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#el problema de los tres cuerpos
elquecuentacuentos · 6 months
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«La falta de temor lleva a la extinción. Si tus ancestros hubieran seguido a los intrépidos, no existirías. La humanidad debe aprender a temer de nuevo.»
-El Problema de los 3 Cuerpos, Netflix.
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sem-piterno · 1 year
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El problema de los tres cuerpos. Libro de ciencia ficción de Cixin Liu, donde se pone aprueba la especie humana ante la futura llegada de una raza alienígena. Qué me gustó de este libro, que muestran la crueldad humana y como aquello deriva a la decepción, de tal magnitud, de sacrificar tu especie por venganza, o más bien, liberación de la naturaleza.
Mucho texto.
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shiguresouma · 3 months
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viajandosobrelibros · 6 months
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NOTICIAS: “EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS ”: Del Libro a la Pantalla -NETFLIX
¿Qué es “El Problema de los Tres Cuerpos”? “El Problema de los Tres Cuerpos” es una fascinante trilogía de ciencia ficción escrita por el autor chino Liu Cixin. La saga se ha convertido en un fenómeno literario a nivel mundial y ha ganado numerosos premios. Ahora, esta épica historia llega a la pantalla en forma de una emocionante serie. La Sinopsis (Con spoiler) La serie nos transporta a…
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somosorigen · 7 months
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Trailer Oficial Final: El Problema De Los Tres Cuerpos... Únete Al Fenómeno Literario Mundial Chino
Estamos a nada de que el fenómeno literario chino haga su arribo con su adaptación cinematográfica en Netflix, y por lo mismo la plataforma libera el ultimo trailer, que por lo que se ve, han invertido mucho para llevar fielmente esta saga, a la pantalla. Continue reading Trailer Oficial Final: El Problema De Los Tres Cuerpos… Únete Al Fenómeno Literario Mundial Chino
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flan-tasma · 7 months
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(If you're uncomfortable with this ask I sorry, you don't need to write it!)
How about genshin men (your choice) who are "straight" ( ;3 ) reacting to accidentally getting hard while fighting m!reader
💖~ I couldn't wait to write this. I think you already know who it starts with ;3 omg when I was making the images I forgot that the fucking Nobile in english is Childe kdhkdhd /cry
Warning: suggestive, Male!Reader, Kaeya is a scoundrel | English is not my native language, so if I have made any mistakes in the translation, I am open to corrections | Content in spanish and english!
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Spanish:
Sobretodo, sabe que es bien parecido y usa eso a su favor, probablemente haya joteado contigo en broma en alguna ocasión, pero es porque ustedes son amigos y nada más. O eso dice él.
Este hombre ama batallar tanto como necesita respirar, es el primero en pedirte una pelea para medir sus habilidades en combate.
Entonces en una pelea amistosa que tuvieron, apostaron que el perdedor sería quien pague la cena. Y no estabas dispuesto a pagar esta vez.
A Nobile le agradó ver tu determinación para romperle la cara y se puso al tú por tú contigo. La adrenalina de golpear sus cuchillas contra tu espada, dar tres pasos atrás y tratar de tirarte fue tanta que su respiración pesada lo obligó a soltar un gruñido cuando por fin pudo atraparte contra el suelo.
Ahora tenía un problema nuevo: te veías glorioso debajo de él. El sudor que resbalaba por tu frente, tu ceño fruncido y tus ojos que lo miraban como si desearías matarlo en ese mismo instante. Sus pantalones se apretaron alrededor de su entrepierna.
Dudó de su sexualidad por primera vez en su vida, y eso lo golpeó duro como un roble. Más duro que él en ese momento. Bromeó un poco acerca de cómo tendrías que invitarlo a una buena comida por perder y una patada tuya en su pierna lo alertó para volver a ver tu majestuoso rostro.
“No debería ser justo si te abalanzas contra mi.” Te habías quejado y él casi quería gritar cuando tus ojos iban bajando. Te ayudó a levantarte para que no vieras su problemita y no dejó de actuar raro por el resto de la cena.
Mantenía tus ojos en cualquier parte menos en su cuerpo por debajo de su pecho, bromeando con que te lo estabas comiendo con la mirada.
Definitivamente tenía en mente comer algo más, pero ahora debía pensar bien acerca de sí mismo y sus gustos antes de cortejarte oficialmente.
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Itto y tu son amigos, compadres y camaradas en las peleas de bichos y casi que hermanos. Eres parte de la pandilla Arataki, tienes bien conocido al oni como a ti mismo.
La única razón por la que lo puse es porque sería una situación divertida.
Precisamente porque la amistad de ustedes dos es tan fuerte es que pueden darse el lujo de molestarse entre sí, hay veces en las que tiras de los cuernos de Itto para bajarlo a tu altura y él simplemente se queja para que lo sueltes y se vuelve como un toro mecánico.
Te sube sobre sus hombros y tú sostienes al toro por los cuernos para no salir volando, y entre más pelea da Itto, más puedes escuchar sus risas y sus quejas hasta que te hace caer por accidente.
Culpa suya, pero se disculpa.
Se apresura para sostenerte y ambos acaban cayendo, y el juego del toro mecánico pasa a ser unas pequeñas luchas en las que te retiene por los brazos para que no lo golpees, solo parejas el aire.
Algo dentro de la cabeza de Itto se enciende, algo extraño dentro de su estómago da un vuelco cuando su rostro burlón pasa a uno de sorpresa al verte realmente sonriendo mientras te quejas con que es un hombre gigante y no puedes aguantar su peso.
Se queda en blanco un rato cuando nota que su amigo se asoma para seguir viendo lo lindo que resultas ser, pero el gran Arataki Itto decide que es suficiente diversión por hoy y debe ir a hacer otras cosas por la pandilla. Lo que se traduce a que va a buscar a Kuki para decirle que cree que está enamorado y su pito es la prueba.
No te sorprendas si empieza a ser más gentil contigo, él espera con ansias pelear contigo otra vez, pero no puede evitar pensar en que solo quiere dejar marcas de sus manos en tu piel de una manera no agresiva.
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Él era un romántico, por lo que siempre hablaba y buscaba consejos para tratar de conseguir pareja, pero nunca se daba la ocasión con nadie. Eso lo hacía un poco triste, pero tenías formas de hacerlo olvidar las cosas por un rato.
Ya han habido veces en las que los confunden con una pareja, aunque lo suelen negar de inmediato porque obviamente a Lyney le gustan las chicas y se puede ver cuando te contaba cómo una chica que fue a uno de sus shows le pareció linda.
Encantador y dulce mago, realmente no le gustaba la idea de pelear contigo hasta que la propuesta fue para mejorar en el combate. Lyney se considera un luchador capacitado, pero pasar tiempo contigo jamás va a ser negado si se trata de ti.
Esquivas sus flechas y te acercas a él con una espada lista para tocarlo, él se aleja lo más rápido posible para hacer distancia y asegurar una flecha en su arco mientras calcula tu siguiente movimiento. Pero claro, no estaba muy al tanto de tu mejora en batalla estos últimos días para cuando te acercaste lo suficiente para tirarlo.
No querías que se lastime, por lo que sostuviste su cabeza antes de que chocara contra el suelo, manteniéndote sobre él y sin ninguna otra escapatoria. Tu respiración por encima de él, tu pecho que subía y bajaba de forma errática y la cercanía en general hicieron que su corazón casi se le salga por la garganta al ritmo de su sangre llegando a sus mejillas.
Casi sintió que temblaba debajo de tu toque, y por alguna razón eso le gustó.
Sus shorts simularon una carpa en sus pantalones y cuando lo notó casi quiso llorar. La imagen de tu pierna entre las suyas, tan cerca de sus muslos, casi lo mata. Sintió que moriría en ese mismo momento hasta que notaste su cansancio y lo ayudaste a levantarse.
Lynette tuvo que soportar el pánico de su hermano, que chillaba mientras trataba de explicarle de manera sana que no le gustaban las chicas y que lo había descubierto de una manera… distinta y no planeaba hablar más a fondo de ello.
Luego de que su pánico pasa, él empieza a avergonzarse más fácilmente cerca de ti. Y qué extraño, te empiezan a llegar flores Romaritimas a tu casa sin explicación.
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Carajo, me lo imagino quejándose contigo porque hay alguien más que te coquetea, todo como una maldita broma.
Con este sinvergüenza ya tenías tensión sexual disfrazado de jotería. Son amigos que salen a emborracharse cuando se juntan, hablan y te has sentado en su regazo más de una vez como una broma.
Pero pasando al asunto importante. Ustedes dos son amigos, por lo que cuando tuviste que irte a una expedición, Kaeya te deseó suerte con una botella en la mano y te dejó ir.
Luego se da cuenta de que le falta su compañero de copas favorito, al punto en que Rosaria lo empieza a llamar una esposa desesperada por su esposo. Y en cierto modo tiene razón.
Cuando llegas y eres recibido en mal estado, se preocupa como lo haría con cualquier amigo, y cuando te abres con él acerca de haber perdido el toque para la batalla, él se ofrece a descubrirlo y ayudarte, por lo que ahí lo tienes, enseñándote cómo lo hace un verdadero caballero. Palabras suyas.
