Tumgik
#esta semana ha sido un vaivén de cosas
rewritemx · 3 years
Video
youtube
0 notes
7msociales · 3 years
Text
HORÓSCOPO SEMANAL
Por Rain.
Tumblr media
Así es brujirigüilles, vamos a inaugurar una nuevísima sección que seguro tendrá la misma consistencia que todas las cosas en mi vida: absolutamente ninguna. Así que veremos cuánto me dura el interés y el tercer ojito, miren que esto de la adivinación ha sido algo que me ha caído de la nadita, así como a nuestre no brujite favorite ¿aló periódico de Svalbarö acaso también soy un potencial candidato a Supreme? ¿pronto se me despertarán las otras maravillas? 
¡Pero bueno! Mi intención no es aburrirles ni mucho menos, así que acá van mis predicciones y consejos para la semana. Partiremos desde atrás para delante porque esto es a mi pinta. 
-
Piscis: Queridite pececille de mi corazón, ay mi vida por favor date un descanso esta semanita, ¿si? Yo sé que es difícil cortar tu flujo y que el vaivén te arrastra por doquier, pero mira que hasta los peces más... intrépidos... tienen que parar alguna vez. Veo problemas para dormir, mira ve y pídele a alguien de Embla una poción para dormir, seguro te ayudará. Si tiene alcohol mejor. Tu objeto de la suerte es una petaca. Una petaca llenisima mi vida. 
Acuario: ¡Mi signo favorito! Perdón pero es que yo digo la verdad pura, nada de que todes son iguales, para mí tú eres el mejor signo, así es. Me encantas. Oye acá me dice que vas a hacer una revelación muy pronto, tipo en un par de días. Veo energía muy potente ¿acaso eres tú quién despertó con todas las maravillas de golpe? Porque, te lo digo, eres una maravillosidad. Tu objeto de la suerte es un caleidoscopio.
Capricornio: Queride ¿perdiste algo hace un tiempo? Uff, yo sé que eso no es usual en ti pero parece que las cosas van a volver a donde pertenecen. Cosas, personas, tu vocación, tu crisis existencial, en fin, algo volverá y volverá con todo ¿estás preparade? Yo sé que no pero ¡así es la vida! Cuando menos lo esperas viene y te ataca o te sorprende. Una de dos ¿acaso sé cuál? ¡Claro que no! Tu objeto de la suerte es un espejo de mano de 1845. 
Sagitario: MARTES. Así es, ojito con el martes que quizá será tu día de suerte o de ruina, yo que tú me preparo. Inciensos, cornalina, ópalo de fuego, una velita roja por ahí, quizá una rosada donde escribas tu nombre, ay mi vida todo, pero todo hace la diferencia. Toma el riesgo. O todo lo contrario Di que sí a todo. Pero también di que no. Básicamente confía en tu instinto, ¿si? Pero martes, martes, martes, ese es el día. Tu objeto de la suerte es una copita de vino. 
Escorpio: ¿Así que vas a prestar tu casa para hacer una fiesta? Me encanta, ¿estoy invitado? Dime que sí. Si es que declinas de esta idea uy te irá pésimo. Del bosque Mielikki los espíritus me mandaron a decirte que es momento de una fiesta y en tu casita así es. Y ¿sabes por qué? Porque ahí conocerás al amor de tu vida, ajá, esto será a las cinco de la madrugada bailando una de Bad Bunny. Y ¿si no se da este escenario? Pues te quedarás solite para toda tu vida, corazón. Tu objeto de la suerte es un diente de ajo. 
Libra: Miente. Así es, así de simple, ¿mi consejo para esta semana? Miente, miente, miente. Miente lo que más puedas cariño mío. Te pregunten lo que te pregunten por favor miente. Sé que va en contra de tus principios y que posiblemente te estalle la cabeza con esto pero mi intuición no me falla y acá me está gritando que te crees una falsa identidad que no reveles nada de ti, veo energías muy extrañas a tu alrededor. Cómprate una peluca, ese es tu objeto de la suerte. Una peluca pelirroja. Con un bob cut. 
Virgo: No te mereces mis predicciones hasta que dejes de hacerle ghosting a la gente. Con toda esa organización que llevas encima mejor preocupate de organizar tu responsabilidad afectiva. Adiós. No tienes objeto de la suerte. 
Leo: Escúchame con atención que no lo repetiré de nuevo: puente Grenivik a las once de la noche el jueves, ve ahí, lleva tus velas favoritas (¡obvio que hechas por ti mi amor! ¿eres bruje o qué?), es el momento ideal para hacer un ritual que atraerá todo lo que te mereces. Ahora ¿qué te mereces? Uf, eso depende de ti ¿cómo te has portado? Crees en el karma, yo prefiero decir que no creo porque mis acciones... cuestionables... pero de que existe, existe. Esta semana se te devuelve todo y se triplica, ajá, como las wiccas. Tu objeto de la suerte es un mp3 con la discografía de Kali Uchis.
Cáncer:  Ay mi lloroncite, te hicieron daño, yo lo sé, ven a contarme tus chismes. Pero no te preocupes, después de las nubes viene el sol o esas cositas. Este es el momento de resplandecer y de, escúchame bien, vengarte. Así es, puede que te duela, que no estés de acuerdo pero la venganza es lo tuyo esta semanita. No importa si es grande o pequeña, pero por favor sácate esas energías de encima devolviendo un poquito del daño. Tu objeto de la suerte es un calcetín.
Géminis: Ay mi queridisime camaleón, por favor toma una decisión alguna vez en tu vida ¿vale? Este es el momento, ya deja de andar con tantes a la vez, osea yo predico el poliamor pero ¿lo has comunicado? Mmm veo que no, he ahí la razón del problema, ¿soltere? Ahora es cuando corres a omashu para que te hagan el amarre de tus sueños, así es, esta es la semanita del amor para ti. Tu objeto de la suerte es un fósforo. 
Tauro: Te veo full desconectade contigo misme, no dejes que el trabajo te absorba porfi. Te veo solite, muy solite, pero no te preocupes que un gatito llegará a tu vida ¡así es! Y tendrás que ponerle Lluvias en mi honor, sino el gatito será tu peor enemigo.  Veo que se viene un viaje pronto con tu gatite, así que preparale para el mar porque ahí se van, un botecito que les llevará lejos. Será un buen viaje no te preocupes. Tu objeto de la suerte es un flotador de pato. 
Aries: Es el momento de llevar a cabo ese emprendimiento. Y con el dinero que ganes aprovechas de sacarme de la casa de mi hermano, gracias. Confío en ti un montón, ¿será una estafa tu negocio? Pues quizá, pero no dejes que los malos comentarios te tiren para abajo mira que la mayoría de les millonaries son estafadores, ¿por qué tu no? ¿qué te detiene mi vida? No confíes en les virgos, solo diré eso. Tu objeto de la suerte es una brújula. 
24 notes · View notes
elmundodeflor · 3 years
Text
levihan - oneshot
Dos semanas antes de la infiltración a Marley…
 .
 .
Ingresó al cuarto sin siquiera golpear la puerta o pedir permiso. Levi levantó la mirada de la pila de papeles que estaba firmando y volvió a centrarla en su trabajo en cuanto se percató de quién había entrado.
-¿Qué quieres, cuatro ojos?- preguntó con desinterés, aún leyendo algo en una de las hojas.
Hanji se acomodó mejor las gafas, que comenzaban a resbalar por el puente de su nariz.
-Prepara tu caballo, hay un lugar especial al que quiero llevarte.- anunció, enérgica. Su tono de voz alegre y animado contrastaba notablemente con la expresión malhumorada de su compañero.
-No tenemos tiempo para eso.- se quejó él, sosteniendo firmemente la pluma entre los dedos.- Aún tenemos que terminar de planificar cómo demonios haremos para infiltrarnos en Marley, ¿o acaso te olvides que tenemos un maldito conflicto que resolver?
Hanji sonrió un poco. A fin de cuentas, quizás Levi tuviese algo de razón; se encontraban en medio de un momento crítico, decisivo para el destino entero de Paradis. Así y todo, todavía no estaba dispuesta a dar el brazo a torcer.
-¿Quién es el comandante aquí?- se burló.- ¿Tú o yo?
Levi suspiró cansado.
-Tú pero…
-Entonces es una orden. Alista tu caballo, partimos en diez minutos.
Levi meneó la cabeza, contrariado. Esta mujer realmente era un caso aparte. Pese a que muchas cosas habían cambiado en el último tiempo, ella siempre permanecía igual. Y, en el fondo, debía reconocer que eso estaba bien por él.
 .
 .
El viento golpeaba contra sus rostros mientras galopaban, permitiendo que sus cabellos volaran rebeldes en cada vaivén. No había nada que Levi adorase más que salir de las murallas y empaparse de aire fresco o sentir la calidez del sol en su piel. Allí afuera, cuando sus pulmones podían llenarse de oxígeno puro de nuevo, tenía la impresión de acariciar la libertad con la punta de sus dedos. Allí afuera, pese al sinfín de dudas, la única certeza que prevalecía era que no podían rendirse ahora que estaban tan cerca de vencer. No después de todo lo que habían pasado. No después de que tanta gente entregara su corazón en el camino.
Hanji detuvo su caballo frente a un árbol alto y Levi hizo lo mismo. Un escalofrío subió por su espina dorsal en cuanto reconoció el terreno en el que se encontraban; el bosque en el que habían intentado capturar a Annie en su forma de titán.
-¿Por qué me has traído aquí, cuatro ojos?- preguntó. La imagen de su primer escuadrón aplastado y ensangrentado contra el césped todavía lo atormentaba.
Ella disparó los cables de su equipo de maniobras hasta engancharlos en el tronco más cercano.
-¡Ya verás!- exclamó, elevándose rápidamente hasta trepar a una de las ramas más altas. Levi la siguió.
La vista era preciosa desde donde estaban. Las copas frondosas y repletas de hojas se extendían kilométricamente delante de sus narices, como un gran océano verde que se perdía en la lejanía del horizonte. Los rayos de luz tenues que ingresaban al bosque lo envolvían en un místico halo dorado, otorgando cierto encanto a aquel lugar que había sido testigo de la muerte de tantas personas.
Levi observó a Hanji. Llevaba el pelo recogido en una media cola desprolija y tenía las mejillas levemente ruborizadas.
-Aún no lo entiendo.- le dijo, un tanto impaciente.
Ella le guiñó un ojo e inspiró profundo. Segundos más tarde, su voz convertida en grito invadía el terreno en su totalidad, haciendo eco en medio del vacío.
Levi dio un respingo, asombrado ante lo repentino que había resultado aquello. No obstante, se limitó a contemplar la escena. El grito estaba lleno de furia, de enojo, de odio, de agonía, se sentía como fuego a punto de arrasar con todo a su paso.
Hanji notó que su ojo sano comenzaba a humedecerse y se apresuró a secarlo con el dorso de su manga.
-Tu turno.- repuso, un tanto más calmada, señalando a Levi. Sus labios se forzaron a formar una media sonrisa.
Él, por su parte, frunció el ceño.
-¿Mi turno de qué?- gruñó.
-Pues de gritar.- explicó Hanji, como si aquella fuese la obviedad más grande del mundo. Levi se cruzó de brazos, totalmente convencido de que su compañera acababa de perder por completo la maldita cabeza.
-No voy a hacer eso, cuatro ojos.- se negó.
-¡Oh, vamos!- insistió ella.- Sé que lo necesitas. No puedes hacerte el fuerte todo el tiempo. ¿Cuándo ha sido la última vez que has querido mandar todo a la mierda y no lo has hecho?
Levi se quedó pensándolo. La verdad era que ya ni siquiera lo recordaba. Desde que era un niño se había acostumbrado a seguir adelante sin importar qué. Desde que tenía uso de razón se había obligado a ignorar sus emociones, a guardarlas bajo llave, a anestesiarlas al punto de pretender que ninguna de ellas existía. Si no podía sentir nada, entonces tampoco podía sentir dolor. Y si no podía sentir dolor, quizás así era más sencillo levantarse después de que la vida le hubiese dado una paliza. Anestesiado era más fácil. Anestesiado podía seguir caminando pese a la sangre que brotaba sin cesar de sus heridas.
Ante el inminente silencio, Hanji volvió a hablar.
-No tienes por qué fingir conmigo, Levi. No tienes por qué seguir reprimiendo lo que guardas aquí dentro.- apoyó su mano en su pecho, allí justo donde percibía los latidos de su corazón chocando ferozmente contra su palma.
Él suspiró.
-¿Y si alguien me escucha?
Hanji volvió a sonreír. Su sonrisa era cálida, agradable, familiar.
-Tranquilo, nadie va a escucharte.- le aseguró.- Sólo somos tú y yo. Como siempre. Déjalo salir.
Levi puso su mano encima de la de Hanji y la apretó con fuerza. Aún no estaba convencido de lo que estaba a punto de hacer. Sin embargo, se forzó a respirar hondo y contar mentalmente hasta tres antes de soltar el aire de golpe.
El grito que ahora bullía de su interior hacía temblar el bosque, meciendo las ramas a la merced de una voz desgarrada y cargada de angustia, ira, frustraciones. Era como si cada fibra de su ser estuviese partiéndose al medio, despojándolo despacio del peso intolerable que llevaba en su espalda constantemente. Sus cuerdas vocales ardían en su garganta conforme en su cabeza aparecía fugazmente la imagen de su madre, la de su tío Kenny, la de Farlan e Isabel, la de sus compañeros veteranos, la de su primer escuadrón, y ahora también la de Erwin. Uno a uno, las poderosas garras del tiempo y la injusticia se habían encargado de arrancarlos a todos de su lado. Uno a uno, había perdido sin piedad ni previo aviso a todos aquellos que alguna vez habían sido importantes para él. A lo largo de todos estos años había visto tanta muerte, tanta destrucción, tanta escasez, que le era inevitable sentir que aquello era lo único que conocía.
Hanji lo miraba muy quieta, con los ojos llenos de lágrimas. Entendía cada segundo del dolor de Levi como si fuera suyo. Porque era suyo.
Inspirando profundo, volvió a gritar. Sus gritos se unían en sintonía y en agonía. Por su familia que había tenido que dejar atrás, por Sawney y Bean, por Mike, Nanaba, Nifa, Abel y Moblit, por Ouruo, Gunther y Petra, por Erwin y la presión que recaía sobre sus hombros siendo su sucesora, por cada batalla, cada derrota y cada soldado caído. Gritaba por todos ellos. Gritaban juntos.
Soltando sus manos, que hasta entonces habían permanecido unidas, Hanji abrazó a Levi y escondió el rostro en el calor de su pecho. Ambos se aferraban el uno del otro, gritando y llorando como si sus vidas se fueran en ello.
