o no.
—El pago lo podemos conversar.
Quedó el tema hasta ahí, durante la pega, y cuando me estaba yendo mi jefe me dice “no se te olvide decirle a tu amigo”. Yo asentí y me fui. Cuando me subí a la micro me habló la Claudia por WhatsApp: “Hola Larry, ¿Cómo estay?”. Me pareció raro que me hablara, porque nunca conversamos por whatsapp, pero igual le respondí.
—Súper, y tu?
—Bien, bien —respondió ella—. Oye ¿qué te pasó? ¿por qué no fuiste a clases hoy?
—No me sentía muy bien —era medio verdad en todo caso.
—Ojalá te mejores. Te hablaba para que vinieras a mi casa. Nos juntamos acá con los niños. Está el Victor, el Marcelo y el Huaso —estaba seguro que el Huaso le había dicho que me escribiera.
—Gracias, pero no podré ir. Nos vemos mañana en la U!
Me despedí rápidamente de ella sin extender la conversación innecesariamente. Me daba mala espina que el Huaso estuviera con otros compañeros seguramente tomando, y que uno de esos compañeros haya sido el Marcelo, el ser mas desagradable del mundo.
Al día siguiente teníamos laboratorio, pero yo hablé con el profe para poder ir al grupo de la mañana, para así no toparme con el Huaso en el grupo de la tarde, donde estábamos juntos.
—¿Qué haces acá? —me preguntó el Victor al verme llegar.
—Es que me cambié al grupo de la mañana porque a la tarde tengo que ir al doctor —inventé.
—Aahh… has estado actuando medio raro —me dijo mirándome con sospecha—, como si estuvieras evitando algo…
Me sorprendió lo que me dijo porque el Victor siempre había sido medio volado, y como que no ponía mucha atención a las cosas.
—Na que ver —le dije riéndome, para bajarle el perfil—. Ayer tuve que ir a la pega y hoy tengo doctor. Solo eso —le expliqué.
Medio asustado por la suspicacia del Victor, igual me quedé trabajando en su mesón.
—Oye que lástima que no hayas podido ir ayer donde la Claudia —me dijo mientras trabajábamos—, creo que lo habrías disfrutado.
Me pareció raro su comentario, pero lo dejé pasar. Al terminar el laboratorio me fui para mi casa a descansar, y en la tarde el Huaso me llamaba, pero yo no le contestaba. Estaba siendo demasiado inmaduro, porque por una parte quería que se disculpara y que todo fuera como antes, pero tampoco le daba la oportunidad de disculparse. Errores que comete uno cuando es pendejo y está enamorado: toma decisiones ilógicas.
Al día siguiente mis padres me despertaron temprano, como a las 9 para cantarme el cumpleaños feliz. Entraron a mi pieza con la torta y dos velas, con los números 2 y 1. Me dieron un regalo, y me hicieron bajar a tomar desayuno con ellos. Cuando terminamos de desayunar, golpearon la reja y mi papá salió a ver quién era. Al volver a entrar mi papá, se me detuvo el corazón cuando ví que venía entrando junto al Huaso.
—Hijo, tu amigo Pato te vino a ver —anunció mi papá apenas entró.
—Gracias tío —dijo él—, hola tía —saludó a mi mamá, que aún estaba sentada en el comedor—. Hola Larry —me saludó finalmente, con la voz temblorosa—. Feliz cumpleaños —sonrió con timidez, como esperando lo peor.
—Hola, Pato —respondí nervioso—, gracias…
—Hijo, nosotros nos vamos —me dijo mi papá—, volveremos en un rato.
—Ofrécele torta al Pato po —me dijo mi mamá, acercándose a despedirse de mi—. No desordenen mucho.
Se fueron, y apenas sonó la reja al cerrarse, el Huaso se me tiró encima y me abrazó.
—Perdóname por favor —me dijo con la voz entrecortada—. Te juro que nunca más te voy a volver a gritar. Ni me voy a enojar contigo.
Lo callé con un beso, dándole a entender que lo perdonaba.
—Está bien —le dije al fin, después del beso que estuve esperando por días—. Nunca mas.
—Te traje un regalo —me dijo, sacando una cajita de su bolsillo. Me la entregó y al abrirla había un par de llaveros que formaban un corazón con la frase “Te amo por siempre” — una mitad es para ti y la otra para mi. Feliz cumpleaños, amor.
Nos besamos y nos dirigimos a mi pieza, mientras en el camino él se iba sacando el chaleco que tenía puesto. Al llegar a mi pieza, cerré la puerta con llave y él me tomó por detrás. Me besó el cuello y me abrazó, y luego me acostó en mi cama.
Me siguió besando, y comenzó a sacarme la ropa, primero la polera, y luego la parte de abajo del pijama. Me besó los pectorales y luego bajó por mi abdomen hasta mi  pene, que obviamente ya estaba completamente erecto. Se lo metió a la boca y aplicó todo lo aprendido en el año. Luego se desvistió él, sin permitirme levantarme para ayudarlo (“Hoy es tu día, yo haré toda la pega”, me dijo) y se puso encima de mí en posición de 69. Yo con gusto le hice sexo oral mientras recibía lo mismo de su parte, aunque en un momento me enfoqué mas en su parte trasera.
Estaba chupando su pene, y luego comencé a lamerle las bolas y ya después me enfoqué completamente en su ano. Le hice un beso negro como hace rato no lo hacía. Pasaba mi lengua y metía mis dedos jugando con su próstata, lo cual producía gemidos de placer su parte. El placer que le produje con mis dedos fue tan intenso que tuvo que parar con el oral para poder gemir con tranquilidad.
Luego se enderezó y se sentó encima de mí, y acercó su rostro al mío para besarme. Comenzó a menear su cadera mientras me besaba, y eso hizo que me excitara más. Se volvió a enderezar y se levantó un poco para acomodar mi pene en su ano. Poco a poco comenzó a introducirlo, y cuando ya estaba completamente adentro se quedó quieto por un momento, respirando con los ojos cerrados. Luego los abrió y al verme soltó una risa tierna.
—Las cosas que hago por amor —me dijo, y me tomó las manos y las besó. Cuando lo hizo me fijé que tenía los nudillos rojos, como si hubiera golpeado algo con los puños.
Comenzó a mover la cadera de adelante hacia atrás, pero le costó un poco, así que se acuclilló y comenzó a saltar sobre mi pene. Le costó al principio, pero luego agarró la técnica y lo hizo más fácil y rápido. Al rato volvió a arrodillarse y a mover la cadera, y también pudo hacerlo mejor que al principio. Se detenía a ratos para acercarse a besarme, y luego volvía a enderezarse para seguir cabalgando. Se detuvo para hacerme sexo oral nuevamente y tras unos minutos disfrutando sus habilidades lingüísticas, aproveché la ocasión para enderezarme y dejarlo acostado boca abajo en la cama
Me acerqué a su culo y lo lamí ya en una posición más comoda. Abría y apretaba sus cachetes con mis manos mientras mi lengua jugaba alrededor de su ano. Él gozaba lo que le hacía mientras yo ya sentía que la lengua se me cansaba. Me acomodé para tomar el control de la situación y se lo metí lo mas brusco que pude. 
