Tumgik
#ignorantes de cuarta
titina-pitriqli · 8 months
Text
Todavía no puedo creer que la gente haya votado como presidente a un pelotudo estafador que ahora se quiere delegar facultades que no le corresponden suspendiendo el Congreso de la Nación mientras lotea el territorio argentino en estos momentos para regalarlo al poder extranjero. Y todo esto, culpa de sus votantes de mierda que ignoran primero y principalmente, la diferencia entre Estado y gobierno.
0 notes
novacritica77 · 2 years
Text
She Hulk es la serie feminista por excelencia de Marvel, además, es la serie más atrasante que he visto en mi vida, y eso que no la he visto completa.
Si eres de las personas que apoyan ese tipo de contenidos sin sentido, y que no pueden resistir escuchar o leer una opinión diferente o en contra de la suya, mejor no leas, pero si eres lo suficientemente tolerante como para respetar la opinión de otros, bienvenido o bienvenida.
Últimamente las series de Marvel han ido desmejorando notoriamente a lo largo de estos dos años que han pasado. Y esto se ha notado mucho desde las últimas series y películas que han salido estos meses.
Yo sinceramente sabía desde antes de que se estrenara que la serie iba a ser feminista en cualquier nivel, creo que es algo que Marvel ya nos dejó muy en claro con otras personajes femeninas que no voy a mencionar. Este desastre era algo predecible.
Aunque la verdad yo sentía por lo menos un poco de esperanza, ya que pensaba que Marvel ya no cometería los mismos errores de antes, pero en realidad lo que hicieron fue hacer las cosas peor aún.
Tumblr media
Como fan desde la infancia que soy de Marvel, la verdad yo pensaba que algo bueno iba a salir de esta serie, ya que me parece muy interesante el personaje de She Hulk y también es un personaje con la capacidad de romper la cuarta pared cuando quiera, y eso es algo que siempre me ha gustado ver en personajes de ese estilo. Pero aquí la desaprovecharon totalmente. Solo la utilizaron para de nuevo dar su mensajito Feminazi de siempre, simplemente para caerle bien a un público que ni siquiera está interesado realmente por este tipo de contenidos.
Este tipo de tramas y mensajes subliminales que está dando Marvel con los nuevos personajes que están sacando están arruinando todo Marvel. Ellos piensan que por el simple hecho de crear a un hombre n3gr0, g4y transexual van a tener éxito y todo el mundo les va a aplaudir por “la inclusión de minorías tan DESINTERESADA que están haciendo en sus proyectos”, pero saben que, ya muchas personas han estado abriendo los ojos y se han dado cuenta que este tipo de cosas son una pérdida de tiempo y un desperdicio de oportunidades tremenda. Esta serie pudo haber sido mejor, pudo haber tenido un mejor guión, pudo haber tenido una mejor trama, hasta pudo haber tenido un villano decente por lo menos, pero no. Solo fue una broma, nada más, o bueno, el final me da a entender eso, no?
Al final siempre será lo mismo:
“la mujer es más fuerte que el hombre. Aunque no tenga experiencia en combate, aunque no sepa pelear, aunque no tenga la misma fuerza y capacidad física que un hombre. ELLA ES MÁS FUERTE PORQUE ES UNA MUJER EMPODERADA Y FEMINISTA, INDEPENDIENTE DE CUALQUIER HOMBRE MACHITO OPRESOR. Eso es todo.
Tumblr media
Yo la verdad dejé de ver la serie desde el 4 capítulo en adelante, ya que era, como dije, una pérdida de tiempo. El adoctrinamiento es tremendo, y no quería seguir apoyando esos mensajes. Simplemente por entrar a Disney + y ver la serie, ya dicen:
Hey!! les está gustando que les estemos dando este tipo de mensajes, así que seguiremos comunicándolos en todos los demás proyectos a futuro.
Les digo, NO APOYEN CONTENIDO PROGRE, NO LO VEAN, NI ENTREN A VERLO, O SI NO TENDREMOS QUE CALARNOS MÁS DE ESTAS PORQUERÍAS A FUTURO.
Esa es mi opinión, yo respeto la tuya y tu respetas la mía.
Y por si acaso, una cosa es ir en contra de una opinión y otra cosa es decirle la verdad a los ignorantes ciegos.
En fin, ese es el informe, hablamos luego señores.
Instagram: nova_randomjaja
Tumblr media
2 notes · View notes
laguaridadelnagual · 3 months
Text
#LosJuegos | Congreso de Puebla (o la oposición como florero)
Tumblr media
Álvaro Ramírez  Velasco | @Alvaro_Rmz_V Hace un cuarto de siglo que en Puebla no se configuraba un Poder Legislativo local con una mayoría calificada que pueda erigirse, de facto, como un Congreso Constitucional, que modifique con suficiencia, sin necesidad de negociar con la oposición, la Carta Magna del estado. Desde la toma de posesión de Melquiades Morales Flores (1999-2005), hace 25 años, ningún gobernador había llegado con tal holgura y fuerza legislativa de su bancada o sus bancadas. En su tiempo, el último gobernador priísta que es recordado con afecto y que puede andar por las calles del estado con la cara en alto, tuvo 26 de 39 curules que en ese entonces integraban el Poder Legislativo estatal. Fue una mayoría calificada, con posibilidades de reformar la Constitución por sí sola. Alejandro Armenta, el mandatario electo más votado en la historia poblana, llegará con 30 de 41 curules a su favor, integradas por diputadas y diputados de los partidos que lo postularon a la gubernatura: Morena, PT, PVEM, Panal y Fuerza por México. Se trata de una mayoría calificada compuesta que, sobradamente, se basta para reunir las dos terceras partes de los 41 votos posibles, para modificar la Constitución del Estado Libre y Soberano de Puebla, en la LXII Legislatura (2024-2027) que comenzará el próximo 15 de septiembre. Claro que las reformas constitucionales luego deben ir al aval de la mitad más uno de los cabildos de los 217 ayuntamientos, lo que para los partidos aliados de Armenta es simple trámite. En entrevista con este reportero, el secretario general del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en Puebla, el luchador de izquierda de tantos años y tantas batallas, Agustín Guerrero Castillo, hizo una reflexión al respecto: “Es prácticamente un Constituyente (la conformación del Congreso local para la próxima legislatura), un voto que permite impulsar una reforma constitucional de fondo en muchos temas, sociales y de diseño de las instituciones”, enfatizó. Tiene razón Guerrero Castillo y eso debe entenderse como una buena noticia. Alejandro Armenta y sus bancadas aliadas tienen una aplanadora legislativa que podrá mejorar las normas poblanas, incluida, por supuesto la Constitución, y que podrá ir a una reconstrucción, desde sus cimientos, del Estado en lo que se refiere a la entidad poblana. “Es una decisión del pueblo refrendar la Cuarta Transformación (4T) y, además, le da derecho a reformas constitucionales. Esta mayoría permitirá concretar la transformación que iniciamos en 2018”, agregó en entrevista Agustín Guerrero. Sobre eso, la oposición tiene mucho que analizar. La mayoría aritmética le dio la espalda a la derecha, la repudió. No la volteó siquiera a ver con seriedad. Las diatribas contra esa misma mayoría, al descalificarla por el apoyo a la 4T en Puebla y en el país, el reiterado denuesto de llamarla con desprecio “ignorante, ilusa y pendeja”, y hasta tildarla de “naca”, tuvo una severa sanción. ��Cómo pretendes obtener que esa mayoría aritmética se cambie de bando, si te has pasado escupiéndoles a la cara y ofendiéndolos desde tu visión clasista, sectaria y fascista? Imposible. Pero la derecha no lo entendió. Los votos que decidieron apoyar para la Presidencia a Claudia Sheinbaum Pardo y en Puebla a Alejandro Armenta, también mayoritariamente apoyaron a los abanderados legislativos. El aval fue completo. La aplanadora legislativa fue también un mensaje popular. Mandar a la oposición al sótano de la irrelevancia fue también mandato. Read the full article
0 notes
acapulcopress · 5 months
Text
¿Repulsar el mal gobierno y la actitud cínica y soberbia de Abelina es misoginia y violencia política de género?
Tumblr media
* Misoginia, según Abelina López Rodríguez, exalcaldesa de Acapulco y candidata de Morena en búsqueda de reelección: "Me parece que la misoginia no es más que una ofensa, cuando no se tienen propuestas. Desde que inició la campaña todos los días, lo que hacen es ofender a mi persona. Hay que tomar medidas, hay que actuar, pido que se ponga la queja y pediremos retomar esté apoyo del grupo de mujeres y denunciar para dejar un precedente”. * Misoginia, según la Real Academia Española: "Aversión a las mujeres". La palabra procede del griego 'misogynía' (miso + gyné), literalmente "odio a la mujer". ] https://www.rae.es/dpd/misoginia * Violencia Política de Género, según el INE y el Protocolo para la Atención de la Violencia Política contra las Mujeres en razón de Género: "Desde el concepto del INE (autoridad nacional en política electoral), se considera violencia política de género cuando esta se dirige a una mujer por ser mujer. Es decir, cuando las agresiones están especialmente orientadas en contra de las mujeres por su condición de mujer y por lo que representan en términos simbólicos, bajo concepciones basadas en estereotipos. Incluso, muchas veces el acto se dirige hacia lo que implica lo “femenino” y a los roles que normalmente se asignan a las mujeres. En suma, de acuerdo con el "Protocolo para la Atención de la Violencia Política contra las mujeres en razón de género", la violencia política contra las mujeres comprende todas aquellas acciones u omisiones de personas, servidoras o servidores públicos que se dirigen a una mujer por ser mujer (en razón de género) con el objeto o resultado de menoscabar o anular sus derechos político-electorales, incluyendo el ejercicio del cargo. La violencia política contra las mujeres puede incluir, entre otras, violencia física, psicológica, simbólica, sexual, patrimonial, económica o feminicida." ] https://igualdad.ine.mx/mujeres-en-la-politica/violencia-politica/conceptos-clave-sobre-violencia-politica/ E d i t o r i al ¿MISOGINIA Y VIOLENCIA POLÍTICA CONTRA ABELINA? ¿Qué candidato se ha dirigido a Abelina López con misoginia? ¿Qué ciudadano cabal ha mostrado desprecio y aversión a la humanidad de Abelina López? Hasta hoy, hasta el mayor porcentaje de la sociedad reprueba el gobierno de la 'Tía Abe', pero nadie se ha metido con Abelina como persona. Hay quienes odian su actitud cínica y soberbia, pero ese odio, esa repulsión hacia sus actitudes (no aptitudes) no suena a misoginia. ¿Quién le definió a Abelina López que la repulsión ciudadana a su actitud y a su mal desempeño como alcaldesa es "misoginia" y "violencia política de género"? ¡A Abelina López Rodríguez se le ha respetado hasta su diversidad sexual... con mucha más razón su condición de género, de mujer! ¿De dónde saca la 'Tía Abe' la misoginia y la violencia política a su género? Ella debe estar muy consciente, como política, del mensaje que envía el populoso dicho que parafrasea que "quien se mete a redentor o termina raspado o crucificado". Abelina ha hecho mal las cosas. Ha mentido, ha omitido hacerse responsable de su obligación constituciónal. Lo que se ve no se juzga: Acapulco luce como "una pocilga" y "retrete". Lo dijo claro y entendible el expresidente de Acapulco y exgobernador de Guerrero, Zeferino Torreblanca Galindo, quien la ha llamado necia, terca, testaruda, inexperta, ignorante, incapaz, deshonesta y corrupta y jamás procedido a demandarlo por denostar su persona. De hecho, calificó a su administración de "mediocre y de cuarta". A los miembros de su Cabildo los llamó "ignorantes y buenos para nada. ¡Y tampoco pasó nada! El repulso unánime contra Abelina no es alusivo a su género, es contra su gobierno. Estar en contra de lo que hace o se hizo mal no es "violencia política de género". A Abelina se le menciona en cada denuncia, en cada crítica, en cada repulsión civil y política, por ser la protagonista del abandono total en que estuvo Acapulco durante casi tres años. Ella es la cabeza visible del gobierno que mantuvo a Acapulco convertido en un muladar, sin agua potable, con calles llenas de bache, en penumbras, y aguas negras escurriendo por todas partes. Obvio, se le hizo fácil escusarse que así lo recibió, pero para qué fue electa: ¿para quejarse o para reordenar la casa? . . . ¡Tienen mucha razón quienes se manifiestan libremente contra el actuar de Abelina López! Pero sentir repulsión social y política por un gobierno insensible e inhumano, arbitrario, mentiroso y corrupto, no es "misoginia" ni "violencia política de género", es un derecho universal a inconformarse por lo que no está bien. Por cierto, ¿si "no (le) hace mella la 'misoginia', para qué amenaza con demandar a sus supuestos denostadores? En contraparte, si algo sí pueden hacer los candidatos es hacer un llamado a sus seguidores y fanáticos para que se desistan de hacer comentarios ofensivos y vulgares en las redes sociales no solo contra los adversarios de sus candidatos, sino contra el resto de aspirantes presidenciales, diputados, senadores o alcaldes que participan en el presente proceso electoral. ¡Hay formas para no estar de acuerdo con alguien sin llegar a las palabras vulgares y altisonantes! Sin daños a terceros. ) Acapulco Press Read the full article
0 notes
77jose-ricardo77 · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
VIERNES DE LA XVI SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO, feria Leccionario
Primera lectura
Éx 20, 1-17
“La ley se dio por medio de Moisés (Jn 1, 17)”
Lectura del libro del Éxodo.
En aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:
«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
No tendrás otros dioses frente a mí.
No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra, o en el agua debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.
Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.
No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.
Recuerda el día del sábado para santificarlo.
Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra, el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.
Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.
No matarás.
No cometerás adulterio.
No robarás.
No darás falso testimonio contra tu prójimo.
No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: Jn 6, 68c)
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. El temor del Señor es puro y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
V. Más preciosos que el oro, más que el oro fino; más dulces que la miel de un panal que destila.
R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.
Aleluya
Cf. Lc 8, 15
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia.
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Mt 13, 18-23
“El que escucha la palabra y la entiende, ése da fruto”
+Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor.
0 notes
jrlrc · 1 year
Text
Y, Sin Embargo, es propaganda…
La simulación es una afición de “la cuarta”. La mayoría de servidores de AMLO son descarados, otros son hipócritas. Simuladores. Como el mismo López Obrador. En la simulación se instaló Jorge Zepeda Patterson, aunque parece que cada vez se acerca más al descaro en servicio de su admirado y elogiado líder (siempre lo ha elogiado y servido como presidente pero antes le daba más pena hacerlo, le daba más vergüenza y le costaba más, lo hacía más torturadamente porque no quería parecer mal periodista y porque parecer buen periodista o serio “legitimaba” su defensa del poder obradorista).
El portal “Sin Embargo” sigue la línea de Zepeda, y como él sigue en el fondo la de AMLO, el portal es propaganda, pero no absolutamente descarada: incluye simulación. A despistados dentro y fuera de México, “Sin Embargo” puede parecerles lo que no es. No es periodismo serio, es un esquema de simulación periodística para la propaganda del presidente y su partido.
Véase la evidencia mayor: en “Sin Embargo” hay defensores descarados del presidente (y de su “corcholata” preferida, Claudia Sheinbaum) y defensores simuladores. Entre los primeros, los descarados, destacan Alejandro Páez Varela, ex promotor velado de Marcelo Ebrard, y Álvaro Delgado, ex investigador periodístico de la ultraderecha mexicana. Se les unen personajes de doble cuarta como el ignorante Fabrizio Mejía Madrid (su pésimo libro sobre Gutiérrez Barrios lo he desmontado con detalle en la revista Etcétera). La parte simuladora, la parte con la que “Sin Embargo” pretende parecer espacio serio y plural, la forman plumas como Zepeda y Carlos Pérez Ricart. No es que esos personajes no sean obradoristas sino que fingen ser en primer lugar analistas; son obradoristas pero más o menos disimulados, y sobre todo son obradoristas que intentan más (que los otros) presentarse como gente cuya participación pública política sólo es consecuencia de la Razón sobre los hechos de AMLO. No es así: tal es la simulación. La simulación a la que se prestan como legitimadores superficiales o “reforzadores” algunos otros periodistas…
Terminemos la nota con una sobre Pérez Ricart: este pretendido científico social, empleado del CIDE obradorizado y descompuesto, es comparsa del gobierno de López Obrador en la comisión para “esclarecer” represiones cometidas por el Estado en décadas anteriores. Esta comisión llega hasta donde el ejército lo permite porque eso permite AMLO, y sin embargo Pérez Ricart sigue ahí… Simulando. Lo que ya no simula es su apoyo a Ebrard, aunque lo hace simulando análisis como el que lo llevó a sugerir que sólo si Ebrard ganaba la demanda contra fabricantes de armas gringos (y con medidas relativas por parte de Estados Unidos) se podía acabar con la violencia en México. Falacia. Pero de eso se trata la fuerza mediática del obradorismo, en la que milita barrocamente (“pluralmente”) el portal de Zepeda: de manipular con la razón y sin ella, a favor de AMLO y su falsa transformación. A pesar de su simulación de seriedad, es decir, a pesar de los esfuerzos por parecer otra cosa, “Sin Embargo” es de hecho órgano de propaganda -un tipo de órgano periodístico para dos tipos de propaganda.
1 note · View note
elarchivodeariel · 1 year
Text
Tumblr media
"Si usted no sabe que sabe, cree que no sabe. Por otro lado, si cree que sabe y no sabe, actúa como si supiese. Esto puede provocar graves consecuencias. (...)
Todos somos ignorantes, pero en temas diferentes. Al ser humano le es imposible saberlo todo. Reconocer la ignorancia en alguna cosa es ya un conocimiento, porque abre la puerta del aprendizaje.(...) Nuestra mayor ignorancia es no saber que no sabemos. La arrogancia es ceguera cognitiva. Es volverse ciego al conocimiento.
(...)
Todo lo que aprendemos en la vida pasa por cuatro fases, y la IGNORANCIA es la primera fase del APRENDIZAJE. En la fase de la ignorancia, No Sabemos Cuánto No Sabemos. Cuando llegamos a Saber Que No Sabemos, es que ya estamos aprendiendo y entramos en la segunda fase.
(...)
La segunda fase es tener una buena INFORMACIÓN sobre alguna cosa, es decir, cuando Sabemos Cuánto No Sabemos.
(...)
La tercera fase es la del CONOCIMIENTO. Es cuando Sabemos Cuánto Sabemos. ¿De qué modo comienza la fase del conocimiento? Con la CONFUSIÓN. Al pasar de la segunda fase (estar informados) a la tercera (conocimiento), hay que cruzar el territorio de la confusión. Cuando llegan a este punto, muchos estudiantes abandonan el libro, y no aprenden porque no soportan atravesar la confusión, aunque forme parte del proceso de aprendizaje.
Si los profesores, en los colegios, lo supieran y entendiesen la importancia que tiene esta etapa del conocimiento, el aprendizaje de los alumnos sería mucho mejor. Pero esto no es lo que sucede. Las personas temen la confusión. ("¡Dios mío, no entiendo nada. No lo consigo. Es demasiado difícil para mi cabeza!"), porque no quieren abandonar la zona de comodidad.
En la plenitud del conocimiento (que no significa saberlo todo, sino saber bien lo que se sabe), se llega a la cuarta fase del aprendizaje: la SABIDURÍA. Nuestro cerebro ha conseguido asimilar de tal manera ese conocimiento que ya no necesitamos prestarle atención, está en nosotros, forma parte de nuestra estructura mental. En esta fase, la persona ya No Sabe Cuánto (O Cómo) Sabe.
(...) Somos Incoscientemente Incompetentes en la primera fase, Conscientemente Incompetentes en la segunda, Conscientemente Competentes en la tercera, e Inconscientemente Competentes en la cuarta. Así es el proceso de aprendizaje". 87, 89.
Lair Ribeiro, en LA COMUNICACIÓN EFICAZ Transforme Su Vida Personal Y Profesional Mejorando Su Capacidad De Comunicación. URANO. Barcelona. 1994.
#Aprendizaje #Estudio #Educación #Conocimiento #ProcesosDeAprendizaje
0 notes
etmensespoetica · 3 years
Text
Desperté temprano, cuando el sol naciente y cálido comenzó a reclamar su deseada presencia: era jueves, jueves veintiuno de diciembre. En el aire se respiraba la incipiente llegada de las fiestas, lo que pone a la gente loca, ansiosa e intolerante. Salí de la cama a trastabillas, luchando con las sábanas de seda color blanco–viejo (las habíamos comprado hacía tres años atrás en una preciosa tienda que se encontraba en el número 30 de la calle Rue des Pertuisanes, en la ciudad de Montpellier). Nunca le habían gustado esas sábanas, siempre lo supe. Sospecho pensaba eran opulentas. Increíblemente innecesarias. Aún así, insistió para que las comprásemos.
Él era un hombre escueto, con ilusiones vastas que tomaban vida a través de sus ojos color verde bosque. Lo conocí en invierno de 1919, en el teatro Ópera Garnier. Ambos acudimos al estreno de la obra La vita brevis: ses innombrables ombres et lumières del no–tan–experimentado director Louis Jouvet. Lo divisé entre monóculos y largos vestidos adornados por boas que coronaban cabezas con el clásico corte de pelo estilo garcone. Al final del espectáculo la gente aplaudía con una alegría desmesurada, que creo fingían. Después de todo, tanto el primer como el tercer acto tuvieron algunos notorios errores históricos que hasta el más ignorante de Bobigny hubiese identificado con facilidad (sólo un lunático confundiría a Perséfone con Despena, pero debo admitir que representar a Ate, la diosa del error, como «Ata», fue un guiño ingenioso). A menudo creo que la gente suele perderse en el estado de euforia que llega de la mano de la alegría. No saben ver más allá, no son capaces de percibir las tan necesarias significancias; las verdaderas significancias, no esas que sirven sólo para robarte insulsas risas.
Pasados tres meses luego de aquella noche en Ópera Garnier decidimos casarnos. Algo arriesgado si ha de tenerse en cuenta que él jamás había gozado de la aceptación plena de mi familia. Nunca, ni en su lecho de muerte, pudieron creerlo digno de mí. Papá siempre estuvo convencido de que sus intenciones para conmigo fueron subliminales, que de seguro terminaría reclutándome a través del amor ciego para formar parte de algún pequeño grupo remanente de lo que supo ser el parti socialiste, que, cabe destacar, había sido disuelto hace unos pocos años atrás. Y a pesar de que nunca me lo ofreció, por ciego amor, lo hubiese hecho.
A la edad de veintiuno ejercía mi profesorado en literatura. Solía darle clases particulares a Jacques, un niño adorable y enérgico de siete años cuyos padres querían darle un refuerzo adicional a la burda e insulsa formación escolar que recibía. La guerra había terminado hace poco y la sociedad se reacomodaba paulatinamente, de forma tímida y titubeante. «Los ricos se harán más ricos y los pobres más pobres, Amada, hija mía. Aquellos que puedan subsistir como ustedes, han de ser dichosos en la felicidad».
Pietro era escritor –sí, como si el destino nos hubiese predispuesto a ser dos piezas de rompecabezas destinadas por sus bordes encastrantes a unirse en la eternidad–, trabajaba en diversas novelas que escribía según sus niveles de inspiración (si hay algo que aprendí de él es que lo que se haga por pasión debe hacerse con respeto, no por desprendido entretenimiento), que luego vendía a la librería de la ciudad. Se comercializaban con rapidez, las ávidas señoras lectoras del barrio no tenían más que hacer para pasar sus días. Después de todo, las andanzas e historias de Pietro, mitad verdad, mitad mentira, eran tan hermosas como disfrutar del verano de San Juan.
La noche que me dejó fue indudablemente la más triste de mi vida. Tenía él treintaitrés años. Una extraña enfermedad tomó su alma, su vitalidad y su luz; sólo me había quedado su bello cuerpo como un recordatorio testigo de nuestra devoción. El primer día luego de esa noche, empezaron a florecer de su pecho pensamientos. Los pensamientos son flores pequeñas, a menudo de tonos violáceos. Según lo que aprendí en la iglesia –mamá y papá me llevaban sin falta junto a ellos todos los domingos a misa, a eso de las nueve de la mañana–, el color violeta representaba la venida espiritual. Mi Pietro nunca había sido creyente, no podría haberlo hecho con ese propósito metafórico tan cavernario: ahí fue donde descubrí, alucinada, que los pensamientos crecían en el lado izquierdo de su pecho--su corazón. Mi Pietro quería decirme que aún me pensaba, que nuestro amor aún florecía. Al cumplirse exactamente la segunda noche ocurrió el nuevo nacimiento: sus raíces (salían tímidas desde las palmas de sus manos) me sorprendieron frías despertándome de mi sueño: envolvían mi cintura de una manera ambiciosa, fiel, y firme; como conteniendo las ganas de lograr que por fin todo el aire abandonase mis pulmones para así poder reunirme con él una vez más.
Así fueron pasando poco a poco los días. La naturaleza de Pietro no sólo brotaba de su cuerpo: por ejemplo, el día número catorce, una enredadera con pequeñas flores doradas comenzó a crecer desde el interior del piano que mi abuelo me había regalado, escabulléndose hasta llegar a sus patas. Comprendí de esta forma que quería que le tocase música. En su forma terrenal y vital, Pietro decía que escucharme en el piano era algo que lo abstraía del mundo real, las melodías sonadas a manos de su mujer amada le brindaban un escape de las penas carnales. Así que, sin más, comencé a tocarle diferentes obras. Le tocaba obras de Vivaldi cuando estaba feliz –por ejemplo, la vigésimo novena noche: su nacimiento fue un pequeño colibrí. Sabía que me gustaban pero que jamás había tenido la dicha de ver uno–. Le tocaba obras de Händel cuando estaba triste, como la dosmilésima octingentésima nonagésima noche: sus raíces no me abrazaron, y su hierba no me tapó para protegerme del frío invierno. Me dejó al descubierto con mi rosado camisón de satén. Para mi fortuna, el ciervo que había llegado en la quingentésima quincuagésima quinta noche quiso acurrucarse a mi lado. Así pasamos la madrugada, juntos, abrigándonos mutuamente de nuestra cercanía. Si bien fue un gesto noble y amoroso, yo quería el calor de mi Pietro.
Nos recompensábamos mutuamente. Si durante el día usaba algún vestido que a él le gustaba, solía nacer en forma de alguna flor exótica –siempre he sido una aficionada de la botánica, me interesaba, pero muchas veces era difícil que ciertas plantas prosperen en un clima tan impredecible como el de París– que sólo podía vivir gracias a él. Han de ser tantas las recompensas que en cuestión de tiempo nuestra casa de techos altos y amplias ventanas se encontraba colmada: de hecho, a menudo debía rescatar a la manada de liebres llegada en la cincomilésima sexcentésima septuagésima noche. Cuando caía el sol, salían una tras la otra, a pequeños saltitos, a encontrarse con los gatos llegados el tercer día de la quinta semana del décimo cuarto mes. En su desespero infantil, se olvidaban de saltar por encima de las rocas de la cascada que nació en nuestro living a mediados de la cuarta semana; y se quedaban atoradas entre las enredaderas apresadoras que colgaban del balcón de la escalera del segundo piso.