Lo haces bien, pero Kaeya lo hace mejor, y es un recordatorio de su posición como tú superior. Sabe blandir su espada mejor, sabe esquivar más rápido y da estocadas más precisas. Por lo que te frustras y empiezas a luchar contra él como si fuera un enemigo real.
Le gusta verte así, tanto que siente su excitación crecer. Y Kaeya es un hombre que conoce sus placeres, por lo que no tiene reparo en por fin dejar todos los juegos y te acorrala con facilidad contra el muro más cercano. Su objetivo no es provocarte o amenazar, sino que sientas lo que está pasando en su cabeza y en sus pantalones.
De ti depende si aceptas o no. Pero si lo haces, no te va a soltar hasta desquitar todas las verdades que soltó como una broma. Cómo ya deseaba que fueras suyo, que lo tuvieras a él también.
Mira que suerte, tienes nuevo maestro y novio. Kaeya piensa que es lo mejor que te ha podido pasar en tu vida.
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English:
Above all, he knows that he is good looking and uses that to his advantage. He has probably joked around with you on occasion, but it's because you are friends and nothing more. Or so he says.
This man loves to battle as much as he needs to breathe, he is the first to ask you for a fight to measure his combat skills.
So in a friendly fight you had, you bet that the loser would be the one who paid for dinner. And you weren't willing to pay this time.
Childe was pleased to see your determination to break his face and he went toe-to-toe with you. The adrenaline of slamming his blades against your sword, taking three steps back, and trying to throw you off was so much that his heavy breathing forced him to let out a grunt when he was finally able to pin you to the ground.
Now he had a new problem: you looked glorious underneath him. The sweat that ran down your forehead, your frown and your eyes that looked at him as if you wanted to kill him right then and there. His pants tightened around his crotch.
He doubted his sexuality for the first time in his life, and it hit him hard as an oak. Harder than he was at that moment. He joked a little about how you'd have to give him a nice meal for losing and a kick from you on his leg alerted him to see your majestic face again.
“It shouldn't be fair if you lunge at me.” You had complained and he almost wanted to scream when your eyes were lowering. He helped you up so you wouldn't see his little problem and he didn't stop acting weird for the rest of the dinner.
He kept your eyes anywhere but on his body below his chest, teasing that you were ogling him.
He definitely had something else on his mind, but now he had to think hard about himself and his tastes before officially courting you.
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Itto and you are friends, compadres and comrades in bug fights and almost like brothers. You are part of the Arataki gang, you know the oni as well as yourself.
The only reason I put him in this was because it would be a fun situation.
Precisely because your two friendships are so strong that you can afford to annoy each other, there are times when you pull on Itto's horns to bring him down to your height and he just whines for you to let go and becomes like a mechanical bull.
He lifts you onto his shoulders and you hold the bull by the horns so you doesn't fly away, and the more Itto fights, the more you can hear his laughter and his complaints until he accidentally makes you fall.
It's his fault, but he apologizes.
He rushes to hold you and you both end up falling, and the game of the mechanical bull turns into a small fight in which he holds you by the arms so that you don't hit him, you just hit the air.
Something inside Itto's head lights up, something strange inside his stomach flips when his mocking face turns to one of surprise at seeing you actually smiling while you complain that he's a giant man and you can't stand the weight of him.
He goes blank for a while when he notices his friend peeking in to continue seeing how cute you turn out to be, but the great Arataki Itto decides that's enough fun for today and he should go do other things for the gang. Which translates to him going to find Shinobu to tell her that he thinks he is in love and his dick is the proof.
Don't be surprised if he starts to be gentler with you, he's looking forward to fighting you again, but he can't help but think that he just wants to leave his hand marks on your skin in a non-aggressive way.
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He was a romantic, so he always talked and looked for advice to try to find a partner, but he never took the chance with anyone. That made him a little sad, but you had ways of making him forget things for a while.
There have already been times when you are mistaken for a couple, although you usually deny it immediately because Lyney obviously likes girls and you can see it when he told you how a girl who went to one of his shows seemed cute to him.
Charming and sweet magician, he didn't really like the idea of fighting you until the proposal was to get better at combat. Lyney considers himself a trained fighter, but spending time with you will never be denied if it's about you.
You dodge his arrows and approach him with a sword ready to touch him, he moves away as quickly as possible to make distance and secure an arrow in his bow while calculating your next move. But then, he wasn't very aware of your improvement in battle these last few days by the time you got close enough to throw him.
You didn't want him to get hurt, so you held his head before he hit the ground, keeping you on top of him with no other escape. Your breathing above him, your chest rising and falling erratically, and your general closeness made his heart almost jump out of his throat at the rhythm of his blood reaching his cheeks.
He almost felt him tremble beneath your touch, and for some reason he liked that.
His shorts simulated a tent in his pants and when he noticed it he almost wanted to cry. The image of your leg between his, so close to his thighs, almost killed him. He felt like he would die right then and there until you noticed how tired he was and helped him up.
Lynette had to endure the panic of his brother, who screamed as he tried to explain to her in a healthy way that he didn't like girls and that he had discovered it in a... different way and he didn't plan to talk about it further.
After his panic wears off, he starts to get embarrassed more easily around you. And how strange, Romaritime flowers start arriving at your house without explanation.
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Hell, I can imagine him complaining to you because someone else is flirting with you, all as a fucking joke.
With this mf you already had sexual tension disguised as jokes. You are friends who go out to get drunk when you get together, talk and you have sat on his lap more than once as a joke.
But moving on to the important matter. You two are friends, so when you had to leave on an expedition, Kaeya wished you luck with a bottle in his hand and let you go.
Then he realizes that he is missing his favorite drinking buddy, to the point where Rosaria starts calling him a desperate wife for his husband. And in a way she is right.
When you arrive and are greeted in a bad state, he worries as he would any friend, and when you open up to him about having lost your touch for battle, he offers to find out and help you, so there you have it, teaching you how a true knight does it. His words.
You do it well, but Kaeya does it better, and it's a reminder of his position as your superior. He knows how to swing his sword better, he knows how to dodge faster and deliver more precise thrusts. So you get frustrated and start fighting him as if he were a real enemy.
He likes seeing you like this, so much that he feels his arousal growing. And Kaeya is a man who knows the pleasures of it, so he has no qualms about finally giving up all the games and corners you with ease against the nearest wall. His goal is not to provoke or threaten you, but to make you feel what is going on in his head and in his pants.
It's up to you whether you accept it or not. But if you do, he won't let you go until you get even with all the truths he let out as a joke. How he already wanted you to be his, to have him too.
Look how lucky you are, you have a new teacher and boyfriend. Kaeya thinks it's the best thing that could have happened to you in your life.
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yuzuyom · 1 month
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AU! universitario jjk.
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La primera idea que le pasó a Satoru cuando la llevo a la pista de baile fue "solo una canción" puede tolerar el contacto fisico de alguien ajeno por una canción. Después, simplemente la entregaría a Shoko y volvería a sentarse junto a Suguru.
El problema es que no había pensado en un plan si ella simplemente se quedaba quieta incómodamente mirando a todos lados menos a él.
Realmente no quería regresar, porque podía ver a la otra chica mirándolos de forma insistente, vigilando cuando él volviera al sillón para volver a preguntar.
Sus ojos azules volvieron a mirar a la chica frente a él, la cuál lo miraba con ojos expresando tensión. O sea, si. No habían hablado más de tres veces y las veces que convivieron podía contarlas con los dedos de las manos. PERO con nada de humildad él sabía que muchas personas estarían totalmente contentas de que él les brindara atención.
Tal vez la amiga de Shojo era de ese grupito que lo odiaban por el simple hecho de que fuera tan popular sin siquiera esforzarse.
El caso, si quería librarse de una larga hora bailando con la misma chica mientras era manoseado debía ponerse a trabajar un poco.
Cómo era habitual, para ser todo más ameno con las personas tímidas comenzó a hacerse el bobo. Una pequeña bromita, un pequeño bailecito ridículo y la promesa de no reírse de la chica frente a él. Cuando vio una pequeña sonrisa y los hombros más relajados sabía que se había salido con la suya.
Ya se había preparado mentalmente para el baile incómodo, para que le restregaran el trasero o los besos en el cuello. Pero, ella mantuvo distancia. Por más que Satoru la mirara fijamente vigilando que no fuera un contacto sorpresa no pasó, ahí es cuando sintió cómo su cuerpo se relajaba poco a poco, sonriendo ante los pasos de baile de la persona frente a ella, de repente ya estaba haciendo pasos bobos y riendo ante las muecas de ella, por más que él se acercara ella no lo tomaba como una invitación y seguía manteniendo su espacio personal.
Satoru no supo cuántas canciones pasaron o cuánto tiempo se la pasó en la pista bailando, ni siquiera recordaba si en algún momento de su vida había disfrutado bailar. Hasta ahora él realmente podía decir que era lo más divertido que había hecho en esa fiesta universitaria.
Bailar sin preocuparse de lo que hará la otra persona.
(Conocidos)
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Wolaaaaaaas, volvieron la Mono y el Sato.
LO ADMITO, ME VI LA ESCENA DE MAX NO SE QUE DONDE BAILAN Y SE ME HICIERON BIEN LINDOS.
Fue como, no hay nada incómodo y miradas raras, solo ellos disfrutando bailar y dije YO QUIERO ALGO ASI.
Y pues si.
