Noche larga
Promt: 18 - “We can't do this on our own” / “No podemos hacer esto solos”
Fandom: Safir
Ship: Ates x Aleyna #Ateyna
Audiencia: T
TW: none
Después de intercambiar unos cuantos mensajes, Aleyna se enfrascó en la búsqueda de un vestido para ir a cenar a un restaurante, más bien elegante, después de veinte minutos de indecisión acabó decantándose por un vestido midi, de escote en pico con tirantes finos de diminutos brillantes, con falda circular y un petit coat a juego, para dar volumen, y un poco más de vuelo al vestido, de color negro.
Se había comprado el vestido por si alguna vez Yaman la invitaba a cenar fuera, y mira tú por donde, quien la invita es su cuñado. Pues no iba a desaprovechar la ocasión de estrenar un vestido que tenía muchas ganas de ponerse.
Se puso unos zapatos negros que brillaban cuando le daba la luz, como si tuviera cristales, y un chal negro con flores rojas y rosas, para dar un poco de color al vestuario. Para el pelo optó por un recogido, dejándose unos rizos para enmarcar el rostro, y eligió un maquillaje sencillo: un eyeliner negro para potenciar la mirada y un nude para los labios. Se perfumó y salió fuera en busca de su taxi, para ir al restaurante donde había quedado con Ateş.
—¡Hala! ¿Pero donde vas tan guapa? —Okan se cruzó con la chica en la escalera.
—Voy a cenar fuera… Con unos amigos. —No sabe por qué no dijo que iba a cenar con su hermano, fue un impulso.
—Qué bien.
—Y tú, ¿no tienes planes?
—Hoy no. Cenaré, veré una peli y me iré a dormir.
—Me parece un plan estupendo, buenas noches, Okan.
—Buenas noches, Aleyna.
Cada uno siguió su camino y Aleyna salió de la casa, rezando por no encontrarse con su madre, ya que no le apetecía discutir antes de la cena, estaba de muy buen humor y no quería arruinar su estado de ánimo. Por suerte, eso no ocurrió y su taxi la estaba esperando. Subió y, en media hora, estaba en la puerta del restaurante donde la había citado Ateş. Esperaba no haberse puesto demasiado elegante.
Entró en el restaurante, y la metre le cortó el paso.
—¿Tiene reserva?
—Sí, me están esperando.
—¿A quién acompaña?
—¿Qué? —Aleyna no la había oído bien por el barullo que salía del local y la música que salía del pasillo de acceso al restaurante.
—A nombre de quién está la reserva. —La señora no parecía estar de muy buen humor.
—Ateş Gülsoy.
La metre revisó la lista de reservas, encontró el nombre y volvió a dirigirse a Aleyna para pedirle que le acompañara. La chica la siguió, mientras miraba maravillada el local, que era muy bonito y elegante, se alegró de no haberse pasado con su vestido, era perfecto.
Cuando llegó a la mesa, Ateş la estaba esperando con una sonrisa.
—Perdona que te haya hecho venir en taxi. —Ateş se levantó de la silla, se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla, y la ayudó a acomodarse en su asiento—. Pero la reunión se alargó demasiado y si iba a buscarte, no llegábamos a cenar.
—No te preocupes por eso.
—Por cierto, estas guapísima.
—Gracias, otra vez. Tú también estás guapo.
—Bah, no me ha dado tiempo ni de cambiarme.
—Pero el traje te queda realmente bien. —Aleyna sonrió—. Acepta el cumplido y ya.
—De acuerdo, gracias.
Un camarero llegó con dos cartas para que eligieran la cena, Aleyna escogió el solomillo de ternera con patata asada y salsa al vino, y Ateş eligió lomo de salmón con salsa de mostaza y champiñones de guarnición. La chica le cedió el honor a Ateş de elegir el vino, ella no tenía mucha idea de vinos, solo que estaba rico. El chico eligió un vino de importación, cosecha de 2019, D.O. Valdeorras, que le habían hablado muy bien de él y tenía ganas de probarlo.
—Me han dicho que es un vino español muy bueno, tenía ganas de probarlo.
—Ahora yo también tengo ganas.
Les trajeron la cena y la disfrutaron mucho, la carne estaba espectacular y según Ateş, su salmón estaba en su punto. El vino resultó ser excepcional, tanto es así, que se bajaron la botella bastante rápido.
—¿Pedimos otra? —Ateş señaló la botella.
—Creo que no sería prudente pedir otra, porque ya estoy un poco mareada. Le pega bien el vino. —Aleyna se rio—. Ves, mejor no pidas más vino.
—De acuerdo, que además tengo que conducir.
—Ni hablar, vamos en taxi. Ya volveremos a por el coche.
—Mira, que prudente eres.
—Aunque no lo creas soy una chica muy responsable. —Aleyna le daba un bocado a su postre.
—¿Qué tal está el tiramisú?
—Buenísimo, pruébalo. —la chica cogió un trozo con el tenedor y se lo acercó a la boca a Ateş—. Ya verás que bueno está. —le insistió con el tenedor, el chico abrió la boca y comió el bocado. Paladeó el tiramisú.
—Muy dulce. —Miró directamente a los ojos de Aleyna.
—A que sí. —Aleyna volvió a darle un bocado al postre.
—No me has entendido… —El chico habló por lo bajo.
—¿Qué?
—Que adonde vamos después, ¿quieres ir a casa?
—Nop. Llévame a bailar, por favor… —Aleyna volvió a usar su arma secreta: poner su cara de cachorrito. A ver quien le podía decir que no, a esos grandes ojos castaños y a ese pucherito tan mono.
—Vale, iremos a bailar.
—¡Bien! —Aleyna hizo un pequeño bailecito de hombros en su asiento.
Terminaron sus postres, pagaron la cuenta, llamaron a un taxi y se fueron al local de moda de la ciudad.
Pidieron un par de copas y Aleyna bailaba mientras Ateş la miraba a ella y al panorama que había en el local.
—¡Vamos! Ven a bailar conmigo, no te quedes en la barra meneando la cabeza al ritmo de la música. ¡Ven! —Aleyna cogió de las manos al chico y lo arrastró a la pista de baile.
