Tumgik
#Cuadro Viejo
groriatrevi10xx · 8 months
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Teagan es muy curiosa, mamá siempre le dice... Así que cuando tiene la oportunidad, desaparece del lado de su madre para aventurarse en el Castillo... Es enorme y no sabe cuántas habitaciones tiene, no lo sabe.... No quiere preocupar a mamá con su repentina desaparición, pero quiere ver los alrededores del Castillo donde vive... Mamá le ha mostrado algunos, pero a veces está demasiado ocupada para seguir mostrándolos, pero lo intenta.../Teagan is very curious, Mom always tells her... So when she gets the chance, she disappears from her Mother's side to venture into the Castle... It's huge and she doesn't know how many rooms it has, she doesn't want to worry Mom with her sudden disappearance, but he wants to see the surroundings of the Castle where he lives... Mom has shown him some, but sometimes she is too busy to continue showing them, but she tries...
Hay una habitación que le llama la atención desde hace mucho tiempo, le despierta la curiosidad... Quiere saber qué hay allí, había oído a Madre susurrar que era una sala de pintura... Nada más... No importa, quiere entrar, evitando a guardias y sirvientes, logra su objetivo... Llega a la habitación y se encierra en ella.../There is a room that has caught his attention for a long time, curiosity is piqued... He wants to know what is there, he had heard Mother whisper that it was a painting room... Nothing more... It doesn't matter, he wants to enter, While avoiding guards and servants, he achieves his objective... He reaches the room and locks himself in it...
La Princesita mira con asco, telas por todos lados, con telarañas y polvo, hay pintura seca de probablemente años secándose en el piso de la alfombra, la habitación medio oscura, hay rayos de luz entrando por las ventanas de las cortinas gastadas y rotas... Aquí todo es viejo y polvoriento... No sabe si tocar, pero la curiosidad le pica, como un verdugón en la piel.../The Little Princess looks with disgust, fabrics everywhere, with cobwebs and dust, there is dried paint of probably years drying on the carpet floor, the room half dark, there are rays of light coming through the windows of the worn curtains and broken... Here everything is old and dusty... He doesn't know if he should touch, yet his curiosity stings, like a welt on the skin...
Señala con el dedo, cantando una canción, eligiendo cuál descubrir primero... Cuando termina la canción y su dedo se queda quieto en una cosa, en una manta rota que tapa algo... Sonreí y con sus manos sostiene la tela, tira fuerte para tirarla... Ve caer la tela vieja con polvo, tose... Y trata de quitar el polvo con las manos, cuando está mejor, abre los ojos.../He points with his finger, singing a song, choosing which one to uncover first... When the song ends and his finger remains still on one thing, on a torn blanket that covers something... I smiled and with his hands he holds the fabric, He pulls hard to pull it... He sees the old cloth with dust fall, he coughs... And he tries to remove the dust with his hands, when he is better, he opens his eyes...
La niña se sorprende, sus ojos se abren con sorpresa, ve una foto de una niña, bonita... La niña tiene ojos que probablemente sufren de heterocromía, como Madre... Su cabello es rizado y esponjoso como Madre, solo que en diferente color marrón, también lleva una tiara dorada con un rubí y un hermoso vestido rojo con colores negros... Su piel es blanca, casi llegando a pálida.../The girl is surprised, her eyes open in surprise, she sees a picture of a girl, pretty... The girl has eyes that probably suffer from heterochromia, like Mother... Her hair is curly and fluffy like Mother, only in a different way brown, she also wears a golden tiara with a ruby and a beautiful red dress with black colors... Her skin is white, almost reaching pale...
Sus ojos se posan en la placa de abajo, el lenguaje de los Hechiceros escrito en ella... Ella sabe leerlo, se siente orgullosa de eso... Realmente no esperaba nada, pero lo que leyó a continuación la dejó sorprendida.... Más de lo que ya era, la placa decía "Nuestra hermosa y dulce manzana, la Princesa Umbra".../Her eyes land on the plaque below, the language of the Sorcerers written on it... She knows how to read it, she feels proud of that... She wasn't really expecting anything, but what she read next left her surprised... More than it already was, the plaque said "Our beautiful sweet apple, the Princess Umbra"...
--Pero... Ella no se parece a Madre.../But... She doesn't look like Mother...--
Mamá siempre ha sido hermosa, ella siempre creyó que Madre empezó a ponerse así desde que empezó a crecer, cuando se hizo adulta, pero aquí... Madre incluso de niña era hermosa, con diferencias, pero Hermosa... ¿Por qué no era tan bonita como mamá? Teagan le había preguntado varias veces a su Madre cómo ser bonita, su Madre siempre le decía que ya era bonita y muy hermosa.../Mom has always been beautiful, she always believed that Mother started to get like that since she started growing up, when she became an adult, but here... Mother even as a child was beautiful, with differences, but Beautiful... Why did she Wasn't she as pretty as Mother? Teagan had asked her Mother several times how to be pretty, her Mother always told her that she was already pretty and very beautiful...
No sabe qué decir ni pensar al respecto... Sólo siente fastidio, un fastidio que no sabe por qué existe, esto ya no es divertido... Tampoco se dio cuenta de que la puerta de entrada a la habitación se había abierto.../He doesn't know what to say or think about it... He only feels annoyance, an annoyance that he doesn't know why it exists, this is no longer fun... He also didn't notice that the door to that room had opened...
--Teagan, ¿qué estás haciendo aquí?/Teagan, what are you doing here?--
Teagan mira a su madre, luego al cuadro... Su madre habla con tanta calma y dulzura.../Teagan looks at her Mother, then at the painting... Her Mother speaks so calmly and sweetly...
Su Madre se acerca lentamente, ella también mira el cuadro... Con una mirada extraña, nostalgia o enojo... Ella no lo sabe, parece haber algo que no le gusta.../Her Mother approaches slowly, she also looks at the painting... With a strange look, nostalgia or anger... She doesn't know, there seems to be something she doesn't like...
Todavía Madre la mira de nuevo, con una sonrisa amable.../Still Mother looks at her again, with a kind smile...
--Veo que encontraste mi viejo cuadro.../I see you found my old painting...--
Su madre dice.../His mother says...
--Cariño, sé que te gusta aventurarte por el Castillo pero deberías avisarme cuando estés a punto de desaparecer, me preocupaste... Te estaba buscando... Es hora de comer, les pedí que prepararan tu postre favorito.../Honey, I know you like to venture around the Castle but you should let me know when you're about to disappear, you worried me... I was looking for you... It's time to eat, I asked them to prepare your favorite dessert...--
Curiosamente, el sentimiento que se había apoderado de ella se desvaneció... Con una sonrisa la Princesa saltó al lado de su Madre, para tomar su mano.../Strangely, the feeling that had taken hold of her vanished... With a smile the Princess jumped to her Mother's side, to take her hand...
--¡¿En serio van a hacer mi postre favorito, Mamá?!.../Are they seriously going to make my favorite dessert, Mom?!...
--Sí, sólo lo comerás si te comes las verduras del caldo de la comida que hicieron, no hay postre sin que te lo comas todo…/Yes, you will only eat it if you eat the vegetables from the broth of the food they made, there is no dessert without you eating everything...--
Teagan hace puchero ante eso, pero no se enoja, en realidad se ríe y abraza las piernas de su madre.../Teagan pouts at that, but doesn't get angry, she actually laughs and hugs her Mother's legs...
--¡Está bien mamá!.../It's fine mom!...-
Umbra sonríe y toma la mano de su pequeña Hija, para continuar su camino hacia el comedor real, entre risas y pequeñas bromas, incluidas cosquillas.../Umbra smiles and takes her little Daughter's hand, to continue on her way to the royal dining room, between laughter and little jokes, including tickling...
Y de nuevo, la habitación vuelve a quedar sola.../And again, the room is left alone again...
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****La Princesa Umbra con sólo 8-9 años.../Princess Umbra at only 8-9 years old...****
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Umbra: Es mía... {It's mine...}
Brittany {Teagan} es de {Brittany {Teagan} is from}: @askkassandragf-v-2
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manaosdeuwu · 7 months
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el aesthetic de mi habitación es crotette ✨
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elbiotipo · 15 days
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Había una heladería en mi ciudad que no era muy buena, la verdad era bastante mala. Pero el recuerdo que tengo de esa heladería era que tenía unos mosaicos verdes, unos azulejos bastante elegantes, y un precioso cuadro de Nueva York de noche con las Torres Gemelas aún ahí, mirando al puente de Brooklyn. Recuerdo que habían pasado pocos años de 2001 (la heladería, era, evidentemente más vieja) y mientras mi viejo y mí primo encargaban el helado y yo me quedaba esperando ahí en el aire acondicionado (todavía medio un lujo en el interior argentino de la época) me quedaba mirando ese cuadro.
Había algo, y nunca supe si eran las cámaras o las luces, con las fotos nocturnas de las ciudades en aquella época, especialmente Nueva York. Yo estoy seguro. Porque nunca era una luz blanca brillante como los LEDs de ahora, ni tampoco la luz cálida de los focos de aquel entonces. Era como un verde amarillo cálido y un poco distorsionado, una luz de ciudad que nunca supe bien que era, pero si querés verla, está en ese pequeño intervalo de tiempo donde había fotos a color pero aún no digitales, una especie de década perdida entre los 1970 y 1980, que nunca existió. Un tiempo un poco raro de describir, porque yo no lo viví, pero me crié en él, con fotos del Concorde y de las Torres Gemelas, de Buenos Aires con autos viejos y de una China donde todos andaban en bicicleta, de tocadiscos y videocaseteras.
Si buscas un poco en internet, vas a encontrar exactamente el cuadro que describí. Esa heladería ya no existe más, y menos mal porque era espantosa. Esa Nueva York tampoco existe más. Esa ciudad en algún lugar del norte de Argentina tampoco. Y ese tiempo nunca lo viví. Lo conozco por fotos nomás.
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analisword · 7 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
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Capítulo 1: https://www.tumblr.com/analisword/742694471701037056/high-infidelity-enzo-vogrinc-x-fem-reader?source=share
Capítulo 2: https://www.tumblr.com/analisword/742809931904925697/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
Capítulo 3: https://www.tumblr.com/analisword/742966287515402240/high-infidelity-enzo-vogrincic-x-fem-reader?source=share
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Capítulo 4:
Alana no sabía qué esperar del departamento de Enzo, cuando ingresó se encontró con un pequeño lugar completamente limpio, con cuadros de pintura al óleo, muebles bastante originales, una estantería repleta de libros, lámparas que emitían luz cálida y un delicioso olor a lavanda. 
