Tumgik
#Habitante de Infierno Negro
groriatrevi10xx · 2 years
Text
Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media Tumblr media
✨... Mundo Oscuro...✨
5 notes · View notes
coolpizzazonkplaid · 2 months
Text
La heredera del Infierno
Tumblr media Tumblr media Tumblr media
Pesadillas hechas realidad
Un sirviente llamó a la puerta de Adelina anunciando el desayuno. La muchacha sintió que los pies la estaban matando debido a la noche anterior. Se cambió el pijama y optó por jeans negros, una remera con decoraciones doradas del mismo color y zapatillas.
Se reunió con el resto de sus compañeros a un gran salón donde la emperatriz y sus hijas los esperaban para disfrutar un rico desayuno. Comenzaron a ponerse diferentes alimentos en los platos, mientras poco a poco se iban sacando el sueño. Sindel anunció que la finalización del torneo sería pasada la hora del almuerzo. Adelina pudo ver que Raiden estaba nervioso por combatir con la princesa Mileena, pero parecía intentar combatir con esas ansiedades.
Los chicos aprovecharon para poder explorar la capital, Sun Do. La emperatriz ordenó que fueran acompañados por la escolta de la primera oficial, Li Mei y marcharon lentamente. Los vigilaban mientras charlaban entre ellos. Adelina, en varias ocasiones, la invitó a unirse con los luchadores, pero ella se negaba rotundamente.
La vegetación se transformaba en casas y edificios, los habitantes del Mundo Exterior se congregaban en las grandes calles y otros, lo miraban desde sus puestos. Invitaban a los luchadores a sus espacios de comida y los músicos tocaban, dando alegría a las personas.
Adelina comió muchos de los platillos que ofrecían en las calles de Sun Do junto a Mariano y Daniela. Kenshi, Johnny, Kung Lao y Raiden admiraban los bailes que hacían las diferentes civilizaciones del Mundo Exterior. Mariano y Daniela vieron a un grupo de niños y padres jugar con la pelota y los invitaron.
Se acercaron y el muchacho fue el primero en tomar la pelota. Cautivó a los pequeños con acrobacias usando los pies para moverla y luego, con una maniobra, la llevó a su cabeza haciendo equilibro para evitar que callera. Los niños presentes, tanto shokan como centauros, miraron con brillo en los ojos las hazañas de Mariano. Con un cabezazo, le pasó la pelota a Daniela y la rebotó con sus pies varias veces para luego dejarla en el suelo.
Los niños se sorprendieron y quisieron imitarlos. Los adultos miraron sonrientes como intentaban hacer las habilidades de Mariano y Daniela. Ellos propusieron hacer un pequeño partido de futbol, se dividieron los equipos y Adelina hizo de árbitro.
Los infantes mostraron su competitividad y el dúo los calmó incentivándolos a que formaran dos rondas para prepararlos. Adelina estableció la cancha y vio como sus amigos motivaban a los pequeños inseguros por sus aspectos.
–¿Sabés lo que yo veo en esos cuatro brazos que tanto odias? –dijo Mariano, el pequeño shokan negó con la cabeza–. Veo a un gran arquero o defensor, eso es lo que veo.
–Lo que consideras una desventaja, yo lo considero un beneficio –Daniela hablaba con una pequeña centaura–. Tu complexión nos servirá para atacar, eres rápida y eso facilita más el poder meter la pelota en el arco.
Adelina terminó de preparar la cancha y puso la pelota en el medio, mientras los dos equipos se posicionaban y el dúo daba sus últimas indicaciones. La pelinegra gritó un “comiencen” y el partido de futbol de práctica inició. Daniela y Mariano corrigieron pequeños errores durante la jugada y lograron que los niños lo entendieran mejor.
Los dos grupos se posicionaron y Adelina dio comienzo al juego. Los niños corrían de un lado al otro para poder llegar al arco del equipo contrario y pasaban la pelota a los capitanes. La centaura del equipo de Daniela por poco llegó al arco del equipo de Mariano, pero un niño shokan se la arrebató y corrió lo más rápido que pudo al arco contrario. El niño asestó la pelota en el arco, Mariano gritó un fuerte “gol” y los pequeños lo imitaron.
Adelina anotó en papel una raya para mostrar el puntaje y siguió vigilando las jugadas de sus amigos. Mientras, los demás habitantes de la Tierra miraban el partido con curiosidad y reían ante las actitudes de los niños. Mariano y Daniela estaban tan enfocados en el juego que no escuchaban los ánimos de sus compañeros y se concentraron en ayudar a los pequeños.
Por varios minutos, el partido siguió en los que el equipo de Daniela asestó en el arco opuesto y se enorgullecieron tanto, que saltaban de la emoción. Uno de los pequeños del equipo de Mariano pudo propinar un pelotazo tan fuerte que lo pudieron escuchar desde el palacio real y hacer gol.
Adelina siguió anotando los puntos y vio que los guardias y la primera oficial parecían intrigados por el partido. El juego terminó con la victoria del equipo de Mariano con cinco goles a su favor, haciendo que los niños se cansaran y fueran a los brazos de sus padres. El dúo invitó varias veces a los guardias a pasar un rato de diversión, incluso a la propia Li Mei la invitaron y se negó rotundamente a participar. Entonces, el grupo decidió explorar la capital.
El grupo se separó prometiendo reunirse en la calle principal, mientras un guardia los vigilaba. Daniela paseó entre los caminos empedrados y casas. El guardia que la cuidaba estaba detrás de ella y siguió su caminata hasta pasar por lo que le pareció una herbolaria donde vio una maraña de cabello negro y ropa que recordaba. La persona se dio la vuelta y la reconoció. Era Shang Tsung.
La chica lo saludó con la mano y el hombre le dio una media sonrisa. En sus manos, tenía una bolsas con hierbas, líquidos y pociones de diferentes colores.
–Es un placer verla, señorita Daniela.
–Ya te dije que me puedes decir solamente Daniela, Shang Tsung.
–Estoy acostumbrado a las formalidades, lamento molestarla –el hombre se acercó a Daniela con una sonrisa en el rostro.
–No es molestia, es simplemente comodidad.
–¿Qué haces por aquí? –cuestionó el hechicero mientras sostenía aún las bolsas con objetos–. ¿No deberías estar con los tuyos en el palacio?
–Sí, pero nos dejaron salir un rato para explorar la capital –dijo Daniela y volteó la cabeza mientras señalaba al guardia detrás suyo–. Además, no estoy tan sola. Un soldado de la primera oficial me escolta.
–¿Por qué tienes toda la cara roja y sudando?
–Oh, hicimos con Mariano un partido de futbol para los niños –Daniela rio y sintió sus mejillas se volvían más rojas–. Mi amigo acabó ganando. Ahora, la primera oficial, Li Mei, nos dejó estar a los alrededores de la capital, pero siendo escoltados.
–Parece un combate interesante.
La chica se rio y el rostro de Shang Tsung mostró su confusión. Comenzó a avanzar y la chica lo siguió.
–Es un juego que hacemos en varios países y es una pasión en el mío –explicó la chica mientras se quitaba el sudor de la frente y se abanicaba las mejillas rojas– Déjame que te ayude con las bolsas.
–No, gracias. Son elementos delicados –dijo Shang Tsung.
–¿Seguro?
–Sí, son elementos que necesitan un cuidado especial –explicó el hechicero mientras ordenaba cuidadosamente los objetos de las bolsas–. Debo usarlas para revisar antídotos y hacer otras pociones.
–Ah, está bien ¿Vas a estar presente en la última fase del torneo? –preguntó Daniela.
–No podré. Mi trabajo me agobia.
Daniela y Shang Tsung siguieron hablando hasta llegar al mercado de la capital. Los diversos puestos se apelotonaron en la gran calle y las personas se mezclaban en ellos. Los mercaderes ofrecían desde ropas hasta artilugios para muebles y la chica se sintió cautivada por cada elemento que aparecían a sus ojos.
Daniela vio un puesto de libros y se metió sin dudar, con Shang Tsung detrás y observaron las obras literarias. La chica miró cada portada sintiéndose atrapada y sus pequeños símbolos desconocidos a sus ojos.
–Ese libro lo tengo –habló Shang Tsung señalando el libro que Daniela tenía en sus manos–. Es bastante informativo.
–¿De enserio? ¿De qué habla?
–Una parte de la historia del Mundo Exterior –se acercó a la muchacha y abrió las hojas. Estaban ilustradas con varios acontecimientos y retratos de personajes históricos–. La etapa de los kahnes.
–¿Fue oscura esa etapa?
–Lo fue para muchos.
La chica siguió hojeando el libro y lo dejó en su sitio. Avanzó entre los puestos y llegó a uno de joyas. Todas eran desconocidas a ojos de Daniela. Había averiguado los tipos de piedras preciosas después de hacer una nota periodística sobre un robo de joyas. Cuarzo, rubí, jade, malaquita, alejandrita, entre otros. Fueron tantas joyas y piedras preciosas robadas que Daniela pudo haber hecho una exposición oral de cada una.
Las joyas pasaban de collares a brazaletes de tantos metales extraños que cautivaron a Daniela. Hubo un bello collar y anillo que le hizo recordar los que el Viejo Mario le había regalado a ella y Adelina. A Mariano le había obsequiado un reloj con un avión en el centro de las manecillas. Lo que recordaba era que parecía un niño con el mejor juguete del mundo.
–Son muy bellas –soltó la chica.
–Las mejores joyas se comercian en la capital –explicó Shang Tsung–. Las extraen de minas sumamente peligrosas, los mejores herreros las confeccionan y las llevan aquí para vender.
–Son maravillosas. Nunca vi estas piedras en mi vida.
Shang Tsung eligió un bello anillo con una joya de color rosa claro y detalles blancos alrededor. El comerciante la envolvió cuidadosamente en regalo y el hechicero le dio una bolsa con monedas. Siguieron caminando un poco más hasta casi llegar a la calle principal y vio a sus compañeros dirigirse a la dirección del palacio.
–Ahí están mis amigos. Debo irme –la chica se fue separando del hechicero y se puso de espaldas a la calle principal–. Suerte con tus antídotos y el anillo para tu novia, Shang Tsung.
–Hasta la próxima, Daniela. El anillo es para alguien más.
El sol apuntó el mediodía y la primera oficial anunció que los habitantes de la Tierra debían volver al palacio para la última fase del torneo. Caminaron lenta y tranquilamente, alejándose del bullicio de Sun Do y convertirse en las sofisticadas obras de la realeza y los colores violetas y lilas.
El grupo se encontró con Liu Kang cerca de sus aposentos y fueron al basto jardín del día anterior donde los nobles estaban detrás de los tronos reales. Raiden se posicionó frente a los asientos esperando la llegada de la emperatriz. Su postura era relajada, pero Adelina vio que el rostro del chico mostraba nervios y a veces, tocaba el medallón que Liu Kang le regaló.
Las trompetas sonaron anunciando a la emperatriz y todos dejaron de murmurar para escucharla:
–No dejas de sorprenderme, Raiden –enderezó la espalda y puso sus manos en sus piernas–. Entre otros, derrotaste a Kotal, Motaro y Sheeva. Solo quedan dos peleas. ¿Estas listo, habitante de la Tierra?
–Sí, majestad.
–Entonces, enfrentarás a mi hija… Kitana.
De entre los caminos de piedra, invadidos por pasto y árboles a los costados de diferentes formas y colores, apareció la princesa. Sus tacones repiqueteaban, su postura era recta y llevaba un par de abanicos en sus manos. Una parte de su rostro estaba cubierta por una máscara azul, igual que su ropa y sus ojos destilaban determinación y seguridad.
Adelina y los demás se miraron entre ellos sorprendidos por el brusco cambio de combatiente y Liu Kang dio unos pasos hacia la emperatriz.
–Majestad, esto no tiene precedentes –el dios intentó conservar la calma y elegir bien sus palabras al hablar–. El próximo oponente de Raiden debería ser tu heredera.
–Mileena tuvo que irse… –la mirada de la emperatriz se volvió seria y un poco hostil– a atender unos asuntos imperiales urgentes.
–Eso, es una mentira más grande que una casa –susurró Mariano y las chicas lo callaron mientras seguían mirando el pequeño conflicto.
–Pero no lo preparé para enfrentar a Kitana.
–Ya demostró una gran habilidad –Sindel puso una cara de inocencia e ingeniudad–. ¿No puede improvisar?
Liu Kang parecía contenerse de lo que iba a decir, pero Raiden habló con calma:
–Descuida, puedo hacerlo.
–Muy bien.
Liu Kang se fue hacia donde estaban el resto de los luchadores de la Tierra, mientras que Raiden y Kitana se posicionaban.
–Soy un rival tan fuerte como mi hermana, habitante de la Tierra –dijo la princesa caminando en su posición.
–No me hago falsas esperanzas, alteza.
–Ganaré esta pelea. –Kitana agarró con más fuerza los abanicos para luego desplegarlos, revelando sus cuchillas–. Por ella, mi emperatriz y todo el Mundo Exterior.
Se quedaron un minuto en silencio, Kitana atacó usando sus abanicos elevando el cuerpo de Raiden haciendo que gritara y luego, el segundo abanico lo rasguñó ocasionando que cayera al suelo. Rápidamente, la princesa soltó una de sus armas y giró hacia Raiden para poder darle otro rasguño más profundo, pero lo bloqueó usando una bola de rayo para desviarlo. El campeón se acercó lo más que pudo a la princesa asestándole un golpe con rayos cerca de los pies y en sus manos emergieron chispas haciendo que Kitana se alejara.
Adelina sonrió por los buenos movimientos de Raiden y como logró mantener el control de su ansiedad sobre el cambio brusco. Kitana contratacó lanzando uno de sus abanicos como proyectil y arremetió con el otro como si fuera una puñalada cerca del estómago de Raiden. Lo elevó nuevamente para hacer un combo de golpes en el aire, pero Raiden esquivó los golpes con una patada aérea con rayos en sus piernas y Kitana cayó al suelo. No pudo levantarse a tiempo antes de que Raiden se abalanzara a ella como una bola eléctrica y Kitana volvió a caer, dando por terminado el combate. El granjero se recompuso y habló:
–Luchaste bien, princesa.
–Al igual que tú, habitante de la Tierra –Kitana se puso de pie con dificultad y sus respiraciones eran aceleradas–. Para mi sorpresa.
–Espero que nos veamos en circunstancias distintas.
Ambos se miraron y la sonrisa de Raiden se ensanchó. Adelina pudo notar un leve sonrojo en los dos, a pesar de que Kitana llevara su máscara, sus ojos mostraban admiración.
–Es hora del duelo final. Las victorias logradas son un fiel testimonio de tus capacidades, pero ahora debes enfrentar al general Shao –espetó Sindel cortando el pequeño momento entre los dos luchadores. Kitana aprovechó la situación para ir a su asiento real. Por los ojos de la princesa, Adelina pudo notar el alivio que tenía por el acalorado combate y la situación incómoda con Raiden–. El vencedor de la Guerra de Tervaria, conquistador de las llanuras de Kuatan y defensor de la costa de Navala. El general Shao nos defiende con fervor y tenacidad, como lo hizo su familia durante generaciones. Todos en el Mundo Exterior agradecemos su servicio.
El general caminó con orgullo usando una máscara de calavera para cubrir la parte superior de su rostro. Llevaba un hacha y echaba el pecho con orgullo y superioridad hacia Raiden. Adelina vio a Mariano y Daniela y se sorprendieron por lo que tenían que enfrentar. Los tres combatientes del día anterior eran una piedra pequeña comparado con lo que se iba a enfrentar Raiden.
–Teníamos razón –dijo Mariano entre susurros–. Le van a meter los dedos en el orto.
Las chicas asintieron lentamente, mientras seguían mirando al general Shao ubicándose frente al campeón de la Tierra.
–Qué fabulosa lista de logros, general –dijo Raiden alegremente y Adelina no supo si su compañero era inocente o estúpido.
–Apenas es una parte de ellos –contestó con brusquedad el general– Recitar todo llevaría días.
El general Shao atacó con un hachazo haciendo que Raiden cayera al suelo. Se puso de pie rápidamente y el general volvió atacar con el hacha, pero esta vez desprendía un aura rojo fuego y negro. Raiden lo esquivó, asestó un proyectil en forma de bola de rayos y el enemigo bajó las defensas. Ante ese momento, Raiden hizo una voltereta con rayos, haciendo que su contrincante cayera. El general se levantó, hizo un salto y cayó con los antebrazos para golpear de cerca. Shao le dio un puñetazo, lo pateó en el pecho y usó su hacha para revolearlo en el aire y Raiden cayó al suelo abruptamente.
Raiden se reincorporó y se defendió con su medallón de las auras rojo fuego y negras del hacha del general. Luego, usó el medallón que su enemigo se electrocutara en el aire y Raiden le asestó un golpe de electricidad en el pecho. Antes de que cayera, el granjero le dio al general una patada en el aire con rayos. Se transportó de espalda al general y volvió a electrocutarlo para después abalanzarse con rayos. El general cayó al suelo y con eso el combate terminó.
–Se acabó –la sonrisa de Raiden se hizo más grande conforme pasaban los segundos–. ¡Lo logré!
–Felicitaciones, Raiden. La Tierra ganó –el rostro de la emperatriz mostró decepción y derrota, pero aun así logró apartarlo.
Se puso de pie y luego siguió su ejemplo Kitana. Adelina volvió a mirar al general Shao que gruñía y trataba de ponerse de pie por el duro combate. Al ver esto, Raiden caminó hacia el general y le tendió la mano amablemente.
–¿Quieres que te ayude?
–No te me acerques, habitante de la Tierra –el general apartó la mano de Raiden bruscamente y se asustó por el gesto hostil.
–Bien hecho –dijo Liu Kang acercándose al campeón–. Superaste mis mayores expectativas.
–Gracias, Lord Liu Kang.
–Gracias a ti, quienes buscan perturbar la paz del Mundo Exterior volverán a ser apaciguados –el dios se posicionó al lado de Raiden y puso su mano en su hombro– Ya. Despidámonos de nuestros anfitriones y regresemos a la Tierra.
Todos unieron su puño se inclinaron en respeto al campeón de la Tierra. Daniela y Mariano se acercaron y fueron los más entusiastas en celebrar, seguidos de Kung Lao, Johnny, Kenshi y Adelina. Estaban sumamente felices y ansiaban volver a la Tierra. Adelina esperó que con lo poco que pudo encontrar sobre Hela pudiera avanzar en su investigación. Volvería lo más pronto posible a Buenos Aires para dirigirse a las costas de España y Francia.
Daniela era la última en salir de sus aposentos con sus pertenencias. Sus compañeros se adelantaron y la esperaban en las afueras. Empacó sus pertenecías y meditó sobre la pequeña experiencia antes de regresar a su vida normal. Su mente recordó a Shang Tsung, le había agradado hablar con él y las conversaciones que tuvieron.
Al salir, los ojos chocolate de Shang Tsung la recibieron junto a su media sonrisa cálida. La puerta se cerró con un ruido sordo y Daniela acomodó mejor sus pertenencias.
–Hola, Shang Tsung –la muchacha se puso su bolso entre sus piernas–. Fue lindo conocerte y gracias por la entrevista.
–Fue un placer ayudarte, Daniela –Shang Tsung sonrió y Daniela vio que tenía en sus manos una pequeña bolsa dorada con decoraciones–. Espero verte en otra visita.
–También lo deseo.
Quedó entre ambos un silencio incómodo. Daniela sintió que sus mejillas se volvían calientes y se apartó un rulo rojizo de sus ojos cafés. Shang Tsung tenía una mano detrás de su espalda y la extendió mostrando una bolsa de regalo.
–Es un regalo para ti, Daniela. Espero que lo disfrutes –la chica tomó la bolsa y la abrió revelando el anillo de joya rosa. Sacó el objeto delicado y lo observó por unos segundos, maravillada por lo sofisticada que era de cerca–. Hechicé el anillo para poder comunicarnos.
El hechicero sacó un pequeño papel y escribió rápidamente. Después, la hoja se volvió cenizas hasta desaparecer y Daniela se dio cuenta de que la joya rosa titilaba. El papel renació entre las llamas y pudo leer lo que rezaba: “Me encanta tu cabello”.
–Es fantástico ¿cómo lo hiciste? –la chica se quedó boquiabierta por el pequeño espectáculo–. Gracias por el halago.
–Es verdad tienes un cabello realmente hermoso. Es como una pequeña llama que sigue en una tormenta.