El sol poco a poco comenzaba a ocultarse tras los árboles, tiñendo el cielo de una infinidad de tonalidades rojizas y anaranjadas. El bosque se sumía lentamente en la penumbra del ocaso, envuelto en un juego de luces y sombras que dibujaban en el suelo las siluetas de los troncos y las hojas. Ahora, todo estaba en calma. Ahora, todo estaba en silencio.
Levi se apartó de Hanji apenas lo suficiente y ella pegó su frente a la de él. Ninguno de ellos recordaba cuándo habían dejado de gritar. Sólo sabían que ya no era necesario hacerlo, que donde antes había una pena asfixiante ahora había alivio. Quizás no fuera eterno, quizás no fuera demasiado. Sin embargo, por el momento, bastaba.
-Apestas, cuatro ojos.- murmuró Levi. Hanji estaba tan cerca de él que su pulso se había acelerado sin que pudiera evitarlo.
Ella dejó escapar una carcajada suave, tímida, ahogada entre sollozos, y atrapó con su pulgar otra lágrima que amenazaba con rodar por la mejilla de Levi.
-¿Quieres regresar al cuartel y bañarnos juntos?- preguntó.
Él asintió con la cabeza.
-Jamás pensé que me lo pedirías.
21 notes · View notes
bef0re-y0u · 3 years
Text
vaivén
En estas últimas semanas ha reencarnado en mí ese sentir escalofriante que hace tiempo no me envolvía. Nunca he sido buena para reconocer mis sentimientos amoroso románticos hacia quienes me han llamado la atención en el pasado, pero el hecho de sólo pensar en que quizás alguien esté nuevamente en mi corazón y mente es algo con lo que no puedo transar, al menos no por ahora.
La encrucijada de todo esto es que al igual que yo, otro también expresa y siente. Ha hecho llegar a mí palabras (no tantos hechos) que entregan un mensaje que muchas veces me ha costado creer, pero que acepto pues no soy quién para juzgar sentires ajenos.
La culpa hace más o menos un año se adueñó de mí gran parte de los días, donde pensaba que quizás debía corresponder a esos sentimientos que tanto ansiaban quererme. Con el tiempo también se adentró entre mis pensamientos la idea de que quizás la amistad genuina que yo entregaba era retribuida con nada más que deseos de lograr despertar algún sentimiento amoroso de mi parte, lo cual me mantuvo en un limbo de emociones negativas y nuevamente, de culpa.
Fueron avanzando los meses y los sentimientos se hicieron uno con el viento de primavera, con el oleaje del mar sereno en verano, desvaneciéndose. Poco a poco comenzamos a dejar atrás el momento donde nos vimos involucrados por sentimientos no correspondidos, al menos eso pensaba yo.
Ahora, casi un mes después de haber observado nuestra esencia cara a cara por primera vez y luego de enterarme que esos sentimientos no se habían ido a ninguna parte, siento como nuevamente me invaden emociones que me incomodan y acomplejan.
No quiero esto para mí, no quiero que mi estabilidad dependa de saber si alguien respondió o no mis mensajes, de cuán frecuente son los mismos, de saber qué pensará o sentirá respecto de cualquier cosa que yo pueda hacer/decir. Falta por sanar, falta por aprender de mí misma aún y creer que estoy lista sería engañarme.
Guardo un cariño y aprecio muy grande por esta persona, incluso quizás más que eso, pero no puedo permitirme enfrentar estas emociones ni mucho menos expresarlas, sin antes estar segurísima sobre qué quiero, cómo lo quiero (o al menos como imagino que podría ser).
14 notes · View notes
Text
Semana 1: La incertidumbre que causa vivir, y sobre todo, vivir esto, es una montaña rusa, un vaivén de ir y venir al bienestar.
Amo lo que está pasando, después de tantos años esperando esta etapa, agradezco un montón que pese a que el virus haya arruinado tantas cosas desde hace 6 meses, la nueva modalidad escolar me ha hecho disfrutarlo un poquito, la ansiedad no me ha consumido tanto como si hubiera tenido que estar en las instalaciones a las 7 AM todos los días. Confío en que quizas esto es lo que quise siempre, porque hay días en los que creo que quizás no debería estar aquí, ¿Qué hubiese pasado si mi decisión aquel febrero hubiera sido otra? ¿Estaría dónde está él? No lo sé... Quizás el efecto mariposa hubiese hecho lo suyo y hubiera cambiado muchos destinos...
No lo sé, me da miedo pensar en eso, que estaré haciendo dentro de un año, ¿seguiré en la misma carrera o estaré feliz festejando que psicología me gusta?
Y hablando de psicología, no puedo esperar a que las cosas mejoren para ir corriendo a terapia. Extraño a mi psicóloga aunque no debería, y extraño que no podré regresar ahí jamás.
Extraño mi vida de hace 6 meses pese a lo mucho que odiaba sentirme como lo hacía, extraño a mis mejores amigos, extraño pasar el tiempo haciéndome tonta y que no pasará nada. Extraño caminar por el cbtis, sentarme en aquella banca a hablar, reír o llorar y que el mundo diera mil vueltas y que no importará. Extraño ver el anochecer en aquella escuela.
Extraño lo que nunca creí extrañar y extraño ser la niña de 17 que creía todo diferente.
Cumplir 18 justo el día que entré a la universidad ha sido un golpe bastante duro, esperé por más de 5 años a que llegara este día, y aunque fue algo bonito, algo me sigue faltando. Y por mientras trataré de descubrir que es...
4 notes · View notes
forever-broken-girl · 4 years
Text
Tumblr media
Parte 2.
Lo que NO son los amigos.
 
Tras largos días de pensar qué escribir exactamente aquí, cómo explicar lo que sabía y había vivido, cómo plasmarlo en letras y que todos entendieran, llegué a la conclusión de hacer una mini historia dónde a través de los sucesos que leerán, se darán cuenta y entenderán lo que NO es la amistad.
O mejor aún, lo que no son los amigos.
“Gigi tenía muchos y buenos amigos, o al menos eso pensaba. Es decir, salía con ellos de fiesta, iba a tomarse una cerveza los viernes después de un largo día de trabajo todos juntos. Estaban ahí siempre para cada uno de sus cumpleaños, siempre la felicitaban en cada uno de sus logros y los celebraran con ella.
Tenía muchos amigos, siempre estaban ahí a su alrededor. O al menos eso creía Gigi.
Un día, sin previo aviso y sin esperarlo, Gigi empezó a sentirse sola al llegar a casa cada día. A pesar de tener una calurosa bienvenida por sus mascotas, Lala y Lili, ella sentía un vacío descomunal que se hacía más y más grande al paso del tiempo. Se preguntaba diariamente porqué se sentía de tal manera si, a pesar de todo, era “feliz”.
Tenía a su familia que la amaba, tenía un trabajo estable, estudiaba la carrera que siempre deseó desde pequeña y tenía buenos “amigos”. No tenía razón para sentirse así.
Así pasó tiempo y cada día era peor, Gigi ya no tenía ganas de trabajar, su jefe siempre le reprochaba su poco rendimiento, le iba constantemente mal en sus clases, se alejó de su familia, no juagaba con sus mascotas y dejó de salir con sus amigos.
Llegaba a casa, se deshacía de su ropa y se ponía algo cómodo para luego sentarse en el sofá a mirar películas a las cuáles no le ponía atención realmente.
Nadie le escribía a excepción de su familia, y si lo hacían, era sólo para invitarla a salir o decirle que haga alguna tertulia en su casa con él fin de pasar un fin de semana más bebiendo. Quizá, alguna de sus otras amigas, sólo la invitaban a comprar ropa y gastar en cosas que no necesitaba realmente mientras ellas hablaban de cosas que Gigi, realmente, no quería ni necesitaba escuchar.
Pero siempre fue lo mismo, una y otra vez, fue un constante vaivén de repeticiones de frases en donde ella, muy a su pesar, ya se sabía el libreto.
Meses más tarde ya no de hablaba con nadie, dejó su trabajo y abandonó su carrera. Lo único que hacía era hacerse un ovillo cada día en su cama.
Aquel jueves por la mañana se levantó con una valentía que creía perdida y decidió hablar con su familia de cómo se sentía, se levantó de su cama aún un poco desganada, se dio un baño de gato como suelen decir, se puso la misma ropa con la que había pasado dos días seguido y pidió un taxi para llegar a casa de sus padres. Al llegar, se llevó la sorpresa de que su madre se encontraba preparando un té para su padre, quien, yacía enfermo desde hace varios días por un mal estomacal.
Se sintió culpable por no haberse enterado antes de la situación y, en vez de hablar con sus padres y tal vez desahogarse un poco, decidió simplemente ayudar en casa ese día y atender a sus padres.
Su mente estuvo ocupada todo el tiempo que estuvo allí y hasta había sonreído y reído un poco, lo cual llevaba un tiempo sin hacer.
Al marcharse les dio un gran abrazo a ambos y se marchó con una extraña sensación de calidez en su estómago y una satisfacción que no podía describir.
Pero sólo duró lo que restó de ese día.
El siguiente jueves, una semana después de que había ido donde sus padres, sintió la misma valentía para hablar de cómo se había estado sintiendo. Pero decidió no molestar a sus padres, así que decidió escribirle a uno de sus amigos.
Tomó el celular de la mesita de noche, buscó entre sus contactos y no supo a quién escribirle dentro de los 37 que tenía agregados y que eran sus amigos, con los que siempre salía y se divertían. Así que aleatoriamente sólo escogió uno y le escribió a Victoria, amiga de la universidad.
Abrió el contacto y luego de los saludos formales le dijo:
-Gigi: ¿tienes un momento para hablar? No me he sentido bien y creo que necesito hablar con una amiga.
-Victoria: ¡Ay querida! Justo ahora no puedo, pero voy de salida para la fiesta de cumpleaños de Alice, si quieres ven y aquí hablamos de cómo te sientes.
Gigi lo pensó, lo pensó, y lo volvió a pensar y llegó a la conclusión de dos cosas; la primera es que no quería salir y la segunda es que, si iba, sabía que no tendría oportunidad de hablar acerca de cómo se siente. Así que no le respondió y dejó el mensaje en visto.
Sin embargo, seguía necesitando encontrar con quién hablar y desahogarse un poco, así que volvió a buscar en su lita de contactos y vio el número de César, eran amigos por su antiguo trabajo.
Abrió el chat, volvió escribir los mismos saludos formales y volvió a preguntar lo mismo:
-Gigi: ¿tienes un momento para hablar? No me he sentido bien y creo que necesito hablar con un amigo.
-César: Mmm, supongo, ¿qué sucede?
-Gigi: Gracias a Dios que tienes tiempo para leerme, bien, te cuento. Últimamente no me he sentido bien, me he sentido un poco cansada de mi monotonía y tengo un poco de miedo a sumergirme en ella y perder quizá mi esencia y la de la vida misma.
-César: Entiendo, Gigi. Pero siéndote honesto la verdad no soy bueno dando consejos, así que no creo que pueda ayudar mucho. Por qué no mejor salimos mañana a tomarnos algo, a Leo lo subieron de puesto y vamos a ir a celebrar todos mañana, sé que ya no trabajas allá, pero es como si lo hicieras aún. Así despejas tu mente y quizás te sientas mejor.
Gigi leyó el mensaje una y otra vez, a la cuarta vez que lo hizo, sintió una calidez en su pecho, pero no de los buenos, sino de esos que te dejan un sabor amargo en la boca. Y volvió a llegar a una conclusión; quizás no quería que la aconsejaran, en realidad, estaba segura de que no es lo que ella estaba buscando. Gigi sólo quería que la escucharan.
Así que volvió a dejar un mensaje en visto, pero esta vez, sus ojos se llenaron de jugosas lágrimas que se permitió dejar salir.
Pero, aún no se quería rendir, así que fue por el último intento quizás.
Encontró el número de Laura, una vieja amiga de secundaria, tenían años conociéndose y pensó que ella si podría escucharla.
Esta vez, no le escribió, tomó todo el valor que le quedaba, el cual honestamente no era mucho, y marcó su número, seis tonos después Laura contestó:
-Laura: ¡Gigi hola, cuánto tiempo ha pasado! ¿cómo estás?  - respiró y después de unos pocos segundos contestó.
-Gigi: Hola, Laura. He estado algo, mm, bien… Me gustaría saber si tienes un minuto para hablar conmigo, por favor.
-Laura: Claro querida, lo que gustes, soy tu amiga para eso estoy.
-Gigi: Bien, es sólo que, últimamente no me he sentido bien, siento que me estoy sumergiendo en una constante monotonía de la cual tengo miedo no poder salir al final y…
-Laura: ¡Oh Dios mío, Gigi! Sí, te entiendo totalmente. El año pasado me sentía, en ese entonces estaba trabajando para aquel call center, ya sabes, y sentía que me llevaba la vida poco a poco, me estaba consumiendo y ahogando en el sentido retórico, ya sabes, así que lo que hice fue…
Gigi enmudeció. No dijo una sola oración en los siguientes 27 minutos de llamada, en los cuales Laura se desbordó hablando de ella y sus pesares. Sólo respondía con monosílabos. Excepto en el final, cuando Laura se despidió apresuradamente porque tenía que ir a un compromiso ese día, pero prometió volver a llamarla para que siguieran “hablando”.
Al cortar, se quedó con el teléfono en la oreja y respiró profundamente y lloró. Explotó en su máxima expresión y fue todo lo que pudo hacer.
Varias horas después, cuando encontró fuerzas para calmarse sintió una rabia apoderarse de ella, sin embargo, no quería alimentar sentimientos negativos en su corazón, así que sólo sacudió su cabeza y se quedó un largo tiempo pensando.
Se preguntó que hubiera pasado si Victoria simplemente hubiera ido a su casa a pasar tiempo con ella, o si César sólo la hubiera escuchado, o si Laura sólo la hubiera dejado hablar.
¿Qué habría pasado?
Sin embargo se reprendió a ella misma por pensar en cosas que no ocurrieron, porque eso la hacía sentirse aún peor.
No era sano pensar en cómo habrían sido las cosas si pasaran de manera diferente. Porque, muy a su pesar, no fueron diferentes. Las cosas suceden de cierta manera para que entendamos o aprendamos alguna lección.
Y Gigi lo entendió, aprendió la lección.
Había leído hace mucho tiempo una reseña, donde, al final del texto ponía “para tener buenos amigos hay que ser un buen amigo” y era cierto, pero hasta cierto punto.
A veces éramos muy buenos amigos, siempre estábamos ahí para todos, siempre ayudábamos a los demás, extendíamos nuestra mano amiga incluso cuando no podíamos. Siempre estamos. Y, aún así, aunque fuéramos los mejores amigos, lastimosamente no por eso debíamos estar rodeados de buenos amigos también.
