Tumgik
#como un peso en el pecho
flan-tasma · 7 months
Note
(If you're uncomfortable with this ask I sorry, you don't need to write it!)
How about genshin men (your choice) who are "straight" ( ;3 ) reacting to accidentally getting hard while fighting m!reader
💖~ I couldn't wait to write this. I think you already know who it starts with ;3 omg when I was making the images I forgot that the fucking Nobile in english is Childe kdhkdhd /cry
Warning: suggestive, Male!Reader, Kaeya is a scoundrel | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Sobretodo, sabe que es bien parecido y usa eso a su favor, probablemente haya joteado contigo en broma en alguna ocasión, pero es porque ustedes son amigos y nada más. O eso dice él.
Este hombre ama batallar tanto como necesita respirar, es el primero en pedirte una pelea para medir sus habilidades en combate.
Entonces en una pelea amistosa que tuvieron, apostaron que el perdedor sería quien pague la cena. Y no estabas dispuesto a pagar esta vez.
A Nobile le agradó ver tu determinación para romperle la cara y se puso al tú por tú contigo. La adrenalina de golpear sus cuchillas contra tu espada, dar tres pasos atrás y tratar de tirarte fue tanta que su respiración pesada lo obligó a soltar un gruñido cuando por fin pudo atraparte contra el suelo.
Ahora tenía un problema nuevo: te veías glorioso debajo de él. El sudor que resbalaba por tu frente, tu ceño fruncido y tus ojos que lo miraban como si desearías matarlo en ese mismo instante. Sus pantalones se apretaron alrededor de su entrepierna.
Dudó de su sexualidad por primera vez en su vida, y eso lo golpeó duro como un roble. Más duro que él en ese momento. Bromeó un poco acerca de cómo tendrías que invitarlo a una buena comida por perder y una patada tuya en su pierna lo alertó para volver a ver tu majestuoso rostro.
“No debería ser justo si te abalanzas contra mi.” Te habías quejado y él casi quería gritar cuando tus ojos iban bajando. Te ayudó a levantarte para que no vieras su problemita y no dejó de actuar raro por el resto de la cena.
Mantenía tus ojos en cualquier parte menos en su cuerpo por debajo de su pecho, bromeando con que te lo estabas comiendo con la mirada.
Definitivamente tenía en mente comer algo más, pero ahora debía pensar bien acerca de sí mismo y sus gustos antes de cortejarte oficialmente.
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Itto y tu son amigos, compadres y camaradas en las peleas de bichos y casi que hermanos. Eres parte de la pandilla Arataki, tienes bien conocido al oni como a ti mismo.
La única razón por la que lo puse es porque sería una situación divertida.
Precisamente porque la amistad de ustedes dos es tan fuerte es que pueden darse el lujo de molestarse entre sí, hay veces en las que tiras de los cuernos de Itto para bajarlo a tu altura y él simplemente se queja para que lo sueltes y se vuelve como un toro mecánico.
Te sube sobre sus hombros y tú sostienes al toro por los cuernos para no salir volando, y entre más pelea da Itto, más puedes escuchar sus risas y sus quejas hasta que te hace caer por accidente.
Culpa suya, pero se disculpa.
Se apresura para sostenerte y ambos acaban cayendo, y el juego del toro mecánico pasa a ser unas pequeñas luchas en las que te retiene por los brazos para que no lo golpees, solo parejas el aire.
Algo dentro de la cabeza de Itto se enciende, algo extraño dentro de su estómago da un vuelco cuando su rostro burlón pasa a uno de sorpresa al verte realmente sonriendo mientras te quejas con que es un hombre gigante y no puedes aguantar su peso.
Se queda en blanco un rato cuando nota que su amigo se asoma para seguir viendo lo lindo que resultas ser, pero el gran Arataki Itto decide que es suficiente diversión por hoy y debe ir a hacer otras cosas por la pandilla. Lo que se traduce a que va a buscar a Kuki para decirle que cree que está enamorado y su pito es la prueba.
No te sorprendas si empieza a ser más gentil contigo, él espera con ansias pelear contigo otra vez, pero no puede evitar pensar en que solo quiere dejar marcas de sus manos en tu piel de una manera no agresiva.
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Él era un romántico, por lo que siempre hablaba y buscaba consejos para tratar de conseguir pareja, pero nunca se daba la ocasión con nadie. Eso lo hacía un poco triste, pero tenías formas de hacerlo olvidar las cosas por un rato.
Ya han habido veces en las que los confunden con una pareja, aunque lo suelen negar de inmediato porque obviamente a Lyney le gustan las chicas y se puede ver cuando te contaba cómo una chica que fue a uno de sus shows le pareció linda.
Encantador y dulce mago, realmente no le gustaba la idea de pelear contigo hasta que la propuesta fue para mejorar en el combate. Lyney se considera un luchador capacitado, pero pasar tiempo contigo jamás va a ser negado si se trata de ti.
Esquivas sus flechas y te acercas a él con una espada lista para tocarlo, él se aleja lo más rápido posible para hacer distancia y asegurar una flecha en su arco mientras calcula tu siguiente movimiento. Pero claro, no estaba muy al tanto de tu mejora en batalla estos últimos días para cuando te acercaste lo suficiente para tirarlo.
No querías que se lastime, por lo que sostuviste su cabeza antes de que chocara contra el suelo, manteniéndote sobre él y sin ninguna otra escapatoria. Tu respiración por encima de él, tu pecho que subía y bajaba de forma errática y la cercanía en general hicieron que su corazón casi se le salga por la garganta al ritmo de su sangre llegando a sus mejillas.
Casi sintió que temblaba debajo de tu toque, y por alguna razón eso le gustó.
Sus shorts simularon una carpa en sus pantalones y cuando lo notó casi quiso llorar. La imagen de tu pierna entre las suyas, tan cerca de sus muslos, casi lo mata. Sintió que moriría en ese mismo momento hasta que notaste su cansancio y lo ayudaste a levantarse.
Lynette tuvo que soportar el pánico de su hermano, que chillaba mientras trataba de explicarle de manera sana que no le gustaban las chicas y que lo había descubierto de una manera… distinta y no planeaba hablar más a fondo de ello.
Luego de que su pánico pasa, él empieza a avergonzarse más fácilmente cerca de ti. Y qué extraño, te empiezan a llegar flores Romaritimas a tu casa sin explicación.
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Carajo, me lo imagino quejándose contigo porque hay alguien más que te coquetea, todo como una maldita broma.
Con este sinvergüenza ya tenías tensión sexual disfrazado de jotería. Son amigos que salen a emborracharse cuando se juntan, hablan y te has sentado en su regazo más de una vez como una broma.
Pero pasando al asunto importante. Ustedes dos son amigos, por lo que cuando tuviste que irte a una expedición, Kaeya te deseó suerte con una botella en la mano y te dejó ir.
Luego se da cuenta de que le falta su compañero de copas favorito, al punto en que Rosaria lo empieza a llamar una esposa desesperada por su esposo. Y en cierto modo tiene razón.
Cuando llegas y eres recibido en mal estado, se preocupa como lo haría con cualquier amigo, y cuando te abres con él acerca de haber perdido el toque para la batalla, él se ofrece a descubrirlo y ayudarte, por lo que ahí lo tienes, enseñándote cómo lo hace un verdadero caballero. Palabras suyas.
Lo haces bien, pero Kaeya lo hace mejor, y es un recordatorio de su posición como tú superior. Sabe blandir su espada mejor, sabe esquivar más rápido y da estocadas más precisas. Por lo que te frustras y empiezas a luchar contra él como si fuera un enemigo real.
Le gusta verte así, tanto que siente su excitación crecer. Y Kaeya es un hombre que conoce sus placeres, por lo que no tiene reparo en por fin dejar todos los juegos y te acorrala con facilidad contra el muro más cercano. Su objetivo no es provocarte o amenazar, sino que sientas lo que está pasando en su cabeza y en sus pantalones.
De ti depende si aceptas o no. Pero si lo haces, no te va a soltar hasta desquitar todas las verdades que soltó como una broma. Cómo ya deseaba que fueras suyo, que lo tuvieras a él también.
Mira que suerte, tienes nuevo maestro y novio. Kaeya piensa que es lo mejor que te ha podido pasar en tu vida.
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English:
Above all, he knows that he is good looking and uses that to his advantage. He has probably joked around with you on occasion, but it's because you are friends and nothing more. Or so he says.
This man loves to battle as much as he needs to breathe, he is the first to ask you for a fight to measure his combat skills.
So in a friendly fight you had, you bet that the loser would be the one who paid for dinner. And you weren't willing to pay this time.
Childe was pleased to see your determination to break his face and he went toe-to-toe with you. The adrenaline of slamming his blades against your sword, taking three steps back, and trying to throw you off was so much that his heavy breathing forced him to let out a grunt when he was finally able to pin you to the ground.
Now he had a new problem: you looked glorious underneath him. The sweat that ran down your forehead, your frown and your eyes that looked at him as if you wanted to kill him right then and there. His pants tightened around his crotch.
He doubted his sexuality for the first time in his life, and it hit him hard as an oak. Harder than he was at that moment. He joked a little about how you'd have to give him a nice meal for losing and a kick from you on his leg alerted him to see your majestic face again.
“It shouldn't be fair if you lunge at me.” You had complained and he almost wanted to scream when your eyes were lowering. He helped you up so you wouldn't see his little problem and he didn't stop acting weird for the rest of the dinner.
He kept your eyes anywhere but on his body below his chest, teasing that you were ogling him.
He definitely had something else on his mind, but now he had to think hard about himself and his tastes before officially courting you.
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Itto and you are friends, compadres and comrades in bug fights and almost like brothers. You are part of the Arataki gang, you know the oni as well as yourself.
The only reason I put him in this was because it would be a fun situation.
Precisely because your two friendships are so strong that you can afford to annoy each other, there are times when you pull on Itto's horns to bring him down to your height and he just whines for you to let go and becomes like a mechanical bull.
He lifts you onto his shoulders and you hold the bull by the horns so you doesn't fly away, and the more Itto fights, the more you can hear his laughter and his complaints until he accidentally makes you fall.
It's his fault, but he apologizes.
He rushes to hold you and you both end up falling, and the game of the mechanical bull turns into a small fight in which he holds you by the arms so that you don't hit him, you just hit the air.
Something inside Itto's head lights up, something strange inside his stomach flips when his mocking face turns to one of surprise at seeing you actually smiling while you complain that he's a giant man and you can't stand the weight of him.
He goes blank for a while when he notices his friend peeking in to continue seeing how cute you turn out to be, but the great Arataki Itto decides that's enough fun for today and he should go do other things for the gang. Which translates to him going to find Shinobu to tell her that he thinks he is in love and his dick is the proof.
Don't be surprised if he starts to be gentler with you, he's looking forward to fighting you again, but he can't help but think that he just wants to leave his hand marks on your skin in a non-aggressive way.
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He was a romantic, so he always talked and looked for advice to try to find a partner, but he never took the chance with anyone. That made him a little sad, but you had ways of making him forget things for a while.
There have already been times when you are mistaken for a couple, although you usually deny it immediately because Lyney obviously likes girls and you can see it when he told you how a girl who went to one of his shows seemed cute to him.
Charming and sweet magician, he didn't really like the idea of fighting you until the proposal was to get better at combat. Lyney considers himself a trained fighter, but spending time with you will never be denied if it's about you.