La chica se sonrojó y rio ante sus coqueteos. Guardó el regalo en su bolso y volvió a mirar al hechicero. El cruce de miradas fue interrumpido por los gritos de Adelina llamándola y volteó hacia la voz.
–Tengo que volver a la Tierra, Shang Tsung.
–Espero poder verte pronto, Daniela.
La joven aminó velozmente por los pasillos pérdida en sus pensamientos, volteó la cabeza para darle una última mirada al hechicero, pero este se había esfumado. Llegó hacia donde estaban sus compañeros y Liu Kang los guio a la salida del palacio, mientras esperaban los carruajes. Cuando llegaron, se subieron y pasaron por la bulliciosa Sun Do.
–¿Qué pensas Dani? –la voz de Adelina despertó de su ensoñación y la sonrisa de su amiga se acrecentó–. ¿Feliz de que volveremos a casa?
–No es eso –dijo Mariano mirándola analíticamente, como lo hacía tratando de usar sus pocos conocimientos en psicología tras abandonar la universidad–. Está pensando en otra persona.
Las mejillas de Daniela se volvieron tan rojas como su cabello.
–No.
–¿Estás pensando en ese hechicero que entrevistaste? –preguntó Mariano–. Quedaste muy encantada con él. Se notaba en tu cara y tu tono de voz durante el banquete.
–No. Nos conocimos por poco tiempo –la chica escondió su rostro en sus manos–. Bueno… quizás sí le agradé, pero no sé.
–Cuando volvamos, sería lindo conocerlo y ver si es digno de ti –bromeó Adelina–. Hasta Raiden quedó encantado aquí. Se notaba en su cara que le gustaba la princesa Kitana.
–No sé si era comparable con las caras de Mariano cuando ve a una chica bonita –dijo Daniela sonriendo–. Habría que ponerlos a los dos en un experimento a ver si es verdad la teoría.
–¡Eso duele! –las chicas rieron más por el tono gracioso de Mariano.
La emperatriz y la princesa los acompañaron hacia el portal que desprendía oleajes lilas y violetas. Con una última reverencia, se despidieron del Mundo Exterior y Liu Kang pasó el portal. Daniela sintió esos cosquilleos extraños y los oleajes violetas se transformaron en naranjas y azules. Los edificios orientales de la Academia Wu Shi recibieron los ojos de Daniela y los monjes Shaolin los esperaban expectantes. Liu Kang anunció la victoria de Raiden en el torneo y los monjes comenzaron los preparativos para la gran celebración.
Daniela se unió a Mariano y Adelina en hacer comida. En la cocina, pusieron música y comenzaron a preparar fuego para hacer un asado y los monjes hacían sus platillos. El fuego comenzó a tener fuerza y echaron carbón que poco a poco se iba tornando más rojo. Adelina preparaba las ensaladas, Mariano cortaba la carne para ponerla al fuego y Daniela hacía una enorme picada para todos. Los monjes corrían de un lado al otro preparando fideos, salsas y carnes para el banquete.
Mariano puso la carne al fuego y las chicas pusieron la picada y ensaladas en las mesas. Todos los monjes y luchadores empezaron a comer. Celebraron al trío por sus bastas habilidades y Mariano siguió enfocado en el asado. La música siguió, cantaron al ritmo de la música y bailaron. Kung Lao se les unió seguido de Johnny, mientras los demás observaban la escena.
Pasaron los minutos, Mariano sacó las primeras tiras de asado y empezó a darles los platos repletos de carne. Los monjes entregaron tazones de fideos y carnes, y fueron celebrados. Liu Kang hizo un brindis celebrando a Raiden y el resto de luchadores victorearon.
El banquete siguió hasta altas horas de la noche y solo quedaron las charlas y risas. Después de comer, levantaron los platos y limpiaron todo el salón. Kung Lao, Mariano y Daniela se dedicaron a comer lo que quedaba de los platos, parecía que su apetito era un gran agujero negro. Johnny y Raiden recogieron los platos restantes y Kenshi y Adelina empezaron a llevarlos para que los monjes los lavaran.
Una vez limpio el salón, el grupo marchó para asearse e irse a las camas. Daniela y Adelina fueron a su área para poder desnudarse. Daniela se mojó el cabello rojizo y se pasó jabón por todo el cuerpo. Adelina fue la primera en terminar en bañarse e irse a su cuarto.
Liu Kang dijo que dentro de poco los enviaría a sus respectivos hogares, pero si querían seguir entrenando no iba a tener problema en su estadía en la academia. Daniela terminó de bañarse y se dirigió a su habitación. Se acostó y miró el anillo que tenía en su dedo índice, sus mejillas se tiñeron de rojo por pensar en Shang Tsung. Esperó poder escribirle pronto o que él lo hiciera, su estómago hizo un cosquilleo y cerró los ojos, pensando en sus hermosos ojos chocolate y su cabello negro y sedoso como la brea.
Adelina vio a una mujer cantando una canción de cuna a un bebé. Estaba sentada en la habitación del pequeño y pudo ver los detalles del lugar. Una cuna de madera antigua decorada con púas en las cuatro cimas y enredaderas pintadas en los barrotes, el asiento donde estaba la mujer parecía estar hecho de hueso y las paredes del cuarto eran de color ladrillo.
Hela tenía su corona de púas en el cabello oscuro y su lado derecho del cuerpo no estaba tatuado. Adelina se acercó para hablarle, pero al tocarla su mano traspasó el cuerpo. Alejó la mano y siguió mirando a la diosa. Su rostro mostraba alegría viendo al bebé y volteó la mirada hacia Adelina, pero esta sintió la figura de un hombre desconocido atravesando su cuerpo. El extraño le besó la frente y miró al bebé.
“Hela tuvo un hijo” pensó Adelina y siguió mirando ese recuerdo extraño. Hela continuó cantando y el bebé se durmió. Lo colocó en su cuna y salieron en silencio para dejarlo descansar. El rostro de la diosa no era macabro ni expresaba ese pánico que en otras pesadillas hacían que tuvo Adelina. Era una mujer calmada y mostraba alegría a pesar de estar en un reino sumamente horrible.
–El pequeño Kolbein está dormido –dijo Hela juntando su mano–. Heredó la energía de su padre.
–Pero tiene el poder de su madre –contrarrestó con una leve sonrisa y luego se desvaneció–. ¿Lo estará desarrollando?
–No lo sé, Alarik –Hela miró hacia la puerta entreabierta–. No sé si es su crecimiento o por el despertar de su poder. Me duele verlo llorar.
–Lo veremos durante el transcurso de la noche y si empeora lo solucionaremos.
El recuerdo cambió a otro donde Hela cuidaba a su hijo junto a su marido a las afueras de su gran palacio. El bebé creció hasta ser un niño de no más de 5 o 6 años. La madre lo alentaba a que siguiera explorando los alrededores y se posicionó a su altura.
–¿Qué es eso, mamá? –preguntó el pequeño.
–Es un pequeño obsequio para ti, Kolbein –Hela abrió la bolsa y Adelina acercó la cabeza para ver el contenido–. Te ayudarán a cuidar y amplificar tu poder en situaciones peligrosas.
–¿De enserio, mamá?
–Sí, pero tendrás que ser responsable con estas runas, Kolbein, ¿entiendes? –el niño asintió rápidamente y siguió observando la bolsita–. Cuando creces, cuantas más libertades tengas más responsabilidades obtienes. Te enseñaré a controlar tus poderes, Kolbein. Será un proceso lento, pero generará frutos.
–Está bien, mamá.
El recuerdo cambió nuevamente. Esta vez, Hela estaba batallando contra unos demonios y estos lograron retenerla. Ella gritó con todas sus fuerzas, mientras era encadenada y golpeada por los demonios. A lo lejos, Adelina vio al hombre cargando al pequeño en sus brazos y quiso seguirlos, pero el recuerdo siguió enfocado en Hela.
Vio como intentó usar su poder en vano, mientras los demonios y una figura desconocida la ataba y amordazaba para retener sus gritos. Su lado derecho mostraba tatuajes de la anatomía del esqueleto. Los otros demonios la miraban y se burlaban, pero ella se mantuvo impasible ante los actos.
–¡Vamos, su excelencia! ¿No tiene agallas ante nosotros? –cuestionó uno de los demonios y le lanzó un pedazo de carne–. Descubrimos una forma de encadenarte y ¿así es como te comportas con los que te van a dar una linda lección?
Hela siguió tranquila, su lado tatuado se pudrió e intentó usar su poder, pero en su rostro se reflejó dolor. Mantuvo su compostura y mirada hostil a sus secuestradores.
–Ya basta, ustedes –dijo el desconocido y los demonios pararon–. Hela, este cambio, nos ayudará a todos. Tus juicios aquí no funcionan y el Infierno necesita una mejora. Déjenla hablar.
Los demonios sacaron la mordaza y Hela le gritó.
–Lo que estás haciendo no es un cambio. Es una condena –su mirada se volvió de odio e intentó ponerse de pie, pero los demonios la retuvieron–. Traerás caos y una guerra sin final. El Infierno tiene otro propósito.
–Cada vez que escucho esa respuesta, me convenzo más de que es una buena decisión –la figura apenas volteó la cabeza para mirarla y los demonios volvieron a callar a Hela–. Además, me encargaré de tu esposo y el bastardo de tu hijo.
Ante la mención de ellos, Hela cambió su tranquilidad a ira sin control. Forcejeó para desatarse y los demonios rieron ante los intentos de la diosa. Uno de ellos la agarró por el cuello e hizo que se sentara. La llevaron hacia una caverna pérdida, la diosa seguía forcejeando con las cadenas y los demonios la sometían.
Los recuerdos se fueron, Hela estaba frente Adelina y detrás de ella estaban Daniela y Mariano. Pero no eran ellos, eran versiones cadavéricas y los verdaderos tirados al suelo. Adelina se acercó alarmadamente para ayudarlos y las lágrimas brotaron de ella por lo real que era. Intentó reanimarlos, pero sus ojos seguían abiertos y sin vida.
–¿Por qué me haces esto? –gritó Adelina con el cuerpo de sus amigos en brazos–. Si es por la daga te la devuelvo. Si quieres mi vida por importunarte, tómala. Solo, déjame en paz.
–Mi balance fue alterado. Son usadas para corromper mi orden –Hela seguía sin escucharla–. Usarán mi poder para fines oscuros. No para el propósito justo que cree.
Adelina seguía sin entender lo que decía y volvió a enfocarse en ayudar a sus amigos. Las versiones muertas de ellos, se acercaron a Adelina rápidamente y la retuvieron. Le estrellaron la cabeza contra el suelo de aguas negras y se vio a ella misma siendo encadenada y amordazada. Sus lágrimas bañaban sus mejillas rojas de la ira o la impotencia, no sabían cuál era la peor de las emociones.
Los gritos se combinaron y empezó a escuchar su propio nombre, mientras otros muertos la atacaban y tocaban sin cesar: ¡Adelina! ¡Adelina!
–¡Desperta Adelina! –una voz la llamaba e intentó zafarse–. Vamos despertate.
La chica abrió los ojos y vio a Daniela y Mariano frente suyo. Recordó sus versiones cadavéricas. Creyó que los estaba viéndolos otra vez y se apartó rápidamente de ellos. Enfocó mejor su visión y Kenshi, Kung Lao y Johnny estaban detrás suyo. Se alejó, creyendo ver sus versiones muertas y sintió la escarcha en el suelo al arrastrarse hacia la pared.
Escarcha.
Observó con detenimiento su habitación y todo lo que rodeaba su futón era escarcha y algunas pequeñas púas de hielo. El frío le invadió todo el cuerpo y de su boca salía vaho, desapareciendo en el aire.
–¿Qué pasó? –preguntó Adelina y notó su voz rasposa.
–Estabas hablando dormida –dijo Mariano con tranquilidad–. Luego, te escuchamos gritar y al entrar tu estabas transformando todo tu cuarto en un cubo de hielo.
Adelina volvió a mirar todo lo que generó.
–No te preocupes. Raiden llamó a Liu Kang para que te ayudara con lo que te está pasando –tranquilizó Kenshi.
Adelina asintió vagamente, aunque sabía lo que ocurría. Hela la estaba torturando. Quería castigarla porque se llevó su daga de su sitio o por tocarla cuando no tuvo que hacerlo. Su respiración se volvió agitada y Mariano convenció a los demás para que la dejaran con él y Daniela.
–Bien, respira hondo y luego, exhala –dijo el chico cuando todos se fueron de la habitación. Se acercó a Adelina para que pudiera calmar sus nervios–. Respira y exhala.
La chica repitió la acción varias veces hasta conseguir relajarse un poco. Sus amigos ya no tenían sus rostros descompuestos ni verdosos, sino que estaban bien.
–¿Qué soñaste Adelina?
–Con Hela.
–¿Otra vez?
–Ya me pasó –soltó la chica y sus amigos miraron con duda. Sus ojos pedían más explicaciones–. Antes de ir al Mundo Exterior soñé con ella y le pregunté a Sindel.
–¿Qué te dijo? –cuestionó Mariano.
–Ella creó el Bosque Viviente –explicó Adelina sus ojos se enfocaron en las tablas y se quedó pérdida en los recuerdos–. También me contó sobre los lobos de Armenia. Eran su guardia personal. Nada más.
Miró toda la habitación y su estado. Hela la estaba persiguiendo y quiere que su balance sea reestablecido, quizás su cuchillo está enojado por eso u otra cosa. Adelina estaba paralizada para seguir procesando sus pensamientos. Inmediatamente, retiró la almohada para ver si el mapa y la daga les había ocurrido algo. La daga no mostraba signos de daños ni el mapa se había congelado.
–Pero, Adelina, esta escarcha no apareció de otra parte –explicó Daniela y su tono era tranquilo–. Salió de tus manos. De ambas.
–Es Hela, no yo –dijo Adelina mientras sus brazos se dirigían a sus hombros para darse calor–. Quiere que pague porque saqué el cuchillo de Arctika. Necesito encontrar una forma de que estas visiones de pesadilla se acaben.
–¿Pero y si son dos cosas diferentes? –preguntó Mariano–. ¿No será que el sueño activó tu don de hielo?
Adelina no se paró a pensar esa posibilidad. Le era remotamente improbable y casi demencial. Si tuviera un don lo hubiera desarrollado de pequeña, no ahora. ¿Y si era una señal para poder enfrentarse a la diosa y conseguir su vida normal? ¿Serían los primeros pasos para algo peor que sus alucinaciones?
–Concéntrate en hacer algo de hielo. Solo un poco y veamos si es un don o quizás otra cosa peor.
Pensó en hacer una púa, pero al cerrar sus ojos, la mirada de sus amigos muertos se hizo presente, llorando y lamentando. Una figura los tenía como si fueran perros y casi toma a Adelina de no ser porque ella se alejó paranoica. En su escapada, púas de hielo trazaron un camino haciendo que Daniela y Mariano se separaran y la miraron sorprendidos.
Adelina estaba boquiabierta por unos minutos y siguió temblando como una hoja. Unos pasos se escucharon y la voz de Raiden. Guardó los dos objetos antiguos rápidamente y la puerta se abrió, revelando el rostro de Liu Kang y analizó con detalle la escena.
–¿Qué ocurrió aquí, Adelina Acosta?
La chica miró a sus amigos con cierta duda y luego su mirada se dirigió al dios. Ocultó como pudo su pesadilla sobre Hela, habló sobre cómo sus amigos la despertaron y creó hielo tras volver a recordar el mal sueño. Liu Kang escuchó cada detalle del relato y cuando Adelina terminó de contarlo, el dios preguntó:
–¿Tu familia se dedicó a la criomancia?
–No lo sé, murieron cuando era pequeña –contestó Adelina a secas. Se cubrió con las colchas para tener algo de calor–. No sé mucho de ellos.
–Está bien, Adelina Acosta –el dios parecía juzgarla con esos ojos blancuzcos y ayudó a que Adelina se pusiera de pie–. Sal de tus aposentos. Hay que dejar que se descongele y me comunicaré con los Lin Kuei lo más rápido posible.
Adelina se congeló ante la mención de ellos.
–¿Los Lin Kuei?
–Sí, Bi Han podrá ayudarte a perfeccionar tu don –explicó el dios a las afueras de las alcobas de estudiantes. Adelina pudo notar que Kenshi, Johnny, Kung Lao y Raiden estaban charlando y observando la situación. Mariano y Daniela estaban cerca de ellos–. Su clan posee varios conocimientos de criomancia y te ayudará controlarlos.
–Creo que puedo hacerlo sola, Liu Kang –dijo Adelina con una sonrisa poco convincente. No tenía intenciones de volver a Arctika, con el lugar que fue el disparador de su situación actual–. No usaré este don y no me sirve. Estoy cómoda usando armas, no creo que sea necesario.
–Debes controlarlo, Adelina Acosta –espetó el dios tranquilamente. Su mirada fue indescifrable–. En una situación peligrosa o hasta incluso con un mísero sueño, puede acabar con resultados pocos favorables. Es mejor que vayas con los Lin Kuei.
Adelina no pudo contradecir sus palabras y aceptó que tenía que ir allí. Aunque sea para descartar la posibilidad de que no es una obra de los castigos de Hela y, por otro lado, podría conseguir más investigación sobre ella. Lo único que esperaba sería conseguir controlar su poder rápidamente para seguir con su investigación.
–Está bien.
El dios se dio la vuelta y continuó su camino. Detrás suyo, los demás luchadores se acercaron a Adelina y Raiden preguntó:
–¿Qué te dijo Liu Kang, Adelina?
–Tengo que ir con los Lin Kuei.
–¿Los Lin Kuei? –preguntó Johnny y su sonrisa se esfumó–. Tendrás que soportar al Gran Maestro Gruñón.
–No digas eso de Sub Zero –espetó Kung Lao.
–¿Qué te pasó, Adelina? –preguntó Raiden tranquilamente–. Si quieres hablar podremos escuchar.
–Simplemente un mal sueño ocasionó que mi poder despertara –dijo Adelina y puso su mejor sonrisa falsa.
Por educación, ninguno volvió a preguntarle. El día transcurrió pacíficamente y al atardecer, Liu Kang le informó que iría a Arctika en dos días y Adelina asintió con miedo a lo que iba a ocurrir en adelante.
Cuando la noche cayó, Adelina estuvo despierta hasta altas horas de la madrugada con miedo de cerrar los ojos y tener otros ataques. Ver a Mariano y Daniela convertidos en muertos le hacían querer vomitar y llorar al mismo tiempo. En un momento, sus párpados comenzaron a pesarle y pudo al fin cerrarlos. Esta vez, no tuvo pesadillas.
3 notes · View notes
arieeag · 1 year
Text
Hijos del este
El libro perdido
Capítulo 18: Reconocimiento
“El habitante invisible de la mente de los hombres prejuiciosos, era violento y grande, sumiso y rastrero, pero ahí lo vi sentado entre aliados y amigos, vistiendo la sotana de un monje…”
Ese era uno de los tantos relatos que nombraba a la bestia de los mil ojos y bocas en “El Libro Perdido de los Hijos del Este”. Siempre despiadada, era en realidad una alegoría de lo peligroso que son los rumores y las mentiras. Por eso, Masaru ha estado preparándose ante cualquier eventualidad que ocurra con el omega que tiene supervigilado, más nunca espero que el chico siguiera probándose ante su gente, demostrando la impronta atávica de su sangre. 
En las incipientes eras del hombre, la vida estaba bajo la oscuridad del mundo salvaje. Las bestias no tenían respeto o miedo por los humanos y los caballos eran criaturas míticas indomables, solo respondían ante los dioses. La doma era entonces una batalla donde ocurría el choque de espíritus entre humano y animal, una proeza que sólo los humanos de fuerza excepcional podían lograr.
Ulgen, según los chamanes y la magia de los espíritus negros, proviene de una alarga línea de sangre conectada a las extintas razas salvajes, pero por su temperamento territorial y abrasivo ha sido un problema desde que Katsuki lo trajo, y los dioses saben que él personalmente ha querido la muerte de ese caballo. Lo habría matado ahora mismo sino fuera considerado una flama viviente de la voluntad de Erlik Khan, el dios de los infiernos, por tanto, sería estúpido no asegurar su descendencia primero.
Para bien o para mal, el destino quiso que fuera Izuku y no Katsuki quien domara al caballo tras el accidente…haciéndolo de la misma forma en que lo habrían hecho los primeros nómades...  [1] 
Qué batalla fabulosa debió ser esa, una que no habría creído posible de no haberla escuchado en boca de su propia sangre. Ahora todos murmuran sobre el omega alabando su hazaña exactamente por lo que es, una demostración de fuerza. Por todo el fuerte se repite el mismo relato: “el omega dagobense luchó sobre el lomo de Ulgen hasta apaciguar su ira”, “Izuku de Midoriya, tiene buena estampa y su sangre es fuerte”.
