Tumgik
#-se besaban todos los días-
wsungk · 2 years
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sobre la cama de la habitación de hotel que ha reservado tiene una bandeja con bebestibles para ambos y un pequeño pastel para dos que el mismo ha preparado. un par de rosas yacen junto a esta. dos globos inflados con helio están amarrados a la bandeja. más de un mes lleva planeado todos aquellos detalles y tomando más turnos en el trabajo para tener el dinero suficiente para ello. aunque trata de no hacerlo, de todas formas no pude evitar sentir que palidecen, son muy poco en comparación a la gran fiesta que tendrá mañana como celebración. woosung no puede darle nada parecido a eso, solo esto. “espera, falta que abras tu regalo.” sus labios forman una sonrisa amplia mientras ofrece pequeña caja negra que contiene presente. “¿recuerdas la primera vez que nos besamos?” pregunta acomodando un mechón de cabello detrás de la oreja impropia. “ese día te dije que te parecías a un hada del bosque y esto me recordó a ese día.” explica mientras espera a que lo abra. / 🍰 @hanroux​
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humanismo-nostalgico · 9 months
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Pasión y odio en la peña
Era alguien que solía frecuentar con devoción atea cada espectáculo de la peña Ferrando, más aún si era el Día de la Canción Criolla: Hernán Pizarro. Él, robusto y de mediana estatura, era de aquellos que no se preocupaban por el mañana, pero tampoco se culpaban del ayer. Era el común ayudante de una oficina sin renombre ubicada en la Avenida Colonial. Era de aquellos hombres cuerdos, que no vivían a destiempo; hombres máquinas, que palpitaban al son de las industrias; hombres tropa, que obedecían a su General presente; hombres anónimos, hijos de su tiempo; todos ellos en el callejón de un solo caño, hombres del pueblo que saboreaban la Guerra Fría con vals de fondo, lacónicos y sedientos en la fugaz primavera de un octubre barranquino.   Aquel treinta y uno del mes morado, pasión perfumada de rojo y odio rancio, nubló su locuaz calma. Como si hubiera sido ayer, inesperadamente, Hernán se sumergió en un torbellino de ideas inconexas unas de otras, como ráfagas aventadas desde el firmamento. Perplejo y pálido, el rostro comenzó a pesarle toneladas y toneladas de infernal indignación a causa del encuentro. El cinismo de Rita le era, hasta ese entonces, aún desconocido. Ella, tranquilamente, sin fiebre ni gripe le reiteró: “¡Si no quieres problemas, pavo, aléjate! Tómate un viejo vuelo de las cuatro y márchate de mi sábado criollo”. Hernán seguía insistiendo con su presencia enredándose a sí mismo con sus propias palabras increpantes, sin mantener el guion de la cordura que acostumbraba tomar cada lunes por la madrugada. Para el pasmado Hernán, Rita no era Andrea, quien decía ser, pero tampoco era la Rita que conocía. Estaba viendo una extraña que no estaba con él, sino con otro a su lado. Ella se vistió de cosa, se camufló de mentira y no había nada peor para él que observar la mentira deambular por el lugar que más quería y a la persona que más amaba en su monótona vida. Rita conocía el estrecho mundo de Hernán. El joven amante de Rita, confiado en su amarillenta moral y hospitalidad áspera de cantina de neón, se acercó y lo miró fijamente a Hernán en tono amenazante, como un león ciego queriendo batallar para que no le arrebaten su presa. Hernán soltó unos improperios dirigidos hacia ambos forzando una explicación al respecto, pero sin éxito. Parecía un ebrio que nunca superó el desamor. La infame traición le recordaba a una amarga canción. El amante de Rita, atravesado por la mordaz verdad, le propinó unos golpes a puño limpio. Hernán, a punto de perder la cordura, olvidó quién era, olvidó su relación destrozada, olvidó cómo reaccionar y olvidó las llaves de su casa. Se retiró de inmediato de la peña, mientras su orquesta favorita afilaba los tambores y acariciaba las guitarras con el amor de las manos. Ya solo, metido en su auto, sin juez invisible que lo interrogara, su mirada opacó la luz de las farolas, una idea envenenada lo inspiró. De pronto, sacó un arma, era un fino revólver de la década de los años treinta, de ese que Al Capone empuñaría para el atraco del siglo, y acarició sus balas como si fueran los ojos de Rita.
Hernán Pizarro, aquella noche, no era más él, sino su sombra despertando por primera vez. Se vistió con una chaqueta marrón, un sombrero negro y guardó el arma con la intención de ocultarla. Regresó a la peña, se acercó sigilosamente hacia los músicos pidiéndoles gentilmente que interpreten «Pasión y odio» de Felipe Pinglo Alva y soltó unos billetes con olor a vino. Luego, caminó burlando las débiles luces de la peña hacia Rita y su amante, mientras ellos se besaban con los labios embarrados de vodka. Hernán, ahora cerca con voz torva, les dijo: “Disculpen, ¿A qué sabe el vodka?”. En eso, ambos voltearon la mirada en dirección a Hernán y, antes de responder, se escucharon dos disparos, suficientes para silenciar a cualquiera: la canción cobró sentido. Cayó su amada, salpicó la sangre y una copa manchada tiñó su mano. Hernán levantó la copa y la saboreó fríamente proclamando en sus adentros infame victoria. Ya no eres Andrea para él ni Rita, menos para mí.
Cuarto escrito de la serie "Micro-relatos".
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Ghosteado
En el corazón de la bulliciosa Ciudad de México, donde los edificios besaban el cielo y las calles latían al ritmo del mariachi, vivía un joven llamado Diego, un alma soñadora con un corazón tan grande como la propia ciudad. Diego, con su cabello castaño alborotado y sus ojos que brillaban con la chispa de la aventura, era un ávido usuario de las aplicaciones de citas, buscando en el mar digital una conexión que encendiera su alma.
Un día, mientras deslizaba su dedo por la pantalla de su teléfono, una imagen lo detuvo en seco. Era ella, Camila, una joven de sonrisa radiante y mirada cautivadora. Su perfil decía "Busco un compañero de aventuras para explorar los misterios de la vida". Diego, intrigado por su aura de misterio, deslizó su dedo hacia la derecha, un "match" iluminando la pantalla.
Comenzaron a chatear, y Diego se vio cautivado por la inteligencia y el humor de Camila. Hablaban de todo, desde sus libros favoritos hasta sus sueños más locos. Diego sentía una conexión inexplicable con ella, una afinidad que trascendía las barreras del mundo digital.
Decidieron encontrarse en persona, y Diego eligió un pequeño café escondido en una callejuela empedrada del Centro Histórico. La emoción lo embargaba mientras esperaba, su corazón latiendo con una mezcla de nerviosismo y expectativa.
De pronto, la vio. Camila era aún más hermosa en persona, su belleza irradiaba una luz tenue que iluminaba el café. Se saludaron con una sonrisa tímida, y la conversación fluyó de forma natural, como si se conocieran de toda la vida.
Sin embargo, había algo peculiar en Camila. Solo Diego podía verla. Para el resto del mundo, ella era invisible, una sombra fugaz que pasaba desapercibida. Diego, al principio, sintió una mezcla de confusión y temor. ¿Era real Camila? ¿O era solo una producto de su imaginación?
La duda se disipó cuando Camila le reveló su secreto: era un fantasma, atrapada en el mundo terrenal por una razón que aún desconocía. Diego, lejos de asustarse, se sintió aún más atraído por ella. La calidez de su sonrisa, la profundidad de sus ojos y la bondad de su corazón eran más reales que cualquier presencia física.