Mi cadera se movía con fuerza de adelante hacia atrás, y el Huaso gemía con cada embestida.
—Más rápido —me dijo el Huaso entre gemidos de placer, y yo le hice caso, lo hice lo más rápido que pude por un par de minutos hasta que él acabó con un orgasmo. Yo me detuve rápidamente y lo voltié para ver lo que había hecho. Todo su semen sobre mi cama, pero no me importó. Me acerqué para chupar su pene recién acabado, y probé un poco del semen que aún quedaba en él, provocándole espasmos en todo el cuerpo.
Luego acerqué mi pene a su boca y él de inmediato comenzó a mamar. Lo hizo con gusto haciéndome gemir igualmente. Escuchó como mis gemidos se hacían cada vez mas intensos, y él respondía con mayor entusiasmo, haciéndome acabar en su boca. No me permitió sacarlo, siguió mamando hasta que mi pene quedó flácido, y ahí por fin, se acercó a besarme, dándome a probar mi propio semen.
Se acostó a mi lado y me abrazó.
—Nunca más te haré sufrir ¿ya? —me dijo al oído.
—¿Promesa?
—Promesa.
—Yo tampoco te haré sufrir. O al menos intentaré no hacerlo —le prometí.
—Y prometo no ponerme weon por el Bryan. Aunque me caiga mal.
—Tonto —me reí—. Deberían volver a ser amigos.
—No se…
—¿Qué te pasó ahí? —le pregunté acariciándole los nudillos.
—Ah… es que —comenzó diciendo mientras se acomodaba en la cama, para sentarse mirándome a la cara—, bueno, el lunes le pegue a ese weon del Marcelo.
—¿Por qué? —pregunté sorprendido y acomodándome para sentarme también.
—Es que ese dia se puso a hablar weas… sobre ti, y me enojé y le pegué.
—¿Qué dijo de mi?
—Cosas feas…
—Ya pero ¿Qué cosas? —me estaba desesperando un poco y sentía el corazón latir a mil por hora.
—Ya, calmate, te contaré todo del principio —tomó aire y luego comenzó—. Cuando yo le dije a la Claudia que te hablara por WhatsApp para que fuerai a su casa, porque quería verte, el Marcelo escuchó tu nombre, y dijo “¿y pa que quieren que venga ese weon?”, y le dijimos que porque erai amigo de nosotros po, pero el weon pensó que como erai nuevo en el grupo podía hablar weas malas de ti. Empezó a decir que le caiai mal, y ahí yo me enojé, pero lo dejé pasar, porque puta me daba lo mismo si le caiai mal po, uno no siempre le puede caer bien a todo el mundo. Pero después el weon siguió, y empezó a decir que —se detuvo, como pensando si decirme o no, pero luego continuó—,  “ese weon maraco debe andar ocupao pegándose el sida con algún fleto ahora”, y puta me molestó la wea po, me tire encima de el y le saqué la chucha. El Víctor se acercó a separarme, pero no pudo, porque igual es re flacuchento. La wea es que le grité “el Larry es mi pololo y si seguí hablando mal de él te voy a volver a sacar la chucha” —me llevé las manos a la boca, sin creer lo que me contaba—. El guatón no hizo nada, no se defendió ni nada, agarró su mochila nomas y se fue… y bueno ahí me quedé yo con los puños pa la cagá, me corrían las lágrimas de rabia y el Victor me abrazó y me dijo que me calmara y la Claudia fue a buscar su botiquín —lo abracé y me puse a llorar, no pensé que jamás haría lo que hizo. Yo ya había asumido que viviríamos nuestro pololeo en secreto por siempre.
—Gracias por defenderme —le dije.
—Ahí me di cuenta de que puta que había sido weon —me dijo con la voz temblorosa otra vez—. Te amo y no quiero que nadie hable mal de ti.
—¿Y que dijeron la Claudia con el Victor? —le pregunté después que pasó la emoción de su confesión.
—Puta, dijeron que ya era hora que saliera del closet. Que no eran weones y que se notaba que teníamos algo —se sonrojó.
—¿Viste que no era tan malo? —le comenté.
—Si… bueno igual les pedí que por favor no le dijeran a nadie, y estuvieron de acuerdo. Aunque supongo que al menos la Claudia no se va a aguantar y le va a contar a la Cata. Y en verdad como que no me importa que ellos, los más cercanos se enteren. Yo solo quiero ser feliz contigo.
Nos besamos y nos quedamos un rato acostados, y luego nos fuimos a bañar rápido antes de que volvieran mis padres. Él se fue a su casa a buscar las cosas para ir a la U en la tarde, y yo me quedé en mi casa, aún en el cielo, por saber que el Huaso me defendió de un sacoweas y mas encima se atrevió a asumir nuestro pololeo frente a otras personas. Ese fue el mejor cumpleaños que había tenido.
Siguiente Capítulo: Fuera del Closet
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c-o-n-s-e-j-o-s · 5 years
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Hola, necesito de su ayuda :( El chico que me gusta (o gustaba) hace poco me enteré que ha estado ligando con otra niña mientras estaba igual de lindo conmigo. La etiquetó en muchas cosas de amor en fb y la verdad me puse algo mal 💔 Yo sabía desde un principio que él era así y que ésto podía pasar, pero eso no quita que me duela. Me hizo creer que iba en serio conmigo cuando no y todo el tiempo estuvo jugando. Qué puedo hacer para ya no sentirme tan mal? De verdad gracias por su tiempo :(
Saludos corazón.
Lamento mucho que hayas tenido que pasar por eso. Es muy feo cuando la persona que nos gusta, solo nos ilusiona mientras hace lo mismo con otras. Lo que te recomiendo es que tu solo aléjate de ese chavo y dedica tiempo para sanar. ¿Que hacer para no sentirte mal? Deja de darle importancia. Tu eres una persona linda, inteligente e independiente que no necesita de nadie para ser feliz. Ese chico perdió una de las mejores personas que ha podido conocer al jugar con ella (me refiero a ti), ¿y sabes que? Mal por el. El se lo pierde. 
No tienes porque darle importancia a alguien que no te la dio a ti. Es así de simple, corazón. Tu solo preocúpate por seguir adelante con tu vida, con las personas que te quieren, y se preocupan por ti mientras logras tus metas junto con lo demás. Llora todo lo que tengas que llorar y cuando termines, hazte la promesa de no volver a llorar por ese idiota. Espero que esto te ayude. Buena suerte, cariño. ❤
— Mona.
