Tumgik
#oye me ha encantado hacer esto
roxtrex69 · 4 months
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Cap.4 ¿De dónde vengo realmente?
Paso un mes y solicite seguir llendo a clase bajo vigilancia constante. Estaba trastornado no loco, asique me dieron un permiso con consultas y envío de informes de como iba en el instituto y cualquier comportamiento no correcto sería notificado al centro y a la policía. Asique si este nuevo año escolar había nuevos matones no iba a poder librarme de ellos, ni si quiera defenderme.
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Quién me dejaba en la puerta del instituto era Sonia, con su cariño y amabilidad, parecía que siempre iba a ir todo bien durante el día mientras ella me acompañase hasta clases.
Siempre antes de entrar me daba mi dosis mañanera de aquella sustancia experimental, durante la primera media hora me dejaba medio lerdo, lo cual hacía que ante el resto de mis compañeros de clase, pareciese que tuviera problemas para guardar información, que no pudiese aprender nada o me costase más de lo normal, centrándome solo en dibujar símbolos u signos en mis cuadernos de clase.
Cualquier cosa menos lo que tenía que apuntar sobre las clases. Aunque siempre que me preguntaban, respondía correctamente asique no tenía problema alguno en seguir a lo mío, pero sobre mis garabatos de escritos ininteligibles, estos fueron fotografiados y enviados a mis dos psicólogas, la del instituto y a la del centro, asique tuve una nueva charla con ambas.
A una le conté que simplemente llevaba las cosas complicadas dentro del centro y que prefería centrarme en mi arte, entonces me dio un panfleto sobre un centro artístico al que podía ir, ya que había notado ese toque artístico en mí.
A mi vuelta aquella tarde al centro, siendo un viernes, pude ver a todos los internos jóvenes en gran jardín. Y vi a varios que miraban hacia fuera, en mí dirección por ver como un interno iba y venía sin ningún problema, sería raro para ellos, supongo. Sonia cogió mis cosas y me preguntó si estaba bien, y con su agradable forma de ser, de la misma manera, asinti con la cabeza.
Un enfermero amigo de Sonia se llevó mis cosas a mi habitación. Y otra enfermera junto a Sonia me llevó al jardín de recreo donde antes de entrar me chequearon de pies a cabeza y me dejaron entrar sin problemas. Pasando la puerta vi a un grandullón con bata que esperaba con una sonrisa, dándome la bienvenida.
-Hola hijo, espero que estés teniendo un buen día.
-Hola, ¿cómo se llama señor?
-Goliat.
-¿Qué?
-Nah, es broma, disfruta haciendo amigos.
-¡ok!- dije alegre de ver un lugar nuevo.
Me senté en un banco vacío y me puse a pensar en aquella chica que se me acerco en el gimnasio, era bonita, y mucho más alta y fuerte que yo, eso seguro. Conocer gente me gustaba sobre todo si compartía gustos o podía hablar de ellos con otra persona aunque no los compartirse de la misma forma. Aquella chica me cayó muy bien, pero creo que después de mi estancia en este centro, no podré verla, quizás el año que viene, pero no... Quizás en otra vida.
Y hablando de conocer gente. Se me acercaron un grupo de chicos muy peculiar. Una chica muy delgada hasta los huesos, se acercó a mí se sentó a mi lado y me ofreció la mano.
-Encantada, soy Elena, y estos son Becca y Sergio. Somos internos de por vida por ahora- dijo con una voz cansada y leve.
-Encantado. Podéis llamarme Ro.
-Que bien, ¿no es genial? Ya tenemos otro chico en el grupo.
-Sí, pero aún no es un interno, no fio lo sabes bien.
-Sí sí mí paranoico preferido. Y que más da que sea un medio interno.
-¿Eh?
-Ah, bueno, un medio interno como el nombre dice, es un interno que puede salir ha hacer vida y volver para seguir su tratamiento aquí. Siendo sincera tengo envidia, pero oye, bien por ti.
La sonreí a la Becca, la cual me devolvió la sonrisa junto a un apretón de manos. Becca era muy grande, tanto en altura que parecía casi tener dos metros, como en anchura, seguramente tenía algún tipo de TCA, pero no quería ser juzgaman antes de saber nada. El chico. Tenía cicatrices en los brazos, cortes, muchos cortes. Y tenía ojeras más que ojos. Estuvimos hablando de nuestras vidas fuera del centro y de lo que queríamos hacer después de reincorporarnos a la sociedad.
-Y bueno... ¿Porqué estas aquí?
-...?
-Venga, sabemos que nadie entra en un sitio como este por pura casualidad.
No podía evitar este tema por siempre, eso era cierto. -Le pegue una paliza a un grupito de pijos que salían de su sesión de judo
-Oh, un agresor sistemático.
-¿Un qué?
-Adicto a la violencia, se puede deber a muchas cosas, pero su origen suele ser siempre a la violencia intrafamiliar, de hijos a padres o al revés.
-Aja...
-No te juzgamos, casi todos estamos aquí por algo así. Un accidente, algo intencionado, las circunstancias de la vida que van haciendo rasguños hasta que te cansas.
-Bueno. Supongo que gracias. Es guay no ser el único aquí por algo así. Creo..?
Becca era bastante directa, me gustaba eso, pero algo en ella me decía que cualquier cosa que fuese en su contra, haría que me odiase. Por Sergio, no era algo preocupante, solo su necesidad de aprobación de Becca y Elena, para cada cosa que soltaba por la boca.
-Bueno, entonces supongo que es necesario me puedo pasar una eternidad con vosotros aquí, ¿eh?
Dije muy pronto sin pensar en que la consecuencia de mi bromita resultaría en un pueño viniendo hacia mí, el cual esquivando lo bloquee y puse en su espalda tumbandola y inmovilizandola.
-Te voy a matar hijo de puta, como osas decir eso siendo un puto privilegiado- decía ella estando obligada a quedarse en el suelo, sabiendo que si se movía lo más mínimo la podía hacer daño.
-Adivino, ¿cambios de humor al estilo bipolar?
-Nope, mucho peor, transtorno límite de la personalidad. Tanto que le puedes caer bien de un momento para otro, como le puedes caer tan mal al siguiente segundo que parecerá que te quiere matar.
-¡Eh, tú, apartare de ella ahora!
-¡Te van a aislar!-empezó Elena cantando como una desquiciada mientras Sergio intentaba calmarla, viendo como ella empezaba a llorar.
Se me tiro encima el grandullón de la entrada y otros dos cogieron a Becca y se la llevaron, mientras que a mi me pusieron un camisón de fuerza, una máscara anti mordeduras y me llevaron a mí habitación... Supongo que lo tenía merecido, pero solo me defendí.
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Ese día Sonia tuvo que atenderme con la chaqueta de fuerza puesta para todo.
-Lo siento, no quería...
-No te preocupes, vi todo, solo querías protegerte. Es normal, pero ya sabes, la violencia en estos sitios, de cualquier forma o tipo están prohibidas.
-Sí. Pero bueno.
-... ¿Qué tal te sientes con el tratamiento?
-Muy bien siendo sinceros, es como, genial. Es como sí pudiese, hasta romper esta chaqueta- dije intentándolo... Y lo hice...
La chaqueta se rompió en dos pedazos enormes y Sonia se sorprendió muchísimo, haciendo que el guardia de afuera avisara a todos los enfermeros y guardias del centro, trayendo una camisa de fuerza de un material aparentemente más duro.
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Joder...
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ohellpo · 2 years
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Bluepulse Week 2022 Día 2
Aged Up
Desde la entrada de la cocina, Bart observa a Jaime marcharse. Es mejor así, estar un rato separados les ayudará a calmarse, siempre les ha funcionado. Bart camina hasta su habitación y se deja caer en la cama. No, no está triste, está enojado, o, mejor dicho, frustrado. Jaime puede ser tan necio.
Pero no es noticia nueva, diablos no. Es más, esa cualidad era algo que antes le gustaba de él. ¿Por qué entonces ahora le molesta? ¿Ya no quiere a Jaime de la misma manera? No, eso jamás. Bart adora a Jaime, no se puede imaginar ahora la vida sin él. Por algo enlazaron sus vidas, por algo él lleva una sortija. Tan solo, las cosas a veces se ponen pesadas.
La vida de adulto da asco a veces y los dos se agotan y se ponen tensos. A veces Bart se porta más caprichoso y ya no resulta tierno si no molesto. A veces Jaime se pone necio y ya no es admirable si no preocupante. Pero aun así lo quiere, Bart quiere a Jaime porque es él.
De pronto, en medio de sus divagaciones, Bart siente a su lado un pequeño bulto peludo. Un gato negro de peculiares ojos azules que trata de llamar su atención. «Oh cierto, había olvidado que tú tenías hambre». Entonces Bart se levanta para alimentar a su querido Khaji Da.
Mientras lo hace, piensa en que sí, quizás ambos exageraron otra vez. Es decir, Jaime siempre le deja hacer lo que quiere, como este gato, por ejemplo. Bart siempre quiso una mascota, en su casa nunca tuvo una porque su madre jamás fue fanática de estar limpiando pelo o de lidiar con malos olores. Y viviendo con Jaime, un día, sin siquiera preguntarle, llegó con un gato callejero. Llegó al hogar que no era solo suyo y pasó por encima de su pareja para tener lo que él quería.
¿Y qué hizo Jaime? Nada, lo dejó ser porque sabía cuánto ansiaba tener Bart una mascota. Claro que le aclaró que ese sería el último porque el edificio jamás los dejará tener perros, pero fuera de eso, él también recibió encantado al gato e incluso lo nombró. Jaime siempre es tan bueno y lo deja hacer lo que él quiere.
Bart respira hondo y observa al gato comer.
—Me pasé, ¿verdad?
A Khaji Da le dan igual sus mundanos problemas maritales, así que se mantiene ensimismado en su comida. Bart le hace un pequeño puchero y continua su discurso.
—¡Oye! No me ignores. Si me quedo sin esposo, tú te quedas sin papá, y sin comida... —Bart lo piensa un poco mientras se acomoda mejor en el suelo.
—Tendría que volver con mis padres y a mamá ya viste que no le gustas mucho. Tim y Jason ni de chiste te querrán, no después de cómo arañaste a su perro. Cassie es alérgica y Conner no te agrada. ¡Hago esto por tu bien!
Es mentira y lo sabe, solo se hace el gracioso con un gato al que poco le importan sus palabras. El paradero de Khaji Da sería lo de menos, posiblemente Jaime se lo llevaría con él. Bart sería el problema, Bart no sabría a dónde ir. No porque dependa tanto de Jaime, eso no. Simplemente, la vida sin él le parece tan aburrida y vacía.
Bart entonces se levanta, deja al gato con su comida y va a la cocina. Al mirar por la ventana se da cuenta de que ya ha atardecido. Vaya día de descanso tan mal desperdiciado. Se disculpará, eso será lo mejor.
Jaime regresa a casa al cabo de una hora, quizás más. Lleva una pequeña bolsa en la mano, es el pastel favorito de Bart. Él también ha tenido su momento de respirar hondo, se ha dado cuenta de que quizás ha exagerado. Estaba cansado y se desquitó con Bart, eso no estuvo nada bien.
Al asomarse a la cocina, ve que Bart le ha preparado algunos sándwiches, porque Bart no sabe cocinar nada más. Deja la bolsa con el postre en la barra junto a la comida y sigue buscando a su esposo. Finalmente lo encuentra dormido en la cama que ambos comparten, con los pies colgando, sin ninguna manta. A su lado Khaji Da está acurrucado, pero no dormido. El gato lo mira y Jaime siente que lo está juzgando.
—Sí, soy idiota, siempre me lo dices.
Khaji Da jamás le ha hablado, pero Jaime encuentra reconfortante ver al gato como su voz interna. Es su forma de materializar cuando él mismo se está riñendo por sus torpes actitudes.
El gato sí lo mira con rencor cuando Jaime se acuesta a su lodo para estar casi junto a Bart. Luego, se levanta y se marcha muy digno, no sin antes golpear a Jaime con su cola.
—Cría cuervos y te sacarán los ojos.
Al fin Bart abre los ojos y hace un gesto como de bebé. Puede tener treinta o cincuenta, a Jaime siempre le parecerá encantador. Ambos se sonríen con timidez y Jaime se atreve a acariciar la mejilla del menor. Bart entonces amplia su sonrisa y saca ese lado que siempre lo ha caracterizado tanto.
Sin miedo, se arroja a Jaime y se acurruca contra él, tal como el gato que tienen haría si fuera menos huraño. Jaime lo recibe riendo y en medio de las caricias ambos se disculpan al unísono. ¿Por qué habían discutido? Ya es irrelevante, ambos lo hablarán como los adultos que son y llegarán a un acuerdo. De eso se trata estar casado con la persona que más amas.
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equilicua · 2 years
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Soy una nostálgica de la vida
Llevo desde el viernes pensando en escribir esto....
Y es que soy una nostálgica de la vida, o más bien, soy una nostálgica de una etapa de mi vida.
Hace algo más de 7 años, cerre la puerta de un piso de Madrid, pensando que cerraba una etapa y abria otra.
7 años después, siento que pudo haber sido una de las peores decisiones de mi vida.
¿Qué me arrepiento? Pues no.
Hice lo que sentía que tenia que hacer, deje un trabajo en el que no me sentia cómoda y en el que no quería volver a trabajar.
Pero también deje atrás el tener una estabilidad económica, mi independencia, buenos amigos y gente muy querida, entre muchas otras cosas.
Es cierto que he ganado muchas cosas, como mi pareja, mi segunda familia, pasar tiempo con mi sobris, el conocer nuevas personas, el aprender a ahorrar hasta lo más mínimo (porque "estoy bien jod*da", estaba, estoy, estaré, quien sabe ya...), el aprender a saber que mi trabajo me gusta (aquel trabajo en el que dije que no volvería a trabajar) y en saber que quiero hacer a continuación, con un plan, con metas pequeñitas.
Pero, supongo que lo que más me remueve son las personas de esa epoca. Por eso el viernes pensé eso de "soy una nostalgica de una etapa de mi vida".
Tras tantos años, me encontré con una persona muy querida de ese curro, que también consideraba amigo. Y me distrajo aquello que me dijo de que aquella epoca apenas recuerda gran cosa.
Yo solo había nombrado a un par de personas. Él, ni le dio importancia tras ese comentario.
¿Como algo tan importante para mi, es tan insignificante para otra persona?
Nostalgia.
Supongo que me fuí en el mejor momento de mi vida de Madrid y al volver todas esas personas que conocía estaban en otro momento de su vida, por lo cual, de grandes amigos, quedaron en lo que ahora podría decir "conocidos" (aunque para mi, siempre buenos amigos).
Y me siento suertuda por haber retomado el contacto con esta persona.
Pero no deja de remover todo este sentimiento.
Supongo que para otras personas, en otros trabajos o estudios, yo habré sido importante para alguien, aunque no hayamos vuelto a hablar. Porque para mi es insignificante esa parte de mi vida, o más bien fugaz. (Y esto, más bien, lo cuento desde la pandemia, que he ido cayendo en varios sitios de curro y por lo tanto, es más asi)
Por otra parte, ayer leí algo como "Prioridad a quien nos prioriza, al resto un fuerte abrazo".
Es decir, la gente va y viene.. y es cierto, que cuando me fuí de Madrid (con promesas de irme a Irlanda), al final me quede en Segovia y nadie, nadie (de esa gente que aún admiro tanto, que tan nostalgica me siento...)se digno a ir a verme.
(que oye, yo lo entiendo, de verdad, cada uno tenemos nuestra vida, yo la primera)
A este amigo, le dije el viernes.. bueno, total, si me vuelvo a encontrar a alguien en mi vida, como tu, es bienvenido a mi vida.
Así es. Vivir con reconres no es bueno.
Hace un mes, se cumplió 4 años que volví a Madrid.... Estoy deseando abrir una nueva puerta en Madrid, un lugar propio. Algo por lo que llevo luchando tanto tiempo.
A ver si esta nostalgia se va de una vez... y vuelvo a disfrutar más el día que es hoy. 17 de octubre 2022.
PD: He leído una frase que me ha encantado y se acerca mucho a esa etapa de mi vida "«Soy nostálgico porque he tenido una vida acojonante»
(y así es, y espero seguir siendo también una nostálgica, siempre que mi vida valga la pena vivir)
Ale saludos.
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losjavis · 2 years
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[ cont. del tag: los javis ]
parte 1 aquí
6. Proyecto favorito de ellos tanto individual como juntos
Individual: JC foq (qué raro??) y JA como ha hecho cosas más sueltas realmente no tengo ninguno fav, me los he de ver todos que aún me queda alguno, pero me encantó como hizo el cameo en el reencuentro de foq en plan, si hay un javi ahora ya tambien tiene que estar el otro :’)
Conjunto: pues es super difícil elegir pero creo que me quedo con Paquita. de una idea loca a algo tan grande que casi toda españa conoce, me parece lo más. pero la llamada también le sigue muy de cerca💗
7. ¿Tienes a algún favorito de los dos?
pues mira, la respuesta rápida y real es: no. quiero a los dos muchísimo por igual.
pero la respuesta larga, es que a veces va variando, hay periodos en que me da mas por uno u otro, últimamente he estado muy enganchada a j ambrossi porque tiene esa faceta de conocimiento y lectura que se le nota, sabe un poco de todo (eso tiene un nombre pero la verdad que no me acuerdo) y sabe qué decir y cómo decirlo, me apasiona esa gente que habla tan bien. ademas que es un bebé y con unos ojazos q flipas 
y yo al principio era muy muy de j calvo, nose, lo veo similar a mí en algunos aspectos y en ser una persona totalmente random con la que te partes el culo con sus comentarios, es imposible no quererle. además te saca de repente su lado más tierno cuando dice algo de javi y es como q no te lo esperas, es maravilloso
pero en conclusión, que a estas alturas... no se puede tener un favorito, son mis padres no? <3
8. En qué formato te gustaría verles (nuevo o repetido)
ojalá que alguna vez vuelvan a ot. no quiero que sea a corto plazo tampoco, porque sé que quieren expandirse a la hora de dirigir y ser creadores, y entiendo que no tienen tiempo para volcarse tanto en un proyecto como ot, pero claro que me encantaría verles ahí otra vez, encima con el directo y las clases tendríamos tanto contenido 🥲
por pedir, me gustaria que hicieran un vlog o algo del estilo aunque solo fuera por un dia, sin que fuera un programa dirigido por nadie, simplemente ellos en su faceta youtuber o streamer, ¿os imagináis? 
quiero que sigan en mask singer, me gusta que hagan tele y a la vez es una forma de promocionarse, y ahora es mi programa favorito asi que ojalá hagan muchos más.
en algun lado vi que si los querían coger para tcms pero no creo que tengan tiempo de presentarse a un concurso en el que has de aprenderte canciones y todo, antes volverían a ot, ademas que ellos aparte de ser un dúo gracioso se lo currarían, no estarían únicamente por los jajas (sin desprestigiar a ningun otro duo que ha estado en tcms eh xD)
9. Qué te gustaría que hicieran en un futuro (series, pelis, etc…)
pues para empezar, como toda persona de nacionalidad española, quiero más Paquita, pero supongo que tampoco la quieren quemar y hacerla muy de seguido, ya que tienen mil proyectos más en mente
me gustaría que hicieran otra peli y que tocaran estilos completamente diferentes, que en realidad es lo que hacen continuamente, por eso estoy deseando ver La Mesías, y me encantaría que javi ambrossi escribiera un libro, de hecho él mismo dijo que le gustaria escribir una novela en algún momento (lo compraría 100%)
10. Entrevista favorita
pues voy a hacer un top 4 porque como ya habéis visto me cuesta un poquitín decidir 💁‍♀️
- los javis en la india, planeta calleja (2018). un programa de 10. me encanta el formato, el ritmo, y tiene de todo: risa, emoción, naturalidad, cultura, un lado mas personal y brillante. es el programa de invitados que más me gustaría que repitiesen, que hicieran otro tipo de reto ya sea en la montaña o donde fuera.
- el hormiguero 2018. que los javis vayan al hormiguero al menos una vez al año es una tradición y necesidad lol
siento que la primera vez que fueron fue super bonita y todo el mundo estaba enamoradísimo de ellos. me acuerdo cuando mi tia me llamó para decirme “anda pero si yo pensaba que eran hermanos” y es que aún hay gente que lo piensa todavía 🥴 pero me encantó, dieron mensajes super bonitos y necesarios 💞
- la resistencia 2019. simplemente golden material.
es que la mezcla broncano + los javis es super potente. tienen que hacer más cosas juntos y desde aquí llamamiento a que vuelvan en la prox. temporada por diosss
- los javis en la granja “trabajo temporal”, 2018
otra mezcla increíble, granja, animalitos, naturaleza.. y los javis. pues eso, una maravilla, si no la habéis visto por favor os estáis perdiendo muchísimo, echadle un vistazo. si no, hice un tiktok con las mejores partes en la cuenta secundaria :) 
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eldiariodelarry · 3 years
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Clases de Seducción II, parte 3: Castigo
Temporada 1
Temporada 2: Parte 1, Parte 2.
—¿Estás seguro que quieres ir con nosotros? —le preguntó Daniela a Sebastian sobre el paseo a Hornitos con su grupo de la infancia, que incluía a Felipe—, ¿aunque sepas que va a estar el Rube con el Pipe?
Daniela había cambiado su postura respecto a la situación de Sebastian con Rubén. Si bien en un principio le había recomendado a Sebastian que luchara por Rubén, ahora era más cautelosa y pensaba que era tiempo de asumir que la relación con Felipe ya iba en serio.
—Si, Dani —insistió Sebastian—. Y no creas que voy a intentar hacer algo para que el Rubén esté conmigo. Respeto su relación. Solo quiero disfrutar mis últimas semanas y pasar el mayor tiempo posible con mi mejor amigo.
—Bueno, si tu lo dices —aceptó Daniela—. Yo soy feliz si tú eres feliz.
Sebastian había estado muy mal anímicamente las últimas semanas. Al ver a Rubén desarrollando una relación de pareja con Felipe, viviendo su propia sexualidad con libertad, mientras él tenía que seguir reprimiéndose y con la expectativa de tener que irse a hacer el servicio militar, lo hacía sentir como si nunca lograría ser realmente feliz.
Este sentimiento se lo dijo a Rubén en un momento de debilidad emocional, después de haberse esforzado tanto por convencerlo de que realmente era hetero, y que incluso estaba en “algo” con Daniela (algo que a ella no le agradó mucho), para que su amigo no se preocupara si su amistad podía afectarle. En realidad lo afectaba, pero no quería alejarse de él.
Aunque trataba de expresar todos sus sentimientos en el diario, sentía que no estaba sirviendo de mucho. En un principio pensó que le serviría para canalizar sus emociones de una forma positiva, pero hasta el momento sentía que solo lo hacían mantener sus frustraciones más frescas en su mente. A pesar de eso, continuaba escribiendo igualmente, porque sentía que debía terminarlo, por Rubén.
Al final igual fue a Hornitos a pasar el tiempo con Daniela y sus amigos, y así aprovecharía de ver a Rubén.
—No te voy a andar dando besos, para que sepas —le aclaró Daniela—. A mi me da lo mismo, porque de verdad me gustan tus besos y todo lo demás que hemos hecho antes —Sebastian sonrió, encantado por el cumplido—, pero creo que no te haría bien. Solo te estaría ayudando a engañarte a ti mismo.
Sebastian se sintió regañado, pero sabía que Daniela tenía razón.