—No sé bailar esto. —Ateş se sentía un poco cohibido, sonaba una música machacona, aparentemente en español, y la gente bailaba muy junta y para los estándares de la sociedad turca, era un poco… Pecaminoso.
—¡Es muy fácil! —La chica se arrimó, pegando su cadera a las de él—. Ahora que estamos así solo que hay que moverse al ritmo de la música.
—Eso no suena fácil. Una balada es fácil. Esto es… Raro. —Ateş se rio e intentó dar lo mejor de sí bailando arrimado a Aleyna.
Al final Ateş pareció pillarle el truco a eso de “perrear” y se lo pasó bastante bien. Siguieron bailando, entre copa y copa, hasta bien entrada la noche. Cuando notaron que eran más alcohol que personas, decidieron que era el momento de ir a casa.
Salieron del local y montaron en el primer taxi que encontraron y se bajaron al llegar a destino. Sin saber cómo acabaron en un lujoso hotel y cuando se dieron cuenta y quisieron volver al taxi, este ya se había ido.
—Yo le dije bien la dirección, ¿no? —Ateş parpadeó fuerte.
—Creo que sí. Igual no nos entendió. ¿Pedimos otro taxi?
—No. Quiero dormir. Vamos.
El chico, sin pensar, cogió de la mano a Aleyna y entraron en el hotel.
—Buenas noches, bienvenidos al hotel Crowne Plaza Capadocia. ¿En qué puedo ayudarles?
—Queríamos hacer una reserva, ¿sería posible?
—Déjeme comprobarlo, porque estamos casi completos porque hay una convención y han ocupado casi todas las habitaciones.
—Vaya mala suerte… —Aleyna tenía todo el cuerpo apoyado en la encimera de la recepción.
—Pues no la han tenido, enhorabuena, queda una habitación libre y es una suite… ¡En oferta! —La recepcionista se sorprendió.
—¿No hay dos? —Ateş parecía consternado.
—No lo siento. Es una habitación doble, con una cama King size, baño de lujo (con jacuzzi interior con vistas a la ciudad) y un pequeño salón donde pueden descansar.
—Oh. Perfecto. Nos quedamos con la habitación —El chico se quedó más tranquilo, él dormiría en uno de los sofás y ella haría uso de la cama.
—Aquí tienen las llaves. Cojan el ascensor, suban a la planta 11 y su habitación es la 1011. Espero que disfruten de su estadía.
La recepcionista les dio las tarjetas con las instrucciones escritas y con la hora de check out. Se despidieron de la recepcionista, se encaminaron al ascensor y entraron.
—¿Hace calor? O ¿es cosa mía? —Aleyna empezó a quitarse horquillas del moño, y las iba metiendo en el bolso, y a dejarse el pelo suelto—. Mucho mejor así, me estaba doliendo el cerebro. Y esto también fuera. —Se quitó los zapatos y se quedó mucho más a gusto.
—Yo no tengo calor, la verdad. —Ateş observaba curioso a la chica—. Pero creo que es porque me está bajando el alcohol.
—Espero que me pase eso a mí también. Pronto. —Aleyna se abanicaba con la mano que tenía libre.
Cuando llegaron a su planta, salieron del ascensor y al ser un hotel de planta circular, no sabían dónde tenían que ir.
—Creo que da igual ir a la derecha o a la izquierda. —Aleyna buscaba algún indicativo que les indicara donde estaba su habitación.
—Ahí.
Ateş señaló hacia la izquierda, donde había un cartel con los números de habitaciones, que había en esa dirección. Siguieron el camino y encontraron su habitación… Estaba a quince metros del ascensor, si hubieran seguido el camino de la derecha. Se empezaron a reír como maniacos.
—Shhhhhh, que la gente está durmiendo, que es muy tarde. —Ateş se llevó un dedo a la boca en señal de silencio.
—¡Pero es que hemos dado la vuelta a todo el pasillo! —Aleyna se sujetó la barriga, le empezaba a doler de tanto reírse.
—Shhhh… —Ateş volvió a repetir gesto de silencio y se dispuso a abrir la puerta—. No funciona.
—¿Cómo que no funciona? —A la chica se le cortó la risa de golpe, se veía durmiendo en el pasillo.
—He probado las dos tarjetas y no funcionan. —el chico hizo un gesto de exasperación.
—Déjame a mí. —Aleyna lo volvió a intentar mientras su cuñado le hablaba.
—No podemos hacer esto solos… Me toca bajar a recepción a que nos lo arreglen.
—Pues tienes razón, no funcionan.
—Mujer de poca fe. Espérame aquí, que voy a ver si nos arreglan esto.
Esta vez eligió el camino corto para acceder al ascensor. Tardó 20 minutos en volver, y cuando llegó a la puerta se encontró a Aleyna, sentada en el suelo, completamente dormida apoyada en la pared.
Abrió la puerta de la habitación, encendió las luces, luego salió al pasillo, cogió a la chica con dulzura y la metió en el habitáculo, cerró la puerta de una patada y la llevó a la habitación, dejándola en la cama. Cuando se iba a ir, notó un tirón en la manga de su chaqueta, Aleyna le retenía.
—No te vayas, no me dejes sola.
—Aleyna, descansa, yo dormiré en el sofá. —el chico miró por la puerta de la habitación y vio lo minúsculo que era.
—No. Quédate. —Aleyna tiró de él y lo tumbó a su lado, y habló somnolienta—. No quiero dormir sola.
La chica se acomodó en el pecho de un perplejo Ateş, que no sabía cómo actuar.
—Bueno, me quedaré hasta que te duermas.
—Me vale.
Poco a poco se quedó dormida y Ateş se quedó atrapado debajo del cuerpo de Aleyna, que lo tenía sujeto a modo de almohada, y no le quedó más remedio que pasar la noche con ella.
2 notes
·
View notes
11: Armonía ruidosa
| English version |
| primero | anterior | siguiente |
__________
Había pasado unos días del incidente de Larry, lo cual le ha dado tiempo al pequeño para descansar bien, aprendiendo a no forzarse a sí mismo. Para no aburrirse, se ponía a escuchar música mientras jugaba con una pequeña pelota haciéndola rebotar. En un principio esto le habría aburrido, pero ahora lo hace con una sutil sonrisa. A su lado se encuentran Bobby y Jr. jugando cartas y acompañando al pequeño peli-celeste.