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lianiaski · 5 years
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Tú esquina
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Vuelvo a dibujar eses en la acera, vuelvo a deambular rumbo a casa en busca de un cojín mullido en el que ahogar esta pena etílica. Tras de mí camina una mujer  con un vestido oscuro, su cabello lacio y totalmente negro azabache conjunta perfectamente con unos ojos marrón caoba.
Cada vez que giro mi cuerpo me mira y sonríe, me saluda con la mano y me indica que me acerque. Me da mucho miedo. Acelero el paso, pero ella es más rápida que yo y siempre se sitúa a unos pocos metros de mi cuerpo,  en algunos instantes incluso roza mi hombro y me hace sentir un largo escalofrío.
En ese momento recuerdo el único momento de terror real que he sentido en mi vida: me puse unas aletas de buzo sin saber nadar, cuando me di cuenta estaba demasiado lejos para tocar la húmeda tierra del mar con mis pies. Sólo recuerdo sentir mi cuerpo demasiado pesado para flotar, un escalofrío al notar el cambio de temperatura del agua del fondo y una gran oscuridad.
Vuelvo a girar la cabeza, allí está la mujer de nuevo sonriendo. Creo que me está leyendo la mente o algo así. Intento acelerar el paso, pero el puto Einstein aleja el final de la acera cada vez más y más. Pasa un coche, desde las ventanillas noto que unos ojos se fijan en mí y sonríen; pasa otro coche y el conductor niega con la cabeza al verme.
Continúo andando y empiezo a agobiarme por la presencia de mi perseguidor,  en algún momento se cansará de caminar sin rumbo tras de mí. Me acerco lentamente hasta la tienda de electrodomésticos de la esquina de casa, eso de tener puntos de referencia es magnífico a la hora de encontrar tu destino.
Miro fijamente al escaparate y aparece la figura de un hombre magullado, creo descubrir mis ojos en ese extraño. El cuerpo ha perdido esa posición erguida que tanto me ha dado durante los últimos años, no recuerdo llevar puesta esta ropa y ni siquiera sé si la incipiente barba que aparece en el mentón es mía.
De repente el sol me apuñala en los ojos, ni siquiera me había dado cuenta de la hora que era. Vuelvo la mirada preocupado, creo que llevo demasiado tiempo parado mirándome en el escaparate y la mujer me puede agarrar en cualquier momento. Sin embargo, ya no estaba allí. Había olvidado que no le gustaba nada la luz, cosas de la noche.
Me cruzo con algún currante que me mira con desprecio, no parece agradarle eso de ir tan temprano a trabajar, o lo mismo se ha peleado con su mujer. Como siempre, el local de apuestas ejerce de imán de aquellos transeúntes que pasan por delante. Da igual la hora, el día o la ocasión, siempre es buen momento para una ruleta o una apuesta deportiva.
Al girar la esquina, después de pasar por una heladería cerrada por temporada, llego a la puerta de mi edificio. Las llaves se esconden en el fondo del pantalón, por lo menos esta vez no se me han extraviado por el camino. Abro la puerta y llamo el ascensor, rezo para que ningún vecino esté en su interior, Dios me escucha.
Otra vez aparece mi imagen reflejada en el espejo, que manía de ponerlo en los ascensores. De nuevo  me observo detenidamente, esta vez para descubrir que no queda ningún atisbo de blanco en mis ojos y que mi nariz parece un silo de misiles negros.
Al llegar al quinto piso un olor intenso a café despierta mis sentidos, uno de mis vecinos tiene que ir a trabajar y me ha regalado el impulso de energía necesario para llegar hasta mi puerta sin golpear nada a mí alrededor. Desde que se hizo con la presidencia la del segundo está todo lleno de macetas y adornos del chino de la esquina, cosas de jubiletas.
Entro a mi apartamento y miro a la esquina del sofá dónde debería de estar, silencio. Hay demasiado silencio en este habitáculo para poder soportarlo con entereza. Voy al baño, subo la tapa del retrete e intento apuntar bien para no orinar fuera,  frente a mi surgen ojos pintados en los azulejos de la pared. No sé si me estoy volviendo loco, o el alcohol me permite vislumbrar mensajes subliminales.
Vuelvo al salón, no sin antes tropezar con un aparador y tirar al suelo algo parecido a una lata de galletas. La humedad en el ambiente es brutal, a pesar de ventilar todos los días y dejar que el sol caliente la estancia, esta mierda de apartamento construido en plena burbuja me está matando con su humedad.
La soledad de nuevo inunda la estancia, demasiada soledad. Busco una botella que escondía debajo de la tele, dónde los manteles para ocasiones especiales. Echo un trago y vuelvo a mirar su esquina del sofá, vuelve el silencio.  
De repente se escucha la tele del vecino de arriba, ni siquiera ha dado tiempo a que entrara la sintonía de las noticias cuando comienza a llorar de forma desconsolada. Divorciado, sin un hogar y sin nadie que le eche un cable, el pobre hombre llora casi todos los días antes de llamar al teléfono ese de ayuda que tanto anuncian en los buses.
A mí, personalmente, me gusta más echar un trago de vez en cuando y así olvidar el sitio del sofá vacío. Mi mente gira mi cuerpo hasta la habitación, mi cuerpo decide hacer caso a medias y tropieza con la mesita de té tirando todo lo que había encima. Ya lo recogeré mañana, total, quien vendría a verme en este estado.
Me dejo caer encima de la cama, echo un trago y dejo la botella en la mesilla por si tengo alguna urgencia. El sueño me invade, pero las náuseas no me dejan dormir; demasiadas veces me ha pasado esto para no saber el modus operandi.  Echo un trago rápido, me quito toda la ropa y rindo pleitesía ante mi viejo retrete. Al primer contacto de mi dedo corazón la vergüenza sale de mi cuerpo en dos o tres tandas, ya puedo descansar.
No recuerdo nada, sólo que la oscuridad me invadió y mi cerebro me envía pequeñas punzadas agudas para informarme del comienzo del día. Creo que es domingo, por eso de las campanas y ese sol tan especial que sólo sale el día del señor.  Este día de la semana parece tener algo especial, todo el mundo viste bien y sonríe.
Consigo levantarme, no sin antes sacar de mí ese veneno que la madre naturaleza nos concede. Incluso en un estado deplorable tienes ganas de perpetuar la especie, siempre ha sido algo que no he llegado a comprender del todo.
