Tumgik
#le duró dos segundos la felicidad
vavaharrison · 1 year
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nezujoestar · 3 months
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Prólogo Inicial
⚠️𝗔𝗱𝘃𝗲𝗿𝘁𝗲𝗻𝗰𝗶𝗮⚠️
Este fanfic contiene temas que pueden llegar a no ser del agrado de todos tales como: relaciones tóxicas y abusivas, racismo, discriminación, algo de gore, manipulación, problemas mentales, lenguaje vulgar y escenas explícitas. Por cierto, llevo tiempo sin escribir un fanfic por lo que puede haber faltas ortografícas o gramáticas, no soy experta en la escritura pero hago lo que puedo.
También será publicado en mi perfil de AO3 y tendrá una versión en inglés :3
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Esta es la historia de una chica solitaria que cursaba el segundo año de preparatoria, se suponía que debía vivir como una joven ordinaria... Ella nunca llegó a pensar que encontraría el amor y mucho menos que vendría de un vampiro, si, un vampiro que robo su corazón de una forma bastante peculiar.
La vida de Nezumi fue algo dura y lidiar con los sentimientos hacía un ser diferente, le causó un huracán de emociones.
Alegrías, decepciones, pasión, odio, sangre es lo que envuelve a nuestros dos protagonistas. Claramente esta no será la típica historia en la cual el amor lo resuelve todo.... Los abusos, manipulaciones, problemas emocionales estarán de por medio en ellos dos.
—Agh que fastidio—se quejó la joven caminando por los pasillos—. Se le había olvidado que tenía que limpiar el salón...—dijo deteniendose en la pueda del deposito escolar—. No, debo retractarme de mis palabras, es un deber que tengo como estudiante y si lo hago rápido iré a casa temprano.
Estando aún en el pasillo logró escuchar unos "sonidos" bastante peculiares venir del deposito.
—¿Eh?—soltó confundida.
Ella podía escuchar quejidos y gemidos, cosa que la incomodó bastante.
«¿Qué mierda es eso?» se dijo internamente tratando de mantener la calma y sonrió para tranquilizarse «es solo mi imaginación... Voy a entrar »
Ella abrió la puerta con la intención de recoger los materiales que usaría para la limpieza.
—Jeje—reía lentamente un joven al cortarse los brazos con un cuchillo—.. Agh... Ah...—gemia complacido.
Mucha sangre estaba cayendo al suelo, el brazo del chico al igual que la cuchilla estaban cubiertos de sangre, y aunque Nezumi estaba a unos pasos de él, no le presto importancia.
Por otro lado entrar la mirada de la chica quedó perpleja, sintió un desagradable escalofrío recorrer cada parte de su cuerpo, sus manos temblaron, y su mirada mostró preocupación, sin pensarlo fue corriendo a donde "él" estaba.
—¡¿Qué mierda estas haciendo?!—preguntó la de piel morena exaltada y sobre todo preocupada—. ¡Dame eso!—dijo intentando arrebatarle el arma blanca.
—Oye...—dio una pausa brevemente—. Ah... ¿Quien eres?—preguntó el muchacho no muy complacido.
—Eso no importa ahora, Estas sangrando mucho...—habló Nezumi preocupada—. ¡No sigas haciendo eso!—sacó de su bolsa unas vendas para detener el sangrado.
—Estoy bien...—aseguró el estudiante recuperando su sonrisa al ver su brazo herido—. No es necesario...
Ella desconocía quien era ese hombre, sin embargo, no podía permitirse ver a una persona lastimarse de esa forma, pudo no importarle y tomar lo que quería.... Pero fue incapaz de no entrometerse.
—Esa herida es muy grande—dijo no exaltada poniendo su mano sobre la del chico para alejar el cuchillo.—Suelta el arma por favor.
El desconocido no hizo caso a la petición de la joven y siguió mirando su brazo con gran gozo.
—No quiero... Justin está muy feliz—sonrió, desgraciadamente para él, eso duró muy poco al sentir como ella intentaba arruinar su "felicidad".
—Por favor no te comportes así—los dos comenzaron a forzejear—. Yo solo quiero auxiliarte.
Los dos se miraron de frente por un instante, y ese fue el momento...
.... Sus miradas se cruzaron vivazmente.
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Relato contado por Andrea Romero Sixto, basado en la historia de Nuria Marta Sixto Iñiguez.
La historia de mi madre, Nuria, comienza el 12 de marzo de 1970 en el antiguo hospital de Caridad de Ferrol tras muchas complicaciones, los médicos y su abuela pensaban que había nacido muerta. Sin embargo, tras una sacudida de una enfermera muy antipática la protagonista de esta historia empezó a llorar. Tras pasar unos días en observación en el hospital, estuvo viviendo en una pequeña casa como hija única (tendría que esperar 5 años para conocer a su primer hermano y 10 para el segundo) en esta misma ciudad durante sus cuatro primeros años de vida. Fueron buenos años, con grandes reuniones familiares y tardes enteras jugando con sus primos y niños de la zona en la calle. Se pasaba todo el verano en la casa de una profesora que estaba jubilada, donde les enseñaba a dibujar y a los más pequeños les leía cuentos.
Esta felicidad duró poco, ya que al terminar esos cuatro años, su padre, Julio Sixto Galego, encontró trabajo como mercante en Valencia por lo que todos los integrantes de esta pequeña familia hicieron las maletas y se mudaron a Paterna, un pequeño municipio situado en las afueras de la ciudad. Por esta misma razón, Nuria nunca tuvo muy presente a su padre durante su niñez, ya que tenía que embarcar muy seguido a lugares lejanos. 
La mudanza y el comienzo de esta nueva etapa fueron duros para la familia, sólo conocían  a una persona en ese pueblo, que les guió en decisiones tan importantes como a qué colegio inscribir a Nuria para que tuviera la mejor educación posible. Como los padres les daban mucha importancia a la educación, inscribieron a Nuria en el curso de cuatro años en el centro que le habían recomendado, organizado y dirigido por una familia de la zona. Fue la única de los hermanos en ir a un colegio concertado, sus dos hermanos pequeños estudiaron siempre en colegios públicos.
Con este trabajo la familia podía permitirse una buena calidad de vida, no faltaba nunca nada e incluso se podían dar algún capricho. Esto significaba que Nuria y su madre, Amalia, pasaban mucho tiempo solas en casa y a pesar de poder permitirse una dieta muy variada, Amalia obligaba a su hija a hacer dietas muy estrictas. La infancia de Nuria estaba repleta de visitas al endocrino para controlar un peso que no necesitaba bajar y prohibiciones tales como no poder llevar pantalones porque Amalia consideraba de mal gusto que las niñas los utilizaran en vez de vestidos. Al poco tiempo, Nuria conoció a su primer hermano, Roberto, y como solo estaba su madre que trabajaba en una peluquería local, Nuria le ayudaba en lo que podía. 
Pero no todo fue negativo, Nuria, gracias al trabajo de su padre, tuvo la oportunidad de visitar muchos lugares de la costa mediterránea de España siempre y cuando no interrumpiera sus estudios. Al principio como era la única niña a bordo, la tripulación entera la mimaba y la llenaban de golosinas, incluso le construían un columpio para que pudiera jugar aunque los primeros días no lo podía utilizar porque los mareos de estar en el mar no cesaban. Cuando llegó Roberto, iban la familia entera a viajes más largos como a Barcelona. 
Hasta que unos años más tarde, en la década de los ochenta, su padre perdió el empleo y tuvieron que ajustarse a volver a ser cuatro personas en casa. Al poco tiempo encontró un nuevo empleo en el ayuntamiento, recogiendo el dinero de los impuestos que tenían que pagar los vendedores de los puestos de los mercadillos y la familia se amplió, siendo Nuria, Roberto y Julio.
Mientras tanto, Nuria estaba estudiando en el mismo centro. Con tan solo 10 años ya se presentaba como voluntaria junto a su grupo de amigas para ayudar al alumnado de infantil que tenían más dificultades durante los recreos, o ya un poco más mayor, participaba en actividades que organizaba un profesor sin tener el permiso oficial del centro para llevar al alumnado a conciertos de música clásica o redactar un periodico escolar.  Durante todos estos años la religión en la escuela tenía un gran peso en los estudios ya que, aunque el centro no estaba registrado como tal, tenían que saberse las oraciones para no ser expulsados. Todo lo contrario a la religión en la familia, Nuria tuvo siempre la opción de cuestionar la religión y nunca le obligaron a participar en ningún acto religioso, si bien hizo la comunión porque estaba de moda entre sus amigos y le habían prometido tener regalos. 
A los 12 años, su vida cambió por completo tras la muerte de su madre. El ambiente en casa se volvió perjudicial para ella, lo que afectó a su rendimiento escolar y vida personal. Con todos estos cambios y el inicio del instituto, repitió el primer curso tres veces por no superar todas las materias. No le gustaba el valenciano ni se le daba bien el inglés, los profesores ante esta situación no hicieron nada por incentivar el interés, ni el centro tomó medidas para ayudarla. Al final, decidió dejar los estudios al no tener claro qué quería estudiar ni qué quería para su futuro, se dedicó durante un año a trabajar junto a su padre recogiendo los impuestos en los mercadillos. Cuando cumplió 16 años su padre se casó con una nueva mujer, Loli, y con ella se mudó su hijo Bladi que tenía 7 años. De nuevo, la actitud de su padre Julio se volvió más conservadora y estricta, no dejaba que fuera a las fiestas y guateques que organizaban sus compañeros los viernes, le insultaba, le obligaba a hacerse cargo del cuidado de la casa y educar a sus hermanos. 
Con dieciocho años decidió abandonar su hogar y volver a Ferrol, a la casa de sus tíos por parte de madre, para empezar un FP de peluquería. Su padre no apoyó esta decisión, tuvieron que ser sus tíos quienes le ayudaran a inscribirse en el FP y entregar los papeles para desvincular su tarjeta sanitaria de la de su padre y vincularla con la de su tío, lo cual no fue complicado porque ya estaba empadronada en la ciudad de Ferrol.  
La primera dificultad que tuvo que superar en Galicia fue el idioma ya que, aunque pasaba todos los veranos con su familia ferrolana, nunca tuvo que aprender gallego. El centro le dio muchas facilidades para que pudiera aprenderlo, como estar absenta de los exámenes de lengua gallega durante dos años pero participar en la clase con total normalidad. Además, fue el primer año que se estudiaría Historia de Galicia en vez de historia general, pero no le supuso un problema porque le gustó la asignatura. No tuvo problemas para sacarse el FP, estaba contenta con su elección y recibió mucho apoyo por parte de los profesores y su familia gallega.
Durante sus años estudiando el FP se involucró mucho con el centro educativo y formó parte del sindicato estudiantil perteneciente al PSOE. Al ser un sindicato legal le dio la oportunidad de ser la presidenta del sindicato en el instituto donde estudiaba el FP, que, junto a dos vocales, eran los encargados de informar sobre las manifestaciones y huelgas. Gracias a participar en el sindicato estudiantil pudo formar parte del consejo escolar durante el último curso para representar a parte del alumnado. Tenían reuniones a menudo para evaluar y analizar la situación de los estudiantes y qué querían mejorar. Organizaban manifestaciones si el consejo escolar no tomaba medidas, por ejemplo, planificaron un encierro en el instituto con algunos profesores porque la cafetería había decidido hacer una subida de precios.
Estudiando el FP conoció al hombre con el que se casó, Andrés, ya que eran compañeros de clase, y una vez terminados los estudios abrieron juntos una peluquería en A Gándara. Por desgracia, solo estuvo abierta un año puesto que no tenían mucha clientela. Nuria tuvo que dejar el trabajo en la peluquería para encontrar trabajo de limpiadora y pagar las facturas de la peluquería. Decidieron juntos abrir otra peluquería en Esteiro, pero cerró por el mismo motivo. En ese momento, Andres aprobó las oposiciones y empezó a trabajar en el cuartel militar de Ferrol como personal civil ayudante de peluquería mientras Nuria seguía como limpiadora. Ese mismo año, Nuria se mudó a la casa de su abuela por parte de madre para poder cuidarla tras la muerte reciente de su marido. 
 Unos años más tarde se casaron y se mudaron a un piso pequeño situado en Caranza para iniciar esta nueva etapa junto a su perro Cuquiño. Al poco tiempo, en un concierto de Miguel Bosé, Nuria se enteró de que estaba embarazada de gemelas. Con esta noticia, dejó el trabajo y volvió a retomar poco a poco el contacto con su hermano pequeño que seguía en Valencia. Andrés, para poder mantener la que pronto sería una familia de cuatro personas, encontró dos trabajos más como peluquero. Casi nueve meses más tarde, mi madre estaba en el hospital teniendo una cesárea de emergencia porque yo estaba situada demasiado cerca de los pulmones y le costaba respirar. Al nacer las dos hijas, Amalia y yo (Andrea), mi madre se puso muy nerviosa al notar cómo me habían sacado pero apenas pudo verme porque me llevaron con urgencia a una incubadora para que subiera de peso debido a que me faltaban muchos nutrientes. Fue en este momento que Nuria llamó a su padre por primera vez desde que se fue de Valencia, para contarle la noticia de que era abuelo.
Cuando llegamos por primera vez a nuestra casa, le di el segundo mayor disgusto de su vida. Mi madre me llevaba cargada en brazos cuando Cuquiño, el perro, nada más verme cruzando la puerta fue directo a morderme la cabeza. Años más tarde iríamos a esa misma casa para ver si Cuquiño seguía reconociendo a mi madre, esa vez por suerte no intentó atacarme y Nuria disfrutó de volver a encontrarse con el perro que tanto quería. 
La vida de Nuria, llegados a este punto, se volvió monótona y con una rutina muy establecida. Por las mañana nos dejaba a mí y a mi hermana en la escuela infantil del cuartel donde trabaja mi padre y se iba a hacer recados. Para poder salir de casa con nosotras, necesitaba la ayuda de su marido al vivir en un octavo piso con un ascensor muy estrecho. Por las tardes, al no contar con la ayuda de mi padre, nos quedábamos en casa hasta que viniera. Cuando aprendimos a andar, mi madre aprovechó para apuntarse a un club de calceta donde estaban permitidos los niños. Allí, mientras las madres y abuelas aprendían a tejer, los/as niños/as jugábamos y dibujábamos, aunque al principio éramos solo mi hermana y yo. 
Cuando cumplimos tres años tomaron una decisión muy importante, no estaban contentos viviendo en Caranza al ser un lugar muy conflictivo y querían un lugar más seguro para criar a sus dos hijas que ofrecieran mejores opciones de centros educativos. Por lo tanto, buscaron varias opciones y se decantaron por un piso en Narón que aún no estaba del todo terminado. Mientras se acababan las últimas reformas, nos mudamos toda la familia al piso de la suegra de mi madre. Durante este año Nuria lo pasó mal dado que la relación entre ellas nunca fue positiva. 
Al mudarnos a nuestro hogar definitivo, se centró por completo en nuestra crianza hasta que en 2005 lo empezó a compaginar con la vuelta al trabajo como limpiadora en verano con la ayuda de mi abuela, que se encargaba de cuidarnos mientras ella iba a trabajar. Poco a poco fue incrementando las horas de trabajo también durante el curso escolar hasta que, cuando cumplimos los ocho años regaló un par de llaves de casa a cada una para que una amiga suya (el colegio estaba avisado de que sólo podíamos irnos con ella) nos recogiera del colegio y pudiéramos entrar en casa. Para que estuviera tranquila y supiera que habíamos llegado bien teníamos que llamarla desde el fijo de casa. 
Fue en esta época en la que Nuria decidió que sería una buena idea que su familia valenciana nos conociera. Llegados a este punto, mi madre hablaba bastante seguido con su hermano pequeño, Julio, porque se sentía culpable de haber desaparecido de su vida al irse de casa. Con su hermano Roberto nunca había perdido el contacto ya que todos los veranos que era posible nos hacíamos una pequeña visita, o bien Roberto y su mujer venían a Galicia o nosotros a Córdoba, donde vivían. Las primeras veces que Nuria y su padre se veían eran incómodas, pero poco a poco fueron retomando la relación y nos reuníamos toda la familia cuando se podía,  hasta que murió Julio, su padre, en el año 2014. Ahora los hermanos no se ven tan seguido porque aumentaron las responsabilidades, pero se mantienen en contacto regularmente.
Actualmente Nuria ocupa la mayoría de su tiempo trabajando y se planteó apuntarse en el paro en varias ocasiones, pero el miedo a quedarse sin trabajo y tener que hacer cursos para volver a trabajar como peluquera se lo impide. Además, disfruta del poco tiempo libre que tiene con la familia, sus amigas del FP que aún mantiene y haciendo los deportes que tanto le gusta.
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condenadoshqs · 1 year
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* ST. MARY MAGDALENE HA ABIERTO UN NUEVO EXPEDIENTE.
los directivos analizan datos de archibald ’ archie ’ richards para recibirle en su segundo año de curso. se encuentra estudiando ingeniería mecánica e ingeniería eléctrica en st. philip of agira y ha sido asignade a la mansión siete. todos los datos parecen ser correctos en lo que estampan sello para declararlo como procesado. sin embargo, días después expediente desaparece y en su lugar dentro del archivo, una hoja con la firma de una sociedad secreta queda como demostración de lo que fue robado. ¿ganar o perder? todavía nadie lo sabe.
CORDELIA, bienvenide al universo de condenados. ¡nos encanta tenerte entre nosotres! esperamos que tu estadía en el grupal sea larga y que disfrutes de cada cosa que esta maravillosa historia tiene para ofrecer. esperamos la cuenta de tu personaje en las próximas 24 horas.
FUERA DE PERSONAJE. 
nombre: cordelia.
pronombres: femeninos.
edad: veintisiete años.
país / zona horaria: méxico.
triggers: incesto & pedofilia.
¿aceptas que tu personaje reciba cualquier tipo de intervenciones? sí.