Entonces, ahora debe replantearse muchas cosas con él. Izuku es una amenaza, pero no de la forma en que estiman las matriarcas del sur y el oeste, sino por como se ve reflejado su liderazgo a través de la prueba. Además, Ulgen ayudó a probar que los dioses nunca abandonaron esta tierra y por ende quizás sea más beneficioso para ellos otro resultado en primavera.
Porque si estos omegas, que siempre creyeron incompetentes y débiles, pueden hacer más que sólo devolver la sangre perdida en la guerra del exterminio, entonces es mucho más probable que Yuei pueda renacer. Más esto sin duda será el mayor desafío que ha tenido hasta ahora como líder político. Tendrá que acelerar la recopilación de información genealógica de las parejas apareadas, necesita saber que tan diluida está la sangre nómada en estas tierras y mientras no pueda acceder a los orígenes de Izuku, deberá ganar su confianza.
Así que, aunque Masaru quiere estar furioso porque su general de caballería lo visitó temprano para suavizar su juicio, no pudo mantenerse firme por mucho tiempo una vez que el hombre se fue y sólo unas pocas horas después el propio Inasa llegara personalmente a su yurta.
Cuando lo vio entrar estaba listo para rechazarlo, sin embargo, no esperó que Inasa viniera mejor preparado de lo que cualquiera daría crédito, exponiendo sus razones con tal nivel de madurez y nobleza, así que resuelve tomar este giro inesperado como una oportunidad... 
- ¿Puedo confiar en que todo esto no viene de tu interés por el omega?
Inasa baja los ojos un poco ante la pregunta severa – Mentiría si dijera que no, algo de eso hay. Nunca conoceré a otro omega como Izuku, pero tampoco voy a tomar lo que no me corresponde. Él es mayor que yo, con más experiencia en la vida y mucha más astucia e inteligencia… cuidará más de mí de lo que yo pueda cuidar de él.
- Tienes 17 años Inasa, ya has logrado mucho más que cualquiera de tu edad, así que no seas tan duro contigo mismo. Pero es cierto que emparejarse es la empresa más grande que una persona puede tomar. No se trata solo de hacer que el otro prospere, sino de que no te pierdas a ti mismo en esa aventura y será difícil si todavía estás haciéndote un nombre…
- Muchas gracias por su consejo madre…- le dice con sinceridad y, de pronto, se siente menos tenso- Me gustó su espíritu desde el primer día. Y siempre me toma desprevenido, pero eso también significa que es casi tan imprudente como yo, necesita un alfa que lo desafíe y pueda cuidarlo cuando tome más de lo que puede…Temo que no soy esa persona, porque si el diera un pie delante de forma equivocada, yo lo daría con él sin pensar.
Una risa suave escapa de Masaru. Le alegra saber que los cachorros que liderarán la tribu cuando ya no este, hayan prosperado tanto, sin embargo, no puede evitar querer protegerlos.
- Inasa, debes estar preparado, veras como otro lo aparea, será doloroso de una forma diferente a cualquier otro dolor que hayas conocido hasta ahora.
- Espero que no, aunque quiero creer que no dolerá más de lo que nos dolería una vida de frustraciones- le dice a su matriarca mientras se inclina firmemente con los brazos rectos- Por favor, deje que Izuku trabaje en las caballerizas.
Los ojos de Masaru se suavizan un momento antes de tornarse serios- No puedes darle los mismos beneficios que a tus subordinados…Si cree que puede ganar este reto, su esperanza lo matará al final…
Inasa se levanta lentamente mientras sopesa las palabras de la matriarca. En sus ojos, queda clara la duda que lo asalta. – Inasa, Izuku tiene un lazo casi kármico con su cachorro, soy duro con él porque tienen que cortar ese cordón umbilical…Si lo hacemos súbitamente, enfermará de una gota cuando el niño se vaya con Tsunagu…Casi lo hizo en su celo, por eso tardó tanto en recuperarse…
.
.
.
En el lavadero, el sol se refleja en el agua con rayos de arcoíris mientras entibia la piel cansada y lastimada de unas manos pálidas. La voz de Kota resuena con la melodía de una canción que interrumpe para soplar burbujas con el agua de jabón e Izuku las atrapa juguetonamente a pesar de la sensación tirante en sus nudillos.
Han estado esperando trabajo, pero nadie ha venido salvo por un beta que trajo una pila de sabanas sucias con manchas blancas y olores de amor. Extrañamente es ahora, por estas cuestiones y no antes que reciente tanto la ausencia de su madre, le habría gustado hundirse en su falda un rato, pedirle consejos, hacerle preguntas que a nadie más podría hacer.
Más no está y ahora solo puede esperar a que los clientes lleguen o que la beta venga a recoger sus sábanas limpias que se secan al sol. Cierra los ojos para sentir el calor y olvidar la picazón en sus manos, los nudillos rojos, o las pequeñas costras que sangran cuando se deshacen con el agua.
Entonces disfruta las nostálgicas melodías que va cantando Kota, aunque algunos párrafos están mezclados…
- Así no va la canción.
- Así me gusta – se queja Kota e Izuku se ríe aliviado porque ha vuelto a discutir con él. Hasta hace dos días, ya no sabía que más hacer para reconfortarlo, pero quizás solo necesitaba tiempo.
Las sábanas ondean con la briza primaveral, brillantes y luminosas en esa pequeña plazoleta, hasta que la figura de un hombre alto se trasluce como una sombra. El rostro de Inasa se asoma y les sonríe con mucha animosidad. Llega con su uniforme y agita su mano para saludarlos cuando los encuentra.
- Inasa - llama Izuku, luego de que el alfa no dijera nada y a él no se le ocurriera que pueda querer cuando no trae ropa para lavar.
- Hola…- responde Inasa, pero sus ojos negros se tornan serios cuando se da cuenta que ya sabe cuántas pecas hay en el rostro del omega- Izuku, vengo a hacer una propuesta…- le dice en tono firme, al recordarse porque está ahí.
Kota los mira de un lado a otro y se detiene en medio de los dos. – Hola Inasa – dice con voz aguda, mientras se cruza de brazos con los ojos afilados. El alfa baja la vista hasta el niño y sonríe encantado cuando descubre el mohín enojado.
- No le hagas caso Inasa, está en una edad complicada.
- Oh, claro…Bueno, estoy aquí porque supe…no, yo estaba ahí cuando el caballo te arrastró…fue muy peligroso lo que hiciste Izuku.
- Aaah…no estaba pensando, aparté a Kota porque estaba en el camino y…-. No puede continuar, su voz se apaga avergonzado, había sido imprudente y tampoco sabe de dónde vino todo eso. -Por un momento, fue como si el mundo se detuviera. Me engancho del chaleco y creí que si me soltaba me aplastaría, entonces me alce hacia la silla…Juro que no pensé en domarlo …
- Supongo que era una posibilidad ¿Qué estabas haciendo ahí de todas formas?
- Buscaba a un vendedor…no lo encontré.
- … ¿Habías domado un caballo alguna vez? ¿Cómo supiste que hacer?
- Nunca, pero vi a mi padre domando caballos y a otra gente del campo. Los caballos se cansan rápido después de un arrebato…o eso parecía siempre, no planeo repetir esa experiencia, enserio.
La mirada de Inasa se torna reflexiva, mirando un lugar distante mientras rememora todas las cosas que sabe de Izuku. – Entonces, sabes montar a caballo, conoces cada pieza en la silla de montar, y sabes la diferencia entre una silla para hembras y otra para machos.[2] 
- Sí, criábamos caballos de tiro antes…también cabalgaba a menudo, los campos son grandes y la compuerta del canal estaba bastante lejos, así que solía ir a caballo, yo tenía mi propia silla y ayudaba a mi padre tanto como podía.
Inasa asiente mientras lo escucha. -Francamente estoy impresionado de tu espíritu ardiente, tienes la mente aguda, me servirá bien alguien como tú ayudando a calmar a los caballos beligerantes. – le dice, tomando nota de la expresión atónita de Izuku, como el ligero brillo en sus ojos y la apertura de sus labios. Pero no dura demasiado, esa esperanza se va al tiempo que sus cejas se unen con aprensión.
- ¿Quieres que te ayude con los caballos otra vez? Puedo hacerlo…Pero no por tanto tiempo como la última vez porque tengo que trabajar aquí…
- Izuku, no quiero un favor, te estoy ofreciendo un trabajo.
Y aunque el omega lo escucha, un silencio tenso se arma entre ambos. La nariz de Izuku enrojece y retrocede medio paso- Te vas a meter en problemas por eso…
- Sí, en este momento, debe haber mucha gente enojada, pero la ira de unos no es motivo suficiente para que no haga lo que haga falta para organizar y cuidar de los caballos de guerra. Lo que pasó ese día, no puede volver a ocurrir y tu olor es bueno para los caballos ahora que no pueden salir tanto como quieren…Les recuerdas al campo.
El rostro de Izuku enrojece rápidamente al tanto que gruesas lagrimas se forman en sus ojos verdes- ¿Tengo un trabajo? – pregunta sin poder creer todo esto.
Inasa da dos zancadas y lo atrapa contra su pecho, abrazándolo con fuerza mientras siente los dedos de Izuku clavarse en sus costillas y el llanto desesperado que humedece su pecho. Después de un momento se separan lentamente, Inasa limpia las lágrimas con la manga de su ropa.
- Tengo que volver a mis quehaceres Izuku, pero cuando termines aquí búscame en las caballerizas y hablaremos más tranquilamente.
Izuku asiente mientras trata de calmarse, y aunque el alfa se va y Kota trata de consolarlo también, pasa una hora antes de que Izuku pueda dejar de hipar. Entonces se moja la cara y espera a que el cliente vuelva por las sábanas, pero cuando el Beta por fin llega a buscar la ropa, Izuku se va corriendo hacia las caballerizas, tomando la ruta larga por ser pleno día.
Tiene miedo de que Inasa se haya arrepentido, pero cuando atraviesa el campo, el Alfa lo invita a entrar al granero y ahí le entrega un durazno a cada uno mientras le ofrece pan y queso. – Se que no te di tiempo de comer así que conseguí esto…Ahora los términos.
- Sí…- acepta mientras saca un papel arrugado y el carboncillo para tomar notas.
- Tuve que hacer bastantes movimientos para que Masaru no se interpusiera.
El peliverde levanta la cabeza, lejos del papel que tiene en las manos. - ¿Él lo sabe?
- Sí Izuku, de otra forma no habría podido traerte aquí.
- E-entiendo…estoy sorprendido- repuso, más si lo pensaba bien, era verdad, Inasa no habría podido esconder que estaba trabajando para él.
- Es un hombre inteligente y amable Izuku, sobre todo accesible, mucho más de lo que son las otras matriarcas…. me atrevería a decir que fue gracias a él que Mitsuki fue elegida como Gran Khan.
- Supongo – responde por cortesía, pero le es difícil creer que ellos en verdad vayan a dejarlo en paz.
- Tienes derecho a tener tu opinión. Ya tendrás tiempo para conocerlo. Ahora, lo que puedo ofrecerte es un trabajo de 10 horas, día por medio. Todos los días saldrás del granero al amanecer cuando te abra la puerta principal. Alimentaras los caballos, mantendrás llenos y limpios los bebederos…- dice Inasa cruzando los brazos para concentrarse y no olvidar nada. Izuku hace un ruido para hacerle saber que está escuchando mientras toma nota del horario y las tareas.
- Eso no te tomará más de unas pocas horas en la mañana y si acaso en la tarde tendrás que cargar más agua, así que el patrón que este a cargo de este corral te enviará a otras funciones que pueden ser, limpiar la mierda de las postas, adecentar y cepillar los caballos, ensillarlos y hará falta que aprendas cual es la brida y la silla de guerra, que es bastante pesada…
- Puedo levantar mi peso…como 60 kilos ¿Pesan más que eso?
- No, estarás bien entonces…- dice perplejo- ¿Por qué levantabas tanto peso?
- El forraje y los cajones de fruta, los llevaba de dos por vez o más, de lo contrario estábamos todo el día al sol.
- Claro…el campo. – le dice reflexivamente, ahora puede entender porque Izuku es tan diferente a los otros omegas. La gente del campo profundo a menudo es fuerte y sana, fruto del trabajo duro en la tierra, además está claro que su familia le dio menos privilegios y más responsabilidades que los demás- Bueno, una vez al día un carro pasa entregando el almuerzo y repartiendo agua limpia, tendrás que conseguir un plato para eso y un riñón para el agua que necesites beber en el día.
- ¿Todavía puedo venir a aquí?
- Sí, discutí un largo tiempo sobre eso. Como son menos días de trabajo, no recibirás el mismo salario y me temo que tendré que descontarte por el alojamiento una vez que comiences a trabajar. Nadie sabe de la entrada secreta y es preferible que así se mantenga.
- Inasa, no te preocupes, todavía estoy agradecido porque tendré que lavar menos ropa…- le dice limpiándose las lágrimas de las esquinas de sus ojos. - no podré pagarte esto nunca…
- No me debes nada Izuku…Mi padre y Bakugo quedaron muy impresionados contigo…Mierda, no se supone que te lo diría, pero ellos hicieron su parte.  Solo mantén en calma las yeguas preñadas y sus sementales, mas todo lo demás…Es sólo un trabajo de los que podrías conseguir. - Le insiste con un tono extraño mientras observa el papel en las manos del omega.
Izuku decide que es mejor no insistir, intuyendo que, así como le dieron este trabajo, se lo quitaran cuando menos lo espere.
De pronto jadea sorprendido cuando Inasa le quita el papel y revisa lo que puso
- ¡Izuku! ¡Sabes escribir! – grita, su voz escuchándose hasta afuera del granero.
2 notes · View notes
diarioelpepazo · 1 year
Text
Los sicarios acribillaron a Leonardo Palacios en la localidad de Durán, cercana a Guayaquil, donde investigaba un homicidio. El hecho se produjo poco después de que la fiscal general del Estado, Diana Salazar, recibiera amenazas de muerte Un fiscal de Ecuador fue asesinado por pistoleros en una de las ciudades más violentas del país este jueves, en la misma jornada en que la titular de la Fiscalía General del Estado recibió amenazas de muerte, informó el ente investigador. El agente fiscal Leonardo Palacios falleció “tras un ataque perpetrado hoy en su contra” en la localidad de Durán, cercana a Guayaquil, señaló la Fiscalía. Leonardo Palacios Agregó que el funcionario fue atacado tras asistir a “una audiencia de juicio contra dos procesados por asesinato”. Mientras conducía, unos sujetos lo interceptaron y abrieron fuego. Las autoridades han reunido más de 40 indicios balísticos en el lugar del crimen. Jorge Hadathy, jefe policial de Durán, precisó a periodistas que en el auto también estaba una secretaria de la fiscalía, quien resultó ilesa. El agente fiscal Leonardo Palacios falleció “tras un ataque perpetrado en su contra” en la localidad de Durán, cercana a Guayaquil, señaló la Fiscalía (@FiscaliaEcuador) Las amenazas contra Diana Salazar El asesinato de Palacios ocurrió el mismo día que la fiscal general del Estado, Diana Salazar, recibió amenazas de muerte a través de un video enviado por WhatsApp y que fue divulgado por medios locales. En él aparecen al menos seis personas armadas con fusiles y vestidas de negro y con gorras que impiden ver sus rostros. “Ya vas a cumplir años, no quiero arruinar tu fiesta matándote a tu hija”, dice la voz de hombre en el video que recibió la fiscal, conocida por haber procesado por corrupción al ex presidente de Ecuador Rafael Correa (2007-2017). En el auto también estaba una secretaria de la fiscalía, quien resultó ilesa (@FiscaliaEcuador) Mientras los hombres armados apuntan sus fusiles contra el suelo también se escucha: “Si no te vas por las buenas, te vas por las malas y por las malas te mando a festejar al infierno”. Ecuador enfrenta un aumento de la violencia criminal y el narcotráfico, con una tasa de homicidios de 25 por cada 100.000 habitantes. El año pasado dos fiscales y un juez fueron asesinados a balazos en diferentes partes del país. Tras la denuncia de las amenazas de muerte contra Salazar, el ministerio del Interior ordenó reforzar la seguridad de la funcionaria. Para recibir en tu celular esta y otras informaciones, únete a nuestras redes sociales, síguenos en Instagram, Twitter y Facebook como @DiarioElPepazo El Pepazo/Infobae/Con información de AFP
0 notes
super-cannes · 2 years
Text
la casa de adela (un cuento de Mariana Enríquez)
Todos los días pienso en Adela. Y si durante el día no aparece su recuerdo —las pecas, los dientes amarillos, el pelo rubio demasiado fino, el muñón en el hombro, las botitas de gamuza—, regresa de noche, en sueños. Los sueños con Adela son todos distintos, pero nunca falta la lluvia ni faltamos mi hermano y yo, los dos parados frente a la casa abandonada, con nuestros pilotos amarillos, mirando a los policías en el jardín que hablan en voz baja con nuestros padres.
Nos hicimos amigos porque ella era una princesa de suburbio, mimada en su enorme chalet inglés insertado en nuestro barrio gris de Lanús, tan diferente que parecía un castillo, y sus habitantes, los señores, y nosotros, los siervos en nuestras casas cuadradas de cemento con jardines raquíticos. Nos hicimos amigos porque ella tenía los mejores juguetes importados, que le traía su papá de Estados Unidos. Y porque organizaba las mejores fiestas de cumpleaños cada 3 de enero, poco antes de Reyes y poco después de Año Nuevo, al lado de la pileta, con el agua que, bajo el sol de la siesta, parecía plateada, hecha de papel de regalo. Y porque tenía un proyector y usaba las paredes blancas del living para ver películas mientras el resto del barrio todavía tenía televisores blanco y negro.
Pero, sobre todo, nos hicimos amigos de ella, mi hermano y yo, porque Adela tenía un solo brazo. O a lo mejor sería más preciso decir que le faltaba un brazo. El izquierdo. Por suerte no era zurda. Le faltaba desde el hombro; tenía ahí una pequeña protuberancia de carne que se movía, con un retazo de músculo, pero no servía para nada. Los padres de Adela decían que había nacido así, que era un defecto congénito. Muchos otros chicos le tenían miedo, o asco. Se reían de ella, le decían monstruita, adefesio, bicho incompleto; decían que la iban a contratar en un circo, que seguro estaba su foto en los libros de medicina.
A ella no le importaba. Ni siquiera quería usar un brazo ortopédico. Le gustaba ser observada y nunca ocultaba el muñón. Si veía la repulsión en los ojos de alguien, era capaz de refregarle el muñón por la cara o sentarse muy cerca y rozar el brazo del otro con su apéndice inútil, hasta humillarlo, hasta dejarlo al borde de las lágrimas.
Nuestra madre decía que Adela tenía un carácter único, era valiente y fuerte, un ejemplo, una dulzura, qué bien la criaron, qué buenos padres, insistía. Pero Adela decía que sus padres mentían. Sobre el brazo. No nací así, contaba. Y qué pasó, le preguntábamos. Y entonces ella contaba su versión. Sus versiones, mejor dicho. A veces contaba que la había atacado su perro, un dóberman negro llamado Infierno. El perro se había vuelto loco, les suele pasar a los dóberman, una raza que, según Adela, tenía un cráneo demasiado chico para el tamaño del cerebro; por eso les dolía siempre la cabeza y se enloquecían de dolor, se les trastornaba el cerebro apretado contra los huesos. Decía que la había atacado cuando ella tenía dos años. Se acordaba: el dolor, los gruñidos, el ruido de las mandíbulas masticando, la sangre manchando el pasto, mezclada con el agua de la pileta. Su padre lo había matado de un tiro; excelente puntería, porque el perro, cuando recibió el disparo, todavía cargaba con Adela bebé entre los dientes.
Mi hermano no creía en esta versión.
—A ver, ¿y la cicatriz dónde está?
Ella se molestaba.
—Se curó rebién. No se ve.
—Imposible. Siempre se ven.
—No quedó cicatriz de los dientes, me tuvieron que cortar más arriba de la mordida. .
—Obvio. Igual tendría que haber cicatriz. No se borra así nomás.
Y le mostraba su propia cicatriz de apendicitis, en la ingle, como ejemplo.