Al pasar por aquellos eventos, Gigi entendió que nunca tuvo amigos a sus cortos (o largos) años de edad, sólo tuvo compañeros de trabajo y conocidos de la escuela o universidad.
Así que, empezó de nuevo con una nueva y mejorada perspectiva y nuevos valiosos conocimientos.
Encontró un empleo mejor, continuó con su carrera universitaria, hizo nueva decoración de casa, cambió de ambiente y, más que nada, se centró en encontrar personas con la misma o mejor energía positiva que ella. Personas que no sólo estuvieran en los momentos de gloria, si no también en los bajones que podíamos tener, personas que querían ser escuchadas y que también podían y más que nada sabían escuchar. Personas con un hombre para reír y también llorar, que eran capaz de cancelar una fiesta por acompañarte a casa a comer helado y ver películas toda la noche porque simplemente no querías salir de fiesta.
Esa clase de personas que valen la vida.
De esa clase que nos hacen ser mejores y que los hacemos mejores a ellos.
De los que verdadera y honestamente podemos llamar AMIGOS.”
Entonces, al llegar hasta aquí y conocer su historia, sólo puedes pensar en algo:
¡Soy Gigi!
Y sí, estás en todo lo correcto porque todos y cada uno de nosotros, hemos sido Gigi en alguna parte de la historia. De nuestra historia.
A veces sólo debemos parar un segundo en la vida, mirar donde estamos parados, si donde estoy hoy es donde quiero estar mañana y si de verdad, honesta, completa y sinceramente, tengo verdaderos amigos que me apoyen y me impulsen a ser la mejor versión de mí.
Porque en realidad, muchos de nosotros tenemos a una Victoria, o un César, o quizá una Laura en nuestras vidas y pensemos que realmente son nuestros amigos.
Cuando en realidad no lo son.
Porque eso no es amistad.
Eso es lo que NO son los amigos.
20 notes · View notes
andulyletritas · 5 years
Text
Carta a Mario
Querido Mario:
Hace tiempo que había querido escribirte, el domingo pasado limpie un poco, desempolvé los recuerdos, saqué el baúl de nuestras memorias y sonreí al chocar con la única carta que me diste a cambio de otras veinte mías. Me topé con las fotos en donde siempre posaba sola en un fondo lindo de las preciosas calles de Uruguay, me he transportado a ese recuerdo, tu, frente a mí con una Kodak Instamatic 100, y una sonrisa de oreja a oreja por encima de ese enorme mostacho,  yo tan inocente, joven y llena de ilusiones.
Después de leer tu carta se me ha helado el corazón tan solo de recordar, así que he decidido empezar esta carta de la misma manera en que lo hiciste conmigo, dice a letra del buen Mario, ‘’No sé por qué, pero hoy me dio por extrañarte, por echar de menos tu presencia. Será tal vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro’’. Y hoy por hoy, pienso que más allá de dejar huella como primer amor, dejaste una marca imborrable de tinta como poeta en el fondo de mi corazón. Te convertiste en el hombre de mi vida y de mi poesía. Y podría escribirlo en mayúsculas porque tengo la certeza de que es así.
Me atrevo a decir que debajo de todas esas letras eres pólvora junto a un cerillo en la garganta, como esos libros que cobran vida propia y son capaces de asfixiar, eres de esos que te seducen con una palabra y te matan después de varias comas con un punto final. Posees tantas historias que te vuelves vicio y déjame reconocer que el alcoholismo está muy debajo de ti, seguro que el buen Bukowski confirmara mi teoría. Eres efímero como los personajes de los cuentos, y ardes en las manos del lector, obligándolo a quemarse sin hacer presente a la conciencia. Curiosamente eres autor y eres texto, porque así son los buenos libros, te dejan ese amargo sabor de boca, justo como un buen vino, dulce al principio y áspero al final.
He recordado aquella noche juntos, ‘’sentí una aguda nostalgia de aquel sosiego de anteayer’’, no pudiste haberlo descrito de mejor manera, pasa que, me he aferrado a tu poesía, he colgado el corazón en cada una de tus letras, y hace mucho tiempo que me desveló leyendo tus libros de poemas. Y luego siento un recelo impotente al pensar que muchos de ellos fueron para Patricia, o Luz, o la famosa Avellaneda de la que todos hablan. Me cuestionó a veces si la vida de escritor tiene que ser forzosamente así, llena de amoríos, corazones rotos, tabaco y copas eternas de vino.
En tu última carta me llamaste ‘’primer amor’’, y me cuestionó ¿Cuántos cafés en viernes faltaron para ser más que solo eso?, nunca te lo dije, pero en el fondo, me hubiera gustado ser más en tu vida. Todavía intento convencerme de que lo nuestro fue más que una cosa fugaz.
Me pregunto mi buen Mario, de haber sido más para ti, ¿me habrías pedido que me quedara? ¿Me habrías detenido cada noche que salía de puntillas de tu cama?, me pregunto si al despertar y ver el lado izquierdo de la cama vacío y frío te causaba algún remordimiento, aunque sea un poco de irá por el simple hecho de no tenerme ahí, o si tus manos te pesaban al no rodear mi cintura, o si tus labios se resecaban y pedían a gritos mi piel.
Bien lo dijiste, nunca podríamos haber funcionado como marido y mujer, pues lo nuestro se basaba en la pasión y en la complicidad de llamarnos ‘’amantes’’ y la adrenalina de encontrarnos a escondidas, pero te pregunto todo esto, porque dicen que los escritores tienen un excelente don para lastimar y dejar corazones rotos, ¿te confieso algo?, a veces creo que los poetas como tú, y como yo, no merecemos ser amados.
Me sorprende la clase de personas que podemos llegar a ser detrás del papel, incluso pareciera que la pluma es la vil capa del superhéroe hipotético que pretendemos ser. Héroes o villanos ¿Acaso importa?, resulta que, podemos llegar a ser pasionales, mentirosos e incluso -en solo algunos casos- crudamente realistas, honestos pero la mayoría del tiempo somos monstruosos. Alguien debería comenzar a advertir a la gente sobre nosotros, porque somos expertos en crear realidades utópicas dentro de nuestras asquerosas mentes.
En mi experiencia, existimos por mero placer, porque la pregunta crucial siempre ha de plantarse frente a nuestra realidad ¿Quiénes somos? O ¿Qué somos?, lo somos todo y lo somos nada, vamos por la vida, como ripios, buscando algún lugar donde alojarnos para luego marcharnos. Comemos migajas y curamos nuestras heridas con poesía. Algunas veces nos arrastramos y otras volamos, somos inconstantes, intranquilos e indecisos, pues nuestra vida, es un firme vaivén de momentos perdidos en el tiempo.
Huimos, pero también nos aferramos, somos el punto medio entre tanto caos y perfección, un día a la izquierda, un día a la derecha. ¡Y que se cuiden! Que se cuiden de nosotros que probamos tantas bocas, dormirnos en tantas camas y nos escondimos en cientos de diferentes brazos, que se cuiden porque somos seres malditos, seres amantes y enemigos de la soledad.
Que guarden silencio cuando transitemos por la ciudad, porque nuestras mentes se encuentran haciendo bastante ruido internamente para tener que lidiar con el del resto. Las emociones nos corrompen y la monotonía nos obliga a usar un traje distinto cada 24 horas. El amor entre nosotros no existe, porque nunca nos conocemos realmente, es imposible, y posible solo en nuestras absurdas historias.
La mayoría de las veces somos invisibles ante el resto del mundo, poseemos toneladas de papel que jamás será leído más que por el alter ego de nuestras pesadillas. Algunos de nosotros se prostituyen con tal de ser tocados por un fago de billetes y los que no, estamos aquí, luchando contra el insomnio, dejando fluir palabras incoherentes de la mano de un cigarrillo o una taza de café.
He pasado por muchos cuerpos, incontables manos temblorosas y labios fríos e insípidos, si bien es cierto todos los escritores escondemos algo, vivimos a expensas de eso, de la adrenalina que siente nuestro cuerpo al mentir, cuando fallamos a la moral o cuando un pequeño pecado mancha nuestras sabanas, y es cuando más me acuerdo de ti.
Me siento impotente, porque llevo años tratando de descifrarte, me he estudiado toda tu poesía tratando de buscarle alguna explicación al amor, a la soledad, y al mismo tiempo he tratado de encontrarme y darle más valor a mis letras.
¿Qué valor tienen nuestras letras querido amigo?, te pregunto a ti, porque tu poesía fue revolución y bueno la mía, sigue escondida en un cajón.
Me gustaría presumirte que tengo a alguien a mi lado, que sobre el regazo derecho de la cama alguien duerme plácidamente mientras yo pienso en ti, pero no, pasa que estoy sola, más sola que nunca.
Hace tres semanas perdí al amor de mi vida, traté, te juro que traté de escribirle los versos más bonitos para que no se fuera, traté de superar tu poesía, la de Sabines, la de Mistral, incluso me leí a Jane Austen y a Brontë, pase hambre por semanas y sobreviví a base de poesía para poder regalarle cada párrafo que había sido escrito en nombre del amor, pero no bastó.  Me he leído ‘’la tregua’’ unas dos veces en este mes, tratando de encontrar la respuesta a como seguiste adelante sin Avellaneda, porque parece que yo no puedo hacerlo sin él.
¿Alguna vez te enamoraste de verdad? Me causa conflicto creer que alguien que te ama puede dejarte con tremenda soledad, ‘’Hola, me tengo que marchar, pero te presento a mi amiga, Chole, soledad, como quieras llamarla, ella tomará mi remplazó’’, ¿Cuál es el punto de quiebre entre el amor y la razón? A veces pienso que vivir sin orgullo, sin celos, sin rencor, lograría hacer que la mayoría de las relaciones se salvarán, si fueran capaces de seguir únicamente al corazón, pero eso nos haría menos humanos, y entonces ya nada tendría sentido.
Ya sabes lo que susurran las paredes, ‘’después del amor viene la soledad’’, tu, soberano de la soledad dime, ¿hay manera de hacerme su amiga? Porque los fines de semana se me hacen eternos desde que él no está. Ahora llevo tu libro  a todos los lados ‘’El amor, las mujeres y la vida’’, eso me hace sentirme menos vacía, es como sentir que aún estas aquí, llámame loca, pero a veces pienso que tu poesía es capaz de desnudarme, y tus letras dibujan las manos de quienes las crearon, esas manos fuertes y temblorosas que alguna vez rodearon mis muñecas, y cada punto y aparte me recuerda a tus lunares, uno en específico, ese que tenías detrás de la oreja, que me gustaba tanto.
Querido Mario, como hiciste para amar tanto y repartir tanto amor, para llevar poesía al mundo sin corromperte en el camino, como hiciste para quitarte el miedo de quedar un poco loco y solo.
Ahora debo decir chau número uno, te dejo con tu vida, tus mujeres y tu sonrisa, con tus letras bajo el saco y tus sonrisas por debajo de ese gran bigote, ojalá hubiéramos tenido más café y más cartas.
Estaré lejos y quizás algún día vuelva a los rincones más bonitos de Uruguay, quizás me pasee por tu casa, pero prometo no hacer alborote, quizás un ‘’hasta luego Mario’’, entre dientes y ya está, nada de formalidades absurdas.
Muchas noches he pensado en volver a escaparme a Uruguay, dejar México una vez más y salir a buscarte, pero me contengo, porque reconozco que es el mero grito de soledad acechando mis pasos, y te conozco tanto que se que no me permitirías hacer tal locura. Pasa que, ‘’más allá de mi soledad y de la tuya otra vez estás vos aunque sea preguntándote a solas que vendrá después de la soledad’’, ¡Ay Mario! Verdugo de la soledad, dame el secreto para alejarla de mí, para reparar el hueco que quedo en mí.
 Querido amigo y amante, he escrito tantas cartas que nunca llegan a su destinatario, que me temó que esta posiblemente será otra de esas, pero si llega a estar en tus manos, no respondas, déjame naufragar en mi soledad. Y por primera vez, te lo diré sin licencias poéticas, sin metáforas y sin versos con rima, así, cruda y brutalmente -te quiero-. Y así es como tengo que decírtelo, porque jamás tuve el valor de hacerlo al pie de la cama.
Hasta el viernes, mi buen Mario, en el café de siempre. Te espero.
                                                                                   Siempre tuya, Battualia.
2 notes · View notes
elcuadernodezoe · 5 years
Text
EL DUELO (Parte II)
(parte I acá.)
Semana dos. La luciérnaga descansa.
Desde muy pequeña el miedo a la incógnita sobre el significado de la vida la persigue. Una sensación en el pecho semejante a la asfixia se manifestaba al pensar en el por qué de su existencia. ¿Cuál es la razón por la que existe la vida? ¿Qué es la vida, en primer lugar? Recuerda haber compartido esta preocupación con su madre cuando tenía aproximadamente seis años y su consejo fue bastante desmoralizador: le recomendó simplemente pellizcarse en el brazo para así dejar de pensar en ello. No comprendió su respuesta y sólo la dejó más confundida. Creyó que se trataba de algún significado oculto y ni siquiera se le pasó por la cabeza que aquella respuesta se debiera simplemente a desconocimiento. ¿Qué sabía su madre sobre lo que verdaderamente significaba la vida que fuera tan grave para no querer compartirlo con ella? Solo con el paso de los años logró descifrarlo. Su madre no sabía nada sobre la razón por la que existimos, el por qué del desarrollo del mundo ni las múltiples dudas existenciales que la asaltaban. Nadie lo sabe. Filósofos se han pasado décadas estudiando esas mismas preguntas y buscando respuestas a las que jamás han llegado, simples hipótesis son en las que la gente se basa para justificar su presencia en la Tierra. Esto no hizo más que aumentar la presión en el pecho y la sensación de asfixia que aparecía cuando aquellas dudas se manifestaban en su mente. Con la muerte de Pedro estas preguntas sólo incrementaron. Desde aquel fatídico suceso, por lo menos una vez por día Amelia se pregunta dónde es que su mejor amigo estaría en esos momentos. ¿Cuál es la lógica de la vida si permite que un joven de diecinueve años muera de manera imprevista sin razón alguna? ¿Qué sentido tiene ella cuando ya nada parece correcto? Al igual que Sófocles y Platón en esos tiempos, ella tampoco puede descifrarlo.
No logra dormir en el vuelo de dos horas, aquellas preguntas no desalojan su mente. La bronca por no encontrar respuestas coherentes no la abandona. La cólera, el desaliento y el resentimiento gobiernan su cuerpo, por ejemplo al fruncir su ceño y tensar sus músculos y mantienen al resto de emociones sumisas.