Esto es como una segunda parte? De lo de la Monis mirando a las estrellas juegar. De lo de abajito :9
https://www.facebook.com/share/p/wzZSGj7mK3DsysGW/?mibextid=oFDknk
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bishopsbox · 5 months
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source: bishopsbox
Chinese actress Zine Tseng (The Three-Body Problem).
La actriz china Zine Tseng (El problema de los tres cuerpos).
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De chalan a maestro
Gerardo hacía la misma rutina todos los días, iba a la escuela, paseaba con sus amigos, trabajaba en el taller y dormia. No le molestaba para nada seguir con lo mismo día tras día, era un adolescente tranquilo.
La única cosa que detestaba a morir era su trabajo de medio tiempo, estar en el taller arreglando carros le apasionaba, su jefe, David, era el problema. Era un tipo de lo más desagradable, se molestaba por todo, se contradecía en las instrucciones, lo regañaba por cualquier mínimo error, y le pagaba lo mínimo.
El chico ya no podía aguantar más, deseaba renunciar y dejar ese lugar, pero había una cosa que se lo impedía, sus padres. La única condición que le impusieron para conseguir trabajo era que debía de estar cerca de su casa, para su suerte el taller era el único lugar en donde aceptarían adolescentes. La única esperanza que tiene es terminar la escuela y marchase; quiere experimentar la vida sin la supervisión de su jefe o sus padres.
El alguno de esos calurosos días el chico dudaba si ir a trabajar, se sentía cansado y estresado después de tres horas seguidas de cálculo. Casi sin pensarlo decidió ir, pensó que tal vez mancharse las manos despejaría su mente. Apenas llegar vio a David limpiándose las manos que estaban llenas de aceite.
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─Llegas tarde ─la voz del hombre aturdió los oídos del chico─ ve por el “Stratus” negro y mételo al taller ─le exigió a Gerardo.
Rechinando los dientes y acumulando más odio dentro de sí, el chico se dirigió a la oficina a buscar las llaves. Mientras rebuscaba entre todo el desastre sobre el escritorio no dejaba de pensar en la terrible decisión que tomo al venir aquí, lo insoportable que era su jefe y cuanto deseaba regresarle un poco de lo mal que lo ha tratado.
Encontró la llave junto con un anillo brillante, la parte que más resaltaba era la piedra turquesa en la parte superior. Se lo coloco y admiro por unos segundos lo genial que se veía. Rápidamente su mente regreso a la realidad y se apresuro en seguir las órdenes. David lo detuvo cuando observo que tenia puesto el anillo, dio una leve sonrisa burlándose.
─Encontré ese anillo dentro del filtro de aire, puedo asegurar que lo estaban escondiendo.
─¿Por qué te lo quedaste tú? ─cuestiona el chico.
─El carro era chatarra no tenia dueño ─cruzo sus brazos sintiéndose orgulloso─ puedo sacarle algo de dinero, se ve valioso. ¡Regrésalo a donde estaba! ─levanto su voz.
Gerardo tocó la piedra turquesa y durante un breve momento un brillo apareció. Segundos después, un enorme peso cayó sobre sus hombros provocando que sus ojos se cerraran; lo último que vio fue a su jefe cayendo al suelo.
...
Gerardo no sabe cuánto tiempo paso inconsciente, cuando su vista se recupero se quedo helado al verse así mismo tirado en el suelo. Por un momento pensó que había muerto, pero sus dudas se esparcieron cuando miro hacia abajo. Sus manos suaves ahora estaban rasposas como una lija, su ropa había sido cambiada y le picaba la cara. Pasó sus manos por el mentón para quedar sorprendido, ahora tenía barba.
Sabía que algo no andaba bien, su cuerpo no reaccionaba igual que antes. Con incertidumbre se dirigió al baño para mojar su rostro. El pequeño espejo le regresó una cara conocida, al verla sobresaltó pensando que su jefe estaba detrás de él.
Fue allí cuando se dio cuenta que él tenía su cara ahora, hizo varios gestos para estar seguro, el reflejo mostraba cada acción que hacía. Impactado corrió hacia su cuerpo aún en el suelo y lo zarandeó con fuerza.
Apenas abrió los ojos se alejó aterrado de él, lo miraba con rareza. Gerardo le regreso la mirada y entendió lo que pasaba. El anillo había intercambiado sus cuerpos, el adolescente ahora estaba atrapado en el cuerpo de su jefe, mientras que David volvía a hacer un alumno de preparatoria. Dentro de Gerardo solo se escuchaba una palabra, venganza, ahora él tiene poder, por lo menos en el taller.
─No te había dicho que fueras por el carro ─levantar la voz fue algo emocionante para él.
─¿De qué hablas? ¿Eres Gerardo? ─David estaba incrédulo.
─Sí ─responde en seco─ ve a hacer lo que te dije o te descuento tu paga.
Los siguientes días fueron un caos para ellos dos, David se negaba aceptar que ahora el chico daba las ordenes, lo que más le irritaba era encontrarlo masturbándose en la oficina. Odiaba que usaran su cuerpo de esa forma.
Por otro lado, Gerardo pasaba el mejor momento de su vida, ya no tenia que trabajar bajo las ordenes de nadie, ahora tenia un taller en cual podía hacer lo que quisiera. Se sentía tan satisfecho trabajar en lo que le gusta, mientras le da ordenes a su nuevo trabajador.
Incluso llega molestarlo cuando no está en el taller, suele enviarle fotos de todas las cosas que hace con su cuerpo. Esta es la más reciente:
“¿Crees que algún chico quiera salir con esta cara de idiota?”
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lunearta · 1 month
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𝙉𝙊 𝙎𝙊𝙔 𝙔𝙊 (2)
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» Temática: SKZ Han x Lectora (Uso de la segunda persona "tú") » Género: Angst. Hurt/Confort. Final feliz. » Warning: Menciones a problemas con la comida. Inseguridades. Mención a la ansiedad. NO PROOFREAD. » Tipo: Mini serie. | 2.296 palabras.
» Masterlist «
PARTE 1 | PARTE 2 | PARTE 3 - FINAL
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En apariencia, todo había vuelto a la normalidad.
No habías vuelto a llorar —aún— y esa noche, Jisung te encontró dormida en la cama como tantas otras veces. Creyó que era verdad y lo habías perdonado, porque en cuanto enrolló sus brazos en torno a tu cuerpo, no lo apartaste. La presión en el pecho remitió un tanto, bajo la promesa de compensarte cada día de su vida a partir de ese momento.
Pero a la mañana siguiente, al despertar y no verte a su lado —siendo las siete de la mañana y consciente de que empezabas a trabajar a las once—, supo que algo iba mal. Miró el móvil: Nada. Ni un mensaje de buenos días, ni una llamada perdida. Silencio.
Bajó corriendo las escaleras hasta el recibidor, encontrándose allí a Jeongin, que se había pasado por la casa de los cinco para desayunar con el grupo. Sin embargo, nadie parecía haberse despertado, y el maknae se estaba tomando un café a sorbitos pequeños con la mirada perdida y el cabello revuelto.
Cuando vio a Jisung, sonrió y le indicó que se sentara con él en el sofá. La televisión emitía uno de los programas de variedades que presidía Yoo Jae Suk. No es que alguien le estuviera haciendo caso, en realidad.
— ¿Cómo es que estás levantado tan temprano? No es propio de ti. —le preguntó Jeongin.
Jisung se encogió de hombros y le contó que no estabas.
— Estoy preocupado. —se sinceró—. Siempre me da un beso cuando se va, y me deja un mensaje con cualquier tontería en el teléfono.
— Ugh, no hace falta que me restriegues que tienes a alguien que hace eso. Es asqueroso.
— Lo digo en serio, Innie. —se miró las manos—. Esto no es normal. 
— Quizá se le ha olvidado. —le restó importancia el menor—. O quizá tenía prisa. Pueden haber sido muchas cosas.
— Ayer… —se mordió el labio inferior, indeciso de si debía contárselo—. Ayer le falté al respeto. Todo por esto. —se señaló la frente.
I.N frunció el ceño, intentando averiguar a qué se refería. Al percatarse del problema, abrió mucho la boca.
— ¡Ahhh! ¿Fue por eso? Estaba enterado de la situación gracias a Minho, pero no del motivo que desencadenó el problema. —se cruzó de brazos—. ¿En serio? ¿Por un grano que puede quitarse con Photoshop? ¿Tú me has visto la cara? Soy un grano humano cada dos por tres y, ¿me oyes quejarme?
Así que Minho se había ido de la lengua en cuanto cruzó la puerta de la casa… Genial. Estupendo. Todos sabrían lo que había pasado. Los chicos sabrían lo increíblemente idiota que era Han Jisung. Felix lo miraría con disgusto, y Seungmin lo juzgaría hasta el fin de los tiempos. Y si se juntaba con Hyunjin, el resultado sería incluso peor.
— No sé qué me ocurrió, Innie. Tuve un momento de histeria, me bloqueé y la herí en el proceso. Ayer la llamé…
— ¿Pordiosera? ¿Muerta de hambre? ¿Mendiga? ¿Vagabunda? ¿Sin estilo?
El corazón de Jisung tocó fondo, y las lágrimas empezaron a picarle en los ojos. Era más grave de lo que pensaba.