Desde ese día, Diego y Camila continuaron su relación, trascendiendo las barreras de lo físico y lo espiritual. Exploraron juntos los misterios de la Ciudad de México, visitando lugares históricos envueltos en leyendas y descubriendo secretos ocultos en las antiguas calles. Su amor era un oasis de luz en medio de la oscuridad, una prueba de que el amor verdadero no conoce límites, ni siquiera en el mundo de los espíritus.
Sin embargo, su felicidad se vio amenazada por fuerzas oscuras que buscaban explotar el poder de Camila como fantasma. Diego, decidido a proteger a su amada, se embarcó en una peligrosa aventura para desentrañar los misterios del pasado de Camila y liberar su alma de las ataduras que la mantenían prisionera.
En su camino, enfrentó peligros inimaginables, desde seres malévolos hasta espíritus vengativos. Pero su amor por Camila era su mayor fortaleza, impulsándolo a superar cualquier obstáculo. Finalmente, tras una batalla épica, Diego logró liberar a Camila de las ataduras que la atormentaban.
Juntos, Diego y Camila ascendieron a un plano superior, donde su amor podía florecer libremente. Su historia se convirtió en una leyenda urbana en la Ciudad de México, un susurro de esperanza que recordaba a todos que el amor verdadero puede conquistar incluso a la muerte.
Don Ggatto
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neoozonee · 5 months
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“Es solo mi mejor amiga”
dni: menores
Advertencia: sexual, besos húmedos, estimulación.
esto es algo que soñé con un integrante, ni siquiera sé porqué. 🤷🏻‍♀️
btw, fue raro y corto pero yo lo alargue más aquí, jiji.
Mark siempre dijo que eras solo su mejor amiga, su familia te conocía como su pequeña hermana, eran un dúo inseparable y ambas familias confiaban en ambos ya que se cuidaban como hermanos, los dos se querían bastante.
Pero sin embargo, su amistad da giros inesperados de vez en cuándo, que digo, siempre da un giro. Ninguno de los dos puede pasar dos segundos sin comerse la boca, es fácil para los demás no notar eso ya que siempre tienen la puerta cerrada, tu familia y la de mark nunca sospecharon de ninguno ya que tenían confianza en ambos, pero nadie sabe lo que pasa detrás de esa puerta.
Bueno, todo terminó hoy. Era un día caluroso, el ventilador de mark dejó de funcionar y su madre le dijo que no encendiera el aire acondicionado porque puede bajar la llave de la electricidad debido a que otros electrodomésticos están funcionando, no hubo de otra que abrir la ventana. La ventana de mark daba al patio, el cuál era amplio y espacioso, allí se encontraban jugando sus hermanos mayores, estaban jugando al fútbol mientras ustedes dos se besaban en su habitación, acostados en la cama, de vez en cuando se fijaban si ninguno de sus hermanos no venía mientras hacían sus cosas.
Su mano estaba posicionado en tu coño vestido, tu pantalón corto era ligero y muy ventilado, por lo cuál su dedo del medio frotaba tu clítoris por fuera de la tela, haciendote jadear en medio de los besos.
“No hagas demasiado ruido.” Murmuró mordiendo tus labios suavemente antes de seguir besándote. Claro, era fácil retener jadeos pero una vez que gimes, no es fácil aguantarselos. Su dedo seguía frotandose contra tu clítoris mientras jadeabas más, su dedo realmente estaba haciendo que empapes tus bragas y no podían evitar mirar de vez en cuando por la ventana, quería privacidad pero hacia demasiado calor para cerrar la ventana o la cortina.
“Justo en el peor momento, tu ventilador dejó de funcionar” Dijiste contra sus labios provocando una linda risita de su parte mientras su otra mano amasaba tu seno.
“Deseguro el destino quería que fuéramos naturales” Soltó otra risa, besando tu cuello lentamente, su mano ahora se introdujo dentro de tus bragas, pero lo hizo por la parte de las piernas de tu pantalón corto, haciendo a un lado la línea de tu braga y moviendo su dedo en círculos por tu clítoris, haciendote estremecer. “Tranquila, princesa, te vas a sentir bien, lo prometo”
Asentiste mientras levantabas tus muslos y amenazabas con cerrarlos debido a la excitación que te está provocando, tus gemidos eran suaves y muy bajos mientras él disfrutaba de las reacciones de tu cuerpo.
Sus dedos bajaron hasta tu húmeda entrada, dónde jugó con esos fluidos de excitación antes de ingresar su dedo del medio dentro y luego el anular, curvandolos mientras lo movía dentro, tu mano cubría tu boca, evitando los gemidos pero eran casi insoportables ya que soltabas uno que otro, sin importar qué.
Sus dedos entraban y salían, tus ojos se dirigieron a su polla, la cuál se movía en su pantalón, como si tuviera vida propia, tu mano agarró de bulto apretandolo mientras él jadeaba, podías sentir lo duro que se ponía con cada apretada o frotación de tu palma.
En cuestión de segundos te hizo correrte haciendote gemir bajo pero no demasiado, sacando sus dedos y lamiendolos. “Deliciosa” Murmuró mirando tu mano. “Saca mi polla, bonita” Dijo con voz ronca, te sentaste y bajaste un poco el elástico de sus pantalones, revelando su erección palpitante en sus boxers color gris, tenían una mancha de presemen en el costado, sabías lo excitado que se había puesto.
Sentada podías tener mejor la vista del patio para ver si alguien de sus hermanos venía, mark estaba recostado por sus codos mientras te miraba atentamente, tu mano lentamente bajó sus boxers, mirando su polla dura, sus ojos te pedían por favor que lo tomes en tu mano, ya que tu boca sería riesgoso ahora, jugaste con su cabeza antes de bombearlo. Él no emitía sonidos pero su boca estaba abierto, inhalando y exhalando el aire mientras su pecho subía y bajaba.
Tú cabeza se inclinó hacia él, besando sus labios con pasión mientras se perdían en el momento, ninguno de los dos era consciente de la ventana cuando se besaban, ninguno iba notar que uno de los hermanos mayores de mark ya los pilló y definitivamente se burlaría de él más tarde.
Tu mano bombeaba su miembro mucho más rápido, buscando llevarlo a su deseada liberación. “Te diré cuando esté cerca y tómalo en tu linda boquita” Murmuró contra tus labios antes de seguir besandote. Él ahora emitía lindos sonidos, los cuáles eran callados por tus besos, su mano apretaba tu cabello con fuerza mientras sus caderas se movían hacia arriba, buscando más de tu tacto. “Estoy... Cerca”. Dijo gimiendo bajo, tu boca su dirigió a su polla, tomándola y chupandola mientras tu lengua se enroscaba en él. Su mano agarra tu cabello para guiarte, en cuestión de segundos sentiste su carga caliente y blanquecina en tu boca, tragaste eso y levantaste la cabeza, volviendo a besar sus labios.
“Bebé, detente... Esto puede llegar a otra cosa” Esa linda risita apreció de nuevo en sus labios mientras decía eso, no tuviste opción que solo asentir y alejarte. Levantó sus pantalones, ajustandolos.
Y así pasaron la tarde juntos, hubo uno que otro beso, juguemos, charlas, entre otras cosas, a eso de las 20:00 pm tuviste que irte debido a la cena familiar que habría en tu casa, de no ser así te hubieras quedado a dormir con mark. Él se despidió de ti, todo bien y fue a cenar con su familia en la mesa, todos hablaban entre si hasta que su madre preguntó;
“Mark, cómo está t/n? Supe que le agarró una resfriado, ¿Ya está mejor?” Preguntó a lo que mark sonrió y simplemente asintió. “Me alegra que la hayas cuidado, me encanta verlos juntos, hacen un gran duo”
Él iba decir una palabra más hasta que su hermano mayor habló. “De hecho mamá, ambos se adoran mutuamente porque mark se folla a su mejor amiga” Y eso la gota que derrames el vaso. Mark se quedó en silencio mientras su familia se quedaban boquiabiertos, ninguno estaba preparado para esa declaración.
