Tumgik
#habitaci
hotbuttonin · 2 years
Photo
Tumblr media
"Once you learn to quit, it becomes a habit.¨ ― @VinceLombardiJr . . . . . ♡...........❍......….. ⎙.......⩥ ʟɪᴋᴇ ᴄᴏᴍᴍᴇɴᴛ ꜱᴀᴠᴇ ꜱʜᴀʀᴇ. Follow us @hotbutton.in for more awesome and motivational content! Don't forget to tag a Close one Daily New Posts . . . . #habits #habit #Habitat #habitos #habitossaludables #habitandhome #habitacion #habitatforhumanity #habittracker #Habito #habitossaudaveis #habitaciones #habitossanos #habitacionbebe #habitsalon #habitaci #habitacioninfantil #habitacionesinfantiles #habitosaludables #habitosmx #habitosaudaveis #habitosaudavel #habitatandhome #habitual #habitatskateboards #habitsofhealth #habitats #habitchange #habit701 #Hotbuttongymwear (at India Rishikesh) https://www.instagram.com/p/ClXu3SWKIJT/?igshid=NGJjMDIxMWI=
1 note · View note
sakara2775 · 27 days
Photo
Tumblr media
Amor para cuatro - Cap. 38 "Habitación Gris." (on Wattpad) https://www.wattpad.com/1443056623-amor-para-cuatro-cap-38-habitaci%C3%B3n-gris?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_reading&wp_uname=OSIRIS2775 Sinopsis: Han pasado seis años desde que Melody y Rick se casaron por un absurdo contrato, seis años en los que al principio hubo lágrimas y sinsabores por una mala acción, pero el amor y el perdón ganaron la batalla, más cuando la noticia de que Blue Marian Elizabeth estaba en camino. Hoy la pequeña Blue, cumple cinco años y el pequeño Rick tiene tres años y es cómplice de Blue en todas sus travesuras, pero tras un encuentro sorpresivo y algunas noticias de índole familiar; Melody aún tiene una sorpresa para Rick. En cuanto a los gemelos y Edward, bueno los chicos están por terminar la preparatoria y Edward, la secundaria, así que, como todos los adolescentes, son alegres y cuidan de Melody y los pequeños junto a Rick. Pero el tiempo pasa, Alfonse y Albert se verán flechadas por cupido de una forma un tanto extraña, al igual que dos de sus mejores amigos. Por su parte Edward también encontrara el amor de la manera más inesperada, él que es un chico serio y formal, se enamora de una joven totalmente opuesta, rebelde, activa, traviesa pero muy bella. ¿Cómo decirle no al amor cuando toca a tu puerta? Y mientras Alfonse, Albert y Edward encuentran el amor, Blue, Ricky y las Gemelas Elizabeth y Victoria viven y crecen felices rodeadas de amor. Eso y más encontraras en esta novela, la cual es la continuación de "Contratada para un Matrimonio."
0 notes
83liss · 6 months
Text
Tumblr media
Siempre Fuiste Tú (9/25)
Favor
La habitación de T'Challa y Bucky era un espacio sereno y tranquilo, con paredes blancas y techos altos. Los muebles estaban colocados con una precisión casi geométrica, y la habitación estaba llena de objetos artísticos y decorativos. Había libros y tapices, así como un escritorio organizado y pulcro. En la esquina de la habitación había una pequeña zona de relajación, con una hamaca suave y acogedora. Junto a la hamaca había una mesita de madera pulida, con un vaso de agua y una copa de vino. Las cortinas estaban corridas, y una luz tenue entraba a través de los paneles de luz LED. El ambiente era tranquilo y rejuvenecedor
Espera – dijo robándole un beso
¿hice algo mal? – pregunto James y T’Challa sonrió robándole otro beso
Gírate
Me gusta que nos miramos – dijo James besándolo – me exita más cuando…
Lo sé – dijo susurro T’Challa – y será así, pero primero date la vuelta
En cuanto James se giró, sintió como una lluvia de besos caía sobre su cabeza, bajaba por su cuello, cubría toda su espalda. Cerro los ojos y se concentró en esa cascada de sensaciones. Definitivamente, el moreno sabia llevarlo a las estrellas. Mordidas suaves sobre sus glúteos lo obligaron a él a morder la almohada para ahogar sus gritos, mientras una lengua traviesa se colaba en su interior, degustándolo como si él fuese un manjar
Ya había perdido cualquier tipo de pensamiento coherente cuando lo acostaron de espalda, y no era más que amasijo de carne. Le abrieron las piernas y se acomodaron entre ellas. Algo resbaladizo se coló entre sus glúteos y jugo a entrar y salir.
¿Listo para entrar conmigo a la gloria? – le susurro Luke al oído, pero él no puedo responder más que con gemidos desesperados
¡Haz… haz… lo ya! – imploro James – ¡ya no aguanto!
¡Te ves tan hermoso! – gimió Luke mientras empezaba a entrar en él
El vaivén empezó suave junto con la batalla de lenguas que se degustaban mutuamente. Manos que no paraban de explorarse. Las uñas de James se enterraron en la espalda del moreno, lo que sirvió de seña para aumentar la velocidad, justo cuando encontró ese punto exacto dentro del americano que hizo que sus mundos explotasen en mil colores y sensaciones
Despertaron al día siguiente en brazos del otro con la luz sobre sus rostros y una sonrisa. Luke fue el primero en moverse suavemente para mirar el rostro pacifico del americano. Dejo un beso en la frente de James dispuesto a no incomodarlo, pero este se aferró a él escondiendo el rostro en su cuello
Odio que me dejes solo en la cama – dijo con voz adormilada
Solo voy al baño – susurro el príncipe besándole la sien – ahora vuelvo – y se puso de pie
Date prisa. Quiero seguir durmiendo, y no puedo si no estás aquí – dijo James abrazándose a la almohada sin abrir los ojos haciendo sonreír al moreno, quien volvió a besarle el cabello antes de ponerse de pie
Caminó descalzo hacia el baño mientras se rascaba el brazo izquierdo de manera distraída, y no pudo evitar sonreír al ver su cabello despeinado. “Efecto James” pensó. Al volver a la habitación, miro su reloj y respiro hondo. Estaba de vacaciones y las disfrutaría
El comedor del palacio real de Wakanda era un lugar de grandes fiestas y banquete. Antiguamente, los nobles se sentaban a la mesa principal, y las paredes estaban decoradas con tapices y murales. Las lámparas de cristal colgaban de los techos y los candelabros refulgían en las mesas. Tenía un techo abovedado y una gran mesa central. Los muros estaban forrados con paneles de madera oscura y lámparas de cristal colgando de las vigas. Las paredes estaban decoradas con pinturas de artistas wakandianos, y en una de las paredes había una gran ventana con vistas al jardín de la reina
Eran las siete y media de la mañana, y la familia real desayunaba en el comedor cuando, escucharon pasos que se acercaban acompañados de risas bajas. El rey resoplo por lo que la reina le hizo una seña para que se calmara. Segundos después la pareja entro de la mano susurrando entre sonrisas cómplices. Dieron los buenos días, aunque no a alguien en específico, mientras T’Challa le acomodaba la silla a James para que se siente, fue allí donde noto los invitados que acompañaban a la familia real
Buen día – dijo T’Challa sentándose antes de agarrarle la mano a su pareja
Príncipe – dijo este sonriendo mientras se acomodaba el cabello detrás de la oreja
Buen día joven – dijo Bucky mientras le servía el café al príncipe, pero este no le respondió
Creo que te saludaron W’Kabi – dijo T’Challa – gracias cielo – y se acomodó mejor en la silla – no sé cómo será en Wakanda, pero en los Estados Unidos si alguien te saluda, aunque sea finges educación y respondes – el mencionado miro al rey
¿Por qué llegan a esta hora? – pregunto T’Chaka
Estábamos ocupados tratando de terminar un regalo para madre – dijo el príncipe probando su café – aunque si me lo preguntas diría que no faltan algunos detalles importantes
Luke… – advirtió James
Y ese regalo seria… – pregunto su padre
Un nieto – dijo T’Challa antes de sentar su taza nuevamente sobre el platillo mientras el rey se ahoga con su café
¿Lo haces para molestar cierto? – dijo T’Chaka limpiándose con la servilleta – sabes que no apruebo esa relación, pero aun así te empeñas en sostenerla
No – dijo el príncipe tras pensarlo un momento –. Lo hago porque de verdad amo a James y necesito que lo respetes. Entiendo que no lo aceptes, pero al menos respétalo
¿tú respetas a W´Kabi?
¿no te cansa pelear? – dijo T’Challa mirándolo directamente – ¿no te cansa esto? – y señalo a su alrededor – Porque a mí sí. Y en algún momento me tengo que ir de este país. Yo no vivo aquí y no me interesa hacerlo. Pero cuando me vaya quisiera tener aunque sea ganas de vez en cuando de alzar el teléfono y preguntarte como estas. Pero si no eres capaz de respetar a la persona que amo, no creo que jamás me den ganas de levantar ese teléfono – y un mutismo absoluto cayó sobre comedor que fue roto solamente por el repiquetear de su celular – disculpen – y saco el aparato de su bolsillo – es mi papá – y al instante el rey lo miro molesto pero no dijo nada – hola papi ¿Qué pasa? ¿estas bien? – y miro a James escuchando – ¿papá, estas bien? – y escucho – dime si estas… ¡papi estas llorando! ¡No, yo…¡¡¿Qué no me preocupe?! ¡Debería estar allí contigo, y no…! – respiro hondo poniéndose de pie – perdón, perdón. No, no, no. Tú nunca molestas. ¿James? – y miro a su pareja – si está aquí. Salimos a dar un paseo y olvido su teléfono. Dime que necesitas… papi por favor… cálmate, no llores
Dame el celular – dijo James poniéndose de pie – cariño – y tomo suavemente el aparato – hola, soy James – y escucho – cálmate y dime que paso – escucho mirando fijamente a T’Challa y luego exhalo cerrando los ojos y bajando el rostro – Entiendo ¿Dónde estás? Okey mandare un taxi. Te llevaran a nuestro departamento. No te preocupes. Le diré a Stand que te abra – y escucho sonriendo – claro, no hay problema. ¿Cuándo volveremos?
Mañana – dijo Luke de manera tajante
No por favor – suplico Ramonda mirando a la pareja
Hermano – susurró Shuri
No lo sé – dijo James mirando a T’Challa que exhalo molesto – mira, ve al departamento. Duerme. Descansa. No te preocupes por nada ¿sí? Okey, entonces enviare un taxi. Ya está pagado. Después que descanses te llamare y hablaremos ¿sí? No tienes nada que agradecer. En unos minutos llega el taxi. Tranquilo – cuelga y marca en la pantalla
¿James que paso? – pregunto Luke desesperado
Cálmate, está bien – dijo tecleando en su pantalla – solo se pelearon. Tu padre le dijo que terminaban y ya. Fue a un bar y se le pasaron las copas. Ahora está arrepentido de haber terminado. Le llama y no contesta… solo necesita dormir. Estará bien ¿sí?
James…
Luke, sabes cuanto quiero a tu padre – dijo tomándole la mano – y si te digo que está bien, es porque así es. Confía en mi
Gracias
Llámale más rato – dijo James – cuando este mejor. El taxi ya va por él – tecleando en su teléfono – le pediré a Stand que me avise cuando llegue. Mira – y le pasa el celular, pero Luke lo abrazo por la cintura y unió sus frentes mientras cerraba los ojos
¿Qué haría sin ti? – susurro Luke haciendo sonreír a James, pero se separaron cuando alguien se aclaró la garganta
Madre – dijo James y tanto el rey como W’Kabi se movieron incomodos – ¿cree que podría ayudarle hoy en sus labores?
Por supuesto – dijo está sonriendo – me encantaría
T´Challa sígueme – dijo el rey poniéndose de pie
¡No! – dijo el príncipe – ¡dame un día de paz, por favor!
