Tumgik
#calabaza con dientes
valxjournal · 2 years
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No dejes veritaserum cerca de los Gryffindor (WOLFSTAR)
La mañana era tan tranquila como cualquier otra en Hogwarts. Con el sabroso desayuno apareciendo sobre las largas mesas del Gran Comedor, generoso con los huevos revueltos, las tostadas con queso y el jugo de calabaza; los alumnos caminando religiosamente hacia sus salones de clase y ningún alboroto por los pasillos; el rocío de la mañana descansando sobre el pastizal y refrescando los jardines. Remus Lupin era el mayor fan de los días así, donde lo más emocionante que podía pasar era que los elfos decidieran hacer muffins con chispas de chocolate en lugar de moras. Así que se sentó con toda la tranquilidad del mundo en su asiento habitual en la mesa de Gryffindor, con una copia del Profeta doblada bajo su brazo. Marlene Mckinnon, que al parecer también había madrugado, le dirigió una sonrisa floja desde el otro lado de la mesa.
—Hola, Rems—saludó la chica, con los mechones rubios acariciando sus mejillas con colorete. Marlene llevó sus dedos llenos de anillos plateados a su cabeza, haciendo todos esos mechones hacia atrás y poder dejar su visión libre. —Madrugador como siempre.
—Para sorpresa de nadie —respondió, dejando el periódico sobre la mesa —¿Pero y tú? Pensé que solo madrugabas cuando hay entrenamiento de quidditch y a menos que alguien haya dejado mudo a James, no lo escuche hablar al respecto.
Marlene soltó una risa que burbujeo entre sus labios. Remus sonrió también y tomo un par de tostadas, pasándole una a su amiga.
—Hoy no es James quien me saco de la cama, si no Lily —le había dado una mordida a la tostada justo después, masticando con lentitud, delatando que, en el fondo, de verdad deseaba volver a la cama. —Me pidió que le ayudara con un proyecto que tiene en mente.
—¿Y dónde está Lily entonces?
—En el baño del segundo piso, le pedí piedad para venir a desayunar algo primero —terminó de explicar y de inmediato devoró lo que quedaba de su tostada. Se puso de pie y tomo un par mas y un muffin gigante con chispas de chocolate. —De hecho, ya tendría que irme, le llevare algo también. Nos vemos Remus.
Le dedicó una ultima sonrisa y salió disparada por la puerta del Gran Comedor, dejando a Remus con una mano alzada y meneándose a los lados para despedirla. Regresó su atención al desayuno, queriendo disfrutar de su paz el tiempo que pudiera.
Para su buena o mala suerte, no fue por mucho tiempo.
—¡Moony, Moony, Moony!
Estaba a punto de morder su tostada cuando un segundo peso cayó sobre él. Ahora tenia a James colgado de su hombro, sonriendo con todos los dientes y resplandeciendo como si no fueran las jodidas siete de la mañana. Tenía puesto su uniforme de quidditch y su escoba colgando en su otra mano. Se sentó a un lado de Remus, todavía sin soltarlo.
—Buenos días, Prongs —saludó con una sonrisa, tomando su vaso lleno de jugo de calabaza y dándole un trago. —Pensé que no habría entrenamiento, me encontré a Marlene más temprano y-
—Ah, esto es solo por diversión —aclaró James, comenzando a llenar su plato con todo lo que tuviera al alcance de su cuchara —, volare un par de vueltas con Sirius.
Remus apretó los labios. Sirius. Tuvo que obligarse a sí mismo a controlarse y no mirar hacia la puerta en busca de esa mata de rizos azabaches y una sonrisa tan brillante como el nombre de su sueño. Porque no sabe cuándo, cómo ni por qué, su cuerpo comenzó a reaccionar a Sirius. Y ahora no podía evitar buscarlo cuando llegaba a una habitación, o mirar hacia su cama cuando se despertaba primero en las mañanas y podía disfrutar del espectáculo que era ver a Sirius Black dormido, o sentir los dedos cosquillear cuando compartían un cigarro y sus pieles se rozaban accidentalmente (aunque no esta seguro hasta que grado es accidente y cuanto es él solo queriendo tocar al chico).
Claramente, esto era algo que mantenía para sí mismo.
Y para Lily, que tuvo que soportarlo como un borracho llorón por su crush unilateral en una de las tantas fiestas donde era espectador de un Sirius coqueto que besaba chicas en el cuarto escalón hacia los dormitorios.
—¿Tan temprano? —pudo responder, volviendo a enterrar a Sirius Black en el fonde de su mente.
El ceño de James se arrugó y cruzó los brazos sobre su pecho, volteando los ojos cual niño en berrinche. Remus tuvo que contener una risa, pero la sonrisa afloró de cualquier forma.
—Los slytherins apartaron el campo hoy, salimos a usarlo a esta hora o ya no salimos.
Después de eso, ninguno dijo nada más y se preocuparon por comer lo que estaba en sus platos. El ruido en el Gran Comedor era únicamente de conversaciones en voz baja, hojas de papel pasando por los dedos de algún estudiante, la platica de Dumbledore con la profesora McGonagall sobre una especie de mancha extraña apareciendo en las paredes del castillo y los cubiertos raspando los platos. Remus se sentía en paz en ese ambiente. Pero algo faltaba. Y ese algo se encontraba entrando por la puerta como una ráfaga de viento, con colores negros y plateados cual borrones.
—¡Moony, aquí estabas! —gritó Sirius, estirando los brazos en el aire y dejándose caer en el mismo lugar que Marlene cuando Remus la vio más temprano. También tenia puesto su uniforme de quidditch y su cabello estaba recogido en un desordenado moño.
Señor. Ten. Piedad. Remus Lupin no era un hombre tan fuerte.
—Hola, Pads.
—Creí que ya estarías hundido en la biblioteca a esta hora, últimamente no te separas de tu querido grupo de estudio —dijo Sirius, con un tono de voz algo amargo pero que no dejaba de tener ese tinte divertido que siempre tenia cuando hablaba del grupo de estudio de Remus.
Hace un par de meses, por mera casualidad, Remus terminó ayudando a un hufflepuff de años superiores (de cuarto año, sí mal no recuerda) a estudiar para algunos de sus exámenes finales. Al chico en cuestión le fue muy bien y más tarde volvió a pedir la ayuda de Remus cuando lo vio sentado en una de las esquinas de la biblioteca terminando el ensayo de Peter, puesto que el chico le pago con una generosa dotación de dulces para hacerlo. Al igual que su enamoramiento por un sangre pura caprichoso, no sabe cómo, cuándo, ni por qué, pero terminó reuniendo a una cantidad considerable de chicos y chicas que buscaban su ayuda en sus estudios. Los suficientes para ser llamados un grupo de estudio que se reunía todos los jueves por la tarde en la biblioteca.
A veces incluso James se había unido. Y Peter, cuando la vergüenza de estar con un grupo grande de personas no le ganaba. Pero no Sirius. Sirius jamás había puesto un pie en su grupo de estudio, salvo para observarlos desde lejos y quejarse de que les quitaba tiempo valioso para hacer bromas.
Remus no lo pensaba de esa forma, así que ignoraba a Sirius la mayoría de veces, incluso si moría por ir hasta él y estirar con sus dedos esa mueca hasta convertirla en una sonrisa.
—Pues no estás muy lejos de la realidad; sí tengo que ir a la biblioteca —anunció, poniéndose de pie mientras volvía a doblar el Profeta bajo su brazo. Observó a Sirius fruncir el ceño. —Pero no por mi grupo de estudio, voy a sacar un libro para mi ensayo sobre gente del agua.
—¿Nos vemos más tarde en la sala común entonces? —preguntó James.
—Por supuesto. Nos vemos, disfruten su vuelo.
Y sin prestar más atención innecesaria que podría poner a su corazón en una posición comprometedora, Remus se dio la vuelta y salió del Gran Comedor hacia la biblioteca. En su camino se topó con algunos fantasmas y miembros de su grupo de estudio, que lo saludaron con una sonrisa amable que el correspondió. Un chico de Ravenclaw, un año abajo que él, incluso le regaló regaliz rojo de fuego. No era su favorito, pero jamás podría decir que no a los dulces, así que lo guardo entre los pliegues de su túnica.
La biblioteca estaba prácticamente vacía, tan temprano como era y en un fin de semana donde el sol brillaba y calentaba todo afuera del castillo de piedra. Así que no le tomó mucho simplemente escoger su libro, pasar con Madame Pince para hacer el papeleo y salir marchando a su sala común. Al pasar por el hueco del retrato, se encontró con solo unos pocos de primer y segundo año jugando un juego muggle que, estaba seguro, alguna vez su madre le mostró. Estaba a punto de acercarse a observar por encima cuando una voz lo llamó.
—¡Remus, por aquí! —se trataba de Marlene, que descansaba en un sillón de dos plazas con Lily al lado. La pelirroja levantó su mirada del pesado libro de hojas amarillas sobre su regazo y la posó sobre el chico desgarbado, sonriendo.
Remus se acercó a sus amigas, dejándose caer en el sillón de enfrente con el libro encima de sus piernas. Sacó su varita y conjuró los materiales necesarios para comenzar su ensayo.
—Creímos que estarías en la biblioteca —dijo Marlene.
—Lo iba a hacer, pero la verdad prefiero estudiar aquí. Es más cómodo —asintió, sonriendo con una calidez que le llegaba al pecho y podía competir con la de la chimenea eternamente encendida a la mitad de la sala, bañando sus rostros con luces anaranjadas bailarinas.
—Eso es muy cierto, además de que hay menos ojos indiscretos, en especial los días soleados como estos —dijo Lily, hojeando de nuevo el libro —porque los idiotas del deporte prefieren quedarse dando piruetas en su escoba o asoleándose en las gradas.
—Oye —gruñó Marlene, fingiendo una mueca ofendida hacia su amiga pelirroja. Lily levantó el rostro otra vez y sonrió con todos los dientes.
—Tú eres una excepción, Marls.
Marlene y Remus rieron.
—Entonces, ¿por qué no te vi en el desayuno hoy? —preguntó Remus, abriendo el libro y revisando el índice. Lily suspiró con cansancio.
—Llevo toda la mañana intentando… algo.
Remus alzó una ceja ante el tono de voz de Lily; nerviosa, como si estuviera ocultando algo. Y como Lily no suele ocultar cosas a menudo, por ende, no es muy buena haciéndolo. Así que Remus de inmediato sabe que la pelirroja tiene algo entre manos y tiene algo que ver con que Marlene estuviera despierta desde tan temprano. Vuelve a cerrar el libro y pone toda su atención en su mejor amiga.
—¿Algo como qué?
Lily lo miró directo a los ojos, en los cuales se podía ver el debate interno entre decir la verdad o no. La chica retomó la compostura y simplemente dejo el libro que tenia en su regazo sobre la mesa, apoyando las manos en él.