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belvedia02 · 9 months
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Can I have this dance?
Una vez más había llegado la segunda celebración favorita de Enid Sinclair en la Academia Nevermore, el Raven. Este año sería distinto, esta vez no había conseguido una pareja para el baile. Hubo varios interesados inclusos algunas chicas de primer año le habían pedido formalmente asistir con ella al baile, pero ella rechazó a todos, porque la única persona que realmente quería que la invitara, no está interesada en ese evento.
—Enid, desde aquí puedo escuchar tus pensamientos— Le dijo mientras le daba la espalda a su compañera de cuarto, aún estaba en su hora de escritura.
— Lo siento Wends— Enid se lanzó a su cama, en un intento de acallar su grito de frustración, aún no sabía cómo invitar a Wednesday al baile.
—Sigue viendo tu teléfono mientras termina mi tiempo de escritura, que sería en… — Wednesday observó su particular reloj— 10 minutos.
— Lo que digas— Sin moverse para agarrar su teléfono Enid permaneció en la misma posición hasta que Wednesday se levantó de su escritorio y se acercó al lado colorido de la habitación.
Sentándose con ligereza en la cama de Enid, sin que ella lo notase y considerando siempre una distancia razonable, Wednesday le preguntó.
—¿Qué es lo que tanto te preocupa? — Mantuvo su espalda recta y su mirada hacia su escritorio
Enid al escuchar a Wednesday tan de cerca se sobresaltó, aún no entiende como no puede sentir sus movimientos incluso con sus sentidos mejorados gracias a su transformación en lobo durante las noches de luna llena desde el incidente del Hyde. Se sentó con las piernas cruzadas mirando a Wednesday y jugando nerviosamente con sus manos.
—Sabes que queda una semana para el Raven, ¿cierto? — Wednesday asintió— Bien para decirlo en pocas palabras, es que aún no tengo pareja para ir. — Wednesday alzó su ceja derecha en señal de incomprensión. — Estoy segura que al menos has tenido 10 invitaciones en estos días, ¿cómo puede ser que todavía no encuentras a alguien adecuado para asistir a ese baile?
Wednesday había sido testigo de algunas peticiones por parte de algunos estudiantes de primer año, un hecho que la incomodó por razones desconocidas y que se sentía aliviada cuando veía en los rostros de esas chicas al ser rechazadas por su roomie.
— Es que ese es el problema, todavía espero que la persona adecuada me invite— Enid miró fijamente a Wednesday en un intento de comprendiera que era ella la indicada.
—Enid, actúas como si estuviéramos en una época antigua, aprecio aquel tiempo, sobre todo por sus instrumentos de tortura, pero creo que deberías tomar la iniciativa.
— No sé, llámame anticuada, lo prefiero así— Enid estaba indecisa de que este fuera el momento adecuado para invitarla.
—Entonces, no te quejes si un tonto hombre-lobo no te invita y no puedas asistir al baile.
— En eso te equivocas Willa, no espero a un hombre-lobo.
—¿Una gorgona? Después de todo el drama que viviste por su nula preocupación por ti durante las vacaciones extendidas del año pasado.
Enid recordaba perfectamente como fue ignorada por Ajax durante ese tiempo, realmente no era un novio preocupado, sus llamadas y mensajes de texto eran tan esporádicos, que la hacía sentir que solo eran amigos que se besaban.
—No, tampoco es solo que la persona que deseo que me invite es terca y no entiende de las señales.
—Si es así, deberías tomar la iniciativa, insisto porque tampoco entiendo ese tipo de situaciones y como le dije una vez a Tyler; no comprendía su código morse emocional. 
Enid nunca le gustaba oír ni de la persona que estaba detrás del Hyde, ni tampoco del artista que tenía la habilidad de que sus dibujos cobraran vida. Al menos ninguno de los dos está cerca de nosotras. Pensó con disgusto.
— Esperaré un par de días, quizás la suerte me acompañe y unos tres días antes del Raven ya tenga pareja.
—Enid, ya te he dicho en varias ocasiones que la suerte no existe.
—Lo sé, me gusta creer en aquello.
Dieron por terminada su conversación. Enid pensó que quizás esto haya sido el empujó que necesitaba Wednesday para captar finalmente las señales como dijo que quería ser más que su compañera de cuarto y amiga. Por otro lado, Wednesday mientras iba caminando hacia su cama, comenzó a idear un plan para averiguar quien podría ser el interés amoroso de Enid en esta ocasión.
Ese lunes Wednesday siguió de cerca a Enid, especialmente en las horas que no tenían clases. Como lo supuso, continuaron las invitaciones y siguiendo el mismo patrón, Enid los rechazo amablemente. Por su parte, ella recibía una o dos invitaciones, realmente admiraba a los sujetos que se habían atrevido siquiera hablarle. Por supuesto, fueron rechazados sin gesticular ninguna palabra, solo con una mirada hizo que se dieran la media vuelta y se alejaran de su vista.
El martes tampoco fue distinto del día anterior, lo que sí cambió fue que nadie se atrevió a cruzar ninguna palabra con ella.
El día de su onomástica, hubo un ligero cambio, esta vez tuvo compañía en la vigilancia de Enid.
—Te veo preocupada Addams— Yoko se había acercado a ella, sin que notara su presencia.
—Metete en tus asuntos, Tanaka.
—Deberías ser más sincera contigo mismo— Bebió un sorbo de sangre, al mismo estilo que un normie tomaría jugo en caja.
—No sé de lo que hablas. — Se negaba a mirarla, seguía manteniendo su vista en Enid.
—Creo que es obvio para todos, menos para ti.
—¿Todos? Explícate. — Enid había entrado en la cafetería, ya era hora del almuerzo.
— ¡Vamos! Para ser tan inteligente, eres bastante torpe en cuanto a sentimientos se trata.
Wednesday la miró fijamente, para que le explicara lo que acaba de decir.
—¿En serio? Por dios Addams—Suspiró— Esta bien, te lo diré, porque veo que el cachorro tampoco te lo dirá.
—¿Cachorro?
—Tienes sentimientos por Enid, y no son los que se tienen por un familiar, un amigo o lo que sea lo que amen los Addams.
Wednesday sintió que sus latidos se aceleraron, ahora entendía lo que sentía cuando observaba a Enid hablar con los otros estudiantes. Y recordó la conversación del domingo.
—Creo que lo entendiste perfectamente— Yoko se fue sin despedirse, porque su trabajo ya estaba hecho. Esperaba que ya no tendría que escuchar a Enid hablar de su enamoramiento hacia su roomie o consolarla cuando ya veía todo perdido.
Wednesday se saltó el almuerzo y fue hasta su habitación, necesitaba comprobar las palabras de Yoko, para eso había alguien más que podría conocer esta situación.
Observando donde podría estar Thing, Wednesday lo encontró en la cama de Enid leyendo una revista.
—Thing— Siguió pasando las hojas sin prestar atención.
—¡Thing! — Lo llamó una segunda vez, con un tono casi de enfado.
Thing dejo la revista a un lado. Esperando a que Wednesday hablara, después preguntaría.
—¿Sabes quién es la persona con quien Enid desea ir al baile?
—Lo sé— Dio breves golpes en respuesta.
— Y ¿quién es? — Wednesday estaba expectante
Thing la señaló.
—¿Yo? — Podía sentir como sus mejillas adquirían un leve rubor. Ahora todo encajaba perfectamente, los motivos de Enid para rechazar las invitaciones, su conversación del otro día y porque aún no había elegido un vestido
—¿Quizás no irá si no la invito? — Murmuró.