En cuanto arriba a Bariloche se toma el primer taxi que espera frente a las puertas del aeropuerto. Todo le resulta familiar sin embargo la ausencia del tumulto particular de aquella ciudad y la soledad en las calles es algo a lo que no está acostumbrada. Decide bajarse en el centro turístico para caminar las cuadras que la llevan a la parada del colectivo. No ha sido un viaje largo, el aeropuerto no se encuentra tan alejado del centro. Mientras camina por las conocidas calles con su bolso sobre uno de sus hombros los recuerdos que guarda de aquellos lugares reviven. El perro San Bernardo sigue siendo explotado por sus dueños y los turistas cómplices que, a pesar de notar la infelicidad y el cansancio del animal, siguen pagando por una foto a su lado. Las chocolaterías emanan el típico aroma dulce. No todos los negocios están abiertos al no ser la temporada más turística. Los puestos de la feria artesanal en la que compró su actual collar y el atrapasueños que decora su habitación se encuentran vacíos y eso le agrega un aire nostálgico al panorama. Sin embargo Amelia no percibe nada de ello. Para ella no se trata más que de una ciudad como cualquier otra, sin nada distintivo en ella. La pareja de turistas en la vereda del frente no parecen estar de acuerdo con ella, sus sonrisas y miradas cargadas de curiosidad los delatan. Por el contrario, ella cree que la magia no está allí, eso es simple comercio buscando algún pobre ingenuo que caiga ante sus trucos. El verdadero encanto se encuentra a veinticuatro kilómetros de distancia, por un camino de tierra y bosque de pinos a ambos lados.
Luego de veinte minutos de espera en la parada, toma el colectivo que la llevará hasta allí. No hay muchos pasajeros por lo que la mayoría de los asientos se encuentran desocupados. Elige uno individual al fondo, del lado derecho para así poder ver el paisaje que se abre en cuanto salen de la solitaria ciudad. Por la ventana observa las casas con sus techos altos y chimeneas, bastante separadas una de la otra, el lago se logra ver a lo lejos. Los altos árboles y los descontrolados matorrales rodean la ruta y junto a ellos ve pasar los recuerdos de su infancia.
Ella corre entre los pastizales que, abandonados de actividad humana, crecen desordenadamente. Las ramas lastiman sus piernas descubiertas mientras Pedro la persigue. Voltea aminorando su paso y lo ve. Su cabello despeinado y esa sonrisa brillante que solo le dedica a ella le quita el aliento. Se acerca cada vez más y puede ver como aquella sonrisa se profundiza al saber que la alcanzará. Amelia odia perder por lo que comienza a correr más rápido sin fijarse correctamente el camino chocando así con uno de los pinos. Cae al piso con un golpe seco que la obliga a cerrar los ojos por el impacto y al instante escucha sus carcajadas haciéndose cada vez más cercanas. Se lleva una mano a la frente y siente la sangre pegajosa en ella. Una mano tironea su brazo esperando una reacción de su parte. Aquella niña de tan solo once años abre los ojos y lo observa.
-Arriba, Amelia.
El conductor toma una curva de manera brusca que la sobresalta y sus recuerdos se disipan. El gran cartel en el lado derecho de la ruta le informa que ha llegado a su destino: Colonia Suiza. La nostalgia hace su reaparición. Se toma su tiempo al bajar del colectivo. Las calles de tierra y piedras se distinguen del pavimento usual. Los negocios vacíos, las cabañas alejadas. Ni un solo edificio que contamine la vista o alguna casa que difiera del resto. Todo ha sido construído en el mismo estilo, la madera predomina.
Camina por aquellas calles desoladas y respira hondo sintiendo su aroma particular. Incluso respirar se siente diferente allí. Pasa por la feria del pueblo que solo funciona los domingos. La tienda de regalos en la que su madre solía pasar horas, el camping religioso. Baja por la empinada calle y frena ante el camping Hueney Ruca. Antes de comprar y remodelar la cabaña en la que ahora iría a hospedarse, solían pasar sus vacaciones acampando allí en su familiar carpa. Año tras año en cuanto llegaba el verano subían al auto de su padre y emprendían aquel viaje de más de veinticuatro horas sólo para llegar a su paraíso personal. Todo parece haber permanecido igual que hace diez años sin embargo tanto ha cambiado. La idea de pasar a saludar aparece en su mente pero antes de crecer ya ha desaparecido. No está de ánimo para eso y duda que la recuerden. Sigue su camino en la carretera de tierra aún más aislada que el pueblo en sí. Reconoce el camino que se abre entre los árboles y que la lleva a la cabaña de su infancia. Se hace paso por la cerca que rodea el terreno y se enreda entre lo que alguna vez solía ser un cuidado pasto y hoy era un salvaje matorral. Le lleva unos cinco minutos llegar finalmente a ella. La observa desde afuera con cansancio. Parece sombría y abandonada y por alguna razón le gusta que así sea. El sonido de los pájaros abunda. Si se hace silencio puede incluso llegarse a escuchar el vaivén del agua a unos cuantos metros.
La puerta pelea al entrar, por la humedad se ha hinchado. Una vez dentro lo primero que hace es correr las cortinas y abrir las ventanas a pesar del frío. El olor a encierro y el polvo acumulado la hace toser. Revisa las dos habitaciones sin ningún propósito. Ambas desoladas de objetos personales pero repletas de recuerdos. La madera cruje bajo sus zapatos y por primera vez desde el momento en que notó que algo iba mal cuando la madre de Pedro se comunicó con ella, sonríe.
Decide ir a hacer las compras al único almacén allí. Compra de más para no tener que volver a salir por el tiempo que sea suficiente.
Para cuando vuelve a la cabaña y termina de ordenar sus cosas el sol ya está bajando. Desde la ventana logra ver los colores del atardecer reflejados en el lago a unos metro de ella. Las luces en las laderas que rodean el extenso lago comienzan a encenderse dándole un toque aún más bello a la vista que se manifiesta frente a sus ojos. Hace años solía pasar aquellas últimas horas del día sentada en un árbol caído de la orilla junto a su padre. Conversaban de diversos temas sin separar la mirada del paisaje. Ahora se encuentra sola frente al vidrio de la venta que se nubla con su respiración. Apoya la frente en él y cierra los ojos.
Sus días se vuelven rutinarios. Cada mañana Amelia despierta junto a los primeros rayos de sol. Se abriga y prepara un desayuno que consta simplemente de una taza de café y una tostada. A pesar de tener una manta sobre sus hombros siente frío, no recordaba lo helado que resultaba el otoño en el sur. Toma su café frente a la ventana con la mirada ausente en el lago, dando pequeños sorbos. Sus pensamientos desordenados no cumplen las órdenes de sus emociones. Dentro suyo se han dictado ciertas reglas: no traer recuerdos que involucren a Pedro, no derramar ninguna lágrima pero tampoco ignorar la situación que les ha llevado a la Patagonia Argentina. No deben olvidar su desaparición.
En lo teórico aquellas doctrinas deben seguirse al pie de la letra para que no hayan disturbios. Sin embargo en la práctica la primera no se cumple. Amelia recuerda una y otra vez a Pedro hasta el cansancio. Sueña con él cada noche y aunque la cólera y la conmoción se esfuercen por terminar con ello no obtienen buenos resultados.
La nostalgia se vuelve anárquica y no sigue las órdenes de las emociones a cargo. Cree que reprimir y borrar de su memoria los momentos más hermosos que Amelia ha experimentado no servirá de nada. La razón la respalda, sabiendo que aquello solo llevará a peores reacciones en el futuro. Sin embargo no son escuchadas. No sería la primera vez que el corazón en conjunto con diversas emociones deciden ignorar a la razón.
Mientras tanto Amelia encuentra una actividad para pasar el rato y salir de a momentos de sus propias reflexiones: dibujar. Una vez que termina su desayuno toma sus botas, su cuaderno y lápiz y sale de la cabaña en dirección al lago. Camina lento, disfrutando del sonido de las aves en conjunto con el ruido que se produce al pisar las hojas secas. Aquel sonido le saca una sonrisa cada día. Se sienta en el mismo tronco donde ha compartido incontables charlas y por unos minutos tan solo observa el agua chocar con la orilla a centímetros de sus pies. Se descalza para así sentir el agua helada y la arena entre sus dedos. Sus manos y pies se sienten helados a pesar de tener una manta alrededor suyo. De un momento a otro, como si esos minutos de espera le hubiesen revelado algo importante para su producción, comienza a dibujar con vehemencia. Cada día es un dibujo nuevo. El paisaje frente a ella, la cabaña entre los pinos, incluso la ciudad que ha dejado atrás pero jamás retratos. Los retratos no hacen más que entristecerla y llenarla de dudas.
Pasa horas allí sentada. No es hasta que el agua ha subido hasta sentirla por sus tobillos y que su panza cruje por el hambre que da por finalizado la primera parte. Tan solo vuelve a la cabaña para almorzar y luego de ello sale de nuevo a terminar su obra. Es por eso que los días pasan sin diferenciarse para ella, la única señal de que aquel es un día nuevo es el dibujo que va formándose entre sus manos.
El peor rato ocurre a la noche, cuando la oscuridad la rodea. La soledad cala entre sus huesos volviéndolos más fríos. El silencio no abandona su entorno hasta la mañana siguiente con el canto de los pájaros. La confusión se adueña de todo. No termina de comprender por qué los hechos que se viene desarrollando desde la desaparición de Pedro ocurren. Parece ser una cadena de acciones sin fin que van sucediendo sin pedirle por su permiso. Cada noche la duda y el temor la asaltan. Se pregunta si alejarse de todo y esconderse en aquella cabaña desolada habrá sido la mejor decisión; piensa en sus padres y el poco contacto que mantiene con ellos, incluso en sus amistades a las cuales ni una explicación les ha dado. Sus preguntas son en vano: lo hecho está hecho. Sin embargo no tiene idea de cómo continuar desde allí. Se siente desamparada ante la ausencia de la esperanza. Se toma su tiempo para despertar, sabe que no será necesaria por una larga temporada. Sus otras compañeras se están ocupando del trabajo. La luciérnaga descansa.
4 notes · View notes
memoriesofmind · 3 years
Text
Tiene que ser la despedida.
Lo siguiente lo escribí poco antes de terminar el año:
Primero sonó “Belice” y ahora “Guerra y paz” dudo que sea casualidad, he huido de escribirte he huido incluso de sentir, porque sé de sobra que en el momento que lo haga va a doler y mucho <<¿Cómo eramos tú y yo? ¿Fuimos lucha? ¿Fuimos paz?>> en este tiempo han pasado muchas cosas respecto a nosotros y desde que lo recuerdo siempre hemos estado en un vaivén... mi reproductor me está odiando porque ahora empezó “Fue tan importante” y en verdad <<¿Cómo pudimos llegar a perdernos después de tanto tiempo? quizá cuándo estemos más lejos que nunca comprendamos que nadie tenía la culpa>> Sé que te extraño demasiado, que ahora me siento incompleta, ¿recuerdas lo que decías? a mí me gusta estar completo... pero también sé que yo pase a segundo plano en tu vida, que si yo no te hablaba tú no lo harías, que era yo la que se acordaba de ti y te enviaba canciones, memes, stickers o lo que fuera.
Pensando fríamente esta vez fui yo la que “luchó” de alguna forma por mantener la comunicación entre los dos, pero no puedo decirlo así porque te conozco, porque sé que tú estás ahí para cuándo lo necesite, me hubiera gustado que al menos me buscaras tú una vez, pero si no lo hiciste es porque tú no me necesitas.
“Un día en el parque” y “Amasijo de huesos” hoy Spotify quiere que llore, pero estoy en un lugar publico y no quiero/puedo. Me está costando mucho escribir,hay tanto que quiero decirte y a la vez sé que no tiene caso alguno. ¿Cómo superas perder a tu mejor amigo? a esa persona que por 7 años ha sido esa parte que le daba sentido y cierta estabilidad a todo lo que pasa, con la que me hice mil y un promesas. Me cuestiono si en verdad debo o tengo que soltarte, si hay forma de arreglar esto cómo hemos resuelto todo lo demás, si es cuestión de tiempo... pero también me cuestiono si volveremos a lo mismo, porque nuevamente sería yo la que llamé, la que insista, la que te busque, la que te necesite.
24 de enero 2021.
Pensaba solo reescribir lo anterior y dejarlo aquí cómo ese diario de memorias que creo que debo soltar en algún lado. Pero al entrar y notar que lo último que escribí aquí fue hace 51 semanas y también fue para ti y también me dolió, solo me hizo enojarme muchísimo, enojarme y soltarme a llorar con las mismas estúpidas canciones de fondo.
¿Cómo dejé que me siguieras rompiendo después de tanto tiempo? <<¿Cuándo volverás a ser quién conocí?>> escuchar eso me aterrizó de pronto a la realidad, te he idealizado por muchos años, jamás tuviste punto de comparación, jamás me cuestioné si eras malo para mí, por el contrario en demasiadas ocasiones que me quebré yo era la que se culpaba, la que se odiaba por no ser suficiente para ti, y siento coraje y decepción, tengo unas ganas inmensas de gritarte, de odiarte y no puedo. 
Debí soltarte desde ese 25 de agosto del 2019, pero cómo siempre busqué algo con lo cual volver a encontrarte y entonces un día frío de enero te llamé... y cómo siempre respondiste. Una sola vez te vi y con eso bastó para aferrarme a la idea de tenerte siempre en mi vida, marzo se sintió cómo un botón de reset, justo marzo... hablamos sin prejuicios, con la mente más abierta que nunca, dándonos la opinión más sincera, nos dijimos cosas de las que nunca antes habíamos tenido el valor, por miedo a lastimarnos, por siempre creernos frágiles, porque lo éramos, pero me dio gusto saber que si de por sí ya nos considerábamos un libro abierto el uno con el otro, ahora nuestra “nueva” amistad podría ser incluso mejor. Vaya error.
15 de febrero 2021.
Estuve aplazando mucho escribir esta despedida, porque eso es lo que es, no es cómo que vayas a morir para mí, pero simplemente he decidido que hay cosas que debo dejar en el pasado, nunca creí que tú fueras a ser una de ellas. Es curioso, escribirte hoy un 15 de febrero, porque fue ese día del 2016, hace 61 meses en que todo comenzó y ¿sabes? también era un lunes... nos vimos en el Oxxo, me acompañaste a comprar mi bitácora y unas plumas a Office Depot, me tomaste de la mano, y mientras esperábamos el trolebús me besaste, un mes después ya éramos novios y a pesar de prometernos tanto, hoy sé que incluso el amor que crees o piensas más puro se contamina y termina por morir, pero no me mal entiendas, hablo del amor romántico, de las ganas de besarte, de estar contigo, de pensarte a cada segundo, del sentirme enamorada, eso creo que desde tiempo ya no está en ambos.