— Creía que lo entenderías, Innie…
— Lo único que entiendo de lo que he visto esta mañana cuando se ha marchado tras saludarme es que has metido el pie en arenas movedizas, y es posible que mueras en ellas antes que lograr que te perdone. Tendrías que haberle visto la cara.
— ¿Tú no podrías hablar…?
— Ah, no. —Jeongin negó con la cabeza, serio—. No voy a meterme en vuestras peleas. Ni yo ni nadie lo hará. Sé que con el tema de la ansiedad y demás te ayudamos y te protegemos, pero en esta cagada estás solo. Aprende un poco a valerte por ti mismo.
Fue como una bofetada en toda la cara, pero sabía que tenía razón. No podía involucrar al grupo en asuntos tan personales sin dañarlos en el proceso. Era uno de los requisitos que aceptó cuando pidió que te mudaras con ellos. Se llevó las manos al rostro, estresado. Estaba en blanco y apenas lograba respirar con normalidad. 
— ¿Y qué hago? —preguntó con un hilo de voz.
— No lo sé, hyung, pero tienes que hacer “algo”. Hacerla sentir querida, valorada. El problema es el dinero y la imagen, ¿no? Asegúrale que no te importan tanto. Pero créetelo, no lo digas por decir.
— Vale… eh… —la cabeza del rapero iba a mil por hora—. Pensaré en algo. Sí, lo haré. 
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En ese mensaje había tres cosas que hicieron que las alarmas se le disparasen: La primera, el uso de su nombre completo. Ni un “cariño”, ni un “Hannie”. Solo “Jisung”. La segunda, “tu casa”. TU casa. Se había excluido de la ecuación. Y la tercera y más importante: No le habías dicho “te quiero”. Tu siempre terminabas con un “te quiero”, un “te echo de menos”, un “necesito mimitos” … Algo. Siempre.
Las manos empezaron a temblarle, y el labio inferior no podía estar más rojo y despellejado por el incesante mordisqueo ansioso. No, no, todo estaba mal y no tenía ni idea de cómo arreglarlo. 
Tu casa, tu casa, Jisung, Tu casa, Jisung, Jisung…
Esta constante se alargó durante una semana más, y la situación empezó a afectarle seriamente dentro y fuera de casa. Se había vuelto lento en las prácticas, fallaba notas a la hora de grabar y colisionaba con los demás en coreografías que ya tendría que tener asumidas. A pesar de las miradas de Minho que le pedían estrictamente que se dejara de tonterías y se centrara en lo importante, nadie se atrevió a sacarle el tema. Aún quedaba poco más de un mes para el nuevo comeback.
Tampoco cabe explicar que, en el fanmeeting que se celebró tres días después del incidente, nadie, ni fans ni staff, se percató del grano que tanto revuelo había causado. El maquillaje de las estilistas obró milagros, y en caso de notarse algo en las fotos, fueron retocadas de manera profesional.
Al ver que el centro del problema había tenido una solución tan sencilla, Jisung se hundió incluso más en su desesperación. El lunes siguiente por la noche, tras un día de descanso, el líder del grupo sacó al rapero de su ensoñación en el sofá.
— ¿Jisung? —preguntó Chan, desde la cocina—. La cena está casi lista. Ven a poner la mesa. 
— Sí, claro, voy… —dijo de manera automática.
No se había movido de allí en lo que llevaba de día, ya fuera viendo la televisión, jugando a algún juego de móvil o hablando con los miembros que pasaban. No quería ir a la habitación y recordar una vez más el daño que te había hecho. Si se quedaba solo, su mente entraría en una espiral tóxica de la que le sería muy difícil salir.
La comida no era nada ostentosa, tan solo arroz y bulgogi con una sopa de miso que Minho les había traído el día anterior. Si estuviera bien, Han ni parpadearía mientras se llenaba las mejillas de carne y legumbres. No obstante, ahora, allí, junto a los chicos que charlaban animadamente, se sentía fuera de lugar. El estómago se le revolvió y apartó el plato suavemente. 
No tenía hambre. No sabía si volvería a tener en el futuro próximo.
¿Cómo podía haberlo fastidiado tanto? ¿Cómo podría solucionarlo a largo plazo? La puerta de la entrada se abrió, y de ella emergiste tú cargada con la mochila del trabajo y la bolsa de la comida de mediodía. 
—¡Hola, chicos!
— Hey. —saludó Chan en inglés sin despegar la vista de la sopa. Estaba disfrutando demasiado de la comida como para permitirse levantar la cabeza.
— ¿Cómo ha ido? —quiso saber Changbin.
— ¡Bien! El mismo rollo de siempre. Papeleo, papeleo, jefes gritando… Un día normal. —depositaste la fiambrera de cristal en el lavavajillas y te apoyaste en la encimera, encarándolos.
Han no la miró, no quería enfrentarla. Sabía que lo había hecho mal y estaba seguro de que en el momento en que vuestras miradas se cruzaran, se pondría a llorar. Hyunjin sonrió.
— Si trabajaras para nosotros, el sueldo y los jefes serían mejores. —te tentó. ¿Por qué daba la sensación de que sabía algo que los demás no?
Soltaste una carcajada.
— ¿Y tener que veros no solo en casa, sino en el trabajo? No, gracias. —le sacaste la lengua—. Lo siento, pero ya estoy bien donde estoy. De hecho… No os lo he contado, pero, ¡he conseguido un segundo trabajo! Puede que tarde un poco más en llegar a casa, y saldré algo más temprano… Aun así, eso significa más dinero para mí.
— ¡Eso es genial! Seguro que puedes hacerlo. —Changbin aplaudió—. Cuando tengas un día libre que coincida con el nuestro, ¡hay que celebrarlo!
— ¡Claro! —miraste la hora—. Vaya, ya es bastante tarde. Tengo que irme a dormir ya si quiero descansar para mañana.
— ¿No comes? —preguntó Chan, extrañado.
— He comido tarde, si te soy sincera. —te encogiste de hombros—. Así que no, no tengo hambre. Desayunaré algo mañana y ya está. ¡Buenas noches!
Pasaste por al lado de Jisung sin ninguna clase de contacto físico, cosa que todos los presentes notaron. Han enterró la cabeza entre las manos. Notó la mano de Hyunjin en la espalda, intentando consolarlo.
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Este tipo de interacción llegó casi al mes. ¿Cómo lo soportó Jisung? Bueno, ni él mismo lo supo. Te despertabas temprano, salías sin decir una palabra y lo máximo que interactuabas con él eran castos besos a la hora de dormir. Ni siquiera lo mirabas a los ojos más de tres segundos seguidos. Habías palidecido un poco, quizá bajado unos quilos de peso, pero todos podían ver una rara determinación en tus ojos. ¿En qué estabas pensando?
Chan te interceptó en la escalera una noche cuando volvías sin comer del trabajo. Empezaba a tener suficiente de tu actitud esquiva con su compañero.
— Oye. —dijo, más serio de lo que pretendía—. Quiero hablar contigo.
— ¿Por qué? Si no pasa nada—
— ¡Y una mierda! —exclamó entre dientes. Cerró los ojos, tratando de contener la rabia que burbujeaba en su pecho. Respiró hondo y tiró de la manga de tu camiseta—. Vamos, hablemos en la cocina.
Dudaste. No porque no quisieras hablar con él, sino porque sabías que tendrías que explicarle el porqué de tu actitud con todo lujo de detalles. Y ahí te rendiste. Te dejaste caer en la silla frente a la de Chan y mientras jugueteabas con el extremo de tu camisa, rehuías su mirada imperativa. No tuvo que presionar demasiado para que al final soltaras lo que te rondaba por la cabeza, y cuando lo hiciste, la cara del chico pasó de la sorpresa a la incredulidad y después soltó una carcajada.
— ¿En serio? ¿Eso es lo que estás intentando hacer? No quiero faltarte al respeto, pero considero que es una estupidez. Conoces a Han: Te quiere con locura. Y no justifico lo que te dijo… Sin embargo, creo que ya lo has torturado suficiente.
— Solo quiero estar a su altura. —enrojeciste.
Jisung no debía estar despierto a esas horas. Al rodar sobre su lado de la cama, descubrió que aún no habías llegado y frunció el ceño. ¿No se suponía que llegabas sobre las once? Sentía la boca seca, así que bajó al primer piso… Y se detuvo en seco el escuchar voces en el interior.
— No se trata de estar a su altura, ¿sabes? —escuchó decir a Chan.
— Lo sé. Nunca lo estaré, al menos de manera económica.
— Vivís en mundos diferentes. Todos nosotros vivimos en un mundo diferente al tuyo.
— Sí. Por ese motivo debería dejarlo ir cuanto antes.
Han se llevó una mano a la boca, anonadado. Las lágrimas se le desbordaron por las mejillas en aquel instante, y rápido como el rayo se dio media vuelta y regresó a la habitación. Sus suposiciones eran ciertas. Planeabas dejarlo. La ansiedad creció a tal punto que, en medio del pasillo, tuvo que sentarse a intentar recobrar el aliento. Respiraciones cortas entre las rodillas, sí, así era. Una adentro, una afuera… Series de cinco, o de diez, dependiendo de la necesidad. Esta vez necesitó veinte.
La peor parte fue sentirse traicionado por quien se suponía que era su amigo. ¿Te estaba incitando a que te fueras? ¿Por qué no lo ayudaba a él en vez de perjudicarlo? Debía hacer algo. No estaba dispuesto a perderte a casi dos años de relación, no cuando sabía que eras el amor de su vida y que jamás lograría recuperarse de una ruptura así.
