apocarus

[apocarus]

Mi amor, mi pasión, mi acoso, no es para mí, he amado a la demencia,  à la folie. He cortado pétalos, he bailado al quemar de velas, he maldecido iglesias, he rogado a los cielos, he escupido en tumbas. He destruido mis dedos, he dado todo de mí, vendido, abusado, robado, y me evitas, me traicionas, me educas. En decepción, en fraude, en abandono, la perfección del descarado, está en la máscara.  Amor, el tiempo me ha resquebrajado, mis esperanzas arrebatadas, ¿el amor? Una mentira, ¿el calor? Una excusa, ¿las conexiones? Una amenaza. Amor, romance, me has mutilado, no mío, jamás, mío, ojos carmesí irán a labios quebrados, pelos nocturnos irán a pieles congeladas, piernas de laberintos irán a costillas de adán, cumplidos de mentiras irán a pecados de mediodía. Los destinos serán choques de auto, mientras, seré el sobreviviente, el reportero, el profeta, mi amor, enterrado antes del beso, antes del conocer.  Me he entregado a las alas de Apolo, que caiga al mar, que me acune el océano, que mi corazón sepa del invierno. El amor no será para mí, mis ojos agotados, miran el mundo girar, el suplicio levanta las hojas, mi amor te enamoras de otro, mi poesía levanta fantasmas.  La definición mía es el pequeño humano sin alma por dar, ya no hay tiempo, ya no hay frase, ya no hay edad, ya hay aceptar. El amor no está en mis palmas, no me querrá, me aceptará, como testigo, jurado, juez. Mis escritos, sus fieles arrepentimientos, mis palabras, su tinta de adicción, mi tristeza, su melodrama de vida. Me dejará a la deriva, labios sedientos, manos rotas, por una última mentira por dar.

[apocarus]

El cigarrillo quemó la sangre, no sabía toser sin el golpear de tus huellas marcando crimen, di espalda a tus pasos, me dolió en una herida enterrada en sol. No sabía volver al cementerio, le di mis mejores petunias, cenizas de buena rama muerta, es lo que he hablado, nombre que me sale en gusanos. Sonrío en los bailes torpes, la puerta sigue rotando, las risas siguen creciendo, los cuerpos siguen rozando, no estoy encontrando el calor familiar, mi cuerpo moviendose en hilos de gracia. Volvería a un instante, que fuera conocido, mis guías están perdidos, no encuentran el norte, las estrellas van a marinero borracho, en mis ojos las calles tienen el silencio de ecos destrozados. El sabor a tabaco se apagó en menta de nuevo respirar, lento, barriendo la medianoche de nueva primavera, cada lágrima se fue yendo en risas de calor al alcohol, cada rastro borrado a buena espalda recta, cada puñal dado a batir la miel del té. Caminando en una voz de charlas donde el dudar del hablar se está yendo en sangre de alcantarilla, cada distraer es un olvido, porque se va, se va, en cementerio de silencio. La noche se arrastra por mi cuerpo, no tengo el arrastrar por el esperar, porque se va, se va, ya no están mis ansiedades buscando hechizos de luna, el cigarrillo quemo el asfalto de una corrida liberada.

[apocarus]

Luciérnaga de medianoche, vienés a mis sueños, el disturbio es tu lenguaje favorito, vienés entre cada exhalar mío. Me recuerdas las maneras que tus manos saltaban por mi columna, reescribes la memoria para que el dolor tenga tu sonrisa, me acostumbro a dormir si me despierto en tus fantasmas. Esos brazos que jamás me dejen, que jamás me abandonen, que la deriva sea de la despierta, la estadía sea de tus alas. Me mueves en los hilos de tu discordia, donde el amor no ha ganado, y, la voluntad no ha perdido, donde tus besos me sanan todas las maldades. Cada día es un mañana más tentador que el ayer de los desconocidos, en todas estas noches, nuestros cuellos siguen siendo codos de peces enganchados, siempre enredando las calles para darnos un encuentro. Me dan la locura de llamar, en adicción, en dormir de por vida, en quedarme derrotada ante tus bellas mentiras. Vienes siempre en los cansancios de meses, con esos bailes de mala sangre, todo se vuelve fantasía del rosa con el que destruimos los finales, quedas bello, bello.  Helado en verano, en tus labios, pegan mis besos a cada peca de tu mordida de diablo, cada muerte está reescrita en cada te amo que nos hemos arrepentido. Vuelves en esas noches donde las campanas se detienen, donde mis sueños me acunan a un hoy que se desvanece cada madrugada.  La cama me secuestra, me arropa, en esas alas, donde la tormenta que nos quiebra, que nos separa, que nos lleva jamás se vuelve océano. Donde las naves saben encontrarse en estrellas vivas, y, los trenes cruzados nos traen deseos de un mañana de eternidad en números desconocidos.  Es de las noches, en que digo las buenas noches al eco vacío de tu calor desconocido.