Pecaré de vanidosa con esta declaración (no me interesa; tampoco el eventual castigo que pudiera recibir, una vez que muriera, por la deidad correspondiente, en caso de que exista tal) pero Pietro y yo somos los artífices culpables del amor. Es decir, claro que previo a nosotros existía como tal el amor. Está en todas partes −cuando el gato se acuesta a nuestro lado, uno es feliz, siente amor−, pero no el amor que nosotros tenemos. En efecto, el amor verdadero. Ese por el que murieron tantas personas, y por el cual muchísimas otras habían perdido la cabeza. Ese amor había nacido en manos mías y de mi Pietro. Inquebrantable, sagrado, hermoso, puro, espontáneo, y natural. Pietro me conocía a mí y yo lo conocía a él: sabía lo que le gustaba, lo que no le gustaba. Mi juego favorito era adivinar qué me respondería al momento de contarle algo, por más banal que sea. Siempre acertaba. Lo conocía como a mi libro favorito, ese en el que nos imaginaba y plasmaba como los protagonistas. Sabía de mis miles de formas inocentes de seducirlo, buscarlo −lo necesitaba más que al propio oxígeno, y en esos doce años que me llevaba de diferencia había aprendido a lidiar con jovencitas descaradamente provocadoras como yo−. Hechos el uno para el otro, reafirmando que la antiquísima leyenda japonesa del hilo rojo era cierta, y seguía viva millares de años después.
Le leía, también, los cuentos que solía escribir en un desahogo de lo que no pudimos hacer. Nuestros hijos: Libertad y Galeano, nuestro viaje a las pirámides de Guiza, el cerezo que soñamos florezca en nuestro patio trasero, junto al lado del juego de jardín donde pasábamos tardes enteras debatiendo sobre los más variados y diversos temas. Su papá era un renombrado abogado (al igual que Pietro. A diferencia de su padre, mi hermoso marido no ejercía la profesión. Era italiano y no quería resolver el tramiterío legal, irónicamente). De él había heredado un léxico envidiable y de su mamá –no gustaba hablar mucho de ella– una elocuencia crítica que dejaba boquiabierto hasta al más testarudo.
La noche número diecisiete mil ochocientos ochenta y ocho mi Pietro nació en forma de luna. Brillando, cálido y tenue sobre el zaguán. Esto iluminó y desveló a las liebres, el ciervo y las ardillas (estas últimas habían llegado hacía tan sólo un mes) que parecían no haber descubierto, hasta ese momento, lo que era la entrada a nuestra casa. Ahí se apabullaron, bulliciosos, a la espera de cruzar el umbral de la puerta. Decidí no omitir sonido alguno: estaba realmente cansada, desde un tiempo a esta parte las rosas que se encontraban en mi almohada no me permitían dormir con comodidad. Me prometí, que, sin falta, la mañana siguiente los liberaría. Y así fue: desperté temprano, cuando el sol naciente y cálido comenzó a reclamar su deseada presencia: era jueves, jueves veintiuno de diciembre. En el aire se respiraba la incipiente llegada de las fiestas, lo que pone a la gente loca, ansiosa e intolerante. Salí de la cama a trastabillas, luchando con las sábanas de seda color blanco–viejo. Mi Pietro descansaba sereno. Ya no podía ver su rostro, sólo algún que otro rastro del tacto de mis dedos, que brillaban en un escandaloso color ópalo sobre su piel suave y blanquecina –fueron contadas las veces que tuve el coraje de tocarlo–.
Luego de luchar con la vegetación que buscaba apoderarse de mis pies (quizás en un intento de evitar mi destino), logré el camino hacia la puerta. Creo que tanto Pietro como yo sabíamos que una vez que nuestros pequeños compañeros hayan alcanzado su libertad, el inevitable final llegaría. Decidida me afirmé sobre el que alguna vez había sido un picaporte de bronce (las mariposas anaxibias se habían apoderado de él desde su llegada). No quise ver cuando se marchaban, de modo tal que me limité a sólo cerrar mis ojos, elevando la vista cerrada hacia el sol. Tanto tiempo sin sentirlo impactar directamente en mi piel; había olvidado por completo la exquisitez de sus rayos reposándome suaves, gentiles. Al bajar la mirada y luego de abrir los ojos me encontré en la vereda de enfrente con un atónito Jacques: sostenía de la mano a quien he de suponer era su nieta, una niña con un rostro dulce y dos colitas adornadas con moños. Era Jacques, por supuesto que era Jacques. Un hombre anciano, un abuelo que de seguro llevaba esa pequeña a la plaza a jugar, o estaba en camino a las compras navideñas. Sonreí apenada pensando en los hijos, nietos y bisnietos que la vida nos había privado a mí y a mi Pietro. Justo detrás de su estupor un cartel rezaba «¡Bonne anné, 1974!», pegado en la vidriera de lo que en mi juventud supo ser el salón de belleza barrial al que a menudo asistían las ávidas lectoras de mi Pietro; pero que ahora sólo parecía ser una modesta panadería.
No quise darle explicaciones, explicaciones que de todos modos tampoco tendría la aptitud de creer. Cerré la puerta tras de mí, y velozmente las mariposas que se habían mudado momentáneamente a mi cuerpo –algunas estaban en mi vestido, otras tantas en mi largo cabello– retomaron su indiscutida propiedad sobre el helado picaporte.
Salteando nacimientos, volví al reencuentro con mi amor. Sus trazos color ópalo brillaban como nunca, presumo, ansioso a la espera de su Amada amada.
Mi Pietro me había tenido protegida, contenida, sumida en un mundo de amor que había creado para mí, exclusivamente para mí. Donde no necesitamos más que nutrirnos de la naturaleza, de la música, y el uno del otro. Embriagada de felicidad me recosté a su lado, hundiendo mi rostro en esos pensamientos que estaban vívidos y erguidos desde esa infortunada y horrible noche: fueron su primera demostración de amor. Con regocijo rodeé su torso, aferrándome a las hierbas que durante tantos inviernos me habían abrigado. Cerré los ojos dedicándole un último pensamiento: él había sido mi vida entera, y ahora, estaba dispuesta a entregármele en un nuevo pero eterno nacimiento, donde ya el tiempo no podría tonchar nuestra felicidad, reposando juntos, cumpliendo un juramento sagrado e inquebrantable de amor.
#C
4 notes · View notes
stanrockhq · 4 years
Text
BIENVENIDA A STANROCK, DAM. Estamos felices de tenerte por aquí y esperamos que disfrutes de la ciudad tanto como el resto de los habitantes. Tienes 24  horas para enviar la cuenta de Annelise Myeong. Si necesitas más tiempo, no dudes en avisarnos.¡Gracias!
– ooc.
Nombre/seudónimo. dam
Pronombres. she/her/ella
País y zona horaria. México, utc -6
¿Eres mayor de edad? yep, veintidós añitos.
Triggers. -
Nivel de actividad. un cinco o seis de diez, a pesar de ser cuarentena, estoy en busca de empleo y tengo que cuidar de mi abuelo algunas veces por semana, así que espero pasar lo suficiente para desarrollar como se debe a mis personajes.
Espacio adicional. todo se me hace súper bonito y ameno, son bien lindas <3
– información básica.
Nombre. annelise myeong
Edad. veinticuatro años de edad
Lugar de origen.  stanrock, ny.
Ocupación. detective
Cupo. e de la comisaría.
Fecha de nacimiento. primero de julio de mil novecientos noventa y cinco.
Tiempo que lleva viviendo en la ciudad. toda su vida.
Faceclaim. adeline rudolph.
– personalidad
rasgos positivos. asertiva, humilde, previsora, polivalente, confiable. rasgos negativos. impulsiva, sarcástica, desconfiada, obstinada, digna.
– historia de vida
parte primera. la familia myeong se encontró a sí misma huyendo de corea del norte cuando esta decidió hacerse independiente del sur, llegaron primero a seúl pero ahí no sentían la seguridad necesaria para tirar raíces, así por cuestiones de la vida viajaron hacia japón donde se refugiaron una temporada, pero nuevamente dieron marcha hacia lo desconocido, pasaron por españa hasta terminar en stanrock, new york, aquella pequeña ciudad que siquiera imaginaron existía. la familia llegó casi en los inicios de la ciudad, vieron cómo se fue modernizando, criaron a sus hijos, y los hijos de sus hijos en aquellas tierras que una vez fueron extranjeras, al final se hicieron de renombre al crear una cadena de panadería y postres coreanos.
parte segunda. poco o mejor dicho, nada, fue lo que le tocó vivir de aquello a la joven de cabellos negros, siendo la menor de tres hermanos, myeong sun hee creció protegida por cada uno de sus hermanos así como por sus padres que se mantenían conservadores, claro que no esperaban la adolescente se convirtiera en la deshonra de la familia. a sus apenas 15 años mantuvo un fuerte pero fugaz romance con un estudiante de intercambio lo que resultó en un embarazo no deseado, para evitar la vergüenza y el qué dirán pues se codeaban con personas de importancia, decidieron que su nieta, pasaría a ser su hija y así fue como myeong sun hee vió de cerca el crecimiento de su hija mientras tenía que llamarle hermana.
parte tercera. annelise creció ignorante de la verdad pero sin falta de amor, sufrió la muerte de su abuela como si se tratase de su madre y la de su abuelo como si fuese la de su padre, pocas veces cruzó idea por su mente de porqué sus rasgos eran menos marcados que los de su familia, al final de cuentas a lo largo de su vida la mentira fue la que le mantuvo feliz. sus años escolares pasaron más rápido de lo que le hubiera gustado, si bien jamás resaltó en inteligencia tampoco era de las últimas, siempre en su vida hubo un equilibrio considerado, hasta que la llegada de un hombre extraño a su hogar le daría un vuelco completo a lo que consideraba su realidad.
parte cuarta. recuerda vagamente la conversación que se mantuvo en aquella vieja casa, ella salió temprano aquella mañana del colegio y al llegar fue presentada al viejo amigo de la juventud de su supuesta hermana mayor, se despidió y encaminó a otra habitación, la calma del hogar se perdió, la voz ronca con acento fuerte comenzó a resonar en todo el lugar, “¿es mi hija?” interrogaba una y otra vez a la mujer, “tiene la edad exacta para ser mi hija” indagaba, la fémina sólo le miraba y lagrimas comenzaban a rodar de sus ojos, anne veía y escuchaba todo sin ser descubierta hasta que lo que llegó a sus oídos le partió el corazón “sí, pero por favor debes comprender, ellos me hicieron ocultarlo”
parte quinta. no hace falta alargar la historia, ese día todo el amor y respeto que tenía por la mujer que veía como su hermana mayor, su ejemplo a seguir cambió, annelise tuvo que endurecer su corazón para que no le afectara en demasía, tuvo que tragarse otros años de compartir techo pero una vez alcanzó la mayoría de edad decidió independizarse.
– extra [opcional]
I. encontró su paz en el campo de tiro, ya que se tuvo que valer por ella misma decidió tomar clases de defensa y aprender a usar diversas armas, fue lo que la llevó a volverse detective.
II. al ser mujer y una tan joven, ha tenido que aguantar demasiadas cosas dentro del mundo laboral, trabajó demasiado para llegar al puesto donde está, incluso sobrellevar diversos tipos de acoso y bullying.
III. en la actualidad no habla con su madre, sabe de su estado al hablar con sus tíos, así se enteró que se casó y tiene otra hija.
IIII. mantiene contacto cercano con su padre, se dieron la oportunidad de conocerse y entablaron una buena relación padre e hija aunque él está viviendo en Alemania y sólo se ven unas cuantas veces al año.
IV. tablero de pinterest.
3 notes · View notes
Text
Análisis  sobre carta de los “Intelectuales”
Tumblr media
La nota primero menciona que distintas autoridades, “intelectuales", periodistas y científicos firmaron un documento que afirma: "la democracia está en peligro".
Entre los distintos personajes que firmaron el documento figuran: Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Luis Brandoni, Daniel Sabsay, Lilia Puig, Luis Tonelli, Fabiana Tuñez, Gabriel Palumbo, Liliana De Riz, Federico Andahazzi, Silvina Martínez, María José Demare, Daniel Sabsay, Fernando Pedrosa, Diego Bernardini, José Antonio Artusi, Maximiliano Carrillo, Marcelo Gioffre y Darío Lopérfido.
Sostienen que argentina vive "una infectadura", y dicen que el gobierno “en nombre de la salud pública, una versión aggiornada de la ‘seguridad nacional’, el gobierno encontró en la ‘infectadura’ un eficaz relato legitimado en expertos, seguramente acostumbrados a lidiar con escenarios que se asemejan a situaciones de laboratorios y ratones de experimentación, pero ignorantes de las consecuencias sociales de sus decisiones”.
Lo que plantean estas personas es un error, ya que estoy bastante seguro que las cuestiones sociales si se han tenido en cuenta desde el gobierno, quizá en cuanto a esto no se han implementado las medidas adecuados, por ejemplo en cuanto a la economía, muchísimos sectores se encuentran afectados por la cuarentena al no poder tener ingresos. La otra cuestión social es la angustia producida por el aislamiento, también pienso que esto se ha tenido en cuenta, como dijo el presidente Alberto Fernández la última vez que se extendió la cuarentena “angustiante es enfermarse”, con esto afirmó que dentro del grupo de expertos en lo que esta situación está contemplada, solo que lo primordial más que la salud mental es mantener la curva de contagios lo más achatada posible.
A todos de una forma u otra la cuarentena nos afectó. La angustia existe y aumenta en estos momentos, pero pensemos por un momento en que la Argentina es uno de los países que mejor se desenvolvió en la lucha contra el virus, angustiante sería estar en algún país donde el virus avanza sin control.
El conflicto social se centra principalmente en los barrios humildes, donde ya de por si la gente vive asinada, en el contexto actual esto se ve con más claridad. Muchas personas no tienen agua que es primordial para la vida y para combatir el coronavirus entre otras situaciones que se pueden dar.
La problemática con este documento no es lo que dice en sí, sino lo que hay detrás, que es la cuestión política, que es buscar desmantelar al estado nacional, buscando deslegitimar la cuarentena. Este grupo de personas nombran a este documento como una carta-denuncia. Lo que es gracioso, si se quiere es que dicen que “como única explicación (de la cuarentena tan prolongada) se exhibieron logros parciales, al compararse erróneamente con otros países”. Esto es una gran mentira, desde el gobierno no se comparó con otros países, o en todo caso se tienen en cuenta  algunas medidas que han implementado en otros lugares.
El problema principalmente tiene que ver con lo que dicen los grandes medios opositores en la Argentina ,que citan y felicitan a países como Suecia, Alemania y Noruega, cuando en realidad las comparaciones utilizadas de esa forma no aportan nada, como dijo el Presidente De La Nación cuando se refirió al ejemplo de Suecia “La verdad lo que veo es que Suecia, con 10 millones de habitantes, cuenta con 3,175 muertos por el virus”, a lo cual añadió que “es menos de la cuarta parte de lo que la Argentina tiene. Es decir están proponiendo, es que de seguir el ejemplo de Suecia, tendríamos 13 mil muertos”.
Todo esto de la “infectadura” no es más que otro acto de las políticas anti-cuarentena. Esto es lo que realmente debería dar miedo, lo que estos “intelectuales” dicen es peligroso, porque incita al no cumplimiento de la cuarentena, incita a una rebelión. En estos momentos es lo peor que puede pasar, porque llama a la desobediencia a las medidas para luchar contra el Coronavirus, lo cual llevaría a un aumento significativo de los contagios. Quizá lo que deberían hacer estos personajes más que construir ideas en torno a la subjetividad de la sociedad, podría ser tratar de hacer una critica constructiva para poder mejorar las condiciones en la que transitan las personas el aislamiento, deberían plantearse dejar de dividir a la sociedad Argentina en dos para que se pueda salir adelante en conjunto porque más allá de las medidas, depende en gran medida de lo que la población decida hacer y hay mucha gente que se está cuidando, que está haciendo un esfuerzo enorme quedándose en sus casas desde hace casi tres meses para que todo haya sido en vano. Con esto de la “infectadura” no buscan más que tirar por la borda todo lo que se ha hecho hasta ahora.
En otra parte de la carta-denuncia se habla sobre las cuestiones económicas: Pérdida de puestos de trabajo, cierre de comercios minoristas, aumento de la pobreza. Esta es una realidad en la Argentina y ha medida que el virus siga estando presente y siga habiendo cuarentena va a seguir creciendo, lo que no se dice es que esto está afectando a todos los países afectados desde que comenzó la pandemia, que de hecho va a traer aparejada la crisis económica más grande desde la crisis del 30. Esto va ser un desafío para todos, la clave para poder sobreponerse al virus es no pensar en términos de salvar vidas o de salvar la economía sino en trabajar las dos cosas en conjunto, o sea implementar cuarentenas para reducir la movilidad de la enfermedad y en implementar desde el estado ayudas económica para que la gente que no tiene laburo, que fue despedida, entre otros cosas pueda seguir cuidándose en sus casa y tener un sustento económico para alimentarse o para su familia. En estos momento se trabaja en esto, pensemos en los aumentos en la tarjeta alimentar, en las asignaciones universales o en el bono del IFE. Seguramente estás medidas son insuficientes, pero estoy seguro de que el gobierno tiene la intención de trabajar para mejorar la situación.
Para cerrar, me parece interesante de analizar otro fragmento de la carta: “La democracia está en peligro. Posiblemente como no lo estuvo desde 1983", esto es de lo más preocupante porque se hace una comparación de dos contextos totalmente diferentes, estamos hablando de que antes de 1983 en Argentina había una dictadura militar, momento en el cual no había democracia y desaparecieron 30000 personas, ahora vivimos una realidad atravesada por una cuarentena ¿Dónde ven estás personas una relación entre ambas situaciones? Relación no hay ninguna, lo que buscan es boicotear al gobierno y a la cuarentena y realmente no les importa decir cualquier cosa con tal de lograr su objetivo, lograrlo por cualquier medio que sea necesario. Esta gente no es ningún chiste, todo lo que dicen es por algo y con un fin en particular y tienen el poder para lograrlo junto con la ayuda de los medios, por eso hay que tener cuidado con lo que dicen porque se te puede meter en la cabeza.
Cómo complemento a este análisis se puede tener en cuenta las declaraciones del filosofo Juan José Sebreli unos días antes, en el programa de TN "Solo una vuelta más".
undefined
youtube
4 notes · View notes
aunqueudselocrea · 4 years
Photo
Tumblr media Tumblr media
CASTAÑEDA,FILOSOFIA NAGUAL : ... Castañeda fue un antropologo   que estudio las leyendas de los Naguales que conservaban la sabiduría ancestral y la expansion de cnciencia a traves de experiencias con el Peyote y del Chaman Don Juan Mathus,a traves de una saga de novelas que cuentan el viaje iniciativo para conocer y dominar los mundos internos… Su obra reveladora y con mensajes misticos marco una epoca y aquí hacemos un repaso por su Vida y Enseñanzas y su colección de Libros para Descargar…
Biografia de CASTAÑEDA :
Carlos Castaneda, cuyo nombre completo era Carlos César Salvador Arana Castaneda, nació en Cajamarca, Perú, en 1925 y falleció en Los Ángeles, Estados Unidos, en 1998 a los 72 años.
Emigró a Estados Unidos en 1951 y cursó estudios de antropología en la universidad de UCLA (Los Angeles).
En 1968 consigue notoriedad con la publicación de su tesis, consagrada a una temporada mística pasada en el desierto de Arizona y de México.
l libro ("Las enseñanzas de don Juan") contaba su encuentro con un chamán mexicano, un viejo brujo indio Yaqui, Juan Matus, quien lo había iniciado en un mundo oculto de más de 2,000 años de antigüedad, gracias al recurso de alucinógenos.
La obra, se convirtió en un best-seller en el mundo entero en la época de la generación psicodélica de los años 60.
El indio yaqui -que más tarde ser convertiría el popular protagonista de los libros de Castaneda, don Juan-, había sido invitado a la universidad estadounidense por una profesora que por aquél entonces era compañera de Castaneda. Al no hablar el inglés, fue invitado a hospedarse en la casa de Castaneda, que le serviría de interprete, y entre ambos surgió una relación más próxima que la de un alumno y un conferenciante.
  Sin tener los estudios terminados Castaneda empezó a barajar la posibilidad de realizar estudio de campo con don Juan, en México. Alentado en la empresa por un profesor, y con el ánimo de estudiar el chamanismo desde dentro -no necesariamente desde los parámetros académicos de la antropología-, se lanzó en su intento.
  La leyenda sigue, y dice que don Juan, al regresar a su tierra, fue muerto -según se cuenta como represalia por haber revelado secretos de su cultura al hombre blanco. Así, cuando Castaneda bajó a México para dar con él, sus planes quedaron parcialmente truncados. Pero siendo la lectura una de las grandes aficiones de Castaneda, mundo que le apasionaba hasta consumirle, se empapó de libros de antropología, antiguas culturas, chamanismo y mitología que encontró por las bibliotecas de diversas ciudades latinoamericanas. Y a partir de ahí emprendiendo un trabajo que llegaría a ser conocido en el mundo entero, y que es una mezcla del 'antropólogo inocente' que a va a estudiar con un indio ignorante, y que acaba siendo él mismo el investigado, hasta llegar a emprender el arduo camino de convertirse en 'hombre de conocimiento'.
Desacreditado ante sus colegas universitarios celosos de su popularidad y polemicas hipotesis, continuó durante varios años su experiencia con alucinógenos, publicando numerosas obras como: "Una realidad aparte", "El fuego interior", "El arte de en soñar" y "Pases mágicos". Evitó sistemáticamente fotos y entrevistas y mantenía una gran vaguedad sobre los detalles de su existencia.
El autor tenía un conocimiento notable de los estados alterados de consciencia, de los efectos de las plantas visionarias y de formas de pensar de las culturas arcaicas del continente americano. Además, su habilidad con la pluma, los apuntes psicológicos de los personajes que desfilan por sus libros, la capacidad para mantener en vilo al lector, y el acierto de contactar con los desvelos e intereses de una época, acabaron por dar en el clavo y convertir su obra en un punto de referencia.
  Para acabar, mencionar que el personaje descrito por Castaneda no es un chamán en el sentido tradicional del término -o sea, una persona que se dedica a realizar sesiones en bien de la comunidad, o para sanar-, sino que representa una 'persona de conocimiento' que sigue su propio camino personal para descubrir y entrenarse, empleando plantas u otras técnicas, en su relación con el mundo, con su parte invisible y misteriosa.
Carlos Castaneda falleció el 27 de abril de 1998 de un cáncer de hígado en su domicilio de Westwood (California). Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas dispersadas en un desierto mexicano, según sus últimas voluntades.
OBRAS DE CASTAÑEDA :
El arte de ensoñar  
Estas palabras de Don Juan nos ofrecen una aproximación al libro: «El ensueño únicamente puede ser experimentado. Ensoñar no es tener sueños; tampoco es soñar despierto, ni desear, ni imaginarse nada. A través del ensueño conseguimos percibir otros mundos, los cuales podemos cietamente describir, pero no alcanzamos a describir lo que nos hace percibirlos...Sin embargo, podemos sentir cómo el ensueño abre esos otros reinos. Ensoñar parece ser una sensación, un proceso en nuestros cuperpos, una conciencia de ser en nuestras mentes.»
El conocimiento silencioso  
Octavo libro de la serie que se inició con Las enseñanzas de don Juan, en los que Castaneda narra su periodo de aprendizaje y maestría bajo la tutela de Don Juan, el enigmático hombre de conocimiento yaqui. Este libro se centra en conocimiento del 'intento'.
El don del águila  
Sexta obra de la serie de Las enseñanzas de don Juan, en las que Castaneda nos presenta su periplo de aprendizaje y maestría en el arte del nagual. Admirada por unos y considerada como una obra metafórica por otros, en este libro Castaneda se adentra en el conocimiento del mundo de los sueños para ganar una mayor libertad.
El fuego interno  
Este es el séptimo libro que escribió Castaneda sobre las enseñanzas de don Juan. Para algunos de los lectores de la obra de Castaneda este es el mejor de sus libros, con enseñanzas que más allá de lo antropológico, lo metafísico o lo metafórico pueden ayudarnos a desarrollar una nueva relación con el mundo.
El segundo anillo de poder  
Quinta entrega de la serie de enseñanzas de don Juan, narradas por Castaneda. En esta ocasión el autor emprende el camino 'por sí mismo' sin la presencia de don Juan, pero con el encuentro con otros aprendices de su maestro. Aunque no se encuentre entre los relatos más populares de la serie, sigue siendo un buen libro de alegorías y enseñanzas.
Las enseñanzas de don Juan ,Una forma yaqui de conocimiento  
Primer libro de una larga serie en la que el autor presenta el encuentro de un antropólogo inocente con un chamán yaqui, conocedor de las plantas maestras. Se narra, de forma novelada, el proceso de un universitario occidental que se adentra él mismo en el camino de conocimiento del indio.
Relatos de poder  
Cuarta entrega de la serie sobre las enseñanzas de don Juan. En esta serie se narra el encuentro de un antropólogo despistado con un indio yaqui -hombre de humor y de conocimiento. En este libro se introducen los conceptos del tonal y el nagual, así como el dominio en el acceso al mundo invisible.
Relatos de poder
Cuarta entrega de la serie sobre las enseñanzas de don Juan. En esta serie se narra el encuentro de un antropólogo despistado con un indio yaqui -hombre de humor y de conocimiento. En este libro se introducen los conceptos del tonal y el nagual, así como el dominio en el acceso al mundo invisible.
Una realidad aparte  
Segundo libro de la serie de conversaciones y aprendizajes de Castaneda con don Juan, el indio yaqui que adentra a nuestro 'antropólogo inocente' en el camino del hombre de conocimiento y del guerrero.
Viaje a Ixtlan  
Tercer libro de la serie de enseñanzas y conversaciones con Don Juan. Según muchos lectores de Castaneda, este es el mejor libro de la serie. Poético, espiritual y lleno de enseñanzas profundas y conversaciones magníficas.
Viaje a Ixtlán
Tercer libro de la serie de enseñanzas y conversaciones con Don Juan. Según muchos lectores de Castaneda, este es el mejor libro de la serie. Poético, espiritual y lleno de enseñanzas profundas y conversaciones magníficas.
SINTESIS DE LA ENSEÑANZA DE CASTAÑEDA :
El universo consta de dos mundos «paralelos», llamados el «tonal» (el mundo de las cosas materiales) y el «nagual» (el mundo no material).
Nosotros nos comunicamos con el mundo material a través de la así llamada «primera atención», es decir, a través de los órganos de los sentidos del cuerpo material. No obstante, para poder conocer el nagual, es necesario desarrollar «la segunda atención», es decir, la clarividencia.
También existe «la tercera atención», por medio de la cual uno conoce al Creador y a Su Manifestación llamada «Fuego» por Don Juan. Según la mitología compartida por los predecesores de Don Juan, el mundo está gobernado por la divina Águila universal. Esta era su noción de Dios y aunque parece fantástica, es monoteísta.