He decidido ya no darle más vueltas a esto, y solo dejar esta página de una serie muy dramática atrás, ya no hace falta escribir de nuevo las cosas increíbles que dejaste en mí, ya hay escritos de ello y lo que no, se queda solo en memorias. Solo quiero agradecerte por una última vez todas las cosas buenas que me diste en estos 7 años, porque a pesar de todo siempre voy a amar a ese Fer del 2016 que me devolvió las ganas de prácticamente todo, me inspiró y me ayudó por mucho tiempo a salir adelante, una parte de mí siempre te va a pertenecer, ese “pedacito de humana” es tuyo, te lo dí hace mucho y sabía que nunca iba a regresar, y está bien, no me arrepiento, me quedo con los bonitos y valiosos recuerdos, admito que me dan nostalgia muchas cosas, pero sé que es posible soltarlas poco a poco, además, cómo muchas veces lo dijimos extrañamos lo que fuimos, y lo que llegamos a ser juntos, pero eso ya no existe y sabemos ahora que no volverá y está bien. 
Creí que nunca iba poder dejar de pensar bonito de ti, pero hasta la persona que crees que nunca te hará daño o te va a decepcionar, lo llega a hacer, y esa enseñanza tristemente me tocó llevármela de ti, ha decir verdad ya no me importa porque tomaste ciertas decisiones o que te llevo a ellas, pero si algo sé, es que siempre intenté decirte cómo me sentía respecto a todo, porque según yo, esa confianza y comunicación siempre fue el pilar de lo que teníamos; aún así no te guardo rencor, sé que si lo decidiste fue por algo, confío en ello porque estoy harta de los arrepentimientos entre nosotros.
Gracias por hacerme un poquito más fuerte, por hacerme ver que la vida no termina sin ti, cómo muchas veces te lo dije y lo creí, te deseo todo el éxito del mundo, que logres concretar tu carrera, si no me fallan las cuentas este es el año, espero que tus proyectos salgan bien, porque ¿sabes? una parte de mí, siempre va a creer y a sentirse orgullosa de ti, porque sé que también te a costado mucho llegar hasta aquí.
Sabes que es lo último que diré: Gracias por todo. Sonríe, siempre.
0 notes
cabezaderana · 6 years
Text
Breve historia de desamor
Durante casi cuatro meses la vida y sus energías me dieron la oportunidad de volver a sentir el vaivén de emociones, tan característico de un corazón que ha decidido adentrarse nuevamente en los terrenos del enamoramiento. 
Todo fue tan relativamente fácil, tan rápido, tan abrupto, inesperado e inconsciente que aún no logro descifrar en qué momento la vuelta por esta montaña rusa terminó y me dejó mareada y apendejada, sin coordinación y con un huequito en el corazón que lejos de llenarse parece hacerse más grande con cada mensaje que me llega a whatsapp... Y que no es él. 
Una madrugada, meses antes de conocerlo, desperté abrúptamente con su nombre en mi cabeza yendo y viniendo. No supe por qué y lo atribuí a que seguramente había sido la última persona a la que le había enviado un regalo en Pokemon antes de dormir, y que entonces mi subconsciente lo traía de moda. Pero ahora, después de conocerlo, me gusta creer que era una de esas señales que me invitaban a saber más de él, a no dejarlo como uno más.
Mi reciente interés por jugar Pokemon me había llevado a formar parte de diferentes grupos de whatsapp y  de agregar gente nueva como “Amigo”. La dinámica simple de abrir y mandar regalos te llevaba a interactuar en la “vida real” con las personas, y así, tan sencillo como eso, esto comenzó. 
-Abre mi regalo.
Fue lo que puse una mañana de julio en su conversación. Lo que siguió fue un curioso intercambio de emojis que podrían carecer de sentido para muchos pero que para mí fue la cosa más divertida del mundo. La cadena siguió y siguió y después de un rato, sin siquiera saber cómo chingados, terminó en una invitación a ir por cheves y tacos. Y no solo eso, habíamos creado un hashtag para tan memorable evento y ese día en la hora de la comida yo ya había trazado un mapa en Photoshop donde marcaba esos lugares a los que iríamos en ese recorrido inventado y diseñado para probar un taco, una cheve, un taco, una cheve. Cheve, taco, taco, cheve. 
Le pusimos fecha y hora definidas para una semana después de dicha charla y continuamos con las pláticas absurdas que nunca llevaban a nada, pero que no podía dejar de entablar. Yo pensaba que del otro lado estaría una especie de niño rata que jugaba Pokemon, pero no, resultó ser alguien muy parecido a mí, con gusto por muchos géneros musicales, el baile, las cheves, los tacos y los funkos. No lo conocía físicamente y su foto era de Breaking Bad, pero yo estaba segura de que aquella noche de tacos y cheves estaría chida, porque no podía dejar de platicar con él. 
Siendo muy honestos, nunca busqué nada. No esperaba nada de la cita y no me interesaba comenzar con alguna historia de amor, porque no tenía ganas, y en esos momentos no salía con nadie ni quería hacerlo. Estaba, por primera vez en dos años, aprendiendo a disfrutar del tiempo conmigo misma y de esta soltería. Y las cosas siguieron así, incluso después de que me besó afuera del King City, incluso después de que pasó esa y la siguiente noche en mi depa.
Y las cosas pudieron haber seguido así, sabrá Dios por cuánto tiempo, pero bien sabe la gente que la ansiedad me carcome cuando no siento algo seguro y cuando no sé muy bien a dónde estoy yendo. No era como que me interesara formalizar esa relación que apenas comenzaba y en la que hubo de por medio pedas temáticas en mi casa y salidas ocasionales a comer. No. No era eso, solo era curiosidad, una curiosidad que desembocó en mi corazón roto.
Una noche, y tras haber estado en el billar siendo ignorada por su repentino interés en responder mensajes, me ganó la incertidumbre y terminé preguntándole con cuántas morras salía. Yo sé que son preguntas que no se hacen, sobre todo porque lo más seguro es que no te va a gustar la respuesta, pero aún consciente de eso me aventé, nomás para abrir una puerta que ya no se iba a cerrar. Él fue honesto, supongo, y dijo que salía con alguien más. Para ese entonces yo no salía con nadie, solo con él, y no era como que esperara que eso cambiara, pero creo que fue algo que encendió sus alarmas y activó mi paranoia y comenzó a alejarnos.
Mi mágico mes de adentrarme en la vida de alguien más y conectar con charlas cómicas y carcajadas interminables, estaba llegando a su fin. Mi drama le ganó a todo y yo a ratos me convencía de que todo estaba bien, a ratos me gritaba que él ya no quería estar aquí y de pronto me exigía a mí misma que ya lo dejara ir. Es parte también de esta personalidad limítrofe que no me deja establecer relaciones amorosas, pero yo no lo sabía entonces porque no había ido con un psicólogo que me diagnosticara y me dejara ver de dónde provenía tanta inseguridad. 
Sería eso o sería el sereno, el asunto es que todo, de a poco, se fue acabando. Y yo, en mi intensidad, decidí de pronto que no quería que acabara, que valía la pena mantener de amigo a alguien con quien lograba llevarme tan bien, con quien me encantaba platicar y de quien aprendía tanto. Así que lo convertí en un buen amigo, y en mi intento desesperado por convencerme de que así era, terminé saliendo con otros más. 
Pero una tarde, mientras comparaba por enésima vez una charla con alguno de los batos con los que salía, con aquellas charlas con quien ahora solo era mi amigo, terminé lagrimeando y sintiendo cómo se me apretaba el corazón. Fue entonces cuando me di cuenta de que me había enamorado, de que sentía la necesidad de pasar tiempo a su lado, que recordar los momentos juntos me hacía sonreír y que lo único que deseaba mi corazón es que fuera correspondido... Pero no. 
Encontré a alguien que pensé que ya no encontraría, alguien con quien lograba entenderme, que físicamente me encantaba, que me hacía reír, con quien platicaba por horas, todo el día, todos los días, que me decía que sí a bailar y con quien pisteaba amenamente. Encontré a alguien que tenía todo lo que buscaba y que me tenía fascinada con su sentido del humor peculiar. Encontré a alguien cuyo único defecto era que no me quería igual. 
Como quiera teníamos algo, él tenía mi amistad y yo tenía su presencia en mi vida. Y me conformaba con las pocas horas que me prestaba a la semana, y me conformaba con los besos casuales... Hasta que él decidió lo contrario y terminó de romperme el corazón. Una noche aceptó que ya me veía solo como amiga. Porque seguramente eso es lo que debimos ser siempre, pero no lo vi, y en medio de mis fantasías terminé enamorándome perdidamente. 
Y, chingadamadre, ¡cómo duele! Me duele porque se siente cómo voy perdiendo, no solo una relación que yo veía como algo más, sino también la posibilidad de convertirlo en mi mejor amigo. Porque lo veo tan difícil. Mi necio cerebro seguramente verá un hilo de esperanza en cada intercambio de holas, y mi corazón se entristecerá cuando vuelva a la realidad de que no, no son señales, no hay indirectas, no cambiará con el tiempo, no será diferente, no despertará un dia pensando como yo o pensando en mí, no, no, no.
No seremos más que amigos. Eso es lo que duele, lo que me cala hasta los huesos cuando veo su conversación sin abrir, porque ya no hallo qué otro método emplear para dejarlo de pensar, para dejar de fantasear, para dejar de sentir esto, para dejar de verlo en cada tweet, en cada meme, en cada canción, en cada chiste, en cada emoji de pie, en cada cumbia. Ya no sé qué hacer para dejar de extrañar algo que ni siquiera comenzó a ser.
0 notes
bojo-al-cuadrado · 5 years
Text
Personas de un Domingo de Tianguis
Estos pequeños relatos encontraron sentido a través/Gracias a las palabras de Hayao Miyasaki del documental “The Kingdom of Dream and Madness”:
“Solo cosas cotidianas. Intente documentar la depresión, pero terminé capturando momentos de la vida…”
Estos relatos provienen de esta cotidianidad que me toca vivir cada domingo. Esos domingos de tianguis. Donde se convive con diversos personajes con los cuales compartes un saludo o por lo menos se sabe que se comparte un espacio.
Estas historias son remotamente una realidad, simplemente es la imaginación y percepción que se tiene en estas pequeñas coincidencias
10.- Tiempo 
A lo que sé , o mejor dicho, lo que sé que no entiendo. Es que el tiempo o al menos  lo que he llegado a comprender de él es equivocado, esto a partir de lo que he leído de Rovelli*, Lo que realmente sabemos es que ciertamente no entendemos o comprendemos que es el tiempo. Sabemos que está porque encontramos una manera de medirlo (o de creer que lo hacemos), sabemos que está porque el sol circunda el cielo, sabemos que está porque las cosas a nuestro alrededor cambian.
Y el tiempo, travieso y honesto, se deja notar en todas las cosas, inconfundible a la mirada también transcurre en el tianguis.
Se ven rostros familiares que cambian de altura, maduran para bien o para mal, dependiendo lo joven que se quiera sentir uno, otros paulatinamente dejan de aparecer, y se manifiestan nuevos inquilinos que son víctimas de los precios y de la certeza de la rutina.
En la antítesis, las canas abundan en los dueños, el hijo mayor ya no va a ayudar, mientras que al hija cada vez se parece más a su madre, además ahora tiene a su pequeño hijo con la compañía de su pareja que también apoya en el negocio. El bebé siempre en su carriola, quién se termina por convertir en el coreógrafo de una danza, todos en torno a él en un constante vaivén para que siempre esté en movimiento, es un baile entre atender al cliente y mecer incesantemente al niño para que este no llore. ¡Ah¡ y ha llegado un tercer legatario, al final parece ser que la familia se compone de los padres y dos hijas y un hijo, y la menor llegó a reemplazar al mayor.
Mientras que con el quesero, sigue la misma trampa, pero no siempre es el mismo perpetrador, ahora lo acompaña un joven (25 – 30 años), complexión mediana, piel morena, no tienen ninguna remembranza física con el quesero por lo que dudo que sean parientes, pero se nota la profunda confianza que le tiene. Ahora el quesero se ausenta una o dos semanas de su puesto, pero siempre está atento al servicio su mano derecha.
Con el chicharronero se nota la paternidad, ahora tiene ojeras y son profusas del poco sueño que concilia, además se ha vuelto famoso con las señoras mayores, de más de 55 cálculo yo, y está más orgulloso que nunca de sus carnitas. Por último en los días de calor se ha vuelto una costumbre compartir un trago con su amigo el de las tostadas (se pone a espaldas de él, cuando el calor apremia recurren al tequila y al squirt.
Los vasos con fruta ahora son pequeños burgueses dentro de los confines del tianguis, se han expandido y ahora tienen dos puestos, pero curiosamente menos manos apoyan con su operación. El señor tiene una mirada más solitaria, hace tiempo que dejo de ir la señora que lo ayudaba, la que suponía era su pareja. Ahora solo auxilian su hijo el más pequeño, y la que parece ser su hija, quién se ha convertido en su mejor y más avanzada discípula, atendiendo siempre con una sonrisa.  
En el caso del aguacatero, el tiempo no parece transcurrir en él, como si la vida ha sido más tranquila con él, eso sí, su carácter es inmutable, entre orgulloso y testarudo, algo tosco al trato que se traduce en bromas que no todo el mundo entiende o disfruta, y el peso de todo lo que es él al final del cuchillo, en el trozo de aguacate que se posa en la punta de éste.
Y por último, el viejo y el akita…
Ya no volvieron poco después del primer relato, y el espacio vacío fue tomado por alguien más, persona que me parece hasta la fecha ajena a ese lugar.
Y a través de lo que llamamos y concebimos como tiempo también han pasado las estaciones, y ya casi llega la temporada de lluvia, espero con ansias la música de las lonas al compás del agua danzante.
He de tratar de volver al tianguis cada domingo, no siempre con éxito, ¿Volver es parar el tiempo? O ¿Volver es cambiar y ver que el tiempo sucede?
¿Puede acontecer la vida y el tiempo no?
Abquez / bojo al cuadrado
*Carlo Rovelli / El Orden del tiempo (Se recomienda en pequeñas dosis)
0 notes
houseofrisingsun · 7 years
Text
Hurt.