You dodge his arrows and approach him with a sword ready to touch him, he moves away as quickly as possible to make distance and secure an arrow in his bow while calculating your next move. But then, he wasn't very aware of your improvement in battle these last few days by the time you got close enough to throw him.
You didn't want him to get hurt, so you held his head before he hit the ground, keeping you on top of him with no other escape. Your breathing above him, your chest rising and falling erratically, and your general closeness made his heart almost jump out of his throat at the rhythm of his blood reaching his cheeks.
He almost felt him tremble beneath your touch, and for some reason he liked that.
His shorts simulated a tent in his pants and when he noticed it he almost wanted to cry. The image of your leg between his, so close to his thighs, almost killed him. He felt like he would die right then and there until you noticed how tired he was and helped him up.
Lynette had to endure the panic of his brother, who screamed as he tried to explain to her in a healthy way that he didn't like girls and that he had discovered it in a... different way and he didn't plan to talk about it further.
After his panic wears off, he starts to get embarrassed more easily around you. And how strange, Romaritime flowers start arriving at your house without explanation.
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Hell, I can imagine him complaining to you because someone else is flirting with you, all as a fucking joke.
With this mf you already had sexual tension disguised as jokes. You are friends who go out to get drunk when you get together, talk and you have sat on his lap more than once as a joke.
But moving on to the important matter. You two are friends, so when you had to leave on an expedition, Kaeya wished you luck with a bottle in his hand and let you go.
Then he realizes that he is missing his favorite drinking buddy, to the point where Rosaria starts calling him a desperate wife for his husband. And in a way she is right.
When you arrive and are greeted in a bad state, he worries as he would any friend, and when you open up to him about having lost your touch for battle, he offers to find out and help you, so there you have it, teaching you how a true knight does it. His words.
You do it well, but Kaeya does it better, and it's a reminder of his position as your superior. He knows how to swing his sword better, he knows how to dodge faster and deliver more precise thrusts. So you get frustrated and start fighting him as if he were a real enemy.
He likes seeing you like this, so much that he feels his arousal growing. And Kaeya is a man who knows the pleasures of it, so he has no qualms about finally giving up all the games and corners you with ease against the nearest wall. His goal is not to provoke or threaten you, but to make you feel what is going on in his head and in his pants.
It's up to you whether you accept it or not. But if you do, he won't let you go until you get even with all the truths he let out as a joke. How he already wanted you to be his, to have him too.
Look how lucky you are, you have a new teacher and boyfriend. Kaeya thinks it's the best thing that could have happened to you in your life.
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selenne76 · 7 months
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...Exquisita sensación es sentir como te abres paso palmo a palmo entre mis carnes cavernosas...como tu hombría expande el canal donde tanto placer encontramos ambos.
El ardor de tu glande derrite el hielo de mis entrañas y las eleva a un estado de ebullición, la humedad fluye incontenible, empapando toda la extensión de la envergadura que tan completamente me llena.
Pacientemente entras hasta tocar fondo y sin prisa te retiras hasta las puertas, el tamborileo de tus dedos en mis caderas marcan el compás.
Las caricias ascendentes por la suavidad de mis costados nos mantienen en extasis, únicamente roto por el chasquido de alguna nalgada que nos acerca al limite del placer.
El peso y bamboleo de mis pechos en la cuenca formada por tus manos te fascina, te sujetas a esa fuente de alimento mientras el ritmo de nuestra cópula de vuelve errático.
Gemimos quedamente, porque en las tardes de lluvia nos gusta así, todo lento...y a la par que el agua moja las calles, tu esencia llueve sobre mi...🖤🖤🖤
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deepinsideyourbeing · 17 days
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Nada me daría tanta satisfacción como estar en un acto íntimo con enzo y hacer que acabe en sus pantalones por pura fricción, el pidiéndote perdón tartamudeando con mucha vergüenza (el clásico es la primera vez que me pasa) y si a eso le sumamos la hiperspermia BUEEEE
+18!
Los gemidos desesperados de tu novio provocan que un océano de excitación corra entre tus piernas mientras te movés sobre él. Esconder cuánto disfruta tenerte sobre su regazo no es una opción y mucho menos lo es fingir que no le encanta que tires con fuerza de su cabello.
Muerde tus labios sin piedad y te regala sólo unos pocos segundos cuando rompés el beso con la excusa de tomar aire -deseoso de más, más y más-; su boca recorre con besos húmedos tu cuello y tu hombro, sus dientes rozan tu piel y sus manos te sostienen por la cadera para guiar y prolongar tus movimientos.
-Mirá lo que hacés- susurra Enzo contra tu boca. Bajás la vista, curiosa, para encontrarte con una mancha de tu esencia oscureciendo su pantalón.
Dejás caer todo tu peso sobre él. Jadea.
-¿Y vos?- te frotás con más fuerza sobre su erección. El contorno de su miembro y el calor que irradia, por no mencionar el rastro de líquido preseminal allí donde su punta se ubica, son más que evidentes por el delgado material de la prenda.
Intenta responder pero sólo logra articular algo que suena como tu nombre: una súplica, una orden, no estás segura, pero continuás con tus movimientos de todas maneras. Busca refugio en tu pecho, en un gesto que pretende ser inocente, pero segundos más tarde está mordiendo tu pezón por sobre tu ropa y te hace gritar.
El vaivén de tus caderas se vuelve más frenético.
Captura su labio inferior entre sus dientes, con la fuerza suficiente para derramar sangre, regalándote una imagen increíblemente erótica. Todavía sin detenerte tomás su mejilla, resistiendo el impulso de tocar con tu pulgar esa pequeña arruga que surge entre sus cejas cada vez que frunce el ceño por el placer.
Los músculos de tu abdomen se tensan cuando escuchás su voz ronca:
-Dios...
Arroja la cabeza hacia atrás, su cabello oscuro contrastando con el color esmeralda del sofá y sus párpados cerrados con fuerza en un inútil esfuerzo de recuperar el control sobre su cuerpo. Tiembla bajo tu figura y suspirás, ignorando ese ardor provocado por sus uñas enterrándose en tu carne, perdida en su expresión.
Cuando te mira nuevamente, con los labios separados por pocos milímetros y los ojos brillantes, comprendés. Sus cejas se curvan en un ángulo de alivio, con un deje de desesperanza e inevitabilidad y también timidez, pero el palpitar de su miembro y un gemido que no logra reprimir son la confirmación de tus sospechas.
Besás su mejilla y su mandíbula.
-Amor, no, te juro que...- intenta explicarse, todavía temblando por el orgasmo-. No sé qué pasó...
Masajéas su erección, todavía latente y muy dura, sin importarte el líquido que impregna su ropa y humedece absurdamente la palma de tu mano y tus dedos. Ignorás también la sensibilidad post orgasmo que lo hace quejarse.
-No importa- jurás, fijando tu vista en sus pupilas dilatadas-. Todavía no terminamos.
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karylvsjuanii · 6 months
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holaa, podrías hacer fluff con Juani? me encanta tus fics que tengas un buen día bebé 💖
Good Days | Juani Caruso
tw: súper fluff, algo de Juani y reader angst, inseguro y triste, cursilería.
Narración latina. Diálogos Juani argentinos.
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Salí de la ducha nocturna de siempre. Me encantaba el olor que elegí hoy, rosas.
Coloque mi pijama favorito de ositos rosas con cafés, me gustaba ponérmela y pensar que esos dos éramos Juani y yo.
Justamente salí del baño para ir por unos pañuelos ya que había manchado de jabón en la pared.
Yo podría jurar con todo lo que amo y aprecio en este mundo que ver a Juani acostado recién bañadito era lo mejor que le podía pasar a mi sentido de observación.
Estaba con los ojos cerrados y solo se podía apreciar la mitad de su rostro alumbrado por la lámpara a un lado de él. Podía ver desde aquí su posición cómoda, con las piernas dobladas y pegadas a su abdomen, haciéndose “conchita” debajo de las mantas y sus manos aferradas a esta.
Mi corazón empezó a latir fuerte al verlo así, estoy más que enamorada de él.
Quite la vista en cuanto abrió sus ojos y captó mi atención hacia él.
Caminé al baño para evitar la vergüenza que paso en estos momentos.
Dejé la puerta abierta y me senté en el tocador de mi baño, frente al espejo, tomé mi cepillo y mi cabello para fundirlos en un intento de desenredarlo. Debo ser sincera, siempre tardo demasiado haciendo esto, mi cabello es largo y me gusta ser cuidadosa con el en este paso.
“Puedo pasar?” Juani recuesta su peso en la puerta de mi baño, cruzándose de brazos y mirándome con una sonrisa brillante, haciéndome soltar una sonrisa cuando lo veo entrecerrando sus ojitos por la luz del baño.
“Todavía me falta, Juani.” Supuse que querría usar el baño ocupado por mi.
“No, puedo hacerlo yo?” Se acerca lentamente a mi sin dejar de verme para posicionarse detrás de mi. Seguido con mi mirada a través del espejo.
“Hacer qué?” Juani toma mi mano con el cepillo aún y lo despega de mis manos, acomoda mi cabello hacia atrás con una delicadeza hermosa y empieza a cepillarlo.
El baño quedó en completo silencio, eran solo nuestras respiraciones adueñandose de este.
Apostaría que de mis ojos están apunto de desprender corazones rojos enormes, causados por la imagen que veía en mi espejo iluminado.
Juani cepillaba mechón por mechón con paciencia y una sonrisa plasmada en su cara, aunque sus manos fueran realmente grandes, sus toques siempre fueron suaves y tiernos.
A medida de que avanzaba el cepillo bajaba con más fluidez y mi corazón con más rapidez.
Juani se giró y acercó sus manos a lo que parecía ser una crema, pero al regresar a mi fue rodeado con mis brazos y mi cabeza apoyándose en su pecho, evitando sus movimientos.
“Te ves tan hermosa, me encantas” Vuelve a acariciar mi cabello largo, pasando sus dedos para alejarlo de mi rostro.
“Te amo.” Dije, sintiendo a Juani detener sus movimientos.
Juani y yo llevábamos exactamente 1 año y dos meses conociéndonos, nos conocimos en argentina cuando yo pase vacaciones allí.
Me pidió que aceptara ser su novia hace dos meses, precisamente el día que cumplimos un año de conocernos, viajó a México para pedírmelo. Fue tan atento y tierno como siempre. Eso es lo que más me enamoró de él, seguro.
Y hoy día, era el primer “te amo” que le decía, ambos sabemos que nos amamos ya que nos lo habíamos dicho a través de canciones que nos dedicábamos, cartas, notitas, uno que otro mensaje, ya sabes, el típico “tamoo” o “lov u.”
Pero nunca había salido de la boca de alguno.
“Decimelo de nuevo.” No podría describir la expresión de Juani en este momento, parecía una mezcla de todas. Asustado, feliz, triste, enamorado, nervioso.
“Que te amo, Juan” Sus brazos me rodearon completa y con una facilidad logró cargarme y llevarme hasta la cama, apoyando mi espalda en el respaldo de nuestro colchón.
“Decime ya que esto es un sueño” Tomó mis manos cuando estaba ya encima de mis piernas, claramente sin dejar todo su peso caer en mi.
Sus rodillas estaban apoyadas de lado a lado, dejando a mis piernas en medio de las suyas.