[apocarus]

Ataduras al estómago, el nombre de tu pasado está en la maldición de mi pecho, de medianoche las ventanas aúllan tus dolores. Les niego mis caminos, el regreso es el tabaco en las suelas de mis zapatillas, dijimos no en el abecedario de las leyes. Quemamos el incendio, el agua se ahogó en el océano, no hay retorno, el cuarto día le ganó al sexto. Deja ir la pesadez de mis pesadillas, mis deseos están agotados de volar al olvido, está todo destruido, lo que fuimos son buenas letras, para mal relato, es lo mejor creado, para buen prostíbulo.  Este acoso de tu silencio, no me trae buena condena, me trae tristeza absoluta, la poesía, una disculpa de un repetir ajeno. Te dije no, en los idiomas que mutilamos, en las distancias que dictamos, en las memorias que moldeamos.  Este estado está en firmeza de beso en la lava, no regreses a donde la noche fue a cementerios. Los días de mediodías son te dé buenas mentiras, llevados a buenas plazas de abandono. En caja de flores muertas, vendemos lágrimas para borrar alegrías, damos en regaló risas para traer buenas tristezas, esto es un alivio del que no se explica.  El amor lo traicionamos, dejemos al sol, buen trapo de malas heridas, traerá un buen dolor al peor artista, mi vida, mi colibrí, deja ir los testarudos de mis nudos.

[apocarus]

Las campanas doblan cada quince minutos, es una advertencia, probable camaradería, posible advertencia enemiga, muy seguro el estrés de extrañarte. Mis noches me han pactado el saber del tiempo, mi corazón me ha pautado el alejar de cada campana de tus pestañas. Son quince minutos, las campanas son un minuto, en la amabilidad de lluvia de verano, en la nostalgia de almuerzo de domingo, en la caricia de hospital. No hay mucho por decir, aguantar respiración, bajo agua, a ojos abiertos, buscando tus labios entre corriente, queriendo escribir entre todo lo que me está agonizando. Dejar las dudas al costado, retomar los minutos en quince y saber cuál es tu lado de la cama. Cada quince minutos, las campanas se doblan, traen el silencio que los autos les enamora secuestrar, suenan a campana de competencia, de caballo en arranque de carrera, en tus ojos a las medianoches que no estén en poesía. En quince minutos de dedos a mis costillas, escribiendo otra plegaria a altares llenos de los pétalos muertos, cada quince minutos, suenan, se doblan, bailan. Las tengo en mis párpados, de atrás para adelante, de un baile sin un significado, el bam, bam, bam, bam, suave, como se mueve en una adivinanza que parece no querer atrapar ningún creyente. Cada quince minutos suceden, todos mis relojes muertos, mi corazón aun apuntando al sonido de la penumbra de la noche. Cada quince minutos se doblan las campanas, mi amor, cada quince minutos tengo fantasmas, mi amor, cada quince minutos tengo ansias. Mi amor, cada quince minutos dedico un minuto

[apocarus]

No te amo, dulce obsesión, mi memoria recuerda el dolor del rogar, tengo las lágrimas en cenizas para buena pasta de malas rimas, todo a buen precio se le debe dar el peor destino. No tengo amor a ti, eso se fue a espuma de mar, preferí ceder libertad a tener el fantasma. No tengo la respuesta, se la llevó el deseo arrepentido. Mi obsesión, no te amo, aún tengo el tatuaje de la mirada a cuello, donde los dientes marcaron corazón a estafar. Aún tengo cada telegrama entre cada muerte aproximada, entre cada cruce donde escuche una distorsión de ti. Mi obsesión, amor nació en el instante que murió mi reconocer, tus defensas están en todos mis ataques, creando destrucciones en abanico de protección, de cada eco de tu amor. Porque, obsesión, he borrado el mapa en la arena seca de cristal, he permitido el fin del inicio en cada árbol muerto, en cada letra que atraganto el aire, de estar viendo el juego de dedos creando estrellas de aviones, para atrapar cada escapada. Porque mi obsesión, mi amor murió en el instante en que cruce fronteras, lealtad atrapada en veneno, traición agarrado en dinamita, fue muerte a espalda de espada a pecho. No tengo memoria para la manera que tu pelo se movía en el mediodía, si tengo recuerdo para tus pisadas en las madrugadas de los lunes. No te amo, es obsesión, en cada escrito verás, el atestiguar de nubes de Navidad como cada esperanza de fin de año, no hay hilos para el ahorcado. Se llevará a un día de un olvido, miradas confundidas, todo regresa al retroceso. Mi obsesión, ojalá supiera el sabor para mi amor, así olvidaria el arrastrar de tu risa en la piel, que escribía cada travesía de tu mirada en mi cuerpo.