Durante los últimos meses una esperanza ha surgido en mi corazón, creía que si me levantaba y miraba a esa esquina del sofá tu cuerpo aparecería para darme los buenos días. Siete meses llevo haciendo el mismo gesto, y siete meses vuelvo a la habitación y echo un último trago antes de meterme en la ducha. Hoy no ha sido diferente.
El agua caliente limpia las inmundicias de la noche, siempre me ha gustado levantarme y ducharme después de una noche de esas que sales con 50 euros y vuelves con 100. Hay veces que creo que tengo un don para multiplicar el dinero, otras veces pienso que en una de estas me van a dar de hostias y no lo voy a contar. Tampoco se perdería mucho este mundo.
Termino de enjuagarme y miro fijamente a los genitales, no importa nada lo que acontece a su alrededor o lo que pasa por mi cabeza, ellos siempre están ahí dispuestos a despertar y conceder esos tres segundos de evasión física y mental. Ahí está otra vez, la maldita ponzoña con la que nos obsequia la madre Gaia.
Los beneficios del avance humano son maravillosos, en esta ocasión el puto calentador eléctrico se queda sin agua caliente justo cuando más lo necesito. Esto ha sido el karma por querer disfrutar de más de tres segundos de placer diarios. La toalla está húmeda, a pesar de sacarla al solo todos los días esta puta humedad no deja títere con cabeza.
Mi vecino vuelve a llorar y este silencio es inaguantable. Salgo del baño mientras me seco los pocos pelos que me ha dejado la sociedad capitalista, no puedo evitar fijar los ojos en la esquina del sofá vacía. Nunca habría pensado que tu falta provocara todo este desorden en mi vida, mi madre siempre me dijo que el sexo femenino me traería de calle y no se equivocaba.
Suena el timbre, y yo en toalla, seguro que es la vecina de al lado para que le abra otra botella de vino. Como la pobre no es muy escrupulosa, doy una voz para que aguante un momento en la puerta y me pongo un pantalón y una camiseta, más o menos decente.  Descalzo salgo en pos de la entrada de casa, quito todos los pestillos y abro la puerta.
Allí está el vecino del segundo, un hombre menudo y regordete que ha perdido toda la movilidad de una de sus piernas. Eso sí, no ha dejado de ir a cuidar su huerta todos los santos días a las seis de la mañana.
— Dime vecino. Le comento mientras me peino con las manos el poco pelo que me queda.
— Hostias, no sabía que estabas en la ducha. Me responde.
— Nada, no te preocupes. Estaba ya fuera, lo único que me tenía que vestir.
— Lo siento mucho, ya sé que no son horas pero el vecino del tercero me contó lo tuyo.
— Me lo crucé  hace unos meses y me preguntó. Maldito chismoso del tercero, no hay manera de escaparse de este prejubilado.
De repente una sombra se escabulle entre mis piernas y entra a mi casa a toda velocidad. Miro a mi vecino, miro hacia el interior de mi casa y vuelvo a mirar a mi vecino.
— ¿Qué cojones era eso?
— Pues eso venía a decirte, que me contó que se murió de leishmaniosis tu perrita hace unos meses y la mía me parió hace unas semanas. La verdad es que no sé dónde meter a tanto cachorro y no quiero darlos en adopción a gente desconocida.  
Lo miro y entro en  el piso a toda prisa. En la esquina del sofá se había acostado esta pequeña bola de pelo, me miraba con esos ojitos tierno de bebé. Giro la cabeza y encuentro a mi vecino en medio del pasillo, disimulando como si no se diera cuenta del desastre de casa de tengo, con una carita de corderito degollado.
— Lo siento, es un poco rebelde todavía. Me contesta mientras da unos pasos para echar un vistazo a la cocina.
Consigo interceptarlo antes de que se meta en el único espacio que mantengo fuera de la observación de los otros. Le cojo del hombro y lo guio hacia la salida.
— Muchas gracias por todo, creo que es lo que necesitaba.
Cierro la puerta y lo dejo con la palabra en la boca, vuelvo hacia el salón y me encuentro a la perrita en la esquina del sofá durmiendo. Miro fijamente al aparador y observo la foto que nos echó esa mujer desconocida en el parque, una lágrima se pasea por mi mejilla y de nuevo comienzo a sentir el silencio.  Un silencio que se diluye entre los gemidos de la perrita, parece que sueña con algo bonito.
Mi vecino de arriba apaga la tele y ríe, los rayos de sol entran por la ventana y secan la humedad de mis paredes, vuelvo a la habitación para echar un trago. Aún me queda el culo de la botella, justo cuando empezaba a caer el líquido por mi garganta noto un tirón en mi zapatilla. Parece que hay una pequeña rebelde que quiere jugar, miro la botella, miro a la perrita y decido tirar el alcohol. Es hora de volver a mi vida.
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exoficsspanish · 5 years
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ALMAS Y FLORES ~ CAPÍTULO 8
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GIF no me pertenece, crédito para el que lo hizo :D)
Park Chanyeol x Lectora
Número de palabras: 3531
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Mamá cuando era pequeño me dijo que había una pregunta que siempre haría que la gente comience a hablar… ¿Cuál es tu color favorito? toda mi vida la había utilizado para hacer nuevos amigos, pero ahora sentado junto a ella en un callejón que parecía no haber sido lavado en años descubrí realmente porque mi mama me había aconsejado esa pregunta.
Los ojos de mi alma gemela estaban rojos por la cantidad de lagrimas que lloró, tomé el valor de agarrar su mano, tratándola como si fuera de cristal que estaba a punto de romperse en mis manos, ella se aferró con la misma fuerza con la que el niño toma su frazada favorita, al dejar escapar la pregunta de mis labios, noté que ella miraba al piso y en una voz ronca dijo que el color azul era su favorito, por instinto vi mi marca que nos identificaba como almas gemelas sonreí un poco al ver que el azul aún era visible a pesar de la tinta que había puesto sobre él.
—El mío es rojo— dije con cierto nerviosismo porque no sabia como ella iba a seguir interactuando conmigo, pero apretó sus dedos a los míos y los dos respiramos como si en ese momento nuestras almas se reconocieran.
Me invadía una sensación de bienestar, la misma que sientes cuando tomas agua después de haber estado horas en el mar demasiado salado, murmuró algo que no llegue a percibir, pero ella alzo su vista viéndome directamente, tenía ganas de pasar una mano por sus mejillas para borrar los rastros de su llanto.
—Lamento que tengas que verme así— esta vez lo que dijo no se me escapó así que la observe curioso para contestarle
—Yo no— ella volteo a verme sorprendida por mi respuesta, pero evité su mirada concentrándome en sus manos lastimadas —¿Haces esto muy seguido? — pregunté mirando las marcas de sus uñas y las llaves deseando poder curarlas al instante.