Siendo las 12:30 del día, los chicos estaban jugando UNO. Jr. tenía dos cartas y deposita una en la mesa, alzando la voz y diciendo…
Jr.: ¡¡UNO!! ¡Ja! ¡Te voy a ganar, Bobby! (diciéndolo con una soberbia sonrisa)
El pequeño peli-verde esconde su cara entre cuatro cartas que tenía distribuidas en forma de abanico en sus manos, tan sólo dejando sus ojos visibles y mirando a Jr., quien no sabía lo que le esperaba, pues Bobby puso una pequeña sonrisa de picardía para luego depositar una carta que haría que la sonrisa del pequeño pelirrojo de un momento para otro desapareciera. Se trataba de una carta de fondo negro con blanco que marcaba en las esquinas “+4”. Jr. se sorprende y pone cara de tensión, sacando cuatro cartas más, depositando otra carta.
En ese momento, Bobby puso otra carta como la que había puesto, haciendo que Bowsy agarrase otras cuatro cartas, teniendo ahora siete, depositando otra más. Al siguiente turno, Bobby puso una carta del mismo color que su amigo había puesto, la cual era una carta con un ocho amarillo, pero ésta indicaba un signo de cancelación, lo que hace que Jr. pierda un turno.
Bobby: ¡UNO!
Jr. apretaba los dientes y fruncía el ceño, pero Bobby finalmente pone una última carta, un cuatro de color amarillo ganando el encuentro. Jr. no lo podía creer, quedando boquiabierto.
Bobby: yo gané (sonríe)
Larry: bueno… van 8 – 2 a favor de Bobby
Jr.: ¡ay, no! Otra vez… no es justo…
Al cabo de unos segundos tira las cartas hacia arriba y se tumba bocabajo, empezando a patalear y golpear con sus puños el suelo. Luego, se cubre su cara con sus manos.
Jr.: él tuvo suerte
Bobby: lo siento, Bowsy, de eso se trata
Larry: sí, no seas mal perdedor
Bobby miraba a Larry arqueando una ceja
Jr.: lo sé, lo sé, no me regañes…
Bowsy se endereza y se sienta cruzando los brazos estando algo apenado por haber hecho un berrinche, poniendo una mueca de fastidio mirando a otro lado. Bobby se pone de pie y se le acerca, extendiéndole su mano, provocando que Jr. le mire de reojo con duda.
Bobby: bien jugado, Bowsy. Volvamos a jugar alguna vez, es divertido pasar tiempo con ustedes (le sonríe tiernamente)
Jr. lo mira algo conmovido para luego levantarse y darle la mano, estrechándolas ambos, dibujándose una pequeña sonrisa en el pequeño pelirrojo y regresando su alegría.
Jr.: lo mismo digo, me gusta jugar. Perdona si me puse así (se rasca la nuca)
Bobby: no hay problema
Bobby abraza de improviso a Jr., quien se sonroja levemente y corresponde el abrazo con una sonrisa y con los ojos cerrados. Larry, por su parte, los veía y sonreía, aunque por dentro reía entre dientes viendo cómo Jr. movía su cola sin percatarse.
Jr.: (pensando) no puedo enojarme con Bobby, no sé por qué… pero disfruto de sus abrazos.
Al cabo de un buen rato alguien toca la puerta, es Mykey. Al sentir la puerta abrirse, los pequeños se separan
Mykey: hola, chicos! Larry, el sr. Kamek dijo que llegó el doctor para examinarte el brazo
Larry: ¡por fin!
Jr.: ¿qué, ya? ¿Tan rápido pasó la semana?
Bobby: vaya… ni cuenta nos dimos
Larry: para ustedes, pero a mí se me ha hecho largo
Mykey: entonces, ¿vamos?
Larry: con mucho gusto
Bobby ayuda a levantar a Larry con sumo cuidado tomándolo de la mano izquierda. Luego de eso, los chicos acompañados del Koopa mayor salen de la habitación de Larry. Mykey se detiene en seco, razón por la cual los tres chiquillos ahí se den cuenta y se giren hacia él
Jr.: ¿Qué sucede, Mykey?
Mykey gira su mirada hacia la izquierda y se queda viendo en esa dirección. Justo en ese momento llega Kamek, yendo a encontrar a los chicos y nota que los niños miran como Mykey tiene su vista hacia el fondo, quien no se había dado cuenta de la presencia del magikoopa
Mykey: es que… me pareció oír algo…
Kamek: ¿todo bien, chicos?
Mykey: (gira su mirada hacia Kamek) ah, sr. Kamek. Nada, es sólo que escuché algo… eh… ¿es la música que Ludwig compone?
Kamek asiente, a lo que Mykey vuelve a girar su mirada hacia la puerta de la habitación de Ludwig, poniendo una expresión algo melancólica y da un suspiro algo silente, cosa que Bobby se percata
Bobby: ¿hermano?
Eso saca del trance a Mykey
Bobby: ¿te sientes bien?
Mykey: ¡ah! S-sí, no te preocupes
Kamek nota la expresión del Koopa de índigo, por lo que decide cambiar el tema.
Kamek: bueno, vamos con el doctor, Larry.
Jr.: ¿vienes, Mykey?
Mykey: adelántense ustedes, tengo que atender otro asunto
Bobby: está bien, hermano. Te veré al rato
Así, los niños Koopa y Kamek se retiran. Bobby mira de reojo a Mykey algo preocupado mientras camina; su hermano hace una señal de despedida con su mano mientras le sonríe.
Al perderlos de vista, Mykey deja de sonreír y pone una expresión pensativa, dándose la vuelta y acercándose a la habitación de Ludwig, poniéndose en frente y escuchando aquella música tan nostálgica para él.
Mientras tanto Bobby y Jr. están afuera, sentados esperando, ambos moviendo sus piernas en vaivén mientras tienen sus manos en sus rodillas. Ambos chicos están esperando a Larry.
Bobby tiene una mirada algo tensa, lo cual es notado por Jr., quien pone su mano en la de su amigo.