“Que no lo es, Juani, te amo mucho”
Mi rostro fue aferrado por sus manos y bañado de besos suyos, cubriéndome por completo con la sensación de sus labios.
“Basta, amor, bésame” Rodeé mis brazos en su cuello con el intento de pegarlo más a mi.
Sus labios azotaron los míos, y se sentía todo diferente, no era como ese beso alterado y desesperado por sentir algo. Nuestro beso era buscando expresarnos todo ese amor que sentíamos por los dos, ese cariño y pasión que acumulaba en todo nuestro ser. Y estaba funcionando, no había otra manera de que alguien me pudiera hacer sentir así, tendrías que ser Juani para provocarme todos estos sentimientos que vienen desde el fondo de mi corazón.
Explosiones y terremotos de amor me venían cuando él me daba sus besos, pero la manera en la que me estaba besando ahora, me hacía sentir protegida y sin miedo a nada. Sus manos nunca propasaron mi cuerpo, tocaba suavemente mis mejillas y cabello, jugaba con este y sus dedos bajaban a mi cuello poniéndome nerviosa, agregándome los pelos de punta cuando lo sentía acercarse lo más que podía.
Mis labios se acostumbraron a Juani en tan poco tiempo, haciéndome dar cuenta que eso era lo que me faltaba, su amor, su toque, sus besos.
¿Alguna vez te has sentido reconfortado por el delicioso aroma del pan recién horneado?, pues, así se sentía estar en los brazos de Juani. Se sentía como ese sábado frío por la mañana en la casa de tu abuela, impregnada de un olor a pan y chocolate caliente. Se sentía como la brisa de la noche cuando te dirigías a la cena después de un día de playa. Como la sensación acogedora cuando te pones esa sudadera que solo tu entiendes cómo te hace sentir.
Juani me hace sentir como la niña más afortunada del planeta.
Mis emociones crecían más, hasta que sentí a sus labios abandonando los míos.
“Tengo miedo, amor.” Dice después de juntar su frente con la mía.
“Qué? qué pasa?” Intento despegar mi frente de la suya para verlo a los ojos, pero el me lo impide.
“De no ser suficiente para vos”
Sabía que Juani tenía problemas de autoestima y no le era fácil aceptarse a si mismo, todo por cosas del pasado y aún más por la fama que estaba recibiendo y los comentarios negativos de la gente, las cosas se juntaban causándole días abrumadores y desesperantes.
Siempre me tenía a mí y el lo sabe, pero nunca me dijo que se sentía de esa forma.
Sentí que había hecho algo mal, pues, creía siempre demostrar mi amor hacia él de todas maneras y que me dijera eso me hacía dudar si estaba haciendo algo mal con él.
“De qué hablas, Juan?” Hice una pausa alejando mi frente de él para tomarlo del mentón y atrapar su cara sosteniéndola con mis manos.
“Mira, amor, quiero que sepas que para mí, eres más que suficiente en todos los sentidos. Entiendo que a veces puedas sentirte inseguro, pero quiero que sepas que en mis ojos, eres perfecto tal como eres. Tu amor, tu atención, tu personalidad, son lo que me enamoraron de ti desde el principio, y nada ni nadie puede cambiar eso.”
Hago una pausa para tomarlo de las muñecas y hacer que su mirada se dirija a mi, quería decírselo mirándolo a los ojos.
“Juani, no necesitas ser nada más que tú mismo, porque en tus abrazos y besos encuentro todo lo que necesito.
Te amo más de lo que las palabras pueden expresar, y siempre estaré aquí para apoyarte, amarte y recordarte lo increíble que eres.”
Noté los ojos llorosos de Juani rogando por derramar una lágrima. Jale sus brazos hacia mí y lo abracé con todo mi amor. Mi corazón se partió al escuchar sollozos de su parte.
Juani se apartó de mi y me vio a los ojos con lo que parecía ser un intento de sonrisa.
“amor, gracias, de verdad, gracias por tus palabras y por ser vos, sos la niña más bonita y preciosa que mis ojos han visto. No puedo evitar querer llenarte de besos cada vez que me hacés sentir así.”
Sus dedos frotan mi cabello dejándolo caer sobre mis hombros y pecho, mostrando nerviosismo. Y no me sorprende, Juani nunca ha sido de expresarse mediante palabras, cosa que me gusta, para él son más importantes las acciones. Así que, scucharlo decirme esas palabras provocan un revoltijo en mi vientre, el mismo que sentí cuando nos dimos el primer beso, cuando me pidió ser su novia, cuando dormimos juntos por primera vez.
“Tu eres el niño más bonito que he visto” Recibo un beso tierno, sintiendo aún cómo no deja quieto mi cabello.
“Me haces sentir completo” Juani deja escapar esa frase entre besos.
Provocándome de nuevo, miles de mariposas en mi estomago.
Cansándose de la posición, se aleja de mi para acostarse a mi lado y jalarme hacia él. Con sus manos, cubre mi cuerpo con las cobijas blancas, enrollando sus piernas con las mías y pasando su mano por mi cintura sin dejar de verme.
Ojalá así se sintiera el cielo, estar en los brazos del niño más precioso, mirándome como si fuese su escena favorita, permitiendo que aprecie aún más sus azules ojos escaneando mi rostro.
Vuelve a acercar sus labios a los míos, uniéndolos en un beso largo lleno de amor, su mano recorriendo mi cintura y pasando de vez en cuando a una caricia en mi espalda, suave y sin prisa, devolviéndole la sensación en sus brazos, tocados por mi.
Juani manejaba mis labios con tranquilidad, a su gusto, convirtiéndolos en uno solo.
Recibiendo una sonrisa de mi parte por sentir a sus rulos caer por mi frente, levemente desplazándose junto al movimiento de su rostro para besarme más.
Juega con mi labio inferior, besándolo y rozándolo con sus labios.
Poco a poco despega los suyos de mi para regresar y dar tiernos besos pequeños.
Suelto una risa y abro los ojos para encontrarme con los suyos y a su bonita sonrisa transmitiéndome calidez y cariño.
Su mano aleja el fleco de mi cabello que intenta cubrir mis ojos, lo intenta sin parar de sonreír, sus dedos acarician mis hombros regalándome escalofríos nerviosos, bajando a mis manos por sentir a las suyas entrelazando sus dedos con los míos, añadiéndole más ternura y emoción al momento. El cual nunca olvidaré.
“Sos el sueño del que nunca quiero despertar.” Dice Juani con sus manos al rededor de mis mejillas, sus acciones hacen que pueda escuchar los latidos de mi corazón a mil por hora.
Sus brazos me rodean nuevamente como todas las noches, pegándome a él y escondiendo mi rostro en su pecho abrazándolo por la cintura, inhalando su cálido olor con el dulce toque de aroma masculino.
Pero ahora es distinto, siento su agarre como si fuera esa cobija con la que minutos antes estaba aferrado, impidiendo separarse, como si no quisiera alejarse de ella nunca más.
“Ah, y..” Hace una breve pausa buscando conectar su mirada con la mía.
“Yo te amo mucho más, mi amor.” Finalmente sus ojos se cierran, soltando un suspiro con una sonrisa apoderándose de él por la noche inolvidable que acabamos de pasar, convirtiéndose en la primera de muchas más.
….
HOLAA, oigan coméntenme porque m gustaría interactuar con ustedes.
este fluff lo tenía guardado hace ya varios días solo q me faltaba modificar palabras y así, tmb tengo pendiente un smut d pipe buenísimo jeje ojalá les haya gustado este fluff m encanta escribir d estos😭
PD: HÁGANME MAS ASK PORFA DENME IDEAS D TODO HAJJAAJJSJS
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alquimistaliteraria · 5 months
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Me prometo que no te escribire , no te buscarte y:
Te amaré hasta que el sentimiento desaparezca.
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Con todo el amor que tenia, me fui…
Un amor que se desvanecía lentamente a través de las grietas de un corazón destrozado en dos. Me inundaste de dolor, una agonía que se derramaba en lágrimas en noches saturadas de ansiedad, insomnio, pesadillas y temblores. Sentía una presión angustiante y un vacío profundo en el pecho, donde la angustia se apoderaba de cada latido. Perdí el apetito, las náuseas aparecían al sentir la emoción retorcerse en mi estómago.
Jamás podré olvidar todo por lo que pasé, los estragos de enamorarse de alguien equivocada, el dolor que deja el amor mal correspondido.
Donde un día común me desperté y el dolor ya no estaba, tu recuerdo y el sentimiento por ti habían desaparecido. Experimenté un alivio profundo, como si se hubiera levantado un peso inmenso de mi alma.
Continué con mi vida, me permití conocer a alguien más, a pesar del trauma y miedo a enamorarme me incite a dar una oportunidad al amor que latía en mi interior. Y, sin comprender cómo sucede, terminado 2023 te hiciste notar cuando estaba en mi mejor momento, justo cuando había reconstruido mis pedazos y estaba lista para seguir con mi vida, ¿Por qué lo haces? Esa pregunta resonaba en mi mente, la rabia y la confusión se apoderaban de mis pensamientos. El regreso repentino de un pasado que creía superado, tocando viejas heridas y desencadenando emociones enterradas.
Pero en medio de la furia y la incredulidad, aprendí que el verdadero poder reside en mi capacidad de elegir cómo responder a estos desafíos. Enfrenté el dolor, la ira y la sorpresa, reconociendo que las personas no siguen un guion predecible, que a veces las personas regresan inesperadamente cuando menos lo esperamos y no tiene nada que ver conmigo.
No te respondí, pero después notaba como rondabas por mis redes, buscando saber de mi y llamando mi atención, comentando a lo que escribía de mi nueva musa con viejos escritos que te envié en el pasado, hasta enviaste solicitud a la chica con quien estaba, me llene de rabia, lo hablé con ella y me reconforto, después pasó, segui adelante, con la experiencia tallada en mi corazón, sabiendo que soy capaz de encontrar el camino hacia mi paz y armonía.
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analisword · 7 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
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Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3: https://www.tumblr.com/analisword/742966287515402240/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 4: https://www.tumblr.com/analisword/743085967194390530/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 5: https://www.tumblr.com/analisword/743445192395423744/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 6: https://www.tumblr.com/analisword/743445481826451456/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
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Capítulo 7:
Alana sintió aquél familiar calor recorrerle la nuca en cuanto escuchó la puerta de la sala cerrarse, usualmente ella y Enzo se intercambiaban mensajes durante el día, él solía invitarle a que tomara cosas del refrigerador si es que ella lo necesitaba y ella le daba ánimos cuando el chico se quejaba una y otra vez sobre tener que sentarse durante horas a que le hicieran el maquillaje para las grabaciones, sin embargo, después de la situación del otro día, Alana se había tomado el fin de semana entero sin pisar el edificio ni poner sus dedos sobre las teclas de la computadora.
Intentó escribir en su propia casa, pero no funcionó. 
No lo veía ni había conversado con él desde aquél día en el que Enzo había besado su cuello, los recuerdos de  aquella noche profanaban su mente más de lo que le gustaría admitir: Antes de dormir, al despertar, en la ducha, de camino al departamento de Enzo, cuando Sebastián la miraba, todo el tiempo. 
