Tumgik
#eran hermosos
corpulento · 5 months
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Acabo de acordarme que es navidad, lo siento no hacemos dibujos navideños aquí.
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elbiotipo · 1 year
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The technology of "loading up images in order when you're visiting a fucking website" was common knowledge in the ancient civilization of "1997-2008" and then it was lost forever... nobody knows how it works anymore
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thebearking · 10 months
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Magic starters - 24. "Have you ever encountered magical creatures?"
"No... ¿Seguro que siguen en la casa? A lo mejor ya se salieron a la calle. Dejemos que Remy y Brandon los persigan. Prefiero que tengamos tiempo a solas." @ninjiwriter95
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tortademaracuya · 11 months
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i was listening to happy ready?? and got sad because i remembered what a shit year it was when i was obsessed with that anime 🙃 girl
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stuckwthem · 4 months
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gorgeous | felipe otaño
summary: tu intentas evitar enamorarse de pipe, pero durante una noche en la playa con los chicos, su atracción por él se hace evidente a pesar de sus esfuerzos por mantener la distancia. 3k.
tw: ligera mención de alcohol, aparte de que sólo un montón de flirteo
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en realidad no querías enamorarte. no, en serio, era casi una misión. si lo hubieras sabido, te habrías ido a casa, habrías rechazado la invitación de blas, pero ahí estabas: intentando miserablemente no enamorarte de alguien que era demasiado difícil de ignorar.
desde que habías roto con el estúpido de tu exnovio, habías decidido que no ibas a interesarte por nadie indefinidamente. la pasión y los chicos no eran más que una pérdida de tiempo, y al final no te quedaba más que la decepción y la sensación de haber sido una completa idiota. pero alguien debería haberle advertido de que no tienes mucho donde elegir en asuntos del corazón. no era del todo tu elección enamorarte de alguien, pero podías intentar evitar esos sentimientos, ¿no?
y en ese intento, te estabas torturando. perdías completamente la cordura intentando ignorar ese sentimiento idiota que crecía en el fondo de tu mente. y era mucho peor cuando la persona que lo causaba estaba cerca, porque el sentimiento se esparcía por todo tu cuerpo, calentando tus mejillas y haciéndote actuar como una completa idiota. enamorarse de felipe era inevitable, y te estaba enfureciendo.
estabas alejada del grupo, sentada bajo la tienda que habían montado antes, mientras todos los demás disfrutaban junto al mar. blas te había invitado a una especie de tertulia playera que quería organizar para reunir a sus amigos, sin otro motivo que el de emborracharse y divertirse como si no hubiera un mañana. entre ellos estaba felipe, por supuesto, al que habías estado evitando más desde que te diste cuenta de que sólo hablar con él te ponía... bueno, agitada.
a pesar de la situación, aún tenías un problema más: tu ex. hubiera sido mucho más fácil bloquearle y seguir con tu vida, pero decidiste inocentemente ser amigable y acabaste cayendo en una trampa en forma de discusión. no era mucho más fácil que tragarte tus sentimientos, pero te ayudaría a distraerte. o no.
todo el tiempo, la gente va y viene desde la orilla del agua hasta la tienda, alcanzando una bebida junto a la nevera en la que estás sentado, normalmente con rapidez, apenas te das cuenta, demasiado concentrado en la pantalla de tu móvil, hasta que alguien se queda un poco más junto a ti, goteando agua salada a tus pies.
"espero de verdad que estés ganando esta discusión", oyes que dice su voz antes de que levantes la vista del móvil, pero reconoces enseguida al dueño. y a pesar de todo el calor que emana la playa en verano, se te hiela la sangre.
es como mirar al sol: al instante sus ojos reaccionan con repulsión ante el impacto del brillo, pero le dan ganas de volver a mirar, sólo para intentar admirarlo mejor. esa fue su primera impresión de pipe. tenía algo tan brillante e intrigante que era casi imposible mantenerle la mirada. pero es irresistible arriesgarse a otra mirada. felipe es cruelmente hermoso. con esos ojos azules del color del océano, las sardinas salpicándole la nariz y ese pelo por el que invitaba a pasar los dedos. y estaba a pocos metros, mirándote con curiosidad.
está sin camiseta, con una maldita cadena de plata brillando en su piel quemada y lleva una gorra hacia atrás, lo que aumenta su encanto. 
"por toda tu concentración y... esa cara de nervios, tienes una arruga justo en medio de las cejas, me parece una competición bastante seria". felipe sostiene una lata fría en una mano, mientras con la otra se pasa el pulgar por en medio de sus propias cejas, tan tensas como las tuyas, para imitarte.
sientes cómo las gotas de agua salada que caen del pelo del chico golpean de nuevo tu cuerpo caliente y, sinceramente, es algo refrescante.
"¿ah, sí?" preguntas un poco avergonzada, imitando el gesto del chico, soltando de golpe el móvil entre las piernas y siguiéndole con la mirada. hay una sonrisa excitada e inconsciente en tu cara. "no me había dado cuenta, creo que es una costumbre".
"es precioso" felipe se encoge de hombros, como si el cumplido fuera algo casual para él, algo normal para su percepción. dan ganas de enterrarse en la arena". el sonido del precinto de su lata al abrirse llena los segundos de silencio, y entonces pregunta. "entonces, ¿estás ganando?".
te ríes, te llevas la mano a la frente y gruñes en silencio, sin saber qué decir. ¿vas ganando? era difícil de decir. tu ex intentaba firmemente hacerte creer que en realidad no se había acabado, que para él sólo era un descanso. para ti, era definitivo.
"en realidad, ni siquiera lo sé. sólo es mi novio, quiero decir ex-novio", te corriges, enfatizando. algo cambia en la expresión de pipe, un leve arqueo de cejas tal vez. "¡está en un club, haciendo quién sabe qué! probablemente borracho, y me está haciendo pasar un mal rato, intentando volver".
"parece bastante imbécil sólo por haber roto contigo en primer lugar". 
hasta se podría oír caer un alfiler en la arena cuando lo comenta, y es casi como si toda la playa colaborara en silencio para que se oyera alto y claro el tono de flirteo en la voz del chico. pero ese es el problema, felipe es simpático, tan agradable que te daban ganas de odiarle por ello, porque parecía tan amable y tan acogedor, que te decía lo que quisieras oír. no estaba flirteando, ¿verdad? 
tu móvil sigue vibrando en tu mano, pero te pierdes en el actor que tienes delante. tu mirada se detiene en su expresión desconcertada, y entonces sonríe. peor aún, tiene hoyuelos y un brillo que acompaña su mirada. ya habías memorizado todos los detalles, pero fingías no hacerlo. tal vez para volver a recordarlos, o para mentirte a ti misma un poco más.
sin saber muy bien cómo reaccionar, vuelves la mirada al mar, riéndote para tus adentros al sentir que el corazón se te sale del pecho. hay un silencio confortable entre vosotros mientras veis las olas romper y a vuestros amigos maldecirse en la pelota de voleibol, y sólo se rompe cuando de vez en cuando soltáis risas bajas o comentarios divertidos, reaccionando a juani y santi discutiendo en pleno partido. 
es relajante y sencillo estar a su lado. felipe tiene una atmósfera propia que te envuelve en un ambiente confortable, aunque te acelere el pulso. quizá sea esa sensación post-adrenalina que te invade, quizá sean muchas cosas, pero él hace que te relajes y olvides que hace unos minutos estabas estresado por una discusión tonta. 
cuando estiras las piernas, inevitablemente tu rodilla derecha se encuentra con la pierna izquierda de felipe, y por el rabillo del ojo puedes verle sonreír. no se mueve ni aparta la pierna de la tuya. al mero roce, su cuerpo responde, aumentando su temperatura al menos otros dos grados.
"¡joder, creo que me voy a morir de calor!", exclamas, estremeciéndote. ni siquiera sabes por qué lo has dicho, pero los nervios se han apoderado de ti. 
"pues métete en el agua, que está riquísima". contestó felipe, volviendo la cara hacia ti, aún con esa sonrisita molesta que parecía reservar sólo para ti. se inclinó un poco más cerca "¿o tienes miedo?".
rodaste los ojos, negando su acusación con un bufido. apoyada en sus brazos, dejaste que tu cuello colgara hacia atrás, sintiendo que te derretías al sentir el calor que te envolvía. felipe te observaba mientras tú mantenías los ojos cerrados, recorría con la mirada todo tu cuerpo, sólo analizándote con curiosidad, queriendo entender de dónde venía esa sensación de bienestar por el simple hecho de estar en tu compañía, y por qué no podía quitar esa sonrisita de su cara.
según los chicos, se le notaba. pero tú no tenías ni idea de hasta qué punto le gustaba.
de repente, un escalofrío recorrió todo tu cuerpo, como una corriente eléctrica que te golpeara al sentir algo frío entrar en contacto con la sensible piel de tu cuello, y abriste los ojos de inmediato para encontrar a felipe aún más cerca, sosteniendo su fantásticamente fría y húmeda lata contra tu nuca. era tan refrescante que suspiraste satisfecha.