Esta Águila se alimenta de las almas humanas que dejan sus cuerpos materiales. Sin embargo, también concede a algunas personas la oportunidad de evitar su pico después de la muerte de sus cuerpos y obtener la inmortalidad. Lo hace a condición de que ellas, durante sus vidas, adquieran las facultades necesarias, se desarrollen como conciencias hasta el nivel requerido y acumulen el poder.
Este concepto contenía un elemento atemorizante que impulsaba a los practicantes a esforzarse en su autoperfeccionamiento. No obstante, Don Juan, así como Jesús, se opuso tenazmente a que las personas sostuvieran una actitud hacia Dios basada en el temor. Él decía que debemos ir al encuentro con Dios por «el sendero del corazón», es decir, por el sendero del amor. Es interesante que Don Juan haya llegado a esta comprensión independientemente de la influencia de otras tradiciones espirituales. Él no estaba familiarizado con las Enseñanzas de Krishna ni con las de Jesús, y tampoco leyó libros sufíes o taoístas. También es evidente que no leyó el Nuevo Testamento, ya que, de otro modo, seguramente lo hubiera citado.
Aquel que se decide a reclamar la inmortalidad debe convertirse primero en un «cazador» espiritual, pero no en un cazador que mata a su presa, sino en el «cazador» del conocimiento que va por «el sendero del corazón», es decir, que cuida y ama a la Tierra, así como a todas las criaturas que viven sobre ella.
Después de pasar la etapa de «cazador», uno puede llegar a ser un «guerrero» espiritual, es decir, aquel que «rastrea» el Poder (o Dios) esforzándose por acercarse cautelosamente a Él y conocerlo.
Don Juan a menudo enseñaba a Castaneda y a otros discípulos suyos durante caminatas en el desierto o en las montañas, en condiciones naturales y en contacto directo con el mundo multiforme que los rodeaba.
Por ejemplo, una vez ellos atraparon un conejo salvaje. Don Juan sabía que este conejo ya no debería vivir más en la Tierrasegún su destino y sugirió que Castaneda lo matara con  sus propias manos. Castaneda exclamó: «¡Yo no puedo hacerlo!». A lo que Don Juan objetó: «¡Pero habías matado animales antes!». «Pero los he matado con mi rifle, desde cierta distancia, sin verlos morir…».
Castaneda rehusó matar reflexionando por primera vez en su derecho ético a hacerlo y en los sufrimientos de una criatura al ser asesinada. No obstante, el conejo murió enseguida por sí mismo ante los ojos de Castaneda, porque, de hecho, el tiempo de su permanencia en la Tierra se había terminado.
En otra ocasión, Don Juan y Castaneda estaban caminando por una vía y vieron un caracol cruzándola. En el acto Don Juan empezó a explicar, usando aquella situación, la filosofía de la participación de una persona en los destinos de otras criaturas. De este modo Castaneda, al comienzo muy orgulloso por ser una persona erudita y civilizada, se persuadía cada vez más de que la verdadera sabiduría no le pertenecía a él, sino al anciano indígena, un gran Maestro espiritual que llevaba la vida de un cazador y de un guerrero espiritual en armonía con el mundo natural que lo rodeaba. Después de que los discípulos asimilaban los fundamentos de la ética y de la sabiduría, Don Juan procedía a enseñarles los métodos psicoenergéticos.
Cabe destacar que solamente unos pocos estudiantes fueron aceptados en la Escuela de Don Juan. Eran aquellos que ya tenían desarrolladas las estructuras energéticas del organismo (los chakras). Por supuesto, los indígenas no conocían palabras como «chakras» o «dantianes», en cambio, hablaban sobre éstos en términos de los segmentos en el «capullo» energético del ser humano.
En otras palabras, los discípulos que fueron aceptados en la Escuela ya habían realizado antes, principalmente en sus vidas pasadas en la Tierra, un extenso trabajo psicoenergético y, por ende, estaban psicoenergéticamente preparados para continuarlo y para aguantar el camino de cazador y de guerrero.
Esto permitió que ellos comenzaran sus entrenamientos no con el desarrollo y la limpieza de los meridianos y chakras, sino inmediatamente con el desarrollo de la principal estructura de poder en el organismo llamada hara* (o dantian bajo). Después del trabajo con el hara, llegaba la etapa de la división del «capullo» en dos partes (alta y baja), llamadas «las burbujas de percepción». ¿Por qué «burbujas»? Porque estas partes del «capullo», vistas por medio de la clarividencia, se parecen a dos burbujas. ¿Por qué «de percepción»? Porque uno puede percibir el tonal (el mundo material) y el nagual (el mundo no material) desde una u otra respectivamente.
La división del «capullo» en dos «burbujas de percepción» era considerada como un paso importante para las etapas posteriores de autoperfeccionamiento psicoenergético, con la particularidad de que uno debería aprender a llenar con la conciencia ambos «polos» del «capullo» dividido. Después se realizaba el trabajo para el desarrollo de «la burbuja baja de percepción». No obstante, uno podía empezar con esto sólo después de refinar la conciencia o, como se decía en la Escuela de Don Juan, después de limpiar la luminosidad del «capullo». Es decir, como en todas las otras Escuelas espirituales avanzadas, las técnicas para la refinación de la conciencia fueron enseñadas antes de que el practicante comenzara el proceso de su «cristalización». Sin embargo, Castaneda no describe métodos para «la limpieza de la luminosidad», excepto uno que consistía en inhalar el humo de una hoguera (lo que puede considerarse, más bien, como un chiste).
Gracias a la refinación de la conciencia y al trabajo con «la burbuja baja de percepción», los discípulos alcanzaban el estado de Nirvana (aunque ellos no lo llamaban así, puesto que no estaban familiarizados con este término sánscrito). Primero ellos aprendían la variante estática del Nirvana en el Brahman y después, la variante dinámica, en la cual conciencia «cristalizada» actúa de manera activa en las dimensiones sutiles y puede tocar a cualquier ser en la Tierra, para lo cual sólo se necesita tener la información sobre este ser.
Una vez Don Juan dio una palmada a Castaneda en la espalda (él a menudo usaba esta técnica para cambiar la posición del «punto de encaje», es decir, de la zona de la distribución de la conciencia), y Castaneda, preparado para esto mediante los ejercicios anteriores, entró en la variante estática del Nirvana en uno de los estados Brahmánicos. En aquel momento él, por primera vez, experimentó un estado de paz profunda, percibió a Dios y conoció que Dios es, en realidad, Amor.
Pero de repente Castaneda oyó la voz de Don Juan diciendo que este estado, aunque bello, no era lo que él debía anhelar en aquel momento. ¡Tienes que ir más allá! No pienses que éste es el límite de tus capacidades... Con estas palabras Don Juan instó a Castaneda, quien había conocido el éxtasis supremo del Nirvana, a no «apegarse» a aquel estado, sino a seguir. Al principio, Castaneda se ofendió y se enfadó con Don Juan, pero él fue inflexible: ¡tienes que ir más allá!
¿Y qué está más allá? Está la variante dinámica del Nirvana. Además, los discípulos de la Escuela de Don Juan Matus aprendían a experimentar el estado de Nirodhi, conocido en todas las Escuelas desarrolladas de buddhi yoga. Don Juan describió este estado en los términos específicos propios de su Escuela. Se trataba de «la fuerza rodante» o «la tumbadora». A los discípulos se les explicaba que existen olas de energía que ruedan constantemente hacia todos los seres y de las cuales estamos protegidos por nuestros «capullos». Sin embargo, es posible usar su poder para desplazarse a los mundos desconocidos, que son otras dimensiones espaciales. Para esto el practicante debía permitir que estas olas inundaran su «capullo». Entonces él o ella se convertía en «nada», su «yo» individual desaparecía.
Solamente después de haber alcanzado el estado de la desaparición en el Brahman, el discípulo podía conocer a Ishvara (o el Creador) y desaparecer para siempre en Él conquistando de esta manera la propia muerte. En otras palabras, como lo entendió Don Juan, uno no tenía que evitar el pico del Águila, sino, al contrario, entrar en el Dios-Poder universal.
Prestemos atención al hecho de que con la ayuda del Fuego es posible lograr la desmaterialización del cuerpo material, lo que Don Juan y sus compañeros hicieron. Hemos analizado las etapas principales del trabajo en la Escuela de buddhi yoga de Don Juan Matus. Estas etapas son iguales en todas las Escuelas de buddhi yoga y no dependen de su localización en la superficie de la Tierra, ni de su interconexión, ni de los idiomas y términos que se usan allí. Es así porque Dios guía según las mismas leyes a las personas que consagran sus vidas a Él y progresan en el Camino espiritual. Ahora examinemos con más detalle los métodos particulares del trabajo en la Escuela de Don Juan Matus. Estos métodos fueron descritos por Castaneda y pueden ser utilizados por nosotros también.
Podemos dividirlos en dos grupos: métodos preparatorios y métodos fundamentales. El primero de los métodos preparatorios es «la recapitulación». En esencia, es el mismo trabajo de arrepentimiento que existe en todas las religiones principales. «La recapitulación» se realizaba de la siguiente manera: los discípulos, normalmente durante un retiro de varios días, tenían que recordar todos los errores que habían cometido en sus vidas y revivir aquellas situaciones nuevamente, pero esta vez de una forma correcta. Para que ellos tuvieran más «interés personal» en este arduo trabajo, se les decía que durante «la recapitulación» recobrarían la energía malgastada en sus reacciones emocionales y actos incorrectos. Este truco no afectaba la calidad del arrepentimiento, porque su propósito principal, que consiste en asimilar las formas éticamente correctas de reaccionar y en aprender a no pecar, se alcanzaba a condición de la asiduidad de los discípulos.
Además, ellos tenían que destruir «el sentimiento de la importancia personal» y «el sentimiento de la autocompasión», cualidades que provocan una tremenda pérdida de la energía. Pues si una persona se siente muy importante y alguien atenta contra esta importancia con su actitud irrespetuosa, esta persona reacciona con una descarga emocional de resentimiento y cólera, o con otras emociones negativas. En este caso, la energía del organismo se malgasta intensamente.
He aquí un hecho interesante e instructivo de la biografía de Castaneda. A pesar de que él, después de publicar sus libros, se convirtió en millonario y podía llevar una vida libre de las limitaciones materiales, él y su compañera íntima, la Gorda, al terminar su aprendizaje en la Escuela de Don Juan, se emplearon, bajo nombres falsos, como sirvientes en la casa de un rico y sufrieron humillaciones, desde la rudeza hasta la alevosía de otros sirvientes. Castaneda y la Gorda lo hicieron para destruir completamente en ellos «el sentimiento de la importancia personal», para borrar sus «historias personales» y para adquirir la humildad. Pues, como lo escribió Castaneda, todo lo que pasa con un guerrero en el mundo material no es importante; lo único importante es su estado de conciencia.
¡De hecho, todo esto no tiene mayor importancia ante la Meta Suprema! Pero lo que sí tiene gran importancia es la facultad de ser «nada» y de no defenderme cuando alguien es injusto conmigo, sino de estar protegido, como lo enseñaba Don Juan. Y el estado de estar protegido surge siempre y cuando «yo no existo» y existe sólo Dios. Uno de los elementos preparatorios más importantes en la Escuela de Don Juan Matus era «la limpieza del tonal», que corresponde a la observancia de aparigraha en la ética del yoga hindú.
Nosotros ya hemos mencionado que Don Juan era una persona sabia y tenía la capacidad de explicar, en términos sencillos y de una forma comprensible, la mayoría de los asuntos filosóficos complicados. Además, él usaba para sus explicaciones ejemplos de la vida cotidiana. En aquella ocasión hizo lo mismo aclarando el principio de aparigraha a sus discípulos.
Los reunió, tomó un saco y puso adentro una radio, una grabadora y varias otras cosas que encontró en la casa. Después cargó el saco sobre la espalda de un discípulo, una mesa sobre la espalda del otro y los llevó a las montañas. En medio del valle les dijo que bajaran la mesa y vació el contenido del saco encima. Después les pidió que se pusieran a un lado y que dijeran qué estaban viendo.
Ellos empezaron a nombrar varias cosas: la radio, la grabadora y así sucesivamente. Entonces Don Juan se acercó a la mesa, empujó fuera de ésta todas las cosas y les preguntó otra vez qué estaban viendo. Sólo entonces los discípulos entendieron a Don Juan. Él quería que ellos vieran no sólo las cosas sobre la mesa, sino también la mesa misma y, más aún, el espacio alrededor y debajo de ésta. No obstante, los objetos sobre la mesa cautivaron su atención y les impidieron hacerlo.
De esta manera Don Juan demostró a sus discípulos que para conocer el nagual y luego a Dios, es necesario limpiar el tonal alrededor de uno mismo.
Quizás, sea oportuno recordar el ejemplo de la observación de este mismo principio en la historia del cristianismo: algunos monjes, a parte de libros e iconos, dejaban en sus celdas sólo ataúdes, para dormir en éstos y, además, para acordarse constantemente de la propia muerte, lo que les estimulaba a intensificar sus esfuerzos espirituales. También Don Juan enseñó a destruir los patrones rígidos de la vida material, por ejemplo, la observación estricta del régimen del día. ¿Con qué propósito? Para lograr la libertad. La destrucción de los patrones irrazonables de conducta, pensamiento y reacción, inculcados por la educación y las tradiciones, debe llevar a «la pérdida de la forma humana», es decir, al estado en el que uno aprende a actuar no según sus reflejos o por costumbre, sino de acuerdo con la necesidad objetiva.
«La pérdida de la forma humana» no es algo que se alcanza rápidamente mediante algún acto mecánico, como pensaban algunos discípulos de Don Juan, sino un proceso largo que se desarrolla paralelamente con la aproximación del practicante a Dios. Este proceso termina cuando esta persona aprende a ver todas las situaciones con los ojos del Creador.
Con todo, «la pérdida de la forma humana» no implica en absoluto que el practicante empiece a comportarse con rareza y en forma diferente a todos los demás en la sociedad. Pues esto inevitablemente provocaría conflictos con otras personas creando de esta manera obstáculos en el Camino. En segundo lugar, la conducta «provocativa» es, en muchos casos, una violación de la ley fundamental de la ética objetiva: el no hacer daño a otros seres. Por eso a los discípulos se les prescribía observar las normas convencionales de conducta, a veces ridiculizándolas en secreto y jugando en el llamado «desatino controlado».
Para ilustrarlo, un día Don Juan se quitó su ropa indígena usual y se puso un traje europeo inmaculado durante una visita al pueblo, dejando pasmado a Castaneda de esta manera. Además, Don Juan enseñaba a sus discípulos a hablar con otras personas usando un lenguaje que ellas pudieran entender. Por ejemplo, una vez él y Castaneda estaban sentados en una banca cerca de una iglesia y vieron como dos señoras, no muy ancianas, después de salir de ésta, vacilaban demasiado en descender unos pocos peldaños. Entonces Don Juan se acercó elegantemente a ellas y las ayudó a bajar, aconsejando adicionalmente que, en caso de caer en algún momento en el futuro, no se moviesen por ningún motivo hasta que llegara el doctor. Las señoras agradecieron sinceramente este breve consejo.
El siguiente método esencial de esta Escuela es acordarse de la propia muerte. Hoy en día la mayoría de las personas está acostumbrada a ahuyentar los pensamientos relacionados con su muerte, e incluso cuando se encuentran con el hecho del fallecimiento de otros, por ningún motivo quieren imaginar estar en su lugar. Se esfuerzan por convencerse de que todavía les queda mucho tiempo por delante. Pero si cada uno de nosotros se pregunta ahora: «¿Cuándo moriré yo?», la respuesta será una fecha muy lejana, aunque todos sabemos que las personas mueren a cualquier edad.
Don Juan, en cambio, propone imaginar que la muerte personificada está siempre al lado de cada uno de nosotros y que si uno mira atrás rápidamente sobre el hombro izquierdo, puede verla como una sombra que surge. «Por el momento, la muerte está sentada a tu lado en la misma estera, esperando un error tuyo», le dijo una vez a Castaneda. Y nadie sabe el momento en el que va a morir; por ende, no debemos tener ningún asunto inacabado en nuestras vidas.
Lo siguiente es lo que Don Juan dijo sobre la muerte:
«¿Cómo uno puede sentirse tan importante sabiendo que la muerte nos está acechando? »Cuando estés impaciente, lo que debes hacer es (…) pedir consejo a tu muerte. ¡Una inmensa cantidad de naderías desaparece con tal de que tu muerte te haga una señal o con tal de que alcances a ver su destello o con tal de que simplemente tengas la sensación de que tu compañera está allí, vigilándote! »¡La muerte es nuestra consejera sabia! (…) ¡Tienes que pedir consejo a tu muerte y dejar la maldita mezquindad de las personas que llevan sus vidas como si la muerte nunca las fuera a tocar!
»¡Si no te acuerdas de tu muerte, tu vida entera no será sino un caos personal! »(El guerrero) sabe que la muerte le está apurando y que no le va a dar tiempo para apegarse a algo (…). Y así, con la conciencia de su muerte (…) y con el poder de sus decisiones, el guerrero traza su vida de una forma estratégica; (…) y lo que escoge es siempre estratégicamente lo mejor. De esta manera cumple todo con gusto y con eficacia lujuriosa.
»La vida para un guerrero es un ejercicio de estrategia. »Si no se tiene en cuenta a la muerte, todo es ordinario, trivial. Sólo porque la muerte nos sigue acechando el mundo es un misterio sin principio ni fin. »Te queda muy poco tiempo, y ninguno para idioteces. ¡Espléndido estado! Yo diría que lo mejor de nosotros siempre sale a flote cuando estamos contra la pared, cuando sentimos que la espada se cierne sobre la cabeza. En lo personal, yo prefiero este estado y no viviría de ningún otro modo». Otra tarea importante que Don Juan señalaba a sus discípulos era aprender la «pausa mental» o, como ellos sabían decir, «parar el diálogo interno» (el primer término es preferible, puesto que además de los «diálogos internos», existen también los «monólogos internos»).
Esto era una condición necesaria para entrar al nagual. Pues uno puede hacerlo sólo a través de la meditación, y la meditación, como Osho muy bien lo dijo, es el estado de «no mente». En otras palabras, para aprender a sumergirse, como conciencia, en el nagual, es esencial aprender a detener, apagar la mente por algún tiempo. Con el fin de lograr la «pausa mental», Don Juan utilizó las siguientes técnicas:
1. El uso de las substancias psicodélicas. Sin embargo, debemos destacar que Don Juan recurrió a este método sólo al comienzo de su trabajo con Castaneda y que después lo dejó. En segundo lugar, aunque Castaneda estaba inmensamente agradecido a Don Juan por todo lo que había hecho por él, su hígado, como él mismo decía, aún estaba marcado con cicatrices. De aquí nos queda claro que no debemos seguir de ningún modo este ejemplo, sabiendo además que tenemos a nuestra disposición otros métodos, más eficaces y menos dañinos, de aprender la «pausa mental».
2. «Contemplar o mirar fijamente». Uno tenía que mirar algún objeto durante mucho tiempo y de manera fija, por ejemplo, las montañas, el agua que fluía, etc. Como resultado, «la primera atención» se agotaba y se desconectaba para que se active «la segunda atención».
3. La suspensión del cuerpo en las construcciones tipo columpio durante mucho tiempo. Como resultado de estos entrenamientos, el practicante alcanzaba el estado conocido en el yoga chino como «wu wei» o «la no acción»; es decir, «la no acción» en el plano material, cuando la mente (o manas en sánscrito) se detiene y surge la posibilidad para la meditación y para la actividad de la conciencia (o buddhi en sánscrito). Pues manas y buddhi no son compatibles en el sentido de que no pueden actuar simultáneamente. (Esto no significa que una persona sin cuerpo o en el estado de meditación pierde la razón. No. La conciencia «cristalizada» y desarrollada puede pensar; sin embargo, lo hace de otra manera, no de la manera terrenal).
Otra técnica excepcional, elaborada en esta Escuela por los predecesores de Don Juan, era la interacción intencional con las personas tiranas. Esta técnica fue usada para pulir «la impecabilidad del guerrero» o, en otros términos, la facultad de seguir principios éticos y observar la conducta objetivamente correcta en las situaciones extremas. En el pasado, Don Juan mismo fue enviado por su maestro a trabajar bajo las órdenes de un feroz capataz tirano para semejante entrenamiento. Se creía que tales personas tiranas eran muy raras en México y encontrar a una se consideraba como una gran suerte para los guerreros.
A continuación enumeramos los métodos del trabajo psicoenergético usados en la Escuela de Don Juan:
1. Limpieza de la luminosidad interna (es decir, la refinación de la conciencia).
2. El uso de los sitios de poder, lugares energéticamente significativos para las personas y propicios para aprender unas u otras meditaciones.
3. «El ensueño». A este método se le prestaba mucha atención en el trabajo de la Escuela. ¿Qué es? ¿En qué consiste? Un gran número de personas, después de leer los libros de Carlos Castaneda, intenta usar su sueño nocturno para este tipo de entrenamientos; sin embargo, no obtienen mayor resultado. ¿Por qué? Porque no es así cómo se debe hacer. «El ensueño», en este caso, significa lo mismo que la meditación.
Esta palabra fue usada por los indígenas centroamericanos, dado que ellos no estaban tan familiarizados con los términos comúnmente aceptados en otros países y tuvieron que encontrar sus propias palabras para designar algunos fenómenos, técnicas y objetos claves de la práctica espiritual. Así nació el término «ensoñar», debido a que las imágenes meditativas a veces, de hecho, tienen similitud con las imágenes que uno ve en los sueños.
Los entrenamientos especiales en «el ensueño» permitieron a los discípulos, después de separarse de sus cuerpos, correr sobre las paredes, subir por los rayos de energía («las líneas del mundo») y así sucesivamente.
4. Aprender a actuar de una forma correcta en las situaciones mágicas extremas, creadas intencionalmente por el preceptor. Para esto fueron usados los defectos de los discípulos. Por ejemplo, cuando uno de ellos todavía tenía la inclinación a atacar egoístamente a otras personas, le sugerían que participara en una lucha de magia (la cual, según la intención del preceptor, perdería de antemano), lo que resultaba beneficioso para todos los participantes.
5. El desplazamiento del «punto de encaje» que tenía lugar debido al impacto energético del preceptor (esto fue llamado «la palmada del nagual»*).
6. La práctica de nivelar (alinear) las «emanaciones» energéticas dentro del «capullo» con las «emanaciones» exteriores de las dimensiones espaciales más altas.
7. El trabajo con el hara para desarrollar el poder.
8. El uso de los «aliados» (es decir, de los espíritus). Esta práctica tenía dos variantes. La primera consistía en «domar» a los espíritus, que debían, según el plan, convertirse en los ayudantes y protectores del brujo. Tanto Don Juan como su amigo Genaro tenían tales «aliados» al comienzo de su búsqueda espiritual. Sin embargo, debemos advertir que esta es una práctica errónea y peligrosa que de ningún modo debe ser imitada. A propósito, tanto Don Juan como Genaro la dejaron después.
La otra variante del trabajo con los «aliados» consistía en cazarlos. No sorprende que tal tendencia apareciera entre los indígenas que vivían en contacto permanente con la naturaleza.
Así, en algún momento se les explicaba a los discípulos que se encontrarían inevitablemente con un «aliado» de apariencia humana masculina que los desafiaría. El discípulo podía perder en aquel duelo abriéndole la puerta al miedo, pero también podía ganar. En el último caso, obtendría el poder de aquel espíritu.
Sabiendo esto, los discípulos se preparaban para aquella lucha, que podía tener lugar en cualquier momento, y desarrollaban de esta manera la vigilancia y otras cualidades necesarias para los guerreros.
Basándose en este juego educativo, ellos también realizaban el trabajo dirigido al desarrollo de sus «burbujas bajas de percepción». Para resumir todo lo antedicho, analicemos brevemente las secciones principales de las Enseñanzas de Don Juan Matus, las que tienen muchos elementos teóricos y prácticos valiosísimos.
Don Juan distinguió las tres secciones: a) el arte del acecho b) el arte del intento y c) el arte de la conciencia. En la examinada tradición espiritual indígena, el arte del acecho inicialmente significaba saber pasar desapercibido entre las personas que no te entienden* y alcanzar tu Meta.
No obstante, gracias a la contribución especial de Don Juan, más tarde este concepto fue ampliado considerablemente y empezó a abarcar también el acecho de los propios defectos (cualidades negativas o imperfecciones). Hemos hablado bastante de esto. Aquí sólo permítanme repetir una fórmula excelente dada por Don Juan: Dios (o, usando su lenguaje, el Poder) nos da según nuestra impecabilidad. En otras palabras, Dios permite que nos acerquemos a Él y nos sumerjamos en la felicidad creciente de la Unión con Él a medida que nos perfeccionamos éticamente.
La segunda sección es el arte del intento. «El intento», en este contexto, es lo mismo que «el anhelo de alcanzar» la Meta Suprema. Un verdadero guerrero, en el sentido de la palabra de Don Juan, es aquel que posee un «intento» correctamente desarrollado.
La tercera sección es el arte de la conciencia o, lo que es lo mismo, el buddhi yoga. Hemos visto una vez más que Dios guía a todas las personas que han alcanzado un cierto nivel de madurez en su psicogénesis* usando un modelo metodológico unificado. Esto no depende del país ni de la cultura religiosa en la cual ellas vivan. Nosotros también debemos estudiar estos principios y tendencias y aplicarlos a nosotros mismos y a las personas que nos siguen.
FRASES DE CASTAÑEDA EN SUS OBRAS :
“La confianza de un guerrero no es la confianza del hom­bre común. El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mis­mo”.
“Gastamos la mayor parte de nuestra energía sosteniendo nuestra importancia… Si pudiéramos perder parte de esa importancia, nos sucederían dos cosas extraordinarias. Una, liberaríamos la energía que se mantiene atada alimentando la idea ilusoria de nuestra grandeza; y dos, nos proveeríamos de suficiente energía para vislumbrar la grandeza real del Universo”.
“Si no crees que tu vida va a durar para siempre, ¿qué cosa esperas? ¿Por qué titubeas en cambiar?”.
“Todo es igual y por lo tanto sin importancia. Por ejemplo, no hay manera de decir que mis actos son más importantes que los tuyos, o que una cosa es más esencial que otra; por lo tanto, todas las cosas son iguales, y al ser iguales carecen de importancia”.
“No te desperdicies en disculpas, no tienes poder para cancelar tus actos”.
“Un camino sin corazón nunca es disfrutable. Hay que trabajar duro tan sólo para tomarlo. En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace trabajar por tomarle gusto”.
“Cualquier acto obligatorio que uno hubiese tenido que ejecutar era, de hecho, el más adecuado en las circunstancias”.
“Saber no es poder. El poder depende de la clase de saber que se tenga. ¿De qué sirve saber cosas que no valen la pena?”
“Para borrar la historia personal es necesario: perder la importancia, asumir la responsabilidad y usar a la muerte como consejera”.
“Ahora nos importa perder la arrogancia. Mientras te sientas lo más importante del mundo, no puedes apreciar en verdad el mundo que te rodea. Eres como un caballo con anteojeras: nada más te ves tú mismo, ajeno a todo lo demás”.