Te necesitaba como se necesita respirar.
En la cocina, la conversación seguía normal y completamente inadvertida.
— Pero… —añadiste—. No voy a hacerlo a menos que él me lo diga. Quiero demostrarle que soy digna de estar a su lado. Como has dicho, es estúpido. Quizá estoy reaccionando de manera infantil…
— Pues sí.
— Vale, gracias Chris, ya sé tu opinión, era una frase retórica.
— Mira. —puso los codos sobre la mesa y cruzó los brazos—. Es verdad, estoy metiéndome donde no me llaman. Pero lo que ocurre es que estás con uno de mis amigos, que está en mi grupo de música, a quien todo el mundo conoce. Y esto está afectando a su carrera.
Bajaste la cabeza.
— Lo siento.
— No te disculpes. Son cosas que pasan. Es por eso que voy a ayudarte. ¿Has dicho que cobras mañana de los dos trabajos?
— Sí. Me he embolsado un buen pellizco, aunque estoy bastante cansada. ¿Cómo pretendes ayudarme?
— Iré contigo a donde quieres ir. Necesitas a alguien con sentido de la moda.
— Auch.
— Es la verdad. Y I.N está de promoción individual, así que… Soy el único que conoce tu secreto.
Soltaste una risa por lo bajo.
— Te odio. —le espetaste.
— Sabes que no, pero finjamos que sí.
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Tercera parte mañana~
Taglist: @shuporanporang
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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- Sexo Tener relaciones sexuales es bueno para tu cuerpo, pero los beneficios dependen de la frecuencia en que lo hagas. Toma nota. UNA VEZ A LA SEMANA Beneficiado: Tu peso. El sexo hace que tu cerebro libere oxitocina, la cual promueve el sueño. ¿Sabes lo que eso significa? Entre más duermes, más calorías quemas. Es por eso que una relación sexual a la semana cambiará tu peso. El sueño regula a las hormonas del hambre y no te permitirá comer más de lo que tu cuerpo necesita. DOS VECES A LA SEMANA Beneficiado: Tu sistema inmunológico. Las parejas que lo hacen dos veces a la semana o tres tienen un 30% más de proteínas inmunoglobinas, las cuales te protegen de distintas enfermedades. Los investigadores creen que los efectos post-sexo del humor tienen un rol súper importante en mantenerte saludable. TRES VECES A LA SEMANA Beneficiado: Tu corazón. El sexo mejora el ritmo cardiaco y la circulación de la sangre. Las parejas que tienen relaciones sexuales tres veces a la semana tienen menos riesgo de sufrir un infarto. Si tu chico o tú tienen problemas del corazón primero consulten a su médico y luego vayan a la cama, pero no a dormir. CUATRO VECES A LA SEMANA. Beneficiado: Tu piel. Aquellos que lo hacen cuatro veces a la semana se ven siete años más jóvenes que aquellos que solamente lo practican una vez a la semana. ¿La razón? El sexo produce hormonas de crecimiento que no solamente eliminan grasa, sino que también favorecen a la piel. CINCO VECES A LA SEMANA: Beneficiado: Tu disposición. El sexo frecuente está vinculado con la energía, concentración y optimismo. Así que, cuando no te estás divirtiendo con tu galán entre las sábanas, estarás de peor humor y tu desempeño en el trabajo no será el deseado. SEIS VECES A LA SEMANA Beneficiado: Tu cerebro. Para ser la más lista, tendrás que quitarte toda la ropa… lo más que se pueda. Felicítate a ti y a tu pareja de estar en el número 6, ya que no solamente has de estar en buen estado de salud, sino que también en tu mente. Cuando tienes relaciones, la circulación de la sangre mejora y se liberan hormonas que le da un empujón a tu capacidad intelectual. Incluso ayuda a la creación de nuevas neuronas. SIETE VECES A LA SEMANA. Beneficiado: Tu estado de ánimo. ¡Wow! Si lo están haciendo tú y tu pareja todos los días simplemente no hay palabras. El sexo regular reduce la ansiedad y produce endorfinas, las cuales te harán una de las mujeres más felices y saludables del planeta.
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fantasy-relax · 4 months
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Alfa Dulce Omega Peligroso
Parte 8
Quitándote la ropa Bela pensaba en lo furiosa que su madre iba estar contigo, su primera elección de castigo seria cortarte las manos o al menos fracturarlas lo cual Bela no podía permitir debido a tu trabajo con Relia. Una semana en el calabozo, con una sola comida compuesta por pan y agua, además de veinte azotes diarios serían más que suficiente para enseñarte una lección. Aun así, la rubia tendría que calmarla para evitar que se sobrepasara y terminara matándote.
Saliendo de sus pensamientos y mirando tu cuerpo semidesnudo Bela finalmente observa tus cicatrices con más detalle, es la primera vez que lo hace pues el chequeo físico que te hizo fue con tu ropa puesta y no te pudo ver con claridad cuando te bañaste con Cassandra.
Tus piernas, tus brazos y tu torso están cubiertos de cicatrices, algunas son de garras, cortes y mordeduras (Bela le prendera fuego a su jardín si las marcas de dientes en tu brazo no son de Cassandra). Su origen mas seguro era de tu labor como cazadora y tus trabajos de carpintería.
Sin embargo, había otras que ella conocía bien.
Marcas de azotes.
La mayoría estaba en tu espalda, pero también había atrás de tus piernas, todas parecían ser de años atrás.
Así que al final tu sumisión y obediencia era debido a tu crianza, era de suponer, un hombre no toleraría que su hijo le faltara el respeto menos una hija, no le importaría que este fuera un alfa. Considerando que la presentación del subgénero era en los inicios de la infancia tu educación debió suprimir tus rasgos alfa de gran manera.
Pero un alfa siempre sería un alfa.
Rodeada de mujeres más pequeñas y débiles que tú, de un subgénero “inferior” por supuesto que tarde o temprano te sentirías con poder y derecho de establecer tu superioridad.
Y ahora tenías que ser disciplinada, las veces que sean necesarias para controlar esa bestia salvaje en ti.
Haa
Que decepción.
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“Dieciséis”
Tus gritos de dolor eran música para sus oídos.
“Diecisiete”
Siempre era lo mismo con los alfas y los hombres.
“Dieciocho”
Creían que tenían derecho de hacer lo que quisieran simplemente por su “Superioridad genética”.
“Diecinueve”
Imbéciles.
“Veinte”
Intentabas contener tus sollozos para proteger tu patético orgullo, Alcina rodo los ojos y señalo a su querida Bela que te bajara para desinfectar tus heridas y vendarte por el día.
Después de todo aun te necesitaba con vida.
Pero Alcina dejaría que Heisenberg le escupiera la cara antes de permitir que su amada Cassandra pase su periodo mas vulnerable con un alfa salvaje.
Agarrando la botella de alcohol la vacío sobre tus heridas.
“Te dije que te haría lamentarlo”
Tu llanto y quejidos de dolor le llenaban de satisfacción.
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Y a su Beta de miseria.
“Buenos días fenómeno”
La sirvienta te sonría con burla y en sus ojos solo había malicia, colocando la bandeja de comida sobre una mesa agarro la pieza de pan para luego pisotearlo y colocarlo de nuevo en la bandeja
“Tu comida esta lista”
Tomo el vaso de agua y escupió en él.
“Y tu bebida”
Dejo la bandeja lejos de celda, para alcanzarle tenias que estirarte y en consecuencia abrir tus heridas.
Era eso o no comer por otro día.
“¿Qué no tienes hambre?”
Tu estomago dolía, antes podías aguantar hasta tres días sin comer sin ningún problema, pero después de pasar un mes comiendo comidas plenas tres veces al día ya no tenias la misma resistencia que antes.
“Si no lo quieres me lo llevare”
Te estiraste para agarrarlo antes de que cumpliera su amenaza.
“UGH que asco, realmente eres un perro callejero”
Recogiendo la bandeja y el vaso se fue sin más de ahí.
Faltaban cuatro días mas para terminar tu castigo.
Te arrepentías de haber roto las reglas que la matriarca te había impuesto.
Aun así, lo harías de nuevo.
No importaba que Cassandra no te quisiera como compañera.
Su omega te había elegido como un alfa adecuado.
Y era tu deber defenderla cuando ella no podía.
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Knock Knock
“Pasa”
La sirvienta era una que apenas llevaba un año trabajando, Zina la única omega con excepción de Cassandra que no tenia compañero y prefería tomar supresores para sobrellevar su Celo.
“Disculpe interrumpirla Lady Bela”
“Está bien ¿Qué necesitas?”
Era bien sabido que toda las Dimitrescu eran mas suaves con las mujeres Omegas que con las Betas. Era difícil no serlo cuando eran las únicas que entendían y cumplían con las reglas del castillo sin drama alguno.
“Um es sobre el alfa”
BAM
“¿Te hizo algo?” Su voz era veneno puro. Sabía que debería haberte vigilado más, un alfa siempre seria un alfa fuera hombre o mujer.
“NO, NO, JAMÁS”
 Bela respiro profundo y se sentó ojeando los papeles y libros en suelo gracias a su escritorio roto.