Jr.: estará bien, Bobby. Es Larry, siempre está bien
Bobby: lo sé, pero la espera siempre me pone impaciente
Jr. pensaba en algo para distraer a su amigo, por lo que se levanta de su asiento
Jr.: oye, qué te parece si le hacemos una broma a Larry, algo simple
El chico peli-verde lo mira atento y arqueando una ceja
Bobby: ¿Qué tienes pensado?
Jr.: no lo sé, tal vez dibujarle bigotes mientras duerme
Bobby sonríe y también se levanta y se coloca al frente de Jr.
Bobby: y también unos lentes
Jr.: y luego sacarle una foto
Bobby: se enojará, pero se verá gracioso
Jr.: ¡vaya que sí!
Ambos se ríen entre dientes y cubriendo sus bocas, hasta que alguien los interrumpe– ¡qué traviesos! –ambos chicos reconocen esa voz y se paralizan, sintiendo como su pelo se eriza. Jr. levanta su mirada y Bobby, con cierto nerviosismo, mira hacia atrás por encima de sus hombros, notando que era su hermano mayor, quien les sonreía con una ceja arqueada y con los brazos cruzados.
Mykey da unas pequeñas risas y se encoge de hombros, luego toma asiento y da un pequeño suspiro. Los chicos notan eso y se miran dudosos, para instantes después sentarse a su lado
Bobby: ¿hermano?
Su hermano lo mira con atención
Bobby: ¿estás bien?
El joven Koopa tarda unos segundos en contestar, algo dubitativo
Mykey: sí, no te preocupes
Mykey cerraba los ojos y se cruzaba de brazos nuevamente. Bobby miraba a Jr., con quien intercambian expresiones de confusión. El pequeño pelirrojo niega un poco con la cabeza, encogiéndose de hombros y viendo confundido a Bobby, quien parecía verse preocupado por su hermano mayor, para entonces volver su mirada hacia él.
El Koopa mayor rompe el silencio
Mykey: ¿aún no sale Larry?
Ambos niños Koopa niegan con la cabeza. Mykey dirige su mirada hacia la puerta de la enfermería sin mover su cabeza.
Mykey: ya veo…
…………………………
Durante la consulta médica, el doctor le saca lentamente la muñequera a Larry hasta dejarla libre por completo. El pequeño Koopa trataba de mover sus dedos palpitando su mano y estirando su brazo para luego flexionarlo lentamente.
Dr. Mario: muy bien, pequeño Larry. Veo que has seguido el tratamiento a la perfección, te felicito
Larry: gracias (sonríe)
Dr. Mario: bien. Lo que queda es reposar y no hagas movimientos bruscos. Supe de Kamek que te gusta el tenis y los videojuegos. Procura no practicar eso hasta que te recuperes por completo.
Larry: (asiente lentamente) sí, doctor…
Larry mira a Kamek, quien observaba al pequeño Koopa con los brazos cruzados. Ahí mira a su tutor con cierto nerviosismo
Larry: … lo… lo prometo (sonríe algo nervioso)
Dr. Mario: muy bien. Aquí tienes (le da una paletita sabor fresa)
Larry sonríe y toma su regalo
Larry: ¡sí! Gracias, doc.
El chico de celeste abre su golosina y empieza a saborearla, moviendo su colita de felicidad
Larry: ya quiero contarle a Bobby
Dr. Mario: ¿Bobby?
Larry: sí, es mi mejor amigo, él y su hermano han sido muy buenos conmigo
El doctor mira a Kamek algo sorprendido, quien asiente.
Kamek: bueno, Larry, ve con tus amigos. Yo tengo que hablar con el doctor
Larry: está bien, Kamek. Muchas gracias por todo, doc.
Larry sale de la enfermería, quedando ambos adultos ahí
Dr. Mario: ¿acaso Bobby y Mykey están en el castillo?
Kamek: así es. Larga historia, pero en resumen estarán más seguros aquí
Dr. Mario: entonces el chico de morado del otro día era él… no tuve tiempo de saludarlo ni nada. Vaya… cómo olvidar a esos pequeños. Todavía recuerdo cuando asistí al pequeño Bobby en su nacimiento
Kamek asiente con una sonrisa. Mientras ellos conversaban, Larry se reúne con los chicos, quien se notaba muy feliz. Bobby y Jr. van donde él y se alegran de verlo
Larry: ¡holis!
Bobby: ¿Cómo te fue?
Larry: ya me dieron de alta, hasta me dieron una paletita por ser un niño bueno (la lame)
Bobby: me alegra mucho oír eso
El pequeño Bowsy se gira un poco cubriendo su boca
Jr.: (susurrando entre dientes) ¿niño bueno? Más bien niño bobo…
Larry: te escuché, Jr.
Bobby mira con un ligero ceño fruncido a Jr., quien deja el tono burlón y pone una expresión más serena
Jr.: …pero… me alegra que estés mejor, hermano…
Larry arqueaba una ceja, pero al escuchar esas palabras lo conmueven y le sonríe lenta y tiernamente
Larry: gracias, Jr.
Bobby: ¡sí!
Bobby se acerca a ambos Koopas y los abraza, quienes se sorprenden y se sonrojan. Los hermanos se miran mutuamente y se encogen de hombros, correspondiendo el abrazo, cosa que hace que ellos muevan su pequeña cola sin darse cuenta. Bobby nota eso y se ríe para sí. Mykey los observa algo nostálgico y sonríe, para luego levantarse de su sitio y dirigirse a ellos, quienes se separan un poco.
Jr. y Larry se percatan de sus colas y las detienen con sus manos, notándose algo avergonzados y mirando hacia otro lado. Bobby guiña y saca su pequeña lengüita en señal de burla mirando a su hermano mayor, quien niega con la cabeza riendo entre dientes.
Mykey: bueno, Larry, es grandioso que tu brazo esté bien. Cuídate mucho, ¿sí? No hagas nada imprudente y sé amistoso. Nunca pierdas esa sonrisa ni ese carisma, mi pequeño amigo.
Larry asiente y sonríe entusiasmado, notándose un pequeño rubor en sus mejillas y la mirada centelleante
Larry: ¡sí! Lo prometo
Mykey: buen chico
El joven de cabello morado le acaricia la cabeza y parte del pelo a Larry, quien da pequeñas risitas y notándose en él más rubor que antes, cosa que le provoca mover su cola rápidamente de la felicidad, guiñando.