Mira… – dijo su padre
Se que quieres hablar, decirme tu discurso de obligaciones que tengo para con mi puesto, pero no te quiero escuchar – dijo T’Challa –, porque si te escucho vamos a volver a pelear ¿y sabes cómo terminara esta historia? Conmigo odiándote ¿quieres eso? – y solamente James alcanzo a ver el miedo en los ojos del rey
Hermano… – dijo Shuri tímidamente – ¿quieres venir a mi taller? Una mañana de hermanos
Seria genial – dijo T´Challa sonriendo triste
Andando – dijo la princesa saltando de su asiento – te van a encantar mis nuevos inventos
Nos vemos después – dijo T’Challa dándole un beso suave a James antes de irse, pero cuando estaban por cruzar se detuvo – te pido como único favor, no lo busques. No te quiero cerca del hombre que me crio. No quiero que sepas su nombre, donde vive, quien es. De verdad no quiero odiarte. Acércate a mi padre y sabrás lo que es el infierno en la tierra
Si tu papi me habla, te lo diré – dijo Bucky
Gracias – dijo el moreno y salió seguido de su hermana
Que tengan un buen día – dijo el rey también salió por otra puerta
James y la reina solo se miraron en silencio
_____________________
“te pido como único favor, no lo busques. No te quiero cerca del hombre que me crio. No quiero que sepas su nombre, donde vive, quien es. De verdad no quiero odiarte. Acércate a mi padre y sabrás lo que es el infierno en la tierra” le repetía una y otra vez su mente traicionera cada vez que se decidía a investigar.
Ya habían pasado varios días desde la llamada del padre adoptivo de T´Challa. Y aunque todo estaba en calma, el rey se había sentado varias veces frente a su computador dispuesto a hacer una investigación exhaustiva sobre el hombre que había criado a su hijo. Sin embargo era una línea muy delgada que no se atrevía a cruzar y perder definitivamente a su hijo
El día era perfecto. James no podía parar de reír con las ocurrencias de su novio, y es que después de haber tenido tantos problemas las últimas semanas era bueno ver a Luke así, tranquilo, relajado. Volvía a ser Luke, su Luke. Había sido complicado pero habían logrado deshacerse de las guardias. Nakia estaría furiosa, su madre los mataría y ni que decir de la pataleta que haría Shuri, pero ni modo. Tenían derecho a un poco de privacidad
Caminaban de la mano a la orilla de un estanque repleto de la hierba de corazón, la flor emblema de la nación. La reina le había contado a James que según sus tradiciones, Bast, la diosa pantera, había guiado a través del desierto a Olumo Bashenga hacia diez mil años hasta un majestuoso oasis por el cual peleaban varias tribus. Bashennga las había unificado, convirtiéndolas en una sola nación, y asumiendo como el primer rey de Wakanda.
Y también me dijo que la diosa Bast es la protectora de la maternidad – dijo James
Yo tengo la impresión de que es un hombre – dijo Luke
¿Quién? ¿Bast? – pregunto James intrigado
Si. Y ni siquiera es afrodescendiente – dijo Luke mirando al frente
Ahora me dirás que es rubio, piel blanca… ¿Qué más? ¿ojos verdes?
No – dijo Luke – no es rubio. Creo que es cabello castaño, y le cae hasta los hombros en bucle naturales. Tiene ojos azules con grandes pestañas y labios rozados. Su espalda es ancha pero su cintura estrecha. Sus piernas son torneadas. Su voz no es gruesa, pero si varonil. Creo que transmite paz – James sonrío mirando hacia otro lado – cuando sonríe a alguno humano afortunado de estar ante su presencia, suele volcar el rostro hacia otro lado y bajar el rostro algo sonrojado
Luke, basta – dijo James sin atreverse a mirarlo
Y suele decir eso. Luke basta – dijo este deteniéndose frente a su pareja – ¿no serás tú, y me ha engañado todo este tiempo o sí? – levantando una ceja
Dije basta – protesto el americano con sus mejillas completamente rojas
Te amo – dijo Luke tomándolo por la cintura y besándolo suavemente. James no resistió y envolvió sus brazos alrededor del moreno. Unas gotas empezaron a caer suavemente al principio pero con el paso de los minutos se intensificaron
Creo que enojaste a Bast – dijo James mirando al cielo que se había nublado
Tú eres Bast – dijo Luke mirando también los nubarrones – y haces todo esto para despistarme, pero no lo lograras – cuando James se echó a correr y él lo seguía. En cuestión de minutos estaban completamente empapados
¡Esta helada! – gritaba James
Madre nos va matar – grito Luke
¡Corre! – dijo James en medio de una carcajada
No creo que pare pronto – dijo Luke cuando se escuchó caer un trueno que asusto a James haciéndolo gritar – ¿cómo le hacías con las bombas?
Cállate tarado – dijo este corriendo más fuerte pero casi podía ver la sonrisa burlona del otro
Habían corrido cerca de unos diez minutos cuando vieron la cabaña y no dudaron en entrar. Las paredes estaban sucias y descascaradas, y algunas partes del techo se habían caído. Las puertas estaban medio abiertas, y una de las ventanas había sido forzada. Las vigas estaban ennegrecidas por el tiempo y el humo, pero los mosaicos en el suelo aún conservaban un destello de color. Las cortinas estaban desgarradas y colgaban en tiras de tela.
Empujaron la puerta y entraron sin más protocolos. Luke cerró la puerta mientras James tiritaba. Inspeccionaron con la mirada y sintieron el olor a tierra húmeda y a humo. Las paredes se veían oscuras y resquebrajadas, y las vigas goteaban. El suelo era sólido, aunque había una alfombra raída en el centro de la habitación. Había una hoguera en el suelo, con restos de un fuego apagado, y al lado, una jarra de agua medio vacía.
Había una especie de cocina a leña cerca de un colchón en el suelo. Mas allá había una silla junto a algo de leña seca. Luke hablo por si alguien había en el lugar pero nadie contesto
Podemos entrar en calor con esto – dijo James moviendo la leña
Deja, yo lo hago – dijo Luke golpeándole suavemente la cadera – quítate la ropa
Luke – dijo James sonriendo
No tienes nada que no haya visto antes – dijo el moreno moviendo la leña para prenderla – o mejor dicho, tienes todo lo que me gusta ver. Quítatela. Te vas a resfriar
Espero no dure mucho la lluvia – quitándose el polo y dejándola cerca del fuego para que seque
Mientras tengo una muy buena idea de cómo entrar en calor – dijo Luke acercándose mientras James sonreía – no creas que he olvidado que debemos hablar sobre agrandar estar pequeña familia
¿De verdad quieres envejecer a mi lado rodeado de hijos y nietos? – dijo James mientras el moreno se quitaba también su polo y lo dejaba al lado del fuego
Contigo lo quiero todo – dijo acariciando el dije que le había regalado hace unos días – ¡y más!
Te advierto que mi novio dice que soy gruñón por las mañanas – dijo James sonriendo
Amo que los gruñones – dijo T’Challa abrazándolo antes de besarlo – gruñan por la mañana
Las manos expertas del príncipe se movieron sobre la pretina del pantalón de James Barnes mientras sus labios eran asaltados de la manera más salvaje posible. James se abrazó a su cuello mientras eran tomando en brazos para llevarlo hasta la cama mal trecha que había en el lugar
Dientes reclamaron para si los labios de James mientras él se desconectaba del mundo. Luke o T’Challa, sea cual fuese su nombre, lo amaba. El resto de las cosas ya encontrarían solas su lugar en el mundo
Luke se acomodó entre sus piernas sin separarse de sus labios ni un segundo. Se amaban y nada ni nadie impediría que se lo demostrasen una y otra vez
__________________
Parado frente a la ventana de su despacho, el rey T’Chaka miraba la lluvia veraniega que se había desatado hacía un par de horas. Respiro hondo y se concentró en el sonido. Lo relajaba y lo ayudaba a no pensar. Se había despertado a media noche tras haber soñado con él. Se veía hermoso realmente. Le sonreía como siempre lo había hecho. Lo había tenido otra vez sus brazos como tantas veces. Pero despertar había sido la pesadilla de su día a día desde hacía veinte años. Tomar conciencia de que el planeta seguía girando. Su infierno personal era recordar cada vez que el oxígeno llegaba a sus pulmones que él, T’Chaka Udaku, el gobernante del país más poderoso de la tierra, seguía respirando en un mundo donde él ya no existía… Ni siquiera su nombre podía decir sin que sus labios quemaran.
¿Bast, por qué la vida es tan injusta? – susurro cerrando los ojos – ¿Por qué no morí realmente con él? ¿Por qué me dejas respirar aun si estoy tan muerto como él? Si tan solo no hubiese…
***FLASHBACK***
Habían llegado a Nueva York hacia dos días para la firma de una serie de acuerdos. Había viajado con T’Challa porque quería que su pequeño se relacionara desde ya con ese mundo. Que aprendiera a tratar con mandatarios y poder. Ya lo tenía todo planeado y no había manera de que fallase. Lo mejor de todo seria verlo a él. Por un par de días y lejos de los ojos curiosos de la prensa serian lo que siempre debieron ser. Él, el hombre que amaba y su pequeño hijo. Una familia. Claro, faltaba Shuri, y nunca pensaría en alejarse de su pequeña princesa, pero era mejor que creciera los primeros años con Ramonda, ya después la integrarían a la vida de palacio
Y es que estaba decido. Ya lo había hablado con Ramonda y el próximo mes se harían publica la noticia de su separación en buenos términos. Si el concejo le pedía su renuncia, poco le importaba. Él estaría con quien realmente amaba, el resto se podía ir al demonio. Amaba Wakanda, pero más amaba a ese hombre. T’Challa le había tomado bastante cariño y no le costaría verlo como a una madre. Sin embargo prácticamente desde que habían pisado austriaco nada había salido según sus planes. Prácticamente no se habían visto, y parecía que el otro hombre estaba dispuesto a mantenerse lo más lejos suyo como si fuera posible
Andaba muy irritable y el hecho de que T’Challa no quisiera comportarse precisamente como debía, lo tenía completamente alterado. Miro al pequeño de seis años a través del espejo que estaba cerca que miraba todo a su alrededor
Cálmese Majestad – dijo una voz detrás de él –. Es solo un niño
Algún día ese niño gobernara prácticamente al mundo – respondió sin mirarlo
Pero ya habrá tiempo para que aprenda a hacerlo – dijo el hombre con voz tranquila – dej…
¡No es tu hijo, no te metas! – grito el rey con furia contenida y en seguida se giró asustado de sus propias palabras – yo… E… ¡perdón! ¡No quise…! – tartamudeo al ver aquellos ojos marrones llenos de lagrimas
Tiene razón… majestad – con la voz quebrada – el príncipe no es mi hijo, ni nunca lo será. Gracias por recordarme que soy estéril. Es por eso que me eligió como su amante
¡No…! – T’Chaka iba gritar pero se controló justo a tiempo
Me puede llevar a su cama las veces que quiera y el trono jamás estará en peligro – susurro
¡No vuelvas a llamarte…! – siseo cerrando los ojos
¡el amante perfecto! – concluyo el americano
¡eres mi mundo entero! ¡lo que más amo! En un mes se hará pública nuestra…
Si me permite un humilde consejo, mi señor – dijo el hombre he inclino suavemente el rostro dando un paso hacia atrás – su lugar es junto a la reina y los príncipes – dijo con voz quebrada – allí es donde debe permanecer. Permiso – y se alejó sin más.
T’Chaka iba a seguir cuando escucho el llanto suave. Volcó a ver hacia donde estaba su hijo y vio como una mujer le limpiaba el rostro. Miro nuevamente en sentido contrario y vio al hombre que amaba alejarse de él lo más rápido posible. ¿con quién ir primero? ¿a quién elegir por encima del otro? ¿Qué debía hacer?