[apocarus]

La ultima catedral gotica Empecé a amarte antes del golpe, es una demencia en retroceso, es el espejo en mi cuello, empecé a crear la nostalgia en tu primer beso, es un loquero volviendo a sus malos vicios, es un maltrato criado en buen rato.  Hice todo en un mecanismo de envidia sin saber de tus rastros, tengo ecos en todos mis huesos, todos llevan tus múltiples retratos. Saber cómo llegué acá me llevara al disparate, me deja en que el primer peldaño lo tiraste del puente a la medianoche. Te vi, te vi de reojo, tenías marcas de demonio, querías llevar mis venas a los pecadores, era buena paga, mala ganancia. Nos inicie antes de todo gusto, antes de todo placer, antes del fin del anonimato, me acuerdo, de ayer, una sombra me paso por los reflejos, tenía buen aroma, una curva de tu columna en mis dedos está ahora reposando en mis poemas. Esto siempre fue un disparo de culata, no tenía víctima, tenía victimario, se va entendiendo si abres el diccionario caído de las ruinas de esto que hemos destruido, Alexandria, Alexandria nació en todo buen romántico, nosotros fuimos todo mal odiador.  Hay una persecución, donde siempre terminamos en el medio arrodillados, uno disculpando el disculpar del que llegó tarde a la comunión. Los dos lo hicimos, tu odio temprano, mi amor tarde, tu amor temprano, mi odio eterno. Estamos bien, veo unos pasos correr en mis esquinas, cantan el coro de idiomas que advierten lo que fue a pasar, les doy risas de paga, no tienen valor, tienen ganancia. Mis lágrimas las limpian de condenas, cree un dialecto de cuando tu lengua no tenía mis torturas, le di un buen regalo al universo, tu hermano, le di tu belleza, aún no había estrellas. Tome tus ojos, los escurrí en mis muñecas, le di al cazador el olfato, aún te encuentra, aún te pierde, está bien hecho, llegué tarde al desenlace, el coro retirado detrás del pecador. No tenía mucho relato, caí en desesperación, tenía una oportunidad de decir un rato, dije una vida, até toda raíz muerta a barco quemado, si hundía, hundiría la vida. Terminé amándote en el día de tu bendición, en el modo que levantaste el pan, dijiste que era tuyo, para olvidar, me bañe los labios en la sangre, no era para limpiar. No había rodillas en disculpas, no había palabras en confesiones, en un terminar de terminal de la estación de donde, termine de amarte en el día que dijiste que te llamabas el santo de los olvidados

[apocarus]

Elogio funebre Estamos reunidos porque mis palabras se han ido, en vela negra te las tomaste a pecho caliente, las arrebataste con honor y gloria. No tuve fuerzas para retenerte, te di lo que pude, esperando, que entre cada vocal encontraras vestigios de mi amor por ti, la pasión que incinere, tu nombre en mis plegarias, espere que si te llevabas mis acentos te fuera difícil vocalizar la vida que llevaste al sepulturero. Te di todo, me arrepiento de poco, me arrepiento de un universo atragantado en una tierra matada por su amor al sol. Te di el final del tango, la cabeza para atrás, el polvo vuelve a la tierra, dime mi amor ¿a dónde van mis letras?, todo esto era musa de ti, cada estrago que tenía en pena era un pincel que me habías donado. Este arte, este arte moribundo, lo tenía por ti, lo tenía para mí, mañana, mañana cuando te fueras en apuro, tendría los fantasmas en los puntos, podría ver tu espalda en mis pesadillas, podría dar relatos en las fogatas, pero la vela va rápido en océano revuelto. Me dejas en la orilla, mis gritos te llegan, no tienen más que gemidos, qué dolor, que dolor cuando salen, me rompen el esternón, quieren botella de mar, quieren carta, queda una palabra, queda una y quiere saltar al agua, quiere a ti, todo de mí quiere a ti. Te vas, cabeza en alta, pero golpeando el pecho, el corazón te agoniza al mío, los intercambiamos, los confundimos, los mezclamos, los idealizamos, te llevas mis tatuajes, mis condenas, mis fabricaciones. Cada sílaba va a tu funeral, esperando, que entre cada oscuridad este mi voz, que en cada exhalar este mi risa, que en cada inhalar este mi pesadilla. Te llevas todo, te lo di a cofre roto, esperando que en el oro vieras mi condena, que vieras que no tendría nada, que el universo se iría en el manto de ti, las estrellas apagando la noche, la luna demoliendo los arrecifes, la vida agotando sus excusas. Te llevaste todo, cada pequeña mayúscula, cada gran minúscula, te siguió a pato, te siguió a confianza, tuya, tuya, todo lo que fue mío, tuya, tuya, cada palabra que me tuvo a ti como mía es tuya, tuya.