La búsqueda de la libertad es la única fuerza que yo conozco. Libertad de volar en ese infinito. Libertad de disolverse como la llama de una vela, que aun al enfrentarse a la luz de un billón de estrellas permanece intacta, porque nunca pretendió ser más que lo que es: la llama de una vela
Los seres humanos son una comunidad de filamentos de energía, luminosos, ilimitados.
Primero, este es un mundo de energía, y después, un mundo de objetos. Si no empezamos con la premisa de que es un mundo de energía, nunca seremos capaces de percibir energía directamente.
La clave está en lo que se enfatiza. O nos hacemos infelices o nos hacemos fuertes. La cantidad de trabajo es la misma.
La diferencia básica entre un hombre ordinario y un guerrero es que el guerrero toma todo como un reto, mientras que un hombre ordinario toma todo como una bendición o una maldición.
un guerrero siempre debe tener presente que un camino es sólo un camino; si siente que no debería seguirlo, no debe permanecer en él bajo ninguna circunstancia. Su decisión de mantenerse en ese camino o de abandonarlo debe estar libre de miedo o ambición. Debe obser­var cada camino de cerca y de manera deliberada. Y hay una pregunta que un guerrero tiene que hacerse, obligatoriamente: ¿Tiene corazón este camino?
El mundo es incomprensible. No vamos a entenderlo nunca, no vamos a desentrañar sus secretos nunca. Por lo tanto, debemos tratar al mundo tal como es: un gran misterio.
Sentirse importante lo hace a uno pesado, torpe y vano. Uno necesita ser ligero y fluido.
En estos libros no está el conocimiento, lo que hay en ellos son índices. Tú tienes que ser capaz de poner en práctica lo que sugieren para conocer lo que los índices indican. Tienes que caminar con tus propios pies, en la dirección que señalan, para corroborar por ti mismo y vivir el conocimiento al que se refieren.
Enfadarse con la gente significa que uno considera que los actos de los demás son importantes. Es imperativo dejar de sentir de esa manera. Los actos de los hombres no pueden ser lo suficientemente importantes como para contrarrestar nuestra única alternativa viable: nuestro encuentro inmutable con el infinito.
Un guerrero debe cultivar el sentimiento de que tiene cuanto necesita para ese viaje extravagante que es su vida. Lo que cuenta para un guerrero es estar vivo. La vida es suficiente y completa en sí misma, y por sí misma se explica.
Su razón hace que los seres humanos olviden que la descripción del mundo es tan sólo una descripción, y antes de que se den cuenta, han atrapado la totalidad de sí mismos en un círculo vicioso del cual raramente escapan durante su vida.
El mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron.
El arte de ensoñar es la capacidad de utilizar los sueños ordinarios y transformarlos en conciencia controlada, en virtud de una forma especializada de atención denominada la atención de ensueño.
Cuando un guerrero deja de tener cualquier clase de expectativas, las acciones de la gente ya no le afectan. Una extraña paz se convierte en la fuerza que rige su vida. Ha adoptado uno de los conceptos de la vida del guerrero: el desapego.
Los seres humanos tienen dos lados. El lado derecho abarca todo lo que el intelecto es capaz de concebir. El lado izquierdo es un ámbito de carac­terísticas indescriptibles, un ámbito para el que no caben palabras. El lado izquierdo es comprendi­do ‑si es comprensión lo que tiene lugar‑ con la totalidad del cuerpo. De ahí que se resista a la con­ceptualización.
Los guerreros saben que cuando el inventario de una persona corriente falla, o bien la persona amplía su inventario o bien se derrumba el mundo de la imagen de sí mismo. Las personas corrientes son capaces de incorporar nuevos elementos a su inventario siempre y cuando esos nuevos elemen­tos no contradigan el orden básico de ese inventa­rio. Pero si los elementos contradicen dicho orden, la mente de la persona se derrumba. El inventario es la mente. Los guerreros lo tienen en cuenta cuando intentan romper el espejo de la imagen de sí mismos.
“Si su espíritu está deformado, simplemente debe arreglarlo, depurándolo y perfeccionándolo, porque no hay en la vida una tarea más digna de emprenderse. No arreglar el espíritu es buscar la muerte, y eso es igual que no buscar nada, porque la muerte va a alcanzarnos de todos modos. Buscar la perfección del espíritu del guerrero tolteca, es la única tarea digna de nuestra transitoriedad y de nuestra condición humana”.
“Un guerrero tolteca ya se considera muerto, así que no tiene nada que perder. Lo peor ya le ha pasado; por tanto, se siente tranquilo y sus pensamientos son claros.
“Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras.
“El mundo es insondable. Y también lo somos nosotros, así como todos los seres que existen en este mundo”.
“Los seres humanos son perceptores, pero el mundo que perciben es una ilusión: una ilusión creada por la descripción que les contaron desde el momento mismo en que nacieron. Así pues, el mundo que su razón quiere soste­ner es, en esencia, un mundo creado por una descripción que tiene reglas dogmáticas e inviolables, reglas que su razón aprende a aceptar y a defender”.
“El mayor enemigo del hombre es la importancia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendido por lo que hacen o dejan de hacer sus semejantes. ... SEMEJANTE SABER NECESITA LA SAGA DE LIBROS COMPLETOS PARA PROFUNDIZAR,QUE AQUI TIENEN EN ESTE ENLACE GOOGLE DRIVE EN FORMATO PDF
Tumblr media
https://drive.google.com/drive/folders/0B53lYPgqQap_ZC1BX2lCSU5pMnM?usp=sharing
1 note · View note
esuemmanuel · 6 years
Text
La Fachada.
Primera Parte
Segunda Parte
Tercera Parte
Cuarta Parte
Quinta Parte.
Sexta Parte.
VII.
Creo que no había dormido tan bien como esa noche, descansé como un bebé, todo era silencio y paz, no había nada que me perturbara; todo era perfecto, hasta el canto de las aves que se paseaban por las ventanas. ¿Hace cuánto que no escuchaba tan claro el murmullo de la vida sin esos pestilentes ruidos que me acosaban cuando había aliento en ellos? No podía ser más feliz. Así, con esa desbordante alegría, me puse de pie y comencé el día. Era lunes, primer día de la semana, debía llegar antes de las siete a la compañía, y lo hice. El viento me parecía diferente, el color del cielo; tan azul y simple, parecía hablarme con esos esbozos blancos que eran las nubes en lo alto. No podía ser más fascinante. Al llegar a la oficina, me dirigí al cubículo de Rebeca, la miré como si fuese la primera vez, con el amor desbordándose por mis ojos y el gozo tremendo de saberla ahí. Me saludó con una sonrisa tan amplia; tan viva y tan exquisita que me fue inevitable suspirar como un adolescente. ¿Qué tenía? ¿Cuál era su secreto? ¿Cómo es que me tenía así, tan loco, tan perdidamente enamorado, tan enajenado de su presencia? Era algo tan incomprensible hasta para mí. Me había vuelto su esclavo, su títere, su hombre, y no me quejaba por ello; al contrario, el poder que tenía sobre mí era lo que me hacía respirar. No pude acercarme a darle un beso, pero nos dijimos con la mirada todo lo que nuestros labios anhelaban y que, en ese momento, por cuestiones de moral y ética laboral, no podíamos expresar abiertamente. Caminé en dirección a mi oficina sin apartar de mi mente esa sonrisa que Rebeca pintó en mis labios sin tocarme, estaba vuelto loco y los compañeros de trabajo lo percibían; me miraban y me saludaban de manera jovial, algunos me hicieron comentarios que rayaban en lo cómico, los cuales me provocaron reír. Fue un muy buen comienzo de jornada hasta pasadas dos horas; ahí comenzó a golpearme la realidad.
Llamadas constantes a mi celular, una tras otra, parecía que se habían vuelto locos mis vecinos, ya que eran ellos los que habían comenzado a marcarme. No respondí, silencié el dispositivo y traté de continuar con mi trabajo, sin embargo fue complicado dejar de mirar a la pantalla del aparato parpadear. Tomé un respiro mientras me puse de pie, caminé de un lado a otro dentro de mi oficina, pidiendo que cesaran las llamadas y, por un momento, pareció que mi deseo había sido escuchado. El celular dejó de vibrar. Me pasé las manos por el rostro tratando de calmar la ansiedad que me estaba haciendo mella. No podía fingir, me sentía atrapado, pero trataba de no aparentarlo. Volví a tomar asiento frente a la computadora e, inconscientemente, volteé a mirar la fotografía que yacía a la izquierda del monitor; helas ahí, enmarcadas en un "para siempre", mis hijas y mi mujer, sonriéndome como si siguiesen con vida. Un escalofrío me recorrió de los pies a la cabeza, tragué saliva y apreté los ojos. De repente, deseé que todo fuese una pesadilla; no más llamadas al celular, no más ansiedad recorriéndome las extremidades, no más amargura haciéndose hiel en mi boca, no más temor a cometer un error, no más ficción... ¡no más nada! Pero, no podía cambiar el fluir de las cosas, ya no... Había tomado una decisión y era necesario seguir adelante, por mi libertad y el amor que me consumía.
Llegó el medio día e, ingenuamente, pensé que habían terminado las llamadas. Quise salir a conversar un rato con Rebeca para tranquilizarme, pero el hecho de pensar en ello me ponía aún más nervioso. Fue así que tomé el celular y revisé el número de llamadas que había tenido a lo largo de la mañana, fue en ese preciso momento que recibí la llamada de un número desconocido. No sé qué me pasó, pero respondí de manera automática, como si hubiese estado esperando por ese repiqueteo. Del otro lado, la voz de un hombre se hacía escuchar, lo supe aun antes de que lo dijera; era policía y estaba frente a mi casa, con mis vecinos, cuestionándose preocupados en dónde es que estaba mi mujer ya que ninguna de sus amistades parecía estar al tanto de su paradero, así como tampoco había nadie en mi casa que pudiera dar respuesta. El oficial se portó paciente y comprensivo, pero me exigió me presentara en mi casa para darle, al menos, una razón coherente de lo que estaba pasando; le dije que llegaba en una media hora y colgué. ¿Qué más podía hacer? Me tragué mis propias verdades y di paso a una actuación más, no era algo que no pudiera hacer, estaba acostumbrado a fingir ya.
El tiempo se acortaba, sucumbían los segundos ante el andar de la camioneta en la que iba a mi casa, las luces rojas se olvidaron de aparecer, no había nada que pudiera poner en pausa el suceder de las cosas, y yo que ya no podía desear más que no llegar a mi destino. Al llegar, estacioné casi frente a la casa de mis vecinos, los mismos que vi al llegar; me esperaban con ansiedad, se les miraba al caminar, más a ella, a la buena amiga que no se despegaba para nada de mi mujer. ¿Cómo pude pasar por alto ese hecho? Bajé de la camioneta y fui, directamente, a la portezuela trasera para hacerme de la llave que abría la puerta del garaje. Caminé con relativa calma hacia el oficial y lo saludé con un fuerte apretón de manos; me repitió lo que me había dicho por teléfono, estaba ahí por mis vecinos, ya que mi mujer había quedado de verse con la vecina una vez que dejara a las niñas en la escuela, sin embargo, al no recibir respuesta alguna de ella y al ir a tocar a la casa, después de percatarse de que sus sandalias estaban en la puerta del patio trasero, se les hizo sospechosa su repentina ausencia. Todo parecía decir que estaba ella en casa; su auto y la camioneta que usábamos al salir en familia, ahí estaban, excepto ella y las niñas. Se me vino el mundo encima, pero continúe con el engaño, abrí el portón y, como si hubiese abierto la compuerta de una presa, entraron los vecinos y el oficial a mirar y revisar, respectivamente, el interior de la casa. Ignoro qué fue lo que pensé en ese momento, sólo recuerdo que todo pasó en cámara lenta; el oficial detrás de mí, preguntándome si tenía problemas con mi esposa, si no sabía de verdad en dónde estaba y si se había llevado con ella a las niñas, revisó lo que pudo de las habitaciones mientras, en mi desconfiada indiferencia, me perdía en mensajes de texto entre Rebeca y yo. La vecina lloraba en su angustia al tanto que su esposo miraba por toda la casa buscando algo que le dijera lo que había pasado con mi mujer. Los odié por su imprudencia, por su necedad, por su falta de respeto; ahí estaban, dándose el derecho de preguntar por la que había sido mi mujer como si tuviesen más responsabilidad por ella que yo. El oficial, al terminar de revisar la casa, se puso frente a mí y comenzó con la interrogación. En mi ficción, le fui sincero. Le dije que no sabía a dónde se había ido mi mujer, desconocía su paradero y, en mi aparente desasosiego, le mostré el celular de mi esposa; el cual, le dije, había dejado en casa, quizás, para no ser localizada. Ilusamente, creí que me creyó, pero mis vecinos seguían insistentes, le comentaron al oficial que el vecino de la casa contigua tenía cámaras de vigilancia y le metieron la idea de revisarlas; quizás, ahí podrían encontrar la respuesta. El suelo se me resquebrajó bajo los pies, el corazón me latía en las orejas, la garganta se me cerraba y la respiración se me complicaba y, a pesar de todo, no sudaba, estaba hecho hielo.
Salimos en dirección a la casa del vecino, el mismo que yacía en su puerta mirando lo que pasaba en mi casa; se le veía inquieto. El oficial le comentó el problema y la necesidad que tenía de revisar las imágenes que haya captado su sistema de seguridad. Sin poner objeción alguna, el vecino nos dejó pasar, nos guió por la estancia hasta llegar a la sala de televisión; ahí, encendió la pantalla y comenzó a buscar en los archivos los vídeos de la fecha en la que estábamos. Como era de esperarse, en la grabación que iba de ese día lunes, sólo aparecía yo al salir temprano hacia mi trabajo, de mi esposa ni hablar, no aparecía ni ese día, ni el anterior. Esto orilló al oficial a pedirle que se fuese a la grabación del sábado. Sin titubear, le comenté al oficial que mi esposa había salido de viaje y que había llegado a la media noche del Domingo. Sin pensarlo, le dio la orden al vecino que pusiera, una vez más, la grabación del Domingo, pero empezara por la madrugada. Fueron los minutos más agonizantes de mi vida. Vimos llegar a mi mujer a casa a la 1:30 a.m., no recapacité, la razón me había enmudecido, las emociones se me secaron, nunca me había sentido tan muerto. De pronto, en mis ojos se dibujaron esas imágenes, me estaba viendo desde afuera, esa madrugada del Domingo, sacando maletas de la casa para meterlas a la camioneta. Me llevé las manos a la nuca, respiré profundo, pero el aliento no me alcanzaba. ¿Estaba perdido? ¿Todo había terminado? ¿Ése era el fin de mi sueño con Rebeca? Quise desaparecer, esconderme, refugiarme en algún lugar lejos de ese mundo que parecía arrastrarme, no podía dejar de fingir ni aun con ella muerta, seguía exigiéndome aparentar ser algo que no quería y yo me mantenía cayendo como todo un ignorante. Escuché lejanamente la voz del oficial que me preguntaba qué hacía a esa hora del Domingo y qué tanto cargaba en la camioneta, lo volteé a mirar, pero no lo vi a los ojos; mi mente estaba en el vacío. "Herramientas que requería ese día en el trabajo", le respondí. Era suficiente. El oficial no ahondó más, no podía hacerlo, no había pruebas suficientes para señalarme como sospechoso. Se retiró, no sin antes decirnos que, al paso de 72 horas, si no se sabía nada aún de mi esposa ni de las niñas, iban a comenzar a darlas como perdidas e iban a iniciar la investigación correspondiente. Me miró fijamente, casi pude leer en sus ojos lo que en realidad pensaba de mí, pero no cedí... Asentí y le di las gracias.
— Esu Emmanuel©
157 notes · View notes
vanslexen · 5 years
Text
Una vida que jamás ocurrió
Les comparto un fragmento de mi primer obra. Me gustaría saber cuál es su opinión.
Capítulo 1
Hoy me desperté cuatro de la mañana. Me surgió una duda que hace muchos años un niño de diez años me hizo. ¿Qué pasaría si un día estas en un bote de pesca y asomas la cabeza al agua y te vez a ti mismo arriba del bote?
En ese tiempo le respondí bastante ignorante, sobre que era su propio reflejo. Pero el insistió en la pregunta y me explicó más detallado. No acabas de entenderme, Tú estás adentro del agua y te vez a ti mismo arriba en el bote, tu cuerpo está inerte arriba, pero tu alma o lo que sea que esté mirando desde abajo se puede mover libremente.
Yo le contesté que eso sería traspasar las leyes de la física y que se abriría una cuarta o quinta dimensión, donde podríamos viajar a cualquier parte de mundo o quizás de la galaxia, pero era una idea muy descabellada e irreal. Pero el pequeño no se quedó contento con mi respuesta y lo entiendo, es una pregunta muy rebuscada y él quería encontrar una respuesta concreta, algo que despejara su duda, pero en vez de eso, encontró una respuesta bastante ignorante. No sé qué tanto sabía ese niño, que tanto había leído para hacerse ese tipo de preguntas, pero en esa época tampoco me intereso. También yo era un joven diecisiete años que se concentraba en gustarle a las chicas y la calentura del momento y que jamás se hacía ese tipo de preguntas. Pero hoy a mis veinticuatro años, un poco más maduro, esa pregunta tiene más sentido y a la vez más misterio.
¿Por qué hasta ahora me intereso esa pregunta? Me pregunté a mi mismo, pero no obtuve respuesta alguna. Intente dormir pero no lo conseguí, seguía pensando en esa misma pregunta. Hora tras hora, el reloj avanzaba y yo no podía conciliar el sueño. Me levanté y entré al baño, llene mi bañera casi hasta llenarse. No sabía si iba a funcionar o simplemente estaba tan obsesionado con esta idea, que haría hasta lo imposible por verificar su veracidad. Me puse de rodillas, asomé mi cabeza y me quedé mirando mi reflejo por varios minutos, al cabo de diez minutos mirando fijamente, mi reflejo me guiño el ojo. ¿En verdad estaba pasando? tal vez había sido una alucinación o un espejismo. No podía ser cierto. Volví a intentarlo, misma cantidad de minutos, pero esta vez no pasó nada. Todo había sido una alucinación, creación de mi mente por querer encontrar repuestas. Como iba a creer que todo era cierto, tan solo había sido una pregunta imaginaria de un niño de diez años. Volví a mis deberes, pero a pesar que ya había comprobado que nada era verdad, aún no salía de mi cabeza esa torpe idea.
Así que por la noche estuve investigado sobre el tema, pero lo más cercano que encontré, es sobre el desdoblamiento astral o viaje astral. Según los textos leídos, es una experiencia donde la persona involucrada puede sentir que su alma por así decirlo de alguna manera se desprende de su cuerpo, levita sobre el aire y puede proyectarse a otros sitios, algunos logran ver su cuerpo inerte, mientras experimentan el desdoblamiento astral.
No sabía si todo esto también era real, pero había varios testimonios que afirman a ver logrado un viaje astral. Así que lo intenté. Lo intenté esa misma noche pero no funcionó, lo volví a intentar a la noche siguiente y tampoco funcionó. Me concentré, leí libro tras libro, donde explicara cómo se logra hacer un viaje astral y nada funcionaba. Intenté muchas veces despertar mi alma o lo que sea que se desprenda y mi etapa REM, pero nada funcionaba. Tan solo despertaba desilusionado por no haberlo logrado. Así duré más de dos semanas noche tras noche intentando que todo esto funcionara, pero la desesperación, la frustración de no conseguir nada, hacia que mi cuerpo se debilitara. Se me notaba el cansancio en mi mirada, mi cuerpo estaba agotado por la falta de sueño. A pesar de que dormía siete horas estaba cansado.
La única opción lógica. Al menos para mí, fue emprender un viaje al amar, así podría por fin encontrar respuestas, a esta tormenta que me estaba matando. Tomé una maleta, unas pocas de pertenencias y me fui en busca de respuestas.
