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#potencia cumbia
carlos2023tudo · 2 years
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latinotiktok · 1 year
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hipoteticas: ustedes que pensa que pasara si todos los paises latinoamericanos se convertirían en un singular país
The neutral ending: Seguimos como ahora, cada tanto un poquito de inseguridad, corrupción pero tambien un poco de adquisición de derechos. Seguimos siendo el patio trasero de USA pero no hay dictaduras. Todavia hay una grieta. Seguimos peleando con los latinos de USA por cosas boludas
The good ending: SOMOS POTENCIA MUNDIAL Y TOMAMOS CADA TIERRA QUE NOS SACARON Y GANAMOS UN MUNDIAL CON UN EQUIPO DE JUGADORES DE CADA REGIÓN DE LATM GANAMOS UN NOBEL POR TENER UNA LITERATURA TAN SEXOOO, RENACE LA IMPORTANCIA DE SABER LENGUAS ORIGINARIAS, TENEMOS NUESTRA PROPIA MONEDA SOMOS TODOS GAYS Y TRANS
The bad ending: pensamos con el ojete, una crisis economica nos lleva a una guerra civil entre nosotros, nos vendemos a USA. Trump presidente y su primera ley es prohibir el reggaeton y la cumbia, Chayanne es sacrificado ante nuestros ojos.
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infacundia · 2 years
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Bajo un póster de Supermerka2
De la vieja cumbia villera a la cumbia rkt hay, es cierto, un rescate parcial: al menos en la lírica, de la merca se pasó al fasito, acaso menos autodestructivo. Una zona liminal la encontramos, por ejemplo, en Los Maleantes de La Piedra Urbana, álbum producido en 2012, si bien desde Flor de Piedra la cumbia le canta al cáñamo. Pero también hubo unos cuantos retrocesos. Me quiero ocupar hoy del, para mí, más angustiante de ellos: el triste pasaje de expresar la vida popular con cierta conciencia de clase, que aun con sus miserias ya había perdido el respeto a la propiedad privada (¿se acuerdan de Pibes Chorros, de Sos botón?), a expresar cierta aspiracionalidad lumpen-gángsteril con modales aptos a la clase media. Esa influencia ~también narcótica y autodestructiva, en más de un nivel~ viene en parte de la expansión del reguetón, esa mercancía "latina" de la industria cultural gringa (Costa Rica, capital reguetonera, es jurídicamente colonia yanqui), y en parte del hip hop, otro género-mercancía del norte burgués.
Pero el reguetón y el hip hop que las inversiones de grandes capitales pegaron en las listas de reproducción no son los únicos factores de influencia en el rkt o el trap. La música, las líricas que más escuchamos como clase desposeída y precarizada, no pasan por debajo de los cursos de la historia. Al cabo que el capital absorbe, redirige y potencia en el mercado cultural lo que nosotrxs producimos creativa y genuinamente.
El neoliberalismo no es algo que se pueda sortear dentro del capitalismo, mucho menos dentro de una región periférica. Como proceso global de restauración del poder de clase empresarial, implicó ~todavía implica~ una victoria pírrica para el capital frente al trabajo en tanto en lo económico no resuelve la tasa decreciente de ganancia o, lo que es lo mismo, la larga crisis de valorizaricación que empezó en los 70s. De ahí que se concentre y militarice mientras el resto empobrecemos.
Reparo en estas abstracciones económicas porque, a pesar de los momentos de repolitización de la masa trabajadora urbana argentina desde fines de los noventa hasta principios de los 2010s (línea biográfica idéntica al nacimiento y la muerte de la cumbia villera argentina) que favoreció cierto extractivismo desarrollista, la construcción de subjetividades sociales bajo la corriente fría que proviene del estrato más profundo de la sociedad tardoburguesa ~osea, de la abstracción del intercambio mercantil~, no dejó de conducir lenta pero directamente a esa transformación de la cumbia villera en cumbia rkt. La filosofía académica llamaría a este un proceso epifonoménico.
Es decir, pensemos en los sujetos económicos que producen los trabajos 'desempleados'. En un momento en que las grandes empresas transnacionales son capaces de producir sus bienes y servicios con un porcentaje de robotización mayor al del trabajo humano y el ejército laboral de reserva engrosa sus filas, el patrón empieza a ser más indirecto, más abstracto: el patrón es el mercado. Los trabajos en servicios de reparto y apps de transporte, los empleos a comisión (por ejemplo en telemarketing), el monotributismo sin capital de nuestros pequeños emprendimientos comerciales dentro del marketing digital y las campañas en redes sociales, etc., son fenómenos que entran en serie con las tendencias musicales que ya no apuestan al trabajo colectivo de la banda (de cumbia, de rock) sino al talento individual de un artista que "lo único que necesita para triunfar es un teléfono".
El velo ideológico está detrás de que los medios productivos para que seamos nuestra propia empresa están atomizados, son celulares. De esa premisa engañosa se deducen las voluntades aspiracionales, la salida individual frente a algunas de las miserias existenciales a las que nos somete el capital, en la lucha empoderada del todos contra todos. Eso, desde una crítica objetiva, que por otro lado deja para otro día cómo esa atomización del trabajo social implica una regresión a lo precario.
Desde una crítica subjetiva, podemos también decir que sin politización económico-política, tales trabajos explotados por esa gran abstracción cuasi religiosa que es el mercado ~y que tiene sus más fanáticos sacerdotes en los seguidores del pontífice Milei~... Esos trabajos en los que nosotrxs nos ocupamos de la mayor parte del proceso de realización de la mercancía, generan un sujeto social propicio no solo a la recepción sino también a la producción de poéticas de la aspiracionalidad, del "soy mi propio jefe", expresadas en el fogoneo de una dinámica de consumo que para las grandes mayorías se hace ficcional. Se empieza a narrar un estilo de vida que lxs pobres fantasean que tienen esos ricos que no conocen porque viven lejísimos de ellxs. Cadenas de oro, mansiones, camionetas de lujo, putas, una empresa y otros delirios del evangelismo sueñoamericanista.
Apenas hay vida afectiva en el yo anti-poético del trap y de la cumbia rkt: todo es consumo efímero e intercambio de mercancías, bienes y servicios. Esa es la sensibilidad económica e instrumental tan propia del capital, que nos ha secuestrado un género que parió ritmos líricos tan sublimes como Me enamoré de Agrupación Marilyn, Paisaje de Gilda, Una calle nos separa de Néstor En Bloque, por nombrar aleatoriamente un elocuente puñado de amores y desamores cumbieros. Ni hablar de la interpelación popular que la parte melódica de la cumbia villera lograba: ¿cuántos temas del género se volvieron canciones de cancha o arengas militantes? ¿cuántos temas rkt, en cambio, con sus ritmos acelerados, tienen una proyección más allá del propio productor individual? Quizá el que más lejos llegó fue el Noba, en paz descanse, acaso por ser el que más levantó de la tradición villera de la cumbia argentina.
Pero, más allá del materialismo, evitaría olvidar que hay una agencia política detrás de estos productos y transformaciones culturales. Como decía al principio, dentro de la industria cultural operan grandes capitales también concentrados (solo Universal, Sony y Warner dominan el 65% de las patentes discográficas) con un amplio margen de despotismo sobre los algoritmos ~no solo digitales~ del mercado musical. Sería ingenuo pensar que, a la hora de tomar decisiones propias de una estrategia de mercado, no tienen en cuenta las subjetividades sociales que producen sus inversiones. Al cabo que el repertorio de la creatividad popular es vasto, y a cualquier dueño de una parcela de humanidad le conviene más estimular aquellos géneros que adoran a su dios (el valor, el dinero, el estilo de vida que ofrece el capital) que aquellos con otros intereses, menos rentables o incluso a veces contrarios a los del amo.