—Wow—exclamó Alana entrando al lugar—. Para llevar un par de meses viviendo acá, definitivamente luce como un hogar—exclamó inspeccionando el departamento mientras se quitaba la chaqueta de Enzo de los hombros y se la entregaba. 
—Sí—tomó la chaqueta—. Cuando pasas tanto tiempo fuera de casa, querés que cualquier parte del mundo se convierta en tu hogar—dijo, Alana sonrió al escucharlo y no pudo evitar pensar que su departamento con Sebastián no se sentía como un hogar en lo absoluto. 
Su hogar estaba a miles de kilómetros de ahí, en su habitación con su viejo escritorio y notas olvidadas,  no el estudio de Sebastián con olor a cigarro y repleto de manuscritos. 
¿Era por la pelea, o hace mucho Sebastián había dejado de sentirse como su hogar?
—Ehh, ¿te gusta el té?—preguntó Enzo al notar que ella había bajado la mirada con tono pensativo. 
—Sí, té suena bien—respondió ella, Enzo dobló la chaqueta y la dejó en el sillón. 
—Sentite en casa en lo que lo preparo—dijo, Alana asintió y caminó tímidamente hacia el mismo sillón en el que él había dejado la chaqueta, visualizó un poco más el lugar, se preguntaba si Enzo guardaba su Oscar ahí o lo tenía en Uruguay, algo le dijo que la segunda opción era la correcta. 
Alana sacó su celular, ya eran pasadas las 11 de la noche y tenía un montón de llamadas perdidas de Sebastián, ella había dejado su celular en silencio una vez que Enzo la encontró en el parque, pero durante todo el camino al edificio lo sintió vibrando en su bolsillo.
‘’Estoy bien’’ tecleó rápidamente en un mensaje y se lo envió, no tenía intención de conversar con él, tampoco quería regresar al departamento pronto, pero tampoco quería que Sebastián fuera a la estación de policías a buscarla, Alana nunca salía sola, mucho menos en Sevilla. 
Inmediatamente Sebastián recibió el mensaje volvió a llamarla, ella apagó el celular y miró a Enzo salir de la cocina con una bandeja con al menos 5 tazas. 
—¿Esperamos a alguien más?—preguntó ella riendo girando su cabeza a los lados, como buscando gente. 
—No sabía cuál té es tu favorito—respondió él con obviedad dejando la bandeja de plata delicadamente sobre la mesa. 
—Pudiste preguntar.
—Bueno, demasiado tarde, ya preparé unos 2 litros de té aquí. 
—Más vale que los terminemos entonces—dijo ella agarrando la primera taza que vio, la acercó a su cara en donde el olor a menta invadió sus fosas nasales, lo sopló y le dio un leve trago. 
—¿Rico?—preguntó él tomando otra taza.
—Mucho—respondió Alana, en realidad no tenía nada de espectacular, sabía a cualquier otro té de supermercado, pero absolutamente no se lo diría cuando el chico había sido tan amable de recogerla en medio de la nada y traerla hasta acá—. ¿Cómo estuvo la filmación?—preguntó ella volviendo a dejar la taza sobre la mesa y agarrando otra, Enzo rió al observarla,  pero ella procedió a beber el otro té, el cual ahora tenía sabor a manzanilla. 
—Agotadora—resopló—. No puedo decir mucho al respecto—dijo con tono burlón. 
—Sí—Alana rodó los ojos—. Porque tengo un micrófono metido en el culo y le spoilearé a todo el mundo la película—dijo ella, Enzo comenzó a ahogarse con el té. 
—Sos otro caso—dijo él negando con la cabeza. 
—¿Lo dices por lo del parque o por lo del micro?
—Ambas, duh—dijo. 
Alana sonrió y bajó la mirada a su taza, había olvidado lo agradable que era no estar dentro de sus propias cuatro paredes y poder interactuar con alguien más que no fuera Sebastián o su agente. 
—Para ser honesto, no creí que fueses a mandarme mensaje, cuanto menos llamarme—informó Enzo procediendo a tomar otra taza. 
—Sí, yo tampoco—admitió, Enzo  levantó ambas cejas al escuchar la confesión—. Nunca he sido muy buena conociendo a gente famosa. 
—Vos también sos famosa, ¿sabes?—dijo él riendo. 
—Es diferente—replicó. 
—¿Cómo es diferente?
—Ganaste un Oscar—le recordó, Enzo levantó los hombros y protuyó el labio inferior, como si le hubiera dicho que había ganado un cupón para helados gratis. 
—De seguro también habrás ganado un premio por arco de sangre. 
—De hecho sí—dijo—. El de mi editorial. 
—¿Qué te dije? Sos igual de famosa. 
—Bueno, era la única escritora en la editorial, no había a quién más dárselo—dijo ella con tono de obviedad, Enzo soltó una carcajada. 
—¿Por qué harían una entrega de premios si sólo eras vos?
—No sé, pregúntaselo a mi jefe. 
—¿Sigues siendo la única fichada en la editorial?—preguntó él acercándose más, se encontraba en el sillón de al lado, ni muy lejos ni muy cerca, simplemente en el lugar adecuado y cómodo. 
—No—suspiró—. Mi novio…Sebastián también está fichado como escritor—dijo bajando la voz, Enzo la miró detalladamente, era un chico inteligente y no era ciencia espacial darse cuenta que claramente el cambio de ánimo de Alana era producto de su novio. 
—¿Fue él la razón por la que te dormiste en el parque? Si se puede saber, claro. 
—Sí—admitió y le dio un sorbo al té de manzanilla—. Tuvimos una pelea muy fuerte hoy, nunca habíamos peleado de esa manera y prácticamente huí del lugar, no sabía a dónde ir ni a quién llamar. 
—Gracias por tener la confianza de llamarme a mí—dijo él mirándola fijamente, Alana sonrió, entendiendo rápidamente que había tomado la decisión correcta de hacerlo. 
—Corrí a la primera persona latina que vi—citó ella, Enzo le había dicho algo similar la primera vez que se vieron. 
—Ahora me entendés—dijo él. 
—Yo leí tu reseña—soltó después de varios segundos de silencio—. Conecté mucho con lo que escribiste…de alguna manera me hiciste sentir escuchada, tal vez por eso sentí la confianza de llamarte. 
—Dios, ahora me siento avergonzado de que hayas leído algo así—dijo él llevando la cara a las manos. 
—¡Fuiste tú él que mencionó lo de la reseña!—rió—. Pero en serio, muchas gracias, aprecio muchísimo lo que escribiste. 
—Te admiro mucho—dijo—. Desde el primer libro lo hago, Alana. 
—Yo también te admiro mucho, Enzo—respondió ella. 
—¿Querés hablar de lo que pasó con…?
—Sebastián—terminó la pregunta, Enzo asintió—. Bueno, justamente inició contigo—dijo rascándose el cuero cabelludo. 
—¿Leyó la reseña, no es así? Sabía que escribir lo de que habías besado mi alma había sido demasiado, pero en mi defensa, no tenía idea de cómo lucías cuando leí el segundo libro, miré la contraportada hasta que compré el tercero—dijo rápidamente—. Claro que creo que sos una mujer muy bella, pero lo que pienso de ti como escritora no tiene nada que ver con tu cara. 
—No fue por lo de la reseña—dijo Alana con las mejillas calientes por lo que Enzo acababa de decirle—. De hecho él ni siquiera sabía que habías hecho tal cosa, fue por lo de la entrevista que di. 
—¿La de zoom?—preguntó él, Alana asintió. 
—No le agradó las cosas que dije sobre ti—mencionó, Enzo abrió y cerró la boca bruscamente, claramente sin saber qué decir—. Pero esa no es la raíz del problema, supongo que sólo fue la gota que derramó el vaso. 
—¿Entonces cuál fue la raíz?
—Dice que se siente invisible a mi lado, nos conocimos porque él fue mi editor, creo que esto ya te lo había mencionado. 
—Sí, sólo editó el primer tomo. 
—Sí, bueno de ahí en adelante él dejó de leer la saga y se dedicó a editar para otros escritores, por eso nos mudamos acá.
—Y actualmente está escribiendo su primer libro—continuó él, Alana podría sorprenderse de que el chico recordara los detalles de su primera conversación, pero no lo hizo, Enzo lucía como la clase de persona que aprendía todo sobre ti, sus pupilas registraban cada movimiento como la mejor cámara fotográfica, cuando Enzo ponía atención sobre ti, no había nada que lo sacara del transe. 
Alana asintió. 
—Él dejó de editar para mí precisamente porque iniciamos nuestra relación y no quería mezclar el trabajo con la relación, sin embargo, desde que comenzó su libro lo he estado ayudando constantemente, no tanto como su editora, porque el manuscrito ni siquiera está completo, simplemente porque…
—Porque sos su novia, son la clase de cosas que las parejas hacen, apoyarse el uno al otro, cuanto más cuando es algo de lo que sabes. Sin embargo, él dejó de leer tu saga apenas dejó de ser tu editor—dijo Enzo atando todos los cabos sueltos.
—Y entiendo en parte las cosas que dijo, pero…fue tan cruel, yo no pedí fama, yo sólo quería que alguien me leyera, pero no voy a sentarme a fingir que no estoy agradecida por las cosas que he logrado, me quemé las pestañas para estar acá, yo escribí los otros libros y…
—Alana, escribiste la saga completa—dijo él aumentando un poco más la voz—. No sé muy bien cómo funciona el mundo de la escritura, pero por algo los autores están en la portada de los libros, por algo sos conocida como  Alana Lomelí, no sé qué tanto haya participado, pero vos creaste ese mundo en tu mente, y lamento que pienses que el crédito no es tuyo. 
—Y ahora él piensa que hablé de ti sólo porque quiero más fama justo ahora que él está escribiendo su libro—dijo, incluso en voz alta sonaba más absurdo, Enzo la miró incrédulo. 
—Eh, a ver, yo fui el que se acercó a ti, yo fui el que te pedí tu número, yo te di el mío y más importante, he sido fan tuyo desde hace años, sos mi escritora favorita—dijo él enumerando con sus largos dedos. 