Tumblr media
1 note · View note
uncorazonvigilante · 5 years
Text
DE LAS COSTUMBRES DE LA IGLESIA CATOLICA y DE LAS COSTUMBRES DE LOS MANIQUEOS (LIBRO PRIMERO)
LIBRO 1: DE LAS COSTUMBRES DE LA IGLESIA CATÓLlCA Es necesario poner al descubierto los artificios de los maniqueos. Dos artificios que principalmente utilizan para seducción de los ignorantes. I.1. He tratado suficientemente, a mi parecer, en otros libros sobre el modo de rebatir los ataques que, con tanta impiedad como ineptitud, dirigen los maniqueos contra la Ley o Viejo Testamento, y como es vana la jactancia que ellos afectan en medio de los aplausos del vulgo ignorante. De lo cual puedo también aquí hacer brevemente mención. ¿Qué hombre, por poco razonable que sea, no comprenderá que para la interpretación de las Escrituras se ha de acudir a los que tienen profesión de enseñarlas, y que puede suceder, o mejor dicho, sucede siempre, que muchos pasajes parezcan ridículos a inteligencias poco desarrolladas, mientras que, si hombres más sabios los explican, aparecen admirables y se reciben con tanta mayor satisfacción cuanto se ve era más difícil descubrir el pensamiento? Esto es lo que pasa con alguna frecuencia en los libros santos del Testamento Antiguo cuando el que encuentra allí materia de escándalo se dirige a un doctor piadoso, más bien que a un impío censor, y con tal que desee más averiguar que no satirizar. En su deseo de instruirse podrá quizás dar con obispos, sacerdotes y otros ministros de la Iglesia católica que se guarden con cautela de descubrir a todos indistintamente nuestros misterios o con quienes, contentos con la sencillez de la fe, no se imponen el sacrificio de sondear sus profundos secretos. Pero no deben nunca desesperar de encontrar allí la verdad, donde ni todos los que la exigen son capaces de enseñarla, ni todos los que la piden son siempre dignos de aprenderla Dos cosas son necesarias: diligencia y piedad; la primera nos conducirá a los que verdaderamente posean 1a ciencia y la otra nos hará merecedores de adquirida. 2. Los maniqueos usan principalmente de dos artificios para seducir a los sencillos y pasar ante ellos como maestros: uno, la censura de las Escrituras, que entienden o pretenden entender muy mal; y el otro, la ficción de una vida pura y de continencia admirable. Yo he resuelto, en consecuencia, tratar de la vida y costumbres de la Iglesia católica; y comprenderá quien lo leyere qué fácil es simular la virtud y qué difícil poseerla con perfección. Mi palabra irá ungida de moderación, y me guardaré, sobre todo, de hablar de sus desarreglos, que me son bien conocidos, con la severidad y dureza que ellos emplean contra lo que no conocen; mi deseo más vehemente es sanarlos más bien que combatirlos. Presentaré únicamente los testimonios de las Escrituras, que están obligados a creer; no invocaré más que el Nuevo Testamento, y aun todavía daré de lado los testimonios que dicen ser interpolados cuando se les aprieta de tal forma que les es la salida muy angustiosa y difícil; limitándome únicamente a los que se ven forzados a admitir y aprobar. Lo que haré, eso sí, no dejar ningún pasaje de la doctrina de los apóstoles sin su comparación con el correspondiente texto del Antiguo Testamento, para que, despojándose de esa pertinacia, en la defensa de sus locuras, si quieren despertar de su sueño y acercarse a la luz de la fe cristiana, puedan ver cuánto deja que desear su vida para ser vida cristiana y cuán verdadero es ser la Escritura que ellos censuran la Escritura de Jesucristo. Se apoya primero en la razón que en la autoridad, por condescendencia con el vicioso método de los maniqueos II. 3. ¿En qué me apoyaré primero, en la razón o en la autoridad? El orden natural es que, cuando aprendemos alguna cosa, la autoridad preceda a la razón. La razón, en efecto, descubre su debilidad, en que, después de haber caminado sola, tiene necesidad del recurso a la autoridad como confirmación de lo que ella ha establecido. La inteligencia humana, obscurecida por las tinieblas que como un velo la ciegan en la noche de los vicios y pecados, e incapaz de contemplar con firmeza la claridad y pureza de la razón, necesita el salubérrimo recurso de la autoridad, como sombreada con ramos de humanidad, para fijar la mirada débil e insegura del alma en la luz de la verdad. Pero como tengo que habérmelas con enemigos que sienten, hablan y obran contra él orden natural y cuya máxima suprema es que la razón debe ser invocada antes que todo, me acomodaré a su manera de, ver y seguiré su método, aunque, a mi parecer, en las discusiones sea vicioso. Me será dulce y deleitable imitar, según mis fuerzas, la mansedumbre y dulzura de Jesucristo, que consintió revestirse del mal de la muerte misma, de la que nos quería libertar. Felicidad del que goza del sumo bien del hombre. Condiciones de este bien: 1ª Que sea lo mejor que existe. 2ª Que no se le pueda despojar a nadie contra su voluntad III. 4. Veamos, pues, a la luz de la razón, lo que debe ser la vida del hombre. Es cierto que todos queremos vivir una vida feliz, y no hay nadie que no asienta a esta proposición aun antes de terminar su enunciado. Mas feliz, a mi juicio, no es el que no posee lo que ama, cualquiera que sea el objeto de su amor; ni el que posee lo que ama, si es nocivo; ni el que no ama lo que tiene, aunque sea muy bueno. Pues el que arde en deseos de lo que no puede conseguir, él mismo es su crucifixión; el que obtiene lo que no debiera amar, funestamente se engaña, y no está sano el que no desea lo que debiera conseguir. En ninguno de estos estados está el alma libre de miseria; y como la miseria y la felicidad no pueden estar juntas a la vez en el hombre, por eso en ninguno de éstos es feliz. Sólo queda una cuarta situación, en la que se puede dar la vida feliz, y es la producida por el amor y posesión del sumo bien del hombre. ¿Qué es gozar, sino tener la presencia de lo que amas? Nadie sin gozar del sumo bien del hombre es dichoso; y el que disfruta de él, ¿puede no serlo? Es preciso, pues, si queremos ser felices, la presencia en nosotros del sumo bien. 5. ¿Cuál es este sumo bien del hombre? Cualquiera que sea, no será de peor condición que el hombre mismo, pues el que le sigue se hace de su misma condición. Si, pues, el hombre debe tender al soberano bien, no -puede serle inferior. ¿ Puede ser igual? Sí ciertamente, si es lo mejor que puede gozar. Pero si hay algo más excelente que pueda llegar a posesión del hombre que lo ama, ¿ quién duda que para ser feliz no deba esforzarse por adquirir este bien, mucho mejor que el que ansía poseerlo? Porque si la felicidad es la posesión del bien mejor, del bien que nosotros llamamos sumo bien, ¿cómo puede incluirse en tal definición quien no ha llegado todavía a su sumo bien? O ¿cómo es sumo bien, si hay algo mejor que podamos nosotros adquirir? Este bien, si existe, debe ser de tal naturaleza, que no se pueda perder contra nuestra voluntad; pues nadie pone confianza en un bien que ve se le pueden arrebatar, aunque tenga la firme voluntad de retenerlo y conservarlo. Y el que no posee con confianza el bien que goza, ¿puede ser feliz con el temor qUe tiene de perderlo? Qué es el hombre IV. 6. ¿Qué bien puede existir superior al hombre? Es difícil saberlo si no se examina y resuelve antes cuál es la naturaleza del hombre. No se trata: aquí ahora de la exigencia de definir qué es el hombre, cuando casi todo el mundo, o por lo menos mis adversarios y yo, estamos de acuerdo en la afirmación de que somos un compuesto de cuerpo y alma. La cuestión es muy distinta. ¿Cuál de las dos substancias que he mencionado es la que constituye realmente al hombre? ¿ Son las dos, o el cuerpo solamente, o sola el alma? El cuerpo y el alma son dos realidades distintas y ni la una sin la otra es el hombre; no es el cuerpo sin el alma que le anima, ni el alma sin el cuerpo la que da la vida. Y, a pesar de esto, puede suceder que una de las dos sea el hombre y así se llame. ¿ A qué llamamos, pues, el hombre? ¿Es el cuerpo y el alma, unidos como dos caballos al tiro de un carruaje o a la manera del centauro? ¿ Es el cuerpo solo, puesto al servicio del alma que lo rige, a: la manera de como damos el nombre de lámpara, no al fuego y al vaso unidos, sino al vaso solamente, por razón del fuego que contiene? ¿O es el alma por razón del cuerpo, que ella dirige, como no llamamos caballero al hombre y caballo juntos, sino sólo al hombre, por la unión con el caballo que gobierna? Es difícil dar un juicio decisivo sobre la cuestión; y si a la razón le es fácil, no lo haría sin un largo razonamiento; y, por otra parte, no hay necesidad alguna de hacerlo ni de alargar la discusión. Pues ya se designe con la palabra hombre el cuerpo y el alma unidos, ya solamente el alma, el sumo bien del hombre no es el sumo bien del cuerpo, sino el sumo bien de los dos o de sólo el alma. El sumo bien del hombre es el que a la vez lo es del cuerpo y del alma V. 7. ¿Cuál es el sumo bien del cuerpo? La recta razón nos obliga a reconocer que es aquello que le comunica su mayor perfección y felicidad. Pero nada de lo que le da vida, vigor y fuerza es mejor y más excelente que el alma. El sumo bien del cuerpo no es, pues, ni el placer, ni la falta del dolor, ni la fuerza, ni la belleza, ni la agilidad, ni nada corporal, sino sólo el alma. Ella es, en efecto, la que con su presencia comunica al cuerpo todo lo que acabo de decir, y, además, la vida, que es mejor que todo. No es, por tanto, el alma el sumo bien del hombre, ya se designe con este nombre el cuerpo y el alma unidos, ya el alma solamente. Porque si la razón descubre que el sumo bien del cuerpo es mejor que él y lo que le da vigor y vida, sea lo que fuere el significado del término hombre, bien el cuerpo y el alma, bien sólo el alma, hay necesidad de seguir en la investigación de la existencia de algo que sea más excelente y mejor que el alma y que, si a ello se adhiere, la eleve a la perfección y felicidad de que es capaz. Este bien, si se descubre, será, sin duda alguna, con razón y con justicia el sumo bien del hombre. 8. Ahora que, si el cuerpo es el hombre, es innegable ser el alma su bien mejor. Pero, cuando se trata de las costumbres, cuando se busca qué regla de vida se ha de seguir para adquirir la felicidad, no es para el cuerpo que se han establecido los preceptos, no es su disciplina la que se trata de descubrir. Nuestro fin es investigar y llegar al conocimiento de las buenas costumbres, y esto es exclusivo del alma; y desde el momento que es cuestión de adquisición de la virtud, no puede referirse al cuerpo. Si, pues, sucede, como al efecto se ve, que el cuerpo, dirigido por el alma, única capaz de la virtud, es tanto mejor y más honesto y se eleva a tanta mayor perfección cuanto más perfecta es el alma, que con una ley llena de justicia lo rige, se sigue que será el sumo bien del hombre el que levanta al alma a tal estado de perfección, aunque llamemos hombre al cuerpo solamente. Pues si un auriga o cochero, por obediencia a mis ordenes, cuida y gobierna con perfección mis caballos y disfruta de mi generosidad en la medida de su obediencia, ¿ qUién podrá negar que a mi iniciativa se debe su buena conducta, como la buena marcha de los caballos? Y así, que el hombre sea el cuerpo o el alma, o los dos juntos, lo que se debe buscar primero que todo es lo que hace al alma más perfecta; pues, una vez adquirido este bien, no es posible que el hombre no se perfeccione y sea mejor que si de él careciese. La virtud hace al alma perfecta. El alma adquiere la virtud siguiendo a Dios. Seguir a Dios y conseguirlo es la vida feliz . VI. 9. No hay quien ponga en duda que es la virtud la perfección del alma. Lo que con razón se puede preguntar es si la virtud subsiste por sí misma o sólo adherida al alma. Esto suscita una cuestión muy elevada y que exige para su desarrollo un razonamiento muy largo; trataré de abreviar, a la espera de la asistencia divina para decir cosas tan altas con claridad y, además, con precisión y brevedad, según lo permitan mis débiles fuerzas. Bien que la virtud subsista por sí misma, bien sólo adherida al alma, es siempre cierto que ella (el alma) sigue una dirección para llegar a la virtud; y esta dirección no puede ser otra cosa que el alma misma, o la virtud, u otro objeto cualquiera. Si el alma se dirige a sí misma en la adquisición de la virtud, es una dirección hacia no sé qué de necio e insensato, pues eso es ella sin la virtud. Y como el deseo mayor del que busca algo es su consecución, se sigue o que el alma no quiere obtener el objeto que ansía, cosa en verdad bien absurda e irracional. , o. dirigiéndose ella misma a algo necio e insensato, caerá en la necedad e insensatez que detesta. Mas si persigue la virtud con ansias de conseguida, ¿cómo será eso posible si no existe o la posee ya? Es necesario, pues, que la virtud subsista fuera del alma, o, si no se quiere ver en ella nada más que un hábito o cualidad del alma sabia cualidad que sólo subsiste en el alma, la dirección a la conquista de la virtud tiene que ser hacia otra cosa distinta del alma; pues, a mi entender, si la dirección del alma es hacia la nada o hacia algo necio o insensato, se sale del verdadero camino de la sabiduría. 10. Esa otra cosa que yendo el alma en busca de ella la hace sabia y virtuosa es el hombre sabio o el mismo Dios. Pero ya se dijo que este bien debe ser de tal naturaleza, que no se nos pueda arrebatar contra nuestra voluntad. ¿Y quién duda que el hombre sabio, aun en el supuesto que nos baste la dirección hacia él, se nos puede arrebatar sin nuestro consentimiento y aun a pesar de nuestra resistencia? Esta otra cosa, pues, es Dios, y nada más; tendiendo hacia Él, vivimos una vida santa; y si lo conseguimos, será una vida, además de santa, feliz y bienaventurada. Y si hay hombres que niegan su existencia, no viene a nada pensar en razonamientos para persuadirlos, cuando no se sabe si merecen siquiera que se les hable. Y en el caso que esta demostración fuera necesaria, serían precisos otros principios otras razones y procedimientos que los ahora establecidos. Pero mis adversarios no sólo admiten su existencia, sino también su providencia en las cosas humanas. ¿Pues qué religión cabe en un hombre que niegue que la Provincia no se extiende, por lo menos, a nuestras almas? Es por la autoridad de las Escrituras que hay que buscar a Dios. La razón y los principales misterios de la economía divina en lo que se refiere a nuestra salud. Compendio de la fe VII. 11. Pero ¿cómo dirigirnos hacia el que no vemos? ¿Y cómo verlo, si, además de ser hombres, somos insensato? Porque, aunque no se vea con los ojos del cuerpo, sino con los de la mente, ¿qué inteligencia hay que, envuelta en las tinieblas de la ignorancia, pueda, o intente a lo menos, ver aquella luz o claridad? Nuestro refugio son los preceptos de quienes miramos como sabios. Hasta aquí nos ha podido guiar la razón, ya que de lo humano posee, si no la certeza que nace de la verdad, al menos la seguridad que da el hábito; pero al llegar a lo divino desvía de ello su vista, no tiene serenidad para verlo, y emocionada, ardorosa y jadeante de amor y como deslumbrada por los resplandores de la luz de la verdad, por cansancio más bien que por elección, se vuelve a su familiaridad con las tinieblas. ¡Qué temible y tremendo sería que el alma se debilitase más allí donde, cansada, ansía el descanso! ¡Que la inefable Providencia divina ofrezca a la vista de los que aun quieren volverse a sumergir en las tinieblas la sombra de la autoridad y la acaricie con los hechos maravillosos y las palabras de los libros santos, que como signos y sombras suavizan los resplandores de la verdad! 12. ¿Pudo hacer más de lo que hizo por nuestra salud? ¿Qué más benéfico y liberal que esta divina Providencia, que no quiso dejar al hombre en total abandono después de la infracción de sus leyes y que por amor de las cosas perecederas mereció con Tazón y justicia no engendrar más que una posteridad corruptible? De maneras y modos admirables e incomprensibles, mediante secretísimos y ordenados encadenamientos de las cosas creadas, que le prestan dócil vasallaje, puede ejercer justísimamente su severidad castigando y su clemencia salvando. iOh, qué providencia tan noble, excelente y digna la de Dios y cómo encierra en sí la verdad que buscamos! No lo podremos comprender jamás si, comenzando por las cosas humanas y que nos tocan de cerca, no somos fieles a la fe y preceptos de la verdadera religión y no seguimos el camino que nos ha abierto y fortificado Dios con la elección de los patriarcas, la promulgación de la Ley, los oráculos de los profetas, el misterio de la encarnación, el testimonio de los apóstoles, la sangre de los mártires y el establecimiento de la Iglesia en todas las naciones. Por lo cual no se me vuelva a pedir en adelante mi opinión personal; prestemos más bien oído atento a estos oráculos y sometamos con docilidad a las palabras de Dios nuestra débil razón. Dios es el sumo bien, al que debemos dirigirnos con todas las fuerzas del amor VIII. 13. ¿Qué regla de vida nos da el Señor en su Evangelio, y después de Él el apóstol Pablo? Los maniqueos no se atreven a condenar estas Escrituras. ¡Que oigamos con atención y respeto, oh Cristo, qué fin o felicidad nos prescribes! ¿No será, sin duda alguna, el mismo al que nos ordenas dirigimos con todas las fuerzas del amor? Amarás dice, al Señor tu Dios 1. Decidme todavía cuál es la medida de ese amor, pues temo arder en el deseo y amor de mi Dios más o menos de lo que conviene. Le amarás, me dice Él, con todo tu corazón, y esto aun no basta. Le amarás con toda tu alma. Ni esto es suficiente aún. Le amarás con toda tu mente. ¿Qué más quieres? Más querría todavía si no viera que lo que hay más allá es la nada. ¿Qué añade Pabló a esto? Sabemos que todo coopera al bien de los que aman a Dios. Que nos diga también él la medida del amor. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Será acaso la aflicción, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros o la espada? 2 Hemos oído cuál es lo que debemos amar y en qué medida. Este es el fin de la dirección y referencia de todos nuestros pensamientos. Dios es para nosotros la suma de todos los bienes, es nuestro sumo bien. Ni debemos quedamos más acá ni ir más allá: lo primero es peligroso, y lo segundo, la nada. Armonía entre el Antiguo y el Nuevo Testamento en orden al precepto del amor de Dios IX. 14 Ahora, pues, indaguemos, o mejor, examinemos (pues es claro y facilísimo), si hay acuerdo entre la autoridad del Testamento Antiguo y las máximas sacadas del Evangelio y del Apóstol. ¿Qué decir de la máxima anterior, que todos saben está tomada de la ley dada por Moisés? Escrito está allí: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu 3. En cuanto a las palabras del Apóstol se refiere, ¿qué necesidad hay de compararlas, pues, para ahorrarme tiempo y trabajo, él mismo lo hizo? Después de haber dicho que ni la tribulación, ni la angustia 4, ni la persecución, ni necesidad alguna del cuerpo, ni los peligros, ni la espada podrían separamos del amor de Cristo, añadió a continuación: Al modo como está escrito: Por tu amor sufrimos todos los días y somos apreciados como ovejas con destino al matadero. Suelen estos herejes decir que estas palabras las insertaron los corruptores de las Escrituras. Pero ¿quién no ve en el único subterfugio de estos desgraciados su mejor confesión de la armonía entre los dos Testamentos y la prueba de su plena convicción? 15. ¿Es que negáis, les pregunta Agustín, la existencia de este pasaje en el Antiguo Testamento o su armonía con el del Apóstol? Lo primero os lo enseñaré con sólo mostraros o poneros delante de los ojos las Escrituras; para lo segundo, como se trata de hombres que obran con doblez y se ocultan en lugares inaccesibles, sólo sé dos caminos de la paz: que consintáis en mirar con un poco de atención y pesar las palabras citadas o con mostraros la interpretación de los que juzgan sin pasión. ¿Qué más pacífica armonía puede existir entre estos pasajes? La aflicción, miseria, persecución, hambre, desnudez, peligros y todos los males que son la cruz del hombre en esta vida lo expresa este testimonio del Antiguo Testamento: Por amor tuyo sufrimos. La palabra espada, que, más bien que hacer penosa la vida, la destruye, está indicada por estas palabras: Se nos trata como ovejas con destino a la muerte; y, finalmente, no hay nada que con más Claridad se refiera a la caridad que estas otras: Por amor tuyo ¡Seguid todavía diciendo que no es este testimonio del Apóstol, sino que lo he forjado yo! ¿Podéis probar, ¡oh herejes!, la falta de este pasaje en la antigua Ley o su falta de armonía con la del Apóstol? Y si ni lo uno ni lo otro (pues el texto de las Escrituras no se puede contradecir y la inteligencia de todos afirma su armonía más perfecta), ¿por qué fingís intencionadamente la corrupción de las Escrituras? ¿ Qué contestación darías al que os dijere: Yo así lo entiendo, y como tal así lo recibo y así lo creo; y si leo estos libros es porque todo me parece estar en perfecta armonía con la fe cristiana? Decidme más bien si tenéis tal audacia y habéis pensado darme alguna respuesta, que no creéis que los apóstoles y los mártires hayan sufrido por Cristo graves persecuciones y la muerte y que hayan sido tratados por los tiranos como ovejas con destino a la muerte. Y si no podéis hablar así, ¿por qué se me calumnia de encontrar en un libro una verdad que debo creer por confesión vuestra? Dios según la enseñanza de la Iglesia. Los dos dioses de los maníqueos. X. 16. ¿No enseñáis vosotros el amor de Dios, pero no del que adoran los que aceptan la autoridad del Viejo Testamento? ¿No sabéis que esto es negar la adoración al Dios que hizo el cielo y la tierra, del que hablan las páginas de estos libros santos? ¿ No es confesión vuestra que este universo, que significan los nombres cielo y tierra, ha sido hecho y creado por un Dios, y un Dios bueno? Con vosotros no se puede hablar de Dios sin restricciones, porque distinguís dos, uno malo y otro bueno. Y cuando decís que adoráis y se debe adorar al Dios que hizo el mundo, pero no el que ensalza la autoridad del Viejo Testamento, os cegáis descaradamente en la mala interpretación de los pensamientos y palabras que hemos recibido tan llenos de verdad y de salud; pero todo es inútil y sin eficacia alguna. ¿Queréis comparar vuestras necias e impías disquisiciones con los discursos de los piadosos y sabios doctores que en la Iglesia católica descubren los misterios de aquellas Escrituras a los que lo desean y lo merecen? No entendemos como vosotros la Ley y los Profetas. Abandonad el error: el Dios de nuestro culto no es un Dios penitente, ni envidioso, ni pobre, ni cruel, ni sanguinario, ni vicioso, ni que tiene su dominio reducido a una pequeña parte de la tierra. Sólo contra estas niñerías son vuestras largas y aceradas críticas; no nos llegan: son pensamientos de viejas o de niños lo que combatís con estilo tanto más ridículo cuanto más enérgico y vehemente. Quienes, seducidos por vosotros, pasan a vuestras filas, no condenan nuestra doctrina, sino demuestran que la ignoran totalmente. 17. Por lo cual, si aun quedan restos de humanidad en nuestro corazón, si todavía no habéis perdido del todo el amor a vosotros mismos, os lo suplico, con interés de padre, que reparéis con amor y atención cuál es el sentido de v que decimos. ¡Reparad y veréis que estáis llenos de pobreza y miseria! ¿Acaso nosotros no reprobamos con más fuerza y severidad que vuestra secta lo que atribuye a Dios cualidades que del todo son incompatibles con su naturaleza? ¿Acaso no corregimos la simplicidad de los que entienden literalmente los pasajes citados de las Escrituras o no nos causa hasta risa su pertinacia pueril? Hay, además, otros puntos que vosotros no comprendéis: que la doctrina católica prohíbe creer a los que, más bien por sus estudios e inteligencia que por los años, han pasado de la edad, digamos, de la infancia espiritual y van adelante en el conocimiento de la veneranda sabiduría. Es una verdadera locura, según la doctrina católica, creer que Dios está con tenido en un lugar, aunque sea infinito, y un crimen creer que El mismo o una de sus partes se mueve y va de un lugar a otro. Califica también de impío y necio el imaginarse solamente que pueda sufrir alteración o cambio en su naturaleza o substancia. Verdad es que hay entre nosotros espíritus infantiles que se representan a Dios como una forma humana y creen, además, que así es su ser o realidad, y no por eso deja de ser una opinión menos abyecta y despreciable; pero también es verdad que hay otros mucos espíritus, muy adelantados en el conocimiento de la sabiduría, que ven con la inteligencia su inviolable e inmutable grandeza, trascendiendo no sólo los cuerpos, sino la inteligencia misma. La edad aquí no son los años: es la prudencia y sabiduría. Yo sé que en el seno de vuestra secta no hay nadie que represente a la divinidad como la forma de un cuerpo humano; pero no ignoro que tampoco hay nadie que la preserve limpia del error humano. Mientras que los que como a niños amamanta la Iglesia católica, si no nos los roban los herejes, van desarrollándose cada uno según su capacidad y necesidades, y avanzan hacia la edad del hombre perfecto, y después hacia la madurez y blancura de la sabiduría, y llegan, finalmente, en la medida de su voluntad, a vivir una vida felicísima. Sólo se debe amar a Dios. Él es el sumo bien del hombre. Nada más excelente que Dios. Nadie le pierde contra su voluntad. Dos condiciones del sumo bien XI. 18. Buscar a Dios es ansia o amor de la felicidad, y su posesión la felicidad misma. Con el amor se le sigue y se le posee, no identificándose con Él, sino uniéndose a Él con un modo de contacto admirable e inteligible, totalmente iluminado el ser y preso con los dulces lazos de la verdad de la santidad. El solo es la luz misma; nuestra luz es iluminación suya. El camino de la felicidad es el primero y principal precepto del Señor: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con todo tu espíritu. A los amantes de Dios todo coopera a su bien 5. Es por lo que a continuación añade el mismo San Pablo: Estoy seguro que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni las potestades, ni las cosas presentes ni las futuras, ni lo que hay más alto ni lo que hay de más profundo, ni criatura alguna, nos podrá separar del amor de Dios, que es Cristo, Señor nuestro 6. Se dice que a los que aman a Dios todo se ordena a su bien; y, por otra parte, nadie duda que el sumo bien, o el bien más excelente, debe ser amado de tal modo que supere a: todo otro amor, y que éste es el sentido de estas palabras: Con todo el alma, con todo el corazón y con todo el espíritu; ¿quién, pues, se atreverá a poner en duda, establecido y firmemente creído esto, que sólo Dios es nuestro sumo bien, y que su posesión debe preferirse a todo, y que toda prisa es poca para conseguirlo? Además, si no hay nada que nos pueda separar de su amor, ¿qué habrá ni mejor ni más seguro que este bien? 19. Hagamos un breve examen de cada una de las palabras del Apóstol. ¿Podrá alguien, ni aun con amenazas de muerte, separamos de Dios? ¿ Acaso lo mismo que le ama puede morir, si persiste en su amor, cuando la muerte misma es no amarle, que es lo mismo que ir el amor con preferencia en seguimiento de algo distinto de Él? Tampoco habrá nadie que deshaga nuestra unión con Él, prometiéndonos la vida; pues no, hay nadie que pueda prometernos agua separándonos de la fuente misma. ¿Logrará el ángel romper la unión, siendo su poder muy inferior al del alma a Dios unida? Ni la Virtud tiene poder para deshacer tal unión; porque, si el texto se refiere a la Virtud que tiene alguna influencia o poder en este mundo, es cosa notoria que el alma unida a Dios trasciende en absoluto al mundo entero; si, por el contrario, dice referencia a la virtud como afecto rectísimo de nuestro mismo espíritu, en este caso ella misma coopera a nuestra unión, aunque exista en otro; y si radica en nosotros, ella misma la realiza Ni las aflicciones presentes tienen eficacia para causar tal rotura, pues se nos hacen tanto más ligeras y soportables cuanto más estrecha es la unidad que tratan de deshacer. Y lo mismo cabe decir de la promesa de los bienes futuros, ya que Dios es quien promete con más seguridad y certeza que nadie todo bien futuro; y, por otra parte, ¿dónde hay algo mejor que Dios, siempre presente a quienes con Él están verdaderamente unidos? La alteza y profundidad no son tampoco suficientes para desbaratar la unión; porque si estas palabras significan la alteza y profundidad de la ciencia, me guardaré muy bien de la curiosidad, que me aleje de Él, y ninguna doctrina, con pretexto de librarme del error, me separará de Él, ya que nadie yerra sino quien de Dios se desvía. Si, por el contrario, estas palabras indican las cosas superiores e inferiores de este mundo, ¿quién seria capaz de prometerme el cielo con el fin de alejarme del que lo ha creado? ¿Tendrá acaso el temor del infierno poder para destruir la unión, cuando ni aun sabría qué es el infierno si no me hubiera separado de Dios jamás? Y, finalmente ¿qué lugar destruirá tal unión de amor, siendo así que no estaría Dios todo en todas partes si alguna le pudiera con tener? Es el amor el que nos une y nos somete a Dios XII. 20. Ni ninguna otra criatura, continúa el Apóstol, nos puede separar de Él. ¡Oh hombre de los más profundos misterios! No dice sólo una criatura, sino ninguna criatura, indicando así que el alma y la inteligencia, con que amaros y nos unimos a Dios, son también criaturas. El cuerpo es también otra realidad creada que él tiene en cuenta; el alma es un ser inteligible que sólo conoce por la inteligencia, y lo demás es la realidad sensible, que se conoce bien por los ojos, bien por los oídos, bien por el olfato, bien por el gusto o bien por el tacto; lo cual reviste menos nobleza que lo que sólo por la inteligencia se puede conocer. Y como Dios no se puede conocer por los que lo merecen, sino por medio de la inteligencia, aun siendo tanto más excelente que ella cuanto supera la excelencia del Creador a la de la criatura, hay peligro que el espíritu humano, al verse entre los seres invisibles e intelectuales, se crea de la misma naturaleza que el que lo creó y el orgullo deshaga la unidad que sólo hace la caridad. Ella se asemeja a Dios, cuanto su capacidad lo soporta, si con docilidad acepta ser esclava del que la ha de iluminar y esclarecer. Y así como se hace semejante en la medida de su docilidad y libre esclavitud, así también se aleja de él en la medida que con temeraria osadía desea serle más semejante, por lo que rehuye la esclavitud de la ley de Dios, creyéndose igual a El en poder. 