***FIN DEL FLASHBACK***
*
*
*
*
Opiniones?
continuamos el domingo
feliz resto de semana
0 notes
natureinhouse · 7 months
Text
Tumblr media
Do dzisiaj spotykam się z potencjalnymi Inwestorami, którzy na wstępie przyznają, że nie wiedzą, jak prowadzić akwarium roślinne, ani terrarium tropikalnym, ale marzą o takich w swoich salonach. O ile ograniczona wiedza jest całkiem usprawiedliwiona i naturalna, to w perspektywie przyszłego wcielania fantazji w życie dosyć niebezpieczna. Zauważyłem, że całkiem sporo elementów dekoracji lokali, w których niemałą rolę gra zmysł artystyczny jest realizowanych bez projektu w żadnej formie, ani pisemnej, ani graficznej. Klienci powierzają niemałe fundusze na realizację zadania nam Wykonawcom – właściwie na słowo honoru. Ale czy powinni ? Osobiście uważam, że nie powinni. Założenie akwarium lub budowa terrarium to wydatek rzędu kilkudziesięciu tysięcy złotych i już sam ten aspekt winien obligować do podparcia wykonania dokumentacją wykonawczą. Tym bardziej, że dyskutujemy o żywym organizmie, naturalnych procesach biologicznych, chemicznych, a także fizycznych, mówimy o habitacie żywych roślin, które mogą, ale wcale nie muszą wegetować w środowisku, które im zbudujemy.
https://www.natureinhouse.com/projekt-akwarium-do-architektury-wnetrz/
0 notes
Link
0 notes
vivevirtual · 2 years
Text
Los científicos de Caltech están utilizando la Realidad Aumentada para dar voz a los objetos de una habitación, permitiendo que los discapacitados visuales escuchen su entorno Según la Organización Mundial de la Salud, se estima que aproximadamente 1.300 millones de personas en todo el mundo viven con alguna forma de discapacidad visual. 217 millones de personas con discapacidad visual de moderada a grave, mientras que 36 millones de personas caen en la categoría de ser legalmente ciegas. Un informe recientemente publicado titulado 'Augmented Reality Powers a Cognitive Assistant for the Blind' detalla el trabajo de tres científicos de Caltech. Están profundizando en la idea de utilizar la RA como una forma de ayudar a los ciegos a navegar por lugares nuevos y desconocidos. Lo realizan a través de algoritmos de visión por ordenador que permiten que los objetos del mundo real se "anuncien" al usuario al entrar en una habitación. Compuesto por Markus Meister, Yang Liu y la becaria postdoctoral de la USC Noelle Stiles (PhD '16), el equipo utilizó la capacidad de Microsoft HoloLens para crear una malla digital sobre una "escena" del mundo real. Utilizando un software único llamado Asistente de Realidad Aumentada Cognitiva (CARA), fueron capaces de convertir información en mensajes de audio, dando a cada objeto una "voz" que se oye mientras se lleva puesto el auricular. A través de CARA, el HoloLens detectaría objetos en su entorno y luego usaría sonido espacializado para informarle de lo que es el objeto haciendo que le llamen. Si el objeto está a la izquierda, la voz vendrá del lado izquierdo del auricular AR, mientras que cualquier objeto a la derecha le hablará a usted desde el lado derecho del auricular. El tono de la voz cambiará dependiendo de lo lejos que esté del objeto; cuanto más cerca esté el objeto, más alto será el tono. Para evitar bombardear al usuario con demasiada información, el equipo de Caltech ideó varios modos para simplificar la experiencia. Uno de ellos es el modo 'Spotlight Mode', en el que un usuario puede apuntar su cara directamente hacia un objeto y ese objeto específico se anunciará a sí mismo diciéndole lo que es. Otro modo se llama'Modo de escaneo', donde los objetos en la habitación son escaneados por CARA y luego cada elemento se anuncia a sí mismo yendo de izquierda a derecha. El tercer modo, 'Modo objetivo', permite al usuario utilizar cualquier objeto de la habitación como guía para navegar por su entorno. Este enfoque es muy similar a lo que experimentarías si estuvieras usando una audioguía en un museo, pero en lugar de información sobre arte, estás recibiendo información sobre tu entorno. Piensa en ello como si tuviera un radar de audio. En un vídeo proporcionado por Caltech, Markus Meister, profesor de Ciencias Biológicas y director ejecutivo de Neurobiología en Caltech, declaró: "Toda la tecnología de la RV y la RA consiste en adquirir la información de la escena y luego convertirla en otros usos". Durante los ensayos de Caltech, 7 sujetos ciegos utilizaron el HoloLens con el objetivo de navegar hasta la oficina de Liu en el segundo piso. Al ponerse los auriculares AR, los sujetos de prueba son recibidos con un mensaje que indica que la navegación ha comenzado, el cual sigue con las instrucciones de'Follow me'. Con una formación mínima, cada sujeto se encontró navegando a través de un vestíbulo, dos juegos de escaleras y varias esquinas -todas ellas conducentes a la oficina de Liu- sin ningún problema en su primer intento. Y debido a que la guía virtual está diseñada para estar unos cuantos pasos por delante, los sujetos de prueba fueron capaces de "ver" lo que tenían por delante. Tommy Marcellus, un individuo que no es legalmente ciego, pero que sin gafas no podría conducir, caminar alrededor de un parque, ni siquiera trabajar. "Este tipo de tecnología abriría absolutamente posibilidades para las personas menos afortunadas que yo, dándoles algo más de independencia
y seguridad", añadiendo, "algo tan simple como subir a la acera y entrar por las puertas es algo que todos damos por sentado. No puedo imaginarme lo que es eso si eres legalmente ciego." Marcellus saca a relucir el hecho de que esta tecnología no le permitiría conducir sin gafas, ver una película o reconocer a un amigo del otro lado de la calle, pero cree firmemente que la RA podría reemplazar al bastón blanco, que muchos ciegos todavía usan para escanear sus alrededores en busca de obstáculos y marcas de orientación. "Podíamos ver a la gente usando auriculares AR en lugar de usar sus bastones blancos para desplazarse, y podrían hacerlo con más precisión", dijo Marcellus. Entonces, ¿a dónde va el equipo desde aquí? Según Meister, "Los cielos son el límite para qué tipo de funcionalidades quieres construir en un dispositivo como ese, porque es esencialmente un problema de software." Las pruebas iniciales del trabajo de Caltech son muy prometedoras, pero todavía queda mucho trabajo por hacer. La siguiente fase de pruebas debe explorar qué tan bien funcionan el HoloLens y el CARA en espacios públicos más grandes con un grupo enorme de personas en constante movimiento, como centros comerciales, tiendas y parques de diversiones. Si te interesa tener más conocimiento de Centro Realidad Virtual mira el enlace.
0 notes
wingzemonx · 2 years
Text
Resplandor entre Tinieblas - Capítulo 118. Un mero fantasma
Tumblr media
Resplandor entre Tinieblas
Por WingzemonX
Capítulo 118. Un mero fantasma
Verónica Selvaggio pasó gran parte de la noche en uno de los quirófanos de cirugía del Hospital Saint John's en Santa Mónica. Ahí los doctores y enfermeras lucharon arduamente para curar su fea herida de bala en el abdomen, y la lesión que la varilla le había dejado en la pierna al atravesarla. Adicional a esas dos heridas, la joven de ascendencia italiana tenía sólo algunos raspones y golpes, pero nada a lo que los médicos debían darle mayor importancia de momento.
La cirugía resultó todo un éxito y sin la menor complicación. Y aunque la paciente estaba estable y en apariencia fuera de peligro, la dejaron en observación toda la madrugada. Verónica pasó la mayor parte de ese tiempo dormida por la mezcla de analgésicos y cansancio. Sus signos evolucionaron bien, y no parecía estar presentando ninguna complicación derivada de sus lesiones. Uno de los doctores incluso mencionaría que aquella era la herida de bala más “noble” que le había tocado tratar. Una pequeña diferencia en ella y muy seguramente se hubiera desangrado mucho antes de llegar al hospital.
—La chica debe tener un buen ángel guardián cuidando de ella —mencionaría como respuesta una de las enfermeras, con cierto humor acompañando a sus palabras. Entre su somnolencia, Verónica alcanzaría a escuchar tal comentario, y aunque nadie más lo notara aquello dibujó indudablemente una media sonrisa burlona en sus labios.
A media mañana, se determinó que ya se encontraba lo suficientemente estable para dejar el área de observación, y le informaron que la bajarían a un cuarto privado para que estuviera más cómoda.
—¿Quién pagó por eso? —preguntó la joven escuetamente mientras se preparaban para transportarla a su nueva habitación.
—No estoy segura —le respondió la enfermera, revisando si acaso en los papeles que traía consigo pudiera haber alguna respuesta al respecto—. De seguro tu familia ya fue notificada de lo sucedido, ¿o no?
—Supongo que sí.
La duda, sin embargo, sería cuál de los diferentes miembros de la galería de su “familia” habría hecho tal cosa, dada la situación. Tenía en mente un sospechoso número uno, pero ya lo confirmaría tarde o temprano.
Sus ojos se cerraron apenas una fracción de segundo, o eso creyó ella, y al abrirlos notó como el techo sobre ella comenzaba a deslizarse hacia atrás como una película en cámara lenta. Un camillero la empujaba desde la cabecera a la salida del área de observación, mientras a su lado una enfermera transportaba en alto el suero aún conectado a su brazo. Otro camillero más los acompañaba al frente.
Antes de salir de aquella área, el rostro de Verónica se desvío ligeramente hacia su diestra, contemplando algunas de las otras camillas frente a las cuales iba pasando. Una en específico, la última de ellas en realidad, captó significativamente su atención. Un doctor y una enfermera revisaban en la paciente en ella; el primero le abría el ojo derecho con los dedos, y pasaba una luz por éste. La mujer, de cabellos cobrizos y rostro pálido, parecía estar totalmente inconsciente. Verónica logró notar rápidamente que estaba vendada de su cabeza, y llevaba un collarín bajo el mentón. Tan rápido como apareció en su rango de visión, así desapareció. Aun así, Verónica logró reconocerla.
«Vaya sorpresa» pensó, conteniendo una pequeña risilla que deseaba ser libre; en parte para no dejarse en evidencia, y en parte por qué sabía que cualquier intento de risa en ese momento, muy posiblemente le dolería hasta lo más hondo.
Igual era muy oportuno que hubieran traído a esa persona también a ese hospital, aunque Verónica sabía bien que ese tipo de cosas no solían ocurrir simplemente por mera coincidencia. A veces era la forma en la que le informaban cuál debía ser su siguiente movimiento.
«Una no puede ni tomarse un día de descanso, ¿verdad?»
Sus cuidadores la llevaron hasta un ascensor de tamaño suficiente para que cupiera la camilla. Subieron hasta el piso para las habitaciones de los pacientes, y la volvieron a transportar por los pasillos hasta el bonito cuarto número 302. Era bastante amplio e iluminado, incluso contando con una sala adjunta con un par de sillones y una mesa, de seguro pensada para que los familiares del paciente pudieran pasar la noche si así lo requerían. Dudaba que en su caso alguien la fuera usar, pero era agradable saber qué contaría con todo ese espacio.
Entre los dos camilleros se encargaron de colocarla en su nuevo lecho, de sábanas limpias y tantos botones como el interior de la cabina de un avión. Verónica resintió un poco al ser trasladada a la cama, pero en cuanto logró recostarse se sintió mucho más cómoda. La enfermera colocó la bolsa con médicamente en el porta sueros a un lado de la cama, y luego presionó uno de los botones a un costado de ésta para que el ángulo del respaldo se elevara un poco y el cuerpo de Verónica quedara ligeramente sentado. Su herida volvió a resentir el cambio, pero fue pasajero.
—Hola, ¿cómo nos sentimos esta mañana? —pronunció la voz animada de uno doctor de bata blanca al ingresar por la puerta abierta de la habitación.
Verónica lo volteó a ver, desviando sólo lo suficiente su rostro hacia el recién llegado. Si no se equivocaba, era el mismo doctor que había ido a verla durante la madrugada. Si acaso le había dicho su nombre, para esos momentos lo había olvidado, y tampoco era que le importara mucho.
Mientras los camilleros y la enfermera terminaban de preparar todo en el cuarto, el doctor se paró a un lado de la cama, esbozando una amplia sonrisa que desdibujó un poco la forma de su barba tupida.
—Srta. Selvaggio, nos alegra mucho verla tan despierta para variar.
—No me siento muy despierta aún —respondió Verónica, sonriéndole de regreso.
—¿Alguna molestia o dolor fuera de lo normal?
—¿Qué molestia o dolor es fuera de lo normal luego de recibir un disparo? —señaló con algo de ironía, lo que el doctor respondió con una escueta risa—. Estoy bien —contestó—. De momento nada que no pueda tolerar.
—Es bueno escuchar eso. Déjeme decirle que tuvo bastante suerte. Un centímetro de diferencia y tanto la herida de bala como la de su pierna pudieron haberla puesto en grave peligro; pero en estos momentos ya está bien. Sólo necesita reposar un par de días, y podrá irse a casa.