"¿mejor?", murmuró, tan cerca que fue como si una segunda descarga te golpeara. podías sentir las yemas de sus dedos helados en contacto con tu piel. dios, no sabías si querías salir corriendo o agarrarle allí mismo, sin previo aviso.
"ajá" fue todo lo que pudiste decir, sintiéndote débil. por un momento, el frescor se extendió, dejando que el alivio se apoderara de aquella sensación de calor. pipe se rió de tu reacción, y tus ojos siguieron las gotas que caían de la lata por tu clavícula, con naturalidad.
fue como si el mundo entero se ralentizara y, por un instante, lo único que importara fuera ese momento de pura complacencia. 
" ¡pipe! no coquetees más, boludo. ven a jugar!", grita blas en la distancia, ahuecando ambas manos alrededor de su boca para que suene más fuerte, rompiendo instantáneamente la burbuja de tensión. apartas rápidamente la mirada de tu mejor amigo con el momento interrumpido, intentando no insultarle, y felipe resopla mientras ambos os enderezáis, recordando de repente el mundo real.
"deberías venir y disfrutarlo", sugiere, dejando la lata a un lado. tú asientes con la cabeza y te llevas la mano automáticamente al lugar, ahora helado, donde el chico sostenía la lata.
pipe se levanta, se pasa la mano por el pelo mojado y te sonríe suavemente, como si no te hubiera desestabilizado por completo. 
ya está, decides, le evitarás durante el resto de la noche y, en consecuencia, evitarás que tu corazón sienta algo. se acabaron los saltos mortales y los tirones. oh, qué equivocada estabas.
más tarde, el grupo decide alargar la noche. al caer la tarde, la brisa marina empieza a refrescar y los chicos deciden encender una hoguera, mientras el crepúsculo tiñe el cielo de tonos naranjas y rosas. entre infructuosos intentos de prender fuego a los palos, juani y pipe discuten sobre la forma correcta de frotar la madera, hasta que una centella se escapa entre ellos y les hace saltar de sorpresa. juani se echa a reír, burlándose de la forma en que el otro chico se había sobresaltado.
"and it was like... desesperante", bromea el chico de pelo rizado, imitando con exageración a su amigo, que señala con el dedo medio en su dirección.
el fuego se enciende por fin, con la ayuda de unos cuantos mecheros más, y todos se colocan a su alrededor, sacando sillas y cojines. te acomodas con tu tanga y una botella de una bebida mezclada con vodka, sintiendo cómo el alcohol sube cada vez más alto en tu cabeza. a lo lejos se oyen las olas rompiendo tranquilamente, acompañadas por el ritmo tranquilo de un altavoz que toca reggae y el sonido de tus amigos riendo y bromeando. 
intentas mantenerte ocupada, charlando con blas a tu lado y participando en las bromas, pero no puedes evitar que tus pensamientos vuelvan una y otra vez a felipe. está ahí, entre el grupo, frente a ti, en la hoguera, riendo y charlando animadamente, su presencia ilumina el ambiente como siempre. 
vuestras miradas se cruzan constantemente, en medio de un chiste que alguien ha contado, o cuando él empieza a contar una historia, pero sus ojos se detienen en tu rostro sobre todo cuando te distraes con las risas. con cada mirada que intercambiáis, sientes que tu corazón se acelera y una mezcla de emociones encontradas invade tu mente. por un lado, hay una parte de ti que quiere entregarse por completo a la atracción que sientes por él, dejándote llevar por la corriente del momento. pero, por otro lado, hay una insistente voz interior que te recuerda las razones por las que decidiste alejarte de las relaciones y los sentimientos complicados.
desvías la mirada varias veces, intentando ignorar la electricidad que parece fluir cada vez que vuestras miradas se cruzan. pero es como si hubiera un imán invisible entre vosotros, que te acerca cada vez más a él.
blas se da cuenta de tu distracción y te mira con curiosidad. "¿nena, va todo bien?
fuerzas una sonrisa y asientes rápidamente. "sí, creo que es sólo la bebida".
pero tu mejor amigo no es tonto, se da cuenta de cómo intentas controlar una sonrisa idiota cuando pipe dice algo, aunque no tenga ninguna gracia, o de cómo pipe hacía todo lo posible por llamar tu atención. pero finge, no queriendo forzar la situación, conociendo tu estado. parece aceptar su excusa, volviendo su atención a juani y santi que estaban empezando una extraña competición de baile alrededor de la hoguera. pero sabe que no puede seguir fingiendo por más tiempo. algo dentro de ti está cambiando, y es aterradoramente irresistible.
pronto se forma un círculo de baile desorganizado alrededor de la hoguera, y te ves arrastrada al centro del mismo. incapaz de protestar o negarlo, te encuentras en los brazos de blas, bailando torpemente con él, riéndote de cada movimiento extraño que hacen.
el más alto se deja llevar por la música y empieza a darte vueltas y vueltas, una, dos, tres... cinco veces. empiezas a marearte con la cantidad de vueltas, y no sabes a ciencia cierta si es la bebida o el mareo, pero de repente, cuando las manos de blas te sueltan, chocas con pipe, que te abre mucho los ojos mientras te agarra por la cintura.
" whoa, whoa, whoa", dice torpemente entre risas exasperadas, y resulta encantadora la forma en que te sonríe mientras te acicala. "no me había dado cuenta de que tenías tantas ganas de caer así en mis brazos".
un suspiro y una risa tímida escapan de sus labios y tienes que parpadear un par de veces para recuperar el sentido, pero todo parece correcto, y él no te suelta, sino todo lo contrario. como una conspiración, o debido a los aplausos de los chicos, el reggae más lento vuelve al speaker, y pipe tantea el terreno, deslizando una de sus manos hasta la base de tu espalda, y tu cuerpo se acerca a él de forma natural, como un baile ya coreografiado. 
colocas tus manos bajo sus bíceps, sujetándole mientras vuestros cuerpos se mueven lentamente al ritmo de la música, evitando mirarle. observas por encima del hombro del chico y respiras hondo, sintiendo la presión exacta de sus manos contra tu piel. la piel de pipe está caliente y quemada, y huele a crema solar, a mar y a desodorante masculino, y tú, discretamente, respiras de nuevo, sintiéndote aliviada por el aroma. 
te entran ganas de pegarle un puñetazo a blas cuando le ves detrás de ti, bailando con matias, mientras los dos hacen muecas y bromas en tu dirección, aprovechando al máximo la situación. el sonido de sus falsos y exagerados besos pronto es ahogado por la voz de pipe, y te entran unas ganas terribles de desmoronarte de vergüenza.
"¿te ha tragado la lengua el gato?", le dice, casi al oído debido a sus posiciones. "¿o debería tomarme como un cumplido que te hayas quedado sin palabras a mi lado?".
siente cómo se le revuelven las mariposas en el estómago, sabe que está perdiendo cualquier intento de no caer en su jueguecito. debería saber cómo le afecta.
"¿siempre eres así de gracioso?", preguntas retóricamente, apartándose un poco para poder mirarle con los ojos entrecerrados. 
pipe tiene un puntito encima de la boca que te llama la atención, y te quedas mirándole hasta que sus labios forman una sonrisa de comisura. su rostro es sereno y sus ojos no pierden su expresión ni un segundo, sientes que podrías desaparecer en la inmensidad de sus orbes azules en cualquier momento, sería muy fácil sumergirte en ese océano y ahogarte. tiene las cejas espesas y la nariz ligeramente respingona, y sus labios tienen un arco perfecto bajo ellos, pero su mandíbula es definida y ancha, una mezcla perfecta entre la forma robusta de su cara y sus rasgos delicados, y es una tarea difícil controlarse para no trazar su rostro perfecto con las yemas de los dedos. 
es tan hermoso que duele, y es una verdadera lástima que aún no sea tuyo.