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lacavernamx · 1 month
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Del Garage Rock al Trap Latino, una Fusión de Sonidos y Emociones - https://wp.me/p4pCgM-5Bv
Desde la potencia del Garage Rock con White Mount Lightning, pasando por la crítica social en clave de Cumbia Punk con Hugo Skavez, hasta la introspección transformadora de Alkimiya y el Trap callejero de Davinxxi, estas reseñas te sumergen en un viaje sonoro diverso. Cada artista trae una propuesta única que refleja la energía y el espíritu de sus respectivos géneros, ofreciendo una experiencia musical que no querrás perderte.
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agendaculturaldelima · 3 months
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#SinMusicaNoExisto #LocosDeRemate
🎶 “TECHITO WAR” 🕺🔥💃💖 ‍
💥 La Asociación de Techitos Legales del Perú nos presenta una nueva edición de sus maravillosas jornadas bailables, ya te enteraste que vas a poder ver Asu Mare 8, 9 y 10 & tal vez la secuela de Vaguito. Porque tú también quieres que tu amiga, con la que ves las novelas turcas, te lleve de viaje, como Dina llevará a la suya a China. Porque tú también quieres tu ley con nombre propio en la nueva constitución, que se cambia todos los días. Porque sigues esperando las motos, calesas y macetas antirrobo de Porkys en ésta Potencia Mundial. Porque en el mes del Orgullo, las marcas y las “representantes” LGTB del k0ngr3z0 van a seguir haciéndose publicidad gratuita de una lucha que ni entienden ni apoyan; así que solo queda bailar y gozar hasta que amanezca con la Reina de la Technocumbia.🌿👀🥳😑
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🎧🎹 Line Up:
👥 Rossy War /  Shushupe / La Roja de la Cumbia / Dj JuanMa / Dj Freak / SalSandro / Dj Uranio 15 / Dj Adreana / Sonido Bestial.
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🎯 Intervenciones: Roberto Peremese / Jimbo / Orlando Aquije
🎨🖍️Intervención Psycotrópica: María Abaddon
🎁 Feria: @cometela_peru @_bakeandgreen @el.jamonero.pe @weicat.off
© Producción: Asociación de Techitos Legales
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📌 FIESTA:
📆 Sábado 22 de Junio
🕙 10:00pm. a 5:00am.
🏛 Locación Secreta (Centro de Lima)
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🎟 Entrada Pre-venta: S/.30
🖱 Reservas: @techitoslegales
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desfuncionmecanica · 1 year
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sobre gonzalo martínez y sus congas pensantes
escapando a la hipérbole, no adhiero a la idea de que exista tal cosa como el oyente perfecto; cada álbum es una pieza independiente, síntesis de influencias y contextos de su artífice, claro, pero prescindente. todo álbum puede prescindir de su contexto; pero ningún álbum puede escapar del oyente ―y su contexto―. lo que, indudablemente, sí existe, es un oyente capaz de desmontar, acceder y comprender los procesos ―más o menos― exactos que otorgaron forma al disco. cada persona, en tanto oyente, es también oyente-capaz-de-desmontar, en potencia, una o tantas piezas se quiera.
es acá donde me gustaría caer en una reprochable cursilería: si bien, todo oyente puede formarse oyente-capaz-de-demostrar y escapar de la contextualización prima, existen álbumes cuyos procesos coinciden y están intrínsecos en el contexto, en los procesos, en la cultura de quien es oyente, en donde la conexión y el desmontaje es tanto inmediato como inevitable, impropio a la intencionalidad desmontadora: álbumes en donde la contextualización prima coincide con la contextualización desmontada. gonzalo martínez y sus congas pensantes es, para mí, uno de esos álbumes.
entre sintetizadores ácidos de house y desconcierto revisionista ante la promesa de cumbias electrónicas, parte la pollera amarilla, versión del clásico que a los veinte segundos da paso ―por si aún no había quedado claro―a una declaración de principios: escuchamos una voz sintetizada, ahogada en efectos y modernidad, de tintes robóticos reproducir la muletilla por excelencia del género: «¡a gozar!»
existe una nostalgia barata preponderante en lo que fisher llamó realismo capitalista, que crea y se justifica mediante un oyente-incapaz-de-desmontar, simplemente un oyente; alguien que consuma sin prestar atención al fuero interno, a las cuestiones que surgen. un oyente cuya forma de lidiar con el no-futuro es el consumo de los espectros envasados. yace aquí la importancia de álbumes como este, la importancia que tuvo en mí ―siguiendo con el carácter autobiográfico del párrafo anterior―: en su anacronía, inquieta; es familiar, reconoces las formas que le dan forma, pero resulta, a la vez, extranjero, alienante; es necesario desmontar para poder obtener una justificación con algo de sentido respecto a esta síntesis.
la piragua, la pollera colorá y tiburón a la vista, entre otras versiones, son otros de los clásicos de la cumbia, de la vida misma del sujeto latinoamericano; de infancias, adolescencias, adultez temprana, tardía y entremedios; y sueños truncados que se ven (re)armados por sintetizadores, cajas de ritmos y samplers akai: por el desencanto de los noventa tardíos y el cada vez más pronunciado acecho del que pudo haber sido el futuro.
«cuando pudahuel se llamaba barrancas / en esa ciudad que no mire al mar / una calle llena de melancolía / me enseñó el sonido que no olvidaré / pasando los años, me siento tan lejos / y una cumbia triste habla de mi hogar» se escucha en la cumbia triste ―casi un oxímoron―, una de las pocas pistas originales del álbum. se retrata acá de manera perfecta la intencionalidad del elepé, de sus versiones llenas de ambición modernista, pero que arrastran consigo el letargo depresivo post-éxtasis: nostalgia ante el pasado y su no-futuro, sus bifurcaciones canceladas. de cumbias que adquieren la tristeza propia de quién ve su futuro cancelado. de cumbias tristes y la necesidad de ser exorcizadas. de espectros y exorcistas.
es bajo este manto y casulla que jorge gonzalez y dandy jack logran una fusión única entre los sonidos vanguardistas del acid house que enloquecían a los alemanes y sus inagotables raves, y la banda sonora de una posibilidad que [sinónimo de enloquecia] a los desperdicios de este laboratorio neoliberal que es chile, de su goteo que mediante nostalgia barata por una cultura de consumo ajena e impuesta, ahoga, crea un océano de distancia entre los espectros y la tarea colectiva de identificarlos y realmente exorcizarlos.
resulta importante y necesario destacar el simbolismo de que la figura en cargo de este proyecto espectrológico sea jorge gonzalez, la misma persona que articuló junto al grupo _**los prisioneros**_ el sentir de la primera generación pisoteada por **el** futuro, y la que, siguiendo los pasos lógicos, haya sido también la primera asediada por el joven fenómeno espectral del futuro cancelado. es una nota final esperanzada a la segunda mitad del siglo, entregada con generosidad por parte de una figura trascendental. un último acto de rebeldía, de reactivación del resentimiento antes del fin del siglo. una invitación a no resignarse ante estos espectros. un último acto de generosa verticalidad ante la comoditización de los héroes. una respuesta contundente ante el cuestionamiento enterrado de la posibilidad de un futuro: sí, hay alternativa.
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escapanodrizas · 4 years
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Across the universe
Uno de mis temas favoritos se llama across the universe.
Nunca me sentí tan cercana a la música como en el último tiempo o nunca había notado lo unida que estaba a mi vida. De chica siempre bailaba al ritmo de alguna cumbia, algún tema pop del momento; empecé a escribir queriendo poner letras en castellano a los temas en inglés que escuchaba (algo así como una ladrona en potencia) y siempre que escribo, generalmente, escucho música. Los momentos que más recuerdo con felicidad se dieron con música de fondo.
 La primera vez que investigué la computadora de casa me encontré con varios discos de los Beatles. Así encontré “help” y mi canción favorita. Con “help”, sentí que descubrí mi himno, mi nacionalidad y mi patria. De alguna manera encontré una traducción de la canción y descubrí que me había quedado sin palabras para hablarle al mundo en ese entonces y el descubrimiento de esa canción fue un regalo. El obsequio fue darme cuenta que las palabras estaban ahí disponibles para usarse y no sólo para mí. Eso fue lo reconfortante. En otro lado, en otro tiempo, alguien también tuvo el mismo regalo.