En un principio Sebastian aceptó ir pensando que podría disfrutar de forma positiva el viaje, pero no hizo más que empeorar su estado emocional a cada minuto. Al enterarse que Rubén ya estaba pololeando oficialmente con Felipe, terminó gritándole a su mejor amigo lo que de verdad sentía por él, (aunque Rubén después no recordaba nada); luego terminó enojándose con Rubén por su pasividad respecto al comportamiento de Felipe, que había invitado a su ex Alan y se había visto muy cómodo a su lado.
Después de eso, mientras estaban en la playa durante la noche alrededor de una fogata, Sebastian se alejó hacia los roqueríos para orinar, y se cruzó con Alan, que venía de regreso.
—Oye, eres Seba, ¿cierto? —le preguntó Alan, algo nervioso.
Sebastian asintió simplemente. No tenía ganas de conversar con nadie, ya que seguía frustrado por toda la situación con Rubén.
—Oye, te quería preguntar algo —Alan se notaba nervioso, pero tenía una sonrisa muy agradable. Sebastian nuevamente asintió—, ¿tú tienes algo con Rubén o…?
A Sebastian le entró un terror tan inmediato con la pregunta que ni siquiera lo dejó terminar, y lo disfrazó con rabia.
—¿Por qué me preguntas por él? —le gritó Sebastian—, ¿acaso no te basta con venir a huevear con el Felipe que también te lo quieres pololear a él?
Sebastian le dio un empujón sin mucha fuerza y luego pasó de largo hacia las rocas. Caminó unos diez metros y se detuvo, completamente arrepentido por su reacción.
Se sintió pésimo. Se llevó las manos a la cara, y notó que estaba temblando. Respiró hondo, y luego se volteó a pedirle perdón a Alan.
Miró en dirección a la fogata, y notó que el muchacho no estaba ahí. Luego dirigió su vista hacia la cabaña, y divisó una silueta que estaba a medio camino hacia el lugar. Caminó en dicha dirección para alcanzar a Alan y ofrecerle disculpas.
Le sorprendió lo rápido que había caminado Alan por la blanda arena, por lo que le fue imposible alcanzarlo en el camino.
Al llegar a la cabaña lo buscó en el primer piso y notó que no estaba, así que subió directamente a su dormitorio, donde supuso que estaría. Dio dos golpes en la puerta de la habitación que había compartido Alan con Anita e Ingrid la noche anterior.
—Quería pedirte perdón por mi reacción —dijo Sebastian, antes de abrir la puerta sin esperar respuesta. Alan estaba sentado en el costado de la cama con la cara entre las manos—. Yo sé que no tiene justificación que haya reaccionado así, pero estoy hecho un desastre.
La voz se le quebró, pero no tenía ganas de llorar, o al menos eso él creía. Se paró al lado de Alan, quien levantó la mirada revelando que tenía los ojos llorosos. Lo miró por unos segundos y se puso de pie para abrazarlo.
El abrazo de ese virtual desconocido liberó en él toda la frustración que llevaba acumulando desde hace semanas, y lloró con él.
Si bien con Daniela conversaba mucho respecto a sus sentimientos por Rubén, le costaba aún abrirse por completo con ella porque sabía que también le afectaba su estado sentimental por el pasado que ambos compartían, aunque ella tomó una postura bastante madura al respecto, y estaba agradecido por eso.
Sin embargo, estar junto a Alan, que no tenía ningún tipo de historia con él, aparentemente igual de vulnerable que él, le permitió dejar salir a flote sus emociones, por muy confusas que éstas fueran.
Después de varios segundos que se sintieron como largos minutos de alivio emocional, Alan se separó de él, aún con los ojos rojos por el llanto. Sebastian estaba seguro que sus ojos estaban igual que los de Alan.
—Disculpa —le dijo el muchacho—, no soy de andar abrazando gente y llorar con ellos.
—Yo tampoco —coincidió Sebastian—, pero al parecer se nos da bien —bromeó para alivianar el ambiente—. Y tampoco soy de andar gritando ni empujando a la gente.
—Somos un desastre —se rió Alan.
Sebastian dio un suspiro tembloroso producto del llanto, y se secó las lágrimas que tenía aún en las mejillas.
—Tú no te ves como un desastre —le dijo Sebastian, refiriéndose a que no le daba la impresión de estar tan mal emocionalmente.
Alan sonrió sonrojado, y ambos se quedaron mirando en silencio por un par de segundos. Luego Alan se acercó rápidamente a Sebastian para darle un beso en los labios.
Sebastian se quedó inmóvil, con los ojos abiertos. Alan separó brevemente sus labios de los de él, pero luego volvió a besarlo, al notar que no oponía resistencia.
Sebastian cerró los ojos y se dejó llevar por los besos de aquel desconocido, pensando que, quizá, estar con alguien más le serviría para olvidar a Rubén, para superarlo.
Siempre pensó que, si alguna vez superaría su enamoramiento por su mejor amigo, sería con una chica, y que esa chica sería Daniela, pero al parecer, estaba poniendo sus fichas en la mesa equivocada.
Quizá Rubén no era el único chico que podía sacudir su mundo por completo, y todo el universo se había confabulado para que él estuviera ahí en Hornitos esa noche, en ese dormitorio, junto a Alan, el segundo chico a quien besaba en su vida.
En menos de cinco minutos estaban acostados sobre la cama completamente desnudos, Alan encima de Sebastian, llevando las riendas de la situación con su menudo cuerpo.
Lamentablemente, tras la relación sexual, Sebastian se dio cuenta que ese no era un plan diseñado a la perfección por el universo, y que Alan no era la persona que lo haría olvidar a Rubén, o al menos, no esa noche.
Estuvo en todo momento pensando en Rubén. Cada vez que cerraba los ojos, veía a su mejor amigo en su mente, haciendo todo lo que en ese momento estaba compartiendo con Alan.
Un silencio incómodo reinó el dormitorio una vez terminado el acto, y Sebastian sospechó que Alan estaba en su misma sintonía.
—¿Qué te pareció? —le preguntó Sebastian, dubitativo, a su compañero de esa noche.
Alan no respondió, solamente soltó una risita nerviosa.
—¿Crees que no debimos hacerlo? —inquirió Sebastian, y Alan asintió, tapándose la cara con la mano—. Tranquilo. Pienso lo mismo —le dijo, acariciándole el brazo.
—Me siento tan imbécil, ¿sabes? —le dijo Alan, mirándolo finalmente a los ojos—. Llevo tanto tiempo tratando de superar a Felipe, pero no puedo. Cuando me invitaron no quería venir porque sabía que me iba a pasar esto, sabía que me iba a volver a enganchar de él, y es porque nunca logré superarlo.
—¿Y por qué no lo has superado? —quiso saber Sebastian, curioso porque a su entender, ya llevaban más de un año separados.
—No sé —respondió Alan dándole un golpe al colchón—, quizás por la forma en que terminamos, sentí como que me quiso excluir de todo lo que él estaba pasando, como que se quiso enquistar y sufrir solo, pero yo quería estar ahí para él. Quería que saliéramos juntos adelante —dio un largo suspiro—. Y bueno, él fue mi primer todo —bajó la vista como si le diera vergüenza decirlo—. Te juro que pensé que él seguía soltero, y que me habían invitado para ver si había alguna posibilidad de retomar lo nuestro; y yo iluso también pensé que tendría la fuerza suficiente para decirle que no en ese caso. Quedé como un payaso en todos mis pronósticos.
Sebastian se rió.
—A mí me pasa con el Rube —compartió Sebastian.
—Es lindo él —comentó Alan a modo de cumplido—, se nota que es una buena persona.
—Es la mejor persona que conozco —respondió Sebastian con orgullo—. El año pasado tuvimos… algo —dudó en cómo describir lo suyo con Rubén ya que ni siquiera habían tenido una relación formal—, y siento que aún no lo supero. De estúpido que soy perdí mi oportunidad de concretar algo con él, pero quedé mal mentalmente. No es que él me haya dejado así —aclaró—, sino por cosas familiares y personales, todo esto del descubrimiento propio y la discriminación…
—Entiendo —coincidió Alan.
—Vida de mierda.
—No sé cómo es tu vida, tu entorno familiar ni nada de eso —comenzó diciendo Alan con cautela—. Por lo que me dices, intuyo que no tienes la mejor red de apoyo del mundo, pero ojalá que pronto puedas vivir un poco más libremente.
Sebastian le agradeció solo con la mirada.
Después de unos segundos de silencio, que por muy extraño que le pareciera a sebastian, no lo sintió incómodo, ambos comenzaron a vestirse para volver a la playa con el resto del grupo.
—Oye, por si acaso, igual estuvo bueno, y tu eres muy guapo —quiso aclarar Alan—. El problema no eres tu, soy yo, por muy cliché que suene.
Sebastian se rió.
—Lo mismo para ti.
Previo a esa noche, Sebastian siempre pensó que lo suyo con Rubén era algo exclusivo, que solo por él podía desarrollar sentimientos románticos, pero no por ningún otro chico.
Ahora, a pesar de que no se sentía atraído emocionalmente a Alan, se cuestionó si efectivamente su confusión del último tiempo con Rubén podría ampliarse a todo el género masculino.
Comenzó a preguntarse si, al haber sido capaz de tener relaciones sexuales con otro chico sin ningún tipo de conexión emocional, ¿era realmente gay?, ¿o acaso la excitación sexual obedecía a un estímulo físico y no tenía nada que ver con su orientación sexual?
Si bien, después de esa experiencia con Alan quedó mucho más confundido respecto a su identidad que antes, sintió algo de satisfacción al saber que no estaba solo. No era el único que estaba pasando por lo mismo, y sintió que fue relajante, por algunos minutos dejar de fingir, hacer como si todo estuviera bien, pretendiendo que sus sentimientos van en otra dirección para que su mejor amigo pudiera vivir en paz con su pareja.
Al llegar al primer piso Alan le dijo que se quedaría unos minutos para que no sospecharan nada los demás, así que Sebastian volvió a caminar hacia la playa en completa soledad.
 Sebastian se despertó a las cinco de la mañana y no logró volver a conciliar el sueño. La cabeza le daba vueltas a la conversación que había tenido con Simón la noche anterior, y al sueño que había tenido producto de ello: Estaba de pie en medio del patio, desnudo y con las manos y los pies atados. Frente a él se encontraba Simón, liderando a todos los soldados, quienes lo miraban con asco.
—Este hueon es el maricón —les decía Simón a sus compañeros, apuntando a Sebastian.
Simón entonces se acercó a Sebastian y lo pateó en las costillas, tumbándolo de costado en el frío suelo de cemento. Luego el resto de sus compañeros se unieron a Simón y lo patearon, completamente indefenso. El dolor en el sueño era tan fuerte que no tenía forma de sospechar que no era real.
Luego los soldados lo apuntaron con sus rifles y esperaron la señal de Simón para abrir fuego. En ese momento Sebastian despertó con el corazón latiéndole a mil por hora.
Tras estar alrededor de unos veinte minutos acostado, mirando el techo, sin siquiera intentar volver a dormir, Sebastian se levantó y fue a ducharse, aprovechando su soledad.
La mente seguía dándole vueltas a la frase de Simón. “¿Cómo lo sabe?”, se preguntaba Sebastian, y no podía creer que su orientación sexual se notara tan a simple vista, sobretodo porque ni siquiera estaba seguro aún de cuál era su orientación sexual.
Se le pasó la idea por la mente que quizás Simón le estaba tendiendo una trampa, para hacer que lo admitiera y así poder sacarlo del closet frente a todos, ya que a él tampoco le daba la impresión que Simón fuera gay, y solo pensar en eso le daba un terror tremendo.
Gracias a lo rápido que trabajaba su mente tratando de darle sentido a los hechos de la noche anterior, pudo mantener la cabeza ocupada y así logró soportar un poco mejor la fría ducha.
Salió de la ducha cuando los soldados más madrugadores se estaban levantando. Se vistió rápidamente y salió al patio. Necesitaba estar solo, aunque eso significara tener que soportar el frio de la intemperie.
Vio cruzar al Teniente Guerrero junto a los Cabos desde el pabellón donde dormían hacia las barracas. Ya faltaban veinte minutos para las seis de la mañana, y tenían que ir a despertar a los soldados para que estuvieran formados a la hora en punto.
Sebastian miró al Teniente, quien le devolvió la mirada fulminándolo. “Viejo culiao”, pensó Sebastian. El desagrado era mutuo, al parecer.
Cuando el reloj marcó las seis en punto y estaban todos formados, Guerrero se dirigió en primer lugar a Sebastian.
—¡Soldado Guerrero! —gritó el Teniente de repente, sorprendiendo a Sebastian.
—¿Sí, Teniente? —dijo en voz alta Sebastian, sin gritar ni agregar el pronombre posesivo antes del grado.
—¡¿Por qué se fue a dormir anoche antes de terminar su guardia?! —Guerrero le gritaba como si lo hubiera atacado personalmente a él.
Sebastian se sorprendió por la pregunta. Sabía que había hecho mal en ir a acostarse tras la conversación que tuvo con Simon, pero pensó que Guerrero no se enteraría.
—Porque tenía sueño —respondió simplemente Sebastian, pretendiendo sonar desinteresado.
—¡No lo escucho! —le gritó nuevamente, con los ojos casi saliéndose de sus orbitas.
—¡Porque tenía sueño le dije! —Sebastian levantó la voz e insistió en su excusa.
—¡Le recuerdo que esto no es un hotel!, ¡Usted está acá para cumplir órdenes y respetar a sus superiores! —le recordó el Teniente—. ¡Al suelo y deme cincuenta flexiones! —le ordenó.
Sebastian obedeció, pero sin prisa. Comenzó a realizar las flexiones a un ritmo mucho más lento que el conteo del teniente.
—¡Más rápido Soldado! —le exigió Guerrero, poniendo su bota en la espalda de Sebastian y empujándolo para que siguiera su ritmo.
Sebastian se mantuvo a su ritmo, resistiendo el peso extra en su espalda, hasta que completó las cincuenta flexiones.
Se puso de pie y miró con todo el odio que podía transmitir con su mirada a Guerrero. El Teniente hizo lo mismo, y Sebastian pensó que la vena que tenía en el cuello le iba a explotar.
—¡Soldados! —gritó nuevamente el Teniente, dirigiéndose a todos, pero mirando fijamente a Sebastian—, gracias a Guerrero tienen que hacer cien flexiones de brazos, ¡ahora!
Todos los conscriptos se acomodaron en el suelo de mala gana para cumplir con lo solicitado por el Teniente. Sebastian se quedó de pie, asumiendo que la orden no era para él.
—¡Y tendrán que hacer cien flexiones al inicio de cada instrucción por el resto del día!, ¿está claro? —ordenó Guerrero.
—¡Sí mi Teniente! —respondieron todos al unísono.
Los soldados continuaron con las flexiones mientras los Cabo les llevaban la cuenta, al ritmo de quienes iban más rápido, pero si alguno se atrasaba, repetían el conteo.
—¡Congrio Guerrero! —le gritó el Teniente a Sebastian mientras los demás seguían con el castigo—, ¿sabe por qué los castigué a ellos?
Sebastian lo miro serio por un par de segundos, dudando si responder o no.
—No —respondió finalmente.
—¡¿No, qué?! —gritó el Teniente.
—No, Teniente —repitió Sebastian, dándole en el gusto a Guerrero.
—Porque acá no está solo —seguía gritando, aunque Sebastian estuviera a medio metro de él—. Todas sus acciones afectan a sus compañeros.
Sebastian no respondió nada, y agradeció que Guerrero no siguiera gritándole.
Cuando los demás terminaron de realizar las flexiones, el Teniente por fin les dio el pase para ir al comedor a desayunar.
Sebastian se formó al final, y por lo tanto pasó al último por la línea de servicio. Se sentó al fondo, en la última mesa por costumbre al lado del grupo de Andrés, aunque no compartiendo mucho con ellos. Todos quienes lo veían pasar lo fulminaban con la mirada por haber hecho que los castigaran.
—¡Nuestro primer castigo! —comentó Andrés, entusiasmado para generar una conversación.
—No puedes estar hablando en serio —refunfuñó Javier, fulminándolo con la mirada también.
—¿Por qué?, si es nuestro primer castigo —explicó Andrés con obviedad.
—¡Pero no te puedes emocionar por eso!, sobre todo cuando la culpa la tiene este culiao —argumentó Javier, señalando a Sebastian.
—¿Cómo que éste culiao? —Sebastian se puso de pie para encarar a Javier.
Se sentía muy culpable por lo que habían tenido que hacer, pero no iba a permitir que Javier lo insultara de esa forma.
Javier se puso de pie igualmente y se acercó hasta el extremo de la mesa donde estaba Sebastian. Julio rápidamente se puso de pie para detener a Javier, mientras Simon hacía lo propio con Sebastian, que estaba en su misma fila.
—Suéltame —le dijo en voz baja Sebastian a Simon, quitando la mano que le había puesto en su abdomen para evitar que se acercara más a Javier.
Simón lo miró serio a los ojos y no le hizo caso.
Sebastian dio un largo suspiro y volvió a sentarse. Lo último que quería era seguir teniendo contacto con Simón.
Solo cuando se sentó, Sebastian pudo ver el rostro de miedo de Andrés ante lo sucedido.
—Nuestra primera discusión como brigada —susurró Andrés, que aun estando asustado no perdía su entusiasmo.
El incidente no pasó desapercibido ya que, en menos de treinta segundos, que a Sebastian le parecieron eternos, llegó el Cabo Fuenzalida al mesón.
—¡Guerrero y Gutierrez! —les gritó furioso, y Sebastian con Javier se pusieron de pie y se cuadraron, que era lo que debían hacer cuando les llamaban por el nombre—, ¡síganme!
El par de soldados fueron escoltados por Fuenzalida hasta el patio, donde venían caminando el Teniente Guerrero con el Capitan Gomez, seguidos por el Cabo Segundo Ortiz.
—¡¿Qué mierda está pasando con usted Soldado Conscripto Guerrero?! —le preguntó directamente el Teniente a Sebastian una vez estuvieron frente a él.
—No me pasa nada Teniente —respondió Sebastian molesto.
—¿Me está diciendo que el cabo Ortiz nos mintió cuando dijo que ustedes dos estaban discutiendo en el comedor? —insistió Guerrero.
Guerrero dejó de mirar a Sebastian, y dirigió su vista a Javier esperando una respuesta, quien no dijo nada.
—¿Algo que decir, Gutierrez? —le preguntó a Javier.
—No, mi teniente —respondió Javier con fuerza—. Solo fue un mal entendido. No se volverá a repetir.
El Capitán Gomez hizo una mueca que Sebastian interpretó como si estuviera decepcionado.
—¿Cómo pretende que no tengamos discusiones si los castiga a todos por mi culpa? —le dijo Sebastian a Guerrero, no logrando aguantarse las ganas de desahogarse—, ¿por qué no me castiga simplemente a mí y listo?
Guerrero abrió los ojos como platos, y la vena de su cuello se hinchó de tal manera que Sebastian pensó que iba a explotar por la furia. Abrió la boca para responderle a Sebastian, pero Gomez se aclaró la garganta para intervenir.
—Soldado Guerrero —le dijo sin gritar, pero a pesar de eso, fue más intimidante que todos los gritos del Teniente Guerrero al mismo tiempo—, ¿qué pasaría si usted está en el campo de batalla y por accidente pisa una mina antipersonal?
—Me muero —respondió Sebastian con displicencia.
—Usted y todos sus compañeros que estén en un radio de cinco metros. Y los que estén dentro de los quince metros seguro perderían sus extremidades —reveló Gomez.
Sebastian le mantuvo la mirada al Capitán sin decir nada. Su forma de hablar le provocaba incluso desconfianza, como si en cualquier momento fuese a desenfundar un arma y les dispararía a los dos.
—En la guerra sus acciones tienen consecuencias para sus compañeros —continuó Gomez.
—No estamos en la guerra —argumentó Sebastian.
—Pero está siendo entrenado para ello, Soldado —respondió el Capitán, manteniendo el volumen, lo que le provocaba escalofríos a Sebastian. Lo sentía amenazante—. Está en un regimiento, no en una junta de vecinos.
Sebastian no respondió nada. Miró a su lado y Javier lo miraba sorprendido porque le había respondido al Capitán.
—¡Soldados! —gritó Guerrero para retomar la palabra—, ¡como castigo por su mala conducta deberán limpiar todas las armas del depósito, con su cepillo de dientes! —al nombrar el castigo un brillo de satisfacción de resaltó en sus ojos—, ¡Vayan a buscarlos!
Los muchachos fueron escoltados nuevamente por Fuenzalida hasta las barracas para buscar sus cepillos de dientes, y luego se dirigieron a la armería. Javier estaba furioso por haber sido castigado, mientras Sebastian pretendía no importarle.
—¿Tenemos un horario límite para terminar? —preguntó Javier.
—Solo recuerden que los comedores de la cena cierran a las ocho de la noche —respondió Guerrero—. Deben quedar relucientes cada una de las armas, o sino no salen de aquí, ¿entendido?
—Sí mi Teniente —respondió Javier.
—Si —dijo simplemente Sebastian.
Los superiores salieron de la armería, pero desde la ventanilla alta se coló una última frase que le dijo Guerrero a Gomez:
“Ese Congrio de mierda va a traer puros problemas”.
Sebastian dio un suspiro, y se sintió extrañamente satisfecho, al escuchar que Guerrero estaba notando que sería un problema. “Quizás por eso me sacan de aquí y todos felices”, pensó.
La armería era un gran contenedor lleno de estantes y cajas con armas. Al abrir la primera caja Sebastian intentó hacer una estimación según lo que alcanzaba a contar con la vista, y se rindió cuando llegó a contar algo más de quinientos rifles.
—¿Estás contento? —le dijo Javier cuando quedaron solos.
Sebastian no respondió nada, simplemente lo miró serio.
—Te juro que podría matarte ahora mismo —lo amenazó Javier.
—Hazlo —Sebastian no lo dijo con tono amenazante, prácticamente le estaba pidiendo que lo hiciera.
Javier no dijo nada más y tomó su primer rifle y comenzó a frotar el limpiador que les habían entregado con su cepillo de dientes.
Sebastian hizo lo propio y recordó esa vez en tercero medio cuando la profesora de biología lo castigó por haberle tirado un pelotazo de casualidad a un estudiante de segundo medio. Su castigo había consistido en quitar los chicles pegados bajo las mesas de su cala de clases. Rubén esa vez se había quedado después de clase para acompañarlo y ayudarlo a terminar más temprano. En ese tiempo Sebastian era feliz, y ahora no podía creer lo mucho que había cambiado.
—¿En serio quieres que te mate? —le preguntó Javier, después de casi una hora de silencio.
Sebastian tuvo la impresión que llevaba todo ese tiempo queriendo hacer esa pregunta.
—No me molestaría —respondió Sebastian con un suspiro, intentando sonar sarcástico.
—Podrías no involucrarnos a los demás en tu espiral autodestructiva entonces —le espetó Javier, endureciendo el tono, aunque se notaba la preocupación en su mirada.
—Te recuerdo que no estamos aquí ahora precisamente por mi culpa.
—¡Te paraste a pegarme! —le recordó Javier.
—¡Porque tú me insultaste! —Sebastian se estaba molestando.
—Porque anoche te fuiste a dormir creyendo que estabas en un hotel cinco estrellas y nos castigaron a todos —Javier moderó el volumen de su voz para no llamar la atención.
