Tumgik
#en ambas lenguas
cyberbun · 11 months
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si no es meterme en algo que no me corresponde,¿pero a qué edades aprendiste ingles?
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Realmente no sabría decirte.
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deepinsideyourbeing · 1 month
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hermanaa, cómo sería Enzo x inexperienced!reader donde Enzo le enseña como hacer una blowjob
+18!
Cuando te posicionás entre las piernas de Enzo, con los labios hinchados por la intensidad de los besos que compartieron hasta hace un minuto, sus ojos cálidos encuentran los tuyos y sus nudillos acarician tu mejilla. Con su pulgar roza tu labio inferior, tirando con suavidad mientras intenta recuperar el habla.
-¿Estás segura?- pregunta luego de unos segundos de silencio.
-Sí.
Te permite despojarlo de sus prendas y no hace comentarios cuando permanecés inmóvil, con tu mirada fija en su miembro duro que clama por un poco de atención y tu lengua asomándose para humedecer tus labios secos. Toma un cojín del sofá y con un exagerado gesto de caballerosidad lo coloca sobre la alfombra para evitar que la posición provoque dolor en tus rodillas.
Tu mano recorre la distancia que los separa con timidez y cuando preguntás silenciosamente por su permiso para tocarlo, coloca su mano sobre la tuya para guiarla hacia su erección. Tus dedos se cierran sobre su extensión con cuidado, sin poder tocarse por su generoso tamaño, y la sensación hasta ahora desconocida te resulta fascinante. Es pesado y está caliente. Muy caliente.
Sonreís. Tus ojos brillan y lo tomás con ambas manos. Él se pregunta cómo podés verte tan tierna en una situación como esta, sosteniéndole la mirada cuando tus labios entreabiertos dejan pequeños besos húmedos sobre su punta brillante, robándole incontables suspiros con tan simple gesto.
-¿Así?- preguntás con un ligero temblor en la voz.
-Sí, así- acaricia tu pómulo-. También podés...
Tu lengua recorriéndolo lo obliga a interrumpirse y un gemido escapa de su boca cuando cerrás tus labios sobre él, tomando poco más que su punta. Arqueás ambas cejas, tu mirada invadida por la inseguridad que te provoca tu falta de experiencia, y cuando Enzo sonríe para tranquilizarte podés apreciar que lucha por no cerrar los ojos.
El sabor de su esencia invade tu lengua y suspirás. El calor entre tus piernas es todavía más intenso de lo que era durante la larga sesión de besos y estás segura de que tu humedad mancha mucho más que tu ropa interior. ¿Es normal que esto te parezca tan placentero? Necesitás preguntarle a Enzo una vez que terminen.
Tus primeros movimientos son lentos y medidos, en parte intentando replicar lo que tantas veces viste en videos porno y con la intención de provocarlo, pero comenzás a desesperarte y tomás más y más de su miembro en tu boca. Cada vez que retrocedés Enzo puede apreciar tu saliva corriendo en su piel y tiene que contenerse para no tomarte por el cabello y utilizarte sin piedad.
Con el correr de los minutos tu mandíbula comienza a doler. Te esforzás para ignorar el dolor, motivada por todos los sonidos de placer que tu novio te permite escuchar, pero la fuerza con que cerrás tus ojos junto con tu respiración agitada llaman su atención y te detiene rápidamente.
Estás por disculparte pero te silencia y toma tu mano, todavía cerrada firmemente sobre su erección. Rápidamente comprendés cómo le gusta ser tocado y te esforzás por seguir el ritmo establecido, regando besos en su punta, trazando una vena con tu lengua (es tan tentadora como las venas que adornan sus manos y brazos) y eventualmente volviendo a tomarlo en la calidez de tu boca.
Con voz ronca, Enzo susurra:
-Sos muy linda, ¿sabías?- tus mejillas arden tanto por la vergüenza como por la excitación y cuando negás el movimiento lo hace jadear-. Ahora...
Succionás y luego de un fuerte gemido arroja la cabeza hacia atrás.
-¿Así está bien?- preguntás luego de repetir la acción.
-Así está perfecto, princesa- acomoda tu cabello.
Todavía no se atreve a confesar cuánto desea terminar en tu boca y verte batallar para tragarlo todo, no, pero teme que llegado el momento cualquier remanente de control lo abandone. Está seguro de que disfrutaría tomar tus mejillas entre sus dedos, ejercer presión hasta que abras la boca y ver cómo su semen escapa, marcándote manchando tus labios y tu mentón.
Ojalá lo disfrutes tanto como él.
Buenas noches :)
taglist: @chiquititamia @creative-heart @llorented @recaltiente @lastflowrr @madame-fear @delusionalgirlplace ♡
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analisword · 7 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem Reader)
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Capítulo 16.
A pesar de que Alana llevaba un buen tiempo sin visitar la editorial, su cuerpo la transportaba  por pura memoria muscular, se sintió como en casa cuando el olor a hojas y tinta invadió sus fosas nasales, el lugar no se veía muy diferente desde la última vez que había estado ahí, y aunque las oficinas que se encontraban en Ciudad de México fueran sus favoritas debido a la nostalgia que estas provocaban en ella, también le encantaban las de Sevilla. 
—Alana, cuanto tiempo—la recibió la secretaria que se encontraba en el escritorio de la entrada.
—Hola—saludó Alana felizmente—. Vengo con Maricia, me pidió que viniera cuanto antes—informó mientras le mandaba un mensaje de texto a Enzo para avisarle que  había llegado a la editorial con bien. 
—Te está esperando en su oficina. 
Alana le sonrió en agradecimiento y subió por el elevador hasta la oficina de Maricia, en los pasillos se encontraban retratos de las portadas de los libros más aclamados de la editorial, entre ellos por supuesto, la saga de Alana. 
Debido a la confianza que se tenían, Alana entró a la oficina sin tocar, la sonrisa de su rostro se borró al notar que Sebastián se encontraba sentado ahí. 
—¿Qué hace él aquí?—preguntó Alana elevando la voz más de lo normal, sintiendo de inmediato la necesidad de salir corriendo del lugar. 
—Alana, siéntate por favor—le indicó Maricia pacíficamente, ¿cómo podía pretender que lo que le estaban haciendo estaba bien? 
—No pienso sentarme si él está aquí—replicó, Sebastián la miró con aburrición desde la otra silla—. Tiene una jodida orden de aprehensión, si no se va, le hablaré a la policía—dijo sacando su celular con manos temblorosas. 
—Me voy para que platiquen tranquilas—dijo Sebastián apunto de pararse, pero Maricia le hizo una seña con la mano para que volviera a sentarse. 
—Necesitamos hablar entre los tres, por favor, Alana—dijo Maricia con ojos suplicantes, Alana tomó una bocanada de aire e intentando mantener la compostura se sentó en en la otra silla, no sin antes intentar alejarla de Sebastián lo más posible, hace semanas que no lo veía. 
—Pudiste avisarme que estaría aquí, al menos—se quejó. 
—Ambas sabemos que no hubieras venido si te lo hubiera dicho—respondió Maricia con tono apelativo, Alana chasqueó la lengua al escucharla, lo decía como si eso fuera su jodida culpa,  si hubiera sabido que Sebastián estaría ahí, al menos le hubiera podido decir a Enzo que la acompañara, no podía evitar sentir miedo ante la presencia de Sebastián. 
Dios, Enzo se pondría furioso cuando se enterara que Maricia le había hecho tal cosa. 
—¿Podemos al menos  hacer esto rápido? Por favor—rogó, su ante asintió fuertemente. 
—Sé que ambos se encuentran escribiendo en este momento—dijo Maricia—. ¿Tienen un aproximado de en cuánto tiempo terminarán los respectivos libros?
—Un par de meses más, yo creo—dijo Alana, no tenía fecha exacta, pero en ese tiempo había avanzado hasta ¾ del libro. 
—No tengo fecha definida, estoy escribiendo a mi propio ritmo—respondió Sebastián, Maricia lo miró fijamente y soltó un suspiro. 
—Entiendo—dijo la mujer—. Alana, seré directa, no podemos publicar tu libro hasta que el de Sebastián esté listo.
Alana frunció el ceño al escucharla, Sebastián podía pasarse años escribiendo ese estúpido libro.
—No puedes hacer esto, no sabe cuándo lo va a terminar, el mío queda listo en unos meses, lo adelanto si quieres—exclamó rápidamente, para terminarlo más pronto tendría que sacrificar algunas horas de sueño, pero estaba dispuesta a hacerlo de ser necesario. 
—Sebastián inició el trámite de su libro antes—le recordó la mujer. 
—Sí, porque no me dejaba escribir el mío para que yo le corrigiera el suyo—escupió Alana. 
—Bueno, no te tenía con las manos amarradas, ¿cierto?—preguntó Maricia, Alana la miró incrédula, Marcia no sólo había sido su agente, también la había considerado una amiga, familia incluso. 
—Ignoraré tu comentario—bufó—. ¿Qué tiene que él haya iniciado su libro antes? Siempre se ha publicado el primero en ser terminado, no empezado.
—No es sobre eso—dijo Maricia. 
—¿Entonces sobre qué es? Porque déjame decirte que no estoy entendiendo nada.
—Engañaste a Sebastián—soltó Maricia simplemente—. Todos lo saben, estás de novia con el actor ese en poco tiempo, no queda con los valores de nuestra editorial y ciertamente no queda con la reputación que llevabas como persona hasta ahora.
—¿Y sí queda con los valores de la editorial publicar a un jodido golpeador?—peleó—. Maricia, estuve en el hospital—le recordó, nunca creyó tener que explicarse a sí misma. 
Sebastián veía la interacción con silencio, Maricia tomó una gran bocanada de aire y continuó hablando. 
—Si te publicamos primero a ti, pueden haber bajas para la editorial, deja que lo publiquemos primero a él, una vez que termine su novela, esperamos un poco más y ya publicamos la tuya, eres una escritora rápida, podrías incluso hacer la parte dos en lo que inicia el proceso de publicación de Sebastián. 
Alana la miró incrédula, sentía  un nudo en su garganta, Maricia y la editorial la habían apoyado durante toda su carrera, joder, Alana había llegado ahí antes que él. 
—¿Y cuándo será eso? ¿en uno, dos, diez años?
—No seas exagerada, Alana—dijo Sebastián volteando a verla.
—No te atrevas a hablarme—lo apuntó—. Me mantuviste sin escribir todo este tiempo, me golpeaste, me mandaste al hospital y ahora estás haciendo que no pueda trabajar. ¿Cuándo me dejarás en paz?
—Alana, sí puedes trabajar, sigue escribiendo, tu libro será publicado, te lo garantizo—dijo Maricia. 
—¡En tiempo indefinido!—replicó—. No puedo creer que estés de su jodido lado, Maricia. 
—Estuvo mal lo que Sebastián te hizo, pero tú tampoco hiciste bien. 
—Me parece estúpido que incluso haya punto de comparación—dijo parándose dispuesta a irse.
—Alana, por favor no hagas esto difícil—dijo Maricia. 
—¿Sabes qué? Vete a la mierda—escupió ella. 
—Alana, no seas estúpida—advirtió Sebastián.
—Vete a la mierda tú también—dijo—. Renuncio, no pienso seguir trabajando en esta porquería de lugar. 
—Alana, te tomará siglos volver a  encontrar editorial—dijo Sebastián. 
—Eso lo veremos—dijo ella saliendo de la oficina, sabía que él tenía razón, pero no pensaba mostrarse insegura ante él, ya no. 
—No estás pensando adecuadamente—dijo Sebastián siguiéndola, Alana se giró al escuchar su voz.
—Me estás arruinando la puta vida, Sebastián, nunca debí abandonar mi país para seguirte, cada día me arrepiento de haber sido tan jodidamente estúpida. 
—Dame dos años para terminar mi libro, después públicas el tuyo y ya está, aún estás a tiempo de pedirle disculpas a Maricia, no querrá perder a una escritora como tú. 
—Pues yo no pienso seguir trabajando con ustedes dos, así tenga que iniciar de cero, lo haré—dijo firmemente. 
—Alana—dijo Sebastián bajando la voz—. Será difícil encontrar una editorial aquí en España que te publique siendo mexicana, lo sabes bien, Enzo podrá tener muchos contacto en el mundo del cine, pero de literatura no sabe un carajo. 
—¿Qué tiene que ver Enzo en esto?—preguntó Alana desesperadamente—. Tú y tu maldita manía de reducir mi trabajo al de un hombre, por eso tú y yo nunca pudimos funcionar. 
—Lo hicimos durante cuatro años. 
—Hasta que me golpeaste. 
—Hasta que te acostaste con él—replicó. 
—No pienso seguir discutiendo contigo, dile a Maricia que mañana presento mi renuncia formal. 
—Alana, por favor hablemos como personas civilizadas—gritó Sebastián, provocando que varias personas en la editorial se giraran a verlos, Alana lo ignoró y tomó el elevador lo más rápido que pudo, intentando ignorar el hecho de que su ex novio la estaba siguiendo desde el otro elevador. 
                                                           ˖⁺‧₊˚♡˚₊‧⁺˖ 
—¡Corte!—gritó Julio, Enzo se dejó caer en el suelo cuando lo escuchó, llevaba casi todo el día de pie y sus piernas ya no podían soportar más—. Se queda, Enzo, vete a casa claramente estás al borde del colapso—dijo con algo de lástima en su voz. 
—¿No tenés que grabar más escenas?—preguntó parándose rápidamente mientras se limpiaba el césped de sus pantalones, sintiéndose avergonzado por lo dramático que estaba siendo. 
—Contigo no, puedes irte a casa—le ordenó Julio, Enzo agradeció con un asentimiento de cabeza, no era común que Julio le permitiera irse antes de tiempo.
Enzo se despidió con la mano rápidamente del resto de los actores que se quedarían para seguir grabando y se dirigió al camerino para tomar sus cosas, Alana se había ido del estudio hace unas tres horas, se imaginaba que para entonces la junta de la editorial ya habría terminado y no podía esperar por llegar temprano a casa para estar con ella.
Entró al camerino y Lucía se paró abruptamente de la silla al verlo entrar. 
—¿Retoque? Pero si está intacto el maquillaje.
—Nah, ya me puedo ir, terminé mis escenas por hoy—dijo felizmente, Lucía asintió efusivamente y comenzó a guardar tan rápido sus cosas que unas cuantas brochas se le cayeron de las manos. 
—Dios, ¿pero qué pasa con vos?—preguntó riendo mientras le pasaba una gorda brocha.
—¿Qué pasa de qué?
—No sé, parecés maníaca—respondió observándola de arriba a abajo. 
Lucía se rascó el cuello tan fuerte que dejó unas marcas rojas en su clara piel. 
—Bueno, ni cómo decirte, mirá—dijo pasándole el celular para después empezar a morderse las uñas, su amiga podía ser una persona muy nerviosa. 
Enzo la miró confundido y procedió a tomar el celular, al ver la imagen y el pie de foto se le fue el alma a los pies. 
''Alana Lomelí, escritora y nueva novia de Enzo Vogrincic, es captada conversando afuera de su editorial con su ex novio, el editor Sebastián Villafuentes, recordemos que el actor tuvo una disputa con el mexicano hace un tiempo afuera de un hospital (...)''.
Enzo sintió que la boca se le secaba, el pie de foto  y la noticia dejaba mucho que desear, claramente Alana y Sebastián no estaban conversando, sus expresiones demostraban enojo y frustración, se encontraban discutiendo, Enzo bloqueó el celular en cuanto alcanzó a leer uno que otro comentario donde se le juzgaba a Alana y se le llamaba de todo tipo de nombres hirientes por haber sido captada en cámara con Sebastián. 
—¿Hace cuánto fue esto?—preguntó Enzo guardando sus cosas rápidamente, tenía que revisar que Alana estuviera bien, no había forma en la que ella hubiese ido hasta la editorial sabiendo que Sebastián estaría ahí, le habían tendido una retorcida y horrible trampa. 
—Hace como una hora—dijo Lucía—. Alana tiene que estar bien, no hay forma en la que Sebastián la haya podido tocar en un lugar público, ¿cierto?
Enzo chasqueó la lengua al escucharla, no quería ni siquiera imaginar tal cosa, sintió como su pulso se aceleró y la forma en la que sus manos comenzaron a sudar, tomó su celular y encontró un mensaje de Alana de hace unos minutos en donde le decía que ya se encontraba en casa, Enzo se llevó la mano al pecho en alivio al leer el texto. 
—Está en casa—informó. 
—Qué alivio—dijo Lucía imitando su reacción.
—No puedo creer que su jodida editorial le haya hecho eso, claramente Alana no tenía idea de que Sebastián estaría ahí—dijo con tono de frustración.
Se encontraba nervioso al pensar en qué estado se encontraría a Alana, le rezaba al cielo que su novia no se encontrara muy alterada por el encuentro que había tenido con Sebastián, la pobre no podía tener un jodido respiro sin que algo malo sucediera, Enzo sentía la necesidad de protegerla y le irritaba el hecho de sentir que no estaba haciendo un buen trabajo. 
Cuando entró al departamento se encontró con Alana sentada en el sillón con Zola ronroneando sobre sus muslos, la gata fue la primera en notar que había entrado a la sala, pues brincó hacia él apenas lo vio ingresar, Enzo se agachó y le regaló una pequeña caricia en sus orejas. 
—Mi amor—susurró Enzo con pena en su voz, Alana soltó un sollozó y se le lanzó en los brazos, Enzo la sostuvo mientras acariciaba su cabello, se sentía fatal por la situación y le dolía hasta los huesos que Alana tuviera que pasar por eso. 
—No debí de haber ido—dijo con un hilo de voz, Enzo sintió que su garganta se cerraba un poco, pero intentó guardar la compostura.
