Tumgik
#tercero ojo
Text
Blasfemia
Le pregunté en que dios creía, y empezó a reírse con muchas ganas. -¿De qué te reís? -pregunté. -Dios es un chiste -me sirvió más whisky y agregó -este es tu cáliz, no te distraigas. Con una mano me agarró el kundalini y con la otra me metió el dedo en el tercer ojo, nunca estuvo en la frente, que ingenuo de mi parte. Pregunté si ahora lo que venía era sexo tántrico y me respondió que -No, eso es sadomasoquismo para quienes se creen aspirantes de santxs -y se apretó contra mi. Abracé su cuerpo y también el silencio, pero solo el del lenguaje, porque seguimos haciendo ruiditos y gemidos y unas cosas guturales que podrían sumarse a algún tema romántico de death metal si es que existe tal cosa. Además fue todo bastante oral, por eso también lo del silencio: somos personas educadas y no hablamos con la boca llena. Ella puso toda su concentración en mi chacra muladhara, por fuera y por dentro y más allá también, hasta que me hizo temblar como un poseso mientras me exorcizaba al mismo tiempo (et apprehéndas dracónem, serpéntem antíquum qui est diábolus et sátanas, et ligátum mittas in abyssum)*. -Me ensuciaste la alfombra con tu cordón de plata -dijo falsamente enojada. -Es que soy un demonio en rehabilitación -fue la única defensa que se me ocurrió. Ella me miró, miró al whisky, y cuando posó sus ojos en mí nuevamente ya estaba decidido que íbamos a blasfemar otra vez.
Tumblr media
*”y sujeta al dragón, aquella antigua serpiente, que es el diablo y Satanás, para precipitarlo encadenado a los abismos” (Apocalipsis;20:2)
Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
2 notes · View notes
aroace-cat-lady · 5 months
Text
I loooooove that books in english are cheaper than in spanish and that buying hardcovers is even cheaper.
0 notes
americangroupie · 3 months
Text
✮ lust for life ✮
enzo vogrincic x reader
tw: +18, un poco de exhibicionismo jj
a/n: lo escribí rapidísimo, pero me terminó gustando un montón;) manden requests!!
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
tu novio y vos mantenían una relación privada.
era lo más razonable bajo las circunstancias en las que se encontraban; enzo pasó de nada a todo en cuestión de semanas gracias al estreno de su nueva película, y lo mas lógico era esconder a la novia del novio de internet. pero enzo nunca fue una persona privada.
cuando recién comenzaban a salir, no tardaste en notar que él tenía una manía con tenerte cerca cuando salían a la calle, o cuando estaban con amigos, o cuando iban a comer; cuando hacían cualquier cosa que involucrara a un tercero. esto al comienzo se manifestaba a través de el tomando tu mano y no soltándola, colocando sus manos en tu cintura o acariciando tu cuello mientras te encontrabas distraída haciendo algo más.
pero al pasar el tiempo, estas dulces muestras de afecto fueron escalando a sus manos sobre tus muslos, sus dedos rozando por fuera de tu ropa interior, o directamente bajarla por tus piernas para estremecerte.
como cualquier otra persona, te ves rápidamente colorada o exaltada por sus acciones, mirándolo con los ojos muy abiertos mientras el te respondía con una sonrisa ladeada sin prestarte mucha atención.
hoy no fue distinto.
te encontrabas en un bar, sentada en la esquina de la mesa al lado de tu novio y sus amigos, quienes se encontraban charlando y riendo audiblemente mientras los dedos de enzo rozaban por encima de tu ropa interior. tus ojos reposaban en su perfil, veías sus labios moverse pero tus oídos no registraban ningún sonido al estar todos tus sentidos enfocados en la sensación de sus dedos, y preocupada de no hacer ningún ruido.
miraste sus ojos achinarse justo antes de dedicarte una rápida mirada de reojo, la comisura de sus labios torciéndose hacia arriba al ver brevemente tus ojos suplicantes.
sus dedos se movían lento, rozaban apenas el delgado material de tu ropa interior desesperándote aun mas, y haciéndote mover las caderas hacia adelante de vez en cuando.
no soportabas mirarlo así, pretendiendo como si no estuviese sintiendo lo mojada que estabas al escucharlo charlar tan naturalmente sobre algo que tus oídos no lograban entender.
brevemente, tus ojos brillaron gracias a una idea.
te acomodaste en la silla sin hacer mucho ruido, acercándola más a tu novio, y cerraste tus piernas, haciendo que enzo girara tu cabeza para mirarte sin dejar de hablar. le sonreíste con inocencia, ladeando la cabeza para luego apoyar tu cabeza en su hombro y abrazarte a su brazo como un koala.
escuchaste un pequeño “aw” de alguno de sus amigos gracias a la acción, y reíste al saber tus intenciones detrás.
sin tener idea, enzo siguió siendo partícipe de la conversación mientras tu mano bajaba despacio hacia su bulto, haciéndolo acomodarse en la silla y sintiendo como el agarre que tenia en tu muslo paso de ser delicado, a dejarte la mano marcada.
lentamente, enzo giró la cabeza para mirarte, tenia el ceño fruncido y su respiración se había vuelto irregular y más profunda.
“cuidado, mi amor.” susurró al bajar la cabeza para acercarse a ti.
pestañeaste varias veces, mirándolo con inocencia y confusión. “¿que, en?” dijiste mientras aplicabas más presión en el bulto, ganándote un callado jadeo que te hizo apretar las piernas.
seguiste con el juego unos minutos, hasta que te diste cuenta que ya no tenía el mismo efecto en su hablar ni en sus acciones. charlaba con normalidad, mirándote cada cierto rato y tratando de mantener la compostura frente a sus amigos. pero vos querías hacerlo sentir como el te hacía sentir siempre.
agradecida de que llevara pantalones de fácil acceso, pudiste meter tu mano despacio por entremedio, y comenzaste a frotar y dar palmaditas por encima de su ropa interior, como el acostumbraba a hacer contigo.
sus facciones se endurecieron al darse cuenta de tu acción, bajando la cabeza casi inmediatamente para suspirar y callar los jadeos que amenazaban con salir al mirar tu cara de inocencia mientras lo tocabas por debajo de la mesa.
hacer contacto visual con vos lo estremeció completamente, logrando tu propósito: llevarlo hasta el límite.
“nos van a tener que disculpar, pero tenemos otro compromiso y se nos está haciendo tarde.” dijo enzo con la voz un poco más ronca de lo normal mientras sacaba su billetera del bolsillo, sacando un par de billetes y colocándolos sobre la mesa, haciéndote sonreír y quitar la mano de dentro de su pantalón para acomodarte tu propia ropa. “un gusto verlos a todos.”
abriste la boca para decir algo pero enzo agarró con fuerza tu brazo para hacerte acercar hacia el, caminando hacia la puerta con rapidez mientras saludabas con tu mano en forma de adiós a sus amigos.
caminaron a paso rápido al auto, sin decir ni una sola palabra. “te portás tan mal vos, eh.” dijo apoyándote contra la puerta del auto, acercándose hacia ti lentamente haciendo notar la diferencia de altura entre ambos. “no te puedo llevar a ningún lado.”
habían muy pocas luces en el estacionamiento, la única iluminación presente siendo las luces anaranjadas del cartel del bar que lo hacían parecer de otro mundo con las ojos oscurecidos, el semblante molesto y el cabello desordenado.
“cogeme.” susurraste contra sus labios, ganándote una sonrisa de parte del pelinegro.
“¿así se piden las cosas, chiquita?” negaste con la cabeza. “¿y entonces?”
“por favor.”
“¿por favor qué?”
te quejaste. “por favor cogeme.”
sonrió mirándote a los ojos mientras abría la puerta del auto entrando el primero y corriendo el asiento hacia atrás para luego sentarte a horcajadas encima de él.
apenas cerró la puerta del auto te lanzaste encima, tomándolo por las mejillas para acercarlo más hacia ti mientras el agarraba tu cintura con fuerza. el beso rápidamente se transformó en necesitado, con ambos jadeando mientras movías tu cuerpo de adelante hacia atrás sentada en el bulto entre sus piernas, haciéndolo gruñir mientras gemías en su boca por la sensación.
“sos una hija de puta.” dijo entre besos, haciéndote reír mientras bajabas por su cuello, pasándole la lengua y mordiendo cada parte que tus labios rozaban. “me vas a volver loco algún día de estos.”
“tú empezaste, enzo.” dijiste separándote de su cuello.
“mhm.” asintió con la cabeza mientras corría los tirantes de tu vestido hacia un lado. “no me puedo controlar si te ves así. parecés una muñequita.”
sentiste sus ásperas manos masajearte sin nada de delicadeza y echaste la cabeza hacia atrás; tus caderas no cesaban de moverse contras las de tu novio y tu espalda se arqueaba de placer, hipnotizando al uruguayo completamente con tu figura y los gemidos que salían de tus labios.
“¿te gusta, mi amor?” susurró burlescamente, mirando detalladamente cada movimiento de tu cuerpo y cada facción de tu cara. asentiste atontada, con los ojos cerrados buscando más fricción entre los dos. “decime cuanto.”
lloriqueaste. “mucho, enzo. sabes que mucho.”
“te ves tan bonita frotándote así, mi vida. te comería toda.” gemiste. “ah, eso querés. ¿querés que te coma? ¿querés moverte así, sentada en mi boca, hm?”
“basta, por favor” suplicaste, moviéndote más rápido. “cogeme.”
“¿como, bebé?”
“cogeme. no aguanto más.”
“pedilo bien, hermosa.”
“cogeme, por favor cogeme.”
mientras bajabas tus manos para desabrochar su pantalón, él sumergió la cabeza entre tus tetas, lamiendo y mordiendo todo lo que sus labios tocaran; haciendo mil veces más difícil la tarea de bajar sus pantalones.
mientras el se tomaba su tiempo lamiendo y besando, comenzaste a trazar circulitos en la cabeza de su miembro con lentitud, irregulando aún más su respiración y haciéndolo morderte para ocultar los gruñidos que salían de su boca.
te acomodaste encima de sus piernas, alzándote para poder sentarte encima de su miembro mientras el corría tu ropa interior hacía un lado, metiéndolo dentro por completo de un brinquito. enzo tiró la cabeza hacia atrás, gimiendo gracias a la sensación de estar dentro tuyo que a pesar del tiempo, se seguía sintiendo como la primera vez.
“mirá lo bien que me tomás, chiquita.” dijo mientras comenzabas a moverte de arriba hacia abajo, escondiendo tu cabeza en el hueco de su hombro para ocultar tus gemidos. “te sentís tan bien.” susurró mientras agarraba tu culo con fuerza, ayudándote a moverte más rápido.
enterraste las uñas en su espalda mientras te movías, mordiéndote el labio inferior tratando de no hacer tanto ruido.
“¿ahora te da vergüenza, mi amor? ¿después de todo lo demás?” dijo en un tono burlesco mientras movías tu cuerpo al compás de sus embestidas. “no te calles. deja que todos escuchen como te pongo, como te cojo.”
respondiste con un quejido, sintiendo una sensación conocida en tu cuerpo mientras escuchabas sus jadeos cerca de tu oído, y el uruguayo lo notó al sentirte estremecer y moverte más lento, apresurando sus embestidas y agarrando tu culo con más fuerza.
“te hacés la niña buena, la princesita, y estás por acabar mientras cogemos en un estacionamiento.” sentiste tus mejillas pintarse de color rojo con sus palabras. “sos una cínica.”
“es tu culpa, en.” lloriqueaste en su oído, bajando tu mano entre ambos cuerpos para frotarte. “estoy muy cerca.”
“yo también, chiquita.” dijo entre jadeos. “¿puedo?”