"es muy difícil decirte algo a la cara, ¿sabes?" las palabras salen de su boca antes de que puedas procesarlas, y suena tan espontáneo que incluso pipe se sorprende un poco por su confesión.
felipe inclina ligeramente la cabeza hacia un lado, con una sonrisa en los labios mientras observa tu reacción. sus ojos azules brillan con una mezcla de diversión y curiosidad.
"ah, así que todo es culpa mía, ¿eh?", responde, bromeando. "bueno, espero que puedas perdonar mi terrible influencia".
pones los ojos en blanco, pero no puedes contener una sonrisa.
"me lo pensaré", respondes, con evidente sarcasmo en tu voz. 
mientras la música sigue sonando a tu alrededor, te encuentras perdido en un animado intercambio de miradas y sonrisas con pipe, los sonidos y movimientos del entorno parecen desvanecerse en el fondo.
a pesar de todos tus intentos por mantener una distancia de seguridad, está claro que te hundes cada vez más en la red de encanto que pipe teje a tu alrededor. y en el fondo, una parte de ti empieza a preguntarse si esto es realmente tan malo.
"¡bésalo pronto!", grita uno de los chicos por encima de la música y tú te ríes, enviándole un dedo medio falsamente ofendido. pero en la realidad, la idea no te parece tan absurda.
te preguntas si realmente sería tan malo. si rendirte a los encantos de pipe significaría abrirte a algo nuevo y excitante, o si sólo sería otra trampa del destino, lista para causarte más confusión y dolor. de momento, decides dejarte llevar por el momento, permitiéndote disfrutar de sus brazos alrededor de tu cintura y de las sensaciones que despierta en ti.
cuando la música está a punto de terminar, ya te has decidido. una mezcla de miedo y excitación corre por tus venas mientras intentas reunir el valor necesario para tomar una decisión. mirando a pipe a los ojos, sabes que estás a punto de dar un paso importante, hacia delante o hacia atrás.
"creo que hoy me iré a casa... sola", empiezas, sintiendo que el corazón se te acelera ante la osadía de tus propias palabras. "a menos que quieras acompañarme".
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por fin escribí algo con mi novio… aliméntense!! 💋 pero en serio, esta es su canción 😩
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fragmentos-literarixs · 7 months
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No mentí cuando dije que esos ojos cafés eran los más hermosos que había visto en mi vida.
Euphoria.
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olee · 4 months
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Pelotudo | Francisco Romero
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*enemies to lovers (almost)
*pelotudo: dicho de una persona, que actúa sin entendimiento, razón ni gracia.
“Que lindo ojos tenés - Quiere que te dé un beso?”
~
Conocías a Francisco desde kindergarten, y la verdad es que nunca congeniaron. Desde aquel entonces, sentías que le caías pésimo, y no era para menos. Él siempre se codeaba con los populares y se paseaba con aires de superioridad. Además, compartían el mismo interés por el teatro, lo cual resultaba ser uno de los puntos más irritantes para ti.
Durante los ensayos en la escuela de teatro, Francisco no perdía la oportunidad de soltarte comentarios hirientes: “Eso no es así", "Pelotuda, ¿no te lo estudiaste?", "Boluda, estás re-te mal", "Sos una mierda", "Andate a la mierda", y una lista interminable de despectivos. Era difícil soportar sus constantes críticas y la mirada de desprecio que te lanzaba en cada oportunidad.
Finalmente, llegó el día de tu graduación y decidiste mudarte a vivir a la Ciudad de México, dejando atrás esos incómodos encuentros con Francisco.
Después de varios años, tus amigos te insisten en que veas la película "La Sociedad de la Nieve". Como amante del cine y el teatro, y teniendo conocimiento de la historia del avión uruguayo, decides verla un día con tus amigos. Sin embargo, durante la proyección, algo llama poderosamente tu atención.
Al reconocer a algunos colegas del teatro en la pantalla, te sorprende descubrir que Francisco también forma parte de la película. Al verlo, no puedes contener tu reacción y susurras entre dientes un "concha de tu madre". La expresión de asombro en la cara de tus amigos es inevitable, y te preguntan: "¿Qué pasó?".
No puedes evitar soltar la verdad: "Ese es el pelotudo que arruinó mi carrera en Buenos Aires". La revelación deja a tus amigos boquiabiertos, y a partir de ese momento, la película adquiere un matiz completamente diferente para ti.
Después de un mes, decides regresar a Argentina para visitar a tu familia. Al llegar, te encuentras con un escenario inesperado: Francisco está en la cocina, cocinando con tu mamá. Ella, con una sonrisa en el rostro, te señala y exclama: "Mira, tu amigo de teatro está aquí".
Te quedas atónita, ya que la relación que tenías con Francisco distaba mucho de la amistad. Eran prácticamente enemigos durante tus días de teatro en Buenos Aires. Sin embargo, allí está él, ayudando en la cocina como si fueran los mejores amigos.
Tu madre, notando tu sorpresa, te presenta a Francisco con una alegría contagiosa. Él, con una voz inesperadamente dulce y fresa, te saluda: "(Tu nombre!), tu madre me invitó y, obviamente, no podía decir que no". Su tono amigable y su actitud llena de encanto te desconciertan, ya que no esperabas encontrarte con esta versión de Francisco.
Tu madre te informa que hace falta zanahoria y papas para la comida, y te pide que vayas al supermercado. Lo que más te sorprende en ese momento es escuchar a Francisco decir con una sonrisa: "Bueno, yo también voy contigo".
La idea de ir al supermercado con alguien con quien solías tener una relación conflictiva te resulta extraña, pero decides aceptar su compañía. Te das cuenta de que Francisco ha cambiado mucho desde la última vez que lo viste. Su actitud es relajada y amigable, y se muestra dispuesto a ayudar a elegir las mejores zanahorias y papas.
Mientras caminas para el supermerkado, decides soltar las palabras que hasta hace poco te parecían impensables: "Eh... felicidades, te vi en la película, hermoso de verdad". Francisco te mira con una expresión de sorpresa, pero el sol refleja intensamente en sus ojos verdes, haciéndolos brillar de una manera cautivadora.
Agradecido, Francisco responde con amabilidad: "Gracias. ¿Y vos? Tu madre me contó que haces teatro en México". Hipnotizada por la luminosidad de sus ojos, respondes sin poder evitar mirar hacia abajo: "Bueno, sí, estoy en el teatro y me va tranqui".
Él asiente con interés y suavidad en su tono de voz: "Qué bueno. Siempre fuiste la mejor en el teatro, la verdad es que te envidiaba mucho". De repente, te detienes en medio de la calle, mirándolo en blanco, tratando de procesar esas palabras. La sorpresa y la confusión se reflejan en tu rostro mientras intentas entender la nueva dinámica entre tú y Francisco.
Después lo encarás con una mirada bien intensa y le largás un "¿Posta estás diciendo eso?". Después de un silencio medio incómodo, le soltás un "En serio, che, ¿te olvidaste de todos los insultos que me tirabas cuando éramos pibes?". Francisco tira un "Che, (tu nombre), era un pibe, ni me daba cuenta de lo que decía". Ahí le mandás un "Sos un gil, me terminé mudando a Ciudad de México por tu culpa". Francisco te clava la mirada y suelta un "La verdad, nunca entendí por qué te fuiste". Y vos, con cara de sorpresa, le tirás un "¿Qué no entendés? ¡Me arruinaste la vida con esos comentarios arrogantes que tirabas todos los días, loco!". Te quedás re en shock después de soltar todo eso, dándote cuenta de que sacaste todo lo que tenías adentro y sin tener ni idea de qué va a decir el boludo.
Francisco te sigue mirando con esos ojos como platos y tira un "No sabía que te afectaban tanto, posta". Ahí te quedás mirándolo, medio paralizada, y le soltás un "¡¿Cómo que no sabías?! ¡Me hiciste mierda con tus comentarios, Francisco!". Francisco intenta explicarse, "Es que no lo hacía con mala intención, era joda de pibes". Y vos, caliente, le retrucás, "¿Joda? ¿Te parece joda tener que dejar todo e irme a otro país por tu culpa?".
Él baja la mirada, como sintiéndose culpable, y murmura un "No pensé que lo tomarías tan en serio, boluda". Ahí te explota la paciencia y le decís, "¿En serio? ¿No pensaste que abandonar mi vida acá sería en serio?". Francisco, medio nervioso, trata de justificarse, "Pero mirá, ahora estoy acá, podemos arreglar las cosas". Y vos, sin aflojar, le disparás, "No sé si tiene arreglo, Francisco. Me hiciste pasar por un infierno".
