Tumgik
#Uso de la voz
elenjaxx · 2 years
Text
Tips for voice workers - Consejos para Locutores
Even though J.A Meca focuses on broadcasters and so, these tips are useful for any voice worker, and I would love for teachers to try these! 
Avoid being monotonous (for teachers: do not read the powerpoint)
Change your tones to play with their attention (very much number one)
Don’t tense your neck muscles
Don’t imitate others (We are all different, don’t worry much)
Low tones are more serious
Clean and bright voices are easy to trust (lack of energy in your voice is going to be rejected almost immediately)
Don’t make a pause after linkers
Every word can hold different meanings, regarding of the melodic pronunciation you choose, so be careful
Look at your audience to make contact and, at the same time, to understand when they are interested in the topic, have doubts or are tired, to act accordingly. 
Stand still. Your body is a musical instrument, it does wonders when it is properly tuned.
Learn how to do diaphragmatic breathing (breathe with your belly).*
*I will explain this very soon I promise.  s tonos graves aportan credibilidad These tips are from “La Sustancia de la Voz” by J.A Meca (I think it has no translation). This is a very interesting book for you to understand every system involved in talking and breathing. In fact, it teaches you to breathe properly, explains and corrects diction, gives you ideas to warm up your voice and even talks about radio and dubbing. It is one of my favorite manuals. You can buy (in Spanish) a copy here.
Tumblr media
Aunque sean consejos para locutores, creo que estos puntos son ideales para cualquier persona que trabaje con la voz, y digo esto especialmente … ¡para los profesores! 
Evita la monotonía
Haz reclamos con la voz
No tenses el cuello
No imites (todos somos diferentes, no te compliques)
Los tonos graves aportan credibilidad
El timbre resonante, claro y brillante aporta seguridad (las voces apagadas denotan falta de energía, lo que provoca rechazo)
No deben aparecer pausas después de palabras átonas, ni tampoco en elementos de cohesión sintáctica o semántica.
Toda palabra puede tener distintos significados según la forma melódica en la que se pronuncie. 
Mira hacia tu interlocutor(es) para incidir sobre esa persona y, a su vez, recibir señales de interés, duda o cansancio y poder adaptarte acorde. 
Endereza el cuerpo. Es prácticamente un instrumento musical, bien colocado puede hacer maravillas con la voz y la respiración.
Aprende la respiración diafragmática / abdominal y utilízala siempre*
*Os prometo que explicaré esto en detalle. 
He sacado estos puntos de “La Sustancia de la Voz” de J.A Meca. Es un libro interesantísimo en el que describe cómo funciona todo el sistema para poder hablar y respirar. De hecho, te enseña a respirar correctamente, te explica los fallos de dicción y te los corrige, te da ideas para calentar la voz y practicar la dicción, incluso te habla del doblaje y la radio. Es uno de mis manuales favoritos. Podéis comprar su libro pinchando aquí. 
0 notes
sweetsweethate · 3 months
Text
cuando estuve observando en la primaria llevaba un camperon grande y mi mochila, abajo tenia ma chaquetilla, pero siempre me desprendo la campera porque tengo miedo que me confundan con una alumna, porque el primero dia NOS PASO ESO
0 notes
deepinsideyourbeing · 6 months
Text
Movie Night - Enzo Vogrincic
Tumblr media Tumblr media
+18! Friends to lovers, un poco de Dom!Enzo, sexo oral (fem!reader recibe), fingering, sexo sin protección (don´t do that), posible alusión a size kink/size difference, breve orgasm denial, begging, creampie, dirty talk, edades no especificadas, uso de español rioplatense.
Es viernes por la noche y llueve, diluvia, pero Enzo insistió en ver una película.
Es una tradición que mantienen hace tiempo, pero la costumbre se vio interrumpida por el casi interminable rodaje de una película y un sinfín de eventos y premieres. Naturalmente estás feliz por él, por su éxito profesional y personal, pero extrañás a tu mejor amigo y tenerlo cerca.
-¿En qué pensás…?
Su voz te saca de tu ensimismamiento y cuando volteás a verlo notás el atisbo de una sonrisa en sus labios, pero te forzás a mirarlo a los ojos y negás con la cabeza, sin saber qué explicación dar. El silencio se apodera de la habitación pero lejos de ser incómodo, es reconfortante.
-¿Qué querés ver?- pregunta, luego de un rato de ojear las opciones disponibles en Netflix.
-Lo que quieras.
Ambos se acomodan en el sofá, sus cuerpos en sintonía adoptan la posición usual: cada uno en un extremo, tus piernas sobre su regazo y uno de sus brazos aprisionando tus pies cerca de su abdomen.  Por un segundo te preguntás cómo es que después de tanto tiempo todo sigue igual, pero te distraen los créditos iniciales de la película y la trama te absorbe en poco tiempo.
Enzo arroja algún que otro comentario, se ríen de escenas que conocen de memoria, y es casi suficiente para olvidar la tormenta y el sonido del viento tras las ventanas. Casi… Cuando te sobresaltás una, dos, tres veces, él decide que intentar calmarte con palabras no basta.
-¿Tomamos algo?
Se ponen de pie al mismo tiempo y se dirigen hacia la pequeña cocina de su departamento. En algún momento entre tu llegada a su hogar y el inicio de la tormenta, la temperatura bajó y Enzo te prestó un suéter, pero ahora tus pies descalzos sufren un poco el frío de la cerámica; esperás a su lado mientras él prepara todo y se distraen repitiendo los diálogos de la película, él imitando las escenas al pie de la letra y vos adorando su interpretación, las muecas que transforman su rostro y cómo se ven las líneas de su cuerpo bajo la tenue iluminación.
El destello de luz proveniente de la ventana pasa desapercibido y segundos más tarde el fuerte estruendo de un trueno provoca que te asustes e intentes cubrir tus oídos. Tu mano golpea una taza (tu taza, esa que él compró exclusivamente para vos)  y cae directo al suelo, haciéndose añicos y arrojando sus restos en todas las direcciones. Apretás las labios y comenzás a disculparte, pero Enzo te interrumpe.
-No es nada, nena. Cuidado ahí- te agarra de la muñeca para evitar que te muevas, su mano cálida te provoca escalofríos y un temblor te recorre de pies a cabeza. En un rápido movimiento te sujeta por debajo de los brazos y te sube a la encimera para evitar que te cortes.
-Perdón- susurrás, angustiada, por lo que se acerca para consolarte y te abraza.
-No pasa nada- asegura, masajeando tu espalda con delicadeza. Deshace el abrazo lentamente, acomoda un mechón de cabello tras tu oreja, pero su mano permanece sobre tu mejilla y su mirada se posa sobre tu boca. Su pulgar comienza a delinear tu labio inferior, tira de él casi sin fuerza mientras te sostiene la mirada de manera intensa. Tu respiración se entrecorta y tus pupilas se dilatan, pero aún así él necesita tu confirmación-. ¿Qué querés? Pedímelo.
-Enzo…
-Decime qué querés- repite.
-Besame.
Al principio sólo roza sus labios contra los tuyos de manera delicada y cariñosa, casi inocentemente, pero el beso comienza a tornarse más y más desesperado conforme pasan los segundos. Sujeta tu rostro mientras su lengua se abre paso entre tus labios, asaltando el interior de tu boca y transmitiendo la necesidad y urgencia que lo consumen. Rompe el beso para tomar un poco de aire, no sin antes morderte el labio y robarte un suspiro que te avergüenza un poco.
Aprisiona tus mejillas entre sus dedos para obligarte a mirarlo a los ojos mientras acaricia tu cintura, tu cadera y por último tu pierna, erizándote la piel y provocándote. Tus manos en su cintura lo atraen aún más hacia tu cuerpo y es entonces cuando lo sentís entre tus piernas, duro. Estás a punto de bajar la mirada, curiosa y excitada, pero la fuerza de sus dedos te mantiene estática, volviéndote espectadora de cómo cambia su rostro cuando comienza a rozarse contra tu centro: cierra los ojos, sus cejas se contraen y sus labios entreabiertos dejan escapar una respiración temblorosa.
Sentís el calor emanando de su cuerpo a pesar de las prendas que separan su piel de la tuya y su agarre en tu muslo tornándose cada vez más fuerte, bordando esa línea que te causa más placer que dolor. En el instante en que cerrás los ojos, presa de las sensaciones, sus movimientos se detienen y él se aclara la garganta. Lo mirás, tus ojos suplicando, pero él sólo sonríe.
-¿Qué?
-Sos hermosa- besa la comisura de tus labios-. Pedime lo que quieras.
-Ya sabés lo que quiero- contestás, casi sin aire y un poco molesta-. Por favor.
-Por favor…,  ¿qué?- sus besos comienzan a descender por tu mentón hasta llegar a tu cuello y tus clavículas, alternando entre tus puntos más sensibles-. Decilo.
-Cógeme, Enzo, por favor.
Captura la piel de tu cuello entre sus dientes haciéndote gemir con fuerza, su cadera chocando una vez más con la tuya, antes de pasar sus manos por debajo de tus muslos para levantarte y poder llevarte hacia su habitación. Te recuesta en su cama, las sábanas limpias están impregnadas con su perfume y tus sentidos repletos de él, pero nada es suficiente para opacar el rastro ardiente que dejan sus labios en cada centímetro de piel que tocan.
Te despoja de tu short y tu ropa interior en un segundo y se recuesta entre tus piernas, comienza a regar besos en el interior de tus muslos y muerde tu piel hasta dejar una que otra marca, tus gemidos y suspiros incitándolo a continuar con su tortura por un tiempo prolongado. Su rostro es de concentración absoluta o devoción, no lo sabés con exactitud, pero eso deja de importarte cuando sentís su boca cada vez más y más cerca de tu entrepierna.
Uno de sus brazos te inmoviliza al rodear tu cadera, su pulgar traza una línea desde tu entrada mojada hasta tu clítoris para así lubricar la zona antes de comenzar a dibujar círculos sobre este. Observa atentamente tu reacción, casi perdiéndose en la imagen frente a él, y sólo aumenta la velocidad de sus movimientos cuando suplicás por más. Ahogás un grito cuando por fin sentís su lengua en vos, aunque es sólo sobre tus pliegues, y tus dedos se enredan en su cabello sedoso.
-Todavía no…- susurra, cesando sus movimientos.
Estás a punto de reclamarle, pero introduce un dedo en tu entrada y en lugar de una queja, de tu boca escapa un gemido. Sus labios encuentran tu clítoris y comienza a succionar con fuerza, alternando con su lengua, mientras continúa moviendo el dígito hasta sentir la forma en que te contraés. Introduce otro dedo, extasiado por el sonido que producen en contacto con tu humedad, y continúa asaltando tu interior hasta que tus piernas comienzan a temblar.
Tu orgasmo te golpea como una avalancha: cerrás los ojos con fuerza al sentir el placer extendiéndose hasta las puntas de tus dedos, tu espalda se arquea y repetís su nombre una y otra vez. Enzo no separa sus labios de vos y continúa moviendo sus dedos, cada vez con más lentitud, hasta que tu respiración vuelve a la normalidad. Retira sus dedos y observás casi avergonzada la forma obscena en que los introduce en su boca para probar tu esencia.
Comienza a desnudarse y notás, además de su bulto, que su ropa interior está humedecida con líquido preseminal. Se deshace de sus prendas rápidamente, pero incluso así percibís una sombra de inseguridad atravesando sus facciones y tu corazón se encoge por un instante. Cuando vuelve a la cama se posiciona entre tus piernas y entrelazás tus manos en su nuca, acercándolo para poder devorar sus labios frenéticamente: sentís tu rastro en su boca, en su lengua, y la idea te fascina.
Tus dedos se deslizan por su cuerpo ardiente, delineás con lentitud su pecho y su abdomen para luego tomar su miembro caliente con un firme agarre. Su respiración se torna agitada y jadea producto del placer que tus movimientos le otorgan, muerde tu cuello y tu hombro mientras la palma de tu mano y tus dedos se humedecen con su excitación. Tu pulgar juega con su punta, de un rojo furioso y tan tentadora, hasta que echa la cabeza hacia atrás. Una de sus manos se cierra sobre tu muñeca al tiempo que descansa su frente sobre la tuya, su cabello te hace cosquillas.
-¿Qué…?
 -Necesito cogerte- deposita un beso en tu sien antes de estirarse para tomar algo de la mesita de noche-. Eso es lo que querías, ¿no?
Asentís enérgicamente y ahogás un gemido cuando ves la forma en que el lubricante cae sobre su miembro, su mano masajéandolo para distribuir el producto, antes de dirigirse hacia tus pliegues y tu entrada para darles el mismo tratamiento. Coloca una de sus manos al lado de tu cabeza y descansa todo su peso en ella, bloquea tu visión del techo con su cuerpo haciéndote sentir pequeña y completamente a su merced, una sensación que adorás.
-Por favor- suplicás-. Metémela.
Desliza la punta de arriba hacia abajo, juega con tu clítoris por unos instantes antes de centrarse en tu entrada y comenzar a introducirse. Su tamaño es mucho mayor al que alguna vez experimentaste y provoca cierto ardor, así como un par de lágrimas que mojan tus pestañas antes de sentir sus besos sobre tus párpados repetidamente.
-Sh, yo sé que vos podés- susurra para calmarte. Sus caderas se mueven casi milimétricamente para permitir que te acostumbres a la intrusión, la sensación es suficiente para hacerte perder la cabeza y hundir las uñas en su piel-. ¿Así te gusta? ¿Sí…?   
-Más, Enzo, por favor.
Se adentra por completo y gritás de placer cuando sus embestidas se tornan brutales, abusa de tu interior mientras una de sus manos se cola sutilmente por debajo de su suéter y comienza a jugar con tus pechos: sus dedos se cierran sobre tus pezones, los pellizca, tira de ellos hasta hacerte llorar y pedirle que pare, que siga, suplicando hasta que tus palabras pierden todo sentido.
Se detiene por un segundo para adoptar otra posición y toma tus caderas con fuerza, acercando tu cuerpo al suyo tanto como le es posible y moviéndote completamente a su antojo. El roce de tu centro con su pelvis causa estragos en tu ser y te sentís al borde de otro orgasmo, pero lo que finalmente te lleva al clímax es su mano presionando sobre tu abdomen bajo, justo donde su miembro provoca un bulto. Tus manos encuentran sus muñecas y el placer es tan intenso que por un segundo intentás detenerlo, incapaz de tolerarlo, pero él continúa con sus movimientos.
-Dios, cómo me encanta tu conchita apretada- dice entre dientes, capturando tus muñecas con una mano y tirando de ellas hasta que quedás sentada sobre él-. Me encantás.
Su mano acaricia tu cabello, tu rostro y se desliza fugazmente sobre uno de tus pechos cubierto por su suéter. Se recuesta y colocás tus manos sobre su pecho desnudo para ayudarte, creás un suave vaivén con tus caderas mientras sentís las yemas de sus dedos recorriendo tus muslos y cómo la fricción con su piel amenaza con llevarte al borde de la sobre estimulación. Tus piernas se fatigan rápidamente y tus músculos protestan, pero aún así continuás con tus movimientos hasta perder el equilibrio.
-No puedo…- lamentás, avergonzada, pero su sonrisa es tranquilizadora al igual que sus caricias en tu costado. Incluso en un momento así, sus pupilas dilatadas no impiden que su usual calidez siga reflejándose en sus ojos oscuros y en los gestos que te dirige.
Apoya las plantas de sus pies en el colchón para darse impulso y comienza a embestirte con tanta fuerza que caés sobre su pecho. Besás su cuello, sus clavículas y cada centímetro de piel que encontrás hasta llegar a su boca y confesar entrecortadamente cuánto te encanta, cuán profundo se siente dentro tuyo, le otorgás permiso para hacer con vos lo que él quiera.
Tira de tu cabello para obligarte a mirarlo a los ojos, su mano desciende hasta tu cuello y te besa desesperadamente. Entre besos te ordena que te toques y cuando lo hacés sabés que no vas a durar mucho más: no con la precisión de sus movimientos, dando en tu punto dulce repetidamente, o con la forma en que su mirada busca la tuya constantemente.
-Voy a…- un gemido le impide terminar la oración.
-Adentro, por favor- suplicás.
El ritmo de sus caderas se vuelve errático, ansioso,  pero cuando te escucha gemir su nombre y siente tus paredes contrayéndose no puede evitar salpicar tu interior con su semen. El calor de su orgasmo prolonga el tuyo aún más y te movés levemente sobre él, disfrutando la forma en que se queja a causa de la sensibilidad. Tu oído descansa sobre su pecho y oís sus latidos.
-Enzo…- cerrás los ojos por un momento al sentir sus dedos dibujando formas sobre tu espalda, alzás la vista para encontrar sus ojos-. Te quiero.
Una sonrisa se apodera de sus labios, su belleza te hace suspirar.
-Yo también te quiero- besa tu frente-. Muchísimo.
Sentís tus fluidos y los suyos sobre su abdomen, goteando por tus muslos, pero permanecen así durante largo rato mientras repiten te quiero un sinfín de veces.
taglist:
@madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
484 notes · View notes
notstnana · 4 months
Text
𝑪𝒐-𝒔𝒕𝒂𝒓𝒔★
Tumblr media
━━━━━━━━━━━━ ⋆⋅☆⋅⋆ ━━━━━━━━━━━━
𝐩𝐚𝐢𝐫𝐢𝐧𝐠: actor! enzo x actriz! reader
𝐬𝐢𝐩𝐧𝐨𝐬𝐢𝐬: Enzo y tú tienen un  tiempo saliendo y por fin consiguieron ser CO-estrellas en una película, Pero no esperabas el nivel de complejidad que tendría el trabajar con el.
𝐜𝐨𝐧𝐭𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨: smut,creampie,diferencia de edad (Enzo 34, reader 24), uso de Español rioplatense,mencion de sangre falsa y asesinatos, begging,oral sex sexo sin proteccion, dirty talk.
- : ✧ : -˚̣⋅ .. ⋅ ˚̣ ⊹ ⭒ – : ✧ : -˚̣⋅ .. ⋅ ˚̣- : ✧ : – ⭒ ⊹ ⭒ –
Enzo y tu tenían alrededor de 2 año saliendo formalmente, se habían conocido en una grabación de un pequeño filme indie, habían intentado por meses el lograr quedar juntos o como co-estrellas en un proyecto y recientemente lo habían logrado, era una pareja de esposos en una película ubicada en los años setenta.
La filmación  era una maravilla, el ambiente del set era perfecto y, como era de esperarse, tenían una química increíble, los vestuarios de Enzo hacían que tu cerebro se derritiera lentamente, siempre eran unos lindos y elegantes trajes negros, su cabello perfectamente peinado como la época ameritaba, adorabas cada escena y momento a donde podían ser esposo aunque solo lo fuera en cámara.
En más de una ocasión era necesario grabar escenas subidas de tono, como en casi cualquier otra película romántica ubicada en los sesenta, amabas cada maldito segundo en que Enzo tenía que besarte profundamente, o ponerte sobre ti mientras te murmuraba lo buena esposa que eras para él, pero la película no era una simple película de romance, había asesinatos cruzados de por medio, cuando ese momento llego fue la gota que derramo ese minúsculo vaso que tenías de autocontrol.
La escena comenzaba, habías descubierto a tu esposo en una clara escena del crimen, con un traje negro sin el saco puesto, la camisa blanca de vestir arremangada manchada de sangre en esta, tu reacción debía ser de obvio miedo y así fue, estabas aterrorizada mientras tu esposo se acercaba tratando de calmarte usando su mejor voz.
—shh shh — dijo Enzo, colocando un dedo sobre su boca en señal de silencio, una escena brutal para tu personaje, tu esposo con un traje sin saco, su camisa blanca de vestir manchada de sangre aparentemente fresca, y un rastro que conducía a un contendor a donde para la mala suerte de tu esposo él no había tenido tiempo de esconder el cuerpo dueño de la sangre, Un grito se atoró en la garganta de tu personaje, dando un paso hacia atrás, haciendo sonar tus tacones.
— tranquila mi amor, quédate quieta — dijo Enzo caminando hacia ti, pero su expresión cambio cuando tratarse de abrir desesperadamente la puerta del sótano, entonces Enzo camino hacia ti en paso acelerado, estampándote contra la puerta del sótano, tomando tu quijada con su mano apretando tus mejillas forzándote a mirarlo a los ojos manchándote se sangre —te dije que te quedaras quieta— susurro sobre tus labios—
Por un momento sentiste genuinamente la adrenalina correr por tus venas, se sentía de alguna manera excitante el sentirse tan acorralada por él, la escena continuó con un pequeño forcejeo, pero un "Corte!", proveniente del director, te sacó de tus pensamientos, quedándote quieta por un segundo mirando las manos de Enzo manchadas de sangre falsa.
Él estaba a punto de dirigirte unas cuantas palabras cuando lo miraste a los ojos. Él conocía perfectamente tu mirada, y esa manera tan peculiar en la que mordías tu mejilla por dentro mientras le dabas unos ojitos pidiéndole a gritos silenciosos que te cogiera. Una sonrisa burlona y coqueta se notó en sus labios, acercándose a tu oreja susurrando —Nos vemos en tu camerino, chiquita —.
Enzo se retiró primero dejándote con ese sentimiento caliente creciendo en tu vientre, caminaste tras del hasta tu camerino compartiéndose miradas, sus ojos eran como pequeñas burlas hacia ti, cuando entraron al camerino Enzo cerro la puerta rápidamente, para luego rápidamente ponerte en contra del tocador brillante de este.
—¿Qué pasó, preciosa? ¿Necesitas algo?—dijo mirándote con sus ojos negros, su cara aún con manchas de sangre falsa.
—Vos sabés qué pasa  — susurraste un poco tímida, poniéndote de puntillas para poder alcanzar apropiadamente su rostro. Podías sentir tu ropa interior mojada, algo en verlo, de esa manera te comía por dentro.
—Mm, no sé, si no me lo decís a lo mejor no estamos en la misma página — dijo en tu oído mientras deshacía el nudo de tu vestido cementero, rozando tu espalda suavemente con sus dedos.
—Sabías que el hijo de puta estaba fingiendo demencia, jugando con el listón de tu vestido, dando suaves besos cerca de tu oreja y tu cuello, y soltarte un suspiro caliente poniendo tu mano sobre la camisa blanca de Enzo, susurrando —
—Por favor — rogaste sin mucha esperanza de una respuesta.
—¿Por favor qué chiquita? Usa tus palabras — dijo dejando el listón en paz y frenando los besos en tu cuello —
—Un suspiro tembloroso salió de tus labios mientras sentías su respiración caliente en tu cuello—cógeme —.
—¿Vos te piensas que esa es la manera de pedir las cosas, linda? —dijo en tu oído con una clara sonrisa en su labio. Estaba torturándote, negaste suavemente y él alzó las cejas esperando tu respuesta—
—Enzo cógeme, por favor — dijiste ya desesperada. Fue cuestión de segundos para que te comenzara a comer la boca, acariciando tu mejilla con sus nudillos, comenzando a desabrochar tu vestido, aprovechando que el listón ya no era estorbo—
—¿Por qué tan desesperada porque te coja mm? ¿Te gusto verme asi, mmh? Que rarita que me saliste he— dijo burlándose, volviendo a tomar tu quijada como en la escena, dándote un pequeño beso  — ¿tan desesperada porque te haga gritar y todo el mundo escuche de quién sos? —
Estabas por llevarle la contraria como lo harías en cualquier otro momento, pero sentir su mano debajo de tu vestido,sus dedos tocando suavemente tus pliegues por encima de tu ropa interior,te sacó un gemido ahogado—
Tomaste su brazo mientras mordías suavemente tu labio, sintiendo cómo sus helados dedos masajeaban juguetonamente tu clítoris, poniéndote la piel de gallina. —Ya déjate de joder Enzo— dijiste apretando su brazo levemente, sentiste cómo te alzó para sentarte sobre el tocador, jugueteando con sus dedos en tu entrada para luego darte una palmada en el muslo que te saco un pequeño grito—
—esa boquita, si seguís de maleducada te vas a ganar todo menos una cogida— gruño subiendo su mano libre para acomodar un cabello detrás de tu oreja — pídemelo bien hermosa si no te sirve de nada eso, lo sabes — dijo tomando tu cuello en su mano mientras acariciaba tus muslos internos con sus dedos jugando con las orillas tu ropa interior —
—Mordiste tu labio ante ese sentimiento de dominio, sintiéndote más mojada que antes, estabas al borde de explotar, moviendo tus manos a la villa del cinturón de su traje, jugueteando con este desabrochándolo—
—Enzo, por favor... por favor cógeme —rogaste, tomando entre sus dedos el botón de su pantalón—
—Una sonrisa ganadora se posó en los labios del uruguayo, comenzando un beso largo mientras desabrochaba la falda larga de tu vestuario, retirándola junto con la parte de arriba para solo dejarte en ropa interior, pasando sus manos por tu cuerpo apareciendo tus curvas —no tienes una idea de como me calientas —
—Te coloco en la orilla del tocador, para ponerse entre tus piernas, Sentías el bulto de su erección para hacer contacto con tu húmeda entrada Enzo peinó tu cabello con sus dedos y pasó su pulgar por tus labios —¿No me querés mostrar qué más sabes hacer con esa boquita aparte de quejarte, linda? —
Esta vez bastante obediente cediste a sus palabras, bajándote del tocador, para ponerte de rodillas frente a él desabrochando su pantalón torpemente, sentías su mirada sobre ti, siguiendo tus movimientos pacientemente hasta que liberaste su miembro de la dolorosa cárcel que era su bóxer, sentiste sus manos pasear por tu cabello para tomarlo con suavidad.
—Abre la boca, princesa  — susurró tomando tu quijada para mirarte bien. Su satisfacción fue notoria cuando seguiste su orden, esta vez sin quejarte — Qué linda que te ves así. 
Suelto tu quijada para tomar su miembro dándote dos suaves palmadas en la mejilla con este antes introducirlo en tu boca posándolo sobre tu lengua, mantenían el contacto visual mientras usaba tu cabello para guiarte, sentías la cabeza de tu miembro llegar a tu garganta sacándote unas cuantas arcadas y lagrimitas mientras Enzo soltaba pequeños quejidos.
—Mm, mira esos ojitos, ¿te gusta que te tenga así chiquita? si? — 
Sentiste como pudiste, sintiendo cómo su miembro latía en tu garganta, un gruñido suave delato, su cercanía al orgasmo, por lo cual querías moverte aún más. Para tu mala suerte, él alejó tu cabeza soltando tu cabello, dejando la punta rozando tus labios. 
—mmmh dale porfavor—te comenzaste a quejar, lo cual no duró mucho tiempo antes de que Enzo te tomara en brazos para ponerte sobre el sofá cama de tu camerino. 
