Tumgik
#amba <3
emulation-0 · 1 year
Note
Happy Birthday! 🎂🎉
tyyyyy <333 🫶🫶
2 notes · View notes
Note
that one ask about AMBA- any idea when we can expect the final chapter? :D
i wish i could tell you, but i'm not sure ): i'm heavily struggling with executive dysfunction these days, so i'm not writing as much as i'd like. i'm trying not to force myself either since all that'll do is make me not want to write at all...
what i can tell you is that i'm already like 5k into part 3 and i haven't even written the most relevant scenes yet sdjfhsdkjf so it'll take some time.
thank you for showing interest, though!
5 notes · View notes
Text
Tumblr media Tumblr media
2 notes · View notes
mcnah · 2 years
Text
Tumblr media
#ALREDEDORES / "¿Has probado el café de aquí? ¿Está bien o es mejor agua del grifo?" se pregunta mientras mira a otra rubia y señala la cafetería cercana. "Porque necesito una taza si planeo terminar de leer los papeles de teoría del color más tarde". @isadoras
2 notes · View notes
cvrsedsun · 2 years
Text
                                        @vsteriv​ | flashback | tarde
Tumblr media
Na condição atual de Jennifer, mensagens de íris possuíam um pequeno infortúnio: era necessário sol para criar um arco, e há dois anos e meio sua pele vinha se comportando pior que a de um albino quando o assunto era exposição direta a luz solar. Isso certamente tinha colaborado para sua quase que completa falta de contato com Meraki, mas a bem do ditado que afirmava “aqueles que realmente querem encontram jeitos, não desculpas”, ali estava ela, toda empacotada em roupas de proteção, óculos escuros, sombrinha na mão direita, amparada pela penumbra de uma marquise e utilizando da pouquíssima fé que restava em si para orar ao pai por intervenção. Quando um cano estourado no cruzamento da rua brilhou repentino em tons multicoloridos, Jenny quase chorou. 
Felizmente, ainda tinha dracmas para situações de emergência, e enquanto vasculhava a bolsinha atrás de uma moeda, ia pensando no rosto perfeitamente escupido de uma de suas melhores amigas. [...]  “É claro que sinto falta, Aster. De você, dos meus irmãos, até do...” interrompeu-se, buscando algo igualmente sincero para substituir o que iria dizer “até do maníaco do Sr. M! Acredita que cheguei a pensar que ele era o Aslan? Sabe, aquele leão de Nárnia... Enfim, eu era nova, impressionável e cinéfila, deixa isso pra lá. O fato é que não tem mais nada aí pra mim. Desse jeito é melhor pra todo mundo, então, por favor, nem tenta me convencer a voltar, tá legal? A Jenny que você conheceu, ela... ela não existe mais. Ela morreu. Estamos na minha Reputation era.” 
Tumblr media
2 notes · View notes
broken-stars11 · 4 days
Text
As Adrastos, River’s Soul, is an extension of her, she loves him to death and vice versa. However, her self-hate sometimes extends to him as well.
Who is River?
1 note · View note
edsonjnovaes · 10 months
Text
CAFETEIRA DE PRENSA DO R2-D2! 1.2
Um excelente motivo pra acordar tão eficientes quanto Café + Star Wars, ainda mais num formato assim tão legal, de uma cafeteira inspirada no R2-D2! Matheus Gonçalves – Toad. 30 SET, 2016 in: 17 de junho de 2022 Em celebração ao novo filme da franquia, Rogue One, o Think Geek, website que disponibiliza vários produtos baseados na cultura pop, acaba de lançar uma novidade incrível: uma cafeteira…
Tumblr media
View On WordPress
0 notes
luewashere · 2 years
Photo
Tumblr media
3/4 Bath Bathroom
0 notes
scorpiusmmalfoy · 2 years
Text
Tumblr media
“Supongo que no imaginaba estar en Hogwarts a esta edad. Tenía otros planes para mi vida.”
♡   𝐏𝐀𝐑𝐀    penelope c. / @itskambitch​
0 notes
americangroupie · 8 months
Text
♱ flesh for fantasy ♱
enzo vongrincic x reader
tw: +18, el uruguayo recibe
a/n: voy a ir mezclando varias de sus sugerencias en las fics mas largas, e iré haciendo unas más específicas pero cortitas <3 tengo un montonaaazo así que ruego paciencia, pero les voy a dar en el gusto lo prometo
୨୧┈┈┈┈୨୧┈┈┈┈୨୧
a pesar de estar acostumbrada a tener el departamento vacío, habían días donde el silencio se hacía mas presente que nunca. no era culpa de él, por supuesto, pero era la culpa de la falta de su presencia al ser tan dedicado y apasionado por su vocación.
el día había concurrido con tanta lentitud que sentías poder contar los segundos al pasar al frente tuya, hacías miles de tareas domesticas para mantenerte ocupada en un híbrido domingo que deseabas hubiera sido tanto tuyo como de ambos. pero nada te ponía mas contenta que verlo llegar a la casa con nuevas anécdotas, nuevas amistades y nuevas experiencias que comenzaba a expulsar con rapidez de sus labios sin siquiera haber abierto la puerta del departamento por completo.
hoy no fue un día de esos.
“hola mi amor.” lo saludaste con dulzura desde el sillón al mirarlo cerrar la puerta detrás suya. su semblante era distinto, sus cejas estaban fruncidas y los sus manos estaban enroscadas en puños. tardó un par de segundos en contestarte, y ladeaste la cabeza.
“hola, amor.” dijo con un tono monótono, distinto a como solía saludarte usualmente al haber estado todo el día sin verse.
“¿cómo estuvo el día?”
“bien. ¿y el tuyo?”
“bien, gordo, gracias.”
“me alegro.”
“ahora si te pregunto de nuevo, ¿me respondes con sinceridad?”
enzo te dirigió la mirada por primera vez desde que entró al departamento, y te dedicó con una sonrisa ladeada y forzada. “¿tanto se me nota?”
“mm..” fingiste pensar. “puede ser que un poquito mucho.”
rió mientras pasaba las manos por su pelo. “no es nada importante, en realidad. el nuevo jefe de producción me tiene las bolas llenas. no entiendo por qué te ponés a trabajar en la producción de una película si no estás ni ahí con el cine.” pausó, suspirando y quitándose el buzo que llevaba. “pero no me quiero desquitar con vos, amor. no es culpa tuya.”
te acomodaste en el sillón al seguirlo con tu mirada mientras se sentaba al lado tuyo. “si te queres desquitar hazlo, mi amor, para eso estoy.” acercaste tu cuerpo mas a él, tomando su mano y jugueteando con sus dedos. “te quiero ayudar, podemos hacer lo que vos quieras.”
“ya se me va a pasar bonita, no es necesario que hagas nada. con que te quedés acá conmigo estoy bien.” estiró sus dedos dentro del agarre de tu mano al hablar, devolviéndote el inocente jugueteo.
“pero quiero que estés más que bien, enzo.” respondiste suavemente, llevando tu mano libre hacia su pelo y acariciándolo con lentitud. enzo no demoró en responder con su cuerpo, cerrando sus ojos y tirando la cabeza hacia atrás levemente, suspirando al dejarse derretir al ritmo de tus caricias. “dejame ayudarte.” hablaste bajito al acercarte a su cuello, despositando dulces y cortos besos sin cesar el movimiento de tu mano en su pelo.
enzo gimió en respuesta. “lo que vos quieras, princesa. todo tuyo.”
“¿todo mío?” sonreíste pícaramente, subiendo tus besos hasta su mejilla, y te acercaste a su oreja. “¿eres todo mío?”
sonrió con los ojos cerrados. “sí, mi amor. entero.” reíste contra su mejilla, dandole piquitos por toda su cara mientras subías tu cuerpo encima del suyo, sentándote en su regazo.
“decime de nuevo.” dijiste con una sonrisa pintada en tus labios.
te respondió de la misma forma. “sos tan caprichosa.” frunciste el ceño, colocando tus ojos en blanco. a raíz de tu acción, enzo subió una de sus manos a tu mejilla para así acariciarla, mirándote con una sonrisa y luego bajando su mirada hacia tus labios. “mi nenita caprichosa.”
te inclinaste hacia el para amoldar sus labios en un beso, ladeando tu cabeza de inmediato al sentir su mano bajar desde tu mejilla a tu cintura, reposándola sin aplicar fuerza. moviste ambas manos a su cuello, alternándolas de lugar entre sus mejillas cada cierto tiempo para acercarlo más a ti al querer profundizar aun más el beso.
pocos segundos después abriste paso a tu lengua en la cavidad bucal contraria, dejando esta chocar contra la suya fusionándose entre sí en un tortuoso ímpetu. podías saborear el gusto mentolado de sus labios en tu propia boca, escuchando únicamente los jadeos de enzo que se mezclaban con los tuyos, sintiendo como su respiración se aceleraba a medida que pasaban los segundos.
te separaste lentamente de sus labios, quedando un hilo de saliva entre ambos mientras respirabas agitadamente sintiendo las caricias en tu cintura. juntaste tus labios con los suyos una ultima vez para luego dejar un camino húmedo de besos hasta su cuello, mordiendo levemente algunas areas. “déjame hacerte sentir bien, en. te quiero quitar todo el estrés”
escuchaste una risa en medio de sus jadeos. “adelante, mi vida. te dije que podés hacer lo que quieras conmigo. soy todo tuyo.”
te incorporaste encima suya, jugueteando con el borde de su remera mientras le sonreías pícaramente. “como querés que no sea caprichosa si me das siempre en el gusto, amor.”
“es imposible no darte en el gusto. sos muy bonita” dijo luego de que le quitaras la remera, tirándola sin mirar dónde caía.
comenzaste a bajar tus besos a través de su cuerpo, sin dejar un hueco que tus labios no hayan tocado mientras te acomodabas entre sus piernas. al subir la mirada te encontraste con tu novio mirándote expectante, con el pelo desordenado y los labios ligeramente rojos. el solo ver como te miraba con lujuria te hizo estremecer, comenzando a bajar sus pantalones con lentitud sin romper el contacto visual.
su ropa interior era gris, dejando ver su líquido preseminal a través de esta y marcando su bulto aún más de lo que normalmente sería. depositaste breves besos encima de este, sintiendo como su cuerpo se estremecía bajo tu tacto y mirando lo rápido que se desesperaba al tenerte así.
“dale nena. no me hagas rogar.” dijo acomodando el pelo de tu cara, agarrándolo en una colita con su mano. “dejáme sentirte bien.”
asentiste con la cabeza; sin ánimos de molestarlo al querer desviar su mente de el estrés que sentía en el momento. aunque la manera en la que te miraba te hacía pensar que su mente estaba lejos de pensar en cualquier cosa que no fuera la vista que tenía en frente suyo.
al bajar por completo su ropa interior afirmaste su miembro desde la base para trazar una línea recta con tu lengua lentamente, hasta llegar a la enrojecida cabeza. lo escuchaste gruñir en respuesta a tu acción, tirando la cabeza por completo hacia atrás mientras se mordía los labios.
jugaste con la cabeza del miembro en tu boca, torciendo tu lengua al rededor de esta mientras mirabas como enzo reaccionaba a cada caricia que le hacías y escuchabas con atención cada jadeo y quejido que salía de sus labios.
lo masturbabas con movimientos lentos, dejándolo mirar detenidamente como tu lengua recorría toda la longitud de su miembro mientras lo acariciabas con suavidad, quejándote levemente al tenerlo en la boca al mirarlo derritiéndose del placer.
“tocáte, bebé.” gimió al mirar como no te podías quedar quieta. “ahógate mientras te frotás.” asentiste con rapidez, bajando tu mano por entremedio de tus piernas y gimiendo instantáneamente sobre su miembro. “estás mojadita, mi amor?” volviste a asentir, dejando que tus dedos se empaparan de tus líquidos.
acorde pasaban los segundos enzo comenzó a tomar control de tus movimientos, moviendo tu cabeza de arriba a abajo mientras lo mirabas a los ojos, sintiendo como el agarre de tu pelo se volvía más y más fuerte y su respiración se agitaba aún más.
te separaste unos segundos para escupirle a la punta, rodando tu lengua por encima de esta seguidamente con rapidez mientras tu mano se movía ágilmente por el tronco de su miembro. “así, así, por favor chiquita no pares.” gimió al sentir como chupabas la cabeza y tu mano aumentaba la velocidad, apoyando su cabeza en el sillón y alzando su cuerpo, indicándote que estaba por correrse en tu boca.
acompañado de gruñidos y gemidos, sentiste tu boca llenarse del tibio líquido mientras tu feminidad se apretaba alrededor de tus dedos al mirarlo así, completamente entregado a vos.