¿algo que agregar? <3
DENTRO DEL PERSONAJE. 
nombre completo: archibald ’ archie ’ richards.
faceclaim: finn cole.
pronombres: masculinos.
edad: veinticuatro años.
fecha de cumpleaños: dieciséis de marzo.
lugar de proveniencia: liverpool, inglaterra.
descripción psicológica: como primer impresión, cualquiera podría describir a archibald como alguien reservado e intimidante ( eso último más, gracias a lo bien que le va en boxeo ). podría decirse que no están equivocados con tal observación, mas archie solo es algo tímido al inicio y realmente es una persona relajada, de tener un humor divertido, de usar su tiempo libre en cosas que no combinarían en su manera de ser como la jardinería y leer poesía. aunque no se podría decir que es tan sociable pues no sabe como acercarse a la gente a iniciar una conversación y tiene que ser la otra persona que inicie plática, que si logran hacerlo hablar… terminan en una conversación muy entretenida. es una persona amigable aunque, por otro lado, es alguien algo irritable (y más si no ha tenido un buen día ), que a veces su respuesta es llegar a los golpes. pero, como sabe que está en st. mary por un beca, se recuerda que debe mantener buen comportamiento.
descripción física: IMAGEN. tiene una cicatriz que cruza por su ceja izquierda, que por un golpe que recibió en una de sus clases de boxeo, en la que tuvo una herida abierta e incluso necesitó sutura.
historia: UNO. su madre y su padre se conocieron en marsella luego de que progenitor fuera a ciudad por seis meses como intercambio que hizo en universidad. su madre justamente también se encontraba estudiando su carrera en st. mary, en su segundo año cuando salió embarazada. ambos tomaron la decisión de que lo tendrían juntos y ella abandonó estudios para irse con él a inglaterra. DOS. noviazgo que después se convirtió en matrimonió duró ( y sigue durando ) y tuvo su primer bebé, un varón al que llamaron archibald, quien años después pensarían que sería hijo único hasta que a sus diez años llegó al mundo su pequeña hermanita. hasta el momento, todo es felicidad en el nucleo familiar. alguno que otro problema pero de los comunes que hay en toda familia. TRES. su madre siempre le contó como era su sueño el haberse graduado de st. mary, pues era becada y sintió que defraudó a sus padres por embarazo repentino. así que archie, además de querer conocer francia, siempre se prometió graduarse de dicha universidad en honor a su mamá. por eso, luego de un par de intentos fallidos, finalmente consiguió una beca por sus buenas calificaciones y con suficiente dinero ahorrado, se mudó a francia.
dato adicional opcional: removido por la administración.
¿estudiante matriculado o becado?: becado.
facultad: st. philip of agira.
carrera: ingeniería mecánica e ingeniería eléctrica.
año de curso: segundo año.
extracurriculares: locutor del podcast universitario, miembro del club de poesía, miembro del club de español, miembro del club de jardinería & miembro del club de boxeo.
¿cuál es la sociedad secreta de su interés? removido por la administración.
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92soojin · 3 years
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Toque :traducción:
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ノ ː͡➘₊̣̇
❒ Clasificación:       Audiencia en general. ❒ Advertencias:      Sin ninguna. ❒ Categorías: M/M (relación entre chico x chico) ❒ Fandoms: Light on me (tv series) ❒ Personajes:       Noh ShinWoo & Woo TaeKyung ❒ Tanto de palabras:      1227  palabras
ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ El texto que estás a punto de leer es una traducción autorizada por @onstoryladders así que bajo ninguna circunstancia debe ser copiada, adaptada o publicada en otras redes sociales. Si deseas compartir la historia, copia y pega el link original o la traducción, ya sea de aquí de tumblr, de wattpad o de AO3. Esta misma traducción fue publicada simultáneamente en Wattpad (Min_Soo_Jin), en AO3 (jessevaldfond).
ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ ꕀ
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"¿Por qué nunca me tocas?"
El alma de ShinWoo casi abandonó su cuerpo ante esas palabras.
"¿Qué?", preguntó, odiando lo ahogada que sonaba su voz. Sus orejas ya estaban rojas, -sin duda, se ponían más rojas a cada segundo, las traidoras-, y el nerviosismo que siempre sentía cerca de TaeKyung le hacía revolver el estómago.
Estaban sentados en una banca en una zona apartada del recinto escolar, rodeados por árboles y arbustos floreados. Era un bonito lugar, demasiado alejado de la entrada principal para que no hubiera estudiantes merodeando: un rincón tranquilo que les gustaba llamar suyo.
"Somos novios, ¿no?", pregunto TaeKyung, dándole una mirada contemplativa. "Estamos saliendo."
ShinWoo asintió, incluso si no era necesario hacerlo. Ellos ya habían hablado de esto - de lo que eran uno para el otro -, y había sido la conversación más incómoda y gratificante de toda la vida de ShinWoo. Sin embargo, le hubiera gustado que fuera una experiencia única, porque no estaba seguro de que su corazón fuera capaz de soportarlo una segunda vez sin estallar.
"Pensaba que los novios hacían ciertas cosas entre ellos."
ShinWoo tragó saliva. "¿Ciertas... cosas?"
"¿Los novios no se tocan entre ellos?"
Tocarse entre ellos - bien, pero qué quería decir exactamente con eso? ShinWoo tuvo miedo de preguntar. No podía referirse a eso, ¿verdad? Ellos llevaban menos de dos semanas saliendo y ni siquiera se habían besado. No, no era posible.
"¿Qué...?" ShinWoo apartó la mirada. Estaba empezando a sudar en su uniforme de la escuela. "¿Qué quieres decir?"
"Bueno, ellos se toman de las manos."
Claro, manos - por supuesto.
¡Aleja tu mente de cosas sucias, ShinWoo!
"Y se besan," continuó TaeKyung, aparentemente ajeno de los pensamientos inapropiados que cruzaban por la mente de su novio. "Nunca lo hemos hecho, pero quizá no quieras hacerlo. Está bien si no quieres. Sé que las personas son diferentes, y que les gustan cosas diferentes."
ShinWoo profundamente y cerró sus ojos.
Había una voz en su cabeza que le gritaba qué demonios quería decir con 'tal vez no quieras'. Pienso en besarte literalmente todo el tiempo ¿acaso no me conoces, TaeKyung? - y ShinWoo necesitaba que se callara si quería pensar en lo que iba a decir a continuación.
Claro, la voz no se calló.
Así que no dijo nada.
Solo esperó.
Y esperó.
Y esperó.
Y "¿Puedo tomar tu mano?", preguntó TaeKyung.
Ni siquiera tuvo tiempo de parpadear antes de que ShinWoo le ofreciera su propia mano, con la palma hacia arriba y los dedos abiertos para tomar la del otro entre ellos. La piel se tocó, y una ola de electricidad recorrió el brazo de ShinWoo y el resto de su cuerpo, haciéndole sentir mareado... o tal vez fue por la mirada de TaeKyung, fija en el punto de conexión como si estuviera presenciando el nacimiento de una estrella: algo viejo, nuevo y hermoso.
Algo demasiado.
"Me gusta," dijo ShinWoo. Salió como un susurro, porque no pudo encontrar la fuerza de levantar la voz más que eso, pero supo que TaeKyung lo había oído por la forma en la que apretó su mano. Eso le hizo sentirse suave y cálido por dentro. También le dieron ganas de salir corriendo y esconderse en una cueva, pero bueno, los sentimientos son duros.
TaeKyung tarareó, "A mí también me gusta."
Una pequeña sonrisa se dibujó en la comisura de su boca, una cosita feliz que hizo que ShinWoo se desmayara por dentro. De verdad quería trazar esa sonrisa con la punta de sus dedos, presionar sus propios labios contra ellos... ¿a qué sabía la alegría?
Casi como si hubiera leído su mente, TaeKyung rompió el silencio: "Yo nunca he besado a alguien antes."
"Yo tampoco."
"¿te gustaría probar?"
ShinWoo contuvo el aliento.
Si, claro, intentar besar a TaeKyung, no es la gran cosa. Eran novios, después de todo, y los novios hacían ciertas cosas. Se tomaban de las manos y se besaban, y ShinWoo estaba segurísimo de que no iba a sufrir un ataque al corazón solo por imaginarlo.
Bueno, tal vez un pequeño ataque al corazón.
Lo superaría.
TaeKyung le apretó la mano. "¿Necesitas tiempo para sentirte cómodo?" Yo lo entiendo lo necesitas"
"No es eso." murmuró ShinWoo
"Oh," TaeKyung pareció considerar sus palabras por un segundo. "No pasa nada. De cualquier forma me gusta pasar tiempo contigo. Podemos seguir tomados de la mano."
Espera, ¿qué?
"¿Umh?"
"No tenemos que besarnos."
ShinWoo bajó su mirada, "Supongo," dijo, aunque no le gustaba la dirección que había tomado su conversación. Así que no se iban a besar pronto, después de todo, y todo era culpa suya. Hablando de auto-sabotaje.
ShinWoo apretó los labios en una fina línea. No, tenía que hacer algo, decir algo: si dejaba que la discusión muriera ahí, nunca podría volver a sacar el tema. Sin embargo, cuando abrió la boca para explicarse, ningún salió sonido -no es que le sorprendiera lo más mínimo- y su determinación se desmoronó.
Por qué siempre termina así.
Por qué soy tan idiota.
Por qué es tan difícil hablar de las cosas.
Se arriesgó a mirar a TaeKyung y una ola de afecto lo envolvió por completo. Podía sentirlo en todas partes: en su pecho, en su garganta, bajo sus párpados y en cada una de las yemas de sus dedos; el deseo ardiente de tocar y ser tocado, de sentir el calor del otro cuerpo contra el suyo.
Así que cedió.
ShinWoo cedió, se inclinó hacia adelante y sus labios se pegaron contra la mejilla de TaeKyung. Duró menos de un segundo, pero fue suficiente para que su cerebro se acelerara y su estómago ardiera de la forma más dulce, el frenético latido de su corazón rugiendo en sus oídos hasta que no pudo oír nada más.
TaeKyung se tocó la cara con una sonrisa. "Gracias," dijo, bajando su mirada. Parecía tímido y muy feliz -ese tipo de felicidad tierna que hacía que las rodillas de ShinWoo flaquearan-, pero también había algo más en su expresión, algo casi... vacilante. "No tienes que hacer esto si no quieres."
"¡No!", y ShinWoo se sonrojó por el volumen de su propia voz. "No es que no quiera. Ed que...me pones nervioso. Y no sé cómo iniciar este tipo de cosas, así que solo..."
Bueno, tal vez esta iba a ser la conversación más incómoda -y con suerte la más gratificante- de toda la vida de ShinWoo. Se sentía tan tímido y a esas alturas estaba seguro de que sus orejas estaban a punto de arder espontáneamente.
"¿Estabas esperando a que yo lo hiciera?", preguntó TaeKyung.
ShinWoo desvió la mirada. "Sí."
"Pero nunca lo hice."
Un segundo de silencio.
"Sí."
Y está bien, tal vez eso había afectado un poco la confianza de ShinWoo en sí mismo -y le había hecho morir por dentro un número indeterminado de veces, cada vez que la necesidad de colmar de afecto a su novio se había vuelto demasiado intensa para su propia comodidad-, pero TaeKyung no tenía por qué saberlo.
TaeKyung tarareó y separó sus dedos de los de ShinWoo. Antes de que el otro pudiera protestar, levantó la mano y acuno suavemente la mejilla de ShinWoo. "Lo siento," dijo con ojos oscuros y brillantes y muy amables, "supongo que también me pones nervioso."
Se acercó más y ShinWoo dejó de respirar.
Sus labios se tocaron.
Ahora ambos sabían a qué sabía la alegría.
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Original de: onstoryladders
Traducción por: 92soojin
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eldiariodelarry · 4 years
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Clases de Seducción, parte 12: La Última Clase
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11
Rubén no quiso ni moverse. Solo miraba a Sebastian, como esperando su orden. ¿Sería capaz su amigo de besarlo frente a todos?, ¿o el miedo a que pensaran que era gay sería más grande y abandonaría el juego?
—Ya Rube, juguemos nomas —le dijo Sebastian finalmente, arrodillándose para acercarse al centro del círculo.
—Fletos culiaos —gritó Marcelo, con rabia en su voz, recibiendo abucheos de la mayoría del grupo, indicándole que se callara.
Rubén se arrodilló al igual que su amigo, y se sintió levemente mareado, producto del alcohol en su organismo. El corazón le latía a full y las manos le temblaban, pero se acercó al centro del círculo lo más rápido que pudo para que no se le notara el nerviosismo.
—Esta va dedicada a ti, Marcelo —gritó Sebastian, fulminándolo con la mirada.
Rubén levantó el dedo del medio en dirección a Marcelo, y Sebastian lo imitó, justo antes de tomarlo por el cuello y comenzar a besarlo.
Sebastian lo besó, llevando la batuta como lo hacía siempre que lo besaba, y Rubén se dejó llevar. Sintió que el beso duró eternamente, y disfrutó cada segundo de él. El corazón le latía más fuerte que nunca, producto de la adrenalina de la situación que estaba viviendo, y durante el tiempo que duró, sintió como si estuviera a solas con Sebastian, sin nadie más alrededor, incluso estaba seguro de escuchar a sus compañeros como si estuvieran bajo el agua. Solo sonidos ininteligibles, completamente sumergido en su conexión con Sebastian.
Al separar sus labios de los de Sebastian, sintió que volvía al planeta tierra. Escuchaba los gritos ensordecedores de la mayoría de las chicas, emocionadas por lo que acababa de pasar, mientras los chicos miraban sorprendidos por la misma causa.
Sebastian lo miraba sonriendo ampliamente, como si se sintiera más feliz que nunca.
—¡Maldito!, ¡me quitaste a mi hombre! —le gritó Daniela a Rubén, entre risas.
Rubén se ruborizó.
—Chicos, creo que el juego llegó hasta aquí, ya nada va a superar eso —comentó Macarena, aún sorprendida por el beso de los muchachos, y si a Rubén la percepción no le estaba fallando producto del alcohol, estaría seguro que también se veía incómoda. La chica se puso de pie y fue a servirse un vaso de bebida.
Una parte del grupo la imitó, y se pararon, algunos para servirse más alcohol, otros para ir al baño, y otros simplemente para ir a conversar a otro lado.
El juego continuó por un par de rondas más, pero ya todo pareció perder interés para Rubén. Él solo miraba a Sebastian, sentado al otro lado del círculo, y lo relajado que se veía después de haberlo besado frente a todo el grupo.
Rubén se puso de pie y fue a servirse otro vaso de piscola.
 —¿Por qué no me besaste igual que a él? —le preguntó Liliana, a modo de broma, acercándose a la mesa donde Rubén se servía tranquilamente su bebida alcohólica, con la sonrisa imborrable en su rostro.
—Yo… la verdad es que… —Rubén no tenía idea cómo responder a esa pregunta, y se desconcentró al ver a Sebastian poniéndose de pie. Su amigo lo miró, sonriendo, y Rubén juró que le quiso decir algo con esa mirada. Acto seguido, Sebastian salió de la habitación.
—Es broma, Rube —agregó Liliana riéndose ante la expresión desconcertada de Rubén—. Me sorprendiste, gratamente —lo elogió, y Rubén no supo si sentirse halagado o no.
—Gracias —fue lo único que se le ocurrió decir a Rubén, pero se sintió aliviado de que la interacción entre ambos acabó ahí, porque Liliana se alejó para retar a Rafael, al verlo sirviéndose un vaso de ron con bebida cola, así que Rubén quedó solo.
Comenzó a caminar directo a la puerta de la habitación cuando Daniela lo llamó por su nombre y se acercó a hablarle.
—¿Así que era verdad? —le dijo, con una sonrisa de incredulidad en el rostro.
—¿Qué cosa? —Rubén suponía a qué se refería, pero quiso confirmar.
—Que eres gay po —respondió ella como si fuera obvio.
—Ah, si. Creo que si —Rubén se sentía incómodo con la forma en que la chica se lo preguntó, como si fuera un rumor que todos conocían, aunque producto del alcohol en el cuerpo, le dio lo mismo.
—Ah —aceptó la muchacha, cambiando su expresión, a una más preocupada—, ¿y el Seba?, ¿también es…?
—No —respondió de inmediato Rubén, con la verdad.
—¿Entonces, por qué te besó? —preguntó ella, bajando la voz, y Rubén pensó que estaba a punto de llorar.
—Porque estábamos jugando —respondió con obviedad—. Tú también besaste a la Maca, y no te estoy preguntando si eres lesbiana o no.
Daniela calló, notando la hipocresía de su acusación, aunque Rubén sabía que el beso entre ellas dos no había sido nada parecido al suyo con Sebastian.
—Tienes razón, Rubén —aceptó la muchacha, y Rubén notó que se veía más calmada—. Voy a ir a salvar a la Maca —se excusó Daniela, y apuntó a Macarena, que estaba sentada en la última cama de la habitación, con Marco frente a ella hablándole. La muchacha estaba visiblemente aburrida.
Rubén aprovechó de salir a buscar a Sebastian. Bajó las escaleras, y con el corazón acelerado, cruzó la cancha, pensando dónde podría estar.
La brisa marina refrescaba levemente el calor de la noche veraniega. El cielo estaba despejado, y la luz de la luna le permitió ver con claridad en la interperie.
Rubén entornó los ojos, y divisó que la puerta de la bodega estaba entreabierta, y sin dudar un segundo, caminó en esa dirección. Sabía que Sebastian estaba ahí.
Antes de abrir la puerta para entrar, miró alrededor para asegurarse que nadie estuviera mirando. Con suerte, no había nadie en la cancha ni en sus alrededores prestándole atención, solo Liliana con Rafael estaban en el descanso de la escalera, discutiendo.
Cuando Rubén entró, de inmediato cerró la puerta detrás suyo, y luego vio qué había dentro.
Sebastian estaba recostado sobre un montón de colchonetas apiladas a una altura de poco más de un metro. La luz de la luna, y del poste de la calle se colaban por las ventanillas que se ubicaban en la parte alta de la bodega, iluminando el rostro de su amigo, y buena parte del lugar.
Al notar su presencia, Sebastian lo miró, le sonrió y se incorporó, sentándose en la colchoneta. Rubén le sonrió de vuelta, y le preguntó:
—¿Qué haces aquí? —más que un real deseo de saber qué hacía ahí, lo preguntó para romper el hielo.
No hubo respuesta. Sebastian simplemente siguió sonriendo y se acercó a Rubén lentamente.
Cuando estuvo frente a él y le tomó la mano, Rubén notó que su amigo estaba temblando.