Ahora tendría que idear la mejor forma de invitarla, mucho mejor que esos adolescentes que solo hacían la petición sin darle si quiera un regalo. Tendría que darse prisa, para mañana ella invitaría a Enid al Raven.
Enid dejó caer pesadamente su mochila, sin ni siquiera cambiarse, se acostó en su cama con la vista hacia el techo, hoy era el plazo que se había impuesto para tener la esperanza que Wednesday, la invitara, lo bueno es que no había comprado el vestido que había visto la semana pasada. Por unos momentos cerró los ojos, no quería llorar.
Será mejor que me bañe y ver las tareas pendientes de mañana. Enid se levantó y fue a buscar lo necesario para tomar una ducha.
Wednesday entró en su habitación, sabiendo perfectamente que Enid no estaba a la vista, la había visto entrar y se quedó junto a la puerta escuchando hasta que escuchó cerrarse la puerta del baño.
La gran caja negra que traía la dejó en la cama de Enid, acompañado por una rosa negra y una carta sellada con su inicial y salió al balcón.
Enid salió sintiéndose más ligera y aceptando el hecho que tendría que ir sola o quizás acompañar a Wednesday porque de seguro no iría al baile, sin embargo se detuvo cuando vio el gran regalo que estaba en su cama.
Cerca de la cinta negra había un sobre el que abrió y leyó rápidamente, junto a la rosa que tenía en su mano izquierda. Dejó ambas cosas en su escritorio y abrió con cuidado la caja, cuando vio lo que había en su interior, unas cuantas lágrimas de alegría corrieron por sus mejillas.
Necesitaba encontrar a Wednesday para darle su respuesta, no tuvo necesidad de llamarla, vio que estaba apoyada en el balcón mirando hacia adentro.
—Espero que mis averiguaciones hayan sido correctas.
Sin responderle, Enid la abrazó fuertemente. Wednesday correspondió el abrazo.
—Lo fueron, solo pensé que nunca darías con las pequeñas pistas que te di.
—El crédito no es completamente mío, tuve ayuda.
—¿De quién? — Enid se limpió las mejillas y miraba a Wednesday
—De un vampiro y de una mano incorpórea entrometida— Hizo una pausa— ¿Cuál es tu respuesta?
—Debo ser formal y también escribir una nota o puedo darte mi respuesta ahora?
—Informal.
—Sí, quiero ir al Raven contigo.
Esa tarde Enid siguió mirando el vestido, ya estaba pensando en el sábado, lo bueno es que el viernes las clases solo estaban programadas hasta el mediodía, aunque siendo sincera no les prestó atención.
El sábado por la tarde, horas antes del Raven, Enid decidió salir de la habitación necesitaba despejar su mente, así que agarrando su vestido, su maquillaje y su teléfono celular, salió de la habitación para ir donde su amiga Yoko, no podía calmar sus nervios si seguía pensando en aquel baile.  
Wednesday Addams había ido a pasar un rato en la colmena para tranquilizarse, aunque si tuviera que admitir la verdad tendría que decir que fue a calmar sus sentimientos confusos, acerca de ese baile. Ella había asistido a varias fiestas en la mansión Addams, pero en esas ocasiones solo acudían sus familiares. Esta vez era una fiesta escolar, un escenario parecido al ocurrido el año anterior, donde fue engañada por esa mano, llamada Thing, que había confabulado para que asistiera con el hijo del sheriff Galpin.
—Aunque no estoy segura de eso, pues todavía no comienzo mi cortejo hacia quien ocupa mis pensamientos la mayor parte del día— Wednesday verbalizó sus tribulaciones a nadie, sabía que Eugene no iría a revisar a las abejas pues lo había hecho en la mañana, además las abejas no tenían una buena audición o eso era lo que recordaba que le había comentado Eugene en las primeras reuniones de los Hummers. 
Volvió a revisar la colmena número 5 antes de salir e ir a su habitación para enfrentarse con Enid, aunque ya sabía cómo evitarla, se encerraría en el baño hasta salir preparada para el baile de primavera. 
Enid que había llegado sin avisar a la habitación de Yoko, la encontró vacía. 
Supongo que está con Divina. Pensó mientras dejaba sus pertenencias encima de la cama de Yoko. Para relajarse buscó en su lista de reproducción una canción que tenía en modo repetición en su mente, cuando la encontró comenzó a cantar con un tono de voz bastante alto. 
—Ah, why? Ah, why? Ah, why? 
I’m feeling lonely (lonely) 
Cantando los siguientes versos mientras se iba desvestía, se sintió más ligera, llenándose de optimismo y teniendo en cuenta que solo sería un baile con su compañera de habitación, su mejor amiga y la persona de la cual estaba enamorada.
Wednesday había abierto la puerta con decisión, encubriendo su nerviosismo bajo su acostumbrada máscara de seriedad, inspiró fuertemente antes de enfrentar a Enid. Cuál sería su sorpresa en encontrar en absoluto silencio. Había estado convencida de que Enid estaría escuchando su música k-pop. Se sintió aliviada. Con esa aparente tranquilidad comenzó a desvestirse para tomar una breve ducha y alistarse para ese dichoso baile. 
Enid y Wednesday le daban los últimos arreglos a sus atuendos, cuando se miraron en los espejos de los baños de las respectivas habitaciones. Wednesday consideró esperar a Enid en el cuarto, todavía quedaban 15 minutos para el comienzo del baile.  Wednesday no tuvo que esperar demasiado, sintió el ruido de los tacones de Enid, así que preparó su sorpresa detrás de su espalda caminando hasta la mitad de la habitación donde aún quedaban rastros de la cinta negra que ella pegó el primer día que llegó a Nevemore. 
Enid abrió la puerta y lo primero que vio fue a Wednesday en un vestido negro, muy parecido al que usó en el otro baile, aunque tenía unas pequeñas diferencias en las capas de tela que eran mucho menos especialmente en el área del cuello. Enid se maravilló con la vista y se quedó sin palabras al notar que no llevaba sus habituales trenzas. 
Wednesday por su parte también había notado que había acertado con el estilo del vestido, era muy propio debido a su color un rosa pastel con cuatro volantes que le daban un aire sofisticado. También observó cómo sus brazos estaban cubiertos con una tela delgada con un diseño de tallos que se asemejaban a rosas. Sin la necesidad de un gran peinado, llevaba su cabello suelto haciendo lucir sus hermosos ojos azules y sus cicatrices que siempre las había encontrado hermosas. 
Wednesday fue la que se acercó hasta Enid. 
—Enid tu belleza me ha dejado sin palabras, me siento halagada siendo tu compañera de baile, es por esto que humildemente te ofrezco esto— Wednesday le entrega un ramo de 6 rosas negras. Enid la agarra con ambas manos y se la lleva hasta su rostro para apreciar su aroma. 
—Gracias Willa son hermosas— Las dejó junto a la otra rosa que le había regalado hace dos días.
—Bien es hora de irnos.
Wednesday lideró el camino ofreciendo su brazo derecho. Cuando ingresó al salón todos quedaron mirando a la pareja por un breve momento. Saludaron a sus conocidos, compartiendo una breve conversación y cuando el ritmo de la música fue más lento, Wednesday le hizo una petición a Enid.
—¿Me concedes este baile? — Enid agarró la mano que le ofrecía su roomie y danzaron al ritmo del vals.
