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#afuera de la casa de alguien que fui a ver para preguntarle cosas
mxwin · 4 months
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eldiariodelarry · 3 years
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Clases de Seducción, parte 27: Silencio
Parte 1, Parte 2, Parte 3, Parte 4, Parte 5, Parte 6, Parte 7, Parte 8, Parte 9, Parte 10, Parte 11, Parte 12, Parte 13, Parte 14, Parte 15, Parte 16, Parte 17, Parte 18, Parte 19, Parte 20, Parte 21, Parte 22, Parte 23, Parte 24, Parte 25, Parte 26.
Rubén se volteó a mirar a Felipe, quien se encogió de hombros, como indicándole que no entendía qué había pasado, lo que aumentó aún más su sensación extraña.
Entró a la casa y buscó a Sebastian, que estaba en el living con el resto del grupo recolectando la plata para poder ir a comprar.
—Seba —le dijo Rubén parándose a su lado.
—¿Qué pasa Rube? —Sebastian no lo miró a los ojos.
—Nada, voy contigo —decretó Rubén.
—Tranquilo, ya le dije al Marco.
—Vamos los tres entonces —propuso Rubén.
—¿Vamos los tres? —intervino Marco, al escuchar la conversación—, ¡como en los viejos tiempos!
—¿Qué viejos tiempos? —preguntó un tanto molesto Sebastian, aunque Marco no lo notó.
—Marco ahora último nomas nos hemos hecho más cercanos así que no existen esos viejos tiempos —se rió Rubén.
—Es una forma de decir —respondió Marco un tanto avergonzado.
—Ya, vamos —apuró Sebastian—. ¿No te vas a poner zapatillas? —le preguntó a Rubén.
—No, voy así nomas —decidió Rubén, para no hacerlos perder más tiempo.
Salieron los tres de la casa y caminaron por la orilla del camino hacia un pequeño kiosco que estaba a un par de cuadras de distancia.
El calor del cemento le quemaba los pies a Rubén a través de la delgada goma de sus sandalias.
A lo largo del camino Sebastian se mantuvo en completo silencio, mientras el que llevaba la conversación era Marco.
—Es muy simpática tu amiga Cata —le comentó Marco a Rubén.
—Si me di cuenta que te cayó bien —respondió Rubén—, no la has dejado sola en ningún rato. Solo ahora y ya veo que sales corriendo de vuelta a la casa para que no se olvide de ti.
—Mentira Rubencio, le doy su espacio. No quiero que piense que soy muy cargante —Marco se mostró ofendido.
—Me sorprende que estés tan enfocado en ella, con la Maca ahí mismo en la casa —comentó Rubén—, ¿ya no te gusta?
—No sé, Rubencio —respondió Marco después de dar un largo suspiro—. La Maca es hermosa, pero nunca me pescó, y es fome andar detrás de alguien que no está ni ahí contigo, ¿cierto? —Marco miró a Sebastian, aunque éste no se dio cuenta porque iba caminando un metro más adelante—. La Cata igual es linda, pero al menos me presta atención, no me mira como bicho raro cuando le hablo, y se ríe de mis chistes —Marco sonrió al pensar en eso—, incluso se ríe cuando no digo algún chiste —se mostró un poco confundido al decir lo último—. Se ríe mucho —concluyó.
—¿Y cuáles son tus intenciones con ella? —cuestionó Rubén, sintiéndose como un padre interrogando al pololo de su hija, como si Catalina necesitara que la protegiera de Marco.
—Quiero conocerla —respondió con una sonrisa de ensueño—. Te juro que me portaré bien.
Al llegar al kiosco Sebastian se encargó de comprar todo, mientras Rubén y Marco ayudaron a cargar las bebidas y demás cosas.
Rubén obviamente notó que Sebastian estaba distante, pero gracias a Marco, que ignoró por completo dicha actitud y siguió hablándole sobre Catalina y lo perfecta que le parecía, Rubén no pudo preguntarle qué le pasaba.
Cuando volvieron a la casa, Macarena estaba hablando con Daniela, sentadas en la entrada, mientras que a Rubén le sorprendió ver a Catalina sentada en el sillón hablando con Alan.
“Espero que lo esté odiando”, pensó Rubén. los tres muchachos dejaron las cosas en el mesón de la cocina, y luego se acercaron al sillón. Marco se sentó de inmediato en el brazo del sillón, al lado de Alan, y Rubén supo que no se había sentado junto a Catalina para que no pensara que la estaba invadiendo.
—¿Dónde está Felipe? —le preguntó Rubén a Catalina.
—Está afuera con las chiquillas y Roberto, fumando —respondió ella.
—¿Y tú no fumas? —le preguntó Rubén a Alan, pretendiendo generar una conversación, pero no pudo evitar que sus palabras cargaran toda la pesadez que sentía.
—No fumo cigarro —respondió Alan, con su voz suave y amable, sin alterarse por la actitud de Rubén.
—Ah —Rubén no supo qué más decir, incluso se sintió mal por haberle hablado tan pesado.
—Oye Rubén, aprovechando que estás acá, te quería preguntar algo —le dijo Alan, poniéndose de pie.
—¿Qué cosa? —preguntó Rubén, suspicaz.
—Quería preguntarte si Sebastian es gay —le dijo sin rodeos—. Encuentro que es muy guapo, pero no quiero incomodarlo preguntándole directamente a él —explicó, con una sonrisa inocente en el rostro.
A Rubén no le cayó nada bien la pregunta. Primero pasó toda la noche coqueteándole a su pololo y ahora iba por su mejor amigo. ¿Acaso no se cansaba de jotear a todo el mundo?
En ese momento se dio cuenta que Sebastian no estaba junto con ellos, sino que conversaba con Daniela y Macarena en la entrada.
—No, el Seba no es gay —respondió Rubén de forma cortante—, es hetero y está pololeando, para que sepas.
—Ah —el rostro de Alan mostró una evidente desilusión—, qué lástima.
—Rube, ¿qué te pasa? —le preguntó Catalina poniéndose de pie—, ¿por qué le respondes así? —ella se había dado cuenta de su forma de responder.
—No pasa nada, Cata —le dijo Alan, bajándole el perfil—, quizás fui muy desubicado al preguntar, discúlpame Rubén —Alan le dio una palmada en el hombro a Rubén, y se alejó con la mirada gacha, avergonzado.
Rubén no dijo nada, y simplemente se quedó de pie, sin atreverse a mirar a Catalina a los ojos.
—¿Qué fue eso, Rubén? —insistió ella.
—Nada, el hueón se quiere jotear al Seba —respondió Rubén, molesto.
—¿Y qué tiene que se jotee al Seba?, ¿acaso eso no confirma que no está ni ahí con el Felipe? —razonó Catalina.
—Rubencio no pensé que fueras tan tóxico —bromeó Marco, pero no dijo nada más al recibir la mirada cargada de odio de Rubén.
—Rube, ¿hablaste con Felipe? —quiso saber Catalina, para entender la actitud de su amigo.
—Si, ya conversamos —respondió Rubén, calmándose un poco y tomando asiento.
—Los dejaré solos, chicos —se excusó Marco—. Calma Rube —le dio un golpecito en el brazo a Rubén y se fue a conversar con Daniela, Macarena y Sebastian.
—¿Qué te dijo?, ¿fue todo un mal entendido? —quiso saber de inmediato Catalina.
—Me explicó que efectivamente el Alan es su ex pololo, pero que no siente nada por él —comenzó contándole a Catalina—. O sea, me dijo que lo ama, porque es su amigo de la infancia, crecieron juntos y para él es imposible dejar de amarlo solo porque dejaron de ser pololos.
—¿En serio? —el rostro de Catalina reflejaba su incredulidad.
—En el fondo cuando me dijo que lo amaba se refería a eso. No lo ama de forma romántica, sino como amigo —Rubén miró el rostro de Catalina y sintió la necesidad de seguir explicando—. Me dijo que conmigo es distinto. Me ama, pero además me quiere. Quiere estar conmigo.
—¿Y con eso arreglaron todo?, ¿están bien ahora?
—Si, ¿por qué? —Rubén notó el tono de su amiga.
—Rube, me encanta el Felipe, pero encuentro un poco chanta su explicación —comentó Catalina, esforzándose para no herir susceptibilidades.
—Bueno, es que quizás la simplifiqué mucho, pero en el fondo fue eso.
—¿Y te dijo por qué no te había dicho que venía Alan?, ¿o por qué no evitó que te fueras de la casa en evidente estado de ebriedad?
—Si, pensó que no sería gran cosa que viniera él, y lo segundo, no estaba en sus cinco sentidos —respondió Rubén, casi enojado por el cuestionamiento de Catalina.
—Rube, no te enojes conmigo —le dijo ella, seria, notando la actitud de Rubén—. solo quiero que sepas valorarte. No quiero que te pasen a llevar.
—¿Crees que hice mal en perdonarlo? —preguntó Rubén, ya más calmado.
—No sé —respondió Catalina con sinceridad—, pero creo que lo de ayer no daba para esa explicación.
Rubén se quedó pensando largo rato en las palabras de Catalina.
—¿Crees que el Seba se haya enojado porque me reconcilié con Felipe? —le preguntó a su amiga.
—¿Por qué lo dices?, ¿sabe que ahora tú y Felipe ya están bien?
—Si, nos vio allá afuera hace un rato —respondió rápidamente—, y cuando fuimos a comprar estuvo todo el rato muy callado. Literal no dijo nada en todo el camino —Catalina se rió—. ¿Por qué te ríes?
—¿Te cabe alguna duda acaso? —preguntó ella con tono irónico—, de verdad Rubén de repente me dan ganas de pegarte.
—¿Por qué? —Rubén no entendía las palabras de su amiga.
—Creo que es mejor que hables tú con el Seba —Respondió Catalina, poniéndose de pie y luego se fue caminando.
Rubén se quedó sentado en el sillón, solo, pensando.
Al rato cocinaron un almuerzo rápido entre todos y luego fueron juntos a bañarse a la playa, donde estuvieron toda la tarde.
Rubén y Felipe estuvieron gran parte del tiempo juntos, mientras el primero miraba constantemente a Sebastian para asegurarse que no siguiera enojado. Al menos lo vio reir y conversar animadamente con Marco, Daniela, Macarena y Roberto.
“Por lo menos se está divirtiendo”, pensó Rubén, y con eso se quedó tranquilo.
—¿Qué haremos hoy en la noche? —preguntó Ingrid, en algún momento de la tarde. Ella estaba recostada sobre su toalla, dibujando con su dedo en la arena.
Rubén solo se limitaba a escuchar, de guata sobre la arena, con los brazos cruzados bajo su cabeza a modo de almohada, con los ojos cerrados.
—Podríamos hacer una fogata acá, y cantar canciones con la guitarra del Alan —propuso Anita, recostada de espaldas en la arena, tomando sol.
—¡Que buena idea! —exclamó Felipe, dándole cierto entusiasmo a su adormecida voz. Levantó levemente la cabeza, separándola de la espalda de Rubén, que le servía de almohada en ese momento—. Hay que decirle a los demás.
Dicho y hecho. Comunicaron la idea al grupo y todos aceptaron entusiasmados. Cerca de las nueve de la noche se salieron todos del agua y se dirigieron a la casa a buscar lo necesario para pasar la noche alrededor de una fogata en la playa: sillas, cojines, ropa abrigada, carbón y algunos trozos de madera, además de la infaltable comida y bebestibles, junto con la guitarra de Alan.
Encontraron un espacio bastante alejado de las carpas de los veraneantes para poder disfrutar, reírse y gritar sin preocuparse de molestar a gente cercana.
Daniela, Macarena y Roberto se encargaron de encender la fogata, mientras que los demás se dedicaron simplemente a conversar mientras se tomaban una cerveza o se fumaban un cigarro.
—Ya chiquillos, ¿Quién quiere cantar primero? —preguntó Alan, dando por inaugurada la noche de fogata, y levantando la guitarra, ofreciéndola a quien la quisiera.
—¡Yo quiero! —respondió de inmediato Marco, levantando la mano.
Alan le entregó la guitarra, sonriendo con amabilidad como siempre.
—Gracias, amigo Alan. Ya, no sé si la conocen, pero me gusta esta canción —dijo Marco antes de comenzar a cantar—. ¡Música maestro!
A Rubén le causó gracia la última frase de Marco, y soltó una risita.
Marco comenzó a tocar la guitarra, completamente concentrado en un principio, pero cuando iba a comenzar a cantar levantó la vista para poder mirar a Catalina.
 Ella siempre tuvo más de lo que pudo pedir,
Un carro a temprana edad, colegio de ricos.
Él en cambio era normal, quizás un poquito punk,
Escuchaba Papa Roach y también Sex Pistols.
Y de nuevo la castigan, “esa gente no es decente” dice papá,
Ella piensa que su vida no tiene sentido si no está junto a él.
Y puede ser un error, puede que caigan muertos los dos
Y vas a caer, y va a doler,
Pero ellos dicen que es mejor muertos que no juntos.
 Rubén recordaba esa canción. La escuchaba muy seguido en su mp4 cuando estaba en segundo medio, junto con Sebastian.
Miró a su mejor amigo, que movía los labios, siguiendo la letra de la canción, mientras miraba fijamente la fogata, como recordando aquellos bellos momentos que pasaron juntos en el liceo.
Rubén miró a Catalina y notó que también conocía la canción, y la cantaba sonriéndole a Marco, quien le devolvía la sonrisa encantado.
La noche de fogata continuó por varias horas más, a medida que las cervezas, el pisco y la bebida cola bajaban cada vez más.
Rubén se paró para ir “al baño”, y cuando iba de vuelta hacia el punto de la fogata se topó con Sebastian y Marco que iban al baño igual que él. Notó que Marco caminaba con dificultad porque al parecer se le había pasado la mano con las piscolas.
Sebastian solo le hizo una seña con el mentón a modo de saludo, descolocando un poco a Rubén.
—Seba, ¿podemos hablar? —le preguntó Rubén, aprovechando la ocasión. No quería dejar pasar la oportunidad.
—¿Tiene que ser ahora? Justo llevaba a este hueon a mear, porque apenas puede caminar —explicó Sebastian.
—¿Cómo que hueon? —se ofendió Marco.
—¿Qué pasó Marco?, ¿te falló la tolerancia? —bromeó Rubén, recordando cómo Marco se burlaba de él porque supuestamente tenía cero resistencia al alcohol.
—Lamento decepcionarte Rubencio —respondió Marco muy lento—. No soy perfecto.
Rubén se rió, pero notó el hastío en el rostro de Sebastian.
—¿Te pasa algo, Seba? —quiso saber Rubén.
—No, ¿por? —respondió él, serio.
—Porque siento que has estado raro todo el día —Rubén de verdad quería entender por qué su amigo estaba así.
Sebastian se quedó en silencio un par de segundos, pensando en qué responder.
—¿Sabí qué Rube?, me dai rabia —respondió finalmente Sebastian.
—¿Rabia por qué? —Rubén se sorprendió por la seriedad en las palabras de su amigo.
—Me da rabia que seai tan ahueonao —Rubén sintió las palabras de su amigo como golpes en el estómago—. El otro imbécil trae a su ex, y enfrente tuyo coquetean todo el día, prácticamente comiéndose con la mirada, y tu ahí como si nada perdonándolo. Ahueonao —insistió—. Mientras yo acá… aconsejándote, y la Cata igual, y tu como si nada. Ahueonao.
Las palabras de su amigo le dolieron profundamente. No porque le doliera que lo insultara (a lo largo de su amistad se habían dicho cosas peores), sino que porque en el fondo Rubén sabía que Sebastian tenía razón.
—Ándate a la chucha Seba —dijo finalmente Rubén, dio media vuelta y volvió caminando con dificultad por la arena hacia donde estaban todos los demás.
El corazón le latía a mil por hora y sentía que le faltaba el aire. Al llegar a la fogata, se sentó en el primer lugar que encontró, sin darse cuenta quién estaba a su lado, y respiró hondo para tranquilizarse. Después de varios segundos se dio cuenta que tenía ambas manos empuñadas, como si estuviera listo para lanzar un combo.
—¿Estás bien, Rube? —la voz de Macarena lo trajo de vuelta al mundo real. Se había sentado al lado de ella.
—Si, ¿por? —respondió Rubén, haciéndose el tonto.
Macarena se rió suavemente, dándose cuenta que Rubén obviamente mentía.
—Avísale a tu cara —comentó Daniela, que estaba sentada al lado de Macarena, riéndose—. Mira Rube, ¿ves esa carpa que está alla? —Daniela le apuntó la carpa más cercana a ellos, que estaba a unos cincuenta metros.
—Si —respondió él, sin entender su punto.
—Bueno, desde allá llamaron quejándose por tus fuertes suspiros completamente normales que indican que está todo bien —bromeó ella—. ¿Algo en lo que podamos ayudar? —Daniela suavizó el tono.
Rubén se enojó aún más al ver el cinismo de Daniela, por hablarle con tanta normalidad después de haberle dicho a Sebastian que no lo invitara porque no quería verlo. A pesar de eso, no dijo nada.
—¿Al final hablaste con el Seba ayer? —preguntó Daniela, al ver que Rubén no respondió nada.
—¿Hablar sobre qué? —Rubén no entendía a qué se refería Daniela.
—¿Cómo que sobre qué? —Daniela soltó una risita incrédula—, anoche hablamos sobre… olvídalo, ¿estabas borracho anoche?
—¿Te cabe alguna duda? —respondió con sarcasmo Rubén—. No me acuerdo de nada, así que si hablamos algo, por favor recuérdamelo.
—No importa Rube, hablamos sobre hacer una junta de curso antes de empezar el semestre en la u, y antes que se vaya el Seba —respondió Daniela, pero Rubén no le prestó mucha atención, así que no se dio cuenta que era mentira.
—Suena genial —dijo Rubén sin ánimo.
—Arriba el ánimo Rube —intervino Macarena, que escuchaba atenta a Rubén—. Disfruta la noche, ya tendrás tiempo para preocuparte de lo que sea que te está molestando ahora.
—Gracias chiquillas —respondió Rubén, intentando darle más ánimo a sus palabras, sin éxito.
—¿Todo bien, Rubén? —la voz ronca de Felipe, sentándose a su lado, lo sobresaltó.
—Si, todo bien —respondió él, mintiendo con una sonrisa en el rostro, aliviado por ver que su pololo se acercaba para ver cómo estaba.
Felipe le dio un abrazo y lo besó en la frente.
—Me alegra que hayamos podido aclarar las cosas —le dijo Felipe al oído.
—A mi también —coincidió Rubén, apoyando su cabeza en el hombro de Felipe.
“Aunque ya no estoy tan seguro de que nuestra conversación haya terminado”, pensó Rubén, mientras miraba fijamente el fuego.
Al cabo de unos minutos, todos volvieron a reunirse alrededor de la fogata, y cuando Marco pidió nuevamente la guitarra, se le cayó sobre el fuego, quemando casi instantáneamente tres de las cuerdas, y ennegreciendo buena parte del cuerpo de la misma.
—¡Mi guitarra! —gritó Alan, espantado por la imagen.
—Sorry Amigo —balbuceó Marco, levantando con cuidado el instrumento del fuego.
Rubén sentía algo raro en toda la situación, como si Marco lo hubiera hecho a propósito.
Alan se notaba visiblemente triste al ver su guitarra malograda, y Rubén llegó incluso a sentir lástima por él.
—Tranquilo, mira, no le pasó nada —le dijo Marco, con cierta decepción en la voz—, solo se le quemaron las cuerdas.
—Si, si, creo que tienes razón —aceptó Alan, aún afectado por lo sucedido.
—O sea, no es como que te la hubiese quebrado o algo así, mira, aún está firme —agregó Marco, intentando forzar la guitarra para probar su punto, pero Alan se la quitó de inmediato para evitar que la siguiera dañando.
—Si, está bien. No la quebraste ni nada —Alan se sentó, puso la guitarra sobre sus piernas y la inspeccionó para saber dónde más había quedado dañada.
—Menos mal que trajimos el parlante al menos —intervino Anita para calmar la situación, sacando de su cartera un pequeño parlante y un reproductor de mp4.
La noche continuó con normalidad. Ya no estaban reunidos todos alrededor de la fogata cantando canciones al ritmo de la guitarra, pero se mantuvo el espíritu amigable, aunque los grupos de conversación iban variando a medida que pasaban las horas.
En un momento Rubén notó que Sebastian se paró al baño, y lo siguió con la mirada. A unos quince metros de donde estaban todos, se topó con Alan que venía de regreso.
Rubén notó que Alan sonrió al ver a Sebastian y lo saludó, y luego intercambiaron un par de palabras, que terminó con Sebastian dándole un empujón a Alan. Rubén miró a su alrededor para saber si alguien más estaba viendo lo que había pasado, pero todos seguían conversando, ignorando por completo lo que estaba pasando con Sebastian y Alan.
Alan se notaba avergonzado, y con la mirada gacha caminó directamente desde donde estaba hasta la casa, sin siquiera acercarse hacia donde estaban los demás. Sebastian se quedó un par de segundos viéndolo marcharse, pero luego retomó su camino rumbo al baño.
Rubén se sintió mal por el muchacho, pero estaba tan enceguecido por lo ocurrido el día anterior, que no le dio mayor importancia y siguió conversando con Anita e Ingrid.
Cerca de las tres de la mañana volvieron todos a la casa con la intención de acostarse a dormir “temprano”, ya que al otro día tendrían que volver a Antofagasta, pero en realidad no todos se fueron a dormir de inmediato.
Felipe y sus amigos continuaron conversando en el patio mientras fumaban, pero Catalina ayudó a Rubén a llevar a Marco a su cama, y luego ella se fue a su dormitorio.
—Agradéceme —le dijo Marco a Rubén, mientras éste le quitaba las zapatillas para que se acostara.
—¿Por qué? —Rubén no entendía a qué se refería.
—Por arruinarle la guitarra a ese hueon del Alan —balbuceó Marco.
—¿Lo hiciste a propósito? —se sorprendió Rubén.
—Si po, por chueco. Por venir a quitarte al Pipe —respondió Marco con orgullo—. Nadie le hace eso a mis amigos.
—Marco culiao —a Rubén le causó risa la situación, pero sabía que Marco había hecho mal—. Mañana te vas a disculpar. Él no tiene la culpa que el Felipe sea tan permisivo.
—Si sé, pero igual —volvió a balbucear, mientras se desabrochaba el short de jeans que tenía puesto—. Ayúdame.
—¿A qué?, ¿a disculparte con el Alan? Creo que estas bastante viejo para pedir disculpas solo.
—No, hueon, a sacarme el short. Debí haberme puesto el traje de baño nomas. Que incómoda esta wea —Rubén se acercó y lo ayudó con lo que le pedió Marco, y luego aceptó a regañadientes a quitarle la polera, quedando solo en ropa interior—. Que hace calor por la chucha, no voy a poder dormir.
—Ya, duérmete hueón —Rubén se rió, y le tiró la polera encima.
Se dio media vuelta para buscar en su mochila su cepillo de dientes, y casi de inmediato comenzó a escuchar los ronquidos de Marco.
Se fue al baño a asearse antes de dormir, y comenzó a darle muchas vueltas en la cabeza a todo: su discusión con Sebastian, la conversación con Felipe (que cada vez que pensaba en ella sentía que no había sido muy claro con respecto a lo que él sentía), y todo lo relacionado con Alan, que a pesar de que sabía que no tenía nada que reprocharle a él, le caía mal por aparecer y arruinar sus días en la playa.
Al volver a la habitación se quitó la ropa y se recostó en la cama igual que Marco, solo en ropa interior, y siguió con la mente dándole vueltas a todo lo que había ocurrido en esos dos días, hasta que finalmente se quedó dormido con un profundo malestar.
Cuando despertó cerca del mediodía, notó que estaba solo en la habitación. Asumió que los demás chicos ya se habían levantado y estaban listos para partir hacia Antofagasta.
Se puso un short y una polera y bajó al primer piso, sin siquiera pasar al baño a lavarse la cara primero.
—Estoy seguro que no lo hizo a propósito —Rubén escuchó la voz ronca de Felipe.
—¿Cómo puedes estar tan seguro? —la voz suave de Alan se notaba triste.
—Porque el Marco no es un hueon malo. Puede que sea un poco despistado, pero es una buena persona.
Rubén llegó hasta la base de la escalera, y se quedó en silencio mirando a los dos muchachos, que conversaban en la cocina. Alan estaba sentado en el mesón con una musculosa blanca y un short rosado, que Rubén supuso era su pijama, mientras que Felipe estaba de pie frente a él, apoyado en el refrigerador, vestido solo con un short negro.
—¡Anímate! —volvió a hablar Felipe—. Las chiquillas se quieren quedar hasta mañana, ¿las escuchaste anoche?
A Rubén le dio lata escuchar esa idea, ya que no pretendía seguir ahí. Solo quería volver a su casa.
—Si, si las escuché —respondió Alan.
—¿Te quedarás? —quiso saber Felipe, con su voz ronca.
—No sé, solo traje ropa para hoy —Alan parecía desganado.
—Yo te puedo prestar ropa —ofreció Felipe, y a Rubén le molestó su generosidad.
—¿Cómo me vas a prestar ropa? —Alan se rió.
—¿Qué tiene? Como si nunca hubieras usado ropa mía.
—Si, pero en ese entonces era distinto. Ahora tienes a tu pololo para que use tu ropa.
—Alan, una cosa no tiene nada que ver con la otra —respondió Felipe, serio—. Te ofrezco mi ropa como amigo. Aparte si te quedas un día más, podremos subirte el ánimo para que vuelvas a Antofa con una sonrisa en el rostro, y no deprimido como estás ahora.
—Bueno ya —aceptó finalmente Alan, y Rubén comenzó a caminar hacia la cocina para hacer notar su presencia.
Le molestó mucho la conversación que había escuchado, pero no se lo hizo saber de inmediato a Felipe.
—¿De qué hablaban? —les preguntó a los dos después de darles los buenos días.
—De que anoche las chiquillas insistieron en quedarse un día más, ¿qué te parece? —respondió Felipe, abrazándolo por la cintura.
—La verdad no tengo muchas ganas de quedarme un día más —respondió con sinceridad Rubén, esperando que Felipe se cuadrara con él.
—¿En serio no quieres quedarte? —insistió su pololo, poniendo cara de pena.
“¿En serio piensas que me lo he pasado de maravillas?”, pensó Rubén.
—Si, en serio, estoy cansado.
—Pucha Rubén —dijo simplemente Felipe, y le dio un abrazo y un beso en la frente—. ¿Quieres que te prepare algo para desayunar? —ofreció, cambiando de tema.
—No, gracias —respondió Rubén, sonriendo—. Voy a ducharme, arreglaré mis cosas y bajaré a comer algo.