Tumblr media
Sean salió del Pat's O'Brien en búsqueda de aire fresco. En el interior del local la gente aún abarrotaba el pub y bebían, bailaban y cantaban ebrios tras una noche que los primeros rayos del amanecer en el horizonte comenzaba a dejar atrás. Sean sentía las piernas flácidas, por eso buscó el recio punto de apoyo que le daría cualquier de las columnas que conformaba el porche del bar. Miró lánguidamente a ambos lados de la calle. No pasaban coches y las únicas voces procedían del interior del Pat's. Estaba borracho. No sabía en qué medida ni hasta que punto, pero lo estaba. Había intentado beber conmedido sabiendo sus limites hasta que Dallas apareció, le acusó de pervertido (como mínimo) y a eso le siguió un intercambio de golpes que le había dejado la cara dolorida y la boca sabiéndole a sangre. Así que a partir de eso decidió anestesiar el dolor y convertir el sabor de su boca en algo más dulzón, lo que no le costó demasiado tras varias copas y chupitos. Recordaba vagamente varios episodios de haría unas horas como algo muy lejano, como algo que le había ocurrido a otro y no a él. Colocó un cigarrillo entre sus labios e intentó encenderle, sin éxito. La piedra del mechero parecía no funcionar, no provocar la chispa para que la llama saliera, y su vaivén debido a la falta de equilibrio tampoco ayudaba demasiado para prender el cigarrillo. — ¿Te echo una mano con eso? Shannon apareció a su lado. No sabía cuando tiempo llevaba ahí observándole, pero parecía que el suficiente como para saber que tenía serios problemas para encender el cigarrillo. —Déjame —se ofreció la chica, arrebatandole el cigarrillo y el mechero. Apoyó el cigarro entre sus propios labios y le encendió a la primera. Tras darle una profunda calada, soltó el aire y le pasó el cigarro de nuevo a Sean, quien le aceptó con un movimiento de cabeza.—Gracias. ¿Te vas ya?—Sí —afirmó la mujer haciendo un gesto con el pulgar por encima de su hombro—. Hay un tipo ahí dentro que ha empezado a desnudarse. Creo que eso es un buen indicador de que la noche ha acabado aquí —sonrió y miró a Sean de arriba abajo, viendo su estado algo perjudicado—. ¿Quieres que te acerque a El Refugio? Sean se frotó con parsimonia la frente y rodó los ojos. Debería de avisar a Brenna de que se iba. Al fin y al cabo había acudido con ella y con Megan allí; y tras la pelea con Dallas se había mostrado muy preocupado por él. Pero no quería cortarla la fiesta si ella aún estaba ahí dentro divirtiendose. Él ya había tenido suficiente. —Está bien —acepto finalmente Sean encogiéndose de hombros.—¿Necesitas ayuda? —preguntó Shannon al percatarse que cuando el cazador echó a andar, no podía seguir una buena linea recta, si no que iba dando pequeños tumbos de un lado a otro.—No, estoy bien. Te aseguro que estoy bien —alzó una mano afirmando lentamente con la cabeza.—Pareces un adolescente. Te tomas un par de copas y ya estás borracho perdido.—Han sido más de dos, creeme. Y no estoy acostumbrado a beber tanto, aunque no lo creas... Caminaron hasta un Toyota Prius blanco en el que Sean se dejó caer en el asiento del copiloto. Se sentía bien tomar asiento en una superficie tan mullida. Recostó su cabeza contra el resposacabezas y cerró los ojos por unos instantes. El coche arrancó sin hacer ruido alguno y se alejaron del pub. —¿Eléctrico? —preguntó Sean abriendo los ojos y mirando hacia el frontal del coche.—Híbrido —respondió Shannon lanzandole una rápida mirada.—Vaya, no está mal para una cazadora... Aunque aún no me has dicho lo que eres... —se lamio el labio inferior y la miró con cierta diversión. Shannon sonrió y negó con la cabeza. Avanzaba demasiado rápido por las estrechas calles del barrio francés aunque Sean no se percataba de ello. Al igual que tampoco se daba cuenta de las constantes miradas que la mujer lanzaba por el espejo retrovisor, comprobando dar esquinazo a ese molesto Dodge que parecía una sombra siguiendo a Sean allá por donde fuera.De pronto, el móvil de Sean sonó. Le costo más de lo debido localizar de qué bolsillo exactamente procedía el sonido y, cuando dio con ello, comprobó entre decepcionado y molesto que era Claire quien llamaba. No tenía ánimo en esos momentos para encarar una reprimenda por haber pegado a su novio. Sean rechazó la llamada y en un acto inconsciente lanzó el móvil sin mirar hacia el asiento de atrás, soltando un resoplido cansado. —¿Era la chica por la que os habéis peleado ese tío y tú? —preguntó Shannon mirando al frente y manejando el volante con ambas manos—. A tu edad y con líos de faldas... —se mordió el labio inferior para no estallar en risas ante la mueca indignada de Sean.—No es eso. No es para nada eso. Solo ha sido....un malentendido.—Pues ese malentendido casi te mata.—No exageres. No ha sido para tanto.—Si solo pudieras verte el rostro comprobarías que sí es para tanto.—Bah. Sean se acomodó en el asiento del copiloto, hundiéndose un poco más. Miró por la ventanilla y comprobó que estaban dando demasiado rodeo para ir a el Refugio. —¿Estás saliendo con esa chica, entonces? —preguntó Shannon, cortando el hilo de pensamientos de Sean.—¿Claire? ¡No! Ya te he dicho que fue un malentendido. Su novio es un imbécil posesivo que...—No me refiero a ella —le interrumpió la pelirroja—. Sino a la morena. La que te ha acompañado toda la noche.—¿Brenna? No, no estamos saliendo. Es solo una amiga.—¿Sabe ella que es solo una amiga? Sean se la quedó mirando muy serio aunque el brillo de sus ojillos delataba su estado de embriaguez. —¿A qué te refieres?—Creo que le gustas.—¿Qué dices? No. No digas gilipolleces, Shannon.—No son gilipolleces. Solo te digo lo que veo y esa chica está loca por ti. Solo hay que ver como te miraba.—Era el alcohol. Ahí dentro estábamos todos muy perjudicados. Menos tú, que por lo que parece no te ha afectado ni el olor a ron malo. ¿Adonde vamos, Shannon? Estás alejándote de el Refugio. No se va por aquí.—Pensé que querrías un poco de intimidad —ante el ceño fruncido de Sean, ella añadió—. Me he percatado de que te sigue un Dodge desde hace casi una semana. ¿Has cabreado a la policía? ¿Te has tirado a alguna de sus mujeres, también?—Eso no tiene gracia, Shannon —le reprochó Sean y miró por su espejo retrovisor, viendo que nadie les seguía.—Les he perdido dos manzanas atrás. Es fácil perder a cualquiera entre tanta callejuela estrecha. Esta ciudad es perfecta para eso.—Estás acostumbrada a dar esquinazo a la poli, por lo que veo. ¿Eso es parte de tu trabajo? Shannon no dijo nada. Alzó levemente la barbilla y agarró con mas fuerza el volante, apretando el pedal del acelerador. Sean vio que se alejaban del barrio francés y, por ende, de El Refugio —Shannon, ¿donde vamos?—Relájate, ¿vale? Déjate llevar.—No me gusta dejarme llevar. No vamos a El Refugio, ¿donde vamos, Shannon? Había algo raro ahí, y si su mente no hubiera estado tan nublada, se hubiera percatado nada más entrar en el coche. Necesitaba llamar a Brenna. Avisarla. —Necesito mi móvil —balbuceó Sean estirando su cuerpo entre los dos asientos delanteros para buscar el teléfono en la parte de atrás. Pero se encontró con que el petate con todas las cosas de Shannon estaban ahí—. ¿Ibas a abandonar la ciudad ya y...? Un pinchazo en el cuello silenció sus palabras. Un líquido caliente se coló en su torrente sanguíneo y Sean se desplomó en su asiento cogido por la sorpresa y la confusión. —Relájate, Sean. Será mejor para todos. Pero todas las alarmas del cazador saltaron en su mente abotargada y lenta. Estiró una de sus piernas y golpeó con la suela de su bota la cabeza de Shannon que rebotó contra el cristal de su lado. El coche perdió por unos instantes el control y Sean se abalanzó sobre el volante. Ambos luchaban por hacerse por el control el auto que daba bandazos de un lado a otro de la carretera. Si hubiera habido transeúntes a esa hora, se los hubieran llevado por delante por que avanzaron varios metros por la acera hasta que Sean sintió que la presión de sus manos le fallaba, que la visión se le desenfocaba y que su boca se quedaba tan seca como una piedra. Shannon le propinó un codazo para sacarlo de encima suyo y tomar el control del Prius. Sean cayó rendido y sin poder  mover ninguna extremidad de su cuerpo. Un silencioso letargo comenzó a hacer mella en él obligandolo a que cerrara sus párpados. La oscuridad lo invadió todo.
***
Los recuerdos de la noche anterior aparecieron como fogonazos de luz cegando su mente. Un puñetazo de Dallas directo a su mentón. La sonrisa de Brenna al acertar con el dardo en el centro de la diana. Shannon prendiendo su cigarro y devolviéndoselo humeando. El coche perdiendo el control. El pinchazo en su cuello.Despertó.Sentía la cabeza como un nido de pájaros. Todos piando. Todos picoteando en algún rincón. El estómago se resentía por la cantidad de alcohol ingerida y la garganta  le raspaba como la lija cuando Sean tragó saliva intentando humedecer su lengua, sin éxito. Abrió los ojos desorientado, sintiéndose en una postura incómoda. Quiso bajar los brazos pero las correas que le sujetaban por las muñecas al cabecero de la cama se lo impidieron. Un tirón seco que le hizo espabilar rápidamente. No estaba en su habitación, y mucho menos en El Refugio. Al mirar alrededor se encontró con un espacio abierto que se asemejaba a una nave, pero no tan grande. La estructura  de hormigón estaba desnuda, sin acabar. En las paredes que delimitaban la enorme estancia, habían hecho huecos para unos ventanales que nunca llegaron a instalar y por ellos pudo advertir como la maleza rodeaba el lugar, llegando a  invadir y entrar por alguno de ellos. La mayoría de las paredes habían sido decoradas por grafitis y por todo el suelo había cascotes de ladrillos y pedazos de hormigón desprendido. El lugar estaba definitivamente abandonado desde hacía tiempo y, por lo que pudo intuir Sean, bastante apartado. En mitad de alguna zona despoblada, puede que en la zona que arrasó el huracám Katrina y que, tras años de promesas de reconstrucción de zonas comunes, solo quedaron los esqueletos de decenas de edificios como ese.Tras analizar su entorno, Sean se paró a evaluar su situación. Estaba atado a una cama desprovista de colchón. Su cuerpo reposaba sobre un somier de alambres y muelles metálicos que arañaban su espalda desnuda a cada pequeño movimiento que hacía. Le habían dejado puesto únicamente los pantalones. Sus tobillos, al igual que sus muñecas, estaban fuertemente atadas con correas a las cuatro esquinas de la cama. No tenía mas heridas a simple vista que las que le había provocado Dallas horas atrás y que ahora, con los efectos del alcohol desapareciendo rápidamente, las sentía más que nunca ardiendo sobre su cara.A un lado había una mesita y lo que vio no le tranquilizó en absoluto. Reconoció unas pinzas unidas con cable a una batería del tamaño de una caja de zapatos. También había un par de cubos llenos de agua. Alzó la cabeza todo lo que pudo para ver qué mas había sobre esa mesa cuando Shannon le habló.
—Tranquilo, no habrá necesidad de usar nada de eso si colaboras.
Shannon se acercaba a paso tranquilo hasta la posición de Sean. La mujer debió de entrar por uno de los huecos de los ventanales pues no había puertas como tal. El cazador la miró asombrado y, a la vez, decepcionado. Con ella y consigo mismo. Sobre todo con él mismo.
—¿Qué es todo esto, Shannon? —Mi trabajo —anunció desapasionadamente la pelirroja, sentándose en el larguero de la cama, mirando a Sean sin sentimiento alguno en la mirada—. ¿No querías saber a qué me dedicaba? Mi trabajo me ha traído hasta aquí. ¿No es curioso el destino? —Curioso no es la palabra que utilizaría en este caso.—Lo sé. Yo tampoco —hizo una leve pausa en la que pareció reconsiderar la situación pero no hizo nada al respecto, simplemente volvió a mirar a Sean—. Mi cliente solo quiere una cosa de ti y me ha contratado para que la consiga. Cueste lo que cueste. Y si fueras otro no te daría la oportunidad que voy a darte ahora así que por favor, Sean, reconsidera mi petición antes de decir que no y ahórranos pasar un mal rato a ambos.—¿Mal rato? Soy yo el que está atado a una cama. No tú.—Pero eso puede cambiar si aceptas lo siguiente. Sean, mi cliente quiere que le cedas la propiedad de El Refugio y que declares ante todos los cazadores su legitimidad como propietario de la casa.—¿Cómo?—Lo que has oído.
Sean se la quedó mirando sin poder creerse sus palabras. Ahora todo comenzaba a tener sentido. Los asesinatos inclusive. El cazador desvió la mirada hasta el techo y se humedeció los labios, sintiéndolos igual de secos que su lengua.
—¿Fuiste tú la que mataste a esos cazadores? —preguntó pero sabía la respuesta de antemano.—Mi cliente me pidió mandar una señal. A ti y a los otros. Era el prólogo a la historia principal, que en este caso, eres tú.—Me están acusando a mí por esos asesinatos. Me puede caer la pena de muerte si consiguen pruebas contra mí.—Lo sé. Y lo siento. No esperaba que llamase la atención del FBI.—¿Que no esperabas que llamase la atención del FBI? ¡¿Y que esperabas, Shannon?! —bramó Sean  intentando aproximar su rostro al de ella pero le fue imposible por las ataduras, así que dejo caer de nuevo su cabeza contra el somier de alambre que rechinó ante el golpe seco.—Esperaba que eso allanase el camino para que, cuando llegara este momento, pudieras decir que sí y no tuviera que haber mas muertos.—¿Es eso lo que vas hacer, Shannon? ¿Matarme si digo que no?
La chica hizo un mohín y largó un suspiro de pena. Negó con la cabeza y se fijo en los tatuajes que adornaban los brazos y el torso del cazador.
—No será tan fácil para ti, me temo. Mi cliente espera que en un plazo de tres a cinco días, te convenza para que firmes el traspaso de propiedad.—¿Convencerme? —Sean soltó una risa seca y sin alegría alguna ante las palabras de Shannon—. Vas a torturarme para hacerme cambiar de opinión.—No si aceptas, Sean. ¿Aceptas?—No.—Siento oír eso, entonces.
Shannon se puso de pie y rodeó la cama hasta llegar a la mesita. Pulsó un botón de la batería que se encendió emitiendo un suave zumbido. Con absoluta serenidad, agarró las dos pinzas y las enganchó a ambos lados de la cama, en los largueros.