“por favor.”
un par de embestidas más y ambos alcanzaron el mayor punto de placer, acercando sus cuerpos a no más poder y llenando el ambiente de sus gemidos. pasaron unos segundos donde lo único que se escuchaba eran ambas respiraciones agitadas, y levantaste tu cabeza para besarlo con lentitud.
apoyaste tus manos en su pecho mientras se besaban; un beso lento y torpe mientras se acostumbraban a la sensacion y volvían a la normalidad. al separarte de el, lo miraste con dulzura.
“estás todo pintado, amor.” reíste mientras tratabas de limpiar el labial de su boca.
“y vos estás toda rojita. es parecido.” colocaste tus ojos en blanco y lo besaste, acariciando su mejilla.
“llevame a casa.” dijiste mientras el comenzaba a besar tu cuello, indicando que no quería parar. “no podemos hacer tanto acá.”
“pero tenemos que esperar que los vidrios se desempañen.” dijo pasando un dedo por el cristal del auto, haciéndote notar que todo el auto estaba así.
te tapaste la cara riéndote, mirando como era demasiado obvio lo que estaban haciendo. “sos un idiota.”
“a veces.” dijo sonriendo, y dibujó una carita feliz en el cristal.
874 notes · View notes
stuckwthem · 3 months
Note
hihi i love your writing so muuuuch💖 i was wondering if you could do a smut work for matias recalt, imagine this:
both of you being high on weed and extremely needy, horny for each other with soda stereo blasting in the living room of the department (it could be in a party you choose), you guys have a steamy makeout session then yknow… !!
i would appreciate dom!mati, petnames, extremely sub!reader <3
you get me so high | m. recalt
summary: cada fiesta sabes exactamente cómo termina, hasta que sucede algo diferente. 3.7k
tw: smut, sexo desprotegido, dirty talking, no sé mas me sinto sucia
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
"nada personal" de soda stereo sonaba en el speaker de algún rincón del departamento de matías, mientras algunos de los chicos bailaban entre la nube de humo que se formaba alrededor del lugar, iluminado sólo por un led violeta. la mayoría de los invitados a la fiesta ya se habían marchado y eran más de las cuatro de la madrugada, pero juani, pipe y santi, totalmente borrachos, seguían bailando —tambaleándose — por el salón, condenados al mismo destino que blas, dormido sobre la alfombra. te reías viéndoles, rechazando las miles de invitaciones a unirte a ellos, ya demasiado colocada para bailar, cuando mati volvió al sofá, acomodándose a tu lado, sorbiendo algo.
"¡qué idiotas!", dijo, riendo como tú, siguiendo los saltos de los bailarines frente a él. luego te tendió el vaso. "¿quieres un poco?"
asentiste con la cabeza, cogiendo lo que fuera el brebaje rojo de su mano. la bebida sabía dulce y te entró por la garganta, pero estaba buena, calentándote rápidamente. mientras tanto, mati aprovechó para sacar algunas cosas de su bolsillo, y tú observaste atentamente cómo preparaba otro porro. probablemente el tercero de la noche.
observar el trabajo de sus manos mientras sujetaba con destreza la seda entre los dedos era casi hipnotizante y, a estas alturas, ya se había convertido en un hábito. trabajaba en silencio, sólo moviendo la cabeza al ritmo de la música, lanzando de vez en cuando miradas divertidas en dirección a tu. de hecho, esas miradas se prolongaban en la noche.
"mierda, se me ha olvidado la boquilla". mati maldijo, envolviendo cuidadosamente la hierba en el fino papel. "¿puedes cogerla de mi bolsillo, por fa?".
parpadeaste un par de veces antes de asimilar lo que te pedía, mientras él levantaba las caderas para que pudieras meter la mano en el bolsillo de su pantalón. rápidamente dejaste el vaso bajo la mesita y deslizaste la mano en su bolsillo, sintiendo el calor del cuerpo de matías. le diste la boquilla, que te agradeció con un guiño y volvió a terminarse el porro.
mientras mati encendía el porro, observaste cómo las chispas brillaban en la oscuridad, iluminando momentáneamente su rostro, resaltando el contorno de su cara. era raro, pero el mero hecho de verle encenderlo con tanta destreza te producía sensaciones cálidas. sensaciones que la hicieron morderse los labios y suspirar con más fuerza.
el característico olor a hierba invadió el aire, mezclándose con el humo del cigarrillo que ya llenaba la habitación cuando el chico a su lado dio una profunda calada antes de pasárselo. quizás era arriesgado, teniendo en cuenta que ya estabas bastante colocada, pero aun así aceptaste, sintiendo el calor entre tus dedos y apretando los labios bajo la seda que matías acababa de marcar con su saliva. 
le imitaste, aspirando todo el humo, inhalando lentamente y soltándolo poco a poco, sintiendo la mirada del actor fija en tu rostro. la música seguía sonando, ahora a un ritmo más tranquilo, y los ojos de matías te observaban atentamente mientras os pasabais el porro el uno al otro. nunca tuvisteis que intercambiar muchas palabras en esos momentos, era un "silencio" cómodo mientras os rodeaba esa sensación de relajación que, al fin y al cabo, sabíais perfectamente hacia dónde iba. no hacía falta mucha conversación ni estudiar el lenguaje corporal para predecir que al final de ese porro, estaríais uno encima del otro, enrollándoos. como todas las fiestas era igual. era casi un mutuo acuerdo silencioso, nunca realmente discutido. 
matías se acomodó en el sofá, cogiendo de nuevo el porro de tu mano y llevándoselo a la boca relajadamente. te recostaste contra el cojín, tus ojos siguieron cada uno de sus movimientos hasta que se acercó a tu cara, con el brazo apoyado detrás de tu cabeza, y soltó provocativamente el humo con la boca casi pegada a la tuya. sentiste el vapor caliente contra tus labios y aspiraste, inhalando obedientemente, sin apartar la mirada el uno del otro ni un segundo. era una tensión tan deliciosa que era imposible escapar, imposible no sentir la química que emanaba de los dos.
"me encanta cómo te miran los ojos cuando te colocas". matías dice, en voz baja, pero lo suficientemente audible para los dos.
sueltas una risa, sintiendo como tus párpados se vuelven más pesados y todo tu cuerpo ligero, siendo tomado por la ola de embriaguez. tus sentidos se aflojaban cada vez más, tu visión se nublaba y tu percepción se volvía borrosa, pero sentías cada pedacito de la cálida piel de la mano de matías en tu muslo, simplemente descansando casualmente allí.
no suficiente, su otra mano tocó suavemente tu nuca, las yemas de sus dedos en un agradable sube y baja, haciéndote dejar colgar la cabeza hacia el otro lado, disfrutando de su tacto. entre sus piernas, era difícil ignorar la sensación de humedad que le provocaba.
"tus pupilas se ponen enormes", dijo, todavía examinando sus dilatados orbes con una sonrisa.
"siempre se ven así cuando estoy contigo", su confesión no pretendía sonar tan descarada, pero era sincera, y pilló por sorpresa a matías, que reaccionó alargando la mano para tocar su muslo y apretarlo un poco.
era curioso como siempre estabais sedientos el uno del otro, nunca necesitabais mucho para llegar a esa capa más íntima, más sincera. vuestra compañía siempre estaba llena de caricias, conversaciones pretenciosas y sonrisitas tontas, envueltas en una burbuja que sólo os pertenecía a vosotros.
"¿esto es por la marihuana o por mí?", te pregunta matías, en un tono juguetonamente coqueto, y te pasa la lengua por el interior de las mejillas, esperando tu respuesta.
le das otra calada al porro y te quedas pensativa mirando al techo, como si intentaras encontrar una respuesta. riendo suavemente, volviste a él, soltando el humo.
"digamos que es una buena combinación de ambas cosas", te encogiste de hombros, recorriendo con tu mirada el delicado rostro de matías, inclinando tu cuerpo más cerca de él "ayuda a intensificar lo que quiero contigo".
la expresión de matías era impagable y completamente engañosa de ver, sus ojos en blanco de sorpresa y su sonrisa intensificándose, justo lo que necesitabas para aumentar tu deseo. se acercó un poco más, y sus labios estaban ahora a centímetros de los tuyos. la habitación estaba impregnada de una electricidad sensual, y podías sentir cómo tu corazón se aceleraba. los chicos que bailaban en medio de la sala fueron completamente ignorados, olvidados.
"supongo que podemos considerarlo un efecto secundario bastante agradable", dijo, rozando ligeramente tus labios.
sin embargo, antes de que nada más pudiera suceder, un golpe resonó en la habitación.
juani, completamente desequilibrado, tropezó con la mesita, tirándola a un lado y cayendo encima de blas en el suelo, que se despertó sobresaltado. los chicos intercambiaron miradas alarmadas, visiblemente alterados, y volvieron a estallar en carcajadas. matías negó, riendo, y dio una ligera patada a la pierna de juani a sus pies.
"¿vamos a mi pieza?", preguntó, reaccionando rápidamente susurrándole al oído. "parece más seguro allí"
asentiste, medio riéndote de la situación, y ambos os levantasteis, cogiéndole de la mano mientras os guiaba, dejando atrás el caos momentáneo del salón. el sonido de la música se hizo más lejano mientras cruzabais el pasillo hacia la habitación de mati. la puerta se cerró tras vosotros, ahogando las risas y la música, dejándoos por fin en intimidad.
"debería echarlos a patadas a estas alturas", bromeó, mientras te rodeaba la cintura con el brazo. 
"son tus mejores amigos", te reíste, y el actor pareció apreciar lo que habías dicho.
"no finjas que no son tuyos también", replicó, y os reísteis, más juntos ahora, con tus piernas entre las suyas.
mati, que seguía sujetando el porro entre los dedos, se inclinó hacia él, sus miradas se encontraron en un silencioso juego de deseo mutuo mientras las sonrisas se desvanecían. la música sonaba suavemente, más baja ahora, al ritmo de sus acelerados corazones. antes de que nadie pudiera decir nada más, matías acercó suavemente su mano a su rostro, acariciándolo con suavidad. la distancia entre sus labios disminuyó gradualmente, y se perdieron en un beso, el mundo exterior desapareciendo a medida que la intensidad del momento se apoderaba de ellos.
en cuestión de segundos, sus piernas rodeaban las caderas de él, mientras las manos de mati la sujetaban por el culo, haciéndote gemir contra el beso cada vez que la apretaba. no tardó en tumbarla en la cama, frotando contra el suyo su cuerpo caliente y empapado de porros, que se había olvidado en algún rincón. 
sus manos se apresuraron a sujetar la cara de matías mientras él se esforzaba por besarla y bajarle la falda al mismo tiempo, sin tener mucha dificultad ya que la tela se deslizaba fácilmente por sus piernas. acarició sus muslos, apretando la parte más suave de su piel y acariciándola, tragándose cada uno de sus jadeos en medio del beso repentinamente desesperado. recalt colocó su muslo entre sus piernas, haciendo que la tela de su pantalón rozara su clítoris aún cubierto, provocando que todo su cuerpo se estremeciera. parecía imposible ponerla aún más cachonda, pero le excitó por completo. 