Francisco, sintiendo la incomodidad del momento, decide romper el hielo de alguna manera. Mira las bolsas de supermercado que sostienes con esfuerzo y sin decir una palabra, se acerca y te las quita suavemente de las manos. Lo hace como si de repente se diera cuenta de la carga que llevas.
Te mira con una sonrisa apologeta y te dice, "Che, dejame ayudarte con esto. Parece que están pesadas". Le das una mirada sorprendida, agradecida por el gesto repentino, y asientes. "Gracias, de verdad", le dices genuinamente. En ese momento, entre las bolsas, se crea un pequeño espacio de complicidad, como si ambos recordaran que, a pesar de todo, alguna vez fueron amigos.
*Thanks to my sis por ayudarme a escribirlo! We had fun!!!
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chiquititamia · 2 months
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Lo más dulce
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Enzo Vogringic x female oc +18
Este es mi primer fanfic, he intentado muchas veces pero esta es la primera que logro terminarlo. Seguramente tenga muchos errores, pero ahí les va. Les pido que me digan qué les pareció y si quieren una segunda parte, sí? Disfruten :)
warnings: sexo oral, todo muy explícito
Era un hermoso día de primavera, de esos en los que de repente te das cuenta de que el viento ya no es frío. Un dulce olor a flores inundaba las calles empedradas del pequeño pueblo de montaña en el que el cast de La sociedad de la nieve se había instalado durante el rodaje.
Tenían el día libre, así que Enzo había decidido dar una vuelta al mediodía. Su bicicleta rodaba por las calles bajo el sol, había olvidado lo agradable que es pasear de esa manera. Tan sólo el sonido de la cadena de la bici y de las cigarras llenaban el aire, al fin y al cabo, era la hora de comer y la gente se encontraba en sus casas protegiéndose del sol.
Hablando de eso, Enzo notó un pequeño gruñido en su estómago, el hambre comenzaba a formarse, sería mejor que encontrase un sitio donde comer.
Dejaba que la bicicleta le llevase pasivamente, sin pedalear, aprovechando una ligera cuesta hacia abajo.
Al doblar una esquina, no podía creer sus ojos: ¡un restaurante vegetariano! En un pueblo tan pequeño no esperaba algo como eso. No se lo pensó dos veces. Apoyó su delgada bicicleta en la puerta del humilde establecimiento, sin sentir la necesidad de atarla, ya que la honestidad y amabilidad de la gente no habían hecho más que acompañarlos durante su estadía allí. De todas formas, no había nadie a la vista.
Nada más entrar al pequeño restaurante, sintió el alivio inmediato de la sombra en su piel, caliente por el sol. Dentro se estaba fresco, y un maravilloso olor a comida le enamoró, no podía creer su suerte.
Tan sólo había cuatro mesitas de madera en ese local tan lindamente decorado. Junto a la barra, una vitrina albergaba deliciosos postres caseros: lo que parecía ser una tarta de zanahoria, una de chocolate y pequeños pasteles de manzana y crema. Los ojos de Enzo brillaban devorando los manjares ante él.
Una dulce voz le sacó de sus pensamientos.
¿Hola, puedo ayudarte?
Una hermosa chica de melena larga y negra le miraba con ojos curiosos, sonriendo. Llevaba una camiseta de tirantes y una falda debajo de un pequeño delantal. Ella debía ser la dueña del local, pensó Enzo.
Buenas, sí, eh…
¿Qué le pasaba? ¿Desde cuando era así de tímido frente a una mujer? Las palabras no le salían, lo que le hizo patearse a sí mismo mentalmente por que tenía que estar quedando como un tonto ante ella.
Ella se rio ante la falta de palabras del moreno.
¿Tienes hambre?
Soltó una risa.
Sí, sí… muchísima, vengo de pasear con la bici…yo… - explicó casi tartamudeando, con media sonrisa.
Bien, ¿por qué no tomas asiento y te traigo una carta y algo de beber?
Enzo tragó duro, y asintió mirándola fijamente. Ella, se dio la vuelta grácilmente provocando un soplo de aire perfumado con su melena. El olor a coco y mango de su champú no hizo si no despertar aún más su hambre, aunque quizás no tanto la que aquejaba su estómago.
Cuando se sentó, el uruguayo dejó su mochilita de tela en el asiento libre que tenía al lado. Sacó su móvil y comprobó sin mucha sorpresa que no tenía nada de cobertura y apenas batería, pero tampoco le importó, no tardaría en comer y volvería con los chicos a su residencia.
Antes de que se diera cuenta, la chica había regresado con un menú y un vaso de agua helada, lo cual él agradeció profusamente.  Si bien no había muchos platos entre los cuales elegir, todos sonaban estupendamente para su estómago vacío, con el plus de que no tenía que limitarse entre una o dos opciones como normalmente, ya que casi todos los platillos eran veganos o vegetarianos. Se decidió por lo que más le apetecía: Wok de noodles con vegetales, salsa teriyaki y aceite de chile tostado. “Suena bárbaro”, pensó.
Enzo observaba discretamente a la que parecía ser la dueña, la camarera y la cocinera, todo en la misma persona.  La chica danzaba en la cocina entre los fogones, manejando con soltura los utensilios; alguna llamarada ocasional salía de debajo del wok, alarmándole, pero ella parecía esgrimirlas como una hechicera, sin miedo.  
No puede evitar reparar en como sus caderas y su trasero se contonean con los movimientos. “Quizá esté escuchando música” se dijo Enzo, no comprendiendo si no, el ritmo hipnótico de su cuerpo.
Y aquí está – dijo ella depositando el plato humeante frente a él.
Muchas gracias, tiene una pinta buenísima…
La camarera volvió detrás de la barra tras desearle buen apetito a su único comensal y él comenzó a devorar el plato con gusto.
Las miradas entre ambos no eran directas, si no veladas e intermitentes. Ella fingía no prestarle atención y dedicarse a sus tareas, mientras que él trataba de limpiarse constantemente la boca con la servilleta para no tener además de todo, pinta de boludo con la cara manchada de salsa.
¿Estaba loco o ese era el mejor plato que había comido en su vida? Quizás tan solo estaba hambriento… ¿O era porque ella lo había preparado?
Cuando hubo terminado el plato se levantó tomándolo y lo llevó a la barra junto con su vaso, también vacío, para ahorrarle a la chica el viaje hasta la mesa, siempre tan galante.
Ella sonrío y sacó el ticket de la caja registradora. Él le devolvió la sonrisa y le sostenía la mirada mientras buscaba su billetera en la pequeña mochila de tela.
Más pronto que tarde, su rostro se tornó preocupado. No puede ser. Su cartera no estaba más ahí. Un pensamiento le cruzó la mente como un rayo. Esa misma mañana la había cambiado de sitio a una riñonera nueva. Lo había olvidado completamente. ¿Qué carajo iba a hacer ahora?
No era muy difícil adivinar qué estaba sucediendo, él dirigía su mirada al fondo de la maldita mochila y después a los ojos de la chica, frenéticamente.
Te juro que no sabía, yo… A-ahora mismo voy a buscar mi bille-
Es que estaba por cerrar -dice la camarera sin perder la sonrisa, como divertida por la situación.
Entonces esta noche, y-yo … mierda, lo siento mucho­­- Enzo notaba sus mejillas y todo su rostro ardiendo por la vergüenza, se sentía como un idiota.
¿No se te ocurre otra forma de pagarme? - ronroneó ella.
Enzo se quedó congelado, aunque a decir verdad estaba totalmente acalorado. No podía ser que estuviera escuchando lo que acababa de escuchar. Pero tampoco cabía la posibilidad de que se estuviera refiriendo a ninguna otra cosa, ¿no?
Todas sus dudas se derritieron cuando ella paseó su mano por el pecho de él, acariciando el borde de su camisa.
¿Eso querés? -trató de sonar confiado.
Ella se mordió el labio, respirando el aliento cálido de él.
Enzo no esperó a que ella respondiera, pues sus ojos ya le estaban dando la respuesta que buscaba, y que en el fondo había anhelado desde que entró en el pequeño restaurante.
La verdad que me he quedado con ganas de algo dulce… ¿sabés, chiquita?, como con hambre de algo vegano ¿entendés?
