Tumgik
#harry styles bottom
cwrotes · 2 years
Text
But the truth is I could spend my whole life getting over you ; larry au!
Tumblr media
pairing: louis tomlinson x harry styles
language: spanish/español
genre: angst, open ending
word count: 22,188
tags/warnings: emotional hurt, angst, broken relationships, they broke up, emotional harry styles, based on a Lauv song, Harry still love Louis, open ending, feelings realization, denial of feelings, non-famous louis tomlinson, non-famous harry styles, maybe they get back together, harry crying over louis, alternative universe
summary: “Harry se pasa las noches debajo de alguien más con la esperanza de poder superar a Louis, y cree estar avanzando con ello, pero cuando se encuentran en una reunión de ex alumnos de la universidad a la que asistieron, no puede evitar tener una recaída y querer estar con él una vez más, porque la verdad es que podría pasarse la vida intentando superar a Louis y aun así no lo lograría.”
                     .・。.・゜✭・.・✫・゜・。.
                commissions | ko-fi  | wattpad | ao3
                     .・。.・゜✭・.・✫・゜・。.
Un espasmo atraviesa su columna vertebral con fuerza latente. Un jadeo profundo se atora en lo más profundo de su garganta. Sus ojos se vuelcan hacia la parte trasera de su cabeza. Los brazos le tiemblan al igual que las rodillas y toda su existencia se reduce al sudor que se presenta en gotas sobre su frente, cayendo y perdiéndose entre la suavidad de sábanas que no reconoce y que se sienten tan ásperas y ajenas que es casi repugnante aferrarse a ellas.
 Sus oídos pitan durante una décima de segundo. Sus dedos se aprietan en torno a la tela en su miserable intento por soportar los latigazos el orgasmo que lo abarrota y lo domina al igual que esas manos extrañas que se aprietan en puntos específicos en su piel.
 Las yemas contra su dermis se sienten como el fuego calcinando sus esquinas. Cada apretón es una agonía. Cada marca es una memoria que no quiere. Cada roce es un tatuaje que se queda en su alma por lo que podría ser una eternidad.
 Y no lo necesita, en absoluto. Y aun así se encuentra en esta cama desconocida, esa en la que cae exhausto mientras percibe como sus músculos se tensan tan solo para quedar lánguidos y suaves dentro de su cansancio.
 Un quejido se escapa de su garganta al percibir como su interior queda desolado, provocando que un estremecimiento lo sacuda con el propósito de lidiar con el desamparo que lo gobierna.
 Respira en voz alta, por la nariz, y se pasa las manos por la cara al mismo tiempo en que unos brazos fríos y extraños rodean su costado para atraerlo a una adicción que ni siquiera sabe cómo empezó.
 Sus párpados se mantienen juntos mientras es besado en la curva de los hombros. Son besos que terminan en mordeduras, que a su vez recorren su tez con un afán que resulta ser hasta fastidioso pero que de todas formas tolera cuando finalmente llegan a su boca. Harry se deja besar.
 Permite que su boca sea poseída por milésima vez en esa sola noche y por una lengua ácida que se entromete en su cavidad para explorar cada rincón de sus esquinas como si no lo hubiera estado haciendo gran parte de la noche, desde que accedió a irse del bar con él para no regresar. 
 Se deja besar, pero en todo lo que puede pensar ahora —mientras sus brazos cansados se envuelven alrededor de unos hombros delgados que se sienten como algo que no podría describir— es en que no es lo mismo.
 No es lo mismo. No es lo mismo. No es lo mismo.
 No es él.
 No es nadie y todo lo que le queda es una repentina tristeza que vuelve a hacerse presente una vez que la neblina en su mente empieza a disiparse con lentitud.
 Quiere echarse a llorar dentro de su melancolía embriagada. Tiene ganas de lamentarse por sus acciones pasadas y por todas las cosas que ha vivido hasta ese preciso momento. Desea sufrir apropiadamente para poder simplemente superarlo y salir del fondo de ese hoyo en el que lleva desde no sabe cuánto. Sin embargo, todo lo que hace es permitir que su cuerpo colapsado ceda a esas manos ajenas.
 Este hombre sabe en dónde tocarlo, a pesar de todo. Conoce la mayoría de sus puntos más débiles y sensibles y, aun así, su tacto se las ingenia para sentirse como la caricia más helada que no ha recibido jamás. No obstante, es capaz de admitir que sus roces son bastante parecidos a los de los demás hombres con los que ha estado.
 Todos muy fríos, como pasar un pedazo de hielo sobre su piel, quemándolo dolorosamente, provocando que sus huesos se entumezcan y que su piel se agriete de la forma más despiadada de todas. Se ha congelado tantas veces, que ya casi ni recuerda lo que alguna vez fue tener el verano besando cada esquina de su anatomía.
 Un chasquido resuena en la habitación cuando su boca se aparta eventualmente de la ajena. Sus pulmones exigen una cantidad absurda de oxígeno y sus pestañas finalmente se sacuden para permitirle visualizar al hombre que tiene enfrente.
 No sabe quién es. No recuerda exactamente si le dijo su nombre y tampoco está seguro de si él sabrá el suyo. Tampoco sabe quién de los dos tiene más copas arriba y si intercambiaron la cantidad de palabras necesarias para haber acabado en esta situación.
 No es que Harry tenga una especie de límites, ni mucho menos una clase de límite que le ayude a determinar quién puede ser merecedor de una noche de descontrol con esa embriagada versión de sí mismo.
 No sabe nada, en realidad. No tiene la menor idea de nada que no sea el hecho de que este desconocido tiene el océano dentro de los ojos. Mareas influenciadas por la tranquilidad de un atardecer que ha pasado hace horas y que aun así ha quedado inmortalizado en esas cuencas que ahora lo miran con una expresión casi ilusionada que Harry otorga a la ebriedad en la que ambos se encuentran.
 También le acredita al alcohol la caricia que le dedica en la esquina del párpado, sin dejar de mirarlo directamente a esos orbes que por poco quedan atrapados entre párpados y pestañas que no pueden compararse con los del cielo. Porque Harry ha conocido el cielo en persona, y lo ha tocado con sus propios dedos incluso. Y así como lo ha tenido entre las puntas de sus dígitos, también se ha perdido de él, probablemente para siempre, pues no ha vuelto a encontrarlo en las cuencas de nadie más.
 Ha sido una búsqueda exhaustiva, y absurda en todo el sentido de la palabra debido a su constante saboteo. Lo cierto es que Harry sabe perfectamente en dónde se localiza el azul que tanto ha estado echando de menos.
 Es dolorosamente consciente del paradero de ese tono añil que ha anhelado volver a ver, tanto, que, si realmente lo quisiera, sí no fuera un cobarde con todos los miedos pegados a su piel, fácilmente podría tomar un tren que lo lleve a ese destino. Mas, sin embargo, no puede hacer algo como eso. En realidad, Harry no es capaz de hacer otra cosa que no sea perderse en camas ajenas, sábanas heladas y bocas que no saben a esa dulzura que tiene tatuada en el paladar como un recuerdo y nada más.
 Porque ninguno de esos hombres es él. Y si no se trata de él, entonces Harry solo está corriendo del mañana para chocarse con la misma pared una y otra y otra vez.
 —¿Te la has pasado bien? —pregunta de repente el extraño, con un acento irlandés que solo ahora el rizado nota, con su repentina voz gruesa retumbando en sus tímpanos y sacándolo de sus cavilaciones en un arrastre que sinceramente no se espera.
 Harry parpadea en el aire, su labio inferior es cepillado por unos ajenos en un beso que no se espera pero que tampoco rechaza —lo cierto es que lo corresponde como si estuviera sedado—. La punta de su nariz es acariciada por una que no le pertenece. Sus costados son apretados por las mismas palmas que no han dejado de recorrerlo y tontear con él en toda la noche y si no fuera porque está lejos de sus cinco sentidos se habría dado cuenta de que esto no es lo que necesita.
 Todo es demasiado denso y vacío, extremadamente pesado y casi espantoso, como sus extremidades todavía lánguidas que no han dejado de hormiguear a pesar de que se mantienen rodeando esos hombros puntiagudos que ya no tiene ganas de tocar, pero a los que aun así se aferra porque no tiene nada mejor que hacer.
 Se obliga a llenarse los pulmones de aire, a respirar con profundidad absoluta mientras sacude las pestañas y trata de organizar las palabras en su desordenada mente.
 La presión en su pecho no cesa. No lo ha hecho desde hace años.
  —No es lo mismo —susurra, y lo hace tan bajo que la oración resulta ser inaudible para una comprensión que no viene siendo la suya.
 El muchacho sin nombre echa hacia atrás la cabeza para poder mirarlo con esos ojos tan suyos que se le clavan en cada esquina del rostro.
 —¿Cómo dices? —cuestiona casi de inmediato, su entrecejo medio fruncido y una sonrisa casi incómoda estirando esas comisuras que el rizado está harto de probar.
 Su visaje es interrogativo y confuso, y es comprensible. Harry también estaría confundido si fuera él.
 Tiene que volver a sacudir las pestañas y a respirar, inseguro de si lo que está sucediendo va a ser un reflejo del resto de su vida y de si no habr�� ni un solo momento de su existencia en el que pueda superar lo que sucedió hace tanto tiempo.
 La respuesta es no a pesar de que no se ha hecho ninguna pregunta y no hace más nada que sacudir la cabeza, sonreír en su estado de ebriedad permanente —si sigue así, está seguro de que desarrollará un severo problema con el alcohol, si es que no lo ha hecho ya— y tirar de esa nuca ajena para darle un nuevo beso que disipe todos los pensamientos que puedan existir en la mente de los dos.
 Debería de sentir alguna especie de remordimiento al percibir como aquel sujeto sonríe contra sus labios, como si de verdad le gustara lo que está haciendo, como si realmente creyera que lo está seduciendo a pesar de que Harry solo lo está utilizando como lo ha hecho con tantos otros.
 Podría tenerle, aunque sea una pizca de consideración, podría ser un poco más compasivo al tener la impresión fugaz de que este sujeto puede ser bueno, tal vez un tipo decente que simplemente ha decidido pasar el rato en un bar gay cualquiera para conocer a un rizado espantosamente homosexual que no ha sido feliz ni un solo instante después de su graduación en la universidad.
 Pobre de él. Es una verdadera pena porque Harry sabe muy bien que no lo volverá a ver y que una noche es solamente eso. Y es agotador, sumamente, pero es lo que hay y tiene que resignarse a besar sin realmente tener ganas, a querer sin realmente hacerlo, a correr bien lejos para no recordar que, durante las horas más altas de la noche, ninguno de esos hombres es él.
 Harry duerme a medias hasta que sale el sol. La claridad se entromete poco a poco entre las hendiduras que deja la cortina en la ventana y la habitación se va iluminando con lentitud a medida en que el rizado abre los ojos.
 Le toma unos cuantos segundos analizar el lugar en el que se encuentra, su mirada se mantiene borrosa por unos instantes mientras la somnolencia lo abandona y es capaz de percibir como las gotas de sudor frío abundan en su frente, sus costados y ciertas partes de su cuerpo cubiertas por sabanas y extremidades ajenas.
 Ha estado soñando, probablemente durante toda la noche ha estado repitiendo el mismo suceso de años, todo en forma de una pesadilla constante que no lo abandona ni siquiera en los días que en serio necesita descansar.
 Ayer ha tenido que ser uno de esos días de relajación, pues han sido muchas horas nocturnas en las que no ha podido recuperar las fuerzas que ha perdido en el transcurso de las semanas, o incluso los meses.
 Ha sido agotador y ha tenido ciertas esperanzas al haber quedado considerablemente exhausto a causa del cariño de un hombre cuyo nombre no puede recordar en estos instantes. No obstante, no ha logrado hacer más nada que dar vueltas entre esos brazos desconocidos, soñando con los que sí conoce y no puede tener, rememorando la vida que tuvo antes de que el universo decidiera que conocería la infelicidad antes de llegar a los treinta.
 Toma una larga respiración recobrando completamente la consciencia, se saborea la amargura que gobierna en su boca y solo cuando mueve la cabeza hacia la izquierda es que se da cuenta de la inmensa resaca que carga.
 Las sienes le punzan como el filo de un centenar de agujas contra su piel, el área trasera de su cráneo retumba como el golpeo de un martillo enterrando diez clavos a la vez en las profundidades de su cerebro, y toda la zona de su tabique es atacada por la molestia de una sinusitis que no necesita ahora mismo pero que de todos modos se hace presente para hacerle la existencia peor de lo que ya es.
 Un gruñido quiere escaparse desde lo más profundo de su alma. Sin embargo, se lo traga al escuchar los suaves ronquidos de un hombre que descansa a su lado como si esta fuera su rutina diaria. Harry termina arrugando un poco las cejas —no mucho, pues el solo pestañear ya le está haciendo mucho daño— y se las ingenia para incorporarse en el colchón a pesar de tener la impresión de que si lo hace se le caerá la cabeza y terminará rodando por el suelo.
 Las sábanas se acumulan en su pelvis desnuda, cubierta por un antebrazo que no se aferra a su piel pero que lo sostiene de todos modos en un gesto que podría interpretarse como cariñoso si no fuera tan absurdo hacerlo. Harry le echa un vistazo, su mirada captura una infinidad de mechones castaños, pómulos delgados, una barbilla lampiña y un sonrojo matutino que adorna facciones considerablemente encantadoras.
 Es bastante guapo y probablemente tiene una buena personalidad al rizado recordar que estuvo riéndose bastante anoche —o quizás eso solo fue gracias al alcohol. No puede recordarlo con exactitud—, pero ninguna de esas cualidades evita que se quite las sábanas de encima y el brazo ajeno también para ponerse de pie.
 Busca su ropa en completo silencio. El desconocido tiene el sueño tan pesado que ni siquiera escucha el tintineo de la hebilla de un cinturón una vez que Harry se ha puesto los pantalones, y tampoco se despierta con el ronroneo de una cremallera que resuena tan pronto como se coloca esa chaqueta que le queda un poco estrecha pero que aun así se rehúsa a dejar de usar.
 Es el único recuerdo que le queda y no va a renunciar a él. Se asegura de que no se le está quedando nada al revisar sus propios bolsillos, verificando que tanto su cartera como su móvil están en su lugar y la liga que usa para amarrar su pelo continúa estando en su muñeca como siempre.
 Sale de la habitación sin despedirse, sin avisar, determinado a no volver a ver a ese chico porque no significa nada más que esto: otra persona que no lo ha ayudado a olvidar. Han sido centenares de esos. Si Harry tuviera que hacer una lista, necesitaría por lo menos diez hojas para poder enumerar a cada uno de esos amantes que solo forman parte un castigo eterno al que el rizado se somete cada día, todos los días.
 Debería de estar desgastado a estas alturas, impotente por la irracional y constante actividad sexual a la que se somete. Sin embargo, su fuerza parece estar puesta en la tristeza y la melancolía, y Harry tiene mucho de ambas cosas en el corazón.
 Es una amargura constante que permanece en sus entrañas y que lo incita a intentarlo una vez más, hasta el punto en el que ya se ha acostumbrado a estar acompañado durante cada noche sin importar el hecho de que quizás, ahora mismo, o desde hace un tiempo, lo único que está necesitando es estar solo. Pero ese es el asunto, Harry realmente no quiere estar solo, no quiere sentirse solo y mucho menos recordarse que, de hecho, lo está, y mucho.
 Inmensamente.
 Desmesuradamente.
 Tristemente.
 Es un martirio que tiene que soportar por lo que parece ser el resto de su vida, y siendo incapaz de pensar en ello ahora mismo, prefiere enfocarse en las calles de Londres en dirección a la cafetería más cercana.
 No conoce muy bien la zona en la que se encuentra considera que tal vez debería de pedir un taxi que lo lleve cerca de su piso para poder estar en una locación que por lo menos no lo desorienta tanto como lo hace esta, pero le duele tanto la cabeza que no puede hacer más nada que seguir caminando hasta dar con algún local que venda café o le dé un enorme vaso de agua. Lo primero que aparezca.
 No está lloviendo como acostumbra durante las mañanas, lo cual es bastante conveniente teniendo en cuenta que no carga con ningún paraguas y lo último que necesita es pescar un resfriado por culpa del sombrío clima londinense. Eso, sin embargo, no significa que no haga frío, porque sí lo hace.
 No es insoportable hasta el punto de hacerle creer que morirá de hipotermia o algo por el estilo, pero las ráfagas de viento son lo suficientemente heladas como para que tenga que rodearse a sí mismo con los brazos y mantenga un ritmo apresurado por la acera.
 Exhala por la boca sintiéndose un poco molesto y definitivamente adolorido, la idea de llamar un taxi se vuelve cada vez más tentadora, y cuando está a punto de darse por vencido al no tener idea de qué direcciones es que está tomando —cosa que dejaría de ser una realidad si tan solo leyera los carteles con los nombres de las calles—, finalmente encuentra una cafetería de apariencia decente.
 Observa a través del ventanal mientras camina hacia la puerta, no tarda en halar del mango de agarre para abrirla y todos sus músculos se caen al recibir la calidez de una calefacción que no sabía que estaba necesitando hasta este preciso momento.
 Se pasa las manos por la cara como un completo trastornado. no tiene la menor idea de qué aspecto debe de tener al no haberse echado un vistazo antes de salir del departamento de su amor de una noche, pero supone que puede relajarse un poco al notar que no hay muchos clientes en los alrededores.
 La mayoría de las mesas están vacías, y solo unas cuantas personas se encuentran ocupando asientos mientras atienden sus asuntos, muy alejados y ajenos a la perturbación que gobierna constantemente la mente del rizado. Avanza hacia la barra para poder leer el menú desde allí, se limpia los ojos con disimulo esperando no tener suciedad en las esquinas y una muchacha con uniforme se termina acercando a él del otro lado de la mesada para saludarlo y preguntarle amablemente qué desea ordenar.
 Harry pide un vaso grande de café y un panecillo relleno de queso, paga con el resto del efectivo que recuerda haber sacado de su cuenta el día anterior para no tener que usar su tarjeta en el bar, y agradece sinceramente lo rápido que le entregan su orden para poder irse a sentar en una de las mesas más alejadas de la puerta, los ventanales y todo el mundo en general.
 Se desploma en la silla casi con peso muerto, la cabeza lo está matando y la tela de la chaqueta se aprieta un poco en su espalda, incomodándolo lo suficiente como para que quiera quitársela, pero rehusándose a hacerlo porque simplemente no puede dejarla ir.
 Antes, cuando todavía estaba en la universidad y su cuerpo seguía cambiando, la prenda solía quedarle un poco ancha, lo suficiente como para que las mangas le sobrepasaran las muñecas y que los bordes le llegaran hasta muy por debajo de la pelvis, casi hasta menos de la mitad del muslo.
 Le quedaba grande, esa es la verdad, pero ahora que los años han pasado y que ya no es un muchacho de dieciocho años, la chaqueta ha dejado de servirle tanto como solía hacerlo. Ahora, lejos de ser una protección para el frío constante de la ciudad, es solo un recordatorio martirizante de lo que alguna vez perdió.
 Es el único recuerdo que conserva de ese tiempo, lo único que le hace saber cuán diferente es el presente del pasado que tuvo alguna vez.
 Se endereza en el asiento sabiendo que no puede pasarse el resto de las horas allí desplomado, y vuelve a estrujarse la cara con las manos aguantando un profundo suspiro, de esos que están supuestos a robarle el aliento o a dárselo.
 Se presiona las sienes con los dedos índice y mayor de ambas manos, apoyando los codos sobre la superficie porque es lo único que puede hacer ahora. Su cabeza es un desastre y está a punto de estallar, sus ideas laten casi tanto como lo hacen las esquinas de su cráneo, agónicamente, dolorosamente, causando en él una mueca que pliega cada uno de los músculos de su rostro.
 La está pasando mal, terriblemente, y tiene que ahogarse en su bebida humeante para lavar los restos de alcohol que sobra en sus venas y que le causa el mismo malestar que ha estado guardando en su interior desde que tiene memoria. Tal vez sea momento de dejar de tomar, quizás sea tiempo de dejar atrás todos esos malos hábitos que lo están consumiendo, que lo marchitan como planta seca expuesta a la dureza de un sol que no le tiene piedad y que la vuelve cenizas.
 No es ningún fénix para renacer de todo ese polvo, así que lo mejor que podría hacer en los próximos días sería darse a sí mismo la oportunidad de sanar, finalmente, de ese corazón roto que ha estado llevando a rastras durante más años de los que es prudente contar.
 No sabe cómo hacerlo, sin embargo, porque de haberlo hecho antes ya habría abandonado esa costumbre de ahogarse en el cuerpo de otras personas y toda esa bebida que le pasa factura todos los días siguientes, sin falta. Hoy no es la excepción, y por el momento solo se propone a darle un nuevo sorbo a su café y a respirar profundamente como si eso fuera a hacer su existencia más llevadera.
 Está a punto de darle un mordisco a su panecillo antes de que se le enfríe, cuando de pronto su teléfono está vibrando en alguna esquina de su pantalón. Arruga ligeramente las cejas, termina por afincarle los dientes a la masa y se sacude las manos antes de inclinarse hacia atrás para sacar el dispositivo.
 La pantalla se ilumina al ser encendida y Harry aprecia como el nombre de Niall aparece sin muchos recelos. Es un mensaje de texto, así que no tarda en desbloquear el móvil para poder leer. Su entrecejo se pronuncia mientras sus ojos siguen el curso de las letras, más de dos veces, como si no pudiera creerlo, como si lo que acaba de escribirle es lo más absurdo que le ha visto decir y carece de tanto sentido que ni siquiera sabe cómo reaccionar al respecto.
 Podría ignorarlo, dejar el mensaje en flechas azules y fingir que realmente no tuvo la oportunidad de leerlo apropiadamente. No obstante, la mención de una reunión de exalumnos le hiela la sangre y le hace imposible la tarea de pretender que no se trata de nada, porque sí es algo.
 Es mucho más grande que algo.
 Para cuando se da cuenta, está buscando el nombre de Niall en su registro de llamadas recientes para tocar el icono y pegarse el auricular a la oreja. Ya ha tragado y le ha dado un nuevo sorbo a su café para bajar el pedazo triturado de panecillo que le baja por la garganta, y su corazón comienza a latir con rapidez absurda a medida en que los tonos en la línea van incrementando.
 No parece como si fuera a contestar a pesar de que le ha escrito hace un minuto como mucho, y Harry, con su impaciencia y su constante ansiedad que no tiene freno ni punto de partida, tiene la intención de colgar. No llega a hacerlo, pues Niall finalmente contesta y su voz resuena en toda la bocina.
 —¿Aló? —habla el hombre como primera respuesta, casual como siempre, tan familiar que Harry casi quiere derrumbarse en su asiento como si acabara de recibir la peor de las noticias y Niall fuera su único consuelo.
 Quizás sea de ese modo, tal vez su mensaje no significa nada bueno porque una reunión como esa no es algo que esté necesitando en estos momentos. No sabe lo que necesita, de cualquier forma, pero tiene la certeza de que esto no es.
 —¿Qué es eso de una reunión universitaria? —cuestiona sin dudar, con la voz gruesa por culpa del letargo y de la cruda que todavía no se le quita y que se siente como si fuera a permanecer en su sistema por el resto de su vida.
 Se aclara la garganta con la esperanza de escucharse mejor, pero solo termina sintiendo como todo se le raspa en la faringe y no se siente para nada bien.
 Se va a morir ahí mismo, puede sentirlo. No le molestaría si eso sucediera.
 —Hola para ti también, amigo —saluda Niall con la voz cargada de una ironía que Harry no puede tolerar por el momento y que en cualquier otra ocasión habría sido hasta cómica si no estuviera tan ocupado sintiéndose molesto e incómodo y muy, muy enfermo.
 —Lo siento, hola —musita, un suspiro pesado se escurre de sus labios y tiene que apoyar el codo en la mesa para cubrirse los ojos con una de las manos. Termina estrujándose el derecho con la misma incomodidad, con las sienes todavía latiendo, con un palpitar en el corazón tan denso que si de repente se le detiene no se daría cuenta de ello—. ¿Qué es eso de una reunión? —vuelve a preguntar.
 Es todo lo que necesita saber por el momento, es lo único que le interesa ahora que sabe que existe la posibilidad de reencontrarse con todas esas personas a las que compartieron con él sus años universitarios y que guardan un lugar en lo más profundo de sus memorias, a pesar de que él ha hecho casi un esfuerzo inhumano por olvidarlos a todos ellos, a cada uno.
 No ha sido su verdadera intención, pero están tan vinculados con la raíz de su sufrimiento que es la única alternativa que ha encontrado para poder sobrevivir pobremente durante todos estos años.
 La voz de Niall hace eco en sus tímpanos, y tiene que volver a beber del líquido caliente para no descomponerse.
 —La gente de nuestra promoción decidió que ya ha pasado un tiempo desde que nos vimos todos juntos —informa sin ningún tipo de percance, un poco ignorante a los sentimientos que sus palabras provocan en el rizado que ha empezado a encogerse en el asiento, hasta el punto en el que su espalda está doblada y no le falta poco para que su frente toque la superficie—. Creen que sería divertido juntarnos a tomar algo y ponernos al día.
 Ponerse al día.
 Ponerse al día.
 Harry ni siquiera sabe qué día es este y qué ha estado haciendo durante los anteriores. Bueno, en realidad sí, pero no cree que sea prudente confesar que ha estado manteniendo relaciones con hombres que no volverá a ver en las noches mientras se parte el lomo trabajando durante el día como si no tuviera ganas de seguir viviendo y no le estuviera matando sucumbir a los hábitos de una esclavitud laboral a la que él mismo se ha entregado.
 Si no está bebiendo, está trabajando, y si no está trabajando, está ocupado buscando a alguien con quien pasar la noche, o haciendo lo que sea para no quedarse solo con sus pensamientos ni un solo segundo al saber que eso sólo lo llevará a la ruina, si es que no se encuentra en ella a estas alturas.
 —¿Toda la promoción? —pregunta para confirmar.
 Se relame los labios con cierto pesar, rogando en su mente que la respuesta sea negativa por la infinidad de cosas que significa que sea todo lo contrario. tiene el corazón estrujándose en su pecho ante la expectativa, al borde de un acantilado cuyo final está repleto de todas estas agujas filosas que lo van a perforar en lo más profundo del alma.
 De algún modo, es una suerte que Niall no sea consciente de ninguna de esas cosas y que no lo haya visto en ningún estado deplorable dentro de las escasas ocasiones en las que se han encontrado.
 Harry sabe guardar las apariencias, pero no tanto en ciertos días, esos en los que se siente particularmente destrozado, como hoy.
 Hoy es un día de estos.
 La noticia no le ayuda demasiado.
 —Supongo que sí —responde y la duda en su voz casi lo lleva a imaginarlo encogiéndose de hombros con sencillez. Para él realmente es muy fácil decirlo, mientras que para Harry es una tortura escucharlo—.
 han enviado el correo a todos.
 Esta vez, el rizado no es capaz de soportarlo mucho tiempo, no puede soportarse a sí mismo más bien, pues las manos comienzan a temblarle y la sensación agridulce que alguna vez ha estado gobernando sus papilas gustativas incrementa hasta volverse ácida en su lengua.
 El dolor de cabeza parece aumentar ahora que lo ha oído confirmar lo indeseable y esa sensación nauseabunda que no ha tenido en toda la mañana finalmente se está haciendo presente, creciendo en sus entrañas, hasta el punto en el que se vuelve incapaz de tomar otro trago de café.
 Se obliga a hacerlo, de todas formas, con todo y dedos temblorosos y esa inexistente estabilidad que le pide a gritos que regrese a su piso y que no salga de allí hasta que sea lunes y tenga que ir a trabajar.
 —¿A todos? —interroga en cambio, con las cuerdas vocales igual de trémulas y una pesadez en los párpados que no le permite abrir los ojos apropiadamente.
 Deja el vaso sobre la mesa, se sostiene el tabique con los dedos y baja la cabeza en un intento por prepararse mentalmente para las próximas afirmaciones de su amigo de años, con el único que todavía sigue manteniendo una relación que no se ha hecho añicos por su propia culpa.
 —Sí, eso creo —contesta el rubio, y la extrañeza se desborda tanto de su voz que no es tan sorprendente lo que pregunta a continuación—. ¿No has recibido el tuyo?
 —No —responde antes de pensarlo, y tiene que corregirse a sí mismo casi de inmediato—. No he revisado.
 Bien pudo haberse quedado con esa negativa y fingir que no le ha llegado nada para así no tener que pensar siquiera en asistir. Sin embargo, no le apetece mentirle a nadie con respecto a nada y tampoco tiene cabeza para iniciar una conversación en torno a su propia falsedad sabiendo que su amigo crearía una especie de argumento con las personas con las que sí habla.
 Niall siempre ha tenido un espíritu impresionante y una voluntad de hierro dentro de su extroversión valiente y singular, así como también siempre ha conservado esta cualidad de solidaridad amistosa y jocosidad que le permite llevarse bien con todo el mundo, bajo todas las circunstancias.
 Es como un rayo de sol andante y prudente, de los que no queman porque es invierno pero aun así conservan la potencia suficiente como para hacerle fruncir las cejas y entrecerrar los ojos, pues su brillo continua siendo cegador y cálido y todo lo que Harry podría necesitar ahora mismo si no estuviera ocupado sintiéndose avergonzado de sí mismo, de sus propias emociones, del estilo de vida que está llevando y de todo ese rencor y esa amargura que guarda dentro de sus entrañas y que le ha puesto negro el corazón.
 No podría presentarse así de vulnerable delante de Niall aun sabiendo que todo lo que su amigo haría sería consolarlo y buscar una solución a ese problema que no parece tenerlo.
 Preferiría morirse antes de dejar que alguien, quien sea, lo viera en ese estado de decadencia en la que el vómito acecha la punta de su garganta y el café no ha sido capaz de lavar esa resaca que persiste en hacerlo añicos.
 Tal vez termine comprándose otro. Todavía tiene que comerse el panecillo.
 —¿Todos van a ir? —murmura en una interrogante, al cabo de unos segundos en los que no se imagina que puede estar haciendo el hombre de pelo claro al otro lado de la línea mientras él está teniendo una pequeña crisis mental.
 Se llena los pulmones de aire con mucho pesar y se regaña a sí mismo casi de inmediato porque no quiere saber eso. No está deseando saber si todos estarán asistiendo a esa condenada reunión que no ha podido llegar en un peor momento. Harry realmente ha estado pasando por una racha de mala suerte.
 La línea casi ruge en una respiración casi pesada.
 —No puedo confirmarte eso, amigo —dice Niall con toda la razón del mundo, logrando que el rizado se sienta más estúpido que hace un segundo, y peor. Mucho peor—. Damián va —añade, como si creyera que eso es algo que necesitara saber, como si el mencionar un nombre conocido lo alentaría a hacer algo de lo que Harry no tiene la menor idea.
 Lejos de sentirse aliviado al reconocer un nombre que no ha escuchado en años, Harry solo puede percibir cómo su corazón se encoge y los músculos de su rostro pliegan en una mueca de desagrado que refleja todo lo que hay dentro de su alma.
 Es una suerte que se encuentra sentado en la esquina más alejada del centro de la cafetería, porque así no tiene que pasar por la pena de hacerse pedazos por la sorpresa delante de otras personas que tengan la oportunidad de atestiguar lo deplorable que es su situación actual.
 La lejanía le permite, finalmente, apoyar la frente sobre la superficie y darse por vencido en su intento de mantener toda su basura junta. Sabe de primera mano que su aspecto no es el mejor de todos, y todavía no entiende por qué prefirió ir a una cafetería en lugar de ir directamente a su casa, allí en donde nadie tiene los ojos puestos en él y no se dan cuenta de lo dolido que se encuentra.
 Está a nada de echarse a llorar, así que no sabe muy bien cómo es que se las ingenia para volver a hablar.
 —¿Sigues hablando con Damián? —pregunta, una mezcla de asombro e incertidumbre brotando de sus labios y siguiendo el ritmo de su corazón.
 Recuerda a Damián vagamente. Tiene su rostro guardado en su memoria, pero ya no puede asimilar el sonido de su voz, ni la forma de su sonrisa, ni los temas de conversación que mantenían, ni mucho menos lo que se sentía pasar el tiempo con él.
 Todo forma parte de un pasado que ahora permanece en las borrosas sombras de su memoria, como si fuera una vida lejana que no entra en su reencarnación porque es imposible conservar más de una existencia dentro de ese cascarón al que llama cuerpo.
 —Si, y con Stephan, Vladimir y Beth —informa el rubio del otro lado de la llamada, nombrando a ese grupo de personas con las que solía pasar la mayor parte de sus horas universitarias y que ahora, después de casi diez años, ya no es capaz de rememorar tanto como piensa que le gustaría. Escuchar sobre ellos le hace sentir tan raro que no encuentra las fuerzas suficientes para enderezarse y prestarle atención apropiadamente—. Con la mayoría, en realidad —admite Niall en palabras innecesarias.
 Toda esta información lo es. Harry no está necesitando escuchar cómo él ha sido el único que no ha vuelto a tener información de ninguna de esas personas.
 No necesita darse cuenta de que ha sido el único que se perdió de todo eso, que no tiene sus números telefónicos, que no guarda sus correos electrónicos, que no sabe qué han estado haciendo durante todo ese tiempo y que no tiene la más mínima idea de cómo han estado porque es imposible para él preguntar sobre ello al tener la creencia de que todo volverá hacia una persona en específico. Esa de quien, sinceramente, no quiere saber tanto como, de hecho, si lo quiere.
 Es ilógico, y frustrante, y Harry de vez en cuando preferiría ni siquiera ser amigo de Niall a pesar de que lo aprecia con todas sus fuerzas. Es básicamente la única amistad que no ha roto desde la universidad, y quien no se ha ido de su lado por pura obra del cielo y esa voluntad inquebrantable que el rubio tiene de permanecer junto a él, sin excepciones, incluso aunque existen ocasiones en las que el rizado puede pasar semanas completas sin dirigirle la palabra y regresar a él como si nada hubiera ocurrido.
 Niall actúa de la misma manera, tal vez acostumbrado a su comportamiento inevitable y extraño, quizás demasiado consciente de que, de vez en cuando, hay cosas que no puede soportar.
 No hace preguntas cuyas respuestas son difíciles de dar, tampoco hace insinuaciones demasiado profundas que lo pongan demasiado incómodo o lo obliguen a volver a resguardarse en su capullo como si eso fuera a protegerlo de una agonía que está adherida a él como una sanguijuela que no sabe cómo extirparse.
 Harry no se cierra a propósito, tampoco es como si lo disfrutara. Es solo que, hay días en los que simplemente no puede consigo mismo, ni con los recuerdos, ni con todo ese dolor que lleva dentro.
 Agradece mucho que su compañero sea capaz de comprenderlo, o que por lo menos actúe como si lo hiciera.
 —¿Desde cuándo? —continúa con su interrogatorio sin sentido, sin saber exactamente a dónde es qué quiere llegar, tomándose un segundo para preguntarse mentalmente por qué de pronto quiere saber esas cosas, por qué de repente insiste en ponerse en esa situación conociendo perfectamente que no puede cargar con más peso del que ya lleva, porque de hacerlo solo logrará desplomarse hasta tocar fondo.
 No está preparado para ello. No obstante, sus oídos se abren a la espera de la contestación de su amigo.
 —Desde siempre —admite Niall, y la suavidad que adquiere su tono de voz le hace creer que le tiene más pena de la que está dispuesto a soportar. Harry tiene ganas de que un hoyo se abra en medio de la tienda y se lo trague por completo con tal de no tener que pasar por esto—. Nunca dejamos de hacerlo.
 Harry se llena los pulmones de aire antes de finalmente incorporarse en el asiento. Su mirada se enfoca en el panecillo que ha dejado por la mitad y que ahora tiene que estar tan frío como una tarde de invierno, imposible de comer.
 La resaca no se le ha ido todavía, y las náuseas que debió sufrir la noche anterior ahora están rugiendo en sus entrañas en una especie de venganza por haberse descuidado a sí mismo hasta este momento. Piensa que tal vez debió quedarse en el departamento de aquel muchacho cuyo nombre todavía sigue sin recordar, aunque no está muy seguro de para qué.
 —¿Siguen viviendo todos en Painswick? —musita, su cabeza se cae ligeramente hacia la derecha, hasta que la parte inferior del móvil le está rozando el hombro y corre el riesgo de sufrir una tortícolis en cualquier instante.
 La mención de la localidad en la que estuvo viviendo desde su nacimiento hasta los veintiún años le deja un sabor espantoso en las papilas gustativas, así como también le produce una acidez inexplicable en el centro de la garganta que no le permite tragarse toda la amargura que se le queda en la cavidad.
 Ni siquiera odia Painswick. No tiene ningún mal recuerdo de su infancia en esa casa que sus padres eventualmente tuvieron que vender y que hace años no ha vuelto a ver, sus años en la secundaria fueron bastante agradables —lo cual es mucho decir tomando en cuenta que su camino a través de la pubertad fue espantoso— gracias a ese pequeño grupo de amigos que solía tener y que ahora no podría reconocer si se los llegara a encontrar en la calle, y su tiempo en la universidad fue lo suficientemente maravilloso como para que no tuviera la necesidad de guardarle ningún tipo de rencor a ese pequeño pedazo de tierra.
 Lo cierto es que su vida en Painswick era decente, podría decir incluso que fue inmensamente feliz estando allá, y aun así, nada pudo impedir que hiciera sus maletas y tomara ese tren a Londres que marcaría el resto de una triste existencia y que se quedaría con la mitad de su corazón en la misma puerta, junto con las ganas que le quedaban de vivir porque el resto de su alma se había perdido la noche anterior, entre unas manos cálidas que lo conocían en cuerpo y espíritu, entre unos ojos azules repletos de temor y agonía que ya no puede recordar porque le lastima demasiado el siquiera intentar hacerlo.
 Todo lo que fue alguna vez lo dejó en Painswick, en un pequeño jardín a mitad de la noche, cuando la brisa de la primavera soplaba con suavidad y no era consciente de que Harry estaba tomando decisiones que no lo beneficiarían y que, al contrario, lo único que lograrían serían estancarlo por la eternidad porque él de verdad no puede olvidar casi tanto como es incapaz de recordar.
 —Bueno —la respiración de Niall lo saca de sus cavilaciones y lo obliga a sacudir las pestañas pues su mirada se ha quedado perdida en alguna esquina de la mesa, en donde la textura ha creado un patrón admirable que él no ha podido apreciar al estar rememorando cómo una sonrisa sincera podía existir en su rostro y cómo se sentía tener el cuerpo ligero—, Beth se mudó a Glouchester y Vladimir está trabajando en Stroud desde hace cinco años, creo —cuenta sin ningún orden en particular—, y Johnny, eh ¿te acuerdas de Johnny?
 El nombre le suena, más su rostro es algo que no conserva dentro de su caja de memorias. No tiene los rasgos de nadie excepto los de una persona en particular y esos ni siquiera puede tenerlos en cuenta sin que resulte ser desgarrador para él.
 —Sí —responde en cambio, queriendo saber de todas formas, anhelando escuchar cualquier cosa que no sea su propia pena.
 —Él vive aquí en Londres como nosotros —revela, y ese es el único dato que logra que al rizado se le alcen las cejas momentáneamente. El gesto no le dura demasiado, pues Niall continúa hablando—. Los demás sí han hecho sus vidas en Painswick hasta donde tengo entendido.
 Harry asiente. Bien. No es información segura, pero puede tomarla. Puede tomarla porque es lo único que tiene de los pasados diez años y no hay nada que pueda hacer al respecto.
 No tiene la menor idea de lo que está haciendo cuando sus labios se separan.
 —Y… —deja las palabras en el aire al sentir como un nudo se le forma en el filo de la garganta. Su intención es preguntar por alguien en específico, pero su nombre no encuentra el camino entre sus cuerdas vocales— ¿y…?
