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#Té cuento
shanahazuki · 2 years
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Té y bocadillos: Opciones deliciosas para disfrutar de una cata de té en Té Cuento con Breville México
Té y bocadillos: Opciones deliciosas para disfrutar de una cata de té en Té Cuento con Breville México
¿Sabías que, después del agua, lo que más se toma en el mundo es el té? Incluso la ONU lo afirma y cada 21 de mayo celebra el Día Internacional del Té, esa bebida con múltiples beneficios para la salud y el bienestar, y que actualmente representa una tradición muy sólida en el planeta, pasando por Gran Bretaña y su famosa “hora del té” a las 11:00 AM.  Actualmente hay muchos tipos de tés…
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mycrazyramblings · 1 year
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Té y Galletas con Pandora 5: El Regalo Perfecto
by @ulmo80​
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Cuando salió de la oficina, el alumbrado público competía con los LED de los anuncios publicitarios. Esperaba no fuera demasiado tarde para ir a la tienda de antigüedades en donde había visto el perfecto regalo de cumpleaños para su novia.
Continúa leyendo en AO3: https://archiveofourown.org/works/47291734
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jorgema · 1 year
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Entre páginas y suspiros: La chica con alma y aroma a libro
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Allí estaba ella, inmersa en mundos perdidos y fantasías escritas, rodeada de miles de voces y centenares de versos. Acompañada por el dulce aroma de un té que envolvía el ambiente a la perfección y una libreta que ansiaba el roce de su grafito y el cariño de sus manos. Se encontraba allí completamente absorta, conectada en cuerpo y alma con cada página que tenía ante ella. El amor entre libro y lectora era palpable, un romance que los embriagaba y los transportaba a un mundo donde solo ellos existían. Y es que ella se enamoraba de los versos y ellos se rendían por completo a la forma tan íntima en que los leía. Observarla allí era contemplar su plena vitalidad, alimentando su alma con autores que, incluso en su muerte, le susurraban al oído y le hacían erizar la piel. Autores desconocidos que le resultaban familiares, como si fueran sus propios padres. Escritores renombrados e inalcanzables, pero a quienes ella podía saludar con un fuerte abrazo mientras se sumergía en su belleza literaria. Allí estaba, sonriendo con dulzura, suspirando con ternura abundante, sollozando con profundo sentimiento y derramando lágrimas sin temor ni inhibiciones. Sentada a la vista de todos, sosteniendo un libro en sus manos como si su vida dependiera de ello, pero también oculta detrás de cada oración que leía con pasión. Sí, allí estaba ella, desvelando su alma en cada página, creciendo con cada párrafo, fundiéndose entre las líneas y radiando belleza con esplendor. Y yo allí junto a ella, como un espectador completamente enamorado, cautivado por todo eso y por todo lo que ella era en esos instantes de lectura. Porque verla leer era una fuente inmensa de felicidad, porque yo amaba observarla ser en completa libertad: La chica con alma y aroma a libro, la musa de mis sueños; la mujer de mis versos literarios.
— Cuentos y relatos cortos || @jorgema
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flan-tasma · 9 months
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"Encontrarte otra vez" (Freminet x GN!Reader)
💖~ Ok, I know I have some requests but I just watched Fionna and Cake and GOD this can't get out of my head I'm crying
Warning: angst, Adult Freminet | Google Translate sponsors me (it's a lie) If I made any mistakes in the english translation, I would be happy to read your comments! | Content in spanish and english
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Spanish:
Freminet te amaba más de lo que podía decir, siempre que te veía había este brillo peculiar en sus ojos, su atención te pertenecía en cuando entrabas en la habitación y en sus pensamientos gobernabas tu. Si bien podría haber sido un romance pasajero, se convirtió en algo mal sano cuando sentía que podía respirar solo por ti. Tu sonrisa era su objetivo cada día, cada obsequio tenía la tarea de dejarte suspirando y te besaba para hacerte sentir segura de sus sentimientos.
Todo era tan bello para ustedes, como un cuento de hadas. La historia de ese amor era tan influyente que hasta la mismísima arconte sabía de él, y pudo haber trascendido a un final fabuloso, con un matrimonio, hijos y un descenso juntos. Pero no...
Freminet entró a la cafetería, la decoración con tonalidades claras y acogedoras, el ventilador refrescaba a los clientes de sus bebidas calientes y creaba el clima perfecto para tomar algo y resguardarse de la nieve de afuera. El tintineo de la campana de la puerta te avisó de un nuevo cliente y sonreíste mucho al verlo en la entrada.
"Bienvenido." Dijiste, sonriendo al hombre que asentía como saludo y caminaba hacia su asiento habitual. Conocías su orden de memoria, una taza de té de vainilla con leche, el hombre a quien conocías desde hace mucho ya te lo había pedido tantas veces que no era necesario preguntar. El té estaría listo y endulzado para la hora en la que él llegaba de trabajar y siempre se sentaba en el asiento del fondo junto a la ventana.
Era el lugar más cómodo, no estaba justo debajo del ventilador y no hacía frío, no estaba muy apartado y había luz, estaba lejos de la puerta pero podía ver el mostrador con facilidad. Era perfecto, como tú cada vez que lo mirabas y sonreías.
A tu novio no le agradaba mucho, en varias ocasiones se habían mantenido la mirada pero nunca intercambiaron palabras. Claramente, si Freminet entraba a un lugar cerrado y mantenía un sombrero cubriendo sus ojos, eso atraería miradas, pero siempre sonreíste, nunca fue de tu incumbencia.
Y hablando del rey de Roma... tu novio había entrado nuevamente a la cafetería vistiendo ropa de invierno, sus mejillas estaban rojas por el frío y parecía conversar contigo acerca de eso. "Te conseguiré una nueva bufanda, no puedes pasar todo el invierno así, querido."
"N-no te preocupes... Estoy bien, en realidad vine para traer tu pedido de la oficina de correo." Te entregó una bolsa de café molido y sonrió orgulloso "Me quedaba de paso y preferí hacerlo ahora para poder ir a casa más temprano."
Todos conocían tu relación con el susodicho, para nadie fue sorprendente verlos en una escenita acaramelada en donde lo llenas de besos y le agradeces. Lo mismo que hacías con él en el pasado. Su té tenía un sabor más amargo que antes.
"¿Ya llegó él?" Tu mirada cayó rápidamente en Freminet, que seguía bebiendo de su té, no importaba qué tan amargo fuera, y al ver a tu novio nuevamente asentiste "No ha ocurrido nada más, ¿verdad?"
El chico era listo, tan listo como lo era él, ambos tan capaces de revivir máquinas, pero Freminet aceptaba que a tu novio le faltaba experiencia. Él podía arreglar relojes o máquinas de café cuando fallaban, él podía arreglar la silla que ya no giraba y había revivido el refrigerador antes de que tus ingredientes murieran con él. Pero Freminet era un genio, él era capaz de hacer todo eso y más, la prueba de su ingenio estaba en sus grandes capacidades desde su niñez, en los cachivaches de Fontaine que había armado y la maquinaria que descansaba en un rincón de su cobertizo, la máquina del tiempo que lo había vuelto loco, que le comió la cabeza y lo dejó sin dormir varias noches.
Pero él lo aceptaría, ni siquiera una máquina del tiempo podría evitar hacerlo sonreír al ver que besabas nuevamente a tu novio.
"Tranquilo, Fremmy. Te diré si algo malo pasa, pero él sigue siendo un cliente recurrente. Bebe su té y se va, no hace nada malo."
Se pregunta, mientras deja el mora en la mesa, si tus labios en esta línea de tiempo sabrían igual de dulces que en la suya. Suspira y casi deja caer un sollozo cuando ve a tu Freminet tan avergonzado por tu afecto. Y su corazón se rompe nuevamente cuando sale del local.
Debería mejorar la máquina. Si en una línea de tiempo distinta, ni en el pasado o futuro, es imposible estar contigo, debería buscar la manera de encontrarte en una dimensión diferente. Debería armarse de valor, considerando que ya no es un niño. Ve su reflejo en el vidrio de una tienda, su estatura alta y sus ojos muertos y con ojeras, suspira bajando su sombrero nuevamente. Tiene que volver a casa rápido y seguir trabajando en su máquinas, en ti. Mañana volvería a pedir la bebida que le solías preparar antes de morir. Y lo volvería a repetir hasta que acabe en ese lugar.
"Hasta mañana... Hasta que mueras... Hasta que pueda encontrarte otra vez."
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English:
Freminet loved you more than he could say, whenever he saw you there was this peculiar shine in his eyes, his attention belonged to you when you entered the room and in his thoughts you ruled. While it could have been a passing romance, it turned into something unhealthy when it felt like he could breathe only for you. Your smile was his goal every day, every gift had the task of leaving you sighing and he kissed you to make you feel safe in his feelings.
Everything was so beautiful for you, like a fairy tale. The story of that love was so influential that even the archon herself knew about it, and it could have transcended to a fabulous ending, with a marriage, children and a descent together. But not...
Freminet entered the cafeteria, the decoration was light and welcoming, the fan cooled the customers from their hot drinks and created the perfect climate to have a drink and shelter from the snow outside. The tinkling of the door bell alerted you to a new customer and you smiled brightly when you saw him at the entrance.
"Welcome." You said, smiling at the man who nodded in greeting and walked towards his usual seat. You knew his order by heart, a cup of vanilla tea with milk, the man you had known for a long time had already asked you so many times that it wasn't necessary to ask. The tea would be ready and sweetened by the time he came home from work and he always sat in the back seat by the window.
It was the most comfortable place, it wasn't right under the fan and it wasn't cold, it wasn't too far away and there was light, it was far from the door but I could see the counter easily. It was perfect, like you every time you looked at him and smiled.
Your boyfriend didn't like him very much, on several occasions they had looked at each other but never exchanged words. Clearly, if Freminet walked into an enclosed space and kept a hat covering his eyes, that would attract stares, but you always smiled, it was never any of your business.
And speaking of the king of Rome... your boyfriend had entered the cafeteria again wearing winter clothes, his cheeks were red from the cold and he seemed to be chatting with you about it. "I'll get you a new scarf, you can't spend the whole winter like this, dear."
"D-don't worry... I'm fine, I actually came to bring your order from the post office." He handed you a bag of ground coffee and smiled proudly. "I was passing through and I preferred to do it now so we could go home earlier."
Everyone knew your relationship with the aforementioned, it was no surprise to anyone to see them in a sweet little scene where you shower him with kisses and thank him. The same thing you did with him in the past. His tea tasted more bitter than before.
"Is he here yet?" Your gaze quickly fell on Freminet, who was still drinking his tea, no matter how bitter it was, and seeing your boyfriend again you nodded. “Nothing else has happened, right?”
