Tumgik
#La Casa Tomada
whileiamdying · 2 years
Text
CASA TOMADA
Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua (hoy que las casas antiguas sucumben a la más ventajosa liquidación de sus materiales) guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos, el abuelo paterno, nuestros padres y toda la infancia.
Nos habituamos Irene y yo a persistir solos en ella, lo que era una locura pues en esa casa podían vivir ocho personas sin estorbarse. Hacíamos la limpieza por la mañana, levantándonos a las siete, y a eso de las once yo le dejaba a Irene las últimas habitaciones por repasar y me iba a la cocina. Almorzábamos al mediodía, siempre puntuales; ya no quedaba nada por hacer fuera de unos platos sucios. Nos resultaba grato almorzar pensando en la casa profunda y silenciosa y cómo nos bastábamos para mantenerla limpia. A veces llegábamos a creer que era ella la que no nos dejó casarnos. Irene rechazó dos pretendientes sin mayor motivo, a mí se me murió María Esther antes que llegáramos a comprometernos. Entramos en los cuarenta años con la inexpresada idea de que el nuestro, simple y silencioso matrimonio de hermanos, era necesaria clausura de la genealogía asentada por nuestros bisabuelos en nuestra casa. Nos moriríamos allí algún día, vagos y esquivos primos se quedarían con la casa y la echarían al suelo para enriquecerse con el terreno y los ladrillos; o mejor, nosotros mismos la voltearíamos justicieramente antes de que fuese demasiado tarde.
Irene era una chica nacida para no molestar a nadie. Aparte de su actividad matinal se pasaba el resto del día tejiendo en el sofá de su dormitorio. No sé por qué tejía tanto, yo creo que las mujeres tejen cuando han encontrado en esa labor el gran pretexto para no hacer nada. Irene no era así, tejía cosas siempre necesarias, tricotas para el invierno, medias para mí, mañanitas y chalecos para ella. A veces tejía un chaleco y después lo destejía en un momento porque algo no le agradaba; era gracioso ver en la canastilla el montón de lana encrespada resistiéndose a perder su forma de algunas horas. Los sábados iba yo al centro a comprarle lana; Irene tenía fe en mi gusto, se complacía con los colores y nunca tuve que devolver madejas. Yo aprovechaba esas salidas para dar una vuelta por las librerías y preguntar vanamente si había novedades en literatura francesa. Desde 1939 no llegaba nada valioso a la Argentina.
Pero es de la casa que me interesa hablar, de la casa y de Irene, porque yo no tengo importancia. Me pregunto qué hubiera hecho Irene sin el tejido. Uno puede releer un libro, pero cuando un pullover está terminado no se puede repetirlo sin escándalo. Un día encontré el cajón de abajo de la cómoda de alcanfor lleno de pañoletas blancas, verdes, lila. Estaban con naftalina, apiladas como en una mercería; no tuve valor para preguntarle a Irene qué pensaba hacer con ellas. No necesitábamos ganarnos la vida, todos los meses llegaba plata de los campos y el dinero aumentaba. Pero a Irene solamente la entretenía el tejido, mostraba una destreza maravillosa y a mí se me iban las horas viéndole las manos como erizos plateados, agujas yendo y viniendo y una o dos canastillas en el suelo donde se agitaban constantemente los ovillos. Era hermoso.
Cómo no acordarme de la distribución de la casa. El comedor, una sala con gobelinos, la biblioteca y tres dormitorios grandes quedaban en la parte más retirada, la que mira hacia Rodríguez Peña. Solamente un pasillo con su maciza puerta de roble aislaba esa parte del ala delantera donde había un baño, la cocina, nuestros dormitorios y el living central, al cual comunicaban los dormitorios y el pasillo. Se entraba a la casa por un zaguán con mayólica, y la puerta cancel daba al living. De manera que uno entraba por el zaguán, abría la cancel y pasaba al living; tenía a los lados las puertas de nuestros dormitorios, y al frente el pasillo que conducía a la parte más retirada; avanzando por el pasillo se franqueaba la puerta de roble y mas allá empezaba el otro lado de la casa, o bien se podía girar a la izquierda justamente antes de la puerta y seguir por un pasillo más estrecho que llevaba a la cocina y el baño. Cuando la puerta estaba abierta advertía uno que la casa era muy grande; si no, daba la impresión de un departamento de los que se edifican ahora, apenas para moverse; Irene y yo vivíamos siempre en esta parte de la casa, casi nunca íbamos más allá de la puerta de roble, salvo para hacer la limpieza, pues es increíble cómo se junta tierra en los muebles. Buenos Aires será una ciudad limpia, pero eso lo debe a sus habitantes y no a otra cosa. Hay demasiada tierra en el aire, apenas sopla una ráfaga se palpa el polvo en los mármoles de las consolas y entre los rombos de las carpetas de macramé; da trabajo sacarlo bien con plumero, vuela y se suspende en el aire, un momento después se deposita de nuevo en los muebles y los pianos.
Lo recordaré siempre con claridad porque fue simple y sin circunstancias inútiles. Irene estaba tejiendo en su dormitorio, eran las ocho de la noche y de repente se me ocurrió poner al fuego la pavita del mate. Fui por el pasillo hasta enfrentar la entornada puerta de roble, y daba la vuelta al codo que llevaba a la cocina cuando escuché algo en el comedor o en la biblioteca. El sonido venía impreciso y sordo, como un volcarse de silla sobre la alfombra o un ahogado susurro de conversación. También lo oí, al mismo tiempo o un segundo después, en el fondo del pasillo que traía desde aquellas piezas hasta la puerta. Me tiré contra la pared antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad.
Fui a la cocina, calenté la pavita, y cuando estuve de vuelta con la bandeja del mate le dije a Irene:
-Tuve que cerrar la puerta del pasillo. Han tomado parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus graves ojos cansados.
-¿Estás seguro?
Asentí.
-Entonces -dijo recogiendo las agujas- tendremos que vivir en este lado.
Yo cebaba el mate con mucho cuidado, pero ella tardó un rato en reanudar su labor. Me acuerdo que me tejía un chaleco gris; a mí me gustaba ese chaleco.
Los primeros días nos pareció penoso porque ambos habíamos dejado en la parte tomada muchas cosas que queríamos. Mis libros de literatura francesa, por ejemplo, estaban todos en la biblioteca. Irene pensó en una botella de Hesperidina de muchos años. Con frecuencia (pero esto solamente sucedió los primeros días) cerrábamos algún cajón de las cómodas y nos mirábamos con tristeza.
-No está aquí.
Y era una cosa más de todo lo que habíamos perdido al otro lado de la casa.
Pero también tuvimos ventajas. La limpieza se simplificó tanto que aun levantándose tardísimo, a las nueve y media por ejemplo, no daban las once y ya estábamos de brazos cruzados. Irene se acostumbró a ir conmigo a la cocina y ayudarme a preparar el almuerzo. Lo pensamos bien, y se decidió esto: mientras yo preparaba el almuerzo, Irene cocinaría platos para comer fríos de noche. Nos alegramos porque siempre resultaba molesto tener que abandonar los dormitorios al atardecer y ponerse a cocinar. Ahora nos bastaba con la mesa en el dormitorio de Irene y las fuentes de comida fiambre.
Irene estaba contenta porque le quedaba más tiempo para tejer. Yo andaba un poco perdido a causa de los libros, pero por no afligir a mi hermana me puse a revisar la colección de estampillas de papá, y eso me sirvió para matar el tiempo. Nos divertíamos mucho, cada uno en sus cosas, casi siempre reunidos en el dormitorio de Irene que era más cómodo. A veces Irene decía:
-Fijate este punto que se me ha ocurrido. ¿No da un dibujo de trébol?
Un rato después era yo el que le ponía ante los ojos un cuadradito de papel para que viese el mérito de algún sello de Eupen y Malmédy. Estábamos bien, y poco a poco empezábamos a no pensar. Se puede vivir sin pensar.
(Cuando Irene soñaba en alta voz yo me desvelaba en seguida. Nunca pude habituarme a esa voz de estatua o papagayo, voz que viene de los sueños y no de la garganta. Irene decía que mis sueños consistían en grandes sacudones que a veces hacían caer el cobertor. Nuestros dormitorios tenían el living de por medio, pero de noche se escuchaba cualquier cosa en la casa. Nos oíamos respirar, toser, presentíamos el ademán que conduce a la llave del velador, los mutuos y frecuentes insomnios.
Aparte de eso todo estaba callado en la casa. De día eran los rumores domésticos, el roce metálico de las agujas de tejer, un crujido al pasar las hojas del álbum filatélico. La puerta de roble, creo haberlo dicho, era maciza. En la cocina y el baño, que quedaban tocando la parte tomada, nos poníamos a hablar en voz más alta o Irene cantaba canciones de cuna. En una cocina hay demasiados ruidos de loza y vidrios para que otros sonidos irrumpan en ella. Muy pocas veces permitíamos allí el silencio, pero cuando tornábamos a los dormitorios y al living, entonces la casa se ponía callada y a media luz, hasta pisábamos despacio para no molestarnos. Yo creo que era por eso que de noche, cuando Irene empezaba a soñar en alta voz, me desvelaba en seguida.)
Es casi repetir lo mismo salvo las consecuencias. De noche siento sed, y antes de acostarnos le dije a Irene que iba hasta la cocina a servirme un vaso de agua. Desde la puerta del dormitorio (ella tejía) oí ruido en la cocina; tal vez en la cocina o tal vez en el baño porque el codo del pasillo apagaba el sonido. A Irene le llamó la atención mi brusca manera de detenerme, y vino a mi lado sin decir palabra. Nos quedamos escuchando los ruidos, notando claramente que eran de este lado de la puerta de roble, en la cocina y el baño, o en el pasillo mismo donde empezaba el codo casi al lado nuestro.
No nos miramos siquiera. Apreté el brazo de Irene y la hice correr conmigo hasta la puerta cancel, sin volvernos hacia atrás. Los ruidos se oían más fuerte pero siempre sordos, a espaldas nuestras. Cerré de un golpe la cancel y nos quedamos en el zaguán. Ahora no se oía nada.