—¡Y tú eres mi actor favorito! ¡Y él lo sabe! Por supuesto que te quisiera a ti en una película de mi libro, pero todo es una estupidez, ni siquiera habrá una película sobre mi libro. 
—Y que sepas que ahora con más razón si alguna vez llega a haberla, haré lo posible por tener ese papel—sonó casi como una amenaza. 
—Enzo, yo jamás quisiera aprovecharme de tu fama, también por eso al final no quise ir al café, no quiero generar más rumores y meterte en problemas. 
—Alana, hace mucho dejó de interesarme lo que la gente dice sobre mí, Dios, no sabés lo que le llovió a mi ex cuando todo este asunto de la fama llegó. 
—Que sepas que la voy a poner a ella como la protagonista si hacen la película—bromeó. 
—Sos despiadada—dijo él—. Pero ella aceptaría, también le gusta mucho lo que escribes, de hecho ella me recomendó el primer libro apenas salió—informó, Alana sintió calidez en su pecho, a veces olvidaba que la gente que la leía eran personas reales, personas que incluso ella ya admiraba. 
—Jamás se me pasó por la mente que alguna vez me leerías—dijo ella negando con la cabeza, Enzo podría repetirlo cientos de veces, podría recitarle  la saga entera de memoria y ella seguiría sin creerlo. 
—Se te ilumina la cara cada que hablas sobre tus libros o escribir—mencionó, Alana apretó los labios—. Extrañas escribir, querés hacerlo—dijo él admitiendo en voz alta lo que Alana no había hecho. 
—Sí, sí lo extraño. 
—¿Por qué no lo haces, entonces? Sé que estás de vacaciones, ¿pero cómo funciona eso cuando sos escritor? ¿Simplemente te prohibes hacer lo que más te gusta? ¿No seguís tus ideas?
—Simplemente no tengo un contrato en este momento que me digan cuándo debo de realizar un nuevo libro, técnicamente podría seguir escribiendo, pero no me veo forzada a terminarlo o publicarlo hasta que yo quiera, cuando firmé contrato con mi editorial durante el primer libro de arco de sangre, básicamente me dieron máximo un año para cada uno de los próximos libros—Enzo resopló sorprendido al escucharla, ni ella sabía cómo había logrado terminar la saga entera en 4 años, menos en realidad, quitando el tiempo de edición—. Pero…leer lo que  hace Sebastián ha sido tan agotador y no lleva ni la mitad del libro, además es un género muy distinto al mío, es simplemente demasiado. 
—¿No podes simplemente decirle que ya no queres hacerlo más? Digo, él te lo dijo en el primer libro, básicamente estás haciendo lo mismo por él pero sin sueldo.
Alana rió tristemente, Enzo tenía razón, aún tenía dinero suficiente porque sus libros se seguían vendiendo, pero ciertamente si fuera una editora oficial o si estuviera escribiendo algo, sus ingresos serían mayores. 
—Es mi novio—fue lo único que se le ocurrió decir, Enzo apretó los labios. 
—¿Vale la pena sacrificar lo que más amas?
—No—dijo seriamente, los ideales de Alana le dictaban que jamás sacrificaría su mayor pasión por un hombre, sin embargo, eso era precisamente lo que estaba haciendo—. ¿Y si estoy estancada? ¿Y si no vuelvo a escribir algo bueno?
—No lo sabrás hasta que no lo intentes—dijo él—. Además, es obvio que será bueno, sos brillante, Alana, la gente no te lee por qué editorial estás o qué editor o por Sebastián o cómo luces, lo hacen porque les gusta lo que haces, casi tanto como a ti o incluso más. 
Alana tuvo que parpadear varias veces para evitar soltar lágrimas, no se atrevería a llorar frente a Enzo, pero era imposible no sentirse tan conmovida por esas palabras de afirmación justo cuando ella estaba en plena crisis existencial. 
—No me siento cómoda escribiendo en mi departamento—admitió. 
—No te sentís cómoda porque sabes que eso haría sentir inseguro a Sebastián—recalcó Enzo—. Porque sabes que será mejor. 
Alana se mordió el interior de su mejilla, Enzo decía la verdad que ella no se atrevía a gesticular o incluso pensar. 
—Alana, no podés dejar que te siga robando tu brillo. 
—Él creyó en mí cuando nadie lo hizo. 
—¿Pero lo sigue haciendo ahora?—preguntó, enseguida las imágenes de Sebastián gritándole tantas cosas hirientes regresaron a su mente. 
—Escucha, no me voy a sentar acá a decirte cómo sentirte o que rompas con él, vale, es verdad que te leo desde hace años, pero conociéndote en persona apenas llevo dos semanas,  y sé que él te conoce de mucho. Si algo sé de ti es que sos una mujer inteligente, tenés una mente brillante y estoy seguro que si decidiste seguirlo hasta acá fue por algo, pero no me parece justo que él te quite lo que más adoras por tener miedo de eso, las relaciones no se tratan de eso, al contrario, debería sentirse feliz por ti, uno debe buscar a alguien que lo sobrepase como persona, ¿si no cuál es el punto de estar con una persona que no te hará crecer?
—Quiero escribir—fue lo único que dijo. 
—Pues hacélo—la animó—. Te presto mi depa. 
—¿Qué?
—Apenas y paso tiempo acá, imagino que ocupas un lugar tranquilo y no podés simplemente ir a la cafetería más concurrida de España a escribir el próximo best seller—guiñó el ojo, Alana sorbió por la nariz y su rostro rompió en una sonrisa—. No estoy aquí todo el día porque me la vivo filmando, tengo un escritorio en mi habitación pero puedo moverlo a donde más te plazca. 
—No quiero causarte molestías. 
—¿Vos estás jodiéndome? Sería un privilegio para mí. 
—De acuerdo, lo haré—dijo ella feliz. 
—Con una condición—dijo él levantando un dedo. 
—Sí, claro—accedió rápidamente. 
Enzo desapareció de la sala y segundos más tarde regresó del pasillo que parecía dar a su habitación con los cuatro tomos de arco de sangre en sus manos. 
—Tenés que firmarme esto. Con dedicatoria y toda la cosa. 
Alana tomó el marcador que Enzo le pasó, nunca se había sentido tan entusiasmada por dar un autógrafo. 
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¡Obras de arte, que me gustan!
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Abedul viejo en el fiordo de Sognefjord-
Un cuadro muy sugerente que está considerado una de las obras maestras del romanticismo noruego-Thomas Fearnley. Fue un pintor noruego, uno de los más importantes representantes del nacionalismo romántico de su país. Junto a Johan Christian Dahl es considerado "el padre de la pintura moderna en Noruega". Son notables sus espectaculares paisajes en los que juega con las sombras y la luz
En el centro del paisaje hay un gran abedul situado sobre un montículo sagrado. Esta particular posición del árbol atrajo la atención de varios pintores. Antes de Fearnley, el árbol ya había sido pintado por ...
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joseandrestabarnia · 3 months
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Título completo: Un servicio nocturno en una iglesia Artista: Pieter Neeffs el Viejo y Bonaventura Peeters el Viejo Fechas de artistas: activo 1605 - 1656/61; 1614 - 1652 fecha realización: 1649 Medio y soporte: Óleo sobre roble Dimensiones: 26,8 × 38,2 cm Resumen de inscripción: Firmado; Con fecha de Crédito de adquisición: Legado por Henry Callcott Brunning, 1907
Pieter Neeffs pintó el interior de esta iglesia nocturna, pero fue otro artista de Amberes, Bonaventura Peeters, quien realizó las numerosas figuras. Sin embargo, sólo Neeffs firmó el cuadro, seguido del año en que fue pintado (1649). La pintura, que representa una capilla durante la misa, es una versión más elaborada de otra obra realizada en el estudio de Neeff, que también se encuentra en la colección de la Galería Nacional: Vista de una capilla al atardecer.
Aquí, un trozo de tela con una cruz roja cubre parcialmente un retablo que sirve de telón de fondo para la misa. El sacerdote mira hacia el altar, sobre el que se encuentran un crucifijo tallado y dos velas altas. Los monaguillos arrodillados a los lados sostienen largos cirios, que sirven para encender las velas. Muchos se han reunido para escuchar el servicio y se arrodillan en contemplación; algunos leen libros de oraciones o Biblias. La luz proveniente de la capilla permite ver más allá y hacia la iglesia oscura.
Información e imagen de la web de la National Gallery de Londres.
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dakota-zen · 1 year
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Una mujer se ha perdido
Conocer el delirio y el polvo
Se ha perdido esta bella locura
Su breve cintura debajo de mí
Se ha perdido mi forma de amar
Se ha perdido mi huella en su mar
Veo una luz que vacila
Y promete dejarnos a oscuras
Veo un perro ladrando a la luna
Con otra figura que recuerda a mí
Veo más, veo que no me halló
Veo más, veo que se perdió
La cobardía es asunto
De los hombres, no de los amantes
Los amores cobardes no llegan a amores
Ni a historias, se quedan allí
Ni el recuerdo los puede salvar
Ni el mejor orador conjugar
Una mujer innombrable
Huye como una gaviota
Y yo rápido seco mis botas
Blasfemo una nota y apago el reloj
Qué me tenga cuidado el amor
Que le puedo cantar su canción
Una mujer con sombrero
Como un cuadro del viejo chacal
Corrompiéndose al centro del miedo
Y yo, que no soy bueno, me puse a llorar
Pero entonces lloraba por mí
Y ahora lloro por verla morir
Silvio Rodríguez
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elmundodeflor · 1 year
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No me queda nada, sólo el recuerdo.
Quizás, es por eso que dejo que la imaginación revolotee. Que mis manos te pinten, como si de un cuadro se tratara. 
Nunca pudimos sacarnos una foto. Plasmar, casi inmortal, todo lo tangible de aquello que no nos decíamos. Pero rebusco entre los cajones. Allí, en lo profundo del alma. Hago lugar, saco las cajas polvorientas. Y aunque las palabras no resbalan, ni salen a borbotones de entre las sombras, te encuentro.
Puedo sentirte, acá conmigo. Dicen que a veces la mente bloquea las memorias que aún desgarran para mitigar el dolor. Que nos engañamos, al menos por un ratito, para que los agujeros negros no nos consuman.