“abrí.” dijo enzo tomándote del mentón. “mostráme la boquita.” sacaste la lengua por un par de segundos, dejándole ver que ya no quedaba nada más en tu boca. “muy bien, mi amor.” habló en un tono burlesco mientras acariciaba tu mentón, mirándote con ojos enamorados. “te ves tan bonita así; sin aliento, despeinada, tus labios hinchados, con los cachetes pintados de rojo..” se mordió los labios al finalizar su oración. “sos perfecta.”
te sonrojaste aún más con sus palabras, incorporándote encima de el para esconder tu cabeza en el hueco de su hombro. “¿te sentis mejor ahora, amor?”
“imposible estar estresado así, princesa.” dijo acariciando tu pelo luego de dedicarte una pequeña risa. “pero podría sentirme aún mejor si tenés más ideas.”
590 notes · View notes
emulation-0 · 1 year
Note
Oh yeah Megan was cosplaying Sukuna and it took jjktwt by storm.
i can see why 😭 thats crazy!! her cosplay is so good too
3 notes · View notes
Note
You deserve such a big kiss for the mutual beneficial agreement Chan fic so here you go MWAH 💕
Also im on the edge of my seat for the third part and I can’t wait for it but I’m sure it will be a masterpiece just like everything else you wrote 🖤🩶🤍
Tumblr media
i'll take a kiss!
thank you, bb! i hope part 3 lives up to expectations hahaha
3 notes · View notes
interlagosgrl · 7 months
Note
pfv faz algum smut do blas 🙏🙏
Tumblr media Tumblr media
— aviso: linguagem imprópria, sexo desprotegido, penetração vaginal, nipple worship, dry humping, size kink (?).
— word count: 3,1k.
— nota: depois de muitos pedidos, VEIO AÍ!! eu adorei escrever esse, bem old money patricinhos <3 espero que vocês gostem
Tumblr media
férias de inverno sempre significava paz para você. você tinha uma pausa na rotina cansativa da faculdade e pulava num avião para qualquer lugar que os seus pais escolhessem. ano passado tinha sido o Caribe e naquele ano, Aspen.
seus pais adoravam esquiar. qualquer local com muita neve, um teleférico e uma montanha, os faziam felizes da vida. você, pelo contrário, odiava esquiar. até gostava de neve e de ficar pertinho da lareira, mas a sua coordenação era muito primitiva para que você ficasse sobre uma prancha.
então, quando eles chamaram uma outra família para esquiar junto, você não ficou surpresa. provavelmente os seus pais queriam uma companhia para o ambiente externo, já que você só ficava trancafiada no chalé. a família Polidori era sócia da empresa do seu pai. você conhecia o senhor Polidori de vista, nas poucas vezes que visitou o prédio da empresa seu pai. o que você não sabia é que ele tinha um filho muito gatinho.
você o conheceu assim que saltou do avião no aeroporto. Blas era alto, tinha cabelos cacheadinhos muito bem cuidados e o perfume que ele usava fazia você ficar tonta de tanta atração. o melhor de tudo é que ele sempre falava apenas o necessário. as piadas, os comentários, todos eram muito bem pensados antes de serem proferidos. ele era o oposto daqueles garotos insuportáveis que sempre falavam mais que a boca, na tentativa de se mostrarem inteligentes.
na primeira noite, seus pais e os pais de Blas decidiram levá-los até um restaurante na cidade. você bebeu diversas taças de vinho e foi muito bajulada pelo senhor Polidori, que a elogiava por cursar economia e ser a futura herdeira da família. lá pela quinta taça você pediu licença para ir ao banheiro, mas, na verdade, se escondeu no bar do restaurante e pediu uma vodka com sprite. Blas te achou minutos depois.
“fugindo?” a voz dele a pegou desprevenida. você deu umas tossidinhas, tentando recuperar o ar que tinha escapado dos seus pulmões por ser pega.
“eu? nunca. só parei pra beber um drink.” você deu de ombros.
“e quantos drinks você já bebeu desde o primeiro?” ele apoiou ambas as mãos no banquinho do seu lado. ele era tão alto que nem curvado você dava a altura dele.
"uns três..." você sorriu um pouco bobinha. Blas soltou uma risadinha de cumplicidade, sentando-se ao seu lado. ele pediu uma dose de uísque e você ergueu uma das sobrancelhas. você o via como um menino que beberia cerveja e tequila, mas ele tinha gostos mais refinados que aquilo.
"e você me deixou lá pra sofrer dobrado?" ele a olhou de lado, observando você enquanto o garçom colocava a dose dele e um refil do seu copo na bancada. um arrepiozinho correu pelo seu corpo, embora você estivesse num ambiente extremamente aquecido.
"bom, eu não sabia que você toparia fazer isso." você bateu suas botinhas da Miu Miu contra o balcão do bar. "você é tão contido."
"contido?" brincou, terminando todo o líquido âmbar do copo de uma só vez. "eu diria que eu só sou muito bom em esconder as coisas."
"e o que você está escondendo?" você bebericou a vodka com sprite, sentindo o gostinho forte descer pela garganta. conversar com Blas a deixava nervosa como nunca. geralmente, você era muito confiante. flertar era sua maior habilidade, você deixava qualquer pessoa caidinha por você. mulher ou homem. com ele, era diferente. era como se ele lesse você direitinho.
"o fato de que eu odeio neve. e odeio esquiar." ele deu de ombros, chamando o garçom com o indicador e o dedo médio para encher o seu copo novamente. "e que odeio passar meu tempo com os meus pais."
"por que?" você ergueu uma das sobrancelhas, impressionada. Blas não parecia o tipo de pessoa que faria algo contra a sua própria vontade.
"eles esperam que eu seja igualzinho a eles." ele matou o segundo copo em uma golada só. "mas, eu quero ser diferente."
"simplesmente porque quer?" você se inclinou na direção dele, interessada. você não tinha muitos conflitos com os seus pais nessa questão. tinha nascido em berço de ouro, tinha tudo o que queria e se eles quisessem que você estudasse para continuar dobrando o dinheiro que a fazia tão feliz, por você, tudo bem. qualquer pessoa que fizesse diferente, era uma incógnita.
"simplesmente porque nasci assim." os olhos dele estavam fixos no seu. você se sentia como o polo sul de um ímã. e Blas, era o polo norte. você sempre estava sendo puxada em sua direção.
seu celular vibrou em cima da mesa, fazendo você pular. era a sua mãe, perguntando onde você estava. com uma olhadela cúmplice, você bebeu o líquido do seu copo de uma só vez. seus pés alcançaram o chão com facilidade e quando você ficou de pé, sentiu todas as consequências de se beber sentada.
"demora um pouquinho antes de voltar, também." você aconselhou, Blas assentiu. passando no banheiro rapidamente, você retocou o gloss da Dior e voltou à mesa. os adultos nem mesmo se preocuparam com a sua desculpa, apenas sorriram comedidamente ao ver você de volta. Blas veio minutos depois, sentando-se silenciosamente como um gato preto.
na manhã seguinte, seus pais e o casal Polidori saíram para esquiar. você não ousou segui-los. preferiu o conforto quentinho do chalé e o café colonial que seus pais haviam encomendado. na sua terceira xícara de chocolate quente, você ouviu o som arranhado de um violão na sala principal. suas pantufas bateram silenciosamente contra o chão de madeira enquanto você seguia a acústica.
era Blas, dedilhando um violão habilidosamente enquanto cantava baixinho. você sorriu, entretida. ele tocava bem e cantava bem. talvez fosse por isso que ele era "diferente". estava ligado à arte e não aos negócios. você sorriu sozinha com a ideia.
ao perceber a sua presença, ele parou. deu um sorrisinho amarelo de nervosismo por você estar assistindo. você sorriu ainda mais largo por ter achado uma brechinha nele.
“não pare por mim. você estava tocando muito bem.” você pediu, sentando-se no sofá da sala.
“eu não sou muito de tocar pra público.” ele bateu os dedos nervosamente na lateral do corpo do violão. “você toca alguma coisa?”
“piano. desde os sete.” você sorriu, apontando para o instrumento do outro lado da sala. tinha tido a “escolha” de se dedicar ao piano ou ao violino. você tinha escolhido o mais querido entre os instrumentos de cordas.
“ah, aposto que seus pais que a influenciaram.” Blas abriu um sorrisinho, abraçando o violão. você sabia que aquele papinho dele era só para tirar a atenção de si mesmo.
“sim, mas eu gosto de tocar. me traz uma sensação muito boa.” você deu de ombros. não se importava com o fato de ter sido influenciada. “que tal, eu toco pra você e depois você me ensina a tocar o violão.”
“o que vai tocar?” ele ergueu uma das sobrancelhas, interessado. você se sentiu feliz ao vê-lo entretido e foi até o piano, abrindo a tampa do teclado.
“Tchaikovsky.” você balançou os braços. havia um tempinho que não tocava e tocar justamente na frente de Blas a deixava extremamente nervosa. você costumava a tocar muito bem em seus recitais, mas nunca tinha sentido tanta vergonha quanto naquele momento.
"uau. achei que você fosse uma garota mais Britney Spears do que Tchaikovsky." ele brincou. ele também tinha se levantado e estava apoiado na parte traseira do sofá que ficava pertinho do piano.
"primeiro, a Britney é um ícone e eu sou sim fã dela." você o olhou com um sorrisinho provocante. "depois, é engraçado que você saiba que meus pais me influenciaram a tocar piano e não desconfie que eles também me influenciam ouvir música clássica."
"muito esperta, nena." ele riu de lado. antes que você demonstrasse o quão nervosa estava, seus dedos tamborilaram contra as teclas e em segundos as notas solitárias tinham se transformado em Valse Sentimentale. você tocou por bons segundos, se entregando inteiramente à música. Blas te olhava atenciosamente, se aproximando de pouquinho à pouquinho até sentar-se ao seu lado no banco do piano. quando seus olhos encontraram os dele, os seus dedos escorregaram e atingiram uma nota errada.
"bom, agora é sua vez de me ensinar." você murmurou, tentando fingir que o erro havia sido proposital e não uma consequência do seu nervosismo de estar ao lado dele. Blas tinha um cheirinho de perfume Light Blue, cítrico, como se tivesse acabado de sair do banho.
"você é boa com os dedos, então vai pegar rápido." uma risada boba escapou dos seus lábios e ele riu ao entender o duplo sentido. "sem gracinhas, nena. preciso ficar sério se vou te ensinar."
você assentiu obedientemente e o violão dele ganhou espaço nas suas coxas. um dos braços dele deu a volta no seu corpo e você se sentiu mais pequena do que antes. respirando fundo para controlar o nervosismo, você deixou que ele colocasse seus dedos sobre as cordas rígidas.
"isso dói." você concluiu, enquanto Blas fazia você pressionar com mais força.
"só no início." ele murmurou baixinho, levando sua outra mão até a parte de baixo do violão, nas que as cordas estavam livres.
"essa conversa é familiar." você brincou, arrancando um outro sorriso dele. era estranho como o nervosismo e o conforto se alternavam quando vocês conversavam. sentia que poderia conversar com ele sobre tudo, mas se sentia nervosa ao pensar no que ele acharia de você. estava em seus pijamas, sem maquiagem e ao mesmo tempo pensava se ele te achava tão bonita quanto você o achava lindo.
"séria." ele ordenou e você fingiu fechar a sua feição. então, ele te ensinou a tocar a melodia que ele tocava minutos atrás. você pegou facilmente, mesmo quando não tinha força o suficiente para pressionar as cordas e dedilhá-las do jeito certo.
quando vocês estavam estranhamente confortáveis, com os joelhos se tocando e sorrisos de orelha à orelha, a voz familiar da sua mãe tomou o corredor que levava até a sala principal. você deslizou para longe de Blas, envergonhada de ser pega num momento tão íntimo.
os seus pais e os pais de Blas adentraram a sala e os mandaram se arrumar. aparentemente, outro restaurante excessivamente caro estava na programação daquela tarde. os olhos do Polidori a seguiram enquanto você deixava a sala e você jurou ver um pouquinho de decepção. assim como você, ele parecia não querer sair daquele momento tão gostoso.
depois de uma longa tarde comendo tudo que o cardápio podia oferecer, um cochilo demorado ocupou o resto do seu dia. já era noite quando você acordou e conferiu o celular, achando uma mensagem da sua mãe que dizia que seus pais e o os Polidori tinham saído para um bar.
você aproveitou da sensação gostosa de solidão, embora quisesse que Blas estivesse ali para passar a noite ao seu lado. colocando seu biquíni xadrezinho favorito da Burberry e roubando uma garrafa de champagne da adega, você fez seu caminho até o ofurô quentinho da área externa.
a visão era de tirar o fôlego. as montanhas nevadas e o céu repleto de estrelas lhe davam uma grande amostra de tranquilidade. o frio era completamente suprido pela água escaldante da banheira arredondada. o champagne se tornava mais saboroso à cada gole. você poderia dormir ali se algo não a arrancasse do seu juízo.
