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chiquititamia · 6 months

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Lo más dulce

Enzo Vogringic x female oc +18

Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)

warnings: sexo oral, todo muy explícito

Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.

Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.

Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.

Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.

Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.

Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.

Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.

Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.

¿Hola, puedo ayudarte?

Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.

Buenas, sí, eh…

¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.

Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.

¿Tienes hambre?

Soltó una risa.

Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.

Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?

Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.

Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.

Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente. Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.

Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona. La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.

No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.

Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.

Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…

La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.

Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.

¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?

Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.

Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.

Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?

No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.

Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-

Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.

Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.

¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.

Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?

Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.

¿Eso querés? -trató de sonar confiado.

Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.

Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.

La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?

En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.

Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.

Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.

Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?

Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”

Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.

Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.

Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…

Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.

Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.

Ahh…yo…

No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.

¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.

Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.

¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.

Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.

No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? – nunca una corrección le había parecido tan bien.

Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.

Y entonces empezó a comer.

Empezó a comer, comer y comer.

Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.

Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?

Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.

Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.

No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.

Me voy a…!

A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.

Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.

Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.

Qué linda que sos, muñeca.

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nanamelody · 6 months

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Primeiro "Eu te amo" | NCT Dream

Título: Quando você diz seu primeiro "Eu te amo" Gênero: Fluff Avisos: nenhum Contagem de Palavras: 3,341k Notas da autora: Oiê pessoas! Eu escrevi esse react mais rápido do que eu imaginava que escreveria. Tentei organizar cenários e situações diferentes para a leitura não ficar maçante. Nesse caso, os meninos já se declararam, mas a s/n nunca respondeu. Espero que vocês gostem da escrita de uma senhora cansada no último ano de facul tentando esvaziar a mente. Beijos!

mark lee

Você e Mark namoravam há pouco mais de um mês. Ele te convidou para ir com ele ao shopping.

Assim que você entrou no carro, Lee sorriu e passou a mão na nuca, antes de se inclinar e dar um selinho em seus lábios. Você poderia jurar que os olhos dele viraram dois corações pela forma com ele te olhava. Como um namorado fofo que era, não perdia nenhuma oportunidade para falar que te ama.

"Amor, você está tão linda! Já disse que esse vestido fica perfeito em você? Meu Deus, eu te amo tanto!"

"Obrigada príncipe! E é claro que esse vestido é lindo, foi você quem me deu."

Todas as suas respostas eram assim. Você nunca respondia de volta quando ele dizia que te amava. Era fofo e dava vontade de apertá-lo, mas você simplesmente não se sentia a vontade para responder. E seu namorado sempre desviava seu olhar para baixo, sorrindo de modo melancólico. No fundo, você sabia que ele esperava ansiosamente o momento em que aquelas três palavrinhas saíssem da sua boca.

Ao chegar no shopping, vocês fora ao cinema, comeram e agora, você inventou que gostaria de uma sobremesa, ao que prontamente Mark disse que resolveria. Te deu um beijo doce e foi comprar sorvete para vocês.

Você se sentia mal por não demonstrar completamente o quanto você amava o amava, mas não podia evitar depois de ter vivido um relacionamento tóxico com seu ex. Mas cada vez mais você se sentia pronta para corresponder as palavras dele, . Mark nunca exigiu que você o correspondesse, nem nunca pressionou você a dizê-lo de volta, porque ele nunca duvidou dos seus sentimentos.

Ao ver seu namorado sorridente voltando com as duas casquinhas de sorvete, você não pôde evitar se contagiar com o sentimento mais puro que já sentiu na vida. Por isso, achou que aquele era o momento adequado. Mas, por algum motivo, parecia que as palavras estavam presas em sua garganta.

Ao vê-lo sentando-se ao seu lado, pegou o seu sorvete e o agradeceu com um beijo no rosto. Olhando perdidamente para uma pessoa aleatória parada em frente a uma vitrine, você se permitiu dizer tudo o que você gostaria de ter dito desde o começo.

"Mark, sei que ainda não te falei isso, mas eu te amo muito. Desculpe por demorar tanto tem-"

Você foi interrompida por um par de lábios gelados nos seus. O sorriso crescente de Mark fez com que seu coração derretesse, enquanto você correspondia a demonstração de afeto com todo o seu ser.