Sin decir nada, Sebastian entrecruzó sus dedos con los de Rubén, y dio un largo suspiro, con la mirada baja. Luego miró a los ojos a Rubén por largos segundos, sin decir nada, y Rubén pensó que lo quería besar.
Rubén no aguantó la ansiedad que le producía la situación, y decidió terminarla soltando la mano de su amigo, apoyándola en su nuca y acercando sus labios para besarlo.
De inmediato sintió el cambio en Sebastian. La tensión se había ido y sintió como si se hubiese derretido entre sus brazos por algunos segundos, hasta que recobró la compostura y cruzó sus manos por detrás de la espalda de Rubén.
Rubén se sintió feliz, de poder estar besando a Sebastian en ese momento. Después de todo lo que había pasado durante el día, de cómo se había sentido tan vulnerable y solo ante las miradas y comentarios de sus compañeros por su homosexualidad, y por la forma en que Sebastian lo besó frente a todos sin importarle nada, sintió la necesidad de besarlo, de demostrarle lo mucho que lo apreciaba y agradecía lo que había hecho por él. Obviamente habían cientos de otras maneras de expresarle eso a Sebastian, pero en ese momento, Rubén sintió que era la forma más adecuada de hacerlo.
Sebastian pasó sus manos por debajo de la polera de Rubén, y sin mucha demora, la levantó para quitársela, y Rubén hizo lo mismo con la prenda de su amigo.
El corazón de Rubén latía como una locomotora. Sabía para dónde iba y no tenía ninguna intención de detenerse. El momento que tanto había deseado por fin había llegado, y no podía más de la felicidad.
Sin decir ninguna palabra, siguieron besándose, más conectados que nunca, con sus manos recorriendo el torso desnudo del otro, tocando cada centímetro de piel con tal naturalidad como si fuera propio. Rubén incluso visualizaba en su mente cada abdominal de su amigo a medida que los palpaba con sus dedos.
Sebastian comenzó a soltar el cinturón de Rubén, y de inmediato comenzó a agacharse.
Por alguna razón, en ese momento, a Rubén no le molestó quedar completamente desnudo frente a su amigo. No sintió vergüenza ni nada parecido, simplemente se sintió cómodo y feliz de estar compartiendo ese momento con Sebastian, que era la persona en quien más confiaba en el mundo entero.
Sebastian, de rodillas frente a Rubén, tomó su miembro ya húmedo y erecto con su mano derecha, y se lo metió a la boca.
Rubén sintió un placer que nunca antes había sentido. Acarició entre sus dedos el suave cabello de Sebastian, y se estremecía levemente por el dolor al sentir los dientes de su amigo en su pene. Sabía que era primera vez que lo hacía, pero a pesar de eso, no estuvo nada mal.
Cuando Sebastian se volvió a levantar, miró a Rubén con una sonrisa incrédula, de alivio y felicidad. Rubén supo en ese momento que su amigo también quería que eso pasara desde hace mucho tiempo.
Se volvieron a besar, mientras Sebastian se bajaba el short y la ropa interior, y se sacaba las zapatillas al mismo tiempo. Rubén lo imitó, y quedaron ambos completamente desnudos, vulnerables frente al otro, pero más unidos que nunca.
Sebastian tomó a Rubén de la mano e hizo que lo acorralara contra la pared, y a Rubén le pareció curioso, sabiendo que su amigo siempre era el que llevaba la batuta en todas sus otras experiencias cercanas, pero de todos modos, le hizo caso. Besó a Sebastian mientras presionaba su cuerpo contra el suyo, que estaba pegado a la pared, y ambos se masturbaban mutuamente.
De repente, Sebastian se volteó, y quedó mirando a la pared. Rubén se sorprendió por la iniciativa de su amigo, pero supo de inmediato que no iba a rechazar la oportunidad.
Ambos muchachos estaban temblando de nerviosismo, de ansiedad y de emoción.
Rubén sintió cómo el cuerpo de Sebastian se resistía a recibirlo, pero después de largos minutos, pudo lograrlo, y por fin, pudieron disfrutar ambos de la situación, entregándose completamente al placer.
Recorrió con sus manos cada centímetro del cuerpo de Sebastian, su espalda, su cintura, su abdomen. Besó su cuello y sus hombros mientras se movía rítmicamente de adelante hacia atrás, y Sebastian disfrutaba, ahogando cualquier demostración audible de su placer.
Rubén no podía creer lo que estaba pasando. Por fin estaba teniendo sexo con su mejor amigo, sintiéndolo, besándolo, deseándolo con todas sus energías, conectados completamente, como si fueran uno solo.
Cuando ambos llegaron al clímax, se miraron a los ojos, y se rieron con complicidad, como si acabaran de hacer una travesura.
Rubén se sintió mareado, embriagado, tanto por el alcohol como por el placer, y estaba seguro que Sebastian se sentía igual.
Se recostaron sobre la colchoneta, completamente desnudos, para descansar un par de minutos, pero Rubén no se dio cuenta en qué momento se quedó dormido.
 No sabía qué hora era cuando despertó, pero la luz del sol iluminaba generosamente la bodega. No recordaba en qué momento se había vuelto a poner la ropa interior, pero estaba muy seguro que el polerón con el que estaba tapado no lo traía puesto la noche anterior.
Sebastian no estaba en la bodega, y Rubén buscó en la pared las evidencias de su encuentro, pero tampoco las encontró, así que asumió que su amigo ya había limpiado todo el desastre.
Se levantó y se vistió rápidamente, para salir de la bodega, esperando que nadie lo viera.
Le dolía mucho la cabeza, y esa sensación lo hizo sentirse culpable de lo que había pasado la noche anterior.
Entró al baño y se encontró con Marcelo, que se lavaba las manos. Su corpulento compañero lo miró con desagrado. Rubén se percató que no había nadie más en el baño, y pensó que, por lo mismo, Marcelo podría golpearlo si pudiera. Por suerte no lo hizo, y simplemente salió por la puerta.
Cuando subió a la habitación, justo se cruzó con Liliana que les gritaba a todos que se apuraran porque ya era muy tarde.
—¿Qué hora es? —le preguntó a su compañera cuando pasó por su lado.
—¡Son las nueve! —respondió ella—. Ya es muy tarde, así que apúrate —lo miró de pies a cabeza y se percató de algo—. ¿Por qué estás con la misma ropa de ayer? —le preguntó.
—Porque… —No supo qué responder.
Se quedó completamente en blanco, hasta que escuchó que Marco lo llamaba por su nombre.
—¡Rubencio!, ¿me prestas tu cargador de pilas? —le preguntó el muchacho—, el mío se me quedó en la casa.
Rubén nunca se había alegrado tanto de ver a Marco, y aceptó de inmediato a su petición, y se libró de responderle a Liliana.
Rubén no tuvo mucho tiempo para hablar con Sebastian. De hecho, la única vez que lo vio, fue cuando él iba saliendo de la pieza rumbo a las duchas, y Sebastian venía entrando, con el cabello húmedo por la ducha. Su amigo le sonrió con complicidad, y Rubén simplemente se sonrojó.
No sabía como sentirse con lo que había pasado la noche anterior. Sí, deseaba con todas sus fuerzas que eso pasara, pero ahora que ya había pasado, no sabía qué más esperar. Estaba seguro que Sebastian volvería a marcar su distancia con él y lo dejaría desilusionado nuevamente. De hecho, que haya despertado solo en la bodega le confirmaba aún más esa idea.
Además, se sentía un poco culpable por haber tenido sexo con Sebastian, teniendo a Felipe en Antofagasta, quien ya lo había invitado a pasar el año nuevo con él (y esa invitación contaba como una muestra de interés, ¿cierto?), y el constante dolor de cabeza no ayudaba mucho a sentirse mejor al respecto.
Por esa razón, pensó que era lo correcto para él mantener cierta distancia con su amigo.
Cuando estuvieron todos listos al fin, faltando veinte minutos para las diez de la mañana, se fueron caminando hasta el centro de la ciudad, donde la madre de Liliana gestionó la contratación de un pequeño tour a la oficina salitrera de Humberstone por la tarde, y hacia Pica para el día siguiente.
Se fueron en micro hasta la zofri, desde donde saldría el mini bus que los llevaría más tarde a la oficina.
Almorzaron en el centro comercial iquiqueño, y recorrieron sus tiendas y pasillos laberínticos hasta el cansancio, y Rubén en ningún momento pudo ubicarse bien donde estaba. Ni siquiera estaba seguro de haber visto todas las tiendas.
Estuvo la mayor parte del tiempo con Liliana, tratando de evitar a Sebastian, quien conversaba animadamente con Daniela y Macarena, y le sonreía cada vez que se cruzaban sus miradas.
Rubén se sentía pésimo por estar evitando de esa forma tan cobarde a su amigo, pero lo hacía como una forma de protegerse a sí mismo. No quería volver a caer en los juegos emocionales de Sebastian, y salir nuevamente herido.
Cuando subieron al mini bus que los llevaría hasta la oficina salitrera de Humberstone, cerca de las cinco de la tarde, Rubén se sentó junto a Marco, quien se sorprendió por la compañía.
—¿Y a ti que bicho te picó? —le preguntó confundido.
—Ninguno, ¿por? —Rubén se hizo el tonto.
—Porque nunca te has sentado conmigo —le dijo con obviedad Marco.
—Ah, no pasa nada —respondió Rubén—. Solo quería preguntarte como va lo tuyo con Macarena.
—¿Seguro no tiene nada que ver con que estas evitando al Seba, por alguna razón? —le preguntó directamente, señalando a Sebastian que los miraba con decepción al darse cuenta que Rubén ya tenía compañero de asiento.
Rubén se sintió pésimo al ver la tristeza en los ojos de su amigo, aunque Sebastian hizo un buen trabajo intentando disimularlo, y se sentó junto a Valentina.
—¿Tiene algo que ver con el juego de anoche? —insistió Marco, mientras el bus comenzaba a avanzar.
Rubén se quedó en silencio, y Marco no volvió a insistir en preguntar.
—La Maca no está ni ahí conmigo —comentó Marco, desganado, después de varios minutos de silencio.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Rubén.
—Anoche traté de hablar con ella y no me pescó mucho. Lo noté. No le interesaba.
Rubén se quedó en silencio, sin saber qué decir. Sabía que era muy poco probable que Macarena mostrara interés en Marco, después de todo, pasaban discutiendo todo el tiempo cuando estaban en clases, algo que Marco interpretó erróneamente como una señal de atracción mutua.
—Bueno, de repente terminamos enamorados de quien menos lo esperamos —comentó Rubén finalmente, por decir algo.
—¿Te ha pasado? —preguntó con curiosidad Marco, y Rubén no supo cómo responder a eso, pero no podía decirle que se había enamorado de su mejor amigo—. Rubencio, yo sé que soy irresistible, pero no soy para ti —comentó, provocándole un ataque de risa a Rubén.
—Avísame cuando lleguemos mejor —respondió Rubén, dando por cerrado el tema, y cerró los ojos esperando poder dormir un poco.
Eran casi las seis y media cuando llegaron a la oficina salitrera, y el chofer del bus habló con el encargado de la boletería, a quien conocía personalmente, para que les permitiera ingresar tan cerca del horario de cierre.
Finalmente les dieron permiso para entrar, pagando los mil pesos de la tarifa de adultos, a pesar de que aún habían menores de edad entre el grupo, lo pagaron por haber llegado tan tarde.
A Rubén le pareció fascinante recorrer ese pequeño poblado fantasma de fines del siglo XIX y principios del XX, imaginando las historias de vida de sus habitantes, disfrutando de las cosas simples de la vida, o sufriendo bajo la explotación de empresarios despiadados.
Se puso los audífonos para abstraerse un poco de las conversaciones vacías de sus compañeros, y escuchó la música de Evanescence que tenía en su reproductor de MP4.
Caminó lentamente, recorriendo cada construcción de madera y calaminas con calma, permitiéndose apreciar con detenimiento los vestigios de una sociedad que ya no estaba presente.
Cuando llegó a la escuela, entró a una de las salas donde el sol se colaba por las ventanas y por las grietas del techo, iluminando con haces anaranjados, y se sentó en uno de los pupitres. Le llamó la atención que el respaldo del pupitre de adelante servía como mesón del pupitre de atrás, y pensó que si alguien quería sentarse más apegado a la mesa, dejaba todo un desastre con las cosas de su compañero de atrás.
Tomó asiento en el último pupitre de la fila central, y no pudo evitar imaginar, también, cómo habría vivido un joven homosexual en esa época. ¿Habría existido alguno?, o sea, estadísticamente debe haber existido, pero ¿habrá tenido la oportunidad de ser feliz junto a la persona que amaba?, ¿o habrá tenido que morir sin la posibilidad de decirle a la persona que le gustaba lo que sentía por él?
Justo en ese momento, con la mente inundada con pensamientos de jóvenes homosexuales viviendo su amor a escondidas en el Humberstone de 1910, apareció Sebastian por un costado de la habitación, y le sonrió tímidamente al verlo. Venía acompañado de Daniela y Macarena, quienes se quedaron en silencio al notar su presencia.
Rubén se dio cuenta que Macarena lo miraba enojada, pero no supo por qué. Luego supuso que era un invento de su mente y no le dio importancia.
—De ahí las alcanzo —le dijo Sebastian a las chicas, y ellas entendieron la indirecta, y se fueron—. ¿Cómo estás? —le preguntó a Rubén, ingresando a la sala, y sentándose en el pupitre a su lado.
—Bien, ¿y tú? —respondió incómodo Rubén.
—Bien —Sebastian sonreía con timidez, como intentando enmascarar su verdadera emoción—. Rube, quería hablar contigo —Rubén se puso nervioso con esas palabras. Inevitablemente pensó que había hecho algo malo, sintiéndose aún peor de lo que ya se sentía.
—¿De qué? —preguntó Rubén, con cierto temor.
Sebastian lo miró a los ojos y luego bajó la mirada repetidas veces antes de hablar, como si no supiera por dónde empezar. Se quedó pegado mirando los pupitres donde estaban sentados y luego levantó la mirada para apreciar el antiguo salón de clases.
—¿Te acuerdas cuando el profe de física nos quitó la prueba y nos puso un uno por estar copiando? —le preguntó finalmente, de forma trivial.
—A ti te pilló copiándome —lo corrigió Rubén, aún ansioso—, a mí me quitó la prueba por dejar que me copiaras.
Rubén recordó exactamente el momento, y deseó volver a ese momento cuando su vida era mucho más sencilla, sin tanto drama.
—Bueno, eso —se rió con nerviosismo—. Siempre has estado conmigo incondicionalmente, aunque yo me haya portado como un imbécil contigo, como ahora último.
Sebastian se puso de pie, y Rubén notó que estaba súper nervioso. Se sentó en el pupitre que estaba delante del que estaba sentado él, y puso los pies sobre el asiento. Rubén se preguntó si podía hacer eso o iba contra las reglas del lugar.
—¿Cómo van las cosas con Felipe? —le preguntó Sebastian, intentando que la pregunta sonara trivial.
A Rubén le dolió la pregunta, porque precisamente era lo que más lo hacía sentirse culpable.
—Bien, supongo. Nos estamos conociendo —respondió, mirando a los ojos a Sebastian—. Creo que pasaremos juntos la noche de año nuevo.
—¿O sea que no veremos los fuegos artificiales juntos como todos los años? —Sebastian se veía triste, aunque Rubén supuso que el no poder ver los fuegos artificiales con él no era la causa.
—No estoy seguro, solo quedamos en que nos veríamos esa noche la última vez que hablé con él —agregó con sinceridad Rubén. No quería que Sebastian se sintiera triste o dejado de lado.
Sebastian se volvió a parar y se sentó nuevamente al lado de Rubén, decidido. Le tomó la mano y lo miró a los ojos. Rubén notó que temblaba de pies a cabeza, al igual que él.
—Rube —comenzó a decir, con la voz temblorosa—. Debí haberte dicho esto antes, anoche, o mucho antes de lo de anoche —dio un largo suspiro, y luego continuó—. Me gustas. Mucho. No sé por qué, ni cómo, pero me gustas. Soy un imbécil y un cobarde por no haber sido más directo y decírtelo antes sin que pareciera que estaba jugando contigo, pero me daba tanto… miedo.
Las lágrimas comenzaron a caer por el rostro de Rubén. Lo que siempre había deseado que su mejor amigo le dijera por fin estaba pasando, pero tenía tantos sentimientos encontrados que ya no estaba seguro si era lo que realmente quería.
—¿Por qué? —preguntó Rubén, con la voz apagada.
—Porque me da miedo que me discriminen…
—No, ¿por qué ahora? —lo corrigió Rubén, un tanto molesto—. Justo ahora que estoy comenzando a salir con Felipe.
—Rube, perdóname —se disculpó Sebastian—. Soy un cobarde, por eso no te lo dije antes —suplicó con lágrimas en sus ojos—. Te lo iba a decir en la fiesta de gala, por eso me puse a tomar del alcohol de Marco como loco, porque sentí que lo necesitaba para envalentonarme.
Rubén recordó que por ver a Sebastian bebiendo exageradamente decidió hacer lo mismo, y por eso terminó en la playa con Felipe esa noche.
—Y si querías decirme que te gustaba esa noche, ¿por qué te andabas besando con Daniela? —inquirió Rubén. No tenía sentido.
—Ella me besaba a mi, yo simplemente me dejaba —se justificó Sebastian, creyendo firmemente sus palabras, sin su arrogancia característica.
Rubén soltó la mano de Sebastian, molesto por su excusa estúpida.
—Por eso me fui de la fiesta solo esa vez. No tenía ganas de seguir ahí, si lo único que me interesaba esa noche era decirte que me gustabas, y que quería, no sé, tener algo juntos, pero como te fuiste con el Felipe, me di cuenta que no tenía sentido seguir ahí.
Rubén se puso a analizar los eventos de esa noche, y llegó a la conclusión que probablemente si él no hubiese sido tan impulsivo, todo habría sido muy diferente. Si no se hubiese empecinado en beber el alcohol de Marco para no tener que pensar en Sebastian, quizás no hubiese tenido la desinhibición de bailar con Felipe contra todos, Sebastian no lo habría encarado por eso, y no habría necesitado salir de la disco para poder tener un poco de tranquilidad.
Pero después recordó que Sebastian prácticamente lo había pateado un par de días antes.