Sebastian no respondió y volvieron al silencio incómodo en el que estaban hace un par de minutos.
Transcurridas las dos primeras horas desde que empezaron, Sebastian recién estaba terminando de limpiar su tercer rifle. A esa velocidad, calculaba que terminarían en unos nueve días sin hacer pausas para comer ni dormir.
—Oye imbécil —le dijo Javier después de otro par de horas de silencio. Se notaba ansioso y molesto por volver a preguntarle—, ¿en serio quieres morir?
—¿Por qué tanta obsesión con eso? —respondió Sebastian desafiante.
—Porque con eso no se huevea —Javier estaba serio, y Sebastian sintió que estaba profundamente molesto, aunque no de la forma que siempre estaba molesto con él.
Sebastian dio un suspiro, sin saber qué responder exactamente.
—No voy a suicidarme, si eso es lo que te preocupa.
—Es algo serio, idiota. No deberías bromear con eso.
—No bromeo —se justificó Sebastian. Dio un suspiro y luego intentó explicarse—. Digamos que mi mente no ha estado en un buen lugar últimamente. No quiero estar aquí, odio esta mierda de regimiento. No quiero estar en mi casa tampoco. Simplemente no quiero estar.
—¿Hay algún lugar en el que quieras estar? Y no digas el cielo o el infierno —apuntó a Sebastian con el cepillo de dientes como si fuera una navaja, provocándole una leve risita en su mente.
Su respuesta a la pregunta de Javier era una sola: Con Rubén.
—Si, si lo hay —respondió finalmente.
—Supongo que eso es bueno —Javier suspiró aliviado—. De todas formas, deberías buscar ayuda.
Sebastian asintió.
—No creas que por esto dejas de ser un grandísimo conchetumadre en mi opinión —le aclaró Javier, y Sebastian no supo si lo decía en serio o en broma.
—Igualmente, ahueonao —coincidió Sebastian, serio, aunque sorprendido por el gesto de humanidad de Javier.
A medida que pasaban las horas, los muchachos iban agarrando de mejor forma la técnica para limpiar las armas, y Sebastian se dio cuenta que la diferencia entre frotar unos segundos o cinco minutos la misma zona no hacía una gran diferencia.
—Estaba pensando —dijo de repente Javier, cuando ya eran cerca de las tres de la tarde—, ¿qué pasa si no terminamos todo?, no creo que nos dejen aquí encerrados sin dormir ni comer para siempre.
Sebastian se encogió de hombros, con el estómago rugiendo por el hambre.
—La verdad me espero cualquier cosa de estos psicópatas.
Sebastian pensó que, si su padre había salido de su servicio militar tan estricto y poco empático con sus propios hijos, supuso que deberían tener una forma muy fuerte de haberle formado ese carácter.
—No puedo creer que nos mantengan acá —murmuró Javier, molesto, cuando ya eran cerca de las diez de la noche, rompiendo el silencio después de varias horas.
Sebastian no dijo nada, simplemente se quedó mirando a su compañero que seguía limpiando rifles con la mayor rapidez que le permitían sus manos, mientras él llevaba al menos diez minutos sin limpiar nada del rifle que tenía sobre las piernas.
—Y más encima ni siquiera pones de tu parte —le dijo con rencor a Sebastian.
—Mira todo lo que nos falta, ni cagando alcanzamos a terminar ahora —le respondió—. No hay razón para estresarnos.
—Tú y tus ganas culiás de siempre hacer lo mínimo posible, tratando de zafar con astucia —le espetó Javier, molesto.
—¿Cómo que ganas de hacer lo mínimo posible? —le preguntó molesto—, te recuerdo que siempre termino haciendo todo mejor y más rápido que tú, ahueonao.
—¿Cuándo has sido mejor que yo en algo?, te saco la chucha en todo.
A esa altura Javier ya no media el volumen de sus palabras. La falta de alimento y de sueño le habían afectado más que a Sebastian, quien se dio cuenta de lo que ocurría.
—Oye cálmate —le dijo Sebastian, serio, y dando un suspiro por tener que ser el que pusiera cordura en ese momento—, no peleemos, que eso es precisamente lo que quieren.
—No, hueón, lo que quieren es que limpiemos estas armas de mierda porque nos castigaron por tu culpa, y por lo que veo, no estás limpiando nada.
—Estoy limpiando, pero no tiene sentido apurarnos si aún falta tanto —insistió Sebastian.
—Es imposible trabajar contigo —murmuró Javier, lanzando el rifle que acababa de terminar de limpiar a su caja correspondiente, y luego se llevó las manos a la cabeza, estresado.
Al rato, cuando el reloj marcó las diez en punto, el cabo Fuenzalida se presentó en la armería seguido del Teniente Guerrero.
—¡Soldados! —les gritó el Teniente con la misma fuerza que en la mañana, y a Sebastian le pareció que mantener ese mismo nivel de fuerzas a lo largo del día no era normal—, ¡¿terminaron su castigo?!
—No mi teniente —respondió Javier tras titubear unos segundos.
Sebastian ni siquiera tuvo la intención de responder.
—¿Por qué no? —preguntó con autoridad.
—Porque eran demasiadas, Teniente—respondió Sebastian, intentando no sonar tan desafiante. La mirada feroz del Teniente lo hizo continuar justificándose—. Si las quería relucientes como nos dijo, nos íbamos a demorar mucho más de un dia, sin importar lo rápido que lo hiciéramos.
El Teniente miró fijamente a Sebastian, visiblemente enojado, y pensó unos segundos qué decir.
—El Cabo Fuenzalida los escoltará al comedor, donde cenarán y luego los llevará a las barracas —les indicó Guerrero finalmente, aguantándose las ganas de gritarle.
Sebastian y Javier se sorprendieron por el cambio de actitud de Guerrero, pero no se quedaron a cuestionarlo. Simplemente asintieron y se dirigieron a la salida de la armería.
—¡Guerrero! —gritó el Teniente, llamando a Sebastian.
—¡Si, Teniente? —Sebastian respondió desde la puerta.
—Éstos no están relucientes —Sebastian miró fijamente a los ojos al Teniente, que lo estaba fulminando con la mirada. Le estaba dejando saber que, por esta vez, se había salido con la suya.
Fuenzalida los llevó al comedor, donde tenían servido un gran plato de sopa caliente para abrigar sus cuerpos, y les dejó un cepillo de dientes nuevo sobre la mesa a cada uno.
Sebastian notó que Javier estaba molesto porque comió en completo silencio y rápidamente.
—¿Viste que salió todo bien? —le dijo Sebastian, buscándole conversación—, no era necesario preocuparse.
Se sentía raro buscándole conversación a ese Javier que hasta hace un par de horas detestaba con todas sus ganas.
Javier lo fulminó con la mirada, sin decir palabra.
—Disculpa, ¿ya?, si sé que por mi culpa nos castigaron, pero oye, no se va a volver a repetir —le dijo, mientras Javier seguía cuchareando la sopa sin responderle—. Estoy cansado de fingir… pretender que no me importa nada, que soy rebelde. Yo no soy así. Tampoco soy conflictivo ni nada.
—Difícil creerte —murmuró Javier, mirándolo a los ojos, aún serio.
—Te estoy diciendo nomas, no te estoy pidiendo que me creas, porque no me suma ni me resta —Sebastian se puso a la defensiva, provocando la risa de Javier.
—Vaya, te duró exactamente diez segundos tu nueva actitud —se burló Javier.
Sebastian dio un suspiro, sintiéndose tonto.
—Bueno, no digamos que eres la audiencia más receptiva para comenzar un cambio.
—Yo soy así —dijo con orgullo Javier—, soy un pesao culiao. Sí, igual que tú no quiero estar aquí, pero no actúo así por eso. Soy así.
—Por eso te salía tan natural el ser un saco de hueas —bromeó Sebastian.
—Y tú para ser un impostor no lo hacías nada de mal —lo elogió Javier.
Sebastian por primera vez en toda la semana estaba riendo de forma genuina. Estaba disfrutando esa escueta cena con quien hasta hace menos de veinticuatro horas era la persona que peor le caía en todo el regimiento.
Pensó que bastante bien podía bajar todas sus defensas y entregarse a la experiencia, y permitirse disfrutar y encontrar buenos amigos en el regimiento, como le había recomendado Matías, el Cabo que le hizo la revisión de sus pertenencias en Antofagasta.
Luego de un rato, el Cabo Fuenzalida se acercó al mesón en el que estaban comiendo.
—Soldados, es hora de que vayan a dormir —les dijo, poniéndose serio.
Sebastian y Javier se limpiaron con una servilleta y obedecieron, poniéndose de pie. Llevaron su bandeja vacía al mesón correspondiente y luego siguieron a Fuenzalida hasta la salida del comedor.
—Pueden llegar solos a las barracas —les dijo—. No se desvíen y que tengan buenas noches. Yo debo ir a verificar que sus compañeros estén cumpliendo con la guardia —recalcó la última frase mirando a Sebastian.
Los muchachos se fueron caminando a las barracas dejando atrás a Fuenzalida. Se dieron una ducha rápida, se lavaron los dientes y se fueron a acostar.
Cuando Sebastian estaba sacando su pijama del casillero, se le cayó una pequeña llave plateada que brillaba tímidamente bajo la luz de la luna que se colaba por las altas ventanas del dormitorio.
La miró fijamente mientras su mente trabajaba para encontrar qué sentido tenía mantenerla aun.
No había podido entregarle el diario a Rubén antes de partir a hacer el Servicio, y él mismo se había encargado de cortar con su amistad, para que su mejor amigo no pensara en él durante su ausencia y pudiera seguir adelante.
Sebastian además sentía que mantener el diario significaba seguir aferrándose a la idea de que su amor por Rubén podía llevarlo eventualmente a tener una relación amorosa con él, a pesar de que el propósito que él había determinado para el diario era precisamente lo contrario.
Después de haber pasado el día castigado, se dio cuenta que no valía la pena seguir insistiendo en rechazar a sus compañeros, como si eso fuera a ayudarlo a mejorar su estado emocional.
Sebastian entonces sacó silenciosamente el diario de su bolso y salió del dormitorio hacia el baño. Le quitó la tapa al basurero grande que estaba al lado de los lavamanos, y arrojó el diario como si fuera basura, directo al olvido.
No pudo evitar sentirse triste por haberlo hecho. Había invertido muchas horas en escribirlo para Rubén, y a pesar de que en el último tiempo sentía que no lo estaba ayudando hacerlo, le sirvió para tener un propósito, y de alguna forma, entender un poco sus propios pensamientos y emociones, que le seguían siendo confusas en cierta medida.
Se lavó las manos después de tapar nuevamente el basurero grande, y cuando iba saliendo del baño, se cruzó con Andrés que se estaba refregando los ojos mientras bostezaba.
Sebastian se puso nervioso pensando que Andrés podría haberlo visto cuando botó el diario a la basura.
—¿Cómo les fue con el castigo?, ¿se hicieron la vida imposible con Gutierrez? —le preguntó Andrés, aún adormecido.
—No —Sebastian soltó una risita, aliviado—. Fuimos profesionales.
—Muy bien —dijo Andres, y siguió su camino hacia los urinarios.
Sebastian volvió al dormitorio, aliviado, sabiendo que Andrés no había visto nada.
Se acostó en su cama, dispuesto a comenzar a caminar hacia adelante, y dejar de dar vueltas en el mismo punto que estaba desde hace meses. Era hora de empezar de nuevo. Con eso en mente, cerró los ojos y casi de inmediato, se quedó dormido.
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Rara Casualidad
 NOTA: Feederism, Katsuki Bakugou
     Conocí a Bakugou de una forma… poco convencional, estaba en mitad de mis años de estudios cuando lo empecé a notar, vivíamos en el mismo edificio departamental y también en el último piso, siempre fui una vecina tranquila y de bajo perfil, aunque nunca dejaba la oportunidad de ayudar a la gente, ya sea dándole una mano u ofreciendo algunos de mis servicios para pagar algunas cosas, pues tengo apoyo de mi familia en mi país, soy extranjera y agradezco lo hospitalarios que son conmigo mis vecinos, me hacen pensar que tuve suerte de no encontrarme con vecinos repelentes o gordo fóbicos, no soy tan gorda, pero tengo suficientes kilitos de mas para crearme algunos rollitos y mis mejillas, brazos, muslos y bueno, todo, se me vea más grueso.
   Regresaba de mi trabajo de medio tiempo cuando lo vi en la entrada de su departamento, había comprado cosas y algunas se le cayeron de la bolsa, se las recogí y devolví. En ese momento, no fue el tipo más amable de la vida pero fue educado y pregunto mi nombre aunque sea, las charlas eran cortas y a veces nos saludábamos en la mañana o cuando coincidíamos en regresar de nuestros trabajos, los demás vecinos decían varias cosas, como lo maleducado que era, impulsivo, temperamental, busca pleitos, bandas criminales, malas juntas, nunca fui de escuchar esas cosas, solo oía y ya, no hay que juzgar a la gente por lo que se dice de ella a sus espaldas, lo que si me llamo un poco la atención, fue el rumor de que tenia novia, una novia hermosa, pensé, “bien por ella, parece un buen chico, y es guapo”. Lo pensé como un comentario casual, nada serio.
    Un día tuve mala suerte en el trabajo y en los estudios, nada salió como lo tenía planeado y fui de compras para relajarme y tener la mente ocupada en algo más lindo como la comida, el té y la papelería que tanto me gusta, lo mío es el arte. Coloque la llave en la cerradura cuando escuche quejidos, el pasillo estaba vacío, había una celebración en los pisos inferiores para celebrar el cumpleaños de un empleado, ya le había entregado su regalo. Seguí los sonidos y descubrí el departamento de Bakugou con la puerta abierta, temía que se tratara de algún ladrón o que quizás le paso algo malo, y bueno, fue “malo” entre comillas, termine soltando las bolsas de la impresión.
    Katsuki se encontraba recostado en el sofá de la sala de estar con envoltorios de comida a su alrededor, lo que me sorprendió, fue la curvatura de su abdomen que subía y bajaba con su respiración, se veía tenso y sudaba, al verme se tenso aún mas y se irguió en el sillón sosteniendo su panza, me mostro una mirada de enfado y a la defensiva.
“Katsu: ¿Qué haces aquí, extra?, ¿Cómo mierda entraste?”
“l-la puerta estaba abierta y escuche tus quejidos desde el pasillo, me preocupe que te hubiera pasado algo malo”
“Katsu: no necesito la ayuda de nadie, estoy bien, vete y déjame solo- ¡nnn!”
   Se agarro el estomago tras un fuerte gorgoteo quejumbroso, ahogo un eructo inflando sus mejillas, me partía el alma verlo así, y sinceramente, no le tenía miedo, era solo un chico teniendo una mala experiencia por una indulgencia.
“espera aquí, te hare medicina natural, aliviara tus molestias estomacales”
“Katsu: ¡ya te dije que no necesito tu ayuda! ¡Lárgate de mi casa! Tengo todo el derecho de echarte a explosiones de aquí por entrar SIN MI PERMISO y ahora querer quedarte SIN MI CONCENTIMIENTO.”
“cálmate, te va a hacer mal, me iré cuando te sientas un poco mejor, hasta entonces, no te será fácil deshacerte de mí, jovencito”
  Fue todo lo que dije antes de dirigirme a la cocina sin prestar atención a sus quejas entrecortadas, saque un jarro de la alacena y busque algún calentador de agua o una tetera, tras poner el agua saque de mi bolso bolsitas con infusiones y una rejilla de infusión personal, le coloque una mezcla especial y las diluí en una pequeña cantidad de agua fría para suavizarlas y hacer rápido el proceso, le estaba colocando el agua cuando una mano con un paño afirmo el costado del hervidor y me ayudo a bajarlo, no me había dado cuenta que se logro levantar del sillón y caminar hasta la cocina con esa pesada curva en su abdomen, por alguna razón no podía evitar dirigir mi mirada a ese estomago hinchado, pero daba un esfuerzo por evitar y no ser maleducada. El chico se veía algo mareado como de enojado.
“Katsu: te dije que- UURRPH-… mph, que te fueras…”
“y yo te dije que no me iría hasta que te sintieras mejor, ¿por qué no vuelves al sillón?, te ves mareado”
“Katsu: y ¿tú por qué no te vas a la mierda y dejas de meterte donde no te llaman?”
“ayyy que actitud…” dije suspirando, al parecer algunos rumores parecían ser ciertos. “Por favor, ve a sentarte, esta infusión estará casi lista en un minuto y todo mejorara”
  Me dirigí al jarro y comencé a revolver y quitar la rejilla cuando me lo arrebato de las manos.
“¡Hey! ¡Con cuidado! Esta caliente”
“Katsu: cállate, no hay nada que no pueda manejar…”
“aja… dile eso a ese estomago que gorgotea tan enojado como tú”
“Katsu: ¡tsk! ¡Esta mierda no es nada comparado con todos los villanos a los que me eh enfrentado y derrotado!- URRRRPH- Ah…”
“¿villanos? ¿Eres un héroe acaso?”
“Katsu: si, estúpida, ¿no se nota?”
“con la actitud que tienes, no.” Comencé a ordenar y recién note todas las cestas de comida y compras sobre la mesa central, tenían tarjetas de felicidades algunas, mientras que otras de disculpa. “parece que tendrás comida para semanas” comente sin mirarlo.
“Katsu: ¿y? puedo comérmelos todos de una sola vez y estaré como nuevo al día siguiente”
“¿por eso estas así? ¿Por un reto personal?”
“Katsu: ¡¿eso a ti que te importa?! De hecho, ¡te llevare yo mismo a la puerta de tu departamento para que te dejes de joderme!”
“¡deja de gritarme que tengo el oído fino!, primero bébete lentamente esa medicina y cúrate, ya te lo dije, me iré cuando te mejores y tenga MI conciencia tranquila de que estas bien”
“Katsu: tsk… bien- Urp… como sea, con tal de que te vayas y me dejes solo”
   Dicho esto olio un poco el jarro y comenzó a beber duramente, sin dudarlo, le quite suave pero firmemente el jarro de los labios para que dejara de beber con desenfreno.
“te dije LENTAMENTE, nadie te esta apurando y este es un medicamento un poco fuerte”
“Katsu: ¡deja de joder! ¡Solo son hiervas! ¡¿Qué puto daño pueden ha-?! ¡UUUUUURRRRRRPH!”
  Se tapo la boca y sostuvo su estomago en la mano libre, los gorgoteos se volvieron muy fuerte y sudaba aún mas, le coloque la silla y lo guie para que se sentara.
“deberías escuchar a la gente que te quiere ayudar”
“Katsu: ¿q-qué mierda- ¡BRUUPH!- me diste?... mi estomago… se siente muy caliente… ohhhh mierda… te voy a matar tan pronto se pase…”
“tranquilo, solo se está acomodando el aire, el dolor estomacal no solo es causado por mucha comida, sino también por el aire acumulado” coloque el jarro en la mesa junto a nosotros y comencé a retroceder
“Katsu: ¡oe! ¡¿A dónde crees que vas?! ¡Ven y arregla- ¡GROOOOUPH!- mph… esto.”
“voy a salir de la cocina, no quiero que me llegues a ensordecer” dije en la entrada de la cocina”
“Katsu: ¡¿de qué mierda ha-?! ¡¡ ¿Mmmm?!!”
  Sus mejillas se hincharon y su estomago dio un último y fuerte gorgoteo.
GRRRRROOOOOUUUUUMBL
¡¡¡¡BRRRRRRUUUUUUUUUUUUUEEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRGHH!!!!
  A pesar de que salí de ahí, el sonido fue tal que aún así tuve que taparme los oídos, Bakugou se reclino en su asiento con una cara de alivio completa, solo entonces regrese y lo mire de frente.
“por eso, ¿te sientes mas aliviado sin ese aire?”
“Katsu: cállate… uffff… hombre, en verdad lo necesitaba…”
“¿ves que no era tan malo?, aunque, si me hubieras hecho caso no habría sido así de monstruoso y retorcido”
  Solo gruño en respuesta y se frotaba el estomago de arriba a abajo, vi su polera subida por los costados y me acerque a acomodársela, solo entonces levanto la cabeza, parecía impresionado de tenerme tan cerca.
“tranquilo, no te voy a comer” dije bromeando y con una risita “bueno, cuando sientas dolor bebe otro poco del té, así hasta que te sientas completamente bien, si necesitas algo mas, ya sabes dónde estoy” dije levantándome y dirigiéndome a la salida.
“Katsu: alto ahí, extra.”
  Me agarro de la muñeca con brusquedad y me acerco a él, estaba anonadada, no sabía qué hacer y me quede estática un momento, luego volví en sí y trate de quitarme de su agarre, pero era realmente fuerte.
“o-oye, suéltame por favor, ya me voy a ir”
“Katsu: no, no lo harás… vuelve a hacerlo.” Ordeno firmemente.
“… ¿qué cosa?”
“Katsu: ¿es que te tengo que explicar todo?, frótame la barriga, tu toque… fue muy agradable…” lo último lo dijo casi en susurro y desviando la mirada, como si se avergonzara.
  Me quede helada, ¿qué?... ¿Qué le masajee el estomago?... fue lo que pensé, entonces me zamarreo liberándome de mis pensamientos y coloco mi mano en su estomago.
“Katsu: ¡bien! ¡Lo hare yo mismo! Pásame tu otra mano, inútil extra”
“¡hey! Ya te dije mi nombre, no me llames extra, y ya suéltame la mano las tuyas… son muy calientes…”
“Katsu: je… y las tuyas muy pequeñas y gordas como las de un bebe…”
  Coloque la otra mano en su barriga y comencé a frotarla por mi propia cuenta, solo entonces me soltó la otra que estaba roja y algo mojada con sudor, sabia un poco de masajes, pero nunca lo había hecho en una barriga, así que empecé suave y buscando las partes más tensas. Katsuki parecía encantado, suspiro y echo su cabeza hacia atrás, no movió más sus brazos y los aparto dejándome total acceso.
“Katsu: ohhhh si… justo ahí… puta mierda, se siente bien…”
  Sus comentarios y la forma en que parecían casi gemidos me sonrojo en un solo instante, pero… me sentía bien, sentía calidez y un toque de… gusto, tal vez. Comencé a frotar con más seguridad y Bakugou continuo con sus sonidos de gusto, en una de esas me aventure en levantar un poco su polera y a masajear en la parte baja, repase su ombligo y se estremeció de lo que parecía de placer, toda su piel estaba tensa y veía líneas que parecían marcas de un six pack, no me cabía duda de que era un chico muy fuerte, lo supe desde que vi sus hombros anchos y brazos.
  Cuando ya no hubo más gorgoteos me levante con intensiones de, ahora sí, irme, al darme la vuelta algo me agarro por la espalda. Sentía una respiración caliente y húmeda en mi cuello que me estremeció hasta la medula, me ponía nerviosa que la gente estuviera cerca de ahí. Katsuki rio con malicia y poso su rostro en mi hombro antes de…
¡¡¡¡BRRRRRRREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUURRRRRRRHHHH!!!!
  Salte soltándome de él y lo mire con enfado.
“¡eres un descarado! ¡¿Cómo se te ocurre eructarme así en el oído cuando te dije que tengo el oído fino?! Ayyyyy… me pitan…”
“Katsu: jah… eso por entrar sin permiso, y esto…”
  Se volvió a acercar y me quito las manos de mis oídos que los acariciaban, él empezó a acariciarlos con suavidad y me masajeo el cuello, hombros y termino en mi cabeza, que mas que un masaje, parecía una caricia, no pude evitar relajarme al punto de cerrar los ojos y tener que posar mis manos en él, sentía que me caería si no lo hacía. No supe cuando se detuvo, al abrir los ojos me miro de nuevo con esos ojos despreocupados y un toque desdeñosos.