Por otro lado, Jr. saca una cámara para poder grabar a Larry mientras mueve su cola y poniendo cara de bobo. Su amigo peli-verde lo nota y lo mira con cierta picardía.
Bobby: lo vas a molestar con eso, ¿no?
Jr.: ¡oh, sí!
Jr. se ríe despacito y Bobby se encoge de hombros negando con la cabeza, aunque también sonríe de cierta maldad, ya que en el fondo de su corazón también quiere travesear con Larry.
Luego que Mykey le felicite, Larry lo abraza de imprevisto, cosa que lo sorprende para instantes después corresponderle el abrazo. Larry, con los ojos cerrados, le dedica unas palabras
Larry: muchas gracias, Mykey.
Mykey y él se separan un poco, mirándose frente a frente.
Larry: Gracias por estar ahí cuando lo necesitaba. Gracias por no menospreciar mis gustos. Gracias por todo, Mykey. Te prometo que haré más deporte y que tendré más cuidado con mis acciones. También seguiré tu consejo de tocar un instrumento. Cuando sane por completo le diré a papá
Mykey: me alegra oír eso, pequeño azulito
Mykey le toca la nariz al pequeño de celeste con su dedo índice, haciendo que Larry de pequeñas risitas y moviendo de nuevo su colita.
Jr. se cruza de brazos, asintiendo con los ojos cerrados y con una sonrisa en su semblante, mientras Bobby levanta ambos pulgares arriba mientras sonríe mostrando los dientes. Larry los mira y también les sonríe.
Mykey: bien, ahora vayan a jugar, procurando hacerlo con cuidado
Larry: ¡claro! ¡Así será!
Larry va donde sus amigos y se dirigen a otro lado, dejando a Mykey, quien lo miraba con una sonrisa. Los pequeños van alejándose mientras platican entre sí.
Larry: ¿Qué quieren hacer ahora?
Bobby: ¿y si te pintamos unos bigotes?
Larry: (riendo) ¡B-Bobby!
Jr.: (encogiéndose de hombros) él lo dijo, yo lo apoyo
Larry: el que se duerme primero será la victima
Bobby: nah, eso sería trampa. Mejor un concurso de miradas
Jr.: ¡uy, qué chiste! Yo tengo los ojos pequeños, les ganaré ¡ja!
Larry: claro, cuando los Goombas representen una amenaza, ¡je!
Bobby: (pensando) al menos no están peleando ¡ji! (sonriendo)
Mientras los chicos se iban, la sonrisa de Mykey poco a poco iba desapareciendo hasta dar un pequeño suspiro mirando a otro lado.
El joven empieza a recordar aquél asunto que atendió mientras los pequeños iban a la enfermería, por lo que cierra sus ojos y recuerda…
FLASHBACK
… cuando se dirige a la puerta de Ludwig, se detiene un momento a escuchar la melodía que éste estaba ensayando en su piano.
Puertas adentro, Ludwig trataba de ensayar, cerrando sus ojos y dejándose llevar, para instantes después errar una nota, cosa que le provoca algo de pesar. Al detenerse, da un suspiro y pone su frente en las teclas en señal de frustración. Luego levanta la mirada para contemplar su partitura
Ludwig: ¿Por qué? ¿Por qué me cuesta tanto? No se supone que sea tan difícil, vamos de nuevo…
Así, Ludwig se empeña en empezar nuevamente, tratando de relajarse y mirar su partitura una vez más antes de cerrar los ojos y tocar las teclas respectivas.
Antes de hacerlo y posicionar a pocos milímetros sus dedos de las teclas, Ludwig duda y suspira nuevamente.
Puertas afuera, Mykey escucha aquella sensación de frustración, por lo que no evita sentirse algo preocupado. El joven de índigo se posiciona frente a la puerta y se dispone a abrir la puerta, pero se detiene rápidamente y retractando su mano del picaporte, por lo que decide golpear la puerta, pero antes de hacerlo se detiene otra vez. Mykey tiembla su mano con la que iba a llamar a la puerta.
Mykey: (pensando) no… no quiero molestarlo… espero poder hablar con él en algún momento…
Al cabo de unos segundos agacha la mirada, por lo que da un respiro y se gira hacia la izquierda, caminando lentamente. Mientras lo hace, mira de reojo hacia atrás en dirección a aquella puerta azulada con detalles anaranjados en el marco
FIN DEL FLASHBACK
Sus pensamientos se ven interrumpidos por un ruido que escucha detrás de él, lo que provoca que abra sus ojos y dirija su mirada en esa dirección, notando que era Ludwig. El Koopa de cabello azul nota que lo descubrieron, por lo que se esconde rápidamente tras una pared.
Mykey: eh… ¿Lud… wig…?
El Koopa mayor va a ver si sus ojos no lo engañaban. Al llegar ve que él estaba ahí, con los brazos cruzados y una mirada algo seria
Mykey: ah… hola
Ludwig se queda estático y responde, sin mirar a Mykey
Ludwig: (con un tono sereno y serio a la vez) ho-hola…
Mykey no paraba de mirarlo, tenía dudas de por qué estaba ahí escondiéndose
Mykey: ¿todo bien, amigo?
Él dirige su mirada a Mykey con una expresión de duda
Ludwig: ¿amigo?
Mykey: eh… bueno… (Se rasca la nuca) es un decir, tú sabes…
Ludwig pone sus brazos en su espalda y se pone frente a frente con su compañero de índigo, cambiando de tema
Ludwig: bueno… al parecer convenciste a Larry de salir de su “mazmorra”, como él suele decir
Mykey: sí… pero técnicamente no hice nada, yo…
Ludwig: (interrumpe) ¿cómo lo hiciste?
El Koopa de gafas oscuras pone expresión de duda
Mykey: ¿qué?
Ludwig: ¿Cómo hiciste que Larry quiera aprender a tocar un instrumento?
