Tumgik
#volante de dirección
sigalrm · 1 year
Video
Instrumententafel
flickr
Instrumententafel by Pascal Volk
0 notes
sicl5 · 1 month
Text
Capítulo 10 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Cañón Cosmo: El cielo.
Estábamos en el aire, montados en la avioneta y cada vez faltaba menos para llegar a Cañón Cosmo. Cid seguía pilotando el avión de manera perfecta y al final parecia que habíamos hecho una buena distribución del peso.
— Ugh… Qué va…- Dijo Yuffie.
— ¿Qué?- Preguntó Cid.
— Pensé que en las alturas… no tendría problemargh…- Mencionó Yuffie. 
— ¡Cagüen!- Exclamó Cid.- ¡La pota fuera!
— Oye, Cid.- Dijo Barret.- ¿Qué pasa si Shinra nos pilla volando así por libre?
— ¡Ni que el cielo tuviera dueño!- Exclamó Cid.- ¡Que le den por saco a Shinra!
— ¡Así se habla!- Exclamó Barret. No pude evitar reir.- ¡Tú eres de los míos, macho!
— Parece que nos vamos acercando.- Mencionó Red XIII.
— ¡Sip! ¡Toca descender!- Dijo Cid.
El avión empezó a descender y sacó sus ruedas para aterrizar de la mejor manera posible. Nos levantamos todos rápidamente y salimos del avión. Había sido un agradable paseo aéreo. 
— Tengo que parar aquí.- Mencionó Cid.- No puedo acercaros más, así que tendréis que seguir a pata.
— ¿Cómo contactamos contigo?- Preguntó Barret.
— Hacedme señales de humo.- Respondió Cid.- Iré cagando leches en cuanto las vea. ¡Venga, nos vemooos!
En ese momento Cid se volvió a poner al volante del avión y despegó dejandonos atrás. 
— Seguidme; conozco el camino.- Dijo Red XIII.
Empezamos a seguir a Red XIII. Cañón Cosmo era más desierto, nada parecido a Gongaga de donde veníamos. Se hacía hasta un poco pesado andar por los caminos de arena en dirección al pueblo. Varios monstruos se entrometieron en nuestro camino pero realmente nada que un par de golpes no pudiera solucionar. 
— Oye.- Dijo de golpe Cait Sith.- Prrr continuar donde lo dejamos… ¿Decíais que Sephiroth es el enemigo? Si el supuesto héroe está vivito y coleando… ¿Qué es lo que se trae entre patas? 
— Su objetivo es proteger el planeta.- Respondí.
— Pero eso está la mar de bien, ¿no?- Mencionó Cait Sith.
— El problema es que le traen sin cuidado los seres humanos.- Agregó Cloud. 
— ¡Prrr! Ya lo pillo.- Dijo Cait Sith.- No tiene miaucho sentido un planeta sin gente, ¿no?
— ¿Se os ha olvidado que tenemos más enemigos?- Preguntó Barret.- Y hay uno en concreto que pretende quitarnos de en medio para seguir chupando la sangre al planeta. ¡Shinra!
Poco tiempo después llegamos a un puente donde en el final se podía ver la entrada al pueblo. En ese momento Red XIII se puso super contento y empezó a correr hacia los guardias que protegían la entrada.
— ¡Bueeeenas! ¿Me habéis echado de menos?- Preguntó Red XIII con un tono diferente de voz al que usualmente estabamos acostumbrados.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.- ¡Bienvenido, Nanaki! ¡Qué alegría verte! Se te nota lozano. Vamos, ¡a saludar al maestro Bugenhagen! 
Todos mirábamos sin entender absolutamente la escena. Entre la voz, la reacción de Red XIII y "Nanaki", era todo una incógnita. 
— Esta gente me ha ayudado bastante.- Dijo Red XIII refiriéndose a nosotros.- Son unos buenazos. Dejadlos entrar. 
En ese momento Red XIII echó a correr hacia dentro del pueblo.
— ¿Nos hemos perdido algo?- Preguntó Barret.- ¿Cómo que "Nanaki"?
— Me estaba preguntando lo mismo… ¿y su voz?- Pregunté yo sin entender nada. 
— Me parece una monada.- Dijo Aeris con una sonrisa. 
— Disculpad un momento.- Nos dijo el guardia sacando un cartel.- Empezaron a caer del cielo esta mañana… Son los que destrozaron los reactores de Midgar…
Nos miraron fijamente, comparando nuestros físicos con las fotos del cartel.
— Pero veo que no tenéis nada que ver.- Mencionó el guardia de golpe. Nos quedamos sin entender nada.- Además que vais con Nanaki, así que sin problema. 
El hombre nos enseñó el cartel y no pude evitar reir un poco. Los nombres coincidían pero no las caras, habían puesto otras imágenes de otras personas. 
— Uy…- Dijo Yuffie mirando el cartel.
Cait Sith empezó a saltar y se puso las manos en su cadera con una amplia sonrisa.
— Os doy la bienvenida a Cañón Cosmo, la cuna de la astrobiología.- Agregó el guardia. 
Cañón Cosmo: Aldea.
Entramos a la aldea y empezamos a andar más que nada buscando dónde habia ido Red XIII.
— No parecíamos nosotros en los carteles de "Se busca" de AVALANCHA.- Dijo Tifa.
— Qué gracioso, ¿no?- Dije yo con media risa en la boca.
— Algo están tramando.- Mencionó Cloud.
— Me da mala espina…- Añadió Aeris. 
Empezamos a subir las escaleras de la aldea y en una de las plataformas vimos finalmente a Red XIII, contemplando las vistas. No tardó demasiado en vernos.
— Yo nací y crié en este hermoso valle.-Dijo Red XIII.- Se suponía que mi labor era defenderlo, pero Shinra me capturó. Creo que ya he pagado mi deuda. Va siendo hora de dejaros. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí. 
— Te echaremos muchísimo de menos.- Dijo Aeris. 
— Calla, calla… Que ya me está costando.- Mencionó Red XIII.- ¡Pero es que tengo que proteger este valle sí o sí! 
— Qué bien engañados nos has tenido todo este tiempo, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a él. 
— La gente suele subestimar a los canes.- Respondió Red XIII. 
— ¡Nanakiiii!- Exclamó de golpe una voz desconocida. Miramos hacia arriba y vimos a un abuelo montado encima de una bola.
— ¡Abuuuu!- Exclamó Red XIII. 
Aeris le asintió a Red XIII y él se fue corriendo una vez más. 
— Pues vaya.- Dije yo, cruzándome de brazos.- Cuántas vueltas da la vida.
— ¿Así que esto es un adiós?- Preguntó Tifa.  
— Podemos venir a verle cuando queramos.- Mencionó Barret.- A todo esto, ¿qué hemos venido a hacer aquí? Yo voy a hacer mis pesquisas como astrobiólogo. 
— ¡Materias! ¡Materiaaas!- Exclamó Yuffie. 
— Pues yo…- Dijo Cait Sith corriendo hacia unas escaleras y sentandose.- ¡Miaulehop! Voy a reposar, con vuestro prrrmiso. 
En ese momento solo quedabamos Cloud, Aeris, Tifa y yo.
— ¡Vamos a explorar!- Dijo Aeris.
Asentimos y empezamos a explorar la aldea. Era una aldea muy rústica, antigua, hecha totalmente de madera pero eso le daba un buen toque y más teniendo en cuenta la zona geográfica en la que nos encontrábamos. Nos metimos en un ascensor y subimos para llegar a una de las zonas más altas de la aldea. Delante de lo que parecía una especie de casa se encontraba Red XIII con el viejo encima de una bola.
— ¡Abu! ¡Aquí están!- Exclamó Red XIII.
— Os agradezco que hayáis cuidado de Nanaki todo este tiempo.- Nos dijo el viejo.- Soy Bugenhagen. Enseño astrobiología aquí en Cañón Cosmo. Bueno, lo poco que sé. 
— ¡Anda ya!- Dijo Red XIII.- Pero si eres una enciclopedia con patas. 
— Desde luego, más que tú sí que sé, jovencito.- Dijo Bugenhagen mirando a Red XIII. 
— ¿"Jovencito"?- Preguntó Red XIII.- ¡Ya tengo cuarenta y ocho años!
— ¿Cóóómo?- Exclamó Tifa. Los cuatro parecíamos muy sorprendidos.
— Veréis, el linaje de Nanaki es muy logevo.- Explicó Bugenhagen.- La edad que tiene ahora mismo equivale a unos quince o dieciséis años humanos. 
— ¡Ya soy adulto! Puedo defender el valle y a todos yo solito.- Dijo Red XIII.- No haré como mi padre. 
— A todo esto, habrás saludado a la gente del valle, ¿no?- Preguntó Bugenhagen. 
— Aún no. Ahora voy.- Después de eso Red XIII se fue.
— Perdonadme. Si os parece bien, puedo mostraros las instalaciones.- Nos dijo Bugenhagen. 
Observatorio de Cañón Cosmo.
Aeris y Tifa parecían muy emocionadas. Yo también tenía ganas de saber que nos iba a enseñar y contar el señor Bugenhagen. Le seguimos, entrando en la casa, dándonos cuenta que no es una casa cualquiera sinó un observatorio. Todo era impresionante, estaba repleto de libros y de artilugios que no había visto en la vida. 
Me acerqué a una gran maqueta de lo que parecía un planeta, era impresionante.
— Esto es una maqueta del planeta en el cosmos.- Me explicó Bugenhagen.- El polvo que se acumula sobre su faz podría representar a la humanidad. 
— Vaya…- Expresé yo.
Subí a la segunda planta y allí se encontraba un holograma de Red XIII. Me acerqué a este a mirarlo fijamente. 
— Ese es Nanaki de cachorrito.- Mencionó Bugenhagen.- Ni te imaginas lo traviesillo que era… 
— Aw que monada.- Dije yo.
Aeris estaba mirando fijamente una máquina y de golpe se escuchó un sonido grave salir de esta.
— A ver qué pasa…- Dijo Bugenhagen acercándose. 
El sonido volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y claro. Aeris se tapó las orejas y Tifa miró fijamente del cacharro de donde provenía.
— Esa llamada…- Dijo Tifa mirándome a mi. 
— Son los lamentos del planeta.- Explicó Bugenhagen.- Una triste melodía que últimamente se escucha mucho. Nos llegan desde las profundidades de la tierra, a través de tubos acústicos. 
— Se equivoca.- Me crucé de brazos mirando fijamente a Bugenhagen.- No son lamentos del planeta. Son de las Armas que lo protegen. 
— Luces con seguridad mientras lo dices.- Me dijo Bugenhagen.
— Es que las hemos visto.- Mencionó Tifa.- En los reactores de Gongaga y de Corel. Son enormes… 
— Qué historia más interesante.- Dijo Bugenhagen.- Inhalar mako tiene una ristra de efectos secundarios. Yo no me fiaría de lo que creíste ver allí.
Mi cara en ese segundo cambió y lo miré fijamente. No estábamos mintiendo.
— Pero…- Dijo Tifa. 
— Claro que… es evidente que nunca habéis profundizado en la astrobiología.- Mencionó Bugenhagen.- Pero estáis en el lugar adecuado. Seguidme.
Lo seguimos a otra sala del observatorio. Allí Bugenhagen se puso a tocar una máquina. 
— Aquí tenéis el planetario.- Dijo Bugenhagen.- Shinra tiene uno mucho más avanzado, pero este es el original que construí yo mismo. Bueno, comencemos. 
En ese momento la máquina de enmedio empezó a girar y la plataforma en la que estábamos se elevó llegando a una parte superior toda oscura. De golpe se iluminó, enseñándonos el cosmo con los planetas y su espacio estrellado. Era increíble de ver. 
— Qué bonito…- Dijo Aeris con una sonrisa. 
— Aún no has visto nada, joven.- Dijo Bugenhagen. 
Los planetas se empezaron a mover alrededor del sol del cosmo. Parecía una especie de proyección pero todo era mecánico.
— Nuestro planeta y el cosmos: formas de vida y misterios.- Dijo Bugenhagen.- La astrobiología se basa en el conocimiento del ciclo de la vida en Gaia. Este planeta, nuestro hogar tan lleno de vida, es la cuna de la humanidad. El ser humano nace y, al cabo de cierto tiempo, muere. Pero ¿qué sucede después de la muerte? El cuerpo se descompone y vuelve al planeta. ¿Y qué ocurre con la conciencia, el alma, el espíritu? Este también vuelve al planeta. Pasa a formar parte de él; fluye como sangre por sus venas. Este fenómeno se conoce como la corriente vital, cuyo caudal acoge nuevas almas y las reparte. La corriente vital, es dicho de otro modo, energía espiritual en perpetuo flujo. Y es indispensable para que continúe la existencia del planeta tal y como lo conocemos. Si dicha energía se agotase… 
En ese momento nuestro planeta se destruyó y Aeris lo miró conmocionada. Cloud y Tifa la miraban mientras yo estaba ocupada intentando entender el porqué todo lo que el señor Bugenhagen contaba me sonaba tan extraño. La plataforma bajó y con eso la explicación finalizó. 
— Estos son los fundamentos de la astrobiología.- Dijo Bugenhagen.
— Entonces, ¿el uso industrial del mako drena la energía espiritual?- Preguntó Cloud. 
— Así es.- Mencionó Bugenhagen.- Una vez extraída y procesada, dicha energía ya no puede cumplir su función original. Se consume como combustible y se pierde para siempre. 
— ¿Para siempre…?- Preguntó Tifa.
— No creo que sea para siempre.- Mencioné yo.- ¿No cree que se transforma y vuelve a la corriente vital?
— Hm.- Murmulló Bugenhagen.- ¿Cómo se te ocurren estas teorías? 
— Ella… sabe mucho más de lo que puede parecer.- Mencionó Tifa mirándome fijamente. Yo la miré, si sabía cosas pero no sabía exactamente el porqué y parecía que la respuesta había sido encontrada por Tifa en la corriente vital, cuando caímos.
— Interesante…- Dijo Bugenhagen.- ¿Qué tal si participáis las dos en uno de nuestros seminarios?
En ese instante Bugenhagen aplaudió y la puerta se abrió inmediatamente.
— ¿Nos necesita, señor?- Preguntó uno de sus ayudantes. 
— Acompañad a las señoritas a la sala de conferencias.- Mencionó Bugenhagen. 
— Seguidnos, por favor.- Dijo el ayudante. 
— De acuerdo.- Dijo Tifa. 
— ¿Os puedo acompañar?- Preguntó Aeris.
Bugenhagen asintió y nos dio la orden de seguir a sus ayudantes. Ya empezaba a caer la noche en Cañón Cosmo y aunque todo era muy agradable de mirar yo no podia parar de pensar en lo que acababan de explicarnos. ¿Por qué una ciencia llamada "astrobiología" respalda sus explicaciones en la espiritualidad? No podia quitarmelo de la cabeza. No tenia lógica ninguna. 
Nos sentaron alrededor de una hoguera, varios poblareños también acudían a la sesión. Un moderador daba paso a la sesión y la gestionaba. Todo el mundo escuchaba las historias de los demás pero yo casi que no escuchaba a nadie. Seguía sucumbida en mis pensamientos. 
En vez de ciencia… parece una religión. 
— Joven.- Dijo el moderador mirando a Tifa.- Adelante, nos gustaría escuchar tu historia. 
— Sí, vale…
En ese momento conecté y miré a Tifa quien me miró antes de empezar. Parecía que buscaba mi aprobación para contarlo y yo asentí. Necesitaba saber que había pasado.
— Yo… bueno… Estuve atrapada en la corriente vital. Aquello irradiaba una belleza indescriptible. Además… no estava sola. Pero la única que parecía atrapada era yo… Tuve suerte, la chica que estaba a mi lado parecía saber exactamente dónde nos encontrábamos y como salir de allí…- Las palabras de Tifa solo hacían que mis ojos se abrieran cada vez más. ¿Hablaba de mi?- Para poder avanzar… tenían que asaltarme mis recuerdos. Lo vimos las dos, esa chica y yo. Me sentí rodeada de ternura y recobré momentos que había olvidado. El regazo del planeta es muy acogedor. Pero… no todo era tan bonito. Ese hogar, el hogar de la chica, no era simplemente su hogar. Alguien más lo custodiaba. Una aura maligna y el planeta junto con la chica luchaban contra ese enemigo. Yo… Nosotros… no podemos vivir sin el planeta. Por eso, tenemos que apoyar al planeta en su lucha contra esta amenaza. Creo que… la clave de esa protección del planeta puede ser aquella chica… pero no sé nada más… Pensé que aquí encontraría respuestas, pero no ha sido así. No me malinterpreten. No estoy criticando la astrobiología ni pretendo asustarles. Es que… Lo siento, no logro explicarme bien… 
El moderador empezó a aplaudir y todos los oyentes no tardaron en hacerlo también. Yo también aplaudí, mirándola. 
— No te preocupes.- Dijo el moderador.- Siempre nos encontrarás aquí, dispuestos a escucharte. Sigue reflexionando y un día encontrarás en tu interior la respuesta que buscas. De acuerdo. Ya casi es la hora de la confluencia de las almas. Las Candelas nos esperan. 
Todos se levantaron y Tifa y Aeris no tardaron demasiado en hacerlo también. Yo sin embargo, no podia moverme. No cabía en mi cabeza algo así, eso que había pasado.
 — Tifa.- Dije sin desviar la mirada del suelo.- Esa chica… ¿era yo?
— Sil…- Me dijo Tifa ayudandome a levantarme.- Sí…
— ¿Quién soy en verdad? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?- Un montón de preguntas empezaron a perforar mi cabeza. 
— Tu misión…- Me dijo Aeris, con la mirada preocupada.- creo que lo sabremos más adelante. 
— Lo descubriremos, Sil.- Mencionó Tifa.- Estoy segura de ello.
Asentí. Las tres juntas pasamos por al lado de Cloud, quien había estado allí escuchando toda la sesión. Lo miré a los ojos por un momento y parecía preocupado pero no me sentía nada bien. Le medio sonreí como pude y nos fuimos hacia la parte de abajo de Cañón Cosmo, para poder empezar con el ritual de Candelas. 
Candelas. Ritual de la confluencia de las almas.
Llegamos al ritual. Una fogata enorme estaba en el centro y la gente se reunía a su alrededor. Agradecí a Tifa y a Aeris con la mirada y me senté en el suelo a mirar el fuego. Los demás del grupo se encontraban allí también, todos esperábamos a que empezara. 
— Sil.- Escuché la voz de Cloud detrás de mí y me levanté en ese momento para mirarlo.- ¿Estás bien?
—  Podría estar mejor.- Dije yo.- Cada dia me entero de cosas más turbias sobre mi y me da miedo saber quien soy en realidad.
— Parece que tienes un papel importante en este viaje… No tienes por que tener miedo.- Me respondió Cloud.
— Lo intento, de verdad.- Mencioné.
En ese momento le sonreí a Cloud. Estar con él me hacía sentir bien, se paraban los problemas. Era todo lo que necesitaba.
Quizás… si siento algo por él. 
El ritual no tardó en empezar. Aeris agarró una antorcha y la encendió con la llama de la hoguera así quemando la madera muerta que rodeaba la fogata, creando más fuego. La gente se empezó a acercar un poco más y miraban fijamente a Aeris.
— Soy una Anciana, descendiente de los Cetra, los primeros habitantes del planeta.- Explicó Aeris.- Y soy la última de su linaje. Debido a mis orígenes… pasé mi infancia encerrada, y me han vigilado toda la vida. Me han tratado con miedo o, a veces, como si no existiera. Mi linaje no me ha traído nada bueno. Incluso cuando me lo estoy pasando bien, si pienso en quién soy, me invaden los malos pensamientos. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Aunque sé que nunca podré vivir una vida normal, no paro de desearla… y de desesperar.
Cloud me agarró fuerte la mano mientras Aeris explicaba todo y se soltaba. Yo también se la apreté. 
— A pesar de todo, ser quien soy me ha llevado a conocer a personas increíbles.- Dijo Aeris.- Así que todo ha merecido la pena. Hice bien en ser paciente. 
Aeris le dio la antorcha a una local y estos se preparaban con unas linternas que iban a lanzar al aire. 
— Seguiré dando lo mejor de mí para tenerlas siempre a mi lado…- Mencionó Aeris. Una pequeña lágrima salió de mi.- aunque no pueda tener una vida normal. 
Aeris hizo una reverencia y todo el mundo empezó a aplaudir. No me quedé atrás y aplaudí con todas mis fuerzas, sus palabras me habían conmovido muchísimo. Todo el mundo agarró una de las lámparas y las dejaron ir, llenándose el cielo de conos luminosos. 
— Woah…- Exclamé mirando a mi alrededor.- Que bonito…
— Ahora… Que crucen el valle.- Dijo una astrobióloga. 
Cloud me acercó a él, poniendo su brazo en mi hombro, abrazándome y miramos fijamente las luces, irse por el cielo y así, cerrando un ciclo.
Cuando terminó nos reunimos de nuevo todo el grupo, incluido Red XIII. Nos había llenado el corazón a todos.
— Conque aquí estabas, Nanaki.- Dijo Bugenhagen acercándose a nosotros y mirando a Red XIII.
— ¿Abu?- Preguntó Red XIII. 
— Debo hablar contigo de una cosa. Venid vosotros también.- Mencionó Bugenhagen antes de emprender marcha. Empezamos a seguirlo.- ¿Qué tal la confluencia de las almas? Es curioso, pero cada vez vienen más personas solo para verla. Suelen describirla como algo bellísimo, conmovedor, grandioso, emocionante… Nueve de cada diez usan palabras por el estilo. Me parece precioso que el ritual sea capaz de conmover los corazones de tanta gente. Sin embargo, luego nadie se atreve a dar el paso de estudiar astrobiología… Perros, gatos, pájaros, peces, flores…Todo el mundo sabe que son seres sintientes. Cuando nace un bebé, cuando brota una flor… sentimos cómo emerge la vida. Ocurre lo mismo con el planeta. Disculpadme, no hay quien me pare cuando empiezo a hablar. Los viejos siempre con nuestras batallitas. 
Puerta del sello.
Nadie respondió, nadie dijo nada. Simplemente le seguíamos hasta que llegamos a una extraña puerta, enorme. 
— De acuerdo, podemos proceder.- Dijo Bugenhagen.
— Pero esta puerta…- Mencionó Red XIII. 
— La sellé para que nadie pudiese entrar.- Explicó Bugenhagen.- Aunque ha llegado el momento de demostrar tu valía. 
— ¿Eh?- Preguntó Red XIII. 
— Debes superar una prueba si quieres convertirte en guerrero y defender este valle.- Mencionó Bugenhagen.- ¿Te ves preparado? 
— Sí.- Respondió Red XIII.
— Necesitaré vuestra ayuda para la prueba.- Dijo Bugenhagen mirándonos a todos.- Requiere adentrarse en un lugar harto peligroso. Avisadme cuando estéis listos. 
— Lo estamos.- Dijo Cloud.
— Adelante, pues.-Bugenhagen abrió la puerta viéndose la entrada a una gran cueva.- Hay que adentrarse en las profundidades de esta cueva. 
Cueva de los Gi: Senda del retorno.
Empezamos a bajar las escaleras que conducían a la cueva e incluso tuvimos que subirnos a un ascensor para bajar más.
— ¿Os ha contado Nanaki algo sobre sus padres?- Preguntó Bugenhagen. 
— Qué va.- Respondió Cloud. 
— Eran los guerreros encargados de proteger el valle.- Explicó Red XIII.- Cuando nos invadieron, mi madre no dudó en lanzarse contra el enemigo. Murió defendiéndonos. En cambio mi padre fue un cobarde… Huyó con el rabo entre las patas. 
— Pobre Seto.- Dijo Bugenhagen.- Nunca le perdonarás, ¿verdad? 
— Jamás.- Exclamó Red XIII. 
Sala del engaño.
— A partir de aquí, solo puede continuar el participante, acompañado de un testigo.- Mencionó Bugenhagen.
— ¿Quién?- Preguntó Red XIII. 
— Voy yo.- Dijo Cloud. 
— No eres el más indicado para este cometido.- Dijo Bugenhagen mirando a Cloud.- A ver…-Bugenhagen nos hizo una repasada a todos con sus ojos pero se pararon en Barret.- Debes acompañarle tú. 
— ¿Yo?- Exclamó Barret. 
— Venga ya…- Expresó Red XIII. 
— Yo también te quiero, ¿eh?- Exclamó Barret. 
— Preparaos bien.- Dijo Bugenhagen. 
— Vale…- Respondió Red XIII.
Bugenhagen, Red XIII y Barret se fueron cueva abajo y los demás del grupo nos quedamos al lado del ascensor por órdenes de los ayudantes de Bugenhagen. Me apoyé en la pared y cerré mis ojos. Estaba cansada de todo lo que llevaba viviendo estos días y necesitaba un segundo de pausa. 
Pasado un rato los ayudantes de Bugenhagen nos hicieron una señal para que fuéramos con ellos y nos bajaron hasta incluso más abajo en ascensor. Salimos de este y nos indicaron de subir una pequeña cuesta. Allí se encontraba Red XIII junto con Barret y Bugenhagen. Parecía que lo habían logrado. El camino estaba lleno de antorchas que iluminaban y al final de este una estatua de un perro, parecido a Red XIII, custodiaba el pico más alto de la cueva. 
— Es el guerrero que luchó él solo para defender el valle.- Dijo Bugenhagen.- Sigue protegiéndonos desde aquí. 
— Abu, ¿no será…?- Dijo Red XIII.- ¿Seto? Mi… ¿padre?
— Aunque las flechas envenenadas lo convirtieron en piedra, su coraje salió indemne.- Explicó Bugenhagen. 
— Y mamá… ¿Mi madre lo sabía?- Preguntó Red XIII.
— Así es.- Dijo Bugenhagen.- Fueron ellos dos quienes me pidieron sellar la cueva. 