-Han tomado esta parte -dijo Irene. El tejido le colgaba de las manos y las hebras iban hasta la cancel y se perdían debajo. Cuando vio que los ovillos habían quedado del otro lado, soltó el tejido sin mirarlo.
-¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? -le pregunté inútilmente.
-No, nada.
Estábamos con lo puesto. Me acordé de los quince mil pesos en el armario de mi dormitorio. Ya era tarde ahora.
Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada.
Tumblr media
3 notes · View notes
cuba-redh · 22 days
Text
Casa Tomada 2024: Identidades y resistencias: para una cartografía contemporánea de nuestra América
La Casa de las Américas cumplió 65 años el pasado 28 de abril. La Casa es una casa joven. Lo es, entre otras razones, porque desde su fundación visibiliza la labor de los creadores y creadoras de nuestro Continente; y la creación es un acto de juventud más allá de los calendarios. Nuestra Casa es joven porque ha sido el puerto de quienes necesitaron, en las horas más oscuras de nuestra América…
0 notes
latinotiktok · 11 days
Text
Cuentos de escritores latinoamericanos que me encantan y me generan una sensación absolutamente extraña al terminar de leerlos (si quieren agregar sus recomendaciones, son bienvenidos):
"Un hombre sin suerte" de Samanta Schweblin
"El almohadón de plumas" de Horacio Quiroga
"La fiesta ajena" de Liliana Heker
"Casa tomada" de Julio Cortázar
"Los ojos más verdes" de Liliana Colanzi
505 notes · View notes
elcorreografico · 2 years
Text
Circuito gastronómico con el alcaucil platense como protagonista
#LaPlata #Turismo #FiestadelAlcaucil | #Circuitogastronómico con el #alcaucilplatense como protagonista
Más de una veintena de locales pondrán a disposición de sus clientes opciones elaboradas con el fruto emblema de la Ciudad, el alcaucil platense. La iniciativa se extenderá desde el 25 de septiembre hasta el 15 de octubre. “Desde el Municipio difundimos uno de nuestros productos típicos más representativos a través de ferias, paseos gastronómicos y charlas informativas”, destacó el presidente del…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
choccocake · 4 months
Text
Sesión de Fotos (Felipe Otaño)
—˚ ˖ ୧ CREO que es obvio de dónde saque la idea para hacer este fic, ya que juro que amé haciéndolo. Además de que me sentí como niña chiquita chillando mientras lo hacía y veía la fuente de inspiración JAJAJA
Espero que les guste, especialmente a las piperas, mwak <3
Tumblr media
Te sentías más que afortunada de tener al novio que toda niña chiquita (o adolescente) querría en su infancia.
Uno de ojos azules, con pecas, pelo sedoso, labios carnosos y con una sonrisa que podría conquistar a más de una con tan solo una mirada.
Ah, y no olvidemos su pecho, con el que te podrías quedar todo un día completo embobada mirándolo y especialmente con esos abdominales que se traía..
Estabas informada completamente de la fama que se había ganado tu novio a los meses de que se estrenara la película en la que participaba (LSDLN) y estabas también agradecida de que le fuera así de bien.
Además de que, una vez más, estabas informada de su participación de la próxima película en la que participaría que era Meteorito.
Inclusive, en una de las entrevistas que hizo para promoción de la película, la entrevistadora le había preguntado a los dos protagonistas de la película que si habían tenido a su "meteorito" en la vida. En lo que Pipe no respondió abiertamente, simplemente un sonrojo apareció en sus mejillas junto una sonrisa bastante cariñosa.
Después de esa entrevista las piperas (fans de Pipe) habían estado como locas haciendo suposiciones de que Pipe tenía o tuvo pareja en algún momento y por eso la reacción que tuvo ante la pregunta.
Por supuesto que tú estabas al tanto de aquellas suposiciones de las fans, especialmente porque abundaban más en Twitter que en alguna otra red social.
Al momento en que Pipe llegó a casa luego de esa entrevista, ahí te encontrabas tú, con una sonrisa engatusada en tus labios viéndolo desde la cocina.
El peli castaño te miraba de manera confusa pero con una sonrisa en su rostro, acercándose a ti mientras rodeaba sus brazos en tu cintura y escondía su rostro en la curvatura de tu cuello.
—¿Qué te pasa a vos ahora? Andás con esa mirada toda extraña. — Te preguntó, su respiración chocando contra tu piel, cosa que te provocaba cosquillas.
Te reíste un poco antes de soltar un corto y divertido "nada".
—Estuviste increíble en la entrevista de hoy, ¿tienes alguna otra para mañana? — Le preguntaste, girándote un poco para dejar un casto beso en su sien.
—Tengo una sesión de fotos con el otro protagonista de la película, pero me dijeron que podés venir vos también a la sesión como acompañante. — Te respondió, levantando la cabeza para dejarte un beso en la mejilla de manera algo adormilada.
Tus ojos brillaron por un momento ante la idea de acompañarlo a su sesión de fotos que haría promoción a su película. Además de que querías ver en persona como serían las fotos que le tomarían a tu novio.
Le tomaste de las manos, las cuales al fijarte que encajaban perfectamente como dos piezas de rompecabezas provocó un ligero sonrojo en tus mejillas. Lo guíaste hacía la habitación de ambos, ayudándolo a desvestirse y vestirse para colocarse el pijama.
Normalmente dormiría con unos bóxers y una camisa cualquiera, pero habían quedado en hacer un match en pijamas esa vez.
Cuando ya ambos se acostaron, Felipe rodeó sus brazos alrededor de tu figura, cayendo en los brazos de Morfeo de inmediato. Mientras tú lo veías caer rendido, le seguiste acariciando sus mejillas en dónde se encontraban las pecas que tanto amabas.
Ya te preocuparías por lo que pasaría mañana y de las increíbles fotos que serían tomadas para la película.
Tumblr media
De acuerdo, cuando pensaste que sería una sesión de fotos completamente normal y que no pasaría nada raro, estabas completamente equivocada.
Sentías que podrías morir de un derrame nasal en ese mismo momento. DIOS, ¿por qué tenías que tener un novio tan perfecto como pareja? Te estaba haciendo sentir demasiadas emociones encontradas en una sola con solo verlo.
Tomaste entre sorbos rápidos y cortos de tu café, intentando aligerar un poco ese torrente de emociones que te provocaba tu novio.
Las miradas fugaces que te sabe Felipe cuando tenía que mirar directamente hacía la cámara te provocaba un sentimiento de ardor en el estómago.
Además de que en la sesión le habían pedido tomarse las fotos sin camisa y con una parte de los bóxers a la vista.
No hiciste ninguna queja ante eso ya que sabías que era parte de su trabajo y demás. Pero te estaba matando el simple hecho de que pareciera que te estaba comiendo con esos ojos marinos suyos con tan solo verte un milisegundo.
¿Cómo que hacía algo de calor acá, no?
—¡Listo! Pueden darse un descanso hasta que verifiquemos que ninguna haya salido mal y no tengamos que repetir ninguna. — Les había dicho la fotógrafa, agradeciéndole a Felipe y al otro chico por la colaboración.
Fingiste demencia cuando Felipe se acercó a ti, tratando de disimular las mejillas sonrojadas y la punta de tus oídos rojas como una manzana.
—¿Qué te pareció, amor? — Te preguntó Felipe.
—Estuviste fantástico Pipe, de seguro las fotos salieron excelentes. — Le contestaste.
Estabas intentando con todas tus fuerzas que tus ojos no se desviaran hacía la parte de sus abdominales y la parte que de sus bóxers que se encontraba a la vista. No querías morir más de vergüenza frente a Pipe, ya sentías que parecías un tomate con tan solo estar frente a él.
Felipe en cambio, miró un momento hacía el estudio que ya se encontraba vacío -a excepción de ustedes dos- y sonrió al ver que no había nadie más.
—Ah, andás segura de eso? — Se acercó más a ti, inclinándose hasta que sus rostros solo estuvieran a pocos centímetros de distancia, los dos sintiendo las respiraciones del otro.
No respondiste al segundo, te tomaste tu tiempo para procesar todo y que con tan solo acercar tus manos un poco hacía su pecho podrías tocar esos abdominales que tanto te traían embobada.
Además de que esos ojos azules que te parecían también tener enganchada por cada segundo los veías. Podrías ahogarte en ellos si pudieras.
—Felipe.. — Con tan solo decir su nombre fue suficiente para que se cerrara la brecha entre ustedes dos.
Agradecidas profundamente la sesión de fotos.
—˚ ˖ ୧ Creo que es obvio de dónde viene la idea de este mini fic, pero para las que no sepan pues..
Tumblr media Tumblr media
¡Espero que les haya gustado! Ya saben que las solicitudes se encuentran abiertas y pueden pedir a cualquiera del cast de lsdln y como les gustaría que fuera
¡Bye!
50 notes · View notes
olee · 7 months
Text
My Bad | Simón Hempe
Tumblr media
Part II
s*x scene & spanglish
A long silence lingered between you and Simón. It was late in Barcelona, and you were quite intoxicated, though feeling slightly better thanks to Simón providing you with a bottle of water and some painkillers. Unsure of what to say to him, considering he was your ex who had left without explanation, you now knew the reason behind his departure. Yet, there was a lingering sense that there was more to the story, something he was keeping from you.
After the long silence on the bench, in the middle of the Barcelona street, you looked at Simón and said,“Simón, llevame a casa, por favor. Estoy re cansada, y capaz no quiero hablar del pasado.” Simón replied, “Dale, vente. Yo te llevo y tú me dices por dónde es.”
You gazed at him, silently pleading for his support to lift you up, and he understood, wrapping his arms around your waist and shoulders. Together, you walked through the street for about ten minutes until you reached your building. Beneath the glow of a yellow street lamp, the atmosphere felt oddly romantic. Despite your inebriation, you resisted the urge to take things further, but deep down, you longed to embrace him and kiss him as you once did.