En ese momento él lanza una rapidisima mirada por la ventana del local para comprobar que no haya nadie cerca que vaya a interrumpirles. No hay nadie. Entonces, como si algo en su cuerpo y mente hubieran mutado repentinamente, Enzo toma su rostro entre las manos con una firmeza que ella había intuido, pero que no había experimentado hasta ahora. Se lanza a besarla sin ambajes, como si no fuera la primera vez que lo hace con ella, como si ya supiera qué es lo que le gusta, qué tiene que hacer para derretirla. Su lengua entra en su boca de forma imparable, la diferencia de tamaños entre sus cuerpos cobra importancia desde ese mismo momento, siente que la va a devorar. Si bien hasta ese momento ella había llevado la voz cantante con su actitud de femme fatale, eso ahora no le servía más. Él era el que estaba al control, sus labios guiaban a los suyos, contenía su mandíbula como una pequeña jaula donde introducir su lengua como una serpiente. Lo único que ella podía hacer era intentar seguir su ritmo y disimular lo muchísimo que le costaba no empezar a gemir.
Sin casi darse cuenta, él la había ido empujando hacia el interior de la cocina, habían caminado al unísono enredados en un nudo de cuerpos en el que ya casi no quedaba ninguna pena.
Pasó sus grandes manos por su cintura mientras seguía besándola, redondeando sus formas. Agarró sus gluteos por debajo de la falda. Ella se felicitó a sí misma por haber escogido sus braguitas negras de encaje para ese día, por ninguna razón en especial. Enzo metió sus dedos por debajo del elástico que abrazaba sus caderas, amenazando con bajarlas en cualquier momento.
Me estabas poniendo malo, nena, ¿sabías?
Ella aprovechó el pequeño respiro que le dio a su boca para contestar un leve “sí”
Ah, sí, eh? Mirá vos… - sonaba divertido, pero también desafiado.
Sin ningún esfuerzo colocó sus brazos debajo de sus muslos y la subió a la encimera, junto a los fogones. Ante eso, ella no pudo contenerse más y gimió sin poder evitarlo, mientras clavaba sus uñas bien cuidadas en la nuca de él, de donde se estaba agarrando.
Me vas a dar algún dulce, gatita? Mirá que tengo mucha hambre…
Ella asintió rápidamente, como una niña obediente.
Sí…? - Decía mientras depositaba besos húmedos por su cuello, ¿qué me vas a dar? – ronrroneaba entre cada lamida.
Ahh…yo…
No podía parar de gemir, ninguna palabra, y mucho menos frase coherente iba a salir de su boca, simplemente no podía pensar, no mientras su lengua caliente recorría su cuello, no mientas sus manos invadieran el interior de sus muslos como si fuera el pan que ella misma había amasado esa mañana, sobre esa misma superficie. Sentía que estaba arruinando su ropa interior, no recordaba haber estado así de húmeda jamás.
 ¿Y? ¿qué me vas a dar? -comenzó a bajarle las bragas por la cintura ¿Una frutilla? ¿Eso tenés? – en lugar de pedirle que se levantara para poder sacarle la ropa interior la recostó en la encimera, tumbándola ligeramente, deslizando la prenda ya empapada por sus piernas.
Sin pedir permiso, abrió sus piernas para contemplar lo que sus bragas, ya tiradas por el suelo escondían. Enzo tragó saliva, provocando que su nuez se moviera por su garganta deliciosamente. De forma involuntaria apretó la mandíbula, había encontrado el postre más rico del restaurante.
¿Esta frutilla es tuya?- la miró a los ojos mientras un pulgar delíneaba sus labios ahora expuestos, como si nada.
Ella atinó a asentir con ojos suplicantes.
No,… no es tuya, es mía, chiquita. Es mía y me la voy a comer, ta? ­­– nunca una corrección le había parecido tan bien.
Sin más preámbulos bajó su cabeza hasta enfrentar su centro, que estaba húmedo estaba claro, pero es que además emanaba calor, parecía palpitar con deseo.
Y entonces empezó a comer.
Empezó a comer, comer y comer.
Abría la boca y manejaba su lengua como si en realidad le estuviera dando un beso francés, solo que en una boca distinta. Se introducía en ella como si no dispusiera de nada más que esa parte de su cuerpo para satisfacerla, con avidez.
Ella se deshacía en gemidos, no se retenía más, le daba igual gritar, sabía que nadie podía oirla, a esas horas no había nadie en la calle, no bajo ese sol abrasador. Pero, si así fuera, ¿sería capaz de parar?
Claro que no, aunque quisiera no podría pararle. Su boca mamaba de ella como un cachorro hambriento, no podría apartarle. Y sinceramente no querría por nada del mundo.
Qué rica que estás nena, sabes a miel … - dijo mientras introducía su dedo corazón en su vagina, con maestría, sin parar de lamer, en perfecta sincronía, como si su lengua y su mano fueran entes separados que sabían actuar de forma perfecta e independiente.
No faltaba mucho tiempo para que llegara a su clímax, lo notaba formándose en su bajo vientre, si seguía así no iba a durar nada.
Me voy a…!
A venir? Venite, princesa, vamos…- paró dolorosamente un par de segundos para pronunciar esas palabras, y al volver a tocarla con su lengua ella no pudó más y explotó en su boca como un fuego artificial. Grandes oleadas de placer arrasaban en ella, que gritaba y gemía. Él notaba como el único dedo que le había introducido quedaba aprisionado y recibía apretones entre sus paredes que pulsaban en su orgasmo. No lo sacó hasta que ella le hizo un gesto, recostándose ,agotada y sudorosa en la superficie donde normalmente trabajaba.  
Aún le costaba recuperar el ritmo normal de su respiración, y por una vez, su mente no se encontraba preocupada por tonterías como si estaba despeinada, o qué le había parecido al otro su ropa interior o si había gemido suficientemente sexy. Esta vez su cuerpo simplemente estaba anegado por el placer tan animal que Enzo le había provocado. Todo lo demás no importaba.
Él se había parado y se estaba echando el pelo hacia atrás, también estaba sudando. Gracias a Dios que un pequeño ventilador metálico les estaba apuntando a los dos, de lo contrario habrían muerto de calor.
Qué linda que sos, muñeca.
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deepinsideyourbeing · 1 month
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He calls me the Devil (I make him wanna sin) - Enzo Vogrincic
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+18! Needy!Enzo (unos segundos de Sub!Enzo, parpadeen y se lo pierden). Biting, choking, creampie, fingering, masturbación, (breves descripciones de) plus size!reader, sexo oral, sexo sin protección, (kind of) semi-public sex, spit kink, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El vestido fue idea de Enzo.
Luego de un par de días viéndote batallar frente al espejo e intentando consolarte cuando la frustración te vencía, recordó que la caja que contenía la prenda estaba sepultada en alguna parte del armario. Enzo odiaría que lo malinterpretes y no tiene absolutamente nada en contra de la chaqueta y el pantalón de cuero que pretendías combinar con un top burdeos, pero…
-No, no sé- recuerda cómo empujaste el vestido contra su pecho-. ¿No te parece que es mucho?
-¿Para mí…? Es poco- bromeó,  refiriéndose sutilmente a los atuendos  mucho más atrevidos y extravagantes que utilizaste en ámbitos mucho menos formales.
-No son los Oscar, Enzo, es un concierto de música clásica.
-¿Y?- se mordió el labio-. ¿No te gustó el vestido? ¿Es eso?
-Me encantó, amor, pero…
La inseguridad ensombreció tu rostro por un breve momento, evocando el recuerdo del día en que le enseñaste el vestido en una página web: las únicas fotos exhibiendo el producto eran de modelos utilizando la talla small, un detalle recurrente que te aquejaba a la hora de buscar ropa. Aún puede oír la forma en que suspiraste, entre harta y triste, antes de cerrar la página y bloquear la pantalla de tu celular para arrojarlo sobre la cama.
Normalmente Enzo no se habría atrevido a husmear en tus dispositivos electrónicos, pero esa noche luego de ver tu decepción decidió revisar tu historial. A falta de una referencia fotográfica, optó por confiar en que uno de los talles se correspondía con tus medidas.
-Te queda hermoso- insistió, sosteniéndolo con delicadeza entre sus manos-. Dale, probátelo otra vez.
La forma en que te sonrojaste le pareció tierna, un tanto divertida considerando el tiempo que llevaban juntos y la inocencia del cumplido en comparación con los comentarios que guardaba para otros momentos, los cuales hacían que la sangre de tu cuerpo ardiera no sólo en tus mejillas. Observó cómo deslizabas las tiras de tu camisón por tus hombros y su respiración se entrecortó cuando vio tus pechos desnudos.
El vestido se adhería a tu cuerpo como una segunda piel, los tonos rojos de la seda resaltando tu figura y volviéndote la viva imagen de lo que Enzo llamaría la perdición.