—Entonces sí tengo un buen ángel guardián, ¿eh? —masculló Verónica con tono juguetón.
Notó entonces que la enfermera, aún el cuarto, se viraba a verla rápidamente sobre su hombro al pronunciar aquello. Verónica supuso que había sido precisamente ella a quién había escuchado decir tal comentario; quizás en verdad confiaba en que no la había escuchado en ese momento.
—Eso pudo haber ayudado un poco —indicó el médico, sin notar la reacción completa que el comentario había causado—. Necesito informarle que la policía ha estado esperando desde anoche para poder tomar su declaración. Hemos intentado mantenerlos afuera lo más posible, pero al parecer todos tienen bastantes preguntas sobre lo ocurrido. ¿Se siente lista para hablar con ellos?
—¿Cree que deba llamar a mi abogado?
—No sé, usted dígame —le respondió el doctor con tono bromista. Verónica sólo volvió a sonreírle.
—Hablaré con ellos. No quiero que se difundan rumores venenosos que pudiera afectar a los Thorn.
El doctor asintió como respuesta afirmativa a sus palabras, y pasó entonces a retirarse en compañía de los demás. Antes de irse, la enfermera se tomó un momento para indicarle dónde estaba el botón para llamarlos en caso de que ocupara cualquier cosa, además de pasarle el control remoto de la televisión. Y tras eso, todos salieron la habitación para dejarla sola, y quizás darle unos minutos en silencio para descansar, antes de que los oficiales llegaran a hostigarla con preguntas.
Descansar era una buena idea, y definitivamente eso era lo que su cuerpo parecía pedirle. Sin embargo, Verónica permaneció en su cama apenas un par de minutos luego de ser dejada sola. En lugar de cerrar los ojos, o al menos prender el televisor, su atención fue jalada a un espejo de cuerpo completo empotrado a la pared, cerca del closet privado del cuarto. En verdad le faltaba poco para ser una habitación de hotel.
Resistiendo lo más posible al dolor de sus heridas, se deslizó hacia un costado de la camilla, bajándose de ésta hasta que sus pies descalzos tocaron el suelo frío. Tomó el atril para los sueros con una mano, y lo deslizó consigo mientras rodeaba la camilla y se dirigía al espejo. No podía presionar del todo su pierna herida contra el suelo, por lo que su avance fue algo lento al tener que ir cojeando poco a poco.
Una vez de pie frente al espejo, se paró lo más derecha que pudo y se contempló fijamente de pies a cabeza. Mientras con una mano se sujetaba del porta suero, presionó los dedos de la otra contra su mejilla, su sien y su frente. Su cabello era un desastre, y su rostro entero dejaba bastante en evidencia el gran cansancio que le había dejado la extenuante jornada del día anterior. Aun así, no era nada que el maquillaje adecuado no pudiera arreglar; rubor, sombra, un lápiz labial adecuado color rosado, quizás. Verónica sonrió conforme con dicha idea.
Se soltó un momento del porta suero para poder usar sus dos manos, y así desatar con cuidado los nudos de su bata. Una vez suelta, separó la delgada tela blanca que la cubría, abriéndola por completo de lado a lado, y dejando expuesta la parte frontal de su cuerpo, visible en el reflejo del espejo. Debajo de la bata de hospital sólo traía puestas unas pantaletas color morado, por lo que en el reflejo podía apreciar totalmente su torso desnudo, joven y firme; sus curvas, el tono de su piel, la forma y tamaño de sus senos… y claro, el abultado vendaje que cubría su costado y parte de su abdomen, escondiendo debajo la herida que había sido en realidad casi mortal para Verónica, por más que aquel doctor dijera que había tenido suerte.
Desde que llegó a la pubertad, muchas personas le habían dicho a Verónica Selvaggio cosas hirientes en base a su apariencia; su nariz, las facciones un tanto toscas de su rostro, la forma de su boca, sus hombros huesudos o busto pequeño. Tanto así que inevitablemente se había quedado grabado en su cabeza la idea que era una chica fea… muy fea.
Pero ahora, al verse en ese momento en el espejo, lo veía bastante claro. Nunca había sido fea en lo absoluto; era en verdad tan hermosa como cualquier mujer podía llegar a serlo, con tan sólo creerlo.
Mientras contemplaba su propio reflejo con sus ojos bien abiertos, sin permitirse siquiera el pestañear demasiado, aproximó sus manos a su cuerpo, percibiendo vívidamente cada cosquilleo que el roce de sus yemas provocaba en su piel. Recorrió su cuello, sus hombros, bajando y rodeado entre sus dedos ambos pechos, y permitiéndose además rozar ligeramente apenas la punta de sus pezones. Bajó aún más, recorriendo su vientre plano, y deteniendo una de sus manos, justo en el área del vendaje. Y aunque un parte casi instintiva de su mente le ordenaba a sus dedos alejarse de ahí, estos hicieron justo lo contrario, apretando con sólo un poco de fuerza entre sus dedos.
Una intensa oleada de dolor le recorrió el cuerpo entero, haciendo que éste se inclinara hacia adelante y su frente se pegara contra el espejo. A pesar de esto, su rostro no reflejó sufrimiento alguno, sino que incluso la sonrisa de satisfacción en sus labios se ensanchó más. Ese dolor, así como todas las otras sensaciones que causaba el roce de sus dedos, era la prueba fidedigna de que estaba viva; y le encantaba estarlo…
Teniendo su frente contra el espejo, abrió sus ojos y se encontró totalmente de frente con la contraparte de estos en el reflejo, sintiendo por un momento que aquella era otra persona con su rostro suspendidos a escasos centímetros del suyo. Su respiración se aceleró, lo suficiente para dejar un rastro de vaho en la superficie del espejo.
—Eres tan hermosa, Verónica —murmuró despacio, contemplando como la mujer en el reflejo movía los labios al ritmo y forma exacto de sus palabras—. Te deseo, Verónica… Bésame, Verónica… por favor… Bien, si insistes…
Impulsada por la petición de aquel reflejo, cortó lentamente la poca distancia que las separabas, pegando sus labios a la superficie lisa y fría del espejo, y por consiguiente a los de la chica al otro lado de éste. Sólo un pequeño e inocente beso consigo misma.
Se separó abruptamente del espejo cuando una sensación un tanto fuerte le recorrió la espalda. Se viró lentamente a la puerta, y tras unos segundos estuvo segura de que ese primer pensamiento era acertado: alguien se acercaba a su cuarto. Y no era un policía, ni un doctor, ni una enfermera, sino alguien más interesante.
Se apartó un paso del espejo, y se cerró rápidamente la bata entorno al cuerpo. Dos segundos antes de que aquella persona llegara, pasó rápidamente su mano por el espejo, desdibujando cualquier marca que sus labios pudieron haber dejado sobre éste.
—Adelante —pronunció Verónica al escuchar unos nudillos llamando contra la madera de la puerta para hacer notar su presencia.
La puerta se abrió, y del otro lado se asomó el distintivo rostro de Adrián Woodhouse, sujetando un manojo de rosas blancas en una mano. En un inicio pareció extrañarse al no ver a la ocupante del cuarto en la cama, pero al desviar su mirada sólo un poco hacia un lado, logró verla de pie sujetada al atril con ruedas, y con el espejo de cuerpo completo a sus espaldas.
—Buenos días, espero no importunar —pronunció el cantante con moderación, dando de todas formas dos pasos adentro sin esperar a recibir una invitación formal a pasar—. Estás de pie, esa es buena señal.
—Sr. Woodhouse, ¿qué hace aquí? —murmuró Verónica, imitando lo más parecido a un tono de sorpresa—. Sólo me paré un segundo, pero creo que no fue tan buena idea. ¿Me ayudaría a volver a la cama, por favor?
—Sí, por supuesto.
Adrián se apresuró entonces a cerrar la puerta detrás de sí, y avanzó más hacia la chica, aunque a mitad del camino su atención se centró en las flores en su mano, y luego miró a su alrededor con la clara incertidumbre de qué hacer con ellas
—Me parece que puede ponerlas en el jarrón de por allá —indicó Verónica, señalando débilmente hacia un mueble esquinero a un lado de los sillones—. Qué rosas tan hermosas, muchas gracias. Pero no se hubiera molestado.
—Era esto o un bobo globo de “Mejórate” o un oso de peluche —comentó Adrián con tono relajado—. Creí que esto sería más apropiado.
Verónica se limitó a sonreír, mientras observaba cómo colocaba las flores en el jarrón.
«Siempre un caballero, Andy» pensó divertida. «Pero podrías haberte esmerado un poco más y no tomar lo primero que viste en la tienda de regalos»
Con las flores en su lugar, Adrián se aproximó de regreso a Verónica, se paró a su lado y extendió sus manos hacia ella con la intención de ayudarla a avanzar. Sin embargo, éstas se detuvieron a unos centímetros de la joven, al parecer retrayéndose ante la idea de tocarla.
Verónica se volteó a mirarlo, sonriéndole con un sutil toque de inocencia.
—¿Sucede algo, Sr. Woodhouse? —inquirió la joven—. Parece asustado. No me veo tan terrible, ¿o sí? —pronunció con tono de broma, incluso riendo un poco; y, como había predicho, incuso la más pequeña risilla resultaba dolorosa.
—No, claro que no —se apresuró el cantante a responderle, y de inmediato la tomó delicadamente de los brazos para así guiarla de regreso a la cama, avanzando al paso lento de la paciente.
De hecho, Adrián sí había recelado el contacto por un instante, aunque no por los motivos que Verónica había expresado. La realidad era que temía un poco qué podría pasar si tenía algún contacto físico con esa muchacha, considerando que (supuestamente) era su hija. No sabía lo que pudiera sentir o ver al hacerlo por primera vez. Sin embargo, recordó que eso en realidad ya había ocurrido, la noche anterior cuando interceptó la camilla en la que la llevaban herida para poder preguntarle qué había pasado. Y tanto en aquel momento, como ahí en ese cuarto de hospital, había ocurrido exactamente lo mismo: nada.
—¿Fue usted quién pagó por este cuarto? —preguntó Verónica con curiosidad mientras se aproximaban a un costado de la cama.
—De momento sólo firmé un pagaré. Lo más importante es que estés lo más cómoda posible para que te recuperes.
—Será difícil estar cómoda con la policía haciéndome preguntas. De hecho, creí que se trataba de ellos cuando tocó.
—No te preocupes, un abogado de Thorn Industries los interceptaron para hablar antes de que te vengan a molestarte. Eso nos da unos minutos para que podamos hablar primero.
Adrián la ayudó a subir de nuevo a la cama y sentarse en la orilla de ésta. Verónica se quejó un par de veces del dolor, pero en general aguantó bien. El recostarse bocarriba resultó más sencillo.
—Entonces, ¿la Sra. Thorn ya sabe lo que pasó? —preguntó Verónica, teniendo ya su cabeza de nuevo apoyada contra las almohadas.
—Era casi imposible que no se enterara —respondió Adrián, tomando asiento en una silla a un lado de la camilla—. Si por ella fuera se habría venido en persona desde la madrugada, pero se está encargando de algunos asuntos. Esto que pasó nos tiene… inquietos a todos.
—Sí, lo entiendo. Lo que pasó fue simplemente…
Verónica no terminó su frase. Por su parte, la expresión total de Adrián se tornó mucho más seria de golpe. Las cordialidades ya habían sido suficientes, y la realidad era que no tenían mucho que tiempo que perder.
—Verónica —le murmuró en voz baja observándola atenta con sus ojos color avellana—, antes de que la policía llegue, necesito que me cuentes a detalle qué fue lo que ocurrió con exactitud. Anoche me dijiste que unos hombres armados se llevaron a Damien, ¿lo recuerdas?
—No sé qué tanto pueda ayudarlo —siseó Verónica con pesar en su voz—. Todo fue muy rápido, y confuso…
—Inténtalo, por favor. Cualquier cosa que hayas visto y recuerdes servirá.
La joven en la camilla asintió.
—Lo que sea para ayudar a salvar a Damien.
Verónica pasó entonces a explicarle lo mejor posible lo que había ocurrido, comenzando con el hombre misterioso que la había interceptado en el estacionamiento, y a punta de pistola la obligó a llevarlo al pent-house.