@choicesprompts
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77jose-ricardo77 · 1 month
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MIÉRCOLES DE LA VII SEMANA DE PASCUA, feria
Leccionario
Primera lectura
Hch 20, 28-38
“Os encomiendo a Dios, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia”
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
En aquellos días, dijo Pablo a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso: «Tened cuidado de vosotros y de todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo. Yo sé que, cuando os deje, se meterán entre vosotros lobos feroces, que no tendrán piedad del rebaño. Incluso de entre vosotros mismos surgirán algunos que hablarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí. Por eso, estad alerta: acordaos de que durante tres años, de día y de noche, no he cesado de aconsejar con lágrimas en los ojos a cada uno en particular. Ahora os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia, que tiene poder para construiros y haceros partícipes de la herencia con todos los santificados. De ninguno he codiciado dinero, oro ni ropa. Bien sabéis que estas manos han bastado para cubrir mis necesidades y las de los que están conmigo. Siempre os he enseñado que es trabajando como se debe socorrer a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Hay más dicha en dar que en recibir”». Cuando terminó de hablar, se puso de rodillas y oró con todos ellos. Entonces todos comenzaron a llorar y, echándose al cuello de Pablo, lo besaban; lo que más pena les daba de lo que había dicho era que no volverían a ver su rostro. Y lo acompañaron hasta la nave.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 67, 29-30. 33-35a. 35bc y 36d (R.: 33a)
R.Reyes de la tierra, cantad a Dios.
V.Oh, Dios, despliega tu poder, tu poder, oh, Dios, que actúa en favor nuestro. A tu templo de Jerusalén traigan los reyes su tributo.
R.Reyes de la tierra, cantad a Dios.
V.Reyes de la tierra, cantad a Dios, tocad para el Señor, tocad para Dios, que avanza por los cielos, los cielos antiquísimos; que lanza su voz, su voz poderosa. «Reconoced el poder de Dios».
R.Reyes de la tierra, cantad a Dios.
V.Sobre Israel resplandece su majestad, y su poder sobre las nubes. ¡Dios sea bendito!
R.Reyes de la tierra, cantad a Dios.
Aleluya
Cf. Jn 17, 17b. a
R.Aleluya, aleluya, aleluya.
V.Tu palabra, Señor, es verdad; santifícanos en la verdad.
R.Aleluya, aleluya, aleluya.
Evangelio
Jn 17, 11b-19
“Que sean uno, como nosotros”
+Lectura del santo Evangelio según san Juan.
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos al cielo, oró diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».
Palabra del Señor.
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la-semillera · 4 months
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ELENA DEL RIVERO & CRISTINA RIVERA GARZA
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Las feministas
Pronunciaban la palabra. La escupían. La celebraban.
Corrían.
(Atrás de este vocablo debe oírse el pasar del viento.)
Hablaban a contrapelo. Interrumpiéndose.
Ah, tan descaradamente.
Vivían a la intemperie, que es el mismo lugar donde sentían.
Supongo que así nacieron.
No sabían de refugios, de techos, de amparos,
de patrocinios.
Estaban heridas de todo (y todo aquí quiere decir
la historia, el aire, el presente, el subjuntivo,
el contexto, la fuga).
Agnósticas más que ateas. Impactantes más
que hermosas. Vulnerables más que endebles. Vivas
más que tú. Más que yo. Estoicas más que fuertes.
Dichosas más que dichas.
Intolerantes. Sí. A veces.
¿Mencioné ya que eran brutales?
Caminaban en días de iracunda claridad como musas
de sí mismas
(eso ocurría sobre todo en el invierno cuando
los vientos del Santa Ana iban y venían
por los bulevares de Tijuana, arrastrando envolturas
de plástico y el polvo que obliga a cerrar los ojos
y negar la realidad)
a la orilla de todo, bamboleándose
eran la última gota que cuelga de la botella
(la mítica de la felicidad o la aún más mítica
que derrama el vaso o el sexo
impenetrable en la mismidad de su orificio)
y caían.
El colmo.
La epítome.
El acabose.
(Por debajo de estas frases debe olerse el tufo que deja
tras de sí el viento horizontal.)
Supongo que solo con el tiempo se volvieron así.
Con hombres o, a veces, sin ellos, besaban
labiodentalmente.
Y se mudaban de casa y se cambiaban los calcetines
y preparaban arroz.
Y bajaban las escaleras y tomaban taxis y no sentían
compasión.
Decían: Este es el viento que todo lo limpia.
Y pronunciaban la palabra. Enfáticas. Tenaces.
Prehumanas.
Tajantes. Sí. Con frecuencia.
Conmovedoras más que alucinadas. Sibilinas más
que conscientes. Subrepticias más que críticas.
Hipertextuales. Claridosas.
Estoy segura de que ya mencioné que eran brutales.
Fumaban de manera inequívoca.
Cambiaban de página con la devoción y el cuidado
minimalista de las enamoradas.
Siempre andaban enamoradas.
En los días sequísimos del Santa Ana elevaban
los rostros y se dedicaban a ver (podían pasar horas
así) esas aves que, sobre sus cabezas, remontaban
lúcidamente el antagonismo del aire.
Y el Santa Ana (y aquí debe oírse una y otra vez
la palabra) (una y otra vez) despeinaba entonces
sus vastas cabelleras ariscas. Sus cruentas pestañas
(una y otra vez).
_ Cristina Rivera Garza.
_ Elena del Rivero Letter from Home in Cerulean, 2014
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BARCOS SIN DESTINO.
Allí estaba Abril en ese hermoso lugar frente al mar en algún punto junto al Océano Pacífico, aquel que  había elegido como retiro para descansar de todo aquello que la había agotado hasta el punto de casi colapsar. Había decidido como parte de su terapia aprovechar aquello que tanto la apasionaba: escribir o como ella prefería decir "dejar a su alma hablar". Aquella mañana algo nublada era perfecta, todo lo que podía escuchar era la brisa del verano sacudiendo la vegetación que desde el balcón de su cabaña podía mirar y una que otra gaviota que trataba de pescar algo entre las encrespadas olas que el viento se aprestaba a alzar las que después terminaban por llegar espumosas y delicadas besaban la orilla de playa. Sacó una libreta que era su siempre compañera que la acompañaba a todo lugar al que iba, junto a ésta un bolígrafo de punta fina color negro. Decidió que escribiría cada día a partir de allí una carta que aunque tendría un destinatario, jamás enviaría, los convertiría en barquitos que luego el mar entre sus corrientes llevaría consigo sin destino fijo de la misma manera como había decidido que de hoy en adelante su propia alma así viviría.
Priscila Alcívar.
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thecanvasofmadness · 2 years
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Premeditación.
3:00 a.m.
Silencio. Dos cuerpos descansan. Reina la paz, el sosiego, el sueño… el aliento calmo, los ojos ocultos y, en la oscuridad, abrazados. Hora en la que los ángeles bajan para besar las frentes de aquellos que creen. Espacio de tiempo en el que los durmientes que confían… Sueñan. Hora en la cual, un desesperado y angustiado espíritu, ha planeado la aniquilación de otro, con la seguridad de que nadie lo escuchará.
Ella lo había planeado todo; cada detalle, cada movimiento, cada gota de sudor, arrastrándose por el cuerpo, mientras el corazón aguardaba por provocar su último latido. Ella sabía, de manera exacta, las pulsaciones que ese órgano iba a marcar. Cargaba como collar un dispositivo que le ayudaría a calmar el ahogamiento del que sería presa si llegase a suceder lo contrario a su plan —ella era asmática—. Aquel otro espíritu era el de un hombre que yacía recostado boca arriba; roncaba plácidamente sobre su cama. Siempre había sido así. No había nada que lo despertara.