Tendría que encargarle a Relia uno nuevo
Zina se acercó para levantar todo lo que había caído al suelo, hablando mientras lo hacía.
“Ella solo va de su habitación, la cocina y el taller, no busca pelea o se sobrepasa con nadie, pero...” Coloca las libretas sobre la mesa de café y suspira. “No puedo decir lo mismo de las otras sirvientas”
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themasterreader69 · 2 months
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LA FLACA
Enzo Vogrincic x Reader
Enzo Vogrincic te conoce en un lounge de Ibiza, lo que empieza como una conversación casual se convierte en una conexión intensa.
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Después de una racha de discusiones interminables con Marco y una conversación frenética con mi amiga recién casada, algo adentro mío hizo clic. Es que la idea de perder mi juventud, de no aprovecharla, me aterraba. No podía seguir así. Así que, en un episodio de manía, cerré mi laptop, empaqué lo esencial y a la mañana siguiente me dirigí al aeropuerto con un solo destino en mente: Ibiza.
     Home office. Claro. Porque podré escapar de Marco y de mis responsabilidades pero de la explotación del trabajo jamás.  ¿Quién dijo que no se puede trabajar desde la piscina de un motel temático cerca de la bahía? Sí, motel, no hotel. Mi estadía solo sería de tres días y la idea de un hotel familiar en una ciudad que definitivamente no es para niños me hacía enojar. Un motel —por más mala idea que parezca— sonaba más prometedor para mí y para mi bolsillo, y aunque los sonidos característicos fueran distintos.  Los gemidos eran fugaces... no constantes... Como el llanto de un niño en el vuelo que tomé para llegar hasta acá.
El dormitorio en el motel era adecuado, por falta de mejor palabra.  Contaba con un pequeño escritorio incluso pero ¿quién quiere trabajar en un escritorio cuando hay una piscina desierta durante el día? —yo definitivamente no— y para mi suerte, ese lugar solo cobra vida durante la noche y como mis horarios de trabajo eran ridículos debido a la diferencia horaria, lo podía aprovechar. 
El segundo día, durante una de mis pausas de treinta minutos, decidí aventurarme al lounge. Había evitado ese lugar la mayoría del tiempo por los insistentes residentes que buscaban compañía para sus tríos nocturnos, pero necesitaba una bebida para despejarme de tanta redacción de contenido. Sí, el trabajo paga bien —muy bien para lo poco que debo hacer— pero, quisiera directamente no tener que trabajar, sin más. 
     Mientras estaba en la barra, vi a un hombre que inmediatamente captó mi atención. 
No es como si no hubieran hombres de sobra en ese lugar, los hay, y de sobra. Pero ahí estaban ellos, con sus ojos claros, sus acentos extraños, nadie hablaba español... Y sí, yo podía intentar comunicarme, pero si así lo hiciera sé que sería su nueva atracción exótica y eso llevaría la atención hacia mí —lo cual, no buscaba—
     Este hombre tenía la piel besada por el sol, una presencia magnética. Se sentó cerca de mí y con una voz muy distintiva, pidió una bebida «Hoy voy a variar, tráeme a La Flaca» ese acento... Sonaba a tierra patria. La ironía me golpeó fuerte. Había venido hasta Ibiza para escapar de todo, solo para encontrarme con un recordatorio más de casa. Se me hizo inevitable pensar quién le pone a una bebida...
—¿La Flaca? 
No fue un pensamiento, son ahora dos palabras que había dicho fuera de las paredes de mi cabeza. Deseando que el muchacho que estaba al lado no me hubiera escuchado, tomé un sorbo de mi bebida. Yo me había pedido uno de los cócteles clásicos, SEX ON THE BEACH para estar a juego con la temática del lugar. Contenía vodka, licor de melocotón, lima, jugo de naranja y...
—¿Cómo dijiste disculpá?
Y arándanos. Interrumpió mi tren de pensamiento. Lo único que faltaba, tener a un uruguayo esperando a que yo hable mientras me baja el alcohol al cuerpo.  
—No que... Que... Que curioso nombre, La Flaca para una bebida. — dios, como demoraron en salir esas palabras de mi boca, debe pensar que tengo problemas en el habla. Qué vergüenza, Que vergüenza, no me sigas la conversación. 
—Ah jajaja, que no te sorprenda, también tienen una llamada Lolita. 
Que risa tan estupenda, me contagió al punto que me reí —capaz— por demás. 
—No paré a leerlas, la verdad, suelo ir a lo convencional. — ¿convencional? ¿Quién habla así? relajá, dios mío, solo están hablando de bebidas. 
—¿Qué estás tomando entonces? — Dijo mientras apoyaba el dedo índice sobre la barra en dirección a mi bebida.
Pude ver que tenía anillos en la mano, ninguno de matrimonio.
—Un poco de sexo en la playa. — Intenté decir a modo de broma pero sentí que no la recibió así que procedí a enlistarle lo que contenía rápidamente.
—Me dijeron que ese está bueno. — El bartender le alcanzó su bebida—. El sexo en la playa, digo. — Agregó. 
¿Se me está insinuando? ¿en serio? ¿después de ese mal chiste? tomé otro sorbo de mi bebida, no sé en qué momento este se hizo el último. Mi celular se iluminó y pude ver que era mi alarma. Carajo, tengo que volver al trabajo. 
—Un gusto, nos vemos. — Dije apresuradamente mientras me levantaba del taburete.
—¿Te vas? — Soltó como perplejo—. ¿A dónde? 
Lo vi voltearse y seguirme con la mirada. 
—A mí habitación. Número 8, ¡chauuuu! 
¿Por qué le dije el número de mi habitación a un extraño? ¿y qué fue ese chau tan infantil? no lo sé. Me da ansiedad siquiera pensarlo. 
Volví a mi habitación con una mezcla de emociones. Sabía que tenía que seguir trabajando, aunque la tentación de dejarlo todo y disfrutar de la isla era fuerte. Sin embargo, logré ignorarlo y concentrarme en mis tareas. Las horas pasaron más rápido de lo que esperaba, y antes de darme cuenta, había terminado mi jornada laboral. 
     En un momento me dirigí a la ducha, dejando que el agua tibia lavara el estrés acumulado, la verdad es que la ansiedad por la situación que pasé en el lounge seguía en mi estómago.
‹Por un beso de la flaca, daría lo que fuera, por un beso de ella aunque sólo uno fuera› canté mientras me duchaba. Siquiera llegué a preguntarle a ese uruguayo como se llamaba... Que bronca.
Finalmente, me vestí y salí a explorar la noche de Ibiza. Al salir del motel, me recibió una brisa suave y el sonido distante de la música y risas. La noche era hermosa, con un cielo despejado y lleno de estrellas. El ambiente de verano se sentía en el aire, impregnando todo a su alrededor con una energía vibrante y contagiosa. Caminé sin rumbo fijo, dejando que mis pasos me guiaran por las calles iluminadas. La gente se veía feliz, disfrutando de la vida nocturna. Parejas caminaban de la mano, grupos de amigos reían y compartían anécdotas, y los locales estaban llenos de turistas disfrutando de la gastronomía y la música. Me dejé llevar por el ambiente y encontré un pequeño restaurante con mesas al aire libre, perfectamente ubicado para observar el bullicio de la calle.
     Tomé asiento y pedí algo de comer, dejé que los sabores mediterráneos despertaran mis sentidos. 
     Mientras esperaba mi comida, observé a la gente a mi alrededor. Había algo mágico en esa noche, reflexioné sobre mi juventud, sobre las decisiones que había tomado y las que aún estaban por venir. Había pasado tanto tiempo preocupándome por tantas cosas... y las discusiones con Marco... Me había olvidado lo que se sentía ser realmente libre. Bueno, no sé si libre, pero, en ese momento, me sentía joven —no solamente por mi edad— Era como si Ibiza me hubiera devuelto una parte de mí que creía perdida.  
La juventud no era solo una etapa de la vida, sino una manera de ver el mundo, una forma de abrazar cada momento con entusiasmo y yo, esa noche, lo había retomado.
     La comida llegó y me sumergí en los sabores. El restaurante estaba animado, me uní a ese ritmo, sintiéndome parte de algo más grande. Recordé las palabras de mi amiga recién casada, sobre aprovechar la vida, y me di cuenta de que tal vez esto era exactamente lo que necesitaba.
Después de cenar, seguí caminando por la ciudad, cada rincón revelando una nueva sorpresa. Sentía una conexión con el lugar, una libertad que no había sentido en mucho tiempo... 
Regresé al motel. 
La noche avanzaba, pero mi energía no disminuía, la noche anterior había ido de fiesta y como la experiencia interactuando con gente no fue la mejor, decidí no adentrarme en ninguna parranda. Aún así, el pensamiento sobre ese muchacho no salía de mi cabeza, así que volví al lounge. Esta vez, revisé las bebidas. Resulta que La Flaca era una mezcla de ron, Martini, jugode lima, naranja, granadina y soda. ¿Qué me importaba el nombre de la bebida? Debería haberle preguntado su nombre.
—Un Flanagan, por favor. — Le dije al bartender. 
A esa bebida, le siguieron varios tragos distintos más. Es que el tiempo parecía no avanzar y mi esperanza de que aquél uruguayo volviera a aparecer habían disminuido, disminuido tanto, que luego de una hora de pretender risas con extraños y rechazar más tríos, la esperanza llegó a cero, por lo que volví a mi habitación.