 Aprieta los labios, se los humedece. Se pasa la mano por el cabello, luego por la frente. Se estruja uno de los ojos, el que menos lágrimas guarda, y no puede.
 No puede hacerlo. No puede preguntar por él porque si dice su nombre se va a romper en pedazos, como una caja de cristal en manos de un niño descuidado.
 Se vuelve frágil y de papel en ese preciso momento, rayado y liviano al merced de un viento poco piadoso que parece tener la intención de llevárselo volando hasta quién sabe dónde.
 —¿Qué? —inquiere su amigo después de unos segundos en silencio, mientras Harry ha estado buscando su coraje tan sólo para fallar miserablemente.
 —Nada —se apresura en decir, su voz siendo un hilo que cuelga de un acantilado. Carraspea, sacude las pestañas, se toma el resto de un café fríamente espantoso y chasquea la lengua antes de cambiar de tema—. Eh, ¿vas a ir a la reunión? 
 —Si no tengo nada mejor que hacer, sí —pronuncia, otra vez sonando casual, completamente ignorante al hecho de que el rizado está al borde de un colapso mental. Es mejor así—. ¿Quieres que nos vayamos juntos?
 La respuesta ideal sería no, pues Harry sinceramente no quiere nada que ver con ese reencuentro generacional. Sin embargo, los dedos de la mano que le queda libre se cierran en torno al borde de esa chaqueta estrecha y ajena, y sus párpados se cierran con tanta fuerza que cuando los vuelve a separar está viendo manchas negras.
 —Seguro —acepta con toda la imprudencia del mundo, con todo ese dolor guardado comenzando a mezclarse con la curiosidad y con un quizás que ni siquiera debería de estar considerando. Puede estar tomando otra vez la peor decisión de su vida, pero honestamente ¿Qué más puede perder? Se aclara la garganta nuevamente y golpea la esquina de la mesa con el dedo índice antes de tragar saliva y hablar—. Te voy a dejar —murmura en una despedida, conociendo el cambio en su respiración y el repentino picor en las esquinas de sus ojos—. Hablamos luego.
 —Está bien —dice Niall sin ánimos de retenerlo, a pesar de que la voz de Harry se ha ahogado en la última palabra y ha sido bastante obvio que algo le está sucediendo. Pero el rubio no pregunta sobre eso, no porque no le importe, sino porque tal vez sabe perfectamente lo incapaz que es el rizado de hablar sobre ello—. Te llamaré en la semana para que coordinemos.
 Deja escapar un sonido afirmativo con la garganta y se apresura a colgar para no exponerse al suspiro tembloroso que se le escurre de todas formas y a pesar de que ha hecho hasta lo imposible por retenerlo.
 Deja el celular sobre la mesa y se cubre el rostro con ambas manos, presionando los dedos sobre sus ojos mientras una presión agónica está destrozándole el pecho hasta causarle la impresión de que lo va a matar.
 No puede creer que su día se haya arruinado de este modo. No puede creer que alguien de su promoción haya creído que es una buena idea volver a encontrarse los unos con los otros. Pero, sobre todo, no puede creer que haya aceptado ir a esa pequeña villa en el condado de Gloucestershire.
 Si se lo dijera alguien más habría estado furioso, pero ahora mismo todo lo que puede hacer es evitar ponerse a llorar.
 No sabe cómo es que va a hacer esto.
 Harry está teniendo una semana muy difícil, una que fácilmente podría confundirse con cualquier otra de las que ha estado teniendo desde que tiene memoria si tan solo no se sintiera más triste de lo habitual.
 Es miércoles, uno terrible si se lo pregunta. La noche ha caído sin remedio hace un par de horas, como de costumbre, y su malhumor ha alcanzado niveles insoportables incluso para sí mismo. Ha estado irritado desde que salió del trabajo, o quizás desde antes considerando que su rutina laboral fue insufrible e infinita dentro de su rango de consciencia, siempre robándole toda la energía, sin falta ni misericordia, sin una pizca de esa piedad que está necesitando constantemente al cargar todos los días con esta agonía silenciosa e inexplicable que se desenvuelve sin falta en sus entrañas.
 También está cansado y hambriento, y tan melancólico que, el siquiera quitarse los zapatos en la entrada para ponerse esas sandalias que acostumbra a dejar disponibles en una esquina, resulta ser una tarea sumamente complicada de realizar.
 Lo ha hecho, de todas formas, así como también se ha arrastrado hacia su habitación para despojarse de sus prendas, meterse en el baño y olvidarse de que es un lo más parecido a un inútil —desde su perspectiva— oficinista esclavizado por una empresa de ventas que podría disfrutar si tan solo no estuviera tan predispuesto a la miseria a causa del recuerdo de una persona en particular.
 Se ha tomado su tiempo en la ducha, más del que resulta ser prudente y necesario, pero necesita hacerlo, pues ese resulta ser el único momento en todo su día en el que se permite sentir las cosas del modo más apropiado posible, sin alcohol de por medio, sin cuerpos ajenos y desconocidos a su alrededor, tocando el suyo y haciendo lo que se les venga en gana porque no podría importarle menos lo que hicieran con él.
 Sabe perfectamente que nadie va a tratarlo del mismo modo en el que alguien más lo hizo alguna vez, que ninguno de esos hombres llegará a quererlo tanto como él lo hizo, en el pasado, ese que ahora es muy lejano y que a duras penas es capaz de recordar tras haberse obligado a olvidar cosas en específico con el único propósito de sobrevivir a la soledad. No importa cuantas veces lo intente, incluso si se esfuerza todos los días, todas las noches, su corazón no se abrirá al cariño de nadie más.
 Su amor está cerrado bajo candado y no tiene la llave, se la dejó a él hace mucho tiempo, antes de que sus caminos se partieran por la mitad y nunca más se volvieran a encontrar. Es un martirio constante tener que pensar en todo eso estando debajo del grifo, pero de nuevo, es algo que simplemente no puede ignorar aún si hace todo lo que está dentro de él para lograrlo.
 Eventualmente termina su ducha, con los ojos irritados, con el cuerpo adolorido por la aventura fugaz que tuvo en la oficina con un sujeto que no le quitó los ojos de encima y que obtuvo su oportunidad durante la hora del almuerzo. No fue nada importante y lo mantuvo distraído, pero duda que se vuelva a reunir con él al no ser un aficionado de mezclar su imprudencia con su labor.
 Sale del cuarto de baño con el pelo medio húmedo y una toalla alrededor de la nuca. El letargo se va desenvolviendo por sus músculos como una serpiente arrastrándose en el suelo y no hace más que deslizarse sobre el colchón para recostarse un segundo, o dos, o tres, o todos los que sean necesarios para quitarle esa tonelada que le pesa en el alma.
 No lo consigue, por supuesto, pues lo tiene adherido en el espíritu que va mucho más dentro y es más difícil de eliminar. Gira sobre su propio estómago y alcanza los pantalones que estuvo usando el día de hoy y que dejó en el suelo con la esperanza de recogerlos en algún momento del fin de semana o, en el caso más ideal, mañana.
 Busca el móvil entre los bolsillos y finalmente se digna a revisar su correo electrónico. Encuentra mensajes relacionados a su trabajo que se promete leer en otro momento y se tortura buscando ese que ha estado pendiente en alguna parte de su cabeza desde que habló con Niall al respecto el sábado pasado.
 Lo ideal habría sido que no estuviera allí, que el correo no se encontrara en su bandeja de entrada ni en el buzón de mensajes no deseados, pues eso le haría las cosas más sencillas y le afligiría menos. Sin embargo, no sucede de ese modo, porque Harry halla el correo en el siguiente segundo y en el próximo lo está abriendo.
 El corazón le late con rapidez nostálgica y la luz artificial de la pantalla le hace daño en los ojos al haber estado todo el día detrás de un monitor de computadora, pero aun así se las arregla para leer cada palabra de ese texto digitado a todos los estudiantes de una promoción universitaria de la que no ha vuelto a saber desde su graduación.
 Es una invitación bastante casual, aunque lo suficientemente respetuosa como para que el rizado pliegue ligeramente las cejas y tenga ganas de bufar. Quien lo ha redactado ha sido Stewart, un sujeto que solía ser demasiado parlanchín y extrovertido hasta la muerte, siempre hablando con todo el mundo al mismo tiempo, siempre demasiado caótico para el gusto de todos, pero lo suficientemente agradable como para que nadie pudiera detestarlo realmente.
 A Harry le caía bien Stewart, solían salir en grupo de vez en cuanto —especialmente porque Stewart pertenecía a todos los grupos y a la vez a ninguno en específico— y se reía de vez en cuando de sus ocurrencias y alguno que otro chiste cuando no estaba ocupado perdido entre los brazos de aquel que era su amor, y era divertido, y Harry no puede recordar por qué decidió perder contacto con él, con todos en realidad.
 De todas formas, le sorprende un poco la capacidad de Stewart para escribir ese mensaje que contiene un saludo amigable y general para todos los involucrados, una propuesta de reunión bien plasmada con todo y signos de puntuación incluidos, una fecha pautada para el sábado de la semana que viene, una dirección, una hora, y, por último, una solicitud de confirmación que le ayude a saber quiénes estarán presentes y quienes no para poder coordinar con el restaurante en el que se encontrarán.
 Hay una despedida tranquila y un deseo de que todos puedan asistir plasmado al final del mensaje, y Harry no puede hacer más nada que suspirar porque eso ha sido todo. Es un correo cualquiera, uno insignificante, común y corriente, y el rizado se lo habría tomado mejor si tan solo no se hubiera puesto a revisar todas las direcciones de email que están incluidas en el área del destinatario.
 Ese ha sido su gran error, no solo porque emplea una buena cantidad de minutos leyendo nombres de personas cuyos rostros ya no guarda en el registro de su memoria, sino porque también tiene esta expectativa rugiendo en alguna parte de su pecho, incomodándolo sin sentido, molestándole hasta el punto de tener ganas de meterse la mano en la caja torácica y sacarse los órganos para dejar de sentirse así.
 No es algo que puede hacer, por supuesto, y de todos modos ya ni siquiera interesa, pues se halla con el único nombre que ha estado buscando al mismo tiempo en el que esperaba no encontrarlo. Es contraproducente y doloroso leerlo, pero está ahí, y Harry lo mira fijamente como si estuviera esperando que en cualquier segundo se fuera a desvanecer o a cambiar por cualquier otro.
 No lo hace, y quizás Harry se siente un poco nauseabundo al considerar que, si decide acudir a la reunión, terminarán encontrándose por primera vez en más de ocho años. Ni siquiera sabe cómo debería de sentirse al respecto.
 No tiene la menor idea de que es lo que debería de guardar en su interior al imaginar lo que parece ser un inevitable reencuentro, principalmente porque es incapaz de visualizar cómo serían las cosas entre ellos una vez que estén cara a cara. 
 ¿Se mirarían a los ojos o evitarían los colores en sus cuencas bajo todas las circunstancias?, se pregunta Harry mentalmente, sin apartar la vista de las letras que conforman ese nombre que se repite en su cabeza todos los días, sin falta, sin descanso.
 ¿Le dirigiría la palabra o se quedaría mudo al verlo?, continúa con sus inquisiciones de la forma más inevitable de todas.
 ¿Se sentaría a su lado para saludarlo y hacerle compañía del modo más cruel posible o se mantendría en algún otro extremo de la mesa? Allí en donde sus voces no sean escuchadas y solo puedan atestiguar gestos incómodos con las manos antes de regresar la atención a cualquiera menos a ellos. 
 ¿Pretendería que no se rompieron el uno al otro o le dedicaría el mismo gesto que le dio cuando se dijeron adiós? Harry no cree poder volver a pasar por algo como eso.
 No considera que el tiempo lo haya hecho lo suficientemente fuerte como para presenciar una vez más el quebrantamiento en esos ojos azules que aparecen en sus sueños de cada noche y que lo tienen con el alma colgando de un precipicio sin fondo.
 No podría, y lo sabe, y es por esa razón qué hay una parte de su alma que le implora que no vaya a esa reunión, que se quede en casa, que le diga a Niall que algo ha surgido en su trabajo que no le permitirá asistir o que se ha comido esta carne en mal estado que le ha destrozado las tripas y que lo obliga a permanecer en casa por al menos dos noches.
 No obstante, no puede hacer eso, pues tiene esta otra parte un poco más grande que la cobarde que le dice que debería ir y ver que ha sido de él, averiguar qué ha hecho, cómo luce, qué tanto ha cambiado y qué partes de él siguen siendo iguales a como las recuerda.
 La curiosidad parece ser más grande que el dolor que ha estado habitando dentro de él desde que tiene memoria, y para cuando parpadea y se da cuenta de sus propias acciones, Harry está respondiendo el correo electrónico de Stewart para hacerle saber que puede contar con él para esa noche y que despejara su calendario para que nada pueda evitar su presencia.
 Está a punto de entrar a la boca del lobo cual, si dedo se posa sobre la opción de envío, y lo sabe, pero no puede hacer nada al respecto, pues no tiene fuerzas ni espíritu y todo lo que conserva es este doloroso y asfixiante anhelo por saber qué fue del hombre que alguna vez lo amo casi tanto como Harry todavía lo sigue haciendo.
 Duda que tenga sentimientos por él, ni siquiera está esperando que su corazón se haya congelado con el tiempo ni que lo haya estado esperando aún después de esa fatídica noche, pero, aun así, la sola idea de volver a encontrarse y de escuchar su voz y apreciar, aunque sea de lejos ese azul incesante y significativo lo encienden lo suficiente como para que cierre los ojos, presione la pantalla de su móvil y deje que el internet se encargue de hacerle saber a todos que lo verán pronto.
 Una sensación nauseabunda se desarrolla en el filo de sus entrañas, cerca de donde agoniza, allí en la proximidad de su corazón que late desbocado y se hunde igual que sus tripas.
 Se obliga a respirar con fuerza, creyendo que eso es todo lo que necesita, mucho oxígeno y una resistencia endemoniada que no sabe de dónde podría sacar porque todo lo que le queda es debilidad y mucha, mucha aflicción.
 Se remueve en la cama, hundiéndose entre las sábanas y apretando los párpados una vez más, preguntándose por milésima vez en la vida cuando será el día en el que podrá dejarlo ir o si siquiera será capaz de hacerlo.
 La respuesta siempre es negativa y Harry parece ser masoquista al seguir haciéndola. Su teléfono vibra a su lado, pero no le apetece ver quién ha sentido la necesidad de contactarlo, de modo que simplemente se queda sumergido entre su suplicio y sus cobijas y permanece en ese lugar hasta que el hambre le pica o hasta que el cansancio se posa sobre él y lo obliga a dormir sin llegar a descansar. 
 Esa noche sueña con un reencuentro que sale espantosamente mal, y se despierta con los ojos llenos de lágrimas y la sensación de que todo ese episodio ha sido una premonición a lo que probablemente no vaya a pasar.
 Intenta convencerse de que solo ha sido un sueño, pero su mente parece aferrarse tanto a esas imágenes ficticias que su semana entera se arruina ante el recuerdo de algo que nunca sucedió. Y la pasa mal, durante los siguientes días la pasa espantosamente, tanto que tiene que recurrir a la mayor cantidad de distracciones posibles.
 Se ahoga en su trabajo en la oficina, sale tarde a bares en los que no debería frecuentar con tanta insistencia y conoce a tantos hombres con orbes preciosos que no logran hacer nada por su causa, pues siempre regresa al mismo recuerdo que lo hunde y lo hace sentir como si ya no le quedara nada.
 No repite horas nocturnas con ninguno, aun cuando inconscientemente da su número telefónico a unos cuantos, no llega a contestar ni un solo mensaje porque no es lo que necesita ni mucho menos lo que quiere, a pesar de que ni siquiera sabe qué más desea aparte de eso que claramente no puede tener.
 Llega a hablar con Niall un par de veces, algo breve que consiste en pequeños recordatorios de su encuentro en la estación para tomar ese tren que los llevará a su pueblo natal.
 Harry ha estado evitando prolongar esa conversación, pero el día llega y él está delante del espejo mirando su propio reflejo como si no se reconociera. Se ha cortado el cabello el martes, se ha quitado el vello facial el día anterior y ha elegido su ropa desde esa misma mañana al haber pedido el día libre en el trabajo con la promesa de que llegaría el lunes completamente renovado.
 Hay un cincuenta por ciento de probabilidades de que eso no termine sucediendo, y el rizado ni siquiera intenta aferrarse al otro cincuenta porque no cree que valga la pena. Es consciente de que todo depende de cómo salgan las cosas y no puede evitar sentirse angustiado de que todo salga específicamente mal.
 Se pasa la lengua por los labios, termina de abotonarse la camisa de satín que por alguna razón le ha parecido una buena opción —conoce el motivo, pero honestamente no va a admitirlo ni siquiera para sí mismo—, y se pasa las manos por los rizos con la esperanza de no lucir como si se hubiera tomado más tiempo del necesario en su apariencia.
 Ha tenido que maquillarse las bolsas negras que han estado tatuadas debajo de sus hombros por mucho tiempo, pero ha dejado al aire ese sinnúmero de pecas que salpican el borde de sus pómulos y que se extienden por los rincones de su cuello hasta formar constelaciones en sus hombros y el inicio de su espalda ahora cubierta.
 Respira con pesar, su móvil suena en la notificación de un nuevo mensaje de texto y lo agarra para ver a través de la pantalla como Niall le avisa que ya está saliendo de casa para ir a la estación. Entra a la conversación, le escribe que él también va a salir y no espera a que lo vea para coger su billetera, sus llaves y su tristeza para dirigirse hacia la puerta sin mirar atrás y sin dudar.
 Baja las escaleras como si tuviera grilletes con pesas en los tobillos y emprende su camino hacia la estación a pesar de que le conviene tomar un taxi para no cansarse demasiado. Prefiere caminar, sin embargo, porque así aprovecha para pensar qué cosas va a decir y qué guardará para sí mismo.
 Idea preguntas para aquellos conocidos que con el tiempo se convirtieron en desconocidos, y hasta finge el tipo de sonrisa que va a dedicarle a cada uno menos a alguien en particular. No piensa en él, pues le aterra y le hiela las entrañas, le causa un malestar sin igual y tiene que detenerse porque no puede devolverse y cancelar todos esos planes que ahora mismo lo quieren matar.
 Llega a perderse tanto en sus pensamientos que ni siquiera se da cuenta del momento en que llega a la estación, y la única razón por la que sus pies regresan a la tierra es porque escucha su nombre salir de la boca de alguien más.
 Parpadea casi con cierto aturdimiento, y enfoca la vista en el castaño que ha permanecido a su lado a través de los años y a pesar de todo, aún si en realidad ha sido en la distancia de semanas y hasta meses sin verse o saber del otro. El único. Se acerca a Niall echándole un vistazo de arriba abajo, alegrándose de su vestimenta prudentemente casual pues la idea de no adecuarse a la ocasión de cierto modo lo ha angustiado lo suficiente como para sentirse así de aliviado ahora.
 Le elogia el chaleco mentalmente y se muerde ligeramente el labio inferior tan pronto como se detiene enfrente.
 —Ey —musita una vez que sus ojos se encuentran y la sonrisa del castaño se hace presente—, hola.
 —¿Qué tal amigo? —saluda de vuelta, extendiendo la mano en su dirección y tirando de él en un abrazo tan pronto como Harry la acepta.
 Se traga un jadeo cuando siente las palmadas que Niall le regala y por nada del mundo se permite sentirse incómodo con sus acciones al saber que no puede costearse perder a alguien como él.
 Le devuelve el abrazo por el tiempo que se considera necesario y se mordisquea el labio inferior antes de mirar a su alrededor.
 —¿Solo seremos nosotros dos? —cuestiona, pues ningún rostro le parece conocido y no hay absolutamente nadie acercándose a ellos con intenciones amistosas y entusiasmadas.
 Algo dentro de Harry se sacude cuando el castaño mueve la cabeza de arriba abajo, aunque no logra determinar si es de alivio o desilusión.
 Lo cierto es que no sabe qué está esperando. 
 —Sí, le escribí a Johnny para ver si nos íbamos juntos, pero me contó que su hija se enfermó y que se quedará para cuidarla —le explica, una pequeña mueca de pena deslizándose por sus facciones antes de volver a la normalidad—. Le dije que venías, así que te manda saludos. Espera que podamos juntarnos los tres un día de esta semana, si te parece bien.
 De algún modo, todo eso resulta ser demasiada información para el rizado, quien ha alzado las cejas con cierta impresión de por medio y quien ha percibido como el corazón le da una especie de vuelco al escuchar que Johnny tiene ganas de verlo después de tanto tiempo.
 Está seguro de que ni siquiera lo recuerda y que solo ha dicho eso porque Niall a lo mejor lo ha propuesto. Quién sabe. 
 —¿Johnny tiene una hija? —elige preguntar, evitando todo lo que puede el tocar el otro tema y corresponder esos saludos que no cree necesitar. 
 Niall vuelve a asentir, calmado, acostumbrado a su triste presencia y esa aura melancólica que ha emanado de él desde que se mudó a Londres. 
 —Si, de tres años —responde, dedicándole un ademán con la cabeza para que empiecen a caminar hacia el interior de la estación—. Más o menos, sí.
 Harry lo sigue de cerca, permaneciendo a su lado y colocándose detrás solamente cuando les toca pasar por el sensor de entrada. 
 —¿Y está casado? —pregunta nuevamente, sacando su billetera para conseguir la tarjeta que registra todos sus viajes. El castaño pasa primero con la suya, y Harry cruza justo después. 
 —Sí —afirma, evitando chocar con un muchacho que aparece de la nada y que parece tener alguna especie de prisa a pesar de que los trenes no han llegado todavía. Lo mira con las cejas medio fruncidas—. ¿No lo sabías? 
 Harry aprieta los labios y se detiene en la línea de la compuerta que les toca para viajar. Sacude la cabeza sintiéndose, una vez más, como si se hubiera perdido de una vida entera. Y quizás lo ha hecho, tal vez se ha perdido cientos de vidas y esta noche será el momento perfecto para darse cuenta de que es así. 
 —No estoy seguro —termina murmurando, con la vista ahora en el suelo, con los hombros tan caídos que casi luce como si en cualquier momento se fuera a derrumbar.
 Puede sentir como su ánimo desciende a cada segundo, llevándose consigo cualquier descarga de energía que no ha tenido en primer lugar, haciéndolo sentir otra vez como que la única opción que tiene ahora mismo es el darse la vuelta y regresar.
 No quiere hacerlo, sin embargo, porque Niall ya está ahí, porque ya se encuentra con él en la estación, porque no tiene ninguna excusa para darle si de repente decide que no puede hacer esto. Y no puede, pero su consciencia y su consideración resultan ser un poco más fuertes que esa aflicción que lo abraza por detrás en todo momento.  
 —Oye —llama su amigo, inclinándose en su dirección, buscando sus ojos aun cuando Harry preferiría que no lo hiciera, pues sabe el tipo de brillo opaco que debe guardar en ellos—, ¿estás bien?
 El rizado alza la cabeza casi de inmediato y arruga las cejas como si no supiera de dónde rayos viene esa pregunta. Lo mira como si hubiera perdido la cabeza, como si la duda no entrara en contexto y hasta estuviera fuera de lugar.
 —Claro —contesta, haciendo todo lo posible por guardar una serenidad que, lejos de ser una verdad, es más una máscara que ha aprendido a utilizar con más frecuencia de la que le gustaría—, ¿por qué preguntas?
 Niall parpadea un par de veces, sin dejar de mirarlo directamente. Su capacidad para mantener el contacto visual con la gente es intimidante y Harry se ve a sí mismo en la necesidad de apartar la vista al no poder tener la misma resistencia. 
 —No te ves bien —señala en un murmullo. Se encoge de hombros como si no quisiera darle mucha importancia, aunque el modo en que su frente se pliega delata su consternación. El rizado está odiando esos segundos con todas sus fuerzas—. Sé que no es asunto mío y que no te gusta compartir ciertas cosas, pero, realmente puedes hablar conmigo si algo está sucediendo, ¿sabes?
 Harry asiente varias veces, con la vista fija en sus zapatos y un encogimiento en el corazón que le está causando mucho dolor. Es una suerte que en ese preciso instante el tren llegue, porque así tiene la oportunidad de pensar en una respuesta razonable que logre ocultar el hoyo negro que tiene en lugar de corazón.
 El estruendo del ferrocarril deteniéndose es incómodo al oído, pero pronto cesa y es reemplazado por una breve música instrumental que acompaña el anuncio de que las puertas se estarán abriendo y que todos los pasajeros deben esperar detrás de la línea sin obstruir el paso a los que vayan saliendo.
 Todo sucede muy rápido, desde la multitud escurriéndose entre ellos mismos para abandonar el vagón hasta la incomodidad del muchacho que mantiene el entrecejo fruncido mientras se las ingenia para no chocar con nadie al entrar. Ambos lo logran con éxito y se apresuran en ocupar un par de asientos corredizos que encuentran disponibles.
 —Solo estoy estresado por el trabajo —responde Harry finalmente, sosteniéndose a la barra metálica que llega al techo del tren. Niall se guarda las manos en los bolsillos de la chaqueta una vez que se acomoda a su lado—. Mis jornadas se han estado extendiendo y hay muchas cosas por hacer allá y yo solo, es estrés. No es nada.
 Una vez más, la voz femenina les comunica que las puertas se estarán cerrando y que nadie debe apoyar ninguna parte del cuerpo de ellas por motivos de seguridad.
 Harry aprieta los dedos contra la barra para evitar que su figura se incline hacia un lado por el impulso que toma el vehículo al arrancar. Niall, de alguna forma, planta los pies en el suelo para impedir esa misma inclinación. 
 —Harry… —intenta decir el castaño en un murmullo dirigido exclusivamente a él.
 Harry sacude la cabeza casi de inmediato.
 —Ser oficinista es estresante, ¿sabes? —lo interrumpe sin más, con esa declaración tan contundente que no tiene nada que ver con sus verdaderas emociones pero que pretende ocultarlas todas. No va a lidiar con esto ahora y su mejor táctica, por ahora, es evadir el asunto, como siempre—, así que me alegra que podamos salir de la rutina y juntarnos de este modo. 
 Su amigo se le queda mirando por un segundo, por dos o tres, quizás cuatro o cinco en un silencio que casi parece sepulcral pero que pronto se ve interrumpido por una suave sonrisa y un cambio de brillo en esas cuencas azuladas que no se parecen en nada a las que están tatuadas en su memoria. 
 —Sí, a mí también —corresponde con gusto, con las facciones ablandadas en una sinceridad que hace que el rizado se sienta menos tenso. Gracias al cielo, el agarrotamiento en sus músculos lo está volviendo loco, y ni hablar del malestar estomacal que permanece apretándole las entrañas—. Tengo curiosidad por saber cómo lucirá nuestro viejo grupo.
 Harry vuelve a fruncir un poco las cejas, esta vez con más confusión de por medio que otra cosa.
 —Pensé que mantenías contacto con ellos —comenta, recordando lo doloroso que fue para él enterarse de todas esas vidas que perdió, memorias que pudieron haber sido felices si tan solo hubiera hecho las cosas de un modo distinto.
 Niall asiente varias veces con una mueca dibujándose en sus labios.
 —Por teléfono y las redes sociales, sí —menciona. Alguien le choca la rodilla sin querer y se disculpa con él—, pero tengo años sin salir con alguno de ellos.
 Aunque no tanto como yo, piensa Harry automáticamente, apenado de sí mismo, con este sabor espantoso haciendo acto de presencia en su cavidad y amenazando con causarle un nuevo disgusto que no tiene ganas de explicar.
 Se queda en silencio al no saber qué contestarle al respecto y casi se alegra de que el castaño no agregue nada más sobre el tema, pues no necesita ser demasiado consciente de sí mismo y de los años que ha perdido.
 Todos parecen haber prosperado en sus existencias, mientras que él no está más que estancado en un amor que tuvo alguna vez y que se hizo trizas en una sola y miserable noche, tal vez por su culpa.
 Suspira y hace todo lo que está dentro de sus posibilidades para no deprimirse justo allí. Afortunadamente Niall inicia una nueva conversación sobre cómo han sido sus propias semanas en el trabajo, y el muchacho escucha con atención mientras el tren continúa recorriendo las vías, en dirección a ese pueblo que no pensó que volvería a visitar nunca más.
 Tampoco creyó que estaría particularmente enfermo de regresar, al menos, no excesivamente. Sin embargo, y a medida en que se acercan a la estación de Gloucestershire, sus intestinos se van apretando dolorosamente, anudándose entre sí para ocasionarle este malestar que tiene que ocultar con todo lo que tiene para no preocupar al chico que permanece a su lado y que habla con el mismo entusiasmo de siempre.
 No ha cambiado ni un poco, mientras que Harry lo ha hecho por completo, hasta no reconocerse a sí mismo, ni a sus órganos, los cuales se le quejan en voz alta en el rechazo por tener que afrontar una situación en la que su valentía no está dispuesta a hacer acto de presencia.
 Eventualmente, consiguen llegar a su destino. El tren se detiene, la misma señorita vuelve a hablar y pronto están bajándose del vagón para recorrer la estación en dirección a la salida. El aire es frío en este lado del sur a causa de las horas nocturnas, lo suficiente como para que el rizado se encoge sobre sí mismo y desee regresar pronto a su piso.
 Niall consigue un taxi para ambos con una rapidez que resulta hasta sorprendente, y durante todo el viaje en carretera hacia Painswick le va contando sobre las personas que ya se encuentran en el restaurante.
 Aparentemente Stephan ya ha llegado y ya hasta está pidiendo unos cuantos tragos con Beth al lado, y no tarda en darle una lista a Niall de la gente con la que se ha encontrado. Menciona a un tal Michael y a una tal Hayley, así como también nombra a una Heather y un Sean, y habla sobre ellos con tanta soltura que es abrumador el hecho de que Harry no pueda poner el dedo sobre ninguno de ellos.
 ¿Quiénes son?
 ¿Qué ha sido de ellos?
 ¿Lo recordarán o también habrán suprimido cualquier memoria relacionada a él con tal de sobrevivir a las melancolías del pasado?
 ¿Habrá un lugar para él en alguna de esas mesas?
 ¿Será recibido?
 ¿Será dejado de lado?
 ¿Le sonreirán con labios cerrados y no pasarán de la tediosa pregunta del qué tal?
 ¿Lo harán sentir como un forastero aun cuando ese es su lugar de nacimiento? 
 Harry tiene muchas preguntas para una sola noche, y ni una sola respuesta cuando todas permanecen dentro de su cabeza. Las palmas le sudan y mirar por la ventanilla se vuelve una tortura cuando el pasar del follaje a velocidad lo hace sentir mareado.
 Quiere pedirle al conductor que baje un poco la rapidez, pero tiene que hacerse la nota mental de que están en una carretera y que es de noche y que fácilmente podrían sufrir un accidente si va más lento de ahí. De modo que, se obliga a apretar los labios y sus propias manos y a quedarse quieto mientras Niall continúa hablando como si nada le estuviera sucediendo.
 Harry no sabe si está fingiendo ignorancia o no sabe cómo preguntarle si se encuentra bien una vez más. No tiene idea de cuándo, pero llegan al restaurante, y la única razón por la que se entera es porque el castaño comenzado a caminar se extiende incluso le toca el hombro varías veces y le notifica que ya se deben bajar. Dividen la tarifa por la mitad, y Harry se da cuenta de que de verdad no puede hacer nada de esto tan pronto como sus pies caen sobre el asfalto. 
 Alza la vista hacia la infraestructura, familiarizándose con ese estilo de construcción tan habitual en el condado que hace que todos los locales se asemejen y solo sean capaces de diferenciarse por los letreros y alguna que otra decoración exterior que lo haga destacar.
 En este lugar en particular hay muchas plantas, demasiadas, a decir verdad, en variedades que parecen extenderse incluso en el interior. Hay un carillón de viento colgando de la entrada, produciendo una melodía casi xilofónica gracias a la ternura de una brisa nocturna que se pasa de friolenta.
 El sonido pretende apaciguar las malas sensaciones que atraviesan el sistema del rizado, pero esas misma emociones son un poco más fuertes que nada y lo torturan sin piedad, asfixiándolo, descuartizándolo, convirtiéndolo en esta masa amedrentada de pura agonía y desasosiego. 
 El nerviosismo se posa sobre él como una manta en tiempos calurosos, y la ansiedad crece como un cáncer maligno que ha guardado silencio hasta devorar cada uno de sus tejidos, y sabe que no puede hacerlo.
 No puede.
 No quiere, pues tiene miedo, terror por verlo, por reencontrarse con él, con todos ellos. Le atemoriza tener que dar explicaciones, contar qué ha sido de él, reír y mentir y decir que no tiene pareja pero que su trabajo es bueno y tiene su propio piso y gana bien; escuchar como todos cuentan sobre las buenas vidas que llevan y lo encantador que ha sido el destino con todos ellos menos Harry.
 No quiere pasar por nada de eso, menos si eso significa tener que oír las anécdotas de ese hombre en específico.
 —Harry, ¿vienes? —llama Niall de pronto, quien en algún momento comenzó a caminar hacia la entrada dejándolo atrás. 
 Harry siempre se está quedando atrás.
 Con el nudo que tiene en la garganta, se le hace imposible hablar, así que opta por asentir con la cabeza y obligar a sus piernas a emprender camino.
 El bullicio de los comensales se cuela por sus tímpanos, molestándolo, irritándolo incluso más que esos bares a los que frecuenta en busca de una compañía que más que desearla, la necesita para no derrumbarse.
 Desde ya tiene la sensación de qué hay más gente de la que puede soportar, pero lo comprueba una vez que Niall le dirige la palabra a uno de los recibidores, quien les sonríe con amabilidad acostumbrada y los dirige a ambos hacia varias mesas en área abierta del restaurante.
 No podría concentrarse en el ambiente ni el estilo del local, así como tampoco podría mirar hacia las mesas repletas de personas que no tienen nada que ver con él, ni su pasado, ni mucho menos su presente, por lo menos no cuando con cada paso que da está cada vez más cerca de sus años universitarios.
 Es ahí cuando Harry los ve a todos. Un montón de caras vagamente conocidas, otras tantas completamente desconocidas, y muy pocas otras que estallan en su memoria como un torpedo dispuesto a arrasar con todo dentro de él.
 Niall llama la atención de los presentes con un saludo alto y sumamente jocoso, logrando que muchos de ellos interrumpan sus conversaciones mezcladas para girar los rostros en su dirección y devolverle la cordialidad con un entusiasmo que el rizado no comprende.
 Se queda detrás, medio contrariado, definitivamente más tímido de lo que le habría gustado, especialmente cuando Vladimir —una de las poquísimas caras que guarda en su caja de recuerdos— se pone de pie con una sonrisa y va directo a su encuentro. Se abrazan como si no se hubieran visto en años —tal vez no lo han hecho—, con palmadas en la espalda incluidas y carcajadas que no tienen sentido alguno pero que están igual de presentes que sus alegrías al reencontrarse.
 Luego aparece Beth, quien tiene el cabello negro y Harry nunca la había visto con un tono así de oscuro, rememorándola siempre rubia o del color de la miel, lo suficientemente clara como para que ahora le parezca una extraña entre una multitud de personas que nunca más volvió a ver.
 —¿Harry? —llama alguien de pronto, logrando que el hombre de ojos verdes pegue un respingo al haberse disociado y aparte la vista de cómo el castaño y la pelinegra se han fundido en un abrazo que le sacaría lágrimas a cualquiera— Harry Styles, ¿de verdad eres tú?
 Harry parpadea, encontrándose de frente con Vladimir, quien jadea tan pronto sus orbes se encuentran y quien luce tan, pero tan contento e impresionado —sobre todo— de verlo, que el rizado está a punto de vomitar.
 —¡El mismo! —exclama Niall por su lado, cayendo del cielo en el momento más adecuado porque él sinceramente no estaba encontrando las palabras en sus cuerdas vocales. 
 Tiene este nudo en la garganta que no lo está dejando respirar, y su sonrisa ahora es tan temblorosa que no sabe cómo es que todavía no se ha transformado en una mueca dolorosa que lo delate en ese mismo instante.
 —Hola, Vladimir —saluda en un murmullo una vez que se ha dicho a sí mismo que no hay marcha atrás y que no puede permitirle a nadie ese tipo de penas a sabiendas de que hay más miradas sobre él de las que le gustarían. 
 Además, este sujeto jamás le hizo daño en el pasado, si acaso, de los dos quien terminó dejándolo todo fue él, mientras que los demás solo se quedaron con la pregunta en la boca de qué sucedió para que se marchara de esa manera, para que no dijera adiós, para que cambiara su número telefónico y no se dignara, siquiera, a hacérselos saber. 
 Harry fue el que los dejó atrás y no al revés. El único que fue demasiado cruel fue él mismo y lo lleva sabiendo por tanto tiempo que le avergüenza enormemente tener que enfrentarlos tantos años después. 
 Jamás les ofreció una disculpa —e incluso ahora ni siquiera tiene una—, y aun así los tiene delante, emocionados, conmocionados de volver a verlo.
 —¡No puedo creerlo! —exclama el hombre de ojos dorados entonces, volviendo a sacar al muchacho de ese trance repleto de lamentos y arrepentimientos que bien podrían llenar un libro entero— ¡No puede ser!
 Harry pega un respingo ante su entusiasmo y de pronto, Vladimir se da a sí mismo la oportunidad de abrazarlo. Lo rodea por los hombros y la cintura con los brazos, estrechándolo contra su cuerpo antes de darle varias palmaditas que dejan al rizado tan, pero tan desconcertado que apenas es capaz de ejecutar algún movimiento.
 Sus ojos vagan por los rostros de los demás presentes, el rubor le sube a las mejillas y el bochorno llega a ser tan grande para él que tiene que apartarse por un momento. Vladimir lo deja ir, por supuesto, y su contentura no disminuye ni un poco aun cuando el semblante del oficinista no es tan generoso. Niall se acerca con disimulo.
 —Qué sorpresa que estés aquí, amigo —dice el muchacho a continuación, haciéndose a un lado para que Beth entre en el espacio murmurando un saludo bastante característico y le ofrezca una enorme sonrisa y un abrazo a Harry, quien incómodamente lo corresponde en la medida de lo posible—. Han pasado ¿cuántos años desde que no nos vemos?
 —Unos cuantos —consigue responder el rizado, el nudo en su garganta es inmenso y el abrazo que le da Damián, quien ha aparecido de la completa nada y quien ha ido primero por Niall, solo logra apretárselo mucho más—, ha sido mucho, sí.
 —¡Ha sido mucho, sí! —repite con esa enorme sonrisa que le quiere partir la cara y Harry no lo entiende.
 No lo comprende ni un poco.
 ¿Por qué está tan feliz de verlo?
 ¿Por qué todos tienen esa mirada tan nostálgica y enternecida reluciendo en sus cuencas?
 ¿Por qué todos lucen como si no lo hubieran dejado de querer ni un poco a pesar de que nunca más los volvió a ver?
 ¿Será porque recuerdan los años universitarios más que cualquier otra cosa?
 ¿Es por el pasado que vivieron?
 ¿Han sido capaces de olvidarse del presente y darle más importancia al tiempo compartido en lugar de prestarle atención a lo que sucedió después?
 ¿No le guardan la más mínima pizca de rencor por el abandono?
 El rizado tiene muchas preguntas, demasiadas, y ninguna de ellas logra ser respondida en el siguiente segundo, pues tiene a Stephan acercándose a ellos y haciendo otro nuevo escándalo en el que él y Niall son el centro de atención.
 Una nueva ola de abrazos y cuestiones referentes a su estado y lo que estaba haciendo le empiezan a llover por montones, como un chubasco inesperado que le empapa hasta el alma y lo abruma lo suficiente como para necesitar un descanso.