Rubén le dio un beso en los labios a Felipe y le sonrió a Alan antes de subir nuevamente al segundo piso. Alan le devolvió la sonrisa amablemente sin decir nada.
Cuando Rubén iba a golpear la puerta del baño para saber si estaba ocupado, justo Sebastian abrió la puerta. Estaba con la toalla atada en la cadera y el torso y el cabello completamente mojados.
Sebastian lo miró avergonzado, y Rubén lo iba a saludar pero recordó sus últimas palabras de la noche anterior. Frunció el ceño para demostrarle su enojo a su amigo, y como respuesta Sebastian lo imitó; salió del baño y se dirigió a la habitación sin decir nada.
Rubén se duchó con la mente dándole vueltas a la conversación de Felipe con Alan, a la pelea que había tenido con Sebastian, y a lo solo que se sentía en ese momento, como si no pudiera confiar ni en su mejor amigo ni en su pololo.
Obviamente aún le quedaba Catalina, pero todavía no tenía la oportunidad de verla ese día, y tampoco quería contarle nada porque sabía que recibiría un gran “te lo dije” de su parte.
—Creo que algunos quieren quedarse hasta mañana —le comentó Rubén a Catalina mientras comían un sándwich a modo de desayuno.
—Si, algo así escuché —dijo Catalina—. ¿Te quedarás tu?
—Ni cagando —respondió Rubén de inmediato—. Quiero puro irme, ¿y tu?
—Difícil. Mañana tengo que hacer trámites temprano, así que mejor me voy hoy nomas.
Rubén notó que la mayoría estaba presente en el primer piso, pero casi nadie había bajado sus cosas: el grupo de la infancia de Felipe estaban muy relajados, dando por seguro que se quedaban.
—Ya chicos, ¿quién se va conmigo? —preguntó finalmente Roberto.
—Los mismos que nos vinimos contigo —respondió de inmediato Rubén, sin entender por qué preguntaba eso si era tan obvio—, el Felipe, la Cata, el Marco y yo.
—¿Cómo? —Roberto estaba confundido—, si el Felipe se va a quedar.
—Felipe no se va a quedar —insistió Rubén, creyendo firmemente que tenía la razón.
—¿Cómo que no me voy a quedar? —intervino Felipe, escuchando su nombre—, Rubén yo me quedaré con mis amigos. No te molesta, ¿o si?
—No, no me molesta —respondió Rubén visiblemente descolocado. Catalina le dio un golpecito en el brazo y lo miró seria, como indicándole que tenía que decir algo, pero Rubén entró en pánico y no hizo saber su parecer—, es solo que pensé que nos iríamos juntos.
Rubén no entendía por qué se guardaba lo que realmente sentía, como si Felipe de repente fuera una persona desconocida, o como si no confiara realmente en él. Probablemente se guardaba sus sentimientos por temor a generar un rechazo en los demás, para que no pensaran que era exagerado o dramático.
—No, no te preocupes por eso. Mañana me iré con las chiquillas, así que vayan sin mi —Felipe le sonrió para darle tranquilidad, pero eso era lo último que sentía en ese momento.
Finalmente antes de partir, Rubén se despidió de todo el grupito de amigos de Felipe que se quedarían en Hornitos: Anita, Ingrid, Daniela, Macarena y Alan.
—Nos vemos el jueves —le dijo Felipe a modo de despedida, dándole un beso en la boca.
—Nos vemos —respondió Rubén, ya completamente bajoneado.
Se subió al jeep de Roberto, en el asiento trasero, con Catalina a su lado y Marco al otro extremo. Sebastian iba de copiloto.
Sentía pena por la situación.
—¿Quieres hablar? —le preguntó Catalina en voz baja.
Rubén simplemente negó con la cabeza.
Se fue todo el camino en silencio, mirando el desierto por la ventana, dándole vueltas en su mente a todo lo que había ocurrido, e imaginando todas las conversaciones que no tuvo con Felipe.
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💀💀💀Fictober 2021: Dia 3💀💀💀
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Un payaso tenebroso asecha en una fiesta infantil.
Antes de conocer a Levi tuve muchos otros empleos pero esta historia que voy a contarles es sobre mi primer empleo como auxiliar en un Show infantil, trabajé ahí por casi un verano entero y a decir verdad casi muero ahí. Además la experiencia que viví ahí me dejo una terrible repulsión a la carne molida que me llevo años superar.
Todo comenzó cuando mi deseo de adquirir un auto propio invadió mi cabeza, no pensaba en nada más que en ir a un lote de autos y salir conduciendo mi primer auto.
Si se lo preguntan ya sabía conducir, pues mi padre me pago las clases pero no me había comprado un auto por lo que ahora pasaba horas enteras buscando en internet autos a buen precio. Aunque pronto me di cuenta que por más económico que fuera el auto no tenía dinero suficiente para pagarlo.
Fue entonces cuando busque un trabajo. Pensé que sería algo fácil pues había muchas vacantes publicadas, pero conforme asistía a cada entrevista me daba cuenta que no era tan fácil conseguir empleo.
Pues en todos querían contratar a alguien con experiencia y yo no tenía ninguna experiencia, así que por la tarde me encontraba ya desanimado pues veía mi sueño de comprar un auto cada vez más lejano.
Era hora de regresar a casa y aceptar que no me iban a contratar en ningún lado y que mis empleos de verano serían los de siempre: podar el césped, ayudar a algún vecino y demás actividades que realmente no me darían dinero suficiente para comprar un auto pero en mi camino me encontré con un volante que estaba por despegarse de una caseta de teléfono. Así que solo tome el anuncio y le di un vistazo, se trataba de un show infantil y que estaban solicitando un auxiliar, pero ya en casa lo leería con calma y así lo hice una vez en mi habitación volví a leer aquel volante y comprobé que no especificaba las labores que tenía que realizar por lo que decidí llamar ya que no estaba dispuesto a usar un disfraz o una botarga y dejar que los niños me jalaran, manosearan y hasta golpearan.
Una voz muy amable fue la que respondió mi llamada y me explico que las labores de auxiliar consistían en guardar los disfraces y botargas, ayudar a instalar el show en los diferentes lugares y repartir la comida pues daban un servicio integral en fiestas infantiles y eventos sociales. Y cuando no hubiera evento debía trabajar en las oficinas acomodando y ayudando en diferentes labores según requirieran.
El trabajo y la paga me parecieron excelentes, así que acorde ir al día siguiente a las oficinas. Y así lo hice fui y me dieron el trabajo, sin pedirme casi ningún requisito cosa que me alegro bastante pues estaba cansado de que me pidieran tantas cosas para al final decirme que no me iban a contratar.
Debo decir que las oficinas eran bastante elegantes, ubicadas en una buena zona de la ciudad. Incluso me sentí afortunado por trabajar en ese lugar siendo apenas mi primer empleo. Firme mi contrato completamente feliz, me dieron una mochila con un uniforme completo que consistía en un polo rojo, unos jeans negros, una red para el cabello y una gorra roja con visera negra. Todo esto tenía bordado el escudo de la empresa. Y en la bolsa había 2 uniformes más de repuesto.
Fui al baño y me cambie la ropa pues desde ese momento comenzaría a trabajar y mi primera labor fue ayudar a prensar la carne para las hamburguesas, era una actividad sencilla y repetitiva, que realice sin problema alguno. Debía poner cada ruedita ya prensada entre 2 cuadritos de papel encerado y de ahí en bloques de 6 para después meterlos en bolsas y finalmente a las hieleras para llevarlas a la fiesta.
Cuando termine con las hamburguesas me toco ayudar a subir las cajas con la comida y los disfraces al camión de la empresa en el que iríamos al lugar de la fiesta. A mí me toco viajar en el camión como copiloto y después de recorrer algunos kilómetros llegamos al salón jardín de fiestas infantiles. Ya en el lugar me toco ayudar a mis compañeros a ponerse los disfraces y botargas, también ayude a servir las bebidas y repartí la comida. Incluso ayude a Lucy a montar el escenario para su show de magia y después ayude a Philip a recoger y limpiar la parrilla donde había preparado la hamburguesas con la esperanza de poder comer una, pero no pude hacerlo ya que se terminaron.
Al final de la fiesta me encargue de guardar las cosas y subirlas nuevamente al camión. Pensé que me llevarían de regreso a las oficinas pero no fue así. Ya que Lucy me dio mi paga y me dijo que podía irme a casa y que al día siguiente debía presentarme a las 10 am en las oficinas.
Decidí que regresaría caminando a casa, pues aunque estaba lejos no quería gastar nada pues para mi cada moneda contaba y me hacía sentir un poco más cerca de mi meta.
La lluvia comenzó pero ni siquiera esto me logro persuadir de tomar el autobús o pedir un taxi, solo debía esperar a que la lluvia parara para iniciar mi camino, por lo que para evitar mojarme me refugie en el pequeño saliente que tenía el techo de la entrada al salón.
Donde me quede solo únicamente alumbrado por la luz de seguridad del lugar, entonces me puse a realizar cuentas mentales para saber cuánto me faltaba para poder comprar el auto más económico que había encontrado a la venta. Pero de pronto vi a un payaso en la esquina de la calle, el mismo que anduvo merodeando por todo el jardín en la fiesta. Y gracias a todas las películas de terror que había visto sobre payasos se me vino a la mente e incluso pensé en pedir un taxi para salir de aquel lugar y evitar que ese payaso se acercara a mí.
Pero todo mi miedo se dispersó cuando el payaso entro en un auto. Incluso me sentí un poco bobo al haber pensado que se trataba de un ser sobrenatural con habilidades y demás cosas.
Cuando la lluvia paro regrese caminando a casa. Al día siguiente me presente a mi trabajo a la hora acordada y de nueva cuenta me toco prensar la carne, pero esta vez la guarde en un congelador ya que ese día no había evento. No negare que pensé en llevarme un poco de carne para comer una hamburguesa en casa pues al ser tantas no creía que se dieran cuenta si faltaban 2. Pero desistí de la idea ya que tendría que guardarlas entre mi ropa.
Enseguida me pidieron que acomodara y preparara los disfraces y botargas que se usarían al día siguiente, así que tuve que ir al cuarto del vestuario. Descubrí que ahí tenían los monitores de las cámaras de seguridad los cuales eran supervisados por un vigilante al cual salude y agradecí el no haberme llevado la carne, pues sin duda alguna me habrían visto guardar entre mis ropas la carne, y tal vez eso me habría costado el trabajo.
Prepare las botargas revisando que estuvieran completas y sin manchas para luego meterlas en cajas. Confieso que en esta labor me tarde más tiempo del necesario pues estaba cansado de la larga caminata del día anterior por lo que me senté en una de las cajas y fingí cepillar el pelaje de una botarga. Hasta que en uno de los monitores alcance a ver al mismo payaso del día anterior, esta vez merodeando las oficinas.
Quise preguntarle al vigilante por el payaso pero no sabía cómo, pues me daba miedo que pensara que yo tenía miedo a los payasos, así que solo seguí observando el monitor esperando que el payaso se fuera o entrara a las oficinas, tal vez buscando empleo como parte del show. Pero nada de esto ocurrió y yo no pude seguir observando el monitor, pues me había llegado al celular un mensaje de Lucy pidiéndome que fuera a ayudarle a bajar de un estante unas cajas con dulces pues tenía que preparar las cosas para el candy bar de mañana.
Así continuo mi jornada, hasta que mi hora de salida llego y aunque estaba ansioso por irme, también estaba temeroso por encontrarme con el payaso, pero por suerte hoy no tendría que regresar a casa caminando ya que mi amigo Armin pasaría por mí en su auto.
Espere en la puerta de la oficina por dentro a que Armin llegara y si me llegaba a preguntar el por qué no estaba afuera diría que hacia demasiado calor, pues no pensaba hablarle del payaso.
Cuando por fin Armin llego, salí rápidamente y subí a su auto sin mirar atrás que era donde estaba el payaso según las cámaras.
Pero a pesar de mis esfuerzos por olvidar al payaso, este se hizo presente en nuestra platica, pues Armin me pregunto que si el payaso que estaba atrás era compañero mío. Yo inmediatamente le respondí que en mi trabajo no había ningún payaso.
—Tal vez vino a repartir volantes de alguna otra compañía, tú sabes un poco de competencia— comento antes de que la luz verde nos permitiera avanzar y poner una mayor distancia de aquel payaso.
Por esa tarde no volví a mencionar a aquel payaso, aunque en mi mente seguía presente, ya que no era muy común que un payaso se estuviera apareciendo por todos lados, pero haciendo un poco de esfuerzo logre concentrarme en el videojuego que jugaba con Armin. Así que al final pude pasar una buena tarde con mi amigo y por la noche regrese a mi casa la cual estaba al lado de la suya.
Mis padres habían salido, esto lo supe por una nota que me dejaron junto con algo de dinero para que pudiera pedirme algo de comida a domicilio pero no tenía hambre pues en la casa de Armin había comido pizza y pasta, pues el padre de Armin nos dio a probar las nuevas versiones de pizza, pasta y postres que tendría en su restaurante. Por lo que decidí que el dinero que me habían dejado mis padres se añadiría a mis ahorros para el auto.
El día siguiente transcurrió con normalidad, me presente a trabajar y después de un rato en las oficinas afinando los últimos detalles fuimos al evento, pero antes de subir al camión que llevaba las cosas, lo vi de nuevo, aquel payaso de nuevo se hacía presente. No se acercaba, ni hacia nada más que observar.
Ya en el evento me dedique a cumplir con mi trabajo, repartiendo comida, ayudando con las botargas y finalmente volviendo a empacar todo.
Pero mientras subía las cajas al camión vi de nuevo al payaso, ahora estaba parado en la acera de enfrente y como siempre no hacia más que observar.
Su presencia comenzaba a incomodarme pero al parecer solo me incomodaba a mí, pues en el tiempo que llevaba trabajando no había escuchado ningún comentario sobre el payaso. Aunque yo tampoco había hablado de aquel payaso con mis compañeros. Ahora que lo pienso casi no hablaba con mis compañeros, es mas no sabía sus nombres. Con la única que había hablado un poco más era con Lucy, entonces decidí preguntarle a ella mientras ayudaba a empacar las botargas, y solo me dijo que si había visto al payaso, pero que no sabía de quien se trataba pues solo los observaba desde lejos y cuando alguien se quería acercar a él este huía a toda velocidad.
-Supongo que solo es un loco, pues no importa el día siempre esta vestido y maquillado de la misma manera-
Eso fue lo único que me dijo, entonces comprobé que mis compañeros se habían dado cuenta de la presencia del payaso pero no les importaba. En los días que siguieron intente hacer lo mismo, ignorarlo, y solo concentrarme en el trabajo. Pero por alguna razón no podía hacerlo, incluso cuando mi trabajo aumento a causa de que un chico que se encargaba de reparar y lavar las pelucas dejo de ir, por lo que yo tuve que realizar sus actividades a cambio de un pago extra por algunos días, aunque rápidamente la empresa contrato a otro chico para reemplazarlo.
Con forme pasaban las semanas me di cuenta que muchos de mis compañeros simplemente dejaban de ir a trabajar, al parecer sin ninguna razón, aunque como jamás hable con ellos no conocía bien su situación y pensé que al tratarse de adolescentes como yo, seguramente habían decidido dejar el trabajo y disfrutar de sus vacaciones saliendo con amigos y durmiendo hasta tarde, también era posible que sus padres los llevaran de vacaciones y por eso dejaban de ir.
Aunque en mi caso nada de eso pasaría, yo trabajaría todo el verano y más tiempo si era necesario para poder comprarme el auto que quería.
Cuando ya íbamos a la mitad del verano note que mis ahorros ya eran bastantes pero no los suficientes, así que cuando Lucy me propuso acompañarla a una feria en un poblado cercano con todos los gastos pagados, la misma semana en la que mis padres se irían de viaje solos, me pareció que la suerte me estaba sonriendo a mas no poder pues podría juntar aún más dinero.
Sabía bien que mis padres no me dejarían ir a aquella feria, pero como no estarían no pensaba decirles, ni siquiera a Armin, y así podría ahorrar el dinero que mis padres me dejarían para la comida más lo que me pagarían en la feria.
Así como el buen hijo que era le pedí a Armin que nos llevara a mí y a mis padres al aeropuerto pues mi padre preferiría pagar taxi a dejar que yo manejara su precioso auto sin su supervisión. Pero esta vez no le dije nada no tenía que hacerlo pues ya en poco tiempo tendría mi propio auto.
Por fin el día de su vuelo llego y Armin nos llevó a todos al aeropuerto, despedí a mis padres efusivamente deseándoles que se divirtieran y se relajaran, después regrese con Armin quien me invito a jugar videojuegos a su casa donde también comí ese día, en algunos momentos pensaba en contarle lo que haría pero seguramente él se lo contaría a su padre y su padre a los míos y terminaría teniendo problemas así que decidí no hacerlo y solo enviarle mensajes diciéndole que me quedaría a trabajar hasta tarde por el gran número de eventos que teníamos y así no preocuparlo.
Ya en la noche regrese a mi casa y prepare mi mochila con los uniformes para que al día siguiente no tardara en salir.
A las 5am Lucy paso por mí y al subir al auto me ofreció un vaso de café pues decía que era de mala suerte que el copiloto se fuera durmiendo en un viaje. Bebí el café pero en lugar de sentirme más despierto sentía más sueño a cada momento hasta el punto de quedarme dormido. Cuando desperté me di cuenta que no estábamos de camino a ningún lado, pues me encontraba atado a una silla en lo que parecía ser alguna especie de bodega por lo que observaba a mi alrededor, pues el espacio era grande y no había nada más. Solo al fondo del lugar se alcanzaba a ver una especie de oficina y fuera de esta una mesa larga con un molino de carne encima, varias tablas de picar y un centenar de cuchillos diferentes.
Me sentí aterrado a grado tal que podía escuchar claramente mi corazón acelerado entonces note que también junto a la mesa se encontraba un congelador donde supuse guardaban la ¿carne?
No había pensado en Lucy hasta el momento en el que escuche su voz.
-Lo siento Eren, de verdad me agradas, pero ya no hay carne y los otros chicos que están trabajando ahora están muy vigilados por sus padres así que no me quedo más opción, espero que me perdones- dijo agachándose a mi altura.
-Cuántas veces debo decirte que no hables con la carne- Era la voz de Philip quien llevaba puesto un delantal de vinilo blanco manchado de sangre fresca y seca.
-Philip, es que Eren en verdad me cae bien es muy trabajador lo voy a extrañar y más el ver esos hermosos ojos verdes-
-Lucy parece que te enamoraste del chico, pero cuantas veces debo decirte que no hagas amistades con la carne, no te preocupes sabes bien que el chico no sufrirá, pues si lo hace le dejaría un sabor horrible a la carne y eso es lo último que quiero-
Philip fue rápidamente a la oficina y regreso con una jeringa llena de un extraño líquido. Yo intentaba zafarme de las ataduras pero no podía. Entonces una llamada retraso a Philip pero antes de que contestara Lucy me amordazo evitando que pudiera gritar pidiendo ayuda.
Alcance a escuchar que la llamada era para pedir un presupuesto y como siempre ocurría Philip no era capaz de dar un presupuesto él solo, siempre necesitaba la ayuda de Lucy.
Intente aprovechar ese momento para zafarme pero no lograba hacerlo las cuerdas estaban muy ajustadas, estaba llorando, no quería ser carne molida.
La llamada termino y sentía que me iba a desmayar del puro terror de ver como Philip volvía a caminar hacia mí con la jeringa en la mano, hasta que Lucy lo detuvo para decirle que cada día le era más difícil conseguir “piezas” y que debía usar menos carne humana en su mezcla para hamburguesas. A lo que Philip le respondía que no podía cambiar la mezcla pues entonces el sabor cambiaría y si eso ocurría la gente ya no encontraría las hamburguesas tan deliciosas.
-Acaso crees que el éxito de la empresa es gracias a tu show, lo que la gente busca son mis hamburguesas por eso que la gente nos contrata, no has escuchado los comentarios de la gente alabando lo suave y deliciosa que es la carne, algunos dicen que después de probar mis hamburguesas no han querido comer ninguna otra-
Philip se escuchaba molesto y esta vez avanzó más rápidamente hacia mí. Sentía mi corazón a punto de salir de mi pecho y un frío inexplicable se apodero de mí, pero cuando aquella aguja se acercaba a mi cuello algo salto desde detrás mío cayendo sobre Philip. Enseguida distinguí que se trataba de aquel payaso, pero su salto no había sido el de una persona normal sino más bien sacado de un documental naturalista pues solo ahí había visto ese tipo de saltos. Como los que daban los tigres para caer sobre el lomo de sus presas.
El payaso peleaba con Philip de una manera inusual para un humano, Philip trataba de encajarle la jeringa pero le fue imposible pues el Payaso rompió su brazo de forma tal que pude ver el hueso roto saliendo de la tela de su camisa manchada de sangre. Philip comenzó a gritar con todas sus fuerzas pidiendo auxilio pero sus gritos no duraron demasiado pues el payaso rápidamente desgarro su cuello terminando con su vida y enseguida fue en busca de Lucy. Pero mi atención se desvió del payaso al escuchar la voz de Armin detrás de mí.
-No hagas ruido voy a liberarte-
Armin no tardo en desatar o cortar mis ataduras y enseguida me tomo de la mano jalándome para llevarme hacia una de las paredes del lugar donde un hombre muy pálido vestido de negro estaba de pie.
-¿quién es ese sujeto?-
-Es, alguien que me ayudo a rescatarte- respondió Armin
-Gracias por la sombrilla y los lentes de sol chico, ahora estamos a mano-
Dijo el sujeto mientras que movía la mano abriendo una especie de portal por el cual salimos. Armin no se detuvo ni por un instante y siguió tirando de mi mano hasta llegar a su auto donde con manos temblorosas abrió la puerta del pasajero, donde me metió de un fuerte empujón mientras él corría al lado contrario, una vez arriba del auto lo arranco y pisando el acelerador a fondo nos alejamos de aquel lugar.
Pero después de un rato Armin estaciono bruscamente el auto frente a un mini súper y salió corriendo completamente pálido, intuí lo que le pasaba y yo me encargué de cerrar el auto y entre al mini súper, revise mis bolsillos y por suerte conservaba lo importante mi dinero y celular. Así que compre 2 botellas de agua mineral y una caja de pastillas para las náuseas pues yo también comenzaba a sentirme mal. Pague todo esto mientras esperaba a Armin.
Después ambos regresamos al auto y al subir ambos colocamos los seguros de nuestras puertas, enseguida le entregue una de las botellas de agua mineral junto con una pastilla y yo tome la otra botella junto con la pastilla, y después de tomar aquel medicamento y algunos sorbos más de agua nos abrazamos y comenzamos a llorar desconsolados.
Poco a poco nos fuimos calmando hasta que nuestras lágrimas cesaron, entonces unos golpes en el cofre nos hicieron separarnos.
-Chicos el estacionamiento no es para esas muestras de afecto-
Era el empleado del mini súper, decidimos no responderle nada y solo nos fuimos del lugar. Semáforos más adelante cuando me encontraba un poco más tranquilo me surgió una duda,
¿Cómo fue que Armin pudo llegar a donde me tenían capturado?
Pero antes de que hiciera en voz alta la pregunta Armin comenzó a hablar
-Sé que debes estarte preguntando como fue que llegue a tu rescate y ahora te lo contare, en la mañana cuando ese auto llegaba por ti yo apenas me iba a ir a dormir pues había estado ayudando a mi padre con un pedido de galletas que tenía, así que pase la noche trabajando y cuando iba de camino a mi recamara note que te subías a ese auto, se me hizo muy raro que no me dijeras que ibas a salir de viaje y decidí seguirte, tan solo tome las llaves de mi coche mi celular y algo de dinero.
No me costó trabajo seguir el auto en el que ibas y le envié a mi padre un mensaje en una luz roja para que no se preocupara. Aunque el que realmente se preocupó fui yo cuando vi como aquel par te bajaban como si fueras un fardo.
No sabía que hacer me acerque con el auto en punto muerto para no hacer ruido y me estacione, intente llamar a la policía pero como casi siempre pasa jamás me respondieron. Entonces el hombre que abrió el portal en la pared se acercó, toco en mi ventanilla y aunque me asuste un poco decidí bajarla para hablar con él.
—Hola, tú debes ser amigo del chico que llevaban ese par, verdad, pues si no lo rescatas lo volverán hamburguesas. La verdad yo no suelo hacer esto pero el sol está lastimando mi piel y mis ojos así que si me regalas esa sombrilla y esos lentes de sol te ayudare a rescatar a tu amigo-
Enseguida le entregue lo que me pedía. Aunque nisiqiera entendía como era que el me ayudaría a rescatarte.
Baje del auto y lo seguí, el payaso ya se encontraba frente a la pared como esperando a que el sujeto la derribara o hiciera algo para poder entrar.
Eso me permitió observar mejor a aquel payaso, no usaba maquillaje alguno esos eran los colores de su piel blanca con partes de colores. Mis ojos no podían parar de verlo recorriendo con asombro cada centímetro hasta que el payaso me miro de vuelta enseñándome esos enormes y afilados dientes.
-Te pediré que no lo observes tanto, no le gusta, y si te lo preguntas, no, el ya no es humano me vendió su alma a cambio de poder vengar a su hermano, ambos trabajaban como payasos en el mismo lugar que tu amigo y pues a su hermano lo hicieron hamburguesas, tu sabes, lo normal que hacen esos 2.
Este sujeto busco a su hermano por mucho tiempo, investigo noche y día sin descanso. Consiguió pruebas, y demás requisitos que la ley le pedía, pero nunca fueron suficientes para la policía, por lo que finalmente cerraron el caso de la desaparición de su hermano. Así que termino por recurrir a mí pero jamás pensé que su venganza la llevaría a cabo en un día tan pero tan soleado, por favor me estoy derritiendo, los demonios no estamos hechos para resistir tanto sol, es por eso chico que decidí ayudarte a cambio de una simple sombrilla y unos lentes de sol en lugar de tu alma, pero como sea ya lo hice ahora corre ve a desatar a tu amigo y vete dé aquí-
Eso fue lo que me dijo aquel extraño sujeto antes de abrir un portal en la pared, que fue por donde entre a rescatarte y lo demás pues ya lo sabes.
Así Armin termino con su historia y decidimos no contarle nada a su padre o a los míos y tan solo enterrar aquella experiencia en el pasado.
Se preguntaran si me pude comprar el auto y la verdad es que no apenas y pude juntar la mitad del dinero que necesitaba.