—Tiene una jodida orden de aprehensión, ¿cómo permitieron que se acercara a vos?—preguntó Enzo con enojo, Alana se separó unos centímetros de su cara y lo miró con confusión, probablemente porque el chico sabía lo que había sucedido antes de que ella se lo contara—. Está en todos lados, les tomaron unas fotos. 
Alana frunció el ceño y Enzo tragó saliva en seco, sabía que no era su culpa, sabía que no era algo que él pudiera controlar, pero era consciente que él era el responsable de que las cámaras estuvieran puestas sobre Alana todo el tiempo, desde que se había dado la noticia de que ella y él eran pareja, le tomaban fotos hasta en el supermercado.
Alana se quitó el cabello de la cara con tono de desesperación y se dejó caer en el sillón. 
—¿Querés hablar al respecto?
—Renuncié a la editorial—dijo simplemente, Enzo abrió los ojos ampliamente al escuchar la noticia, Alana adoraba la editorial para la que trabajaba, había firmado con ella desde su primera saga.
—¿Qué?
—No pensaban publicar ninguno de mis trabajos hasta que Sebastián publicara el suyo y él no sabe cuando terminará su libro, conociéndolo se tardaría años con tal de que yo no pueda publicar nada—explicó rápidamente.
—Pensé que no lo volverían a publicar por lo que te hizo—dijo Enzo enfadado, ¿cómo alguien podía seguir leyendo a un hombre golpeador?
—Supongo que el público en verdad separa el arte del artista—dijo Alana con un tono de sarcasmo en su voz—. Pero resulta que eso no aplica para mí, piensan que tendrán ventas bajas por lo que yo ''le hice a Sebastián''—dijo haciendo comillas en lo último.
—Es una tremenda boludez. Lo siento mucho mi vida, sé lo  cómoda que te sentías trabajando ahí—dijo Enzo tomando su mano para ofrecerle su apoyo, Alana entrelazó sus dedos con los de él. 
—Maricia claramente prefiere apoyarlo a él que a mí, así que no quiero seguir trabajando ahí, mañana presentaré la renuncia formal.
—Yo te acompaño—dijo Enzo, no pensaba dejar a Alana sola en ese lugar. 
Ella asintió y le sonrió tristemente. 
—No porque renuncies dejarás de escribir, ¿cierto?—preguntó con nerviosismo, Alana sin escribir era como quitarle el agua a un pez. 
—No, claro que no—dijo—. Sólo que será difícil conseguir otra editorial. 
—Sos Alana, obvio un montón de editoriales morirán por publicarte—dijo Enzo intentando animarla.
—En Latinoamérica, no aquí—dijo ella levantando los brazos—. Simplemente me siento tan tonta, me siento atrapada en esta ciudad—dijo ella llevándose la cara a las manos, Enzo sabía que Alana no se sentía del todo bien viviendo en Sevilla, la ciudad y la cultura era preciosa, pero el corazón de Alana se encontraba en su país. 
—Bueno, vámonos—dijo él simplemente, Alana levantó la cara con curiosidad. 
—No podemos simplemente irnos—dijo ella riendo con tristeza. 
—No—coincidió él—. Pero podemos irnos aunque sea un fin de semana de aquí, ¿no? Necesitás un descanso de todo este lío, decí una ciudad, una parte del mundo y nos vamos este mismo el fin de semana—haría lo que fuera necesario para que Alana tuviera unos días de paz. 
—En, eso nos costará una fortuna. 
—Digo, tampoco estoy diciendo que nos vayamos a China—dijo él riendo con obviedad—. De preferencia algo por acá, estoy seguro que habrá un lugar que llame tu atención.
Alana se quedó pensativa por un momento mientras jugaba nerviosamente con sus dedos. 
—Anda, no te hagas del rogar—dijo Enzo empujándola suavemente de la rodilla. 
—Bueno—dijo ella suspirando—. Supongo que ir a la playa sería lindo—dijo tímidamente.
—Bueno, nos vamos a la playa entonces—dijo Enzo elevando los hombros—. Y hay que comprarle una transportadora a esta niña, no podemos dejarla sola acá—dijo cargando a Zola, Alana sonrió ampliamente, quizá las cosas no estaban pintando nada bien, pero irse de Sevilla por unos días les ayudaría bastante a distraerse. 
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roguenovus · 6 months
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HAZBIN HOTEL / HELLUVA BOSS X READER
¡Buenas! Voy a estar escribiendo shots X lector. Acepto sugerencias para obtener inspo!!
Normalmente escribo en español pero puedo incluir traducciones al inglés (If you configure the option to translate pages that are not in English in Google, you can directly translate the fics even if they are in Spanish, so don't refrain from suggesting even if you communicate in English!!!)
Intentaré publicar los shots en español e inglés si veo que hay lectores de ambas lenguas y se les dificulta la traducción.
I'll try and post the fics in both Spanish and English if I see that there is a mix of people reading and you cannot translate it for whatever reason
VOY A ESCRIBIR// I'LL BE WRITING
Blitzø X reader (mostly right now)
Alastor X reader
Vox X reader
Lucifer X reader
DO YOUR SUGGESTIONS!! PROPONGAN SUS IDEAS!!
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wosohavemyheart · 1 year
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PINK
No me convence mucho pero ahí está
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-¿Cuando piensas teñirte el pelo otra vez?- Pregunto girando la cara para poder mirarla aunque el sol molestaba un poco
Estábamos en Ibiza de vacaciones con algunas de las chicas antes del Mundial.
-Sii, ¿cuándo? Estas rara de morena. Mapi León de rubia es mejor ya sabes... Por el León- Suelta la coña Leila que estaba a mi lado tomando el sol conmigo y Pina.
Mapi estaba en el agua con Ale y Patri cada una en una colchoneta.
Mi novia tiene la magnífica idea de salpicar a Leila pero acaba mojandome a mi también
-María!- Exclamo cuando el agua entra en contacto con mi piel caliente
-Lo siento amor, fallo en los cálculos- Me hace un puchero.
¿Cómo puedo enfadarme con esa carita?
-Gobernada- Dice Leila
Mapi le saca la lengua y ambas se ponen a hacerse burla
-Vaya par de niñas- Suelta Alexia en voz alta y ambas la miran con la boca abierta indignadas.
-¿Perdona? Me lo esta diciendo la que se va a teñir el pelo de rosa cuando salga Barbie?- Dice Mapi y Leila la apoya.
-Eso es una coincidencia, no voy a hacerlo por la película
Y aunque parezca increíble las tres se ponen a burlarse y meterse entre ellas.
Y yo para fastidiar más a todas me levanto y me tiro en bomba dentro de la piscina salpicando a todas y ahí empezamos un guerra.
Vamos a aceptarlo, todas somos una niñas pequeñas.
-Aahahhhh ayuda mapiiii- Per esta en vez de ayudarme se une a Alexia para hundirme
Así nos pasamos unas cuantas horas hasta que volvemos tumbarnos a tomar el sol.
-Ahora enserio, ¿porqué no te tiñes de rosa?- Le pregunto a mi novia y todas me miran. Algunas raras y otras divertidas.
-¿Qué? ¿Cómo hemos pasado de rubio a rosa?- Pregunta incrédula.
-Siii es una buena idea, t/n- Me da la razón Patri.
-Ale y tu de rosa- Dice ahora Clau.
-Piénsalo, vaya dúo rosa sexy. Una en Barcelona y la otra en el culo del mundo
Me mira un poco mal
-Vamos Mapi- La anima Alexia
-No no no, ya sé. Nos teñimos todas de rosa
-Eso ya me gusta más - Dice mi novia
-Pero que me estas contando? No, ni de coña
Se niegan las tres que estaban molestando antes.
-Si si- Asiento con la cabeza.
Mapi me mira y yo a ella y al final sabe que vamos a terminar todas con la cabeza rosa.
-Pero tu piensas con la cabeza, t/n? -Me pregunta Patri- ¿Cómo nos van a tomar en serio si vamos 5 de 11 con el pelo rosa en un partido?
-Eso, a Ale todavía se lo pasan por qué es la reina pero a nosotras no- Intenta persuadir Claudia
-¿Solo 5? Ja- Me rio- Cuando empezemos la pretemporada somos más.
-Tú estas loca- Dicen todas menos Alexia a la vez.
La capitana solo nos mira divertida y mete mierda de vez en cuando
-Lo estoy- Les doy la razón- Pero sabéis que al final seremos 6 Barbies futbolistas
Bufan
-Si tenéis suerte el tinte se va antes de que empezemos la pretemporada- Intento consolarlas.
Y ahí estábamos, todas con un peluquero amigo de Alexia preparadas para el cambio de look o por lo menos yo y Ale.
-Amor enserio, todavía podemos dar marcha atrás... - Me suplica Mapi sentada en la silla de peluquería- Me tiño de rubio
Ya estaban tintadas Ale y Leila y ahora le tocaba a Mapi.
-Mi amor, te va a quedar genial. Nos va a quedar genial.
-Sigo sin estar convencida
-Vamos a ser la pareja fresa más sexy del mundo.
Frunze el ceño pero no dice nada más así que el amigo de Alexia empieza a hacer su trabajo.
-¿Cuánto dura el tinte?
-Poco, 1 mes por ahí... - Contesta el peluquero
-¿Qué? ¿Tanto?- Pregunta Claudia escandalizada.
-Es poco Clau, hay algunos que duran 3 meses. No soy tan mala
1 hora después todas tenemos el pelo pintado de rosa.
-¿Qué? ¿Cómo te ves, amor?- Se está mirando en el espejo después de que se haya aclarado el pelo.
-Psssss- Se mira y luego me mira a mi
-Vamos, acéptalo. Di "Amor, me queda genial. He echo berrinche para nada" Vamos...
Me saca la lengua a través del espejo y yo me río dándole un beso en la mejilla.
-Venga, posa.
Saco la cámara y nos hago unas cuantas solas y luego con todo el grupo.
-Estamos preciosas. Somos unas barbies divinas- Dice Leila y la miro mal.
-¿Tanto escándalo para que?
-Solo se quejan las niñas- Dice Alexia- Vámonos T/n
-Quien llegue última paga los helados- Chillo corriendo hacia un puesto de helado.
La última en llegar es... Mapi
-Oye no es justo, Patri me ha empujado
Esta le saca la lengua
-Yo lo quiero de vainilla y avellana, amor- Le pido.
-Yo de fresa- Dice Pina.
Y así todas decían su sabor.
-Debería de pagar Ale, es la millonaria aquí
Esta le saca el dedo
-Lo estaré pero os ha ganado una lisiada así que merezco que me inviten
Nadie le rebate el argumento
-Venga que te ayudo a traer los helados, amor- Me levanto de la silla.
-Gracias, amor- Me agradece y en la cola me besa
-Mmmh, solo era un excusa para estar a solas, Rosita- La beso de vuelta.
-¿Nuevo apodo? Inventate algo mejor
-Mmmmh rosileon o no no rosapi
-Prefiero amor, eh- Me besa- Puede que tu punto más fuerte no sea el poner apodos.
Hago un puchero
-Ya me inventaré uno
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Mujer con alma de mariposa 🦋 Buenas Tardes...
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Con nuestras palabras provocamos emosiones y sensaciones, para bien o para mal...
Por ambas tendremos que dar cuentas a Dios...
Así que seamos muy cuidadosas a la hora de hablar...
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Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; Se saciará del producto de sus labios...
La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos...
(Proverbios 18:20-21)...Amén... DTBM.!! 🙌🍇🦋🌼🍃
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igdra-tenshi · 30 days
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Elisa García es una Master en Chaldea (anteriormente secretaria), que sobrevivió a la explosión a la sala de comando, ya que, al igual que Ritsuka, fue expulsada de la charla por Olga Marie. No tiene talento para la magia, lo que la hace tener poco aptitud para invocar servants.
Sin embargo, logró invocar a Gilgamesh clase Caster mediante su catalizador, unos pendientes que le regaló Gilgamesh dentro de la singularidad de Babylonia.
Ella mide 152 cm y pesa 42 kg, causando que se ganara el apodo de Little Mongrel (Little Gullum posteriormente). Pero no la llamen enana, es peor que un sicario cuando se enoja.
Relaciones:
Gilgamesh caster: Es su compañero servant, aunque existe una tensión que es evidente para todos... menos ellos.
Ngen: El espíritu dueño de los animales en la mitología mapuche con apariencia de gato, siempre lo regaña ya que toma la forma de serpiente para molestar a Gilgamesh.
Fujimaru Ritsuka(♀): Al principio era fría con ella, ya que fue por su causa que fue expulsada de su charla, pero después se hacen amigas ya que le salvó la vida de forma indirecta.
Mash: Ambas tienen bastante confianza, aunque al principio les costó comunicarse.
da Vinci: Se volvió una figura materna(?) para ella, era su principal apoyo en la séptima Singularidad.
Roman: Una figura paterna, aunque le parece extraño.
Archer Emiya: Es lo más cercano a un hermano mayor.
Curiosidades:
-Tiene en su habitación un peluche de Juan Carlos Bodoque.
-Es Chilena, pero no usa el dialecto porque si habla español Gilgamesh no le entiende nada.
-Se lleva bien con Emiya.
-da Vinci le hizo unas gafas donde puede leer lenguas muertas, incluyendo el Sumerio.
-Al principio será fría y distante, pero si te ganas su confianza es bastante amigable.
-Le gusta cocinar, especialmente la repostería y suele preparar postres con Fujimaru y Mash.
-Por su culpa Gil se hizo adicto a la cafeina para trabajar.
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PIELES que se tocan,
que se rozan,
que se desean...
Pieles se presentan respetuosamente en el tablero de una alcoba, sobre la cama que decora y complementa el mobiliario de la habitación.
Cada una de ellas con una temperatura y una textura distintas que, según dicen las leyes de la termodinámica,
en breves instantes sentirán y experimentarán exactamente la misma temperatura, las mismas ganas...
LABIOS que se encuentran,
se palpan y se descubren con parsimonia y muchas intenciones.
Unos más gruesos,
otros más finos,
pero ambos son tentación pura para el otro...
BOCAS que chocan y se devoran,
cada una quiere ganar una posición de privilegio respecto a la otra,
cada una tiene sus propias armas.
Una más ávida de carne,
otra más sutil pero cargada de lujuria...
Pero ambas se fundirán en una sola,
en un baño de saliva templada y
lenguas que sólo quieren f0llarse la una a la otra...
©Navegandoportumente
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desbordedesborde · 1 month
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 KALA
Realizamos la aproximación hacia Kala desde la perspectiva de Patricia Tobar, que plantea  la descolonización de la etnografía y de las emociones en la “Sesión Etnografía Artística”. Esta autora habla del concepto de documentación poética. Una perspectiva “dialógica” en donde permanece lo afectivo, lo que también según la autora forma parte de una perspectiva etnográfica feminista, ya que “se propone integrar la emotividad, la complejidad y salirnos de una perspectiva racionalista y lineal”.
“El desarrollo de una etnografía artística, muestra la relevancia y potencia de una forma de investigación que opera abiertamente desde las fisuras, que trasciende la idea de autoría y busca la apertura sensible como forma de encuentro, de diálogo, para generar textos resonantes, donde el proceso artístico es parte de la indagación etnográfica”. (cita)
Le propusimos entablar una conversación sin mayor estructura preconcebida, la cual documentamos a través de la fotografía. Luego ella nos pregunta cómo estar vestida, le respondimos que estuviera cómo le acomodara más, ella se mantuvo en la bata que utiliza entre cada sesión de modelo y no posó como lo hace usualmente, sino que capturamos sus expresiones espontáneas durante el diálogo. Con la intención de tener una conversación cómoda y fluida de manera colaborativa y de afectación mutua (concepto utilizado por Patricia Tobar).
Nuestra aproximación se dio a partir del primer punto en común entre nosotras, el espacio de la escuela. Ella nos contó que trabaja ocasionalmente como modelo y señaló  que en su experiencia ha percibido diferencias entre estilos de profesores de la escuela. Algunos con un estilo más clásico, mientras otros agregan objetos al modelaje dando un estilo más contemporáneo. 
Una vez atravesada esta primera capa de la conversación, una de nosotras (Cecilia) le comenta a Kala que es grato ver que se ocupe el espacio del modelaje con cuerpas no hegemónicas, ya que hemos estado acostumbradas a realizar este tipo de ejercicios con cuerpos  que cumplen con el canon del arte clásico. Durante este diálogo menciona (Cecilia) que la disidencia de identidades no es tan común en el Valle, a lo cual Kala pregunta: ¿de qué lado del Valle?, y comenta que ella descubrió que tiene raíces Diaguitas. Esta parte de la conversación fue una gran revelación ya que ambas comparten su origen indigena mestiza. La conversación derivó espontáneamente hacia sus raíces y con esto, se rompió una barrera de distancia, al brotar un punto en común de nuestras identidades : Ser urbanas y mestizas.
Luego, una de nosotras (Catalina) le pregunta por su nombre, a lo cual la modelo responde que es su nombre social hace aproximadamente 20 años, nos dice que ha pasado casi más tiempo con este nombre que con el que nació. Actualmente su familia también la llama con su nombre social, a partir de que su primo transmasculino incidió en eso. Tomó la decisión de presentarse así al llegar a Valpo. Nos comparte que KALA nace por una abreviación, una fusión de dos palabras y luego nos comenta que con el tiempo descubrió que Kala significa piedra en Quechua. Relata que en algunos lugares el Quechua reemplazó a la original lengua Kakana, una lengua muy gutural y difícil de pronunciar que fue demonizada por los españoles, quienes cortaban la lengua los que siguieran hablando kakan. Kala señala que saber esto le causó mucha angustia en un momento, pero que con el tiempo a través de un amigx pudo resignificar. Él le dijo que si su nombre tenía origen quechua y se relacionaba con esa historia colonial, esto resonaba también con ella ya que el hablar quechua fue una forma de sobrevivir y resistir para el pueblo diaguita y que Kala en lo personal también ha tenido que hacerlo. Esto lo relacionamos con el concepto de la herida colonial que plantea la socióloga Silvia Cusicanqui en el texto “Un mundo ch’ixi es posible Ensayos desde un presente en crisis”.