 Su amigo se da cuenta de ello en todo momento, de lo nervioso que se está poniendo, pues le rodea los hombros con uno de los brazos y comienza a contestar por él, haciendo bromas de aquí para allá, siendo jocoso como siempre, demasiado bueno disimulando sus conocimientos del verdadero estado emocional de un rizado que se ha forzado a sí mismo a aclararse la garantía varias veces y a contestar interrogantes como en dónde trabaja ahora y qué ha estado haciendo.
 Les cuenta con cautela sobre su empleo y su piso en Londres, y sobre cómo la comida allá es muy buena a la vez que evita mencionar el tipo de cliente frecuente que es en los bares, y su probable adicción al alcohol y al sexo, esto último siendo algo que definitivamente debe evadir a toda costa.
 Le llega a avergonzar lo alborotados que están siendo por la reunión de la banda —esas han sido las palabras de Damián, todos lo han encontrado hilarante menos Harry, por supuesto. Se ha amargado con los años, aparentemente—, especialmente cuando uno de ellos propone que continúen con la conversación en la mesa, añadiendo que les han guardado un espacio a ambos y que una nueva ronda de bebidas está por llegar.
 Harry se sienta en una de las esquinas de afuera y cree que Niall va a ocupar el asiento que queda a su lado. Sin embargo, el castaño ocupa el que está a la izquierda de Beth, dejándolo a la derecha de Vladimir y a la izquierda de absolutamente nadie. Se muerde el interior de las mejillas, pues en su mente transcurre este pensamiento de que alguien en particular podría ocupar ese mismo espacio aún sin saber cuándo.
 Ni siquiera sabe si está allí.
 A decir verdad, el recibimiento que tuvo fue tan excéntrico que no tuvo la oportunidad de ver a nadie más que a su grupo, por lo que aprovecha ese momento para hundirse el corazón y echar un vistazo por los alrededores, con el murmullo de la conversación de personas que no volvió a ver después de la graduación haciéndole cosquillas en los oídos.
 Se da cuenta entonces, de qué hay más personas en su condición, y que, de hecho, hay demasiada gente en esta parte del restaurante. Las mesas han sido juntadas para formar un enorme conjunto compartido, lo suficientemente grande como para serpentear por el terreno sin arruinar la estética del restaurante ni mucho menos obstruir el paso para los meseros que han estado yendo de un lado a otro, llevando bebidas, tomando órdenes, abriendo nuevas cuentas separadas y tratando de escuchar por encima de ese bullicios que se asemeja al zumbido de una colmena.
 Caras conocidas van y vienen. Voces que le suenan de algo colman sus tímpanos. Y son más de cinco las veces en las que hace contacto visual con alguien que le saluda con un movimiento de mano y una sonrisa que Harry solo atina a corresponder por puro acto reflejo.
 Sabe que convivió con muchas personas durante sus estudios, que sus clases le permitieron conocer un sinnúmero de individuos que seguirían saludándolo incluso cuando el semestre hubiese terminado y le tocara a cada uno continuar por un rumbo distinto. De modo que no debería sorprenderle tanto que alguien lo reconozca y le haga saber que todavía lo recuerda.
 Harry solía ser bastante amistoso en aquellos tiempos, siempre muy amable con cualquiera que le dirigiera la palabra o no. Solía saludar a todos cada vez que entraba a las aulas y tenía la costumbre de mantener pequeñas conversaciones con todo aquel que estuviera a su lado. Les fascinaba hablar y reírse y regresar al final del día con su novio para contarle qué tan aburrida o interesante había sido una clase o lo que sea.
 Harry le hablaría sobre cualquier cosa y él lo escucharía con todo el gusto del mundo, porque lo quería.
 Quería. Pasado. Ya no más. 
 Aprieta los labios reprimiendo esa mueca que quiere deslizarse por sus facciones y termina soltando un pesado suspiro una vez que sus ojos terminan de escanear el resto de la zona.
 No está.
 El hombre que ha echado de menos con cada fibra de su cuerpo y al que ha tenido volver a ver por tanto tiempo simplemente no está presente. No hay una sola esquina que no haya revisado ya, ni ningún castaño que haya pasado desapercibido por delante de él. Él sencillamente no se encuentra presente y Harry ahora tiene esta decepción abrazándolo desde atrás, rodeándolo con sus fríos brazos, ofreciéndole este vacío que le deja un nuevo hueco en el pecho que no sabe si lo matará en el siguiente segundo o al final de la noche.
 Piensa, mientras escucha como Vladimir habla sobre cómo se comprometió hace algunos meses con una muchacha sumamente encantadora, que lo mejor será someterse a la resignación y fingir que no se está desbaratando por dentro, que no pasa nada y que no importa.
 Nunca debió importar.
 Debió de dejarle de importar desde el momento en que tomó ese tren en dirección a Londres, sin despedirse, sin decir nada a nadie. 
 Sin embargo, sabe muy bien que, si le interesa, y es por esa razón que se ensombrece entre toda esa radiante emoción expulsada por la gente a su alrededor. 
 Todos brillan casi tanto como el sol, mientras que él se nubla hasta el punto de convertirse en tormenta. 
 No es una sorpresa, de todas formas. Han sido infinitas las ocasiones en las que él se ha derrumbado delante de la gente sin que nadie se dé cuenta, sobre todo en los bares. Por lo que, sabiendo mejor que nadie que la mejor manera de disimular su tristeza es pidiendo un trago y que le sigan varios, decide levantar la mano para llamar la atención de uno de los meseros.
 Lo consigue en un instante, pidiendo una cerveza de entrada en una cuenta a su nombre. Niall aprovecha la presencia del camarero, pues se suma a la bebida y a él le sigue Damián, y luego Beth, y después todos los otros menos Stephan, quien pide una soda alegando que el alcohol ya no le sienta tan bien como antes.
 Alguien pregunta al respecto, pero Harry no logra escuchar su respuesta, pues Vladimir de repente se está poniendo de pie para darle la bienvenida a alguien que Harry estaba temiendo y ansiando ver.
 Una nueva ola de alegría cae sobre el invitado. Abrazos y saludos llueven por montones, un nuevo momento eufórico de comentarios que van desde “¡cuánto tiempo, hermano!” y “¡mírate, tienes el cabello más largo!” que dejan a Harry medio desorientado y avergonzado y sintiéndose tan diminuto que ni siquiera puede sostener la mirada hacia al frente.
 Así que la baja, y se pierde de todo lo demás, y no la vuelve a levantar hasta que siente como el asiento a su lado es ocupado y el corazón se le cae en pedazos sobre las manos. 
 —Hola —saluda el hombre, con una diminuta sonrisa en las comisuras, con esos ojos tan azules que, por un momento, Harry cree haber ido de visita al cielo aún sin merecerlo.
 Son los mismos ojos que estuvo buscando en cada persona a la que se entregó y que nunca pudo encontrar, y con toda la razón del mundo. Nadie podría tener esas cuencas.
 Nadie nunca podría mirarlo de esa manera.
 ¿Por qué siquiera esperaba poder hallar algún parecido cuando ese visaje no se encuentra en ninguna otra parte del mundo? Solo allí, delante de él, justo a su lado, lo suficientemente cerca como para que el rizado esté seguro de que su memoria jamás les hizo justicia a esos ojos y que el tiempo estuvo a punto de borrarlos de su caja de recuerdos.
 Se había aferrado a ellos, sin embargo, todo el tiempo.
 —Hola —responde, aunque no tiene ni la menor idea de cómo es que sus cuerdas vocales no se han cortado a estas alturas.
 —¿Todo bien? —cuestiona, por consiguiente, su sonrisa un poco más apretada que antes, más incómoda de lo que a Harry le hubiese gustado.
 —Sí —contesta parpadeando.
 Le hace falta el aire, necesita un poco más de espacio. Pero no hay.
 —¿Y en Londres? —continúa interrogando—, ¿todo en orden por allá?
 —Eh, sí. Sí —asiente varias veces, innecesariamente.
 El nudo que alguna vez estuvo en su garganta lo único que hizo fue crecer, pasando por su faringe para dirigirse hacia su estómago y comérselo vivo.
 El dolor en sus tripas se hace presente y sabe muy bien que aquel hombre tiene la intención de decir algo más, pues sus delgados labios se separan y su pecho se hincha en su querer. No obstante, la cerveza que pidió llega junto con todas las demás, y Harry cobardemente se refugia en esos tragos que lo salvan solo durante un rato.
 Gran parte de la velada es como una mancha borrosa en su cabeza.
 Su sonrisa tensa se hizo presente en numerosas ocasiones, su cráneo se movía de arriba abajo en los momentos adecuados, cuando alguien le hacía alguna pregunta directa o pretendía escuchar lo que uno de ellos contaba entre risas y bromas que no llegó a comprender en ningún momento.
 Sus brazos permanecían pegados a su cuerpo, con las manos escondidas entre los muslos, sacando la derecha cada tanto para agarrar esas botellas de cerveza que estuvo consumiendo desde hace rato y también para degustar ese platillo de pasta en salsa blanca que en algún instante decidió ordenar tan solo para no tener que hablar.
 Nunca giró el rostro hacia él, pues sabía perfectamente que podría estar observándolo o ignorándolo, y ninguna de esas dos opciones le hacía sentir bien. Al contrario, la posibilidad de que estuviera viéndolo a la espera de cualquier interacción era igual de demoledora que la probabilidad de que estuviera pasando de él, fingiendo que la silla está vacía, que no hay absolutamente nadie a su lado y que su presencia, en conjunto a su existencia, no son más que el vestigio de una relación que ya no es.
 Harry sufre en silencio en todo momento, con el corazón vuelto loco en el pecho, saltándose latidos por montón y encogiéndose cada cinco segundos. La mención del nombre del hombre a su lado lo obliga a hacerse de oídos sordos cada tres minutos, y sus cuencas han estado al borde del llanto con tanta frecuencia, que le parece un completo logro el que el grifo no se haya abierto ya.
 En algún instante, cuando el bullicio incrementa un poco más, pues gran parte de los adultos allí presentes ya han consumido una cantidad de alcohol considerable y ahora hablan un poco más alto que hace unas horas, Harry decide que tiene que salir un momento.
 Se disculpa con un murmullo que tiene por seguro que Niall escucha, pues le regala un asentimiento con la cabeza que es más protector que cualquier otra cosa, y se pone de pie para pasar por detrás de la silla que esa persona continúa ocupando.
 Sale del restaurante a paso rápido, rebuscando en los bolsillos de su chaqueta esa cajetilla de cigarrillos que siempre lleva consigo aun cuando en ocasiones ni siquiera termina consumiéndolos.
 Como si el cielo quisiera darle alguna recompensa por esta noche, no solo encuentra la cajetilla, sino también un encendedor que jamás imaginó que podría estar allí. Sisea cuando una ráfaga de viento le quiere helar los huesos, y da la primera calada tras haber prendido la punta del pitillo.
 Exhala entre los dientes y cierra los ojos sin saber si quiere echarse a llorar ahora o le apetece reunir una tranquilidad que no posee con la esperanza de deshacerse de esos temblores que han estado atacando a su abdomen desde el primer instante.
 Tiene la opción de marcharse, de pagar en la recepción y pedir un taxi que lo lleve a la estación de trenes y tomar la línea que lo lleve directo a Londres.  Pero no puede. Anda con Niall después de todo, abandonarlo sería traicionar a la única persona que no se ha marchado de su lado, que no lo ha dejado en el olvido y que se mantiene al pendiente de él aun cuando Harry no lo necesita, o al menos, se convence cada día de que no lo hace.
 No puede marcharse. No puede escapar por más que quiera hacerlo.
 Respira en voz alta, sintiéndose atrapado en esa noche, y vuelve a darle una larga calada al cigarro antes de golpear el cilindro suavemente para deshacerse de las cenizas que sobran.
 Está a punto de inhalar una vez más cuando de pronto, el chasquido de la puerta a su espalda lo obliga a mirar hacia atrás. Los huesos se le paralizan y está seguro de que el corazón también se le detiene cuando su vista se enfoca en él, en ese azul incomparable, en ese rostro que lo ha estado persiguiendo en sueños pero que no se parece al de antes porque ha cambiado.
 Ha cambiado tanto y todo para bien, pues está mucho más guapo, mucho más llamativo. Harry no tuvo la oportunidad de observarlo bien dentro del restaurante, pero ahora es capaz de ver su rostro apropiadamente.
 Tiene una barba espléndida cubriendo su mentón y la parte inferior de sus mejillas. Su nariz está un poco más fina que antes, menos respingona y su boca sigue siendo igual de rosada que siempre.
 En las esquinas de sus ojos habitan varias líneas inofensivas provocadas por los años o por esas encantadoras marcas de expresión que solían hacerse presente cuando reía o sonreía mucho. Asimismo, tiene el pelo un poco más largo de lo que nunca se lo vio antes, pero al menos conserva ese flequillo que lo caracterizaba en ese corte de cabello que tan bien le sentaba.
 Y está guapo. Dolorosamente guapo.
 Y Harry sufre por ello, especialmente cuando el castaño se termina acercando a él con los labios apretados, hasta quedar, una vez más, a su lado. El rizado mantiene la vista sobre el asfalto. El humo del cigarro le quiere alcanzar las fosas nasales.
 —¿Desde cuándo fumas? —pregunta de pronto, antes que cualquier otra cosa, como todo un saludo que toma al hombre de ojos verdes más desprevenido de lo que le habría gustado.
 —¿Qué estás haciendo aquí? —responde en cambio, ignorando el escalofrío que le causa el sonido de su voz, atribuyéndoselo a la brisa como si su mente no fuera ya demasiado consciente.
 —También tengo el hábito —contesta con sencillez, sacando su propia cajetilla del bolsillo de su pantalón—. ¿Desde cuándo lo haces? —vuelve a preguntar.
 Harry arruga las cejas entonces, todavía con la vista clavada en la acera, en sus zapatos, en las cenizas que no dejan de caer de su cigarro. Le da una nueva calada y se encoge de hombros.
 —Qué sé yo, Louis —termina respondiendo, con la boca y la lengua cosquilleándole ante la pronunciación de un nombre que solo escuchó decir a sí mismo entre sueños.
 Ha sido un poco más tosco de lo que habría imaginado, pero intenta no culparse por ello, pues esa es la pura verdad. No tiene ni idea de cuándo fue que comenzó a fumar, ni para qué. 
 Louis asiente con cierta conformidad poco segura, y de soslayo el rizado aprecia cómo se dedica a encender su propio pitillo, colando la mano por debajo de su camisa suelta para cubrir con la tela el fuego del viento.
 Es peligroso que haga algo como eso, pero la destreza con la que se maneja deja bastante claro que es algo que ha hecho muy a menudo y que ya cuenta con la experiencia para no incendiarse en el proceso.
 Harry deja caer su cigarrillo, y lo pisa antes de guardarse las manos en los bolsillos de la chaqueta con el único propósito de esconder el temblor que se presenta en sus dedos.
 Aprieta los labios, y ya no tiene el control de su propia lengua.
 —¿Sabías que iba a estar aquí? —cuestiona de pronto, en un impulso que no sabe si se relaciona con esa ansiosa sensación que está empezando a distribuirse en una gran parte de su cuerpo o si se trata de esa necesidad por averiguar si él también ha pensado como él, sí ha querido saber de él de la misma manera en que Harry lo hizo.
 Louis parpadea varias veces.
 —Huh, ¿supongo? —responde, dándole una calada a su cigarro y dejando a Harry en una especie de limbo entre el malestar y la molestia— Te vi salir, así que…
 —No —lo interrumpe antes de que pueda terminar la oración. Lo ha malentendido y en lugar de marcharse de allí como se supone que debió haber hecho, Harry permanece en su sitio para saber la verdad—, me refiero aquí, a la reunión. ¿Sabías que iba a venir?
 Ciertamente no está demasiado seguro de cómo es que la voz no se les ha quebrado a estas alturas, pues tiene este nuevo nudo en la garganta atormentándolo y causándole la impresión de que lo va a dejar mudo por la eternidad.
 Aun así, se las está ingeniando para hablar, con el entrecejo fruncido y los ojos puestos sobre el rostro de aquel que alguna vez fue su amor.
 Louis aprieta los labios con suavidad, y hace esto de bajar la mirada hacia el suelo antes de patear levemente el asfalto sin llegar a golpear nada en realidad.
 —Ah, eso —musita y es tan bajo que si no estuvieran rodeados del silencio nocturno y el corazón de Harry no estuviera saltándose varios latidos, no lo habría escuchado en absoluto—, sí. Lo sabía.
 De algún modo, la sorpresa que escucharlo decir eso es igual de grande que el repentino rubor que le sube a las mejillas, calentando su piel, causándole este remordimiento que se lo come desde adentro y que no lo deja moverse ni un solo centímetro.
 Los huesos se le entumecen y tiene que hacer un gran esfuerzo por organizar el torbellino de pensamientos que comienza a hacerse presente.
 —¿Cómo? —interroga, aunque no debería. 
 Sabe perfectamente que debería alejarse, que lo mejor que puede hacer es darse la vuelta y marcharse, pues todo esto está siendo más difícil de lo que se pudo haber imaginado. Harry tuvo muchos escenarios en su cabeza, muchas fantasías en las que él y Louis se reencontraban después de tanto tiempo, y ninguna de ellas fue tan decepcionante como este momento. 
 Por qué está decepcionado, sin embargo, ¿acaso estaba esperando algo más de él?
 ¿Qué es lo que quería de un hombre con el que las cosas se terminaron hace más de ocho años?
 ¿Qué era lo que pretendía que iba a suceder?
 ¿Se habrá vuelto loco al pensar que Louis lo tomaría entre sus brazos desde el primer instante y le diría cuánto lo ha extrañado?
 La respuesta es sí. Claramente ha perdido la razón, pues el modo en el que el castaño lo mira no indica en absoluto que lo vaya a abrazar, mucho menos que lo haya echado de menos en absoluto.
 Si tuviera que ponerle un nombre a la expresión que habita en ese azul encantador, Harry elegiría incomodidad, pues lo conoce —o lo conocía— lo suficiente como para saber cuándo se sentía incómodo con algo o alguien.
 Lo está con él.
 Ahora lo sabe. Justo cuando Louis le echa un nuevo vistazo, Harry se entera de que no soporta estar en el mismo espacio con él y no logra determinar cómo es que eso lo está haciendo sentir.
 Su pensamiento de que debería de darse la vuelta e irse aparece una vez más, pero en lugar de hacerle caso como tendría que hacer, opta por ladear la cabeza en su dirección e insistir en esa antigua pregunta que no fue respondida.
 —¿Cómo te enteraste? —repite, esta vez entre dientes.
 El malestar que se lo estaba comiendo ahora se está transformando en una especie de fastidio que le pone la piel de gallina.
 Louis se encoge de hombros, y Harry se siente arder. 
 —Niall me comentó que vendrías con él —responde y la sencillez con la que habla antes de inhalar su cigarrillo hace que al rizado se le agriete un poco el alma.
 Así que Niall mantuvo contacto con él, pero ¿desde cuándo?
 ¿Por qué no se lo dijo? ¿Por qué no le hizo el comentario? ¿Estaba tratando de protegerlo o de hacerlo sentir peor de lo que ya lo hace?
 Y Louis, ¿por qué siquiera querría saber algo como eso? ¿Para qué? ¿Que ganaba con enterarse de su presencia en esa ridícula reunión de exalumnos a la que no debió venir en primer lugar?
 Las cejas se le arrugan automáticamente, un poco más que antes, definitivamente más que antes, y el mismo calor que inunda su rostro decide expandirse por el largo de su cuello, por su pecho, por donde su corazón late con una fuerza estupenda y terrorífica.
 Deja de soportar estar en su propio cuerpo, y allí. No soporta estar allí y en lugar de irse como se supone que tuvo que haber hecho hace unos segundos, cuando pensó en ello por segunda vez —esta es la tercera—, se queda para saber cosas que ciertamente no necesita conocer.
 —¿Le preguntaste si yo iba a venir? —cuestiona con una mueca plegando sus facciones.
 Hay un antebrazo de distancia entre ellos, por lo que es bastante fácil visualizar cómo el humo se escurre fuera de los labios de un hombre que continúa fumando como si la conversación no tuviera el pelo de cien toneladas cayendo en el hombro de ambos. O quizás solo están sobre los del rizado, lo cual tendría más sentido considerando que, aparentemente, es el único que ha estado sufriendo todos estos años. 
 Lo está detestando un poco más que hace un segundo.
 —Sí —confirma en un asentimiento, girando el rostro para verlo directamente a los ojos, chocando ese azul con el irritado verde que habita en las cuencas de un hombre que en cualquier instante se echará a llorar.
 Louis ha preguntado por él.
 ¿Se siente aliviado al respecto?
 ¿Le duele más de lo que le alegra?
 ¿Está siquiera alegre por saberlo?
 No. No lo está. La verdad es que se está muriendo, por milésima vez en una noche. Por millonésima vez en nueve años.
 —¿Por qué? —pregunta sin más, tratando de mantener ese contacto visual que le está calcinando cada esquina de las entrañas.
 Su voz está más ronca que hace unos momentos, más trémula, definitivamente inestable, y quiere echarle la culpa a todas esas cervezas que se tomó para no tener que lidiar con la consciencia de que en cualquier instante se puede echar a llorar.
 Esto está siendo un desastre, especialmente cuando el único que parece afectado por todo es Harry. No le sorprende de todas formas, él es único estancado aquí. 
 La cantidad de segundos que llegan a pasar antes de que alguno de los dos vuelva a hablar es un completo misterio para el universo.
 —Quería verte —confiesa eventualmente, después de unas cuantas caladas silenciosas, permaneciendo con la misma tranquilidad insufrible que está sacando a Harry de quicio.
 Es desolador darse cuenta de que él es el único calcinándose allí. El único que siente como todo a su alrededor de hace pedazos por segunda vez en su vida, en el mismo pueblo en donde nacieron y crecieron. 
 Louis se atreve a girar el rostro hacia el rizado una vez más y esta vez, entre sus cuencas marinas, hay cierta expresión que desconcierta al hombre de pelo achocolatado.
 Es una mezcolanza entre tristeza y pena, con una pizca de una nostalgia que nunca le había visto antes, en conjunto a una añoranza que casi parece de mentira pero que está allí. Es tan real como la dureza que se presenta en su entrecejo, como las palpitaciones de un órgano que resuena en el mutismo de la noche, como el crujido de las ramas y el cantar de cientos de grillos que no paran de intentar llenar el espacio que ahora queda entre ellos.
 Harry ha quedado perplejo en su lugar. El gesto en sus ojos y la confesión lo han tomado por sorpresa, pues es blando, casi débil, como si le conmoviera darse cuenta de sus propias palabras, como si de pronto supiera lo vulnerable que ha sonado al decir eso y no pudiera hacer nada para arreglarlo y no quisiera, ni siquiera, ocultarlo.
 Es extraño y repentino, y Harry tiene que dar un paso hacia atrás porque hace un segundo estaba jurando que Louis no lo volvería a ver con ese tipo de expresión jamás.
 Se equivocó, por supuesto. Se ha estado equivocando mucho, de eso no le cabe duda. 
 Pero ahora es diferente. Se siente distinto.
 —Ha pasado un largo tiempo desde que nos vimos, Harry —le dice en un nuevo murmullo, tan apacible que le hace daño, tan calmado y dócil que lo lastima como si de pronto le hubiera pellizcado, como si le hubiera clavado un puñal.
 Harry frunce los labios para evitar la mueca que quiere desfigurarle la cara. Le pican los ojos y tiene que estrujarse el derecho para evitar derramar las lágrimas que amenazan con salirse.
 —Nueve años —comienza a decir, sus cuerdas vocales temblando como un violín adolorido. La presión en su pecho es asfixiante y ni siquiera estar al aire libre le ayuda a que el oxígeno le llegue apropiadamente al cerebro—. Tenemos nueve años sin vernos, sin hablarnos, sin saber el uno del otro y tú… ¿de repente decides que quieres hacerlo en una reunión de exalumnos? 
 Louis menea la cabeza, con un gesto incrédulo formándose en sus facciones.
 —Bueno, no fui yo el que la planeó —puntualiza, sin comprender que el asunto va mucho más allá que quien ha sido el responsable de eso.
 No entiende que se trata más del reencuentro, de las memorias, de la vida que pudieron haber compartido y que ahora no queda en más que un miserable quizás. Un tal vez que no llega a ser probabilidad por más que Harry lo haya querido.
 —No debiste sentarte a mi lado, Louis —musita, sacudiendo la cabeza. Eso, sin embargo, no es exactamente lo que ha querido decir, pero es que tampoco sabe sobre eso pues el desorden dentro de su cerebro es inaudito y lo está mareando—. No debiste seguirme aquí.
 Por alguna razón, el castaño se muerde el labio inferior y lanza el cigarrillo consumido al suelo con más fuerza de la que es necesaria.
 —Yo sólo venía a fumar —declara en el mismo murmullo.
 Y vaya. Cielos. Si a Harry le quedaba una pieza intacta en el espíritu, lamentablemente y en ese mismo instante se acaba de quebrar por completo, dejándolo ahora con solo un cuerpo vacío, un cascarón con grietas que ni siquiera la oscuridad puede llenar. Y a él solo le queda eso, una negrura inmensa, una desolación qué pasa a ser decepción en un segundo, uno que determina la cantidad de sentimientos que se cruzan por sus entrañas y lo colman de amargura absoluta.
 —Vete al diablo —se queja entre dientes, más bien lo escupe sin pensar.
 O quizás si lo piensa. Tal vez lo ha estado pensando desde hace dos o tres años y se ha estado guardando la maldición porque en algún instante rozó la etapa del enojo y no ha salido de ella del todo. 
 La boca le sabe a vinagre, a muerto, a desolación, y el alcohol le burbujea en las entrañas a punto de causarle acidez, una indigestión insoportable que lo tiene al borde del vómito.
 Si de repente tiene que acercarse al otro lado de la calle a vaciarse las entrañas, espera morirse allí mismo.
 Louis, por otro lado, ahora lo mira como si no comprendiera cómo es capaz de decirle algo como eso. No cree que se lo merezca. Harry no cree haber merecido la soledad que le rompió el alma hace años. 
 —¿Por qué estás tan molesto conmigo? —interroga al segundo, plegando las cejas y escondiéndose las manos en los bolsillos cuando una brisa fría pretende helarle los huesos.
 El rizado respira en voz alta y menea la cabeza antes de girar el cuerpo en dirección a la calle.
 Sería sencillo tomar un taxi ahora mismo, ir a la estación y volver a Londres. No sabe por qué todavía sigue allí parado.
 —No estoy molesto —niega sin el menor de los sentidos.
 Ni siquiera tiene sentido que intente negarlo. El calor en su rostro declara su fastidio con todas las vocales de la palabra. Aun así, lo hace, pues es lo único que le queda, es lo único que tiene ahora además de toda esa tribulación infinita.
 Esta puede ser la última vez que pueda hablar con Louis, verlo, escucharlo. El cielo sabe las veces que fantaseo con este preciso instante, pero nada está saliendo como se lo había imaginado.
 —Estas molesto —repite, llano, sin escrúpulos, siendo igual de franco que antes, que siempre. Es una de las razones por las que siempre lo quiso como a nadie, su honestidad nunca le rompió el corazón. El que lo dejara sí—. No has abierto la boca en toda la noche y las pocas veces que lo has hecho, ha sido para ser un tanto grosero.
 Harry se muerde el interior de las mejillas al mismo tiempo en que se ruboriza. Más bien, hierve. Se dio cuenta de su falta de interacción en el restaurante. Notó su tensión y su evasión y ahora se lo está echando en cara. 
 —No estoy molesto —vuelve a decir, un poco más incómodo que hace un momento, bullendo desde adentro, calentándose con fiereza mientras la consciencia se lo quiere comer vivo.
 Se enfurruña en su chaqueta, en el frío de la noche, en el rumor de la calle y los susurros de su propia mente, que no deja de trotar y correr y andar con tanta velocidad que se siente mareado.
 La nariz le moquea aún sin saber por qué, y su paciencia se reduce hasta el grado en que su caja torácica se achica y le aprieta el corazón dolorosamente.
 El malestar permanece dentro de él y la idea de vomitar regresa a él como un torbellino.  
 —Harry —pronuncia, y es la forma en la que el nombre se raspa en la mención, y el modo en el que casi ronronea cada letra hace que la piedra termine de romper el vaso, que le troncha la poca tranquilidad que le quedaba en las venas, liberando toda esa rabia y ese malestar que ha estado guardando en el pecho desde que puso el primer pie en Londres y supo que todo se había terminado para ellos.
 —¡Estoy dolido! —exclama de repente. Los ojos se le llenan de lágrimas y su propia voz hace eco hacia la luna— ¡Estoy malditamente dolido, carajo!
 Y un poco ebrio, aunque eso no es algo que le apetezca añadir. No es el momento, no cuando tiene que limpiarse los párpados y evitar que el castaño tenga una vista de primer plano de lo deplorable que tiene que lucir ahora mismo.
 —Pero ¿por qué? —inquiere y su tono sigue siendo el mismo, quizás lo tinta un poco la confusión y nada más.
 Harry arruga muchísimo la cara. Le está empezando a doler la cabeza.
 —¿Por qué? —repite en la misma interrogante, más ácido que nunca, un poco tosco al no poder creerlo—, ¿me estás preguntado por qué?
 —Sí —asiente pestañeando varias veces. Su ignorancia le hace el mismo daño que el que no lo hubiera presionado a tocar el tema—. Eso hago.
 —Que por qué estoy molesto —dice con un bufido y una risa tan, pero tan amarga, que por poco no soporta escucharse a sí mismo.
 Los ojos le arden a causa de esas lágrimas que quieren escabullirse y que, de hecho, logran escapar de la prisión a la que intenta someterlas para no revelar lo vulnerable que es ahora. Lo frágil que ha estado siendo desde entonces.
 Nada de eso importa, sin embargo, no cuando se encuentra con ese color azul tan singular, tan irremplazable, tan imposible de conseguir en cuerpos distintos. Harry lo intentó, de verdad trató de hallar unos que se le asemejaran, que le hicieran justicia, y la forma en la que falló fue tan miserable que no puede evitar sentirse más molesto, más roto, más lastimado.
 Se echa el cabello hacia atrás cuando una ráfaga le despeina sin piedad y se muerde el labio inferior con un escalofrío recorriéndole la nuca pues Louis no deja de verlo fijamente. El rizado termina apartando la vista y bufando una vez más.
 —Bueno, a ver, quizás sea porque han pasado nueve malditos años en los que no he podido olvidarte —empieza a despotricar, encogiéndose de hombros, plegando la nariz, siendo tan despectivo con sus propios sentimientos que casi no parece ni él mismo. Pero es que ya ni siquiera lo es. hace tiempo que no se reconoce porque está seguro de que el pedazo de alma que tenía su vitalidad se quedó allí Gloucestershire, con Louis—, y de repente estás sentándote a mi lado en una estúpida reunión de exalumnos para hablarme como si todavía fuéramos amigos de toda la vida. ¿Qué te importa cómo estoy? ¿Qué te interesa cómo me está yendo en Londres?
 Es un poco cruel con el modo en que se expresa. No obstante, son pocas las probabilidades de que se detenga ahora, especialmente porque Louis se queda callado y Harry está aprovechando cada oportunidad que tiene para sacarse todo lo que tiene dentro, pues de ese modo piensa que va a quitarse el peso de los huesos y a encontrar una especie de cierre que lo ayude a dormir por las noches o a dejar, aunque sea, de compartir las horas de madrugada con hombres a los que nunca va a querer lo suficiente.
 Se humedece los labios con la punta de la lengua, y mira al castaño con las cuencas repletas de la misma agonía con la que se bañan las estrellas cuando solía mirarlas y les imploraba por un cambio de vida que nunca tuvo.
 —¿Quieres saber cómo me está yendo en Londres? —inquiere, ahogándose a mitad de camino con su propia saliva, con la roca que tiene atascada en la garganta, con el pesado pálpito en su pecho que se asemeja a la caída de los granos de arena dentro de un reloj. Los músculos de su rostro se tuercen en una nueva mueca de desilusión—Como la mierda, a decir verdad. ¿Y sabes por qué?, ¿sabes por qué? —repite, dando un paso hacia el frente para poder bajar la voz, para apretar la laringe y las cuerdas vocales y empezar a sollozar en ese llanto que tiene encerrado en el centro del cuello— Porque no te me sales de la cabeza, porque cada vez que intento superarte termino recordando cada momento que vivimos juntos y que no van a volver a suceder porque han pasado nueve años desde que terminamos. Nueve años.
 Con cualquier otra persona, a Harry se le habría hecho imposible soltar todo eso, dejar salir cada una de esas palabras sin sentir que se muere de la pena en el proceso. Sin embargo, y aun cuando el bochorno de hecho le tiñe el rostro de un bermellón al que se lo atribuye al helado clima de una estación tardía, no es con Niall que está hablando, ni con algún compañero de trabajo, ni mucho menos un desconocido que decidió buscarle plática en algún bar.
 Se trata de Louis.
 Aquel que solía ser su confidente, aquel con quien era sumamente sencillo abrirse las entrañas, aquel en quien confiaba con los ojos cerrados y los oídos tapados. Con él siempre fue sencillo decir todas esas cosas que en cualquier otro momento habrían sido difíciles de externar. Con él siempre fue fácil intentar ser un poco más valiente, y el hecho de que eso no haya cambiado, incluso después de tanto, está matando a Harry un poco más.
 —Y me siento como la mierda, ¿bien? —vuelve a hablar, pues el castaño continúa enmudecido, con la cabeza agachada, como si estuviera intentando buscar las palabras adecuadas para sus tímpanos o no quisiera enfrentar el desastre que es Harry ahora. El rizado es tan consciente de que el llanto le sale por montones que no puede hacer más nada que dejar el río correr y salpicarse las manos en la orilla del arroyo—, porque te he echado tanto de menos que ya ni siquiera sé qué es lo que estoy haciendo. No sé qué carajo estoy haciendo y lo odio, no tienes idea de cuánto lo odio.
 Se le gasta la voz al final de la oración y se da a sí mismo la oportunidad de llorar en silencio, de dejar que la pena le circule por las venas, que le empape los pómulos y le libere los pulmones de esa presión a la que los ha estado sometiendo al aguantar la respiración cada tanto para no terminar soltando estos hipidos que no necesita que nadie escuche, menos Louis.
 —No estás siendo justo —habla el castaño después de un rato, cuando parecía que la conversación se iba a quedar allí, cuando Harry había quedado con la impresión de que su antiguo amor iba a darse la vuelta para regresar al interior del restaurante como debió haber hecho antes de que le diera rienda suelta a su lengua. El rizado se rehúsa a arrastrar la mirada hacia él—. Tú fuiste el que terminó conmigo, Harry. Tú fuiste la razón por la que rompimos, no yo.
 —¿Y crees que no sé eso? —cuestiona en voz baja, pues el llanto que no se detiene le ha drenado las fuerzas y lo ha dejado todo encogido y diminuto y más dolido que antes. Le pesan los párpados, y no importa cuantas veces se pase las manos por la cara, continúa estando mojada—, ¿crees que se me olvidó y que no me arrepiento cada día de mi maldita vida?
 —Entonces no me culpes por lo que estuviste sintiendo —pronuncia y el modo en el que su voz se encoge le hace saber al rizado que, quizás, no es el único allí con sentimientos incontrolables que salen a flote a la luz de la luna. Le entran ganas de saber qué tipo de expresión debe estar haciendo ahora mismo, pero el asfalto y sus orbes parecen tener un trato para protegerlo—. Yo ni siquiera quería que termináramos. Quería pasar el resto de mi vida contigo y tú querías mudarte a Londres.
 Harry no necesita que lo diga de ese modo, que lo recuerde de esa manera. Él estaba ahí. Sabe cómo sucedió todo.
 —Pudiste haber ido conmigo —señala en vano, sorbiéndose la nariz, estrujándose uno de los párpados, escuchando como su corazón vuelve a romperse—. Pudiste, pudimos…
 Deja las palabras al aire cuando un quejido le atraviesa las cuerdas vocales. Aguanta la respiración para evitar el sollozo, pero el llanto no hay quien lo detenga. Hasta que no lo termine de matar no va a dejar de llorar. Harry no está seguro de si aliviarse por ello o tener miedo.
  —No, no podía, y lo sabes —toma Louis la palabra, avanzando hacia él al mismo tiempo en el que el rizado retrocede. No quiere que lo toque. Ahora mismo se siente de puro cristal y si le pone un dedo arriba se va a desmoronar y lo sabe, y espera que Louis lo sepa. El castaño, por su lado, no hace más que detenerse y chasquear la lengua, respirando antes de volver a hablar—. No podía dejar a mis hermanos solos con mi mamá estando enferma. Finn solo tenía cinco años en ese entonces y Dorian apenas estaba cumpliendo once. No podía dejarlos.
 —Y yo no podía quedarme —sentencia, condenándolos a ambos en un pasado que no tiene arreglo, que no cuenta con posibilidades de cambio, que no es más que eso: puro pasado.
 —Y no lo hiciste. No te quedaste y listo —Louis respira y suena tan cansado que Harry se pregunta cuánto tiempo estuvo con todo eso dentro. No le apetece conocer la respuesta, sin embargo—. Así fue como sucedieron las cosas.
 Le llega a doler bastante que lo que por mucho tiempo parecieron ser puntos suspensivos ahora esté a punto de convertirse en punto final. Uno inminente y sin arreglo, que lo tendrá colgando a la deriva de una página en blanco que no tiene continuación ni más desarrollo.
 Se supone que ahí es donde termina todo. Es ahí en donde cubren cualquier hendidura por la que la esperanza pueda colarse. Lo sabe, y es por eso mismo que llora un poco más y en silencio, pensando en que si esta es la última vez que se volverán a ver, entonces no debería de guardarse nada más.
 Está cansado de marchitarse y aunque sabe que después de este día ya no va a florecer, por lo menos espera poder quedarse sin raíces manteniendo la conciencia limpia.
 —Yo nunca quise terminar contigo —confiesa en un susurro al cabo de unos segundos, tras limpiarse la punta de la nariz y el borde del ojo izquierdo. Le tiemblan las manos, quizás por la agonía o el frío que no ha hecho más que entumecerlo y encogerlo en su lugar—, te quería… Te quiero más que a nadie en este mundo y yo no, todo lo que quería era estar contigo, no tener que pasarme la vida intentando superarte. 
 Una luciérnaga pasa justo delante de ellos y Harry la sigue con la mirada nublada, hasta terminar girando el cuello hacia un Louis que en algún momento desconocido ha comenzado a derramar unas cuantas lágrimas que ahora se seca mientras traga saliva y carraspea.
 —Yo tampoco quería algo como eso —dice en un susurro idéntico al del rizado. A Harry se le caen los párpados, y con ellos, dos gotas enormes que se pierden en la noche—. Yo también quería estar contigo, Harry.
 Antes que cualquier otra cosa, el muchacho de pelo rizado hace todo lo posible por encontrar consuelo en esas palabras, por buscar todo tipo de aliento que lo ayude a reparar alguna que otra grieta en su pisoteado corazón.
 No encuentra mucho, al menos no el suficiente para arreglarlo todo. Sin embargo, cree que puede sobrevivir un poco más sabiendo que Louis tenía los mismos deseos de estar juntos y que, al final de cuentas, no lo detesta tanto como imaginó que lo haría.
 Le sigue pesando el alma, pero ya no será necesario arrastrar los pies como lo estuvo haciendo todo ese tiempo.
 —De acuerdo —musita en un asentimiento tras un silencio profundo en el que los grillos se han deleitado en su propio cántico. Se humedece los labios y le echa un último vistazo—. Volveré dentro.
 Esa es la despedida. Se supone que ahí es cuando se termina todo una vez más y Harry regresa a su mal vivir con algo más que solo resignación e incertidumbre.
 No obstante, una vez que da la vuelta y empieza a andar en dirección hacia la puerta, una mano sujeta su muñeca de repente.