—¿Y por qué antes de la fiesta me dijiste que querías tener sexo con Daniela, cuando nosotros ya estábamos en proceso de… algo? —le recordó molesto a Sebastian.
—También fue por miedo —asumió, avergonzado, y se quedó en silencio por largos segundos. Luego continuó—. Cuando fuimos al cementerio, y le dijiste a tu mami que estabas confundido conmigo, me sentí, no sé, muy bacán. Fue como una confirmación de algo que yo también estaba comenzando a sentir. Por eso después quise besarte, y todos los momentos que compartimos juntos mientras estudiábamos para la PSU, los abrazos, los cariños, el estar acostados juntos, para mí fue perfecto —recordó, con una sonrisa en su rostro—. Pero después me dio miedo nuevamente, porque un día mi viejo comentó en la mesa que si de él dependiera, mataría a todos los maricones —dijo con pena, y Rubén sintió un profundo odio por el padre de su amigo—. Sentí que estaba haciendo algo malo, que no debería haber hecho eso contigo.
Rubén se quedó en silencio, con un torbellino de emociones en su interior. Por un lado estaba feliz de saber que Sebastian tenía sentimientos románticos por él, pero a la vez le daba rabia saber que no había sido capaz de asumirlos solo por su propia cobardía, aunque igualmente lo entendía por las presiones de su entorno.
Además, no podía evitar sentir culpa por haber tenido sexo con Sebastian la noche anterior, teniendo a Felipe en Antofagasta probablemente esperando con ansias el día para verlo al fin.
—Todo esto te lo quería decir anoche —agregó Sebastian, como si le estuviera leyendo la mente—, pero las cosas se dieron de otra forma —dijo con cierta vergüenza—. Pensé que anoche sería ideal, que con alcohol en el cuerpo se me iba a hacer más fácil decirte todo, pero no fue así.
Claro, no dijo nada, pero quedó todo bastante claro.
Ambos se quedaron en silencio por un buen rato. La mente de Rubén trabajaba a toda máquina dándole vueltas a todo lo que había pasado entre ambos desde que a Sebastian se le ocurrió darle una primera clase de seducción para conquistar a Macarena en la fiesta de Daniela. Desde entonces sus emociones se habían transformado tanto que ya no las reconocía. Se había asumido para sí mismo como homosexual, y aparentemente ya lo había hecho frente a sus pares; estaba en proceso de superar a su “amor imposible” y estaba comenzando a conocer a alguien que de verdad le interesaba, y quien mostraba real interés en él; y ahora su mejor amigo, su amor imposible, le confesaba después de todo el tiempo, que también tenía sentimientos por él.
Rubén se secó las lágrimas del rostro y dio un largo suspiro. Miro a Sebastian a los ojos, y notó que brillaban con intensidad bajo los anaranjados rayos de sol que entraban por las ventanas del salón.
—No sabes cuánto tiempo deseé que me dijeras que yo te gustaba —comenzó a decirle—. Soñaba con estar contigo, como pareja, que me quisieras como yo te quería, que me amaras como yo te amaba —le dio un poco de vergüenza admitirlo—. Y si bien, no te puedo asegurar que ya no siento lo mismo por ti, no me siento bien haciendo lo que sea contigo, sabiendo que el Felipe está en Antofa, esperándome —Sebastian asintió, bajando la mirada con pena—. Lo de anoche fue el momento que más feliz he sido en mucho tiempo, pero también no he podido dejar de sentir culpa por eso.
—Probablemente Felipe te va a dar la seguridad y la confianza que yo no puedo —aceptó resignado Sebastian—. Te mereces lo mejor, Rubi —le dijo mirándolo a los ojos, con lágrimas en sus ojos aún—. Eres mi mejor amigo, y siempre lo vas a ser. Te amo más que la chucha.
—Ya también te amo —respondió Rubén, acariciándole el rostro a Sebastian, y luego ambos se acercaron al mismo tiempo y se besaron. El último beso.
Rubén sintió un gusto salado en los labios de Sebastian, y no estuvo seguro si eran por sus lágrimas o las de él. Al finalizar el beso se dieron un fuerte y largo abrazo, como si esa fuera su despedida y no se volverían a ver más.
Cuando se separaron, se sonrieron, sabiendo que el amor y respeto que se tenían era más grande que cualquier cosa. Probablemente no estarían juntos sentimentalmente, pero seguirían siendo mejores amigos para siempre.
Se pusieron de pie, sin decir nada, completamente en silencio, y Sebastian puso su brazo sobre los hombros de Rubén, y éste hizo lo mismo.
Salieron de la escuelita y caminaron en dirección a la plaza del poblado salitrero, y el sol proyectaba sus largas sombras hasta el otro extremo del lugar.
—Perdón por haberte evitado todo el día —le dijo Rubén cuando entraron al teatro.
—No importa, Rube —lo calmó Sebastian—. Supongo que necesitabas tiempo para procesar todo. Después de todo, era nuestra primera vez —agregó, tras asegurarse que el lugar estuviera vacío.
Recorrieron juntos las hileras de asientos dispuestos en dos columnas, y se sentaron al borde del escenario.
—Era mi primera vez. Tú no eras virgen, Seba —lo corrigió Rubén, recordándole que hace ya un par de años que había tenido su primera vez.
—Pero ahora era mi primera vez siendo, tu sabes —le recordó Sebastian, sonrojándose.
—Ah bueno, eso sí —coincidió Rubén, y notó en la mirada de Sebastian que recordaba la noche anterior con nostalgia, quizás sabiendo que no se volvería a repetir—. Para ser nuestra primera vez, estuvo bien buena.
—Estuvo rica.
Los dos muchachos se miraron a los ojos por varios segundos, y Rubén pudo jurar que Sebastian quería que tuvieran una segunda experiencia sexual juntos. Y estaba seguro que él habría accedido nuevamente, esta vez en completa sobriedad.
Pero no tuvieron la oportunidad.
Escucharon unos solitarios aplausos retumbar en las paredes del teatro. El corazón de Rubén se detuvo, y miró en todas direcciones buscando de donde provenían. Sebastian tenía el terror plasmado en el rostro, y Rubén pensó que le iba a dar un ataque ahí mismo.
Después de un par de segundos, finalmente Marcelo se asomó por el balcón de la platea. Había estado escuchando su conversación en silencio.
—Así que el par de maricones anda culiando en el paseo de curso —dijo con arrogancia, mientras se sobaba las manos, como intentando decidir de qué manera iba a soltar esa bomba que acababa de descubrir.
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incorrectkarmaland · 5 years
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Moonstruck;
Todo viaje tiene un final;
Ya habían pasado unas semanas desde la confesión de Mangel.
Se les había juzgado, a Mangel y a Fargan, y habían sido condenados a años de cárcel. En su declaración, Mangel se declaró culpable de manera directa, mientras que Fargan no hacía más que sacar al juez Auron de sus casillas.
Lolito, después de terapia intensiva con Auron, consiguió salir del hospital jeriatrico. Aunque intentó colarse en la cárcel varias veces, para liberar a Mangel.
Mientras tanto, Willy disolvió la hermandad oscura, ya que solo quedaban dos miembros. Se dedicó a terminar su casa y a agrandar su ganado. También a esconder varias ilegalidades de Vegetta, por si las encontraba. Incluyendo un reloj mágico o algo por el estilo, el cual Vegetta ya le había intentado destruir varias veces.
Luzu continuó como alcalde, pero acabó con su... Dictadura, por así decirlo. Fue más flexible y también retomó su relación con Auron.
El psicólogo y juez de Karmaland intentó secuestrar más sirenas, y está vez con ayuda de su actual pareja. Pero Vegetta los pilló y les dió una paliza.
Rubius renunció a su puesto como cura, ya que los Dioses sabían que era corrupto. Pero estos, al ver que el chico estaba intentando cambiar, le devolvieron el puesto.
No le duró mucho la fachada de chico bueno hasta que le explotó el jardín a Lolito, quién se intentaba reformar.
Alex estaba a punto de convertirse en mano derecha del alcalde hasta que los dos encarcelados tiraron de la manta, desvelando que Alex era consciente del plan de matar con Vegetta, y aún así le guardó el secreto a su buen amigo Mangel.
Otro a la cárcel.
Vegetta sin embargo, se volcó en recuperar sus relaciones con sus amigos más cercanos.
Pero sobretodo con Rubius.
Tras unos meses de volver a conocerse y recordar absolutamente cada detalle de su anterior amor, crearon uno nuevo, basado en las cenizas del que ya había pasado.
Tuvieron una boda en aquel lago que una vez fue el lugar de la propuesta de matrimonio. Esta vez las hadas también hicieron su aparición, pero lanzando pétalos rojos en el momento del:
— Si quiero.
Los chicos se besaron, lágrimas humedeciendo sus mejillas.
Todos los invitados aplaudieron, incluso Willy. Sabía que Vegetta nunca volvería a ser suyo en... Ese sentido, pero seguían siendo almas gemelas.
A la hora de tirar el ramo, fue Luzu quien lo atrapó. Auron dejó escapar varias carcajadas sonoras, tomándose la coincidencia con humor.
Aunque ese humor desembocó en una proposición de matrimonio semanas después.
Ya había pasado un mes desde la boda de Rubius y Vegetta. Veg decidió ir a la cárcel, quería aclarar un par de cosas con Fargan.
Éste se encontraba en su celda, tarareando una canción y jugando con sus manos. Vegetta lo miraba desde el exterior de los barrotes.
— Fargan.
— Vegetta.
Hubo un silencio arrasador por varios segundos. Fargan lo miró.
— ¿Quieres que te cambie de sitio? Porque a mí me da igual eh.
Vegetta entrelazó sus manos en su torso, calmado.
— Sigo sin entender el porqué.
— ¿Por qué que? — Alzó una ceja Fargan.
— Porque me matastes.
Fargan se llevó las manos a la nuca y se encogió de hombros.
— Yo quería a Willy, pero el te adoraba a ti. Llevaba años odiandote por ello, detestandote. Cada vez que te miraba veía la oportunidad que yo nunca tendría. Y cuando nos descubriste pensé "bingo". Era el momento, si me libraba de ti, habría sido por una causa algo más... Noble. — Esa última palabra la dijo con un tono irónico.
— Willy nunca te querrá.
Fargan suspiró y se apoyó contra la pared que había a su espalda.
— Lo se.
— ¿Os acostasteis? ¿Por eso es?
— Lo hicimos. La noche después de que sacrificase su propia felicidad por ti. Necesitaba un hombro en el que apoyarse, y ahí estaba yo. — Fargan sonrió de manera repugnante.
— Aquel que busca venganza, tiene que escavar dos tumbas, la de su enemigo. — Vegetta se señaló a sí mismo, y después al chico que tenía frente a él. — Y la suya propia.
Fargan rió y dejó de prestarle atención. Entonces Vegetta supo que tenía que salir de allí.
Todo había quedado claro ya. Fargan lo mató por envidia. Mangel, por miedo. Y Alex lo encubrió por proteger a su mejor amigo.
Mangel y Fargan estaban tan centrados en el amor que tenían por los otros dos chicos, que olvidaron por completo el sentido del bien y el mal. Su amor los consumió de tal manera que su alma quedó desgarrada por las garras del mal. No querían más que tenerlos para ellos solos, y eso los llevó a cometer actos atroces.
Actos que Vegetta jamás perdonaría. Sino que aprendería de los errores que sus enemigos cometieron.
Y así pues, la historia de cómo el amor es capaz de cegar hasta a los más serenos. Porque al final del día, todos somos humanos borrachos en la idea de que el amor, y sólo el amor podría cerrar el vacío que todos poseemos.
Pero no es así.
— ¡Hey Vegettita! — cantó Luzu desde la puerta del ayuntamiento. Ahí estaban también Auron y Lolito echando un duelo de miradas y Willy y Rubius riendo por lo bajo y maquinando alguna maldad.
Y aunque los olvidase, Vegetta sabría que siempre los volvería a encontrar.
Fin.
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juegaelgallego · 4 years
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El sonido efervescente de La Casa Azul
Se acabaron los días oscuros sin novedad Se acabó no tener hueco para mi felicidad Se han acabado las excusas, se acabó llorar Se acabó parar el tiempo a lo Peter Pan
La Casa Azul, Triple salto mortal (2007)
Deportivo Español empató sin goles en su visita al sur del conurbano bonaerense. El resultado tiene gusto a poco para las huestes gallegas: el equipo de Márquez hizo el gasto y acumuló méritos para llevarse tres puntos del estadio Francisco Boga. 
La celebración por la victoria en el clásico duró un suspiro. Un rato después de consumado el triunfo, la plantilla se desayunó que la visita a Burzaco se adelantaba un día: el Aprevide desestimó ─con buen tino─ que Brown y San Martín jueguen el mismo día a la misma hora en sus respectivas canchas. La modificación en el fixture implicaba que el local jugaría siete días después de conseguir un empate ante Luján; Español, en cambio, lo haría cuatro días después de la borrachera ante Italiano; como si hubieran programado fecha entre semana. No fue la única mala. El miércoles último, los jugadores que veinticuatro horas antes no habían sido parte del clásico disputaron un amistoso con un combinado de jugadores libres. Tabone, uno de los pocos 9 con los que cuenta el plantel, salió lesionado y quedó descartado por varios partidos. El racconto de complicaciones se coronó con el asalto del que fue víctima Alexander Wachín Fernández el día jueves; al intentar huir, sufrió una distensión en los ligamentos de una de sus rodillas y se perderá un mes de competencia. 
En esas condiciones llegó la escuadra roja a la casa azul. Gonzalo Márquez volvió a sorprender con la formación. Ríos, que había jugado de defensor central titular en Gerli y de volante suplente en el clásico, aparecía en la formación de inicio para hacerlo en reemplazo de Alfenoni. Sotelo se sumaba a la línea de volantes para suplir al suspendido Leguizamón. Y Vázquez hacía lo propio en lugar del asaltado Fernández. La lectura del planteo parecía indicar que el DT restaría la velocidad de los volantes exteriores en pos de aguantar el primer tiempo con la valla en cero, y ver si podía estocar en el segundo o bien rubricar la parda. Sin embargo, no fue eso lo que sucedió sobre el césped del Francisco Boga.
Español desplegó su mejor versión del torneo en la primera etapa. Tuvo presencia, posesión, dominio y jugadas. Hizo pie en el medio, generó las mejores ocasiones y si no se fue arriba en el marcador al descanso fue por la poca eficacia en la definición y la buena actuación del inoxidable “Ruso” Scurnik, arquero azul, que tras un córner en el minuto cuarenta y dos le sacó un cabezazo de gol a Ottaviani que le traerá pesadillas al delantero gallego. 
No ocurrió lo mismo en la segunda mitad. El local se despertó ─en algún momento sucedería─; el partido se hizo más friccionado, comenzaron a llover las amonestaciones y Español ya no pudo imponer su juego y su ritmo. Aunque Jonathan Maza seguía enloqueciendo por la banda derecha ─gran partido del volante visitante, que juega mejor sin el lastre de Leguizamón a su lado─ las jugadas punzantes escasearon y fueron más repartidas. 
El local terminó asediado los últimos diez minutos y, por poco, pidiendo la hora, aunque tuvo la última en el cuarto minuto de adición. Español saboreó el punto agridulce con la grata sensación de haber sido superior pese al poco descanso, en cancha ajena y sobre un césped otra vez pesado por la lluvia. Se fue del Boga habiendo encontrado en Sotelo la compañía de Malbernat; en Ríos, un extraño caso de un neo-volante de auxilio; y en los relevos que se sumaron hoy desde el banco ─Conceicao, Abal─, material para suplir eventualidades como las de esta “semana” post clásico. De yapa, jugadores que venían rindiendo mal ─Hernández, Vocos, Benítez─ insuflaron el estímulo del triunfo agónico sobre el azzurro y mostraron en Burzaco sus mejores versiones desde que visten la casaca roja. Son motivos para que el equipo esté tranquilo y expectante. Y para recordar que esto es largo y recién comienza. 
Primera C 2021 ─ Fecha #3 ─ Estadio Francisco Boga
San Martín (Burzaco) 0 ─ 0 Deportivo Español 
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demadrugadahq · 3 years
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LA MADRUGADA TE ENCONTRARÁ Y SI TIENES SUERTE SERÁ VIVO invitación firmada por stella y julian favre ha llegado a tus manos susurrando promesa de níveo paraíso, no te toma más que un par de segundos deslizando tus dígitos por aquella carta para dejar correr el entusiasmo que enfrasca aquella aventura, ¿qué dices BABBETTE SIGNORET? ¿aceptas dejarte envolver por la madrugada?