Mientras ella se acercaba a él, recordaba su infancia. De repente, los momentos vividos se pegaban a su memoria como deseando evitar una tragedia. Pero, ya no había nada que pudiera evitar aquello que sus manos querían perpetuar desde hace ya un buen tiempo. La niña que fue, esa pequeñita de rulos y rubios cabellos, dueña de una inocencia capaz de hacer que sus manos de mujer temblaran al tomar el mango de ese cuchillo, se le reflejaba en el rostro; entre quedas lágrimas y miedo, se aferraba al mango de ese instrumento que había guardado debajo de su almohada antes de dormir. Despacio, se acercó al cuerpo dormido de ese hombre y fue así que, en un sólo movimiento, deslizó el delicado filo del cuchillo por su cuello.
La sangre brotaba como si se tratara de una fuente. El hombre, desesperado en su despertar, se cubrió el cuello con las manos, intentando detener la hemorragia, mientras los ojos de la niña se desvanecían en la iracunda sombra de la mujer que miraba ahogarse al hombre en su propia sangre. Como si fuese un fantasma, ella lo observaba, sin una mueca de arrepentimiento ni de dolor: nada. La frialdad la abrasaba como a un glaciar en plena tormenta de nieve a la orilla de un lago que, irremediablemente, se congelaba. Fueron unos segundos los que duró la agonía del desafortunado hombre; tiempo que ella disfrutó con placentero agasajo.
Habían sido tantos años viviendo bajo la violencia de su testosterona; años de sonreír estando herida, de orar a su Dios por que llegara a habitar en el corazón de ese hombre la bondad, de suplicar porque, los mismos ángeles que besaban sus frentes al descansar, bajaran y lo abrazaran en Su eterno amor. Mas, nada nunca pasó… ¡Nunca la escucharon llorar! ¡No hubo justicia divina! Ninguna ayuda llegó, por el contrario, cada día que pasaba, le faltaba apoyo y simpatía de los que la rodeaban. ¿Qué esperaba entonces la vida? ¿Que viviera bajo esa violencia hasta que ella fuese la asesinada en su descanso? En este mundo habita la injusticia, la ceguera, la cerrazón, aun mirando a la víctima con el pecho abierto y de fuera el corazón. Este lugar te convierte en bufón y asesino, pues no hay quien saque del fango al oprimido, hasta que éste mismo decide matar al enemigo.
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boymc25 · 1 year
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La semana pasada mis jefes se fueron de licencia y quedé solo en la oficina, al estar solo sentí la comodidad de usar la ropa más ajustada que tenía, ayer estaba trabajando cuando llegaron día muchachos preguntando por unos cálculos, al parecer trabajaban en construcción por su vestimenta.
Rápidamente la situación se torno tensa, consultaron un par de cosas, tuve la sensación de que preguntaban cosas al azar y en un momento preguntaron por mis compañeros, les expliqué que no se encontraban y que estaban de licencia, por lo que no iban q poder consultar con ellos lo que necesitaban saber, en ese momento se levantaron de las sillas y se pararon junto a mi, al principio no entendí que pasaba.
Uno de ellos me dijo: sácate ya toda la puta ropa
No podía reaccionar sobre lo que me decía, cuando comencé a entender que estaba solo y que nadie iba a venir porque estaban todos de licencia, el otro se paró y comenzó a bajar las cortinas de la oficina, cuando quise reaccionar el que estaba frente a mí me empujó y caí sentado en mi silla; realmente pensé que me iban a robar o a matar y comencé a llorar, el muchacho que estaba frente a mi, muy fornido y grande comenzó a sacar sogas de su bolso y me grito que me desprendiera la camisa.
Llorando comencé a desprender los botones de mi camisa, el se acercó y me la sacó, el otro miraba sin decir nada mientras el que mandaba me puso de espaldas y me comenzó a amarrar mis manos a la espalda, seguido de eso me quitaron los zapatos y el pantalón les pedí por favor que no me lastimaran, uno me hizo callar mientras el otro se reía.
El que estaba callado se sentó en mi silla y el otro me agarró de la garganta, pensé que me iban a extrangular en ese momento y comencé a gritar, el que estaba sentado se paró y me golpeó en el estómago, quedé sin aliento.
Mientras me esforzaba por ponerme de pie el que estaba sujetándome detrás comenzó a quitarme el boxer hizo una bola y lo puso dentro de mi boca , con uno de mis calcetines aseguro que no pudiera escupirlo.
A partir de ese momento fui un juguete sexual para esos dos machos formidos, me dejaron ahí parado mientras me miraban, se besaban y se desvestían, nunca había visto dos vergas tan grandes y erectas.
Estando totalmente desnudos se acercaron a mi y de parado comenzaron a besar mis pezones y a tocar mis nalgas, no pude evitar tener una erección pese a la situación de sumisión.
Uno de ellos me apretó fuerte contra su cuerpo como si me abrazara, el otro comenzó a penetrarme, me resistí pero hacía demasiada fuerza contra mi, el otro me apretó fuerte y tuve un momento de debilidad.
El macho que estaba detrás intentando penetrarme entro tan rápido que no pude soportar el dolor.
Me retorcía y gemia de dolor pero el no paró, estaba entre dos cuerpos muy grandes sin poder escapar.
Mientras se besaban el que estaba dentro de mi no paraba de avanzar contra mi culo, al final solo me entregué a la situación,afloje mi cuerpo y el lo sintió, me penetró tan fuerte que me saco el aire.
Sentí que me iba a hacer encima y las piernas no me respondían.
En ese momento se vino dentro de mi, así como acabo salió y todo su semen corrió por mis piernas, se cambiaron de lugar y ahora comenzaba el que me sostenía, creí que ya no podía sentir dolor cuando el otro entro en mi.
El otro se apartó y el que estaba dentro me levanto rodeandome con sus brazos, cuando me levanto sentí como se metía entre mis nalgas me tiró al suelo y se acostó sobre mi mientras volvía a meterse me lo hizo tan brutalmente que comencé a expulsar el semen de su amigo, eso lo pudo mucho más caliente xq empezó a moverse más fuerte y violento.
Ya no podía soportar el estado en qué se encontraba mi culo y comencé a gritar de dolor, apretó mi cabezo contra el suelo, sacaba y metía entera su verga bien dura y gruesa, una de esas veces me desgarro y grité, se vino dentro de mi luego de un rato salió y se vistieron mientras yo seguía con el culo lleno de le he en el suelo, desataron mis brazos y se fueron.
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mybbxielian · 2 years
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Después de que se realizó la verificación de identidad y estaba a punto de ingresar al canal de castigo, Qin Jiu vislumbró la palabra "anterior" en la pantalla. Significaba que antes que él, alguien había estado aquí para ser castigado.
Por razones desconocidas, se acercó y cambió la página. El registro de castigo apareció ante los ojos de Qin Jiu y del examinador A. En ese momento, los registros no ocultaban ninguna información y todo se reveló:
Infractor de reglas: A
Violación: Relación demasiado íntima con el examinado Qin Jiu.
Castigo: Barrio Blanco (1 vez)
Otro: A petición del examinador A, el castigo se pospone 5 días.
Eran solo unas pocas docenas de palabras, tan pocas que ni siquiera se llenó todo el espacio, pero cuando Qin Jiu vio que el examinador A de repente se congelaba en su lugar, lo entendió al instante.
Finalmente supo por qué tenía esas emociones inexplicables y esos momentos que parecían darle una sensación de familiaridad. Todas las cosas que no podía encontrarle sentido quedaron aclaradas.
Era porque solía tener a esta persona a su lado, pero lo había olvidado.
Ese fue el momento en que Qin Jiu estaba más loco. Un castigo que debería haber durado cinco días terminó en solo seis horas. Completamente silencioso, salió ensangrentado y sosteniendo un brazo derecho herido.