The boy was smart, as smart as he was, both of them as capable of reviving machines, but Freminet accepted that your boyfriend lacked experience. Your boyfriend could fix clocks or coffee machines when those broke, he could fix the chair that no longer turned, and he had revived the refrigerator before your ingredients died with it. But Freminet was a genius, he was capable of doing all that and more, the proof of his ingenuity was in his great abilities from his childhood, in the Fontaine gadgets that he had put together and the machinery that rested in a corner of his shed, the time machine that had driven him crazy, that ate his mind and left him without sleep for several nights.
But he would accept it, not even a time machine could help but make him smile when he saw you kissing your boyfriend again.
"Don't worry, Fremmy. I'll tell you if anything bad happens, but he's still a repeat customer. He drinks his tea and leaves, he doesn't do anything wrong."
He wonders, as he sets the mora on the table, if your lips in this timeline would taste as sweet as it does on his. He sighs and almost lets out a sob when he sees your Freminet so embarrassed by your affection. And his heart breaks again when he leaves the premises.
The machine should be improved. If in a different timeline, neither in the past or future, it is impossible to be with you, he should find a way to find you in a different dimension. He should gather his courage, considering that he is no longer a child. He sees his reflection in the glass of a store, his tall stature and his dead eyes with dark circles, sighs lowering his hat again. He has to come home quickly and continue working on his machines, on you. Tomorrow he would ask again for the drink you used to prepare for him before you died. And he would repeat it again until he end up in that place.
"Until tomorrow... Until you die... Until I can find you again."
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kaos-literario · 13 days
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Café para dos.
Me imagino que existe el una fragancia más humana que el café y que el te no tiene ese que es tan vacío, hay muchas opciones en la cartilla. Escucho el ruido de tazas estallando entre sí, las personas hablando de su existencialismo tan vacío y eterno; sienten que una hora es una vida. ¿Que tan cierto puede ser eso?
Relamo mis labios, los tengo secos por el frio y porque últimamente no me hidrato como debería hacerlo, es que todo era más fácil en verano cuando el agua debía ingerirse obligadamente. Ahora el cuerpo no me lo pide, apenas tomo agua caliente con hierbas, mate para algunos y para otros una infusión. ¿Cual es la diferencia? no lo sé, es lo mismo para mi.
Conecto miradas sin querer con una mujer del otro extremo de la sala, me sostiene la vista como si me conociera o de pronto mi rostro tiene una similitud con alguien que ella ha conocido en un tiempo pasado. Dejo de verla unos segundos cuando un joven pasa por delante de nosotras y pienso que ya se fue esa conexión, vuelvo a la cartilla. Tengo que desayunar, tengo que ingerir algo que me sirva de excusa para cuando la psicóloga me pregunte porque no he llegado a la cita de hoy; tengo que decir la verdad.
No es como si no me gustara la terapia, me gusta demasiado y las actividades que me propone son creativas, que un día pinto, al otro escribo una canción, otro le cuento mi vida de mentira y otros días lleva arcilla para modelar. Deje muchos ceniceros que nunca utilizara en su oficina, dice que quizás mi vicio sea por mi padre y los ceniceros que construyo son siempre para el.
Quizás tenga razón.
Quizás este enamorada de mi padre o desilusionada de el.
No entiendo como funciona, es un padre ausente presente y a veces, no existe. A veces fantaseo con que se murió hace mucho tiempo y lo único que tengo son recuerdos de un hombre malo y otras amoroso.
Mi madre ya se murió; así que ella no tiene el privilegio de ser motivo de mi conversación. Aunque este viva.
Regreso otra vez a la cartilla, nunca quite mis ojos de ella, solo disperse mi mente y recordé cosas con aroma a café, suspiro profundamente como queriendo expulsar los pulmones. Elevo mi vista otra vez, me asusta darme cuenta que la mujer sigue mirándome pero baja la mirada cuando descubre que la atrape.
Le recuerdo a alguien, está clarísimo como el agua misma.
"Es que eres muy bonita" me dijo la psicóloga una vez, no creo ser bonita, no creo ser nada y mis facciones de niña infantil son una marca de mi dolor a los ocho años. No cambio de rostro porque la vida me dejo estancada en una edad física, no mental. ¿Que sabor tendrá el té negro? ¿Quien toma té en pleno inverno?
Vuelve a mirarme, esta vez le sonrió y me devuelve el gesto un poco apenada; ¿que clase de vida esperamos los seres humanos? cuando llegué a este plano, estoy casi segura que no era vida que esperaba sentir.
Una pareja de jóvenes llega a la cafetería, dejo de mirar a la mujer para mirarlos a ellos; jóvenes, enamorados y felices.
"Café para dos" dice el varón, ella sonríe y se quita el abrigo.
Quizás solo deba decir eso, pero para uno...
"Hola" una voz femenina, nunca antes escuchada, áspera y dulce al mismo tiempo. Me giro para mirarle, me sonríe con timidez y espera aun costado de mi mesa para una aprobación. Le correspondo el saludo con las mejillas enrojecidas, tiene los ojos mieles y fuertes, una mirada hechizante. Señala la silla de enfrente y asiento, no convencida de si quiero compañía pero por alguna razón ya le he dicho que si. Deja su abrigo en la silla y sonríe, sonríe siempre.
"¿Café para dos?"
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blueminoe · 2 months
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En primera lugar me encanta tu canal de YouTube, veo tus vídeos mientras tomo té y me relaja.
¿Has leído ya a Haruki murakami?, si es así, ¿tienes alguna opinión en cuanto a obra? Me genera curiosidad ya que, viendo que también te gusta (al igual que a mí) la literatura feminista y el movimiento, siempre tengo curiosidad en ver las diferentes opiniones en cuanto a Murakami. Soy una gran fan de su trabajo, pese a que en muchas ocasiones la visión de sus personajes femeninos sea bastante casta e intrascendente. Creo que sus historias son igualmente brillantes y muy buenas.
Let me hear your thoughts.
Gracias y buen día ♡♡
Hola!, perdón por recién contestar, han sido días difíciles jajaja Gracias por venir a escribirme por aquí, lo aprecio mucho🫶🏼 La verdad de Murakami no he leído más que un par de cuentos hace muchos años atrás cuando recién me estaba tomando lo de leer más enserio. Murakami es el típico escritor que te recomienda, así que me sentí un poco presionada a leer algo de él jajaja. Si bien, tendría que adentrarme más en su obra, en lo poquito que leí de él, si sentí un poco de sexualización hacia las mujeres y que les faltaba más personalidad, sentí que solo eran herramientas que ayudaban a que la historia avanzara. No sé, tal vez es la cultura japonesa, tal vez las mujeres en verdad allá son así, pero lo dudo mucho. Igual, te cuento que si me interesa leerlo por lo que tú mencionas. Tengo amigos que han leído sus obras y han quedado fascinados. ¿Qué libro me recomiendas para empezar? Escuché que Tokio Blues es bueno para empezar
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paandreablack · 8 months
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¡Té y Necromancia, traducción completa!
Tea &Necromancy by @saveourskinship
—¿Esto cambia algo para ti? ¿Nada en absoluto? —¿Qué, como si el beso del príncipe salvara a la niña? Sabes que no creo en los cuentos de hadas. —Pero… —continuó y juntó sus dedos alrededor de los de él—. Yo sí creo en esto. Creo que... estar muerta no es tan desesperanzador si estoy muerta cerca de ti... Ya no siento la misma necesidad de desvanecerme.
AO3 | FFnet |
Spotify | Spotify Antes del ritual | Spotify después del Ritual |
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actnod · 6 months
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children take care, please be aware all that you've done, will come to bear
𝐊𝐀𝐑𝐎𝐋 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐒 ; noveno capítulo.
En las bulliciosas calles de Tokio, donde la vida cotidiana se desenvuelve a la velocidad de la luz, la llegada de la esperada nevada de diciembre parece detener todo por un segundo, desafiando la rutina urbana con su danza efímera y permitiendo un momento de contemplación tanto para mortales como vástagos. Aquellas calles tan vibrantes y eléctricas no dejan de ser, pero tintes pasan de la más moderna representación de una ciudad a transformarse en un verdadero cuento de invierno. No es sólo la llegada de la más significativa impronta de estación la que lo logra, sino también todos esos escaparates que intentan convencerte de consumir más, más y más en un intento de demostrar tu cariño con todos sus adornos de aquella figura mítica. ¿Lo consideras banal, o quizás un lindo gesto? ¿Hay alguien en la ciudad que creas digno de recibir regalos de tu parte? ¿Hay algo en tu espíritu que despierte alguna pulsión por celebrar? Sea cual sea tu respuesta, en cada pequeño distrito central de la Camarilla encuentras algún detalle que no te deja escapar la realidad con la que convives.  Por otro lado, los neonatos sumidos en el torbellino político de la noche muchas veces contra su voluntad, no dejan de sentir el peso de la ciudad sobre sus hombros pálidos. Encontrar calma en medio de la agitación de las fiestas resulta una tarea titánica, pero incluso entre la nieve que se amontona a pies de cada criatura, buscar un respiro, una pausa en la frenética danza de la eternidad, es un lujo que sólo los más despreocupados logran darse. Los anarquistas cuyas noches habían sido trastornadas por las trastornadas maquinaciones de una de sus propias facciones, luchan por encontrar un liderazgo sólido antes de disolverse por completo en la ciudad. La falta de guía dejaba cicatrices en sus egos, pero en medio de la helada, las llamas de la rebelión aún arden en sus pechos. Viejos hábitos tardan en morir, al final del día. Lentamente, la ciudad se convierte en un campo de batalla silencioso, donde cada paso resuena como un susurro de desafío. Las voces nunca dejan de fundirse y la pelea siempre yace en la punta de la lengua de quien esté dispuesto a probar su coraje. La desconfianza sólo parece crecer entre inmortales, aún más cuando la ausencia del reconocido vástago Siddharth todavía se hace sentir entre aquellos más cercanos a él. Repentinamente cerrada, la casa de té de la que era dueño llama la atención de clientes fieles y vástagos por igual, algunos reuniendose cerca de ella en búsqueda de algún indicio de su paradero. Todos podrían jurar haberlo visto llegar a los túneles, ¿pero por dónde había escapado? Incluso si la secta Independiente carga aquel nombre por una razón, ¿se permitirán ser títeres de los demás por su aversión a encontrarse en un punto medio? ¿Es tanta su falta de corazón como para no hacer nada al respecto? El individualismo jamás llevó a los vástagos a ningún lado, y es por eso que de manera histórica todos tropiezan.   En el juego mortal de la política vampírica, hay una pregunta tintineando en cada mente inmortal: ¿seguirán siendo peones o reclamarán su lugar en el tablero? Si las cartas ya están tiradas, ¿igual se permitirán perder?
𝐀𝐂𝐋𝐀𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐎𝐎𝐂.