 —Espera —detiene el castaño, sosteniéndolo con una firmeza que no le hace daño pero que sí lo invita a sacar la mano del bolsillo de su chaqueta. Harry lo mira con las cejas fruncidas y la nariz enrojecida—, ¿te regresas a Londres esta noche?
 El rizado parpadea dos veces. Le está doliendo la cabeza.
 —No lo sé —responde en voz baja, con un escalofrío naciendo en donde Louis lo sostiene, en donde el castaño desliza la mano para encontrar su palma como si nada—. Tendría que, que preguntarle a Niall.
 De alguna manera, ambos han bajado la vista a la nueva unión de sus dedos. Dígitos que quieren entrelazarse, pero no pueden.
 Es tan extraño volver a sentir la calidez de su tacto que Harry está a punto de zafarse. Sin embargo, no se mueve un solo centímetro, no mientras Louis respira y lo mira al verde asfixiado que permanece en sus cuencas.
 —Quédate —pide de pronto, de la nada, tomando al muchacho por sorpresa.
 —¿Qué? —inquiere, naturalmente confundido.
 El giro que toman las circunstancias es desconcertante y no está seguro de si debería creérselo o despertar de este absurdo sueño de una vez por todas.
 Louis suspira en voz alta.
 —Quédate durante el fin de semana —solicita en una nueva respiración. Sus facciones se pliegan en consternación, como si le preocupara estar preguntando por demasiado. Harry conoce esa expresión. Su amor no ha cambiado mucho después de todo—. Vamos a, a ponernos al día, ¿sí? —sigue diciendo—. Yo, a mí realmente me gustaría escuchar que has estado haciendo y cómo has estado, de verdad.
 Harry sabe que el castaño no tiene muchas razones para engañarlo con esa invitación, que sus intenciones no guardan segundas ni terceras y que, a juzgar por la forma en la que ahora el azul en sus cuencas reluce en lo que podría ser un ruego mudo, él genuinamente desea saber de él y de los años en los que no se volvieron a ver.
 Podría decirle que no, que no le apetece por motivos un tanto obvios —no sería capaz de confesar cuántos amoríos ha tenido en busca de su reemplazo— y que lo mejor es que se regrese a casa y dejen las cosas como están. Sin embargo, sería tan ilógico de su parte, tan estúpido sabiendo que él también quiere saber sobre él, escucharlo, tal vez abrazarlo, volver a sentir la calidez de su cuerpo y pensar, por un momento, que nunca se fue de allí.
 No quiere volver a perderse de Louis nunca más, y si está es la oportunidad del cielo para conseguir que sean, por lo menos, alguna especie de amigos o conocidos que mantienen contacto, entonces eso será suficiente para seguir viviendo.
 Para dar un paso al frente cada día de lo que ha sido una solitaria vida.
 —Hablaré con Niall —dice entonces, una especie de promesa avalada por el contacto en sus ojos, en la mezcla del verde marchito y el azul marino.
 La manera en la que se miran no ha cambiado en nada, pero eso es algo que ninguno de los dos logra notar.
 Louis asiente conforme con su respuesta y le aprieta suavemente la mano antes de dejarlo ir una vez más.
14 notes · View notes
ineffably-poetic · 1 year
Text
does anyone else feel music so deeply in their soul that half their life revolves around it and it’s the only thing that can truly save you in your darkest moments?
or am i just weird
4K notes · View notes
lavender-0-menace · 1 year
Text
bluetooth isn’t working for me anymore i need this song injected into my spinal fluid
2K notes · View notes
larentslovebot · 6 months
Text
Tumblr media
licking sugar of taboos, we pour wild honey and wine over the walls
for the @omegaharryfest
Explicit | 9,7k | AO3
Fandom: One Direction
Relationship: Harry Styles/Louis Tomlinson
Main tags: Alpha/Beta/Omega Dynamics, Omega Harry Styles, Alpha Louis Tomlinson, Famous Louis Tomlinson, Non-famous Harry Styles, Sexual Tension, Anal sex, Bottom Harry, Knotting
Louis Tomlinson is a big name in the industry. A lyrical mastermind, who does not appear in public and dedicates his existence to music. Deciding to find aspiring musicians for his label, he expected to tutor young talents and make them the next heads of show business. What he didn't expect was to meet Harry Styles, omega with attitude and a captivating scent.
194 notes · View notes
tomlinsongirl · 1 year
Text
Tumblr media
Daddy's Angel
🫧
Onde Harry pede ajuda para depilar sua florzinha para seu papai.
contém incesto consanguíneo entre pai e filha.
🫧
Louis estava de folga.
Ele finalmente poderia ficar em casa. O plano era aproveitar o dia com sua filha, já que sua esposa trabalharia o dia todo.
Eles tomam café da manhã juntos, saem para passear com os cachorros no parque, almoçam fora e aproveitam tudo o que podem.
Louis compra algumas roupas novas para ela, além de lingeries novas da hello kitty. Harry já tinha 18 anos, mas sempre gostou muito da boneca.
Quando eles chegaram em casa era por volta das duas da tarde. Harry sobe para tomar um banho e Louis aproveita para lavar as louças do café da manhã.
Quando ele termina vai até a sala se sentar no sofá e coloca em um jogo de futebol aleatório que está acontecendo na TV. Ele relaxa ali e começa a pensar em sua filha.
Ele tem tanto orgulho dela. Ela se tornou uma garota tão incrível. E tão linda. Sempre que pode, Louis esta admirando sua filhinha. Ela é tão gostosinha. O corpo com tantas curvas marcadinhas.
Ele se perde nos pensamentos, que acabam voando até o banheiro onde sua garotinha está se banhando. Ele imagina ela tomando seu banho e esfregando todo o seu corpinho.
Louis luta contra os pensamentos mas não consegue combatê-los e eles assombram cada pedacinho da sua mente. Ele imagina o quão apertada a bocetinha de sua filha é, enquanto sente seu pau ficando duro aos poucos.
Um grito de Harry chamando por si lhe assusta e ele não tem tempo de resolver seu probleminha, Louis apenas corre escadas acima até sua garotinha.
Quando chega no banheiro, Louis percebe a porta destrancada. Ele tenta ajeitar seu pau dentro da bermuda antes de entrar, mas não muda muita coisa.
Quando entra no cômodo todo rosinha, Harry está com uma lâmina de barbear em suas mãos e Louis imediatamente se preocupa. Ele olha pelo corpo da garota procurando algum machucado, mas o que ele acha é a bocetinha coberta por uma espécie de espuma.
-Papai, me ajuda. Queria depilar minha florzinha mas não quero machucar ela. O papai pode me ajudar? Por favor. - Ela diz um tanto envergonhada.
Louis respira fundo, sentindo o pau ainda mais duro. Ele se aproxima da garota calmamente, pensando no que fazer.
Ele está fodido.
Ou não.
Ele poderia transformar isso em algo gostoso.
-Claro que eu ajudo princesinha. Me dá isso e senta ali, amor. - Louis tira sua camisa, ficando apenas de bermuda e entra dentro do box depois de abrir a porta, a fechando em seguida. Ele pega a lâmina da mão da garota, indicando um banquinho dentro do box para a Harry se sentar.
Harry se senta e espera por Louis, que fica por um tempo parado, pensando no que e em como fazer. E então ele decide provocar a garota. Louis quer que Harry conheça o prazer que ela pode sentir ao brincar com sua bocetinha.
Ele se aproxima devagarinho de sua filha, se ajoelhando na frente de suas pernas, apoiando levemente uma das mãos nos joelhos que estão juntos e deixando um aperto leve ali.
-Pincesinha, preciso que você separe suas pernas para mim. - Ela abre um pouco suas pernas, mas ainda não é o suficiente, então Louis apenas abre suas pernas até que elas fiquem totalmente separadas e Harry esteja abertinha para si. - Assim amor. Preciso de você assim.
Louis separa os lábios da bocetinha enquanto pensa. Harry nunca pediu sua ajuda para se depilar antes, mesmo fazendo isso há algum tempo. Harry sempre comprava lâminas de depilação nas compras que eles fazem, não é como se ele não soubesse que ela faz isso.
-Harry, amor, por que você pediu minha ajuda hoje? Aconteceu algo? - Louis pensava que algo havia acontecido da última vez que Harry havia se depilado. E se ela tivesse se machucado e agora tem medo?
-Uma vez eu tentei pedir a ajuda da minha mãe, mas ela não quis me ajudar. Disse que eu era "feia e gorda e que ninguém nunca iria me querer." - Louis sussurra um "O que?" indignado com sua esposa. Isso não vai ficar assim. Não pode ficar assim. - Desde então minhas amigas me ajudam. As vezes quando eu vou na casa da Lara com as meninas elas me ajudam. Eu tentei sozinha uma vez mas eu me machuquei. Aqui, olha. - Ela pega a mão de Louis que está em sua florzinha e leva até uma pequena cicatriz na em um dos lábios magrinhos da boceta. - Depois eu contei para as meninas sobre isso e desde então elas se ofereceram para me ajudar. Elas sempre depilam minha florzinha pra mim, Papai.
Louis não gosta disso. Não gosta nem um pouco disso.
Uma das mãos de Louis vai até o joelho de Harry enquanto ela fala. Louis não acredita no que ouviu. Ele não quer as amiguinhas de Harry tocando na sua florzinha. Nunca mais. Um aperto começa a se fazer presente no joelho da garota sem que Louis perceba. A cada palavra que Harry solta sobre Lana, Katie e Callie a ajudando e cuidando de sua princesinha, Louis se enfurece mais. O aperto se intensifica cada vez mais no joelho da garota, que já esboça uma feição dolorida.
-Papai, está doendo, papai. Para, por favor. - Ela diz colocando sua mão sobre a de Louis.
-Desculpe princesinha. Desculpe, eu não percebi. - Depois de se desculpar Louis deixa um pequeno beijo no joelho de Harry. - Vai melhorar já já. Mas escuta, Harry. - Ele continua, agora com um tom mais sério. - Não quero mais ninguém te ajudando com isso, ouviu?
-Mas papai...
-Sem mas Harry. Não quero mais ninguém te ajudando com isso. Quando você precisar de ajuda peça pro papai, assim como você fez agora. Entendeu? - O tom de Louis é duro, e Harry sabe que não é uma opção lutar contra.
Mas não é como se a ideia desagradasse ela. Ela gosta de ter seu papai a ajudando.
E Louis nem começou a brincar ainda.
-Amor, papai vai deixar a mão aqui, tudo bem? Não quero machucar essa partezinha da sua florzinha. - Louis diz enquanto coloca os dedos de uma mão por entre os lábios da bocetinha. Bem em cima do grelinho de sua filhinha.
Louis vai provocar tanto a garota.
Ele começa a depilar a florzinha, pressionando as pontas dos dedos no clitóris rosinha da menina. Os dedos se movem levemente em pequenos círculos, pressionando forte o grelinho vez ou outra.
Harry começa a fechar as pernas aos poucos, tendo alguns espasmos vez ou outra. Com o tempo Louis aumenta a força e velocidade dos movimentos, fazendo Harry tremer e se contorcer levemente.
-Papai.. O que.. O que está acontecendo? - Ela pergunta entre suspiros. - É diferente de quando as meninas fazem. E tão gostosinho quando você faz assim papai.
-Que porra você falou, Harry? - Louis para de provocar e brincar com a bocetinha da filha, enquanto apenas termina de depilar a florzinha da garota.
-Papai, faz mais. - Ela praticamente implora, procurando pela mão de Louis e a levando de volta para a xotinha. - Por favor. - Ela diz, implorando enquanto olha nos olhos de Louis.
Tomlinson apenas pressiona o dedo no grelinho, vendo Harry se contorcer levemente em prazer. Ele continua com a provocação enquanto continua buscando por uma resposta da garota.
-O que você quis dizer quando disse que isso é diferente do que as meninas fazem? O que mais elas fazem com você? - Ele pergunta sério.
-Elas me ajudam quando eu não consigo colocar.. uma coisa..? direito aqui, papai. - Ela diz envergonhada, levando a mão de Louis até sua grutinha, que escorre um pouco de melzinho. - Não é nada demais..
Louis tira sua mão da boceta da garota a levantando no ar. Não demora dois segundos até que os dedos estejam estapeando a florzinha da garota. Por volta de cinco tapas são deixados pela boceta, que nesse ponto está vermelha e escorrendo mais melzinho.
Harry não consegue reagir e nem falar nada enquanto sente os tapas em sua xotinha. Papai Louis está lhe proporcionando mais uma sensação nova e gostosa. Ela quer mais e mais.
Ela quer tudo o que ele puder oferecer à ela. E nem sabe disso com clareza.
-Não quero mais isso. Não quero mais ninguém te ajudando com essas coisas, Harry. Se você precisar de ajuda me peça ou se vire sozinha. - Ele diz irritado, assustando um pouco a menina. - Entendeu? Não quero mais você pedindo ajuda pra qualquer uma por aí. O papai está aqui pra você e eu posso te ajudar, princesinha. - Ele diz, tentando se acalmar depois de perceber a face um tanto quanto assustada de sua filha.
-Tudo bem, papai. Só você me ajuda então. Mas faz de novo. - Ela pede um tanto envergonhada. - É gostosinho. Por favorzinho, papai, ajuda sua princesinha.
Louis leva o polegar até o grelinho vermelho e o movimenta em círculos lentos, porém fortes. Não demora até que ele leve o dedo indicador até a grutinha e brinque por ali também. Os movimentos são combinados, e Louis ameaça penetrar a grutinha enquanto ainda estimula o grelinho, sentindo Harry tremer de levinho.
Louis apoia o rosto na coxa da garota, bem perto da bocetinha, fazendo questão de esfregar sua barba ali, deixando leves arranhões pela pele branquinha da garota. Ele olha para ela, os dentinhos de coelho mordendo o lábio inferior e segurando os gemidos, os olhos com pequenas lágrimas se formando e lutando para não caírem deles, atenta e vidrada em Louis.
Em seu rosto, em sua mão, em seu pau, na barba raspando em sua coxa. Em tudo que o papai Louis pode lhe proporcionar agora.
-Você gosta assim, amor? - Louis pergunta e espera por uma resposta, que nunca vem, Harry apenas balança a cabeça fraquinho, afirmando que sim algumas vezes. - Princesinha, você pode falar comigo. Não precisa se segurar, minha linda. Papai quer te ouvir. Por favor.
É como se isso fosse a única coisa que Harry precisasse, e quase que imediatamente sua boca se abre e gemidos saem por ela. Harry estranha um pouco os sons que são novos para si, tentando falar com seu papai, e depois de algum tempo ela consegue dizer que sim, ela gosta do jeito que seu papai está fazendo.
-Espere aqui, princesinha. Vou te lavar agora, tudo bem? - Louis diz, ameaçando se afastar.
-Não, não, não, Papai. Quero mais. - Ela pede manhosa, segurando a mão de Louis em sua florzinha. Suas coxas formigavam querendo a barba de seu papai de volta nelas, já que Louis havia se afastado.
-Só mais um pouquinho, amor, depois vou te banhar, ok?! - Louis posiciona corretamente os dedos outra vez, provocando ainda mais a grutinha com a pontinha do indicador enquanto estimula o clitóris em movimentos agora rápidos e fortes.
Louis se permite brincar com a bocetinha, que derrama cada vez mais seu melzinho, por mais alguns minutos, apenas observando e admirando Harry. Ele presta atenção em todas as feições, gemidos e espasmos de Harry, enquanto sente a grutinha piscando na ponta de seu dedo e o grelinho pulsando em seu polegar.
-Pronto, bebê? Papai promete que vai dar um banho bem gostoso em você. Vai ser bom também.
Harry tenta convencer Louis a ficar mais tempo brincando ali, sem sucesso, porém. Louis a coloca sentada no chão, com as mãos apoiadas atrás das costas, levemente inclinada para trás. Ele vai até o registro do chuveiro e o abre, deixando a água cair nas pernas da garota. Ele se agacha, se esforçando para deixar ambos confortáveis no espaço não tão grande do box.
Louis se posiciona atrás da garota após abrir o chuveiro, abre as pernas da filha e deixa a água cair na boceta dela. Harry se surpreende, um suspiro de satisfação sai por seus lábios e sua cabeça cai no ombro de Louis.
Seu papai leva uma das mãos até a sua florzinha, passando a mão por ela toda para tirar todos os resquícios da depilação dali, logo separando os lábios da boceta a deixando ainda mais abertinha.
A água começa a cair diretamente na xotinha de Harry, bem no seu grelinho. A sensação é nova e estranha, mas assim como todas as novas sensações que o papai lhe proporcionou nessa tarde, essa é incrível também.
É tão gostosinho sentir a água batendo diretamente em seu grelinho, tão forte e quentinha em seu pontinho especial. As gotas escorrendo por toda a xotinha junto com seu melzinho, que não para de escorrer e melar tudo em nem por um momento.
Os quadris de Harry se contorcem, tentando ter mais dessa sensação. Ela não sabe descrever o quão gostoso e torturante é sentir isso. A água cai tão gostosinha na sua xotinha, mas parece não ser o suficiente. Ela quer mais, e sabe que Louis pode oferecer mais do que isso a ela.
-Papai, por favor, papai. Você faz mais gostosinho. - Ela diz, se interrompendo para soltar um suspiro vez ou outra.
-Oh, você não está gostando assim, princesinha? - Louis sabia que isso provavelmente não seria suficiente para Harry, ele usaria isso para a provocar e a deixar no seu limite. Ele vai fazer ela quase chegar lá, e então, vai parar.
Só para dar algo melhor para ela depois.
-Eu gosto, papai. Mas eu quero mais. Por favor. Você faz tão mais gostosinho. - Ela diz, virando o rosto para o pescoço de Louis e esfregando de levinho a bochecha ali, deixando um beijinho depois.
-Vamos, vou fazer algo que você vai gostar ainda mais, amor. - Louis solta as pernas da garota e se levanta, a levantando também.
Depois de desligar o chuveiro eles saem do box, Louis tira sua bermuda, ficando somente de cueca. Ele pega uma toalha e seca o corpo da menina brevemente, deixando algumas gotas de água escorrendo por seu corpo. Ele pega a mão da filha e a leva para o seu quarto, enquanto eles falam algumas besteiras pelo curto caminho.
Louis passa reto pela cama, levando Harry até a janela, onde tem uma bay window. O móvel é coberto por uma manta rosinha e felpuda, e Louis coloca Harry sentadinha ali, com as costas apoiadas em uma das almofadas que ficam por lá.
Tomlinson levanta uma das pernas de Harry e a coloca em cima do móvel, deixando ela, mais uma vez, toda abertinha para si. Louis gosta tanto dessa sensação. Ele gosta tanto de poder ter sua filha assim para si. Toda abertinha, só esperando pelo prazer que seu papai pode lhe proporcionar.
Louis se ajoelha no chão, levando uma mão até a outra coxa de Harry e a empurrando para o lado, deixando a garota totalmente exposta. Ele volta o polegar e o indicador para a xotinha melada, iniciando os mesmos movimentos de antes. Louis pretende a provocar muito antes de dar tudo o que ela quer para Harry.
-Papai... - Harry diz manhosa depois de um curto tempo de Louis brincando assim com sua florzinha. - Não quero mais assim. Faz o que você disse que ia fazer. Por favor, papai.
Louis ignora a fala por um tempinho e continua com o que está fazendo na bocetinha. Ele continua até que Harry volte a gemer para si e ele veja suas mãos agarrando a pelugem da manta abaixo de si.
-Você gosta, não negue. Eu estou vendo, princesinha. - Louis diz sacana, mesmo sabendo que Harry não irá retrucar. - Vou dar o que você quer agora. Mas quero que você feche seus olhos. Só por um tempo pelo menos. - Ele diz, completando quando percebe que Harry irá protestar.
-Ok, mas só por um tempo. Quero ver você, papai. - Ela diz e fecha os olhos.
Louis não espera nem um segundo para levar a boca até a xotinha molhadinha. Ele começa com calma, passando a língua por toda a boceta, desde os lábios até a grutinha, que vaza o melzinho diretamente em sua boca.
O gostinho dela é tão doce.
Louis continua esfregando a língua por toda a xotinha e Harry geme alto e sem parar. Isso se torna uma bagunça quando a boceta começa a vazar ainda mais melzinho, encharcando o rosto de Louis, que se afunda por completo na florzinha de sua filha.
Louis chupa o grelinho de levinho inicialmente, logo aumentando a força e o colocando dentro de sua boca enquanto o massageia com a língua. Harry grita, tentando extravasar todo o seu prazer, agarrando ainda mais forte as pelugens abaixo de si e abrindo os olhos.
Quando Harry vê seu papai com o rosto entre suas pernas, mamando sua florzinha tão gostoso, ela começa a tremer desesperada. Seu pai olha para si, os olhares se cruzando e um penetrando o outro.
Louis parece cada vez mais incentivado a agradar Harry, mas ela está desesperada. É muito para ela. Ninguém nunca a fez sentir algo sequer parecido, e ter tanto assim, de uma vez, faz ela sentir que não vai aguentar.
Ela leva as mãos até os cabelos de Louis, os puxando e forçando seu rosto ainda mais na xotinha. Ela se desespera mais ainda percebendo o que fez e sentindo seu pai a chupando ainda mais forte. Harry puxa os cabelos de Louis na direção oposta, numa tentativa de afastá-lo de sua florzinha.
-Não, não, não. Para. - Ela tenta dizer, se atrapalhando e mais gemendo e suspirando durante o processo do que realmente falando. Louis, porém, entende o que Harry quer dizer e se afasta, mesmo contra sua vontade.
-O que houve, meu amor? Está tudo bem? Você não gostou? Quer que o papai pare, princesinha? - Louis pergunta, torcendo para que ela diga que não, não quer que ele pare. Louis inicia um carinho na coxa da garota tentando passar uma tranquilidade a ela, o que aparentemente funciona.
-Não, não, não pare. Por favor, não pare, papai. - Louis abre um sorriso, decidindo voltar a brincar com seus dedos na xotinha de sua filha. Com o polegar de uma mão e o dedo médio da outra dessa vez. Ela suspira, tentando se concentrar no que quer dizer. - Só vai mais devagarinho. Não sei se eu aguento tudo isso, papai. Acho que é demais para mim. Tem problema? - Ela pede envergonhada, com medo de seu papai não gostar disso.
-Oh minha princesinha, não tem problema algum. Me desculpe por fazer assim. Papai vai ir com mais calma, e aí conforme você for se acostumando papai faz mais gostoso, tudo bem? - Louis responde, tendo um pouco de dificuldade em achar as palavras certas para responder sua filha.
Ele não pode simplesmente dizer que vai comer ela devagarinho por agora, e que quando ela aguentar vai comer ela de todas as maneiras que ele puder. Por que é com certeza isso que ele vai fazer.
O dedo médio continua provocando e brincando com a grutinha enquanto a língua volta para o grelinho que continua vermelho. Ele passa ela ali devagarinho, olhando para Harry, que agora faz um carinho fraquinho nos cabelos do papai Louis.
Aos poucos Louis aumenta a força com que esfrega sua língua no clitóris meladinho, sentindo a respiração de Harry se desregular e ficar mais forte, sempre olhando nos olhos de sua filha, apesar deles nem sempre estarem focados em si.
Harry fecha e revira os olhos constantemente, não sabendo lidar com a sensação da língua de seu papai se esfregando em seu grelinho. Os apertos se intensificam nos cabelos de Louis, ao mesmo tempo que Louis torna os movimentos mais rápidos.
Tomlinson tira o dedo da grutinha dela, descendo sua língua pela boceta até substituir o lugar de seu dedo. A pontinha começa a brincar o lugarzinho melado, tentando penetrar a entradinha, não tendo sucesso porém.
Ela é tão apertadinha.
Nada além da pontinha da língua de Louis consegue entrar na grutinha. Isso faz o mais velho revirar os olhos e forçar com mais força a entradinha. Harry geme ainda mais alto sentindo a língua de seu papai entrando na sua bocetinha. Ela não consegue ao menos processar todas as sensações que Louis está a proporcionando. É simplesmente demais para ela, mas ela não consegue se importar menos.
Louis imaginava que poderia ser difícil fazer a garota chegar em seu ápice. Ou seria muito fácil, ou seria muito difícil. E ele agradece por ser difícil, por que assim ele pode aproveitar tudo da sua garota.
Ele consegue sentir seu pau pulsando dentro da cueca. Ele está mais duro do que em qualquer outra vez que Louis tenha transado. Ele sente a cueca melada pela porra que escorre aos poucos de seu pau.
E Louis percebe que talvez ele goze apenas mamando a florzinha de sua filha e dando prazer a ela. E ele não poderia se importar menos.
Quando consegue penetrar mais da língua na grutinha, Louis começa a foder a xotinha devagarinho. Louis fode e roda a língua por toda a grutinha, sentindo Harry apertar ainda mais seus cabelos.
-Sim, sim, sim, papai. - Louis ouve Harry falar atrapalhada, entre gemidos e gritinhos agudos de Harry que preenchem o quarto.
Ele tira a língua da grutinha, forçando a entrada do dedo anelar na xotinha. Ele enfia o dedo todo, vendo sua aliança no final dele. Ele para por um momento para olhar para o anel dourado que trocou no dia de seu casamento.
E ele não pode se importar menos. Ele termina de enfiar o dedo, e o força até que a aliança esteja dentro da florzinha de Harry também.
Ela resmunga pela leve dor, mas volta a gemer quando seu papai volta com a boca para o seu grelinho e o mama por mais algum tempo, enquanto apenas gira o dedo dentro da grutinha.
Quando Louis sente que a bocetinha já se acostumou com seu dedo ele passa a foder a grutinha apertada, sentindo ela piscar em seu dedo.
As pernas de Harry tremem, seus olhos não conseguem ficar abertos por muito tempo, e quando estão abertos eles se reviram. Os gemidos são extremamente altos, e alguns gritos escapam pelos lábios dela também.
Louis tira o dedo de dentro da grutinha, se afastando do grelinho para levar o dedo até sua boca e chupar o melzinho que escorreu nele. Louis chupa todo o melzinho e quando tira o dedo da boca sente falta de algo.
Porra.
Sua aliança se perdeu dentro da bocetinha de Harry.
E agora ele vai ter que tirar ela de lá.
-Papai? - Harry o chama. - Eu quero mais, papai. - Ela pede manhosa.
Louis aproveita o pedido, voltando a chupar o grelinho intensamente. Harry suspira alto, se jogando para trás até que suas costas batam contra a parede do móvel.
Louis coloca o dedo médio na xotinha, sentindo a aliança rapidamente. Ele força a entrada de outro dedo, tendo agora o anelar e o médio dentro da grutinha.
Ele chupa forte o grelinho de Harry a distraindo da dor. Os dois dedos conseguem puxar a aliança, a jogando na pelugem da manta.
Harry percebe Louis jogando algo ali, levando a mão até onde o objeto foi deixado e o pegando na mão. Ela vê a aliança, a colocando em seu próprio dedo, revirando os olhos quando percebe que a aliança estava em sua florzinha e leva o dedo até a boca para lamber todo o seu melzinho do anel.
Louis se afasta, deixando mais uma pequena sequência de tapas na boceta, fazendo Harry contorcer seus quadris, levantando eles do móvel.
-Você não tem vergonha disso, Harry? Se portando dessa maneira? Você não passa de uma putinha, querida. Mas você é a putinha do papai. E só do papai. - Louis diz, voltando com a boca para a florzinha da garota e mamando seu grelinho, enquanto fodia a grutinha com dois de seus dedos.
Ele sente o melzinho escorrendo em maior quantidade da grutinha de Harry, assim como a porra escorre de seu pau.
Harry treme e grita enquanto goza nos dedos e boca de Louis.
Ela começa a chorar, sentindo tanta coisa ao mesmo tempo. Tudo tão intenso. Tudo tão gostoso.
Harry ama ter seu papai a ajudando.
Harry quer ter seu papai a ajudando mais vezes.
Ela precisa disso.
Louis se levanta e abaixa a cueca, batendo o pau na xotinha, e gozando por toda a florzinha de Harry e melando tudo. Ele se segura para não cair sobre Harry e a machucar, logo se afastando e olhando para a bocetinha dela.
-Eu.. Eu quero uma foto. Posso? - Louis pergunta, olhando em volta e vendo o celular de Harry na cama. Ele caminha até lá e volta até onde Harry está. Ela continua na exata posição em que ele a deixou.
Ele abre a câmera e fotografa a florzinha algumas vezes. Ele pega a mão de Harry que esta com a aliança e coloca na coxa dela, bem ao lado da xotinha.
E agora Louis tem que dizer a Harry que ela não pode contar isso para ninguém.
🫧
-Eu quero o divórcio. - Louis diz quando sua mulher chega mais tarde naquele dia. - Você pode ficar com a casa, não me importo. Seu carro também, não faço questão de nada material que está aqui. Quero apenas os cachorros e meu carro. E Harry vai comigo.
Louis não se surpreende quando a esposa aceita tudo.
Agora ele vai viver apenas com Harry. Só os dois e seus cachorros.
Eles vão ser bem mais felizes agora.
🫧
Pelo menos era o que ele achava.
Até que ele começou a se arrepender do que fez.
🫧
Mas a putinha do papai não se arrepende de nada. E quer mais do que o papai pode lhe proporcionar.
🫧
espero que vocês tenham gostado. a parte dois sairá em breve.
all the love, Vi ×͜×🥀
631 notes · View notes
louismyfather · 7 months
Text
Tumblr media Tumblr media
End Game
"Após anos sem conseguir chegar a um super bowl, com Louis como quarterback, os Packers não só conseguiram chegar a final como venceram o jogo. A festa para comemorar a vitória é imensa, mas para Louis, a verdadeira comemoração só vai acontecer quando estiver lado de seu namorado Harry."
Tags: Larry tradicional, Harry bottom, Louis Tops, dirty talk, Louis e Harry com um enorme fetiche envolvendo Harry ser um objeto que pertence a Louis (4k de palavras)
Louis pensou que seu coração fosse parar quando a partida se deu oficialmente como iniciada. O quarterback poderia poderia jogar um milhão de partidas e em todas elas se sentiria perdido no meio do campo e acreditando que não deveria estar aí ocupando uma das posições mais importantes dos Packers, graças a Deus, seu treinador pensava diferente e o colocava onde achava que estava qualificado para estar, até porque não era como se demorasse mais que alguns segundos para Louis se situar e fazer seu dever de dar uma vitória ao seu time e estourar garrafas de champanhes.
O que diferenciava aquela partida das outras era que aquela não era uma simples partida que poderia levá-los a uma classificação maior ou fazê-los descer um degrau para tentar subir novamente, Louis e o restante do time conseguiram fazer o que não acontecia a mais de oito anos, levar o Packers a uma final de super bowl. 
Não, aquele definitivamente não era qualquer jogo, se tratava da final do super bowl, sessenta minutos separavam todos aqueles torcedores e jogadores de descobrir quem seria o grande ganhador daquela temporada. Louis, obviamente, torcia para que seu time levasse, mas era difícil acreditar em vitória quando o seu amuleto da sorte não estava ali.
E lá estava Louis mais uma vez pensando em seu namorado Harry, como havia feito só outras bilhões de vezes desde que o deixou em um aeroporto na tarde do dia anterior para viajar para Paris a trabalho. Ah sim, Harry era modelo, um daqueles que posavam para Vogue todo anos e que sempre estavam presentes na lista de modelos mais bem pagos da indústria, Harry Styles era um fenômeno, desbancava outro modelo feminina ou masculino com sua beleza e seu talento de ficar bonito vestindo qualquer coisa, e principalmente vestindo nada, na sincera opinião do jogador de futebol. 
Louis tinha muito orgulho de seu garoto, mas não deixou de ficar um tanto entristecido quando Harry lhe contou que não poderia estar presente na final porque tinha um desfile marcado para a mesma noite. Não era como se tivesse sido algo de última, Harry com certeza teria usado sua clássica desculpa de "agenda cheia" se ele tivesse sido uma escolha de última hora, mas o evento estava marcado há meses, eles apenas não tinham notado que cairia no mesmo dia do jogo, e em partes porque Louis não conseguia acreditar que eles chegariam na final, então que diferença fazia Harry está no país ou não? Mas Harry nunca parou de dizer que daquela vez eles chegariam, dizia isso antes de cada jogo, e no fim eles estavam lá comemorando a vitória. 
A última coisa que Harry disse a Louis antes de viajar foi que da próxima vez que o beijasse, estaria beijando um campeão. Ele basicamente fez sua parte na superstição de Louis que consistia em Harry dizer antes de cada jogo que eles iriam vencer, mas a outra parte se tratava de Harry estar no camarote assistindo ao jogo, lhe mandando beijos e tchauzinhos toda vez que olhava para o belo ser de olhos verdes e cabelos longos vestindo um moletom da cores do uniforme do time.
Quando o primeiro tempo acabou, Louis ainda estava perdido em seus pensamentos, e a primeira coisa que fez ao entrar no vestiário foi pegar seu celular e ver se havia alguma mensagem de Harry. 
⸺ Alguma mensagem do Harry? ⸺ Louis escutou Liam, o tight end do time e seu melhor amigo, chegar em sua frente, ele sabia o quanto o quarterback estava desanimado pela falta de Harry.
⸺ Nada. ⸺ Louis respondeu, finalmente tirando seu capacete, estava tão ansioso pelo namorado, que não teve tempo nem de retirá-lo antes de conferir suas notificações. 
⸺ Será que ele ainda tá no desfile?
⸺ Se duvidar nem começou ainda. ⸺ Louis comentou, não estava chateado por não encontrar nenhuma mensagem de Harry, já o acompanhou em um dos desfiles, e desde a hora que o modelo acordava ao momento que saia da passarela, ele não tinha tempo para perder usando o celular, dentro do camarim então? Era uma correria, era como se precisarem entrar todos prontos em dez segundos pela pressa quando tudo era mais organizado e planejado que qualquer estratégia de jogo que Louis já montou.
O segundo tempo se iniciou um pouco mais favorável para o Packers, Louis se sentiu mais confiante após seus minutos descansando no vestiário, refletiu sobre as palavras de Harry, sobre querer que da próxima vez que o beijasse, beijasse um campeão, com que cara buscaria Harry no aeroporto após uma derrota? Louis preferia nunca saber.
A disputa entre os dois times foi acirrada, foi um jogo definitivamente difícil e em certo momento quase impossível de descobrir quem venceria, e tudo isso fez com que o grito de vitória os torcedores do Packers fosse ensurdecedor quando Louis marcou um touchdown que encerrou a partida, trazendo a vitória. 
Louis pensou que seu coração pularia de sua boca e sairia pulando pelo campo de tanta adrenalina que correu pelas suas veias ao vencer, a torcida gritava seu nome, seus colegas o levantaram acima de suas cabeças, e ele só conseguia agradecer a Harry por sempre ser seu motivo para tentar.
🏈
A festa de comemoração foi patrocinada pelo treinador, o caminho até a casa dele foi divertido, Louis levou Liam e outros três jogadores em seu carro, eles passaram o caminho inteiro com sorrisos de orelha a orelha no rosto, gritando por simplesmente por não acreditarem na vitória. Quando estacionou, essa empolgação se multiplicou entre todas as pessoas já festejando, enquanto os garotos retiravam algumas garrafas de bebida do carro, Louis conferiu se seu celular tinha mensagens, infelizmente nenhuma, mas não deixou que isso o abalasse, se Harry estivesse ali, eles estariam ajudando aquela casa virar do avesso, e com certeza era o que ele desejava que Louis fizesse sem ele.
Quem diria que um Karaokê poderia ser tão divertido? Louis nunca foi muito fã da brincadeira, mas após umas cervejas se sentia mais solto, provavelmente porque era fraco para bebida e não tinha o costume de beber para manter sua dieta de atleta. Cantou umas três músicas, até que se sentou em um sofá de frente ao palco improvisado e se concentrou em assistir as "performances" alheias. 
Alguns copos de refrigerante e porções de batata frita depois, Louis se sentia sóbrio novamente, tirou algumas fotos com o time, deu algumas voltas pela casa e quando se sentiu um pouco deslocado e entediado, decidiu que era hora de ir embora. Se despediu do treinador, que falou que ainda estava cedo para ir, mas para o jogador, duas horas era mais que suficiente para aproveitar qualquer festa, acenou para algumas pessoas que viu pelo caminho e logo estava sozinho dentro de seu carro, buscou seu celular no bolso e olhou suas notificações. Nenhuma mensagem de Harry.
Okay, agora Louis se permitia ficar um pouco frustrado.
Nas contagens de Harry, o desfile deveria começar alguns minutos depois do início do jogo, mas quase quatro horas haviam se passado desde o final do jogo, então poxa, nem um "Oi Louuu, deu tudo certo no desfile", que era o que o modelo costumava enviar ao fim de seus desfiles quando estava muito cansado pra falar algo a mais, porque quando ainda tinha disposição ligava por chamada de vídeo e contava o quão incrível o desfile havia sido, e outras vezes até chegavam a ter ligações mais… quentes para matar um pouco da saudade. 
Mas dessa vez, Harry não mandou nada. O que não realmente irritou Louis, seu garoto deveria estar cansado, talvez tivesse acontecido algum imprevisto, saberia tudo no dia seguinte quando fosse buscá-lo no aeroporto.
Louis deu partida em seu carro e seguiu rumo ao seu hotel, uma boa noite de sono curaria qualquer dúvida sobre o paradeiro de Harry. O jogador caminhou preguiçosamente pelo corredor do seu quarto e ao chegar em sua porta, procurou por sua chave nos bolsos, mas antes de encontrá-la, cerrou os olhos ao ver que a porta estava aberta.
Uma pequena fresta permitia Louis de ver a luz baixa de um abajur sendo a única iluminação na sala de recepção que antecedia o cômodo com a cama. 
Tentou se recordar se esquecera de trancar a maldita porta ou se não trancou direito e ela abriu ou se na pior das hipóteses ela havia sido aberta. Por via das dúvidas, Louis terminou de abri-la devagar, caminhando seus olhos pelo carpete até chegar à janela de vista ampla onde em frente estava posicionado o abajur. 
A altura do andar permitia a visão privilegiada de todas as luzes da cidade iluminando parte da sala sem que dentro dela houvesse muita iluminação, e ainda por cima permitia que a silhueta em frente a janela se destacasse entre elas. 
Louis reconheceria aquela silhueta a qualquer distância e iluminação, mas deixar aqueles cachos soltos e aquelas coxas nuas era apelar demais. 
⸺ Harry? ⸺ Louis chamou, com um sorriso de canto já se formando em seu rosto ao enxergar o 28 de sua camisa na camisa verde que o modelo usava. Harry simplesmente estava usando uma camisa de seu uniforme, e ao descer outra vez os olhos pelas coxas grossas, aparentemente usava só ela. 
Harry se virou devagar, revelando seus olhos felinos e tão verdes que poderiam hipnotizar caso Louis já não estivesse, só de contemplar seus lábios contorcidos em um sorrisinho convencido e os cachos modelando em seu rosto desenhado.
⸺ Acho que eu não expliquei o quanto eu precisava beijar um campeão. ⸺ Disse antes de correr na direção de Louis, que segurou o modelo com vontade quando ele rodeou as pernas em sua cintura, pulando em seu colo ao mesmo tempo que atacava seus lábios. 
Louis moveu seus dedos pela pele do interior das coxas de Harry e, Deus, não sabia que sentia tanta falta de tocar seu garoto até tê-lo em seus braços e sentir uma necessidade fora do controle de tocar o máximo que conseguisse, mesmo sabendo que nunca seria o suficiente. 
Harry mordeu o lábio inferior do namorado e saiu de seu colo, rodeou seus braços ao redor do pescoço dele e os girou na sala, trocando suas posições, fazendo com que seu corpo ficasse do lado da porta e o do jogador do lado da janela. Louis segurou a cintura macia sob o tecido sedoso da camisa e os empurrou até que o corpo do modelo estivesse contra a parede. 
⸺ Pensei que só fosse ver você amanhã. ⸺ Louis murmurou ainda desacreditando que Harry, o seu Harry, estava ali com ele.
