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#ANTE LAS AMENAZAS
cristinabcn · 10 months
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MEXICO: FAMILY COLLECTIVE LINKS XALAPA The missing people who are in Veracruz cemeteries
MÉXICO: COLECTIVO FAMILIARES ENLACES XALAPA Los desaparecidos que están en panteones de Veracruz NIDIA SÁNCHEZ Periodista, Editorialista, Directora Gral de La Agencia Mundial de Prensa México. Columnista – Prensa Especializada Many disappeared people are in cemeteries, but the government does not want it to be known, they do not want to do their job and they do not want to give us our children:…
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deepinsideyourbeing · 6 months
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Rum on a Fire - Enzo Vogrincic
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+18! Dom!Enzo, biting, choking, creampie, dacrifilia, daddy kink, dirty talk, face sitting, fingering, sexo oral, sexo sin protección, size kink/size difference, spanking (sólo una vez), edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
El aroma del café persiste en la habitación, pero Enzo sólo percibe la fragancia de tu perfume y la sensación de tus dedos en su cabello. No tiene idea de cuánto tiempo lleva recostado en tu regazo, sólo sabe que está agotado y disfruta demasiado de tus caricias como para abandonar su lugar.
-¿De dónde sacaste las flores?
-De una maceta- contestás, como si no fuera más que obvio.
Emite un sonido de desaprobación y recordás la charla sobre no cortar flores ajenas, pero no dice nada más. Cuando cierra los ojos te deleitás con la imagen de sus pestañas oscuras y largas rozando su piel, la curva de su nariz y sus labios, que probablemente conservan el sabor del café y de su alfajor favorito.
Tus dedos comienzan a descender, delinean el puente de su nariz y la definida línea de su mandíbula para luego capturar su mentón con tu mano y acariciar su labio inferior con tu pulgar. Hace amague de morderte y el sonido que acompaña el gesto es enternecedor, pero sus movimientos letárgicos te permiten reaccionar a tiempo y escapar del juego que tanto adora.
Planta un beso en tu muslo, su mejilla reposando sobre este, y sentís la forma en que su mano acaricia tu piel con un toque casi imperceptible. Las yemas de sus dedos te provocan escalofríos y Enzo disfruta sentir que te estremecés, incluso si su intención sólo era mimarte para retribuir un poco de la atención que le brindás.
-Te extrañé- otro beso-. Mucho.
-Yo también te extrañé mucho.
Te dirige una mirada un tanto ambigua, en sus ojos una mezcla de timidez y algo más... Es algo oscuro, para nada inocente y con implicaciones que conocés a la perfección. Sus dedos se acercan más y más al interior sensible de tu muslo mientras deposita besos húmedos sobre tu pierna, sus dientes te rozan como una sutil amenaza y sus párpados se cierran por cuenta propia cuando comienza a sentirse embriagado de tu ser.
-¿Mucho…?- arquea una ceja. Contestás con un suspiro y sonríe contra tu piel.
Cada vez más desesperado, Enzo deja que sus dulces mimos se conviertan en un enérgico masaje y te provoca frotando tu ropa interior de manera superficial. Siente tu respiración acelerándose y la creciente inquietud que te generan sus acciones le fascina, pero no tanto como los gemidos que escapan de tu boca una vez que captura tu piel entre sus dientes y muerde con fuerza suficiente para dejar una huella.
Vuelve a besarte con suavidad, como si eso aliviara de alguna forma el incendio que provocó, y esta vez sus dedos presionan contra la tela ya humedecida que cubre tu intimidad. Suspira y alza la vista para encontrarse con que estás mordiéndote el labio y tus ojos están cerrados en un vano intento de contenerte, el control sobre tu cuerpo desvaneciéndose cada vez que su respiración cálida te golpea.
Enzo adora verte en tal estado, pero adora más saber que él es el único responsable.
Se reincorpora y te deja sobre su regazo sin esfuerzo alguno, la sorpresa robándote un pequeño grito y una risa. Sus manos encuentran su lugar debajo de la camiseta que tenés puesta para masajear tu cadera, tu cintura y tus costillas, donde dejan una sensación de cosquilleo. Te retorcés por el nerviosismo, al igual que cada vez que Enzo decide hacerte cosquillas, pero el movimiento sólo hace que tu centro entre en contacto con el bulto que deja ver su ropa interior.
 Suspira y sus dedos se cierran sobre tu muñeca.
-Mirá cómo me ponés- coloca tu mano sobre su miembro cubierto, haciéndote gemir-. ¿Te gusta…?
-Mucho- confesás, tus dedos tirando de la cintura elástica de la prenda con anhelo.
-Mostrame entonces.
No perdés tiempo y liberás su miembro ardiente, tus dedos rozándolo con delicadeza antes de cerrarse sobre su extensión y comenzar a masturbarlo; Enzo inspira profundamente y cuando echa la cabeza hacia atrás un sonido gutural llega a tus oídos, acompañado por la imagen de una gota de líquido preseminal brillando en su punta y sus uñas casi enterrándose en tu cadera.
Continuás con los mismos movimientos, acariciás la punta con tu pulgar y te deleitás con las expresiones que se apoderan de su rostro y los sonidos involuntarios que emite ante tus caricias. Sentís sus manos sobre todo tu cuerpo, ansioso por más, por lo que decidís recostarte entre sus piernas y besar sus muslos y su cadera mientras trabajás para llevarlo hacia el borde del orgasmo.
Tu lengua recorre su miembro desde la base hasta su punta goteante y roja, tus labios cerrándose sobre esta mientras mantenés contacto visual con Enzo para poder ver la forma en que su rostro se transforma. Se muerde el labio y frunce el ceño, casi como si estuviera enojado, pero sus pupilas dilatadas y el brillo en sus ojos hacen que sus emociones sean más que evidentes para vos.
Una vez que comenzás a moverte, sus caderas reaccionan de manera automática y Enzo toma el control inconscientemente. Tus ojos se llenan de lágrimas debido a los reiterados golpes en el interior de tu boca y sus dedos tirando de tu cabello, uno que otro gemido dejándolo al ver la dificultad con que tomás sólo la mitad de su miembro en tu boca y cuán pequeña te ves entre sus piernas. Sólo cuando sus músculos se tensan decide liberarte, el hilo de saliva manchando tu mentón haciendo que se replantee su decisión.
Se deshace de su ropa y palmea su pecho tonificado con la clara intención de hacerte saber lo que quiere, pero te negás a causa de la vergüenza. Acorta la distancia entre ambos, una expresión preocupada en su rostro, y limpia con sus dedos el rastro de una lágrima.
-¿No querés...?                                                              
-Sí, quiero, pero…- tu voz se desvanece, pero Enzo ya sabe lo que ibas a decir.
Es consciente de lo mucho que te avergüenza tal posición, pero sabe que se debe más a la vulnerabilidad en la que te pondría dicha situación y no a la forma en que puedas verte ante sus ojos... También sabe que te encanta estar completamente a su merced, sometida a sus deseos y cediendo el control hasta ser un mar de lágrimas y súplicas.
-¿Color?- sus nudillos acarician tu mandíbula.
-Verde.
Te dedica una sonrisa antes de quitarte la ropa interior y moverte con facilidad para posicionarte sobre su rostro, sus manos acariciando tu cadera y sus labios depositando pequeños besos que alternan con mordidas inofensivas en tus piernas. Tomás aire y dejás caer un poco de tu peso, la calidez de su boca envolviéndote de inmediato y haciéndote gemir.
Estás completamente mojada y Enzo adora sentir tu esencia manchando sus labios y su lengua, que acaricia tus pliegues de manera experta hasta hacerte lloriquear. Disfruta la forma en que tus muslos suaves lo arropan y siente que podría morir al ver que tus dedos se cierran sobre tus pezones, notorios debido al color y la tela de tu camiseta. Sus labios se cierran sobre tu clítoris y succiona con fuerza, ganándose un grito ahogado de tu parte y confirmando que adoraría morir de esta forma.
Sus manos encuentran tu cadera y te fuerza a dejar caer todo tu peso sobre él, sus dientes rozando peligrosamente tu centro mientras continúa asaltándote con su lengua. Tus gemidos aumentan en volúmen, cada vez más constantes, y un hilo de palabras sin sentido surge de tus labios; logra distinguir su nombre y varias súplicas, pero el resto es un confuso producto de lo que el placer provoca en tu mente.
Te lleva al orgasmo sólo con su lengua y los sonidos obscenos que esta produce en contacto con tus pliegues y la humedad provocada por tu excitación. Recobrás un poco de fuerzas y te separás de su boca -un tanto sobre estimulada por sus labios que continúan besándote en todos los lugares posibles-, el brillo de tu liberación adornando su piel y una mueca de satisfacción u orgullo apoderándose de su rostro.
-Me encantás- da un beso a tu muslo-. ¿Puedo seguir...?
Te ayuda a recostarte y te sentís en trance al ver cómo pasa una mano por su cabello despeinado, tus ojos vidriosos siguiendo cada uno de sus movimientos hasta que se posiciona a tu lado y captura tus labios. El beso se torna intenso y su mano cerrándose sobre tu cuello no ayuda a calmar la sensación ardiente entre tus piernas, que sólo empeora cuando su lengua se cola en tu boca y sus dedos comienzan a ejercer presión.
No estás segura de qué provoca el leve aturdimiento que nubla tu mente, si es la restricción de oxígeno o la fuerza con la que Enzo te está besando, pero sus acciones se detienen antes de que pienses en advertirle. No tenés mucho tiempo para recuperarte antes de sentir sus dedos haciendo un glissando en dirección a tu centro, sus yemas deslizándose por tus pliegues y rodeando tu entrada, deleitándose al sentir que estás goteando.
Tu interior no opone resistencia alguna cuando introduce uno de sus dedos, la lentitud y profundidad de sus movimientos haciendo que tu respiración se entrecorte en un segundo. Cometés el error de mirar justo cuando su pulgar encuentra tu clítoris y comienza a masajearlo con círculos, el placer arrancando de tu garganta un gemido que borda lo pornográfico… Pero para Enzo no es suficiente, así que introduce otro dedo y acelera el ritmo.
El placer te desborda y los sonidos húmedos que llegan a tus oídos son tan indecentes como tus gemidos, que sólo actúan como fuel para las acciones de Enzo. Le encanta llevarte al borde, dejar que te pierdas por completo en las sensaciones mientras él se encarga del placer de ambos, saber que tu mente es una especie de boceto que él desdibuja hasta dejar en blanco.
-Papi…
Tu voz es poco más que un susurro, pero es suficiente para que te escuche. Sus dedos siguen asaltando tu interior mientras besa tu mejilla y repite palabras de aliento en tu oído, haciendo un esfuerzo inhumano por no frotar su miembro contra tu pierna cuando ve en tus ojos el reflejo de la desesperación y necesidad que sentís. Se lamenta cuando ve tus párpados caer, indicio de tu orgasmo desatándose, pero la imagen de tus pestañas brillantes por las lágrimas y tus dientes torturando tu labio le resulta celestial.
La tensión en tus músculos se disipa y tu cuerpo frágil reposa contra el suyo. Rodea tu cintura con su brazo y te atrae hacia su cuerpo aún más; tu espalda contra su pecho te permite sentir su respiración todavía acelerada y el calor que irradia su piel, pero este no se compara con el calor de su miembro aprisionado contra tu muslo, donde deja un rastro húmedo.
El particular sonido del lubricante llama tu atención y te preguntás en qué momento y de dónde lo sacó, pero sus dedos con producto frío en tu entrada hacen que te sobresaltes y te distraigas. Se disculpa y su voz ronca provoca un cosquilleo entre tus piernas, besa tu hombro mientras su punta acaricia tus pliegues y tu entrada antes de comenzar a introducirse en tu calidez.
-Papi- llorás, sensible ante el inevitable ardor de la penetración inicial.
-Ya sé, bebé, ya sé- dice en un intento de calmarte, regalándote un beso-. Estás muy apretada.
Sus movimientos son lentos y muerde tu hombro una vez que se adentra por completo, conteniendo sus deseos de forzarte a tomar sin protestar todo lo que él te ofrezca. Te da unos segundos para acostumbrarte a la intrusión, su mano acariciando tu cadera y luego dirigiéndose hacia tu clítoris, el contacto provocando que te contraigas alrededor de su miembro.
Comienza a acelerar su ritmo y no hay forma de que reprimas tus gemidos, tu cuerpo reaccionando por cuenta propia cuando sentís cada vena y surco de su miembro rozando tu interior mientras su punta abusa de tu cérvix reiteradamente. Su ataque sobre tu clítoris no se detiene, su lengua se desliza sobre la piel sensible de tu cuello y posteriormente sus dientes apresan el lóbulo de tu oreja. Llegás al clímax ahogando un grito en la almohada.
Te arrastra hacia el borde de la cama y te deja sobre tus rodillas, las sábanas revueltas en tu rostro amortiguando tus jadeos cuando su palma impacta contra tu piel al volver a penetrarte. El sonido de su piel colisionando con la tuya inunda la habitación y las palabras que te dirige se pierden en algún punto en el aire antes de llegar a tus oídos, que parecen estar cubiertos con algodón.
Sus estocadas son profundas y frenéticas, pero cuando siente su orgasmo aproximándose se detiene. Retira su miembro hasta dejar sólo la punta dentro y acaricia con su pulgar el borde de tu entrada, embelesado por la forma en que la fricción enrojece tu piel. Escucha tus súplicas por más, lo llamás papi una y otra vez en un intento de convencerlo por continuar, pero no cede.
-Estás desesperada, ¿no?- pregunta. Ya sea que negás o asentís, se inclina sobre tu cuerpo para poder tirar de tu cabello y continúa:- ¿Querés más, princesa?
Te aleja del colchón y encuentra una respuesta en el hilo de saliva que cae de tus labios, acompañado por las lágrimas que recorren tus mejillas antes de humedecer las sábanas. Abandona tu interior y te oye protestar, pero te calmás cuando te deja sobre tu espalda y posiciona su cuerpo sobre el tuyo.
Te obliga a ver la forma en que su miembro acaricia tus pliegues, enrojecidos y más que húmedos, pero apartás la vista para ver su rostro cuando vuelve a hundirse en tu interior: sus ojos están cerrados y sus labios entreabiertos dejan salir un sonido casi animal, su cabello despeinado enmarcando sus rasgos a la perfección.
Lleva tus piernas a sus hombros y utiliza un brazo para aprisionar tus muslos contra su abdomen, su otra mano ubicándose en tu abdomen bajo y ejerciendo presión para sentir cómo tu interior se amolda a él, la forma en que tu cuerpo lo recibe cada vez. La sensación es abrumadora y tus manos se mueven en todos los sentidos buscando aferrarse a algo -lo que sea- para poder sobrellevar el placer que te invade, pero sólo encontrás las margaritas desperdigadas en el espacio entre la almohada de Enzo y la tuya.
-Papi, por favor, ¿puedo…?
Asiente mientras besa tu tobillo, sus ojos abriéndose de inmediato para poder presenciar el espectáculo que le ofrecés cada vez que acabás. Masajeás tus pechos y pellizcás tus pezones, justo como él suele hacerlo, y cuando el orgasmo te golpea repetís su nombre entre balbuceos. El movimiento de sus caderas no cesa ni por un segundo y tu rostro se contrae en una mueca de algo similar al dolor, pero que Enzo reconoce como la prolongación tortuosa de tu orgasmo.
Estás a punto de rogarle, pero sus jadeos te interrumpen y la repentina brutalidad en sus embestidas hace imposible formular palabra alguna. Su cabello brilla bajo la luz y cubre parte de su rostro cuando sus dientes se cierran sobre tu pierna. Sentís el palpitar de su miembro en tu interior y recuperás la voz.
-Adentro, por favor.
-¿Sí? ¿Querés que te llene la conchita…?- cerrás los ojos, casi avergonzada por lo mucho que disfrutás oírlo expresarse de esa forma-. Dios…
Sentís el calor de su liberación salpicando tu interior y suspirás satisfecha, tus brazos separándose instintivamente para abrazarlo cuando se desmorona sobre tu cuerpo y su rostro busca refugio en el espacio de tu clavícula. Masajeás su espalda mientras su respiración vuelve a la normalidad y estás casi segura de que percibís los latidos de su corazón.
-Extrañaba tanto esto- comenta, alejándose para mirarte a los ojos-. No te das una idea.
-Yo también lo extrañaba- sonreís-. Pero…, ¿no tenías sueño vos?
Suelta una carcajada pero no responde, en su lugar se estira para tomar una margarita y colocarla sobre tu oreja. Besa tus ojos, tu nariz, y por último envuelve tus labios en un apasionado beso que te deja sin aire.
-Gracias por el café- apoya su frente sobre la tuya-. Me ayudó bastante.
Sabés que no se refiere al café.
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vioredynamite · 2 months
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El nivel de violencia al que hemos llegado en Argentina ya no nos puede dejar indiferentes. Al lesbicidio en Barracas y la tortura a una compañera de HIJOS se suma un nuevo hecho aberrante.