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Día de mucha sinceridad. Día donde tomé a la Aquiles y nos escapamos a hacer la terapia más tensa que nunca he tenido porqué no sabíamos donde acudir a hacerla y tuve que recurrir a un parque donde muchos oídos estaban al tanto de lo que me pasaba en ese minuto, pero quizá luego eso no me importó y pude hacer la terapia sin problemas aunque fue algo complicada porque tuve que ser más sincero con el siquiatra y contarle el daño que me hecho hace unas semanas y lo arrepentido que me sentí y después de las ganas de hablar de frente de como me siento con mis papás. Cosa re difícil conociendo el carácter que tienen ambos. Después me fui donde @manu-prune , le pedí que me pudiese hacer cariño, sentir sus manos en mi cuerpo, porque le fui sincero: andaba caliente. Sentir ese cariño por parte de él me hizo sentir aliviado, aunque siendo sincero y preguntarle a él directamente que si ya no me ve como el follamigo que una vez dijimos ser alguna vez y el me respondió con la verdad: me ve más como un amigo más. Y con eso fue suficiente. Que aunque no tiremos como antes, no dejará de abrazarme y regalonearme. Le recordé algo y me dijo algo que en realidad me emocionó: Mira deja eso para alguien que te merezca y que te de todo el amor que necesitas y va llegar dieguito. Y queridx lector(a), esas palabras en verdad me llegaron y recordé muchas cosas que pasé con él y aquí perdón a @manu-prune pero me puse melancólico porque recordé muchas cosas que habíamos pasado, en las cosas que hacíamos, en nuestras previas, y en todos esos detalles que no quiero dejar acá, sino en mi mente. Y me dio pena hasta que ya era el momento de decir adiós y le negué el abrazo y se lo di de igual manera, porque él ama y yo amo los abrazos. Siendo sincero me dio pena que la respuesta haya sido la que esperaba y me siento conforme. Porque siento que debe ser así. Cuando me fui a casa caminé y reflexioné acerca de lo que me pasaba y contarles a mis papás de como me sentía en verdad. No le di vueltas y llegue y les pedí que me escucharan: Dije lo que sentía por fin; aunque quedaron pendientes que aún no es el tiempo pero si habrás conversaciones.
Realmente ahora no sé como me siento y escribo esto para acordarme de este día. Solo pido que esta vez me sienta al leerlo me sient cómodo, aunque tenga la caga en mi cabeza y mis emociones. Solo ahora me queda pensar en mi, y dejar de hacerlo implica que decaiga otra vez. Lo que sí, y admito, extrañaré un momento. Un momento que sentí que todo debí mandar a la mierda y dejar todo que fluyera con total normalidad sin la ayuda de nadie. Que no era necesario hacer todo este drama y que todo fluya y que fluya sin percatarme de nada, pero no se logró, era demasiado tarde y las heridas ya estaban abiertas nuevamente.
Extrañaré también y aunque cueste admitirlo es sentirte de esa manera en vuestra habitación, donde el follamigo estaba ahí agarrado de las sábanas y pensando en la inmortalidad y en el poder de la invisibilidad. Donde eramos uno quizás, donde quizá yo me sentí un poco más yo, donde descubrí que mi cuerpo tenía más detalles; realmente no sé que sensación había y quizás que sentimientos habían sido involucrados.
Llorar y gritar que por fin esta maldita enfermedad se verá desde otro punto de vista, aunque deba tomar más pastillas o no tomarlas de vez en cuando.
Si lees esto hasta al final es porque avanzar es el siguiente paso de este proceso y si por x motivo dejé esto tirado es porque hubieron procesos que debí dejar congelados por un tiempo. Ahora cuando son las 11.19 del jueves 22 de abril del 2021 me siento aún extraño, no sé que pasa por mi mente, solo sé que tengo ganas de llorar y no parar de llorar. Ver mis heridas y llorar. Recordar y llorar. Sacarme la ropa y llorar. Ver todo lo que avanza y llorar. Olvidarme de esos bonitos momentos y llorar.
Y para terminar: sé tu mismo y sé el verdadero. No olvides tu autenticidad. No olvides cuidarte y no acudas al suicidio como método de escape. Ahí afuera hay gente que te quiere, gente que si se preocupa por ti. Gente distinta y no pensará en ti de forma burlesca. Hay gente que te admira. Que te quiere ver feliz, aunque estes en el peor momento y tengas el corta cartón a punto de hacer una nueva locura.
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kk
En si lo otro fue una basura y la verdad ya me dio hueva terminarlo y esto lo subo de una vez
esto en si no tiene que ver con la otra historia kk pero meh
para darles una pequeña introduccion se trata de 2 personas ´´felices´´
era una mañana de verano muy calida, sin calor alguno mas bien fresco tal frescura se alcanzaba a apreciar en las personas caminando por la ciudad sin preocupaciones ni nada por el estilo, solo ellos y la naturaleza,ese mismo dia paso algo no muy comun en mi vida, saben no soy de esas personas que salen a dar un paseo por la ciudad ya que no me gusta el ruido ni las personas, ya que bueno pueden ser un poco molestas a tal punto de que enserio no quieres ni verlas pero ese no es el punto digo no tengo nada con las personas pero me caen un poco mal,solo un pequeño porcentaje de personas me cae bien pero es casi nulo, no digo que mis amigos por que no tengo ni siquiera tengo pareja, soy mas como un lobo solitario que sale de sus problemas sin nadie mas, pienso que la gente es un estorbo y que solo sirve para llenar un vacio de historias y socializar, que no me gusta como acabo de decir,en fin,ese dia me dio por salir a dar un paseo y salir de mi cueva, empece el dia muy bien para ser un dia normal en los cuales me van muy mal ya sea por que me peleo con alguien dando argumentos inutiles o simplemente me pongo a pensar en cosas sin sentido, pero este dia era especial me habia despertado de muy buen humor para ser franco siempre despierto de muy mal humor por lo general nunca duermo bien o me la paso viendo cosas durante horas en el internet cosas que no tienen sentido alguno y que no quiero contar son raras, continuo, el dia era muy lindo a mi parecer la gente seguia siendo irritante pero no me afectaba, fui a un cafe a tomar algo (no necesariamente un cafe venden solo cafe) pedi un smoothie y me fui a la mesa que estaba por la terraza en el 2do piso, me sente cerca de la horilla y veia la gente pasar, gente feliz riendo por cosas que a mi me parecen una tonteria pero la gente era feliz, y como dije ese dia me desperte de buenas y pues queria ver a la gente disfrutar de cosas insignificantes que yo veia normal pero ellos lo veian de una manera en la cual se entretenian y es bueno, aveces pienso ´´¿que pensara la gente?´´ es una de las preguntas mas comunes que me hago cuando escucho una voz dentro de mihabitacion/cueva,pero a veces no le doy importancia alguna y sigo en lo mio, estaba tomando mi smoothie cuando en la mesa de al lado se sento una chica particularmente rara un poco muy yo, saco sus laptop y se puso a escribir por horas mientras le daba pequeños sorbos a su cafe, y si preguntan como se eso, si me le quede viendo hasta que se fue, era raro algo me atraia de ella y no era normal eso ya que yo siempre veo a todas las mujeres igual, me refiero a que no me atrae ninguna en especifico, pero ella tenia algo no se, tal vez su apariencia o que no paraba de escribir y pedir cosas que ni siquiera yo sabia que habia y eso que me gustaba ir a ese lugar (aunque creo que me enoja un poco admitirlo pero era el mejor cafe de la ciudad) mi curiosidad llego a tal punto que decidi pedir lo mismo que ella hasta que se marcho, lo que mas me impresiona es que hablo enserio cuando digo que no paro de escribir y queria acercarme a preguntarle que era lo que escribia sin parar pero no lo hice y yo tambien me fui despues de que ella se fue, mientras iba a mi casa me decia a mi mismo ´´¿que acaba de pasar? ¿porque no paraba de verla?´´, al final no le di importancia y llegue a mi casa a hacer mis cosas, abri la puerta y me di cuenta de que habia muchas cajas en el pasillo donde era mi departamento y como vivia al final del pasillo tuve que saltar algunas cajas mientras veia que una puerta estaba abierta decidi no mirar ya que estaria invadiendo su privacidad y bueno soy muy respetuoso en ese aspecto, cuando llegue a mi puerta la abri y entre, encendi el ordenador y me puse a buscas cosas raras desde ¿como hacer una cafe? hasta ¿como aprender a escribir? y me pase horas y horas leyendo hasta que oi que tocaron mi puerta, se me hizo raro por 3 cosas 1.-- ¿quien toca una puerta a las 3 de la mañana? 2.-¿quien sera ya que no tengo amigos? 3.- ¿quien viene al dinal de un pasillo solo?, en fin me pregunte mas cosas pero no les di importancia, al final fui y al abrir la puerta me fui dando cuenta poco a poco que era una chica muy linda con anteojos con sueter sin pantalon, pans o lo que sea que usen las mujeres y me di cuenta que erala chica que no paraba de ver en el cafe  me trague mi saliva y solo me quede congelado ya que no sabia lo que hiba pasar en ese momento y ella me dijo con una voz muy dulce, muy hermosa casi parecia la voz de una niña perdida, me pregunto si podria ayudarla con algo, y yo sin pensarlo y como soy demaciado frio con las personas le pregunte ¿porque deberia? ella respondio - bueno, no conozco a nadie y bueno somos las dos unicas personas en el edificio y aparte no me quitabas la mirada en el cafe, me sonroje y a la vez me sorprendi ya que nunca me habia puesto asi y ella era la unica persona que lo habia logrado, le dije - e e esta bien ¿en que puedo ayudarte? ella respondio - sigueme, respire profundo y le dije - bien, cerre la puerta, ella tomo mi mano y me llevo hasta su habitacion abrio la puerta y me quede sorprendido por lo bien que quedo, era un toque de rustico con natural y un poco moderno era hermoso, mientras que mi habitacion era un desastre no tenia ni tematica ni nada era solo un cuarto comun y corriente, un cuarto como cualquier estudiante de universidad, pero el de ella era como una especia de diseñadora de interiores fusionado con un arquitecto, era simplemente hermoso, ella me dijo - pasa, y lo hice no es como si tuviera demaciadas posibilidades aparte queria saber mas de ella era la primera persona que me hablaba tan dulce y tierna (nunca nadie me habia hablado) asi que entre y me pregunto - ¿que te parece? yo le dije - es asombroso, ¿eres una especie de diseñadora o algo por el estilo? - no, solo es un pasatiempo y algo que queria hacer llegando a una habitacion nueva - ¿no eres de aqui cierto? - no soy de arizona, pero me la paso viajando y haciendo cosas que para alguien normal serian aburridas - ¿como que? - ¿quieres saber? - claro si no, no tu hubiera preguntado - eres algo irritante - perdon, cuentame - bueno, soy escritora no muy reconocida pero hago lo que puedo me encanta escribir - ¿y sobre que escribes? - sobre una vida de un hombre y su mujer - algo tipico ¿no? - si pero es lo que me piden hacer para asi ser publicado y llegar a escribir lo que yo quiera - y ¿porque no lo hace y ya? - por que si no ¿publicaria mis libros? - cierto - oye cambiando de tema ¿cuantos años tienes viviendo aqui? - no muchos solo 3, solo en lo que termino mis estudios y de aqui me voy a oregon a seguir con lo que quiero - ¿que estudias? - botanica, es algo que... - si se a que te refieres. seguimos platicando por horas hasta que amanecio, nunca habia platicado tanto con alguien, me sorprendi que no fui yo el que durmio primero y aparte me molesto un poco que se durmiera en una historia que estaba contando, pero de ahi me fui a mi habitacion haciendo el menor ruido posible para no despertarla, cerre su puerta y cuando llegue a mi habitacion vi una carta pero no le di importancia pense que se le habia caido a ella asi que la recogi y me fui a dormir, al dia siguiente fui a su habitacion pero no estaba, pense que estaria en el cafe de ayer asi que fui, pasando por los lugares que me molesta pasar en especial un puesto de fruta que su dueño solo puede hacer una cosa y es molestarme, segui caminando hasta que vi a la chica estaba platicando y decidi esperar ya que no me gusta molestar a la gente platicando, espere un buen rato hasta que por fin acabaron de platicar y  fui hacia ella y le pregunte -¿que si se le habia caido un sobre cuando fue a mi habitacion a pedir una ayuda que basicamente era solo platicar hasta quedarse dormida? ella sonrio y me dijo - no pero lo puse alli para que lo leyeras es basicamente una invitacion cuando puedas leela me tengo que ir bye, me despedi de ella y se marcho en  un taxi y me fui a mi casa y me puse a leer la carta que decia ´´ hola, mucho tiempo sin vernos, tal vez tu no te acuerdas de mi pero yo de ti si y se demaciado de ti como para contarte toda tu vida desde cero, pero ese no es el punto, queria decirte que me pone muy feliz volver a verte desde hace mucho tiempo y... bueno ya no es lo mismo vivir sin ti y se que tienes demaciadas cosas que preguntar pero con el tiempo esas cosas se aclararan, y si yo era alguien muy especial para ti y tu alguien que amaba hasta ese dia...´´, me quede sin palabras y con demaciadas preguntas pero no sabia hasta cuando la volveria a ver, pero no paso mucho tiempo, era de noche y ella toco mi puerta y me pregunto -¿quieres hablar sobre eso? yo le dije - si empezamos a platicar sobre que habia pasado y ella empezo con una historia que yo no recordaba pero tal vez era real asi que me conto - pues tu en si eras mi novio - ¿que? - si lo eras - ¿entonces que paso? - era un dia lluvioso pero agradable para los 2 viviamos en portland en una cabaña afueras de la ciudad, ese dia querias ir a comprar cosas para llenar la despensa y fuimos pero teniamos que manejar por horas por montañas y bueno curvas demaciado cerradas la carretera estaba mojada y no se podia ver bien por la neblina pero aun asi continuaste no te importo lo que yo te dijera pensabas que iba ser romantico o algo por el estilo... - ¿y despues? - quiero que lo descubras por ti mismo ella tomo sus cosas y se marcho, yo me quede pensando toda la noche en que era lo que me habia dicho y porque no recuerdo nada, pensaba en si era cierto o era una broma, pero era demaciado serio el momento como para que fuera una broma asi que lo crei pero habia algo que no cuadraba y era por que no me habia contactado desde mucho antes y  solo pensaba en si era cierto o no...
pd. me dio hueva seguir escribiendo (se que a nadie le importa)
pd.2 perdon por las faltas de ortografia me da hueva corregirlas
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dremas-durkel · 5 years
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#8 - 12 campanadas
Pocas cosas son tan malas como estar solo. Eso lo escuché cuando era niño y hasta entonces ignoraba lo que significaba, por lo menos para la persona que me lo dijo. Lo conocí desde muy pequeño, no recuerdo cómo ni por qué. Siempre íbamos a jugar a un parque cercano a mi casa.
Yo vivía con mi madre, pero tuvimos que mudarnos de la ciudad, cosa que me desagradó mucho pues ya no iba a tener con quien jugar y aquel chico era para mí el hermano que no tuve. Que yo recuerde jamás lo miré jugar con otros niños, y aunque jugaba conmigo, él me parecía muy callado y solitario.
Cuando cumplí 16 años, mi madre quiso volver a donde vivíamos. El viaje de regreso fue más largo de lo que recordaba, tal vez es que para aquel tiempo viajé dormido. Ya en el lugar, fui a pasear por las cercanías para ver que tanto había cambiado la ciudad; pasé por el parque, aquel pequeño parque donde solía jugar con aquel niño. No había cambiado mucho y eso causó que me llenara de melancolía.
Hacía calor. Era un caluroso día de abril, así que decidí refrescarme bajo un gran árbol que hasta me pareció que estaba tan frondoso como antes. Estuve ahí unos 15 minutos, sentado y sin hacer nada. Estaba absorto en mis recuerdos cuando delante de mí pasó un chico, no mayor que yo por lo que podía distinguir, llevaba larga cabellera, una sudadera blanca, pantalón azul y unos deportivos blancos —beige de lo viejos que estaban—. Su rostro describía un corazón triste y atormentado. Me parecía algo extraño, pero no por su apariencia, sino porque me era familiar. <<¿Será él aquel niño con quien jugaba hace 9 años?>> me pregunté al momento que lo vi, ya que mis recuerdos de él eran algo vagos. Pero él simplemente siguió caminando. Cuando una nube cubrió el sol, estando ya lejos de mí, se detuvo; giró todo su cuerpo a la izquierda en contra del sol oculto y miró al cielo, sus labios se movieron, luego bajó el rostro y siguió su camino. Me quedé aún más pensativo. Regresé a mi casa. Cuando bajó el sol y se llevó su calor me acosté en mi cama, quería dormir un poco. Fue entonces que tuve un sueño, y en ese sueño estaba él, ¿era él? Pues al final, por mi sueño, concluí que sí. Pensé que si era así debía ir a buscarle, pero no sabía por dónde empezar. Fui al parque la mañana siguiente, pero no lo miré. Además, ¿cómo iba a llamarle? Jamás me digné a preguntar por su nombre.
Regresé al parque una semana después, no con la intención de buscarle, simplemente estaba aburrido de estar metido en casa. Da la “casualidad” que él estaba ahí (digo “casualidad” entre comillas porque también pudo ser que tuve la mala suerte de buscarlo el día en que él no pensaba ir). Lo encontré de pie bajo un árbol, mirando todo y nada al mismo tiempo, se veía pensativo y me acerqué.
—Eh... hola…
—Las campanas…
—respondió él a mi saludo con voz desmotivada.
—¿Humm? ¿Qué campanas?— reaccioné frunciendo el ceño con ademán interrogativo pues no sabía de qué campanas hablaba.
—Las campanas están sonado… —dijo mientras subía el rostro al cielo.
Nos quedamos en silencio. Estuvimos observando el cielo, de pronto en su rostro nació una pequeña sonrisa, bajó la cabeza y se fue. Me quedé ahí hasta que ya no pude verle. Así, algunas tardes lo encontraba en el parque, sin hablar, solo observando el cielo; luego se iba sin decir nada, y aunque pasó por mi cabeza la idea de seguirlo jamás supe por qué no lo hice. En esos momentos pensaba que ver el cielo era placentero y cuando soplaba el viento el ambiente era más suave y llevadero. Y también su silencio.
Cierto día, estando como siempre bajo el mismo árbol, viendo hacia el cielo me dijo:
—Las campanas… hoy inquietas están las campanas… 7 veces… 7 veces sonaron las campanas…
Me extrañó lo que me había dicho, pero no más que el hecho de que me haya dicho algo; luego no dijo nada más. Estaba serio y volvió su mirada a mí, sonrió por pocos segundos, luego volvió a bajar su rostro y se fue, como siempre, sin más, sin decir palabra alguna, solo se fue.
Pasaban los días y con los días que pasaban el seguía contando las "campanas". 7 veces, 8 veces, 9 veces… hasta el día en que clamó con voz triste:
—2 días seguidos han sonado 11 veces las campanas… 11 veces…
Parecía que tenía ganas de llorar, pero no pasó a más, solo sonrió y se fue. Ya había pasado las 6 de la tarde del siguiente día, mi madre no llegaba del trabajo y empezaba a llover. La noche caía de lleno y me asomé por la puerta de la entrada principal. Me sorprendí cuando lo miré parado frente a la casa completamente empapado. Bajo la lluvia salí a ver que sucedía y ni siquiera recordaba que existían los paraguas; en ese momento era tal mi confusión que no me importó mojarme. Él estaba llorando.
—Mira… el cielo está triste por culpa de las campanas… yo también lo estoy… sus lágrimas son tan cálidas…
No podía comprender lo que me decía, caí en que en verdad hacía frío ahí afuera. Siguió hablando:
—¿Por qué lo habrán hecho? Hoy… 12 veces sonaron las campanas…—su voz se escuchaba quebradiza—. ¿Por qué 12 veces?
Me miraba fijamente, luego volteó su cara y se fue. Entonces decidí seguirlo. Lo seguía desde atrás, como si él no supiera que alguien iba detrás de él; entró al parque, se detuvo donde siempre, miró al cielo y yo lo hice también… y me quedé estupefacto. Hacia donde miraba había un gran campanario de estilo barroco, tenía dos campanas grandes con grabados que no lograba distinguir. Luego empezaron a sonar.
—Una, dos, tres… —él contaba las campanadas— doce… ¿Ves? Sonaron 12 veces…
Caminó hacia el campanario y se detuvo en su frente; yo me mantuve siempre detrás de él y miramos hacia arriba, hacia las campanas. En ese momento me había olvidado de la lluvia y el frío. El campanario tenía una puerta que se habría lentamente y dejaba escapar una niebla espesa y la noche no dejaba ver aun con el mayor esfuerzo. Él empezó a caminar hacia adentro del campanario. Yo estaba asustado, y se notaba en mi voz cuando le hablaba.
—¿Qué pasa? — fue lo único que se me ocurrió preguntarle.
—Es mi turno —dijo secamente.
Entonces fue cuando quise tomarlo del brazo antes de que se adentrara en el misterioso edificio... pero se hizo humo en mano. Desapareció, y con él el campanario. No supe que hacer, caí arrodillado bajo la lluvia con una inquietud que me atormentaba. No pensé en regresar a mi casa.
Al amanecer no se disipaba mi temor, alimentado aún más por el hecho de que el campanario estaba ahí. Salí corriendo buscando a mi madre. Corrí para saber que mi vida se había acabado pues todo lo que tenía ya no existía, al menos no para mí. Me di cuenta que estaba solo. Era una soledad absoluta y terrible, una soledad que ni morir se podía comparar con ella. Muchas veces pensé en suicidarme, pero siempre le he temido a la muerte y aunque llegara a reunir el valor para hacerlo estoy seguro de que no moriría, pues ni el hambre puede acabar conmigo. Era como vivir sin el derecho de morir, pero estaba muerto porque no tenía el derecho de vivir. Ahora solo me toca esperar el día en que 12 veces... suenen las campanas.
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kindandlovet · 6 years
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3:50am
 Me encontraba sentada en la mesa de comedor preparando un café, me resulta casi imposible siquiera pegar un ojo; han pasado tres días desde que me dieron la noticia de que Edward va a casarse el mes entrante.
 Tal vez te preguntarás quien es esa persona responsable de mi falta de sueño. 
Lo conocí cuando cumplí 22, estaba de viaje por un pequeño pueblillo de las afueras de Londres. Es un Joven alto, con hipnotizadores ojos verde olivo y rizos color chocolate cayendo por los hombros. Muchas personas piensan que fue amor a primera vista; Y déjenme decirles que esas cosas no existen, el amor es algo muy complejo, lleno de matices, altos y bajos.
 Recuerdo que viajamos justos en segunda clase mientras me mostraba las canciones de su banda favorita. Cabe recalcar que nos conocimos mutuamente en aquel viaje, ese viaje que fue hecho para arreglar vidas. Eramos amigos desde la secundaria, es más, creo que me tomaría la molestia de decir que solo eramos conocidos hasta ese día.
 El día en que le conocí.
 Llegamos a una cafetería y yo pedí mi café oscuro de siempre mientras que él pidió uno con crema. Y justo cuando dió el primer sorbo, me atreví a preguntarle
 —Cuéntame de ti, Ed. ¿Qué tanto alardeas de ser tú? —Puedo jurar que a raíz de mi pregunta tan intrépida se atragantó con crema 
—¿Qué quieres saber de mi Charlotte? —Me preguntó de vuelta, creo que nadie le enseño que cuando se le hace una pregunta tiene que dar una respuesta, no otra pregunta. 
—La verdad, No lo sé, Jamás hemos hablado. Cuéntame que quieres hacer al salir de la universidad 
—Me mudaré a Bradford, iré y montaré mi propia empresa —Dijo sin despegar su mirada de mi 
—Luego te casaras y tendrás hijos, supongo. —Sonó más como una afirmación que como un pregunta en general 
—En realidad no planeo hacerlo hasta cumplir mis treinta, y si bien es con mi verdadero y primer amor 
—¿Treinta? Pero eso es casi imposible, si no te casas hasta esa edad no conseguirás a tu verdadero amor, lo cual contradice a lo que dijiste —Respondí casi alterada 
—Mi quería Lott, Si encuentro a mi verdadero amor, será lo suficientemente bueno como para esperar por mi —Contraatacó con deje de decepción 
—Ya suenas como quinciañera o hasta como princesa de disney 
—Quizás, Mi querido amigo Walter si conoce la esencia del amor verdadero —para este instante ya había terminado su café luego de eso nos fuimos de allí, rumbo hacia nuestros otros amigos.
Exactamente luego de eso pasaron cinco años, nuestra amistad se había reforzado, siempre me mantuve firme en sacar esa idea loca de su cabeza, Pero su mundo perfecto era más fuerte que todo lo que hiciera; Fuimos pareja, durante un año y medio, podría decirse que, a pesar de nuestras indiferencias, nos queríamos. Pero ahora tiene fecha de boda. 
Volví a ver el reloj que yacía sobre el estante del comedor
 4:30am 
Al parecer mi mente divagó unos cuantos minutos de más.
 Mi mejor amiga está con su novio desde que tenia 16, el único chico que la ha enamorado de verdad, ya tienen más de trece años como relación y no planean casarse, ella dice que no planea hacerlo, ni tampoco ha tocado el tema de un bebé. En mi opinión ella no sabe lo que quiere, no ha experimentado, solo se conforma a no ver más allá de su nariz. Aún es una niña inmadura que piensa que el amor es eterno.
Una prima y su esposo tuvieron una fuerte pelea, y luego se reconciliaron. Pero es algo inútil, ellos no serán los mismos, ya el cariño no es el mismo. 
5:10am 
Debería dormirme, pero mi mente no me permite, hace días escuché rumores de que un reconocido cenador de todo reino unido se declaró Ateo, ¿Qué les pasa a las personas hoy en día? Seguro no quiero saber como se la pasará ese señor en el infierno cuando dios decida que ya es hora de su partida. 
También leí que estaban en una campaña por extinguir a los estándares de belleza establecidos; Los famosos 90, 60, 90's. Cosa que no está del todo mal, pero tenemos que entender que una figura tonificada y delgada vende más que un cuerpo de contextura grande.
 Eran pasadas las cinco y treinta cuando me llamó mi madre.
 —Hola madre —Dije con desgana, ¿quién en su sano juicio llama a las 5:45am de un sábado? 
—Lottie, amor, Edward me acaba de llamar para confirmar si estarás en su cena hoy — Estuve tan absorta en mi misma que olvidé que hoy era la fecha de la cena antes de la ceremonia 
—Claro Mamá, no me la perdería por nada del mundo 
—Charlotte... sé que aun lo amas, pero tienes que aceptar las cosas como son hija 
—Má...luego te llamo, necesito hacer mi discurso de madrina. 