"me encanta oírte debajo de mí así, nena", murmuró matías, jadeando contra sus labios mientras frotaba su cuerpo contra el suyo. "eres tan fácil de hacer gemir, ¿lo sabías?".
mierda, cuando matías empezaba a hablar así era suficiente para volverte loca, completamente enérgica, deseosa de tener cada centímetro de él dentro de ti. sus manos subieron hasta tu pelo, tirando con fuerza como reacción a la provocación del chico. 
sin perder tiempo en darse cuenta de su estado, matías se quitó apresuradamente el resto de la ropa, con un pequeño deja vu de todas las demás docenas rondando por su cabeza. su polla se estremeció al pensarlo, sólo de recordar lo delicioso que era sentirte dentro, apretándote contra él. estaba hambriento. quería sentir tus bolas golpeando contra su culo hasta marearse, para ser honesto. y joder, le encantaba lo adorable que parecías así, con los ojos medio perdidos y completamente en paz. 
le ayudaste a quitarse los pantalones, desabrochando el cinturón de sus jeans, lamiendo toda la longitud de su entrepierna mientras se arrodillaba frente a ti. mientras matías se quitaba la camiseta, tu mano se aventuró dentro de su bóxer, encontrando su miembro extremadamente duro y empapado de pre-cum, y sólo la sensación de abrazarlo así te hizo frotar los muslos entre sí. matías palpitó al sentir sus dedos contra su sensible piel, e incapaz de contenerse, echó la cabeza hacia atrás, murmurando su nombre entre maldiciones.
sus hábiles dedos bordearon la circunferencia de su polla, bajando y subiendo tranquilamente por su longitud, mientras sus ojos se clavaban en cada reacción del chico, que le sujetaba la cara con suavidad, acabando por pasarle los dedos por su pelo. cuando sus movimientos se intensificaron, matías bajó sus dedos a tu boca, presionando sus dedos índice y corazón contra tu lengua para que pudieras chuparlos, y naturalmente, lamiste y chupaste sus dedos, sedienta, sin romper el contacto visual con el actor, que te observaba con ojos oscuros y concentrados. las huellas de sus dedos sabían a hierba y no hacían más que aumentar la sensación de dolor entre tus piernas, suplicantes por él.
matías empujó sus caderas contra tus manos, gimiendo, y entonces sus rodillas casi cedieron, y fue cuando de repente apartó tus manos de él y presionó sus dedos con saliva contra tu mandíbula. le miraste fijamente con mirada suplicante, sintiendo la fuerza de su mano contra tu cara. 
"si sigues así me voy a correr", admitió y luego bajó sobre ti, empujando tu espalda sobre el colchón y tumbándose debajo de ti una vez más. "pero quiero correrme dentro de ti, bonita".
suspiraste, sintiendo que tus entrañas se congelaban de forma placentera, y sonreíste perversamente a matías, que ahora se concentraba en tu cuello, chupando con fiereza tu piel, mientras la cabeza de su polla se frotaba frenéticamente contra tu entrada, provocando pequeños espasmos en tu cuerpo, que instintivamente trataba de encajarlo. 
"mati" gemías su nombre, casi ardiendo por la expectación que te provocaba aquella sensación, dejándote casi frustrada. pero matías parecía decidido a torturarte, dispuesto a tomar de ti exactamente lo que quería y como lo quería. "matías, por favor"
escuchar tu nombre con su voz desesperada y necesitada le hizo desear correrse en ese mismo instante, pero matías se obligó a contenerse, gruñendo contra su garganta, saboreando tu perfume, tan familiar para él que rondaba bajo su lengua como un sabor conocido. jadeó cuando tu coño se frotó contra su dura longitud una vez más y entonces sujetó tu cintura con fuerza para que mantuvieras tus caderas quietas.
"usa tus palabras, mi amor. sé que puedes hacerlo", ordenó recalt con paciencia, bajando el cuello para mirarte a los ojos. te follaría de todos modos, pero le gustaba que se lo pidieras amablemente. le volvía loco oírte así.
"quiero que me folles", obedeciste a su petición, las palabras salían de tu boca en angustiosos susurros de deseo. "por favor, mati"
"no te estoy escuchando, nena" matías rodó un poco más sus caderas, frotando su polla contra tu clítoris y casi pierdes el control allí mismo. "no seas tímida, me encanta que me lo pidas".
"fóllame, matías", exclamaste en un tono más alto, abrazándote a su nuca, intentando moverte contra las manos del mayor en tus caderas. "es que te necesito".
satisfecho y con una soberbia sonrisa en los labios, matías se acomodó entre tus piernas y mantuvo su polla en tu entrada, rodando dentro de ti con una calma inicial. ambos cerrasteis los ojos con fuerza, y por un momento fue posible escuchar vuestras exaltadas aspiraciones por encima de la música amortiguada. matías llegó hasta el fondo dentro de ti y se detuvo, sólo sintiendo cómo tus cálidos músculos se tensaban contra él, lleno de algo casi parecido al orgullo al ver tu expresión de placer en silencio, o cómo encajaba tan perfectamente en tu coño. 
tus movimientos comenzaron lentamente y fueron acompañados por pequeños gruñidos del chico, que respiraba con fuerza en tu oído. disfrutabas de cada sensación con un gemido sensual, moviendo tu cuerpo contra el suyo, capaz de alcanzar tu punto máximo con cualquier embestida más fuerte. matías empezó entonces a moverse más rápido, susurrándote al oído lo hermosa que eras, lo bien que te sentaba estar dentro de ti, lo patéticamente que gemías, y entonces te ordenó que hicieras más.
"abre más las piernas, princesa", te ordenó, dándote ligeras palmadas en el muslo, y luego dejó escapar gemidos guturales cuando le obedeciste. empujaba cada vez más profundo, follándote hasta el punto en que podías sentir el líquido filtrándose entre tus piernas. "más"
cuando rodeaste las caderas de matías con tus piernas fue suficiente para que él comenzara a comportarse casi sin delicadeza, follándote sin sentido. dos o tres veces, su polla se deslizó fuera de tu entrada, perdiéndose en los movimientos, y la cuarta vez, cuando estiraste la mano para sujetar su miembro y ayudarle a entrar en ti una vez más, la detuvo, sacándose de ti.
"no, mati" tu cuerpo se retorció ante la inesperada ausencia, mientras gemías, deseando más. 
matías sonreía, cansado y sudoroso, observando tu cuerpo y tu ansiedad con admiración. nunca se cansaría de todas las noches que pasasteis así, siempre deseando la próxima fiesta, el próximo momento, como éste. entonces el actor acercó sus labios a tu cara, besando tu mandíbula, tu mejilla, tu nariz, tu sien, una delicadeza que contrastaba con su siguiente petición.
" gírate", su voz sonó ronca y autoritaria. matías retiró las manos de tu cintura para dejarte espacio para moverte, y oíste los latidos de tu corazón estallar en tus oídos.
mientras asimilabas lo que te decía, sentiste al instante un calor que te subía por las piernas y te llegaba a la cabeza, haciéndote hervir la sangre de deseo. era algo nuevo, completamente sucio y excitante de una forma que nunca imaginaste que pudiera ser.
y una vez más, sin concurso, le sonreíste, embargada por una versión de la lujuria y recibiste una risa perversa a cambio, matías sabía exactamente lo que estaba haciendo. moviéndote lentamente, ante el asombro del actor, te arrodillaste en la cama, de espaldas a él. oíste la bofetada antes de sentir el cosquilleo en tus nalgas, tardando unos segundos en asimilar la bofetada acompañada de perversos gruñidos. matías ya dominaba de nuevo tu cuerpo, algo ya habitual en él que tan bien conocía cada parte de ti, y astutamente dobló tu torso hacia delante, dejándote apoyada sobre los codos.
a cuatros patas, respiraste hondo cuando sentiste su mano recorriendo tu espalda hasta llegar a la base de tu nuca, y luego su otra mano se posicionó en la base de la parte baja de tu columna. 
" ¿puedes tomarlo, princesa?" murmuró, inclinándose a lo largo de tu cuerpo para preguntarte al oído.
"yo..." sentiste como pasaba su mano por tu nuca hasta tu pelo, y se balanceaba. "joder, puedo tomarlo".
dándote tiempo para acostumbrarte a la posición, matías empujó lentamente hacia tu entrada, dejando besos por tu columna mientras lo hacía, alabando lo bien que te estabas portando, lo que sirvió de estímulo para que tus caderas rodaran sobre su polla, llevando a matías a agarrarla con fuerza, gimiendo tu nombre. te sentías como si fueras a derretirte en cualquier momento mientras él empujaba contra tu cuerpo, y trataste de ahogar tus gemidos enterrando la cara en las sábanas, dejando que la tela se mojara con tus babas.
"me he pasado toda la noche pensando en este momento". enunció matías, su voz mezclándose con los sonidos de su cuerpo chocando contra su culo, las pequeñas pausas disminuyendo de repente. "y es mejor de lo que podría haber imaginado"
tus gemidos eran suaves y contenidos, reaccionando cada vez que él llegaba a un punto sensible, y cada vez que movías un poco más las caderas hacia arriba, una sensación de calor blanco se apoderaba de tu vientre, transmitiéndose al resto de tu cuerpo, que estaba a punto de derrumbarse en cualquier momento. era incluso mejor que la sensación de estar colocado, más relajante que todo el cannabis que habíais compartido aquella noche.
"me voy a correr" anunciaste, exasperada, inundada por la creciente sensación en el fondo de tu estómago, incendiando tu cuerpo. matías se lo tomó como un reto, ralentizando sus movimientos hasta follarte tortuosamente despacio, golpeando justo en el punto exacto de tu coño.
agarraste con fuerza la sábana, sintiendo como el escalofrío te invadía y provocaba poderosos espasmos en todo tu cuerpo, debilitando todo tu sistema nervioso. matías te sujeta con prontitud, deslizando sus brazos bajo tu vientre, y tira de ti hasta que quedáis tumbados torpemente juntos hasta que tu cuerpo empieza a recuperar fuerzas de nuevo. 
matías besa la curva de tu hombro y puedes sentir lo caliente y sudoroso que está, resultado de la locura que acababa de tener lugar allí. subes la mano hasta su brazo alrededor de tu cintura y entrelazas su mano con la tuya, sonriendo satisfecha contra el colchón.
"ha sido... intenso", admites con una risa casi tímida.
"maravilloso, tú has estado maravillosa", te elogia él, sonriendo tiernamente contra tu cuello. " ¿realmente tenemos que esperar hasta la próxima fiesta?"
te ríes, todavía atontada y un poco fuera de sí, y respiras hondo, recuperando el aliento. todo tu cuerpo se siente demasiado sensible, aún ardiendo, susceptible a cualquier estímulo.
"técnicamente, aún estamos en una", te encoges de hombros. no era una regla, pero el hecho de que fuera casual hacía que la tensión fuera aún más deliciosa. pero era imposible negar cuánto anhelabas más, fuera de esos momentos.
siguiendo tu ejemplo, te diste la vuelta en la cama, encontrándote cara a cara con matías. te apartó suavemente los mechones sudorosos de la frente y te encaró con una sonrisa que decía "no vales nada, y me gusta".
el silencio tras la tormenta de sensaciones os permitió a los dos recuperaros, envueltos en el calor que quedaba entre sus cuerpos. matías seguía dejando suaves besos en tu clavícula, mientras tú te deleitabas con la reconfortante sensación de estar tan cerca de él.
se quedaron un rato en ese pequeño envoltorio, disfrutando del tacto reconfortante del otro. tu respiración empezó a normalizarse y la habitación se sumió en una calma post-intimidad. los efectos del porro mezclados con la intensidad del momento crearon una atmósfera casi onírica.
"¿estás bien?" preguntó matías suavemente, dejando un suave beso en tu mejilla.
asentiste, con los ojos entrecerrados por el placentero cansancio. "más que bien".
matías rió suavemente, acariciando con dulzura la mano que seguía entrelazada con la suya. juntos disfrutaron del silencio, como si el tiempo se hubiera alargado para abrazar aquel momento.
con el paso del tiempo, la realidad comenzó a infiltrarse de nuevo. los sonidos lejanos de los chicos en la habitación, las risas apagadas y el suave murmullo de la música más baja llegaron a vuestros oídos. la luz del día empezó a filtrarse por los pequeños resquicios de las contraventanas, y ahí supiste que era hora de marcharse. tu compromiso terminaba junto con la fiesta.