21. Cuanto más distante de Dios, no por distancia local, sino por el afecto y deseo de las cosas a Él inferiores, más es su ceguedad y miseria; el amor, al contrario, la vuelve a Dios, amor que desea con ansia que el alma sea su esclava, no igual a Él. La tenacidad y diligencia en procurarlo serán la medida de su perfección y felicidad, y la docilidad en la total y plena sujeción a Dios causará la más perfecta libertad. Debe, pues, reconocer el alma que es una simple criatura, y ver a su Creador tal y como es, subsistiendo eternamente en la inviolable e inmutable naturaleza de la verdad y sabiduría, y confesar que ella puede estar sujeta a la ceguedad ya la mentira por causa de los errores mismos de los que con tanta ansia desea verse libre. Y aún hay más: debe ponerse en guardia, no sea que el amor de alguna criatura es decir, de este mundo sensible, la separe del amor de Dios, que la santifica para hacerla sumamente feliz. No nos separará, pues, ninguna otra criatura, ya que nosotros mismos lo somos, del amor de Dios, que es Cristo, Señor nuestro. Es Jesucristo y su Espíritu quienes nos unen inseparablemente a Dios XIII. 22. Oremos con fervor a San Pablo para que nos diga quién es Cristo Jesús, Señor nuestro. Para los llamados, dice, Jesucristo es la Virtud y la Sabiduría de Dios. ¿Cómo? No dice Jesús de sí mismo: Yo soy la verdad? 7 ¿Será otra cosa, según esto, la vida santa, la vida que es itinerario de la felicidad, que el amor de la Virtud, de la Sabiduría y de la Verdad, pero amor con todo el corazón, con todo el alma y con todo el espíritu? ¿No será lo mismo la santidad que el amor perfecto de la inviolable e invencible Virtud, de la Sabiduría en la que jamás penetra la ignorancia y la insensatez y de la Verdad que ni cambia ni jamás existe de otra manera de como es eternamente? Esta verdad nos revela al Padre, como lo expresa Jesús: Nadie viene al Padre si no es por mí 8. La santidad nos une a Él. Totalmente penetrados del espíritu de la santidad, nos abrasamos en la plenitud y perfección de la caridad, que es la única que causa la unión y la semejanza con Dios, más bien que con el mundo, como lo significan estas palabras del Apóstol: Dios nos predestinó con el fin de hacernos semejantes a la imagen de su Hijo 9. 23. Es, pues, la caridad la que produce nuestra semejanza con Dios; y así, conformados y como sellados con el sello de la divina semejanza y segregados o separados del mundo, no volvamos a mezclamos jamás con las criaturas, que deben ser siempre nuestras esclavas. Esto es obra únicamente del Espíritu Santo. La esperanza nunca se frustra, dice San Pablo, pues la caridad de Dios se ha difundido en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha comunicado 10. Nuestra renovación por el Espíritu Santo no se podría realizar si no permaneciera Él siempre el mismo en su integridad e inmutabilidad; lo que tampoco sería posible sin ser de la misma substancia o naturaleza de Dios, que es la inmutabilidad y, por decirlo así, la invertibilidad misma. La criatura, sin embargo (no son palabras mías, son de San Pablo), es esclava de la vanidad o mentira 11. Lo que está sujeto a la vanidad no nos puede separar de ella ni unirnos a la verdad; esto es obra exclusiva del Espíritu Santo; no es, pues, una criatura, porque lo que existe o es Dios o es criatura. Es el amor quien nos une al sumo bien, que es la Trinidad XIV. 24. Es, pues, un sagrado deber el amar a Dios, una. Una unidad que es trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo; que no es otra cosa que la existencia misma. Dios es la existencia primera, de la que proceden todas las existencias, por la que todas son producidas y en la que todas existen 12. Son palabras de San Pablo; y luego añade: A El sólo es debida toda la gloria, expresión la más propia y precisa, pues no dice a ellos, porque Dios no hay más que uno. ¿No significa aquí la Palabra gloria el conocimiento más puro, elevado y universal? Porque cuanto es más universal y perfecto el conocimiento, tanto es con más ardor querido y amado. Con este amor avanza el género humano con seguridad y firmeza hacia la vida más perfecta y feliz. Cuando se trata de las costumbres y de la vida, creo no puede irse más lejos a buscar cuál es el sumo bien del hombre, al que todo debe ir dirigido. Es claro, como se ha demostrado por la razón y por lo que vale más, la autoridad divina, que no es otro que el mismo Dios. ¿Puede ser otro el sumo bien del hombre fuera de aquel cuya posesión le asegura la felicidad? Este bien es sólo Dios, al que únicamente nos une el afecto, él amor, la caridad. Definición cristiana de las cuatro virtudes cardinales XV. 25. Como la virtud es el camino que conduce a la verdadera felicidad, su definición no es otra que un perfecto amor a Dios. Su cuádruple división no expresa más que varios afectos de un mismo amor, y es por lo que no dudo en definir esas cuatro virtudes (que ojalá tengan tanto arraigo en los corazones como sus nombres en las bocas de todos) como distintas funciones del amor. La templanza es el amor que totalmente se entrega al objeto amado; la fortaleza es el amor que todo lo soporta por el objeto de sus amores; la justicia es el amor únicamente esclavo de su amado y que ejerce, por lo tanto, señorío conforme a razón; y, finalmente, la prudencia es el amor que con sagacidad y sabiduría elige los medios de defensa contra toda clase de obstáculos. Este amor, hemos dicho, no es amor de un objeto cualquiera, sino amor de Dios, es decir, del sumo bien, suma sabiduría y suma paz. Por esta razón, precisando algo más las definiciones, se puede decir que la templanza es el amor que se conserva integro e incorruptible para solo Dios; la fortaleza es el amor que todo lo sufre sin pena, con la vista fija en Dios; la justicia es el amor que no sirve más que a Dios, y por esto ejerce señorío, conforme a razón, sobre todo lo inferior al hombre; y la prudencia, en fin, es el amor que sabe discernir lo que es útil para ir a Dios de lo que le puede alejar de Él. Armonía del Antiguo y del Nuevo Testamento XVI. 26. Explicaré en pocas palabras el modo de vida según cada una de estas virtudes; pero quiero cumplir mi promesa de comparar los pasajes del Nuevo Testamento que vengo utilizando con sus paralelos del Antiguo. ¿Es sólo San Pablo 13 el que dice que debemos estar tan sometidos y unidos a Dios, que no se interponga nada entre El y nosotros? ¿ No expresan esto mismo, y de la manera más adecuada y precisa, estas palabras del profeta: ¿Mi felicidad es la unión con Dios? 14 ¿No es verdad que lo que San Pablo dice de la caridad con tanta extensión está comprendido en estas palabras: unión con Dios? Y lo que David añade: Es mi felicidad, ¿no corresponde exactamente a las palabras del Apóstol: A los que aman a Dios, todo coopera a hacerlos felices? 15 En una máxima del profeta que consta de dos palabras, se muestra a la vez la fuerza y la eficacia de la caridad. 27. San Pablo (ya lo hemos visto) llama al Hijo la Virtud y la Sabiduría de Dios 16; la virtud dice orden a la operación, y la sabiduría a la ciencia (en el Evangelio, la operación y la sabiduría están indicadas donde se lee: Todo se hizo por Él 17; y la ciencia y conocimiento de la verdad, en aquellas otras palabras: Y la vida es la luz de los hombres); ¿se puede, según esto, vaticinar algo más en armonía con estos oráculos del Nuevo Testamento que lo que sobre la sabiduría se lee en el Antiguo: La sabiduría toca ambos extremos con fortaleza y lo rige todo con suavidad? 18 Tocar con fortaleza se refiere primariamente a la virtud, y regir con suavidad es propio del arte y de la razón. Aun más claro que este oráculo es el siguiente: El Señor de todo tuvo en ella sus complacencias, pues enseña el conocimiento de Dios y ordena sus obras. Se ve que no se habla aquí de operación, ya que ordenar y conocer las obras no es hacerlas: es necesario buscar el poder de obrar que dice relación a la virtud, con el fin de completar la proposición que se trata de demostrar, lo que está expresado en estas palabras: Si las riquezas son en la vida deseadas con ardor, ¿qué hay de mayor riqueza que la Sabiduría que lo ha hecho todo? ¿Se puede decir algo mejor, con más claridad y de más rico contenido? Oíd lo que sigue, si lo dicho aun os parece poco: La sabiduría enseña la sobriedad o templanza, la fortaleza y la justicia. La sobriedad, creo yo, se refiere al conocimiento de la verdad, a la ciencia; mientras que la justicia y la fortaleza dicen orden a la acción u operación. Estas dos cosas, la eficacia en el obrar y la sobriedad de la contemplación (dones que la sabiduría de Dios comunica a sus amantes), Son de tanta estima y aprecio, que no sé a qué compararlas, como el mismo profeta lo dice a renglón seguido: La sabiduría nos enseña la templanza, la justicia y la fortaleza en cuya comparación nada hay más útil en la vida para los hombres. 28. No faltará alguien que piense que no dice esto relación al Hijo de Dios. Pues que lea este texto del profeta: Ella (la sabiduría) estima en mucho la gloria de su origen por la unión que tiene con Dios 19. La palabra origen significa ordinariamente paternidad, del mismo modo que unión dice igualdad con el Padre mismo. San Pablo dice que el Hijo de Dios es la Sabiduría de Dios 20. Y el Señor en el Evangelio: Nadie conoce al Padre sino su Hijo unigénito 21. ¿Y pudo acaso el profeta decir nada más en consonancia con esto que lo que sigue: Contigo existía la sabiduría que conoce tus obras y estaba presente cuando creaste el mundo y sabía lo que agradaba a tus ojos? 22 Jesucristo es la verdad, y en este sentido le llama San Pablo resplandor del Padre 23; pues ¿qué hay alrededor del sol sino el resplandor que produce? ¿Qué oráculo del Antiguo Testamento se adapta con más precisión y claridad a este pensamiento que el siguiente: Tu verdad existe a tu alrededor? 24 Por último, la misma Sabiduría dice en el Evangelio: Nadie viene o conoce al Padre si no es por mí 25; el profeta: ¿Quién conocerá tus pensamientos si no le comunicas la sabiduría?; Y a continuación: Los hombres conocieron lo que te agrada y han sido curados por la sabiduría 26. 29. San Pablo: La caridad de Dios, dice, se ha derramado con profusión en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha comunicado 27; el profeta: El Espíritu Santo, que enseña toda ciencia, detesta el dolo o fraude 28, porque donde hay dolo o fraude falta la caridad. San Pablo: Tenemos que tener semejanza con la imagen del Hijo de Dios 29; el profeta: Estamos sellados, Señor, con la luz de tu rostro 30. San Pablo prueba que el Espíritu Santo no es criatura; el profeta: Enviarás el Espíritu Santo desde lo más alto de los cielos 31. Sólo Dios, y nada más, es la alteza misma. San Pablo muestra que la Trinidad es un solo Dios 32, cuando dice: A El solo la gloria; el profeta: Oye, ¡oh Israel!, el Señor tu Dios es Uno solo 33. Apóstrofes que dirige a los maniqueos para que reconduzcan su error y se conviertan XVII. 30. ¿Qué? ¿Aun queréis más pruebas? ¿Os parece todavía, poco necio e impío vuestro ensañamiento? ¿Es racional la perversión de las almas sencillas e ignorantes con tan perniciosas razones? No es distinto, no, el Dios de ambos Testamentos. Y esta armonía en los oráculos que habéis oído, existe lo mismo en los demás, si con diligencia y juicio equilibrado queréis hacer la prueba. La Escritura dice muchas cosas en lenguaje vulgar y sencillo muy propio para almas que vuelan a ras de tierra, con el fin de elevarlas con más facilidad de lo humano a lo divino; y muchas otras en lenguaje figurado, para más fructuoso ejercicio de la inteligencia que, solícita, busca un sentido y para su mayor delectación y alegría una vez descubierto; pues bien vosotros de esta traza maravillosa del Espíritu Santo os servís con torcida intención para seducir y hacer caer en la red a los que os oyen. La causa de esta permisión divina y qué gran verdad es lo que dice el Apóstol: Es conveniente la existencia de muchas herejías, para que se manifiesten los de probada virtud 34, es muy largo de explicar, y por eso sólo me limitaré a deciros: No os toca a vosotros entender estos secretos. Os conozco bien: tenéis inteligencias muy obtusas y muy enfermas del pestilencial pasto de las imágenes corpóreas para juzgar de lo divino, que es mucho más elevado que vuestro pensamiento. 31. Mi intención ahora no es que entendáis, porque es imposible, sino excitar en vosotros el deseo de entenderlas alguna vez. Esto es obra de la sencilla y pura caridad de Dios, que es lo que más se aprecia en las costumbres y de la que tanto he dicho, y que, inspirada por el Espíritu Santo, conduce al Hijo o Sabiduría de Dios, por la que se llega al conocimiento del Padre. Si la sabiduría y la verdad no se aman con todas las fuerzas del espíritu, no se puede en modo alguno llegar a su conocimiento; pero si se busca como se merece, no se retira ni se esconde a sus amantes. De aquí aquellas palabras que soléis tener con frecuencia en la boca: Pedid, y recibiréis; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Nada hay oculto que no se descubra 35. E1 amor es el que pide, y busca, y llama, y descubre, y el que, finalmente, permanece en los secretos revelados. No nos aleja con espanto de este amor de la sabiduría y de la diligencia en buscarla el Viejo Testamento, como vosotros de cís, mintiendo siempre con la más intencionada bellaquería, sino que nos excita a ello con la mayor elocuencia. 32. Escuchad, pues, un momento y escuchad sin pertinacia las palabras del profeta: La sabiduría está llena de luz, y su hermosura no pierde su vigor y energía; los que la aman la descubren fácilmente, y los que la buscan la hallan. Previene a los que la desean para mostrarse a ellos la primera. El que pasa las noches en vela por ella no se cansará buscándola: la verá sentada a sus puertas. Pensar en ella es prudencia perfecta; el que pasare las noches en vela, al momento estará en reposo y seguridad, pues rodea sin cesar a los que son dignos de ella; en sus caminos se les muestra con rostro alegre y les sale al encuentro, ofreciéndoles toda clase de obsequios. El verdadero principio de la sabiduría es el deseo de instruirse en la disciplina; deseo que es amor a la sabiduría, y este amor es la observancia de las leyes; y esta observancia es la afirmación de la incorruptibilidad que une al alma con Dios. Y el amor de la sabiduría conduce al reino eterno 36. ¿Cesaréis ya de ladrar, como de costumbre, contra estas palabras? ¿No es verdad que la simple exposición de estas cosas, aun sin entenderlas, a cualquiera le sugiere la existencia de algo sublime e inefable? ¡Ojalá lo entendierais! Porque al momento os veríais limpios y puros de todas las ridiculeces ficticias y de las hueras imágenes corpóreas, y todos juntos respirando amor, alegría y confianza os arrojaríais en el regazo maternal y castísimo de la Iglesia católica. Sólo en la Iglesia católica se halla la perfección de la verdad en la armonía de ambos Testamentos XVIII. 33. Yo podría examinar al detalle, en la medida de mi flaqueza, y desarrollar los pasajes que he citado, cuya excelencia y profundidad superan las más de las veces a toda elocuencia; pero mientras oiga, como de costumbre, vuestros ladridos, es mi deber el silencio; porque no en vano se dijeron aquellas palabras: No deis a los perros las cosas santas 37. No os deis por ofendidos, que yo fui uno de esos perros y también ladré cuando con razón y justicia se me daban, en cambio del pan de la doctrina, latigazos de repulsa o de desprecio. ¡Ojalá tuvierais al presente o llegarais a tener alguna vez la caridad de que ahora se trata, en proporción a la grandeza de la verdad que se ha de conocer! Pues no haría falta más para que Dios os revelara que en la secta maniquea no existe la fe cristiana, que conduce al ápice de la sabiduría y de la verdad, cuyo goce es la vida bienaventurada, ni en parte alguna, fuera de la religión católica. ¿No es esto mismo lo que con tan vehementes deseos expresa el Apóstol Pablo en las palabras que siguen: Esto es por lo que doblo las rodillas en presencia del Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien desciende toda paternidad del cielo y de la tierra, para que, en proporción a las riquezas de su gloria, os fortalezca y vigorice según el hombre interior por el Espíritu Santo, y llegue a echar raíces Cristo en vuestros corazones por la fe, y así, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender la altura, la longitud, latitud y profundidad de este misterio y el amor de Jesucristo, que supera a todo conocimiento, con el fin de llenaros a todos, en toda su plenitud, de los dones de Dios? 38 ¿Se puede decir algo de modo más claro? 34. Os ruego que abráis los ojos y consideréis la maravillosa armonía de los dos Testamentos, lo cual nos muestra y enseña qué regla de vida se debe seguir y cuál el punto de referencia de todas las cosas. Son una excitación al amor de Dios estas palabras del Evangelio: Pedid, buscad, llamad 39; lo mismo San Pablo: con el fin de que, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender 40; y lo del profeta no es distinto tampoco: Pueden conocer con facilidad la sabiduría quienes la aman, la buscan y la desean y en sus pensamientos, vigilias y cuidados se consagran a ella. La salud del alma, como el camino de la felicidad, brotan de esta armonía de las dos Escrituras. Os diré en pocas palabras, lo que siento: ¡Ojalá oyerais a los doctores de la Iglesia católica con la misma tranquilidad de espíritu y con el mismo interés que yo os oía a vosotros! A buen seguro que no tendríais necesidad de nueve años, que me tuvisteis engañado, ni mucho menos, para ver la diferencia entre la verdad y el error. Descripción de la templanza según las santas Escrituras XIX. 35. Pero volvamos ya a aquellas cuatro virtudes, con el fin de sacar de cada una las reglas directivas de nuestra vida. Pongamos primero la atención en la: templanza, cuyas promesas son la pureza e incorruptibilidad del amor, que nos une a Dios. Su función es la represión y pacificación de las pasiones, que ansían lo que nos desvía de las leyes de Dios y de su bondad, o lo que es lo mismo, de la felicidad. Allí, en efecto, tiene su asiento la verdad, cuya contemplación, goce e íntima unión hace, sin duda, dichosos, como, al contrario, los que de allí se apartan se ven cogidos en las redes de los mayores errores y aflicciones. La codicia, dice el Apóstol, es la raíz de todos los males, y quienes la siguen naufragan en la fe y se hallan envueltos en grandes aflicciones 41. Este pecado del alma está figurado en el Antiguo Testamento de una manera bastante clara, para quienes quieran entender, en la prevaricación del primer hombre en el paraíso. Nosotros, dice el Apóstol, morimos todos en Adán y resucitaremos todos en Cristo 42. ¡Oh, qué misterios tan profundos! Pero es necesario que me contenga. No es mi propósito ahora enseñaras la verdad, sino quitaras el afecto a la mentira, si puedo, es decir, si Dios dice que sí a mi deseo de trabajar por vuestra salud. 36. San Pablo dice que la raíz de todos los males es la codicia, por la que la antigua Ley explica también la caída del primer hombre. Nos amonesta Pablo 43 que nos despojemos del hombre viejo y nos vistamos del nuevo, y quiere que se entienda por hombre viejo a Adán prevaricador, y por el nuevo, al Hijo de Dios, que para libramos de él se revistió de la naturaleza humana en la encarnación. Dice también el Apóstol: El primer hombre es terrestre, formado de la tierra; el segundo es celestial, descendido del cielo. Como el primero es terrestre, así son sus hijos; y como el segundo es celestial, celestiales son también sus hijos, y como llevamos la imagen del hombre terrestre, llevemos también la imagen del celestial 44; esto es, despojarse del hombre viejo y vestirse del nuevo. Esta es la función de la templanza: despojar del hombre viejo y renovarnos en Dios, es decir, despreciar todos los placeres del cuerpo y las alabanzas humanas y referir todo su amor a las cosas invisibles y divinas. Todo esto es lo mismo que de modo admirable dice en otro lugar: Aunque el hombre exterior se destruya, pero el interior se renueva de día en día 45; y el profeta: Mi Dios, cread en mí un corazón puro y renovad en mis entrañas el espíritu de justicia 46. Decidme ahora si puede hablar alguien contra la armonía de las Escrituras, como no sean los ciegos detractores. Sólo Dios debe ser amado; y lo que no es Él, es decir, todo lo sensible, se debe despreciar XX. 37. Los atractivos de los cuerpos radican en lo que perciben los sentidos corpóreos, y que algunos llaman sensibles; y es la luz la que tiene entre ellos la primacía, ya que entre los sentidos, que están al servicio del alma, la vista es la preferida; y ésta es también la razón de llamar las sagradas Escrituras visible a todo lo sensible. En el Nuevo Testamento se nos prohíbe su amor en este precepto del Apóstol: No fijéis vuestra atención en lo visible, sino en lo invisible; pues lo visible es temporal, mas lo invisible es eterno 47. De aquí se colige que no son cristianos quienes se creen en el deber no sólo de amar el sol y la luna, sino también de darles culto de adoración. ¿Ve algo nuestra vista si no ve el sol y la luna? Pues se prohíbe volver la vista a las cosas visibles, mucho más tendrá que retraerse de su amor quien quiera ofrecérselo a Dios puro e incorruptible. Dejo esto ahora para tratarlo con más atención y diligencia en otro lugar. Mi intención al presente no es hablar de la fe, sino de la vida que merece llegar a la inteligencia de lo que se cree. Sólo Dios merece nuestro amor; todo lo demás, todo lo sensible, al contrario, es digno de desprecio y de qué nos sirvamos únicamente de ello en la medida de las necesidades de la vida. Las sagradas Letras condenan la gloría humana y la curiosdidad XXI. 38. La gloria humana se reprueba y desprecia en el Nuevo Testamento: Si pretendiera, dice el Apóstol, agradar a los hombres, no sería esclavo de Cristo 48. Como todavía hay algo más en los cuerpos que concibe el alma por medio de las imágenes sensibles, y se denomina ciencia de las cosas, y en esto cabe excesiva curiosidad, será otra gran función de la templanza cercenar tales excesos. Y de ahí lo que sigue: Estad en guardia para no ser seducidos por la filosofía 49. Si uno se fija, el nombre mismo de filosofía expresa una gran cosa, que con todo el afecto se debe amar, pues significa amor y deseo ardoroso de la sabiduría; por eso el Apóstol, para que no se juzgue ser su intención alejar a los hombres de su amor, añade a continuación, con la más exquisita prudencia, estas otras palabras: y los elementos de este mundo. ¡Cuántas son las personas, en efecto, que después de haber abandonado las virtudes y sin saber qué es Dios ni la majestad de su naturaleza, subsistiendo siempre la misma, piensan que hacen algo grande consagrándose con un ardor y curiosidad insaciables al conocimiento de esta masa universal de la materia que llamamos nosotros el mundo! Les infla tanto esta ciencia, que llega hasta hacerles creer que son ciudadanos del cielo por sus frecuentes disquisiciones sobre él. ¡Reprímase el alma en su concupiscencia desenfrenada de la vana ciencia, si es su voluntad conservarse casta y pura para Dios! Un amor de tal naturaleza la seduce a veces de tal forma, que llega a la ilusión de no creer en más existencias que las de los cuerpos; y aunque la autoridad la persuada de la existencia de algo incorpóreo, no lo puede pensar sin las sombras de las Imágenes corpóreas y llega a convencerse Que es así como la falacia de los sentidos se lo representa. Este puede ser también el sentido de aquellas palabras: "Téngase mucha precaución contra los vanos fantasmas". 39. La autoridad del Nuevo Testamento 50, que nos obliga a retraemos de todo afecto a las cosas de este mundo, es innegable en este pasaje: No queráis la semejanza con el mundo 51. Pues el que ama busca siempre su semejanza con el objeto amado. Si del Nuevo pasamos al Antiguo, se me ofrecen muchos pasajes paralelos; pero basta por todos un libro de Salomón, el Eclesiastés, para engendrar sumo desprecio de todas las cosas de este mundo. ¡Vanidad de vanidades, así empieza, vanidad de vanidades y todo no es más que vanidad¡ ¿Qué le queda al hombre de todo lo que le hace sufrir sobre la tierra? 52 Bastaría que se considerase, se examinase y se pesase bien todo esto, para instruir con documentos utilísimos a los que ansían huir del mundo y refugiarse en Dios; pero esto me llevaría muy lejos, y por ahora es otra mi intención. Sin embargo, el Eclesiastés, sacando las consecuencias de este principio, muestra que los hombres vanos son quienes se dejan seducir y engañar por esta clase de bienes, que no son otra cosa que vanidad y nada; pero no quiere esto decir que Dios no los haya creado, sino que los hombres por el pecado se hacen voluntariamente esclavos de estos bienes, de los que serían señores, según la ley divina, si obraran bien. ¿No es lo mismo ilusionarse y dejarse seducir por estos falsos bienes que juzgar más digno de admiración y de amor lo que es inferior al hombre? Pero el hombre moderado encuentra en ambos Testamentos una regla de vida que le rija dentro de esta multitud de bienes caducos y pasajeros, que le envuelven y amenazan cegar le, y es la siguiente: No se debe amar ninguno ni creerlo deseable por sí mismo, sino servirse de ellos únicamente según las necesidades y deberes de la vida, con la moderación de un usufructuario, no con la pasión de un alma enamorada. Basta ya con lo dicho de la templanza; poco, es verdad, si se tiene en cuenta la importancia de esta materia; pero quizás sea mucho para el fin que me he propuesto. El amor de Dios produce la fortaleza XXII. 40. Poco tengo que decir sobre la fortaleza. Este amor de que hablamos, que debe inflamarse en Dios con todos los ardores de la santidad, se denomina templanza, en cuanto no desea los bienes de este mundo, y fortaleza, en cuanto de ellos nos despega. Pero de todo lo que se posee en esta vida es el cuerpo lo que más fuertemente encadena al hombre según las justísimas leyes de Dios, a causa del antiguo pecado (que, dicho sea de paso, nada es tan fácil como hablar de él y, sin embargo, nada: tan difícil y misterioso como explicarlo y comprenderlo). Este vínculo teme toda clase de sacudidas y molestias y, sobre todo, su rotura y muerte; y por eso afligen al alma los trabajos, los dolores y los horrores de la muerte. El alma se pega al cuerpo por la fuerza del hábito, sin comprender siempre que, si de él se sirve bien y con sabiduría, merecerá un día, sin molestia alguna, por voluntad y ley divinas, gozar de su resurrección y transformación gloriosas; pero si, comprendiendo esto, arde toda entera: en amor de su Dios, en este caso no sólo no temerá la muerte, sino que llegará hasta ansiarla con ardorosos deseos. 41. Resta, sin embargo, el duro combate contra el dolor. Pero cuando, llevada de este amor, el alma se entrega a su Dios, vuela libre y generosa sobre todos los tormentos con las alas hermosísimas y purísimas sobre las que se apoya en su vuelo apresurado al abrazo castísimo de su Dios. ¿Consentirá Dios que el amor en los que aman el oro, la gloria, los placeres de los sentidos, tenga más fuerza que en los que le aman a Él, cuando aquello no es ni siquiera amor, sino pasión y codicia desenfrenada? Sin embargo, si esta pasión nos muestra la fuerza del ímpetu de un alma que, sin cansancio y a través de les mayores peligros, se va hacia lo que ama, es también una prueba que nos demuestra cuál debe ser nuestra disposición para soportarlo todo antes que abandonar a Dios, cuando tanto se sacrifican éstos para desviarse de El. Consejos y ejemplos de fortaleza sacados de las santas Escrituras XXIII. 