¡Bienvenidos a la décimo tercera actividad! En esta ocasión, los vástagos estarán nuevamente enfrentándose a su vida diaria en la ciudad, encontrando un poco de calma incluso con la agitación por las fiestas luego de la pésima noche que una de las facciones anarquistas les ha hecho vivir. Con la aparición del Sabbat en la escena, el ego lastimado de los Anarquistas que no encuentran liderazgo en nadie, y la tardía presencia del hijo del Príncipe en la escuela a donde muchos terminaron refugiándose, ¿cómo comienzan a sentirse nuestros chiquillos en las diversas casillas en las que se encuentran? ¿Permanecerán quietos ante su condición de debiluchos o harán algo para adelantarse en esta sociedad que parece tan cruel para con las generaciones más débiles? Si hasta los Caitiff logran disfrutar sus noches y organizarse con proeza, ¿qué detiene a los neonatos? ¿Seguirán el camino que se les ha impuesto o intentarán discutir algún paso más? El frío del invierno y la pesada nieve que se amontona a sus pies no parece el paisaje ideal para hacer temblar ciertas estructuras, pero para quienes acostumbran a que la helada cale sus huesos, ¿cuál es la diferencia? Incluso si creen que su inmortalidad les regala todo el tiempo del mundo, alguien detrás siempre cronometra cada uno de sus pasos.  
⦾ Este evento se dará entre la noche del 20 y el 26 de Diciembre para los vástagos. 
⦾ Considerando que estas fechas son difíciles para todes y muches se encuentran lejos de sus casas o con dificultades para conectarse, las convos se desarrollarán a través de la plataforma Discord. Los starters serán abiertos y daremos más indicaciones sobre cómo será la lógica al respecto en breve por aquel lugar. 
⦾ Así mismo, estaremos sumando un par de locaciones más acordes a la fecha en Discord, pero pueden utilizar las que ya se encuentran en el blog de locaciones y adaptarlas como consideren necesario.
⦾ Más allá de cualquier incertidumbre en mente de los vástagos, tantos cuestionamientos por hacer y tantas ganas de ver en qué posición del tablero realmente se ubican — consideramos que es un buen momento para abrir los chats de los diversos clanes para que también se aproveche la plataforma donde se estará dando el rol, por lo que si desean, pueden comunicarse entre personajes por ahí. Les recordamos que los mensajes no son considerados como actividad.   
⦾ Durante esta actividad, el código de vestimenta será libre. Están invitados a publicar lo que están vistiendo sus personajes y luego rebloguearlo en el blog de ediciones. 
⦾ Queremos recordarles que, a pesar de ser un grupal de temáticas sensibles, nuestra prioridad es la comodidad de todes nuestres usuaries por igual, así que les pedimos tengan cuidado con la manera con la que se abordan estos tópicos en el dash ya que se trata de un espacio compartido y pedirles, por favor, que no hagan caso omiso a la lista de triggers que se encuentra actualizada para que puedan hacer uso correcto de cada etiqueta. 
⦾ Aunque cambiemos de plataforma por este momento excepcional, la selectividad, rol burbuja o parecidos permanecen estrictamente prohibidos. De sentirse afectade por alguna de estas situaciones, por favor siéntanse libres de acercarse a la administración.
⦾ Para las personas que aun no lo han deshabilitado, les recordamos que sus buzones deben de permanecer cerrados para los  mensajes anónimos en todo momento y hasta nuevo aviso.
⦾ Tendrán la opción de retomar un máximo de una convo de la actividad anterior en manera de flashback a través del dash. También, tendrán la posibilidad de realizar un máximo de dos privados por personaje, siempre y cuando sea en un espacio y tiempo diferente al de la actividad actual. Para esto, deberán tener por lo menos seis convos activas en la actividad que se está realizando en este momento.
⦾ Las llamadas o visitas de las intervenciones de las últimas actividades continuarán en vigencia hasta que las mismas se definan como cerradas.  
⦾ Por último y no menos importante, la actividad tendrá una duración de doce días. El fin de la actividad en su totalidad será el día 3 de ENERO a las 16 hs a las GTM-6, mismo horario en el que se publicará la siguiente. 
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xjulixred45x · 6 months
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Yandere Platónico Mephisto Pheles/Yandere Platónico Lucifer x Hija Lectora
Género: Headcanons
Lector: femenino
Advertencias:(aquí vamos) COMPORTAMIENTO DE YANDERE, YANDERE PLATÓNICO, algo de infantilización, DAÑO MENTAL, AISLAMIENTO, Trata de violencia, Manipulación, problemas mentales por todo esto, Mephisto es un psicópata y Lucifer NO ES MEJOR, POST LARGO, creo que es allá.
Yandere Platonico Mephisto
Es un yandere platónico muy difícil de tener porque simplemente no puedes tomarlo en serio y él no puede tomarte a ti en serio.
Mephisto es un caso en el que sabes desde el principio que es un padre jodido, y no en el sentido de "Trash man" sino en el sentido de que algo anda mal en su cabeza y él mismo lo sabe.
Es como el Sombrerero Loco en varios sentidos. y tu eres Alicia. SU ALICIA.
No me malinterpretes, claro que te ama, eres la niña de sus ojos, aunque al principio definitivamente solo te mantuvo por una especie de curiosidad por ver cómo serías una vez que crecieras habiendo sido criada por a él.
¿Serías caótica? ¿Su total opuesto? ¿Un poco de ambos? ¿Quizás como Amaimon? Mientras no fueras como Lucifer, cualquier resultado le divertía bastante.
Lo que no esperaba era amarte muy rápido. Pero él estaba bastante bien con eso. Ser tu "papá" era interesante para él y se divertía cuando lo era.
Y precisamente aunque interactuaste con él a diario mientras crecías, no solo él te crió, sino también sirvientas y otras personas, es gracias a eso que supiste la diferencia entre una buena crianza y lo que ÉL hacía.
No era exactamente malo al principio, simplemente demasiado relajado, NO era una figura de autoridad, pero más que nada, no era am...apropiado.
Aunque cuando eras pequeño, realmente no había tendencias Yandere más allá del estándar honestamente. estar algo desequilibrado, eso ya parecía parte de su naturaleza por lo que pasó muy desapercibido.
Que cualquiera que intentara hacerte daño terminara MUERTO, incluso los niños que te empujaban o las personas que te hablaban un poco mal, era suficiente.
aunque sinceramente no hiciste la conexión con tu padre y esto por mucho tiempo.
simplemente porque… ¿fue divertido crecer con él? Mira, el tipo es un chiste ambulante, un bufón, cuanto mayor te hacías, más quería interactuar contigo, lo que llevó a ciertos momentos bastante agradables, como parques de diversiones, tomar té, cosas así, COSAS NORMALES que te gustaba tener con el.
¿Recuerdas lo que dije acerca de que él era el Sombrerero Loco y tú eras Alicia? Puedes apostar que hizo de ese un apodo oficial para ti e incluso jugaron "Las aventuras subterráneas de Alicia en el país de las maravillas" muchas veces.
Esto, junto con el hecho de que realmente no podías tomarlo en serio, fue lo que te hizo ignorar sus aspectos más deplorables durante AÑOS.
eso solo empeoró a medida que creciste.
Por ejemplo, la Sobreprotección no fue tan mala como en otros casos (ahemahemHIJA DE LUCIFERAhem) pero sí definitivamente molesta por la absoluta falta de privacidad.
Si vas a True Cross Academy, el contraste entre tu educación y la de tus compañeros es mucho más notorio (aparte de que ahora puedes notar más cuando alguien que mencionas que no te gusta desaparece o algo así)
y cuando se lo mencionas a tu padre o pides una explicación, ¡solo te desestiman! como si fueras una niña pequeña inventando un cuento para sus padres…
Es en este momento que te das cuenta de las tendencias poco saludables de Mephisto hacia ti, incluso cuando intenta usar la excusa de que "así aman los demonios", sabes que él no te amaba así cuando eras pequeña…. ¿O más bien maleable?
Algo anda mal con tu padre y AMBOS lo saben…
lo que obviamente generó discusiones donde sin importar lo que dijeras o qué argumento usaras, él siempre lo descartaba diciendo que él era el adulto que tenía miles de años y que tenía la última palabra sobre ti.
Todo ello no sin antes intentar infantilizarte lo máximo posible, sin éxito, por suerte.
y fue… triste para ti, porque ahora no podías ignorar más estos aspectos de él y saber que ESTO era realmente lo que él quería.
Él no quiere una hija, quiere un BEBÉ ETERNO…
Le gusta la idea de la infantilización en el sentido de que le trae buenos recuerdos de cuando eras pequeña, quiere tener eso siempre y por eso quiere que sigas actuando así (si eres un completo demonio es un PLUS porque usted envejece más lentamente y él puede hacerlo más fácilmente).
otro pegajoso que no respeta el espacio personal, aunque al menos parará si le gritas un minuto sin respirar. aunque a veces prefiere que lo mimes, por ejemplo, en su forma de perro. no lo cuestiones El esta loco
un gran mimoso! Antes de que todo esto sucediera, te encantaban sus regalos o al menos te hacían reír por lo extraños/extravagantes/ridículos que eran, pero ahora simplemente te hacen sentir comprada…
En general, toda la situación de ver cómo tu padre es basura ES difícil.
Sin embargo, no es recomendable rebelarte contra Mephisto, créeme, él usará sus poderes contra ti y será PARA PEOR.
No creo que esté por encima de usar su manipulación del tiempo para hacer que el aislamiento sea mucho más insoportable y angustioso, incluso usando su aparente habilidad para materializar cosas para hacer de la experiencia un infierno para ti.
Simplemente no está dispuesto a aceptar que está equivocado. Sí, aceptas que es moralmente incorrecto, pero ¿no es eso lo divertido?
No puedes creer que todavía esté tomando todo esto como un juego en este momento, pero no realmente, al menos no del todo. Si, le divierte verte a toda enojada con él, pero si intentas algo en sus ojos SERIOS se pondrá serio.
y eso es sinceramente aterrador.
¿Estás tratando de escapar? ahora el pasillo es un bucle sin fin y el tiempo pasa INSUFERENTEMENTE lento. De nuevo.
hablarle mal? Se reirá en tu cara, esas cosas sinceramente no le afectan. Él ya es feliz sabiendo que estás íntegra, sana y segura (le gustaría que tú también fueras feliz, pero bueno, en la vida no se puede todo).
¿herirlo? Buen intento, pero no, literalmente ni siquiera le darás un golpe, a él no le parece tan divertido porque podrías lastimarte, pero te dejará hacerlo hasta que te canses. Después de todo, el bebé tiene que quemar energía.
¿herirte? Si, no, si es necesario te amenazará con arrancarte los brazos para evitar que te lastimes de alguna manera o hagas algo peor, no lo dice en serio pero por un momento se asustó ante la posibilidad de que REALMENTE pudieras hacer algo como eso.