Guardó la laptop en su mochila y salió del estudio, se había preguntado cientos de veces durante el fin de semana si su relación con Enzo cambiaría de alguna manera después de lo que había sucedido, lo menos que quería era que su amistad se fracturara, y aunque sabía que no había estado bien la manera en la habían terminado aquella noche, no pensaba dejar de hablarle o escribir en su departamento, claro, siempre y cuando Enzo pensara igual. 
—Hola—Enzo la saludó animosamente en cuanto la vio ingresar a la sala, el peso imaginario que cargaba en sus hombros desapareció del cuerpo de Alana—. ¿Te gusta la comida thai?
—Es mi favorita. 
—Bueno, eso tenemos en común—dijo él acomodando las cajas en la pequeña mesa de la sala, había algo íntimo en comer con Enzo ahí y no en el comedor o en la cocina—. Pero es vegana, obvio—apuntó. 
—Lo supuse. 
Alana se sentó en el suelo y apoyó la espalda en los pies del sillón.
—¿Comes así siempre?
—¿Cómo?—preguntó Enzo con la boca llena de fideos, se veía adorable y Alana rió. 
—Pues aquí, en el suelo—dijo tomando una de las cajas de comida. 
—Eh, usualmente comía afuera después de grabar—dijo él una vez que tragó su comida—. Llevo meses viviendo acá y la primera vez que comí en el departamento fue el día de la pizza—sus mejillas se tornaron rojas, Alana no supo descifrar si era por la información que acababa de brindarle o por recordar aquella noche. 
—No te creo—se burló. 
—¡Es la verdad! Siempre como afuera, se me da fatal cocinar. 
—Bueno, esa ya es otra cosa que tenemos en común. 
—Si viviéramos juntos probablemente moriríamos de hambre. 
—Lo último que he hecho desde que vengo acá es morirme de hambre—replicó Alana mostrando el gigantesco plato lleno de fideos y tofu, Enzo soltó una carcajada. 
Una calidez agradable invadió su pecho, era un alivio que continuaran su amistad justo donde la habían dejado, Enzo no parecía tener intenciones de mencionar lo del beso en el cuello y ella tampoco pensaba hacerlo, estaba bien, podrían vivir del recuerdo. 
—Entonces…—dijo él jugando con su comida—. ¿Cómo te has llevado lo de escribir?
—Genial—respondió—. Te digo que el lugar que preparaste para mí es mágico. 
—¿Me dejás leerlo?—preguntó él con ojos suplicantes, Alana bajó la mirada, se sentía avergonzada, siempre le había dado vergüenza que la gente leyera lo que escribía antes de que fuera publicado, pero por alguna razón con Enzo era diferente, quería que la leyera, saber su opinión.
A veces se sorprendía a ella misma pensando qué pensaría Enzo después de leer ciertas líneas.
—Si quieres—murmuró ella elevando los hombros, queriendo no mostrar mucha importancia. 
—¿De verdad?—gritó emocionado, Alana rió y asintió. 
—Quiero leerlo ahora. 
—¿Ahora? Estamos comiendo—replicó. 
—Y quiero leerlo a papel—alzó las cejas.
—No traje papel. 
—Acá tengo yo, anda, decí que sí. 
—Bueno, está bien—dijo ella tan emocionada como Enzo por la reacción que había tenido—. Pero hasta que terminemos de comer. 
—De acuerdo—resopló. 
Alana lo miró fijamente, nunca se había imaginado lo divertido y espontáneo que era, claro que lo había visto un par de veces en entrevistas o cosas así, pero no tenía idea de la energía que emanaba, la mayor tiempo estaba contenida, Enzo era una persona bastante tranquila, pero podía ser una ola de emociones cuando se le daba la gana. 
—¿Y de qué va?—preguntó él minutos después. 
—¡Enzo!
—¡Sólo quiero saber de qué trata!
—Ya sabes…dragones y esas mierdas—respondió Alana.
—¿Dragones y esas mierdas?—preguntó Enzo riéndose con el mismo tono de voz que ella había empleado. 
—Sí—dijo ella. 
—Bueno, suena bien. 
Después de comer, Enzo se adentró con ella al estudio, abrió el armario y sacó de ahí la impresora. 
—Debí conectarla desde antes que comenzaras a escribir aquí—se regañó a sí mismo, Enzo colocó la impresora en el escritorio y se apartó, dándole oportunidad a Alana de volver a sacar tranquilamente la laptop, conectarla y buscar el archivo del manuscrito. 
—La historia va algo lenta—le advirtió—. Digo, apenas es el inicio, son apenas unas 60 páginas yo creo—dijo ella abriendo el archivo, ¿desde cuándo sus manos habían comenzado a sudar?
—Alana—la nombró con tono apelativo—. Sólo dejáme leerlo. 
—Bueno—dio imprimir y en menos de 2 minutos el pequeño bonche de hojas estaba listo, Enzo estiró la mano para tomarlo, pero Alana lo hizo primero. 
—Damelo, es mío—dijo él. 
—¿Ah sí?
—Sí, dámelo—en un dos por tres se lo arrebató de las manos, era obvio que eso sucedería, Enzo no sólo era más alto y grande que ella, también mucho más ágil. 
—Regrésamelo—replicó Alana, de pronto se sentía muy nerviosa. 
—¿Por qué te ponés así?—dijo él riendo, ahora Enzo tenía el brazo estirado sosteniendo las hojas mientras que Alana saltaba una y otra vez intentando atraparlas. 
—¿Así cómo?—preguntó casi fuera de aire. 
—Toda roja y enojada, parecés perro chihuahua—se carcajeó alzando más el brazo. 
—¡Devuélvelo! ¡Volveré a escribirlo!—gritó. 
Enzo dejó de reír y se llevó las hojas a la espalda. 
—¿Decís eso en serio?
—No…sí. 
—Lana, no tenés que escribirlo de vuelta, estoy seguro que es genial.
—¿Cómo me llamaste?—preguntó Alana con una mano en el pecho, intentando recuperar su respiración. 
—Ay, ya, toma—dijo él devolviendo las hojas—. Si no querés mostrarlo, está bien.
—Me dijiste Lana.
Enzo rodó los ojos y se puso colorado, ¿estaba nervioso?
—Me gusta, es lindo—dijo ella aferrando las hojas en su pecho. 
—Bueno, ya.
—Ten—le entregó las hojas—. Puedes leerlo, pero con una condición. 
—¿Cuál?—preguntó de manera apenas audible. 
—Tienes que ser sincero al respecto, ¿de acuerdo? Si te lo confío es porque pienso que serás honesto conmigo.
—Sos la mejor—dijo él tomando las hojas—. Gracias—antes de que Alana pudiera hacer o decir algo más, el chico depositó un beso en su mejilla y salió del estudio, dejándola hecha un lío. 
                                                             ˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖ 
Alana no recordaba haberse sentido así de feliz desde que se había mudado a Sevilla poco más de dos años atrás, sabía que la responsable de esa felicidad era la paz que la rutina que había establecido desde un par de semanas atrás le brindaba. 
Ella despertaba temprano, se alistaba, desayunaba con Sebastián y se iba directo al departamento de Enzo a escribir durante todo el día, en las noches Enzo volvía de grabar, siempre con deliciosa comida vegana que comían como desesperados, conversaban durante un buen rato, hablaban sobre cualquier cosa, sus respectivas vidas en México y Uruguay, películas, otros libros, sus hermanos y temas banales,  la mayor parte del tiempo lo hacían tirados en el suelo o mientras Alana imprimía lo que había escrito durante el día, Enzo había mantenido su promesa, era completamente transparente con ella y aunque la mayor parte adoraba lo que ella escribía y la llenaba de elogios, también arrugaba la nariz o negaba con la cabeza cuando leía algo que no le parecía, Alana lo cambiaba únicamente si lo creía necesario. 
Cuando se le hacía muy de noche Enzo la llevaba hasta casa,  otras noches, cuando ambos se encontraban muy cansados, ella simplemente se iba por su propia cuenta.
Funcionaban bien juntos, cada vez mejor.
Alana tragó un poco del huevo que Sebastián había preparado y una arcada la sorprendió, tuvo que tomar el vaso de agua y darle un trago rápidamente para intentar borrar el sabor. 
—¿Pasa algo?—preguntó Sebastián al notar su reacción. 
—El huevo sabe mucho a huevo—dijo ella sacando la lengua asqueada.
—Pero qué tontería, si es huevo, obvio sabe a eso—dijo él riendo. 
—Está como más fuerte el sabor, ¿no? ¿los hiciste diferente?—preguntó ella intrigada, desde días atrás los desayunos de Sebastián no le sabían tan bien como antes, se preguntaba si había cambiado algo en su método de preparación. 
—Los hice igual que siempre—dijo él—. Sabes, he notado que has estado comiendo menos, de seguro tienes un bicho en el estómago—dijo apuntándola con el tenedor. 
Alana tragó más agua, era verdad que desayunaba más ligero, no porque quisiera, si no porque la comida en casa ya no le sabía bien, se estaba acostumbrando a la comida del refrigerador de Enzo y a lo que él llevaba de cena. 
¿Y si era eso?
Nunca se había interesado mucho por la comida vegana, pero ahora que la había probado, se daba cuenta que cada que comía algo de origen animal el sabor era demasiado fuerte.
—¿Has pensado ser vegano?—preguntó Alana con curiosidad, Sebastián frunció el ceño al escucharla. 
—Claro que no, es una tontería. 
—Hay comida muy rica—aclaró. 
—Eres la persona menos indicada para decir eso, comes tu carne casi cruda. 
—Hace mucho que no—replicó. 
—Como sea, nunca sería vegano. Y espero que tú tampoco. 
—¿Por qué no?—preguntó. 
—Es malo para la salud, no obtienes los suficientes nutrientes—respondió Sebastián con tono de obviedad para después darle un sorbo a su Coca-Cola. 
Eran las 9 de la mañana. 
—Hay suplementos, para la proteína y eso—dijo Alana jugando con su desayuno, de pronto el apetito se le había ido. 
—Nah, no funciona, ¿de dónde estás sacando esas ideas?—preguntó el confundido. 
Irónicamente, él era mucho más delgado que Enzo, estaba segura que si se hacían uno de esos estudios costosos de composición corporal, Enzo resultaría más sano. 
—Ya, de ningún lado—dijo ella parándose de la mesa—. Gracias por el desayuno. 
—No comiste nada. 
—Como algo en el  camino—es decir, iba a atacar el refrigerador de Enzo. 
Sebastián murmuró algo.
—¿Qué dijiste?
—Nada. 
—¿Qué dijiste? No escuché. 
—Nada, que ya ni los huevos que hago te parecen. 
Alana rodó los ojos, no le apetecía discutir a esa hora de la mañana. 
—Tengo que irme ya. 
—Yo te llevo. 
Alana frunció el ceño, el chico no se había ofrecido en llevarla durante semanas.
—No.
—¿Por qué no?
—Porque he estado yendo sola, no pasa nada—dijo nerviosamente, no quería que Sebastián supiera dónde vivía Enzo. 
—Anda, yo te llevo—insistió. 
—No, está bien—dijo Alana sacando las llaves de su bolsillo y guardándolas en la mochila—. Voy al baño y me voy.
Alana fue al baño y se echó agua en la cara, ¿era hora de contarle a Sebastián dónde había estado escribiendo en realidad? No, seguramente se pondría furioso, no quería ni imaginarlo. 
—Ya que no comiste nada te guardé unas cosas en la mochila—anunció Sebastián claramente dándose por vencido con la idea de llevarla. 