—Perdóname, preciosa,pero te quiero llenar toda —dijo para despojarte de tu última prenda, abriendo tus piernas apretando tus muslos para el ponerse en medio de estas, pasando sus dedos entre tus plieges— mira lo mojadita que estas—
—murmuro sonriendo relamiendose los labios, tomó su miembro para pasarlo por tu mojafo clítoris, sentiste tus piernas temblar de necesitada que estas, comenzó a introducirse lentamente tratando de no lastimarte de ninguna manera, un gemido lloroso salió de tus labios sintiendo como te estiraba por dentro—
—mira lo apretadita que estas—dijo con su mano en tu cintura apretandote y la otra manteniendo tus piernas bien abiertas, moviéndose suaves en un va y viene cada vez mas fuerte y profundo sacandote espasmos—
—enzo, dios—lloriqueaste cerrando tus ojos por el placer, sintiendo tu respiración poniéndose cada ves más errática—
—en cuestión de minutos Enzo había comenzado a perder el ritmo de sus embestidas, entrando fuerte y rápido, con su pulgar estimulando tu clítoris en pequeños círculos,tus gritos, lloriqueo y los gruñidos de placer de enzo se adueñaron de el camerino—
—muy rápido! Enzo —gemiste entre lágrimas que ahogaban tu mirada, bajaste tus manos al vientre de Enzo tratando de hacer que bajara su velocidad— más lento!—
—muy rápido preciosa? Mmh?—dijo en un falso tono de comprensión, el verte llorando como una bola de nervios mientras el golpeaba todos los lugares buenos dentro de ti lo ponía tan caliente, tomó tus manos para detener tu fallido intento de frenarlo, deteniéndose sobre tu cabeza— hace un rato estabas desesperada por que te la pusiera, ahora tomas lo que te doy, es lo más justo no crees?—
—dijo juntando su frente con la tuya, pasando de embestidas erráticas a un ritmo nuevamente, golpeando una y otra vez ese lugar que te hacia morderte los labios y sentir que te desvanecías—
—muy profundo! Enzo, Enzo!—forcejeaste aún sabiendo que no podrías soltarte de su agarre, sentiste el calor crecer más o más grande en tu núcleo, los espasmos cada vez más fuertes— Enzo! —
—todo estaba pasando tan rápido que no encontrabas las palabras para hacerle saber a Enzo que estabas por terminar, pero nisiquiera necesitabas palabras, Enzo podía sentir como te apretadas alrededor suyo, las embestidas se volvía descuidadas, los gruñidos de Enzo carecían de aire—
—te vas a correr preciosa? Si? Abrí los ojos Mírame, te queres correr?—dijo dejando solo una de sus manos tomando ambas tuyas, para bajar la otra y tomar tus mejillas obligándote a abrir los ojo, con tu vista nublada por tus lagrimas asentiste rápidamente— yo también, quieres que te acabe dentro? Quieres que te llene toda?
—si! Si, llename toda—dijiste cerrando tus ojos fuerte, sintiendo tu orgasmo liberarse, aprendandote alrededor de su miembro—
—Enzo bajo una mano para acariciar tu clítoris sacandote un llanto fuerte por la sobreestimulacion, mientras golpeaba una y otra vez tu cervix, su respiración desesperada acompañada con sus gruñidos, solo dejó en paz tu bulto de nervios una vez que acabó dentro de ti, sentiste las hileras de corrida llenarte completamente, ambos estaban temblorosos agitados y sobre todo pegajosos, Enzo se quedó dentro de ti y te dio un beso en la frente, limpiando el cabello que tenias pegado a la frente, después de unos cuantos minutos de descanso para recuperar el aire—
—que preciosa que sos—dijo Enzo acariciando tus mejillas, mirándote como si fueras lo más precioso de este mundo—
—una risita salió de tus labios, dejando un beso sobre la nariz de Enzo— y vos sos un lindo.
━━━━━━━━━━━━ ⋆⋅☆⋅⋆ ━━━━━━━━━━━━
AAAAAAAAA
Boe, primara vez que escribo algo así para Tumblr y primera vez escribiendo algo asi despues de MUUUUUCHO TIEMPO, aun no entiendo muy bn como tunear bonito mi perfil pero al toque le agarro el vuelo vvs🧍‍♀️🙏
121 notes · View notes
soft-pxachy · 5 months
Text
Tumblr media
⤷  ❝oh, god❞ — ksj (s.m)
➤ Pareja: jin!sacerdote x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.9k 
➤ Género: sexo en una iglesia! smut y obscenidad!
➤ Resumen: Tu imperturbable devoción a la iglesia nunca había sido algo que realmente te importara, y sabias que no debías estar haciendo esto, sabias que estaba mal, pero no podías hacer nada desde el momento en que el Padre Seokjin entró en tu mente, haciéndote fantasear con él todas las noches, arrastrándote a un estado en el que sabias que estabas condenada, por suerte, el Padre Seokjin estaba dispuesto a perdonar todos tus pecados.
➤ Advertencias:  20+ | Lenguaje vulgar y explícito | uso de temas religiosos | tensión sexual | sexo en una iglesia | uso inapropiado del confesionario | blasfemia y jurar en nombre de dios | referencias religiosas | voyerismo | charla sucia | masturbación | frottage | sexo oral (r. ambos) | comer semen | algo de culpa religiosa | sexo sin protección | Jin es un sacerdote y tiene un gran pene! ➤ Si crees que el contenido de este oneshot te ofenderá a ti o a tus creencias, por favor, NO LEAS. ➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
Tumblr media
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
Tumblr media
Era otro domingo de congregación como cualquier otro, T/n estaba sentada en una esquina del banco de la iglesia lo más cerca posible del atril que se elevaba imponente frente a todos, con los brazos cruzados y completamente desinteresada en lo que pasaba a su alrededor, toda su atención estaba cien por ciento enfocada en el Padre Seokjin. 
Siempre se negaba a participar mientras el Padre Seokjin dirigía la congregación a través de oraciones y anuncios. Su suave voz reverberaba a través de toda la habitación, cautivando a los asistentes del domingo por la mañana con sus palabras de adoración, predicando sobre la divinidad del amor y de Dios. 
Se podía ver fácilmente cuánto había tocado los corazones de los creyentes con sus palabras y actos bondadosos con solo mirar alrededor de la iglesia.
Sus ojos seguían cada movimiento del Padre Seokjin, suspirando cada vez que mostraba una sonrisa encantadora, riéndose cuando hacía una o dos bromas ligeras. Si no supiera nada mejor, pensaría y estaría completamente segura de que las personas que iban a la iglesia estaban allí solo para ver al Padre Seokjin. Prácticamente había hecho que todo el pueblo se enamorara de él. El sacerdote encantador y de buen corazón que era un símbolo de la devoción del pueblo y era una luz cálida y brillante para aquellos que buscaban su providencia.
El Padre Seokjin hablaba y todos escuchaban. Bueno, todos menos T/n.
Sus sermones parecían entrarle por un oído y salir por el otro, y en su lugar, optaba por soñar despierta. Sus ojos nunca deambulaban por el interior de la iglesia, siempre estaban enfocados en la mirada suave y persistente del padre Seokjin. Y esto no había pasado desapercibido para él, por supuesto. 
T/n era la chica que asistía a sus misas todos los domingos pero que solo estaba allí; sentada entre la multitud, el mismo asiento todas las mañanas, interactuando con la menor cantidad de personas posible, siempre la primera en entrar y la última en salir. Y había llamado su atención por completo, cada vez más intrigado por ella y por la forma en que parecía querer arrancarle la sotana con los ojos, deseando poder saber que pasaba por su cabecita para ser tan persistente y dispuesta en cualquier cosa que tuviera que ver con la Iglesia, y ahora era él quien estaba completamente cautivado por ella,
La comunión era la parte favorita de la misa para T/n. Eso significaba que era casi la hora de irse y formó un pequeño puchero dándose cuenta de que ahora tendría que esperar hasta la próxima semana para volver a ver al Padre Seokjin, pero aun así se puso de pie y caminó hacia la fila para recibir la hostia, y mientras esperaba, no pudo evitar mirar el hermoso arte pintado en el techo de la iglesia y las estatuas de santos que la rodeaban a cada paso que seguía avanzando hasta que finalmente estuvo frente a frente con el Padre Seokjin.
Él le sonrió cálidamente y con ternura en sus ojos mientras la veía hincarse frente a él sobre el reclinatorio, esperando pacientemente a que ella lo mirara y sonriendo aún más al ver el destello de timidez que brilló en su rostro mientras parpadeaba a través de sus pestañas cuando finalmente elevó su mirada hacia él. Su imponente estatura fácilmente hacía sentir a T/n como si estuviera mirando a Dios mismo.
— El cuerpo de Cristo.— Anunció con su voz suave y amable mientras le ofrecía la hostia.
Los labios de T/n se cerraron alrededor del pan sin dejar de mirarlo a los ojos, sus labios rozaron de forma cálida y suave contra los dedos del Padre quien inclinó la cabeza levemente hacia un lado con diversión y una pequeña sonrisita tiró de la comisura de sus labios hacia arriba, había sido una acción pequeña e imperceptible que debió haber sido la primera bandera roja de que el Padre Seokjin no era en absoluto quien parecía ser, y tal vez T/n había sido demasiado ingenua por no darse cuenta.
— Amén.— T/n respondió por lo bajo mirándolo con pura adoración en sus ojos, odiando profundamente tener que alejarse de su presencia.
Pero simplemente obedeció cuando el clérigo hizo un pequeño asentimiento para que se levantara y regresara a su asiento, el Padre Seokjin aun podía sentir la sensación de sus suaves labios en la punta de sus dedos mientras le daba un rápido vistazo desde lejos, y tenía que admitir que sintió como si lo hubiera besado un ángel.
Y el pensamiento de T/n no abandonó su mente durante el resto de la misa, estando completamente seguro que tal vez ella era una especie de tentación divina puesta deliberadamente frente a él como si se tratara de una prueba de Dios o como si fuera un desafío en su camino. Una cosita curiosa e inocente que el Padre Seokjin amaría ver caer y derrumbarse frente a él solo para poder reclamarla como suya. 
Para él, T/n era como un pequeño cordero tembloroso, completamente ajena al lobo que la acechaba. Quizás hoy era el momento perfecto para atacar. Tal vez la presa ya estaba lista para ser capturada.
"Todavía no." El Padre Seokjin pensó para sí mismo.
Había decidido que se tomaría su tiempo, continuaría observándola desde lejos como siempre lo había hecho y planear cuidadosamente su siguiente paso antes de finalmente morder la manzana del pecado  que era esa jovencita de ojos de muñeca y labios rosados que atormentaban sus noches más solitarias y más pecaminosas. 
Él jugaría con su desinterés en la iglesia justo como ella lo hacía con sus pensamientos lujuriosos, después de todo, tenía que haber una razón que la estaban atrayendo a la iglesia, a él, y para ser alguien supuestamente irreverente, T/n estaba mostrando una gran devoción hacia cualquier cosa que estuviera planeando, pero el Padre Seokjin lo solucionaría, solo era cuestión de…
—¿Padre? —T/n lo llamó suavemente y su voz interrumpió sus pensamientos por completo.
—Vaya, ¿Todavía estás aquí, paloma mía? — El Padre preguntó, mirando alrededor de la iglesia, notando que ahora estaba vacía y solo eran ellos dos quienes seguían ahí.
—Quería hacerle una pregunta, padre. —T/n pidió en voz baja, mientras se distanciaba levemente de él.
El Padre Seokjin le hizo un gesto para que se sentara en uno de los bancos a su lado y T/n lo hizo evitando su mirada, mordiéndose el labio inferior cuando el silencio se hizo presente entre los dos, sin saber cómo empezar exactamente.
— Bueno, por supuesto que puedes hacerme preguntas.—  El Padre Seokjin aseguró dando un par de pasos cuidadosos hacia ella.— Ven, siéntate y cuéntame qué es lo que te preocupa. 
—Temo que me estén corrompiendo, Padre…—T/n comenzó a hablar por lo bajo y de a poco, cuidando cada una de las palabras que le decía.— Me está comiendo por dentro, es como si se estuviera extendiendo como el fuego del infierno dentro de mi.
—Está bien.— La voz del Padre era tranquila y firme, transmitiendole un poco de seguridad con sus palabras.— Estás a salvo conmigo, puedes confiar en mí.
Y con eso el corazón del Padre Seokjin se llenó de preocupación. 
—¿Corrompiendo? Oh, mi dulce paloma. ¿Es por eso que has estado tan distante recientemente? ¿Te has estado guardando todo esto para ti sola? —preguntó con voz suave acortando de a poco la distancia que los separaba sin llegar a ser muy invasivo, mucho menos cuando la vio ponerse rígida y asentir levemente con su cabeza.— Paloma mía, esta es una carga que no tienes que llevar sola. Estoy aquí para ti. No hay razón para que sientas que tienes que distanciarte cuando te sientas preocupada.
—Lo siento, padre. —T/n respondió por lo bajo, agachando su cabeza sintiéndose avergonzada.
—No hay necesidad de disculparse. —murmuró en medio de una sonrisa y elevando una de sus manos para frotar suavemente el dorso de la de T/n, viéndola suspirar y relajarse de a poco en su toque y se aclaró la garganta.— Entonces, cuéntame más sobre ésta... corrupción.
—Me condenaría, Padre… —T/n respondió con voz pequeña mordiendo su labio y sintiendo como su rostro comenzaba a arder de vergüenza.
— ¿Qué clase de sacerdote sería yo para condenar tal pureza? —Habló y su voz la tranquilizó más de lo que alguna vez hubiera pensado, era como miel para sus oídos.
El Padre Seokjin se levantó de su asiento y lentamente se dirigió hasta quedar de pie frente a ella, viéndola clavar sus ojos en el suelo, incapaz de siquiera mirarlo y él no podía entender del todo su actitud.
Había un silencio de muerte. La tensión en la iglesia de repente se hizo notar entre los dos y el Padre Seokjin se movió para pararse más cerca de ella y su sombra cayó sobre T/n como si fuera una manta con cada uno de sus pecados y, sin embargo, comenzó a sentirse más caliente que el calor del sol de ésta mañana.
—¿Has perdido el contacto con tu fe? —El Padre Seokjin habló con la voz más baja y suave que alguna vez hubiera escuchado.
T/n jugaba con sus manos en su regazo, retorciéndose bajo su profunda mirada y no respondió, estaba demasiado aturdida por la pregunta que le hizo para saber cómo responder correctamente.
—Dime, paloma. —El Padre volvió a hablar, usando dos de sus dedos para inclinar su barbilla hacia arriba y hacer que por una buena vez que lo mirara. —¿Buscas una nueva religión? 
—¡N-no! No he perdido mi fe…—T/n habló finalmente en medio de un sollozo, sintiendo como todo su cuerpo comenzaba a temblar bajo su toque y su mirada. —Ésta corrupción es…diferente.
—¿Diferente? —El Padre preguntó aún más confundido, inclinándose sobre ella para mirarla a los ojos.— ¿Cómo?
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo como su mirada la hacía sentir increíblemente pequeña frente a él.— Tengo estos deseos. Impulsos pecaminosos que vienen a mí tarde en la noche. Padre, quiero deshacerme de ellos.
Y con eso el Padre Seokjin pareció comprenderlo todo, pero trató de guardar las apariencias lo mejor que pudo, pero fue incapaz de luchar contra la sonrisa divertida que se formó en su rostro justo antes de relamerse los labios.— ¿Impulsos pecaminosos? ¿Deseos? Querida, no estás hablando de lo que creo que es... ¿verdad?
—Es vergonzoso, Padre, lo sé… —T/n murmuró por lo bajo mordiéndose el labio con fuerza y sintiendo como pequeñas lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.
— Shhh, no hay necesidad de avergonzarse. —El Padre Seokjin susurró de forma tranquilizadora al mismo tiempo que elevaban sus manos para acunar su rostro con cuidado; limpiando de a poco sus lágrimas. 
Era como si su simple toque enviará olas de electricidad por todo su cuerpo, y T/n hizo todo lo posible para concentrarse en los tiernos ojos del Padre Seokjin mientras volvía a hablar.
—Las necesidades carnales son humanas, querida. Está en nuestra naturaleza querer ceder a esa tentación. —explicó suavemente, como si estuviera hablando con una niña pequeña mientras T/n se derretía por completo en su toque, mirándolo con ojos de cachorrito y presionando su mejilla más contra su palma. —Cuéntame más de cómo te consume esta corrupción.
—No podría, Padre… —T/n habló negando con su cabeza en medio de hipos y una que otra lágrima que  aún goteaba de sus ojos antes de darle un rápido vistazo a todas las estatuas y pinturas de santos a su alrededor.— No aquí…
—Entiendo, ¿Quieres ir al confesionario? —preguntó tranquilamente colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja justo antes de verla asentir con ilusión haciendo sonreír.— Está bien, vamos.
Tumblr media
Y tan pronto como dijo el Padre Seokjin entrelazó su mano con la de ella guiandola por el pasillo que daba directo hacia el confesionario y que se escondía en una de las esquinas del gran salón de la Iglesia, lo suficientemente aislado del lugar para que nadie pudiera escuchar ninguna de las confesiones que los creyentes hicieran y se respetará el secreto de confesión del Padre Seokjin.
Era una especide de armario de dos espacios, hecho de la misma caoba lacada de los bancos y de tamaño solo un poco mas grande que para una persona en cada uno de ellos, una cortina de color rojo vino a lo largo de cada puerta que ayudaban a proteger la identidad de cada penitente, y tan pronto como llegaron el Padre Seokjin abrió la puerta del lado derecho, haciendole un leve movimiento para que entrara y ella lo hizo murmurando un pequeño ‘gracias’.
T/n sabía que no debería estar haciendo esto, sabía que estaba mal, incluso el mero pensamiento de confesar todos sus pensamientos pecaminosos eran suficiente para destrozar su conciencia, pero su conciencia ya estaba arruinada desde el primer momento en que hundió su mano entre sus piernas teniendo en su mente al Padre Seokjin, y sabía que eso era la mayor condena para sí misma. 
Así que se obligó a quedarse quieta en el banco de madera en el que estaba sentada, tratando de asegurar sus crecientes nervios, podía escuchar los latidos de su corazón en ese pequeño espacio, al menos estaba oculta por la tenue oscuridad de la cabina, pero de alguna manera se sentía desnuda y expuesta, como si la oscuridad fuera aún más reveladora, y sabía que sus pensamientos no estaban a salvo en este silencio y oscuridad sobresalientes.
El sonido de la puerta de la otra cabina se escuchó tres veces más fuerte cuando el Padre Seokjin entrò, T/n notó su silueta oscura moverse del otro lado, sus zapatos resonaron en el piso de madera con cada paso que dio y el asiento crujió cuando se sentó, sus manos se movian nerviosamente en su regazo cuando la voz profunda del Padre se escuchó a su derecha.
—No te pongas nerviosa, paloma. Tómate tu tiempo para encontrar tus palabras. —El Padre Seokjin murmuró suavemente, intentando transmitirle toda la confianza que necesitará. 
El corazón de T/n se estremeció en su pecho y se obligó a  inhalar y exhalar pausadamente. Podía hacer esto. Sus labios se abrieron y las palabras cayeron familiarmente, como un hábito perpetuo.
—Bendígame Padre, porque he pecado. Esta es mi primera confesión. —comenzó a hablar apretando sus manos en puño en el borde de su falda, pensando que la verdad debería mantenerse bajo llave como lo había estado haciendo los últimos días, esa verdad con la que no debería haber jugado en primer lugar.
—Independientemente de que estés aquí solo para decir tu verdad o para desahogar su mente, estoy aquí para escuchar, paloma.— El Padre aseguró y el sonido de su voz retumbó bajo y cálida a través de la rejilla que los separaba. 
Ya estaba aquí, ya no había vuelta atrás ahora.
—He tenido pensamientos impropios sobre éste… hombre, que está fuera de mi alcance. Sé que no debería tener pensamientos tan traicioneros sobre él. Pero no puedo parar. —T/n comenzó a hablar sintiendo como su voz salía temblorosa, manteniendo sus ojos enfocados en las tenues sombras de las estatuas que se reflejaban dentro de la cabina.— Yo… apenas puedo mirarlo, apenas puedo soportar estar cerca de él, porque lo deseo tanto y eso me vuelve codiciosa, ese es uno de los siete pecados capitales, ¿no? ¿Codicia? Eso es lo que soy, Padre. Lo quiero y quiero todo de él. Quiero su tiempo y sus pensamientos, y no quiero compartirlo con nadie.
Y tan pronto como su confesión salió de sus labios un silencio abrumador los inundó a ambos, un largo y agonizante silencio mientras esperaba la respuesta del Padre Seokjin quien parecía estar encontrando las palabras correctas que decir, imposible de ocultar la bruma de celos y posesividad que comenzó a crecer en su pecho después de escuchar a su pequeña paloma hablar de esa forma de otro hombre. 
Detestaba el simple pensamiento de T/n tocandose pensando en otra persona y le ardía en sus entrañas, él quería ser el único hombre que estuviera en su mente, el único que la hiciera sentir bien, el único que la viera doblegarse y caer de rodillas pidiendo mas placer, quería que fuera suya, y de nadie más. 
—¿Él está casado? —preguntó poco después, recordando sus palabras y con su voz más dura y áspera de lo que imagino, pero era algo que simplemente no pudo evitar.
—No, no lo está. Es... mucho peor. —T/n respondió pensando cual de las dos opciones era peor, ¿Fantasear con un hombre casado o con un hombre que comprometía su vida a Dios? 
—Solo eres humano, y el humano comete errores. Ningún error es imperdonable cuando te arrepientes de tus pecados.— El Padre Seokjin instruyó con prudencia, y casi sonó como si esas palabras se las estuviera diciendo a sí mismo.
T/n negó con su cabeza ante eso, como si el hombre al otro lado pudiera verla, eso no era lo que queria escuchar de él, queria que le dijera que estaba mal, algo que le diera un incentivo para acabar con esta tortura.
—Lo hace sonar tan inocente Padre, y no es así…—hablo casi burlándose sin humor de sus palabras.
—¿Por qué no lo es? —El Padre preguntó y su tono de voz cambió por completo, enviàndole un escalofrío que recorrió el cuerpo de T/n, sonaba diferente ahora, ya no se escuchaba reservado ni distante, sonaba cálido y curioso, y la animó a seguir hablando.— Dime más. 
Oh, Dios.
—Yo… —T/n balbuceó sintiendo de repente como si su garganta estuviera llena de ceniza. —Lo quiero de manera inocente, a veces. Quiero arrodillarme frente a él y adorarlo hasta que no pueda más, quiero ser buena para él y que me halague por eso. —habló con calma, dejando que su mirada se deslizara hacia el suelo, donde la luz de las velas iluminaba sus piernas. —Pero también lo quiero de otras maneras. 
Podía sentir cómo sus palabras se le clavaban en la garganta una tras otra. Estaba segura que la vaga forma de su deseo era suficiente para que el Padre Seokjin supiera que estaba hablando de él, pero parecía como si el sacerdote no tuviera intenciones de detenerla, era como si la estuviera provocando con su voz, y la tensión se podía palpar en el aire, espesa, a pesar de la rejilla que los dividía y el Padre tarareó levemente. 
Quería que siguiera hablando.
—Pienso en él cuando no debería, Padre. Trato de no pensar en él de esa manera, pero es tan difícil no hacerlo, siento que sabe cómo es mi alma, y me asusta, pero también me hace quererlo más… —T/n continuó hablando sintiendo como toda la sangre de su cuerpo circulaba con más rapidez, acentuándose en su rostro y entre sus piernas como ocurría todas las noches desde que conoció al Padre Seokjin. 
—¿Cuándo piensas en él? —El Padre preguntó con voz áspera, y ese mismo sonido era todo lo que T/n podía escuchar, todo lo demás se había desvanecido en la oscuridad del lugar. 
—Lo hago cuando los pensamientos me mantienen despierta por la noche. Cuando está oscuro y estoy sola. Me marean y me dan calor…—respondió con dificultad, sintiendo como las palabras quedaban atoradas en su garganta y como sus mejillas ardían de vergüenza ante lo siguiente que dijo. —Pienso en él cuando me toco, Padre.       
Y en ese preciso momento T/n deseaba profundamente que el suelo se abriera y la tragara por completo, pero aún así no podía dejar de hablar, no ahora que parte del secreto que la atormentaba estaba a la vista, necesitaba compartirlo todo, no pensaba seguir cargando con esa culpa sola, y no le importaban las consecuencias que vendrían con eso.
—Trato de no hacerlo, sé que está mal, pero no puedo, trato de pensar en alguien sin rostro, pero no puedo sacar su rostro de mi cabeza. Su voz. Trato de pensar en alguien menos en él, pero no puedo detenerme.
Su respiración era rápida y agitada, sentía como si acabara de subir corriendo tres tramos de escaleras. Las palmas de sus manos estaban pegajosas por el sudor y como pudo las limpió en la tela de su falda sintiendo su cuerpo arder en calor, y por una fracción de segundo, se le ocurrió correr, salir corriendo de ahí al aire frío de la noche, el hecho que el Padre Seokjin no hubiera dicho ni una sola palabra acerca de su confesión la hacía sentir mucho más nerviosa, completamente segura de que él la reprendería por tener ese tipo de pensamientos, que le diría que estaba condenada al infierno por ese pecado, pero lo siguiente que escuchó la dejó congelada en su lugar.
—Hazlo.
Esa palabra del Padre Seokjin sonó como un trueno dentro de la iglesia.
—¿Qué? —preguntó incrédula, sin entender exactamente lo que dijo.
—Muéstrame. —El Padre Seokjin corrigió rápidamente antes de que se escuchara un sonido resbaladizo, como si se hubiera humedecido los labios con su lengua.— Muéstrame tu pecado.
Y ante eso lo único que T/n pudo hacer fue jadear por lo bajo, esperaba internamente la broma, la risa, que él estuviera bromeando, pero eso nunca llegó. Y en cambio, sólo hubo silencio. Por primera vez miró hacia un lado, buscando alguna señal del Padre Seokjin pero todo lo que vio a través de la rejilla fue el contorno aproximado de su perfil.
Antes de que T/n pudiera reaccionar, vergonzosamente, su cuerpo lo hizo primero, reaccionando por completo a su voz, su piel se calentó más que el mismo sol, sus pezones se irguieron debajo de su blusa y el familiar cosquilleo se acentuó entre sus piernas como si se hubiera tratado de una orden del Padre Seokjin. 
Apenas y pudo murmurar un pequeño asentimiento antes de hacer exactamente lo que le había dicho, T/n podía escuchar el latido de su corazón retumbando en sus oídos y el ritmo incierto de su respiración mientras separaba de a poco sus piernas para deslizar su mano entre sus muslos. 
Su estomago se contrajo abrupatmente cuando sus dedos hicieron contacto con su centro vestido y su respiración se cortó aún más al sentir la pequeña macha de humedad en sus bragas, joder, había estado sufriendo tanto por esto que ni se habia dado cuenta, pero era algo obvio, el Pade Seokjin siempre había tenido un efecto especial en ella, y lo corroboró cuando presionó ligeramente sobre su clítoris, mordiéndose el labio inferior para evitar gemir demasiado pronto y sujetandose con fuerza del borde el asiento con su mano disponible.
La culpa y la excitación se retorcían dentro de su cuerpo, una con la otra, luchando por ver cual tendría el control, sus dedos se movían tan lentamente, torturándose a sí misma y con su respiración agitándose cada vez más con cada débil movimiento sobre su clítoris, estaba demasiado metida en sus propias sensaciones que apenas y fue consciente de la misma respiración agitada del Padre Seokjin, y cuando se dio cuenta de eso T/n no pudo evitar preguntarse qué estaba haciendo en su lado de la cabina, se preguntaba dónde estaban sus manos, tal vez agarrando sus rodillas o apretando con fuerza la tela de sus pantalones, o tal vez en otra parte; subiendo por sus muslos hasta…
—Oh, Seokjin… —T/n gimió por lo bajo antes de taparse la boca con su mano libre para sofocar otro gemido, aunque fue demasiado tarde para que el Padre Seokjin lo escuchara a la perfección.
—¿Es eso lo que haces? —El Padre preguntó con su voz baja y ronca, enviándole un escalofrío de deseo al rojo vivo a T/n por su columna vertebral, casi pudiendo escuchar su sonrisita al otro lado con lo siguiente que dijo. —¿Cuando te tocas dices mi nombre, paloma?
—Padre, por favor yo no… -T/n balbuceó ahogando un nuevo gemido ante otro movimiento de sus dedos, incapaz de poder mentirle ahora. 
—No mientas paloma, la forma en que dijiste mi nombre, suena tan familiar. Como si hubieras hecho esto antes. —El Padre agregó con soberbia, había una oscuridad en su voz que T/n nunca había escuchado en él.
—Oh, Dios… —Un nuevo jadeo se derritió en sus labios sin poder ocultarlo, sus caderas se movieron hacia enfrente y contra su palma, buscando desesperadamente un poco más de fricción para su clítoris necesitado, la culpa se estaba comiendo sus entrañas, pero no podía detenerse.— Padre, por favor, siento que empiezan a corromperme de nuevo…
Y con eso los ojos del Padre Seokjin se iluminaron en puro deseo, agradeciendo que ella no pudiera verlo.— ¿Ahora mismo?