Honestamente, fue aterrador verlo tan serio sobre algo, SOBRE TI. Casi pensaste que REALMENTE lo decía en serio si no fuera por el hecho de que TE DIJO QUE NO, incluso te regañó por pensar algo así sobre él.
Si él no puede vigilarte, Amaimon lo hace, y aunque no es tan inteligente como tu padre, definitivamente hace demasiadas preguntas y come demasiado.
Cuando es él quien mira, intenta hablarte de manera informal, como si nada hubiera pasado. Si no, intenta recordar viejos momentos del pasado, pero ¿en serio? solo te hace sentir peor, ya tienes que lidiar con sus tendencias yandere actuales y tu pequeño consuelo son los buenos recuerdos que tienes DEL PASADO.
¿Y ahora quiere manchar ese poco consuelo que tienes por un capricho infantil…? Sí, que se vaya a la mierda.
Al menos tiene la decencia de satisfacer algunas de tus demandas, como entretenimiento o tus comidas favoritas, quién sabe, tal vez te deje salir nuevamente si algún día se siente generoso. hasta entonces….
Yandere Platonico Lucifer
Es un asfixiante fanático del control platónico, quiero decir, puedes verlo por cómo tiene a los Illuminati.
pero, sinceramente, no te diste cuenta de lo jodido que era como padre hasta que fuiste una adolescente.
precisamente porque Lucifer es un tipo de Yandere muy manipulador y sobreprotector contigo, sin importar cómo hayas sido concebida, eres la luz de sus ojos, la persona que más ama y la que VERDADERAMENTE quiere mantener a salvo.
Puedo imaginarlo habiéndote concebido con algún humano o demonio para ver si podía usarte como cura para su condición, pero casi instantáneamente se encariñó contigo.
¿Instinto paterno? Antes se habría reído sin gracia, pero ahora parecía muy real.
Pero luego se dio cuenta de todos los posibles escenarios futuros que podrían suceder. ¿Qué pasa si terminas con un cuerpo débil? ¿O con su enfermedad? no podrías defenderte del mundo exterior. Gracias a su paranoia termina criándote exclusivamente en la base Illuminati, en una vida bastante cómoda pero muy solitaria, claro, tal vez te deja interactuar con los hijos de algunos miembros de vez en cuando, pero todos están aterrados en tu presencia y tener una actitud de total sumisión. Después de todo, eres la hija de Lucifer.
Además gracias a esto todos continuaron con la mentira en la que vivía tu padre, todos coincidieron con él, alguien tan preciosa e importante como tú no debería irse y correr el riesgo de ser devorada por el mundo.
(¿Te imaginas que los miembros de los Illuminati sean Yanderes platónicos para ti también? ☠️ sería el colmo pero con mucho carácter).
Viviste una vida muy aislada del mundo, pero Lucifer intentó ser un padre afectuoso y atento en la medida de lo posible, para ser mejor de lo que tenía.
Todavía hubo buenos momentos entre ustedes dos.
Digamos que eres una niña sana, pero sabes que tu padre no está sano, vive en constantes dolores y a veces ni siquiera pueden sacarlo de la cama.
Entonces cuando pasa uno de esos días te sientas cerca de él y le lees algo que les gustó a ambos, así pasabas las tardes cuando no había nada más que hacer. Fueron momentos que ambos atesoraron.
pero al mismo tiempo te ama como a un demonio, no como a un humano.
y normaliza cualquier actitud poco saludable que tenga hacia ti a medida que creces, creciste pensando que todo eso era NORMAL. aparte de que justificó todos estos hábitos con verdades a medias y usando su propio amor por ti en tu contra.
Sabes que él te ama mucho, asi para él es fácil engañarte (al principio) haciéndote creer que nunca haría algo que te lastimaría. UNA PUTA MIERDA
¿Recuerdas cuando era más expresivo al acorralar a Yukio? Puedo verlo haciendo algo similar contigo, siendo más emocional y expresivo para poder manipularte y transmitir su punto de vista.
¿No salir bajo ninguna circunstancia? El mundo es un lugar jodido con guerras y muerte por todas partes, él no quiere que mueras, cariño, necesitas entenderlo.
¿No tienes privacidad? ¿Tienes algo que ocultarle a tu PADRE? ¿El demonio que más te ama en el mundo y que sacrificaría todo y a todos por ti? ¿LE OCULTAS COSAS? De cualquier manera es imposible con los Illuminati en cada esquina. Ni lo intentes.
Es un maestro de la manipulación emocional, pero también es en parte porque él mismo se engaña un poco, cree que tiene razón. Si acabas con su enfermedad, se pondrá AÚN MÁS obsesivo y sobreprotector (¿es posible??), hablo de CÁMARAS EN TU HABITACIÓN PARA "MONITOREARTE", ni siquiera tener una puerta como tal, sino una de cristal, y puede ver a Lucifer MÁS ENFERMO que en el canon porque haría que muchos recursos destinados a curarlo llegaran a usted.
Incluso si sólo tienes un cuerpo débil, ante el menor malestar Lucifer actúa como si fueras a morir. no es una broma. Y además, te haría tener mucho miedo de que el exterior sólo empeorara tu condición hasta terminar como él.
Básicamente te convierte en hipocondríaca.
Al mismo tiempo, no creo que empieces a ver las gigantescas banderas rojas de tu padre hasta que empieces a interactuar más con el mundo exterior o con otras personas además de él, pero las toleres (por ejemplo, Shima).
Es SOLO ALLÍ que empiezas a cuestionarlo todo. casi un colapso emocional, porque significa que hay todo un MUNDO ENTERO que podrías haber visto, UNA VIDA completamente diferente y NUEVA pero tu padre te quitó esa opción.
Esa misma persona insensible y aparentemente cruel es la misma persona que te ha amado desde el principio y que cree que hace todo lo posible para protegerte.
¿Ves a lo que voy? Él tiene mucho control sobre ti, incluso si te das cuenta de lo padre y persona de mierda que es, te hace justificarlo basándose en tu "buena experiencia" al ser criada por él. pero sinceramente no creo que se pudiera despertar del trance del "buen padre" (o mínimamente decente) hasta el incidente con Shima e Izumo.
AHORA, honestamente puedo ver a Lucifer usando a la Sra. Kamiki como un ejemplo de "lo que pasaría" si te perdieras de su vista (también conocido como DESOBEDECERLO), puedo ver a Lucifer en general usando a otros como ejemplos crueles de lo que podría suceder. . o pasarte.
Los castigos nunca recaen sobre ti. pero en otras personas para que entiendas que, esto es consecuencia de tus acciones, TÚ tienes la culpa de esto, TÚ lo causaste porque al fin y al cabo Lucifer nunca te haría daño…
En este tipo de escenario, si no te rindes en lo que él llama la "fase rebelde", simplemente seguirá bombardeándote con imágenes horribles o muertes alienígenas hasta romper tu espíritu, pero no te hará daño. un poco, deberías estar agradecido por ello. sabiendo lo que puede hacer…
(Es como si no entendiera que no hacerte daño automáticamente no lo convierte en un mejor padre o más digno de perdón, pero bueno, es un Lucifer Yandere).
Si logra romperte mentalmente o te rindes antes de eso, él es el primero en ir a abrazarte y consolarte en su característica forma torpe y rígida, pero es más que nada porque no sabe muy bien cómo expresar lo aliviado que se siente de que "has vuelto en sí" y que ustedes dos pueden volver a la "normalidad"
Pero en general Lucifer intenta ser muy paciente contigo. Puedes insultarlo, intentar lastimarlo, no importa, saca tu enojo como necesites, no perderás su vista por el momento.
Él intenta hacerte ver las cosas "a su manera", explicarse, pero la verdad es que ya no lo escuchas… ¿por qué deberías hacerlo? después de todo, él no lo hace cuando CLARAMENTE quieres IRTE.
Él continuaría manteniéndote dentro de la base Illuminati, pero no está por encima de usar métodos de aislamiento más drásticos para evitar un escenario de escape (lo cual puede que no crea que sea posible porque ahora siempre estás acompañado por un miembro de CULTO Illuminati para mantenerte a salvo). vigilarte o hacerte compañía).
Algo que queda es que cuando está muy enfermo, ya sea por costumbre, por síndrome de Estocolmo o por lástima, vas y le lees un cuento, no tan alegre y animado como antes, pero en cierto modo le da un nuevo sentido. de esperanza a Lucifer.
Quizás pueda hacerte volver a amar como antes, volver a tener esos momentos donde ambos estaban bien. Quiere tener esperanza…
la esperanza de que puedan arreglar todo una vez que el plan se ponga en marcha, que él pueda ARREGLARTE de alguna manera. volver a ser feliz…
pero hasta entonces, él SABE que no puede darse el lujo de perderte, incluso si lo odias, si le temes, no importa en este momento. simplemente no lo dejes…
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jartita-me-teneis · 21 days
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Zen en una taza de té Este cuento sobre el zen en una taza de té nos enseña algo muy interesante sobre nuestra mente. Un importante catedrático universitario se encontraba últimamente en extraños estados de ánimo: se sentía ansioso, infeliz y si bien creía ciegamente en la superioridad que su saber le proporcionaba, no estaba en paz consigo mismo ni con los demás. Su infelicidad era tan profunda cuan su vanidad. En un momento de humildad había sido capaz de escuchar a alguien que le sugería aprender a meditar como remedio a su angustia. Ya había oído decir que el zen era una buena medicina para el espíritu. En su región vivía un excelente maestro y el profesor decidió visitarle para pedirle que le aceptara como estudiante. Una vez llegado a la morada del maestro, el profesor se sentó en la humilde sala de espera y miró alrededor con una clara -aunque para él imperceptible- actitud de superioridad. La habitación estaba casi vacía y los pocos ornamentos sólo enviaban mensajes de armonía y paz. El lujo y cualquier ostentación estaban manifiestamente ausentes. Cuando el maestro pudo recibirle y tras las presentaciones debidas, el primero le dijo: "permítame invitarle a una taza de té antes de empezar a conversar". El catedrático asintió disconforme. En unos minutos el té estaba listo.
Sosegadamente, el maestro sacó las tazas y las colocó en la mesa con movimientos rápidos y ligeros al cabo de los que empezó a verter la bebida en la taza del huésped. La taza se llenó rápidamente, pero el maestro sin perder su amable y cortés actitud, siguió vertiendo el té. El líquido rebosó derramándose por la mesa y el profesor, que por entonces ya había sobrepasado el límite de su paciencia, estalló airadamente tronando así: "¡ Necio ! ¿ Acaso no ves que la taza está llena y que no cabe nada más en ella?".
Sin perder su ademán, el maestro así contestó:
"Por supuesto que lo veo, y de la misma manera veo que no puedo enseñarte el zen. Tu mente ya está también llena".