Ahora ese recuerdo lo atormenta y se obliga a mantener las apariencias, ocultando su erección con el programa del concierto y agradeciendo por la tenue iluminación de la sala. Intenta distraerse observando los detalles del lugar, tal como lo hizo desde que llegaron al Auditorio Nacional, y por unos instantes la sincronización en los arcos de la sección de cuerdas de la orquesta es más que suficiente para cautivarlo.
Es entonces cuando siente que te movés en tu asiento y sus ojos se centran en tu figura. Tus manos se encuentran entrelazadas sobre tu regazo, cubiertas por unos delicados guantes de largo asimétrico, y al ver tus dedos jugando distraídamente con el papel no puede evitar pensar en lo bien que se verían envueltos sobre su miembro, su semilla arruinando la seda que oculta tu piel.
El súbito aplauso del público lo saca de sus cavilaciones y está a punto de sumarse al mismo, pero tu mano se cierra sobre la suya a modo de advertencia. Si la calidez de tu palma empeora su estado, la forma en que el vestido abraza la curva de tu abdomen y resalta tus pechos es prácticamente una sentencia de muerte.
-Todavía no- aclarás, señalando con la cabeza hacia el escenario-. Falta uno más.
El primer movimiento de la Serenata para cuerdas de Tchaikovsky le pareció sublime, ¿pero el cuarto…? Le resulta eterno y le cuesta horrores mantener la concentración, por lo que se muerde los labios hasta sentir el gusto metálico de la sangre en su lengua. Comienza a mover la pierna y tu mano acaricia su muslo -probablemente interpretando su agitación como nerviosismo o ansiedad- en un gesto que debería ser tranquilizador, pero que es en realidad todo lo contrario.
La preocupación en tus ojos es evidente cuando encuentran la mancha escarlata en sus labios y te inclinás para examinar el daño, ignorando que el ángulo le permite ver tu escote y el sostén de encaje rojo que contrasta con tu tono de piel. Es el mismo rojo que tiñe tus labios y que difuminaste en tus pómulos, el mismo rojo que en alguna ocasión utilizaste para dejar la marca de tus besos en su pecho, su abdomen y…
Se siente culpable cuando acerca sus labios a tu oído y susurra:
-¿Me acompañás?
La obra concluye y Enzo aprovecha el momento en que otro músico, un pianista, entra en escena. Toma tu mano y te arrastra hacia las puertas de la sala, más de una mirada curiosa posándose sobre ambos y algunos susurros, que te hacen sentir más insegura de lo que lo hicieron a tu llegada: Enzo juró que te miraban porque “¿Cómo no te van a mirar? Si estás hermosa”, pero vos no estás convencida de que ese fuera el motivo.
Ambos llegan a un corredor desierto y cuando Enzo tira de tu mano para guiarte hacia una puerta lateral, lo seguís al interior de la habitación sin hacer preguntas. Te sorprenden los estuches de instrumentos vacíos, desperdigados por doquier, y estás a punto de comentar que la puerta no debería estar sin seguro, pero el ataque de algún instrumento de viento -que no distinguís- en la habitación contigua hace que te sobresaltes.
-¿Qué pasó?- preguntás, recordando el motivo por el cual abandonaron el concierto. Cuando tomás la mejilla de Enzo para examinar su herida, sus dedos aprisionan tu muñeca-. ¿Qué…?
Dirige tu mano hacia su erección, cubierta por un costoso pantalón, sus ojos fijos en tu rostro para examinar tu reacción: tus labios se separan lo suficiente para permitirle ver tus dientes y tu respiración se torna agitada en un abrir y cerrar de ojos, obligándolo a admirar cómo el movimiento hace que tus pechos suban y bajen. Su mirada desciende hasta llegar a tu cadera y sus manos siguen el mismo camino, masajeando con fuerza tu cuerpo antes de atraerte hacia el suyo.
Soltás un gemido y, en algún recóndito lugar de tu mente, te preguntás si las personas presenciando el concierto pueden oírte con la misma claridad con la que oís el piano en este momento.
-¿Ves lo que me hacés…?- pregunta. Besa tu mejilla y sus labios trazan una línea hasta tu cuello, sus besos húmedos y su aliento cálido repercutiendo en tus sentidos-. Desde que llegamos estoy así.
El sonido del seguro llega a tus oídos.
-¿Qué hice?- fingís inocencia.
Su mano se cierra sobre tu cuello y vuelve a besarte, la intensidad de sus acciones provocando que sus dientes rasguen tu labio inferior y su lengua haciéndote gemir cuando invade el interior de tu boca. Se aferra a la parte más ancha de tu cadera con fuerza, como si la cercanía entre ambos no fuera ya suficiente, y su otra mano baja la cremallera de su pantalón.
El sonido provoca un cosquilleo entre tus piernas y mirás a Enzo de manera provocadora mientras tirás del botón de la prenda, la cual cede levemente dejando ver una franja de su ropa interior. Recorrés la tela visible con tu dedo antes de llevártelo a la boca, capturando la seda entre tus dientes para retirar el guante.
-No- te interrumpe-. Dejátelos puestos.
Le dirigís una sonrisa, intrigada y más que excitada por la situación y su petición. Tu mano colándose bajo su ropa interior hace que se muerda el labio y una expresión de dolor atraviesa su rostro, pero cuando cerrás tus dedos sobre su miembro esa expresión se transforma en placer y arroja la cabeza hacia atrás. Comenzás a masturbarlo con lentitud, tu oído atento a la orquesta percibiendo también el sonido de su piel y la aceleración de su respiración.
En cuestión de minutos y bajo las caricias que le suministran tus manos, Enzo se convierte en un desastre: sus dedos se clavan en tu carne y tenés que esforzarte para lograr mantener el ritmo de tus movimientos, el líquido preseminal brotando de su punta humedeciendo cada vez más tu guante y tus dígitos, y su miembro palpita desesperadamente en busca de alivio.
Te detiene antes de que sea demasiado tarde y te guía hacia el pequeño sofá en la esquina de la habitación, apartando unas partituras olvidadas sobre este para tomar asiento y señalar el lugar entre sus piernas. Obedecés inmediatamente, como siempre, y luego de ayudarlo a deshacerse de su pantalón y su ropa interior Enzo decide tirar de la cremallera de tu vestido y despojarte de tu sostén, liberando tus pechos.
Tomás su miembro entre tus manos para centrarte en su extensión mientras tus labios se acercan a la punta para besarla con delicadeza una y otra vez. Su excitación brilla bajo las luces de la habitación y es adictiva cuando el sabor invade tu lengua, haciéndote gemir cuando lo introducís en tu boca y provocando que las vibraciones amenacen con llevar a Enzo al borde del orgasmo nuevamente.
Sus caderas se mueven en contra de su voluntad y su punta golpea tu garganta, llenando tus ojos de lágrimas que rápidamente comienzan a deslizarse y humedecer tus mejillas. Te separás de Enzo, ya que no estás dispuesta a arruinar todo tu maquillaje, pero la solución que encontrás logra arrancar un gemido de su boca antes de que pueda procesar la imagen frente a él.
-Dios…- dice entre dientes, cubriendo su rostro con una mano luego de ver cómo rodeás su miembro con tus pechos y escupís sobre su punta. Recuerda todas las ocasiones en que lubricó el interior de tus muslos y se deslizó entre ellos hasta el agotamiento, oyéndote suplicar por un poco de placer a cambio y prometiendo hacer lo imposible para merecerlo-. Lo hacés a propósito, ¿no?
Permanecés en silencio, pero Enzo recibe una respuesta cuando tus manos presionan aún más tus pechos. Su excitación comienza a ser cada vez más abundante, gotas de líquido incoloro cayendo desde su punta hasta el largo de su miembro y entre tus pechos, llenando la habitación de los indecentes sonidos húmedos que tanto disfrutan ambos. Sus dedos contrayéndose sobre el sofá y sus nudillos blancos hacen que te detengas con una sonrisa de satisfacción.
Toma tu cabello entre sus dedos y se acerca peligrosamente a tu rostro, su pulgar delineando tu labio inferior y haciéndote sisear cuando toca la herida que sus dientes dejaron allí. Tira de tu cabello hasta posicionarte en un ángulo doloroso y te observa, el cabello cayendo a los lados de su rostro haciendo que se vea aún más imponente, y luego escupe en tu boca. Le enseñás tu lengua, su saliva mezclándose con la tuya, y tragás.