—¿Has leído Alicia en el país de las Maravillas? Exactamente en esa parte del libro, donde llora tanto al ver que es demasiado grande, que hace una piscina de sus lágrimas, eso es lo que me sucede, cuando las situaciones me rebasan demasiado hago algo para anclarme a la tierra— su voz era rasposa a causa de haber llorado, algo en mi lazo hizo que a los dos nos llegara una ola de sanación.
—Se que no he sido la mejor persona contigo, pero a partir de ahora seré tu muelle, puedes descansar conmigo— ella asintió como dándome a entender que había escuchado, pero a la vez ignorando mi comentario
—No, lo digo en serio, no importa que, créeme que puedes descansar conmigo— esas mismas palabras le había dicho una vez a mi madre después de una pelea con mi papá
—No se que hacer— su voz era pequeña y por primera vez note la diferencia entre sus manos y las mías, como mis manos parecían envolver las suyas de una manera perfecta, ella me vio a los ojos y fue como si toda la ternura se desbordara por los poros
—Compartiremos la carga, al igual que en Alicia, nadare contigo por las lágrimas— entrelace mi dedo pequeño con el suyo y como cuando las nubes se mueven para dejar pasar los rayos del sol, vi que sus ojos se iluminaron un poco.
Saque mi celular con mis audífonos, los desenrede con cuidado de no soltar su mano mientras lo hacía, le di un auricular, buscando la canción perfecta, me desplazaba por toda mi biblioteca de música, encontré la canción y la puse a todo volumen, las primeras notas flotaron en el aire que compartíamos.
La canción se mezcló con nuestra respiración, la sentí relajarse incluso noté que yo me había acercado un poco más a ella permitiéndole recargar su hombro con el mío.
Las ultimas notas se quedaron revoleteando por el aire
—Vamos a que Suho vea esa herida— dije mirando con cierto recelo la sangre secándose
—Me da vergüenza—respondió mirando con cierto odio sus zapatos
—Solo seremos Suho, tu y yo, además es médico a eso se dedica— dije como si fuera poca cosa que tuviera como amigo a uno de los mejores doctores de la ciudad
—¿Es medico? — me pregunto, vi como ella se iba a comenzar a rascar las heridas
—Si, pero eso no cambia nada, vamos, además iremos a mi departamento a que descanses un poco, tu mamá te espera mas tarde ¿cierto? — me levanté del suelo y le ofrecí mi mano
—Si— ella la tomo sin ni siquiera dudar y caminamos, me sentía raro de no tener el calor de su mano en la mía, pero me mantuve cerca de ella, cerré mi puño recordando el artículo que me había dado Suho sobre las almas gemelas y los efectos E’xact así que traté de mantenerme con la mente clara.
Le mande un mensaje a Suho que fuera lo bastante inteligente de perder los chicos y ayudarme con ella porque estaba un poco perdido en que hacer, a lo que mi amigo respondió en menos de un minuto que nos veríamos en mi casa.
La conduje al edificio, me sentía torpe con mis movimientos a causa de no saber como tratarla, el haber leído los artículos estaba haciendo comportarme de diferente manera.
—Siéntate donde puedas, Baekhyun deja sus cosas por doquier— ella asintió ignorando los calzoncillos con figuras de Overwatch, fui a mi cuarto buscando algo para darle y se cambiara, encontré una vieja playera de la escuela de arte, un par de pants grises, unos calcetines con figuras de Pokémon y encontré que tenia un repuesto de cepillo de dientes imagine que era lo menos que podía hacer por ella.
Cuando regrese a la sala, ella dormía sobre el sillón en una posición incómoda, pero aun en su sueño se abraza a si misma como si con eso estuviera evitando romperse enfrente de todos o tal vez yo estaba analizando de más la situación simplemente tenía frio.
Fui por una manta a mi cuarto, la tape con ella, me senté en la cocina dejándola descansar y seguí leyendo otro artículo, con un plumón iba resaltando algunas cosas de las que quería investigar más.
 “La formación de un lazo: Efecto E’xact en parejas de Europa Central” Estudio realizado en 277 personas demuestran la importancia de las Almas Gemelas y el impacto positivo en la vida de su otra mitad”
           Nora y James se amaban a través de sus amigos, al parecer su lazo llego a afectar a sus amigos haciendo que todos ellos tuvieran un proceso de aceleramiento para conocer a sus almas gemelas…
Me perdì en la lectura solo reaccioné cuando escuché la puerta siendo tocada, abrí para encontrarme con Suho con el cejo fruncido y preguntándome por ella, le señalé el sillón a lo que el asintió. Nos acercamos y noté como ella aun durmiendo parecía cargar el peso del mundo en sus hombros, me sentí mal porque sabía que yo estaba añadiendo más peso a lo que tenía.
Como si ella percibiera que estábamos observándola, abrió los ojos, al verme se relajó, con cuidado se sentó y veía hacia todas partes buscando algo, comprendí y fui por lo que le había traído para que se sintiera más cómoda.
—El baño esta por esa puerta, la llave del agua caliente es la que esta pegada a la pared, hay toallas limpias—ella asintió y salió disparada al cuarto de baño
—Y decías que no eras buena alma gemela— Suho se dirigió a la cocina antes de que pudiera decirle algo mas
Cuando salió de la ducha, Suho se dedico a limpiarle las heridas con mucho cuidado, me di a la tarea de preparar alguna sopa, Suho hablaba bajo cuando me acerque solo pude escuchar “espero que un día me dejes ayudarte” vi que ella hacia todo lo posible para no llorar.
Con los pocos ingredientes en mi refrigerador hice una sopa, sabia que no era la mejor del mundo, pero esperaba que le ayudara un poco, la puse en la mesa mientras que mi amigo le recitaba los cuidados que tendría que tener para no seguir lastimándose.
Escuche con atención, parecía que ella se sentía avergonzada pero cuando se fu Suho y comíamos en silencio me dio la gracias.
—Se que es difícil para ti compartir conmigo, pero gracias por todo lo que estas haciendo por mi — sorbió su sopa evitando mirarme
—Sonaré egoísta, pero por favor ten paciencia conmigo, estoy aprendiendo lo que es ser el alma gemela de otra persona — le regale una sonrisa a lo que ella me vio sorprendida
—Esta ves si lo intentaras? — pregunto y muy escondido escuche la felicidad en su voz
—Si— mi respuesta hizo que ella ocultara su cara en la sopa, no sabia si estaba sonrojada por lo caliente de la sopa o por mi respuesta
Las pocas horas que nos quedaban antes de que ella tuviera que regresar con su mamá fueron un remolino de preguntas acerca de las cosas más triviales, por ejemplo, si le ponía salsa de tomate a las papas fritas o era de las que ponía la salsa a un lado para irlas remojando una por una.