“Katsu: bien, ahora vete. Ya tuve suficiente de ti en mi casa.”
  Me fui a la entrada de la cocina y lo mire, le recordé que siempre podía buscarme si necesitaba algo, no me respondió, solo alzo la mano en despedida y asintió despreocupadamente.  
  Creo que paso un mes cuando lo vi en el parque discutiendo con una chica, esta le dio una cachetada y se fue furiosa, Katsuki se quedo estático, como si lo hubieran aturdido, miro a la chica irse y alzo la mano en su dirección, no se detuvo, ni siquiera lo miro de reojo. Katsuki se fue con las manos en los bolsillos, lo seguí hasta un bar, entendí que la pelea tal vez fue más que solo una pelea de pareja, habían terminado.
  Me quede afuera pensando en que hacer, sé que ese chico no era nada mío pero… sentía la necesidad de velar por su bienestar, así que entre con timidez. La gente me miro, parecía sorprendida, y no era de extrañar, no soy la clase de chica que va a un bar y menos sola, encontré a Katsuki en la barra con un vaso de licor ámbar y hielo, me senté en silencio a su lado, tenso los hombros pero no me miro, no dijo nada, ni un gruñido, pude ver su mejilla roja con las marcas de dedos, su flequillo ocultaba sus ojos, pedí que me trajeran un frozen mojito (consiste en colocar en la licuadora bastante hielo, 1 ½ onza de ron blanco, 2 cucharadas de azúcar, ½ onza de jugo de limón y 6 hojas de menta fresca, licuar y servir, es un trago para mujeres). Bakugou me miro de reojo, vi en sus ojos una pizca de impresión, pero la verdad era que siempre quise probar ese trago pues nunca pude hacer un trago para mi, solo hacía para el resto, fue después de unos minutos que me trajeron mi trago que hablo.
“Katsu: no te ves como alguien que bebe mucho, ¿verdad?...”
“… y tú pareces muy joven para beber”
“Katsu: mira quien lo dice, si de seguro tienes mi edad y te ves un año más pequeña que yo”
“jajajaja… te sorprenderá saber que soy mayor que tu por un par de años, todos dicen que me veo más joven, y eso me halaga, pero… no vine aquí a beber un mojito y a charlar de eso… te seguí después de que te vi…”
“Katsu: ¿verme en qué? Acosadora”
“sabes que no soy así, hablo de que… te vi discutir con esa chica y como te golpeo para luego irse… ¿quieres hablar de eso o… prefieres que te acompañe en silencio?”
  Katsuki me miro a los ojos, los tenía un poco humedecidos, al parecer iba a gritarme algo como que me fuera, pero no pudo articular una palabra, volvió su vista a baso con whisky, lo bebió de una y pidió otro trago, pedí unos bocadillos y se los di, no quería que se emborrachara, no quería saber cómo era estando ebrio y menos ahora dolido con algo así.
“Katsu: no quiero tus comidas…”
“no los pedí para mi, sino para ambos, no quiero que te emborraches”
“Katsu: y ¿si ese fuera mi objetivo, qué harás? Nadie me puede detener”
“Bakugou…”
  Fue la primera vez en mucho tiempo que le llamaba por su apellido, me miro sorprendido y miro los maníes y frutos secos, chasqueo los labios y comió un puñado.
  Lo acompañe hasta su departamento, después de todo, termino estando un poco ebrio, perdía a veces el equilibrio y tenía que ser su apoyo por más que me apartara de él cuando lo recuperaba. Lo lleve a su dormitorio a pesar de sus quejas, le dije que le iba a preparar la cena y cuando estuve en la puerta me llamo por mi nombre seguido de
“Katsu: … ¿por qué… eres así conmigo?... por más que te aparto no dejas de estar a mi lado y ayudarme cuando tengo alguna dificultad… ¿qué quieres de mi?”
“yo, nada… solo… quiero hacer lo que me gusta y que no recibo mucho de las personas que me rodean”
  Fue entonces que salí de la habitación, me golpeo la cien de lo estúpida que fue mi respuesta y me puse un delantal antes de ver que le podía cocinar a ese niño. No me tomo mucho tiempo tener una cena decente para él, lo llame pero no recibí respuesta, lo fui a buscar y lo encontré recostado en su cama, solté una risita conmovida y lo arrope, murmuraba cosas, de curiosa me acerque con cuidado a escucharlo.
“Katsu: quédate… por favor… no te vayas…”
  Debía de ser su novia que termino con él en el parque, sudaba en frio y estaba muy tenso, lo acaricie con suavidad y tarareé una melodía que me enseño mi madre hace tiempo, esto lo  calmo pues se relajo y su respiración se ralentizo.
“Katsu: hueles diferente… muy dulce y cálida…”
  No pude evitar sonrojarme a pesar de que el comentario no estaba dirigido a mí, lo acomode y acaricie la cabeza para luego susurrar.
“Sé que no somos nada el uno del otro pero… nunca te dejare solo estando en problemas… te lo prometo, Katsuki Bakugou… estaré ahí cuando te caigas y te dejare ir otra vez cuando vuelvas a caminar… pero siempre estaré presente… y aunque ahora no me oigas… cumpliré esta promesa te guste o no…”
   Salí de la habitación para comer algo de cenar y guardar el resto a Bakugou, termine de limpiar la casa por él y también hice mis cosas en la sala de estar, creo que termine durmiendo ahí pues los rayos del sol me iluminaron los parpados, no me atreví a abrirlos hasta que sentí que me acariciaban el cuerpo, era una mano cálida pero estaba algo pesada, mire y se trataba de Katsuki, tenía algunas ojeras, al parecer le dio un poco de resaca los tragos de whisky, me movió con algo de suavidad buscando quitarme el aletargamiento.
“Katsu: oe… ya levántate que sé que estas despierta, ya prepare el desayuno y necesito ir a trabajar”
“mmmmm… está bien, gracias…” dije quitándome las lagrimas secas de los ojos.
   Katsuki solo me miro y se levanto.
   Tras el desayuno propuse quedarme a limpiar en lo que él se iba a trabajar a su agencia de héroes, al parecer, estaba lo bastante alicaído como para no dar comentarios sarcásticos o estar a la defensiva todo el tiempo.
  Así paso un tiempo hasta que recupero su energía y ya no tenia rastros de su ruptura, parece que habían peleado porque la chica era algo celosa, me alegro que se haya alejado de ella, también me alegro de haberme quedado con él en el bar, de lo contrario, nuestra relación no sería la misma.
Ahora se podría decir que éramos amigos, él me contaba y se quejaba conmigo de las cosas malas de su día, se abrió conmigo y yo le contaba un poco mas de mi, como quería ser artista independiente pero que me vi en parte obligada a estudiar otra carrera debido a que en mi país esa carrera no era muy prometedora la mayoría de las veces, me propuso que tras terminar la que tenia estudiara la que quería aquí en Japón, que era una buena Universidad en la que estaba como estudiante de intercambio o que podría tomar cursos extras.
  Las ideas que tenia siempre eran fantásticas, a pesar de su ideología del todo o nada, me gustaba tener su apoyo y su oído para mí, me sentía plena a su lado. Pero paso que un día no quiso hablarme más, me evitaba o no llegaba a su departamento, tampoco respondía ni mis mensajes ni mis llamadas, un día le pregunte a uno de mis vecinos si sabía lo que pasaba, estaba con la rabia por las nubes cuando lo supe.
  Resulta que la ex de Katsuki había terminado con él creyendo que tenía una aventura conmigo, ahora, esparció el rumor de que era homosexual y que solo quería usar a Katsuki para llegar a sus compañeras de trabajo que eran “mi tipo”, me encabrone hasta las orejas por ese descaro, prometí que ya me iba a encargar de esa tipa más tarde, pero primero debía arreglar y aclarar las cosas con Bakugou, así que lo espere escondida tras mi puerta. Cuando por fin llego, me acerque y le sujete el hombro llamándolo, se tenso y no me miro.
“Katsu: ¿Qué quieres, extra?”
“quiero hablar, ya me entere del rumor y quiero aclarar las cosas”
“Katsu: no hay nada que hablar, ya sabía yo que eras demasiado buena y amable como para no buscar algo de mí, solo… no me esperaba que me querías usar de puente para tener novia, no me lo espere de ti, eres una zorra”
“¡Bakugou, eso es lo que quiero aclarar, no soy homosexual, soy pansexual!”
“Katsu: ¡¿uh?! ¡Déjate de mentiras, que me encabronan!”
“¡a mí también me molestan y por eso te hablo con la verdad siempre!, soy pansexual, no me interesa el género de la otra persona, porque el que seas hombre o mujer no define quien eres, así es como lo veo yo, pero… nunca espere que llegaras a creer en un rumor así de vil y toxico y no querer aclararlo, ibas a dejar morir lo que teníamos solo porque tu ex quería difundir esas cosas… nunca lo espere de ti y… me duele…” mi voz se empezaba a quebrar pero me mantuve firme “ ¡me duele porque me importas Bakugou, y me importarías de la misma manera si fueras mujer! ¡Cabro ‘porquería!”
  Fue lo último que dije antes de darme la vuelta y dirigirme a mi departamento, por mis mejillas empezaban a correr las lagrimas y tragar se me hacía difícil, pero no iba a flaquear, no frente a él, frente a nadie iba a flaquear. Unos pasos se acercaban pero no quería mirar, no en este estado tan deplorable, así que cerré la puerta tirándola y me fui a mi cuarto a poner mi rostro en la almohada.
  Al otro día no tenía ganas de levantarme, me sentía algo enferma y tenia frio, había olvidado taparme con algo, estaba tan deprimida y triste que no me di cuenta cuando me dormí, tosía y me maree mucho al levantarme de la cama, necesite apoyarme en la pared para poder caminar, llame a una compañera con la que tenia afinidad y le dije que no podría ir y que si me pasaba los apuntes al final del día, el resto fue algo borroso, recuerdo haber pedido comida para todo el día pues no me veía en condiciones para cocinar, me quede en mi habitación tratando de hacer algo y no pensar en lo que paso ayer.
Mi timbre sonó y no dejo de hacerlo hasta que llegue, quise cerrar la puerta de inmediato pero no tenía fuerza para forcejear. Katsuki abrió la puerta sin problema, creo que se acercaba la noche en ese momento
“¿qué haces aquí? ¿No que no querías hablar con ´mentirosos´?”
“Katsu: cállate, yo… vine a hablar y… agh… a… a…”
“mira, dilo ya y vete que no tengo fuerzas para esto yo… yo no…”
“Katsu: ¿Qué tienes? No te ves bien, oye, ¿me estas escuchando?... ¡ah! ¡O-Oe!”
  Creo que me caí del mareo, pues no recuerdo mucho, recuerdo que Katsuki me hablaba exaltado y me levanto. Luego desperté en mi cama y con una compresa fría en la frente, no veía a nadie a mi alrededor, pero al levantarme a revisar si Bakugou seguía ahí me tope con la sorpresa de que durmió en el sofá, me hinque frente a él, tenía la misma ropa con la que lo vi ayer en la tarde, olía un poco a sudor y se veía muy cansado. Le aparte unos mechones de pelo del rostro, durmiendo se veía muy lindo, ya que no tenía esa mirada altiva y desdeñosa o ese seño fruncido. Cerré aún más las cortinas para que siguiera durmiendo mientras cocinaba algo para él, a pesar de que tenía mucha comida para llevar, prefería cocinar las cosas por mi cuenta, prepare todo lo que se me vino a la cabeza y tal vez fue mucho, terminaba de cocinar unos huevos revueltos cuando me sostuvieron las manos desde la espalda y me quitaron la sartén.
“Bakugou”
“Katsu: ¿Qué mierda crees que estás haciendo? Deberías estar en la cama *YAAUUUUH*”
“tú te ves muy cansado, ¿hasta que hora te mantuviste despierto?”
“Katsu: no lo sé, no estaba pendiente del maldito reloj, ¡como sea!, la cosa es, que debes descansar y recuperarte”
“pero, me siento bien, de sea lo que sea que tuve ayer”
“Katsu: tuviste un golpe de fiebre, al parecer no te has estado cuidando mucho últimamente, ¿es que acaso tengo que estar al pendiente de ti?”
“¡¿uh?! Pero si vivía súper bien mucho antes de conocerte, así que no me vengas con eso” le quito la sartén y la dejo en un plato reposando. “sea como sea, el desayuno está listo y tú debes ir a la agencia, así que por favor, sírvete, prepare algunos de tus favoritos”
“Katsu: no iré a la agencia, me quedare aquí contigo”
“¿eh? ¿Qué dices?, eres un héroe, la gente te necesita preparado para protegerlos, debes ir”
“Katsu: mi deber es proteger a la gente, pero también tengo amigos y ahora tú me necesitas, no puedo dejarte sola, ya llame a uno de ellos para que informe, tendré que tomar turno extra pero me importa un carajo”
“Bakugou…”
  Luego de eso me llevo a la cama donde desayunamos juntos, al parecer, mi fiebre se ocasiono por el estrés y el que esa noche durmiera destapada lo detono como una bomba de tiempo. Bakugou me cuido todo el día y toda la noche, según él era para devolverme lo que me debía pero sabía que no era cierto del todo, en el fondo… se preocupo mucho por mí.
“oye, ¿quieres que veamos algo en la tele?, estuvimos todo el día con trabajos, además, tengo esa comida para llevar guardada, podemos calentar un poco y comerlo como aperitivo”
“Katsu: todo tiene que ser algo de comer ¿no?” burlón
“¡eso no es cierto!”
“Katsu: di séselo a estos rollos de aquí” dijo mientras me tomaba por la espalda mis rollos de la cintura.
“¡su-su-suéltame! ¡Sa-sabes que no me gusta!”
“Katsu: pero a mi si…”
  Sabía que su debilidad eran los retos, y se me ocurrió uno que tal vez le daría un escarmiento, pero creo que si lo analizo ahora, una parte de mi lo que quería y tomo la oportunidad con esa escusa.
“¿sabes? Apuesto a que no eres capaz de comerte toda la comida que tengo guardada”
“Katsu: ¡¿uh?! ¡Yo puedo con todo! ¡Nada me detiene!”
“nahhh… no creo que lo logres, te vas a enfermar, la vez que te conocí no comiste más de 5 porciones normales de almuerzo para llevar y te enfermaste del estomago, fue cuando llegue a tu rescate” la ultima parte lo dije con un toque altanero para molestarlo más.
  Funciono bastante bien, comenzaba a sacar mini explosiones por todos lados y se puso rojo como sus ojos escarlatas.
“Katsu: ¡te lo voy a demostrar, maldita extra! ¡Yo seré el héroe n° 1! ¡Ninguna comida de mierda me va a detener de ganar mis objetivos! ¡Trae todos esos comestibles! Te demostrare lo que puedo hacer”
  Calenté todo lo que pude usando mis dos hornos y el microondas, no tarde mucho en tener la mesa de la sala de estar llena de platos deliciosos como de grasosos y pesados, pizzas, hamburguesas, papas fritas, brochetas, takoyakis, dangos, ramen, un vaso de bebida y guiosas. Katsuki se puso tenso cuando entro en el living y vio todo, una gota de sudor recorrió su frente, trago saliva y se sentó en el sillón.
“¿seguro de esto?”
“Katsu: ¡¿uh?! ¡Claro que sí! ¡Ahora mismo te lo voy a demostrar!”
  Con un apetito voraz comenzó a comer lo que tenía en la mesa, yo solo me senté a comer sushi y algunos guiosas mientras él devoraba todo lo demás, empezó con la pizza, comía de dos rebanadas, las 3 cajas de pizza mediana cayeron al suelo vacías, siguieron las hamburguesas, las comía a grandes bocados y apenas las masticaba, grandes bultos bajaban por su garganta hasta su estomago, con cada hamburguesa que comía, su abdomen se expandía asía afuera estirando su polera negra, cuando acabo las  6 hamburguesas empezó a llegar a la curvatura del día en que lo conocí, se inclino hacia atrás a respirar un poco y bebió de la bebida hasta que ya no tuvo nada, su estomago se estiro y gorgoteo con fuerza, flexiono el pecho y dejo salir un fuerte eructo con el olor de las pizzas y las hamburguesas junto al dulzón de la bebida.
¡¡¡BRRRRRRUUUUUUUUUUEEEEEEEEEEEHHH!!!
“Katsu: ahh… mucho mejor…”
“espero no me dejes la estancia pasada a eructos, no sería lindo”
“Katsu: cállate y observa como gano tu estúpido reto”
   Luego de eso tomo grandes puñados de papas y se los metía en la boca a presión, sus mejillas se hincharon y tragaba con dificultad cada bulto GLUPHH… GLUUUMH… GLUUP… pero no dejaba nada en los platos, su estomago se estiraba centímetro a centímetro y gorgoteaba, sus mejillas se llegaban a sonrojar y podía ver que las lagrimas amenazaban con caer, tal vez fue mucho lo que se echaba a la boca, tuve que sentarme a su lado y calmarlo un poco para que dejara de forzar su mandíbula.
“Oye, está bien que quieras cumplir con el reto, pero para eso no tienes que forzar tu mandíbula ni tu garganta, come sin preocupaciones ni apuros, pareces como si el demonio te fuera a quitar todo lo que tienes en la mesa”
“Katsu: cállate. Yo. Como a mí. Manera”
“no me hagas tener que alimentarte, Bakú”
  Katsuki se quedo estático, era la primera vez que lo llame así, tome la oportunidad y yo misma le empecé a dar la comida en bocados grandes pero no tan exagerados, al inicio se resistía pero luego solo se dejo alimentar entre gruñidos y algún bramido.
Al terminar las brochetas, Katsuki tenía el estomago del tamaño de un gran melón de competencia, su barriga gorgoteaba con reproche y se echo atrás agarrándosela con ambas manos, eructaba mucho y se quejaba a veces. Acariciaba su vientre de arriba abajo buscando normalizar la digestión y quitar el aire atrapado.
“Katsu: ¡¡¡BRRRRRRUUUUUUUUEEEEEEEEEHHH!!! Mph… mierda… UUUUUUURRRRRRRPH… ahhhh… *HIP* ¡¡¡GROOOOOOOUUUUUURRRRRRRHHHH!!! *HIP* ¡guh!... ¡joder! ¡No sale todo!...”
“creo que te excediste” dije levantando los platos y cajas vacías
  Todo estaba desperdigado y aún quedaba el ramen, los takoyakis, dangos y algunos guiosas que le deje. Katsuki me siguió todo el rato con la mirada, como queriendo encontrar algo, no fue hasta que regrese que me agarro y me sentó a su lado, tomo mis manos y las coloco sobre su barriga burbujeante.
“Katsu: masajea mi barriga. Ahora.” Ordeno sin rodeos.
  Sentía mis mejillas rojas y mi pulso por los cielos, mire ese gran vientre hinchado y un poco temblorosa comencé a frotar y masajear desde los costados mas apretados. Katsuki se reclino encantado, como si fuera una sesión de spa en un día de arduo trabajo, hacia movimientos en círculo alrededor de su ombligo tenso y le daba algunas palmaditas donde sentía bolsas de aire que no querían soltarse, un fuerte gorgoteo salió de su garganta y eructo lo mas lejos de mi.
¡¡¡BRRRRRRRRRRRRRRREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEHHHHHHHHHH!!!
“¡cielos! Que fuerte, ¿te sientes mejor?”
“Katsu: si… pero no pares… sigue con lo tuyo que yo seguiré con lo mío…”
“no me digas que…”
“Katsu: así es…” se genero una amplia y torcida sonrisa en su rostro “completare tu estúpido reto, cerdita… para que entiendas que no hay nada que no pueda hacer…”
  Lo dijo tan cerca de mí que sentía su caliente aliento. Volvió a la mesa y tomo el ramen, aún soltaba vapor y habían 3 en total, el primero era de pollo con verduras, se comía los tallarines con sonoros y largos sorbidos SLUUUUUURRRRPHH y casi no los masticaba, no a menos que tuviera trozos de los demás ingredientes, luego se llevo el plato a los labios y bebió el caldo con suma rapidez, su nuez iba arriba y abajo como una pelota, sentía bajo mis manos como se estiraba otros centímetros, y si ponía atención, se podía escuchar como el caldo llegaba al estomago como una catarata a un profundo pozo pero no estaba segura, seguí masajeando hasta que tomo el siguiente ramen, este era de cerdo y especias, comió con ahincó los trozos de carne especiados, luego se tragaba los tallarines por completo, escuchaba el sonido de algo cayendo a una especie de fango acuoso, cuando levanto el plato para beberlo me acerque con sutileza para escuchar, era verdad, parecía una cascada cayendo a una poza profunda, era raramente agradable junto a los gorgoteos, levante la vista y me salí a tiempo antes de que Bakugou quitara el cuenco de sus labios y me viera en esa vergonzosa situación, por ultimo quedaba uno que pedí para él, uno de carne picante, sonrió mostrando hasta las encías y lo devoro en tiempo récord, no hacia esfuerzo en masticar los trozos de carne, solo tragaba y sorbeteaba todo el contenido, el caldo caía por su boca y tenía que limpiársela yo misma para que no se ensuciara de mas. Dejo caer el cuenco y se reclino recuperando el aliento, ahora su estomago parecía una sandia, sus pantalones se expandieron al punto de tratar de mantener las costuras y uniones en su sitio, su polera subió por encima de su estirado ombligo y ya no había rastro del six pack, era impresionante.
“Katsu: bueno- *¡HIP!*… ¿no vas a seguir con lo tuyo, pequeña extra?... BRUUUUUUURRRRP”
“lo-lo siento, solo estoy impresionada de que sigas en pie con todo lo que has comido”
“Katsu: te lo dije… nada… me- UUUUUUUUUURRRRRPH Mph… detiene…”
  Le masajee la barriga y la amase buscando quitar las bolsas de aire, su piel estaba roja de lo tensa que se puso y su estomago era caliente, debía ser un horno ahí adentro, baje a la parte más baja de su abdomen y acaricie buscando quitar los gases atrapados ahí abajo, no fueron muchos, y cuando todos se acumularon en la parte más alta apreté un poco haciendo presión para que saliera, Katsuki se sorprendió y abrió completamente los ojos, miro hacia arriba y soltó otro ruidoso eructo.
¡¡¡GRRRRRRRRRRRROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOUUUUUUUUUUUUUUUUUUUURRRRPH!!!
  Se dejo caer en el sillón recuperando el aliento, el olor ahora era un poco mas fermentado y viscoso, Bakugou se limpio la boca de la saliva que dejo salir con su mano y se inclino como pudo para tomar los takoyakis, pero su panza no se lo hacía fácil, es así que los tome yo y se los ofrecí.
“Katsu: ¡no soy un niño pequeño, puedo comer yo mism!- ¡¿HMPH?!”
  Le metí un takoyaki en toda la boca y lo mastico un par de veces antes de tragarlo, bajo por su fuerte garganta y se perdió en su clavícula, llego con un ruido seco y corto, tuvo que dejarse alimentar, pues no se lo iba a permitir, se sentía bien, intimo en cierta forma, el cómo me abría la boca y dejaba que sea yo quien decidiera cuando entraba a esa gran boca con dientes blancos, tras terminar los 12 takoyakis siguieron los guisa que le deje, tome uno para mí y le di el otro, lo devoro sin problemas, yo en cambio los disfrutaba, el ultimo se lo deje a él pues aún tenía uno en la boca.