— ¿Por qué…?- Preguntó Red XIII.- ¿¡Por qué no me he enterado hasta ahora!?
— Porque te habrías adentrado en este lugar tú solo sin pensarlo dos veces.- Explicó Bugenhagen.- Lo que más ansiaban proteger tus padres… no era otra cosa que a ti, Nanaki.
— ¿Por qué era pequeño y debilucho?- Preguntó Red XIII.
— Hasta los cachorritos pequeños y debiluchos pueden convertirse en espléndidos guerreros.- Mencionó Bugenhagen.- Por eso te he traído aquí, Nanaki. Tu viaje debe continuar. 
— ¡Yo soy el guerrero del valle!- Exclamó Red XIII.- Y debo defenderlo como hizo papá…
— Escúchame, Nanki.- Saltó Bugenhagen.- Hice oídos sordos a las historias que contaron tus amigos. Me sonaban a las palabrerías que se cuentan en los seminarios. Teniendo ocasión de ver y oír cosas nuevas, pasé de largo como si fueran pamplinas. 
Todos observábamos serios la situación y escuchábamos con atención las palabras de Bugenhagen.
— Soy consciente de que he desdeñado grandes saberes por no querer poner a prueba mis creencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Abu…- Dijo Red XIII.
— La juventud no debería sentirse anclada a un solo lugar.- Añadió Bugenhagen.- ¡Vamos, Nanaki! No dejes que este valle te vea envejecer. Mi vista y mis oídos ya no son lo que eran. ¡Así que explora mundo por este anciano! Cuidad de él, ¿de acuerdo?
— Por supuesto.- Respondió Cloud. 
— ¡No has pasado la prueba!- Exclamó de golpe Bugenhagen mirando a Red XIII.- Vuelve cuando hayas entrenado más. Seguro que puedes, ¿a que sí? 
— No lo dudes.- Respondió Red XIII. En ese momento él echó a correr y se situó en una parte alta de la cueva, mirando la estatua de su padre.- Después de todo, soy Nanaki de Cañón Cosmo. ¡Hijo de Seto el guerrero! ¡Auuuu!
De la estatua de Seto lágrimas salían de su ojo petrificado y Red XIII miraba fijamente la situación, aullando. Barret se puso sus gafas, también le había conmovido. Pero no tardamos demasiado en descolocarnos de la situación al ver un aura roja salir del suelo y dar vueltas en un punto. De golpe, una especie de monstruo con apariencia cadavérica se apareció delante nuestro. 
— Hijo del guerrero…- Dijo el monstruo.- Mi nombre es Gi Nattak. Hete aquí, Seto, audaz guerrero… Pues a tu clan le confiamos una vez más nuestras plegarias. Te agradecemos tamaña compasión. 
Gi Nattak miró directamente a Aeris y ella se asustó un poco.
— Guerrero Nanaki y… dama de los Cetra. Acompañadme.- Mencionó Gi Nattak. 
En ese momento desapareció por donde teníamos que seguir, señalizandonos el camino. 
— ¡Abu!- Exclamó Red XIII.
— Esto se pone interesante.- Dijo Bugenhagen. 
— Te acompañamos por 2000, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a Red XIII con una sonrisa. 
Me reí un poco por el comentario de Barret y miré un momento a Cloud quien parecía mirar con miedo hacia adelante. Me giré, viendo su punto y allí estaba: Sephiroth. Nos sonrió a los dos para luego marchar, hacia donde teníamos que ir.
— No, esta es gratis. Vamos.- Dijo Cloud. 
Empezamos a avanzar rápidamente por el camino marcado. Cloud parecía muy decidido y eso era porque Sephiroth había aparecido delante de nuestras narices una vez más. 
Golfo de exilio.
— ¿Alguien me explica de qué va todo esto?- Preguntó Yuffie.- Es que no sé que hago aquí, la verdad, si mi misión es reunir materias y luchar por Wutai. 
— Prrr, deja de maullar.- Dijo Cait Sith.- ¿Y cómo es que no tienes los bigotes como escarpias? 
— ¿Qué te pasa?- Exclamó Yuffie.- Si el Gi ese es muy educado. 
— Esos son los peores. No bajes la guardia ni un segundo.- Dijo Barret.
Había un lago enorme de lo que parecía ser mako y un pequeño puerto con una barca. Allí se encontraba Gi Nattak, que nos esperaba montado en ella. 
— Os mostraré dónde vivimos.- Dijo Gi Nattak.- Subid. 
— ¿Qué nos das por subir? ¿Tenéis materias para regalar?- Exclamó Yuffie. 
— Da la casualidad de que nosotros también vamos en pos de cierta materia.- Mencionó Gi Nattak. 
Yuffie super convencida después de esas palabras se montó contenta en la barca.
— ¡Venga, para dentro!- Exclamó Yuffie. 
Todos bajamos a la barca como pudimos y nos sentamos, apañándonos. Gi Nattak empezó a navegar por el mako. Todo esto me daba una extraña sensación en el cuerpo. ¿Dónde nos estábamos metiendo?
— Ya tengo náuseas…- Dijo Yuffie. 
— Balancéate al compás de la barca.- Dijo Red XIII. 
— Qué fácil decirlo, ¿eh?- Mencionó Yuffie. 
— Si te has subido a la barca encantada…- Dijo Tifa mirando a Yuffie. 
— Me ha podido el ansia de materias.- Expresó Yuffie. 
— Silencio.- Dijo Gi Nattak.- El planeta nos escucha. 
— ¿Y eso es malo?- Preguntó Barret. 
— Lo será si llega a oídos del planeta. Y llegará, por vía de la joven Cetra.- Explicó Gi Nattak.
— ¿Tanto miedo le tienes?- Pregunté sin pudor.
— Su pueblo no destaca por su espíritu misericordioso.- Respondió Gi Nattak. 
— Yo solo soy su descendiente.- Dijo Aeris levantando la mano. 
— Quizá solo hayas heredado su sangre.- Mencionó Gi Nattak mirando fijamente a Aeris.- Has olvidado su historia. 
— ¿Eso crees?- Preguntó Aeris. 
— El sino de los Cetra es el sufrimiento.- Dijo Gi Nattak.- Cuanto menos sepas, más tiempo disfrutarás de tu vida. 
En un mundo paralelo (Zack POV)
Me encontraba junto con Biggs en la casa abandonada de la barriada del sector 5. Llegamos y Biggs me empezó a contar su historia, lo que le había pasado. 
— Entonces… sentí como si estuviera sangrando por todos los poros.- Explicó Biggs.- El cuerpo no me respondía… Estaba seguro de que iba a palmarla. Pero aquí estoy. Sentí como si se levantara un viento muy fuerte… y me arrancara el alma del cuerpo… Cuando desperté, estaba en una cama del orfanato. Nadie sabe quién me encontró y me llevó allí. 
— A mí me pasó algo parecido.- Expliqué yo.- Tenía medio ejército rodeándome… Era de coña. Me dolía todo. Y sentí soplar esa corriente que dices. Cuando, de repente, me di cuenta de que seguía en pie, casi no podía creerlo. 
— No cabe en la cabeza, ¿eh?- Dijo Biggs.- Sobrevivimos de chiripa, solo para ver el fin del mundo. Y lo peor de todo… es que me haya tocado sobrevivir justo a mí. 
— ¿Qué quieres decir?- Le pregunté. 
— No paro de darle vueltas.- Me contestó él.- De todos los que éramos, ¿por qué tuve que ser yo el único que se librara? Si los demás siguieran conmigo, ¿qué esperarían de mí? 
— No pienses esas cosas.- Respondí.
— Ven conmigo.- Me dijo Biggs dirigiéndose a la puerta.- Te cuento en el camino.
Agarré mi espada y me la puse en la espalda. Salí de la casa junto con Biggs y empezamos a andar por la barriada.
— ¿Qué tal está Cloud?- Me preguntó Biggs. 
— El envenenamiento por mako es mal asunto.- Respondí.- No creo que se recupere de hoy para mañana. Pero yo haré lo que pueda por ayudarle. 
— Vaya. Cuando se recupere, seguro que lo cuenta como si hubiera sido un catarro.- Dijo Biggs.- Haciéndose el duro, como si esto no fuera nada del otro jueves. 
— ¿Esa es la impresión que tienes de él?- Le pregunté confundido. 
— Se comporta como si necesitara demostrar su valía a los demás.- Me respondió.- Y eso que con nosotros no tiene por qué. Sabemos de sobra que es un máquina. Además, se complementaba muy bien con Sil, los dos eran buenísimos en lo suyo.
— Espera… ¿Sil?- Exclamé.- ¿Conoces a Sil?
— ¿Eh? Sí.- Me dijo él.- Se unió a AVALANCHA no mucho antes de que me pasara lo que te he contado. No olvidaré las lágrimas que derramó encima mío cuando estaba apunto de morirme. Me gustaría verla y decirle que sigo vivo, para que se quede tranquila.
— ¿En serio?- No podía creer sus palabras.
— ¿Tú también la conoces?- Me preguntó Biggs.
— Sí…- Expresé.- No sabrás nada de su paradero entonces, ¿no?
— Ni idea… Lo único que se me ocurre es que Shinra la haya atrapado.- Respondió Biggs. 
— Dijeron en las noticias que no…- Suspiré, estaba muy preocupado por ella. 
Llegamos a un sitio con un tablón de anuncios. Biggs se paró enfrente de inmediato.
— Lee esto.- Me dijo Biggs señalándome uno de los carteles.
— A ver…- Dije yo acercándome.- "La destrucción del sector 7 fue obra de Shinra. No podemos permitir que se laven las manos de tanta sangre. ¡Uníos a AVALANCHA! ¡Hagamos que se enteren de que Midgar ni olvida ni perdona! Nos reuniremos en el descampado". Qué locura. 
— ¿Verdad?- Mencionó Biggs. 
— Se están tendiendo una trampa ellos mismos.- Dije yo.- Así juntitos será más fácil arrestarlos a todos. 
— No creo que se molesten en arrestarlos.- Dijo Biggs.- Llegarán, les dispararán a todos, y problema solucionado. 
— Pues mejor me lo pones.- Respondí. 
— Pero AVALANCHA.- Agregó Biggs.- necesita gente que esté dispuesta a hacer locuras. 
— ¡Eh!- Exclamé al ver que Biggs se iba.- No estarás pensando en ir a esto. ¡Venga, hombre! 
Fui hacia Biggs, decidí que lo iba a acompañar y que iba a acudir a la reunión. Solo para no dejarlo solo.
— ¿Tú alguna vez te has planteado qué quieres hacer con tu vida o qué sentido tiene?- Me preguntó Biggs. 
— Sí, supongo. Claro que sí, lo pienso a menudo.- Respondí.
— No se te nota.- Mencionó Biggs. 
— Es que desde que empecé a trabajar para Shinra, me ha pasado de todo. Ni te imaginas.- Dije. 
— Yo no paro de planteármelo desde que desperté en el orfanato. No quiero malgastar ni un solo día.- Me comentó Biggs.
— Oye, Biggs…- Dije.- ¿Hay alguien que se dedique a ser mercenario por aquí?
— Pues Cloud, claro está. ¿Seguro que sois amigos?- Me preguntó Biggs. 
— ¿Desde cuándo os conocéis?- Le pregunté. No me cuadraba nada. 
— Desde el día anterior a la misión, así que…- Mencionó Biggs.- Y el día de la misión conocí a Sil. ¿Cuánto hace de eso? No sé… He perdido un poco la noción del tiempo. 
— Yo también.- Respondí.- ¿Por qué será…?
— Ni idea.- Dijo Biggs.- ¿Sabes que? 
— ¿Qué?- Pregunté.
— Más que mandar, prefiero ser la mano derecha de otro. Va más conmigo.- Me dijo Biggs. 
— ¿Sí?- Ya casi que no sabía como responder. 
— Se me da mejor plantear cómo hacer algo que decidir si hay que hacerlo.- Explicó Biggs.
— No hay nada malo en eso.- Añadí. 
— Pero entonces, ¿por qué me han dejado solo a mí? Siempre vuelvo a lo mismo.- Expresó Biggs. 
— Seguro que alguien necesita tu apoyo.- Dije. 
— ¿Y quién crees que es?- Preguntó Biggs. 
— ¿Quienquiera que levantara aquel vendaval?- Respondí, algo inseguro de la respuesta. 
— ¿Quién sería capaz de algo así?- Preguntó Biggs.
— ¿Cómo voy a saberlo?- Pregunté de nuevo. 
Antes de que nos diéramos cuenta, entre la conversación, llegamos al descampado donde se iba a hacer la reunión de AVALANCHA. Como imaginé, no habia nadie.
— No hay nadie.- Mencioné.
— Ni un alma.- Dijo Biggs.
— Por suerte, los de Shinra tampoco…- Añadí. En ese momento escuchamos un ruido.- ¿¡Quién anda ahí!?
En ese instante una chica de pelo negro salió de detras de unas cajas. Era la chica a la cual le había dado a Cloud cuando fui a rescatar a Aeris.
— ¿Has venido a alistarte?- Pregunté, sorprendido.
— ¡Ja!- Exclamó la chica dirigiéndose a la salida del descampado.- ¡Ya solo me faltaba eso! Solo he venido a ver qué clase de pringaos hacían caso a los carteles. Pero me habeis aguado la diversión. Bueno, me voy. 
En ese momento la chica se fue.
— Está claro que liderar una organización no es lo mío.- Dijo Biggs.- No sobreviví por ningún motivo especial. El destino no me ha elegido. Perdona que te haya traído para nada. 
Biggs estaba por irse, cabizbajo. Lo vi destrozado después de ese suceso y no pude evitar recordar a Elmyra y a la pequeña Marlene. Todo el mundo estaba tan triste.
— ¡Biggs!- Exclamé.- ¿No hay nada que podamos hacer? ¿Quién dice que se vaya a acabar el mundo? ¿¡Y no te parece muy raro que la gente lo haya aceptado así porque sí!? ¡Yo no estoy dispuesto a rendirme! Tenemos que dar con algo. La cuestión es qué, claro… Ahora no se me ocurre nada, pero, podría ser un sueño, o un deseo.. ¡Algo a lo que merezca la pena aferrarse muy muy fuerte!
— ¿Dos muys?- Me preguntó Biggs.  
— ¡Sí, o incluso tres!- Respondí.
— Eres buena gente.- Me dijo Biggs.- Intentaré pensar en algo. Bueno, me voy. Cuando pueda pasaré a ver cómo está Cloud.
— ¡Va!- Exclamé.- ¡Piensa lo que te he dicho! 
Biggs me dijo adiós con la mano y yo me quedé pensativo por un momento. No sabia hasta que punto lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Pero no tenia mucho más a lo que recurrir.
Ah, Sil, dónde te has metido cuando más te necesito.
Volví rápidamente a casa de Aeris y allí en el comedor se encontraban Elmyra y Marlene.
— ¡He vuelto!- Dije al llegar.
— Bienvenido a casa.- Me dijo Elmyra. 
— Bienvenido.- Me dijo Marlene. 
— He visto a Biggs, ¿sabes?- Mencioné con una gran sonrisa. 
— ¿En serio?- Preguntó Marlene yendo hacia mi.
— Va a venir a visitarnos cuando pueda.- Le dije. 
— ¡Bieeen!- Exclamó Marlene.- ¿Y te ha contado algo de mi papá y de Tifa? ¿O de Sil?
— No, perdona…- Respondí.- No ha salido la conversación.
— Jolines…- Dijo Marlene sacándome la lengua. 
— Zack.- Dijo Elmyra.- ¿puedes subir a la habitación de Aeris? 
— Claro.- Respondí. 
— Seguro que los ves pronto, cielo.- Mencionó Elmyra.- Al final, todos acabamos en el mismo sitio. 
— ¿Cuándo es pronto?- Preguntó Marlene. 
— Más pronto de lo que crees.- Le respondió Elmyra. 
Subí a la habitación donde Aeris y Cloud yacían dormidos, aún sin despertar. Me acerqué a Aeris un poco y la miré.
— He vuelto.- Dije.- Aeris, tú levantaste ese vendaval, ¿verdad? ¿Me oyes..?
Le agarré la mano suavemente y cerré mis ojos.
---
Mundo original (Sil POV)
Aldea de los Gi. 
Poco tiempo después de estar subidos en la barca llegamos a lo que parecía una aldea, todo esto daba un poco de mal rollo y estaba con la tensión por las nubes. Parecíamos todos un poco igual, algo nos olía raro. Bajamos del barco y Yuffie caminaba como si estuviera borrachisima.
— Aguanta, Yuffie…- Se dijo Yuffie a si misma. 
— ¡Ah!- Exclamó Tifa al mirar hacia atrás. 
Gi Nattak se retiraba con la barca, dejándonos sin rumbo hacia atrás.
— Bienvenidos a la aldea de los Gi.- Dijo Gi Nattak, desapareciendo. 
— Uf, esto… me da muy mala espina.- Dije encogiéndome. 
Yuffie salió pitando hacia arriba de la montaña, se notaba la emoción que se traia respecto a lo de la materia. En una situación normal, yo también estaria saltando de alegría pero todo me tiraba hacia atrás. Subimos la montaña, siguiendo a Yuffie y de golpe escuchamos la voz de un Gi.
— Bienvenidos, hijos del planeta.- Nos dijo la voz. Solo se podía escuchar. 
— ¿Quién ha dicho eso?- Preguntó Barret. 
— Las almas de los Gi permanecen aquí aún tras perecer nuestros cuerpos.- Dijo Gi Nattak apareciendo delante nuestro.- Somos seres del más allá, rechazados por el planeta. 
— Tiene que ser muy duro…- Dijo Barret.
— Estas estatuas nos acogen al llegar nuestro ocaso.- Mencionó Gi Nattak- Os ruego escuchéis sus voces. Largo tiempo ha que sus palabras se las lleve el viento… 
Gi Nattak volvió a desaparecer. Sentía que mientras hablaba me miraba a mi fijamente, me sentía tan intimidada.
— Así que los Gi no pueden volver al planeta…- Dijo Aeris. 
— No pueden unirse a la corriente vital…- Mencioné cruzando mis brazos. 
— Entonces, ¿eso es que no se mueren nunca? ¿Viven eternamente?- Preguntó Yuffie. 
— He visto sardinas asadas con más salero que estos pobres.- Mencionó Cait Sith.- Vagar como almas en pena prrr el limbo es miaucho peor que la muerte. 
— ¿Y tú qué sabrás, si nunca te has muerto?- Preguntó Yuffie vacilandole.- Ahora que lo pienso, ¿estás vivo?
— Yo también tengo una patita en el limbo, miau.- Dijo Cait Sith.
— Los Gi vagamos en pos de una materia.- Dijo la voz de un Gi. 
— ¡Anda, como yo!- Exclamó Yuffie. 
Seguimos avanzando un poco más y se nos pusieron en medio varios espectros Gi que nos empezaron a atacar. Rápidamente carrileamos contra ellos, algo sorprendidos por el ataque.
— Para nosotros, no existen ni la vida ni la muerte.- Dijo un espectro.- Solo existe la eternidad. Los Gi anhelamos nuestra materia. 
Los destrozamos y seguimos subiendo, esta vez con más cuidado al paso. 
— Expulsados del regazo del planeta, anhelamos una panacea que nos brinde sosiego.- Dijo una voz de un Gi.
— ¿Y hay una materia para eso?- Preguntó Yuffie. 
— Una materia que brinda el alivio.- Explicó el Gi.
Poco a poco llegábamos al final de donde nos estaban dirigiendo. 
— Los Cetra nos abandonaron.- Dijo un Gi.- Los Cetra nos traicionaron. Los Gi anhelamos la salvación.
— Pero… ¿qué dicen estos?- Pregunté, no entendía nada.
— Llegará una materia de poder supremo que alivie nuestros males…- Dijo otro Gi.
— ¿¡La materia suprema!?- Exclamó Yuffie.- ¿Y dónde está?
— Al final de nuestra ardua búsqueda…- Dijo el Gi.- El alivio absoluto… El vacío. Ansiamos retornar a la nada. 
— ¿Cómo va a ser eso un alivio?- Preguntó Yuffie.
— Nuestros corazones anhelan la materia inmaculada…- Mencionó una vez más el Gi.
Finalmente llegamos a lo que parecía ser el final, todos andábamos lentamente.
— Se me está poniendo mal cuerpo…- Dijo Barret.
— No eres el único.- Expresé.
— Este sitio no es lo que se dice acogedor.- Agregó Barret. 
— Los Gi creen que el vacío trae la salvación.- Dijo Cait Sith.- Quieren borrarse del planeta… prrr tanto, ¿borrar el prrrpio planeta?
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie. 
— Sí.- Dijo Red XIII.
— Creo que una materia tan peligrosa debería vigilarla una chica prudente como yo.- Mencionó Yuffie con una sonrisilla.
— Casi miaujor no meter los bigotes en este tema.- Añadió Cait Sith.
— Ya es un poco tarde para eso.- Dijo Cloud mirando a un punto fijamente. Cuando los demás miramos allí estaba Gi Nattak, mirándonos.
— ¿Qué querrán de nosotros…?- Preguntó Red XIII. 
— La desesperación de los Gi tiñó de negro la materia inmaculada.- Dijo un Gi.
Un dolor intenso golpeo mi cabeza en ese momento y me apoyé donde pude. Mis ojos no sabían dónde mirar.
— ¿Esto va de una materia negra?- Preguntó Barret.
Delante mío volvió a aparecer Sephiroth, con una gran sonrisa. No aguantaba más el dolor.
— Uno de los grandes momentos se acerca.- Me dijo.
No tardó en desaparecer y Aeris se acercó a mí para comprobar que estuviera bien. Le asentí y le medio sonreí, intentando recomponerme.
— Están obsesionados con esa materia.- Dijo Cloud.- No vamos a hacer lo que ellos quieren. Pero hay que seguirles la corriente, para que crean que sí.
— El planeta que nos vio crecer se debilitó con el paso del tiempo.- Dijo Gi Nattak.- Pareció, y lo absorbió el vuestro. El cielo se desmoronó; la tierra se agrietó; los mares se secaron; hasta el tiempo perdió su sentido… Los pocos Gi que sobrevivimos al cataclismo nos instalamos en vuestro planeta. Pero Gaia nos rechaza, como a extraños… incluso tras nuestra muerte. Nos niega el descanso eterno en su seno; no nos arrastra a su corriente vital. Se contenta con aislarnos aquí, desterrados. Condenados a una vida que no es vida, que no tiene fin, sufriendo por toda la eternidad… Lo único que queremos es liberarnos de este tormento. 
Finalmente tuvimos a Gi Nattak en frente nuestro, quien abrió sus ojos y nos miró fijamente, juzgandonos. 
— Obtuvimos una materia nacida del seno del planeta y encerramos en ella nuestro deseo.- Dijo Gi Nattak.- Al cabo de largo tiempo… la materia atendió a nuestros ruegos, y se tornó en un orbe capaz de aliviar nuestro sufrimiento. Llegado al fin el anhelado día, a punto de cumplirse nuestro deseo… los abominables Cetra invadieron nuestro hogar y nos arrebataron el orbe. Era nuestro tesoro, aquel orbe azabache… Lo llamamos la materia negra. Os ruego que la halléis y nos la devolváis. Ese es nuestro mayor deseo, que os confío en nuestro nombre. Si una hija de los Cetra prestara su ayuda a esta causa, podría descansar también nuestro odio a ellos. 
— ¿Sabéis dónde puede estar?- Pregunté.
— Hemos oído que se ocultó en un templo de los Cetra.- Me respondió Gi Nattak.
— Un templo de los Ancianos…- Dijo Cait Sith.
— ¿Te suena?- Preguntó Barret.
— Estoooo… Creo que sí.- Exclamó Cait Sith. 
— Vástago del vacío, ¿podemos confiar en ti?- Preguntó Gi Nattak. 
— ¡Holitas!- Dijo Cait Sith.- ¿Qué tal si te leo la patita? A ver ese prrrvenir felinástico… 
Barret agarró a Cait Sith por el pescuezo y se lo llevó.
— Si dice que sabe algo, será verdad.- Dijo Cloud.- Podéis confiar en él.
— Nuestros enemigos nos acechan.- Mencionó Gi Nattak.- Hijos del planeta, valerosos guerreros… ¡por favor, recuperad la materia negra!
Cueva de Gi (A la mañana siguiente)
De golpe todo se volvió blanco por un humo extraño y cuando volvimos a abrir los ojos nos encontrábamos delante de la estatua del padre de Red XIII. 
— ¿Eh?- Preguntó Aeris.- ¿Hemos vuelto? 
— Vaya…- Expresé, mirando a mi alrededor.- Así que la materia negra, eh…
— Vamos a salir de aquí.- Dijo Cloud.
— ¡A la orden!- Exclamó Yuffie.
— Espero que me estés viendo, papá.- Dijo Red XIII, mirando a la estatua antes de marchar. 
Cuando empezábamos a irnos de allí uno de los ayudantes de Bugenhagen nos paró.
— Bienvenidos de vuelta.- Nos dijo.- El maestro Bugenhagen les aguarda. Síganme.
Empezamos a seguirlo, él conocía el camino más rápido hacia la superficie, es decir, el ascensor.  
— Se han tragado el numerito.- Dijo Yuffie feliz.- Se piensan que vamos a entregar esa materia a un montón de fantasmas.  
— Han dicho que les traería el "alivio"...- Mencionó Barret.- pero a mí eso me suena a que es una materia con un poder espantoso. No podemos devolvérsela ni en broma. 
— Tenemos que encontrarla antes que él.- Dijo Cloud. 
— ¿Que quién?- Preguntó Tifa. 
— Sephiroth.- Respondí.- Ha estado con nosotros, habrá escuchado la conversación.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris. 
— Sí.- Mencionó Cloud.