[apocarus]

Ministerio de justicia

Las lágrimas decoran tu cara, eres una pintura, mis labios se relamen, el puño oculta el temblor. Mi amor jamás te viste más hermosa, me ruegas, a ojos abiertos, a corazón roto, a viento de otoño, me ruegas, sin palabras, a cuerpo quebrado, tan bellamente. 

Me pides, por favor, miente al resto, pero a mí omíteme, el viento me roza, me pega, me veo en tus ojos, el café de las mañanas, la ruta de ti a mí, el tronco donde apoyaste tu corazón en el mío. Me ruegas, soy tu altar, tú eres mi devota, me pides, misericordia, mi sonrisa, sale fácil, como verte, me sale cómodo, como besarte, me viene, como abrazarte, en cada amor, en cada instante, es un dado, un obvio. 

Agarro tu mano, aun pura, aún pulcra, aún suave en invierno, siento el latido de tu corazón, firme, determinado, aun en la plegaria de tu cuerpo. Tu corazón es faro, sé que esto es la encrucijada, que me amas a lo cometa, pero no estarías muriendo en ti, que las raíces están en resucitación, este es tu salvavidas, esto es la belleza impecable de ti. El viento llevando tú pelo a tus idas y venidas, los labios ya no pueden crear palabras, pero están ahí, por favor, por favor, tan delicadas, tan suaves, es el té de tus madrugadas, me solicitas el juramento.

Es una vereda, de la cual aún no sabemos como el tiempo la tocara, aún no entendemos el segundo, aún estamos enfrente del Ministerio de Defensa, la ironía se me escapara, la noche me vendrá meses después, está todo ahí, nuestros fantasmas los veo rogar, repetir obra sin inicio.

Me ruegas, me quieres hacer trato, me darías tus labios por mi verdad, me darías tus migajas por mi honestidad, me darías tú por mí, lo sé, cariño, lo sé, esto es Roma, no fuimos creados, fuimos maldecidos. Me imploras, el viento se detiene, es luz roja, el atardecer pisa los talones, el celular está apagado, este es el día. Tu amor jamás tan brillante, mis ojos de lagunas atrapan esta tortura, quiero recordar la pesadilla, para creer en mí, para ver tu devoción y no ser pecador, para intentar, en tormenta, en devastación, en sombras, intentar por ti, mis ojos marrones. 

Tus manos están en las mías, aún suaves, aun firmes, el latido llamando al mío, estás agarrada a bandera, estás firme en océano, estás en código morse, la respiración cortada, crees en mí, lo veo, lo veo aun cuando me pides el freno de las mentiras. Veo que aún me tienes de Biblia, que aún estás firme en mi iglesia, que a mi Dios te bendices, lo veo, la lealtad ciega, pide no dudar, clemencia de su Dios, que traicione a los Judas, no a los Samaiels. 

Ay, mi vida, eres bellísima, me rompes el alma, el frío no aparece atraparte, tu voz, aún dice por favor, por favor. No sé dé donde vino, qué mentira atrapo tu demencia, no sé qué voz agarro tu corazón, no sé qué duda plantaron en mi tierra, como llegamos aquí, se me escapa, si te lo preguntará te me irías, esta es la esquina nuestra. 

Sin saberlo, luego, escaparemos esta cuadra, le daremos un cementerio, le saltaremos la rayuela, le quemaremos el mapa, acá jamás hubo crimen, acá nunca mis labios te dieron todo, acá jamás, jamás. 

Me has dañado, sacado todo de mí, dado todo de ti, tus brazos trajeron mariposas, tu sonrisa comparación a crimen, tu amor asfixiar de bondad, tu maldad de lealtad, me querías en cada destrucción. Te precisaba en cada distancia, Dios, éramos bomba perfecta, me ruegas, me ruegas, soy débil a ti, a tu manera de verme aún perfecto, de la sonrisa que se quiebra, que es sol, que me dice que sí, sí, si te doy esto, te mueres a mi costado, el puñal irá en orgullo. Me sonríes, es un peso suave en la lengua, un borrar de lágrima, esto es mío, esto es tuyo, jamás habrá engaño. 