De acuerdo con las reglas, lo llevaron de regreso a la sala de confinamiento en la residencia del examinador A. Tan pronto como A cerró la puerta, Qin Jiu lo empujó contra la puerta y expresó todas sus emociones mientras se enredaban y se besaban. Impulsividad, represión y afecto intenso y profundo....
Global Examination - Capítulo 148
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euforixa-blog · 2 months
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No creo en la infidelidad.
Y no porque no crea en el deseo, y no porque no entienda la inercia humana de romper los acuerdos que se pasa por el corazón.
Nisiquiera comencé a creer en ella cuando me atravesó la traición en mi primer amor. Recuerdo despertar con el corazón lleno de despecho luego de un sueño donde sirenas besaban y tocaban a ese cuerpo que se proclamaba mio. Vidente, bruja o soñadora, nunca voy a saber cómo, nombrando mis visuales nocturnas, lo hice confesar.
Nose bien como explicarlo. Pero no sé siente real. Cómo si cada película, canción y publicidad te hicieran creer que hay poder en tentarte con otro cuerpo.
La mentira después de un beso, el secreto detrás de una mirada, la creencia de que ser deseade por más de unos ojos nos hace importantes.
Caminamos ridículamente en círculos observando si nos observan. Porque al final del día es más fácil depositar mis frustraciones en un orgasmo novedoso que asumir el sin sentido en que estamos sumergides.
Porque nos hace sentir más segurxs romper años de acuerdos vínculares, antes que sostener la presencia en la vulnerabilidad. Antes que habitar la incomoda y necesaria transparencia frente a unos ojos que me conocen desde todas mis intimidades.
Decir que existe la infidelidad es negar la cobardía de cuestionar acuerdos, revisar creencias, expresar necesidades y deseos y por sobre todo, bancarse el desamor.
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Bésame y déjame…
A ella le gustaba divertirse. No hacía las cosas por maldad. Tal vez ni siquiera se daba cuenta de que alguien quedaba lastimado. Y ese alguien nunca era ella.
Todo empezó con el primer beso. No es fortuito que la primera lengua que separara sus labios fuera la de un chico que apenas conocía. Aquel joven triste, con huellas de una polio infantil, que lloró en la tarde al borde de la piscina al contarle lo solitario que se sentía, fue el elegido para probar su boca.
Cuando su estómago estuvo a punto de estallar en una bandada furiosa de mariposas amarillas, ella se apartó temblando, se dio vuelta y se alejó de él y de la isla donde lo había conocido. Él la llamó muchas veces y ella siempre fría e indiferente, pero se puso triste al saber que esos labios y las huellas del polio y la soledad, quedaron reducidos a nada en un accidente de carro.
Después vendrían cientos de besos. Besos venenosos, les digo yo. Pero para ella eran labios deliciosos que quería probar. ¿Y ellos? El problema de ellos es que se enamoraban y la atormentaban como si un beso hubiese sido un pacto de amor eterno. Como si después del beso viniera la eterna felicidad cuando ella no conocía ninguna de esas dos palabras.
Su vida se llenaba con efímeros besos. Besó a sus amigos y la amistad terminó ese día. Hombres mayores de labios delgados. Besos desesperados que pensaron que les había vuelto la vida, la perdieron cuando el próximo beso les fue negado, Pasó meses conquistando un chico al que no volvió a ver después de conseguir besarlo. Creo que nunca besó a nadie más de dos veces.
¿Era adicta a los besos? Podría ser una forma de verlo, tal vez. PEro creo que había lago más. Ella quería cambiar la vida de quienes besaban. Quería hechizarlos, quería que nunca olvidaran sus labios y que pensaran en ella cuando besaran a otras chicas. Sé que se convirtió en una tortura para ellos, pero a ella le gustaba envenenarlos con sus besos y luego dejarlos.
Supongo que uno de ellos no soportó el veneno y le rajó el estómago con una navaja… de arriba a abajo en una herida de casi 25 cm. Fue triste, todavía lo es, pero me gusta pensar que por la herida salió una nube de mariposas amarillas, volando finalmente.
Escrito por: Melissa Wolf En el: Semanario Urbe Nº 512
-- Publicado por Hefestión para Las Cronicas de Hefestión el 11/09/2006 10:23:00 PM
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apt225hq · 7 months
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merodeando en el emerald está bruno almada, ¿estaremos tratando con el responsable del atroz crimen cometido? finley hearst y laurence ulrick ciertamente no descartan la posibilidad. ahora queda en el inquilino del departamento #940 probar su inocencia.
¡nube, te damos la bienvenida a apt225hq! a partir de ahora, tienes cuarenta y ocho horas para confirmar tu cuenta. de tener alguna duda, ¡acá estamos!
01. INFORMACIÓN IN CHARACTER.
nombre: bruno almada pronombres: él/suyo edad: 26 años fecha de nacimiento: 10/06/1997 nacionalidad: brasileño rostro reservado: andré lamoglia perfil psicológico: elocuente, atrevido, coqueto y positivo. impulsivo, despreocupado, inquieto e indulgente.
02. DATOS DE RELEVANCIA. 
01 * bruno nació en aracajú, una ciudad de brasil. cumplido sus cuatro años se mudó junto a sus padres a londres — por eso a veces se siente más ingles que brasileño, aunque está muy orgulloso de sus raíces. no obstante, eso no evitó su destino. para entender porqué bruno abandonó su hogar a los quince años, primero se debe entender a sus padres : maria, su madre, es una mujer religiosa muy devota, por lo mismo, bruno incluso llegó a tenerle miedo a dios por todas las cosas que su madre le decía. pero ese jamás fue el problema en el hogar de los almada, su padre sí. diago es poseedor de un carácter difícil y ególatra. el único que tenía razón en la casa de los almada era digo almada. y todavía lo tiene. para él, su esposa tenía que estar en la cocina y su hijo hacerle caso. punto.
02 * cuando bruno llegó a la adolescencia se volcó de lleno en el arte, disciplina dónde podía ser el mismo y expresarse de una forma que jamás lograba hacerlo en su casa. primero se enamoró de la batería, su padre no estaba contento con ello, pero maria logró convencerlo de que era una fase, “cosas de chicos” decía. sin embargo, bruno conoció el teatro poco después y esa fue la gota que rebalsó el vaso para diego. hubieron discusiones, gritos e insultos hasta que su madre le puso punto final a todo : le dijo a bruno que era mejor que se fuera de la casa, que diego era un hombre grande y no iba a aceptar nunca que su hijo no hiciera lo que él quería.
03 *así fue como bruno terminó instalándose en la casa de kitty brown, una de las chicas más lindas de la clase de teatro y su noviecita a escondidas. bueno, no eran novios perse, pero se besaban y todo eso. los padres de kitty fueron estupendos con bruno, lo ayudaron muchísimo, además de contenerlo. incluso llegaron a ir al juzgado para pedir la custodia de bruno, pero diego se negó rotundamente a colaborar así que no pudieron proseguir con eso. esto, por supuesto, no impidió que el amor ( o bueno, más bien hormonas ) crezca entre los únicos adolescentes del hogar. más temprano que tarde, después de un par de meses viviendo con los brown’s, bruno se animó a escabullirse al cuarto de kitty por las noches y esto no tardó en hacerse algo rutinario.