"quédate", dijo matías socarronamente, apretando su brazo alrededor de tu cintura, atrayéndote de nuevo contra su cuerpo. "quédate, por favor".
dudó un momento, sorprendida por el repentino cambio. no era un pendejo, siempre te cuidaba después del sexo y atendía tus necesidades posteriores, ¿pero quedarse? eso era nuevo.
tus ojos volvieron a encontrarse con los de matías y pudiste ver el brillo de la súplica en sus ojos, del deseo y de algo más.
así que obedeciste una vez más.
━━━━━━━ ★ ━━━━━━━
tampoco se como llegué aquí pero hola ¿cómo están? 🤰
muuuchas gracias por esta ask, espero haberlo hecho bien <333
solo hice una light prof read entonces díganme si algo esta raro porfaaaa
351 notes · View notes
hobidess · 1 month
Text
La pesadilla de Chayanne
Ahí estaba otra vez, aquel niño de cabello rubio y máscara de calavera, estaba teniendo otra pesadilla. Estaba tan cansado, cada vez que intentaba dormir esa maldita pesadilla se apoderaba de sus sueños e interrumpía su sueño. 
Porque nadie querría volver a dormir después de morir a manos de su propio padre, aunque tal vez decir que “su padre” lo mató en la pesadilla, era falso. No era su padre, aquel hombre en sus pesadillas no era Philza, era alguien más, alguien que desconocía, pero era alguien peligroso que podía afectar a su familia. 
En esa pesadilla siempre era lo mismo, era él en un campo de flores buscando a su hermanita y a su papá Missa. Pero no podía encontrarlos por ningún lado, no encontraba a nadie conocido, ni siquiera a ese estúpido señor Quackity. 
Simplemente era como si todos hubieran desaparecido, pero luego llegaba a aquel lugar, un lugar como un desierto, pero más que desierto, era como si toda la vida en aquel lugar hubiera muerto y ahí los encontraba. 
Una pila enorme de cuerpos y justo encima se encontraba su “papá Philza” ahorcando a Tallulah y ella lo veía asustada, le gritaba con los ojos que se alejara, que huyera por su vida, pero eso no era lo que Chayanne quería. 
Aunque no mentiría, si lo había intentado varias veces, había intentado huir en cuanto se daba cuenta que era la misma pesadilla pero simplemente era imposible huir. Philza sabía exactamente dónde estaba, lo perseguiría hasta el cansancio y lo mataría, justo después de haber matado a su hermanita. 
Ahora ahí estaba, frente a aquel hombre al que llamaba papá y podía ver esos ojos de color morado totalmente enloquecidos. Incluso sus alas tenían ese leve color morado y brillaban con maldad. 
El color morado se había convertido tanto en su calma como en su tortura, pero no sabía como acabar con esa pesadilla. Incluso había intentado enfrentar a su papá, pero era simplemente inutil, su padre era mil veces mejor con la espada. 
Aunque ese día había algo extraño, no sabía que era, pero algo era distinto. Aunque su hermana estaba sufriendo a manos de su padre, aún así sentía una extraña calidez y confort a su alrededor. 
— Recuerda 
Escuchó una voz profunda y no sabía de dónde venía, pero podía darse cuenta que era para él, le estaba hablando a él. 
— Si alguien está detrás de ti…
— Protegelos - susurro tomando su espada con ambas manos y colocándose en posición de ataque
— Si alguien está a tu lado…
— Respetalos - volvió a susurrar y pudo ver por el rabillo del ojo la sombra de una gran capa roja 
— Pero si están en tu contra… 
— ¡No muestras misericordia! 
Finalmente gritó y se lanzó al ataque tomando desprevenido a “Philza”. Lo golpeó dos veces y luego se alejó para tomar tiempo. Observó como su padre se recompone y toma su propia espada, una que era muy diferente a lo que él había visto antes. Era de color morado, era brillante y parecía exudar poder. 
Fue más rápido de lo que pudo prever, pero aún así resistió, solamente sus manos dolieron al soportar tanta presión. Soporto incluso tres golpes con la espada, hasta que encontró una abertura y atacó sin parar, cuatro golpes, en el tercero pudo atajar uno. 
No era una pelea fácil, no cuando quién le enseñó a pelear era contra quién estaba luchando. Philza conocía sus ataques y él mismo conocía los ataques de Philza, pero había algo diferente, no sabía cómo definir aquello. 
— Él solo ataca… 
— Solo ataca y no se defiende - entendió finalmente 
Eso era una ventaja, porque a Philza no parecía importarle cuantos ataques recibiera, era como si se hubiera olvidado completamente de la técnica y se dedicara solo a golpear. Aunque era difícil, Chayanne continuó, no se rindió, podía caer cada cierto tiempo pero se volvía a levantar para volver a luchar. 
— Él no es Philza…
— ¡Tú no eres mi padre! - gritó el pequeño guerrero 
Observó cómo el hombre se enojaba aún más, Chayanne sabía que durante una pelea no debías mostrar tus sentimientos, cada inseguridad, cada miedo, cada molestia, todo debía ser guardado y contenido. Un guerrero que se deja guiar por la emoción, no era un guerrero. 
Chayanne respiró hondo, tomó su espada con ambas manos y volvió al ataque. Esta vez Philza era menos preciso, no por eso menos fuerte, pero gracias a eso Chayanne fue más que capaz de atajar varios golpes. 
Hasta que finalmente, lo logró, derrotó a aquel hombre que osaba tomar el nombre y aspecto de su padre. 
— Porque aunque te veas como él, tú definitivamente no eres mi padre, no eres a alguien a quién respeto y eres solo alguien contra el que lucharé las veces que sean necesarias - explicó con la respiración agitada y mostrando su espada ante aquel enemigo - Haré esto mismo las veces que sean necesarias con tal de proteger a los míos, porque si amenazas mi felicidad y la de mi familia, me encargaré de que desees jamás haber despertado mi furia 
Con eso finalmente despertó, veía por la ventana que era de día y su respiración seguía agitada, incluso sentía que estaba sudando. A su lado su hermanita dormía completamente inconsciente de lo que sea que le haya afectado e incluso su papá Missa dormía plácidamente.
Encima de sus camas observó pétalos de flores rosas,  tal vez habían dejado la ventana abierta durante la noche y alguno de ellos se levantó a cerrarla pero no quiso limpiar. 
Había sido una pesadilla aterradora, pero ahora sabía lo que debía hacer, siempre debía proteger a su familia, de quién sea que pudiera amenazarla, aún si esa amenaza era su propio padre. 
Hola, aquí traigo una nueva historia. Esta vez sobre el pequeño guerrero Chayanne. Vi un vídeo en tiktok, lo dejaré a continuación y la verdad me gusto mucho, mucho más después de ver un poco del Lore de Philza.
Aclaro, no es que yo sepa demasiado del Lore de Philza, así como tampoco tengo mucha idea de Techno, que en paz descanse. A Techno lo conocí nada más por Philza y por la comunidad, así que tampoco sé mucho de él. Pero de lo que sé, es que era un gran guerrero y ese vídeo solo me dio esta idea, como que Techno ayudaría a Chayanne a hacerle frente al enemigo, incluso si es su propio padre. Tampoco sé mucho del lore de Philza porque no lo veo tanto, pero de lo poco que veo, me encanta. Así que simplemente les comparto esta pequeña historia. Espero no ofender a nadie, yo esto lo hago con mucho respeto y cariño, gracias por leer <3 También quiero aclarar que no soy buena en las escenas de batallas o peleas, hice mi mejor esfuerzo, pero lamento mucho si no es suficiente :')
27 notes · View notes
versosdisonantes · 5 months
Text
Mensaje escrito en un avión de papel teledirigido con la probabilidad de no lograr su objetivo y estrellarse en la nada o aterrizar de emergencia en otros ojos.
Si el sol tiene penumbras, si existen manchas en su composición, si siempre aparecerán nubes que cubran su esplendor, si explota en llamaradas sin ninguna restricción, entonces ¿por qué usted que brilla tanto no tendría también sus sombras? ¿por qué no habría bruma en su corazón? ¿por qué de tanto llorar no se le nublarían sus ojos? ¿por qué no estallaría usted de forma natural después de tanto soportar lo que como kryptonita le quita las fuerzas y deseos de volar? Lo que quiero decirle a usted, con este lenguaje rudimentario y recursivo, es que es parte de lo humano tener momentos oscuros, el sentir que ya no sientes nada, que no es de cobarde, que no es debilidad, sonreír no es un imperativo cuando impera lo que nos absorbe los motivos, ni una obligación impuesta por terceros, no es falta de coraje, es por coraje que sin querer queriendo sigue en pie, o quizá en el suelo y sin ganas de levantarse y aún así no es una derrota, es que a veces es lo que hace falta, a veces se precisa estar en algún fondo y no significa haber caído, y aunque suene obvio, a veces perdemos de vista lo evidente , y sin el afán de ser disuasivo, le diré otra vez, que no se apaga nunca lo que sigue vivo, aunque su llama sea tenue o su fuego parezca extinguido, de una brasa el incendio habrá nacido. Tiempo al tiempo para la combustión. No se olvida lo que alguna vez en el asombro y lo inesperado fue destello y suspiro, la belleza de lo imposible, misterio incandescente que un día me deslumbró con su presencia invisible.
45 notes · View notes
notasfilosoficas · 5 months
Text
“Quizá la más grande lección de la historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”
Aldous Huxley
Tumblr media
Fue un escritor y filósofo británico nacido en julio de 1984.
Miembro de una reconocida familia de intelectuales, fue conocido por sus novelas y ensayos a través de los cuales ejerció como crítico social. 
Fue también un interesado en temas parapsicológicos y místicos, acerca de los cuales escribió varios libros y relató sus experiencias con sustancias psicotrópicas como la mezcalina y el LSD.
Aldous fue el tercero de cuatro hermanos, uno de los cuales se convertiría en un destacado divulgador científico y eminente biólogo y otro de ellos cometería suicidio.
A la edad de 16 años sufre de una grave enfermedad en los ojos que lo tendría limitado de la vista por el resto de su vida. Esta enfermedad le obliga a declinar su intención de estudiar medicina graduándose en literatura inglesa en el Balliol College de Oxford en 1915.
Sus primeros trabajos fueron publicados a la edad de veintidós años y fue profesor del prestigioso colegio Eton donde fue alumno.
Pensador incansable dueño de un saber enciclopédico y asiduo viajero, incursionó gran parte de su vida a saciar su sed de experiencias y conocimientos a lo largo del mundo, publicando sus obras, impartiendo conferencias, publicando artículos y escribiendo ensayos. 
En su pensamiento puede destacarse la necesidad de aportar al mundo una estructura útil.
En 1932 en cuatro meses, escribe la obra que lo haría más famoso; Un mundo feliz (Brave new world), una anti utopía ficticia en donde la humanidad es ordenada en castas, avanzada tecnológicamente y libre sexualmente. En donde la guerra y la pobreza han sido erradicadas y las personas aceptan su condición y son felices, un mundo que para ser feliz debe eliminar la familia, el arte, la religión, la literatura, la ciencia y el amor.
Otra obras famosas de Huxley son; “Las puertas de la percepción” y “La Isla”.
 Muere a los sesenta y nueve años el mismo día del asesinato del presidente John F. Kennedy. Al morir pidió se le leyera al oído El libro tibetano de los muertos, (una de sus lecturas preferidas) y que le fuera administrado LSD como terapia agónica.
Fuente: Wikipedia, psicologiaymente.com
22 notes · View notes
Text
Mi dilema.