Luego, luego, sabré que nos rompí. Tu honestidad cruda me mataría, mi mentira ciega nos alejaría. 

Que bello todo, caes a mis brazos, la pluma, me sonríes en el corazón, las lágrimas cálidas a mi corazón, me agarras, me detienes, me tienes, me tienes. Estamos ligeros, te ríes suavemente, es amanecer, el calor nuestro es aroma de amor, está lo prometido, me crees, democracia del ciego, te sostengo en caída, hueles a armonía, vamos a durar, mis manos en tu espalda lo sabe. Estamos bien, estaremos excelentes, te me ríes, me llamas, me llamas, no lo crees posible, que las mentiras vayan al mundo, que la verdad quede en nosotros, me sonríes al apartar, tan bella, que las lágrimas son sacrilegios. 

Me agarras la mano, me pierdes por la ciudad, cada rato miras para atrás, mi vida, te seguiría hasta el fin, lo hicimos. Me hablas, tus palabras no se detienen, ahora hay fe, los mandamientos firmes. Me hablas, la sonrisa te sale libre, estamos bien, caminamos en agua, hemos convertido agua en vino, me hablas, me escuchas, me sostienes. Caminamos la tarde, el sol palidece en tus ojos, eres la miel, mis ojos brillan en la noche, soy el gato, me confías y eso me enloquece.

Más tarde, mucho más tarde, eones, demasiado tarde, tus letras, polvo a mí, cuando tus ojos, caminos manchados, rutas de medianoche, la lava del beso, más tarde, los veré, brillar, bellos, tan bellos. Me detendrán en calle, me dirán hola, sonará bizarro, un extranjero modulando el castellano, tus manos no tendrán tacto a mí, tu aroma estará en verano, aún bella, no delicada, no precipicio, viento dislocado. 

Tus ojos bailan las estrellas, no te me quedas, me llevas a gente, a desconocidos, hemos pasado vidas, el final se nos llevó del tiempo, tu verdad torpe aún es un síntoma, ya no buscas mi idioma, ya dejas pasar las mentiras de costado. El nerviosismo está ahí, la sonrisa tiembla, el calor se retracta, los pasos se corrigen, aún te veo, estás ahí, detrás del dolor, de la ruptura, del extrañar, te veo, estás ahí, aun rogando, aun suplicando. Quiero, darte todo de mí, quiero, que hablemos, que perdonemos, que maldigamos, que seamos ser. Pero, tus ojos marrones, tan bellos, oscuridad en luz, cerveza vacía, el pelaje suave del caballo salvaje, tus ojos tan míos, espejos de mi brutalidad, de la adicción, se han perdido. 

Lo veo, lo veo, me destruye, espero, que sea equiparado a mi destrucción, a la tuya, a que el tiempo es impecable en maldad. Me sonríes, pero, veo el reojo, veo el delatar, veo la oscuridad de la luna, tiene dos bellas dagas, una crueldad delicada, un cariño honesto. 

Veo, el modo que te caes, es lento, es suave, es distante de mí, te pediría, ahora, más que nunca, en el reflejo distante de mí en ti, por favor, por favor, miente, miente

[apocarus]

Mis neuronas son cohetes, las estrellas implosionan en mis párpados, las vidas una vid que se enreda en pieles sacrificadas a voces sin nombres. Me quedo quieta, movida, balanceada, con el pegar del verano, visualizo la vida, teclas de piano sin sonido, al cual bailó la poesía, me siento en el movimiento. Cada instante de inhalar una puñalada a lo que no relato, cada exhalar un dolor de grito en lo que me arrebata, es una manera tortuosa de ser, pero son fuegos artificiales.  Estiró las manos, los atrapó todas las veces, por eso tan quemadas mis huellas, por eso tan frías mis caricias, tan cerca de la caída de la tortuga que no tengo atadura, me quedo. Visualizando cada cometa que sonríe una nueva constelación, miro el mundo girar, mis piernas raíces para árboles que darán mis bosques de los ruidos que no he parido. Me quedaré aquí, sedentaria, para ser una más, en el silencio, en el viento que me acuna, me lleva en todas las brújulas descompuestas, porque, tengo la luna en mi calendario, no sé el número, sé el descolorar de ella.  Me quedo en los arrecifes, la sal del mar me sabe a labios de dolores no destruidos, conozco todo esto, buen final atrapado en los saltos de violín, me sé esto, porque mi mente está al igual que eclipse en media tarde de luna brillante. Atrapando cada reflejo, dando cada rayo, iluminó la noche que da el día, que mata la medianoche. Soy la estrella que gira, gira en la embriaguez de la tierra, porque me lleva el agua, me fluye por las venas, demencia, locura, me lleva por la corriente.  No hay certeza donde vaya, mi mente está disparada, la brújula rota, mi cuerpo ligero en voces sin nombre, mi mente apagada en él barbullo del viento que viene, viene, se va, se va con los cohetes de los días de mi mente adormecida.