Mykey: mmm… yo sólo le dije que si le gusta la música podría intentarlo; al principio no quería, no se sentía seguro; no me dijo muchos detalles
Ludwig: ¿sabes por qué te pregunto? Porque yo por años quise que él tocara el piano y siempre me decía que eso no le interesaba y que era “aburrido” (haciendo comillas con sus manos). Me resulta extraño que ahora, de la nada y porque se lo digas tú, le dé por aprender algo que no sean sus videojuegos. Es más, ni siquiera sabía que le gustara la música
Mykey se quedó algo atónito ante esa afirmación, mirando a Ludwig por un breve momento en silencio
Mykey: qué curioso…
Ludwig: ¿Qué quieres decir?
Mykey: bueno, a ambos les gusta la música, pero un género distinto. Tú gustas de la música clásica; él, la electrónica. Son tan parecidos pero tan opuestos también… cualquiera diría que tratarían los dos de conocerse más, pero… (Se encoge de hombros)
Ludwig miraba a Mykey algo dubitativo mientras poco a poco su mirada era desviada a otro lado, cosa que es notada por el Koopa mayor.
Mykey: pero oye… no te sientas mal. Créeme que yo sólo trataba de hacer sentir bien a Larry. No tuve la intención de desplazarte, si es lo que estás pensando
Ludwig mira extrañado a Mykey y luego rompe en risas, cosa que al Koopa peli-morado le mira confundido.
Cuando Ludwig deja de reír, se dirige más serio a Mykey
Ludwig: ¿de verdad crees que esto me afecta? Nah, estás soñando
Mykey: (encogiéndose de hombros) lo siento, era la impresión que me dabas. Pero está bien. Como sea, iré por café, ¿quieres?
Ludwig lo mira algo confundido
Mykey: ¿Qué? ¿Qué pasa?
Ludwig: n-nada. Por ahora paso
Mykey: está bien. Cuando quieras (le sonríe)
Mykey se retira dándose la vuelta. Esa sonrisa que él tenía se convirtió en un pequeño suspiro, mirando algo más pensativo y serio.
Mykey: (pensando) sólo espero que no haya más problemas
Al perder de vista a Mykey, Ludwig se apoya de espaldas a la pared, apoyando su pie en ella y cruza los brazos, suspirando y mirando hacia arriba
Ludwig: (pensando) este chico es muy perspicaz… pareciera saber lo que estoy pensando. Tendré que vigilarlo (suspira) pero… si soy sincero conmigo mismo, pareciera haber… algo familiar en él… ¿qué será…?
Mientras él estaba meditando su situación con Mykey, Ludwig siente una especie de punzada en su cabeza, cosa que lo hace reaccionar y se posiciona con sus dos pies en el suelo, inclinando su cabeza hacia adelante. Dicha punzada le provoca que dé un gemido algo fuerte, haciendo que con su mano izquierda se toque con cuidado la zona lateral de su cabeza.
Con esfuerzo Ludwig respira algo agitado y trata de reincorporarse, cerrando fuertemente sus ojos, sudando nervioso y tratando de apoyar su mano en la pared. Poco a poco va regulando su estado y levanta la mirada, tragando un poco de saliva en el proceso.
Ludwig: (jadeando leve) ¿otra vez? Será mejor… que hable con Kamek…
Se pone derecho y da un respiro para luego exhalar lentamente. Segundos más tarde camina lentamente.
Mientras eso ocurre, Morton va caminando en dirección contraria, quien estaba con los ojos cerrados y tarareando, con la boca manchada de chocolate, no fijándose por dónde iba. Ludwig respiraba profundo a medida que caminaba, tratando de relajarse y no fijándose por donde iba.
Al ambos virar en la esquina del mismo pasillo chocan el uno con el otro, siendo Ludwig quien rebota en la panza de Morton, dando unos pasos hacia atrás, perdiendo el equilibrio y cayendo sentado. Morton se queda casi intacto de pie sin haberse movido demasiado más allá de la sorpresa.
Ludwig cae tan súbitamente que impacta fuertemente su trasero contra el piso, sobándose. Al levantar la mirada nota a un preocupado Morton
Morton: ¡AH! ¡MORTON LO SIENTE!
Ludwig siente cómo el dolor de la punzada se incrementa, por lo que no evita sobarse con cuidado ahí también. Al tratar de levantarse, Morton intenta ayudarlo extendiéndole la mano, pero Ludwig lo aparta con la suya
Ludwig: ¡no me toques con tus sucias manos, Morton!
Morton aparta su mano y esconde ambas en su espalda, con una expresión de vergüenza en su cara, así como también agachando su cuello en su caparazón y mirando el suelo.
Ludwig se levanta con cuidado y se sacude, ya que por el impacto se había levantado un poco de polvo. Luego de eso, el Koopa de azul mira a su hermano y nota que tiene la boca manchada, mirándolo con cierta molestia
Ludwig: ¿sabes? Deberías dejar de comer tanta chatarrería, ya estás lo suficientemente gordo. Pero bueno, yo sé que no entiendes lo que digo, después de todo hablarte es una absoluta pérdida de tiempo.
Morton se quedaba en silencio, tan sólo mirando al suelo
Ludwig: Mejor me voy, tengo mejores cosas qué atender.
Procede a retirarse, pero antes de eso pasa su mano por su cabello de forma pomposa, golpeando la cara de Morton con su cabello, provocando que él se cubra con sus manos. El joven de azul deja a su hermano ahí, sin siquiera mirarlo al pasar por su lado.
Morton se le queda viendo y luego le da la espalda, agachando la mirada de la pena que sentía en ese instante. Ludwig, por su parte va caminando de brazos cruzados con una expresión seria y molestia al mismo tiempo.
Sin embargo, a medida que el hermano mayor va caminando su estado anímico transiciona a algo más arrepentido, deteniendo sus pasos y poniendo sus manos en sus costados.
Ludwig: (pensando) creo… que esta vez me pasé…
Ludwig da un suspiro y se gira para ver a su hermano de tez oscura, dirigiendo su mano hacia él como si quisiera alcanzarlo. No obstante, cuando se voltea por completo él ya no estaba ahí
Ludwig: (susurra) M-Mort…
Aquel Koopa arrepentido baja su mano y luego la lleva a su pecho, a la altura de su corazón, cerrando los ojos por un momento
Ludwig: (pensando) ¿Por qué? ¿Por qué tengo que actuar así? ¿Qué pasa conmigo?