Poco pasadas las dos de la madrugada, escuché que tocaban mi puerta. Estaba comiendo snacks, aún con mi ropa de salir —sin energía para cambiarme— había aprovechado para adelantar parte de mi trabajo, con la esperanza de tomarme el día libre al día siguiente, ya que era mi último día en Ibiza y quería disfrutarlo al máximo.
     Me acerqué y abrí la puerta. Era él, el hombre del lounge. Vestía una camisa negra que contrastaba con su piel, su pelo, definido con gel, le daba un aire aún más atractivo. No encontré palabras que decir, así que simplemente abrí la puerta y lo dejé pasar.
—Tu habitación, número ocho. — Dijo él mientras echaba un vistazo alrededor.  Asentí.
— Sí, sí —respondí— disculpa que te corté así antes, es que tenía que trabajar. 
Añadí, señalando la cama donde estaba mi laptop y el desorden de los snacks.
—¿Trabajar? — Se le salió una sonrisa en los labios mientras lo decía. — Ojalá yo pudiera trabajar así también.  
Soltó una risa que resonó en la habitación. Esa risa... 
Observándolo más de cerca, me di cuenta de que no se veía como alguien que estuviera en Ibiza escapando de su trabajo y tratando de encontrar su juventud. Definitivamente no era un desastre como yo. Había algo en su porte, en su manera de moverse, que denotaba confianza y despreocupación. 
—Bueno pero ¿qué hacés acá a estas horas?— Pregunté, tratando de disimular mi curiosidad y nerviosismo.
—Pensé que podríamos seguir conversando, terminar la conversación que iniciamos en el lounge me genera mucha intriga ver a alguien de mi país por estos lugares. — Respondió acercándose. 
Me senté en la cama, moví algunos snacks y coloqué la laptop a un lado. 
—No esperaba encontrar a alguien interesante en este viaje, solo quería alejarme de todo.
Al instante, el ambiente en la habitación cambiaba, todo era tan extraño, no parecía real. Nos quedamos en silencio por un momento, solo mirándonos. Sentí una oleada de emociones, una mezcla de deseo y algo más.
—Entonces...— Dijo él, rompiendo el silencio — ¿Te ayudo a terminar ese trabajo o mejor salimos a dar una vuelta y disfrutamos lo que queda de la noche?
Sonreí, sintiendo una chispa de aventura encenderse dentro de mí. 
La noche avanzó y seguimos caminando por las calles iluminadas de Ibiza. La conversación fluía con una facilidad sorprendente, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo. En un momento, él mencionó que estaba en la isla por trabajo.
—Modelo... Principalmente actor, pero este viaje es por modelaje.
—¿Modelo? — repetí, mirándolo de arriba abajo. —No me sorprende, con lo bien que te ves...
Él rió, agradeciendo el cumplido con un gesto modesto.
—Gracias. Aunque, honestamente, prefiero actuar. Pero el modelaje me da la oportunidad de viajar y conocer lugares como este.
Resulta que él se hospeda en un hotel, no tan cerca del motel pero visita el lounge casi todas las noches porque se hizo buen amigo del bartender en una de sus visitas de lo que él llamó "noches locas".
Finalmente, llegamos a una playa, un tanto escondida. No puedo decir que estaba desierta pero la cantidad de gente era drásticamente menor en comparación a las otras. 
La luna se reflejaba en el agua Nos sentamos en la arena, disfrutando del paisaje. Recién ahí, en ese momento en el que hablábamos mirando las estrellas, no contuve mis ganas de besarle y lo hice. Él lo recibió muy bien, sus labios, suaves, con un leve gusto a alcohol, me hipnotizaron.
—Una cosa más... — Frenó el beso de golpe. — me llamo Enzo. 
¿Recién me dijo su nombre? ¿Enzo? Enzo se llama... Pensar que estuvimos todo este tiempo sin saber nuestros nombres.
—No me importa. — Dije acercándolo nuevamente hacia mí. 
En un momento, mientras estábamos sentados en la arena mirando el reflejo de la luna sobre el agua, se me ocurrió una idea. Me levanté y extendí mi mano hacia él, me siguió hacia el agua.
Nos acercamos a la orilla y sentimos el frío en nuestros pies. La temperatura era un marcado contraste con el calor de nuestros cuerpos. Nos adentramos un poco más, el agua subiendo lentamente por nuestras piernas, hasta que finalmente nos sumergimos por completo.
El frío era intenso, pero no tomó mucho para encontrar el calor en el contacto de nuestros cuerpos. El agua parecía intensificar cada caricia, cada movimiento. La adrenalina corría por nuestras venas, y la posibilidad de que alguien pudiera vernos solo aumentaba la emoción. Enzo y yo nos movíamos juntos en una danza sincronizada por la naturaleza y el deseo.
Entre los jadeos y los susurros, reflexioné sobre lo que significaba ser joven y vivir el presente. Este momento, este acto de pura libertad y entrega, era la esencia misma de la juventud. No se trataba solo de la pasión física, sino de la conexión emocional, del arrojo y la valentía de vivir sin reservas. Sentí que estaba experimentando algo auténtico y profundo, una mezcla de euforia y satisfacción que no había sentido en mucho tiempo.
Cuando finalmente nos detuvimos, respirando con dificultad, el agua nos rodeaba, fría y silenciosa, mientras nuestras respiraciones se sincronizaban nos quedamos en el agua un poco más, disfrutando de la quietud y la cercanía. 
Cuando el cielo dio los primeros indicios del amanecer, supimos que era hora de regresar.
Nos vestimos con prisa, riendo en voz baja por la locura de lo que habíamos hecho. Caminamos de regreso al motel, las manos entrelazadas, compartiendo miradas y sonrisas cómplices.
—Tuve suerte de haberte encontrado...
No supe qué responder a eso, otra vez, me sentí con nervios y de seguro fue muy obvio porque al instante soltó:
—Entonces... ¿Brunch mañana?
Supe que no era solo una pregunta casual. Era una promesa de más momentos.
—Sí, brunch mañana. — Respondí, sintiendo que mis esperanzas se elevaban de nuevo.
Nos despedimos, al entrar a mi habitación, la energía de la noche comenzó a disiparse, dejándome con una sensación de satisfacción profunda. Me desplomé en la cama, sintiendo cómo el agotamiento físico se mezclaba con una alegría inexplicable. Cerré los ojos, permitiendo que las imágenes de la noche se repitieran en mi mente: la risa de Enzo y el mar. Una sonrisa se dibujó en mis labios.  
Mañana sería otro día para descubrir, para conectar, y para dejarme llevar por el flujo de la vida. Con esa certeza, me dejé llevar por el sueño.
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cosita-mal-hecha · 4 months
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"La tienda de helados de nightmare"
Historia publicada en Wattpad
Contiene Nightcross, si no te gusta el ship eres libre de no leer esto.
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La alarma empezó a sonar muy temprano en la mañana, eran las siete y el sol apenas se estaba asomando por la ventana de una habitación monocromática, todo era de los colores blanco y negro, además de unos tonos de morado que se encontraban en algunas cosas de ese cálido lugar.
De una bola de sábanas salió la mano huesuda de un esqueleto que con toda la flojera del mundo apagó el sonidito que ya se estaba haciendo irritante, se sentó en la cómoda cama, tirando las brazos hacia arriba, sus huesos crujieron por el movimiento después de estar tanto tiempo sin moverse, su cuerpo estaba un poco entumecido.
Se levantó por fin, empezó a vestirse lentamente, para después bajar por unas largas escaleras hacia el living, tenía puesto su uniforme, un poco arrugado por como lo metía en su armario siempre que lo acababa de usar.
Ya en la cocina, prendió la pequeña cocinilla que tenía por cocina, hace poco se mudó de la casa de sus padres y le a costado poder independizarse pero hace más de tres semanas que no iba a comer la comida de su madre o a pedirle dinero "prestado" a su padre.
Se hizo unos simples huevos revueltos, los comía por mientras que miraba cosas en su celular y hacía tiempo para ir a su universidad, en Twitter estaban funando a una persona por mensajes racista por mientras que al mismo tiempo que pasaba eso una persona se burlaba de otra persona por su cuerpo defendiendo se con la escusa del humor negro, algo asqueroso y cobarde a su parecer.
Se canso de leer tanta estupidez junta, para pasar a fijarse en la hora, 7:50 a.m, ya iba tarde, se paró rápido de la silla para ir a buscar su mochila con sus útiles ya arreglarlos.
De camino a la universidad esperaba encontrarse con su amigo epic, el siempre lo esperaba para entrar juntos pero hoy fue la acepción, no lo encontró en todo el largo camino a su gran universidad, no se preocupo, seguramente ya había entrado o se había quedado dormido, no era la primera vez que le pasaba y seguramente no será la última.
La campana ya había sonado, empezó a correr hacia la puerta que ya se estaba cerrando, ahí un señor ya mayor lo veía con gracia, por suerte le dejo pasar sin mayor problema, al llegar a su sala, una cabra bien vestida estaba poniendo sus cosas en la mesa de profesores, me quedé quieto en la puerta esperando que me dijera algo por llegar unos minutos tarde, pero eso nunca llegó, en cambio me hizo un gesto con la cabeza indicando que me sentará dándome una sonrisa cálida cuando pase al lado de ella.