“Katsu: oe, dámelos todos”
“pero si te di todos los guiosas que quedaban en el plato”
“Katsu: no, aún no” se acerco y de un solo mordisco me quito lo que quedaba de mi guiosas, llego a chuparme los dedos y dejarlos limpios con un sonoro SLUUP
“¿Ba-Ba-Bakugou?...”
“Katsu: ¡¿a qué viene esa cara de estúpida?! ¡Ve y tráeme esos dangos! Además de algo de beber, mi garganta está seca”
“para eso no tienes que gritarme” dije levantándome a dirigirme a la cocina.
  Pensaba en que le podía dar, ya íbamos a llegar al postre y una bebida no sonaba bien, recordé que tenía un poco de helado y leche en el refrigerador, los mezcle y le hice un batido con mis propias manos, no debí tardar más de 4 minutos pues era poco, se me hacia agua a la boca y lo probé, tenía la textura de leche con plátano pero súper helado y en sabor vainilla con chocolate, regrese y le acerque los dangos en sirope de guayaba, miro con recelo el batido.
“Katsu: quieres que explote ¿no es así, pequeña extra?…”
“¡¿Qué?! Claro que no, te quiero a mi lado de una pieza, pero pensé que esto sería mejor para acompañar el postre que una bebida”
“Katsu: mira, no se ve nada mal pero hubiera preferido la bebida”
“entonces, me lo beberé yo y te traigo la bebida”
“Katsu: ¡¿acaso dije que no me lo tomaría?!”
“no grites, por Dios”
“Katsu: mejor empieza a darme esos dangos y terminemos esto de una vez”
   Obedecí sin decir una palabra, le daba cada dango por separado ya que ya podía ver que se los comía con palillo y todo, a la mitad de esto vi como empezaba a balancearse y a estar muy mareado. El verlo así creo que fue el incentivo que necesitaba para hacer algo que nunca creí que haría con un chico, lo tome de los hombros y lo recosté sobre mi dejando su nuca en mi pecho, me acomode reclinándome en las almohadas. Katsuki me miro con la boca abierta, solo pude sonreírle con mis mejillas al rojo vivo, seguí dándole los dangos hasta terminar el plato, entonces dirigimos nuestras miradas a los ultimo que quedaba, el jarro de batido, lo acerque a los labios de Bakugou, me abrió la boca con los ojos entrecerrados y tragó rítmicamente el liquido frio y lechoso, su barriga subía y subía notablemente, Katsuki de seguro no estaba atento a esas cosas, pero podía escuchar como los hilos cedían y poco a poco se cortaban por la presión, el cierra del pantalón ya no pudo más y se bajo con un inconfundible SCIIIIIRRRRPH, Katsuki abrió los ojos y se sostuvo hasta donde podía su enorme barriga, quería parar pero no se lo deje, se sujete la mano con suavidad y le acaricie la mejilla con la otra, me miraba furioso pero no le hice caso, solo le sonreí y recline un poco más la jarra hasta que ya no quedo nada, se lo quite dejando rastros de saliva y del contenido en el borde, mientras se inclinaba sobre su tripa hinchada sentí el impulso de lamerlo y saborearlo como una loca, deje todo de lado y volví a la labor de masajista.
“Katsu: aaghhhhh… maldita extra… ¡¿por qué mierda no te-?! ¡BRRUUUUUUUUUUURRRRPH! Detuviste?... guhhh… mi tripa esta por explotar… eres una… maldita cerdita astuta…”
“oye, míralo por el lado positivo, lograste comer todo un banquete sin ayuda de la medicina que te prepare el día que nos conocimos”
“Katsu: si… ese día ocurrió de una forma similar a este… ¡GRRRROOOOOOOUUUUUUURPH! ¡Ahh!... bueno… al menos logre algo que quería…”
“¿El qué? ¿Demostrarme que podías comerte semejante cantidad de comida?”
“Katsu: eso y…”
  Sin previo aviso se giro y me acorralo entre él, su enorme y pesada barrida y el sillón.
“Katsu: comprobé lo mucho que te gusto junto a mi tripa… eres una golosa rara…”
“¡¿q-q-qué dices?! Y-yo no- ¡mmmm!”
   Me beso apretándome contra los cojines del sillón, no podía quitármelo de encima, su barriga pesaba una barbaridad y él era muy fuerte, además… se sentía excitantemente bien, no debió de tardar mucho para que nublara mi juicio y me dejara llevar por la situación. Katsuki se acomodo a mi lado dándome un poco de respiro de su pesado vientre y comenzó a acariciarme, me estremecía con cada uno de sus toques, mientras, trataba de hacer mi labor de masajearle esa masa tensa y caliente mientras él traspasaba todos mis límites. Así hasta la mañana del día siguiente donde comenzamos a ser una pareja oficial.
  Fue una experiencia rara pero excitante, y sinceramente, la volvería a repetir si el tiempo volviera atrás, después de todo, cuando tiene día libre, nos la pasamos bien en turnos, un día le toca a él y en otro me toca a mí. Aún no le contamos este secreto a nadie, es algo a puerta cerrada y queremos mantenerlo así, es más… excitante.
 _ Esto lo hice a la rápida, lo escribí primero en word antes de pasarlo aquí, sinceramente, no creí que seria mas fácil así que hacerlo directo y que a veces no me deja abrir la maldita pestaña de escritura, espero les guste y dejen sus sugerencias, bay bay 😘😘_
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yuukinoryuu · 4 years
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DIABOLIK LOVERS -MORE BLOOD- RUTA DE KOU~MANIAC EPILOGUE~
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Mukami Kou ~Maniac Epilogue~
Monólogo: 
Las marcas azules grabadas a lo largo de mi cuerpo. 
No había dolor. 
Hasta hace poco lo había, pero el pensamiento que me decía ‘duele’ ya no estaba. 
Cada día, todo lo que pensaba y sentía era dolor. 
En esa situación, me sentía mucho mejor si no pensaba en nada.
Si me mentalizaba de que era como un muñeco, podía soportar más de lo que esperaba. 
No pensaba en nada. No sentía nada. No había ningún corazón que sintiera que era duro de soportar. 
―― A pesar de eso, me dolía. 
¿Por qué? 
Aunque podía comer y beber todo lo que quisiera, usar ropa limpia que olía bien, y no tenía que soportar un frío que me hacía apretar las rodillas. 
¿Por qué seguía sufriendo? 
Delante de mis ojos se encontraba la cena habitual. Ese día era pollo asado. 
Para poder comer eso, y obtener aquello para poder ser feliz, Todos los días debía cargar con moratones. 
(NA: Puede que Kou con ‘aquello’ se refiera a drogas.) 
――Oh, ¿qué es la felicidad? 
Había un tenedor enfrente de mí. Es algo que se usa para cortar el pollo. Lo usaré y me llenaré el estómago. 
Mi mano derecha agarró el tenedor. 
Tenía hambre. 
A los invitados de hoy les gustaban los gritos, así que me hicieron gritar mucho. Por eso tenía más hambre de lo normal. 
Si tenía el estómago vacío debía llenarlo pronto. Nunca sabías cuándo se te iba a acabar la comida. Debías comer cuando pudieras. 
Y cuando estuviera lleno, de nuevo… 
――No. No más. No quiero. No quiero no quiero no quiero. 
Antes de darme cuenta, estaba dirigiendo las tres puntas del cubierto hacia mí mismo. 
Tragué saliva. El corazón que no debía tener, se asustó un poco. 
Sin embargo, eso sólo duró un momento. Tras cerrar el ojo izquierdo y caer en la oscuridad, mi miedo desapareció limpiamente. 
Acerqué el cubierto plateado a mi ojo derecho ciego. 
Mi ojo ya había muerto. No debería sentir dolor. Menos mal. No era del todo malo. 
En realidad, quería destrozarme ambos ojos. Ya que si lo hiciera me haría más feo. 
Sin embargo, no podía olvidarme de la idea de poder ver el cielo azul algún día.  
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Kou: (Volveré a ver ese cielo de nuevo con este ojo.) 
*Kou se apuñala el ojo ciego* 
Kou: … He…. Hehe… ¡Ahahahaha! ¡Me he vuelto feo! ¡Con esto…!! 
Kou: Con esto… ya está. Con esto puedo ser… libre… de nue, vo… 
*Kou se desploma* 
*en la habitación de Kou* 
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Kou: … 
Kou: … Todavía no lo he podido alcanzar, ¿eh? 
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Yui: ¿Kou-kun…? ¿Hay algo que no puedes alcanzar? 
Yui: ¿Hay algo que quieras? 
Kou: Sí. 
Yui: ¿El qué? ¿Tienes hambre o algo? 
Kou: Estoy más que lleno. Tan lleno que no me puedo levantar. 
Yui: Eso es porque no has aprendido la lección y te has comido hasta la parte de Ruki-kun… 
Kou: Oye. ¿De verdad me ves tan glotón? 
Yui: (No puedo negarlo…) 
Yui: Si no es comida, ¿hay alguna otra cosa que quieras? 
Kou: … El cielo. 
Yui: ¿Eh? 
Kou: Lo que quiero ahora. Quiero ese cielo azul… 
Yui: (Dijo que la razón por la que se había convertido en vampiro era que quería ver el cielo azul…) 
Yui: (¿Tendrá algo que ver…?) 
Kou: En el pasado, pensaba que si salía fuera y estiraba la mano así podría alcanzar el cielo. 
Kou: Pero, eso no se ha hecho realidad nunca. Aunque por fin salí fuera y soy libre… me pregunto por qué. 
Kou: Antes pensaba que no lo podía alcanzar porque era redondo, pero, ahora que es cuadrado tampoco. 
Kou: Tanto el cielo redondo como el cuadrado… están tan lejos. 
Yui: (… ¿Kou-kun…?) 
Kou: Yui, ven un momento. 
Yui: ¿Eh? ¿Por qué? 
Kou: Esta es mi habitación, sólo hazme caso. 
Yui: (Aunque diga eso, estoy aquí porque él me dijo que viniese…) 
Yui: (Además, estar los dos a solas en la habitación todavía me da un poco de miedo…) 
Yui: P-Pero… 
Kou: … ¿Tú también te alejarás de mí? 
Yui: … ¿Eh? 
Yui: ¡Kya…! 
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Kou: Si eres mía, deberías estar en mis manos. Si no te lo enseño de nuevo, no lo entiendes, ¿eh? 
Yui: ¡E-Eso ya lo he oído así que…! 
Kou: … Qué poco atractivo rechazo. Realmente sabes cómo hacer que un chico pierda interés en ti. 
Yui: Entonces, suéltame ya… 
Kou: No quiero. Tu amo está perdiendo el interés, así que qué tal si haces un esfuerzo para que lo recupere, ¿eh, M Neko-chan? 
Yui: U-Un esfuerzo… 
Kou: … Haa. Aah, realmente ya no me interesa. No tengo ganas… 
Yui: Ugh, ¡p-pesas, Kou-kun! ¡No te apoyes con todo el cuerpo…! 
Kou: No es como si pesara tanto, ¿no? Soy bastante ligero. 
Yui: Pero, me cuesta… 
Kou: Hahah, ¿y lo dices siendo tan plana?  
Yui: … ¡A pesar de eso, me sigue costando…! 
Kou: Ya estoy acostumbrado a ver chicas bonitas, debes competir con ellas usando otros atributos. 
Kou: Ya que hay algo muy valioso que sólo tú posees, la sangre de Eva… ¿vale? 
Yui: … Oye, ¿quién es esa Eva? A estas alturas, podrías decírmelo… 
Kou: Eso no puede ser. Son órdenes de esa persona. 
Yui: Entonces, ¿quién es ’esa persona’? 
Kou: Eso tampoco puedes saberlo. No lo necesitas ni eres alguien que deba saberlo. 
Yui: … 
Kou: Las presas deberían callar y dejarse comer.  
Kou: ¿No crees que, si dejas de pensar en cosas innecesarias, estarías más tranquila? 
Yui: (… Si me lo dice Kou-kun, no puedo decir nada.) 
Yui: (… ¿Eh? Ahora que lo pienso, antes de darme cuenta he dejado de sentir su peso.) 
Yui: (Kou-kun está siendo considerado. Parece que también tiene un lado amable――)
Yui: …! ¡¿Espera, Kou-kun?! 
Kou: ¿Hmm? 
Yui: Aprovechando la confusión del momento, ¡¿dónde estás metiendo la mano…?! 
Kou: Es que, tú no tienes pecho, ¿verdad? Entonces, tus piernas. 
Kou: Ah, este es el lugar que mordí antes de ayer. En el interior… Sí. Hehe, hay una costra. 
Yui: ¡N, No…! 
Kou: ¿’No’? … Hehe, ¿no te has dado cuenta? Tus ojos parecen encantados, ¿sabes? 
Kou: Los ojos hablan tanto como la boca, pero parece que, en tu caso, tus ojos dicen todo lo que tu boca no puede decir. 
Kou: Sobre todo para mí, es tan claro como el agua… así que no lo escondas. 
Yui: ¡Ouch…! 
Yui: (¡La costra, a la fuerza la ha…!) 
Kou: Es una molestia que impida que fluya tu sangre. Mira… está sangrando de nuevo. 
Kou: Nn… como pensaba, esto no es suficiente. Vamos allá. 
Yui: ¡Hya…! 
Yui: (¡Me ha puesto en su regazo…!) 
Kou: Mira, ¿ves? Qué cielo azul tan bonito. De vez en cuando, es saludable beber sangre mientras miramos el cielo azul, ¿a que sí? 
Yui: ¡P-Pero has dicho que habías perdido el interés! 
Kou: Al lamer tu sangre, lo he recuperado sin problemas. 
Kou: … No puedo alcanzar ese cielo. Pero si tengo tu sangre, creo que estoy bien con eso. 
Kou: Si mientras de vez en cuando pueda mirar así el cielo cuadrado, con eso…  
Yui: …? ¿Kou-kun…? 
Kou: Oye, ¿sólo hay un cielo? 
Yui: ¿Eh? 
Kou: Debería tener el mismo color, pero me da la sensación de que este cielo cuadrado es más azul que el redondo, ¿por qué será? 
Yui: (Antes dijo lo mismo… ¿Qué significará eso de cielo redondo y cielo cuadrado…?) 
Yui: (¿Será que se refiere al cielo que puedes ver a través de la ventana…?) Kou: Oye, Yui. ¿Por qué? Dímelo. 
Yui: Aunque me preguntes… No entiendo muy bien lo que quieres decir.
Kou: Por lo menos entiende los sentimientos de tu amo. ¿Y tú eres mi presa? 
Yui: ¡No soy una presa! 
Kou: Entonces, ¿qué? 
Yui: Pues… No lo sé. 
Kou: Si no lo sabes no lo digas. Qué molesta eres… Nn… 
Yui: ¡Ah…! 
Kou: Aunque, bueno… Una simple presa no disfrutaría tanto. 
Kou: Nn, nn… Haa… 
Kou: … Yui. 
Yui: ¿Eh…? 
Kou: … Da igual, no es nada. Ahora esto es más importante… 
Yui: …! 
Yui: (… Kou-kun… ¿qué es lo que intenta decirme?)
~end Maniac Epilogue~ 
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Masterlist Traducciones
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gotitadeaguadulce · 3 years
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Soy virgen y "AHHHH como puedes decir eso??? Date más privacidad!! Las niñas no hablan así!!"
Oía mucho eso jaja al principio me afectaba pero siempre he disfrutado mi sexualidad por mi cuenta.
Desde niña experimente tocarme y no ha estado mal, pero me empeze a ver y sentir muy curiosa en cuanto a lo demás, ya saben porn0 y s3x
No es algo que mi mamá haya aceptado y hasta la fecha es un tema del que casi no habla, al menos no al 100% conmigo
Los niños por otro lado lo hablaban (mucho, obvio) pero mal, obvio jaj y en mi búsqueda de comprensión de "hay alguien más que ve y hace esto??" Hablaba con ellos, era incomodo por que solo se reían, mñeh
Una vez una niña nos oyó y nos metimos en problemas pero a la que castigaron y llamaron a su mamá fue a mi uh y mi mamá obvio se empezó a volver medio cerrada al tema como "no lo hablaré hasta que ella me diga, de todas formas se le puede olvidar, haré que se le olvide prohibiendole ver la tele sola"
Jajaja es realmente ridículo ahora que lo pienso xd bueno ni puedes encerrar algo así.
Yo acabe la secundaria y no había besado jamás, un novio lo intento pero fue incómodo por que el tonto solo mordió mis labios y yo era una soñadora fiel, esperando ese beso mágico, con chispas detrás mío y que se yo jaj alzar la pierna derecha como en las películas y claro qje ahora que menciono películas, fui solitaria a esa edad así que me encerraba mucho en películas de comedia romántica como friends with kids:( esa película tenía un final que me hacía llorar por que tengan en mente a una niña que sufría bullying, sobre su físico, se sentía fea y decía "cuando me pasara eso a mi? Cuando vendrá un chico a mi puerta diciendo cuanto me ama y me lleve a la cama mientras me besa tan apasionadamente?"
Leía fanfics (ugh vaya secretito vrdd) jaja no era una mega adicta pero hubo una preciosa de Ashton Arwin Aahhhhh tan romántico jajaja ya no lo recuerdo pero si recuerdo sentir el amor y demás cosas jaj lol que la lectura transmitía
Después de Jonas brothers y 5 seconds of summer, mi boyband favorita suprema era Big Time Rush y cuando estaba en segundo grado, una noche me quede dormida viendo el póster de estos chicos, me quedé por alguna razón con el nombre de Carlos, en realidad me gustaba mucho James jaja pero el nombre de Carlos en ese entonces me sonaba bonito y de repente se me vino toda una historia de amor esa noche y madrugada, la escribí al dia siguiente en la escuela y se la mostré a mis dos amigas de confianza, decían decían era muy linda.
Era entre yo y Carlos, prácticamente me invente un novio imaginario y me creaba cosas todo el tiempo, incluso tuve hijos con él y toda la cosa jaja
Me hacía pensar "como será cuando tenga relaciones por primera vez?"
Pero lo que más me daba curiosidad también era besar, yo quería besar a alguien, sentía que nunca nadie lo haría por todo eso que los demas decían de mi, a nadie le gustan las chicas delgadas o si?
Cuando entre a mi curso de preparación para el examen de la prepa conocí a un tonto llamado Anderson y lo conocí de manera tierna, creí que me era correspondido pero acabe por ser su amiga con derechos del curso mientras tenía novia uh y no tenía idea. Intento besarme algunas veces pero algo me decía que él no era el indicado, así que nunca me deje jaj igual no se si fue bueno o malo jajaja ya que ...
Entrar a la preparatoria fue todo un cambio, mamá me decía que tuviera cuidado con los muchachos por que algunos podían ser muy pesados, a mi me daba igual, estaba ansiosa por empezar este rollo tan novedoso owo
Efectivamente uhm conocí a un tipo llamado Mauricio, luego entraré en detalle, no pienso hacer esto más largo pero él fue mi primer beso, no se como decirlo él era muy perseverante conmigo y su confianza en sí mismo me hacía sentir una atracción grande por él, sabía hablar, sabía hacer cosas y lo que más me atrajo, es que él hablaba conmigo sobre todo eso que me hacía sentir vulgar.
Me sentí en mucha confianza por que nadie había hablado así ni de estas cosas conmigo y el hecho de que a mis ojos en ese entonces fuera tan guapo me hacía sentir una atracción todavía mayor, así que me beso y se sintió realmente bien.
Pero en la noche de ese día me había hablado de un "faje" y yo no sabia que era eso, él me dijo que era abrazarnos y besarnos bonito, me decía que no sabía dónde hacerlo conmigo y yo pensando que realmente era eso le dije "podemos ir al parque!:D" y obvio se rio.
No obstante todo paso, me dijo que saliera con él el viernes para hacerlo y yo me emocione mucho la verdad es que con mi primer beso él ya me había encantado y decía si a todo.
Solo que fue el peor dia, ya que acabo llevándome a casa de un amigo suyo con el pretexto de "solo iremos a intercambiar unos juegos y nos vamos" en el camino me sentí nerviosa por que no sabia a donde íbamos y me sentía alejada de casa, la voz de mi mamá aparecía en mis pensamientos y cuando lo oí decirle a su amigo "oye, tienes condones?" Me asuste más.
Yo confiaba en él pero esto me era muy confuso. Fuimos y todo paso, nunca hicimos nada más que tuviera que ver con tener relaciones, decía que no quería meterse en problemas y que a aparte por ser virgen me dolería mucho, no quería hacerse responsable
Así que ese dia solo me fajo y ya, fue algo extraño, pero se sentía muy bien, yo pensaba "que es esto?? Que es lo que hago?? No lo se, pero cool, se siente bien" me quito todo de la parte de arriba mientras le decía que no se burlara de mi, los chicos son unos calientes, definitivamente no les importa que tengas escoliosis o que tus bobbs sean pequeñas, mñeh.
El no se quito la ropa pero me aclamaba mucho que le hiciera sexo oral y a sinceramente eso me daba asco jaja todo avanzaba demasiado extraño para mi y me daba pena, me puso sobre la pared y me decía "quieres hacerlo?" Y yo dije que si, me decía "segura? Ahí están los condon3s" y seguía diciendo que si pero la mamá de su amigo llegó y nos fuimos, esa parte también fue de lo más incomoda.
Su papá le llamó para preguntar donde estaba y el dijo "estoy con una amiga, quieres hablar con ella?" Sonriendo y solo le dijo que ya fuera a casa, eran las 5 o 6 de la tarde y a mi también me llamaban, me dijo "no vas a contestar?" Y le dije que no jej creo que fue ahí donde me dijo que no andaba con chicas que no le respondieran llamadas a sus padres.
Cambio, todo cambio, como era tarde, casi íbamos al metro corriendo y yo me sentía rara, como si quiera digerir mejor lo que había pasado o de menos caminar sin prisa agarrados de la mano, digo, tuvimos intimidad, pero al contrario, me tomó del brazo y jalandome decía "apúrate que es tarde" quería ver algo en mi teléfono y me dijo "guarda ese teléfono teléfono te van a asaltar" y cuando me dejo en el metro, no se fue conmigo, de hecho nisiquiera se despidió, solo movió su mano y ya
Este tipo fue alguien que me hizo aprender varias cosas, que definitivamente debían pasarme.
Mauricio después de esto para mi fue alguien importante por que no solo me había besado sino que me había visto el cuerpo y me toco y demás cosas, me entiende y le gusto por que nunca me critico o algo asi, empeze a confundir las cosas y empeze a creer que todo esto era por que me amaba y era el indicado para mi, yo no haría lo que hice con él, a alguien más, por que solo él fue el afortunado así como yo. Era bien inmadura y esa manera de pensar en serio que no ayudó en nada, por que le sufrí mucho, estuve rogándole y aguantadolo durante 3 años pensando que como era el indicado, no me dejaría y yo no debía dejarlo o debíamos estar juntos.
Obviamente el me hacía ver como una loquita y una niña que nisiquiera sabía nada, me hizo mucho daño psicológico y si yo me iba, él regresaba pero para lo mismo, era una persona a la que le gustaba que le subieran el ego y aprovecharse de mi sexualmente, aun así siempre hacia estupideces evitando tirar conmigo por miedo, por que si, el otro detalle es que me metió metió problemas con mi familia y con toda la escuela, realmente estaba en el ojo del huracán, por eso no hacía más allá que tocarme y pedirme fotos o audios y ya.