Yo nunca supe engañarme, Hanji. Creo que vos podés verlo más claro que nadie. Te reías de mi hablar crudo, y me susurrabas al oído, y limabas mis asperezas— tal vez, con el afán de hacerme parecer más suave. Hacerme pensar que este corazón viejo y cansado tenía un espacio pequeño dentro del tuyo.
No me arrepiento, igualmente. De las palabras que callamos, o de no tener fotos tuyas, o de nunca haber sido digno de tu amor. Las fotos envejecen, se destiñen bajo el arrullo del tiempo. Pero yo puedo moldearte bajo mis palmas, casi como si te conociera de memoria. Si cierro los ojos, puedo bordear tus recovecos, llenarte de color.
Es que eso eras, Hanji. Una explosión del color más vivo y vibrante. El brillo de los fuegos artificiales, el neón del atardecer. Eras tu melena alocada en el viento, encrespada como el vaivén de las olas. Los lunares que salpicaban tu barbilla; casi constelaciones lejanas, inconexas. 
A la noche, cuando las luces se apagan, tu imagen se me aparece de entre los rincones. Al principio dolía, un dolor tan demoledor que calaba hasta los huesos. Ahora, creo que duele menos. O que aprendí a vivir con el dolor. Como cuando aceptamos que la luna tiene cráteres, huecos, oscuridad incluso bajo la luz.
Quizás, es porque cuando te veo, te veo sonriendo. No hay rastros de guerra, ni de pérdida, ni de lo poco que nos quedó de humanidad. Vestís de blanco, con coronas de "no-me-olvides" en el pelo. El sol te acaricia, igual de suave que como yo hubiese querido hacerlo. Y me decís: "suficiente, Levi". "Ya pasó, Levi".
Y entonces te creo.
Me siento con vos, y permito que la eternidad flote entre nosotros. Te preparo un té con mis mejores hierbas, observo atento cómo el rubor te arde en la piel. Me digo que ya no importan; el dolor que demuele, los secretos bajo llave, las fotos arrugadas, o las que no pudimos conservar.
Si cierro los ojos, puedo delimitar tus facciones. Las líneas rectas de tu nariz, el arco de tus pestañas. Puedo inhalar el calor de tu cuerpo, hablarle a las estrellas.
Y hay semanas, o meses, en los que quisiera volver atrás, gritarte que no te vayas, que sin vos el mundo es una imagen en blanco y negro. Pero, ¿sabés, Hanji? Hoy, que puedo grabarte en acuarelas, entiendo que con eso me basta.
Por eso, te hago un lugar en mi mesa, y en todas las grietas del alma. Limpio la casa para recibirte, desempolvo las cajas. Ya no hago preguntas, aún convencido de que no tengo las respuestas. Dejo que tu voz cante, y entreteja en mil paisajes las maravillas que siempre supiste tararear. Te escucho, como un niño desbordado de ilusión. Y en mi alocado desvelo, te guardo conmigo; en cada parpadeo, en cada amanecer, en cada latido.
Porque estás ahí, todavía. Lo sé, Hanji. Un día, los velos del olvido van a llevarme a mí también. Las galaxias van a tragarme, como polvo de estrellas, y voy a tener todo el aire en el espacio para pensar en cada madrugada en la que fallé.
Pero no me arrepiento. De nada. Qué extraño, ¿no? Si pudiera, te juro, lo haría casi todo de nuevo, así tal cual fue. Las heridas que nos vendamos, el reír a carcajadas, haber sido cómplices en cada pedacito de vida. No lo cambiaría. Y menos aún, si es que pudieran asegurarme que voy a cruzarme con tu sonrisa otra vez. Como cuando me susurrabas al oído. Como cuando mis sueños te pintan.
Entonces me duermo, incluso estando despierto. Cierro los ojos, y mi mente me arrastra hasta ese lugar en donde todo está en pausa— un claro en el bosque, la casa que construimos. Me contás, como siempre, que Erwin está más tranquilo. Que mi mamá te adora. Que Eren y Sasha no paran de pelearse.
Y sonrío. De esas sonrisas que sólo vos podías arrancarme. El té se nos enfría, el sol se derrite tras la ventana. Pero estás ahí, Hanji. Estás ahí, aunque no pueda tocarte nunca más.
Me acuerdo, todavía, de esa vez en la que vimos la luna. Era primavera, y los chicos entrenaban cerca del arroyo. Te pregunté, por qué no brillaba igual que al caer la noche; “¿no debería brillar más ahora, con la luz del día?”, dije. Te relamiste los labios, como siempre que ibas a salpicarme con historias, y respondiste, claro y sencillo: “algunas cosas necesitan de oscuridad para ser descubiertas.”
¿Será por eso que te siento adentro mío, enlazada a cada exhalación? ¿Que nuestro escondite en el bosque es una rendija de cielo, donde nada quema ni lastima? ¿Será que me estoy escurriendo, y en mi afán obsesivo me aferro a tu amor? ¿Que en el vacío que dejaste, sólo hay espacio para sembrar estrellas?
Quizás haya perdido la cordura, Hanji. No lo sé. Pero empiezo a pensar que te transformaste en luna. En cuarto creciente. Con cráteres y todo. Que tu destello rasga hasta las penumbras más negras. Es un faro de esperanza que guía las mareas. “Suficiente, Levi”, repetís, casi como un arrullo de cuna, con tus manos en mi pelo y tu boca en la mía. Y entonces te aprieto, bien fuerte contra mi pecho. Y dejo que llenes las grietas, y las cajas, y que tiñas de color cada foto que no tenemos.
“Estoy bien, Levi”, me asegurás. “Vamos a volver a vernos.”
Y entonces, porque nunca supe hacer otra cosa, o porque ya no me queda nada, te creo.
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Preciosa historia de las que el mundo necesita.
John Blanchard acudía a la biblioteca a ver los estantes de los libros de diferentes temas.
Era un hombre muy culto. Y en cierta ocasión al acudir en su búsqueda habitual de libros, se encuentra uno que le llamo mucho la atención. No por su contenido, sino por las notas que tenía escritas con lápiz... percibió en ellas una mente reflexiva, un gran corazón y un alma sensible. En la contratapa se encontraba el nombre de la anterior dueña del libro, "Holliz Meiner"
Algo le produjo una incontenible necesidad , y con mucho tiempo y esfuerzo, se dió a la tarea de localizarla...
Parecia imposible, pero después de un buen tiempo...encuentra su dirección en Nueva York y le envía una carta
Se presenta y la invita a corresponderle.
Pero al siguiente día, John fue enviado a servir al otro lado del océano. Esto fue, en tiempo de la segunda guerra mundial.
Durante 13 meses se enviaron mucha correspondencia, y asi se fueron conociendo. Esas cartas eran semillas que caían en corazones fértiles!...Y empezó a florecer un precioso romance.
En varias ocasiones, él le pidió que le enviara una foto...a lo cual ella contesto una y otra vez.. que si estaba interesado de verdad, no tenía que importarle su apariencia... Recalcando "A mí me interesa que conozcas mi corazón, mi alma, lo demás no interesa. Después de ese año aJohn lo dan de alta. El preparó su regreso, arreglando su primer encuentro entre ellos... Sería a las 7:00 de la tarde, en la estación situada en Nueva York.
Y ella le escribe: me reconocerás por una orquídea que llevaré en la solapa de mi vestido.
Y ese día John a las 7:00 busca al corazón que amaba, pero que no conocía.
Era una cita a ciegas!
Y este es su relato:
Llegué a la estación... vi que una mujer se acercaba a mi...
Era mucho más bella de lo que me había imaginado...
delgada, con una figura armoniosa, tez blanca, ojos bien grandes y expresivos, una sonrisa que enamoraba, cabello dorado recogido impecablemente debajo de un sombrero adornado con flores, y unos labios muy sensuales.. Estaba enfundada en un maravilloso vestido verde. Me acerque a ella lentamente olvidando el detalle de la orquídea que no llevaba así que cuando estaba cara a cara la dama lanzo una sonrisa provocativa...y me dice:
-Mira por dónde caminas marinero... y acto seguido siguió su camino. Entonces tras ella aparece una dama... con un vestido viejo, en él estaba una orquídea.. Se notaba que pasaba no por sus mejores años... Su pelo estaba desprolijo y llevaba un viejo sombrero. Era más bien retacona y con pies y tobillos gruesos... Tenia unos zapatos de tacón bajo, maltratados por el tiempo...
Mientras miraba este cuadro, la hermosa dama de vestido verde se alejaba cada vez más.
En ese momento estaba tentado de escapar...salir corriendo, perderme entre los marineros...
Ella jamás sabría si fui a la cita o no... Pero a la vez, me sentí un canalla, porque a pesar de todo esta mujer me habia levantado el espíritu durante la guerra y tiene un alma muy sensible y un buen corazón.
La desilusión fue tremenda... no era lo que yo esperaba.
Pero era un caballero, así que
respiré profundo y me acerque..
Me presenté:
-Yo soy John Blanchard
Me permite invitarla a cenar?... Me alegró que finalmente nos conociéramos personalmente!
La mujer me sonrió tiernamente y me dijo:
-Mire, no se de que se trata...pero la mujer que acaba de pasar, la de vestido verde, me dijo que llevara esta orquídea en mi abrigo.Y dijo que si me invitaba a cenar, yo le debía decir que ella lo estará esperando en el restaurante que está al otro lado de la calle.
Me dijo que esto era una prueba muy importante para ella...porque necesitaba que ud amara lo que nadie más...su esencia. 💕
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dabid-motozalea · 1 year
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También tengo zumo de manzana en la nevera que me hidrata y me alegra el paladar, tengo la agotadora manía de escribir renglones para acariciar el tiempo libre.
Tengo un paraguas reseco, tengo el sueño cambiado, tengo astigmatismo, tengo la humildad de no decir lo que tengo, tengo un magnolio, tengo rarezas para parar un tren, tengo un cerebro acelerado, tengo una cuchara de madera.
Tengo sensaciones, tengo un tocadiscos con lps de Pink Floyd, tengo un móvil desde hace años, tengo cierta impertinencia cuando me siento acosado, tengo un cuadro, tengo un viejo molinillo de café, tengo las suficientes esperanzas como para tener miedo.
Tengo un libro de poemas, una carta de Iberdrola, tengo una coraza derretida por el calor, tengo alguna respuesta, algún gayumbo, algunas vergüenzas y algunas trabas.