Beneath the street lamp 's light, Simón looked at you with concern and said,“(Y/N), perdón, sé que lo que hice no estuvo bien, y la verdad es que siempre te he amado, todavía pienso en vos. Pero necesito saber si sentís lo mismo que yo. Estoy tan confundido. Necesito que me digas, quizás no ahora, pero si podemos hablar mañana o tomar un café o algo así.” As the light illuminated him, you found yourself falling in love with him all over again; he looked so beautiful.
Suddenly, you kissed him, but he didn't respond, gently stating, "(Y/N), estás tomada. Será mejor que hablemos mañana." Shy and embarrassed, you agreed.
Yet, you told him, "I understand, I'm intoxicated, but I can't resist, I need and want you to kiss me, just like you used to when we were together." Simón looked at you with concern and asked, "(Y/N), you don't know how much I want to touch and kiss you, but... I need your permission, and you're intoxicated." You replied, "I don't care that I'm drunk, I want you to touch me, I want you to make me feel good. I miss how you touch me." With respect, Simón approached you, gently held your face, and drew closer to you, face to face, as if connecting with you intimately. You said to him, "Kiss me, please, Simón, I can't wait, just do it." Then he told you, "Yes... if that's what you want."
Drawing closer to your lips, he breathed you in and kissed you passionately and tenderly, softly and wetly, like delicately touching your lips. It was so soft and warm, you both enjoyed it, longing for his magnificent kiss.
Then he says, "Take me to your room, (Y/N)," and you lead him by holding his hand, ascending the stairs to your apartment. When you were about to open the door, Simón asked, "Are you sure?" And you reassured him, saying, "Absolutely." So, you opened the door, and he immediately began to kiss you, removing your clothes. You guided him to your bed, and he undressed, then started to kiss you passionately. You removed his boxers, and then he continued what he started, touching you deeply in circles, and you relished in the sensation, loving how he did it. When he stopped because you were feeling overwhelmed, he began to kiss you and touch you in every way, giving you tender kisses, and asked, "Do you feel better?" You replied, "Much better," and he said, "That's good, mi amor." You rested your head on his chest, and both of you slept soundly.
Fin.
Tumblr media
64 notes · View notes
dakota-zen · 1 year
Text
Tumblr media
Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros, pueblo de la Vega de Granada, el 5 de junio de 1898.
La obra poética de Lorca constituye una de las cimas de la poesía de la Generación del 27′, de toda la literatura española, y el reflejo de un sentimiento trágico de la vida; en ella conviven la tradición popular y la culta.
En la madrugada del 17 al 18 de agosto se cumplen 80 años de la ejecución “en un paredón de olivos”, en un camino de Viznar a Alfacar de la Vega de Granada, de Federico García Lorca
El 23 de julio el general Queipo de Llano había dicho en la radio:
"Nuestros valientes legionarios y regulares han enseñado a los rojos lo que es ser hombres. De paso, también a las mujeres de los rojos; que, ahora, por fin, han conocido a hombres de verdad, y no a castrados milicianos."
Tras la detención del poeta por parte de la Guardia Civil en casa de los Rosales, donde se había refugiado, ya que dos de los hermanos de Luis eran falangistas, acompañaban a los civiles, Juan Luis Trescastro Medina, Luis García-Alix Fernández y Ramón Ruiz Alonso, ex-diputado de la CEDA, que había denunciado al poeta ante el gobernador civil de Granada José Valdés Guzmán Valdés consultó con Queipo de Llano lo que debía hacer, a lo que el genocida general respondió: Dale café, mucho café.
Algunos de los cargos que se le imputaron fueron: ser espía de los rusos, estar en contacto con estos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual.
Relato de la detención:
(Se sabe que desde días antes la casa de los Rosales y sus calles adyacentes estaba rodeada de un gran aparato por Milicias y Guardias de Asalto)
– “Del coche aparcado a unos metros de la casa de la familia Rosales bajan Ramón Ruíz Alonso, Juan Luis Trescastro Medina, quien parece ser tenía lazos familiares con Federico, estaba casado con una prima lejana de éste, Luis García Alix, Sánchez Rubio y Antonio Godoy, “el Jorobeta”.
Llaman a la puerta.
Doña Esperanza Camacho de Rosales abre la puerta:
– Traigo una orden para detener a Federico García Lorca, que sabemos tienen escondido en esta casa, dice Ruíz Alonso.
El poeta, está en su habitación, baja las escaleras.
– Esto es un error… un horrible error…
– ¡Vamos!, dice Alonso.
El coche se aleja del número uno de la calle Angulo llevándose al poeta, siendo conducido al gobierno de Granada donde se le toma declaración. Era el 16 de agosto de 1936.
De allí es conducido a una cárcel en el pueblo de Viznar donde permanece hasta la madrugada del 17 al 18 de ese mes, sin juicio, sin acusaciones firmes de delito es asesinado, junto a dos banderilleros y un maestro.
– En efecto, era un gran poeta y se le ejecutó en los primeros días que siguieron al golpe de estado franquista, cuando Granada estaba ya tomada por las hordas golpistas.
En esos momentos no se podía ejercer allí ningún control y las autoridades tenían que prever cualquier reacción contra el Movimiento por elementos izquierdistas. Por eso fusilaron a los más caracterizados, y entre ellos a García Lorca.
Francisco Franco.
De: Mis conversaciones privadas con Franco, de Francisco Franco Salgado-Araujo.
*Con fecha 17 de agosto de 2016, se conoce que a jueza federal argentina María Romilda Servini de Cubría, quien desde hace años investiga violaciones de derechos humanos durante el franquismo, ha aceptado la denuncia por la desaparición del poeta Federico García Lorca presentada por La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH).
El inicio de esta investigación judicial coincide con el 80 aniversario del asesinato del poeta nacido en Fuente Vaqueros (Granada) y tras el hallazgo de unos documentos que la asociación había custodiado.
95 notes · View notes
nagycyra · 4 months
Text
Pequeña esposa
Advertencia: Los menores no participan en la historia, diferencia de tamaño, contenido NSFW. Resumen: Miguel no siempre llegaba todas las noches, muchas veces estabas dormida o él estaba en misiones importantes, pero las noches en donde sus tiempos coinciden son utilizadas de muchas maneras.
Tumblr media
Las rutinas casi siempre son las mismas, al menos durante algunas noches, no era aburrido, tener algunos pasatiempos y algunos deberes dentro del hogar eran suficientes para mantenerte distraída. La cocina se había convertido en una buena manera de perder el tiempo y esa noche era exactamente lo que querías, perder el tiempo.
Habías estado siendo particularmente activa en el día a día, casi se completa una semana que no veías a Miguel, sabes que se encuentra bien, sigue respondiendo tus mensajes sin problema alguno, asegurando que finalmente podrá regresar a casa. Ahí la razón por la que estás tan inquieta cocinando, haciendo un pequeño postre para ambos y una cena completa, asegurándote de hacer una porción más grande por si tu esposo estaba hambriento.
No sabías la hora en que Miguel volvería, pero no querías ser tomada por sorpresa, tan concentrada estabas que ni siquiera pudiste escuchar el peculiar sonido causado por el portal.
Miguel pudo observar con facilidad desde el comedor la forma en que te movías con rapidez por la cocina, sazonando la comida, lavando los trastes e incluso limpiando un poco las manchas que quedaban, la ternura que invadió su corazón fue suficiente para hacer que sonriera mientras la máscara que cubría su rostro desaparecía.
Con pasos sigilosos se acercó a tu pequeño cuerpo, solo pudiste darte cuenta de su presencia cuando fuiste arrinconada por él.
Soltaste un pequeño chillido de sorpresa mientras te sobresaltas al sentir la imponente figura de tu esposo detrás de ti.
—Miguel, dios, no me asustes así — te quejaste con un ligero sonrojo en tus mejillas mientras te dabas la vuelta para enfrentar a tu esposo.
Pero él no te lo permitió, sujeto tus caderas con firmeza mientras pegaba su cuerpo al tuyo, haciendo que sintieras su fuerte torso contra tu espalda mientras él se inclinaba y deja suaves besos por el costado de tu cuello, sentías como sus colmillos rozaban con tanta suavidad tu piel, provocando que sintieras ligeros cosquilleos que apenas podías soportar.
—Basta, me haces cosquillas — dices entre pequeñas risitas mientras Miguel sigue besando con suavidad tu suave piel, acariciando con sus dedos suaves patrones sobre tu cadera. Él veía la forma en que te retorcías bajo su toque, sus atenciones, tan bonita, tan linda a sus ojos. Apenas podía contener el deseo que lo consumía como una intensa llama, calentando todo su cuerpo a fuego lento.
—Te extrañé — murmuró suavemente cerca de tu oído, haciendo que un escalofrío bajase por tu espalda mientras tus mejillas se adornaban con un lindo color rojo, podías sentir cómo una de las manos de Miguel subía lentamente hasta llegar a uno de tus costados, introduciendo su mano entre la tela de tu delantal hasta llegar al borde de tu suéter.
—¿Debería? — preguntó Miguel con una sonrisa engreída al ver como el nerviosismo empezaba a invadir tu cuerpo, la forma en que te estremeciste cuando su mano finalmente tocó la suavidad de tu piel.
—Miguel…
Él tarareo con satisfacción al ver cómo te desmoronabas ante sus caricias, parece ser que él no era el único afectado por la lejanía.
Miguel arqueó una ceja al notar que no llevabas puesto sostén, su mano subió hasta tu seno izquierdo, apretando con cierta suavidad mientras provocaba suaves jadeos de tu parte.
—Tan necesitada — arrulló mientras daba besos en el costado de tu cuello, pellizcando tu pezón hasta que arqueas suavemente tu espalda, frotando provocativamente tu trasero contra el bulto de Miguel.
Él sonríe satisfecho por tus acciones, sabiendo perfectamente lo que ambos necesitan, tan desesperados por el toque del otro, tú comportándote tan accesible a sus atenciones mientras él no hace más que provocarte para desmoronarte en sus brazos, siempre haciendo lo que a él más le gusta, mostrándote de una forma tan bonita para él, tan amada y deseada, solo para él.