        “...Para mí las heridas coloniales no eran algo del pasado, todavía me dolían, y recuerdo una frase de Octavio Paz, quien hablaba del presente como una época en que las edades se entredevoran y “las heridas más antiguas manan sangre todavía”. Es una radiografía de esa presencia dolorosa del pasado en el presente, pero también alude a la amnesia social. Las élites quieren olvidar ese pasado, que las involucra en el polo dominante de un eje colonial”. 
Por último conversamos respecto a los tatuajes y las marcas, Kala conecta su vínculo con el mundo indigena diaguita con su relación respecto a lo simétrico y dual. Kala pregunta sobre el sentido del tatuaje a una de nosotras (Catalina). Ella comenta su concepción del tatuaje como ritual y de cómo fue su proceso de permitir marcar su cuerpo “para siempre”. Mientras que durante años no se decidía a tatuarse, a partir de una indagación en la escuela, llegó al punto de hacerlo performativamente.  En relación a esto Kala comentó que para ella hacerse algo que durara “para siempre” tenía que ver con un sentido espiritual, aludiendo a  que modificar el cuerpo implicaba no darle tanta importancia ya que solo es transitorio.
Si bien no profundizamos en esto durante la conversación, conectamos también en otro aspecto de nuestra biografía. Kala al igual que nosotras no mantiene un lazo con su padre biológico. Es decir, las tres compartimos la huella de ser guacha mestiza.
"Madres en el sentido de una historia mestiza que ha perfilado la construcción de un femenino y un masculino debatido en una religiosidad y en una estructura social que nos han entregado una forma concreta de realizarnos. Huachos porque somos huérfanos, ilegítimos, producto de un cruce de linajes y estirpes, a veces equívocos, a veces prístinos. Bastardía temida y por ello olvidada, ilegitimidad que conforma una manera de ver el mundo" (Sonia Montecino (1954-) “Madres y huachos: alegorías del mestizaje chileno”)
Al final de nuestro encuentro Kala nos comparte, como si se tratase de un regalo el Poema “Dejarse ir- soltar” de Gloria Anzaldua”, dejamos aquí un fragmento:
 “No hay nadie que
te alimente el anhelo.
Acéptalo. Tendrás que
hacerlo, hacerlo tú misma.
Y a tu alrededor un vasto terreno.
Sola. Con la noche
Tendrás que hacerte amiga de lo oscuro
si quieres dormir por las noches“.
@catalinaarayagodoy
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rarepears · 1 year
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Hello!
I'm writing in Spanish because my English is bad! You can use Google translate or ask someone to write it for you (@escritoradeilusiones is the person that got me here so I think she'd be happy! We talk a lot about it)
Hola!
Cómo estás?
Escribo porque tengo curiosidad sobre tu fic sobre Sung Jinwoo x El villano de la serie (cof cof Lannister cof cof)
@escritoradeilusiones y yo hablamos seguido de el, especialmente porque lo estamos usando como inspiración para un fic de OC en dating game y ambas consideramos que es el tipo de persona que Jinwoo amaría
(Un poco de caos mezclado con el instinto de "Jinwoo love me please 🥺" que hace caer a los hermanos mayores como si fueran de arena)
En total la pregunta trata sobre si has considerado hacer un capítulo sobre Jinwoo llevándolos a Corea para que disfruten del mundo moderno y vean lo diferente que es con la costumbre de la Edad Media
Normalmente hablamos sobre lo chicle que sería la situación típica de "Protagonista le muestra el mundo de los ricos a la protagonista" (a pesar de que los Lannister valen su peso en oro, al parecer). Pero como eso haría que Jinwoo sea feliz, sabes? Siento que su lengua de amor serían los actos de amor y entregar regalos (ya que su adolescencia paso deseando poder darle de todo a su hermana)
Solo esos capítulos de relleno donde todos se divierten como una familia feliz y tal vez Jinwoo no entienda porque pero es feliz cuando la gente pregunta si los niños son sus hijos o alguien se refiere a Tywin como su esposo/pareja
Sorry for the long ask! I hope this isn't too confusing
Screw Tumblr. This is the third attempt at responding to your ask. Let's see if Tumblr will crash again while I write this out. Again.
Have no brain juice to write for a while, but yes, Sung Jinwoo is 100% taking Tywin to modern Earth, if only to get a dentist to check on those teeth. Routine cleaning too. Can't forget about that. Having gum disease or yellow-stained chipped teeth isn't particularly appealing or healthy. If Sung Jinwoo can relieve his friends/lover of tooth pain, he's going to be leaping forward to solve it ASAP!
It would be remiss of any author to not make Sung Jinwoo a walking Santa. The guy can carry EVERYTHING in his portable storage space! Of course he can and should give gifts all the time. It's very Asian of him to do so (ahem kind of socially expected ugh) but also he's so rich that he doesn't know what to do with it all. He's not like Musk rich, but it's still more money than he knows what to do with it. So what better than to spend it (or some of it) on his loved ones?
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zopermy · 1 year
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Big c0ck
König x Lectora
König, el ex de tn que se escapó cuando estaban a punto de tener relaciones, después de mucho tiempo se vuelven a encontrar en el cuartel.
. . . . . . ╰──༄ ‧₊˚───── ─── ❨🫧❩
¿Tus ojos realmente no te estaban mintiendo? Uno de los que te recibían en tu nuevo cuartel era… König.
König y tú tenían una gran historia, salieron por un tiempo pero cuando estaban a punto de intimar él salió corriendo. Desde ese momento nunca se volvieron a ver.
El recuerdo queda permanente en tu memoria, todo por una cosa en concreto. En aquel momento lograste sentir su miembro pegado a tu estómago y vaya, sí que era grande, enorme, de hecho.
No podías olvidarlo, y sobre todo porque los demás hombres con los que has estado tenían cosas promedio.
Al verlo recibirte pensaste en todas y cada una de las posibilidades de volverlo a encontrar. En definitiva esto significaba una cosa.
Sería tuyo para el final del año.
Lastimosamente el año terminaría en tres meses más, será complicado, pero no imposible. No para dos personas que tenían una fuerte tensión entre ellos, porque se notaba y desde lejos en cada misión que se les asignaba o cuando se encontraban en los baños.
Pero existía un gran problema, König te esquivaba a toda costa.
Pero la oportunidad se te vio regalada.
26 de diciembre, faltaban solo cinco días para que terminara el año. Y para que decir, tus esperanzas también estaban por terminarse.
— ¿Dónde se encuentra König? — Preguntaste al no captar su presencia en el entrenamiento.
— Dijo que se encontraba mal, por lo que ahora está en cama — Contestó uno de tus compañeros.
No perdiste tiempo al terminar el entrenamiento y fuiste a su habitación. Al abrir la puerta no se encontraba nadie, seguramente había ido al baño o a las duchas, por lo que decidiste esperarlo sentada en su cama.
Pasaron los minutos cuando König llegó, miraba el piso y cerró la puerta. Cuando finalmente notó tu presencia abrió sus ojos claros.
— Perdón, me equivoque — Apuntó de irse cuando lo tomaste de la muñeca.
— Espera. No te equivocaste, quiero hablar contigo — Alzaste tu mirada para poder apreciar sus ojos.
— Yo… eh… creo que me están llamando a fuera — Se lograba notar su nerviosismo de lejos.
— König, basta. Deja de huir de mí — Seguías con tu vista en alto, apreciándolo y con un poco de dolor de cuello — Te la pasas huyendo de mí ¿te incomodo o algo? ¿O realmente soy poco atractiva para ti? —
— ¿Qué? No, claro que no, eres hermosísima, digo… eres muy… bonita — Con cada palabra que soltaba se colocaba más nervioso.
— ¿Entonces que sucede? En el pasado también huiste de mí — Te acercaste aún más, tocando sus pectorales y bajando hacia su abdomen.
— Yo… ehhh… quiero decir… — Sus nervios aumentaban cada vez más.
— Pero, me alegra saber que sigues igual de sano que antes —Bajaste aún más tus manos para llegar a tocar su erección.
König sorprendido, su única reacción fue darse la vuelta, para quedar mirando la puerta. Tú solo lo seguiste tocando.
— Por favor, König. Te necesito… —
— ¿Qué… qué sucede si te llego a lastimar? —
Mierda, era tan grande como para preocuparse por eso.
— No me lastimarás, te lo aseguro —
König se dio la vuelta para volver a verte, tomó con ambas manos tu rostro. Tú levantaste un poco su máscara y se besaron.
Comenzaron lento, con apenas un roce pero, el entorno se iba calentando y su excitación subía. Sus labios se iban conociendo más y más hasta el punto en que sus lenguas se encontraron.
König te separó.
— Scheiße… — Maldijo y te tomó de la cintura, elevándote.
— ¿Acabas de maldecir en aleman? — Abrazaste su cintura con tus piernas, quedando cara a cara.
— Tal vez — Y te beso nuevamente esta vez iba bajando lento hasta llegar a tu cuello.
— Fue muy excitante —
König sonrió por lo bajo y continuo dándole atención a tu cuello. Tú levantaste tu camisa de entrenamiento y bajaste tu sujetador.
— Baja más König, por favor —
Volvieron a conectar sus miradas, en esta ocasión la lujuria se notaba. Él rompió el contacto para dirigirla a tu pechos descubiertos.
No perdió más el tiempo y llevó uno a su boca. Una de sus manos te soltó para masajear el otro. Te estaba sujetando en el aire con solo una mano.
Mientras tu excitación cada vez se elevaba más, tus ganas de ver su rostro por completo también se elevaban. Pero si se lo decías podías romper el ambiente y no desperdiciarías tus esfuerzos de meses.
König mordía levemente en la areola mientras su lengua estimulaba en pezón y para añadir remate, estaba succionando. La combinación te hacía perder los estribos.
Te limitabas a gemir, a sostenerte de sus hombros y a seguir a König.
Y sin advertencia, él alejó toda estimulación de ti. Temías lo peor, se iría otra vez, pero tu sorpresa fue el ver quitarse su máscara y tirarla lejos.
Volvió con besos lujuriosos y bajo para volver la atención a tus pechos. Masajeaba uno y estimulaba en pezón del otro.
Pronto, König, quien estaba apoyando su espalda en la puerta se dio la vuelta, quedando ahora tú con la espalda pegada. Sin satisfacerse aún, te elevó más para tener tus piernas sobre sus hombros.
La altura fue tal que debiste de encorvarte porque tu cabeza topaba con el techo.
— Demasiada ropa… —
Con cuidado te dirigió hasta la cama, recostándote como si fueras la pieza más delicada. Besó tu abdomen mientras desabrochaba los pantalones y los quito de un solo jalón.
Lamia tu intimidad aún con ropa interior y sus fluidos comenzaron a mezclarse. Estimulaba con los dedos y lengua.
— Hazlo directo, no resistiré mucho más — Exigiste y él acató tu orden gustoso.
Ahora retiro tu ropa interior y ¿por qué no? La ropa faltante también se te fue arrebatada.
Su boca acaparó tu cuello nuevamente, mientras, como si de muchas manos se tratase, comenzó a estimular cada zona erógena de tu cuerpo. Pechos, cintura, vulva, muslos.
— Mierda, König por favor, entra de una vez —
Él comenzó a desvestirse, pero cuando estuvo a punto de dejar a un lado su última prenda se detuvo en seco.
— Scheiße… — Comenzó a mirar por todos lados.
— ¿Qué sucede? — Te apoyaste en tus codos.
— No tengo condones, lo siento — Rascó su nuca con frustración, tú sonreíste.
— Tonto, yo traje. Están en mi pantalón — A König se le iluminó la mirada y tomó rápidamente tus pantalones.
— Aquí está… —
Tomó el empaque y reviso la fecha de caducidad, lo rompió con los dedos y sacó el condón, apretó la punta y lo deslizó delicadamente por su falo.
Lo dirigió hacia tu entrada.
— Avísame cualquier mínimo sentimiento de dolor — Ambos conectaron sus miradas.
— Te dire cada cosa que sienta —
— Eso está mucho mejor —
Lo introdujo lento y suave, tu boca no logró evitar abrirse y soltar un gran gemido.
— ¿Estas bien? Aún no está todo ¿quieres que lo saque? — Denotó su preocupación en su rostro.
— ¿Aún no está todo? — Él negó con la cabeza — Mierda, mételo —
— ¿Segura…? —
— Mételo completo, König —
La inocencia de König pensaba que estabas sufriendo pero enseguida se percató de que era todo lo contrario, tu lascivo era mucho mayor.
Pronto ambos comenzaron a disfrutar de la intimidad del otro sin preocupaciones.
Las estocadas comenzaban a ser más rápidas cada vez, te encantaba pero tus piernas ya comenzaban a temblar.
— Scheiße… — Pronunciaste imitándolo.
König redujo significativamente las embestidas y miró tus ojos con un brillo obsceno.
— ¿Lo pronuncie tan mal? — No dijo nada — ¿Se acaba de hacer más grande? — te impactaste.
¿Era posible que aquello se hiciera más grande? Las evidencias eran claras, sí.
— Dilo otra vez —
— Scheiße… —
Desprevenidamente te tomó sin salir de ti y volvió a estamparte — delicadamente — contra la pared.
Ahora sus estocadas llegaban mucho más profundo, hasta el punto de empujar tu cervix.
— König, por favor — Te aferrabas a él como podías y ,en el acto, enterrando un poco tus uñas en sus hombros.
— Eres malditamente hermosa — Besaba tu cuello mientras sus manos en tus glúteos te empujaban más fuerte contra él.
Con la lujuria y estimulación apenas y lograban pronunciar algunas palabras, pero los gemidos y las pieles cochando desenfrenadamente era lo único que se lograba oír.
— Estoy por venirme — Advertiste
— Hagámoslo juntos — Juntaron sus labios y lenguas.
Una corriente eléctrica los invadió a ambos dejándolos con su respiración agitada. König trato de bajarte pero noto que tus piernas temblaban, como si de un animal recién nacido se tratase.
— ¿Puedes caminar? ¿Te hice mucho daño? — Otra vez su preocupación.
— Estuviste increíble — Lo besaste nuevamente — Pero ahora necesito de ayuda.
. . . . . . ╰──༄ ‧₊˚───── ─── ❨🫧❩
— ¿Por qué tus piernas tiemblan tanto? ¿Ghost te hizo esforzarte de más en el entrenamiento? — Preguntaba Soap.
— Algo así… — Sonreíste nerviosa
— ¿O sucedió algo más? — Te dirigió una mirada pícara.
— Nada de que preocuparse — Seguías con tu sonrisa.
Continuaron devorando su almuerzo cuando notaste que König entraba al comedor. Sus miradas conectaron pero él rápidamente la alejó.
Él… ¡¿Te estaba ignorando nuevamente?!
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esuemmanuel · 2 years
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En El Humo Del Café.
Estuve mirándola por largo tiempo. El agua caía copiosa del cielo y el viento arreciaba. Temblábamos sólo mirar hacia la calle por la ventana. Estábamos esperando, cada uno, a que se nos sirvieran nuestras bebidas; ella en su mesa y yo en la mía. Leía atenta un libro de filosofía. Lo supe al ver el grueso de su tamaño y por la letras "Sartre" en la contraportada. Aunque no era raro ver a una mujer leer dicha literatura, no dejaba de causarme curiosidad, y es que su semblante no era el de cualquier mujer. Sus ojos llevaban el azul de los mares más profundos en las pupilas y eran protegidos por un gran armazón de color negro. Sus mejillas reflejaban el colorete de su maquillaje; sutil y agraciado, mientras sus labios sonreían ligeros al pasar la mirada por las hojas de ese libro que leía.
El mesero le acercó su bebida, después de varios minutos de espera, podía verse el humo ascender desde la taza. Hacía frío, sus manos temblaban. Soltó el libro para tomar, con ambas, la taza y calentarse. ¿Qué pensaba?, eso me pregunté al verla darle un soplido a su café para después sorber un poco, entibiando así a su boca.
La sentí llenarse de calor, aun sin estar cerca de ella y sin conocerla. Pude adivinar el gozo que su cuerpo experimentaba al sumergir en su boca el sabor de esa bebida. De repente, me llegó a la mente la imagen de un varón; alguien desconocido, así como ella. ¿Sería alguien importante? Seguramente, pues sus ojos brillaron con nostalgia y sus labios profesaron una queda palabra.
"Eras tú, ¿por qué te fuiste?", se dijo entre la lengua y los dientes, con los labios pegados a la taza, rozando la humedad de la espuma de ese café.
No la escuché, pero la sentí. Su corazón se afligía por no poder latir en su compañía. Fue alguien especial, pero ya no existía; le había arrebatado la vida un evento tonto, un accidente que pudo evitarse de haber puesto atención. Ella lo sabía y se lo recriminaba.
Esa noche habían peleado, se dijeron cosas que debieron callar, más por amor que por el peso de la herida, pero se dejaron arrastrar por el dolor. Era imposible no llorar, casi podía sentir el escalofrío que experimentó al verlo salir de casa. Ella supo que no iba a volverlo a ver. Su corazón se detuvo en ese preciso momento... y desde ese entonces no ha vuelto a latir.
"Morí contigo... Dime, ¿cómo puedo volver a vivir? ¡Tonta de mí al preguntarle a tu recuerdo, viniendo al lugar en el que te vi por primera vez", turbada se llevó las manos a la cara, quitó sus gafas y respiro profundo.