42. ¿Qué necesidad hay de recoger aquí testimonios del Nuevo Testamento, pues de él son estas palabras: La tribulación produce la paciencia, y la paciencia la prueba, y ésta produce la esperanza 53; y, además, lo prueban y lo confirman con el ejemplo quienes las han proferido? Los ejemplos de paciencia serán más bien del Antiguo, contra el que tan furiosamente se ensaña la secta maniquea. Ni es mi intención traer aquí a la memoria aquel hombre que en los más duros suplicios del cuerpo y horribles llagas de sus miembros sufría ron tanta valentía los dolores humanos, que le quedaba aún aliento para disertar con verdadera elocuencia de las cosas divinas. Pues si con serenidad se fija la atención en cada una de sus palabras, se verá con claridad el aprecio que merecen estos bienes, que, cuando los hombres quieren ser sus dueños, son como un cebo para hacerlos caer en sus redes por la pasión de la codicia, y llegan a ser esclavos de las cosas perecederas quienes con temeraria insensatez pretendían ser señores 54. Este hombre privado de todas las riquezas y de improviso reducido a extrema pobreza, de manera tan inquebrantable y serena dejó fijo su espíritu en Dios, que mostró bien a las claras el aprecio que les tenía, siempre menos que a sí mismo, y mayor que todo, a Dios. A buen seguro que, si los hombres de hoy estuvieran animados de este espíritu, no sería necesario, para llegar a la perfección, que con tanta insistencia se inculcara en el Nuevo Testamento el precepto de despojarse de estos bienes, ya que mucha más perfección es no regarse el corazón poseyéndolas que estar en absoluto de ellas desposeídos. 43. Y puesto que se trata ahora de la fortaleza en los dolores y torturas del cuerpo, yo prescindiría de este hombre, grande e invicto, es verdad, pero, al fin, hombre. ¿No me ofrecen estas mismas Escrituras el ejemplo de una mujer de prodigiosa fortaleza y me están haciendo violencia a. que pase a tratar de él? 55 Es una mujer que eligió antes el sacrificio de sus siete hijos, es decir, entregar todas sus entrañas maternales al tirano y verdugo, que pronunciar una palabra sacrílega; y ella, además, con sus exhortaciones les fortalecía y alentaba a sufrir, sufriendo ella en el alma las torturas de los miembros de sus hijos y cumpliendo, finalmente, el deber que con elocuencia divina les inculcaba. ¿Qué fortaleza, decidme, os lo ruego, puede igualarse con ésta? Pero ¿qué hay de extraño, por otra parte, en que el amor de Dios, animando todas las partes del alma resista al tirano, al verdugo, al dolor, al cuerpo, al sexo y al afecto maternal? ¿Ignoraba esta mujer lo preciosa que es en la presencia del Señor la muerte de los Santos? 56 ¿No había oído que el hombre sufrido es superior al mas fuerte 57, y estas otras palabras: Aceptad de buen grado todo lo que os sucediere, sed pacíficos en vuestro dolor, conservad la paciencia en las humillaciones, pues el fuego es crisol del oro y de la plata? 58 ¿No sabía, acaso, que el horno prueba los charros del alfarero, y la aflicción a los hombres justos? 59 ¿Pero qué es lo que estoy diciendo? Conocía estos y otros muchos preceptos divinos acerca de la fortaleza, dictados por el mismo Espíritu de Dios en los libros del Antiguo Testamento, que eran los que entonces existían, y cómo lo hizo después en los del Nuevo. De la justicia y de la prudencia XXIV. 44. ¿Qué diré de la justicia que tiene por objeto a Dios? Lo que dice nuestro Señor: No podéis servir a dos señores; 60 y la reprensión del Apóstol a quienes sirven más bien a las criaturas que al Creador 61, ¿no es lo mismo que lo dicho con mucha antelación en el Viejo Testamento: A tu Señor Dios adorarás y a El solo servirás? 62 ¿Qué necesidad hay de citar más, cuando todo está lleno de semejantes preceptos? Esta es la regla de vida que la justicia prescribe al alma amante, de que se trata: servicio pronto y con la mejor buena voluntad al Dios de sus amores, que es sumo bien, suma sabiduría y suma paz; y todas las demás cosas, las rija y gobierne, parte de ellas como sujetas a él y parte como previendo que algún día lo estarán. Esta regla de vida la confirma, como decimos, el testimonio de ambos Testamentos. 45. Poco será también lo que diga de la prudencia, que no es otra cosa que el descubrimiento del objeto de nuestros amores y de nuestros odios. Bástenos saber que sin ella no se puede hacer bien nada de lo anteriormente dicho. Es propio de ella la vigilancia y diligencia para no ser seducidos, ni de improviso ni poco a poco; y es por lo que el Señor muchas veces nos repite: Estad siempre en vela 63 y caminad mientras dura la luz, para que no os sorprendan las tinieblas 64; y lo mismo San Pablo: ¿No sabéis que un poco de levadura basta para inficionar toda la masa? 65 Contra esta negligencia y sueño del espíritu, que apenas se da cuenta de la infiltración sucesiva del veneno de la serpiente, son clarísimas estas palabras del profeta que se leen en el Antiguo Testamento: El que desprecia las cosas pequeñas caerá poco a poco 66, Voy muy deprisa, no puedo detenerme en amplias explicaciones sobre esta máxima sapientísima; pero, si fuera éste mi propósito, mostraría la grandeza y profundidad de estos misterios, que son la burla de hombres tan necios como sacrílegos, que no caen poco a poco, sino que con toda rapidez, en lo profundo del abismo. De los deberes de estas cuatro virtudes en lo que se refiere al amor de Dios, cuyo premio es la vida eterna y el conocimiento de la verdad XXV. 46. ¿A qué dar más extensión a esta cuestión sobre las costumbres? Siendo Dios el sumo bien del hombre, lo que no podéis negar, se sigue que la vida santa, que es una como dirección del afecto al sumo bien consistirá en amarle con todo el corazón con toda el alma y con todo el espíritu; lo cual preserva de la corrupción y de la impureza del amor, que es lo propio de la templanza; lo que le hace invencible a todas las incomodidades, que es lo propio de la fortaleza; lo que le hace renunciar a todo otro vasallaje, que es lo propio de la justicia y, finalmente lo que le hace estar siempre en guardia para discernir las cosas y no dejarse inficionar subrepticiamente de la mentira y el dolo, que es lo propio de la prudencia. Esta es la única perfección humana que consigue gozar de la pureza de la verdad y la que ensalzan y aconsejan a una ambos Testamentos. ¿A qué todavía continúan vuestras calumnias contra lo que ignoráis? La censura de estos libros, propio sólo de ignorantes, arguye vuestra suma impericia; y esa misma censura es como siete sellos que os cierran su inteligencia. Porque es imposible que se abra su sentido a quien los odia, como, a su vez no, es posible siga siendo su enemigo quien los comprenda. 47. Amemos, pues, a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el espíritu quienes nos hemos propuesto llegar a la vida eterna. La vida eterna es el gran premio, cuya promesa nos llena de gozo y alegría; pero el premio no es antes que los méritos ni puede dársele al hombre, sin que antes lo merezca; esto sería suma injusticia, que no es posible en Dios, suma justicia. No se debe, según esto, pedir el premio antes de merecerlo. Quizá no sea incongruente aquí la pregunta: ¿qué es la vida eterna? Pero que hable primero el dador de ella: La vida eterna, dice, consiste en conocerte a ti solo Dios verdadero y a tu enviado Jesucristo 67. La vida eterna es, pues, el conocimiento mismo de la verdad. Deducid de aquí la ignorancia y perversidad de quienes nos prometen el conocimiento de Dios para ser perfectos, siendo, al contrario, este conocimiento el premio definitivo de la perfección. ¿Qué hacer, pregunto yo, sino amar primero con perfecta caridad lo que con tantas ansias ardemos en deseos de conocer? De aquí el principio, sentado al principio, de que nada hay tan prudente y saludable como lo que se practica en la Iglesia católica, que es dar la preferencia a la autoridad sobre la razón. El amor de sí mismo y del prójimo XXVI. 48. Sigamos adelante con lo que resta, pues no parece hemos hablado nada del hombre mismo, es decir, de quien precisamente debe amar; aunque, a la verdad, no ve muy claro quien esto piensa. No es posible en quien ama a Dios que no se ame a sí mismo; y más diré: que sólo se sabe amar a sí mismo quien ama a Dios. Ciertamente se ama mucho a sí mismo quien pone toda la diligencia en gozar del sumo y verdadero bien; y como ya hemos probado que es Dios, es indudable ser mucho lo que se ama a sí mismo quien es amante de Dios. ¿No debe existir entre los hombres vínculo alguno de amor que los una? Más bien es verdad que no hay peldaño más seguro para subir al amor de Dios que la caridad del hombre para con sus semejantes. 49. Que nos hable del segundo precepto el Señor, quien, preguntado sobre los preceptos de la vida, no habló de uno sólo, sabiendo, como sabía, que es una cosa Dios y otra el hombre, y tan distinta como es la distinción entre el Creador y la criatura, hecha a su imagen. El segundo precepto: Amarás, dice, a tu, prójimo como a ti mismo 68. No será bueno el amor de ti mismo si es mayor que el que tienes a Dios. Y lo mismo que haces contigo, hazlo con tu prójimo, con el fin de que él ame a Dios también con perfecto amor. Pues no le tienes el amor que a ti mismo si no te afanas por orientarle hacia el bien al que tú te diriges; es éste un bien de tal naturaleza, que no disminuye con el número de los que justos contigo tienden a El. Aquí tienen su origen los deberes que rigen la comunidad humana, en los que no es tan fácil acertar. Pero al menos sepamos, ante todo, ser buenos no servirnos contra nadie de la mentira ni de la doblez porque no hay nada más próximo al hombre que el hombre mismo. 50. Oye también lo que dice San Pablo: El amor del prójimo no hace el mal 69. Me sirvo de textos muy cortos, pero bastan para probar lo que intento, ya que nadie ignora el número y calidad de los testimonios que se leen en todas las páginas de los libros santos relativas al amor del prójimo, y como sólo hay dos modos de delinquir contra el prójimo: uno causándole daños y otro negándole nuestra ayuda cuando se le puede prestar, y por esto son los hombres malos, y ninguna de estas cosas hace el que ama, por eso pienso que la sentencia El amor del prójimo no obra mal, prueba lo que quiero demostrar. Y si no podemos obrar el bien sin haber dejado antes de hacer el mal, el amor del prójimo es como el principio del amor de Dios; y por este principio de San Pablo nos elevamos a lo que escribe a los fieles de Roma: Nosotros sabemos que todo coopera al bien para los que aman a Dios 70. 51. Ahora, en la marcha de estos dos amores hacia la plenitud y la perfección, decidir si van a un paso igual o si comienza primero el amor de Dios, o el del prójimo se perfecciona antes que él, confieso que no lo sé. Parece, en efecto, ser al principio el amor divino el que nos atrae con más fuerza; pero, por otra parte, se llega más fácilmente a la perfección que exige menos. Pero, sea de esto lo que fuere, lo cierto es que nadie se forje ilusiones de poder llegar a la felicidad, ni a Dios, objeto de sus amores, si desprecia a su prójimo. ¡Quiera el cielo que fuera tan fácil hacer bien al prójimo y no causarle daño alguno, como lo es amarle por quien está bien instruido y lleno de amor y dé benignidad! Para realizar este amor, la buena voluntad no basta; se necesita, además, mucha sabiduría y una prudencia exquisita, de la que nadie puede servirse si el mismo Dios, fuente de todos los bienes, no se la comunica. Se toca aquí, lo sé muy bien, una cuestión muy delicada, sobre la cual intentaré, sin embargo, decir algo, en la medida que lo exige la obra que traigo entre manos, con la esperanza puesta en aquel de quien sólo recibimos estos dones. Del amor del prójimo en cuanto al cuerpo XXVII. 52. El hombre, tal y como nos aparece, es un alma racional que usa o se sirve de un cuerpo mortal y de la tierra El amor del prójimo lleva consigo hacer bien, unas veces al cuerpo y otras al alma. El bien que dice relación al cuerpo lleva el nombre genérico de medicina, y lo que hace bien al alma, de instrucción o disciplina. Medicina llamo yo todo lo que sirve para conservar la salud del cuerpo para repararla. En este nombre genérico de medicina entran no sólo los servicios del arte médico, sino también el alimento bebida, vestido, habitación y todo lo que es protección y defensa del cuerpo contra toda clase de accidentes y heridas que le vienen de fuera y que le perjudican, como el hambre, la sed, el frío, el calor y demás. 53. Son misericordiosos quienes por cortesía y humanidad ofrecen lo que es necesario para resistir a estos males dolores, aunque llegara a tanto su sabiduría, que no afecte a su alma dolor o turbación alguna. ¿Quién no sabe que la palabra misericordia etimológicamente significa hacer miserable o infeliz al corazón del que se aflige del mal ajeno? ¿Quién se atreverá también a poner en duda que el sabio debe estar exento de miserias cuando socorre al necesitado, da de comer al que tiene hambre y de beber al que tiene sed; cuando da vestido al desnudo, hospitalidad al peregrino, y, finalmente, llega a tanto su espíritu de humanidad, que da sepultura a los muertos? Pues aunque todo esto lo hiciese con ánimo tranquilo y sin sentir los pinchazos del dolor y solamente por deber de bondad, sería misericordioso; el nombre no le perjudica nada, estando exento de miserias. 54. Hay hombres tan necios, que huyen de la misericordia como de un vicio, porque dicen que si al alma no le afectan las miserias del prójimo; por sólo el deber, no se puede mover a socorrerlas; a éstos hay que decirles que más bien que serenos con la serenidad de la razón, están congelados del frío de inhumanidad. Es en otro sentido mucho más elevado cómo es Dios misericordioso, y que sólo es conocido de quienes por su piedad y estudio son capaces de comprenderlo; y yo mismo me guardaré muy bien de servirme con imprudencia del lenguaje de los doctos, por temor de endurecer los corazones haciéndoles huir de la misericordia, en vez de enternecerlos con el amor de la benignidad Tengamos siempre presente que, si la misericordia nos manda ahuyentar los males o miserias del prójimo, la justicia nos prohíbe inferírselas. Del amor del prójimo en cuanto al alma XXVIII. 55. La disciplina que sirve para restaurar la salud del alma, sin la cual la salud corporal carece de toda eficacia para remediar las miserias de la vida, es una cosa en extremo difícil. Lo mismo que acabo de decir respecto al cuerpo, a saber: que hay enfermedades y heridas que son pocos los que las pueden curar, y otras necesidades, como el hambre, la sed y demás, que no hay hombre, aun el de más humilde condición, que no pueda, remediar, lo mismo sucede respecto al alma; hay miserias que no exigen gran pericia y maestría, como cuando exhortamos y excitamos a los que nos rodean a que hagan con sus semejantes los servicios corporales que acabo de enumerar; si lo hacemos nosotros mismos, remediamos las necesidades del cuerpo, y con las exhortaciones a que se haga, remediamos las del alma. Pero hay otros muchos casos en los que es tal la multitud y diversidad de enfermedades, que exigen pura su curación medicinas de inefable e irresistible eficacia, y que, si no vinieran del cielo, no habría esperanza de salvación, ya que aumentan los crímenes de una manera que produce una verdadera alarma. Y lo mismo que se dice ser don del cielo las medicinas del alma, se debe decir también de las del cuerpo; pues si nos remontamos al origen de las cosas, sólo pueden venir de Dios, que es la razón de la estabilidad y conservación de todas las cosas. 56. Esta disciplina de que se trata, que es la medicina del alma, consta de dos partes, como se colige de las mismas divinas Escrituras: la coerción y la enseñanza. La coerción se consigue por el temor, y la enseñanza, por el amor: amor y temor que dicen relación al que por la disciplina se le ayuda, ya que quien por la disciplina da la medicina, no debe tener otro móvil que el amor. El mismo Dios, cuya clemencia y bondad es la única razón de nuestra existencia, no dio otras reglas en el Antiguo y Nuevo Testamento. En ambos existe el temor y el amor, bien que en el Antiguo prevalezca el temor y en el Nuevo domine el amor; allí rige la ley de la servidumbre, aquí los apóstoles anuncian la ley de la libertad. ¿Qué se puede decir del orden y armonía admirables de ambos Testamentos? Es muy largo de explicar y ya se ha hablado de esto por piadosos y sabios doctores. El desarrollo y explicación de esta materia como se merece, teniendo en cuenta las débiles fuerzas humanas, exigiría varios volúmenes. Bástenos decir que el que ama al prójimo hace hasta donde alcanzan sus fuerzas por conseguir la salud del cuerpo y del alma, pero refiriendo siempre el cuidado del cuerpo a la salud del alma. Obra gradualmente con relación al alma; inspira primero el temor, para concluir en el amor. Esto resume la pureza de las costumbres, que nos conduce al conocimiento de la verdad, la que arrebata y lleva tras sí todos nuestros deseos más ardientes. 57. En el amor de Dios y del prójimo están conmigo de acuerdo los maniqueos; lo que niegan es su existencia en el Antiguo Testamento; error cuya enormidad la prueban suficientemente, a lo que creo, los textos de ambos Testamentos que he aducido. Sin embargo, añadiré algunas palabras que sea una locura no quererlas admitir:¿No advierten que lo mismo que ellos se ven obligados a aceptar es absurdo sostener que no lo tomó el Señor del Antiguo Testamento? ¿No se lee en el Evangelio, como en el Deuteronomio: Amarás al Señor tu Dios con todo, tu corazón 71, con toda tu alma y con todo tu espíritu 72; y lo que sigue: Amarás a tu prójimo romo a ti mismo? 73 Y si no tienen la osadía de negarlo (presionados por la luz de la verdad), que nieguen su carácter saludable; que no son la regla de las buenas costumbres; que no se debe amar a Dios y al prójimo 74; que a los que aman a Dios no coopera todo a su bien 75 y que el amor del prójimo no obra mal; preceptos, sin embargo, qué rigen la vida de los hombres de la manera más saludable y perfecta. Aun puede ser que llegue su audacia desmedida a negarlo, y entonces verán que no sólo están en contradicción con los cristianos, sino con el género humano entero. Si, por el contrario se reprimen y se ven constreñidos a confesar su origen divino, ¿por qué no cesan de condenar y reprobar con sacrílega impiedad los libros de donde están tomados estos preceptos? 58. ¿Dirán, según su perversa costumbre, que no se sigue sea todo bueno de donde se han sacado estas verdades? Este su miserable, falso y malintencionado subterfugio no veo fácil cómo me sea posible deshacerlo. ¿Me veré obligado a examinar una por una las palabras del Antiguo Testamento para hacer ver a los ignorantes y contumaces la suma armonía con el Evangelio? ¿Cuándo realizaré yo esto? ¿Podré yo solo hacerla? ¿Lo sufrirán ellos? ¿Qué salida me queda, según esto? ¿Abandonaré la causa y permitiré que se encubran bajo este falso, reprobable y muy malintencionado pretexto? No, de ninguna manera consentiré esto; el mismo Dios, autor de estos preceptos, vendrá en mi ayuda y no me dejará solo e impotente en tantas perplejidades y angustias. La autoridad de las santas Escrituras XXIX. 59. Estad, pues, atentos, ¡oh maniqueos!, por si acaso, a pesar de la superstición en la que estáis aherrojados, podéis al fin romper las cadenas. Oídme, digo, con atención y sin pertinacia y sin estudiado afán de resistencia, ya que pensar de otro modo os será perniciosísimo. Nadie duda, ni vosotros estáis tan distantes de la verdad hasta el punto de no comprender, que, si es bueno, como lo confiesa todo el mundo, el amor de Dios y del prójimo, no se podrá razonablemente censurar lo que encierran estos dos preceptos Qué se encierra en ellos, es cosa ridícula que me lo preguntéis a mí. Oíd más bien, oíd con gran atención al Cristo, a la Sabiduría de Dios: En estos dos preceptos, dice El, se resume toda la Ley y los Profetas 76. 60. ¿Qué podrá decir en este caso la más impudente y desvergonzada pertinacia? ¿Se le ocurrirá decir que no son palabras de Cristo? ¡Pero si así, con estas palabras, está escrito en el Evangelio! ¿Llegará aún su mala intención a afirmar que es escritura falsificada? Pero ¿se puede proferir algo más impío que este sacrilegio, algo más impudente, atrevido y criminal? ¡Ni los mismos idólatras, que abominan hasta el nombre mismo de Cristo, han proferido nada semejante contra estas veneran das Escrituras! ¿No sería esto la ruina del valor de todos los escritos y la anulación de todos los libros de la antigüedad, si las Escrituras, que tienen en su apoyo la religión de tantos pueblos y la confirmación del consentimiento unánime de los hombres y de las edades, se podrían poner en duda, hasta el punto de negarles el crédito y autoridad de la más vulgar historia? ¿Qué texto, según eso, podéis alegar, de aquellas Escrituras, contra el que no se pueda aplicar vuestro procedimiento, si contradice a mi manera de pensar y de razonar? 61. Pero ¿quién concederá a la secta maniquea el derecho de prohibir la creencia en libros que se conocen en toda la tierra y que andan en manos de todos, y se nos quiera, por el contrario, imponer la fe en los libros que ella misma produce? Si acerca de alguna escritura puede caber duda, ¿ no será más bien sobre la que aun no ha merecido los honores de la publicidad o sobre la que con otro nombre haya podido ser falsificada en todas sus partes? Si bien a despecho mío me la presentas y por abuso de autoridad me quieres obligar a darle crédito, ¿cómo dudar yo de la que veo constantemente divulgada en todos los lugares y autorizada por el testimonio de todas las Iglesias diseminadas por todo el mundo? ¿No seré yo un miserable si la pongo en duda, y más miserable todavía si mi duda se apoya únicamente en tu palabra? Si aun cuando mostraras otros ejemplares sólo debería dar crédito a los autorizados por el consentimiento del mayor número, no presentando, por el contrario, más que palabras muy hueras y temerarias en extremo, ¿tendrás la osadía de creer que llega la perversión del género humano y el abandono de la Providencia hasta el punto de preferir a estas Escrituras, no otras que tú presentaras como refutación, sino únicamente tus palabras? Preséntame otro texto que contenga la misma doctrina, pero no falsificada y más verdadera, donde no falten más que los pasajes subrepticiamente introducidos. Por ejemplo, si crees que la epístola de San Pablo a los Romanos ha sido falsificada, preséntame otra que esté intacta, o mejor, otro ejemplar que contenga esta misma epístola del Apóstol pura e íntegra. Esto, contestas, no lo haré para que no se me acuse de falsificador. Esa suele ser tu respuesta ordinaria, y es justa, porque ni los hombres más vulgares se resistirían a esta suspicacia si tú te atreverías a hacerlo. Juzga por esto qué estima tienes tú mismo de tu autoridad y si sería una gran temeridad dar crédito a un manuscrito presentado por ti; dime ahora si se debe dar crédito a tus palabras contra las Escrituras. Sublime apóstrofe a la Iglesia, maestra de toda sabiduría. Doctrina de la Iglesia Católica XXX. 62. Pero ¿a qué viene insistir más en esto? ¿Quien no ve que los que así censuran las santas Escrituras, si acaso no son como la suspicacia de los hombres piensa, lo cierto es que no son cristianos? Porque a nosotros, los cristianos, se dio esta regla de vida, que consiste en amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todo el espíritu 77, y después al prójimo como a nosotros mismos; y estos preceptos son el resumen de toda la Ley Y de los Profetas 78. ¡Oh Iglesia católica, verdaderísima madre de los cristianos!, con razón predicas que hay que honrar purísima y castísimamente a Dios, cuya posesión es dichosísima vida; y con igual razón no presentas a nuestras adoraciones criatura alguna a la que estemos obligados a servir y excluyes también de la incorruptible e inviolable eternidad, a la que el hombre debe vasallaje y obediencia y a la que únicamente deber estar unida el alma racional para ser feliz, todo lo que ha sido hecho, todo lo que está sujeto a la mutación y al tiempo, y no confundes lo que la eternidad, la verdad y la paz misma distinguen, ni separas lo que la unidad de la majestad une. Y después de estas sublimes enseñanzas haces de tal manera tuyo el amor y la caridad del prójimo, que en ti hallamos toda medicina potentemente eficaz para los muchos males que por causa de los pecados aquejan a las almas. 63. Tú adiestras y amaestras puerilmente a los niños, con fortaleza a los jóvenes, con delicadeza a los ancianos, conforme a la edad de cada uno, en su cuerpo y en su espíritu. Tú mandas a las esposas que con casta y fiel obediencia obedezcan a sus esposos, no para saciar su pasión, sino para que nazcan niños en el mundo y para el gobierno de la familia. Tú ordenas la autoridad de los maridos sobre sus esposas, no para tratar con desprecio al sexo más débil, sino para dominarle según las leyes del más puro y sincero amor. Tú con una, estoy por decir, libre servidumbre sometes los hijos a sus padres y pones a los padres delante de los hijos con dominio de piedad. Tú, con vínculo de religión, más fuerte y más estrecho que el de la sangre, unes a hermanos con hermanos. Tú estrechas con apretado y mutuo lazo de amor a los que el parentesco y afinidad une, respetando en todo los lazos de la naturaleza y de la voluntad. Tú enseñas a los criados la unión con sus señores, no tanto por necesidad de su condición, cuanto por amor del deber. Tú haces que los señores traten con más dulzura a sus criados por respeto a su sumo y común Señor, Dios, y les haces obedecer por persuasión antes que por temor. Tú, no sólo con vínculo de sociedad, sino también de una cierta fraternidad, ligas a ciudadanos con ciudadanos, a naciones con naciones; en una palabra, a todos los hombres con el recuerdo de los primeros padres. A los reyes enseñas a mirar a los pueblos y a los pueblos amonestas que obedezcan a los reyes. Enseñas con diligencia a quién se debe honor, a quién afecto, a quién respeto, a quién temor, a quién consuelo, a quién amonestación, a quién, exhortación, a quién corrección, a quién represión, a quién castigo, mostrando cómo no se debe todo a todos, pero sí a todos la caridad, a ninguno la ofensa. 64. Y cuando este amor a los hombres ha alimentado y robustecido el alma a tus pechos de madre y se ha hecho capaz para seguir a su Dios; cuando su majestad comienza a descubrirse al hombre cuanto es posible en esta vida de aquí abajo, entonces brota tal fuego de caridad, se levanta tan gran incendio de amor divino, que, abrasados todos los vicios y todo el hombre purificado y santificado, se ve cuán divinamente se dijo: Yo soy un fuego abrasador, yo he venido a traer fuego a la tierra 79. Los oráculos de un mismo Dios, escritos en dos Testamentos, que testifican acordes la santificación del alma y nos conducen a otro testimonio del Nuevo, tomado del Antiguo, que es como un canto de triunfo: ¡La muerte ha sido tragada por la victoria! ¡Oh muerte!, ¿dónde está tu aguijón? ¡Oh muerte!, ¿dónde está tu poder? 80 ¡Oh, si estos herejes pudieran comprender aunque no fuera más que esta verdad, libres de todo orgullo y llenos de espíritu de la paz, no honrarían a otro Dios que el que en ti y en tu regazo, oh Iglesia Santa, se honra y adora! ¡Oh Iglesia bendita! Por ti se conservan en todas las partes de la tierra estos divinos preceptos. ¡Oh maestra del cielo! Por ti sabemos que el pecado es mucho más grave cuando se conoce la ley que cuando se ignora, El pecado es el aguijón de la muerte, y la fuerza del pecado es la ley 81, por la que la conciencia de su transgresión hiere y mata. Tú eres la que nos muestra cuán vanas son las acciones hechas bajo el yugo de la ley, cuando la pasión causa la ruina del alma, y que trata de reprimirla, de darle muerte, por el temor del castigo más bien que por el amor de la virtud. Herencia tuya es también, ¡oh Iglesia católica!, esa multitud de hombres hospitalarios, caritativos, misericordioso s, sabios, castos y santos, ¡muchos de los cuales están abrasados del amor de Dios hasta tal punto, que, en su perfecta continencia e increíble desprecio del mundo, son sus verdaderas delicias la soledad. Oposición entre la continencia de los maniqueos y la vida de los anacoretas y cenobitas XXXI. 65. Decidme, os lo pido, ¿qué es lo que lleva tras de sí a esos hombres que no pueden dejar de amar a sus semejantes y que, sin embargo, pueden vivir sin su compañía? Ciertamente, sea ello lo que fuere, será más excelente que todo lo humano, pues su vista les da alientos para pasar la vida en la soledad. Abrazad vosotros, ¡oh maniqueos!, esas costumbres y esa admirable pureza de los cristianos perfectos, que creen un deber sagrado no sólo la alabanza de la castidad, sino también su práctica. Si os queda algún resto de pudor, no oséis seguir sembrando con imprudencia entre los ignorantes que la castidad es la más difícil de las virtudes. Y conste que no hablo de cosas que no sabéis, sino de lo que con torcida intención queréis ocultar. Porque ¿a quién de vosotros est�� oculta esa multitud de cristianos, que cada día es mayor, diseminada por todo el mundo, principalmente en el Oriente y en Egipto, que viven una vida de suma continencia? 