 Con across the universe fue diferente. Me invitó al silencio, a detenerme en seco y caí al piso de madera gastado de Yatay. La canción pegó directo en el pecho pero subió a mi garganta y escaló hasta mis ojos. Hubo silencio. Pero fue fue el silencio más liberador de todos porque dió la bienvenida, la posibilidad de la  calma. 
De este tema no me interesó buscar la letra hasta tiempo después. Sigo sin entenderla. Pero tanto hoy como las primeras veces que lo leí había algo del estribillo que me abrigaba, protegiéndome de las ráfagas heladas. Pero, otras veces, ese mismo abrigo me hacía hervir. Estaba sobre protegida y no podía disfrutar la noche primaveral de afuera, incluso queriéndolo.
La frase “nothing's gonna change my world” me trae paz cuando siento que no puedo más. Me hace pensar que mis cimientos son resistentes, que confíe en ellos. Otras veces este pensamiento abrasador se vuelve una tortura. Que podamos estar siempre iguales, impenetrables e irrevocables... Me produce la misma (o peor) tristeza que sentir que no voy a ser capaz de soportar, tolerar tal situación de cambio, de transformación, de ciclos que terminan. 
 Le ruego a todos los dioses, me ruego a mi, que mi mundo cambie. Que este cambie. Mi voz narradora dice lo obvio: mi mundo ya cambió. Incluso más precisa la voz: mi mundo se cayó. Lo que veo son sus ruinas. En cada cementerio arquitectónico de palabras, de amor y amistad, está lo que alguna vez fue mi mundo.
Me encantaría poder llorarlo. Lo lloro como puedo. A veces los recuerdos lindos son los peores y no ayudan como lo hace mi tema favorito. Los recuerdos lindos aparecen en escena disfrazados de pócimas dulces, sanadoras, y todo su disfraz parece ser muy creíble hasta que sus componentes, todos ellos, están en todo el cuerpo, atraviesan las entrañas y el aire no sabe cómo escaparse y el estomago se contrae, se aprieta. La conclusión es obvia, la pócima sólo es dulce para los inocentes y en esta tierra todos somos pecadores. Mi mundo es lo más lejano a un prado de rosas, es un cementerio oscuro, lleno de desconocimiento y despedidas. 
 Sin embargo, este cementerio, esta ausencia de mundo reconocible también es mío. Lo que lleva a pensar que hay mundo que descubrir, que andar y volver a habitar. Aunque, en el medio, existan los escombros. Aunque, en el medio, existan los precios a pagar.
 Quizás, en el trayecto, descubra que algo logró florecer, resistir, salvarse cuando fue inevitable sucumbir y destinarse a ser polvo.
 Por suerte, seguiría existiendo across the universe sino logro encontrar qué hacer con tanto polvo o no encuentro ningún tipo de flor, semilla, fruto, que llevarme o que quiera irse conmigo.
Por suerte, seguirá existiendo across the universe para abrazar la calma, en medio del derrumbe y de los mundos nuevos, desconocidos, vacíos y hambrientos.
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trastornadosrevista · 5 years
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Ca7riel & Paco Amoroso en Obras: el ascenso de los outsiders
Ca7riel & Paco Amoroso confirmaron su ascenso meteórico con un show sold out en Estadio Obras Sanitarias. Motorizados por una pulsión sonora mutante, estos dos (muy jóvenes) amigos de toda la vida se dieron el lujo de combinar la esencia de una rave con la agresividad y la potencia de un recital de heavy metal, resultando todo en una inolvidable presentación que volvió a dejar inquietos a los rancios defensores de la tradición. 
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Apenas un día después del segundo show de su amigo WOS en el Luna Park, Ca7riel & Paco Amoroso debutaron en el Estadio Obras Sanitarias con cartelito de sold out colgado poco más de un día antes. Dándole forma a una sucesión que confirma el predominio de la esa flexible unidad llamada “Música Urbana” dentro de las escenas mainstream y emergente de nuestro país, estos dos muy peculiares y decididos alquimistas del sonido cerraron a toda velocidad un año que también fue consagratorio para ellos.
La fila que se extendía por la Avenida Del Libertador era francamente impactante: si hace poco más de un año, tanto a Catriel Guerreiro como a Ulises Guerriero –hasta en el apellido hay una simbiosis plena– les costaba asentarse dentro de la salvaje y competitiva escena local, la actualidad los encuentra disfrutando las mieles que traen las alturas. De llevar una base reducida de seguidores y conocedores a un show gratuito en el Centro Cultural Recoleta a quemar por completo todos los papeles sin escalas: tres Niceto Club agotados, una gira por España que incluyó un show en el Sonar de Barcelona, uno de los mejores momentos del Buenos Aires Trap 2019 y el honor de poder homenajear a Gustavo Cerati con una acertadísima versión de “Crimen” en el Teatro Colón. Todo ello potenciado por el hecho de estar siempre en movimiento, por nunca conformarse ni con lo establecido ni con lo desconocido: su música puede ser descripta como una mutación anti-formalismos constante en la que no existen los límites género-estilísticos y donde lo audiovisual y lo físico/performático son tan elementales como lo sonoro.
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Siguiendo esta prerrogativa, la previa en el Templo del Rock estuvo sazonada e impulsada por un DJ set muy acido que recordó a las viejas fiestas del Segundo Verano del Amor. Claro que tres cuartos de los presentes no superaba el promedio de los 24 años de edad, por lo que tal afirmación quedó reducida a simplemente dejar que el cuerpo se mueva al ritmo de los beats incisivos y repetitivos disparados desde la bandeja central. Su irrupción en el escenario se dio cerca de las diez de la noche, abriéndose hacia arriba la rampa que haría las veces de pantalla gigante e ingresando con ellos la siempre infalible ATR Band.
Si sus shows en Niceto Club y en el Hipódromo de Palermo –por nombrar a los más grandes– se habían caracterizado por un interesante equilibrio entre una esencia jazz-funk y una serie de explosiones incontrolables, lo que sucedió en Obras puede ser descripto como “la presentación más agresiva y punk que hayan tenido”. Distorsión pura, estética vaporwave y un viaje a lo profundo de la Londres de los ’70, “Ola mina XD” fue el delirio nuclear que tanta ansiedad colectiva necesitaba como para quedar con las piernas liquidadas en apenas cuestión de minutos.
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Enfundados los dos en pieles –Ca7riel como una pantera negra, siempre saltando y agitando a la gente, y Paco Amoroso como una estrella de la nouvelle vague, deslizándose por las tablas como gacela y saltando hasta el punto justo–, los protagonistas se regodearon ante tamaña euforia e inyectaron funk, EDM y acid house en el sistema circulatorio de la mano de una versión ‘hecha a mano’ de “Antiyuta”. Bajo un beat bien hip hopero y la suavidad de un teclado en modo vangelis, la sesión de Bizarrap protagonizada por Paco los encontró muy cómodos dentro de la canción tradicional, sacando a relucir esa formación clásica y rockera de la que jamás han renegado.
El pujante binomio entre ‘bella’ y ‘bestia’ se acentuó durante “Terrible Kiko”, un dark pop capaz de agujerear cualquier estómago que creó un clima oscuro y auto-destructivo en el que las voces se perdieron y deshicieron hasta convertirse en lejanos alaridos llenos de dolor. Puro flow, hija del funk y del hip hop clásico, “A Mí No” los encontró luciendo sus voces sin ninguna pizca de auto-tune, dialogando a la perfección con un público que no dejó de cantar en ningún momento y eligiendo los momentos en los que subir la velocidad para mostrar que el freestyle también es terreno fértil para ellos.
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La vibra entre tropical y distópica de “Piola” fue un punto más que elevado, llevándose la ATR Band una merecida ovación tras dejar tras de sí a un tendal de músicos que no saben cómo tocar en vivo sin atarse a las programaciones. Referencias retro ineludibles y un tempo invencible, dos características que hicieron que el paso hacia la angustiante y nostálgica psicodelia –acompañada por una base techno-disco consistente– de “Mi Sombra” no sea en absoluto incómodo. Luego de quedar al borde de la pasarela, acechando a su presa, Ca7riel tuvo su momento en solitario y no lo desaprovechó: dos movimientos en los que unificó al hip hop y a la cumbia villera con el rock industrial (“No Aterrizó”) y, ya con la guitarra colgada a puro riff metalero (“Gatxs” y “Vibra Alta”), en donde profundizó ese camino pero aprovechando la versatilidad mutante y la consecuente velocidad en el cambio de cuadros de la ATR Band.