Sin esperar respuestas, colgué el teléfono y me mentí a bañar. Sin dudas necesito asistir. 
... 
—El amor puede doler, el amor suele doler a veces, pero es lo único que conozco, Cuando se vuelve complicado, porque sabemos que a veces se vuelve complicado pero es lo único que nos hace sentir vivos. Así que traten de mantener su amor en una fotografía, creen momentos para ustedes mismos, donde sus ojos nunca se cierren, sus corazones nunca se rompan y el tiempo se quede congelado para siempre. Ténganse en el bolsillo de sus pantalones rasgados, sosténganse cerca, hasta que sus ojos se encuentren El amor puede sanar, el amor puede sanar nuestras almas, y es lo único que sé, todo sera fácil, lo prometo, así que recuérdenlo con cada parte de ustedes. Porque es lo único que nos llevaremos cuando moramos. Y si se lastiman, todo estará bien, las palabras son las que sangran, solo abrácense y nunca se dejen ir. —Luego de terminar mi discurso de madrina, todos aplaudieron y comenzaron con la comida. 
El ambiente estaba tranquilo, así que decidí meditar sobre todo lo que pasaba a mi alrededor. 
A medida que yo, Charlotte, fui creciendo me fui creando expectativas Expectativas de metas, personas, sueños y de la vida misma. Mientras pasamos de niños a adultos, los mayores nos hacen creer que el mundo se rige en negros y en blancos.
 Que si no te casas antes de los treinta, jamás encontraras el verdadero amor. Y que si te casas con tu primera pareja, por mucho que le ames, morirás sin haber experimentado más. 
Que si tu sueños no incluyen hijos y matrimonio, estas desviado. Es la edad. Eres inmaduro. O sea, no sabes lo que quieres. 
Que si una pareja pelea, esa relación ya jamás es la misma, porque se quieren menos. 
Si no posees un cuerpo idóneo ante la moda y el estándar social, vales menos como persona. 
Que si no sigues ciertas creencias de ciertas religiones, estas condenado y absuelto de un buen descanso tras la muerte. 
Vivimos la vida basándonos tanto en opiniones ajenas y lo que es peor, contradictorias, que nos olvidamos de que el curso de nuestra vida no es un más ni un menos, sino una balanza. 
Esta bien ser religioso, pero no esta bien discriminar a quién no cree y ser un fanático de ella. 
Esta bien gozar tu sexualidad, pero no este bien exhibirse explícitamente. 
Es completamente normal hablar de la gente; todos lo hacemos. Lo que no esta bien, es criticar sin razón y hacer el mal solo por envidia, o solo porque si. 
Uno no debe tomar el cien por ciento de lo que la gente habla, de lo que se lee ni de lo que se escucha; Lo que se debe hacer, es escuchar y poner a consideración. Lo que a uno le sirve, no significa que igual te sirva a ti. Todos somos distintos y a la vez iguales, y eso es algo que mucha gente jamás llega a comprender completamente. 
Si alguien se corta el cabello porque su perro murió, no significa que tú debas hacer lo mismo. Si alguien no ha perdonado a alguien por una gran pelea y aún le guarda rencor, no dicta que tú debas guardar rencor y no perdonar jamas. 
Tú debes vivir tu vida y tú debes decidir a quien perdonas, a quien quieres y a quien alejas. Porque es tu vida y si la arruinas, tú cargas con la culpa. Ve por ti; lo que los demás puedan pensar y opinar no es relevante, y mucho menos importante.
 Yo antes no lo entendía. Pero a medida que avance, a medida que me rodee de gente nueva, comprendí. 
...
No asistí a la boda la semana siguiente, mi teléfono estaba apagado desde entonces, pero puedes correr y correr tan rápido y lejos como quieras, pero lo cierto es que por más que corras el problema seguirá ahí.
Luego de comer y leer un capitulo del libro que esto leyendo ahorita, sonó el timbre. No quería ir a ver a la puerta. Estaba ocupada hundiéndome más y más con mis pensamientos. Luego de unos minutos pasaron de tocar y un trozo de papel pasó por el pie de mi puerta, era una carta, sin remitente aparentemente, solo se podía leer en el sobre una frase.
 “Este pedazo de cristal te pertenece”
 luego rasgué el envoltorio y saque la carta
 “Agosto, 13. 2008 
Las personas con el corazón roto siempre utilizan una frase que explica su situación “Cuando una persona se rompe, se parte en mil pedazos. Y cuando intentas recogerlos solo hay 999” y por eso te entrego este pedazo faltante, por qué sé que rompí tu corazón. Es una metáfora, en realidad no existe dicho trozo de cristal, por ende te entrego este pedazo de mi alma. 
Cuando decidí casarme, fue porque supe que amaba a la persona con la cual me casé, y no fue como lo que me paso contigo, lo nuestro fue algo efímero. Solo una atracción. No fue amor verdadero. Con Elena puedo sentir que somos una sola alma. 
Sé que siempre me cuestionaste mi manera de pensar sobre el amor y querías hacerme cambiar de opinión a cerca de mis ideales. Pero sin embargo aquí estoy, con 30, casi 31, una empresa en progreso y un amor verdadero. 
En la vida siempre tenemos que tener claro de donde venimos y hacia donde vamos. 
Para que así nada te afecte. Te entrego tu trozo faltante y te invito a que te reconstruyas y te plantees hacia donde quieres ir. El amor es algo que no podemos controlar, a veces se acaba sin razón, a veces es muy difícil que se extinga, pero nada en esta vida es eterno. Eres una gran mujer, así que espero que puedas salir adelante. 
Te deseo lo mejor en la vida. Con sinceridad, E. Valencia.” 
Siempre ha sido fascinante la manera tan fácil con la que todo se puede acabar, unas solas palabras pueden terminar con algo que se estuvo construyendo durante años, una acción, una caricia, una enfermedad. Y es que sinceramente el amor no puede terminar así, no puede simplemente desaparecer, terminar con todo y llevarse todo a su paso. 
Actualmente la palabra “Amor” se toma muy a la ligera, creemos que cuando sentimos atracción física o estética por alguien es amor, pero estamos tan equivocados, solo es un simple gusto. dirás que el amor y la atracción es lo mismo, pero no lo son. 
Cuando a ti te gusta una flor, La arrancas de su tallo y la tomas,muchas veces hasta has de romperla o conservarla, pero de nada sirve porque al ser despojada de su raíz, pierde toda belleza y vida. 
Pero cuando amamos una flor, la regamos, Pones todo tu empeño y corazón en ella mientras vemos poco a poco su progreso, pero el amor no es nada fácil. 
Nos han pintado el amor como algo lleno de miel, lleno de alegrías y dulzura, pero en realidad nadie se da cuenta que todo es una enorme mentira que esconde el dolor. Cuando te enamoras no sólo estás abriendo tu propio cuerpo a una herida, estás arrancándote el corazón y lo estás colocando en el cuerpo de otra persona, esa persona es la responsable de tu estabilidad mental, tiene el derecho y el poder de quedarse con tu corazón y puede destruirlo poco a poco. 
La frase "te entrego mi corazón" es demasiado literal. Entregar tu corazón no es algo saludable El amor es eso, algo destructivo, como un huracán, se lleva todo a su paso y te deja con los restos de algo que por más que trates de reparar, después de un tiempo te das cuenta que todo ha terminado y que de alguna manera, tú tienes que aceptarlo. Y entonces... ¿comprendes por qué los huracanes tienen nombres de personas? 
«El amor es algo que solo sirve para destruir y ser destruidos.»
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pablo-ez-luna · 4 years
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De amor y de humedad
Hace un mismo mes parecido a éste pero distinto vino un vecino a contar que le cayó un pedazo de techo porque la humedad del departamento de arriba ya no podía soportarse. Que para qué molestarse en estar dando vueltas en hacer arreglos si la humedad siempre va a estar ahí. “Cambia de departamento”, le dije. Dijo algo sobre la construcción y la deconstrucción de esa idea de estar cambiando todo el tiempo y de esa otra idea de quedarse sentado en estado sedentario. Lo cierto es que el tema de la humedad es algo que afecta a todo el edificio. Todo el cuerpo edilicio tiene humedad, en distintos sentidos. En las paredes de los pasillos de los pisos hay paredes sin pintar, otras con humedad. La escalera parece sacada de un cuento fantástico, al ver el piso que sigue (no se puede ver) sólo se puede ver la ventana que da al contra-frente. Los contra-frentes son los pulmones de un edificio. Es un espacio en intimidad inter-departamental. Es más extraño cuando de la mano de enfrente a las ventanas de las escaleras sólo puede haber una pared que da a otro edificio. Entonces además de inter-departamental también es inter-edificios. Eso implica que la humedad del edificio en el que estoy da con la humedad del edificio contiguo. Y así hasta que un edificio dice “¡Basta!” y usa la humedad a su favor. Después de la visita del vecino tuve la fantasía de hacer un edificio que pudiera captar toda la humedad de todos los edificios de esta ciudad para así la ciudad dejara de tener humedad. Pero la cosa se complica cuando llegan las lluvias, cuando el viento se lleva la humedad de un edificio a otro, cuando los ríos subterráneos de las napas o lo que fuera ascienden a las avenidas y la gente corre hacia sus casas o hacia las casas de otras personas o hacia los negocios que están debajo de las casas de desconocidos. La humedad tiene una doble cara: su efecto y su ausencia. Pero tal cosa como “LA HUMEDAD” no se puede ver. No se puede ver porque es efecto y ausencia de una inexistencia.  Cuando di cuenta de eso decidí dejar esa idea de lado. Lo peor de esta noción de dejar es que después empezaron a sudarme las manos. Supuse que era parte de la humedad. Fui a bañarme y me saqué la humedad. Leí una vez en un sitio por internet que cuando te bañas con agua fresca la humedad se va. Tuve la fantasía mientras estaba en la ducha que le tiraba agua a las paredes con humedad del vecino y que así la humedad finalmente se iría. En un momento determinado de la ducha volvió a sonar el timbre. Me sequé y grité “Ya voy”. Me vestí y fui a abrir la puerta. Era el plomero del edificio. Dijo que tendría que ver algo de la humedad porque todos los edificios de todos los departamentos de todos los barrios de toda la ciudad y de todas las ciudades de todas las provincias de todo el país y de todos los países de todo el continente y de todos los países de todos los continentes estaban con humedad. Lo había visto al plomero una vez, al entrar al departamento del vecino. El vecino lo saludo como quien saluda a un amigo. Eso fue muy extraño. Yo nunca había recibido a ningún plomero como si fuera un amigo, y menos cuando dice que todo el planeta está con humedad.
-          Vengo a recordarte también que esto está a cargo de la Administración – dijo en seco aunque con válvulas y glándulas que se abrían en su interior. Esto se podía ver por su forma de hablar y el movimiento de su cuello.
-          Bárbaro – dije.
Estuvo viendo todo el departamento de corrido. En algún momento se tiró un gas cuyo sonido trató de tapar con una tos. “Debe ser la humedad” le dije. Se rió. Siguió auscultando el departamento para ver si encontraba algo. Después dijo algo así como “Es raro. Este departamento no tiene humedad”.  No entendí lo que quiso decir. Es decir, es cierto que tenía bastante limpio el departamento, pero en cierto sentido la humedad estaba conmigo. Viajaba conmigo.
-          Voy a tener que venir con otros plomeros – dijo.
Vinieron nueve plomeros distintos a ver el departamento unos días después de eso. Uno vino vestido con un traje de neopreno, otro con el aparato que usan los médicos para escuchar los latidos del corazón, otro estaba enojado porque no tenía herramientas y dijo algo así como “ahora todo el mundo está interesado en la humedad”, otro era el que había venido primero antes que todos, otro además de ser plomero trajo un plumero que en teoría retenía las partículas de hidrógeno –“es para ver las partículas de cerca, lo invisible sólo lleva más tiempo antes de ser visto” , otros cuatro eran de una compañía en la cual hacían de la humedad un negocio “haga de su humedad un humedal” era el slogan de la empresa.  El asunto es que el que más me llamó la atención fue el que vino con el aparato de los médicos. Tuve entonces la fantasía de que yo era un músico prolífico, un maestro de la música, un visionario, y que de oído oía hablar la humedad y que ésta diría: soy lo que tienen.
Yo nunca podría preguntarle “¿Qué es lo que tenemos si no te vemos?” porque ella no podría distinguir entre tenerse a sí misma y tener otra cosa. Así que decidí seguir los pasos del que había dicho eso de que las partículas y lo invisible y la mar en coche. Así que me compré un lector ultravioleta. Un kit de laboratorio, un libro sobre la locura y una huerta.  Usé el libro como sostén de una de las macetas de la huerta –el pequeño árbol de los limones- y lo regué. A los pocos días noté que el agua había cambiado las letras de las palabras del libro. Ahora el libro decía “Lalo cura”. Lo cual no tiene interés en esta historia. Sí comprendí que el agua se había trasvasado de la maceta al libro. Así que usé el kit y saqué muestras. Podía ver las partículas de hidrógeno y las de oxígeno. Pero eso no cambiaba el hecho de que la humedad siguiera ahí.
Ahí fue cuando decidí empezar a respirar. Respirar tiene que ver con hacer circular las partículas. A determinar a un cuerpo al hecho de que forma parte de un todo que está en constante movimiento. Que el movimiento está afuera y que está adentro. Que la humedad es respuesta. Así que además de empezar a respirar empecé a dialogar con la humedad. Le preguntaba cosas. Como ella no respondía empecé a cambiar de departamentos. Hice lo que le dije al vecino que hiciera. En un mes habité veinticinco departamentos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Todo eso fue lo que fue hasta que di con alguien que vivía en la calle. “Hablo castellano como nadie” dijo. “Puedo matarte y degollarte y arrastrarte y matarte” me asusté. “Pero no lo voy a hacer”. “Hablo castellano como nadie”.
Descubrí en eso que dijo algo que ya había descubierto cuando el vecino me dijo lo de la humedad. Dejar de huir para empezar a oír. Mamadera, no está regalado de antemano. No hay arras que valgan para un hombre que se la pasa corriendo. ¿Y si dejo de correr? Ah, pero si dejo de correr el tiempo va a pasar más rápido ¿O más lento? No estoy seguro.
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Ahora la sabe
Solo soy una persona con conocimientos en sistemas. En realidad trabajo para una empresa de tecnología y no soy especialmente creyente en nada paranormal, de hecho, soy poco religioso.
La razón por la que paso por aquí es precisamente porque me ha entrado cierta curiosidad en estos asuntos desde que un familiar que vive en el campo vino a mí a contarme una historia bastante particular. Por supuesto, es la primera vez que veo un sitio en el cual esta historia podría ser contada.
Javier y María son prácticamente dos campesinos, criados a la vieja usanza en una pequeña choza situada a unos treinta minutos a paso de caballo del pueblo más cercano. Javier es un primo lejano del lado de la familia de mi padre. Mi padre, a pesar de ser médico actualmente, viene de una familia muy humilde en el campo y él logró completar sus estudios de medicina con su propio esfuerzo; por esta misma razón aún tenemos bastantes familiares en zonas rurales que nunca han salido del campo.
La historia me la contó mi primo una temporada que hicimos el viaje hasta ese pueblo y decidimos de paso ir hasta donde el buen primo ya que le vemos prácticamente una vez al año en temporada de vacaciones. Usualmente nos genera pereza ir hasta donde él vive, porque a pesar de que el campo es muy bonito y la choza es muy acogedora, la vía para llegar no es precisamente apta para un vehículo moderno, aunque sea una camioneta como en la que vamos. De hecho, no es un carretera como tal, es solo un camino que se ha formado por el pasar de los animales y carretas o algunas motos, y que en invierno es inaccesible a menos que sea en vehículo de tracción animal de cuatro patas. También es posible que si dos carros se encuentran, alguno de los dos tenga que regresarse en reversa, por supuesto esto rara vez ha de pasar porque es muy poco transitado.
La última vez que lo visitamos, el buen primo tenía la espalda llena de cicatrices. Nuestra primera reacción fue preguntarle qué había pasado. Su respuesta me ha dejado atónito, es la primera vez que escuché algo similar.
«No sé si en el pueblo les contaron que me caí del caballo. Todo el mundo dice eso, pero María sabe lo que realmente pasó. No quisiera contarles porque están de visita y no quiero que vayan a pasar una mala noche».
Más que la razón por la cual nos lo decía, yo podía notar que tenía miedo de contar la historia. Sus ojos trataban de apartar la mirada y buscar otro tema de conversación; sin embargo, yo insistí, diciéndole que solo era una historia y que no me podía dejar con la intriga.
Bueno, siéntate aquí —me dijo al rato cuando los demás estaban haciendo otras cosas—. No quiero que tu pae se ponga nervioso manejando cuando estén de regreso.
Hace dos meses, como era de costumbre, yo tenía que ir al pueblo a comprar algunas cosas de la casa. Nunca lo hago muy entrada la tarde para que no me agarre la noche en el camino. Nunca le he tenido miedo a la noche, hasta ese día le tenía más miedo a los vivos que a los muertos y ya me habían robado antes por andar por el camino tan tarde. Parece que los ladrones no duermen.
«Eso es cierto», afirmé, mientras en mi cabeza quedó el eco de la frase «hasta esa noche».
Sin embargo, tenía varios animales enfermos —continuó—. Ya eran dos vacas que estaban bastante mal y no podía darme el lujo de que se murieran, así que tomé el caballo y comencé a ensillarlo. María inmediatamente me dijo: «Javier, ¿para dónde vas? ¿Que no ves que ya es tarde y me da miedo que vayas solo? Te va a coger la noche, tengo un mal presentimiento, espera hasta mañana».
Yo la ignoré por la misma razón que ya te comenté, no podía darme el lujo de un animal muerto, así que tomé una linterna para alumbrar, aunque yo sabía que era noche de luna llena y estaría bastante iluminada, y posiblemente no la usaría para no mostrarle mi posición a nadie.
Fui al pueblo lo más rápido que pude. Compré en el mercado lo necesario y en el camino me encontré con un par de amigos que me ofrecieron dos tragos de Ron. Luego seguí, y tal como estaba previsto, una cortina negra cayó sobre el campo. Apenas había comenzado la vía.
Claro, el caballo ve mejor que yo, así que solo me incliné y traté de ir lo más rápido posible con la luz apagada para no mostrarle mi posición a ningún bandido. Llevaba muy buen ritmo, estimo que debía ir al menos ya por la mitad del camino y me iba sintiendo más tranquilo en cuanto avanzaba; sin embargo, cuando llegué a la curvita por donde se llega al arroyo, algo extraño llamo mi atención —hizo una pausa, como tomando fuerzas para poder explicarme lo que seguía; mientras hacía eso su miedo me invadía a mí también—.
Cuando pasé por la curva vi una silueta, estaba casi seguro de que era una niña. Para este punto, mi vista ya se había adaptado un poco a la oscuridad y podía distinguir cosas, pero como pasé tan rápido por aquel punto no podía estar seguro de si era correcto lo que vi o no.
Por supuesto, la duda me estaba matando. ¿Y si era una niña que se había perdido? ¿Qué tal si la muerde una víbora?… Tal vez la pobre no se atrevía a caminar del miedo. En estas tierras tan alejadas es posible que hasta sea violada y nadie escucharía nada…
Tantos pensamientos invadieron mi mente que decidí dar la vuelta y asegurarme. Paré en seco el caballo y di la vuelta, encendí mi linterna y comencé a buscar. En menos de un minuto ya la podía ver, a pesar de que estaba seguro de que había andado bastante mientras decidía si regresar o no. En ese momento no le di gran importancia, pues pensé que tal vez ella había caminado un poco o habría intentado perseguirme y por eso había avanzado.
Era una pequeña niña. «Tendrá a lo mucho unos siete años», pensé. Estaba vestida completamente de blanco, su rostro parecía angelical aunque tenía una parte tapada por el cabello, y la verdad aún no recuerdo si podía ver sus pies, tal vez estaban confundidos con el pasto, y además, al encender la linterna perdí nuevamente la poca visibilidad que ya tenía y solo podía ver lo que alumbraba directamente.
«¿Y qué pasó?», pregunté; aunque el corazón me palpitaba rápidamente no podía dejar de escuchar.
Le pregunté: «¿Estás perdida?». Ella solo asintió con la cabeza sin mencionar una palabra. «¿Vives cerca?», nuevamente solo movió su cabeza hacia los lados.
Le dije: «Si quieres te llevo a mi casa y mañana buscamos a tus papás, porque no te quiero dejar sola aquí». Ella asintió de igual forma, solo moviendo su cabeza.
Giré el caballo y le pregunté que si sabía cómo subirse. No había terminado de hablar cuando ya la sentí detrás de mí. Me agarró fuerte de la cintura, obviamente pensé que debía estar aterrada, así que no le dije nada más y reanudé mi carrera hacia mi hogar que anhelaba ver mucho más en ese momento. Sentía como si de repente la temperatura hubiera descendido, y pensé: «Creo que ya ha entrado mucho la noche, debe ser muy tarde».
Aceleré nuevamente hasta lo que el pobre animal era capaz. Aún me daba más miedo encontrar a algún bandido llevando esta acompañante, ya no era solo mi seguridad, también la de esta niña —pausó nuevamente, sus manos comenzaron a temblar y su mirada estaba perdida en el recuerdo, como si lo estuviera viviendo de nuevo—.
Noté que algo no estaba bien, el caballo empezaba a bajar la velocidad y por más que intentaba no conseguía hacerlo regresar al ritmo que traía. Le dije a la niña: «No te asustes, ya casi llegamos». Ese fue el primer momento en que la escuché hablar, esa voz aún resuena en mis sueños y en mis pesadillas; no sonaba como ninguna persona, niño, adulto o anciano que hubiese escuchado antes, y me dijo: «Tú no vas para ninguna parte, tú te vas conmigo».
Impactado por sus palabras, miré hacia atrás; no podía ver su rostro, ya que estaba apoyado sobre mi espalda, pero sus piernas… sus piernas eran tan largas que arrastraban contra el suelo, era eso lo que no dejaba avanzar al caballo, lo estaba frenando.
Enseguida me di cuenta de que el frío que sentía no era normal, estaba temblando, mis manos estaban moradas, pero mi espalda estaba muy caliente. Sentía un olor a azufre que no desaparecía. De pronto… me habló de nuevo.
«Reza lo que te sepas si quieres, pero tú te vas conmigo».
A mi mente vinieron muchas oraciones, las que había escuchado en la iglesia, las decía así no creyera en nada de eso. Las que había escuchado cuando enterraban a la gente, las que había escuchado rara vez de algún religioso o en el colegio. El caballo iba cada vez más lento, casi que se detenía, y cada vez que terminaba alguna oración ella reía y solo decía: «Esa ya me la sé, tú te vas conmigo».
Hizo una última pausa… esta vez el tono de su voz cambió, parece que había más tranquilidad en su rostro…
En ese momento me recordé a la bisabuela, ella siempre hacía una oración cuando alguien se sentía triste o estaba enfermo, no sé cómo la recordé en ese momento puesto que yo aún estaba pequeño cuando ella falleció. Tampoco recuerdo que sea algo que haya escuchado en una iglesia convencional, era algo como un pedazo de una canción o algo muy, muy viejo.
Esperé que ella se riera aún más, pero solo había silencio. En un tono de disgusto, me dijo: «Te salvas, porque esa no me la sé».
De inmediato desapareció la presión del caballo y comenzó a andar un poco más rápido, aunque se escuchaba en su respiración que estaba muy agotado. La presión en mi espalda desapareció pero todavía me dolía un poco, estoy seguro de que por el miedo sentía menos el dolor. Cuando llegué a la casa, dejé el caballo afuera sin pensarlo y entré donde María. Le di un beso y le conté lo que me había pasado. Ambos estábamos petrificados. Ella miró mi espalda y me dijo que estaba quemado, pero parecía como si me hubiera quemado hace tiempo, solo eran cicatrices.
Habremos dormido un par de horas esa noche. En la mañana, cuando salí de la puerta, ahí yacía mi caballo muerto; sus patas traseras estaban calcinadas y el olor a azufre aún permanecía fresco.
Allí terminó la historia, solo se levantó y me dejó ahí. Yo no sabía qué decir ni qué pensar.
Por supuesto, también nos agarró la noche cuando íbamos de regreso, pero no sentía tanto miedo porque íbamos en carro. La radio estaba encendida e iba con toda mi familia. Aun así, no me atrevía a mirar por la ventana. Hacia afuera solo se veía oscuridad, las luces solo alumbraban por donde estábamos andando. Yo pensaba: ¿Serían solo inventos? ¿Alguna historia colorida que inventó porque había tomado algunos tragos esa noche?
Miré hacia el cielo nocturno; en el campo puedes ver muchas estrellas y era noche de luna llena, de esas en la que la luna por alguna razón luce un poco roja. Cuando volví la mirada hacia abajo, no pude evitarlo: eché un vistazo por la ventana y vi una silueta en la oscuridad… Íbamos bastante rápido y evidentemente no había razón para regresar, aunque sentí un horrible escalofrío al recordar la historia. En ese momento recordé lo que le había preguntado al buen primo antes de marcharnos: «¿Y cuál era la oración?».
Él respondió: «De nada sirve que te la diga… Esa ya se la sabe». - Ahora la sabe
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sirzavier · 5 years
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DIARIO 01 - CALLES DE HUMO + INTRODUCCIÓN DIARIO - 28/07/2019
Introducción: En la sección “diario” tengo como motivo expresar de la manera más sincera y honesto posible varios hechos que he experimentado a lo largo de mi vida, mi idea es dejar un registro que prevalezca y aún más importante una bitácora personal que me permita recuperar momentos del pasado en caso de que en última instancia pierda la memoria (que es muy probable). Existirán muchos momentos polémicos y deberé mencionar algunos nombres que quizás en este momentos mi diario personal pase desapercibido pero conforme avance el tiempo y si llega a existir un golpe de fama eventualmente todo esto saldrá a la luz y la gente sabrá la verdad. Hasta el día en que la polémica me destruya y así como en nuestros tiempos modernos todo lo relacionado a mi nombre desaparezca con un solo “click”. O simplemente acabe la humanidad y todas estas palabras: “Se perderán en el tiempo como lagrimas en la lluvia”.