[apocarus]

Llevo corazones a los moretones, niegan el valor, se ha agotado la memoria que los ataba, irían bien al fondo, los peces serían amables, el revolotear de los nombres me queda salado. Un día, como el de hoy, los supe ventricular, los conocía, por latido, por distinción, por dicción. Pero ahora me dicen que estos violetas no tiene saldo, que esos recuerdos están ensuciados en las manijas del tiempo, serían buena decoración en los fondos de las estrellas, tienen el eco para el silencio. Me quedo detenida, expectativa, por el chiste, la risa seca, los aplausos incómodos, pero, el nombre, el nombre que estaba entre cada manjar, el silbido de primavera, está ahora en un abrir y cerrar de labios. El oxígeno se mueve en cada pulmón, pero no hay, no hay nombre, el púrpura no me da simpatía, no me da sonrisas, no me da paciencia. Me retuercen el corazón, los corazones, sale tinta de vino añejado, buen vino, véndelo, en tiempo correcto, fue ayer, ayer fue el correcto aún tenían una dirección a dar. No sabe a nada el alcohol, no es para tomar, me hunden la mano, me mojan cada huella, cada línea, cada crimen. Pegan cada palma, a corazones pálidos, están secos, frescos, con un sonido lejano, me marcan cada parte, es una obra de arte, el púrpura dice: así, así esto es oro, esto vale, esto véndemelo mañana, mañana cuando tenga más mezcla de ti, de todos, de ti, de nadie. Lo podremos dar el sol, podrá iluminar las tormentas, podrá lavar tus llantos, podrá pagar tus condenas, podrá arrastrar tus penas.

[apocarus]

Engañar al amor es complicado, aun en los pasados estas, siento el peso de tu mirada en extraños, aun así, ahí está. Ojos al cielo despegó tus latidos de mis dolores, pensar en eternidad es de joven, creer en ternura es de adultos, lealtad es de nadie. Te di todo, creyendo en románticos, pero, siempre es lo mismo, ojos lindos se llevan el mejor partido, le dimos las puntadas de buena apuesta, el mal tiempo tomó los talones, nos perdimos en retirada, los abucheos regodearon las sonrisas, las maldiciones sanaron las risas. Traicionar al corazón es de mente, aún siento tus ayeres en mis heridas, camino las calles, en cada roce de esquivada veo la electricidad de tus pecas, es un trote conocido, aunque, ahí se siente. Caída en raíces rebeldes, el alma se va a otro viento, creer en magia es para dulzuras como las tuyas, traer vida a la muerte es tragedia de tus palabras en mis poemas, describir tus venas, tus venas, en mis manos es todo secreto. Es todo posible, es eso, es todo posible, así que, ¿cómo no dejar el pasado ser?, estarás en el rabillo, en la lápida de tus antepasados, en las letras del abecedario, en las risas de venidas, en los gestos de ida, en cada mirada ahogada, estarás, en todos los vecindarios, en los que herimos la distancia. El amor es fácil de fallar, es eso, es fácil de respirar sin tabaco en los pulmones, es fácil de memorizar tus líneas de palma en Nazca, pero, es difícil, no rozar la orilla del mar en juventud de infancia, porque, el frío, despierta tacto no perjudicado

[apocarus]