TW: asesinato / amenazas
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Comparto el artículo de TN y el comunicado del Partido Comunista de Córdoba:
Desde el Partido Comunista expresamos nuestra profunda preocupación ante el asesinato de Susana Beatriz Montoya, madre del compañero de H.I.J.O.S Fernando Albareda, hijo de Ricardo Fermín Albareda, subcomisario, militante del ERP, secuestrado y desaparecido en 1979 por la D2 y asesinado en el centro clandestino Casa Hidráulica, juzgado en 2009 en la causa Albareda.
Este gravísimo hecho se dio luego de reiteradas amenazas a Fernando Albareda, una de las cuales apareció en la puerta de su casa en noviembre del 2023, junto a 6 balas calibre 22. En esta oportunidad junto al cuerpo de Susana dejaron escrito: "Los vamos a matar a todos. Ahora vamos por tus hijos”.
Estamos en un contexto de escalada de violencia, donde el propio gobierno nacional pregona el negacionismo y la violencia política, y donde diputados de LLA visitan abiertamente a genocidas en la cárcel de Ezeiza militando su indulto. Exigimos celeridad y profundidad en la investigación y justicia, y reclamamos el absoluto compromiso del ministro de seguridad y del gobernador con la resolución de este hecho.
Los comunistas sabemos del papel nefasto de la Policía de Córdoba, quienes destituyeron en 1974 a un gobierno democrático y popular, y fueron personeros del asesinato de cientos de compañeros, dando rienda suelta a las AAA. No nos caben dudas que las amenazas y la violencia que hoy continúan son al menos omitidas y protegidas por esta fuerza.
Resulta llamativo que solo a dos cuadras de la casa de Susana, había móviles de la Policía de Córdoba -donde se encuentra detenida Constanza Tarrico-, y que no advirtieran nada de lo ocurrido.
Desde la política debe haber una fuerte respuesta, porque ya dijimos NUNCA MAS, pero para algunos pareciera que esto se transformó en un slogan.
Nos solidarizamos con Fernando y abrazamos a su familia. Exigimos protección efectiva a cada integrante de su familia, investigación y cárcel efectiva a los culpables.
Córdoba, 4/8/24.
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daianaguidone · 2 months
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El frío de la nieve me recuerda que aún hay tiempo para seguir viviendo en verdad. La tempestad despierta mi consciencia para estar alerta ante los peligros que me ofrece la mala suerte. Luego sé que olvidar ya no es una amenaza, sino un recurso que actúa en nuestra mente a lo largo de los años cuando maduramos. Descubrí que las cosas de este mundo no eran eternas, así que soltaré el hilo aún sabiendo que muchas de ellas son beneficiosas. La existencia nos obliga a que seamos flexibles, ¿Pero quién dice que uno puede transformarse con cambios bruscos? Depende de la situación que elijamos, lograremos crecer. No todo el cambio advertido o inadvertido es bueno. No hay que refrenar los sentimientos, sino elegir lo que deseamos sentir en vista de nuestro bienestar. Si habrá que arriesgar para proteger lo que en verdad amamos hacer, pues más vale hacerlo que mantenernos en la inercia o ser copias ajenas. Al final, la autenticidad y la integridad es lo que nos queda al terminar nuestro ciclo de vida.
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analisword · 7 months
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high infidelity (Enzo Vogrincic x Fem! Reader)
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Capítulo 8:
Alana tuvo que tomar varias respiraciones profundas antes de atreverse a responder la llamada de Enzo, sus manos aún picaban del coraje que Sebastián había despertado  en ella, había usurpado su jodida mochila. 
Se rascó el cuello tan fuerte que le dolió y se dignó a contestar. 
—Hola. 
—Lana, hola—saludó Enzo tan amable como siempre, ella tragó saliva en seco, usualmente la voz del uruguayo tenía un efecto relajante en ella, pero esta vez ella se encontraba tan furiosa que no creía que eso fuera posible—. ¿Ya estás en casa? Olvidé echarle agua a las plantas de la ventana, ¿vos me podés hacer el favor?
Claro que lo haría, el problema es que no tenía forma de ingresar al departamento. 
—Yo—pensó varios segundos qué decir—. No puedo. 
—¿Eh?
—Me quedé afuera, no tengo forma de entrar al departamento—soltó simplemente mientras apoyaba la espalda en la pared y se dejaba caer en el  piso del pasillo. 
—¿Olvidaste las llaves?—preguntó él riendo, Alana cerró fuertemente los ojos y se apretó el puente de la nariz—. Alana. 
—Algo así—respondió.
—Bueno, si querés te puedo pagar el taxi para que volvás  por las llaves a tu casa y así escribas hoy, no hay problema—sugirió él con su típico tono tranquilizador. 
—Eh…no, eso no va a funcionar. 
—No te estoy entendiendo. 
—Sebastián me sacó las llaves—se le rompió la voz—. Se enojó porque no le dije dónde queda la supuesta oficina y no me las va a devolver hasta que se lo diga. 
—Es que no puede ser más pelotudo—bramó, nunca lo había escuchado así de enojado—. ¿Querés que vaya para allá? Decíme que querés que haga y dejo todo—exclamó. 
Alana se restregó la cara con la mano que tenía libre,  Sebastián no sólo estaba arruinando su día de trabajo, también estaba por arruinar el de Enzo. 
—No, no, gracias—respondió—. Te espero acá, no quiero volver a casa. 
—Lana, son las 10 de la mañana, no regreso al departamento hasta dentro de 12 horas.
—No importa—si tenía que quedarse 12 horas sentada en el pasillo esperando a Enzo, lo haría. 
—Vos estás loca, voy por ti ahora mismo. 
—Tienes un montón de trabajo. 
—Vos también. 
—¿No hay otra solución?—preguntó ella. 
—Mmm…—esperó unos segundos, se escuchaba bastante ruido de fondo, claramente el chico estaba bastante ocupado—. Te puedo pedir un taxi para que vengas al estudio de grabación, te doy las llaves acá, ¿te parece?
—Sí, sí—respondió ella esperanzada—. Gracias, Enzo. 
—Vale, ahora mismo te lo pido—dijo él—. Alana…
—¿Sí?—preguntó nerviosamente, sabía que probablemente Enzo quería quejarse de Sebastián.
—Nada—no lo hizo—. Te espero acá. 
En menos de cinco minutos había un taxi esperándola afuera del departamento de Enzo, Alana apagó el celular, tenía la bandeja de mensajes repleta obviamente por Sebastián, el chico seguía insistiendo que ella regresara a casa por las llaves, claro con la condición de que él la llevara de vuelta a ''la oficina''.
Sonaba más como amenaza que como sugerencia, Alana no aceptaría eso por ninguna razón. 
El viaje hacia el estudio de grabación no duró más de treinta minutos, no podía negar que se sentía bastante nerviosa por visitar a Enzo en su lugar de trabajo, nunca había pisado un set de grabación en toda su vida y sabía que estaría lleno de gente importante. 
El de seguridad la dejó pasar en cuanto ella le dio su nombre, el set de grabación se trataba de una pequeña bodega con un patio gigantesco, había una gran variedad de campers de metal y personas con audífonos y cámaras caminando de un lado al otro, Alana se paró apretando las correas de su mochila sin saber muy bien qué hacer. 
—¿Sois Alana Lomelí?—preguntó una chica bajita, al igual que la mayoría de las personas ahí, llevaba unos audífonos de diadema con micrófono y una carpeta.
—Sí—respondió tímidamente.
—Vale, por acá—le indicó el camino con su brazo—. Enzo me dijo que vendrías, justo ahora le andan haciendo el maquillaje en su camper. 
Alana asintió con la cabeza y aún aferrada a su mochila siguió a la mujer, no tardaron mucho en encontrar uno de los campers plateados, tenía una pequeña escalera afuera y en la puerta había un cartel que ponía ''Enzo Vogrincic''.
—Enzo, tu amiga está aquí—la chica tocó la puerta de metal tan fuerte que Alana se sobresaltó, al instante Enzo abrió, llevaba el cabello recogido con unas horquillas y su piel lucía reluciente. 
—Lanita, pasa, pasa—le indicó—. Gracias Mónica—le agradeció a la chica, ella le guiñó el ojo a Alana y desapareció de su vista. 
—Wow—exclamó Alana ingresando al camper, no tenía nada de lujoso a decir verdad, sólo un grande espejo con la mesa llena de maquillaje, la silla alta que seguramente era de Enzo,  una mesita con su libretos y un pequeño sillón. 
—¿Cómo estás?—preguntó él con la voz llena de preocupación, su mirada la inspeccionó de arriba a abajo mientras colocaba sus manos sobre sus hombros. 
—Estoy bien—le respondió colocando sus manos sobre las de Enzo. 
—¿Segura? ¿Discutieron muy feo?—preguntó él, el cartílago de su garganta subió y bajó, Alana negó efusivamente con la cabeza, lo último que quería era seguirlo preocupando. 
—Anda insoportable por saber en dónde he estado escribiendo.
—Podés decirle, no me importa—dijo él quitando sus manos, pero sin despegarse ni un centímetro de ella. 
—Enzo, es tu casa, Sebastián no tiene por qué saber dónde vives. 
—No es como que me vaya a hacer algo—rió. 
—Pues no—dijo ella—. Pero no sé, es raro—dijo, Enzo no respondió a eso. 
—Después hablamos más tranquilos de esto—dijo—. Ehh, voy a andar todo el día filmando, así que te doy las llaves y ya vos me abrís el departamento cuando regrese. 
—¿Y si escribo aquí?—preguntó Alana observando el lugar, era silencioso ahí y de todas maneras podía disipar el sonido de afuera poniendo algo de música.
—¿Estás segura? Digo, por mí no hay problema, pero no sé si te encante escribir aquí. 
—Por mí está bien—dijo ella sentándose y procediendo a sacar su computadora, de todas formas le haría bien cambiar un poco de aires para escribir. 
—Bueno, será un placer tenerte aquí—dijo él sentándose en su silla, se sonrieron a través del espejo—. Sólo que van a estar maquillándome en lo que no grabo, Lucía puede hablar mucho—advirtió, Alana supuso Lucía era la maquillista.
—No pasa nada—dijo sinceramente. 
—Escuché mi nombre—una mujer rubia entró al camper dando un portazo, llevaba ropa bastante casual y un cinturón con al menos unas 30 brochas. 
—Lucía, Alana, Alana, Lucía—Enzo las presentó, Alana saludó con la mano pero la rubia se le acercó a plantarle un beso en cada mejilla. 
—La famosa Alana Lomelí—dijo ella  para después comenzar a colocar una crema sobre el rostro de Enzo, se notaba que lo conocía a la perfección porque sus dedos se movían con suma precisión y profesionalismo sin necesidad de verlo, Enzo por su parte tenía los ojos cerrados, claramente relajado al toque de la chica—. Enzo me ha hablado muchísimo sobre ti. 
—Calla—dijo él. 
—Espero que cosas buenas—rió Alana mientras bajaba la mirada hacia su ordenador.
—Obvio—respondió ella—. ¿A qué se debe que visites a Enzito? No se le para ni una mosca al pobre aquí. 
Alana apretó los labios al escuchar el apodo, pero hizo lo posible para borrar su mueca y responder amablemente, abrió su boca para hacerlo, pero Enzo le ganó. 
—Lana escribe en mi departamento—le informó—. Pero tuvo un problema con las llaves, así que escribirá aquí hoy—Alana agradecía que no hubiera entrado en detalles, pero aún así no podía evitar sentirse observada por la maquillista. 
—Ah, claro, claro, sos escritora, ¿cierto?
—Te lo he dicho un millón de veces—replicó Enzo haciendo un ademán con la mano, permaneciendo con los ojos bien cerrados, Lucía le guiñó un ojo a Alana. 
—¿Qué género escribís?—preguntó Lucía al fin viendo a Enzo, ahora estaba aplicando algo con una brocha. 
—Fantasía principalmente—respondió. 
—No podría jamás. 
—¿No podrías qué?—preguntó Enzo riendo. 
—Escribir, leer, me causa pereza—expresó la chica—. Soy más de películas, obvio. 
—Bueno, tal vez podrías darle una oportunidad—sugirió Alana amablemente. 
—Nah, prefiero ver a guapos como este en la pantalla grande—dijo dándole una palmada en el hombro a Enzo, Alana volvió a bajar la mirada, se notaba que se tenían bastante confianza, ¿y cómo no? Pasaban un montón de horas juntos, más de las que ella pasaba con Enzo…
¿Por qué eso le molestaba tanto?
Ni Alana ni Enzo respondieron, el resto de la hora Lucía se dedicó a preparar la piel del actor en completo silencio, para la suerte de Alana, pudo lograr escribir un par de páginas sin importarle que ellos estuvieran ahí.
—Tengo que ir a la primera escena—le avisó Enzo parándose de la silla—. Lucy tiene que estar allá para dar unos retoques, la toma puede tardar fácil un par de minutos o bien horas, así que tendrás el lugar para ti sola unos momentos. 
—Claro, genial—respondió sin dejar de teclear. 
Enzo salió primero, Lucía comenzó a guardar algunos productos en su cinturón, sin embargo, cuando Alana pensó que la rubia abandonaría el lugar, carraspeó. 
—¿Te gusta?—preguntó seriamente. 
Alana detuvo sus dedos en seco y levantó la cabeza para ver a la mujer. 
—¿Disculpa?
—Enzo, ¿te gusta?
—Somos amigos—respondió Alana confundida. 
—Es fácil caer por Enzo—dijo Lucía apoyándose del tocador—. Es un hombre bastante encantador. 
—Lo es—coincidió. 
—Pero vos tenés novio—dijo Lucía cruzando los brazos, Alana inclinó la cabeza. 
—No sé a qué viene todo esto. 
—Enzo es una buena persona, pero ser tan bueno lo puede hacer algo tonto, no ve la maldad en las personas.
—Enzo no es ningún tonto—saltó a la defensiva. 
—Se la pasa todo el día hablando de ti, pero sé que vos tenés novio, así que no sé qué pretendés viniendo aquí con tu finta de niña buena, y por si no te habías dado cuenta, Enzo podría tener a la mujer que él quisiera, así que no le hagas perder su tiempo—antes de que Alana pudiera responder algo, Lucía salió del lugar, dejándola completamente consternada. 
Alana rodó los ojos en cuanto la mujer abandonó el lugar, suficiente trabajo tenía con escuchar la mierda de Sebastián como para tomarle importancia a la mierda que una mujer desconocida le decía, así que tomó todo ese coraje para escribir durante horas. 
El resto del día Enzo entró un par de veces más para asegurarse que todo estuviera bien, Alana se limitaba a asentir sin despegar la mirada de la pantalla, no lograba descifrar si no se atrevía a mirarlo por la concentración que había ganado en el camper o porque mirarlo le recordaba a lo que Lucía había dicho, entre casi 5000  palabras escritas y las visitas rápidas del actor, la noche finalmente cayó. 
—Vaya forma de trabajar—la voz de Lucía la despertó, Alana miró a su alrededor, se había quedado dormida, miró la hora de la pantalla, dándose cuenta que había tomado una siesta de 15 minutos. 
—Tiene la manía de quedarse dormida en los lugares más extraños posibles—mencionó Enzo sentándose en la silla, Alana cerró su computadora, se sentía irritada, tanto por haber sido despertada de su siesta tan abruptamente, como por haberse dado cuenta que Enzo iba por ahí soltándole comentarios a Lucía sobre ella. 
Enzo cerró los ojos para que Lucía comenzara a aplicarle desmaquillante con un algodón, Lucía arqueó las cejas ante el comentario de Enzo y después le ofreció una mueca extraña a Alana. 
—Es mejor que me vaya—dijo Alana guardando la laptop en su mochila, se sentía cansada, sus ojos pesaban y sus muñecas le dolían por tanto escribir, había avanzado bastante en la historia, pero tal vez había sido una mala idea escribir en el camper. 
—¿Tu novio te espera?—preguntó la mujer haciendo movimientos circulares con el algodón sobre el cuello de Enzo, ni siquiera lo había maquillado ahí, Enzo carraspeó—. Qué lindo, ¿no? Tener a alguien esperando por ti en casa. 
—¿Te vas tan pronto?—preguntó Enzo fingiendo no escuchar los comentarios de la maquillista. 
—Son pasadas las 10 de la noche, tengo que pedir el taxi. 
—Pero aún no me enseñas lo que escribiste hoy—dijo Enzo apartando la muñeca de Lucía de su cara y finalmente abriendo los ojos, mirando a Alana fijamente. 
—¿Puedo leerlo yo también?—preguntó Lucía levantando la mano. 
—Pensé que no sabías leer—soltó Alana abruptamente, Enzo hizo un sonido de sorpresa ante el comentario.
—Claro que sé leer, no me gusta—replicó elevando la voz. 