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greyxanzadictions · 3 months
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Sabes no me duele cada vez que me dices que soy un drogadicto y que solo me importa fumar, que no puedo salir de las drogas entre otras cosas creme que que no eres la primera persona que me lo dice por eso no me duele ni me afecta al principio me dolí porque esas palabras venían de ti pero ya no me duelen.
Trate de ser diferente estos días pero por una u otra cosa se acaba todo y vuelve a lo mismo
Ya nose que hacer solo quiero una relación donde me amen y poder dar todo el amor que tengo para dar.
Nuevamente x el amor volví a caer del precipicio, nuevamente regreso la Camila de antes me siento tan vacío y roto, muerto por dentro, pero se que si no hubiera tantos problemas con ella si me diera lo que tanto eh buscado en ella, si me comprendiera un poco, si tan solo se pusiera en mi lugar sería diferente tengo tanto amor para dar porque muy dentro de mi soy una amor de persona le daría a diario mi amor pero en un abrir y cerrar de ojos se porta indiferente creo que no la tengo contenta con nada ni yo a ella no nos entendemos en pocas palabras.
Porque mi mente sobrepiensa tanto con el y avril no digo que tengan algo pero siempre veo algo que se torna sospechoso en mi mente son aquellas acciones que noto, no solo de avril si no de el lo conozco tan bien que siento un vibra estraña veo acciones que pocas veces veo y las pocas veces que eh visto esas acciones han sido con alguien que le gusta o algo así, pero se que es mi mente adicta tal vez avril tiene la razón. Si creo que mi mente tan jodida por las drogas, espero no equivocarme como la última vez…..
Y Si avril si puedo dejar de drogarme pero sabes que es vivir con la puta sustancia de cristal acompañado de ansiedad y de una mente tan insana por tantas cosas que me guardo ha aumentado día con día agregando nuestras a peleas y comentarios que vienen de ti (la persona que mas amo) y acciones que están solo cuando quieres o tratos y actitudes confusos que me das. Sabes porque de repente me drogo más jaja porque la persona que mas eh amado no confía en que puedo salir de las drogas y solo cree que soy un puto drogadicto sin salida, pero ya no duele tanto como las primeras veces y no solo me drogo x ti si no por otras cosas pero claro té has tomado el tiempo de preguntar como me siento? Si ocupo algo? O el porque sigo drogandome? No me drogo por gusto creme que no ya hasta asco me da pero cada que me drogo siento que anestesio mi dolor y todo lo que siento si lo sé es muy egoísta de mi parte porque se que daño a las personas que mas amo pero tengo miles de cosas que me matan desde hace mucho tiempo y las eh acumulado acumulando hasta el día de hoy y nadie me pregunta si estoy bien, todo me lo trago porque no le cuento nada a nadie solo la puta droga y yo para mí mismo.
Tengo más cosas por escribir pero me siento devastado .
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mottomes · 9 months
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KYRIE, EL ASTUTO ESPANTAPÁJAROS
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Cuento: El maravilloso mago de Oz
Seiyuu: Kazuyuki Okitsu
Cumpleaños: 8 de febrero
Altura: 1,75 m
Pasatiempo: apostar
Especialidad: hacer trampa
Le gusta: el té y cualquier cosa deliciosa
Arma de preferencia: fusil de asalto (pero evita ensuciarse las manos)
Para él, una pareja es: alguien que le entretiene
Se marcó el emblema familiar en: su nuca
El astuto consigliere de la famiglia Oz. Solía ser un espantapájaros tonto, pero consiguió intelecto superior a la media después de culminar su viaje para conocer al mago de Oz. Esto también parece haber afectado su personalidad, ya que ahora mira a los demás por encima del hombro.
Deja entrever una actitud apasible y buenos modales, pero esto no podría estar más alejado de la realidad; es arrogante, narcicista y manipulador. Tiene la capacidad de insultar habilidosamente sin perder la compostura en lo absoluto.
<PERSONAJES
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davidsoto666 · 1 year
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UN CUENTO PARA EL ALMA
✨🌅✨MI ABUELA
Cuando mi abuela tenía dolor de cabeza, iba a la cocina y agarraba una papa, le cortaba dos rodajas y se ponía una en cada sien. Yo asombrada observaba cómo el tubérculo se iba secando y poniendo negro al mismo tiempo que se le quitaba la jaqueca. Ella me contaba que era un aire que le había entrado por no poner atención en lo que pensaba.
Cuando mi abuela me veía con dolor de panza, iba a la cocina y agarraba buena grasa, un pedazo de papel estraza y una manta. Me sobaba con sus grandes y calientes manos, yo veía que sus labios rezaban. Le daba un gran masaje a mis tripas y después me volteaba. En la espalda ponía otro poco de manteca, pasaba sus manos por toda mi columna; después ponía la manta y me jalaba cada vértebra lumbar hasta que tronara. Ya tenía preparada una tortilla bien quemada que con sus manos pulverizaba, la ponía en el té de menta que de su jardín agarraba.
Cuando mi abuela me veía con tos y con gripa iba a la cocina, agarraba unos chiles y dos grandes tomates verdes, los ponía en el comal de tierra cocida, le prendía al fuego, y ahí los dejaba hasta que se quemaran. Me untaba un poco de Olivo en los brazos, cortaba los tomates en gajos y los pasaba por mis meridianos. Llegaba a la garganta y me daba un masaje con sus dedos que curaban. El olor de los chiles abrían mi respiración, su antibiótico llegaba hasta mi garganta.
Cuando mi abuela veía triste mi mirada, iba a la cocina, agarraba un huevo de gallina, cortaba un poco de ruda y un manojo de salvia, los pasaba por todo mi cuerpo empezando por mi coronilla. También ahí rezaba, yo sentía cómo me recogía la tristeza, y me regresaba el amor por la vida. Después de limpiarme me daba un té de manzanilla y acariciaba mi pelo con sus alas olor pimienta.
La farmacia de mi abuelita estaba en su cocina, en los vegetales y en las plantas, en sus mantecas y grasas, tenía una sucursal en su jardín, ella hacía tratos con las flores, hablaba con los pájaros, la tierra la escuchaba. Era amiga de los elementos, ella me contó de la importancia de esos abuelos. Me presento con ellos, hicimos alianza.
Ella me dejo esas enseñanzas, y otras tantas que despiertan en las memorias de mi danza, me dejo secretos en la matriz, en el corazón y en la panza. Ella me hizo rezadora, de ella aprendí los rituales, me contó de la importancia de mi altar, me sembró su fe en mi mirada.
Con amor para todas las abuela Que han dejado huella en nuestros corazones
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resaka-cosmica · 1 year
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Los pies son las señoras de las plantas
Piso brotes espumosos
Son sobre la tierra húmeda
Los pies son las señoras de las plantas.
Señoras sirven té
Siéntese en la almohada - me dicen -
Que mis canas crezcan sanas
Como las plantas de tus pies.
Tortuga célebre animada
En la pantalla de tv
La tarde triste y llana
en la ventana de tu piel
Arruga por arruga cuento
las gotas que faltan por caer
Señoras son las plantas de los pies.
.
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rcselavie · 2 years
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 ✨      el perfil de   #VIE    ha sido actualizado !!          código 015: descubre su habitación en la doll house. 
sigue leyendo para conocer más...
la menor de tres y única niña, la princesa del hogar, gastos no fueron medidos a la hora de mimar a la pequeña vie y crear su propio mundo de ensueño en habitación que declaró como suya hasta los ocho años hasta que mudanza implicó una total remodelación. si bien réplica del cuarto puede ser de un tamaño ligeramente menor, cuenta con el armazón que simula un castillo casi idéntico: cama se encuentra en la parte inferior cubierta por almohadones en forma de corazón donde uno inclusive tiene bordada su inicial real, mientras el segundo piso al que se accede por una escalera cuenta con una mesa y sillitas dispuestas para tomar el té. sitio bastante popular a la hora de realizar su exclusiva fiesta semanal donde solo dos ' amiguitas ’ podían acudir, evento para el cual compañeras de jardín / primeros años de primaria ansiaban recibir invitación: té, aperitivos, vestidos de princesa, maquillaje, coronas y perderte en aquel mundito sacado de un cuento de hadas. también posee un tobogán al otro costado desde el cual se podía bajar. todo en tonalidades rosadas, blancas, doradas y lilas. 
lo primero que vie pudo ver al abrir los ojos fue, sin embargo, el desastre. un escenario que para cualquiera podría ser perturbador y nada tardó en comprender el porqué. muñecas barbie destrozadas, con la ropa rota y desarmadas arrojadas en el suelo, vestidos de niña que debían de estar colgados estaban desparramados sobre alfombra rosa pastel, muñecos de felpa sucios y maltratados, hasta muebles corrían la misma suerte al estar arrojados por cualquier sitio, parecía alguien había puesto todo patas para arriba. mensaje en el espejo escrito con un labial es el que más destaca: nadie te quiere, desaparece. era un escenario que supo disfrutar una única vez al año durante su infancia, específicamente en su cumpleaños número 5, 6 y 7. el mismo, lejos de incomodarla o asustarle, le roba una sonrisa llena de suficiencia y hasta una risita cantarina antes de proceder a ordenar las cosas. que cute que se tomaran el tiempo. le recuerdan al poder y efecto que mantenía / mantiene por sobre hermano que ( en vida real ) supo ser el culpable de celebrar aniversario de vida de ese modo tan cruel. 
puede encontrar otros detalles que recuerdan pasatiempos abandonados cuando pasión se extinguió y diversión no fue más: viejas zapatillas de ballet, unas cuantas acuarelas, partituras de piano, libro de poesía. también encuentra una playstation vita, pero no funciona y no le han dejado sus viejos jueguitos como para poder entretenerse, pésimo servicio. la mascota virtual igualmente parece no tener pilas. viejo móvil que simula ser el que poseía a los seis ni siquiera tiene batería. que molesto.
resulta aún peor para la jugadora la ausencia total de fotografías tanto propias como de sus familiares o mejor amigo dentro de habitación. solo una dentro del cuarto, donde no cree lucirse y otra al azar en pasillos, de prácticas de ballet. dos. nada más, como si fuese irrelevante. pft. inclusive diario íntimo no es más que una mala copia,  al abrirlo solo hay páginas en blanco como si cada anotación diaria no hubiese valido de nada. le molesta también que espejo de gran tamaño en forma de corazón esté cubierto en primera instancia, ocultando hasta el mensaje hasta que ella misma lo descubrió. pésimo servicio. 
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super-cannes · 1 year
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Enemigos [cuento de Anton Chejov]
Poco después de las nueve de una oscura noche de septiembre, el único hijo del médico rural Kirilov, Andréi, de seis años de edad, moría de difteria. Justo cuando la esposa del médico acababa de dejarse caer sobre sus rodillas al lado de donde yacía el niño muerto, entregándose al primer ataque de dolor, se escuchó un agudo timbrazo proveniente de la puerta de entrada.