⸺ Eu não poderia deixar de prestigiar você no dia mais importante da sua vida, amor. ⸺ Harry sorriu, pela primeira vez naquela noite de forma meiga. Acariciou os cabelos do jogador que iniciavam em sua nuca e tocou seus narizes. ⸺ Deixei um jatinho alugado antes mesmo de viajar Paris, precisava ter a certeza que estaria aqui para comemorar com você.
⸺ Como podia ter tanta certeza que eu ia vencer? ⸺ Louis perguntou com humor pela confiança na voz de Harry. 
O modelo sorriu e mordeu os próprios lábios antes de responder. 
⸺ Porque eu não namoro perdedores. 
Louis quis repreender Harry pela sua arrogância nem um pouco filtrada, mas tudo o que conseguiu fazer foi colar seus corpos novamente e beijá-lo com urgência. 
⸺ Mas do que adianta ter vencido se eu ainda não pude aproveitar o meu prêmio? ⸺ Louis reclamou frustrado, fitando o corpo de Harry como se ele o pertencesse. 
Harry abriu um sorriso malicioso e se afastou alguns centímetros de Louis, apenas o suficiente para levar suas mãos para a barra da camisa dos Packers e esticá-las ao puxar a camisa para cima, jogando-a de qualquer jeito no chão enquanto revelava seu corpo nu para o jogador.
⸺ Ele é todo seu. ⸺ Disse com orgulho, recebendo o olhar devoto de Louis em sua pele, nunca cansaria de ser admirado desse jeito. Gemeu surpreso quando teve seu quadril agarrado com brutalidade e seus lábios tomados mais uma vez.
O modelo gemeu deleitoso quando Louis deixou seus lábios e desceu com sua respiração quente por seu pescoço, deixando chupões nas áreas que eram mais sensíveis, mordendo-o para provar o ponto sobre Harry ser seu prêmio, estava marcando-o como dele.
Louis afastou seus toques de repente, fazendo com que Harry formasse um biquinho nos lábios pela falta de toque, teria achado fofo e voltado de imediato, se não tivesse outros planos no momento.
⸺ Ajoelha. ⸺ segurou o queixo de Harry para que ele olhasse em seus olhos enquanto ditava sua ordem, e viu o biquinho mimado se desfazer no mesmo instante, um sorriso sacana tomou seu lugar, e sem que precisasse repetir, o modelo estava se ajoelhando no chão.
O jogador tocou os cachos soltos com cuidado, acariciou-os entre seus dedos antes de firmá-los nos fios para puxar com força para trás. Se Harry desaprovou o ato bruto, ele não demonstrou, mas o pau duro entre suas pernas, dizia que ele mais que aprovava a ação. Louis segurou com a mão direita os cabelos alheios em um rabo de cavalo desajeitado, e com a esquerda abriu o botão e o zíper de sua calça, não a abaixou, apenas a abriu o suficiente para que seu pau pulasse para fora próximos aos lábios carnudos de Harry, que ficariam ainda mais volumosos após recebê-lo em sua boca.
⸺ Abra. ⸺ Louis disse ao pressionar sua glande nos lábios fechados, que se abriram logo após o fim de sua ordem. O jogador introduziu todo o seu comprimento lentamente até que sua pele tocasse o nariz de Harry, não se mexeu por alguns bons segundos, deixou que o modelo sentisse o peso de seu pau dentro de sua boca, mas assumia que era torturante ficar imóvel estando dentro de qualquer buraco de seu garoto, era tudo muito quente e apertado.
⸺ Estar dentro da sua boca é quase tão bom quanto estar dentro de você, amor. ⸺ Louis confessou, se controlando para não se mexer, foi quando Harry apertou sua coxa arranhando-o com as unhas curtas e sentiu o quanto o ar saia apressado em seu nariz. Viu que era o suficiente e soltou o aperto dos cachos para segurar o nariz de Harry, restringindo sua respiração enquanto metia com força em sua garganta, apoiando a mão esquerda na parede. 
Louis acabou soltando o nariz de Harry para voltar a tocar seus cachos, só Deus sabia o quão obcecado ele era pelos cabelos longos do namorado, se dependesse de si, ele estava proibido de cortá-los porque era indescritível a sensação de se agarrar aqueles fios quando fodia sua boca apertada ou quando o comia de quatro. 
Meteu com força repetidas vezes, xingando como Harry não engasgava nenhuma vez sendo a porra da vadia que era, soltou um gemido baixo liberando os cachos de seus dedos e permitindo que Harry trabalhasse por conta própria.
A palma de suas duas mãos encontraram a parede escura assim que Harry iniciou em um ritmo quase tão rápido quanto o anterior, constante, mas dando algumas paradas na glande molhada para lambê-la com a ponta da língua e sentir seu gosto direto da fonte. Harry tirou seu pau da boca para lamber e beijar toda a extensão ao mesmo tempo que revezava entre massagear suas bolas e masturbava seu comprimento.
⸺ Goza para mim. ⸺ Harry pediu quando percebeu que Louis se preparava para se afastar para não gozar com o boquete. ⸺ Eu quero você encha todos os meus buracos, por favor, não despedisse nenhum deles, goze na minha boca e venha outra vez no meu cuzinho. 
⸺ Puta merda, Harry. ⸺ Louis gemeu sentindo ainda mais tesão com as palavras de Harry, ele não costumava fazer o tipo que falava muito durante o sexo, gemia como uma vadia, mas normalmente limitava suas palavras a pedir para ir mais rápido ou mudar de posição.
⸺ Gostou do que ouviu? ⸺ Harry sorriu convencido, começando a punhetar Louis com mais agilidade. Viu ele assentir a sua pergunta e circulou a glande inchada e rosada com a língua antes de voltar a falar. ⸺ Use seu prêmio, campeão, ele é somente seu, marque-o como bem entender, maltrate-o e depois o largue para usar outra vez quando quiser e como bem entender.
Louis tornou segurar os cabelos cacheados quando veio sobre os lábios rosados de seu dono, pintando-os com sua porra, fechou seus olhos e quando os abriu, Harry ainda lambia os próprios lábios engolindo tudo o que recebeu.
⸺ Levanta. ⸺ Louis se apressou em ditar, e quando ele caminhou alguns passos para frente, ficando de costas para si, o agarrou por trás, colando seus corpos.
Definitivamente sentir o corpo nu de Harry encostado no seu ainda vestido, iria para a lista de prazeres pessoas de Louis, a sensação era de como se o dever de Harry ali fosse servi-lo, como se estivesse ali para que Louis o usasse tal qual o próprio modelo havia dito, mas no curto caminho entre a sala e o quarto, não conseguiu manter suas roupas em seu corpo e acabou jogando-as pelo chão com a ajuda de Harry.
Ao chegarem no quarto já com as luzes ligadas, Harry se jogou no meio da cama, abrindo as pernas para que Louis se encaixasse entre elas. 
O jogador se colocou de joelhos no colchão e apertou o interior das coxas de Harry antes de começar a descer para chupa-lo e ser impedido pelo próprio de descer ainda mais.
⸺ Essa noite é sobre você, Lou. ⸺ Harry disse, não que não gostasse da forma como Louis usava sua língua em si, por Deus, ele amava, mas planejou aquela noite diferente.
⸺ Eu ainda preciso te preparar, bebê, não quero te machucar. ⸺ Louis falou atencioso, recebendo um revirar de olhos de resposta. ⸺ O que?
Harry lambeu a ponta de três de seus dedos e os levou pelo caminho entre suas pernas, encontrou a borda de sua entrada e penetrou os três dedos de uma vez, sem resistência alguma.
⸺ Eu estou sempre preparado para você. ⸺ O modelo respondeu, liberando um gemido quando seus dedos alcançaram mais fundo. 
Louis nada mais respondeu aquela declaração, acompanhou os dedos longos deixarem o interior quente se colocarem com os pulsos um acima do outro sobre os cachos espalhados no colchão. O jogador, que não poderia ficar mais duro do que já estava, somente segurou seu pau pela base e o guiou entre as pernas que se rodearam em seu quadril no instante que se afundou aos poucos na entrada apertada.
Como antes, no momento do boquete, Louis passou alguns segundos parado apenas sentindo o aperto de Harry ao seu redor, subiu sua mão direita pela coxa grossa fazendo um caminho lento a cintura curvilínea apenas para sentir o namorado se contrair ao seu redor porque ficava mil vezes mais sensível ao toque quando estava sendo fodido. 
⸺ Me fode de uma vez. ⸺ Harry pediu rebolando como conseguia ao redor do comprimento grosso que o alargava, e se contraiu de propósito algumas vezes para "obrigar" Louis a se mexer. 
⸺ Vadias não deviam se apressar quando sabem que vão conseguir o que querem. ⸺ Louis segurou os dois lados do quadril de Harry e estocou três vezes chocando seus corpos com força por investir tanto o seu quadril quanto o de Harry para pressionarem onde seus corpos se encontravam. 
Harry segurou um gemido, e Louis não gostou de vê-lo se controlar, levantou suas pernas e as colocou entre seus peitorais, investindo ainda mais forte ao conseguir mais acesso. O modelo gemeu alto ao se sentir tão aberto, segurou seus joelhos para mantê-los no lugar, mas logo estava passando-os sobre os ombros de Louis, o sentiu tão fundo que poderia implorar para que ele nunca parasse de meter nele. 
Eles ficaram mais alguns minutos nessa posição até Louis perceber que gostaria ter visão de Harry de quatro. Queria puxar seus cabelos para trás e fode-lo como bem entendesse. 
Harry não demorou a acatar a ordem de ficar de quatro quando ela veio, se empinou ao se colocar em quatro apoios, arqueando sua coluna quando Louis não demorou a estar completamente dentro dele outra vez sem nenhum aviso. Não que fosse assumir em voz alta, mas estava adorando esse Louis que o possuía e o tocava como ele não passasse de um brinquedinho, realmente um prêmio, no qual estava reivindicando como seu.
⸺ A quem você pertence? ⸺ Louis perguntou a Harry ao puxar seus cachos para trás com tanta força que quase fez com que suas mãos deixassem o colchão. ⸺ Responde, vadia! ⸺ O jogador gritou no ouvido do modelo, inclinando-se até que seus rostos estivessem um ao lado do outro. 
⸺ A você! ⸺ Harry respondeu quase sem voz, e um gemido manhoso rompeu seus lábios em seguida.
⸺ De quem é o seu corpo, amor? ⸺ Louis questionou com sua mão deixando o cabelo de Harry para tocar onde seus corpos se uniam, esticou um único dedo e o penetrou ao lado de seu pau, alargando o garoto um pouco mais. ⸺ De quem é esse buraquinho tão apertado?
⸺ É seu, ele é seu. ⸺ Harry respondeu manhoso, deixando que a parte superior de seu corpo caísse sobre a cama e só sua bunda ficasse empinada para cima, para que Louis continuasse o usando. 
⸺ Oh, e o que eu posso fazer possuindo tanto poder? Sendo o seu dono, dono do seu corpo e desse cuzinho tão guloso, o que posso fazer com tudo isso? 
⸺ Me usar o quanto quiser. ⸺ Harry usou suas última energias para se pôr outra vez de quatro e virar o rosto para Louis como se estivesse sobre o controle ali. ⸺ Encha meu cuzinho de porra quantas vezes quiser, me deixe aberto e vazando e depois faça tudo de novo até eu não ter mais nenhuma utilidade. 
Louis sentiu seu baixo ventre revirar e achou que conseguiu o suficiente, praticamente deitou seu corpo sobre o de Harry e começou a trabalhar em estocadas certeiras que alcançaram a próstata do modelo em todas elas ao levar em conta a quantidade de vezes que ele gemeu desesperado e como seu gozo jorrou nos lençóis poucos minutos depois. 
O jogador se sentiu exausto e começou a investir de forma lenta, mas profunda, e com a ajuda de Harry se contraindo, não demorou a despejar toda a sua porra no interior quente que o abrigava.
🏈
Já prontos para dormir, Louis sorriu meio abobado ao olhar para Harry deitado do lado direito da cama vestindo um shorts folgado e sua camisa do time.
⸺ O que foi? ⸺ Harry perguntou quando Louis deitou ao seu lado sorrindo sozinho. 
⸺ Só ainda não consigo acreditar que você viajou até aqui só para me ver. ⸺ Louis contou, deitando sua cabeça ao lado da de Harry.
⸺ Eu já disse que não poderia deixar de estar aqui com você no dia mais importante da sua vida. ⸺ Justificou. ⸺ Eu gostaria de ter conseguido chegar a tempo de ver o final do jogo, fiquei frustrado de só ter conseguido chegar bem depois.
⸺ Eu não poderia receber seus parabéns de outra forma melhor. ⸺ Sorriu. ⸺ E eu nem tô falando do sexo maravilhoso que a gente fez, tô falando de chegar aqui e encontrar você, te abraçar estando só nos dois. Tudo que eu precisava.
Foi a vez de Harry sorrir bobo, mas sem esperar que Louis dissesse mais alguma coisa, colou seus lábios nos dele em um selo apaixonado. 
⸺ Você só errou em uma coisa. ⸺Louis falou quando Harry deitou em seu peito para dormir.
⸺ No que? ⸺ Harry perguntou confuso, levantando a cabeça para olhar o namorado. 
⸺ Hoje não foi o dia mais importante da minha vida. O dia mais importante da minha vida foi o dia que você aceitou namorar comigo.
Harry abraçou Louis com força e escondeu seu rosto no pescoço dele para esconder o sorriso apaixonado que se abriu em seus lábios.
⸺ Te amo. ⸺ Harry murmurou baixinho.
Louis sorriu respondendo que o amava de volta, não tendo dúvidas que naquele dia ele realmente havia vencido.
254 notes · View notes
littlegirlovhazz · 1 year
Text
My Military 💚🪖
Oioi Gostosinhas!
Aqui está a one do Louis militar, recebi um plot na ask mas acho que no final não ficou tão parecido, por que não sei fazer personagens muito provocadoras, mas espero que gostem mesmo assim.
Prometo que a parte dois de Bad boy sai no máximo na próxima semana e se você nem sabe do que to falando, te convido a ler minhas ones fixadas no perfil.
Relaxem e gozem com esse Louis gostoso e uma Harry bem submissinha.
Avisos: hinter, age gap, desuso de camisinha, leve spanking, Harry utiliza os dois pronomes (ela/ele), palavras de baixo calão como: boceta, xotinha, cuzinho e etc.
Hazzy: 21
Lou: 34
🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖
Harry era uma garoto mimado, no sentido material, já que não tinha atenção alguma de seu pai e sua mãe havia falecido quando ela era bebê. Cresceu dentro de um sistema rígido já que seu pai era um militar, sempre teve uma boa vida, com dinheiro. Ele se mudava constantemente para sua segurança, principalmente após seu pai virar um capitão. Mas dessa vez seu pai estava sendo caçado, realmente em perigo e ela se sentiu assustada, ele não queria morrer.
Por viver sempre com a rédia curta, Harry não aproveitou como gostaria, para ajudar ele não era um garoto comum, ele tinha um segredo no meio de suas pernas e é claro que isso nunca poderia cair na mídia, seria uma vergonha pra um capitão do exército ter um filho intersexual. Seu pai lhe dava dinheiro para comprar milhares de camisolas e coisas femininas, desde que ele (ou ela, não importava) usasse roupas consideradas masculinas em público. Claro que Harry odiava, ele começou q fugir de casa aos 16 anos, mudava todo seu rosto com maquiagem, colocava lentes castanhas para esconder os lindos e inconfundíveis olhos verdes, suas saias curtinhas e ninguém nem desconfiava que ele era um garoto inter, ele teve sua primeira vez com um garoto de sua escola, que nem ao menos imaginava que aquele era Harry.
Mas nos últimos 2 meses ele não saia de casa, a segurança tinha redobrado, seu pai também saia muito pouco e sempre com o carro blindado e soldados o acompanhando, Harry nem queria saber o que estava acontecendo, ela já estava assustada o suficiente, mas quando o soldado mais fiel de seu pai a acordou as 3 horas da manhã dizendo que eles precisavam sair imediatamente, ela se sentiu fielmente desamparada, ela foi colocada em um carro e levada para o interior da Inglaterra, não havia absolutamente nada além do chalé que ela estava, o lago e as árvores. Era extremamente frio, não importa quantas camadas de roupas colocava e o aquecedor ligado, parecia que ela estava sempre gelada, talvez fosse o fato de que ela estava sozinha a horas, o soldado a deixou e disse que seu pai foi para o outro lado do país e entregou a carta onde homem disse que estava sendo perseguido pelo exército inimigo, que alguém viria para tomar conta dela, alguém importante e que devia um favor a ele.
Ninguém havia chego até o momento, Harry estava com um conjunto de moletom verde escuro, deixando seus olhos extremamente claros. O chalé por dentro era bonito, moderno e aconchegante, totalmente diferente de sua fachada, uma pena que ele estava ali pra que não seja morto ou sequestrado e torturado. Ele não tinha um telefone, porque poderiam rastrear, seu pai disse na carta que mandaria um novo que não poderia ser rastreado.
Foi quando a noite já caía que ela ouvi o alarme ser desativado e a porta aberta, o homem de uniforme militar entrou, seu cabelo estava bagunçado, era aparado nas laterais e maior em cima com leves fios brancos o salpicando, ele carregava uma mochila, o rosto era perfeito e anguloso, os olhos azuis pareciam cansados e Harry viu a insígnia e o reconheceu imediatamente, Coronel Tomlinson, o homem mais jovem a se tornar Coronel, com apenas 34 anos, isso era muitíssimo jovem dentro do exército, mas ele se destacou de forma gigantesca.
Harry estava sendo protegido pela porra do melhor soldado do exército, com foi quem seu pai se meteu?
O mais novo levantou rapidamente batendo continência ao Coronel e o mesmo sorriu de lado mas esse sorriso logo se desfez em uma careta de dor, e a garota percebeu que o rosto estava começando a ter um hematoma mas foi quando olhou pra baixo e viu a mancha de sangue se espalhando pelo uniforme e as pernas do mais velho bambearem que ela correu para ajudar, o homem se apoiou em seus braços para não cair.
- Por favor, arme o alarme novamente… Eu que deveria estar te acudindo… Desculpe menino, tudo dói. - Harry o sentou no sofá de couro branco e colocou a senha novamente seguido de sua digital, ele aumentou o aquecedor, pegou a maleta de primeiros socorros, água para ele beber, água quente e um saco de gelo voltando para o sofá. Ela não queria pensar que era Tomlinson ali.
O homem parecia exausto e machucado, como se estivesse no campo de batalha e precisasse se arrastar até aqui. Harry pegou um algodão e o mergulhou na água quente.
- C-com licença, Coronel. - Tomlinson olhou aquele garoto, sua voz era tão doce, seus traços delicados, parecia um anjo, ele limpou um pouco seu rosto e passou uma pomada no hematoma, pedindo que ele pressionasse o saco de gelo, sendo extremamente gentil e passou a abrir os botões de sua camisa camuflada e mesmo morrendo de dor, os pensamentos daquelas mãos o despindo, fizeram seu pau começar a endurecer, ele não podia.
Harry se assustou com a mancha de sangue, mas não teve como não reparar como ele era tonificado, perfeito, na medida certa.
- Foi um tiro, de raspão. - Ela concordou e cortou a regata, prendendo a respiração ao ver os músculos do peito e pensar como seria lamber ali, limpou a fissura em sua costela devagar e avisou antes de jogar o álcool. Tinha estado na presença do Coronel poucas vezes, ele praticamente não falava, era rígido e extremamente respeitado, toda vez que Harry o via ela prendia a respiração, ele era tão… homem, sempre a tratou com muito respeito e ela se sentia tão suja por observá-lo de longe, os braços fortes as vezes marcados no uniforme de gala, ou aquela bunda gostosa em uma calça militar, sempre imaginou como seria ser fodida por ele. Ela costurou o corte que a bala fez enquanto engolia em seco e foi buscar mais água e um sanduíche.
Ele comeu enquanto o garoto arrumava as coisas, Tomlinson pensava no quanto ele era delicado e quando ele se abaixou e a calça se moletom se agarrou em sua bunda, ela era tão redonda.. ele se sentiu um pervertido, o garoto deveria ter uns 20 anos, o que ele estava pensando? Toda vez que o via, se sentia estranho, com um tesão de adolescente em seus poros, como se o menino tivesse uma magia que o atraía, os olhos verdes sempre o observavam com cautela e tudo que o coronel queria era o foder olhando em seus olhos, até mesmo seu cheiro de melancia o deixava louco na mesma medida que o relaxava.
O cansaço atravessava seu corpo agora que ele havia sentado e seus cortes foram limpos e cuidados, ele não deixava as pessoas fazerem isso por ele, mas ele caminhou 20km pra chegar aqui, seu carro começou a ser perseguido, então era mais seguro que ele deixasse o seu soldado para escapar com o carro para o outro lado do país e ele viesse a pé, seus olhos estava muito pesados, ele só precisava de algumas horas de sono e estaria inteiro e pronto novamente.
Quando Harry se virou, o Coronel estava completamente capotado, seu sono era tão profundo que pela primeira vez a garota viu seu rosto relaxado.
🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖
Ela limpou tudo e foi em direção a seu quarto e depois de um banho bem quente ela vestiu uma de suas camisolas, essa era azul rendada, seus peitinhos podiam ser vistos pela renda, a calcinha era da mesma cor e toda transparente, ela também tinha seus cremes e diversas coisas, por que sempre tinha tudo separado para caso precisasse sair depressa.
Algumas horas depois ela estava com muita sede, havia esquecido de pegar água, ela escutou o chuveiro do quarto ao lado e decidiu que estava tudo bem ir até a cozinha bem rapidinho, ela colocou o robe de cetim e seguiu até lá.
Estava um breu apenas a lua prateada iluminando, já devia ser de madrugada, mas ela se sentia tão alerta, o tempo todo. Havia um passarinho na janela, ele era bonito e estava comendo as migalhas de pão que a garota espalhou ali mais cedo.
- Harry? - Seu corpo congelou, congelou tanto que o copo se espatifou no balcão. - Garoto, você esta bem?
Foi então que ela virou, ela não tinha como escapar. Os olhos do Coronel passaram por cada centímetro do seu corpo, como se estivesse o vendo pela primeira vez. Ela estava travada, completamente travada.
- Harry? - Ele chamou calmamente, ele não parecia bravo, ela nem podia imaginar como seu pau pulsava na calça por ver ele em cetim azul, suas pernas eram longas, bem branquinhas, sua cintura era fininha, o rosto iluminado pela lua era perfeito, ele nunca havia reparado muito no garoto, ele era muito novo e agora parecia extremamente assustado.
- M-me desculpe, Senhor. - O Coronel se encontrava muito confuso, por que ele estava pedindo desculpas?
- Desculpe pelo que? E pode ser só Louis, eu não sou tão velho, sou? - Harry corou em um rosa lindo. Velho? Aquele homem podia ser muita coisa, mas não velho, ele era na verdade extremamente gostoso, ainda mais em apenas uma calça militar, o colar de identificação, com o cabelo molhado do banho e os pés descalços.
- M-minha roupa… Eu, eu não… - Louis deu um passo na direção dele, ele parecia um coelhinho assustado quando se encolheu.
- Ei.. eu sou tão mal visto assim? Não a problema algum com a sua roupa. - O mais novo era tão bonito, os olhos verdes tão claros e sua pele parecia tão suave que ele não resistiu em levar sua mão aquele rosto.
A pele era tão macia, os olhos enormes agora estavam fixos nele e tinham uma curiosidade divina, ele esperava encontrar inocência pura, mas não, eles estavam queimando e Louis não resistiu ao se aproximar do corpo macio, encontrando suas bocas.
Harry estava assustada, mas o Coronel era tão delicioso que ela não resistiu, a língua pediu passagem e ela levou as mãos para o fios curtos, não podia acreditar que aquela boca rosada e macia estava na sua, ela amava beijar, amava o arrepio em seu corpo, a língua molhada com a sua, tomando tudo de si. As mãos fortes estavam em sua cintura e ele a apertou, levantando até que estivesse sentada na bancada. Ela se sentiu desesperada, mas as mãos cheias de veias e ásperas estava em suas coxas lisinhas, a boca gostosa desceu até seu pescoço, uma mordida foi depositada e logo depois a língua macia aliviou a dorzinha.
Louis levou as mãos ao cordão do robe e Harry choramingou alto quando ele abriu, os peitos dele era bem grandinhos e seus bicos estavam durinhos e vermelhos pela renda em contato direto, o olhos azuis estavam fascinados e o homem se encontrava travado com aquela visão. Mas foi impedido quando o mais novo fechou o robe e ameaçou descer da bancada.
- Desculpe, desculpe mesmo, Coronel. - Louis o impediu de descer o segurando.
- O que aconteceu? Por que ainda está pedindo desculpas coelhinho? - As bochechas dele coraram pelo apelido, mas ele parecia assustado e o desespero bateu no homem de que provavelmente ele não queria nada com um velho. - Oh Meu Deus, desculpe Harry, você não quer isso? Eu te forcei? Meu Deus… me perdoe.
Ele deu alguns passos se afastando daquele corpo mas Harry se desesperou ainda mais se agarrando em seu pescoço e o puxando de volta, colocando a cabeça em seu pescoço e tendo seus cachos afagados pelo homem.
- C-claro que não… e-eu quero tanto, quero desde quando te vi pela primeira vez. - Ela sentiu seus olhos úmidos. - Só estou com medo quando você descobrir que não sou um garoto.. normal. Eu-eu estou tão molhada, Coronel. - Louis puxou o rosto de seu pescoço ainda fazendo carinho e a olhou com dúvida. - Sou inter.. intersexual. T-tenho uma.. uma… sabe? Uma florzinha.
Ela se sentia patética enquanto Louis sentia que seu pau ia explodir dentro da calça, pq afinal ele não tinha preferência alguma se ele, ela, tinha um pau ou uma boceta, ele só queria foder aquele corpo. As lágrimas estavam presas em seus olhos e o homem percebeu que estava completamente estático, então tratou de aproximar a boca do ouvido dela, ele nem ao menos precisava disso por que estavam completamente sozinhos.
- Oh Coelhinha, você acha mesmo que ligo se você tem uma bocetinha gostosa? Eu vou chupar ela e foder você toda, eu posso? - Harry sentiu um arrepio em seu corpo inteiro, seu melzinho molhou a calcinha que usava e ela se agarrou ainda mais a ele.
- Sim.. por favor, Coronel… por favor. - Ela implorou mesmo sabendo que não precisava, mas estava extasiada por alguém querer ela do jeito certo, sem máscaras e disfarces. - Fode minha bucetinha.
Ele tirou o robe do corpo dela devagar, vendo ela ser iluminada pela luz prateada da lua, olhando apropriadamente dessa vez, a camisola era toda transparente e dava pra ver a calcinha da mesma cor, ela tinha uma borboleta tatuada na barriga, a cintura delicada podia ser vista, as coxas grossinhas estavam abertas e porra.
- Vou te destruir. - Ele agarrou os cachos e colou suas bocas, com uma única mão ele a fez rondear as pernas em seus tronco e a levantou, nem ao menos ligava para o corte da bala ardendo, não ia tirar os lábios dos dela por um segundo, desceu, beijando seu pescoço e maltrarando o local, andando com ela segura em suas mãos.
Chegando ao quarto do Coronel que tinha todo o cheiro dele e fazia Harry se sentir bêbada, ele a colocou no chão e a fez se ajoelhar. Segurando em seus cachos o tempo todo e fazendo ela olhar em seus olhos. Ele era o caralho de uma visão, o tronco bonito e definido, os olhos azuis eletrizantes e o cabelo bagunçado, ele abriu a calça apenas para tirar o cacete pingando pré-gozo pra fora, era cheio de veias, grosso, com a cabeça vermelha e brilhante, ela era lisinha e parecia tão gostosa que a boca da garota encheu de saliva, ela se apressou para por na boca mas o tapa certeiro em sua bochecha a impediu.
- Eu deixei você chupar? Eu te autorizei? - Ele tinha uma expressão fechada no rosto e os olhos estavam pegando fogo.
- Não Coronel, desculpe. - Ele fez um carinho aonde tinha dado um tapa.
- Não seja uma puta desesperada, eu mando aqui e você vai obedecer, não é coelhinha? - Ela colocou as mãos sobre as coxas grossas e definidas dele e concordou, o tecido da calça era grosso e quando ele a fodesse ia raspar em toda a pele dela. - Chupe, até o final, eu quero que você mame bem gostoso e bem babado, certo? Se você fechar os olhos, eu vou estapear essa bunda até ficar roxa.
Harry concordou novamente com a cabeça e recebeu outro tapa.
- Palavras vadia, eu vou ter que te ensinar tudo? - Ele segurou os cachos com força agora e com a outra mão guiou o pau para boquinha com lábios vermelhinhos e inchados pelos beijos e mordidas.
Ele pincelou a boquinha toda com a cabeça de seu pau a manchando com seu líquido, Harry lutou para manter os olhos nele quando sugou a cabecinha, o gosto era tão incrível. Ela mamou devagar, brincando com a língua a sua volta e desceu por todo aquele pau grosso, babando em excesso e o acaricindo com a língua macia. Louis jogou a cabeça pra trás em deleite com aquela boca.
- Caralho Coelhinha, tão quente essa boquinha, será que você vai ser macia em todos os lugares, princesa? - Ela agora fodia a garganta naquele pau, levando todinho na boca, a saliva com pré-gozo escorria pelo seu pescoço e os olhos verdes estavam cheios de lágrimas e quando ele começou a estocar em sua boca sua boceta pingou mais na calcinha e ela podia começar a sentir o meio de suas coxas ficar pegajoso, ele era bruto e toda vez que ele batia de levinho em seu rosto e jogava a cabeça pra trás gemendo um som delicioso, ela pulsava mais. - Porra, você vai engolir tudo? Hm? Vai engolir todo o leite que seu macho vai te dar?
Ela concordou com seu pau ainda na boca e ele gozou forte em sua boca, gemendo seu nome longamente e Harry teve que apertar sua boceta entre as coxas pra não gozar só ao ter a visão dele esporrando. O Coronel não perdeu tempo, a puxando pelo braço e a jogando na cama, a camisola tinha um fecho na frente que ele tratou de abrir e a deixar só de calcinha e se surpreendeu ao alinhar seu rosto e perceber como ela estava encharcada, todo o tecido transparente estava manchado com seu líquido.
- Pingando tesão, coelhinha? - E rasgou a calcinha delicada para vislumbrar aquela xota gostosa, os lábios gordinhos brilhando e o clítoris inchado chamavam por sua boca.
Ela gritou tão algo quando o Coronel passou a lamber todo seu melzinho, chupando o seu grelinho e brincando com sua língua, dando mordidinhas em seu clítoris. Ele comia aquela boceta com vontade, descendo sua língua até a entradinha e podendo perceber como ela era apertada, ele forçou a língua pra dentro e Harry ergueu as costas da cama.
- Oh Coronel, você me chupa tão gostoso, sua língua é deliciosa, muito obrigada. - O pau de Louis não ousou amolecer e ouvir ela agradecendo a ele, fez com que uma gota de pré-gozo pingasse da cabeça babada. Ele desceu a língua até seu cuzinho e a garota pulou assustada.- Eu-Eu nunca, não ai, nunca…
Tomlinson fez um carinho em sua coxa a acalmando.
- Só vou te lamber, coelhinha, mas quando você quiser eu vou te foder aqui. - Ele disse colocando o dedo no buraquinho virgem. - E você vai gostar tanto, que vai querer estar sempre cheia, eu vou gozar lá dentro e colocar um plug de rabinho, pra combinar com a minha coelhinha gostosa.
Quando terminou de falar caiu de boca, lambendo o cuzinho e ousando enfiar a pontinha da língua ali, voltando para xotinha encharcada quando as pernas dela começaram a tremer, ele passou a estapear suas coxas e chupar com mais força e sentiu ela molhar mais e gritar que estava gozando. Foi a cena mais linda que Louis já viu, as bochechas coradas, as mãos enfiadas em seu cabelo e o grito profundo em sua garganta, quando soltou ela, a garota começou a chorar.
- Coronel.. Por favor, fode minha xotinha, eu preciso, por favor.. por favor! - Ele subiu em cima dela ainda com as calças e só cacete para fora e beijou todo o rostinho, pegando suas lágrimas, ele roçou o pau na boceta encharcada fazendo com que Harry tremesse.
- Oh minha garotinha, claro que eu vou foder você, vou foder agora, você vai aguentar? Hm?
- Eu vou Coronel. - Ela estava tão manhosa e toda vez que ela o chamava de coronel fazia seu pau querer explodir, naquele tom ela acabou com a sanidade de Louis, ele empurrou devagar. Ela era absurdamente apertada.
- Hm princezinha, você é tão apertada. Se não soubesse que você é uma vadia, diria que é uma virgenzinha. - Quando as bolas bateram na bunda dela, Louis passou a arrematar forte.
Ele fodeu olhando naqueles olhos, a admirando como se ela fosse a porra de uma Deusa, ela era divina, a porra do paraíso. A xota era tão apertada e quente, extremamente quente, as unhas curtas arranharam o pescoço dele, e sua coelinha era tão atrevida que desceu as mãos até apertar sua bunda por dentro da calça, o empurrando para que fodesse mais forte. A calça roçava nas coxas macias, deixando a pele vermelha.
- Uma vagabunda, vou te encher com tanta porra Harry, que você vai sentir sua barriga inchar. - Ele disse batendo na cara dela e sentindo ela arranhar todas a suas costas, enquanto a garota pirava com aquela corrente batendo em seu rosto, ele virou os corpos na cama sem sair de dentro dela. - Cavalga pro seu Coronel, minha putinha.
E Harry sorriu, deixando suas covinhas amostra, ela apoiou as mãos no peito dele e começou a rebolar enquanto Louis revirou os olhos, ela apertava a boceta em seu pau e o levando ao céu, aqueles olhos verdes, os cachos bagunçados, e o jeito que ela levava seu pau, ela foi moldada pra ele. Quando viu os peitos balançando ele se levantou, colocando um deles na boca e mamando com força, passou a destribuir diversos chupões e mordidas antes de abocanhar o outro, mamando, mordendo e sugando com força. Foi quando Harry acelerou os movimentos, o clítoris se esfregando enquanto ela rebolava e sentia aquele pau delicioso pulsar nela.
- Goza Coelinha, goza pro seu Coronel pra eu te encher de leite, minha, só minha gostosa. - Foi o jeito que ele revindicou Harry, que ele disse que ela era dele que a fez esguichar, molhando e expulsando o pau de Louis.
Ele sorriu feliz em ver ela chorando, tremendo e gritando seu nome.
- Dentro, goza na minha xotinha, me deixa suja de você, por favor Amor. - Ela falou tão manhosa que Louis apenas se enfiou de uma vez com ela caída em cima dele enquanto ele arrematava pra cima, ouvindo a voz baixinha dela dizendo “Coronel, goza na sua garotinha, eu preciso” ele esporrou forte olhando em seus olhos e enquanto se liberava ele a beijou, profundo.
🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖
Harry acordou horas depois, eles dormiram rapidamente, sujos de gozo, ela acordou com aquele pau roçando na sua bunda e a mão forte apertando seu peito. A cabeça daquele cacete tão gostoso estava bem em seu cuzinho e ela o sentiu piscar, sua xotinha estava ainda suja de porra e ela se sentia quente, ela passou a se mexer fazendo com que a cabecinha molhada de pré-gozo ameaçasse romper seu buraquinho virgem. Ela queria, queria muito.
- Lou… - Ela proferiu baixinho, não queria levar uma negativa.
- Oi princesinha. - Ele respondeu em seu ouvido e ajudando com os movimentos pela cintura. - Você quer?
- Eu quero amor, tenta devagarzinho. - O pré-gozo ajudava a escorregar a cabecinha e Harry relaxou o corpinho, se abrindo bem e engolindo a cabecinha.
Ela não sabia explicar como, ela tentará algumas vezes antes, mas simplesmente não conseguia, mas ela estava necessidade disso, ela se sentia uma vadia tão suja, dando para o Coronel, anos mais velho, dando seu cuzinho, deixando ele beijar seu pescoço, apertar seus peitinhos e esfregar os dedos na sua xota. Ela estava em êxtase e depois de Louis mandar ela cuspir em sua mão e passar por todo seu pau e um pouco bem em seu cuzinho, ele escorregou pouco a pouco pra dentro.
Era surreal pq apenas uma ardidinha leve a incomodava, mas o caralho entrou tão facil, ela estava relaxada e se sentindo tão bem, o tesão dentro dela era inexplicável, um sexo extremamente gostoso. Louis estava maravilhado, o cuzinho dela era tão bom, apertado, quente.
- Minha Coelhinha, você é a melhor, a mais gostosa, ta me deixando maluco. - Ela gemeu manhosa. - Você é tão gostosa, a única que aguenta meu pau bem assim, nunca mais quero foder ninguém, só a minha garotinha gostosa.
- Promete.. Promete Coronel que esse pau só vai entrar na minha xotinha, no meu cuzinho, na minha boquinha, só eu posso ter o seu leitinho? - Ele revirou os olhos fodendo ela devagar e passando a mão por todo o corpo, ele fez ela virar a cabeça, para beijar sua boca de uma forma obscena, cheia de língua e saliva. Harry nunca tinha sido beijada assim.
- Só você, minha garotinha mimada, vou te dar tudo que você quiser. - Harry gemeu, pedindo mais beijos, era tão sujo e intenso.
Eles passaram muito tempo assim, com Louis a fodendo-a de ladinho, cuidando dela, quando ela começou a tremer ele a prensou na cama fodendo seu cuzinho até que ela gozasse e em seguida enchendo-o de porra.
- Vou te comer todas as manhãs, vou te deixar sempre cheia, Minha coelhinha. - Harry sorriu extremamente satisfeita e subiu em seu colo, adormecendo com a cabeça em seu pescoço.
🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖🪖
Espero que tenham gostado, essa ficou um pouquinho maior e eu tive uma insegurança com ela. Mas obrigada se chegaram até aqui!
All the love,
Blue.
456 notes · View notes
sweetlarrybaby · 3 months
Text
Normal Thing by sweetlarrybaby / @sweetlarrybaby
Prompt 3183
Pairing: Harry/Louis
Rating: Explicit - 4K
"I don't even know your name," Harry said, puffing difficult breaths in and out.
"Already at the final wishes, are we?" The beautiful man laughed. And, how could he laugh in such situation? They were about to die. The plane was about to crash and it was going to set itself on fire before they'd even hit the ground, and every last one of them would be dead. "I'm Louis, there you go. All your wishes are granted before your imminent death."
(or the one where Harry’s bumped to business class and seats next to Louis. a turbulence arises and he grips his seatmate’s hand so hard it causes him to bleed, leaving Harry to tend to his wound with clear antiseptic and Hello Kitty plasters. Louis is endeared)
Read on AO3 NOW!
Tumblr media
71 notes · View notes
fromthe28 · 9 months
Text
Tumblr media
everybody's watching her
Era para ser apenas uma saída com os amigos depois de semanas de provas, mas com apenas uma dança Styles consegue mudar o rumo de toda a noite dele e de Tomlinson.
Avisos
- hbottom / ltops
- daddy kink
- Harry sendo tratado por pronomes e apelidos femininos
- Referência às partes íntimas do Harry como bucetinha, grelinho etc
- Sexo gay e explícito
- Palavras de baixo calão
- Leve dinâmica submisso / dominador
- Word count: 2.3k
Era uma noite especial. Harry e Louis estavam saindo com seus amigos para uma balada após a temporada de provas que tiveram na faculdade. Sinceramente, os dois só queriam ficar juntinhos porém reconheceram que precisavam sair um pouco para espairecer.
Portanto estavam ali na balada mais famosa da cidade curtindo com Zayn, Liam e Niall. Os dois primeiros estavam se pegando na pista de dança e Niall estava ficando com alguém ali perto.