Una punzada, profunda y afilada, sentí en el pecho, produciéndome escozor y una sensación de vacío que cimbró a mi corazón. Me di cuenta de su falta de latido. Todo dentro de mí estaba hueco... Me estremecí.
La escuché llorar, pero su llanto no sólo le mojaba su rostro, también empapaba el mío copiosamente. Un nudo en la garganta comenzó a asfixiarme y a enrojecerme el pálido semblante. Me envolví en una mezcla extraña de calor y frío; un sentimiento de pérdida me invadió el alma entera. De pronto, ya no era ella, sino yo el que sollozaba frente a la taza de café...
La cafetería estaba sola y con las luces apagadas. La noche sucedía tranquila, mientras la luna triste se sonreía, dándole al tiempo el arrullo de una melodía que, en silencio, retumbaba al compás de mi agonía.
"Adiós, vida mía".
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In The Smoke Of Coffee.
I stared at her for a long time. The water was pouring down from the sky and the wind was picking up. We were shivering just looking out the window at the street. We were waiting, each of us, for our drinks to be served; she at her table and I at mine. She was intently reading a philosophy book. I could tell by seeing how thick it was and by the letters "Sartre" on the back cover. Although it was not unusual to see a woman reading such literature, it did not cease to make me curious, for her countenance was not that of just any woman. Her eyes bore the blue of the deepest seas in their pupils and were protected by a large black frame. Her cheeks reflected the blush of her makeup; subtle and graceful, while her lips smiled lightly as she looked through the pages of the book she was reading.
The waiter brought her her drink, after several minutes of waiting, she could see the smoke rising from the cup. It was cold, her hands were shaking. What was she thinking, I wondered as I watched her sip her coffee and then sip some, warming her mouth.
I felt her fill with warmth, even without being near her and without knowing her. I could guess the joy that her body was experiencing as the taste of that drink sank into her mouth. Suddenly, the image of a male came to my mind; someone unknown, just like her. Would it be someone important? Surely, for her eyes glowed with longing and her lips professed one remaining word.
"That was you, why did you leave?" she said to herself between her tongue and teeth, her lips pressed to the cup, brushing against the wetness of that coffee's foam.
I didn't hear her, but I felt her. Her heart ached for not being able to beat in his company. He was someone special, but he no longer existed; his life had been taken by a foolish event, an accident that could have been avoided if they had paid attention. She knew it and berated herself for it.
That night they had fought, they had said things to each other that they should have kept quiet, more out of love than because of the weight of the wound, but they let themselves be dragged down by the pain. It was impossible not to cry, she could almost feel the shiver she experienced as she watched him leave the house. She knew she was never going to see him again. Her heart stopped at that very moment… and it hasn't beat again since.
"I died with you… Tell me, how can I live again, foolish of me to ask your memory, coming to the place where I first saw you," troubled she put her hands to her face, removed her glasses and took a deep breath.
A pang, deep and sharp, I felt in my chest, giving me a stinging and empty feeling that tingled my heart. I became aware of its lack of beat. Everything inside me was hollow…. I shuddered.
I heard her crying, but her tears were not only wetting her face, they were also soaking mine copiously. A lump in my throat began to choke me and redden my pale countenance. I was enveloped in a strange mixture of warmth and cold; a feeling of loss invaded my whole soul. Suddenly, it was no longer her, but me sobbing in front of the coffee cup….
The coffee shop was alone and the lights were off. The night passed quietly, while the sad moon smiled, giving time the lullaby of a melody that, in silence, rumbled to the beat of my agony.
"Farewell, my life."
— Esu Emmanuel©
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etherealreaperr · 1 year
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Leon x Luis: alguien con quien desnudarse
Luis tenía bastante experiencia en las relaciones sexuales, se había acostado tanto con mujeres como con hombres y al final se dio cuenta de que se decantaba mucho más por los últimos. Leon, por su parte, no tenía tanta experiencia, no era virgen pero tampoco había experimentado demasiado. Por eso se dejó guiar por su pareja. Ese era el motivo que quería creerse pero la realidad era que sentía una gran debilidad por el español, lo cual ocultaba con su actitud estoica e independiente.
Pero lo cierto era que le necesitaba. Con urgencia. 
Llevaban un buen rato intercambiando besos húmedos en la encimera de la cocina y Leon podía sentir como sus piernas se contraían ligeramente, dejándole claro que necesitaba más.
Las manos de Luis se deslizaron lentamente hasta su cintura y hurgaron hasta encontrar los pliegues de la ropa de su novio, sus manos calientes recorriendo el torso contrario con una devoción innata.
El más alto le admiraba como si de una obra de arte se tratase, tenía cuidado y mimo, procurando dedicarle una buena parte de tiempo a cada trozo de piel de su cuerpo. Besando, lamiendo, mordiendo, apretando. 
El rubio estaba perdiendo la cabeza, Luis sabía cómo hacerle perder los estribos en todos los aspectos y ese era probablemente su mejor juego. Se bajó de la encima sin separar su cuerpo del contrario, agarrando las solapas de su chaqueta con fuerza, como si temiese que se apartase más de dos centímetros.
Los dos hombres se dirigieron hacia su habitación mientras tenía lugar un baile de besos. Ninguno de los dos pretendía ceder pero se tuvieron que separar cuando los gemelos de Leon se chocaron contra su cama.
Se quitó rápidamente la camiseta y el cinturón mientras que Luis tenía los labios anclados a cualquier parte de su cuerpo: primero los muslos y después el cuello. No parecía tener ninguna prisa por desnudarse. Pero el americano sí. Le intentó sacar la chaqueta y después la camisa, pero el moreno no hacía ningún esfuerzo por colaborar, como era típico en él.
-¿Qué prisa tienes, cielo?
-Que no lo aguanto más, ese es mi problema.
-A los chicos impacientes no les llega su recompensa.
Luis era un amante lento, se tomaba el amor con calma pero con la suficiente intensidad como para abrasar a cualquier hombre y Leon no estaba del todo seguro de si le encantaba o le enloquecía. Ambas. El castaño se quitó la camisa, por fin, y el rubio aprovechó para quitarse todo menos la ropa interior. La protuberante erección le molestaba, quería sacarse esa sensación y sustituirla por algo mejor...algo que sólo podía experimentar con su pareja. El sexo que tenía con Luis era incomparable a las experiencias anteriores, él simplemente sabía cómo amar.
El rubio decidió tranquilizarse, intentar disfrutar del momento aunque todo su cuerpo se volcase de manera instintiva hacia el contrario. Este le besó todo el pecho, arrastrando sus manos por su columna vertebral, perfilando todas sus vertebras. Su espalda se arqueó ante el ardiente contacto pegando más aun su pecho a la boca del otro. Las manos pasaron de la espalda a los pectorales, donde acarició y apretó juguetonamente, dejando surcos con su lengua por el estómago del rubio. No era capaz de contener las exhalaciones que salían de su boca, sabía que Luis lo adoraba pero intentaba contenerse. Todavía le quedaba algo de orgullo para no darle todo lo que el castaño desease. Pero todo su orgullo se fue a la mierda cuando apretó sus pezones, ese gesto tan repentino le hizo inhalar una bocanada de aire entrecortada.
-Déjame escucharte, precioso, deja de hacerte el duro cuando los dos sabemos que lo amas.
Esa era la parte que más odiaba de él: en todo momento sabía lo que le pasaba por la mente. Era imposible ocultarle algo. Leon agarró de los hombros a Luis y acercó su boca a la suya, robando un beso profundo y apasionado. Leon pudo sentir como Luis suspiraba pesadamente entre sus besos, significaba que él también se estaba enloqueciendo poco a poco. Luis bajó sus manos hasta las nalgas del rubio y las agarró con firmeza al mismo tiempo que separaba las piernas del contrario para dejar espacio. Sabía lo que eso significaba.
-Por fin nos hemos decidido, ¿eh?
-Es imposible resistirse a tus encantos, príncipe.
-Lo sé.
Luis terminó de desnudarse y de paso a su pareja, su pene completamente duro y preparado para tomar al contrario. El rubio no se perdía ni un sólo movimiento del otro, atento a sus ojos, su sonrisa, sus hombros, sus caderas...Durante tanto tiempo se había preguntado si de verdad existía un sentimiento como ese, y ahí estaba la prueba viviente. Incendiado de amor, dejó de oponer resistencia, dejó que el moreno hiciese su magia, aceptando todo lo que tenía que ofrecerle. Luis se metió el dedo corazón y el anular en la boca, dejando un rastro de saliva que caía encima de los muslos del rubio. Sin dilación, metió sus dedos dentro del agujero de su novio, notó como su interior se contraía ante el inesperado movimiento pero rápidamente lo aceptó.
-¿Subimos la intensidad?
-¿En serio tienes que preguntarlo?
Luis sacó sus dedos para reemplazarlos con su pene, fue poco a poco, dejando que el contrario aceptase y desease más a cada segundo. Aprovechando cada momento al máximo, Luis dejó chupetones y mordiscos haya donde su boca se posase, es decir, el cuello de Leon. Este último exhalaba violentamente, su respiración agitada hacía que su pecho subiese y bajase sin cesar, y las uñas de sus manos se anclaban a los tríceps de su amante. 
Los movimientos de cadera no se hicieron de esperar, empezando con un ritmo lento y fácil de seguir, aunque a cada segundo aumentaba ligeramente la velocidad y la fuerza. El español tenía resistencia para lo que quería, cuando se trataba de sexo, encima con Leon, podía aguantar horas y horas si su príncipe se lo pedía. El príncipe en cuestión se encontraba gimiendo, gruñendo suavemente y aferrándose a cada minúsculo espacio de piel española que encontraba. Su vista estaba prácticamente nublada, solo sintiendo las potentes estocadas en su interior, frenéticas y desesperadas, intentando abrirse paso dentro de todos sus sentidos. Estaba sudando, joder que si estaba sudando, quizá hasta estaba llorando y babeando un poco pero le importaba una mierda. Tenía asuntos más importantes a los que prestar atención.
Siendo medio consciente de ello, notó como Luis bajaba el ritmo gradualmente, ¿por qué? Ninguno de los dos había llegado al clímax, ¿entonces qué era? Miró a su novio a través de las lágrimas y se encontró con la cara que tanto amaba con una mueca de preocupación.
-Leon, ¿estás bien, mi amor?-La mano que antes agarraba firmemente sus nalgas se posó en su mejilla izquierda.
"Claro que sí" Quiso responder, pero se encontró con que las palabras no salían de su boca porque no podía respirar, sus exhalaciones eran incontrolables, al igual que sus lágrimas. De un momento a otro, el éxtasis que estaba sintiendo fue sustituido por una angustia asfixiante. Luis sacó su pene de su agujero y recolocó rápidamente a su amado, sentándole sobre sus muslos. 
¿Por qué no podía dejar de llorar, qué le estaba pasando? Se tapó la cara con las manos, avergonzado. No obstante, el contrario sujetó sus manos con delicadeza pero con firmeza.
-No pasa nada, mi vida, estoy aquí.-El agente pudo apreciar como le miraba a través del llanto y se lanzó a sus hombros, en busca de un abrazo que pudiese esconderle del mundo real.
-Lo siento, lo siento, lo siento mucho, no sé qué me pasa, algo tiene que estar...-Las palabras y los pensamientos sin sentidos fueron callados rápidamente.
-No pidas perdón. Sé lo que te pasa, estás sobreestimulado, eso es todo. No hay nada malo contigo, de verdad.
-Pero...estaba disfrutando mucho...
-Sólo estabas disfrutando demasiado. Esto ya lo he vivido antes y te prometo que es perfectamente normal. A veces nos sentimos desbordados por nuestros propios sentidos, eso es todo.
A Leon todavía le estaba costando coger el aire, aunque más bien era expulsarlo. Necesitó varios segundos hasta poder formar una frase con sentido.
-¿Me prometes que es normal?
-Pongo mi vida en el fuego, Leon.-Trazó líneas por toda su espalda, intentando que ninguna parte de su cuerpo se quedase fría.
-¿Estás enfadado?
-Si sigues haciendo preguntas estúpidas sí que me enfadaré.-Cogió la cara de Leon entre sus manos y se separó unos centímetros.-Estoy bien, no ha pasado nada. Te sigo amando tanto como antes, así que, por favor, no llores más. Detesto verte llorar así.
El rubio se limpió sus lágrimas con el dorso de sus manos y trató de controlar al completo su respiración.
-Te quiero, mi caballero.-Tras eso, los dos hombres se tumbaron en la cama compartida y hablaron de temas sin importancia, tratando de relajar el ánimo del americano. 
El sexo no era idílico casi nunca, en ocasiones ocurrían cosas como esas pero la clave estaba en tener a alguien con quien poder mostrarse desnudo en todos los sentidos de la palabra.
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belvedia02 · 11 months
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Puppies/Kittens
Enid estaba profundamente dormida, sin embargo, sintió que una lengua húmeda lamía su mejilla izquierda, intentó darse la vuelta para evitarlo, no lo consiguió, porque unos dientes mordían la mano que ocultaba su cara, por último un ladrido hizo que finalmente se despertara.
—Ya, ya… estoy despierta — Acarició la cabeza del Golden Retriever de casi dos años. El regalo del quinto aniversario de matrimonio por parte de Wednesday. Enid se sorprendió cuando regresaron de su viaje y Wednesday le dijo que tenía que ir un momento a la casa de sus padres, lo que era una total mentira. Había adoptado hace días al cachorro y solo fue a buscarlo al refugio. Wednesday le dijo que ya era de tener una mascota, ambas tenían cuando eran niñas. Enid le contó de su fascinación por los perros y le contó algunas anécdotas de ellos, por su parte Wednesday le contó de su Kitty Kat, un león, del pulpo de su hermano, Aristotle, Homer una araña y finalmente de su escorpión Nero y cómo fue que lo entrenó, porque su triste final ya lo sabía.
Su mascota le ladró para llamar su atención.
— Contento Polux, ya me levanté — El perro volvió a ladrar y mover la cola.
Enid agarró su teléfono para ver la hora, eran las 7:04 a.m. — Es muy temprano para despertarme en mi día libre. — Le habló a Polux. El perro estaba sentado mirándola.
—Solo me pongo mi bata y salimos al patio — El perro nunca se acostumbró a dormir en el patio, tenía una casa, pero Enid al sentir que rasguñaba la puerta cuando era un cachorro, le pidió a Wednesday si lo dejaba dormir dentro solo por esa noche. Wednesday le advirtió que si lo hacía, no dormiría nunca en el patio. La única condición fue que se quedara fuera del dormitorio.  A partir de esa noche, Polux dormiría en el sofá.
Enid reconoce que fue bastante fácil enseñarle algunos trucos y generalmente era obediente, pero sufrió algunos daños en sus calcetines cuando todavía era un cachorro. Ahora le lanzaba la pelota de tenis y Polux la traía siempre y la dejaba en el suelo, primero se cansaba ella que su mascota.
—Mucho ejercicio a esta hora— Enid le hizo una seña para que entraran y le dio una galleta, ella solo se preparó un café, pretendía volver a acostarse, su esposa llegaría hasta la media noche, tenía turno doble.
Enid volvió a acostarse y Polux la acompañó.
—Recuerda que es un secreto entre nosotros — Enid le hizo una señal para que subiera a la cama. Minutos después ambos se durmieron.
Enid se despertó por segunda vez, por el sonido de su teléfono, una llamada spam.
—Vamos Polux ahora sí es hora de levantarse — El perro también se despertó por el sonido, se sacudió y se bajó de la cama. Enid le abrió la puerta para que estuviera en el patio, ella se iría a bañar y todavía no se decidía si pasar su día libre viendo las series que tenía pendientes o pasear en el centro comercial. Lo único que estaba segura era de que su mañana estaba destinada para Polux, paseando en el parque.
Enid después de desayunar, agarró su teléfono y las llaves de su casa.  El parque estaba cerca, se irían caminando. Cuando llegaron hasta la entrada, Enid le quitó la correa a Polux para que corriera, estaba acostumbrado y si Enid silbaba él venía de inmediato, hasta el momento no han tenido ningún incidente.
Enid se sentó en una de las bancas, cerca de un árbol. Viendo que jugaba con otros perros, sacó el teléfono del bolsillo de su chaqueta, le enviaría un mensaje a su esposa, con suerte le contestaría 3 horas después.  
Enid perdió tiempo actualizando sus redes sociales, de vez en cuando miraba donde estaba Polux, el perro pareciera estar feliz corriendo, así que se quedaría un rato más, no le gustaba estar tanto tiempo sola en casa.
Enid tuvo que moverse hacia la derecha para dejarle espacio a la mujer que se sentó junto a ella y que llevaba un coche con un bebé. Fingió que estaba ocupada con su teléfono cuando la madre sacó a su bebé del coche para tomarlo entre sus brazos, el bebé estaba llorando y la madre lo calmaba meciéndolo y hablándole dulcemente. Sin embargo, el bebé solo tenía hambre. Enid miró hacia adelante, no quería entrometerse en un momento tan íntimo entre una madre y un hijo.
Enid si tenía que ser sincera consigo misma, hace años se hubiera convertido en madre, sin embargo, siempre tuvo sus dudas al respecto, si sería una buena madre, no tenía el mejor ejemplo a seguir, además que era un tema que hace años no lo conversaba con su esposa.
Recuerda que en esa ocasión Wednesday solo le pidió algo de tiempo para pensarlo. Mientras Enid le había dado ese tiempo, ella investigó todo acerca de los procedimientos actuales para que dos mujeres pudieran concebir. Wednesday nunca le respondió. Enid tomó eso como una respuesta desfavorable, así que ese deseo quedó enterrado en algún lugar de su alma.
Enid se levantó de la banca y fue a buscar a Polux, su estado de ánimo cambió solo quería ir hasta su casa y olvidar este sentimiento viendo algunas de sus series favoritas. Polux cuando se acercó a ella le movió la cola y le ladró. Enid le dio una media sonrisa.