—Sí, los pensamientos están volviendo, Padre… —T/n asintió con la cabeza con furia, como si él pudiera verla moviendo sus dedos con más fuerza sobre su centro ahora empapado con su humedad, mojándole los dedos vergonzosamente. 
Inesperadamente se escuchó un tintineo metálico al otro lado de la cabina y a T/n se le cortó el aliento al darse cuenta. Su cinturón, el Padre Seokjin se estaba desabrochando el cinturón, mierda, mierda. Cerró los ojos con fuerza intentando alejarse de eso, pero aún podía escuchar el roce de su cinturón cuando el cuero se movió contra sus trabillas y simplemente no pudo evitar imaginarse la forma en que se veía su mano sobre el bulto de sus pantalones.
—Dime de quien se tratan, paloma. —El Padre pidió en medio de un suspiro pesado y T/n juró que su cuerpo tembló sobre el asiento al escucharlo. 
—Se tratan de ti Padre, siempre has sido tu… —Admitió entrecortado presionando con más fuerza sobre su clítoris, lo necesitaba, demasiado, era casi carnal la necesidad que tenía por él.
Una especie de calor perverso le atravesó el pecho al Padre Seokjin, casi como un sentimiento de orgullo al escuchar a su pequeña paloma admitiendo que él era el que la hacía pecar, que él era el protagonista de sus fantasías como ella lo era de las suyas, era perfecto y eso le hizo apretar con más fuerza el eje de su miembro duro por encima de la tela de su boxer, casi gruñendo al imaginarse que era T/n la que estaba entre sus rodillas dándole la misma atención con su propia mano.
—¿Yo? —Él se rió entre dientes mientras la seguía escuchando sollozar y gemir por lo bajo, casi deseando poder estar con ella para ver como aliviaba el calor de su cuerpo.— No eres tan pura como yo pensaba, ¿verdad paloma?
—Por favor, Padre…— T/n gimoteó una vez más, presionando sus muslos juntos y moviendo sus caderas con fuerza contra su mano.— Por favor, ayúdame a deshacerme de estos deseos…
Y con eso el Padre Seokjin ensanchó su sonrisa, ¿Quién era él para negarle a su linda palomita que la librara de sus deseos carnales? Después de todo, ese era su deber como sacerdote, ¿no es así? Limpiar a los pecadores de sus pecados, y qué mejor manera que hacer lo mismo con ella, limpiar esos pensamientos pecaminosos de su linda cabecita y devolverle la pureza.
Hubo un silencio después de su ruego hacia el Padre que rápidamente fue cortado por un ruido repentino, demasiado rápido para que T/n lo procesara antes de parpadear ante la luz que inundó la pequeña cabina, y cuando pudo ver con claridad el Padre Seokjin estaba de pie frente a ella, su barbilla está inclinada hacia un lado, el cinturón de su pantalón colgaba pesado hacia ambos lados, la cremallera estaba abierta y una mancha oscura y húmeda decoraba el contorno de su dura erección haciéndola jadear sin ser capaz de cerrar sus piernas ante la imagen cuando el Padre Seokjin rápidamente apretó con sus manos su pantalón, levantando la tela para poder arrodillarse frente a ella. 
—Padre…— T/n susurró por lo bajo, sin poder recordar ninguna palabra excepto su título mientras lo veía hundirse entre sus piernas para tomarla por el cuello con una de sus manos, su palma ancha se envolvió alrededor de su garganta antes de inclinarse hacia ella y perseguir su boca ansioso con la de él. 
Sus rosados labios se estrellaron con firmeza contra los de ella, y T/n sintió como si estuviera en la puerta del cielo y jadeó contra su boca al darse cuenta de que el Padre Seokjin besaba como un hombre hambriento. 
Su cuerpo cayó en un flujo intenso con sus labios unidos a los del otro, sus manos se ajustaron a sus anchos hombros y los arañó por encima de su camisa negra, desesperada por más. Toda la mente de T/n se nubló con la sensación de él, con su aroma, con su sabor, con cada presión de sus labios sobre los de ella y sintiendo como acariciaba su cuello suavemente, rozando sus dedos sobre su pulso antes de presionar con la fuerza suficiente para hacerla jadear sobre su boca y él aprovechó la oportunidad para meter su lengua en la de ella, y rápidamente sus lenguas se enredaron en una danza ardiente, sin necesidad de música, solo el ritmo recién descubierto de sus lenguas, dientes y labios. 
—Seokjin… —la voz de T/n tembló mientras respiraba su nombre en una oración entrecortada contra su boca apenas separándose de él.
—Sí, cariño, estoy aquí. —El Padre respondió de la misma forma antes de volver a presionar otro beso voraz en sus labios, ajustando sus manos en su cintura para acercarla lo más posible a su cuerpo, y T/n dejó escapar un suspiro de alivio ante su entusiasmo por continuar.
—Lo siento, sé que no debería… no debería quererte así, pero…— T/n se lamentó de la misma forma ajustando sus manos en su cuello blanco y clerical, el recordatorio de que esto estaba mal, pero no pudo hacerle mucho caso a sus culpables pensamientos cuando sintió al Padre Seokjin tomar sus piernas con sus manos para ajustarlas en su cintura firmemente.
—Está bien, paloma. —Arrulló con su voz ronca volviendo a atrapar sus labios en otro beso, mordisqueando su labio inferior y escuchándola gemir desde lo más profundo de su pecho antes de tomar su mano y guiarla hacia abajo hasta dejarla sobre su entrepierna.— Sigue adelante, cariño. Sigue tocandote para mi. 
Y con eso ultimo T/n ahogó otro gemido contra sus labios, volviendo a frotar sus dedos una y otra vez sobre su botón de placer, amando la fricción que se producía entre sus torsos presionados el uno con el otro y de sus respiraciones agitadas coreando el pequeño y santo espacio en el que estaban.
—Pensé que me dirias que debía dejar de pecar…— T/n se las arregló para murmurar aquello descansando su frente contra la de él, sonriendo tontamente al escucharlo reír contra sus mejillas. 
—No creo que un pecador pueda decirle a otro que se detenga.— El Padre afirmó con sorna en su voz, presionando la parte inferior de su cuerpo para que estuviera al ras con la de él, situándose mejor entre sus piernas y viéndola jadear cuando su pelvis se hundió contra su entrepierna.
No había mucho espacio en la pequeña cabina, pero eso solo los acercó aún más mientras T/n le rodeaba el cuello con los brazos con fuerza; podía sentir su erección hurgando sobre su núcleo vestido, y no había nada más que quisiera que arrancar la tela que se interponía entre sus cuerpos.
El beso acalorado se estaba convirtiendo en algo más. El Padre trazó sus cálidos besos con la boca abierta por el arco de su cuello, hasta la base de tu garganta antes de darle un suave mordisco, sus labios rosados se cerraron alrededor del área, succionando y chupando su piel suavemente, haciendo que T/n exhalara un gemido estrangulado, el volumen se elevó un poco por encima de los sonidos de sus respiraciones agitadas pero tampoco les importó demasiado. Rápidamente las manos de T/n abandonaron su cuello y aflojaron los primeros botones de su blusa, invitando a la boca atenta y pecadora del Padre Seokjin a bajar un poco más, y él por supuesto que estaba más que ansioso por responder a su deseo.
Su cabeza bajó por tu cuello, tomándose el tiempo para besar minuciosamente tu piel caliente, acariciando su rostro entre tus pechos y un escalofrío recorrió el cuerpo de T/n al sentir la punta de su nariz rozar la curvatura de uno de sus senos antes de que su lengua caliente saliera para lamer su pezón endurecido a través de la delgada tela de su blusa, haciéndola gemir con fuerza y taparse la boca desesperadamente para evitar hacer más ruido.
—Dios se tomó su tiempo cuando te hizo para mi, paloma.— El Padre Seokjin murmuró sobre su pecho continuando con el implacable ataque de su lengua sobre su pezón, desviando su vista hacia arriba y hacia su rostro solo para verla con la cabeza hacia atrás contra la pared de madera y con sus labios entreabiertos, y se apresuró a elevar su otra mano para masajear su seno descuidado. 
T/n sentia que podia morir feliz justo ahora, siendo torturada con sus bonitos labios y su caliente lengua una y otra vez, podía sentir como la tela de su blusa estaba empapada con su saliva por la forma en que se adhería a su piel, haciéndola jadear ante la deliciosa fricción en su sensible brote y removerse en el asiento y que sus caderas se frotaran contra su dura erección. 
Y antes de pasar al otro lado, el Padre Seokjin le dio otra perversa succión a su pezón riendo por lo bajo de cómo su cuerpo se sacudió debajo de él y su voz salió ahogada en medio del beso de transición a su otro seno.
—Eres celestial, más de lo que podría haber imaginado.— Afirmó cuando su dedo encontró el tramo húmedo de tela, jugando con su sensible pezón una y otra vez, casi volviéndola loca y haciendo que ajustara sus movimientos con su cadera, prácticamente frotando su centro húmedo contra su dura erección atrapada en sus pantalones; haciéndolo ahogar un gruñido contra su seno ante la fricción.
Sus cuerpos seguían completamente vestidos, nunca antes habían estado tan excitados como ahora que su sucia fantasía se estaba haciendo realidad, la espalda de T/n se arqueó más hacia su boca, buscando su calor, rogando por mas, tenia miedo que esto fuera solo un sueño, uno más entre muchos que había tenido con el Padre Seokjin.
Sabía que ya había probado la fruta prohibida y, como un adicta, solo podía rogar por más. Sus indecentes oraciones de más se convirtieron en susurros en el momento en que escapaban de sus labios hinchados de tanto morderlos, y ni siquiera pudo mantener el volumen bajo cuando lo sintió morder con fuerza su pezón al mismo tiempo que sus manos deslizaron sus bragas por sus piernas en un rápido movimiento; el escozor de su mordida y el aire frío golpeando la piel sensible de su entrada convirtieron sus silenciosos gemidos en un grito agudo que reverberó desde el espacio confinado del confesionario hacia la extensión silenciosa y resonante de la iglesia. 
Ni siquiera pudo reaccionar cuando el Padre Seokjin tomó sus piernas para colocarlas sobre sus hombros, arrodillándose por completo frente a ella y haciéndola estremecerse aún más al sentir su aliento caliente y agitado abanicar su sensible entrada. 
—Eres como un ángel puesto delante de mi.— El Padre Seokjin volvió a hablar entrecortado, viéndola desde abajo morderse el labio para evitar gemir cuando deslizó uno de sus dedos entre sus pliegues resbaladizos, recogiendo su humedad solo para llevárselo a la boca y chuparlo ruidosamente; ronroneando gustoso al probar su sabor.
La vista que T/n tenia era algo completamente digno de contemplar, era algo que pensaba que nunca pasaría, pero ahora aquí estaba; viendo los ojos oscuros y cargados de placer del Padre Seokjin mientras se relamía sus labios enrojecidos por todos los besos que se habían dado, terminando de degustar los restos de su sabor justo antes de formar una sonrisita maliciosa y susurrar acaloradamente sobre su centro.
—Sabes a cielo, paloma, déjame adorarte…
Y tan pronto como dijo eso su cabeza se hundió por completo entre sus piernas y la vista de él desapareció detrás de tus párpados cuando los cerraste ante el primer contacto de sus labios sobre tu clítoris hinchado y necesitado. 
Empezó despacio, perezosamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo, la mano de T/n se movió para tomar un puño de su cabello; tirando de los suaves mechones ansiosa y desesperada cuando su lengua caliente salió para lamer y chupar entre sus pliegues una y otra vez, le gustaba demasiado esto, la sensación de que el Padre Seokjin la devoraba, succionando su pequeño clítoris cada vez más fuerte que le fue imposible no enredar sus dedos entre su cabello para guiarlo hacia arriba y abajo mientras elevaba sus caderas para encontrar su lengua, y él se dejó hacer, no había nada que hubiera deseado más que probar su sabor justo como ahora lo estaba haciendo, podía sentir que su pequeña paloma estaba punto de romperse, el agudo gemido que soltó y el temblor de sus piernas se lo hizo saber, y justo cuando estaba listo para tomar todo de su dulce orgasmo su voz lo regresó a la realidad. 
—Jin, porfavor, necesito sentirte dentro de mi…— T/n rogó tan dulcemente a sus oídos que al Padre le fue imposible no obedecer sus plegarias. 
Le dio unas últimas lamidas en su entrada y clítoris antes incorporarse y colocarse de nuevo entre sus piernas sintiendo como las manos de T/n volaban hacia los botones de su cuello y camisa, comenzándolos a soltar desesperadamente y él hizo lo mismo con su pantalón, apretando su mandíbula con fuerza ante la dolorosa fricción de la tela de su boxer cuando finalmente liberó su miembro; viéndolo salir disparado hacia arriba completamente duro e hinchado, tuvo que reprimir una risita al verla relamerse los labios ante la vista y se apresuró a separar aún más sus piernas, siseando cuando apoyó su miembro contra su entrada para comenzar a deslizar la punta de su pene entre sus pliegues, cubriéndola con su humedad y haciéndole saber cuán grande era y cuán profundo estaría dentro de ella.
El Padre se inclinó sobre su cuerpo, volviendo a tomarla por su cuello para encontrar sus labios una vez más, jugando con su lengua y mordisqueando su labio inferior para amortiguar su gemido cuando comenzó a empujar de a poco la punta de su pene a través de su entrada, chistando suavemente al sentir su cuerpo estremecerse mientras su interior se apretaba imponente alrededor de su duro eje.
—Es… demasiado grande…— T/n jadeó luchando por asimilarlo, y le resultó difícil formar esas palabras en su estado sin aliento sintiendo su miembro empujarse contra cada parte de ella, hambriento de más, alentando a su interior a aceptarlo más profundamente, y el Padre Seokjin gimió en tu boca, con una voz ronca y áspera.
—Puedes tomarlo, paloma…— El padre siseó ajustando sus manos en tu cintura con fuerza, ayudándote a aceptar su tamaño mientras seguía empujándose dentro, hundiéndose cada vez mas hasta la base de su pene, gruñendo cuando terminó de empujar los últimos centímetros de su longitud dentro de ella.— Joder, te sientes increíble…
Aquel gruñido poco después de tocar fondo hizo que a T/n se le cortara la respiración, la quemadura dentro de ella hizo que su cabeza se confundiera de felicidad mientras luchaba por ajustarse a su tamaño, y aunque el Padre Seokjin estuviera un tanto abrumado con la estrechez que lo rodeaba, fue lo que lo animó a comenzar a marcar un ritmo lento y constante dentro y fuera de ella, hundiendo su rostro en su cuello, volviendo a salpicar toda su piel con besos húmedos y calientes. 
T/n se sentía en el cielo con cada una de sus embestidas profundas y duras, sus sueños y pensamientos pecaminosos nunca lograrían compararse a la realidad de estar siendo follada por el Padre Seokjin, todo se sentía mil veces mejor, su polla la llenaba de una forma tan deliciosa y los gemidos que goteaban como miel de sus labios la dejaban delirando por más, sus uñas se deslizaban y dejaban marcas rojizas por su pecho y hombros, el sudor que caía por sus sienes hasta su cuello lo hacían ver incluso más tentador y la hinchazón de sus labios la hacían querer volver a besarlo. 
A tientas extendió una mano para sostenerse de algo, cualquier cosa, y cuando su mano agarró el crucifijo que colgaba de su cuello, tiró con fuerza de él como si fuera una correa, acercando al Padre hacia ella viéndolo lanzarle una sonrisita siniestra justo antes de besarlo con fuerza, gimiendo contra sus labios cuando sus embestidas se volvieron brutales y profundas, su pelvis chocaba contra sus caderas de una forma tan deliciosa, los sonidos húmedos y lascivos de su polla hundiéndose una y otra vez en su coño llenaban sus oídos y la dejaban delirando sintiendo como el nudo apretado de su orgasmo amenazaba con romperse en cualquier momento. 
—Oh Dios, Jin estoy tan cerca…— T/n lloriqueó contra él sintiendo su aliento caliente y rápido contra la piel de su cuello, haciéndola sentir cada vez mas humeda.— Voy a correrme… —advirtió con su respiración atascada en la garganta y con los latidos de su corazón martillando en su pecho con fuerza. 
—Hazlo, paloma…— El Padre gimió sin aliento acariciando su mejilla caliente y luego la comisura de su labio, deleitándose con su simple belleza en su punto máximo de placer justo antes de volver a atrapar su pecho entre sus dientes, sintiéndola removerse y arquear su espalda aún más contra su boca mientras seguía chupando y mordisqueando con fuerza su endurecido pezón una y otra vez. 
En algún punto de la desastrosa mente de T/n esperaba que eso dejara marcas en su piel, entonces, podrían servirle como un recordatorio de a quién le pertenecía, la pelvis del Padre se acercó a su centro cada vez más errático y desesperado, todo su cuerpo rebota sobre su pene, el ardor en sus piernas mezclado con la fuerza de sus embestidas la estaba empujando a un punto sin retorno, al borde del límite, y fue justo ahí cuando lo sintió arrastrar una mano por su cuerpo sudoroso hasta llegar al centro de sus piernas para comenzar a frotar su botón de placer con su pulgar una y otra vez antes de ordenar entre dientes. 
—Correte para mí, paloma.
Y eso fue suficiente para que su orgasmo la atravesara como si se tratara de un resplandor celestial, todo su cuerpo tembló en sus brazos sintiendo como los espasmos de placer la hacían sentirse finalmente llena y satisfecha, su interior se apretó con fuerza alrededor de su miembro, aprisionándolo dentro de ella y cubriéndolo con su orgasmo, haciéndolo murmurar su nombre una y otra vez, como si se tratara de una oración divina.
Ni siquiera pudo evitar lloriquear por lo bajo cuando el Padre Seokjin besó suavemente su frente, sus mejillas y luego sus labios para salir de a poco de su interior, toda ella se sintió de nuevo vacía y buscó la mirada del Padre cuando se puso de pie frente a ella, sus ojos recorrieron su torso desnudo y cubierto de un sudor reluciente, siguiendo hasta su miembro aun duro y pesado que la hizo suspirar, y cuando lo escuchó hablar todo su cuerpo recibió una corriente eléctrica. 
—Ven aqui, paloma.— Ordenó con su voz ronca y profunda al mismo tiempo que su mano bombeaba de a poco su pene, y su mirada se oscureció aún más al ver lo rápido que T/n se arrodillo frente a él, como si hubiera querido esto desde un principio. 
Sus ojitos brillantes lo saludaron desde abajo, mirándolo con total adoracion cuando enredó sus dedos en su cabello alborotado para guiar su boca hacia su pelvis, gruñendo por lo bajo cuando la calidez de su boca y lengua envolvieron la punta de su pene; primero dándole una pequeña lamida, sonriendo cuando lo vio suspirar temblorosamente antes de tomar una porción completa en su boca sin dejar de mirarlo a los ojos. 
El Padre Seokjin echó su cabeza hacia atrás y sus labios se abrieron en gesto de puro placer mientras seguía sintiendo como los labios de su paloma tomaban todo de él cómo una buena niña, su respiración se cortó cuando la sintió elevar una de sus manos para envolverla en su grosor y comenzar a masajear las partes que no alcanzaba con su boca, y cuando abrió sus ojos mirando hacia abajo, la imagen fue lo mas caliente que alguna vez se llegó a imaginar, el agarre en su cabello se apretó con fuerza y su respiración se agitó sintiendo que estaba a punto de perderse, y su teoría fue cierta, porque cuando sintió a T/n lamer y chupar su uretra fue que se derramó en su boca con un audible gruñido. 
Le tomó unos segundos recuperarse de todo lo que acababa de pasar, sintiendo su pecho agitado y tratando de regular su respiración acelerada, y cuando finalmente miro hacia abajo ni siquiera pudo luchar contra la sonrisa de orgullo que se formó en su rostro, viendo sus ojitos brillantes y como unas gotas de su semen escurrían de la comisura de su labio, haciéndolo elevar su pulgar para reunirlas y volver a introducirlo en su boca, riendo entre dientes al sentir como su lengua lamía su pulgar degustando las últimas gotas hasta dejarlo limpio.
—Creo que tus pecados han sido perdonados.— Dijo suavemente despues de unos segundos, el olor a sexo se mezclaba con el incienso que se filtraba desde el santuario y sonrió al notar su mirada confundida.
—Pero Padre, si mis pecados han sido perdonados, ¿Por qué sigo pensando en ti? —T/n preguntó volviendo a su actitud inocente y volviendo a usar su título después de todo lo que había pasado, viéndolo reír por lo bajo mientras se inclinaba para estar a su nivel, sus mejillas fueron aplastadas con una de sus manos antes de recibir un febril beso en sus labios. 
—Bueno, quizás ahora yo soy el pecado con el que deberás cargar, paloma.
Tumblr media
N/A: Buenoo hace calor, no? Si asi lo sientes será mejor que sigas al siguiente oneshot de este pequeño maratón pupi! Espero que este gustando mucho estas historias titis, las estaré leyendo y díganme cual está siendo su favorita. ♡ next
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny @aavacaf @DannaHaz @wtffktt7 @minmin-cat @18fernanda @ariggukie @ Katherine Murillo @holiwui032 @lizxz @onixbae02 @piligt @youtis @tessacereza
90 notes · View notes
idollete · 7 months
Text
– 𝐜𝐨𝐦 𝐫𝐚𝐢𝐯𝐚  ⋆ ˚。 𖹭
Tumblr media
𝑤arnings: conteúdo exclusivo para +18.
ೀ ׅ ۫ . ㅇ atendendo a esse pedido; esteban!maridinho; ciúmes e possessividade (i las chicas vão à loucura); menção honrosa ao fernando contigiani; rough sex; dirty talk; face e pussy slapping; choking; esteban!mean dom; orgasm denial; size kink; alguns tapinhas nas coxas e na bunda; degradação; uso de ‘putinha’, ‘cadelinha’ e ‘estúpida' (é tudo culpa daquele maldito vídeo); dumbification; sexo desprotegido (nada disso, hein!!!); penetração vag.; big cock (?).
notas da autora: [ grito fino ]
Tumblr media
– Se divertiu, querida? – Aquela era a primeira palavra que você e Esteban trocavam desde que chegaram da confraternização do seu trabalho. A quebra no silêncio te pegou desprevenida, parando por um instante o que fazia.
O tom era de interesse era falso, beirava o sarcástico. Ele sabia muito bem que você havia aproveitado tudo e mais um pouco da comemoração, te observou durante a noite inteira. Tiveram uma briga feia antes de saírem de casa, mas você se recusou a permitir que esse fato acabasse com a tua diversão, pelo contrário. Uma vez na festa, fingiu que Esteban não existia, foi curtir com as suas amigas como se o amanhã não existisse. 
Parado no batente da porta do quarto, ele te encarava sentada na penteadeira, de costas, mas você o via pelo espelho. Se não estivesse tão puta, com certeza já estaria se agarrando ao argentino naquele instante; a roupa social tinha o caimento perfeito no físico alto, o deixava com uma aparência mais madura, mesmo com o brinco na orelha, que dava um ar mais jovial. No entanto, ainda estava brava. Por isso, esboçou o seu sorriso mais cínico ao responder:
– Nossa, muuuuito! – Deu até ênfase no final. – Acho que nunca dancei tanto. – Suspirando, agia como se suas joias fossem mais interessantes que aquela conversa. 
– É, eu percebi. Aquele coleguinha teu parecia bastante empolgado dançando contigo. – O desdém na voz chamou a sua atenção, te fez esboçar um sorrisinho de canto discreto. 
Esteban morria de ciúmes de um dos seus colegas, um que nunca superou muito bem o fora que levou de ti e vivia atrás de outra chance. Poderia até ser infantil, mas você sabia do ponto fraco do argentino e abusou disso ao passar a maior parte do tempo na pista de dança com outra pessoa. Não permitiu que nada acontecesse, claro, mas um pouquinho de provocação não faria mal a ninguém, certo? 
– Ah… – Você riu baixinho, teatral em tudo que fazia. – Você sabe como o Fernando é…Sempre fica mais, hmmm, animadinho quando bebe. – Esteban riu seco, te encarando com um semblante fechado. Você fingiu estar confusa, franzindo o cenho e tudo. – O que?! Esteban…Você ficou com ciúmes do Fê?! – Ao ouvir o apelido estúpido a expressão do argentino se tornou ainda mais sombria, as sobrancelhas franziram e o maxilar trincou imediatamente. 
– Não estou com ciúmes. – Você continuou rindo, se fazendo de bobinha. Aham, sei. – Só acho o cara um idiota. 
– Bom, o “idiota” me divertiu bastante hoje à noite. Se você estava achando tão ruim, era só ir me pedir uma dança também, ué. Foi o que ele fez…
Dando de ombros, levantou para ir até o banheiro, sendo parada no meio do caminho ao ser bruscamente puxada por Esteban, com um braço na tua cintura, ele te fez cambalear para trás, batendo as costas contra o peitoral masculino. A diferença de altura fazia com que ele parecesse mais imponente, dominante sobre o teu porte menor. As mãos pararam na tua cintura, apertando a silhueta como quem diz ‘tá vendo isso aqui? É meu’. Você suspirou, afetada. 
– Essa é a diferença entre eu e ele, cariño… – A voz de Esteban soava mais grave que o normal, te arrepiando da cabeça aos pés ao sussurrar tão próximo do teu ouvido. – Ele precisa te pedir por uma dança, enquanto eu posso tomar o que quiser de ti, sabe por quê? – Você queria ser firme, resistir à vontade de se entregar a ele, mas era difícil quando sentia o toque firme e a dureza pressionada na sua bunda. – Porque você é a minha mulher. – Uma das palmas subiu até os teus fios, penteados em um rabo de cavalo, perfeito para que fosse puxado, vergando tua cabeça para trás. – Ele pode até te fazer dançar em uma noite, mas sou eu quem vou te foder por todas as outras noites da sua vida.
– Esteban… – Você choramingou, fechando os olhos ao encostar a cabeça no peito alheio, remexendo o quadril contra o pau teso. – Nós ainda estamos brigados. – Reforçou, ainda que sem firmeza alguma. 
– Ótimo. – Foi o que ele disse, repousando a cabeça na curvatura do teu pescoço, mordendo a região. – Porque hoje eu vou te comer com raiva. – Seu interior se revirou por completo, retesando o corpinho ao ter a bunda estapeada com força. – Tira tudo e vai para a cama. – Ordenou, te soltando. – Você sabe o que fazer, boneca.
Sim, você sabia perfeitamente. Esteban tinha um gostinho e preferências particulares, foi uma das coisas que te intrigaram ao conhecê-lo. Ele gostava de mandar na cama, de te manusear e fazer de ti o que bem quisesse, mas o que ele mais gostava era de te relembrar o quanto você pertencia a ele. Por isso, quando te mandava tirar tudo, era tudo mesmo, porque ele te enfeitaria com um presentinho especial. 
Despida sobre a cama, se apoiou nas panturrilhas, deixando as mãozinhas nos joelhos. Observou Esteban ir até a penteadeira, trazendo um colar de pérolas ao retornar. A peça foi colocada em ti, tão delicadinha, reluzia sob as luzes do quarto, o pingente no meio chamava atenção. Um “E” dourado. Adornava o teu pescoço como uma coleira, dizia quem era o seu dono. 
Se retraiu, tímida de repente ao sentir o olhar pesado em ti. Ele te admirava, descendo a atenção por cada pedaço teu, mesmo distante, poderia jurar que sentia o toque dele em todo o seu corpo. Te pegando pelo queixo, o argentino apoiou um joelho na cama, se abaixando o suficiente para mordiscar o seu lábio inferior, provocativo, não te beijou, apenas deixou que as bocas se encostassem em um contato muito sutil. 
Pairando sobre ti, Esteban te fazia recuar na cama ao se curvar cada vez mais, até que você estivesse deitada, coberta pelo físico maior. A expectativa do que aconteceria em seguida te deixava ainda mais necessitada, te fez remexer o quadril, inquieta, mas foi acalmada com o selar lento, molhado. A língua de Esteban deslizou contra a tua, se embolavam em um compasso perfeito. Uma das mãos deslizou do teu seio ao ventre, até alcançar o íntimo que formigava. 