66. Nada diré de esos hombres de quienes vengo hablando, que se ocultan a todas las miradas, y se contentan ron un pedazo de pan y un sorbo de agua que se les lleva de tarde en tarde, y gozan de sus coloquios con Dios, a quien están unidos por la gran pureza de sus almas, y disfrutan de las delicias de una vida díchosísima en la contemplación de la belleza, que sólo la inteligencia de los santos puede conocer. No, no diré nada de ellos, pues se les acusa de excesiva renuncia de las cosas humanas por quienes no comprenden ni la utilidad de las plegarias ni la de los ejemplos que nos dan los que así se ocultan de nuestra vista. ¿No parece superfluo extenderme más sobre esto? ¿Cómo mis palabras serán capaces de llevar la admiración de tan alta perfección a hombres de quienes no sale el admirarla ni rendirle homenaje? Solamente diré a los que tan vanamente se jactan que es tanta la templanza y la continencia de los grandes santos de la fe católica, que juzgan algunos hasta un deber reducirla y medirla según el m6dulo de la naturaleza humana. ¡Tan elevada parece esta virtud a quienes desagrada! 67. Pero si estos prodigios de santidad exceden nuestras fuerzas, ¿ quién, al menos, no admirará y alabará a estos hombres que desprecian y dejan los placeres del mundo, y viven en común una vida castísima y santísima, y emplean juntos su tiempo en plegarias, lecturas y conferencias? Estos hombres sin ninguna hinchazón de soberbia, sin ninguna turbación ni palidez amarillenta, nacidas de la terquedad y de la envidia, sino siempre modestos, humildes, sufridos, ofrecen a Dios ésta vida de perfecta concordia y de perpetua contemplación como un don suyo gratísimo. Ninguno posee nada como propio ni es carga para los demás. Se ocupan en trabajos manuales, que les procuran lo necesario para el alimento del cuerpo sin distraer el espíritu y el pensamiento de Dios. Acabado su trabajo, lo entregan a los decanos (pues cada uno manda sobre diez religiosos), y ellos están descuidados de todo lo material, que se refiera bien sea al alimento, bien sea al vestido, bien sea a. todo lo que exigen las necesidades de cada día y cuidados de la salud. Los decanos lo disponen todo con gran solicitud y cumplen con presteza las exigencias de la vida y todas las necesidades del cuerpo, dando cuenta ellos mismos de su administración al que llaman padre. Estos padres no sólo son santísimos, sino también excelentísimos en la ciencia de lo divino y de espíritu elevado sobre todas las cosas; miran sin soberbia alguna y con gran solicitud por el bien de los que se llaman sus hijos predilectos, a quienes mandan con su gran autoridad y son obedecidos con una gran voluntad. A la caída de la tarde, todos los religiosos, todavía en ayunas, salen de sus habitaciones a oír la palabra del padre; y se ve a veces un número superior a tres mil someterse a la autoridad de uno solo. Ellos escuchan con increíble atención y en medio del más religioso silencio y muestran con gemidos y lágrimas y una alegría modesta las emociones que produce en sus almas la palabra del superior. Acto seguido van a tomar su alimento, manteniéndose en los límites que fijan la salud y la castidad y frenando de este modo la concupiscencia para que no se desfogue en presencia de tan pocos y tan ordinarios alimentos. Y así se abstienen no sólo de carnes y de vinos, con el único fin de domar la concupiscencia, sino de toda clase de manjares que tanto más estimulan el estómago y el gusto cuanto más puros son juzgados por algunos. Con este nombre suelen los maniqueos defender, con tanta ridiculez como obscenidad, el deseo desarreglado de ciertos alimentos exquisitos distintos de las carnes. Lo que les sobra del trabajo manual lo reparten entre los necesitados, con más diligencia que se puso en adquirirlo. No se preocupan en modo alguno de acumular abundancia de bienes: no es otro su empeño que deshacerse de lo que no les es necesario, hasta el punto de enviar barcos cargados de víveres a los lugares donde vive gente pobre y necesitada. Pero ¿ qué necesidad hay de insistir más sobre hechos tan conocidos de todo el mundo? 68. Como esta vida, es también la de las mujeres que sirven a Dios con tanto celo como castidad, separadas y alejadas de los hombres tanto como conviene; no están unidas a ellos más que por una piadosa caridad y por la imitación de sus virtudes. Ningún hombre joven se acerca a ellas, y los viejos, aun los más sabios y probados, no pueden acercarse más que al vestíbulo, cuando les llevan las cosas necesarias para la vida. Ellas tienen sus ejercicios manuales en trabajos de lana, de donde sacan para su sustento y hacen los vestidos de los hermanos, que les entregan a cambio de los alimentos. Estas costumbres, esta vida, este orden, estas instituciones, aunque quisiera y fuera mucha mi elocuencia, no podrían ser elogiadas dignamente; y me hace, además, violencia para contenerme el temor de que no se juzgue digna por sí misma de una religiosa admiración la exposición sencilla de hechos tan maravillosos si uno a ella el coturno del panegirista. ¡Oh maniqueos!, criticad esto si os es posible. No mostréis con tan refinada malicia la cizaña que puede germinar entre el buen trigo a hombres ciegos y que no pueden discernir. Elogio de los clérigos XXXII. 69. No se vaya a creer, sin embargo, que las costumbres santísimas de la Iglesia católica no rebasan los angostos límites de esas almas santísimas cuya vida me ha merecido tanta alabanza. ¡Cuántos obispos, sacerdotes, diáconos y ministros de los misterios divinos he conocido que fueron hombres excelentísimos y santísimos, lo que es tan difícil verlo dentro de la conversación humana y el torbellino de la vida! Porque no son con preferencia sus solicitudes y cuidados de los sanos, sino de los enfermos. Tienen que soportar los vicios del pueblo para curarlos y tolerar antes las heridas pestilentes que cicatrizarlas. Es muy difícil en estas circunstancias ser santísimos y vivir una vida de paz y de tranquilidad de espíritu. Lo diré en pocas palabras: éstos pasan su vida donde se aprende a vivir, mientras que aquellos (los anacoretas y cenobitas) están allí donde se vive verdaderamente. Otras comunidades de religiosos y de religiosas que viven en las ciudades. Ayunos de tres días. XXXIII. 70. Existe, además, en la Iglesia católica otro orden de cristianos que merecen igualmente mis alabanzas; me refiero a aquellos que viven en comunidad, dentro de las ciudades, una vida cristiana muy distinta de la vida ordinaria. Yo mismo conocí en Milán una comunidad de santos regida por un sacerdote santísimo y sapientísimo; en Roma supe de muchas comunidades regidas siempre por quien más sobresalía entre ellos en gravedad, prudencia y ciencia de lo divino, y vivían juntos una vida cuya respiración eran la caridad, la santidad y libertad cristianas; y con el fin de no ser carga los unos de los otros, se sustentaban, según costumbre del Oriente y ejemplo de San Pablo Apóstol, del trabajo de sus manos. El ayuno de muchos era increíble: no se reducía sólo a una comida al anochecer (costumbre de uso universal), sino que, además, pasaban con mucha frecuencia tres o más días sin comer ni beber; y no eran solamente hombres los que practicaban estas austeridades: imitaban también su ejemplo las mujeres. Había comunidades de viudas y vírgenes, que vivían del producto de sus hilados y tejidos de lana, y se regían por las más respetables y santas para la formación y ordenación de las costumbres y, además, de mayor destreza y más cultura para la instrucción de las inteligencias 71. En estas comunidades no se obliga a nadie a austeridades superiores a sus fuerzas ni a lo que rehusaba hacer; ni le despreciaban las demás por su debilidad para soportar su vida de penitencias y ayunos. Tenían presente la insistencia con que en las sagradas Escrituras se recomienda la caridad, y también sabían que todo es puro para quienes lo son 82, y que no mancha lo que entra en la boca, sino lo que de ella sale 83. Ponen toda su industria en abstenerse de algunos manjares, no por su inmundicia, que no la tienen, sino por domeñar la concupiscencia y conservar inmaculada y pura la caridad de unos con otros. No perdían de vista las palabras del Apóstol: Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos; pero Dios destruirá lo uno y lo otro 84; y estas otras: Ni habrá abundancia si comemos, ni inteligencia si nos abstenemos de la comida 85; pero ante todo lo que sigue: Es bueno, hermanos, no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa alguna que escandalice a tu hermano 86. Muestra el Apóstol cómo el fin de todo es la caridad. El uno, dice, cree que le es lícito comer de todo: está bien; pero el que esté débil, que coma legumbres 87. El que come, no desprecie al que no lo hace; el que come, no juzgue al que no sigue su ejemplo, pues él es para Dios. ¿Quién te crees tú para condenar a los servidores de otro? Estará en pie con verdadera firmeza o dará en tierra; pero no, quedará de seguro en pie, pues poderoso es Dios para darle fortaleza. Y añade poco después: El que come, lo hace por amor del Señor, y le da gracias por ello; y el que no come, lo hace por el mismo fin, y concluye también con acción de gracias. Cada uno dará cuenta a Dios de sus actos. No os condenéis mutuamente; todo vuestro juicio o prudencia se ordene a no ser nunca ocasión de escándalo a vuestro hermano. Yo sé y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo, ni lo es sino para quien así lo juzga 88. Más claro no pudo enseñarnos que lo que mancha el alma no son los manjares; es la intención con que se coman. Por eso a quienes son capaces de despreciar todo esto y de sabe con certeza que la mancha no viene de los alimentos, sino del deseo torpe con que son comidos, les recomienda tengan siempre delante de los ojos la caridad: Si por comer, dice, contristas a tu hermano, te desvías de la ley de la caridad 89. 72. Leed lo que sigue, pues seria muy largo transcribirlo aquí todo, y observaréis que los que, por más firmes y seguros, lo pueden todo, deben ser templados y moderados con el fin de no escandalizar a quienes por su debilidad se abstienen. Estos de quienes se trata conocen esto y lo practican: son cristianos, no herejes; comprenden el sentido de las Escrituras según el pensamiento de tos apóstoles, no según el soberbio y usurpado nombre de apóstol. Nadie desprecie a quien no come, ni se condene al que come; los débiles coman legumbres. Muchos de los fuertes comen legumbres también a causa de los débiles, y otros, en gran número, no lo hacen sólo por eso, sino que, además, es porque prefieren un alimento más ordinario con la intención de pasar una vida pacífica y tranquila, negando al cuerpo toda delicadeza y suntuosidad en la comida. Todo me es lícito, dice el Apóstol, pero yo no quiero estar sujeto al poder de nadie 90. Muchos no comen carne, pero no creen supersticiosamente en su impureza; y estos mismos, que se abstienen cuando están sanos, no tienen escrúpulo en hacerlo cuando la razón de enfermedades obliga a ello. Muchos no beben vino, pero no es porque crean que su bebida mancha el alma; pues éstos mismos, de la manera más llena de humanidad y condescendencia, se lo dan a los enfermos y a todos los que lo necesitan para conservar sus fuerzas. Y si alguno sin razón lo rehúsa, le advierte fraternalmente que se ponga en guardia contra esta vana superstición, para que no sean cada vez más débiles y enfermos, en vez de ser cada vez más santos; y le recuerdan la orden del Apóstol a su discípulo 91 de tomar un poco de vino a causa de sus frecuentes enfermedades. Así es como ellos ejercitan constantemente y con celo la caridad que permanece siempre; pues los ejercicios corporales no duran, según el mismo Apóstol 92, y, además, aprovechan poco. 73. Los que pueden (que son innumerables) se abstienen de la carne y del vino por dos causas: por sus hermanos enfermos y por su propia libertad. Es la caridad la que se observa principalmente entre sí; es la que regula su alimento, sus palabras, vestido y semblante, y les une y les concierta, y su violación es a sus ojos ofensa del mismo Dios. Arrojan lejos de sí y rechazan todo lo que podría serie serle obstáculo; lo que la hiere no puede durar un sollo día. Todos saben que Jesucristo y los apóstoles de tal modo la recomiendan, que, si ella sola falta, todo es vacío y nada, y si ésta existe, hay plenitud en todo. Las costumbres de los malos cristianos no son razón para censurar a la Iglesia. Los adoradores de las pinturas y de los sepulcros XXXIV. 74. ¡Oh maniqueos! Poneos, si os es posible, frente a frente de estos cristianos; contempladlos tal y como son, si es que lo resistís, y después cubridlos de injurias. Tened la valentía de hacer una comparación entre sus ayunos y es vuestros, su castidad y la vuestra, sus vestidos y banquetes y los vuestros, su modestia y caridad y la vuestra y sobre todo, sus preceptos y los vuestros. A buen seguro que entonces se os caerán las escamas de los ojos y conoceréis la diferencia entre la ostentación y la sinceridad; entre el camino recto y el error, entre la fe y la falacia, entre la fortaleza y la hinchazón, entre la felicidad y la miseria, entre la unidad y la división, y, finalmente, la diferencia entre las dulces melodías de las sirenas de la superstición y el seguro puerto de la religión. 75. No reunáis en mi presencia a quienes hacen profesión de cristianos e ignoran o no muestran con sus obras su fuerza y eficacia. No continúen vuestras invectivas contra esa turba de necios que, aun dentro de la verdadera religión, o son supersticiosos o tan del todo dados a los placeres sensuales, que olvidan sus promesas para con Dios. Yo sé de muchos que son idólatras de los sepulcros y de las pinturas; de muchos que hacen libaciones excesivas sobre los muertos, y les ofrecen banquetes de excesivo lujo, y se sepultan ellos mismos encima de los cadáveres, y hasta creen ser actos religiosos sus orgías y embriagueces; y, finalmente sé de un gran número que renunciaron al mundo sólo de palabra y consienten estar oprimidos de tantas y tan grandes solicitudes de este siglo y hasta gozan de tal agobio y opresión. Pero ¿por qué os causa extrañeza encontrar, entre tanta multitud de pueblos, quienes por su mala vida os sirven de ocasión para seducir a los sencillos y apartarlos de la salud católica, cuando dentro de vuestra reducidísima secta padecéis angustias de muerte si os exigimos la presentación de uno solo de vuestros elegidos que cumpla fielmente esos mismos preceptos de que tanto se jacta vuestra irracional superstición? En otro volumen mostraré cuán vanos, perniciosos y sacrílegos son vuestros preceptos y cómo nadie o casi nadie de vuestra secta los pone en práctica. 76. Os aconsejo desistáis ya de las maledicencias contra la Iglesia católica y de censurar 1as costumbres de quienes ella misma condena y corrige con celo de madre como a malos hijos. Todos los que por su buena voluntad y la gracia divina se corrigen, recobran por la penitencia lo que perdieron por sus pecados. Los que, al contrario, por su mala voluntad añaden a sus antiguos pecados otros aún más graves, se les tolera, es verdad, en el campo del Señor y se les deja crecer con las buenas semillas hasta que llegue el tiempo de separar la cizaña del buen grano. O si, por el nombre de cristianos que llevan, se les puede asemejar a la paja más bien que a las espinas, no tardará en llegar el que limpia la era, y entonces separará la paja del trigo y a cada parte dará lo que merece con suma equidad. El Apóstol concede a los cristianos el derecho al matrimonio y a los bienes de la tierra XXXV. 77. ¿Es razonable que continúe todavía vuestra saña y ceguedad, inspiradas por el espíritu de partido? ¿Cuál es la explicación de ese vuestro ofuscamiento en la defensa de tan gravísimo error? Buscad los frutos en el campo y el trigo en la era: lo veréis con facilidad; ello mismo se ofrece o se presenta a quienes van en su busca. ¿No es demasiada la atención que ponéis en las malas semillas? Y, sobre todo, ¿es racional el temor que infundís a los ignorantes de entrar en jardín tan fértil y abundante, por las asperezas de las espinas? Hay en la Iglesia católica una entrada segura, aunque de pocos conocida, cuya existencia negáis o no queréis descubrir. En la Iglesia católica viven un número incontable de fieles que no usan de este mundo, y los hay que usan como si no usasen 93, según la palabra del Apóstol, como se demostró bien claramente cuando en aquellos tiempos se los obligaba a quemar incienso a los ídolos. ¡Cuántos hombres de dinero; cuántos padres de familia, soldados, campesinos, comerciantes; cuántos primates, senadores, personas de uno y otro sexo, abandonaron todas las cosas temporales de que usaban, es verdad, vera de las que no eran esclavos, y sufrieron voluntariamente la muerte por la fe y la religión mostrando bien a las claras a los infieles ser más bien señores de todas esas riquezas que esclavos de las mismas! 78. Es una calumnia la prohibición a los regenerados por el bautismo de la procreación y de la posesión de tierras, casas y dinero. ¿Se lo prohíbe acaso el Apóstol? Se puede negar que después de la enumeración de los hombres viciosos y malos, a quienes se les cierra la entrada en el reino de los cielos; no escribiera a los fieles de Corinto: Esto es lo que vosotros habéis sido, pero ya estáis de ello limpios, santificados y justificados por el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios 94. Los limpios y santificados son, sin duda, los fieles que han renunciado a este mundo. Resta ahora saber si les permitió o no estas cosas. Continúa el Apóstol: Todo me es lícito, mas no todo es conveniente. Todo me es lícito, pero yo no me someteré al poder de nadie. Los alimentos son para el vientre, y el vientre para los alimentos, y Dios distribuirá lo uno y lo otro. El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo; Dios resucitó al Señor, y Él nos resucitará par su poder. ¿Acaso ignoráis que vuestros cuerpos son los miembros de Cristo? ¿ Destruiré los miembros de Cristo para que pasen a ser los miembros de una meretriz? ¡Dios me libre de hacer tal cosa! ¿No sabéis que el que se adhiere a una meretriz se hace un mismo cuerpo con ella? Serán los dos una misma carne. Pero el que se junta o une al Señor se hace un mismo espíritu con Él. Huid de la fornicación. Cualquier pecado que el hombre comete, está fuera del cuerpo; mas el que comete la fornicación, peca contra su cuerpo. ¿No sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y que habéis recibido de Dios, y ya no os pertenecéis? Habéis sido rescatados con un gran precio. Glorificad a Dios y llevadle en vuestro cuerpo. En cuanto a las cosas sobre las que me habéis escrito, es bueno para el hombre no tocar a la mujer; sin embargo, por causa de la incontinencia, que cada hombre tenga su mujer y cada mujer tenga su marido. Que el marido dé el débito a su mujer, e igualmente la mujer a su marido. La mujer no tiene poder sobre su cuerpo, sino el marido, e igualmente el marido no tiene poder sobre su cuerpo, sino la mujer. No os neguéis el uno al otro lo que os debéis, si no es por mutuo consentimiento y por algún tiempo, con el fin de dedicaros a la oración; y después reuníos de nuevo como antes, por temor de que os tiente Satanás por vuestra incontinencia. Pero yo os digo esto mas bien como indulgencia que como mandato. Porque yo quisiera que todos los hombres fuesen como yo mismo; pero cada uno recibe su don particular de Dios, el uno de una manera y el otro de otra 95. 79. ¿No os parece haber demostrado el Apóstol a los fuertes en qué está la suma de la perfección, y a los débiles lo que es próximo a la perfección? Lo suma de la perfección es abstenerse de los placeres de la carne; quisiera que todos, dice él, fuesen como yo mismo; la castidad conyugal, que libra al hambre de perderse por la fornicación, se aproxima a. esta sublime perfección. Ahora os pregunta yo: ¿Excluye del número de los fieles a los que usan de las mujeres? No; pues él mismo dice que si una de los esposos es infiel, no solamente los hijos, sino también las esposas mismas son santificadas, por la castidad de su unión. El hombre infiel, dice, es santificado por la mujer fiel, y la mujer infiel es santificada por el hombre fiel, de otro modo, los hijos serían impuros, pera ahora, sin embargo, son santos 96. ¿A qué pues, tan obstinada resistencia a verdad tan clara y evidente? ¿A qué tanto empeño en obscurecer con vanas sombras la luz de las Escrituras? 80. No sigáis afirmando que a los catecúmenos les es licito casarse y a los fieles no; a los primeros les es lícito poseer y los segundos no tienen ese derecho. ¡Cuántos hay que usan de estas cosas como si no usaran! En las aguas santas del bautismo se inicia la renovación del hombre nuevo, que va creciendo en el alma hasta su perfección, en unos con más lentitud que en otros; pero muchos progresan en la vida nueva si lo intentan, no con ánimo hostil, sino con amor. El mismo Apóstol lo dice: Aunque nuestro hombre exterior se corrompa, el hombre interior se renueva de día en día 97. Atended a la palabra: El hombre interior debe renovarse de día en día para llegar a la perfección, y vosotros queréis que comience ya por la perfección. ¡Ojalá fueran éstas vuestras intenciones! Pero, por desgracia, son otras muy distintas. Vuestro afán, más bien que fortificar a los débiles, es la seducción de los incautos. Nunca debisteis despacharos con tanta osadía, ni aunque se supiera que cumplís con perfección vuestros preceptos, verdaderas bagatelas pueriles. Y vosotros sabéis muy bien que los que entran en vuestra secta, cuando llegan a vivir íntimamente vuestra vida, ven cosas que nadie sospechaba, dada vuestra furia en criticarlas en los demás. ¿ No es una gran impudencia exigir la perfección a las almas débiles de la Iglesia católica, con pretexto de alejarlas de ella, y luego no mostrarles más que sombras de esa perfección? Pero, para que no os parezca que hablamos contra vosotros sin razón y sin fundamento, doy aquí fin a este libro, y tengo el propósito de mostrar bien a las claras los preceptos de vuestra vida y las costumbres que tanto os envanecen.
2 notes · View notes
gordarg-blog · 5 years
Text
Comprar ropa siendo Gorda
Hola me llamo Flor y soy de Argentina! No sé si alguien me va a leer pero bueno recién descargo la app, me la recomendaron para poder decir todo lo que me guardo. Hoy voy a tratar el tema de qué significa comprar ropa para una persona siendo gorda/o. Hace unas semanas salí a comprar una campera de abrigo, fui optimista y digo bueno algo lindo tengo que encontrar. Soy jóven y acá va el primer problema: los que padecemos la obesidad sabemos que si encontramos ropa grande es, generalmente, antigua o para señoras. Bueno fui a una tienda me probé una campera que era linda, no era la gran cosa pero safaba, el problema fue el precio ($6500) a mí me parece una barbaridad pagar eso más porque no era de marca nada. Ahora surgió el segundo problema por qué se tiene que pagar tanto la ropa en talles grandes, muchas veces hasta el triple de lo que salen los talles "estandarizados" sé que se usa más tela pero no se justifica. Bueno fui en busca de otras tiendas y nadie tenía camperas de abrigo en talles grandes hasta que fui a una cuarta tienda donde me tuve que comprar una campera de hombre, sí de hombre 😞 Es horrible que una piba tenga que comprarse ropa de hombre porque nadie vende ropa talles grandes. Esto me llevo a preguntarme el por qué de esto, por qué no pueden hacer la misma ropa hermosa que hacen para flacas en talles grandes? Por qué todo tiene ser ropa negra o de señoras de 80 años? Acaso no somos mujeres también? Nadie piensa en nosotras?. Cabe aclarar que esto se padece más si es que vivis en ciudades chicas o en el interiot del país. No sé si será así en todos los lugares, espero que no. Nunca van a faltar los ignorantes que digan "Y bueno adelgaza..." y ahora yo digo por qué tenemos que cambiar nosotros y no ellos? Aparte uno no solo esta gordo porque le guste comer, muchos padecemos enfermedades. En fin... En alguna etapa de mi vida me gustaría emprender diseño y confección de ropa para personas con obesidad, aclaro que nunca pensé decir esto porque soy una mina cero moda jaja pero dan bronca estas cosas y me impulsa a intentar hacer el cambio. Bueno reflexionemos gente y pongamosno en el lugar del prójimo. Voy a seguir escribiendo sobre otros temas. Si tienen comentarios o dudas sobre donde comprar ropa en Argentina me dicen, yo compro online ya que acá no consigo nada. Se me cuidan preciosuras, cuando quieran me escriben 😙😙💖💖
1 note · View note
brooklyn-hq · 5 years
Text
AUDICIÓN ACEPTADA.
Tumblr media
Le descubrimos. MAXWELL COHEN continúa en la ciudad. ¿Será que sus problemas también?
En la ciudad en la que la juventud no descansa, nada pasa desapercibido. Mucho menos estas familias que con rumores y pisadas fuertes se apropian de la noche y el día a día en Brooklyn. Sin embargo, ¿será cierto esto que dicen de que todo tiene su final? Tendrá que verse.
Duma, ya casi estás dentro! Bienvenide a BROOKLYN-HQ. Ojalá disfrutes de tu estadía en el roleplay y puedas sacarle provecho a toda la experiencia. Para completar el último paso, se espera la cuenta de tu personaje en las próximas 24 horas. De necesitar más tiempo, ¡date una vuelta por el inbox!
OOC.
Nombre. duma.
Edad. veintidós.
País. gmt-6
Nivel de conexión. ocho.
Triggers. non-con, incesto.
¿Algo que agregar? me ha gustado muchísimo la trama ¡y me da mucho gusto que se hayan abierto reservas!
Contraseña. omitido.
IC.
Nombre completo.  Maxwell Cohen.
Edad. veintiocho.
Cupo. setenta y nueve ( 79 )
Faceclaim. Bill Skarsgard.
Ocupación. periodista político de brooklyn eagle.
Actividad ilícita: boxeador en las peleas clandestinas.
a) es un secreto para nadie/sus amistades/su familia/todos. (marcar con negrita) b) es una actividad que lleva a cabo en pocas ocasiones/seguido/siempre. (marcar con negrita)
Descripción psicológica
( positivos )disciplinado - diligente - altruista - liberal. ( negativos )impersonal - hosco - crítico - rencoroso.
Datos curiosos.
primera escena. Primogénito es palabra que carga complicaciones en el momento que se atraviesa el plano cósmico para llegar al mundo, Maxwell fue el primer hijo de la familia Cohen, nació en una ventisca cuando las calles de Brooklyn se encontraban cubiertas de nieve, la llegada al hospital trabajosa quizá prediciendo el futuro, broma del destino que terminaba dictando que no sería sencillo caminar la linea temporal de existencia propia, fue sencillo al parecer, su madre relata que apenas y lloró el resto de la noche, el resto de una vida, al menos aquello fue continuo, porque melancolía siempre se deslizó en secreto.
segunda escena. La infancia es complicada, no se encuentra ni cerca de emular aquellas que observa en las vitrinas de tiendas departamentales, a aquellas que apenas se alcanzan a ver en difusa señal del televisor, hogar roto, es algo que le gritan un par de niños en la escuela media, madre soltera se escupe entre palabrerías que son burlonas, jamás entendió el estigma que se mantenía en sociedad hipócrita, lo repudiaba, porque a sus ojos su madre era la persona más fuerte que había conocido, era la mujer que terminaba perfilando idealización de lo que significaba tornarse figura parental.
tercera escena. Es complicado el encontrar terreno medio entre caótica búsqueda de supervivencia y los valores y moralidad que se ha esforzado su madre en forjar, por lo cual búsqueda de pasión que pueda otorgarle bienaventurado sentido de justicia se presenta casi con apremio desesperado, se decanta por el periodismo, movimientos políticos le intrigan hasta el punto de querer analizarlos todos, comienza a hacerlo desde las pasantías, se perfila con el ojo crítico necesario para comenzar la escalinata sin siquiera llegar todavía a la graduación y en parte lo termina logrando, inexorable es sentimiento de triunfo, orgullo de su madre llenando las entrañas, aunque ella es ignorante a lo que pasa en el detrás de escenas.
cuarta escena. Los primeros golpes se otorgaron por casualidad, cólera contenida desquitada con un par de borrachos, después de escena que dejó curtidos los nudillos no pudo parar, noche tras noche, pelea tras pelea, comenzó a llevar mucho más dinero que el que se esperaba de él, excusas de que avanzaba rápido en el trabajo, excusas de que había buena remuneración en la honestidad de un trabajo bien hecho, jamás se sintió tan hipócrita, jamás pensó que la culpa sería algo que era capaz de sentir.
quinta escena. Todavía se encuentra escribiendo, todavía se encuentra peleando pero es más complicado excusar moretones en la piel, tanto en el trabajo cuando otorga visitas semanales a su madre, ya no existen palabras que pueda otorgar que sosieguen preocupación, porque se ha metido hasta el cuello, se ha perdido irremediablemente en peligrosa espiral, y no sabe ya, si podrá detenerse eventualmente.
1 note · View note