Disfrutas el toque de tu esposo, sabe como provocar tu cuerpo, él sabe perfectamente los puntos más sensibles y cómo acceder para poder ser más estimulante de la mejor forma.
Miguel sacó su mano de tu ropa, estaba cansado de ser tan paciente, con una rapidez asombrosa, te dio la vuelta solo para levantarte en su hombro como si fueras un costal de papas.
—Miguel, la comida — chillaste con algo de sorpresa mientras una sonrisa divertida se dibujaba en tus labios — No es nada agradable ser follado por ti mientras un posible incendio ocurra en mi cocina.
Tus palabras fueron reemplazadas con un pequeño grito al sentir como Miguel te daba una bofetada en el trasero, provocando que tus mejillas se sonrojaran mientras él caminaba contigo directo a la habitación.
—No deberías preocuparte por eso ahora — contestó Miguel para después abrir la puerta con su mano libre. Risas salían de tus labios al ver cuan desesperado estaba por ti, como si fueras su mayor vicio.
—O´Hara, ¿acaso estás tan necesitado? — preguntaste con una sonrisa pícara mientras sentías como Miguel se adentraba con rapidez a la habitación y te dejaba sobre la cama.
Alzaste tu mirada para verlo, tu corazón dio un vuelco al ver el brillo depredador en los ojos de Miguel, un rojo tan intenso como un rubí, un deseo que era casi palpable, imposible de ignorar, oh, sabes perfectamente que tu esposo lo que menos necesita es escuchar tus burlas, pero, provocarlo muchas veces es lo mejor.
—Bebé, adoro escuchar tu voz — habló Miguel con un tono bajo, casi como un murmullo, su mano sostuvo con suavidad tu mentón para que no desviaras tu mirada de él — pero en estos momentos prefiero que uses esa linda boquita en otra cosa.
Tus mejillas se sonrojaron ante esas palabras, inconscientemente volviste a ver el bulto que sobresalía entre las piernas de Miguel, él no intentó detenerte, sabe perfectamente la forma en que tu cabecita trabaja, la forma de hacer que unas simples palabras confundan tus bromas hasta convertirlas en un innegable deseo.
Mordiste con suavidad tu labio inferior mientras sentías como Miguel empezaba a deshacerse de tu ropa, de una forma tortuosamente lenta, deshaciendo el nudo de tu delantal solo para lanzarlo a algún lugar de la habitación, tu cuerpo se calentaba lentamente, casi volviendo desesperante la idea de esperar.
Sin dudarlo, te quitaste el suéter, dejándolo mientras Miguel te quitaba tus pantalones cortos junto con tus bragas, dejándote totalmente expuesta ante él. Jurarías que por un momento lo escuchaste gruñir, como si el solo hecho de verte en ese estado fuera suficiente para causar estragos en todo su cuerpo.
Miguel puso sus manos sobre tus rodillas, abriendo tus piernas mientras tu te acostabas y observabas la hambrienta mirada de tu esposo, tu corazón latía rápido mientras sentías el aliento de Miguel entre tus muslos, él se había agachado hasta poder dar suaves besos en tus muslos, subiendo lentamente hasta llegar a tu sensible coño, la humedad de tu excitación era evidente, algo que hizo sonreír a Miguel, mostrando sutilmente sus colmillos mientras subía su mano hasta acariciar tu sensible clítoris con su pulgar, haciendo movimientos de círculos sobre tu manojo de nervios.
Tus suaves gemidos inundaron el silencio de la habitación, sonabas tan bonita, solo para él.
—Miguel, deja de jugar — te quejaste, haciendo que tu esposo soltara una pequeña risa ante tus protestas.
Miguel deslizó dos dedos a través de tus húmedas paredes, chupando tu sensible clítoris, curvando sus dedos para tocar ese punto dulce que siempre te hacía enloquecer.
Pusiste los ojos en blanco al sentir como tu cuerpo empezaba a estremecerse a causa del placer, estabas tan cerca del clímax, sentiste la tensión en tu vientre como un nudo que estaba a punto de soltarse, hasta que Miguel se detuvo abruptamente, alejándose un poco mientras sonreía al ver ese lindo puchero en tus labios.
Solo pudiste escuchar el sonido de su traje desaparecer, su imponente figura sobre tu cuerpo, una de sus manos alineaba su dura longitud contra tu húmeda entrada, no tuviste tiempo de reprochar, sintiendo el estiramiento de tus paredes mientras su gruesa polla se hundía profundamente en tu interior. Tu calidez apretaba deliciosamente su polla, te sentías tan llena, tan sensible, corriendote sobre su polla mientras gimoteas, fue el único empuje que necesitas para que la tensión de tu vientre se suelte en un delicioso orgasmo.
Tu mente estaba aturdida, el placer provocaba los estragos que tu cuerpo necesita después de todos esos días sin verlo. Tus paredes apretaron maravillosamente la polla de Miguel, teniendo pequeños espasmos mientras tu orgasmo se prolongaba al sentir como Miguel empujaba, su punta golpeó ligeramente tu cuello uterino hasta que te aferraste a las sábanas bajo tus manos. Arqueando suavemente tu espalda mientras Miguel se inclinaba y deposita suaves besos sobre tu cuello, sintiendo los temblores de tu cuerpo.
—Aférrate a mi — arrullo suavemente cerca de tu oído mientras tomaba tus manos con suavidad para guiarlas a sus fuertes hombros.
Te aferraste a él mientras sentías como empezaba a bombear lentamente, dejando que tu interior se adaptara a su tamaño, era sorprendente cómo había pasado cerca de una semana y ya estabas tan apretada.
Miguel te arrullaba con suaves palabras, diciendo lo bien que lo estabas tomando, lo apretada que estas para él, la hermosa esposa que eres. Tu mente estaba aturdida ante las palabras de Miguel, sintiendo como el ritmo de sus embestidas aumentaba hasta hacer que tu cuerpo cediera completamente a Miguel.
Su dura polla estiraba tus paredes, tocando tus puntos sensibles, golpeando una y otra vez mientras tu arañas sus hombros, el golpeteo constante de la cabecera hace acompaña tus gemidos mientras Miguel suelta unas maldiciones al sentir como lo apretase.
—Eso es nena, lo haces tan bien, te sientes tan, tan bien
Su voz era profunda, llena de lujuria, jugando con tu mente nuevamente mientras volvías a arquear tu espalda y gemías su nombre, la tensión en tu vientre aumento con cada embestida de Miguel, tus gemidos se volvieron más agudos mientras cerrabas los ojos.
Tus paredes apretaban la polla de Miguel, tu orgasmo te golpeo con fuerza, haciéndote gemir, pero esta vez tus gemidos fueron silenciados con un apasionado beso de Miguel, sus lenguas danzaban en una desordenada competencia, pero estabas tan borracha del placer que Miguel pudo dominar con total facilidad. Las embestidas de Miguel se volvían cada vez más erráticas hasta que sentiste como tu interior era llenado con el cálido semen de Miguel.
La respiración de ambos se había vuelto superficial, tus mejillas estaban sonrojadas, sin poder evitar el desastre húmedo entre tus muslos. Miguel soltó un pequeño suspiro mientras salía de tu interior para después notar como su semen se desbordaba de tu entrada, causando una escena tan erótica para él.
—Eso, fue bueno —dijiste entre pequeños jadeos, ingenuamente creías que eso era suficiente para Miguel, pero tu esposo no se conformaba con solo eso.
Te sobresaltaste al sentir como Miguel tomaba tus caderas para girarte y hacer que tu cuerpo quedara acostado boca abajo, intentaste protestar, pero sentir como su dura polla se hundía sin piedad en tu interior te hizo gemir, tu cuerpo estaba tan sensible que tus balbuceos sonaban como placenteros gemidos, por suerte para tu aturdida condición, Miguel empezó a moverse con más lentitud, pero eso solo hacía que tus paredes lo apretaran deseosamente, como si quisieran ordeñarlo hasta la última gota.
Tus manos apretaban las sábanas, aceptando todo lo que te daba, tu cuerpo cediendo al placer hasta que en algún punto de la noche, no pudiste seguir el paso, quedando en un profundo sueño.
A la mañana siguiente, despertaste con pesadez, tu cuerpo estaba adolorido, no solo por los chupetones que Miguel había dejado por todo tu cuerpo, especialmente tus muslos y espalda, también porque no recordabas cuántas veces habías llegado al clímax.
La calidez de Miguel hizo que te sintieras reconfortada, acurrucándote sobre su pecho mientras él acariciaba suavemente tu cabello.
—Buenos días amor — saludó con una sonrisa en sus labios, ¿Cómo no iba a estar feliz después de todo lo que hicieron?
Tu mente divagaba entre esos recuerdos, provocando que el calor de tus mejillas aumentará, no querías decir nada extraño en la mañana, te dolía un poco la garganta después de haber gemido toda la noche, pero, había algo que no podías evitar pensar.
—Entonces — tus palabras fueron suaves, era un poco torpe pero simplemente no podías sacarlo de tu cabeza — ¿si apagaste la estufa?
Miguel soltó una carcajada al escuchar tu pregunta, acababan de verse después de varios días, fuiste reclamada sin piedad por él, ¿solo te preocupabas por eso?
—Si, apagado, por Dios — contestó Miguel con una sonrisa mientras te abrazaba con más firmeza, aferrándose a la calidez de tu cuerpo. 
Tumblr media
18 notes · View notes
jenniejjun · 1 year
Note
Oi lindinha, tu poderia fazer algo com a Momo ela dom e a leitora toda carente querendo muita atenção kkkkkk ? 🥺
𝐎𝐇, 𝐈𝐓’𝐒 𝐀 𝐍𝐄𝐄𝐃.