A causa de la difteria, todos los criados habían sido enviados fuera aquella mañana. Kirilov, tal y como estaba, sin chaqueta y con el chaleco desabrochado, con el rostro y las manos empapadas, ardiendo a causa del ácido fénico, se dirigió él mismo a abrir la puerta. El vestíbulo estaba oscuro, y lo único que pudo distinguir del visitante fue que se trataba de un hombre de estatura mediana, con una bufanda blanca, y un rostro pálido y alargado, tan blanco que daba la impresión de que su aparición hubiera iluminado la estancia…
—¿Está el médico en casa? —preguntó el recién llegado sin perder un minuto.
—Sí que estoy —respondió Kirilov—. ¿Qué quiere?
—Oh, ¡es usted! Encantado —dijo el hombre con satisfacción, y al instante se afanó en buscar en la oscuridad la mano del médico, que apretó con firmeza entre las dos suyas—. Estoy muy contento de verle. ¡Nos conocemos! Soy Aboguin… Tuve el gusto de verle el verano pasado, en la casa de Gnuchev. Estoy muy contento de encontrarle en casa… Por el amor de Dios, por favor, no rehúse a acompañarme de inmediato… Mi esposa está gravemente enferma… He traído mi carruaje…
Su tono de voz y sus movimientos revelaban su nerviosismo. Como si estuviera asustado por un fuego o por un perro loco, apenas podía controlar su respiración agitada, hablaba atropelladamente y con la voz temblorosa, y se percibía en su tono un auténtico miedo infantil. Como todo el mundo que está asustado y aturdido, sus frases eran cortas y abruptas, y utilizaba muchas palabras superficiales que no tenían nada que ver con el asunto.
—Tenía miedo de no encontrarle —continuó—, mientras venía hacia aquí mi corazón sufría… Se lo ruego, coja su abrigo y partamos, por el amor de Dios… Ha ocurrido de la siguiente manera: Papchinski, Aleksandr Semiónovich, usted lo conoce, vino a visitarme… Charlamos un rato… Nos sentamos a tomar el té, de pronto mi esposa ha soltado un alarido, se ha llevado la mano al pecho y se ha dejado caer sobre el respaldo de la silla. La hemos llevado a la cama, y… Ya le he dado frotamientos en las sienes con amonio, y le he lavado con agua… Está ahí echada, como una muerta… Temo que se trate de un aneurisma, me da miedo que sea un aneurisma… Vámonos… Su padre murió de un aneurisma…
Kirilov escuchaba en silencio, como si no entendiera ruso.
Cuando Aboguin volvió a hablar sobre Papchinski y sobre su suegro, y una vez más había intentado encontrar la mano del médico en el vestíbulo, denegó con la cabeza y dijo, alargando cada palabra con apatía:
—Lo siento, no puedo ir… Hace cinco minutos mi… Mi hijo ha muerto…
—¿De veras? —suspiró Aboguin, retrocediendo un paso—. Dios mío, en qué terrible momento he venido a esta casa. Qué día tan terrible… Increíblemente terrible… Qué coincidencia… ¡Debe de tratarse del destino!
Aboguin agarró el picaporte y, pensativo, agachó la cabeza. Era obvio que estaba dudando y no sabía qué hacer, marcharse o pedirle una vez más al médico que le acompañase.
—Escuche —dijo con agitación, agarrando a Kirilov de la manga—, ¡le aseguro que entiendo su situación! Como Dios es mi testigo, me siento tan avergonzado de haber tratado de que me preste atención en este momento, pero ¿qué otra cosa puedo hacer? Juzgue usted mismo, ¿a quién puedo dirigirme? Aparte de usted no hay ningún otro médico por aquí. ¡Acompáñeme, por el amor de Dios! No se lo pido por mí… No soy el que está enfermo…
Hubo un silencio. Kirilov le dio la espalda a Aboguin, se quedó quieto un minuto, y después salió despacio del vestíbulo hacia la antesala. A juzgar por sus movimientos mecánicos e inciertos, por la atención con la que ajustaba la tulipa destartalada sobre una lámpara apagada y por cómo observaba el grueso libro que estaba abandonado sobre la mesa, era obvio que en aquel momento no tenía intención o deseo por nada, y que no estaba pensando sobre nada, e incluso que se había olvidado de que había otro hombre de pie en el vestíbulo. La oscuridad y el silencio en la sala incrementaron su sensación de pérdida. Abandonó la antesala pasando hacia su estudio, y lo hizo levantando la pierna derecha más de lo necesario, y rozando el marco de la puerta con sus manos, y en aquel instante se sintió extraño, como si se hubiera colado en la casa de alguien, o bien, por primera vez en su vida, se hubiera emborrachado, y ahora se encontrara experimentado sensaciones desconocidas. Sobre una de las paredes de su estudio, entre las estanterías, podía distinguirse una línea blanca de luz; además del aroma pesado y químico del ácido fénico y del éter, esta luz entró a través de la puerta parcialmente abierta, que llevaba desde su estudio hasta la habitación… El médico se hundió en el sillón opuesto al escritorio; durante un minuto contempló adormilado sus libros iluminados, y a continuación se levantó y se dirigió hacia la habitación.
Allí reinaba una calma mortal. Todo, hasta el último detalle, hablaba con elocuencia sobre la tormenta que acababa de pasar, de su agotamiento, y todo ahora descansaba. Una vela, colocada sobre un taburete, metida entre una multitud de botellas, frascos, cajas y latas, y una gran lámpara sobre el vestidor, iluminaban toda la estancia. Sobre la cama, al lado de la ventana, estaba echado el niño con los ojos abiertos y una expresión sorprendida en el rostro. No se movía, pero daba la impresión de que sus ojos se oscurecían por momentos y se hundían en su calavera. Al lado de la cama, con las manos echadas sobre su cuerpo y con el rostro escondido entre las sábanas, su madre estaba arrodillada. Igual que el niño, estaba inmóvil, pero se adivinaba la vida en la curva de su cuerpo y en sus manos. Se había dejado caer sobre la cama con abandono, como asustada de echar a perder la postura cómoda y relajada en la que se había configurado su cuerpo exhausto. Las sábanas, los trapos, los cubos, los charcos sobre el suelo, los pinceles y las cucharas tirados por cualquier parte, la botella blanca llena de agua de cal, incluso el mismo aire, pesado y recargado: todo se había detenido y parecía hundido en la calma más absoluta.
El médico estaba de pie cerca de su esposa, se metió las manos en los bolsillos de los pantalones, y con la cabeza echada a un lado miró a su hijo. Su cara parecía indiferente, únicamente a causa de las gotas que brillaban en su cabeza podía verse que acababa de estar llorando. Ese horror repulsivo que la gente asocia a la idea de la muerte no se encontraba presente en la habitación. En la quietud general y en la pose de la madre, y en el rostro lleno de indiferencia del médico, existía una ternura que conmovía el alma; se trataba de esa misma belleza sutil, imperceptible, que existe en el dolor humano, la cual es difícil de entender o describir, y que solo la música es capaz de transmitimos. Incluso aquella pesada quietud era bella, el silencio de Kirilov y su esposa, que no lloraban, como si el alcance de su pérdida les confiriera cierto entendimiento sobre lo poético de su situación. Igual que en algún momento su juventud les había abandonado, ahora, junto con aquel pequeño, su derecho a tener niños había desaparecido para siempre. El médico tenía cuarenta y cuatro años, el pelo cano y la apariencia de un hombre mayor; su esposa pálida y enfermiza tenía treinta y cinco años. Andréi no era solo su único hijo, sino el último.
Al contrario que su mujer, el médico pertenecía a esa categoría de individuos que, en momentos de dolor espiritual, sienten la necesidad de moverse. Tras haberse quedado quieto detrás de ella durante cinco minutos, de nuevo levantando su pierna derecha salió del dormitorio y se dirigió hacia la pequeña habitación contigua, que estaba medio llena con un diván grande y blanco; y desde ahí se dirigió hacia la cocina. Tras haber vagabundeado cerca del hornillo y del sillón del cocinero, miró a su alrededor y se dirigió a través de la pequeña puerta hacia el vestíbulo.
Una vez allí volvió a ver la bufanda blanca y el rostro blanco.
—Por fin —suspiró Aboguin, agarrando el picaporte—. Se lo ruego, partamos.
El doctor se estremeció, miró frente a él y recordó…
—Escuche, le he dicho que no puedo ir —dijo con agitación—. ¡Esto no tiene sentido!
—Doctor, no estoy hecho de piedra, puedo comprender por entero su situación… Le aseguro que yo le compadezco —dijo Aboguin en un tono de súplica, llevándose una mano a la bufanda—. No se lo estoy pidiendo por mí… ¡Mi esposa se muere! Si hubiera escuchado sus alaridos, si hubiera visto su rostro, entendería usted por qué insisto. ¡Dios mío, había pensado que había ido a por su abrigo! Doctor, el tiempo apremia, tenemos que irnos ya, ¡se lo ruego!
—No puedo ir —dijo Kirilov despacio, y volvió a entrar en la antesala.
Aboguin le siguió y lo agarró por la manga.
—Está usted afligido, lo entiendo, pero no he venido porque me duelan las muelas, o para que me den una segunda opinión sobre algo, sino para salvar una vida —continuó su súplica como si fuera un mendigo—. Esta vida es más importante que cualquier dolor. ¡Mire, le estoy pidiendo que sea valiente, que sea un héroe! ¡Si es que le importa, si ama, la humanidad!
—Amar a la humanidad es un arma de doble filo —Kirilov dijo de forma distraída—, en el nombre de ese mismo amor a la humanidad, le ruego que no me obligue a ir. ¡No tiene sentido, Dios mío! ¡Apenas puedo tenerme en pie, y usted me habla de amor a la humanidad! No puedo ayudar a nadie ahora mismo… Nada me hará ir, y ¿cómo quiere que deje sola a mi mujer? No, no…
Kirilov hizo un gesto con la mano, y dio un paso hacia atrás.
—No me lo pida —continuó con voz asustada—, lo siento… De acuerdo con el tomo trece de nuestras leyes estoy obligado a ir, y usted tiene derecho a arrastrarme del cuello… Se lo ruego, arrástreme, pero… No puedo servirle de nada… No puedo ni hablar… Lo lamento…
—No tiene que hablarme en ese tono, doctor —dijo Aboguin, agarrando el médico de nuevo de la manga—, ¡y qué más dará el tomo trece…! No tengo ningún derecho a obligarle. Si usted quiere, partamos, si no quiere, en fin, que el Señor le acompañe, pero no estoy hablando sobre su voluntad, sino sobre sus sentimientos. ¡Una joven mujer está muriendo! Usted ha dicho que su hijo está muerto, ¿cómo es posible que no entienda mi terror?