Mi gran dilema es la esperanza y la razón, polos opuesto que solo a veces son compatibles, como me siento, exactamente así, mi corazón y mi mente dicen que sí, solo a veces entra la razón y dice que no, mis ojos ven la verdad y no lo niegan porque ya vieron lo peor, pero cuando ambos, corazón y mente se juntan, me ciegan para hacerme ver que todo es posible, que la esperanza es lo último que se pierde porque sin ella no podemos vivir, pero de nuevo, hace un segundo sentía que era posible, al segundo lo estaba dudando, al tercero solo se confirmó que no es posible, pero si tan solo hubiera una sola señal clara para que ambos, esperanza y razón, corazón y mente, sean compatibles y decidan ir con todo aunque salga mal, todo sería mejor.
10 notes · View notes
redcomunitaria · 6 months
Text
Sus besos en mi cuello, una delicia... Al primero; cerrar los ojos. El segundo; un suspiro. Tras el tercero; un gemido y al cuarto me vuelvo mar... Me había vencido. Rendida a ella me entrego...
Owl✨🌕🦉
33 notes · View notes
revistapipazo · 5 months
Text
Historias de Mierda III
Tumblr media
Me gustaba una mina cuando estaba en el colegio. Segundo-tercero medio mas menos. Y un dia logré que la mina me invitara a su casa. Ganador pensarán, pero no.
Lo penca es que no estaríamos solos sino con TODA su familia. Yo ya me habia hecho el lindo con ella asi es que solo faltaba caer bien y después la guinda de la torta era llegar a mi casa con polola oficial.
Nada hacia presagiar que ese anochecer sería una de las mas notables, vergonzosas y humillantes experiencias de mi vida y que, paradójicamente tendría un final feliz.
Llegue cerca de las 6:00 PM a su casa, después de haber ido a la mia a sacarme la pichanga de la “tarde deportiva”. Así es que duchadito, limpiecito, olorosito y bien lavado de bolas el huevón se dignó a agarrar el colectivo y volar para llegar a la hora acordada con la mina que tanto me había costado engrupir.
Llego, saludo cortésmente a la mamá, el papá, el hermano mayor, el hermano chico, la abuela, el abuelo y un par de viejas que ni me acuerdo quienes eran, etc, etc. La cuestión es que estaba lleno de gente.
Conversamos, nos reímos, nos joteamos hasta que la mamá dice ”¿Quieren tomar once con nosotros? ¡Hicimos completos!”
Puta, la raja. -¿Me puedo comer a su hija tambien?- pensé, pero de mi boca salió un “Claro, por supuesto. Muchas gracias”.
Nos sentamos en la mesa: El hermano mayor con una cara de culo conmigo porque intuía mis verdaderas intenciones, y yo haciendo de todo por caer bien.
Acepté cada huevá que me ofrecieron. Todo era un Sí. ¿Quiere esta huevá? Sí ¿Le echo esto otro? BUENO. Y así el primer completo era una masa apoteósica, tremenda like this, con todo lo que se podía imaginar, pero con un ingrediente que en mi puta vida había visto arriba de un completo: LECHUGA.
Me comí el famoso completo, que estaba bien rico, así es que pasó no mas y seguí en la reunión familiar, súper simpático, educado, demostrando todo el entrenamiento paternal y todas las buenas costumbres para que e autoconvencieran d emi farsa y concluyeran la máxima familiar “Es un buen cabro”.
Aprobado en la familia (a esa edad esas huevás importan, hoy verdaderamente dan un poco lo mismo) cuando de pronto, cerca de las ocho de la noche, siento un retortijón que nunca se me olvidará.
Fué una huevá tan inmediata que me puse pálido: Un verdadero alarido intestinal. Una súplica, una sobre reacción de mi sistema digestivo a esa huevá que me había acabado de comer hace un par de minutos.
Y, haciéndome el gil, me manche las manos con mayo y dije:
“Chuta, ¿Dónde esta el toillete? Necesito lavarme las manos….”en ese pasillo a la izquierda”
Me señalaron el trono y puta, no habían terminado la frase y ya estaba allá con los pantalones abajo (virtud muy útil y por lo que me ha dicho mi padre, además hereditario).
Como quería pasar piola, intente cagar en el mismo rango de tiempo que puede llevar lavarse las manos y “otra cosa” que podía ser reventarse una espinilla, peinarse o simplemente orinar (‘char la corta).
Llegue, me senté y me mande una cagada con toda la potencia, fuerza y velocidad que podían imprimirle mis músculos abdominale. Entonces, agarrado a la tina, al borde del lavamanos y con los pies bien puestos en el suelo, me mandé una cagada dantesca, hedionda y líquida, por lo que estaba seguro no habría problemas de reflujo por parte del WC. Todo bien hasta que caché que: Oh my gosh! No hay papel!!!!
Sin perder la calma ni el garbo, comencé a buscar en ese baño algún artículo auxiliar que mepermitiera pulirme el ojete: Pañitos húmedos, toalla nova, pañuelos desechables, la hueva que fuese desechable. No había nada. Solo un paquete de pañales del hermano chico.
Ni huevón, la solución estaba frente a mis ojos. Así es que ocupé unos pañales, y todo a la basura, bien al fondo.
Después de mi cagada Gold Medal World Record de solo tres minutos, que ni Asafa Powell la hace, estaba de vuelta en la mesa, con la mejor cara de niño bien educado, rosagante y rosadito producto de que todavía no me bajaba la sangre de la cara debido al apretón abdominal para la cagada Express, y me dicen. ¿Quiere otro completito? A lo que la mina responde: Sí, yo se lo preparo!!
Una gota fría escurrió veloz entre mi frente y de algún modo místico me llegó hasta el orto.
En un minuto tenia el mismo monstruo lechugoso frente a mí (nota: recálco la lechuga porque tengo la certeza de que eso fue lo que produjo el aborto espontáneo).
Pensé: Lo peor ya pasó, no creo que me pase de nuevo. Lo recibí, y como previendo el desastre, lo comí con cierto recelo. Esta vez paso un poco mas de tiempo, pero la contorsión intestinal fue igual o peor, y ya había ocupado el comodín de las manos con mayo (si la ocupaba otra vez pasaba por huevón): No quedaba otra que arrancar confiando que el tiempo de viaje fuera menor a lo que demoraría el moreno en aterrizar en mis tobillos.
Muy care’ raja, pero pareciendo alguien completamente dominado, temeroso e imbécilmente obediente con los padres, me excusé diciendo que se me hacia tarde para llegar a casa y que el colectivoRs dejaba de pasar temprano (excusa harto flaite, pero que a esa edad era comprensible) me puse de pie, me despedí de todos a la vez, di las gracias y la mina se ofreció de compañía ”para conversar” hasta el colectivo.
Caché que venia sin defensas, era cosa de hacerse el lindo un poco y era golazo de mitad cancha. Había hecho bien la pega hasta ahí y no quería cagarla… en el amplio sentido de la palabra.
Entonces yo comencé a avanzar rapidito, a paso corto, como el marciano de Bugs Bunny….y ella miraba hacia arriba y me decía que linda estaba la noche, que lo había pasado súper bien, que les había caído la raja a los papas, bla bla bla, mientras yo sonreía y dejaba deslizar la gota de sudor por mi sien.
Si la besaba me relajaba y me cagaba, si la abrazaba ella me apretaba y me cagaba, si le tomaba la mano caminaba mas despacio y me cagaba. El panorama no era prometedor, pero quería disfrutar de lo bien que había engrupido, así es que en un momento de no aguanto más me frené y me sinceré:
¿Sabes? Creo que el último completo no me hizo muy bien ¿Me prestarías tu baño?. Y ella abrió los ojos bien grandes (seguro quería una declaración romántica y “el huévas” le sale con que está que se caga), esbozó una sonrisa maquiavélica de vendetta y me dijo: ¡Claro!
Media vuelta y sale corriendo a la casa. Yo, medio cojeando y apretando el ass hasta el calambre, partí detrás.
Cuando llego a la reja de la casa me doy cuenta que está abierta, también estaba abierta la puerta de la casa, estaban todos los familiares en palco y tribuna, y ella estaba en la entrada con un cono de confort y la revista Cosas.
Respire, trague saliva y pensé que toda mi pega se había ido por el water al igual que el kilo que me iba a mandar en pocos instantes. Se acerca y me dice: La puerta del fondo es el baño grande, anda a ese. Baje la vista y rapidito pase bajo las miradas de TODA su familia.
No contentos con eso y con el afán de humillarme ella me grita: No vayas a ocupar el jabón de glicerina que tengo en ese baño porque lo uso para la cara!!!!! Y escucho los jajajaja de todos.
Además, voy llegando y me doy cuenta que, el wc del baño da la espalda a un muro muy delgado que limitaba con el living, en donde todos estaban conversando, y yo, me mande una cagada apocalíptica, 5.1 dolby incredible tremendo surround stereo 4000w de salida, refuerzo de bajos y agudos incontrolables. Abría las nalgas para bajarle el volumen y ampliar el rociado, pero nada! Se escuchó la cagada COMPLETA.
Entre las risas y medio llantos derivado de las risas, salí del WC con la frente en alto y tratando de tirar todo pa’ l chiste, haciéndome el simpático de nuevo, pero con cero respeto!!!
Tenia menos respaldo que un columpio a esas alturas, y entre risas me despedí con la sensación de derrota.
Otra vez fue ella a dejarme al famoso colectivo, yo iba con una sensación de derrota tan extrema que me relaje y sabiendo que ya no había opción le conversé tranquilo. Al final ella me tomó y fui depredado con un tremendo atraque y me dijo que le había encantado la manera en que había manejado la situación y si quería ser su pololo.
¿La huevá romantica?!!!!
Final feliz despues de todo. Y creo ser de los pocos que ha conquistado alguna vez a una mina gracias a una cagadera.
Porque hay veces en que la caca, es oro.
Fuimos pololos por un tiempo y la anécdota es imborrable. Sobreviví para contar que….VI A LA MUERTE A LOS OJOS Y TIRE LA CADENA!!!!!…que lindo es el amosh!
14 notes · View notes
retornocelestial · 1 year
Text
Sin fe, ni te acerques...Sin fe, ni leas.
El gran error que cometemos cuando empezamos a buscar de Dios es creer que Él va a liberarnos de todos nuestros problemas y conflictos, buscamos a Dios como una solución a un problema temporal cuando lo que realmente nos dice Su palabra es que Él nos va a librar de la muerte eterna, es decir, Dios en Jesucristo nos resolvió un problema eterno.
La mayor explicación a la palabra fe se da en Hebreos 11, y es que si nos ponemos a analizar uno a uno de los personajes biblicos que allí se mencionan, se habla mas de lo que ellos fueron en Dios que de lo que obtuvieron en Él. Y es que la fe no se trata del tener, ni de la posición que deseamos poseer, la fe se trata del ser, pues cuando yo tengo una relación con Dios mi yo cambia completamente, puesto que ya no soy el mismo, ¡es Cristo en mí!
Analizaré unos versículos importantes de Hebreos 11.
Versiculo 6: "Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" Lo primero que debemos hacer cuando nos acercamos a Dios es creer en Su omnipresencia, es decir, que Él está en todas partes, que si me muevo a la izquierda allí está Él, que si me voy a otro continente allí también estará... En fin, es creer en que Él me acompaña a cada momento y en cada instante (Leer anterior estudio para mayor comprensión a este tema).
Versiculo 12:  "Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra" Lo segundo que debemos comprender es que el objetivo de nuestra fe no es recibir, sino entregar. Creemos que por la fe vamos a obtener lo que deseamos, lo que anhelamos y no, la fe no es una varita mágica que cumple nuestros deseos, la fe es el medio por el cual Dios ejecuta su voluntad en nuestras vidas. ¿Has investigado alguna vez cuantos hombres de Dios tuvieron que entregar su vida para que el evangelio de Jesucristo fuera escuchado? ¡Éste es el mayor acto de fe que alguien puede hacer! ¿O Cristo entregó su vida para que tu tengas tu casa, carro y buena posición social?