— Vosotros tenéis un sexto sentido para intuir a Sephiroth. Si decis que estaba, os creo.- Exclamó Barret. 
— Entonces, ¿Sephiroth también quiere la materia negra?- Preguntó Yuffie. 
— Sí.- Dijo Cloud.- Esa es la conclusión más obvia. 
— ¡Qué mal! No podemos permitírselo. ¡La materia negra tiene que ser para mí!- Exclamó Yuffie. 
— Oye, Cait… ¿Qué sabes tú del Templo de los Cetra?- Preguntó Aeris. 
— Uy… pues… es que…- Dijo Cait Sith, algo nervioso.- Miaucha idea no tengo. Bueno, más o menos… 
— ¿Ein?- Preguntó Yuffie. 
— Algo leí en unos papeles de la emprrrsa. ¡A ver si averiguamos más en un terminal de Shinra!- Dijo Cait Sith. 
— ¿También hay terminales en Cañón Cosmo?- Preguntó Cloud. 
— Creo que sí.- Respondió Cait Sith.- Miaujor será prrrguntarle a Bugen. 
Finalmente salimos a la superficie. La luz solar nos cegaba mientras regresabamos por fin a donde perteneciamos. 
— ¡Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos! Menos mal.- Dijo Bugenhagen al vernos, estaba esperándonos afuera.
— No tenías que haberte preocupado, abu.- Dijo Red XIII.- ¡Soy el hijo del gran guerrero Seto! 
— Bugen.- Dijo Cait Sith.- En alguna parrrte de este valle tendría que haber un terminal de Shinra. ¿Te imprrrta decirnos dónde? 
— Ah, ¿un terminal, dices?- Preguntó Bugenhagen.- Sí que había uno, sí, pero.. Tenía tanto interés por sus componentes… que lo desmonté para darle mejor uso. Como generador para el cañón, nos ha venido de lujo. 
— ¡Nooo!- Exclamó Cait Sith. 
— ¿Y sabes dónde hay un templo de los Cetra?- Preguntó Red XIII. 
— ¿Cómo que un templo?- Preguntó Bugenhagen.- Los Cetra no tenían más religión que el planeta. No creo que construyeran templos. 
— Vaya…- Dijo Aeris.
— Aunque quizá exista un refugio que los humanos denominaran así.- Mencionó Bugenhagen.- Hay una leyenda escrita en numerosas fuentes que habla de una guarida Cetra oculta en algún lugar. 
— ¡Cuánto sabes, abu!- Exclamó Red XIII.
— Por desgracia, su ubicación no está clara.- Explicó Bugenhagen.- Recordad que los Cetra vivieron a la sombra del infortunio. Aun suponiendo que hallarais su refugio, estará muy bien defendido. Tened muchísimo cuidado. Lo que allí observéis, escuchéis y toquéis es un tesoro que no se halla en ningún libro. Volved de una pieza y contádmelo todo. 
— ¡Maestro!- Exclamó de golpe un guardia que venía en nuestra dirección. 
— ¿A qué viene tanto revuelo?- Preguntó Bugenhagen. 
— Han vuelto los hombres de las túnicas negras. ¿Qué hacemos?- Dijo el guardia. Cloud de golpe se sobresaltó.
— ¿Son conocidos vuestros?- Mencionó Bugenhagen mirándonos. 
— ¿Dónde están ahora?- Preguntó Cloud. 
— Ah… En la entrada al valle.- Explicó el guardia. 
— Vamos, Cloud.- Dijo Red XIII. 
— Sí.- Respondió él. 
Fuimos rápidamente a la entrada del valle, de la manera más rápida posible para encontrarnos un hombre de la túnica en el suelo y el guardia intentaba levantarlo. 
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia. 
— ¿Está bien este hombre?- Preguntó Red XIII. 
— Sí, solo está un poco débil.- Dijo el guardia.- Últimamente, se ven muchos así. Hay quien dice que es envenenamiento por mako, pero sus síntomas.. 
— Nibel… heim…- Dijo de repente el hombre de la túnica.- Nibel… heim… 
Cloud y Tifa se miraron muy sorprendidos por las palabras de aquel hombre.
— ¿Nibelheim no es…?- Preguntó Barret.
— Donde crecimos Tifa y yo.- Dijo Cloud. 
— ¡Nibelheim!- Exclamó Cait Sith.- ¡Me apuesto el rabito a que allí encontraremos un terminal! 
— No sé si seguirá…- Mencionó Tifa algo preocupada. 
— Pero Cloud… Antes dijiste que se podía confiar en estos bigotes, ¿nooo?- Mencionó Cait Sith con una gran sonrisa.- ¿O era mentira cochina? Bueno, te voy a demiaustrar que tenías razón.
— Pero es que…- Dijo Cloud, dudoso. 
— No tenemos nada que perder.- Dije yo cruzando mis brazos. 
— Habrá que comprobarlo, entonces.- Añadió Tifa. 
— Entonces… ¿vais a Nibelheim?- Preguntó el guardia.- Siento deciros que a pie es imposible llegar desde aquí. 
— Pues habrá que ir…- Dijo Barret.
— ¡Cid!- Exclamé yo.- ¡Volvamos al aeródromo! 
— ¡Toca hacer señales!- Exclamó Aeris. 
— ¡Venga, tirando!- Dijo Cait Sith. 
Salimos de Cañón Cosmo y nos dirigimos lo más rápido que podían nuestras piernas al aeródromo de Cañón Cosmo, donde habiamos aterrizado anteriormente. Allí Cloud se puso a hacer una fogata y por tanto Cid no tardó en aparecer con su avión. Bajo de este y se acercó a nosotros con una sonrisa.
— ¡Muchas gracias por volar con Aerolíneas Potrillo!- Nos dijo Cid con una sonrisa.
— Cid, prrr favor, ¿nos puedes acercar a Nibelheim?- Preguntó Cait Sith.
— A Nibelheim, ¿eh?- Mencionó Cid.- Va, venga, por qué no. ¡Con el Potrillo, la distancia no es problema!
Pagamos el costo del billete y nos subimos al avión de Cid una vez más, usando la misma combinación para mantener correctamente el peso. Al sentarme en la silla, cerré los ojos. Estaba un poco cansada, no habíamos dormido y la misión avanzaba. Eso no me iba a parar pero tenía que aprovechar el viaje para descansar un poco. 
La materia negra…
Tumblr media
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
5 notes · View notes
anintrovertwriter · 1 year
Text
Pablo Gavi Imagine - Parking lot ( en espanol)
Pablo Gavi, Aparcamiento 
Tumblr media
Estaba en los camerinos, esperando a Pablo para recogerlo y volver a casa. El partido de esta noche se acabó con un empate contra el Athletic Club Bilbao. Fue un partido bastante equilibrado. Bilbao siempre fue un equipo difícil de jugar contra. 
Estaba hablando con su hermana y el hermano de Pedri, Fernando cuando recibí un mensaje. 
“Puedes bajar al coche. Llego en diez minutos”
Al ver el mensaje, comprendí que le pesaba el empate de hoy. El resultado no afectaba el liderazgo del Barça en la Liga, pero la diferencia de puntos entre ellos y el Real disminuia. Yo bien sabía que no iba a ser el más feliz cuando lo iba a encontrar en pocos minutos. 
Jugó bien, hizo una asistencia para Ferran, pero sabía que no iba a celebrar un empate. 
Tenía un carácter de lo más competitivo que le costaba peleas en la cancha, varias faltas y tarjetas amarillas. Cada vez que lo veía al suelo, no podía evitar estar estresada si le había ocurrido algo serio o que iba a ser expulsado por su exceso de compromiso en el juego. 
Me despedí de mis amigos para bajar a recoger el coche y esperar a Pablo aca. 
Todavía había aficionados en el aparcamiento, pero fui discreta para llegar a mi coche. No habíamos oficializado nada, porque pensamos que nuestra relación no le debería importar a otros, sino a nosotros y a nuestros parientes. 
Fue Pedri quien lo llevó al estadio porque deberían llegar más temprano que nosotros los espectadores para el discurso del mister, el calentamiento y toda la preparación que se requiere para jugar un partido en el Camp Nou. 
Entré en mi coche, y le avisé con un mensaje, pero sabía que no lo iba a leer porque lo vi en el aparcamiento llegando solito. Pero no fue tan solo porque fue seguido por aficionados que querían una foto o autógrafo en una camiseta.  Me vio e intentó acelerar el movimiento pero fue sin contar con las personas cada vez más numerosas que se acercaban de él. Vi el cambio en su cara, porque tanto a él como yo, no le gustaba estar rodeado por gente, sobre todo al momento de irse y con las cámaras delante de su carita y en mi dirección. Pablo pasó mucho tiempo con los aficionados, pero ahora supe que prefería que no fuera el caso. Le vi disculparse y dirigiéndose hacia el coche. 
Me preparé y ya había arrancado el coche, para huir lo más rápido posible. 
Entró, puso sus cosas detrás y me beso la mejilla brevemente, pero todavía tuve el tiempo de inspirar y oler a su perfume, lo que subió mucho mi ansiedad frente a los fans.
Cuando vimos a toda la gente que se acercaba del coche, móvil en la mano, me asusté y Pablo lo entendí de pronto.
“ Vamos, salimos de aquí. Pero antes voy a hacer algo"
"Qué ?"
No tuvo el tiempo de contestar porque bajó la ventanilla y dijo 
“ Mi novia y yo queremos un poco de respeto. Gracias”
Lo miré con una cara, una mezcla de admiración, de orgullo y de amor infinito por este chico. 
“ Voy un poco lento porque no quiero matar a alguien y porque sigo siendo bajo el shock de tu declaración " dije con una sonrisa 
"Me enfadaron y sé que te causa ansiedad cuando hacen esto. Pero ahora, todo estará bien amor, dijo, una mano en mi rodilla”
Disfruté de la oportunidad de una luz roja para darme la vuelta y mirarle 
“ ¿Estás seguro ? Ahora van a tener fotos y saber que tienes una novia "
"Claro que estoy seguro. No me gusta cuando invaden nuestra intimidad pero ahora no podrían inventar relaciones con princesas o modelos. Porque ya tengo a mi reina", dijo con un guiño.
Ríe y nos miramos con tanto amor que  mi corazón casi exploto. 
“ ¡Qué romántico !” Quise continuar pero un claxon me sacó de la mirada y deje un “oops” antes de arrancar rápidamente
“ Sabes, verte conducir no me da la gana de conducir yo mismo"
"Y eso por qué ? "
"Eres muy guapa y sexy cuando conduces, una mano en el volante y la otra en mi pierna o entrelazada con mi mano"
"Voy a llevarte todos los días al entrenamiento entonces jaja. No trabajo y voy a ser tu chofer oficial"
"Me parece bien “ 
Su móvil sonó y la cara de Pedri apareció en la pantalla riendo como un loco 
“ ¿Qué te pasa hermano ?" Dijo Pablo, desconcertado 
"No sabia que te convirtió en un árbitro en el aparcamiento "
"¿Qué dices por dios ?"
"Ya se encuentra en las redes tu cara enojada pidiendo respeto para tu novia" 
"Alla vamos", dije 
"No me estoy burlando de él Y/N"
Pablo se mofó de él enseguida pero Pedri no le dio la oportunidad de contestar
"En serio, no soy de broma, Pablo es tu caballero para defenderte cuando la gente puede ser invasiva. Solo para decir enhorabuena niños y ahora podré mostrar como eres con tu chica “
No nos dejó el tiempo de contestar y colgó el teléfono sin avisar. 
"Es terrible él no ?”  
Asiente mientras aparcaba  el coche frente a nuestra casa. 
En camino por entrar me dijo 
“ No tenias frio así ? "Dijo, mostrando mi abrigo
"No y además  tenía una manta , mira la cara que teníamos con Sira, le dije mostrando la foto que la novia de Ferran y yo sacamos durante el partido. Sabes que nunca íbamos a ver el partido adentro." Sonrió  un poco, pero vi que estaba pensando en el partido
"Amor, jugaste bien y el equipo también. Ven aquí Golden Boy” dijo, mis manos ya en su talla para atraerle contra mi. 
Se relajo un poco 
"Créeme amor. Ya seguimos líder de la liga, nunca los madridistas van a doblarnos "
"¿Nos ? ¿Juegas también ? "
"No me viste ? Con mi super numero ?"
Dijo mientras abría mi abrigo para que se pudiera ver la camiseta blaugrana. Me hizo dar la vuelta para ver, lo que sabía de antemano, su nombre y el número 30. 
Mi tentativa funciono al oír su risa justo antes de sentir sus labios sobre las mías, dándome un beso que recibí con placer. Nunca me cansaría de estar en sus brazos y besarle. 
“ Vamos adentro amor  o nos vamos a congelar” Me tomo la mano y entramos en la casa, muy felices de estar juntos. 
22 notes · View notes
flash56-chase05 · 6 months
Text
Vestigios
Su posición no había cambiado demasiado.
Ella seguía inclinada sobre el volante, con sus brazos cruzados en la parte superior de la circunferencia a la vez que sostenían su mentón. Sus cejas anaranjadas se cernían una sobre la otra, creando arrugas en el espacio que las separaba, cada vez más pequeño, y su nariz se encontraba ligeramente torcida a causa de la mueca de su rostro.
Sus ojos, entrecerrados, estaban posados sobre el verde prado tras la luneta transparente, en el que apenas se captaba movimiento más allá del bailoteo de las altas briznas verdosas, comparables con el color de sus iris.
De sus labios salía una pequeña melodía chapurreada, aunque él no había tardado en reconocerla y alzar sus comisuras en respuesta.
Él extendió su brazo y tiró de la esquina del pañuelo aguamarina que cubría sus cabellos anaranjados. En cuanto lo hizo, Irlanda se despegó del volante y giró su cabeza con brusquedad hacia él, con su ceño fruncido.
Sus manos se apresuraron a peinarse los mechones que sobresalían por debajo de la tela sobre su coronilla, al mismo tiempo que sus labios se fruncían y su gesto terminaba por suavizarse.
—Sabes que tengo que estar lo más presentable posible —masculló.
España suspiró y rodeó sus hombros con su brazo. Irlanda apoyó su espalda contra él.
—Y tú sabes que mi única intención es que lo estés. —Él arrastró las suelas de sus zapatos, brillantes en la mayor parte de su superficie, por la alfombrilla. Irlanda se limitó a poner los ojos en blanco y esbozar una sonrisa prácticamente inapreciable—. ¿A qué hora se suponía que debían estar aquí?
Irlanda soltó un resoplido y se retiró la tela del abrigo de la muñeca, dejando ver un reloj de fina correa plateada.
—De verdad, no sé cómo todavía nadie se le ha ocurrido regalarte un reloj. —Sus dientes se clavaron en su labio inferior—. Ya se ha pasado diez minutos de la hora acordada.
España se encogió de hombros mientras observaba la posición de las agujas. A continuación, giró su cabeza hacia la parte delantera del vehículo, donde el único cambio que podía apreciar era el manto de nubes cubriendo, con cierta timidez, el intenso azul del cielo.
—A lo mejor se le ha atrasado el reloj —musitó él.
El resoplido que escuchó a su lado le permitió mantener su atención en el exterior del vehículo.
Afortunadamente, tras varios minutos de silencio, España pudo apreciar movimiento por el rabillo del ojo. Él de inmediato se giró hacia la ventana a su derecha, en el que pudo atisbar dos figuras que cada vez se iban haciendo cada vez más definidas.
La primera, que avanzaba a una mayor velocidad, pertenecía a un hombre encorvado, con un abrigo muy voluminoso, un sombrero de ala ancha y una especie de palo a modo de bastón en la mano derecha. En la izquierda, sostenía una cuerda, cuyo extremo terminaba enrollado en torno a lo que se asemejaba el cuello de una figura cuadrúpeda que avanzaba a sus espaldas.
España separó sus labios, pero apenas pudo emitir sonido alguno antes de ser interrumpido por el crujido de la puerta del lado de Irlanda. A través de la luna delantera, pudo apreciar cómo esta se aproximaba al hombre al ritmo que le permitía la altura del pasto.
Sus ojos se cernieron sobre la criatura a sus espaldas, y sus dedos se precipitaron sobre la clavija de la puerta. Antes de que pudiese siquiera racionalizar sus movimientos, ya había empujado la puerta, saltado del asiento y caminaba en dirección al animal, cuyo pelaje ébano parecía brillar bajo la escasa luz del sol.
Aquello no hacía más que destacar la mancha blanquecina que surcaba su frente, además de los calcetines por encima de sus cascos.
Él apretó sus labios y chasqueó la lengua.
Los ojos castaños del animal se posaron sobre los suyos, a la vez que sus orejas se erguían.
—¿Caitlín O'Callaghan? —preguntó la voz ronca del hombre; Harry, suponía, a uno de sus costados.
Aunque España no desvió sus ojos del caballo, casi podía escuchar cómo las uñas de Irlanda se clavaban en la piel de sus manos.
—En efecto —masculló ella, para después dejar escapar un disimulado bufido.
—Lamento la tardanza —respondió Harry en inglés—. Pero, como puede ver, el animal está en perfecto estado. —El susodicho no hizo más que sacudir ligeramente su morro y sus crines cuando la cuerda se tensó en torno a su cuello. España apretó sus labios—. Y es todo suyo.
España giró su cabeza hacia Irlanda, que lo miraba con sus brazos en jarras. En sus labios fruncidos se atisbaba una pregunta; aquella que habían tenido intención de responder desde que se habían enterado de la existencia del animal.
Él inspiró hondo y se alisó las solapas de la chaqueta antes de asentir con la cabeza.
Una serie de arrugas comenzaron a llenar su frente por debajo de sus rizos anaranjados.
España chasqueó la lengua y volvió a girar su rostro hacia el animal, que lo miraba con un brillo en sus ojos ligeramente entrecerrados. Su frente era ancha, sus orejas afiladas y a él le juraría poder atisbar el contorno de unos músculos en su pecho y patas delanteras, aunque apenas estaban definidos. La curva de su lomo era pronunciada, al igual que las costillas de sus costados.
Sin embargo, ese pelaje...
—¿Cómo llegó a sus manos? —cuestionó, sin apartar sus ojos del animal.
El silencio que lo continuó le obligó a desviar su atención hacia el hombre, que fruncía el ceño en su dirección. España carraspeó antes de repetir la pregunta con una mayor lentitud, aunque su expresión no varió ni un ápice.
—¿Cómo consiguió a ese caballo? —preguntó Irlanda.
Harry parpadeó mientras arrastraba sus ojos entre los dos.
—¿A... A Magnus? —Señaló al animal con el bastón.
España arqueó una ceja y apretó sus labios antes de asentir con la cabeza.
—Pues... Mi padre lo compró cuando solo era un potrillo. Le vería gran potencial. —Se encogió de hombros—. Era bastante aficionado a los caballos, por lo que se confió en su juicio.
—¿Y sabe a quién se lo compró? —continuó Irlanda.
Durante los pocos minutos que Harry permaneció en silencio, con su cabeza ligeramente inclinada hacia la nada y su mano sobre su mentón, Irlanda soltó un gruñido y se dirigió hacia el animal a zancadas. Una vez a su lado, «Magnus» alzó su cabeza en su dirección y comenzó a mordisquear el extremo de la manga de su abrigo color crema.
Ella aprovechó para observar sus dientes, con cierto tinte amarillento, y sus encías rosadas. La escuchó olisquear, y España posó sus ojos sobre su nariz pecosa, aunque apenas encontró arrugas que perturbasen su piel. A continuación, Irlanda palpó una de sus patas, y el caballo la levantó e inclinó el casco hacia ella.
En cuanto la hubo dejado reposar de nuevo entre los pastos, los ojos verdes de Irlanda se fijaron en él a la vez que asentía con la cabeza.
—Creo que lo es —masculló en gaélico.
Justo en ese entonces, Harry emitió un chasquido que atrajo la atención de ambos.
—No me acuerdo muy bien de los detalles, pero creo que fue un caballero inglés. Alegó que tenía raíces españolas, aunque el padre era un ejemplar salvaje o algo así.
Irlanda se cruzó de brazos mientras que las puntas romas de sus cejas se aproximaban entre sí.
—¿Salvaje?
Harry se encogió de hombros.
—El resto de los detalles se los llevó mi padre a la tumba.
España pudo escuchar el resoplido de Irlanda a su costado. Ante el manto de silencio que cayó sobre ellos, Harry se aproximó a Irlanda y extendió la cuerda hacia ella mientras le murmuraba unas palabras sobre los papeles del animal que España pudo captar con cierto detalle.
Sin embargo, un ligero cabeceo del animal le hizo posar su atención sobre él. Con la cuerda ahora entre las manos de Irlanda, España se sintió con la libertad de aproximarse y palparle el cuello. Ante la suavidad de su pelaje, sus dedos trazaron el arco del músculo que se esbozaba por debajo de las crines.
La conversación entre Harry e Irlanda que escuchaba de fondo no tardó en extinguirse. España inclinó ligeramente su cabeza ante la despedida de Harry, al que le faltó tiempo para perderse en la distancia.
—Magnus —murmulló él.
El caballo hinchó sus fosas nasales.
Un pequeño resoplido de parte de Irlanda le hizo girarse hacia ella con las comisuras alzadas. Esta había puesto sus brazos en jarras e ladeado su cabeza a la vez que fruncía sus labios.
—Supongo que no es lo suficientemente mitológico para ti, ¿verdad?
España dejó escapar una carcajada.
—Estaba pensando en que, quizá, Nox sería más indicado. O Morfeo.
Irlanda puso sus ojos en blanco mientras extendía las manos que sostenían la cuerda. España se apresuró a recogerla, con su atención de nuevo sobre el caballo.
—No puedo asegurarte sea descendiente de Adonis y Clío, pero hay algo que me dice que lo es —musitó él. Sus dedos pinzaron un mechón de sus crines rugosas.
—Es posible —respondió Irlanda, a la vez que posaba su mano sobre el morro del animal—. Al conocer la muerte del único ejemplar que tenía ubicado, supuse que todos los demás habrían sufrido el mismo destino, pero, a lo mejor...
Ella alzó sus ojos esmeralda hacia él y se encogió de hombros.
España suspiró mientras empezaba a enrollarse la cuerda en torno a su mano.
—A lo mejor tuvo tiempo de asegurarse descendencia. —Sintió el tirón de sus comisuras—. Ya sabes cómo era Adonis.
Aun así, Irlanda se apresuró a sacudir su cabeza.
—Estaba enfermo. Tuvo que ser otro; alguno de los descendientes de Clío que perdí de vista a principios del siglo XIX... —Sus dientes se presionaron sobre su labio inferior durante un mísero instante antes de sacudir su cabeza y volver a posar sus ojos sobre él—. De todas formas, supongo que será suficiente para informar a tus Caballerizas.
España parpadeó antes de arquear ligeramente su ceja.
—¿Mis Caballerizas?
Irlanda asintió con la cabeza, con su atención fija en el animal.
—Aunque no sea un ejemplar puro después de tantos años, supongo que se tendrá en cuenta su linaje. —Sus dedos se deslizaron hacia el nudo de la cuerda en torno a su cuello y lo aflojaron hasta que esta cayó al suelo por su propio peso. España desenrolló el resto de su mano y permitió que también tocase el pasto—. No tendrá el mejor aspecto, pero supongo que, al cruzarlo con las yeguas adecuadas, dará mejores.
Él inspiró hondo y despegó sus labios, aunque el único sonido que pudo salir de ellos fue una ligera risa.
Irlanda lo fulminó con la mirada.
España necesitó apretar la boca para evitar estallar en carcajadas.
—Adonis fue un regalo para ti.
Sus cejas ni siquiera se inmutaron.
—Sabes bien que te lo hubieses llevado de no ser por el tamaño de la barca y tus hombres —masculló—. Y por más feliz que fuese entre las yeguas que conseguía reunirle, siempre añoró tus tierras.
Él chasqueó la lengua y extendió su mano hacia ella.
—Clío fue un regalo para ti.
—Y nunca me llegó a hacer caso porque sabía que era la razón por la que había tenido que abandonar la comodidad de sus establos. Y luego se escapó.
España apretó sus labios.
—Pues permite que Morfeo, que ya está acostumbrado al clima irlandés, sea mi regalo definitivo. —España se apresuró a tomarle la muñeca, presionarla y evitar que pudiese siquiera abrir la boca—. Y no admito protesta. De hecho, si me lo permitieras, te compensaría lo pagado por él.
Irlanda parpadeó, aunque terminó por resoplar y dirigir sus ojos hacia Morfeo, que había agachado la cabeza y arrancaba las briznas más cercanas.
—Habrá que cruzarlo —musitó.
—Mientras que no sea con una burra, cualquiera de tus yeguas sirve.
—Salvo Aoife —respondió ella, apuntándolo con su dedo índice.
España no pudo retener la carcajada.
—Salvo Aoife, aunque no creo que sea capaz de reproducirse. Lucero lo ha intentado, y no lo ha conseguido.
Irlanda murmulló algo entre dientes, pero España decidió no darle demasiada importancia más allá de un ligero bufido. A continuación, ella se separó del animal y se dejó caer sobre el plano capó verde del coche con un profundo suspiro.
—¿Y qué hacemos? —Sacudió su cabeza hacia el vehículo—. ¿Conduces tú?
España dio un paso hacia Morfeo y le colgó el brazo sobre el cuello. Pudo percibir cómo se tensaba, aunque no hubo ninguna sacudida para apartarlo de él.
—Creo que lo mejor sea ver cómo se desenvuelve de aquí a Dublín, con las correspondientes paradas. ¿Puedes sacar la manta del maletero, por favor?
Irlanda señaló hacia sus pies; hacia aquellas botas de cuero altas y sus pantalones ajustados de un color crema, y, a continuación, sacudió la cabeza hacia los zapatos de España.
Este agitó su mano y chasqueó la lengua.
—Por algo me he traído unos que ya están gastados.