AMETISTA, bienvenide a demadrugada, esperamos que disfrutes de la experiencia del grupal. a partir de este momento cuentas con 24 horas para enviarnos la cuenta de tu personaje, de necesitar más tiempo no dudes en enviarnos un mensaje.
data ooc
i.                   seudónimo: ametista
ii.                  zona horaria: gtm-5, méxico
iii.                triggers: zoofilia, non-con, violencia de género, incesto, gore, maltrato infantil.
iv.                ¿leíste las reglas? REMOVIDO
v.                  tu disponibilidad para el rol: 4-6 l-j, 7-10 v-d.
vi.                ¿algo que quieras decirnos o advertirnos? ¿mis intenciones no son buenas? ahre.
data del personaje.
i.                    completa el siguiente párrafo con información básica, no debe hacerse en letra mayúscula.
la víctima ha sido bautizada como babbette signoret, lleva hasta la fecha veintitrés años  respirando y ha sido un desafortunadx elegidx de la universidad lucerna por ser estudiante de artes visuales y artes aplicadas. su acento delata sus raíces, es francesa y nos llama la atención su parecido con nombre madelaine petsch.
ii.                  datos biográficos y curiosidades:
parte uno. bajo las más curiosas circunstancias sus pulmones dieron su primer respiro. una noche lluviosa de abril, una joven mujer, de finas facciones, cabellos rojizos y una mirada azulada, daba a luz en su piso en uno de esos partos asistidos bajo el agua, su mejor amiga sostenía su mano mientras pujaba, ¿el padre? en un país extranjero, ajeno a su paternidad, probablemente había olvidado ya a la joven mujer que encamó en el festival en el que se conocieron. un encuentro fortuito, tan natural como respirar, la conexión había sido inmediata. si las almas gemelas existían, estaba segura que ahí le había encontrado pero así como llegó, se esfumó, dejando en ella una semilla que fue creciendo poco a poco. intentó buscarlo sin éxito alguno, no conocía nada de él salvo su apodo y una fotografía que rescató del festival dónde él aparecía. cuando se percató de su estado se cuestionó de sus planes, crear descendencia aun no estaba en su planes pero si estos se habían adelantado, ¿qué debía hacer? al creer en el destino, decidió continuar con los planes de este. finalmente, con el apoyo de su mejor amiga que era lo más cercano a una hermana, tomó la decisión de cuidarlo, “si no encontramos al padre, tendrá una madre y una tía que la amarán sobre todas las cosas”, profesó la otra mujer. y así fue. La felicidad en aquel hogar era palpable, una familia única, aunque eso despertaba opiniones divididas de quien no lo entendía.  ambas mujeres de la casa amantes del arte de la gastronomía, con sueños de abrir en un futuro no muy lejano su propio lugar, la llegada de la pequeña babi aplazó un poco más los planes. y al final, una de las mujeres no vería culminar ese sueño. con tan solo dos años, dos meses, la pequeña babi quedó huérfana. la realidad era que el cáncer que se llevó a la joven mujer ya era de conocimiento de esta desde hacía un tiempo, ningún tratamiento fue efectivo, finalmente perdió la batalla.
parte dos. dos promesas fueron hechas en el lecho de muerte de la mujer. uno, cuidar de babi, al no tener familia inmediata, la pequeña iba a pasar a custodia del estado, no, no podía perder tanto, así que alexane, su casi hermana y tía de la menor, se quedó con su custodia. no había mucho ahorro para su provenir, pero si un pequeño fondo que sería liberado cuando la menor cumpliera su mayoría de edad, destinado a sus estudios porque esa era la mejor herencia que podía dejarle. dos, en todo ese tiempo, la mujer había dado con un nombre y apellido, con ello podía iniciar la búsqueda del progenitor de la menor, debía entregarle la carta pero si el hombre no se mostraba interesado en conocer a la niña, esta no debía haberse ilusionado. y así fue. poco tiempo después, la búsqueda comenzó y con ello viajaron hasta aquel pequeño pueblo en dónde el romance que duró apenas un par de noches fructiferó nueve meses más tarde, pero no había en espera de encontrar las respuestas de la ascendencia de la niña que entonces ya pasaba los tres años. alexane logró abrir poco después su restaurante propio, bautizándole bajo el mismo nombre del restaurante de su padre cuando era niña. una historia diferente comenzó a trazarse y la niña fue creciendo, una infancia feliz pese a su condición de huérfana, encontró en la mejor amiga de su madre no solo una tía, amiga y confidente, una segunda madre.
parte tres. algunos años más tarde, ya con casi doce años de edad finalmente alexane lo había conseguido, andrew spencer signoret era el nombre del hombre, un respetado abogado litigante, casado por supuesto y con una familia que recién iniciaba. conocer que tenía una hija lo sorprendió, sin duda, pero tras leer la carta y un par de lágrimas deslizarse por su mejilla, contando que la había buscado, lamentándose incluso por no haber hecho más. esa misma tarde, la ya casi adolescente babette conoció a su padre y un lazo comenzó a forjarse. dos años más tarde propuso a alexane vivir con su padre, tras ambos adultos preparar todo, la pequeña se fue a vivir con el hombre y su familia a suiza, en donde le esperaban una madrastra —no del todo desagradable como en las películas— y una media hermana cinco años menor que ella. si bien con alexane era feliz y tenía una familia, tener otra en dónde compartía lazos sanguíneos y podía conocer un poco más de su historia la hizo sentir parte de algo, la hizo sentir completa por lo que decidió tomar el apellido que le correspondía.
parte cuatro. acoplarse no fue del todo sencillo, ya no tenía el restaurante de su madre adoptiva para refugiarse o hacer los deberes tras clases, podía decirse que durante el primer año fue difícil adaptarse, en el restaurante había crecido interactuando con gente diferente todos los días, ayudando con las mesas y aprendiendo recetas en la cocina con alexane; en casa de su padre había quien se encargaba de la comida —y a su gusto no cocinaba tan bien—, por lo que buscó hacer del espacio suyo, sorprendiendo a su nueva familia con sus habilidades culinarias. sin embargo, babi iba a dedicarse a otro arte, inspirada en parte bajo la influencia de la pareja de alexane, un artista. desde muy niña había encontrado su refugio en el dibujo y con el paso de los años perfeccionando su arte, asistiendo siempre a talleres y cursos, y así como por lo que cuando llegó el momento de elegir su camino, no hubo una complicación o contradicción, ella sabía que era lo que quería, la única disyuntiva era si quedarse en suiza o regresar a alemania dónde vivió por años con su madre adoptiva. finalmente la decisión la tomó con base a lo que le ofrecían las universidades, con los fondos universitarios de su madre y el apoyo de su padre, pudo acomodarse en la universidad privilegiada de lucerma.
parte cinco. siempre se destacó por ser una alumna ejemplar, si bien su inteligencia iba más a fin a lo artístico, siempre se defendió en las demás disciplinas, era algo innato en ella. estando acostumbrada a ser la mejor versión de ella misma sin ningún sentido de competencia. si bien contaba con el apoyo económico para costear sus estudios sin problemas, obtuvo un porcentaje de beca debido a su promedio, apenas recompensa por su esfuerzo. desde hace un tiempo ya, tiene un perfil en Instagram en dónde sube su arte. ha encontrado un hobbie en compartir lo que hace y cómo lo hace, logrando iniciar un proyecto que la monetiza. en conjunto con su Instagram, lleva una cuenta de tik tok en dónde sube contenido de su creación sobre arte, especialmente enfocándose en el arte digital, pues si bien la forma de hacer arte tradicional es lo suyo, el arte moderno es parte del presente y debe admitir que más práctico, puede andar con su tableta y lápiz digital a todos lados y apenas ocupa espacio. en el último tiempo se ha especializado en lettering e inspecciona en el concepto de diario digital.
dentro de la universidad siempre se ha destacado por ser una artista, apuntándose desde el primer semestre como asistente de la revista digital de la universidad y con el paso del tiempo, terminó encargándose del diseño creativo, tenía su propia columna creativa en dónde, como proyecto personal, resaltaba a la facultad de arte. ahora con la vicepresidencia ha tenido que dejarlo, pero aun así aquella sección prevalece.
iii.                datos psicológicos:
pos. disciplinada, reservada, apasionada, elocuente, leal. neg. perfeccionista, orgullosa, impaciente, enigmática.
iv.                motivo del viaje: (cupo cuatro) es vicepresidenta del consejo estudiantil de lucerma y una de las más cercanas personas a stella.
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gabbyfluffy · 4 years
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Prefiero mi quidditch sin mortífagos, gracias.
“Yo creo que tampoco ha sido para tanto…” Sigui la miró indignada “Te juro que a veces no sabes apreciar las cosas verdaderamente buenas” Lilo rodó los ojos. Ya estaban otra vez.
“No me digas Poltergeist? Y tu si?” rebatió Liv, y Sigui y ella se fulminaron con la mirada.”Queréis dejarlo ya?!” El partido ya había acabado, y estaban en su cómoda y acogedora tienda de campaña. Sigui y Liv pasaron de ella y siguieron discutiendo a gritos y haciéndose gestos obscenos.
“Mirad, sabéis que? Me voy a la tiendo de los Weasley!” Las dos chicas ni la miraron, y Lilo salió rápidamente. Su madre había salido para coger agua, y su hermana y su mejor amiga parecían estar aprovechando para decirse todo lo que se estaban guardando. Todavía oía sus gritos desde aquí.
“Puedo quedarme un rato aquí? Liv y Sigui se están gritando en mi tienda.” Fred la sonrió y palmeó el asiento a su lado. “Claro, siéntate aquí conmigo”
“Uuuuuu” George les miró moviendo sus cejas de arriba abajo “mira quien están juntitos! Su amor es casi tan grande como el de Ron y Krum!”
“Cállate idiota!” Le gritó Ron desde la mesa. Lilo rio y Fred la echó el brazo sobre los hombros. “Así que te gusta Angelina?” Preguntó ella con la garganta cerrada, y Fred ladeó la cabeza. “Es guapa. Y me cae bien. Y una excelente cazadora, aunque eso ya lo he dicho. También es graciosa, y guapa... creo que eso ya lo había mencionado también. Así que sí, supongo que si.” Lilo asintió. No sabía que más hacer.
De repente, él giró la cabeza hacia la entrada y frunció el ceño. “Los irlandeses se están pasando un poco, no crees?” Lilo escuchó más atentamente. Se oían gritos, algunos pisotones y golpes; los gritos no parecían de felicidad.
“No son los irlandeses.” El señor Weasley entró en la tienda “Un grupo de Mortífagos se ha colado en el estadio. Quedaros aquí, Fred, George, proteger a Ginny.”
“Has visto... Has visto a Sigui?! A mi madre?!” Arthur negó con la cabeza. “No las he visto Lilo, pero seguramente estén en su cabaña. No salgas de aquí, entendido? Fred, George, ocuparos de ella también.” Salió de la campaña y los dejó a todos en un incómodo silencio.
“Tengo que ir a buscarlas... Quedaros aquí, volveré en un seg-“
“No.” Dijeron Fred y George a la vez. 
“El señor Weasley ha dicho que te quedes, Lilo, hazle caso. Aquí te podemos proteger, nos podemos proteger unos a otros” dijo Harry con decisión, pero Lilo sabía lo que tenía que hacer. “Lo siento...” Fred la intento coger el brazo pero ella se escabulló.
Fuera todo era un caos. La gente gritaba, se empujaba y tropezaba, y los Mortífagos habían prendido fuego a varias tiendas; esperaba que estuvieran vacías. Lilo avanzó con dificultad, llamando a su familia y amiga, pero casi ni ella misma se oía sobre el ruido. Oyó a Fred y George llamarla a gritos, pero no se volvió. Ellos estarían seguros en la tienda de campaña.
La gente la daba codazos y la pisaba, con el único objetivo de huir. Pronto, la respiración de Lilo se tornó irregular y ella giraba sobre si misma, desorientada. “Mamá! Angelica! Sigui!” Alguien la piso el pie y ella gruñó “Livvy!” De repente el humo pareció aclararse y vio algo tirado en el suelo... algo con forma de pantera. “L- Mishi!” 
Corrió hacia el animal y se arrodilló. “Viv?” Parpadeó rápidamente para intentar ver mejor, pero el humo y la ceniza no se lo permitían. Finalmente, recurrió a su sentido del tacto y tocó la cosa negra de delante. Casi se desmalla del alivio. Era un trozo de plástico, tal vez un saco de dormir o trozo de tienda de campaña. “Lilo!”
Una paloma blanca manchada por la ceniza se posó al lado suyo. “Sigui!” El animal se transformó en su gemela y las dos se abrazaron fuertemente. “Mamá está en la cabaña a salvo, vamos, debemos volver”
“Y Liv?” Su hermana torció la boca en un gesto de disgusto. “Después de pelearnos salió y no la he encontrado. Transfórmate en halcón y echamos un vistazo por arriba” Lilo sintió ganas de abofetearse. Era metamorfomaga, como su hermana, y podían transformarse en animales, con lo cual habría sido mucho más fácil avanzar entre la muchedumbre. Que tonta era.
Se transformó rápidamente en halcón y echó el vuelo. 
“Creo que es esa” su hermana rozo su ala con sus plumas para llamar su atención. Lilo giró la cabeza y vio a su amiga y a otras dos personas. Descendieron en picado y aterrizaron como humanas. “Lilo! Que tal?”
“Livvy, estamos siendo atacados! Estas bien?”
Ella asintió. “Tenía que coger a Cedric y a Amos. Has visto a Draco?” Lilo rodó los ojos. Ese chico no merecería a su amiga en su vida. Amos murmuro algo sobre lo amable y valiente que era Liv y que Cedric debería pedirle la mano; gracias a dios, solo Lilo lo oyó, pero no hizo ningún comentario. “Hay que volver a nuestra cabaña, vamos!” Gritó Sigui sobre el ruido, tirando de su manga insistentemente. “Livvy?” Ella la cogió la mano y la de Cedric, luego habló con voz temblorosa “No os separéis, vale?” 
La cadena no duró mucho. Una luz verde subió al cielo como un fuego artificial, y explotó en un símbolo que todos conocían. Una serpiente saliendo de la boca de una calavera. La gente se puso aun más histérica y Lilo sintió como la mano de Liv se la escurría. “Lilo!”
“Liv!” Su hermana la dio un tirón y ella perdió definitivamente la mano de su amiga. “Sigui! He perdido a Liv por tu culpa!” Su hermana la miro enfadada. “Mira Lilo, a mi ahora mismo solo me importa nuestra familia! Mamá estará muerta de preocupación, y Liv estará el cuidado de Cedric y Amos. Déjala, la mimarán como siempre!”
“Cual es tu problema con ella?! No te ha hecho nada!” Lilo se soltó de su hermana y la miro con reproche.
“La odio! Es estúpidamente perfecta! Todo el mundo la quiere, es guapa, lista, hasta a Draco le gusta! Rodeada con su familia perfecta, su padre que la mima, sus hermanos que la miman, su madre-“ las dos se callaron mirándose en silencio. “Deberíamos ir con mamá” terminó Sigui. “Deberíamos.”
Entraron en la cabaña, donde su madre estaba haciendo el equipaje. “Nos vamos de aquí.” Masculló, y miró a su alrededor “Lilo, donde está tu amiga?”
“La perdimos. Pero vendrá.” Dijo con decisión.
El ruido de fuera se había calmado, aunque todas seguían tensas y con las varitas a mano. Una sombra se irguió amenazadora sobre la entrada; la cremallera de la tienda empezó a bajar sola, y su madre se colocó delante, apuntando con su varita. 
“No disparéis!” Todas soltaron un suspiro de alivio- era Arthur Weasley. “Arthur! Estáis todos bien?” Su madre se acercó a él preocupada, y el la sonrió con amabilidad. “Tranquila Angelica, todo esta bien. Aunque le dije a tu hija que se quedase en mi tienda, pero obviamente no me escuchó.” Todos la echaron miradas recriminatorias y ella sonrió incómoda.
“Has visto a Livia?” Preguntó Sigui, para sorpresa de su hermana. “Si, esta con Amos y su hijo. Esta bien” Lilo resopló aliviada y se dirigió a ella.
Los destrozos eran terribles, pero creía que no había ningún muerto. Eso es lo que quería creer. Vio a Liv con una manta sobre los hombros acurrucada contra Ced. “Livvy! Estás bien?” Ella la sonrió y se tapo aun más “guay. Tu?”
“Como que- como que guay? No puedes estar guay Liv, eso no tiene sentido, estás bien, estás mal, pero no estás guay! Y si estoy bien gracias”
“Estoy bastante segura que se puede decir guay. No crees Cedric?” El asintió como si fuese lo más obvio del mundo “yo ahora mismo estoy piña”
Liv y Lilo rieron, y alguien se acercó corriendo. “Livvy! Estás bien?!” Draco fue a abrazar a Liv, pero su cara se puso roja cuando vio que estaba abrazada a Cedric. “Hola Cedric.” Dijo secamente y arrugando la nariz con asco. “A ti ni te saludo, imbécil” Lilo se puso las manos en la cadera.
“No quiero tus saludos igualmente, Malfoy”
Todos se quedaron en un tenso silencio que Liv rompió. “Draco, si alguien te pregunta que qué tal estás, puedes responder que estás guay?” El frunció el ceño. “De donde has sacado esta estupidez? Obviamente no se puede. O estás bien, o estás mal.” Su amiga la miro con una ceja arqueada, y Lilo puso los ojos en blanco.
“Liv, puedo hablar contigo?” Draco fulminó con la mirada a Cedric. “Si, claro” nadie se movió. “Ah, te refieres a solas” Liv se levantó y siguió a Draco a una distancia prudente. “De que crees que estarán hablando?” Preguntó Cedric, y Lilo se encogió de hombros. “Ni idea”
Livvy se balanceó incómoda mientras Draco seguía hablando. El paro un segundo y Liv negó vehemente con la cabeza, y el se cruzaba de brazos. “Crees que deberíamos pararles?” Cedric apoyó la barbilla en su mano y resopló, aburrido. “Nah. Vamos a ver hasta donde llegan.”
“No crees que deberíamos pararles ya?” Draco y Liv discutían acaloradamente. “Dales cinco segundos...” ahora se estaban abrazando. Draco había metido la cara en el cuello de Liv y ella le acariciaba el pelo; un señor de pelo largo y blanco, Lucius Malfoy, dio dos toquecitos en el hombro de su hijo. Lilo estaba a punto de morirse de la risa. Nunca había visto un adulto tan incomodo. Draco se despedía de Liv con la mano, y ella volvía hacia ellos con una gran sonrisa.
“Que pasa?” Liv juntó las manos detrás de su espalda “por que me miráis así?” Cedric negó con la cabeza e hizo un comentario sobre Liv y su grado de inteligencia. “Te gusta Draco?” La preguntó Lilo.
“Jo, que pesada! Ya te he dicho un millón de veces que no, solo somos amigos!” Parecía sincera, así que Lilo lo dejo pasar. “Se suponía que tenia que venir a buscarte para llevarte a casa, y mi madre me va a matar por tardar tanto. Venga, despídete rápido.”
“Adiós” Liv abrazo fuertemente a Cedric y le dio un besito en la mejilla “dale saludos a tu padre de mi parte, eh?” El asintió y la dio unas palmaditas en la cabeza. “Te gusta Cedric?”
“Lilo!” .....................................
“Nos veremos en la estación, verdad?” Preguntó Lilo.
“Claro que si tonta! Espero que este año sea tranquilito...”
“Yo también lo espero. Hasta pronto, Spellbody”
Colaboración con @carol-friki-06
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broodpeas · 4 years
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1. En algún artículo se decía que la gripe española duró casi una década en desaparecer casi por completo de los países europeos y EEUU. Ya se cumpió un año (al menos oficialmente) desde el primer caso de covid-19 y me preguntó cuántos años más nos faltan, y qué vendrá. sigo pensando que el fin del mundo ya no se puede entender como un concepto cliché hollywoodizado, sino que es algo a cuenta gotas, ligado a nuestra existencia individual y a nuestra vida en comunidad. hay una canción de jorge drexler, tres mil millones de latidos, que en teoría son la cantidad promedia de latidos que -valga la redundancia- late el corazón de una persona. he pasado ratos largos preguntándome cuántos latidos me quedan. 