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
PAR: hirai momo x leitora!fem
GÊNERO: smut e fluff
avisos: a momo chupa seu dedo em algum momento (nem perguntem), momo!soft!dom, leitora!sub, algumas lágrimas já que a leitora entra em uma espiral breve, orgasm denial, nipple play e nipple sucking, overstimulation, uso de vibrador, scissoring (de novo porque eu amo cachorrice), fluidos corporais sendo espalhados (saliva)
gente, eu, genuinamente, achei que não ia conseguir fazer isso porque tava com medo de parecer como todos os outros smuts que já postei aqui mas gostei bastante desse. inclusive, a relação da leitora com a momo me deixou 🥹 das ideias!! recomendo vocês ouvirem need da taylor swift pra ler essa, porque essa música descreve muito a vibe que eu construí pra essas duas. é música unreleased então paciência comigo. mas, eu espero você goste anon e que seja tudo que você tinha em mente!!
Tumblr media
Tudo teria começado com uma mensagem de texto.
Você não era ingênua o bastante para achar que não sabia o que estava fazendo, provocando Momo daquele jeito mas ficar em casa como a namoradinha troféu que era também entediava de vez em quando. No momento, a namorada trabalhava enquanto você passava pelos canais fechados da TV.
Por curiosidade, abriu o vídeo que mandara horas atrás. Você estava sentada na cama de vocês, os lençóis emaranhados ainda mostrando a atividade de mais cedo. Trajando um moletom rosinha do guarda-roupa dela, você cruzou as perninhas e começou a gravação silenciosa. Os cabelos foram presos com uma presilha e você infiltrou as mãos dentro da blusa grande de frio, passeando-as pelo tronco desnudo e encostando na renda do sutiã que trajava por baixo de tudo aquilo. Querendo que a imaginação de Momo voasse longe com aquilo.
No corte final, apenas a visão de seu pescoço para baixo ficava visível mas você fez com que, de alguma forma, seu lábio inchadinho fizesse uma aparição sapeca quando o mordeu. Levantando a blusa de moletom, vagarosamente, e então puxando a renda do sutiã para cima em conjunto, você libertou os seios molinhos.
Os biquinhos ainda estavam suaves, a protuberância não tinha se formado com a excitação e você se aproveitou disso massageando-os de forma sensual para a câmera. Sentindo as auréolas endurecendo nos seus dedos conforme você girava os botões acesos entre seus indicadores e polegares.
Foram exatos vinte segundos disso antes de você decidir dar um fim ao vídeo e mandá-lo direto para a namorada. A visualização eminente de Hirai a assustava, o silêncio era ensurdecedor e só podia significar uma coisa. Você sabia que sua namorada era incapaz de ser cruel, mas não consistia de que era inábil de vingativo. Como se pudesse lê-la, Momo lhe respondeu com um sucinto e simples “logo estarei em casa”.
Então ali estava você, esperando. Carente. Já havia feito de tudo. Tomada um banho com os sais de pétalas de rosa que Momo e você tinham comprado no fim de semana passado, feito sua skincare rotineira e penteado os cabelos. Cheirava ao perfume perfeito de rosas e Chanel No. 5. O relógio marcava 6:16, o que indicava que sua mulher estava a caminho e muito provavelmente subindo pelo elevador do prédio nesse exato momento.
Certeira em sua dedução, a tranca da porta apitou poucos segundos depois de você se arrumar no sofá e a figura de Hirai Momo adentrando seu apartamento te arrebateu. O terninho preto aberto com a combinação da blusa branca e o batom vermelha te deixavam um pouco sem fôlego, mesmo que fosse o uniforme habitual dela. Mesmo assim, Momo nunca falhava em te deixar embasbacada.
Você estava sentadinha em cima das pernas, um conjunto branco de seda preparado só pra recebê-la. Um shortinho e um sutiã. Porém, ao contrário do que acreditava, Momo lhe lançou um sorriso antes de atravessar a sala direto para a cozinha te deixando ali, confusa e com o seu centro pulsando em antecipação.
“Amor?”, você decidiu segui-la e a encontrou depositando a sacola que ao menos tinha visto nas mãos dela antes. O paletó preto esquecido em uma das cadeiras. “Você ‘tá brava comigo?”
Momo te encarou abstrusa com a pergunta, o sorriso dócil jamais deixando os lábios pintados antes de te puxar para perto e enlaçar sua cintura. “Por que eu estaria? Vem cá, vamos comer.”
Selando sua boca demoradamente, você passou os braços pelo pescoço dela se moldando a sua forma. Finalmente tendo o contato quente da língua dela na sua, as mãos delicadas e firmes dela em você te faziam ver estrelas mas a pequena sessão de carícias durou pouco sendo interrompida pela mesma.
“A comida vai esfriar, vem.”, insistiu ela.
Durante a refeição de Jokbal, você não conseguia tirar seus olhos dela. Ela fingiria que nada havia acontecido? Talvez a castigasse e você estava errada, Momo sabia ser cruel? Ou então, estava guardando todo o tesão para o momento mais importuno que achasse. Somente você sabia como sua namorada gostava de tomar riscos de vez em quando. Você honestamente não sabia, mas precisava tentar, ao menos, perguntar. Existia um pedacinho de molho no canto da boca dela e com isso, tirou proveito para se aproximar dela e limpar com seu próprio dedo.
Ela corou um pouquinho, agradecida, antes de sugar seu polegar para dentro da boca dela. O pequeno círculo vermelho aumentando a sucção te fazendo fechar repentinamente as pernas. Momo não parecia inclinada em parar, contudo. Os olhos te encarando fixamente.
“Ah… Momori, você tem certeza de que não está… Brava comigo?”, era estranho tê-la te chupando assim e vocês nem estavam transando mas com a maior naturalidade, Hirai largou seu polegar dando um pequeno beijinho nele e voltando a sorrir meiga. Você quis explodir.
“Já é a segunda vez que você me pergunta isso, meu amor. Tem alguma coisa te preocupando?”
Você, você quis responder mas se limitou em suspirar fundo e tomar coragem para dizer. Eram namoradas há tantos anos, não existia momento em que Momo não fizesse você se sentir em casa. Ela era sua casa. Estar perto dela era quase como que uma necessidade. Você sempre esteve perdidamente apaixonada por essa mulher que mal consegue proferir uma palavra em sua língua materna.
“Você tá tão estranha, bê… Desde que mandei aquela mensagem. Tá tudo bem se você não gostou, não mando mais. Você tava no trabalho, foi meio sem noção mesmo né?”, já começou se desculpando mas Momo não aceitou. O ato já era tão costumeiro que você mal percebeu quando ela te passou da cadeira para o colo dela.
Seus bracinhos rodeavam o pescoço dela novamente. Se aproximando, a japonesa deu um cheirinho gosto no teu pescoço que te fez arrepiar. Soltar um gritinho estridente com a sensação da boca dela na tua clavícula. Momo mordeu ali rapidinho só porque podia.
“Oh, meu bem… Eu queria te surpreender. Te pegar de surpresinha, talvez quando eu saísse do banho. Hm? Me esfregar nesse seu corpinho.”, ela entoou as possibilidades. De certa forma, você não estava errada. Ela realmente ia esperar um momento importuno para te provocar. Sorrindo com a contestação de seu conhecimento em Momo Hirai, deixou com que ela estalasse mais beijinhos por toda a extensão de seu pescoço. “Sentiu tanto assim minha falta? ‘Tava tão necessitada de mim que botou esses peitinhos pra fora só pra me chamar a atenção, né, amorzinho?”
“Eu tava tão entediada. Pensando tanto em ti, Moguri, não deu pra segurar.”, você justificou manhosa.
Não deixou que ela falasse nada, juntou os lábios em um beijinho gostoso e lento onde permitiu que suas línguas se enroscassem. A dela massageava a sua conforme as mãos espertas apertavam suas costas, você infiltrava seus dedos pelos fios pretos dela. O único som presente na cozinha era o da respiração de vocês que ficava mais pesada durante o beijo. Soltando uma lufada de ar, você chupou a língua de Momo abrindo os olhinhos e encontrando ela de encarando.
Os olhos gritavam o desejo que estava emanando entre vocês, sem aguentar você arrastou a boca para o queixo dela deixando uma trilha de saliva que brilhou com a luz branca da cozinha de vocês.
“Tadinha da minha princesa, você se tocou pensando em mim, foi?”, ela quis saber e quando você negou, ela xingou baixinho. “Você é perfeita, sabia?”
Ela sempre fazia questão de dizer mesmo quando você não acreditava, mas dessa vez, não houve tempo para que a contradissesse. Momo te levantou e se levantou em seguida, roubando mais um beijo quando você gemeu em protesto do afastamento.
“Eu quero você.”, resmungou carente.
Ela riu, achando você uma graça como de costume. “E eu você, mas antes eu preciso tomar banho, princesa. Me espera no nosso quarto, tá bom?”
Você não queria mas não era como se tivesse escolha, Momo havia acabado de sair de um turno exaustivo na empresa onde trabalhava e embora fosse uma figura de respeito lá dentro, evitava dar motivos para que duvidassem de sua capacidade como mulher de negócios. Logo, isso significava inúmeros dias cansativos onde você recebia sua namorada de braços abertos para o conforto de sua casa.
Ela merecia um tempinho só dela.
Por isso, você esperou pacientemente. Arrumou o quarto rapidamente, mesmo sabendo que ela já teria visto toda a bagunça que havia permanecido ali, jogou os lençóis sujos na máquina e os substituiu por novos aromatizando o quarto no processo. Foi quando parou para olhar o quarto e seu resultado que sentiu braços molhados lhe envolvendo e a presença reconfortante e cheirosa de Momo atrás de si. Pelo canto de seus olhos, era capaz de ver a Hirai de toalha. Os cabelos molhados e a cara lavada. Tão linda quanto fica quando acorda.
“No fim das contas, eu consegui te pegar de surpresinha quando sai do banho.”, ela murmurou baixinho no seu ouvido. Você mordeu o lábio para esconder o sorriso safado, revirou os olhos com o tesão. “Deita lá pra mim.”
Você nem precisou de um segundo comando para pular na cama entusiasmada, arrancando um risinho da mulher. Encarou o momento em que a toalha caiu no chão revelando o corpo nu da namorada para si, os peitos redondinhos e perfeitos com os biquinhos rosados. O monte vênus parecia incomodá-la, mas você não precisava que ninguém te dissesse o quanto ela te queria.