- Vou sentar e pegar algo para beber! - Louis grita para seu namorado e os dois amigos, que apenas concordam mas decidem continuar na pista de dança.
Louis senta numa mesa perto da pista de dança e pede uma dose de vodka, que rapidamente chega, mas sua atenção não é captada pela bebida e sim por alguém bem específico na pista de dança: Harry.
Seu corpo mexia conforme a música pop meio sensual que tocava pelos quatro cantos da boate. Seus cachos longos se enrolavam em seu pescoço meio suado pela dança e seus quadris remexiam da maneira envolvente. Era simplesmente impossível tirar os olhos do cacheado.
Todos estavam olhando para Harry mas ele só tinha olhos para Louis.
O de olhos azuis, ficando fodidamente enciumado por todos estarem olhando seu garoto, tomou a dose de vodka rapidamente e assim que ia levantar para puxar Harry para si, seu namorado começou a andar até ele.
Antes que pudesse dizer algo, Louis sente Harry sentar em seu colo, deixando suas costas contra o peitoral do mais velho. Louis, sabendo como o namorado era manhoso antes de qualquer coisa, o abraçou mesmo ainda levemente puto por todos terem olhado algo que era seu.
- Todos estavam te olhando, gatinha... - o de olhos azuis fala baixo e lento, com seu sotaque pesado, no ouvido de seu amado. Sinceramente, sabe que pegou pesado chamando Harry no feminino mas simplesmente foi impossível se conter. Sua princesa estava tão linda naquela noite.
-Eu sei.. - Styles cora porque mesmo sendo um exibicionista nato, era tão envergonhado - Mas eu só estava olhando para você, daddy...
Bom, se Louis iria jogar, Harry também iria.
- Eu deveria te punir por ser tão fodidamente exibida... - o mais velho sussurra em seu ouvido, apertando sua cintura com força por dentro de sua roupa.
Harry deixa um gemido altinho sair dos lábios cheinhos, cruzando suas pernas ao sentir sua calcinha molhar. Deuses, ele é tão sensível que é vergonhoso!
- M-Mas eu só estava... Hm... olhando para o senhor! - Harry argumenta, sentindo os chupões fortes de seu amor em seu pescoço, marcando sua vadia.
- Sim, mas todos estavam desejando o que é meu. - Assim que fala a última palavra, Tomlinson dá um aperto forte na ereção de Harry, colocando sua mão dentro de sua saia mas sobre sua calcinha de renda.
Styles deixa um gemido choroso sair de sua boca enquanto se encolhe no colo de seu papai, escondendo seu rostinho em seu pescoço. O mais novo segura com força a camisa de seu dono enquanto começa a rebolar lentamente em seu colo.
- Não consegue nem me responder de tão necessitada que você está, não é? A porra de uma vadia que não consegue ficar algumas horas sem um pau esfolando o seu rabo gostoso... - a voz profunda do mais velho junto com a mão cheia de veias em seu pescoço faz Harry sentir lágrimas caindo de seu rosto, se esfregando no colo de seu dono como um gatinho pedindo carinho.
- Por f-favor, papai... p-por favor... - o mais novo implora e Louis não consegue não deixar um apertão nas coxas grossas de sua boneca.
- Eu vou levantar agora e você vai ser uma boa cadelinha e vai comigo até o banheiro para eu te dar uma lição, hm? - Tomlinson sussurra no ouvido cheio de adereços de Styles, que concorda obedientemente.
Ambos se levantam da cadeira e ignoram totalmente não só seus amigos, mas como toda a balada. Foda-se tudo, a única coisa que importa agora é apenas surrar a bunda de sua garota até ela aprender a ser uma boa princesa para Louis.
Assim que chegam no banheiro masculino, entram na última cabine e fecham a porta com rapidez. Louis pega Harry no colo e se coloca entre as coxas grossas de seu garoto, não ligando de pressiona-lo com forca contra a porta, sabendo que seu cacete duro está contra o de Styles e seu peitoral firme está contra os mamilos sensíveis dele que quase perfuram a camisa coladinha.
- Você não sabe o quão fodidamente puto eu fiquei vendo todos aqueles homens querendo você, Hazza - Tomlinson diz segurando com força o pescoço do mais novo, se certificando que sua mão ficasse marcada na pele branquinha já que não tinha nenhuma coleira de sua cadelinha ali com ele.
Louis respira fundo algumas vezes antes de tomar qualquer atitude. Ele sabe que precisa se acalmar antes de punir sua garotinha já que não estavam em casa e estava realmente ciumento.
Só deus sabe quantas dores de cabeça causadas por ciúmes que Louis já teve por ter alguém tão gostoso ao seu lado.
- Eu vou te colocar no chão, você vai virar, tirar a sua sainha tão linda, coloca-la na sua boquinha atrevida e vai ficar encostadinha na porta. Se você tentar me tocar nós vamos para a casa e eu te surro até você desmaiar de tanto tapa. Me entendeu? - Louis fala sério para Harry e sabe que o garoto em seus braços está totalmente submisso a si.
- Sim, papai! - o cacheadinho acena com a cabeça várias vezes que nem um cachorrinho querendo agradar seu dono.
Logo em seguida faz tudo que seu papai mandou, ficando grudada à porta enquanto estava empinadinha para Louis, com sua sainha em sua boca. Bom, não era aquilo que ele queria a enchendo então solta um choramingo enquanto rebola no ar, ficando na ponta de seus pés, querendo ao menos algum toque de seu dono em si.
- Porra, você está tão desesperada por uma surra que parece uma virgem, amor... - assim que a última palavra sai da boca do mais velho, Hazza choraminga manhosinha, sentindo lágrimas caindo de seus olhinhos verdinhos. Ele estava tão mas tão necessitado de atenção.
Antes que ele pudesse pensar, Louis atinge sua mão com força na bunda empinadinha de sua vadia, vendo suas coxas tremerem e ela gemer alto.
- Se eu ouvir algum choramingo ou gemido seu eu juro que eu paro tudo que eu estou fazendo e te como até encher seu rabo de porra e te deixo chorando necessitada que nem uma cadela no cio. - com a voz de Louis ao seu lado, o garotinho apenas concorda e o de olhos azuis apenas volta par trás de Hazz, voltando com seus golpes.
Louis sabe que o mais novo não aguentaria, mas também sabe que se sua vadiazinha voltasse a ser sua princesinha obediente, ele não a deixaria na mão.
A mão tatuada de Louis desce novamente sob a pele branquinha de sua garota, que sente seus pelos eriçarem e sua bunda ardendo, assim como o mais velho sente seu caralho duro doendo e pingando em sua boxer com a imagem em sua frente: Harry, com uma calcinha de renda tão mas tão pequena que quase se confunde com sua pele por também ser branca, e sua derme lentamente ficando avermelhada com as marcas da mão pesada de Tomlinson.
Após seu momento de contemplação, o mais velho volta a fazer sua arte, dando tapas e mais tapas na bunda empinada de sua garota até ouvir o gemido manhoso e fino saindo pelos lábios bonitos.
- Tsc tsc tsc, o que eu tinha mandado você fazer? - o de olhos azuis pergunta à Harry após tirar o pano de sua boca.
- P-papai... me desc-culpe... - a voz chorosa de Styles soa baixinha e manhosa na cabine do banheiro da balada. Louis revira os olhos e deixa um tapa fodidamente forte no rosto do mais novo, segurando suas bochechas e cuspindo em seu rostinho lindo.
- Que porra eu mandei você fazer, Harry? - a voz sai dura de seus lábios finos junto de uma palmada forte que faz o corpinho delicado de Hazz - e consequentemente o membro preso na calcinha - se chocar contra a porta de madeira.
- O papai mandou que eu f-ficasse quietinha... - o soluço corta a sua fala baixinha antes de morder seu lábio, sabendo que só vai ser usada como um brinquedinho para seu papai.
- Já sabe o que vai acontecer com você por ter sido uma vadia egoísta. - assim que Louis fala, puxa H por sua cintura, fazendo eles terem os corpos totalmente colados.
Harry consegue sentir muito bem o corpo de seu homem: seja seu caralho duro se encaixando perfeitamente em sua bunda dolorida, seja seu peitoral definido ou as veias grossas de sua mão áspera. Assim como Hazz, Tomlinson sente muito bem o corpo de sua garota contra o dele: a bunda gostosa empinada contra seu cacete, sua cintura contra uma de suas mãos e os mamilos empinadinhos contra seus dedos.
O mais novo treme ao ter seus mamilos tocados, se encolhendo contra o corpo de seu homem. Porra, o tanto que Louis amava seus peitos era brincadeira. Se ele pudesse, passava horas com o mais novo em seu colo, só abusando nos biquinhos eriçados em seus dentes alinhados.
Suas mãos abandonam Harry e abrem sua calça rapidamente, abaixando sua boxer molhada e fazendo seu membro pesado bater contra a bunda ardida de Styles, o fazendo deixar um gemido manhoso escapar de seus lábios gordinhos.
Louis deixa um tapa forte nos peitos de Harry após colocar sua calcinha de lado e meter com força em sua entrada apertadinha. Harry não consegue fazer nada alem de gemer e arranhar o braço de seu dono, sentindo ele comer sua entrada com força, não o dando tempo de se acostumar com a invasão inicial do membro excessivamente bom e grande de seu papai.
- Daddy... d-devagar, por f-favor... Oh! - Harry pede a Tomlinson mas se perde que sente a glande gorda do mais velho contra seu pontinho de maior prazer.
Sua calcinha esta vergonhosamente molhada, suas costas estão arqueadas a deixando consequentemente mais empinada e Louis continua implacável contra sua bunda.
- Porra, como eu amo te comer... - seu homem sussurra em seu ouvido baixinho, mordendo seu lóbulo antes de investir ainda mais rápido contra si, o fazendo gemer ainda mais alto e fino. - Isso, geme bem alto pra todos saberem que você tem um dono que come essa sua buceta apertada muito bem...
Louis aperta seu pescoço e foca as estocadas fortes em sua próstata, fazendo Styles tremer e chorar de prazer.
- Papai... Se o senhor não parar eu vou... Oh, porra... - Hazz geme fino e o de olhos azuis da um tapa forte em seu rosto ao mesmo tempo em que deixa uma estocada forte em seu pontinho de prazer, pressionando seus peitos contra a porta.
- Nah, você não vai me desobedecer, não é? - a voz persuasiva do mais velho soa para Styles mas ele está cada vez mais fraco pelo orgasmo crescente em seu corpo, com seus mamilos roçando contra sua camisa e a porta da cabine piorando sua situação.
Harry se sente perdido entre obedecer seu dono e ser uma vadia egoísta novamente, mas Louis não o deixa cair nessa espiral de pensamentos já que goza com força na entrada de Styles, diminuindo as estocadas mas não as cessando totalmente.
- Você aprendeu a sua lição, pequena? - Louis questiona sua garota, ainda deixando golpes lentos mas fortes em seu interior.
- Sim, papai... - a voz de Harry sai chorosa e ele só percebe que todo se rosto está banhado por lágrimas necessitadas agora.
- E o que você aprendeu? - a pergunta vem até ela e ela precisa se concentrar muito para conseguir respondê-lo.
- Aprendi que não p-posso provocar o papai e que eu sou sé dele... - um sorriso orgulhoso se abre nos lábios de Tomlinson, mesmo o mais novo não vendo, e ele dá um murmuro de concordância.
- Isso mesmo, neném. O papai está tão orgulhoso que vai deixar a bonequinha dele gozar, você que se esporrar pra mim, princesa? - sem dar chance de resposta à sua garota, o mais velho volta com suas estocadas erráticas contra o pontinho de prazer da mais nova, fazendo-a gemer fodidamente alto.
Uma das mãos do mais velho vai para um de seus mamilos, os puxando por cima da camisa enquanto sua destra vai para o membro de Styles, que continua preso em sua linda calcinha.
- Porra, eu nunca vou me cansar de comer a sua buceta, ela é sempre tão apertada pra mim... - Louis sabe que Hazz é uma garotinha que ama ser exaltada então é exatamente o que ele faz: - Eu amo tanto seus peitos, querida, se eu pudesse tinha eles na minha boca o dia inteiro... - ele sente sua princesa tremer em seus braços e ele sabe que ela está quase lá, assim como ele: - E seu grelinho, porra, eu amo tanto tanto ele, poderia te chupar até você esporrar na minha boca.
E é assim que Styles goza com força na mão de Louis e em sua calcinha, sentindo a porra de Tomlinson atingir sua próstata em cheio enquanto geme alto e sente todo seu corpo tremer.
- Shh, eu te amo, querida. Você foi tão boa pra mim, tão perfeita, fez tudo do jeitinho que eu quis... - a voz mansa e carinhosa de Louis soa enquanto ele lentamente sai de sua garota, que reclama baixinho, querendo seu papai dentro de você por mais tempo.
O mais velho infelizmente sai de sua entradinha usada que vaza porra, fazendo Hazz chorar por não conseguir guardar toda a porra de seu dono. Por outro lado, sabendo que deveriam ir para casa descansar, o de olhos azuis limpa sua garota e arruma sua calcinha, a pegando no colo de maneira delicada.
- Vamos para casa, meu amor... - Tomlinson murmura e abraça mais forte sua princesinha, ignorando todos quando saem do banheiro, indo direto para o carro dos dois.
No final sempre seria assim: Louis e Harry juntos, se resolvendo entre quarto paredes. Ou num banheiro sujo de balada, tanto faz.
obrigado por terem lido!! curtam e deem reblog se gostaram!
336 notes · View notes
starryhaze28 · 1 month
Text
Soo happy about my prompt for the @bottom-harry-ficfest 😌💗
Tumblr media Tumblr media
Prompt 119: Punk Rock Louis and Pop Princess Harry that everyone thinks should be opposites but they actually really like each other's music and turns out, when they meet at an event, that they quite like each other too. Featuring flirting, banter and sweet falling in love pls <3
i’m so so so excited to write this!!! 💋
50 notes · View notes
imogenleewriter · 2 years
Text
Tumblr media
Save Me (From Myself) - Imogenlee COMPLETE!!! Word Count: 159k
The problem with being friends with Liam Payne was that he had a lot of friends... and forced them to be around each other. When they finished high school, both Louis and Harry were equally relieved that they wouldn't have to tolerate each other constantly or whatever it was that they did.
For five years, it worked out perfectly. They'd only had to see each other a handful of times.
Unfortunately, Liam had to go and get engaged, ask them to both be groomsmen, and then go full groomzilla on their arses. With just twelve weeks to plan the 'perfect' destination wedding and throw every ridiculous pre-wedding celebration Liam and his fiancée stumble across, it was safe to say they were firmly back in each other's lives.
And no one could have predicted that was exactly what they needed.
(You might want to read the tags of the fic. I'm just pretending they don't exist)
413 notes · View notes
louiswtsatellite · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Hotel Room
Louis terminou mais um show e só quer chegar ao seu quarto de hotel para dormir abraçado com seu namorado, mas encontra um par de algemas em cima da cama. ou Os fãs de Louis são apaixonados por ele, mas ele só tem olhos para Harry.
Harry sentia seu corpo esquentar no quarto de hotel que dividia com o namorado. Namorado esse que não estava com ele no momento, apenas para deixar claro. O namorado estava fazendo um show para milhares de pessoas com direito a se jogar na plateia e tendo mãos desconhecidas por seu peito, pescoço e até rosto, além de uma camisa de botões aberta com um puxão. Apesar da situação, o publicitário (que trabalhava em cima da carreira do artista) não sentia ciúmes: ele sabia que Louis rolava e dava a patinha se ele pedisse.
Os dois se conheceram quando Harry estava no penúltimo semestre da faculdade, há dois anos, em uma festa de gente rica — o mais novo era bolsista e não sobrava muita grana do salário que recebia no café que trabalhava meio período, quando não estava no estágio — com contatos influentes e é aí que Louis entra.
O estudante estava na cozinha, procurando alguma coisa para comer nos armários, quando um universitário mesquinho achou que poderia passar a mão na sua bunda sem mais nem menos. O garoto acabou com o nariz quebrado, sentado no chão e depois também com um hematoma no estômago, já que o homem que estava na porta viu a cena acontecer e resolveu dar uma forcinha para o menino bonito de cabelos cacheados, chutando o tórax do assediador enquanto ia em busca de uma bolsa de gelo para a mão de Harry no freezer.
— Foi um belo soco, cachinhos, mas tente não fechar os dedos em volta do polegar se precisar fazer isso alguma outra vez. — Harry lembra de ter achado ele o cara mais gostoso que já tinha visto enquanto pegava cuidadosamente a sua mão direita e posicionava o material gelado onde estava começando a ficar avermelhado. — A propósito, meu nome é Louis.
— Obrigado, mas espero não precisar dar outro soco na minha vida. E eu sei quem você é, tenho uma prima que tem um pôster com a sua cara no quarto. Você é bem fotogênico, hein? — O cantor deu de ombros enquanto sorria de lado. — Meu nome é Harry.
Ao final da noite, os dois foram encontrados pela melhor amiga do mais novo dando um amasso ainda ali na cozinha, com Louis entre as pernas de Harry, que estava sentado na ilha e tendo sua cintura agarrada com força. Antes de se despedirem, trocaram os números de telefone para marcarem de repetirem os beijos. Não demorou três meses para começarem a namorar.
Harry sempre soube que Louis era famoso e tinha milhões de fãs espalhados pelo mundo, então estava tranquilo sobre isso, desde que não tivesse sua vida exposta. Suas redes sociais eram fechadas e isso nunca o incomodou. As únicas coisas que as fãs do seu namorado sabiam sobre ele eram o seu nome, que ele trabalhava junto com Louis, o que possibilitava que fosse junto em turnê, e sua aparência por algumas fotos que o cantor postava — sejam elas segurando sua mão, beijando sua bochecha ou até segurando sua bunda enquanto estavam bêbados no elevador do prédio luxuoso em que moravam.
Eles estavam em Bogotá, capital da Colômbia, para um show da turnê do quinto álbum de Louis. Foi um dos únicos shows em que Harry não estava presente, já que havia sentindo fortemente os efeitos da grande diferença de altura da cidade que estavam anteriormente. Isso não o impediu de acompanhar o show pela internet, entretanto.
O publicitário é uma pessoa ciumenta, ele não pode negar, mas, às vezes, apenas algumas vezes, ver o namorado sendo tão desejado por seus fãs e tendo mãos pelo seu corpo faziam algo… diferente com ele. Ele sabe que Louis o ama e sabe que não vai ser trocado por uma das garotas que está gritando na grade de um show — quer dizer, na maioria dos dias isso não é um problema. Saber que tantas pessoas querem Louis, mas Louis só quer Harry, faz o corpo de Harry ficar quente. Muito quente.
🔗
Louis estava animado ao final do show. O público havia sido incrível e a energia que ele havia sentido era coisa de outro mundo. Apesar disso, não pode deixar de sentir falta de olhar para a lateral do palco e ver Harry enquanto cantava uma das músicas que escreveu para ele. Estava louco para chegar no hotel e ver como seu namorado estava, já que quando saiu para o local do show ele estava sentindo vertigem e dificuldade para respirar — o que deixou Louis realmente preocupado, já que as crises de asma do cacheado poderiam ser mais graves nessa situação.
Por esse motivo, não demorou muito na comemoração depois do show e foi ao encontro de Harry. Chegando no hotel, pegou a chave extra na recepção e subiu até o último andar, onde ficava a suíte master, pelo elevador, pensando que o publicitário estava dormindo e que gostaria de tomar um banho antes de deitar-se com ele.
Ao entrar no quarto, se deparou com a cama feita, sem um travesseiro fora do lugar, sinal de que seu namorado estava acordado. Bem acordado, se fosse levar em conta as algemas que estavam em cima dos cobertores. Riu levemente enquanto negava com a cabeça, incrédulo com a atitude do cacheado. Menos de meio segundo depois, a porta do banheiro é aberta e Louis quase baba com a visão que tem. Harry estava usando um robe de cetim vermelho escuro que contrastava com sua pele clara e tinha os cabelos presos em um coque.
Ele foi em direção a Louis sensualmente enquanto soltava o penteado e deixava os cachos compridos caírem pelos ombros. Quando estava perto o suficiente, teve sua cintura agarrada e seu corpo puxado bruscamente pelo namorado, de modo que seus troncos ficassem encostados.
— Oi. — Louis falou em um sussurro, como se estivesse soltando a respiração.
— Oi, amor. Assisti ao show pela internet e você foi incrível como sempre.
— Fico feliz que tenha gostado, mas senti sua falta. Cantar sobre sua bunda não teve o mesmo impacto sem você lá. — Conta sorrindo cafajeste, arrancando uma risada de Harry, que foi seguida por um beijo dos dois.
Louis ergueu Harry no colo, com uma perna em cada lado do seu quadril, enquanto ainda se beijavam e levou-o para a cama, deitando o corpo esguio com cuidado no colchão macio. Ao separarem o ósculo, o mais velho desceu sua boca para o pescoço praticamente livre de marcas — só havia um resquício de uma marca avermelhada da última vez que transaram — e quase enlouqueceu com o cheiro que estava ali: Harry sabia que Louis gostava de sentir o próprio perfume no namorado.
— Então, amor, eu notei aquelas algemas que estão perto do seu quadril. — O cantor falou entre os beijos que deixava no pescoço e colo do publicitário. — Você quer algemar suas mãos nas costas ou quer que eu algeme elas na cabeceira da cama? — Louis perguntou e estranhou quando sentiu as mãos do mais novo afastarem seu corpo poucos centímetros pelos ombros.
— Você realmente acha que quem vai ficar preso vai ser eu, querido? — Harry sussurrou no ouvido do namorado, que teve seu corpo empurrado para cair deitado e sentiu o peso do outro corpo sentado em sua virilha. — Você não tem ideia de como eu fico vendo todas aquelas pessoas desesperadas tentando tocar em você, passando as mãos pelo seu peito, — ele leva suas mãos para o peito de Louis, como se estivesse mostrando como as fãs faziam com ele, e segue para os outros lugares citados — seus ombros, seu pescoço… Você realmente não sabe o que faz comigo sendo um filho da puta gostoso sendo quase enforcado por aquelas garotas. — Harry levou as mãos do namorado para as costas deste, que arregalou levemente os olhos. Realmente era uma nova experiência. — Posso te algemar, amor?
— Eu.. eu acho que sim. Pode, claro! — Começa gaguejando, mas se anima depois de pensar por alguns segundos e tira a camisa que usava. — Desde quando você tem essa vontade, bebê? — Fala enquanto suas mãos são presas juntas pela algema na base de suas costas.
— É uma coisa nova, na verdade, mas eu realmente gostaria que você usasse sua boca para outras coisas, a não ser ficar me perguntando porque eu quero foder até desmaiar.
Isso bastou para os dois voltarem a se beijar. Louis estava inquieto, não acostumado com as algemas, por querer segurar a cintura de Harry e ficar no comando. O outro percebeu isso e deu um sorriso de lado, mordendo o lábio inferior, antes de começar a rebolar, esfregando sua bunda cheia no pau duro abaixo de si.
Harry tentava ser o mais silencioso possível, já que queria escutar os gemidos e grunhidos de Louis e sentir que ele quem estava fazendo aquilo. Era para ele que Louis estava praticamente implorando por algo mais concreto. Ele não sabe de onde isso surgiu, mas agradece por Louis ser tão devoto a si que tenha acatado a ideia.
— Lindo, por favor, não faz assim comigo. Deixa eu te dar prazer, amor. — O homem algemado disse em meio a gemidos provocados pelas reboladas do namorado
— Você vai fazer o que eu quiser e quando eu quiser, meu bem, mas acho que você pode fazer algo por mim. — Harry saiu de cima do cantor. — Eu vou sentar na sua cara e depois te usar como a porra de um dildo, está me ouvindo? Você vai ser um brinquedinho nas minhas mãos. — Falou enquanto segurava as duas bochechas de Louis com apenas uma mão, fazendo sua boca formar um biquinho. Ao soltar o rosto dele, vira-se de costas e senta sobre o peito tatuado.
— Sim, babe, eu vou ser o seu brinquedinho. Por favor, amor, eu preciso de você.
— É claro que precisa. — Harry responde enquanto vira-se de costas e sobe em cima do namorado novamente, logo deixando a bunda em cima do rosto dele, que salivou com a visão que tinha.
Quando o mais novo se abaixou, demorou menos de um segundo para Louis começar seu trabalho. Ele se sentia no paraíso ao penetrar o outro com a língua enquanto escutava alguns gemidinhos baixos e manhosos, como se estivessem escapando enquanto Harry tentava prendê-los.
O último citado realmente tentava prender os gemidos a todo custo porque seu objetivo era escutar Louis, mas não conseguia cumprir a tarefa com êxito, levando em conta que Louis era incrível com a boca e seus quadris não ficavam parados de jeito nenhum. O mais velho adorava isso, na verdade. Ver Harry saindo da posição de poder por sua causa era ótimo.
Quando sentiu as pernas começarem a vacilar e uma sensação já conhecida no baixo ventre, Harry decidiu que precisava se abrir melhor, por isso alcançou o lubrificante na mesa de cabeceira, derrubou uma boa quantidade em seus dedos e começou a penetrar-se enquanto Louis continuava fodendo-o com a língua, o que levou o mais velho a lambê-lo com mais afinco, tentando disputar espaço com os dedos finos e compridos.
— Esse lubrificante tem gosto de melancia, mas nada é melhor que o seu próprio, Harry. Eu poderia comer essa sua bunda enorme por dias a fio, nunca iria me cansar. — O cantor falou com a voz rouca algum tempo depois, cuspindo no orifício já alargado com três dedos e sua língua.
O mais novo soltou um gemido choroso com a fala do namorado e quis agradá-lo um pouco. Deitou-se por cima dele sem tirar seu quadril do lugar e baixou as calças de Louis até seus joelhos, de modo que seu rosto ficasse extremamente próximo ao pau que estava implorando por toques. Colocou a língua para fora e lambeu a cabecinha, colocando-a inteira na boca em seguida e fazendo alguns movimentos de sucção, o que fez Louis parar de lamber sua bunda para soltar um grunhido e se remexer, tentando se soltar. 
O publicitário não gostou dessa atitude, então levou uma das mãos para o cabelo do outro e puxou, fazendo com que ele enterrasse o rosto novamente entre suas nádegas, começando a rebolar com ainda mais vontade enquanto, com a mão livre, segurou o membro rosado e o bombeou lentamente, mas com o movimento firme.
— Eu tento te agradar e é assim que você me retribui, Louis? Tentando me desobedecer? — Ele solta a cabeça do namorado enquanto olha para ele, conectando seu olhar com o olhar sôfrego do homem abaixo de si.
Harry vira de frente para o cantor e o faz sentar, deixando seus rostos próximos novamente. Ele não consegue segurar e soltou uma risadinha boba vendo o olhar de devoção de Louis sobre si, deixando um beijo leve se for considerado o contexto em que estava inserido. O selar de bocas virou um beijo ávido não muito tempo depois, o que distraiu o homem mais velho do que seu namorado estava fazendo e só ficando ciente quando sentiu seu pau ser apertado pelas paredes quentes do namorado.
— Porra, amor. Você é tão gostoso! — Joga a cabeça para trás e sente uma mão se fechar em volta do seu pescoço, fazendo-o voltar toda a sua atenção para Harry, que apenas sorri de canto enquanto morde o lábio inferior, aguardando alguns segundos e começando a sentar com força. 
— Acho que descobri que você gosta de ser enforcado também assistindo o seu show por uma live. — Diminui um pouco o ritmo dos quadris, priorizando mexê-los para frente e para trás, se esfregando na virilha e bolas de Louis. — Você fica tão lindo assim, amor, não tem ideia. — Solta um gemido e beija o namorado, ainda segurando seu pescoço com força, mas não o suficiente para causar algum problema.
— Não importa quantas vezes eu te foda, parece que você é sempre tão apertado. Tão bom pra mim, o melhor de todos. — Fala entre gemidos depois de separar o beijo, ficando cada vez mais inquieto com as algemas.
— Não é exatamente você quem está fodendo, amor. Você só está servindo a mim, eu estou fazendo o trabalho aqui. E eu sei que sou o melhor, meu bem, a sua carinha de quem não vive sem a minha bunda já mostra isso. — Ele volta a subir e descer, fazendo com que a boca de Louis encontrasse seus mamilos, que ficaram à mostra quando o robe vermelho escorregou pelos seus ombros, e começasse a lamber um deles.
O cantor estava lamentando por não poder tocar o namorado, mas não podia deixar de apreciar a obra de arte que ele era enquanto se acabava em cima de seu corpo. O cabelo solto balançava e já havia grudado em algumas partes do rosto levemente suado, seu colo estava avermelhado por causa da fricção com a sua barba que estava por fazer e sua cintura fina ficava marcada pela peça que estava amarrada naquela altura.
Algum tempo depois, Harry sente suas pernas começarem a tremer e suas coxas doerem pelo esforço que estava fazendo, além de sua respiração começar a ficar escassa, tendo que diminuir o ritmo dos quadris por esse motivo, deixando o descontentamento estampado em sua cara.
— Me solta, amor, deixa eu te ajudar! Posso fazer você ter o orgasmo que merece, sabe disso. — Com a fala, ele se rende e alcança as chaves das algemas na primeira gaveta da mesa de cabeceira. Assim que a trava é desfeita, seu corpo é deitado na cama com rapidez sem que seu corpo se separe do outro.
Louis sorri com o que o cacheado chamaria de sorriso cafajeste e ergue as pernas do namorado até seus ombros, começando a meter com força logo em seguida, arrancando uma série de gemidos e gritos dele. A mão de Harry continuava apertando seu pescoço e dessa vez puxou sua cabeça para ficar o mais próximo possível para que eles compartilhassem um beijo desajeitado pela posição em que estavam.
— O seu cuzinho é o melhor que eu já comi na vida, Harry. E você é tão responsivo gemendo desse jeito, como se fosse um virgem, até parece que não estava sentando igual uma vagabunda pouco tempo atrás.
Uma chuva de frases desconexas elogiando o corpo do outro deixou a boca de Louis, fazendo Harry sentir-se nas nuvens e, junto com a sua próstata sendo acertada a cada segundo, fez a sensação em seu estômago parecer cada vez maior. Ele sentia que iria explodir de prazer e seu orgasmo foi quase isso. Suas costas arquearam e sua boca abriu, mesmo que nenhum som tenha saído dela. A única coisa que conseguia prestar atenção era o pau de Louis mexendo dentro de si e o aperto que ele deixava em sua cintura.
A sensação do outro ficando ainda mais apertado deixa o mais velho fora de si, fodendo-o com mais força, o que fez seu pau começar a marcar na barriga de Harry. Ao observar isso, pegou uma das mãos trêmulas dele e o fez encostar onde a saliência aparecia. Seus rostos estavam próximos o suficiente para que compartilhassem mais um beijo, que tinha gosto das lágrimas que Harry deixava escapar por causa da enorme onda de prazer que parecia não acabar.
As pernas do publicitário desceram para a cintura de Louis e suas mãos do foram para os ombros e depois para as costas dele, puxando-o para perto e arranhando-o para descontar o turbilhão de sensações que passavam por seu corpo. Ele sentiu os movimentos do namorado começarem a ficar erráticos e, sabendo o que aquilo significava, trouxe a cabeça dele para seu pescoço, sentindo alguns beijos naquela área. Aproximou sua boca do ouvido dele e disse:
— Eu estou quase vindo mais uma vez, você está sendo tão bom pra mim. Por favor, amor, goza dentro de mim, eu quero ficar cheio com a sua porra.
A fala surtiu efeito em Louis, que grunhiu e soltou seu peso em cima de Harry enquanto derramava seu gozo dentro dele. Esse, ao sentir o pau começar a pulsar dentro de si, teve um novo orgasmo, que o fez revirar os olhos e os dedos dos pés contraírem. Os dois ficaram em silêncio, tentando normalizar suas respirações que estavam descompassadas.
— Amor, você tá me esmagando. — O publicitário falou algum tempo depois, fazendo com que o cantor saísse de cima de si e deitasse ao seu lado, logo puxando seu corpo para abraçá-lo. 
— Está tudo bem? — O de olhos azuis perguntou, passando as mãos pelos cabelos do outro.
— Tudo ótimo. Só as minhas coxas estão tendo alguns espasmos. Acho que vou pular o treino de perna essa semana. — Os dois riem da fala do cacheado.
— Você realmente ficou com tesão por ter me visto sendo apalpado pelos fãs, bae? — Louis questionou um pouco incrédulo depois de alguns segundos de silêncio. Harry sentiu suas bochechas esquentarem e isso respondeu a pergunta, incitando uma risada alta do namorado.
— Não ri de mim! Você estava lá todo gostoso e queria que eu fizesse o quê? Dormisse quando você voltasse pra cá? Faça-me um favor!
— Você estava com dificuldade de respirar, Styles! Achei que estaria descansando, não bolando um plano pra esfolar o meu pau de tanto sentar! — Harry soltou uma risadinha pelo nariz e enfiou mais o rosto no vão do pescoço de Louis. — A gente deveria tomar banho. Você está todo suado, porquinho.
— Só se você me carregar. Estava falando sério quando disse que minhas pernas estavam tendo espasmos.
🔗
Alguns minutos depois, eles estavam sentados na banheira cheia de água quentinha e com alguns sais de banho que Harry sempre tinha na mala. Louis estava lavando o cabelo do namorado, que estava quase dormindo com a massagem que recebia nos cachos. Entretanto, foi tirado de seu estado de dormência quando a mão parou de mexer no seu cabelo e o produto capilar começou a ser retirado.
— Sabe, eu acho que você deveria casar comigo. — Louis fala como se estivesse falando sobre o tempo e Harry chega a trancar a respiração, segurando o pulso dele e tirando a sua mão da sua cabeça, virando para ele devagar e com os olhos arregalados.
— Isso é o que eu tô achando que é? — Pergunta com a voz baixa e trêmula, denunciando o bolo que estava em sua garganta.
— Depende. Se você for aceitar, é sim. — Ele sorri. — Se não for, definitivamente não é.
— É claro que eu aceito, seu idiota! — Ele ri e se joga em cima de Louis, beijando-o e esperando que isso passe todo o turbilhão de emoções que ele está sentindo.
Os dois dormem abraçados na cama como sempre depois de Louis achar o anel dentro de uma meia muito bem escondida em sua mala. Os fãs tiveram uma surpresa quando viram a mão de Harry nas fotos dos paparazzis enquanto o casal estava indo para o aeroporto no dia seguinte.
espero que você tenha gostado! caso tenha interesse em ler mais das minhas obras, pode acessar meu wattpad ou meu ao3
358 notes · View notes
harrygoeswest · 2 years
Text
Love Aged Like Fine Wine
Harry is drunk and lost not too far from home, and there's only one person he wants to call to rescue him.
A/N: Hello everyone 👋🏼 it has been a loooong time since I posted anything on Tumblr, and I was admittedly reluctant to do so. However, I reblogged the lovely Sarah's (@harry-on-broadway) fic challenge the other day and it inspired me, and I would be doing a disservice to write the whole thing and never look at it again, especially since I quite like it. SO, I give you my first one shot in over a year. Bear with me, I'm a bit rusty... Special mention as always to Miss Liz (@all-things-fic) for reading and validating me.
I'm using prompts 14 & 19.
Trigger Warnings: Absolutely nothing (apart from the odd f word)
Word Count: 6533
~~~
“What do you want, Harry?”
An offended scoff was his initial response. “Not a very nice way t’greet y’best friend.”
He was right, it wasn’t. “You’re not my best friend.”
“Ouch. Though’ we were besties ‘n now y’makin’ me feel sad.”
Harry was slurring more than he usually did. I feared if he tried to say obviously, ‘overshly’ would turn into a soft, deep single syllable alike to the word ‘shush’. It wasn’t particularly late to warrant his level of drunkenness. Especially on a Tuesday evening. Chewsday, if you will.
“Harsh truths are easier to take when you’re drunk.” I said, shrugging as if he could see the action.
“Why’re y’bein’ so ‘orrible?” He whined.
“Why are you calling me pissed as a fart at 8:45 on a Tuesday night and ruining my bath time?”
“‘S there some space lef’ in the bathtub?”
“Don’t make it weird.” I grimaced. “What’s going on?”
He produced an incoherent mumble. I heard the rain get heavier, both on the phone call and outside my house.
“What was that?”
“M’st…”
“Aye?” I asked, my face surely a bewildered picture.
“I’m lost.” He huffed, agitated.
I sat up in the bath, water and suds sloshing around me. “Lost?”
“Yes.”
“W-,” words failed me, and I barked out a sharp laugh. “How are you lost?”
“How does anyone else get lost?” He said, stroppy.
“Wow, you really are drunk.”
He hummed, but it was a defeated noise. “C’ya come ‘n get me?”
“How am I supposed to come and get you if you don’t know where you are?”
“Well I was only at The Holly Bush.”
I laughed twice as hard that time. Put in perspective, The Holly Bush is no more than a ten minute walk from Harry’s house. “How long have you been walking?”
“‘Bout ‘alf an hour.” He muttered.
Now I was really howling, like a hyena on laughing gas. “Jesus Christ, Harry!”
“‘S not funny!”
“On the contrary, years of comedy begs to differ.”
He practically cried my name down the phone. “‘M really tired ‘n cold ‘n… weh,” I think he meant wet, “please come get me.”
I took a deep breath and mourned my premature bath. “Fine. But do not move from wherever you are.”
“Won’t.”
I stood up and watched water and soap suds cascade down my body with a pout. “What can you see?”
“Er…” a pause followed, I assumed for his vacant thoughts. “‘S like a lot of trees.”
I rolled my eyes. “That could literally be any part of the Heath, mate. Say more words.”
“I can’t see shit! It’s dark and it’s pissing it down!”
“Don’t get arsey or you can stay there and drown in rain water.” I warned him. “Find a road sign. Or a street name.”
He grunted. After no more than fifteen seconds he produced, “Platt’s Lane.”
“Alright, I know where that is. I’ll be as quick as I can.”
“Thank you.” He said. At least I think that’s what he said.
I murmured a little, “Sure,” and then hung up. 
I dressed quickly in the easiest clothes I could find - a pair of tie-dye jogging bottoms, an old t-shirt and a crewneck over the top. I pulled on the first pair of trainers I could find and ran out to my car whilst fighting the rain. I also took a towel with me. My hair was still in the bun I’d put it up in for my bath.
It was really battering it down now - it was loud inside the car and the windows were steamed up. It was even louder when I turned the air conditioning on to defog the windows.
Once I could see outside the front and back windows I finally made my way to find Harry. I still mourned my bath as I drove - I missed how warm it was and how comfortable I had been. Now I was out in the cold and wet to rescue my drunken idiot friend.
It didn’t take me very long to find said drunken idiotic friend. He was sitting on a yellow grit box under some trees at the junction of Platt’s Lane and West Heath Road. He was soaking, shoulders slumped and looking at the floor. I pulled up as close to him as possible and leaned over to push the door open.
“Get in, you moron!” I called.
Harry looked up at the sound of my voice. He leapt to his feet almost immediately after, and staggered his way over to my little car. He nearly tripped over twice on his way, and he hit his head as he sat down.
“Fucking hell.” I muttered. “Look at the state of you.”
He grumbled, readjusting his sodden jacket, and then looked right at me. His hair was drenched, water dripping from his neck down his arms and chest, and his forehead down his nose and cheeks.
“Here,” I threw the towel at him. “You’re gonna make my car smell.”
“‘S tha’ the wors’ a’ya problems?” He asked, a snide tone laced in his mushy words.
“I wish it was.”
I pulled off again as Harry began to attempt to dry himself off, although I feared a towel would do very little to help him. Fortunately we were only a mere five minute drive from his house anyway. He probably could have walked home faster if he were sober. 
It was a relatively quiet drive since Harry spent most of it rubbing my towel over every available inch of his body. He did however sing along to the one song he heard playing, but he didn’t quite have the same masterful tone as usual. He even seemed quite timid.
I parked as close as possible to his front door and shut the engine off.