Repentinamente vuelve a sentir esa punzada en su cabeza, logrando que Ludwig se sostenga con cuidado nuevamente
Ludwig: (pensando) no tengo tiempo para tonterías… iré a mi cuarto a descansar. Será lo mejor.
El joven prodigio finalmente se retira, lentamente.
En cuanto a Morton, él estaba a la vuelta del pasillo, sentado y apoyando su espalda en la pared. Se le notaba triste y cabizbajo. Miraba sus manos y no podía evitar suspirar
Morton: (susurra) Morton es un desastre…
Un angustiado Koopa se queda ahí por unos instantes antes de levantarse y dirigirse a su habitación.
Morton camina algo arrastrado y lento, mirando más al piso que al frente, cosa que le haría pasar otro momento curioso. Resulta que justo en ese momento Bobby y Jr. estaban jugando a las carreras por el pasillo, sin fijarse por donde iban. Bobby se adelanta a Jr., lo cual hace que el pequeño peli-verde mire hacia atrás haciéndole morisquetas a su rival de carreras, cosa que lo hace irritar
Jr.: ya verás, tú…
Jr. se detiene en seco y le advierte a Bobby
Jr.: ¡Bobby, cuidado! (haciéndole señas con las manos)
Bobby: ¿pero qué…?
El pequeño Koopa no termina su oración, ya que a medida que se preguntaba a qué se refería Bowsy, Bobby gira su mirada hacia el frente. Al hacerlo, Bobby choca con Morton, quien tampoco se había dado cuenta de los chicos.
El impacto de ambos provoca que Morton pierda el equilibrio y caiga sentado; Bobby queda un poco aturdido, sus ojos dan vueltas y ve estrellitas, tambaleándose y cayendo sentado también, llevándose las manos a la cabeza y para tratar de recuperarse. Jr. se acerca a los Koopas
Jr.: ¿estás bien, Bobby?
Bobby: s-sí… creo que sí
Bobby nota que Morton aún sigue algo sorprendido por el impacto, por lo que se levanta como puede y se acerca al Koopa más grande.
Bobby: lo… lo siento, Morton… ¿estás bien? ¿Te golpeé muy fuerte?
Morton se sacude la cabeza rápidamente y se lleva la cabeza a la nuca, riendo un poco en el proceso
Morton: (risas) ¡NO SE PREOCUPEN! MORTON ESTÁ BIEN
Jr. se cubre los oídos con sus manos. Extrañamente Bobby no parece sentirse incomodado, por lo que mira al Koopa más grande con algo de suspicacia, pero no parece tomarle importancia. Morton se levanta y se sacude. Bobby se acerca y lo abraza, cosa que provoca un pequeño rubor en el grandote.
En ese momento aparece Roy y nota aquella escena
Roy: ¿Qué ocurre aquí?
Todos ahí notan su presencia y ambos chicos se separan del abrazo
Jr.: nada, sólo que Bobby y yo estábamos jugando y nos encontramos con Morton
Morton: (ríe entre dientes) Y BOBBY GANÓ
Jr.: (sonrojado) oye… bueno, sí…
Bobby: mejor suerte para la próxima, Bowsy. Por cierto, ¿a ustedes les gusta jugar a las carreras?
Roy: nah, no soy tanto de correr
Morton: A MORTON TAMPOCO, PERO LE GUSTAN LOS ABRAZOS
Bobby: ¡qué tierno! A mí también me gustan los abrazos
Jr.: s-sí… a mí también (sonrojado y rascándose la nuca)
Bobby: ¿qué hay de ti, Roy?
Roy: ¿y-yo? b-bueno… (Se rasca la mejilla) la verdad es que no mucho (se sonroja un poco)
Morton: SÍ LE GUSTAN
Roy: (más rojo) ¡¡M-Morton!!
Morton se acerca a Roy y trata de abrazar a su hermano mayor, cosa que parece incomodarle un poco, por lo que trata de alejarlo.
Roy: s-suéltame…
En ese momento, de un brusco movimiento Roy empuja a Morton, apartándolo de él. El Koopa rechoncho da unos pasos hacia atrás y pierde el equilibrio, cayendo de espaldas y girando sobre sus púas hasta caer panza abajo. Bobby y Jr. dan un jadeo de la impresión.
Morton levanta la mirada hacia su hermano de gafas oscuras, el cual se le notaba algo molesto, cruzándose de brazos.
Jr.: Roy…
Bobby: ¿estás bien, Morton?
Morton asiente pero no intenta levantarse, mirando a otro lado. Bobby se le acerca e intenta ayudarle a que se ponga de pie, pero el Koopa es más pesado y Bobby es incapaz de ayudarlo.
Roy traga saliva y va donde Morton para ayudarlo, pero al sentir la mano de su hermano de morado, Morton la quita haciendo que ambas manos se separen bruscamente. Luego de eso, el Koopa de gris oscuro se levanta, con una mirada algo molesta. Roy se queda en silencio mientras los dos pequeños observan.
Morton se retira sin decir nada más. Roy se lleva su mano a su nuca, tampoco sin decir nada
Jr.: Roy, creo que no debiste empujarlo
Roy mira a su pequeño hermano y no le dice nada, desviando la mirada y ajustándose sus gafas oscuras.
Bobby: lo siento, Roy… fui yo quien empezó eso de los abrazos (agacha la mirada)
Roy: (suspira) no es tu culpa sino mía. Ya hablaré con él después…
Al poco rato, Morton llega a la cocina y saca una bolsa de frituras, abriéndola y comiendo. El joven pone una cara de enojo, pero luego deja de comer y suspira, poniendo una cara de tristeza.
Sin darse cuenta Morton, Mykey estaba a su lado bebiendo café
Mykey: hola, Morton
Morton da un pequeño sobresalto del susto, botando al suelo las frituras que había abierto. Al ver eso, el Koopa de grandes cejas da un largo suspiro de decepción. Mykey se levanta de su sitio y va a recoger eso, tirándolo a la basura
Mykey: lo lamento, Morton
Morton: (susurra) no… no importa… al cabo que Morton ni quería…
El chico de negro pone sus brazos en la mesa y apoya su cabeza en ella, con una mirada perdida
Mykey: ¿estás bien, amigo?