"sabia que beber na banheira é perigoso?" a voz grave a fez pular e você soltou a garrafa na banheira, que boiou um pouquinho antes de você pegá-la de volta.
"ainda bem que você chegou pra me olhar, então." um sorrisinho angelical delineou seus lábios. ele sorriu de volta. o sorriso tão sereno de Blas estava cheio de significados. pela primeira vez, você sentiu que ele também estava atraído por você. mais do que deixava transparecer, na verdade.
a blusa térmica que ele usava encontrou o chão e em segundos ele estava sentado ao seu lado, te olhando como se a visse pela primeira vez. você se sentiu desejada e aquela sensação borbulhante a fez ficar mais ousada. você entregou a garrafa pra ele, que bebeu sem contestar.
"você me ensinou uma coisa. agora eu preciso te ensinar algo de volta." sua voz saiu mais arrastada do que você planejava. um dos braços de Blas passou pelo seu ombro e você se aproximou mais um pouquinho, se apoiando nele.
"o que você vai me ensinar, atrevida?" o olhar dele encontrou o seu. você deu um sorriso ousado. conseguia sentir o hálito dele contra o seu e os cachinhos dele roçarem contra a sua testa. suas mãos seguraram a nuca dele com gentileza e seus lábios acharam o dele com tanta facilidade que foi difícil de se desgrudar. o jeitinho quieto e comedido não fazia jus à avidez com que o Polidori te beijava, abraçando sua cintura e te trazendo para o colo dele rapidamente.
"vou te ensinar à gostar das montanhas." você sussurrou ao pé do ouvido dele, mordiscando o lóbulo da sua orelha. "porque hoje você vai gozar olhando pra elas."
os dedos de Blas agarraram a sua bunda com força, a puxando para frente para que você caísse sobre ele. os lábios dele marcaram o seu pescoço e desceram pelo seu colo. embora o vento fosse cortante, você não conseguia sentir frio. estava inebriada com todo o carinho que estava ganhando.
quando os dedos alcançaram seus seios, você estremeceu. os dígitos longos a despiram da parte de cima do biquíni para que ele pudesse dar a devida atenção para os seus mamilos. primeiro, ele segurou seus seios nas palmas da mão, a puxando para ele, beijando seu pescoço devagarzinho. depois, com os dedos em pinça, começou a maltratar o biquinho do seu peito na intenção de fazê-la gemer. e aquilo funcionava muito bem. a cada beliscão e puxão, você pirraçava um pouquinho. e quando os dedos não eram suficientes, ele te mordia com força, como se você fosse uma bonequinha.
"coño... vai me machucar assim." você murmurou, embora não quisesse que ele parasse. a dor era como um carinho pra você.
"você disse que ia me fazer gozar." ele largou o seu mamilo para encarar você, o olhar mordaz a fazendo ficar quietinha. "então, seja uma boa putinha e me deixa gozar do jeito que eu quero."
você assentiu, muda. o âmago do seu estômago tinha virado um furacão, o tesão a devorando de dentro pra fora. sua resposta foi meramente rebolar o quadril para frente e para trás, arrancando um sorriso de aprovação do Polidori antes dele mergulhar nos seus seios novamente.
depois de minutos incontáveis de tortura onde ele marcava toda a sua pele e mordia seus seios com força, você estava sem condições de continuar naquele passo. a ereção de Blas roçava contra o paninho do seu biquíni, fazendo você reagir como uma cachorrinha no cio, sempre buscando por mais e mais contato. toda vez que o atrito atingia o seu clitóris daquele jeito gostosinho, você gemia baixinho.
"Blas, por favor..." você implorou. a sua pele já estava avermelhada, começando a formar petéquias em toda a região que ele havia apreendido com a dentição.
"eu sei." ele deixou um beijinho sobre os seus lábios rosados. as mãos dele finalmente deixaram seus seios e seguiram para a bermuda que ele usava, puxando-a para baixo lentamente. você sorriu ao ver que ele não usava nada além dela.
"até parece que alguém já sabia que ia transar hoje." você brincou. era difícil dizer vendo através da água, mas assim como tudo nele, o pau também era grande. e lindo.
"só tinha a grande expectativa." ele brincou de volta, puxando a sua calcinha para o lado. você se arrepiou, abriu um sorriso burrinho. então, era verdade. ele estava com tanta vontade quanto você.
Blas se posicionou na sua entrada e segurou a sua cintura com força. as mãos dele cobriam dois terços do seu corpo e você não conteve o tremor. quando ele deslizou para dentro, a água fez um vácuo gostoso dentro de você. um gemido escapou os seus lábios enquanto ele ia cada vez mais fundo. você sentiu um leve incômodo no colo do útero, mas nada que a fizesse desistir. afinal, sua mãe não tinha criado nenhuma medrosa.
"senta gostoso pra mim, nena." ele incentivou, as mãos a movimentando para cima e para baixo. não demorou até que você colocasse força nas próprias pernas e empurrasse o assento de madeira do ofurô com os joelhos. sua bunda fazia um barulhinho de splash toda vez que você quicava, mas tudo era abafado pelos gemidos. os seus, necessitados e agudos. os de Blas, arrastados e graves.
a fricção com a água, a pressão que você sentia toda vez ao sentar, tudo contribuía para a incrível sensação de formigamento que tomava o seu corpo. talvez, por tanto interesse e tanta atração, aquilo estava saindo muito melhor do que você esperava. além de ser bom em esconder tudo que pensava, Blas era ótimo em esconder o quão bem ele fodia. a carinha de anjo enganava qualquer um.
"acho que seu jeito de contrariar seus pais é ser uma vagabundinha quando eles não estão vendo." ele sussurrou contra a sua audição.
quando ele segurou a sua cintura para que você ficasse imóvel e ele pudesse fazer todos os movimentos de investida, te fodendo até os seus olhos revirarem, você sabia que não duraria muito. seus braços foram firmemente atados nas suas costas, impedindo você de fazer qualquer coisa. de alguma maneira hábil, ele conseguiu segurar o seu cabelo junto e em segundos você estava à mercê daquele argentino filha da puta.
"eu vou g-gozar." você anunciou. estava tão pertinho, mais algumas investidas e você se desfaria merecidamente. ele não disse nada, só continuou metendo cada vez mais fundo, arrancando mais gemidos, tornando seu corpo uma bagunça de prazer e espasmos enquanto seus gritos se tornavam inaudíveis.
"eu vou gozar na sua boca." a outra mão segurou o seu rosto, cobrindo toda as suas bochechas. "não dá pra deixar uma bagunça aqui."
você concordou, debilmente. depois de minutos sendo fodida estando tão sensível que você jurou que desmaiaria, Blas saiu de dentro de você e sentou na bordinha do ofurô, puxando seu rosto para o membro rijo. como você havia predito: era lindo. cheio de veias, brilhando pela bagunça que você havia acabado de fazer. ele precisou se masturbar só um pouquinho antes de colocar a cabecinha na sua boca, se derramando na cavidade. você sentiu o gostinho doce seguido do amargo, além de um resquício de si mesma ali. você engoliu tudo, recebendo um tapinha no rosto de Blas.
"boa menina." ele deixou um selar nos seus lábios, o polegar acariciando o inferior enquanto ele te olhava com um sorrisinho cafajeste. "te espero no banheiro pra gente continuar. agora é minha vez de te ensinar a gemer meu nome."
168 notes · View notes
dreamwithlost · 2 months
Text
UMA ÚLTIMA VEZ
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Karina x Fem!Reader
Gênero: Sáfico, smut, leve fluff e angst
W.C: 3K (Sim, estava inspirada)
Avisos: Eventual smut, fingering, oral (Não sei colocar avisos, perdão)
ᏪNotas: Tenho 3 pontos a levantar aqui: 1- Isso não era para ser um smut, mas as coisas foram indo KKKKKK... Daí eu me senti confortável o suficiente para escrever meu PRIMEIRO smut (?), então, aí está!. 2- Estou lendo muito romance de época ultimamente, então acho que por isso, apesar de ser uma história atual, minha escrita ficou um pouco pendida para essa coisa mais frufruzenta, todavia eu gostei! Espero que gostem também ♡. 3- Vambora.
Tumblr media
Naquele dia, as discussões triviais sobre as maiores dores que uma pessoa poderia sentir na vida pareciam ainda mais insignificantes. Era curioso como raramente se mencionavam sofrimentos que não fossem físicos nesses debates. Contudo, naquela tarde, ao segurar o convite de casamento dourado de Yu JiMin, ou melhor, Karina — Como gostava de ser chamada — com mãos trêmulas, você percebeu que, pelo menos para você, não haveria dor maior do que perder o amor de sua vida.
Sem conseguir pensar com clareza, você cancelou todos os compromissos, fez uma mala às pressas e entrou no carro, dirigindo por cinco horas ininterruptas até a casa da Yu.
Seus pensamentos começaram a se organizar apenas quando os olhos amendoados dela apareceram ao atender a porta.
— Karina — Um sussurro escapou de seus lábios enquanto observava a nova tonalidade nas madeixas da mais velha. O tom de loiro platinado parecia se encaixar perfeitamente com a sua beleza etérea.
— Você? O que... — Karina questionou, olhando ao redor como se estivesse sendo seguida. — O que está fazendo aqui? — Finalmente conseguiu completar, mas uma resposta tardou a sair de você.
O que... O que estava fazendo ali?
A loira tomou seu braço, puxando-a para dentro da residência. Você permaneceu onde foi deixada, estática na porta agora fechada, observando os passos ansiosos de sua... amiga? Tudo que conseguiu fazer foi levantar o convite de casamento que havia carregado durante todo o trajeto em sua mão.
— Você vai se casar? — A pergunta saiu mais como um suspiro.
— Oh — Karina exclamou, interrompendo sua movimentação ansiosa e finalmente fixando o olhar em você — Sim, irei me casar com Kyung.
Você sentiu seu coração apertar ainda mais com aquela afirmação, embora já esperasse por ela. Conhecia o rapaz em questão, esbelto, alegre, e sucessor de uma grande empresa na área da beleza, assim como ela.
— E por que me enviou o convite?
— Porque não queria fazer isso sem que você soubesse, parecia errado — Ela respondeu com uma indiferença desproporcional ao peso daqueles sentimentos, desviando o olhar e caminhando para a cozinha como se nada estivesse acontecendo.
— Você não pensou o quanto isso me machucaria?
Um riso breve, tingido de deboche, escapou da loira enquanto você a seguiu até o cômodo ao lado.
— Por que te machucaria? — Questionou, concentrada no copo de água que servia a si mesma.
Era verdade... Havia essa circunstância que, em meio ao turbilhão de sentimentos, você havia temporariamente esquecido.
Vocês haviam vivido um romance secreto por algum tempo, após se conhecerem na empresa onde trabalhavam. Karina, a filha do dono e herdeira de uma das mais renomadas marcas de cosméticos da Coreia do Sul, e você, embora gerente, uma mera funcionária em comparação. Não foi a primeira vez que você se interessou por uma mulher, mas foi a primeira vez que algo além do desejo floresceu em seu peito ao beijar aquela tradicional e ingênua garota. Não recordava exatamente como tudo começou, mas lembrava-se de um medo e ardor crescente em seus olhares a cada vez que se cruzavam. Tornaram-se um casal excepcional, daqueles que todos sonham em ser um dia. Ela lhe ensinou o que era ser verdadeiramente amada, e você, o que era ser livre.
No entanto, no fundo, ambas sabiam que aquilo jamais poderia durar. Quando Karina sugeriu que lutassem pelo seu amor, anunciando-o ao mundo, você não foi capaz de destruir a vida brilhante da garota dessa maneira. Foi a primeira a verbalizar aquela verdade cruel, o elefante no meio da sala. As palavras duras que proferiu ainda ressoavam em sua mente, a forma como afirmou não amá-la do modo que ela esperava — embora, na verdade, sentisse até mais do que ela poderia imaginar —, as lágrimas escorrendo por sua pele macia, o sorriso amarelado que a deu, desejando-lhe o mais perfeito e belo futuro.
Afinal, o que poderia oferecer a ela? Uma vida mediana, cercada de sensacionalismos que sairiam nas manchetes, e o olhar reprovador de sua família?
Você imaginou que conseguiria viver longe dela, deixar que seguisse o fluxo natural de seu destino, ser feliz com algum homem à sua altura, que pudesse tratá-la bem e amá-la ao menos metade do que você a amava, dar a dignidade que ela merecia. Mas ao receber aquele convite, você percebeu que não conseguiria.