—A vos porque te operaron médicos de cuarta. Yo estuve en la mejor clínica de Capital.
—Bla bla bla —le decía mi hermano, y la hacía llorar. Era el único que la enfurecía. Y, sin embargo, nunca se peleaban del todo. Él disfrutaba con sus mentiras. A ella le gustaba el desafío. Y yo solamente escuchaba y así pasaban las tardes después de la escuela hasta que mi hermano y Adela descubrieron las películas de terror y cambió todo para siempre.
No sé cuál fue la primera película. A mí no me daban permiso para verlas. Mi mamá decía que era demasiado chica. Pero Adela tiene mi misma edad, insistía yo. Problema de sus papás si la dejan: ya te dije que no, decía mi mamá, y era imposible discutir con ella.
—¿Y por qué a Pablo lo dejás?
—Porque es más grande que vos.
—¡Porque es varón! —gritaba mi papá, entrometido, orgulloso.
—¡Los odio! —gritaba yo, y lloraba en mi cama hasta quedarme dormida.
Lo que no pudieron controlar fue que mi hermano Pablo y Adela, llenos de compasión, me contaran las películas. Y cuando terminaban de contarme las películas, contaban más historias. No puedo olvidarme de esas tardes: cuando Adela contaba, cuando se concentraba y le ardían los ojos oscuros, el parque de la casa se llenaba de sombras, que corrían, que saludaban burlonas. Yo las veía cuando Adela se sentaba de espaldas al ventanal, en el living. No se lo decía. Pero Adela sabía. Mi hermano no sé. Él era capaz de ocultar mejor que nosotras.
Él supo ocultar hasta el final, hasta su último acto, hasta que solamente quedó de él ese costillar a la vista, ese cráneo destrozado y, sobre todo, ese brazo izquierdo en medio de las vías, tan separado de su cuerpo y del tren que no parecía producto del accidente —del suicidio, le sigo diciendo accidente a su suicidio—; parecía que alguien lo había llevado hasta el medio de los rieles para exponerlo, como un saludo, un mensaje.
La verdad es que no recuerdo cuáles de las historias eran resúmenes de películas y cuáles eran inventos de Adela o Pablo. Desde que entramos en la casa, nunca pude ver una película de terror: veinte años después conservo la fobia y, si veo una escena por casualidad o por error en la televisión, esa noche tomo pastillas para dormir y durante días tengo náuseas y recuerdo a Adela sentada en el sofá, con los ojos quietos y sin su brazo, mientras mi hermano la miraba con adoración. No recuerdo, es cierto, muchas de las historias: apenas una sobre un perro poseído por el demonio —Adela tenía debilidad por las historias de animales—, otra sobre un hombre que había descuartizado a su mujer y había ocultado sus miembros en una heladera y esos miembros, por la noche, habían salido a perseguirlo, piernas y brazos y tronco y cabeza rodando y arrastrándose por la casa, hasta que la mano muerta y vengadora mató al asesino apretándole el cuello —Adela tenía debilidad, también, por las historias de miembros mutilados y amputaciones—; otra sobre el fantasma de un niño que siempre aparecía en las fotos de cumpleaños, el invitado terrorífico que nadie reconocía, de piel gris y sonrisa ancha.
Me gustaban especialmente las historias sobre la casa abandonada. Incluso sé cuándo comenzó la obsesión. Fue culpa de mi madre. Una tarde, después de la escuela, mi hermano y yo la acompañamos hasta el supermercado. Ella apuró el paso cuando pasamos frente a la casa abandonada que estaba a media cuadra del negocio. Nos dimos cuenta y le preguntamos por qué corría. Ella se rió. Me acuerdo de la risa de mi madre, de lo joven que era esa tarde de verano, del olor a champú de limón de su pelo y de la carcajada de chicle de menta.
—¡Soy más tonta! Me da miedo esa casa, no me hagan caso.
Trataba de tranquilizarnos, de portarse como una adulta, como una madre.
—Por qué —dijo Pablo.
—Por nada, porque está abandonada.
—¿Y?
—No hagas caso, hijo.
—¡Decime, dale!
—Me da miedo que se esconda alguien adentro, un ladrón, cualquier cosa.
Mi hermano quiso saber más, pero mi madre no tenía mucho más para decir. La casa había estado abandonada desde antes de que mis padres llegaran al barrio, antes del nacimiento de Pablo. Ella sabía que, apenas meses antes, se habían muerto los dueños, un matrimonio de viejitos. ¿Se murieron juntos?, quiso saber Pablo. Qué morboso estás, hijo, te voy a prohibir las películas. No, se murieron uno atrás del otro. Les pasa a los matrimonios de viejitos, cuando uno se muere, el otro se apaga enseguida. Y, desde entonces, los hijos se están peleando por la sucesión. Qué es la sucesión, quise saber yo. Es la herencia, dijo mi madre. Se están peleando para ver quién se queda con la casa. Pero es una casa bastante chota, dijo Pablo, y mi mamá lo retó por usar una mala palabra.
—¿Qué mala palabra?
—Sabés perfectamente: no voy a repetir.
—«Chota» no es una mala palabra.
—Pablo, por favor.
—Bueno. Pero está que se cae la casa, mamá.
—Qué sé yo, hijo, querrán el terreno. Es un problema de la familia.
—Para mí que tiene fantasmas.
—¡A vos te están haciendo mal las películas!
Yo creí que le iban a prohibir seguir viendo películas, pero mi mamá no volvió a mencionar el tema. Y, al día siguiente, mi hermano le contó a Adela sobre la casa. Ella se entusiasmó: una casa embrujada tan cerca, en el barrio, a dos cuadras apenas, era la pura felicidad. Vamos a verla, dijo ella. Los tres salimos corriendo. Bajamos a los gritos las escaleras de madera del chalet, muy hermosas (tenían de un lado ventanas con vidrios de colores, verdes, amarillos y rojos, y estaban alfombradas). Adela corría más lento que nosotros y un poco de costado, por la falta del brazo; pero corría rápido. Esa tarde llevaba un vestido blanco, con breteles; me acuerdo de que, cuando corría, el bretel del lado izquierdo caía sobre su resto de bracito y ella lo acomodaba sin pensar, como si se sacara de la cara un mechón de pelo.
La casa no tenía nada especial a primera vista, pero, si se le prestaba atención, había detalles inquietantes. Las ventanas estaban tapiadas, cerradas completamente, con ladrillos. ¿Para evitar que alguien entrara o que algo saliera? La puerta, de hierro, estaba pintada de marrón oscuro; parece sangre seca, dijo Adela.
Qué exagerada, me atreví a decirle. Ella solamente me sonrió. Tenía los dientes amarillos. Eso sí me daba asco, no su brazo, o su falta de brazo. No se lavaba los dientes, creo; y, además, era muy pálida y la piel traslúcida hacía resaltar ese color enfermizo, como en los rostros de las geishas. Entró en el jardín, muy pequeño, de la casa. Se paró en el pasillo que llevaba a la puerta, se dio vuelta y dijo:
—¿Se dieron cuenta?
No esperó nuestra respuesta.
—Es muy raro, ¿cómo puede ser que tenga el pasto tan corto?
Mi hermano la siguió, entró en el jardín y, como si tuviera miedo, también se quedó en el pasillo de baldosas que iba de la vereda a la puerta de entrada.
—Es verdad —dijo—. Los pastos tendrían que estar altísimos. Mirá, Clara, vení.
Entré. Cruzar el portón oxidado fue horrible. No lo recuerdo así por lo que pasó después: estoy segura de lo que sentí entonces, en ese preciso momento. Hacía frío en ese jardín. Y el pasto parecía quemado. Arrasado. Era amarillo y corto: ni un yuyo verde. Ni una planta. En ese jardín había una sequía infernal y al mismo tiempo era invierno. Y la casa zumbaba, zumbaba como un mosquito ronco, como un mosquito gordo. Vibraba. No salí corriendo porque no quería que mi hermano y Adela se burlaran de mí, pero tenía ganas de escapar hasta mi casa, hasta mi mamá, de decirle sí, tenés razón, esa casa es mala y no se esconden ladrones, se esconde un bicho que tiembla, se esconde algo que no tiene que salir.
Adela y Pablo no hablaban de otra cosa. Todo era la casa. Preguntaban en el barrio sobre la casa. Preguntaban al quiosquero y en el club; a don Justo, que esperaba el atardecer sentado en la puerta de su casa, a los gallegos del bazar y a la verdulera. Nadie les decía nada de importancia. Pero varios coincidieron en que la rareza de las ventanas tapiadas y ese jardín reseco les daba escalofríos, tristeza, a veces miedo, sobre todo miedo de noche. Muchos se acordaban de los viejitos: eran rusos o lituanos, muy amables, muy callados. ¿Y los hijos? Algunos decían que peleaban por la herencia. Otros que no visitaban a sus padres, ni siquiera cuando se enfermaron. Nadie los había visto. Nunca. Los hijos, si existían, eran un misterio.
—Alguien tuvo que tapiar las ventanas —le dijo mi hermano a don Justo.
—Vos sabés que sí. Pero lo hicieron unos albañiles, no lo hicieron los hijos.
—A lo mejor los albañiles eran los hijos.
—Seguro que no. Eran bien morochos los albañiles. Y los viejitos eran rubios, transparentes. Como vos, como Adelita, como tu mamá. Polacos debían ser. De por ahí.
La idea de entrar en la casa fue de mi hermano. Me lo sugirió primero a mí. Le dije que estaba loco. Estaba fanatizado. Necesitaba saber qué había pasado en esa casa, qué había adentro. Lo deseaba con un fervor muy extraño para un chico de once años. No entiendo, nunca pude entender qué le hizo la casa, cómo lo atrajo así. Porque lo atrajo a él, primero. Y él contagió a Adela.
Se sentaban en el caminito de baldosas amarillas y rosas que partía el jardín seco. El portón de hierro oxidado estaba siempre abierto, les daba la bienvenida. Yo los acompañaba, pero me quedaba afuera, en la vereda. Ellos miraban la puerta, como si creyeran que podían abrirla con la mente. Pasaban horas ahí, sentados, en silencio. La gente que pasaba por la vereda, los vecinos, no les prestaban atención. No les parecía raro o quizá no los veían. Yo no me atrevía a contarle nada a mi madre.
O, a lo mejor, la casa no me dejaba hablar. La casa no quería que los salvara.
Seguíamos reuniéndonos en el living de la casa de Adela, pero ya no se hablaba de películas. Ahora Pablo y Adela —pero sobre todo Adela— contaban historias de la casa. De dónde las sacan, les pregunté una tarde. Parecieron sorprendidos, se miraron.
—La casa nos cuenta las historias. ¿Vos no la escuchás?
—Pobre —dijo Pablo—. No escucha la voz de la casa.
—No importa —dijo Adela—. Nosotros te contamos.
Y me contaban.
Sobre la viejita, que tenía ojos sin pupilas pero no estaba ciega.
Sobre el viejito, que quemaba libros de medicina junto al gallinero vacío, en el fondo.
Sobre el fondo, igual de seco y muerto que el jardín, lleno de pequeños agujeros como madrigueras de ratas.
Sobre una canilla que no dejaba de gotear porque lo que vivía en la casa necesitaba agua.
A Pablo le costó un poco convencer a Adela de que entrara. Fue extraño. Ahora ella parecía tener miedo: se turnaban. En el momento decisivo, ella parecía entender mejor. Mi hermano le insistía. La agarraba del único brazo y hasta la sacudía. En el colegio, se hablaba de que Pablo y Adela eran novios y los chicos se metían los dedos en la boca, hasta la garganta, haciendo gesto de vómito. Tu hermano sale con la monstrua, se reían. A Pablo y Adela no les molestaba. A mí tampoco. A mí solamente me preocupaba la casa.
Decidieron entrar el último día del verano. Fueron las palabras exactas de Adela, una tarde de discusión en el living de su casa.
—El último día del verano, Pablo —dijo—. Dentro de una semana.
Quisieron que yo los acompañara y acepté porque no quería dejarlos. No podían entrar solos en la oscuridad.
Decidimos entrar de noche, después de la cena. Teníamos que escaparnos, pero salir de casa tarde, en verano, no era tan difícil. Los chicos jugaban en la calle hasta tarde en el barrio. Ahora no es así. Ahora es un barrio pobre y peligroso, los vecinos no salen, tienen miedo de que les roben, tienen miedo de los adolescentes que toman vino en las esquinas y a veces se pelean a tiros. El chalet de Adela se vendió y fue dividido en departamentos. En el parque se construyó un galpón. Es mejor, creo. El galpón oculta las sombras.
Un grupo de chicas jugaba al elástico en medio de la calle; cuando pasaba un auto —circulaban muy pocos—, paraban para dejarlo pasar. Más lejos, otros pateaban una pelota y donde el asfalto era más nuevo, más liso, algunas adolescentes patinaban. Pasamos entre ellos, desapercibidos.
Adela esperaba en el jardín muerto. Estaba muy tranquila, iluminada. Conectada, pienso ahora.
Nos señaló la puerta y yo gemí de miedo. Estaba entreabierta, apenas una rendija.
—¿Cómo? —preguntó Pablo.
—La encontré así.
Mi hermano se sacó la mochila y la abrió. Traía llaves, destornilladores, palancas; herramientas de mi papá que había encontrado en una caja, en el lavadero. Ya no las iba a necesitar. Estaba buscando la linterna.
—No hace falta —dijo Adela.
La miramos confundidos. Ella abrió la puerta del todo y entonces vimos que adentro de la casa había luz.
Recuerdo que caminamos de la mano bajo esa luminosidad que parecía eléctrica, aunque en el techo, donde debería haber lámparas, sólo había cables viejos, asomando de los huecos como ramas secas. Parecía la luz del sol. Afuera era de noche y amenazaba tormenta, una poderosa lluvia de verano. Ahí adentro hacía frío y olía a desinfectante y la luz era como de hospital.
La casa no parecía rara por adentro. En el pequeño hall de entrada estaba la mesa del teléfono, un teléfono negro, como el de nuestros abuelos.
Que por favor no suene, que no suene, me acuerdo de que recé así, de que repetí eso en voz baja, con los ojos cerrados. Y no sonó.
Los tres juntos pasamos a la siguiente sala. La casa se sentía más grande de lo que parecía desde afuera. Y zumbaba, como si vivieran colonias de bichos ocultos detrás de la pintura de las paredes.
Adela se adelantaba, entusiasmada, sin miedo. Pablo le pedía «esperá, esperá» cada tres pasos. Ella hacía caso pero no sé si nos escuchaba claramente. Cuando se daba vuelta para mirarnos, parecía perdida. En sus ojos no había reconocimiento. Decía «sí, sí», pero yo sentí que ya no nos hablaba. Pablo sintió lo mismo. Me lo dijo después.
La sala siguiente, el living, tenía sillones sucios, de color mostaza, agrisados por el polvo. Contra la pared se apilaban estantes de vidrio. Estaban muy limpios y llenos de pequeños adornos, tan pequeños que tuvimos que acercarnos para verlos. Recuerdo que nuestros alientos, juntos, empañaron los estantes más bajos, los que alcanzábamos: llegaban hasta el techo.
Al principio no supe lo que estaba viendo. Eran objetos chiquitísimos, de un blanco amarillento, con forma semicircular. Algunos eran redondeados, otros más puntiagudos. No quise tocarlos.
—Son uñas —dijo Pablo.
Sentí que el zumbido me ensordecía y me puse a llorar. Abracé a Pablo, pero no dejé de mirar. En el siguiente estante, el de más arriba, había dientes. Muelas con plomo negro en el centro, como las de mi papá, que las tenía arregladas; incisivos, como los que me molestaban cuando empecé a usar aparatos; paletas como las de Roxana, la chica que se sentaba delante de mí en el colegio. Cuando levanté la cabeza para alcanzar a ver el tercer estante, se fue la luz.
Adela gritó en la oscuridad. Mi corazón latía tan fuerte que me dejaba sorda. Pero sentía a mi hermano, que me abrazaba los hombros, que no me soltaba. De pronto, vi un redondel de luz en la pared: era la linterna. Dije: «Salgamos, salgamos.» Pablo, sin embargo, caminó en dirección opuesta a la salida, siguió entrando en la casa. Lo seguí. Quería irme, pero no sola.
La luz de la linterna iluminaba cosas sin sentido. Un libro de medicina, de hojas brillantes, abierto en el suelo. Un espejo colgado cerca del techo, ¿quién podía reflejarse ahí? Una pila de ropa blanca. Pablo se frenó: movía la linterna y la luz sencillamente no mostraba ninguna otra pared. Esa habitación no terminaba nunca o sus límites estaban demasiado lejos para ser iluminados por una linterna.
—Vamos, vamos —volví a decirle, y recuerdo que pensé en salir sola, en dejarlo, en escapar. .
—¡Adela! —gritó Pablo.
No se la escuchaba en la oscuridad. Dónde podía estar, en esa habitación eterna.
—Acá.
Era su voz, muy baja, cerca. Estaba detrás de nosotros. Retrocedimos. Pablo iluminó el lugar de donde venía la voz y entonces la vimos.
Adela no había salido de la habitación de los estantes. Nos saludó con la mano derecha, parada junto a una puerta. Después giró, abrió la puerta que estaba a su lado y la cerró detrás de ella. Mi hermano corrió, pero cuando llegó a la puerta, ya no pudo abrirla. Estaba cerrada con llave.
Sé lo que Pablo pensó: buscar las herramientas que había dejado afuera, en la mochila, para abrir la puerta que se había llevado a Adela. Yo no quería sacarla: solamente quería salir, y lo seguí, corriendo. Afuera llovía y las herramientas estaban desparramadas sobre el pasto seco del jardín; mojadas, brillaban en la noche. Alguien las había sacado de la mochila. Cuando nos quedamos quietos un minuto, asustados, sorprendidos, alguien cerró la puerta desde adentro.
La casa dejó de zumbar.
No recuerdo bien cuánto tiempo pasó Pablo intentando abrirla. Pero en algún momento escuchó mis gritos. Y me hizo caso.
Mis padres llamaron a la policía.
Y todos los días y casi todas las noches vuelvo a esa noche de lluvia. Mis padres, los padres de Adela, la policía en el jardín. Nosotros empapados, con pilotos amarillos. Los policías que salían de la casa diciendo que no con la cabeza. La madre de Adela desmayada bajo la lluvia.
Nunca la encontraron. Ni viva ni muerta. Nos pidieron la descripción del interior de la casa. Contamos. Repetimos. Mi madre me dio un cachetazo cuando hablé de los estantes y de la luz. «¡La casa está llena de escombros, mentirosa!», me gritó. La madre de Adela lloraba y pedía «por favor, dónde está Adela, dónde está Adela».
En la casa, le dijimos. Abrió una puerta de la casa, entró en una habitación y ahí debe estar todavía.
Los policías decían que no quedaba una sola puerta dentro de la casa. Ni nada que pudiera ser considerado una habitación. La casa era una cáscara, decían. Todas las paredes interiores habían sido demolidas.
Recuerdo que los escuché decir «máscara», no «cáscara». La casa es una máscara, escuché.
Nosotros mentíamos. O habíamos visto algo tan feroz que estábamos shockeados. Ellos no querían creer siquiera que habíamos entrado en la casa. Mi madre no nos creyó nunca. Ni siquiera cuando la policía rastrilló el barrio entero, allanando cada casa. El caso estuvo en televisión: nos dejaban ver los noticieros. Nos dejaban leer las revistas que hablaban de la desaparición. La madre de Adela nos visitó varias veces y siempre decía: «A ver si me dicen la verdad, chicos, a ver si se acuerdan…».
Nosotros volvíamos a contar todo. Ella se iba llorando. Mi hermano también lloraba. Yo la convencí, yo la hice entrar, decía.
Una noche, mi papá se despertó y escuchó que alguien intentaba abrir la puerta. Se levantó de la cama, agazapado, pensaba que encontraría a un ladrón. Encontró a Pablo, que luchaba con la llave en la cerradura —esa cerradura siempre andaba mal—; llevaba herramientas y una linterna en la mochila. Los escuché gritar durante horas y recuerdo que mi hermano le pedía por favor que quería mudarse, que si no se mudaba, se iba a volver loco.
Nos mudamos. Mi hermano se volvió loco igual. Se suicidó a los veintidós años. Yo reconocí el cuerpo destrozado. No tuve opción: mis padres estaban de vacaciones en la costa cuando se tiró bajo el tren, bien lejos de nuestra casa, cerca de la estación Beccar. No dejó una nota. Él siempre soñaba con Adela: en sus sueños, nuestra amiga no tenía uñas ni dientes, sangraba por la boca, sangraban sus manos.