"Eu te amo ainda mais, minha princesa. Fico feliz que você esteja a vontade para dizer isso para mim."

huang renjun

Depois de um dia cansativo, você foi até o dormitório do seu melhor amigo, Renjun. Há dias vocês não se viam, devido a correria da rotina do menino, mas depois de uma mensagem dizendo "oi s/n, estou morrendo de saudades, você pode vir?", você obviamente foi correndo vê-lo e levou donuts com cobertura de chocolate para animá-lo. Não pôde deixar de rir um pouco, ao encontrá-lo jogado na cama. Esses momentos eram raros, visto que quando ele chegava dos treinos, geralmente desperdiçava o resto de sua energia pintando alguma coisa com sua aquarela.

Aproximou-se devagar, colocando os donuts numa mesinha e notou que o amigo estava cochilando com o braço em cima dos olhos. Decidida a não acordá-lo, você ajeitou-se cuidadosamente ao lado dele na cama, olhando-o bem de perto. Ele era tão... Bonito. Ao notar que esses pensamentos estão inundando sua mente, você balança a cabeça, na tentativa de afastá-los. Mas aquele em sua frente era Huang Renjun, o garoto por quem você é apaixonada (só não gostava de admitir) há anos e anos. Honestamente, você nunca quis ser apenas amiga dele. Quase teve um ataque quando o braço dele pousou na cama, mas foi melhor assim, já que você poderia olhá-lo ainda mais perfeitamente.

Você entrou em um transe. Estava tão hipnotizada com a beleza estarrecedora do menino, que quase não percebeu quando ele se virou para você e abriu os olhos vagarosamente. Você o olhava com admiração, cuidado, carinho... Eu diria que esse olhar beirava a adoração. Ele estava ali, tão lindo, tão fofo, tão real. Renjun corou ao ver seu olhar - que você evidentemente não conseguiu disfarçar a tempo - e deixou um sorriso tímido escapar.

"Você sempre me observa dormindo, s/a?"

"Você nunca dorme quando estou aqui, Junnie".

Vocês continuaram se olhando, com sorrisos tímidos no rosto. Mas não era essa a resposta que ele esperava. Por isso, você continuou.

"É que você estava tão bonito dormindo. Não queria te acordar."

Você julgou-se mentalmente por ser tão clichê. Ao vê-lo tão perto de você, foi inevitável desviar o olhar para a boca dele, ansiando pelo que viria a seguir. As borboletas brincavam em seu estômago. Renjun, chegando mais e mais perto selou seus lábios em um beijo terno e cheio de sentimento.

"S/n, eu te amo."

Você quase engasgou quando ouviu aquelas palavras. Renjun foi assertivo ao dizê-las, como se ele estivesse pensando isso há muito tempo. Ele se divertiu ao ver sua expressão, e apenas te puxou para mais perto, abraçando sua cintura. Depois de um longo momento, você finalmente sorriu timidamente e selou novamente os lábios do amigo.

"Eu também, te amo Junnie. Muito, muito, muito!

A expressão do garoto se suavizou ainda mais. Você poderia jurar que ele deu o sorriso mais lindo que você já tinha visto em toda a sua vida.

"Mas Renjun, o que nós somos agora?"

"Ué, namorados sua boba. O que deveríamos ter sido desde o começo."

lee jeno

Jeno estava com um bico enorme, o que te fez se perguntar como alguém tão fofo assim poderia existir. O motivo era ainda mais engraçado. Seu namorado queria te surpreender em todos os momentos e, por isso, marcou um date com você assim que vocês saíssem da academia. Como um casal maromba, vocês adoravam treinar juntos, e essa tarde não foi diferente. Mas uma tempestade estragou os planos de Jeno.

Depois que vocês terminaram o treino e tomaram banho na academia mesmo, vocês passaram as catracas e pararam. Uma tempestade desencorajava qualquer um de sair. Os relâmpagos iluminavam o céu de tempos em tempos e os trovões faziam você estremecer. Mas vocês, teimosos como eram, correram até o carro de Jeno, que estava bem longe no estacionamento aberto. Ao fechar a porta, foi inevitável não cair em uma crise de riso. Vocês dois estavam pingando, descabelados e ofegantes. Mesmo depois da crise de riso, você reconheceu que seu namorado se cobrava muito por você, e estava bem chateado consigo mesmo, motivo pelo qual ele estava tão quieto. Então você resolveu se declarar para deixar ele ciente de que ele era muito bom para você.

"Jeno, encosta o carro. Agora!"