Não conseguia perdê-la assim, deixando seu coração partido, com aquele ódio falsificado.
— Me machucaria porque eu te amo mais do que amei qualquer outra pessoa em toda a minha vida, Karina — Você confessou, dando um passo em direção à loira, sentindo uma lágrima solitária escorrer de seu olho ao finalmente poder dizer aquilo. E observou as íris trêmulas e marejadas da mais baixa lhe fitando mais uma vez.
Você se aproximou mais um pouco, estava apenas alguns passos de distância, quase capaz de tocá-la, quando a loira recuou, se afastando e lhe fazendo parar ali mesmo, próxima à pia, percebendo o medo ou desconforto. Sentiu um déjà-vu como da primeira vez que ousou se aproximar da empresária.
— E por que está me dizendo isso agora? — Karina questionou, seu rosto avermelhado tentando impedir que as lágrimas escorressem. Ela nunca havia sido boa nisso, mas lhe surpreendeu ver que havia melhorado, e agora era apenas você que se desmantelava em lágrimas. — Por que não disse isso quando eu gritei aos quatro cantos do mundo que lhe amava?! — Ela exclamou, batendo uma das mãos sobre a bancada de madeira do recinto.
— Eu não queria acabar com a sua vida — Você argumentou em meio às lágrimas. — Achei que conseguiria ficar longe de você — seus pés insistiram em dar um novo passo em sua direção. — Que poderia viver sabendo que provavelmente me odiava.
— Então por que decidiu atrapalhar tudo agora? Por que está me maltratando dessa forma? É você que não pensou em como isso me machucaria — A primeira lágrima escorreu por sua pele acetinada, apesar de sua voz ter voltado à calmaria que aparentemente havia adquirido.
Você respirou fundo, absorvendo as palavras da garota. Afinal, ela estava certa, você sempre foi boa nisso, tomar as piores decisões possíveis.
Por que diabos você estava ali?
— Você tem razão — Murmurou, planejando cada sílaba que saía de seus lábios com uma clareza dolorosa, tomando consciência de suas ações na mesma velocidade em que falava.
Era quase como se a justificativa que proferisse para a mais velha fosse também a resposta para o apagão que a levou até ali. Apesar do trajeto longo, era como se tudo fosse uma nuvem de fumaça, e sua alma tivesse retornado à Terra apenas quando aqueles olhos brilhantes do anjo daquela casa lhe tocaram.
— Eu só não podia deixar que você subisse ao altar sem saber a verdade, sem saber que te amo — Você finalmente entendeu o que desejava, e pela primeira vez, não se arrependeu. — Não podia te entregar a outra pessoa assim, sem que soubesse que daria minha vida por ti, que — Você fez uma pausa, se aproximando da bancada — Que você pode se casar com o homem que for, mas serei eu, a mulher que mais te amará em toda a sua existência. — Vocês estavam cara a cara agora. — E que serei a pessoa que mais terá medo, no mundo todo, de te perder.
— Você nunca me perderia — Karina ousou sussurrar, se permitindo participar daquela sessão de confissões como se um peso tivesse sido tirado de seu peito. — Eu sempre serei sua, mesmo quando você, sem querer, acabou com a minha vida naquela noite em que terminou comigo — A loira umedeceu os lábios. — Mas eu… eu não posso mais... Tenho...
— Eu sei — Você a interrompeu, colocando uma de suas mãos sobre a dela, repousada na madeira escura. Você já sabia o que ela diria. — Eu não vim para pedir que abandone tudo por mim mais uma vez — Você acariciou as costas de sua mão, concedendo o desejo daqueles dedos finos, entrelaçando-os com os seus.
— O que você veio fazer aqui então? — Ela questionou, apreensiva.
— Te pedir para ser apenas nós duas, uma última vez.
Era isso, o desespero, o arrependimento e o amor inconfessável que ainda a consumiam levaram você a tomar aquela decisão impulsiva, a viagem que parecia interminável, guiada apenas pela esperança de uma última chance, uma última palavra, uma última noite.
Karina olhou para você, seus olhos revelando um misto de dor e desejo. Por um instante, o tempo pareceu congelar, e vocês estavam de volta àquele primeiro beijo roubado na sala de reuniões, às risadas cúmplices e aos sussurros apaixonados. Ela hesitou, mas então, suavemente, assentiu.
— Uma última vez — Murmurou, deixando-se envolver pelo sentimento que nunca havia realmente desaparecido.
Naquele momento, nada mais importava. Você sabia que, independentemente do que o futuro reservasse, aquela tarde seria eternamente gravada em sua memória, uma chama ardente que jamais se extinguiria.
Vocês tinham muito a compartilhar, tantas histórias não contadas, pequenos segredos triviais que a ausência e a distância haviam cultivado. Contudo, nenhuma palavra foi proferida antes que seus lábios se encontrassem em um beijo arrebatador. Seus olhares se cruzaram, e o mundo ao redor desapareceu, envolto em um manto de desejo e paixão, como se nada mais importasse além daquele instante.
Karina entrelaçou os braços ao redor de seu pescoço, e suas mãos se perderam nas madeixas longas e sedosas dela. O beijo, inicialmente impetuoso, se transformou em uma dança lenta e hipnotizante, suas línguas se encontrando com a intensidade de ímãs que não podiam se separar. Seus corpos, aquecidos pelo fervor daquele momento, se moviam lentamente em direção ao quarto, guiados pelo desejo incontrolável.
A respiração tornou-se um suspiro entrecortado quando seus lábios finalmente se afastaram. Ambas se deitaram na cama, seu corpo sobre o dela, explorando cada contorno com dedos ávidos, apertando os seios suavemente antes de descer pela cintura e quadris. O cropped rendado de Karina, que revelava seu umbigo, foi deslizado para cima por sua mão, e retirado com uma lentidão deliberada, cada movimento uma promessa silenciosa de prazer.
Você traçou uma trilha de beijos de seu pescoço até os seios desnudos, ouvindo os suaves arfares da Yu, que puxava seu cabelo, os olhos cerrados em êxtase. Por um breve momento, você interrompeu os beijos e ergueu o rosto para contemplá-la, os olhos encontrando-se em uma troca silenciosa de desejo e necessidade.
— Não devíamos ter começado conversando? — Você perguntou com um sorriso ladino.
— Depois a gente conversa — Karina murmurou, sentando-se ligeiramente e deslizando as mãos até sua camisa, incentivando-a a tirá-la também. — Primeiro, eu preciso de você.
Com um leve tremor de antecipação, você removeu sua camisa, sentindo o ar frio contra sua pele quente, e lentamente também retirou o sutiã preto. Karina observava cada movimento seu com olhos intensos, cada gesto alimentando a crescente tensão entre vocês. Ela se ergueu lentamente, os olhos fixos nos seus, ambas ajoelhadas sobre os lençóis, e semelhante a sua ação anterior, começou a traçar uma linha de beijos pelo seu peito, descendo devagar, como se estivesse memorizando cada centímetro de sua pele.
Os dedos dela exploravam seu corpo com uma delicadeza que contrastava com a intensidade do momento. Seus lábios desenhavam um caminho de fogo que queimava de desejo. Quando ela finalmente alcançou sua cintura, o mundo pareceu parar.
Com um movimento suave, Karina deslizou suas mãos até a borda da sua calça, desfazendo o botão com uma habilidade que fazia seu coração acelerar ainda mais. Você suspirou quando se deitou, e sentiu o tecido deslizar por suas pernas, observando a loira também retirar seus trajes de baixo; logo estavam ambas despidas, envoltas apenas pela luz suave que iluminava o quarto.
Você voltou a subir na mulher, seus dedos brincando, desenhando uma linha pelo corpo dela, da clavícula até os quadris, antes de se inclinar e retomar o caminho de beijos, explorando cada curva com devoção. O som suave dos suspiros de Karina enchia o quarto, uma música que alimentava seu desejo.
Ela puxou você para mais perto, suas mãos deslizando por suas costas, os corpos se moldando um ao outro com uma maestria que parecia quase surreal. O calor crescente entre vocês era insuportável, uma chama que ameaçava consumir ambas, mas nenhuma de vocês queria que aquilo terminasse. Os beijos se tornaram mais profundos, mais urgentes, enquanto suas mãos exploravam cada centímetro de pele com uma fome insaciável. E assim, naquele quarto iluminado pela luz suave do sol poente, duas almas se encontraram e se fundiram, em um encontro que transcendeu o tempo e a realidade.
Com cada movimento, cada toque, a atmosfera ao redor de vocês se carregava de uma eletricidade palpável. Seus lábios ansioso, logo deixaram um rastro ardente pela pele dela, descendo lentamente até alcançar o ponto onde seus corpos se encontravam em um íntimo entrelace.
Você suspirou contra a pele de Karina, sentindo o calor irradiar dela, o desejo palpável em cada respiração entrecortada. Seus dedos começaram a deslizar suavemente pelas coxas dela, sentindo a maciez e a firmeza enquanto se aproximavam cada vez mais de seu destino. Os olhos de Karina estavam semicerrados, a expectativa brilhando neles enquanto ela mordia levemente o lábio inferior.
Com delicadeza, seus dedos deslizaram para dentro da intimidade dela, encontrando-a já molhada de desejo, enquanto seus lábios brincavam suavemente com seu clitóris. Karina arqueou as costas levemente, soltando um gemido baixo que fez seu coração acelerar ainda mais. Você começou a mover seus dedos com uma lentidão provocadora, explorando-a com a precisão de quem conhecia cada ponto sensível, cada lugar que a fazia tremer de prazer.
O ritmo começou a aumentar gradualmente, cada movimento provocando uma reação visceral de Karina. Seus gemidos se tornaram mais altos, mais clementes, enquanto ela se movia ao encontro de seus dedos, buscando mais daquela sensação inebriante. Seus lábios se moveram para os seios dela, beijando e chupando os mamilos com uma intensidade que arrancava novos gemidos de suas cordas vocais.
Com a mão livre, você segurou a dela, entrelaçando seus dedos enquanto a outra se movia mais rápido, pressionando e acariciando com uma precisão que fazia Karina tremer de prazer e angustia sensual por não poder levar uma de suas palmas até a brincadeira mais abaixo. O som da respiração pesada dela e o clamar do seu nome em um sussurro desesperado encheram o quarto, criando uma sinfonia de desejo e entrega. Seus olhos se encontraram mais uma vez, e você viu a rendição completa neles, o desejo puro e bruto que a consumia. Seus dedos se moviam com uma destreza crescente, cada toque, cada pressão meticulosamente calculada para levar Karina mais perto do abismo.
Você acertou o ritmo de sua mão, sentindo o corpo de Karina se arquear em resposta, seu próprio desejo crescendo ao presenciar o dela. Seus dedos se moviam com destreza, cada toque, cada pressão, meticulosamente calculada para levar Karina ao ápice.
E então, com um último e profundo movimento, Karina agarrou-se ao colchão, um gemido alto escapando de seus lábios enquanto o prazer a dominava completamente. Seus olhos se fecharam, e por um momento, o tempo pareceu parar, capturando aquele instante de êxtase puro, uma memória que ficaria gravada em ambas para sempre.
Ainda ofegante e com o corpo tremendo das ondas de prazer que a consumiram, Karina abriu os olhos lentamente, encontrando os seus. Seus lábios ainda estavam entreabertos, um sorriso satisfeito surgindo enquanto ela reunia forças para mover-se. Com um gesto gentil, ela empurrou você para deitar ao seu lado, os corpos ainda entrelaçados no calor daquele momento.
A loira suspirou, ainda sentindo os resquícios de seu primeiro clímax do dia pulsarem por seu corpo. Ela se virou para você, seus olhos brilhando com uma combinação de exaustão e desejo renovado. Com uma expressão determinada e sedutora, Karina começou a explorar seu corpo com as mãos, seus dedos ainda trêmulos de prazer, mas firmes em sua intenção.
Eles deslizaram suavemente pelo seu abdômen, traçando linhas invisíveis, enquanto ela se aproximava mais. A respiração da Yu ainda estava pesada, os olhos semicerrados, mas sua determinação era clara. Ela começou a acariciar sua pele com toques leves, quase provocadores, antes de descer lentamente até sua intimidade.
Você sentiu um arrepio percorrer sua espinha quando os dedos de Karina encontraram seu ponto mais sensível, começando a se mover com uma lentidão deliberada. Seus dedos exploravam com precisão, cada movimento calculado para provocar uma reação intensa. A mistura do toque suave e da firmeza em seus gestos fazia seu corpo reagir imediatamente, um gemido suave escapando de seus lábios.