Desde que Pablo se mató, vuelvo a la casa. Entro en el jardín, que sigue quemado y amarillo. Miro por las ventanas, abiertas como ojos negros: la policía derrumbó los ladrillos que las tapiaban hace quince años y así quedaron, abiertas. Adentro de la casa, cuando el sol la ilumina, se ven vigas y el techo agujereado y basura. Los chicos del barrio saben lo que pasó ahí adentro. En el suelo pintaron, con aerosol, el nombre de Adela. En las paredes de afuera también. ¿Dónde está Adela?, dice una pintada. Otra, más pequeña, escrita con fibra, repite el modelo de una leyenda urbana: hay que decir Adela tres veces a la medianoche, frente al espejo, con una vela en la mano, y entonces veremos reflejado lo que ella vio, quién se la llevó.
Mi hermano, que también visitaba la casa, vio esas indicaciones e hizo ese viejo ritual una noche. No vio nada. Rompió el espejo del baño con sus puños y tuvimos que llevarlo al hospital para que lo cosieran.
No me animo a entrar. Hay una pintada sobre la puerta que me mantiene afuera. Acá vive Adela, ¡cuidado!, dice. Imagino que la escribió un chico del barrio, en chiste o desafío. Pero yo sé que tiene razón. Que ésta es su casa. Y todavía no estoy preparada para visitarla.
2 notes · View notes
higanbanarol · 2 years
Text
Ambientación
Tumblr media
Tokio
Se trata de una ciudad japonesa ambientada en la época actual, un sitio con un alto grado de actividad sobrenatural debido a lo que aconteció en el territorio donde fue fundada, aquella ha sido la única ocasión en que el Yume no bēru sufrió un daño considerable y una gran cantidad de Yōkai pasaron a través de él. También es donde se encuentra la mayor población de criaturas sobrenaturales en el país. Viven ocultas entre los humanos, aunque no todas mantienen la misma prudencia respecto a sus actividades. La metrópoli, siempre en desarrollo, cuenta con más de 13 millones de habitantes que se dispersan entre su territorio, y consta de 14 centros urbanos, cada uno de los cuales es como una pequeña ciudad en sí, con su propio carácter que los caracteriza distintivamente. La convivencia entre humanos y criaturas espirituales se da con normalidad, hecho que es completamente ignorado por los Ningen. Los Yōkai y Kami permanecen ocultos entre la sociedad, principalmente los Yōkai, ya que su presencia se considera una amenaza y son constantemente perseguidos por los Shāmanes del Hogo-Sha. No todos los Yōkai atacan a los humanos indiscriminadamente, pero deben alimentarse tarde o temprano, por lo que no dejan de considerarse criaturas hostiles.
Higanbana (Flor de Lycoris)
Existen varias historias respecto a las Lycoris Radiata, también llamada flor del infierno o lirio de araña roja. Su color rojo representa la sangre de los muertos y se dice que indican el camino hacia el juicio final a los espíritus, mostrándoles las memorias de su vida perdida. Es por esto que son utilizadas a menudo en los funerales. También se dice que cuando ves a alguien que puede que nunca vuelvas a ver, la flor del infierno florecerá a lo largo del camino. Por supuesto no todas las flores de Lycoris están malditas, pero de vez en cuando y por causas desconocidas que la organización de Shāmanes intentan controlar, se abre una pequeña brecha en el Yume no bēru, lugar donde una flor del infierno extremadamente hermosa aparece. Es peligroso que los humanos tengan contacto con estas flores, corrompen su conciencia, los enloquecen y provocan que realicen actos atroces. Estas flores jamás se marchitas, aun cuando son cortadas, deben ser eliminadas por Shāmanes, Yōkais o Kamis.
Shāmanes
Los Shāmanes son una mezcla entre monje y guerrero, esencialmente se trata de hechiceros capaces de percibir la energía sobrenatural, esto no significa que si un Yōkai se presenta frente a ellos podrán identificarlo inmediatamente, puesto que tanto Yōkai como Kami, pueden ocultar su presencia y cambiar su apariencia de manera que aparenten ser simples humanos. Sin embargo, si utilizan sus habilidades raciales, los Shāmanes si podrán detectarlos. El uniforme de los pertenecientes al Hogo-sha es diferente dependiendo de las preferencias de cada Shāman, pero principalmente conserva un estilo oriental en color blanco con detalles rojo y negro, además de portar el escudo de la organización siempre consigo, ya sea en la ropa o algún accesorio. El emblema de los Hogo-sha es una flor de lycoris trazada a pinceladas, acompañado del kanji de guardián.
Kami & Yōkai
Así como existen Kamis y Yōkai que viven entre los humanos y se han adaptado a la vida en el Jimen, hay otros cuya existencia se desarrolla de forma ajena a lo que ocurre en el mundo terrenal; Kamis que deciden mantenerse en el Genki y rara vez cruzar la línea divisoria, ellos, al igual que los Yōkai que no han conseguido cruzar el Yume no bēru, tienen poco conocimiento del mundo de los humanos y sus leyes. Por este motivo no es de extrañarse que los recién llegados ocasionen algunos problemas. Tanto el Genki como el Yomi son muy distintos al mundo actual, ambos mundos conservan mayor parecido con la época antigua, ya que las criaturas sobrenaturales que los habitan se valen de sus poderes para sobrevivir, mientras que los seres humanos debieron adaptarse mediante invenciones científicas que les facilitara la vida.
FORO
2 notes · View notes
nizu-draw · 3 years
Text
Cezari
El brujito del grupo, al que a Anita le cae mal xd @anamakara
Cezari es de una tribu donde se practicaba la brujera, Cezari era uno de los aprendices desde muy corta edad (6 años), lastimosamente las tierras externas de Europa, vinieron a sus tierras, para matar, secuestrar y robar, Cezari fue uno de los pocos afortunados en mantenerse con vida si es que se podría decir "afortunados", fueron esclavizados y disminuidos, por su tonalidad de piel, algunos fueron prostituidos, otros para ser atracciones de algún circo, otros asesinados ahí, Cezari al ser un niño fue vendido a un hombre de aspecto mayor y una gordura inmensa, el cual lo trataba con asco y con odio al más mínimo error lo castigaba a látigo o lo que tenia de frente.., pero esto no lo detendría para seguir con sus practicas, practicaba en las noches para poder mejorar sus habilidades como brujo, con su único objetivo de liberar a su gente de la exclavitud
Pasaron los años, Cezari ya con sus 19 años de edad aun seguía bajo el mando del señor, quien había desposado a una joven mujer de su misma edad, una mujer tan blanca, con varias pecas que cubrían ese hermoso rostro de porcelana, unos labios delgados y finos, un cuerpo delgado, y un hermoso cabello largo de color naranja recogido en un moño, realmente esa mujer parecía de la realeza se llamaba Celeste, Cezari empezó a sentir atracción por aquella belleza, haciendo lo posible por acercarse, Celeste le enseño a Cezari, leer y a escribir, incluso lo ayudo a conocer la religión católica cristiana y con ella el satanismo, conociendo otro lado distinto de la brujera empezando a unir tanto sus practicas culturales como las practicas oscuras del infierno, se sentía listo para liberar a su gente, pero... había algo que lo impedía.
-Cezari: Tal.. vez puedo esperar un poco más.. quiero estar con ella, quiero... seguir con ella.
Celeste y Cezari se hacían cada vez más unidos a las espaldas de su señor, hasta que Cezari pudo confesar sus sentimientos siendo correspondido por un hermoso beso, todo era tan perfecto para el, se sentía tan completo, tan vivo!!, pero .. no es un cuento de hadas.. El hombre los descubrió tomando represalias contra Cezari, golpeándolo hasta el cansancio quería matarlo.
-Hombre: COMO PUDISTE HACER ALGOA SI! SER ASQUEROSO!, TE DI UN TECHO! TE DI COMIDA! Y ASI ES COMO ME PAGAS SUCIO NEGRO!
Se podían escuchar el sonido del látigo azotar el viento hasta el y como terminaba con un grito desgarrador de Cezari.
-Hombre: MALDITO SEAS!! joo y esto no se quedara asi! te matare y luego hare lo que sea con ella, por que ES MI ESPOSA!! ASI QUE ALEJA TUS SUCIAS MANOS DE MI MUJER!
Al escuchar esas palabras la mente de Cezari no más pensaba en matarlo, y así fue, con las practicas de brujeria fue aterrorizando al hombre quien se retorcijaba de miedo, como si el alma tan buena e inocente de este se hubiera convertido en una bestia llena de odio y venganza... tomando su primera alma, al ser consciente del poder que tenia, empezó a generar terror en todos los habitantes blancos (por que bueno la esclavización de la gente negra ya saben uwu) empezando hacer que ellos empiecen a temer a su gente y eso hacia que se sientan asqueados y buscaron una manera de hacer que Cezari se debilite y nada mejor que a la mujer que ama.
Cezari había salido, Celeste se encontraba sola en la casa, hasta ser tomada por varios habitantes del pueblo juzgándola como cómplice de bruja y que debería ser quemada, Celeste asustada iba gritando el nombre de su amado, pero esto hizo que la gente sintiera más odio... Celeste había muerto quemada... Cezari se entero de esto y entre odio, locura y melancolía, desato una verdadera masacre devorando las almas tanto de su pueblo como el de los asesinos de su amada, esto causo que su alma sea corrompida, contaminada siento el brujo que es ahora.
Al paso de los años, Cezari se mantenía en una edad aceptable, pero vivía excluido del nuevo mundo (actualidad) donde se topo con una sorpresa, un joven del mismo aspecto que su fallecida mujer(Esther) a quien trata como esclavo...
Tumblr media
9 notes · View notes
monstruos-ibericos · 4 years
Photo
Tumblr media
11. Coche de la sangre (varias comunidades)
Los asustachicos pueden parecer seres arcaicos o ancestrales, pero en algunos casos se han modernizado con el devenir de los tiempos. La llegada de los primeros automóviles a España, por ejemplo, despertó nuevos miedos y fobias que pedían a gritos su propia leyenda grotesca. Imaginemos el asombro de los habitantes de pequeños pueblos en aquella España antigua al contemplar, a lo lejos, nuevas máquinas recorriendo los rústicos caminos y senderos. Si a la desconfianza en esta moderna tecnología le sumamos la omnipresencia de los sacamantecas y sacauntos en el imaginario popular, tenemos la combinación perfecta para la germinación de nuevos mitos acerca de horrores sobre ruedas que sirvieran, al menos, para alejar a los jóvenes de las carreteras y demás lugares donde podían ser atropellados.
En algunos pueblos de la montaña aragonesa se hablaba del Auto negré, un coche que secuestraba a los niños para sacarles la sangre. Por Cataluña también circulaba un Coche de la sangre, auto oscuro y fantasmagórico que extraía la sustancia vital de los críos para dársela a los tísicos. Testimonios similares aparecen en Extremadura y en el oriente asturiano: allí se decía que los enfermos y tuberculosos de las familias ricas viajaban en un coche oscuro para secuestrar chicos despistados y usar su sangre como remedio para sus males. Se llegaba incluso a señalar a la mismísima familia real como ocupantes de tan siniestro vehículo; nada extraño, por otro lado, si tenemos en cuenta que a finales del XIX eran habituales los rumores sobre el vampirismo de Alfonso XII, enfermo de tuberculosis, a quien algunos creían responsable de varios crímenes infantiles no resueltos o cliente de la supuesta curandera y asesina de niños Enriqueta Martí.
Retomando el tema de los automóviles sangrientos, en pueblos sorianos como Leyna se decía a los muchachos que no se alejaran del pueblo para jugar en las carreteras porque “les cogería el Coche negrillo”. El autor Manuel Martín Sánchez también recuerda haber oído hablar de un coche ávido de sangre infantil durante su infancia en un pueblo de Ávila.
Las descripciones de este automóvil son diversas: el concepto de vehículo negro es omnipresente, aunque algunas llegaban a identificarlo con un flamante coche fúnebre. Eso sí, todas las versiones coinciden en que se trataba de un coche siniestro que robaba la sangre de los muchachos, o se los llevaba a Dios sabe dónde y nunca eran vueltos a ver.
Lo más curioso es que este terror automovilístico, por sorprendente que parezca, ha logrado llegar hasta nuestros días tras ciertos “lavados de cara”. Hablamos de la leyenda urbana de la Pandilla Sangre o Banda de la Sangre, un supuesto grupo de criminales que circulaba de noche por las carreteras españolas en busca de conductores solitarios a los que perseguir y asesinar en una especie de rito de iniciación en el grupo. El origen de este bulo parece estar en los 80 y habría surgido a partir de los célebres motoristas norteamericanos “Los Ángeles del Infierno”, aunque en nuestro país la difusión de dicha leyenda vivió su punto álgido entre la década de los 90 y los primeros años de los 2000. Durante este tiempo era habitual recibir cadenas de mails en los que “la Policía” advertía de que estos delincuentes circulaban con los faros apagados y seleccionaban como víctima a todo aquel que hacía un cambio de luces para avisarles que las suyas no estaban encendidas. Han pasado ya varios años de esto pero, al igual que otras fake news actuales, el bulo se resiste a morir. En 2019 seguían compartiéndose supuestos informes de la Guardia Civil advirtiendo de la peligrosidad de la Pandilla Sangre, hasta el punto que la propia institución policial se vio obligada a desmentir tan delirante historia a través de sus redes y canales oficiales. Ay, si los viejos sacamantecas levantaran la cabeza…
35 notes · View notes
maeda-ai · 3 years
Text
Into the shadows _C9_
Tumblr media
Anime: Bleach
Rating: M
Pareja: Ichigo & Rukia
Sinopsis: Rukia, con sus hermosos ojos fijos en aquella silueta semi-humana oculta entre las sombras, solo quería comprender, pero más que nada, conocer a aquel que le hacía el amor noche tras noche. . . en sus sueños.
Advertencia: Lemon (NSFW)
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Por: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.:: Capítulo 9 ::.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
.
El rey del infierno, Zangetsu, miraba incrédulo a su único hijo, el mismo que había ido al mundo material sin su permiso, aquel que despreciaba a todo ser que le temiese, por supuesto, los humanos encabezaban la lista. Él. . .
* Al lado de una humana. . . ¡ quién lo diría !. *
El soberano de aquel lúgubre lugar, sonrió ligeramente mientras fijaba los ojos sobre la compañera de su hijo. Era linda, debía admitir, aunque. . . algo en especial intrigó al pelinegro. . . la chica no parecía temer ni al lugar, ni a los habitantes del mismo. Aquella niña ni siquiera se refugiaba en Ichigo.
No. Era el pelinaranja quien había tomado una posición por demás protectora y prevenida para que a ningún demonio se le ocurriese atacarla.
El mayor de los Kurosaki estuvo a punto de exigirle a su hijo que devolviese a esa criatura a su mundo, que madurase o que se atuviese a las consecuencias. Ichigo podría perder a esa joven y su propia vida si es que se oponía a las órdenes del rey, aun cuando este fuese su padre.
Pero algo en la joven captó la atención de Zangetsu, quien abrió desmesuradamente los ojos.
* Acércate, pequeña !. *
Rukia alzó una ceja ante las palabras del que se suponía era su suegro.
Hasta ahora Kuchiki se había limitado a observar silenciosa todo a su alrededor. Y es que ese lugar que solo existe en la imaginación de los mortales, ella ya lo había visto en sus sueños, o mejor dicho, en sus visiones.
* ¡ NO !. *
Rukia salió de sus pensamientos al escuchar la voz del pelinaranja, quien se había interpuesto entre ella y el rey de ese mundo, temeroso de las intenciones de este último.
* Ichigo, hazte a un lado !. *
* Debes estar loco, viejo. *
* Obedece !!. *
* ¡ Ya te dije que no !. *
La mirada de Zangetsu se tornó colérica; las discusiones con su vástago siempre tenían ese efecto. Pero ahora no tenía tiempo para pequeñeces como las "discusiones familiares".
El pelinegro se tragó su ira para tratar de tranquilizar a su hijo y poder comprobar algo.
* Te doy mi palabra de que no la lastimaré. *
El menor de los demonios frunció el ceño y torció las cejas; no sabía si creerle a su padre.
Kuchiki vio la indecisión en los ojos miel de su compañero, así que decidió por él. . .
* No te preocupes, Ichigo. * _Le dijo ella, acariciando la mejilla del muchacho con su mano suave, cálida y gentil._ * ¡ Estaré bien !. *
Rukia le regaló la más linda sonrisa que el Kurosaki haya visto, pero no por ello se sintió más tranquilo.
Y aunque su corazón latía descontrolado ante las infinitas posibilidades de que su chica resultase herida, el joven demonio no pudo moverse, su cuerpo simplemente se quedó helado.
Insegura, la pelinegra fue donde el soberano del inframundo, aunque increíblemente no sentía miedo. Sus lindos ojos examinaron a detalle a aquel hombre, desde los largos cabellos tan negros como la noche, hasta la barba descuidada y los ojos cansados. A simple vista, él era un hombre de mediana edad común y corriente.
""Me pregunto, ¿cómo será su verdadera forma?.""
Pensaba Kuchiki, recordando haber visto al pelinaranja en su forma de demonio.
Por su parte, Zangetsu solo estaba interesado en los ojos de la mujer de su hijo. No le prestaba atención a nada más en ella; y es que el hombre fue atrapado por los hermosos y expresivos ojos violetas de la chica. ¿Cuántos humanos poseían ese color de ojos?. . . un puñado, sin duda. ¿Por qué?. . . porque esos pocos son visionarios, un don que ni siquiera el más poderoso de los demonios tenía; ni siquiera el rey de las tinieblas. . . o su hijo, el príncipe.
* ¿Cuál es tu nombre, niña?. *
* Ru-Rukia Kuchiki. *
El rey demonio sonrió ligeramente. Ichigo no pudo haber elegir mejor reina que aquella mujer.
Con delicadeza, Zangetsu tomó la mano derecha de la joven, dedicándole una sonrisa sutil y conciliadora, pero sobre todo, tranquilizante.
* Ichigo, ven !. *
El pelinaranja tardó unos instantes en recuperar la movilidad, cuando lo hizo, se apresuró donde la chica y su padre, aun nervioso de que su progenitor pudiese lastimar a su enana.
Una vez junto a ellos, el rey tomó la mano de su hijo para unirla a la de la mujer humana que todavía entrelazaba.
* ¡ Bienvenida al infierno, Kuchiki Rukia !. . . o mejor dicho, ¡ Kurosaki Rukia !. *
Una sincera sonrisa cruzó el rostro de Ichigo, más que de felicidad, de agradecimiento.
El joven demonio puso toda su atención en la jovencita frente a él, desapareciendo todo a su alrededor y quedando solo ellos dos.
* Kurosaki Rukia. . . me gusta cómo se oye. *
Susurró la pelinegra, embelesada con los ojos miel del hombre al que amaba. Su ángel, no!. . . ¡su demonio!. Uno al que amaba con locura y por sobre todas las cosas, aquel que conoció, amó y se entregó a él en sueños que mostraban el futuro. Un futuro que ella ya había alcanzado. . . un futuro que le gustaba y la hacía feliz. . . ¡ muy feliz !.
Sin finalizar.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
Me pareció necesario que Rukia conociese al rey del infierno, es decir, al padre de Ichigo.
Este capítulo sirvió para explicar varias cosas, primero, para continuar la relación padre-hijo, ya que en el primer capítulo, Ichigo se va sin más del infierno. Segundo, el por qué de los sueños o visiones de Rukia. Aquí, me pareció buena idea relacionar ese poder con el color de los ojos de Kuchiki. Y finalmente, la llegada de la pelinegra a un mundo de demonios.
El siguiente capítulo es el desenlace.
—I LOVE ICHIRUKI—
~*~
Este fanfiction fue escrito por MAEDA AI y es material de Fallen Angel.
Totalizado el 04 de Enero de 2012.
La dama del Hentai: Maeda Ai.
*~*~*~*~*~*~*~*~*~*
|| Capítulo 10 ||
5 notes · View notes
lobosdehielo · 3 years
Text
﴾ Manada Lobos de Hielo ﴿
Hubo una vez un reinado ubicado entre los pinos negros más altos, en el que sus nobles habitantes fueron traicionados por los humanos, quienes rompieron con su tratado de paz y les atacaron, destruyendo todo aquéllo que tantos años les había tomado formar.