O contato foi interrompido com um riso de escárnio da parte de Esteban, que esfregava dois dedos contra o clitóris, espalhando seu mel pela região, você estava ensopada. Te sentiu pulsar quando ameaçou deslizar um dígito para dentro de ti, mas te surpreendeu com um tapa sobre o pontinho sensível, você chiou, frágil. Recebeu outro, dessa vez gemeu. Outro, te fez revirar os olhinhos. Mais um, você estremeceu. 
– É só comigo que você se transforma nessa putinha desesperada, você sabe. – Sussurrou, cobrindo o teu íntimo com a palma. – Me pedindo ‘pra socar tudo, te deixar com a buceta magoadinha. – Perverso, ele te preencheu com dois dos dedos, retirando-os logo em seguida. – Te fazendo chorar por pica, com essa mesma carinha de cadelinha carente. – Esteban te torturava ao não te dar o que você tanto queria, colocando e tirando os dedos de ti. – Porque quando o meu pau ‘tá te deixando cheia, é tão gostoso que você não consegue pensar em mais nada, fica alucinadinha e só consegue chorar.
Três dos dedos de Esteban escorregaram com facilidade para dentro de ti, te fazendo abrir os lábios em surpresa, entorpecida pela sensação que subia pelo teu ventre e ressoava em todo o teu corpo. Ele não esperou que você se acostumasse, movendo o punho com velocidade, fazendo com que barulhinhos molhados ecoassem pelo quarto em meio aos seus gemidos e murmúrios desconexos. 
– Esteban…Você… – Não sabia exatamente o que queria falar naquele instante, queria só externalizar o quão bom seu homem a fazia se sentir. – Tão…
– O que, hm? – Ele incentivou, muito mais pela graça de lhe ver agir de um modo tão débil. – Dímelo, nena… – Ao não obter uma resposta, ele riu, maldoso. – Não consegue, não é? Garotinhas estúpidas como você não aguentam muito, uns dedinhos e já fica bobinha.
– Não, não, não… – As palavras saíram com um quê de desespero. – Eu aguento. – Como uma tentativa de se provar, você rebolou nos dedos que te fodiam, tolinha, sem qualquer controle dos seus movimentos. 
Sentia seu orgasmo se aproximar cada vez mais, seu corpo se encolhia em prazer e os gemidos docinhos anunciavam que estava perto. Até que Esteban abandonou o seu interior, te deixando perdida em meio ao vazio, interrompendo o teu gozo. O que…Você murmurou, confusa, apenas para encontrar o semblante cínico do argentino. 
– Qué pasa, eh? – Enquanto desabotoava a camisa, ele se ajoelhou entre as suas pernas, pouco comovido com o teu cenho franzido e o biquinho nos seus lábios, estapeando a tua bochecha duas vezes. – Ah, coitadinha… – Sonso, fingiu ter pena de ti. – Não, bebê, hoje você só vai gozar no meu pau. – Ao dizer isso, ele rapidamente se desfez da calça, exibindo o carulho duro e lambuzado em pré-porra. Te pegando pelo pescoço, ele apertou os dedos por cima do colar, rude, te roubando o ar. – Logo depois que eu acabar com a sua bucetinha. 
A expressão sombria te fazia revirar por dentro, pressionando uma coxa na outra ao sentir o pulsar violento no seu íntimo sensibilizado pelos últimos estímulos. Uma das mãos de Esteban guiou suas pernas para cima, deixando-as apoiadas nos ombros dele, enquanto a outra se apoiava na cabeceira, te fazendo chiar em excitação; você sabia que seria destruída naquela posição.
Murmurou quando a cabecinha foi esfregada para cima e para baixo, se agarrando como podia aos lençóis bagunçados. Um gritinho dengoso escapou dos teus lábios quando o pau teso te preencheu sem aviso prévio, te fez queimar por dentro, te deixava ardidinha. Espremia Esteban por dentro, estremecendo por completo quando ele começou a meter feroz em ti, descontrolado. A palma livre apertava a tua panturrilha, escorregava até sua coxa, marcando a pele com apertões e tapas, possessivo. Te mostrava o quanto você era dele, se mostrou ser o seu homem e só acabaria quando te deixasse destruída, porque, no final de tudo, só Esteban sabia o jeito certo de te satisfazer.
93 notes · View notes
lalajsn · 8 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
gênero: smut
avisos: yuta!bigdick, yuta hard dom, leitora sub, degradação, uso do apelido “nayu” creampie (?) sexo desprotegido, orgasmos múltiplos e vai lá saber mais oq q tem ai
notinhas da lala: ep não revisado, então perdoem qualquer erro, voltei depois de muito tempo amém 🙏
Tumblr media
Yuta se aproximou de você, ele parece estar em um estado frenético. Ele a agarra pela cintura e a joga suavemente sobre a cama, você se surpreende e ele começa a beijá-la freneticamente. Ele é realmente agressivo e parece ter muita energia guardada. Você está um pouco confusa e tenta empurrá-lo, mas ele não deixa. Ele a puxa para perto e parece estar em um estado de frenesi.
Ele pegou você mais forte do que nunca, Ele não queria machucá-la, mas queria mostrar sua força e dominância sobre ti. Ele beijou-te com força, puxando-a perto e usando suas mãos para segurá-la. Ele queria que você sentisse o controle que ele tinha sobre você, tanto física como emocionalmente. Ele sentiu que estava liberando uma pressão doente do passado e que seu beijo era um jeito de exorcizar seu demônio interior. Ele queria que você soubesse que ele era forte e dominante, mas que também tinha uma parte sensível e vulnerável. Ele queria que você gostasse dele mais após essa demonstração de poder e dominância, mesmo que sua abordagem fosse um pouco agressiva.
Ele para o beijo e sussurra no seu ouvido, causando arrepios. “Vamos, princesa, vou fazer você se sentir tão bem que você não conseguirá andar por semanas.” ele sussurra no seu ouvido com uma voz profunda e rouca enquanto suas mãos reagem para baixo para agarrar os seus quadris e ele pressiona corpo contra você, permitindo que você sinta o quão duro ele está em suas calças.
as mãos dele percorrem as suas curvas e ele te beija apaixonadamente novamente, te puxando para perto dele, pressionando seus seios um contra o outro.
ele sorri (aquele sorriso ridículo dele) e a puxa para mais perto passando um braço em volta da sua cintura e trazendo suas pernas para os ombros dele.
Ele a beija apaixonadamente mais uma vez e esfrega o pau dele entre as suas coxas, uma forma de te provocar, já que sabia que você nunca havia tido esse tipo de contato com ninguém.
Ele não estava para brincadeiras, ele se despiu num estalar de dedos e então ele sorriu e lentamente deslizou seu pau dentro de você. “A-Ah..” Não estava lubrificada, nem esticada antes disso, a dor era grande, pois o pau do Yuta era enorme. Ele continua deslizando mais fundo e mais rápido até atingir seu limite, ele queria ver até onde você aguentava, ele sabia que não era muito. Era a sua primeira vez, afinal.
“N-Nayu.. E-Eu vou gozar!”
Ele começa a entrar e sair de você rapidamente ganhando velocidade, ele sorriu sádico. Só de pensar que o pai dela poderia voltar a qualquer momento e ver ele fodendo a garota dele na cama, aumentava ainda mais o prazer.
“M-Mais rápido, nayu..!”, Ele acena com a cabeça e ganha ainda mais velocidade, fazendo você gritar cada vez mais alto a cada movimento. Ele olha para ti com um sorriso presunçoso e bate contra você com mais força do que nunca. “Você está pronta para eu te encher?” “Uhum..”, você responde, estava tão louca, tão obcecada pelo pau dele fodendo a buceta cheia de porra, que nem pensou nas consequências de seus atos.
Ele sorri e agarra seus quadris puxando você para ele com força, batendo-se profundamente dentro de ti.
Ele geme alto e goza dentro de você, a enchendo completamente, mas não tinha acabado por aí. Yuta era louco para meter no seu cuzinho, uma garotinha abusada que vivia revirando os olhos, você não ia nem mais conseguir sentar de tanto que ele ia foder você, te foder cheia de esperma. Era o que ele mais queria, e ele faria isso.
Você grita alto quando ele enche sua buceta com esperma, você se sente cheia e cansada, era sua primeira vez afinal, mas não conhecia Yuta nesse tópico, estava prestes a conhecer.
Ele a beija suavemente e envolve seus braços em volta de você ainda enterrado dentro. Por alguns segundos ele deslizou para fora de ti, ele foi fazer alguma coisa, ele colocou algo nos dedos e então inseriu os dois de uma vez no seu buraco maltratado, gritou de surpresa, ele começou a mover rapidamente, fazendo movimentos de vai e vem, mas isso não durou tanto porque logo ele tirou os dedos dali. Ele então desliza para dentro da sua garota, novamente.
As suas paredes internas se apertando ao redor dele, sua umidade encharcando todo o pênis dele, o canal maltratado já se moldando ao tamanho dele, só esperando as noites de prazer, Yuta amava muito essa parte do relacionamento, ter alguém para compartilhar uma das maiores sensações de prazer do mundo. As mãos dele se estendem e agarram os seus seios, apertando-os suavemente enquanto ele geme ao sentir a buceta apertada segurando o pau dele com força.
Você geme contra os lábios dele e ele responde com uma mordidinha no seu lábio inferior. Ele morde o seu lábio de brincadeira enquanto começa empurra para dentro de ti lentamente no início, mas gradualmente ganhando velocidade até que ele está batendo na buceta encharcada com força e rapidez. Você geme alto, sentiu a melhor sensação do mundo, quando você solta esse gemido alto, ele aumenta ainda mais o ritmo até que, finalmente, com um impulso final profundo, ele enche o seu útero com sua carga quente e pegajosa, mais uma vez, era como se você fosse o seu pequeno depósito de porra.
"Se você não fosse tão apertada, talvez não precisasse se arreganhar toda para não me sentir rasgando você, não é?". Yuta disse e beijou você de novo.
o seu esperma começou a escorrer pelas bolas dele, aquela queimação de sempre estava se instalando. Você ficava agitada quando estava ansiosa para tal coisa. avisou-o, que a pegou novamente, segurando-a de volta e impulsionando seu pênis para bater em você. na sua cabeça, ele ia sair de voce e gozar onde dissesse, mas continuou ali, socando sem parecer cansado.
Ele bate em você pelo que parecem horas, sem parar ou desacelerar uma vez enquanto ele continua batendo seu pau dentro de ti. As bolas dele começam a bater contra seu clitóris enquanto ele continua a te foder impiedosamente. “N-Nayu.. Estou cansada”. Você reclama, mas foi irrelevante porque, ele disse que a deixaria sem andar, ele não é de quebrar promessas, pelo menos não por agora.
"Ah, sim? Então, por que você não tenta fazer algo a respeito?, Ele diz enquanto agarra as suas coxas com força, enfiando o pau mais fundo em você do que antes, enquanto olha bem nos olhos seus olhos chorosos. “Você é minha putinha, não é? Você não é?"
"Bem, bem, olhe para isso! Sua buceta pertence apenas a mim!" ele ri alto enquanto puxa as suas pernas para si e as segura pelos tornozelos, empurrando seu pênis ainda mais para dentro de você enquanto ele bate seus quadris para frente repetidamente, fazendo o seu corpo quicar para fora da cama a cada vez. Você geme alto, "Você quer mais?" ele pergunta zombeteiramente enquanto se inclina sobre você com uma mão de cada lado da sua cabeça, observando seu rosto de perto enquanto ele empurra profundamente dentro de você.
“N-Não.”
"Então cale a boca e pegue o que eu estou te dando." Ele rosna quando começa a bater em você mais rápido, fazendo com que seus seios se mexam de tanta força que ele coloca por trás de cada estocada.
a buceta abusada por Yuta agora pulsa em volta de seu pênis. enquanto ela libera seu terceiro orgasmo. (Eu acho) “N-Nayu..”
"O que é, princesa?" ele pergunta entre respirações enquanto continua a bater em ti, batendo todo o seu comprimento com força.
"E-eu quero descansar... por favor..."
"Descansar? Você está cansada?" ele sorri maliciosamente para você enquanto agarra as coxas com força, puxando você para mais perto dele para que a sua bunda fique encostada na pélvis dele enquanto ele continua a empurrar profundamente dentro de você.
“S-Sim.. Muito cansada..”
"Hm ... entendo ..." ele diz enquanto sai de você lentamente, dando-lhe alguns momentos para recuperar o fôlego antes de agarrar sua cintura novamente e levantar você de quatro mais uma vez, posicionando-se atrás de você. O tempo todo. “Não Yuta.. Voce não cansa?”
"Um pouco talvez, mas não tanto quanto você ~" ele ri baixinho enquanto coloca a ponta de seu eixo contra a sua entrada, esfregando-o provocativamente contra você por um momento antes de pressionar ligeiramente para frente e afundar totalmente dentro de você com um gemido.
Tumblr media
123 notes · View notes
wolvesland · 1 month
Text
𝐆𝐘𝐌 𝐒𝐄𝐗 ֪
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
→ Kim Sunwoo x Leitora
→ Palavras: 1.6K
→ Sinopse: Você confronta seu namorado sobre o motivo pelo qual ele parou de malhar contigo e ele leva você a um treino intenso.
NOTAS: Sunwoo é seu namorado, leitora!brat, sexo na academia, menção a ereção espontânea, tapas e mordidas, beijos, puxões de cabelo, uso inadequado de equipamentos da academia, elogios misturados com degradação, sexo em frente ao espelho, sexo desprotegido.
OBS: Caso alguém fique em dúvida, o "fluxo sanguíneo" que é citado é referente a ereção espontânea.
📌 ps:. sempre use camisinha, se proteja, se cuide, é a sua saúde que está em jogo.
📌 masterlist
© all rights reserved by @gothlcsan
© tradução (pt/br) by @wolvesland
Tumblr media
Sunwoo adorava malhar com você, mas o sangue que circula pelo corpo dele também causa problemas para ele mesmo. Isso faz com que ele mude a rotina para evitar ir à academia com você, indo muito cedo pela manhã, sabendo que você estaria dormindo profundamente. Você não sabia que seu namorado ficava envergonhado por sentir tesão ao se exercitar na academia com você, não que isso fosse motivo de vergonha para ele. Era natural devido ao fluxo de sangue.
Uma manhã, você se virou e ficou acordada querendo confrontar Sunwoo por que ele continuava a excluí-la dos treinos. Ele ficou ali parado, sem jeito, tentando encontrar a melhor maneira de se explicar, gemendo enquanto escondia o rosto com o braço.
— É constrangedor.
— O que você quer dizer com isso? Estou lhe causando constrangimento? – Você perguntou confusa sobre o que ele queria dizer, mas também com uma pontada de mágoa em sua voz.
Ele foi rápido em responder para esclarecer o mal-entendido, explicando com um rubor no rosto que ficava com tesão na academia e que não queria estranhá-la com isso.
Sua voz suaviza e você não pode deixar de soltar uma gargalhada, se certificando de pedir desculpas rapidamente por ter rido ao explicar que não estava tirando sarro dele, mas agradecendo por não ter sido algo pior. Ao fazer com que ele se sentasse ao seu lado na cama, você pergunta se ele fica excitado por causa do fluxo sanguíneo ou de outra coisa, com um sorriso sugestivo nos lábios. Ele parou um pouco para respirar, explicando que era uma combinação de ambos, mas principalmente o fluxo sanguíneo, pois isso acontece mesmo quando você não está com ele. Vocês dois conversam para ter certeza de que não foi um grande problema para você e que você estava mais incomodada por ter sido excluída do que qualquer outra coisa. Sunwoo pede desculpas e lhe dá um beijo rápido nos lábios, em seguida você pergunta se ele se incomodaria com o fato de você ir à academia com ele, Sunwoo balança a cabeça dizendo que ficaria feliz em ter companhia, pois sentiu falta de você indo junto com ele.
Ao entrar na academia da empresa, Sunwoo a ajuda a montar seu tapete de ioga para que você possa fazer seus alongamentos e sua rotina confortavelmente enquanto ele trabalha no levantamento de peso. Vocês dois não se falam muito durante a primeira metade da sessão de exercícios, ambos imersos no aperfeiçoamento de sua técnica e na música que toca ao fundo. Foi só quando você se virou para olhar por cima do ombro para Sunwoo que percebeu que ele realmente estava com tesão. Não era muito fácil perceber devido ao fato de sua calça ser larga, mas quando ele foi se sentar ficando com as pernas uma em cada lado do banco, o tecido ficou apertado ao redor de seu colo. Ele está imerso em suas repetições, você se levanta lentamente e se move até ficar atrás do topo da cabeça dele. Sunwoo lhe dá atenção instantaneamente, colocando os pesos de volta no suporte antes de lhe dar um sorriso.
— Você precisa de alguma coisa?
Balançando a cabeça você aponta para o colo dele com a cabeça e olha de volta para o rosto dele, lhe dando um sorriso brincalhão.
— Eu não acredito, mas você certamente acredita.
— Eu, oh meu Deus, não olha. – O rosto de Sunwoo ficou rosado e ele tentou esconder o fato puxando a bainha da camisa para baixo.
No entanto, devido ao material apertado ele não consegue esconder absolutamente nada. Você se move de modo que suas pernas ficam posicionadas uma de cada lado da cabeça dele, você dá uma risadinha quando ele pergunta o que você está fazendo, você fala para ele parar de ser tão tímido e fazer o que ele realmente quer fazer. Sunwoo não demora a mover as mãos de modo a esfregar os dedos indicador e médio em sua buceta vestida. Plantando os pés firmemente no chão você tenta se segurar para não cair no rosto dele, você morde o lábio inferior e olha para ele.
— Não é à toa que você disse para não se preocupar com isso, você queria isso, não é? – Ele fala.
Sunwoo não tem pressa em mover os dedos de baixo para cima, sua buceta engolindo o tecido da calça legging e os dedos dele. Pequenos gemidos saem de seus lábios por causa das palavras dele, sem poder admitir ou negar suas afirmações, e os dedos dele fazem suas pernas tremerem de expectativa.
— Tire isso. – O tom assertivo dele faz com que seu coração salte no peito, você ofega quando ele levanta ficando de frente para você e abaixa a sua calça e a calcinha até a parte de trás dos joelhos, expondo sua buceta para ele.
Sunwoo é rápido em colocar os dedos de volta onde ele os colocou por último, os esfregando contra o seu clitóris, fazendo com que você aperte as coxas, prendendo a mão dele. Não permitindo que você permaneça nessa posição por muito tempo, Sunwoo afasta suas pernas, dizendo para você se segurar. Agora, isso só acendeu um fogo dentro de você dizendo para ser uma pirralha, a parte racional do seu cérebro sendo jogada na poeira. Contra o seu bom senso, você tenta fechar as pernas novamente e Sunwoo lhe dá um tapa de advertência na lateral da coxa. Mais uma vez, você ignorou o tapa e foi fechar as pernas em volta da mão dele, Sunwoo muda de posição rapidamente, de modo que agora você estava firmemente presa contra o banco.
— O que eu disse?– Sunwoo repetiu novamente, fazendo uma pausa entre cada palavra, sabendo que isso significava que ele estava ficando cansado de suas ações.
Entretanto, mais uma vez, você o ignorou. Ele agarra um punhado de seu cabelo, fazendo com que sua cabeça se incline para trás e olhe para os espelhos diretamente na frente de vocês dois.
— De novo. Uma última vez, o que eu disse?
— Para não fechar as minhas pernas?
Ele dá um tapa forte em sua bunda antes de soltar seu cabelo, e seu corpo cai de costas no banco.
— Boa menina.
O elogio faz com que arrepios percorram todo o seu corpo, fazendo com que você se arrepie. Você adorava os elogios dele, especialmente em momentos como esse, em que as ações dele eram rudes, mas as palavras eram tão doces. Você observa enquanto ele usa uma das mãos para abaixar a calça de moletom, o pau dele surgindo e batendo logo abaixo do umbigo, fazendo você engolir em antecipação. É claro que vocês já fizeram sexo antes, mas algo sobre fazer isso na academia a deixou nervosa e excitada. Ele faz com que você se mova para ter melhor acesso a ele, ofegando de surpresa quando ele a levanta um pouco para poder penetrá-la com mais facilidade. O alongamento nessa posição faz com que seus olhos se arregalem, olhando para frente, para o seu reflexo, com os músculos do estômago se contraindo, vendo Sunwoo segurando a sua metade inferior como se você não pesasse absolutamente nada.
— Você está tão bonita, amor.
Você cantarola com os elogios dele, o agradecendo quando ele começa a mover os quadris, gemendo quando as coxas dele batem contra as suas. A forma como seu peito roçava na almofada de couro do banco fazia com que você praguejasse baixinho, com os mamilos sensíveis e cada vez mais doloridos. Sunwoo não lhe deu muito tempo para pensar, pois o ritmo constante dele se acelerou e os gemidos eram arrancados de você a cada vez que vocês dois se reconectavam.
— Sunwoo, por favor.
— Shh, amor. – Disse Sunwoo zombeteiramente, enquanto não diminuía a velocidade das investidas, segurando seus quadris com mais força, sabendo que eles certamente estariam doloridos pela manhã.
Ele a levantou de modo que suas costas ficassem encostadas no peito dele, sem se importar com a sensação desconfortável de suor acumulado entre vocês dois, jogando sua cabeça para trás e a deitando no ombro dele enquanto beijava sua garganta exposta. Sua cabeça estava confusa em uma nuvem de prazer, completamente incoerente com Sunwoo, e tanto os elogios quanto as palavras degradantes dele se reduziam a gemidos e expressões de foda. Envolvendo os braços ao redor da sua cintura, ele se posicionou de modo a poder penetrá-la com facilidade, seu corpo praticamente mole no controle dele enquanto o nó quente na parte inferior do seu abdômen se desenrolava, fazendo com que você mordesse a garganta dele com força enquanto goza no pau dele. Você mal consegue ouvir os palavrões de Sunwoo por causa da dor, a garganta dele vibrando sob os seus dentes enquanto ele ri, as coxas tremendo à medida que ele se aproxima do próprio clímax.
Sunwoo tenta se retirar levantando os quadris, mas você aperta as pernas em volta dele, soltando a garganta dele enquanto balança a cabeça.
— Amor, eu não tô de camisinha. – Sunwoo diz sem fôlego, claramente se esforçando para não gozar em você sem proteção.
Você geme de irritação implorando para que ele goze dentro e o faz lembrar que está tomando pílula anticoncepcional, então você ignora a tentativa dele de racionalizar o fato de não gozar em você.
— Por favor, Sunnie, goze em mim, por favor. – Você implorou antes de fazer uma pausa, abrindo os olhos, olhando para ele com seus olhos enormes de corça molhados. — Quero ficar cheia do seu gozo.
Algo em Sunwoo estala, sua mandíbula se contrai e ele retoma o ritmo de alguns momentos atrás, o incentivando a gozar à medida que se aproxima da ejaculação. As coxas dele têm espasmos quando ele se inclina para a frente, o corpo dele prendendo você um pouco desconfortavelmente entre o banco e o peso dele, você cantarola alegremente enquanto ele goza dentro. Você estava adorando a sensação dele te enchendo, o pau dele se contorcendo a cada tremor. Sunwoo não se mexe até que os tremores dele se acalmem, ele se levanta penteando para trás o cabelo que estava coberto de suor na testa. Ele se retira lentamente, observando como você se estremece quando ele se arrasta pelas suas paredes, você sorri para ele toda boba enquanto ele deposita beijos da sua testa suada até os seus lábios, a chamando de linda. Você dá uma cabeçada fraca no peito dele, dizendo para ele não ser piegas, Sunwoo se desculpa e a ajuda a ir para o chuveiro, prometendo ajudá-la mais quando vocês dois chegarem aos dormitórios.
Tumblr media
42 notes · View notes
o-navegador · 3 months
Text
Sinto saudade da sua voz no meu ouvido proferindo as maiores obscenidades expressas na história. Falta do seu toque na pele acima da minha clavícula e descendo por meus ombros ao desprezar a peça presa ali sobre o chão. Amava quando experimentava o sabor da minha pele com mordiscadas leves e inebriantes enquanto acariciava meu cabelo avaliando a força dos fios segurando-os pela raiz. Pequenos detalhes, tão pequenos que nem de dou conta da efêmera existência dos mesmos durante o intervalo no trabalho, ou quando me toco no banho; nem mesmo quando me deito e fito o teto durante horas ate conseguir finalmente cair no sono. Não que eu despreze esses pequenos detalhes, mas também não me agarro a eles pra suportar a efemeridade dos meus dias, nem fico pensando neles no meio de conversas entediantes ou os uso como válvula de escape de um pensamento sórdido e incompreendido. Guardo esses pequenos detalhes em uma caixinha cor de rosa cheia de laços e fitas nomeada tempos bons da minha vida. Ela fica escondida la no fundo da minha memória, mas como lido acima tenho aberto a mesma e reprisado-os em minha mente sempre que possível.
Natielly carla
23 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 4 months
Text
No te alejes tanto de mí - Enzo Vogrincic
Tumblr media Tumblr media
+18! Dom!Enzo. (Alusión a) Breeding kink, creampie, dirty talk, dry humping, face slapping, fingering, sexo oral, sexo sin protección, edades no especificadas. Uso de español rioplatense (y mucho diálogo otra vez).
El departamento que compartís con Enzo es, sin lugar a dudas, el lugar más tranquilo que conociste en tu vida. La armonía y serenidad son pilares fundamentales en su relación, así como la buena comunicación, y esto se ve reflejado en el espacio que ambos llaman hogar.
Enzo es silencio y calma y durante la madrugada se desliza fuera de la cama sin despertarte, siempre cierra las puertas con delicadeza y sus movimientos a tu alrededor son protectores. Siempre sabe qué decir y qué no, qué hacer y qué no, también sabe cuándo acompañarte y cuándo darte espacio, y vos podés presumir de saber hacer lo mismo por él.
La vida con Enzo es estar en constante sintonía, dos cuerpos y mentes diferentes siempre en la misma órbita.
O eso creías...
Las peleas comenzaron hace semanas, volviéndose cada vez más frecuentes y alejándolos de lo que solían ser. Enzo no parece comprender cuánto te hiere sentir que se distanció y jura que tal cosa no sucedió, pero luego prueba que tus palabras son ciertas cuando un pequeño desacuerdo provoca que se aísle y no deja lugar para una conversación sobre lo ocurrido.
Normalmente es fácil de ignorar cuando se trata de nimiedades como los platos sucios, ropa sin lavar o la cama deshecha, pero con todas esas pequeñas faltas acumuladas fue difícil contenerte cuando remarcó de la peor manera tu falta de cuidado con la maqueta de su actual proyecto.
-Si ordenás un poco entonces no me voy a chocar tus cosas cada vez que entre...- contestaste, arrojando sobre su escritorio un trozo de la maqueta.
-¿Qué tengo que ordenar? Si nunca estoy, el desorden es tuyo.
Fingió no notar tu expresión, una nueva costumbre suya para evitar disculparse o hacerse cargo de algo. El que te culpara del caos no fue la principal causa de tu disgusto, no... Te molestó que reconociera no estar lo suficiente en su propio hogar, recordar que en lugar de pasar unos días a tu lado escogiera marcharse a Bariloche con un amigo y que al regresar pasara horas encerrado.
Abandonaste la pequeña habitación donde organizó su oficina y pronto sus pasos sonaron a tus espaldas junto con su voz que no dejaba de pedir tu ayuda. Cerraste la puerta con fuerza y te sentaste sobre la cama, furiosa, percibiendo cómo la ira crecía y consumía tus entrañas.
Cuando Enzo abrió la puerta te dedicó una mueca de disgusto que pretendía comunicar algo, pero si alguna vez logró hablarte sólo con la mirada eso ahora parecía ser un recuerdo lejano que decidiste ignorar. Permaneciste en la misma posición, tus brazos y piernas cruzados, inconscientemente mostrando rechazo mientras él te observaba.