—Vale, gracias—Alana agradeció con una sonrisa fingida y salió de lugar.
Durante el camino a casa se Enzo se estuvo preguntando una y otra vez si era momento de contarle a Sebastián la situación, pero no podía convencerse así misma de hacerlo, sabía que se pondría furioso, tal vez ella no debió de permitir que esto se extendiera tanto sin que él supiera, pero si le hubiera dicho la verdad desde un principio, seguramente Sebastián hubiera hecho un drama, lo menos que quería es que su novio arruinara su amistad con Enzo, se sentía entre la espada y la pared. 
Negó con la cabeza varias veces, más tarde pensaría qué hacer, probablemente incluso lo hablaría con Enzo, Alana abrió la mochila buscando sus llaves, no las encontró. 
Se detuvo en seco, recordando como Sebastián le había dicho que le había echado comida, no había sido capaz de sacarle las llaves del departamento, ¿cierto?
Alana volvió a rebuscar sin obtener éxito, lo único que había en su mochila era su laptop, cargador y los contenedores de comida de Sebastián.
Alana sacó su celular y le marcó rápidamente. 
—¿Qué mierda?—soltó cuando Sebastián contestó. 
—Si quieres las llaves, ven por ellas y yo te llevo hasta la oficina—dijo desde el otro lado de la línea. 
—Estás loco—replicó—. No puedo creer que hayas hecho esto, tuve que tomar un taxi para venir hasta acá.
—¿Por qué no quieres que sepa dónde escribes?
—Porque no es de tu incumbencia, Sebastián.
—Eres mi novia. 
—Y este es mi lugar seguro—se sorprendió a ella misma diciendo. 
—Ven por las llaves. 
—No me las vas a  regresar a menos que te diga dónde queda la oficina, ¿cierto?—preguntó con ira. 
—Me conoces mejor de lo que yo a ti. 
—Pues vete a la mierda—le colgó. 
Apenas lo hizo, como por arte de magia, Enzo le llamó. 
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malevictim · 1 year
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PRESTO CAMBIO 2
Tome el avión de regreso a la ciudad ya que habían terminado las vacaciones, me había puesto un traje ya que al parecer tenía una junta regresando.
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Terminando esa junta me dirigí a mi departamento, estaba muy acalorado y sentía que estaba muy sudoroso de estar en la oficina.
Al llegar me rascaba mucho la axila ya que tenía mucho sudor tanto que estaba marcado en mi camisa, como no tenía desodorante tenía un olor muy penetrante a sudor y eso me excitaba.
Comencé a desvestirme quitándome la camisa y luego me quite los zapatos y les di una buena olfateada olían bastante por todo el tiempo que pase fuera, procedí a quitarme los calcetines y ponerlos en mi nariz y ufff que buen olor tenían y admiré mis nuevos pies todos peludos.
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Traía una playera sin mangas y se me veía un poco el pelo en pecho comencé a agarrar un poco pero decidí quitarme la playera para admirar mi cuerpo.
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Decidí alistarme para ir al gimnasio, me puse una playera negra y un short, igual y encuentro otro cuerpo al cual pueda cambiarme.
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Ya en el gimnasio me puse a hacer rutinas de brazo para sudar bastante en ese momento me di cuenta de un chico que también estaba haciendo ejercicio y se veía muy bien.
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Decidí que era momento de tener un nuevo cuerpo así que espere a terminar mi rutina y que el terminara la suya sobre todo para que estuviera sudado y pudiera disfrutar más de su cuerpo.
Ya que vi que terminó me acerqué a él y le dije:
-Wow amigo si que aguantas mucho peso no cualquiera carga 120kg
-Si me he esforzado mucho para llegar a tener estos resultados
-Es lo que veo, yo voy empezando pero no sé mucho de rutinas, ¿Me podrías ayudar tu para que pueda mejorar?
-Claro si gustas el día de mañana podemos comenzar te parece
~(Estiró mi mano con el interruptor y le doy la mano)[Salgo del cuerpo de tony y entro en el chico del gimnasio]
-Wow funcionó
-¿Qué está pasando, me duele mi cabeza? descuida Bro estabas fatigado así que vine a ayudarte.
-Oh muchas gracias no recuerdo mucho de como llegué aquí pero gracias. (Se retira)
-Genial que buen cuerpo eh conseguido (procedo a hacer algunas poses frente al espejo)
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Le doy una buena olfateada a mis nuevas axilas que están bastante peludas y sudorosas y enserio que bien olían igualmente paso mi mano por cada una de ellas para sentir mi sudor.
Comienzo a tomar mis cosas para dirigirme a casa y disfrutar de mi nuevo cuerpo
Parte 3????
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seisao-esp · 6 months
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Alerta de pequeña historia y mucho texto.
Las imágenes son de propiedad de Red Qian, con las escenas más icónicas del manga (de nuestros hermosos favoritos). Tiempo sin publicar pero espero redimirme con esto que escribí hace un tiempo.
Alerta también de muucha melosidad. Si no les gustan las historias dulces, no hay problema ❤️💜
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Canción de Cuna
Lentamente abre los ojos, los siente un poco hinchados y le molesta un insistente y punzante dolor de cabeza, se siente incómoda. Al intentar moverse, su pie choca con la piel de su acompañante... Se le aprieta el pecho.
Es cierto... El había regresado a casa la noche anterior, como tantas veces después de una batalla. Generalmente, cuando duerme junto a él, descansa plácidamente, pero esa noche... Pesadillas tras pesadillas.
Entonces cae en cuenta de que él duerme dándole la espalda y en estado fetal bajo las sábanas. Un suspiro sale de sus labios, sabe que él no está del todo bien, al igual que ella.
Muy suavemente para no despertarlo, le acaricia el cabello. ¿Qué más puede hacer? Infinidad de veces lo ha oído decir que la protegerá, que daría su vida por ella, ¿y quién lo protege a él?
No logra su objetivo y el chico se remueve en su sitio. Perezoso y sin prisas se da la vuelta, y quedan de frente.
—¿Qué hacías?
—Me gusta acariciarte mientras duermes.
La sonrisa que él le dedica la desarma por completo. Se incorpora para quedar sobre ella, apoyado en su antebrazo, la parte superior de su cuerpo desnudo al descubierto. Se acerca a la frente de su mujer para depositar un dulce beso antes de refugiarse entre sus brazos y pechos mientras le acaricia sus lacios cabellos violetas. Ella le acaricia su espalda desnuda...
¡Cuánto ha cambiado!
El ya no es niño de 13 años, hoy es un adulto. Es un fuerte, valeroso y temerario santo de Athena, su primer soldado, el que constantemente trae el peso del mundo sobre sus hombros.
Su deber es proteger a su diosa, resguardar a Athena por siempre, luchar por la justicia. Sus manos se han llenado de sangre de enemigos que, a veces, son realmente crueles; pero también hay nobles guerreros peleando por las razones y los dioses equivocados.
Guerra tras guerra ha perdido amigos, conocido asesinos, ha visto personas muriendo y a otras heridas llorando y gritando... ¡¡aún puede oírlas dentro de su cabeza!!
Se cuestiona constantemente qué es lo que está mal en este mundo en el que vive, donde la gente insiste en tomar decisiones incorrectas, en no respetarse unos a otros, ¡incluso dañándose entre hermanos!
Se pregunta por cuánto tiempo seguirá luchando, ¿hasta cuándo será capaz de mantenerse con vida?
El que nunca se rinde, el que entrega todo, el que se ha convertido en una inspiración para tantos y en un modelo de fortaleza a seguir. Pero hay un tiempo para todo...
A veces sólo necesita llorar, y ella lo sabe.
Porque él ha sido su ancla y su pilar, ¡pero también la necesita! El también se derrumba. Ya no es un niño, pero precisa de un lugar seguro en el cual sentirse cobijado, amado.
El busca desplomarse, dejar de ser el imbatible guerrero, quitarse el papel del fuerte, lo necesita y ella lo entiende. Ya no le cuestiona, ya no se sorprende, simplemente lo deja caer y lo sostiene, porque siente la misma emoción. Ahora él necesita ser resguardado.
En ese momento de profunda intimidad, al fin se siente libre de llorar frente a ella, porque es Saori, su Saori. No dice absolutamente nada, ella ya lo sabe: él es, ante todo, un hombre de carne y hueso. Ahora, y sólo ahora, puede mostrarse como un humano común y corriente.
Ella siempre lo recibe con los brazos abiertos, como la noche anterior, cuando regresó en búsqueda de su mujer para desnudar su cuerpo y alma, reír, llorar, hablar de sus miedos y esperanzas y permitirse abatir; tal como ahora, que lo cobija cual madre a un niño indefenso ante sus propios temores mientras se desahoga entre suaves sollozos y caricias. Hace mucho dejó de esconderse de ella, ya no teme herirla con su dolor porque sabe que lo comparten.
El se hunde más en sus pechos desnudos, sus manos acarician con lentitud esas curvas femeninas, su cintura, sus caderas, sus senos... Pero ella no se confunde, él no busca sexo, no ahora; autorregulación.
Ella dedica toda su atención en masajearle la espalda, los hombros, el cuero cabelludo... Le canta una canción, una canción de cuna. No le dirá que lo siente, que está arrepentida; tampoco le pedirá que aleje su dolor. No hay palabras, no hay razón. Ahora es ella el refugio, la próxima vez quizás lo sea él. Está consciente de que es sólo un momento, que se levantará como siempre, con su confianza avasalladora, su determinación y entereza que todos reconocen en él; pero ésta es su oportunidad, su único momento para acompañarlo íntimamente, acunarlo y recordarle que no está solo, que siempre puede regresar a ella. Mañana será otro día y probablemente se embarquen en una nueva guerra sin precedentes, pero sólo por hoy desea sentirlo humano, frágil y necesitado, porque es una faceta que sólo ella conoce, que sólo reserva para su amada.
Ven, puedes descansar aquí,
Dormirte en mi pecho
Aunque llegue un hermoso amanecer,
Mis ojos sólo a ti te pueden ver
Eres una estrella fugaz
Ese brillo no lo dejes escapar
Ven, sólo trata de olvidar,
Recuéstate y descansa
Que el viento se llevará
Todo aquel dolor, pronto se borrará
En la arena del tiempo se enterrará
Sí, ella lo conoce demasiado bien. El sonríe, aún con el rostro entre sus pechos.
—¿Puedo quedarme aquí un poco más? —le hace una pregunta retórica, porque ya conoce la respuesta.
—Todo el tiempo que quieras.
Por ahora no quiere saber de ese mundo que un día le dio la espalda y al cual protege con su vida: sólo existe Saori.
—Canta una vez más esa linda melodía.
—¿Te gusta?
—Es la más hermosa que he oído —y no exagera.
—La he creado para ti, es tu canción de cuna.
Ella entona su canción una vez más mientras limpia las pequeñas lágrimas que permanecen en forma de humedad sobre los párpados de su amado.
El cierra los ojos, quiere dormir un poco más sobre pecho, aspirando su aroma mientas recupera su alma para levantarse nuevamente y salir a ganar otra batalla junto a ella.
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catchablemocha2 · 2 months
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Sueño
En búsqueda del sueño eterno, un descanso en la oscuridad sin final, el dolor en mi pecho era un mar tan inmenso, que me llevó a cruzar el umbral, o eso creí.