“Where are your keys, H?”
He gave me a dopey blink and then looked down at himself, double chin appearing accompanied with a pouty lower lip. “Dunno. On me somewhere.”
I sighed and unclipped my seatbelt, then reached over to him to feel through each of his pockets for his house keys. Of course I found them in the hardest one to reach on the inside of his jacket. He giggled while I did, like a child being tickled. I smacked him on the arm before I got out of the car.
I ran up to the front door and unlocked it, opening it so that my paralytic companion could be jettisoned inside his home as quickly as possible without getting more wet.
“Come on, then,” I said as I opened the passenger door, my shoulders hunched because the rain felt weird on my neck.
Harry practically fell out of the car at my instruction, so I lifted him up and placed his arm around my shoulder so I could manage his weight better. I kicked the car door shut behind us and walked him to the door. I realised on our little walk how unfit I was.
“‘M sorry.” He mumbled.
“It’s fine.” I said, my voice tight. It was only strained because he was heavy and I was weak.
“Didn’t even think I drank tha’ much, was only few whiskeys.”
Only a few could range anything between 3 and 30. I didn’t chide him for that. “It’s alright, Harry. I’m sure you’d do the same for me.” I meant that genuinely and not as a threat I’d be getting that level of drunk in the future just to call him to rescue me.
“Would.” He insisted.
I awkwardly held onto him as we got inside, twisting at an awkward angle to close the door and keep any more rain from getting in. Harry felt like dead weight against me.
“Ready to get upstairs?”
His affirming nod was the surest action I’d seen from him this far.
“Alright,” I took a deep breath, “let’s go.”
I made sure we navigated the stairs one at a time, because I had visions of him tripping up and cracking his head open if he tried to do anything by himself. And now, in the warmth of his massive home and up this close to him, the boy reeked of stale beer and sweat. I didn’t want to ask what he’d been doing in The Holly Bush for him to get that bad. I hadn’t seen him that wasted in a very long time.
“Meant it, y’know.” He slurred.
We were only halfway up the stairs and all I could hear was my own panting. Admittedly I was surprised he hadn’t passed out yet. 
“Meant what?” I heaved, and pushed him up the next step.
“I w’ do the same f’you.”
“I know you would.”
“Don’t even have t’ be drunk.”
“Right.”
We stopped for a minute, not at anyone’s request but Harry didn’t seem to want to move. I looked at him as he did me, and he produced this hazy-eyed, closed-lip smile. 
His woolly but content expression made me laugh. “I think it’s bed time for you, mate.”
He groaned. “Don’t call me ‘mate’.”
I frowned. “Alright. Sorry.”
When we finally reached the top of the stairs, Harry collapsed on me by way of a hug. We were standing in the middle of the hallway, his entire body somehow wrapped around mine. I was suffocating in the smell of a brewery.
“Don’t leave me.” He begged.
“I’m not… Need to get you to bed somehow.”
He pulled his head back to look at me, eyes heavy. “You can take me to bed.”
“That’s what I just said.”
He nodded repeatedly like a bobble-head figure. 
I made a face, perturbed, and nudged him in the direction of his bedroom. He nearly fell over as he turned around, and ended up palming the wall the rest of the way. I kept a hand on his back just in case.
As soon as he saw his bed he was climbing onto it, still fully clothed and in his muddy trainers.
“For fuck’s sake,” I muttered, reaching after him like he was a toddler, “Harry, take your shoes off.”
He laughed maniacally into his bed sheets, the muffled sound disturbing.
I huffed with a scowl and did it myself. His vans were dripping wet so I took them to the radiator and left them on top to dry. I made sure the radiator was turned on, too. The last thing Harry Styles needed was the flu again.
He was sitting up now, watching me with a warm expression. I ignored it.
“Need to take your clothes off or you’ll get a cold.”
“Yes, Miss.” He was beaming now.
The attempt at taking his t-shirt off was painful, and I ended up having to help him.
“Jeans too.”
I knew that would be more agonising to watch than the t-shirt, and I didn’t want to have to look at his bare chest for too long, so I went for a walk to the closest bathroom to get another towel. His jeans were still around his knees when I got back.
“Jesus Christ.” I said through gritted teeth, and freed his jeans from around his ankles. They were a heavy kind of damp and thudded when I put them on the floor.
“‘S cold.” He commented, staring up at me.
“I’ve just put the radiator on.” I told him, and handed him the towel. “I’ll find you some clean pants.”
I left him to dry his no doubt tacky chest and legs while I searched through his drawers for some clean underwear. I threw them at him once I’d located them.
“Where’s your laundry basket?”
“Wardrobe.” He said, voice getting gruff.
I collected his dirty clothes from off the floor again and wandered into the walk-in wardrobe attached to his bedroom. I stared at it for a while, not just because it was ginormous but also because I couldn’t believe the amount of crap in it. It was bulging with clothes - some I hadn’t seen him wear for years and others I hadn’t seen him wear at all. Ever. 
I dropped the clothes in my hand onto the overflowing basket in one of the cupboards, hating to do so because it was just adding to more chores. And then I realised that this was not my house and I would not be responsible for washing any of his clothes.
“Harry, do you want something to wear in bed if you’re cold?”
He never answered.
I peered into the bedroom to see he’d already tucked himself into bed.
“I guess not.” I muttered.
I stood next to his bed and watched him for a minute. His eyes were closed and he was breathing regularly but I couldn’t work out if he was actually asleep or just pretending to be. His eyelids looked shiny and delicate and his cheeks were dusted pink - a combination of his inebriation and being outside in the cold for so long. I could hear the radiator chugging and it was definitely warmer than it had been when we arrived.
Without thinking, still staring at him while possibly passed out like a lunatic creep, I wrapped my index finger around one of his curls and moved it out of his face.
He giggled suddenly, catching my wrist. “That tickled.”
I smacked his hand away. “I thought you were asleep, you absolute git!”
“Not yet.”
I rolled my eyes and scowled at him. “I’m goin’ home. Seeing you in bed is making me want mine.”
“Can always share mine.”
“Don’t be ridiculous.” I scoffed, and made a move to leave. “I’ll check on you tomorrow.”
“Aye, wait!” He shouted at me.
“What?”
“I don’t want you t’ leave yet.”
“Well, I’m exhausted, and you’re about to pass out on me anyway.”
He said something that was complete and utter incoherent nonsense.
“I don’t know what you just said but I’m not changing my mind.”
He whined my name again and reached for my hand. “Please stay bit longer? Like havin’ y’here, havin’ y’around.”
“Well, that’s nice of you to say, but I still want my own bed.”
“Please?”
“No.” I stood my ground, but I took a step closer and pinched his cheek. “But I’ll come back tomorrow after work if that makes you feel better.”
“Feel better if y’stayed wi’ me now.”
“Well that’s not going to happen. Just call me if you need anything.”
“Need y’now. Need y’all the time.”
“Stop being daft.”
“‘M not bein’ daft - I mean it.”
“You are being daft. Just go to sleep - I’ll come back tomorrow. I promise.”
He stressed my name and sat up. “Y’not listenin’ to me. ‘M bein’ proper serious - I want ya t’ stay wi’ me. I need y’here.”
“No, what you need is sleep.”
He scowled at me.
“I’m going to go and get you a pint of water and a paracetamol and then I’m going home. And that’s the last we’re gonna say on this, end of.”
I left the room and  found my way to the kitchen, though admittedly I did get lost on my way there since I’d only been here once before and it was a considerable amount of time ago. I did as promised and got him a pint of water and found some paracetamol in a drawer full of miscellaneous items close to the sink.
I couldn’t fathom why Harry was so needy, insobriety aside. We were friends, yes, and had been for some time, but we weren’t that close. Or perhaps we were and I just refused to admit it due to his increasing popularity and the fact that being perceived near him in the public eye terrified me. I was perfectly happy with my mundane job and my mundane life. I appreciated Harry for what he was - a friend -, and didn’t expect anything more or less from that level of our relationship. Nor had I ever, and it surprised me that he suddenly did.
Perhaps I was overthinking it all. That was likely.
I returned to Harry’s room to find him out of bed in just his pants.
“What are you doing?” I asked, putting the water and the tablets on his bedside table, trying to avoid looking at his chest.
“Need the loo.” He said without hesitation, and marched past me.
I sighed, watching after him until he was safely in the bathroom with the door closed, and then I perched on the edge of his bed with my head in my hands.
I was irritated, yes. I knew I shouldn’t be as irritated as I was, but I couldn’t help it. This was not the evening I had planned for myself. I was supposed to have an early night and go to work in the morning with a clear head and no bags under my eyes. Now I was going to look like the walking dead, and feel like it too.
I stood up again when Harry reappeared. I watched him stagger and sway across the corridor and it made me nervous. He tripped once and nearly smacked his face against the doorframe.
“Fucking hell, Harry.” I said, panicked, and reached forward to steady him.
He laughed, more a giggle of that from a small girl. “I’m so drunk.”
“I know you are. That’s why you need to get into bed.”
“I will, jus’ one more thing before I do,”
I thought he was going to start running riot around the house and I was going to have to chase after him, like a dog owner with a tyrannical pooch. But instead, he just wrapped his arms around my middle and shoved his face into the crook of my neck. His body was warm and it felt strange being this close to him when he had so little clothes on.
I let out a long breath, reciprocating it this time. “You’re a twat.”
He hummed when I stroked my hand over his damp hair. “Not very nice.”
“And yet still true.”
He grunted, but never moved a muscle. A moment of silence passed before he said anything else. “Thank you f’ comin’ to rescue me.”
“Sure, anytime.” I didn’t mean that. Or maybe I did, but I’d be bitter about it if it became a recurrence because I couldn’t stand to disappoint people who meant a lot to me.
He let me go, and I thought that was finally going to be the end of it. Instead, he took my face, quite harshly, between both of his hands until my cheeks squished. His gaze was dopey and warm again, but somehow different to last time. I couldn’t put my finger on it.
“Harry, that hurts.”
He ignored me. “I love you.” It sounded more like ‘ah luff you’ but that wasn’t relevant in the moment.
“Yeah, I love you too, now let go.” I was trying to pull his hands away but apparently he was still physically stronger than me even that drunk.
“No,” he shook his head at me and then brought what felt like my entire body against his chest. “I mean I really love you.”
I couldn’t see anything. I felt us begin to fall sideways, but with his strength I had absolutely no control over where we were going.
“Harry!” I screamed, still trying to fight him with no luck.
I think we hit the bed because the landing was softer than anticipated and Harry didn’t wince or flinch. That could also be attributed to the levels of alcohol in his body. He was probably majoritively quite numb.
“Y’like, my favourite person.” He said, voice much quieter now, and I could feel his nose in my hair. My face was pushed into his chest. “Want y’around all time. Rubbish a’ showin’ it but I miss y’when ‘m nor’ at home. ‘N I don’t mean everyone, I mean jus’ you.”
I was listening to him with baited breath. I’d never really been on the receiving end of ‘drunk words, sober thoughts’ - I was usually the one talking and making a fool of myself. Once I told my sister’s boyfriend (at the time) what I really thought of him in front of our entire family after keeping my mouth shut for so long. They broke up the next day and she came to live with me for a month. I felt almost paralysed now listening to Harry.
“Mus’ think ‘m nuts ‘cause I’ve never said anythin’ before, bur’m scared. You’re a scary woman.”
I tried not to take offence to that, even though it was likely true. I had tried for the longest time to give off a very ambiguous aura. I didn’t want anyone to know me, least not the real me. I liked the illusion of being dead inside even if I was far from it.
“Loved y’ for so long now I can’ ‘ide it anymore.” He was really slurring now and words were about to fail him. Somehow, he was still holding onto me. “‘M like tha’ 1975 song.” I wanted to ask which one, but I didn’t have to. He proceeded to sing the words, “I’m in love with you.”
Just once he sang them, maybe slightly off pitch but it still sounded good. Not sure it would hold up to any of his previous performances, but I’d take it.
I didn’t know what to say. I was in a state of shock to be honest and the thought of moving terrified me. But then his grip around me loosened, and he let out a singular loud snore.
I pulled back, horrified, to see his sleeping face - mouth wide open. Another snore was released. “You are fucking joking.”
I sat up, his limp body falling away from me. I smacked his arm in the hopes of waking him, but he never flinched. “Harry,” I said, hitting him again.
Still no movement.
“Oi.” Smack.
Nothing.
I didn’t know what to do. Who does that? Who makes an admission like that and then falls asleep? And why did it have to be this boy? I was speechless, and when I finally managed to clamber off the bed I was also useless.
I stared at him with a look of bewilderment, as he lay there passed out on his unmade bed, mouth agape and naked besides his white y-fronts. It was then that the reality of what he’d said hit me, and I started to cry.
I wasn’t angry or upset - I was overwhelmed. Drunkenly, Harry had just told me he loved me. Then immediately passed out. Now I was left with my own feelings and his and no one to talk to about it. What was I supposed to do?
I desperately wanted to leave and get some sleep, but I also couldn’t help but think that would be morally inappropriate. Leaving a friend alone while dangerously intoxicated was how 50% of all murder documentaries started. Not that Harry was likely to get killed by an intruder in his mansion complete with security fortress. But he might accidentally fall down the stairs or choke on his own vomit.
And yet, the idea of staying in this massive and unfamiliar house to process all those thoughts made me even more hysterical. The idea alone provoked a loud sob, and I quickly covered my mouth because it was such a horrendous sound.
I made my decision that instant. I put Harry properly into bed with all of my remaining strength, covered him with his duvet, and then I fled from his house like a bat out of hell. On my way out, I took his spare keys with me.
I barely slept that night. My head was swimming and even though I couldn’t keep my eyes open, my brain was in overdrive. That, and the cat was sleeping on my chest and purring right in my face. His whiskers tickled my nose.
I found myself thinking about the early stages of mine and Harry’s association. 
I couldn’t have called him a friend when we first met because I hated him. I don’t think that feeling was ever reciprocated on his part but I couldn’t ever stand to be in the same room as him. Why? Because I felt the need to constantly contradict societal comments and beliefs. The world - at least people in my world - deemed him a golden boy who never did any wrong. I was convinced it wasn’t the case. My downfall was my lack of determination to prove it.
We met through mutual friends, as these things always seemed to happen. I couldn’t even remember which friend it was - neither me nor Harry talked to them anymore. But one day he was just there, and periodically from then onward he continued to show up. I couldn’t even remember when it was, but it was before he cut all his hair off. One Direction’s last few remaining days, perhaps? Anyway, he was suddenly omnipresent and came with an abundance of attention and it infuriated me.
I remember once, Harry confronted me on my obvious dislike for him. That was our first encounter collectively with ‘drunk words, sober thoughts’. I can’t remember exactly what I said but I wasn’t very nice and I remember the Bambi look in his eyes when I walked away from him. After that he was notably absent for some time. If I asked him about it now I’m not sure how honest he’d be about it. He was lucky enough to be able to claim work absences for long periods of time - I imagined he’d use that excuse. How truthful that would be, I didn’t know.
Our reconciliation came after that. He saw me alone in the nearby shop and asked me to join him for a coffee. I couldn’t really say no - it was a Sunday afternoon and I was only going back home to vegetate for the rest of the day. I think it was spring - I probably would’ve just read a book and gone to bed early. We spent the next 3 hours in Ginger & White, and after we got kicked out of there we went up to The Holly Bush, ironically.
I saw a different side to Harry that night, and I always put it down to having him to myself. There was no one else there with us apart from the locals in the pub who wouldn’t bat an eyelid. It was just us, and he was unapologetically himself, as was I.  We suddenly had an entirely new perception of one another - a higher level of understanding. On that random Sunday evening alone, I came to appreciate Harry for just being Harry. I saw who he really was, and I liked him.
From then on, I enjoyed his company. It became a regular thing - an afternoon doing something random together, just the two of us. And it ranged from simple coffee shop talks to entire day trips out of London. I realised then that what we’d basically been doing was dating for about 5 years with no physical contact.
I laughed out loud, disturbing the cat. He ran off and left me alone. 
We’d had our own intimate relationships with other people outside of our friendship, which I guess is why I’d never thought about it that way before. He also seemed to do that with multiple other people - I wasn’t the only one. Was I?
I never had to apologise for the night I was rude to him. I always wondered why, and I always berated myself for not saying I was sorry. I’d admitted I was wrong about him a long time ago, but only to myself. It seemed a bit too late to do it now, but I assumed he’d forgiven me. I could’ve been wrong.
I think I finally fell asleep around 4am. My alarm for work went off just 3 hours later and I burst into tears as soon as I realised the situation I was in. I called into work sick and went straight back to sleep.
How much more sleep I had was uncertain. It felt like only 2 hours, but it could’ve been more. Since I wasn’t working, I decided to get a McDonald’s after showering. Mostly for Harry rather than me, although I’m sure he’d make a comment about it.
I used the key I’d stolen last night to let myself in and went straight up to his bedroom with the McDonald’s in my right hand. Except I didn’t make it to his bedroom, because I found him on the bathroom floor next to the toilet, on his front with his cheek pressed to the tile floor.
“Harry…?”
He moaned, limply raising his hand and dropping it again immediately.
I moved into the room, leaving the McDonald’s in the hall because the smell would not go well with the pre-existing one in the room. It seemed Harry had vomited since I left. I sat on my knees beside him and stroked a finger through his curls, similar to how I had done last night.
“Are you alright?”
“Not really.” He said, voice whiny.
“No, I’m not surprised. I brought you some breakfast.”
He managed to lift his head and look towards me. I pointed at the hallway and he followed where my finger suggested.
“What is it?”
“McDonald’s.”
He screwed his face up. “You know I don’t eat meat.”
“Yes, that’s why I got you a Fillet-O-Fish. And mozzarella sticks.”
“Not very healthy.”
“Well, boiled eggs and avocado doesn’t make for very exciting hangover food if you ask me.”
He blew a breath out so that his lips wobbled. “True.”
“You gonna sit up and eat it?”
He took a deep breath. “Yeah.”
“Come on, then,”
I took his arm and helped pull him to a sitting position. He sat against the bathtub and rolled his head back, mouth open and breathing heavy. I left his food in his lap and sat opposite him with my back against the wall.
“This is probably one of the worst hangovers I’ve had in a long time.” He said, grimacing into the paper bag. At least he could form complete words this morning.
“How much do you remember?”
He laughed once. “Not much. I remember calling you, and waiting for you to come get me. I remember when you turned up, but that’s about it. I don’t remember getting home.”
I swallowed thickly. That meant he probably didn’t remember telling me he was in love with me. Or rather, singing it.
“Next thing I’ve woke up in my pants about to vomit.”
“I think you were the most drunk I’ve ever seen you.”
He paused before he took a bite out of his fillet burger. “Really?”
“Hands down. You fell over nearly three times. And you wouldn’t let me go home.”
“Oh, I’m not surprised by that. I’m a very clingy drunk.”
“I was aware of that before last night.” I muttered. “Who were you with?”
“Tom and Tyler.”
“Ah, one of those evenings, was it?
“Yeah, didn’t expect it to be quite that bad, though. Was only going for one.”
“That’s how they all start.”
“Mm, I should know better.”
“Yes you should.”
He laughed around his mouthful and then swallowed it. “This was a good call, thank you.”
“No problem. Although I have to say I did not expect to watch you eat it on the bathroom floor.”
“I know. Feel like a uni student.”
“I don’t think uni students have bathrooms this big.”
He smiled, but didn’t say anything while his mouth was full. “Think I’m gonna have a shower, if you don’t mind?”
I shrugged. “Your house.”
“Right.” He rolled his eyes in jest. “Will you hang around a bit while I do?”
“Sure. I’ll put some coffee on.”
“Cool.” He grinned. 
He shoved the empty box into the paper bag and screwed it up. I took the rubbish off him once we were standing again and left him alone to shower.
I did as I said I would and made him a coffee, and then helped myself to a glass of water and an apple out of the fruit bowl on his counter. I wasn’t sure what was going to happen now. He seemed to be behaving normally, so I was certain he’d forgotten his admission, but that worried me because I was now going to have to admit that I knew. And I still wasn’t entirely sure how I felt.
When Harry did reappear he was fully clothed and looked a lot fresher than he had done before. His hair was damp but beginning to curl and his complexion had a bit more life to it.
“Feel better?”
“Loads better, thank you.”
“That’s good.” I said with a pressed smile. I pushed his coffee towards him.
“Cheers. Where’s yours?” He asked with a subtle frown as he took a sip out of his mug. He made an approving sound. “That’s good.”
“You know, I don’t actually like coffee.”
His frown deepened. “You have coffee all the time.”
“No, I have a mocha.”
“That’s still got coffee in it.”
“Yes, but the hot chocolate kind of makes it a fake coffee. A coffee for people who don’t like coffee.”
“Right.” He chuckled. “I had a thought upstairs just now… why aren’t you at work?”
“Because I barely slept.”
He looked concerned. “You better not have stayed really late because of me. Should’ve kicked me in the crotch and told me to get over myself.”
“Oh believe me, I tried to leave you here to go to bed, H. But I actually got back at an acceptable hour, that wasn’t the problem.”
“Just a bad night?”
I hummed. “No, I still blame you.”
“Why?” He asked, leaning his hip against the counter side.
I looked at the kitchen top and pursed my lips. “You… you told me something that gave me a lot to think about.”
“I didn’t give you some rubbish music samples, did I?”
I snorted. “I wish. Might’ve helped me sleep.”
“What then? I can’t remember anything.”
After a charged silence, I let out a long sigh. “You told me you love me. You said you love me, and then gave this little speech about missing me. And not just as friends - you said like The 1975’s song, I’m in love with you. But you sang that part, and then immediately fell asleep.”
When I met Harry’s gaze again he was staring at me, and biting his cheek. Neither of us said anything for a while. I was hoping he’d say something. Or perhaps me repeating what he said last night meant he felt like he didn’t need to say anymore.
I cocked my head. “Did you mean it?”
He stood taller, inhaling as his gaze became glassy. “Yeah. Yeah of course I did. Well, I didn’t mean to fall asleep, obviously. But I meant it, although I didn’t mean to tell you in that way… you know, while utterly shit faced.”
“You were completely shit faced.”
“Yeah… no, that’s not how I planned on telling you.”
“Was there a different plan?”
“Maybe…” He turned his nose up and scratched the back of his head. “If I told you what it was you’d hate it-,”
“You don’t know that.” I retorted.
He raised a judgemental brow at me. “Er, yes I do.”
I laughed and put my head on the table. “Whatever.”
“Anyway,” he huffed, but it had a lightheartedness to it, “of course I fucking meant it. Been living with it for ages - it’s all had time to brew. Aged like a fine wine.”
I started laughing, and then I felt his arms wrap around my chest. I was pulled up by him to stand straighter, and he rested his chin on my shoulder. His back was against my front and it felt quite nice. I don’t think we’d ever stood like that before.
“Your love has aged like a fine wine?”
“Sounds right cheap when you say it like that.” 
“You said it. That is literally what you said.” I was still laughing.
“I know.” He whimpered.
I twisted my head to look at him, but he’d hidden his face. “You’re gonna have to bear with me.”
“In what way?”
“Well, this is a lot for me. I’m still… processing it, and I don’t know how I feel. You’re my friend and I love you, of course I do. Just…”
“Not in love with me yet.” He concluded.
“Yet.” I sniggered.
“I’ll remain optimistic, obviously.”
“Obviously.”
He giggled, and pressed a kiss to my cheek. “Take your time. Preferably not forever though, ‘cause… the biological clock is ticking.”
I snorted again. “Reel it in.”
“Sorry.” He hummed and squeezed my shoulders tightly. “I am going to have a movie day on the sofa. Do you want to stay?”
“For that I do, fuck yeah.”
“Sweet… go and make yourself comfy. I’ll get the snacks.”
He bumped my hip with his when I passed him so I kicked him back. He gave a childish laugh, and I shook my head at him, but I found as I wandered into his overcompensating living room that I had this giddy feeling in my stomach I’d never felt with him before.
What was I, the most stubborn woman on Earth, going to do?
~
“What d’you want, H?”
“Not a very charming greeting.” He groused.
I pouted. “You’re interrupting my bath time.”
“Is there some space left in the bathtub?”
I smirked and sank lower into the water. “For you? Never.”
“Hey!”
“Always,” I laughed around my correction, “I meant always.”
“That’s more like it.” He chuckled. “I was calling because I think it might be my turn to get dinner. So what do you fancy?”
“Well, you, obviously.”
“Obviously.” His matter-of-fact tone matched mine. I could imagine him nodding his head. “How about a chippy?”
“Oh, fuck yeah. My usual please.”
“Curry sauce too?”
“Wouldn’t be my usual without it.”
“Just checking. So, I will be knocking on your door within the next hour. Make the most of that bath ‘cause I’m coming.”
“Cool. See you in a bit.”
“Bye-bye.”
“Love you!” I shouted before he could put the phone down.
He was quiet for a minute. “Blimey. Don’t need to shout it, darlin’.”
I threw my head back and laughed. “Just in case you forgot.”
“I could never. But I love you more. See you shortly.”
“Okay, bye-bye. Love you most.”
“No!” He shouted, but I cut him off before he could refute it more.
I felt smug. I let out a satisfied sigh and laid my head back against the edge of the tub. 
I had taken my time in coming around to Harry’s admission, but he was incredibly patient with me and I was always grateful for that. It had been little over a year since his little bender, and I felt really good about everything. We felt really good about everything.
Our relationship seemed to only be moving up at a pace we were both happy with, and I couldn’t ask for anything more. All we had to do was keep it that way, and I had every confidence we could.
~~~
If you read this far, thank you <3
Come Talk To Me
685 notes · View notes
stylinsonwritingpalace · 10 months
Text
Tumblr media
The Writing on the Wall
Rating: Explicit Words: 6,705 Pairing: Louis Tomlinson/Harry Styles
When BookToker Louis receives a gift basket filled with all his favorite sweets, wines, and stuffed animals alongside the new Harry Styles book, he's shocked at the story he finds in the pages.
-----
For @bottomlouisficfest Prompt 85: Louis is a literature teacher who spends his free time either making videos on Instagram or TikTok (author’s choice) talking about his favorite books. His audience knows how obsessed he is with a specific author, from his poems to his novels, he reads and gushes about every single one of his works because he always feels as if they were written to him. That was why when he receives a special PR package with his favorite sweets, wine, and the author’s brand new book, it only took him hours to finish the whole thing. Only this time, to his shock, the story on the pages of the book were too familiar to him. It was the story of how Louis broke his ex’s heart.
104 notes · View notes
tomlinsongirl · 1 year
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
The Hottest Summer
Os dias tem sido muito quentes, e Hary e Louis decidem entreter Calvin de uma maneira muto boa para todos eles.
h¡cisgirl
🧊
Esse tem sido o verão mais quente desde 1936. Os dias tem sido quase um inferno, as temperaturas passando dos 40°C todos os dias e até mesmo durante algumas noites.
Um inferno desgraçado.
A sorte de Harry e de Louis é que eles estão de férias de seus respectivos trabalhos e eles tem ar-condicionado em casa. Os dias são longos e entediantes, e vez ou outra eles vão para o clube em que são sócios para usar as piscinas do ambiente, mas em outros eles apenas ficam de preguiça em casa.
E hoje é um desses dias.
Eles decidem passar um tempo no quintal de casa, fazer um pequinique e beber algo para passar o tempo.
Harry coloca um biquíni na intenção de se bronzear e fazer algo útil com esse sol todo. Ela sai com o biquíni pequeno e florido de fundo verde, com um bucket bege e uma waist chain com detalhes coloridos, combinando com as flores do biquíni.
Ela sai pela porta de vidro com uma toalha xadrez, branca e vermelha, caminhando até uma parte vazia do gramado aparado e estendendo a toalha pelo chão. Ela se deita, primeiramente de bruços, sentindo o sol esquentar e queimar levemente sua pele.
Ela fica um tempo deitada de bruços, logo virando de frente e se bronzeando por completo. Não demora muito tempo até que Harry não aguente mais o calor insuportável, indo até a mangueira que fica instalada ali para regar as plantas que o casal tem, tomando um banho de mangueira.
A água está geladinha, e ela decide tirar seu biquíni pra aproveitar melhor a água que refresca seu corpo. A mangueira é desligada e deixada no chão. Suas mãos são levadas até os laços em suas costas e nuca e eles são desfeitos, logo o tecido florido está caído no ch��o, enquanto ela desce a calcinha do conjunto por suas pernas e a deixando no chão também, não demorando para abrir a corrente em sua cintura e jogá-la junto de suas roupas.
Ela liga a mangueira novamente e volta a se molhar, evitando seus cachos e o chapéu. Ela perde um tempo ali, se refrescando e ficando toda molhadinha.
Logo ela desliga a água e entra dentro da casa, encontrando Louis na cozinha enquanto ele faz algumas bebidas e junta algumas coisas para colocar em uma caixa térmica para levar para o quintal. Ela vai até a sala e pega uma revista qualquer, voltando para a toalha e se deitando ali, vendo seu vizinho na varanda.
Calvin está debruçado no parapeito, mas não percebe que Harry já o viu e sabe que ele está a observando. Ela ignora o fato, sempre gostou de se exibir e não se importa com o olhar desejoso dele que passa por todo o seu corpo.
Ela se abana com a revista, deitada na toalha e abre um pouco suas pernas. O sol já secou toda a água de seu corpo e agora sua pele brilha levemente pela fina camada de suor que se faz presente ali. A bocetinha agora toda exposta para o vizinho, que observa ela de não muito longe, quase babando para Harry.
Tudo o que ele queria era poder atravessar a cerca entre as duas casas e chupar toda a bocetinha dela. Eles passam um tempo assim, Harry se abanando e exposta para o vizinho, esse que já sentia seu pau endurecendo em sua cueca.
Calvin se assusta quando a porta se abre, vendo Louis saindo de lá só de bermuda e com uma caixa térmica nas mãos. Ele vai até a toalha, vendo Calvin o meio do caminho e sorrindo para si, cumprimentando o vizinho. Ele coloca a caixa no chão e se senta ao lado de Harry, olhando debochado para Calvin antes de se debruçar sobre o corpo da mais nova, puxando ela para um beijo faminto, e levando uma de suas mãos para a cintura da garota.
Ele quebra o beijo depois de um tempinho, mordendo o lábio inferior dela e se afastando levemente depois.
-Então você quer se exibir pro nosso vizinho, huh? Você está com calor, princesa? O que acha de se refrescar com alguns gelinhos? - Ele diz, se levantando e pegando alguns cubos de gelo da caixa, logo voltando para a posição anterior.
Ele leva os cubinhos até a barriga de sua noiva, vendo a pele se arrepiar e o abdômen se contrair de levinho. Ele deixa os cubos ali, pegando um e arrastando pela pele, passando pelo umbigo, deixando uma pequena poça de água ali e indo para o baixo ventre de Harry. Ele faz alguns desenhos pela tez molhadinha, escrevendo também um "Louis" e deixando um rastro de pequenas gotas de água por ali, sentindo Harry se arrepiar toda.
-Esse verão tem sido muito chato não é amor? O que acha de um entretenimento para Calvin? Ele deve estar precisando de algo pra se divertir. - Ele diz, vendo as gotinhas escorrerem pela virilha e chegando na bocetinha dela, que já está toda meladinha.
Ele observa as gotas escorrendo pelos lábios da bocetinha e deixando a pele sensível toda arrepiada. Ela se contorce levemente, esfregando as coxas em busca de algum contato e estímulo na xotinha.
-Abra suas pernas Harry. Não acabe com o entretenimento de Calvin. Seja uma boa garota. - Ele diz, pegando mais cubos na caixa e os levando diretamente para a bocetinha dessa vez. Ele esfrega os cubinhos no grelinho, ouvindo os gemidos um tanto quanto desesperados de Harry.
A temperatura baixa do gelo contrastando com a temperatura quente do corpo dela, fazendo um choque percorrer toda a virilha da mais nova.
Ele esfregava os gelos de um lado para o outro, molhando e refrescando toda a bocetinha, deixando tudo geladinho e a livrando do calor infernal. Ela geme e se contorce, conhecendo uma nova sensação e aproveitando cada estímulo em sua xotinha, até que só lhe resta a sensação geladinha que os cubinhos deixaram antes de derreter totalmente em sua florzinha.
-Você quer mais, amor? - Ele pergunta, logo levantando a cabeça e olhando para o vizinho no quintal ao lado. A cerca baixa que não atrapalha nada da vista de Calvin e nem da de Louis, que vê o vizinho com o pau já duro, assim como o seu próprio pela sua garota. - Acho que ela precisa de mais, o que você acha, mate? - Louis pergunta olhando para Calvin, chamando a atenção dele para si.
-Eu também acho, cara. Ela parece estar gostando tanto e está sendo uma garota tão boa. Ela merece mais. - Calvin responde, agora se aproximando da cerca e se apoiando ali.
O mais velho leva as mãos até a caixa outra vez, pegando mais cubos de gelo e levando para os biquinhos dos peitos de Harry e os deixando ali em cima, observando a cena encantado. Ele e Calvin olham para os cubinhos derretendo devagarinho, as gotinhas escorrendo pelo corpo e a pele se arrepiando toda. As mãos segurando e apertando a toalha, a boca soltando suspiros e a respiração descompassada.
Ela está desesperada por mais, o que faz Louis pegar mais gelos, levando um deles para a grutinha dela, o forçando contra a entradinha melada e o deixando lá, ouvindo ela gritar e vendo os gelinhos que estavam nos peitinhos caírem pelo desespero dela. Ele coloca novos cubos ali, vendo ela contorcer as pernas se esperneando pela temperatura baixa nos biquinhos sensíveis e na grutinha vermelhinha.
Sobrou apenas um cubo de gelo em sua mão, e ele o leva para o grelinho, esfregando ali com força de um lado para o outro, sentindo a bocetinha pulsar em sua mão. Ele continua esfregando o gelo ali, até que tenha apenas água em sua mão.
Ele leva os dedos para a grutinha metendo eles ali, e percebe que o gelinho já derreteu todo, ele se vira para Calvin mais uma vez com um sorriso cafajeste, começando uma breve conversa, enquanto Harry choraminga por mais ao seu lado.
-Sabe mate, o sorvete favorito de Harry é o de baunilha. Eu comprei alguns para ela para fazer uma surpresa, porque ela realmente gosta muito deles, mas parece que ela mudou nossos planos. - Ele diz se levantando, ouvindo Harry gemer um "lou" baixinho. - Você gosta de sorvetes de baunilha, Calvin?
Ele vai até a caixa, pegando um sorvete de baunilha, abrindo e levando até Calvin.
-Aproveite, dude. O sorvete e a vista. - Ele diz, piscando um olho para Rodgers e vendo ele chupar o sorvete, logo voltando para o lado de Harry, passando pela caixa térmica outra vez e pegando mais um dos sorvetes.
-Você também quer um, meu amor? Vou te dar, mas você não vai poder chupar agora, ok? - Ele diz se aproximando de seu ouvido. - Só depois que eu te foder com ele.
Ele abre o sorvete e o leva para a bocetinha melada. As pernas dela estão abertas pra si e ele leva o picolé para o grelinho, esfregando ele no clitóris inchadinho e o pressionando forte ali.
A garota se desespera, chorando pela dor e pelo prazer que aquilo causa em si. Ela gosta tanto da sensação de queimação que corre por sua bocetinha que não consegue pedir para Louis parar, mesmo prescindindo que seria o melhor a se fazer.
Ela tenta relaxar e só aproveitar os estímulos geladinhos, sentindo o sorvete se esfregar em toda a sua bocetinha e as gotinhas escorrendo até seu cuzinho e chegando em suas coxas.
Louis leva o picolé até a grutinha dela, desesperando ainda mais Harry, que fecha suas coxas para se livrar do contato e impedir Louis de forçar o sorvete contra sua bocetinha.
Ela sente um tapa em seus seios e gotinhas finas escorrendo por ele quando Louis aperta um deles. Ela geme baixinho e Louis se abaixa para lamber o leite que escorreu pelo peitinho. Ele se afasta e deixa mais um tapa no montinho levemente avermelhado, antes de levar sua mão até as coxas da noiva.
-Abre a porra das pernas, agora. - Ele diz, forçando as pernas a se abrirem, ainda encontrando resistência da parte dela. - Abre ou eu vou fazer você se arrepender de ter começado tudo isso Harry.
Harry treme com o tom de voz de Louis, cedendo as ordens e abrindo as pernas. Ela ouve Louis sussurrando um "boa garota", antes de começar a forçar de levinho o sorvete contra a bocetinha, sentindo ela relaxando aos poucos.
Harry tenta se prender no prazer do sorvete entrando devagarinho em si e aos poucos derretendo com o calor de sua bocetinha, sentindo pequenas gotinhas escorrerem por toda a sua pele, melando toda a tez soadinha.
Logo ela sente mais do sorvete entrando em si, e não demora nada até que Louis comece a foder sua bocetinha com força, logo subindo sua boca até os peitinhos dela, chupando e mordendo, sentindo o leite invadir seu paladar, ouvindo Harry gritar pelo prazer que corre por suas veias.
Louis aproveita todo o leite que sai do peito de Harry, se esbaldando nos peitinhos, intercalando entre eles. Ele morde o biquinho avermelhado, chupando e brincando com sua língua por eles, enquanto mete o sorvete na bocetinha judiada.
-Seu leitinho é tão gostoso, amor. Nunca vou me cansar de chupar seus peitinhos pra poder tomar ele. - Ele diz em uma pequena pausa, logo voltando a chupar o seio, gemendo baixinho contra o biquinho em sua boca pelo gosto docinho que brinca em sua boca.
Harry enrola os dedos nos cabelos de Louis, puxando e pressionando ainda mais seu rosto nos peitos meladinhos, apertando a toalha entre os dedos da outra mão, se contorcendo pelo picolé acertando em seu pontinho doce enquanto Louis mama seus peitinhos tão bem.
Suas pernas começam a tremer e ela sente o sorvete escorrendo pela sua bocetinha, melando toda a bunda redondinha. Uma sequência trêmula de "Lou" sai de seus lábios e ele sabe que ela está perto de gozar.
Ele se separa dos peitinhos, beijando os lábios dela e interrompendo os gemidos, diminuindo a velocidade e força das estocadas enquanto prende Harry em um beijo lento e forte, chupando sua língua e mordendo seu lábio inferior, quebrando o beijo diversas vezes.
-Você quer provar seu leitinho amor? Tenho certeza que você vai gostar. - Harry está fora de órbita no momento em que Louis pergunta, apenas acenando que sim com a cabeça como resposta, sabendo que aceitaria e gostaria de qualquer coisa vinda de Louis, que logo volta a mamar nos peitos quase vazios agora.
Ele chupa e ingere um pouco do leite, logo acumulando um pouco em sua boca, soltando o peito e vendo algumas gotinhas escorrendo pela pele soada. Ele deixa o sorvete na bocetinha e leva a mão para o rosto dela, apertando as bochechas e fazendo ela separar levemente os lábios.
Louis leva o polegar para a boca de Harry, puxando seu queixo e abrindo mais a boca da noiva a força, cuspindo todo o leite ali. Ele fecha a boquinha cheia do leitinho, colocando a palma sobre os lábios e a deixando ali enquanto Harry toma o próprio leite, enquanto a grutinha se contrai no picolé que derrete aos pouquinhos na bocetinha.
-Acho que o Calvin quer um pouquinho também, Lou. Não seja malvado com ele amor, ele está sendo tão bonzinho assistindo a gente quietinho. - Ela diz e o casal olha para Calvin, que continua apoiado na cerca com o picolé praticamente acabado. - Você quer meu leitinho, Calvin? Lou pode dar um pouco para você.
-Eu quero também gatinha. Você acha que o Lou divide seu leitinho comigo? - Louis resmunga um pouco, logo se pronunciando.
-Não gosto de dividir o que é meu. Seus peitos são meus e seu leitinho também é. - Ele resmunga baixo olhando para Harry, que devolve em um sussuro um "por favor, Lou, só um pouquinho.", e Louis acaba cedendo a noiva. - Ok, mas só um pouquinho porque é tudo meu. E só meu, eu faço com eles o que eu quiser, Harry. Se fode enquanto eu levo seu leitinho para ele, amor.