—Misma cosa, buenas noches—Alana salió del camper con un portazo, a este paso el pobre camper terminaría desmoronándose, pero no podía importarle menos. 
Respiró varias veces, tenía que controlarse, ¿qué mierda le ocurría?
Caminó hacia una de las esquinas del set de grabación, la mayoría de los actores ya se habían ido y sólo quedaban un par de personas limpiando el lugar. 
—¿Qué fue eso?—preguntó Enzo riendo, ella se encontraba en una esquina del patio del estudio.
—¿Qué fue qué?
—Tú y Lucía. 
—No sé de qué hablas—respondió Alana cruzando los hombros, Enzo inclinó la cabeza y rió. 
—Vos la llamaste analfabeta. 
—¡No la llame así!—dijo Alana riendo por primera vez en horas. 
—Eh…—Enzo la apuntó con el índice—. Vos le dijiste que no sabía leer, la misma cosa.
Alana rodó los ojos divertidamente. 
—Ya, me pasé un poquito, ¿verdad?—preguntó rascándose el cuero cabelludo. 
—Sólo un poquito—dijo él juntando el pulgar con el índice. 
Alana sonrió, de pronto toda la acumulación de enojo y frustración que había sentido a lo largo del día había desaparecido por completo, Enzo tenía ese efecto sobre ella ella, tenía el efecto de que ella olvidara que efectivamente había alguien esperando por ella en casa, tenía el efecto de que olvidara que estaban en un lugar repleto de gente con cámaras, tenía el efecto de que ella se diera cuenta que efectivamente, él podría tener a la mujer que quisiera, sin embargo estaba aquí, riendo con ella, viéndola a ella, cuando estaba con Enzo, se sentía invencible, sentía que ellos eran las únicas personas en el mundo entero.  
—¿Qué tanto estás pensando?—preguntó Enzo en un susurro, el lugar estaba muy oscuro y a duras penas podía ver sus facciones gracias al reflejo de la luna, contrario a como usualmente lo hacían, en esta ocasión sus ojos se veían más oscuros de lo normal y sus pupilas estaban bien dilatas. 
''Se la pasa todo el día hablando de ti, pero sé que vos tenés novio, así que no sé qué pretendés viniendo aquí con tu finta de niña buena, y por si no te habías dado cuenta, podría tener a la mujer que él quisiera, así que no le hagas perder su tiempo'' Las palabras de Lucía no dejaban de retumbar en el fondo de su  mente, ¿lo peor de todo? Alana sabía que eran ciertas. 
No podía seguir jugando ese juego, no podía darle sus noches a Enzo y fingir que no le interesaba más que un amigo, no podía permitirse sentir esa atracción cuando Sebastián era su pareja.
La sonrisa de Enzo se borró de su rostro y se acercó más a ella, Alana tomó una profunda bocanada de aire y se atrevió a hablar. 
—Lo que pasó el otro día—murmuró—. No puede volver a repetirse—dijo refiriéndose al beso que Enzo le había dejado en su cuello. 
—¿Qué pasó el otro día?—preguntó haciéndose el tonto, la seriedad duró sólo un par de segundos en su rostro, porque ahora volvía a irradiar esa energía despreocupada  y hasta burlona. 
—Enzo—suspiró. 
—Alana—dijo él imitando su tono de voz, ella le dio un manotazo en el hombro, haciéndole saber que no estaba para bromas—. Ya, ya, estoy jodiéndote—rió. 
—Sí, precisamente eso estás haciendo, estás jodiendo mi puta cabeza—bramó entre dientes dejando que sus sentimientos volvieran a apoderarse de ella, él tragó saliva en seco ante el tono que la chica había empleado. 
—Repetí eso—dijo a pocos centímetros de su boca, colocó sus brazos a los lados de la cabeza de Alana, acorralandola contra la pared. 
—Estás jodiendo con mi puta cabeza—respondió ella con un hilo de voz, bajó la mirada, escuchó la respiración agitada de Enzo, no supo si era por la proximidad o por la manera en la que ella le estaba hablando, Alana volvió a levantar la mirada—. Lo que pasó el otro día no puede volver a repetirse—volvió a decir, Enzo parpadeó pesadamente y bajó la mirada a los labios de ella. 
—Lo que vos mandés—carraspeó Enzo empujando el interior de su mejilla con su lengua. 
Alana asintió levemente, pero Enzo estaba tan cerca de ella, viéndola de una forma en la que nunca había sido vista, estudiada, apreciada. 
Así que tirando a la basura todo lo que acababa de decir,  tomó a Enzo del cuello y estrelló sus labios contra los de él en un beso desesperado que él respondió con un jadeo y tomándola fuertemente de la cintura. 
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howlingday · 3 months
Note
Se pueden ver a jaune y yang compartiendo una selfi para posteriormente mirar la foto reírse de como salió, todo ante la mirada de rwb
Ruby:
Blake: ¿Te encuentras bien?
Ruby: Si, ¿por qué preguntas?
Weiss: No te sientes celosa de que tu hermana y tu mejor amigo estan conviviendo últimamente demasiado?, yo admito que cuando winter se fue a el ejercicio me sentí algo dejada de lado, pero no me malentiendas no digo que está mal que se que empiecen a llevar bien blondie y blondie 2, pero no te parece raro que casi de la nada se empiezan a juntar mucho
Ruby: No te preocupes por eso, estoy más feliz por ellos de lo que te imaginas, o mira la hora tengo que hacerle mantenimiento a crecsent rose, nos vemos más tardé
Se despidió dejando al restó de su equipo, las dos se vieron preguntándose que pasaba, hace un par de meses la relación de jaune y yang, había cambiado, desde pasar de conocidos en el mejor de los casos a amigos, hasta jaune había tirado su cabello de manera juguetona una vez y lo único que recibió fue un coscoron juguetón, ok la gente establece relaciones éso es normal lo que no es normal es ruby. Weiss fue criada desde temprana edad a detectar intenciónes ocultas de las personas y blake en su tiempo como terrorista había aprendido a ocultar sus emociones y reconocía cuándo alguien más lo hacía, esto junto con retirarse a la primera oportunidad gritaba sospechoso, ruby ocultaba algo y no eran las únicas que lo pensaban
Después de lo que pasó con su antiguo hogar y familia, ren había aprendido a atesorar lo poco que le quedaba y una de esas cosas era nora, no era ciego sabía que la experiencia la había marcado más, razón de su dependencia a el, pero kuroyuri le enseñó que las cosas no son eternas, no estaría para siempre y si ésa iba nora estaria sola otra vez, no le haría eso, necesitaba encontrar a alguien que se quedé con ella, que la proteja, que la escuche, que le haga panqueques, desafortunadamente la pubertad no ayudó, ahora sólo la veían como un trozo de carné, por un momento creía que su búsqueda estába condenada, hasta que abrió sus ojos. Jaune, su lider, el cubría todas ésas cualidades y si bien tuvo una no tan brillante historia de amor pero desde entonces había madurado y crecido como persona, el provenir de la cantidad de hermanas le aseguraba de que la traté como la dama y sabía que la mimaria lo suficiente sin malcriarla, hasta su entrenamiento con pyrrha le está generando frutos pronto sería capaz de protegerla hasta de un robot gigante, era capaz de confiarle la vida y ahora también la de nora, todo parecía resuelto hasta que vio los ojos de la líder de su equipo hermano, y luego se dio cuenta de todo, la forma tan apegada que se habían vuelto el y su hermana y ella no parecía sorprendida, no se había visto sorprendida, no se había visto celosa, nisiquiera se la había visto feliz ¿para que? si ya sabía el resultado. Ella lo había planeado, de pronto todo tenía sentido, todas las veces dónde ella se veía indispuesta para una fiesta donde tenían algún momento ésos dos todas las veces dónde actuaba inusualmente torpe o bajaba su aura terminando herida siendo cuidada por jaune y no yang sorprendida hasta esa vez en la sala de estar dónde terminaron empapados por agua haciendo sus camisas transparentes, no era el único con la idea de convertir a su hermano de todo menos de sangre en su verdadero hermano, se había confíado pero ya no más, dísfruta tus pequeñas victorias por su momento de indulgencia rose, no sobrevivías tanto en la callé siendo blando.
Bonus
Ruby: Fui yo ren, yo agujere el condón de jaune para que insemira a mi hermana.
Pd: Esta idea a estadestado rondando por mi cabeza hace un tiempo, me gusta cuándo el hermano es sobre protector y amenaza a la pareja del hermano/a pero aquí ay algo distinto, y es que tienes cuánto juntas dos prodigios (uno emo el otro gótico) introvertidos al que el mismo tipo le muestra un amor fraternal honesto junto el deseó de cuidar y proteger de su hermana extroveriida voluptuosa
Jaune and Yang can be seen sharing a selfie and later looking at the photo and laughing at how it came out, all under the gaze of rwb.
Ruby: ...
Blake: Are you okay?
Ruby: Yes, why do you ask?
Weiss: Don't you feel jealous that your sister and your best friend are spending too much time together lately? I admit that when Winter went to exercise, I felt a little left out, but don't misunderstand me, I'm not saying that it's bad that I know they're starting. Blondie and Blondie 2 get along well, but don't you think it's strange that almost out of nowhere they start getting together a lot?
Ruby: Don't worry about that, I'm happier for them than you imagine, or look at the time I have to do maintenance on Crescent Rose. See you later.
She said goodbye, leaving the rest of her team, as the two found themselves wondering what was happening. A couple of months ago, Jaune and Yang's relationship had changed, from going from acquaintances in the best of cases to friends, until Jaune had thrown away his hair in a playful way once and the only thing he received was a playful nod. Ok. People establish relationships. That's normal. What's not normal is ruby. Weiss was raised from an early age to detect people's hidden intentions, and Blake, in her time as a terrorist, had learned to hide her emotions and recognized when someone else did it. This along with retreating at the first opportunity screamed suspicious, Ruby was hiding something and, if not, they were the only ones who thought about it.
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After what happened to his old home and family, Ren had learned to treasure the little he had left and one of those things was Nora. He wasn't blind, he knew that the experience had marked her more, the reason for her dependence on him, but Kuroyuri taught her that things are not eternal, she wouldn't be around forever and if she went, Nora would be alone again, she wouldn't do that to her, she needed to find someone who would stay with her, who would protect her, who would listen to her, who would help her. pancakes, unfortunately puberty didn't help, now they only saw her as a piece of meat, for a moment she believed that her search was doomed, until she opened her eyes. Jaune, her leader, covered all those qualities and although she had a not so brilliant love story but since then she had matured and grown as a person, coming from the number of sisters assured her that I treated her like the lady and she knew that He pampered her enough without spoiling her, even his training with Pyrrha was bearing fruit, soon he would be able to protect her even from a giant robot, he was able to trust her with his life and now also Nora's, everything seemed resolved until he saw the girl's eyes. leader of his brother team, and then he realized everything, how attached he and his sister had become and she didn't seem surprised, she hadn't looked surprised, she hadn't looked jealous, she hadn't even looked happy. so that? if you already knew the result. She had planned it, suddenly everything made sense, all the times where she looked unwell for a party where those two had some moment, all the times where she acted unusually clumsy or lowered her aura, ending up injured, being taken care of by Jaune and not Yang, surprised until that time in the living room where they ended up soaked by water making their shirts transparent, he was not the only one with the idea of ​​turning his brother of everything but blood into his real brother, he had trusted himself but not anymore, enjoy your little ones victories for his moment of indulgence rose, you didn't survive so much in the streets by being soft.
Bonus!
Ruby: It was me Ren, I pierced Jaune's condom so he could inseminate my sister.
PS: This idea has been running through my head for a while now, I like when the brother is overprotective and threatens the brother's partner but here there is something different, and that is that you have how much you put two prodigies together (one emo the other gothic) introverts to whom the same type shows honest brotherly love along with the desire to care for and protect his voluptuous extroverted sister.
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I don't really understand what's going on, but I do know drama when I see it! I'd love to see more of this!
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rubimoon45 · 2 months
Text
Una Gira Real bastante corta
Pairing: Benjicot Blackwood x fem!reader
Sinopsis: la gira real de la princesa comienza con rumores sobre su belleza e incapacidad de escoger a un pretendiente de su agrado. En las Tierras de la Tormenta se rumoreaba sobre su delicadeza, en el Valle del Arryn sobre su y ahora en las Tierras de los Ríos se hablaba sobre su austeridad en caso de elegir a un hombre de esa zona.
PARTE I
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La Gira Real inició en las Tierras de la Corona, continuó por las Tierras de la Tormenta y ascendieron al Valle del Arryn directamente en dragón. Buscarle un pretendiente adecuado a la princesa, según comenzaban los rumores, se estaba convirtiendo en una guerra en la que el victorioso sería alabado como un verdadero vencedor por cumplir todas las exigencias de la familia real. Aún sin tener la sangre de la Reina Rhaenyra corriendo directamente por sus venas, comenzaba a comentarse que la sangre del dragón se mantenía fuerte en todas sus líneas. Por supuesto, eso parecía contentar a Daemon Targaryen más que a cualquier otro, que respondía con cada rechazo con un cuervo instándola a continuar con la gira.
En su opinión, las Tierras de la Corona solo eran seguidores fieles a la corona y que aspiraban a relacionarse estrechamente con la familia real a cualquier coste. Estuvieron descartados desde el primer momento, por supuesto, y porque ninguno de los hombres que se presentaron consiguieron llamar su atención como esperaba. Había oído que la gira de la Reina fue corta, acortada por ella misma, antes de su primer matrimonio; no nacido de su gira, cabe mencionar, sino de una alianza para relajar las tensiones entre los Targaryen y los Velaryon. Los siguientes fueron los Baratheon en las Tierras de la Tormenta. Ahí fue recibida con agasajos propios de una dama de alta cuna y princesa, pero ese cuidado no fue compartido. Salió volando en Vermithor tan rápido como pudo, dirección al norte y con guardias Targaryen esperándola.
El Valle del Arryn no se quedaba corto. Lady Jayne la recibió de buena gana, al ser familia de la Reina, y no tuvo reparos en detener cualquier rumor que acechara a la princesa y a sus decisiones cuando ella rechazó al tercero. Había escuchado tantas Casas relacionadas con los Royce que al final de día acabó saturada de tantos cumplidos, promesas falsas y hombres adultos que comentaban haber conocido y competido por la belleza que fue Lady Laena, su madre, antes de comprometerse con Daemon Targaryen. Lady Jayne y los suyos la despidieron recordándole su próximo destino y esperando que de tener un pretendiente ya en mente lo anunciara próximamente a la Reina. Tal vez Lady Jayne fuese consciente de las tensiones que podrían generar esas acciones de la corona a la hora de buscar un pretendiente fuera del seno de los Targaryen, y quisiera ayudarla a mantener la mente clara.
Ciertamente la guerra se había evitado con las alianzas previstas por su tío. Los Hightower no impusieron su poder después de la reafirmación de Lucerys sobre su derecho sobre sucesor de Marcaderiva, perdiendo la fuerza que necesitaban para sus ambiciones. Con la muerte de Viserys I, Rhaenyra lo sucedió con éxito y todas las Casas recordaron su juramento, desligándose de la telaraña que Otto Hightower había tejido todos esos años para alzar a Aegon como rey sobre su media hermana. Por supuesto, no faltaron las amenazas de Daemon para recordar a los más reticentes a quién se enfrentaban ahora recién coronada y sobre quiénes iban a rebelarse; al puro lema de la Casa Targaryen, Sangre y Fuego.
Montó a Vermithor a primera hora de la tarde y salieron tan pronto como el sol asomó de entre las nubes de la cima del palacio de piedra. Volar en dragón era más rápido que seguir una caravana real. Afortunadamente, la organización de la Gira funcionaba perfectamente a cómo fue planeaba. Para cuando llegó a las Tierras de los Ríos a lomos del segundo dragón más grande de Poniente, Naerys Targaryen desmontó en el suelo húmedo y embarrado cercano a los dos ríos que confluían en Aguasdulces. La Casa Tully de Aguasdulces, Naerys se tomó su tiempo para observar el castillo en medio de ambos ríos, y el agua que chapoteaba contra los bordes. Su ancestro y fundador había entregado a los Tully los dominios de la antigua Casa Hoare como recompensa por su fidelidad en la Conquista de Poniente. Como Grandes Señores, se esperaba que fueran ellos los que la acompañasen a recibir a los pretendientes. Dado el temporal que se avecinaba por el este y que los había acompañado, los hombres de los Ríos estarían llegando a la fortaleza de los Tully para presentarse mañana a primera hora ante su princesa.
Como si fuera un presagio, el que parecía ser la cabeza de la casa
-Señor Tully, un placer estar en vuestras tierras.