Enid se preparó solo ensaladas para su almuerzo, Polux tuvo su ración de alimentos y acompañó a su dueña. Enid estaba terminando de almorzar cuando su teléfono sonó, era un mensaje de texto, de inmediato lo leyó.
Enid se alegró de recibir ese mensaje de su esposa, al menos en esta ocasión no le mandó ninguna fotografía de su lugar de trabajo, no después que vio aquel mensaje cuando estaba trabajando y el grito que dio sorprendió a sus compañeros y molestó a su jefe.
Enid escribió un breve texto siempre acompañados por emoticones. También aprovechó para revisar sus otros chats. Hace tiempo que no le escribía a su amiga Yoko, era hora de ponerse al día.
Enid finalmente se quedó en la casa, vio una película que le recomendó Yoko cuando le preguntó que haría en su día libre. Una vez más le haría caso, solo esperaba que no tuviera demasiadas escenas sangrientas.
Polux se subió al sofá para acompañar a Enid, pero esencialmente para dormir. Enid lo fotografió y la subió de inmediato a su aplicación favorita, de inmediato recibió “corazones” de sus amigos. Bloqueó la pantalla de su teléfono y le dio play al control de su televisor, la película comenzó de inmediato.
Enid casi al final de la película se quedó dormida y tuvo algunos sueños extraños, porque cuando despertó aun tenía un recuerdo de una escena en particular. Estiró sus brazos hacia arriba y vio que su televisor mostraba la página principal de su servicio de streaming, agarró el control y la apagó. Miró hacia su derecha y Polux seguía durmiendo, se levantó con cuidado y fue hasta la cocina, le dio hambre así que esta vez cocinaría algo que incluyera alguna proteína.
Terminó su cena acompañada por una de sus listas de reproducción de su teléfono, Polux solo se despertó para pedir comida. Enid volvió al sofá para revisar las fotografías del viaje a Jericó de su aniversario en su tablet.  
— Nunca pensé que podríamos entrar a nuestra habitación — Enid le habló a Polux, él se había vuelto a subir al sofá.
Su ventana circular seguía manteniendo la mitad con colores del arcoíris, la otra mitad solo tenía algunos autoadhesivos. Enid le pidió a su esposa si podían tomarse una foto delante de esa ventana, Wednesday aceptó y una de las estudiantes que ahora residía en esa habitación fue la encargada de fotografiarlas.
Enid revisó casi por completó casi las 100 fotos que se tomaron en ese viaje, realmente fue inolvidable.
—Sería divertido que pudiéramos ir en 10 años más — Enid volvió a expresar sus pensamientos en voz alta.  Ese hábito se acentúo con la llegada de Polux, al menos tenía una excusa para hablar sola.
Enid acarició la cabeza de Polux después que terminó de ver las fotos, vio la hora en su reloj de pulsera.
—Solo queda una hora más para que regrese Willa — Le habló directamente a Polux, el perro le contestó con un ladrido.
El sonido de una llave girando la cerradura, hizo que Enid mirara en dirección a la puerta principal, de inmediato corrió hacia ese lugar, acompañada por Polux.
—WILLA — Enid besó a su esposa.
—Mon amor — Wednesday la saludó después de ese beso de bienvenida.
—No te esperaba tan temprano— Ambas fueron caminando hasta la sala de estar. Wednesday saludó a Polux acariciando su cabeza, antes de sentarse en el sofá, fue al baño y se lavó las manos.
—Los estudiantes que están en sus prácticas, son más eficientes de lo que pensaba. — Le respondió cuando se sentó junto a su esposa.
—No sabía que alguien elegiría estar en una morgue un sábado.
—Solo los que siguen esta especialidad — Enid subió su brazo derecho para abrazar a su esposa, Wednesday apoyó su cabeza en el pecho de Enid.
—Estoy feliz que tengas buenos estudiantes.  — Enid casi siempre escuchaba los reclamos de Enid hacia sus estudiantes cuando llegaba a su casa.
—Yo también — Wednesday apenas terminaba sus turnos volvía a casa, sabía que su esposa odiaba estar sola. Aunque tenga como compañía a Polux.
Se quedaron un rato más así disfrutando de esa posición en el sofá, Wednesday fue la que rompió el silencio.
—Mañana ¿tienes algún plan?
—No, nada ¿por qué?
—Debo ir a casa de mis padres.
—¿Pasó algo? — Enid preguntó preocupada.
—No, solo debo recoger un encargo. — Contestó sin revelar la razón principal.
—Espero que no sea ningún animal disecado o peor aún, un animal muerto que quieras diseccionar.
—Nada de eso, prometí que en nuestra casa no habría animales muertos y he cumplido mi palabra.
—Bueno… sí…. — Enid agradecía que Wednesday siempre cumpliera sus promesas. — Supongo que no me dirás.
—No, deseo que sea sorpresa— Wednesday besó a su esposa y sujetó su mano, si seguía en ese cómodo abrazo se quedaría dormida y ella tenía otros planes para esta noche.
Ese domingo se levantaron temprano, el trayecto era de varias horas y Wednesday quería llegar a la mansión lo antes posible. Al mediodía, ya estaba estacionando su auto en la entrada de la casa, como siempre Polux fue el primero en bajarse del auto y corrió hacia el bosque, estaba acostumbrado al lugar, ya no se perdía.
Lurch fue quien las recibió en la entrada de la casa y les informó que sus padres estaban en el invernadero.
—Mis niñas — Gómez las saludo con alegría.
—Papá— Dijeron al unísono. Enid desde el día de su boda que llamaba así a Gómez.
Morticia las saludó con un abrazo — ¿Cómo estuvo su viaje? — Preguntó después de darle a cada una un beso en la frente.
—Bien, no tuvimos ningún inconveniente — Wednesday se sentó en una de las sillas que acompañaba a la mesa rectangular, Enid se sentó a su lado y Morticia terminó de alimentar a Cleopatra.  
—¿La abuela? — Wednesday preguntó al no verla.
—Ya viene, estaba terminando unos últimos detalles.
—¿Está la abuela? — Preguntó Enid, rara vez tenía la ocasión de verla en la mansión.
—Sí llegó hace dos días — Morticia le respondió.
En ese momento vieron que entraba en el invernadero Eudora Addams.
Wednesday y Enid fueron a saludarla afectuosamente.
—Niñas— Eudora tenía en sus manos un frasco de vidrio con una etiqueta blanca.
— ¿Qué es eso? — Preguntó Enid cuando todos tomaron asiento. Eudora dejó el frasco en medio de la mesa.
—Un regalo especial de mi parte.
Enid miró a Wednesday — ¿Este es el encargo que venías a recoger?
—Sí, es para las dos — Wednesday estaba a punto de revelar lo que contenía el misterioso frasco.
—¿Para nosotras? — Preguntó con extrañeza.
—Veo que no seguiste mi consejo, querida Wednesday — Morticia le habló a su hija.
—No, no era el momento, no quería arruinar su ilusión.
—Esperen, creo que están hablando en código y no entiendo — Enid interrumpió esa enigmática conversación.
— Podrías decir que sí mon amour — Wednesday sujetó las manos de su esposa.
— Mi pequeña trampa mortal, no sigas torturando a tu esposa, creo que es tiempo que sepa, lo que has ocultado por años.
—¿AÑOS? — Enid gritó.
— Sí, serán casi 7 años que estaba preparando esta sorpresa. — Wednesday comenzó a revelar su secreto.
— ¡TANTO TIEMPO! — Enid seguía asombrada por ser incapaz de averiguar el secreto que le mantuvo oculta su esposa.
—Sí, hay una explicación, espero que no te molestes, por mantenerte al margen — Wednesday hizo una breve pausa — Dime Enid, ¿cuál es tu mayor deseo? — Wednesday la llamó por su nombre, así que Enid supo de inmediato que era un asunto serio.
—Casarme contigo — Respondió de inmediato.
—Eso lo sabemos todos los que estamos aquí presente, sin embargo, tienes otro anhelo aún más profundo.
Enid lo pensó por algunos instantes — Ser madre — Respondió casi en un susurro. 
—Es por eso que con mi madre y la abuela estuvimos averiguando alguna forma de que nos convirtamos en madre sin recurrir a la medicina moderna, porque nuestro hijo no sería 100% de nosotras, tendríamos que recurrir a algún donador. Ya sabes que la abuela es una bruja y sabe encantamientos y preparaciones de pócimas, solo había una que desconocía por completo.
—No me digas… — Enid sintió que se le formaban lágrimas.
—Sí Enid, la abuela descubrió un libro muy antiguo, tan antiguo como el Book of shadows de Goody Addams, donde describe una pócima que permite que tú y yo seamos madres.
—No puede ser… eso es imposible… — Enid sentía opresión en su pecho.
—Créeme Enid, esta vez estamos segura que será exitosa.
—Puedes decirme ¿por qué estás tan segura?
—Esta será la séptima pócima de prueba, y ya sabes lo que dicen del número 7, que es de buena suerte.
—Pero tú no crees en la suerte — Enid le reprochó.
—Lo sé, sin embargo, presiento que esta vez si funcionará. Porque estos años hemos podido perfeccionar la fórmula. Cuando mi madre encontró el libro, faltaba algunos ingredientes e instrucciones, así que probamos distintas fórmulas. Los ingredientes son escasos, por esa razón solo podíamos prepararla una vez al año.
—¿Cómo sabes que fueron fracasos? —Enid no comprendía muy bien como funcionaba aquella pócima.
—La poción la bebía yo…
—¿Tú? ¿Cuándo?
—Durante mis horas de trabajo, por si presentaba algún síntoma.
—Entiendo, pero ¿cuál era mi participación en esto?
—El efecto de la pócima dura 12 horas, dentro de ese tiempo deberíamos tener sexo y yo sería la encargada de llevar a nuestro hijo en mi vientre — Wednesday con esta explicación hizo sonrojar a Enid.
—¡Oh!, vaya… — Enid no sabía que decir.
—Realmente siento haber ocultado esto, pero no deseaba ver tu cara de desilusión al saber que habíamos fallado en nuestros intentos.
—Yo, solo puedo decir que me siento la mujer más afortunada y que te amo profundamente — Enid abrazo fuertemente a Wednesday.  
—También te amo, haría todo lo que este a mi alcance para hacerte feliz. — Wednesday limpió las lágrimas de las mejillas de Enid.
—Admiro tu valentía al vivir sola estos momentos donde supiste que la poción no tuvo éxito.
—Eso no es nada, siempre habría una próxima vez.
—Supongo que los test de embarazo no lo hacías en casa.
—No, los hice en el trabajo— Wednesday esos días, se encerraba en su oficina e intentaba que su rostro no reflejara su decepción, para que su esposa no sospechara.
Enid no le importaba que estuvieran los padres y la abuela de Wednesday, ella besaría a su esposa.
—Supongo que esperaremos a llegar a casa — Enid seguía sonrojada.
—Sí — Respondió simplemente Wednesday.
Ese día las conversaciones giraron en torno al tema del posible embarazo y de las 7 preparaciones de las pócimas. Cuando anocheció, Wednesday y Enid se despidieron, mañana tendrían que levantarse temprano y bueno en la noche tendrían que iniciar el proceso de un posible embarazo.
Los siguientes días no hablaron del tema entre ellas, pero ese pensamiento de saber si se convertirían en madres estaba presente en la mayor parte del día.  Esos días se convirtieron en semanas y esas semanas en el mes que tendrían que esperar para que Wednesday se hiciera el test, ese día al fin había llegado.
—Ahora debemos esperar unos minutos — Wednesday que ya era su séptima ocasión de esperar a que aparecieran las barras azules, le explicó calmadamente a su esposa.
Enid solo asintió con la cabeza, esta demasiado nerviosa para hablar.
Wednesday vio la hora en su teléfono, se había cumplido el tiempo de espera, sin evidenciar en su rostro el resultado, le entregó el test a Enid para que lo averiguara.
—¿Es cierto? — Enid preguntó nerviosamente.
—Sí — Wednesday sonrió tan genuina y felizmente que aparecieron los hoyuelos en sus mejillas.  Enid abrazó y besó a su esposa.
Cuando se volvieron a mirar en los ojos Enid estaba llorando y Wednesday también, pero sabían que eran lágrimas de felicidad.
Los siguientes meses Wednesday presentó las típicas nauseas matutinas hasta el término del primer trimestre del embarazo. Ahora en su sexto mes, ya era notoria su figura de embarazada.
Un día cuando regresaban a su casa después de visitar a Yoko y Divina y planificar el baby shower, Wednesday le preguntó a su esposa que no tenía sentido, que estaba segura que sería una niña. Enid le preguntó si había tenido una visión, Wednesday le respondió que no, solo era un hecho científico que solo cromosomas X estaban involucrados en su embarazo. Enid le respondió que era una buena oportunidad de reunir a sus amigos.
Enid era la conductora oficial. Detuvo el auto y rápidamente le abrió la puerta y ayudó a bajar a su esposa. Cuando se acercaban a su puerta vieron una sombra acompañados de pequeños ruidos.
—Oh, por dios — Enid agarró al gatito en sus manos.
—No puedo creer que se deshagan de este pequeño. De seguro pensaron que les daría mala suerte. — Enid dijo aquello con molestia, porque piensa que todavía hay gente que asocia a los gatos negros con la mala suerte.
—No podemos dejarlo afuera…
—Claro que no, el pobre no sobreviviría. — Wednesday abrió la puerta de su casa y Polux las saludo meneando la cola alegremente.
—Buen chico— Wednesday acarició su cabeza.
Enid fue a buscar algunas mantas y buscando algo que sirviera como biberón, era tarde y no deseaba dejar sola a su esposa.
—Mon amour, solo te pido que no lo llames, con el típico nombre para gatos negros.
—¿Salem?, me parece tan apropiado. — Enid lo estaba alimentando mientras lo tenía en su regazo.
—Sí, sé que puedes ser más original — Wednesday ya tenía al menos 5 nombres para el gatito.
—A ver, déjame pensar… — Wednesday le dio todo el tiempo mientras el gatito bebía la leche.  —Creo que lo tengo.
—¿Cómo se llamará? — Wednesday acariciaba a Polux que estaba interesado en el nuevo integrante de la familia.
—13, ¿qué te parece?
—No estoy del todo convencida — Wednesday encontraba original el nombre.
—Bueno cuando lo llevemos al veterinario, habré encontrado un mejor nombre — Enid buscaría esa noche por internet nombres de gatitos.
—Espero que para nuestra hija tengas mejores nombres— Wednesday bromeó
—Tengo toda una hoja con posibles nombres — Enid desde que supo que había sido un éxito la pócima, de inmediato escribió algunos nombres para niña y niño.
—Bien, porque no deseo escuchar que le digas “cachorro” a nuestra hija — Wednesday sonrió, haciéndole entender a Enid que estaba bromeando.
—¡Vamos Willa! Es un apodo divertido. — Enid también sonrió.
Wednesday Addams ni en sus mejores pesadillas o en sus terribles visiones pudo prever que su vida se convertiría en pura felicidad, no cuando su madre le advirtió que el camino del cuervo es solitario. Le faltó agregar que sería así, si es que no encontraba a un lobo llamado Enid que la alejara de la soledad.
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unafichina · 26 days
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UTE´K´ASLEMAL 
Vivir en plenitud
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Por Nataly Erazo
Hay algo místico en la presencia de Rigoberta Menchú Tum, solo ella es llenadora, y aún así, humilde y mesurada. Para las y los latinoamericanos su figura es icónica, su nombre memorable y su causa la de todos. Por eso, cuando la vi por primera vez (aunque años atrás tuvimos un breve encuentro virtual), sentí que ese era uno de esos días que se atesoran en la memoria para convertirse luego en anécdota y en las primeras letras de un artículo. De este artículo. 
Estaba escuchándola en su país, Guatemala, porque fue allí donde decidió aterrizar una delegación completa de mujeres líderes que querían acompañarla a ella, a su Fundación, y a muchas otras mujeres activistas, en su camino por la defensa de una vida digna y justa. La delegación estaba compuesta por la también ganadora del Nobel de la Paz, Joddy William, un grupo de activistas de diferentes países, otro maravilloso grupo de mujeres filántropas, y las representantes del Nobel Women´s Iniciative y de Just Associates (Jass), ambas organizaciones dedicadas a promover la paz, la justicia, la equidad y la igualdad, especialmente, por y para las mujeres. 
Mientras escribo me cruzan decenas de voces escuchadas, algunas en un inglés de canto africano y otro del Norte de América, también me retumban las palabras dichas en nuestro español latino, y las que escuché sin saber qué decían, pero que sentí en cada fibra, en lengua maya. Y en esa sinfonía de tantas voces de mujeres (y de mujeres que son voz), confirmé con certeza la grandeza del verbo: escuchar. 
Una semana completa, desde las primeras horas de la mañana hasta la caída del sol, escuchando, recibiendo con apertura y entera disposición el mensaje de las mujeres indígenas, garífunas, jóvenes, abuelas, trans, víctimas, líderes, mujeres diversas y plurales que tienen tanto por decir. 
En esta jornada de escucha profunda, empática y generativa, nuestra misión, además del poderoso ejercicio que es la conversación y lo sanador que es exorcizar a través de la palabra en voz alta, era, acompañar la vocería de las ganadoras del Nobel de Paz ante tomadores de decisión, gobiernos locales e internacionales y medios de comunicación, para hacer incidencia y acelerar las transformaciones y demandas que nos compartieron. 
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Lloramos con Virgina Laparra, encarcelada injustamente por denunciar la corrupción,  lloramos también en el altar de las 41  niñas que murieron quemadas por reclamar condiciones dignas, y nos tragamos las lágrimas mientras acompañábamos en audiencia a las víctimas de Manuel Benedicto, acusado del genocidio de pueblos guatemaltecos enteros.