CALLES DE HUMO - DIARIO 01 - 28/07/2019
Ver Publicación Original en la Web Site: http://www.sirzavier.ml/2019/07/diario-01-calles-de-humo-28072019.html 
Me he decido redactar este diario a finales de Julio del 2019 y a unos 3 meses de haber finalizado oficialmente mi labor en el cortometraje de la Escuela de Medios Audiovisuales ULA, “Calles de Humo” de Maria de los Ángeles Pernia que fue realizado para el 5to semestre de la carrera donde yo Anthony Xavier desempeñe el cargo de Director de Fotografía. Muchas cosas puedo decir sobre este cortometraje. Al final los resultados fueron bastante comprometedores pero aún más comprometido quedo mi nombre, una obra donde se me termino adjudicando todos los errores cometidos y generando un cierto desprecio hacia mi persona de algunos de mis compañeros de la carrera. No todos, la mayoría esta a mi favor pero ninguno se atreve a hablar (y hablo de un buen número de estudiantes actuales y retirados de la EMA que prefieren quedar en el anonimato). Ya les comente un poco del final y ahora procederé al inicio. Mi motivo principal para realizar este post en mi diario es preservar lo ocurrido en ese rodaje (un cortometraje que de seguro más adelante saldrá en mi curriculum) que con suerte será reconocida la obra más adelante (su temática lo merece la nación, pero pudo ser mejor) y así a (en mi sentido mas egoísta) futuros seguidores de mi filmografía sepan que ocurrió y como evitarlo en sus propios trabajos, en el caso de que quieran ser cineastas. Debo recalcar que no quiero desprestigiar el trabajo ni a los miembros del equipos, simplemente es una bitácora de los hechos (evidentemente desde mi perspectiva personal) reales que sucedieron y que sirven de enseñanza para todos incluyéndome en especial a no ceder en varios aspectos laborales que pueden general momentos desagradables. Ya de Maria Pernia (se menciona el nombre y varios sucesos a petición del público) había tenido malas referencias de sus propios compañeros de su cohorte (un año más adelante que yo). Mencionando la irresponsabilidad como principal característica negativa, en sus trabajos anteriores en su mayoría inconclusos los termino resolviendo en edición. En su mayoría se quedaban en silencio un momento al preguntarles (a los demás)  si trabarían con ella, dijeron que si pero si era su última opción y siempre y cuando se comprometiera con el trabajo (es una persona con muchos animados y actitud positiva, podría ser una productora interesante pero necesita carácter de responsabilidad). Ella y yo empezamos a trabajar juntos casi al azar. Ella era la única directora sin DF y yo el último a quien le preguntaron en cual proyecto trabajaría. Desde la primera reunión fue palpable lo que mencionaron sobre ella. Nos quedamos en ver cerca de mi casa, a último momento cambio a la Facultad de Humanidades a unos 45 minutos (agarrando transporte público con suerte en Venezuela). Al llegar allí espere una hora pero no se aparecía, luego me llamo que estaba en el banco y mejor cambiábamos la reunión para más tarde u otro día (o en mi casa en la noche). Accedí. Justo cuando me iba me consigo con otras tres personas que me dicen que la acaban de ver hace 2 minutos por el camino donde venían, andaba contando chistes con otros y no quería que yo supiera que ella estaba en el mismo sitio donde la andaba esperando. Las reuniones de Pre-Producción fueron en cierta medida productivas. A pesar de que yo llegaba siempre a la hora, hora en que incluso la directora (había acordado), aún no estaba despierta. Esto sucedió en el 80% de ellas. La producción casi siempre faltaba a las mismas y a la final Maria me mandaba a mi a explicarles su guión a todos los miembros del equipo cuando yo aún ni conocía bien que era lo que se quería contar. Eso que la primera vez que leí el guión me llamo la atención, conforme avanzo la Pre, casi todo el encanto se termino perdiendo (su temática sigue siendo imperativa puesto que es lo único que gusto de entre todo). Inicialmente era un corto más minimalista y hermoso, termino siendo algo que entra en la categoría de “fealdad”. La locación escogida fue una casa inconclusa, mas destruida que arreglada de una persona extremadamente humilde que jamas llego a saber que era lo que se haría en su casa. Ninguno de mis profesores estuvieron de acuerdo con ese lugar pero fui muy condescendiente con la directora (mi primera vez como Director de Fotografía) y hice absolutamente todo lo que ella quiso. Las maquetas (pruebas de cámara) que se hicieron fueron horribles, la locación nunca la logre tener tal cual como debía ser el día de rodaje, era mas bien una improvisación con toda la gente de la casa, incluso un perro allí sin poder mover absolutamente nada. El lugar era muy pequeño tanto que el cuarto donde escribo esto es del tamaño de esa casa. La mayoría de las paredes estaban inconclusas y ademas era muy lejos. El transporte corría por mi cuenta y déjenme decirles que no es nada bonito ir a el Manzano en Ejido (Mérida, Venezuela) y luego regresarse en transporte público con mi cámara en mi bolso porque producción no me garantizaba transporte para irme seguro con los equipos. Básicamente así corrió todo la Pre. La EMA ULA (la escuela de cine donde estudio) tampoco facilito las cosas. A última hora nos cambiaron: el plan de rodaje de unas 12 horas a 7 (un día antes del rodaje), nos dijeron que las cámaras de la que tanto se enorgullecen de tener tampoco se las prestarían a los estudiantes (el coordinador decía que las de 7mo las tenían, cuando les preguntamos nos dijeron que él había dicho que tampoco se las daría porque nosotros las usaríamos) pero no ahondare en esto, pienso dejarlo en otro Post de mi Diario y hablar de los problemas de la EMA. No nos prestaron tampoco los equipos de iluminación para hacer pruebas previas al rodaje, saber como se vería la luz en ese entorno y saber que podríamos utilizar y que no de acuerdo a las limitaciones de la casa (que por cierto solo tenia un enchufe). No contamos tampoco con un profesor de fotografía en nuestro primer día en el campo, pero no me puedo quejar de quién estaba a nuestro mando puesto que dejó el país para buscar un futuro que la escuela no le permitía, en tal caso debió existir un sustituto pero nunca se busco. Nuestro plan era obtener los equipos un día antes del rodaje y dejarlos en la locación, así probar todo lo necesario y dejarlo montado para no perder tiempo ya que nos quitaron horas. A la final no nos dieron los equipos sino hasta el final del día solo para impedirnos llevarlos y prepararlos solo por un sentido egoísta. Aquí las cosas ya se empiezan a colocar duras. Luego de llevar las cosas por exigencias de mantener la seguridad de los equipos de la Escuela un miembro del equipo (ósea yo) debía quedarse en un almacén en ejido con las cosas. Almacén con piso de cemento, sin luz, baño ni agua. Debían encerrarme allí desde las 6pm hasta las 6am del día siguiente cerrado con candado desde afuera solo porque alguien tenia que quedarse con los valiosos equipos de la EMA. Y si no era yo, debía asignar a un miembro del departamento de foto a hacerlo en contra de su voluntad porque así lo exigía la producción (consta que nadie de Producción o Dirección aparentemente no debían quedarse allí por ser de cargos mas elevados). Al final se quedo el novio de la directora porque los dueños del lugar lo conocían a el y no querían extraños en su almacén. Llegado el día cero, producto que solo había un enchufe aparentaban que yo (por ser de Fotografía y haber hecho dos practicas en 6 meses) debía conectar la matriz (cajetilla eléctrica para conectar las luces) al poste de luz esperando que solo por ser de Foto ya debía ser electricista. Lo termino haciendo alguien profesional por suerte para todos. La casa era bastante pequeña como ya mencione y se debían mover muchas cosas para colocar las luces entre ellas neveras, muebles y mesas lo cual debía hacerlo solo yo yo junto a los pocos de fotografía porque al parecer si había que mover la nevera o subirse al techo para tapar todas las paredes inconclusas por motivos de iluminación nadie de producción tenia que ayudarme. Sin ninguna faja o protección, con ninguna garantía de seguridad (en ese tiempo tenia un fuerte dolor en la espalda que, por asuntos de rodaje pospuse la ida al medico. Luego descubrí que tenia la columna torcida). Admiro la valentía de la dueña de la casa, a quien le hicieron firmar un contrato donde se especificaba que por nada del mundo podía cancelar la locación incluso casi la escuela estaba dispuesta a sacarla solo porque ella firmo el contrato, un contrato que firmo sin saber leer (que no sabia) y nadie le explico las letras pequeñas. Para el colmo uno de sus hijos de unos 15 años se murió 3 días antes del rodaje y aún así estuvimos metidos en su casa he incluso les sacamos sus camas de la casa para meter al equipo. Días antes la directora dada la situación decidió llevarle el pedazo de un pan, ni siquiera el pan completo que lo tenia guardado, solo un pedazo.
A pesar de todos los inconvenientes nunca me queje y siempre fui hacia adelante. Incluso el día previa al rodaje que el coordinador de la Escuela casi nos cancela todo fui yo quien estaba a las 7am en casa de la directora consolándola mientras lloraba molesta por que la EMA siempre es un impedimento para sus estudiantes. Fuimos también el único grupo que hizo dos maquetas previas ademas de un solido plan de rodaje. Teníamos planos complicados de acuerdo al espacio pero siento que todo el mundo dio lo mejor. Lo único desagradable del rodaje fue cuando se apareció el mismo coordinador a echar a perder el aura de paz que existía en el set. Todos se colocaron tensos, bastante molestos y a mi pues, el hablaba mal en tercera persona mientras me tenia al lado culpándome de no saber varias cosas que ciertamente no sabia porque Dirección y Producción jamas llego a organizar las pruebas elementales (como dije la escuela no presto) y la EMA nos lanzo al vació el día de rodaje con cosas que ni sabia como se usaban porque nunca nos dieron clases para explicarnos y ya aparentaban que yo fuera Emmanuel Lubezki (y todos los demás Guillermo del Toro). Al finalizar una vez más la gente quedo en "cierta medida" a su suerte en Ejido de buscar como se iban a sus casas a las 6:45pm. Yo corrí con una suerte peor. Producción me coloco en una encrucijada de tener que ir a llevar todos los equipos (luces, dolly…) a la escuela dentro hacia la Facultad de Humanidades ULA. Debía ir yo o mandar a miembros del departamento de foto bajo mi mando a hacer el trabajo. Asumí la responsabilidad porque sabia que seria riesgoso y prefería ser yo. Terminamos llegando casi a las 9pm al sitio que de paso ni siquiera era en la facultad sino en un edificio cercano abandona en un callejón sin luz a dejar los equipos que según en contrato si se dañaban, se perdían o los robaban estando bajo mi mando seria mi responsabilidad. Los dejamos allí y cuando nos íbamos el transporte de la ULA nos dijo que no nos podía llevar a nuestras casas así que ahí quedamos en la oscuridad el departamento de foto, bajando caminando por la Avenida Las Américas (en Mérida) en la completa soledad, en el lugar mas peligroso para andar de noche y bajar caminando hasta mi casa porque a esa hora no hay transporte público y caminar durante 1 hora solo porque el carro de la EMA ULA no podía llevar a mi equipo a sus casas (la asistente de dirección corrió con nuestra misma suerte). Tomando en cuenta el hecho de que se grabo con mi cámara personal (Nikon D3300). Eso que insistí en conseguir una mejor para maximizar la imagen del corto. Se que se lo tomaron a la ligera porque sabían que yo debía darla de gratis, a igual que mi computadora para el proceso de la Pro y la Post. Me dejaron allí con todo eso simplemente porque mis equipos al no ser de la universidad no son su problema, si me roban es mi peo, aunque sea por su culpa. Todavía en este punto las cosas estaban bien para mi. Hice la Post (solo el color y algunos efectos) 30 días antes de la entrega final a pesar de las dificultades de coordinar con la directora para que fuera a hacerlo. Esperaba que lo hiciera yo porque ella no sabia usar el programa, mucho menos encender la cámara (la mayoría de los directores de la EMA no saben si quiera montar un trípode y eso es un grave error de la institución por no enseñarnos, no es de los alumnos como aparentan). Las pautas eran extrañas y cada vez se volvía más estresante. Me llama y me decía que iba a mi casa a las 8am y se aparecía a las 6pm. Otras veces no aparecía en 3 días y luego esperaba que estuviera en mi casa siempre para editar. Una vez incluso llego a las 11pm de la noche cuando llevaba esperándola todo el día. Esos días se volvió todo agitado, en Venezuela ocurrieron los apagones de luz de hasta 5 días (al menos donde yo estaba, en otros sitios peor), no había comunicaciones de ningún tipo y aún peor un familiar murió y otro resulto herido por lo cual fueron días convultiosos en la casa. A pesar de eso siempre cumplí con la pauta, solo que cada vez era más desagradable. La directora por negligencia borro el corto unas 4 veces perdiéndose todo lo que había hecho una y otra vez, cambiaba planos buenos por unos peores, incluso llego a perder dos registros de Script (registro de cuales planos funcionan y cuales no) por su mismo desorden, incluyendo el lápiz que tenia desde 2do semestre me lo perdió ella. Recuerdo que esos días ella salía a las discotecas, acto que no le recrimino pero yo mientras tanto a la espera he incertidumbre de su llamada. En los últimos días me fui a El Vigía (a 2 horas de Mérida, Venezuela) para intentar editar el corto 48 horas antes de la entrega final solo porque se había borrado todo y los problemas eléctricos persistían. Solo en El Vigía podía intentar resolverlo con una hora de luz diaria. Podría atreverme a decir que soy la única persona en la escuela dispuesta a llevar su iMac a un pueblo super peligroso a 2 horas de la ciudad solo para terminar el proyecto que ya tenia listo hace un mes pero la directora lo borro, cuatro veces. Cuando llegue ella me dio todo en un disco duro y es cuando descubrí que debía re hacer todo el corto de cero basándome en las miniaturas porque el archivo de vídeo que me dio (que no estaba ni cerca del que le pedí) estaba erróneo. Lo logre terminar y sin poder dormir esa noche me desperté muy temprano y fui a un servicio de encomienda para que le llegara el mismo día de la entrega. Logre los objetivos, sin embargo apenas lo vio dijo que lo quería re hacer otra vez y esperaba que me fuera a Mérida con la computadora en transporte publico para editar eso en la noche y entregarlo un día después. Mi estrés en este punto era tal que me salieron manchas blancas en la piel y los medicos pensaron que podría ser vitiligo. Aquí simplemente desistí y le envié un mensaje diciéndoles que era muy difícil re hacer todo en una noche, me era imposible llegar y no quería comprometer la obra y lo mejor para el proyecto era que se encargara ella misma de los detalles finales, por lo cual en el disco duro le envié todo lo necesario y en la resolución máxima (Apple ProRes 422) para que editara el corto sin perdida de ningún tipo. Jamas lo hizo. Debo recordar que incluso fuimos a rodar en la misma casa días después (y me refiero a semanas después) haciendo planos nuevos que ella quería sabiendo que la casa ni los actores se veían igual. Ademas de no contar con las luces del día de rodaje y estar haciéndolo a la misma hora, en definitiva condiciones distintas. Pero al parecer yo debía saber como arreglar todo por computadora, añadir la luz del atardecer, borrarle la marca de ropa de la camisa del actor y hasta casi pegarle en CGI los bloques a la casa. Con una computadora del 2013 con apenas 8gb de RAM y una tecnología que nadie nos a enseñado a manejar (y la falta de Internet en el país impide ser autodidacta en muchos casos, aunque estaba dispuesto a aprender). Unas cuatro semanas después regreso a clases y me la consigo, me vuelve a decir que quería hacer unos ligeros cambios rápidos al corto y ademas de crearle los títulos, porque ella no sabía hacerlos y eran para el día siguiente. Le dije que con mucho gusto, que fuera a mi casa a la 1pm de la tarde (temprano) y tener todo el día para hacerlo. Una vez mas me termino escribiendo a las 11pm de la noche para hacer eso y tenerlo listo para las 6am que era la entrega. Le dije que me escribió muy tarde. Luego de eso me entere que incluso no lo entrego ese día. A la final volvió a borrar todo otra vez y entre otras personas desconocidas terminaron editando (a mi me tocaba el color, no la edición del corto. Que ella esperaba lo hiciera también) y modificando brutalmente la imagen. A la final se termino entregando el día de la proyección de los cortos a todos los estudiantes de la universidad donde se prosiguió a una entrega de premios entre ellos mismos. Aquí es donde relativamente viene mi descontento. Se hablo muy mal de mi, se me hecho la culpa de todo lo que salió mal. Se me culpo de abandonar el proyecto y de haber hecho todo horriblemente mal. Calles de Humo termino ganando premios de la EMA ULA (premio otorgados por los profesores) a mejor Directora, Mejor Guión (felicite a María profesionalmente por sus reconocimientos así como ella por el mío, que me dieron por Los Hijos del Silencio el cual me entregaron a nombre de otra persona, larga historia que será para otro post) y Mejor Actor (este ultimo muy bien merecido), ademas de estar nominado en casi todas las categorías menos fotografía (gracias a Dios). En este punto el novio de la directora si me veía en la calle con otra gente saludaba a todos menos a mi que me tenia al frente, ella siguió sus pasos después (en varias circunstancias al menos que no haya opción de evitarlo) y se creo una cierta mala fama hacia mi. Nunca he sido el hijo favorito de ese lugar, no quiero serlo pero tampoco que me incriminen de algo que no fue mi culpa (como mencione, haré otro post hablando de la escuela como tal). Uno de mis profesores me dijo que le encanto tanto el trabajo que me dijo que le hiciera un ensayo, cuando escribí todo lo que les mencione de forma resumida me obligo a re hacer el ensayo porque debía hablar bien de todo y no ser egoísta al quejarme de todo lo que no resulto. Al final no me molesto casi nada excepto la actitud final poco profesional de la directora al hablar mal de mi frente a colegas y compañeros de clases y trabajo por sus negligencias. El corto de por si no quiero mostrarlo porque me hace sentir mal toda la historia previa, ni siquiera el corto (todos lo hicimos con deber y amor, o eso espero), el equipo o los resultados, sino los malos comentarios hacia un trabajo que a la final terminaron modificando hasta el punto que ya no es mío. De las personas que se lo he mostrado pidiéndole su critica hay comentarios mixtos. A todos los desagrado pero algunos apoyaron la temática. Otra lo cerro al primer minuto porque dijo que era una mierda y otro solo dijo que era muy directo y estaba cansado de como la política se caga en la cara de los Venezolanos. El comentario más positivo fue de alguien en Caracas que le encanto la forma en como la imagen y la locación estaban degradadas hasta su sentido mal grotesco, que expresaban una metáfora de como andaba nuestro país, hasta que le dije que todo resulto así por mala planificación. Desde Argentina opinaron que la temática es necesaria pero quizás la forma en como se sobrellevó no, al fin y al cabo son historia de guerra y eso vale, pero solo si se es honesto. En si lo mejor de la obra es en medida por los errores cometidos. El plano final fue muy alabado, pero realmente había sido un error. Sale un humo (con una maquina que ni siquiera sabia que se usaría, porque la directora tampoco me dijo) de un aparato que nunca antes había visto, que llego a última hora y a la final se uso ese plano solo porque había un televisor pasando noticias con un DVD que debían ocultar y lo dejaron a simple vista. Así que a la final el humo es solo para que no vean el DVD que no me hicieron caso de ocultar. Y así termina mi experiencia con el cortometraje Calles de Humo. No se hasta que nivel esto debería ser polémico porque tenemos la costumbre de callar las cosas (vuelvo a repetirlo, la mayoría de lo que se dijo aquí fue a petición de estudiantes de la EMA que querían saber la historia completa del rodaje y que fuera difundida). Estuve pensando redactar esto hace mucho tiempo y me decidí ahora que los problemas reflotan en el agua y ademas no quiero que jamas se pierda este testimonio. No quiero que se considere que hablo mal de la gente que mencione aquí, simplemente les digo la verdad que muchos saben pero solo yo me atrevo a escribirla, más por un capricho personal de no olvidar para aprender, al fin y al cabo son trabajos académicos que tienen como motivo fallar aquí para no hacerlo en el campo real, todos y cada uno de los miembros del equipo en este punto deben ser más sabios y mejores, eso es lo que vale. Estoy muy agradecido por todos los que me enseñaron a aprender, todas las nuevas personas que conocí y todos aquellos, incluso estudiantes recién ingresados que se lanzaron a ayudar en algo que no sabían a donde iba a terminar puesto que muchos estaban en el rodaje sin si quiera saber la historia. Ver Cortometraje: https://www.youtube.com/watch?v=BQuxwvq7VYc  Gracias por su atención. Escrito por Anthony Xavier.