-Lamento decirle que nuestro señor no ha podido levantarse de la cama para recibirla, princesa, pero me ha mandado a mí a recibirla con todos los honores que trae eso. Soy su hijo, Elmo Tully -dándole una larga reverencia, que se alargó un tiempo de más, los ojos del hombre, que no debía superar la cuarentena, se posaron sobre ella. Por supuesto, que la salud del viejo señor debía ser considerada con precaución a esas alturas-. Sin duda, mi princesa, y me consuela que haya llegado antes de las tormentas. Aquí, en nuestras tierras, conocemos el mal tiempo solo con levantar la cabeza al cielo y ver hacia dónde se mece el viento.
-Fortuna entonces en haber cogido a mi dragón.
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-La princesa Naerys Targaryen, hija de la Reina Rhaenyra -comenzó diciendo. Tuvo ganas de corregirle en lo último, pero era sabido por todos que la Reina la consideraba una hija más junto con sus hermanas, aún sin haber nacido de sus entrañas y útero. En compensación de la niña que abortó al escuchar de la repentina muerte de su padre, a la que habrían llamado Visenya-. Cada representante de su Casa expondrá su candidatura ante ella en orden, pacíficamente. Cualquier atentado contra su seguridad o el honor de cada Casa será severamente castigado.
Naerys se puso cómoda en el antiguo torno de la Casa Hoare, entregado por su ancestro a la Casa Tully. Definitivamente era más cómodo que sentarse en el Trono de Hierro, aunque los pies le quedasen colgando por su tamaño. Los primeros candidatos se presentaron con promesas de compromiso, felicidad y un hogar que darle a su enorme dragón una vez se mudase a sus tierras. La Casa Mallister y la Casa Cox. Una presumía de haberse relacionado en tiempos antes de los Conquistadores con los Targaryen, aunque eso fuera un desconocimiento para ella, y la Casa Cox, vasalla de los Baelish.
Rechazó a los dos, y señaló a los siguientes. Uno era un hombre adulto de la Casa Frey que alardeaba de haber entregado a su padre Daemon su lealtad en caso de haber ocurrido una guerra por la sucesión. Lo rechazó al instante con amabilidad, solo con la mención a la guerra. Una risa resonó en el espacio de piedra cuando el rostro del hombre Frey se frunció al ser cortado en su discurso. Solo la presencia de los guardias Targaryen llegados esa misma mañana consiguió que se retira de la fila junto con los rechazados. El siguiente pretendiente fue presentado por Elmo Tully, como había estado haciendo con cada uno y el mismo tono neutro y serio.
-Aeron Brakcen, de la Casa Brakcen de Soto de Piedra.
Naerys asintió, instándole a pasar. Era un joven de no más años que ella, con los colores bronce de su Casa, supuso, y el estandarte de un semental a dos patas en el pecho. Tenía el pelo por los hombros, de un rubio sucio, y un semblante redondo que aparentaba lucir más adulto.
-Soy Aeron Bracken, mi princesa, hijo de Amos Brakcen y sobrino del actual señor de Soto de Piedra -se presentó. Su voz resonó en la piedra fría del castillo. Fuera, llovía como lo predicho, y casi sentía pena por el dragón que esperaba por ella habiéndose acostumbrado a las cuevas de Rocadragón tras la muerte de su jinete anterior-. Puedo ofreceros tierras, joyas y todo lo que deseéis. Protección frente a las amenazas que acechen vuestro hogar.
Cruzó las piernas, dándole una larga mirada al heredero de la fortaleza a su lado. El rostro de Elmo Tully se mantuvo estoico, pero ese último comentario consiguió hacerle poner los ojos en blanco y que se recostara sobre su asiento, sacándole un suspiro. El silencio que se hizo se notó cuando las cabezas del resto de los pretendientes se volvieron entre ellos. Aeron Bracken se quedó inmóvil como el primero de la fila, sin saber bien qué hacer.
-Todos parecéis convencidos de que mi tío Aegon va a romper la sucesión de nuestra Reina, señores. Aún si se encuentra al otro lado del mar y no desea sentarse en el Trono de Hierro -Naerys se miró las uñas-. A no ser que usted apoye a mi tío Aemond que controla los dominios de los Peldaños de Piedra en nombre de la Corona, en una posible aspiración por ser varón. Supongo que sea eso.
Otra risa. Seguida de varias carcajadas. Pudo ver cómo Aeron Bracken perdía la compostura y sus orejas se ruborizaban a simple vista. Naerys levantó la mirada de su pretendiente. Tres chicos se reunían en la fila, apartándose del resto de pretendientes pero sin duda esperando a su turno con ella. Solo había uno que destacaba por su risa más escandalosa del resto y los ojos clavados en ellos.
-Usted, señor -anunció. Las risas se detuvieron, el silencio se instaló en la sala a excepción de su voz-. No puedo verlo bien desde aquí. Acérquese.
-¿Yo, mi princesa?
Naerys se inclinó para examinarlo. No debía de ser más mayor que ella, tal vez de la misma edad o unos años por encima de ella. Iba vestido de negro y rojo, colores similares a los de la Casa Targaryen, pero con la diferencia de que un broche en forma de cuervo sujetaba la capa que caía por la mitad de su cuerpo. Un rostro, atractivo y joven, con un pelo negro despeinado en una cara blanca.
-Supongo que viene a vender su candidatura a la hija del Príncipe Canalla.
-Por supuesto que vengo a por su mano, pero a diferencia de mi contrario puedo ofreceros a vos y a vuestro dragón vistas a algo más que no sean montañas y praderas secas. Todos conocemos cómo los Bracken hacen cuando nadie mira
Pudo ver cómo los hombres se separaban y echaban para atrás cuando Aeron Bracken se dio la vuelta con la mano en la empuñadura de su espada. El muchacho al que se enfrentaba, sin embargo, no retrocedió, simplemente les dio a todos una sonrisa arrogante y descarada que habría puesto a más de una dama patas arriba.
-Yo no, mi señor -interrumpió-. Me gustaría que me iluminaseis.
-Robando terrenos Blackwood, princesa. Cambias los mojones de las fronteras para que sus rebaños pasten en nuestras tierras y luego las cambian de nuevo para ocultar su fechoría.
-Es una vil acusación, joven Blackwood, y no es ni el momento ni el lugar en el que hacer un juicio -dijo Elmo Tully, agarrando los reposabrazos de su asiento en un intento de no responder a las intenciones del joven.
-Solo respondía a la pregunta de nuestra princesa, lord Tully. Nada más.
Aeron Bracken tensó los hombros, matando con la mirada a las acusaciones que habían hecho sobre su casa. Naerys, entonces, se puso en pie trayendo consigo la mirada de todos. Una vergüenza, es lo que era. Instar a un derramamiento de sangre en medio de la Gira Real de una princesa.
-Esto es una pérdida de tiempo -murmuró, atrayendo la atención de Elmo Tully. El hombre se inclinó hacia delante, hasta quedar de pie con los brazos a los costados-. Continuaremos mañana antes del banquete.
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Naerys miró al viejo árbol que se levantaba amenazante sobre su cabeza. No más grande que Vermithor pero sin duda capaz de derribar hasta al hombre más fuerte.
-Lamento haberlo convocado tan de repente. Quería disculparme por lo sucedido en el salón. Aquí puede exponerme su candidatura sin...amenazas externas.
-Es honor, princesa. Soto de Piedra nunca ha tenido una princesa Targaryen o una dama de tan alta cuna.
-Así tengo comprendido por los maestres -explicó, y señaló al árbol que tenía delante-. A las princesas nos enseñan a bordar y una historia general que a los príncipes se les explica con todo detalle. Todavía dudo cuando miro un mapa y me dicen que señale algún punto con un nombre raro.
Los ojos del muchacho se posaron sobre el árbol, y luego en ella. No dijeron nada, pero vio la extrañeza en ellos por cómo la miraba. Hubiese preferido una risa a como estaba acostumbrada por sus tíos adultos o sus hermanas, que ese semblante casi estoico y carente de emoción.
-En la Fortaleza tenemos un árbol arciano, como recordatorio de que representamos a todas las ramas de Poniente. Tenemos un septo, un altar a los dioses de Valyria y un arciano, que algunos tildarían como una ofensa a la fe verdadera -inició, pasándose la lengua por los labios y con las manos juntas. La tela del vestido se mecía con la brisa que ascendía por las murallas del castillo y acababa en el patio ralentizada-. ¿Qué opina de eso, lord Bracken?
El muchacho Bracken no perdió el tiempo en responderle, con los brazos a su espalda atendiendo a lo que ella decía. Habían acordado verse frente al árbol viejo del patio interior de la fortaleza de los Tully, con, por supuesto y razones de decoro, guardias que los vigilasen.
-Mi hogar se remonta a los tiempos de los Primeros Hombres. Luchamos por establecernos y seguir nuestras convicciones, hasta que la Fe se impuso sobre nosotros y la defendimos fielmente.
-Apoyasteis a los militantes, tengo entendido -repasó sus lecciones de historia con él.
-Sí, mi princesa -asintió. Las hojas oscurecidas por las estaciones se mecieron sobre sus cabezas, algunas siendo arrastradas por el viento y otras sujetándose a las ramas-. Cuando el rey Aenys y Maegor se enfrentaron a la Fe, nosotros defendimos la religión y lo que significaba.
Naerys asintió, comprendiendo bien sus palabras.
-Mi familia no verá bien eso con buenos ojos, dada nuestra facilidad para cabrear a la Ciudadela con lo mínimo que hacemos.
Aeron Bracken sonrió, el pelo meciéndose en su rostro. Naerys hizo lo mismo, poniéndose a su lado, alejándose la corteza dura del tronco y la fuerte corriente que comenzaba a entrar en el patio. Las nubes amenazaban con otra tormenta.
-A raíz de cambiarnos a la fe verdadera, con respeto a sus convicciones, los Blackwood llevan atacándonos y tomando nuestras tierras.
-No deseo escuchar de guerras ni de conflictos ancestrales, solo de lo que cada Casa cree que puede aportar a la Corona con mi mano -respondió con severidad, obligando al joven a contener su lengua. Luego, Naerys lo pensó mejor y le sonrió aunque su corazón tirase hacia el otro bando-. Temo que eso sea debatido por los otros, señor. Vuestra historia, me refiero.
-Solo un tonto debatiría la historia que narran las crónicas de los Ríos.
Las mismas crónicas que llevaban años siendo escritas y reescritas buscando una historia general pero que se enfrentaban a la opinión de los maestres y la historia escrita antes de la Conquista. Naerys se limpió las manos en el corsé del vestido, que empezaban a sudar por el nerviosismo de exponer a la lluvia o de discutir sobre la historia de un continente que nunca gobernaría.
Ya se estaba dando la vuelta, de vuelta a la fortaleza, cuando Aeron Bracken se giró sobre sí mismo con la mano en la empuñadura de su espada y el rostro descompuesto.
-¿Puedo acompañarla hasta su dragón, princesa?
Naerys no necesitó darse la vuelta para responder.
-A no ser que sea un jinete, temo que mi dragón lo queme como almuerzo.
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Al menos la conversación con Aeron Bracken le dio una idea de lo que hacer esa tarde. Volaría sobre Vermithor antes de que estallase la tormenta, de nuevo, y regresaría a la fortaleza Tully cuando bajase de entre las nubes. Había escuchado de su tío Aemond que volar sobre las nubes era más divertido en una tormenta, como vivir una aventura y salir de las formalidades que significaban quedarse en la Fortaleza y atender a cuestiones de nobles. La primera vez, lo consideró un imprudente, pero cuando lo hizo... Fue más divertido de lo que él le explicaba.
En la fortaleza se cambió de ropa a una más adecuada al vuelo, de cuero negro, y salió acompañada de guardianes leales hasta una distancia prudente del dragón al que la guiaban. Vermithor se veía desde lejos, con sus escamas doradas y largos cuernos blancos y amenazantes. A diferencia de Caraxes, tenía el cuello más corto, pero de un grosor más abundante y adecuado a su enorme tamaño. Lo que no se esperaba al llegar era ver, no tan lejos de aquella magnífica bestia, a tres figuras rondándole. Los ojos negros de Vermithor apenas les prestaban atención, como cosas insignificantes que rondaban a su alrededor y no suponían una amenaza para su posición.
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-Si tanta curiosidad tienen por un dragón, señores, solo tendrían que haber preguntado en el salón.
Los tres miraron a sus espaldas sorprendidos y asustados. Naerys terminó de colocarse los guantes de cuero negro, tirando de ellos. Reconoció a los dos primeros como los hijos del heredero de la Casa Tully, a su vez adornados con un broche con el símbolo de su familia respectivamente. El otro fue fácil de reconocer por los colores que llevaba y su ahora reconocida facita.
-¿Va a montar en esa bestia, princesa? -preguntó uno de ellos.
Aunque los reconociera, sus nombres se le atoraban en la cabeza después de una gira con tantos apellidos y regiones. No supo quién era Oscar y quién Kermit, pero simuló que los conocía por quiénes eran como pudo. Clavó un tacón en la tierra empapada, levantando el fango cuando volvió a caminar hacia su dragón, pasando por el lado de ellos sin prestarles más atención de la necesaria.
-¿Vermithor? No es más que un gato grande, amarillo y quejica. Prefiere el clima de Rocadragón.
Como si fuera convocado, la gran cabeza de Vermithor se meció en su dirección. No enseñó los dientes, pero bien podría haberlo hecho con el mar humor que tenía siempre. Sacudió la cabeza, alejando a los pájaros que bailaban a su alrededor entretenidos. La Furia de Bronce, el dragón nacido en la cuna del rey Jaehaerys I, el temible dragón que enfrentaba a Vhagar en tamaño.
-Las tierras de Benji son similares a las de la Corona, señora, podría enseñárselas para su dragón -comentó uno, seguido de unas risas nasales y varios golpes.
-No le haga caso, princesa, solo es un patán -dijo el otro.
Ninguno sonaba como un verdadero señor, pero supuso que la juventud tenía eso. Ella, que solo se relacionaba con su familia, apenas podía disfrutar de esos lazos de amistad con otras personas.
-¿No se proponen ustedes? Podrían tener un huevo de dragón con mi mano. A cambio de ser leales a la Corona.
-Lo somos, princesa -respondió uno, solemne-. Ella es la verdadera Reina y quien la usurpe se enfrentará a las Tierras de los Ríos con todo lo que tenemos. Pero no somos adecuados para su rango.
Por supuesto. Formalidad que sonaba a una promesa que bien podría estar vacía. La Gira le había dado esa enseñanza. Tiró de las cuerdas que colgaban firmes de la montura del dragón, que estiraba para comprobar su tensión y por las que podría ascender hasta la silla sobre su lomo.
-Por supuesto, sino se habrían presentado o aprovechado en la comida con su padre, señores -Vermithor gruñó, un sonido gutural y tan antiguo que calaba los huesos de aquellos que lo escuchasen. Su mandíbula temblaba, a la vez que los dos huesos de su craneo se separaban para enseñar los afilados y peligrosos dientes que abundaban en su boca. A sus espaldas se escucharon los jadeos de sorpresa y miedo. La Furia de Bronce, suspiró-. Gīda, Vermithor.
Estiraba el brazo, que aunque no llegaba hasta su cabeza, acarició las escamas doradas y sucias por el temporal de las Tierras de los Ríos, sintiendo la piel caliente de su interior. Del fuego nacían y del fuego vivían, pero su interior ardía como si su alimento fuera ese elemento y no la media docena de animales de pastoreo que le daban para tenerlo contento. Vermithor dejó de gruñir, pero no de mirar enfadado a los tres muchachos a sus espaldas. Naerys le rio las intenciones, acariciándolo un tiempo de más hasta que los brazos unidos a las alas se movieron para dejarla ascender.
-Pobre del hombre que pida su mano y su dragón no lo acepte, princesa.
-Pobre del hombre que tenga que compartir lecho conmigo si se atreve a retar a mi dragón por mi cariño -respondió ella. Los tres muchachos se tensaron-. Rȳbagon naejot issa -acarició su cuello, rígizo y escamoso, más duro que las piedras de la isla donde se criaban y pasaba el tiempo junto con sus jinetes. Vermithor sacudió una vez más su enorme cabeza, los cuernos con él, y aulló al cielo a la vez que se levantaba en sus patas traseras y usaba los brazos alados para moverse hacia delante, como una serpiente reptando pero más fácil-. Sōvegon.
Naerys se agarró a las riendas, dándole un último tirón a los guantes que la protegerían del tiempo y de las quemaduras de las cuerdas. En cuestión de segundos, Vermithor ya había extendido en su plenitud sus largas alas, estirándolas, y volviendo a flexionarlas esta vez en vertical. Su cuerpo tembló, cuando el peso del dragón se despegó del seguro suelo.
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Cuando Vermithor aterrizó con ella, gruñendo y exclamando quejas sobre el terreno húmedo propiedad de los Tully, Naerys tenía la trenza revuelta y la ropa revuelta pegada al cuerpo. La ropa de montar de los jinetes debía de ser ajustada para evitar accidentes durante las maniobras, pero había jinetes que se las arreglaban como podían, como la Reina Rhaenys y la Reina Visenya durante la Conquista. Desmontó con la facilidad de un gato, ayudándose de las gruesas escamas que descendían hacia el pecho del dragón dorado y de las membranas gruesas de sus alas, de diferentes grosores dependiendo de la zona.