Cuanto más la veía notaba cosas diferentes por ejemplo cuando el sol pegaba a su cabello hacia que se vieran destellos rojos en él, la manera en la que sus ojos poco a poco habían perdido la hinchazón por haber llorado.
En el camino al tren tome su mano con la intención de no perderla entre el mar de gente, trate de ignorar el bienestar que me embargaba cada que estábamos juntos, en el poco tiempo que viajamos por el metro intente ir un poco mas despegado de ella para que no sintiera que estaba invadiendo mucho su espacio, pero ella negó el espacio y en vez de sentarse en los asientos vacíos se quedó de pie junto a mí, los dos tomábamos el mismo tubo metálico para no caernos, pero siempre tuve cuidado de que ella fuera más cómoda que yo.
Percibí su perfume n siquiera me inmute un poco al notar que era igual a la de las flores que ella vendía, cuando fue la parada bajamos juntos, estaba vez ella no oculto su sentir y entrelazo su brazo con el mío, compre en el camino un chocolate caliente para ella.
—Gracias por todo Chanyeol— su nombre en su boca sonaba tan correcto como una plegaria a Dios
—De nada, abrígate bien y trata de descansar un poco más— dije tímido
—Tratare de hacerlo, adiós— se volteó y camino sin mirar a atrás
—¿A que hora sales mañana? —le pregunte con voz mas alta para que me pudiera escuchar
—Por la mañana, a las 8, pero tengo que abrir la tienda— miro de nuevo l piso, lo mas probable que fuera por haberse acordado de lo que había sucedido escazas horas atrás
—Vendré por ti— esta vez fui yo el que no espero su respuesta y me voltee
———————————————
Tomo poco tiempo para llegar al negocio, Luhan junto con Xiumin estaban poniendo el nuevo vidrio para su florería mientras Baekhyun los guiaba, ni siquiera les quise preguntar porque hacían todo eso porque con la sonrisa y el dedo arriba que me dio Baekhyun entendí que la sentía también su amiga, aun no quería pensar si era por el efecto E’xact o porque realmente ella había logrado estar intricada en el pequeño duende.
A decir verdad, no entendía mi sentir, era como si me sintiera sin nada de carga, para describir el sentimiento lo haría diciendo que mi cuerpo estaba remojado en burbujas de agua carbonatada.
Toda mi vida me había cuestionado las almas gemelas, pero cuando apareció la mía fue como si todo tuviera sentido, me sentía conectado al planeta, pero algo en mi aun seguía susurrando que caminara con cuidado, que todo esto era un juego, no era real, era artificial.
Me distraje con un cliente, el cual quería un tatuaje de un pequeño jaguar justo en sus costillas, listo para saltar, en el poco tiempo de planeación, comencé a dibujar, me escurrí entre el grafito, solo poniendo a algunas letras que rebotaban en mi mente de la música que había decidido esta tarde poner Tao a todo volumen.
Cuando el diseño estuvo listo, se lo enseñe al chico, sonrió aunque me pidió añadirle algunos elementos ,as, cuando por fin estuvo como le gusto, hice el esténcil, con cuidado lo prepare para el y lo puso en el lugar, se levanto a mirarse al espejo, a decir verdad no recuerdo mucho solo que sentía en mis manos fuego, unas ganas de crear, el chico logro hacerme respuestas  pero no sabia ni siquiera que le contesté solo podía recordar los ojos felinos del animal mirándome de regreso.
Cuando termine y le explique los cuidados al chico caí en la cuenta de que al igual que Alicia en el País de las Maravillas estaba cayendo en una espiral y no me importaba, solo me causaba curiosidad lo que iba a encontrar.
—A veces me preocupo por ti Chanyeol— me dijo mi papa una tarde que estábamos manejando de regreso a casa después de haber paso la mayor parte del tiempo jugando tenis en el club cerca de las afueras de la ciudad.
—¿Por qué? — pregunté
—Tienes demasiado fuego en ti, yo alguna vez lo tuve— siguió hablando en acertijos, y eso lo odiaba, odiaba que la gente creyera que solo por ser joven era una especie de chimpancé que no tenia ni idea de lo que pasaba a su alrededor.
-—¿Y? - pregunte con esa arrogancia característica de ser joven
—Cuando te quemaste ese día que hicimos la fiesta en el jardín, te acuerdas de esa pequeña ampolla que se te hizo— seguía mirando al horizonte enfrente de nosotros mientras yo fruncía el ceño pensando que nada de la mierda que salía de su boca tomaba sentido —Eres eso Chanyeol, abrasivo, lastimas, a pesar que trate uno de poner ungüento a la herida ardes por mucho tiempo, eres abrasivo— ni siquiera fue necesario que intentara herirme con lo que dijo me sentí avergonzado.
—¿Eso es malo? - esta vez mi voz era mas baja como la de un niño lastimado
—Claro que no hijo, es perfecto, sigue así, yo tenía eso, ¿pero sabes que hicieron? Me pusieron un vaso drenando el oxígeno y me extinguí, pero papa esta recuperándolo, ni siquiera tu mama podrá pararme— dijo entre risas y volví a perderme a mirar al paisaje
Cerré mis puños rogando por no ser una herida para nadie
—¿Estás ahí? - la dulce voz de Yume me saco de mis pensamientos, hasta ese momento percibí que ya estaba en casa
—Si, claro, pasa— la recibí en mi cuarto
—Chanyeol, gracias por darle una oportunidad a esto— tomo sus manos en las mías, en sus ojos vi reflejado el mismo cariño que tenía Baekhyun por mí, recordé el texto sobre el efecto, pero me resistí a creer que la amistad de Yume solo fuera una reacción al lazo
—Yo también me siento en paz con todo esto, pero aun dudo— dije en voz baja igual a la que había hecho para mi papa ese día
—Es normal dudar, créeme, a veces veo a Baekhyun comiendo con la boca abierta y gritándole a la computadora, en ese momento me pregunto como puedo querer a alguien que para mis estándares no era el indicado, si me preguntaras cual era mi prototipo de chico que me hubiera gustado seria alguien como tu amigo Chen, un chico que resulta ser un pilar cuando lo necesitas, parece tratar a todos con delicadeza y da todo por los demás o tal vez como tu alma gemela, la haz visto? Tiene una sonrisa muy dulce— me sonroje cuando menciono a mi pareja, pero entendía lo que quería decir
—A veces no es tanto lo que queremos Chanyeol sino lo que necesitamos, y créeme, así como esa chica parece tener paciencia para que todas esas flores se abran para demostrar su belleza, lo aplicara contigo, mírate ahora, has podido tener todo un día sin el traer un ceño fruncido pegado en tu frente— puso su dedo en mi frente feliz y así fue como nos encontró Baekhyun
—Yume no juegues con mi juguete preferido— mi mejor amigo me abrazo, apachurrando su mejilla contra la mía en señal de cariño al igual que un perro.