Él, aséptico a los testimonios, de rostro impávido y fuerte, con los brazos cruzados y dejando pasar las narraciones como ruido de fondo.  Ellos y ellas, las víctimas, narrando con su voz cansada los horrores de la guerra. Nosotras testigas de ese momento histórico, reviviendo y recibiendo todo ese dolor.
Esos relatos hacen parte de uno de los tantos episodios de un conflicto armado que se extendió por 36 largos años. Otras historias más reposan en el Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica, “Guatemala:  Nunca Más”, una labor titánica liderada por la iglesia católica para que la “memoria cumpla su papel como instrumento para rescatar la identidad colectiva”. Cuando estaba en los tribunales y los testimonios de sufrimiento inundaban la sala, volvía la memoria a las historias de los míos, de mi pueblo, de Colombia. Hace dos años recibimos también nuestro propio informe de la guerra: “Hay futuro, si hay verdad”, 60 años de violencia resumidos en ese legado. 
Los campesinos guatemaltecos hablaban de sus masacres y detallaban con dolorosa precisión la crueldad desmedida que padecieron; los campesinos colombianos hablaron también en este informe de las violaciones, las atrocidades, la sevicia con la que el conflicto armado se fijó en sus vidas. Al final, el dolor no tiene identidad ni medida, es tan propio y a la vez tan de nadie, y la guerra tan ciega y tan absurda, que aunque estaba a cientos de kilómetros de mi país, me sentía tristemente en casa. 
Pero - por fortuna siempre hay un pero-, también me sentí hogar en el abrazo de las mujeres que conocí en los paisajes de Guatemala, recibí el calor en forma de tamalito de fríjol, pupusa, pulique, en sus preparaciones ancestrales, comunitarias y amorosas. En ese alimento que es medicina. Habité la poesía, porque reconocí la inmensa sabiduría de las mujeres indígenas, guardianas del agua, protectoras de la abuela lago, defensoras de la tierra: la madre tierra  y el territorio cuerpo. 
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Aprendí que todas las causas llevan al mismo destino: a la vida en plenitud (Utz` k´aslemal), que la palabra Guatemala proviene de Quauhtemallan de la lengua náhuatl,  cuyo significado es "lugar de bosques", y  que los árboles eran ellas. 
De esta gran acción colectiva, quedan - además de los aprendizajes-, las tareas y los compromisos por elevar sus voces; seguir instaurando en la agenda pública la necesidad de una gobernanza que ponga en el centro la vida; el seguimiento a los acuerdos de paz para garantizar la reparación y la justicia; el acompañamiento a las mujeres que siguen siendo victimizadas y criminalizadas; y la declaración de que juntas somos un gran bosque.
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Colombia
Comunicadora y storyteller para el cambio social y el buen vivir.
Ha liderado diferentes estrategias de comunicación para el cambio de paradigmas y comportamientos, especialmente para prevenir violencias de género en su país. Una de ellas, llamada “eso es violencia”, ha impactado a 190.999 personas en diferentes regiones de Colombia. 
Actualmente lidera el área de comunicación y movilización de la Fundación Mi Sangre;  hace parte del equipo cocreador de los summits latinoamericanos de bienestar, gestados por The Wellbeing project; e hizo parte del programa Sister to Sister de Nobel Women's Initiative en el 2023.
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diamantar · 2 years
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DRAGÓN EN LLAMAS
→ Daemon Targaryen x Targaryen!OC [Aerhys Targaryen]
✦ Sinopsis: Como la hija mayor de Viserys I y heredera al Trono de Hierro, es el deber de Aerhys gobernar y multiplicar la línea real. Las discusiones y propuestas de matrimonio son usuales, pero su corazón sabe lo que quiere.
✦ Advertencias: Incesto / Diferencia de edad / Slow burn / Celos / Posesividad / Smut (?) / Cursiva = Alto Valyrio.
✦ Palabras: 7837
✦ Nota: En mi búsqueda de lectura noté que la comunidad en español de HOTD es prácticamente inexistente, así que me aventuré y éste es el primer escrito, ¡ojalá les guste! Comentarios, likes y reblogs son muy apreciados ♡
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—Deben casarse, ese es su deber… Pero busquen, encuentren, a quien les haga feliz, ¿de acuerdo?
Aerhys y Rhaenyra dejaron de observar a su padre para conectar miradas, en el rostro de la menor amagando a formarse una sonrisa. Ciertamente esa pizca de libertad aliviaba la pesadez en el pecho, pero la primogénita sabía que, incluso así, no obtendría lo que deseaba.
En conjunto asintieron y el regente suspiró aliviado, así dando por terminada la reunión y admirando como ambas se encaminaban a la salida.
—Aerhys, quédate un momento.
La nombrada paró y volteó, el sonido de Rhaenyra dejando el cuarto y cerrando la puerta dando comienzo al intercambio privado.
—¿Qué sucede?
Viserys inspiró profundo y bajó la cabeza tratando de encontrar las palabras correctas, provocando que ella apretara los dientes al tener certeza de que hablaría de lo que más detestaba.
—Respecto al matrimonio…
—¿Te preocupan mis sentimientos por Daemon? —interrumpió queriendo apurar el momento.
El Rey chasqueó la lengua e incomodidad pintó cada músculo, pero no tardó en asentir.
—Sé que has estado encantada por él desde joven y...
—¿De verdad hay que conversar? Sabemos que es imposible que algo suceda entre nosotros.
—¿Te ha rechazado?
—Jamás me confesé —respondió simple juntando las manos al frente—. Tampoco planeo hacerlo, se ve feliz en compañía de Mysaria y los prostíbulos.
—¿Cómo sabes eso? —frunció el ceño.
—Soy tu heredera, tengo que estar informada de lo que pasa en el pueblo. No importa si se trata de un noble o un vagabundo, debo que saber el movimiento de cada rata que vive en la ciudad —explicó tensando la mandíbula—. La gente a mi alrededor tratará de manipular y esconder cualquier información que no les convenga, por lo que también debo trabajar por mi lado.
Viserys quedó boquiabierto y completamente deslumbrado, una risa seca e impactada saliendo hasta que giró a sentarse en la cabecera.
—Preferiría que no insistieras con mi hermano, así que ve y busca a un esposo de tu agrado.
Ella asintió y finalmente escapó, aún tensa encerrándose en los aposentos que le correspondían y acostándose. Intentó controlar las emociones desagradables con ejercicios de respiración, aunque luego de unos minutos decidió que para despejarse no había nada mejor que volar.
Buscó ropas adecuadas y en carruaje viajó a Pozo Dragón, donde su corazón dio un salto contento y olvidó el dolor del amor que nunca tendría. Cortésmente saludó a los cuidadores que cruzaba y rechazó las ofertas de traerle el dragón, ya que ella misma quería ir a por la majestuosa criatura que crió: Lucero.
Los rugidos de las bestias más inquietas retumbaban con fuerza, pero podía asegurar que el golpeteo en su pecho venció cuando observó a Daemon con Caraxes. Apretó los dientes e inspiró profundo intentando que su ritmo al caminar no cambiara, la distancia menguando a medida que se acercaba.
—Buenas tardes, princesa —habló al notarla, claros irises admirándola de arriba a abajo—. Veo que saldrá a pasear.
—Buenas tardes, Daemon —respondió sonriendo leve—. Deduces bien, Lucero no gusta de estar mucho tiempo en la cueva.
—De joven era una criatura muy temperamental, pero más o menos ha aprendido a comportarse. Me recuerda a ti —rió, varios mechones de crecido cabello cayendo tras sus hombros.
—Por favor, no hagas que hable de tus similitudes con Caraxes —bufó, enseguida dando la orden a dos guardias para que la ayudaran.
—Adoraría oír lo que tienes que decir —aseguró mientras paraba a esperarla.
—El tiempo es oro, no querría desperdiciarlo —sonrió burlona antes de animar a que avanzara—. Sabes las reglas, no hay que cruzar a los dragones dentro de Pozo Dragón.
Daemon inclinó la cabeza e inspiró dando un paso hacia ella.
—¿Aún no te han contado? Caraxes y Lucero parecen interesados en el otro, así que tienen permiso de reunirse.
Ella arrugó el ceño y giró hacia su adorada bestia, la cual avanzó y bajó el cuello para tocarle el rostro con el hocico. Aerhys no dudó en acariciarla y decir palabras bonitas, ambas manos recorriendo las gruesas escamas color crema y mantequilla.
—Verte siempre disipa mis preocupaciones y alegra mis días —sonrió alejándose y viendo el dorado ojo de pupila vertical.
Lucero rugió bajo y las vibraciones ocuparon cada centímetro del cuerpo femenino, Caraxes creando sus propios sonidos ante la presencia del dragón que últimamente llamaba su atención.
Ambas giraron y Aerhys analizó la forma en que reaccionaba, así buscando la mirada de Daemon por la forma en que Lucero correspondía.
—¿Dudas? —enarcó una rubia ceja con una sonrisa de costado.
—¿Hace mucho que están así?
—Un mes, más o menos. Se suponía que debía informarte, pero no hemos tenido oportunidad de juntarnos.
—Suelo estar en el castillo, no es difícil encontrarme —comentó, pronto viendo como ambos dragones frotaban sus cuellos—. ¿Puede que también hagan que se apareen?
—Definitivamente, y, de hecho, nos dieron una tarea.
—¿Cuál?
—Hacer que vuelen y pasen más tiempo juntos, así el cruce tendrá más éxito.
Aerhys sintió que se le cerraba la garganta y miró como compartían cariños, con pesar entendiendo que Lucero sería la única parte de su vida que se relacionaría íntimamente con Daemon.
—¿Estás libre? —preguntó con un pesado suspiro.
El hombre asintió y en conjunto fueron a la salida principal, los entrenadores apareciendo y ordenando a las criaturas para el pronto despegue.
—¿Qué te parece una carrera ida y vuelta a Rocadragón? —ofreció el mayor ajustando sus guantes de cuero.
—Me gusta, pero… —miró el suelo torciendo la boca—. Tenía pensado quedarme unos días allí, así que solo puedo entregarte una competencia hasta llegar a la isla.
Daemon elevó ambas cejas en interés, rápido escaneando los alrededores.
—No hay nadie para despedirte, ¿estás escapando?
—Decisión de último momento, necesito aclarar la mente.
—Ambas princesas hoy tuvieron una reunión con Viserys, ¿tan mal salió?
—No, pero los problemas los busco sola y me gustaría ordenar eso —rió entre un bufido y una negación, así volteando y yendo a su dragón con intensiones de subir.
Tocó la gruesa piel y se exaltó cuando sintió dos manos en la cintura, al mirar hallando el rostro que anhelaba.
—¿Qué…?
—Te ayudaré.
Aerhys asintió y tragó con un nudo en el estómago, al saltar notando el enorme impulso de Daemon. Llegó a la sima con poca dificultad y le agradeció desde la altura, él sonriendo y haciendo una leve reverencia con la cabeza antes de ir hacia Caraxes. Lo observó unos segundos antes de establecerse, la sensación de aquellas palmas quemando sobre su ropa y piel en una impresión que no desaparecería pronto.
Inspiró profundo y cerró los ojos guardando la sonrisa estúpida que quería salir, una mano en el pecho apreciando el desbocado corazón. Apretó los labios con los cabellos erizados ante el momento vivido, pero un rugido de Lucero la devolvió a la realidad en susto. Se inclinó a ver y notó que estaba jugando y dándose mordidas inofensivas con el rojizo dragón, ambos apreciándose a gusto y emocionados ante la idea de viajar juntos.
—¿Lista? —preguntó Daemon desde la derecha.
—Por supuesto, te esperaba a ti —elevó el mentón con orgullo y miró hacia el cielo empezando a sentir la adrenalina.
El guardia que usualmente marcaba el inicio de las carreras pasó al frente, todos dejando camino libre y aguardando expectantes. Aerhys inspiró y contuvo el aliento, un sonido corto y alto saliendo de ella cuando el permiso fue otorgado. Lucero reaccionó al instante al igual que Caraxes, con unos breves pasos elevándose hacia las nubes y en dirección a Rocadragón.
La tentación de fijarse en Daemon era grande, pero mantuvo la concentración al saber que debía tener cuidado en conseguir cualquier ventaja posible. El dragón que le competía era esbelto y sin exageradas protuberancias que pudieran generar resistencia al viento, mientras que el suyo poseía impresionante musculatura y un peso extra que en tales actividades no ayudaba. La corriente, las artimañas de su familiar y la actitud de Lucero eran cuestiones que tenía que tener siempre en mente.
Apenas halló un momento de paz decidió mirar al hombre, el cual estaba unos metros delante. Sin contenerse aprovechó a deleitarse, poniendo especial atención a los plateados cabellos que volaban en una longitud superior a los hombros. El golpeteo de su corazón le recordó una vez más los sentimientos que en años no logró borrar, los deseos de Viserys realmente no importando si tuviera oportunidad de estar con él.
Rió suave por lo ridícula que era y comenzó a desabrochar el traje, tal amor junto con el recuerdo de Daemon en su cintura siendo demasiado. El viento le congeló el pecho, pero decidió quedarse con la ajustada camisa blanca encajada en sus pantalones y rápidamente armó un plan para ganar.
Comprendió que el cariño que Caraxes tenía era una inesperada ventaja, así que con un tirón de correas hizo que se elevara aún más en las alturas. Aquello hizo que perdiera un par de metros, pero, en cambio, sonrió y en una palabra ordenó que rugiera. El sonido la llenó de adrenalina y provocó que ambos observaran, la rojiza bestia chillando en respuesta en cierta confusión.
Aerhys movió las correas y ordenó que Lucero se lanzara en picada, al ras pasando junto a Caraxes y haciendo que se desestabilizara. Exclamó en contento cuando notó que ciertamente creó distancia, así que enseguida se enfocó en armar otro vuelo seguro y conservar lo que ganó. Fue rápido y en segundos miró a Daemon, el cual parecía no saber que sentimiento poner en su rostro.
—¡Intenten alcanzarnos! —gritó, con una mano sacudiendo el saco de su traje de vuelo.
Lucero emitió un grito por su cuenta casi como si entendiera el juego, Aerhys elevándose unos momentos y sentándose arriba de la prenda para evitar perderla entre el viento. Admiró el sol que reinaba y como los rayos evitaban que la bruma se generara alrededor de Rocadragón, ahora el atardecer iluminándolos mientras bajaban a tierra.
Apreció la sorpresa en los guardias que custodiaban el castillo y miró sobre su hombro para asegurarse de que Daemon estaba donde lo había dejado, con una risa complacida descubriendo que así era. Rápido ordenó a Lucero que bajara, con las correas y breves comandos guiando donde quería que se detuviera. Saltó sobre su montura cuando tocaron la zona plana de aterrizaje, con un breve siseo pasando a felicitar a su adorable criatura al realmente merecerlo.
Un chillido la sobresaltó e hizo que instintivamente bajara el cuerpo, Daemon y Caraxes devolviendo la jugada anterior y casi rozándolas al frenar cerca de ellas. Frío bajó por su espalda ante el susto y los buscó con la mirada, el hombre sonriendo entretenido a sabiendas de que no podra quejarse.
Bufó y rodó los ojos poniéndose de pie, antes de bajar agarrando la prenda que se quitó al saber que frío la llenaría una vez que la adrenalina desapareciera.
—Espero haber ganado algo —gritó para que le escuchara.
—No acordamos nada —negó con un sutil movimiento de cabeza aún arriba del animal.
—Seguro que un premio podremos arreglar —guiñó un ojo dejando atrás la espesa preocupación y estrés.
Daemon enarcó una ceja sin desviar la mirada y ella volteó el rostro cuando el sonido metálico de varias armaduras obligó que prestara atención.
—Príncipe Daemon y Princesa Aerhys, bienvenidos —habló el más joven con cierta agitación y una pequeña reverencia.
—Tranquilo, respira, sé que éste lugar tiene una exagerada cantidad de escaleras —sonrió al tiempo que se colocaba el saco, aunque prefirió dejarlo desabrochado.
—Gracias —dijeron los tres caballeros al unísono, enseguida tomando grandes bocanadas.
El mayor del grupo pronto se unió y los analizó rápido antes de echar un vistazo a como los dragones empezaban a intercambiar cariños.
—Hasta siento que estoy interrumpiendo su intimidad —confesó Aerhys, gracia e intriga llenándola al jamás haber visto a Lucero así.
—¿Deberíamos entrar? —preguntó Daemon enfocándose en ella, su cabello largo volando rebelde en el viento.
—Si, busquemos entretenimiento por nuestro lado.
Con un movimiento de cabeza indicó a los guardias que fueran por delante, en tranquilidad amagando a seguirlos cuando el hombre la detuvo y acercó sus manos. Con paciencia y calma, comenzó a abrochar los botones del traje.
—Uno de los muchachos tenía dificultades para dejar de mirar tu pecho —explicó simple, los claros irises siguiendo el movimiento de sus dedos al trabajar.
—Gracias —dijo ligeramente temblorosa, enseguida tragando y mirando por donde fueron—. ¿Cuál era?
—¿Alguno te interesa? —interrogó de inmediato.
—Solo quiero saber —negó viéndolo al rostro, pero él no devolvió la atención.
—El de cabello ceniza —respondió antes de inspirar y terminar con el último ojal—. ¿Por qué te desvestiste?
—Tenía calor.
—Los dragones hacen la mayoría del trabajo.
—¿No puedo tener calor? —preguntó a la defensiva elevando ambas cejas.
—Es raro y el viento no suele ayudar —remarcó antes de girar sobre los talones—. Por hoy lo dejaré pasar.
—¿Eso significa que ibas a cuestionarme? Qué considerado —bufó siguiéndole el ritmo de caminata.