—Algo como un secreto. —Lily sonrió de medio lado. —Lo siento, Remus, pero me dirías que estoy siendo imprudente cuando lo único que busco es mi enriquecimiento académico.
—… muy bien, ahora tengo miedo, porque eso es algo que diría James antes de terminar en detención.
Marlene soltó una carcajada al ver como la expresión de Lily cambiaba a una agria al escuchar el nombre de James Potter tan temprano por la mañana. Mientras Lily escupía todo un discurso de porque ella y James son las personas mas diferentes y más poco afines en todo el universo, Remus sacaba el regaliz picante que le habían regalado más temprano, dándole dos mordidas.
Y tan solo tres segundos después se dio cuenta que fue una mala idea.
Una muy mala idea.
Su rostro entero se coloreó de color rojo y su lengua salió, larga e irritada de su boca. Se puso de pie de golpe, dejando caer el libro y agitando sus manos en el aire, como si eso ayudara a disminuir la horrible picazón de su boca.
—¡¿Remus, qué pasa?!
—¡Agua! ¡agua! ¡agua!
Miró para todos lados con desesperación y casi pensó que meterse la punta de la varita a la boca y conjurar un aguamenti era una buena idea, pero un vaso lleno de jugo de calabaza a un lado de Lily fue la solución. Lo tomó sin hesitación y de un solo trago lo dejo vacío.
El ardor en su lengua se fue y el color normal de su rostro volvió. Jadeo como un perro cansado, lleno de alivio y miró a sus amigas para agradecerles, pero quedo congelado al ver las expresiones de pánico deformando sus bonitos rostros.
—¿Q-qué pasa? —balbuceó, volviendo a sentarse.
Las dos chicas intercambiaron miradas y fue Lily la que se puso de pie y sentó a un lado de Remus, tomándolo de las manos. El hombre lobo la miró con una ceja alzada. Qué rayos.
—Remus… ¿cómo te sientes?
—¿Bien…? —la duda escurría en su voz, de pronto confundido por la actitud de sus amigas— supongo.
—Remus —habló Marlene esta vez. Lily la miró con fuerza, como quien mira a un corredor olímpico a punto de llegar a la meta. —¿Qué opinas de los suéteres de pareja que tenemos Dorcas y yo?
—Honestamente, son tiernos y todo, pero simplemente es demasiado embarazoso y, la verdad, a veces hasta siento pena ajena —respondió con tranquilidad, pero apenas termino de hablar se dio cuenta de lo que realmente dijo. Sus ojos se abrieron como la luna llena y su boca se cerró con fuerza. El pánico inundo todas sus fracciones. ¿Por qué había dicho eso?
—¡Lo sabía! —exclamó Marlene, dejándose caer con fuerza contra el sillón. —Tendré que hablar con Dorcas más tarde.
—Remus —ahora fue turno de Lily. Él seguía en pánico y confusión total. La chica observó a todas direcciones para percatarse de que ni un alma estaba prestandoles atención, pero eso no fue suficiente y tomó a Remus de la mano para jalarlo hacia la habitación que compartía con los chicos, Marlene detrás de ellos. Cerraron la puerta de golpe y sentaron a Remus en la primera cama que vieron, que resultó ser la de Peter. —Remus, ¿eres un hombre lobo?
—Sí. —Dijo sin trabas, tan fluido y como si no hubiera confirmado el secreto mejor guardado de toda su vida. Habría entrado en verdadero pánico de no ser porque Lily y Marlene ya lo sabían. —Oh, por Dios…
Lily parecía a punto de volver a abrir la boca y preguntar algo más o quizás explicar que diablos estaba pasando, pero Marlene se le adelantó y saltó frente a Remus.
—¿Quién fue tu primer beso? —preguntó la chica, sonriendo con todos los lentes.
—Fue Peter. —Remus se llevó las manos a la boca. —¡¿Qué mierda?!
—¡Marlene! —regañó Lily a la chica que ahora parecía sorprendida mientras se sentaba en el piso de madera.
—¡Lo siento! —respondió — tenia que preguntárselo, me dejo intrigada cuando no quiso responder en la ultima fiesta.
—Lily, ¿qué rayos esta ocurriendo? —el tono de voz que uso el chico fue bajo, casi letal, mientras miraba a su amiga balancearse de un pie al otro con los ojos brillando en culpa.
—Veras… el “algo” en el que estaba trabajando… era veritaserum —soltó la bomba, volviendo a tomar aire antes de decir lo siguiente: —… que tú tomaste. Hace un momento.
—… ¿qué?
—Lo que oíste.
Marlene parecía estar muy divertida en el suelo, conteniendo la risa al observar como el rostro del hombre lobo se descuadraba y sus ojos se inundaban con pánico.
—¡¿Por qué estabas haciendo veritaserum?! ¡Está prohibido en la escuela!
—¡Es por el bien académico!
—¡Bien académico mis pelotas! —exclamó, poniéndose de pie y caminando por la habitación como un animal enjaulado —¡¿Qué se supone que haga ahora?! ¡Podría revelar que soy un hombre lobo a cualquiera que se cruce frente a mí!
—Eso no pasara —sentenció Lily, acercándose para tomar las manos de Remus otra vez —, me quedare contigo hasta que la poción pase, para asegurarme de que no reveles nada acerca de tu condición.
Remus aun tenía sus dudas, sin embargo, pensó que no sería tan difícil mantener la boca cerrada. Ya era callado de por sí, sería pan comido. Y Lily y Marlene estarían con él.
Eso pensó.
—Bueno, todo saldrá bien —dijo en voz alta, más para convencerse a sí mismo que para las dos chicas—, solo tenemos que quedarnos aquí hasta que la poción pase.
—Es una buena idea —respondió Lily, sonriendo y tomando asiento sobre uno de los baúles. Marlene la imitó.
Remus estaba a punto de hacer lo mismo, pero la puerta se abrió de golpe, revelando a Mary.
—¡Aquí están! —exclamó mientras entraba a la habitación —Los estuve buscando por todos lados, tengo noticias.
—¿Qué pasa? —preguntó Marlene.
—Tienen que apresurarse para ir a Cuidado de Criaturas Mágicas —dijo Mary, recargándose contra el poste de una de las camas. —Fui a la sala de profesores a dejar unas cosas para McGonagall y escuché al profesor hablar con ella sobre un examen sorpresa. Hoy.
Jodeme, pensó Remus con cansancio.
Siendo los gusanos de los estudios que eran, Remus y Lily no tuvieron de otra que seguir a Mary (arrastrando a Marlene con ellos) y cruzar los dedos porque a nadie se le ocurriera preguntar nada a Remus hoy. Para su suerte, pudo mantener la boca cerrada toda la clase y en cuanto terminaron la clase corrieron de vuelta al castillo. Para tomar su siguiente clase (Remus quería volver a escapar a su habitación, pero su orgullo de estudiante de diez no se lo permitió).
Para la hora del almuerzo, pensó que lo mejor seria alejarse del Gran Comedor, así que bajo a las cocinas por algo de comida y se escondió en uno de los pasillos más desiertos de Hogwarts. Lily se encargaría que encubrir su ausencia en la mesa y se reunirían más tarde. Sin embargo, no contaba con que tenia amigos entrometidos. Uno en específico.
—Moony, ¿qué rayos haces aquí escondido?
Claro que Sirius Black tenía que ser la persona que lo encontrara. En momentos así detestaba haber tenido la idea del mapa.
—Estoy comiendo, claro.
Sirius lo miró con una ceja alzada y esa sonrisa que Remus quería borrarle de un golpe, o quizás un beso, o ambos. El chico se sentó a su lado, dejando sus rodillas rozándose. Remus sintió calentar su piel.
—Aja, me puedo dar cuenta —dijo Sirius con obviedad, mirando fijamente la comida de Remus. —¿Pero por qué estás aquí y no en el comedor con nosotros?
¿Cómo puedo explicar que tome veritaserum por accidente sin parecer un idiota? Pensó Remus, buscando cualquier manera de escapar antes de que por su boca saliera la verdad más vergonzosa que le ganaría un par de semana de chistes y burlas.
Y entonces, ahí estaba. Su salvación caminando con elegancia y túnicas de color verde revoloteando a su alrededor.
—¡Regulus! —exclamó, justo a tiempo, interrumpiendo la vergonzosa verdad. Se puso de pie y miro a Sirius para despedirse, sin embargo, otra cosa salió de su boca —Adiós, Sirius, me gustaría quedarme, pero justo ahora prefiero estar con Regulus que contigo.
El silencio cayó tan pesado como una tonelada de piedras. Remus no podía creer que de verdad dijo eso. Tampoco quería creer que la expresión herida de Sirius era de verdad. Se dio la vuelta y tomo a Regulus del hombro, corriendo por el pasillo lejos de su mejor amigo.
—Eso fue extraño y cruel incluso para ti. ¿Me vas a explicar qué pasa? —habló Regulus, caminando a la par de Remus hasta las mazmorras.
—Lo hare, pero solo porque sé que tu no te vas a reir, ya que tu tomaste amortentia por accidente una vez.
Regulus se alarmó en cuanto escuchó eso salir de la boca del hombre lobo y miro para todos lados, cerciorándose de que nadie lo había escuchado. Luego volvió a mirar a Remus, con enojo.
—Prometiste que no dirías nada —le reprochó—, ni siquiera lo volveríamos a mencionar.
—Créeme, no lo haría, pero justo ahora no tengo control de mis palabras porque tome veritaserum por accidente. —Escupió, recargándose contra una de las paredes de fría piedra y deslizándose hasta quedar sentado.
Regulus lo miró con los ojos abiertos y una pequeña sonrisa incrédula. Se sentó a un lado de Remus y se quedó en silencio un par de segundos.
—¿A dónde van los demás cuando tu vas y te transformas en la Casa de los Gritos? —preguntó de golpe.
Remus de inmediato se llevó una mano a la boca, pero Regulus fue más veloz y, aunque le avergüence admitirlo, fue más fuerte y no pudo cerrar la boca.
—Se transforman en animagos y me acompañan- ¡Mierda!
—¡Lo sabía!
—¡Aprovechado! —exclamó Remus, cruzándose de brazos y mirando en dirección contraria a su amigo.
—Por favor, no podía perder la oportunidad —Regulus se volvió a quedar callado y los dos se sumieron en un silencio que únicamente se veía interrumpido por el sonido del agua que rodeaba las mazmorras. El menor de los Black miró al otro chico por el rabillo del ojo. —Por eso no querías estar cerca de Sirius, ¿verdad? ¿Tienes miedo de confesarle tus sentimientos?