Te conduce hacia el otro extremo de la habitación sin delicadeza alguna y presiona tu cuerpo contra el espejo en la pared, el efecto de la superficie fría evidenciándose en tus pezones. Con movimientos lentos, Enzo toma el dobladillo de tu vestido y comienza a arrugarlo entre sus manos, descubriendo centímetro a centímetro de tu cuerpo y maravillándose como si fuera la primera vez que te ve.
Intenta no perder la razón al ver el encaje rojo cubriendo tu intimidad… Pero él es un hombre débil y vos, la tentación.
Se arroja sobre sus rodillas sin pensarlo y comienza a morder tus piernas con fuerza, haciéndote gemir y lloriquear debido a la sensibilidad, utilizando su lengua posteriormente como si fuera suficiente para aliviar las zonas abusadas. Aparta la prenda que lo separa de tu centro y observa cómo la humedad que cubre tu piel se adhiere en forma de hilos brillantes a la tela.
Introduce un dedo en tu interior mientras reparte besos y mordidas en tus muslos. Te oye gemir contra el espejo y sabe, aunque no puede verte, que tal imagen podría pertenecer al paraíso. Debería, asegura al introducir otro dedo y sentir tus paredes contrayéndose cuando los curva para dar con tu punto dulce, la resistencia de tus labios nula ante tus gemidos, jadeos y suspiros.
Los sonidos obscenos que producen los dedos de Enzo en tu cavidad no se comparan con la imagen entre tus piernas, tus fluidos cayendo sobre sus dedos hasta llegar a sus nudillos e incluso su muñeca. Tus piernas tiemblan y tus manos masajean tus pechos, imitando los movimientos que tu novio suele repetir para brindarte el máximo placer.
Tus rodillas están a punto de fallarte y le suplicás, pero cuando Enzo se detiene y te deja respirar la sensación de vacío junto con la desesperación te inundan. Encontrás sus ojos oscuros a través del espejo, un leve asentimiento de su parte que pretende ser un consuelo, y arqueás tu espalda para darle mejor acceso a tu entrada.
Sostiene el vestido, la tela arrugada a la altura de tu cintura, mientras acaricia tu entrada y tu clítoris con la punta goteante de su miembro. Suspirás al sentir su calor y el suspiro se vuelve un gemido cuando comienza a empujarse dentro tuyo, recibiendo el ardor que provoca su tamaño en tu entrada estrecha.
-Enzo...
-Sí, amor, ya sé- dice entre gruñidos-. Querés más, ¿no...? Vos siempre querés más.
Y él está dispuesto a dártelo todo.
Sus movimientos son delicados y mínimos para permitir que te acostumbres a la sensación, pero eso se acaba cuando ve tu expresión prácticamente pornográfica en el espejo. El placer dibuja en tus cejas una curva que acompaña la caída de tus párpados y tus labios entreabiertos permiten que un hilo de saliva caiga por tu mentón.
Desesperado por sentir más, comienza a penetrarte con fuerza y en profundidad. Adora los sonidos que dejan tu boca y aún más los que produce tu cuerpo al colisionar con el suyo, así como también adora ver los movimientos de tu carne como consecuencia de cada impacto originado entre las caderas de ambos.
El ritmo de sus estocadas es cada vez más rápido en contraste con la música (ahora muy lejana, como si la sala se encontrara a kilómetros de distancia) y te fuerza a sostenerte para no perder el equilibrio, pero la tarea resulta casi imposible cuando sentís la forma en que su punta abusa de tu cérvix de manera placentera.
Su mano repta por tu espalda y acaricia tu cuello antes de cerrarse sobre el mismo, la presión que ejerce mínima pero aún presente como un sutil recordatorio. Volvés a encontrar su mirada.
-Voy a...
-Sí- se limita a contestar. Arroja la cabeza hacia atrás.
Continúa embistiéndote hasta sentir las contracciones de tu interior caliente y te permite tocarte sólo después de atraer tu cuerpo hacia el suyo, con tu espalda sobre su pecho y su brazo rodeando tu cuello. Su otra mano sostiene tu cadera y se hunde dolorosamente en tu piel, amenazando con dejar alguna que otra marca.
El ángulo actual te deja sentir cada detalle de su miembro en tu interior y no pasa mucho tiempo antes de que llegues a tu orgasmo, con sus dedos aprisionando tus mejillas para mantener tu vista al frente, la imagen de tus pechos saltando de arriba abajo casi tan hipnótica como el rostro de tu novio al ver la escena.
Cuando Enzo alcanza su propio clímax sentís sus dientes mordiendo tu cuello antes de percibir cómo su semen caliente te llena por completo. La sensación es suficiente para causarte otro orgasmo, más breve pero de mayor intensidad.
-Te amo- dice Enzo contra tu piel-. Te amo, te amo, te amo.
-Yo también te amo- tomás su mano y la llevás a tus labios-. Mucho.
-¿No tenía razón?- oculta su sonrisa tras tu hombro-. El vestido era una buena idea.
Estás a punto de darle la razón, pero te interrumpe el sonido de alguien tocando la puerta.
-Te voy a matar- jurás, apresurándote para acomodar tu ropa.
Enzo sólo suelta una carcajada.
Notas de Lu:
La inspiración para el vestido, estoy completamente obsesionada. Espero hayan disfrutado la lectura y si ven algún error..., un hechicero lo hizo ♡
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @chiquititamia
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sakurakoneko28 · 2 months
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Viendo que ya es casi un año ahora imagino un HC de Chayanne en sus primeros días 🥹💕
Supongamos que en lugar de huevitos eran niños (o al menos en apariencia porque, ajá, híbridos de dragón xd) y en ese momento eran unos bebés, muy apenas tendrían algunos meses.
Entonces, Missa siendo un Grimm reaper, se siente extraño teniendo algo de lo más frágil que puede haber en el mundo de los vivos a su cuidado, en su trabajo se encarga de llevarse las almas al descanso eterno y ahora le han dicho que, contrario a su naturaleza, debe preservar esa vida y que si por alguna razón no lo logra sufrirá consecuencias, y no solo él, sino la otra "desafortunada" persona que tuvo que ser emparejada a su lado.
Mucha, demasiada presión a decir verdad...
Aún así intenta no externar sus temores y acepta con gran disposición la ayuda que su nueva pareja le brinda, incluso siente un poco de culpa por creer que solo vuelve más difícil las cosas al no saber nada sobre cuidado de infantes y que Phil prácticamente se debe encargar de dos personas.
Al principio sostener al niño lo asusta un poco ¿y si lo lastima al ser brusco por accidente? ¿si de alguna forma se le cae? tantos pensamientos catastróficos pero vaya, el pequeño y regordete bebé es absolutamente ajeno a eso, de hecho ha mostrado tener un gran gusto por estar en su regazo y además parece muy interesado por la curiosa particularidad del mayor en su piel traslúcida que a cada rato pellizca con sus deditos.
Philza también se encarga de alentar, a su ahora, esposo y le asegura que confía en su juicio para cuidar a Chayanne cuando los deja solos, entiende que a diferencia suya el nunca antes había estado a cargo de otra persona -hablando en términos de mantenerlo vivo- (mucho menos de un bebé) y no desestima sus miedos, hace lo posible por darle confianza, y aunque no lo hubiese dicho en voz alta, también le enternece demasiado cada ocasión que regresa a casa y se encuentra con la bonita imagen su nueva familia que siempre le recibe con alegría.
También se ha fijado que Chayanne siempre está muy calmado cuando Missa lo sostiene, no llora y hasta se queda dormido más fácil cuando él lo arrulla, es la envidia de los otros padres desvelados con sus respectivos niños. En realidad desde el principio fue curioso como el bebé conectó tanto con su papá, aún si no era capaz de verbalizarlo se notaba en como sus ojitos brillaban con solo escuchar su voz, eso y que Phil se había fijado como "curiosamente" el pequeño pide toda la atención de Missa ni bien se da cuenta que está cerca.
Y claro que Missa no le va a negar nada a su pequeño guerrero, se siente tan feliz de recibir todo ese cariño, es un tipo de afecto que nunca antes había experimentado y es hermoso ¿como una cosita tan pequeña había movido tanto su mundo? y claro, ni hablar del encantador esposo que se consiguió también 😎
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"Hay personas que ya no necesitan estar en tu vida aunque te empeñes en creer que sí. Ya han cumplido un ciclo contigo, quizá antes eran artistas que te pintaban hermosos paisajes, pero ahora los murales han pasado a ser grises y han formado grandes cicatrices. Es momento de ir por nuevos lienzos para plasmar todo tu arte."