Lo que no se esperó fue que una figura ya conocida en el muelle del río. Al castillo de los Tully solo podía accederse cruzando el río en barca, una que pasaba cada cierto tiempo cuando el tiempo empeoraba para evitar ahogamientos. De haber llegado con mejor tiempo, tal vez la espera no se hiciera tan insoportable como tener que esperar bajo la suave llovizna y humedad asfixiante que le inundaba los pulmones. Al parecer, volar sobre las Tierras de los Ríos no solo era tedioso por la lluvia, sino también por la presión y la humedad de ese lugar. No sabría decir por qué, pero culparía a los maestres de no haberla avisado antes de su Gira Real.
-¿Sus amigos lo han perdido, señor?
-Oscar y Kermit Tully, princesa. Esos bastardos... -se inclinó suavemente, aferrándose a la tirantez del cinturón que sujetaba parte de su capa roja y de sus ropas oscuras. El broche metálico resplandecía entre tanta austeridad-. Regresaron antes que yo a la fortaleza y aquí me tiene, solitario en mis pensamientos esperando al barquero.
-Lamento escuchar su mala suerte.
-No hay nada de lo que disculparse. Solo a esos dos tontos que comparten cabeza y maldades.
Naerys tiró con fuerza de los guantes, dedo por dedo, deshaciéndose de la pesada tela. Primero lo hizo con la mano diestra, y luego con la zurda, en la que tardó más por la tensión del tejido alrededor de su piel.
-Espero que su vuelo haya sido igual de placentero que el de un hombre común a caballo.
-Hay quien dice que son lo mismo, señor -explicó, dejándose caer a su lado. No había más asiento que el banco donde él esperaba sentado. Lo que la sorprendió fue ver que no se apartaba para darle más espacio o por incomodidad de tenerla a ella envuelta en el olor de un dragón, nada grandioso, a su lado-. Esos mismos dicen que en Dorne hay gusanos bajo la arena esperando a comerse a quien amenace al reino o a su pueblo.
-Vaya idiotas -se rio él, encogiéndose de hombros ante el repentino frío que se levantaba. Naerys agarró los guantes antes de que salieran volando.
Las nubes lucían amenazantes a cada rato que pasaba. Los estandartes Tully de la fortaleza se revolvían por el mal tiempo que parecía quererse dejar caer sobre las Tierras de los Ríos.
-Conozco la historia de muchas de las Casas de Poniente. Mi educación se basó en eso -confesó, recogiéndose la falda y sentándose en el banco de piedra que decoraba el patio mientras esperaban a la barca-. Sin embargo, tengo entendido que los Blackwood tienen una historia de lo más curiosa. Oh, por ahí viene.
Se levantó rápida, tomando el brazo que el muchacho le ofrecía para subirse a la barca de madera que con facilidad los llevó río abajo hacia la fortaleza. Benjicot Blackwood se sentó frente a ella con sencillez, recogiéndose el final de la capa para estar más cómodo. El hombre que impulsaba la barca, un hombre anciano pero de brazos fuertes, parecía sumido en sus pensamientos.
-Es uno de los castillos más antiguos en pie, que se remonta a los Primeros Hombres -inició él-. Tenemos un enorme arciano que es el hogar de cientos de cuervos, de ahí el nombre de Árbol de Cuervo. Estamos lo suficientemente cerca de la costa como para que puedas ver la bahía, en caso de que sientas nostalgia -estudió su expresión, a ella, sin saber qué más decir que pudiera no saber a esas alturas. Al menos era listo. Estaba aburrida de caballeros que hablaban de guerra, de la pureza de la sangre de los Targaryen, de la dichosa costa que veían los Blackwood desde su torre más alta.
Todo señor de sus tierras debía aprenderse la historia de su Casa como algo obligatorio, pero supuso que en el caso de la Casa Blackwood la historia tenía más peso si estaba constantemente en tensiones con su vecina. Aún con esas, le sorprendía el hecho de que no se hubiese presentado con los otros pretendientes y solo hubiera encarado la valentía de Aeron Bracken como si fuera un juicio y no una candidatura por la mano de una princesa Targaryen.
-No tuvo tiempo de presentarse cuando los pretendientes hablaban.
-Sin duda mi padre me castigará por ello.
Naerys jugó con los dedos.
-Lord Blackwood luchó por la mano de la Reina hace unos años en su Gira. Mató a otro pretendiente, un Bracken sin duda. Pensaba que años después haría lo mismo.
-Todavía queda tiempo, princesa -respondió. Al estar sentado, se dio cuenta de la daga que colgaba de su cinturón y lo cerca que estaba de su mano en caso de necesitarla-. Antes de que se vaya a las Tierras del Oeste con los leones.
-Un dragón no teme a las ovejas. Menos va a temer a un león bañado en oro.
-Dicen que las Tierras del Oeste están bañadas por costas tan suaves que solo los Greyjoy de las Islas del Hierro son una amenaza para ellos, esos cobardes -en un principio, pensó que iba a añadir algo más solo por el tono brusco y burlesco con el que hablaba de sus vecinos al oeste, pero le sorprendió ver que contenía su lengua-. ¿Hará la gira hacia las islas, princesa?
-No. Al parecer, han llegado a un acuerdo de tregua para ser recibidos como unos pretendientes más en el continente.
-Estaría más cerca del mar -comentó, al parecer haciendo muestra de su amplio conocimiento en la geografía del continente. Claro, porque era un joven más que aspiraba a convertirse el señor de sus tierra como heredero.
Otra vez con el dichoso mar. Solo le dieron ganas de soltar una carcajada y retirarse a sus aposentos antes que volver a hablar del mar, las vistas, el sal... Le daba igual todo eso.
-Echo de menos el mar, sí, pero para eso tengo un dragón con quien vuelo todos los días y me protegería. A veces es mejor que un marido al que...complacer.
Se bajaron de la barca. En compensación por su servicio, Benjicot le dio un par de monedas que el hombre agradeció con un gesto de cabeza. El hombre continuó el trayecto, remando sin dificultad y siguiendo el ritmo acelerado del río. Benjicot y ella quedaron solos, sin alguien que los vigilase.
-Suena como si no quisiera casarse.
-El deber y el disfrute no son lo mismo. Sin duda que una mujer gobierne avanzará Poniente, pero tardarán en vernos como algo más que un útero en el que trabajar.
Su propia madre había muerto para darle a su padre un heredero, un niño que también murió cuando Vhagar calcinó a su madre tras darse cuenta de que moriría en el lecho y sin esperanzas de salvar a uno de ellos. Pero, ¿cuántas mujeres habrían muerto por eso? La propia Aemma Arryn, su madre Laena, la hija de la reina Alyssanne, Daella, ... Todo porque los maestres no pretendían estudiar el cuerpo de una mujer por el decoro y la intimidad y seguir el curso natural de las cosas.
Antes de darse cuenta, estaba girando los anillos en sus dedos con la mirada perdida en lo que fuese. En el barro, en la tierra, en el fuerte caudal que azotaba los bordes erosionados.
-Mi señora madre también murió al darme a luz, y mi padre no ha vuelto a casarse desde eso.
-Dicen que la guerra es el campo de batalla de los hombres y el parto el de las mujeres, lord Blackwood -comentó, en un tono lúgubre que no dejaba a la imaginación los oscuros pensamientos que comenzaban a arremolinarse en su cabeza. El recuerdo de un lecho ensangrentado, los gritos de unas mujeres de tez que había pasado de uno saludable a uno casi funerario y los cuchicheos de las parteras... Todo eso había ocurrido hacía trece años, pero continuaba presente como su propio reflejo-. Los hombres del reino creen que les beneficiaría tener lazos con los Targaryen para reclamar un huevo de dragón y, sin embargo, ninguna lo ha hecho por temor a la furia de los dragones.
-Son magnificas bestias.
Ella sonrió, dándole la razón, tal vez un poco más altiva que de costumbre. El chapoteo del agua mecía el río en un incesante baile, retando a los banquetes en su honor celebrados para pedir su mano. Palabrería, juramentos, rostros encantadores que la perseguirían por una gota de sangre en su descendencia,...
-La madre de la Reina, Lady Aemma Arryn, que los dioses la acojan en su gloria, podría haberlo reclamado como herencia materna. Pero no lo hizo. Se conformó con un matrimonio real y vivir en la Fortaleza Roja -dijo ella. De repente, su rostro se ensombreció, la sonrisa cayendo y vacilante-. Lo cierto es que el desconocimiento hace a las personas tontas y ella al igual que su madre temía a esas bestias. Hasta el mejor de los jinetes dragón teme a algo.
El mejor y el peor. Sus hermanas temían que sus dragones, todavía consideradas crías por muchos, no crecieran más. Su padre temía los desaires de su dragón, que siempre se había mantenido fiel a él y nunca desobedecido una orden dada por su vínculo. A mayor tamaño, los dragones buscaban sus propios objetivos. Vermithor ansiaba regresar a los oscuros pasadizos de Rocadragón. Y un dragón tan anciano y respetado como Vhagar, descansar después de años con jinetes yendo y viniendo.
-Lo lamento -se disculpó, rápida, al ver el rostro serio y vacilante del muchacho que la observaba. Sus labios se había convertido en una fina línea y tenía el rostro pálido-. Mi tía Helaena debe de haberme pegado su incertidumbre para hablar.
Alzó la cabeza al cielo, dejando escapar un sonoro suspiro. Iba a llover, si no lo estaría haciendo ya en otra zona de las Tierras de los Ríos no muy lejanas. Lo que significaba que Vermithor iba a estar toda la noche quejándose solo porque a ella le desgradaba ese tiempo que le alborotaba los rizos y la humedad la asfixiaba.
-Espero verle en el banquete y mañana con los pretendientes que quedan -dijo, limpiándose el sudor en las faldas del vestido. El estómago le pesaba como si fuera a echar todo lo comido esos días-. Este lugar... Se vuelve tedioso, pero mantiene cierto encanto a diferencia del este.
Le dio una última sonrisa a Benjicot Blackwood, también vacilante y demasiado forzada, antes de reunirse con los caballeros leales a los Targaryen y a los Tully por igual que esperaban un movimiento. Aún de espaldas, podía notar el peso de dos pares de ojos clavados en su nuca, en ella, a medida que se alejaba e iba haciendo más pequeña al ojo humano. Lord Elmo Tully esperaba tranquilo en la puerta junto con uno de sus hijos, que miraba al suelo aburrido y moviendo algo entre los dedos. Cuando llegó a ellos, Naerys sonreía más tranquila y con el corazón latiendo desbordado por el nerviosismo. Algo que no había notado ni sentido desde que abandonaron la Fortaleza Roja.
Puede que aprendiese con eso que el deber y el disfrute sí eran lo mismo. Con la persona indicada.
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-Rȳbagon naejot issa, sōvegon = Listen to me , fly.
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nevenkebla · 2 months
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La anti-tierra
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Fantastic Four: Full Circle (2022) #1 Alex Ross (Escritor, dibujante)
— Ben Grimm: ¿En serio has tenido que decirle a Pinocho que no era un niño de verdad? Y ahora… ¡Ahora nos vemos lanzados por el espacio como muñecos de trapo! ¡Otra vez! — Reed Richards: ¡Agarraos, todos! ¡Puedo desacelerar nuestro descenso! — Susan Storm: Gracias. Casi me desmayo. — Reed Richards: Lo siento, cielo. Siempre nos ocurre lo mismo cuando venimos aquí. — Johnny Storm: Pillado por un pie… por los pelos. — Ben Grimm: Reed, ¿tienes algún colega imbécil más de la uni con el que tengamos que andarnos con ojo? — Johnny Storm: Solo tú, guapo. ¡Eh, vamos a tener otra reunión! ¡Mirad, el planeta con rocas explotando a su alrededor! ¡Hemos vuelto! — Reed Richards: Sí, en fin, es más que eso. Es… ¡La anti-Tierra!
— Reed Richards: Veréis, es la contrapartida de nuestra tierra en el universo antimaterial. — Ben Grimm: Incluso tiene los mismos continentes, ¿eh? — Johnny Storm: Reed, creía que esto era algo que identificaste como nuestra tierra vista a través de una… ¿Cómo lo llamaste? ¿Una interfaz dimensional? — Reed Richards: Correcto, Johnny. Y creo que me equivocaba. Ahora creo que cuanto encontramos en la zona tiene una relación distorsionada con nuestro universo. Puede que me equivoque… ¡Pero creo que aquí está ocurriendo algo único! Como veis, la superficie de este mundo no está dañada por los asteroides que se ven atraídos hacia él… ¿Por qué? ¿Cómo? — Ben Grimm: Son muchas rocas. — Reed Richards: Cuando las rocas colisionan con la atmósfera… ¡Los restos no llueven sobre el planeta de ahí abajo! — Ben Grimm: Ya, así que… ¿Qué?
— Reed Richards: ¡Creo que ahí abajo tiene lugar algo fantástico, Ben! ¡Y creo que una Tierra con su propio campo de fuerza anuladora es un fenómeno antinatural! Creé estos trajes para neutralizar el conflicto entre materia y antimateria. Cuando cruzamos por el subespacio, nuestros cuerpos se convirtieron en antimateria, para sobrevivir aquí. Nuestro escudo de fuerza nula debería protegernos del mismo modo que le ocurre al planeta. ¡Ahí abajo, alguien ha averiguado cómo proteger todo un planeta de la amenaza de un universo hostil! ¡Quiero bajar ahí para averiguar cómo! — Ben Grimm: ¡¿Estás de puñetera coña?! — Johnny Storm: ¡Calma, Ben! — Reed Richards: ¡Creo que podemos hacerlo sin peligro! — Ben Grimm: Ya lo pensaste antes y te equivocaste. ¡MÍRAME! — Reed Richards: Ben, los poderes combinados de Sue y Johnny pueden conseguir que lleguemos sanos y salvos. Sue puede protegernos, mientras Johnny absorbe y redirige el calor de la entrada en la atmósfera. ¡Los trajes de fuerza nula harán el resto! — Ben Grimm: ¡Otra vez con los riesgos innecesarios! ¡¿En qué quieres convertirme ahora?! De todas las absurdas… — Susan Storm: ¡Ben, conoces a Reed! Sus creencias nunca se basan en la esperanza ciega. Puedes confiar en él. — Johnny Storm: Vamos, Ben, tú también quieres ver qué hay ahí abajo, ¿verdad? Yo quiero ver si tienen un Shoney’s. — Ben Grimm: Ah, a la porra. Con tal de ver a unos tipos que no hayan evolucionado a partir de los chimpancés… — Susan Storm: ¡Pues agarraos, que allá vamos! — Johnny Storm: Crucemos el arco iris.
— Johnny Storm: ¿Demasiado calor para vosotros? — Ben Grimm: Fuerza nula, ¿recuerdas? — Johnny Storm: En serio, decídmelo. — Reed Richards: Estamos bien, Johnny. El traje también niega la temperatura. — Johnny Storm: Jo, ya no me siento especial… — Reed Richards: ¡Mirad, una civilización tal como había conjeturado! — Ben Grimm: ¡Eh, más lento, estirado! ¡Que voy a devolver el desayuno! — Johnny Storm: ¡Menudas chabolas! ¿Por qué no vivimos aquí en vez de en casa?
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tod-x · 5 months
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Bueno , hablemos de Murder Skeletons .
Primeramente en este universo alternativo va acompañado con la supervivencia de la raza de los humanos y monstruos , ante la amenaza de los Murder Skeleton ; que son seres prácticamente programados o entrenados para matar a cualquier ser vivo que se encuentren.
Esos bots son realmente astutos y malévolos cuando se proponen acabar con un objetivo , y si eres tu ... , pues ya valiste , tendrás que refugiarte con los tuyos .
Tienen los sentidos muy finos , su fuerza y resistencia es tan anormal que podría romper un cráneo con una sola mano o mutilarte en simples pasos .
Su alimento favorito es la sangre , literalmente (Ya sea de humanos o monstruos ) , y sí , aunque sean esqueletos necesitan de un alimento , y que mejor que sangre!!
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xjulixred45x · 9 months
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¡OKEY MI ULTIMO POST DE INVENCIBLE ANTES DE DEDICARME A LAS PETICIONES POR EL RESTO DEL MES NO ME MATEN!¡ESTA VES ES FLUFF!