Su reina y líder de la manada, Alouqua, desesperada por poner a salvo a su pequeño heredero, luchó por huir de allí y llevarle a un lugar seguro. Sólo entonces se permitió regresar con su gente, encontrándose con el fatídico desenlace de la batalla, con las ruinas de lo que alguna vez fue un bello reino.
Ella tampoco pudo salir ilesa, pero su gran fortaleza le llevó de regreso junto a su cachorro, con el fuerte anhelo de cuidar de él hasta que pudiera valerse por sí solo, sin tener la oportunidad de llorar por la caída de su manada, al menos hasta encontrar su propio descanso. Sin embargo, dejó incontables cartas a su heredero, esperando que este aprendiera de ella sobre el aprecio a los suyos y el deber de cuidar de un reino.
Con el paso de los años, Junier, el hijo de la reina, creció para formarse como un hombre grande y fuerte, siendo un lobo ejemplar. Contaba con la seguridad de verse bajo el manto de Satán, algo que su madre le regaló, y se aferró a ello con gratitud.
Totalmente decidido a recuperar lo que por derecho le pertenecía, se hizo de los tesoros, algunos escritos y además aprendió a proteger los bosques de su territorio para que los humanos no volvieran a acercarse. A pesar del rechazo que estos le generaban, se sintió más tranquilo manteniéndoles con un ojo puesto, observándoles de cerca para saber cómo protegerse de ellos.
Fue en uno de sus muchos trayectos que encontró el castillo de la zona alta. Se estableció allí y formó una familia. Su primogénito Abäddon fue considerado un obsequio de Satán, al ser quien le inspirara a construir su propia manada, pero fue el menor de sus hijos, Harüki, otro de los regalos que le animó a hacer de todo algo aún mejor.
Las escasas esperanzas de formar una enorme manada, incrementaron considerablemente al verse acompañado de sus hijos, comprendiendo al fin el fuerte deseo de cuidar. Fue allí que se abrió a la posibilidad de formar algo mucho más grande, de dar la misma posibilidad a los lobos de ser protegidos y cuidados como siempre debieron. Llegar a ello significó muchos sacrificios y la idea de exponerse al otro mundo, como también a los mismos lobos que no respetaran las reglas de su reino, era algo que de ninguna manera ocurriría.
La manada Lobos de Hielo se creó con el deseo de formar una familia que respaldara y cuidara de los suyos, donde sus pasos no se vieran solos en un mundo donde ya se está en bastante soledad al ser como uno es.
Muchos soles y lunas pasaron alumbrando los pasos de la manada, y en donde hubo alguna vez una fuerte unión, ahora los alfas mayores debían retirarse de sus cargos causando estragos inevitables en la manada, siendo Harüki, el alfa menor de la familia, quien debía tomar el liderazgo. No obstante, con la ausencia del cariño de su padre y la falta de compañía de Abäddon, su hermano mayor, la ignorancia de Harüki sobre el deseo de proteger aumentaba, en su espalda le carcomían muchas interrogantes sobre qué valía la pena, sobre qué era eso que a su padre Junier le hizo luchar contra todas las adversidades para mantener la unión sin pesares.
Un buen día, en donde el cielo parecía estar más intenso que nunca, las interrogantes llegaron a su fin, Harüki sin esperarlo conocería a Artem, un joven alfa que escondía el secreto de su mundo en los ojos. Era mucho más que un simple enamoramiento, fue que sintió que le conocía de siempre, que Artem era su destino, que podía entregarle su corazón si así lo pidiera. El aroma de Artem reconfortaba a Harüki y su calor parecía ser el que a su propio cuerpo le faltaba, simplemente le pertenecía.
Tomar su mano era la respuesta a todas esas interrogantes que antes lo torturaban; Harüki no temía más, había tomado los lazos más importantes de su vida junto a Artem, y sabía ahora lo que era el deseo de proteger, él podía entender aquel amor que su padre proclamaba por su familia y manada.
Con el amor quemando en su pecho, siendo auténtico recordatorio de la calidez del infierno, y con la mano firme de Artem, quien sería su compañero de por vida, alfa y cachorro de lazo definitivo, Harüki pudo tener la fuerza y la sabiduría para seguir con el legado de su padre y sus ancestros, honrando el deseo los lobos que les cuidaban como estrellas desde el infierno, tomando el mando para crear una manada unida, respetuosa y compañera, en donde el lobo que estuviera dentro nunca más volvería a estar herido por sus huellas solitarias, sino que ahora estaría acompañado de la fidelidad y el cuidado de los lobos de hielo y su mando.
0 notes
jgmail · 4 years
Text
TAKASHI MIIKE: ANATOMÍA DE JAPÓN
Tumblr media
Por Alexander Dugin
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
 Engañosas metamorfosis del Arquetipo de la Gran Madre de Mishima
 El arquetipo de Mishima en la cultura japonesa de la posguerra fue el ejemplo más alto de la sutil dialéctica, en la que se hizo sentir la combinación peculiar del liberalismo modernista que ha introducido una serie de aspectos matriarcales en el sintoísmo. Así se construyó una nueva cultura japonesa, en la que todo lo japonés propiamente dicho, relacionado con la auténtica identidad japonesa, estaba prohibido, pervertido o sustituido. Esta cultura, que dio nombres brillantes en la literatura, el cine, la música, etc., se basó en la rápida degradación del espíritu tradicional japonés, en la desintegración profundamente arraigada del Logos celestial, disipándose entrópicamente en partículas infinitamente pequeñas. Era una cultura en decadencia, que fascinaba en gran medida a Occidente con su exotismo, rapidez y originalidad. Los intelectuales japoneses de la posguerra, que decidieron "esperaremos un poco más...", haciendo todo esto algo cada vez más dolorosa y perverso.
Tumblr media
En este sentido, el célebre director de cine japonés Takashi Miike puede considerarse un vivo ejemplo de la cultura japonesa moderna, reflejando la estructura de su estado actual, alguien quien ha rodado muchas películas de diversos méritos, pero en muchas de ellas ha logrado reflejar las principales líneas de fuerza que atraviesan el Japón moderno. Un cauteloso europeísmo con su sesgo en la etnología y la ecología de Akira Kurasawa, e incluso la trágica paradoja de Takeshi Kitano, en Miike es superado por las formas más extremas de expresión del absurdo, la crueldad y la degeneración. La sociedad japonesa de Miike no es solo una sociedad extremadamente degenerada, es una sociedad que prácticamente no existe, que se ha convertido en su propio simulacro, una ilustración del posmodernismo japonés. Occidente penetró en el núcleo mismo de la cultura japonesa, destruyó todos sus lazos orgánicos, cortó todas las cadenas semánticas y los "residuos de lo japonés" afloraron a la superficie, en forma de sadismo, crueldad, colapso familiar, degeneración, mafia, perversión, corrupción, patología y al mismo tiempo etnocentrismo, de todo esto están llenas las peliculas de Miike.
 Mad yakuza
 Cada película de Miike refleja un lado u otro del morbo de la sociedad japonesa. Toda una serie de películas sobre los yakuza que son una representación grotesca de pseudo-samuráis, militantes, grupos extremadamente masculinos, que se distinguen por una crueldad excesiva, una indiferencia moral absoluta y, al mismo tiempo, profundamente comprometidos con la descomposición del sistema social de Japón, donde la corrupción, el inmoralismo y la falta de sentido se han convertido en una norma universalmente reconocida.
Tumblr media
Miike describe a sus héroes la mayoría de las veces en un contexto surrealista, donde el absurdo alcanza su clímax, los yakuza, los policías, la gente común y los héroes al azar se mezclan más allá de cualquier reconocimiento en un tejido continuo irreconocible de desmembramiento sangriento, todo tipo de perversiones, crueldad injustificada, completamente desprovisto de motivación, en el contexto del cual la “decisión del samurai” y la “ética militar” se convierten en una parodia completamente sin sentido.
Tumblr media
Un ejemplo sorprendente de cómo el género popular de películas japonesas de Miike sobre los yakuza (en una versión mucho más moderada, representada por una serie de obras de otro famoso director japonés, Takashi Kitano) se convierte en un delirio surrealista, puede servir como la película "Yakuza Horror Theatre: Gozu" (2003) y la serie la película "Policía que sufre de una escisión de personalidad esquizofrénica" (2000), donde los temas clásicos de Miike se convierten en una mezcla de patología del delirio y hallazgos postmodernos absurdos.
Tumblr media
La crueldad dolorosa y sangrienta en sí misma, aparte de cualquier trama inteligible capaz de racionalizar al menos parcialmente todo esto, se convierte en un contenido independiente de películas como “Ichi the Killer” (2001) o “Izo” (2004). En la película “Ichi the Killer”, el joven con retraso mental Ichi, que no tiene emoción alguna, a lo largo de la película mata sin sentido, por orden y por accidente, a todos los que se le acercan con la ayuda de patines afilados. Y la película "Izo" ofrece una versión surrealista del personaje histórico real, el samurái Izo Okada (1832-1865), que se convierte en un espíritu inmortal de destrucción según Miike, que renace una y otra vez con un objetivo: el exterminio total de todos los que se interponen en su camino. Al mismo tiempo, la posición del propio Miike en la interpretación de los personajes retratados y sus acciones permanece estrictamente neutral: describe todo lo que sucede con minuciosidad y precisión documental, sin importarle en absoluto cómo lo evaluará el público. Como regla general, los espectadores estiman esto de manera bastante adecuada:
En el posmodernismo, el significado está abolido, y la única forma de interpretación sigue siendo el hecho mismo de la contemplación y la devoción siguiendo cada giro de la trama en última instancia sin sentido para tirar de mi cabeza lo que vi en el mismo momento de salir del cine o los créditos finales de la transmisión televisiva.
Tumblr media
Zebraman: un vuelo a ninguna parte
 Con la misma neutralidad y puntualidad distante, Miike interpreta otros temas: en particular, la completa desintegración de la familia japonesa y la desaparición de los estados y relaciones sociales clásicos en ella (películas "Visitante Q" [2001] o "Felicidad de la familia Katakuri" [2001]); la criminalización radical de las escuelas japonesas y la autonomización del arquetipo adolescente, privado de los procedimientos para crecer en las condiciones de la individualismo liberal (“Crow Zero” [2007] y “Crow Zero-2” [2009]); convirtiendo a Japón en un vertedero industrial y a los japoneses en sus habitantes (Shangrila [2002]), etc.
Tumblr media
Especialmente es necesario enfatizar la apelación de Miike a las tramas mitológicas y arquetípicas, a veces presentadas de una manera deliberadamente infantil con la ayuda de una estrategia posmoderna reflejada. Entonces, en la serie de películas "Muerto o Vivo" estamos hablando de las reencarnaciones de dos ángeles castigadores que destruyen el capitalismo corrupto.
 Las películas “Zebraman” (2004) y “Zebraman 2” (2010) representan el mito del Kirin, la versión japonesa de Qilin, el unicornio amarillo, el símbolo del Logos chino, que está encarnado en la grotesca figura de unos patéticos maestros de escuela que creían en los cómics y trataban de volar por el cielo como los superhumanos y los héroes que salvan a la humanidad.
 La Gran Madre
 La muy sutil película "Kinoproba" (1999), que se convirtió en una de las películas más famosas de Miike, está dedicada al elemento oscuro de lo femenino, donde bajo la máscara de una niña frágil se esconde una esencia sádica sedienta de sangre que busca el engaño, el asesinato, la tortura, el desmembramiento y la muerte a todo lo que se le presente.
Estas engañosas metamorfosis de la Gran Madre, presentadas vívidamente en la "Prueba de la pantalla", reflejan el diagnóstico más preciso del estado moderno de la civilización japonesa: bajo la pulcra e inocente limpieza y precisión tecnológica que presenta el tipo de adolescente japonesa, hay un abismo de decadencia, vicio, degeneración y destrucción, desde que la contemplación de la conciencia colectiva de la sociedad japonesa busca escapar por todos los medios posibles, pero que solo lo alcanza por medio del arte y los instintos psicológicos, hasta cubrirlas con una ola de horror total. En "Kinoproba" puedes leer la versión posmoderna contemporánea de la historia de la visita de Izanagi al país de Yomi y su fatal encuentro con Izanami en el infierno.
 El chino volador
 La actitud del propio Takashi Miike hacia el mundo que representa es bastante difícil de entender, ya que ha realizado muchas películas, a veces bastante diversas y con diferentes actitudes ideológicas, unidas únicamente por el indudable posmodernismo estilístico del director. Pero la clave de su posición se puede encontrar en la película El pueblo de las aves chino (1998) (Tugoku no tojin - 中国 の 鳥 人), en la que, más franco que en otras películas, revela una ideología personal cuidadosamente oculta. En esta película, dos mundos, Japón y China, se oponen de manera bastante transparente, pero no como fenómenos sociales, sino como dos espacios simbólicos. Japón está representado por el ingenuo e indefenso empleado Wada y un yakuza de mediana edad enviados en busca de tesoros a las abandonadas montañas de China. Ambos se muestran como representantes de una civilización completamente decadente, sin valores morales o religiosos, sin cosmovisión, sin identidad propia positiva, actuando en virtud del individualismo y la inercia dictada por la influencia de las circunstancias materiales. Este es el típico japonés de Miike, una especie de anti-Japón, su doble negro ocupada y moderno de la posguerra.
Una vez en China, los héroes no llegan a una sociedad socialista, sino que se encuentran en un entorno natural habitado por una etnia que no se ve absoluto afectada por la Modernidad y que vive en condiciones de valores simples, claros y transparentes, mitos, leyendas celestiales y en la sinceridad. El núcleo principal de los mitos de estos habitantes de un pequeño pueblo perdido, donde los japoneses con gran dificultad se suben a las tortugas de agua, se encuentra en la leyenda de los "pueblos voladores".
Tumblr media
Miike da una explicación racional en el espíritu del materialismo escéptico: estamos hablando de los recuerdos de los eventos de la Segunda Guerra Mundial, cuando un piloto estadounidense cayó cerca de la aldea; los habitantes, habiendo visto el avión por primera vez, decidieron que se trataba de un hombre volador, especialmente porque el piloto caído sobrevivió y dejó descendientes entre los residentes locales, una niña de apariencia europea, que se considera, sin embargo, una perfecta mujer china. Poco a poco, los japoneses caen bajo el encanto directo de los residentes locales, se olvidan de sus objetivos pragmáticos para los que fueron enviados allí y comienzan a creer en los "chinos voladores". Los propios lugareños no renuncian a sus intentos de despegar de la tierra, una y otra vez portando alas artificiales y saltando desde las laderas de la montaña. En algún momento, los japoneses se unen a ellos: primero, el gerente Wada, y luego el más escéptico, pero en el fondo ingenuo y vivaz yakuza. La película culmina con escenas de saltos desesperados desde el acantilado por los propios japoneses y en las últimas tomas vemos una figura humana volando alto en el cielo con alas artificiales.
 La ontología china es un ser flotante basado en la "magia del aliento" (M. Granet). En la película Miike se muestra literal y visualmente. En el contexto de este "ser flotante" (posguerra), Japón es visto como un reino de muerte y tierra, gravedad y decadencia. Tal topología comparativa encaja completamente en nuestra imagen noológica: el Logos chino, junto con el Budismo Tao y Mahayana, especialmente en la tradición Ch'an, se ha convertido en el componente más importante de la cultura japonesa a través de la "fascinación por China", que es el comienzo más importante de toda la historia japonesa (según L. Frobenius, la cultura / paideuma comienza con la "obsesión", "fascinación", Ergriffenheit). El surgimiento de la síntesis japonesa-china, correspondiente al diálogo activo y significativo del budismo y el confucianismo con el sintoísmo, las tradiciones locales y la dinastía imperial japonesa que dio lugar a la máxima encarnación del Logos japonés, donde en la estructura de la elipse japonesa el enfoque zen apoyó y fortaleció activamente el enfoque sintoísta, mientras que todo lo chino solo fundamentalizó e iluminó todo lo japonés. Esta se convirtió en la segunda fase de la Paideuma japonés (según L. Frobenius) - la fase de "expresión" (Ausdruck). La tercera fase fue la división de japoneses y chinos durante la era Meiji, y después del último intento de resurgimiento y la Revolución Conservadora durante el "Zen imperial" (la escuela de Kyoto, algunas formas de nacionalismo japonés en la primera mitad del siglo XX), la derrota en la Segunda Guerra Mundial, el colapso del Logos, del que solo quedaron momentos aplicados y técnicos (Anwendung).
 Por lo tanto, el viaje de los japoneses a China en Miike se convierte en una ruta para regresar a su patria espiritual, a los orígenes de la fascinación. “El chino volador” para Japón es un indicio fundamental de la época en que existían los japoneses voladores, cuyo eco trágicamente doloroso e irónico, su doble / simulacro, es el héroe de Zebramen. Pero esta ideología, que es el código principal de Miike, contrasta demasiado con la realidad -tanto metafísica como social, política, cultural y estilísticamente, por lo que, aparentemente, el director no se atrevió a desarrollar este tema trágico y peligroso, plagado de una repetición del camino de Yukio Mishima- con el mismo final, predeciblemente triste e, incluso peor, simulado. La sombra de Mishima pesa sobre todos los verdaderos artistas japoneses e incluso los mejores de ellos no pueden ir más allá de los límites de este arquetipo (y los conformistas liberales no van a ir nunca hacia allá). Esto predetermina el posmodernismo amargo e irónico de Miike y otros directores cercanos a él, como Shinya Tsukamoto, autor de películas extremadamente absurdas sobre la fusión de un hombre con una máquina (desarrollo posmoderno del tema de Mishima - "cuerpo y acero") "Tetsuo – Hombre de acero" (1989) e incluso el hombre del poste eléctrico "Poste de Tokio" (1995) o Takashi Shimitsu, que dirigió "Marebito" (2004) y "La Maldición" (2002) con varias secuelas. Japón se está desplazando gradualmente hacia el espacio de otro mundo, donde la línea entre el mecanismo y el hombre, entre los vivos y los fantasmas, entre la razón y la cascada descendente a lo irracional se está difuminando.
Tumblr media
Bodegas sintoístas
 Todas estas pinturas describen los pisos inferiores del cosmos sintoísta, donde la saturación de lo sagrado todavía se hace sentir claramente (y esta es la diferencia fundamental con el posmodernismo estadounidense o europeo, del cual lo sagrado fue expulsado en los albores del euromodernismo), pero toda coherencia, facilidad, orden, compulsión y espiritualidad se pierden irremediablemente. Este es un doble negro del Japón, de su pueblo y civilización, sumergido en la Tierra de las Raíces, Yomi, hasta el fondo del Universo Sintoísta en la etapa de su último y final enfriamiento. El surrealismo posmoderno japonés no es, por tanto, más que un realismo "fotográfico" fiable, una réplica exacta del estado del Logos japonés, que se encuentra en la última etapa de su decadencia y hundimiento.
6 notes · View notes
stand-awake · 4 years
Text
Espíritu
Una oleada de furia alienada golpea ferozmente las costas, alienantes gritos se desprenden de sus ondas y penetran las lejanas montañas, creyéndose testigos de su propio cuento. Indolente e incomprensiva, la playa amortigua el odio que ignora y lo deja a merced de argumentos invisibles. Las gentes se dejan mecer siguiendo corrientes pretéritas, inoculadas desde los cielos por influencia de astros de gran masa y atemporales; perpetuas corrientes de motores inmóviles; inocentes culpables de la marea furiosa.
La misericordia se pierde en el atardecer mientras la Tierra, en su eterno tránsito, le exige al Sol envolverle en su calor. La inevitable negativa enciende en llamas el mar y los campos, y los más fértiles bosques quedan atrapados entre el frío de las sombras y el calor que sólo entrega el auto desprecio. Sus habitantes se esconden despavoridos en las rendijas que el espíritu permite aparecer al abandonar la superficie. ¿Y dónde fue el espíritu?
Oculto, temeroso, puro, científico, espectador, satélite, agujero negro.
El fuego de las ondas marinas sepulta la fecundidad de las brisas, una fecundidad que, si alguna vez dio vida, hoy tan sólo entrega recuerdos, recuerdos que toman forma en la densa materia de las llamas que azotan las costas.
Aquella oleada enajenada, aquel odio imparcial que se consume a sí mismo, define la superficie; le entrega sus maneras. Le entrega el derrotero que le lleva de la mano por senderos espinosos, pedregosos, sanguinolentos pasos que se pisan a sí mismos una y otra vez. Aquel camino envuelto en llamas, aquel callejón sin salida, mas no desprovisto de esperanza. Es que ni el odio es muerte; muy por el contrario.