— Anónimo
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historiasbodyswaps · 4 months
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ROBE EL CUERPO DE MI VECINO (Male possession)
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Este soy yo un hombre solitario y frustrado nunca pudo cumplir sus sueños, durante cincuenta años he sido miserable me casé, pero mi matrimonio fracaso, nunca la amé, en mi barrio llegó una familia a vivir en la casa de al lado, no pude evitar darme cuenta que había un joven con unas piernas hermosas y lleno de juventud, en mi mente paso un pensamiento de envidia "YO QUIERO SER EL".
Lo tenía todo, estaba en sus mejores años y el prodigio del fútbol en su colegio, mientras que yo soy un maduro gordo y con calvicie.
Esa misma tarde no me saque de la cabeza el deseo de poseer el cuerpo de Bryan es que solo lo veo y sé que yo merezco tener ese cuerpo, me deprime y después de beber unos cuantos gratis me fui a mi habitación a dormir y lamentarme tener esta vida.
Cuando de pronto mi cuerpo empezó a temblar, mis adentros crujían y yo solo podía gemir de lo excitante que era, la sensación extrañamente placentera, cada vez sentía mi piel más tersa y estirada, me desmaye del dolor insoportable que vivía en esos instantes.
Cuando de repente desperté en un campo de fútbol, y a mi alrededor había muchos jóvenes preguntando si me encontraba bien, yo desorientado dije que estaba genial, cuando de la nada mi voz se escuchaba como la de mi vecino, tan joven y masculina.
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Fue una sensación extraña pero decidí continuar para ver cómo evolucionan las cosas, hasta que me llevaron a la enfermería donde pude ver de lejos un reflejo, a lo que pregunte si había alguien mas, me dijeron que no, así que me acerqué y me di cuenta que yo era Bryan, no podía creer lo que estaba pasando, mi cuerpo se estremeció y pude sentir un bulto en mi entrepierna, fingí que era el y llamaron a mis padres, ya sabía cómo se llamaban por qué se habían presentado cuando recién llegaron al barrio.
Nos fuimos y me di cuenta de lo que había ganado, tenía una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor con este nuevo cuerpo joven, y no lo voy a desaprovechar, esa misma noche llegamos a casa, me encerré en mi nueva habitación y de lo excitante que esto me resultaba empecé a acariciar mi nuevo cuerpo, dios era tan maravillos pasar mis manos por este cuerpo tan joven, por lo que empecé a tocar mi bulto y después a masturbarme, este joven estaba lleno de néctar, cuando saque la primera carga no pude evitar lamer un poco, esto era muy excitante.
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Los días pasaron y cada vez eran mejores, me logré adaptar muy bien a estilo de vida de Bryan, por las mañanas asistía a mi colegio en el cual era el chico más popular todos querían estar conmigo, y por las tardes iba a mis entrenamientos de fútbol en los cuales veía a jóvenes de mi misma edad sudorosos me encanta volver a ser joven.
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Solo puedo darle gracias a la vida por tan maravilloso regalo, se que está vez haré las cosas bien, solo, miren mi cuerpo, soy la envidia de todos los chicos de mi colegio, me acuesto con quién yo quería, la suerte esta de mi lado. Lamentó que Bryan no pueda vivir su vida pero la verdad jamás abandonaré su hermoso y caliente cuerpo.
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sissy-frydda · 7 months
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El me esperaba en la puerta, de bata. Hacía ya algún tiempo que teníamos chats calientes y coincidíamos en fantasías, a el le encantaba recibir sexo oral y sodomizar chicos, a mi la idea de ser la pasiva sumisa de alguien me quemaba la cabeza. Sentí que debía dar el paso y me puse bella, depilada suave y perfumada y eche mano a la lenceria negra que se que se me ve rico. Un vestido ajustado con mangas y un abrigo ligero, mi peluca castaña y mis sandalias de tacones, tome mi bolsa con las cosillas necesarias de una chique, vibra, lubricante, viagra y una bombachita extra. Un ligero maquillaje y para su depto. 22 pm domingo, debo subir hasta un tercer piso y algunas vecinas siguen atentas al chisme. Se que se nota que no soy una chica y el maldito me hace esperar segundos eternos hasta que me abre la puerta. Me toma de las caderas, recorre el relieve de la braga por mi cola con sus manos calientes mientras me besa el cuello y me dice al oído que me va a llenar la cola de leche. Nunca como hombre pensé que una situación así fuera tan erotizante, mi ano comenzó a contraerse y relajarse y mi bombachita se humedeció. Se sentó en el borde de la cama, se abrió la bata y se recostó, "ponlo duro con la boca nena" y ni siquiera lo dude un instante, tome su pene con mi mano y engulli su glande, era algo discreto pero suficiente. Yo de rodillas frente a el, me sentía la esposa que libera la tensión del marido. Sin embargo, su pene empezó a ponerse rígido mientras lamia sus bolas y cuando quise acordar era una hermosa pija curva hacía arriba y con un duro glande en cono. Entonces la necesidad de sentir aquello dentro mío fue superior, corrí mi bombachita de lado, me alce la falda y me coloque a lo vaquerita sobre el. Su verga golpeaba contra mis nalgas, nos lubrique y con mi mano lo fui llevando al lugar, su glande en punta hizo todo más gentil y agradable, le pedí que no fuera brusco y no lo fue, lo comenzó a mover suavemente y con cadencia y sintió delicioso bien pronto. Me pide que lo bese y cuando lo hago, el me da una profunda estocada anal qué se sintió tan genial que se me escapó el sonido más gay de mi vida. Mi pene y bolitas eran un delicado bulto en la bragas ardiendo de exitacion, mis tetitas estaba rígidas en el corpiño, y mi cola subía y bajaba aquella estaca de carne caliente, sus manos tomaban mis muslos. "Cojete" me dijo, y lo hize, tan rico que supe que me iba a venir sin manos. Entonces el me tomo las caderas y empezó a controlar la velocidad y la profundidad de su pija, aumento el ritmo y la fuerza y lo único que atiné fue a correr mi tanga para liberar a mi pene qué desde el interior de lo más profundo de mi ser, fue sorprendido por un hermoso orgasmo en el vientre de ese macho maldito. Siento entonces como empuja y empuja su verga en mi explotando en un poderoso y viril orgasmo. Su pija late en mi cada vez que eyacula, yo acompaño cada latido con un genuino gemido de placer empalandome de verga lechera y caliente.
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latinotiktok · 8 months
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ay si, una vez viendo insta reels me encontré un video bien bonito de el centro historico de México 1970, como cintas de video y todos los comentarios eran todos gringos diciendo "este era el México hermoso que recordaba mi abuela antes de ser destruido por las drogas y el narco" RE ANDAMOS MAL PERO? NO JODAN?? Yo fui ahí la semana pasada y se veía casi igual ya no mamen 😭
AJJDJAJFJDJ SABES QUÉ A MI SIEMPRE ME DA GRACIA CUANDO HACEN ESO? Tipo oooo Latinoamérica no podes salir a la calle 😥😥 te roban!! Te sacan los órganos 😥😥
Tipo ahre? Obvio que hay corrupción e inseguridad pero cuando lo pintan como que es una jungla tipo los juegos del hambre no puedo evitar reirme
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solxs · 5 months
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Estaba tan segura,
Tan creída de que todo era un sueño hermoso,
Tan entusiasmada de que las cosas eran distintas,
Tan feliz de que todo era justo como lo desee,
Saltando de un pie porque me trataban como tanto había pedido,
Pero, ahora…
Tengo dudas,
Han ocurrido cosas que me hicieron pensar,
Que esto realmente no iba a funcionar,
Y me hizo preguntar
Si realmente lo nuestro tenía futuro,
Si tus fuertes inseguridades nos iban a quebrar,
Si tus miedos nos iban a distanciar
Y si una vez más me iba quedar con un corazón hecho polvo.
-Ay, Carolina.
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thelettersgames · 5 months
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La vista era fascinante, los transparentes ventanales eran inmensos y la caída parecía profunda; solo eran unos metros, pero la oscuridad reflejaba una vista más espesa. Las luces tenues de aquel hospital parpadeaban una, otra y otra vez; mi corazón latía de forma diferente, el corazón de él había dejado de latir ya hace demasiado tiempo, sin embargo, la vista era fascinante, unos hermosos ojos verdes que no tenían nada de vida; él partió y yo, yo me quedé aquí observando el inminente dolor que conlleva perder a un ser humano.
Samyo 
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