Pero me afecto mucho. Cuando llego el 2018 mi ansiedad se intensificó tanto que lo empeze a superar dándome cuenta de que el era parte de ese daño y de que prefería mil veces mejor cuidarme que seguir esperando a que me amará.
Además hizo un buen de cosas horribles uh pero anyway
Parte 2 para allá
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you-moveme-kurt · 3 years
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Glee «Too cliché»
Septiembre de 2013
-¿Por qué tenemos que hacer esto?... —pregunto Kurt mientras era casi arrastrado por su novio hacia la calle, Burt le había advertido que su auto ya tenía un nuevo dueño y que para entregarlo tenía que estar limpio y libre de cualquier cosa que le perteneciera. -Porque tu Papá te lo dijo… —respondió Blaine llevándolo de la mano hasta la entrada de la cochera. -Creo y necesito una razón más fuerte que esa… -¿Mas fuerte de lo que te manda tu Papá?... ¿qué clase de crianza hubo en la casa Hummel?, porque debo decirte…que en mi casa, se hace lo que mi Papá dice… —dijo Blaine dejando el balde que cargaba sobre el suelo, los artículos de limpieza que habían dentro hicieron un ruido de tintineo divertido. -¿En serio? -Mucho... —insistió comenzando a arremangarse. -¿Incluso Cooper? -Cooper es otra historia… -Pues suena como una dictadura para mi… -Lo es…  ¿qué quieres hacer tú?... —pregunto al tiempo que tomaba la manguera con una mano y una esponja extra grande con la otra. -Yo quiero estar en mi cama viendo una película y no aquí haciendo esto… —respondió Kurt poniendo cara de asco y  fastidio en partes iguales.
-Vamos… será divertido… —insistió su novio meneando las cosas que sostenía en ambas manos. -Define divertido… -Divertido… ya sabes, agua, jabón… son cosas divertidas si las combinas… —Kurt lo miró con los ojos empequeñecidos como diciéndole en silencio que aquello era imposible— esta bien, no «divertido» —agrego Blaine haciendo el gesto de comillas con las manos ocupadas y todo— pero sí nos servirá para estrechar nuestros lazos estos dos últimos días que nos quedan… o último día mas bien... -Bien… —contestó tomando la esponja — pero aún no se porque tengo que irme a New York si puedo volver a postular a NYADA estando aquí, en Lima, trabajando en el «Lima Bean»… sin pagar alquiler, sin tomar precauciones para evitar que me roben, sin tener que preocuparme por chinches y ratones… —agregó abriendo la botella de jabón para autos. -Bien sabes que tu destino es New York —rebatió Blaine caminando hacia el grifo para dar el agua— ¿no te quedó claro en la canción que te cante?... —dijo mientras comenzaba a mojar el auto partiendo por el capo. -En tu canción nunca mencionaste New York… pero sí te agradezco que la cantaras y me dieras este último empujón… -Es mi trabajo hacerlo… —contestó sonriendo. -Cumpliendo como siempre… —dijo de vuelta Kurt devolviéndole la misma mueca de felicidad— solo espero no arrepentirme cuando Rachel empiece a ser… ya sabes… Rachel… —añadió blanqueando los ojos. -Claro… ¿te ha llamado hoy día?… —preguntó mientras mojaba las ruedas. -Tres veces… —respondió empezando a frotar la esponja contra  el vidrio de una de las puertas. -Lo siento… -No… esta bien… es decir… es fastidiosa, si…  pero es satisfactorio escucharla lo entusiasmada que está, lo feliz que esta... lo bien que le ha ido… me muero de envidia, pero me alegro por ella. -¿Ya le avisaste?... —quiso saber Blaine cortando el agua. -No… quiero sorprenderla… -¿Si? -Si... -¿Cómo sorprendes a alguien en la ciudad más grande del mundo? -Se su rutina desde que se levanta de madrugada a usar el baño, hasta que se acuesta revisando lo que tiene que hacer al día siguiente, créeme que sé exactamente dónde estará cuando llegue allá…—dijo poniendo cara de asco al sentir que la esponja estaba más mojada de lo que parecía y el agua le empezaba a mojarle la manga de la camisa.. -¿Sigo yo con eso?... —pregunto Blaine al notar aquello. -Por mi encantado… —respondió entregándola, se sacudió las manos y se limpio con uno de los paños dispuestos para ello,  su novio sonrió y comenzó de inmediato a lavar el techo y el vidrio delantero con más entusiasmo que técnica— si te miro desde mi habitación, ¿eso cuenta cómo ayudar? —añadió apartándose unos metros. -No… pero si quieres después tiras el agua… eso no involucra nada desagradable. -¿Y puedo mojarte la camiseta para hacer esto más interesante?… —dijo Kurt alzando una ceja con travesura. -Pues podemos hacerlo interesante de inmediato… —agregó su novio haciendo un movimiento sexy con su cuerpo, acto seguido se quitó la camiseta y la meneo en su mano como un striper lo haría, Kurt sonrió y miro de reojo a su alrededor. -Estás loco… —dijo riendo. -Por ti, definitivamente… —respondió levantando la mano en la que tenía la esponja, la apretó con suavidad y parte de agua jabonosa cayó desde su mano hasta el torso, Kurt sintió que se ponía un poco colorado. -¿Que esta pasando?... —pregunto Burt llegando hasta donde ambos estaban. -¡Burt!… —exclamó Blaine aparentando normalidad. -¿Qué tal Anderson? -Todo bien… todo bien… ¿tú?... —agrego carraspeando. -Bien también… ¿problemas con el agua?... —preguntó señalándole el pecho humedecido. -Si… la manguera… ya sabes… voy a seguir con… ya sabes… —repitió señalando el auto como un modelo de concursos lo haría. -OK… —agregó Burt mirándolo con sospecha, Kurt quiso reír a carcajadas pero se guardó las ganas— ustedes sabrán sus asuntos… oye, llamaron de la aerolínea para confirmar tu pasaje… -Oh.. ya no hay vuelta atrás entonces… -Por supuesto que no… te quiero empacando en media hora, o estarás hasta media noche decidiendo entre dos sweaters iguales… ¿tú lo llevas Anderson? -No… —se adelantó en responder Kurt—  acordamos que sería demasiado cliché despedirnos en el aeropuerto… —Blaine bajo la mirada entristecido mientras restregaba una de las ruedas.. -¿Si?… ¿te tengo que llevar yo entonces?, -Pues deberías o el Uber me dejara sin fondos para mi primer mes en New York… -Nada de Uber, yo te llevaré, creo y puedo delegar algunas cosas del taller… —dijo Burt como pensando en las cosas que debía llegar y en quién— en fin… traje esta caja para que pongas las cosas que tienes dentro del auto, que se bien y son bastantes —agregó entregándosela— gusto en verte Anderson… -Lo mismo digo… gracias Señor Hummel… —añadió Blaine sin saber muy bien por qué. -¿«Gracias Señor Hummel»?... —repitió Kurt divertido. -Lo se… pero no se que me pasó…—contestó su novio riendo— pero en mi defensa debo decir que siempre tengo cosas que agradecerle a tu Papá… partiendo por tu existencia… -Adulador… -Siempre…  ahora puedes echar el agua… —dijo señalando el auto todo enjabonado. -¿En serio?...  ¿no más baile sexy?... —preguntó haciendo una mueca que en su cabeza era sexy pero que terminó viéndose como una de ácido en cambio. -Tal vez luego… ¿sacó las cosas de adentro? -Por supuesto… —dijo Kurt aventándole la caja— pero no son tantas, no creas todo lo que dice el «Señor Hummel»... -Claro… -¿Blaine?... -¿Si? -¿Puedo preguntar algo? -Obvio… —respondió con la mano en la manilla presto a abrir una de las puertas. -¿Estas bien? -Obvio que lo estoy… -¿Seguro? -Seguro… ¿por qué?, ¿no me crees? -Te creo, siempre creo en lo que me dices y se que me amas lo suficiente como para no mentirme nunca… es solo… cuando dije eso del aeropuerto tu pusiste una cara… -¿Una cara?,¿que cara? -Como de pena… y si ahora lo analizo bien, fui yo el que dijo eso de demasiado cliché y fui yo el que casi te prohibió ir a dejarme mañana al aeropuerto… así es que quiero saber si estas bien… -Lo estoy… me entristece un poco no poder darte un beso antes que subas al avión, pero se que si lo hago no querrás irte —Kurt sonrió negando con la cabeza pensando en cuanto de ego y de verdad tenia ese comentario— pero… tenemos la cena en el «Breadstixs» y la noche en el «Hampton Inn»...  y prometo hacerme el dormido para que tú te vayas temprano y que no tengas que pasar por la incomodidad de decirme que te vas al aeropuerto… -Vaya… si que eres un gran partido Blaine Anderson… -Soy el mejor novio que se pudiera desear,  lo sé… —dijo Blaine señalándose de arriba a abajo. -Y el más engreído también… pero... preferiría que despertaras conmigo y que nuestro desayuno sea memorable… -¿Como en la mañana después del baile? -Mejor… y… solo para que quede constancia, si quieres hacer algo de lo típico tuyo y sorprenderme en el aeropuerto… estas mas que bienvenido a hacerlo… —dijo Kurt como cantando. -Lo pensaré… —dijo Blaine mirándolo un instante antes de meterse al auto con caja incluida.
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Dardos
Abrí lentamente mis párpados al escuchar unas tres voces familiares a la distancia. Extrañamente lo primero que pude observar fue el suelo y a medida que mi conciencia iba regresando hacía un esfuerzo por recordar qué había pasado antes de desfallecer. Quise mover mis manos para refregarme los ojos como suelo hacer al despertar, pero me fue imposible, algo las retiene. Al notar eso mi cuerpo rápidamente despertó y sin entender bien la situación abrí bien mis ojos y alcé la mirada.
--Oh, parece que al fin despertó nuestro premio.
--¿Cuánto más tiempo planeabas dormir? Ya estaba por despertarte a golpes.
--Eso es tu culpa por succionar su sangre sin contenerte, Ayato.
¿Qué hacen los trillizos en frente de mí? De hecho, ¿qué hago yo de pie? Al intentar moverme de nuevo y despertar completamente me di cuenta de que mis muñecas estaban amarradas sobre mi cabeza. Realizando una inspección al paisaje vi que andaba en la sala de juegos.
--Luces linda con esa expresión de confusión, I-chan. Oye Ayato-kun, ¿no sería mejor explicarle pronto su situación?
--¿No sería mejor empezar sin que supiera algo al respecto? Ya está despierta, así que es más que suficiente. Vamos.
 Antes de que pudieran explicarme algo Kanato arrojó un dardo que rozó mi mejilla y lentamente empezó a brotar sangre de mi herida.
--Kanato-kun, ¿acabas de fallar a propósito? El dulce aroma hace que me den ganas de empezar lo más pronto posible.
--¡Oye Kanato! ¡No empieces sin que yo de el inicio!
--¿Por qué tendría que escuchar lo que un idiota dice? ¿Acaso tu cerebro está tan vació como para pensar que en verdad te haría caso?
Realmente quiero una explicación sobre qué es lo que está sucediendo. Piensa yo... No he estado demasiadas veces en este lugar, pero si mal no recuerdo es la sala de juegos en donde jugué a las cartas con los trillizos una vez. El hecho de que estén lanzando dardos mientras estoy amarrada... ¡¿Significa que soy la diana?!
--¿Ves? Esa expresión de sorpresa en el rostro de I-chan... se nota a leguas que debe de estar malentendiendo el juego.
--Eso no es asunto mío. Si no van a usar sus turnos, entonces tiraré el siguiente dardo. Esta vez al objetivo principal.
--No creas que te me vas a adelantar enano.
Ayato agarró un dardo y lo arrojó rápidamente en mi contra. Por impulso cerré los ojos y apreté mis labios preparándome para el dolor. Pero no hubo. ¿Falló...? No, una vez lo escuché fanfarronear sobre su buena puntería, ¿entonces...?
--Arriba I-chan, mira hacia arriba si puedes.
Me costaba mover la cabeza, pero seguí la instrucción e intenté alzar la mirada. El dardo había sido clavado muy cerca de la cuerda. ¿Qué significa esto?
--Tu majestad contestará a esa duda. En este juego no pretendo apuntar a tus órganos o alguna zona de tu nada erótico cuerpo. Simplemente el que destruya esa cuerda te gana como presa por el resto del día.
Parpadeé varias veces confundida. ¿Por qué de todas las personas de esta casa es Ayato el que está organizando este juego? No, desde un principio, ¿cómo acabé aquí? Si mal no recuerdo andaba regresando a mi habitación luego de comer, me encontré a Ayato y...
--Parece más confundida que antes. En verdad tiene un cerebro poco funcional, aunque eso hace que sea fácil de tratar.
--Kanato-kun... ¿Por qué agarraste tan pronto otro dardo? Esta vez es mi turno. Incluso Ayato está haciendo el favor de compartir una presa, te verías mal si eres egoísta ahora.
--De seguro mañana va a llover.
--¡Deja de burlarte y se agradecido! Aunque no pienso ser quien pierda este juego.
--Aquí voy I-chan.
Me quedé lo más quieta posible al ver como el dardo se aproximaba lo máximo posible. Otra vez no hay dolor y la cuerda se siente levemente menos apretada.
--Ahora sí, Kanato-kun.
Tan pronto como Laito terminó esa frase el siguiente dardo fue arrojado desde la mano de Kanato-kun, pero...
--¡Ugh...!
Este había cortado la piel que no estaba amarrada y muy, muy levemente debe de haber rozado la cuerda, ya que no siento que se haya soltado en lo más mínimo.
--No veo lo entretenido en hacer esto con una presa que no habla.
--Ciertamente es un poco silencioso. I-chan, si quieres gritar hazlo cuanto quieras, estaré encantado de escuchar tu voz. Nfu.
Casi como si fuera una reacción instantánea me había preparado para morder mis labios, pero seguidamente sentí un dolor horrible en mi pierna y justo cuando iba a gritar me mordí desesperadamente los labios hasta hacerlos sangrar.
--¡¡Ngh...!!
--Tch... ¿Ni siquiera así vas a gritar?
--Al menos tiene mejor cara que antes. Luce bonita con esas lágrimas en los ojos.
--¿P-por... qué...?
Con voz temblorosa intenté preguntar el actuar de Ayato mientras la ropa de mi pierna se teñía gradualmente de rojo. ¿Será porque siento dolor en otra zona de mi cuerpo? Por alguna razón siento que el dolor leve que tenía antes en mi cuello también ha aumentado.
--¿Ah? Es obvio, es aburrido hacer esto con alguien que ni siquiera grita. Dime, ¿qué hizo Shu para que gritaras anoche?
¿Anoche? No sé qué es lo que quiere, pero solo por eso me niego a gritar, No recuerdo haber gritado antes y de hacerlo permanecería en mi memoria, ya que mi voz es insoportablemetne molesta, hasta para mì.
--Ayato-kun acaba de perder su turno apuntando a la pierna. Yo iré hacia la cuerda, así que respira tranquila I-chan.
Aún tras decir eso pude sentir como el dardo de Laito terminó yendo más abajo, ni siquiera le dio a la cuerda y terminó lastimando mi muñeca. Cerraba fuertemente mis ojos mientras apretaba mis labios, el dolor de la pierna no cesa ni por un segundo. Y la fría sensación de la punta del dardo fuertemente incrustada solo me provoca ganas de gritar.
--¿Eh? ¿Fallé?
El siguiente dardo fue de parte de Kanato, esta vez fue perfectamente hacia la cuerda, seguido de eso también Ayato.
--Oigan, ¿ustedes dos no se están apresurando demasiado? Aunque tampoco es como que entienda el porqué.
Los lapsos de tiempo entre dardo y dardo cada vez disminuían más y más. ¿Acaso el olor a sangre los ha vuelto impacientes? A pesar de que los primero apuntaban bien a la cuerda, poco a poco empezaban a fallar lastimando mis muñecas, a veces incluso mis dedos. La cuerda ya estaba empezando a soltarse, pero cuando lo haga no podré huir. La pierna me duele demasiado y solo puedo limitarme a apretar los dientes. Ya incluso he cerrado los ojos por miedo a que alguien falle tanto como para dar cerca de mi rostro o volver a apuntar a alguna parte de mi cuerpo. En cierto momento Ayato se acercó a recolectar los dardos para empezar a arrojarlos nuevamente. 
--Oigan, si gano no tengo problemas en compartir a I-chan con ustedes, ¿no les parece un trato justo?
--Ayato, ¿ah? Entonces no tendría sentido que fuera una competencia.
--Yo acepto Laito, pero si gano no pretendo compartirla.
--Nfu, por mí está bien, al menos déjame mirar un poco.
Aunque escuche sus voces, al tener los ojos cerrados desconozco quién tira cada dardo. Si gana Ayato quien sabe qué me hará, parece ansioso por hacer cualquier cosa con tal de conseguir que grite. Kanato me da un muy mal presentimiento e incluso si Laito gana tendré que estar resistiendo también a Kanato... 
Mientras la cuerda se soltaba solo pude resignarme y aceptar que esta noche probablemente sufriría más de lo que ya lo hago con este dardo en mi pierna.
Y entonces...
...La cuerda se soltó.
--¿Ah...?
¿No estoy en el suelo? ¿El ganador ya vino a recoger su premio?
--¡¿Qué haces aquí mocoso?!
--¡¡Era mi turno de tirar así que entrégame mi premio!!
--Aah, los niños pequeños son realmente caprichosos.
¿Eh...? ¿Por qué los tres están tan disgustados? Ante la duda empecé a abrir mis ojos levemente para notar que la persona que me tenía en sus brazos era alguien de cabello blanco y ojos rojos.
--...
Esta perona... No es uno de los trillizos, pero tampoco es Shu ni Reiji. Sé que son seis hermanos, pero he visto tan poco al menor que he olvidado completamente su nombre.
--¡Oye Subaru! La mujer/hombre es el premio, no puede llegar de la nada y quedártela.
--Ja, es estúpido que andan apostando una presa. ¿No se supone que hay que cazar la comida? En especial una que llama tanto la atención con su olor.
Empezó a olfatearme así que me retorcí un poco. 
--Bueno, técnicamente lanzó el dardo que rompió la cuerda...
--¡¡NO LO DEFIENDAS LAITO!!
-¡El histérico tiene razón!
--¿En verdad les parece que está bien concentrarse en mí? 
Antes de poder procesar bien la situación actual sentí el frío aire del exterior en contra de mi cara. ¿Esta persona acaba de saltar por la ventana?
--O-oye...
--Cállate.
Una orden rápida ante mi reacción y un silencio involuntario como reacción a esta. Volví a cerrar mis ojos. El viento era raro... sentía que golpeaba en la dirección opuesta a como sería si estuviera cayendo, por eso solo por curiosidad abrí un poco un ojo. 
--Ah...
Está flotando... Quiero decir que no me sorprende debido a que es un vampiro... pero con esto solo noto lo poco que conozco de ellos. Pero, ¿a dónde va? ¿Si quiera me está permitido preguntar? Cuando iba a abrir mis labios para formular una pregunta escuché el fuerte sonido del vidrio rompiéndose.
--¡Ah...!
Esta persona acaba de patear una ventana y ahora está entrando. No alcancé a reaccionar bien cuando fui arrojada contra el suelo. No, no era el suelo, ¿esto es el tejado?
-¡Ay...! ¿Q-qué estás?
En un parpadeo mis muñecas estaban siendo sujetadas contra mi cabeza con una sola mano. Me encontraba debajo de él para que luego lamiera mi cara, específicamente la zona en donde me habían cortado.
--Uuh... 
--Como pensé. Desde hace un rato que había un buen olor a sangre en el aire, pero el sabor es mejor. Aunque... ¿ha disminuido a comparación de antes?
--¿D-disminuir?
¿Qué está diciendo esta persona? ¿Acaso el olor y el sabor de la sangre pueden cambiar? Por más que pruebe el sabor de la sangre en mis labios solo me sabe a acero.
--¿Qué es lo que falta?
La mirada de esta persona es algo que no puedo dejar de mirar. ¿Qué es lo que va a hacer? No va solo a succionar como alguno de sus hermanos? 
--Oh, el olor es más fuerte desde acá.
--¡¡Aaah...!!
A pesar de que solo tocó un poco el dardo que andaba clavado en mi pierna el olor fue abrumante y tan inesperado que no pude evitar soltar un grito. Quería morderme mi mano para callarme, pero eran fuertemente presionadas.
--Je.
Vi como una sonrisa malicosa se formaba en su cara. 
--Tienes mejor aspecto que antes y también... 
--¡No...!
Un dolor en mi cuello, un fuerte calor... me está mordiendo. Me esforzaba desesperadamente por morderme mis labios y evitar que mi voz se filtrara, pero a parte de tener que aguantar el incesante dolor de la mordida sentía como èl andaba jugando con el dardo en mi pierna, incrustàndolo cada vez màs.
--¡Basta! ¡Por favor!
Ya estaba harta, si quiere morderme entonces perfecto, pero esto... ¿Con qué objetivo hace esto? No lo sé... lo desconozco y eso es frustrante.
--Que ruidosa, ¿acaso quieres que te desgarre el cuello?
Me quedé callada, su tono era mucho más serio que el de los trillizos.
--Jeje, esa expresión de terror no está nada mal y también...
Volvió a incrustar más el dardo causando que me retorciera de dolor.
--Tu expresión de dolor es realmente seductora, hace que quiera torturarte más y más.
Lágrimas causadas por el dolor empezaban a brotar de mis ojos. Mi corazón estaba yendo a mil y el frío viento golpeaba la piel que perdía calor junto a la sangre luego de que el volviera a morderme, esta vez del otro lado del cuello.
--Es esto... Cuando estás asustada o sufriendo tu sangre si se vuelve algo llamativa, jeje. Ahora sí vale la pena.
No podía hablar, me encontraba temblando de dolor. Ni siquiera podía prestar real atención a sus palabras.
--¿Por qué contienes tu voz? Antes soltaste un buen grito, vamos.
Me estremecí al sentir como lamía las heridas que me había dejado en el cuello, pero aún así seguía mordiéndome hasta hacer sangrar aún más mis labios.
--Tonta, no desperdicies sangre.
--¡¡¿Nnh?!!
¡¿E-está lamiendo mis labios?! Basta.. ¡A parte también quiero que deje de jugar con el dardo en mi pierna!
--¿En verdad vas a seguir sin abrir tu boca? Tsk, que persistente. Entonces, te haré un favor, jeje.
Antes de siquiera poder preguntarme qué iba a hacer teniendo esa mirada malavada en su rostro solo pude sentir un intenso dolor.
--¡¡¡Aaaaaaaah!!!
No pude reprimir mi voz. Esta persona... acaba de sacar sin piedad el dardo que se encuentra en mi pierna. Mi cuerpo ni siquiera era capaz de retorcerse a libertad. A pesar de que mi cuerpo se estaba congelando a causa del viento, mi pierna me ardía.
--Aah, la sangre no se detiene ni un poco, que desperdicio. Escucha, que ni se te ocurra hacer una estupidez o de lo contrario...
Empezó a desgarrar la tela de mi pantalón que cubría levemente la herida.
--Me aseguraré de destrozar esta débil pierna.