Irlanda lo miró fijamente durante unos cuantos segundos antes de resoplar, rodear el coche y abrir el pequeño maletero del coche. De él extrajo una manta de tartán de un rojo intenso, que terminó por situar en brazos de España.
Este de inmediato la extendió sobre el lomo del caballo, sin apenas movimiento en respuesta. Sin embargo, cuando España enganchó sus dedos en sus crines y dio el salto para situar su torso contra su lomo, el caballo alzó su cabeza y soltó un agudo relincho.
Él logró colgar una pierna de cada costado y presionar sus talones sobre estos antes de que Morfeo alzase sus patas delanteras en el aire. España se mantuvo pegado a su cuerpo hasta que el animal decidió volver a apoyar los cascos, instante en el cual soltó una coz.
Una vez que el caballo se detuvo y soltó un resoplido, España se irguió y palmeó su cuello.
—Tranquilo, Morfeo —masculló él.
El caballo emitió un bufido, aunque comenzó a avanzar a paso lento cuando él le dio un ligero toque con los tobillos.
A continuación, España alzó su cabeza hacia Irlanda con sus comisuras alzadas.
—Es él.
Irlanda puso sus ojos en blanco, aunque él pudo percibir la forma en la que las esquinas de sus labios se habían crispado. En cuanto ella se hubo metido en el coche, España decidió pasar a un trote ligero.
El resultado no le decepcionó.
~Ambientado en 1985.
.
Al principio, tenía planeado este fic como regalo de cumpleaños. Luego, lo cambié por una historia de piratas que terminó siendo de todo excepto de piratas (es decepcionante), pero constaba de 3 capítulos, y yo, para estas fechas, ni siquiera he llegado a la mitad del primer capítulo, por lo que volví a la idea original.
(El otro espero tenerlo terminado para el SpaIre's Day.)
Y sí, esta es la conclusión del tema de los caballos.
6 notes · View notes
happyladyblue · 7 months
Text
Encuentro
Quedamos de vernos en el lugar que acordamos, llevo esperando ya más de 15 min por que siempre me gusta ver llegar a la gente y no que me vean llegar. ¿Serán mis inseguridades aflorando?
Mi madre me dice que soy siempre demasiado escrupulosa, pero no quería llegar tarde a mi cita. Y claro que no esperaba menos de mi si no llegaba a nuestro punto de reunión con tiempo de anticipación para ver las posibles, salidas de emergencia si es que al final del día resulta ser un señor de 45 años con barba y bigote de motociclista.
Llevamos poco más de 6 meses conversando por Discord y compartiendo muchos momentos a la distancia, hasta que por fin me disuadió de encontrarnos al menos una vez en persona.
Tuve un poco de mala suerte ya que mi madre llego temprano a casa y logro ponerme más nerviosa de lo que ya estaba.
-Guau, que guapa. ¿Verás a alguien acaso?- dijo mientras me miraba de arriba a abajo y notaba que llevaba puesto mi vestido de flores amarillas con volantes, mis botas de tacón bajo negro y mi cabello arreglado a rizos con una sonrisa picara en la cara. Era obvio que, notaría que mi salida era para verme con alguien y su interrogante no hiso más que ponerme más ansiosa por el momento en que nuestro encuentro se diera.
-Si- respondí bajando la mirada como si nada pasara- pero llegaré temprano ¿Ok?.
Al menos el que no hubiese trafico y ningún retraso al salir de casa hace que venga con los nervios más tranquilos que la noche de ayer, cuando con ese "No puedo esperar a mañana para verte" puso a bombear a mi corazón más sangre que en mis 500 mts en natación y ahuyentó mi sueño hasta que por fin cerré los ojos del cansancio.
Encontré al centro del pasillo de la plaza unos sillones alado de una heladería, y como sabía que no podría permanecer sentada ni un segundo ya que los nervios no me dejarían estar sentada tranquila, me quede esperando parada en el barandal cerca del pequeño rio artificial, que se hallaba ahí cerca.
Estoy que no puedo con la emoción de ver su rostro, cruzar miradas y verlo sonreír. El y yo quisimos mantenernos incognitos ya que no buscábamos nada más que tener a alguien con quien compartir una buena charla al llegar del trabajo, pero poco a poco y evolucionando (quizás este loca), con esas pláticas intensas a media noche, su cálida voz y esa risa contagiosa, siento que me eh enamorarme de este hombre aún sin rostro.
Miraba hacia todos lados levantando la mirada de mi teléfono con pantalla encendida en su ultimo mensaje "Voy en camino" tratando de no verme desesperada para verlo llegar. Me dijo que llevaría una camisa negra de mangas largas y mezclilla, así que ya buscaba de entre la gente que pasaba a aquel hombre que me robaba el sueño desde hace ya varios meses.
Tengo miedo de lo que llegué a pasar al vernos, ¿será de verdad que tengamos esa maravillosa conexión y perdure aún con la aflicción de lo físico y visual, o será que solo nos idealizamos demasiado?. Me muerdo el labio superior mientras lo pienso y mi pecho esta ardiendo.
Un segundo después, veo a un hombre alto doblando el pasillo. Apurado sacó el teléfono de su bolsillo posterior derecho y caminando a mi dirección empezó a escribir en su pantalla. Noto que usa lentes de aumento cuadrados color negro, lleva una camisa negra de mangas largas detallando sus atléticos brazos, un pantalón de mezclilla capri de un azul deslavado y el cabello un poco largo y peinado, pero sin gel.
Suena mi teléfono con su tono especial de mensaje "Ya estoy aquí pequeña". Regreso mi mirada a aquel hombre que se acerca a mi que ya me esta mirando y devolviendo la sonrisa.
7 notes · View notes
evevelovesvv · 2 years
Text
• as brother, as lover, as son
• vlkc angst
El disparo llegó hasta sus oídos cuando las llantas del coche derrapaban en la gravilla del camino, presionó las manos sobre el cuero del volante, mientras se convencía a sí mismo de que había sido un disparo al aire, de que era imposible que ninguno de ellos tres podía haber hecho aquello, ninguno podría haber disparado. No.
El disparo llegó hasta sus oídos como un fantasma del pasado, un grito enterrado en mitad de sus recuerdos, llegó como las lágrimas que había enterrado en lo profundo de su ser, porque sabía que no había sido un disparo al aire aún cuando trataba de convencerse de lo contrario.
Antes de que el auto se detuviera observó la imagen, y las lágrimas se cortaron tan súbitamente como habían llegado, mientras se bajaba del auto, ocupando las manos en buscar la pistola que llevaba consigo.
— ¡Dejadle! — exclama, apuntando el arma en dirección a las dos personas que aún están conscientes. — ¡Que le dejes ya, joder! ¡Capullo! ¡Atrás, anormales, o les pongo una puta bala entre las cejas! — continúa, mientras se acerca hasta el pequeño desastre que se ha formado allí, ese que ha empezado cuando el disparo llegó hasta sus oídos. — ¡Pidan un 10-38! ¡Ya! ¡Y he dicho que lo sueltes, puto ruso de los cojones, déjalo ya!
— Я не могу... это мое солнце... я не могу отпустить... (No puedo... es mi sol... no puedo soltarlo...) — susurra él, forzándose a traducir las palabras que se deslizan entre sus labios, justo como la tibia sangre entre sus dedos.  — N-no... no puedo...
Conway finalmente baja el arma al descubrir que tanto Volkov como Gustabo -o Pogo- han olvidado sus armas en mitad de la tierra manchada de sangre bajo ellos, ambos de rodillas, con manos temblorosas y ojos que tratan de apartar lágrimas.
Quizás no quiso verlo, porque era demasiado doloroso, porque se le partía el corazón, o lo poco que quedaba de él, pero sus ojos finalmente enfocaron la escena completa mientras se unía a los otros dos hombres allí.
Las manos de Volkov, al igual que las mangas de su sudadera, estaban manchados con la sangre que surgía a borbotones del pecho de Horacio, quien parecía tratar de aferrarse a los antebrazos del ruso, mientras lo miraba, con ojos cristalizados, el verde y el miel demasiado tenues mientras se forzaba a sonreírle.
— ¿H-Horacio...? — susurra el rubio de pronto, con la voz ahogada, y los ojos del chico de cresta lo miran a él. — ¿... qu-qué...? — continúa, con las manos aún temblorosas presionándose sobre las de Volkov. — ¿... qué pasó? ¿Dónde estamos...? — inquiere, aún volviendo en sí, siente la sangre tibia manchar su piel también. — ¿... quién hizo esto? — cuestiona, ladeando la cabeza para observarlo mejor, más demacrado y cansado desde que lo vio la última vez que... desde la última vez que se fue a dormir, y sabe perfectamente la respuesta cuando una de las manos de su hermano, demasiado fría, se posa en su mejilla. — No... no fui yo... no lo hice yo, hermanito, de verdad...
— ... lo sé... — suelta, tan bajito que parece que no parece real, y le observa los ojos, descubriendo otra verdad, descubriendo porque Pogo lo dejó despertar, después de tanto tiempo, y las lágrimas en sus ojos azules caen sobre el pecho de Horacio, mezclándose con la sangre que no ha parado.
— Lo siento... — murmura, presionando la mejilla contra la mano de Horacio, que vuelve a sujetarse del antebrazo de Volkov. — lo siento... 
— Deja de mascullar gillipolleces — regaña la voz de Conway, cuando por fin ha decidido hablar. —, ve a por un 10-38, a la de ya, anormal. — y Gustabo no quiere apartarse de su hermano, porque siente que en cuanto deje de verlo desaparecerá, pero termina por obedecer, dando trompicones hasta el auto, en busca de una de las radios de policía. — Horacio, vas a estar bien, super nena, solo aguanta un poco más, ¿bien? Mírame, no te vayas a dormir.
— Super... — llama, buscándolo con la mirada, pero es que siente el calor en todo el cuerpo, demasiado agradable como para resistirse a él, así que termina por cerrar los ojos, dejando que el calor lo consuma desde aquel lugar en el pecho donde las manos del comisario presionan el latir de su corazón, escucha voces distorsionadas mientras se concentra en escuchar el latir de su corazón en alguna parte de su cuerpo, escucha la voz de Conway, pidiéndole que se quede despierto, la de Volkov murmurando palabras en ruso, y a Gustabo gritando algo sobre números que casi parece recordar.
Y todo parece un vago recuerdo de su vida, desde la época en la que vivió en la calle, desde que Gustabo lo cuidaba, y todo da un salto, mientras pasa por los recuerdos de su primer beso, y el primer piercing, hecho por su hermano, escucha voces de fondo, llamándole "marica", "subnormal", "retrasado", y salta hasta su primer día en Los Santos, como basurero y como buzo, y escucha la risa de Segismundo, a Trujillo y Pablito.
Escucha su propia risa, mezclada con la de su hermano, las canciones en la radio del Z a todo volumen mientras conduce, a Torrente, y a Emilio, tiene el destello de unos ojos azules que buscan los suyos mientras murmura algo sobre no estar listo, un doctor que le sonríe con dulzura mientras le extiende una paleta, la voz de Greco y su risa.
Vuelve en sí con un suspiro, abriendo los ojos de par en par, descubriendo el rostro del ruso apartándose del suyo, y la sangre en sus manos que ha puesto sobre su rostro. — No vuelva a asustarme así, Horacio, por favor. — pide, y aunque trata de sonar severo, la voz suena demasiado ahogada. 
— N-no... — alcanza a soltar con el poco aire que siente en los pulmones, que para ese punto ya no son más que dos masas pesadas dentro de su pecho.
Busca con la mirada a Conway, quien es el encargado de cubrirle la herida en el pecho lo descubre allí, sin las gafas oscuras y con la expresión más desesperada que ha visto en su rostro nunca, pero los ojos de Horacio prefieren mirar a la mujer de pie tras él, tiene el cabello de un color que más que rojo parece naranja, y una mirada dulce que lo calma, aún cuando sabe perfectamente quien es.
— Eh, jotito, vámonos ya. — escucha de pronto, descubriendo a Pablito de pie a un par de pasos de él. — Yo sé que le gusta hacerse el mártir, pero se nos hace tarde. — insiste, dándole un toquecito a su pie, los ojos de Horacio se llenan de lágrimas entonces y el mexicano resopla. — Esto se va a resolver mucho más fácil sin usted, jotito, créame.
— No me gusta admitirlo, pero el delincuente tiene razón. — concuerda la voz de Torrente a su lado, inclinado sobre el hombro del ruso. — Buenas, Horacio, pensé haberle dicho que fuera con 10-3.
Y quiere disculparse con ambos, pero no tiene voz, se le ha escapado con el escaso aire que no logra contener, y siente que si habla, la sangre que se le ha acumulado en la boca saldrá a borbotones también.
— Está bien, Horacio — murmura entonces la mujer, con voz angelical, dulce. —, de verdad, puedes venir con nosotros. — continúa, sin dejar la sonrisa apaciguadora de lado. — Ya cuidaste de mi esposo y de mi hijo, ahora yo puedo cuidar de ti... — susurra, y Horacio cree que la mirada que tiene en los ojos azules es exactamente la que debería tener una madre, su madre. 
Asiente quedamente, convencido de que ya está, de que eso es todo, está en el final de la línea, sostenido solo por la idea de que quizás debería vivir un poco más, solo un poco.
— Gu... Gustabo... — llama para cuando el rubio ha vuelto a inclinarse hacia él, y tal y como ha temido, la sangre en su boca desborda un poco entre sus labios, pero eso no le impide continuar hablando. — tu... tu mamá... — continúa, encontrando el rostro pintado de blanco a su lado. — Ju-Julia... — susurra, mirando fugazmente a Conway. — es... es... muy linda...
— ¿Cómo? — inquiere el rubio, con el ceño fruncido. 
— La... la con-conocí... — continúa, tratando de usar tan poco aire como puede. — y a... Torren... te... — dice, mirando al ruso forzando una sonrisa. — le... le extra... extrañaba...
— No diga eso, Horacio — pide el comisario. —, no diga ese tipo de cosas... se lo prohíbo... — insiste, y el de cresta descubre que tiene la nariz ligeramente roja, al igual que los ojos. 
— Sea... — empieza, moviendo la mano hasta ponerla sobre la más pálida. — sea... muy... muy feliz...
— Horacio, se lo advierto — suelta Volkov. —, lo voy a degradar.
Quiere reírse, pero su cuerpo no tiene fuerzas, ni siquiera para sostener la mano sobre la calidez de la piel del ruso, así que la deja caer, mientras se concentra en respirar, pesadamente, el sonido de su corazón contra los tímpanos casi es imposible de encontrar, así que toma todo el aire que puede para poder hablar.
— Pa... papu... — llama, con los ojos cerrados, porque ni siquiera puede mantenerlos abiertos. — sem... semper fi... — asegura, con una sonrisita.
— Cállate, no te estás despidiendo, anormal, has salido de peores, y vas a salir de esta. — asegura, aunque quizás está tratando de convencerse a sí mismo. — Horacio, coño, ¡no te duermas! ¡¿Me oíste?! ¡No te puto duermas! — exclama, y el de cresta asiente quedamente, aunque ni siquiera sabe con exactitud lo que ha dicho, y con las últimas energías de su cuerpo, mira a Gustabo, quien le mira de vuelta, con los ojos azules siendo claros, los ojos de Gustabo, no de Pogo.
— Gracias... — murmura, y mientras los ojos se le cierran, y el latir de su corazón finalmente desaparece de sus tímpanos, les sonríe a los tres hombres allí.
Y se ha despedido, finalmente. 
Ha dejado de ser, y se ha despedido, no como Horacio, con H de ser el Héroe de la ciudad, sino como un hermano, un amor y un hijo.
Y Volkov vuelve a presionarle la nariz, aún con el rastro de sangre en las manos, y apoya sus labios juntos, tratando de darle algo más de aire, algo más de tiempo juntos, y lo hace, una vez, y dos y tres.
Pero Horacio ya no es, y ya no está, al menos no por completo.
— Horacio... — llama Volkov, tirando de su cuerpo para acomodarlo sobre su piernas, deslizando los dedos entre las hebras de la despeinada cresta. — Солнце ... бабочка ... вернись ... (Sol... mariposa... vuelve...) — y se inclina, para presionar sus frentes juntas, en un intento de guardar el calor del cuerpo contrario. — Lo siento tanto... ese disparo era para mí, tuvo que haber sido para mí... — continúa, mientras las lágrimas finalmente dejan sus ojos. — Это было взаимно... (Era mutuo...) — susurra, avergonzado. — Это было взаимно, но я не был готов... (era mutuo pero no estaba listo...)
— Esto es culpa suya. — descubre Conway de pronto, aflojando el agarre sobre el pecho de Horacio. — Es culpa suya... — repite, mientras Volkov y Gustabo lo miran, confundidos. — tú lo mataste — dice, mirando al rubio. —, y recibió la bala por ti. — continúa, observando a Volkov. — Mi... mi hijo murió por ustedes dos, es culpa suya.
— Conway, — llama Gustabo, con la voz aún temblando al salir de sus labios, no tenía lágrimas por derramar, Pogo estaba volviendo a llamarle desde lo profundo de su cabeza. — no se ponga violento, ¿eh?
— Podría — admite en voz baja. —, pero no, porque van a llevarse esta muerte a sus espaldas, ambos recordarán siempre que la muerte de Horacio no fue culpa de nadie más que suya. — murmura, mirando sus propias manos, tan demacradas, viejas y manchadas de sangre, con esa tan fresca que se deshace cuando las lágrimas le caen sobre las palmas. — Es culpa suya. — insiste, dejando que las lágrimas le rueden por las mejillas, incapaz de contenerlas para cuando vuelve a ver el rostro de chico, con la sangre resbalando entre sus labios entreabiertos, y manchando toda su ropa, desde aquel agujero en su corazón.
La idea casi lo hace echarse a reír, porque es casi una puta broma, una broma de ese universo tan desalmado que lo odia con cada célula en su infinita existencia.
Casi puede echarse a reír porque asesinaron a Horacio, su hijo, con un agujero en su corazón, en su gran corazón.
Y en realidad cree que no hay otra forma de que su chico se hubiese ido, la única forma era esa, abriendo un agujero en su gran corazón.
Todo terminaría un par de semanas luego, cuando Gustabo, quien había desterrado a Pogo de su mente, finalmente delató los planes de la mafia.
Terminó un par de semanas después, con todo el cuerpo de policía de Los Santos rindiendo homenaje a Horacio, el héroe de la ciudad.
El hermano, el amor y el hijo.
50 notes · View notes
ineunhaeshead · 1 year
Text
Me rendiré cuando las gardenias del corredor se marchiten.
Ese lunes llegó temprano del trabajo. La luz que entrababa por las ventanas pintaba de tonos cálidos su hogar. Eran las cuatro de la tarde y en su mano sostenía una bolsa de tela llena de papas. Lee Hyukjae parecía buscar a alguien en casa mientras analizaba que en realidad “ser el jefe” implicaba, la mayoría del tiempo, llegar antes que todos al trabajo e irte de último. No recordaba con exactitud la última vez que había estado en casa a una hora que no fuera después o durante la cena. 
Se detuvo en medio de la sala y dejó salir un enorme suspiro. En casa no había nadie. Manteniendo la calma, se apresuró a la salida, subió de nuevo a su auto y pisó el acelerador conduciendo cuesta abajo.
Cuando llegó a su destino paseó su vista hasta que por fin, a lo lejos, logró visualizar un cuerpo pequeño y encorvado sentado en una banqueta con algunas palomas que le rodeaban bajo sus pies. Bajó del auto y caminó en su dirección.
—¡Señor Lee Kang Heon!  —el pequeño hombre giró su cabeza lentamente y entrecerró sus ojos bajo las enormes gafas para lograr verlo bien. Le sonrió despreocupado y se hizo a un lado dejándole espacio para sentarse junto a él. —Lo hizo de nuevo, y ni siquiera se tomó la molestia de llamar y avisarme.
—No tengo que pedirte permiso de nada, mocoso, soy un adulto y sé cuidarme solo.  —Hyukjae tomó un puñado de migajas de pan del recipiente que sostenía el otro hombre y las lanzó al suelo.
—¿Nunca ha oído el dicho de que hay un punto en el que el padre se vuelve el hijo y el hijo el padre? Papá, estamos en ese punto ya.
Lee Kang Heon no le contestó, tampoco lo miró de vuelta. Hyukjae lo miró preocupado unos segundos y luego esperó a que su padre terminara el recipiente de migajas. 
En el camino de vuelta a casa Hyukjae se preguntó si la renuencia a aceptar la vejez y la terquedad en general venía inherente luego de los 60 años y todos pasaban por eso o simplemente solo era su padre el que era de esa manera. Finalmente, Hyukjae volvió a hablar.
—Sabes que yo solo me preocupo por ti. Eres lo más importante en mi vida.
—Ese es el problema.  —Hyukjae sostuvo el volante con ambas manos en vez de una sola y se preparó para lo que venía a continuación.  —No debería de ser así. Tienes 36 años y no tienes una pareja siquiera. No puedo dejar este mundo si eso supone que te quedarás solo. Ese es justo el problema, solo me tienes a mí.
—¿Y eso qué tiene que ver con que te fuiste a alimentar palomas y no me avisaste?  —su propio comentario lo hizo reír un poco — Además, ¿Sungmin está pintado o qué? Ha sido mi amigo desde los 15, y aunque quisiese, papá, nunca me dejará en paz, eso te lo aseguro. 
Tumblr media
Hyukjae comprendía las preocupaciones de su padre perfectamente, pero a veces tratar de explicar algunas cosas desde su lado de la brecha generacional hasta el lado de su padre lo obligaban a preferir mil veces resolver en tiempo récord un desfalco financiero de la empresa en 1 mes con un protocolo de contención de 3 meses. 
En ese período de tiempo, no solo la empresa se empezaba a caer en pedazos, sino que su vida ya llevaba medio camino de estarse despedazando, porque durante esa crisis financiera, a pesar del enorme estrés y frustración, se dio cuenta que ya había recorrido lo suficiente como para mandar todo a la mierda y arriesgarlo todo por algo que todo su ser cantaba en coro disparates que susurraba su corazón pero que nunca había querido escuchar, así que terminó su relación de 3 años con la mujer más ilógicamente conveniente y perfecta; aprendió, a las malas, el valor de no precisamente mentirle a su padre pero tampoco de decirle toda la verdad. Y ante las amenazas de Kang Heon de lo que le pasaría si no regresaba con aquella mujer, Hyukjae dijo “Este mes ha sido muy caótico, y me di cuenta durante ese tiempo de que lo último que necesito ahora es casarme. Necesito unas vacaciones y tú necesitas agradecerme por salvar tu legado y no haberme matado en el intento, y agradecerle a ese bufete de abogados que son demasiado excelentes en su trabajo”.
 -
 —Yo solo quiero que seas feliz, lo sabes.
Hyukjae vio a su padre mirarlo consternado desde el otro lado de la mesa mientras masticaba sus papas con queso. Definitivamente las personas vuelven a ser unos niños cuando envejecen, su padre tenía el paladar de un niño de 5 años y se había vuelto un niño muy obstinado también. 
—No sé, papá, tal vez casarme y tener 4 hijos para malcriarlos no sea algo que me haga feliz.
—Bueno, mocoso sarcástico, pues estar solo es algo muy deprimente y desgraciado igual.
Hyukjae vio la terquedad y la determinación que caracterizaba a los Lee brillar a través de los ojos de su padre, entonces suspiró derrotado y dejó de tensar sus hombros.
—Nunca te rendirás con el tema, ¿cierto?
—Me rendiré cuando las gardenias del corredor se marchiten.
Lee Kang Heon cuidaba aquellas flores blancas con más afecto del que recibió Hyukjae en toda su vida; de hecho, esas gardenias estaban más conservadas y saludables que los pasantes de la empresa. Estaba cada día más convencido que su padre vivía sus días para esas gardenias y para hostigar a Hyukjae con el mismo tema. A lo que se refería su padre era que de la única forma en que esas gardenias se marchitaran sería cuando él falte en este plano de la vida, entonces, eso significaba que iba a insistir con el tema hasta su último aliento.
—Te amo, papá, esto que hago o lo que no hago, no lo hago para molestarte y lo sabes muy bien.
Kang Heon le sonrió a su asombroso hijo cálidamente y siguió hurgando el queso en sus papas. Escuchó como Hyukjae contestaba una llamada y se levantaba de su silla mientras empezaba a apresurarse a la salida mientras decía una excusa como “el vigilante vino a dejarme el reloj que dejé en la oficina” o algo así, las excusas que su hijo inventaba comenzaban a ser cada vez menos elaboradas. 
Al escuchar la puerta principal cerrarse, se bajó de la silla y caminó lentamente hacia el dormitorio de invitados, el cual era bodega también, y sacó una caja de madera la cual arrastró hasta la ventana. 
Siendo sincero, su hijo había cumplido y superado sus expectativas toda la vida, y cuando tomaba una decisión que le parecía fuera de lugar, con el tiempo había comprendido que había criado a un gran hombre, inteligente, sincero, paciente, considerado, sensible y seguro de sí mismo, y entonces fue aprendiendo a confiar en él. 
Ya arriba de aquella caja, se asomó por la ventana y con su anciana visión alcanzó a ver el notable y lujoso auto gris frente al edificio. Kang Heon pensó en que quizás no fue el padre perfecto, no fue el más afectivo ni el más comunicativo, pero seguía trabajando en ello incluso a esta avanzada edad, la cuestión era que él quería que Hyukjae comprendiera que no había cosa en el mundo que lo hiciera dejar de amar a su propio hijo y que supiera que podía contar con su padre en lo que fuera. Entonces, ¿por qué era tan difícil hacerle saber eso a su hijo? Bueno porque todavía no se había graduado de la escuela de habilidades en comunicación asertiva y porque a veces hablar de situaciones incómodas son menos incómodas cuando tus hijos son adolescentes que cuando ya son todos unos adultos.