—Suele ser de mi interés lo que pasa por tu mente.
—Soy un libro abierto, no es difícil adivinar. En cambio, tú si que eres un verdadero reto —negó en un suspiro frustrado.
—Años de experiencia —sonrió mientras colocaba una mano en su hombro.
—Tengo el presentimiento que naciste así —comentó, con seguridad viéndolo al rostro incluso si el corazón se desbocaba por el pequeño toque.
—Deberás preguntarle a tu padre, aunque no sé si estaría feliz de que consultaras por mí.
Aerhys emitió un sonido de que coincidía y se concentró en los escalones que bajaba, en silencio pensando que por más de una razón Viserys no estaría feliz si hiciera eso.
—Bienvenidos —saludó la cabecilla de los sirvientes con una exagerada reverencia, atrás estando sus más confiables ayudantes.
—Hilda, planeo quedarme de manera indefinida, así que corre la voz y prepara mi habitación.
—Con gusto, princesa.
—También estaré un tiempo —anunció Daemon con rapidez—. No olvides arreglar lo antes posible una tina para ambos.
La joven Targaryen arrugó el ceño e Hilda la miró buscando respuestas que no obtuvo.
—Disculpe, mi príncipe, solo quiero asegurar… ¿Baños por separado, verdad?
—¿Hm? —inclinó la cabeza y observó a su sobrina dándole paso a que contestara, pero sonrió ante la incapacidad de emitir palabra—. Si, separados.
—Enseguida, señor —reverenciaron antes de girar hacia la princesa—. Organizaremos lo solicitado y en breve los buscaremos.
—Perfecto —asintió enseñando una amable sonrisa, enseguida tomando el brazo de Daemon—. ¿De verdad te quedarás?
—Como bien sabrás, la corte son un grupo de sanguijuelas que suelen agotar la energía de quien se cruce con ellos, así que unas vacaciones suenan bien.
—¿Te has portado mal? —enarcó una ceja y pasó de él para seguir andando por el largo pasillo.
—No más que tú. A decir verdad, nos molestan respecto al mismo tema.
—¿Matrimonio? Te casaron a Lady Rhea y ahora eres viudo, ¿ni siquiera así puedes salvarte? —preguntó completamente indignada.
—Somos poco Targaryen y están desesperados en que hagamos descendientes.
—Insoportables —murmuró entre un pesado suspiro.
Daemon rió por dentro y la acompañó a un salón de reuniones, una amplia ventana enseñando los picos escarpados y caminos de roca natural que se introducían en la salada agua. Con gusto recibió la brisa y perdió la mirada en el horizonte, el ruido de una silla indicando que el hombre se había sentado.
Cayeron en silencio y Aerhys perdió la capacidad de pensar, el paisaje inundando la conciencia y haciendo que cerrara los en completa relajación. Agotamiento empezó a dominar sus músculos y sintió como el cuerpo perdía fuerza, la paz de aquel trance quitando el estrés de los últimos días. El gusto de aquel momento era enorme y por largos segundos olvidó la presencia de Daemon, el cual hizo que temblara al sentir que se acomodaba a su lado.
—Aún llevas el anillo que te regalé.
Aerhys levantó los parpados y miró el dedo anular de su mano izquierda, apenas levantándola para que pudieran verla bien.
—Estoy muy apegada a él para considerar dejarlo —explicó mientras lo hacía girar para ver el diseño grabado en el metal—. Guardo todo lo que me das —sonrió suave mirándolo a los ojos.
—Es bueno saber que mis obsequios son de tu agrado —dijo suave y complacido.
—También querría darte algo, ¿qué te gusta?
—Me conoces desde que naciste, ¿no sabes? —elevó una ceja fingiendo misterio.
—Son cuestiones básicas las que conozco…
—Sabrás que darme cuando lo veas, aquello llamará tu atención y pensarás en mí —aseguró con un pequeño asentimiento, así pasando a observar el mar.
Ella admiró su perfil y le imitó, la calma siendo interrumpida cuando un rugido medianamente lejano llegó.
—¿Oíste? —frunció el ceño agarrándolo de vuelta del brazo.
—Fue Caraxes.
Al mismo tiempo se inclinaron a buscar cualquier anormalidad, entonces notándose una cola escamada desde la torre Oeste. Por el color era fácil decir que se trataba de Lucero, pero pronto alas rojas se extendieron y el dragón de mayor edad salió volando.
Anonadados siguieron la trayectoria hasta que el dragón de la femenina se unió, en el cielo girando, enrollando colas y persiguiéndose entre mordidas inofensivas.
—¿Qué están…?
—Empezaron el ritual de apareamiento.
—¿Tan pronto? —inquirió sorprendida y avergonzada—. Pensé que llevaría más esfuerzo que ésto.
—Deben ser realmente compatibles.
Aerhys asintió y observó tal espectáculo, de a poco reconociendo ciertos movimientos que los comprometidos Targaryen o Velaryon imitaban en ciertas danzas.
—Increíble —respiró maravillada.
—Es raro atestiguar un evento así —coincidió, durante unos segundos observándola de reojo.
Tal ancestral ritual continuó hasta que empezaron a desplazarse a nueva zona, entre silencio un golpe en la puerta provocando que se desentendieran.
—Los baños están listos.
—Genial —suspiró Aerhys yendo hacia Hilda, la cual sonrió mientras una de sus ayudantes aguardaba para guiar al hombre.
—Nos vemos en la cena —habló Daemon aún junto el ventanal.
Ella le miró y asintió, el corazón saltando ante la propuesta de reencontrarlo.
—Nos vemos en la cena.
Siguió a la mujer y al ingresar sintió el vapor humedecerla, con asistencia dejando las ropas en el olvido y hundiéndose en la tina. La esencia a fresia envió un agradable cosquilleo al alma, las manos expertas de Hilda lavando su cabello y cuerpo con productos y olores que quedarían impregnados en la piel.
Disfrutó del agua hasta que entibió demasiado y debió salir, una gruesa bata adornándola y una toalla cubriendo el platinado cabello. Con paso rápido ingresó a su habitación y apreció que la chimenea estaba prendida, las decoraciones luciendo igual a como las dejó la última vez.
—¿Desea que le asista, princesa?
—No, a partir de aquí seguiré sola.
Suspiró a la luz de la velas y aún envuelta se sentó en el borde de la cama, automáticamente yendo a jugar con el anillo obsequiado por Daemon. Lo miró considerando la inesperada compañía que tendría los próximos días, de algún modo yendo a pensar si aquella era una oportunidad de los dioses. Cierta amargura la llenó ante la idea de confesarse, porque sabía que tenía todo para perder y al mismo tiempo nada, ya que de todas maneras terminaría casada con algún noble.
Negó con mal gusto en la boca y miró los vestidos guardados en bolsas de tela oscura, al mirar eligiendo uno color beige que no era demasiado formal. Lo quitó admirando el cinto cocido en la cintura, el mismo patrón estando en el cuello y todos los bordes de la tela.
Secó su piel y colocó la ropa interior inferior antes de usar la bella prenda, así buscando la llave que tenía escondida para abrir el cajón de joyería. Admiró las piezas que ahí resguardaba y seleccionó lo que creyó que más combinaba, en un espejo admirando el collar y los aros que brillaban con los distintos ángulos de luz. Sonrió sintiéndose bonita y prestó atención al cabello, luego de trenzar los mechones del frente decidiendo que no haría nada exagerado o que denotara demasiada preparación.
Agarró papel, tinta y una pluma, sin dudar aprovechando el tiempo libre para aclarar cualquier malentendido con su padre respecto a esas vacaciones. Los dragones eran una clara excusa de la intención inicial que tenía al huir a Rocadragón, así que la usaría al máximo y enviaría la carta.
Enrolló el pergamino y lo selló, de esa forma abandonando la habitación y atravesando diversos pasillos hasta que sonrió con cierta malicia al ver el caballero que Daemon acusó de observarle los pechos.
—Buenas noches —saludó, el muchacho saltando en el lugar y poniéndose aún más recto.
—P-Princesa Aerhys, buenas noches —respondió realizando una pronunciada reverencia.
—¿Haciendo guardia? Debe ser aburrido —acortó la distancia y frenó en frente.
—Nada de eso, es un trabajo que realizo con mucho orgullo.
—Me alegra saber que gente responsable cuida de estas tierras —colocó una mano en su hombro, aunque la armadura les salvaba de un verdadero contacto.
—Gracias, princesa —sonrió, pero enseguida se corrigió y mantuvo la seriedad—. Por cierto… Oí que el Rey la anunció como heredera, así que quería felicitarle.
—Lo aprecio mucho —dijo sincera, un ligero rubor ganando terreno—. Espero que puedas seguir protegiéndome si llega el día donde deba asumir el Trono de Hierro.
—¡Mi lealtad seguirá firme! —insistió, con fuerza colocando una mano en el pecho.
Aerhys rió suave y asintió, un rugido lejano provocando que ambos giraran y recién ahí notaran que Daemon se acercaba con paso extremadamente silencioso. Tenía el cabello plata completamente suelto y al frente sobre el hombro derecho, ambas manos unidas en la espalda y con algunos botones de la camisa desabrochados.
Los Targaryen se observaron y ella fue la primera en romper la conexión, en el fondo oyendo como el caballero lo saludaba en una reverencia.
—¿Divirtiéndose?
—Una breve conversación —resumió Aerhys sin dar demasiada importancia—. De hecho, estaba por solicitar que lleve esta carta al Rey —explicó mientras enseñaba el pergamino.
—Para eso hay mensajeros —recordó Daemon.
—Los cuales son acompañados de caballeros —añadió antes de mirar al de cabello ceniza—. Puedo confiar en que harás que llegue a salvo, ¿verdad?
—Por supuesto, princesa, ahora mismo aviso para organizar el viaje.
—Que servicial —dijo Daemon observándolo fijo a los ojos.
La femenina admiró aquella escena sin especial sorpresa y permitió que el incomodo caballero se retirara, sin problemas ignorando al adulto hasta que el chico estuvo bastante lejos.
—No había necesidad de presionarlo o asustarlo, Daemon.
—Si se siente amenazado por mi presencia, tan buen caballero no es —retrucó enfocándose completamente en ella.
Aerhys cerró los ojos e inspiró mientras negaba.
—¿El baño ha sido de tu gusto?
—¿Cambias de tema?
—¿Qué hay que hablar? —inclinó la cabeza.
—Tu coqueteo.
—¿Acaso vas a dar un sermón? ¿Tú, entre todas las personas? —enarcó una ceja en desafío.
Daemon guardó silencio y se inclinó sobre ella, aunque la distancia era prudente.
—¿Tú, de entre todas las personas, crees saber porqué no puedo hacerlo?
El tono bajo y hasta peligroso de su voz envió un intenso escalofrío, la altura y anchura de sus hombros recordando lo físicamente superior que era. Tuvo que tragar y acortar la distancia para recordar confiar y no echarse atrás, así permitiéndose hablar incluso si sentía la respiración agitada.
—Considerando que tienes una hermosa muchacha a tu lado y sigues visitando casas de placer… Juegas demasiado para intentar decir si puedo o no realizar un simple coqueteo.
La tensión aumentó en un segundo y Aerhys prometía que sentía y oía las chispas alrededor, Daemon entrecerrando los ojos y por un segundo bajando a ver sus labios.
—¿Me has espiado?
—¿Lo desconocías? —retrocedió un paso, aunque él la sostuvo del brazo para que no huyera.
—¿Con qué intenciones?
—Ninguna en especial, vigilo a muchos —mencionó sin amagar a dar más detalles—. ¿Te molesta?
Daemon pareció descolocado por la actitud frontal y pasó unos segundos en silencio, de pronto sonriendo bastante y asintiendo.
—Éste lado de ti es interesante, te imaginaba de otra manera.
—¿Más como mi padre?
—Si, pero tampoco tanto, Rhaenyra y tú poseen actitud.
—Lo sé —aceptó con cierta arrogancia y miró la extremidad que aún le agarraba.
Moviéndose con habilidad, enganchó su brazo con el de Daemon y tiró para animarlo a caminar.
—Vamos, la cena debe estar lista.
Él la miró unos momentos antes de colocar la mano libre sobre su palma, Aerhys apreciando encantada el suave apretón que entregó. Caminaron en silencio y la enamorada no dudó en fantasear que estaban en pareja, apenas mordiéndose el labio inferior por lo bien que se sentía la cercanía.
—Lucero y Caraxes siguen juntos, tomará bastante tiempo hasta que estén listos para regresar —informó, momentos antes habiendo ido a revisar cómo se hallaban.
—No tengo apuro.
Se soltaron antes de ingresar al comedor y los sirvientes miraron con sorpresa al llegar antes de lo planeado, enseguida apurándose para al menos tener la bebida servida. Aerhys se sentó en la cabecera derecha admirando lo que había en la mesa, definitivamente no esperando que Daemon decidiera ubicarse a uno de sus costados y no en la otra punta.
—Tengo mejor visión desde aquí.
—¿De la puerta? —enarcó una ceja al ser lo que enfrentaba.
—Tú.
Por reflejo ella bufó y negó desacreditándolo, pero tenía sentido considerando que eran la únicas personas.
—Como sea… Cuéntame alguna de tus aventuras, sé que aún no he oído todas.
—De hecho, me gustaría escuchar las tuyas —indicó mientras cruzaba una pierna y se reclinaba hasta tocar el respaldo.
—¿Qué dices? Vivo en el palacio y no tengo oportunidad de explorar.
—¿Segura? —elevó una ceja dejando los labios separados, la fijación provocando que ella terminara sonriendo por la presión y él le imitara al haberla atrapado.
—No sé de qué hablas, sin pruebas no hay crimen.
—Es imposible que me mientas, se te nota.
—¿Importa? Es tu palabra contra la mía —encogió los hombros y miró el anillo que la decoraba con falso interés.
Notó movimiento borroso por el rabillo del ojo y, antes de alejarse, una pálida mano le agarró el mentón. A la fuerza observó a Daemon, aunque el trato fue delicado para no generar daño o dolor.
—Siempre fui sincero contigo, ¿por qué ocultarme tu vida?
—Falacia, mucho lo descubrí gracias a mis informantes —negó fingiendo un pequeño berrinche, con una suave palmada liberándose de su agarre.
—Jamás preguntaste por mis relaciones, sino hubiera confesado.
—La última vez hablamos de si estabas conociendo a alguien y dijiste que no.
—Respondí con la verdad.
—Entonces, ¿quién es Mysaria? —enarcó una ceja y se contuvo de cruzar los brazos.
—Nadie importante.
Aerhys bufó con una sonrisa molesta y agarró la copa, pensativa tomando un largo y lento sorbo.
—Rápidamente desechaste tu declaración de siempre haber sido sincero.
—¿Quieres que soltemos toda la verdad? —preguntó, inconscientemente golpeando la mesa con el dedo indice de su mano derecha.
—Por supuesto, ¿qué propones? —aceptó sin dudar, para nada considerando que podía estar cayendo a las fauces del dragón.
—Un interrogatorio por turnos, oportunidades equitativas de saber del otro.
La femenina inspiró profundo perdiéndose un momento en los profundos ojos violetas, enseguida notando la necesidad que él también poseía de conocerla.
—Acepto.
—Empieza —cedió con un ligero movimiento de mano, los dígitos yendo a jugar con el tenedor junto al plato.
—¿Qué es Mysaria para ti? —indagó, concentrada cuidando de no mostrar nada especial es su voz o expresión que delatara lo que sentía por él.
—Una colega.
—¿Acaso olvidaste las palabras en Desembarco del Rey? Si esperas más de mí es mejor que extiendas tus explicaciones.
Daemon pareció divertirse y miró un momento el mantel antes de asentir.
—Ella es quien en general reúne información o realiza lo que necesito para ciertos planes.
—Con sexo de por medio —soltó, enseguida mordiéndose la lengua.
—Ya has hecho tu pregunta —indicó inclinando la cabeza.
—No fue una duda, solo añadí el detalle que pareciste olvidar —defendió con aire de regaño, y él río mientras se sentaba recto e inclinaba hacía ella.
—Tu momento de contestar —determinó—. ¿Por qué tienes informantes siguiéndome?
Aerhys respiró tranquila al tener una respuesta sensata.
—No es secreto que mi padre piensa que estás tras el trono, así que vigilo tus intenciones y si en algún momento planeas atentar contra sus únicas dos descendientes para tener la corona.
El salón quedó en silencio y la piel de la joven se erizó, la seriedad y oscuridad que cayó en el rostro del hombre logrando que tuviera un pequeño escalofrío.
—¿Piensas como Viserys?
—Tu turno ha pasado —forzó a decir al no soportar el aura que lo dominaba, para calmarse dando otro sorbo de vino—. ¿Deseas ser rey?
—De joven hubo un tiempo que fantasee con aquello, ver a mi hermano tomar clases especiales para cumplir con aquel puesto impulsó la idea, pero al crecer entendí que no era una responsabilidad que realmente quisiera —explicó, la forma en que la veía entregando la sensación de absoluta verdad.
—En ese caso, me alegra que nacieras después y no tuvieras que cargar con aquello —sonrió amable esperando calmar el extraño humor.
—¿Qué hay de ti? ¿Quieres el Trono de Hierro?
Aerhys presionó los labios y apenas entrecerró los ojos, las pupilas perdiéndose en objetos de la habitación mientras en segundos intentaba analizar toda su vida.
—Si, aunque hace poco caí en la cuenta de que lo anhelo por mí. Antes creía que era insuficiente y buscaba las fallas que evitaban que todos me consideraran alguien posible de heredar, pero al pasar los meses entendí que con una corona la vida no se resolvería y muchos retos esperarían —explicó, por un segundo viendo a Daemon y notando que la observaba completamente atento—. Las personas del reino dependerán de lo que decida y el conocimiento de cómo actuar no vendrá de la aprobación de mi padre, así que al estudiar y adentrarme en ese mundo empecé a realmente querer hacerme cargo.