Paco Amoroso regresó de pantalones cortos para ponerle un poco de funk rock a la ya de por sí ridícula “Picky” de Joey Montana, gesto por completo desafiante hacia el canon tradicional, para luego liderar desde la pureza del flow una versión de “OUKE” que incluyó a Esteban Lamothe sobre las tablas para recrear un segmento del video oficial. Tiñendo de negro pesadilla al estadio, la sesión de Bizarrap de un Ca7riel más gutural que nunca trajo el pogo más violento de todos y puso sobre la mesa el gusto todavía vigente en los más jóvenes por el thrash metal y sus diversas ramas.
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“¡Cómo se picó papaaaaaaaaa!” gritó el espigado frontman desde atrás de todo, para luego dar pie al enlace entre “McFly” y “Todo El Día”; sus dos más recientes temas solistas mostraron una poderosa conexión que va mucho más allá de los videoclips oficiales: convirtiendo al recinto en un sótano húmedo y sucio, desataron una rave extremadamente ácida que encontró en el galope de la batería y en la monumental potencia física de Ca7riel y Paco su principal fuente de combustión.
La introducción a puro headbanging con un riff clásico bien thrash fue más que suficiente como para tenderle la alfombra roja a Dillom -otro de esos músicos criados en la suciedad del punk- con quien llevaron la propuesta hacia el metal más oscuro y brutal, justificando y enalteciendo la famosa (y poco respetada, cuestión de capacidades) esencia deforme y sangrante del trap. Luces prendidas, momento para agradecer y marcar el camino a seguir para triunfar: “Siempre con los pibes loco, nunca solos” exclamaron casi al unísono luego de nombrar a todos los integrantes de la banda y de su crew; pura sangre callejera, WOS devolvió el favor de las noches anteriores a su amigo Ca7riel para que el lugar se venga abajo de la mano del vaporwave asesino y candente de “Klapaucius”.
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Después de jugar un poco con el estribillo de “Qué Calor” de Los Pibes Chorros –otra particularidad que trae a colación el viejo concepto de “plebeyización”–, estos dos inefables amigos detonaron la casa estrenando ese experimento house mitad paródico, mitad auto-consciente, llamado “Cono Hielo”. Tema del verano sin duda alguna, lejos está de ser una rendición: allí donde muchos ven un estilo de vida, un aspiracional absoluto, ellos ven algo para esquivar, burlar y (¿Por qué no?) aprovechar. Como bien explica Ca7riel en una entrevista realizada por Mariano Del Águila en la Revista Anfibia: “Después llegó Paquito al mic y las necesidades cambiaron, fueron otras ¿Ganar dinero? ¿Por qué no? ¿Por qué no meternos en este ambiente, y ganar dinero?”. Si uno de los pilares del trap es la autenticidad, nadie podrá decir que ambos no dejaron en claro las razones por las que decidieron meterse de lleno en la escena.  
Y de eso se trata, pues los purismos nunca son buenos, sin importar para que lado del espectro ideológico apunten. Catriel y Ulises quieren hacer dinero, pero respetan profundamente al trap al punto de buscarle las mil y una vueltas de tuerca con el objetivo de hacer evolucionar su sonido. Como si fuese una especie de reafirmación de todo esto, el cierre con el heavy metal y el rock industrial de “Jala Jala” fue un fiel reflejo de la oscuridad que reside en su interior y que los impulsa día a día. Fuego a sus espaldas, el corazón de una fábrica metalúrgica en pleno funcionamiento, quedando derretidas las estructuras metálicas del recinto mientras los dos artistas del momento se repartían entre las onomatopeyas selváticas y el mosh más enloquecido posible.
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Exhibiéndose como los grandes outsiders del trap, Ca7riel & Paco Amoroso brillaron en una noche que estuvo marcada por la oscuridad conceptual, la agresividad sonora y el total desparpajo escénico. Cultores de la deformidad género-estilística, lo cierto es que pusieron sobre la mesa grande el hecho de que, dentro de la nueva generación, también hay lugar para el disfrute del rock pesado y del punk originario ¿Y saben qué? Eso está mucho más que bien. Lo entendemos por completo.
Por Rodrigo López Vázquez
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moochilatv · 3 years
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Sol Pereyra + MULA + Sara Hebe juntas en una canción poderosa
HOLA BYE es el resultado de esta unión musical que pone de manifiesto la potencia de las mujeres en la actualidad musical de Latinoamérica y el mundo.
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Tres estilos y personalidades se unen generando algo nuevo, diferente: pop, hip hop, merengue dominicano y electrónica se entrecruzan en este singular track que propone su propio sonido y una lírica en la que la libertad y otras formas de vivir el amor son posibles. Un sonido que llegó para quedarse.
"Hola Bye" out now: https://casete.ffm.to/holabye
youtube
SOL PEREYRA: es una compositora, cantante y multi-instrumentista argentina con más de 15 años de trayectoria en la música. Fundó el grupo Los Cocineros en el 2002 con quienes grabó siete discos. Luego en el 2008 fue convocada por Julieta Venegas para participar de su Unplugged de MTV y pasó a ser parte de la banda de la reconocida cantante mexicana durante 5 años. Comenzó su carrera como solista en el año 2009, y desde entonces ha editado seis álbumes: Bla Bla Bla (2009) Comunmixta (2011), Tírame agua (2014), Préndete (2017), Resisto (2019) y Existo (2020). Se ha presentado en importantes festivales, en más de 15 países y cuenta con cuatro nominaciones a los Premios Gardel. La mezcla de estilos que Sol propone se identifca con una sola búsqueda: hacer música poderosa para bailar. Desde sus inicios hasta hoy, su trabajo se basa en el abandono de cualquier prejuicio, la reivindicación de la esta y la exploración sonora de la electrónica, el pop, el hip hop y las tradiciones folclóricas de América Latina y el mundo, haciendo pie en la canción. En el mapa de su música suenan guitarras eléctricas mezcladas con beats electrónicos, vientos, samples, cuatro venezolano, percusiones, marimba y sintetizadores. Esta identidad sonora que la caracteriza, la ha convertido en una referencia singular del World Beat actual. Con la fuerza de su música, Sol nos pide resistir, divertirnos y descubrirnos a nosotros mismos sin dejar de bailar. ¿Hay alguna invitación más apropiada para esta época que la compañía de la música?
MULA: es un proyecto musical formado por tres talentosas amigas de Santiago de los Caballeros, República Dominicana. La propuesta bien podría ser definida como un electropop caribeño y futurista, pues en sus canciones fusionan elementos digitales con sonidos autóctonos de su tierra natal. Durante sus cinco años de trayectoria han presentado varias producciones de larga duración. Su discografía inició con Mula (2015) y siguió con Aguas (2017). A fnes de 2020, el trío estrenó Mundos, su tercer álbum sobre el que comentan lo siguiente: "No hay nada denido, todo lo contrario. Deconstruimos nuestras propias experiencias y el modo en que percibimos nuestra realidad, para transformarla en historias bailables. Historias que pueden estar protagonizadas por entes muy diversos (nosotras mismas, dioses, ciborgs…) y situarse en espacios que varían desde el Caribe precolombino a un planeta fuera de nuestra galaxia".
SARA HEBE: Si bien nació de la mano del hip hop, cumbia y dance hall, nunca dejó de moverse y de cruzar géneros: baile funk, reggaetón, punk rock y hasta drum & bass. Suele invitar a artistas emergentes a que abran sus fechas para impulsar y consolidar la escena de la música independiente autogestiva de Sudamérica para el mundo. Con su participación en la banda sonora de la serie “El Marginal” y su último disco Politicalpari, sus ritmos y rimas resuenan en todo el mundo y en marchas feministas de la región. Desde su primer disco en 2009 ha creado una atrevida, rica, colorida y losa música que combina trap, rap, punk, rock y cumbia, con letras con perspectiva de género y sentido social. Explora a través de sus canciones la esta, el baile y el placer como un espacio político y el amor como herramienta de poder y fuerza.