—¿Desde cuando eres así, Shannon? ¿Cuando te convertiste en una mercenaria sin sentimientos? —le dijo Sean viendo como iba y venía preparando aquello, ajena a que era a él a quien iba a torturar. A él. Al muchacho con el que había crecido, al chico con el que habían compartido confidencias y la más absoluta de las pasiones juveniles hacía muchos años en la triste y amarga Dublín—. Tú no eres así. ¡Escúchame, Shannon! Vamos, no tienes por qué hacer esto. Dime quien es tu cliente, lo arreglaremos. Si te tiene amenazada puedo protegerte. Puedo ayudarte a salir de lo que sea que estes metida. Pero no lo hagas. No eres así. Tú no.—¿Y como soy, Sean? —quiso saber ella con cierto tono distraído, ajustando  la intensidad de corriente de la batería, viendo la aguja que mostraba el dial de potencia—. Por que la vida da muchas vueltas y hasta tú no eres quien solías ser —se giró a mirarlo con frialdad e indiferencia—. Te has convertido en tu padre —sentenció Shannon cogiendo uno de los cubos de agua que estaban totalmente llenos.—Eso no es verdad. Sabes que no es cierto. Mi padre era un monstruo y me he asegurado todos estos años de no seguir sus pasos.—Siento comunicarte que has fallado.
Tumblr media
Shannon derramó la mitad del cubo de agua a lo largo del cuerpo de Sean cuyos músculos se tensaron ante la baja temperatura del liquido. Aunque sabía que lo que venía a continuación no iba a ser mejor, tal y como comprobó al cabo de diez segundos. Shannon se acercó de nuevo a la batería y rodó una pequeña ruletita hacia la derecha. La tensión se incrementó y la corriente salió disparada por el cable hasta las pinzas, transmitiendolo a toda la estructura metálica de la cama donde reposaba el cuerpo de Sean, quien recibió la sacudida eléctrica en cada poro de su piel gracias al agua que hacía de un inmejorable conductor eléctrico. Las descargas se prolongaron a lo largo de media hora hasta que Shannon se quedó sin agua en sus cubos. Se disculpó como quien tiene que abandonar una fiesta antes de tiempo y dejó a Sean a solas. El cazador respiraba con dificultad y aún no se había recuperado cuando el ciclo comenzó de nuevo. Agua, descarga, sacudida. Agua, descarga, sacudida. Shannon no dijo nada en ese periodo de tiempo, ni tan siquiera su rostro hizo alguna mueca cuando, tras dos horas de descargas, arrancó un grito de desesperación de Sean que reverberó a lo largo de la estructura de hormigón perdiéndose en mitad de la nada tal y como estaban.
***
Afuera había anochecido hacía tiempo. Shannon había colocado una serie de velas por la zona alumbrando fantasmagóricamente la escena arrojando sombras amarillentas a las paredes pintorrejeadas de grafitis y firmas sin sentido alguno. A Sean le zumbaban los oídos. Sentía las articulaciones agarrotadas por haber recibido tantas descargas seguidas e intuía que su espalda estaba en carne viva por removerse contra los alambres y muelles. El silencio inundaba el ambiente. De pronto, Shannon entró en su campo de visión. Volvió a tomar asiento en el larguero y se quedó mirando a Sean, con la barbilla apoyada en su puño y el codo clavado en su rodilla.
—Querías que fuera a la universidad —comentó como si estuvieran recordando viejos tiempos en una terraza frente a unas cervezas—. Llegaste a proponerme la idea de escaparnos juntos cuando cumpliéramos la mayoría de edad, ¿recuerdas? Fue bonito guardar esa esperanza. Al menos durante un tiempo.—Aún podemos huir juntos —le respondió Sean con voz ronca, en un intento de llevarse a Shannon a su terreno.—No hay nada de lo que huir, Sean —le indicó Shannon mirándolo con compasión. Apoyó una de sus manos sobre su pectoral derecho y acarició con la punta de sus dedos el tatuaje de rezaba 'Padre Fiero' en la base de su cuello—. ¿Acaso es lo que haces tú? ¿Huir? ¿Por eso te encierras en ese refugio con todos esos cazadores? Yo creo que eso es más esconderse. Siempre fuiste muy cobarde, de todos modos.—Shannon, no puedo ceder la casa a cualquiera. El Refugio es muy importante. ¿No te preguntas si no por qué armar todo este revuelo si fuese una simple propiedad? No puede caer en las manos equivocadas. Mi labor es muy importante y no la cederé a cualquiera.—Eso ya lo veremos.
La pelirroja se colocó a horcajadas de Sean y acarició de arriba abajo con ambas manos sus abdominales. Sean no sabía qué iba hacer así que intentó convencerla de que aquello no era buena idea.
—El Refugio en malas manos puede causar mucho caos, ¿es eso lo que quieres? ¡Podría matarte!—Yo ya estoy muerta, Sean —declaró mirándole a los ojos mientras sacaba de su bolsillo un puño americano que se encajó en su mano derecha.
Entonces sin añadir nada más, empezó a propinarle puñetazos en la parte izquierda de su casa. Uno tras otro, sin darle respiro. Las molestias que podía sentir hasta entonces por los golpes causados por Dallas pasaron a segundo plano cuando perdió la visión del ojo izquierdo. El párpado se le hinchó, la ceja se la partió y el pómulo se le unía en una gran masa de carne y piel sangrante cubriendo todo el globo ocular. En uno de los golpes directos a su sien perdió el conocimiento.
***
Era de día. Shannon le dio de beber un poco de agua que su estómago recibió con un rugido ahogado. Sentía toda la parte izquierda de su cara adormecida e inmóvil, pero al mismo tiempo le ardía cuando intentaba mover los labios o simplemente acompañar al parpadeo del ojo derecho, puesto que el izquierdo se encontraba totalmente desaparecido bajo ese tétrico hinchazón.Ya no quería hablar con Shannon. Ella había dejado su punto totalmente claro y Sean estaba demasiado cansado como para hacerla ver lo contrario. Además, tenía que guardar fuerzas para lo que aún estaba por venir.
—Sé que eres duro, Sean —le dijo ella acercándose de nuevo a la cama con un cuchillo en su mano—. Por eso sé que podrás aguantar todo lo que te eche y un poco más. Al final, las palizas diarias que te daba tu padre han servido para algo.
Soltaba todo aquello sin sentimiento, como quien informa al otro de que va a llover o qué hora es. Al no escuchar respuesta por parte de Sean, prosiguió con su labor de intentar convencerlo de aceptar la propuesta de su cliente. Utilizando la punta del cuchillo, abrió sendas aperturas entre la marca de las costillas que se dibujaban en sus costados. Lo suficiente para que fuesen profundas, no tanto como para que llegasen al pulmón. Sean emitió pequeños gruñidos al sentir esos cortes. El corazón comenzó a latirle muy deprisa como respuesta al dolor que iba a sufrir a continuación. Ayudándose de esos cubos con agua que ya había utilizado el día anterior, añadió al agua un kilo de sal, removió y se los echó a Sean. El agua con la sal penetró en los cortes del cazador provocandole tal escozor que Sean apretó los dientes hasta hacerlos chirriar. El último cubo no solo fue hacia sus costillas, si no también a su rostro. Eso le hizo gritar loco de dolor. Creyó sentir como el agua junto a la sal entraba hasta su cerebro atravesándole la inflamación de su rostro. El estómago se le revolvió y vomitó en dos secas arcadas el agua que había bebido minutos antes, acompañado de bilis verdosa que cayó por la comisura de sus labios cuarteados.
—¿Vas a aceptar ahora, Sean? —preguntó Shannon, agarrando un trapo para limpiar ese vómito de los labios de Sean. Éste entreabrio el ojo derecho, miró con desprecio absoluto a la pelirroja y musitó entre labios.—Que te jodan.
***
Había perdido por completo la percepción del tiempo. Ahora afuera estaba nublado y no podía juzgar por la escasa claridad si era primera hora de la mañana o por la tarde. Pasaba largos periodos inconsciente intercalados por otros tantos de tortura. Shannon no había mostrado nada nuevo, volviendo a las descargas una vez más donde el cuerpo de Sean oscilaba, temblaba y tiritaba sobre la cama como una hoja al ser empujada por el viento. Hasta ese momento. Sean despertó y lo primero que se percató fue que ya no estaba en la cama, si no que colgaba de unas cadenas del techo y sus tobillos estaban unidos por unos grilletes. Rozaba con las puntas de los pies el suelo y desde su posición podía ver la cama, confirmando sus sospechas de que su espalda estaba en carne viva al comprobar que los alambres y los muelles del somier estaban manchados de sangre. Apenas podía levantar la cabeza de su pecho. Cuando Shannon se acercó a él, tuvo que agarrarle de la mejilla y alzarle el rostro. Le miró con preocupación, por primera vez desde que esa pesadilla había empezado.
—Esa hinchazón no tiene buena pinta. Está infectada —dijo en relación al bulto que se había formado en su cara donde había golpeado con el puño americano. Se hizo de nuevo con el cuchillo y lo clavó desde encima de donde se suponía que debía estar su ceja hasta la mitad de la mejilla. Aquello se abrió como un enorme grano y supuró pus y sangre que le entró en la boca a Sean, quien escupió directamente al rostro de Shannon sin miramientos. La mujer, sorprendida por aquel 'ataque', le propinó un sonoro tortazo en la mejilla sana a Sean quien dejó caer su rostro de nuevo sobre su torso—. ¿Aceptas traspasar la propiedad de la casa a mi cliente? —preguntó una vez más Shannon, dirigiéndose hacia la mesa de los horrores.—No —respondió casi en un susurro inaudible Sean. Su garganta estaba tan seca que solo intentar hablar le suponía un esfuerzo atroz.
Shannon regresó a su lado blandiendo en su mano un látigo de varios ramales. El final de cada ramal acababa en una punta de acero que arrancaba brillos en su superficie pulida.
—Sean, te lo voy a volver a preguntar por la amistad que un día nos unió. ¿Aceptas la propuesta de...?—Cállate —le pidió Sean en un tono mucho mas débil de lo que le hubiera gustado. En vez de una orden, sonó como un ruego ahogado—. Acaba con esto.—No puedo, Sean. No hasta que aceptes.—No voy a aceptar.—Está bien.
Shannon desapareció de su campo de visión. Y hubiera preferido que no desapareciera. El látigo chasqueó en el aire cuando lo abatió en su dirección, mas concretamente contra su espalda. Los ramales se extendieron por toda su piel y las cabezas puntiagudas de acero se clavaron cuan dardos en su piel que, cuando Shannon tiró para desclavarlos, se llevaron parte de la poca piel que quedaba y mucho más de musculo. Sean gritó y se intentó desarramar pero era imposible. Los latigazos se seguían uno tras otro y la agonía se estaba convirtiendo en algo imposible de soportar. Perdió el conocimiento varias veces pero lo recuperó todas ellas cuando el látigo volvía hacer contacto en su espalda.
***
La noche dio paso a un nuevo día. Sean no sentía ni las manos ni los brazos. Seguía colgado del techo y podía presentir la sangre resbalando por su cuerpo empapando su pantalón, tanto la que procedía de su espalda —que era abundante— como la que se escapa en pequeños hilillos por entre los cortes de sus costillas.Escuchó un eco de voces. O tal vez eran imaginaciones suyas. Se perdió de nuevo entre la inconsciencia hasta que sintió unas bofetadas en su rostro obligandolo a salir de las sombras.
—Eso es, despierta. ¿Estás con nosotros, Sean?
El aludido enfocó todo lo que pudo su ojo derecho porque no podía creerse a quien tenía delante. ¿Cual era su nombre? No lo recordó de primeras. Le costaba ubicarse; pensar en cualquier otra cosa que no fuera el dolor que sentía en cada poro de su piel. De pronto lo recordó. Samhain. Aquel desgraciado que le había ofrecido una suculenta  cantidad de dinero haría semanas por El Refugio, estaba delante de él, sonriente.
—Eres un animal, Sean. ¿Te lo habían dicho antes? Cualquiera no llegaría hasta donde has llegado tú. Pero tú... —le apuntó reiteradas veces con el dedo índice, casi con orgullo desmedido—. Tú eres de los duros.—No ha aceptado su oferta, señor —esa fue Shannon hablando desde algún punto. Sean no hizo ni el esfuerzo de ubicarla. Le daba igual.—Por supuesto que no, ¡nadie dijo que esto fuese fácil! —se echó a reír y dio una palmada seca. Entonces, apoyo una de sus manos sobre la nuca del cazador y le obligó a que le mirase a los ojos—. Estoy acostumbrado a que las cosas se resistan, ¿tú no, Sean?
No respondió. Porque estaba demasiado ocupado desengañándose de que lo que veía fuera cierto. Pero no sabia si por fruto de la tortura, deshidratacion o cansancio, le estaba pareciendo ver el mismísimo infierno en la mirada de Samhain. Y lo peor es que las puertas estaban abiertas para atraparle, ahogarle y no dejarle salir nunca más.
Tumblr media
2 notes · View notes
amarilloaazul · 4 years
Text
Si estuviéramos casados.
Son las 5.24 am y la lluvia me ha despertado. Me estiro un poco para cerrar la ventana porque dormimos con la ventana abierta. Veo que me falta hora y media para hacer el desayuno. Será pan francés, aprovechando los bolillos que compramos antier y que ya se secaron.
Empiezo a acariciarte, nos dimos el sí hace 4 años, hace cuatro años te elijo todos los días y ahora estamos buscando tener un bebé. No nos importa si es niño o niña, estamos buscando tener una familia. Quizá sólo tengamos uno, porque veo difícil que te animes con otro. Quizá si porque mis pechos se pondrán generosos y extrañarás verlos tan abundantes. Cuando el bebé descanse de lactar me pedirás que te muestre los senos para que los fotografíes y dibujes una y otra vez.
No estoy en mis días fértiles pero igual quiero hacerte el amor. Quiero verte desnudo y recordar la primera vez que vi como te quitabas la camisa frente a mi. Ver esos lunares en tus hombros, en tu espalda y ese tatuaje que tienes. Me bajo la ropa interior, dejándome solamente la camisa que me diste como pijama. Extra grande para mi tamaño tan pequeño. Te acaricio, te beso y me das una sonrisa somnolienta. Nunca has sido flojo para esto, pero sabes que cuando tengo la iniciativa sólo te dejas llevar. Empiezo haciendo lo que te gusta y luego retiro tu ropa interior también.