Versiculo 25: "Escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado" Lo tercero es morir para vivir. La vida sin Cristo es una mentira y solamente la fe nos permite ver esa realidad. Lo que hizo Moisés al dejar los placeres de Egipto para libertar la esclavitud de su pueblo es un acto de fe, y debemos imitarlo. Todos los días tenemos que levantarnos de nuestra cama reconociendo nuestra posición de siervos de Dios y creer que somos temporales en este mundo, que nuestra ciudadanía está en los cielos. Éste mundo y sus deseos no pueden amarrarnos, puesto que en Cristo somos hijos de Dios y ninguna riqueza terrenal puede cambiar esa gran verdad.
"Sin fe estamos sin Cristo, y en consecuencia, sin un Salvador. Sería infinitamente mejor estar sin ojos, sin oidos, sin salud, sin pan, sin vestimenta, sin hogar que estar sin la fe que brinda todo lo que el alma necesita. Sin fe, estamos espiritualmente desnudos, pobres, miserables, perdidos, condenados...y sin esperanza de una salida."
Sin fe ni te acerques, sin fe ni leas.
35 notes · View notes
monvria · 2 months
Text
«Random bullshit go!» más como «¡inspiraciones nocturnas go!»
_________________
A sabiendas de dónde viene, estar en un viaje de introspección acostado en la cama es casi que lo común, y en la mayoría de los casos es más que bienvenido, pero en esta ocasión no. No porque todo conlleva en pensar sobre la criatura que casi le provoca un gatillazo en plena faena. Ya llevaba un buen tiempo dándose matraca con la vecina hasta que en eso pilló al perezoso en una esquina, en una especie de armatoste hecho exclusivamente para él, mirándoles fijamente. Le dio un bajón.
Ese perezoso es todo un enigma. Nombre oficial no tiene por tanto un día se llama José, otras veces Juan, debes en cuando Marco, dos veces escuchó que se refirieron a él como Eustaquio, y así con más nombres. Desconoce si posee esto, la inmortalidad condicionada, como otros animales poseen como las mascotas de su hermano. Tampoco puede decir que es una mascota, porque no es como que Fernanda se refiera a ese animal como tal; sí le da cuidado, pero muchas veces ni lo ve en la casa y cuando pregunta ella contesta que andará por ahí, por la selva, y lo dice como restándole importancia. Entonces mascota no es, ni siquiera comunal, pero cuando llega ella le da todo el mantenimiento que necesita un animal así, que es poco según cuenta, y al parecer armarle un armatoste para que descanse en su cuarto personal es uno de esos pocos cuidados.
Pero sí, la cuestión es que tener a un tercer par de ojos y no haberse dado dé cuenta de ello, le ha propiciado reflexionar cómo abordar esta problemática que hace veinte minutos atrás no tenía. No es algo que quiere volver a repetir, y si lo puede zanjar ya, pues lo hará.
Voltea a su derecha y ahí está Fernanda echada, como no, boca arriba y con las manos entrelazadas a mitad del torso y los ojos cerrados. Está dormitando pero aún sin caer más allá, y sabe esto porque aún la mujer juguetea con sus mano. En un escenario normal ni siquiera se le ocurría decirle algo, que duerma todo lo que deba dormir, si se quiere echar dieciocho horas de sueño pues que lo haga, pero entonces cruza miradas con el perezoso en la esquina y no, hoy no.
—¿Estás con Morfeo o aún sigues conmigo?— pregunta porque no le va a caer con la problemática de ya para ya, y ésta no contesta de una vez pero termina por hacer un ruidito que es la confirmación de que sí, lo está escuchando —Bien, porque cierto señorito no nos ha quitado la vista desde que me he enterado de su presencia.
Ese comentario hace que Fernanda abra los ojos de par en par porque eso suena a un tercero, y si es un tercero, son muchos. Cuando voltea a ver a Rodrigo éste ya le está señalando la esquina y ahí ve al oso perezoso echado tan pancho, mirándolos sí, sin inmutarse. Fernanda se irgue para verlo mejor y sigue sin inmutarse. «¡Oh!» es lo que atina a exclamar y se vuelve a echar.
—No me digas «oh».
—¿Qué puedo decirte?— Fernanda debe confesar que la situación le provoca risa, se quiere reír y se ríe, un poquito, para desgracia de su compañero que atina a taparse la cara con una mano —El señorito no es como que me pueda mandar un memo diciéndome que hoy llegaba. Usted sabe, imposible para él.
—Esa cosa provocó que me rendimiento bajara— ahí Fernanda ríe, más duro que antes, porque no lo puede creer. Al hombre no le queda más que moverse a su costado y quedar viéndola pasmado; vale, cree que se está desquitando con él de todas las veces que le ha hecho jugarretas.
—Ahora entiendo la vara, qué le pasó— dice aún con atisbo de risa en la oración y, por lo anterior y esto, anda enjuagándose los ojos —Vamos, no es gran cosa.
—No señora, no me cuente sus fetiches. Esa vaina no va conmigo.
—Por favor— sigue soltando risitas ella —No me digas, el más santo. Usted ni se lo cree.
—No seré el más santo, ni tengo comunidad que me venere, pero algo sí le puedo decir: la intimidad es sagrada para mí. O es usted y yo o nada. No me agregue a sultano o mengana. No quiero otro par de ojos o más viéndonos. Muchos años, Feña, lo sabes bien.
Que el hombre haya tirado ese comentario con un tono de indignación provocó que la pobre muchacha diera más risotadas, y por consiguiente un pequeño ataque de hipo la invadió. Rodrigo ya había erguido la mitad del cuerpo, listo para levantarse e irse, pero Fernanda le pasa el brazo por el pecho y le insta nuevamente a acostarse. Acatada la acción entonces va y se le encarama encima, de largo y largo, poniendo todo su peso y evitando que intente escapar.
—Vamos hacer un recuento— Comenta Fernanda rascándole la nariz —para confirmar si es cierto lo que cuentas. La primera vez. . .
—Fue solamente usted y yo, en una casona a orillas del mar. En la vivienda solo residías tú. Me invitó y ya sabe el resto.
—Bien, bien. Correcto— Entonces analiza el siguiente y recuerda esos casi diez años —La segunda vez, o bien, las segundas veces; fueron muchas. ¿Qué hay ahí?
Recordar esa etapa hizo mortificar a Rodrigo. Recuerda aquellos encontronazos, analice el contexto y ahora se le ha subido la bruma a la cabeza. Fernanda capta pero no comenta sino que sigue echada esperando que prosiga, y como dilucida que no lo hará, toma la iniciativa.
—No recuerdo todas pero sí la última. Fue en una cabaña de dos pisos en Breñón. La cabaña tenía chimenea ¿recuerdas? Chimenea de piedra. Raro. No es que hiciera mucho frío para tenerla, pero ahí estaba — No le está viendo, sino que ahora con la cabeza echada de costa ve al infinito de la pared crema escarbando en su inconsciente hallando todas las piezas de ese momento —1928. Usted me odiaba y yo también. Aun así desde aquella vez nos quedamos con más y, pese a que no debíamos, nos reuníamos solo para eso. ¿Qué más sigue?
—Yo la estaba esperando, así como usted me esperó otras veces, pero no llegaba. Entonces pensé que se la comió un jaguar o los indios conejos, y pobre, ha muerto Fernanda, pero llegó. Llegó bien vestida, pulcra, mínimo a una reunión oficial pero lo nuestro era clandestino.
—Ajá, y ni cortos ni perezosos entonces nos agarramos e hicimos lo nuestro. Usted bien animal, le gustaba morder. Parecía perro. ¿Pero entonces qué pasó?
El hombre estaba a punto de cabrearse de que todos sus enunciados estuvieran terminando en preguntas para incitarlo a hablar, continuar esta historia que a veces prefiere olvidar. Bien podría evitar seguirle la jugada, pero oh ha caído, y las ganas de soltar lengua pueden más.
—Viniste y dijiste «¿podemos actuar como si estuviéramos “enamorados”?» y yo le pregunté cómo era eso— Porque lo atónito para él, más allá de la solicitud, era que no sabía eso del amor, no como lo conciben los mortales. Recuerda con quienes ha yacido y sí les tenía cariño, como aquella mulata de Cartagena o la chola de Penonomé, pero enamorado nunca y en ese momento, sabe, tampoco. Entonces recuerda años después de aquello que le preguntó a Fernanda si ha estado enamorada y ella con la boca a medio abrir, él dijo que mejor no le contara —y bueno, me empezaste a besar suave, calmado, no como minutos atrás en el diente con diente. Se tomó su tiempo, apreciando todo. . .
—Lo que haya que apreciar. Me agarró y me llevó, bien hidalgo, a la cama, y siguió con su hidalguía ahí pese a su cara de enojo, o de perplejidad, porque ese ceño fruncido era difícil de desencriptar. Igual y asimismo le solicité que me tratases por mi nombre de pila y no apellido e hice lo mismo para con usted.
—Durante ello, cuando estábamos en esa posición, la que Antonio de las pocas veces que nos dijo sobre eso era la única válida, la única con que no nos iríamos al infierno, me comentó que le dijera «te amo». . .— y no sigue porque justo ahí pilla que ha olvidado que lo prosigue, una gran impresión que hace abrir los ojos y alzar las cejas. Fernanda no parece indignada por eso; cruza los brazos frente suyo y ahí coloca el mentón, para descansar la cabeza, y para verle mejor.
—Lo cumpliste. Tres veces, o dos, quizás cuatro, ahí no recuerdo bien, pero fue más de una, me dijo «te amo». Después de la primera le pedí más y cumplió.
—Entonces en una de esas me dijiste «te amo» también— recordó. Fernanda asiente.
—No sé si lo hallaras falso— sí lo halló —pero a mí me llegó — risotea Fernanda nuevamente, tapándose un poco la boca —Ahora recuerdo que lo dejó perplejo, balbuceó algo que no recuerdo pero sí lo otro a eso. No moderaste, por lo perplejo, y ahí me diste una embestida mal dada. Me dolió.
Si hace minutos atrás fue una mamo con la que se tapó la cara, ahora son las dos. Ya recuerda, y recuerda bien. Ese comentario lo agarró con la guardia baja y, en efecto, puso más fuerza de la necesaria en ese embate. «¿Disculpa?» ahora dice, a casi cien años de eso, y Fernanda alza los hombros y añade «el tiempo de los perdones pasó, Rodrigo».
—Pero— retoma Fernanda— no pasó a más. Un minuto más y ahí llegamos. No parecía satisfecho —porque todo; la solicitud, las acciones, todo; lo dejó confundido, y confundido uno no disfruta —pero yo sí— añade —Pero ahí se acabó todo, ¿cierto?
Como siempre pasaba, ahí quedaron echados en la cama recobrando energías, y para mal del hombre lo dejó en sopa de techo, que suele odiarlo o no dependiendo de la ocasión, y aquella vez cómo lo odió. Cuando se levantó Fernanda a recoger su ropa y ponérsela para irse (como siempre hacían en aquellos encuentros, pasado el momento efímero se iban), hizo lo que nunca había hecho para ese entonces: acercársele y darle el beso de buenas noches, para luego añadir «no pienses mucho en eso; es falso» y él le contestó «todo simulado» y ella asintió sonriendo, feliz, y Rodrigo volvió a fruncir el ceño, más pronunciado, y ella volvió a besarlo pero entre las cejas y después se alzó y salió de ahí sin volver a verlo.
—Sería años después. No. Décadas después para cuando volviéramos a tener otro encontronazo— añade Rodrigo mientras piensa en ello, rascándose el mentón —Fue como dos o tres años después de haber resuelto ese problema —Fernanda asiente, otra vez, porque recuerda bien eso y el otro está en lo correcto.