Mark Grayson/Invincible x Starfire Lectora
Imaginate ser un alien similar a Starfire de DC, justamente puedes seguir la linea original del personaje (yo sigo mas que nada la de los comics o la de la serie de 2003) donde tu planeta fue conquistado por otra raza(gracias a tu hermana) o puedes ir por la linea mas "family friendly" que es que decidiste explorar el mundo fuera de tu planeta hogar pero terminaste en manos de una especie de red de trafico intergaláctica.
imagino que si es el primer caso, lo mas probable es que tu raza haya sido conquistada por los propios Viltrumita, lo que hizo que ocurriera una MASACRE de la cual milagrosamente tu y tu hermana pudieron huir.
indiferentemente de lo que elijas, terminaste en la tierra, aunque habiendo pasado grandes eventos traumaticos, por lo que cuando vez a este mundo nuevo, con una especie extraña, empiezas a atacar por mero instinto (como lo que hizo Starfire en el primer capítulo de Teen Titans)
es entonces cuando Mark o mejor dicho INVENCIBLE aparece.
el trata de pelear contigo al principio, alejarte de los civiles, eso hasta que se da cuenta de lo asustada que estas(especialmente si hablamos del caso de la invasión Viltrumita y te das cuenta que Mark ES un viltrumita). por lo que trata el cambia de estrategia e intenta calmarte lo mas que puede.
cuando lo logra el te termina llevando con los guardianes del Globo para ver que hacer. me imagino que eres un poco diferente que la Starfire original, estás mas asustada y a la defensiva en esta situación, al principio solo confiabas en Mark.
por lo mismo Cecil decide que te quedaras en el pentagono hasta que sepan que hacer contigo. Mark te hecha una mano para aprender las cosas "normales" de la tierra y mostrarle a Cecil que no eres una amenaza.
(si tuviste que aprender el idioma humano por "contacto labial" definitivamente todo el equipo se burla un poco de Mark por estar enamorado ahora).
¡imagínate a Mark e Eve trayendote ropa para probarte!🥺 Eve probablemente solo la crea apartir de la nada, pero tambien trae ropa que le dan sus padres que no quiere y por alguna razon a ti te gusta.
Mark se ofrece a ayudarte a entrenar! al principio trata de ir facil contigo, pero cuando casi lo dejas sin cabeza con tus rayos laser, aprende la leccion.
Definitivamente el te saca para comer comida chatarra! mas cuando se da cuenta de que la comida del pentágono no te ayuda mucho por tu gran apetito. Mark se sorprendió de la cantidad de comida que podias comer pero afortunadamente Cecil lo paga(solo no le digas todavia🤫)
definitivamente una de las cosas favoritas de Mark sobre ti, cuando ya tienes superado el trauma, es ru actitud inocente, aun después de todo, eres muy buebujeante y amigable. lo cual es cuanto menos difícil de encontrar en su linea de trabajo, por lo que quiere mantener esa parte de ti lo mas posible.
Mark definitivamente te llevo a conocer a su madre, al principio estaba algo nervioso de que no te aceptara después de lo que paso con su padre, pero sorprendentemente Debbie lo tomo muy bien.
gracias a esto pudiste conocer mas sobre la cultura de la tierra, le preguntabas a Debbie constantemente sobre los lugares que ella habia visto, como eran y su cultura (incluso algunas anécdotas de Mark cuando era niño), y con tu actitud burbujeante y juvenil no fue difícil para Debbie encariñarse contigo fácilmente.
aparte de que te ayudo a enamorarte bastante rapido de la tierra, ver su belleza por ti misma, lo cual te animo a ser tu propia version de un heroe.
cuando quieres volverte una heroina, Mark entra en un conflicto interno, por una parte SABE muy bien qje no quieres que alguien tome decisiones por ti, lo respeta, pero por otra parte le ATERRA la posibilidad de que te lastimes, te capturen, pierdas por completo tu ser o peor, MUERAS.
probablemente gracias a esta conversación es que ustedes dos se vuelven pareja.
en general al principio Mark trata de hacer tus primeras patrullas contigo para enseñarte lo basico, después de te deja hacer lo que quieras, y esta TAN ORGULLOSO cuando le ganas a alguien.
"¡ESA ES MI CHICA!" tipo de orgulloso.
definitivamente le gusta mucho volar contigo y simplemente divagar, por lo menos siente que ahi ustedes dos tienen mas Privacidad. aparte de que le gusta como te vez en tu elemento. segun el.
si hablamls del primer caso de origen que dije al principio y tu hermana vuelve, Mark ve atravez de TODAS las banderas rojas y sera el primero en advertirte sobre ella, ya el paso por algo similar con su familia, no quieres pasar por eso.
si ambos pelean juntos, PAREJA DE PODER. LITERAL. tienes ciertas habilidades que Mark no, por lo que se complementan muy bien.
si Mark se lastima, entras en MODO RAMPAGE y ¿sinceramente? Mark no sabe si deberia estar asustado o mas enamorado. o exitado.
si TU te lastimas DIOS AYÚDANOS, MARK ESTA ENOJADO--- alguien la va a pasar mal.
en general, ambos son como dos Golden Retrirvers siendo felices juntos.
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sunflowerzyk · 3 months
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Detrás del depredador -König Híbrido!Oso x Lectora [Medieval AU] Cap. 6
König Investiga y actúa.
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Contiene: diferencia de edad, perversión, könig Yandere, konig Mayor, Diferencia de tamaño, obscenidad, dub-noncon, könig posesivo, daño/consuelo, violencia típica del canon, dime si me olvidé de alguno.
Si este contenido no es de tu agrado continúa deslizando, gracias
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*** 2 días antes del banquete con el príncipe.
— Príncipe, ella se niega a comer.
—murmuró la doncella, cuyo nombre König no se había molestado en saber..... ¿Ellia? Elisa quizás.
König estaba demasiado concentrado en documentos oficiales y más papeles como para siquiera prestar atención, no respondió, probablemente la sirvienta estaba hablando de una de las mujeres del harén que buscaban suicidarse o envenenarse entre sí, sucedía a menudo. Los curanderos lo llamaban depresión, o estrés... o la paranoia a las razones que la provocaron, por vivir constantemente encerrados en ese palacio.
La mayoría de ellos llegaron a una edad muy temprana para servir a su padre y a la familia imperial en general. Sirvientes, esclavos o incluso posibles amantes.
— La señora que trajo el otro día, simplemente rechazó el desayuno y ahora la comida.....
Tú.
— ¡Oh..... ¿Realmente?
Finalmente respondió, solo tener una referencia tuya fue suficiente para que se detuviera, y miró hacia arriba, enfocándose en la sirvienta con la cabeza gacha notablemente nerviosa.
— No me digas la razón, Príncipe, te juro que hago todo lo que
Excusas.
— Sal de aquí.
König sentenció, haciendo un gesto de despedida, volviendo su atención al papeleo.
— Eh... Sí
El crujido de la puerta de su despacho le permitió apartar la vista de sus planes para la próxima conquista. Otra vez. Se llevó las enormes manos a la cara y los dedos se pellizcaron el puente de la nariz, permitiéndose dejar escapar un suspiro profundo y lleno de tensión.
Cerró los ojos con cansancio, demasiado absorto en los asuntos de la guerra que se avecinaba, el tiempo pasó volando, ya era tarde, faltaba un poco para la puesta del sol. Para cenar. Unas cuatro horas solamente.
<<Se niega a comer>>.
Las palabras finalmente circulaban en su cerebro lleno de información.
<<Rechazo. Comida.>>
Probablemente fue un error. No tienes plato para no comer lo que te manda a la habitación, mañana, tarde y noche.
<<Nada de nada>>
Todo es exquisito, lo pide personalmente, cosas que sabe que le van a gustar a tu paladar, devoraste los platos y platos de comida con felicidad y hambre. ¿Por qué iba a ser diferente ahora?
— Estilete.
König habló con voz profunda, apoyando su enorme y robusto lomo contra el respaldo de su trono, dejando que su espalda descansara. Con los ojos cerrados y la cabeza erguida, su cuello crujió levemente por el cambio de posición.
El crujido de la puerta regresó.
Finalmente abrió los ojos, apoyando su atención en la puerta, para ver a Stiletto con su mano izquierda entrando en su oficina.
— Señor.
El subgeneral Stiletto, lo saludó con respeto, haciendo una reverencia.
— Llama a Krueger.
Ordenó con voz áspera, cerrando los ojos de nuevo.
— Está fuera, buscando más provisiones con los demás. Desde hace tres días. Como lo ordenó.
Así es. Dios, necesita dormir un poco.
— A continuación, se le seleccionará para la tarea.
— A sus órdenes.
— ¿Te acuerdas de la joven que te mandé a investigar?, de antecedentes, de familia, de todo.
El cuerpo de Stiletto se tensa, sus hombros se ponen rígidos y traga saliva. Una prueba. Sus sentidos se agudizan, sus pupilas se contraen, el aire se llena de amenaza, pero ella habla.
— Sí, la niña humana, vista por última vez caminaba por el bosque, perdida. Sus padres tampoco se molestan en mirar.
Stiletto sabe lo que tiene que responder, qué hacer sin meter la pata. Es plenamente consciente de que la joven se encuentra en la parte más profunda del castillo del rey, en los antiguos aposentos de la madre del príncipe König.
Restringido.
Tampoco es demasiado de su interés, está feliz por su Líder, triste por la niña humana. Fue una sorpresa enterarse del nuevo interés del príncipe, nunca fue de los que disfrutaban del contacto con nadie más que desmembrar directamente a sus enemigos en su forma monstruosa.
Stiletto recibe un gesto de satisfacción de König, aceptación. Y el estado de ánimo se relaja nuevamente, lo que le permite suspirar suavemente, el príncipe es aterrador incluso fuera del campo de batalla.
— Correcto, eso es lo que todo el mundo sabe.
dice König, abriendo de nuevo los ojos, mirando su escritorio, bajando una de sus manos, abriendo el cajón izquierdo. Sacó un pedazo de tela, lo poco que quedaba de tu ropa gastada del primer día, todavía tenía tu sangre en ella. Verdaderamente su deseo no conocía límites, vuélvete loco sin rastro de tu olor.
Jugaba con el pedazo de tela con sus enormes dedos, la escena era cómica a los ojos de Stiletto, un hombre, una bestia y conquistador en todo el sentido de la palabra, adorando algo tan pequeño en sus manos, un pedazo de tela de su compañero, con cuidado y suma atención para calmar su ansiedad.
— Se niega a comer.
—murmuró König, retorciendo ligeramente la tela, solo por una fracción de segundo antes de volver a ablandar el agarre y dirigir los ojos hacia Stiletto.
— Quiero que me traigas al culpable.
— Culpable...
— Probablemente haya una razón más profunda que una simple rabieta, la sirvienta incompetente demostró ser incapaz de entender por qué, incluso cuando pasa cada hora, cada día, con ella. Pero si lo es, necesito saberlo.
— ¿Desea que haga algo en particular con los involucrados?
— Confío en que hará lo prudente para obtener los mejores resultados.
König no necesitó investigar demasiado para saber que había algo más detrás de todo esto.
— Sí, mi señor.
— Bueno, adiós.
Stiletto se inclinó de nuevo, antes de girar sobre sus talones y caminar hacia la puerta.
— Estilete.
Él la detuvo.
— ¿Sí?
— Consigue un vestido.
— ¿Vestido? .... Oh... ¿Alguna tela en particular?
— Suave, muy suave, con el mismo color que este tejido.
murmuró.
Sin saber cuáles eran tus colores favoritos, simplemente se guio por el color de tu viejo vestido desgastado..... Una pieza, en realidad. Sosteniendo la pieza para que Stiletto la tocara y la mirara más de cerca, regresó, la sostuvo en sus manos, se tomó unos segundos y se la devolvió a König con un movimiento de cabeza.
— ¿Cuándo sería?
— Mañana temprano por la mañana.
— ¿Medidas?
König le dio a Stiletto detalles minuciosos e incómodos y una representación gráfica con sus propias manos para describir su tamaño, a la perfección, nada se le escapó.
— A su servicio. Me despido.
König se limitó a asentir con la cabeza, viéndola marcharse.
Se quedó solo con sus pensamientos, agotado por todo, demasiada carga de información, planeando el funeral de su padre, la campana y la administración del castillo en general. Definitivamente muy abrumador, causando una contracción en el párpado inferior izquierdo, prueba del estrés.
Odiaba ese lugar, el castillo, demasiado trabajo sentado en una silla en una habitación aterradoramente silenciosa y silenciosa, necesitaba desesperadamente la adrenalina del campo de batalla, ya era adicto a todo lo que implicaba, sintiendo la energía y el calor fluyendo por su sistema nervioso y sus venas, el olor a sangre al que se acostumbró con el tiempo, el metal, la pólvora, la carne desgarrada entre sus garras.
Y qué mejor, acompañado de sus mejores amigos de la vida, sus compañeros de armas. Realmente lo necesita más que nunca.
Su enorme mano vuelve a apretar la tela, la textura áspera de la palma de su mano, que le recordaba a ti, le arranca una profunda risa.
— Der einzige Grund, warum ich nicht allen sage, sie sollen zur Hölle fahren ......
Susurró para sí mismo, llevándose el trozo de tela a la nariz inhalando el olor metálico de tu sangre.
Al principio, su secuestro fue por curiosidad, luego surgió rápidamente un intenso deseo carnal, alimentando aún más su retorcida obsesión. Quería saber más de ti, mucho más.
— .... Así que berauschend....
1 día antes del banquete con el príncipe.
A altas horas de la madrugada. En sus habitaciones privadas.
König se cernía sobre tu pequeña figura, respirando entrecortadamente, con el aliento caliente, espeso y pesado sobre tu pecho, mientras daba los últimos tirones de su gran longitud, extendiendo las últimas hebras de semen sobre tu vientre desnudo.
La bruma del éxtasis iba desapareciendo poco a poco de su cabeza, siendo reemplazada por un ligero zumbido en sus sensibles oídos; Su cuerpo se tensó y se relajó consecutivamente, su calor corporal se disparó hacia afuera.
Sus colmillos fuera, salivando, temblando inconscientemente, le picaban, necesitaba morderte, te tenía justo delante de él, enterrar sus colmillos profundamente en tu piel sería extremadamente fácil, tu piel suave, perfumada con fragancias suaves y ligeras para su nariz y nariz sensibles, e incómodamente cerca del puente que unía tus pechos, inhalando profundamente y exhalando con la misma lentitud y pesadez. Sus ojos cerrados, los párpados ligeros, solo apreciando tus pequeños sonidos, tus pequeños ronquidos espontáneos e incluso la respiración, indicación de tu sueño profundo..... y......
El rugido de tu estómago.
El sonido le hizo sentir una risita en la garganta, que contuvo, permitiéndose solo abrir los ojos para ir al lugar de donde provenía el peculiar y divertido sonido.
König ya sabía que por mucho ruido que hiciera no te despertarías. Tu comida realmente tenía que tener algo en ella. Ahora lo sabía. Movió una de sus patas hacia tu cara, sus ásperas almohadillas tocaron suavemente tus mejillas enrojecidas por el calor corporal compartido entre los dos, su enorme cuerpo era una barrera, una burbuja que te atrapaba en un calor casi sofocante, manteniéndote cómodo y alejado del frío de la noche en esa habitación grande y vacía. Definitivamente, cuando logre quitar todos los obstáculos del camino, te hará ocupar la habitación más grande del palacio y se llenará de regalos.
Su primera sospecha fue que todo era un berrinche, por supuesto, se había negado a verte cuando lo pediste, porque una parte de él quería seguir sintiendo que lo querías a tu lado, lo buscaba, anhelaba su presencia, pero la otra parte estaba realmente demasiado ocupada para venir a verte, Con algunas excepciones, que logró escapar de sus deberes para pararse detrás de la puerta de su habitación para escucharlo leer en voz alta algunos libros que le dio para estudiar su lengua materna. Tus errores de pronunciación eran adorables para sus oídos.
Si ese es el caso, (solo una rabieta), estabas actuando demasiado malcriado para ser un poco más plebeyo. Merecedor de castigo. Esa idea fue linda. Puede que esté demasiado interesado en mantenerte vivo y bien alimentado, pero tú no eras una excepción a los castigos.
De todos modos, si se encontrara formalmente cara a cara, no dudaría en poner sus manos sobre tu figura y abrirte para él, demasiado hambriento, su bestia completamente irreflexiva y primitiva deseando solo complacerse entre tus piernas. Algo que definitivamente se abstuvo de hacer, por ahora, no quería que fueras solo un caparazón sin vida lleno de desolación y deseo de suicidio como las otras mujeres.
Te necesitaba cuerdo y con un poco de autonomía.
Tampoco era capaz de pedir verte en su despacho, se asustaba igualmente, inclinando tu cuerpo boca abajo contra su escritorio, para que enviaras papeles importantes contigo saliva y lágrimas. Y con la pequeña espina que con frecuencia punzaba su conciencia con la idea de que uno de los sirvientes de su hermano Alejandro te viera, le hablara de tu existencia y se interesara por ti, era una idea repugnante, él... para tocar tu cuerpecito humano. no.
Asqueroso.
Su nariz se arrugó ante la idea, gruñendo involuntariamente, volviendo a la realidad, de nuevo, rascó demasiado fuerte las sábanas junto a tu cabeza, rasgando las sábanas.