Tengo bloqueos, columnas de granito, grabados de Doré y un montón de cosas por hacer.
Tengo amigos, tengo paciencia, tengo recuadros, tengo medallas,tengo un saludo, tengo una tablet, tengo una vieja lavadora y tengo un montón de razones para querer seguir viviendo.
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De pensamientos y desvaríos
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nekoannie-chan · 7 months
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¿Acaso importa?
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Título: ¿Acaso importa?
Fandom: Marvel, Capitán América.
Pareja: Steve Rogers X Lectora agente de S.H.I.E.L.D.
Palabras: 197 palabras.
Cuadro: A1 “Diferencia de edad.”
Clasificación: B.
Sinopsis: Steve está pensando mucho en la diferencia de edad que hay entre ustedes.
Advertencias: Diferencia de edad, dudas.
N/A:  Esta es mi entrada para Steve Rogers Bingo round 3. SB3090.
Links: Wattpad, Ao3, versión en inglés.
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No doy ningún permiso para que mis fics sean publicados en otra plataforma o idioma (yo traduzco mi propio trabajo) o el uso de mis gráficos (mis separadores de texto también están incluidos), los cuales hice exclusivamente para mis fics, por favor respeta mi trabajo y no lo robes. Aquí en la plataforma hay personas que hacen separadores de texto para que cualquiera los pueda usar, los míos no son públicos, por favor busca los de dichas personas. La única excepción serían los regalos que he hecho ya que ahora pertenecen a alguien más. Si encuentras alguno de mis trabajos en una plataforma diferente y no es alguna de mis cuentas, por favor avísame. Los reblogs y comentarios están bien.
DISCLAIMER: Los personajes de Marvel no me pertenecen (desafortunadamente), exceptuando por los personajes originales y la historia.
Anótate en mi taglist aquí.
Otros lugares donde publico: Ao3, Wattpad, ffnet, TikTok, Instagram, Twitter.
Tags: @sinceimetyou @black23 @unnuevosoltransformalarealidad @azulatodoryuga
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Steve caminaba de un lado a otro, no sabía que hacer, él creía que estaba mal lo que quería hacer, pero también era la primera vez en su vida que sentía algo así. Incluso comenzaba a evitarte, tal vez si no te veía, esos sentimientos desparecerían.
Te diste cuenta de que Steve estaba en su oficina, era ahora o nunca, ibas a aclarar las cosas, comprendías que a veces era difícil para él, todo era exageradamente diferente a su época.
—Steve —le llamaste y enseguida lo besaste.
—No, espera, esto no está bien —él susurró cuando se separaron
—¿Por qué no? —cuestionaste
—Soy muy viejo para ti…
—Tienes menos de treinta años, no es tanta la diferencia…
—Tengo casi cien —él te corrigió.
—El tiempo que estuviste en el hielo no cuenta, ni siquiera pudiste vivirlo —increpaste.
—No sé…
—Steve, sé que te gusto y tú me gustas a mí, por una vez intenta vivir —pediste.
Steve asintió lentamente, tenías razón, la vida le había dado otra oportunidad, era momento que él la aprovechara e hiciera todo lo que no había podido hacer, ahora la diferencia de edad parecía insignificante, probablemente tenías razón simplemente era un número.
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yourneondemon · 2 months
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🩸 Dio Brando 🩸 [01] Noche de luna llena
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Sinopsis:
Ship: Dio Brando, Marko Dmtriyev
Fandom: Jojo's Bizarre Adventure
Recuento de palabras: 4198
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*Un castillo lúgubre y oscuro descansaba sobre la pacífica noche en algún lado de América, había montañas y campos muy amplios con un césped precioso, sedoso y un aroma a petricor que daba satisfacción. Las luciérnagas solían salir a danzar entre los árboles y zonas más bajas, los sapos cantaban en arroyos y había otros sonidos de la naturaleza que asomaban. La noche perfecta. Sin embargo, un intruso estaba por irrumpir aquella pacífica velada, un ruso que cubría su cuerpo y rostro con túnicas negras, estaba corriendo y escapando de su pasado y seguidores de la secta satánica, lo habían encontrado en una ciudad cercana y ahora querían eliminarlo por ser un testigo visual y presencial muy fresco. A pesar de que su cara no era visible, a través de la tela que lo tapaba sí podía ver perfectamente. Estuvo mucho tiempo para subir una de las montañas, bajar y atravesar por campos gigantescos. Al divisar la estructura que parecía desierta y abandonada, tomó la decisión de descansar ahí, pero no esperaba para nada que estuviese habitada*.
Marko: *Una vez se infiltró por una ventana de la planta baja y sin siquiera tener la necesidad de romperla, se dio cuenta que el suelo tenía alfombras elegantes, bonitas y estampadas, se veían antiguas. Alrededor había cuadros, muchas telas de arañas, polvillo, velas apagadas, y lo más curioso eran el resto de las ventanas cubiertas con mucho papel y sus cortinas. A estas alturas sospechaba, pero su nariz entrenada no detectaba absolutamente nada, ni tampoco escuchaba algo llamativo. Luego de confirmar casi al cien por ciento que el lugar estaba desolado, camina con sigilo, estuvo descalzo todo su viaje y tenía algunas heridas en las plantas de sus pies. Camina y revisa cada habitación, había libros por todos lados, tirados o apilados. En la cocina pudo encontrar un poco de comida, eran frutas frescas sobre una mesada isla, le llamaba la atención el hecho de que fuese lo más bonito entre toda la suciedad, pero no aguantó el hambre y comió con desesperación esas tres manzanas y dos duraznos. Luego revisó las alacenas y encontró algunas barras de chocolate que también consumió. Vio vino en botellas dentro de un mueble específicamente para ellos, abrió uno y lo olió, se veía muy bien, luego leyó la etiqueta y se dio cuenta que abrió una reliquia de hace muchos años. Lo tapó y puso en su lugar solo por las dudas. Suponía que este lugar era de un coleccionista, escritor borracho y millonario, o un jubilado con una buena herencia. Siguió recorriendo el lugar hasta ver las escaleras de lo que parecía una habitación subterránea, así que con valor bajó. No sin antes mirar por varios segundos un cuadro gigante y viejo, la pintura se había salido un poco y desgarrado. Se trataban de tres personas en la pintura, un adulto sentado y dos jóvenes atrás, parecían posar únicamente para ese retrato. El chico de la izquierda se veía con una leve sonrisa pacífica y el otro también, pero tenía el presentimiento que hubo roces y diferencias, que una historia profunda ocultaba la pintura. Continuó con su camino recorriendo una biblioteca gigante que estaba junto a una chimenea apagada, los sofás eran variados y una mesa baja de té que los acompañaban, parecía todo abandonado pero se lo imaginaba acogedor. Para ser un castillo que se encontraba en medio de la nada y ahora era su refugio, no estaba nada mal. Luego de recorrer cada rincón, decide salir de la biblioteca y tomar las escaleras hacia las demás plantas. En la subida, le toma varios minutos darse cuenta que las escaleras no tenían fin, intentaba llegar a la cima pero al verse, se encontraba en los primeros escalones. Eso lo aterró y dio dos pasos hacia atrás, pensando en lo sucedido. Intentó una vez más, subía y subía, pero cuando miraba a su alrededor, otra vez estaba donde comenzó. Frunce el ceño y se aleja de las escaleras, tomando distancia. De repente, se escucha una voz masculina viniendo de la penumbra* ¡Mh!
¿Quién te crees para entrar a mi casa y revisar mis pertenencias?
Marko: *La voz venía de un costado suyo, pero cuando lo escuchó por segunda vez, ahora provenía de las escaleras justo en el principio*.
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Dio: *Así es, estaba parado en las escaleras mirando a Marko con gran seriedad. Y con ambas manos en las caderas, dejando ver su gran musculatura detrás de aquella musculosa apretada y pantalones amarillos algo holgueados. Levanta su mano y lo señala con su dedo índice, dejando ver su uña puntiaguda y larga*.
Marko: *No pasó ni un segundo que se percató de que la zona de su cuello se entumecía, el frío en su cuerpo se apoderó de él y su nariz estaba siendo invadida por un aroma muy conocido. Acercó su mano a su garganta y lo sintió perfectamente, su propia sangre, manchando las telas de su vestimenta y por supuesto, su mano y brazo, cayendo así por su codo. Salía muy rápido y se coaguló de forma extraña estando en el suelo, como gotas que se formaban y no eran absorbidas por la madera. Miró hacia abajo y vio el charco negro, pero borroso, su vista estaba fallando* ¡G-Gh! *Da pasos hacia atrás tambaleándose*.
Dio: Eso es lo que pasa cuando te entrometes donde no debes, *Dice escupiendo sus palabras con desprecio* intruso *No comenta nada más, simplemente miraba al ruso desvanecerse en el suelo cayendo arrodillado y posteriormente boca abajo sobre una alfombra vieja*.
Marko: *Estaba temblando y sudando mucho, su cuerpo daba pequeños espasmos. Trataba de aferrarse a algo, pero conocía perfectamente su destino. Finalmente, dejó de moverse para cerrar poco a poco sus ojos y descansar sobre esa alfombra tan cómoda*.
Dio: No te preocupes, vendrán a limpiar mañana, van a encargarse bien de ti *Luego de comentar lo último, decidió retirarse a su torre y dormir, no estaba preocupado por ese inquilino. No hasta la siguiente noche*.
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*Durante el día, las ventanas se abrían por completo en el castillo, y algunos sirvientes de Dio iban a limpiar el lugar, también se encargaban del mantenimiento, ya que pensaba quedarse ahí una buena temporada para descansar, sus poderes estaban algo limitados luego de usarlos mucho en un entrenamiento no muy pasado, y eso lo agotó. Sin embargo, esa tranquilidad fue sustituída cuando en la noche de aquel día, uno de los seguidores suyos le informó que no encontraron a nadie en la alfombra desangrándose y que tampoco había mancha de nada. Personalmente Dio fue a revisar, y era verdad, no había nadie ni nada sobre la alfombra, aún así, el vino que abrió Marko seguía abierto, los libros que desacomodó tenían sus huellas gracias al polvillo, y las frutas que consumió tenían su mordida. Estaba impresionado, pero más que nada, le causaba curiosidad, así que ordenó que lo buscasen de inmediato. Mandó a todos sus sirvientes en el área para que lo capturen y trajeran al castillo, sea cual sea su poder, era más tentador incluso que detener el tiempo, podría servirle más*.