“Isso é muito injusto, tá?”, você proferiu deixando que ela subisse na cama e se aproximasse de você. Engatinhando, parecia uma gata naquela visão. Você abriu as pernas para ela. “Você tá aí toda gostosa e eu tô aqui.”
“Tá toda gostosa também, quer que eu prove pra você?”, ela questionou e você assentiu. Não era boba. Mas nem ela. “Vai ter que pedir.”
“Eu peço.”, admitiu sem vergonha. Jogando os cabelos para o lado, deixou que ela tirasse o sutiã que trajava. Seus seios pulando para a fora da peça que os segurava. Os mamilos não pareciam mais com os do vídeo, esses estavam duros de volúpia. “Por favor, amor. Mama eles até eles ficarem vermelhinhos, até eu te pedir pra parar. Por favor, por favor, por favor, por favor.”
Momo mordiscou sua boca antes de confirmar o que você já sabia que ela te daria. Balançando as mamas, você jogou a cabeça para trás esperando a sensação molhada que veio em intervalos. Espasmos percorriam seu corpo quando você se permitiu olhar e pegou as lambidinhas que mulher deixava em seus bicos pontudos. Rodando um na mão, chupou o outro com força de vontade. Percorreu a língua pela carne dura, empurrando o mamilo para lá e para cá.
Você apertou as pernas necessitando de fricção, um gemido altinho escapou.
“Por favor, amor.”, implorou chorosa.
“Shh, calma. Calma.”
Ela continuou chupando, cuspiu algumas vezes nos brotinhos sensíveis espalhando sua saliva por eles como uma forma de aumentar a sensação excitante. Porém, o combo que quase a fez perder a estribeiras foi a mordida suave que Momo deixou no mamilo direito. Você soltou um som que mais parecia com um ganido cruzando os calcanhares, que com muito esforço foram separados, e caiu de costas na cama.
“Eu vou gozar!”, anunciou e Momo negou com a cabeça condescendente. Arrastando uma linha de saliva de seu busto até seu queixo e então, para dentro de sua boca. Você chupou obediente. O corpo pelado da mulher montava sua perna e você sentia a umidade que te deixava louca. “Momo…”
“Mas já? Tsk, poxa, vida… Ainda não. Aguenta mais um pouquinho, tá?”, ela pediu com a voz doce.
Como poderia negar? Anuindo sem muitas opções, você levantou o quadril em um pedido silencioso para que ela tirasse aquele shortinho ensopado de você e logo, sua buceta encharcada sentiu o friozinho do quarto. Inconscientemente, você espasmou com o estímulo inexistente. Observou conforme Momo se levantava e ia até a cabeceira do quarto, de lá, voltando com a varinha mágica de vocês.
Um vibrador rosa e grandinho, com a cabecinha mais potente que você já tinha visto. Só de se recordar, virou a cabeça para o lado choramingando.
“Ah, vida! A gente nem começou.”, tranquilizou ela ligando o aparelho. O grave zunido se fez presente no quarto e você fechou os olhos com força já imaginando o pior, ou melhor, que poderia acontecer. Momo sentou entre suas pernas. Era uma visão, os cabelos pretos caiam para frente cobrindo esporadicamente os peitos. Um mamilo visível pelas cortinas negras, outro não. A pele cremosa brilhando com um pouquinho de suor e loção hidrante.
A mão dela que não segurava o vibrador afastou suas pernas, as abrindo o máximo que conseguia antes de posicionar o vibrador ligado nos lábios menores de sua vagina, arrastando todo o aparelho do clitóris até sua abertura. Acumulando o líquido viscoso ali. Era uma sensaçãozinha gostosa de tremor que seria muito bem-vinda se você já não estivesse sensível com a brincadeira de mais cedo.
Levantando a cabeça, você revirou os olhos soltando gemidinhos agudos e entrecortados. Estava inquieta, não sabia se olhava ou se deixava a cabeça pender para trás então fazia um misto dos dois. Sentia como se o ar estivesse sendo arrancado de você, por isso, o peitoral subia e descia com agressividade e você esperneava levemente se Momo fosse boazinha o suficiente para soltar suas pernas ocasionalmente. Tentava fechá-las, mas somente recebia a pressão em sua virilha para mantê-las abertas.
“Para, para, para, para. Por favor, amor, eu…”, a frase seguiu inacabada quando você lastimou apertando os lençóis ao seu lado. O vibrador estava constantemente em cima do seu clitóris agora. Em um grito silencioso, você abriu a boca tentando se virar para o lado para agarrar o travesseiro quando a estimulação cessou novamente. “O quê? Por que? Ah não. Momori, gatinha..”
Momo estava parada sob você, o vibrador agora desligado em mãos. Você chorou, ao menos sabia que tinha isso em você. Lágrimas escorreram de seus olhos até seus cabelos.
“Mas você me disse que queria parar…”, analisou a japonesa.
“Eu tava errada, não sabia o que tava falando. Por favor!”
A Hirai riu de você, não de uma forma cruel que te faria sentir diminuída, mas do jeito dócil e gentil dela de sempre. A mesma Momo que riria de qualquer piada sem graça sua só porque foi você quem contou. Da mesma forma, você fungou afetada.
“Você quer gozar?”, ela indagou cafajeste.
Se sobrepondo sob os cotovelos, você confirmou com a cabeça. Sem emitir som, apenas os olhos pidões e vermelhinhos. Ela negou e você franziu o cenho.
“Por favor.”, insistiu.
“Não adianta implorar, ainda tem um caminhozinho pra gente percorrer até você poder gozar. Eu consegui esperar então você também consegue.”, ela lembra.
Por um momento, você pensa que ela está sendo amarga pelo que você aprontou mais cedo e talvez seja. Mas ainda assim, não te faz ver a razão de tudo isso. Você tenta se remexer inquieta e ela para seus movimentos com a mão, rindo. Leva dois dedos até a boca e chupa suficientemente bem até que estejam bem molhados antes de esfregar eles em você. Seu quadril pula sem consciência e você geme alto. Está inchada, consegue sentir o prazer latejando em sua vulva. Ligando o vibrador novamente, Momo insere ele entre vocês antes de sentar em cima da bolinha.
Assim, a vibração passa dela até você. E assim, sente como se tivesse chegado ao paraíso. Sente como se fosse morrer ali mesmo, da melhor transa que já tiveram. Pois, a jovem japonesa rebola para frente e para trás em cima maldita bolinha vibrante fazendo ela escorrer entre as gotinhas brancas de vocês.
“Pensei nisso o dia inteiro, sabia? Desde que você me mandou aquele vídeo, esses peitinhos balançando e eu só podia pensar em como queria eles na minha boca.”, ela incitou. Pegando nos seus peitos e os torcendo levemente nas mãos, já você tentava segurar-se pateticamente nela enquanto ofegava e gemia ao mesmo tempo. “Foi um dia longo, bebê. Não via a hora de chegar em casa e te ter assim pra mim, manhosinha e louquinha pra me dar. Porque você quer. Não quer me dar?”
“Quero. Quero muito. Mete em mim, linda. Vai, só um pouquinho.”, seus sussurros incoerentes foram encontrados com um ‘não’ suave da parte dela fazendo você choramingar.
“Tudo no seu tempo, boneca.”, ela afirmou sentando firme. A vibração escorregou para sua entrada e você quase gozou, se não fosse por sua extrema força de vontade e o quase gritinho estridente que soltou. “Segura.”
Momo, de repente, desligou o vibrador o dispensando. Seu corpo permanecia tendo espasmos quando você olhou para baixo e você reluzia tanto que não sabia se estava suada ou se o pré-gozo de vocês já começava a se misturar. Todavia, não perderam tempo reparando nisso quando Momo se virou de lado e sentou-se em cima de sua entradinha molhada. Buceta com buceta se esfregando. Ela levantou uma de suas pernas, a deixando apoiada no colchão para segurar e cavalgou.
Os tecidos dançavam criando as sensações eletrizantes que te percorriam e a ela. Seus sons se misturavam e você já deveria ter uma noção que soava quase obscena agora, algo que os vizinhos claramente reclamariam depois. No entanto, focou apenas na maneira como sua namorada revirava os olhos e gemia baixinho com a fricção gostosa de suas intimidades se tocando e levou uma de suas mãos até seu seio beliscando.
“Momo, por favor. Eu não aguento mais.”, postulou sôfrega e finalmente, a mulher anuiu em compaixão. Levou uma de suas mãos até seu rosto e se inclinou para frente para beijá-la.
“Vem pra mim, você fica tão linda gozando que chega até ser pecado eu te negar isso mais uma vez.”, admitiu. Sob seus lábios, você soltou todos os sons possíveis enquanto sentia ela te levando ao ápice com uma frequência maior. Aumentando a velocidade para que você chegasse lá mais rápido.
Não demorou muito pra acontecer, seu orgasmo chegando tão arrebatadoramente que mordeu seu lábio sem querer arrancar sangue. Contudo, Momo lambeu antes que pudesse escorrer para fora de sua boca. Você estava destruída, desgastada na cama e se recuperando dos jatinhos que ainda espiravam de você involuntariamente em pequenas quantias quando sentiu os dela vindo também.
Momo gozou te beijando, uma mistura maluca de dentes, saliva e um pouquinho de cabelo que no final, acabaram por fazer as duas rirem. Ela se jogou ao seu lado, um lenço já em sua mão como sempre fazia quando terminavam as relações. Te limpando suavemente e se desculpando sempre que você pulava em surpresa ou dor.
Você, no entanto, sorria boba e divertida. “Quem diria que um vídeo de peitinhos te deixaria assim. Acho que devo fazer isso mais vezes.”
Momo apertou o lenço em sua buceta fazendo choramingar manhosa, ela riu jogando ele fora.
“Não seja má comigo, você gostou.”, afirmou jogando uma das pernas pelo quadril dela. Assentindo, Hirai te abraçou com os lábios carnudos traçando um caminho de beijinhos pelo seu rosto.