Por supuesto que Regulus sabía de sus sentimientos por el primogénito de los Black. Fue durante una de sus tardes en la biblioteca, donde se juntaban en una esquina y tomaban el té a escondidas de Madame Pince, salvó que ese día en específico, Regulus había llegado con una cara de pocos amigos y una botella de whiskey de fuego dentro de su túnica. Los dos aprovecharon sus insignias de prefecto y se habían pasado la noche en los invernaderos tomando hasta irritar sus gargantas y hablando hasta por los codos de lo que tenía afligido al menor de los Black. Resulta que el pobre Regulus había caído bajo los encantos del estúpido capitán de quidditch de Gryffindor; o sea, nada más y nada menos, que James Jodido Potter. En medio de la bruma alcohólica y el inesperado corazón abierto de Regulus, Remus terminó confesando sus sentimientos por Sirius, recibiendo un pésame en cambio. A la mañana siguiente, los dos regresaron a sus salas comunes con resaca y un lazo fortalecido por la desdicha del amor romántico.
—Sí, exactamente eso —Remus pegó sus rodillas al pecho y recargó su barbilla en ellas. —No quiero arruinar las cosas.
—Personalmente, no creo que arruinarías nada. Pero entiendo tu sentimiento; no creo que confesarte solo por estar bajo efectos de una poción sea lo más… romántico.
Remus giró a verlo con una ceja alzada y una sonrisa divertida jalando sus labios.
—¿Tú, hablando de lo que es o no romántico?
—Déjame en paz —gruñó Regulus —, hasta yo puedo decir algo como eso.
Se quedaron juntos por el resto del almuerzo, hasta que tuvieron que regresar a clases. Para desgracia de Remus, aun tenia dos clases más y una de ellas la compartía con Sirius. Mientras caminaba a la clase en cuestión, se preguntaba que tanto habría hecho Lily como para que la poción tuviera una duración tan larga.
Al llegar, se sentó hasta el fondo, justo al lado de Lily, sin embargo, fue muy consciente de que Sirius se sentó detrás de ellos y tenía la mirada clavada en su nuca. Sería una clase larga, pero sí podía soportar transformarse en una bestia una vez al mes, podía soportar esto. Claro que… no contaba con que Sirius Black de verdad podía ser alguien muy insistente, por no decir, terco. Se pasó toda la clase tirándole papelitos con mensajes a Remus, pero él simplemente no los contestó, temeroso que incluso al escribir no pudiera controlar lo que decía.
Así que simplemente guardó todos los papelitos en su túnica y esperó a que sonara la campana para poder marchar y esconderse entre las cortinas de su cama hasta que fuera capaz de mentir otra vez.
Corrió por los pasillos, dejando atrás a sus amigos, pero escuchando claramente como Sirius lo llamaba a sus espaldas. Finalmente, el chico lo alcanzó, tomándolo por el hombro y girándolo. Remus se sintió morir.
—Moony, ¿cuál es la prisa? —le preguntó, un poco molesto, podía decir. —¿A dónde vas?
No lo hagas, no lo digas, guarda-
—A cualquier lado donde no estes tú.
Soy un imbécil.
No hizo falta estudiar demasiado el rostro de Sirius para darse cuenta de que eso, claramente, lo había lastimado. Sus facciones se vinieron abajo al igual que el agarre en el hombro de Remus. El hombre lobo tenía tantas ganas de abrazarlo, acariciar su cabello y explicarle todo, pero sabía que estaría corriendo el riesgo de confesarle lo que realmente siente. Así que lo único que puede hacer es darse la vuelta y volver a correr lejos, sintiendo como su corazón protesta y se rompe un poco.
Se escondió en los invernaderos por el resto de la tarde, fumando cigarro tras cigarro y pensando en cómo arreglaría las cosas con Sirius. Detestaba lastimar a Sirius, lo único que quería era verlo feliz, porque era todo lo que merecía. Fumó un cigarro más, deseando tener algo de hierba, pero el Hufflepuff que la conseguía para él estaba en la enfermería por un hechizo punzante que salió muy mal desde hace dos días, así que se conformó con que el tabaco adormecería sus pensamientos y la culpa que parecía querer comer su pecho entero.
Cuando el sol finalmente desapareció en el horizonte del Lago Negro, Remus se puso de pie, limpió su túnica y arrastró su miserable cuerpo hasta la sala común, esperando con toda su alma que todos estuvieran dormidos y simplemente poder escabullirse en su cama.
Pero no tenía tanta suerte. Apenas cruzó el agujero del retrato, se encontró con la silueta recortada por el fuego de Sirius. La cabeza del chico volteó inmediatamente a verlo y se puso de pie, caminando decidido hasta él mientras Remus retrocedía un par de pasos.
—Remus… ya es tarde —murmuró Sirius. Parecía que ni él estaba seguro de que hacer.
—Lo sé, me quede fumando en los invernaderos —apretó los labios, se mordió el interior de sus mejillas, pero era como si sus palabras fueran balas de cañón listas para golpear contra sus labios y romperlos—… para esconderme de ti.
El rostro de Sirius se endureció. Pero en sus ojos nadaba la tristeza.
—Entiendo.
—No, no entiendes, te juro que no es lo que piensas —dijo atropelladamente, queriendo borrar esa tristeza de Sirius.
—¿Entonces que es, Remus? —Sirius se había acercado más y había alzado la voz —¿Qué más puedo pensar si llevas todo el día evitándome y me lo has estado diciendo a la puta cara?
—Puedes pensar que todo es un malentendido —dijo, nervioso.
—¿Malentendido? —repitió el otro. De pronto, el enojo que había en su voz se convirtió en un tono lastimero que casi hace llorar a Remus. —¿Acaso hice algo que te molestara? ¿Por qué me evitas?
Lo iba a decir. Sentía las palabras escalando por su garganta y no podía hacer nada para detenerlas. Sin embargo, tapó su boca con ambas manos justo a tiempo; quizás no podía evitar que las palabras salieran, pero sí el que Sirius las entendiera.
Te estoy evitando porque quiero evitar decirte que estoy enamorado de ti.
Pero Sirius no entendió eso, él solo escuchó un montón de balbuceos ahogados. Frunció el ceño y se cruzó de brazos. Aun no se daban cuenta, pero James, Peter y Lily habían bajado las escaleras y observaban todo desde ahí, debatiéndose en si debían interferir o no.
—¿Qué diablos dijiste?
Remus no quitó las manos de su boca mientras las palabras volvían a salir. Estaba quedando como un verdadero idiota, lo sabía, pero no había otra opción. Bueno, en realidad sí la había, que era simplemente decir la verdad, pero no estaba dispuesto a ir por ese camino y arriesgar una de sus mejores amistades.
—¿Puedes hablar claro? —pidió Sirius, ahora un poco molesto. Molesto y herido no era una buena combinación —Esta bien si no quieres pasar tiempo conmigo, pero creo que al menos merezco una explicación, ¿no crees?
—Sí quiero pasar tiempo contigo —dijo Remus, bajando las manos una vez más —, pero no puedo hacerlo justo ahora porque-
—¡Remus no!
Remus no se dio cuenta de en que momento Lily había caminado hasta su lado para taparle la boca en el momento exacto. Él le agradeció internamente incluso si pudo hacerlo por su cuenta. Pero el alivio se evaporó de su cuerpo en cuanto vio el rostro de Sirius. Tenia los ojos rojos y con los bordes brillantes, aguantando las lagrimas y mordiendo la esquina de sus labios, porque temblaba cada vez que sus emociones lo sobrepasaban.
—Está bien. Lo entiendo —dijo Sirius, con la voz rompiéndose al final. —Hasta yo puedo entender cuando no me quieren cerca. No hay necesidad de burlarse.
No. Eso no. Remus no podía permitir que Sirius pensara eso.
Agh, a la mierda.
Se quitó la mano de Lily de la boca y camino para tomar a Sirius de la muñeca antes de que se diera la vuelta y se fuera. Tomó aire y simplemente dejo que las palabras y sus sentimientos se deslizaran fuera.
—Sí quiero que estes conmigo y jamás podría burlarme de ti —dijo—, pero hoy he estado más escurridizo de lo normal porque por accidente tome veritaserum que hizo Lily y no quería terminar confesándote por accidente que estoy loca y perdidamente enamorado de ti, Pads.
Mierda.
De verdad lo había dicho. ¿Cómo es que se respira otra vez? Sentía que el aire a su alrededor se había vuelto denso y pegajoso, ensuciando sus pulmones y poniéndolos pesados, como dos globos llenos de agua. Todos los presentes se quedaron en silencio, procesando las palabras que acababan de salir de su boca tan tranquilo como quien habla del clima. Para nada como si se hubiera confesado a su mejor amigo desde que tiene 11 años. Quiere dar la vuelta y escapar por el cuadro, de vuelta a los invernaderos, o incluso hasta el Bosque Prohibido, pero sus pies parecen haberse fundido con la alfombra. Está atorado. Está acabado.
Siente ganas de llorar cuando por fin se atreve a mirar a Sirius a la cara y solo ve un rostro inexpresivo que le recuerda demasiado a Regulus.
Su cuerpo por fin responde y está por darse la vuelta y huir, pero unos dedos largos y fríos lo toman por la muñeca, le dan la vuelta y de pronto hay una boca encima de la suya, moviéndose con entusiasmo. Y no es cualquier boca. Es la boca de Sirius Black, demasiado entusiasmada de encontrarse con la de Remus.
—¡Lo sabía! ¡Lo sabía! —escucha gritar a James desde las escaleras, emocionado. —¡Peter, no te atrevas a huir, tienes que pagarme!
La boca de Sirius se separó de la suya antes de que pudiera reaccionar de verdad y tuvo que enfrentarse a sus ojos esta vez. Sus ojos, que ya no parecían heridos, y ahora brillaban tan fuertes como el nombre de su dueño. Remus pudo jurar que una galaxia entera acababa de nacer en los ojos de Sirius Black.
—¿Qué…? ¿Qué fue…?
—También estoy enamorado de ti —dijo Sirius, fuerte y claro, sin ninguna duda en su voz. Tenía una sonrisa tan grande que hasta parecía dolorosa. —Loca y perdidamente enamorado de ti, Moons.
—Oh mierda… creo que voy a escupir el corazón —murmuró, llevando una mano a su pecho y sentándose en el reposa brazos de uno de los sillones. Sirius rio y camino hasta él, rodeándolo con un abrazo que dejo el rostro de Remus en su estómago. Remus no pudo hacer más que devolver el abrazo y esperar que esto no fuera otro sueño.
—Por un momento de verdad pensé que Remus preferia al pequeño Black —dijo Mary con tono divertido, mirando a sus dos amigos de brazos cruzados.
Remus se separó del abrazo un momento y giró hacia su amiga.
—No, simplemente fui con Regulus porque él comprende lo de estar enamorado de un idiota. Sin ofender. —Dijo lo ultimo mirando a Sirius.
—No me ofendo —respondió Sirius, demasiado feliz como para darle importancia al insulto.