2. por alguna razón en las últimas playlists que he hecho se colaron un montón de canciones de la década de 1960 y 1970: the beach boys, stevie wonder, the supremes, fleetwood mac, tina turner....escucharlas me produce más placer que escuchar cualquier otra cosa. en los últimos años me aburrí de tener que pretender que me gustaba X o Y y me decidí a escuchar lo que me gustara, sin culpas. de ahí empecé a escuchar con toda la felicidad del mundo a taylor swift (1989! folklore! reputation!), a beyoncé y a explorar otros artistas y géneros que nunca me había permitido escuchar por pura pena. no sé si esto corresponde con el ser más feliz, pero puedo salir a la calle con música y sin necesidad de cambiar cada 3 segundos la canción porque todo lo que tengo me gusta y siempre cae en el mood para hacer vueltas. 
3. me regalé un juego de sartenes de tramontina. hoy cociné en uno y me hago el pajazo mental que me quedó más deliciosa la comida porque lo hice allí. me pregunto si alguna vez tendré la oportunidad de tener una cocina grande llena de chocoros para cocinar todo lo que se me antoje. me gusta durar horas en pinterest mirando diseños de cocinas que no parece que se usaran para cocinar- no entiendo como alguien mete una alfombra en una cocina, ¿no se les ensucia el piso? ¿la alfombra si aguantará tanta lavada? ¿donde meten los platos? ¿cómo encuentran una taza en un sitio que no tiene muebles y no hay nada a la vista excepto un florero? 
4. resulta que umberto eco escribió un libro sobre como escribir una tesis y ha resultado un ejercicio de lectura que me ha permitido empezar a darle forma a mi tesis- eco parece que hubiera escrito pensando en mi estilo de escritura y mi forma de acercarme a los ensayos: empiece pensando el título que eso lo lleva al problema y te arma solito la estructura. ahora bien, lo complejo es saber si efectivamente todo este proceso inicial lleva a una escritura más fácil, pues eco advierte que si algo no queda bien formulado, no hay poder humano que lo saque a uno de la confusión. he hecho un primer borrador, con un fuerte dolor de cabeza, que hace que las cosas se vean más confusas pero empiezo a sospechar que mi molestia muscular ya es una cosa crónica con la que tengo que trabajar y sobrellevar mientras me sirvan dos neuronas. 
5. terminé star trek: the next generation. el episodio más loco y rebuscado se lo escribieron al cierre de la serie y es increíble verlo sabiendo que el “futuro” de picard no es lo que se escribió en TNG, sino lo que salió en Picard. Fue un final digno de una serie que no sólo hizo un esfuerzo por continuar con un sci-fi espacial bien puesto, empujando los límites de lo absurdo, de la imaginación y del humor; pensando el futuro con utopías y con heroísmo imperialista, y sobretodo con buenas historias que entretienen y divierten. También me vi The Boys in the Band, la película basada en la obra de broadway con un cast abiertamente gay. Es tremenda, sobretodo por zachary quinto y jim parsons, que se merecen nominaciones y premios- es la primera película que me dejo picada para leer el libreto teatral y creo que es muy explícita sobre como la homofobia internalizada destruye la esencia humana e imposibilita cualquier oportunidad de felicidad y comunidad. como nota al pie curiosa, hoy le comentaba a The Guy sobre la película y este sorprendido me dijo que no sabía que la homofobia -como el racismo o el sexismo- pueden ser internos. me agarró fuera de base porque tiendo a olvidar que en estas cosas, The Guy tiene unos fondos y miradas diferentes a las mías. creo que tendré unas conversaciones interesantes con él sobre esto, pero al tiempo, no hay nada más sabroso que saber que alguien te puede contar cosas y tú la tomas con toda la serenidad del mundo, sin juzgar ni correr a criticar. 
 + estoy repitiendo mis episodios favoritos de gilmore girls porque ya me repetí (dos veces seguidas por cierto) mis episodios favoritos de the big bang theory. no sé que veré después de gilmore, aunque tal vez me deje de pendejada y me zampe completa star trek discovery un fin de semana. definitivamente no veré bridgerton en ningún futuro cercano, y si me vuelven las ganas, retomaré buffy. 
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army95sblog · 4 years
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Capitulo 2
Sunshine
La tarde había empezado a oscurecer, en un abrir y cerrar de ojos se había vuelto todo oscuro. La enfermera de turno empezó a llamar a todos a dentro mientras los jóvenes en el patio corrían entrando las sillas y mesas que habían sacado para disfrutar el día. Yoongi los seguía observando divertido desde la ventana hasta que cruzó la mirada con Hoseok.
En ese instante su media sonrisa desapareció intentando descifrar la mirada que el otro joven tenía.
Hoseok sonrió y extendió los brazos invitando al chico a salir a disfrutar de aquel aire que se estaba volviendo frío y húmedo.
—Maldita sea Hoseok.— dijo entre dientes mientras se apresuró a bajar para ir a buscar al castaño, sabía que en sus estado, con las defensas bajas seguro pescaria un resfriado.
Mientras los demás se re acomodaban en el gran salón del lugar Yoongi salió corriendo al patio, aunque nadie lo haya notado.
—¡Jung! ¿Qué diablos haces? Ve a dentro.
—Min, viniste— la sonrisa del castaño se hizo aún más amplia y radiante al ver a su compañero acercarse. —¿No es hermoso? Hace mucho que no llueve. ¡Amo la lluvia!
Yoongi se paró enfrente con los brazos cruzados a punto de regañarle otra vez pero una gota en su mejilla le hizo frenar.
—¿Recuerdas la canción? I Singing in the rain.. —El mayor puso los ojos en blanco mientras se secaba la gota en su mejilla.
—Tonto, si te quedas te enfermaras.
—¿Más?
Hoseok se detuvo en seco dejando caer los brazos empezando a sentir un poco la frustración. —¿Cuánto más enfermo puedo estar Min?.
—Hoseok.. — bajó la mirada ¿Qué sucedió? ¿Qué pasó con esa energía, esa alegría? “yo y mi gran bocota” pensó por un instante hasta que su compañero le tomó de la mano.
—comimos bien esta semana ¿Verdad? Merecemos celebrar bajo la lluvia. —Yoon lo observó casi boquiabierta, era verdad, se había esforzado mucho. Merecían algo de felicidad. Le dedicó una sonrisa como afirmación soltándose del agarre a los segundos para protestar.
—Alla tú Jung, no me gusta mojarme.
—oh no, tú te quedas conmigo.
En ese instante la lluvia se intensificó, sin ser muy brusca mientras Yoongi y Hoseok empezaron a correrse por todo el patio.
Aunque no duró mucho, no tenían la suficiente energía como para sostener eso, sin embargo ambos se encontraban riendo, Hoseok aferrado a su compañero mientras las enfermeras del lugar iban a buscarle con paraguas y mantas para cubrirlos de la lluvia.
Luego de la cena Yoongi volvió al estudio donde la terapeuta le había dejado el cuaderno de pentagramas, lo cogió pero antes de marcharse se quedó observando el piano.
“Singing in the rain” murmuró la canción para luego sentarse y tocar las notas probando el piano.
Si, si se acordaba de la canción, era sencilla, si podía tocarla.
Empezó con las notas centrales de la canción tarariandola. Lo que le volvió a producir una sonrisa.
Se levantó para ir a buscar a Hoseok, después de todo, él había sido quien despertó la idea.
—Jung. —Llamo a la puerta antes de entrar, lo que no se esperaba era encontrarse a la enfermera retirando un paño de la frente de el jóven.
—Min, pasa. Acá tú amigo me estaba diciendo que bailar bajo la lluvia fue idea tuya.
Dijo la enfermera en un tono bromista, todos sabía en el hogar de que Yoongi nunca se le ocurriría una idea así
—Una idea tan disparatada solo puede venir de un Min, se lo dije— agregó el castaño algo apagado de voz pero no de espíritu.
—Y solo un idiota como un Jung le seguiría el juego. — respondí Yoongi acercándose mientras la enfermera se retiraba. — Te dije que te enfermarías.
—Hacia mucho no llovía. —objetó en defensa propia mientras observaba a su compañero sentarse en la silla de su escritorio. — ¿Acaso no te divertiste?.
El mayor no iba a negar aquello pero tampoco iba a responderle, solo se limitó a observar los libros sobre el escritorio. Pero, fue uno de los momentos más alegres desde que había llegado a el hogar.
—Min.. ¿Qué traes ahí?
—¿Hm? ..oh, esto —Enseño el cuaderno que tenía en su mano.— Me lo dió la Sra Kim hoy. Creo que es un premio.
—¿ Y .. le dijiste que en realidad el que se comió esos bocados de más fuí yo?
—¡Cállate! — el mayor golpeó al castaño con el cuaderno mientras esté se hechaba a reír.
—Ok ok, no me golpees, duele..
El castaño intentaba para de reír, ya que le dolía bastante la cabeza.
—Es raro —interrumpio Yoongi a los segundos volviendo a poner el ambiente serio.— se supone que yo también debería estar tirado, o al menos peor que tú.
—Lo mismo le dije a mi metabolismo, pero mira que son caprichosos— intentó animar el castaño mientras se sentaba para tomar el cuaderno de entre las manos de su compañero.
—Idiota ¿Quien comerá por mi mañana? —ambos rieron volviendo a quedar en silencio luego mientras Hoseok hojeaba el cuaderno.
—Eso te pasa por no hacer amigos. —el mayor torció los labios por el comentario— pero tranquilo, seguro para la cena voy a estar bien.
—Tienes que mejorarte para la tarde ¿Recuerdas?
—oh, si, tu amigo.
—Exacto. —Yoongi planeaba al día siguiente presentarle a Jungkook, ya que sus motivaciones las últimas semanas era salir a alguien lado con ambos. Los dos eran importantes para él.
—¿Crees que los mocos le moleste? —Ambos volvieron a reír mientras el mayor le quitaba el cuaderno para volver a golpear— no seas asqueroso— agregó se levantaba para mirar por la ventana.
Tras un momento en silencio el castaño se levantó para mirar a través de la ventana también.
—No creo que la lluvia pare para mañana ¿Crees que vendrá?
Yoongi torció nuevamente los labios al pensar en esa posibilidad pero enseguida enmarcó una sonrisa mirando a su compañero.
—Vendrá, se lo pedí esta vez.
Hoseok se lo quedó mirando bastante sorprendido, no era secreto las veces que Yoongi se sentía mal y terminaba por hechar a su amigo pidiéndole que no volviera.
El castaño volvió a sonreír dejando aquellos pensamientos de lado para volver a ver caer la lluvia por la ventana. —Bien, entonces espero que salga el sol mañana ¡Será un día genial!.
Hoseok siempre tenía energías de sobras, si bien se sentía cansado y adolorido por haberse enfermado al estar bajo la lluvia, se quedó hablando con Yoongi un buen rato hasta que el mayor lo retó y lo dejó descansar, mañana sería un día importante para Yoongi. No sabía el porque tantos nervios, Hoseok se hacía querer al igual que Jungkook, estaba seguro de que se llevarían bien desde un principio, aún así sus nervios y ansiedad para que las horas pasaran no cesaban.
“Kook, tengo tantos nervios y no se por qué.
Solo se que aunque el sol no brille mañana Hoseok se encargará de hacer brillar el día.
Estaremos bien, este será nuestro nuevo comienzo. Espero no arruinar nada”.
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lilietherly · 4 years
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[MiniFic! Victorianlock]
Basado en la película “Sherlock Holmes; Sin pistas”, de 1988.
Relación establecida.
Fluff suave y esponjoso.
(Esta cosita tiene 1490 palabras, así que es muy probable que la alargue un poco y la suba como un OneShot 😚)
* * *
La noche rugía con los gritos agónicos de una tormenta, el viento hacía golpear contra las ventanas hojas, rocas y un llanto aterrador que más de una vez era acompañado por truenos o rayos. Las paredes retumbaban, los vidrios temblaban. En la soledad de la sala, cuando su única compañía eran los oscuros estantes llenos de libros, la mesa de química y el fuego que en ese momento no era suficiente para calentar su alma, se sentía más vacío que nunca.
Ni siquiera contaba con los regaños de la señora Hudson, que se había tomado unas cortas vacaciones muy lejos del aterrador clima actual de Londres. 
Volvió a hundirse bajo la gruesa manta, un rayo más recordándole su soledad tronó contra sus oídos. Aun así, a pesar del aterrador ambiente, Reginald tenía a su miedo enfocado en Watson.
El terco hombre había ido en busca de alguna pista poco antes del inicio de la tormenta, dejando solo a Holmes, matándolo lentamente de preocupación con leves tonos de enojo. ¡Claro! Deja que el tonto se preocupe del genio. Reginald se había jurado no pensar en el hombre egoísta, que no avisaba de su salida hasta tres segundos antes de partir, y seguir con lo suyo el resto de la tarde. Pero su frustración duró solo los primeros minutos de la tormenta. 
Todo un récord, si podía pensar en el lado positivo.
Ahora tenía una pequeña olla con agua al fuego, había preparado mantas y un cambio de ropa, porque no importa qué tan abrigado se fuera, su querido Watson regresaría empapado sí o sí. Un poco más conforme los minutos pasaban. Aumentando casi al mismo ritmo que su preocupación, ¡cómo si la mereciera! No es que el hombre no correspondiera en la misma medida sus tontos emocionales gestos, pero cuando se trataba de los casos Watson lo abandonaba tanto como hacía con su propia persona. Especialmente si tenía el terreno para él solo y no debía fingir ser un simple ayudante.
Así, sin lograr hacerlo comer o dormir adecuadamente, ni detenerlo de fumar como una chimenea en los momentos donde necesitaba más concentración, tampoco podía tomar de él otra cosa que no fuera un simple beso o juntar sus manos en los espacios solitarios. Nunca se había quejado mucho por ello, con lo tonto que era apenas entendía una pequeña parte de todo el misterio y complejidad en su amante, pero aun lo necesitaba y callar al respecto nunca sería algo que pudiera soportar demasiado tiempo.
Antes de pensar en que tal vez ya era hora de traer esa pelea a flote, el sonido de la puerta cerrándose alcanzó sus oídos en medio de un relámpago. Dejó a un lado las toallas entre sus brazos y con mucho cuidado vertió el agua caliente en una pequeña tina, para cuando terminó Watson ya entraba al recibidor. No poseía ninguna clase de oído excepcional, pero aun logró escuchar, antes de que terminara de subir las escaleras, el sonido pesado de los zapatos empapados.
Casi sonríe, un pequeño castigo de la naturaleza por haberlo preocupado tanto.
—¡Reg-! —El detective no le dejó terminar. A penas entró en la sala Reginald cubrió su cabeza con una toalla. Rápidamente le quitó el empapado arábigo, colgándolo cerca del fuego—. Lo siento, no creí que la tormenta... —guardó silencio, Reginald aun no respondía. Seguro que si lo hacía no diría algo amable. Se ocupó entonces de sacar del camino los puños, el cuello y la camisa de Watson, sobre los delgados hombros colocó una toalla más. De inmediato se dirigió a los zapatos, sin embargo, el doctor lo detuvo un segundo antes de inclinarse, sosteniéndolo por las mejillas, sus manos frías y húmedas le hicieron temblar—. Lamento haberte preocupado. —Reginald se deshizo del agarre, hincado retiró los zapatos y los calcetines, todo siendo lanzado cerca de la chimenea, en cuanto terminara los extendería junto al abrigo.
Cuando subió a desabrochar los pantalones, escuchó un nuevo intento de disculpa ser eliminado en un tenue suspiro. Sintió una suave caricia en el cabello al tenerlo finalmente desnudo. Besó su vientre antes de correr por la manta que había calentado, retiró la toalla sobre los hombros y envuelto de la mejor forma, lo arrastró hasta el sofá. Casi se le escapa una sonrisa al escuchar el gemido de Watson al sentir sus pies helados entrando en el agua caliente. Teniendo también lista la tetera, no hizo más que servir un poco del líquido vaporoso y endulzado con miel para dejarlo en la mesita a un lado de su doctor. Mientras él se dedicaba a secarle el cabello, lo miró beber de la tacita hasta la última gota. 
—Gracias, pero es obvio que no merezco tantas indulgencias —susurró Watson desanimado, luego de que su cabello terminara de gotear. Para entonces Reginald lo tenía sobre sus muslos, resguardándolo entre sus brazos, dándole tanto calor como fuera posible. Le gustaba creer que al menos podía protegerlo de un resfriado—.  Sabes que te quiero, ¿verdad, Reggie? Aunque a veces no lo parezca —añadió, recargandose completamente en el hombro de su amante.
—Pude haber ido contigo —dijo, luego de un rato en donde buscaba las palabras correctas. Tal vez no fuera el momento de pelar pero al menos debía dejar en claro su punto—, podría cargar un paraguas —soltó una ligera risa, aunque su intento de chiste no surtió efecto. 
—Sabes que era peligroso, más de dos personas haciendo vigilancia en un lugar tan…
—De acuerdo —le cortó Reginald, sosteniéndolo con un poco más de fuerza—. Solo debes decir que sería un estorbo —haciendo un puchero recargó su mejilla en la cabeza de su Watson, quien esta vez sí sonrió.
—Más una distracción que un estorbo —murmuró Watson en el pecho de Reginald, encogiéndose un poco más dentro de la manta. Repentinamente el calor había aumentado diez veces.
—¿Así de atractivo soy? No lo sabía. —Reginald casi pudo sentir a su doctor rodando los ojos, contrario a lo que debería sentir, eso lo tranquilizó enormemente.
—Sabes a lo que me refiero.
—Soy un tonto, y no puedes cuidarme a mí al mismo tiempo que vigilas, algo como eso, ¿verdad? —Escuchar la risa de Watson fue toda la respuesta, lo que hizo que se sorprendiera aun más al escucharlo hablar de nuevo.
—Cuando estamos en peligro, muchas veces me encuentro enfocado mayormente en qué hacer para salvar tu vida, más de lo que podría ocuparme de la mía, o el caso. —Reginald lo alejó casi de golpe—. ¡Pero qué estás...! —Un rayo iluminó la sala al mismo tiempo que Holmes tocaba la frente de Watson.