Soltó mis manos y bajó hasta alcanzar mi herida, la cual empezó a lamer. El contraste de su fría lengua con la cálida herida me causaba una sensación que no era capaz de describir. Quería intentar apartarlo, pero ahora estoy demasiado ocupada usando mis manos para presionarlas contra mi boca y evitar gritar de dolor.
--Es cierto que eres aburrida al ser tan callada, aunque mientras tu sangre sepa bien supongo que da igual.
Tras eso mordió justo en la herida. Uno de sus colmillos se clavaba profundamente y agrandaba la herida que tenía allí mientras el otro creaba una completamente nueva. Puedo sentir como se me siguen escapando las lágrimas y mordía fuertemente mi mano, estoy segura de que mañana quedaran marcas de dientes en esta.
Cuando me armé de valor y bajé la mirada observé como los rojos ojos de Subaru me observaban. Tuve la sensación de escucharlo reír levemente al ver mi expresión. 
Ya no sé si es por el pánico o la perdida de sangre, pero se me está dificultando mantenerme despierta... Tal vez no sea tan malo caer inconsciente mirando el cielo estrellado. Pero...
--¡¡...!!
Esta vez un dolor intenso que desgarraba mi piel. Volví a mirar solo para encontrarme con las garras ensangrentadas de Subaru que estaban terminando de rasgar mi piel.
--¿Quién te dijo que podías caer inconsciente?
Tras eso empezó a lamer la nueva herida que había provocado.
--La noche recién empieza.
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potato-translations · 4 years
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HYPNOSISMIC A.R.B. - MAD TRIGGER CREW CAPÍTULO 5
Les aviso que este martes tengo examen de japonés y voy a estudiar todo el fin de semana, así que no actualizaré nada hasta el miércoles <(_ _)>
Así que les dejo del capítulo 5 al 8 de la primera parte de la historia de MTC, de ahí pasaríamos a Matenrou y luego nos pasaríamos a la parte 2 de las diferentes historias~
▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬
Parte 1
Capítulo 5 - DJ ROKURO
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DJ ROKURO: No es aprendiz mío. Jamás le he enseñado algo sobre cómo ser DJ.
DJ ROKURO: Pero a este mocoso le gusta ir por ahí diciendo que lo es.
OPCIÓN 1 > Maestro, creí que ya me había aceptado.
OPCIÓN 2 > P-pero…
OPCIÓN 1 > DJ ROKURO: Dije que hicieras lo que quisieras, no que te había aceptado como mi aprendiz.
OPCIÓN 2 > DJ ROKURO: Ja, si te vas a deprimir por algo así, ¡entones deja de andar diciendo que eres mi aprendiz!
DJ ROKURO: No tengo aprendices. Y tú no eres más que un parásito que de paso carga mi equipaje. Te faltan 100 años para, mínimo, atreverte a aspirar a ser DJ.
DJ ROKURO: Y, pon atención a esto. Esos arrogantes que se hacen llamar maestros son unos pendejos. Me niego a ser parte de eso.
DJ ROKURO: Si quieres decir que eres mi aprendiz, parte por ver una de mis presentaciones en batalla y trata de copiar al menos una de mis técnicas.
DJ ROKURO: Siempre te digo que alguien mediocre que solo se queda ahí esperando a que todo le llegue sin esfuerzo alguno no sirve para ser DJ.
Jyuto: Ya veo…
Samatoki: Hm, ahora entiendo la relación de estos dos. Entonces, ¿estos fósforos son tuyos, anciano?
DJ ROKURO: ¿Eh? Sí, lo son. El dueño de ese bar es un viejo amigo mío. Siempre los anda regalando para promocionar su bar.
DJ ROKURO: Como este mocoso trataba de ser agradable, es que tal vez lo dejaron ayudar.
Riou: Comprendo. Y es por eso que lava los platos ahí.
Samatoki: Aun así, criar a alguien no encaja contigo, Rokuro.
DJ ROKURO: Llámame “DJ ROKURO” mientras estemos acá. No vine por unos tragos.
Samatoki: Jaja. No puedo hacer nada si la única imagen que tengo de ti es la de un anciano bebiendo en lugar de la de un DJ increíble.
DJ ROKURO: En todo caso, si de la nada empezaras a respetarme me daría miedo.
DJ ROKURO: Y bueno, ¿el mocoso les ha dado algún problema?
Jyuto: No, fuimos nosotros los que iniciamos la conversación. Porque nos pareció ser familiar.
Riou: Cuidé de él en el pasado. Y como en ese entonces tuve que dejarlo a cargo de alguien más, me alegré bastante de poder haber vuelto a verlo.
Riou: Me tranquiliza saber que alguien como tú cuida de él.
Riou: Puede que no tenga mucho sentido mi relación con él, pero muchas gracias por cuidar de [nombre].
DJ ROKURO: ...Recuerdo que algo me dijo sobre eso cuando lo conocí.
DJ ROKURO: De que un soldado muy amable lo había cuidado cuando había estado muy mal, o algo así… con que eras tú.
DJ ROKURO: Entonces debería ser yo quien te agradezca. Por cuidar del mocoso.
DJ ROKURO: Le diste de comer, ¿no?
Riou: Sí, algo que prepare yo mismo. Si lo deseas, pueden visitarme y les preparo algo encantado.
DJ ROKURO: Jojo, eso se oye como algo que no puedo rechazar. Y ya que eres tú quien nos invita, me veo obligado a aceptar.
Samatoki: ...Oye, Jyuto.
Jyuto Iruma: ... ¿Qué?
Samatoki: ¿No deberíamos detenerlo?
Jyuto: No creo que nos corresponda intervenir.
Samatoki: Bueno… supongo que sí. Pretendamos que no pasa nada.
Samatoki: Oye, anciano, puedo garantizar la calidad del “sabor” de la cocina de Riou.
DJ ROKURO: ...Por como lo dices me da la impresión de que algo malo tiene. ¿Qué estás ocultando?
Samatoki: Nada, nada. ¿Cierto, Jyuto?
Jyuto: ¿Ah? S-sí.
DJ ROKURO: Bueno, nos vemos seguido en Port Harbor.
DJ ROKURO: Así que, si llego a tener algún problema contigo, lo podemos resolver ahí mismo.
Samatoki: Sí que tienes bolas, si estás amenazando de esa forma a un yakuza, anciano.
Samatoki: Aa, hablando de Port Harbor, ¿cuándo vas a volver a aparecer por allá?
Samatoki: Como para ir y devolver lo que te pedí prestado.
DJ ROKURO: Voy casi todos los días. Pero suelo estar tan borracho que no confío en mi cabeza. ¡Jaja!
Samatoki: ¿No es como muy pronto para andar senil? Como sea, pasaré cuando tenga tiempo.
DJ ROKURO: Sí, no hay problema.
Samatoki: Bue, supongo que ya es hora de movernos. ¿No se supone que hay un cuarto de espera para nosotros?
Jyuto: Al menos eso es lo que nos dijeron.
Samatoki: Rokuro, [nombre]. Vamos todos para el mismo lado, así que guíanos.
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46snowfox · 5 years
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Subaru Sakamaki More Blood -Dark 10 (Historia)-
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[Dark 9] 
Lugar: Pasillo de la escuela
Subaru: ...
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Yui: (Subaru-kun ha estado callado desde que salimos de la biblioteca...)
Yui: (A pesar de que me lo dijo tantas veces, al final volví a hablar con Kou-kun...)
Yui: (No puedo culparlo por estar enojado...)
Subaru: Oye, ¿qué sucede?
Yui: ¡¿Eh?! Ah, perdón.
Yui: (Como estaba pensando mientras caminaba empecé a quedarme atrás.)
Subaru: Rayos... En verdad eres una mujer problemática...
Yui: Ah...
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Subaru: ...Si no te tiro de esta forma... ¡Terminarás quedándote atrás!
Subaru: Date prisa y camina.
Yui: S-sí. Perdón...
Yui: (...Sin importar lo que diga... al final es amable...)
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Subaru: ...Tú, parecías divertirte cuando hablabas con él.
Yui: ¡¿Eh?! ¿Él? E-esto... ¿Hablas de Kou-kun?
Subaru: Tch, ¿de quién más?
Yui: ¿Parecía divertirme...?
Subaru: Lo digo porque así lucías.
Yui: (Ya veo... Ciertamente puede que al no tener a mi alrededor a gente como él se sienta más natural el hablarle.)
Yui: ¿De verdad...? Yo creo que era... normal.
Subaru: ...
Yui: ¿...Subaru-kun?
Subaru: ¡¡...Lo digo porque claramente no actuabas igual que siempre!!
Yui: ¡¿...?!
Subaru: Yo te....  Maldición... ¡No entiendo nada... tch!
Yui: ...
Subaru: Me saca de quicio... ¡Rayos...!
Yui: ...L-lo siento.
Subaru: ¡¿Ah?! ¿Por qué te disculpas? Esa actitud que tienes al decir las cosas por si acaso, ¡me desagrada...!
*golpe*
Yui: N-no causes un estruendo así... me da miedo...
Subaru: Tch... Si dijeras la verdad, entonces no tendría que hacer esto.
Yui: ¿La verdad?
Subaru: Te estabas divirtiendo, ¿no? Al hablar con él. ¿Ah?
Yui: Claro que no...--
Subaru: ¡Entonces solo debiste haber dicho eso!
*golpea algo*
Yui: ¡...!
Yui: (¿Por qué no lo pregunta adecuadamente...?)
Yui: Te equivocas, eso fue...
Subaru: ¡¿Por qué intentas cambiar el tema?! ¡¿Acaso eso no es prueba de que tienes sentimientos culposos?!
Yui: (¡Eso no...!)
Me divertí (S)
Te equivocas (M)
Me divertí:
Yui: (¿Cómo debería decirlo para que esté satisfecho...?)
Yui: S-sí... me divertí.
Yui: (No me divertí de forma especial, pero si no le digo esto volverá a enfadarse...)
Subaru: ...
Yui: (Eh... puso una cara triste...)
Yui: ¿S-Subaru-kun...?
Te equivocas:
Yui: Claro que no, te equivocas...
Subaru: ¿Ah? ¿En qué me equivoco?
Yui: Es cierto que estábamos conversando, pero yo estaba intentando regresar al salón de clases...
Subaru: ...Tsk.
Yui: ¿S-Subaru-kun...?
Fin de las opciones
Subaru: En realidad querías que él succionara tu sangre, ¿o no? ¡¿No es verdad?! ¿Ah?
Yui: ¡¿Qué te hace pensar eso?! ¡¡Es imposible que piense algo así...!!
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Subaru: ...Las mujeres siempre son así... Creando excusas de esa forma... Mintiendo... engañando...
Yui: ¡No estoy... mintiendo!
Subaru: Ja, ¡en verdad eres una mujer masoquista!
Subaru: ¡¡Estás intentando hacerme enfadar!! ¡¿No?!
*golpe*
Subaru: ¡Y en realidad quieres que succione tu sangre...!
Yui: (...Es inútil... No pretende escucharme.)
Subaru: Si quieres que succionen tu sangre, entonces la próxima vez pídeselo a él. Él de seguro estará encantado de hacerlo.
*golpe* *escombros*
Yui: Que cruel... ¿Por qué dices eso...?
Subaru: ¡Cállate!
*empuja a Yui*
Yui: ¡¡Kya!!
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Subaru: ¡¡...!!
Subaru: ¡¡...Maldición!!
*Subaru se va*
Yui: Subaru-kun...
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Lugar: Rellano de las escaleras.
Subaru: Maldición... ¿Qué estoy haciendo...?
Subaru: Kgh... ¡Maldita sea!
Contrariamente a mis sentimientos, me encontraba decepcionada de mi misma al haberlo hecho enojar.
Sabía que era mi culpa, pero me era algo doloroso el hecho de que Subaru-kun no confiara a mí.
Además, cuando dijo que las mujeres siempre eran así... Eso parecía como una parte de su pasado que no quiere tocar y que permanece dentro de él...
No sé qué sucedió,  pero no quiero hacer algo que lastime o moleste a Subaru-kun. De ser posible me gustaría no hacerlo enojar.
Palabras correctas: Mis sentimientos, pasado que no quiere tocar.
[Dark Epílogo]
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docpiplup · 4 years
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2×10, Separadas por el tiempo
JAVIER
Eh, ¿qué pasa, chavales? Esta mañana me
he levantado, he meado… mucho además, y
me he dicho: “Oye, con la de chorradas
que haces todos los días, ¿cómo es que
nunca has hecho un unboxing?”
Si no sabéis lo que es un
unboxing, ya os estáis largando, que
sois demasiado viejos para ver esto.
Es broma, yo os lo
explico: hacer un unboxing es
básicamente abrir una caja de algo que
te acabes de comprar, para ver lo que
hay dentro y enseñarlo por internet.
Yo, como no me he comprado nada, he
cogido las bolsas de la compra de mi
abuela. Algunos diréis que eso no se
llama unboxing, que se llama “haul”.
Pues yo lo llamo como me sale de los
huevos.
A ver, vamos a empezar. Mira, una lata
de berberechos.
Ya se me ha colado la gata. Al olor del
berberecho, claro. “Garra
Justiciera”, ¿cuántas veces te he dicho
que no entres sin llamar? Os tengo que
dejar… hasta la próxima. Saludos de
Nexus 6.
ANGUSTIAS
¡Qué mono!
ERNESTO
¡Qué susto me ha dado,
Angustias!
ANGUSTIAS
¿Es él? Se le da un
aire, sí…
ERNESTO
No… No es él… Estoy… documentándome…
Mire, Angustias, se lo voy a dejar
claro…
**********************
ERNESTO
Perdona.
Eres Javier, ¿verdad?
JAVIER
¿Le conozco?
ERNESTO
No… no nos conocemos. Soy… conocía a tu
madre. Me llamo Ernesto.
JAVIER
Ernesto… No me suena. Igual, así por nombre, no…
¿De qué se conocían?
ERNESTO
Si no te importa, nos sentamos un
momento…
JAVIER
Sí, claro.
ERNESTO
No sé si Luisa te habló alguna vez de
tu padre.
JAVIER
Joder, qué fuerte… Tú… ¿Tú eres mi
viejo?
ERNESTO
Siento que lo sepas de esta manera. Tu
madre nunca me informó que tenía un
hijo.
JAVIER
¿Cómo te has enterado?
ERNESTO
Tu madre me escribió una carta antes de
fallecer. Pero me llegó tarde y no
estaba completa. Me decía que tenía un
hijo y que sentía no habérmelo dicho.
ERNESTO
¿Nunca te habló de mí?
JAVIER
No. Ella era muy especial.
ERNESTO
Lo sé.
JAVIER
A mí me extrañaba que los demás chicos
del cole tuvieran padre y yo no. Un día
le pregunté donde está el mío. Y me
dijo que había decidido criarme sola.
ERNESTO
Lo siento. Es duro crecer sin un padre.
JAVIER
No te creas.
ERNESTO
¿No?
ERNESTO
Bueno… sé que ahora mismo soy un
desconocido, pero quiero que sepas que
a partir de ahora estoy aquí. Para lo
que necesites.
JAVIER
Gracias… Pero, me ha ido bien así…
Tengo veinte años… y ahora no necesito
algo que no he echado de menos.
JAVIER
Lo siento, es que me tengo que ir…
No sé, de todas formas… está guay
haberte conocido.
ERNESTO
Aquí está mi teléfono… Por si alguna
vez te hace falta algo.
JAVIER
Gracias.
ERNESTO
¡Javier!
JAVIER
¿Qué?
ERNESTO
Encantado de conocerte.
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elmartillosinmetre · 4 years
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“¿Ser barroco? De lo que se trata es de tocar con expresión o no hacerlo”
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[El violonchelista bilbaíno Asier Polo. La foto es de Noah Shaye]
En su primera colaboración con un conjunto barroco, el violonchelista bilbaíno Asier Polo grabó junto a la Orquesta Barroca de Sevilla conciertos de Vivaldi, Boccherini y Haydn que ahora publica IBS Classical
Reconoce que después de un cuarto de siglo de carrera necesitaba estímulos para recuperar la ilusión. "No es que no adore la música que hago habitualmente, pero necesitaba marcarme algunas metas que supusieran desafíos, estímulos nuevos". Asier Polo se metió así de lleno con Bach y sus suites, auténtica biblia del violonchelo, y se acercó a la interpretación históricamente informada. "Pedro Gandía y yo estudiamos juntos. Tenemos muy buena relación. Hablando con él, me dijo que a la Barroca de Sevilla le interesaría colaborar conmigo, que yo era un músico muy flexible y estaba seguro que del contacto saldría algo muy bonito".
–Y la oportunidad la dio el Femás. –Sí, decidimos preparar un concierto y surgió lo del Femás. Entonces me lancé a la piscina: por qué no lo grabamos. Escogimos a tres compositores (Vivaldi, Boccherini, Haydn) que marcan toda una época y conciertos que yo conozco de toda la vida, que había hecho con el instrumento moderno y que son muy representativos para el violonchelo. Pensé que había llegado la hora de dejar grabaciones también de ese repertorio. Y me preparé bien: un año antes empecé a trabajar con arco barroco y cuerdas de tripa.
–¿Era su primera vez? –Era la primera vez. He notado pequeñas diferencias, pero no decisivas. Lo que más me podía complicar era el trabajar con estéticas diferentes, aunque en realidad eso no he dejado de hacerlo nunca. Siempre me ha interesado mucho profundizar en los estilos de los repertorios que tocaba. A la hora de coger un arco u otro yo ya tenía clara cuál era la intencionalidad y el fraseo dentro del arco. No me resultó un obstáculo, porque lo que hice con este arco era algo que yo ya hacía con el otro arco cuando tocaba esta música. Al final, es una cuestión de interpretación personal, cada cual la afronta a su manera, según su carácter. No me supuso un problema. De todos modos, yo iba con muchísimo respeto. Pero cuando nos pusimos a trabajar, noté que la empatía era enorme, la gente me recibió con los brazos abiertos, entusiasmados, y creamos una energía entre todos que hizo que esa semana fuera densa y preciosa a la vez. Los conciertos gustaron mucho, y ahí queda la grabación.
–En aquellos conciertos si algo se transmitió al público fue esa energía y ese entusiasmo comunes. ¿Ha preservado eso la grabación? –Es el recuerdo que me ha quedado, sí. El hecho de grabar es atrapar un instante. Luego te escuchas y dices, esto lo haría hoy de otra manera. Hay gente que oye una grabación tuya, va luego a un concierto y le choca notar cosas diferentes. Pues claro, la música es algo vivo; los músicos evolucionamos continuamente, cambiamos de opinión a veces. Yo estoy en una búsqueda constante.
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–¿La elección de Andrés Gabetta como concertino y director musical del proyecto fue propuesta suya? –Lo hablamos. Pensé en él porque lo conozco desde hace mucho. Hemos estudiado juntos y también con su hermana, Sol, y pensé que podía ser un buen momento para colaborar en algo así. Él tiene mucha experiencia e hizo un trabajo espectacular con la orquesta. Pero no sólo Andrés, yo buscaba rodearme de gente que me estimulara. Cuando uno es profesional cada vez es más difícil dar un salto hacia delante. Cuando estás solo trabajando te entran dudas, incertidumbres, siempre buscando mejorar. Para un profesional la mejor opción es juntarse con músicos de los que pueda absorber cosas, robarles algo de sus planteamientos. Y eso es lo que me pasó a mí esa semana, estuve chupando de todo lo que pasaba a mi alrededor, porque yo lo que quería era aprender, que es lo que más ilusión me hace, no quedarme con lo que yo llevaba, que ya me conozco mucho.
–En su trayectoria discográfica hay mucha música contemporánea, grandes clásicos... y le faltaba el barroco. Escogió posiblemente a los tres compositores del XVIII más decisivos en la escritura concertante para el violonchelo. –Sí, me hacía mucha ilusión hacer un programa así. Aunque ya había hecho todos estos conciertos, no siempre hay posibilidades de presentarlos, porque trabajo mucho con orquestas sinfónicas, y los conciertos de Boccherini y Vivaldi no los programa nadie. Haydn, sí, alguna vez.
–El programa incluye uno de los conciertos para dos violonchelos de Vivaldi, en el que comparte la parte solista con Mercedes Ruiz. ¿Qué tal fue la experiencia? –Muy buena. Mercedes es un cielo de persona y una gran música. Nos preparamos bien, en casa, intercambiamos ideas, con mucho cariño y admiración por parte de los dos, con muchas ganas de colaborar y hacer algo juntos que fuera realmente de los dos. Ella tiene una gran energía, es muy comunicativa, tanto en lo personal como en la música. Empaticé muy fácilmente con ella. Es verdad que al principio la noté con mucho respeto, un poco como yo. Pero una vez se rompió esa barrera de la prudencia inicial, se creció y fue fenomenal.
–Una de las cuestiones de estilo más delicadas al llegar al Barroco es el tema de la ornamentación, ¿cómo lo afrontó? –Yo llevaba mis ideas, pero fui muy abierto, y al final todo resultó muy espontáneo, fluyó con mucha naturalidad. Conozco muchas versiones de esta música. Y todos de alguna manera cogemos cosas de unos o de otros. Pregunté a Andrés sobre lo que él pensaba. Y con Mercedes el segundo movimiento lo dejamos por completo abierto. Habíamos trabajado ya. Hablamos de lo que nos gustaba más y menos, pero no fijamos nada. Todo se planteó como un intercambio abierto de ideas. Eso fue lo bueno, que ninguno de los que estábamos allí teníamos ideas preconcebidas rígidas.
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[Asier Polo y Mercedes Ruiz en el Concierto RV 531 de Vivaldi. la foto es de Noah Shaye]
–¿Algún otro proyecto con la OBS? –Con esta situación es difícil vender una orquesta entera, pero ahora con el disco en la mano será más fácil. Estamos intentando mover el proyecto. Luego también hay la idea de hacer cosas más camerísticas con los músicos de la orquesta. La idea es seguir manteniendo el contacto. Me siento muy afortunado. Sin ser yo un puro barroco, ellos están encantados.
–En el fondo, ¿qué significa ser barroco? –Claro. Qué es eso de ser un músico barroco. Aquí se trata de tocar con expresión o no hacerlo. Tocar como hay que tocar. Ellos me insistieron mucho en eso. Lo cierto es que ya no hay el purismo de los años 80. Me hice con un violonchelo preparado en barroco para siempre, con sus cuerdas y sus arcos. La idea inicial era tocarlo todo así. Me prepararon un montaje de un instrumento típicamente barroco, y para Vivaldi quedaba bien. Pero luego para Boccherini y Haydn el puente se me ahogaba un poco en los agudos y en último momento decidí cambiar las cuerdas y hacerlo en mi Ruggieri, que, por otro lado, es un cello que suena infinitamente mejor que cualquier otro que pueda tener.
–¿Cómo ve la vuelta de la actividad, usted que trabaja tanto con orquestas sinfónicas? –Estoy a la espera. Con la natural incertidumbre. Yo en principio no he perdido fechas. Se han pospuesto, y habrá que ver. Es cierto que en algunos casos me han cambiado repertorio. Iba a tocar Prokófiev y me han dicho que haga un Haydn en su lugar, para hacerlo con una orquesta más reducida. En otros casos, tenía programas de cámara y me han pedido suites de Bach, para tocar solo. Tengo también cursos de verano que voy a hacer online, porque no puedo ir a Italia. Pienso que tiene que haber un poco más de consideración con el sector cultural. Si abren un teatro y dejan entrar a cuatro mientras vemos que abren los bares y los aviones, y no hay distancia o no están poniendo tantas trabas como a los teatros o a las salas de concierto...