Dormí, y en el sueño no había nada, solo un vacío profundo, una sombra sin fin, y aunque volví, esa oscuridad me acompaña, cada noche me recuerda que morir es como dormir.
Hoy me aferro a lo poco que queda, a las risas que la vida me dio, pero la soledad me acecha en la penumbra, familia y amigos que no escuchan mi voz.
Hay días en que quiero rendirme, huir de un mundo tan cruel, pero pienso en su futuro de las almas inocentes no puedo ser un mal ejemplo.
Dormí, y en el sueño no había nada, solo un vacío profundo, una sombra sin fin, y aunque volví, esa oscuridad me acompaña, cada noche me recuerda que morir es como dormir.
Quiero dormir, pero no puedo, el peso de mi alma no me deja ir, la vida sigue, aunque me duele, pero mis abrazos se pierden en el aire.
Soy un ingrato con todo, no puedo mentir, me culpo cada día, me cuesta existir, rompo mi mente, destrozo mi cuerpo, soy tan cobarde, no veo mi necesidad.
Y aunque busco la paz en cada rincón, la sombra del pasado me sigue sin perdón, no encuentro la fuerza, ni mi propia estima, mi arte se desvanece en la bruma de mi vida.
¿Cómo puedo ser libre como las aves del cielo, si mi corazón está atrapado buscando algo No logro encontrar la belleza en mi ser, mi arte se esconde, no lo puedo ver.
Y aunque busco la paz en cada rincón, la sombra del pasado me sigue sin perdón, no encuentro la fuerza, ni mi propia estima, mi arte se desvanece en la bruma de mi vida.
Soy un ingrato, lo sé, no puedo huir, pero sigo buscando, aunque me cueste sentir, quizás algún día encuentre mi verdad, y logre volar, libre en mi propia verdad.
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un perrito q cada mañana me busca para una caricia, un amor genuino por quien vive en las calles.
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emevedea · 1 year
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Carta para el amor de mi vida, desde la culpa y el dolor.
Creeme que nada peor que el peso de sentir la responsabilidad inmensa de haber arruinado parte de nuestro noviazgo con mis pésimas actitudes y toxicidad, que en muchas ocasiones fueron innecesarias, me pesa en el alma haber perdido la única persona que hasta ahora me ha querido y se le salia por los poros quererme. Ya no se que hacer con este sentimiento que cada día me consume más, al extrañarte y llorar porque me da vergüenza volver a intentar algo que para mí no tiene esperanzas simplemente porque la poca fe que me tengo a mi misma que me hace creer que no puedo cambiar, que soy una nube de negatividad andante, que este carácter de mierda que me cargo es una inmensa tortura, y que no tengo paciencia para nada ni nadie.
Es duro aceptar los hechos de lo sucedido desde la culpabilidad, desde el rencor y la rabia que me carcomen cada día por pensar que permitistes muchas cosas que no debías permitir y que acabaron conmigo y con la confianza que nos tenía a los dos en un momento determinado de nuestras vidas.
Así como me odio, te pienso y extraño cada día de mi vida, odio todos los instantes que me permitieron flaquear ante la duda, desconfianza, y conflicto y se que tú también tienes la culpa, pero cuando se trata de una persona que todo se lo toma a pecho, se tiene la certeza de que las culpas y penas se pasarán lenta y amargamente...
No sé cómo describir si te amo o no, pensé que amar era darlo todo y más por esa persona, pero ya no soy capaz de seguir haciéndote daño, porque se que si soy culpable. Pero en muchos momentos de mi día pienso que el amar está en cada pensamiento en que tú imagen, tu cariño y tu dulzura se adueñan de mis pensamientos, en qué me recuerdo de los pocos momentos felices que tuvimos, de como sería si me abrazaras diariamente y me dijeras que todo estará bien, o derrepente cómo hubiese sido si todo hubiese sido diferente, tal vez yo un poco más cuerda y menos a la defensiva, tal vez más libre, más entregada a ti, más complaciente. Todas esas cosas me atormentan, porque tengo la absoluta certeza de que quizas todo hubiese sido diferente, no bueno ni malo, simplemente diferente...
Hoy es día que no consigo olvidarte, que por más que te bloqueé de redes sociales para no ver nada respecto a ti, existe algo que jamás podré bloquear y son mis mismos pensamientos, esos están ahí cada dia abrazándote, besándote, viéndote feliz cada día de tu vida, y mandándote desde la distancia todo mi amor, porque entendí que aferrarse a una esperanza vacía de que algo va a cambiar es en vano...
Quizás tu destino está en otro tren y solo tienes que parar esta ruta, bajarte en el andén y tomar otro, que te lleve a un diferente lugar, otra vida, otros ambientes y formas de querer, pero que duro es aceptar o tan solo imaginarte con alguien más, aunque lo único que me tranquilizaria el dolor es que hayas conseguido la felicidad que tanto anhelas y que no conseguiste conmigo.
Me duele no tenerte, me duelen mis errores, mis culpas y me duele mi despecho incurable e insaciable y solo te quiero devuelta, pero se que es difícil y que no estoy lo suficientemente cuerda como para empezar a escribir una nueva historia desde cero sin los errores de antes, me da miedo imaginar que no son errores y que solo se trata de una personalidad dura y nefasta como mecanismos de defensa ante el dolor.
Indudablemente te amo y cuánto lamento cada error...
Emevedea
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estefanyailen · 10 months
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Entre Latidos: La Danza del Estrés
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En el pecho el peso del mundo me agobia,
el estrés, torrente que nunca amaina.
Como una válvula que cede y exhala,
busco alivio, intentando dejar que el miedo se vaya.
El corazón, testigo de esta vorágine,
latiendo apresurado, ¡qué torbellino tan grande!
El estrés se cuela, sin pedir permiso,
cada latido, un recordatorio impreciso.
El torrente del estrés, en su vaivén,
se cuela en la vida, sin pausa, sin tren.
Con palabras sentidas, sin tecnicismos crudos,
una historia de latidos desnudos.
El silencio del latir, cardias afónico,
susurros de infarto, un miocardio preso.
Angustia, sin colores, sombra en proceso,
un nudo en la aorta, eco estruendoso y crónico.
Torrente en la piel, noche oscura,
recovecos de isquemia ansiosa,
rubor venoso, vida morosa
arteria estrecha donde el miedo perdura.
Miocardio herido, y un eco que reclama,
sangre errante en su murmullo sutil,
luz en penumbra, desvelo incierto,
un mudo testigo, de ablaciones y arterias en riesgo.
El síndrome del seno enfermo,
al amor se rinde,
cada pulso, un soplo,
cada latido, un linde.
El amor, una resonancia magnética de pasión,
un eco de emociones, un rubor, una canción.
En el nódulo auriculoventricular se entrelaza,
cada latido, un sueño, cada impulso, una plaza.
La insuficiencia cardíaca un riesgo se presenta,
pero el amor, como marcapasos, se adentra.
Entre trombos de incertidumbre y ansiedad,
la arteria fluye en su verdad.
El nudo sinusal, un lazo de conexión,
como un stent, mantiene viva la atracción.
En la reestenosis del deseo, un desafío,
un trasplante, un nuevo brío.
El músculo cardíaco,
cada sílaba, un latido, eterno rumor.
Así entre sinapsis y corriente,
fluye persistente y coherente.
un sentir profundo,
un lenguaje, eterno y fecundo.
El silente estruendo de un AIT,
el corazón que batalla sin cesar,
el marcapasos luchando en desigual.
El férreo alambre guía de precisión,
en su danza entre venas y razón,
busca, palpa, encuentra la lesión.
Aleteos desenfrenados, arritmias en pavor,
en la aurícula, el ventrículo, en su interior,
un ballet caótico sin director.
El aneurisma, fiel sombra que acecha,
una arteria herida que sangra y trepa,
la angina, cual grito en la pechera.
Este cuerpo, entre arterias y tejido,
un viaje sin retorno, un latir perdido,
en el mar del corazón, un baile infinito.
La enfermedad en su estrecho muro,
coronarias angostadas, un preludio
del ataque al corazón oscuro.
Placas acumuladas, riesgo latente,
angina, ataques inminentes,
corazón que responde, valiente,
al riesgo de un final urgente.
El epicardio cubre su anhelo,
la estenosis, un paso hacia el duelo,
estrechez mitral, su desconsuelo.
El estrés, un peso en cada latido,
la hipertensión, el corazón herido,
el estrógeno, un manto escondido.
El corazón, en su danza y tormento,
busca alivio, paz en el aliento,
enfrenta la fibrilación con intento.
En el estudio con radionúclidos su destino,
el gasto cardíaco, su medida en camino,
el IMC, alerta en el desatino.
Entre enzimas, un rastro de sufrir,
el estrógeno, un velo por descubrir,
la homocisteína, su señal de ir.
En el ruido, un soplo, señal temblorosa,
la resonancia traza su melodía amorosa,
el corazón, en cada latido, un mapa, una prosa.
Sarcoidosis, sarcasmo del destino,
el corazón luchando, sin ser vencido,
en su viaje, un corazón valiente y divino.
Síncope, suspiro en desmayo contenido,
la taquicardia, un latido desmedido,
en su batalla, un corazón comprometido.
Ahora, entre soplos y valvular caída,
el corazón sigue, en su danza, su vida,
en cada latido, su historia tejida.
Un final en susurros, un cierre completo,
el corazón, en su lucha, su reto,
un poema de amor, un corazón discreto.
Este corazón, envuelto en incertidumbre,
en su pulso yace su propia cumbre,
un baile con la muerte, su disfraz, su lumbre.
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mikaelao28 · 2 months
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El sabor del rojo
Capítulo 4
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Las noches no tenían importancia tan pronto cerraba sus ojos y cuando el cansancio entumecía su cuerpo al dormir, pero ahora le era difícil diferenciar la realidad de otro sueño más. Sus ojos se entornan en la oscuridad de su habitación como si viera a través de unos ojos de pez que lo marean, pero es incapaz de mover su cuerpo más allá de la naturalidad con la que sus pulmones se hinchan de aire o el sonido de su exhalación al salir de su boca. No puede mover ni sus piernas ni sus brazos, como si estuviera atado a la cama bajo toneladas de peso que lo mantienen despierto, y un sudor frío recorre sus sienes hasta mojar la almohada. Tras años sumido en una especie de inconsciencia que le impedía soñar o siquiera sufrir de pesadillas, algo lo había devuelto a la realidad y la tortura que noche tras noche no lo dejaría dormir. Los recuerdos una vez más correteaban por la habitación con el sonido de un par de pies pequeños y mojados sobre las baldosas, pero él al no poder ver nada más que el techo del dormitorio permaneció escuchando como las pisadas iban de un extremo a otro, rodeando la cama hasta que se detenían a su lado. Como una presencia nacía del propio infierno de sus memorias, un aroma particular bombardea sus fosas nasales; lavanda, miel y sangre, en especial la sangre, ese olor que era capaz de dejar un sabor metálico en la lengua y un nudo en la garganta. ¿Era ella? La que atormentaba su vida con arrepentimientos, odio y culpa. La misma que desde hacía décadas no escuchaba hablar y que aún así la melodía de su voz permanecía nítida en la mente del dragón. Él lo sabía por el olor, por esa risueña risa en medio de la oscuridad y porque no había nadie más que pudiera causar tantos estragos en su corazón como la pequeña niña que en su tiempo le alumbró la vida.