Y ahí estaba mi gran amigo epic, riéndose de mi por llegar tarde, cómo si el nunca lo hiciera.
Me acomode más en mi silla y puse atención en la profesora que ya empezaba a dar su clase, esperando que el tiempo pasara rápido y pudiera irme a mi casa.
-------+-------
Ya era la última clase, unos minutos antes de que sonara el timbre y por fin poder irnos, no se me hizo tan largo como espere, con las bromas y juegos de epic cada clase se alivianaban bastante, todos lo agradecían de alguna manera.
Aunque no fueron tan duras las clases pasadas este se podía considerar la peor de todas, cada que la teníamos terminamos muertos de cansancio, y como no, si tener a undyne de profesora de educación física no era poca cosa, nos hacía correr por todo el colegio hasta que no podamos más, ni mi compa el epic se atrevía a decir un chiste en su clase porque si lo hacía tendría que hacer más que todos.
Siempre que terminamos nos vamos a tomar algo fresco en el quiosco cercano al colegio, ahora solo estamos esperando el sonido del timbre para irnos arrastrando hacia la salida.
Y tal cual paso, el mismo sonidito de siempre dió paso a la lucha para ver quién salía antes de esa cárcel, con personas corriendo por esa puerta que se hacía pequeño en estos momentos, los únicos que no corrían era el curso que acababa de sufrir el infierno y que caminar lo hacía mil veces peor, además de esos grupitos que caminaban cómo modelos y se creía aesthetic.
Cross se junto en la entrada con su ya conocido amigo, según el para ir a comprar alguna bebida como siempre hacian.
-lo siento bro, pero tendrá que ser otro dia- se llevó la mano en el pecho fingiendo estar triste y arrepentido, se notaba el sarcasmo de lejos, cosa que hizo reír a cross
-y eso a qué se debe?- al monocromático le extrañaba que el tuviera algo más que hacer además de estar con el, si le era sincero solo lo veía como un npc muy raro en su vida y le era raro ver qué su amigo tenía una vida aparte.
-tengo que hacer algo super importante...-
-y...que es?-
-no puedo decirlo...-se le quedó mirando fijamente sin moverse ni un centímetro.
-ok señor misterioso, yo me voy a comprar algo, pásala bien haciendo su cosa súper secreta- se despidió con la mano y se fue caminando hasta el negocio, esperaba que ya no esté tan lleno como siempre está cuando recién salen todos, ese era un lugar muy transcurrido por los estudiantes por la variedad de cosas que tenía.
Por mientras que dejaba solo a epic, este miro para el suelo y empezó a pensar en voz alta - no siguió preguntando que es...- hizo un pequeño puchero hincandose para abrasar sus piernas y seguir mirando al suelo -bueno... Lo superaré, algún día-
--------+--------
El negocio estaba cerrado.
Ahora no sabía muy bien que hacer, se pondría ir a su casa pero realmente quiere tomar algo, algún helado o bebida, cualquier cosa, pero nada de eso tenía en su casa, se quedó pensando un rato, tratando de pensar a dónde ir ahora.
En su mente se mostró la imagen de un carrito de helados que siempre estaba en la plaza a la vuelta de la universidad, ahí era la única opción, solo tendría que caminar un poco más.
Así lo hizo, no era tan largo como recordaba, en un momento ya estaba estaba al frente de esa plaza que poco a poco se iba llenando de niños que acababan de salir de clases, en ese momento ese diminuto carrito no era capaz de atender a la cantidad de niños que se amontonaban para comprar un rico helado artesanal.
Un chico bastante grande estaba atendiendo a los niños que se peleaban por los diferentes sabores, espere a que se fueran, sería demasiado inmaduro ir cuando hay niños tratando de comprar, ese chico me miró fijamente examinando me de arriba a abajo, trate de no hacer contacto visual con su gran ojo rojo que se movía de un lado a otro viendo todo a su alrededor.
Me hizo una seña con la mano para que me acercará, yo extrañamente le hice caso enseguida sin pensarlo mucho, al estar ya lo suficientemente cerca de el pude escucharle decir.
-puedo pedirte un pequeñin, enanin y minúsculo favor?- asentí rápidamente sin dejar de mirarlo, el me tomo de las manos dándome algo - enseguida vuelvo!- se empezó a alejar a rápida velocidad, en mi mano tenía una cuchara de helados pero en mi mente solo tenía muchas preguntas diferentes, una pequeña niña se me acercó y tiró de mi chaleco.
- me da uno de fresa?- me mostró en su manita unas monedas no sabia muy bien cuantas eran pero eso no importaba, sus pequeños ojos se iluminaron cuando asentí
Supongo que ese señor quiere que lo cobra un rato en su trabajo, quizás si no llega pronto pueda sacar un poco para mí.
En un santiamén ya todos los niños tenían su helado, algunos de chocolate otros de fresa, cada uno con algo diferente pero todos se veían felices.
Otra vez pudo ver a ese esqueleto pero ahora no estaba solo, caminaba junto a un ser hecho de una baba extraña o eso creo que era, solo puedo decir que tenía cara de no haber dormido hace mil años, además que estaba encorvado y vestido como vagabundo o con ropa de Balenciaga, la línea entre esos dos era muy delgada.
Ese chico me saludo con la mano y corrió hacia mi, reteniendose apenas al tomar mucha velocidad.
-gracias por eso, realmente tenía GANAS de ir al baño...por qué me miras así? que sea un esqueleto no significa que no puedo ir al baño- el se rió por su comentario, y miro a su nuevo acompañante -ah, el es nightmare por si a caso-
Le iba a preguntar cuál era su nombre, pero no me dió tiempo ya que ese esqueleto llamado nightmare hablo primero
-que te e dicho de dejar tu puesto con un extraño?-
-que no lo haga si parece marihuano porque le puede poner algo a los helados?-
-sip, eso mismo, me puedes decir porque lo hiciste igualmente?-
-porque el no parece marihuano?-
-que te e dijo de juzgar a las personas por su apariencia, puto clasista-
-perdon, no tengo ninguna escusa, pero realmente hizo un buen trabajo- la baba viviente miro el carrito y a los niños, todo estaba en orden, no pareciera que hubiera pasado algo malo en su ausencia -lo máximo que pudo hacer es robarse un poco de dinero o helado pero eso lo hacemos todos-
-tienes razon, oye que te parecería trabajar de heladedo?-
Si quieres leer alguna historia de algún otro ship, no dudes en comentarlo y yo lo escribiré, realmente amo escribir aunque no lo hago muy bien, así que cualquier cosa no dudes en decirla.
Está historia continuará, así que sigueme para no perderte la!
Segunda parte: 2
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i-indigo · 3 months
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La Extraña Amistad de Tu Bello Rostro
"Amiga",
Así me llamaste en tu primer mensaje,
Cuando te rechacé
Porque tenía miedo.
Tuve miedo
De salir con una chica tan linda,
Tan abiertamente peligrosa
Y caer en tu belleza.
Una belleza traída
Por las razones incorrectas:
Tenés los ojos de ella,
Pero felices.
Pienso que así serían
Si no cargaran con el peso
De tener el cuerpo más bello avistado.
Tu rostro, tu pequeño rostro...
Tu nariz, tus labios, tu mentón, tus dientes:
Un calco
Del amor.
No quiero decir
Esto que estoy diciendo,
Mucho menos,
Lo que voy a decir.
Lo siento,
Tu rostro es espantoso:
Me atormenta
Porque temo que,
Vos también,
Huyas de mí.
"Amiga":
No creo que seamos amigas,
No hablamos nunca,
Pero te extraño,
Te quiero, incluso.
Y perdón por mentirte,
Por haber actuado como otro chico más.
Escribo este poema porque me imaginé
Que te daba un beso,
Y lo poético que sería
Darle mi primer beso
A la chica que se parece a ella.
Sería patético, asqueroso, también, lo sé.
Sos idéntica y distinta.
Ella, ojos tristes, me convenció toda mi vida
De que nuestro amor sería siempre verdadero;
Desertó súbitamente.
Y vos, en cambio,
Desde el inicio me contaste
De tus infidelidades tornadas en poemas,
De aquellos problemas
Tan normales
Que nunca tuve.
Tal vez dijiste un poco más de verdad, al final.
Si le sos fiel a tus palabras, a mí me basta.
Tal vez ese sea el porqué en la diferencia de sus ojos honestos:
Verdad y mentira.
No quiero ahondar
En cómo nunca serás solo amiga mía,
Sino "la chica que se parece a...".
No quiero
Hacerte esto.
Pero acá estoy, notando tus rizos, tu cigarrillo, tus pulseras de hilo, tu nombre y el segundo nombre.
Siempre seremos amigas en ese mensaje,
En esa función de teatro
A la que nunca fuimos.
"Amiga",
No sé por qué me resonó esa palabra.
Me resulta extraño
Lo ligero que te resulta
Llamar "amor" a prácticamente un extraño, como yo.
Me alegra que no sea así en tu cabeza,
Me gusta que no sepas que me sonrojé las tres veces.
Espero nunca sepas que esto es sobre vos,
Porque sino,
No me volverías a invitar a salir
Y yo luego extrañaría
La extraña amistad
De tu bello rostro.
Iara Índigo
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somosorigen · 9 months
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