—¿Qué era lo que quería? —cuestionó Adrián.
—Me pareció que estaba desesperado por ver a Damien. Le cuestionó insistentemente sobre una mujer llamada Gema.
—¿Gema? —masculló Adrián, confundido—. ¿Alguna idea de quién sea esa persona?
—No, no creo. Cuando era niña conocí a una Gema en Montepulciano, pero… —hizo una pequeña pausa reflexiva—. No creo que se estuviera refiriendo a ella.
—Ese hombre es el desconocido que murió en la ambulancia, ¿cierto?
—Eso creo.
—¿Alguna idea de quién podría haber sido?
«Nadie, sólo un patético remedo de sacerdote alcohólico, incapaz de superar la pérdida de su joven e inocente protegida, y mucho menos la culpa por haberla corrompido en nombre del amor… o del simple deseo» pensó Verónica, bastante divertida. Pero claro, la respuesta que surgió de sus labios fue en realidad bastante distinta:
—No, lo siento. Jamás lo había visto.
—Está bien. ¿Qué pasó después?
La narración de Verónica prosiguió, pasando por el encuentro a tiros que aquel hombre había tenido con Willy y Jimmy, en el cual resultó herido, y de pasó ella también. Contó también sobre la repentina intromisión de aquella mujer rubia de chaqueta de piel, cómo había calcinado a los dos guardaespaldas, y luego había provocado esa tremenda explosión que lastimó a Damien gravemente, y destruyó casi por completo el pent-house.
—Luego de eso me desmayé —añadió con un marcado sentimiento de cansancio en sus palabras—. Cuando desperté, todo estaba destruido, cubierto de llamas y humo. Pero pude ver como aquellos hombres subían a Damien a una camilla y se lo llevaban en uno de sus helicópteros. No sé quiénes eran, o si estaban relacionados con los otros dos atacantes. Lo siento, ya no pude ver ni oír nada más después de eso.
—Descuida, hiciste todo bien —murmuró Adrián, comprensivo. Recorrió su mano por su rostro, tallándolo un poco con sus manos, y luego tomó su barbilla adoptando una pose pensativa—. ¿Y Kurt? —preguntó tras un rato—. Así se llama el tercero de los guardaespaldas que cuidaba de Damien, ¿cierto?
—Damien lo mandó con… esas otras personas, a rastrear al hombre y a la mujer que fueron más temprano y se llevaron a Samara.
El escuchar ese nombre hizo que un agudo sentido de alerta se despertara en Adrián. ¿Qué había pasado exactamente con esa niña llamada “Samara”? Ese era un tema del que también necesitaba saber más, pero tendría que ser para otra ocasión.
—¿Alguna idea de dónde esté? —cuestionó de pronto, refiriéndose de nuevo a Kurt.
«Si lo quieres, creo que su cuerpo sin cabeza debe estar recostado en la fría plancha de la morgue de la policía para estos momentos»
—No, no lo sé —pronunció Verónica, negando también con su cabeza.
—¿No se comunicó con ustedes antes de que todo esto ocurriera?
—Conmigo no, al menos.
—Bien, no importa —concluyó Adrián con cierta amargura—. Ya lo encontraremos. Por ahora, antes de que hables con la policía, es muy importante que nos pongamos de acuerdo con la versión de los hechos que les darás. Lo primordial de todo…
—Es dejar muy claro que Damien ya no estaba en el pent-house cuando todo ocurrió —se apresuró Verónica a pronunciar primero—, y que se fue a Chicago más temprano, ¿cierto? Pero, ¿no podrían descubrir fácilmente que no subió a su avión como estaba previsto?
—Nosotros ya nos estamos encargando de eso —señaló Adrián con seguridad—. No podemos permitir que nadie fuera de la Hermandad sepa lo que le pasó. ¿Puedo contar contigo, Verónica?
—Por supuesto —asintió rápidamente—. Como dije, haré todo lo que pueda para ayudar a Damien. Soy su leal sierva…
Eso último había sido quizás lo primero completamente sincero que Verónica Selvaggio había dicho esa mañana.
Luego de que acordaran rápidamente lo que le diría a la policía, Adrián se retiró de la habitación. Menos de cinco minutos después, dos oficiales de policía ingresaron, en compañía del abogado de Thorn Industries. Éste último se paró firme justo a un lado de la camilla, como si se tratara de su custodio, y le indicó que podía hablar con total libertad. Verónica pasó entonces sin más dilatación a dar una versión de los hechos que se apegaba a los intereses de todos ellos; una creíble, pues de hecho no se apartaba demasiado de la verdad.
Contó la parte en la que ese hombre desconocido la había interceptado en el estacionamiento, y la amenazó con su arma para que lo llevara hacia el pent-house. Sin embargo, en esta narrativa Damien ya había salido hacia el aeropuerto para esos momentos en compañía de dos de sus guardaespaldas, y ella y un hombre más del equipo de seguridad se habían quedado para cerrar y preparar todo, y pensaban alcanzarlos en cuanto terminaran. Por ello, para cuando el extraño atacante y ella llegaron al último piso del edificio, el muchacho Thorn ya no estaba. Sin embargo, el guardaespaldas que aún quedaba ahí sacó de inmediato su arma al verlo, y comenzaron a intercambiar disparos entre ellos. Fue una de esas balas perdidas la que terminó hiriéndola, mientras que aquel extraño había recibido lo propio de parte del hombre de seguridad de Thorn; eso último era también en parte cierto.
La narración de Verónica terminaba con ella perdiendo el conocimiento luego de haber recibido el disparo, y lo siguiente que recordaba luego de eso era estar tambaleándose hacia afuera del edificio, siendo de inmediato recibida por los paramédicos. El cómo logró bajar sola hasta el vestíbulo era totalmente difuso para ella.
Por supuesto, los oficiales tuvieron sus cuestionamientos, pero Verónica se mantuvo apegada a sus palabras.
—¿Qué hay de la explosión?
—No tengo idea de cómo ocurrió, lo siento.
—¿Quién era ese hombre? ¿Lo había visto alguna vez?
—No, nunca lo había visto antes.
—¿Le dijo acaso qué era lo que quería?
—Sólo deliraba y decía cosas sin ningún sentido. Creo que estaba tomado, o muy confundido.
Eso último también era técnicamente cierto.
—¿Quién era este guardaespaldas que menciona que le disparó al atacante? ¿Por qué no se ha presentado a declarar?
—Lo siento, no conozco su nombre. Yo…
—Le aseguramos que investigaremos al respecto —intervino el abogado abruptamente—. Y en cuanto demos con esta persona, irá personalmente con ustedes a dar su declaración.
La respuesta no satisfacía del todo a los oficiales, pero no tenían muchas más opciones que dejarlo así de momento.
—La seguridad del edificio menciona que poco antes de que ocurriera la explosión, una mujer entró por la fuerza al estacionamiento en una motocicleta. ¿Iba también con el hombre que la atacó? ¿Estuvo en el pent-house cuando todo esto ocurrió?
—No vi a ninguna mujer. Lo siento, como les digo me desmayé; no sé bien qué ocurrió luego de que me dispararon.
—¿Qué hay del incidente que se reportó más temprano en la tarde? Del hombre y la mujer que entraron por la fuerza. ¿Cree que ambos allanamientos estén de alguna forma relacionado?
Verónica guardó silencio, al parecer cavilando un poco sobre esa última pregunta.
—No lo sé. Pero supongo que es posible…
Era improbable que los oficiales hayan quedado satisfechos con tan escueta declaración, y de seguro deseaban presionar un poco más con el fin de escarbar y obtener más información. Sin embargo, la intervención del abogado de Thorn Industries los persuadió de ello, junto con su petición para que la dejaran dormir de una buena vez. Los dos policías se retiraron, con una casi implícita advertencia de que volverían para hacerle más preguntas.
Pero no lo harían.                      
Recostada cómodamente en su camilla, Verónica tenía más que claro como transcurriría todo. La Hermandad arreglaría los registros y testigos para que nadie tuviera la menor duda de que Damien había subido a ese avión, y se encontraba ahora descansando en su hermosa mansión en Chicago. Y ante la insistencia de autoridad para querer hablar con él, si es que lo hacía, Thorn Industries usaría su ejército de abogados para postergarlo; al menos lo más que les fuera posible. Encontrarían además a alguien que afirmaría ser el guardaespaldas que protagonizaba la versión que Verónica les había dado, y confirmaría cada una de las cosas que les había dicho. La parte sobre cómo había ocurrido la explosión o por qué se había desparecido… bueno, confiaba en que se les ocurriría algo convincente; ella no podía hacer todo por ellos.
La policía seguiría sospechando, pero al final no importaría. En un par de días máximo, el DIC, ya fuera de forma directa o bajo el nombre de alguna de las otras agencias de seguridad, tomaría por completo la jurisdicción del incidente alegando que se había tratado de algún grupo de terroristas que buscaban secuestrar a Damien Thorn y que se encargarían de la investigación. Por supuesto, no podían dejar que alguien más investigara y descubriera algún testigo que describiera los helicópteros negros que habían sobrevolado el edificio esa noche, o cómo habían sacado a escondidas el cuerpo de los soldados que Damien había asesinado. Con tal de esconder su participación en todo ello, como siempre lo hacían, el DIC se encargaría por ellos de sepultarlo todo.
Y con respecto a su único sospechoso, el misterioso atacante muerto de un disparo en el abdomen, éste permanecería como un completo desconocido, y de eso se encargaría el tercer jugador del tablero. Al igual que ocurría con el DIC, el Vaticano tenía todo un protocolo para mantener ocultas las acciones un tanto “indebidas” que podían llegar a realizar los miembros del Scisco Dei, en especial en lo que involucraba a la Orden Papal 13118. Por lo tanto, en cuanto la autoridad y los medios lo comenzaran a señalar como el responsable de lo ocurrido, todo lo que pudiera ligar a ese desconocido con el Padre Jaime Alfaro de la de la Compañía de Jesús, Inspector de Milagros e Inquisidor de la Arquidiócesis, sería sepultado también. Pero su último testimonio antes de morir por supuesto que no sería ignorado; Verónica contaba con ello.
Así que de una u otra forma, todo se acomodaría para crear una historia coherente con la que la gente se mantendría contenta, y la olvidaría pronto, ignorantes de cómo habían sido todos manipulados por la Hermandad, el DIC y la Iglesia por igual, todos cuidando sus respetivos intereses. Y no era ni de cerca la primera vez que ocurría. Pero en el fondo las personas preferían que fuera así. Que los reptilianos, alienígenas y satanistas se pelearan, mientras ellos podían tranquilamente seguir con sus aburridas vidas, y ver el siguiente episodio de su serie favorita. Que de salvar o destruir el mundo se encargue otro.
Así que poco importaban las sospechas de esos dos oficiales sobre ese asunto; estarían en otro caso más pronto de lo que les tomó ingresar a esa habitación.
Y controlado aquello, lo que quedaba en la mesa para la Hermandad era lo más importante: recuperar a su Salvador.
Pero eso, igualmente, Verónica tendría que confiárselo a Andy y sus amiguitos de juego. Ella debía descansar, recuperarse, y encargarse de poner en marcha otros asuntos.
— — — —
Como bien Adrián había mencionado, era bastante difícil que Ann no se enterara de todo lo que estaba ocurriendo en Los Ángeles, incluso estando recluida en el departamento de los Woodhouse en New York. Y aunque hubiera agradecido que hubieran sido Adrián o Lyons quienes se lo informaran, tuvo que enterarse como cualquier persona corriente al ver las noticias de la noche.
Ann se puso cada vez más histérica conforme fue investigando y enterando de más cosas. No había dormido prácticamente nada, pasando horas pegada a su teléfono, comunicándose insistentemente con Adrián y Lyons, hasta el punto de seguro hartarlos a ambos, pero no le importaba. Por suerte ninguno le vino con rodeos, y en cuanto pudo contactarles le dijeron directamente sobre la situación de Damien, y claro también la de Verónica. Y eso no fue precisamente de mucha ayuda para tranquilizarla.
—Ann, cálmate —le había dicho Adrián al teléfono anoche, con un tono que se inclinaba mucho más a ser una orden que una amistosa petición—. Yo me encargaré de todo, ¿de acuerdo? Tú sólo confía en mí.