“Gostei, você sabe que eu amo seus peitos. Só que um aviso seria bom da próxima vez, algum dos meus colegas de trabalho poderia ter visto.”, alertou ela de olhinhos fechados.
“Talvez, eles só ficassem com inveja do que você ia ter te esperando quando chegasse em casa. Ou se for uma garota bonitinha, você podia a chamar.”, brincou piscando.
Sabia exatamente como judiar da namorada que abriu um dos olhos beliscando sua bunda nua, virando o jogo e ficando por cima de você. “Tá merecendo uma chave de buceta bem dada nessa sua cara, não acha não?”
Você sorriu sapeca. “Só se for sua.”
Os vizinhos, com certeza, reclamariam no dia seguinte mas a necessidade entre vocês duas era maior do que qualquer notificação de incômodo ali.
118 notes · View notes
jartita-me-teneis · 1 month
Text
Tumblr media
“La Wiphala es un símbolo, no una bandera, y representa a la Pachamama, el cosmos, los animales, las plantas, las piedras, los runas (hombres), la vida en armonía”
Para comprender su significado primero debemos referirnos a la Unancha, que es el símbolo que ostenta los colores del arco iris, en líneas horizontales”.
“En el devenir de la cosmovisión andino amazónica ocurre un hecho sagrado: el cruce de dos arcoíris, arcoíris macho y arcoíris hembra, la dualidad, pilar de nuestra cosmovisión”, expresan. “Esta dualidad, complementariedad de los opuestos, en su cruce, lleva a la evolución, al crecimiento, a la fertilidad y a la sabiduría. De este entrecruce de k´uichi (arcoíris) surge la Wiphala”.
La Wiphala está formada por 49 cuadrados de igual tamaño -por lo cual su forma es cuadrada- y cada color tiene un significado. Los amautas lo transmiten así:
Rojo: es el contacto con la Pachamama; representa a lo tangible, el Kay Pacha, a los Runas (hombres andino amazónicos), hijos de la Tierra; representa a la raíz ancestral, a la identidad. Al desarrollo cultural y a la cosmovisión indígena originaria, saberes de la Tierra y del Cosmos transmitidos por los Apus y los Ancestros.
Naranja: representa a la memoria oral de nuestra cultura, a los quipus, los telares, los yachay wasi (escuelas, casas del saber), a los ayllus (comunidades), a la medicina ancestral y a la sanación del cuerpo físico, psicológico y espiritual.
Amarillo: representa al Nunaq, Espíritu Ancestral que está en todas las cosas; a las cuatro virtudes del hombre andino: Munay (amor incondicional), Yachay (sabiduría), LLank´ay (trabajo alegre y con pasión) y Kamay (creatividad). Y a la dualidad de energías, qhari – warmi, opuestos complementarios, equilibrio que produce vida.
Blanco: representa a la evolución, al desarrollo intelectual, a la ciencia y la técnica que acompañan los procesos de la naturaleza, al buen vivir. Es el desarrollo personal que no se concibe si no es también comunitario. También representa al trabajo artesanal y al ayni (reciprocidad).
Verde: representa a la allpamama (naturaleza), a los frutos de la tierra, el trabajo del campo, a la economía comunitaria autosuficiente, a la abundancia de alimentos, de minerales, a Yaku Mama (Madre Agua).
Azul: representa al Hanan Pacha, mundo cósmico, al universo, entidades del Cosmos, energía sami (sutil) y energía jucha (densa), energías cósmico telúricas, a la Chakana (Constelación Cruz del Sur), al sistema Matemático fractal.
Violeta: representa a los Ayllus, Markas y Llajtas (comunidades, regiones y naciones), al Inka como la expresión de la evolución y el poder político y comunitario del Tawantinsuyu; representa a todas las organizaciones comunitarias sociales de desarrollo y dirección gubernamental.
Si se unen cuatro Wiphalas en un centro común con un determinado alineamiento de colores, se forma la Chakana (Chaka Hanan, Cruz del Sur), puente al mundo espiritual, al Cosmos.
Historiadores ubican el origen de la Wiphala en comunidades del Lago Titicaca, en el actual límite entre Bolivia y Perú, las cuales identificaban sus balsas de totora con insignias con los colores del arcoíris. También se hallaron restos de un estandarte con características similares en la actual costa peruana del océano pacífico con una antigüedad de 800 años. Si bien la Wiphala fue utilizada históricamente por las comunidades andino amazónicas, “posteriormente fue tomada por muchas comunidades indígenas de distinto origen que se sintieron representadas con este emblema de lucha por los derechos de los pueblos originarios, hasta llegar a todas las comunidades indígenas del Abya Yala (América)”, afirman los amautas.
Pero sabemos que cada Pueblo o Comunidad tiene su SIMBOLO, pero la Wiphala fue adoptada por varios Pueblos y la vemos en las Marchas.
Incluso, los miembros del Consejo de Amautas Indígenas del Tawantinsuyu van más allá y aseguran que NO hace falta pertenecer a un pueblo originario para sentirse representado por la Whipala.
“En este nuevo Pachakutyk (ciclo cósmico de 500 años de luz) se han abierto a toda la humanidad las puertas del conocimiento, el sentir y la sabiduría que en un principio se originó en los runas (hombres de origen andino amazónico)”, señalan, y agregan que “todos los que nos consideramos hijos de Pachamama y vivimos de acuerdo a sus procesos naturales, somos indígenas sin diferencias de color de piel, de cabellos, ojos o vestimenta. La Unancha y la Wiphala nos representan y nos hermanan en todos los extremos del Abya Yala (América) y del mundo. Donde exista una Wiphala o una Unancha estará representado el amor y el respeto al universo, a Pachamama, a los animales, a las plantas, a la tierra, a las comunidades y a la allpa mama (naturaleza)”.
Fuente: Libro Wiphala Wanka
PukioSonqo
Am@lia Vargas
9 notes · View notes
cecilez · 1 day
Text
Tumblr media
ㅤ ✶ ﹒ pov da missão : 𝑐𝑢𝑖𝑑𝑎𝑑𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑠 𝑐𝑎𝑚𝑝𝑜𝑠 𝑑𝑒 𝑚𝑜𝑟𝑎𝑛𝑔𝑜 . ⊹
Cecile roubava morangos com uma frequência que não se orgulhava. Ele se dispunha a ajudar nos cuidados no campo de morangos sempre que podia, aproveitando alguns momentos para degustá-los ou roubá-los para uso próprio ⸺ mas só a quantidade que considerava justa. Hoje, com a quantidade exorbitante de morangos maduros, ele achou um momento apropriado para pegar mais do que alguns. Não faria falta para ninguém.
Com as mangas devidamente dobradas, os dedos pálidos se ocupavam em colhê-los. O cheiro da terra úmida fazia Cecile lembrar de casa ⸺ de sua verdadeira casa, cujas memórias pertenciam a uma época que ocorreu há muitas décadas atrás, e talvez agora nem fizesse mais sentido pensar nela como um lar, mas… bem, era meio inevitável. Não se passou tanto tempo assim na cabeça de Cecile. Por mais que já estivesse acostumado com o ambiente do Acampamento Meio-Sangue e não tivesse muito do que reclamar a respeito de seu chalé, não poderia se desvencilhar tão facilmente das coisas que moldaram a pessoa que ele é.
Ainda era tão cedo que a luz dourada do sol da manhã sequer brilhava sobre ele, o azul opaco do céu num tom que parecia tão gélido quanto o clima. O frio não incomodava Cecile. Os horários em que poucas pessoas circulavam eram os favoritos do Grimm-Pitch, que se sentia livre para vagar por aí como um fantasma. A cesta de morangos foi se enchendo aos poucos, com a cantoria dos pássaros recém acordados preenchendo o ambiente vasto e solitário do campo.
A maior parte dos morangos foi deixada na cozinha, onde as pessoas devidamente encarregadas agora poderiam dar a elas um destino que não dizia respeito ao Grimm-Pitch. No entanto, a pequena cesta que Cecile colheu para si mesmo tinha outro propósito ⸺ que ele encontrou na mesma cozinha, aproveitando que ainda estava vazia.
Mais tarde, a mesma cesta que usou para colher os morangos passou a levar uma torta de morango ainda quente, com o aroma da geleia fresca perfumando o ar. Cecile não era a pessoa mais gentil do mundo com as palavras, mas sabia o quanto era terrível ter que lidar com a incerteza quanto à situação dos deuses depois da tomada do submundo. Era diferente para os semideuses que já não tinham uma família mortal para contar. Ele posicionou a cesta bem na frente da porta do chalé de Perséfone, colocando-a com cuidado sobre o chão. Sem saber se @poisonpomegranates já estava de pé ou não naquele horário, ele deu algumas batidinhas na porta para chamá-la antes de se afastar para retornar ao próprio chalé.
Tumblr media
10 notes · View notes
thecanvasofmadness · 1 year
Text
Qué decepción es ser leído y robado, en lugar de ser respetado y aplaudido. De verdad, que es una mentada de madre y jamás entenderé a las personas que lo hacen. ¿Qué tienen en la cabeza? ¿Por qué piensan que las palabras, que la literatura, pueden ser tomadas como si no tuvieran ningún valor? ¿Acaso van tomando las cosas que ven en la calle como si fuesen propias? ¿Se llevan a su casa los árboles que ven, las macetas, los adornos, las sillas, las mesas, todo lo que ven en la calle? ¿Eso hacen? Si no hacen eso con los objetos que ven en la calle ¿por qué lo hacen con la literatura? Las letras tienen dueño, y es quien las escribe. El arte tiene un sello particular, no se hace solo: lo hacemos todos aquellos que nos arriesgamos a crear algo de nuestro puño y letra. ¿No merecemos respeto, al menos, porque nos atrevemos a crear, por muy pobre o mediocre que sea?