La voz de Aboguin temblaba a causa de la emoción; este temblar y el tono de su voz resultaban más convincentes que sus palabras. Aboguin era sincero, pero lo extraño era que, dijera lo que dijera, todas las frases salían ampulosas, carentes de sentimientos, demasiado ornadas, e incluso parecían ofender el aire de recogimiento en las habitaciones del médico, y a la mujer que en algún lugar moría. Él mismo era consciente de ello; al temer que no sería entendido, puso todo su empeño en que su voz pareciera dulce y amable, para que su significado se transmitiera, si no con sus palabras, al menos con la sinceridad del tono con el que las pronunciaba. De cualquier manera, una frase, aunque sea muy hermosa y profunda, actúa solo sobre las personas que son indiferentes, pero no siempre puede funcionar con gente feliz o infeliz; por alguna razón, la mayor expresión de felicidad o infelicidad suele ser, más a menudo que otra cosa, el silencio. Los amantes se entienden mejor cuando no dicen nada, y el parlamento poderoso y apasionado declamado en un entierro solo puede conmover a los extraños, mientras que la viuda y los hijos del muerto lo hallan frío e insignificante.
Kirilov se quedó quieto y no dijo nada. Cuando Aboguin dijo unas cuantas frases más sobre la vocación del médico, sobre el sacrificio, etcétera, el médico preguntó con gesto sombrío:
—¿Es muy lejos?
—Serán unas trece o catorce verstas. ¡Tengo excelentes caballos, doctor! Le doy mi palabra de honor de que le llevaré y le traeré en una hora. ¡Solo una hora!
Estas últimas palabras causaron una impresión más honda en el médico que los discursos sobre el amor a la humanidad o la vocación de un doctor. Pensó durante un minuto, y al cabo dijo con un suspiro:
—De acuerdo, pongámonos en marcha.
Con pasos rápidos y decididos entró en su estudio, y al poco regresó con una levita que le llegaba hasta el suelo. Un animado Aboguin lo siguió arrastrando los pies mientras lo ayudaba a ponérsela.
Afuera estaba oscuro, pero sin embargo más iluminado que en el vestíbulo. En la oscuridad podía verse con claridad la silueta doblada y alargada del médico, con su estrecha y larga barba y su nariz aguileña. Aboguin, además de su pálido rostro, poseía una cabeza grande y una gorra pequeña de estudiante, que apenas le cubría la coronilla. Solo podía verse la bufanda blanca delante, porque por detrás desaparecía bajo de su largo cabello.
—Créame que de veras entiendo su generosidad —murmuró Aboguin, ayudando al médico a subirse a la calesa—. Llegaremos muy pronto. Luca, querido, ve tan rápido como te sea posible, por favor.
El cochero condujo a toda prisa. Al principio pasaron una fila de construcciones feas edificadas a lo largo del camino que llevaba al hospital; todo estaba oscuro, excepto en las profundidades del patio del hospital, donde una luz clara brillaba a través de la valla, y tres ventanas en el último piso parecían más pálidas que el aire que las rodeaba. Después la calesa se adentró en una densa oscuridad; olía a hongos húmedos y se escuchaba el murmullo de los árboles; los cuervos, despertados por el sonido de las ruedas, se agitaron entre las ramas e iniciaron un triste sollozo de alarma, como si supieran que el hijo del médico había muerto y que la esposa de Aboguin estaba enferma. Luego vieron pasar los árboles uno a uno, algún arbusto, el brillo de un estanque sobre el que dormían grandes sombras oscuras, y la calesa retumbó sobre un agujero en el camino. Los graznidos de los cuervos ya parecían calmarse lejos, en la distancia, y pronto no se oía nada.
Durante casi todo el trayecto Kirilov y Aboguin estuvieron callados. Solo en una ocasión Aboguin suspiró profundamente y murmuró:
—¡Qué situación tan terrible! Nunca amas a los que tienes cerca hasta que corres el riesgo de perderlos.
Y cuando las ruedas cruzaron en silencio un pequeño arroyo, Kirilov pareció despertar de pronto, como si el chapoteo del agua lo hubiera asustado, y se removió en su sitio.
—Escuche, déjeme ir —dijo entristecido—, volveré a verle de inmediato, pero necesito enviar un enfermero a mi esposa. ¡Está completamente sola!
Aboguin no dijo nada. La calesa, dando tumbos y golpeando sobre las piedras, cruzó las orillas arenosas del arroyo y continuó su camino. Kirilov se sentía abrumado por la tristeza y miró a su alrededor. Detrás de ellos, pálidamente iluminado por las estrellas, podían verse el camino y los sauces cercanos al arroyo desapareciendo entre las sombras. Se abría una amplia llanura a la derecha, tan llana y sin límites como el mismo cielo; en la distancia, en las zonas pantanosas, refulgían minúsculas fogatas. A la izquierda, paralela a la carretera, sobre una colina recubierta de pequeños arbustos colgaba una inmensa media luna, roja, tapada a jirones por la niebla, y diminutas nubes la rodeaban y la retenían prisionera.
Todo el paisaje parecía encontrarse en cierta medida desolado y enfermo; la tierra recordaba a una mujer caída en desgracia, sentada sola en una habitación a oscuras y tratando de no pensar en el pasado, atormentada por las memorias de la primavera y el verano, y que esperaba con apatía el inevitable invierno. Miraras donde miraras, la naturaleza parecía no ser más que un pozo oscuro y sin fondo, del que ni Kirilov ni Aboguin ni la media luna roja escaparían nunca…
Cuanto más se acercaba la calesa a su destino, más impaciente se volvía Aboguin. Se removía en su asiento, se erguía, miraba por encima del hombro del cochero. Y cuando la calesa al fin se detuvo delante de un porche, cobijado con gusto por un toldo a rayas, y Aboguin inspeccionó las ventanas iluminadas del segundo piso, pudo escucharse su aliento estremecerse.
—Si algo ha ocurrido, entonces… No sobreviviré —dijo, dirigiéndose con el médico hasta el porche y frotándose las manos con agitación—. Pero no puedo escuchar ningún barullo. Eso debe de significar que todo sigue bien —añadió, atento a la oscuridad.
En el vestíbulo no se escuchaban ni voces ni pasos y, aparte de las luces brillantes, toda la casa parecía dormida. El médico y Aboguin, quienes hasta entonces habían estado en la oscuridad, podían examinarse mutuamente por vez primera. El médico era alto y algo encorvado, vestido con descuido y poco agraciado. La expresión sarcástica y algo vulgar de sus labios gruesos, casi africanos, poseía algo desagradable, así como su nariz aguileña y su mirada vaga e indiferente. Su cabeza despeinada, sus sienes hundidas, las prematuras canas en su larga y estrecha barba, a través de la cual podía verse su mentón, el color grisáceo y algo blancuzco de su piel, sus modales afilados; todo aquello evocaba sus sufrimientos privados, su mala suerte, el hecho de que se había aburrido tanto de la vida como del resto de las personas. Mirando su figura enjuta era difícil creer que este hombre tenía una mujer, o que podía llorar por un niño. Aboguin era algo distinto. Era un rubio orondo y pesado con una gran frente cuadrada, pero con rasgos suaves, vestido con cuidado a la última moda. En su porte, en su chaqueta abotonada y pegada a su cuerpo, en su corte de pelo y en su cara, se distinguía algo noble y leonino; caminaba con la cabeza erguida y sacando pecho, hablaba con una agradable voz de barítono y cierta elegancia cuidadosa, casi femenina, se traslucía en la manera en la que se quitaba su bufanda o se arreglaba el cabello. Incluso su palidez y el miedo infantil con el que continuaba mirando escaleras arriba mientras se quitaba la chaqueta, no entorpecían su porte, ni tampoco debilitaban el aire de buena salud, satisfacción y aplomo que toda su apariencia parecía evocar.
—No hay nadie, y no puedo escuchar nada —dijo subiendo las escaleras—. Nadie está haciendo ningún ruido, espero por Dios…
Condujo al médico desde el vestíbulo hasta una amplia sala, en la que un piano negro brillaba oscuramente y una lámpara de araña envuelta en tela blanca estaba colgada del techo; desde aquí los dos entraron en una pequeña, muy cómoda y bien arreglada salita, llena de una semioscuridad rosácea muy agradable.
—Ahora espere aquí, doctor —dijo Aboguin—, y yo… No tardaré en regresar. Solo voy a echar un vistazo y decirles que está usted aquí.
Kirilov se quedó solo. El lujo de la salita, la afable penumbra que reinaba, e incluso su propia presencia en una casa desconocida y extraña, lo cual tenía algo del carácter de una aventura, obviamente no le afectaron. Se sentó en el sillón y miró sus manos, que estaban quemadas por el ácido fénico. Se limitó a observar de reojo la tulipa de un rojo brillante, la funda del chelo y, mirando a aquella parte de la habitación donde el reloj hacía resonar su tic-tac, vio un lobo disecado tan orondo y feliz como el propio Aboguin. Todo estaba en silencio… En algún lugar, lejos, en una de las habitaciones, alguien dijo en voz alta: “¡Ah!”, se escuchó el ruido de una puerta de cristal cerrándose, probablemente de un armario, y todo volvió a quedarse en silencio. Tras esperar durante cinco minutos, Kirilov dejó de mirarse las manos y miró hacia la puerta a través de la cual Aboguin había desaparecido.
Aboguin estaba de pie en el umbral, pero no era el mismo hombre que lo había cruzado un rato antes. La expresión de satisfacción y de elegancia había desaparecido. Su cara, sus manos y su postura mostraban una expresión desagradable que no era de horror ni tampoco respondía a un tormento físico. Su nariz, sus labios, sus bigotes, todos sus rasgos se contraían como si trataran de desprenderse de su cara. Sus ojos parecían, como si así fuera, sonreír a causa del dolor…
Aboguin entró con dificultad y avanzó alargando sus pasos hasta la mitad de la sala, hizo una reverencia, gruñó y lanzó sus puños al aire.
—¡Me ha traicionado! —gritó, poniendo énfasis en las últimas sílabas—. ¡Me ha engañado! ¡Me ha dejado! ¡Se puso enferma y me envió a buscar al médico, solo para poder fugarse con ese payaso Papchinski!
Aboguin caminó con paso grave hacia el médico, le acercó a la cara un puño blanco y suave y, agitándolo, continuó:
—¡Se ha marchado! ¡Me ha traicionado! ¿Por qué todas estas mentiras? ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¿Por qué este truco sucio y malvado, este juego del diablo que solo se le puede ocurrir a una serpiente? ¿Pero qué le hice yo? ¡Se ha marchado!