Y en ese fulgor de la profecía auto cumplida, de ese desastre del fin del mundo, comienza con y para y por el fuego la vida misma en sí pretérita, indiferente e indolente a la maldición de los astros. Ese fuego que es guerra y que, cansado de atacar bosques y montañas, destruye las estrellas mismas y todo aquello que le observó arder.
Ardiendo entonces, ardiendo ahora, ardiendo bajo el mar y en la cima de las montañas, el poder del odio da a luz el amor a la ceniza. Ceniza húmeda como testimonio de vida. Vida que se piensa inútil y que del pensar se sirve para crear.
¿Y dónde está el espíritu?
Ciego, inmóvil, certero, eterno, caótico, increado.
Dando formas a las llamas, se crea primero una jaula, luego una cruz, luego un infierno, luego un valle, un desierto, una montaña, un bosque. Finalmente un útero itinerante que, inseminado por cenizas, da rondas por las costas devorando el fuego de sus mares.
Acariciando el odio marino, moldea almas y las encausa; aprende de éstas y éstas de aquel. La superficie lentamente se calma y se entrega, se domestica a sí misma y se comprende y, al fin, se piensa. Se observa. Se acaricia. Se levanta y levanta sus propios derroteros, libres ya de la impureza, de la inmundicia. Desdeña antepasados que, por arqueológicos, de olvidarlos serán nuevamente su condena. Y comienza una nueva historia desde la nada y hacia el todo; de vuelta al espíritu.
¿Y qué es el espíritu?
Aquello que queda luego de la purga. Aquello que sobrevive a la masacre. Ese inmortal pensamiento que se conoce a sí mismo. El motor inmóvil que parió a la voluntad. Aquel que incineró todo lo que, por tanto, le dio forma. Aquel que quemó su propia forma para darse a sí mismo. Aquellas ruinas que dejó el más recalcitrante odio. El templo que permaneció erguido mientras el pecado le devoraba las entrañas; mientras él mismo era pecado.
El que nunca fue a ninguna parte. El que siempre estuvo en todos lados. Aquello mismo que, desprendiéndose de la complejidad de lo que no es, simplemente es.
4 notes · View notes
jungkookiebus · 5 years
Text
Hellblazer | jjk
Tumblr media
Género: demonio!au, contenido sexual Rating: M Pareja: demonio!Jungkook x FemConstantine!lectora Advertencias: posesión demoníaca, heridas que se correlacionarían con una "posesión", muerte de un personaje menor, menciones de suicidio, sexo duro, tirar del pelo, sentarse en la cara, orgasmos múltiples. Resumen: "Pocas personas piensan realmente en la muerte... los paranoicos se preocupan por ella sin comprenderla realmente. Las víctimas de accidentes mortales y asesinatos no tienen tiempo para pensar. Sólo piensas realmente en ella si te tomas el tiempo para hacerlo. Y sólo te tomas el tiempo si sabes que va a suceder". -John Constantine, Hábitos peligrosos Pt. 1: El Comienzo del Fin, número 41.
Nota de la autora: Puedes culpar a las fotos conceptuales de hoy. También, un amable anon lo solicitó. :D
translated by @overtherainbow35​ <3
Los gritos profundos y de otro mundo de la chica llenaron la habitación mientras le asegurabas la mano a la cabecera.
"¡Sujétala!" gritaste.
Tres hombres estaban en cada esquina de la cama tratando de sujetar a la frenética joven mientras ella golpeaba y amenazaba con arrancarle las bolas a todos.
Sólo tu posesión demoníaca común y corriente.
El sudor comenzó a rodar por tu frente mientras luchabas con ella. Eras fuerte y de igual fuerza de voluntad, pero estos hombres tenían miedo de lastimarla o le tenían miedo a ella. Probablemente ambas. Ella rechinó los dientes en tu dirección, su  saliva volando, y sus ojos negros se enfocaron en los tuyos.
"Nunca me sacarás de aquí, Hellblazer", gruñó.
“¿Oh sí? Entonces, ¿cómo es que me dejas atarte a esta cama?" luchaste mientras plantabas el pie en el borde y tirabas con todas tus fuerzas de la cuerda.
"Tu sangre es como la mía. ¿Por qué pelear contra nosotros?" sus gruñidos llenaron la habitación.
El sacerdote que presidía esta posesión estaba escondido en un rincón, aferrándose a su Biblia como si su vida dependiera de ello, y tal vez así era. La madre de la niña lloró en los brazos de su marido rogando al demonio que dejara ir a su pequeña. Aparentemente, había estado poseída durante meses y cuando el sacerdote estaba en un callejón sin salida, se puso en contacto contigo.
Lo que no sabían era que estabas condenada a fracasar. Siempre trataste, sin embargo, de redimirte por tus pecados; esperando que ayudar a otros compensara lo que habías hecho.
Cuando estuvo lo suficientemente atada, te dirigiste a tu bolsa de cuero para sacar las reliquias que habías traído. Siempre te desenvolvías de la misma manera, sabiendo que lo que hacías era correcto, pero nunca llegabas a hacerlo; un castigo del que desearías ser liberada.
La cruz que sostenías frente a ti enojó al demonio como debería, ya que estaba hecha de la misma madera de la crucifixión de Cristo, habiendo pasado por tu familia durante miles de años. O eso es lo que había dicho tu padre.
"Sancte Michael".
San Miguel,
"defende nos in proelio"
Defiéndenos en la batalla.
El demonio se retorció contra sus ataduras mientras continuabas la oración. 
"ut non pereamus"
Para que no perezcamos.
"¡Vas a ir al infierno conmigo, perra!"
Ella estaba tirando tan fuerte ahora que las ataduras estaban empezando a cortar su piel. Sus ojos fluctuaban de negro sólido a su verde natural y viceversa. Las venas eran negras y azules contra su piel blanca como el papel, su pelo era escaso donde lo había estado arrancando, y su cuerpo estaba cubierto de moretones. El demonio la estaba matando esencialmente de adentro hacia afuera.
"in tremendo iudicio".
En el terrible juicio.
Tumblr media
 Dos horas más tarde y la chica se había ido. Otro exorcismo fallido. Como si sintieras que esto fuera a ser diferente. Le dijiste al tío que estaba allí para ayudarla que probablemente había sido porque el demonio había estado dentro de ella durante mucho tiempo. Al menos era medio cierto.
Protegiste tu mano mientras encendías un cigarrillo, inhalando profundamente antes de sostenerlo y liberarlo en el aire. Parada afuera en la calle empedrada, entrecerraste los ojos más allá de las tenues luces de la calle y hasta el cielo nocturno. Las estrellas brillaban sobre ti, siempre presentes y totalmente ajenas al espectáculo de mierda que estaba sucediendo aquí abajo. De repente deseaste estar entre ellas, ardiendo hasta que explotaras y te convirtieras en parte del universo una vez más. Tal vez entonces tu polvo de estrellas aterrizaría en algún otro planeta que no viera una mierda como esa. Pero tal vez había un Infierno allí también.
Tus botas hacían clic en la piedra húmeda y desigual. Mirando tu reloj viste que eran las tres de la mañana. La noche estaba fresca, acababa de llover y respiraste profundamente el aire fresco. Tus pulmones se expandieron apreciativamente, sin enfermedad, al menos ya no. Diste otra pitada al cigarrillo, notando que lo estabas consumiendo rápidamente. Tus nervios estaban todavía al límite por el exorcismo y sabías que estarías pensando en ello durante semanas antes de que la persistente sensación de fracaso desapareciera.  
"Hola, pequeña cazadora de demonios", escuchaste desde las sombras de un callejón por el que pasabas.
Te detuviste, congelada en tus pasos, pero no era raro que te encontraras con gente no deseada... o criaturas de vez en cuando. Hiciste una lista mental de cada arma y talismán en tu cuerpo mientras girabas sobre tu talón. Haciendo clic en el seguro de tu pistola, la sacaste de debajo de tu abrigo y la apuntaste hacia la oscuridad. Escuchaste el chasquido de una lengua en la oscuridad.
"Eso no servirá de mucho". Era una voz masculina, suave como la seda pero con niveles de calor. El Infierno tenía un cierto dialecto y reconocías esa cadencia en cualquier lugar. Eras la única humana que conocías que podía viajar a través del Purgatorio, el Infierno y la Tierra.
Viste el brillo de sus ojos aunque ninguno de los faroles llegaba a la oscuridad y sabías que la espantosa oscuridad se hacía aún más oscura por él.
"Entonces sal si eres tan rudo", desafiaste.
Él era una vista hermosa, como la mayoría de los demonios que habías encontrado, pero éste era diferente. Basado en su ropa; jersey negro de cuello alto debajo de un blazer igualmente negro, jeans oscuros y botas brillantes, era uno de los mayores habitantes del Infierno, si no un general. Uno que nunca habías conocido.
"¿Cómo te llamas?" preguntaste, sin bajar el arma.
"¿Por qué te diría eso? ¿Sólo para que me destierres?"
Te burlaste mientras le apuntabas el arma entre los ojos desde esa distancia.
"Te dije que eso no funcionaría".
“¿Sí? Tal vez tengo balas especiales para matar demonios ya que parece que me conoces tan bien".
"No es como si pudiera poseerte."
"Pero puedes matarme".
"Puedo asegurarte que no quiero matarte." Levantó las manos a la defensiva.
Examinaste su cara. Su pelo empujado a un lado, exponiendo su frente y la suave extensión de su piel. Notaste algunos tatuajes en sus dedos y manos mientras los levantaba, pero aún no podías averiguar quién era, y normalmente te enorgullecías de conocer a todos y todo del Infierno. Eran los demonios más pequeños, los que poseían a los humanos, los que no conocías. Los generales y los Príncipes del Infierno no se rebajaban a la posesión a menos que fuera alguien a quien querían desesperadamente. Sabías de un Papa que estuvo poseído durante toda su carrera.
"¿Tienes miedo, ____?", sonrió.
"Nunca me asustan los de tu especie".
Hizo una cara como si estuviera herido por tus palabras, agarrando su corazón con una de sus manos. Viste una corona en uno de sus dedos y otras formas extrañas que no pudiste distinguir. ¿Quién era él? Luego viste el emblema cuando se acercó un poco más. Era un pequeño broche en su solapa, y no necesitaste distinguir el resto cuando viste el brillo dorado de los cuernos de cabra. Él era de sangre en la Casa de Satanás, pero ¿quién? 
"Por favor, ¿baja el arma?", preguntó inocentemente. Sus ojos se suavizaron al mirarte y dejó caer su otra mano a su lado, la otra aún firmemente plantada sobre su corazón.
Por alguna razón tu firmeza se desinfló. Lentamente, bajaste el arma y cuando estuvo a tu lado, el hombre sonrió ampliamente.
Una sonrisa tan bonita...
Sacudiste la cabeza, levantando la mano que aún sostenía el arma para presionar la bola de la palma de tu mano contra tu sien. Con los ojos cerrados, te dispusiste a pensar con lógica.
"¿Qué me estás haciendo?" Tu aliento salió un poco más errático de lo que te hubiera gustado.
Parecía aún más inocente, con los ojos casi llorosos cuando se acercó un poco más a ti. La tensión entre tus cejas se relajó y tu mano cayó una vez más. Parecía un poco más satisfecho esta vez al acercarse. El estruendo de tu arma al golpear las piedras no llegó a tus oídos. A tu alrededor, el mundo parecía apagado. Se sentía como si les hubieran metido algodón. Un coche que pasaba, la risa de una persona y los grillos sonaban a tu alrededor, pero estabas sorda a todo menos a él. Todavía oías sus pisadas cuanto más se acercaba. Su sonrisa se levantaba en las comisuras y por un segundo parecía malvado y un hilo de miedo corría por tu columna vertebral.
"Pobre pequeña cazadora de demonios". Su voz bajó una octava mientras metía ambas manos en los bolsillos de sus jeans. "Ese exorcismo no funcionó. Nunca lo hacen."
Esta vez su sonrisa era malvada, y te sentiste expuesta. Te miró como si fueras algo de comer mientras exploraba tu cara para ver si cambiabas de expresión. Intentaste no dejar que tus emociones se mostraran. Sabías exactamente a dónde iba esto.
Ahora, él estaba justo delante de ti. Peligrosamente cerca, mientras tu pecho se agitaba en un suave pánico. Te sentiste arraigada al suelo. El mundo ya no estaba apagado, estaba inquietantemente silencioso. Se inclinó más cerca y olía como una hoguera recién quemada con el más mínimo rastro de azufre. Su mejilla estaba a un pelo de distancia de la tuya cuando volvió a hablar.
"Ese pequeño suicidio tuyo nunca será redimido. Eres demasiado egoísta para eso".
El calor pasó por tu cuerpo mientras el pánico se apoderaba de ti. Colocó su mano sobre tu corazón ahora, presionando tu piel mientras sentía tu corazón latir furiosamente en tu pecho.
"Y sé que tu alma ya no está aquí".
Tu boca estaba más seca que un desierto a estas alturas.
"Pero tu sangre es como la mía. Me canta y nunca antes había sentido eso."
Su mano se deslizó lentamente por tu pecho y tu cuello, donde dejó su mano suelta. Su piel ardía caliente contra la tuya, lo que demuestra que probablemente estaba más alto que un general. Cuanto más alto se estaba, más ardiente era el fuego.
"Y no estoy seguro de que eso me guste todavía."
Su voz contenía una leve amenaza. Se había encontrado con muchos demonios e incluso con el propio Satán, habías pasado por los círculos del Infierno muchas veces, y habías escuchado los gritos de los que estaban atrapados en el Purgatorio; pero este tipo de miedo era diferente. Estabas asombrada por él, pero al mismo tiempo completamente repelida. Tampoco te interesaba verlo en su forma demoníaca en un futuro próximo.  
Sus labios rozaban tu mejilla mientras volteaba su cara. Se mojó los labios al detenerse contra tu piel.
"Pero estoy más que dispuesto a averiguarlo", respiró.
Su agarre en tu cuello se apretó y sentiste que tu cuerpo se llenaba de otro tipo de calor mientras tus ojos se cerraban. ¿Por qué? te preguntaste. ¿Por qué estabas haciendo esto? La parte racional de tu cerebro estaba empezando a ser dominada por lo irracional.
"Tú también quieres hacerlo", susurró. "Puedo sentirlo en ese cuerpo desalmado tuyo. Estás tan vacía como yo".
Le agarraste la muñeca y él jadeó por el frío de tu piel. Tus ojos se abrieron para ver los suyos mientras él se alejaba de ti. Ya no eran humanos, no, esos ojos marrones de bebé fueron reemplazados por un negro sólido con un rojo intenso ardiendo en su interior. Una rápida ráfaga de viento te rodeó, envolviéndote tan fuertemente que no podías respirar, tus pulmones se estrecharon mientras luchabas por respirar, y justo cuando tus ojos empezaron a arder, el aire llenó tus pulmones mientras tu espalda golpeaba una superficie suave.
Jadeabas para respirar, disfrutando del ardor del oxígeno que inundaba tus pulmones, antes de que un par de labios estuvieran sobre los tuyos. Estaba sobre ti y sentiste una costosa manta de seda bajo tus dedos. Su lengua se deslizó entre tus dientes y gimió cuando saboreó por primera vez. Te atreviste a explorar mientras la tuya rozaba un diente sospechosamente afilado.
"Hmmm, cuidado", sonrió mientras se alejaba de ti.
Se sentó, trayéndote con él, y te quitó la chaqueta de los hombros antes de que supieras lo que estaba pasando. Luego buscó el dobladillo del suéter que llevabas debajo, lo levantó y lo quitó. Tu mente apenas podía seguir el ritmo mientras te examinaba. Sus ojos se concentraron en lo que estaba buscando. Una cicatriz. El emblema de Lucifer estaba quemado en tu piel sobre tu corazón. Pasó su dedo con cuidado sobre él y tomaste su distracción como una oportunidad para mirar alrededor. Estabas sentada en una gran cama de cuatro postes en una habitación lujosamente decorada.
Pero estaba tan, tan oscuro y no sólo de una manera en que estabas afuera en la noche, sino que la sensación estaba allí también. Las sombras eran omnipresentes y parecían estar llenas de un oscuro temor. Se podía ver que había una gran alfombra de piel ante un fuego rugiente, pero parecía haber una película gris oscura sobre todo. Lo único que podías ver a todo color era él. Parecía casi brillar en la oscuridad, su piel de alabastro absorbiendo cualquier luz que pudiera.
"Un trato es un trato, ¿eh?" preguntó retóricamente.
Se inclinó de nuevo hacia abajo, capturando tu mandíbula en sus palmas y te besó, inhalando profundamente mientras te bajaba de nuevo. Te besó ardientemente a lo largo de tu cuello, de repente desesperado por más.
Y tú estabas más que dispuesta a dárselo.
Agarraste con fuerza su chaqueta, sintiendo el metal del broche clavarse en tu dedo. Suavemente se quitó la chaqueta y se separó de tu piel lo suficiente como para quitar la última capa sobre su cabeza. Soñolientamente, lo miraste y notaste que su pecho estaba cubierto de tatuajes, había algunas runas que reconociste, pero más allá de eso no estabas segura. Parecían envolverse bajo sus brazos y desaparecer también detrás de él.
"No mires muy de cerca, ángel", dijo mientras se sumergía, abriendo el cierre frontal de tu sostén y uniendo sus labios a tu pezón.
Tú gemiste, arqueando el pecho, mientras él chupaba las sensibles terminaciones nerviosas. Su mano estaba sobre tu estómago, los dedos esparcidos sobre tu piel mientras te empujaba hacia el colchón.
El miedo se filtró a través de tus huesos cuando al mismo tiempo estaba vertiendo miel caliente dentro de ti. Estabas en lo más profundo del Infierno. Ningún humano normal podría sobrevivir aquí, pero cuando no tenías alma el efecto no era tan malo. Sin embargo, tenías sentimientos y ahora mismo estaban tan mezclados que no sabías qué camino tomar.
En algún lugar de la mezcla de su boca húmeda recorriendo tu pecho hasta el otro lado, se había deshecho de todo lo que estaba debajo de tu cintura sin que te dieras cuenta.
Malditos demonios, pensaste para ti misma.
Su mano extendida viajaba hacia abajo, y estaba a punto de sumergir sus dedos cuando se detuvo. Acarició su nariz en tu cuello y respiró profundamente.
"Mi dulce y pequeña cazadora de demonios. He querido probarte durante tanto tiempo."
Tus caderas se salieron de la cama, queriendo que te tocara, pero mantuvo su mano en su lugar. Se levantó de nuevo sobre ti, moviéndose rápidamente cuando se bajó de la cama.
"Arriba", demandó, haciéndote un gesto para que te levantaras de la cama.
Luego tomó tu lugar, pero esta vez dejó que su cabeza colgara de la cama.
"Monta mi cara, nena", dijo, las manos alcanzando tu cintura.
Ya sea que haya planeado esto, o que este fuera otro de sus trucos, estabas a la altura perfecta.
"¿No sería más fácil si estuvieras en el otro lado?"
"Quiero que te pongas de pie". Fue enérgico al agarrar tus caderas y jalarlas, colocándote fácilmente sobre él.
Jadeaste en voz alta mientras su lengua hacía contacto con tu clítoris. Te tiró más fuerte contra él mientras chupaba tu clítoris con fuerza antes de soltarlo y pasar su lengua sobre él. Su boca se sintió divina contra ti cuando te sujetaste. Tus caderas parecían moverse por su propia voluntad cuando empezaste a balancearte contra él. Gimió en voz alta en aprobación al mismo tiempo que mirabas entre los dos. Con cada otro movimiento exponías su brillante barbilla y su fuerte mandíbula y sentiste que te excitabas más. Te acercaste más fuerte contra su boca, rotando mientras él pasaba de endurecer su lengua a lamerte descuidadamente. Él succionaba, lamía y gemía contra ti hasta que tú temblabas por encima de él. Estabas en puntas de pie, él te perseguía el coño para que su boca nunca se alejara. Podías ver el prominente bulto de sus pantalones y sentías tu boca salivar ante la idea. Cerrando los ojos, los dedos de los pies curvándose tanto como podían, y los dedos enterrándose en la seda, te acercaste a su cara. Sus gemidos casi coincidían con los tuyos mientras continuabas tu orgasmo y él estaba lamiendo todo lo que tenías para ofrecer.