— Ainda quer conversar primeiro? A gente pode — A mais velha sussurrou maldosamente em seu ouvido, todavia você a cortou, afobada, antes mesmo que terminasse.
— Tem muitas formas de se conversar né — Brincou, deslizando uma de suas mãos até a dela em seu intimo, lhe incentivando a não parar.
Karina riu de forma gostosa com aquela resposta, e ainda recuperando-se de seu próprio êxtase, parecia determinada a devolver a intensidade que havia recebido. Seus dedos se moviam com mais confiança, aumentando gradualmente o ritmo, enquanto ela observava cada uma de suas reações. O prazer crescia em ondas, levando você mais perto do clímax.
Ela se inclinou para beijar você, seus lábios encontrando os seus em um beijo profundo e apaixonado, enquanto seus dedos continuavam a trabalhar com destreza. O som de suas respirações pesadas e os gemidos de prazer preenchiam qualquer mal entendido que um dia puderam ter, uma sinfonia de desejo e entrega mútua.
Karina sussurrou palavras de encorajamento em seu ouvido, seus dedos movendo-se com uma intensidade crescente, guiando você habilmente em direção a um orgasmo. Cada movimento era uma promessa silenciosa de prazer, cada toque uma declaração de seu desejo por você.
Finalmente, o clímax chegou como um golpe avassalador, seus corpos se arquearam em uníssono enquanto você se entregava completamente ao momento. Seus gemidos se misturaram, criando uma melodia de prazer compartilhado que parecia ecoar infinitamente no quarto.
Era como se a certeza daquela ultima vez juntas, além da tristeza que poderia lhe embargar, fazia com que qualquer outro sentimento fosse ainda mais intenso. Sem precisar de palavras, vocês sabiam que aquele dia seria eternamente lembrado, um momento de conexão profunda e apego incontrolável.
Você não precisava mais temer, pois Karina se lembraria eternamente de seu amor e seu toque, assim como você se lembraria dela.
— Talvez quando formos velhinhas… — Você sussurrou, totalmente embargada pelo prazer que ainda sentia pulsando por seu corpo.
— Como em Evelyn Hugo? — A loira questionou, sendo agora ela a ficar por cima de ti, brincando com seu corpo desnudo.
— Sim, mas com um final menos dramático — Afirmou, puxando-a para mais um beijo.
Tumblr media
99 notes · View notes
soft-pxachy · 8 months
Text
Tumblr media
⤷ ❝hands on❞ — jjk (s.m)
➤ Pareja: jungkook!tatuado x lectora!fem
➤ Recuento de palabras: 7.2k palabras
➤ Género: compañeros de clase, smut y obscenidad.
➤Resumen: Cuando conociste a tu compañero de proyecto nunca te imaginaste terminar babeando y obsesionada por sus manos y por un bocado de él, en un esfuerzo por aliviar algo del estrés decides alimentar tus sucias fantasías con algunos textos y mensajes inocentes sobre Jungkook con tu mejor amiga, detallando, explícitamente, lo que quieres que esas grandes y jodidas manos te hagan, hasta que un día le envías por error unos de esos mensajes a Jungkook, y es ahí cuando él decide cumplir todos tus deseos al pie de la letra.
➤ Advertencias: 18+ | lenguaje maduro y explícito | lenguaje vulgar y obsceno | sobreestimulación | las manos de Jungkook (sí, es una advertencia) | sexting | masturbación | charla sucia | tensión sexual | halagos durante el sexo | sexo oral (r. mujer) | juego y estimulación del clítoris | un poco de insultos | bofetadas en los pechos | chupar pezones | la lectora está atada de manos a una silla | follar con los dedos | jalar el cabello | nalgadas | bromas juguetonas durante el sexo | sexo duro | sexo con protección | JK ama tus tetas y juega con ellas (mucho) es dulce pero también engreído | Jungkook tiene un gran pene! 
➤Si no eres mayor de 18 años, POR FAVOR, no leas. Si lo haces es bajo tu propia responsabilidad, ten en cuenta las advertencias. 
Tumblr media
♥︎ softpxachy's
⤷ masterlist ♡ taglist ♡ instagram
Tumblr media
Esto es malo.
—¿Crees que realmente revisará y contará todas nuestras fuentes? —Jungkook preguntó pero yo no podía escuchar nada de lo que decía.
Esto es realmente malo.    
—Solo tengo diez, pero miré documentos de la época medieval y aún así no encuentro más…
Sus dedos se abrieron paso a través de esos largos mechones negros de su cabello con frustración y sus ojos se cruzaron con los míos por unos segundos.
Esto es jodidamente malo.
—No mucha gente ha escrito sobre este tema en específico y nos estamos quedando sin información…
Jungkook tomó distraídamente su lápiz mientras seguía hablando y mi pulso se aceleró por el pánico creciente en mi cuerpo.
No, por favor no, el lápiz no…
Lo hizo girar hábilmente sobre sus nudillos, moviendo su muñeca casualmente para que crujiera con un pequeño estallido agudo.
Y luego; apretó los puños. Duro. Si, este es el final para mí.
—¡Agua! — casi grité mientras saltaba bruscamente de mi asiento, los papeles de nuestra investigación se deslizaron en todas direcciones y la mirada sorprendida de Jungkook se lanzó hacia mí.
—¿Estás bien? —Jungkook me preguntó sin dejar de mirarme y yo traté de relajar mis nervios.
—Sí. Oh, sí. Solo tengo... sed. —respondí formando una sonrisa forzada, y esas fueron las palabras más verdaderas que jamás había dicho.
Mi dulce, amable y jodidamente sexy compañero de proyecto sonrió; felizmente inconsciente de todas las formas en que lo profanaba mentalmente.
—La cocina está a la vuelta de la esquina, si no tienes problemas en ir sola en lo que investigo más sobre nuestro tema. —Jungkook habló con calma sin borrar su bonita sonrisa y yo solo pude asentir rígidamente antes de desaparecer por el pasillo.
Y unos momentos después, en la relativa privacidad de la cocina de Jungkook, apoyé ambas palmas de mis manos sobre la mesa y traté de respirar correctamente antes de gruñir por lo bajo.
Dios, soy una desgracia.
No siempre había sido así. Todavía podía recordar una época (hace 3 semanas exactamente) en la que era una persona normal, lejos de ser una completa exhibicionista.
Mi carrera era mi prioridad justo ahora, estaba a punto de titularme y debía esforzarme el doble si quería terminar mi último año sin problemas y poder obtener un trabajo decente, tenía todo planeado, nada se me salía de control, sabía lo que quería y lo que tenía que hacer para conseguirlo, tenía toda mi vida organizada y estable.
Hasta que Jeon Jungkook envolvió sus gloriosas manos alrededor de mi piso de cotidianidad y aburrimiento y me sacó de ahí.
A primera vista, Jungkook no representaba una verdadera amenaza. Sí, era hermoso, no estaba ciega, estaba bien formado y era abrumadoramente educado, pero no era una novata inexperta en eso, el salir un par de veces con Park Jimin me habían dejado en claro que había llegado a un nivel superior de belleza con él.
O eso pensaba.
Tal vez era su costumbre de usar mangas holgadas que colgaban sueltas sobre sus brazos hasta que solo se veía el más mínimo indicio de las yemas de sus dedos, pero mi impresión inicial de Jungkook no fue cuando ingresó de último a clase de arte, eso habría sido inolvidable. Más bien fue hasta que el Dr. Kim anunció a los compañeros de tesis que había descubierto mi error fatal.
—Trabajarás con Jeon Jungkook. 
Y ahí los dos nos miramos el uno al otro a través de la pequeña sala de conferencias e intercambiamos amistosos asentimientos, y después de finalizar la clase, mi nuevo compañero se dirigió a mi escritorio.
—Hola, déjame darte mi número, envíame un mensaje de texto con tu disponibilidad y puedo reservar tiempo en la biblioteca para nosotros.
Y entonces sucedió.
Jungkook se arremangó las mangas de su camisa y mi cerebro sufrió un cortocircuito.
Santa mierda.
Sus manos eran obscenas. NSFW. Básicamente pornográficas.
Sus dedos eran largos y con un toque suave en cada nudillo, uñas bien redondeadas y palmas anchas con un toque de venas que subían por sus brazos hermosamente.
—¿Está bien? —preguntó pero su voz solo se escuchaba de fondo mientras yo seguía observando sus manos sin descaro alguno.
Los diseños hábilmente tatuados en su piel sobresalían de su mano derecha y se entrelazaban con su muñeca y su antebrazo, no podía ver más allá de lo que me permitía la manga de su camisa pero estaba segura que todo su brazo estaba tatuado, y juré que moría por pasar mi lengua por cada trazo en su piel.
—A menos que no te sientas cómoda…— volvió a hablar y casi estuve a punto de decirle que se callara para seguir observando sus manos como tanto quería.
Esos anillos; uno en el meñique y otros dos más en sus dedos índices y… el pulgar, Dios, tragué saliva al imaginarme de rodillas frente a él mientras Jungkook me obligaba a chupar su pulgar como si fuera su polla, preparándome antes de…
—Quiero decir, así no tienes que darme tu número, como sea, escríbeme y nos ponemos de acuerdo.
¿Esas eran pulseras de cadena? ¿Quién era este hombre? ¿Quién era yo? ¿Cuál era mi nombre? ¿Qué tan profundo podrían esos dedos deslizarse en mi...?
¿Por qué se está alejando?
—¡Oh, joder! ¡Espera, Jungkook..!
Y realmente todo se había ido cuesta abajo desde allí.
Sus manos eran solo una droga de entrada al resto de todo lo que era Jungkook. Cada detalle que había ignorado sin esfuerzo ahora fluía repentinamente a través de mi conciencia en alta definición.
Su olor era algo deliciosamente masculino con un toque de vainilla que me dejaba aturdida cada que estaba cerca de él, los suaves rizos de su cabello colgaban románticamente sobre los perfectos rasgos de su rostro y ojos, y ese pecho tan ancho, firme, lamible.
Jungkook era un plato completo. Y yo me estaba muriendo de hambre.
No era un secreto que mi libido había estado encarcelado durante demasiado tiempo por todas las horas extra de trabajo y clases que me exigía a mí misma, y ahora solo se había vuelto completamente salvaje, rasgando mi cuerpo cada que tenía alguna sesión de estudio con Jungkook.
Había logrado milagrosamente compensar el mal funcionamiento inicial en el que prácticamente había babeado sobre sus manos en lugar de darle mi número y establecimos un horario de trabajo, pero en realidad, las reuniones con mi compañero se convirtieron rápidamente en un ejercicio diario de incontrolable sed de deseo.
Y era necesario tomar medidas.
No iba a dejar que Jeon Jungkook y sus gloriosas y varoniles manos destruyeran años de arduo trabajo casi autoimpuesto.
Tumblr media
—Necesitas una salida.
La voz de mi amiga Jungyeon interrumpió otro de mis sueños de clasificación porno que tenía sobre Jungkook; en el que me daba una palmada en los muslos en el parque público en el que estábamos.
—¿Qué tipo de salida? —pregunté en medio de un suspiro de tristeza; mirando mis muslos y viendo la notable falta de la mano de Jungkook antes de arrugar mi nariz al tener una sospecha de cuál era la solución que Jungyeon ofrecería.— Por favor, dime que no vas a sugerir una noche sudorosa con algún tipo sucio del bar al que vas cada viernes.
Jungyeon puso los ojos en blanco y me dio un golpecito en la frente.
—No princesa, estaba pensando en una salida más creativa. Como... escribir.
—¿Quieres que empiece a escribir poemas calientes?
—Se le dice literatura erótica.— Jungyeon me corrigió en tono de burla y ahora fue mi turno de rodar los ojos.— Pero como sea; tu pequeño y sucio secreto podría traer mucha alegría al mundo, específicamente a mi mundo.
—Debes estar bromeando. —respondí casi a punto de echarme a reír ante su sugerencia.
—Por supuesto que no estoy bromeando, en lugar de pasarme horas buscando combustible de fantasía en esos blogs usaré tus fantasías como combustible. —Jungyeon explicó con calma como si fuera la solución a todos sus problemas .—Solo envíame un mensaje de texto cuando tengas otra de tus fantasías y podrás estar más tranquila y yo disfrutar un poco, será como un servicio de suscripción sucio.
—Estás loca.
—Soy una genio.
Pero dejando de lado la falta de límites y tacto de Jungyeon, ella era, de hecho, literalmente una genio, porque todo lo que necesité fue intoxicarme de Jungkook durante nuestra próxima sesión de lluvia de ideas que yo ya me estaba escondiendo en el baño para escribirle mi primera fantasía.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook envuelva sus manos alrededor de la parte de atrás de mi cuello y presione mi cara contra la mesa mientras me folla con fuerza hasta que esté gritando.