Me subo en ti, extasiada. Ya no quería esperar más. Nos besamos lentamente y me sacas la camisa que traigo, quedando completamente desnuda ante ti. Me muevo como te encanta, dices mi nombre, digo el tuyo entre abrazos, besos y suspiros. Cuando estas lo suficientemente despierto tomas el control sobre mi y ahora soy yo la que está abajo. Siento el vaivén de tus caderas sobre las mías y solo pienso que eres mío y que yo soy tuya. Que te gusto y que me gustas. Que así será para siempre. Terminamos y aunque estoy feliz y un poco agotada me insistes en que debo ir al baño a orinar.
Y eso hago, desnuda. Solo uso un par de sandalias para no tocar el piso. Me veo en el espejo del baño. Mis labios están hinchados de tanto besarte, mi cabello despeinado pero a ti te extasió hace varios minutos atrás. Después orino, me lavo las manos y vuelvo contigo, que me esperas en la cama cálida. Nos abrazamos desnudos. También nos besamos otra vez.
Sonreímos.
Me dices que irás arriba para terminar el estudio de dibujo que has estado haciendo por meses.
Y que la próxima semana te darán los papeles de residencia de Estados Unidos y que en un año yo también seré residente. Que sabemos que no ha sido perfecto pero en unos años podremos mudarnos a Texas y tener una vida ahí. Que quizá deberíamos esperar más tiempo para que nuestro bebé sea ciudadano americano.
Solo te escucho y te digo que te preocupas demasiado por las cosas que aún no suceden.
Sugiero ver películas y jugar videojuegos todo el día. Aceptas y cuando menos siento, otra vez estás excitado. Y yo también.
En realidad me despertó la lluvia pero estoy sola.
Tus recuerdos y lo que haríamos este domingo son sólo una pringa de lluvia.
0 notes
edlefante · 4 years
Text
Extrañar(te)
Contra este vaivén de emociones nada he podido hacer. Quisiera pensar que con el pasar de los días todo mejorará, pero no, va empeorando. Recuerdo que la última vez que nos vimos mencionaste que pronto volveríamos a vernos, cruzaríamos miradas, incluso una que otra palabra. Créeme, no he dejado de pensar en ello.
Mis largas caminatas por la playa de nada han servido, pretendo olvidarte cuando ni siquiera recuerdo cómo hacerlo; pasé tanto tiempo a tu lado que la preocupación de que te alejaras no tenía cabida en mi interior y un día, sin previo aviso, sucedió.
Paso largas horas escuchando la playlist que armamos juntos con nuestras canciones favoritas, es la cosa más estúpida que hago, pues sé que no me dejará ganar.
No puedo, simplemente no puedo, necesito que alguien me saque de este hoyo. Corrección, necesito que me saques de este infierno. No tengo cabeza para pensar en nada más; va de mal en peor, pues con el transcurso de las semanas, mi mente se va alimentando con la ilusión de algún día verte, qué tonta ha sido, ¿No?
Quizá no fue la mente quien se equivocó, quizá fui yo quien tergiversó las cosas. Extrañarte ha sido la cosa más difícil que esta dura vida me dio, me quitó las ganas de estar con alguien más por aferrarme a tu recuerdo y me abofeteó cuando le pedí a gritos que te trajera de vuelta. Empero, extrañarte me hace daño.
0 notes
kaarenpena · 5 years
Text
Despierta
Ya es hora, abre los ojos y mira a tu alrededor, ¿Qué es lo primero que alcanzas a ver? No dejes que un pensamiento negativo te domine y enfócate, mira por la ventana, hoy el cielo esta de un azul resplandeciente, no hay ninguna nube que oculte su bonito color. Mira los árboles y como sus hojas comienzan a tornarse amarillas, mira esos imponentes cerros que enmarcan el lugar en el que vives, resaltando su belleza y recordándote lo afortunada que eres de estar aquí hoy, un día más disfrutando la gracia de la naturaleza y el placer de vivir.
Levántate, sal y toma un respiro de aire fresco, creerás que hace frio porque es de mañana, pero si te paras bajo el sol podrás sentir su calor cubriéndote como si fuera una manta. Aun no es invierno así que tendrás la oportunidad de disfrutar su calidez durante unas semanas más, cierra los ojos y déjate envolver por el sonido de las hojas de los arboles moviéndose por el viento, los niños jugando a lo lejos, tu corazón latiendo en tu pecho. Deja que tu espíritu se llene de gratitud por un nuevo día, y repítelo hasta que se transforme en un hábito.  
No permitas que los pensamientos negativos se apoderen de tu mente, no, no los dejes. Date cuenta de lo bonita que es la vida y de todo lo que tienes cerca de ti, no gastes energía y tiempo preguntándote porqué, cómo y cuándo, acepta que simplemente sucedió y que así tenía que pasar, que ya no puedes volver el tiempo atrás y es inútil juzgar el pasado desde la sabiduría que te ha dado el presente. No busques culpables, no trates de señalar a nadie, total, todos somos seres imperfectos destinados a cometer un sinfín de errores en el camino para lograr aprender lecciones que de otra  manera habría sido imposible comprender, y ya no pienses en si era justo o no, si te lo merecías o no, pues si una cosa has aprendido bien es que la vida no es justa y no te da lo que mereces, durante el resto de la eternidad existirán personas buenas sufriendo y personas malas regocijándose con sus éxitos, pero así son las cosas, y lo importante es aprender a enfrentarte con sabiduría alas situaciones malas como a las buenas.
No, no le recrimines a nadie, ni a la vida, ni a Dios ni a ti misma. Es momento de abrazar todo aquello que te sucedió y agradecer, porque es por esas situaciones, personas y cosas que has vivido, que hoy eres una persona más fuerte, más madura, más inteligente, más buena, y el camino hacia el crecimiento personal no tiene límite y afortunadamente tú ya vas un paso adelante, aunque no puedas o no quieras reconocerlo aún, has crecido mucho y eso tiene un valor inmenso. Agradece y no dejes de hacerlo, porque la gratitud te hace humilde y la humildad alimenta tu espíritu. Sonríe y date cuenta de las bendiciones que te rodean, que el simple hecho de que hoy estés aquí es un regalo divino que muchas personas pierden minuto a minuto.
Pero no todo es color de rosa ni te pido que seas optimista todo el tiempo, así que si en momentos te sientes sola, si sientes que aún te duele poquito o que tal vez no es dolor si no ira, permítete sentirlo. Tienes la libertad de hacerlo así que siéntelo, ll��ralo, extérnalo y deja que se vaya. Porque en el fondo sabes que tu corazón es bueno y no quieres que tu esencia se manche con odio, porque en el fondo sabes que lo que no se dice se acumula en el pecho y se transforma en amargura y no es eso lo que quieres para tu vida. No dejes que se apague tu brillo ni que tus colores se conviertan en una escala de grises. Llora lo que necesites y después límpiate esas lágrimas, agradece y sigue adelante.    
Respira hondo si estás teniendo un mal día y recuerda que para bien o para mal todo pasa, vuelve a tus reservas cada vez que sea necesario. Déjate llevar por los recuerdos y vuelve a esas primeras navidades de tu vida, recuerda esa versión tuya que no podía contener la emoción al esperar un personaje místico y mágico, recuerda el aroma a ponche, la calidez de tu hogar y las luces de los árboles. Sigue recordando y vuelve a ese momento en que despertabas cada domingo escuchando la música favorita de tu padre, siente la melodía y después recuerda el momento en el que tu hermana menor llegó al mundo, pensabas que era tan pequeña y frágil, la habías estado esperando con ansias y solo querías cuidarla. Recuerda tus éxitos académicos, tus logros, vuelve al nerviosismo del primer beso y del primer amor, aquel que te enseño a querer bonito, aquel que era tan inocente, puro y genuino que no podías sentir miedo. Recuerda esa cajita de madera donde guardas bajo llave las cartas más bonitas que has recibido en tu vida. Esas son tus reservas, vuelve a ellas una y otra vez hasta que el dolor mitigue, y poco a poco estarás mejor.
Así seguirás en este vaivén de subidas y bajadas, pero te prometo que estaré siempre para apoyarte y cuidarte. Soy la única persona que tendrás siempre a tu lado y me arrepiento de haberte dejado sola tantas veces, de no haberte tratado como una prioridad, pero puedes estar segura de que eso no va a pasar. Mi amor por ti es equivalente el número de estrellas que hay en el universo, te quiero, te admiro y me siento muy orgullosa de ti. Sé que tú puedes así que solo no te rindas, aunque te parezca imposible, aunque sea con miedo, dudas, sin ganas ni motivación el punto es seguir. Porque a pesar de todo llevas 25 otoños descubriendo lo bonita que es la vida, y te aseguro que en un año lo seguirá siendo, solo tienes que despertar.
0 notes
Text
Tiempos modernos
Para aquellos que han tenido la oportunidad de seguir la carrera actoral en el cine mudo de Charles Chaplin pues que dicha. Hace un tiempo desconocía mucho de este actor y no fue hasta que vi “Tiempos modernos” que supe de su existencia, la vi dos veces gracias a un profesor que tuve en la Universidad y luego la volví a ver en la comodidad de mi hogar y creo y afirmo que esta será la única película de cine mudo que llegare a amar, porque si, en verdad es tedioso no escuchar un dialogo pues siquiera un monologo, pero bueno aquí les dejo mi reflexión acerca de esta hermosa película.
 En la trama , pude notar muchísimas similitudes a lo que hoy en día vivimos las personas, en cualquier parte del mundo (unos más que en otros) y es curioso porque esta película fue rodada en 1935 y estrenada en 1936  pues hace un montón, es como que lo de esa época se mantuviera a lo que hoy en día sucede y me atrevo hasta decir que peor, resaltan mucho las problemáticas notorias de la película, una de ellas era el desempleo, uno de los tantos problemas tanto para hombres como para mujeres, ya que al no tener muchos puestos de trabajo o plazas, y al ser limitadas  lleva a la segunda problemática resaltada en la película , la pobreza , esa es una que hoy en día es masiva (no solo hablo de la pobreza que se mira en la calle) , y una de las miles de razones por las cuales existen muchos robos y delitos, porque al verse con una necesidad, al querer saciarla y cubrirla, optan por opciones ilícitas, lo logramos ver en la parte en que la chica roba el pan al panadero y cuando están en el edificio , y utilizan todo lo que está a la venta , pero sin pagar nada, la delincuencia seria otra problemática que produce la pobreza, ahora entremos a la siguiente problemática notada y esta es el hecho de las condiciones en las que los trabajadores se encontraban, se deja de lado a los trabajadores, quienes no tienen derechos laborales tales como al descanso, un ambiente de trabajo limpio y además de ello son explotados se puede decir que viven con una calidad de vida muy mala por un trabajo sobreexplotado y viviendo con lo justo y si a eso incluyo los trabajos de oficina, hoy en di los descansos laborales son cortos y tienes que comer a la carrera para así luego volver a cumplir con tu trabajo porque si no cumples con cualquier pequeñez pues “bye bye sueldo completo” (te descuentan) y así en un vaivén día tras día , siempre con afán de todo , menos de respirar, ya que aparte de que las clases sociales están bien divididas , los de arriba (clase alta) , controlan a los de abajo (clase baja) y eso ha sido siempre desde las épocas del medio evo como las de A.C, ahí entra la sociedad de mierda en la que vivimos te cuento porque : si miras a tu alrededor si hay movimientos humanitarios queriendo ayudar a la gente que lo necesita y estos a veces están compuestos por gente con dinero de buen corazón, asi como hay adinerados bondadosos, pues sobran los adinerados enaltecidos de ego de dinero y de más, la sociedad te impone aquí te impone halla y nosotros somos sus conejillos de indias, ¿te has preguntado porque hay pobreza y porque hay tanto rico?, ¿Por qué los malos son los que están en el poder? ¿Por qué tenemos jefes hechos mierda?, yo sí , y aunque mi respuesta puede no te parezca tan acertada, si puede ser algo razonable y es porque nosotros lo permitimos , siguiendo un mecanismo mierda en el que solo sonreímos porque ya es fin de semana y descansamos , los grandes poderosos, los que controlan la banca, el petróleo, la comida, quienes nos envenenan con sus químicos en aquellos cultivos que ahora llevan transgénicos, los que producen alimentos con contenidos cancerígenos como el Aspartame, son los que deciden quien es Rico y quien es Pobre, quién vive y quién muere, Con una propuesta exquisita de compra tu casa y luego pierdes tu trabajo por algún recorte por falta de dinero para plazas , entonces ya no tienes con que pagarla y tienes que tomar la dura decisión de hipotecarla , para luego perderla, y así utilizaran la misma casa para hacer lo mismo con otra pobre víctima, este es solo un ejemplo, no hablemos de la comida y de porque hoy en día la gente padece mucho de cáncer, (consejo ,lean las etiquetas y verán que eso mismo se lo han dado a ratas), ahora como en la película también se veía el auge de las famosas maquinas, aquí es donde la aplicación de la ciencia y la tecnología (avances tecnológicos), perdieron todo su sentido, que debería haber sido que gracias a ellos se mejorara la calidad de vida de las personas ,pero de forma distinta a eso solo mejoraron la productividad acelerando el desarrollo, pero no de forma homogénea, provocando la desdicha de muchas personas ya que el trabajo que una persona hacía , ahora lo hacían las maquinas, sobre todo las más desfavorecidas, que se vieron en la situación de los dos jóvenes, cuando intentaban sobresalir y lograr establecerse, volvían a caer en la desdicha, cosa que hoy en día se sigue viendo, en trabajos mal pagados , lo que crea una sociedad llena de estrés , enfermedad y mala alimentación, y claro los bien pagados igual tienen su sacrificio, porque horas de trabajo para tener un  muy buen sueldo provoca las grietas en las familias, ahora imagínate y compara sacrificar tu familia  para trabajar duro y tener un buen sueldo a Trabajar duro en otro trabajo que no sea de alto rango (pero igual importante) y recibir lo que se te va solo en pagar deudas, ahí un sinfín de más en que reflexionar y pensar. La película, además de abordar el tema del desempleo, la deshumanización y el maquinismo, gira en torno a la idea del tiempo. Es el tiempo industrial, donde cada acto durante la jornada laboral tiene que ajustarse al ritmo de las máquinas. La secuencia de la máquina que da de comer a Charlot ilustra bien esta idea. Es la época y la mentalidad del “Tiempo es oro” (aun hoy en día) y no se puede desperdiciar comiendo o fumando un cigarrillo; aunque, Chaplin no duda en mostrar al gerente de la fábrica «perdiendo el tiempo» completando un rompe cabezas o leyendo un periódico. Es un canto a la rebeldía contra la vida automatizada que despoja al ser humano de su humanidad.
 PDT: La película solo fue una inspiración para escribir acerca del tema.
0 notes