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campinzon11-blog · 7 years
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¿Qué es el amor? Parte 30// fanfic Wigetta
Samuel llamó a Guillermo, no una, no dos, sino diez y nueve veces, le envió cuarenta y tres mensajes, pero para su desgracia, ni le devolvió las llamadas, ni respondió sus mensajes, cuando el reloj marco la 1:46 A.M. decidió que era hora de ir a dormir, para su mala suerte no podía estar ni una hora dormido pues no paraba de tener pesadillas, todas relacionadas con perder a Guillermo, a su Guillermo. Cuando su alarma comenzó a sonar no dudó en vestirse con su uniforme y tomar un desayuno rápido, condujo deprisa al instituto, tenía que arreglar las cosas con Guillermo. Al llegar al aula, de inmediato se dirigió a donde estaban Alex, Miguel Ángel, Rubén, y frank, para su desgracia Guillermo no estaba ahí. -¿y ese gran milagro que llegas temprano Samuel?-pregunto Alex. -soy la peor mierda del mundo-susurro Samuel. -¿pero que dices tío? ¿Que has hecho?-preguntó Rubén confundido. -la he cagado con Guille. -¿ puedes decirnos que ha pasado Samuel?-dijo Miguel Ángel preocupado. -no le había dicho a mis padres de mi relación con Guillermo, y él lo ha descubierto ayer, se ha ido a toda leche de mi casa y me ha dicho cosas horribles cuando intente detenerlo, no me ha contestado las llamadas ni los mensajes. -Samuel tío, eres mi amigo pero déjame decirte que la has cagado enormemente-comentó Alex-¿por qué demonios no le habías dicho a tus padres? Que toda la familia de Guillermo te conoce por dios. -ya lo sé tío, lo mismo me ha dicho luzu, pero he sido un cobarde. -tienes que arreglar las cosas-dijo Rubén en un tono molesto-seguro que está destrozado. -ni me lo digas. Borja llego al aula, le bastó ver el rostro de Samuel para saber lo que le sucedió a su amigo. -dime por favor que estás con esa cara de que te quieres morir porque se ha muerto tu perro y no por lo que estoy pensando. -tío no tengo perro. -entonces guille descubrió que tus padres no sabían de su relación. -sí. -¡tío yo te dije que les contaras o la ibas a liar joder!-exclamó Borja-no era tan complicado hombre. -dejen de hacerme sentir peor, la cague ¿vale? Lo he pillado, ¿podrían decirme qué hacer? -se sincero, guille ama la sinceridad-sugirió Alex. -muéstrale lo arrepentido que estás, muéstrale que lo quieres-comentó Rubén. -pídele perdón de rodillas si es necesario-dijo Miguel Ángel. -no dejes las cosas así-finalizó Frank. Samuel asintió, se puso de pie en la puerta del aula a la espera de Guillermo, y para su mala suerte él no llego. El profesor entro al aula y le ordenó a Samuel que cerrara la puerta, todos se miraron confundidos, ¿donde estaba Guillermo? Las horas pasaban, era la hora del receso y Guillermo no había llegado. -¿alguien sabe dónde cojones está? -le he enviado un mensaje en lengua y no me ha respondido. -yo lo he llamado cuando fui al sanitario en clase de ciencias y no me ha contestado. El silencio reino la mesa por unos instantes hasta que Frank recordó algo. -¿karol la hermana de guille no está en este instituto también? -¿si? ¿Por que lo preguntas? -¡podemos ir a su aula y preguntarle por Guille! -¿por qué no le dijiste antes?-exclamó Samuel-iré yo, ¿alguien más puede ir conmigo? -iré yo-dijeron Frank y Borja a la vez. -vayan los dos, aquí nos quedaremos los demás y les llamaremos cuando el receso acabe para que vuelvan. Los tres se pusieron de pie, fueron a la dirección de primaria y preguntaron por Karol, afortunadamente ella si asistió a clases, la coordinadora les indicó en que aula se encontraba y fueron de inmediato ahí. -¿se encuentra Karol Díaz?-preguntó Frank al tocar la puerta. -Karol, te buscan. La menor salió del aula, una sonrisa se dibujó al ver a Frank y a Borja, pero se desvaneció al ver a Samuel con ellos. -¿que hacéis aquí? -¿donde está guille pequeña?-preguntó Samuel preocupado. -no quiere hablar contigo samu. Samuel suspiro, no quería que esa pequeña se decepcionara de él. -¿por qué no ha venido al instituto?-preguntó Borja. -bueno, él llegó muy tarde anoche, se encerró en su habitación y se quedó ahí llorando, no le quiso contar a mamá que sucedía pero le dijo que no quería venir hoy a clase, y hoy por la mañana cuando baje a desayunar lo escuche llorando y no me quiso decir que sucedía, solo me dijo que discutió con Samu y que no se encontraba bien, papá me ha traído al instituto y guille se ha quedado en casa. -¿crees que podría ir a visitarlo esta tarde? -no lo sé, lucia muy triste. -¿te parece si le dices que me llame esta tarde? Quisiera hablar con él Karol-comentó Frank-¿podrías hacer eso por mí? Karol asintió, el móvil de Samuel comenzó a sonar, tenían que volver a clase. -¿dile a guille que lo quiero vale?-susurró Samuel-lo es todo para mí. -él te quiere mucho samu-susurró Karol-y en el fondo sé que quiere verte aunque él diga lo contrario. Samuel le dedicó una media sonrisa, se despidieron de ella y volvieron a su aula, el resto de clases fueron una tortura para Samuel pues recordaba las palabras de la menor, si que la había cagado. La última clase llego, y con ella la desesperación de Samuel al no poder hacer nada pues necesitaba asegurarse de que Guillermo estaba bien. -debiste haber pensando en eso antes de mentirle-pensó Samuel. Pero borro ese pensamiento de su cabeza cuando el timbre sonó, apenas y dijo adiós a sus amigos salió corriendo a su auto, tenía que ir a casa de Guillermo. Se maldijo a si mismo cuando quedó atorado en el tráfico, ¿se podía tener peor suerte? Seguro que no, la desesperación de Samuel aumentaba conforme los autos avanzaban, finalmente se acercaba a casa de Guillermo. Cuando finalmente llego, aparcó el auto y salió deprisa de este, toco a la puerta pero fue la madre de Guillermo la que abrió. -hola Samuel, guille no está. -¿qué? ¿Como que no está?-Samuel estaba al borde de las lagrimas-¿donde está entonces? -él salió de casa a las 11:30 mas o menos, solo me llamó para avisarme que saldría pero no me dijo a donde iba, lo lamento Samuel. Una mueca se dibujó en su rostro, seguramente quiere alejarse de él. -está bien gracias, creo que lo esperaré aquí afuera. -¿no quieres entrar? -no no, estoy bien aquí. La señora Díaz asintió y cerró la puerta, Samuel se sentó frente a esta para esperar a que llegase Guillermo. Pasaron diez minutos hasta que samuel recibió un mensaje, su corazón se aceleró al leer el nombre de Guillermo en la pantalla, desbloqueo su móvil y leyó el mensaje: "he ido al gimnasio por la mañana, puedes preguntarle a la chica de recepción, no iré por la tarde contigo pero no he fallado mi día de gimnasio", Samuel soltó un suspiro, no sabía cómo interpretar este mensaje, ¿estaba tan enfadado como para no ir al gimnasio con él? ¿O estaba un poco más calmado como para enviarle un mensaje y aclararle algo que no tenía tanta importancia? Samuel no dudó en llamarle a Guillermo, pero este no contesto, continuo sentado en la puerta de Guillermo hasta que vio su auto acercarse, de inmediato se puso de pie y camino hacia él, su corazón se aceleró, Guillermo no salía del auto y él no se iba a mover de ahí hasta que hablara con él. | | Nota de la autora: ya que concluí con lo que Samuel vivió por esta mañana, ahora será la parte de lo que vivió Guillermo esta mañana hasta el momento en el que vio a Samuel en su casa. | | Lo primero que hizo Guillermo al llegar a casa fue silenciar el móvil, estaba seguro que Samuel lo llamaría y no estaba de humor para responderle, no quería hablarle de manera grosera pues sabía que podía decir algo de lo que se arrepentiría. Fue una noche dura para Guillermo, lloro un par de horas y cuando dejo de hacerlo no pudo dormir pues cada vez que cerraba los ojos se imaginaba la misma escena: la madre de Samuel preguntándole sobre una novia, ¿como pude ser tan tonto? se preguntaba Guillermo, aquella vez que Samuel se apresuró para sacarlo de casa no era porque tenía prisa, era para que su madre no hables de más. -¿por qué hiciste eso Samuel?-susurró Guillermo para sí mismo. Finalmente Guillermo pudo dormir cerca de las cinco de la mañana, su hermana lo despertó para que la llevara al instituto. -¿guille? ¿No vas a llevarme a clase? Se hace tarde. -me siento un poco mal pequeña, dile a papá que te lleve. -está bien, ¿seguro que te encuentras bien hermano? Tus ojos están más hinchados de lo que están normalmente. Guillermo esbozo una sonrisa. -discutí con Samuel anoche pero todo está bien, ¿vale? Karol asintió, beso la frente de Guillermo y salió de la habitación, no era del todo mentira que se sentía mal pues su cabeza le dolía desde anoche pero también quería evitar a Samuel, quería aclarar sus ideas y descansar un poco. Después de que Guillermo escucho el auto alejarse, y se aseguró de que no había nadie en casa, soltó un grito a todo pulmón de rabia y desesperación, necesitaba desahogarse pues estuvo reteniéndose la noche anterior, decidió comer un bol de cereales y una manzana, arreglo un poco su habitación y se pego una ducha, eso siempre le ayudaba a aclarar sus ideas, le sirvió para relajarse pero aún sentía un leve dolor en su pecho. Cuando terminó de ducharse, envolvió su cadera con una toalla y se miro al espejo, notaba una diferencia de su cuerpo, pues aunque sonará a chiste hace tres semanas era más delgado, su abdomen era plano y ahora comenzaba a marcarse, ahora sus brazos se veían "con más forma" y estaba contento con eso, debería ir al gimnasio pues aunque no quería ver a Samuel, el iba a continuar con su apuesta, ¿pero que hacer para poder ir sin ir con él? Guillermo lo medito mientras vestía ropa deportiva y guardaba un cambio de ropa en la mochila, ¡podía ir ahora! Samuel no saldría de clases hasta dentro de tres horas y media y era la ocasión perfecta para ir. Le dejo una nota a su madre y por si las dudas le llamo, le dijo que saldría de casa un rato y volvería para comer con ella y con Karol, su madre no se opuso. -solo cuídate, ¿vale?-fueron las únicas palabras de su madre-te veo más tarde. Guillermo se dirigió al gimnasio, por el camino se dio cuenta que a dos cuadras de este había una heladería. -dicen que el helado ayuda a las tristezas, ¿no?-susurró Guillermo para sí mismo. Sin pensarlo dos veces, aparcó el auto y se dirigió a aquella heladería, un hombre mayor lo recibió con una sonrisa. -buenos días joven, ¿en que puedo servirle en un día tan bello como este? -¿podría darme una bola de helado de oreo, una de menta y una de fresa? -con todo gusto, ¿como ha estado su día joven? Guillermo esbozo una sonrisa, aquel hombre era buena persona, pudo notarlo desde que entró a aquella tienda. -siéndole sincero, una basura. -¿discusión con sus padres? ¿Problemas en el instituto? ¿Problemas con su pareja? -la última. -bueno, no quiero ser entrometido pero sea lo que sea vaya a resolverlo, en sesenta y un años de casado he aprendido que alguno de los dos la lía deben hablarlo y no evitar el problema, aquí está su helado. -muchas gracias, por el consejo y por el helado. Guillermo le entregó el dinero y dejo una propina en un frasco, se despidió de aquel hombre mayor y se dirigió a una banca cerca del gimnasio, aquel hombre tenía razón pero ¿que le diría a Samuel? Ya tendría tiempo para pensarlo, mientras comía su helado desconecto su mente un rato, observó las calles, los autos, y las personas, observó cada detalle y lo analizo solo para olvidarse de sus cosas un rato. Cuando terminó su helado se dirigió al gimnasio, karla la chica de recepción lo recibió amablemente. -bueno días Guillermo. -buenos días karla. -¿puedo saber que haces aquí? ¿No deberías estar en el instituto? -no me sentía muy bien por la mañana. -¿y Samuel? ¿Por que no esperaste a venir con él? -yo...-Guillermo no supo qué responder a aquello-preferí venir más temprano, ¿podrías decirme dónde hay un saco de boxeo o algo así? -en el pasillo de la izquierda hay una sala en la que dan clases de kick boxing, el profesor no llega hasta las tres pero seguro que puedes ir un rato ahí. Guillermo asintió y se dirigió ahí, no había nadie cerca y el gimnasio estaba bastante solitario por lo que no le importo descargar toda su rabia y tristeza en aquel saco de boxeo, golpes y patadas eran las que Guillermo soltaba, su piel chocando con el cuero del saco resonaba en aquella sala, se detuvo cuando sus nudillos estaban totalmente rojos y sus pies dolían, miro el reloj 1:15 p.m., aún era muy temprano para volver a casa. Se sentó un rato en una de las sillas de la recepción, cuando pasaron ocho minutos volvió a la rutina, estuvo en la caminadora, levantó pequeñas pesas, trabajo pierna y poco más, cuando Guillermo se dio cuenta eran las 2:11, era hora de volver, se dirigió a la ducha y lavo su cuerpo y cabello, cuando termine de ducharse se envolvió con una toalla y se dirigió a su locker. -date la vuelta samu. Dijo Guillermo, cayó en la cuenta de que no había nadie, estaba solo, era costumbre hablar con Samuel en el gimnasio pero él no estaba ahí. Se vistió deprisa y se dirigió a casa, un leve tráfico hizo que tardase pero al acercarse a su casa divisó a alguien afuera de su casa, mientras más se acercaba se daba cuenta de quién era: Samuel. Finalmente aparcó frente a su casa, Samuel se puso de pie gente a su auto, Guillermo se negaba a salir, ¿que le diría? Su corazón se había acelerado, "los problemas se hablan" recordó Guillermo, finalmente se armo de valor, se tragó su orgullo y salió del auto. • • • • • • ¡Hola! Yo subiendo un capítulo en jueves, es un milagro, ¿como ha estado su semana? Estoy feliz porque mañana al fin es viernes, ¿que les pareció el capítulo? Llevo escribiéndolo en tres días pues cuando tenía tiempo de escribir me cortaban rollo y lo paraba pero aquí está, ¡Buen Día/ noche!
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PERQUÍN 2015 “LAS CUATRO LUNAS”
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TERCERA PARTE
En ese mismo instante Jaime nos tomó una increíble fotografía; la cual, hasta la fecha, cada vez que la veo, me hace sentir que estoy ahí; en ese preciso lugar, donde nos bajamos del pick up y alguien dijo dejen las mochilas y tomémonos una foto. Es una fotografía tan natural que me transmite la personalidad de cada uno de los que en ella aparecen. Creo que si me pidieran plasmar visualmente lo que cada uno de los miembros de nuestro amado y particular grupo representa para mí; usaría esa fotografía y no tendría que decir más nada.
Tras haber llegado al desvío de Arambala, aún faltaba un breve camino por recorrer hasta la casa de Don Diego, el amable señor que nos hospedo en su casa en nuestra estancia en Morazán. Por lo que, tomamos nuestras mochilas y empezamos a caminar, por aquel árido y ancho camino; disfrutando de cada paso, observando lo que nos rodeaba felices de estar en el trayecto hacia la nueva aventura.
A medida caminábamos íbamos riendo y hablando de cualquier tontería; observando la arquitectura de las casas, los niños jugando por los alrededores, los animales. Recuerdo que cierta parte del camino al lado izquierdo estaban unas vacas comiendo tranquilamente y nosotros salimos de curiosos. Creo que fui yo la que motivo a los demás, llámenme loca, pero por alguna razón que no puedo explicar; me gusta ver a las vacas de cerca.
Entonces, decidí acercarme para verlas; Nelson y Sofía me siguieron:
-Hey miren las vacas ¡que bonitas son! *Dije con asombro y emoción
-Sí, son bonitas
-Tene cuidado Sofi a las vacas les gusta el color rojo, y tu cabello las puede atraer y te pueden seguir
-Jajajajajajaja que bayunco Nelson; el pelo de Sofi no es tan rojo
-Cómo no, ya vas a ver
-No seas loco
De repente la vaca comenzó mugir desesperadamente, mientras observa a Sofi con una mirada retadora
-Ya viste que dije; ahora ya la regamos
-Deja de inventar Nelson
*La vaca comienza a acercarse a toda velocidad
-Ya ves, hay viene corran *Dijo Nelson mientras se alejaba
-Jajajajajaja Sofi es cierto
-Corre china
Todos corrimos lo más rápido que pudimos, era difícil pues el peso de la mochila no nos dejaba avanzar mucho; la vaca nos perseguía del lado izquierdo del camino; el polvo de calle se levantaba a medida íbamos avanzando. Luego de mucho esfuerzo logramos alcanzar al grupo y dejamos atrás a la vaca, quien se rindió a la mitad del trayecto.
Los demás se rieron a carcajadas cuando les contamos lo que acaba de sucedernos; entre chiste y chiste, seguimos caminando; al paso de aproximadamente 25 minutos, encontramos a un amable señor, estatura media, piel morena, un sombrero color beige, camisa roja, pantalón gris holgado, sus zapatos arenosos, su matata al hombro y el corbo en la mano derecha. Con una sonrisa tan sincera que fue capaz de iluminar toda la cuadra. Era Don Diego
Cuando mis ojos vieron aquel hombre de aproximadamente unos 78 u 80 años; no puede evitar recordar a mi abuelo; quien en su mejor época se vestía de igual y salía a trabajar en el campo. En el preciso instante de mi remembranza Jaime dijo:
-Buenas tardes Don Diego
-Buenas tardes muchachos dijo él
-Miren donde lo hemos venido a encontrar *Dijo Jaime
-Si hijito, es que ya vengo de trabajar
-Eso es bueno Don Diego. Hey todos, él es Don Diego, en su casa nos vamos a quedar
-Hola Don Diego mucho gusto *Dijimos todos
-Gracias por dejarnos quedar en su casa
-De nada muchachos; vengan por acá terminemos de llegar a la casa
Tras habernos encontrado con Don Diego, cruzamos a la izquierda y luego a la derecha. Subimos unas gradas que estaban plasmadas en el árido suelo; fue muy interesante ver como la naturaleza había elaborado aquellas gradas.
Yo iba luchando con el peso de la mochila, y observando detenidamente las gradas; de repente decidí levantar la mirada y vi lo más hermoso que mis ojos han podido ver; a los extremos de aquella vereda; estaban los más frondosos y verdes árboles; entrelazados unos con otros como formando un arco, al pie de estos árboles se encontraban una serie de flores amarillas que decoraban el camino por el cual íbamos pasando.
Cuando entramos a la casa de Don Diego, él muy amablemente nos indicó donde podríamos quedarnos; nos quitamos las mochilas y nos sentamos un rato a respirar y descansar del trayecto. Pocos minutos después Vane dijo:
-Bichos hay que hacer la comida
-Es cierto, también hay que ir a buscar donde comprar pan o tortillas
-Vaya yo digo que nos dividamos porque también debemos armar la tienda donde vamos a dormir 
-Tenes razón. Nosotros con Rábano, Peque y Nelson vamos a armar la tienda y que los demás empiecen a cocinar, cuando terminemos les vamos a ayudar.
-Vaya chivo
-Vénganse bichos
-Miren ve, hay que preguntarle a Jaime dónde podemos comprar pan o tortillas
-Sí, porque los niños dejaron el pan en el bus
-Y el café de ataco
-Y el caviar
-Jajajajajajaja el caviar dice, vénganse mejor vamos a ver dónde podemos cocinar
Vane, Sofí, Diana y yo nos fuimos a buscar a Don Diego para preguntarle si nos prestaba la cocina para hacer la cena; él muy atentamente nos llevó hacia el otro extremo de la casa y nos mostró donde podríamos cocinar.
La casa de Don Diego era amplia y sencilla. En la parte de abajo estaba un cuarto el cual había sido construido a base de adobe y tejas, de aquellas que duran para siempre y que no pierden su color rojo a pesar del paso de los años. Frente aquel cuarto había una pequeña galera; la que iniciaba desde el techo del cuarto y terminaba tres metros hacia afuera del mismo.
En dirección continua a aquella galera estaba un pequeño cuartito hecho de lámina, el que era utilizado como ducha. Junto a este cuartito estaba otro; elaborado de adobe y tejas; donde se encontraba la letrina.
En la parte superior de la casa había otra galera; construida a base de lámina y madera. Al fondo de esta, encontramos la cocina, que había sido construida con adobe y el artista de esa obra; decidió dejar un agujero en el centro para poder colocar la leña.
Junto a la cocina; al lado derecho estaba el lavadero y un enorme guacal de lata que usaban como pila. El agua que llenaba aquel guacal, era tan fría como el hielo que solemos encontrar en el freezer de nuestras refrigeradoras; por lo cual también era usada para helar las bebidas y conservar los alimentos.
Luego de que Don Diego nos mostrara donde estaba la cocina; nos dispusimos a hacer la cena, teníamos tanta hambre, ya que no habíamos comido en casi todo el día; así que no podíamos esperar más. Vane lavó los plátanos, Johan llegó con unos jugos para colocarlos en el guacal de lata para que se helaran. Luego de que Vane lavara los plátanos, yo los pele y los partí para que pudiéramos freírlos.
-Vaya Vane acá están ya los plátanos listos
-Chivo, también hay que hacer los frijoles
-Es cierto los voy a ir a traer.
-Pero tráete los tuyos; los que venían congelados
-Vaya está bueno
Recuerdan los frijoles que me dio mi mamá para el viaje; a esos frijoles se refería. La verdad es que desde ese entonces mamá siempre me da una o dos bolsas de frijoles congelados para que los comamos el día que lleguemos a nuestro destino; y es así como ella también, de forma indirecta, es parte de nuestros viajes.
Fui por los frijoles para que pudiéramos calentarlos; cuando regrese los demás ya estaban cocinando los plátanos; y los otros habían terminado de poner la tienda y acomodar nuestras maletas, por lo que subieron a ayudar con la comida.
-Acá están los frijoles
-Vaya, lávate esta cacerola y los echas, ya voy a encender el fuego
-Chivo
Me fui al extremo derecho de la cocina a lavar la cacerola; ahí estaban Jaime, Ale Peque, Fabio, Samuel y Johan con sus típicos debates; los cuales en ese entonces comenzaban a acompañar nuestros viajes.
-Es que mira el capitalismo eso es lo que hace, te hace creer que eso es lo que necesitas, pero no lo necesitas
-Vos crees que un pobre obrero ganando el mínimo va a tener chance de comprarse esas cosas sí apenas le alcanza para comer
-Pues sí, pero ese es el problema, que no tiene y aun así compra lo que no necesita
-Es por el capitalismo
-Por eso hay que socializar los medios de producción, enseñarle a los proletarios que somos mayoría y… *aparece un gato* ¡Igggh! Miren bichos…
- ¿Qué pasó?
-Un gatito *Johan toma al gato* Hola gatito…. Ouns ¡qué bonito es! ¡tan pequeñito!
-Acabas de matar toda tu rudeza con ese comentario Johan
-Jajajajajajaja mandaste a la basura tu argumento de revolución
-Si te pelas maitro
-Déjalo ve, si mira, qué bonito es
- ¿Bonito? Con el hambre que tengo bien lo tiro al fuego y me lo como
-Jajajajajaja, guárdalo para mañana y lo comemos en el almuerzo
-Sin paja; así pongámosle… Almuerzo
Para ser honesta el gatito era muy tierno; y por un momento acaparó la atención de la mayoría, tanto que queríamos cargarlo y tomarnos fotos con él, y en efecto, eso hicimos, pero seguíamos teniendo hambre; así que volvimos a la cocina para seguir preparando la cena. De repente alguien dijo:
-Hey bichos y como vamos a hacer con él pan
-Puya el pan; es cierto
-Jajajajaja otra vez nos dormimos, ahorita ya es tarde para ir a buscar pan
-Entonces tortillas
-Le voy a preguntar a Don Diego ¿Dónde podemos comprar tortillas?
-Disculpe Don Diego ¿Dónde podríamos comprar tortillas para la cena?
-Mi señora echa tortillas, ella se las puede hacer
-Vaya bichos la esposa de Don Diego hace tortillas
-Sí, le voy a preguntar si tiene masa.
-Gracias Don Diego
-Bichos, pero hay que hacerla nosotros, que pena que ella las haga
-Si es cierto
-Démosle pues
Don Diego fue con su esposa para preguntarle si tenía masa para las tortillas, ella muy amablemente nos dijo que solo tenía maíz pero que podíamos molerlo y hacer la masa para las tortillas
Eso fue lo que hicimos; o por lo menos lo que intentamos hacer, a simple vista parecía fácil; lavar el maíz, colarlo y echarlo en el molinito o piedra de moler, sacar la masa y hacer las tortillas.
Flor y yo lavamos el maíz y luego lo colamos; se lo dimos a Fabio y Jaime que eran los valientes para molerlo. La esposa de Don Diego nos mostró como hacerlo; parecía sencillo, ella lo hacía muy rápido; por supuesto ella tenía mucha experiencia; y nosotros creímos que sería igual de fácil.
El primero en intentar fue Jaime, quien con toda su fuerza presiono el molino para poder triturar el maíz; y tras cinco dolorosos y arduos intentos se cansó. Era el turno de Fabio quien también puso toda su fuerza y no logró más que el maíz empezara a triturarse. Fue divertido ver como uno a uno todos iban intentando moler el  maíz y lo difícil que esto era,
La masa o el intento de masa que caía de aquel molinito no estaba lo suficientemente concisa como para hacer las tortillas; por lo que Diana tomó la piedra de moler e intento repasar esa masa para darle la consistencia que necesitaba y poder así hacer las tortillas. Sin embargo, esto fue más difícil de lo que se veía.
Luego de un rato la esposa de Don Diego vio nuestra lucha y nos ayudó; gracias a ella logramos sacar la masa para hacer las tortillas. Ahora debíamos empezar a palmear para hacer las tortillas; esperando que estas estuvieran rápido para por fin poder comer.
Hicimos una especie de concurso para ver quien hacia la tortilla más grande y redonda; con Nelson creímos que íbamos a ser los vencedores ya que habíamos hecho tortillas en Cinquera hacia algunos meses; pero nos falló el cálculo, al final más que tortillas parecían riguas. Para ser sincera creo que nadie ganó, la única que salió más o menos triunfante fue Flor, sus tortillas daban menos pena que las del resto.
Después de casi una hora y media cocinando, por fin terminamos; era momento de comer; por lo que cada quien fue por su plato, vaso y cubiertos para tomar su porción de comida.
-Vaya bichos agarren ya está la comida
-Agarren poquito para calcular que alcance y si queda y aun quieren se repiten
-Vane también hay que darle a Don Diego y su familia
-Si, démosle primero a ellos
-Vaya
-Hey bichas yo no tengo plato ni vaso, se me olvido
-Hay chichi, yo les dije
-Sí, puya pero se me olvido
-Si no me tenes asco te presto el mío o comemos los dos del mismo
-¿Cómo te voy a tener asco bicha? Démosle
Una cosa que nunca debe de faltar en nuestra mochila es el plato, vaso y un cubierto. Eso nos ahorra el tener que comprar vasos, platos y cubiertos desechables y al mismo tiempo contribuimos a no contaminar el medio ambiente.
Cuando ya todos tenían su comida en su respectivo plato; nos sentamos juntos, como es costumbre, a platicar sobre la vida, sobre la llegada a Arambala, etc. Al terminar la cena nos levantamos, cada quien lavó su plato, se lavaron las cacerolas y sartenes donde habíamos cocinado y se guardó la comida para el desayuno del día siguiente.
Una vez todo estaba organizado; bajamos hacia la galera donde el equipo encargado ubicó la tienda; debíamos de definir cuáles serían las actividades del día siguiente
-Entonces bichos ¿qué ondas para mañana?
-Yo pienso que si vayamos a la caminata
-Sí, yo también, quiero volver a dar esa caminada
-Pero entonces debemos levantarnos bien temprano
-¿A qué horas sale la caminata?
-A las 7:00pm
-Es de estar listos ya en el desvío por lo menos a las 6:30 am
-Si cabal
-Si nos levatamos a las 5:30 am creen que salimos ya comidos
-Yo digo que si, en la mañana podemos hacer huevo picado y calentar los frijoles natura eso es rápido; sobraron tortillas las calentamos y ya comemos
-Si porque debemos ir bien comidos porque esa caminata es larga
-Y ya vamos a regresar tarde.
-Si cabal
-Entonces hagamos así
Estaba decidido el día siguiente íbamos a ir a la caminata que se hace en conmemoración de la Masacre que sufrió el municipio de El Mozote en el año 1981. La caminata comienza en Perquin y atraviesa toda la zona montañosa hasta llegar a El Mozote. Esta caminata era la razón por la que la mayoría había decido ir al Festival de Invierno.
A medida la noche fue avanzando continuamos hablando sobre cada uno; interrogando a Jaime y Flor ya que eran ellos de quienes teníamos menos información
-Hey pero ustedes son novios
-Pues si pasmado que no te habias dado cuenta
-Si Flor es mi novia
-Ah, yo crei que eran hermanos
-Ya vas de perro
-No yo solo preguntaba
-Dale si queres viejo
-Jaime ¿qué te pasa?
-Jajajajajaja ahora si ya no vas a tener novia maitro
-Si sos muela
-Te pelaste
-Jajajajaja
-Hey mira Jaime y ¿por aquí no venden cususa?
-Bien que si; si queres vamos a ver a la tiendita
-Vamos pues
-Hey para ¿dónde van?
-A traer cususa
-Y es ¿Qué es?
-Es un licor de frutas, es bien rico Vane, hagámosla y compramos
-Vaya pues, ¿cuánto necesitas?
-Dame $1:00 
-Vaya toma
-Gracias, venite vamos
-Vamos pues, venite china vamos
-¿Dónde?
-Por cutusa
-Cususa Vane.
-Ajam eso, venite
-Ya voy
Jaime, Flor, Johan, el hijo de Don Diego, Vane y yo fuimos a buscar la mentada cususa; la cual según Johan era deliciosa, compramos 4 cuatro botellas de cususa junto con unas cuantas cervezas y regresamos a la casa de Don Diego, no sentamos junto a la tienda y Johan empezó a repartir tragos para que probaran la dichosa cususa.
-Toma china
-Pero y esto ¿qué es?
-Es cususa, es rica probala
-¿Es amarga?
-No es bien dulce
-Vaya pues
*La china se empina el vaso y traga la cususa; hace una cara de asco porque Johan le mintió y si era amarga*
-Rica va; ¿queres más?
-Guacala, no esta cosa es fea
-No fregues si es bien buena
-A mí no me gustó
-Bueno más para mi
La noche seguía avanzando y entre platica y platica el hijo de Don Diego fue por la guitarra para que cantáramos unas cuantas rolas bajo la luz de la luna. El primer intento fue la canción que tiene un enorme significado para el grupo; la famosa 19 días y 500 noches de Joaquín Sabina.
Nelson tomó la guitarra y Sofía busco la letra y Nelson comenzó a tocar la canción y empezamos…
Lo nuestro duró Lo que duran dos peces de hielo En un whisky on the rocks
En vez de fingir O, estrellarme una copa de celos Le dio por reír
-Eso bichos… Jeip jeip jeip y como dice
Tenían razón Mis amantes En eso de que, antes El malo era yo
-Nombre ya te equivocaste eso no va
-Como no eso sigue
-Seguí la letra
Lalalalalalalalalalalala
-Y luego que si sigue
-Es que la letra está mal
-Jajajajaja no frieguen, ni con la letra en la mano la cantamos bien
-Es que debemos practicar Vane
-Jajajajaja ah vaya
Nuestro intento fallido de cantar los 19 días y 500 años fue divertido; somos un caos en eso de las trovas, pero dimos nuestro mejor esfuerzo. 
Eran aproximadamente las 9:30 y Johan ya tenía el calor de la cususa por todo su cuerpo; tanto que continuo con el tema de tomarse los medios de producción. De repente Jaime dijo:
-Hey Samuel, y a vos porque te dicen Rábano
-Por envidia
-Jajajajaja por envidia; sos buena onda Rábano
Las horas seguían pasando y seguíamos hablando de cualquier cosa; llegó un momento en el que simplemente ya no pude más; el sueño y el cansancio me estaban matando; fui a la tienda, abrí el sleeping y me dispuse a dormir. Jaime y Flor me siguieron para poder descansar. Me acosté y me metí en el sleeping, me acomodé; cerré los ojos, di vuelta a la derecha, a la izquierda; era imposible no podía, no lograba quedarme dormida; afuera había mucho ruido, decidí levantarme y seguir platicando.