O pobre garoto encostou o carro na estrada, sem entender nada. A preocupação era visível em seus olhos. Você disse um "vem" animada, enquanto abria a porta e permitia que a chuva te molhasse livremente. Fechou a porta e saiu correndo por um campo aberto e cheio de grama verde. Jeno te seguiu, ainda um pouco confuso. Correu até você protegendo o rosto. Quando ele, se aproximou, você pegou na mão dele e o guiou numa dança silenciosa, repleta de risadas, passos errados e escorregões.

"Você lembra que você comentou comigo no começo do nosso namoro que achava que o primeiro beijo perfeito aconteceria na chuva?"

Você viu seu namorado sorrir e concordar. Você sabia que deveria se declarar agora e por isso, não guardou os seus sentimentos. Com uma frase curta, você quis expressar tudo o que sentia pelo seu namorado.

"O mundo deles pode estar caindo, mas meu mundo é você todinho, Nono. Enquanto estivermos juntos, está tudo bem. Eu te amo!"

Essas palavras certaram em cheio o seu namorado, que te olhou cheio de admiração. O sorriso que você tanto ama apareceu, fazendo com que um eyesmile perfeito também surgisse. Ele te deu um beijo de tirar o fôlego, o que, com toda a certeza, correspondeu exatamente todo o sentimento que você expressou.

"Vem, agora nós vamos para casa tomar um banho, antes que peguemos um resfriado."

"Não senhora. Você não vai entrar toda molhada assim no meu carro não!"

"Ah, seu palhaço! Você está todo molhado também. Volta aqui!"

Ele corria como se não houvesse amanhã, apenas para te provocar. Você perseguiu Jeno até o carro. Ele estava radiante, então sua missão estava cumprida.

lee haechan

Você nunca tinha dito ao seu namorado que o amava, e achava que estava tudo bem. Na realidade, você nem imaginava o que se passava na cabeça de Haechan.

Vocês estavam jogados no sofá, enquanto comiam pipoca e assistiam um filme ridiculamente chato. Ou melhor, ele assistia, enquanto você estava mais focada em fazer carinho na cabeça do homem que você amava. De repente, isso martelou em sua cabeça. Se você o ama, por que nunca disse? Esse pensamento roubou um sorriso seu, enquanto você ponderava se deveria dizer aquilo agora. Conhecendo o seu namorado, você sabia que ele faria o maior drama. Talvez, poderia até se engasgar com a pipoca.

"S/a, no que você está pensando?"

"Em nada muito específico, vida."

"Ah, então você quer dizer que parou de mexer no meu cabelo por estar pensando em nada muito específico? Que namorada desnaturada a minha! Sorte sua que eu te amo. Mas eu acho que você nem gosta tanto assim de mim."

Aquele último comentário fez com que você desfizesse o sorriso, trocando-o para uma expressão confusa, e até mesmo culpada. Seu coração quase se despedaçou quando observou o leve biquinho na boca de Haechan. Você sempre imaginou que ele sabia o que ele causava em você. Quando ele chegava, você sentia seu coração pular. Adorava o cheiro do perfume dele, o cuidado dele, a maneira como ele te abraçava, os beijos, as carícias e a forma como ele amava você. Você o amava. Por isso, sem hesitar, você disse com toda a certeza:

"Lee Donghyuck você não faz nem ideia do quanto eu te amo, sério! Você é tudo para mim."

Depois de dizer isso, você sentiu suas bochechas esquentarem. Provavelmente, você estava mais vermelha que um tomate, mas isso não importava nem um pouquinho. Ver aquele sorriso lindo era literalmente tudo o que você mais queria. Você pôde jurar que viu algumas lágrimas brotaram nos cantinhos dos olhos de Hyuck, o que enterneceu ainda mais o seu coração.

"É sério que você está chorando, meu amor?"

"Amor, você é quem deveria estar chorando por ter um namorado tão maravilhoso como eu. E eu também te amo muito, do tamanho do infinito."

O resto da noite seria marcado por diversos beijos carinhosos e talvez, alguns amassos a mais. Mas não importava o que acontecesse, o sorriso nunca saia do rosto de Haechan.

na jaemin

Você nunca viu a necessidade de dizer ao Jaemin que você o ama. A relação de vocês era tão doce e tão pura, que você sinceramente imaginava que ele sabia que você era perdidamente apaixonada por ele.

"S/a, o que você acha dessa roupa?"

"É linda Nana."