—Estabas en mi casa. Le dije si quería ir a las montañas y usted creyó que estaba de joda y dijo que sí. Mala suya, tuvo que venir a escalar conmigo y hubo que parar por un día, pero estuvimos de suerte, hubo refugio. Ahí sí tenía justificación que la cabañita tuviera chimenea, pero no era chimenea sabe, era ¿cómo se le decía a ese aparato todo raro?
—No le des más vueltas, era una estufa de leña de las antiguas, donde también se puede cocinar y esa, era grande, tenía horno, entonces hornear también.
—Sí, y la cabaña era, literal, cuatro paredes.
—Así que un hombre y una mujer, solos, compartiendo una sola cama y, para rematar, ya han tenido tema. Qué más iba a suceder sino eso.
Fernanda ríe. Hoy ha reído más que él.
—Pero aquella vez fue rápido. Apuesto todo que no pasó de los cinco minutos.
Por fin risotea Rodrigo.
—¿Y querías más? Estábamos cansados pero mire cómo es la arrechera de fuerte. ¡Jo, bellaca!
—¡Solo estoy narrando lo sucedido!— exclama mientras se peina para atrás el cabello —Pero usted sí es malo, porque yo no buscaba nada aquella vez— y ahora se debe aguantar la carcajada del hombre abajo suyo y se pregunta a dónde está la gracia.
—Literal me besabas y me metías mano.
—Falso.
—Y ante eso no es como si uno se pueda controlar. No lo habrías hecho y yo no lo hice.
—Mentiras.
—Porque, y escuche bien Fernanda, que usted es mucha mujer y como tal sé cómo tratarla, si a mí me crío mujeres como tú y me dieron una gran enseñanza. A ver, apegue su oído a mi labio y escuche —y Fernanda, de bruta, le hace caso —Las damas también practican el pecado carnal y, muchas veces, son más vivas que uno.
—Idiota— contesta, y es ahora ella quien le peina el cabello con la mano —Vulgar. Soez. Debería hacer gala de la posición de la mujer en la sociedad — «¿y esa cuál es?» —Darte con el rejo de caballo por decir algo de ese calibre— ahora hay sinfonía de carcajadas.
—Pero sí pues, aunque lo niegues usted comenzó y yo caí. ¡Bruja! Pero ante eso y tú muy guapa e igual que me invadió la cabanga y los recuerdos, entonces te anhelaba.
—Y yo a usted, ya no lo voy a negar.
—Y entonces otras décadas más sin intimidad.
—Ajá— le confirma Fernanda. Ahí entonces se levanta, un poco, aún en horizontal para verle la cara. Ahora ella tiene una cara seria —Mediados de los 70 usted me ignoró. Supongo que se le hizo más bonita la puertorriqueña y como sabía bailar coronó. Quíteme esa cara de picha. E igual le resté importancia, si usted andaba con otra yo igual, que usted no es nada del otro mundo como para encasillarme. Entonces llegó los 80 y seguía en las mismas, y a mediados creo que se volvió maricón porque andaba de arriba para abajo con el jamaiquino. ¿Eres maricón de closet?
—¿A qué viene esto?
—Pregunto, me gustaría saber.
—¿Miedo?
—¡Ay por favor!
Desquitarse, más bien. Recuerda que cuando por fin aceptó el matrimonio él le chateó y decía literal «¿ah, ya se volvió maricona?». Antes de eso el último mensaje que le había enviado tenía casi un mes desde entonces. No le contestó.
—A ver, dime Fernanda, sin miedo.
Entonces pensó en desquitarse más.
—¿Si yo hubiera sido hombre crees que nuestra relación sería la misma, con todo lo que ello conlleva, y entre eso la intimidad?
—Si Fernando existiera nos estaríamos es midiendo las vergas.
—Ordinario— Dice Fernanda y mira como su compañero ladea la cabeza más o menos rápido.
—Y supongo que lo habría empalado y él me habría sometido. O al revés. Quién sabe. Obvio no va a ser la misma relación, pero tampoco iba a cambiar mucho. Más comedidos a la hora de mostrar afecto, cortejo diferente, puede que en nuestra machosidad los juegos previos fueran lucha, ya sabes, wrestling arrabalero o quizás lo mismo que tú y yo. Sí, más lo segundo, lo primero es pura fantasía y yo argumentando paja.
—¡Qué romántico!— dice. Está apunto de limpiarse la lágrima falsa —Y si usted hubiese sido mujer igual, eh. Quizás nos hubiéramos peleado el maquillaje.
—Le habría llamado barragana o meretriz en esas peleas.
—En sus sueños, su léxico no llega hasta allá. Habrías dicho «puta» o «zorra», lo típico.
—Pero entonces llegó el año 1995. Enero fue. La visité otra vez— retoma el tema principal Rodrigo.
—Afirmativo. Usted me trajo un regalo: Shalimar. Ha saber quién le dijo que es de mis perfumes favoritos, sino el más, pero ahí estaba — a Fernanda esto lo sorprendió porque sabe bien que jamás, ahora haciendo cuentas, usó ese perfume en su presencia, entonces ¿cómo supo?
—Ajá— Rodrigo no le dirá quién fue su topo aquella vez, para resguardar la identidad de esa persona. Aunado a eso también le debe mucho, no solo por aquello, sino porque le prestó plata. Después el 89 él no tenía ni un dólar en el bolsillo, apenas y veían cómo arreglar esas finanzas desastrosas, y aun así quiso llevarle algo y para rematar caro. Desde entonces aquella persona está presente en las oraciones de él, si es que se acuerda en ir a orar —Me le quedé una semana entera ¿verdad?
—Sí. Yo le pregunté por eso, mucho tiempo, y a sabiendas cómo andaba eso por allá pensé que estaba psicótico.
—Cada quien tiene sus escapismo, y yo necesitaba hacer el mío.
—¿Huir?
—Estar contigo.
—Oh.
—O eso te diría si no fuera una vil mentira— casi se ofende Fernanda, casi —Y el mío o es la música o la compañía de un buen amigo y tú, bueno, ¿comadre?
—Vos compadre.
—Sí, sí. Esto. . . me dijiste aquella vez si quería escalar.
—Me dijiste que no.
—¡Porqué era real! Mucho tiempo contigo, ya sé cuándo algo es enserio y cuando no. No sé ría, pilla.
—Bien. Ahí entonces te di otra opción.
—«¿Quieres conocer mi madre?» me dices.
—Hicimos las paces, o bueno, quiero creer que la hicimos y como esto, ya sabes, uno debe poner de su parte en reforzar la relación.
—Y nada más que refuerce la relación con su señora madre que presentarle uno de sus amigos.
—Y amante.
—Ajá. Entonces la señora Bribri me dio de beber chocolate.
—Es su forma de darte la bienvenida.
—Y yo, bueno, ambos, terminamos por irrespetarle esa bienvenida y la casa de la doña cogiendo en los ranchos.
—Ranchos exclusivamente para coger, parte de su cultura.
—Igual un irrespeto.
—Ella sabe. Quiero decir, le dije. Ahí cuando me viste susurrarle ya sabía pues de nuestra relación. No me iba a decir nada. En poder le gano. Ya sabes cómo es esto.
—Pero haga cuentas, entonces, que muy bonito y todo recordar todas nuestras empotradas, pero recuerdo porqué comenzó todo este cuentero. ¿Cuántas veces hubo un tercero ahí donde cogíamos?
Fernanda entonces cae en cuenta, es cierto, todo esta charla comenzó porque el hombre le dijo que muy santo no pero que el voyerismo no le iba. Ahora, después de recopilar sus escapadas, tiene razón. No hubo más nadie que ellos dos. Solo un hombre y una mujer en la intimidad y ya. Hace minutos atrás dijo qué romántico, ahora en verdad puede decir esa frase sin ser a broma.
—Haz ganado, por hoy solamente— se alza un poco para ver hacia atrás, hacia el señorito que desató todo esto, pero no está. Fernanda entonces mira para todos lados hasta que siente un peso extra al costado derecho de la cama y ahí ve, el perezoso intentando escalar.
Rodrigo hace un comentario diciendo que esa «cosa» es como los perros, no sabe cuándo dejarles a solas. Fernanda lo regaña, como que cosa y que respete al animal. Cuando el perezoso por fin escaló y estaba justo al costado de ambos entonces el hombre añade otro comentario, que cuidado con las garras y más él, que capaz y le cercena el miembro. Fernanda, con gracia en la voz, le dice que sería una lástima pero le lloraría, al miembro, no a él, dos segundos a lo mucho. Rodrigo se ofende. Pero en vez de contraatacarle le dice qué onda con ese bicho, es mascota o qué, y le señala una característica: no tiene ese moho que suelen tener los perezosos en las espaldas, y como tal no tiene pulgas ni bichitos como suelen tener los suyos al natural. Fernanda le dice que ni ella sabe pero como el perezoso es un regular visitándola le ha dado todos los cuidados que no se le debe dar a un animal salvaje, que ahí ha pecado, y el hecho que el perezoso la persiga y no rehúya o a lo mucho le ignore es prueba de ello.
Ahora no es solo que Rodrigo tenga a Fernanda encima suyo, sino que ahora debe aguantar al perezoso agarrándose a su brazo izquierdo. Mas no se puede enojar, que sí, el animal lo ha llevado a un viaje de recuerdos y algunos que preferiría no haber desempolvado, pero el perezoso en su simples es simpático y lo deja aferrarse a su brazo como si fuera tronco.
—¿Sabes? Haré lo de mi madre.
—Qué cosa.
—Como veo que tienes tanto pudor en según qué cosas, entonces tendré que hacer un cuarto en exclusiva solo para usted y yo y el coito. Así como la división de ranchos que tiene ella.
—Todo lo que provoca este señorito— le dice señalándole al animal. Fernanda solo va y le rascara la cabecita, pero ya el animalejo, dormitando, está más allá que acá y no le hace caso.
—Más vos, chillón.
—Vo’ andáis muy de viva hoy, ¿qué sucede?
A Fernanda le encanta cuando, muy debes en cuando, el hombre le vosea. De hecho, se enteró muy tarde que él voseaba, ya, un poco. Fue a mediados de los 60 y comienzos de los 70, cuando ya eran muy íntimos. Una vez, cuando por la noche de noviembre ambos compartían una hamaca, sentados, pero cada uno en sus extremos e intentando mecerse, hablando de cosas mundanas cual mortales, en eso él le voseó y la otra sorprendida dijo qué fue eso y él, impresionado también, dijo que se le escapó. Después le confesaría que sí, a veces vosea porque aún tiene pueblos donde hablan así, y si alguien le vosea debes en cuando le devuelve el trato igual, y como ella le voseó aquella vez, él también. Antes le voseaba más, ahora ya no tanto. Le dijo que ya casi esa forma de hablar estaba muerto, y por consiguiente ya no le es tan cotidiano devolver el voseo, pero a veces aparece y hoy fue así y esa pequeña cosa le hizo feliz a Fernanda.
—Muchas veces se quiere hacer el vivo así que debo igualarlo o sobrepasarlo, eso es todo.
Para evitar más discusión, entonces, le besa y le da las buenas noches. Similar a aquella anécdota que lo mortificó. Supo que aquí acabó la charla y tiene dos opciones: irse como sus primeros encontronazos o quedarse pues, y mamarse al perezoso a su izquierda y la dueña de la casa a su derecha, y prefiere más esto que lo primero y ahí quedó por el resto de la noche.
_________________
«A vos lo quiere mucho el perezoso».
«Ah no joda Fernanda».