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«Cómo no te voy a querer (o la micropolítica de las “barras”)», Pedro Lemebel.
Deshojadas del control ciudadano, las barras de fútbol desbordan los estadios haciendo cimbrar las rejas o echando por tierra las barreras de contención que pone la ley para delimitar la fiebre juvenil, la prole adolescente que se complicita bajo la heráldica de los equipos deportivos. Es así, que cada confrontación deja como resultado una estela de palos, piedras y vidrios rotos al paso atronador de La Garra Blanca y Los de Abajo; dos sentimientos de la hinchada pelotera que aterrorizan el relax de los hogares de buena crianza, con los ecos mongoles de la periferia.
Ambos fanatismos se descuelgan al centro desde la misma poblada, con el mismo vandalismo romántico que interviene el aparato regulador que sistematiza y acalla la euforia pendeja.
Los supuestos rencores entre las dos barras son vecinos que amortiguan las faltas económicas con el baboseo de la caja de vino compartida o en el vapor ácido de los pitos que corren en la brasa centella que dinamita la batalla. Pero más allá de la rivalidad por los goles o el penal a último minuto, ellos saben que vienen de donde mismo, se recuerdan yuntas tras la barricada antidictadura y están seguros de que la bota policial no hará diferencia al estrellarse en sus nalgas. Saben que en realidad se juntan para simular una odiosa oposición que convoca al verdadero rival; el policía, garante del orden democrático, que ahora arremete a lumazos en las ancas del poder.
Podría hablarse de estallidos juveniles que carnavalean su agosto bastardo gritando "te amo albo, te llevo en el corazón", en la piel, en la bulla de los chicos que no se cansan de entonar el "cómo no te voy a querer". A pesar del calor que cosquillea en la gota resbalando por la entrepierna ardiente, a pesar del pegoteo de torsos desnudos mojados por la excitación, los chicos se abrazan y estrujan estremecidos por el bombazo de un delantero que mete pelota rajando el himen del ano-arco. Entonces el gol es una excusa para sobajearse encaramados unos sobre otros, en la ola afiebrada que trepa las rejas que protegen la cancha.
Estas demostraciones juveniles ensordecen la pastoral democrática; son escaladas de péndex que exhiben en la marea delirante la erección del jean cortado a media pierna, a medio culo el tajo de la moda asoma una nalga morena, un trozo de muslo velludo que riega los estadios. Un desenfado donde nadie está seguro, porque la botella gira en el aire y puede reventar en la frente de cualquier hincha descuidado. Nadie está protegido, menos la loca de cintillo indio que haciéndose el macho, logró confundirse en el ondear de las banderas venteadas por los desalmados. Esa misma loca que odia el fútbol, que de chiquitita jamás pudo patear una pelota encumbrada en el imaginario frágil de sus tacos altos. Pero le ganaron las ganas de estar allí, en medio de tanto refregón, a la deriva de los cuerpos ensopados que descargan su potencia futbolera en el arrebato de un "te quiero adicto".
Mucho le costó llegar al centro de la barra, estar mecida por el maldito corazón en medio de las consignas. Pasó colada arqueando las piernas, dando unos cuantos empujones y ensuciándose la lengua con los "sí, pos loco", "chi la gueá" y otras tantas cosas del lunfardo pelotero. Pero al fin llegó y mientras finge mirar el partido siguiendo la pelota que rueda en el pasto, que rebota como todas las pelotas que saltan a su lado, jugosas en el nido peludo que acuna el baile. Mientras simula un traspié, un leve estrellón que la desequilibra para sujetarse de lo que está más a mano, del racimo humeante del péndex que hace rato la tenía cachuda. Y sólo esperaba el agarrón de la loca para gritar: "Aquí hay un maraco." Pareciera entonces que a la voz de maraco enmudece el estadio completo, la pelota se detiene en el aire justo antes de cruzar el travesaño y el alarido de gol queda colgando en la o sin alcanzar el triunfo de la ele. Los jugadores perplejos apuntan a la galería, al centro de la barra brava donde la loca aterrada se ha quedado sin habla. Como un sagrado corazón en espera del martirio. Con un calambre en la garganta que la hace vomitar el gol y la palabra esperada retiembla el coliseo, volviendo la salsa revoltosa a animar la galería.
Así, girada en la confusión, la loca sale de vuelo resbalada en la humedad de los abrazos. Se desliza casi espuma hasta los pasillos de acceso, donde los baños hierven de hombres en el amoníaco de los urinarios.
Allí ese olor familiar reaviva la sed carmesí de su boca chupona. Al amparo de las escrituras profanas, se relaja en el espejeo de los graffitis que oran mohosos: "Aquí se lo puse al albo", "La Garra lo chupa rico". En cada frase temblorosa se permean las ganas de encular al rival, de sentarlo machamente en la picota. Como si placer y castigo fueran un rito compartido, una metáfora inyectora que castiga premiando con semen las insignias del contrario.
Así, el ojo coliza recorre el muro, en cada dibujo apurado recorta apuntes y croquis fálicos como rosas de un papel mural sepiado por las huellas del orín. Flores de yodo rebanan el iris de la loca, alfabetizan su deseo en los signos desvaídos por la soledad del baño público. Una crónica voyeur que recoge su silabario aguaitando a través del agujero el baño contiguo. Mirando el chorro dorado de un hincha que expulsa la cerveza. Un péndex que también ha visto el lente de la loca congelado en su miembro. Ese ojo rubí que horada el muro con desespero. Entonces a una señal la loca se cambia de equipo, se mete en la caseta vecina donde el chico la espera agitando tarjeta roja entre las manos. Después la puerta cerrada es sorda a la bullanguera farra que persigue la pelota. Afuera el estadio estalla cuando un centro-foward zigzaguea la bola por la entrepierna, apenas la roza, la puntea, la baila en la pelvis, al pecho, la goza cabeceando y zoom mete cuerpo y balón en el hoyo del arco.
El "cómo no te voy a querer" es coreado a todo pulmón al terminar el partido y las dos barras se desgranan por la ciudad pateando las señales del orden, meándose en cada esquina donde la autoridad instaló cámaras para vigilar con ojo punitivo.
Marejadas en shorts y zapatillas rotas desafían la represión que silba en bombas lacrimógenas y carros lanza-aguas abollados por los peñascazos. Después la batahola se dispersa por las calles, entre los bocinazos, bombos y pitos que animan la salsa rockera de los locos. La cumbia picunche que menea el trasher al son del ya tan amado "cómo no te voy a querer", escrito en todas partes, voceado en las murallas por la lírica malandra de su ortografía. Una escritura itinerante del spray en mano, que marca su recorrido con la flechada gótica de los trazos. La gramática prófuga del graffiti que ejercita su letra porra rayando los muros de la ciudad feliz, la cara neoliberal del continente, manchada por el rouge negro que derraman los chicos de la calle.
A ver si los encuentran, a ver si los dirigentes del equipo se hacen cargo de sus desastres, después de que el alcalde los declaró peligro público, un mal ejemplo para la juventud que no se emborracha ni cae en las drogas. Nuestros muchachos de espíritu sano, de polera blanca y jeans recién planchados, empeñados en el servicio social, en pasear ancianos y sacar el barro de las inundaciones. Tan diferentes a la tropa delictual que descarriló un tren de puro gusto, por no querer seguir en la misma vía ordenada por los semáforos. Sólo bastó que a un loco se le ocurriera desenganchar el carro donde regresaban, después de un partido, para que todos se embalaran, de puro volados, sin ton ni son, vieron la locomotora alejarse sola por la línea ferroviaria, cagados de la risa, pensando en que el conductor estaba seguro de llevarlos por la aburrida senda del buen camino. Ellos que alguna vez soñaron con el trencito eléctrico de la infancia rica, por esa vez tuvieron un tren de verdad, para irse a Woodstock alejándose de los tierrales secos de la pobla, de la ley pisando los talones y siempre arrancando, toda la vida en apuros de colegio, cárcel y hospital.