Afuera seguían discutiendo sobre política, religión y feminismo me senté y traté de incluirme; pero la verdad era que no podía más con el sueño, me arrecosté en uno de los pilares de la galera y empecé a quedarme dormida… En ese instante alguien me dijo
-China anda a acostarte
-Si, ya no doy
-Ya me di cuenta, dale dormite
-Buenas noches, me despiertan mañana
-Vaya, buenas noches
Entré nuevamente a la tienda y esta vez caí redonda; el sueño me dominó y me dormí por más o menos una hora. En realidad, fue hasta que Fabio entró a la tienda muy desesperado
-China, china ¿estás acá?
-¿Qué pasó? Dije adormitada
-Hacete para allá y escondeme de Johan; ya tengo sueño este men no se calla
-Jajajajaja vaya metete acá
*Llega Johan a la tienda*
-Fabio, Fabio ¿estás acá?
-No Johan acá no está
-Puya se me perdió, lo iré a buscar
-Dale
Johan se fue en busca de Fabio y lo que narraré a continuación será todo lo que me contaron a la mañana siguiente; puesto que luego de que Johan saliera de la tienda me quedé profundamente dormida y no desperté hasta las 6:00 am del siguiente día.
Johan quería seguir conversando; se había tomado 2 botellas y media de cususa; aun quedaba una que Ale Peque había escondido, no se bien como pero Johan la encontró y se la fue tomando poco a poco.
Los demás fueron cayendo por el sueño a medida las horas iban pasando. A eso de la 3 o 4 de la mañana los únicos sobrevivientes eran Ale Peque, Samuel, Vane y Johan. Ale Peque no pudo más y se durmió. Samuel se fue no sabemos bien para dónde, pero según Vane la dejo la valiendo. Solo quedaron en batalla Vane y Johan entonces Vane dijo:
-Men ya es tarde vamos a acostarnos
-Esperate ya solo me termino esto
-Ya tomaste mucho dame eso
-No, esperate veamos el cielo
-Vaya pues
-Si mira la luna, las estrellas. Que bonito todo acá lejos de la ciudad y el ruido. Todo bien romántico
-Si bien bonita la luna y el cielo
-Vane, Vane esperate
-¿Qué pasó?
-Decime la verdad ¿Cuántas lunas ves vos?
-Una ¿por qué?
-Es que yo veo cuatro
-Jajajajaja no fregues Johan
-De verdad yo veo cuatro, mira bien
-Jajajajaja no men solo hay una
*Diana despierta muy enojada*
-Por la gran puta se quieren callar y dejarme dormir
-¡Igh! Se está enojada Diana
-Ya ves que te dije durmamos ya
-Vaya pues
Continuará…
Lee la cuarta parte aquí 
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andes01 · 4 years
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Gabriella
Recuerdo que conocí a Gabriella hace como 15 años, pero no conocí, “conocí” ... Digamos que la vi, y me flechó. Una atracción irrefrenable me sacudió las entrañas, me sorprendió y, gracias a ella, es que mi gusto por la "observación" nació. Digo observación, porque justamente nunca llegué a entablar una conversación propia con ella, es más, no recuerdo haberla saludado alguna vez siquiera, ni pedirle la hora, ni verla a los ojos y sonreírle, nada... Ahora está a 1 metro de distancia, ambos yendo al barrio donde pertenecemos, está dormida, quizá cansada, linda como siempre, lejos de mí como siempre.
Todo comenzó en la época de secundaria, donde las "historias" y "anti-historias" de "amor" nacen, crecen, se reproducen y mueren. En los días donde tenía que regresarme a casa totalmente solo, rogando que los transportistas me dejen colarme y ahorrarme los casi 45 minutos de caminata que eran desde el colegio hasta mi hogar. El colegio era alejado, sí, pero acorde a mi madre y sus amigas, era el mejor que el estado en su magnánima ignorancia podía ofrecer en esa zona (lo cual no se alejaba de la realidad). Los colegios más cercanos a mi hogar eran bastante diferentes, peligrosos incluso, hostiles para un chico tan inocente, soñador y huevón como yo.
Subí un día cualquiera al carro semiasustado, era de las primeras veces que me subía, aun no tenía la costumbre de viajar así, me senté en los asientos más incómodos, donde nos acomodaban siempre a los escolares, esperando a llegar a mi destino; pero en vez de eso, y como suelen ser las casualidades y el azar, encontré algo que no buscaba, la distante y perdida mirada de una chica, ella subió poco después de que yo me sentara.
¡Que intrigante era su mirar! nunca me miró, pero me intrigaba su forma tan romántica de ver el vacío, como si los objetos de este mundo no existieran o no fueran para nada importantes, ¿en qué pensaba esta criatura de 12 o 13 años?
Bajamos en el mismo paradero, ella primero, yo después, pude observar la manera en que iba avanzando hacia su casa con paso relativamente rápido, yo por mi parte, con una mensurable distancia y con paso bastante más lento, la “seguí”. En realidad, ambos íbamos en la misma dirección, así que no era seguir per sé, pero verla caminar, ocupada en sus pensamientos, sin alterar nunca su tranquilidad, era para mí algo ya bastante gratificante. Siguió su camino, yo doblé la calle hacia mi hogar y mientras entraba en el umbral de la puerta, volteé y la vi perdiéndose entre las casas vecinas.
Desde ese primer “encuentro”, me daba por intentar cruzarme con ella, calculaba las horas en las cuales subía, o las horas que podía salir del colegio, si yo salía temprano, caminaba algún tiempo para pasar a la hora en la cual suponía yo que ella también subiría. Fueron varias las veces que no pude encontrarla o solo pude verla a la distancia.  Pero en las veces que podía encontrarme con ella, solo me limitaba a seguirla de lejos, no quería hacer más, solo verla, captar el momento.
Pasaba y pasaba el tiempo, me iba planteando si debería hablarle o no, sacarle algo de información o quizás hasta intercambiarla. Había descubierto una sensación nueva, había descubierto el “encanto”. No sabía la razón exacta, pero me atraía la idea de poder hablarle algún día, saber su nombre, contarle lo que me agrada, que me gustaría pasar tiempo con ella, tomarle de la mano, no sé…
Hoy, en la oscuridad de una ruta tan larga como esta, desde el centro de la ciudad hasta nuestro humilde barrio en las periferias, la veo tan distinta y adulta, tan cambiada y diferente que me pongo a pensar en lo tenebroso que podría ser buscarle un tema de conversación.
Pues este “encanto” duró mucho, tanto que pasaron un par de años, y si yo ahora soy un poco inseguro, en ese tiempo lo era demasiado como para entablar una conversación con alguien del mismo colegio, ni hablar de alguien de un colegio distinto como era en este caso. Haciendo memoria me di cuenta que, aunque sabía que vivíamos cerca, no tenía ni idea de por qué no la veía saliendo a la calle, o en el mercado, o en alguna tienda, solo me la cruzaba en los días de colegio, cuando en un momento u otro subía al mismo transporte que yo. Eso aumentaba el misterio, y me hacía sentir más curiosidad sobre ella, ¿qué hace en sus tiempos libres? ¿Le gustará la misma música que a mí? ¿Le gustará la misma comida? ¿Será más sociable de lo que aparentaba? ¿Tendrá novio?
*                             *                             *
Un día mi madre me recomendó asistir al curso de catequesis en la iglesia local. Fui con dudas el primer día, quería que mi madre pueda tener esa celebración, ya que se veía emocionada, aunque si fuera por mí, me quedaría haciendo nada en casa. Pero, grande fue mi sorpresa, cuando al llegar al sitio, en medio del florido grupo humano que se formaba, me topé con ella una vez más, estaba igual que siempre, linda, distante, a veces confundida, pero esta vez, no la veía con el uniforme soso del colegio, esta vez estaba con una ropa más casual, un cambio que no pasó desapercibido. ¿Esta casualidad significará algo?
Durante la reunión, mientras poco a poco todos nos conocíamos, pude ver algo diferente, la pude ver sonreír. Esa sonrisa me reconfortaba, me hacía feliz, aunque quizás el detalle más importante que pude conocer en esos días de letargo fue su nombre, mientras tomaban lista de los asistentes pude escucharlo. Gabriella.
En las siguientes reuniones del curso pude ver de lejos como se desarrollaba todo, ella conocía gente, la veía cada vez más desenvuelta, extrovertida, tenía amigos, hacía bromas y su nombre, al igual que su voz y su risa, resonaban más en mi cabeza. Pero no podía armarme de valor y hablar con ella, ¿por qué soy tan cobarde? Tuve múltiples oportunidades para poder acercarme, todas estas las desperdicié por mi forma de ser tan retraída, me gustaría tener la confianza que tengo en estos tiempos. Ni un saludo, ni una mirada; era un niño cobarde el cual tenía solo la aspiración de poder ver desde lejos a una persona que le gustaba, verla sonreír, verla feliz.
*                                            *                                             *
Faltando un año para acabar la secundaria, me di cuenta que no la estaba viendo, mejor dicho, ya no me la encontraba en el camino a casa. Como la catequesis había terminado, tampoco la veía los domingos en la mañana, no la veía salir, ni entrar a ningún lado y como era de esperarse, poco a poco me fui olvidando de Gabriella. Yo vivía más cosas, sentía más cosas, conocía gente. Este gusto, esta atracción por una desconocida no iba a durar mucho más.
Recordando esto desde el asiento del automóvil, me habían vuelto los pensamientos de observar sin perturbar, esta vez tenía ganas de lograr algo, ¿debería hablarle? O sea… podría abordarla ahora, preguntarle sobre su vida, sobre sus intereses… Ojeaba mi libro, pero no podía concentrarme en la lectura de Bioy Casares, tenía que recordar qué había sucedido, apenas podía recordar porque de un momento a otro, no la volví a ver. Cerré mi libro, y pasé a ver por la ventana del vehículo, las luces monótonas de la noche me ayudaban a relajarme, a pensar, curiosamente era una noche silenciosa, tenía que hallar alguna respuesta. Escarbaba y escarbaba mi cabeza, buscando una respuesta, y la hallé. Un sábado, ya de noche, regresaba de encontrarme con unos amigos, faltaba poco para que la secundaria acabara y empezar a ver qué hacer con mi vida. Decidí caminar de regreso a mi hogar, (que lejos estaba todo de todo para mí) en mi caminata andaba silencioso y sin pensar en nada, pasé por una casa donde había una fiesta, muy ruidosa, ponían música para jóvenes. Veía que en aquel lugar había gente afuera tomando, chicos como yo, entraban y salían parejas o grupos, dentro se podía divisar las luces y el jolgorio. Subí la mirada, como tratando de ver el cuadro general de este momento y la vi, era Gabriella entre luces de neón, entre la oscuridad y el tumulto, tenía una lata de cerveza en la mano, estaba apoyada en un balcón, se reía mientras un tipo alto y delgado le tocaba la cintura y le susurraba cosas al oído. Ella vestía un pantalón jean apegado y una blusa corta que dejaba ver su vientre, ya no era una niña para nada, se le veía feliz y risueña, pero su risa era distinta, algo en ella se había desaparecido, algo en ella que veía antes y ahora no estaba, sentí pena, pero por mí, podría haber sido yo quien esté pasándola bien con ella, pero solo era un “X” más caminando por la calle, sin ninguna conexión o motivo para decirle algo.
Faltando poco para llegar a nuestro destino recordé un chispazo, una conversación que tuve con mi mejor amigo tiempo después de verla de nuevo en la fiesta, subíamos por la calle de siempre, hablando de la fea vida, de la buena música y de la peor actitud de chiquillos idiotas. En ese momento, un vientre se presentaba de a pocos, era el mismo que vi en esa oscuridad, esa porción de piel que había sido lo máximo de intimidad que pude tener con ella, pero esta vez emergió de la nada bajando en dirección contraria, era Gabriella, aunque con al menos 7 meses de embarazo. Por unos momentos ignoré completamente su presencia, no quería quedarme observándola porque sería algo bastante molesto para ella, muy incómodo, le comenté a mi amigo Si, ¿asu viste? A lo que él me respondió sobre si la conocía, le dije que no, pero que pensaba que era una chica “tranquila”. Época de tontos de verdad, no tengo idea de que pudo haber pasado, pero ese mirar, ese mirar que me hizo comprender tantas cosas en su momento, ese mirar que había aparecido cuando tenía 12 años, era cosa del pasado… ¿Qué sucedió? Hasta el día de hoy no tengo idea de que pudo haber pasado, y la verdad no es de mi incumbencia la vida de una persona completamente ajena a mí.
Llegamos, bajamos en el mismo paradero, ella primero, yo después y pude observar la manera en que iba avanzando hacia su casa, viéndola caminar pausadamente, yo por mi parte, con una mensurable distancia iba con un paso tan rápido que tuve que bajar mi velocidad. Las calles no habían cambiado en cerca de 15 años, pero parecían tan distintas ahora que volvía a verla y a recordarla. Su porte reflejaba una vida pesada, asumí “madre soltera” nunca la había visto con pareja luego del embarazo. Al parecer trabaja hasta altas horas y hace malabares para dejar a su hijo al cuidado de alguien, una realidad que aqueja a muchas madres solteras… Solas... Aún vive cerca a la casa que habitaba en sus “años mozos”.
Llegué a la esquina donde doblo a mi casa, y caminé muy despacio para tener tiempo de verla, quizá por última vez, la miré perderse entre las casas del barrio. Vaya cambio, giré la llave para abrir mi puerta, volteé y no la vi más, ¿Es así como suelen acabar las cosas? ¿Abruptamente? ¿Cómo habrá pasado todo? ¿Qué habrá pensado? ¿Cómo habrá vivido?, son preguntas que quizás nunca tengan respuesta.
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kisses-aa · 4 years
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Open Your Eyes
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Supe que la voz provenía de Matías, seguí el sonido y esta me llevó por detrás de la casa. Lo encontré arrodillado frente a Linda, ella estaba parada arriba de un banquillo de piedra y escuchaba que Matías le cantaba.
  (Escuchar Nadie Más - Gastón Soffritti en la playlist)
Estaba muy triste. No podía creer lo que veía, así que salí corriendo, sin mirar atrás. Llegué hasta una plaza y vi un banco, me senté ahí. Comencé a llorar fuerte. Alcé mi vista al cielo, para sentir la lluvia correr por mi cara y mezclarse con mis lágrimas. Sentí que alguien me tocaba el hombro y al girarme no podía creer lo que mis ojos veían.
Narra Joe:
Estaba caminando por el parque, sintiendo como la lluvia borraba cada momento y sentimientos que mi corazón y cabeza sentían o recordaban, era como sentirme más vivo. Ayer tuvimos el concierto en Buenos Aires y me di cuenta de que el único amor que existe de verdad es el de mis chicas, porque sé que ellas nunca me usarían por fama ni menos por publicidad, sé que ellas son lo más leal que existe. Hace unos meses me entere de que Camilla, me estuvo engañando todo este tiempo, y yo creí que lo nuestro iba más enserio, sentía muchas cosas por ella, y me duele que haya hecho esto, siento como si mi corazón se hubiera congelado, como si ya no sintiera nada, tal vez esto me enseñe a no volver a confiar en nadie más.
En un instante fui arrancado de mis pensamientos por alguien que lloraba y me llamó la atención, al parecer no soy él único triste esta noche. me aproxime un poco, vi que a una chica. sentada en un banco, me acerqué y le toqué el hombro para saber si estaba bien, con este tiempo no debería estar en la calle y menos sola.
Me arrepentí de haberme acercado, ya que cuando me vio se levantó y noté que estaba por gritar. De un rápido movimiento le tape la boca.
No grites, por favor, solo tranquila - dije con desesperación.
— Está bien... Yo... Me calmo - dijo algo, pero no lograba entenderla — ¿Sabes hablar inglés? — pregunté haciendo señas que parecieron darle gracia.
— Si, eh aprendido algo de los juegos — me contestó con una media sonrisa, no pude evitar sentirme triste al ver sus ojos hinchados de tanto llorar.
¿Por que lloras? — le pregunte, mi corazón se encogió más cuando ella me miro a los ojos.
— Porque me dejó para estar con ella, y encima no lo quiere en realidad, solo juega con él. Pero, él prometió jamás lastimarme y lo hizo — Contesta triste mirando sus dedos.
Me tomó un poco de sorpresa que me lo contara, pero, me hizo bien saber que confía en mi - Entonces no te ama, siento ser muy sincero, pero si él juega con vos, no te ama - Suspiro y de a poco para de llover, miro el cielo - te lo digo porque, a mi me paso, y no es lindo.
¿Como alguien puede lastimarte? - Me pregunta con un poco de inocencia y yo me rió mirando hacia los arboles que bailan con el viento, cambio mi vista a ella, y la observo pestañear esperando una respuesta, me encojo de hombros — en el mundo hay personas malas — la miro y ella asiente — ay, soy un tonto, no te pregunte tu nombre, yo soy Joe, aunque creo que eso ya lo sabias — La miro con picardia, ella se sonroja y tapa su cara, no puedo evitar reírme.
Mi nombre es Dolores, pero, dime Lola — deja ver su rostro un poco y creo ver una pequeña sonrisa.
— Bien Lola, bonito nombre - La miro unos segundo - ¿Cuantos años tenes? - Pregunto extraño la observo, no debe tener más de 11 o 12, espero que sus padres no estén preocupados.
Narra Lola:
Tengo 17 años — mentí, no se porque, yo no suelo mentir.
— Ah bueno — dijo arqueando una ceja serio, como si lo hubiera notado.
Creo que me tengo que ir, sino mis hermanos me van a matar — dije preocupada, Gastón es capaz de llamar hasta a la fuerza aérea porque me escapé.
— Si quieres te acompaño — dijo algo distante, mientras se paraba del banco.
— Lo miro sin creerlo aun, me quedo prendida en su rostro, escucho que me habla pero no escuche ni media palabra de lo que dijo — bueno dale - asentí sin saber lo que contestaba.
Caminamos hasta casa, miraba a Joe sin poder creer que hace unos minutos le conté mis problemas, no había imaginado estas cosas, ni en mis sueños más locos, ¿Saben que es lo más increíble? ME PRESTÓ SU CAMPERA, si hubiera estado sola en mi casa, en estos momentos, estaría gritando y saltando por todos lados.
— Es aquí - le señalo la puerta, Joe se detiene un poco serio, ¿que le pasará? No me atrevo a preguntarle, ¿por que soy tan tonta? Seguro que si fuera como Taylor Swift, me atrevería a preguntarle, pero Lola lo único que hace es callarse. Suspiro dolida cuando mi estúpida cabeza me recuerda como llegue a esta situación, me niego a llorar por un chico, el único por quien eh llorado, es mi padre, miro el suelo y veo como las gotas empezaron a caer de nuevo.
Él se acerca a mi y con sus dedos debajo de mi mentón, me hace mirarlo a los ojos, puedo sentir como su mirada atraviesa la mía, sus ojos son profundos eh intensos, me quedo hipnotizada ante sus ojos avellanas intensos — Nunca bajes la cabeza, aun eres muy joven para sufrir por amor — me dijo en un susurro. — Siempre se tu misma, no deberías cambiar por nada, ni por nadie - me aconseja, estúpido Joseph Adam Jonas deja de ser tan, tan, tan Joseph.
- Gracias Joe - agradezco y lo miro una vez más antes de entrar a casa.
Gracias a vos, por cruzarte en mi camino — se acerca a mi y me da un beso en la mejilla, sin pasar menos de un minuto, siento como mis mejillas arden, Joe me ve y se ríe. Es algo que se puede notar a distancia.
Me despido de Joe y entró a la casa, Matías y Linda estaban anunciando su noviazgo a todos, a veces me sentía invisible, yo no existo para los demás. ignore por completo la escena, porque nadie arruinaría mi momento más inesperado de la noche, un momento del que siempre guardaría en mi corazón y que tal vez no vuelva a pasar jamas, . Entró a mi habitación con calma y tranquilidad, cuando me toco el hombro, me doy cuenta que aun tenia la campera de Joe, - ¡Soy una idiota! ¿y ahora que hago? ¿¡y si llaman a la policía!? ¡va a creer que me la robe! ¿estoy exagerando?, si lo estoy - ¿esperen? TENGO SU CAMPERA, TENGO LA CAMPERA DE JOE JONAS, no puedo creerlo, siento su perfume, el perfume a Joe, ¿como voy a devolvérsela? Pongo música para que nadie escuchara mis gritos de euforia, podría decir que agradezco a Matías y a Linda por declararse amor en el patio de casa, si no fuera por eso no hubiera salido corriendo, ni tampoco, hubiera conocido, al mejor chico del universo. Me tiro en la cama con su campera con una sonrisa, un suspiro sale de mi, al recordar, a Joe, huelo su campera y cierro los ojos. Miro hacia el respaldo de mi cama, y observo un póster de Joe pegado justo en el medio, donde da el respaldo de mi cama, me acercó a él, y le doy un beso. -... ¡¿QUE?! ¿Acaso nunca estuvieron obsesionados con un ídolo/a?!-
Unos minutos más tarde salgo de mi cuarto, escondí la campera en un huequito donde guardo cosas de emergencia, no se lo he contado a nadie, seguro ni me van a creer, siempre piensan que invento cosas o no me toman muy enserio. Entró al baño, canto Gotta Find You, salgo con mi pijama de gatitos, no me juzguen. Camino hasta el comedor con una sonrisa de oreja a oreja, algunos chicos me miran extraño, ¿Acaso creen que me voy a poner a llorar después de encontrarme con mi amor de toda la vida? nada podrá arruinar mi gran momento.
¿Y esa sonrisa? — me mira Gastón, sorprendido.
Solo estoy feliz — me siento a su lado en el sillón y mi hermano estira su brazo para que lo abracé.
Me alegra saberlo, es lo que más me importa - me da un beso en la cabeza, Gastón es él más serio de mis hermanos, y es él más estrictos, siempre está dándome órdenes o retándome. Federico es con el que más eh pasado tiempo, siempre jugamos a los jueguitos en la compu, el otro día me mostró el GTA Vice City, me reí un montón. Aunque a veces me molesta, es un tonto, pero lo quiero. También tengo otro hermano, él del medio, Marcos, mi favorito de los tres, es bueno conmigo, y me entiende, aunque lo veo poco por la camarita web, él vive en Estados Unidos, porque estudia medicina, creo que vive en Los Ángeles, y me dijo que es un lugar precioso, me ha mandado postales, y fotos de él en ese lugar, es preciso, me prometió que un día me llevaría. Lo extraño mucho, con él me siento protegida y no tengo miedo.
****
Pasaron las semanas desde que me encontré a Joe en la plaza, aun sigo feliz por ese día, aunque, no tanto, porque paso algo extraño con Matías, no se que le agarro pero, cuando me pregunto por que estaba feliz, no le quise decir, es mi secreto y siempre lo sera, y entonces me agarro fuerte de las muñecas, y no me quería soltar, no se porque hizo eso, me dio mucho miedo, jamás había visto a Matías actuar conmigo de esa manera, solo una vez cuando estaba en la casa de mi amigo Guille por el cumple años, y Matías me empujó porque creyó que me gustaba; Él nunca fue celoso, por eso me llamó la atención que lo hiciera.
Con los chicos salíamos a caminar a todos lados, estábamos algo deprimidos, porque en dos meses teníamos que empezar el colegio otra vez ¡QUE TRISTE!
Estaba con Fer y Anto afuera, caminando tranquilas por los hermosos Bosques de Palermo*. Es una tarde muy hermosa de verano, hoy hay un ambiente distinto, como si todo fuera distinto, como si algo fuera a pasar, como la canción de Los Auténticos Decadentes que dice "Todo es tan tranquilo, que el silencio anuncia el ruido de la calma que antecede al huracán". Mi paz y tranquilidad fue arrancada de un golpe seco, por la voz insoportable de Lucía, mi casi prima, es la típica chica a la que todo hombre caería a sus pies con solo mirarla, Su cara es perfecta, sus ojos son perfectos, todo en ella es perfecto, no hay nada que le quede mal, a comparación de quien les habla, ojalá pudiera ser como ella, siempre pensé que a Lucia la sacaron de una revista de modelos de ropa, Matías esta enamorado de ella desde que se la presente, y se le nota, por como la mira, ademas de que ella se le resiste mucho a Matias porque ella busca otro tipo de hombres, según ella, Matias es muy poco para ella, Lucia es muy decidida y siempre sabe lo que quiere, con esta chica lo poco que tengo de autoestima, se borra por completo, es todo lo que yo desearía tener.
- ¿Chicas, cómo están? - Dice Lucia con su voz siempre alardeando con una sonrisa.
Las tres la ignoramos.
¡¡¿¿QUÉ NO SON LOS JONAS BROTHERS??!! — Gritó Fer, señalando hacia donde ellos estaban y era cierto, creo que podría reconocerlos aun así se pusieran en modo incógnito, como exactamente estaban vestidos, con ropa deportiva, gorras y lentes de sol, mirando para todos lados, con las maletas al lado.
No, chicas. Hay que demostrarnos serias y normales, porque si no, los vamos a asustar — explico colocando mi dedo indice encima de mi boca, mientra caminaba con mi estomago revuelto.
— Es verdad — se ríe.
Nos acercamos a ellos, "disimuladamente" para no asustarlos y que salgan corriendo, ese momento se detuvo en mi vida como si fuera la única en el planeta, todo a mi alrededor había desaparecido, solo estábamos ellos y yo. Mi timidez empezó a nacer, cuando nos encontramos frente a frente, Las chicas sin pudor saludaron a los tres, con un beso en la mejilla, me aproxime a saludar a Nick y Kevin, pero, cuando me acerque a Joe.
Hasta ahí, me falto colocar el glosario xD, no olvide de comentar o darme un voto, me conformo con un emoji.
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elintercambio · 5 years
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Capítulo 6
*POV Kennya
¡¡¡CARAJO!!!
Hija de puta, ¡mierda!, me duele bastante.
Me quedé un buen tiempo de pie, esperando que pasara un poco. El dolor era insoportable, sinceramente no puedo imaginarme cómo lo ha de sentir un hombre. Cuando el dolor pasó, entré a casa escupiendo fuego, subí las escaleras corriendo y fui directo al cuarto de mi hermano, cuando entré me encontré con Flor sentada, sola, sobre la cama pasando la mano en su brazo, sus ojos estaban llenos de lágrimas y algunas bajaban por su mejilla, yo cerré.
Así que notó mi presencia, pero intentó fingir que no lloraba.
— ¿Qué quieres? — Preguntó, mirándome — ¿viniste a terminar de quebrar mi brazo de una buena vez? — dijo, ahora mirando su brazo.
Suspiré y pasé mis manos en mi cabello desordenándolo hacia un lado y luego hacia el otro, nerviosa. En ese momento mi mamá entró.
— Flor querida, quier… — entonces vio sus lágrimas — ¿qué pasó?
Se acercó a ella, viendo su brazo.
— Mi Dios, ¿cómo te pasó eso? — preguntó, pasando la mano en el brazo de ella.