-Ayudame- arqueaste una ceja-. Vos lo rompiste.
-¿Qué somos? ¿Unos nenes chiquitos…?
-Parece que sí, porque si fueras un adulto responsable te disculparías y me ayudarías.
Soltaste una risa de frustración y apretaste los labios esperando así poder contener la ira y todas las palabras que deseaban escapar de tu boca, pero cuando te señaló con un dedo acusador tus deseos de mantener la calma se evaporaron. Haciendo alarde de su excelente comportamiento comenzó a enumerar las recientes faltas que tuviste con él.
La diplomacia pareció extinguirse cuando lo interrumpiste.
-Andá a cagar.
-¿Cómo…?
-¿Ahora además de ser tremendo fantasma también sos sordo, pelotudo?
-Fijate cómo me hablás porque yo jamás te traté así- señaló-. No sé qué mierda te pasa.
-¿A mí? ¿Vos no sabés lo que me pasa a mí?- gritaste, poniéndote de pie para acercarte a él-. ¿Y no se te ocurrió preguntarme? Porque por ahí tiene que ver con que no me hablás, no me mirás, no me cogés, no me preguntas ni cómo estoy.
-No podés estar así porque no cogimos en unos días.
Tu expresión podría haberse catalogado como un poema o como el relato más aterrador. Retrocediste un par de pasos, confundida y levemente aturdida por su capacidad de desentenderse de tal manera de la situación, esperando ver en su rostro un algo.
Pero sus labios no temblaban como solían hacerlo cuando contenía la risa y sus cejas no se curvaron en ese particular ángulo que adoptaban cuando esperaba ver tu reacción luego de contarte uno de sus pésimos chistes o anécdotas.
-Tomátelas.
-¿Eh?
-¡Tomátelas! No te quiero ver.
-No me podés echar de mi casa.
-Ah…- mordiste tu lengua-. Tenés razón, como es tu casa me voy yo.
Intentaste huir de la habitación pero él fue más rápido y lo impidió tomándote del brazo.
-Yo no dije eso- intentaste zafarte de su agarre pero no lo permitió-. Esta es tu casa, vos vivís acá también.
-Pero parece que vos no- reclamaste-. Soltame, Enzo.
-No, tenemos que hablar.
-¿Ahora querés hablar?
Su expresión pareció volverse más dura y juraste ver una arruga que antes no estaba allí.
-No podemos estar así.
-Yo no puedo estar así. Vos estás perfecto.
-¿Por qué todo es mi culpa?- gritó con voz entrecortada, soltándote de manera brusca-. Vos nunca hacés nada, ¿no? Siempre soy yo el responsable.
-Y sí papito, si…
El diminutivo y tu tono colmaron su paciencia.
-Cerrá el orto- se alejó de tu figura como si estar en tu presencia quemara-. Querías que me vaya, ¿eso querías?
-Sí.
-Perfecto entonces- abrió la puerta-. Porque me voy a ir bien a la mierda para no tener que verte.
Arrancaste tu anillo de compromiso de tu dedo y lo arrojaste a sus espaldas con la esperanza de golpearlo, pero –y luego agradeciste por ello- fue la puerta ya cerrada la que recibió el impacto y Enzo se marchó, completamente ajeno a tus acciones. Ignoraste las lágrimas que rodaron por tus mejillas cuando corriste para recoger la alianza.
Una hora más tarde notaste que olvidó su teléfono y su billetera, también sus llaves y el abrigo que lo habría protegido de las bajas temperaturas o el viento nocturno. Te preguntaste si estaría refugiándose en algún sitio con calefacción y por un breve instante consideraste buscarlo en el estacionamiento del edificio, pero descartaste la idea por puro orgullo.
-La concha de mi madre…- decís entre dientes.
Tus dedos están adheridos por el pegamento y tirar para despegarlos duele. Llevás un largo rato intentando reparar algunas partes de la maqueta y parece ser una tarea imposible: suspirás, te quejás, golpeás tu frente frustrada y ansiosa, pero continuás tu misión de unir los restos para evitar que tus manos vuelvan a jugar con el anillo en tu dedo. La mesa es un completo desastre.
Y Enzo aún no regresa.
Dejás caer tus hombros luego de ver el reloj, sin saber si es peor sentirte derrotada o sentir que te rendís. Reprimís todos esos pensamientos horribles y sin sentido que corren por tu mente y chocan con los muros de tu parte lógica y racional: se fue, está con alguien más, ya no va a volver, tuvo un accidente, lo acorralaron en La Rambla, se perdió caminando por ahí…
Desbloqueás tu teléfono esperando encontrar algún mensaje o llamadas perdidas y mantenés el suyo cerca sólo por si acaso, decepcionada cuando ambos permanecen en completo silencio. Tu oído escoge centrarse en el tictac del reloj y el sonido del adorno que golpea la puerta del balcón cada vez que el viento sopla. Siempre temés que esos pequeños golpes destrocen el cristal.
Y es que siempre son pequeñas las cosas que desatan el caos: la grieta que apareció mágicamente en tu taza, el pequeño agujero que terminó por deshacer el suéter favorito de Enzo, la alarma que postergaste estando aún dormida y lo hizo perder un vuelo, la comida quemada que intentó solucionar ordenando pizza, el abrazo que no correspondiste cuando regresó de los premios Goya, su falta de entusiasmo ante la usual noche de películas…
Evitás preguntarte qué sucederá porque la respuesta que ronda tu cabeza hace que tu respiración se entrecorte y te asfixia. No querés ser extremista, no sos una persona que se dé por vencida así como así y una pelea –incluso esta pelea, probablemente la peor que recordás haber tenido con Enzo- no te parece motivo para arrojar todo por la borda, pero… Las relaciones son de a dos, ¿no? Y no tenés idea de qué pensará o cuáles son los planes del otro lado.
Maldecís por lo bajo y esta vez es sin saber el motivo.
-No hace falta que lo arregles- dice una voz a tus espaldas-. Los materiales son una cagada.
Una sensación similar al pánico te recorre y volteás a verlo.
-Volviste.
Su rostro se tiñe de dolor y vergüenza por una fracción de segundo.
-¿Cómo no voy a volver?
-Dijiste…
-Ya sé lo que dije- se arrodilla a tu lado y toma tu mano-. No era verdad.
-Estás helado.
-Hace frío. Mucho.
-¿Querés un té?- intentás ponerte de pie y te detiene-. No cociné, pero si querés…
-Quiero que hablemos.
Suspirás.
-Sí, tenemos que hablar.
-¿Qué está pasando? Nosotros no somos así.
Limpiás las lágrimas que nublan tu vista y él se deja caer sobre las cerámicas frías, aún sosteniendo tu mano entre sus dedos y acariciando tus nudillos con su pulgar en un intento de ofrecerte un poco de consuelo. Espera pacientemente mientras te recuperás para poder contestar.
-Los últimos meses fueron muy raros.
-Es mi culpa- lamenta-. No sé cómo manejar… nada, todo, esto que está pasando.
-Y yo no sirvo como apoyo.
-No, no digas eso- toma tu mentón-. Siempre estás para mí, me cuidás y me ayudás en todo... Pero creo que desde hace un tiempo no estoy tan presente como debería y no es recíproco.
-No entiendo por qué- descansás tu rostro sobre tu mano-. Creo que, no sé…, por ahí ahora que anduviste por todos lados ya estás cansado de mí.
-Nunca.
-Pero…
-Jamás me cansaría de vos.
-¿Y por qué hacés de todo menos estar conmigo?
-Tengo miedo de arruinar las cosas- contesta con simpleza-. Tengo miedo de todo lo que está pasando y tengo miedo de arrastrarte conmigo cuando… ¿Y si me olvido de mí?
-Eso es imposible.
-Ya no estoy tan seguro.
-Yo sí- lo obligás a mirarte-. Creo que te conozco lo suficiente para saberlo.
Permanecen en silencio unos momentos y sus ojos jamás dejan los tuyos.
-Perdón- susurra-. Sé que hay mucho de qué hablar, pero…
-Yo también estoy cansada… Vamos a la cama y mañana temprano vemos.
-Lo vamos a solucionar.
-Sé que sí- y dejás salir una risa nerviosa-. Pero hoy no estaba muy segura.
-Me hubiera gustado tener esa discusión antes.
-¿Por qué?
Su mirada oscura es terriblemente sincera, muy Enzo.
-Porque cuando me fui me di cuenta de cuánto te extrañaba.
Cuando tomás su rostro entre tus manos para poder besar su frente él busca tus labios. Te besa lenta y suavemente, pero es incapaz de ocultar la desesperación que guía sus acciones y pronto deja de lado los delicados roces para invadir tu boca con su lengua, robándote la respiración y  aferrándose a tus muslos con sus manos.
-Extrañaba tus besos- decís cuando te regala unos segundos para respirar-. Te extrañaba.
 -Me tenés acá, ahora y para siempre.
Acariciás su cabello y él te observa desde su posición sobre sus rodillas, sus manos aún en tus piernas y sus pulgares dibujando figuras sobre tu pantalón. Te sonríe y la imagen te toma por sorpresa, pero también te sorprende el significado oculto en su expresión y la facilidad con la que puede hacerte saber lo que quiere.
-¿No te duelen las rodillas?- suelta una carcajada y lo ayudás a ponerse de pie-. Dale, vamos.
La distancia desde la cocina hasta la habitación es interminable ahora que ambos desean llegar cuanto antes. Atraviesan el oscuro corredor tomados de la mano y cuando llegan a la habitación Enzo toma asiento en la cama, te posiciona entre sus piernas y abraza tu cintura con fuerza para poder admirarte; deposita besos sobre tu abdomen y entre tus pechos, frustrado por tu ropa interponiéndose entre sus labios y tu piel.
Cuando sus dedos se deslizan debajo de tu camiseta suspirás y arrojás la cabeza hacia atrás, abrumada por la intensidad del contacto y por el rastro de fuego que sus manos dibujan en tu cuerpo. Te ayuda a desvestirte y en cuestión de milisegundos sus labios capturan tu pezón izquierdo, succionando y permitiendo también que sus dientes y lengua jueguen con vos.
Tu creciente desesperación te lleva a abrazarlo en busca de más contacto y cuando sentís sus gemidos contra tu piel tus dedos se dirigen por cuenta propia hacia su cabello. Sus párpados se cierran en contra de su voluntad cuando tus manos hacen arder su cuero cabelludo, sensación que no hace más que empeorar la erección que oculta su pantalón.
Se separa de tu pecho luego de morderte con la fuerza suficiente para hacerte gritar y te despoja del resto de ropa que te cubre, asegurándose de no romper ninguna prenda con sus movimientos rápidos y ansiosos. Se arroja sobre las almohadas y te deja sobre su muslo, complacido por ver tus mejillas enrojecidas ante la implicación de la posición.
-Te hace falta una buena cogida, ¿no?
-¿Y de quién es la culpa?
Te toma por el cuello para acercarte a su rostro.
-Fijate bien lo que me decís- pellizca tu pezón y el dolor te hace gemir-. Y lo que hacés.
Comenzás a rozarte sobre su pierna, muy consciente del significado de sus palabras y la amenaza que las adorna, tus manos en su pecho en busca de estabilidad y tus ojos sobre los suyos. Toma tu cadera para guiar tus movimientos, dolorosamente lentos, y no deja espacio alguno entre tu centro y sus jeans que comienzan a mancharse con tus fluidos.
El cosquilleo entre tus piernas y el dolor de sus uñas marcando tu cadera es suficiente para orillarte hacia tu orgasmo en cuestión de minutos. Cerrás los ojos, masajeando tus pechos tal como él suele hacerlo, pero no es suficiente y cuando comprendés que necesitás de sus manos un patético sollozo deja tus labios.
-¿Qué pasa bebé? No podés solita, ¿no?
-Quiero…
-¿Qué querés? Decime y yo te lo doy.
-A vos.
Enzo no puede hacer más que contemplar la imagen frente a sí, tu delicado cuerpo rindiéndose nuevamente bajo sus manos y tus dientes torturando tus labios mientras su mirada te recorre. Hace unos días sólo podía soñar con tenerte de esta manera y complacerte, así que ahora se pregunta cuánto tendrá que contenerse para que el momento no acabe demasiado rápido y cuánto tardarás en suplicarle que se detenga o en caer agotada entre sus brazos.
-Entonces ya sabés lo que tenés que hacer.
En pocos segundos abandonás su regazo y te recostás entre sus piernas, esperando su confirmación para poder tocarlo y prácticamente arrancando la ropa de su cuerpo cuando la obtenés. Ya está duro, muy duro, su punta brilla con las gotas de líquido preseminal que de allí brotan y las venas que recorren su extensión parecen pedir tu atención a gritos.
Comenzás a masturbarlo lentamente e intentás seguir el ritmo con el que movía tu cuerpo sobre el suyo, tu pulgar acaricia su punta y cuando lo separás de esta podés apreciar el hilo traslúcido que brilla con la luz. Te llevás el dedo a la boca y gemís cuando sentís su sabor en tu lengua, calmándote y a la vez haciendo que lo desees todavía más.
Dejás besos húmedos sobre su miembro y sus gemidos sólo empeoran la situación entre tus piernas. Cuando tus labios se cierran sobre la punta sentís su cuerpo tensarse, sus párpados se cierran por un breve instante y sus dedos acarician la comisura de tus labios, que se estiran a más no poder para recibirlo en tu boca.
-Qué linda que sos cuando me la chupás.
Sus palabras te resultan tan humillantes como excitantes y por un segundo considerás deslizar una mano bajo tu cuerpo para calmar tu necesidad. Tu saliva mancha tu piel, tus dedos y corre bañando todo su miembro antes de deslizarse entre sus piernas y caer sobre las sábanas, pero aún así te es difícil tomar más que la mitad.
Tu frustración crece minuto a minuto pero para Enzo, que sabe cuánto te cuesta, la imagen es una bendición… Y también una tortura, por lo que no encuentra más solución que tirar de tu cabello para alejarte de su cuerpo y evitar un muy necesitado orgasmo.
-Ya está, ya está- responde a tus quejas-. Lo hiciste muy bien, pero…
-¿Pero?
-Me toca a mí.
Te arroja sobre el colchón para luego posicionarse sobre tu cuerpo y acorralarte, su intensa mirada de pupilas dilatadas haciéndote sentir como una presa. En su camino hacia tu centro su aliento golpea tu mejilla, tu mandíbula, tu cuello sensible y tus clavículas, pero él sólo piensa en una cosa y cuando separa tus piernas se dedica a apreciar tus pliegues y entrada brillantes.
Te acaricia de manera superficial y cuando te retorcés rodea tu cadera con un brazo para inmovilizarte. Su pulgar presiona sobre tu entrada, que gotea lo suficiente para manchar las sábanas, juega con la piel que la rodea y sólo se dirige hacia tu clítoris después de ver que te contraés desesperadamente en torno a la nada misma. Se muerde los labios, impaciente.
Suspirás cuando sentís su ataque y los círculos que su dígito traza con una lentitud insoportable, deteniéndose de cuando en cuando para acariciar también tus pliegues húmedos y tantear tu entrada con la intención de provocarte todavía más. Gemís su nombre una y otra vez para tentarlo y suplicás por más, pero te ignora y prolonga sus tortuosas acciones otro rato.
Dirige un dedo a tu entrada y lo introduce con delicadeza, siempre atento a la reacción de tu cuerpo: tus paredes no oponen resistencia y el placer cuando curva su dedo para acariciar tu punto dulce se intensifica gracias a su lengua deslizándose sobre tu clítoris. Un gemido casi animal deja tu garganta y ante esto él decide acelerar sus movimientos.
-¿Así te gusta?- pregunta cuando gemís aún más fuerte, como si la respuesta no fuera obvia. Aprovecha tu estado y tu abundante excitación para deslizar otro dedo, haciéndote sisear por el repentino ardor que trae consigo la dilatación-. ¿Qué pasa, no aguantás ni dos dedos?
Cubrís tu rostro ardiente con una mano y evitás hacer comentarios sobre quién es el responsable de tu estado actual; no recordás cuándo fue la última vez que jugó con tu cuerpo y tu forma de tolerar su ausencia fueron tus propios dedos, más delgados y cortos que los suyos e inútiles cuando se trataba de obtener placer.
-Más.
-¿Más...?- y succiona tu clítoris con fuerza para oírte gritar.
Enzo conoce tu cuerpo mejor que nadie y sabe exactamente qué hacer para volverte loca. Los movimientos de su lengua no se detienen y las formas que esta dibuja hacen que tus manos tiren de su cabello, arruguen las sábanas y masajeen tus pechos, aferrándose con desesperación a cualquier objeto que se interponga en su camino.
Sus dedos no dejan de abusar de tu sensibilidad y la combinación de sensaciones, que parece ser muchísimo más intensa gracias a las semanas sin contacto, comienza a ser casi demasiado para tu cuerpo. Te llevás una mano a la boca y cuando tu orgasmo te golpea mordés tus nudillos desmedidamente, ahogando tus gemidos y los gritos que amenazan con irritar tu garganta.
Te lleva unos minutos regular tu respiración y dejar de temblar, minutos que transcurren con sus dedos aún enterrados en las profundidades de tu cuerpo mientras sus labios bañan tu centro y el interior de tus muslos con besos y alguna que otra pequeña marca producto de sus dientes. Bajo tu atenta mirada desliza sus dedos entre sus labios para no desperdiciar los restos de tu esencia.
Abandona la cama para deshacerse del resto de su ropa y cuando regresa vuelve a posicionarse sobre tu cuerpo para atacar tu boca con un beso hambriento. Tus piernas abrazan su cadera y cuando sentís su miembro caliente golpeándote no podés evitar gemir contra su lengua, tu mano buscándolo para poder masajearlo antes de guiarlo hacia tu entrada. Su punta te quema.
Toma tu rostro y te obliga a mirarlo.
-¿Querés que te la meta?
-Por favor.
Te quejás cuando comienza a penetrarte y aunque tus ojos arden jamás rompés el contacto visual. Enzo te distrae tirando de tu labio inferior con su pulgar y antes de notarlo estás succionando el dígito, con el cual parece imitar los movimientos de su cadera.
-Estás muy apretada.
-Es…- te interrumpís con un grito cuando introduce otro par de centímetros de manera súbita. Su pulgar manchado con tu saliva acaricia tu mejilla para calmarte-. No puedo.
-Sí, sí podés.
Sus labios abrazan los tuyos mientras realiza movimientos suaves y calculados que convierten tus quejas en gemidos y provocan que tus paredes se contraigan sobre su miembro. Suspira cuando por fin logra introducirse por completo en tu interior y besa tu cuello, tu perfume embriagador nublando sus sentidos y tus pequeños gemidos tentándolo a moverse.
Tus manos aferrándose a sus hombros son la única confirmación que necesita: te golpea con fuerza y tu grito es una mezcla de sorpresa y placer por el repentino ataque, el cual repite hasta convertirlo en un ritmo constante que resuena en toda la habitación y llena tus oídos. Sacude tu cuerpo con cada embestida y lo único que podés hacer es aceptar el placer, completamente a su merced.
Luego de una estocada particularmente profunda tus uñas se clavan en su piel y Enzo sólo lo sabe. Descansa su peso sobre sus piernas y sus manos en la parte posterior de tus muslos ejercen presión hasta que tus rodillas rozan tus pechos, el ángulo permitiéndole llegar hasta ese punto para abusar del mismo y convertirte en un completo e incoherente desastre.
Gritás su nombre y las palabras que le dedicás entre tus agudos gemidos son incomprensibles. Tu expresión es indecente y la vista entre tus piernas, donde su cuerpo se une con el tuyo y brilla con tus fluidos, lo es aún más… pero le encanta y no puede evitar jugar con vos, agregando otro estímulo que te hace cerrar los ojos con fuerza y sacudir la cabeza.
-Enzo- advertís-. Por favor.
El gesto es mínimo pero suficiente y en cuestión de segundos tus dedos se cierran sobre sus muñecas. Tu figura se sacude con la fuerza de sus embestidas y por los espasmos de tu orgasmo, el cual arquea tu espalda como si estuvieras presentándote ante él y hace que tus músculos se contraigan, dificultando sus movimientos y haciéndote llorar.
Jamás se detiene.
Lo mirás horrorizada, tu orgasmo prolongándose indefinidamente y haciendo del placer una sensación casi intolerable. Enzo continúa golpeando tu cérvix mientras su pulgar juega con tu clítoris y sus dedos presionan sobre tu abdomen bajo, forzándote a sentir cuán profundo llega su miembro y cómo estimula cada fibra de tu cálido y estrecho interior.
Te lleva al límite, pero antes de permitirte gozar de un segundo clímax se detiene.     
-No, no- protestás-. ¿Por qué? Quería…
Te interrumpe golpeando tu mejilla y cuando abandona tu interior mantenés la boca cerrada. Toma tus caderas y te obliga a voltear, dejándote sobre tu estómago y posicionándose sobre tu cuerpo para aprisionarte contra el colchón.
Rodea tu cuello con su brazo y te penetra con desesperación. En cuestión de segundos su pelvis golpea tus muslos y tus glúteos con la fuerza suficiente para arruinar tu piel, causando también un sinfín de sonidos húmedos y obscenos que acompañan sus gruñidos y tus gemidos.
Buscar refugio contra en el colchón tiene como consecuencia que la fuerza de su asalto vaya en aumento y la única opción que encontrás para ahogar tus gritos es morder las sábanas, húmedas con las lágrimas que corren por tus mejillas. La solución sólo dura unos minutos gracias a que Enzo, que en este momento prefiere no ser el único que oye cuánto gritás por él, endereza su postura y tira de tu cabello para hacerte arquear la espalda.
El nuevo ángulo te permite verlo y por un instante parece buscar tus labios con la intención de besarte, pero en su lugar escupe sobre tus labios entreabiertos y observa cómo tu expresión se transforma con la humillación y excitación. Le encanta tratarte como un juguete y sabe que lo disfrutás tanto como él, sobre todo cuando te toma por sorpresa.
-Sos una putita, ¿no? Mirá como estás- y remarca sus palabras con una estocada que te hace temblar violentamente-. ¿Querés que te llene toda?
Tragás saliva –sin saber cuánta es suya- para contestar pero todo lo que sale de tu boca son patéticos sonidos sin sentido. Sonríe satisfecho y vuelve a escupirte, esta vez asegurándose de manchar aún más tu rostro para ver su saliva deslizándose por tu piel junto con tus lágrimas.
Te libera de manera brusca y tu rostro impacta con el colchón, las sábanas oscureciéndose cuando entran en contacto con los fluidos en tu rostro y arrugándose aún más cuando te aferrás a ellas con una mano acalambrada. Tu otra mano se entrelaza con la suya y lo guiás hacia tu abdomen bajo, ignorando cómo los músculos de su abdomen se tensan con tu acción.
-Ahí- suplicás entre gemidos-. Adentro.
Enzo sólo quiere obedecerte y unos minutos más tarde cumple tus deseos: su semen caliente salpica tu interior y mancha tus paredes de blanco mientras el palpitar de tu miembro te lleva a otro orgasmo, menos intenso pero más duradero. Tus músculos se aferran a él y lo mantienen dentro tuyo hasta que la última gota de su liberación te llena.
Su boca roza tu frente y tu mejilla antes de besar la comisura de tus labios.
-Te amo.
-Te amo.
Intenta peinarte y cuando fracasa se limita a masajear tu cuerpo cabelludo con la yema de sus dedos. Evita alejarse de tu cuerpo, consciente de lo mucho que ambos necesitan la cercanía en un momento como este, y sonríe cuando tus dedos vuelven a entrelazarse con los suyos.
-¿Querés ir al baño?
-No- negás rápidamente y besa tu mejilla para calmarte-. ¿Podemos estar así un rato?
-Obvio.
Admira tu perfil y tus párpados cayendo sobre tus ojos vidriosos.
-¿Sabes qué vamos a hacer mañana?
-¿Qué?
-Nos vamos a levantar bien temprano y vamos a ir a desayunar al lugar de siempre, ¿querés?- propone-. Después podemos ir a pasear un rato al mercado de artesanos… y elegís una taza nueva.
Soltás una risa encantadora y asentís.
El título y la historia están inspirados en esta canción de Spinetta. Tiene muchas interpretaciones pero en mi opinión es una muy buena metáfora sobre el cambio constante que atraviesan las personas y por ende también las relaciones :)
taglist: @madame-fear @creative-heart @llorented @recaltiente @delusionalgirlplace @chiquititamia @lastflowrr ♡
230 notes · View notes
laqrimosa · 1 year
Text
Es un gran tipo mi viejo.
Así dice una canción que he escuchado desde que tengo uso de razón cada tercer domingo de junio. Es un gran tipo mi viejo. Pienso en mi papá. No como un hombre a quién la vida le arrebató una familia y lo recompensó con otra. Tampoco lo hago pensando en aquel muchacho que vendía leche junto a su padrino para no sentirse inútil y ayudar a costear los gastos que suponían su crianza en una casa desconocida. No pienso en el joven que no gozaba de los mismos beneficios que los hijos de sangre de quien lo adoptaría al fallecer su abuela. No puedo pensar en el hombre que dio su sueño de estudiar una carrera universitaria por verme crecer. Pienso en mi papá como el hombre que aún continúa trabajando porque la vida le enseñó a hacerlo, en la persona que forjó gran parte de mi gusto artístico, en quien me cargaba en sus hombros cuando me cansaba de caminar, o quién me llevaba en brazos cuando me queda dormida. Indudablemente pienso en el hombre que cumplió varios de mis sueños y que aún me da aliento para cumplir los míos porque una hija con un hombre como él, ¿qué no podría lograr que ese hombre no apoyara?
Es un gran tipo mi viejo. Quisiera recordar ese hecho todos los días. Recordar que lastimosamente no es eterno, y que aún tengo mucho que aprender de él. Quisiera decirle que significa para mí más de lo que callo, porque ese hombre es terriblemente duro por fuera, pero se le quiebra la voz cuando me llama "pollito". Quisiera correr a abrazarlo como cuando de niña me caía y él me abría los brazos para calmarme. Quisiera que no envejeciera para poder seguir viendo películas de mafia y cantarnos el feliz cumpleaños de una película de dibujos animados que nos pareció gracioso una vez hace décadas.
No sé cuántos terceros domingos de junio me queden al lado del hombre que me dio parte de su vida, pero sin duda siempre seré su hija. Su viva imagen, sus sueños, su alegría, su pollito.
141 notes · View notes
izzluv · 5 months
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
𝐏𝐄𝐂𝐀𝐃𝐎 — Depois de tanto observar a mulher no templo, Icarus finalmente conseguiu o que tanto queria.
[ ⚠️] sub!haechan x leitora!dom, mitologia grega!auum leve breast play, o nome grego dele é Icarus, haechan carente de atenção, enemies to fuckers, sexo em um lugar público (templo), oral (fem), masturbação (masc), uso de "bom garoto'.
𝐍𝐎𝐓𝐀𝐒 𝐃𝐀 𝐀𝐔𝐓𝐎𝐑𝐀: acho que vocês já se acostumaram comigo sumindo do nada e voltando postando. 🥹 mas dessa vez foi porque eu estava muito ocupada no curso, consegui arranjar um tempinho ( greve ) para poder botar matéria em dia e poder voltar a escrever para vocês. é isso meus amores, boa leitura. ❤️
Tumblr media
Como descrever Icarus, o filho mais novo e o favorito da deusa Afrodite? Para todos, Icarus é um homem com uma beleza estonteante, carismático, um doce de pessoa. Mas para aqueles que conheciam melhor Icarus, ele não era esse doce todo. Antes de Icarus nascer, quem tinha a posição de filho favorito era Eros, seu irmão mais velho, responsável por fazer os casais se apaixonarem. Assim que Icarus nasceu, o seu jeito tomou o coração da deusa, fazendo com que ele logo tivesse toda a atenção de sua mãe para si, causando inveja no irmão. Icarus cresceu sendo um garoto mimado, sempre conseguiu tudo o que queria, de qualquer pessoa, até mesmo das mulheres que iam ao templo de sua mãe, com exceção de uma, que não se deixava levar pelas atitudes mimadas do garoto, sempre que Icarus ia para o templo observar as mulheres, ela fingia que ele não estava ali, para poupar sua paz.