Jungyeon: Definitivamente soy una genio. ¿Te sientes mejor?
Yo: Sí, un poquito.
Y así comenzaron varias semanas de lo que cariñosamente llamaba "porno kookie".
Algunos eran bastante explícitos:
Yo: “Quiero que Jeon Jungkook arranque mis bragas empapadas y mueva mi clítoris desnudo en sus gruesos muslos hasta que sus jeans estén mojados con mi orgasmo.”
Otros eran de naturaleza más filosófica:
Yo: “Si muero antes de lamer el sudor de los abdominales de Jeon Jungkook, ¿realmente viví?”
Y algunos otros fueron extrañamente específicos:
Yo: “Quiero pasar mi lengua por cada vena de las manos y antebrazos de Jeon Jungkook mientras lame y muerde mis tetas.”
Jungyeon estaba viviendo su mejor vida por supuesto y esperaba con alegría mis reuniones de estudio con Jungkook para poder tener más “kookies".
Tumblr media
Los textos, sin embargo, no eran más que una curita en la herida de bala que tenía. No eran suficientes.
Cada vez que Jungkook me sonreía o me miraba con esa expresión suave y brillante, o decía algo extremadamente inteligente; el latido insistente en mi entrepierna se intensificaba cada vez más hasta que me veía obligada a buscar un alivio inmediato cuando realmente tenía que hacerlo. Frotando mi entrepierna sutilmente contra el respaldo de su sofá cuando Jungkook iba al baño después de que usara la parte inferior de su camisa para limpiar algunas gotas de agua en la mesa; casi asesinándome con un destello de sus abdominales bien marcados por unos segundos.
Pero la peor parte de todo era que sabía muy bien que mi fijación hacia Jungkook no era simplemente sexual. Cuanto más lo disfrutaba genuinamente como persona, menos efectivos se volvían mis espeluznantes textos.
Y ahora aquí estaba: escondida en su cocina con el calor y la humedad pegándose incómodamente entre mis piernas y sin ningún tipo de alivio a la vista. Gruñendo con irritación, saqué mi teléfono y me preparé mentalmente para servirle a Jungyeon un Kookie humeante recién salido del horno de mi imaginación.
Yo: Quiero que Jeon Jungkook me ate a la silla de su comedor. Quiero que rompa mi blusa por la mitad, me golpee las tetas y me chupe los pezones hasta que grite...
La fantasía en mi cabeza se construyó a un ritmo alarmante y mis dedos apenas podían seguir el ritmo de la suciedad que estaba imaginando.
Yo: Quiero que me suba la falda y frote mi clítoris a través de mis bragas empapadas hasta que esté gimiendo su nombre una y otra vez…
Yo: Quiero ver como mete sus dedos en mi coño mojado. Quiero que me incline hacia atrás y juegue con mi clítoris hasta que no pueda recordar quién soy.
Yo: Quiero que me parta por la mitad con su polla y me golpee el culo hasta que no pueda sentarme por días. Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él…
Me dolía el cuerpo. Estaba atormentada. Los textos que alguna vez habían sido una válvula de presión ahora estaban aumentando activamente la presión dentro de mi cuerpo. Estaba gimiendo de frustración, presioné el botón de enviar y volví a guardar el teléfono en mi bolsillo, lista para enfrentar una vez más la fuente de mi miseria cuando de repente...
Da-ding
El sonido de un celular a través del pasillo me regresó directamente a la realidad. Y yo conocía ese sonido.
Era el sonido que Jungkook había programado como alerta de mensajes para mi contacto, y ahora… ahora significaba el sonido de mi mundo derrumbándose por completo.
Con las manos temblorosas saque mi teléfono para confirmar la terrible verdad que muy en el fondo de mi ya sabía. No le había enviado un mensaje de texto a Jungyeon.
Le había enviado un mensaje de texto a Jungkook.
Por un momento, un momento increíblemente breve, consideré la idea de que él simplemente ignoraría el mensaje y continuaría con su búsqueda de información para nuestra tesis. Pero no fue así.
El jadeo débil pero insoportablemente claro llegó a la cocina. Fue el grito ahogado de un hombre que acababa de descubrir que su compañera de tesis quería que la "partiera por la mitad con su polla".
Debía correr. Huir a cualquier otro país y cambiar mi nombre. Mis ojos recorrieron frenéticamente el lugar que me rodeaba; buscando desesperadamente un medio de escape.
Había una sola ventana en toda la habitación, justo encima del fregadero, y estaba segura que si debía trepar por el fregadero para poder salir de aquí. Por supuesto que lo haría; saltaría directo a un tiburón si eso significara librarme de la cocina de máxima seguridad de Jungkook.
Tenía un pie sobre el fregadero y el otro colgaba precariamente en el aire a punto de arrastrarme a la salvación y huir de ahí justo antes de que dos manos grandes y fuertes rodearan mi cintura; tirando mi cuerpo hacia atrás de regreso a la cocina con un esfuerzo vergonzosamente pequeño.
El pequeño chillido de sorpresa que solté no fue nada al darme cuenta de que Jungkook me había arrojado cuidadosamente y con suma facilidad  sobre su hombro como un saco de harina mientras se alejaba conmigo en brazos de lo que había considerado como la única forma de salir viva de su casa.
Un quejido de indignación se me escapó cuando sentí mi trasero golpear la silla del comedor y traté de hacer todo lo posible para mantener mis ojos pegados a sus rodillas; estaba segura que sería incapaz de encontrar la mirada del alma inocente que muy probablemente había traumatizado de por vida.
Por un pequeño instante de silencio todo quedó extrañamente suspendido, no podía decir alguna palabra sin que la vergüenza se apoderara de mí después de que Jungkook hubiera descubierto mi sucio secreto acerca de él, y entonces sentí que dos de sus dedos se presionaban firmemente debajo de mi mandíbula; elevando mi rostro hacia él.
—Debo decir...—Jungkook murmuró arrastrando sus palabras pensativamente, dejando que su mirada intensa se posara sobre mi.— Que esto es algo sorprendente dada tu... historia.
Estaba cerca. Demasiado cerca. Lo suficientemente cerca como para que su aroma, esa mezcla familiar de vainilla me hiciera agua la boca.
Y definitivamente no se veía traumatizado. O inocente.
Tragué saliva al darme cuenta del hecho que el hombre frente a mi parecía más una estrella de rock empapada de sexo; con carisma puro envuelto en tatuajes y músculos sólidos.
—¿Oh? —balbuceé por lo bajo sin entender sus palabras y Jungkook solo me sonrió.
—¿Sorprendida? Eso es lindo viniendo de la mujer que quiere que yo…—alardeó con suficiencia en su voz antes de sacar su teléfono para comprobarlo.— La parta por la mitad con mi polla.
Y ahí estaba.
—Obviamente no quise enviarte eso... a ti. —murmuré por lo bajo sintiendo como la vergüenza subía por todo mi rostro.
—Oh, lo sabía incluso antes de que te atrapara queriendo saltar por la ventana. —Jungkook se rio entre dientes sin dejar de mirarme y yo solo me encogí en la silla.— Hablando de eso…
Su cuerpo se inclinó sobre el mío para tomar algo sobre la mesa y cuando regresó a su posición de antes mis ojos se abrieron al ver lo que era; una cuerda para saltar, la misma que había visto colgada en la pared cuando entré a la cocina y que ahora estaba enrollada sin apretar alrededor de su muñeca. Apenas tuve tiempo para procesar eso antes de verlo moverse hacia un lado y tomar mis manos hacia atrás contra el respaldo de la silla.
—¿Me estás… atando? —pregunté aún sin creerlo y jadeando por lo bajo al sentir un tirón fuerte con la cuerda en mis muñecas, fijando mi posición para que no pudiera moverme.
—¿No es lo que querías? —Jungkook susurró suavemente contra mi oído y su voz melosa y profunda me hizo temblar de forma vergonzosa. —Esta fue la solicitud que enviaste, ¿no es así? —agregó inclinándose para inspeccionar su obra y cuando estuvo satisfecho volvió a estar frente a mi. —Además no puedo permitir que intentes saltar por otra ventana, esto es realmente por tu propia seguridad.
Me sonrojé aún más al ver la sonrisita burlona que me regaló y abrí mis labios para decir algo, pero todo lo que salió fue una especie de sibilancia mientras Jungkook seguía mirándome con diversión engreída.
—¿Sabes que eres una especie de leyenda en la universidad? Te llaman la nena pura y casta. —Jungkook comenzó a hablar y no pude evitar rodar mis ojos ante sus palabras.
—Y se preguntan por qué nunca me acostaré con ellos. —farfullé con amargura siendo muy consciente de lo que se decía de mí y eso solo hizo que Jungkook riera por lo bajo mientras le daba un considerable repaso a todo mi cuerpo a su merced. —Sabes que no puedes andar atando mujeres a sillas contra su…
—¿Contra su voluntad? —Jungkook completó con una sonrisa diabólica adornando su perfecto rostro antes de inclinarse y quedar frente a mí, cara a cara. —Supongo que es bueno que tenga tu permiso por escrito aquí mismo.
Sentí mi respiración atascarse en mi garganta al escucharlo hablar, Jungkook me dio un rápido vistazo antes de enterrar su rostro en mi cuello y su aliento cálido aliento me hizo cosquillas en la piel segundos antes de sentir sus bonitos labios besar mi cuello con hambre, ahogué un gemido por la forma en que su lengua se deslizaba por toda mi piel; marcándola con intensas lamidas y pequeñas mordiditas, y cuando se alejó de mí no pude evitar lloriquear en silencio.
—¿Por qué no me lo lees, hmm? —Jungkook pidió elevando su teléfono a la altura de mi rostro.
—Yo no, no puedo…—balbuceé sintiendo como la vergüenza inicial regresaba a mí y respiré entrecortado cuando Jungkook pasó su pulgar por mi labio inferior lentamente; obligándome a mirarlo.
—Hazlo. —Me ordenó con su voz más dura de lo que esperaba.
El áspero timbre de su orden disparó una chispa caliente de placer directamente al centro de mis piernas, y juré que nunca había estado tan nerviosa como ahora, había algo en su mirada, algo que me hacía querer obedecerlo en todo lo que me pidiera, y así lo hice.
—Yo... quiero que Jeon Jungkook…. —comencé leyendo el texto y mi respiración se detuvo cuando el calor de su mano libre se deslizó sobre mi torso. —Me ate a su silla del comedor.
—Listo. —Afirmó en un susurro dejando que sus dedos delinearan las correas alrededor de mis muñecas.— Continua.
—Quiero que rompa, oh Dios… —balbuceé con la respiración agitada al sentir sus dedos deslizándose por mi pecho haciendo que cada palabra que decía se escuchara rota. —Quiero que rompa mi blusa por la mitad, golpeé mis tetas y…
No pude seguir leyendo más porque la mano pecadora de Jungkook se enganchó en el cuello de mi blusa; tirando con fuerza hacia los lados y rompiendo la tela, haciendo que los botones volaran en todas direcciones y que mi piel se estremeciera al sentir el aire fresco colándose por todo mi pecho.
—Me vuelves jodidamente loco… —Jungkook murmuró con una voz tan sensual y ronca mientras sentía sus ojos posarse en mis senos que subían y bajaban con cada profunda respiración que daba, lo vi relamerse sus bonitos labios al notar el sujetador de encaje negro que me había puesto hoy solo porque todos los demás estaban sucios.
Sus manos eran dulces cielos ardientes mientras se acercaban para palmear mis pechos levemente uno por uno, y yo simplemente no pude evitar gemir en voz alta; arqueando mi espalda hacia adelante y hacia sus manos sin vergüenza. Mi dignidad ya había desaparecido hace mucho tiempo a este punto y no deseaba recuperarla por ahora.
—Por favor… —rogué por lo bajo antes de soltar un pequeño gemido cuando sus grandes manos amasaron mis senos con una presión perfecta, podía sentir el peso de sus anillos a través de la tela de mi sostén.
—Nunca pensé que podría hacer esto. —Jungkook habló mientras sus pulgares rozaban con brusquedad mis pezones; arrancándome un gemido involuntario y haciendo que tirara con fuerza de la cuerda en mis manos. —Deberías de ver lo bonita que te ves así… —continuó hablando en medio de un denso suspiro, y el calor de su aliento chocó contra mi pecho haciéndome remover en la silla mientras sus manos seguían amasando con fuerza mis senos. —Pero quiero que sepas que yo también tengo muchas ideas de lo que yo te quiero hacer.