Bajo sus ojos estaba la ciudad vestida de una hermosa noche de primavera y se encontraba su hijo de 36 años corriendo como si tuviera 20 años menos hacia aquel auto que ya estaba acostumbrado a ver, de este se bajó un hombre de cabello y atuendo impecable, el cual también estaba ya acostumbrado a ver. Y antes de regresar a la cocina vio cómo su hijo besaba los labios de aquel hombre. Kang Heon podía ser un anciano entrometido y hasta chismoso a veces, pero también sabía que existían límites y que su hijo merecía privacidad.
Lee Hyukjae, su asombroso hijo, estaba fallando en 2 cosas: En pensar que algo cambiaría en él ante alguna decisión que tomara y en pensar que por tener 79 años era tonto y no se iba a dar cuenta que algo más había pasado durante aquella crisis financiera, crisis de la cual Hyukjae no habla sin mencionar al bufete de abogados financieros, y sabía perfectamente que cuando su hijo se refería a ese bufete, en plural, en realidad se refería a un solo abogado, en singular, el hombre del lujoso auto gris, el hombre que Lee Kang Heon estaba cien por ciento seguro que hacía feliz a su hijo.
-
 —¿A qué le sonríes, papá?
Para cuando su hijo regresó, notó que en efecto le habían ido a devolver su reloj, y mientras estuvo ausente había tenido tiempo suficiente para darse cuenta de muchas cosas y de juntar el valor para tomar una decisión y sin más, soltó:
—Estaba pensando que fuese bueno que lo invitaras a cenar. O al menos a subir, porque a veces lo tienes ahí afuera en pleno invierno, eres un mocoso grosero.
Tumblr media
                                                      FIN
Ya casi se cumplen 8 meses desde que el papá de Hyukjae dejó este plano. Lo extrañamos mucho don Lee, gracias por ser un gran padre y haber criado a un gran hombre. Espero que también se le escape en la madrugada a San Pedro para comer cosas que no debe, así como se le escapaba a su familia.
Tumblr media
14 notes · View notes
sritashimada · 2 years
Text
Cumpleaños Sorpresa |Ghost Y TN | +18
Tumblr media
El Task 141 había regresado de una misión contra terroristas que se tornó complicada con el tiempo, se les daría un par de días de descanso por su espléndido esfuerzo, así que después de unas palabras motivadoras de su capitán y Laswell , cada quien tomo su camino para irse a celebrar un buen trabajo.
—Que bueno que terminó esto, siento que todavía tengo arena en el trasero.
Mencionaste con cansancio y trauma de solo recordarlo, no eras muy quejosa pero esta vez habías superado tu límite.
—Si volvemos a ir a un lugar con arena, les juro que me doy un tiro.
—Y yo me daré uno si vuelvo a escuchar una queja tuya sobre el tema—dijo Ghost mientras iba por el mismo camino que el tuyo en dirección al estacionamiento para tomar sus respectivos vehículos para irse de aquella base.
—Te estas tardando.
Contestaste bromista a lo que solo el teniente respondió con un bufido de gracia, ambos empezaron a reír ; ambos se llevaban bastante bien, se agradaban y podrías decir que eran bastante buenos amigos.
Tal vez salvarse mutuamente en muchas ocasiones hace crecer la amistad, pero no era algo que pudieras comprobar realmente.
Ambos recibieron un golpe en sus cabezas por parte de Price que iba detrás suyo.
—Los dos deberían dejar de quejarse—paso por en medio de los dos—No se olviden de mañana.
—Imposible capitán, solo pasaré por el paquete y otras cosas antes.
—Bien, los veo allá—se despidió Price.
— ¿Tienes trabajo en tu día libre? —preguntó Ghost mientras se detenían frente a tu auto.
Tomaste a Ghost y bajaste su rostro a la altura del tuyo— ¿Olvidaste lo del cumpleaños sorpresa de Soap?
—Puta madre...
— ¿Cómo se te olvido? Price lleva diciendo desde hace un tiempo, aunque no te culpo, hemos estado bastante ocupados, me sorprende que la fecha no se haya retrasado.
— ¿Cómo pude olvidarlo?
—Tienes tiempo para comprarle un regalo, es mañana en su casa a las 5:30 de la tarde.
—Pero no tengo ni puta idea qué regalarle.
— ¿Cómo no vas a saber? es tu mejor amigo.
—Soy un soldado, no un animador de fiestas, asesino terroristas no escribo blogs sobre "el regalo ideal" en internet.
—Sabes mil técnicas para asesinar a alguien con lo qué sea, incluso orina de perro ¿Y me vas a decir a mi que no sabes qué darle a MacTavish en su cumpleaños?
— ¿Qué parte no entiendes?
—De verdad eres un caso—suspiraste procediendo a dar vuelta para entrar a tu auto—lo resolveras mañana.
—Salgamos mañana.
— ¿Eh? —giraste a verlo con rapidez ¿habías oído bien? no, de seguro aun tenías secuelas de tantas granadas aturdidoras.
—Por el regalo de Jhonny—guardó silencio un momento—será más fácil encontrar algo si me acompañas.
No sabías que decir, era la primera vez qué Ghost te pedía algo así o a cualquiera así que no podías creer que fuera posible.
—Entiendo si no quie-
— ¡No! —Interrumpiste; hiciste un pequeño gesto con las manos para detenerlo—Está bien, lo de mañana, muy bien, bien.
—Pasaré por ti a las 2:00.
Asentiste con fuerza y rapidez mientras mantenias tu sonrisa—Estaré lista.
Con eso se despidió y a pesar de verlo irse te quedaste totalmente quieta en tu lugar; estabas muy nerviosa, incluso temblabas un poco mientras tenías la cara roja, te metiste a tu auto, pusiste tus manos en el volante y empezaste a gritar de emoción.
" ¿Qué fue eso de muy bien? ¡Tonta, tonta, tonta! ¿Es una cita, no? ¡Debe de serlo! ¡TENGO UNA CITA CON GHOST! "
Volviste a gritar y mover de adelante hacia a otras con más fuerza y cuando te diste cuenta Gaz te miraba asustado al frente del coche, te pregunto si estabas bien con un pulgar arriba y tu contestaste de la misma forma y un poco más calmado siguió su camino al igual que tu.
Ahora no sabías cómo ibas a poder dormir de la emoción, quiza te darías un golpe en la cabeza para poder hacerlo si no, posiblemente te quedarías despierta hasta que fuera hora y debías descansar para tener la piel hermosa.
No era que te gustara, bueno...un poco. Tenías una buena relación de amistad con él y aunque sabías que quiza no era un hombre del tipo sociable o que quiza se fijara más de lo normal en las personas, no dudabas que tuviera un corazón, pero no de la clase que fuera romántico.
De solo pensar que tendrías una cita con ese hombre te ponía la piel de gallina.
La mañana llegó con más rapidez de lo que pudiste pedir, apenas sonó el despertador y te levantaste a hacer la rutina de belleza más larga y exhaustiva de tu vida, exfoliación, depilación, skincare, baño, mascarilla, todo lo posible y que tuvieras al alcance.
Tardaste un buen rato en decidir que usar, así que decidiste algo diferente y qué resaltara tu feminidad pues siempre te veía con ese traje militar.
Te maquillaste un poco y arreglaste tu cabello, preparaste tu bolsa e ibas de aquí por allá mirando que tuvieras todo en orden, ¿quiza estabas exagerando un poco? no, era una cita importante.
Una cita importante por alguien que aparentemente no te gusta mucho, pero detalles.
Terminabas de ponerte labial cuando escuchaste que tocaron la puerta, debía ser el. Miraste a todos lados en pánico, tomaste tu celular junto a tu bolso y fuiste con rapidez hasta la entrada.
— ¡E-estoy lista! —abriste la puerta para ver a Ghost, usaba un pantalon, una camisa y sueter negro, junto a un pasamontañas con su tipica forma de calavera.
Después de quiza un par de segundos o tres de silencio e intercambio de miradas entre ambos, Simon finalmente habló:
—Entonces vámonos.
Más que sugerencia o invitación fue una orden, cerraste la puerta de tu casa, pero sin perderlo de vista.
Si, sin duda los hombres eran de gustos simples, pero lo sencillo a veces era tan refinado y atractivo que se veía tan estúpidamente bien que te quedaste embobada en esa fuerte espalda suya.
Fuiste hasta su auto, Ghost abrió la puerta de copiloto para que subieras lo cual agradeciste.
— ¿A dónde iremos?
—Al centro comercial del centro, ahí podremos encontrar algo seguramente, además ahí también pasaremos por el pastel que me encargó Price y otras cosas.
—Bien.
Ya en el centro comercial pasaron por tiendas de todo tipo en busca de algo que convenciera a Ghost para darle a Soap, pero no parecía haber algo, vieron ropa, zapatos, perfumes, accesorios sin mucho éxito.
Ahora estabas arrepentida de haber pensado que los hombres son sencillos, no importaba que le mostraras el se negaba rotundamente, ya solo le enseñabas cosas para ver a que le atinabas y no porque fuera una buena idea.
— ¿De verdad no te agrada nada? —le preguntaste mientras salían de una tienda para ir a otra.
—No, es demasiado sencillo.
—Se supone que los regalos son sencillos.
—No para mi.
— ¿Entonces qué es lo que estás buscando para Soap?
—Lo sabré cuando lo vea.
—Eso no me ayuda para nada—llevaste a Ghost a una gran tienda departamental como última opción—Si no encuentras nada aquí, estamos perdidos.
Era de al menos cuatro pisos y en cada piso había varias secciones de casi cualquier cosa y se conectaban con escaleras eléctricas en cada piso, aun tenían tiempo asi que fueron buscando entre todo con la esperanza de notar algo.
Pero, la que encontraba cosas eras tú, joyería, perfumes, ropa, zapatos, había tantas cosas esta temporada que de seguro se verían estupendas en ti, así que desde que llegaron no parabas de ir de aquí a allá con los ojos brillantes diciendo " ¡Mira Ghost! " cada que te gustaba algo.
—Pareces niña en dulcería.
—Lo siento, hace tiempo que no venía y la última vez nada me gustaba.
— ¿Vienes seguido?
—Lo que nuestro trabajo permita, pero disfruto mucho estar aquí, quiza porque de niña iba mucho con mi familia a un centro comercial muy parecido a este hasta que fue atacado y ya nada fue igual, ni para mi ni para nadie.
Ghost sintió un poco de tristeza en esas palabras, no tocaban mucho el tema de sus pasados , pero recordaba que una vez mencionaste que estuviste en un ataque terrorista donde tu familia murió, así que eso te motivó a unirte a las fuerzas militares.
—Quiza me tranquiliza saber que la gente está en calma y que mi esfuerzo vale la pena.
—Sabes que siempre lo vale, no pienses lo contrario.
Palabras tan reconfortantes y cálidas que hasta calentaron tus mejillas salieron de su boca que reemplazaron ese sentimiento apático en ti y haciendo tu corazón palpitar casi como recuperándose de un paro cardiaco.
¿Eso es enamorarse? ¿Así se siente? como un cálido sol de primera o cuando llegas a un lugar seguro en medio de una misión.
—Ese lado tuyo, me gusta.
Te avergonzaste de nuevo dejando más claro tu sonrojo así que pronto te disculpaste por haber dicho algo como eso sin pensar; escondiste la parte inferior de tu rostro detrás de la camisa que tenías entre manos.
—No pasa nada, creo que debes ser tú quien conozca ese lado mío—contestó con aquella voz ronca.
—Soap debe estar retorciéndose donde quiera que esté—mencionaste riendo mientras dejabas la camisa y empezabas a caminar para seguir buscando.
Fueron al siguiente piso subiendo las escaleras mecánicas, resbalandote un poco; al estar a punto de caer Ghost te tomó por tu cintura evitando que cayeras.
—G-gracias.
—Debes ser más cuidadosa, subteniente—acerco tu cuerpo para juntarte un poco más a él, su agarre fuerte apretando un poco tu piel te hacía sentir débil y protegida, extraño viniendo de una mujer fuerte—pero, creo que es parte de tu personalidad.
—Qué forma tan bonita de decirme torpe.
—Te he llamado de peores formas.
—Agradecería que alguna vez me llames por mi nombre, teniente.
— ¿Y donde quedaría lo divertido?
Una respuesta típica de Ghost.
Siguieron paseando y mirando, hasta qué por gracia divina algo llamó la atención del hombre con pasamontañas con pintura de cráneo.
— ¿Qué tal esto? —Ghost te mostro un carro a control remoto.
—Bueno, no es mala idea, pero parece que lo quieres más tú.
—Si se lo doy a Jhonny, lo podría usar yo también.
—Entonces era eso.
Buscaba algo qué a él también pudiera usar, bueno, también lo pedirías prestado un poco ¿Por qué no?
Pagaron y lo pidieron de regalo así que lo envolvieron y lo pusieron en una bolsa de regalo negra, muy acorde a su personalidad.
—Sigue la pastelería ¿no?
—Si, ahí compraremos también velas y también algunas decoraciones de fiesta.
— ¿Ese era el paquete qué mencionaste ayer a Price?
—Si, eso mismo—sacaste el recibo del pastel de tu bolso antes de entrar al local—A Price le gusta esto de cosas encubiertas, ya sabes.
Se acercaron al mostrador, mostraste tu recibo y pediste también de por favor las velas y algunas decoraciones que te parecieron bonitas que tenía en la pared.
La cajera estaba bastante nerviosa; velozmente hizo lo que le pediste, no entendías la razón de estar tan preocupada cuando antes la habías visto muy amable.
Cuando te dijo el total e ibas a sacar tu cartera, Ghost puso su mano sobre la tuya para detenerte.
—Yo pago.
— ¿Seguro? Puedo hacerlo yo, era mi parte.
—Está bien, me ayudaste bastante y además, me sentiría mal si no coopero con algo por olvidarlo.
—Bueno—no insistirias.
Cuando llevó su mano a la parte trasera de su pantalón la cajera dió un pequeño brinco del susto, pero trato de mantener su sonrisa, pero al ver que solo era su cartera se calmó un poco.
Tomó el dinero dudando un poco y le entregó su cambio junto a una bolsa con las cosas mencionando que iría por el pastel.
Fue el momento en que entendiste, estaba asustada de Ghost, de seguro pensaba que era una especie de asaltante, rufián , mafioso drogadicto.
No podías culparla, si sus enemigos se asustaban de verlo con su máscara de cráneo cualquiera lo haría si ven a alguien entrar a su tienda de esa misma forma.
Sutilmente miraste hacia la vitrina notando a unos adolescentes murmurando y señalando a Ghost a algunos metros, quizá por morbo, curiosidad , burla o temor.
Estabas bastante nerviosa por estar a su lado y ocupada buscando el regalo que no habías notado que la gente hablaba de él.
Quizá por eso no era muy fan de ser sociable o aparecer en público y probablemente ha soportado eso desde hace mucho, si bien el problema se resolvería si descubría su rostro, tenía sus motivos para no hacerlo y respetabas eso, no pedirías que lo hiciera, los demás eran el problema.
No soportabas ni tolerabas a ese tipo de gente que señala, se burla y juzga a otra. Si supieran que ese hombre ha salvado sus traseros de tantos ataques no pararían de alabarlo, pero a Ghost no le gustaba destacar de más y si fueras directamente a enfrentarlos sería incómodo y molesto seguramente.
La cajera entregó el pastel en una bolsa para poder cargarlo con facilidad junto a lo demás, no era muy grande así que estaba bien.
Agradecieron y antes de salir, te aseguraste de estar aun bien arreglada, te pusiste tus lentes de sol negros y tomaste su brazo.
— ¿Qué haces? —pregunto confundido.
—Callate y no te quejes.
Obedeció como buen soldado que era. Salieron de la tienda y empezaste a caminar como diva, llena de mucha más confianza y pegándote a él.
Cuando se acercaron a los adolescentes, fingiste arreglar tu labial con tu dedo medio y sonreíste cínica.
Quizá era un poco infantil de tu parte, pero tu orgullo te impedía que se burlaran de tu gente, sea quien sea, pero antes de poder cantar victoria llegó un policía deteniendo su paso frente aquellos.
—Disculpa, me han reportado a un hombre sospechoso con pasamontaña.
"Carajo"
Escuchabas el cuchicheo de esos jóvenes, lo que creíste que sería una salida digna se estaba yendo a la mierda.
— ¿Sospechoso en qué sentido? —preguntaste con cierto tono molesto soltando su brazo para poder cruzar los tuyos.
—Reportes de múltiples civiles.
—Sin fundamento.
—Suficiente—dijo Ghost haciéndote callar, te sentiste como un cachorro regañado.
— ¿Pueden mostrarme una identificación los dos?
Los chicos se reían entre ellos y tú querías callarlos a golpes; Ghost sacó su cartera al igual que tú y se las entregaron para que pudiera ver sus identificaciones.
El hombre palideció al verlas— ¿Teniente y subteniente?
—En efecto—pusiste una pose orgullosa mientras el sonido del silencio de esos niños te daba inmensa felicidad—Del 22 regimiento de Servicio aéreo espacial.
—Disculpenme—les entregó sus respectivas carteras.
—Hmm—fue la respuesta de Ghost.
El hombre se inclinó un poco en forma de agradecimiento y disculpa para después irse.
— ¿Nos vamos? —alzó su brazo para que pudieras tomarlo de nuevo.
—Mierda, si—contestaste con inmensa alegría mientras aceptabas esa invitación para sentir sus músculos.
Todo salió mucho mejor de lo que pudiste planear.
Ya en el auto y en camino a la casa de Soap, ambos guardaban un poco de silencio hasta que el semáforo tocó rojo.
—Perdona por eso.
—Nono, no fue tu culpa, la gente es molesta a veces, espero que no vayas a usar eso de pretexto para no salir más seguido juntos.
—Si no te molesta, entonces no hay problema.
Gritaste internamente.
— ¡Claro que no! ¡Nada de lo qué hagas podría molestarme!
Ghost te miro de reojo notando tu gran rostro de felicidad, sonriendo él también debajo de su pasamontañas.
Estacionaron el auto un poco lejos de la casa de MacTavish para que no sospechara nada, era una casa en los suburbios, eso confirmaba que de todos ustedes él era el más normal, al menos un poco más.
Entraron llamando la atención del 141, Gaz inflaba algunos globos y Price estaba colocando el letrero de feliz cumpleaños en la pared, Vargas preparaba una carne asada en el patio y Rudy hacía salsas en la cocina.
— ¿Ghost y Viper? —dijo Gaz al verlos entrar.
—Disculpa, había algo de tráfico—mencionaste dejando las bolsas en la isla que funcionaba como mesa, dividiendo el espacio de la sala estar y la cocina.
—Se tomaron su tiempo—Price mencionó con cierta picardía.
Sentiste salir humo de tu cabeza mientras sacabas el pastel de la bolsa y lo ponías en el refrigerador.
—Solo fuimos juntos por unas cosas.
Todos voltearon sus miradas a Ghost que estaba parado con seriedad.
—Ya era hora—dijo Vargas desde su sitio.
Ghost gruñó un poco y tomó algunas de las decoraciones que trajeron para empezar a ponerlas.
— ¿Y cómo hicieron para sacar a Soap de su propia casa? —trataste de desviar el tema a otro lado mientras ofrecías ayuda a Rudy.
—Laswell nos hace ese favor, nos avisará cuando vengan para acá.
—Entonces no sospecha nada—empezaste a picar algo de tomate—Me alegra verlos a ustedes también, no pensé que de verdad pudieran venir.
— ¿Y perdernos una buena fiesta? —dijo Vargas dando vuelta a la carne y tomando de su cerveza.
—Solo quería presumir.
Miraste con atención a Rudy.
—Cuando se enteró de que iban a pedir pollo de comer, canceló todos sus compromisos para venir aquí. Hubieras visto como gritaba "¿Cómo va a ser posible qué coman pollo en una fiesta? Les voy a enseñar la carne de verdad" y aquí estamos.
—De todo corazón, muchas gracias.
Rudi te paso una cerveza, la aceptaste y bebiste un poco, terminaron de preparar todo a tiempo cuando Laswell les envió el mensaje de que iban en camino.
Todos se pusieron en sus posiciones y cuando escucharon abrir la puerta , Ghost y Price le dispararon confeti.
Todo mundo gritó sorpresa y Vargas puso música, la cara de Soap valía oro puro, empezó a reír al ver todo. Uno a uno se acercaron para darle un abrazo, incluso Ghost por más extraño que fuera, en momentos así quiza suele ser más amable.
— ¡No recordaba que era mi cumpleaños! —dijo Soap aún impresionado por aquella sorpresa.
—Se que hemos estado bastante ocupados, pero no olviden que valoro todos sus esfuerzos por cumplir cada operación—Laswell empezó a decir una especie de discurso.
—Eso nos hace escuchar una especie de superhéroes—dijo Vargas.
—Héroes con granadas y balas—hiciste un par de pistolas con tus manos y guiñaste el ojo.
—Son héroes para el mundo, quienes cuidan a la gente que no puede defenderse—intentó continuar su discurso.
—No somos héroes, somos soldados y solo hacemos nuestro trabajo. Si nos ordenan tomar el infierno eso vamos a hacer , así que ya sabes que siempre estaremos a disposición—el capitán Price tomó la palabra.
Mostró una sonrisa—Bien soldados, disfruten su tiempo libre.
— ¿No te quedarás? —preguntaste.
—No, tengo trabajo de oficina que hacer.
—Eeeeh, de nuevo seré la única mujer.
—Tienes permiso para disparar de ser necesario—Celebraste al escucharla; entregó su regalo a Soap y se despidió de todos.
Decir que la fiesta comenzó sería poco, empezaron a beber , comer y divertirse.
Tenían mucho de que platicar, hacía tiempo que no se reunían de esa forma a celebrar.
Había mucho por que festejar, el cumpleaños de MacTavish, por sus misiones bien logradas, por estar vivos, relajarse también era parte de la victoria.
Después de un rato pusieron el pastel en la barra mientras todo mundo cantaba feliz cumpleaños, Soap sopló las velas y todo mundo aplaudió.
—Felicidades MacTavish—dijo Price.
—En mi rancho hay un ritual de la suerte para los cumpleaños, el cumpleañero debe dar una mordida al pastel.
— ¿En serio? —le preguntó a Vargas.
—Sisi, tiene que ser sin cubiertos, con la boca—se acercó un poco más a él, cuando Soap acercó su boca Alejandro y Rudi empujaron su cara al pastel.
Las risas no faltaron, tu estabas que te partías a carcajadas mientras veías la cara de tu compañero lleno de betún y glaseado.
Te apoyaste de Ghost que estaba aun lado tuyo para no caerte sin dejar de reír—Mi estómago, me duele...
—Buena esa—dijo Soap.
—Lo siento hermano, pero era algo que tenía que hacer.
—Espera a tu cumpleaños—le contestó con la promesa de venganza.
Continuaron el festejo, estabas bebiendo como no lo habías hecho hace tiempo, quiza era un poco antiestetico, pero era la única forma que tenías para relajarte después de tanto estrés del trabajo.
En una de esas Alejandro comienza a bailar y tú, con suficiente alcohol en la sangre te animaste a bailar con él un poco de banda, nunca lo habías intentado y ahora era una buena oportunidad.
Riendo por lo divertido que estaba siendo te alejaste para ir a la barra donde estaba sentado Ghost, mirándolos con su típica seriedad, un fantasma siempre sería uno no importa donde se encuentre.
— ¿Tú no quieres bailar?
—No.
— ¿Ni conmigo? —pusiste tu cuerpo encima suyo para poder alcanzar la botella de tequila que trajo Vargas que estaba detrás suyo.
Ghost puso sus dos manos en tu cintura para sostener tu cuerpo, soltando un bufido pensativo mientras intentaba mantener su vista lejos de tus pechos que casi estaban sobre su cara.
—Quiza después.
—Sheeeez—pusiste tu rodilla en la silla en medio de sus piernas mientras le dabas el pequeño vaso tequilero; brindaste antes de tomartelo, sentiste tus mejillas arder al igual que tu garganta, no sabías beber tequila, pero no era impedimento para no hacerlo— ¡Que bueno!
Bajaste tu pierna y tomaste la silla a su lado, necesitabas tomar un descanso mientras volvías a servir un poco más.
—Hace tiempo que no me divertía así, ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que salí de fiesta.
—Pues ha pasado bastante si fue antes de ser equipo.
—Creo que si—reiste un poco—hemos pasado muchas cosas desde entonces...mi vida sin duda se volvió más interesante contigo.
El hombre se mantenía igual mientras te veía beber.
—Eres muy especial para mí y no me arrepiento de haberte conocido, Ghost—le serviste un poco más.
— ¿Es el alcohol hablando?
—No, es mi corazón.
Tu teniente noto esa expresión que no había visto antes, si podía ponerlo en palabras quizá sería llena de amor.
Ghost tomó de un sorbo el tequila—El sentimiento es mutuo.
— ¿Qué tan mutuo?
Esa pregunta lo sorprendió, jugabas con tu vaso esperando su respuesta, ahora no estabas segura si el calor de tus mejillas era a causa del alcohol o por la vergüenza de tus palabras.
Sea como sea, te arrepentirás después y no ahora.
El momento fue interrumpido por los gritos del resto, estaban lanzando a MacTavish entre todos.
Empezaste a reír mientras te deslizabas en la barra, el sueño de la nada te empezó a invadir y terminaste por quedarte dormida.
Te levantaste de repente, aún se veía oscuro, pero todo estaba callado, miraste los cuerpos de Gaz y Price dormidos en los sillones mientras que Ghost estaba dormido en la silla al lado tuyo.
Estaba vulnerable, sería un buen momento para lo que fuera, pero no, no harias eso.
Tomaste una botella de Vodka que estaba ahí para quitarte esos pensamientos pecaminosos de tu mente, quitaste la tapa de un golpesito con tus dedos para lanzarla lejos y darle un trago ahogándote un poco.