Foi assim que Icarus começou a se sentir intimidado, e um pouco irritado com as atitudes da jovem. Acostumado a sempre conseguir o que queria, quando não conseguia algo, se irritava logo. Era por isso que sempre voltava para seu quarto irritado, pensando naquela mulher que negava tudo, tudo mesmo. Algo nele fazia ele sempre ir ao templo nos dias que ela ia, na esperança de conseguir capturar sua atenção, até cogitou estar apaixonado por ela, ou quem sabe sentir algo por ela, só assim faria sentido ele querer voltar todos os dias naquele templo, para poder olhá-la de longe, esperando que suas ofertas e preces acabassem, para poder tentar roubar sua atenção mais uma vez.
— Por que me persegue? – a voz doce da mulher ecoou pelo templo, chegando aos ouvidos de Icarus, que se escondia atrás de uma das pilastras. — Sabe que não irei te dar nada de mão beijada, por que ainda vem aqui?
Se levantando, a mulher pegou a cesta onde tinha trago suas ofertas para Afrodite, foi até a pilastra, encontrando Icarus. — Lembro-me que você disse que sua função aqui era verificar se as seguidoras de sua mãe estavam sendo fieis às regras impostas por ela, certo? Mas não é isso que eu vejo você fazendo, Icarus.
— Acha que perco meu tempo vindo aqui para que?
— Não sei, diga-me você, que está sempre me olhando enquanto eu faço minhas orações, sempre vem me pedir algo, mesmo já sabendo a resposta.
A ousadia de Icarus também te irritava, queria poder bater nele, mas não faria isso, não sabendo que ele era filho de uma deusa.
— Icarus, o que queres dessa vez? Estou cansada de você seguindo todos os meus passos.
O garoto sorriu, se aproximando, pegou suavemente em sua cintura, chegando perto de sua orelha, afastando seus fios para poder sussurrar “Eu quero você”. Aquilo te fez se afastar, olhando surpresa para o homem.
— Por favor, eu prometo que após isso eu nunca mais irei te pedir mais nada, nem vou vir mais aqui na intenção de só ver você. – A cada palavra ele voltava a se aproximar, enquanto você andava para trás, até que estivesse encostada na parede, com Icarus em sua frente, com a mão novamente em sua cintura, a outra indo até suas costas.
Não sabia explicar o que sentia naquele momento, nem o que queria. A verdade é que não queria aceitar que queria Icarus, aquele garoto mimado, insuportável, que negava até a morte ter algo por ele. Mas ele estava ali, na sua frente, implorando para te ter, foi diferente de todas as vezes que ele te implorou por algo, ele agora não queria um bem material, como um de seus colares, ele queria você.
— Se me quiseres, terá de fazer por merecer. – Queria se fazer difícil, talvez mais do que já era. Você não precisou falar ou fazer mais nada, Icarus entendeu o recado por si só. Começou atacando seu pescoço, de uma forma desesperada, deixando vários beijos molhados por ali, até algumas mordidas perto da clavícula. Desceu até o decote de seu vestido, juntando os seios, passando a língua por eles ainda vestidos. Deixou mais e mais beijos em sua pele, começando a tirar o seu vestido, abaixando as alças, fazendo com que ele caísse no chão suavemente. A língua quente percorria toda a região de seus seios agora, se concentrando com um na boca e o outro apertava, ia intercalando, parando apenas para trocar, deixando ambos os seios babados e vermelhos.
Foi se abaixando devagarinho, passando a ponta do nariz e os lábios por toda sua barriga, até chegar em sua intimidade, não demorando em começar a passar a língua ali. Pegou suas pernas, as colocando sobre seus ombros, segurando seu corpo pela cintura. Assim como os beijos, a língua percorria por todo local de forma desesperada, mas gostosa. Era como se ele tivesse desejado e se controlado esse tempo todo e agora estava podendo descontar tudo aquilo que acumulou. Sua mão foi até os fios do rapaz, segurando um punhado com força. Icarus levantou o olhar para você, com aquele olhar mimado e dengoso dele, deixando apenas a ponta da língua trabalhando em seu clitóris. Aquilo fez seus olhos revirarem, não podendo se concentrar no jeitinho que ele ainda te olhava ou no sorriso que ele deu.
O rapaz parecia não querer sair dali tão cedo, não que você estivesse reclamando, afinal, Icarus estava fazendo um trabalho tão bom. Focava no clitóris sensível, beijava e sugava os lábios menores, ameaçando penetrar a língua. Não tinha como controlar os gemidos, nem os apertos que dava no couro cabeludo do homem. Se soubesse que se sentiria assim, teria cedido mais cedo. Os dedos faziam um carinho na sua cintura, causando ainda mais arrepios. Aquilo tudo era tão gostoso, tão bom, um pecado estar fazendo isso em um templo, em um lugar sagrado, mas era um pecado tão bom. Merda, não tinha imaginado que iria acabar assim, não com Icarus.
Foi colocada delicadamente no chão, podendo ver o rosto sair do meio de suas pernas, passando as mãos por suas coxas, apertando, ainda agachado em sua frente, olhando com aquele olhar pidão dele. Queria mais, muito mais. Você então se agachou, empurrando o peito do garoto, até que ele estivesse deitado no chão, se sentou sobre sua ereção logo em seguida, a expressão sofrida ao sentir uma breve estimulação no lugar, na esperança que logo pudesse sentir o quente do seu interior e ter um alívio. Afastou as vestes da virilha masculina, pegando o membro, acariciando, escutando um gemido de alívio, e ao mesmo tempo todo dengoso, manhoso.
— Icarus, Icarus…o que eu faço com você? – recebeu um olhar assustado, querendo saber o que estava por vir. — Não acho que tenha sido um bom garoto, sempre se comportou tão mal comigo.
— Me perdoa, por favor… – tentava elevar os quadris, na tentativa de seu pau se movimentar na sua mão. — Por favor, eu prometo que não vou mais agir assim com você.
— Vou pensar no seu caso, Icarus. – se sentou por cima do pau ereto, mas não o penetrou, começou a se esfregar nele, a glande raspando em seu clitóris, criando uma fricção gostosa. O rapaz continuava a gemer em um tom carregado de dengo, as mãos indo até seus seios mais uma vez, apertando, descontando o tesão que sentia naquele momento. Os dois estavam uma bagunça, os sexos molhados se tocando, os sons que ambos faziam, os olhares que recebiam, porra, se isso tudo for apenas mais um de seus sonhos eróticos, que ele nunca tenha fim. Os gemidos vindos de Icarus ficaram mais altos, os choramingos começando a aparecer, ele estava perto, não ia durar mais tanto tempo.
— Você é tão patético, Icarus…vai ter um orgasmo apenas em ter alguém se esfregando em você. – em circunstâncias normais, ele já teria mandado você calar a boca, mas estava tão submisso, que a única coisa que sabia fazer era concordar, te arrancando um sorriso.
Como esperado, o orgasmo do rapaz veio, trazendo o seu junto ao sentir o membro pulsar e o esperma lambuzar seus lábios inferiores. Caiu pelo peito do garoto, o sol batendo na pele bronzeada, deixando ela bonita, permitindo que você olhasse Icarus com um olhar diferente pela primeira vez, não sendo mais de raiva.
Você se levantou, tratando logo de se vestir e sair do templo, antes que alguém visse aquela cena. Icarus ficou deitado no chão, a respiração ainda voltando ao normal, quando a luz do sol foi substituída por uma sombra, uma figura masculina com asas. Não precisou se esforçar muito para adivinhar quem era. Era seu irmão, o olhando da cabeça aos pés. Sabia as consequências, mas pelo menos ele conseguiu o que ele tanto queria, e pretendia conseguir de novo.
49 notes · View notes
agsbf · 6 months
Text
Nada Melhor que Jogar Uno Antes da Trama Começar
Tumblr media
Stardust Crusaders X Isekai! Leitora
Aviso: Diferente do habitual, essa escrita se trata do 4° capitulo da versão antiga da minha fanfic incompleta "No more death" do Wattpad. Como estou reescrevendo-a, agora com um roteiro, fui ver quais coisas davam para reaproveitar das cenas originais e acabei gostando muito desse capitulo. Fora isso, menções a violência e uso de palavrões.
Sinopse: Após ser inserida no universo de JoJo pelo seu remorso por ter vivido uma vida medíocre, você com seu Stand Copycat, capaz de copiar habilidades, decidem ter como objetivo evitar as mortes dos personagens. Todavia, antes de toda a trama começar, que tal uma partida de uno?
~~
A caminhada junto a Jotaro e o ruivo desmaiado prosseguiu normal, dentro do possível, é claro. Você aproveitou o momento para admirar a arquitetura japonesa enquanto andava. Em sua vida passada não teve a oportunidade de conhecer o exterior, então novos ares nessa são sempre bem vindos. Também havia o fato de estar animada para conhecer Holly e o resto do grupo, algo que contribuiu para uma expressão alegre durante todo o percurso. A garota estava animada para ver os stands frente-a-frente, por um breve instante desejando ser um prisioneiro para ter visto de camarote a batalha entre o Mago Vermelho e o Star Platinum, porém lembrar-se que a temperatura da cela esquentou muito, diminuiu a vontade imediatamente.
Enquanto a jovem se perdia em pensamentos aleatórios, o neto de Joseph estava estressado com o fato de perceber que sua vida estaria em constante perigo por causa de um vampiro que nem conhece, além de ter que aceitar que o velho maluco estava certo o tempo todo. Quando se encontrasse com esse tal de Dio o faria pagar por cada ferimento, entretanto por hora havia outras coisas para se preocupar, como o misterioso garoto que o atacou e a estranha colega com poderes de cura. Aparentemente você não apresentava um atentado a vida dele, porém preferia não ter alguém se envolvendo em seus negócios, ainda mais uma desconhecida que a personalidade não batia. Por causa disso, o japonês fez um comentário ácido:
-Você não tem nada melhor para fazer? -Questionou em voz áspera, demonstrando todo seu descontentamento por sua presença.
-Não. -A garota respondeu indiferente, claramente gostando de testar a paciência do protagonista -Sabe... suco de maracujá e chá diminuem o mau humor, deveria tentar algum dia, Kujo. -Adicionou com um sorriso de merda.
Ele optou por ignorá-la o resto do percurso.
Continuando o caminho por mais alguns minutos, finalmente chegou a entrada da casa de Holly. Você estava boquiaberta com o local mesmo só tendo uma breve visão da parte externa, tanto pela sua beleza (a natureza aliada com a arquitetura e o minimalismo lhe gerando uma sensação de conforto parecida com a de um sítio.), quanto por estar tendo uma sensação de imersão exclusiva.
O universitário viu sua expressão em choque, lhe perguntando se havia empacado no meio do caminho. A jovem se desculpou e continuou o seguindo a procura da mãe dele, encontrando-a após poucos minutos de busca.
A mulher de olhos azuis turquesa estava vestindo sua típica camisa rosa e branca de manga longa, seu cabelo loiro amarrado em um coque baixo. Ainda não consciente da presença dos estudantes, continuou com a atividade de dobrar roupas, falando consigo mesma com expressão solene sobre o quanto amava seu filho e teorizando o fato dele estar pensando nela, já que sentiu uma conexão em sua marca de nascença em formato de estrela.
Enquanto você continuou do lado de fora, o rapaz de cabelos pretos decidiu entrar no cômodo com o ruivo ensanguentado em seus ombros, exclamando o equívoco da mãe em relação a teoria. Desnecessário dizer que a presença súbita do filho aliada ao estudante desacordado gerou pânico e preocupação em Holly, que o perguntou o que aconteceu na escola, acompanhada do medo de imaginar que JoJo se tornou tão violento ao ponto de quase matar alguém. O fato do protagonista ignorar completamente as perguntas dela aumentaram sua angústia. Não querendo causar estresse na loira que já estava lidando com a maldição do Dio, considerou um bom momento para intervir, entrando no local com um rosto calmo enquanto repreendia levemente Jotaro pelo tratamento indiferente aos medos válidos da mãe.
Holly ficou duplamente em choque, não só por descobrir que Jotaro trouxe mais alguém para casa, mas por ser do gênero feminino, mais dúvidas se formando na cabeça.
Você aproveitou o momento estupefata dela para explicar calmamente toda a situação, deixando claro que Jojo agiu em legítima defesa, já que o ruivo era um usuário de stand inimigo que o atacou. Já prevendo as preocupações em relação a ferimentos tranquilizou a mulher, alegando que ele não possuía nem um pequeno arranhão, pois usou seus poderes para curá-lo.
-Você não sabe manter a boca fechada.- Comentou o rapaz antes de ir a procura de seu vô, com um Kakyoin nos ombros. A garota já sabia que o conteúdo da conversa entre Abdul, Jotaro e Joseph se resumiria a explicação de como funcionava a manipulação mental de uma vítima do esporo de carne através do carisma, inocentando Noriaki. Também haveria o fato do egípcio contar que havia conhecido Dio, tendo escapado por pouco.
Haver uma estranha nesse momento só deixaria a situação desconfortável para todos, talvez até impedindo alguns eventos de acontecerem, então optou por deixar Jojo continuar seu caminho sozinho, preferindo passar algum tempo com Holly.
A mulher estava animada com sua presença, comentando sobre como não sabia que seu filho estava fazendo amigos, te tratando como uma filha adotiva mesmo te conhecendo a menos de 5 minutos, fazendo todo tipo de pergunta envolvendo seu hobbies e te enchendo de elogios. A mesma te pedindo para esperar na sala enquanto preparava um lanche, escusado dizer que aceitou a comida, porém insistiu para cozinhar junto a ela e ajudar a lavar a louça. A loira parecia desacreditada com a horrível possibilidade de fazer uma visita ajudá-la com as tarefas domésticas, mas cedeu aos seus caprichos quando percebeu o quão inflexível você era em relação a isso, até admirando como um gesto gentil.
Devido há ter bastante gente, vocês se propuseram a fazer uma torta de espinafre com ricota para o almoço, sabendo que preparar comidas típicas japonesas fariam o Joseph ter um piti e reclamar de como não se comparava a culinária estadunidense por puro despeito.
Ambas aproveitaram o momento a sós para conversarem enquanto cozinhavam, a estudante cortando os alimentos e refogando o recheio, enquanto a mulher de olhos azuis turquesa preparava a massa. Grande parte da conversa foi focada em choques culturais ao se mudarem para o Japão e algumas dicas importantes do tipo "nunca faça isso" citadas pela mãe de Jotaro.
Após algumas horas cozinhando, o cheiro de comida recém assada pairava o ar, a torta estava finalmente pronta.
A loira lhe pediu para esperar uns minutos enquanto iria a procura dos rapazes, como você sabia que poderia estar acontecendo a extração do esporo de carne, decidiu acompanhar a mulher em direção a sala de chá, continuando a conversa da cozinha enquanto caminhavam.
Quase como uma deixa, quando chegaram próximo ao cômodo, Kakyoin estava sentado, razoavelmente consciente enquanto perguntava ao Kujo do porque o salvou arriscando a própria vida. O rapaz de cabelos pretos soltando um indiferente "Eu sei lá, nem eu me conheço direito." Que gerou diversas expressões no rosto das pessoas: no caso do ruivo, reflexão, já em S/n? nostalgia e em Holly, felicidade por saber que estava certa em esperar coisas boas do filho, apesar da personalidade fria.
A presença das mulheres finalmente foi notada, o universitário escondendo seu rosto com o chapéu enquanto pedia para a garota aproveitar que veio para cá e fazer algo útil, como usar seu stand para curar Noriaki. Também te apresentando para o grupo como "uma ser irritante que o curou durante a batalha e decidiu virar sua amiga.".
Você abstivera de fazer algum comentário a altura, decidindo que havia coisas mais importantes para se preocupar. A jovem se ajoelhou ao lado do estudante machucado, invocando Crazy Diamond para curá-lo enquanto perguntava ao JoJo o que tinha acontecido, recebendo um breve resumo que mostrava que não havia nenhuma mudança de roteiro.
Quando o trabalho na cabeça de Kakyoin estava resolvido, o Joestar e Abdul lhe fizeram várias perguntas de como funcionava seu stand. Você optou por usar a narrativa de Josuke, alegando que não conseguia se curar nem reviver pessoas mortas, além de ter um alcance curto. O egípcio foi facilmente o mais afetado, tanto por considerar seu poder extremamente útil, quanto pela estranha sensação de que não haveria nenhuma carta de tarô que se aplicasse complemente ao seu Stand.
Quando as coisas se acalmaram, o grupo se reuniu na sala de jantar para comer a torta, aproveitando a oportunidade para bater um papo informal, com algumas discussões triviais entre os membros da família, que gerou um sorriso no seu rosto e no do ruivo, que assistia divertido toda a cena. Após a refeição, como prometeu, ajudou a loira com a louça, o que não esperava era que Noriaki se juntasse a vocês, também lhe agradecendo por ter curado seus ferimentos referentes ao broto de carne e a batalha com Jotaro, você dispensou os agradecimentos com um sorriso gentil, dizendo que qualquer um faria isso.
O resto da tarde se resumiu a tentar fazer amizade com os personagens, algo que conseguiu facilmente pois a maioria era bastante social. Em sua humilde opinião, o ápice foi quando conseguiu reunir todos para algumas partidas de Uno, o ruivo explicando as regras para todos os jogadores que nunca participaram (vulgo Jotaro e Abdul), enquanto você embaralhava e distribuía as cartas (Com um certo usuário do Star Platinum a olhando profundamente para ter certeza que não estava trapaceando.).
Headcannons dessa jogatina:
~
Abdul:
• Mesmo nunca tendo jogado antes é extremamente bom nisso devido as suas habilidades no tarô.
• Pede desculpas sempre que joga uma carta +2 ou +4, ou até mesmo um "block" em qualquer membro.
• Expressão levemente enrijecida durante as primeiras rodadas, ainda meio incerto das regras do jogo, mas conforme o tempo vai passando se solta, periodicamente até fazendo piadas.
• Assiste com um pequeno sorriso no rosto as discussões durante o jogo, secretamente se divertindo muito.
• Se percebesse que Joseph não tem uma carta para jogar na cor ou número atual, "acidentalmente" jogaria um reverse, rindo de seu amigo surtando (Bônus se tiver que assisti-lo comprar várias cartas para ter uma jogável.)
• Venceria bastante partidas ou chegaria próximo, conseguindo converter quase qualquer baralho ruim em um no mínimo aceitável.
• Dupla mais provável? Joseph, mas não se oporia a jogar com nenhum dos participantes.
Joseph:
• Jogador decente, porém seu baralho é sempre extremamente ruim ou apelão. Não existe meio termo.
• Daria dicas de jogadas para Holly.
• Objetivo principal? Fazer o neto perder.
-Sabe... eu acho que todos contra o Jotaro seria um negócio justo.
• Tentou ver as cartas do Kujo, mas parou quando viu o Star Platinum se materializando ao perceber a trapaça.
• Se une a você para fazer Jotaro comprar várias cartas.
• Sentiria ofendido sempre que recebesse qualquer carta especial de um adversário, alegando que iria ter volta.
• Jogou uma carta +2 para o neto, porém o rapaz conseguiu revidar e a quantia de cartas para comprar acumuladas voltou para o mais velho, ganhando baralho suficiente para três pessoas jogarem.
• Jurava vingança para qualquer um que prejudicasse Holly.
-Não se preocupe, papai. É só um jogo. -A loira diria, tentando acalmá-lo.
-Não é só um jogo! É UM ATENTANDO CONTRA SUA HONRA! Como pôde jogar cartas contra minha menininha? -Ele apontava grosseiramente para a pessoa, fazendo um longo sermão de como iria fazê-la se arrepender disso.
• Se ganhasse alegaria que ninguém mais consegue fazer uma estratégia tão boa quanto a dele, mas se perdesse comentaria que o(a) ganhador(a) só teve sorte.
• Preferência de dupla? Sua filha. Próximas escolhas? Abdul ou você respectivamente.
• Se jogasse com Jotaro e o rapaz fizesse alguma jogada estúpida gritaria algo do tipo -COMO PÔDE FAZER ALGO TÃO BURRO?! -Mas se o contrário acontecesse e seu neto mostrasse algum descontentamento, faria um comentário dramático, dizendo o quanto a sociedade é cruel com os menores erros dos idosos.
• Esquece várias vezes de gritar uno.
Kakyoin:
• O melhor jogador de todos, tendo várias estratégias para a rodada e memorizando cada movimento dos outros para conseguir supor as cartas.
• Rosto sério na maioria do tempo, mas ocasionalmente vê uma cena engraçada e acaba rindo, antes de se desculpar e voltar com a expressão estóica, percebendo que saiu do personagem.
• Auxiliaria Holly a fazer boas jogadas.
• Blefes com frequência, também sugeriria cores que o beneficiava durante o momento do +4.
• Riria sempre que alguém ficasse bravo ao perder uma boa jogada ou ganhasse muitas cartas.
• Consegue virar um jogo facilmente, independente do quão ruins sejam as cartas.
• Se visse qualquer um com alguma dúvida, prestaria ajuda.
• Definitivamente é aquele que sugere mais regras, do tipo -Que tal no 9 quem colocar a mão por último no monte compra duas cartas? -Ou -O que acham da regra de no número 7 todos ficam calados?-
• Caso ele ganhe alegará sorte de principiante, caso perca falaria parabéns para o(a) ganhador(a) e surgiria outra partida.
• A dupla mais provável é você, tanto por já te considerar uma amiga, quanto pelo caos que traz, deixando tudo mais divertido. O ruivo nem se importaria se perdesse, achando o entretenimento gratuito recompensa o suficiente.
Holly:
• NUNCA usaria qualquer especial contra o filho.
• Sorrindo mesmo comprando várias cartas.
• Alguém que definitivamente se desculparia se prejudicasse alguém, deixando claro que aquele bloqueio azul era a única carta que tinha.
• Sempre esquece de falar uno, mas ninguém a faz pagar a pena.
• Tenta fazer jogadas (com um sorriso nada discreto) que ajudem o Jotaro a vencer, fazendo um sinal de joinha ao mesmo olhar interrogativamente para ela.
• É uma péssima jogadora, então todo o grupo decide deixá-la vencer de vez em quando, até elogiando-a sobre como suas jogadas foram incríveis.
• Dupla com Jotaro (também conhecida como a única situação em que você e Joseph não tentariam prejudica-lo.), mas seu pai e a amiga do filho seriam os outros favoritos.
• Se as duas mulheres estivessem juntas e vencessem, Holly chamaria de poder feminino, convidando a garota para fazer dupla novamente na próxima rodada.
Jotaro:
• Péssimo jogador no início, mas sua expressão indiferente durante todo o jogo dificultou que qualquer um soubesse de imediato se havia ou não pego um bom baralho.
• Tentaria ajudar a mãe com jogadas que a favoreciam, mas negaria até a morte se alguém o questionasse.
• Não usa a memória fotográfica do Star Platinum para memorizar as cartas dos adversários, preferindo um jogo limpo.
• Planejaria deixar os especiais para o final, escolhendo comprar do que gastá-los atoa.
• Quando está próximo do sabor da vitória, Joseph e S/n o fazem comprar cartas, onde solta seu típico -Mas que saco. -Acompanhado de -quantas cartas devo pegar?-.
• Após jogar poucas partidas obtém bastante experiência de jogo, até usando algumas estratégias de Kakyoin.
• As preferências de dupla seriam: sua recém amiga ou Noriaki, mas fazer dupla com sua mãe ou Abdul não seria o maior castigo.
• Raramente sorri, mas pode acontecer quando você está prestes a ganhar e coringa ao receber muitas cartas.
S/n:
• Facilmente a mais animada em jogar, não pelo sentimento de vitória ou derrota, mas por ter a oportunidade de vivenciar esse momento com os personagens favoritos.
• Primeira a apoiar a ideia todos contra Jotaro.
• Age dramaticamente quando o mesmo a faz comprar qualquer quantia de carta.
-MAIS DOIS?!?! pensei que fôssemos amigos, Jojo. -A jovem exclamou, falsamente ofendida.
-Você se uniu ao meu avô para tentar me fazer comprar mais de 20 cartas. -Argumentou o estudante, claramente irritado pelo comentário.
-Independente.
• Pergunta brincando para Avdol qual a chance do próximo jogador ter uma carta completamente específica, além de blefar com o próprio baralho constantemente, falas do tipo:
-Qual a chance de eu ter uma carta completamente foda que me faça ganhar em três rodadas? -Ela perguntou com um sorriso no rosto.
-Nula. -O cartomante respondeu.
-Você está terrivelmente certo. Me vê uma carta porque eu não tenho nenhum 8, nem verde.
• Frequentemente pergunta para o pai de Holly se possui cartas +2 ou +4 para fazer o estudante de cabelo preto comprar.
• Tenta manipular Kakyoin para fazer uma jogada que te favoreça.
-Nossa! Que vontade de comer bolo de morango com calda de framboesa e cerejas no topo. -Você exclama em um tom descontraído.
-Está usando aquele truque barato de tentar me fazer pensar em coisas vermelhas e jogar uma carta dessa cor? -Ele ergueu uma sobrancelha, divertido com a tentativa.
-Se hipoteticamente minha resposta fosse sim, faria esse favor?
O Noriaki cedeu seu pedido por te considerar engraçada.
• Usa cartas especiais somente para ver as reações dos outros (com exceção Holly que jamais sonharia em prejudicar.) e coloca lenha na fogueira para qualquer conflito com frases como "eu não deixava." ou "ah! se fosse comigo..."
• Mais focada em se divertir sabendo que momentos como esse serão raros, porém vencer algumas rodadas seria um adicional bem vindo.
• Gostaria de fazer dupla com todos os personagens, no caso de:
Jotaro: estranhamente você não faria nenhuma provocação sobre a capacidade mequetrefe das jogadas dele, sabendo que o rapaz nunca teve contato com jogos no geral e é extremamente ruim até pegar o jeito. A jovem tentaria até ajudá-lo sugerindo uma jogada aqui e ali que beneficiasse. Caso os dois vencessem, comemoraria e ergueria a mão em um pedido de "toca aqui!", no qual ele te ignorou completamente, mas está secretamente feliz. Já se perdessem, falaria que foi um bom jogo (independente do quanto foram massacrados) e pediria outra rodada.
Abdul: o egípcio sugere uma estratégia baseada na probabilidade e é um companheiro de equipe bem atencioso, sempre pedindo sua opinião antes de jogar alguma carta querendo ter a certeza que não vai te prejudicar. Pode-se dizer que jogar com o rapaz de Bantu Knots é equivalente a nunca ter problemas de comunicação com o parceiro durante uma rodada.
Joseph: O plano é garantir que Holly vença, vocês dois ajeitando uns negócios aqui e ali para que isso aconteça. Se a loira não estivesse, o objetivo seria vencer e fazer o Jotaro comprar várias cartas. O modo que tentariam fazer isso seria bem espontâneo, sem grandes planos por trás.
Holly: A um pedido da loira, decidiu tentar vencer sem prejudicar JoJo. Assim como Avdol, a mulher sempre pedia sua opinião antes de fazer qualquer jogada, querendo ter a certeza que não te prejudicaria. Em caso de vitória ou derrota você faria questão de elogia-la por suas jogadas (independente da qualidade.).
Kakyoin: o ruivo estranhamente decidiu jogar da forma mais dinâmica possível com você, assim como no caso de Joseph, não possuiria nenhum plano extremamente elaborado, muito mais focado em aproveitar o momento. Ter passado grande parte da vida sem ninguém o compreendendo completamente, para então se sentir acolhido por um grupo, o faria abrir mão de vencer em troca da diversão (mas ganhar seria bom.).