Por eso se la creen amotinados, rebasando la nota armoniosa de la urbe civilizada. Se la creen borrachos moqueando la derrota y también borrachos celebrando el triunfo del equipo. Como una pequeña victoria de ángeles marchitos que siguen entonando la fiesta más allá de los límites permitidos, rompiendo el tímpano oficial con el canto tiznado que regresa a su borde, que se va apagando tragado por las sirenas policiales que encauzan el tránsito juvenil en las púas blindadas del ordenamiento. Autor: Pedro Lemebel
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algunasnotasqueleer · 4 years
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Ya no estoy aquí (México, 2019)
(C21)
Director: Fernando Frías de la Parra Guion: Fernando Frías de la Parra Actores: Juan Daniel García, Angelina Chen, Coral Puente
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La historia que se narra en esta película está ambientada en la colonia La independencia en Monterrey, Nuevo León. El personaje principal es Ulises, a quien en un principio vemos en una escena panorámica casi en medio de la nada, en donde se despide de «La chaparra», para después, pasar de golpe a un recorrido en donde lo acompañamos a las entrañas, escondrijos, y callejear junto a la increíble cámara de Fernando Frías (director) por las congestionadas y reducidas calles que poco a poco van ascendiendo entre casas de lámina, fachadas grises, el ladrillo virgen, y uno que otro indigente que se encuentra merodeando la famosa colonia donde vive él.
Ulises, se podría decir es el líder de una pequeña banda urbana de «cholombianos» se hacen llamar los Terkos; jóvenes, inexpertos, y simplemente se van reuniendo por las calles o edificios en ruinas para poder bailar y disfrutar un poco de su música, cumbia rebajada, le llaman ellos, que es una mezcla de cumbias provenientes de Colombia y los matices «cholos» que se vinieron adquiriendo de sus vecinos fronterizos hacía algunos cuantos años. 
Uno de los principales méritos que hay que reconocerle a la película y Fernando Frías, su director, es que logra escapar de esta serie de películas mexicanas a las que constantemente estamos expuestos en la pantalla grande a ver, en donde se muestra casi siempre la miseria de las sociedades oprimidas y menos favorecidas, el exceso uso de la violencia familiar o de cualquier tipo, y algo que ahora se está copiando cada vez más, la muestra del dominio del narco sobre la vida de los mexicanos, a lo que es lo mismo: la pornomiseria. Y no es que se trate de tapar la problemática, sino que, se requiere de otra perspectiva siempre, del rumbo que pueden tomar los personajes, la historia, sin explotar la miseria humana como herramienta narrativa.
Juan Daniel García, es quien interpreta de manera fabulosa, y con la potencia suficiente a Ulises. En ningún momento se sale del personaje o lo hace forzado. Él quien también es originario de Monterrey, cuenta en algunas entrevistas que la película no va nada lejos de la realidad, y que se apega con detalle a múltiples aspectos urbanos y culturales que mucha gente desconoce. La película además explorar  un entorno cultural, social y político, lo hace con la búsqueda constante de la identidad, de un lugar al cual pertenecer, encajar, y poder libremente echar aquellas raíces que parece que son de ningún lugar. Le acompaña una excelente y pegajosa banda sonora llena de ritmo, y esta sazón que hace que se disfrute la película de principio a fin.
Finalmente, «Ya no estoy aquí», puede ver con orgullo como una muestra original, de alto valor cinematográfico y a pesar de que es una historia de ficción, goza de mucho realismo y de vida propia. Es una prueba de que hay muchas culturas allá afuera de las cuales ignoramos y dejamos fuera de nuestro radar social, haciéndolas para ciertos sectores más altos algo de menor importancia y sin valor. Sorprende la manera en que se desmitifica todos esos prejuicios que se le han hecho a este tipo de tribus urbanas, y realmente valorarlas como se merecen. 
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Crítica escrita por: Aldo Martínez T
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leonelaesteve · 4 years
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Musicalizando el #8M: las mujeres paramos el mundo
Publicado el 10/08/2019 en Corriendo La Voz [Web caída/rota] El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, siguiendo la tradición de las mujeres socialistas que desde 1909 pelearon por la igualdad de condiciones  políticas, civiles y laborales entre hombres y mujeres. Aunque durante años, el Día de la Mujer funcionó como un «festejo» comercial, en el que se recibían bombones, flores o regalos, la lucha feminista y el movimiento de mujeres se apropió nuevamente del 8 de marzo, convirtiéndolo en lo que originalmente fue: un día de lucha y reivindicación.
Desde 2017, cada 8M tiene lugar un Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis e Identidades No Binarias que busca, a través de un paro activo, movilizaciones y eventos internacionales, poner sobre la mesa lo que significa vivir en este mundo patriarcal que nos expone a la violencia, la discriminación e incluso a la muerte. Por eso, este viernes 8 de marzo de 2019 las mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries paramos y salimos a las calles y ¿qué mejor banda sonora para acompañar la jornada que esas canciones que encarnan nuestra lucha, poniéndole letra y música? Este 8M subile el volumen a esta playlist y decí: si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotres.
¿O no? – Marilina Bertoldi
No podía empezar la playlist de otra manera que no sea con esta canción de una de las músicas más imprescindibles de nuestro rock nacional. Ganadora de la categoría de Mejor Disco Argentino del año del Suplemento NO de Página 12, Marilina no tiene miedo de decir lo que hay que decir ni de decir orgullosamente que «este año ganó una lesbiana». Esta canción encarna precisamente ese espíritu de lucha y le pone voz: «quiero avisarles algo/estaba enojada y ahora estoy preparada.» Para salir a marchar con la frente bien alta.
Autodefensa – Las Ex
Si te gusta el punk y sos feminista, no podés dejar de escuchar a la banda mendocina, Las ex. Autodefensa es su último single y el adelanto del disco homónimo que verá la luz próximamente a través de Goza Records. La canción refleja la actitud de libertad pero también de hartazgo que vivimos muches. Sabemos que queremos andar tranquiles por la calle y no vamos a dejar que nos frenen: «y si me tocás/te mato», como dicen las chicas.
Smile More – Deap Vally
Este dúo de chicas norteamericanas, que fueron soporte de bandas como Garbage y Blondie, nos regalaron esta maravilla llamada Smile More, que pertenece a su último disco de estudio, Femejism. El título de canción recupera el comentario, que la mayoría de las mujeres ha escuchado más de una vez, de que «deberíamos sonreír más» y lo transforma en un potente himno a esta cuarta ola del feminismo, reinvidicando la libertad de vivir nuestras vidas como queramos sin tener que pedir perdón ni permiso: «no quiero ser un reflejo/estoy tan aburrida de este rechazo/no quiero ser un reflejo/no necesito que me dirijas».
Voy – Femigangsta
Nacida al calor de la lucha por la legalización del aborto, esta canción de Femigangsta refleja la multiplicidad que compone la lucha feminista: «feminismo es libertad, revolución, es ser conscientes/Ya no nos callamos más, viva la voz y alta la frente». Al fraseo contudente y pegadizo de la cantante, se le suma, como broche de oro, un fragmento de la intervención de Ofelia Fernández durante el debate en el Congreso.
Furiosa – BIFE feat. Reptilian Commander
Este power dúo que desafía los límites musicales y de género no podía faltar en esta lista. Furiosa es una canción bien #NiUnaMenos, que refleja la desesperación, el miedo y la incertidumbre que genera la violencia machista pero también el calor, la protección y la fuerza imparable de la furia feminista, que transforma el dolor en una lucha colectiva: «Y ahora estoy acá furiosa/bailando cumbia con las pibas/no me olvido de nada/no me olvido de vos, no».