Dio: *Había pasado más de una hora luego de mandarlos de cacería a sus seguidores, pero le estaba llamando la atención el que no volviesen. Miraba por la ventana de su torre, no se podía ver nada en la oscuridad. Bajó las escaleras y lo vio, a Marko sobre la alfombra mirándolo a los ojos. Hacía mucho tiempo que no se sorprendía y lo expresaba en su rostro*.
Marko: *Se encontraba viéndolo, quieto, muy serio y sus ojos no tenían ningún brillo, pero lo más importante, es que la herida en su cuello ya no estaba, ni siquiera la cicatriz* Tu gente fue entretenida... *Y ahí estaba la respuesta para Dio, él era la razón por la que ellos no volvían al castillo*.
Dio: *Frunce el ceño, al parecer conseguir las respuestas iba a ser un poco más complicado, pero estaba dispuesto a todo ahora* Ruso, ¿no es así? Pero tu acento... provienes de otro lado también *Se cruza de brazos*.
Marko: América latina *Saca de sus vestimentas un arma de fuego y sin dudar un segundo, apunta a la frente de Dio Brando. Dispara*.
Dio: *Al tiempo lo detiene en el momento preciso, fue difícil en su estado no tan potente, y también el hecho de la cercanía de él y el arma de fuego, fue un desafío, la bala quedó a medio metro de su frente e iba a darle justo en el centro. Tomó la bala con su mano con mucha facilidad, se posicionó detrás del no invitado y colocó la bala en su sien. Cuando el tiempo fluyó en su total normalidad, la bala entró perfectamente traspasando carne y hueso, pasando hacia el otro lado. El trozo de metal ahora arrugado y deforme, estaba dentro de un pequeño hueco en una pared. Vio cómo el cuerpo del hombre pálido caía al suelo como un mueble, estático. La sangre negra se expandió por la alfombra una segunda vez, pero la miraba con detenimiento, era verdad, se coagulaba algunas veces y no se expandía por la tela, es decir, no la absorbía como un líquido en sí. La herida en la cabeza permanecía intacta, pero en vez de dejarlo en ese lugar, decide encerrarlo en el sótano de su castillo, dos pisos más abajo de hecho, había catacumbas y celdas con barrotes muy viejos. Encadenó uno de sus pies y lo encerró allí. Miraba la herida en la sien, no había desaparecido ni cerrado, y seguía saliendo sangre negra, el color era muy llamativo. Luego de estar unos minutos viéndolo por si algo cambiaba, decide irse a su habitación y seguir descansando*.
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Marko: *Poco a poco su visión se iba recuperando, cuando tuvo conciencia de donde estaba, observó el lugar, su posición. No era el mismo lugar de antes, sus brazos estaban encadenados colgando desde el techo, obligándolo a tenerlos hacia arriba. Sus pies estaban libres, aunque se encontraba descalzo, y su torso también estaba desnudo, dejando ver cada una de sus cicatrices hechas por el culto satánico. La única vestimenta que usaba eran sus pantalones rasgados y holgados. Varias veces sintió un escalofrío recorriendo su columna vertebral, pero su larga cabellera le servía de manta al estar suelto, tres metros de cabello tenían que servir de algo. De repente la oscuridad absoluta se fue disipando tras que una puerta se abriese, era la de aquella habitación. La única iluminación era la luz de la luna que entraba en silencio por la ventana con barrotes*.
Dio: *Entró a la celda con una túnica verde oscuro y una polera ajustada de color negro y mangas largas, haciendo lucir y contornear muy bien cada uno de sus músculos. Cerró la puerta y se cruzó de brazos viendo al ruso con gran seriedad* Recibiste una herida de bala y aún así estás aquí...
Marko: *Mira los ojos brillantes de Dio, marrón almendra pero a veces brillaban de amarillo, obviamente no era un humano cualquiera y de seguro poseía un poder descomunal tras derrotarlo en cuestión de segundos. Decide no responder, solo mirarlo mientras colgaba de las cadenas*.
Dio: *Hace una pausa antes de seguir* ¿Cómo te llamas?
Marko: Marko Dmtriyev *Responde llanamente. Nota cómo los ojos de Dio se agradaba apenas por la voz que tenía, muy grave y gutural, parecía irreal, pues, esa era su voz natural, con la que nació*.
Dio: (Interesante registro de voz) *Pensó, y luego de analizarlo un poco más, decide interrogarlo* Bien, Marko Dmtriyev ¿por qué entraste a mi propiedad?
Marko: Creí que estaría vacía para hospedarme *Debía sincerarse porque presentía que el rubio sabría cuando mentía y cuando no, no quería más consecuencias o dolor innecesario, ya pasó por bastante*.
Dio: ¿De quién escapabas?
Marko: De una secta satánica *Responde sin problemas*.
Dio: No eres muy descriptivo *Da unos pasos hacia adelante. Al ver que Marko no se mueve un centímetro con respecto a su cercanía repentina, estira su mano y toma un poco del cabello azabache del ruso. Lo acariciaba con curiosidad de saber cuál era su textura. Era obvio que se trataba de un pelo muy bien cuidado, excepto por estos días con la falta de higiene personal* ¿Qué eres?
Marko: No puedo responder a eso *Sigue sin cortar el contacto visual, no era ni amenazante ni afilado, solo lo miraba incluso dándole la sensación de tranquilidad*.
Dio: ¿Qué te impide decírmelo? *Aleja su mano y lo toma del mentón ahora, para voltear un poco su cara y revisar la herida de bala que ya no estaba, ni siquiera la marca* Mh...
Marko: El no saber.
Dio: No sabes qué eres *Lo suelta y da unos pasos hacia atrás para verlo mejor. Había aprendido un poco de ruso, entendía la minoría de las palabras grabadas en el cuerpo de Marko, y obviamente sabía cuál era el símbolo en su espalda y pecho* Y supongo que no sabes cómo y porqué tienes esta inmortalidad.
Marko: *Cierra sus ojos dando a entender que así era, no sabía de este poder, ni su origen, nada* Puedo irme de aquí si lo deseas, no volveré a este castillo.
Dio: *Reflexiona por un momento, no quería inquilinos en su propiedad, pero tenía que averiguar más sobre sus habilidades y conocimientos, incluso podría él mismo averiguar sobre su origen y extraña inmortalidad* Trabaja para mí y podrás hospedarte en el castillo. Sé mi seguidor, deberás obedecer cada una de mis órdenes. Serás mi prisionero de ahora en adelante si cedes, y me alimentaré de tu sangre cuanto yo quiera *De su bolsillo saca una insignia que ganó Marko en la milicia hace mucho tiempo* Supongo que no te será difícil seguir indicaciones *Guarda el pin otra vez en su bolsillo*.
Marko: *Piensa al respecto, era una gran oferta, además podría refugiarse de la secta por un buen tiempo*.
Dio: Estarás a prueba, no quiere decir que confíe en ti. Te veré siempre como un pedazo de escombro, una piedra que me defenderá, ¿entiendes eso?
Marko: Bien. Acepto *Dice sin muchos rodeos, tenía sus dudas pero era mejor que estar en un sótano por segunda vez, quien sabe por cuánto tiempo y qué cosas podrían hacerle. La piel de sus brazos y piernas se ponen de punta, de gallina, tenía mucho frío*.
Dio: Sal de tu situación y ve al comedor, te daré las primeras misiones *Sin más para agregar, se fue cerrando la puerta de la celda. Fue al comedor a sentarse en una de las sillas en la cabecera de la mesa y tomó el vino que Marko se atrevió a abrir. No pasaron ni quince minutos que el ruso subió las escaleras de aquel sótano y entró al comedor, su dedo pulgar de la mano derecha estaba dislocado* Mh *Solo hace ese sonido dejando la copa sobre el mantel bordó*.
Marko: *Mira la mesa larga con solo el mantel color bordó y bordado. Decide sentarse en la otra cabecera y ver a Dio a los ojos. Finalmente el pacto se cerró, ahora iba a trabajar para él a cambio de un techo y comida*.
*Durante las semanas siguientes, Marko tuvo que luchar contra los discípulos de Dio mostrándole sus habilidades, manejo de armas, conocimientos en combate cuerpo a cuerpo, velocidad, agilidad, entre otros. Se mantuvo al margen y pudo dar el ancho para lo que Dio estaba buscando, alguien que siga cada una de las órdenes sin titubear, sin dudar de absolutamente nada. Todo iba bien, a cambio Marko recibía mejor alimentación, ropas nuevas, una habitación con cama, todo se lo iba ganando, hasta que hubo un pequeño inconveniente que lo puso en aprietos*.
Marko: *Una noche, tuvo que hacer guardia como regularmente hacía, vigilar los terrenos del castillo y alrededores. Usaba una polera ajustada y algo abrigada, ya que las noches eran frías allí, y debajo unos pantalones buzo común y corrientes, por supuesto, botas de cuero para finalizar. Su cabello estaba recogido en dos increíbles trenzas muy largas, así no le molestaba al pelear. Caminaba por el campo verde, era una sensación extraña el estar ahí tan silencioso y con la luz de la luna como única farola, el viento frío, el sonido de los árboles y algunos insectos nocturnos. Si se agudizaba el oído se podía escuchar muy a lo lejos un arroyo correr, se preguntaba si el agua era tan pura y cristalina como decían. Decidió arrodillarse en el césped, juntar sus manos y rezar en voz baja en su idioma natal, ruso. Pedía por sus hermanos de sangre donde quiera que estén, pedía que Dios los cuide y proteja, también pedía por su madre que estaba en coma en el hospital que despertarse, que su hijo había vuelto después de tantos años, aún tenía fe de ello. Su concentración pasó de rezar a identificar el nuevo aroma que había aparecido tan de repente detrás suyo, ya sabía quien estaba*.
Dio: Sea al Dios que le reces, no existe *Comenta de forma brusca mientras acomodaba su capa de invierno sobre su espalda* El único dios que debes rezar y alabar, es a mí.
Marko: *Baja sus manos y se pone de pie para verlo a los ojos* Sí, Dio *Hace una pausa observando las facciones de su rostro, tan estéticamente bonitas, puntiagudas y mirada afilada, esta noche no, era un poco más suave que las otras veces*.
Dio: No es la primera vez que sabes que estoy detrás de ti. En muchos de mis ataques los repele con facilidad.