Quando vocês finalmente se cansaram de jogar, já estava perto de anoitecer, Holly comentando sobre como era melhor você e o Kakyoin dormirem na casa dela por causa do horário. Ambos aceitaram a hospitalidade, algo que gerou palminhas alegres na loira, que pediu para seu pai pegar dois futons, iniciando uma discussão infantil entre a filha do porquê camas são infinitamente melhores. Em uma tentativa de fazer o Joestar se acostumar com as tradições japonesas, a Kujo também exigiu que fosse chamada de Seiko agora em diante, que gerou mais insatisfação. Você, o Noriaki e Abdul assistiram divertidos a interação.
Mais tarde, no jantar, decidiu que ainda não tinha constrangido seu maravilhoso amigo Jotaro o suficiente, aproveitando um momento de silêncio constrangedor para pedir que Joseph e Seiko contassem histórias de infância acerca do menino de cabelos pretos. Escusado dizer que escolheram as mais constrangedoras, fazendo o estudante esconder seu rosto com o chapéu durante todo o diálogo enquanto a garota e o ruivo riam abertamente, Abdul ergueu seus lábios em um micro sorriso.
32 notes · View notes
soft-pxachy · 5 months
Text
Tumblr media
⤷  ❝sex hotline❞ — myg (s.m)
➤ Pareja: yoongi x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 8.6k 
➤ Género: sexo telefónico! smut y obscenidad!
➤ Resumen:  La idea de tener tu primer orgasmo hablando con un extraño atractivo a través del teléfono te asusta muchísimo, pero tal vez no sea tan malo como crees, después de todo, Min Yoongi era el mejor en su trabajo.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | sexo telefónico | diferencia de edad (edad legal) | charla sucia | palabras sucias y picantes obviamente | masturbación (ambos) | dom!yoongi sub!lectora | la lectora es virgen | elogios y  ligera degradación | Yoongi es coqueto y sabe lo que hace y dice | sobreestimulación | semi-exhibicionismo | mucha mucha tensión sexual | la voz de Yoongi (sí es una advertencia) ➤ Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias.
Tumblr media
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
Tumblr media
Min Yoongi se había convertido en el operador más solicitado desde que se unió a la empresa Delight, y tenía cientos de clientes esperándolo impacientes.
Yoongi se había demostrado a sí mismo que podía mantener a su boca en un muy buen uso; haciendo que hombres y mujeres se enamoraran de su voz profunda y sensual en una sola llamada telefónica. 
Sus palabras fácilmente podían hacer que cualquiera cayera en sus trampas; pintando escenarios oscuros y sexuales que sus clientes hubieran preferido mil veces experimentar en la vida real.
Y Yoongi no era tonto, él sabía que muchas personas querían escuchar su voz, sabía que tenia un gran ego y lo usaba completamente a su favor. Él sabía que su voz podía derretir a sus clientes, sabía cómo  hacer que la gente se corriera con solo decirles palabras pecaminosas y seductoras a través del teléfono. Y le pagaban ochenta dólares por hora.
Obsceno, frío y con una lengua afilada. Ese era Suga en tres palabras.
Y su personaje no tenía ninguna gran diferencia con su yo real.
Yoongi se sentó cómodamente en el colchón de su cama, levantando las rodillas mientras frotaba su creciente erección a través de sus pantalones de chándal delgados.
—Dime cuánto lo quieres, cariño. —Yoongi murmuró con su voz ronca y áspera a través de su teléfono hacia la persona al otro lado de la línea mientras fijaba su posición sobre el colchón. —Dime cuánto quieres sentir mi polla follando ese pequeño y mojado coño tuyo.
La mujer al otro lado de la línea gimió, fuerte, obviamente tocándose a sí misma. —Sí, sí. Quiero tanto tu polla, Suga…
Y Yoongi tuvo que hacer todo lo posible para evitar que un resoplido cayera de sus labios al escuchar el tono tan ansioso y necesitado de su voz.
—Mmh por supuesto que lo quieres, es una pena que no pueda estar allí contigo. Joder, te follaría tan fuerte y duro hasta que estés llorando. ¿Quieres eso?
—Oh Dios…  sí, sí, quiero que me folles así, por favor, por favor, ya casi llego…
Y ahí estaban, las palabras mágicas que encendían la excitación en su cuerpo, haciendo que Yoongi no pudiera pensar en nada más que en hacer que su cliente se corriera y que se sintiera satisfecha. Porque eso era lo que Yoongi quería. Satisfacción.
—¿Lo haces? Huh, qué pena, no creo que puedas manejar mi gran polla. —Yoongi gruñó sombríamente al escuchar a su clienta gemir de frustración ante sus palabras, y eso sólo alimentó más su ego .—Fóllate más fuerte por mí, ¿sí, cariño? Empuja esos dedos más profundo dentro de ese apretado coño tuyo. Mierda, mi polla está palpitando por ti, bebé. Muéstrame lo hermoso que suenas cuando te corres.
—Joder, Suga, justo así…
Yoongi agarró el teléfono con más fuerza, pudiendo escuchar los sonidos húmedos y lascivos al otro lado de la línea, lo que lo hizo morderse el labio inferior, la imagen que se formó en su mente lo estaba poniendo más duro a cada segundo que pasaba y sólo lo hizo comenzar a frotar su pene de arriba hacia debajo de una forma tan lenta y casi burlona; esparciendo el líquido preseminal que brotó de su punta por toda su longitud, gruñendo un par de ánimos sucios más a su clienta.
—Esa es mi chica, folla más fuerte ese coño, nena. Vamos, córrete para mí, ensucia tus sábanas, quiero escucharte…
—Dios, Suga, voy a correrme….
Y Yoongi sonrió diabólicamente al escucharla, sintiéndose tan complacido y realizado. Era uno de los mejores sentimientos, hacer que alguien se sintiera bien, incluso si él era solo un extraño con quien estaba hablando por teléfono. Su polla se retorció en el apretón de su mano al escuchar los gemidos de placer volviéndose más fuertes cuando por fin su clienta llegó a su orgasmo.
—Eso es todo, déjalo salir, bebé. Joder, te escuchas tan jodidamente deliciosa… —murmuró palmeando con más fuerza su erección sobre su puño; disfrutando con los gemidos ahogados y la respiración agitada de su clienta al otro lado. —Te corriste muy fuerte, ¿verdad, cariño? —preguntó en medio de una risita burlona. 
—G-Gracias, Suga. Eres el mejor.
Yoongi sonrió.— Me alegro de haber podido ayudarte, cariño.
—¿Te puedo llamar de nuevo la próxima semana?
—Por supuesto, pero tienes que esperar en la fila, bebé.
Tumblr media
Ahí estaba T/n; contemplando si debería terminar su ensayo que literalmente debía entregar en una hora o llamar al número que estaba escrito en ese el papel que por accidente se le cayó a una de sus profesoras después de decirle lo espantoso que había sido el primer ensayo de su materia.
No la podían culpar, T/n había intentado devolverle el pequeño trozo de papel, pero su profesora ni siquiera le dio tiempo de hablar cuando salió del salón de clases maldiciendo a todo lo que se atravesara en su camino.
Y cuando T/n la inspeccionó de cerca, quedó más que confundida que al principio.
Suga
28 años
698-8876-203
Trato de averiguar de qué o quién podía ser ese número pero seguía sin saberlo, podría ser literalmente cualquiera y cualquier cosa. No era una tarjeta de visita habitual, o una tarjeta de presentación de alguna empresa, era solo la información personal de alguien escrita desordenadamente en una tarjeta blanca. Y eso le hacía sentir una inmensa curiosidad que la atraía como si se tratara de un imán.
—Suga… —T/n se susurró a sí misma y sus cejas se arrugaron con desconcierto.— ¿Quién diablos se llama Suga?
Volvió a repetirse esa pregunta mientras caminaba de un lado a otro en su habitación, pensando seriamente si debía marcar ese número misterioso que estaba escrito en la tarjeta. Eran las tres y media de la tarde, y ciertamente no pensó que su atención estaría cien por ciento es ese número misterioso en lugar de su ensayo.
Sí, podría ser la información privada de alguien y estaba siendo una completa entrometida, pero tal vez este hombre Suga quisiera recuperar su tarjeta, quién sabe.
Con un resoplido, se acercó a su mesita de noche y retiró el cargador de su teléfono, sintiendo instantáneamente como su corazón latía más rápido mientras marcaba lenta y vacilantemente el número extraño en su dispositivo.
—¡Joder, lo que sea!  —suspiró presionando el intimidante botón verde de llamada, escuchando su teléfono resonar el timbre una y otra vez haciendo que las palmas de sus manos sudaran cada vez más.— No debería… —murmuró por lo bajo recostándose en su cama, dándose cuenta de que esto estaba mal, pero cuando quiso colgar, la pantalla de su celular se iluminó anunciando que la llamada había sido contestada.
—¿Hola?
Mierda.
Espera,  ¿Qué mierda?
¡Esa voz! ¡¿Qué diablos era esa maldita voz baja?!
—¿Hola? — Se volvió a escuchar, pero T/n parecía estar en estado de shock.
El hombre al otro lado de la línea tenía una voz tan baja, oscura y áspera que hacía que su corazón diera vueltas y vueltas, y T/n mentiría si dijera que no la hacía sentir escalofríos.  
Yoongi dejó escapar una pequeña risita ante el silencio, rodando los ojos mientras fijaba su posición en la silla y levantando los pies sobre la mesa de madera frente a él.— No me hagas hablar solo, cariño.
Un jadeo repentino salió de los labios secos de T/n cuando el tono de su voz se volvió firme. Había un matiz estricto y dominante en la voz de aquel hombre que la hacía quedarse quieta; estaba demasiado conmocionada para responder mientras su mente intentaba comprender la situación en la que se había metido.
—Yo-yo… —tartamudeó de a poco, queriendo golpearse la cara al no ser capaz de formular una oración entendible.
Yoongi frunció el ceño ante eso, levantando una mano para jugar con su labio inferior antes de formar una sonrisa.— ¿Sí? —bromeó con un tinte de diversión. A pesar de que no podía escuchar su voz claramente como él quería, podía comprender que definitivamente era una mujer, una muy joven.
—T-tú eres uhm… ¿S-Suga? —T/n murmuró con nerviosismo apenas encontrando su voz para preguntar eso.
— El único.— Yoongi respondió ensanchando su sonrisa mientras despeinaba su cabello con la otra mano, comenzando a maquinar su siguiente movimiento para poder comenzar con su trabajo y darle una noche especial de puro placer a una nueva clienta.
—Yo, uh- alguien dejó caer tu... tarjeta con tu n-número en ella, ¿y supongo que la quieres de vuelta? — T/n se las arregló para preguntar aquello a pesar del temblor evidente en su voz.
Y no supo qué hacer cuando no recibió ninguna respuesta.
Hubo un silencio total y absoluto, y T/n quería cavar su tumba allí mismo, pensando que realmente había sido tonta al llamar a aquel número y decir eso. Y por otro lado, Yoongi no podía creer lo que estaba escuchando, intentó procesar cada palabra que dijiste, y una vez que lo hizo, entendió todo.
Kim Yejoon, la caliente profesora a la que le había dado su número la semana pasada, ¿Se le cayó la tarjeta?
Se pasó la mano por la cara con frustración, gruñendo profundamente al caer en cuenta de la situación, pero a pesar de eso, Yoongi sabía que no debería hacer de esto un gran problema, no había nada malo después de todo. Y además, tenía una nueva llamada para que la disfrutara.
Se encogió de hombros rápidamente, sin darle muchas vueltas al asunto antes de hablar.— Bueno, bebé, ¿sabes por qué le di mi tarjeta a ese 'alguien'?
Bebé. Él la había llamado bebé.
T/n casi estuvo a punto de suspirar de nuevo al escucharlo llamarla así, debía de admitir que su voz realmente le estaba haciendo algo a su cuerpo, esa voz monótona y profunda la estaba haciendo agitarse en su lugar y le costaba pensar correctamente.
—Uhm, ¿P-por qué? — T/n susurró, poniéndose cada vez más ansiosa y nerviosa al mismo tiempo.
—Esta es una línea directa de sexo telefónico, querida.
Y ahí T/n juró que su mandíbula casi se cayó al suelo al escuchar eso, joder, no había forma que su profesora supiera que este tipo Suga trabajaba como operador de sexo telefónico, ¿O sí? Dios, estaba segura que nunca volvería a verla igual después de esto.
—L-lo siento mucho... Dios mío, puedo volver, espera... No sé, tal vez pueda devolverle esto a...
—No tienes que estar nerviosa por eso, bebé.— Yoongi habló por lo bajo, casi en medio de un ronroneo que hizo que la respiración de T/n se cortara por el rápido giro de su voz, sonando tan sexy y sensual.
—¿Cómo?
—¿Cuántos años tienes? —Yoongi ignoró su pregunta mientras él mismo hacía una; dándose cuenta de que podría sacar algo divertido de toda esta situación.
—No sé si debería decírtelo… —T/n murmuró por lo bajo, e inconscientemente cerrando sus piernas en un intento de evitar que se excitara si seguía hablando con él.
—Oh, es una pena…— Yoongi habló con falsa inocencia en su voz y T/n juró que pudo sentirlo formar una sonrisa al otro lado de la línea.—Quería... ya sabes... hacerte sentir bien, al menos.
Y sus palabras fueron muy tentadoras. Demasiado.
En algún punto de su desordenada mente T/n se dio cuenta de que quería esto, algo de espontaneidad y adrenalina con algún extraño, no tenía nada que perder y tenía que vivir un poco al final de todo, esta sería probablemente la primera y última vez que experimentaría algo como esto, así que aceptó de inmediato.
—T-tengo diecinueve… —murmuró casi en un susurro esperando que aquel hombre no cortara la llamada tan pronto como escuchara su respuesta, pero no fue así, porque lo que recibió fue un audible gruñido al otro lado de la línea que le puso la piel de gallina.
Yoongi no pudo sorprenderse más de una buena manera, era muy raro para él recibir llamadas de clientes que no tuvieran veinticuatro años o más, y aquella jovencita podría ser su primera vez. Y la idea le gustaba más a cada segundo.
—Oh, nena… —resopló mordiéndose el labio inferior antes de agregar con una sonrisa pintando en todo su rostro.— Creo que eres la primera clienta que tengo que es tan joven.
Y tan pronto como T/n escuchó eso pudo jurar que una ola de calor recorrió todo su cuerpo; haciéndola removerse sobre la cama y respirar de forma densa y pesada.
—¿Eso es algo bueno? —preguntó agarrando con más fuerza su teléfono para evitar frotar sus piernas entre ellas; buscando algún tipo de fricción donde más lo necesitaba.
—Oh, depende, cariño. ¿Todavía quieres continuar? Puedo hacerte sentir realmente...— Yoongi habló con su voz ronca justo antes de hacer una pausa y gemir en voz baja para sí mismo ante lo que estaba imaginando.— Realmente bien…
Él ni siquiera estaba diciendo nada sexual todavía y T/n ya podía sentir sus bragas empapadas pegarse a su piel sensible.  ¡Esto no sucedería si su voz no fuera tan sexy!
—S-sí. —respondió después de pensarlo y en medio de un suspiro tembloroso.
La polla de Yoongi se retorció dentro de sus pantalones, excitándose con la simple idea de guiar a alguien probablemente nuevo en la vida sexual.
—¿Quieres decirme un nombre, cariño? Nombre real, nombre falso, algún apodo favorito, como quieras que te llame. —preguntó con calma ajustando su posición sobre el sofá.
¿Era malo que T/n quisiera escuchar a este extraño decir su nombre con su voz profunda y tan jodidamente sensual?
—¿Me prometes que no me hackearás o algo así? —preguntó por lo bajo aún sintiendo irreal toda esta situación en la que estaba.
Y Yoongi se rio ante eso, encontrando realmente adorable esa pregunta. Su tono oscuro era todo lo contrario de tu tono dulce e inocente, se le hizo realmente lindo hablar con alguien con una voz tan animada y adorable, al menos para él.
—¿Hackearte? Oh, bebé… —comenzó a hablar antes de chasquear su lengua aún divertido. —Estás hablando con el mejor operador que existe, gatita. Otros clientes estarían celosos de que estés recibiendo toda mi atención en este momento, y no ellos. Estás a salvo conmigo, te lo prometo.
El rostro de T/n se enrojeció por completo al escucharlo, dándose cuenta de que si aparentemente era el “mejor” entonces eso significaba que hacía bien su trabajo, ¿verdad?
Bueno, fuera lo que fuera, ya era demasiado tarde para echarse atrás.
—Bueno, uhm... soy T/n.
Yoongi se mordió el labio, cada vez más emocionado. No podía esperar a que experimentaras lo que estaba a punto de darte.
—T/n… —Tu nombre sonaba tan sensual cuando él lo decía, y T/n pudo jurar que la atmósfera en su habitación de repente se volvió cien veces más caliente con sólo escucharlo decir su nombre de esa forma.— T/n, estás de acuerdo con lo que estamos a punto de hacer, ¿verdad? ¿Tengo tu pleno consentimiento?
—Mmh-ju… —T/n musitó sintiendo su corazón bombear rápidamente en su pecho, nerviosa porque realmente se había dado cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Sexo telefónico. Un jodido sexo telefónico.
Todo su cuerpo se estremeció de repente y un dio un pequeño brinquito sobre la cama al escucharlo  gruñir inesperadamente y a su voz volverse más dura y firme antes de hablar. —Quiero escuchar palabras, niña.
—S-Sí señor. —T/n respondió de inmediato, no queriendo molestarlo más y que pudiera dejarla con el calor a tope en su cuerpo, sin darse cuenta realmente de lo que había dicho.
Mierda.
Los ojos de Yoongi se agrandaron en estado de shock y su mandíbula se abrió mientras procesaba todo; como operador de sexo telefónico había experimentando múltiples fetiches y roles que le pedían sus clientes y sabia como manejar cada llamada que venía con esas instrucciones para hacer todo lo que su cliente deseara, pero ciertamente no esperaba que esa palabra repentina saliera de tus labios.
Echó su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por un breve momento mientras sentía como su pene se endurecía cada vez más.. Era muy difícil para él contenerse porque todo lo que quería hacer era decirte las cosas más sucias y desagradables contra tu oído. Él quería cumplir todas tus sucias fantasías que no sabías que tenías, pero sabía que necesitaba reducir la velocidad.
—¿Señor? Oh, ¿Qué te hace llamarme así, bebé? —preguntó con un tono arrogante cubriendo su voz mientras palmeaba de a poco su dura erección; haciéndolo sisear ante la sensación.
—N-No lo sé… —T/n murmuró completamente sonrojada, sentía su garganta seca y no sabía qué responder sin sentirse tan avergonzada.
—Oh, sé que jodidamente lo sabes, T/n. Te excita, ¿verdad? ¿Quieres que alguien te domine, cariño? —preguntó con dureza y sin poder evitar sonreír con orgullo al escuchar el pequeño gemido silencioso que ella dejó escapar. —¿Qué haces cuando alguien te hace una pregunta? ¿Mmh?
Yoongi volvió a preguntar y el tono de su voz hizo que T/n se removiera impaciente sobre la cama, sintiendo como la humedad en su entrepierna hacia que sus bragas mojadas se frotaran incómodamente contra sus pliegues, él tenía toda la razón en todos los sentidos posibles. Quería que alguien la dominara, alguien que la controlara en un plano puramente sexual, era una de tus mayores fantasías.
—Sí, s-señor. Yo quiero eso. —T/n respondió tímidamente por lo bajo.
—Oh cariño, no tienes por qué ser tímida conmigo. ¿Estás sola? 
—Sí, señor. —T/n volvió a responder de la misma forma dócil de antes, dirigiendo su atención a la perilla de la puerta como si alguien estuviera a punto de irrumpir en su habitación, sintiendo todo su cuerpo temblar al escucharlo reír.
—Entonces no hay nada de qué preocuparse. Sólo somos tú y yo, nena. Ahora, antes de que podamos pasar al lado más... divertido, quiero ser un poco neutral por ahora, ya que es tu primera vez. Así que dime, ¿cuándo fue la última vez que te follaron?
Neutral. ¿Eso fue neutral?
T/n podía sentir a la perfección su rostro arder en vergüenza ante sus palabras y tuvo que cerrar sus ojos con fuerza mientras trataba de controlarse. Su voz la volvía loca, y hacía tanto calor que si no fuera una tímida virgen ; podría haberse masturbado todo este tiempo hablando con él.
—Uhh… — T/n musitó antes de reírse nerviosamente. —Y-yo... no he... todavía no…
—Oh, Dios mío, cariño… —Yoongi gimió por lo bajo al escucharla; apretando el grosor de su polla con más fuerza aún por encima de sus pantalones.— Lo siento mucho… —agregó soltando una risita mientras movía su cabeza de un lado a otro.— ¿Aún quieres seguir con todo esto?
—Sí, sí señor. Por favor, lo quiero. No me importa, por favor solo… —T/n habló en medio de un suspiro tembloroso, cerrando los ojos con fuerza dándose cuenta de su estado. —Estoy muy excitada en este momento y...
—Oh, cariño, está bien, ¿sí? Sé lo que quieres. —murmuró con calma al otro lado de la línea.— Es mi trabajo hacerte sentir bien nena, no tienes que preocuparte.
—Está bien… —T/n exhaló al mismo tiempo que asentía con su cabeza, como si él la pudiera ver.
—Dime lo mojada que estás para mí, T/n. —Yoongi preguntó con su voz varias octavas abajo, moviendo su mano de arriba abajo por toda la longitud de su erección que se cernía dura entre sus piernas abiertas, pero aún sin liberarla de su confinamiento.
T/n no dudó ni siquiera un segundo en obedecer su orden, llevando su mano libre por debajo de su short para presionar sus dedos ligeramente contra su coño vestido, haciéndola gemir cuando frotó de a poco sobre la mancha de humedad en sus bragas, estimulando de a poco su pequeño y necesitado clítoris, sólo haciéndola sacudir sus caderas hacia arriba en busca de más fricción.
—Estoy muy mojada, s-señor. —habló en un gemido bajo y estrangulado.— Mis bragas están húmedas p-por tu culpa.
Ni siquiera podía creer que en realidad ella estuviera hablando de esa forma tan sucia, hizo todo lo posible por no sonar tímida, pero simplemente no podía evitarlo, toda la situación la estaba sobrepasando, y la voz de aquel hombre al otro lado del teléfono la hacía sentir más caliente a cada segundo que pasaba.
—¿Si? ¿Te estás tocando, bebé? —Yoongi arrulló con voz burlona disfrutando con su respiración agitada; casi pudiendo escuchar los movimientos que hacía.— Joder, las cosas que le haría a tu precioso coño si estuviera allí contigo, T/n… —habló y sus palabras solo la hicieron querer seguir escuchándolo.— ¿Quieres saber?
—Sí, sí señor, por favor… —T/n respondió y su tono desesperado la hizo temblar sobre la cama.
—Mmh, eso es lo que quiero escuchar. —Yoongi murmuró finalmente decidiéndose por deslizar su mano debajo de sus pantalones; agarrando firmemente la gruesa circunferencia de su polla y dejando escapar un gemido gutural ante el contacto.— Comenzaría por comerte el coño, bebé. —admitió y casi tuvo que reprimir una risita al escucharla gemir ante sus palabras. —Imagina mi lengua lamiendo una y otra vez tu bonito y mojado coño, bebé. ¿Puedes sentirlo?
T/n dejó escapar jadeo desesperado cuando sus dedos recorrieron delicadamente de arriba hacia abajo justo por la mitad de su coño, imaginando que él estaba con ella, diciéndole exactamente qué hacer y casi pudiendo sentir su lengua húmeda y caliente arrastrándose entre sus pliegues con fervor, podía sentir la humedad filtrarse a través de la tela de sus bragas mojando sus dedos y eso la hizo quejarse.— Sí, señor.
—Tócate, T/n. Juega con tu coño mientras escuchas mi voz.
—Lo estoy haciendo, pero por favor... ¿Puedes… —T/n sollozó por lo bajo ante su orden, no queriendo hacer nada más que darse un poco de placer con ayuda de su sensual y erótica voz. —¿Puede ayudarme, señor?
—Oh, qué niña tan obediente tengo aquí. —Yoongi sonrió ante eso al mismo tiempo que con sus dedos esparcía el líquido preseminal que escurría de la punta por toda su dureza; usándolo como lubricante, excitado con la simple idea de que aún necesitabas ayuda para tocarte, y por supuesto que él estaba encantado de ayudarte.— Lleva tus dedos a tu clítoris, gatita, comienza a frotar suavemente ese pequeño botón para mí.
T/n siguió sus instrucciones y obediente llevó sus dedos hacia arriba, frotando de a poco sobre su clítoris y gimiendo al sentir un repentino rayo de placer recorrer todo su cuerpo una vez que aplicó presión.— A-ah, s-señor…
—Mmh, se siente bien, ¿no es así, cariño? Solo sigue tocándote bebé, hazte un favor y desvístete por completo. —ordenó segundos antes de escucharla asentir levemente y comenzar a quitarse la ropa lo más rápido que pudo.— ¿Escuchas bien las instrucciones verdad? Eres una buena niña.
—Oh… —T/n musitó al escucharlo, sin poder evitar sonrojarse ante la forma en que sonaba ese apodo cariñoso saliendo de sus labios, haciéndola subir de nuevo a la cama y hundir las manos entre sus piernas, a espera de una nueva orden.
—¿Quieres jugar con tu pequeño coño hasta que te corras, bebé?
¿Cómo podían sus palabras crear un efecto tan grande en ella? T/n podía sentir su rostro calentándose a cien grados mientras se permitía volver a disfrutar del maravilloso placer que le estaban dando sus palabras tan sucias. Cerró los ojos cuando sus caderas se empujaron hacia su mano, y sus dedos fueron rápidos en volver a frotar lentamente círculos delicados en su pequeño punto de placer.
—Señor, ayúdeme, por favor. —T/n pidió inocentemente tratando de mantener a raya los gemidos que amenazaban salir de sus labios.
—Es un placer, gatita. Para eso estoy aquí, ¿verdad? —Yoongi gruñó mientras liberaba su polla de su confinamiento, saliendo disparada hacia arriba entre sus piernas; completamente duro como una roca.— Maldita sea bebé, escucharte me ha puesto tan duro…
Y T/n soltó una respiración áspera ante eso, jugando con su clítoris cada vez más rápido, mojándose más y más cada segundo que pasaba, antes de que su voz la hiciera temblar.— Tu pequeño coño debe estar tan desesperado por una polla, ¿eh? ¿Es eso lo que quieres?
—S-señor… —T/n gimió con los ojos cerrados mientras se concentraba en su voz caliente.
Yoongi gruñó entre dientes cuando comenzó a bombearse a sí mismo, usando el líquido preseminal para humedecer su polla en cada firme movimiento, imaginándose que era tu mano apretando su polla  y con tus ojos mirándolo dulcemente, probablemente nerviosa por tomar una polla por primera vez.— Bebé, quiero escuchar cómo te corres por primera vez, debes sonar tan jodidamente hermosa…
Y eso hizo que T/n jadeara con fuerza, moviendo sus dedos más rápido sobre su clítoris intentando alcanzar su nivel máximo de placer, los gruñidos de Yoongi en su oído la hacían sentir increíblemente mas húmeda, se lo imaginaba sentado en algún lugar, follándose con su mano mientras escuchaba sus pequeños gemidos, todo se sentía tan bien, y deseaba tanto haberlo hecho antes.
—Cariño, joder, me estás volviendo loco. Si yo estuviera ahí contigo te daría tanto placer, T/n. Te haría correrte más rápido y más fuerte de lo que tus pequeños dedos pueden hacerlo. Te encantaría mi lengua en tu lindo coño, y a mí me encantaría tanto probarte…
—Oh, señor… —T/n gimió con fuerza, dejando caer su cabeza hacia atrás sobre la cama retorciéndose de puro placer, sus sucias palabras hicieron que su estómago se revolviera y que su interior se apretara alrededor de la nada, formando un nudo incómodo en su vientre que parecía que se rompería en unos segundos.— Creo que voy a…
—Oh, ¿vas a correrte para mí, cariño? —Yoongi habló soltando una pequeña risita arrogante mientras escucha sus gemidos resonar cada vez más fuerte y desesperados, haciéndolo acariciar su pene más rápido, sintiendo las fuertes oleadas de placer correr por sus venas con cada firme movimiento de su mano en su pene endurecido.— Suenas tan jodidamente adorable. No puedo dejar de pensar en lo bonita que sonarías en la vida real.