Claro, era fácil para él decirlo. Había confiado antes en que él se encargaría de todo, ¿y qué había resultado de eso? Su hija ahora estaba gravemente herida, y Damien había sido capturado por esas personas de la que se suponía lo iban a alejar. Típico de los hombres de esa Hermandad, creyendo que podían hacerlo todo por su cuenta, y a su vez disponer de ella hasta incluso tenerla ahí de niñera y enfermera cuando podría ser de mucha más utilidad solucionando todo ese desastre.
Estaba enojada, sí, pero en especial preocupada. Damien y Verónica, sus dos hijos… Si algo le pasaba a cualquier de ellos, no sabía lo que sería capaz de hacer, o a quién.
La mañana siguiente prosiguió con normalidad. El chofer llevó a Sebastián a la escuela, Gilda se encargaba de los quehaceres, y la enfermera de Rosemary, Miriam, se presentó temprano a sus labores. Ann, por su parte, se había instalado en el estudio de Adrián, intentando trabajar lo mejor que podía desde su computadora y teléfono, aunque la realidad era que con su mente tan dispersa le resultaba prácticamente imposible concentrarse hasta en la tarea más simple. Había tenido que cancelar varias citas para realizar su viaje a Suiza, y tuvo que hacerlo de nuevo el día anterior y ese. Su asistente insistía en que le dijera cuándo iba a volver, pero Ann no podía darle siquiera un estimado. Bajo esa situación, no estaba en lo absoluto segura de nada.
Un poco antes del mediodía, Adrián se comunicó de nuevo con ella. Ann se apresuró a responder su llamada al segundo, ansiosa de recibir cualquier novedad, aunque se tratara de una mala. Por suerte, de momento no lo era.
—Verónica está bien —le informó el Apóstol de la Bestia al teléfono—, totalmente fuera de peligro, despierta, y yo diría que incluso de buen humor. El abogado de Thorn Industries está con ella, y creo que despejará sin problemas las dudas de la policía. Al menos de momento.
—Yo debería estar ahí cuidándola —indicó Ann con sequedad.
—Te recuerdo que es sólo una interna que trabaja para ti, al menos a los ojos de la gente. No puedes dejar tan evidente que es algo más.
—¿En serio crees que eso me importa en estos momentos? Le dispararon, pudo haber muerto…
—¿Cuántos de nosotros hemos estado cerca de morir en más de una ocasión en todos estos años? —exclamó Adrián, cortándola—. ¿Cuántos de nosotros han muerto en el cumplimiento de su misión? Es el riesgo que uno acepta cuando se cree en lo que luchamos, y en las recompensas que se nos darán al final. Verónica ha sido una buena y leal soldado, y te aseguro que eso no pasará desapercibido.
—Casi suenas como un padre orgulloso —musitó Ann de forma mordaz, e incluso desde la distancia pudo percibir que sus palabras no habían sido del todo cómodas para su oyente—. ¿Al menos te pudo decir algo de utilidad sobre lo que pasó?
—No mucho. Al parecer un hombre y una mujer desconocida ingresaron al pent-house momentos antes de que el DIC llegara, y fueron los responsables de la explosión y no los soldados como habíamos pensado. También parece ser que Damien resultó herido en dicha explosión, y los hombres del DIC aprovecharon esto para someterlo.
—¿Herido? —murmuró Ann a media voz. Su mirada se desvió discretamente hacia su maleta, colocada a un lado del escritorio, la cual había tenido muy cerca de ella durante todo su tiempo en ese departamento—. ¿Cómo es posible? Se supone que nada ni nadie puede dañarlo.
—Nada, sí. Nadie… bueno, es complicado. Como sea, estoy seguro de que está bien. No hay nada que estos sujetos puedan hacer para lastimarlo en serio.
—¿Y quiénes eran esas otras personas que mencionaste?
—Es difícil saberlo. Damien hizo enojar a mucha gente estos días con las cosas que estuvo haciendo, así que me inclinaría más hacia ese lado. Lo raro es que Verónica mencionó que uno de ellos iba en busca de una persona… —Hubo una pequeña pausa mientras intentaba recordar el nombre que Verónica había mencionado—. Gema, o algo así me parece.
—¿Gema? —musitó Ann despacio, intentando mantener su sobresalto lo más disimulado posible, aunque al parecer no lo suficiente como para que Adrián no lo notara en absoluto.
—Sí, ¿por qué? ¿Conoces a alguien con ese nombre?
¿Si conocía a alguien con el nombre de Gema?, sí; definitivamente sí. Pero el que su nombre saliera a relucir en esa situación le resultaba un tanto… extraño, y algo preocupante. No era tan ingenua para creer que aquello pudiera ser sólo una coincidencia. Sin embargo, sin tener más claro cómo esa monja muerta, o lo que fuera, estaba involucrada en ello, prefería mejor guardarse lo que sabía. No fuera a ser que Adrián pudiera llegar a sospechar que Verónica o ella estaban de alguna forma involucradas, ya fuera por su propia iniciativa o por la sugerencia del incordio de John Lyons, quién claramente buscaba cualquier excusa para deshacerse de ella.
—No, no creo —respondió con una muy convincente calma—. ¿Y qué sigue ahora? —cuestionó rápidamente, intentando dirigir la conversación hacia otro lado—. ¿Sabemos a dónde llevaron a Damien? ¿Qué haremos para rescatarlo? Por qué sí vamos a rescatarlo, ¿verdad?
—Por supuesto que sí —espetó Adrián con firmeza—. Pero no es un movimiento que podamos realizar de forma descuidada. Por eso he ordenado que los Diez Apóstoles nos reunamos de inmediato para discutir esto, y decidir de inmediato lo que haremos.
Ann sintió como su cuerpo entero se volvía de piedra al escuchar eso. ¿Los Diez Apóstoles se reunirían? En el tiempo que ella misma llevaba de ser uno, eso no había ocurrido nunca; había algunos de los otros a los que ni siquiera les conocía sus caras. Aunque claro, el Salvador nunca había estado en un peligro tan atroz como el actual, y su misión primordial siempre había sido protegerlo. Pero hasta ese momento lo habían hecho estando en las sombras, ocultos de todo y de todos, incluidos sus perseguidores del Vaticano. ¿Podrían hacer lo mismo en una situación tan apremiante como esa?
La respuesta obvia era que no. Aquello iba muy seguramente a requerir una acción mucho más directa, y quizás era precisamente por eso que necesitaban discutirlo entre todos.
—Entonces será mejor que me ponga en marcha de inmediato —declaró Ann con apuro.
—No, por favor —se apresuró Adrián a farfullar—. Necesito que te quedes un poco más ahí en New York.
—¿Qué? —exclamó Ann, con un indicio de enojo—. ¿Acaso piensas excluirme? Yo también soy un Apóstol, Adrián…
—No tienes que recordármelo —contestó Adrián con tono juguetón, que no fue del todo agradable para Ann—. Puedes participar desde ahí. Algunos de los demás están en otros países, y no tenemos tiempo para esperar que se muevan hasta acá. John se está encargando de los detalles, y ya te informará cómo conectarte.
—¿En serio esperas que discutamos algo tan vital por Zoom? —murmuró Ann, incrédula, aunque debía admitir que también un poco divertida.
—No por Zoom precisamente, pero… sí, algo así.
—Baylock se volvería a morir si escuchara esto.
—Una pérdida que ninguno lamentaría, ¿o sí?
—No —musitó Ann con voz ausente. Lo que menos quería era pensar en su antigua mentora en esos momentos—. ¿Por qué insistes en quererme aquí, Adrián? Tu madre tiene a su enfermera, a Gilda, y a ese niño que adoptaste para hacerle compañía. Ya incluso John envío a hombres de sus fuerzas de seguridad a resguardar el edificio. Sé que su despertar tan repentino te tiene preocupado, pero ella está bien. La situación de Damien es la que debería preocuparnos de verdad.
—Por supuesto que me preocupa. Pero es precisamente por esta situación que necesito de alguien de mi entera confianza para que me apoye en esto. Más de uno intentará aprovechar esto en mi contra, yo lo sé. Y no pienso dejárselos fácil.
—¿De quiénes estás hablando? —inquirió Ann, sintiéndose confundida por la actitud tan aprensiva, casi paranoica del cantante.
De pronto, una idea cruzó fugazmente por su cabeza.
—¿Acaso te refieres a los otros Apóstoles? —cuestionó con seriedad. Adrián permaneció callado—. ¿Desconfías de ellos? ¿Crees de verdad que alguno pudiera hacer algo contra ti a través de tu madre?
—No sería la primera vez que intentan golpearme por el lado que consideran más vulnerable —soltó Adrián con amargura arrastrada por sus palabras—. Mi liderazgo y varias de mis decisiones se han puesto en duda desde hace tiempo, incluso desde antes de que Damien naciera. Y ahora que le ha pasado esto cuando se suponía que lo estábamos cuidando… Bueno, me sorprendería que ninguno intentara tomarlo como una oportunidad. Y en cuanto se enteren que además mi madre ha despertado…
—Te entiendo —murmuró Ann despacio. Y en verdad lo entendía, aunque no por eso terminaba de sentirse conforme—. Sólo unos días más —le advirtió con marcada firmeza—. En cuanto recuperemos a Damien, debo volver a Chicago y cuidar de él, así como de las apariencias.
—Una vez que lo recuperemos yo mismo volveré allá a cuidar de mi madre. Gracias, Ann.
Los modales dictaban que debía responderle “no tienes nada que agradecer”, pero lo cierto es que sería mentira. Y si en verdad estaban por entrar en guerra con sus enemigos externos, y también internos, esperaba que él recodara quiénes eran realmente sus aliados de “su entera confianza”.
—¿Cómo está todo por allá, por cierto? —preguntó Adrián tras un rato con interés.
—Bastante aburrido —respondió Ann secamente.
—¿Y mi madre?
—Ella está bien. Ya hasta está preguntando qué manteles y flores vamos a querer para la boda.
Adrián se quedó callado un rato, tardando unos instantes en lograr captar por completo el tono de broma en las palabras de Ann. Soltó entones una aguda carcajada.
—¿Qué le dijiste? —inquirió Adrián con falsa molestia.
—Yo nada —respondió la ejecutiva, encogiéndose de hombros—. Ella sola sacó sus conclusiones. Es una mujer bastante avivada para haber dormido cuarenta años seguidos, si me permites mencionarlo.
—Siempre lo fue. —Hubo una pausa, y entonces comentó—: Hablaré con ella en cuanto vuelva. Tengo muchas cosas que debo explicarle.
—¿Le contarás de Verónica? —soltó Ann de golpe, volviéndose ya demasiado insistente para el gusto de Adrián.
—En su momento —le respondió con solemnidad—. Tengo muchas otras cosas que aclararle primero. Pero para eso necesito enfocarme primero en lo urgente. Ahora debo ponerme en contacto con John que terminar de planear la reunión. Te informaré de cualquier cambio, ¿de acuerdo?
—Me molestaría que no fuera así.
No hubo mayor despedida fuera de ello, y tras unas escuetas palabras ambos colgaron.
Ann colocó su teléfono sobre el escritorio y lo observó en silencio, mientras hacía girar un poco la silla en la que se encontraba hacia un lado, y luego hacia el otro. Había muchos temas que le preocupaban; lo difícil era elegir sólo uno. Pero ciertamente, luego de la situación con Damien, el más inquietante era enterarse de que existía una división dentro de la Hermandad de la que ella no era del todo consciente. Quizás había estado tan enfocado en el cuidado y la crianza de Damien, así como el manejo de Thorn Industries, que simplemente había hecho de lado ese tipo de cuestiones.
Pero, ¿quiénes podrían ser los opositores de Adrián? John definitivamente no; todo el poder que tenía en la Hermandad recaía en su cercanía a Adrián, y sin él no era nada.
«Algunos de seguro pensarán lo mismo de mí» pensó de pronto, sintiéndose molesta por la idea.
Recordaba que en vida la Sra. Baylock nunca ocultó demasiado sus diferencias con él, y Spiletto… bueno, era más una oveja que seguía a quién le parecía conveniente en el momento. Un caso parecido sería el de Paul; era listo, carismático y con iniciativa, pero no se atrevería a levantar la mano contra nadie al menos de que estuviera seguro de estar en el bando ganador.
«¿Y si lo está?»