Jaemin suspira em sinal de reprovação. Você o acompanhou em um dia de compras, que por sinal, ele levou muito a sério. Pela quinta vez, você mal levantou os olhos do celular para analisar como ele ficava com a determinada roupa.

"Amor, isso é sério! Tenho uma sessão de fotos amanhã e pela primeira vez, a empresa deixou que eu escolhesse minhas próprias roupas. Você sabe que isso é importante para mim. Vou colocar a última, e espero que você pelo menos olhe para o seu lindo namorado."

Fazendo uma cara de deboche com um leve riso, você fez sinal para que seu namorado entrasse no provador. Ele fez um biquinho adorável e você sorriu pela maneira que o rei do drama agia. Ao encarar a cortina creme recém fechada, começou a pensar no fato de que nunca tinha dito ao seu namorado que o amava, e então, sentiu até um pouco de culpa. Já que seus sentimentos eram totalmente verdadeiros, que mal tinha dizer isso em voz alta?

É verdade que você já tinha sussurrado que o amava enquanto ele dormia, mas sempre se certificava que ele estava dormindo profundamente antes. Deu um sorriso carinhoso ao pensar na carinha que ele faria ao escutar você falando as três palavrinhas mágicas. Mas como você adorava provocar seu namorado, sai dos seus devaneios decidida que fingiria não se importar muito com o último look.

"Pronto S/n, o que você achou desse?"

"Uhm, bonito Nana."

A voz de Jaemin dava sinais de que ele estava levemente emburrado. Você sorriu ao ouvir seu namorado bufar. Marchando pesadamente, ele entrou no provador e fechou a cortina com uma força descomunal, quase derrubando a cadeira em que as outras roupas estavam apoiadas.

Você deixou seu celular de lado, caminhou vagarosamente até o provador, e abriu a cortina bem de mansinho. Nana não percebeu a aproximação, por estar passando a camiseta pela cabeça. Você encarou as costas brancas e lisinhas do namorado e não pensou duas vezes para abraça-lo. Sorriu ao perceber que ele se assustou um pouco, mas preferiu manter a pose de "durão".

"Gatinho, não fique bravo comigo. Eu só não olhei demais para você porque sei que sou completamente apaixonada por você. Se eu reparasse muito, você nem conseguiria experimentar todas essas roupas, porque eu iria te encher de beijos."

O garoto, que até então estava olhando para o seu reflexo no espelho, virou-se para você, passando os braços pela sua cintura. Sorrindo, ele levanta sua cabeça com o indicador e sela seus lábios com carinho.

"Quando você pretendia me encher de beijos? Pode ser agora?

Essa colocação te fez dar uma risada sincera. O ar condicionado em contraste com o corpo quente do seu namorado te dava leves arrepios.

"Eu te amo com todo o meu coração, Nana."

Isso bastou para que Nana unisse os lábios de vocês, num beijo ainda mais doce e carinhoso que o anterior. O sorriso apaixonado em seu rosto foi suficiente para que você sentisse seu coração derreter, tendo ainda mais certeza de que aquele era o homem a quem você amava.

"Eu também te amo, minha princesa. Fico feliz que você tenha finalmente me dito isso."

zhong chenle

Uma noite incrível infelizmente estava chegando ao fim. Seu date com Chenle terminou da forma mais fofa possível.

Vocês foram para um parque de diversões. Você não ia em um há muito tempo e, sabendo disso, Chenle te convidou para um encontro bem clichê. Ele queria muito zoar com a sua cara ao te levar em brinquedos mirabolantes e planejava tirar altas fotos das suas caras e bocas. Na verdade, lá no fundinho do coração, ele só queria passar um tempo com a garota a quem ele tanto amava. Mas o garoto nunca admitiria isso em voz alta - assim ele imaginava.

Depois de sair do carrinho de bate-bate, Chenle viu uma barraca de tiros e resolveu participar. O objetivo do jogo era derrubar uma nave espacial e, se a maior das naves fosse derrubada - a que se mexia mais rápido - o prêmio era um urso enorme, o qual fez seus olhos brilharem. E Lele só era um homem querendo impressionar sua namorada. Então, não pensou duas vezes antes de comprar as fichas. Alguns minutos se passaram, sem sucesso. Ele comprava ficha atrás de ficha, em vão.

"Lele, deixa para lá. Vamos na montanha-russa? A fila está pequena. Eu fico feliz porque meu namorado se empenhou tanto assim para ganhar um urso para mim."

"S/a, agora é questão de honra. Se eu não ganhar, meu nome não é mais Zhong Chenle."