—Señor, e-estoy tan cerca… —T/n lloriqueó frotando su clítoris más fuerte y más rápido, con el sudor acumulándose en su frente y con sus mejillas al rojo vivo, deseando que él estuviera con ella para que le hiciera todo lo que le estaba diciendo.— ¿Puedo, ah, puedo correrme por favor?
—Qué buena niña, pidiendo permiso primero… —Yoongi suspiró profundamente ante el tono desesperado en su voz, y dejó escapar un fuerte gruñido cuando frotó el glande enrojecido e hinchado de su pene con su pulgar, imaginando que era tu caliente y húmeda lengua contra su punta queriendo probar todo de él. —¿Quién te está haciendo sentir bien, hm?
—Tú, tú s-señor, por favor… —T/n suplicó tratando de contener su orgasmo tanto como pudiera hasta que él le diera el permiso de hacerlo.
—Así es, cariño. Joder, nunca había tenido un cliente tan obediente como tú, eres una chica tan buena…
—Señor… no puedo contenerme más, por favor, por favor… —T/n volvió a lloriquear por su orgasmo, podía sentir el nudo en su vientre volverse más apretado, podía sentir sus piernas temblando y podía sentir sus dedos mucho más resbaladizos y cubiertos con su humedad mientras seguía tocándose.— P-por favor, solo…
Yoongi se rio por lo bajo de su desesperación, moviendo con más fuerza su mano sobre su pene y sintiendo como el cosquilleo se acentuaba en su pelvis de la misma forma, el simple hecho de que él fuera el primero en ayudarla a darse placer y hacerla sentir bien aumentaba por demás de su excitación y ya podía sentir que él también estaba cerca.
—Córrete para mi bebé, quiero escucharte. —Ordenó en medio de un gruñido y con su voz agitada.
Ni siquiera necesitó decir algo más que cuando escuchó sus gemidos agudos y rotos le fue imposible no formar una sonrisita orgullosa en todo su rostro, podía escuchar los sonidos húmedos de su orgasmo rompiéndose en su cuerpo y podía escuchar su respiración acelerada y errática.
—Joder, s-señor… —T/n lloriqueó apenas siendo consciente de lo bien que se sentía todo este placer acumulado dentro de ella, su cuerpo estaba flotando con la intensidad de su orgasmo, apretó con más fuerza su teléfono mientras intentaba bajar de su nube de placer aunque parecía casi imposible, con su vista borrosa apenas enfocándose en nada más que el dulce éxtasis de su liberación.
El sonido de los gruñidos guturales de Yoongi en su oído la hicieron temblar en su lugar, ahí supo que él también había llegado y todo su rostro se enrojeció al imaginar su semen brotando de su pene; manchando sus dedos y abdomen, y la simple imagen la hizo jadear por lo bajo.
—Esa es mi chica, ¿Te gustó, cariño? —Yoongi preguntó después de unos largos segundos donde solo se escuchaban sus respiraciones agitadas a través de la llamada.— ¿Cómo te sentiste?
—Muy bien, señor… —T/n admitió con su pecho subiendo y bajando buscando relajarse.
—¿Hiciste un desastre en tus sábanas, bebé? —preguntó cerrando los ojos ante la simple imagen antes de recibir un pequeño asentimiento por parte de T/n haciéndolo reír.— ¿Esperabas que tu primer orgasmo sucediera así.
Y al escuchar esa pregunta T/n casi juro que quería que la tierra se tragara viva, no lo había hecho, en absoluto, y tener la revelación de que acababa de tener su primer orgasmo con un extraño a través del teléfono, mientras él le hablaba sucio, mientras él se corría con ella, le hizo sentir una terrible vergüenza.
—L-lo siento, eh... yo no... yo no... —T/n balbuceó moviendo su cabeza de un lado a otro, sin saber qué decir exactamente para dejar de sentirse así.
—¿Por qué te disculpas, gatita? —Yoongi preguntó al notar su cambio y bajando el tono de su voz, sabiendo lo mucho que a la gente le encantaba cuando lo hacía.— ¿Estás avergonzada?
—Yo-yo...
*llamada terminada*
Inmediatamente T/n lanzó su teléfono al borde de la cama, sintiendo sus  manos temblar mientras caía en cuenta de todo lo que había pasado.
¿Por qué diablos había hecho eso? ¿Por qué simplemente no cortó la llamada antes de que las cosas llegaran hasta este punto? ¿Por qué no podía negar que le había encantado tanto escucharlo decirle todas esas cosas y la forma en la que hizo correrse con solo su voz?
Miró su cama hecha un desastre y sus dedos cubiertos con su orgasmo y sus mejillas ardieron ante la vergonzosa vista.
¿Qué se suponía que debía hacer? Ya se sentía lo suficientemente avergonzada y humillada con todo lo que pasó, y solo podía pensar en lo que aquel hombre estuviera pensando de ella, cortando la llamada después de haberla hecho correrse sin siquiera un gracias.  
—¡Por qué! ¡Qué carajo! —gritó con frustración poniéndose de pie mientras caminaba como un pingüino torpemente hacia el baño para limpiarse.
Tumblr media
Era imposible mirar a su profesora de la misma manera que antes. T/n ni siquiera pudo concentrarse en todo lo que duro su clase porque sólo estaba pensando que se suponía que su profesora pasaría una noche caliente de sexo telefónico si le hubiera regresado la dichosa tarjeta.
Si se la hubiera devuelto como la buena estudiante responsable que era, ¡Entonces ella podría haber tenido el mejor momento de su vida y no estaría siendo un dolor en el trasero para todos los alumnos justo ahora!
Esto era tan trágico.
Y cuando regresó a su casa la realidad la golpeó como una bofetada en la cara, mirando detenidamente la espantosa tarjeta que estaba colocada en su mesita de noche, encogiéndose al recordar lo que había sucedido el día anterior.
Pero no podía dejar de pensar en él. En Suga.
Durante toda la mañana, él fue lo único que ocupó su mente. Su voz. Su elección de palabras tan lascivas. La forma en que la hizo sentir. La forma en que la hizo correrse.
Demonios, quería volver a sentir eso.
¿Qué pasaría si lo volvía a llamar?
Todo su cuerpo rogaba por volver a sentir esa sensación de euforia, volver a sentir la forma en que sus piernas temblaban cada que escuchaba su profunda voz, guiando sus movimientos para darse placer, o la forma en la que sintió mariposas en el estómago cuando tuvo su primer orgasmo, deseaba sentirlo una vez más.
—No, no… —se dijo a sí misma sacudiendo la cabeza.
Además, él probablemente terminaría la llamada inmediatamente que supiera que era ella de nuevo, ¿verdad?
Estaba tratando de ser inteligente, de pensar con la cabeza fría, pero el calor en todo su cuerpo le hacía las cosas difíciles. Quería volver a escucharlo, escuchar su voz profunda y áspera en lo más profundo de su ser. Quería que le dijera qué hacer, que la controlara, incluso si en realidad no estaba aquí con ella. Su voz era realmente embriagadora, tenía que admitirlo, pero ¿Era la decisión correcta llamarlo de nuevo?
Al carajo, ¿Dónde estaba la diversión entonces? ¿Dónde estaba la adrenalina de hacer algo que no estaba correcto sólo para poder disfrutar un poco?
Así que cuando menos se dió cuenta ya estaba tomando su teléfono y la tarjeta blanca, sus pulgares marcaron rápidamente el número y el timbre de la llamada sonó inmediatamente, y allí estaba de nuevo, las palmas de sus manos sudando, el agarre apretándose alrededor del teléfono mientras esperaba que él respondiera, como la última vez.
Pero esta vez no fue tan rápido en responder. Su teléfono emitió un pitido, lo que indicaba que la pusieron en espera, así que espero lo que le pareció una eternidad, pero la pantalla de su teléfono marcó que solo había sido un minuto y veinticinco segundos.
Tal vez no debería haber hecho esto…
—Hola.
Oh no.
Su voz era absolutamente igual a como la recordaba, y T/n sintió inmediatamente el cosquilleo familiar circulando por todo cuerpo, con la sensación disparándose hasta su centro.
—Hola… —respondió por lo bajo, mordiéndose el labio justo después mientras trataba de evitar que sus rodillas le fallaran. —Soy yo, T/n.
Y el cuerpo de Yoongi se congeló al escucharla, deteniendo sus pasos a mitad de su camino hacia la nevera para tomar un poco de agua, esto era mucho más importante.
No dijo nada mientras se sentaba en su sofá, juntando las cejas. No podía creer que lo hubiera llamado de nuevo después de su abrupto corte la noche anterior.  
—¿T/n? ¿Estás bien? —preguntó a los pocos segundos. —¿Por qué... por qué llamaste?
T/n frunció su entrecejo ante sus palabras, no tenía ese mismo tono seductor y oscuro en su voz, se escuchaba demasiado dulce, hasta preocupado.
—Mmh quiero… —T/n comenzó a hablar aclarándose la garganta de a poco y buscando las palabras adecuadas para decir. —Bueno, quiero hablar contigo de nuevo…
Y Yoongi simplemente no pudo luchar contra la sonrisa que se deslizó en sus labios, mordió su labio al instante de escucharla y desviando su mirada hacia sus pantalones; sintiendo como su pene se endurecía con solo el recuerdo de la noche anterior, no lo entendía, ella no estaba haciendo nada y tenía un gran efecto en él.
—¿Ah, si? —murmuró de forma arrogante y el cuerpo de T/n tembló por la forma en que pronunció esa simple palabra.— No puedes tener suficiente de mi voz, ¿verdad, bebé?
—No… —T/n respondió tímidamente, recostándose sobre la cama y tratando de ponerse cómoda.
—Eso pensé. Disfrutaste la última vez que hablamos juntos, ¿eh? Pero, ¿Por qué terminaste la llamada tan rápido, bebé? Yoongi preguntó fingiendo un tono de decepción en su voz sin borrar su sonrisa antes de agregar. —Quería hablar contigo un poco más.
Y T/n pudo jurar que su corazón casi saltó fuera de su cuerpo con esas palabras, la atmósfera en su habitación rápidamente se volvió más espesa a medida que trataba de pensar en las palabras correctas para decirle, pero a Yoongi le encantaba bromear con ella, sentándose mejor en su sofá con una gran sonrisa en su rostro, imaginando que probablemente ella estaría sonrojada en este preciso momento.
—No es necesario que respondas si te sientes incómoda…
—¡No! No, es eso… —T/n se apresuró a responder saliendo de su trance.— Está bien. Lo hice porque estaba demasiado avergonzada, porque… bueno…
La risita que Yoongi dejó escapar la hizo temblar en su lugar. —Shh, shh. No digas nada más, sé lo que quieres decir y lo entiendo completamente. Además, llamaste para pasar otro buen rato, ¿O me equivoco?
—Sí… —T/n susurró por lo bajo, deslizando una mano entre sus pantalones cortos mientras para comenzar a jugar con el borde de sus bragas. —¿P-Puedo tocarme, señor?
Yoongi soltó un profundo suspiro al escucharla, excitándose de inmediato, el hecho de que le pidieras permiso hizo que se palmeara su polla a través de sus jeans.
—Mmh, que buena niñita tengo aquí, pidiéndome permiso, como la última vez. —habló antes de reír por lo bajo al escucharla jadear ante sus palabras. —Adelante bebé. Toca tu pequeño coño como te enseñé.
Y en el momento en que comenzó a escuchar los pequeños gemidos y maullidos silenciosos lo hicieron morderse el labio y dejar el celular a un lado para poder desabrochar su pantalón, bajándolo junto a su bóxer hasta la mitad de sus muslos; liberando su pene medio duro.
—¿Quieres que te ayude a correrte de nuevo, bebé? ¿Quieres oírme hablarte sucio mientras te tocas? ¿Hum?
—Sí, sí, p-por favor… —T/n respondió rápidamente, asintiendo con su cabeza como si él pudiera verla mientras jadeaba más fuerte; podía sentir lo húmedas que se estaban poniendo sus bragas mientras seguía frotando lentamente su clítoris por encima de la tela.
—Buena niña. —La elogió comenzando a mover su mano de arriba a abajo sobre su ya dura y palpitante erección antes de hablar en medio de un gruñido.— Mierda, todo lo que quiero es sentir tu lengua contra mi polla, T/n… —murmuró echando su cabeza hacia atrás sobre el respaldo, con los ojos cerrados mientras dejaba fluir su imaginación y aumentaba sus movimientos. —¿Quieres eso? ¿Quieres chuparme la polla, bebé?
Y tan pronto como preguntó aquello T/n pudo escuchar a la perfección como Yoongi escupía sobre su palma; usando su saliva como lubricante para poder bombearse más fuerte antes de que un gutural gruñido que dejó escapar ante la fricción la hiciera temblar y a su coño apretarse alrededor de la nada, encontrando increíblemente eróticos los sonidos húmedos que Yoongi le estaba regalando.
—Sí, sí quiero… —T/n respondió al mismo tiempo que deslizaba sus dedos por debajo de sus bragas, haciéndola soltar un gemido lascivo por lo sensible y mojada que ya estaba, sintiendo sus dedos bailar entre sus pliegues resbaladizos de a poco.  
—Oh, ¿lo quieres? Mmh, pero tengo la sensación de que no lo has hecho, ¿estoy en lo cierto? —Yoongi preguntó con arrogancia sin dejar de mover su mano y suspirando de solo pensar en enseñarle cómo darle una buena mamada.
T/n tenía muchas ganas de decir que sí lo había intentado y mentir, pero no tuvo el corazón para no hacerlo.
Frunciendo el ceño, suspiró con tristeza antes de responder.— No, todavía no.
—Está bien, bonita. ¿Quieres que te diga cómo hacerlo?
—Sí, por favor, por favor, señor… —rogó con entusiasmo volviendo a frotar sus dedos contra sus pliegues, imaginando que eran las manos de él las que estaban jugando con su coño en ese momento.
El cuerpo de Yoongi se estremeció por su tono desesperado, murmurando un "mierda" en voz baja antes de continuar.
—Eres una niña tan ansiosa, ¿verdad? Pero probablemente no puedas tomar mi gran polla dentro de tu pequeña boquita. —comenzó a hablar con su voz ronca, los movimientos sobre su pene se volvieron más firmes antes de formar una sonrisa arrogante y agregar. —Tal vez te ahogues con mi polla como una buena zorra.
Su habitación inmediatamente se sintió mucho más caliente que al principio cuando sus sucias palabras nublaron la mente de T/n, su elección de palabras lo único que estaban haciendo eran que alzara sus caderas contra su mano con pura necesidad, podía sentir el sudor cubriendo su cuerpo y se sentía sucia, pero le encantaba sentirse así con solo escuchar su voz.
La voz de Yoongi se volvió más profunda mientras seguía balbuceando palabras lascivas sin contenerse al mismo tiempo que agarraba su polla con más fuerza, atrapando el líquido preseminal que goteaba de la punta para deslizarlo por todo lo largo de su dura erección, estaba tan desordenado, y podía sentir sus testículos más y más tensos a cada segundo.
—Dime qué tan mojada estás… —gruñó con su voz ronca apretando el agarre en su miembro. —¿Qué tan mojada está mi bebé, hm?
—Estoy tan mojada señor… —T/n gimoteó de puro placer mientras pellizcaba cuidadosamente su clítoris.
—¿En realidad? No te creo. —Yoongi murmuró divertido, ralentizando sus movimientos antes de escucharla lloriquear por lo bajo.
—Lo prometo… —T/n respondió por lo bajo haciendo todo lo posible por sonar lo más convincente posible y solo escuchándolo soltar una risita oscura.
—¿Te importaría meter un dedo dentro de ese coño entonces? —pidió con ilusión en su voz y sonriendo al escuchar el silencio que se instaló ante sus palabras.
—No sé si puedo hacerlo… —T/n susurró tímidamente deteniendo sus movimientos, pero sintiéndose emocionada con la simple idea.
—Sabes que puedes, T/n. Puedo guiarte a través de esto, ¿sí? Puedo ayudarte, enseñarte cómo hacerlo. —Yoongi habló con calma, antes de que un gruñido saliera de su garganta. —Mierda, mi polla palpita solo con la idea de que te folle con mis dedos bebé, ¿Quieres eso?
—Sí…— T/n admitió en medio de un jadeo al escucharlo decirle aquello.— Quiero hacerlo…
—Buena niña. —la elogió formando una sonrisa maliciosa, podía sentir ponerse más duro de solo pensarlo. —¿Puedes meter tu dedo medio dentro de tu boca por mí bebé? Chúpalo y ponlo bien húmedo para mí.
T/n podía jurar que todo su rostro ardía de vergüenza mientras hacía lo que Yoongi le había ordenado obedientemente, estaba completamente sola, pero ¿Por qué sentía que había cientos de ojos observando cada uno de sus movimientos?
Decidió provocarlo un poco y ver que podía obtener de él, creando pequeños ruidos de succión con su lengua antes de liberar su dedo con un chasquido húmedo de saliva, estremeciéndose al escuchar la risita oscura que Yoongi dejó escapar.
—Ah, cariño. Quieres jugar así, ¿eh? —Yoongi murmuró mordiéndose el labio ante el sonido, casi imaginando que era polla lo que estabas chupando y no tu dedo. —Ahora dirígete lentamente a tu entrada, y empuja la punta de tu dedo ligeramente, ¿sí?
T/n mantuvo sus ojos fijos en el techo mientras presionaba su dedos contra su entrada, metiendo de a poco solo la punta antes de sentir un repentina rayo de dolor dispararse a través de su centro y por todo su cuerpo, haciéndola gemir y echar la cabeza hacia atrás sobre su almohada, con sus ojos cerrados con fuerza mientras sentía que sus paredes húmedas se apretaban alrededor de su dedo con fuerza.
—Eso es bebé, relaja tu cuerpo y no dolerá tanto, recuerda respirar, ¿de acuerdo? —Yoongi murmuró suavemente, privándose a sí mismo de tocarse sólo para hacer que se sintiera bien. —Quiero que empujes tu dedo suave y lentamente, se sentirá bien, lo prometo.
T/n pudo sentir como su voz inmediatamente ayudó a relajar su cuerpo mientras seguía sus instrucciones, inhalando y exhalando mientras movía su dedo de a poco dentro de ella, aún acostumbrándose a la extraña pero placentera sensación, podía sentir su humedad deslizarse entre sus muslos y a su clítoris palpitar de pura necesidad.
—Eso es, esa es mi niña… —Yoongi gruñó con su pecho subiendo y bajando en densas respiraciones mientras su propio placer abrumaba su cuerpo. —Empieza a meterlo y sacarlo a tu propio ritmo, bebé. Vamos, sé que puedes hacerlo.
Y el adorable gemido que se escuchó a través de la llamada lo hizo sonreír, T/n podía asegurar que nunca había sentido algo así antes, todo se sentía tan delicioso, podía sentir el placer burbujeando en su interior con cada débil movimiento de su dedo dentro y fuera de su coño, su interior estaba ardiendo y los sonidos húmedos no tardaron en escucharse en cada embestida que se daba a sí misma.
—Señor, se siente tan bien… —T/n gimió removiéndose sobre la cama tratando de asimilar la cantidad de placer que estaba sintiendo. —Te deseo tanto…
—¿Oh sí? —Yoongi se burló con una sonrisa pintando en su rostro, casi juró que pudo sentir su polla palpitar con su afirmación. —¿Me deseas? Oh, apuesto a que quieres mis dedos en lugar de los tuyos, ¿eh? Apuesto a que puedo hacer que te corras tan jodidamente duro, te haría hacerte gemir mi nombre hasta que tus vecinos puedan oírlo.
—S-señor, por ​​favor, por favor… —Lloriqueó con fuerza mientras movía su dedo a un ritmo más fuerte dentro de ella, sintiendo que su orgasmo aumentaba a cada segundo, casi a punto de golpearla. —Haz que me corra por favor... quiero tus dedos, quiero tanto tu polla…
—Oh mierda, mierda T/n. ¿Sí? ¿Quieres mi polla en tu pequeño coño? —Yoongi gruñó ante la simple idea, volviendo a bombearse con la misma fuerza de antes, apretando el agarre en su polla y haciendo que sus movimientos fueran más duros y bruscos en su grosor. —Pon tu teléfono en el altavoz y usa la otra mano para jugar con tu clítoris, cariño.
Ordenó y T/n obediente lo hizo, colocando su teléfono sobre su estómago y usando su otra mano para volver a frotar su sensible clítoris, gimoteando ante la sensación de placer duplicado golpeando su cuerpo de repente, todo lo que decían en las redes sociales sobre lo bien que se sentía masturbarte no era absolutamente nada comparado con lo que estaba sintiendo ahora. Era mucho, mucho mejor.
El nudo apretado comenzó a formarse en la parte inferior de su vientre más rápido de lo que esperaba, luchando por mantener las piernas abiertas mientras su mente estaba llena de lujuria. —Dios, sí lo quiero tanto, me voy a correr…
—Gime mi nombre, bebé. —Yoongi pido en un nuevo gemido gutural, su voz inestable y aireada delataron que estaba cerca de romperse también. —Quiero escuchar esa bonita boca decir mi nombre.
—¿S-Suga? —T/n jadeó sin aire y confundida, antes de escucharlo soltar una pequeña risita.
—Yoongi. Llámame Yoongi. —aclaró divertido y negando con su cabeza a pesar del calor en todo su cuerpo.
Y T/n sonrió ante eso, estuvo a punto de decir algo más pero un nuevo destello de placer recorrió su cuerpo, borrando todos sus pensamientos, su espalda se arqueó y sus piernas temblaron cuando su orgasmo se rompió dentro de ella, viajando por cada uno de sus nervios, sintiéndose tan abrumada y con el placer al rojo vivo instalándose en cada parte de su cuerpo y haciéndola jadear su nombre uno y otra vez en respiraciones agitadas y temblorosas.
—Joder, Yoongi… —gimoteó su nombre una y otra vez, volviéndose adicta a la deliciosa sensación y con su mente centrándose únicamente en el placer y nada más, y lo que la dejó fuera de combate fue escuchar aquel ronco gruñido brotar de los labios de Yoongi.
Yoongi rápidamente se apresuró a poner su teléfono en el altavoz para colocarlo en la mesita frente a él, sus dedos se pasaron por su cabello, apartando los mechones sueltos y húmedos por el sudor de su rostro mientras cerraba los ojos, llevando su mano disponible hacia abajo para apretar la piel sensible de sus testículos, gruñendo entre dientes mientras se masturbaba con más fuerza.
Te imaginó arrodillada frente a él como una buena chica, con tus manos descansando en tu espalda mientras lo mirabas dulcemente, esperando ansiosa a que te pintara la cara con su semen, marcándote como su pequeña zorra, pensando en lo jodidamente caliente que sería eso. Y fue esa misma fantasía la que lo hizo derramarse en un gruñido gutural.
—Mierda… —Yoongi gimió viendo como los chorros calientes de semen brotaban de su punta uno tras otro, cayendo sobre el piso con cada movimiento errático de su mano; haciendo un desastre mientras pensaba en ti. —Mereces un premio bebé, nadie había logrado hacer que me corriera así…
Y T/n no pudo sentirse más avergonzada después de escuchar eso, saliendo de su cama para dirigirse al baño y limpiar todo el desastre entre sus piernas. —No voy a terminar la llamada de repente como la última vez. —advirtió por lo bajo y sonrió al escucharlo reír.
—Esto no es tan malo, ¿verdad? —Yoongi habló en medio de un denso suspiro mientras se desplomaba sobre el sofá.
—Sí, es malo.
—¿Por qué? ¿Te hice sentir incómoda? —las cejas de Yoongi se fruncieron con duda, no queriendo que por algo que haya dicho volviera a pasar lo mismo de la noche anterior.
—No, no para nada, déjame terminar… —T/n respondió de inmediato al escucharlo antes de reír nerviosamente por lo que estaba a punto de decir.— Es ... es sólo que creo que necesito más de ti…
No hubo respuesta, así que continúo.
—Yo-yo realmente quiero verte, ¿sabes? Tal vez... eh, ¿continuar esto en la vida real? —preguntó mordiéndose el labio nerviosa, no sabía qué esperar, no sabía si Yoongi quería verla también o tan siquiera saber de ella, pero ya lo había dicho.
El pecho de Yoongi se oprimió con tanta fuerza que el corazón casi se le cayó al suelo, suspiró en silencio mientras bajaba la cabeza. La forma en que tu voz sonaba tan ansiosa y ferviente solo hacía todo más difícil para él.
Desde que entró a trabajar a Delight, había una única regla que todos tenían por igual: ningún operador debía tener una relación privada con un cliente. Estaba estrictamente prohibido. A los trabajadores se les enseñaba a manejar los sentimientos, recordándoles a sí mismos que solo estaban ahí para satisfacer; para alimentar las fantasías y los deseos de cada cliente. Ese era el único objetivo.
¿Pero cómo podía decírtelo? ¿Cómo podía decirte que era absolutamente imposible algo entre ustedes dos? Yoongi no era tonto, a pesar de todo, él sentía algo por ti, desde la vez que tan inocentemente llamaste a su número sin saber que era una línea directa de sexo, y había odiado la forma en que su pecho se retorció con inquietud cuando terminaste la llamada.
Estaba atónito, tan desconcertado con todo lo que tenía que ver contigo, y no podía evitar pensar demasiado.
Él también te deseaba, demasiado.
Pero no se arriesgaría a perder su trabajo.
—Yo… —murmuró apenas encontrando su voz y aclarándose la garganta. —Lo pensaré, T/n.
—Yoongi, espera…
*llamada terminada*
Tumblr media
N/A: Por finn uno de los oneshots que tanto me pedían está de regreso! Lo sé les debo una disculpa porque este oneshot es también mi favorito y ya quería volver a publicarlo, so espero que les haya gustado igual que la primera vez y que hayan disfrutado de este pequeño maratón, prometo estar mas seguido por aquí pupis  Gracias infinitas por todos sus comentarios y paciencia, las amo mucho  ♡ prev
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny @aavacaf @wtffktt7 @minmin-cat @18fernanda @ariggukie @Katherine Murillo @lizxz @onixbae02 @piligt @youtis @tessacereza
100 notes · View notes
luxury-poison · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media
✦ Uso libre. ✦ No retirar créditos. ✦ Nota de voz mas personalizable (en colores) que la anterior. (?) ✦ Iconos de Fontawesome. ✦ Colores en variables en linea, tres colores: --col-prin: el rojito. --col-claro: es el blanco. --col-sec: es el que tiene las barritas antes del click. ✦ El texto no importa lo largo o corto se acomoda. ✦ El tiempo es automático, no pueden modificarlo por ninguna parte porque así es mejor para todos.
[Code]
@elalmacen-rp
62 notes · View notes
lukino94725764 · 7 months
Text
Spanish versión
"Galletas tímidas "(dios, que mal suena el nombre si lo dices en voz alta xd)
Pueden ser hechas para el san Valentín pero a estas alturas mejor que se haga para un antojito jaja
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Notas al margen:
-la masa "no" se amasa con las manos, solo con paleta o cucharón, esto porque después del horneado quedan como rocas
-pueden usar cualquier tipo de chocolate pero con chocolate amargo acentúa mas los sabores(es enserio, en mi casa ya no quieren que haga galletas si no tiene chocolate amargo xd)
-si en ves de chocolate prefieren las nueces es mejor ponerlos cuando llevan un tiempo en el horno, las nueces se sobretostan y quedan muy duras casi vuela dientes
-si no se encuentra harina leudante se puede usar harina todo uso con un poco de bicarbonato de sodio
-si haces mucho está receta posiblemente te volverás mamado de tanta caña que hay que darle xd
Creo que eso es todo , que tengan un buen día 😊
39 notes · View notes