“¿Papá?”. Una voz infantil resonó en la noche, y la sintió tan cerca a él y a la vez tan lejana, como un espectro murmurando sobre su oído.
A Miguel no le faltaron deseos por levantarse de la cama, pero la presión de un peso invisible lo hundía con fuerza en el colchón. Logró apretar sus manos hasta que sus garras se enterraron en su carne, pero ni siquiera el dolor lo hizo despertar de su parálisis.
“¿Por qué me olvidaste?”. Con solo escuchar esa voz infantil podía imaginar a la pequeña niña que ansiaba volver a tomar entre sus brazos. Recordaba la dulce e inocente mirada sonriente de su pequeña hija. “¿No me amabas lo suficiente?”. El ceño de Miguel se frunció cuando escuchó otra de esas preguntas acusadoras que lo afectan como dagas en su pecho, un dolor mayor que cualquiera otro.
Las palabras se hunden en su consciencia y reviven cada instante de ese doloroso pasado. Él quería levantarse y besar las mejillas canelas de su preciada Gabriela, repetirle cada segundo cuando la amaba, darse cuenta que todos esos años habían sido una tortuosa pesadilla y que nunca la había perdido. Sin embargo, había una razón por la cual todo ese tiempo no había pensado en ella, no porque la haya olvidado, sino porque el dolor de su ausencia había sido una carga demasiado pesada como para querer vivir con ella día tras día.
En su vida pocas cosas habían sido importantes para él y nada más que el ferviente anhelo por hacer pagar a los humanos había sido el único motivo de su existencia, un motivo que también había movido a su padre y al padre de su padre. Realmente pocas cosas daban sentido a su vida más allá de cumplir aquel propósito que desde antes de nacer se le había designado, pero consiguió motivaciones que brotaban desde lo más profundo del corazón ante los estímulos de un mundo tan amplio y complejo aunque él no lo hubiera deseado ni mucho menos su padre Tyler, aún así todo eso era el ciclo natural de las cosas ¿no? Emprender un viaje consigo mismo hasta descubrir nuevas cosas, nuevos amores, pasiones y esperanzas, conocerlas cada día, hora y segundo y adorarlas porque su vida dependía de ello, y luego perderlas. Se había enamorado, tuvo una hermosa hija, creyó en el futuro teniendo una familia y, de un día a otro, simplemente lo perdió todo ¿No es acaso la naturaleza de vivir? Sentirse abrumado por la maldad y el despropósito hasta simplemente tomar una vez más el motivo que se le dió al nacer como si fuera lo único en su existencia. Aceptar que la muerte viene y va, que la vida se da y se quita. Sí, por un tiempo se sintió capaz de ser algo más de lo que su padre le había enseñado era lo único que podía y se le permitía ser, se sintió digno de portar un corazón antes de comprender la gran carga que significaba tener uno. La terrible carga de un corazón que terminó por sumirlo en un sueño profundo hasta devolverlo a la marioneta que estaba destinado a ser; un hombre solitario o tal vez una simple arma.
“¿Por qué me dejaste sola? Si tan sólo hubieras estado para mi cuando te necesité”. La voz de su hija repetía una y otra vez esas palabras tan difíciles, tornándose de leves susurros a alaridos desesperados, quejidos de dolor y súplicas entre sollozos. “¡¿Por qué, papá?!”. En ese momento, a pesar de no poder moverse, pudo sentir la humedad entre sus dedos que se tornaba espesa hasta secarse sobre su piel y entre sus garras. Era la misma sensación de la sangre cuando una irremediable herida la destinó a una lenta muerte.
Un último grito lo despertó. Miguel se levantó agitado de la cama, totalmente empapado de sudor, con una terrible jaqueca y un mareo que parecía no querer dejarlo salir de la cama. Él se quedó observando a la nada, pues estaba inmerso en los recuerdos que llegaban sin parar a su mente; el sol en su ocaso, el aroma a cesped, el peso de su hija entre sus brazos y la sangre que no dejaba de brotar. Apretó el puño sobre su pecho, casi para desgarrar con sus garras su propia carne y trató de recuperar el aliento, pero en ese momento sus pulmones ardían como si el fuego del infierno ardiera dentro. En medio de su ataque, sintió la firmeza del ámbar que colgaba de su cuello, una piedra invaluable que parecía latir tal cual un corazón, al sentirla finalmente se sintió algo aliviado. Se sintió nuevamente acompañado.
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Dos días habían pasado y, tal como lo había prometido Miguel, era el día en que liberaría a sus prisioneros humanos. Algo que sin duda te daba algo de esperanza era que después de todo aún quedaba algo por salvar. Imaginaste las familias de los soldados que permanecían vivos y empezaste a considerar tu compromiso como algo beneficioso a pesar de que en lo personal lo odiabas. Por supuesto que todos esos días estuviste sumamente preocupada, pues el guardia principal de tu padre, Jeff Morales, había reportado la desaparición de su hijo el cual era tu escudero y más querido discípulo. Recordabas bien que le habías advertido a Miles no involucrarse en la lucha directamente, pues lo querías lejos de ese peligro y por eso le pediste que se encargara de cuidar a los civiles y apagar cualquier incendio durante el asedio, pero no era de extrañar que aquel adolecente buscara siempre alguna manera de acompañarte o de causar algún problema por equivocación, incluso en los momentos más inoportunos. Lo que más te aterraba era la posibilidad de que estuviera muerto, algo que sin duda sería una carga por el resto de tu vida, pero cualquier incertidumbre y preocupación quedó aliviada cuando su nombre estuvo dentro de la lista de prisioneros que Miguel te había dado el día anterior. Luego de la liberación tú misma te encargarías de reprenderlo.
Caminabas entre las atestadas carpas del campamento igniciano imaginando en donde tendrían a sus soldados, pero por andar tan sumida en tu curiosidad terminaste a la orilla del río, en donde cerca de veinte soldados trabajaban con los cuerpos de sus hermanos caídos, desvistiendolos para luego limpiar todo rastro de sangre y tierra de sus rostros. Te quedaste observando, no por morbo por supuesto, pero sin duda ver cómo cada uno de ellos trabajaba tan delicadamente en los cuerpos te daba cierta sensación de misticismo que logró darte más que inquietudes, pero no parecía algo malo en absoluto, en realidad te sorprendía que ellos mismos lo hicieran y en aquel lugar siendo que estaban tan lejos de su hogar.
En medio de ese proceso viste como se llevaban a algunos de los cadáveres ya limpios al interior de una carpa, de donde cada cierto tiempo era iluminada con destellos ambarinos. Te quisiste acercar para averiguar más, pero entonces una mano te detuvo por el hombro y te volteaste de inmediato. Un hombre de un rostro alargado y cabello castaño te había sacado de tus pensamientos, pero no era un hombre humano; su cabeza era coronada por un par de cuernos mucho más ondulados que los de Miguel y que terminaban detrás de su cabeza, y de una amable sonrisa se vislumbraban unos afilados colmillos.
“Miguel me advirtió de su visita, princesa”, comentó el hombre dando una leve inclinación mientras trataba de alejarla de aquella carpa al plantarse entre tú y la entrada, detalle que no pasó desapercibido para ti. Eso sin duda te inquietó más, pero nada de eso te daba mala espina así que lo ignoraste por el momento. “Soy Peter B. Parker. La mano derecha del rey”, se presentó y te extendió su mano en búsqueda de la tuya como respuesta. “Ahora mismo Miguel no puede estar presente al momento de liberar a los prisioneros, por eso mismo seré yo quien la acompañe. Sígame”. Peter se dió la vuelta para guiarte hasta el otro extremo del campamento.
“¿A qué se debe su ausencia?”, preguntaste mirando por un momento la carpa que se iluminaba una vez más y luego fuiste tras de Peter. “Últimamente estuvo encima mío sin necesidad alguna y cuando hay un asunto importante que tratar simplemente se esfuma”:
“Le suplico que lo disculpe, princesa. Él está ocupado con algunos preparativos para los ritos funerarios cuando volvamos a Ignis en un par de días… y también… trata asuntos personales”.
La manera en la que Peter había dicho aquello obviamente te había dejado con más curiosidad, como si lo hubiera hecho adrede para que preguntaras más al respecto. Enarcáste una ceja sin saber si debías mencionar a que se debían esos asuntos personales o simplemente ignorar la tentativa que el dragón había dejado en medio de la conversación.
“¿Se puede saber qué tipo de asuntos personales?”. Probablemente no te incumbía, pero él ya sabía demasiado de ti mientras él seguía siendo un misterio. Pasaron al lado de unos jóvenes dragones que bebían algún tipo de sidra y que saludaron amistosamente a Peter ofreciéndole una copa que él negó luego de pensarlo un rato.
“Por mucho tiempo estuvo en un sueño de muerte”, dijo Peter, quien se inclinó cerca de ti para responder a tu oído, algo que te llenó de sospecha. Frenó a la entrada de una inmensa carpa de un intenso tono rojo y un emblema dorado impreso en la tela y en los estandartes que bordeaban la entrada; el emblema de los ignicianos con la imagen de un dragón rugiendo en su verdadera forma. “No es una muerte tal como ustedes los humanos la conciben, pero para nosotros los dragones es como una muerte espiritual. Deja de ser él mismo para ser un simple cuerpo en movimiento; no siente, no duda”.
Algo te decía que todo eso era demasiado importante para que te lo mencionara tan fácilmente, pero a fin de cuentas se suponía que Miguel y tú se iban a casar, no había forma que usaras esa información para mal ¿o si? Seguiste preguntando. “¿Por que le temen a ese… ́sueño ́? Así como suena parece un soldado ideal”. No era mentira. ¿Acaso un soldado que no siente ni duda no se convertiría en la más brutal arma en medio de una guerra? Si Miguel de verdad hubiera sido así, ¿por qué había tenido piedad de ella y de todos los civiles de los que te enteraste tiempo después?
Peter pareció haber leído tu expresión y de inmediato te respondió: “Puede que él no estuviera en un estado completo y por eso mismo se ha despertado. Miguel siempre fue muy distinto al anterior rey… él es piadoso. Y en cuanto a su pregunta… El cuerpo es momentáneo, pero nuestros espíritus son lo que prevalece de nosotros… nuestras almas. Un sueño de muerte es como quebrantar nuestras almas y corromperlas”. Más allá de ser simples palabras, lo que Peter contaba era como escuchar la mística experiencia que un humano sería incapaz de experimentar a simple vista. ¿Cómo entender el temor de criaturas tan antiguas y percibir el mundo de la misma manera que ellos? Tal vez con Miguel tenías la oportunidad de experimentarlo. “Se pierde el rumbo y con eso el sentido de sí mismo. No dudan… No sienten… Dejan de ser ellos mismos; sus anhelos, sus miedos. Y si se corrompe el alma, el cuerpo también”, terminó de explicar.
Creíste entender a lo que él se refería, pero sentías que había mucho más detrás de aquello. “¿Y eso es lo que lo ha mantenido ocupado hoy?”, preguntaste con un tono un poco más alto mientras te separabas. Querías hacer más preguntas, pero se las harías a Miguel más adelante.
“Si. Desde que despertó ha sufrido de pesadillas nocturnas que no lo dejan descansar adecuadamente. Lo que lo atormenta… tal vez no deba ser yo quien lo diga”. Dicho aquello, Peter dió unos pasos adelante y abrió la tienda de campaña para que tú entraras. “Pero siendo usted su prometida y también la una Grandwind, Miguel deberá decirle la verdad”.