5 notes · View notes
mrquez · 1 year
Text
Tumblr media
'¿me estás jodiendo? ¿acaso no me ves?' pone jarra de sangría en alto en lo que fulmina con la mirada a tercero que continúa con su camino como si nada. para ser alguien que se jacta de sus raíces españolas, lo insulta en un perfecto inglés. se ha derramado un poco de líquido a sus pies, pero por suerte nada en su ropa blanca. pone ojos en blanco y vuelve a dirigirse a quien tiene a un lado. 'en fin. ¿quieres?'
27 notes · View notes
kusanagim91 · 5 months
Text
Tumblr media
-Me prometí nunca más volver a Japón-suspiró con pesar, mirando por la ventanilla del avión, una de sus piernas moviéndose nerviosamente. 
-Ya...-Flug le detuvo, poniendo una mano en la rodilla-Calma-. 
Shisui lo miró, Flug lucia la mar de contento, le encantaba volar. 
-Es fácil para ti decirlo-.
-Nunca me has explicado cual es el asunto con tu familia-.
- Nunca me has preguntado-.
-Si... bueno-desvió la mirada a otra parte y Shisui le sonrió.
-Si tu sabes, yo tendré que saber también ¿No es así? Realmente no tienes que decirme nada de ti mismo, Flug-.
-Sería lo justo-.
-Nunca te ha interesado lo justo, querido-. 
Flug paso las siguientes dos horas hablando del avión, del modelo del avión, de como funcionaba el avión, de los defectos del avión... 
Shisui nada más lo escuchaba, le gustaba su entusiasmo, aunque entendía la mitad de lo que decía.
-... Y es por eso que prefiero ese modelo a este, pero no está mal-Flug suspiró con algo que parecía satisfacción-Como sea...-lo miró con picardia-¿Quieres tener el clasico sexo en el baño del avion?-.
Shisui no pudo evitar reír. 
-No, primero que nada es muy estrecho, segundo es un viaje de catorce horas y no tengo deseos de sentirme pegajoso y sudado tanto tiempo y, tercero, no trajimos nada y no quiero que me duela sentarme-.
-Ay, qué aguafiestas-rodó los ojos. 
-La azafata de hace un rato te estaba haciendo ojitos, ve con ella-. 
Cuando aterrizaron en el aeropuerto de Kansai, era de noche. 
-Busquemos un hotel, Flug, iremos a la casa de mi familia en la mañana-.
-¿Está lejos?-preguntó, estirandose, estaba cansado por varias razones, pero no podía evitar mirar con curiosidad a todos lados, era su primera vez en Japón. 
-Kyoto, como a una hora-suspiró-Pero, seguramente manden a alguien por nosotros-.
-¿No deberían mandar por ti ahora?-.
-No les avisé que venía-rió-Ni mucho menos que traigo un gaijin-lo miró con diversión-Oh, a mi madre le va a dar algo cuando te vea-rió-Extranjero, pelirrojo, no muerto-. 
-Ay, pero si soy encantador-bromeó. 
Buscaron un hotel de ahí cerca y pasaron la noche. 
Flug observó como su amigo se metía porquerías en las venas, Shisui tenía un problema con las drogas, pero no le reclamo nada, en ese caso en particular prefería dejarlo dormir, aunque fuese a base de narcóticos. 
Aunque se preguntaba cómo las había pasado por control, parecía que tenía conocimiento de cómo ocultar sustancias ilícitas, curioso. 
Se acostaron y Flug lo abrazó por la espalda, para mantenerlo de costado, ya había tenido que salvarlo una vez y no quería repetir la experiencia.
Tampoco podía enojarse con él por sus malos hábitos, sería una hipocresía, además le debía demasiado, seguramente nunca saldaría las deudas que tenía con él. 
En la mañana Shisui estaba como nuevo, por su naturaleza, esa curiosa raza de gente lobo, eliminaba toxinas con facilidad, envenenarse o sufrir una sobredosis era difícil, al menos que lo hiciera a propósito. 
Aun así, en cada ocasión Flug no podía evitar preocuparse, así que sonrió al verlo tan reluciente. 
-¿Quieres bañarte conmigo? Flug-.
-Uy, si-asintió con entusiasmo. 
Shisui ya le había avisado a su familia de su llegada, así que una vez arreglados bajaron al lobby del hotel a esperar. 
-Nos invitaron a tomar el té-suspiró, acomodándole la ropa a su amigo-No puedo pedirte que te quites esa bolsa, pero no les va hacer gracia-.
-Lo siento-miró el suelo-Mi cara tampoco les haría mucha gracia ¿No es así?-.
-Creo que no, pero no tiene importancia, vienes conmigo, tendrán que ser hospitalarios aunque no les guste-. 
Un par de hombres vestidos de traje fuerona recogerlos en un auto negro bastante elegante. 
Trajes y autos negros, lentes de sol, grandotes e intimidantes. Lucian como guardaespaldas. 
-Shisui-sama-lo saludó uno con una leve inclinación.
-Juro-san, tanto tiempo-le sonrió-Me alegra ver que estas bien-.
-Más o menos...-el hombre le sonrió y le mostró una mano, le faltaba el meñique.
-Ah, veo que mi madre sigue igual-.
Ambos rieron y Flug se los quedó mirando...
No podía ser ... ¿O si?
El viaje fue largo y silencioso, Flug vio desaparecer la ciudad moderna, para dar paso a la más tradicional Kyoto y de allí...Los bosques. 
La casa Sadamoto era tradicional, como un palacio de la era Edo, estaba rodeada de un bosque y terrenos extensos. Shisui salió del auto y aspiró hondo, con nostalgia y melancolía, los ojos cerrados.
-Diría que huele a casa, pero...-abrió los ojos-Huele a amargura-. 
Flug se mantuvo callado mientras los escoltaban al interior de la casa, sin embargo no perdió detalle. Un muro alto, cámaras de seguridad, guardias aquí y allá...
Una casa de la era feudal, hermosas mujeres vestidas en yukatas. 
Flug siguió el ejemplo de Shisui y se quitó los zapatos antes de entrar y las saludo con una inclinación, pero prefirió mantener su silencio. 
Eran hermosas, como Shisui. 
Una raza de gente lobo, con cabello negro y lacio, piel palida y rostros delicados. Todas ellas, desde la matriarca hasta la hija más pequeña, tenían los ojos violetas. 
Shisui en cambio tenía un ojo rojo y otro azul, pero sus rasgos y sus manierismos eran los mismos. 
Eran todos familia, sin duda. 
-Madre-.
-Shisui-. 
La tensión podía cortarse con un cuchillo, pero por suerte fueron interrumpidos por el anuncio de que el té estaba listo. 
La madre de Shisui avanzó y solo este y Flug la siguieron. 
Se sentaron en el suelo, ante una mesita repleta de té y dulces tradicionales. 
-¿Me presentas formalmente a tu amigo?-dijo ella, sirviendoles té verde con movimientos delicados. 
-Kenning Flugslys, amigo y colega, Flug esta es mi madre, Yuko Sadamoto-. 
-Un h-honor-dijo Flug torpemente, haciendo una reverencia.
-No hace falta que hagas eso-le sonrió la mujer-No podemos exigirle tanto a los extranjeros ¿No es así?-. 
Flug prefirió no decir nada al respecto. 
-Vamos al grano, madre, por favor-.
-Siempre tan apurado ¿Porque mejor no disfrutas del desayuno?-.
-Porque posiblemente tiene veneno, aunque con nosotros dos no te serviría de nada-. 
Shisui mantenía su postura firme y su tono calmo, pero no podía evitar enseñar los colmillos. 
Flug, a su lado, estaba tenso ... Es que si era eso ¿Verdad?
Observó con más atención a la mujer frente a él. Apenas visible bajo la yukata... Tatuajes. 
-Shisui, mi querido hijo-Yuko sonrió-Me alegro que estes de vuelta-.
-Es más fácil si estoy cerca ¿No es así? Dime algo, mi tía ¿Fueron causas naturales o tuviste algo que ver?-. 
Yuko torció ligeramente su gesto, pero volvió a sonreír de inmediato.
-Siempre has sido tan insolente, ya que no quieres comportarte ¿Qué tal si esperamos a la cena? Tomate el resto del día, tu amigo y tú-. 
Por su tono, aquello no era una invitación, sino más bien una orden. 
Shisui asintió nada más. 
Los hombres vestidos de traje los escoltaron a un cuarto, cerraron la puerta corrediza y se quedaron ahí parados, vigilando. 
-¿Somos prisioneros?-.
-Si-Shisui miró a su alrededor-Mi vieja habitación, no ha cambiado nada, a mi familia no le gusta el cambio-abrió un armario-Creo que tengo una yukata que debería quedarte, querrán que vayas formal a la cena-. 
-Shisui...-.
El chico lo ignoró, rebuscando entre la ropa.
-¡Shisui!-.
-Dime-no lo volteó a ver.
-¡¿Eres un yakuza?!-.
-¿Te sorprende?-esta vez sí se volteó y le sonrió, como de costumbre.
-No tienes tatuajes ni nada-.
-Mi cuerpo los rechaza, así que nunca pudieron marcarme con los estándares de la familia-ladeó la cabeza-Pero, tengo el apellido y los genes, eso es innegable, como habrás notado-. 
-¿Y qué es lo que pasa?-.
-Lo discutiremos después-se le acercó con una yukata y la midió contra su cuerpo-Si, debería quedarte de maravilla, te veras guapo-rió. 
Flug suspiro con resignación, sentía que se había metido en un buen lío. 
5 notes · View notes
Text
Tantas versiones
y yo me enamoro de ti en todas tus formas.
El primero me conquistó el corazón,
el segundo me hizo explotar en el sexo.
El tercero me destruyó
en muchas cosas
y arreglo otras
Ahora tú.
Tú estás siendo todos,
me armas y me desarmas.
Quedó enamorada,
cuestión de no admitirlo.
No puedo, tú no eras para mí
y se te vio obligado a estar aquí.
En ocasiones quisiera odiarte,
quisiera irme, quisiera golpearte.
Quisiera gritarte todas esas cosas que me duelen
o que siento que están mal.
Cuando siento que no me escuchas,
que no me amas,
que no me proteges,
que no me piensas
y que no me buscarás.
Las veces que me has dicho que me amas
he mirado a tus ojos a través de la pantalla
deseando que sea tan cierto
como está en mi cabeza.
Me haces explotar,
me haces querer morir un poco más por ti
y vivir dentro como un pedazo de tu alma.
Eres lo que me descompone y me recompone.
Cada cosa que se quiebra se arregla con tu aliento,
con unas simples palabras,
con solo mirarte
y no poder suspirar de amor por ti
¿Será que te pasa igual?
aunque estás acostumbrado a algo
mucho más palpable que yo,
yo no puedo darte calor,
ni puedes oler mi aroma,
no puedes toparte conmigo al despertar o al dormir
y por eso pienso que un día al abrir los ojos
te volverás a ir otra vez.
Una persona egocéntrica como tú
que me vuelve loca,
te deseo, te amo, te extraño y me desespero
pero no quiero confesarte que me tienes
que me tienes así, en tus manos
¿Que haré si supieras que con una simple palabra me puedes destruir?
No quería, pero
me termine enamorando por 4ta vez de ti
o quizás por una eternidad más.
26 notes · View notes
ramenstation · 7 months
Text
                         🥢    ◜open starter◞
Se encuentra sentado al lado de una de las piscinas del lugar, sus pies sumergidos en el agua mientras consume un pequeño bocadillo para recuperar la energía que ha gastado durante el día, y porque bueno, él siempre tiene hambre. Pero su paz es interrumpida cuando otre niñe se acerca, preguntándole de nuevo si su madre jamas le ha dicho que solo debería meterse al agua treinta minutos después de comer. Con total seriedad, le mira a los ojos, “Yo no tengo mamá,” y continua comiendo, viendo como infante se aleja sin saber que más decir, y sin percatarse de la presencia de un tercero.
Tumblr media
7 notes · View notes