Cerré los ojos disfrutando de un poco de l que el universo me estaba trayendo.
 Chanyeol… me seguirás? — mi padre murmuraba al pie de mi cama borracho mientras mi mama golpeaba la puerta para que me dejara dormir en paz
—Solo quiero dormir en paz— le respondi tallando mis manos contra mis ojos con esperanza de sacudir mi sueño
—Eres igual a mí, me haces orgulloso hijo— me dio un beso húmedo en la frente para después irse a pelear con mi mama, cuando Yoora vino a checarme me encontró lavándome la frente con jabón mientras lloraba mirándome al espejo.
La pesadilla hizo levantarme de un brinco, sintiendo el sudor del terror de volver a sentirme encerrado en esa pesadilla, hui al baño abrí la regadera y me bañe sin importar que apenas el reloj marcara las 4 de la mañana, estuve listo en un parpadear, tome mi libreta de dibujo y después de años dibuje el perfil de mi padre llorando, tratando de alcanzar unos crisantemos blancos.
Tache el dibujo, enojado, después de unos minutos me di por vencido, camine por las calles solo para encontrarme en la calle donde estaba el local y su florería.
Afuera estaba su amiga, mirando con tristeza el vidrio ya compuesto, sin alguna marca de lo que había sucedido apenas hace un día.
Me vio, por un momento su mirada se suavizo para después mirarme con enojo
—Te odio, pero en este momento no me necesita a mi— dejo en mis manos un poco de albahaca y se fue, estaba extrañado, pero lo guarde en mi bolsillo
El sol surgió en una llamarada de luces, perseguí el amaneces por la ciudad con un café en mi mano y mi música acompañándome.
Me senté en la banca afuera del hospital, disfrutando de ver como el mundo parecía despertar, con cierta tristeza miraba a las familias comiendo sin ganas con la esperanza que la persona en el hospital sanara pronto.
—¿Me podrías dar la hora? - una señora se sentó junto a mí, traía en sus manos un refresco junto con una rebanada de pastel, note que sus manos temblaban tal vez por su nerviosismo
—Las 7:40— ella asintió ante mi respuesta y se relajo un poco, note sus lagrimas a punto de desbordarse — Es una hermosa mañana, no cree— dije con cierto nerviosismo a su reacción
—Si, este tipo de mañanas son lindas pero tristes, huelen a recuerdos— miro al infinito justo como lo hacían mis padres
—Hoy me paso algo extraño— solté la línea esperando que tomara el anzuelo para que me preguntara mas
—Me haría bien escuchar tu historia— la señora me miro con cierta esperanza de olvidarse del mundo
—Me dieron un pedazo de albahaca, acaso usted sabrá qué hacer con él, además de poner a cocinar la pasta— sonreí a lo que ella cerro un poco sus ojos entretenida
—Fue por parte de alguien cercano? O alguien que esta trabajando en acercarse— se recostó en la banca acercándose un poco a mi calor
—Definitivamente alguien que no me soporta — saque la albahaca enseñándosela
—Es una buena señal querido, es una bendición, en algunas culturas la albahaca significa paz, riqueza, buenos deseos y que tu hogar se llene de bendiciones— dijo con una sonrisa
—¡Oh! - observe la pequeña hierba, corte una hoja y se la ofrecí, ella estaba vez sonrió y sus ojos se volvieron como lunas
—Eres una persona muy cálida, gracias— tomo mis manos entre las suyas y por un momento recordé a mi madre
—Mi madre siempre me recordaba que “Un acto de bondad es por sí mismo un acto de felicidad” era un pensamiento de sus escritores favoritos— dije nervioso
—yo creo que tu madre seria una buena amiga mía— sonrió místicamente nuevamente, para darme una caricia en las manos y levantarse
—Es tiempo de que entre de nuevo, ¿Chanyeol? Si algún día necesitas flores ven a mi tienda familiar— saco de su bolsa una tarjeta y me la dio, asentí, guardé la tarjeta sin mirarla.
No paso mucho tiempo para que alguien tocara mi hombro con cuidado, al voltearme me encontré con mi pareja con unas ojeras enormes, pero se veía un poco mas animada, traía en sus manos un refresco y el pastel
Mis ojos se abrieron de asombro
—Ya se luzco como una lunática— ella se ruborizo y se cubrió la cara
—No, para nada, es solo que el mundo está dando vueltas demasiado rápido y apenas puedo seguir el paso— dije sin poder comprender lo que había sucedido
—Bienvenido al País de las Maravillas- ella comenzó a caminar mientras yo miraba la tarjeta de la florería con el nombre de la florería de mi alma gemela.
El destino si que estaba riéndose de mi…
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Lo amo.
Un día de marzo, lo vi con sus ojitos verdes y su sonrisa ladeada. Sabía que estaba prohibido porque hay cosas que simplemente está mal hacer. Pero el brillaba, su piel morena y su voz profunda me parecían irresistibles hasta un punto en que sentí que ya eran mías, que lo habían sido siempre, que no había forma de huir de el y su encantadora alma de ninguna forma. Si piensas en el enredo que tuvo que hacer la vida para que nos encontráramos dices, mierda, todo está fríamente calculado, porque la vida de una docena de personas se tenía que conjugar para que las nuestras se encontrarán. Compañeros de trabajo, de colegio, perder años escolares, conocidos y familiares, es un enredo majestuoso. Cuando algo tan grande tiene que pasar, pasa cueste lo que cueste. Y empezamos a hablar por asuntos que ni eran nuestros, y nos llamamos y hablamos 4 horas seguidas de golpe y al instante sentí eso, era el quien quería si tenía que elegir alguien para que me rompiera el corazón. Sus chistes me hacían doler el estómago, estaba en mi cama mirando el techo con una sonrisa estúpida de oreja a oreja mientras hablábamos de cualquier idiotez. Nuestra primera salida también fue un gran desorden, me fui sin permiso porque solo verlo me hacía actuar sin mente literal. Morí de celos por primera vez y ni siquiera éramos realmente amigos. Ni siquiera averiguamos la hora de la película, al final estar juntos ya era demasiado plan. No me preguntes cómo, pero terminamos en el sofá de un restaurante abrazados consintiendo nuestras espaldas. Eran las 12 de la noche y yo no estaba en mi casa, no me quería ir, sabía que lo que querría por siempre iba a ser quedarme con el. Al mes fue mi cumpleaños, mi familia lo quería bastante, le caía re bien a mis amigos y yo no podía estar más loca por el. Unas semanas luego me pidió ser su novia con una papa de Mac Donald’s y me dije a mi misma que esto era lo que necesitaba, alguien que no se complicará y en lo más pequeño encontrará cosas hermosas, únicas y reales. El era lo más