Y tan pronto como dijo eso su boca ya se encontraba sobre mi pecho; dejando besos húmedos y calientes por encima de la tela en uno de mis senos, haciendo que arqueara mi espalda más a su boca y que el calor en mi entrepierna aumentara incontrolablemente.
Había pasado tanto tiempo y estaba tan sensible, demasiado sensible.
—¡J-Jungkook! —jadeé entrecortado al sentirlo mover su boca hacia mi otro pecho sin previo aviso, dándole la misma atención con su deliciosa boca hasta que estaba retorciéndome y apretando mis muslos juntos sobre la silla.
—¿Ansiosa, bebé? —Jungkook preguntó formando una sonrisita burlona aún en mi pecho y yo solo pude lanzarle una mirada desesperada; rogándole mudamente que me diera lo que tanto quería.
Jungkook sonrió al ver mi estado de necesidad y volví a gemir cuando tomó un nuevo bocado de mi seno en su boca, sus dientes mordisquearon mi pezón sin mucha fuerza por encima de la tela que solo envió una punzada aguda de dolor teñido de placer directamente a mi clítoris, a este punto mi interior ya estaba apretando alrededor de la nada.
—Suenas tan bonita, bebé… —Jungkook elogió gentilmente, dejando que sus labios calmaran mi pezón. —Déjame darte lo que quieres…
Solté un pequeño suspiro de alivio al escucharlo justo antes de que sus dedos se engancharan al borde de las copas de mi sujetador tirando con fuerza hacia abajo hasta que mis senos desnudos se derramaron por encima y lo escuché gruñir ante la vista.
—Joder… —Jungkook jadeó antes de estirar sus manos ahuecar mis senos; como si estuviera probando su peso en ellas, su mirada me devoraba con hambre y ya podía sentir mis bragas empapadas bajo sus atenciones.
No hubo pensamientos más allá de ese segundo, mi deseo era desesperado en este momento, necesitaba más de su toque, más de él, lo necesitaba, lo anhelaba tanto que sentía que podía quedarme sin aliento, empujándome hacia él como una gatita necesitada, hasta que…
Slap.
Jadeé de placer por lo bajo cuando su palma se conectó contra mi piel, golpeando bruscamente un lado de mis senos.
—¿Es esto lo que querías, bebé? —Jungkook preguntó encontrando mis ojos llorosos antes de sonreír al ver mi estado y dar otro rotundo golpe justo del otro lado.
Mi boca se abrió de golpe al sentir mi piel arder, pero no surgió ningún sonido, salvo mis suaves y ahogados jadeos de placer, podía sentir como mis bragas empapadas se pegaban a mi entrepierna con cada impacto exquisito que recibía en mi piel ardiente.
—¿Quieres que marque estas tetas perfectas? —Jungkook volvió a preguntar solo ganándose un asentimiento desesperado de mi parte acompañado de un nuevo gemido cuando volvió a golpearme, y un gruñido primitivo retumbó en lo profundo de su pecho mientras los veía rebotar, completamente hipnotizado.
Jadeé cuando uno de sus dedos comenzó a acariciar alrededor de mi pezón adolorido, calmando mi piel rojiza con tiernas caricias en todo mi seno y cuando menos me di cuenta sus bonitos labios estaban en la misma zona; plantando pequeños besitos y erizando todo mi cuerpo una vez más.
—Debo haberte imaginado así mil veces… —susurró por lo bajo con su boca aún pegada a mi pecho solo para completar. —Y aún así nada se le acerca a lo jodidamente sexy que eres…
Sus ojos se lanzaron para encontrarse con los míos antes de sacar su lengua para lamer la punta hinchada de mi pezón una y otra vez, mi pecho se agitó ante la deliciosa sensación y gimoteé con fuerza cuando se metió todo mi seno a la boca; la obscena imagen de Jungkook chupando con hambre mi pecho mientras su mano grande y pecaminosa apretaba el otro era sacada directamente de mis fantasías más oscuras, y sabía que podía correrme con la simple vista.
Jungkook era implacable, mi cuerpo se inclinó hacia atrás contra las ataduras en mis muñecas al sentir como sus manos bajaban por mi cuerpo, acariciando cada porción de piel que tenía a su disposición con casi adoración mientras mi coño se apretaba desesperadamente alrededor de la nada.
—Jungkook, por favor yo… —sollocé por lo bajo antes de ser interrumpida cuando me tomó por mi barbilla con firmeza, su rostro de porcelana y sus rosados labios estaban a escasos centímetros de mí y tuve que reprimir la necesidad de lanzarme a besarlo.
—¿Y ahora qué, cariño? ¿Qué más quieres? —preguntó sobre mis labios, su voz era suave e indulgente, parecía dispuesto a querer complacerme en cualquier cosa, y yo jadeé de solo pensarlo. 
—Yo… necesito tus manos… —rogué sintiendo mis mejillas arder al pedirle aquello, pero él solo me sonrió.
—¿Dónde las necesitas, mhm? —Jungkook instigó acariciando burlonamente mis piernas desnudas haciéndome temblar en mi lugar, sus ojos oscuros estaban observando cada expresión que hacía mientras me tocaba suavemente.
—Más arriba… —balbuceé a medias moviendo de a poco mis caderas hacia él, desesperada por sentirlas donde más lo necesitaba, pero él era un burlón y solo las deslizó una o dos pulgadas más.— Jungkook…
—Dime. —Susurró contra mis labios con su voz ronca y grave antes de robarme un pequeño y casi imperceptible beso que me dejó queriendo más. —Dime dónde quieres mis manos, cariño.
—Por favor, por favor, quiero tus manos en mi coño… —rogué en medio de jadeos desesperados inclinándome para poder besarlo de nuevo y solo recibiendo una sonrisa llena de lujuria de su parte.
—Buena niña. —Elogió con un tono meloso justo antes de acortar la distancia que nos separaba y besarme con dureza.
Apenas y podía seguirle el ritmo a su demandante beso, sus labios sabían delicioso y chocaban contra los míos con firmeza y hambre una y otra vez, una especie de ronroneo se derritió a través de su garganta cuando nuestras lenguas se encontraron para jugar entre ellas, haciéndome tirar de la cuerda detrás de mí para poder besarlo con más fuerza, su aroma varonil se me pegaba como perfume en todo mi cuerpo e inundaba todos mis pensamientos, de repente un gemido salió de mi boca rompiendo nuestro húmedo beso ganándome un leve mordisco en mi labio inferior cuando mi cuerpo tembló al sentir sus dedos frotando suavemente sobre mis bragas, forzando mis piernas a abrirse para que pudiera seguir tocándome, y yo, obedientemente lo hice.
—Mmh, estás tan mojada, bebé… —Jungkook se maravilló mirándome a los ojos; sonriendo con lujuria mientras su mano seguía frotando pequeños círculos sobre la mancha de humedad en mis bragas, ganándose un gemido desesperado de mi parte. —¿Es todo para mí?
Asentí con la cabeza frenéticamente sin poder articular alguna palabra justo antes de ver como el rostro de Jungkook se endurecía en desaprobación mientras chasqueaba su lengua, sus dedos presionaron con dureza directamente en mi clítoris, y el impacto del placer hizo que mi cuerpo se tambaleara hacia atrás con tanta fuerza que la silla raspó el suelo.
—No puedo escucharte, cariño. —Jungkook demandó ralentizando sus movimientos en mi entrepierna, claramente dispuesto a que le diera una respuesta.
—S-sí… —sollocé incoherentemente tirando con fuerza de la cuerda y moviendo mis caderas hacia sus dedos; desesperada porque me tocara más. —Es todo para ti, Kook…
Jungkook me recompensó con una sonrisa radiante antes de verlo moverse hacia abajo por mi cuerpo y depositar un húmedo beso en mi abdomen antes de abrir más mis piernas con sus manos, y lo escuché gruñir por lo bajo cuando pudo ver lo mojada que estaba realmente.
—Que linda… —tarareó para sí mismo mientras deslizaba un dedo justo por la mitad de mi coño vestido; hundiendo la tela entre mis pliegues hinchados y arrancándome un jadeo desesperado.
Lo vi lamer ligeramente la piel de mi abdomen como si fuera un gatito al mismo tiempo que apartaba la tela húmeda de mis bragas hacia un lado para que sus dedos se deslizaran por completo entre mis pliegues resbaladizos; haciéndome gemir con fuerza y recogiendo la humedad cremosa de alrededor con sus largos dedos.
—Entonces supongo que no te importará si pruebo un poco… —Jungkook habló haciendo contacto visual conmigo, observándome expandirme en lujuria cuando colocó sus dedos dentro de su boca, chupándolos seductoramente y gruñendo por lo bajo ante mi sabor mientras me veía morderme el labio con total necesidad.
Y sacó sus dedos con un chasquido de saliva, estaba completamente segura que este hombre me iba a volver loca.
—Sabes tan delicioso… —ronroneó justo antes de hundir su rostro entre mis piernas, jadeé de sorpresa al sentir sus labios envolver mi entrepierna goteante y medio vestida antes de sentirlo cubrir rápidamente la zona con besos profundos con la boca abierta, la sensación era tan extraña y deliciosa que mis caderas empezaron a temblar por la intensidad, pero sus manos me sostenían por mis pantorrillas; obligándome a soportar el placer que me estaba dando hasta que el vacío en mi coño se volvió realmente insoportable.
—¡Ah! Dios, no puedo... yo... —gimoteé negando con mi cabeza sintiendo como Jungkook me daba las últimas lamidas a mis bragas empapadas justo antes de quitármelas por completo. —Mi falda, quítame la falda, quiero...
Jungkook se echó hacia atrás, inclinando la cabeza expectante al no entender lo que quería.— ¿Oh?
Sentí que mis mejillas comenzaban a calentarse una vez más, pero en este punto ya nada se interpondría en la realización de mi fantasía, no cuando ya estaba atada con las piernas abiertas y las tetas afuera.
—Quiero ver tus manos. Cuando tú... quiero verlas en mí…— Pedí en un tono necesitado sin dejar de mirarlo.
Por su semblante pude notar como si algo en su mente hubiera hecho clic y estuviera entendiendo todo; su vista se movió de sus manos a mi rostro sonrojado y de nuevo a sus manos, su sonrisita burlona se ensanchó aún más al darse cuenta de mi pequeño fetiche con sus manos y como si estuviera recordando el mensaje que llegó a su teléfono.
“Quiero ver como sus jodidas y sexys manos recorren todos los lugares de mi cuerpo caliente por él.”
—Ya veo… —resopló suavemente y luego sus palmas golpearon mis muslos haciéndome jadear y a él reír por lo bajo. —Cualquier cosa para ti, cariño.
Ni siquiera pude entender lo rápido que Jungkook me había quitado mi falda, porque de un momento a otro ya se encontraba amontonada alrededor de mis tobillos; dejándome completamente desnuda a él, su mirada oscura rápidamente regresó a mi coño reluciente y lo vi relamerse los labios ante la vista que tenía.
—Mira este hermoso coño, bebé… —Jungkook tarareó, pasando su pulgar sobre mis pliegues hinchados y resbaladizos, evitando cuidadosamente mi clítoris necesitado, juré que podía morir ahí mismo cuando deslizó su dedo índice dentro de mí, hasta el nudillo, el acero frío de su anillo hizo contacto con mi piel sensible y gemí con fuerza apretando su dedo en mi interior.
Había pasado tanto tiempo desde que algo que no eran mis propios dígitos inadecuados habían estado dentro de mí de esta manera. La sensación era tan diferente y tan deliciosa, y si lo combinaba con la vista erótica de su mano venosa y tatuada presionada lascivamente contra mi coño era como una inyección de puro deseo potenciado burbujeando en mi interior.
—Tu coño está tan apretado… —Jungkook siseó, moviendo lentamente su dedo dentro y fuera de mi antes de agregar un segundo dígito; haciéndome gemir ante el estiramiento. —¿Cómo tomarás mi polla si estás tan apretada, cariño? ¿Cómo lo harás si tu pequeño coño apenas puede manejar dos de mis dedos, eh?
Jungkook hablando de esa forma tan sucia me puso aún más caliente de lo que ya estaba y simplemente no podía apartar la mirada de entre mis piernas, la visión de sus dedos desapareciendo una y otra vez dentro de mí sólo para reaparecer cubiertos de mi humedad me hacía jadear, el sonido lascivo y húmedo alrededor de su mano con cada embestida que daba solo hacia que mi cuerpo se retorciera contra la silla, gimiendo erráticamente mientras la sensación de placer continuaba creciendo dentro de mí, me estaba acercando al borde y él lo sabía. Su mano libre me sujetó por el cuello con la cantidad perfecta de presión para mantener mi mirada enfocada en el lugar donde sus dedos me estaban follando.