Tosias intentando calmarte, cuando te sentiste mejor acercaste la boca del Vodka sentiste una presencia detrás tuyo.
—Deberías dejar eso—te quitó la botella y la puso aún lado, pero acorralandote contra la barra.
—Creí qué estabas dormido—mencionaste nerviosa.
—Lo estaba, pero también estaba atento a ti.
— ¿A mí?
—Mientras yo sea tu superior, vas a estar bajo mi cuidado te guste o no.
Pusiste tu dorso de la mano sobre tu boca, intentando ocultar tu reacción y las ganas de decirle que te encantaba esa idea.
—Hoy has sido más amable de lo normal.
—Y tú bastante atrevida, se supone que yo debo tomar la iniciativa.
No tenías cómo huir, su presencia era fuerte e imponente qué te hacía sentir pequeña, sus brazos estaban cada lado tuyo como si evitará también que te fueras.
Estabas muy nerviosa, no sabías que pensar o hacer , querías tomar un trago de lo que sea para intentar deshacerte de esas emociones.
Sin previo aviso tu teniente puso sus labios sobre los tuyos, besándote con suavidad y agresividad.
No sabías desde cuándo, pero habías esperado por eso desde hace mucho. Los besos se hacían más intensos y apasionados, sobre todo al sentir como el pasaba su lengua por la tuya, no sabías qué los británicos podían besar así de bien.
Podías sentir tus piernas temblar, pero antes de qué pudieras caer Ghost puso una de sus manos en tu cintura para pegarte más a él.
Quizá era un sueño, se sentía como uno.
Se separaron al poco tiempo intercambiando sus miradas deseosas y un poco nerviosas.
—G-ghost...—lo llamaste con dulzura.
— ¿Si, subteniente?
— ¿Puedes continuar un poco más?
—Solo si prometes ser buena chica—acarició tu mejilla.
—Jamás podría desobedecer a mi superior—inclinaste un poco tu cabeza en dirección a su mano.
—Buena respuesta—contesto complacido—Agachate.
Y eso hiciste, miraste como se desabrochó el cinturón y su pantalón dejando ver ese bulto en su bóxer, saco su pene erecto.
Acercaste tu rostro con cierta timidez, olía a hombre, fuerte y varonil.
Sin miedo al éxito tomaste la punta con tu boca y empezaste a chupar y lamer, primero fue lento y poco a poco tomabas más velocidad,
Escuchabas leves suspiros viniendo de parte suya, humedecias con tu saliva todo su miembro gustosa.
Ghost se arregló r��pido su pasamontaña al escuchar movimiento, al ver que Soap había despertado y qué se levantó intento actuar normal.
— ¿Estás despierto? — pregunto Soap extrañado al verlo ahí parado.
Aquella barra al ser alta cubría la parte inferior de su cuerpo y con ello, la escena que estaba ocurriendo. Tu corazón empezó a latir a mil por hora al escuchar su voz, no parabas de chupársela, pero ahora con nervios por ser descubierta.
—Solo vine por un poco de agua—tomo un vaso rojo que no estaba seguro de quién o que era.
— ¿Y ___?
—Salió a tomar una llamada.
—Imagino qué la estás esperando. Espero que todo salga bien entre ustedes.
—Gracias Jhonny.
Soap se fue en dirección a su cuarto, cuando escuchaste su puerta cerrarse soltaste un suspiro de alivió. Ghost acaricio tu cabeza mientras decía "Buena chica" ;sonreíste para tus adentros, no había nada mejor que reconocieran tu buen trabajo.
Entonces posando sus manos sobre tu cabeza empezó a embestirte a su ritmo, te agarraste de su camisa mientras no dejabas de hacer tu lengua trabajar.
Cuando menos lo esperaste sentiste cómo dejaba salir aquel líquido amargo y espeso sobre tu boca que tragaste para no desperdiciar. Escuchaste su profundo suspiro de satisfacción, había sido mejor de lo qué había podido imaginar.
Empezó a sacar su pene de tu boca conectado aún a ti por un fino hilo de saliva.
—Creo qué iré al baño—solo pudiste dar un paso Ghost te detuvo.
—No te he dicho qué terminó—inclino tu cuerpo dejando qué te sostuvieras de aquella barra.
— ¡G-ghost! —lo llamaste con cierta preocupación—los demás están ahí...
—Que vean.
Quitó tu ropa junto a tus panties haciéndote poner nerviosa, una cosa era chupársela, pero esto cuando el resto del equipo estaba dormido a unos pasos de ustedes era demasiado.
Al momento de sentir su punta entrar dentro tuyo ahogaste por completo un pequeño chillido haciendo que Ghost se detuviera al ver tu cuerpo brincar.
— ¿Estás bien? —pregunto preocupado.
—Solo...solo qué hace tiempo que no hacía esto—mencionaste nerviosa.
— ¿Quieres qué sea gentil?
— ¿Estás diciendo que no voy a aguantar?
—Estoy diciendo que no quiero lastimarte.
—Puedo soportarlo.
Ghost sonrió un poco, no dejabas de ser orgullosa ; Continuó entrando en ti, intentabas no dejar salir ningún sonido para no despertar a nadie. Empezó a entrar y salir de ti con cierta lentitud para que te acostumbrarás hasta que vio tu espalda relajarse y notar los suspiros que soltabas para darte con fuerza y velocidad.
Si bien fue un poco doloro al principio pues la última vez que tuviste sexo con alguien había sido hace mucho tiempo no tardó mucho en ser placentero.
Tus quejas se convirtieron en suspiros que querían ser gemidos, pero intentabas mantenerlos a raya, de todos modos no podías controlar todo y salían uno que otro.
Se sentía tan bien, que no podías estar segura de controlarte como es debido, era como si tú cuerpo te estuviera diciendo que también lo quería a él y no solo tu mente o tu corazón, cada parte de ti estaba esperando por tu teniente.
Te sostenias de aquella barra y estabas de puntitas para poder estar a la suficiente altura, sentías su pene llegar muy dentro tuyo como lo hizo en tu boca.
En una de esas embestidas alzaste tu rostro, pero Ghost te cubrió tu boca con su mano desnuda antes de qué pudieras emitir siquiera un sonido.
—Shh...—le escuchaste decir. Te volvió a embestir en el mismo punto teniendo la misma reacción—Parece que ese es tu lugar sensible—susurro cerca de tu oído haciendo que se te erizara la piel.
Continuó penetrandote en ese mismo sitio, si no fuera por su mano estuvieras gritando de placer, se sentía tan bien que todo tu cuerpo se relajaba y te estaba haciendo perder la mente y la vergüenza, querías que te cogiera con todo, que te llevara al cielo y te regresara.
— ¿Cómo se siente?
Era tortuoso que te lo preguntara cuando cubría tu boca con su mano impidiendo que soltaras siquiera una sola palabra, querías decirle que bien, que jodidamente bien y que no se detuviera. Giraste un poco tu mirada hacia él como respuesta, notando lo ardiente y lujuriosa incluso hasta pensó que había un par de corazones , pero culpo al alcohol que había bebido.
Le agradaba saber que lo estabas disfrutando, verte de esa manera era oro puro para él, podía apostar que eras mucho más linda que antes. Podría tenerte de esa forma por el resto de tu vida y sería un honor para él.
Eso fue lo suficientemente motivante que lo hizo emocionarse, estaba cerca de acabar y que no apartaras tu mirada de él lo excitaba mucho más.
Pensar que esa mujer fuerte y habilidosa podía verse tan vulnerable y delicada.
Pensar que finalmente pudo hacerte suya.
Pensar que estabas de acuerdo con serlo.
Sus estocadas fueron más rápidas y fuertes, salían lágrimas del placer por parte tuya, querías más fuerte y más duro, querías que ese momento no acabara. Sin previo aviso y sin poder aguantar un poco más eyaculo dentro tuyo, sentías el líquido caliente llenarte, empezó a retirar su pene de ti notando tus piernas temblorosas y tus muslos bañados en tu propio lubricante y su semén. Tus brazos fallecieron y antes de que cayeras Ghost te atrapo, un poco avergonzado por ponerte en ese estado más no arrepentido.
Sostenía tu mano y tu cuerpo con cierto cuidado en lo que recuperabas la compostura.
Pasado unos segundos y ya más tranquila arreglaste un poco tu ropa—Iré al baño yo primero—mencionaste empezando a caminar, pero todo tu ser estaba tan débil que te tambaleabas y tropezabas, así que Ghost no dudó en acompañarte para ayudarte después de subirse los pantalones.
Bajo la tapa y te sentó sobre el inodoro, tomó una toalla que tenía en uno de los cajones, la humedecio un poco, bajo tu ropa nuevamente y empezó a limpiarte.
—Puedo hacerlo yo.
—Te dije que estás bajo mi cuidado, aún no estás del todo bien—guardó silencio—disculpa por eso.
Levantaste su rostro con la punta de tu pie obligandolo a verte—Solo si me prometes que se repetirá.
—Todas las veces que quieras.
Sonreíste complacida por aquella respuesta.
Después de que ambos se quitarán el olor a fluidos y sexo, regresaron a la cocina notando que todo mundo seguía dormido.
Jamás se te hubiera ocurrido tener sexo tan expuesta de esa forma, mucho menos con Ghost, pero al parecer la vida daba muchas vueltas.
Ghost se sentó en el mismo sitio qué antes, pero está vez tú te sentaste sobre sus piernas acurrucándote en él.
—Estoy cansada—hablaste en voz baja mientras cerradas los ojos.
—Descansa, estaré aquí.
Y abrazándote un poco, ambos se quedaron dormidos hasta que escucharon ruido.
—Vaya, no creo lo que veo—dijo Price.
—Ni que lo diga—Gaz tomó una foto con su celular—La mandaré al grupo.
—Vayanse al diablo—dijo Ghost con su voz ronca.
Tu estabas medio zombie que ni siquiera te molestaste en decir o expresar algo, querías seguir durmiendo así que volviste a dejar caer tu cabeza sobre él.
En eso salió Soap de su habitación mirando con sorpresa la forma en que estaban ustedes dos.
— ¿Qué rayos pasó? —dijo con sorpresa.
—Lo que se ve no se pregunta—le contesto Price.
—Bueno ¿Se mueven? Hay que preparar el desayuno.
Tumblr media
-Luego edito esto Xd 
Wiii, HE PUBLICADO VARIOS MUY SEGUIDO, ME SIENTO DIOS EN ESTOS MOMENTOS.
Tengo otro oneshot en camino, ya llevo como la mitad e inicio otro fanfic que tomara de ambiente el juego de este año donde nos unira al Task 141 en las Almas, un poco de spoiler.
Ghost no quiere admitir lo MUCHO que le agradamos *coff* y espero que no tengan problemas con los temas fuertes )? 
27 notes · View notes
bujiastorch · 2 years
Photo
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
¡Maserati Project24: radicalmente único en la pista!
Maserati presenta Project24 . Un proyecto (al que se hace referencia con un nombre en clave) de una serie limitada de superdeportivos, solo 62 unidades, para elevar el rendimiento ilimitado de la marca a un nuevo nivel de adrenalina en la pista.
Diseñado por Centro Stile Maserati, el Project24 tiene un aspecto completamente nuevo. Esta vez, el diseño de Maserati va más allá de los límites, libre de las limitaciones que normalmente se ven en un auto de carreras*. El resultado es algo nunca antes visto, que combina la belleza con capacidades genuinamente deportivas para convertirse en un artículo de colección clásico instantáneo.
Construido alrededor de un monocasco de fibra de carbono, el Maserati Project24 cuenta con una carrocería claramente agresiva también hecha de fibra de carbono.
El interior de este descomunal bólido también incluirá asientos de carreras con arneses de seis puntos, una caja de pedales y una columna de dirección ajustables, y un volante de fibra de carbono con una pantalla integrada.
Fuentes: Varias
#BujiasTorch #AlasCorp #Maserati #Project24 #Racer #HyperCars #SuperCars #Motor #Venezuela #Latinoamérica
https://www.instagram.com/bujiastorch/
11 notes · View notes
Photo
Tumblr media
Tomé un taxi esta mañana y me llamó mucho la atención un papel que el conductor tenía en su volante. pensé que era alguna dirección o algo  parecido, pero mi curiosidad me llevó a preguntarle de que se trataba. Y orgulloso me respondió "estoy estudiando inglés" por que mañana tiene un examen. 
- Woow que alegría. Amigo no te conozco pero deseo que te valla súper en tu examen y que logres todas las metas, te admiro y ojalá hagas muchas carreras para que lleves el sustento a tu hogar
Moraleja: Iba trabajando y estudiado, la gente que quiere salir adelante lo hace como sea
ℜ𝔬𝔰𝔞 🖤
15 notes · View notes
sigalrm · 1 year
Video
Mercedes Benz by Pascal Volk
0 notes
velvets-stuff · 1 year
Text
Vertigo AU
English!
“¿Creés que esto es una buena idea?”
“¿Uh?”
Chris gira la cabeza un poco para ver a su hermano mayor, sentado a su lado en el asiento de copiloto, cuando lo ve inmediatamente regresa la vista hacia el camino para evitar algún accidente, ahora se encontraban en el desierto, en dirección a una torre que Chris había encontrado buscando lugares para escalar junto a su hermano y Chris decidió que él conduciría todo el camino.
“¡Claro que sí!, Esto podría ser una oportunidad para que pruebes cosas nuevas y podría incluso ayudarte con ese miedo tuyo a las alturas.”
Diría animado el castaño mientras Martin recostaba su cabeza en su mano que igualmente se recargaba en el borde la de puerta del auto mientras veía la carretera, pero con el retrovisor, Chris logró ver la expresión nerviosa e incluso podría decir que algo angustiada de su hermano mayor, por lo que quita una de las manos del volante y la da unas palmaditas en la espalda al ojiazul, el cual voltea a verlo.
“Estarás bien, ¿Vale?, Yo estoy aquí, sabes que soy experto en estas cosas.”
“Oh si claro!, Fuiste tan profesional cuando estábamos estudiando a los Dracos!”
“Eres un-...!!”
Su mano pasaría de darle palmaditas a revolver el cabello rubio de su hermano de forma brusca a forma de venganza, provocando que ambos hermanos estallan en risas por el momento y el recuerdo de Chris cuando se cayó por perseguir Dracos.
Una vez calman las risas, el mayor se recuesta en la silla, y Chris lo mira de reojo para luego poner su atención a la carretera.
“Sabes. . . Si no quieres hacer esto puedes decírmelo, ¿Si?, Podemos volver y-”
“Oye, no digas eso, fui yo quien acepte, además, estamos demasiado cerca como para echarnos para atrás!”
El castaño soltaría una risa baja, asintiendo con la cabeza y siguiendo con su camino.
El auto todoterreno se detiene unos 7 metros delante de una torre, una torre vieja y extremadamente alta, a Martín se le ponen los pelos de punta al verla desde su diminuta posición.
“A-A-A-Aaaah. . . Chris. . . ¿Cuanto di-dijiste que media la torre?”
“610 metros, 2000 pies de alto!!, ¿¡No es fantástico?!”
El Kratt más joven estaría viendo directamente la construcción frente a ellos, maravillado por el reto que le demostraba está imponente torre, sentimiento que claramente no comparte con su hermano mayor, que comenzaban a asustarse de tan solo pensar como se vería el mundo desde esa posición, en la cima del todo.
Pará lamento de sus nervios, los CPS estaban en sus mochilas, no los tenían tanto al alcance y su única conexión con Tortuga y el equipo eran unas tabletas que Aviva les entregó cuando fueron a este lugar, confiaba en Chris para las escaladas, ya escaló con el, pero no confiaba mucho en su suerte.
“¡¡Vamos!!, ¡Te aseguro que llegó a las escaleras más rápido que tú!!”
Martin sale de sus pensamientos cuando escucha el reto de su hermano, quien comenzaba a acercarse a la torre con un paso rápido, se quedaría pensando un poco en eso, ¿Debería mejor regresar con el equipo?.
Tumblr media
¡¡Nah!!, Ya llegó demasiado lejos, no se echaría atrás!, Entonces sacude la cabeza para olvidar esas inseguridades y comenzaría a correr para alcanzar a su hermano,¡No había problemas, no había preocupaciones!.
Chris sabe lo que hace.
Esto es una buena idea.
Esto saldrá bien.
¿Verdad?.
6 notes · View notes
sicl5 · 28 days
Text
Capítulo 13 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
,
Nos encontramos en la avioneta marítima de Cid. Vincent estaba tocando la radio para conseguir la señal del helicóptero de los Turcos. No tardó demasiado en conseguir la dirección.
— Vuelan hacia el norte.- Dijo Vincent. 
— Hmmm… Ajá…- Mencionó Cid. 
— ¿Podrás llevarnos?- Preguntó Aeris. 
— La duda ofende. ¡Mi habilidad como piloto no tiene parangón!- Exclamó Cid.- Surfearé las olas si hace falta, ¡incluso sin alerones! 
— Que nos preparemos para lo que viene, vaya.- Dijo Yuffie. 
— Eso es.- Afirmó Cid.- ¡La vida es una montaña rusa de emociones, chavala! 
— Shinra ha movilizado a sus tropas y a los Turcos.- Explicó Vincent.- Más vale que no nos pillen desprevenidos. 
— Va a ser curiosa la experiencia, ni más ni menos.- Expresé.
Cid finalmente se puso al volante del barco y empezamos a surcar sus aguas. 
— Les habla su capitán: estamos en aguas abiertas. Pueden darse marejadas imprevistas. ¡Dicho queda!- Exclamó Cid. 
— Ay, me va a dar algo…- Mencionó Yuffie. 
— Esto es prácticamente un bote.- Añadió Cid.- No vale para surcar los mares; solo para flotar, y gracias. ¡Así que ojito! 
— Mientras nos lleve, todo bien.- Dije con una sonrisa.  
Seguimos navegando, el cielo cada vez se ponía más gris y parecía que finalmente habíamos avispado los helicópteros de Shinra.
— ¡Mirad! ¡Allí!- Exclamó Red XIII. 
— ¡Que sí!- Dijo Yuffie no demasiado motivada. 
— Genial.- Mencionó Cid.- ¡Grumetes, izad las velas! 
— ¿Qué velas?- Preguntó Yuffie.- ¿¡Y qué grumetes!?
— ¡Estoy creando atmósfera, hija mía!- Exclamó Cid.- Muy bieeeen. ¡A la mar salada! 
— ¡Sí, mi capitán!- Exclamaron Aeris y Tifa siguiéndole el rollo a Cid, no pude evitar reír.
Región del bosque boreal.
Finalmente llegamos al norte, donde teníamos que ir. Nos bajamos cuidadosamente del barco y Aeris miró el ambiente, preocupada.
— El aire está muy cargado.- Mencionó Aeris. 
— Lo he forzado demasiado.- Dijo Cid mirando el barco-avioneta.- Así que voy a quedarme para hacerle un par de ajustes. Luego os alcanzo. 
— ¿Estarás bien?- Preguntó Cloud. 
— ¡Como si no me conocieras!- Exclamó Cid. 
Cloud sonrió un poco y nos giramos todos para dirigirnos al templo. Pasamos por un amplio bosque. Partículas de lo que parecía ser mako decoraban el ambiente y la tensión subía por momentos. No tardamos demasiado en ver el templo, casi en frente de nuestros ojos.
— Dios.- Exclamé.- Que pedazo de construcción…
— Estos Ancianos no se andaban con chiquitas…- Dijo Barret. 
— Los Cetra, querrás decir.- Dijo Red XIII. 
De golpe Aeris se puso de rodillas en el suelo y acercó su oreja a la tierra, cerrando los ojos. Nos quedamos viendo fijamente esa escena.
— ¿Qué pasa?- Pregunté sin entender nada. 
—  Por fin…- Dijo Aeris soltando una pequeña lágrima que al impactar contra el suelo un aura verde salió, iluminando el suelo. 
— "... nacidos del seno de Gaia; con ella conversamos, su esencia cultivamos y a su tierra prometida regresaremos. Por su gracia y providencia ocuparemos nuestro lugar en el paraíso"- Explicó Barret.  
— No, no…- Dijo Aeris limpiándose las lágrimas.- Esta no es la tierra prometida. Aquí solo hay… dolor… y furia.  
En ese momento el aura verde subió del suelo hasta las manos de Aeris y una vez allí se fue, dirección al templo
— ¿Nos… está llamando?- Preguntó Tifa. 
— Sí.- Afirmó Aeris. 
Miramos en dirección al templo y no tardamos en poner marcha hacia allí pero al llegar nos encontramos con que Shinra se había hecho con la zona, poniendo tropas y otros utensilios allí. 
— Macho, esta gentuza nunca tiene suficiente.- Dijo Barret. 
— Que pena…- Dije con una sonrisa, saltando el muro de sacos que habían puesto.
— ¡AVALANCHA a la vista!- Exclamó uno de los infantes.- No matéis a la Anciana. 
— Buenas tardes a todos.- Sonreí.- Saludad de mi parte cuando volváis al planeta.
Empecé a cargarme sola a los dos décimos de centinelas que habían en la zona. Una energía extraña subía por mi cuerpo, me empezaba a sentir extremadamente bien. Terminé de matarlos y miré a mi grupo fijamente.
— ¿Os vais a quedar allí pasmados?- Pregunté con una sonrisa.
— Vámos.- Dijo Cloud. 
Seguimos avanzando hasta llegar a las escaleras que daban a la gran puerta del templo. En estas habían tanto centinelas como monstruos tirados, muertos. 
— Debe de haber sido algún monstruo.- Dijo Vincent.
— Qué escabechina…- Dijo Cid mirando la situación. 
— ¿Desde cuándo estás aquí?- Pregunté, con una risilla. 
— Oyeee…- Dijo Yuffie mirando a Aeris.- Pero venimos contigo… Eso nos convierte en invitados de honor, ¿no? 
— Pero… yo solo soy medio Cetras.- Mencionó Aeris poniéndose las manos en su cabeza.- Lo siento. Creo que no somos bienvenidos… 
— Estoy aquí porque soy tope de impulsivo.- Dijo Cid.- Pero ahí no entro ni que me paguen. Yo me planto. 
— Claro, no te preocupes.- Mencionó Aeris.- Ya has hecho bastante. Gracias por traernos. 
— Tranquis, que no me voy a dar el piro.- Añadió Cid.- Os espero para el viaje de vuelta. Así que más os vale salir airosos. 
Templo de los Ancianos: Lugar del encuentro
Miramos la puerta y empezamos a subir las escaleras hasta llegar a la puerta. Cloud la abrió, empujándola con todas sus fuerzas. Allí dentro había un encapuchado y al fijarnos mejor vimos que se trataba de Roche. Estaba apunto de desmayarse y Cloud fue rápidamente hacia él, agarrándolo.
— La… materia… negra…- Dijo el túnicas señalandome.- Sephiroth…
— Pero si es…- Dijo Tifa.
— Sephiroth está aquí.- Mencionó Cloud.- Mal asunto.
Un dolor momentáneo me azotó la cabeza y cerré fuerte los ojos antes de mirar hacia el frente. Una sonrisa decoró mi cara.
— Entonces, no vamos a hacerle esperar, ¿no?- Dije avanzando.
Pasamos a la siguiente sala que estaba custodiada por varios centinelas que entre todos eliminamos para seguir avanzando. 
Sala laberíntica.
Salimos de allí y nos encontramos con que el templo no estaba todo cerrado y parecía no en las mejores condiciones. Miraba fijamente cuál era la manera más rápida para avanzar. 
— ¿De verdad los Ancianos construyeron todo esto para ocultar la materia negra?- Preguntó Yuffie.- ¡Pues tiene que ser una materia del copón! 
— No vuelvas a mencionarla.- Dijo Aeris callando a Yuffie.- Shinra no sabe nada al respecto. 
— Cait ya habrá cantado.- Mencionó Red XIII. 
— Eso dará igual si la conseguimos nosotros antes.- Dijo Cloud a lo que no pude evitar reír un poco.
— Pero… ¿¡Que cojones!?- Exclamó Barret mirando hacia adelante.
Cuando miramos hacia donde él miraba nos encontramos a un grupo de centinelas que estaban boca abajo, como si la gravedad se hubiera invertido en esa zona. 
— Empiezo a pensar que estamos alucinando…- Dijo Red XIII.
— Venga, que el tiempo es oro.- Mencioné.
Empezamos a avanzar por sus plataformas intentando avanzar, era un laberinto en toda regla, bastante complicado de entender.
— Un templo la leche de raro, petado de tropas de Shinra y túnicas negras.- Dijo Barret.- Me parece que hoy no pegamos ojo. 
— Sephiroth también estará aquí, ¿no?- Preguntó Red XIII. 
— Sí, está aquí.- Respondió Cloud. 
— Qué mal rollo me da todo…- Mencionó Barret. 
— Bueno, no le demos muchas vueltas.- Dijo Aeris.- Hay que echarle valor. Si el templo nota que dudamos, será un obstáculo más… 
— Entiendo.- Dijo Tifa.
Sala de la estrella carmesí (Tierra)
De repente llegamos a una sala extrañísima con una piedra flotante en medio y que brillaba con un tono verde. Las paredes además también emitian luz pero de color rojo. Cloud se acercó a ella y la tocó. De golpe empezamos a flotar todos, parecia que íbamos a caer en dirección contraria.
— ¡Oye, oye!- Exclamó Barret. 
Pusimos al instante los pies en el techo, o lo que era ahora, nuestro suelo.
— ¿Estamos al revés?- Preguntó Aeris. 
— Bueno, depende de cómo se mire.- Dijo Cloud. 
Parecía que la única manera de avanzar ahora era estar boca abajo así que pusimos rumbo una vez más. Cada vez costaba más pasar por los lugares, estaba todo en bastante mal estado.
— ¿Qué habrá pasado aquí?- Preguntó Red XIII.