A los demás no los conocía lo suficiente como para señalar a alguno como un peligro potencial… salvo quizás uno. El único que se podría decir que tenía la suficiente influencia en Damien, incluso de momento más que ella considerando que no era su persona favorita la última vez que se vieron. Pero, ¿en serio esa persona sería capaz de darle la espalda a Adrián? Con suerte, y si era tan inteligente como parecía, se daría cuenta él solo de que era el peor momento para hacer que las lealtades de Hermandad se dividieran.
Estaba por dejar el asunto por la paz y volver a trabajar, cuando se le vino a la memoria de nuevo que el nombre de Gema había salido a relucir en todo este desastre. ¿Quién habrá sido ese hombre y por qué la buscaba? Y más importante, ¿por qué pensó que encontraría información de ella ahí? ¿Iba acaso a buscar a Damien? ¿O era a Verónica? ¿O quizás… esperaba verla a ella?
¿Sospechaba alguien acaso que su muerte no había sido un suicidio? ¿Sospechaba acaso alguien que en realidad… no se había cortado la garganta ella sola como todos creían?
Ann contempló su mano. Por un instante le pareció verla justo como la vio esa noche: pintada casi por completo de rojo, con sus dedos bien aferrados al mango del cuchillo, pero aun así temblándole un poco. Y más allá de su mano, yacía Gema, sentada en el suelo, con su espalda contra la pared, y con la cascada carmesí que había soltado su yugular empapándole sus ropas por completo. Pero lo que más recordaba era como, a pesar de que la vida se le escapaba, ni siquiera luchó por evitarlo. Y en su lugar, sólo se había quedado ahí, mirándola con sus ojos bien abiertos, y sus labios congelados en esa grotesca sonrisa que tenía, y que siempre le gritaba lo mucho más astuta que era.
Agitó su mano hacia un lado con algo de violencia, disipando de forma casi metafórica aquellos pensamientos que no tenía caso poner sobre la mesa en esos momentos. Pero la verdad era que le rabiaba como incluso muerta esa estúpida monja seguía afectando su vida, hasta incluso poner en peligro a su hija… otra vez.
Pero como se lo había dejado bien claro aquella noche, justo antes de que la vida se esfumara por completo de sus ojos, no le permitiría acercarse a su hija de nuevo.
No pudo evitar reír un poco al darse cuenta de las cosas que estaba pensando. Resultaba absurdo que estuviera preocupándose por las acciones de esa mujer. Después de todo, era inquietarse por un mero fantasma; uno que ya no podía hacerles nada…
FIN DEL CAPÍTULO 118
Notas del Autor:
Este capítulo cumple varios propósitos. Primero vemos un poco más cómo quedó el desastre de Los Ángeles, vemos cuáles serán los siguientes movimientos de la Hermandad y, quizás lo más importante, vemos un poco más a Verónica… o al ser que ahora se llama Verónica, que pueden intuir será un personaje central en este nuevo arco. Espero haber podido captar su interés, pues aún hay varias cosas que revelar sobre este tema. Así que nos vemos pronto en el siguiente capítulo.
1 note · View note
digitalpiyush31 · 4 years
Photo
Tumblr media
#Good_Morning Don’t start your day with The broken pieces of YESTERDAY, Every day is a fresh start, Each day is a new BEGINNING. Every Morning, We wake up is the first day of "OUR NEW LIFE". Join Now🔻 @piyush_jain31 . . . #habits #habit #Habitat #habitos #habitossaludables #habitandhome #habitacion #habitatforhumanity #habittracker #Habito #habitossaudaveis #habitaciones #habitossanos #habitaci #habitacionbebe #habitsalon #habitacioninfantil #habitacionesinfantiles #habitosaludables #habitosmx #habitosaudavel #habitosaudaveis #habitatandhome #habitual #habitatskateboards #habitsofhealth #habitats #habit701 #habitchange (at Hanumangarh) https://www.instagram.com/p/CBjzUeYj_MB/?igshid=hzu5fep4xq7k
0 notes
meine-cat · 4 years
Text
Tumblr media
Amanecer <3
1 note · View note
beyondsomewhere · 5 years
Video
_JP_0104 by Jordane Prestrot Via Flickr: ♑ 2014-2015 / Paris, France
1 note · View note
Photo
Tumblr media
Estaciones: Primavera. - Capítulo 3: Habitación oscura, ellos, y nosotros. (on Wattpad) https://www.wattpad.com/1198014289-estaciones-primavera-cap%C3%ADtulo-3-habitaci%C3%B3n-oscura?utm_source=web&utm_medium=tumblr&utm_content=share_reading&wp_uname=Fantasmapropio&wp_originator=O%2F4ACq2hb0FODOBRi6COxHcmb5DUTjgjgyQsY49PpSiO7DinQuhvwwRwDuOkm52HP%2BR14c67MGvvieEhAXTMbHJCZoDvqBZdSwOQlNg9ncqtNN5pzielS0fvl72QgF9y Prólogo: Preguntas. El sol cansinamente seguía su recorrido por el cielo de Zipfir, y junto al acelerado ritmo de las fábricas y el vapor; se comenzaba a narrar una historia de contrastes que nadie se detenía a escuchar. Un grito no fue escuchado, pero quizá ha sido uno de los más importantes que se ha expulsado. En un hospital en la zona surponiente de la capital de Distrin nacía un chico, que en un susurro agónico su progenitora proclamaba su nombre al doctor: Valakir Rungku. El niño, huérfano desde nacimiento, habitó sus primeros años en la casa de WinterHeart, una casa en el bosque, la cual tenía equipación y muebles un poco antiguos, pero bastante caros, en la zona más al norte de la nación de Distrin; un rincón campestre y poco urbanizado, dónde la gente comúnmente no se acercaba, en donde vivía con sus supuestos hermanos y hermanas, y a la Señorita WinterHeart como su madre. Todo comenzó en el cumpleaños doce de Valakir, cuando lo celebraban a él y a su nuevo hermano recién nacido, Winsolder Sandigi, cuando preguntó a la persona quien lo había cuidado desde que tenía memoria: -¿Eres realmente mi madre?.
8 notes · View notes
Text
Hierofonía
El barullo de la taberna era simplemente excesivo pero, ¿cuándo no era ese el caso? Les trajeron las seis cervezas y cada quien tomó la propia. Hicieron un brindis corto en medio de carcajadas y gritos, chocando sus jarras unos con otros. -¡Por la cumpleañera!-
-¡Por la cumpleañera!- repitieron los demás al beber largamente.
-¿Cuántos son ya?- preguntó la castaña de cabello rizado.
-Diecinueve, Aalu- respondió Ártica con una pequeña sonrisa. -Cumplo diecinueve-
-¿Tantos? Y pensar que pareciera ayer cuando te perseguían los gansos de tu casa por todo el pueblo-
La joven se sonrojó ante tal anécdota, prefiriendo beber de su cerveza que reprochar su mención. Bud pasó un brazo por sus hombros y la estrujó con fuerza. -Ciertamente el tiempo pasa muy rápido pero, ¿qué más da?-
Ártica le sonrió y todos se echaron otra carcajada. Ya entrada la madrugada, pagaron lo consumido y salieron a la oscuridad nevada. Mientras se despedían con torpeza, Aalu alejó a Bud del grupo. -No le has dicho nada, ¿verdad?-
El otro abrió los ojos con sorpresa y se aclaró la garganta. -No... Todavía no...-
-¿Qué estás esperando? Si no te das prisa, va a venir alguien más y...-
-Sí, sí, ya sé, es sólo que... Quiero que todo salga a la perfección-
La castaña se echó una risa y puso su mano en el hombro del alto muchacho frente a sí. -No hay nada perfecto en este mundo, Bud. No te quedes esperando por algo que no existe-
Su escucha torció los labios en una sonrisa y se despidió. Él y Ártica emprendieron el camino de vuelta a casa muy juntos para mantener el calor. No había brisa, pero el frío era intenso. Bud enfocaba cada gramo de concentración en no tropezarse y mentalmente maldijo esa habilidad que tenían Ártica y sus hermanos para no embriagarse. La dejó abrir la puerta y a cambio ella lo dejó entrar primero. Se quitaron las botas y los abrigos al adentrarse en la pequeña cabaña donde no los esperaba nadie más desde hacía tres años. Se dieron las buenas noches y cada quién entró a su habitación, aunque Bud se quedó unos segundos mirando la puerta que tenía un arco y una flecha grabados en la madera.
Dejó sus cosas sobre la cómoda y se desplomó sobre el colchón, dejando que su mente divagara entre ciervos y cazadoras.
*******************
A veces se sentía como dos personas en una. Por un lado, se la pasaba pensando en Ártica y en lo que significaba para él. Lo mucho que compartían y en la posibilidad de que el lazo que los unía se hiciera más fuerte, más grande, más cercano. Pero por otro, estaba esta ira que lo acechaba desde pequeño. Desde que había descubierto que era uno de dos, pero no era el Uno, sino el Dos. Desde el momento en que las dagas gemelas terminaron clavadas en su corazón.
Bud corría a gran velocidad detrás del ciervo y en tres saltos llegó a su lado. Lo derribó sin dificultad al conectarle una fuerte patada a la espina dorsal. Mirando el cuerpo sin vida, no pudo evitar sentir confusión dentro de sí. Los ciervos le recordaban a Ártica y acababa de matar a uno meramente por no poder contener su ira. Torció la boca y suspiró profundamente, cargando el animal en sus hombros y dirigiéndose de vuelta a casa.
Al haber ido a entrenar tan lejos, la noche ya había caído para cuando regresó. Guardó bien el cadáver en la bodega, cubriéndolo de nieve para que se conservara hasta el día siguiente y pudiera vendérselo al carnicero. Entró en la casa y dio un respingo al ver a Ártica dormida sobre la mesa de la cocina. Había dos tazas a su lado, una vacía y la otra con chocolate ya nada caliente. Le enterneció el gesto, lamentando no haber regresado a tiempo para recibirlo. Por un segundo pasaron mil imágenes en su mente de cómo sería vivir con ella, juntos en todo sentido de la palabra, en esa pequeña cabaña. En silencio, la cargó hasta su habitación y la depositó en su cama. La cubrió con las cobijas y con un sigilo que le habría causado celos a cualquier gato, besó la frente de la chica con suavidad.
Cerró la puerta y al entrar en su propia habitación, no pudo evitar desear que algún día y ojalá pronto, pudiera repetir la acción cuando estuviera despierta, y no en la frente, sino un poco más abajo.
****************
Ya había decidido que hoy era el día y no había marcha atrás. Aalu se ofreció a acompañarlo; parecía incluso más emocionada que él. La chica se despidió cuando consiguieron todo y le advirtió que, si se acobardaba, ella personalmente le diría a Ártica qué estaba pasando. Bud le aseguró que no era necesario y la vio perderse entre las modestas viviendas de la aldea. Sin embargo, apenas entró en su propia casa, sintió algo resonar con su cosmos. Dejó las cosas sobre la mesa y miró afuera como siete columnas de luz subían al cielo y parecían conectarse directamente con la Osa Mayor.
Sin saber por qué, comenzó a correr hacia el lago congelado. Algo en él rebosaba de energía y no fue hasta que vio otra columna de luz que dejó que una sensación cálida lo cubriera. De entre el hielo y el agua surgió una armadura que asemejaba un tigre dientes de sable, blanca como la nieve y de ojos rojos como la sangre. Su cosmos y el de la armadura resonaron entre sí.
"Bud Sannfridsson, Odín te ha elegido. Desde hoy tu estrella vigilante será Alcor Zeta".
Bud dejó escapar una carcajada triunfal, pensando en la pareja que le dio vida y en el niño que prefirieron criar en lugar de él, y se carcajeó aún más fuerte. ¿Quién era el elegido ahora, Syd?
“Hilda de Polaris te convoca al Palacio Valhalla."
La armadura se ensambló sobre su cuerpo y pudo sentir como una vigorosa fuerza lo recorría. Se sentía invencible y poderoso. Iba a emprender el camino al Palacio de inmediato, pero recordó de pronto que había planeado una velada totalmente diferente. Torciendo la boca en un momento de indecisión, cambió el rumbo hacia su pueblo. Con sigilo entró en la vivienda y comprobó que no había nadie. Las cosas que había comprado seguían sobre la mesa y, tomando en cuenta los eventos de la última hora, así se iban a quedar. Garabateó una nota y la pegó en la puerta de la habitación que no era la suya. Se miró en el espejo y sin pensarlo mucho, usó sus habilidades para cortar sus largos cabellos turquesa de un sólo movimiento. Debía verse presentable si iba a visitar a la Princesa de Asgard, después de todo.