Morton mira a Mykey, confundido por esa palabra: “amigo”
Morton: (susurra) ah… s-sí…
Mykey lo mira algo distraído, por lo que saca una cajita de un mueble y la abre, ofreciéndole a Morton su contenido: unas galletas con mermelada. Esas golosinas sorprenden a Morton, cuyas pupilas se dilatan al verlas.
El joven mayor le sirve en un pequeño plato algunas galletas y le sirve un poco de leche, para posteriormente sentarse a su lado y continuar bebiendo su café
Mykey: adelante, sírvete, son para ti
Morton: ¿de… DE VERDAD?
Mykey: desde luego, pequeño amigo
Morton mira su plato de galletas y se saborea, sonriendo
Morton: ¡G-GRACIAS!
Aquel Koopa de ojo estrellado se dispone a agarrar una galleta cuando repentinamente recuerda unas palabras que lo hacen dudar– “¿sabes? Deberías dejar de comer tanta chatarrería, ya estás lo suficientemente gordo.” –dicho por su hermano más mayor, por lo que retracta su mano. Mykey lo observa y no evita sentir duda ante eso
Mykey: ¿Qué sucede?
Morton: ES QUE… (Susurra) Morton no debería comer tanto…
Mykey: ya veo
Morton suspira algo silente, no obstante el Koopa de índigo lo mira un poco más serio
Mykey: pero… no pareces muy convencido, ¿todo está bien?
Morton no pronuncia palabra alguna, a lo que Mykey sigue preguntando
Mykey: ¿acaso… alguien te hizo sentir mal?
Morton abre un poco más los ojos y su boca en señal de sorpresa, para luego mirar a Mykey, quien lo seguía observando atentamente.
Morton: (susurra) b-bueno… más o menos. Los hermanos de Morton creen que Morton es un estorbo
Mykey: ¿estorbo?
Morton asiente
Mykey: ¿pero tú te consideras un estorbo?
Morton: (susurra) sí. Morton grita, come y hace sentir a los demás incómodos
Mykey: bueno, a mí no me haces sentir incómodo. De hecho, te encuentro muy adorable.
Morton se rasca la mejilla, todo sonrojado
Morton: (risitas, susurrando) Morton agradece
Mientras ellos hablan, Iggy y Lemmy se acercan a la puerta de la cocina y escuchan a Mykey hablando. En principio creen que está hablando solo debido a que sólo oyen al joven peli-morado preguntando y comentando sin que nadie parezca responder, hasta que entran y notan que también está Morton ahí, lo cual los sorprende, ya que saben que Morton alza la voz para dialogar. Se quedan ambos algo confundidos
Lemmy: ¡ho-hola, chicos! Pensé que estabas hablando solo, Mykey
Mykey: ¿por qué lo dices?
Lemmy: bueno, es que solo te oímos a ti y Morton es gritón, pues… (Se encoge de hombros)
Iggy: cada vez que estamos cerca de Morton nos tenemos que tapar el oído, ya que suele ser molesto
Morton no evitó sentirse algo ofendido, pero miraba a otro lado algo molesto.
Morton: (susurra) ¿ya ves?
Mykey mira de reojo a Morton para luego mirar a los chicos de ojos grandes.
Mykey: bueno, yo oí perfectamente lo que Morton me decía y no necesitó gritar.
Iggy: ¿c-cómo?
Mykey: tengo el oído muy agudo
Iggy y Lemmy se miran sorprendidos entre sí
Mykey: escuchen, aunque entiendo que a todos ustedes les afecte, personalmente no me molesta que alce la voz.
Iggy se rascaba la nuca y Lemmy entrelazaba sus manos, ambos no sabían qué decir. Por su parte, Morton nunca había recibido tanta atención por alguien, ya que casi siempre lo ven como alguien gritón, por lo que no paraba de mirar a Mykey con una expresión de sorpresa, para luego dar una pequeña sonrisa.
Iggy: a mí no me molesta Morton, sólo que trate de regular su tono de voz, eso es todo (le sonríe)
Lemmy: sí, él es muy agradable. No te odiamos, Morton (le sonríe)
Morton asiente y sonríe más
Morton: ¡¡¡GRACIAS, HERMANOS!!!
Tanto Iggy como Lemmy se cubren los oídos pero continúan sonriendo. Instantes después, Morton se cubre la boca. Mykey se encoge de hombros.
Luego de eso, los dos Koopas que recién llegaron toman un vaso de leche y se retiran de ahí. Morton deja de sonreír poco a poco. Mykey se sirve su último sorbo de café y levanta las cosas sucias y las lava. Mientras tanto, Morton lo observa y decide hablarle
Morton: ¡¿M-MYKEY?! (Se tapa la boca nuevamente)
Mykey: (se gira hacia él) ¿sí, Morton?
Morton: (se destapa su boca y susurra) ¿podría Morton hablar contigo en privado, si es que tienes tiempo?
Mykey se sorprende ante eso y le sonríe
Mykey: con mucho gusto, sólo deja que lave esto
Morton: (susurra) claro
Morton echa las galletas en una bolsa. Al cabo de un rato, Mykey termina de lavar lo que se ocupó. Cuando eso ocurre se dirige a Morton
Mykey: bien, ¿de qué quieres hablar?
Morton mira a ambos lados y luego toca ambos dedos índices entre sí
Morton: (susurra) ¿te molesta si acompañas a Morton a mi habitación? Morton no quiere que nadie oiga.
Mykey parecía algo confundido por esa petición, ladeando la cabeza, pero finalmente accede. Así, ambos caminan por el largo pasillo hasta llegar a la puerta de la habitación de Morton, la cual es de un color gris oscuro con detalles de color gris claro.
Ambos entran y Morton cierra la puerta. Desde la distancia, Ludwig estaba ahí en el pasillo, ya más recuperado del malestar. Él estaba yendo a su habitación cuando se percató de ambos chicos, observando cómo se reunían en la habitación de su más rechoncho hermano, por lo que decide acercarse y escuchar con sigilo. ¿qué será lo que Morton quiere hablar con su nuevo amigo?
- FIN DEL CAPÍTULO -
__________
| primero | anterior | siguiente |
3 notes
·
View notes