—Un momento… —la sonrisa de Mary creció —¿De quién esta enamorado Regulus?
—Pues de Jame- ¡NGH!
Apretó sus manos contra su boca con fuerza, pero era demasiado tarde. Regulus lo iba a matar cuando se enterara.
No quiso poner más atención cuando su amigo de lentes se lanzó sobre él a preguntarle un sinfín de cosas. Así que solo tomó a Sirius de la mano y lo arrastró escaleras arriba, abriendo la puerta con magia no verbal y encerrándose entre las cortinas de su cama y unos cuantos hechizos silenciadores.
Por el resto de la noche ya no importaron las palabras ni los efectos del veritaserum, porque su cuerpo solo podía ser honesto ante los besos y las caricias de Sirius Black. Con o sin poción.
Remus jamás estuvo tan feliz de decir la verdad en toda su vida.
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Hace casi un año y medio que no escribó nada, así que estoy un poco oxidada, en especial con el final todo pedorro, sin embargo, espero que haya sido de su agrado <3
siganme si fue así, porque habra más <33
(un saludo especial a los que vienen de tiktok)
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🦶🏻 *Pon aceite en las* *plantas de tus pies*🦶🏻
✓ Una de las mujeres escribió que su abuelo falleció a los 87 años y no tenía dolor de espalda, dolor en las articulaciones, dolor de cabeza ni pérdida de dientes, tan pronto como comenzó a decir que tenía un amigo anciano cuando vivía en Calcuta. Le aconsejó que se pusiera aceite en las plantas de los pies mientras duerme. Es la única fuente de tratamiento y condición física.
✓ Una estudiante dijo que mi madre insistió en aplicar el aceite de la misma manera. Luego dijo que la discapacidad visual, como un niño. Cuando continué este proceso, la luz de mi ojo se volvió completamente gradual y más saludable.
✓ Un hombre de negocios escribió que fui a Chitral de vacaciones. Pernoté en un hotel de allá. No pude dormir. Empecé a caminar afuera. La vieja guardia sentada por la noche comenzó a preguntarme: "¿Qué pasa?" ¡Dije que no puedo dormir! Él sonrió y dijo: ¿Tienes aceite? Le dije que no. Fue a buscar el aceite y dijo: "Frote el dedo del pie por unos minutos". Entonces, pronto empecé a roncar.
✓ Masajear las plantas de los pies con aceite, antes de acostarme por la noche me hace dormir mejor y aliviar la fatiga.
✓ Tuve un problema estomacal. Después de masajear el aceite en mi estómago, mi problema estomacal fue tratado en dos días.
✓ En realidad! Este proceso tiene un efecto mágico. Masajeo las plantas de los pies con aceite antes de acostarme por la noche lo que me dio un sueño muy cómodo.
✓ Hice este truco hace 15 años. Me da mucho sueño. También masajeo las plantas de los pies de mis hijos con aceite, lo que los hace muy felices y saludables.
✓ Me duelen los pies y piernas. Comencé a masajear las plantas de los pies con aceite de oliva diariamente durante dos minutos antes de acostarme por la noche. Este proceso alivió el dolor en mis piernas.
✓ Mis piernas siempre estaban hinchadas y cuando caminaba, estaba cansada. Este masaje con aceite comenzó en las plantas de mis pies antes de acostarme por la noche. En solo dos días, la hinchazón de mi pierna desapareció.
✓ Este consejo es maravilloso, mejor que las pastillas para dormir y tener un sueño confortable. Ahora duermo con las plantas de aceite de mis pies todas las noches.
✓ Los pies de mi abuelo ardían y le dolía la cabeza. Para cuando comenzó a aplicar aceite de calabaza en la suela, el dolor desapareció.
✓ Tenía problema de la tiroides. Me dolía la pierna todo el tiempo. Alguien me sugirió masajear el aceite en las plantas de los pies antes de acostarse por la noche. Lo hago de forma permanente. Ahora estoy generalmente tranquilo.
✓ He tenido hemorroides hace doce o trece años. Mi amigo me llevó a Hakim que tenía 90 años. Sugirió frotar el aceite en las palmas de las manos, entre los dedos, entre las uñas y dijo: Agregue de cuatro a cinco gotas de aceite en el ombligo y duerma. Estaba muy a gusto con este consejo y resolvió el problema del estreñimiento. También alivia la fatiga en mi cuerpo y se siente cómoda. Previene el ronquido.
✓ Sentí dolor en mis piernas y rodillas. Desde que leí ésto, hago a diario el masaje con aceite en las plantas de los pies y me da sueño.
✓ Desde que comencé a usar la receta de masaje con aceite en las plantas de los pies antes de acostarme por la noche, mi dolor de espalda disminuyó y le agradezco a Dios que duermo bien.
El secreto es muy simple, breve, fácil, en todas partes y para todos. Ponga cualquier aceite, mostaza, aceitunas, etc. en las plantas de los pies y todo el pie, especialmente durante tres minutos en las plantas de los pies. Nunca olvide masajear las plantas de los pies a la hora de acostarse y masajear a los niños de la misma manera. Que sea una rutina para el resto de tu vida. Entonces vea la plenitud de la naturaleza... sirve toda la vida. ¿Por qué no poner aceite en las plantas de los pies?
✓ Según la antigua medicina china, hay alrededor de 100 puntos de terapia de presión debajo de los pies. Los órganos humanos también se tratan con presión y masajes.
✓ Se dice que el tratamiento de masaje de pies se usa en todo el mundo... 🦶🏻🦶🏻🦶🏻
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¿Escribimos juntas? Taller con Lluvia. Sesión: Soledad (texto tachado), cuerpa y Placer. Nov 24, 2022. Amar e’to
Tetel cruzó un portal. -Rápido, tengo poco tiempo. Toma esto despacio, en un lugar a solas. Necesito que recuerdes cómo sentir, cómo volver al placer.
-¿Qué es? Le pregunté.
-¡Tú tómatelo! Confía.
-Sabes bien que ando de desconfiada, sobretodo de mí misma…
-¡Argh! Es toloachito con diente de león, tres pelitos de Tomasa y dos más de Manchas, uno de Camilo y otro de Akash. Caspita de Navy, agua de alberca y unos mililitros de licor de Amaretto.
-¡Ah la! ¡Explícame pues!
-Tengo qué irme. Disfruta.
 De un trago, pa’dentro. Con ese acto comenzó todo el sueño, que ahora que lo pienso, no estoy segura de llamarle así. Primero recordé que el mezcal, el pox y el tequila, de apoquito, en medio de una soledad o de una conversación profunda o de una compañía intensa, interesante, digna. Luego vino el recuerdo de un frasco en el refri, que duró año y medio o dos, para endulzar hot cakes, cafés o como digestivo. El tango que sonó en vivo en medio de la clase, la lluvia oportuna, la azotea y el apio, las luces de madrugada.
Las caminatas neblinosas con flores de calabaza, hortensias, pájaros taladrando, hojas secas crujiendo. Un par de caballos desbocados, imponentes y gloriosos que me respetaron. Un pila de agua en medio de la nada. El fresco en la cara y los dedos. La presentación del huerto medicinal. La vista. El deseo de reencarnar en una planta aromática y habitar la ladera, con vista a los cerros y la cama de nubes. La diferencia de azules entre la sierra hidalguense, poblana y veracruzana. Los verdes entre puentes, túneles e incertidumbres. El tirón en la cintura luego de una caída libre que en serio no volvería a repetir. Poder sostener mi cabeza, mis pupilas isocóricas, andar para seguir. La comunidad con ellas. Una danza circular hecha piedra, para rendirle culto a lo que somos y hemos sido.
La luna más grande que he visto, luego de un arco al frente, en leotardos morados con las niñas ligas, sinsilicas de siempre.
La soledad en las gradas con un atardecer rosado, pensando, pensando… pensando, pensando. La llegada de una carta y de un regalo sorpresa. El olor a parto, a recién nacida. La impresionante puerta a la vida, su viscosidad y su sangre. Su grito último y el primero. Su grito acallado al calor del calostrito, de la piel y el aroma de quiena la sostuvo por tantas lunas. Y hablando de gritos, mostrar el camino para sacar la voz, sostenerla, modularla; articular un coro de mujeres amadas. Descubrir  un retoño, crecerlo con cuidados, sea de planta, animales, humana o extraña. Extraño. Y es raro, porque extrañar ya no duele.
Extraño subir dos metros en una pose tanguera,
De tango no de tanga…
Bajar al talón e incorporarme entera,
En una improvisación salsera. Luego vuelve otra memoria, de cuando ella canta. (léase cantado) Se levanta la marea, cada que la veo pasar
Me viene de nuevo lo sonrojado a la faz.
 Me sostengo fuerte en un equilibrio y sin hablar sólo de acrobacias, me encuentro con que este toloache y amaretto, han cumplido su función: Los placeres de la vida, de esta vida (y tal vez la que sigue), me vuelven, me vuelcan, me habitan, me dirigen. Me recuerdan lo amada que soy,
Que he sido,
También
Por mí.
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my-pdiet · 13 hours
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🍲 Guiso de Lentejas y Calabaza: Confort y Nutrición en Cada Cucharada 🎃🌱
¡Calienta tu cuerpo y alma con este guiso reconfortante! 🌟 Nuestro guiso de lentejas y calabaza es perfecto para los días frescos de otoño. Este plato no solo es delicioso, sino que también está cargado de proteínas vegetales, fibra y vitaminas que te mantendrán energizado y satisfecho.
Ingredientes:
1 taza de lentejas secas 🍂
300g de calabaza en cubos 🎃
1 zanahoria en rodajas 🥕
1 cebolla picada 🧅
2 dientes de ajo picados 🧄
1 pimiento rojo en cubos 🌶️
1 tomate grande picado 🍅
1 hoja de laurel 🍃
1 litro de caldo de verduras 🥣
Sal, pimienta y comino al gusto
Preparación:
Sofríe la cebolla, el ajo y el pimiento en una olla grande hasta que estén dorados.
Añade la zanahoria, el tomate, la calabaza y las lentejas. Cocina por unos minutos.
Vierte el caldo de verduras y agrega la hoja de laurel y las especias. Cocina a fuego lento hasta que las lentejas estén tiernas.