Suspiró, dirigiendo su atención a tus rasgos, nariz, labios, párpados, pestañas, cejas, todo sobre ti, mientras el cabello se pegaba a tu frente y mejillas por el sudor, las almohadillas de su pata continuaban su exploración de tu rostro, eliminando los finos pelos que se interponían en el camino.
Acurrucar cada uno de ellos con sus garras detrás de la oreja, o simplemente agruparlos con el resto, rascando el cuero cabelludo en el proceso, lo que le hace temblar y una ligera arruga entre las cejas por la sensación repentina.
Su dura longitud volvió a palpitar y se llenó de sangre, dura como una piedra por tercera vez. Estaba demasiado cansado para esto, le dolían las rodillas y los brazos por la posición, gracias a horas como esta sin moverse. Se movió ligeramente, maniobrando tus piernas para que se abrieran y rodearan flácidamente su cintura, sus espinillas finalmente tocaron la suavidad del colchón, sus manos se movieron debajo de tu espalda baja y tu cabeza, para acunarte más cerca. Tu camisón semitransparente cayó sobre tu vientre y muslos con el movimiento.
Se aseguró de mantener tu rostro enterrado en su pecho desnudo, del que salía cada vez más cabello castaño oscuro, su cuerpo quería transformarse por completo, quería salir a la luz.
Te abrazó con cuidado, casi como si un movimiento en falso fuera a romperte, enterró su rostro en la unión entre tu cuello. Se volvió a laminar el hocico y se acercó, una droga para él.
<<Necesitas descendencia>>
Le resonaba en la cabeza. E inmediatamente tensó la mandíbula y te apartó lo más rápido y suavemente que pudo, colocando de nuevo tu cuerpo harapiento en la cama, obligándose a cubrirte con las mantas para mantenerte caliente y que el repentino cambio de temperatura no te enfermara.
Se sentó a tu lado, mirándote, cualquier pequeño movimiento que detectaba, pasando sus enormes garras por tu cabello, cepillando, con cuidado de no tirar demasiado fuerte. Estaba aprendiendo a apreciar esos momentos y sus pequeñas reacciones de una manera más amable y "considerada".
En un abrir y cerrar de ojos
La luz del amanecer comenzaba a atravesar las cortinas blancas de su habitación, distrayendo su atención por unos segundos. Había permanecido más tiempo del planeado a tu lado, acostado a tu derecha, con su mano ahora humana, sobre tu vientre, donde se habían formado costras por su liberación.
Cerró los ojos durante unos minutos, yaciendo allí, en paz.
Era aterrador pero adictivo.
Se obligó a sí mismo a levantarse de la cama, apartar la mano de su vientre y levantarse de la cama, para ir a su propia habitación, podía dormir un par de horas si se apuraba, antes de que nuevos papeles exigieran su presencia.
Sacó de la mesita de noche su mascarilla y se la volvió a poner.
Caminó a regañadientes hacia la puerta, agarró la perilla y salió sin mirar atrás, cerrándola. Los guardias eran estatuas, completamente inmóviles, excepto por pequeños temblores en las manos y las piernas, con la cabeza gacha, como debe ser. Y continuó su camino, de vuelta a la monotonía, a través de los vastos pasillos y pasillos, manteniéndote demasiado lejos de la mayoría y de las zonas más concurridas para evitar rumores sobre ti y tu retención, por ahora.
Ya llevabas casi un mes allí, y él no te había hablado, te oyó voz, pero no estaba dirigida a él, necesita tu voz para él. Mero capricho. Tal vez la cena que había estado posponiendo durante días sería una buena idea para verte, vestida con algo bonito, adornos enjoyados, maquillaje para arruinar tus lágrimas.....
— Il Sig...
Stiletto vuelve a hablar. detrás de él.
— ¿Ja?
— Lo tengo.
— Muy bien, llévalo al calabozo.
— Es Krueger.
Stiletto respondió sin dudarlo, pero con un tono de voz rígido. König quería ser sorprendido, pero por alguna razón no lo logró, solo una punzada de traición llenó su garganta, picando, desgarrándose por dentro.
— Krueger.....
— Sí, los sirvientes que fueron cómplices ya están en sus respectivas celdas esperando sentencia.
— Corta un dedo de cada uno de ellos.
— ....... ¿Qué hago con Krueger?
— Llévalo a mi despacho en cuanto regrese de la cacería, Adiós.
Stiletto asintió, detrás de él, volviéndose para regresar al área de entrenamiento.
— Necesito otro vestido, por la noche, confío en que el diseño sea favorable, como el primero.
Ya tenía la idea formada en su cabeza retorcida, te invitará a una cena, pero un castigo (por no comunicar tus inseguridades) sería lo que obtendrías en primer lugar, el castigo sería no comer nada, un día más no debería ser tan malo.
— Sí, señor.
Y dile a la criada y a los guardias de la puerta que no debe entrar comida de ninguna clase.
Stiletto miró la espalda del príncipe con incredulidad. Era cruel, después de todo estabas indefenso, colgando de una cuerda floja en la palma de su mano. Pero ella prefería solo asentir con la cabeza, existiendo solo para seguir las órdenes de su superior.
— Como desees. Mi Señor.
Y se marchó rápidamente.
Así que había sido krueger, el culpable de drogarte y mantenerte dormido para él,. Fuesen cuales fuesen las intenciones de krueger, el simple hecho de no advertirle fue un gran error que provocó en konig esa punzada en el párpado inferior.
Frunciendo el ceño, konig abrió las puertas de su habitación con fastidio y fuerza, cerrándolas aún más.
*** 11 horas antes del banquete.
König finalmente se estaba despertando de su pequeña siesta, estirando sus extremidades tensas y relajándose un poco. Antes de levantarse, un fuerte bostezo salió de su boca, sacó los pies de la cama.
Se dio un baño rápido y caliente.
Salió de la ducha y se volvió a poner la mascarilla, cambiándose. La ayuda de los sirvientes siempre fue extremadamente incómoda, al menos dos pares de manos temblorosas a su alrededor. .... Sí, los nervios de los demás definitivamente lo hicieron sentir nervioso también. Era mejor hacerlo solo, a su propio ritmo y con calma
— Prinz König.
Alguien llamó a la puerta. Justo a tiempo.
— Nach vorne.
Inmediatamente Horangi, otro de sus mejores guerreros y comandante entró en la habitación, con una lista de sus tareas. Fácilmente otro sirviente podría hacerlo, pero solo confía en aquellos que han estado luchando a su lado durante años por tales tareas. Sobre todo en ese palacio, lleno de serpientes.
— Más trabajo.
König tarareó, con voz profunda, incluso con tu pequeño recordatorio en su cabeza.
— Ayer te escapaste demasiado temprano, te perdiste algunas cosas que firmar y...
Horangi murmuró, antes de ser interrumpido.
— Puedes contarme todo en el camino, no arruines mi buen humor.
— ¿Alguna vez has estado de buen humor... ¿Señor?
Horangi era uno de los pocos que simplemente podía ser más ágil con su lengua con könig, sin perder una o dos extremidades, su comentario sacó una sonrisa siniestra. escondido detrás de la máscara.
Terminó de vestirse y se dio la vuelta, caminando hacia la enorme puerta de su habitación, con Horangi detrás de él, ambos imponiendo su presencia en los pasillos, camino de la oficina.
— Vamos. ¿Qué tenemos esta vez?
— Presupuesto para el mantenimiento de nuestras armas, ese tipo de cosas, señor, y veo que últimamente ha hecho algunas adquisiciones nuevas.
— ¿Y?
— Joyas caras, rubor...... Una pinza para el cabello personalizada que costó una fortuna-
Otra interrupción.
— Horangi, Príncipe, saludos.
Stiletto habló, avanzando hacia ambos, con una caja en las manos. König sonrió detrás de su máscara, con los ojos arrugados, mientras miraba por encima del hombro la caja, se detuvo y se dio la vuelta por completo.
— Bueno,,,,,, Horangi, creo que tenemos que añadir dos vestidos y más tela a la lista de gastos.
Murmuró con tono divertido. Antes de mirar a Horangi esperando felicitaciones, no más quejas.
— Enhorabuena, señor.
Dijo Horangi con la columna vertebral llena de advertencia, peligro y tensión. Stiletto se limitó a hacer una reverencia y extendió la caja a König, quien la tomó de inmediato.
— Gracias a los dos, ahora, adelante, vendré después de terminar un recado.
— Sí.
Ambos respondieron al unísono. En ese tipo de casos, las preguntas son superfluas. Y se fueron. En la dirección opuesta a aquella en la que König también avanzó, de vuelta a ti, para entregarte su primer regalo del día. Necesitaba saber cómo reaccionarías.
***9 horas para el banquete.
König entró en tu habitación con la gran caja en las manos, sin esperar verte, a esa hora apenas estarías tomando tu baño matutino. Se acercó a la cama, abrió la caja con el vestido dentro, era delicado y se veía suave al tacto. Lo miró y sonrió, lo sacó suavemente y lo colocó sobre la cama, extendido para que lo vieras inmediatamente cuando te fueras.
La anticipación lo abrumó, lo suficiente como para que sus orejas de oso tomaran forma y se contrajeran inquietas y... hacia el sonido de tu voz.
- No quiero verlo.
Ahora se podía oír tu vocecita susurrando al otro lado de las duras paredes de piedra pura y sólida.
<<No quiero verlo>>
Resonó en su cabeza.
Girando, tu mandíbula se tensó y se aflojó rápidamente. Su tono era de preocupación, casi triste y angustiado.
¿Primero querías verlo y ahora no? Bueno, el castigo ahora tenía más justificación.
Tal vez fue un poco responsable, trató de alejarse para mantener tu interés, pero el efecto fue completamente el contrario, y su incompetencia para no detectar con su olfato el rastro de la droga que salía de tus labios. Si la pastilla para dormir hubiera sido veneno ..... No. Pensar en ello solo lo hace sentir más culpable y paranoico. Será más cuidadoso, no confiará en cualquiera para protegerte, incluso si le cuesta más trabajo, hará todo lo posible para mantenerte a salvo.
Tomó la caja con fuerza, enterró sus garras en la superficie de cartón y se quedó largo rato detrás de la puerta del baño, escuchando tus pequeños movimientos en el agua de la bañera, suspirando. Cuando la voz de la doncella lo sacó de sus pensamientos.
- El príncipe sabe que usted lo siente, señorita.
Y era verdad.
El sonido del agua arrastrándose sobre tu cuerpo y cayendo en la piscina cuando te pusiste de pie y saliste de la cálida comodidad hizo que se alejara de la puerta y saliera de la habitación. Justo a tiempo para dejar la puerta entreabierta y verte salir del baño, con una toalla envuelta alrededor de tu figura.
Le hizo salivar.
Observó cómo tu pequeña figura se acercaba a la cama, tomaba el vestido con delicadeza entre tus manos y lo unía a tu cuerpo.
Medidas perfectas, sabía que no podía equivocarse, había aprendido el tamaño de tu cuerpo al revés y al revés. Entonces notó que tus orejas se llenaban de color rojo, le dejaban sin aliento, le habías gustado mucho. Él tuvo ese efecto en ti.
Simplemente estaba lleno de orgullo y con una sonrisa de suficiencia se alejó por completo, no necesitó ver más para saber que hizo un excelente trabajo.
El segundo vestido aún no había llegado, probablemente porque era más elaborado y extravagante, lo enviaría con Stiletto más tarde.
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hptale · 4 months
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Sans The skeleton
Historia
Una vez que Frisk realizo la ruta genocida incontables veces, decidió pararlo con ayuda de Flowey y Alphys. Lastimosamente no pudo salvar a todo el subsuelo y solo logro salvar a la mitad.
Una vez que derroto a Frisk, decidió cumplir el sueño que su hermano nunca logro y entro a la guardia real, ademas que desde ese entonces comenzó a tener un pequeño rencor hacia los humanos.
Actualmente es el jefe de Guardia real y él se encarga de salvar al subsuelo de cualquier amenaza, ya sea un monstruo o un humano.
Personalidad
A pesar de lo ocurrido con Frisk y Papyrus sigue siendo alguien divertido, algunas veces. Al ser el jefe de la guardia real tiene mas responsabilidades encima y se estresa mucho por esto.
Es alguien tranquilo que le gusta estar solo la mayor parte del tiempo, aunque su cara molesta lo hace ver algo intimidante, Monster kid es su unica compañia que no le molesta demasiado.
Curiosidades
Le empezó a gustar la salsa picante cuando un día fue a Grillby’s y no había Ketchup, asi que Grillby le ofrecio salsa picante.
Por razones desconocidas, parece recordar mucho a Frisk, ya que siempre le dice a Blair “Frisk lo hubiera hecho mejor”
Le cae bien Monster Kid, incluso llega a recordarle a Papyrus.
Cuando esta sólo en casa, acostumbra a vestirse como antes; con una playera, sus shorts, una sudadera y sus pantuflas.
Usa una máscara, ya que Asgore le quería dar una armadura y un casco, pero este la rechazó por el simple hecho de: “son muy pesadas para mi” así que usa una mascara igual al casco de la ex-jefa de la Guardia real.
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deepinsideyourbeing · 6 months
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Standing in the light of your halo - Esteban Kukuriczka
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+18! Dom!Esteban, spanking, breve nipple play, sexo oral, alusión a bondage y/o shibari, fingering, sexo sin protección, face slapping, spitting, begging, creampie, aftercare, edades no especificadas. Uso de español rioplatense.
Esteban te sostiene firmemente sobre su regazo, el bulto entre sus piernas roza tus costillas y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu piel ardiente una y otra vez, sin darte respiro. Tu voz es apenas un murmullo al contar y agradecerle por cada nalgada.
-¿Color?- pregunta, dirigiendo sus dedos a tus pliegues mojados y moviéndolos de arriba abajo. Te resulta difícil concentrarte y la siguiente vez que habla, acentúa sus palabras tirando más fuerte de los mechones entre sus dedos-. Contestá cuando te pregunto algo.
Tomás aire.
-Verde.
Siembra un par de besos en tu espalda luego de un último roce a tu centro y masajea tu cuero cabelludo por unos instantes antes de obligarte a reincorporarte para sentarte entre sus piernas, sus manos se deslizan desde tus caderas hasta tus pechos desnudos salpicados con las marcas de sus dientes. Besa tu mejilla, tu cuello, desciende hasta tus hombros y deshace el camino que trazaron sus labios hasta llegar a tu boca, pero no te besa.
-¿Querés que te coja?- asentís-. ¿Sí…?
-Sí, por favor.
Sus dientes capturan tu labio inferior mientras una de sus manos te aprisiona contra su pecho y la otra juega con tus pezones. Sus dedos no muestran piedad alguna y emite un sonido de falsa simpatía cuando te quejás a causa del dolor, sonido que sería convincente de no ser porque sentís la forma en que su miembro caliente palpita contra tu espalda baja y humedece tu piel.
En un rápido movimiento te deja de rodillas entre sus piernas y tus manos se ubican de manera instintiva sobre tus muslos para que pueda verlas con claridad. Acaricia tu rostro con suavidad y perseguís el calor y confort de su mano mientras mantenés contacto visual con él, los destellos verdes en sus ojos fundiéndose con el color ámbar ahora que sus pupilas están dilatadas.
Te perdés contando las pecas que salpican la piel de sus mejillas y el puente de su nariz, observando cómo los mechones rubios caen sobre su frente y sus cejas, la particular forma en que sus labios se fruncen y delatan así el deseo y la necesidad que siente por vos. Recostás tu cabeza contra su pierna y la sombra de una sonrisa amenaza con romper su semblante serio.
-¿Puedo…?- tu mirada alterna entre sus ojos y su miembro, erecto y goteando.
Cuando asiente dejás escapar una respiración temblorosa, deseosa de tenerlo en tu boca, y sin perder tiempo cerrás tu mano alrededor de él. Lo masturbás con lentitud y un agarre firme, hipnotizada por la aparición de gota tras gota de líquido preseminal, por los suspiros y por sus palabras de aliento que te incitan a continuar. Tu pulgar juega con su punta brillante y roja, provocando que su excitación impregne su miembro y también tus dedos.
Comenzás besando sus muslos, dando alguna que otra mordida inofensiva para luego plantar besos sobre su miembro y delinear con tu lengua la vena que lo recorre. No pasa mucho tiempo antes de sentir su mano sobre la parte posterior de tu cabeza, una silenciosa indicación o una orden que obedecés inmediatamente: cuando tu lengua se desliza sobre su punta y su sabor invade tus sentidos tus labios se cierran sobre esta para comenzar a succionar con fuerza.
Esteban no te la hace fácil, por supuesto que no. Su mano ejerce presión para que tomes más de su miembro en tu boca y no se detiene al sentir la forma en que tu garganta se contrae –una sensación que lo vuelve loco-, sabe que de necesitar parar vas a tocar su muslo dos veces. Acaricia tu mejilla y limpia las lágrimas que desbordan tus ojos antes de liberarte, observa fascinado la forma en que su miembro y tus labios permanecen conectados por un hilo de saliva.