¿Me amaras hasta que los imperios ardan?, ¿me recordarás hasta que las iglesias olviden?, ¿me detendrás por cada causa perdida? Digo, en penitencia, ¿confesarás pecado o virtud? Dime, este amor debe tener significado. Si me lo traduces, si escribes en romano los números que no alcanzan, mis besos darán la poesía que no acaba, porque, mi duda es constante. Tanto corazón he dado, que el alma me sobrevive, así que, si mañana vinieras, te daría los besos de costillas para marcar los testamentos de cada secreto quemado, te tendría entre rodillas a orar cada segundo de la historia para que el pecador la promueva. ¿Tendrás la paciencia para quemar biblias y reivindicar nuestro arte a Prometeo? Porque, he dado todas mis huellas a todo crimen de amor, pero aún me queda cuerpo por destruir, así que aún cuestionó, los límites del amor. Porque doy, doy, hasta que el océano no tenga arena por repartir, porque doy, doy, hasta que el cielo no tenga estrella que asesinar, porque doy, doy, hasta que el amor se vuelva la idiosincrasia por renunciar, porque. Mutilo todas las preguntas, porque temo, si me amaras hasta que destruyas la democracia por llamarme tu única lealtad, si envenenaras todo amor pasado para simplemente existir en presente, si te atreverás a amar en el medio de enemigos para demostrar la calma de ojo de huracán. Porque, me he quemado, toda mi piel conoce de otros, todas lágrimas saben de saciar, pero, aún está, cada pestaña por desear, que te llama a juicio, no por perjuicio. Porque doy, doy, atestiguamiento de que eres inocente de manzana si me abres la salida, porque doy, doy, si me das el arma en tu sangre para promesas de media luna, porque doy, doy si me dices el tercer nombre para tener un cuarto, porque doy, doy, con tal de que en el luto digamos somos. Porque te llamaría como testigo en fe de que diría inocente, inocente porque es el único amor que sé que doy.

[apocarus]

La noche me congela, en tiempo, la nostalgia impresiona a mi corazón, en tiempos desconocidos. Te veo en caligrafía, no te me rías, te veo mirada de espalda, tu espalda tan cálida que me dormía en ella, no te me rías, te veo en censura, tus manos tocando teclas de piano en mis vértebras.  A la noche, la vida me responde, su idioma una mezcla de intoxicaciones, nos reímos, nos lloramos, nos encontramos, somos jóvenes, jugando a escondidas. Reverencias, a sus esquinas, decimos buenas noches, nos reímos en palmas, esto es hermoso, que juventud arrebatadora.  Te veo, en acuarela, no te me vayas, tus pisadas están en la espuma, te veo, te veo, te me vas, estás en multicolor. Tus ojos dos lagunas de otoño, mis dedos sacan tintas de tus labios, es de noche, me pregunto, qué odisea estaremos creando, qué aviones viajan de extraños, qué trenes buscan compañeros, que autos visualizan estrellas, es magnífico, no magia, magnífico.  De noche, mis huesos son grillos, son hermosos, crean una melodía, va de este modo, mía, de nadie, quizás, de la luna, tuya.  Te veo, pelo despeinado, el viento te pega la sonrisa, tus pecas escriben caligrafía, te veo, me frunces, me llevas por todos los caminos, me hablas al oído, eres marea a mi capitán.  La noche, la noche, me deja a ojos borrosos, debo dormir, la madrugada amenaza, pero, la noche es buena seductora, aceptó el cansancio, brazos abiertos, cuerpo desesperado, adoctrinada a esta oscuridad.  Te veo, en mis letras, en mi sangre, en mis pulmones, te sientas, en el banco verde, tu cuerpo escuchando el mío latir, tienes la cabeza al cielo, tienes esa juventud de amor.  Estás cálido, es verano, es de noche, es de tarde besando a noche, es de noche saludando a tarde, es de noche donde me abrumó en toda su dicotomía

[apocarus]

Quisiera que el amor no hubiera muerto en egoísmo, la poesía me salía bella, fácil, eras buena musa, la mejor. Quisiera que el amor no hubiera fallecido, negro no es tu color, quisiera que el amor no hubiera llorado, mis ojos no pueden leer tu constelación, quisiera que el amor no hubiera callado, tu voz hacia las mejores noches. Quisiera que el amor no hubiera fracasado, mis manos no pueden levantarse del piso, quisiera que el amor no hubiera traicionado, aún regreso a ver qué pie dejo la evidencia, quisiera que el amor no hubiera abandonado, la emoción, el latido, la mirada, la palabra, está en reversa en mi herida. Quisiera que el amor no hubiera existido, ¿sabes, sabes el sabor de tus labios en los míos?, porque yo sí, quisiera que el amor no hubiera estado, tu pelo una luz en los mediodías, tus ojos una maldición en las tardes, tu calor una tristeza en las noches. Quisiera que el amor no hubiera amado, mis brazos deseando tus venas, mis piernas rápidas, tus labios amando, amando, mi corazón destruido antes de amarte. Quisiera volver a extraños, la ventana debería ser icono, la memoria miraría tu cuerpo hasta las cenizas, los nombres de fantasmas atrapados en la poesía, tu sonrisa en cada caída de Ícaro. Quisiera que supiéramos volver, cada dolor valió el tormento, mentira, cada momento valió el calor, verdad, verdad, cada malicia valió las lágrimas, verdad, mentira, verdad, cada corazón valió la tragedia, divina comedia de ruleta, cada encuentro valió el destino, silencio de confesión. Quisiera que el amor existiera, tienes mirada de pasado en presente, jamás en futuro, mis dedos siempre rozando el sueño, tus labios siempre hablando excepciones, mi mirada siempre rogando excusas. El mal tiempo nos dio la mano, quisiera que no hubiera extrañar, los sueños me quitan el cansancio, el recuerdo me borra el espacio, el anhelar me quiebra el alma. Quisiera que, que, quisiera que, que, el amor no hubiera estado en mi corazón.