Louis volta para os peitos de Harry, mamando ali com força, mostrando sua insatisfação em estar tendo que compartilhar o leitinho, mordendo o biquinho até quase machucá-lo e logo soltando o peitinho, se levantando e andando até Calvin, que sorri animado, demonstrando o quanto quer o leite de Harry.
Ela se fode com o picolé observando Louis caminhar lentamente até a cerca, gemendo baixinho e esfregando a ponta do sorvete no pontinho g da sua bocetinha. Ela geme mais alto quando Louis agarra a bochecha de Calvin com força, apertando tão forte o rosto que é possível ver ele já ficando vermelho.
Calvin geme baixinho, sendo obrigado a abrir a boca, sentindo o leite sendo cuspido em sua boca e o gostinho doce tomando todo o seu paladar. Ele revira os olhos, logo os fechando e Louis segura seu queixo aberto por alguns segundos, logo forçando ele a fechar os lábios e engolir o leitinho.
-O que achou? Gostou, Rodgers? - Calvin geme baixinho outra vez, concordando com a cabeça enquanto Louis mantém sua boca fechada. - Que bom. Aproveita bastante, vai ser a única vez que você vai ter a oportunidade de ter ele, dude.
Louis puxa Calvin para mais perto de si, beijando seus lábios, levando a mão para o outro lado da cerca e apertando o pau duro do vizinho, quebrando o beijo com uma mordida no lábio inferior dele e voltando para Harry.
Ele não fala nada para a noiva, apenas toma o picolé dela e fode forte a boceta, beijando seu pescoço e as tatuagens de pássaros perdo dois peitos, ouvindo ela gritar, gozando no picolé quase todo derretido.
Louis tira o sorvete da xotinha e lambe todo o melzinho que escorre por ele, logo o colocando na grutinha outra vez e pegando mais do melzinho. Ele se levanta e leva o sorvete para Calvin, apenas o mandando chupar antes de voltar para o meio das pernas de Harry.
-Minha vez de gozar agora, amor. E vou usar o seu sorvetinho e o seu melzinho pra foder suas coxas bem gostoso. - Louis diz, metendo seu pau na bocetinha e rebolando os quadris ali, tirando o cacete da grutinha e fechando as coxas de Harry, metendo o pau entre elas e começando a estocar forte ali.
Harry aperta as coxas no pau de Louis, sentindo ele foder ali cada vez mais rápido e forte. Louis olha nos olhos dela, vendo ela revirar os olhos enquanto observa o pau fodendo as coxas meladinhas e ouvindo os gemidinhos dela.
Ele sabe que não vai demorar nada até que seu ápice chegue, estava se segurando tanto e há tanto tempo que ele não fode as coxas por tanto tempo antes de as separar, falando com Harry.
-Você quer sorvetinho amor? O que acha de chupar um pouco dele do meu pau enquanto eu gozo na sua boca, gatinha? - Ele fala, não esperando por uma resposta e logo colocando o cacete outra vez na bocetinha, deixando uma estocada forte ali, fodendo poucas vezes a boceta e levando o pau com o melzinho dela e com o sorvete favorito de Harry para sua boca, metendo ali e fodendo a boquinha de Harry.
Ela respira com dificuldade pelo nariz, sendo impedida de levantar o tronco por ter Louis sobre si, seus cabelos são puxados e sua cabeça dói pela força aplicada, mas não demora até que Louis esteja jorrando toda a sua porra quentinha em sua garganta.
Ele segura ela pelos cabelos com o nariz encostado em sua virilha até gozar todo o seu leitinho na boca dela, tirando o cacete da boquinha inchada depois e esperando ela engolir toda a porra. Ela a puxa para um beijo rápido, sentindo seu gosto nela e logo se separando, indo até a caixa térmica uma última vez.
Ele pega mais um picolé, abrindo e voltando até onde Harry está. Ela coloca o picolé na mão dela, logo sentando a garota e deixando suas pernas bem abertas, o que faz a bocetinha ficar abertinha e exposta mais uma vez. Calvin e Louis podem ver o sorvete misturado com o melzinho da garota escorrendo até o cuzinho dela, melando toda a tez da mais nova.
-Você vai chupar seu picolé enquanto eu chupo o sorvete da sua bocetinha, ok amor? - Louis diz, se deitando no meio das pernas abertas de Harry e lambendo todo o melzinho que escorre da grutinha sem esperar uma resposta.
Harry segura o sorvete perto de seu rosto, vendo Calvin terminando o picolé que tinha seu melzinho e observando a boca de Louis maltratando sua bocetinha e ela volta o olhar para o meio de suas pernas, encontrando os olhos de Louis em si.
Ela ainda não começou a chupar o picolé, e ele escorre por toda a sua mão pelo calor, e Hary sente, de repente, Louis mordendo seu grelinho, tirando um grito de seus lábios, se afastando levemente e dizendo para ela chupar o sorvete e não desperdiçá-lo.
A língua de Louis volta para a bocetinha, passando por toda a pele docinha pelo sorvete e pelo melzinho, vendo Harry chupar o sorvete com dificuldade pelos gemidos que tentam sair de sua boca. Ele chupa o clitóris inchadinho com força, sentindo as pernas de Harry tremendo para si.
A boca desce para a grutinha e ele chupa ali sentindo o líquido doce escorrendo para a sua boca. Ele fode a gruinha com e língua, e a mistura de sabores está quase deixando Tomlinson louco por mais e mais. Louis se vê viciado no gostinho e quer se manter ali para sempre, mas não demora até que Harry esteja gritando e esguichando por toda a sua cara, e isso é suficiente por enquanto.
Mas ele tem certeza que eles vão repetir isso, Louis quer sentir esse gostinho mais vezes.
🧊
-Eu não tenho a porra da chave, Louis, estou procurando, dá pra você esperar um pouco? Sem você me enchendo seria mais fácil. - Calvin diz um tanto quanto irritado com a pressa de Louis, ficando em silêncio por mais alguns poucos minutos antes de voltar a falar. - Achei, finalmente. Tá vendo, não é difícil ficar quieto por um tempinho cara.
Ele ouve Louis resmungando do outro lado da linha, fazendo ele subir as escadas correndo ao ouvir um gritinho de Harry.
-Para de gritar, já não basta ela. - Uma pausa acontece enquanto Louis diz estar preocupado com sua noiva. - Eu sei que você está preocupado Louis, mas se desesperar não vai adiantar nada.
-Tá cara, foi mal, é que ela não faz isso. Nunca. - Louis diz meio abalado, batendo o pé no chão rapidamente.
-Tenho certeza que ela está bem, cara. Ela só... - Calvin fica em silêncio de repente quando chega a porta do quarto que está aberta, desesperando Louis.
Ele chama pelo vizinho algumas vezes e não tem resposta, até que um grito de Louis acorda Calvin de seu breve transe.
-Ela tá bem? Você ficou quieto de repente, o que caralhos está acontecendo? Ela está bem né? Me diz que sim. - Ele solta tudo de uma vez, deixando Calvin um tanto quanto confuso.
-Ela está bem Louis. Diria que muito bem. Ela acabou de gozar se esfregando no seu travesseiro, mate. Por isso ela não te respondeu. - Ele responde Louis enquanto encara a garota, que finalmente se dá conta que ele está ali, se assustando brevemente.
-Porra. Eu quero falar com ela, por favor. - Louis pede e Calvin entrega o telefone para Harry, que conversa com Louis sobre o que estava acontecendo antes dele chegar ali.
Calvin olha para a garota nua na cama, ela se sentou sob seus tornozelos e está com as pernas abertas de frente para Calvin, deixando a bocetinha toda melada exposta para si mais uma vez.
-Ele quer falar com você, Rodgers. - Ela diz e Calvin se aproxima, pegando o celular mais uma vez e permanecendo perto de Harry.
-Fode ela. Ela quer mais e eu não posso ajudar ela agora. Fode ela bem gostoso e toma conta dela, eu estou de volta amanhã e ai a gente se diverte mais um pouco.
-Com prazer, Louis. Te vejo amanhã.
-E Rodgers?! Não ouse mamar os peitos dela. Pode fazer o que você quiser, onde quiser, mas não encoste nos peitos dela. Eles são só meus, e se você tocar neles você vai se arrepender.
🧊
485 notes · View notes
louismyfather · 10 months
Text
Tumblr media Tumblr media
Dick
"Louis tem um pau enorme. Harry ama sentir Louis trabalhando nele como se não houvesse amanhã, e é por isso eles não têm transado tanto, Harry precisa de horas para conseguir andar sem tremer suas pernas quando toca seus pés no chão, após ser brutalmente fodido por seu namorado, e por enquanto eles não possuem todo esse tempo, pois estão em turnê."
Tags: Larry tradicional, Harry bottom, Louis Tops, Louis com um pau muito grande(a arte imita a vida), plot onde eles estão na banda (5k de palavras)
Harry sentou aos poucos na intenção de realmente sentir cada centímetro grosso preenchê-lo. Quando sua bunda tocou o edredom da king-size, uma de suas mãos foi para trás de seu corpo e a outra segurou o comprimento duro pela base.
Começou a quicar rapidamente e, porra, não chegava nem perto de ser a mesma coisa.
Nada se comparava a cavalgar no pau de seu Louis. 
Aquela merda de vibrador nem sequer conseguia chegar perto de tocar sua próstata, pelo amor de Deus. 
Tão diferente de quando era Louis, mais especificamente o pau dele, embaixo de Harry deixando o cacheado sentar como quisesse nele. Harry faltava pouco desmaiar de tesão quando cavalgava no pau do namorado, sentindo seu homem segurar em sua cintura encontrando suas estocadas as investindo de volta, era sempre tão fodidamente bom, e Harry sempre gozava sem se tocar, pois o pau de Louis conseguia fazer uma pressão em sua próstata durante toda a sessão de sexo selvagem no quarto com paredes que abafavam o som no apartamento que o casal dividia em Londres. 
Harry tinha suas pernas trêmulas ao final de cada transa, qualquer que fosse, porque Louis era simplesmente grande, seu pau era grosso e extenso, na teoria era até impossível Harry sentir tanto prazer quanto descrevia, quando qualquer entendedor do assunto "prazer sexual" sabia que um pênis muito grande causava mais dor do que prazer, mas Louis ia contra qualquer lei da física, e ele sabia, como sabia, usar seu pau para satisfazer o namorado insaciável que possuía, fodia Harry como ninguém nunca fez antes, e para o cacheado, sentir tudo aquilo fundo em seu interior era delirante da forma mais luxuriosa possível.
Que se fodasse as marcas, o incomodo inicial para conseguir acolher Louis por inteiro dentro de si, o suor descendo por todo seu corpo, as pernas doídas de tanto descer e subir, muito menos as dores depois de Louis sair, a dificuldade para sentar e principalmente para andar sem mancar. 
Pois era tudo muito gostoso durante o momento. Inexplicável era a palavra exata, se Harry pudesse, ele faria planos com o pau de Louis todas as noites. 
Mas ele não podia.
Louis havia criado uma regra idiota desde a última turnê da One Direction: eles nunca foderiam em hotéis, mais específicamente hotéis em que se hospedavam para descansarem poucas horas e no outro dia se prepararem para irem ao palco mais um vez. Motivo: Harry Styles era uma vadia que não sabia transar sem perder o total controle de seus atos e ia de reboladas lentas e gemidinhos manhosos à sentadas frenéticas e gemidos altos que acordavam todos ao seu redor porque Harry parecia sentir tesão em saber que todos ao seu redor sabiam que era ele que estava sendo rasgado por um pau enorme em uma cama qualquer de uma suíte de um hotel, ele entregava seu corpo ao momento sem pesar em mais nada, e ia com tudo que tinha no pau de Louis até sentir a porra de seu namorado escorrendo pela parte do seu corpo que escolhia para sentir o líquido esbranquiçado e quente correr por sua pele branquinha. 
Harry era uma puta e não tinha vergonha de assumir isso de todas as formas que conseguia, desde de seus altos gemidos a ter o gosto de se levantar da cama depois de ser fodido, apenas para sentir suas pernas tremendo e, dependendo da sua escolha da noite, sentir a porra de Louis vazar de sua entrada vermelha e maltratada para o inteiror de sua coxas torneadas. 
Louis amava o jeito de Harry. Sua respiração sempre falhava quando ao final de cada foda olhava para o estado de seu namorado abaixo ou ao lado de si, com a respiração completamente descompassada, as pernas abertas sem ter forças para fecha-las deixando para o completo delírio de Louis a visão perfeita de seu cuzinho contraindo em absolutamente nada, molhado e aberto no formato perfeito de seu pau e pronto para recebê-lo novamente se assim quisesse, pois Harry gemia em sua própria névoa de deleite pedindo por mais, pedindo por seu Louis. Era difícil para Tomlinson acreditar que o mesmo garoto nu de cabelos longos e espalhados pelo travesseiro, ofegante e sexy, era o mesmo garotinho que conhecera há anos atrás, tímido e inocente que corou quando Louis o beijou pela primeira vez e se envergonhou quando viu o pau de seu agora namorado em sua frente pela primeira vez e na mesma noite mais tarde gemeu tímido e baixinho enquanto Louis tirava sua virgindade. 
Mas voltando ao assunto, Harry estava com raiva, puto, possesso, qualquer palavra que descrevesse sua frustração em sentir um tesão absurdo mas não poder se aliviar da maneira que precisava porque seu namorado decidiu fazer uma espécie de "pau doce" e não querer o foder. 
Era sempre algo como:
"Harry, por favor, nós podemos conseguir nos controlar, amor."
E Harry respondia:
"Fale por você, seu egoísta de merda." 
Louis sempre revirava os olhos dando um selinho no biquinho que Harry formava em seus lábios e saía do quarto para jogar conversa fora com Zayn e entreter sua mente para esquecer uma frustração que era sua também. 
Não interpretem mal, se Louis fizesse uma lista de suas cinco coisas favoritas em todo o mundo, foder seu namorado inacreditavelmente gostoso estaria nas três primeiras colocações, mas entendam, para eles pode ser incrivelmente bom mas para os outros… digamos que... incomoda: 
"Tem como fazerem, seja que porra for que estão fazendo, em silêncio? Se vocês não dormem têm gente que tenta." – Zayn Malik às duas da manhã na porta do casal Larry.
"Nada contra a liberdade sexual de ninguém, mas será que vocês podem fazer um pouco menos de barulho? Não dormi nada ontem a noite." – Liam Payne em uma manhã rotineira, pré ensaio.
"Louis, eu sei que o Harry é muito bonito, deve ser muito bom ESBANJAR QUE VOCÊ TRANSA COM ELE TODA NOITE, mas será que tem como fazer ele gemer um um pouco mais baixo?" – Niall Horan em uma conversa sobre regras de convivência. 
Se por um lado Louis recebia as reclamações, por outro Harry se deleitava com os olhares que recebia, não era segredo para ninguém que além de ter kink em dor, Harry tinha um pé em degradation kink, a sensação de, por exemplo, entrar na cozinha pela manhã e lá estarem Zayn, Liam e Niall tomando café e passar por seus corpos com a pele marcada nas partes visíveis de seu pequeno pijama de dormir e com seus passos falhos, mancando, em frente a eles, só ver como eles se seguravam para não lhe olhar e como coravam com as imagens pecaminosas que suas mentes possivelmente criavam sem querer, o fazia ficar quente. Harry não tinha vergonha de olhar pra cara dos meninos na manhã seguinte após ter gritado como uma puta para todos eles ouvirem, gostava, na verdade.
Se fosse por Harry, Louis e ele foderiam todos os dias. Mas quando um não quer, dois não fazem. 
Já era mais ou menos o sétimo hotel que se hospedavam, a turnê ainda estava no começo, mas para Harry era como se estivessem no pico dela, há meses fora de casa, meses sem ter qualquer contato íntimo com seu namorado. Estava tão necessitado como um virgem louco para transar pela primeira vez com seu namorado gostoso e experiente. Nessa analogia o namorado era Louis e ele estava pouco se fodendo para o desejo de seu garoto e maior prova disso é que estavam em um dia de folga, pré show, e ao invés de Louis estar no quarto de hotel aproveitando a companhia de seu namorado assistindo um filme ou qualquer merda assim (já que não iriam transar) preferiu sair com Zayn para foda-se onde, deixando um Harry completamente frustrado e zangado para trás, e daí que se de fato ele tivesse aceitado ficar para assistir um filme, Harry se arrumaria inteiro, vestiria sua melhor lingerie e o abraçaria roçando seu corpo no dele até Louis ceder? Louis não aguentava uma provocaçãozinha? Era o Harry pensava.
De qualquer maneira Louis escolheu a morte e preferiu deixar Harry largado em um quarto enorme de hotel a ficar com ele lhe dando a única coisa que podia oferecer: sua companhia.  
Quando aconteceu, Harry ficou muito puto, se trancou no banheiro até escutar a porta principal bater avisando que Louis tinha saído, aproveitou que já estava perto do chuveiro e tomou um banho quente. Vestiu um conjunto de short e blusa folgado e deitou na enorme e vazia cama, colocando um filme bobinho em um stream qualquer.
No início até tentou esquecer seu tesão acumulado e assistir o filme, mas na falta de seu Louis para abraçar, pegou o travesseiro ao lado do seu e colocou entre as pernas, como estava de lado com as pernas dobradas para frente abraçando o travesseiro entre as coxas e com os braços, sentiu como o tecido fofinho tinha o cheiro gostoso de Louis e inconscientemente começou a se esfregar nele muitas e muitas vezes, e quando viu estava duro. Lamentou consigo mesmo quando percebeu, mas então tomou a decisão incerta de se aliviar, até porque foda-se, Louis havia lhe dito que eles não podiam transar, mas não que Harry não pudesse se dar prazer sozinho. 
Com isso em mente, Harry levantou em um pulo, correndo para sua mala encostada em uma parede perto de uma cômoda, abrindo o zíper rapidamente e vagando suas mãos entre suas roupas dobradas, perfumes e outros pertences que levava para todo lugar, até que em um bolso mais discreto dentro da grande abertura principal, pegou em suas mãos seu salvador do dia. 
Um vibrador rosa que ganhou de presente de Louis há alguns meses atrás, Harry nunca o usava sozinho, sempre que o introduzia em si era para se preparar melhor para receber o pau de Louis logo em seguida, mas para tudo havia uma exceção e aquele jeitoso objeto hoje lhe serviria como o ato principal.  
Harry pegou no mesmo bolso um tubinho pequeno de lubrificante, desligou a televisão e subiu na cama tirando todas as suas roupas até estar nu com seus cabelos soltos espalhados sobre o travesseiro e suas pernas bem abertas abrigando sua mão direita entre elas e estimulando sua entrada por enquanto apertada com o dedo médio e o anelar. 
E era isso que levava Harry para sua situação atual, quicando no mesmo vibrador que tirara de sua mala há dez minutos atrás, de forma rápida, só queria gozar, tirar todo aquele maldito tesão acumulado, não se importava com mais nada, é claro que uma vez ou outra tentava beliscar seus mamilos ou apertar seu pescoço com uma das mãos, mas era patético, só era gostoso quando Louis o fazia, mas enquanto Harry estava lá sofrendo para conseguir um orgasmo, Louis deveria está em algum lugar idiota comendo fastfood ou fumando maconha com Zayn enquanto contava sua decepção idiota sobre como ele era frustrado em nunca ter visto a Inglaterra ganhar uma copa do mundo. 
⸺ Harry!
Ou talvez ele estivesse em sua frente com uma mão na maçaneta da porta e a outra apertando uma caixa de chocolates que havia comprado para se desculpar, completamente paralisado porque não esperava ver a cena que seus olhos viam.
⸺ Mas que porra é essa? ⸺ Louis perguntou confuso e surpreso.
Harry sentiu seu rosto esquentar, mas quando pensou em retirar o vibrador de seu interior e se cobrir com o edredom, preferiu se ajustar corretamente no brinquedo, espalhando suas pernas no colchão, se virando em direção a Louis e falando ⸺ Estou me dando prazer, não está vendo? Porque eu tenho um namorado que não é capaz de me satisfazer como eu mereço, talvez você conheça ele… ou não, sei lá.
⸺ Puta.
⸺ Sou.
Harry voltou a descer e subir ainda mais rápido no vibrador, por mais que não estivesse sentindo tanto prazer assim, gemeu alto somente para provocar Louis. E Louis quase correu em direção a cama para tirar toda aquela marra de Harry, mas Tomlinson conhecia tão bem seu garoto que sabia até quando ele estava fingindo, então sorriu de lado jogando o presente que comprara sobre uma mesa, se aproximando aos poucos da cama até estar de frente a Harry, que pulava e gemia exageradamente, e se abaixou ficando de frente para seus mamilos durinhos não fazendo cerimônia para começar a lamber o direito com força, sugando-o e mordendo. Harry abriu sua boca em um O fechando seus olhos e voltando a gemer mais agora de forma verdadeira, sentindo Louis chupar seu mamilo enquanto beliscava o outro. 
O cacheado gemeu manhoso parando de sentar, segurando os cabelos de Louis enquanto ele chupava seus mamilos e levava um das mãos para seu pescoço apertando-o levemente, até parar e encarar Harry. 
⸺ Da próxima vez atue melhor. ⸺ Foi o que Louis falou, dando um tapinha na bochecha de Harry. 
⸺ Da próxima vez espero não precisar atuar.
⸺ Puta mimada. ⸺ Louis jogou o corpo de Harry contra o colchão fazendo-o deitar ainda com o vibrador em sua entrada e se colocou entre suas pernas tomando a base do brinquedo em suas mãos começando a, com todas a letras, meter dentro de Harry, fazendo-o tentar fechar suas pernas mas sendo impedido por Louis que segurou a carne de sua coxa mantendo-a imóvel.
⸺ Loueh! ⸺ Harry gritou, soltando um gemido. 
⸺ Não quer agir como uma puta, Styles? Vai ser tratado como uma. Você ama ter um pau grande fodendo você só para poder gemer como uma vadia, eu posso passar horas metendo essa merda de plástico na sua bunda até você pedir arrego e quando isso acontecer eu posso foder esse seu cuzinho até eu cansar. ⸺ Louis rosnou acertando a ponta do vibrador na próstata de Harry, mantendo-o parado lá. ⸺ Mas eu só posso fazer isso se você pedir e eu não sei nem se você quer isso. ⸺ Soltou por último, retirando o vibrador de Harry e levantando da cama, indo em direção a sacada. 
Harry voltou a raciocinar e se sentou na cama recuperando sua respiração, mas se escutou direito, Louis lhe ofereceu uma foda, que tipo de sociopata Louis era para se oferecer para fode-lo e depois apenas sair como se não tivesse dito nada? Harry levantou da cama da maneira que estava e correu em direção a Louis se ajoelhando em seus pés. 
⸺ Por favor, Louis, me foda, por favor. ⸺ E Louis nada disse. ⸺ Por favor, Lou, não me faça implorar mais. ⸺ Choramingou. 
⸺ Pensei que eu não era capaz de te satisfazer como você merece, babe. ⸺ Louis disse simples, andando em direção a cama novamente e sentando em uma das pontas. 
⸺ Louis… ⸺ Harry reclamou, mas sem sair do lugar. 
Louis não fez nada além de sorrir sádico, jogando suas duas mãos para trás e abrindo suas pernas, dando a Harry a visão de seu pau duro como pedra fazendo uma barraca na parte da frente de sua calça moletom. Para o delírio de Harry, Louis voltou uma de suas mãos de volta para seu campo de visão e fez um pequeno caminho de seu abdômen até o elástico de sua calça adentrando-a e tocando em seu pau sem qualquer impedimento de tecido. Harry engoliu sua frustração desejando ser sua mão tocando Louis ao invés da dele, estava a dias sem tocá-lo, tudo que lhe sobrava era a recordação de passar suas mãos por aquele pau, de descer e subir sua mão até tocar todo o comprimento grosso e deleitosamente grande, Louis era tão grande, Harry sentia falta de tê-lo em todos os lugares que tivesse direito, entre suas coxas, em seu cuzinho, mas principalmente em sua boca, chupando o tanto que conseguisse e punhetando o que não cabia dentro dela.
⸺ Olha pra mim, Harry. ⸺ Louis mandou, pela primeira vez no dia falando de forma suave, e Harry o obedeceu prontamente. ⸺ Você ama ter um pau na sua boquinha, não ama? ⸺ Perguntou e Harry assentiu obediente a indagação. ⸺ Ama o meu pau fodendo sua boquinha, sim? ⸺ Harry assentiu novamente. ⸺ Então diga. Diga para eu escutar.
⸺ Eu amo ter seu pau fodendo a minha boquinha, Lou.
⸺ Só sua boquinha, amor?
Harry negou. ⸺ Amo ter você fodendo todo o meu corpinho, Lou, me deixando completamente destruído, me comendo a noite toda, usando meu cuzinho apertado pro seu prazer até eu chorar. ⸺ Confessou sem hesitar. ⸺ Me foda agora, Louis, você sabe o quanto eu sinto sua falta, sinto falta de ter seu pau fundo em mim, me comendo enquanto eu grito porque você é grande e me preenche de uma forma tão fodidamente gostosa que eu não consigo descrever."
Louis riu. ⸺ É melhor não se arrepender do que está pedindo. ⸺ Disse, levantando da cama e caminhando em direção a Harry. ⸺ Porque quando eu tiver entrando no seu cuzinho e te fodendo como você diz que merece, vai ser tarde demais.
⸺ Eu não vou me arrepender.
Harry afirmou com convicção no momento exato que Louis se pôs em sua frente com seu pau em frente a seu rosto por ainda estar de joelhos. ⸺ Temos exatas duas horas até precisarmos nos arrumar para ir para o estádio ensaiar pro show de hoje, é melhor ser uma putinha obediente se quiser ter o que tanto diz que quer e ainda ter tempo pra se recuperar, porque amor, eu vou fazer questão de acabar com você.
⸺ Eu vou ser. Só me foda, Louis. ⸺ O cacheado implorou, esfregando-se nas pernas de Louis como uma cadelinha. ⸺ Por favor, Lou…
⸺ Tá bom, já chega. ⸺ Louis puxou os cachos de Harry, tirando o rosto do garoto de sua calça, voltando mesmo com os reclames dele de volta a cama, pegou mais uma vez o vibrador que descansava no colchão, voltando para perto de Harry, colocando o brinquedo no chão ao lado do cacheado. ⸺ Sente. ⸺ Disse ao equilibrar a base do vibrador no chão. ⸺ Você vai se abrir um pouco mais enquanto chupa meu pau pra ficar molhadinho para entrar em você. Entendeu? ⸺ Quis confirmar, e Harry assentiu rápido levantando minimamente para ficar em cima do vibrador segurando a base de silicone até sentar por completo soltando um gemidinho baixo, quando voltou a olhar para Louis ele já havia tirado sua camisa e abaixado sua calça até mostrar seu pau muito duro que bateu no rosto de Harry, molhando sua bochecha com o pré gozo que vazava de tanto tempo que estava excitado e não se tocava devidamente. ⸺ Prefere trabalhar do seu jeito ou que eu que agarre seus cachinhos bonitos e foda sua boquinha?
Ao invés de dizer algo, Harry se alinhou de frente ao pau de seu homem, tomando-o em seus lábios, arrancando de Louis seu primeiro gemido do dia pela surpresa de ter a boquinha quente e macia ao redor de seu pênis, que não poderia ficar mais rígido do que estava. Harry babava e se engasgava tentando levar todo o comprimento de Louis em sua boca, mas acabava apenas lambendo-o e acariciando com suas mãos livres, até que em um momento pegou as duas mãos de Louis, levando-as em seu cabelo prendendo-as firmes em seu couro cabeludo, Harry relaxou a garganta e Louis entendeu o que aquilo queria dizer. 
Louis começou a meter sem dó contra a boca de Harry fazendo todo seu pau se encaixar na boquinha apertada, o cacheado se mantinha quieto com os olhos lacrimejantes fechados, respirando só pelo nariz enquanto relaxava sua garganta para Louis enfiar seu pau e gemer por sentir a cavidade tão molhada e apertada tornando o ato de foder a garganta de Harry tão bom quanto fodê-lo. 
Tomlinson passou a variar entre movimentos lentos e brutos sentindo seu orgasmo cada vez mais perto, mas quando entendeu que ele realmente chegaria, parou de foder a boquinha gostosa segurando os cachos de Harry para trás para ver a obra de arte que havia feito no rosto alheio: os olhinhos verdes dilatados os tornando escuros com lágrimas abandonando seu brilho e descendo por suas bochechas vermelhas só não mais rubras que seus lábios inchados e reluzentes pela saliva e pelo pré gozo. 
Porra…
Se antes Louis relutava em foder seu namorado, toda dúvida foi cessada ao contemplar aquela imagem, seu objetivo de vida naquele momento era foder seu garoto até deixá-lo no ápice. 
Harry rebolava de forma lenta e discreta sobre o vibrador com seus olhos fechados, abraçando seu próprio corpo até sentir seus movimentos serem impedidos por Louis ao segurar os dois lados de seu quadril, erguendo seu corpo para tirar o vibrador de sua entrada. Tomlinson pegou Harry em seus braços e o levou até a cama jogando-o em cima dos lençóis e ficando por cima de seu corpo, roubou de seus lábios em um beijo, e Harry gemeu contra sua boca, colocando os braços ao redor de seu pescoço enquanto Louis sem separar suas bocas terminava de descer sua calça até jogá-la em um lugar qualquer assim como fez com o vibrador após retirá-lo de Harry. O cacheado rodeou o quadril de Louis com suas pernas e Tomlinson passou a beijar seu pescoço enquanto suas mãos faziam caminho para a bunda de Styles, abrindo as nádegas e voltando a estimular a entrada.
⸺ Loueh, por favor, só me fode logo. Eu não aguento mais esperar tanto. ⸺ Harry suplicou.
⸺ Não quero machucar você, amor, você já sente que realmente está pronto?
Harry deu uma pausa para toda a tensão sexual para sorrir como um tolo apaixonado com a preocupação de Louis, eles sempre estavam famintos por sexo e se provocavam o tempo inteiro - até em público - e Louis poderia fazer o melhor dirty talk do mundo e subjulga-lo e diminui-lo o quando quisesse, mas era sempre tudo consensual, Louis o fodia de forma bruta, mas só depois de confirmar que era isso que Harry queria.
O cacheado afirmou diversas vezes com a cabeça e Louis lhe perguntou como ele queria aquilo, Harry o deitou no colchão e subiu em seu colo, Tomlinson segurou a cintura do seu namorado impossibilitando que o garoto se mexesse e encostou seu pau na bunda macia, esfregando a extensão no cuzinho que contraia a cada toque. 
⸺ Só faz… por favor, Lou… ⸺ Harry começou a implorar sem poder fazer muita coisa quando Louis esfregava sua glande molhada em sua entrada, mas não a penetrava. ⸺ Louis por favor… Só o que eu preciso é que voc- ah! ⸺ Louis começou a levar seu quadril para cima começando a entrar em Harry aos poucos,sentindo as paredes macias o acolherem, segurava as duas nádegas de Styles abertas para facilitar o processo, mas mesmo já tendo se fodido antes, Harry continuava apertado pra caralho e Louis lutou para não se mexer muito bruscamente quando conseguiu entrar por completo em seu interior. 
Harry abriu sua boca como se fosse gritar mas nenhum som saiu, Louis soltou sua cintura, o permitido se mexer, ele se ajustou direito no pau e colocou suas duas mãos sobre seu peito empinando sua bunda, Louis disse que se mexeria quando o cacheado mandasse, Tomlinson era tão longo que Harry pediu um minuto, mas logo estavam fodendo como animais, com Styles subindo e descendo rápido, suando como se estivesse na academia e era como se realmente estivesse se exercitando, movimentando suas pernas sem falha-las uma vez, Louis observava como Harry ficava em pé em seu pau, sentava nele e ia com tudo, nem sequer precisava usar suas mãos nele.
Quando Louis sentiu que Harry diminuía seus movimentos, mas não sua vontade de sentar, segurou a cintura dele com as duas mãos e o fodeu de volta com toda a energia que guardava até agora. Louis usou o máximo de sua força para manter o corpo de Harry inclinado para cima e forçando seu próprio quadril para cima para continuar metendo, mas Harry parecia não cansar de ser fodido daquela maneira, apenas gemendo em seu próprio mundinho não fazendo nada mais do que receber o prazer que Louis estava lhe dando além de jogar seu peso para o namorado pois sabia que ele estava lhe segurando. Se alguém perguntasse o que Louis fez durante aquela tarde com certeza diria que estava malhando, pelo tamanho de suor que produzia mexendo de forma constante tanto seus membros superiores quanto os inferiores. Mas para ver todo o prazer que Harry expressava em seu rosto, tudo valia a pena.
⸺ Babe, p-por favor, não para! ⸺ Harry gritou entre gemidos.
⸺ Não vou, amor. ⸺ Louis o assegurou. 
Tomlinson jogou o corpo de Harry - sem sair de dentro dele - sobre o colchão e o modelou de forma desajeitada para ficar de quatro se apoiando em seus cotovelos e joelhos, Louis tirou lentamente seu pau na intenção de voltar com tudo de novo, mas quando se retirou por completo perdeu seu fôlego ao contemplar a imagem que tanto sentia falta de ver. 
A bunda estava totalmente marcada em sua polpa pelos encontros brutais da pele delicada e branca contra as coxas grossas de Louis se batendo durante durante as estocadas tanto de sua parte quanto do próprio Harry, mas sua entradinha maltratada roubava o deslumbre de qualquer outra parte que o corpo delicioso pudesse ter, o cuzinho estava rubro e aberto no formato do pau de Tomlinson contraindo no vazio e um pouco inchado, Louis às vezes se sentia mal por foder Harry com tanta força e fazer sua entradinha, que era tão pequena e rosada, se alargar ao seu redor enquanto metia sem dó até o fundo, até suas bolas tocarem as nádegas cheinhas. Harry uma vez o confessou com suas bochechas quase queimando de tão vermelhas que quando ele o fodia, podia sentir seu pau em sua barriga e levou a mão de Louis em seu baixo ventre para sinalizar onde o sentia, Louis engasgou e não comentou sobre o assunto, sempre que tinha esses pensamentos sentia vontade de parar de meter seu pau nele e se abaixar para beijá-lo e lambê-lo ao invés disso, mas no fundo sabia que nem ele nem Harry queriam isso pois amavam o sexo que faziam.
Pensando nisso Louis segurou a glande de seu pau com uma mão levando a outra para a cintura de Harry voltando a entrar nele, metendo tudo de uma única vez. Styles gritou e Louis quase se arrependeu do que fez, mas antes mesmo de se mexer sentiu um estímulo em seu pau, Harry, indo e vindo em seu pau como se ele fosse a porra de um dildo colado em uma parede, fodendo a si mesmo gemendo toda vez que ia para frente e voltava para trás. 
⸺ Porra, garoto. ⸺ Louis gemeu.
⸺ V-vai m-me deixar mesmo f-azer todo o trabalho ou vai me, hmm p-porra, foder direito? ⸺ Harry tentou intimidá-lo, tão inerte que nem sequer percebia que na verdade estava falando com uma voz manhosa e baixa como a de um gatinho, gemendo a cada frase, mas Louis deixou essa passar fingindo que se sentiu intimidado.
⸺ Você vai engolir cada palavra sua, putinha mimada. ⸺ Louis disse puxando os cabelos de Harry para trás para sussurrar em seu ouvido. 
Depois de sua promessa, jogou Harry novamente sobre a cama e o garoto tratou de voltar a ficar de quatro dando a Louis uma vontade inexplicável de fodê-lo até ele perder completamente suas forças, até cair totalmente destruído. 
Tomlinson voltou a estocar contra a bunda de Harry, levando seu garoto a loucura a cada investida, era como um glorioso propósito, sempre dar o máximo de prazer para Styles porque seus gemidos… puta merda, Harry gemia como um ator porno ao mesmo tempo que gemia como um virgem, como se estivesse provando o que era o prazer pela primeira vez, tendo um orgasmo pela primeira vez, na mesma medida que parecia uma puta querendo expressar o quanto aquilo era bom e o quanto era viciado em sentir aquela mesma sensação de queimação saindo de dentro para fora, fodendo-o tanto quanto o pau no meio de sua bunda. 
Louis olhava para Harry com o rosto enfiado entre os travesseiros e a bunda empinada, porra, ele era uma puta visão, sem qualquer exagero ou metáfora, Louis ficava fora de si, ele se sentia o filho da puta mais sortudo do mundo porque era com ele que Harry estava aquela noite, não só naquela como em todas, Harry era lindo, ele poderia estar com qualquer um dos garotos, mas ele não estava com Liam, nem com Niall, nem muito menos com Zayn aquela noite, estava com ele deixando-o foder seu cuzinho apertado até estar destruído no final da noite. 
Tomlinson sentia que iria gozar, mas não queria vir antes que seu garoto, então mesmo sabendo que Harry quase sempre gozava sem precisar se tocar, levou sua mão destra ao pau de Harry que vazava como se já tivesse gozado,mas ainda estava tentando chegar lá. Começou a punheta-lo em uma velocidade parecida com as de suas estocadas - pois não tinha coordenação motora o suficiente para copiá-las - estimulou o cacheado apertando e massageando sua glande até sentir sua mão ser retirada de lá pela mão do próprio Harry que a segurou levando-a para seu baixo ventre. De início Louis não entendeu o que Harry queria com isso até voltar mais uma vez em uma estocada funda e sentir a protuberância de seu pau dentro dele, porra, Louis ficou sem ar, e isso foi estímulo o bastante para gozar dentro da entradinha gulosa enchendo todo o interior de Harry com sua porra, o cacheado por vez soltou um último gemido ao se sentir cheio pelo líquido morno e se desfez no lençóis brancos e finos. 
Harry acabou deitando sobre seu próprio gozo, pouco se fodendo pra nada e quando fechou os olhos sentiu o peso de Louis por cima de seu corpo. Quando recuperados, Tomlinson saiu com leveza de dentro de Harry tomando cuidado para não machucá-lo pois sabia como o namorado ficava sensível depois de transar. Louis olhou seu celular e viu que faltava pouco menos que uma hora até precisarem sair do hotel, então tomou um banho rápido e voltou para o quarto vendo Harry prostrado na cama como quem havia acabado de sair de uma guerra e riu na situação.
⸺ Você para de rir, Louis Tomlinson. ⸺ O garoto disse sem muita autoridade.
⸺ Desculpa, amor. ⸺ Respondeu, e com o olhar que deu para cama e logo em seguida para o banheiro, Harry não demorou a entender o que aquele silêncio queria dizer. 
⸺ Não, não, eu só saio daqui se você me levar no colo. Louis, eu não estou sentindo meu corpo do quadril para baixo.
⸺ Alguém já te disse que você é dramático pra caralho, garoto? ⸺Louis riu.
Harry rolou na cama se pondo de bruços e Louis engasgou ao ver um pouco da parte de dentro da coxas de Harry, totalmente meladas com seu gozo entre elas, Louis se segurou para não pensar em fazer besteira mas no final acabou só indo até a cama grande pegando Harry em seu colo e o levando para o banheiro. 
No final da noite estavam no estádio fazendo mais um show, Harry vestia uma de suas típicas calças skinny e uma camisa branca, deixando seus cabelos soltos de uma maneira que Louis por si só achava adorável. 
Tudo estava em seu devido lugar, com o porém de Harry estar mancando um pouco suas pernas enquanto andava pelo palco cantando sua parte das músicas, ele tentava disfarçar ao máximo, mas Louis não conseguiu segurar sua gargalhada quando Harry desceu de uma parte mais alta do palco e começou a fingir uma dancinha para distrair todo mundo de seu não tão pequeno probleminha. 
♥︎ parte 2 com a primeira vez deles.
303 notes · View notes