04 * podría decirse que por un tiempo su vida fue medianamente normal, iba a clases de música, tocaba la betería, iba a clases de teatro, en el colegio era un estudiante promedio, por las noches disfrutaba de kitty y en el día o en las fiestas besaba a cualquier otra chica que le parecía bonita. así fue por un tiempo… hasta que la noticia llegó ofreciéndole un nuevo vuelco a su vida : bruno sería padre, y lo que era todavía peor ; padre adolescente. los brown’s estuvieron enojados con él por mucho tiempo, tanto que de no ser por las nuevas condiciones que establecieron ( que termine el secundario y consiguiese trabajo ) bruno probablemente hubiese terminado en la calle. pero no fue así. consiguió trabajo dando clases particulares de batería y se graduó, no con honores ¡pero se esforzó! para entonces ed ( abreviación de edward, nombre que heredó el nombre de su abuelo materno ) recién tenía unos tres añitos y kitty no lo soportaba para nada. la relación de ed con kitty fue muy complicada desde el comienzo, por eso los browns siempre estuvieron interviniendo y durante muchos años fueron los que ayudaron con la crianza de ed para que bruno pudiera estudiar y acomodarse. kitty también estaba presente, pero solo peleaba con el chico.
05 * por suerte, maria volvió al mapa cuando se enteró que había sido abuela y, como regalo para su hijo y su nieto, les entregó la llave de un departamento en el emerald, que no quedaba muy lejos de dónde estaban los brown’s y tenía cerca un conservatorio de música dónde podía enseñar. naturalmente, bruno aceptó el regalo, también que maria forme parte de la vida de ed. pero no diego, él estaba muerto o eso es lo que le decían a ed. como no hubo retenciones de parte de su madre, bruno se mudó finalmente una vez que obtuvo su título. comenzó a dar clases de música en el conservatorio rápidamente y, como del teatro jamás se pudo separar, no era extraño verlo repasando guiones o corriendo para no llegar tarde a algún ensayo. ahora hace más de tres años que bruno vive en el novecientos cuarenta del emerald junto a ed, pero este año kitty se acordó que era madre así el pequeño esta probando vivir con ella también ; no es algo que a bruno le encante, pero sí le gusta tener tiempo para él y poder invitar mujeres a su piso sin preocuparse de nada, era algo que extrañaba de aquellos tiempos que se le fueron arrebatados.
tablero.
03. INFORMACIÓN OUT OF CHARACTER. 
seudónimo: nube pronombres: ella/suya edad: 26 triggers: non-com, maltrato animal. zona horaria: gmt-3
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florecitaschiquitas · 8 months
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02: margarita.
Las dos caras del amor.
Alguna vez escuché qué la historia de las margaritas nace con el primer amor de una curandera, hace algunos años atrás, cuando las flores eran el lenguaje más bello del hombre, del secretismo, de lo prohibido.
Ella, inocentemente se había enamorado de él y de la linda flor blanca que le regaló.
De sus ojos, de sus labios, de sus manos y de su toque. Y se sentía tan extasiada que no sabía cómo explicar el sentimiento que surgía de dentro de sus entrañas y la envolvía en tan suave melodía. Todos los días miraba aquella flor y suaves suspiros salían de sus labios, añorando verle otra vez.
No sabía que hacer con aquella sensación que quemaba dentro de su pecho al mirar los ojos de aquel hombre que la volvía loca de amor.
No era suficiente besarle o jurarle amor eterno; no era suficiente entregarle su cuerpo y su alma, no le era suficiente el tiempo que pasaban juntos... Porque era codiciosa y siempre quería más.
Los últimos rayos del sol anunciaban su llegada y los primeros su partida, por eso anhelaba la oscuridad. Anhelaba que el secreto que compartían nunca saliera a la luz, que la forma en la que él la amaba nunca desapareciera, que la forma en la que ella lo amaba nunca fuera olvidada.
Pasaron los meses y los árboles secos que había en su primer encuentro, ahora eran árboles llenos de hojas verdes, las flores cerca del lago estaban en su mejor momento y esa noche tan calurosa, que parecería tan romántica para consumar su amor, ella no salió al encuentro del hombre que decía amar.
Una semana.
Dos semanas.
Tres semanas.
Se negaba a verlo en contra de todo el deseo de su corazón. No podía saberse que lo que llevaba bajo su falda era un hijo de aquel noble que juro amar hasta la eternidad, pues ella, una conocedora de plantas y ungüentos, sin ninguna unión matrimonial, la mandarían a la horca.
El amor de aquel hombre nunca cesó. Buscaba por todos los rincones del reino a aquella mujer que era dueña de sus anhelos, de sus suspiros y sus pensamientos. La esperanza de entrar a aquel bosque y ver en el lago a la mujer que amaba nunca desaparecía. Así que con el corazón un poco más destrozado que el día anterior, pero un poco más fuerte para el día siguiente, se encontró aquella flor blanca una vez más.
Estaba entre las plantas, escondida, esperando a que alguien se fijará en ella y pudiera observar su belleza. Era ella que, gracias a la luz de la luna podía destacar de todas las demás flores que bailaban por la admiración de aquel hombre. Aquella flor era pequeña, tan blanca como la piel de su amada, frágil como su cuerpo y de pétalos tan suaves como su toque.
Era un delirio pensar que sus manos estaban tocando a otro hombre, que sus labios besaban a otro, que ella le pertenecía a alguien más; por eso la tristeza se adentró en su corazón.
Algunos días se preguntó si su dolor cesaría si dejara de esperar...
Tres meses.
La guerra había comenzado y él antes de irse, decidió recolectar un pequeño ramo de aquellas flores blancas que no podía entregarle, pero que significaban su adiós. No sabía si volvería y la pena de un amor le apuñalaba el pecho.
Con cuidado, colocó el manojo en frente del árbol donde se veían, pronunció las últimas palabras de amor hacia aquella mujer y se marchó, sin esperanza alguna de volver.
[…]
Muchas lunas pasaron, las estaciones cambiaron y a inicios de marzo, un niño que apenas aprendía a caminar, recogía flores blancas para su mamá que estaba triste, porque no podía evitar llorar cada que le miraba y que no quería salir al lago como cada tarde lo hacían.
Cada primavera, por alguna extraña razón su jardín se llenaba de aquellas florecitas que intentaban recordarle arduamente el amor que más joven vivió. Y al verlas su corazón quemaba de dolor, porque con ella ambos habían entregado su corazón y ahora, cargaba las penas de un amor que en su tiempo fue hermoso.
Por eso se dice que el amor es como una perla, tan preciosa y bella, pero peligrosa para quienes la codician...
Margarita significa perla. Y es que en la belleza de aquella flor, también se esconde pena y dolor.
@ximenaconx
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margiralt · 9 months
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Ella era feliz. Se había dado cuenta de que su cuerpo adoptaba ciertos colores y y cambiaba de temperatura cuando él estaba a su lado.
La simple sensación de tener ganas de verlo, de oírlo, la hacía feliz. No importaba demasiado qué decía él, o que hacía.
Cuando se besaban todo las palabras se transformaban en armonía y belleza.
Luego el cuerpo iba abriendo escenarios y la cabeza aprendía del cuerpo.
Pero la felicidad no es un estado para el que los seres humanos estemos preparados.
Entonces lo que por costumbre era bello y simple se empezó a tornar esquivo.
Aparecieron los cuestionamientos y las dudas.
La incertidumbre a la hora de decidir donde morar, que cosas soñar, como cobijarse para hacer lo que se hace de a dos.´
La desconfianza es la enemiga de la felicidad.
Cuando uno se empieza a preguntar porque el amor tiene ese color de ojos o esa voz, es porque el hermoso delirio de los cuerpos ya no basta.
Es porque el alma se siente desnuda y llora.
Y empieza la razón con sus locas excusas.
Así fue cómo ella calló sus palabras y las guardó en un arcón donde tenía todas las cosas que esperaba algún día poder mostrar de cara al sol.
No dijo más TE QUIERO y empezó a olvidar.
Olvidar es la tarea más difícil del mundo porque cuando se logra uno no sabe que ha tenido lugar.
Ser feliz no es sólo cuestión de sentirlo sino también de aceptar el sonido y la furia de lo que se ha perdido.
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