[apocarus]

Cuento los días, son los dedos, un dos tres, cuento los días, son los dedos, un dos tres, cuento los días, son los dedos, un dos tres.  No es malicia, es un malestar, es una protección, la lluvia me resbala, pero, el sol me asesina, la manera que mis ojos ven, absorben, cada vena palpitando vida. Los planes son mapas, sus líneas hermosos nudos en mi cuello moribundo, cuento los días, son dedos, un dos tres. No es maldad, es costumbre, ¿viste la chacarera? Cierran los ojos, los cuerpos rozan el viento, las almas se entrelazan, es magnífico, arte del país, mientras ¿yo? Es electrificado, cerramos los ojos, accidentes suceden, almas se pierden, aires sofocan, cuento los días, son los dedos, un dos tres. Hay animales con instintos, supervivencia, amenaza, asesino, hambre. El mío está en el océano, oscuro, oscuro, llamando nombres ocultos, el frío es molesto, se acomoda a las olas. Veo mi descansar, le dicen invierno, le digo abrigo, cuento los días, son los dedos, un dos tres. Es una manera de ser, existir, digo, ser, que es, ser, repetición, se puede entender. El mimo, diría un segundo, retomaría el inicio, diría un segundo, retomaría el final, diría un segundo, se iría a su hogar.  No es maldad, no es malicia, no es manipulación, cuento los días, son los dedos, un dos tres, es el pichón en vuelo, si vuelo, el piso está marrón, verde, azul, mío, y, veo, veo, todo, el cielo es vasto, es azul, es blanco, es el sol. Mi mente, imaginación, atrapado en corral de púas, cuento los días, es los dedos un dos tres, no es maldad, no lo es, es dirección, es hogar, es conocer, es saber, es instinto, mi letra, mi escribir, mi ser, mis dedos.  Es cuento los días, son los dedos, un dos tres, es yo, es yo, no es maldad, cuento los dedos, son los días, un dos tres, tengo control, cuento los dedos, son los días, un dos tres. Sé respirar, cuento los dedos, son los días sé estar en existir, cuento los dedos, son los días sé, sé, el rozar del bienestar.

[apocarus]

Mi amor doscientos poemas a tu altar te han bañado en lavandina, ¿me dirías el color de tus pestañas? Los deseos se me han volado, he trastabillado en tu nombre, me salió mantecoso, trabado en vocales, más consonantes, menos tú. Me deja pasmada, mi amor, doscientos poemas de amor, musa de eternidad, de dolor, de tus pasiones inundadas en la mía, de todo relato entre cada línea, una cocaína más pura que la de mis venas. Mi amor está todo escrito, testamentos polvo a mí, por ti la biblia en pecados, mis palabras por tus hazañas, el tiempo doblegado a voluntad de amor. Amor, estamos en Córdoba, lágrimas decorando el cuerpo, muerte en orgullo, amor en beso lento, lento tabaco en el sabor, agonía en el decir, querer era lo más doloroso de mentir, mi amor, todos los poemas tuyos. No tengo el sentir de tus dientes en cada palabra mordida, no me acuerdo como tu aroma viajaba en otoño, se me fue, se me fue. Ladrón de luz, la memoria logro, venció, no estas, no te veo, no hay imaginación, no hay engaño, no tengo fotos blanqueadas, no hay falsificación. Los poemas se deshacen en mis manos, no tienen esencia, mi amor, no me dicen como tu cuerpo se movía en la pista, no me hablan de tu voz en las avenidas, de tu risa a la madrugada, no me dice nada de, nada de ti, no te encuentro. Mi amor, doscientos poemas, párrafos, prosas, arte hasta los huesos, y, no sé, no sé, el sabor de tus labios en frío. No tengo tu mano en las montañas, no me acuerdo de tu silbido en la noche, se me fue, se me fue tu sonrisa en mi calor. No está tu voz en pesadillas, mi amor, no sé, no puedo decir, qué amor fuimos, si fuimos, mi amor, no tengo el punto final, no tengo la primera palabra. Mi amor, luego de doscientos debo pelear con la realidad de que tal vez eras un mito de mi corazón.