—No tienes fiebre —anunció, no estaba su doctor lo suficientemente caliente, aun si las mejillas sonrojadas decían lo contrario.
—¡Claro que no! Idiota, pude haberlo dicho antes —a pesar de sus gruñidos, no intentó apartarse o salir de la gruesa manta. Quiso desviar la mirada, pero resistir a los gestos de sorpresa fue imposible. Menos todavía cuando Reginald lo abrazó de nuevo, aunque esta vez no los devolvió a la posición anterior. Viéndose cargado como un saco de papas, faltó muy poco para evitar un grito de sorpresa—. El sofá era bastante bueno —dijo tranquilamente, empezando a extrañar esa comodidad.
—La cama es mejor, tienes que conservar tu calor mientras bajo por tu cena. No será tan bueno como el estofado de la señora Hudson, pero servirá —decía mientras recostaba a su amado, cubriéndolo con todas las mantas y esponjado las almohadas para usarlas de respaldo. El doctor aun sentía su ritmo acelerado, ser mimado de esa forma siempre conseguía superar sus barreras—. Muy bien, listo, ahora solo hay que...
Watson lo silenció de una vez, había una carga demasiado suave en su pecho que solo crecía de una forma alarmantemente rápida, si no se deshacía de ella pronto las consecuencias serían inimaginables. Por eso, antes de iniciada una verborrea interminable, caótica y romántica de la que luego no sabría cómo escapar, estrelló sus labios contra los de su amante. Al separarse, con la respiración acelerada y la piel erizada por el frío, reunió toda su fuerza para no evitar la mirada de Reginald.
—Todo lo que dije, cada palabra, era en serio —sus mejillas fueron acariciadas. 
—John, aun si intentaras negarlo, hasta yo sé que es cierto —contestó Reggie, sin la menor intención de esconder su felicidad. Le besó de nuevo—. Hoy a hecho un gran avance, mi querido compañero. —Antes de obtener alguna respuesta, volvió a su boca—. ¿Qué opinas de… retrasar la cena? —preguntó entre besos, cada vez más encima del doctor, su tono coqueto y descarado.
—Cierra la puerta —ordenó entre besos, Reginald no tardó un segundo en obedecer. 
Amaba cuando las peleas se evitaban y llegaban directo al punto de la reconciliación. En medio de esa noche estruendosa, no podría pedir una mejor manera para sentir que realmente podía hacer algo por su amado. Mientras estuviera entre sus brazos, le haría olvidar la tormenta.
(¡Kyaaaa! Lo siento, lo sientoooo, sé que muchos de mis trabajos son básicamente para complacer mi necesidad de fluff, pero de todas las versiones Johnlock, son estos dos los que más adorables se me antojan 😍😍😍)
(¡Muchas gracias por leer! Perdón por las fallas ortográficas, las corregiré cuanto antes. ¡Te amo! 😘 Ciao ❤️💕💞✨)
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jhonsebastian17 · 4 years
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¡BIENVENIDOS!
Mi nombre es Sebastian Riaño, a partir de la creación de este blog deseo presentar el proceso, a traves de un proyecto etnográfico que tiene como nombre “la recuperación de la memoria visual, familiar y colectiva desde los adultos mayores”, por lo tanto, este proyecto está orientado hacia la vida de mi abuela, además, se resaltará que a pesar de una vida con obsaculos y vivencias negativas, una persona puede sacar lo mejor de si misma, superarse y demostrar que el perdon y  un corazón puro, siempre podrá opacar el odio y las malas experiencias de vida. 
INFANCIA Y ADOLESCENCIA
Para contextualizar un poco sobre su vida, Rosa Elena Amortegui de Forero, nació el 26 de Mayo de 1947, en el municipio de Tenjo, en el departamento de Cundinamarca.
Su niñez la vivió en una vereda, Poveda número dos, junto a su madre Carmen Amortegui, sus hermanos, Jose Ignacio, Lilia, Cecilia y Maruja, su padrastro Alejandro, una persona tosca y por ultimo, su abuelo Marcos, quien fue quien se tomó la responsabilidad de criarla como a su propia hija.
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La casa en donde vivian era muy pequeña y humilde, estaba fabricada con adobe en las paredes y paja en el techo, poseía dos habitaciones, una cocina con una estufa de leña, dos taburetes (dos troncos de madera  y una tabla) y un platón de metal para lavar la  loza, la cual era de plastico y las cucharas de madera.
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No poseían servicios vitales como agua y luz,  tampoco poseían baño, por lo tanto, las necesidades las realizaban en el campo abierto, además, debían atravesar “potreros” muy extensos para recoger agua de unos pozos naturales.
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Su mamá Carmen y su padrastro Alejandro, dormian en camas separadas, ya que, era costumbre en esa epoca y también por conflictos intrafamilaires entre ellos dos. 
Ellos dos no solo vivían de rastrojear alimentos como papa, arveja, zanahoria, entre otros, sino tambien, criaban cerdos y gallinas, los cuales vendían en el pueblo más cercano, el cual era chía.
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ESTUDIO Y PRIMER TRABAJO EN SU INFANCIA
Mi abuela Rosa era una niña muy inteligente y disciplinada, pero por cuestiones económicas, solo pudo cursar hasta segundo de primaria, sin la posibilidad de continuar con sus estudios. Su primer trabajo lo ejecutó a la corta edad de 10 años, en una casa de familia ubicada en Teusaquillo, cumplia labores como tender las camas, limpiar el polvo y oficios varios, sin embargo, su alimentación era muy escasa, incluso lo unico que podia comer de su trabajo eran los alimentos sobrantes de la cena de sus patrones. 
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¡SUCESOS Y MARCAS INOLVIDABLES! 
ALIMENTACIÓN Y PRIMERA COMUNIÓN:
Respecto a su alimentación, era minima, sin embargo, existía una empresa llamada “Club de Leones”, la cual le proporcionaba mercados a la población mas pobre, sin embargo, aquel alimento no siempre les alcanzaba, se agotaba, además debían utilizar técnicas rusticas para poder preservar sus alimentos ya que no poseían algún electrodoméstico. 
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Por otro lado, cuando habla de su primera comunión, sus ojos se cristalizan y empizan a caer sus lagrimas, fue un suceso muy triste y doloroso, debido a personas sin corazón, sin sentimientos, de esas que solo gozan del dolor y sufrimiento ajeno, aquellas que prefieren lo material por encima de la felicidad. 
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ABANDONO DE SU HERMANO MÁS PRECIADO E INCERTIDUMBRE DE LA NAVIDAD: 
Su hermano José Ignacio, a la temprana edad de 15 años, abandono a mi abuela y a su familia, mi abuela era muy pequeña y posee vagos recuedos de ese tiempo, sin embargo, 40 años despues, su hermano reapareció en sus vidas, además, relata que nunca tuvo una navidad en toda su infancia, ya que eran una familia de escazos recursos.
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MUERTE DE SU ABUELO MARCOS: 
Mi abuela, con nostalgia, habla de la muerte de su abuelo, el cual fue como su padre y uno de los seres más importantes para ella, ya que fue quien siempre la cuido y ayudó en los momentos más críticos de su vida. 
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MUERTE DE SU HERMANO: 
Entre lagrimas relata la partida de su hermano, fue uno de los sucesos que más impacto en su vida, a pesar de conocerlo muchos años despues, el sentimiento y apego que ella tenía sobre el, era demasiado grande, puesto que, al momento de reencontrarse con el, le dio todo su amor y disposición para crear un lazo inquebrantable de hermandad. 
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VIRTUDES
PESE A SU VIDA, MI ABUELA ES UNA MUJER INCREIBLE Y LLENA DE AMOR.
Rosa, mujer de piel trigueña, baja estatura, cabello color castaño claro, ojos color miel y una sonrisa incomparable, además, es una mujer que cree mucho en Dios, le gusta la iglesia y es muy devota a la Virgen, le encanta tejer y hacer manualidades, sobre todo para la época navideña, ama las plantas, sus favoritas son las orquídeas y ama las aves.
Posee una personalidad muy noble, es una mujer tranquila, sencilla, dedicada al hogar, colaboradora y con un enorme corazón.
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¡MIS ABUELOS!
En una tarde, hablando con mis abuelos y mi madre, antes de un buen chocolate caliente, aproveché para grabar la conversación ya que tocamos ese tema, además, mi abuelo fue quien se encargó de relatar dicha historia, hubo momentos conmovedores, de risa e incluso de picardía.
¿CÓMO SE CONOCIERON? TIEMPO Y MATRIMONIO
Se conocieron en la vereda Poveda número 2, ya que los dos se criaron allí, mi abuelo era amigo de Marcos y lo iba a visitar a su casa cuando se encontraba muy enfermo, hasta que un día, luego de un buen tinto, se dispuso a lavar su pocillo, a la vez, mi abuela entró a la cocina y tuvo un acto de coquetería tomando su mano, desde ese momento comenzaron a conocerse aún más, ya que, como vivían en la misma vereda se distinguían, tiempo después formalizaron su noviazgo.
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Luego de un año aproximadamente de relación, mi abuelo le propuso matrimonio a mi abuela, de una manera muy casual, sin tanto adorno o romanticismo y tiempo después procedieron a casarse, la boda se llevó a cabo en la iglesia de Tenjo un ocho de diciembre, a las once de la mañana, un día que no olvidará
VIVIENDAS Y TRABAJO
Luego de su boda, se fueron a vivir donde la madre de mi abuelo, sin embargo, solo duraron tres meses allí, posteriormente, mis abuelos consiguieron vivienda a cambio de trabajo, el cual fue ofrecido por “Don Puno”, además, mi abuelo manejaba el tractor de su patrón y mi abuela se encargaba de ordeñar las vacas y realizar oficios varios, lastimosamente esto no duró mucho tiempo debido a un error de mi abuelo en el cuidado de una vaca, al realizar mal un proceso con el animal, algo salió mal y murió, por lo tanto su patrón los despidió y se mudaron de nuevo donde la madre de mi abuela, además mi abuela tenía ocho meses de embarazo de su primera hija de tres Janeth Patricia, mi tía.
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¡LA PROPUESTA!
Tan solo cuatro meses después, mi tía Patricia nació y un día inesperado, mi abuelo se encontró con un conocido, Bernardo Avellaneda, un hombre muy adinerado, quien le hizo una propuesta de trabajo muy llamativa, sin embargo, el trabajo era en Villeta para manejar una finca y mis abuelos no sabían trabajar esas tierras, ya que, ese lugar presenta un clima cálido y ellos solo tenían experiencia en labores campesinas.
Días antes de emprender su viaje, en aquella finca, una quinta muy hermosa, desafortunadamente la guerrilla asesinó a cinco trabajadores y en consecuencia de esto, la dueña decidió vender ese terreno, pero no permitió que mis abuelos se devolvieran sin darles trabajo, así que les propuso manejar la portería de un edificio que tenía en Bogotá, exactamente en la calle 85 con carrera 19, lugar en el cual duraron 18 meses.
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¡LUZ EN EL CAMINO! - ¡LLEGADA A BOGOTÁ!
Una vez en Bogotá, mi abuela era quien trabajaba en aquel edifico, en la portería, recogiendo periódico y atendiendo necesidades de los residentes, mientras que mi abuelo aún no conseguía un trabajo para él, sin embargo, logró conseguir algunos trabajos por temporadas, pero duraba muy poco tiempo en estos, como en estaciones de gasolina y en la empresa Gamesa, la cual era de papelería, hasta que un día, a ese edificio, llegó una pareja de recién casados, los cuales eran Beatriz Betancur, la hija del ex-presidente Belisario Betancur y Luis Fernando Gaviria, hijo de los dueños de la gran empresa Gaseosas Lux, a raíz de su llegada, mi abuela se encargó de atenderlos muy bien y brindarles su ayuda en todo lo que pudiera, en cualquier tipo de oficio, además, mi abuelo lavaba su automóvil, ya que, con ese dinero lograban subsistir y cubrir sus necesidades, en consecuencia de esto, se lograron ganar su cariño y este hombre, Fernando Gaviria, gerente de Gaseosas Lux, le ofreció trabajo a mi abuelo para que así pudiera salir adelante y mejorar su calidad de vida.
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LLEGADA AL BARRIO MINUTO DE DIOS
¡COMPRA DE CASA, META ALCANZADA!
Un día como cualquier otro en casa, me dispongo a cenar con mi familia, mi madre es cómplice en las entrevistas, empezamos a dialogar esta vez sobre su llegada al barrio Minuto de Dios, mi abuelo se encarga del relato, entre risas y una cena deliciosa, se evidencia felicidad en sus rostros mientras se lleva la charla.
Mientras que mi abuelo Carlos trabajó en la empresa Gaseosas Lux durante siete años, mi abuela Rosa era ama de casa, se encargaba de cuidar a sus tres hijas, durante este tiempo vivieron en arriendo en varias casas, la última y más significativa fue en el barrio Tunjuelito, casa que lograron comprar con un préstamo hipotecario, a pesar del esfuerzo y las deudas que esto presentó, lograron quedar al día respecto al dinero, sin embargo, esta casa la vendieron, debido a querer salir de aquel barrio que era muy peligroso en esa época.
Una vez vendieron aquella casa, encontraron en el barrio Minuto de Dios una casa en remate, la cual compraron inmediatamente, sin pensarlo mucho, ademas, hoy en día, la casa que compraron, se encuentra remodelada, con 22 años de estadía, se puede decir que fue la casa con la que soñaron desde que salieron de aquella vereda, y también, cumplieron sus metas con un esfuerzo gigante, bendecidos y agradecidos con Dios y la vida por todo lo que lograron.
#A
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cuentocortina · 4 years
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Alsina
El amarillento otoño había coloreado la calle Alsina. Ese color tan calido como vivo de la muerte de las hojas solo contrastaba con las frías tonalidades de las camperas y abrigos de todo tipo de tela. A mí siempre me gusto recorrer el barrio con el cielo encapotado, trataba de caminar la vereda para encontrar a esa mujer que me cosiera el dobladillo de mi pantalón y me calentara los pies de invierno. Es esencial conseguir compañía para pasar agosto. Con mi cigarro como lazarillo buscaba, entre faroles, esquinas y carteles, a mi esposa. Ella es de facciones aniñadas, suaves y de piel clara, como las volutas de la pitada posterior al scotch nocturno y solitario. Increíblemente bella. Nunca había sentido un amor tan intenso. Y sólo duró una mirada de complicidad e ingenuidad de dos segundos y cincuenta centímetros. Nunca pensé que los tatuajes serían tan peligrosos, y más cuando se escriben debajo de las pupilas, debajo de las uñas o en el sexo frente al espejo del living-comedor. ¿Y por qué llamarla mi esposa y no llamarla mi mujer, mi chica, mi amante o una mujer hermosa sin posesivos? Porque esposa es la palabra justa como un password del que depende tu almuerzo y tu cena. No me puedo liberar de su mirada, de su paso y movimiento de manos. Estoy preso de su piloto sin botones que gracias al viento realizó un gesto de invitación y bienvenida para ingresar a un mundo de sábanas y sudor para despertarse de una noche en donde sólo nosotros dos podríamos sobrevivir a terrible sofocamiento. Pasaron horas de suspensión en la nada, aunque estaba sentado en el sillón que daba a la calle Alsina. Pasaron días de desesperación y meses de desesperanza. Hasta que llegué a agosto del año siguiente al encuentro cara a cara con el amor y la locura penitenciaria de jaula de león. La obsesión se había convertido en nombre y apellido en mi documento facial, y únicamente algunos amigos me invitaban alguna vez a tomar el vermut en el bar del vasco Fermín Etxeberría. Sentía que no existía nada peor que la sensación de vacío, de la falta de objetivo y de meta. Por lo que la desesperada búsqueda provocaba en el fondo de mí, teniendo que pasar entre laberintos de valium y ríos de clonazepán, un cierto tesoro de felicidad. Pero en este mes, el viento frío y el aguanieve empezaron a caer del cielo cubierto de nubes opacas que, a diferencia de otros inviernos, ya no me gustaba. La comida no sabía rica, el aire estaba viciado aunque las flores cubrieran mi balcón, y sólo esperaba la noche para sedarme en mi cama de colchón gastadísimo de espaldadazos. Todas las sensaciones juntas eran provocadas por mi cuerpo, por tripas u órganos, algo de eso era el causante, pero no lo conocía, no podía fijarme como me lo he hecho varias veces en mi autoservicio mental de paranoias y obsesiones. Nunca caminé tantas cuadras, como patiné esa tarde de odio y pavor!. Kilómetros de sed, de cansancio y bronca, que seguramente se reflejaba en mis ojos miel de solterón, alcohólico y mal llevados años de Particulares de veinte. Y si, así fue, seguramente los pasajeros de la vereda han perdido un poco de felicidad y ganas de vivir al observar la cara de desagrado que regalaba. Vivo en adrogué, y por lo que caminé, esperaba ver algunas embarcaciones del Tigre o alguna agencia lujosa de automóviles importados sobre la frivolidad del Libertador. Pero no, fueron sólo diez cuadras. Encontré la puerta de persiana americana y marco verde ingles de Amenedo al 1500. La sala de espera es terrible, imposible de soportar, no hace falta contar más. El doctor Mirancz buscó en el cajón del escritorio de su geométrico consultorio los resultados de mis exámenes. Los encontró. A mi padre no le gustaba nombrar esa palabra, esa enfermedad. Que paradoja que su hijo se la haya comprado por cuatro pesos diarios. Los grandes recursos de este padecer estaban loteando mi integridad y mis ganas. Fue en ese momento cuando valoré mi obsesión y mi búsqueda de mi bella amada, de esa mirada, de ese flamear, de esa desaparecida y complicadísima esposa, como un mileurista en un crucero por la f
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hercridamai · 4 years
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La verdad (un relato que escribí el otro día).