Cerré los ojos, esperando que ella le contara todo.
— Me golpeé. — dijo simplemente.
Abrí los ojos y la miré, completamente confundida.
— ¿Cómo? — preguntó, preocupada.
—  No sé exactamente, soy un poco torpe. — forzó una sonrisa.
— Voy a ir a comprar algo para que te pongas ahí. — avisó, levantándose.
—  No hace falta. — intentó, pero mi mamá ya había salido.
— ¿Por qué no me entregaste? — pregunté.
— Mi problema es contigo y lo resolveré sólo contigo. — Dijo mirándome — no tengo porque acusarte.
La miré, muy sorprendida para pensar en decir cualquier cosa, entonces, me acerqué, sentándome frente a ella, que se encogió en la cama, mirándome asustada.
— Tranquila- dije con la voz más baja que pude — Déjame ver eso.
Sujeté su brazo, ahora con cuidado, asustándome por la enorme marca que tenía ahí, suspiré.
Flor continuaba mirándome, una mirada cautelosa y asustada, como si yo fuera a torcer su brazo en cualquier momento, o algo parecido.
— Voy a buscar una pomada. — Dije levantándome — No te vayas.
— Si tú tenías una, ¿por qué no le dijiste a tú mamá? Ella fue hasta la farmacia a comprar.
— Estaba media ida. — me encogí de hombros — y nada de drama, la farmacia está al otro lado de la calle.
Ella se sonrojó un poco y volvió la atención en su brazo, verla observar lo que yo le había hecho, me removió absolutamente todo, por lo que fui a buscar la pomada hasta mi cuarto, cuando regresé. Decidí preguntarle.
— ¿En dónde está mi hermano? — dije mirando a los lados.
— Allá afuera con Gary.
Hmm, ni sabía que el pequeño ya había regresado a la casa. Me senté nuevamente frente a ella y coloqué un poco de pomada en mi dedo.
— Tal vez arda. — Avisé, ella alejó su brazo en el momento — ¿Qué pasa Flor, eres una mujer o un ratón?
— Un ratón, creo. — bromeó, sujetando su brazo contra su pecho, como protegiéndolo de mí.
— Deja las bobadas. — Hablé seria — te dolerá mucho más si no te pongo esto.
— Está bien. — suspiró, dándose por vencida.
Entonces estiró su brazo nuevamente, lo apoyé en mi pierna y pasé el dedo por el enorme moretón, ella cerró los ojos y sujetó la sábana con la otra mano.
— Está quemándome. –dijo intentando alejar el brazo.
— Ya va a pasar. — dije soplando y pasando mi dedo en su brazo, levemente.
— Está tardando mucho en pasar. — dijo impaciente, todavía queriendo sacar el brazo de mis manos.
—  Cálmate. — Dije seria —  después empeora. — Bromeé, ella me miró, con los ojos muy abiertos — Hey, estoy bromeando.
— No juegues con eso.
Hice movimientos circulares con el dedo sobre la marca, sintiéndome fatal por eso.
— ¿Me disculpas por esto? — señalé la marca.
— No te preocupes… — Me miró — discúlpame por el golpe. — Sonrió — pero, yo no pasaré la pomada en donde te está doliendo. — tuve ganas de reír.
Me quedé seria con su comentario, acabé dejando ir la necesidad de reír.
— ¿Tú nunca sonríes? — preguntó mirándome.
— No me gusta reír.
— ¿Por qué no? — Movió su cabello — una sonrisa mejora el día de todo el mundo.
— Solamente no me gusta reír, sin “porqués”. — dije, dando el asunto por terminado.
Ella entendi�� eso y luego volvió a hablar, sobre otro asunto.
— Ya no tienes que ayudarme más. — Dijo, alejando su brazo — y tampoco tienes que aguantar mis preguntas. — me miró — no contaré nada.
— ¿De qué estás hablando? — pregunté confundida.
— Estoy hablando de que no necesitas hacer estas cosas solo para que yo no le cuente a tu mamá la verdad.
La miré por unos segundos, muy sorprendida, pero luego la sangre comenzó a hervir en mí, yo nunca hice esto por nadie, ¡nunca!, ni siquiera presté mi pomada, ni para mi mamá, por algún motivo yo hice esto por ella, sin saber por qué ¿y ahora ella viene a decirme que fue por miedo? Si, exploté.
— No seas idiota, nena. — Me levanté — Yo no tengo problemas con un castigo, yo no los cumplo. — Dije mirándola — Si quieres contarle a mi madre, la decisión es tuya, yo no voy a impedírtelo y tampoco a hacer cosas para que no le cuentes. — dije nerviosa — sinceramente, es por personas así, que yo no sonrío.
Dicho eso salí del cuarto tirando la puerta.
*POV Flor
Estaba mirando la puerta cerrando por algunos segundos, estaba perdida en pensamientos y cuando se abrió, me asusté.
— Calma, calma, soy yo. — habló con sus manos arriba, como quien se rinde.
— Mil disculpas Kenny. — Dije con la mano sobre mi corazón — me asusté.
— Lo noté. Mi mamá me mandó a traerte esto. — Me dio una pomada — ella me contó que te golpeaste — llegó cerca a mirar mi brazo — Eso no es una marca de cualquier golpe, ni aquí ni en China. — dijo con un tono serio.
— Discutí con tu hermana. — suspiré.
— No creo que esa idiota tuviera el coraje de hacerte eso. Voy a matarla.
Se dirigía hacia la puerta, pero corrí hasta él, impidiéndolo.
— No hagas nada, yo la lastimé a ella también.
— Con todo el derecho después de lo que te hizo. — Me miró — eso no cambia nada Florencia, ella no puede hacer esto.
— Ella se disculpó y yo lo acepté, luego acabó. — volví a la cama.
Él negó con la cabeza, inconforme por no poder ir a golpear a su hermana.
— Lo que hiciste hoy fue increíble. — Sonrió — gracias por no haberla dejado allá.
— No lo hice por ella, lo hice porque no iba a dejar que te lastimara, hermanito. –sonreí, él sonrió enternecido y me abrazó.
— Muchas gracias. — dijo cuándo nos soltamos.
Sonreí para él y le guiñé un ojos, se sentó a mi lado y nos quedamos conversando, hasta que escuchamos tres toques en la puerta, luego de un grito.
— La cena está lista. — avisó.
Él se levantó y yo lo seguí hasta la sala. La cena fue silenciosa, Kennya no me miró ni una sola vez, ella no miró a nadie, sólo se sentó y comió.
— ¿Me pasas la ensalada? — dijo con la mano estirada hasta su hermana.
Ella no se movió.
— … por favor. — dijo, ya impaciente. Silencio total — ¡KENNYA! — gritó.
Ella levantó la mirada viendo a su hermano notablemente irritado.
— ¿Qué fue?
— La ensalada Kennya. — Dijo cansado — alcánzamela.
Muy lentamente ella la tomó y se la pasó a Kenny, que ya estaba irritado en tener que esperar tanto.
— …gracias. — habló en su propio silencio.
Él volteó los ojos y la ignoró, manteniéndose callado, comiendo, como todos nosotros.
— Flor, ¿no quieres llamar a tus papás? — Preguntó Gladys —  sólo los llamaste el primer día que llegaste.
— No, está bien. No quiero causar tantos gastos. — La miré — además, hablo con ellos todos los días, por e-mail.
— Cuando quieras llamar, no dudes en hacerlo. — dijo simpática.
— Gracias, cuando necesite, yo llamo. — sonreí, volviendo a comer.
Nos quedamos en silencio un tiempo más, hasta que Kennya terminó de comer y salió de la mesa, luego todos hicimos lo mismo.
— Estoy lleno. — se recostó en el sofá.
— Se dice satisfecho, Kenny. — Lo corrigió.
— Bueno, eso. — habló con la mano sobre su estómago.
— Yo aún tengo espacio para un dulce. — sonrió el pequeño Gary, dirigiéndose a la cocina.
Nos mantuvimos en silencio, viendo las noticias en la televisión, algunas veces comentábamos algo o conversábamos sobre diferentes asuntos. Un tiempo después todos fueron a dormir, menos yo. No estoy acostumbrada a este horario y mucho menos con la costumbre de que todos aquí se van a dormir temprano, por eso, me quedé en la sala, buscando alguna película. Estaba sentada en el sofá, cuando escuché ruidos de alguien bajando las escaleras.
— ¿Kenny? — pregunté, sin fijarme para checar.
Silencio.
Todo volvió a quedar en completo silencio, hasta que sentí a alguien detrás de mí, me volví para ver quién era y entonces…
— ¡Maldición! — Grité asustada al ver a Kennya ahí atrás — ¿por qué no respondiste cuando pregunté quién estaba ahí?
Ella dio la vuelta y se vino a sentar a mi lado.
— Porque yo no soy Kenny — se encogió de hombros.
— ¿Y por qué no me dijiste eso? — la miré —
— Te lo acabo de decir. — me miró-
— Antes de asustarme. — suspiré —
— No es mi culpa si te asustas con facilidad. — Habló tomando el control de mis manos — ¿Quieres ver la propaganda política? — levantó su ceja, por el canal que estaba en la televisión.
—…Yo no me asusto con facilidad. — Dije entre dientes — no, la verdad no. —suspiré —
— Hmm, déjame ver qué hay de bueno por aquí. — comenzó a pasar los canales, mirando lentamente cada uno, hasta que se detuvo en uno de ellos.
— Este es bueno. — sonrió, mirando la televisión.
Demoré algunos segundos para darme cuenta en que canal estaba.
— Kennya, yo no voy a ver películas pornográficas.
— Entonces tapate los ojos. — dio una sonrisa victoriosa.
— ¡Cambia de canal, ahora! — Ordené, ella me ignoró —  Kennya, quita eso. —hablé de lado, con el fin de no ver la televisión, los sonidos que venían de ella eran insoportables.
— Mira, mira, mira. — dijo con los ojos fijos en la pantalla.
— NO, no me voy a perder nada bueno. Ya cambia ese canal.
— Cuando termine, yo lo cambio. — me miró rápidamente.
— ¿Me das el control? — Estiré mi mano, nada pasó — dame ese cochino control. — ella continuó ignorándome—
Bufé y me llené de coraje, me monté en sus piernas e intenté quitar el control de sus manos sin éxito, sus brazos eran largos, ¡estaba jugando conmigo!
— ¡Vamos, bajita, quítamelo si eres capaz! — me desafió —
Apoyé mi mano sobre su estómago, para impulsar mi cuerpo hacia arriba, pero aun así no lo lograba, después de un tiempo, me di cuenta de que ella ya no miraba la televisión, estaba muy ocupada molestándome… pero más que eso, ella se reía, de verdad, sin ironías, una risa hermosa.
— ¿Te rindes? —dijo cuándo me detuve.
— Jamás.
Volví encima de ella, pero ahora ella colocó el control dentro de sus pantalones.
—¡Hey!, eso no se vale. — hice un puchero.
*POV Kennya
Me tuve que reír de la cara que ella hizo cuando coloqué el control dentro de mis pantalones, sus ojos se abrieron muy grandes por unos segundos, para sólo entonces, ella hacer un puchero y cruzarse de brazos.
— Ya valió todo. — Le hice un guiño — Prometo que si lo tomas de aquí ya no te molestaré más.— hablé seria, ella se quejó —
— No voy a colocar mi mano dentro de tus pantalones Ken, olvídalo. — Volteó sus ojos —
En eso, me di cuenta que ella estaba sentada sobre mis piernas, con un peso prácticamente nulo.
— No seas tonta. — La abracé por la cintura — así es la vida. — hablé, dejándola aún más molesta.
Miré de reojo la televisión, Flor pareció hacer lo mismo, bueno ahora pasó una escena muy fuerte y ella se exaltó, escondiendo su rostro en mi cuello. Por impulso coloqué mi mano en sus cabellos, dejándola aún más cerca de mí, cerré los ojos, sintiendo el dulce aroma que emanaba de ella y recorría todos mis sentidos, dejándome atrapada.
— ¿Ya pasó? — murmuró, contra mi cuello.
-— No todavía no. — mentí, una vez que ya había pasado aquella escena.
— ¿Puedes bajarle? — Preguntó aún escondida en mi cuello, no respondí.
No sé exactamente por qué lo hice, pero la idea de soltarla no me parecía buena, además, me faltaba la fuerza para hacerlo. Me quedé un tiempo más abrazándola y sintiendo su tranquila respiración tocar mi cuello. Entonces, decidí que era hora de alejarla.
— Listo. — La solté, Flor se alejó, aun con sus ojos cerrados.
—  ¿Ya? — abrió un ojo, espiando.
— Ya. — afirmé.
Entonces ella se volvió a quedar quieta, aún sentada a horcajadas sobre mí, con las manos firmes en mi estómago.
— Cambia el canal… — pidió nuevamente, de espaldas a la televisión — Por favor.
La miré por unos segundos, miré la televisión, la miré a ella nuevamente.
— Espera a que termine. — Dije por fin —
Flor se quejó de algo e hizo un gesto con su cara, negué con la cabeza y volteé mis ojos, viendo la película.
O intentándolo.
— No sé porque existen personas que aman ver este tipo de cosas. — comenzó a hablar — ¿Cuál es la gracia de ver a dos personas teniendo relaciones? — levantó su ceja — ¿La necesidad es tanta o qué?
— ¿Cuál es la gracia de ver películas de romance? — Contesté, ironizando en mi cabeza puesto que también amaba las películas de romance. — ¿Están tan necesitados que tienen que ver el amor ajeno? — Ella se cruzó de brazos, nuevamente.
— Cállate la boca. — murmuró —
La ignoré volviendo a ver la película, pero Flor nuevamente se soltó a hablar.
— Además, estas películas son asquerosas. — Hizo un gesto — muestran mucho más de lo que deberían.
— Justamente por mostrar más, es que son películas pornográficas. — Volteé los ojos-
— Aun así, ¿qué tipo de persona sin carácter se presta para que la filmen haciendo esas cosas? — preguntó —
— El tipo de persona que quiere dinero fácil. — respondí —
—  ¿Tú tienes siempre una respuesta para todo?
—…Tal vez… ¿algún otro comentario o puedo ver la película?
— No quiero que mires. — Dio un brinco, tapando mi visión — Me da una pena verte viendo esas cosas.
— No seas aburrida. Mira tú también.
— Ni muerta. — dijo seria.
*POV Flor
Continué con mi berrinche por un tiempo más, hasta que la porquería de película terminó, Kennya apagó la televisión y pude caer en cuenta que estaba sentada en sus piernas.
— Oh… Disculpa. — sonreí sonrojada, sentándome a su lado —  Am, ¿por qué apagaste la televisión? — pregunté, para que se me pasara la vergüenza.
— Todo bien, — me miró —  Porque terminó la película. — Se encogió de hombros —
— Yo sé que terminó, pero eso no quiere decir que no haya más.
— ¿Quieres ver otra? — abrió sus ojos.
— Es claro que no. — Respondí rápidamente — Quiero decir que hay otras cosas para ver.
— Lo sé… — me miró, desconfiada — ¿por qué no admites de una vez que te gustó?
— Porque no me gustó.
— Tú eres tan anticuada Florencia. — Negó con la cabeza —
— ¿Y qué es ser moderna? — Pregunté — ¿ver películas de este tipo? — dije irónica-
— También. — Asintió — usar cosas así — sacó una caja de cigarros del bolsillo — es moderno.
— Discúlpame Ken, pero si para ser “moderna” necesito acabar con mi salud, entonces yo seré muy “anticuada”. — Afirmé — no creo que tú uses esas cosas solo para ser “moderna”. — completé —
— No es sólo para eso. — me miró, seria.
— ¿Y para qué es? ¿Para ser aceptada? — por la cara que ella hizo, creo que acerté.
— No importa.
— Si es por eso, tienes que saber que no necesitas de esas cosas para serlo. En estos pocos minutos que fuiste tú misma conmigo, yo me divertí mucho. No te dejes llevar por los que opinen los otros, piensa por ti misma.
Antes que ella pudiera responder, salí de la sala, dejándola pensar, ya que se quedó allí, ella podría pensar en todo lo que le dije.
Entré en la habitación, pie por pie, para no despertar a Kenny, que dormía en su cama, fui hasta el baño a lavar mis dientes y colocarme el pijama.
Ah, rayos, olvidé tomar agua.
Me dirigí nuevamente al baño a buscar, porque aunque pareciera mentira, cuando no lo hago me da mucha sed.
De regreso, vi la puerta del cuarto de Gary medio abierta y una conversación venia dentro de ella, me detuve al lado y espié.
— ¿No tienes sueño capeón? — Preguntó, sentándose a su lado en la cama —
— Tuve una pesadilla. — Respondió, frotando sus ojos — varios monstruos venían a buscarme. — Amplió sus ojos —
— ¡Ah!, pero sólo fue un sueño. — pasó su mano por el cabello de él — ¿tienes miedo de quedarte sólo?
— Sí… — entonces, bajó su voz para decir la siguiente frase — …yo creo que hay un monstruo dentro del armario, pero no se lo digo a papá, porque él dirá que soy un cobarde.
— ¿En el armario dónde? — se levantó, dirigiéndose hasta la puerta del armario — ¿aquí adentro? — preguntó, en el mismo tono de voz que el pequeño usaba.
— Sí… — dijo precavido — Ten cuidado Nina.
Kennya le hizo una señal de silencio y suavemente abrió la puerta, espiando, y en seguida la abrió completa, metiéndose en el armario.
— Pues… Creo que ya se fue. — sonrió —
Yo también sonreí, la forma en la que ella trataba a  Gary es completamente diferente a como ella trata a cualquier otra persona, es una Kennya totalmente cariñosa y atenta, que sonríe verdaderamente, que se muestra como una buena hermana mayor.
— ¿Y si regresa? — preguntó, escondiéndose sobre las cobijas.
— Uhm, si regresa, tú me llamas. — se sentó a su lado nuevamente.
— ¿Qué dices de dormir aquí Nina? — sonrió, sentándose.
— ¿Cómo voy a caber en tu cama? — preguntó divertida.
— Yo te hago un lugar. — Se corrió hacia el lado — Pero tienes que contarme una historia. — habló alegre.
— Está bien. — se acomodó al lado de él — ¿Qué historia?
— Cualquiera. — Habló con la típica sonrisa de un niño — Pero tiene que ser nueva. — sus ojos brillaban-
Entonces caí en cuenta de que Kennya siempre tiene esos momentos con Gary y que no interrumpiría nada, así que decidí entrar.
— Wow, una historia. — dije sentándome en la cama al lado de ellos —
El pequeño sonrió enormemente y me abrazó por mi cuello.
— Flor, ¿te vas a quedar aquí con nosotros? — preguntó, emocionado —
— Si me dejan… — miré fijamente a Kennya, que dio una media sonrisa y asintió —
— Claro que te dejamos. — se sentó en mi regazo — ¿No Nina?
— Claro, claro. — Movió su cabello — ¿Podemos comenzar? — Los dos asentimos — Había una vez, en un reino muy, muy lejano un chico pequeño que quería ser un pirata… — yo no aguanté y comencé a reír, ella me miró —
— Disculpa… — coloqué mi mano en mis labios — Es que… — intenté calmarme, pero no resultó — … ¿Un pirata Ken? — volví a reírme, Gary me acompañó, aunque creo que no entendió el chiste, porque ni yo lo entendí —
— Deja, es mi historia. — habló, como una niña berrinchuda —
— Uhm, cambia eso. — pedí, mirándola —
— …Cambiarlo ¿por qué? — Levantó su ceja —
— Una princesa. — dije sonriendo —
— Gary no quiere escuchar historias de princesas. — volteó los ojos. Ah, claro, olvidé el detalle —
— Está bien, entonces coloca un rey. — Miré al pequeño —
—¡ESO!, ¡Un rey es genial. — dijo el pequeño, animado —
— Fui vencida… — suspiró — …Está bien, que sea un rey. — Me miró — ¿satisfecha? — Asentí — … Okay, este rey tenía mucho dinero y dirigía todo su palacio.
— ¿Solo  el palacio? — Interrumpí nuevamente — Un rey dirige todo un país. —sonreí —
— ¿Vas a interrumpir siempre mi historia? — preguntó divertida —
Negué con la cabeza e intenté mantenerme callada, pero es bien complicado con la historia que ella está intentando inventar.
— …Entonces un cierto día, el reino fue atacado por unos dinosaurios. — Contó, mirando a Gary —
Debí haber hecho una cara muy extraña, porque ella detuvo todo y me miró.
—  Habla. — Suspiró — ¿ahora qué?
— Nada, nada, puedes seguir. — mentí descaradamente, obvio ella lo notó —
— Habla, Flor. — pidió, mirándome —
—  Es que… — comencé — ¿Dinosaurios Ken? — La miré — … sabes, es difícil imaginar eso. — Expliqué — ¿Por qué no los cambias por dragones?
— ¡Ah claro!, los dragones son fáciles de imaginar. — Dijo con un tono sarcástico — por lo menos los dinosaurios realmente existieron.
— Hace trecientos años atrás, están fuera de moda. — Miré a Gary, que se divertía con nuestra pequeña discusión —
— Está bien, que sean los cochinos dragones. — Se dio por vencida — ¿ahora vas a dejarme terminar la historia?
Asentí, sonriendo. Ella siguió contando, interrumpí tres veces más, sinceramente, está confirmado que Kennya Fernández no sabe contar historias, por eso Gary se acabó durmiendo.
— Tu historia fue tan aburrida, que hiciste al niño dormir. — dije, levantándome — bien Ken. — dije sarcásticamente.
—  Ese era mi objetivo. — cobijó al pequeño y se levantó también.
—  La próxima vez yo cuento la historia. — salí del cuarto, seguida por ella.
— … Había una vez una linda princesa que… blah, blah, blah. — Volteó los ojos, intentando imitar mi voz — esas historias son aburridas Flor.
— No lo son. — Me crucé de brazos — tienen príncipes, luchas, diversión… — la miré — …tienen sueños. — suspiré —
— Tú eres muy soñadora. — se recostó en la pared del pasillo.
— Lo soy. — Admití — Uhm, creo que mejor me voy. ¡Buenas noches!
—  buenas noches…  — le di un rápido beso en su mejilla y corrí hacia la habitación.
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Polvo K
–La puta madre, estos hijos de puta me afanaron la nafta– dijo cuando estábamos subiendo a la autopista. Yo estiro la cabeza, miro sobre el volante, y la luz de la reserva del tanque marcaba amarillo titilando. Trabajo hace más o menos 10 años con Leandro, y salvo al gobierno actual, estoy segura de que lo escuché putear poquísimo. Íbamos en el auto con otra compañera más que viajaba atrás. Era el día de nuestra prueba de oposición para un concurso, y Leandro estaba en los dos jurados. Aunque tengo toda la confianza del mundo, me alegró que en el viaje del centro hasta La Plata fuéramos a hablar de otra cosa y no del examen inminente. –¡Ayer lo fui a buscar a la comisaría! Se ve que como no le quise pagar la coima al rati, me chupó la nafta. Aunque debería preguntarle a Paula a ver si ella se acuerda, pero vuelve mañana recién de viaje... La llevé a ella y a los pibes a Ezeiza el sábado a la madrugada, se fueron con mi cuñada, su marido y la hija a Cafayate. El gringo vino como quince veces a Argentina, pero jamás había salido de Buenos Aires. Esperamos que ellos llegaran del vuelo de Estados Unidos, nos tomamos un café y se embarcaron para Salta. Unos metros atrás, nos habíamos quedado atrancados por una protesta en la 9 de julio. –Volvía a casa tipo 7 y me desviaron para el microcentro porque también estaba cortada la avenida, aunque esta vez por ninguna causa justa.  Es loco el microcentro los sábados temprano porque las calles son como las de todos los días, pero en lugar de oficinistas y banqueros, hay laburantes y pibes que vuelven de la joda. Los encargados baldean la vereda, el camión levanta la basura, los segurata miran para afuera de las puertas. Y así fue que me afanaron. Cruzo una esquina y veo a un flaco desnudo y ensangrentado corriendo como un desaforado por el medio de la calle. Lo sigo por el espejo con la mirada, freno con el auto atrás del camión de basura, siento que él se acerca mucho, se pone delante de mi auto, se tira sobre el capot y se va abajo de las ruedas. Me bajo rápido del auto a ver qué le pasaba, y escucho detrás de mí uno que me viene gritando, “¡No lo toques! ¡No lo toques! ¡Ya está viniendo la policía!” Un gendarme que vigilaba una galería lo había estado siguiendo y había visto toda la secuencia. Yo reculo, trato de acercarme más despacio, le pregunto qué le pasa, y el tipo se levanta, se sube al auto por el lado del acompañante, pone primera y se va a los piques.
El gendarme era jujeño. Del ala dura de La Cámpora, según dijo, de Berni y de Randazzo. Había votado a Macri porque no se bancaba a Cristina, y vivía en una pensión en Once. Por algún motivo omitido, no cumplía funciones de gendarme, y estaba trabajando como personal de seguridad. No quiso que le diera plata para un taxi. –Sabés que ahora me tengo que ir rápido. Viene una chica hoy de Jujuy… Éramos amantes allá porque ella es casada… pero a la tarde me pidió que la llevara al acto del FIT en Atlanta.
Lo primero que pensé es que el chorro iba a pisar a alguien, y lo iba a pisar con mi auto. Esperamos un rato a la policía, que vino, me pidió los datos, y salió a buscar el auto. En eso aparece una flaca con ropa de hombre entre los brazos y unas zapatillas colgando: la novia. También reaparece la policía. Habían encontrado el auto tirado en Figueroa Alcorta porque el flaco se había ido corriendo desnudo de nuevo, hasta que lo agarraron y lo llevaron a un hospital. Estaban en un telo de por ahí, el flaco tomó alguna sustancia, probablemente ketamina por su nivel de euforia, y salió disparado de la habitación, golpeando puertas y rompiendo vidrios. Ella estudiaba veterinaria, era hija de un concejal massista de Avellaneda, trabajaba organizando eventos y vivía con el novio en el fondo de la casa de los padres. A los viejos nunca les había gustado el tipo, les parecía poca cosa para su hija. –¿Vos no estabas en el bar tomando algo hace un rato? Estaba ensayando una respuesta más simpática que un seco no, cuando aparecieron los canas con mi auto. Lo iba a tener que dejar en la comisaría para las pericias, y me advirtieron que podía llegar a tomar varios días. –Pero por ahí con dos mil pesos podemos acelerar un poco los trámites. Yo le dije que no, que hasta mil le daba. Se mandó para adentro y no lo vi más. –Capaz tendría que aprovechar que me llamó el flaco estos días para disculparse y ofrecerme plata. Le podría cobrar el tanque de nafta.
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