auténtico que jamás había conocido y podía ser yo misma, por primera vez con alguien, sin filtro. Conocí a sus padres para ese punto y nos llevábamos bastante bien, a sus hermanos y a su perrita. Los quería mucho a todos y los sentía también parte de mi. Y empecé a enamorarme sin freno. Todos los días eran hermosos a su lado, me respetaba, me consentía y me animaba, me saco de una depresión muy profunda y subió mi autoestima, me ayudó a aceptarme como era. Me ayudaba hasta con los deberes, nos dedicábamos música y conocí mis músicos favoritos gracias a el. De repente era todo hermoso, demasiado. Y yo había sido herida hace un tiempo y en esa ocasión cuando todo era perfecto y fluía como agua todo se fue a la mierda. Me empecé a asustar, ya no quería volver a ese hueco, a odiarme, no quería odiar a alguien tan hermoso como el, estaba muy enamorada y tuve mucho miedo, como nunca antes. Así que una voz en mi interior me dijo que debía protegerme y alejarlo a el de mi, porque el me iba a doler. Porque íbamos a sufrir, y entonces llegó un muchacho idiota y me sonrió con unos piropos y pensé, así me voy a proteger, yo no soy de nadie y no siento nada por nadie ,soy fuerte y estoy mejor sola y el va a estar mejor sin mi y ya. Lo besé. Unos días luego no dejaba de llorar en las noches, sabía que había hecho una idiotez y maldita sea mi novio era absolutamente hermoso y por más que quisiera obligarme a dejarlo no podía porque lo quería, enserio lo quería así no quisiera. Le termine intentando cumplir mi plan de estar sola y al tiempo volvimos, el era irresistible, le dije que le había sido infiel y pensé que así me iba a dejar, pero no. El también me amaba y no me iba a dejar ir tan fácil. Estaba frustrada pero feliz porque por primera vez alguien estaba luchando por mi. Ahora yo sentía que yo le podía hacer daño a el y no quería, estaba muy confundida pero el me hacía sentir calma. Paso el tiempo, me enamore locamente, hicimos el amor, fue mi primera vez y todo fue tan tierno, apasionado y amoroso. Jamás me arrepentiré de haberlo elegido, el fue el indicado, se lo merecía, se lo ganó literalmente y yo lo deseaba de formas absurdas, me enseñó a amarme y valorarme. El era el hombre que quería para mí, fuimos acumulando recuerdos, cumplimos el primer año, mi cumpleaños y el suyo, fiestas familiares, esas mañanas, tardes y noches llenas de pasión. Estábamos enamorados y podía sentirlo, un calor único estaba en el aire todo el tiempo. Siguió pasando el tiempo y nos graduamos del colegio, empecé a sentir mucho miedo por el futuro, por qué nos tuviéramos que separar y todos me advertían sobre eso todo el tiempo. Un día empezaron a faltar los detalles y ya no hacíamos cosas nuevas, la monotonía se apropió de la relación. Terminamos por eso y porque teníamos miedo del futuro, unos días después volvimos porque joder, nos amábamos era estúpido, era cuestión de volverlo a intentar. Mientras eso pasaba una persona llego a mi vida, con flores y chocolates, con el mismo aroma y poder de todos los que antes quisieron mi cuerpo sin mi permiso. Todos los que querían tocarme agresivamente. Todos los que habían abusado de mi. Y eso llamo mis demonios internos, me parecía aterrador y desagradable, pero me atraía de manera inconsciente. Era un cerdo, no quería mi corazón, solo mi cuerpo. Y hable de eso con mi mejor amiga, le dije que me atraía, que tenía celos porque era así con más personas, que un día lo recordé mientras hacía el amor con mi novio y se me fueron todas las ganas, YO NO LO DESEABA REALMENTE. El man ese con todos mis viejos demonios empezaron a perseguirme. Un día deje mi celular en casa de mi novio y el leyó lo que opinaba de el monstruo ese, pero para el fue una bola de celos, con razón justa, me veía con ese hombre 3 veces a la semana a solas y a mi amiga se lo describía como irresistible. JAMÁS HICE NADA CON EL. Todo se quedó en palabras pero a mi novio le dolió demasiado por obvias razones. Me termino y una semana después le expliqué que me atraía porque era el típico abusador. Pero que jamás habías pasado nada. Me dio otra oportunidad pero de repente me encontré sintiendo que ya no hacíamos el amor y teníamos solo sexo, no me decía amor ni que me quería ni nada. Seguía siendo tierno y cariñoso pero estaba raro, con razones obvias. Un día íbamos a hacer el amor pero yo me sentí destrozada, me puse a llorar y le dije que el ya no me quería. No lo negó, después de una conversación en la que le dije que lo amaba demasiado y que nunca quise hacerle daño. El solo me dijo que ya no me podía ver cómo antes y que dejáramos así QUE YO PODRÍA HABER MENTIDO SOBRE LO QUE LE DIJE. La despedida me destrozó, no quería dejarlo irse pero me acaba de decir que ya no me quería. Los dos lloramos y el jamás llora por nada, no me pudo mirar mientras se iba y yo estaba en shock. Todo el tiempo estuve en shock. Han pasado dos semanas, jamás estuvimos tanto tiempo separados. El público esto en su Tumblr : Algunas cosas nunca sucederán. Aun pienso en conjunto, en fines de semana, en noches completas de su lado,en aprovechar cada momento, pero se queda en eso, en un pensamiento, al final nunca existió el valor para materializar esos deseos.
Maldita mente que me traiciona poniendola en un plan que ni antes, ni ahora, ni en una eternidad, se podrá materializar.
Sé que debo dejar que se vaya, que sea libre y feliz y ame a quien el quiera amar, eso está bien. Pero mierda lo amo enserio quiero estar con el, no extraño su piel o su presencia. Extraño su calor y extraño quien era yo con el, lo libre que me sentía de ser yo misma. La fuerza que me daba y extraño. Ser su almohada, sentir esa bondad de amar sin límites. Ya no sé que me queda, supongo que esperar, tal vez esperar que nos olvidemos, que nos superemos. Pero forzarme a la distancia me duele demasiado. He intentado concentrarme en mi misma y crecer, aprender a amarme y conocerme más. Pero es que he soñado con el todas las noches y todos en mi casa sienten su ausencia, mis amigos y demás. Era tan común que el me ayudara y me apoyara en todo que incluso para los demás es extraño que ya no esté. Agradecería mantenerme en el anonimato en caso de cualquier respuesta, como te comenté el sabe que este es mi Tumblr. Gracias de corazón si lo leíste todo, me siento mejor de solo haberlo escrito. Aquí estoy yo para escuchar a alguien más si quiere ser escuchado.
#CuentameTusHistorias.
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