— Sangre…- Dijo Aeris mirando la zona.- Se derramaron ríos. Hace mucho tiempo… En una guerra. 
— Nadie ha salido de aquí con vida.- Mencionó Cloud.- Eso me dijo Cait. 
— ¡Haberlo dicho antes!- Exclamó Yuffie. 
Me acerqué al borde de un pasillo y vi pasar una corriente, verdecita, parecida a la corriente vital. En ese momento varios centinelas gritando iban a toda velocidad por esas corrientes.
— ¿Qué acaba de pasar?- Preguntó Yuffie. 
— Ni pajolera idea.- Respondió Barret. 
— Que curioso.- Dije con media risita en la boca.
— Me pregunto hasta dónde lleva.- Dijo Aeris mirándolo fijamente. 
— Ni se te ocurra comprobarlo, ¿eh?- Mencionó Barret mirando a Yuffie.
— ¿Por quééé?- Preguntó ella. 
Seguimos avanzando y en el camino tuvimos que deshacernos de varios centinelas. Venían a por todas a matarnos, parecía que les habían ordenado nuestra eliminación. Subimos por unas enredaderas al terminar y allí solo se veía una plataforma con un agujero en medio y una cascada de mako. Allí habían dos centinelas concienciandose que se tenían que tirar. Finalmente se tiraron y nos acercamos hacia allí.
— No veo otra salida que la de saltar.- Dijo Cloud. 
— ¡Venga ya!- Exclamó Yuffie. 
— Me lo veía venir…- Mencionó Barret.
— ¡Al mako patos!- Exclamé yo tirándome directamente y llegando a la parte inferior.- ¡Woah! ¡Que adrenalina!
— ¡Sil, estás loca!- Exclamó Yuffie al llegar a abajo.
— ¡Pero si ha estado guay!- Respondí. 
Finalmente vimos una puerta que parecía que llevaba a algún sitio en concreto, algún sitio especial. Nos dirigimos allí a toda prisa y entramos a lo que parecía una zona cubierta del templo. La sala era enorme, gigantesca. Parecíamos hormigas a escala. Allí, muchos centinelas yacían muertos en el suelo pero nosotros no habíamos pisado la zona antes. 
— Esto no me gusta…- Mencionó Barret. 
Un estruendo detrás nuestro nos asustó y al girarnos la puerta se había cerrado. Estábamos totalmente atrapados y peor fue cuando al mirar arriba nos dimos cuenta de que había un bicho enorme. Empezamos a flotar una vez más, cambiando de nuevo de gravedad. El dragón extraño se puso delante nuestro y de golpe un bloque desde arriba empezó a caer.
— ¡Cuidado!- Exclamó Barret.
Rápidamente Yuffie se apartó y se salvó del gran bloque. Me acerqué a ella y le ayudé a levantarse con una sonrisa. 
— Para mí que es el señor del templo.- Dijo Red XIII mirando al dragón. 
— ¿¡Quieres unas alubias Da-chao!?- Exclamó de golpe Yuffie mirando al monstruo haciendo que él reaccionara pegando un pedazo de grito.
— ¡No lo cabrees!- Exclamó Barret. 
— ¡Centraos!- Dijo Tifa poniendose en guardia. 
Usé mi materia de análisis para fijarme en sus puntos débiles. La cabeza era su punto débil y aunque su inmunidad al piro complicaba un poco las cosas su debilidad principal era el hielo. Empezamos a luchar contra él, corriendo peligro. Usé HIELO+ contra el monstruo y parece que al notar el frío, se cabreó y empezó a llenar el suelo de fuego.
— ¡Cuidado!- Exclamó Red XIII.
Todos echamos a correr hasta el fondo de la sala.
— ¿Estáis bien?- Pregunté comprobando que todo el mundo estuviera bien.
Los demás asintieron y en cuanto el fuego desapareció volvimos a la carga. Cuando parecía que el dragón ya estaba en su último aliento intentó echar a volar.
— ¡No te lo crees ni tú!- Exclamó Barret atacandole a balazos. Aeris se unió a él, con su báculo y su mágia.
— ¡Cloud!- Exclamé yendo rápidamente hacia él imbuyéndole la espada en HIELO++.- Adelante.
Él asintió y fue corriendo hacia el dragón, clavándole la espada la espada al monstruo, con el hielo destruyendole las venas. En ese momento Tifa fue corriendo hacia el dragón y saltó en el aire, dando una voltereta y pegandole una gran patada en la cabeza. Tifa volvió hacia atrás y sonrió.
— ¡Que pasada!- Exclamó Aeris.
— Hay que despedirse a lo grande.- Mencionó Tifa.
— Aprisa.- Dijo Cloud sin ni siquiera mirarlas. 
— No nos queda demasiado tiempo.- Respondí. 
— ¿Eh?- Preguntó Barret.
Entramos a la siguiente sala y seguimos por sus pasillos hasta llegar a una sala cerrada con un mecanismo en medio que servia para desbloquear la plataforma y que bajara. 
Cámara de la vida. 
Cloud se apresuró en activarla y todos bajamos. La corriente era mucho más fuerte en esa zona, aventaba todos los residuos y destrozos del tiempo. Era bastante impresionante.
— ¡Qué flipadaaa!- Exclamó Yuffie.
— Ahí.- Dijo Tifa señalando una plataforma que había más adelante.
Un grupo grande de centinelas y dos de los Turcos que no podía distinguir por la distancia corrían para que la corriente no los atrapara. Aunque los Turcos tuvieron suerte la corriente se llevó a varios de los centinelas, matándolos probablemente al final del destino.
— No quiero ni mirar…- Dijo Barret.
Aeris se agachó y tocó el suelo intentando analizar bien la situación.
— Percibo cierta ira en la corriente vital.- Mencionó Aeris.- No sé. Es una sensación. 
— Oye, Aeris…- Dijo Tifa.- ¿No puedes transmitirle nuestras buenas intenciones?
— No estoy segura…- Dijo Aeris, muy preocupada.- Bueno, voy a intentarlo 
Aeris se levantó, cerró sus ojos y puso sus manos juntas empezando el rezo. Justo después sacó su báculo y empezó a usar su magia acompañándolo de un dulce y bonito baile. Todos nos quedamos mirando la situación sorprendidos. Parecía que la corriente vital la envolvia, la quería. Una mota de corriente vital se puso delante mio y yo la miré fijamente, poniendo mis manos para que reposara. Me dio tanta nostalgia.
— Parece que la corriente vital te reconoce, Sil…- Me dijo Tifa.
— Podría ser.- Sonreí.
Me acerqué un poco más al centro, Yuffie y Red XIII también lo hicieron pero de golpe la magia de Aeris se rompió y la corriente vital sopló mucho más fuerte. De nuestros pies empezó a salir otra parte del templo, elevándonos. El problema es que como no todos estábamos en el círculo solo subimos Aeris, Yuffie, Red XIII y yo. Aeris cayó directamente al suelo y perdió el conocimiento.
— ¡Aeris!- Exclamé yo moviendola.- ¡Aeris!
En ese momento no tardó en abrir los ojos y nos miró algo confundida.
— ¡Se ha despertado!- Dijo Yuffie. 
— ¿Y los demás?- Preguntó Aeris.
— Ni idea…- Mencioné.
— No he sido capaz…- Dijo Aeris, mirando hacia el suelo.
— Era tu primera vez. ¡No te machaques!- Dijo Yuffie.- De todo se aprende. 
— Y no estás sola.- Dijo Red XIII.- Estamos juntos en esto. 
— Tenéis razón.- Mencionó Aeris.- No hay que tirar la toalla. 
— Vamos, la materia negra aguarda.- Agregué.
Empezamos a andar y nos metimos en una sala que tenía una especie de estanque de mako en el centro. Aeris se acercó a ello y cerró los ojos. Las partículas de mako empezaron a danzar alrededor de ella, aceptandola.
— Creo que me quieren enseñar a compenetrarme con la corriente vital.- Dijo Aeris. 
Parecía que Aeris podía dirigir esas partículas de mako con sus manos. Yuffie también lo intentó pero obviamente no funcionó. Yo me quedé mirando fijamente el estanque, sentía que me quería decir algo. Aeris no tardó en usar su báculo y dirigir la concentración de energía hacia una lámpara que había allí. Al hacerlo partes del templo se volvieron a juntar creando un camino por el que podíamos pasar.
— ¡Hala!- Exclamó Yuffie.
— Bien, podemos seguir.- Mencioné.
Seguimos el camino nuevo, poco a poco para no tropezar con los escombros. Avanzar no estaba siendo tan fácil. Aeris tenía que buscar energía de la corriente vital, absorberla y luego activar varios mecanismos más para conseguir que el templo se reformara, creando nuevos caminos. El cielo estaba totalmente gris, no sabíamos si era de día o de noche, era todo muy confuso. 
— ¿Estarán bien, verdad?- Preguntó Aeris.
— Mientras Cloud no pierda el norte…- Dijo Red XIII.
— Sil, ¿tú como estás?- Me preguntó Aeris, mirandome fijamente.
— ¿Eh, yo? Bien. ¿Por qué lo dices?- Pregunté. 
— No vayas a perder el norte tu también, Sil.- Mencionó Red XIII.
— Me noto normal.- Respondí.
Algo de mentira tenían mis palabras. La sensación de calidez y de acercamiento que notaba a través de la corriente vital. Las ganas que me invadian de conseguir esa materia negra y demás, hacían que no me sintiera tan yo. Lo peor es que no me importaba, me hacía bien. Me sentia poderosa, fuerte.
Aeris reconstruyó varias partes del templo más y parecía muy cansada. Estaba agotando toda su energía para conseguir fluir con la corriente. Yuffie la agarró de los hombros para que no cayera.
— Deberías descansar.- Mencionó Red XIII. 
— Es verdad.- Dijo Yuffie.- ¡Que te tenemos que guardar como oro en paño! 
Yuffie se sentó en el suelo y indicó a Aeris que se sentara con ella para luego mirarnos a Red XIII y a mi. 
— Vale. Solo un rato.- Dijo Aeris sentandose. 
Yo me dirigí al borde del precipicio y me senté allí, algo alejada de los demás. Suspiré y miré fijamente la corriente vital. 
Queda poco para descubrir parte de una verdad. Demuestra tu verdadero poder.
Mi verdadero poder… ¿Cuál es ese poder?
— ¡Ya he descansado bastante!- Dijo Aeris levantándose.
Al escucharla me levanté yo también y fui hacia ella.
— ¿Estás segura de que puedes avanzar?-Le pregunté.- No me perdonaría que te pasara nada. 
— Aw, Sil…- Dijo ella mirándome fijamente.- No te preocupes, estoy más que segura. Es que no paro de pensar en los demás… 
— Vamos, entonces.- Dijo Red XIII.
Entramos por una de las nuevas partes reconstruidas dirigiéndonos a una puerta. Yuffie la abrió con todas sus fuerzas y al entrar vimos a la corriente vital enfurecida, arrastrando parte del templo y a varios centinelas. 
— A ver si el esfuerzo ha dado sus frutos.- Mencionó Aeris con una sonrisa. 
Aeris se acercó al centro, cerca de la lámpara y empezó a transmitirle toda la corriente vital que le quedaba, toda la energía pero fue rechazada una vez más.
— ¿¡Por qué!?- Exclamó Yuffie.
Miré fijamente la situación y me fije que no todas las luces de la corriente vital tenían un color normal. Dos de ellas eran de un color rojizo, maldito. 
— Debe haber dos monstruos tirando mala energía hacia la corriente.- Expliqué.
— ¡Me los cargo!- Exclamó Yuffie. 
Avistamos de donde venían las malas ondas y fuimos hacia la primera lo más rápido que podíamos. Allí un monstruo que parecía una especie de gelatina extraña atentaba contra la corriente. Nos tiramos los cuatro a luchar contra el asqueroso bicho esquivando todos sus ataques mágicos a la perfección. Al deshacernos de él, la corriente vital por un lado recupera totalmente la normalidad.
La cabeza poco a poco me empezaba a dar más vueltas, se acercaba el gran momento, un momento que no tenía ni idea de lo que consistia pero que me llamaba, me llamaba la corriente vital, me llamaba Sephiroth. Me puse la mano en la cabeza y suspiré.
— ¿Sil?- Dijo Yuffie.- No me digas que ya estás cu-cu.
— No.- Dije mientras seguía avanzando.- No tenemos todo el día.
— ¡Pues no me asustes así!- Expresó Yuffie.
— Perdón, perdón.- Mencioné.
Fuimos hacia el otro lado y rápidamente avistamos al otro monstruo exactamente igual que el que habíamos derrotado al otro lado. En un momento el monstruo me absorbió y no dudé, desde dentro suyo, en clavarle mi espada, sobresaliendose y subiendosela hasta la boca, haciendo que toda la gelatina explotara y me liberara. 
— Como coser y cantar.- Dije con una sonrisa.
La corriente vital ya estaba restablecida del todo y volvimos al punto inicial. Aeris se concentró y lo logró, parecia que todo se recomponia.
— ¡Mirad!- Exclamó Red XIII.
En la plataforma de delante, a bastante distancia, vimos a Barret, Tifa y Cloud luchar contra Reno y Rude. En una de esas Rude empujó fuerte a Cloud y cuando parecía que se iba a caer el edificio se reconstruyó gracias a la magia de Aeris impidiéndoselo. 
— ¡Cloud! ¡Tifa!- Exclamó Yuffie. 
— Tranqui.- Dijo Aeris.- Lo tengo controlado. Queda encontrar el camino.
Empezamos a dirigirnos por las nuevas partes del templo, estaba todo reconstruido y era mucho más fácil avanzar. Vimos una gran puerta y Aeris la abrió. Al entrar vimos que allí se encontraban Tseng y Elena. Al vernos, Tseng agarró el hombro de Elena.
— Deja y vámonos.- Dijo Tseng mirando hacia la puerta contraria del sitio. 
— ¡Alto ahí!- Exclamó Yuffie.- ¡Se van con el rabo entre las piernas!
— No podemos permitir que se burlen, jefe.- Dijo Elena.
— ¡Parece que me ha oído!- Exclamó Yuffie. 
— ¿No has visto la bandera de la entrada?- Preguntó Elena mirando a Yuffie y cruzándose de brazos.- La tierra prometida está bajo control de Shinra. Eso es, Anciana. Aquí mandamos nosotros.
— Ay, por dios.- Dije yo mirando fijamente a Elena.- No sabia que la desinformación podía llegar tan lejos. 
— ¿Y los otros?- Preguntó Tseng. 
— ¿Se os han perdido de camino?- Preguntó Elena. 
— Seguimos siendo más que vosotros.- Mencionó Red XIII. 
— Ja, ¿es que no te enteras?- Exclamó Elena.- ¡El señor Tseng y yo somos imbatibles! 
— No tenemos todo el dia.- Dije acercándome a Elena y haciendo que ella retrocediera.- Hazme un favor y vuelve al planeta, donde perteneces.
Mis ojos gritaban mako en ese momento, lo notaba. Fluctuaba todo dentro de mi. Saqué mi espada y ataqué a Elena en el brazo, creandole un pequeño corte en el traje y una herida. Tseng vino hacia mí y me paró.
— Sil.- Tseng me miró fijamente a los ojos y se sorprendió al verlos, al ver todo el mako removerse, sin cesar.
— A ver si nos enteramos.- Volví a decir, mirando fijamente a Tseng a los ojos.- No tenemos todo el día, me esperan. 
— ¿Quién te espera?- Preguntó Tseng.- Oye Sil… ¿estás bien?
— ¡Que no tengo todo el dia!- Exclamé sacando mi espada y empujando a Tseng. 
— ¡Sil!- Exclamó Aeris viniendo hacia mi. 
Mi cuerpo empezó a fallar, mi mente dolía mucho. Me sentía como si una gran brecha se estuviera abriendo y estuviera desangrándome. 
Eso… que nada te pare. 
Tseng se volvió a acercar a mi, le notaba el dolor en los ojos y me abrazó fuerte. 
— Eh, Sil… Vuelve en ti…- Dijo Tseng mientras pasaba su mano por mi pelo. 
Sil, empujalo.
Mi corazón corría a mil por hora, me sentia mareada, no me sentia bien. Tseng acariciaba lentamente mi pelo, acercándome al máximo a él.
— Vete Tseng.- Expresé.- Antes de que yo…
— Pero…- Intentó decir él.
— ¡Qué te vayas!- Exclamé.
Lo empuje fuerte y me volvió a dar ese gran dolor. Me tuve que poner de cuclillas y ponerme las dos manos en la cabeza para soportarlo. Aeris se puso a mi lado, poniendome una mano en mi espalda.
— ¡Señor Tseng!- Dijo Elena.- ¡Es mejor que se vaya, esto no pinta bien!
— Cuidala bien, por favor, Aeris.- Dijo Tseng, con dolor en sus palabras, antes de salir corriendo de allí.
Justo en ese momento la plataforma de arriba se derrumbó y de arriba cayeron Tifa, Barret y Cloud junto con Reno y Rude. Tifa nos vio y se acercó rápidamente a nosotras. 
— ¡Sil!- Exclamó Tifa.- ¿Estás bien?
— ¡No se que le pasa!- Exclamó Aeris.- ¡No es ella! ¡Ha intentado matar a Elena y casi que a Tseng!
Tifa me movió fuerte, agitandome y yo la miré fijamente, muriendome del dolor.
— ¡Tus ojos!- Exclamó Tifa.- ¡Sil, vuelve!
En ese momento el dolor se apagó, me intenté levantar, a medias con ayuda de las dos. Miré hacia adelante viendo a Elena, Rude y Reno en el suelo, intentando levantarse por culpa de la caída y de los escombros. Cloud se acercó a Elena y le intentó clavar su espada.
— ¡Cloud!- Exclamó Aeris.
— No te apenes…- Dijo Cloud mirando a Elena subiendo su mandoble una vez más.- pues regresarás al planeta.
Mi cabeza hizo un click y me lancé rápidamente hacia allí, poniéndome delante de Elena y parando el mandoble de Cloud antes de que la matara.
— ¡No!- Exclamé.- No, por favor…
Un gran dolor me volvió a azotar, pero luchaba contra este para proteger a Elena y retirar finalmente la espada de Cloud. Él me miró y desvió la mirada, guardando su espada. 
— Gracias, Cloud.- Le dije. Notaba como mis ojos temblaban. 
Cloud se apartó y yo suspiré. Me giré hacia Elena.
— Perdona… No he sido yo antes…- Le dije.
— No si… lo sé…- Dijo ella, sin casi palabras. 
Me acerqué a Rude y le ayudé a levantarse. Él me lo agradeció con la mirada y luego me dirigí a Reno.
— Es bueno ver que estás bien, Reno.- Dije con una sonrisa.
— Sil… ¡Por fin!- Exclamó Reno levantándose, algo dañado por el golpe y me abrazó fuerte.- Ya me recuerdas, ¿verdad?
Asentí y le abracé fuerte también. Mi corazón se sentía mucho más tranquilo. 
— Se nos ha adelantado uno.- Dijo Barret.- ¡Tenemos que meter el turbo! 
— Sí.- Dije yo separándome de ellos y mirando a los Turcos.- Tenéis que descansar, ¿si? Es mejor… que no os acerquéis más. El destino aguarda.
Reno se me quedó mirando fijamente, sin entender lo que veía, como me veía, como hablaba, lo que decía. Abrí la puerta para continuar y seguimos todo el grupo. Yuffie se encargó de cerrar la puerta a nuestras espaldas. Usamos el mecanismo para bajar a la siguiente sala. Notaba que ya quedaba menos, que nos acercabamos.
Cámara del renacer.
Llegamos a un sitio con un pasillo y una puerta. No tardamos nada en cruzarla y llegar a una sala redonda, sin techo, en la que el sol brillaba y las plantas florecían. Allí varios encapuchados andaban, sin rumbo y Tseng se encontraba allí. 
— Estas ruinas poco recuerdan a un templo… Esto era una fortaleza.- Dijo Tseng.- Hay indicios de combate por todas partes… Pero ¿de quién se defendían? ¿De los monstruos?
— ¡Tseng!- Exclamé al verle.
— Sil…- Dijo Tseng dirigiendo la mirada hacia mi.
En ese momento apareció Sephiroth detrás de Tseng y me miró a mi por un momento para después mirar a Tseng.
— Se defendían de la inepcia de la humanidad.- Dijo Sephiroth de golpe. 
— ¡Tseng, cuidado!- Exclamé. 
Tseng se giró, pistola en mano y aunque intentó dispararle fue en vano. Sephiroth atravesó su espada en el estómago de Tseng. Un grito salió de mi, de dentro.
— Temerosos y envidiosos del poder de los Ancianos, los humanos asolaron su estirpe.- Dijo Sephiroth.- No vas a arruinar mis planes, deja de entrometerte. 
Sephiroth se giró y me miró fijamente. 
— No llores por él. Solo es un incordio para nuestro plan. Mejor que regrese al planeta. Nos vemos pronto, Sil.
Tseng le disparó desde el suelo y Sephiroth desapareció en ese momento. No pude evitar echar a correr hacia allí, tirándome en el suelo, al lado de Tseng.
— Estoy bien, Sil…- Dijo Tseng mirándome a los ojos. Tenía la boca llena de sangre. Las lágrimas empezaron a invadir mis mejillas.- No… No llores, mi vida… 
Tseng levantó un brazo y puso mi mano en mi mejilla quitándome las lágrimas pero empezó a toser.
— No te fuerces, Tseng… Perdóname…- Le abracé con todas mis fuerzas y cerré mis ojos.- Todo esto es mi culpa… Nunca me lo perdonaré…
Noté sus brazos rodearme y se apoyó en mi. Tenía el corazón roto.
— No es tu culpa, mi niña…- Me dijo Tseng, acariciandome el pelo una vez más, como solía hacerlo siempre.
Me aparté un poco de él y puse mi mano en su herida usando mi materia de curación para intentar hacer algo por él. 
— Te pondrás mejor…- Lo miré a los ojos y le agarré la mano, apretandola.- Te quiero muchísimo, Tseng, te quiero…
— Yo también te quiero, Sil…- Tseng se levantó como pudo y miró a Cloud.- Amala como se merece, por favor… 
— Ni lo dudes.- Dijo Cloud acercándose a nosotros, ayudándome a levantarme y poniendo sus manos en mis hombros.
— Gracias…- Dijo Tseng para mirar a Aeris.- Aeris… contestame algo. ¿Es esto… la tierra prometida?
Aeris se quedó inmovil por un segundo pero habló.
— No. No puede serlo.- Respondió ella.
— Vaya… conque no, eh…- Mencionó Tseng intentando andar.
— ¡No te fuerces, Tseng! ¿Dónde vas así? Si casi que no puedes andar…- Exclamé yo.
— Tengo que informar a Shinra…- Dijo Tseng.- Nos vemos pronto…
En ese momento Tseng se fue y me quedé allí, bajé la mirada y las lágrimas seguían corriendo por mi mejilla. Verlo así, por mi culpa, me había destrozado. 
— Todo está bien, Sil…- Dijo Cloud rodeando mi cintura con sus brazos.- Esta vivo… 
Asentí y me limpié las lágrimas mirando fijamente el pedestal que había en el centro. Aeris se acercó a este y lo tocó. El aura verde empezó a salir de dentro del pedestal, una explosión de energía se expandió por la sala y unas letras aparecieron. 
— ¿Qué pone?- Preguntó Cloud al verlo. 
— "Guerreros que anheláis reposo, encarad aquello que os duela. Vuestras huellas, sangrienta estela, no auguran días dichosos. Mas la ira os hará de espuela"- Leyó Aeris. 
En ese instante unos brillos rojos se acercaron y atravesaron los corazones de Barret, Yuffie, Red XIII, Tifa y Aeris, señalandoles a cada uno una puerta. 
— ¿Tenemos que entrar ahí?- Preguntó Barret. 
— No. Cada uno debemos superar una prueba.- Mencionó Aeris. 
— Vaya…- Dijo Tifa.- Parece que Sil y Cloud se libran.
— ¡Hala, qué morro!- Exclamó Yuffie.
— Os esperamos aquí.- Dijo Cloud.- Daos prisa. 
— Si hay que hacerlo, cuanto antes, mejor.- Agregó Barret.- Bueno, hasta luego.
Cada uno se dirigieron a sus respectivas puertas y desaparecieron de allí. Cloud me miró y me agarró las manos.
— ¿Estás mejor?- Me preguntó.
— Algo, sí.- Respondí.- Mucho que procesar… 
— Estamos juntos.- Dijo Cloud acercándome a él y abrazándome.
— Gracias por entenderlo, Cloud.- Dije correspondiéndole.- ¿Cómo te encuentras, tú? ¿No te está consumiendo este sitio…? Pierdo el norte… 
— No lo sé.- Expresó él mirándome fijamente a los ojos.- Puede ser…
De golpe noté un dolor intenso en mi cabeza, que me reventó por dentro, una vez más. Me apoyé a Cloud, mis iris volvió a temblar, el mako resurgió en mi. Sephiroth apareció de nuevo, delante de nuestros ojos.
— Queda poco para que se cumpla. Debéis centraos…
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud poniéndome detrás de él y sacando su espada.
— El destino aguarda.- Dijo Sephiroth antes de volver a desaparecer.
Me quedé pensando por un momento en sus palabras y todo lo que decía parecía tener sentido para mi. ¿Qué me estaba pasando? 
— El destino aguarda…- Repetí.- Es cierto… 
Las puertas se abrieron de golpe y todos regresaron. En sus caras se notaba tristeza, mucha tristeza. Cualquier cosa que habían vivido allí dentro les había afectado negativamente. 
— Chicos.- Dijo Aeris.- La muerte… es parte de la vida. Aunque nuestros cuerpos se descompongan, nuestro ser no desaparece. Se une a la corriente vital que fluye por el planeta y hace brotar nueva vida. 
— ¿Eso es consuelo?- Preguntó Barret.