What a disappointment it is to be read and stolen, instead of being respected and applauded. Really, it's an insult and I will never understand the people who do it. What's in their heads? Why do they think that words, that literature, can be taken as if they had no value? Do they take the things they see in the street as if they were their own? Do they take home the trees they see, the flowerpots, the ornaments, the chairs, the tables, everything they see in the street? Is that what they do? If they don't do that with the objects they see in the street, why do they do it with literature? Letters have an owner, and it is the one who writes them. Art has a particular stamp, it is not made alone: it is made by all of us who take the risk of creating something in our own handwriting. Don't we deserve respect, at least, because we dare to create, no matter how poor or mediocre it may be?
97 notes · View notes
veerasm · 28 days
Text
LA CASA DEL LÍDER. "Siento frío aunque todas las ventanas estén cerradas." @dawsri
Tumblr media
Entendía a lo que se refería. Todo en aquel pueblo se sentía extrañamente helado, con temperaturas que ni siquiera podía justificar con la ausencia de sol. Sin pesarlo mucho, se retiró uno de sus guantes, mismo que usó para vestir una de las manos ajenas. La otra fue tomada para hundirle dentro del bolsillo de su propia chaqueta, en un agarre cálido y estrecho de sus propios dedos. "¿Está mejor así?"
12 notes · View notes
leregirenga · 7 months
Text
Tumblr media
Traerte aquí a mi lado, conmigo, para no separarnos, para andar el mismo sendero, para agarrarnos fuerte de las manos y del alma.
Traerte con un solo pensamiento mío, a cada instante, en casa hora y minuto y no soltarte jamás.
Traerte y que en un beso nos demos una promesa de amor eterno, una caricia infinita, un abrazo sin final.
Traerte y hacerte participe de cada decisión tomada, de cada paso que doy, de cada hecho de mi para ti.
Traerte y que sepas que mi amor es incondicional, puro, sincero, sin malicia mi odio; por el contrario si, lleno de ternura y de lo mejor que tengo para ofrecerte.
Traerte y que me pertenezcas está vida y la que sigue.
Leregi Renga
17 notes · View notes
carriessotos · 2 months
Note
“you have stars in your eyes. i like looking at it.” patrick&madison
a aproximação entre madison e patrick fora extremamente inesperada. durante metade de sua vida, não pensou nele como nada além de um dos amigos de seu irmão mais velho, e justamente era aquele com quem menos acabou convivendo antes de se mudar para outro estado. sabia muito pouco sobre patrick - sequer o seguia nas redes sociais -, e a curiosidade nunca despertou de forma considerável para que a burton fosse atrás de descobrir mais sobre ele; estava confortável com a não relação que tinham e, na realidade, sequer imaginava uma possibilidade. isto é, até que ele passou a morar duas portas acima da sua em seu novo prédio. a convivência de ambos, inicialmente proveniente da ajuda em uma ocasião levemente desesperadora e completamente ridícula - um pouco humilhante, em retrospecto -, mostrava cada vez mais ser estranhamente fácil e o suficiente para despertar em maddie sentimentos e sensações que não lhe davam as caras havia bastante tempo.
sempre arrumavam desculpas para se encontrarem e darem uma passada um no apartamento do outro a fim de passarem um tempo conversando, assistindo algum programa na televisão ou simplesmente ele a ajudando a tentar ser menos um desastre culinário. o que não era uma missão das mais fáceis, diga-se de passagem. naquela noite, por exemplo, tentavam realizar a proeza de fazer uma pizza em casa - sem um motivo mais específico além de uma dezena de tiktoks que havia enviado para patrick, após teimar que ele deveria baixar o aplicativo. era a primeira vez em que uma tentativa de molho de madison não acabava em uma das maiores atrocidades vistas pela humanidade, e era inevitável que estivesse com a boca tomada por um sorriso largo ao perceber o progresso que havia feito desde as semanas anteriores - nas quais sequer conseguiria fritar um ovo sem acabar causando um acidente digno de uma chamada para o corpo de bombeiros.  ao perceber o olhar do mais velho sobre si, não se conteve de franzir o cenho de leve. “o que foi?” não o deixou ter a chance de respondê-la antes de fazer uma careta. “ah, não. eu tô com molho na cara? é isso? não acredito.” não existia a menor possibilidade lógica de isso ter acontecido, entretanto, era a única explicação para a maneira com que patrick a olhava - quase como não conseguisse tirar os olhos dela. se virou para pegar uma folha de papel toalha e limpar o provável acidente quando a resposta que saiu dos lábios dele a atingiu em cheio. por alguns segundos, nada mais conseguiu fazer além de piscar algumas vezes mais que o necessário ao encará-lo. secretamente, morria de vontade de perguntar se era com ela que realmente estava falando e não, sabe-se lá, com uma garota com quem estivesse dando um jeito de flertar por vídeo chamada ou áudio sem que ela percebesse - ainda que essas possibilidades fossem completamente ridículas. “você acha?” indagou, engolindo em seco e sem conseguir desviar o olhar dele. “não sabia que você prestava atenção nos meus olhos.” por um lado, uma ideia andava a cutucava em sua mente havia um certo tempo: talvez estivesse acontecendo algo entre eles. estaria ela só vendo o que gostaria e se iludindo completamente? era uma possibilidade, considerando que patrick poderia simplesmente ser um cara que gostava de ser amigo dela, e apenas calhava de ser bonito, legal e atencioso. ainda assim, a ideia não saía de sua mente. especialmente quando era inegável que sentia a vontade de beijá-lo aumentando a cada minuto que passava em sua companhia. “o que mais você gosta em mim?” tomou a coragem de perguntar.
Tumblr media
11 notes · View notes
lilpomegranate · 2 months
Text
⊹ 𝗣𝗢𝗩 ⊹ 𝗺𝘆 𝗻𝗮𝗺𝗲 𝗶𝘀 𝗱𝗲𝗮𝘁𝗵 𝗮𝗻𝗱 𝘁𝗵𝗲 𝗲𝗻𝗱 𝗶𝘀 𝗵𝗲𝗿𝗲 𓂅 for @silencehq
Tumblr media
Os ocorridos das últimas semanas não haviam facilitado em nada a rotina de sono de Violet. Na verdade, ela estava começando a considerar que seria necessário pedir ajuda. Alguma poção, alguma erva… não era possível que sua mente não descansasse por mais do que poucas horas. Isso enlouqueceria qualquer um, mesmo um semideus. Naquela noite em particular, o som da chuva torrencial fazia com que os olhos da jovem parecessem cada vez mais pesados, enquanto seu corpo finalmente se aquietava sob os cobertores. “Finalmente”, pensou, sua consciência se esvaindo para algum lugar distante e estranhamente acolhedor. Tudo parecia perfeito até a semideusa ouvir os primeiros gritos.
Tumblr media
Levantou-se da cama em um pulo, estremecendo ao sentir a temperatura baixa da porção congelada do chalé de Perséfone. Violet ainda usava seu pijama, mas isso pouco importava, já que algo muito caótico estava acontecendo dentro dos limites do Acampamento. Sua primeira visão após cruzar a porta foi o fogo. Não se parecia em nada com o incêndio do Pavilhão. Naquele momento, todas as construções estavam em chamas. Outros semideuses corriam desesperados na esperança de conter a situação, tão distraídos que não pareciam notar a figura encapuzada que caminhava em meio a todos. 
As lágrimas já escorriam dos olhos da filha de Perséfone, que se sentia assustada, e principalmente revoltada por estar passando novamente por aquilo. Não parecia um sonho, era tudo ridiculamente real e palpável e… terrível. Ousou olhar ao redor, apenas para se arrepender ao enxergar figuras conhecidas cobertas de sangue e, definitivamente, sem vida. O corpo de Aidan, filho de Ares, ainda trazia sua arma em mãos, os olhos vidrados como se sua última visão tivesse sido a coisa mais pavorosa que já testemunhara em vida. Com o estômago embrulhado, Violet ainda vislumbrava mais figuras conhecidas que pareciam ter tido suas vidas recentemente ceifadas. Seus joelhos se dobraram ao perceber que também perdera Maxime, seu companheiro e guia de expedições. Todos jovens, incríveis e capazes de conquistarem um futuro brilhante. Nem mesmo Raynar, um filho de Zeus, fora capaz de escapar. E agora, o que restaria? O Acampamento estava ruindo. Precisavam de ajuda, precisavam dos seus malditos pais por aqui. Onde eles estariam num momento desses? Para quê os deuses serviam, afinal? A revolta crescia no coração de Violet conforme a semideusa identificava a perda de mais e mais colegas. Ainda ajoelhada, sentiu o toque fraco de Beatrice de Fobos em seu braço. A face da outra semideusa, agora muito pálida, parecia implorar por socorro. Violet daria um jeito de salvá-la, ainda que isso custasse sua própria vida. Ela não deixaria que mais uma vida fosse tomada por aquela... coisa. A figura encapuzada, agora portadora de olhos azuis brilhantes e envolta em névoa dourada, apontava em direção à Casa Grande. Não tentou fazer nada contra Violet, mas a filha de Perséfone preferia que a criatura simplesmente a levasse. Na escadaria principal da construção, jazia o corpo de Quíron. Ao seu lado, era possível enxergar uma figura abaixada, que Violet identificou como sendo Petrus. Este estava vivo, apesar de não esboçar quaisquer reações. A morte de Quíron só poderia significar uma coisa: o fim do Acampamento e de toda a bolha de segurança que protegia os campistas. Se alguém fora capaz de tocar no centauro, o mentor da maior parte dos semideuses que viviam ali, nada mais importaria. Tudo acabaria em sangue. Os olhos de Violet se fecharam com todas as suas forças, na esperança de que a névoa dourada desaparecesse e de que tudo aquilo não passasse de mais um pesadelo.
Sentiu seu corpo colidir contra o chão, emitindo um baque surdo no assoalho de madeira. Ao seu lado, sua cama bagunçada indicava que Violet havia caído da superfície durante o sono. Suspirou, mais uma vez, aliviada. Mas essa sensação não duraria muito. Ela sabia muito bem disso.  → Semideuses mencionados: @aidankeef, @maximeloi, @mindkiler, @zeusraynar.
11 notes · View notes