—¿Quieres correrte en mis dedos, bebé? —Jungkook preguntó y soltó una risita oscura ante un gemido particularmente fuerte que me dejó cuando su pulgar comenzó a frotar mi sensible clítoris, y todo mi cuerpo se sacudió con fuerza.
—Sí, sí, por favor… —jadeé desesperada moviendo mis caderas lo más que podía hacia su mano; haciendo que sus dedos se hundieran más dentro de mí, sus labios se envolvieron una vez más en mi entrepierna comenzando a chupar mi clítoris al mismo tiempo que sus dedos encontraban ese punto dulce en mi interior, rozándolo suavemente.— ¡J-Jungkook!
Estaba llorando su nombre a este punto, siendo incapaz de poder escapar del abrumante placer que me inundaba, sentí a Jungkook succionar mi clítoris y golpear mi coño con sus dedos sin piedad hasta el momento en el que simplemente me rompí. Mi boca se abrió en un grito silencioso mientras ola tras ola de exquisito placer corría por mi cuerpo una y otra vez, Jungkook susurró sucios elogios contra mi coño tembloroso mientras lamía con hambre mi orgasmo como si se tratara de un néctar de la fuente más dulce.
Solté un sollozo de sensibilidad y Jungkook se apartó de mí, poniéndose de pie entre mis piernas temblorosas antes de tomarme por el cuello e inclinarse para besarme con dureza, sus labios se estrellaron con los míos de forma desenfrenada y yo gustosa lo acepté, estaba tan caliente, y sabía que necesitaba más de él, mucho más.
—Lo juro… —murmuró cuando nos separamos y yo no pude evitar hundir mi rostro en su cuello, comenzando a besar su mandíbula afilada. —Hubo días en que pensé que moriría si no podía tenerte.
—Tómame, entonces… —rogué por lo bajo, mordisqueando levemente su cuello y ganándome un suspiro tembloroso de Jungkook, como si quisiera controlarse un poco.
Casi chillé cuando se alejó de mí para mirarme desde arriba, sus ojos quemaban agujeros en mi cuerpo desnudo, caliente, cubierto de sudor y aún atado a la silla, lo vi relamerse sus bonitos labios y formar una sonrisa arrogante mientras tomaba mi cabello desordenado en su mano con dureza para guiarme hacia su pelvis; solté un gemido cuando movió mi cabeza de lado a lado y cuando mis labios chocaron con brusquedad contra la tela áspera de su pantalón, justo sobre su dura erección.
—Mira lo duro que puso verte así… —Jungkook farfulló con diversión cuando mi lengua salió para intentar lamerlo aunque fuera por encima de la tela y él solo soltó una risita oscura al verme así antes de alejarme jalando mi cabello hacia atrás con fuerza.— Otro día podré sentir tu boquita en mi polla, ahora necesito follarte.
Y tan pronto como dijo eso soltó mi cabello para alejarse de mí y caminar hacia un cajón de la cocina; sacando un condón de él y regresar junto a mi mientras se quitaba la camisa por su cabeza, y yo pude haber babeado ahí mismo sin darme cuenta, joder, este hombre lo era todo, tiré con fuerza de la cuerda en mis manos queriendo poder tocar sus marcados abdominales y eso fue suficiente para que Jungkook soltara el nudo rápidamente y me hiciera ponerme de pie antes de girarme y colocar mi cuerpo con brusquedad sobre la mesa, con mis senos presionados contra la fría superficie.
Sentía mis brazos débiles y adoloridos por tenerlos tanto tiempo atados que cuando escuché a Jungkook bajar la cremallera de sus pantalones con urgencia giré mi rostro hacia atrás queriendo poder verlo, pero ni siquiera pude hacerlo cuando con su pie separó mis piernas; abriéndome para él mientras deslizaba el condón por todo lo largo de su pene en un rápido movimiento.
No podía respirar bien, aún sentía irreal que estuviera aquí, lista para ser follada por Jungkook y sin poder verlo por completo, todos mis sentidos estaban a mil, quería verlo, tocarlo, darle una buena mamada, pero todo eso se esfumó cuando lo sentí frotar la punta de su pene contra mi entrada un par de veces, cubriéndola con mi humedad antes de alinearse correctamente y empujar su pelvis hacia adelante; colando varios centímetros de golpe dentro de mí.
—¡Ah! ¡Jungkook! —me quejé al sentir como si una especie de rampa me hubiera partido por la mitad, había subestimado su tamaño, Jungkook era tan jodidamente grande, y tenía cada centímetro de él en mi interior, tratando de ajustarme a su grosor y lo podía sentir a la perfección palpitando dentro de mí.
—¿Te gusta, bebé? —Jungkook preguntó con su voz ronca y profunda, su densa respiración chocó contra mi nuca enviándome escalofríos por todo mi cuerpo mientras me sujetaba por mis caderas para salir y volver a introducirse en una embestida dura y profunda.— ¿Te gusta mi polla?
—Sí… —sollocé cerrando los ojos mientras lo sentía comenzar a marcar un ritmo más fuerte y constante, sentía mi humedad deslizarse por el interior de mis muslos, cubriendo su polla y haciendo que sus penetraciones fueran más deliciosas tocando lo más profundo de mi.— Me encanta, Jungkook…
Y ante eso recibí un audible gruñido de su parte contra mi oído, su pelvis chocaba con fuerza contra mi trasero, hundiendo su gruesa polla una y otra vez en mi coño, su agarre en mis caderas mantenía mi cuerpo firme contra la mesa justo antes de que la palma de su mano se estrellara contra un lado de mi trasero con fuerza; haciéndome gemir su nombre mientras recibía un nuevo golpe en el mismo lugar, y luego otro, y otro, y cuando menos me di cuenta mis ojos se llenaron de lágrimas ante la dureza de sus azotes y penetraciones.
Sentía la piel mi trasero arder con cada choque de su pelvis cada que volvía a hundirse dentro de mí, podía sentir todo mi cuerpo húmedo de sudor y flujo, solté un gemido particularmente fuerte cuando el ritmo de sus penetraciones se volvió brutal, los jadeos goteaban de mis labios sin que siquiera los pudiera controlar y todos mis pensamientos racionales se esfumaron cuando un fuerte y posesivo jalón en mi cabello me hizo levantarme de la mesa; Jungkook tiró de mi cabeza hacia atrás hasta que mi espalda chocó contra su firme pecho.
—Tu coño se siente tan bien, bebé… —Jungkook jadeó en mi cuello, su respiración agitada y caliente me hizo cosquillas en la piel y gemí fuerte cuando su gran mano tatuada se envolvió alrededor de mi cintura, manteniéndome al ras de su pecho mientras que la otra se aferraba a uno de mis senos; apretándolo con fuerza y haciendo rodar sus dedos sobre mi pezón endurecido y sensible.
—Jungkook… —gimoteé, incapaz de procesar nada más allá de las deliciosas sensaciones de su polla enterrándose en mi coño con cada embestida dura y profunda, tanto que ya podía sentir el nudo formándose en mi vientre cuando comenzó a golpear repetidamente en mi zona de placer.
—¿A quién le pertenece este lindo coño? —Jungkook gruñó posesivamente al mismo tiempo que sus embestidas se volvían más desordenadas, follándome con una fuerza sorprendente mientras mi orgasmo me esperaba ansioso en algún rincón.
—A ti… a ti te pertenece… —jadeé con fuerza aferrándome a sus manos, sintiéndome tan colapsada con todas las sensaciones de él, en cómo su polla me llenaba tan bien, en cómo su aliento cálido me hacía sentir increíblemente más húmeda, estaba tan cerca del borde.
—Buena niña, ¿Vas a correrte de nuevo para mí, cariño? —Jungkook me alentó mientras sus labios se unían a mi cuello para chupar mi piel sensible con hambre, dejando varias marcas rojizas por toda la zona y haciéndome asentir débilmente antes de que mi cuerpo temblara cuando sus dedos se hundieron en mis pliegues resbaladizos, encontrando mi clítoris para frotarlo furiosamente mientras sus penetraciones perdían ritmo.— Córrete en mi polla bebé, vamos, quiero sentirlo.
Un placer abrasador me atravesó en respuesta a su orden, mis piernas temblaron cuando mi orgasmo golpeó mi cuerpo borrando mis pensamientos y haciéndome gemir su nombre una y otra vez mientras mi interior se apretaba alrededor de su dura longitud, Jungkook gruñó y me sujetó con fuerza mientras seguía empujándose dentro de mí antes de dejarse ir con dos estocadas más, la última hasta me dolió, pero era esa clase de dolor placentero por el que pasarías mil veces en la vida.
Estuvimos así por varios segundos o minutos apretados el uno con el otro, tratando de regular nuestras agitadas respiraciones, hasta que la voz de Jungkook rompió el denso silencio.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad, bebé? —musitó con calma pasando sus manos por mis caderas y cintura con calma.
—¿Qué significa? —pregunté girando levemente mi rostro hacia él y casi volví a gemir ante la erótica imagen de su frente cubierta de sudor y su cabello húmedo pegándose a los lados de su rostro mientras mordía su labio inferior con fuerza sin dejar de mirarme.
—Significa que es mejor que a partir de hoy todos esos mensajes sucios me lleguen directamente a mí. —aclaró formando una sensual sonrisa y yo no pude evitar sonreír también al escucharlo antes de volver a besarlo con pura necesidad.
Bueno, algunas cosas eran más importantes que nuestra dichosa investigación. 
Tumblr media
n/a: omg pupiss por fin estoy de regreso a mis andadas de escribir nsfw y eso me hace feli, gracias a todxs lxs que esperaron pacientemente mi regreso y que me siguieron hasta aquí, las amo demasiado ♡ para las personitas nuevas espero que les haya gustado esta historia, pronto seguiré publicando mas os que tengo por ahí guardados y que algunos de ellos ya conocen, gracias por todo y no duden en comentar lo que piensan ♡
taglist: @guvgguk @lessuwu @cometaart @AnnieKCV @darysnowflwr @nunubly @choco-linny
265 notes · View notes
deepinsideyourbeing · 2 months
Note
La novia de Enzo lo maquilla porque quiere practicar su maquillaje en alguien, y él, como el buen novio que es, acepta que lo maquille
Fluff ♡
Los dedos de Enzo dibujando figuras sobre tu piel son una distracción que intentás ignorar. Estás sentada en su regazo, tu pecho en constante contacto el suyo, y sus manos en tu cadera no dejan de robarse tu atención una y otra vez. Suspirás.
-Quieto- ordenás.
La frustración en tu voz es suficiente para que abra los ojos lentamente y examine la expresión en tu rostro. Desconcentrarte no es su intención, lo sabés, pero el roce de sus manos es adictivo y la posición en la que te encontrás te permite sentir cierta parte de su anatomía despertando, reaccionando en contra de su voluntad.
-Estoy quieto.
-Me distraés igual- te quejás y alza ambas cejas-. Por ser tan lindo.
Suelta una risa, probablemente avergonzado o embargado por la timidez, pero no contesta. Cuando cierra los ojos utilizás la pequeña brocha para tomar más producto y continuar con el no tan sutil delineado en sus ojos, procurando no perderte contando sus largas pestañas.
-¿Cómo está quedando?- pregunta sin modular.
-Me falta terminar el delineado y la máscara de pestañas... Y el labial y el iluminador- completás, esperando que proteste, pero su respuesta es un único y pequeño gesto de confirmación.
Llevan en la misma posición unos cuarenta y cinco minutos, tal vez más, pero mucho antes de comenzar a preparar su piel arrojaste los productos sobre la mesa para que él escogiera. No tiene idea sobre las diferencias entre las opciones que le ofreciste, pero escuchó tus interminables reseñas sobre todas antes de tomar una decisión.
-¿Ya está?- pregunta luego de varios minutos. Tomás un par de labiales bajo su atenta mirada y los sostenés frente a él-. ¿Ya parezco drag queen?
-¿Sabés lo que es...?
Pellizca tu muslo por el comentario y te reís.
-Este- señala el labial más oscuro-. No puedo besarte después, ¿no?
No pretendés tomarle fotografías y tampoco testear la durabilidad del labial, pero molestarlo un poco siempre es divertido y negás, una expresión de lamento en tu rostro. Hace una mueca de descontento.
-¿Me das un beso ahora?
Tomás su mejilla sin importarte arruinar el rubor o el contorno y te perdés en el color de sus ojos, todavía más llamativo gracias a las sombras que utilizaste. Antes de que puedas hacerlo, es él quien rompe la distancia entre ambos y captura tus labios.
¿Lu escribiendo fluff de noche? Se cae el cielo... taglist: @creative-heart @chiquititamia @delusionalgirlplace @llorented @recaltiente @lastflowrr @madame-fear <3
79 notes · View notes