— Más allá de la muerte, la vida continúa. Pero aunque lo sepamos, nos duele decir adiós a quienes más queremos. Así que…- Dijo Aeris mirándonos a Cloud y a mi.- Dejad de llamarlo "regresar al planeta", como si ese dolor no existiera. 
¿Os dejaréis manipular?
— La vida a veces nos lleva por un camino triste e injusto.- Mencionó Aeris.- Nuestros actos, y los de los demás, conforman nuestro pasado. Y no se pueden borrar. Pero sí se puede cambiar el futuro. El dolor y la ira nos hacen más fuertes pero también nos transforman. Creo que la verdadera fuerza no nace del sufrimiento. Yace en nuestro interior. Es un impulso amable, que nadie puede quebrantar. Al menos, así lo veo yo. Si dejamos de torturarnos por el pasado y encaramos el futuro… seremos mil veces más fuertes que Sephiroth. Os lo garantizo.
— ¿Algo más?- Preguntó Cloud, sin importarle lo más mínimo sus palabras.- Vamos contrarreloj. Arreando. 
— Lo siento Aeris.- Mencioné.- Pero no podemos perder más tiempo aquí. 
— Sí, vale.- Respondió ella. 
Galería de las efigies.
Una puerta más grande se había abierto ya que los demás habían superado sus pruebas con éxito. Entramos allí y muchas grandes estatuas nos acompañaban en un largo pasillo eterno alumbrado por fuegos. Íbamos andando tranquilamente y de golpe Cloud atacó sin piedad a un hombre de las túnicas y nos miró fijamente a todos.
— Yo…- Dijo Cloud.- No soy como Sephiroth.
— Ya lo sabemos, Cloud.- Mencionó Tifa. 
¿Y tú, Sil? ¿Quién eres?
— Vamos.- Añadió Cloud. 
Llegamos al final del pasillo y bajamos por unas escaleras en forma de caracol. En la siguiente sala varios monstruos se pusieron en nuestro camino pero me acerqué a ellos, reventándolos, sin piedad. Seguimos bajando, nos adentrábamos en la parte más protegida del templo, quedaba menos para llegar a la materia negra. Finalmente llegamos a una sala con un dibujo extraño en la pared. Aeris se dirigió a este y lo tocó suavemente haciendo que la energía vital llenara la sala. Esta se convirtió  en representaciones de dibujos. Parecía una pelea, unos encapuchados tiraban magia a unos hombres. 
— Heos aquí, supervivientes de la eternidad.- Dijo una voz del templo, una voz de los cetra.- La era en que los Cetra vivimos en armonía con el planeta toca a su fin. Otros heredarán estas tierras y allanarán su historia. 
Los hologramas se desvanecieron y la corriente nos empezó a indicar el camino, por donde teníamos que ir. Aeris asintió mirándonos a todos y seguimos el camino que nos habían indicado. 
— El fruto de nuestra ardua batalla contra la calamidad de los cielos no fue otro que la desgracia. Los hijos de la humanidad nos temían. Los hijos de la humanidad nos envidiaban.- Explicaba la voz mientras la energía se transformaba en más representaciones de la historia.- Jamás supimos si su odio fuera obra de la calamidad turbadora de corazones. Sea como fuere, el destino nos dio la espalda. Despojados de todo salvo la ira y la tristeza… ahora solo nos queda esperar a la destrucción del mundo. Con la esperanza de sanarla, muchos partieron hacia allí y sucumbieron a la calamidad… que mudaba de piel y los recibía con el rostro de sus difuntos. Así, la calamidad sembró su vil semilla en el seno de los Cetra y el de los hijos de la humanidad. Nos alzamos en su contra, en nombre de Gaya, y muchos perecimos y regresamos al planeta. Mas la calamidad no gozó de tal descanso. Vencida e incapaz de regresar a Gaia, se sumió en un sueño de vida… y recibió su nombre mientras dormía. La llamaron Jénova. Guerreros que pisáis nuestro dominio, tened cautela. El reencuentro… La semilla de la calamidad florece, y sus raíces se buscan y entrelazan bajo tierra. Nuestro cometido es defender a Gaia de quienes osan amenazarla. Los Gi, llegados de un planeta extraño, obraron la materia negra con sus plegarias. Nos juramos ocultar dicha abominación de quienes anhelaran su funesto poder. La materia negra invoca la aciaga sombra de Meteo. Si Meteo cayera sobre la faz de Gaia, la destruiría por completo. Los únicos supervivientes de su fatídico impacto…
— Seremos nosotros.- Dijo Sephiroth de golpe, apareciendo delante nuestro.- Tu y yo, Sil. Pues somos los hijos de Jénova y hemos de erigirnos en dueños y señores del planeta. No solo de este mundo, sino de todos. El mundo se liberó del yugo del destino y se bifurcó hacia un nuevo futuro. 
— ¿Qué…?- Expresé.
"Tu y yo, Sil. Pues somos los hijos de Jénova"
— ¿Qué quieres decir?- Preguntó Aeris. 
— Todos los mundos caminan hacia su reencuentro, y hacia Jénova.- Explicó Sephiroth.
— El reencuentro…- Dijo Aeris.
— Más allá de esa unión, aguarda la eternidad.- Mencionó Sephiroth.
— Nada es eterno.- Exclamó Aeris. 
— No… Aún no.- Dijo Sephiroth.
— Te equivocas.- Exclamó Aeris una vez más.
— Sil.- Dijo Sephiroth ofreciéndome su mano.- Es hora de que me acompañes. 
Me quedé totalmente en blanco. No podía pensar, no podía reaccionar. 
"Pues somos los hijos de Jénova"
Es que, ¿eso es quien soy de verdad?
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud agarrandome y poniéndome detrás suyo para después intentar ir a por él.
— Moriréis todos aquí.- Dijo Sephiroth.- Mas no os preocupéis ya que regresareis al planeta.
Sephiroth desapareció y un horroroso bicho apareció en la pared, invocado por él. Saqué mi espada, pero temblaba. 
— Nos encargamos nosotros, Sil.- Me dijo Aeris con una sonrisa.- No te preocupes por nada.
"Hijos de Jénova"
Mi mente se quedó vacía y miraba la pelea sin ni siquiera atacar, desde lejos. No entendía las palabras de Sephiroth. O no sabia si quería entenderlas. Solo me habia creado más preguntas.
¿Por qué soy "hija de Jénova"?
¿Qué relación tengo con Sephiroth?
¿Cuál es mi verdad?
— ¡Toma yaaaa!- Exclamó Barret.- ¡Que el planeta nos espere tranquilo, que hoy no regresamos a él!
Habían conseguido exitosamente derrotar el monstruo y me acerqué a ellos. 
— ¡Sephiroth va a tener que esforzarse más si quiere pararnos los pies!- Exclamó Yuffie.  
Cloud se acercó lentamente al monstruo quien casi que no podía con su alma. Puso la espada en modo combate, pero no su forma de combate, parecía más… la de Sephiroth.
— Apártate de mi camino.- Exclamó Cloud.
Cloud saltó encima del monstruo y empezó a clavarle repetidamente la espada en su cabeza y cuando el bicho desapareció del todo empezó a pegarle a la pared.
— Cloud…- Dijo Barret. 
Altar negro
De golpe la pared se derrumbó enseñándonos así de esta manera un pequeño camino hacia un altar. Cloud empezó a andar medio zombie hacia allí y yo los demás lo seguimos acercándonos al pequeño pedestal donde una materia negra yacía allí. Cloud puso su mano en la materia y Aeris se asustó.
— ¡Para!- Exclamó Aeris. 
Cloud retiró la materia, con una gran sonrisa en su cara. La energía vital se enfadó al retirar la materia, todo empezó a temblar. 
— ¿Eh? ¿¡Qué pasa!?- Exclamó Yuffie. 
— "Quien persigue la destrucción de Gaia renuncia al sueño eterno en su seno"- Recitó Aeris.- Por haber cogido la materia negra, el templo nos va a enterrar vivos. 
— ¿Eh? ¿Estás de broma?- Preguntó Yuffie, nerviosa.- Porfa… ¡Dinos que estás de broma! 
— Basta con volver a dejar la materia en su sitio…- Mencionó Red XIII. 
Barret fue hasta Cloud y le intentó arrebatar la materia negra.
— ¡Suéltala!- Exclamó Cloud. 
— ¡El que tiene que soltarla eres tú!- Exclamó Barret.
— Da igual.- Dijo Aeris.- Ya es tarde para evitar el derrumbe.- Además… esa materia es una imitación. 
— ¿Pretendes que me crea eso?- Preguntó Cloud. 
Barret empujó a Cloud en el suelo y la materia negra salió rodando. Red XIII la agarró con la boca y la volvió a dejar en su sitio pero no funcionaba.
— Mierda… ¡No hay manera!- Exclamó Barret. 
En ese instante llegó Cait Sith de golpe, montando en su moguri gigante.
— ¡Miau buenas!- Dijo Cait Sith.- ¡Cuánto tiempo! 
— ¡Serás…!- Exclamó Barret.
— ¡Luego me lo cuentas!- Mencionó Cait Sith. 
Cait Sith saltó de su moguri y se puso debajo del pedestal, intentandolo sujetar para que el templo terminara de derruirse más lentamente.
— ¡Miauuuu!- Excalmó Cait Sith.- Haré lo que pueda prrr parar esto. ¡Vosotros moved esas almohadillas! 
— Pero…- Dijo Barret.
La materia negra cayó y se quedó en los pies de Cloud.
— ¿Y qué pasa contigo?- Pregunté yo, fueron las únicas palabras que me salieron.
— Tu me dijiste que debo de ser fieles a quien me lo son…- Dijo Cait Sith.- Asi que… No os arriesguéis más prrr mi, os lo debo. Ay, ojalá estuviera más fuertote… No aguantaré miaucho, así que ¡salid prrr patas mientras podáis! 
— Vámonos.- Exclamó Vincent desde atrás quien acababa de llegar.- Sé por dónde escapar. 
— Bien. Vamos.- Dijo Cloud agarrando la materia.
— Lo siento… Aguanta, michi.- Mencionó Barret.
— Gracias.- Dijo Aeris.
Salimos corriendo por patas, todo se nos iba a caer encima si no íbamos lo más rápido que pudiésemos.
— ¡Qué mal, qué mal, qué mal, qué mal!- Exclamó Yuffie. 
— ¿¡No sabes correr calladita!?- Preguntó Barret. 
— Me siento culpable por todo lo que le dijimos a Cait Sith.- Dijo Tifa. 
— Ya…- Respondió Aeris. 
— No hemos podido disculparnos…- Dijo Red XIII. 
— Joder… ¿Nos va a dar tiempo?- Preguntó Barret. 
— Cait Sith se ha sacrificado para que así sea.- Mencionó Red XIII. 
— Eso, tenemos que salir con vida. Por él.- Dijo Tifa.
— ¡Corred, corred, correeeeed!- Exclamó Barret. 
Finalmente salimos de dentro del templo y empezamos a bajar las escaleras lo más rápido posible. 
— ¡Casi estamos!- Exclamó Tifa. 
Las escaleras se derruían a medida que íbamos corriendo, no podíamos bajar la guardia. 
— ¡Mira hacia adelante!- Dijo Red XIII mirando a Yuffie.
Conseguimos salir satisfactoriamente y el templo se destruyó delante de nuestros ojos. Todo lo construido, todo lo logrado, desapareció reduciéndose en nada y creando un gran vacío. Todos miramos hacia el vacío admitiendo el duro final de Cait Sith.
— Holiiii…¡Dichosos los ojitos!- Exclamó la voz de Cait Sith. Nos giramos y allí estaba, intacto.
— Cait… ¿Cómo has salido?- Preguntó Barret. 
— Sin mí, el Gold Saucer prrrdería su salero.- Dijo Cait Sith.- ¡Y eso no se puede prrrmitir! Prrr eso tengo más de un cuerpito serrano. 
— ¡Cómo me alegro!- Exclamó Aeris levantando a Cait Sith y abrazándolo.
— Déjame, que me sonrojo.- Dijo Cait Sith. 
— Bueno, ¿habéis encontrado lo que veníais a buscar o qué?- Preguntó Cid. 
— ¿Tienes curiosidad?- Preguntó Yuffie.- ¡Pero bueno! 
Cloud sacó la materia negra y se la quedó mirando fijamente. Yo no podía parar de mirarla tampoco, me sonaba de algo. 
— ¿Qué mosca os ha picado?- Nos preguntó Barret.- Cloud, ¿no has escuchado antes a Aeris? 
Barret le arrebató la materia a Cloud y él lo paró mirandolo fijamente.
— Devuélvemela.- Dijo Cloud. 
— Bah. Si no vale para nada.- Mencionó Barret tirandola. 
La materia negra rodó por el suelo hasta llegar a los pies de Sephiroth quien, una vez más, había aparecido allí. Se agachó y miró la materia con sus ojos. 
— Sephiroth…- Dijo Cloud. 
— Creamos la mejor imitación del mundo… ¿verdad, Sil? Incluso el templo se lo creyó- Dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Solo nos faltará una…
Sus ojos penetraron en mi y sentí la vibración en mi iris. Mi cabeza fue invadida en ese momento, ya no era yo quien pensaba. Me acerqué a Sephiroth y él me cedió la materia negra de imitación. Sonreí. Me puse la mano en mi bolsillo y saqué una segunda materia negra, mucho más brillante, mucho más rojiza. 
— ¡Esa es…!- Exclamó Aeris.- ¡la verdadera!
— ¿La has tenido tú durante todo este tiempo, Sil?- Preguntó Tifa.
— Muy bien…- Dijo Sephiroth acercándome a él y abrazándome. Yo también me aferré a él.
Sephiroth emprendió el vuelo hacia arriba, conmigo y allí usó parte del poder de la materia negra, de una de las dos que existían. Los Ecos de Sephiroth venían hacia nosotros y un tormento se generó, creando varias raíces de árboles en la zona. Volvimos a donde estábamos antes y me deshice suavemente del agarre de Sephiroth.
— Cloud…- Dije con una sonrisa y tendiendo mi mano.- ¿Nos acompañaras? Vamos a estar los tres juntos en el nuevo mundo.
— El destino nos llama.- Mencionó Sephiroth. 
— Sil… Quiero estar contigo, toda la eternidad- Dijo Cloud acercándose poco a poco a nosotros.
Sephiroth sonrió al escuchar a Cloud y me volvió a dar la materia negra y yo la miré fijamente. 
Mi querida materia… 
Me guardé mi querida materia antes de que Tifa viniese corriendo hacia mi y me agarrara del brazo apartándome de Sephiroth. Aeris fue hacia Cloud y lo paró.
— ¡Sil! ¡Despierta, Sil!- Exclamó Tifa.
— En la eternidad.- Dijo Sephiroth.- Tendréis un lugar más apropiado que el que os dan vuestros "amigos". ¿De verdad son vuestros amigos? ¿No os están engañando?
Cloud apartó a Aeris y vino hacia mí, poco a poco. Yo le tendí la mano. Sephiroth en ese momento atacó a Aeris con sus Ecos para intentar tirarla al vacío. Cloud llegó a mi y me abrazó, levantando mi mentón. Me puse de puntillas y él me besó. Ese beso fue mi clave, el iris dejó de vibrar, volví en mí. 
El amor verdadero siempre trinufará enfrente al amor de destino.
— ¿Sil…?- Me preguntó Cloud. También había vuelto en él. 
— ¡Mierda!- Exclamé al ver lo que Sephiroth estaba tratando de hacer.- ¡Cloud, deten a Sephiroth! 
Él asintió, algo asustado por él mismo, pero no teníamos tiempo. Corrí rápidamente hacia Aeris intentando quitar a los Ecos de enmedio con mi espada.
— ¡Aeris!- Exclamé.- ¡Te vas a caer!
— ¡Sil!- Dijo Aeris.- ¡Vuelves a ser tú!
En ese momento un Eco tiró a Aeris al vacío pero conseguí agarrarle la mano, justo a tiempo, antes de que se cayera. Le sonreí y ella me sonrió pero no sirvió de nada. Sephiroth aprovechó un mal movimiento de Cloud y cortó la rama en la que estábamos. Acerqué a Aeris a mi abrazándola cayendo al vacío, juntas.
¿Es este el verdadero destino?
Tumblr media
BONUS: Sil con la materia negra en las puertas del templo de los Ancianos.
Tumblr media
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
2 notes · View notes
emovethings · 2 days
Text
Desatando la Diversión y la Velocidad: Un Análisis Profundo del Ninebot Gokart Pro
El karting siempre ha sido una actividad emocionante, que combina velocidad, control y adrenalina. Con los avances en la tecnología, esta experiencia se ha elevado a nuevas alturas. Una innovación notable que destaca en el ámbito de los karts eléctricos es el the ninebot gokart pro. Este artículo profundiza en sus características, rendimiento y lo que lo hace imprescindible para los entusiastas de la velocidad.
Diseño y Calidad de Construcción
El Ninebot Gokart Pro está diseñado tanto con la estética como con la funcionalidad en mente. Su diseño elegante y futurista seguramente llamará la atención de cualquier persona que aprecie la ingeniería moderna. Construido con un robusto marco de acero, asegura durabilidad mientras mantiene una estructura liviana. El kart también está equipado con longitudes de marco ajustables y posiciones del volante, lo que lo hace adecuado tanto para adultos como para niños. El sistema de protección de impacto de doble capa asegura un paseo seguro y placentero, convirtiéndolo en una opción perfecta para la diversión en familia.
Rendimiento y Velocidad
Lo que distingue al Ninebot Gokart Pro de sus competidores es su rendimiento excepcional. Impulsado por una batería de 432Wh, alcanza una impresionante velocidad máxima de 23 mph (37 km/h). Este kart eléctrico cuenta con una autonomía de hasta 15.5 millas (25 km) con una sola carga, permitiendo sesiones extendidas de diversión ininterrumpida. La aceleración es suave y rápida, gracias al motor de alto par, proporcionando una experiencia emocionante desde el principio. Los cuatro modos de conducción—Novato, Regular, Deportivo y Carrera—se adaptan a diferentes niveles de habilidad, asegurando que todos puedan disfrutar de la emoción del karting.
Características y Tecnología Avanzadas
La integración de tecnología avanzada en el Ninebot Gokart Pro aumenta su atractivo general. Cuenta con una aplicación móvil habilitada por Bluetooth que permite a los usuarios controlar varias configuraciones, monitorear la vida de la batería e incluso competir con amigos a través de juegos de carreras virtuales. La aplicación también ofrece datos en tiempo real sobre velocidad, distancia y tiempo de conducción, agregando una capa de interactividad a la experiencia. Además, el labio frontal anti-colisión y los neumáticos traseros de TPE aseguran un manejo y control superior, haciendo cada paseo suave y seguro.
Tumblr media
Experiencia del Usuario y Seguridad
La seguridad es una preocupación primordial cuando se trata de karting, y el Segway Ninebot Gokart Pro sobresale en este aspecto. El kart está equipado con un sistema de frenos triple, que incluye un freno electrónico, un freno de mano mecánico y un freno regenerativo, asegurando el máximo poder de frenado y seguridad. El cinturón de seguridad reforzado y el reposacabezas ajustable brindan mayor seguridad y comodidad. Los usuarios han elogiado el gokart por su dirección receptiva y estabilidad, haciéndolo adecuado tanto para principiantes como para pilotos experimentados.
Conclusión
El Segway Ninebot Gokart Pro representa un avance significativo en el mundo de los karts eléctricos, combinando velocidad, seguridad y tecnología avanzada. Ya sea que seas un entusiasta del karting o busques una actividad divertida para disfrutar con familiares y amigos, este gokart es una opción de primera clase. Su construcción robusta, rendimiento excepcional y características fáciles de usar lo convierten en un producto destacado en el mercado.
Para más información sobre dónde comprar el Ninebot Gokart Pro, visita emovethings.com. Aquí, puedes encontrar una amplia gama de vehículos eléctricos innovadores diseñados para elevar tus aventuras al aire libre.
0 notes
votivecandleholder · 6 days
Text
Renault Captur 2024: ¡Descubrelo en Primera Mano!
New Post has been published on https://testercar.com/renault-captur-2024-descubrelo-en-primera-mano
Renault Captur 2024: ¡Descubrelo en Primera Mano!
Tumblr media
El Renault Captur⁤ 2024 se enfrenta a ‍un mercado competitivo de SUV compactos en España, con‍ más de 30 competidores. Con diversas‌ motorizaciones, incluida la versión híbrida E-Tech Full Hybrid, destaca por su eficiencia y rendimiento⁤ en diferentes entornos de conducción.
Reafirmando su posición en el mercado de SUV compactos
El mercado de⁢ SUV compactos en España sigue siendo altamente demandado, con el Renault Captur 2024 buscando mantener su liderazgo en este segmento frente a ⁤una creciente competencia.‌ En‌ su versión renovada,‌ presenta⁢ múltiples opciones de motorización, incluida la versión híbrida E-Tech‍ Full Hybrid, con ‍etiqueta Eco⁣ de la DGT para una conducción más sostenible.
Primer contacto ‌con el Renault Captur E-Tech Full Hybrid
Al probar el ⁣Renault Captur híbrido en⁣ diversas condiciones de ⁤conducción, se destaca su combinación de motor gasolina de cuatro⁢ cilindros, bloque eléctrico y⁤ batería de 1.2 kWh. Con una potencia ‌combinada de 145 CV​ y la capacidad de recorrer ⁢hasta un 80% del⁣ trayecto en modo eléctrico, su eficiencia se refleja en un consumo homologado de ‍4.6 litros/100 km.
Rendimiento y ⁣comodidad en la carretera
Con 145 CV que ofrecen agilidad en​ la‍ conducción, el Renault Captur E-Tech Full Hybrid se desenvuelve con​ soltura en diferentes entornos, destacando su insonorización‍ y confort en autovía. Con⁢ una dirección ‌más firme y suspensiones ajustadas, ofrece una experiencia de conducción ⁤equilibrada y⁢ agradable‌ para el conductor y los pasajeros.:
El Renault Captur 2024 ha sido renovado con una suspensión recalibrada y amortiguadores‌ nuevos ⁢en las versiones Mild-Hybrid y E-Tech Full Hybrid. Estos cambios mejoran tanto el confort como⁢ la ⁣dinámica de ‍conducción, ofreciendo una experiencia​ más⁢ placentera para ⁣el conductor. La caja de cambios multimodo inteligente, sin embrague, también contribuye a⁢ la​ eficiencia del vehículo, aunque​ puede experimentar pequeños tirones‌ en situaciones de⁤ exigencia⁢ extrema.
Tecnología, confort y seguridad en el nuevo ‌Captur
El interior del⁣ Renault Captur 2024 destaca por ⁤sus‍ asientos cómodos⁢ y​ regulables, así⁣ como por la incorporación de una pantalla ⁣central ⁢de 10.4″ con tecnología Android Automotive 12 y Google integrado. Esta ⁢pantalla‍ está orientada hacia ⁣el conductor para facilitar su uso ​durante ​la conducción,⁣ y se complementa ⁤con botones físicos para acceder a funciones clave como la climatización. Además, el volante y el cuadro de instrumentación digital permiten‌ controlar diversos parámetros de conducción y acceder ⁢al asistente de Google, ofreciendo una experiencia completa y centrada⁤ en el conductor.
En ‌cuanto a​ la seguridad, el nuevo Captur cuenta⁢ con⁤ 28 ADAS (Sistemas Avanzados de ‌Asistencia al Conductor) personalizables ⁣a ‌través de un‌ botón específico, ⁢conocido como​ My Safety ‌Switch.‍ Estas ayudas a la conducción incluyen ​alertas de proximidad, avisos de ⁤velocidad máxima y funciones predictivas en la conducción híbrida, garantizando ​la máxima seguridad para el‌ conductor y⁣ los ocupantes.
En términos de precios, el Renault Captur 2024 parte desde ⁣los 21.690 ‌euros ⁢en su ⁢versión base con motor TCe de 90 CV, pudiendo‍ alcanzar ⁢los 32.790 euros en la versión más equipada, el ⁢Renault Captur E-Tech ‌Full Hybrid Esprit Alpine. Con una combinación ‍de tecnología de propulsión de última generación, ⁢equipamiento digital avanzado y un diseño atractivo, el ‌Captur se posiciona como una opción competitiva en ⁣el mercado de los⁤ SUV urbanos.
0 notes
automovilespuras · 6 days
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
OPEL ASTRA 1.6 Enjoy
Año: Abril 2005
Combustible: Gasolina
Kilómetros: 160.000km
Potencia: 103CV / 77KW
Tipo de cambio: Manual
Tipo de tracción: Delantera
Velocidades: 5
Cilindrada: 1600cc
Número de puertas: 5
Asientos: 5
Etiqueta Ambiental: B 
Color: Negro Metalizado
Garantía: 1 año
Precio: 5.900€
EQUIPAMIENTO DEL VEHÍCULO
Airbag del conductor, acompañante, laterales y de cortina
Aire acondicionado con climatizador automático
Cierre centralizado con mando a distancia
Control y limitador de velocidad
Dirección asistida
Elevalunas eléctricos delanteros
Equipo de audio con mandos en el volante
Espejos retrovisores eléctricos, pero plegables manualmente
Faros antiniebla
Llantas de aleación de 10 radios 16"
Ordenador de abordo multifuncion 
EL VEHÍCULO SE ENTREGA:
Transferido a su nombre.
Con la ITV tramitada (en caso de que esté caducada).
Revisado (incluyendo distribución, correas, filtros, aceite,…).
Todos estos trámites incluidos en el precio final del vehículo.
POSIBILIDAD DE FINANCIACIÓN, CON O SIN ENTRADA, HASTA 4 AÑOS
Consúltenos mensualidades, cuotas y documentos necesarios
Nota: Información obtenida de base de datos, puede contener algún error tipográfico o de equipamiento.
0 notes