Marko: Supongo que no puedo esconderlo por más tiempo *Se le asoma una leve sonrisa y acomoda un mechón fino de su cabello que se soltó de su peinado*.
Dio: ¿No me has comentado todo de tus habilidades? ¿Cómo podría confiar en ti entonces?
Marko: *Levanta una mano y apoya su dedo índice sobre la punta de su nariz* Confía en mi nariz, nunca miente. Mi sentido del olfato es muy agudo y desarrollado, lo entrené por mucho tiempo. Memorizar y recordar los aromas, identificarlos, reconocerlos. Puedo oler muchas cosas a la vez y separarlas entre sí, como... *Piensa en algún ejemplo, así que saca de su bolsillo dos manzanas que robó de la cocina, las llevaba consigo por si le agarraba hambre de repente, además, eran sus favoritas* las frutas. Puedo oler la manzana pero también sus partes *Con su uña puntiaguda retira suavemente la cáscara* La piel de la manzana tiene un aroma muy particular, el vástago también. Toda la carne es aromática, *Refiriéndose al relleno de la manzana* pero el centro es otra historia *Con sus dedos dentro de la manzana habiéndola atravesado, saca dos semillas* Y aunque intente ocultar su presencia, podré oler el interior sin que los demás perfumen me invadan *Abre la boca con la intención de darle una buena mordida a la manzana, pero de un segundo a otro, ya no estaba, no había comido nada* ¿Mh? (Ha vuelto a pasar, este salto tan extraño cuando Dio está presente, ¿él lo provoca?)
Dio: *Tenía en la mano la manzana que Marko perforó* Ya veo, era tu nariz todo el tiempo *Abre su boca dejando relucir sus colmillos, pero antes que pudiese tocar a la pobre fruta maltratada, la pregunta de Marko lo tomó de sorpresa*.
Marko: Si en un combate no puede usar sus poderes por alguna razón, ¿sabe cómo defenderse cuerpo a cuerpo?
Dio: *Baja la manzana para verlo a los ojos, esta vez frunciendo un poco el ceño* ¿Dudas de mí?
Marko: No *Responde sin miedo* Me pregunto cómo pelea usted sin sus poderes.
Dio: Mh *Lo mira de arriba a abajo, analizando su comportamiento, pero no detecta signos de estar burlándose de él* Te permito que me ataques entonces, no subestimes a tu enemigo de ninguna manera.
Marko: *Sin dudarlo, da un salto hacia arriba pero un poco inclinado hacia adelante, estira su pierna derecha y cae justo sobre el rubio*.
Dio: *Toma la pierna de Marko sin mucha dificultad, no iba a usar sus poderes, era obvio, quería demostrarle e incluso presumir sus conocimientos de combate. Una vez lo sujeta muy bien, lo lanza al suelo con una fuerza sobrehumana, dejando que caiga de rodillas*.
Marko: ¡Tch! *Lanza golpes veloces y precisos, notaba cómo Dio se defendía, los bloqueaba rápidamente y seguía atacando, incluso con arañazos mortales. Sus uñas eran un punto de interés, le parecían atractivas, aún así, debía tener mucho cuidado. La velocidad de los movimientos de Dio aceleran considerablemente, incluso recibe una patada en su vientre que lo obliga a retroceder* Uff... uff...
Dio: Eres más pequeño que yo, eso me da una ventaja *Se acerca caminando tranquilamente pero decidido, iba a realizar más movimientos rápidos*.
Marko: *Frunce el ceño y comienza a esquivar cada uno de ellos, pero con más dificultad que antes. Bloquea con ambos brazos, no podía verlos venir* ¡G-gh! *De un buen puñetazo en la cara cae al suelo boca arriba sobre el césped, y siente una presión en sus muñecas* Uff... Uff... Uff...
Dio: *Sujetaba fuerte sus muñecas con una sonrisa ahora mismo, era una malévola. Sin pedirle permiso, se sienta sobre sus caderas* Nada mal, extranjero. Pero no me vuelvas a subestimar.
Marko: Jamás lo hice, Dio *Sentía los ojos del vampiro sobre él, tan penetrantes y sensuales, en la noche era un búho espía*.
Dio: *Decide no responder al respecto, simplemente se inclina hacia adelante y apoya sus labios sobre la piel del cuello, abre su boca y da una mordida para nada gentil*.
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Dio: *Succionaba cada gota de la sangre negra que expulsaba, se coagulaba en su boca como pelotitas y las reventaba fácilmente. Fresca y especial, así era la sangre de Marko, no se cansaba de su fuente de alimento, teniéndolo a él bajo su mandato iba a poder recuperarse rápidamente. Aunque, siempre que lo mordía se le escuchaba una risita salir de la boca del albino, era extraño, pero siempre sucedía. Una vez se sacia un poco, toma distancia para susurrarle al oído* Eres mi prisionero, un esclavo en mi casa y vas a alimentarme, te guste o no...
Marko: *No se muta por su comentario, simplemente su cuerpo estaba relajado, en paz, el dolor de la mordida tampoco lo hacía retroceder o arrugar su rostro, solo soltaba esa risita cuando lo mordía* Lo haré, Dio. Puedes morder y alimentarte de mí cuanto quieras.
Dio: *Estaba un poco sorprendido por sus palabras, nunca había escuchado a alguien decir algo similar en ese estado, tan tranquilo y pacífico. Dió un retroceso para ver a Marko a los ojos, ese brillo celeste desaturado que lo hacía reflexionar, algo dentro de él movía y no sabía qué era. Tampoco entendía si eran sus palabras, la actitud de su prisionero o el momento, el lugar, el ambiente y el aroma a petricor que invadía sus sentidos* (Marko Dmtriyev, ¿quién eres?) *No comenta nada más y vuelve a morder unos centímetros más abajo de la mordida anterior, para seguir succionando y alimentándose de más*.
Marko: *El petricor, el sonido del arroyo a lo lejos, el césped haciéndole suaves cosquillas en la piel y el perfume natural de Dio, por alguna extraña razón era una combinación que quería volver a probar si se daba la oportunidad*.
Dio: *Más que satisfecho, se pone de pie y relame sus labios para retirar y consumir lo poco que quedaba* Nada mal *Y sin más para agregar, se retira al castillo dejando que su perfume se lo llevase el viento*.
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Las ilustraciones que aparezcan son hechas por mí, son de mi propiedad. Instagram Agash_Rotddom Las ilustraciones de fondos o paisajes son propiedad de sus propios autores, los links de sus trabajos están enlazados.
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mrcatwriter · 10 months
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En la quietud del tiempo suspendido, donde los minutos se estiran como cintas elásticas y las agujas del reloj avanzan con la lentitud de un suspiro, surge la eterna danza de la espera.
Los días se hacen décadas y las semanas siglos. Yacen en el fondo del pensar los recuerdos de un antes que parece nunca haber existido. El mañana es un anhelo que recoge la ilusión de sueños perdidos, escondidos, sin fondo, en la profundidad de un laberinto de esperanza.
Hace ya mucho que se quedó la habitación quebrada, una silla solitaria desprendida en un suelo de cuadros. Se ha vestido de desgaste luciendo el polvo de ladrillos que también como viejos escombros se han ido dejando caer. Desgastada por la paciencia se ha convertido en anhelos, un compás silencioso que navega los segundos sin prisa pero que se envuelve en una tenebrosa sombra de añoranza.
En la esquina de la anticipación las sombras se alargan, dibujando figuras caprichosas en las paredes. Los murmullos del reloj se mezclan con los acostumbrados ruidos de la noche, esos que dejan crecer sueños imposibles y revelan las caras de los mentirosos y mezquinos.
... He sido presa del pasar de las horas, del marcar el calendario, del seguir de lleno las esperas y morir de decepciones. Estoy cansado de añorar días mejores pero me pesan los pasos para volver a intentar. El silencio ha sido mi cómplice, me ha llenado de suspiros impacientes y la suave melodía de mi respiración en el silencio.
Sigo preso en el juego de las sombras, de los destellos que cuelgan las ventanas de media noche. He copiado y pegado los mil desenlaces que han embargado las repetidas imágenes de las posibilidades en mi cabeza. Las historias que he creado se han ido borrando como por inercia y el sentido de las acciones se ha perdido para siempre.
Palabras más, palabras menos. La espera sigue y seguirá siendo la materialización de la irrealidad, el escape de los dolidos, de los incapaces, los sueños imposibles de los que se cansaron de luchar y las decepciones por expectativas que nos recuerdan que lo único que existe es el inquebrantable presente.
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Yasunari Kawabata
"Ninguna palabra puede decir tanto como el silencio". 
Natalicio de Yasunari Kawabata. Premio Nobel de Literatura 1968
Yasunari Kawabata (川端 康成, Kawabata Yasunari, 11 de junio de 1899 - 16 de abril de 1972) fue un novelista y cuentista japonés cuyas obras en prosa sobrias, líricas y sutilmente sombreadas le valieron el Premio Nobel de Literatura de 1968. Fue el primer autor japonés en recibir el premio. Nació en Osaka y quedó huérfano a los cuatro años, y pasó a vivir con sus abuelos, sin embargo, sus abuelos también fallecieron pronto, en 1906 y en 1914. Además, perdió a su única hermana en 1910. Ingresó a la universidad de Tokyo inicialmente para estudiar Literatura en inglés, sin embargo, más tarde se cambiaría a Literatura japonesa.
Entre 1923 y 1926 envió numerosos textos para su publicación, pero fueron rechazados, hasta que lograra la publicación de 'La bailarina de Izu' en 1927, alcanzando la consagración en Japón diez años más tarde con 'País de nieve'.
En 1959 recibió la medalla Goethe en Fráncfort y nueve años más tarde recibió el premio Nobel de Literatura 1968.
Adicionalmente a su trabajo literario, también incursionó en el periodismo, sin embargo, se rehusó a ser partícipe de la militarización y el fervor de la segunda guerra mundial.
Ejerció como presidente de PEN capítulo de Japón de 1948 hasta 1965, donde dedicó grandes esfuerzos para la traducción de la literatura japonesa al inglés y a otras lenguas.
Terminó con su vida en su apartamento a la orilla del mar el 16 de abril de 1972.