Você afastou-se rindo por conta da sua última colocação, enquanto via pelo menos mais 30 lindas tentativas frustradas do seu namorado. As pontinhas de suas orelhas já estavam vermelhas e, conhecendo ele, sabia o quanto estava bravo.

"Ah S/n, eu só queria mostrar para você o quanto eu te amo. Não queria desistir, mas não consigo!"

As palavras de seu namorado foram como um soco em seu estômago - no bom sentido (se é que há bom sentido nisso). Você se lembrou que nunca tinha dito que o amava. A sensação que tinha quando via o garoto com risada de golfinho era uma mistura. Quando vocês se beijavam, sempre parecia a primeira vez. Você definitivamente o amava. Então, resolveu externalizar isso, como um incentivo para que ele conseguisse o tal urso. Você chamou atenção do maior, segurando seu rosto com carinho. Ficou na pontinha dos pés antes de distribuir beijinhos pelo rosto do namorado, que fez caretas engraçadas.

"Lele, eu amo você e nunca duvidaria do seu amor por mim por causa de uma coisa tão banal. Mas, sem querer te ofender ou questionar seus esforços, eu quero esse urso! E como seria o seu nome caso você não conseguisse? Acho que Chenle combina bem com você... Agora você VAI conseguir!"

No final, Chenle acertou a nave e ganhou o seu urso. Claro que apenas depois de MUITA relutância, ele admitiu que ouvir um "eu te amo" saindo da sua boca deu a ele toda a concentração que precisava.

"Que tal se o nome do meu urso for Daegal?"

"Esquece, a Daegal é única. Que tal Bear?"

"Uau, quanta criatividade!"

park jisung

Depois da prática, Jisung chegava em seu dormitório acabado. Após uma troca de mensagens, você percebeu que seu namorado estava precisando de sua atenção, então resolveu surpreendê-lo ao ir ao ensaio do Dream antes mesmo dele acabar. E é claro que você levou frango frito para todos os meninos.

Assim que você chegou na sala de práticas, todos sorriram. Você era muito querida por todos os membros, que te tratavam como uma irmãzinha mais nova. Jisung sorriu e sentiu seu coração quentinho após ver toda aquela interação entre as pessoas que ele mais amava no mundo. Deixou uma pontinha de ciúmes para lá, porque sabia o quanto você era importante para os meninos também.

Sentou-se do seu lado, te roubando um selinho e fazendo um coro de "UUUUUHHHHMMMM" ecoar pela sala. Todos começaram a comer, mas Jisung parecia um pouco triste, falando bem menos que o normal. Assim que todos terminaram de comer, um a um foram saindo da sala e te agradecendo pela refeição. Jaemin e Mark disseram que te pagariam uma refeição incrível, o que te fez rir com a fofura deles. Mas agora, você tinha um problema para resolver.

Um pacotinho amuado levantou-se vagarosamente do chão. Se pudesse, ele se arrastaria até o dormitório, mas não o fez. Os passos preguiçosos dele te alcançaram e seus braços te envolveram.

"Amor, meu dia foi tão difícil. Não estou me sentindo suficiente. Acho que nunca vou ser bom o suficiente para ser idol. Mas agora, vamos ir para o meu dormitório?"

"Gatinho, podemos ficar assim mais um pouquinho? Preciso te dizer algumas coisas."

Jisung suspirou pesadamente e segurou sua cintura ainda mais firmemente e enterrou o nariz em seu pescoço, se esforçando para inalar todo o cheiro do seu perfume. Seu namorado continuou sem dizer nada, mas você o conhecia tão bem que sabia que esse era o jeito dele te pedir para prosseguir.

"Eu não sei exatamente como é se sentir assim, mas sei que tenho um namorado incrivelmente habilidoso em tudo o que faz. Tenho muito orgulho de você, Ji, e tenho certeza que todas as fãs veem o quanto você se esforça e te admiram também. Você é mais que suficiente. Eu te amo!"

Pela primeira vez na noite, Jisung afastou-se rapidamente de você apenas para te olhar. Com um sorriso adorável e as bochechas rosadas, ele te puxou para perto de novo, como se o ato anterior tivesse sido um erro grotesco. Deu um beijo terno em sua cabeça e voltou a se afastar de você, apenas para selar seus lábios.

"Agora vou me esforçar muito para que a mulher que eu amo continue tendo orgulho de mim."

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