Retira la hoja de laurel y ajusta la sal y la pimienta. Sirve caliente y disfruta de un plato lleno de nutrientes y sabor. 🍲
Este guiso combina la cremosidad de la calabaza con la proteína de las lentejas, creando un plato perfecto para los días frescos. 🥕🍅 Lleno de fibra, antioxidantes y vitaminas, es una receta que te mantendrá saludable y satisfecho. ¡Disfruta de un plato lleno de sabor y beneficios! 💪🍂
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Receta de Textura de calabaza con gambas a la plancha
Receta de Textura de calabaza con gambas a la plancha Publicado por Escuela de Cocina y Pasteleria Terra de Escudella el 18 de junio de 2024 Requiere 30 min, para cuatro personas. Ingredientes Para el Escabeche de calabaza · 200 gr de calabaza · 150 gr de aceite de oliva · 1 cebolla · 1 zanahoria · 4 dientes de ajo · 2 hojas de laurel · Bolas de pimienta · 60 gr de vino blanco · 60 gr de…
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mayirecetas · 3 months
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Guiso paleo
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Para el alto guiso (ojo que esta cantidad rinde para 16 personas maso :P)
1.5 kg carne picada
1.5 kg carne para guiso (aparentemente el corte que usé se llama marucha en Argentina, y realmente quedó muy sabroso) cortada en cubos copados
2 cebollas grandes picadas
2 morrones verdes o rojos (o pueden hacer un mix!) picados
6 dientes de ajo (idealmente picados, pero si les da mucha fiaca pueden pelarlos y pisarlos nomás)
1 frasco de extracto de tomate (como este)
3 kilos de tomate cubeteado en lata (si se consigue asado, mejor! Y existe en Argentina, Coto no me mentiría ok, no andan los links directos a productos, pero si entran a Jumbo a Casa o Coto a Casa y buscan 'tomates cubeteados' van a encontrar)
Comino (unas 2 o 3 cucharadas van muy bien), pimentón (anímense a irse más para el lado picante, por más que al principio queme), sal y pimienta
En una olla grande, ponen un poco de aceite a calentar (el que gusten, oliva va bien si quieren mantenerse en lo paleo) a fuego medio-alto y cuando ponen un pedazo de carne y se oye el ZZZZ sensual, doran bien los pedazos de la carne para guiso por todos lados (teniendo cuidado de no poner muchos pedazos al mismo tiempo (no sea cosa que se nos hierva todo)). No es necesario cocinarlos por completo, solo dorarlos por afuera, y a medida que se van dorando los dejan en un plato aparte. Cuando terminan con eso, doran la carne picada y también la dejan en un plato aparte. Es posible que si la carne picada tenía una cantidad generosa de grasa, se les haga un hermoso cúmulo de jugos grasosos de carne en el fondo de la olla. Pueden guardarlo para ponérselo de vuelta al guiso (yo hice eso, AND I REGRET NOTHING) o tirarlo, ustedes eligen. Mientras hacen todo esto, pueden divertirse (o asignarle a un menor más o menos responsable la tarea) abriendo la millonada de latas de tomates que les hice comprar.
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Van a ver que en la olla seguramente quedó un fondo lleeeeeno de pedacitos de carne quemada, o marquitas como de quemado... El gustito más rico de la carne está ahí. Cómo lo recuperan? Tiran los morrones y las cebollas picadas en la olla, les ponen una cantidad decente (ni muy ni poco) de sal (así empiezan a tirar agua; ósmosis le dicen), y cuando está más o menos blandos los usan para rescatar todo. Cuando la cebolla y morrón están bastante cocidos (cebolla transparente y morrón tierno), agregan el ajo y lo cocinan por unos dos minutos más. Una vez hecho esto, agregan el extracto de tomate y lo dejan cocinar durante un minuto o dos más (así se le va un poco la acidez). Después le agregan toda la carne, y si quieren la grasa.
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Finalmente, ponen los 3 kilos de tomates cubeteados, los condimentos (para la cantidad de sal prueben el líquido que hay, no pongan por poner) y lo dejan llegar a hervor. Una vez que hierve (no a lo bestia, sino un hervor suave), se fijan si les copa la relación líquido/sólidos, y si quieren le pueden agregar un poco de líquido. Lo dejan hirviendo a fuego medio-bajo durante unos 40/50 minutos, revolviendo de vez en cuando para evitar que se les queme el fondo.
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Para las batatas (que estas estuvieron bien en cantidad para 7 personas)
4 batatas GRANDES (creo que eran unos 2 kilos). Yo usé un tipo de batata que se llaman yam, que son color similar a la calabaza adentro.
4 cdas. aceite de coco derretido
Sal, pimienta y pimentón
Esto es bastante fácil: precalientan el horno a 200/210C. Después tienen que pelar las batatas y cortarlas en jardinera (bastones tipo los de papas fritas; por si a alguien le sirve: si leen que tienen que cortar en 'matchstick', por más que lo lógico sea asumir que es en juliana (como hice yo; y no me digan nada de mi juliana desprolija, soy muy conciente de ella y fue porque paja), no lo es... Es jardinera).
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Tienen que salpimentarlas y ponerles picantes y mezclarlas bien, para que quede una buena cantidad en todas, y agregarles las 4 cdas. de aceite de coco derretido y volver a mezclarlas. Tengan cuidado de no dejarlas reposar mucho porque la magia de la ósmosis hace de las suyas y quedan con una sopa de batata en el fondo del bowl.
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Eso lo ponen en dos placas (una seguramente no les va a alcanzar) y al horno por 30 minutos, más o menos (o hasta que estén crocantitas). Es muy rico el aroma que hay en la cocina mientras se cocinan, por la magia del aceite de coco, y realmente quedan riquísimas de sabor.
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melomana-floyd · 1 year
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Este es el reloj floral de Linneo, que marcaba las horas según florecieran las plantas.
En el lado izquierdo, empezando a las seis, se encuentran las plantas que se abren por la mañana. Algunas de estas serían:
5 y 6h: calabaza, amapola, achicoria. 6 y 7h: crepis rubra, enredadera. 7 y 8h: lirio de la hierba, nenúfar, tusílago, alquimia, hipérico. 8 y 9h: anagalis, calta palustre, centaurea. 9 y 10h: betónica silvestre, margarita, caléndula. 10 y 11h: anémona de tierra, vinagrera, spergularia. 11 y 12h: tigridia, cerraja, aizoácea.
En la mitad derecha de la esfera, comenzando a las doce, se encuentran las plantas que se cierran pasado el mediodía entre:
12 y 13h: caléndula, petrorhagia. 13 y 14h: anagalis, hieracium. 14 y 15h: achicoria, diente de león, calabaza. 15 y 16h: lirio de hierba, tusílago, hieracium rojo. 16 y 17h: dondiego de noche, vinagrera, nenúfar. 17 y 18h: amapola.
aqui mas informacion sobre Linneo y su sistema para nomenclar plantas :3
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armatofu · 1 year
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Potaje de Acelgas
La acelga es originaria de los países europeos, de la costa mediterránea y del norte de África. Se sabe que ya se consumía en el siglo I d.J.C. La cultivaron los griegos y los romanos. Los árabes desarrollaron su producción descubriendo sus propiedades medicinales. A Canarias llegó con posterioridad a la Conquista, s. XV, y ha formado parte de la dieta del campesino en los meses de otoño e invierno, meses en los que se recolectaba tras las lluvias, pues en la mayoría de los casos crecía en las tierras de labor sin necesidad de cultivo.
La acelga contiene:
– Vitaminas: Muchísima vitamína A, y vitamína C en menor cantidad. – Minerales: potasio, calcio, magnesio, hierro, yodo. – Otros: folatos, beta-carotenos, ácido oxalático.
En Gran Canaria, debido al sabor insípido de esta hortaliza, se prepara en potaje acompañada de carne de cerdo, garbanzos, piña de millo y calabaza. Por su contundencia, como en otros potajes, podía ser plato único en la mesa a la hora de la comida.
INGREDIENTES PARA 4 PERSONAS
150 gr. de garbanzos 150 gr. de calabaza 200 gr. de acelgas 300 gr. de carne de cerdo 200 gr. de papas
1 piña de millo 1 cebolla mediana 1 tomate maduro 2 ó 3 dientes de ajo Una cucharadita (de café) de cominos Una cucharadita (de café) de pimentón dulce Unas hebras de azafrán 4 cucharadas (soperas) de aceite de oliva
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PREPARACIÓN
Se ponen de remojo los garbanzos el día anterior para que se ablanden, en un recipiente con agua. A la mañana siguiente, en un caldero se añade un fondo de aceite de oliva y se dora una cebolla pequeña partida en trozos y un tomate maduro, limpio de piel y semillas. Cuando la cebolla esté dorada, se agrega el agua. A continuación, cuando el agua esté tibia, para que no se pongan duros, se ponen los garbanzos. Mientras, se limpia la piña de millo y se parte en varios trozos, se lavan bien las acelgas quitando la tierra, y se trocean, cuidando que los tallos queden menudos. Se incorpora la carne de cochino, la piña, las acelgas y el azafrán. Se deja a fuego medio durante 45 minutos.
En un mortero o almirez se agrega un poco de sal gorda, un cucharadita de cominos, tres dientes de ajo y se machaca. Cuando todo esté bien majado se añade pimentón dulce. Este preparado se vierte en el caldero.
Se pinchan los garbanzos para ver si ya están casi hechos. Es el momento en el que se incorpora al potaje las papas y la calabaza troceada. Se espera a que las papas estén guisadas (30 minutos) y se apaga el fuego, dejando reposar el potaje hasta que se sirve.
Como en todos los potajes canarios, una vez servido, se puede echar una cucharada de gofio por encima en el plato, o acompañarlo de un escaldón realizado con el caldo del potaje, con algo de papas y calabaza, gofio, y una ramita de hierbahuerto (hierbabuena). No puede faltar un buen trozo de queso y unas aceitunas como acompañamiento mientras se saborea este plato.
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robbiestawarski · 2 years
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Robbie, the mortal
It's like you tore a page out of the playbook and you've been trying to re-event the airplane, folding over and over, using the same piece, until there's a crease running in every direction and that shit won't fly.
— Shane Koyczan
Robbie lleva un buen rato recorriendo las calles con el atardecer pisándole los talones.
De todas formas, la noche acabará pillando a la chica que camina muy despacio porque está cansada. Vuelve a lo que queda de su casa con las manos vacías. Ni tiene la droga ni tiene el dinero, lo que significa que su situación no ha cambiado. Se ha fumado medio paquete de tabaco en menos de una hora, pero sabe que eso no va a matarla. Robbie no puede irse, ¿verdad? Tiene dos hermanos pequeños de los que cuidar, un montón de facturas que pagar y una madre moribunda atada al cuello. Puede que por eso le pesen tanto los pies: arrastra demasiado peso.
No ha sido siempre así, piensa, con los ojos cerrados mientras dibuja un círculo de humo con los labios. Rara vez se permite pensar en esos días, pero hoy está cansada, cabreada y sus muros tiemblan. Se jura que puede oír los frenazos de las bicis, a Colton decir una gilipollez sobre princesas y espadas, el eco de un balón contra los graffitis del parque.