Lo bello y lo triste- Yasunari Kawabata [Fragmento]
La charla en idioma extranjero lo hacía sentirse más solitario. La butaca que giraba en el vagón panorámico volvió a su memoria. Era como si viera su propia soledad, que giraba y giraba dentro de su corazón.
Oki había llegado a Kyoto para escuchar las campanas de Año Nuevo y para ver a Ueno Otoko, pero se preguntó una vez más cuál sería la verdadera razón. Por supuesto, no estaba seguro de poder verla. Y, sin embargo, ¿no eran las campanas un simple pretexto? ¿No hacía mucho tiempo que anhelaba la oportunidad de verla? Había viajado a Kyoto con la esperanza de escuchar las campanas del templo junto a Otoko. Le había parecido que no era una esperanza tan loca. Pero entre ellos se abría un abismo de muchos años. Si bien ella seguía soltera, era muy posible que se negara a ver a un antiguo amante, que se negara a aceptar su invitación. —No, ella no es así —murmuró Oki.
Pero no sabía qué cambios podían haberse operado en Otoko. En apariencia, ella vivía en una vivienda situada dentro del predio de cierto templo y compartía sus habitaciones con una joven discípula. Oki había visto las fotografías en una revista de arte. No se trataba de una cabaña; era una casa amplia, con una gran sala de estar, que Otoko utilizaba como estudio. Hasta había un hermoso jardín antiguo. La fotografía mostraba a Otoko pincel en mano, inclinada sobre un cuadro. La línea de su perfil era inconfundible. Su figura era tan esbelta como siempre. Aun antes de que revivieran los viejos recuerdos, Oki sintió una punzada de remordimiento por haberla privado de la posibilidad de casarse y de ser madre. Era obvio que nadie podía sentir lo que sentía él al contemplar esa fotografía. Para la gente que la viera en aquella revista, esa fotografía no pasaría de ser el retrato de una pintora que se había establecido en Kyoto y que se había convertido en una típica belleza de esa ciudad.
Oki había pensado en telefonearle al día siguiente o esa misma noche. También había pensado en pasar por su casa. Pero por la mañana, cuando los niños vecinos lo despertaron con sus gritos, comenzó a experimentar dudas y decidió enviarle una nota. Sentado ante la mesa—escritorio contempló perplejo la hoja de papel con membrete del hotel y llegó a la conclusión de que no era necesario verla, de que bastaría con escuchar las campanas solo y luego regresar.
Los niños lo habían despertado temprano, pero cuando las dos familias extranjeras partieron, se volvió a dormir. Eran casi las once cuando despertó.
Mientras hacía lentamente el nudo de su corbata recordó la voz de Otoko: "Deja... Yo te haré el nudo...". En ese entonces ella tenía quince años y aquéllas habían sido sus primeras palabras después de haber perdido la virginidad en sus brazos. Oki, por su parte, no había hablado. No sabía qué decir. La había abrazado con ternura, había acariciado su pelo, pero no había logrado pronunciar palabra. Luego se había desprendido de sus brazos y había comenzado a vestirse. Se había incorporado, se había puesto la camisa y había comenzado a anudarse la corbata. Ella había clavado en su rostro los ojos húmedos y brillantes, pero no llorosos. Él evitaba aquellos ojos. Hasta cuando la besaba, antes de que todo sucediera, Otoko había mantenido los ojos muy abiertos, hasta que él se los cerró con sus besos.
Su voz tenía una dulce nota infantil cuando le pidió que la dejara anudarle la corbata. Oki sintió una oleada de alivio. Lo que le decía era completamente inesperado. Quizás estuviera procurando escapar de sí misma; quizá no fuera una manera de demostrarle que no lo culpaba; sin embargo, manipulaba la corbata con ternura, a pesar de las dificultades que parecía oponerle el nudo.
—¿Sabes hacerlo? —había preguntado Oki.
—Creo que sí. Solía observar a mi padre.
El padre había muerto cuando Otoko tenía once años.
Oki se había ubicado en un sillón y había sentado a Otoko sobre sus rodillas mientras mantenía la barbilla en alto para facilitarle la tarea. Ella se inclinó ligeramente sobre él mientras hizo y deshizo el nudo varias veces. Luego se deslizó de sus rodillas y deslizó los dedos por el hombro derecho de Oki, sin dejar de contemplar la corbata.
—Listo, chiquito. ¿Qué te parece?
Oki se había puesto de pie y se había encaminado al espejo. El nudo era perfecto. Se restregó el rostro con la palma de la mano. El sudor había dejado una leve película oleosa sobre él. Apenas si podía mirarse luego de haber violado a una muchacha tan joven. Por el espejo vio el rostro de Otoko que se aproximaba al suyo. Deslumbrado por su belleza fresca y punzante, se volvió hacia ella. Ella rozó su hombro, sepultó el rostro en su pecho y dijo:
—Te amo.
También era extraño que una muchacha de quince años llamara "chiquito" a un hombre que le doblaba la edad.
Eso había ocurrido veinticuatro años atrás. Ahora él tenía cincuenta. Otoko debía de tener treinta y nueve.
Después de tomar un baño, Oki encendió la radio y se enteró de que en Kyoto había helado, ligeramente. El pronóstico anunciaba que las temperaturas invernales serían moderadas durante aquellos días de fiesta. Oki desayunó en su habitación con café y tostadas, y adoptó las providencias necesarias para alquilar un automóvil. Incapaz de tomar una decisión con respecto al llamado o la visita a Otoko, ordenó al conductor que lo llevara al monte Arashi. Desde la ventanilla del auto vio que las sierras del norte y del oeste, bajas y suavemente redondeadas, ostentaban el gélido tono parduzco del invierno de Kyoto, a pesar de que algunas de ellas estaban bañadas por una pálida luz solar. Era un cuadro de atardecer. Oki descendió del auto al llegar al puente Togetsu, pero en lugar de cruzarlo, recorrió la avenida costanera en dirección al parque Kameyama.
A fin de año, hasta el monte Arashi, tan poblado de turistas desde la primavera hasta el otoño, se había convertido en un paisaje desierto. La vieja montaña se levantaba ante él en medio del más completo silencio. La profunda hoya que formaba el río al pie de la ladera era de un verde límpido. A la distancia se oían los ruidos de los troncos, que eran descargados de las balsas alineadas a la orilla del río y cargados en camiones. La ladera que descendía hasta el río debía de ser la celebrada vista del monte, supuso Oki; pero ahora estaba en sombras, con excepción de una franja de luz solar sobre el flanco más distante.
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Literatura, arte, cultura y algo más
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mesetacadre · 2 months
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adivine quien encendio el cerebro lo suficiente para responder esto!
ENTONCES no encontre lecturas muy buenas sobre el sujeto pero consegui hablar recien con cubanos y dicen que la participacion civil en el PCC esta bajando. Todavia tienen apollo popular, pero la nueva generacion tiene menos confianza en Diaz Canel que tenian los viejos en los Castros en su epoca, entonces encuentras ahora gente que participan o votan en asuntos PCC que no estan super entusiasta con la direccion currente del gobierno por quien esta al frente. Creo que la redundancia de que te refieren otros puede tener que ver con que las personas le estan prestando mas atencion a lo que hacen los otros oficiales gubermanentales ahora que lo que hace el presidente. Los PCC y el gobierno bien gobierno es comun oirlo hablar como si fueran organos separados hasta q cuando tienes alguien en los dos lugares.
Disculpa por no tener la respuesta mas detallada, pero se hico un intento! Queria al menos responder a algun punto.
Gracias por la respuesta! El relevo generacional de cuadros es algo en lo que fallan muchos experimentos socialistas a mi parecer, la URSS falló en esto después de la IIGM y ya sabemos como cristalizó ese error en el XX congreso (sin ser la única causa por supuesto). Todo sería mil veces más fácil para Cuba si levantasen el bloqueo ya, y me alegra ver que siguen practicando la democracia proletaria en la medida de lo posible, como para el código de familia. Ojalá el PCC consiga no perder la confianza de los trabajadores cubanos!
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joseandrestabarnia · 11 months
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Sacrificio de Isaac Michelangelo Merisi, conocido como Caravaggio (Caravaggio, Milán 1571 – Porto Ercole, Grosseto 1610) Hacia 1603 Pintura al óleo sobre lienzo 104x135 cm Inv. 1890 n. 4659
La pintura ilustra el pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios sometió a Abraham a una extraordinaria prueba de obediencia al ordenarle sacrificar a su único hijo, Isaac. Caravaggio describe fielmente el momento crucial de la dramática historia, cuando el viejo Abraham, justo cuando se dispone a sacrificar a Isaac, es bloqueado por el ángel enviado por el Señor. “¡No pongas tu mano sobre el niño y no le hagas daño! Ahora sé que temes a Dios y que no me has negado a tu hijo, tu único”, dice el mensajero de Dios a Abraham (Génesis XXII, v. 12) indicando con su mano izquierda un carnero para ser sacrificado en su lugar. Caravaggio opta por humanizar la figura del ángel colocándolo junto a Abraham como una presencia sólida que agarra la muñeca del anciano con un agarre fuerte y concreto. Al fondo, un paisaje ondulado y montañoso mediterráneo, atravesado por senderos y animado por masías y un pueblo. En este paisaje, los críticos han identificado ecos del estilo de formación de Caravaggio en Lombardía y Véneto. De esta obra también se ha hecho en el pasado una lectura simbólica según la cual el edificio situado en la colina sería una iglesia con un baptisterio, referencia al futuro nacimiento de la iglesia católica, y la luz difundida sobre el paisaje simbolizaría la luz de la gracia divina. Por tanto, el sacrificio del joven Isaac prefiguraría el sacrificio de Cristo. El tema bíblico fue seguramente indicado por el ilustre comisario de la obra, Maffeo Barberini, influyente monseñor de la curia vaticana en el momento de la ejecución del cuadro y futuro Papa con el nombre de Urbano VIII. La paternidad de Caravaggio con este cuadro, reconocida desde hace mucho tiempo por todos los críticos, queda demostrada también por los pagos realizados por Maffeo Barberini al propio pintor. El cuadro fue donado a los Uffizi en julio de 1917 por John Fairfax Murray, que lo había comprado como obra de Gherardo delle Notti a una sociedad que se había hecho cargo de parte de los bienes de la familia de los Príncipes Colonna Sciarra de Roma a finales de 1917 del siglo XIX.
Información de la web de la Gallerie degli Uffizi, imagen/es de mi autoría.
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