—¿Tienes miedo? —inquirió de pronto, por segunda vez olvidando el interrogatorio turnado que propuso.
Aerhys sonrió con tristeza y bajó la mirada a su falda, con el corazón acelerado asintiendo.
—Temo a muchas cosas, especialmente a realizar mal mis tareas y que el mundo sufra por la incompetencia —negó leve lamiendo nerviosa los labios—. Supongo que la situación también dependerá de la persona que reine conmigo y quienes integren el consejo, pero no quiero que me consideren débil o fácil de manipular.
Con un chirrido, Daemon acercó la silla y con una mano le agarró las palmas en gesto de apoyo. Ella le miró y tragó por la cercanía, ansiosa admirando sus ojos que brillaban por el fuego de la chimenea.
—No lo permitiré, estaré a tu lado cuidándote.
—¿De verdad? ¿Entonces aceptas la decisión de mi padre? —frunció el ceño liberando una mano y apoyándola arriba de la masculina.
—Nunca dudé.
—Pero… ¿No te enojaste cuando te desheredó del trono?
—Lo que me enfadó fue la desconfianza y paranoia hacia mí, no el que no fuera a ser rey. De todos modos, eso ya está en el pasado —prometió con un leve asentimiento.
Aerhys sonrió profundamente aliviada y contenta, sin pensar inclinándose y apoyando su frente con la de él.
—Gracias.
Cerraron los ojos y en silencio prolongaron el gesto, afecto bañándolos hasta que les interrumpieron abriendo la puerta. Inmediatamente ella se alejó y miró a dos criados entrar con grandes bandejas de comida, sonrojada apreciando que notaron la íntima escena. Intentó liberar sus manos, pero Daemon sonrió con cierta malicia y resistió mientras le servían los platos.
—No hay necesidad de avergonzarse, estas paredes han visto más de lo que puedes imaginar.
—Tantos años e historia… Supongo que algo tan simple no es importante —contestó, aunque sus palmas entrelazadas aún la alteraban.
—Nunca es tarde para aumentar la apuesta.
Aerhys envió un vistazo de advertencia y él enarcó una ceja manteniendo su típica sonrisa traviesa.En silencio esperaron a la soledad y contestaron cuando les consultaban qué deseaban ingerir de todo lo preparado, al terminar el mayor indicando que se retiraran al otro lado de la puerta.
—Luce bien —comentó satisfecha, ambas manos yendo a sujetar los cubiertos.
—Es bueno atestiguar que la reunión con tu padre no te quitó el apetito, a diferencia de otras ocasiones.
—La carrera de dragones y tu presencia ayudaron, aprecio demasiado nuestro tiempo juntos —confesó con una sinceridad inesperada hasta para ella.
Daemon asintió mientras parpadeaba lento, así dando un bocado antes de enfocarse de beber de la copa.
—Ahora que recuerdo, no dijiste nada de tus aventuras fuera del castillo.
—¿Nuevamente con eso? —suspiró viéndolo con cierto cansancio.
—Posees informantes que me vigilan, pero yo desconozco tus actividades.
—No quiero que te duermas de aburrimiento.
—Jamás sucedería —determinó, apenas acomodando su postura—. Todo, quiero escuchar todo.
Aerhys respiró pesado por la insistencia y encogió los hombros restando importancia a lo que fuera a decir.
—Poco ha sucedido, al principio solo me atrevía avanzar unas cuadras hasta que me sentí más cómoda o valiente. He atestiguado varias obras callejeras, comido y bebido, solo tres o cuatro veces llegando a la ebriedad —miró al techo tratando de recordar y se apoyó completamente en el respaldo.
—¿Qué hacías cuando bebías de más? —preguntó con una leve sonrisa, el brillo en sus ojos aumentando.
—Disfrutaba del efecto del alcohol en las calles, aunque cuando estaba muy tambaleante iba al puesto de un chico que conocí y me sentaba a pasar el rato con él.
—¿Hiciste amigos? —enarcó una ceja y entrelazó los dedos.
—No los catalogaría como amistades, pero conocí algunas personas con las que salir… Compañeros, si, buenos compañeros.
—Mmm —pensó sosteniéndole la mirada, en sus pupilas notándose que estaba perdido en distintas ideas—. ¿Qué haces con ellos?
—Me enseñan nuevos lugares y lo que es peligroso o no, creen que soy una Targaryen bastarda que hace poco vino a vivir a Desembarco del Rey y quieren enseñarme la ciudad.
—Vaya, hasta una identidad falsa creaste —dijo orgulloso—. Qué pensarán el día que vayan a la coronación y te vean como la nueva reina…
—Si siguen siendo buenos conmigo y creamos amistad, no obtendrán más que beneficios al trabajar para mí.
—¿Nuevos informantes?
—Tal vez —sonrió con cierto misterio agarrando la copa a medio llenar.
—Querría conocerlos.
—¿Revelar las fuentes? —preguntó como si acabara de decir una completa locura, enseguida dando un sorbo al oscuro vino.
—¿Dudas de mí a pesar de que te acabo de dar completa lealtad?
Aerhys inspiró profundo y desvió la vista sintiendo un nudo en el pecho.
—Mi padre eligió un niño que ni siquiera conocía y traicionó al amor de su vida cuando, según me han contado, mi madre no quería morir —apretó los labios con enojo y angustia—. Si una persona puede acabar con la persona más importante de su existencia, no quiero imaginar lo que puede esperarme cuando ni siquiera soy lo primordial de nadie.
Daemon se inclinó a ella y esta vez la tomó de la muñeca, la tensión de su mandíbula enseñando la molestia que intentaba mantener a raya.
—Siempre he sido fiel a nuestra familia y no permitiré que las debilidades de mi hermano te hagan desconfiar de lo que soy. Jamás te traicionaré, y si lo hago aceptaré el castigo que impongas, incluso la muerte —expresó entre dientes apretados, la fuerza que aplicaba a su extremidad marcando lo serio que era.
Aerhys apretó los labios y buscó en los violáceos irises algún titubeo, pero, al cabo de unos segundos, asintió.
—Prometí nunca ir en contra de mis propias reglas, aunque haré mi mejor esfuerzo —bajó la mirada a ver como lo agarraba con la mano libre para acariciarlo y calmarle—. Papá vivirá muchos años más, así que tendrás tiempo de demostrar tus declaraciones y enseñar que tan equivocada estaba.
El mayor levantó la mano libre y acunó una de las jóvenes mejillas, la gran palma ocupando buen parte de su rostro.
—¿Qué hablaste con Viserys?
—Matrimonio, como siempre, aunque ahora tengo libertad de elegir a quien quiera de esposo —explicó, la piel calentándose y sonrosándose bajo los suaves roses del hombre.
—Te salvarás de tener un matrimonio como el mío —sonrió de costado, y ella rodó los ojos al haber crecido oyendo como odiaba a la Perra de Bronce con la que se casó.
—No lo creo… —bajó la mirada con un veloz temblor en los labios—. La persona que deseo está fuera de alcance.
Animarse a decir eso costó el que el pulso se acelerara hasta los cielos y temió que él pudiera notarlo, irónicamente teniendo a centímetros al hombre que añoraba.
—¿Quién es el idiota indicado?
—¡Daemon! —regañó por el calificativo dándole un leve golpe en la mano.
El Targaryen se hizo el desentendido y bajó la mirada a sus labios, con el pulgar rozando y apenas tirando del inferior.
—¿Por qué?
—¿Cómo? —frunció el ceño con el corazón latiendo más fuerte.
—He notado que siempre me llamas por mi nombre, nunca “tío”.
—¿Te molesta?
—No, tampoco planeo ocupar ese rol.
Aerhys dudó un momento y frenó de imaginar significados que de seguro no implicaba, aunque esperanza surgió.
—¿Qué puesto esperas servir?
Inclinando la cabeza, Daemon entrelazó los dedos de sus manos y liberó la mejilla para acariciar la colorada piel con el dorso.
—Espero ser el idiota indicado.
Tomó apenas unos segundos comprender esas palabras y Aerhys elevó ambas cejas sin hacer ninguna expresión en particular. Dejó de respirar hasta que los pulmones ardieron, así bajando la mirada y pestañeando seguido en un nuevo intento de entender.
—¿A qué t-te refieres? —tartamudeó en un golpe de emociones, cuello, nuca y orejas ardiendo—. ¿Por qué quieres ser mi amado?
—Te deseo.
La respuesta debería haberla alegrado, pero enseguida sintió una punzada en el pecho y las dudas surgieron. Conocía a su familiar y nunca expresó interés romántico por nadie, e infame era su gusto por las relaciones de una noche, así que podía significar algo muy diferente para ambos.
—Si solo es anhelo carnal… —empezó a decir con dureza, enojo subiendo por la garganta ante la idea de que quisiera usarla como un evento pasajero.
—No —interrumpió al apreciar la furia del dragón—. Siempre hemos tenido una conexión profunda y especial, pero hace unos pocos años empecé a apreciarte de otra forma. En ese entonces aún eras muy joven e ingenua y no actué en mis emociones, pero era difícil, así que preferí irme y seguir con mis aventuras. Esperaba olvidarme de ti y confirmar que mi fascinación era algo pasajero, pero al regresar y ver como tu personalidad y mente se desarrollaron en alguien capaz de hacerme frente…
—¿Gustas de que te lleve la contra? —enarcó una ceja
—Adoro tener el control y que las situaciones vayan de acuerdo a mis planes, pero un poco de pelea está bien —sonrió al tiempo que ponía la mano libre en una de sus piernas—. Eres fiel a lo que crees y sabes lo que quieres, tienes un espíritu digno de un Targaryen y deseo estar a tu lado como esposo.
Inconscientemente mordió el interior de la mejilla y tragó, su cabeza siendo un nudo infinito de elementos que no podía separar.
—Nunca vi que fueras un hombre predispuesto al compromiso, ¿seguro que quieres casarte?
—Fui forzado a un matrimonio con una mujer insufrible, pero eres todo lo contrario, nuestras existencias están destinadas —indicó apretándole la mano y la pierna esperando trasmitir sinceridad.
—¿No es una confusión?
Daemon la agarró del rostro y enseñó una nueva intensidad, la energía que emanaba haciendo que la femenina se mordiera la lengua.
—Jamás me cuestionarías si supieras lo que pasé aquellos años donde desaparecí, solo podía pensar el ti.
Ella inspiró profundo y bajó la cabeza, con cierta frustración peleando el miedo a entregarse cuando desde hace años solo quería ser suya.
—Desde siempre… Desde siempre has sido a quien he querido, hasta papá y Rhaenyra lo saben —confesó con voz bastante baja—. He luchado y tratado de ignorar los sentimientos al igual que tú, pero fue imposible.
—Ya no peleemos más, estemos juntos —dijo con sutil prisa, entonces dejando la silla y arrodillándose frente a ella para sostener ambas manos.
Aerhys sonrió con cierta amargura y tragó antes de inspirar profundo, durante unos segundos mirando fijamente la mesa. Consideró sus miedos y lo que realmente quería de él, así que se soltó y le tomó del rostro acortando la distancia.
—Primero debes saber que, si eres mío, no te dejaré ir con facilidad. Tal vez pienses que cuando te aburras simplemente podrás caminar fuera de la relación, pero, si sinceramente deseas que me entregue a ti, es mejor que lo pienses dos veces —advirtió, enseguida bajando una mano y suavemente apretando el cuello—. Espero tu lealtad como reina y esposa, así que si me traicionas no dudaré en cortarte los genitales y dárselos a Lucero antes de quemarte vivo.
Los labios de Daemon se separaron en sorpresa y un escalofrío lo recorrió, pero, en vez de miedo, sus pupilas se dilataron en una excitación inusitada. Deslizó las mano por las piernas femeninas hasta llegar la cintura, donde apretó con una emoción casi dolorosa y notó como las chispas se convertían en llamas.
En un borrón sus bocas se encontraron, ninguno recordando quien se había abalanzado primero, solo apreciando cuando las pieles se tocaron a medio camino. La electricidad crispó los cabellos y Daemon se irguió en las rodillas presionando más contra ella, Aerhys deslizando la mano hacia la nuca y enredando los dedos en los cabellos de la base. Se miraron un momento mientras la chimenea los iluminaba como un faro en la oscuridad, la luz cegándolos y dejando que quemaran contra el otro igual que polillas en el fuego.
La femenina soltó un jadeo cuando la gran palma del Targaryen apretó su muslo y él se separó unos milímetros para lamer veloz el centro del labio superior, enseguida introduciendo la lengua y siguiendo el intercambio. Un pitido en sus oídos calló cualquier pensamiento coherente y Aerhys se rindió encantada a la guía de su amado, con gran calor disfrutando de la experiencia que depositaba en ella. Con la yema de los dígitos grabó la textura y temperatura de la pálida piel, en los nudillos enredando los hilos plata de los que ocasionalmente tiraba, y con la mano libre recorrió los músculos escondidos en la camisa.
—Mi futura reina de vida… —murmuró Daemon con los ojos cerrados acariciándole el rostro—. Logras que pierda la cordura.
Aerhys sonrió mientras recuperaba el aire.
—No debo ser la primera que lo dice, pero dejas la mente en blanco —con delicadeza lo agarró del mentón e hizo que ladeara el rostro para darle pequeños besos en la mandíbula.
Él gruñó y cerró los ojos enseñando el cuello, ella apreciando que se entregara y tomó la oportunidad de explorar la delicada zona. Una mano fue a sostenerlo del hombro y la otra conquistó más cabello, terminando por agarrarlo casi de la raíz para mantener el control justo cuando se animó a usar los dientes.
Daemon soltó un suspiro complacido y sintió la llama del vientre quemar, la desesperación empezando a ser una emoción persistente. Disfrutó de los cariños y permitió a su cuerpo actuar como quisiera, ambas palmas deslizándose bajo el vestido y tensándolo por el frenesí de conocer aque territorio.
Aerhys tembló y pensó que explotaría al ver como sus piernas eran decoradas por las extremidades del hombre, él tocándola de arriba a abajo hasta descansar en los muslos.
—¿Hasta dónde llega tu experiencia?
La joven aflojó el agarre de los cabellos para permitir que le mirara, una nueva capa de rubor decorándola ante la vergüenza.
—Daemon…
—¿No puedo saber? —elevó ambas cejas, aunque no en molestia, sino en curiosidad—. ¿Conservas tu virginidad?
—Si…
—¿Segura? —inclinó la cabeza dibujando lentos círculos con los pulgares.
Aerhys inspiró profundo sintiendo un nudo de nervios y encogió los hombros.
—Intenté algunas cosas con alguien que conocí en mis escapadas, pero no permití que llegara a más —reconoció sin soportar verlo a los ojos, inconscientemente apretándole el hombro.
—Ciertamente no sé nada sobre tus aventuras —murmuró acercando el rostro y viéndole los labios—. Es bueno que pudieras tener experiencias, pero te aseguro que nadie te hará sentir como yo.
La promesa la dejó sin aire y con incontables cosquillas en el estómago, embelesada por esa idea rindiéndose al beso que él comenzó. Lo abrazó por el cuello y se dejó llevar por la hoguera que eran, algunos dígitos del hombre rozando su húmeda entrepierna y provocando que gimiera en medio del intercambio.
—No, te daré lo que deseas en el día de nuestra boda —interrumpió agarrándolo de ambas muñecas.
—Seremos hombre y mujer, hay reglas que podemos romper.
Aerhys hizo un bajo sonido fingiendo que pensaba y un brillo travieso se mezcló entre la clara satisfacción.
—Tal vez quiero verte sufrir en abstinencia hasta ese día.
—Qué habré hecho para que me castigues así…
Lo soltó manteniendo el buen humor y acunó una de sus mejillas.
—De esta forma me aseguraré de que no huyas de todo lo que has prometido, al menos no hasta que cumplamos con nuestra boda —explicó al tiempo que bajaba la falda del vestido y cubría la piel.
—Tu desconfianza me daña, princesa.
Ella bufó y se inclinó a darle un beso compensatorio.
—No tanto por ti, sino por Viserys. Planeo al menos invitarlo a él y Rhaenyra a la ceremonia, y temo que no intentes luchar si ordena decapitarte porque ya has obtenido todo de mí.
Daemon soltó una breve risa aireada y ladeó la cabeza.
—Aún si compartiéramos cama no obtendría todo de ti, nos faltaría formar una familia y verlos crecer en futuros reyes y reinas.
—Tienes una forma con las palabras…
—Es la verdad —aseguró al tiempo que tomaba una mano y la besaba—. Debemos empezar con las invitaciones lo antes posible.
—No tengo objeción —sonrió mientras se ponía de pie—. Si me permites, tengo que ir a aliviar mi excitación—guiñó un ojo, de seguro divirtiéndose demasiado en no darle lo que quería.
Aerhys disfrutó la breve expresión de desconcierto y le acarició la mejilla antes de alejarse, la puerta estando a pocos pasos cuando fue levantada en el aire. Liberó un pequeño grito y se agarró del hombre, quien la sostenía bajo las piernas y espalda.
—¿¡Qué…!?
El Targaryen la calló con un beso demasiado apasionado y el aire en sus pulmones fue quemado en segundos, los músculos de su zona intima tensándose y aumentando la humedad existente. Al separarse lo miró ligeramente perdida y aguardó una explicación, el violeta de sus ojos atrapándola una vez más.
—Respetaré tu virginidad, pero soy un hombre enamorado que ha esperado demasiado, al menos deja que te ayude con eso.
Aerhys no supo qué responder y simplemente dejó que Daemon la transportara por el castillo, los muros y sus sirvientes teniendo un nuevo secreto que guardar.
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