Desapareció entre los árboles con dirección al Palacio, sin dedicarle un pensamiento más a lo que no fuera su nuevo rango.
*************
Ya había pasado una semana. Ártica preguntó a todos en la aldea, y también en las dos aledañas, pero nadie sabía qué había pasado con Bud. El regreso de los Mantos Sagrados a Asgard y los siete guerreros elegidos para portarlos era el único tema del que se hablaba en todas partes, nadie tenía tiempo para estarse fijando quién había pasado por ahí.
Hasta había ido a la Ciudadela y vio, muy de lejos, a los Dioses Guerreros portando sus armaduras. La voz de la princesa Hilda resonaba en todas partes, proclamando el derecho del pueblo de Asgard a un futuro que no estuviera congelado por siempre. Ártica no dudaba que fuera capaz de brindarle ese futuro a los asgardianos, pero en ese momento sólo quería saber el paradero de uno de ellos. Con las manos vacías, regresó a su pueblo a esperar.
*************
Bajó su arco y flecha, temerosa. Su aliento era visible en el frío de esa tarde, pero había algo sobre el cuervo frente a ella que le generaba un escalofrío más profundo. Como en el espíritu.
“Ártica Reynirdóttir, Odín te ha elegido. Desde hoy serás una Sombra de Asgard.”
Sus palabras le pusieron los pelos de punta. -Hie… hierofonía…- se susurró a sí misma, temblando ante el poder que emanaba de la criatura. El cuervo extendió sus alas color azabache.
“Hilda de Polaris te convoca al Palacio Valhalla."
Cuando parpadeó, ya no estaba ahí. Se colocó la capucha de su abrigo y miró hacia el oeste, donde apenas se discernía la silueta de la enorme estatua de Odín al lado del Palacio. A pesar de todavía no saber nada de Bud, Ártica sólo pudo confiar en que encontraría respuestas al llegar allá.
Después de todo, los dioses son crueles, pero también son justos.
3 notes · View notes
cheshireposion13 · 3 years
Photo
Tumblr media
We are together in this: Steve Rogers & Wanda Maximoff
Las noticias no paraban de llamarla “monstruo” o “asesina”. Wanda se estremecía cada vez que la llamaban así pese a que una parte de ella sentía que se lo merecía. Después de todo, la explosión del edificio fue su culpa y todas esas muertes pesarían en su consciencia. Aunque trató de obligarse a apartar la mirada del televisor, simplemente no pudo hacerlo. Sus ojos quedaron fijos en la pantalla aun cuando esta se apagó, la imagen quedó grabada como fuego en su memoria.
— No puedes torturarte así, muñeca — le dijo Steve, recargado en la puerta de su habitación — No fue tu culpa.
— Enciende la televisión. Ahí fueron muy específicos — respondió ella con su marcado acento sokoviano. Steve tomó aire y se acercó a la cama para sentarse a su lado.
— Debí haber notado la bomba antes de que tú tuvieras que lidiar con ella — dejó escapar un suspiro — Rumlow dijo Bucky y yo volví a ser el chico de dieciséis años de Brooklyn.
— Aun así… — susurró ella.
— Lo sé muñeca — Steve la miró — La gente murió y fue mi culpa.
— Fue culpa de los dos — también ella suspiró.
— En este trabajo no podemos salvar a todos. Salvamos a la mayoría, tanto como podemos. Desgraciadamente no siempre son todos pero si no encontramos una manera de vivir con eso, la próxima vez tal vez no podemos salvar a nadie.
— Creo que han sido muy duros con nosotros — reflexionó ella, acercándose a Steve. Él asintió, tomando su mano para entrelazarla con la de ella.
— Es normal — reconoció él. Wanda recargó la cabeza en el hombro de Steve — Pero quiero que sepas que la forma en la que ellos se refieren a ti no es correcta. No eres nada de lo que ellos dicen — le susurró — Eres una de las mujeres más valientes y fuertes que he conocido. Y si no hubieras detenido a Rumlow, la situación se hubiera agravado.
— Tuve mucho miedo — confesó ella, estremeciéndose ante el recuerdo. — Pensé que iba a perderte. No pude soportar la idea y solo actué. No quería que te hiciera daño.
— Y gracias a ti estoy vivo, muñeca — él acarició su rostro con la mano libre — Me salvaste la vida.
— Y lo volvería a hacer — replicó ella. Él sonrió dulcemente y se apartó de ella para poder tenerla de frente. La tomó por el rostro con suavidad.
— Te amo Wanda — dijo él, acercándose a sus labios.
— También te amo Steve — respondió y se fundieron en un tierno beso. Sin embargo, un sonido a sus espaldas los obligó a separarse. Wanda dio un salto atrás cuando Vision se materializó a un costado de ellos. — ¡Vis! — exclamó — Ya hablamos de esto — se quejó, sonrojada. Steve intentó no reír antes de mirar al androide.
— Lo siento — se disculpó, incomodo — Pero el Capitán me pidió que le avisara cuando el Señor Stark llegara.
— Gracias Vision — asintió Steve.
— Además, el Señor Stark trajo visitas — anunció.
— ¿Sabemos quién es? — quiso saber.
— El secretario de Estado, Thaddeus Ross.
Steve no quería lidiar con el secretario pero no tenía otra opción. Volvió a agradecerle a Vision y cuando este se marchó, la pareja volvió a quedarse sola.
— ¿Crees que venga por mí? — preguntó Wanda, con el terror plasmado en su voz y en sus facciones.
— No — respondió el con firmeza — Él no te hará nada. No lo voy a permitir — prometió Steve, ambos se pudieron de pie y él besó su frente con cariño. — No tengas miedo muñeca, estamos juntos en esto — la tomó de la mano. Wanda tomó aire pero finalmente asintió. Ambos caminaron de la mano hacia la sala de reuniones de los vengadores. Wanda se encontraba muy nerviosa pero se mantuvo junto a Steve, sin soltar su mano. La expresión del secretario no fue muy amigable cuando miró a la pareja, logrando que la joven se encogiera sobre sí misma.
 Como era de esperarse, la reunión resultó más hostil de lo que Wanda hubiera imaginado. Después de la discusión entre el equipo sobre firmar o no los Acuerdos de Sokovia, la mutante se disculpó y abandonó el lugar. Steve también se disculpó por lo que no tardó mucho tiempo en alcanzarla hasta su habitación.
— Muñeca — la llamó Steve y ella se detuvo, aunque no lo miró. A Steve le partía el alma verla tan mal. Durante la reunión, el secretario Ross había mostrado imágenes de los diferentes eventos en donde los vengadores participaron, todos ellos terminaron con alguna catástrofe. Las imágenes de Sokovia y Lagos hicieron estremecer a Wanda, obligándola a apartar la mirada. Imágenes que jamás saldrían de su mente.
— No sé qué hacer — susurró, con lágrimas en los ojos. Se había negado a llorar pero la situación la estaba sobrepasando. Steve se paró frente a ella y sin más la abrazó. Ella enterró su rostro en el pecho del soldado, sus brazos lo rodearon y  ella se sintió mejor. Él acarició su espalda con cariño, con la intención de reconfortarla.
— No tienes que tomar una decisión ahora, amor — le dijo — Tenemos tiempo para pensarlo. Buscaremos la mejor solución — prometió Steve — ¿Qué te parece si descansamos? Ha sido un día muy duro y dormir un poco nos hará bien.
— ¿Te quedas a dormir conmigo? — pidió ella, tras apartarse para poder mirarlo.
— Por supuesto que sí — se inclinó para robarse un beso y luego la soltó para que pudiera cambiarse. Tras unos minutos en los que ambos se pusieron cómodos, se acostaron en la cama. Wanda se acurrucó cerca de él, apoyando la cabeza en su pecho y escuchando los latidos de su corazón. Steve la rodeó con su brazo para estrecharla contra él mientras que con el otro le acarició la mejilla.
— Sé que no quieres firmas los acuerdos — comentó ella, dejando su mano sobre el estómago de él. Steve sonrió, Wanda lo conocía perfectamente — Y te entiendo. Si tú no lo haces, yo no lo haré.  
— Es muy difícil — admitió Steve — Entiendo el punto de Tony y Ross, pero no puedo. Va en contra de la libertad, de nuestra libertad.
— Y has luchado por ella desde que te conozco — recordó — Me preocupa el control que quieren ejercer sobre nosotros.
— A mí también muñeca — confesó — No quiero que el equipo se divida, pero es evidente que no pensamos lo mismo.
Wanda emitió un suspiro. Sería difícil llegar a un acuerdo, un equilibrio entre las dos formas de pensar que comenzaban a dividir al equipo. Steve le dio un beso en la frente y le pidió que durmieron un poco. Mañana sería otro día y tendrían tiempo para meditar y tomar una decisión por el bien de todos.
6 notes · View notes
harussinovels · 3 years
Text
En La Habitación Privada
Tumblr media
GATILLO
Seo Yeoho, es un idol que fue arrastrado en un escándalo de drogas bajo falsas acusaciones. Fue hacia el CEO Woo Hyeong-Joo, un hombre que podía matar o salvar a la gente con sólo una palabra. No escucha súplicas ni lamentos. Él exigió el cuerpo de Yeo-ho como paga.
"Si mi ayuda es lo que quieres, véndete a ti mismo. A cambio, me encargaré de todo".
Aporte
https://harussinovels.tumblr.com/post/663527393514881024/em-la-habitaci%C3%B3n-privada
1F Parte 1
https://harussinovels.tumblr.com/post/664526315067736065/1f-parte-1
1F Parte 2
https://harussinovels.tumblr.com/post/664526304286212096/1f-parte-2
4 notes · View notes
descargarlibrospdf · 4 years
Text
Epubook Descargar Y Online
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624143552003358720/espanol-encantado-de-conocerme-descargar-pdf
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624143833655017472/descargar-anna-kadabra-el-club-de-la-luna-llena
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624143969497104384/ebook-1984-contempor%C3%A1nea-descargar-pdf-y-epub
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144098607185920/descargar-la-novia-gitana-la-novia-gitana-1-pdf
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144244367572992/carlos-r%C3%ADos-come-comida-real-descargar-pdf
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144386590130176/ebook-listas-para-la-party-karina-marina-4
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144511804817408/descargar-mexplico-de-la-investidura-a-lexili
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144637157834752/ebook-a-prop%C3%B3sito-de-nada-899-libros
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144768726941696/espanol-las-ratitas-2-s%C3%BAper-alma-en-acci%C3%B3n
https://megalibrosgratis.tumblr.com/post/624144886021701632/leer-online-el-enigma-de-la-habitaci%C3%B3n-622-en
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624145544699314176/descargar-destroza-este-diario-ahora-a-todo-color
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624145841969676288/pdf-cicatriz-descargar-gratis-espanol-version
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624145967727443968/leer-online-la-leyenda-del-ladr%C3%B3n-campa%C3%B1as-en
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146096406544384/ebook-la-novia-gitana-la-novia-gitana-1-pdf
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146213857558528/descargar-la-chica-de-nieve-en-pdf-gratis
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146334529798144/pdf-la-nena-la-novia-gitana-3-descargar-gratis
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146495969591296/juan-g%C3%B3mez-jurado-loba-negra-la-trama
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146608398991360/descargar-el-enigma-de-la-habitaci%C3%B3n-622-en-pdf
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624146745044221952/pdf-el-silencio-de-la-ciudad-blanca-descargar
https://librodigitalespanol.tumblr.com/post/624145221797675008/pdf-por-qu%C3%A9-no-nos-queremos-f-coleccion
3 notes · View notes
Text
Ayer tuve una discusión con mi mamá. Después de eso me encerré en la pieza sin querer salir en todo el día. Al día siguiente me hizo mi comida favorita y me la llevo a la habitación para que comiera. Y no, no me dijo "perdon". Pero no siempre la forma de pedir perdón es con palabras. Aprendamos a ver eso.
141 notes · View notes