Antipatriarca – Ana Tijoux
El clásico de la artista francesa, bautizada latinoamericana no pierde potencia sino que en este contexto, adquiere aún más fuerza. La canción es, al mismo tiempo, una defensa frente a la violencia patriarcal pero también un grito de fuerza y celebración de nuestros derechos y nuestras luchas: «No sumisa ni obediente/mujer fuerte insurgente/independiente y valiente/romper las cadenas de lo indiferente».
Nameless, Faceless – Courtney Barnett
La artista australiana Courtney Barnett estuvo hace unos días en nuestro país y no perdió oportunidad de colgar el pañuelo verde a su micrófono. No es casual: tanto su obra musical como su tarea al frente de la disquera Milk! Records, compartida con su compañera Jen Cloher, reflejaron siempre su defensa y compromiso con la lucha de las mujeres. En esta canción, que forma parte de su último disco, Tell Me How You Really Feel, les habla directamente a todos los hombres que se sienten amenazados por el movimiento feminista y les dice verdades como esta: «Quiero caminar por el parque de noche/los hombres tienen miedo que las mujeres se les rían/quiero caminar por el parque de noche/las mujeres tienen miedo que los hombres las maten».
Que no, que no – Las Taradas
Una de las cosas que el feminismo dejo claras es que el amor romántico no va más. No queremos seguir atadas por estereotipos y relaciones que idealizan vinculos tóxicos y que limitan nuestras libertades. Queremos una revolución del goce, como diría Luciana Peker y esta canción de Las Taradas lo refleja perfectamente: «Si tú me pides sinceridad/Debo con pena contestarte Que no, no, no, no, no/Estoy feliz de mi libertad/Quiero placer para mañana».
Rebel Girl – Bikini Kill
Y para cerrar la playlist, el himno. Bikini Kill fue la banda que le abrió las puertas de la música a miles de mujeres y esta canción es el ícono de la mujer empoderada, que ya no le tiene miedo a su deseo y a sus ganas de cambiar las cosas. Inundaremos las calles de lucha porque sabemos, como Bikini Kill lo dice, que la revolución será feminista o no será: «cuando ella habla, escucho la revolución/en sus caderas, hay revolución/cuando ella camina, la revolución está llegando/en sus besos, siento la revolución».
Publicado el 08/03/2019 en Corriendo La Voz [Web caída/rota]
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kojo-official-blog · 5 years
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Potencia - No Te Marches. ⚡🎶⚡🎵 @grupo_potencia_oficial #cumbia #cumbias #cumbianena #larosa #notemarches #cumbiavillera #cumbiachilena #cumbiavillera #cumbianacional #musicapopular #chile #musically #cumbiastyle #chilemusic #bailable #musik #bailaestacumbia #baile #music #musica #musicapopular #musicalatina #musician #musicalatinoamericana #musicaenvivo #musicartist #musicislife #musicstudio #latinomusic #latinmusic #latinoamérica #latinoamerica https://www.instagram.com/p/B7Eunq5pr9j/?igshid=e725nm2naicl
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janitoo · 5 years
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Bienvenidos a la Generación 2000! Repasamos lo mejor de la década con especiales preparados con los mejores éxitos de Axe Bahia, Porto Bahia, Porto Seguro, Furaçao 2000, CarambAxe, E o tchan, El chombo, azul Azul, Aldo Ranks, Soca Boys, Lorna, Ráfaga, organización x, red, la cumbia, potencia, mr. Gato, la rosa, don Omar, Daddy yankee, Wisin y yandel, Tony dize, ivy queen, Hector y Tito, Alexis y fido, ángel y khriz, zion y lennox, nicky jam, Rakim y Ken-y, Hector el Father, Rigeo, Christell, Karen Paola, Nicole y más! ESPECIALES DE AXE - RAGGA - CUMBIA - REGGAETÓN TODAS las mujeres y universitarios ingresan totalmente GRATIS hasta la 01:00 am compartiendo el flyer. 🏆 EN BARRA: - Barra de Litro stop 1:30 am / todos los destilados se sirven en vaso de litro a precio carta. - Alto Fixer Ready to Drink 3 x $5.000 hasta agotar stock // TODOS DEBEN TRAER CARNET DE IDENTIDAD #LAMUSICA: 🎶 👉🏼 DJ MIMO 💃 👉🏼 NIKODJ 💃👉🏼 DJL 💃🎤👉🏼 BiO-Z 🎤 ________________________________ 👉🏼 FORMA DE INGRESO 🔴🔴 INGRESO FREE UNIVERSITARIOS Y MUJERES 🔴🔴 Mujeres y universitarios que compartan el flyer ingresan totalmente gratis con carnet de identidad hasta la 1:00 am. Deben acreditar con credencial virtual, física o intranet. Ojo que si quieren ingresar con bar abierto ellas pagan mil y universitarios 2 mil en puerta! ⚫ Amigos pagan $3.000 + BAR ABIERTO de 12 a 1 am. 👉🏼 INGRESO DE 1:00 a 1:30 AM ⚫ $5.000 + 1 CONSUMO Eristoff o Bear Beer Mujeres ingresan 2x1 con esta entrada 👉🏼 INGRESO DESPUÉS DE LA 1:30 AM ⚫ $8.000 C/C. NACIONAL - $10.000 C/C. A ELECCIÓN Mujeres ingresan 2x1 con cualquier entrada ___________________________________ * Todas las promociones en puerta son válidas con dresscode Casual, prohibida ropa reportiva o gorros. Si no quieres venir acorde a esto, puedes ingresar pagando la entrada general de 8 mil o 10 mil * Produce: #MojitoUP - #SmartEventos Colabora: #FMProducciones Invita: #SushiBeach #AltoDelCarmen #Eristoff #RedBull
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charristo · 7 years
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Por qué no sirve lo políticamente correcto
Recuerdo que cuando era niño me preguntaba cómo sería ser otra persona. Me gustaban las historias de héroes y súper héroes, las cosas un poco oscuras, un poco elaboradas, lo místico, lo mágico, el silencio, las pláticas con uno mismo, pensar temas grandes aunque no los entendiera, como política o historia, y me gustaban tanto que me sorprendía conocer gente a la que le daba igual todo eso que a mí me movía de una forma tan intensa. Incluso a la fecha me cuesta hablar de mis gustos, pues me irrita ver la indiferencia en las personas, escuchar razonamientos que todos repiten como una bandada alborotada de cuervos, o ver que no se encienden al hablar de las cosas que considero son lo más sublime de la vida. Me preguntaba ese tipo de cosas porque no entendía cómo podía vivir una persona sin gustos como los míos, es decir, cómo podía existir alguien tan diferente a mí. Dediqué una docena de canciones muy especiales para mí a chicas que me gustaron, incluso escribí versos con palabras bonitas y al final no entendía por qué no sentían la emoción que yo. Me frustré muchas veces queriendo despertar en otras personas sentimientos muy íntimos e intensos para mí, pues no entendía ni vislumbraba la cantidad de opiniones y gustos diferentes que existen: creía tan ciegamente en los míos que realmente no concebía lo enajenada que debía estar una mente como para no ver y sentir las cosas como yo las veía y sentía.
Pero siempre respeté. Alguna vez tuve un gran amigo con quien había una discrepancia ideológica fundamental: él era cristiano. Cuando adquirí consciencia del ateísmo (con sus consecuencias lógicas que me guardaron de involucrarme en alguna otra ideología supersticiosa) pensé que dejar de creer en cualquier dios era solo cuestión de educar a la gente y aluzarlas con la razón. El choque que tuve con este amigo fue tan intenso que tuvimos dos grandes roces en los que terminamos resentidos y recelosos el uno del otro, pero, fuera de eso, siempre nos respetamos. Supimos superponer nuestra amistad y hacíamos un esfuerzo perpetuo por ser genuinamente amables. Con la música me tomó más trabajo. No entendía por qué la gente no se maravillaba en silencio con mis bandas favoritas, por qué había nacos que se aburrían con una sonata de Mozart y disfrutaban tanto una cumbia o un reggaetón. Y aún menos entendía por qué alguien querría hacer algo en la vida que no fuera tocar un instrumento. Genuinamente no imaginaba qué podía mover a una persona a soñar con estudiar derecho y escarbar carpetas de archivos todo el día. Solo concebía un estilo de vida y era a través de la música. Cuando mi grupo de amigos y yo tuvimos que despedirnos para tomar cada quién sus respectivas carreras, tuve que aceptarlo y dejarlos ir, porque debo aceptar que también intenté convencerlos de estudiar lo mismo que yo. Primero diseño gráfico y luego música.