La pistola que guarda en el bolsillo derecho de la harrington negra se queja, la reprende por no haber apretado el gatillo. No hubiese servido de nada. Kevin tendría una bala en los sesos, pero su deuda no dejaría de multiplicarse como un puto banco de peces. Aunque le ha faltado poco y no sabe cómo se siente al respecto. ¿Sería capaz de convertirse en una asesina con tal de defender el castillo? Por qué no, ¿no? Ya lo ha apostado todo, no puede empezar a reducir la dosis de somníferos que le da a su conciencia solo porque el monstruo tiene dientes.
Encontrará otra manera. Siempre la encuentra.
Cuando llega al número doce, el sol ya se ha escondido. La chica se hace pequeña dentro de la ropa negra y se queda quieta a este lado de la verja como si no fuera bienvenida. Le devuelve la mirada a las calabazas que hay apostadas a los pies de la puerta. Gruñe y da una patada a la reja oxidada, que se abre, se cierra y vuelve a abrirse. Ha roto otra promesa, y eso significa que hay una madre muriéndose en casa y dos corazones rotos; tan rotos como rota está la bici plateada que se ha corroído en el jardín después de más de cuatro años sin que nadie haya vuelto a usarla.
Robbie se frota los ojos. Recuerda las súplicas de Kevin, la invitación a una fiesta que la espera en el escritorio y el dinero que le debe a un fantasma. Se recompone. Puede hacerlo. Se lo ha repetido tantas veces que un día empezó a creérselo, así que hoy también se lo cree. Más o menos.
Cruza la reja y recorre el camino empedrado mientras busca las llaves en el bolsillo de la chaqueta, donde también guarda el zippo que era de su padre, unas cuantas monedas y un porro. El recibidor huele a té recién hecho y a galletas de jengibre cuando entra en casa, por eso sonríe sin querer. Lanza las llaves al mueble de la entrada y luego se acuclilla para quitarse las vans negras. No puede evitar fijarse en los garabatos de pintura amarilla y rosa que decoran los laterales de la tela. ¿Cuántos años han pasado desde que sus amigas las pintaron?
Lanza el calzado como si le quemaran a los pies del mueble, junto a las botas para la lluvia y los zapatitos que parecen de cristal y que su hermana solo tiene permitido ponerse los viernes. Abre el cajón y guarda la pistola bajo un montón de cartas con sellos rojos y sin abrir. Se deshace de la chaqueta que después cuelga en el perchero y se encamina al salón.
—Es muy tarde —alza la voz—. ¿No deberíais estar esperando con los disfraces puestos y ya preparados para salir? ¿Se ha cancelado Halloween o qué? Sé que os dije que íbamos a preparar las calabazas esta tarde, pero he tenido que hacer horas extra en…
Robbie se detiene en el umbral del salón.
Nunca ha mirado a la muerte a los ojos, aunque estuvo muy cerca de ella alguna vez, como la noche de la sobredosis a los dieciséis o el golpe que se dio en la cabeza jugando a fútbol cuando tenía catorce años. Pero podría decirse que esas veces la muerte la miró a ella y no al revés.
Hoy, la muerte comparte mesa con Odette y Knox.
La parca, por supuesto, viste de negro y se ha presentado en su casa como un chico de veintitantos de sonrisa afable, pelo rubio desgarbado y ojos de un azul grisáceo. La muerte ha venido a cobrar y Robbie sabe que lo único que podría llevarse es lo poco que le queda. Eso explica que esté paralizada. Que antes de que pueda florecer la rabia se quede atrapada en ese capullo que está hecho del miedo más visceral.
Está pensando demasiado rápido y demasiadas cosas a la vez.
Pistola en el recibidor. Niños en la mesa. Té y jengibre. Un puzle de cien piezas.
—¡Robbie!
¿Cuántos segundos han pasado desde que ha entendido que ellos lo saben? Robbie parpadea y suelta el aire que ha estado conteniendo sin darse cuenta cuando ve que su hermana pequeña se baja de la silla. No puede protegerla, ¿verdad?
Aunque la salvara de la muerte, no podría salvarla de la violencia.
Esto es culpa suya.
Esto está pasando porque ha vuelto a casa sin la droga y sin el dinero.
Su hermana rodea la mesa y se acerca a ella con una galleta en la mano. Lleva un disfraz de bruja que le va muy grande y el pelo recogido en dos coletas. Robbie busca marcas en esos mofletes pintados de blanco; busca pruebas de que ha sentenciado a lo que más quiere del mundo. Pero Odette no está herida. Está contenta.
—¡Tu amigo de cuando ibas al cole nos ha traído un puzzle de Frozen! ¡Me encantaaaaaa!
Hijo de puta.
—Lo hago todo yo, Rob —dice Knox desde la mesa, con la boca sucia de chocolate—. Ode dice que me está ayudando pero solo canta todo el rato. Es una pesada. Let it go, let it go!!
—¡No soy una pesada! ¡Él se ha comido cuatro galletas, Robbie! ¡Cuatro!
El niño va disfrazado de Spiderman, como cada año. Da igual las veces que su tutora legal le haya dicho que eso no da nada de miedo, quiere ser el amigo y vecino Spiderman y va a seguir siéndolo. Lo cierto es que ni Knox ni Odette se parecen en nada a su hermana mayor. Robbie siempre ha pensado que es una bendición que los mellizos de nueve años sean igual de rubios y guapos que su padre, aunque tengan los ojos pardos de su madre.
La muerte vuelve a sonreír y le dice:
—Tienes unos hermanos maravillosos, Robbie. 
Robbie reacciona. Aparta la mirada, se acuclilla, hace la mejor impresión de una sonrisa mientras acaricia las dos coletas de su hermana con los dedos y le susurra:
—Es Halloween, bicho. Hoy puede comerse cuatro galletas si quiere.
—¡Pero…!
—¿Dónde está la señora Duncan?
—No sé. —Se encoge de hombros—. ¿En la cocina? ¿Vamos a hacer truco o trato, Robbie?
—Sí. Sí. Claro que sí, pero tenemos visita, ¿eh?
Robbie ve a la asistenta aparecer en el salón. La mujer que tiene más de sesenta años, un repertorio de insultos infinito y el corazón más grande de toda Escocia, entra sonriente y con una cajita metálica azul a rebosar de shortbread. Borra la sonrisa para poner el grito en el cielo.
—¡Niña! Mira las horas que son. Ibas a estar aquí a las cinco y… —Deja la caja sobre la mesa. No parece muy contenta—. Este pobre chico lleva esperándote una hora. ¡Una hora! Después tendremos que oírte decir que no tienes amigos, ¿no? ¡Claro! ¡Cómo vas a tenerlos!
—No se preocupe. —El amigo parece cómodo; demasiado cómodo—. Lo hemos pasado genial. ¿Verdad, Knox?
A Robbie le hierve la sangre cuando el chico le revuelve el pelo a su hermano.
—Tonterías, tonterías —rezonga la mujer—. Robbie es una buena chica, muy trabajadora, ¿sabes, hijo? Pero me da a mí que esas compañías suyas son como poco cuestionables. A ver si tú consigues que siente un poco la cabeza, que parece que tú tienes la tuya en el sitio.
—Amelia. —Robbie se endereza y esconde las manos tras la espalda. Se clava las uñas en las palmas y sonríe, o algo así—. Había olvidado por completo que Scott iba a venir. Sé que es mucho pedir, pero ¿podrías hacer un par de horas más y llevar a los niños al centro?
—¡No! —exclama Odette en su lugar—. Pero Robbie, ¡yo quiero ir contigo!
—¡Buuuuuuagh! —Knox deja caer la cabeza en la mesa, harto de la vida con solo nueve años.
—Iré después, ¿vale? —les promete ella—. De verdad.
La asistenta rezonga una vez más y empieza a quitarse el delantal, airada.
—Tengo el cielo ganado, Stawarski. ¡El cielo ganado! Venga, vosotros dos. A por los abrigos.
—Pero si no hace frío —protesta Odette—. ¡Las brujas no llevan abrigos, Amelia!
—Spiderman sí que no lleva abrigo —apostilla el niño—. ¿Por qué te has pintado la cara? Las brujas no tienen la cara blanca, tonta.
—¡Claro que sí! ¡Claro que sí!
En lo que los niños abandonan el salón entre riñas, la señora Duncan se planta delante de Robbie. No es su madre, pero Dios sabe que ha hecho más veces de una que la suya durante los últimos años. Siempre ha tenido la mirada más expresiva del mundo y, ahora mismo, Amelia la está mirando como si supiera que la mayor de los hermanos Stawarski ha hecho un pacto con el diablo y el diablo ha venido a cobrar su parte.
No, hay pocas cosas que Amelia Duncan pase por alto.
Esta no es una de ellas.
—Le di la última dosis de morfina a tu madre a las cuatro. Le toca dentro de una hora.
Robbie asiente, aparta la mirada y responde en voz baja:
—Gracias. Te llamaré para saber dónde estáis.
—Seguro que sí. —Luego alza la voz para decir—: Un placer conocerte, chico.
—Lo mismo digo, señora Duncan.
Ninguno de los dos se mueve. La muerte sigue en la mesa rodeada de té, galletas de mantequilla y un centenar de piezas de puzzle sin montar. En cuanto oye la última protesta de Knox seguida de un inconfundible portazo, Robbie le da la espalda a Scott y se dirige al mueble de dos puertas del salón. Saca una botella de whisky, dos vasos y vuelve sobre sus pasos para dejarlo todo en la mesa con los pocos modales que ha tenido los últimos cuatro años.
Scott no media palabra, pero insiste con la sonrisa torcida y no le quita los ojos de encima. Ella se deja caer en la silla que antes ocupaba su hermano, coge uno de los vasos y da un trago.
—Es una casa preciosa, Robbie —dice él al cabo de los segundos—. Muy acogedora.
Pero la casa no es suya, ¿verdad? Solo es otro elemento de la larga lista de cosas que son su responsabilidad desde que su madre enfermó. Si hay algo que Robbie sabe a ciencia cierta es que las ratas como Scott huelen el miedo. Serían capaces de percibir ese olor incluso en las profundidades de las alcantarillas. Y ella está asustada. Al fin y al cabo, tratar con sus proveedores exige muchísima más entereza que encararse con unos cuantos niños mimados de instituto.
—¿Tú crees? Te la vendo. Sé por qué has venido.
—Claro que no. Si lo supieras, si de verdad lo entendieras, yo no estaría aquí.
Scott coge el vaso y se lo acerca a la nariz sin apartar la mirada de la chica. Al final, prueba el whisky mientras ella se ajusta un poco la máscara de invulnerabilidad y le dice:
—La venta se ha complicado, pero conseguiré el dinero.
—No me gusta nada el tiempo verbal que has elegido.
—Me he retrasado con el pago un par de semanas. Siempre he sido puntual, y él lo sabe.
—¡Eso mismo ha dicho, sí! Es puntual, tío, ha dicho, una de las mejores. Dos años ha tardado en tener una red de clientes habituales donde otros han tardado cinco, ha dicho también. Le gustas.