A mi parecer todo comenzó aquel día, sin embargo, me veo obligado a contar lo que me llevó a eso que no puedo nombrar de otra forma más que como «el día que vi la verdad». Todos estos años me he esforzado en ser un individuo funcional, he seguido las reglas sociales que se deben seguir para vivir esta vida, estudié diecisiete años de mi vida, estudié una carrera universitaria durante cinco años y medio, traté de ser buena persona y he trabajado durante siete años, he tratado de amar todo lo que pude y todo lo que podía dar, he intentado darlo, jamás pedí demasiado a la vida más que un poco de felicidad. Un poco de satisfacción por hacer tantas cosas, tal y como todos lo esperaban de mí, un poco de júbilo al lograr las cosas que quise proponerme. Y en todas las ocasiones que pude atisbar un poco de la única recompensa que puedes esperar de esta vida, en todas y cada una me aferré con garras para llegar hasta donde me encuentro este momento; aquí donde estoy cumpliendo treinta años y donde no puedo decir con ninguna seguridad que haya sido feliz en algún momento de mi vida.
He gastado tanto tiempo pensando en por qué esto debía ser así, y nunca pensé que el problema podría no estar en mí. Benditos los malditos que pueden tener felicidad, los envidio profusamente por la ignorancia al sufrimiento que llevamos tantas personas, por esta razón siempre concluí que el problema estaba en mí, que debían ser las hormonas de mi cuerpo, que debían trabajar más, que debía seguir buscando a la persona correcta, que cuando comprase más cosas me sentiría mejor, o que cuando tuviese más dinero estaría tranquilo. He malgastado tanto tiempo tratando de vivir esta vida, y pese a todo, no he tenido el valor de acabar con ella, porque con todo esto, lo único que he decidido hacer es seguir. Seguir intentando trabajar, seguir intentando amar, divertirme, alegrarme, sonreír, disfrutar, sentir orgullo, y seguir intentando vivir. Nunca pude encontrar esa fórmula o esas reglas que hacía que pudiese disfrutar de todo esto que estaba intentando, y al menos aquí, creo que nunca nadie lo conseguirá, la gente simplemente sigue caminando sin importarles por qué caminan. Algunos son felices caminando, y otros simplemente somos incapaces de ello. Pocas son las cosas que puedo hacer al respecto, y es así como terminé aferrándome a probar cada estímulo, como para diluir todo lo que se podía de mi juventud. Cuando decides algo así, son pocas las vueltas que puedes dar antes de toparte con drogas, así es como a los dieciséis probé la marihuana, a los dieciocho fueron los hongos, a los veinte inhalé coca por primera vez en una fiesta, el mismo año fumé metanfetamina en un parking a las dos de la madrugada, a los veintidós intenté el crack y probé mi primera dosis de ácido, a los veinticuatro descubrí el DMT y MDMA, y ese mismo año casi muero por la heroína, en los años siguientes hasta los veintisiete he lidiado con una fuerte adicción a ciertos antidepresivos. Y aunque ninguna me ha hecho feliz en ningún momento, nunca pude soltarme del tabaco. No me he apresurado por dejarlo, en realidad, hace tiempo que tengo claro que una larga vida no es algo a lo que deba aspirar. Si las cosas siguiesen así no tendría ningún problema en seguir mi vida tal y como la he llevado hasta ahora.
Así es como hace cuatro meses mi amigo Mikel vino a mí con esta idea tan estúpida como la de probar esta droga, de la que no sé su nombre real y tampoco de qué está hecha, lo único que puedo describir es su aspecto, el de un cristal opaco y brillante, con tamaños de entre diez y quince milímetros, refractaba la luz de una forma que no podría decir cuál era su color, pero sé que se veía como una piedra preciosa, el sueño de cualquier drogadicto. El nombre por el que la llamaban era «Kristina», no sé si por su aspecto o como referencia bíblica. Tampoco sabíamos muy bien sus efectos, lo único que teníamos era la promesa del mejor y también más arriesgado viaje que tendríamos en nuestras vidas, Mikel, de las pocas relaciones que había conservado en lo que hasta ese momento había sido mi miserable vida, no dudó ningún momento. Estaba emocionado y yo mismo pude sentirme ligeramente contagiado de aquella emoción; así que ese día en la sala de su casa, tomamos los cristales y los pusimos en la pipa de metanfetamina, Mikel fue primero, aspiró humo tres veces y luego cayó desplomado con una sonrisa en su rostro, con los ojos fijos en un lugar que no existía, y siendo incapaz de vocalizar ninguna palabra ni de entender ninguna cosa que yo le dijese. A continuación, tomé la pipa y di tantas aspiraciones como me fueron posible, no podría decir cuál fue el número, pero puedo decir que mi intensión estaba en que fuesen más que mi amigo yaciente al lado mío.
Me arrepiento de lo que fue de mi querido amigo Mikel, quien había estado acompañándome desde el segundo año de secundaria. Me arrepiento de tal vez haber hecho que mi miseria lo haya llevado en caminos que moldearon su propio sufrimiento, puesto que para que yo pudiera ver aquello que tenía que ver; tuvo que morir con sufrimiento un amigo en la sala de su propia casa, con su pobre gato siamés observándolo desangrarse por la nariz, por los ojos y por los oídos. Sin embargo, no me arrepiento en absoluto de haber conocido a «Kristina» y a pesar de lo que haya tenido que pasar, agradezco que Mikel haya podido escapar de toda esta miseria que provocamos. Puesto que el que yo haya podido ver lo que debía ver en ese viaje de veintiséis horas, significó todo lo que he estado buscando durante estos treinta años. Pagué un gran precio, una gran voluntad, un montón de tiempo y hasta a un amigo para que yo pudiese tener la final y absoluta certeza de lo que significaba mi existencia, la verdadera conclusión de que todo lo que he estado sufriendo hasta ahora no tenía ninguna importancia, ni significado; de la gran mentira que llevamos viviendo desde que tenemos aquello que nos atrevemos a llamar conciencia. La total certidumbre de que estamos todos atrapados viviendo una vida irreal, una vida vacía y sin significado, sin propósito ni dirección, con la única noción de que estamos vivos y de que existimos, la gran falacia. En aquel viaje pude ver cuán estúpido somos nosotros los seres humanos, cuán cegados estamos y cuán cómodos estamos viviendo en la ignorancia todo el tiempo. Lo vemos en todos lados cuando las personas se refugian en la idea de un dios, lo vi en mí mismo, cuando viví en la comodidad de pensar que solo existía esta vida y nada más. Jamás tuve tanta persuasión de algo, y jamás me sentí tan feliz de saber algo, es por eso que agradezco tanto el final que mi amigo Mikel pudo tener, él no solamente conocía esta gran verdad, sino que pudo entrar en ella. Pudo gozar de lo que está más adelante de todas las existencias humanas, de lo que hemos llamado de manera errónea como «más allá», puesto que esto trasciende todas estas pequeñas ideas que ha podido tener nuestra humanidad. Algunos han rozado esta noción, algunos han profundizado hasta donde sus mentes les han permitido, pero estoy seguro de que jamás pudieron haber visto lo que Mikel y yo hemos visto, jamás habrán podido constatar con sus memorias esa evidencia de la que Mikel y yo hemos sido testigos.
Desperté en ese hospital, todavía en esta vida. Mi amigo me había dejado tres días después con lo que yo sabía que sería mi propósito de ahora en adelante, intentar mostrar esta verdad que solamente yo era consciente, a todo aquel que quisiera conocerla, a todo aquel que la necesitase, y a todo aquel que debía saberla. Así, dos días después de aquel viaje, cuando hube recuperado mi capacidad de hablar, le dije a mi padre quien había llegado a acompañar mi cuerpo durante el tiempo que duró toda la experiencia en el hospital, que debía darle una explicación, las razones por las que en una segunda ocasión y por una causa parecida, había terminado en aquél lugar, todavía no era momento de convencerlo de lo más difícil, me limité a asegurarle que estaría bien de ahora en adelante, de que de hecho me sentía mejor que nunca, y de que pronto él también se convencería como yo. Sabía las palabras que debía usar con aquel hombre, y también sabía que él no me dejaría cumplir con mi misión hasta que estuviera seguro de que no haría algo que su pobre mente consideraría una locura. Así que él decidió acompañarme en casa durante los siguientes días; yo me conformé con ver partidos de fútbol con él, con hablar sobre lo mal que se sentiría mamá al respecto, con cocinar algunas veces comida un día ensalada y otra carne, oh, maldita sea, qué bien sabe la carne, y qué poco es todo esto comparado a lo que ofrece la verdad.
Al quinto día visitamos la tumba de Mikel, su madre y sus hermanas habían dejado arreglos florales, sentí que de alguna forma podía ver y sentir el rastro de su dolor, conocía a aquellas personas y sabía la importancia de Mikel hacia ellas, también sentí pena por su ignorancia, porque no sabían el gozo del que Mikel era parte ahora, por esa razón me negué a soltar una lágrima, ni siquiera para guardar apariencias ante mi padre. Pusimos un arreglo floral a su nombre, mi padre discursó un amago de oración y fuimos a comer a la estación de trenes, así pues, medianamente convencido de mi estabilidad mental y emocional, mi anciano padre marchó hacia su casa a dos horas de allí, para reportar los hechos a mi hermano y mi hermana, pronto los vería. Así yo me dispuse a encaminarme hacia la casa de mi amigo Mikel, el cumplimiento de mi ahora único deber, había comenzado. Conduje quince minutos como lo hice aquel día, bajé la velocidad y observé alrededor de su edificio, cuando estuve seguro bajé y fui con normalidad hasta su puerta, entré con mi llave; y por suerte, por la suerte que puede y debe tener una persona con un objetivo tan importante como el que tengo ahora, encontré su sala a medio limpiar, la sangre había sido esparcida en un intento de desaparecerla, habían varias bolsas negras abiertas distribuidas por la sala y la cocina, busqué en la más cercana a lo sucedido y ahí encontré a «Kristina», aún quedaban ocho pequeñas piedras preciosas con las que cumpliría mi objetivo, solo habíamos usado una, las admiré un rato y las guardé en mi bolsillo del pantalón; me disponía a salir cuando escuché el sollozo de la hermana de Mikel viniendo desde el baño, regresé y antes de acercarme avisé de mi presencia. Cuando la miré, tenía una cara de furia ahogada e irritada de la que salían muchas lágrimas y flujo nasal, así que entendí que obviamente deberían estar odiándome en aquellos momentos, no solo porque creerían que todo aquello era mi culpa, sino porque este cuerpo y mi mente aún están aquí, y el cuerpo de Mikel yace enterrado y su mente en un estado que ellas no entenderían, así que decidí intentar calmarla directamente.
—¿Sabes que yo no lo obligué a nada, cierto? ¿Sabes que en todo caso yo me limité acompañarlo en este y en muchos viajes que necesitamos hacer juntos en el pasado? —Dije, con intención de aplacar su odio. Ella soltó un llanto y me abrazó, cuando se encontró un poco más calmada proseguí—He venido con intenciones de redimir mi propia culpa, llevándome a Olatz y cuidar del pobre animal como Mikel hubiese querido. Si ustedes sus familiares tienen el perdón de permitírmelo, claro está. —
Ella lloró otro largo rato entre mis brazos y finalmente se apartó, me comentó cómo me odiaba su familia en estos momentos mientras fumamos un cigarrillo, y a pesar de eso, ella estuvo de acuerdo con mi excusa; llamó al gato para meterlo en la jaula y me lo entregó, me pidió que me marchase para poder continuar con lo que había intentado cumplir hace dos días, y yo me despedí con un —Adiós Marie, pronto estaremos con Mikel—y yo me marché a cumplir con lo mío.
Llegué a casa ya habiendo anochecido, coloqué al gato aún dentro de su jaula y saqué a «Kristina» de mi bolsillo, la puse en medio de la mesa del comedor y volví a observarla, sentí una pequeña tentación de experimentarla de nuevo, como si de una droga común se tratase, sin embargo, yo ya no tenía ninguna duda qué aplacar, aquello debía servir para mi propósito. Así que, teniendo mis cartas sobre la mesa, decidí trazar mi plan de la forma en que debía hacerse, mi existencia en este plano es irrelevante y mi poder es limitado, así que debía decidir a qué personas iba a mostrarles la verdad, y cómo iba a hacerlo, también necesitaba las fuerzas para ello y necesitaba probarme de que era capaz de llevar todo a cabo de la forma correcta. Tomé un cuchillo y saqué a Olatz de la jaula, seguidamente corté su cuello y separé su cabeza de su cuerpo sin darle tiempo a expresar ningún maullido, Olatz debía estar junto a Mikel y la poca complejidad de la existencia de un animal no trascendía por encima de la verdad, la verdad está sobre todo. Durante un momento hubo un desliz en mi corazón, sentí como mi latino tambaleó. Pero mi primera prueba había sido superada.  Habiéndome recuperado rápidamente, lavé el cuchillo y lo coloqué de nuevo en las gavetas, luego deseché el cuerpo de Olatz en la basura.
Los primeros en la lista serían las personas que me importaban, mi padre Albert y mis hermanos Noel y Sheila, mi otro amigo cercano, Paul. En este segundo lugar podría estar ocupado por mi antigua amada, pero las adversidades de la vida la habían puesto muy fuera del alcance de mi propósito, quise haber estado con ella para siempre, en la verdad, pero mi antigua vida, mi antigua persona, había hecho alejarse a muchas personas, y aunque a los ojos de todos no fui una mala persona, lo cierto es que no fui capaz de hacerlos sentir cómodos conmigo para siempre, así es como se habrá sentido mi madre conmigo. El tercer lugar lo ocuparía Marie, y si podía convencerle, entonces también su hermana. Así mismo, con esta lista, procedí a organizar una cena familiar con motivo de mi cumpleaños número treinta, la más difícil de convencer de mi familia fue Sheila, puesto que ella debía de movilizar a su familia, su esposo y sus dos hijos, con todo esto, la impresión que debe dejar en una persona al casi perder la vida, y perder a su amigo en la misma ocasión, causó bastante lástima e impresión en Sheila, además de una razón válida para venir entonces a mi cena. No pude convencer a la otra hermana de Mikel, y aunque no le agradó la idea al principio, Marie aceptó venir, no obstante, habiendo llegado la fecha un mes después, se encontraban en mi en mi mesa, mi padre, Paul, Sheila, su esposo Bartolomé y sus dos hijos y Noel por orden de llegada respectivamente, sentí inquietud por la pobre existencia de Marie, y rogué porque viniese de todas maneras, sentía la necesidad de salvarla a ella también.  
Serví un pollo al horno en salsa de hongos y patatas, también al horno; mi hermana Sheila dirigía la conversación. Para cuando serví los platos y nos sentamos todos alrededor de la mesa, Noel interrumpió para hacer una oración y dar gracias por las adversidades a las que nuestra familia se había sobrepuesto, primero la muerte de mi madre, y luego mi patética existencia. Me habría ofendido, incluso sentí cierto gusto por las cosas que estaban a punto de pasar, pero yo estaba por encima de todo eso y me limité a asentir con una sonrisa. Mientras comíamos, Paul intentó animarse a la conversación, ni siquiera he puesto atención a lo que han estado diciendo estas personas en mi mesa, solamente veo sus bocas moverse para hablar, para masticar y para tragar, no puedo contener la felicidad cuando escucho el toque del timbre, era Marie, decidió de último momento que vendría, por el significado que tenía mi amistad con Mikel. Al verla no pude contenerme, estaba tan feliz por aquella mujer, por lo que estaba a punto de descubrir junto con mi familia en mi mesa, así que la abrasé.
Acerqué a Marie hacia la mesa y la presenté a los demás, durante un momento hubo una atmósfera incómoda que se disipó con un aire de reconciliación que mi hermano había iniciado y mi hermana y mi padre secundaron. Así de pie enuncié mi agradecimiento hacia los presentes y entonces saqué el té. En él diluí los ocho cristales de «Kristina» que tenía y le serví una taza a cada uno. Todos agradecieron e insistí en que bebiéramos del té, a lo que todos hicieron caso, incluso los dos niños; esperé a que todos acabaran el té y procedí a levantarme. Pegando una cuchara en mi taza aún sin terminar el té, aproveché el tiempo que «Kristina» necesitaba para hacer efecto en el estómago y llamé su atención.
—Como todos saben, hace un mes perdimos a Mikel, un muy querido amigo y un muy querido familiar de una de las personas aquí presentes. Aquel acontecimiento fue muy importante, no por la vida de Mikel, sino de por lo que él y yo descubrimos en este viaje. Mi padre y mis hermanos se preocuparon por el impacto que pudo haberme hecho aquel evento, sin embargo, debo tranquilizarlos y decirles, que nunca he estado mejor, y que nunca podré estar mejor de lo que me siento ahora mismo. Nunca había estado tan cuerdo, tan lúcido y tan convencido, y nunca había estado tan feliz por algo en mi existencia. Alégrense por nuestro querido Mikel, pues él ha descubierto la verdad que trasciende sobre nosotros, alégrense porque me ha permitido con su sacrificio traerles la verdad a esta mesa. Esta es la razón por la que he insistido tanto en traerlos aquí. Ustedes son los únicos seres preciados que se han quedado conmigo a pesar de la miserable persona que he sido en esta existencia. Y aquí se encuentra la única persona que podré entregar a nombre de Mikel. Bienaventurados sean los que verán hoy la verdad, porque ellos trascenderán por encima de todos los demás y sus existencias. No tienen que darme ninguna gracia, puesto que el entendimiento es algo que les comparto a ustedes y que todos debimos tener derecho desde nuestro nacimiento, pero que nuestras pobres mentes nos aprisionaban. No teman por los demás, puesto que ustedes solo serán los primeros, benditos somos los malditos que ahora conocemos la verdad, porque solo nosotros conoceremos el placer eterno del entendimiento absoluto de lo que es real  y lo que no.
Mi voz se alzó por encima de los llantos de los niños, los hijos de Sheila, y por encima de los reclamos de mi padre, del esposo de Sheila y los demás. El esposo de mi hermana, quien era el más corpulento, intentó levantarse, caminó hasta mi puerta y se desplomó en el pasillo. Mi padre, mis hermanos, Noel y Sheila, sus hijos, la pequeña Kathy y el pequeño Joan, mi amigo Paul, y la dulce Marie, quedaron esparcidos y desvanecidos en toda mi cocina. Empujé a Bartolomé de vuelta hacia a dentro, y asegurándome de que todos estarían disfrutando a «Kristina», tomé el té y me senté encima de mi desayunador, desde donde tenía vista de toda aquella hermosa escena. Me relajé y contemplé orgulloso el más grande logro de mi existencia y cuando el tiempo llegó, me hice, una vez más. Uno con la verdad.
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