En fin. Había en mí una voluntad de mostrarles la luz, “la buena música”, “los temas interesantes de conversación”, “las cosas verdaderamente buenas de la vida”, y me invadía un auténtico rechazo cuando alguien no resonaba conmigo. Era una voluntad de expansión, de ver en los demás lo que había dentro de mí, y mi reacción natural al no encontrarlo era el desprecio. Esta reflexión sobre mí mismo me ayuda a entender dudas que los pacifistas no comprenden: ¿Por qué la gente se agrede y mata por sus diferencias? ¿Por qué la gente se agrede y mata en absoluto? Si estar con vida es el valor supremo, ¿por qué arriesgarlo?, o, ¿por qué arrebatárselo a alguien más? Siempre respeté, porque así como poseo pasión por mis gustos, tengo un desarrollado aparato racional de contención de impulsos, es decir, procuro pensar antes de hacer, pero entiendo que no es igual para todo el mundo. Hay gente que se auto denomina impulsiva, de la cuál se puede decir una de dos cosas: O tiene gran potencia en sus instintos e impulsos, o tienen un aparato racional de contención deficiente. En ambos casos hay que comprender el mecanismo que nos permite emitir un juicio moral en torno a las personas impulsivas, entre las que están las agresivas, que son las que nos competen. Aquí vamos.
El racionalismo es ese uso extensivo de la razón (duh) que configura nuestra visión del mundo en fórmulas, certezas absolutas y pretende asir el llamado conocimiento objetivo. A la vez que hace esto, coloca múltiples seguros en el comportamiento del individuo. La razón se sirve de la duda (dudo, pienso, luego existo), y, en caso de que configuremos nuestra propia persona de forma racionalista, la llenamos de dudas que analizan cada acción antes de ponerla en marcha. Los intelectuales rara vez se agreden a golpes, todas sus batallas son argumentativas y esto les ayuda a vivir más. Meditan siempre antes de hacer. Hasta aquí todo bien, no pretendo hacer una apología de la violencia. El problema es lo que sigue. Toda ideología y toda moral tiene que tocar su punto más bajo y decadente antes de ceder el paso a la que sigue, y el racionalismo no es la excepción. Su principal problema es que las ganas de conservar la vida superan las ganas de hacer cualquier cosa con ella porque nada supera su valor. Es una moneda sin equivalente, que no podemos cambiar, y, por lo tanto, nunca la usamos. La vida se debe proteger a toda costa, incluso a costa de nosotros mismos. Los defensores del racionalismo suelen ser académicos, hombres estudiados, eruditos y otros especímenes con un cerebro híper desarrollado, pero con capacidades físicas inexistentes. Disfrutan tanto encerrándose a excavar sus ideas que raras veces se asoman fuera de su despacho y ejercitan su cuerpo. La falta de actividad física los atrofia, pero la mente les basta para sobrevivir. Cuando quieren defender una idea, siempre es en el terreno argumentativo, y se les hace “irracional”, inhumano y atroz que alguien use los puños en una discusión. Su espanto por la violencia se convierte en una negación de ésta. Creen que la crítica racional más mordaz contra ella la elimina, o cuando menos los protege de ella. En los últimos años, con el surgimiento de lo políticamente correcto, hemos visto cómo esta tendencia a huirle al sufrimiento ha comenzado a filtrarse en todos los aspectos, y aquí es donde comienza la decadencia. De pronto la negación de la violencia brinca al terreno racional, ideológico y argumentativo, es decir, al reino de los racionalistas, de modo que, así como renegamos y huimos del dolor físico, también lo hacemos del dolor que causan las palabras. El humano se convierte en una criatura tan frágil que la diferencia entre herirlo y no, reside en usar los términos apropiados aunque el tema de conversación sea el mismo, aunque la realidad no cambie.
Por más que nos esforcemos en creer que la razón es suficiente para castrar los instintos más básicos del hombre (entre los que está la agresividad), del otro lado de la mesa se encuentra la prueba de que no es así. El extremo nihilista al que hemos llegado es, en parte, la consecuencia de intentar forzar en todos los humanos la docilidad, la amabilidad y “la buena consciencia” y no encontrar resultados. Sigue habiendo un gran porcentaje de personas con exceso de energía física e incapaces de sublimarla a través del intelecto, que no pueden contener de manera permanente sus desplantes y, para colmo, se les ha prohibido descargar esos impulsos. Aquí hay que reconocer que las protestas pacíficas no son suficientes. Tal vez baste para un intelectual alzar la voz y menear pancartas en el aire, pero entre nosotros continúan caminando los descendientes de soldados y guerreros que no resolvían sus problemas así. Como dice Nietzsche, el linaje de una persona cuenta más de lo que nos gustaría pensar. Durante milenios el hombre murió en guerras, forjando imperios, cazando su propio alimento, arriesgándose por un ideal o por el solo placer de imponer su fuerza. El imperio de la razón es relativamente reciente, y no ha podido contener esta carga histórica de la humanidad. Puede que a los racionales esto le parezca animalezco, deleznable y que deba ser suprimido, pero, ¡sorpresa!, con bonitos y tiernos ideales no basta para enfrentar la realidad –la superioridad de la que pueden presumir por ser amos de sí mismos y tener cuanto hacen a raya podría ser etiquetada también como debilidad de impulsos–. Es justo éste el punto más hondo de la decadencia actual. Con juicios morales se pretende combatir la violencia, y no se quiere ver que ésta responde siempre con un puño en nuestra cara. ¡Y, para acabarla de chingar, la ideología de lo políticamente correcto nos vuelve frágiles no solo ante los golpes, ni siquiera ante las palabras; nos vuelve frágiles ante el uso incorrecto de éstas!
¿Qué me parece que debería hacerse al respecto? No creo que el hombre deba volver a la época de las cavernas a matarse porque “tú adoras una piedra distinta a la mía”, tampoco se debe normalizar la agresión física o verbal justificándola como método de deshago para esos incontinentes seres impulsivos. Pero, citando de nuevo a Nietzsche: ¡haceos duros! La ideología de proteger a las minorías, de limar toda aspereza en el trato, de cuidar nuestra sensibilidad física y emocional debería servir para endurecernos, para ser más resistentes, no solo ante el prójimo, sino ante los problemas cotidianos de la vida. No basta procurar buen trato, amabilidad y cortesía, hay que estar preparados para lo contrario también. Hay que construir universidades, centros de ayuda humanitaria, hospitales, pero también hay que mantener las espadas afiladas y limpiar el polvo de nuestros cañones. La vida siempre será difícil y estará llena de retos, ya sea por las consecuencias naturales del trato entre la gente o por factores externos, como enfermedades y catástrofes, e incluso en estos tiempos hemos visto que la depresión es el principal enemigo de la gente protegida contra todas esas contingencias. ¡Qué decadente es estar triste por tener una vida cómoda! ¡La gente se siente derrotada por sí misma, ni siquiera tiene que ser vencida por algo externo! Hace falta entender que podemos usar nuestras capacidades para crear y para defendernos (incluso para agredir), y hay que ejercitar ambos extremos. Similar a los elfos en la mitología de Tolkien, seamos una raza guerrera donde conviva el refinamiento y la tolerancia con la fortaleza y la resiliencia. Usemos una mano para ayudar al que quiere levantarse, pero mantengamos la otra apoyada en el mango de nuestra espada, porque el mundo nada nos debe, y por más que nos conduzcamos con buena consciencia, aquello que protegemos tendrá siempre un enemigo. Seamos rápidos para socorrer a nuestros amigos, pero más rápidos aún para desenvainar la espada y defendernos, incluso de ellos.
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djcaluda · 5 years
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