–Esas Suites de Bach están ya grabadas, ¿no? – Sí. Paco [Moya] está editando. Para diciembre o así tendremos los discos. Me hace mucha ilusión. Me metí en ellas con un enorme respeto… Las suites de Bach son un mundo aparte. Si cada grabación es un instante, un momento, con las suites de Bach no hay fin. Con la música de Bach nunca hay fin. Tienes que aprender a disfrutar el camino y a no pretender tener la versión definitiva. Siempre vas cambiando, evolucionando, vas viendo lo que has hecho antes desde otro prisma. Te escuchas, y dices, bueno, las circunstancias son estas. La versión que das está sometida a una acústica concreta, a una hora, un momento, son muchas circunstancias. Lo hicimos en una colegiata románica en el País Vasco. Los monjes nos dejaban las llaves por la noche. Grabábamos hasta las 3 de la mañana. Es el proyecto más fuerte y más grande que he podido hacer nunca. Es una continua búsqueda de la verdad, que no se encuentra nunca.
–¿Las ha grabado con el Ruggieri? –Sí, sí.
– ¿También la 6ª? –Sí, porque otra cosa era muy complicado. Tocar la 6ª con cuatro cuerdas supone un gran esfuerzo, es una barbaridad, que parece que estás tocando el Concierto de Dvorák, porque el nivel técnico es de mucha exigencia. Pero yo esto lo controlo. En cambio, si cojo un instrumento de cinco cuerdas tengo que aprender y la adaptación me va a llevar meses. Y ese tiempo decidí invertirlo en prepararlo con mi instrumento, que me voy a sentir más seguro. Me he lanzado a la piscina con los conciertos barrocos, que es otra cosa diferente, porque estás arropado. Pero Bach lo he hecho con mi Ruggieri, con cuerdas modernas, con mi arco, aunque he bajado la afinación. Todo suena más relajado a nivel sonoro. La interpretación es intermedia. Es un juego de más armónicos y articulaciones, más propio del estilo barroco, pero con cello moderno.
–¿Algún otro disco en proyecto? –Sigo esperando que la ONE publique las grabaciones de los dos conciertos de Rodrigo y el 2º de Ginastera. Con IBS tenemos un quinto proyecto en cabeza, que será muy diferente. Más complicado resulta grabar repertorio sinfónico. Las orquestas te dan poco tiempo.  Me apetecería grabar los conciertos de Elgar y de Dvorák, las Variaciones rococó de Chaikovski, pero no de cualquier manera. Quiero hacerlo en condiciones. Hacerlo en temporada. Tener una semana de ensayos. Cuatro días de grabación. Muchas orquestas no están dispuestas. Y yo no voy a hacer cosas de repertorio así. Otra cosa es sacar una obra de archivo, de recuperación, o una obra contemporánea, de la que no hay referencias. Pero cuando estás trabajando con un gran repertorio y vas a acompañarte con una orquesta hay que hacerlo muy bien, porque eso lo han hecho ya los mejores con las mejores orquestas. Y si no tienes las condiciones idóneas, no hay que hacerlo. Es algo complejo. Tiempo al tiempo.
[Diario de Sevilla. 15-06-2020]
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breilobrealdi · 4 years
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Lionheart - Capítulo 2
N/A: ¡Muy buenas! Se supone que esto iba a publicarlo antes de ayer, pero la verdad es que con el tema de la cuarenta estoy en un pequeño limbo mental sin tener muy claro en qué día vivo. (?) Nuestro querido Furi no va a tardar en empezar a entender en qué consiste exactamente la vida en el campamento militar... Deseadle suerte. En el siguiente capítulo ya empezará a animarse un poco más la cosa y nuestro desaparecido protagonista puede que entre en escena. ~ ¡Nos leemos! <3
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Una mujer de cabello largo y rojizo observaba el horizonte con un deje de tristeza. No lloraba, pero algo en su mirada parecía perdido. Debió percatarse de que no estaba sola porque volteó el rostro en su dirección y su expresión se oscureció. Abrió la boca... pero sus palabras se las llevaba el viento.
— ¿Qué? —trató de acercarse, pero una fuerza invisible se lo impedía.— ¡No puedo oír nada! —habló casi gritando. Un aire ensordecedor se había levantado de la nada.
Sus labios se movieron sin que ningún sonido escapase de ellos. Comprendiendo que no podía escucharla se puso en pie.
— ¡Espera...!
Lo despertó la repentina sensación de estar ahogándose y se incorporó a toda velocidad, con el corazón latiéndole a mil por hora y tosiendo. Estaba empapado hasta la cintura y enseguida pudo entender por qué. A pocos metros de él, unos chicos se reían por lo bajini, sosteniendo un cubo, ahora vacío, entre sus manos. Fantástico, ya tenía su propio club de fans. Pasándose una mano por la cara en un vago intento por secarse, los vio marcharse hacia la tienda principal, que se supone que utilizarían como cantina. Le extrañó no obstante que no hubiesen molestado a ninguno de sus compañeros y echando un vistazo a su alrededor, vio por qué. Estaba solo, debía de haberse levantado tarde, otra vez, y ya habían recogido sus cosas y se habían ido.
Maldijo por lo bajo.
Esperaba que eso no significase ser reprendido también aquel día o aquello no acabaría nunca. Sin saber muy bien cómo iba de tiempo, decidió cambiarse e ir directamente en busca del resto de sus compañeros.
Como se ve que que su mañana todavía no era lo suficientemente mala, trastabilló y se chocó accidentalmente con un chico algo más bajito que parecía salido de la nada, casi lanzándolo a un lado.
— ¡L-Lo siento! —se apresuró a disculparse, preocupado.— No era mi intención, no te había visto... ¿Estás bien?
El otro lo miró fijamente, los ojos muy abiertos. No sabía qué tipo de aspecto debía de tener, pero debió creerle y perdonar su falta porque no tardó en responderle.
— No te preocupes, me pasa bastante a menudo.
— Aún así... Debería haber prestado más atención, lo siento.
Le pareció curioso el azul claro de su pelo, como el del cielo despejado antes de una tormenta. La mayoría de las personas que él conocía lo tenían en distintas tonalidades de marrón o negro y, aunque sabía de oídas que había otros colores muy distintos en el resto del mundo, no había tenido la ocasión de comprobarlo hasta ahora.
Debía de estar siendo bastante menos discreto de lo que él pensaba, porque de pronto su mirada se cruzó con la del chico que había vuelto su rostro y lo que estaba observando abiertamente. No pudo evitar notar que sus ojos eran del mismo color que su pelo. De donde venía, ¿serían todos como él? ¿Con colores tan llamativos? Notó que enrojecía al haber sido descubierto.
— ¿Ocurre algo? —le preguntó con la misma voz calmada con la que le había hablado antes.
— ¡No! —respondió apresuradamente.— No-- No es nada.
Apretó los labios, dubitativo, mientras el otro aguardaba pacientemente. ¿No quería hacer amigos? Pues aquel era el momento perfecto, sólo tenía que ser capaz de superar la barrera que su maldita timidez le suponía. Se aclaró la garganta, aunque no le sirvió de nada, pues en el momento en el que abrió la boca su voz murió, y sólo logró murmurar.
— En realidad... —volvió a intentarlo.— En realidad quería presentarme, soy F-Furihata Kouki.
Le extendió una mano tentativamente con la esperanza de que se la estrechara. Para su sorpresa y gozo, lentamente, lo hizo, presentándose a su vez.
— Kuroko Tetsuya, encantado.
Se le escapó una pequeña sonrisa, feliz por aquel pequeño triunfo personal. Envalentonado, preguntó.
— ¿Te gustaría--? ¿Quieres ir a desayunar?
Casi apostaría que había visto subir, por poco que fuera, las comisuras de sus labios esbozando una diminuta sonrisa, pero no estaba seguro de ello. Empezó a reprochárselo mentalmente. ¿Había sonado muy desesperado? Kuroko debía de estar ya arrepintiéndose. Por favor, era horrible. ¿Por qué siempre hacía lo mismo? Tenía que haber dejado que siguiera tranquilo por su camino y él por el suyo. Unos toques en el hombro lo distrajeron.
— Me encantaría, Furihata-kun. —no sabía muy bien de dónde venía el sufijo, supuso que sería una costumbre de su región, pero lo cierto es que aquella era la menor de sus preocupaciones.— Pero mucho me temo que--.
— ¡Oye! —un grave grito a le impidió escucharlo, provocando que automáticamente volviese el rostro en su dirección.— ¡Renacuajo!
¿Quién...? ¿Se estaba refiriendo a él?
Confuso a más no poder se señaló a sí mismo y balbuceó.
— ¿Yo?
— Sí, tú. ¿Acaso eres idiota? Quién más si no. —ahora que estaba seguro de haber captado su atención, no parecía que tuviese intención de tomarse la molestia de acercarse más.— Estamos todos esperándote. Me mandan a por ti antes de que el general no eche a todos por tu culpa.
Avergonzado, quiso señalar que aunque Kuroko tenía el pelo azul, bien podía haber estado refiriéndose a él. Pero cuando se dio la vuelta allí no había nadie. ¿Ha dónde había ido?
— ¿Además de imbécil estás sordo? ¿A qué estás esperando? —gruñó el chico impacientemente, resoplando audiblemente.
— No, yo sólo... —no sabía muy bien cómo explicar que estaba buscando a un chico invisible.
— ¿Tú sólo...? —viendo que no reaccionaba, frunció el ceño y avanzó un paso en su dirección.— Chaval, no tengo todo el día para aguantar tus tonterías. Te vienes conmigo o haré que vengas conmigo, y puedo asegurarte que no te gustará.
Intimidado, se apresuró en ir a su lado, tragando saliva y mordiéndose el labio ansiosamente. No entendía qué había pasado, pero en el peor de los casos supuso que tendría ocasión de preguntárselo al propio Kuroko la pr��xima vez que se lo encontrase.
Sin una palabra más, caminaron silenciosamente hacia la tienda base con el alto chico un par de metros delante de él.
Una vez allí, no le pasó desapercibido que su equipo era el único que quedaba y ninguno de los otros estaba a la vista. Podía escuchar todavía a algunos hablar cerca de allí, pero su voz se difuminaba conforme se alejaban.
— Ya era hora. —comentó uno de ellos bruscamente, los brazos cruzados sobre el pecho.
Si las miradas matasen, él ya estaría varios metros bajo la tierra y siendo pasto de gusanos.
Tres chicos, sin contar al que habían enviado a recogerle, esperaban con expresión malhumorada y expresando abiertamente distintos grados de irritación. Bajo la mirada a su pies, retorciéndose nerviosamente las manos que le estaban sudando.
— L-Lo siento much... —uno de ellos le dio un golpe con el hombro al pasar a su lado.
— No nos cuentes excusas y espabila. —se detuvo antes de entrar en la alta tienda de campaña que habían instalado como base el día anterior.— Si perdemos, sólo te culparé a ti.
Asintió con la cabeza, los hombros hundidos y sin levantar la mirada del suelo. Los demás pasaron a su lado sin decir nada, uno de ellos con pesadas botas negras de montaña se detuvo para escupir en el suelo a un lado.
Fantástico.
Podía notar las lágrimas picándole en los ojos y luchó por aguantarlas. No quería darles el placer de ver lo profundamente afectado que estaba en realidad por sus palabras y gestos.
Supongo que no soy más que un iluso.
Se apretó las palmas de las malos contra los ojos para recomponerse.
— ¿No vas a entrar?
Oh. Se había olvidado por completo del chico que había ido a recogerlo. O más bien, había supuesto que había entrado con todos los demás y estaba solo. Parpadeó repetidamente, incapaz de ocultar su confusión. Por primera vez, se fijó realmente en él. Era bastante alto, debía sacarle fácilmente por lo menos diez o quince centímetros. Tenía el pelo recogido hacia atrás en lo que parecía unas trenzas. No eran muy comunes en su pueblo, pero ya había visto sobre todo algún viajero o comerciante con ellas. Parecía estar en buena forma, si los músculos de sus brazos y piernas expuestos al aire servían como referencia. Desconocía el material con el que estaba hecho su ropa, pero llevaba una camisa de color oscuro sin mangas y unos pantalones más bien holgados hasta las rodillas.
Lo estaba observando con expresión aburrida, apoyado contra el tronco de un árbol. De no creerlo imposible, apostaría algo a que no estaba más que fingiendo indiferencia y parecía de hecho curioso.
Dada su falta de respuesta, inquirió alzando una ceja.
— ¿Y bien?
— Ah, claro... —se frotó los ojos una última vez para cerciorarse de que no quedaba rastro de su flaqueza.— Vamos.
Entrando a la tienda, el otro lo siguió poco después. En el interior, todo estaba bastante más oscuro y tardó unos segundos en adaptarse por completo a la nueva iluminación. Localizando a su supuesto equipo, imitó su posición colocándose en fila rígidamente con la mirada al frente.
No obstante el tiempo pasaba y allí nadie se movía ni hacía nada. ¿Qué...?
Por uno de los laterales de la tienda, entró el general que les había dado la instrucción el día anterior y tuvieron que saludarlo, llevándose la mano a la cabeza en un saludo militar.
— Veo que ya estáis todos...
Otra vez no, por favor.
— Como he explicado esta mañana, complementaréis vuestro entrenamiento físico con otras pruebas de mayor envergadura para poder convertiros realmente en un hombre digno de proteger a quien lo mande el emperador. —estando en la parte de atrás de la fila, no podía verlo, pero sí lo oyó caminando a través de la habitación.— Los otros equipos han tenido la oportunidad de escoger al azar la localización de la prueba que les tocaría esta semana. En vuestro caso, como penalización por vuestra ineptitud, os quedáis con la opción restante sin posibilidad de elección. El río.
¿Aquello era algo bueno? No sonaba especialmente malo. ¿En qué podría consistir su tarea? ¿Pescar?
Viendo los hombros hundidos y tensos a su alrededor, quiso desaparecer.
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demianleviatan · 4 years
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La lista parte dos.
Los días pasaban rápido, el ruido de la ciudad me ensordecía. No había pensado en la lista hace tiempo, no hubo oportunidad, hasta que; caminando hacia la parada del bus, la vi.
Venía distraída viendo su celular. Alta y de un cuerpo curvilíneo; ojos cafés oscuro casi negro, cabello negro y lacio; y labios carnosos.
Ann, ese era su nombre, fácil de recordar.
*Ann, hola.* -dije
*Demián, hola ¿Como te va?* - me respondió Ann con una sonrisa.
*Bien, tiene un rato que no te veía ¿Vas hacia el trabajo?*
*No, justamente iba a casa, hoy ha sido un día un poco abrumador. Vengo de la estación de autobuses.* Dijo Ann cambiando su sonrisa por una leve mueca de fastidio.
*¿Está todo bien?* Me sentí tonto preguntando eso, por la cara que puso Ann, las cosas, evidentemente no estaban bien.
*Sí, aparentemente todo bien, mi esposo y mi hija fueron a casa de mi suegros por unos días, yo no quise ir, no me gusta esa casa y honestamente quiero descansar un poco.* - dijo Ann recobrando levemente la compostura.
*Entiendo, bueno yo también tengo el día libre, pero no quiero molestar, te dejo para que descanses.* - concluí dispuesto a seguir mi camino.
*Espera Demián, si no te importa podríamos ir a mi casa, me vendría bien alguien con quien platicar.* - Noté la sincera necesidad de Ann, ni podía decirle que no.
*Claro, me encantaría.* Dije y nos dirigimos a su casa.
Después de unos quince minutos de caminar y ponernos al día en temas triviales, llegamos a la puerta de su casa. Ann metió la llave, forcejeo un poco y finalmente la puerta cedió.
La casa estaba impecable, llena de luz y se respiraba un aroma parecido a panecillos recién horneados.
*Entra* - dijo Ann.
*Gracias* - dije y entré. Me senté en la sala y mientras Anne preparaba unas bebidas, me dediqué a observar cada rincón de esa sala.
Ann llego con un par de piñas coladas y se sentó a mi lado, se sentó un poco más cerca de lo que yo esperaría, pero no le di importancia.
*Bueno ahora que ya estamos cómodos, cuéntame ¿qué pasa contigo?* - dije antes de dar un sorbo a mí trago.
*No lo sé, es que él se ha vuelto plano en la cama. Perdona que te lo cuente pero, ya ni me la chupa, ya no me aprieta los senos ya solo me penetra.*
*Vaya que eso es jodido. Pero que no sabía que te gustarán esas cosas ¿Qué más te hace falta?* -dije curioso y con una erección
*Pues todo Demián, sabes hace días le dije que quería que me hiciera eyacular, que quería que me poseyera, pero solo tuvimos cinco minutos de él penetrándome con los dedos.* Ann parecía estar verdaderamente afectada por esto, y creo que no es para menos, todos necesitamos un buen polvo de cuando en cuando.
Mi pene se oprimía contra mi pantalón, me sentía demasiado mojado, temía que mis pantalones se mancharan en de semen.
*¿Qué más te gusta? Escucha estamos solos y podemos hablar de todo, yo no te juzgaré, dime con honestidad todo.* -dije y en mi mente ya no pude aguantar la tentación de cogerla ahí en esa sala.
*Vale, quiero un trío, quiero estar con una mujer. Me da curiosidad, besar sus senos, apretar sus nalgas y que me coma la vagina, y al mismo tiempo mamársela a un tipo.*
Mi mente acababa de volar, realmente era mi oportunidad.
*wow pero que rico se oye. No puedo creer que tú esposo se niegue a eso ¿Por qué no consigues otras dos personas para coger?* -
*Sí lo he pensado, pero ¿No crees que estaría mal?* Dijo con esa mirada tentadora ávida de deseo.
*Creo que debes hacerlo, si está mal o no, realmente nadie puede juzgar.* -contesté hábilmente y espere.
Ann sonrió un poco, dio un trago a su piña colada y se acomodó en el sillón.
*No sé tú pero hablar de estas cosas me moja bastante*
*Te soy franco, también tengo una erección.* Dije riendo.
Ann cerró sus piernas en un movimiento que obviamente era causado por un espasmo en su vagina.
Tenía que buscar la forma de tener lo que yo quería, no podía perderme la oportunidad de cogerla.
*Aghh* solté un leve quejido.
*¿Estás bien?* Ann dejó su vaso a un lado y se acerco un poco más.
*Sí, es solo que lo tengo tan duro que me duele.*
Ann sonrió y con toda la calma del mundo me dijo.
*¿Quieres que te revise?*
*Claro... Déjame sacarlo.* Dije mientras bajaba mis pantalones y sacaba mi duro miembro.
Ann se puso de rodillas frente a mí y tomó en sus manos mi pene.
*Esta muy caliente*dijo.
Ann masajeaba mi miembro haciendo que saliera líquido pre seminal y el masaje en el glande fuese más placentero.
Con mi pene brillando por el líquido que salía de él Ann me miró a los ojos y dijo *Vaya que estás mojado. Me preguntó ¿A qué sabrá todo eso?*
Ella bajo su mano por su abdomen hasta perderse debajo de su ropa, tocó su vulva, hizo algunos movimientos circulares y sacó su mano, acto seguido metió mi pene a su boca y comenzó a lamer apasionadamente.
Incliné mi cabeza hacia atrás, el placer que estaba recibiendo era bastante, Ann era muy buena mamando.
El sonido de su boca succionando me el miembro solo conseguía ponerme más y más duro, ella chupaba con fuerza como queriendo sacar el semen de mí. Los minutos pasaban y sus movimientos me hacían gemir sin control.
Ann se puso de pie y se sacó la blusa, sus pecho quedaron semi expuestos y debo admitir que ese brassier negro le sentaba excelente.
Me besó lentamente, Ann contenía su hambre de un buen sexo. No había prisa, teníamos todo el día y toda la casa para nosotros solos.
Ella seguía lamiendo con deseo. Con una mano se soltó el brassier y puso mi pene entre sus pechos. Me miraba con demasiada lujuria y mordía su labio inferior.
Hicimos una pequeña pausa, me saqué el pantalón y ella igual, nos desvestíamos mirándonos fijamente, sonriendo sabiendo que esto por fin pasaría.
Me senté de nuevo en el sillón y ella se sentó encima de mí, sus enormes y curvo glúteos quedaron encima de mis muslos causándome más excitación.
Ann se movía con mucha rapidez, saltaba y gemía encima de mí. Ya no podíamos ocultar nuestros perversos deseos, queríamos comernos.
Tomé sus pechos, pase mis manos por sus caderas y cerré los ojos por un momentos, me concentré en la mojada sensación que me daba su vagina.
*¡Sí! ¡Así!* Gritaba Ann.
Sentí como ella subió el ritmo un poco más y su cuerpo se tensaba y sus gemidos eran cada vez más agudos.
Ann se dejó caer levemente en mí, deslizó su cuerpo pasa quedar sentada a mi lado y se acomodo en cuatro. Ahí estaba ella con sus enormes glúteos ofreciéndose a mí.
Le penetré y vi como su cara se llenaba de satisfacción. Le daba nalgadas de cuando en cuando, estaba lleno de lujuria y deseo casi animal. Nuestros cuerpos comenzaban a sudar y sin avisarle le tome por los hombros para poder penetrarla de manera más profunda.
*¿Te gusta?*
*¡Sí! ¡Me encanta!*
Mis embestidas eran fuertes y sonoras, nuestros cuerpo golpeaban rápidamente y eso solo nos causaba más placer con cada segundo.
Miré hacia abajo, miraba como mi pene desaparecía entre sus glúteos. Con su mirada pervertida Ann se complacía en mirarme, ella veía mi morbo, el deseo de cumplir esta fantasía con ella.
Tomé sus caderas con fuerza, sentía venir mi orgasmo y comencé a penetrarla con más y más fuerzas. Llene sus adentros de semen, ella parecía que había tenido un orgasmo junto conmigo, pero Ann aún quería más.
*Quiero venirme, usa tus dedos.*
Ann se volteó y recostó con las piernas abiertas en el sofá.
Metí dos dedos. Su vagina estaba caliente y bastante mojada. Con cuidado fui penetrando y tocando cada centímetro de su sexo, fue tocando mientras su rostro me decía que ya estábamos cerca. Metía y sacaba mis dedos con rapidez asegurándome de estimular su punto G. Ann gemía y ponía los ojos en blanco, temblaba de vez en cuando hasta que, arqueo su espalda y retrajo sus piernas. Con gemidos agudos dejo que ese orgasmo viajará por todo su cuerpo, es algo bello, Como el orgasmo va creciendo y llenando cada fibra de esa mujer sensual. Frente a mí, Ann se derretía en placer, y mi pene volvía a ponerse duro de verla.
Ann sonreía de manera traviesa, abrió los ojos lentamente y me dedico la más sincera mirada de deseo y satisfacción.
*Vaya. Tenemos que hacer eso otra vez.*
*Claro, yo, encantado ¿En unos cinco minutos?*
Inmediatamente Ann se levantó y me tomó del brazo jalándome hacia ella, quedé e entre sus piernas y ella guío mi pene a su vagina.
Mientras le penetraba, nos dimos besos lentos y apasionados, nos perdimos en el momento, ambos, sin prisa nos llevamos al orgasmo.
Quedamos ahí tendidos, exhaustos y sudados.
*La próxima vez deberíamos hacer un trío* dije bromeando.
Ann sonrió.
*Claro, eso me encantaría.*
Ambos reímos y descansamos hasta volver a encontrarnos otra vez solos, en su casa o en algún otro lugar.
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