El chico se levanta y Robbie, por impasible que aparente estar, aprieta los dedos en el vaso. 
—En fin. —Scott sonríe y empieza a rodear la mesa—. Que no estamos cabreados porque te hayas retrasado un par de semanas. De verdad que no. Lo entendemos. Menuda puta mierda de situación, Robbie. Tu madre a punto de estirar la pata, tus hermanitos que quieren las deportivas más caras como todos sus putos amiguitos del cole. Facturas, facturas, facturas. ¡Jo-der!
Robbie no se mueve. Atiende al eco de los pasos del matón y considera sus posibilidades. Sabe que ahora mismo está justo detrás de ella. Podría girarme y partirle el vaso en la cabeza. Podría hacerlo. Lo ha hecho antes, ¿no? Una vez. Fue una mala noche. El alcohol y esa melancolía que tiene nombre no son compatibles. Podría repetir. Lo único que se lo impide es saber que no servirá de nada. Scott es una pieza reemplazable, como ella. Hoy es él, mañana será otro.
La chica se tensa cuando el matón le respira en la oreja.
—No —susurra el rubio—. ¿Sabes lo que sí nos cabrea? Que nos mientas. —Le aparta un mechón de pelo de la cara y Robbie cierra los ojos—. ¿De verdad pensabas que no íbamos a enterarnos de que has perdido un-puto-kilo-de-coca? ¿Sabes cuánto dinero es eso?
Claro que lo sabe, porque es el dinero que Kevin le debe.
—Treinta mil libras.
—Treinta y cinco mil. No puedes olvidarte de la comisión
—He dicho que conseguiré el puto dinero.
Pero no sabe cómo, claro, ni cuándo. Scott no ve ninguno de esos interrogantes en los ojos de Robbie cuando ella se gira para mirarlo directamente. Solo es una máscara, pero es lo suficientemente creíble. Es tan creíble que, a veces, también la ve en el espejo.
Scott se muerde el labio y asiente.
Lo siguiente pasa muy deprisa. Robbie nota el peso de la mano de Scott en la parte posterior de la cabeza y lo siguiente que sabe es que ha roto el plato de las galletas con la cara.
Cuando era pequeña era la niña más alta del colegio y, según cómo se mirara, la más fuerte. Su madre le dijo una tarde que volvió a casa con el ojo morado que los chavales deberían tenerle miedo a ella y no al revés. Así que, y como Robbie tenía solo ocho años, se lo tomó al pie de la letra y al día siguiente se aseguró de que el culpable volviera a casa con el ojo morado también.
Pero hoy ya no es nadie. Ya no tiene un grupo de amigas a las que proteger ni puede protegerse a ella misma. Hoy, ser la más alta y la más fuerte de la clase no le sirve de nada, porque por mucho que se revuelva sigue teniendo la cara pegada a la mesa y pequeños trozos de cristal clavados en la mejilla. Cierra los ojos y vuelve a abrirlos, pero no despierta.
La pesadilla solo acaba de empezar.
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viralyt · 5 years
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23 FÁCILES MANUALIDADES DE DECORACIÓN PARA HALLOWEEN
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stropharya · 3 years
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les comparto mi dieta de modelaje, disfruten (inclui alguna ideas de comidas y recetas, todo bajo en carbs y calorias)
ATENCION: LAS COMIDAS QUE ESTEN ESCRITAS EN NEGRITA ES PORQUE ESCRIBI SU RECETA EN
ALGUNA PARTE DE ESTE PDF
-alimentos dentro de la pirámide nutricional que están permitidos
Dulces/azucares: cacao puro, miel (poca cantidad y de vez en cuando) y azúcar mascabo
Carnes: magras, carne blanca: pechuga de pavo y pechuga de pollo
Proteínas y lácteos: camarón, salmón, atún, mariscos, huevo, tofu, yogurt griego, pistachos, nueces,
castañas, avellanas, maní (no tan seguido), almendras, legumbres de todo tipo (preferentemente
porotos y lentejas) y hongos tipo champiñón
Frutas y verduras: en su mayoría verduras que crezcan sobre la tierra y que sean en su mayoría
hojas, todas las verduras para comer son: repollo, zanahoria, tomate, pepino, lechuga, espinaca,
coliflor, brócoli, kale, zucchini, berenjena, morrón, calabaza, espárragos, ajo, cebolla de verdeo,
ruibarbo y apio. Las frutas que se pueden comer son: frutilla, arándano, frambuesa, mora, uva,
ciruela, cereza, manzana (no tan seguido), sandia, mandarina y kiwi
Hidratos de carbono/carbs: harina integral, avena, arroz integral
IMPORTANTE: toda la comida lo más casera posible, intenten comprar todo seco (en el caso de las
legumbres, por ejemplo), los procesados podrán tener bajos niveles nutricionales, pero alguno de los
componentes agregados podría llegar a afectarnos en la acumulación de líquidos o grasa (como en el
aspartamo, que se encuentra en la mayoría de endulzantes de mesa)
También comer la mayoría de las comidas hervidas (para evitar aceites) y usar condimentos
naturales tipo ajo, orégano, mostaza molida, laurel, etc
Ideas de comidas:
Desayuno:
-hotcakes de avena (avena y un huevo, endulzado o con relleno de frutas crudas o cocinadas, con
miel)
-pan a base de harina integral con semillas y aderezos permitidos
-tiramisú a base de harina integral, avena o harina de frutos secos, con yogurt griego, claras de
huevo y (opcional) cacao (amargo)
-tarta de frutas a base de alguna harina permitida
galletas a base de coco, cacao, alguna frutas y harina (huevo opcional dependiendo la receta)
-chía pudding de leche vegetal
-batido proteico casero (es más como un segundo desayuno) con limón, espinaca, miel y otras
verduras (en su mayoría verdes)
-leche chocolatada a base de cacao y leche vegetal (recomiendo la de avena que llena muchísimo,
más si es casera)
-bowl de frutas o avena y frutas
-ensalada de frutas casera
-yogurt griego y frutas
-barras de cereal (caseras mejor) a base de avena y frutos secos
Almuerzo:
IMPORTANTE: durante el almuerzo se tienen que comer verduras crudas (ensaladas), legumbres,
hidratos y proteínas, esto es importante para poder darle energía a nuestro cuerpo para el resto del
día, además comer estas cosas durante el almuerzo nos da tiempo suficiente como para que
podamos digerirlo bien, en la noche probablemente comiendo estas cosas nuestro cuerpo no llegue
a metabolizarlos bien por lo que se podrían acumular en forma de grasa/retener en forma de
líquidos.
-ensalada de verduras con algunas legumbres (por ejemplo, garbanzos, porotos o lentejas), proteína
(tofu, pescado o pollo hervido o al horno sin aceite, atún escurrido) y algún hidrato o grano tipo
arroz integral o fideos integrales
-guiso de lentejas
-hamburguesas de verduras o legumbres con algún acompañamiento apto
-omelette con verduras y legumbres u hongos
-pollo vegetariano (no comer tan seguido) a base de maní y huevo con ensalada o en forma de
sándwich con pan integral y acompañamientos
-ensalada de verduras con hongos y pollo o atún
-fideos de arroz con verduras al horno (tipo berenjena o zapallo9
-chips de alguna verdura al horno con pate de garbanzos
-salchichas vegetarianas (yo como las vegetalex) hervidas con verduras, fideos u champiñones con
huevo
Cena:
IMPORTANTE: comer entre las 19:00 y 20:30, 3 o 4 horas antes de ir a la cama, la cena siempre tiene
que ser algo ligero y cocinado así se puede digerir y quemar bien, las proteínas si pueden comerse en
la cena
-sopa de verduras
-ratatouille
-verdura al horno rellena (tipo zapallo, batata, calabaza, tomate, morrón)
-sushi o kimbap (de vez en cuando, de preferencia usar arroz koshihikari en vez de integral, ya que
tiene bajo muy bajo el nivel de carbohidratos)
-empanada con los rellenos permitidos, masa a base de agua y harina
-omelette con verduras cocinadas
-salmón u pollo a la plancha (previamente hervido) con verduras cocinadas
HORARIOS DE LAS COMIDAS:
Desayuno: de hasta las 11:00 de la mañana
Almuerzo: de 14:00 a 16:30
Cena: de 19:00 a 20:30
Ir a la cama desde las 22:30 (si se come a las 19:00) o a las 23:30/24:00 si se come a las 20:30
☁ RECETAS ☁
Leche vegetal de avena: usar una taza de la avena que quieras (yo uso morixe instantánea) y
procesarla hasta formar una harina, a esa harina le tienen que agregar agua caliente hasta que cubra
toda la avena y dejar reposar, con el paso del tiempo la avena se va a hinchar ya que va a absorber
toda el agua, cuando pase eso le agregan aún más agua (aprox tres o cuatro tazas) y vuelven a
procesar todo junto, dejen reposar la avena otros 2 minutos y después pasen todo por un colador, el
líquido sobrante ya sería la leche, pueden colarla más de una vez para asegurarse de que está bien
líquida y no tiene restos de avena en ella.
Tofu: deja remojando soja de un día para el otro, cuando pase el tiempo tira el agua y pone la soja
en una procesadora junto con un poco de agua, procesa hasta formar una leche vegetal, cola la
leche (el líquido es lo que se usa para hacer el tofu, con la harina de soja se pueden hacer
hamburguesas), pone la leche a hervir hasta que rompa hervor, déjenlo enfriar durante 10 minutos y
después quítenle la nata que se forma arriba (es como una capa gelatinosa), después agréguenle el
jugo de medio limón, déjenlo reposar durante 30 minutos más (van a notar como la leche se
empieza a cortar, si pasa eso es porque lo están haciendo bien), colan esa masa que se formó
(sáquenle todo el líquido que puedan), a esa masa tienen que ponerla dentro de un colador, ese
colador lo ponen dentro de un táper para que ahí pueda caer todo el líquido (el tofu tiene que
quedar lo más seco posible) y arriba de lo que vendría a ser nuestro tofu tienen que ponerle peso,
así se aseguran de que se compacte bien y que no le quede nada de agua.
Pollo vegetariano: usar aprox tres cucharadas de maní molido, agregarle un huevo y apenas salsa de
soja (si tienen una baja en sodio mejor), esto se cocina como cualquier tortilla de huevo, pónganlo
en una sartén con apenas agua (para reemplazar el aceite) y pónganle la tapa así se aseguran de que
quede bien cocinado, después pueden dorarlo a la pancha junto con un diente de ajo.
Esta receta la cree yo mientras experimentaba lmao, les juro que tiene el sabor del pollo (si lo comen
caliente se siente muy intenso, frio no tanto)
Pate de garbanzos: tienen que poner a remojar los garbanzos previamente, después los ponen a
hervir hasta que estén cocidos, una vez que estén listo los procesan junto con un poco de remolacha
(esto es para darle color nomas, no se siente el sabor) y saborizante sabor panceta (la marca alicante
es vegano), la cantidad de saborizante la van probando, agréguenle de a poco.