Toma tus manos entre las suyas y masajea tus muñecas antes de llevárselas a los labios para besar con delicadeza las marcas en ellas, el recuerdo que las cuerdas de yute dejaron en tu piel. Cubre de besos el dorso de ambas manos y las yemas de tus dedos, cerrando sus ojos y suspirando cuando su lengua prueba el rastro que dejó en vos.
Te ayuda a ponerte de pie y te recuesta en la cama deshecha, el movimiento realzando el aroma de sus respectivos perfumes en las sábanas. Sus ojos recorren tu cuerpo de manera intensa antes de recostarse a tu lado y separar tus piernas con un simple toque de su mano, sus largos dedos instalándose entre tus muslos para acariciar superficialmente la piel alrededor de tu entrada.
-Mirá cómo te mojaste- acerca su mano a tu rostro para que puedas apreciar la forma en que sus dedos brillan bajo la tenue luz de la lámpara-. Abrí.
Tus labios se separan e introduce dos dedos en tu boca, el sabor de tu esencia esparciéndose sobre tu lengua rápidamente. Esteban clava sus ojos en los tuyos y observa la forma en que batallás para sostenerle la mirada cuando comienza a golpear tu garganta con sus dígitos: una de tus manos cerrándose sobre su muñeca a modo de advertencia, o tal vez súplica, basta para que los retire. Te recompensa besando tu mejilla y presionando sus dedos contra tu entrada.
-Por favor- humedecés tus labios-. Necesito…
-¿Qué necesitás?
-A vos.
Una sonrisa de satisfacción tira de sus labios y sus dedos se hunden en la calidez de tu interior con movimientos lentos, medidos y expertos. Centra su atención en tus puntos más sensibles, una acción reflejo del conocimiento que posee sobre tu cuerpo, y minutos más tarde su pulgar masajea tu clítoris siguiendo el mismo ritmo.
Tus gemidos cada vez más altos acompañan los sonidos obscenos que reverberan en las paredes desnudas de la habitación y las muecas que atraviesan tu rostro, junto con la contracción de tus paredes alrededor de sus dedos, le permiten saber que tu orgasmo se acerca. Normalmente te haría esperar, pero decide darte el capricho sólo por esta vez y cuando intentás advertirle asiente de manera comprensiva para hacerte saber que tenés su permiso.
Silencia tus gemidos besándote en el momento justo y disfruta el hecho de que te cueste corresponder el beso, tus piernas se cierran con fuerza ante el placer abrumador y no sos consciente de que tus uñas se entierran sobre la piel sensible de uno de sus hombros… Pero no le importa, Esteban adora que todo el mundo sepa que te pertenece tanto como vos a él.
Retira sus dedos y utiliza tus fluidos para lubricar su miembro, pero se detiene al posicionarse entre tus piernas para apartar los mechones de cabello que caen sobre tu rostro y asegurarse de que te encontrás en las condiciones adecuadas para continuar. Desliza su punta entre tus pliegues y el calor de esta te roba un suspiro que se transforma en un gemido cuando por fin te penetra.
Para distraerte del ardor inicial provocado por la intrusión, Esteban acaricia tu cadera y dibuja círculos sobre tu clítoris sensible. Observa la forma en que su miembro se desliza entre tus pliegues, tu entrada apretada cediendo lo suficiente para que él logre hundirse profundamente en vos, y aparta la mirada de vez en cuando para observar en tu rostro las expresiones que ya conoce. Están grabadas a fuego en su memoria pero no puede evitarlo, adora verte.
Te perdés en el placer y la sensación de sus caricias, de tu boca sólo surgen palabras sin sentido pero Esteban comprende que es la forma en que rogás por más. Descansa su peso sobre una de sus manos y la otra toma tu mejilla antes de comenzar a mover sus caderas con fuerza, abusando de tu punto dulce como sólo él es capaz de hacerlo.
El pulgar rozando tu mejilla se desliza entre tus labios y su mirada vuelve a perderse entre tus piernas, la imagen desplegándose frente a sus ojos es casi suficiente para hipnotizarlo y tus gemidos son su melodía favorita, siempre acompañada por el ostinato que producen sus pieles en contacto.
-¿De quién es esta conchita?- remarca sus palabras con una fuerte embestida-. Decime, dale.
El dedo en tu boca te impide hablar casi tanto o más que el placer que nubla tu mente y Esteban es consciente de ambas cosas, pero no significa que deje de esperar una respuesta de tu parte. Retira el dígito de manera brusca y la palma de su mano impacta con fuerza sobre tu mejilla, el escozor devolviéndote a la realidad demasiado tarde.
En un segundo te posiciona dejándote sobre tu estómago y se sienta sobre tus muslos, desliza sus uñas sobre las aun notorias marcas que sus manos dejaron en tu piel hasta hacerte llorar y luego masajea la zona afectada. La punta de su miembro roza tu entrada por una fracción de segundo antes de que te penetre con fuerza y deje caer su pecho sobre tu espalda, su peso corporal haciéndote sentir protegida al igual que sus labios besando tu cabello.
Con las fuerzas restantes en tu cuerpo te reincorporás lo suficiente para voltear a verlo, intentás pedir que te bese pero lo único que escapa de tus labios entreabiertos son gemidos y sonidos de desesperación. Acerca su rostro al tuyo y escupe sobre tu lengua, observando con atención la forma en que las emociones tiñen levemente tus mejillas antes de tragar su saliva.
La sensación de su miembro golpeando el punto más profundo en tu interior te lleva al borde de otro orgasmo, ocultás tu rostro contra la almohada y tu mano se cierra sobre su muñeca.
-Por favor, por favor- rogás, tus palabras apenas audibles-. ¿Puedo?
-Sí, bebé- besa tu sien con delicadeza, una acción que contrasta con la agresividad de sus estocadas y los sonidos húmedos que estas provocan.
Intentás ahogar un grito mordiéndote el labio, pero es completamente inútil una vez que alcanzás el orgasmo y el placer se extiende por todo tu cuerpo. Una de tus manos se cierra con fuerza, haciendo un puño con las sábanas, mientras las uñas de la otra marcan nuevamente la piel de Esteban y aprisionás la almohada entre tus dientes.
Unos segundos más tarde, cuando la sensibilidad  post orgasmo amenaza con convertirse en tortura, sentís la forma en que Esteban llena tu interior y sus movimientos se detienen. Susurra palabras dulces en tu oído, entre ellas apodos como princesa y bebé, y riega besos en cada sitio que sus labios encuentran en su camino hasta tu boca.
-¿Estás bien?
Te aclarás la garganta.
-Perfecta- le dedicás una sonrisa.
Su miembro abandona lentamente tu interior y observa la forma en que su semen escapa de tu entrada -que se contrae ante la pérdida de él-, cayendo sobre tus pliegues y manchando las sábanas. Utiliza un dedo para recoger los restos de ambos y los empuja nuevamente hacia tu interior haciendo caso omiso de tus protestas.
-¿Qué te parece si nos damos una ducha y comemos algo?- propone mientras te ayuda a sentarte. Es una pregunta retórica, no tenés otra opción; Esteban es sumamente cuidadoso y jamás permitiría que experimentes los efectos de un descuido o la falta de atención luego de una sesión. Además, ¿por qué te negarías a ser consentida por él?
Te acompaña al baño y ambos esperan a que la temperatura del agua sea la ideal para entrar en la ducha, ignorando el vapor que empaña por completo los azulejos y el espejo. Lava tu cabello con cuidado y hacés lo mismo con el suyo, masajea gentilmente tus hombros y los músculos de tu espalda, y cuando salen observa con atención cómo realizás tu rutina de skincare.
Se acerca y rodea tu cintura con sus brazos, la punta de su nariz rozando tu cuello mientras mira tus ojos en el reflejo del espejo. Te sonríe, agotado y somnoliento, y sabés que tu lugar en el mundo siempre será entre sus brazos.
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goldenfurevamp · 2 months
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Daniel, te veo.
Soy yo. La esquina y el rescoldo, la amenaza, el escalofrío, la sensación y el presentimiento.
Soy yo.
Las coincidencias se entretejen , mientras tú las esquivas y mientras yo sostengo el hilo de la madeja: mi pequeño Perseo. La oscuridad flamea seductora, te arrastra a los baños y calles solitarias, te confina a los libros donde te abstraiga del mundo para ingresar nuevamente a este, tu laberinto, la caverna del dragón, el cadalzo.
Sé de tus 5 desayunos en 10 dias, de los sueños intermitentes por el ruido extraño sin origen explicable. Sé de tus gustos por las mujeres de piernas cruzadas con lunares en el cuello, y del fetiche de los libros añejos ( siempre primeras ediciones, pues no confías en la interpretación posterior de los pensamientos loables) . Ese sueño que se antoja repentino y repetitivo: mi perfil lejano sin detalle alguno, a veces es la mujer que besas, otras es quien te trae la muerte en alguna navaja. ¿tanto soñabas antes, Daniel? Pero lo que te dijo Louis no es suficiente ¿cierto? El veneno de la curiosidad te encarna hacia el mundo que no debiste cruzar: un mundo sin umbral y sin cielo, mi mundo, Daniel. Te mataré mañana. O quizá no. Abrígate. Armand.
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1864- Deimos y Fobos: dos tipos de miedo.
Según la mitología griega, Deimos y Fobos eran hijos de Ares, el dios de la guerra, y de Afrodita, la diosa del Amor.
Deimos era la personificación del terror y Fobos la personificación del pánico. Ambos acompañaban a su padre Ares a la batalla, pues eran de gran ayuda debido a que mermaban al ejército enemigo antes de la contienda.
Se cuenta que Harmonía, quien era hermana de los gemelos, era el único ser capaz de diferenciar a uno del otro. Y lo mismo ocurre en la vida real: cuando no podemos diferenciar al pánico del terror, con verdadera seguridad tendremos la batalla perdida.
La palabra "Fobos" (pánico) en griego, significa miedo en ausencia. Otra equivalencia de la palabra "miedo" en griego es "Deimos", con la diferencia de que aquí el temor sería fundado, pues el miedo sería en presencia de algo.
Me explico: si tuviese miedo de una invasión extraterrestre, eso sería Fobos porque no hay una amenaza real. Ahora bien, si efectivamente hay una cantidad inusitada de objetos voladores fuera de mi casa, entonces tendría razón para sentirme amenazado, y eso sería Deimos, pues el temor surge en presencia de algo. Fobos es un miedo imaginario e insano, razón por la cual la palabra "fobia" deriva de Fobos (phobos).
Aunque en la antigüedad no era conocida la palabra "ansiedad", si se tenían nociones acerca de sus efectos, por lo que distintos filósofos se dieron a la tarea de descubrir las causas originarias. Uno de ellos fue Séneca, quien fuera tutor y consejero de Nerón.
Séneca fue un filósofo estoico, una corriente que alcanzó una gran popularidad, incluso entre el naciente cristianismo. Los estoicos planteaban, por entre todas las cosas, una forma de vida marcada por la moderación, por lo que promovían la idea de que se puede alcanzar la paz interior limitándose de comodidades materiales.
La principal obra de Séneca fue Cartas a Lucilio, misma que escribió cuando se apartó de Nerón. A pesar de tener una salud enfermiza, debida en gran medida al asma que padecía desde su niñez, jamás perdió la paz interior como buen estoico que era.
Séneca decía que tenemos el hábito de exagerar e imaginar por anticipado el dolor, y eso es exactamente el estado que conocemos como ansiedad. El miedo aparece, pero es natural, completamente natural. Es imposible imaginar un hombre que no tenga miedo; estaría muerto.
El miedo forma parte de nuestra inteligencia natural, pues es un mecanismo que nos mantiene a salvo de cualquier amenaza. Es como las alarmas que instalan en las casas: son de gran ayuda cuando cumplen su función correctamente, pero si se activan, incluso cuando pasa una mosca, entonces de nada sirven porque nos hacen vivir en un estado de pánico innecesario.
Aquí algo de Séneca:
"Sí, mi querido Lucilio. Accedemos muy rápido a estar de acuerdo con lo que las personas dicen. No ponemos a prueba lo que causa el miedo, no lo examinamos. Nos acobardamos como soldados que escapan de su campamento por un poco de polvo levantado por el ganado. Entramos en pánico al dispersar algún rumor sin verificarlo.
Y de alguna forma, este rumor es lo que más nos aflige. La verdad tiene sus fronteras bien delimitadas. Pero lo que viene de la incertidumbre se deriva de nuestra irresponsabilidad y permiso de una mente asustada.
Por eso ningún miedo es tan ruin e incontrolable como el miedo que proviene del pánico. Otros miedos no tienen sustento, pero el miedo de rumores es de cobardes.
Analicemos con cuidado este tema. Es probable que nos lleguen problemas, pero no es un hecho del presente. ¿Cuántas veces lo inesperado nos llega? ¿Cuántas veces lo esperado no sucede? Incluso si llega, para qué correr a alcanzar tu sufrimiento por adelantado. Cuando llegue, podrás sufrir, mientras tanto dedícate a mejores cosas."
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mateothefirst · 1 month
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Jermu
Parte 3
Brian: No entiendo por qué le tienen miedo si no da miedo.
Albañil: No le tenemos miedo a Freddie, le tenemos un poco más de miedo a Roger porque se pone más estricto, él le tiene miedo a Freddie, es un circulo vicioso.
Brian: Cómo les va a dar miedo Roger si mide 1,50 y su arma es un termo despintado.
El albañil volvió a trabajar rápidamente y Brian no despegó la mirada de la pantalla para no perder en el tetris. Roger por atrás estaba bastante molesto pero Freddie no le dio importancia a pesar de lo que habían escuchado.
Roger: Brian si no te pones a trabajar de una buena vez te voy pegar tal patada en el culo que vas a salir volando por la puerta.
Brian: Estoy por ganar.
Roger iba a explotar, el tipo no servía para nada, le hacía bien el trabajo y llegaba decentemente pero siempre le faltaba el respeto y no contemplaba en absoluto la autoridad. Freddie conoce mejor al rubio, su mal temperamento ante la falta de atención, tal vez por su estatura.
Freddie: Brian si querés podes venir a jugar gta5 a mi casa, pero tenés que terminar tu trabajo.
Al abogado le interesa la oferta, los mira de reojo y acepta, le pone pausa al tetris y empieza a programar. Roger odia que la estrategia de Freddie sea de premiación en vez de amenazas, lo que le molesta aún más es que funcione y logre motivar al empleado.
Al terminar la jornada, Roger guarda el termo con el mate y se va lo antes posible dejándole las llaves a Freddie. El super supervisor va hasta el cubículo de Brian a saludar, la mayoría de trabajadores ya se fueron. Ve que en la pantalla está jugando Scrabble online.
Freddie: Brian dijimos que íbamos a trabajar para jugar después...
Brian: Eso hice, son las 2:06 pm ahora que terminó mi turno puedo jugar, los otros le llaman hacer horas extra. Aparte soy muy bueno en este juego.
Freddie: Parece que te gusta jugar varios juegos, cuando termines te puedo llevar en mi auto a conocer mi casa y jugar juntos.
Brian: Esa invitación tiene connotaciones sexuales?
Freddie: No.
Brian: Bueno acepto igual.
Luego de la partida donde Freddie le ayudó un poco, apagaron todo y se fueron a su auto. Brian le dijo que no tiene auto, camina todos los días. Tiene muchas cosas adentro, aire acondicionado, volante y hasta canta música. La casa queda lejos pero cuando llegan pasan por un campo, Freddie dice que se llamaba Disneyland antes de que lo comprara para hacerlo su casa así que tiene muchas cosas raras como cine, gimnasio, heladería.
Entran y una mujer los saluda, Brian mira raro a Freddie.
Freddie: Es mi esposa, Mary
Brian: Hola
Freddie: También tenés que conocerla a ella.
Freddie fue al sillón y agarró una almohada con forma rara y se la puso en la cara a Brian.
Freddie: Se llama Delilah
Brian: Que es eso.
Freddie: No es un "eso"! Es una gata, como mi hija o la dueña de la casa.
Brian es maleducado la mayoría del tiempo, eso le molesta a varios pero Freddie elije ver más allá de sus actos. Cree que su forma de ser se debe a otras razones, aún no lo conoce bien del todo pero su curiosidad lo hace querer averiguarlo por completo, el hombre rizado parece estar desconectado de la realidad, no interactúa con la sociedad como los demás, es extraño y Freddie lo nota, le intriga. Va a descifrarlo.
Lo lleva a tomar y jugar en otra sala. Hablaron de trabajo, el super supervisor reveló que hace años trabajaba de la misma manera que Brian, pero fue ascendiendo poco a poco.
Freddie: Mira vos me caes bien, voy a hablar con Roger y los otros para que te ayuden un poco. ¿Querés?
Brian: Puede ser.
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