¿La verdad?, pensaste confundida. ¿Acaso hay algo que te ocultan? ¿Quién? Supusiste que tu padre ante la mención de tu apellido, pero no creías tener la certeza. Ibas a preguntarle sobre eso, pero entonces una voz juvenil te sacó de tus pensamientos:
“¡T/N!”, Miles Morales exclamó con alivió desde el interior de la tienda, llamando la atención de todos los guardias que custodiaban la misma al igual que el resto de soldados que estaban como prisioneros. El chico moreno no dudó en levantarse y dirigirse hacia ti, los guardias reaccionaron tratando de frenarlo pero Peter les hizo una seña para que no lo hicieran. “Me alegra saber que se encuentra bien”. Miles llegó hasta ti y de inmediato te abrazó. Llevabas tanto tiempo entrenando a tu escudero que se habían vuelto tan cercanos como si fueran hermanos.
“Eso digo yo. Creí haber dejado claro que no quería que salieras de las murallas”. Estabas enojada con él, pero eso no te impidió abrazarlo. “Espero tengas una buena excusa”.
Luego de un rato más abrazandolo, se separaron y te dirigiste al resto de tus soldados con un aire más serio pero sin dejar de mostrarte aliviada por verlos nuevamente. Ya no desconfiabas tanto en Miguel, pero preferiste verificar que cada uno de los nombres en tu lista estuviera en esa carpa y luego de eso los llevaste de regreso a Kaliz junto con sus familias. Tu quedaste con aún más dudas. ¿Cuál era esa verdad a la que Peter se refería y que se te ocultaba? ¿Qué hacían con los cuerpos de los dragones muertos? ¿Qué le sucedía a Miguel?
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seatian · 3 months
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condenado, maldito.
Que dicha de aquellos que en su desdicha son desdichados y en su gozo, gozosos. Mientras que yo, me encuentro condenado, condenado a sentir hasta el evento más excitante de mi vida como si fuese la peor de las desdichas. Desdichado en la dicha, condenado, maldito.
Mis días son noches eternas, mis noches, laberintos sin salida, y en cada paso, un eco vacío, un eco de mí mismo, perdiéndome.
Que dicha de aquellos que en su simpleza hallan el consuelo, mientras que yo, desgarrado, bebo el veneno de la vida, gotas amargas en el cáliz de la existencia.
El mundo gira, indiferente, mientras yo, atrapado en esta celda de emociones, grito en silencio, ahogado en la sombra de mi ser. Desdichado en la dicha, condenado, maldito
¿Qué pecado me ha traído esta sentencia? ¿Qué dios olvidó mi nombre en la lista de los redimidos? Condenado a sentir la alegría como un puñal en el pecho, la esperanza como un espejismo cruel.
Que dicha de aquellos que viven sin el peso de la eternidad, sin el abismo de la consciencia perpetua. Y yo, perdido en mi propio desierto, camino sin rumbo, buscándome.
Desdichado en la dicha, condenado, maldito, mi alma vaga, una sombra en busca de luz, una luz que nunca llega, una calma que nunca existe.
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deepinsideyourbeing · 5 months
Note
Algo de sexo fuerte y rudo con Enzo puede ser? 😞🙏🏻
Obra recomendada para acompañar la lectura ♡
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Tus gemidos se pierden entre tus labios y la almohada de plumas en la cual ocultás tu rostro para ahogar tus gritos. Es difícil precisar si la humedad de tus mejillas y las sábanas se debe a tus lágrimas o tu saliva, pero poco te importan esos detalles cuando tu novio comienza a tirar de tu cabello.
Tu espalda se arquea en un ángulo propio de bailarina de ballet, aunque carecés de tal gracia y más aún luego de que Enzo decide escupir sobre tu boca: tus labios entreabiertos no impiden que parte de su saliva caiga sobre tu mentón y corra hasta unirse con los otros fluidos que manchan tu piel.
Estás a punto de agradecerle pero su miembro abusando de tu interior te hace gritar su nombre. Cubre tu boca y lo mirás, aterrada y prestando atención a cualquier sonido proveniente del exterior. Enzo sólo te sonríe y repite el movimiento, golpeando tu cérvix hasta que tus ojos se tornan vidriosos.
Los vecinos siempre se quejan y es él quien se encarga cuando golpean la puerta, reclamando furiosos por los sonidos que se escuchan durante la noche. Se limita a asentir, se muestra comprensivo y con una mano en el pecho jura que no volverá a repetirse... Luego te enseña sus vinilos y te deja escoger una obra o un compositor diferente al del día anterior.
El momento en que perdés la capacidad de razonar es evidente porque una especie de bruma se apodera de tu mirada y no lográs cerrar la boca. Enzo aprovecha ese instante para abandonar tu interior, recostándose y manipulando tu figura a su antojo para dejarte de rodillas sobre su cuerpo.
-Enzo, dale...
Golpea tu mejilla y en sus ojos se refleja una advertencia que no procesás hasta sentir su mano aprisionando tu mandíbula y tu cuello. Incluso en tu estado delirante comprendés lo que está a punto de suceder e intentás negar, pero sus dedos limitan tus movimientos y te sorprende penetrándote de una estocada.
Gritás y sus cejas se curvan en desaprobación aunque sabe que es poco lo que podés hacer cuando te sostiene con fuerza y utiliza tu cuerpo como si de un juguete se tratara. Le gustaría dejar que tus piernas tiemblen por el esfuerzo, pero en su lugar decide empujarte hasta que descansás todo tu peso sobre su pelvis y su vello púbico roza tu clítoris.
Sujeta tus caderas con fuerza y comienza a guiar tus movimientos, sus uñas enterrándose en tu piel hasta hacerte lloriquear. Tus sentidos alterados te hacen temblar cuando sus dedos se deslizan sobre tu piel, sensación que resulta insignificante cuando presiona sobre tu abdomen bajo para permitirte sentir la profundidad que alcanza en tu interior.
Retorcerte ante el placer casi intolerable no impide que tu visión se nuble y tu orgasmo te golpee. Tus piernas hacen un débil intento de cerrarse y los músculos de tu interior se contraen.
-Enzo, no...- advertís, tu voz inentendible camuflándose entre las notas de la melodía.
Enzo sí comprendió tus palabras... pero eso no significa que vaya a obedecerte. Su pulgar ataca tu clítoris y traza círculos hasta que arañás su pecho, tus hombros encogiéndose involuntariamente y tu mano volando hacia tu boca en un fugaz movimiento para ocultar los sonidos que dejan tus labios.
El líquido caliente que brota de tu interior con fuerza moja tus muslos y el cuerpo de Enzo, que prolonga tu orgasmo hasta que comenzás a sacudir la cabeza para pedirle que se detenga y recobrar el aliento.
Te sonríe y alza las caderas, haciéndote gemir. Sus dedos golpean tu pierna siguiendo el ritmo de la obra.
-Todavía no terminé.
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diariodiuna20ennne · 1 year
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Duele tanto lo que siento que no puedo ponerlo ni en palabras. Ese dolor no me deja pensar, sentir, aguantar. Me duele todo pero no sé cómo calmarlo. Me duelen los hombros que cargan este peso que no me pertenece, me duele la garganta porque no puedo decir lo que siento por la simple razón de no entenderlo, me duelen las piernas que van adonde deben y no adonde quieren. Me duele el pecho porque siente que me están arrancando el corazón, con manos frías, llenas de agujas y sin anestesia. Un dolor mudo, fuerte, inaguantable.
Me duele la vida que me regalaron pero que no puedo vivir. Me duelen las esperanzas que me hice de algún día poder estar bien. Me duele mi niña interior que me ve mientras bajo los brazos. Me duele mi yo del futuro que quizás no llegará nunca. Me duele mi yo de ahora. La que luchó hasta ahora para un presente diferente. La que no se rindió, la que se sigue esforzando para dar lo mejor cada día.
Me duele todo y a la vez estoy casi anestesiada. Mi estómago da mil vueltas como si estuviera en un trampolín saltando, se contrae, se niega a comer, a beber, a existir.
Mi corazón late. Por costumbre. Late más fuerte que antes, más fuerte de lo normal. Late pero no me hace sentir viva. Late y siento que es una lástima que siga luchando tanto. Pienso que tengo mala suerte de tener un corazón tan fuerte.
Siento vergüenza por lo que pienso, pero estoy tan cansada de estar luchando que cerrar los ojos y saber que no hay nada más casi me da consuelo.
Me doy cuenta que en la vida no importa que tan buena persona seas, si la gente es mala y quiere hacerte daño va a encontrar la manera de hacerlo.
Mi Boca tiene sabor amargo. Será por la vida, por el echo de no haber comido nada, por estar enferma. Será por lo que acabo de descubrir. Será por el echo de tener que tragar sangre y dolor y lágrimas.
Será que duele todo.
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alquimistaliteraria · 2 months
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Si tengo que renunciar a ti aún teniendo sentimientos por ti, lo voy a hacer.
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-Diario abierto-
Aquella videollamada en la que finalmente se expuso lo temido. Fue un instante de gran vulnerabilidad, pero, incomprensiblemente, el impacto me llevó a un bloqueo emocional. Actué como si todo estuviera bien, pero al cerrar la laptop, el dolor en mi pecho se convirtió en un torrente imparable de llanto.
Entré en crisis, sintiendo que el peso de mis emociones me aplastaba. Intenté buscar ayuda escribiendo a mi terapeuta, pero no obtuve respuesta inmediatamente. También contacté a mi hermana, y tras llorar durante varios minutos, finalmente llegó y me abrazó. Su presencia brindó el consuelo que tanto necesitaba, aunque también el espacio para sentir mi dolor. En ese mándalo emocional, mi terapeuta me llamó y, al explicarle lo que había ocurrido, recibí su perspectiva. Sus palabras, aunque sinceras y necesarias, me hicieron sentir aún más herida.
Reconozco que, en medio de todo esto, actué de maneras que me traicionaba a mí misma, aferrándome a una relación y dinámica que no me beneficiaba. Fue una lucha interna, marcada por una dependencia y apego que me llevaron a decir cosas que realmente no estaban alineadas conmigo. Ahora, desde esta nueva perspectiva, me doy cuenta de que en ese momento estaba ansiosa por comprometerme con alguien y la elegí a ella. Sentía una conexión genuina, una chispa que me intrigaba y despertaba mi deseo de descifrarla. Un sentir que era mío y no necesariamente lo despertaba ella.
Caí en un hiperfoco sobre ella; las conversaciones diarias y compartir me acercaron, y comenzó a florecer el amor anhelado en mí. Sin embargo, me di cuenta de que la idealicé. Solo buscaba lo lindo de ella, esforzándome por no prestar atención a las cosas que no me agradarían. En el fondo, deseaba que fuera ella quien llenara mis vacíos, sin tener en cuenta que el amor saludable no puede nacer de la negación de la realidad.
Hoy, soy mucho más empática conmigo misma y comprendo que mis emociones son válidas. He aprendido que no debemos sacrificar nuestro bienestar emocional para mantener conexiones. Estoy en un proceso de sanación, y parte de ello implica reconocer mis necesidades y deseos, al igual que permitirme expresar esa vulnerabilidad.
By, Yls.
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