Ratatouille: dejen la berenjena remojando en agua con sal durante una hora aprox, esto es para
quitarle su amargor, mientras hagan una salsa con tomate, zanahoria, ajo y cebolla de verdeo
(tienen que cocinarlo en sartén y después pasarlo por procesadora o minipimer así se integra mejor,
de ser necesario agréguenle agua así queda bastante liquida). Una vez que ya tengan la salsa lista
colóquenla de base en una fuente o tartera para horno y empiecen a cortar la berenjena, los
tomates y el zapallito italiano en rodajas, acomódenla en una fuente de mayor a menor, quedando
así las rodajas más pequeñas en el centro del ratatouille, condimenten por arriba con lo que quieran
(por ejemplo, sal y orégano) y tapen la fuente con papel aluminio. Cocinar durante 1 hora a horno
bajo (160-140)
Empanadas con masa a base de harina y agua: vendrían a ser las empanadas chinas, para hacerlas
tienen que mezclar una taza de harina integral y una taza de agua junto con una cucharada de aceite
(de oliva), a esta mezcla la tienen que ir pasando de a poco en una fuente antiadherente (háganlo
con un pincel), las tapas de empanadas chinas son bastante delgadas, busquen fotos de referencia y
fíjense videos para su armado, si hacen las tapas con demasiada mezcla van a quedar crudas.
Más recetas en Instagram @stropharya_ (si me llegan a cerrar la cuenta búsquenme en tumblr o en
twitter con el mismo user)
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Las extrañas muñecas de Beth Robinson...https://www.strangedolls.net/beauty-standards
Beth Robinson es una artista autodidacta que comenzó a hacer "Strange Dolls" en 2003.
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Mientras incursionaba en una variedad de medios, fue el descubrimiento de la arcilla polimérica lo que le permitió combinar sus intereses en la escultura, la pintura y la costura y le dio una base concreta de expresión en forma de "Strange Dolls".
Para crear mis Strange Dolls, esculpo la muñeca con arcilla polimérica o arcilla seca al aire y luego diseño y coso los atuendos con telas vintage o remanentes. Me encanta agregar material orgánico a mis creaciones, he implementado de todo, desde cabello humano hasta dientes, cactus y calabazas secas. Los temas comunes que aparecen en mi trabajo son: antropomorfismo, alter ego y fantasía. Me encanta probar las percepciones de lo bello y lo sublime con mi trabajo.
Las muñecas representan cosas preciosas, sentimentalismo, inocencia y me atrae manipular la respuesta natural de las personas a la forma de la muñeca combinándola con lo grotesco. El estilo de las muñecas es oscuro, espeluznante y macabro. Y aunque se les llama "muñecas", las Strange Dolls no son algo que le comprarías a un niño, a menos que quieras darles pesadillas.
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todastusestrellas · 3 years
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Resucitación
Han sido un par de días (¿semanas?), extraños que se sienten como pequeño bloques de construcción, como tomar cajas minúsculas pero enormes a la vez e intentar organizar todo uno a la vez, lento pero seguro, muy lentamente... Tomo un recuerdo perdido hace tiempo, el dolor fantasma en mi hombro izquierdo, el olor residual del perfume de mi primer amor, el sueño terrible que tuve la noche anterior y, entre la ficción de mi propia existencia, lo coloco todo con cuidado dentro de un recipiente limpio y bonito, para buscarlo después, como una ocurrencia tardía, como un regusto que había olvidado, pero no realmente... Tal vez, solo tal vez.
"Compartimentalizar" dijiste y en realidad te ignoré magistralmente porque mi mente estaba demasiado enfocada en la forma en que doblabas una grulla de papel con tu servilleta, aunque al final no fue capaz de mover las alas y terminó un poco torcida, abandonada sobre la mesa de madera, nada es perfecto dicen y hay siempre una parte, una pequeña parte donde todos nos equivocamos, tú y yo —Sí, especialmente tú y yo. "Tu café se está enfriando" fue todo lo que pude decir y ambos lo dejamos así, porque yo considero tu café vietnamita con leche condensada demasiado dulce para mí y a ti, en algunas ocasiones, a ti también.
Han sido un par de días extraños en los que siento que estoy paleando bancos de arena, corriendo como una demoledora a través de algo, tal vez a través de todo, pero sin lograr mucho de nada, solo con los dientes apretados y los puños aún más apretados, como tratando de retener agua entre los dedos, lo cual no tiene mucho sentido, ¿no es así? Todo se escapa al final. Supongo que las cosas van un poco bien cuando trato de no pensar tanto en ellas, he dejado que todo avance a su propio ritmo y parece estar funcionando por ahora, solo por ahora o tal vez estoy demasiado cansada para preocuparme, e incluso si eso ha sucedido antes y en ese momento se sintió un poco aliviado, esta vez se siente muy extraño, estar demasiado cansada supongo que nunca es algo bueno, mi cerebro está agotado y mi cuerpo lo está aún más y todo se siente demasiado para mí así que me tomé este par de días libres solo para poder acostarme en la cama, mintiendo sin hacer nada y fingiendo como si no existiera, pero eso tampoco resultó bien y supongo que lo que estoy tratando de decir es que ya no me siento humana solo porque ya no me siento viva y cuando miro al techo no siento exactamente lo mismo que cuando miro al cielo, pero de alguna manera ambos se sienten vacíos y eso es triste porque no, no era así antes... El jueves pasado te vi tomar una foto de una bonita nube color bígaro justo a las 5:16 de la tarde y es una imagen que tengo clavada muy vívida en mi mente, porque supongo que extrañé ser parte de ese club, el de la gente que le toma fotos al cielo y últimamente he vuelto a intentarlo, especialmente en la hora azul, que creo que es tu hora favorita porque te ves especialmente hipnotizado en ella y creo que podría decir que es el momento en que te ves más hermoso, pero soy demasiado tímida para decir eso todavía. De todos modos, supongo que es una forma larga de decir que me inspiras y una forma más larga de decir que creo que se supone que soy un personaje de apoyo en esta (tu) historia y realmente no me importa, el hecho de que no soy la protagonista, porque cualquiera que nos haya conocido a ti y a mí se daría cuenta de que tú eres increíble y perfecto y tan increíblemente bueno, bueno en el fondo, mientras que yo solo soy yo, así que este no es el final de la historia porque esta historia no se trata realmente de mí... Supongo que eso es lo que estoy diciendo.
Mientras tanto, estoy escribiendo de nuevo, esa historia que ni siquiera llegué a empezar, tratando de crear de nuevo, meditar de nuevo, volver a ser yo misma, me he metido mucho en las lecturas de tarot y el té de semillas de calabaza últimamente gracias a tus regalos y supongo que en este estado muerto mío, esta falsa sensación de calma mía estoy muy lentamente tratando de resucitar, tan peligroso como eso puede sonar.
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infacundia · 3 years
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Receta: pollo a la fabiana
Ingredientes
Una pechuga de pollo (o un zapallo anco, pa’ vegetas)
Medio manojo de acelga
Una taza de polenta
Una lata de arvejas
Queso crema
Ajo, limón y mostaza
Sal, pimienta y perejil o albahaca molida
Agua y aceite
Preparación
Para empezar hacemos la pasta de acelga y polenta. Para eso, primero metemos las hojas de acelga previamente hervidas y apenas cortadas en un recipiente grande, con uno o dos dientes ajo, un poquito de agua (o de aceite de oliva si sos chetx) y las minipimereamos, salpimentando a gusto. En una olla, hacemos la polenta con bastante agua, cosa de que nos quede más líquida que sólida. Una vez que ambos pasos estén completos, mezclamos la acelga minipimereada con la polenta, agregándoles dos o tres cucharadas de queso crema y la lata de arvejas, hasta que quede una pasta o crema verdosa uniforme.
Hecho eso, queda preparar el pollo: lo cortamos en bocaditos, lo preparamos con pimienta, sal, mostaza, albahaca molida o perejil y limón, y lo pasamos así como está a una sartén o plancha con un poco de aceite, cocinándolo hasta que esté doradito.
Una vez que tenemos los dos macroingredientes listos, es decir el pollo y la polenta a la acelga con arvejas, en una de las ollas o sartenes que ya usamos lo mezclamos todo y lo ponemos a fuego intermedio, revolviendo hasta que estén con la temperatura deseada. En este punto, se pueden agregar más condimentos a placer del paladar de cada unx; en cualquiera de los puntos anteriores también.
Una vez listo todo ese proceso, sólo queda servirlo, preferentemente en cuencos para que se conserve mejor el calor. Con esa cantidad de ingredientes, debería alcanzar para cuatro porciones por lo menos, ideal para comer con amistades llegando la primavera. Si vienen más amigues al encuentro, las pencas sobrantes de la acelga también se pueden hervir y, una vez frías, preparar con ajo, limón y sal para servirlas como entrada quizá acompañadas con pancito, para darle el último toque de frescura al banquete verde.
Versión vegetariana y vegana
El pollo bien puede ser reemplazado por papa y/o calabaza (zapallo anco), cortadas y sofreídas de la misma manera, tal vez reemplazando la mostaza y el limón por pimentón y nuez moscada. Para una variante vegana, sabrán les veganes elidir el queso crema o reemplazarlo por otras cremas de origen vegetal.
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Receta de Bacalao con calabaza y tomate
Receta de Bacalao con calabaza y tomate Publicado por Escuela de Cocina y Pasteleria Terra de Escudella el 19 de diciembre de 2023 Requiere 30 min, para cuatro personas. Ingredientes Para el tomate · 1 hoja de laurel · 1 cebolla · 4 tomates · 4 dientes de ajo · 1c.de azúcar · 50 ml de aceite de oliva · Agua la necesaria Para la calabaza · 20 gr de mantequilla · 1 puerro · ¼ kg de calabaza ·…
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mel-sheep · 3 years
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ESP ||  Ha pasado un tiempo desde mi ultimo speed paint así que aquí esta! www.youtube.com/watch?v=FoFX_Y… He tenido problema con el programa de grabación, pero finalmente he sido capaz de subir un nuevo video, por supuesto, hecho con mucho cariño, me entusiasmo hacerlo con mis personajes de Halloween Baza (calabaza- transformación) y Charlotte (Fantasma), espero que coman muchas golosinas (lavarse los dientes también!), Sean spooky! -- ENG ||  It's been a while since my last speedpaint Soooo here it is! www.youtube.com/watch?v=FoFX_Y… I have had problems with the recording program, but finally I was able to bring a new video ofc made with a lot of love, I enjoy doing it with two of my halloween characters, Baza (pumpkin- transformation) and Charlotte (Ghost). I hope you ate lots of candy! (brush your teeth!) , Be spooky!
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