Las lágrimas explotaron de sus ojos. Se giró sobre una pierna y recorrió la salita arriba y abajo. Ahora, con su chaqueta corta y sus pantalones estrechos a la última moda, en los cuales sus extremidades parecían demasiado delgadas para su cuerpo, y con su gran cabeza y su cabello abundante, tenía un parecido asombroso con un león. La curiosidad se despertó en el rostro indiferente del médico. Se levantó y miró a Aboguin.
—Discúlpeme, ¿dónde está la paciente? —preguntó.
—¡La paciente! ¡La paciente! —gritó Aboguin, riéndose y llorando y meneando sus puños—. ¡Eso no es una paciente, sino una malvada! ¡Qué comportamiento tan bajo! Tan malo que ni a Satán se le podría haber ocurrido. ¡Me envió para poder escaparse, escaparse con ese bufón, ese estúpido payaso, ese chulo! ¡Oh, señor, habría sido mejor si hubiera muerto! ¡No puedo soportarlo, no puedo soportarlo!
El médico se irguió, sus ojos refulgieron y se llenaron de lágrimas, su estrecha barba comenzó a moverse a la izquierda y derecha, al compás de su mentón.
—Lo siento, ¿qué ocurre aquí? —preguntó, mirando alrededor suyo con curiosidad—. Mi hijo está muerto, mi esposa está de duelo, sola en la casa… Apenas puedo quedarme de pie, hace tres noches que no duermo… ¿Y ahora qué? ¡Me obliga usted a participar en algún tipo de comedia burguesa, interpretando el papel del imbécil! No puedo… No puedo entenderlo.
Aboguin abrió uno de sus puños, tiró una nota arrugada al suelo, y saltó sobre ella, como se salta sobre un insecto que se quiere eliminar.
—¡Y no lo vi! ¡No lo entendí! —dijo a través de dientes apretados, moviendo un puño por delante de su cara con la expresión de alguien que acaba de apoyar su pie sobre uno de sus callos—. No pensé en que venía todos los días, no me di cuenta de que hoy vino en su calesa, ¿por qué vino en su calesa? ¡Y no lo vi! ¡Imbécil!
—No entiendo… —murmuró el médico—. ¿Qué es esto? ¡Esto es reírse de la gente, burlarse del sufrimiento humano! ¡Es imposible, nunca he visto algo así en toda mi vida!
Con la absurda sorpresa de alguien que solo acaba de empezar a intuir que ha sido gravemente ofendido, el médico se encogió de hombros, extendió sus brazos y, sin saber qué hacer ni qué decir, se sentó desesperanzado en el sillón.
—Así que dejó de estar enamorada de mí, y se enamoró de otro, bueno, pues ve con Dios. Pero ¿por qué este engaño? ¿Por qué este plan tan bajo para engañarme? —preguntó Aboguin en un tono sollozante—. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué te he hecho? Escuche, doctor —dijo nervioso, acercándose a Kirílov—, usted ha sido el testigo involuntario de mi infelicidad, y no voy a ocultarle la verdad. Le juro que amo a esa mujer, que la amo como si fuera su esclavo. Por ella lo doy todo: discuto con mis padres, abandono mi trabajo y mi música, le perdono cosas que no sería capaz de perdonarles a mi madre o a mi hermana… Nunca le he dirigido un mal gesto… ¡No le di ninguna causa! ¿Por qué todas estas mentiras? No le estoy pidiendo que me ame, pero ¿por qué este engaño endemoniado? Si no me amas, entonces dímelo cuanto antes, con honestidad, sabes mi opinión sobre esto…
Con lágrimas en los ojos y todo su cuerpo temblando, Aboguin se sinceró con el médico. Habló con nerviosismo, llevándose ambas manos al corazón. Reveló todos sus secretos familiares, sin el menor azoro, e incluso parecía feliz de que finalmente los estuviera liberando de su alma. Si hubiera continuando hablando de esta forma durante una hora o dos horas se habría sentido mejor. ¿Quién sabe? Si el doctor lo hubiera escuchado, si hubiera sentido simpatía por él, entonces tal vez, como suele ocurrir, habría sido capaz de lidiar con su dolor sin una queja, sin hacer nada estúpido… Pero ocurrió de otra forma. Mientras Aboguin estaba hablando el ofendido doctor cambió a ojos vista. La indiferencia y sorpresa en su rostro se volvieron poco a poco una expresión de amarga ofensa, indignación y enfado. Sus rasgos se afilaron, se endurecieron y se volvieron más desagradables. Cuando Aboguin le mostró la fotografía de una mujer joven, con un rostro bonito pero también poco expresivo, como el de una monja, y le pidió si era posible, al mirar ese rostro, imaginarse que le fuera posible mentir, el médico de pronto se puso de pie de un salto, parpadeó y dijo con crudeza, enfatizando cada palabra:
—¿Por qué me está contando esto a mí? ¡No quiero escucharlo! No quiero —gritó, y golpeó los puños sobre la mesa—. No necesito sus ridículos secretos, que se los lleve el diablo. ¿Cómo se atreve a contarme toda esta basura? ¿O es que se cree que no he sido lo suficientemente ofendido todavía? ¿Que soy alguna clase de criado al que puede usted tratar tan mal como desee? ¿Se trata de eso?
Aboguin se alejó de Kirilov, y lo miró asombrado.
—¿Por qué me ha traído aquí? —continuó el doctor, con su barba temblequeando—. Si se casa por capricho y sin pensar, se tuerce el asunto, y tiene que participar en este melodrama, ¿qué demonios tiene que ver conmigo? ¿Qué tengo yo que ver con sus asuntos amorosos? ¡Déjeme en paz! ¡Dedíquese a su noble ocupación!, juegue con ideas sobre la humanidad, juegue —el doctor señaló la funda del chelo—, toque sus contrabajos y sus trombones… ¡engorde como un capón! ¡Pero no se ría de la gente! ¡Si no es capaz de respetarla, entonces al menos no le dispense sus atenciones!
—Lo siento, ¿qué es lo que quiere decir con todo eso? —preguntó Aboguin enrojeciendo.
—¡Lo que quiero decir es que es bajo y ruin jugar con la gente de esta manera! ¡Soy un médico, y usted cree que los médicos, y todos los trabajadores que no huelen a perfume y a prostitución, son sus lacayos y gente de mauvais ton! Pues piense lo que quiera, pero nadie le da derecho a obligar a una persona que sufre a hacer el idiota.
—¿Cómo se atreve a hablarme de esa forma? —preguntó Aboguin en voz baja, y su rostro de nuevo se iluminó, esta vez claramente a causa de su enfado.
—No, ¿cómo usted, sabiendo mi situación, se atreve a traerme hasta aquí para contarme estas tonterías? —gritó el doctor, y de nuevo golpeó la mesa con su puño—. ¿Qué le da derecho a burlarse de esta forma del dolor de otra gente?
—¡Está loco! —gritó Aboguin—. ¡Qué poca compasión! Yo mismo me siento muy infeliz, y… Y…
—¿Infeliz? —La sonrisa del médico era despreciativa e irónica—. No toque esa palabra, no tiene nada que ver con usted. La gente que no tiene nada que hacer, que no puede encontrar el dinero para pagar sus deudas, también se consideran infelices. Un capón ahogado por su exceso de grasa también es infeliz. ¡Estas personas no son nada!
—¡Mi querido señor, se está excediendo usted! —explotó Aboguin—. Por palabras como esa… hay quien se expone a una tunda, ¿entiende lo que digo?
Aboguin rebuscó a toda prisa en el bolsillo de su chaqueta, sacó su cartera, y extrayendo dos billetes de la misma los tiró sobre la mesa.
—Eso es por su visita —dijo, con la nariz temblando—. ¡Considérese pagado!
—¿Cómo se atreve a ofrecerme dinero? —gritó el médico, y tiró los billetes de la mesa al suelo— ¡Usted no puede pagar por insultar a alguien!
Aboguin y el doctor estaban el uno frente al otro, y en su enfado continuaban ofreciéndose el uno al otro insultos inmerecidos. Parecía que nunca, ni en delirios pasados, hubieran dicho cosas tan injustas, crueles y estúpidas. A ambos los dominaba el egoísmo del infeliz. La gente infeliz es egoísta, malvada, injusta, cruel, y capaz de entenderse aún menos que un par de idiotas. La infelicidad no une a las personas, sino que las separa, e incluso cuando deberían estar conectadas por un dolor común, cometen muchos más actos injustos y crueles que en cualquier circunstancia comparativamente feliz.
—Hágame el favor de enviarme a casa —gritó el médico, sin aliento. Aboguin tiró de la campana. Cuando nadie apareció en respuesta volvió a llamar, y con enfado tiró la campanilla al suelo. La campana cayó con un ruido sordo sobre la alfombra, emitiendo un gruñido fúnebre y casi moribundo. Apareció un criado.
—¿Dónde habéis estado escondidos, maldita sea? —dijo el señor apretando los puños—. ¿Dónde has estado? ¡Diles que preparen la calesa para este caballero, y que me traigan el carruaje! ¡Espera! —gritó, cuando el criado se giró para marcharse—. ¡Mañana no quiero que quede ni un solo traidor en esta casa! ¡Todo el mundo a la calle! ¡Contrataré nuevos criados! ¡Víboras!
Mientras estaban esperando sus transportes Aboguin y el médico guardaban en silencio. El primero ya había recuperado su aire de prosperidad, elegancia y satisfacción. Caminaba por la salita acariciándose el cabello, obviamente reflexionando sobre alguna cosa. Su enfado no había amainado, pero intentó dar la impresión de que era indiferente a su enemigo… El médico estaba de pie, agarrado a la espalda de una silla con una mano, y miraba a Aboguin con el desprecio profundo, cínico y feo con el que solo la infelicidad y la mala suerte pueden contemplar a la prosperidad y a la elegancia.
Cuando algo más tarde el doctor se sentó en la calesa y partió, sus ojos aún mostraban desprecio. Estaba oscuro, más que una hora antes. La media luna roja ya se había ocultado detrás de la luna, y las nubes que la habían aprisionado parecían manchas oscuras detrás de las estrellas. Un carruaje con luces rojas subió por la carretera y adelantó al doctor. Era Aboguin, marchando a protestar, a hacer algo estúpido…
Durante todo el trayecto el doctor no pensó sobre su mujer ni sobre Andréi, sino sobre Aboguin y la gente que vivía en la casa que acababa de dejar. Sus pensamientos eran injustos e inhumanamente crueles. Condenaba a Aboguin y a su mujer, y a Papchinski, y a todo aquel que viviera en esa rosada penumbra y oliera a perfume, y durante todo el trayecto los odió y los despreció, hasta que su alma comenzó a dolerle. Y en su mente se formó una fuerte convicción sobre estas personas.
El tiempo pasaría, incluso el dolor de Kirilov pasaría, pero esta convicción, que era injusta e inmerecida para un corazón humano, no pasaría nunca, y permanecería en el alma del médico hasta la tumba.
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