Cuando tu cuerpo empezó a temblar con las réplicas y te estremeciste cada vez que su lengua golpeaba tu clítoris, te empujó lejos de él. Aterrizaste de espaldas contra la seda. Él movió sus piernas, bajó de la cama otra vez y rápidamente se deshizo de sus jeans. Débilmente, te sentaste y sentiste físicamente que tus ojos se sobresalían.
Ahí estaba esa sonrisa malvada otra vez.
"En cuatro patas", dijo, girando el dedo, exigiendo que te des la vuelta.
Giraste pero no lo suficientemente rápido para su gusto mientras te tiraba al borde de la cama por el tobillo.
"Tienes que moverte como si lo quisieras", dijo entre dientes.
Sus rodillas estaban casi en el borde cuando se puso en sus manos, pantorrillas y pies colgando del borde. Pasó su mano izquierda lentamente, suavemente por la mitad de tu espalda, la mano se deslizó por tu pelo y estabas a punto de inclinarte al tacto cuando te agarró el pelo por las raíces con fuerza y lo tiró hacia atrás. Al mismo tiempo, sentiste el golpe de su polla dentro de ti, y hasta su tope. Había más dolor ahora que placer cuando te tiró hacia atrás contra él, todavía sosteniéndote por el pelo.
"Shhhh", susurró mientras llevaba sus dedos a tu sensible clítoris. "Se sentirá bien pronto".
Arrulló mientras te derretías un poco, el placer regresó a tu sistema mientras frotaba pequeños círculos en tu hinchado bulto de nervios. Se retiró hasta que apenas estaba dentro, te mordió el cuello y se metió nuevamente. Luego, comenzó a moverse lentamente, girando sus caderas de vez en cuando para golpearte de forma un poco diferente mientras seguía frotando círculos lentos en tu clítoris. La piel de tu hombro se quemaba mientras mordía y lamía, sus dientes afilados seguramente dejando cicatrices. Su agarre en tu pelo se apretó a medida que su paso se aceleraba.
Jadeó fuertemente al separar sus labios de tu piel, con los ojos cerrados, la mejilla contra la tuya mientras te agarraba fuertemente, empujando hacia ti más rápido y con más propósito.
Había tantas sensaciones dentro de ti, dolor, placer, miedo, euforia. La mezcla era embriagadora, y te encontraste perdiéndote de nuevo con él. Fuiste empujada al límite y sentiste una creciente humedad mientras él empujaba más fuerte contra tu clítoris, frotando y empujando más rápido.
"Joder, hng, ______," murmuró mientras te apretabas a su alrededor.
Estaba sudando y el golpe de sus caderas contra tu trasero estaba húmedo y fuerte, su pecho parecía pegarse a tu espalda, pero dios era tan caliente.
Te estabas deslizando más y más. Querías rogarle que no te tocara, pero ahora ni siquiera te oía. Su respiración era pesada, desigual y fuerte en tu oído. Sus dedos se clavaron en tu cuero cabelludo, la piel ardía al tirar con más fuerza de tu pelo. Sus dedos, implacables, te lanzaban a otro orgasmo que tenía lágrimas cayendo por tu cara. Ya no tenías la fuerza para levantarte, llorar o hablar. Su aliento se quedó atrapado en su garganta de repente mientras se calmó, su tonificando cuerpo rígido detrás de ti mientras acababa. De repente, su aliento salió en una fuerte exhalación mientras gemía, el cuerpo temblando, su polla todavía dentro de ti y llenándote hasta el borde. Su semen se mezcló contigo, goteando y bajando alrededor de su polla mientras empujaba unas cuantas veces más. El líquido pegajoso goteaba por tu muslo y sobre la cama debajo de ti. Después de unos momentos, se detuvo. Su pecho aún se movía detrás de ti, pero su mano en tu pelo se aflojó mientras la otra rodeaba tu cintura. Besó tiernamente los moretones y pequeñas punciones en tu hombro, y te estremeciste al contacto.
"Mi pequeña cazadora de demonios", respiró. "Tu sabor es tan dulce".
Tumblr media
Te despertaste con tu alarma. La confusión se asentó y no estabas segura de dónde estabas. Sacando las cubiertas de tu cara entrecerraste los ojos mientras el sol los asaltaba. Gemiste al darte la vuelta, lamentando de repente la acción mientras cada músculo de tu cuerpo protestaba. Cada parte de ti dolía de una manera que nunca antes habías sentido. Tu cuello ardía y había un ligero dolor de cabeza entre tus ojos.
¿Era eso alguna ilusión que quedaba del exorcismo?
Miedo, asco y un poco de algo más que no querías admitir te inundaba mientras te volvías para silenciar tu alarma. Tu corazón se detuvo en tu pecho mientras tu mano rozaba algo frío. Había dejado su firma. Una vez más, girando el broche en tu mano, no necesitaste examinarlo más para saber que habría cuernos de cabra dorados.
Él había sido real. Un demonio del infierno te había hecho suya.
36 notes · View notes
liberatedelamatrix · 5 years
Text
INFORMACIÓN
Aquí les compartiré un link de -> MEGAUPLOAD <- el cuál contiene muchísima información re importante que les puede aclarar sus dudas . De todas formas, separaré cada link con su contenido por si quieres leer algo en específico. 
LES RECUERDO QUE LA INFORMACIÓN ENTREGADA EN ESTE BLOG Y SU USO SERÁ NETAMENTE BAJO RESPONSABILIDAD DEL LECTOR, YO NO ME HARÉ RESPONSABLE POR EL MAL USO DE ÉSTA. SI SON VIVALDIS SABRÁN UTILIZAR DE MODO CORRECTO TODO LO ENTREGADO!
Disfruten de la información, deléitense con ella. A la élite no le sirve una ciudadanía libre, inteligente y con pensamiento crítico. Les servimos estúpidos, ignorantes y sometidos. Sabiduría es poder cabrxs, es fortaleza. Juntxs somos REVOLUCIÓN. Un abrazo a todxs ♥✿
PD: todos los enlaces están resaltados en NEGRITA. 
ALQUIMIA
BONUS (CÓMO DESPERTAR EL TERCER OJO, CONCENTRACIÓN, EJERCICIOS PARA EJERCITAR LA GLÁNDULA PINEAL, EJERCICIOS PRÁCTICOS DE CONCENTRACIÓN, TORTURA PSICOLÓGICA)
EXTRAS (COMUNICACIÓN NO VERBAL, DESMINTIFICANDO LA DEEP WEB, EL ENCHIRIDION, EL LIBRO DE LA MUERTE, ‘’FAIRUZA, EL BURDEL DE LAS PARAFILIAS’’, FBI [PROYECTO LIBRO AZUL, UFO], LAS PRIMERAS SIETE DIMENSIONES DE LA OCTAVA VIBRACIONAL, LIBROS PROHIBIDOS, LOS GRANDES CONFLICTOS SOCIALES Y ECONÓMICOS DE LA HISTORIA, ‘’TODOS USTEDES, ZOMBIES’’)
EXTRATERRESTRES (ALTO SECRETO ‘’PROYECTO MAJESTIC’’, EL LIBRO PERDIDO DE ENKI, ‘’EXTRATERRESTRES, EL SECRETO MEJOR GUARDADO’’, LOS ANNUNAKIS, PROYECTOS OVNIS ‘’LA BASE ANTÁRTICA’’, PROYECTOS OVNIS ‘’LA OTRA CARA DE LOS ALIENÍGENAS’’)
H.P LOVECRAFT ♥✿   
HIPNOSIS Y ASTRAL (CURSO DE HIPNOSIS, CURSO DE VIAJE ASTRAL, DESDOBLAMIENTO ASTRAL)
HISTORIA Y SERES NO HUMANOS (EL NÚMERO SAGRADO DE LA DIOSA, ARADIA ‘’EL EVANGELIO DE LAS BRUJAS’’, BABILONIA ‘’MISTERIO RELIGIOSO ANTIGUO Y MODERNO’’, EL ANTICRISTO, EL EVANGELIO DE LOS VAMPIROS, LA BIBLIA DE LOS VAMPIROS, MALLEUS MELIFICARUM ‘’EL MARTILLO DE LAS BRUJAS’’ PARTE 1 Y 2 EN ESPAÑOL)
INFORMÁTICA (CURSO DE CRACKEO, LIBROS SOBRE INFORMÁTICA, ANONYMOUS ‘’EL MANUAL SUPERSECRETO’’, CREACIÓN DE EXPLOITS MALICIOSO, EL ARTE DE LA INTRUSIÓN, HACKER EN 24 HORAS, LIBRO MANUAL SEGURIDAD INFORMÁTICA ACTIVISTAS, METAHACKER, MINACIÓN DE BITCOINS (ESTÁ EN INGLÉS) )
KINESIS (PSIWHEEL, EJERCICIO DE FUERZA TELEKINÉTIKA, JUEGO DE FUERZA TELEKINÉTIKA, KINESIS, MANUAL DE LEVITACIÓN BUDA, MANUAL DE TELEQUINESIS, TELEQUINESIA)
LENGUAJE CORPORAL Y SEDUCCIÓN MENTAL (CÓMO CONOCER A LAS PERSONAS POR SU LENGUAJE CORPORAL, CÓMO MANIPULAR A CUALQUIER PERSONA, CONTROL MENTAL ‘’MÉTODO SILVA’’, EBOOK GRATUITO, EL ARTE DEL ENGAÑO, SISTEMA DE SEDUCCIÓN SUBLIMINAL PARTE UNO, DOS Y TRES)
LIBROS PROHIBIDOS (AUTODEFENSA, CÓMO ABRIR CERRADURAS, ENERGÍA LIBRE, EXTRA CORPORAL, INFORMÁTICA, INTRODUCCIÓN A LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL, LIBRO DE COCINA DEL ANARQUISTA, TESLA - 69 PATENTES EN ESPAÑOL)
MAGIA (AMBROSE BIERCE ''DICCIONARIO DEL DIABLO'', BIBLIA SATÁNICA VERSIÓN ORIGINAL, CLAVÍCULAS DE SALOMÓN C/EXPLICACIÓN, CODEX GIGAS, COLLIN DE PLANCI ''DICCIONARIO DE LOS INFIERNOS'', CÓMO VENDER TU ALMA AL DIABLO, CURSO DE MAGIA CON VELAS, CURSO DE METAFÍSICA Y MAGIA SAINT HERMAIN, DICCIONARIO DEMONOLÓGICO, DOGMA Y RITUAL DE LA ALTA MAGIA, EL GRAN GRINOMIO, EL LIBRO DE LA LEY, EL LIBRO NEGRO MÍSTICO, EL NECRONOMICON, ELIPHAS LEVI ''DOGMA Y RITUAL'' PARTE 1 Y 2, BIBLIA SATÁNICA NON ORIGINAL, LAS ESTANCIAS DE DZYAN, MAGIA EXPERIMENTAL PRÁCTICA, PROTECCIÓN DE MAGIA BLANCA, QUIROMANCIA ''LECTURA DE MANOS'', RITUAL MÁGICO DEL SANCTUM REGNUM ''INTERPRETACIÓN CARTAS DEL TAROT'', RITUALES DE MAGIA BLANCA, SCHURE EDOUARD ''LOS GRANDES INICIADOS'', SIMBOLOGÍA SATÁNICA Y SUS SIGNIFICADOS, TRATADOS DE MEDICINA OCULTA Y MAGIA PRÁCTICA)
MASONERÍA (EL LIBRO NEGRO DE LOS ILLUMINATI, ILLUMINATI ''EL FUTURO DEL GOBIERNO MUNDIAL DE LA BESTIA'', LIBRO NEGRO DE LA MASONERÍA, LOS 33 GRADOS DE LA MASONERÍA, MANUAL DEL APREDIZ MASÓN, OBJETIVO 500 MILLONES DE HABITANTES, S��MBOLOS ILLUMINATIS)
SECRETOS (DOCTRINA SECRETA TOMO 1, 2, 3, 4, 5, Y 6; EL MAYOR SECRETO, LA GRAN FARSA ''LA HISTORIA OFICIAL'', LA VERDADERA HISTORIA DEL CLUB BILDERBERG, LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION Y LA SUBVERSIÓN MUNDIAL, CIENCIAS SECRETAS DE HITLER)
SECRETOS DE LA IGLESIA (BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA DEL VATICANO, EL CRISTIANO ''EL BAILE Y LA MÚSICA MUNDANA'', EL DON DE DIOS POR DINERO, EL ORIGEN PAGANO DE LA NAVIDAD, LA HUIDA Y MUERTE DEL PAPA FRANCISCO, RITUAL ROMANO DE EXORCISMOS, SECRETOS DEL VATICANO, TEXTO COMPLETO DEL EVANGELIO DE JUDAS ISCARIOTE)
TEORÍAS (¡TODO ESTÁ AL REVEZ!, ANTIMATERIA, CRÍMENES DE LAS GRANDES FARMACÉUTICAS, CULTURA, CIUDADANÍA Y SISTEMA EDUCATIVO CUANDO LA ESCUELA ADOCTRINA; DE LA SERVIDUMBRE MODERNA, DIETA ALCALINA CONTRA EL CÁNCER Y ENFERMEDADES, EDSON ARA ''CONSPIRACIONES'', EL 12 PLANETA, EL SISTEMA EDUCATIVO COMO HERRAMIENTA DE DOMINACIÓN, EXPOSICIÓN DEL ASESINO ''PLAN JUDÍO CONTRA LA HUMANIDAD NO JUDÍA'', FABIO ZERPA ''LOS VERDADEROS HOMBRES DE NEGRO'', LA ESCLAVITUD HUMANA JAMÁS FUE ABOLIDA, LA MAFIA MÉDICA POR GHISLAINE LANCTOT, LA REALIDAD SOBRE LA TIERRA HUECA, LAS MENTIRAS DEL CÁNCER, LOS CHEMTRAILS, LA TEORÍA DEL CAOS, VIAJAR EN EL TIEMPO)
7 notes · View notes
Text
Tumblr media
Las luces de Madrid hoy cambiaron sus colores, sus habitantes cambiaron sus ropajes por disfraces, por máscaras que llevar por las calles, damas y caballeros, hoy es una noche especial, hoy es la noche del Día de Todos Los Santos, o mejor conocido en otros lugares como el Día de los Muertos. 
Venid, acercaos a mí niños curiosos, que de esta fiesta os contaré algo singular. Esta noche, los muertos vienen a visitarnos, y por desgracia sólo unos pocos con pequeños dones los verán. Estarán, y bailarán junto a nosotros, en las fauces de Madrid, llenándola de un ruido silencioso que nosotros no podremos oír; Madrid pertenecerá a los vivos y a los no vivos esta noche. 
Pero sin duda alguna, lo gobernará una dama muy singular, pues hoy la hija de los infiernos nos visitará. La Muerte hará una visita, pero no para matar, si no para celebrar con nosotros esta fiesta tan especial; ¿Sabéis? Yo bailo y canto canciones flamencas con La Muerte cuando se acerca esta fecha, y os puedo asegurar que no hay mejor compañía que ella. 
Todos los años va vestida igual, es un clásico, ella desde una multitud con facilidad se puede vislumbrar. El pelo negro le cae lacio por los hombros, y de flamenca va vestida, de un color sangre intenso y cubierta de espinas, también tiene una rosa roja detrás de la oreja, y las manos ocupadas por castañuelas. La Muerte no baila con zapatos normales niños, La Muerte baila con zapatos de fuego, con los zapatos más hermosos que jamás hayáis visto, todo el mundo la teme, pero esa mujer es magia, cuando taconea y baila, te hipnotiza y te lleva al son de sus castañuelas, su voz y sus tacones. 
Yo, pobre ángel caído que la acompaña, le sigo tocando el cajón, si alguna vez la reconocéis, fijaos en como baila esta mujer. Entre taconeo y taconeo, prende fuego al tablao’, para luego dejarlo en cenizas y a nosotros dos flotando; no hay bailarina y flamenca mejor que la mujer del fin, ir a verla esta noche por favor, que hoy la luna la hace compañía, y eso la hará feliz. No sabéis lo bella que es esa mujer feliz. 
- Finis Filia
14 notes · View notes
oasisidad · 4 years
Text
Tumblr media
LA INAUGURACION EL AGUILA DEL PARALELO 28
( imagen restaurada al 75 % )
Este monumento ubicado en el cruce de la carretera transpenínsular y el paralelo 28 fue diseñado para perpetuar el acontecimiento, que fue en ese tiempo, la construcción de la carretera transpeninsular numerada con el 1, siendo este lugar los limites geopolíticos del estado de BC y el estado de BCS, así como también aproximadamente la mitad del recorrido total de la carretera que se construyó desde Tijuana en la frontera con EUA hasta el final de la tierra en la peninsula, Cabo San Lucas.
El diseño fue concursado a nivel nacional por la SOP (Secretaria de Obras Publicas), nombrando un jurado que se integró de la siguiente manera: Arq. Raúl Cacho A. coordinador general de la comisión del desarrollo urbano de la república y presidente del jurado. Arq. Manuel de la Sierra, presidente del Colegio de Arquitectos de México. Ing. Salvador Padilla Alonso director de la escuela superior de ingeniería y arquitectura del IPN, Arq. Rene Capdevielle, director de la escuela nacional de arquitectura de la UNAM. Profesor Roberto Garibay, director de la escuela nacional de artes plásticas de la UNAM y Lic. Mario José Casco, director general de la comisión para el desarrollo integral de la península de Baja California.
Participaron 85 equipos, ganando el concurso el equipo integrado por los arquitectos Edmundo Rodríguez Saldivar y Angel Negrete González, quienes obtuvieron un premio de cien mil pesos y el contrato para el proyecto y dirección arquitectónica del conjunto, que incluía el monumento, plaza ceremonial y albergue parador. Se premió hasta el quinto lugar y se dieron cinco menciones honorificas.
De los proyectos no ganadores, por su gran calidad, se eligieron algunos para construir los paradores previstos en el proyecto de la carretera.
A finales de 1973 la carretera fue inaugurada, siendo titular de la SOP, el ingeniero Luis Enrique Bracamontes. Con esta obra se complementó el despegue del estado de BCS, ya que con los transbordadores (en 1964) se había iniciado una importante comunicación marítima desde el macizo continental.
Fué también cuando nuestros hermanos de la republica voltearon a ver BCS, que antes de 1960 era desconocida para muchos mexicanos.
Por las condiciones orográficas de la península, la carretera atraviesa dos altas serranías, que fueron salvadas mediante grandes obras de ingeniería, como son las cuestas del infierno y de Liguí.
Políticamente se dice que fue una promesa de cuando, como candidato a la presidencia recorrió la península el licenciado Echeverría.
El proyecto carretero era sencillo, la cinta asfáltica angosta, no incluía muchos puentes, salvo el de Mulege, en todos los cruces de grandes arroyos solo solucionados con vados sin protecciones, solo con reglas para indicar el crecimiento de las aguas cuando las lluvias y prevenir que se cruzaran. Por eso no faltaron los señalamientos a todo lo largo de la ruta que decia "esta carretera no es para altas velocidades, solo para el desarrollo de la peninsula".
A manera de chascarrillo en ese tiempo alguien de mucho mundo que vio nuestra angosta carretera pregunto… ¿y cuando van a construir los carriles de regreso?
El monumento, es un águila estilizada, toda de acero, por lo que siempre ha quedado la duda sobre porque el jurado eligió este proyecto de fierro, siendo que estaría ubicado en un lugar donde, por la brisa se da un gran proceso de corrosión del fierro.
Años después se ubicó en esas instalaciones la llamada normal del desierto, hoy este monumento es uno de los orgullos de los habitantes de guerrero negro, pues destaca fácilmente en el perfil del desierto peninsular.
En 1891 entró en vigor el decreto del presidente Porfirio Díaz por el cual quedó establecido el paralelo 28 grados de latitud norte como línea divisoria entre los distritos Norte y Sur de la península de Baja California.
Como era de ver, las primeras lluvias copiosas cuando paso el primer huracán por la península, por los arroyos pasó gran cantidad de agua, que destrozó la carretera en la mayoría de sus vados y muchas quedaron incomunicadas, quedando la comunicación peor que antes. Todo porque el proyecto carretero fue trazado en un escritorio de la capital, sobre un mapa orográfico y con el clásico comentario, "allá nunca llueve", se incluyeron pocos puentes, pues no se hicieron estudios hidrológicos, ni se visitó la península para conocer sus características. Pasaron tres décadas para que se volviera invertir en esta carretera con la construcción de muchos puentes, aunque algunos no fueron bien calculados en su longitud, pues en la primeras lluvias se vio que fueron cortos y se les tuvo que agregar otros tramos.
1 note · View note